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Amparo Casamalhuapa fue una maestra, escritora, poetisa y novelista, docente y activista social salvadoreña.

Nació el 9 de mayo de 1910 en Nejapa (El Salvador) y falleció en 1971. Desde muy joven laboró como docente
en algunos institutos nacionales. Publicó regularmente en los
periódicos más reconocidos de El Salvador, siendo amiga de
las ideas de Alberto Masferrer. Denunció el maltrato a la
mujer, siempre demandó mejores condiciones de vida para
las clases necesitadas, y se pronunció en múltiples ocasiones
sus desacuerdos con el General Maximiliano Hernández
Martínez.

Se le inicia un juicio militar, por lo que clandestinamente


viaja a Honduras y posteriormente a México, donde se
encuentra con Alejandro Dagoberto Marroquín, con quien se
casa en 1941. Antes de morir en 1971, publica su El angosto
sendero, una novela con tintes autobiográficos.

El Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) de El Salvador


ha homenajeado su vida y su obra.

Derechos por los que lucho


Muy joven Amparo Casamalhuapa se involucra activamente
en las luchas sociales frente a la dictadura del General
Maximiliano Hernández Martinez. Cobra notoriedad cuando
el 29 de agosto de 1939, ante la estatua del General Barrios,
pronuncia un discurso donde denuncia la ausencia de
libertades y señala a un funcionario del régimen
comprometido con el tráfico de drogas.

Este acto de valentía marcaría su vida para siempre. Se le inicia un juicio militar, por lo que sale clandestinamente
hacia Honduras, y posteriormente viaja a México. Allí se reune con Alejandro Dagoberto Marroquín, uno de los
intelectuales más lúcidos de su tiempo, con quien contrae matrimonio en 1941.

En 1971, antes de morir prematuramente, publica una novela con tintes autobiográficos: “El Angosto Sendero”,
donde condensa su vida de persecución, exilio y penurias económicas.

Perseverante y soñadora, es una de las tantas salvadoreñas olvidadas por la historia oficial. El Museo de la Palabra
y la Imagen, ha iniciado una investigación sobre la obra y la vida de Amparo Casamalhuapa, con la idea de
compartirla con las nuevas generaciones.

Prudencia Ayala, la mujer que luchó por los


derechos de las mujeres en El Salvador
Prudencia Ayala, fue una mujer nacida en el Sonzacate, departamento de Sonsonate, conocida por su constante
lucha para hacer valer los derechos de las mujeres en etapas en las que la sociedad salvadoreña no reconocía los
derechos femeninos.

Ayala fue la primera mujer en postularse para la presidencia de la República en 1930, aún cuando las mujeres
en esa época no tenían el derecho siquiera al voto según la legislación salvadoreña.
El sufragio femenino fue reconocido para el año de 1939 gracias a el debate
que generó su postulación presidencial.

Para el año 1930, Prudencia Ayala, bajo la administración del presidente


Oscar Osorio, impulsó que se reconociera en la Constitución de la
República los derechos de las Mujeres.

Prudencia Ayala murió en el 11 de julio de 1936, alejada de la política, pero


siempre cerca del trabajo de movimientos sociales.

Entre los homejanes póstumos que Ayala ha recibido se encuentra:


nombramientos de calles y organizaciones que llevan su nombre en su
honor, además en 2014 se entregó la Orden Nacional José Matías Delgado
en grado Gran Cruz de Plata, por su lucha en pro de lo derechos de la
mujer.

Derechos por los que lucho


Pero sin duda por lo que más se le recuerda, es porque en 1930, cuando la mujer no existía como ciudadana en El
Salvador, no estaba permitido el sufragio femenino y mucho menos podían aspirar a cargos públicos, tuvo la osadía de
lanzarse como candidata a la presidencia y en su plataforma de gobierno propuso la aprobación del sufragio femenino,
la regulación de la venta de aguardiente, el apoyo a los sindicatos, el respeto por la libertad de culto y el reconocimiento
de los hijos nacidos fuera del matrimonio.

Muchos se burlaron de ella y la apodaron “La Loca”, pero Alberto Masferrer, que era diputado en aquella época
salió en su defensa, diciendo que sus planteamientos eran justos y nobles. No obstante la gran lucha de esta insigne
mujer por lograr ser candidata a la presidencia, la Corte Suprema de Justicia resolvió que las leyes no
contemplaban el derecho del sufragio y de optar a cargos públicos para las mujeres. Empero esa resolución no
impidió que la osadía de Prudencia, permitiera abrir el debate serio sobre los derechos políticos de la mujer en
aquel tiempo e iniciara todo un movimiento por la igualdad de la mujer en el ámbito político.

Prudencia murió seis años después de su hazaña, pero sentó un gran precedente, de modo que en 1932 la
constitución estableció el derecho a votar a las mujeres, pero únicamente a las que tuvieren un alto grado
académico y que estuvieren casadas, no fue sino hasta 1950 con la primera constitución de corte social en nuestro
país, que se reconoció el derecho al sufragio femenino sin distinción alguna.

Prudencia fue la primera lideresa política salvadoreña y precursora de la defensa de los derechos de la mujer,
insigne luchadora, que preparó el camino que las mujeres de las futuras generaciones siguieron en la misma lucha
por la igualdad.

Sesenta y cinco años luego de establecer formalmente el voto femenino igualitario en la constitución, según datos
del Tribunal Supremo Electoral, el padrón contempla al sector femenino como el mayoritario, con el 53.11%, de
manera que tiene el poder de incidir de manera directa en los resultados de las elecciones.

También las mujeres han incursionado en los tres órganos del Estado, siendo Ana Vilma de Escobar
vicepresidenta de la República, por otro lado el actual grupo parlamentario de mujeres está compuesto por 23
diputadas propietarias y 25 diputadas suplentes de los distintos partidos políticos.

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