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Symploké revista filosófica ISSN 2468-977

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Symploké revista filosófica agosto 2016

Índice
Ontología y dialéctica en juego
Lic. Horacio Gianneschi 4 a 32

Lenguaje, lógica y ontología


Dr. Enrique Corti 33 a 40

Muerte y transfiguración del Filósofo


Dr. Gustavo Fernández Walker 41 a 44

El silogismo práctico en Aristóteles


Prof. Gustavo Zito 45 a 58

El doble aspecto de la autointelección


Lucas Albornoz 59 a 66

Una aproximación al concepto de prudencia en la EN


Christian Gauna 67 a 71

Bibliografía 72 a 83

2
Symploké revista filosófica

La Revista
Integrantes de la Revista:

Calomino, Hernán E. :: Director


Gutiérrez, Alejandro M. :: Director
Carretero Rottemberg, Candela :: Editora
Valle, Lucas :: Corrector
 
Consejo evaluador:
 
Bieda, Esteban :: Dr. en Filosofía
(UBA)

Cladakis, Maximiliano :: Dr. en Filosofía


(UNSAM)

Fernández, Jorge :: Dr. en Filosofía


(USAL)

Gardella Hueso, Mariana :: Lic. en Filosofía


(UBA)

Gianneschi, Horacio :: Lic. en Filosofía


(UNSAM, UNIPE) «Παντες ανθρωποι του Desde la Revista, esperamos
ειδεναι ορεγονται φυσει». Así em- que disfruten este número tanto como
Menniti, Martín :: Lic. en Filosofía pezábamos nuestro ensayo el núme- disfrutamos nosotros realizarlo.
(UNSAM) ro anterior. Así dábamos cuenta del Sin más que decir, presenta-
Pico Estrada, Paula :: Dra. Filosofía número que estábamos preparando. mos el cuarto número de la revista.
(UBA) Número que se materializa en esta
edición, nuestra cuarta entrega. Nues-
Tursi, Antonio :: Dr. en Filosofía tro pequeño regalo de cumpleaños a
(UBA)
Aristóteles -este año se cumplen 2400
Coloboradores: años de su nacimiento- es esta edi-
Hernán E. Calomino
ción. El presente número -en esta oca- Alejandro M. Gutiérrez
Marasso, Fernando :: Desgrabaciones sión bien “presente”- es el resultado Directores de la Revista
Valls, Analía E. :: Correctora del reconocimiento que está teniendo
Symploké en el ámbito académico,
dándonos a entender que el trabajo
Revista Symploké realizado, y realizando, va por el rum-
bo correcto.
ISSN: 2468-9777
hola@revistasymploke.com
Queremos agredecer a los
www.revistasymploke.com investigadores, profesores y alumnos
Pacheco 2558 que confían en nosotros para publicar
CP 1431 sus artículos; es un voto de confian-
Ciudad Autónoma de Buenos Aires za que nos llena de orgullo y por esto
Argentina
mismo es que nos entusiasma mucho
hacer lo que hacemos.
Aprovechamos para invitar-
los a la V Jornada de Estudiantes de
Filosofía de la Universidad Nacional
de San Martín, que se efectuarán en
esa casa de estudio el día 28 de octu-
bre del corriente año. A los alumnos
de la universidad, vayan retocando
sus exposiciones; a todos los demás,
los esperamos en esta nueva edición
de la Jornada que nació hace ya cinco
años.

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Symploké revista filosófica agosto 2016

Ontología y dialéctica en
juego: otra vez sobre la
cuestión del carácter limita-
do o ilimitado del número de
las categorías aristotélicas*
Horacio A. Gianneschi**

«ta\ ge/nh tw=n kathgoriw=n nera constituye un sistema de las encuentre claramente expresado
pepe/rantai» (Aristóteles, categorías (en el sentido que siem- qué es lo que hace que la ou)si/a
Segundos analíticos I 22, 83 b pre tiene “sistema” para Aubenque, sea el principio, el fundamento, de
15-16) es decir, un sistema deductivo2: en las demás categorías. En efecto,
este caso, uno en el que se puedan Aubenque considera que la doctri-
«ou)dei\j a)\n e)gxeirh/seien ou) deducir las demás categorías de na del ser como un pro\j e(/n lego/
de\n pra/ttein mh\ me/llwn e) aquella que constituya el princi- menon no constituye una «solu-
pi\ pe/raj h(/cein» (Aristóteles, pio, de aquella que sea la primera), ción» al problema de la multivoci-
Metafísica a 2, 994 b 13-14) pues si bien el principio (a)rxh/) de dad u homonimia del ser (solución
esta unidad pro\j e(/n es indicado que, nótese desde ya, para nuestro
I. La tesis de Pierre Aubenque por Aristóteles (el mismo, en efec- intérprete se daría con la supresión
to, es la ou)si/a) y su relación con de la homonimia del ser en favor
Según P. Aubenque, la ad- las demás significaciones es abun- de su univocidad, requisito indis-
misión por parte de Aristóteles de dantemente ejemplificada (pa/qh pensable para la constitución de un
la vinculación pro\j e(/n de las di- ou)si/aj, o(do\j ei)j ou)si/an, poio/ sistema deductivo), sino que, más
versas significaciones categoriales thtej ou)si/aj, etc.)3, no puede bien, hipostasia dicho problema,
del ser (o del ente)1 de ninguna ma- por ello decirse, sin embargo, ni transfiriendo la plurivocidad u ho-
1 Ha de notarse, de entrada, que P. Auben-
que haya sido definida la relación monimia del ser a la ambigüedad
que (Le problème…, p. 182, n. 1; cf. tam- de la ou)si/a con las demás signi- del pro\j del pro\j e(/n: las catego-
bién idem, Faut-il déconst. la mét.?, pp. ficaciones categoriales, ni que se rías del ser que no son la ou)si/a
21-24) traduce generalmente o)/n por “ser acaban por ser las múltiples signi-
(être)”, salvo cuando en los textos aris- objeto de nuestro análisis en este trabajo. ficaciones de la ambigua relación a
totélicos se trata de oponer o)/n a ei)=nai, 2 Para este supuesto de Aubenque, cf. Le
en cuyo caso recurre a “ente (étant)” para problème…, passim; idem, 1964. Asimis-
ese «algo uno (e(/n)» (sc. la ou)si/a)
traducir el participio griego en cuestión, mo, puede verse idem, 1985, pp. 22 ss., que opera de principio, o, visto
reservando el infinitivo francés para el esp. p. 25, donde escribe: «La philosophie desde el otro lado, la ou)si/a tie-
correspondiente infinitivo griego. Pode- d’Aristote est phénoménologique, non ne tantas maneras de ser principio
mos adoptar aquí, sin cuestionarla, esta systématique: elle décrit, distingue, or- cuantas categorías hay; de modo
posición de Aubenque, en la medida en denne même, mais elle ne déduit pas, si ce
que ella no resulta de relevancia alguna n’est à l’intérieur d’un genre déterminé».
que volvemos a encontrar la irre-
en nuestra crítica a la tesis aubenqueana 3 Cf. Met. G 2, 1003 b 7-10. ductible pluralidad de las catego-
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Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

rías en un plano más fundamental, sostiene que, en cuanto la tabla de cable (y no es, de hecho, aplicado
a saber, dentro de la ambigüedad categorías de Aristóteles no puede por Aristóteles) en el caso del ser,
del papel principial que desem- erigirse en sistema (deductivo), es concluye Aubenque, la pluralidad
peña la ou)si/a con respecto a las esencial a la misma ser siempre de las significaciones categoriales
demás categorías. Por lo demás, inacabada o, al menos, ser tal que del ser es indefinida, inacabada,
arguye Aubenque, ha de recono- nosotros nunca sabremos si ella es para el Estagirita, pues la regla que
cerse, en conexión con lo anterior, acabada. En apoyo de esta afirma- prescribe este recurso contiene la
que si bien la ou)si/a es aquello ción, el intérprete francés aduce obvia exigencia, para su aplicabi-
sin lo cual las otras significaciones que si nosotros estuviéramos segu- lidad, de que se esté en presencia
no serían (y en este sentido ella es ros de que dicha tabla proporciona de una pluralidad numéricamente
principio o fundamento del ser de una enumeración exhaustiva de las definida, limitada, de significa-
las demás categorías), ella no es significaciones del ente, no podría ciones (cf. 1006 a 34 - b 1 y b 4).
una a)rxh/ en el sentido de princi- explicarse por qué no se aplica al Nuestro intérprete es consciente, y
pio o fundamento del conocer: el caso del “ser” la regla formulada no podría no serlo, de que Aristó-
conocimiento de la ou)si/a no per- por Aristóteles en Met. G 4, 1006 teles nunca afirma expresamente
mite conocer las otras categorías a 34 - b 26, consistente en supri- que la pluralidad de las significa-
(lo que debería ocurrir, según Au- mir la homonimia reemplazando la ciones del ser es indefinida, que
benque, para constituir un genuino palabra que tiene varias significa- la lista de las categorías del ser no
principio de unidad de la diversi- ciones por tantas palabras cuantas cumple con el requisito de aplica-
dad categorial). Como resultado significaciones distintas aquella bilidad de la mencionada regla de
de todo esto, Aubenque concluye palabra designa. Como este proce- supresión de la homonimia, a sa-
que no es posible deducir las otras dimiento –en virtud del cual o bien ber, con el carácter numéricamente
categorías a partir de la ou)si/a, lo debería suprimirse, sin más, la pa- limitado de las mismas; no obs-
que, como hemos dicho, es equiva- labra “ser”, reemplazándosela por tante, considera que, consistiendo
lente para él a afirmar que las sig- las distintas palabras que designan «la tarea esencial de la ontología
nificaciones categoriales del ser no cada una de las significaciones ca- aristotélica» en «distinguir las sig-
pueden constituir un sistema en el tegoriales: “sustancia”, “cantidad”, nificaciones del ser», la insistencia
sentido indicado.4 “relación”, etc., o bien, en todo del fundador del Liceo, en varias
Ahora bien –y siempre caso, debería reservarse la palabra ocasiones (señala al respecto dos
desde la perspectiva absolutamen- “ser” para una de dichas significa- referencias: Met. Z 1, 1028 b 2 y
te cuestionable, y cuestionada, de ciones, empleando cada una de las Ref. sof. 9, 170 b 7), en «el carác-
la adjudicación a Aristóteles, y al otras palabras para designar, res- ter indefinido de la investigación
filósofo en general, de un deside- pectivamente, cada una de las sig- acerca del ser en su unidad» –en
ratum tanto de univocidad del ser nificaciones restantes– no es apli- «la infinitud» o «el inacabamien-
como de una correspondiente uni- la afirmación de Aubenque según la cual to» de semejante tarea– no puede
dad deductiva de un discurso que la unidad pro\j e(/n no sería suficiente para poner de manifiesto otra cosa que
verse sobre él, desideratum que, en posibilitar la ciencia del ente en cuanto precisamente el carácter «esencial-
cuanto ideal, se revelaría siempre ente en Arist. a causa de que de la ousía mente abierto», numéricamente
como necesario, a la vez que como no se pueden deducir las otras categorías, indefinido, inacabado, no limitado,
se basa en el supuesto de que el único tipo
imposible de concretar en la rea- de dependencia de los entes de su prin- de las significaciones categoriales
lidad de la búsqueda5–, Aubenque cipio es la deductibilidad, la cual presu- del ser.7
4 Cf. P. Aubenque, Le problème…, pp. pone la univocidad del ser. Ha de notarse 7 Cf. Aubenque, Le problème…, pp.
192-198 y 246-249. que es éste un supuesto que permanecerá 172-190, esp. n. 2 de p. 189, donde se
5 Para el exceso del supuesto de Auben- inalterable a lo largo de los años en la la- lee: «Nous croyons pouvoir prendre ici
que de que para Arist. cualquier inves- bor filosófica del autor de Le problème de le parti de Prantl, qui soutenait, contre
tigación sistemática es deductiva, vid., l’être chez Aristote. Cf., p. ej., P. Auben- la plupart des interprètes de son temps
p. ej., W. Leszl, Logic & Met., p. 159 y que, 2000, p. 11: «Aussi longtemps que (Brandis, Brentano, Zeller), que la table
esp. idem, A’s. Conc. of Ont., pp. 444- ne peut être établie la déductibilité du tout des catégories se trouvait arrêtée à un
450. Para una extensa y rigurosa crítica à partir de sa partie “principale” [«l’ousia nombre arbitraire y qu’elle était inache-
de este mismo supuesto aubenqueano y et, à l’intérieur de l’ousia, l’essence ou la vée. En fait, il est essentiel à la table des
en especial de la atribución aubenqueana substance la plus pure et la plus perfaite, catègories –en tant qu’elle ne peut se
a Arist. de un ideal de univocidad del ser, Dieu» (ibidem, p. 10)], l’unité de la méta- constituer en système– d’être toujours in-
vid. A. De Muralt, 1985, pp. 29 ss., esp. physique demeure un pur desideratum, un achevée ou du moins d’être telle que nous
31 ss. Cf. también E. Berti, L’unità del “idéal vide”…». ne saurons jamais si elle est achevée. Car,
sapere…, pp. 128 s., quien sostiene que 6 Cf., más ampliamente, 1006 a 34 - b 10. si nous étions assurés qu’elle fournît une
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Symploké revista filosófica agosto 2016

Cabe aclarar, ante todo, que do o ilimitado, no es una cuestión como acabamos de señalar, a favor
la cuestión suscitada, a saber, si el de hecho (es decir, no se trata de del carácter de iure indefinido, no
número de las categorías aristotéli- determinar el número exacto de las limitado, del número de las cate-
cas es definido o indefinido, limita- categorías, pues, como se sabe, las gorías aristotélicas. Sin embargo,
énumération exhaustive des significa- listas proporcionadas por Aristóte- las mencionadas razones por las
tions de l’être, on ne voit pas pourquoi les son variables y frecuentemen- cuales ha llegado este intérprete a
ne s’appliquerait pas la règle énoncée par te terminan con el agregado de un esta respuesta son todas, a nuestro
Aristote en G 4: supprimer l’homonymie equivalente a nuestro “etcétera” entender, pasibles de objeciones.11
en remplaçant le mot ambigu par autant –la lista clásica de diez no figu- Cuestionaremos a continuación, en
de mots qu’il y a de sens à distinguer. Si
la règle n’est pas ici applicable, c’est qu’il ra más que en Cat. 4, 1 b 25-27 y primer lugar, su apelación a la re-
n’y a pas dans le cas de l’être “plurali- Tóp. I 9, 103 b 21-238–), sino una gla de supresión de la homonimia
té définie de signifiations” (G 4, 1006 a cuestión de derecho: se trata de sa- formulada en Met. G 4, 1006 a 34
34 - b1). Aristote ne le dit expressément ber si el número de las categorías - b 2. A tal efecto, en un análisis del
à propos des catégories, mais il insiste à es esencialmente finito o no.9 La contexto de este pasaje, tendremos
plusieurs reprises sur le caractère indéfini
de la recherche sur l’être dans son unité respuesta de Aubenque, creyendo en cuenta un ejemplo de homoni-
(Z 1, 1028 b 2; Réfut. soph. 9, 170 b 7). –erróneamente, por cierto– encon- mia proporcionado, con la inten-
Or, on ne voit pas comment cette infinité trar un antecedente de ella en el ción de completar el texto de Aris-
pourrait se manifester autrement que dans vol. I de la Geschichte der Logik tóteles, en el comentario ad loc. de
l’inachèvement de ce qu’Aristote présente im Abendlande de C. Prantl10, es, Alejandro de Afrodisias, ejemplo a
comme la tâche essentielle de l’ontologie:
distinguer les significations de l’être.» 8 La sugerencia por parte de algunos auto- partir del cual intentaremos com-
(subraya el propio Aubenque). Esta nota res (cf., p. ej., A. Gercke, 1891, p. 434) de prender en qué clase de homóni-
al pie de página refleja de tal modo la que el número diez de la lista completa de mos podría haber estado pensando
posición de Aubenque en este complejo las categorías esté vinculado a influencias Aristóteles al formular y aplicar la
y profundo libro, que J. Brunschwig (cf. pitagóricas no parece tener fundamentos susodicha regla. En segundo lugar,
1964, pp. 182 ss.) ha encontrado en ella, razonables (en esta dirección, aunque
como en un microcosmos, los elementos desde perspectivas diversas, cf. R. Witten, pondremos en cuestión la posibili-
principales de la interpretación del autor Die Kategorien…, n. 22, pp. 22 s.; C. M. dad de interpretar los pasajes Acer-
expresada en dicha obra. Cf. igualmente Gillespie, 1925, p. 80). ca de las refutaciones sofísticas 9,
W. Leszl, quien, en A’s. Conc. of Ont., p. 9 Cf. J. Brunschwig, 1964, p. 183. Vid., 170 b 7 y Metafísica Z 1, 1028 b
443, cita in extenso esta misma nota. también en este sentido, V. Sainati, Storia 2 en la dirección en la que lo hace
Unas tres décadas más tarde, en un bre- dell’Organon I…, p. 110.
ve artículo, P. Aubenque se expresaba así 10 Cf. Aubenque, Le problème…, n. 2 P. Aubenque, es decir, en el senti-
respecto del número de las categorías en de p. 189, casi enteramente citada ya por do de que ambos establecerían el
Arist. y en Kant: «On parle toujours des nosotros supra, en nuestra n. 7. Como lo carácter indefinido, ilimitado, de la
catégories au pluriel: on peut en dres- ha notado J. Brunschwig (1964, p. 183, tarea de la ontología emprendida
ser une liste, dans le meilleur des cas on con n. 2), lo que sostiene C. Prantl (cf. por Aristóteles, lo que pondría de
peut les organiser selon une table. Mais Geschichte der Logik I, pp. 205-208) es
combien y en a-t-il? Dix selon Aristote, que el número exacto de las categorías, manifiesto, siempre según el in-
douze selon Kant. Leur nombre, qui n’est en el estado de los textos aristotélicos térprete francés, algo que, como él
sûrement pas infini, est-il fini en droit ou (cf. al respecto el cuadro sinóptico con mismo reconoce, nunca es afirma-
seulement en fait? Si cette limitation est los pasajes que el mismo Prantl presenta do explícitamente por Aristóteles,
de fait, comme cela paraît être le cas pour ibidem, n. 356 de p. 207), es indetermina- a saber, precisamente el carácter
Aristote, on pourrait s’attendre à ce que ble, lo cual carece, por otra parte, de de-
des possibilités encore inexplorées du masiada importancia, no deja de resultar indefinido, ilimitado, de su lista de
langage apparaissent un jour, qui oblige- completamente indiferente, puesto que lo femenino, agrega: «kurz für jede irgend
raient à admettre de nouvelles catégories, las variantes tienden a reflejar subdivi- vernünftige Auffassung dessen, was bei
conséquences et en même temps condi- siones de los términos; pero, justamente, Aristoteles die Kategorien bedeuten, wäre
tions d’ une pensée future, d’une nouvelle lo que se puede afirmar, según Prantl, es es gänzlich gleichgültig, wenn hier auch
expérience avec l’être. De fait, les poètes, que, en cualquier caso, se ve seguramente die Ziffer siebzehn oder achtzehn und
les artistes, les mystiques, mais aussi les satisfecha la exigencia –aristotélica (cf. hiemit siebzehn oder achtzehn speciell
savants, ne se reconnaissent pas toujours ibidem, p. 205)– de que el número de las aufgezählte Kategorien stünden, denn im-
dans la grille traditionnelle de catégo- categorías de ninguna manera es ilimita- mer wäre diess noch eine begränzte Zahl»
ries… Les catégories ne sont éternelles: do. Cf. ibidem, p. 206: «… ist sicher der (ibidem; subrayamos siempre nosotros).
pour avoir cru que la table des catégories Forderung entsprochen, dass die Zahl der 11 La tesis de Aubenque que hemos aquí
était finie en droit et dès lors immua- Kategorien nur nicht unbegränzt sei». expuesto ha sido recientemente asumida,
ble, Kant s’est vu reprocher à juste titre Inmediatamente a continuación, incluso, incluso en casi todos sus detalles aquí
d’éterniser son temps, en particulier de luego de admitir que se podrían añadir explicitados, por R. Ávila, Lecciones de
la physique newtonienne» (P. Aubenque, otras categorías especiales, como, p. ej., met., pp. 46-79 (cf. esp. pp. 47, 62 s. –con
1994, pp. 75 ss.). lo posible y lo necesario, lo masculino y n. 34 de p. 62–, 68 s. y 76 s.).
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categorías. aserción que oficiará de punto de mediante la aplicación de la regla


partida de un argumento en con- aquí en cuestión, podría reservarse
II. La regla de la supresión de la tra de los que niegan el PNC que, el nombre “hombre” para referir
homonimia en Met. G 4 en realidad, se desarrollará unas sólo al significado ‘animal bípe-
treinta y una líneas después, i. e. en do’ y estipular otros nombres para
Detengámonos, en primer 1006 b 28 - 34, luego de una serie tantas cuantas fueren las restantes
lugar, en la regla de Met. G 4 a la encadenada de digresiones y ma- significaciones propuestas por el
que Aubenque apela. En realidad, tizaciones encaminadas a prepa- objetor, quedando así reestableci-
la misma no parece aplicable a rarlo.12 Lo relevante para nuestro do que “hombre” tiene un solo sig-
cualquier caso de homonimia (to- actual objetivo no está dado por el nificado y éste es ‘animal bípedo’
mamos aquí o(mwnumi/a en un sen- argumento que tomará como base (cf. 1006 a 34 - b 5).15
tido amplio, aquel que tiene cuan- dicha aserción13, sino exclusiva- En su comentario ad loc.,
do Aristóteles lo emplea de manera mente por el primer eslabón de la Alejandro de Afrodisias ejemplifi-
intercambiable con pollaxw=j cadena de digresiones a la que ella ca una de esas «otras» significacio-
le/gesqai, teniendo por exhaus- da lugar inmediatamente después nes de la palabra “hombre”, en las
tiva, así, la división homonimia- de haber sido propuesta. La aser- que la objeción mencionada podría
sinonimia), sino sólo a aquellos ca- ción en cuestión es la siguiente: si consistir, con la imagen (ei)kw/n)
sos constituidos por una diversidad “hombre” tiene un solo significa- de un ser viviente tal, es decir, de
de significaciones carentes, para do, sea éste ‘animal bípedo’. Y la un hombre, significación que, se-
Aristóteles, de conexión esencial primera digresión a que da lugar gún la regla, debería recibir un
alguna entre sí que pueda oficiar de consiste en atender a una objeción nombre diverso de “hombre” para
impedimento –sobre todo a reque- que un adversario del PNC podría referir a su correspondiente lo/goj
rimiento de un contexto científico dirigir contra la misma al sostener –«imitación (mi/mhma) de tal ou-
o filosófico que exija distinciones la posibilidad de que la palabra sía», en palabras de Alejandro–,
defendibles– de la supresión, sin “hombre” tuviera no una, sino va- diverso, claro está, del lo/goj ‘ani-
más, de su comunidad nominal, y, rias significaciones, a saber –sos- mal bípedo’.16 Este ejemplo de ho-
así, de su homonimia, dando lugar, tiene Aristóteles en nombre del monimia o multivocidad presenta-
mediante la asignación de nombres posible objetor–, «‘animal bípedo’ do por Alejandro para completar
diferentes a cada significación dis- y otras», en cuyo caso el nombre aquí la idea que Aristóteles se hace
tinta, a los correspondientes diver- elegido por el proponente –i. e. por de esta posible objeción a su referi-
sos sinónimos resultantes de dicha el mismo Aristóteles– para iniciar do punto de partida no es, a nuestro
operación. Es este tipo general de la argumentación ya no poseería juicio, un ejemplo cualquiera. In-
homonimia (siempre en el sentido un solo significado. Tal objeción dependientemente de la intención
indicado), en el cual una supresión no tendría ningún peso, conside-
evidently had some very irritating people
de la misma sólo puede acarrear ra Aristóteles, a condición de que to argue with». De manera semejante se
beneficios para la inteligibilidad de esas «otras» significaciones fueran expresa, entre otros, R. Zillig, 2007, p.
la multiplicidad que la constituye, numéricamente limitadas14, pues, 116: «Aristóteles, então, cuida de evitar
el que Aristóteles parece tener en 12 De esto se ha percatado Tomás de uma interpretação grosseira de “ter um
cuenta en el contexto filosófico en Aquino, quien introduce su comentario significado”, que tornaria possível ao ad-
al pasaje 1006 b 28 - 34 diciendo: «Os- versário de má fé contornar o argumento
el que formula la regla que prescri- tendit principale propositum ex prioribus com facilidade. Entre 1006 a 34 e b 11,
be el procedimiento de supresión suppositis» (In Met., L. IV, l. VII, nº 620, ele mostra que, se um termo tem múlti-
indicado. Trataremos a continua- p. 172). plos significados, isso não interfere no re-
ción precisamente de mostrar esto. 13 Una reciente consideración del argu- sultado estabelecido. O fundamental está
El contexto general en el mento desarrollado en 1006 b 28 - 34 em que o significado seja delimitado»
puede verse en M. Zingano, 2008, pp. (subrayamos nosotros). El punto es que
que la mencionada regla de supre- 403-421. el Estagirita debe prever, en el marco de
sión de la homonimia es formulada 14 Mucho menos peso tendría para Arist. la relevancia de la argumentación que se
es el de la primera de las argumen- la objeción si se propusiera que fueran nu- propone, todas las posiblidades que pue-
taciones ofrecidas por Aristóte- méricamente ilimitadas sus significacio- dan ocurrírsele a un posible objetor.
les en defensa del principio de no nes, pues, en ese caso, se aniquilaría, sin 15 Cf., ya en esta línea de interpretación
más, el lenguaje significativo, el lo/goj. del pasaje, Alejandro de Afrodisias, In
contradicción (1006 a 28 - 1007 a (cf. 1006 b 5-10). Cf. las precisas obser- Met., 277, 9 - 278, 1; Tomás de Aquino,
20). En ese marco, nuestro filóso- vaciones que G. E. M. Anscombe, 1961, In Met., L. IV, l. VII, nº 614, p. 171.
fo establece, en 1006 a 31-32, una pp. 39 s., hiciera sobre esta objeción, las 16 Cf. Alejandro de Afrodisias, In Met.,
cuales se cierran con la frase: «Aristotle 277, 20-34.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

que pudiera haber tenido Alejan- I 1, 640 b 35 - 641 a 3, donde el rencia a su imagen escultural pudo
dro al elegirlo o de cómo haya sido ejemplo es “médico”, aplicado a los códices OAC, adoptada por Hayduck
por él interpretado este tipo de uno que efectivamente cumple las al establecer el texto de Alejandro y por
ejemplos de homonimia, creemos funciones de tal y al dibujado o la gran mayoría de los editores e intérpre-
tes del peri\ i)dew=n de Arist.; otra lectura
que puede ayudarnos a compren- pintado, o( gegramme/noj ofrece la recensio altera, i. e. la de los có-
der en qué clase de homónimos po- i)atro/j, y para z%=on dices LF, adoptada, p. ej., por L. Robin–
día haber estado pensando Aristó- gegramme/non, cf. Pol. III 13, no es puesto como uno de los casos en que
teles al formular y aplicar la 1284 b 8-10, De mem. 1, 450 b 21 algo idéntico se predica de muchas cosas
susodicha regla que prescribe, de y 32)18; la posibilidad de la refe- homónimante (o(mwnu/mwj), sino entre
los casos en que algo idéntico se predi-
ser necesario, la supresión de los nqrwpoj kai\ to\ gegramme/non. Como ca de muchas cosas no homónimamente,
mismos. Para comenzar, el ejem- z%=on puede significar (a) el hombre o (b) sino como algo que pone de manifiesto
plo de Alejandro, sin duda, pudo la pintura o el dibujo, se puede leer que una única naturaleza (tau)to\n ti pleio/
haber estado inspirado por textos designa o bien (i) el hombre y la pintura o nwn kathgorei=tai mh\ o(mwnu/mwj, a)
del propio Estagirita, independien- dibujo (de un hombre o de un animal cual- ll )w(j mi/an tina\ dhlou=n fu/sin), y,
quiera), o bien (ii) el hombre y la pintura de entre estos casos (son tres los allí lista-
temente de si, en el fondo, el co- o dibujo (no forzosamente de un hombre dos), se trada específicamente de aquel en
mentador interpretaba los ejem- o de un animal). Los comentaristas grie- el que, de las muchas cosas de las cuales
plos de ese tipo de acuerdo al gos prefieren (i), y, más específicamente, algo idéntico se predica, una es el modelo
tratamiento que el mismo Aristóte- el hombre y su imagen pintada. Entendi- y las otras sus imágenes (w(j to\ me\n au)
les les diera en cuanto constituyen- do de ese modo, se trataría de un ejemplo tw=n o)\n to\ para/deigma, ta\ de\ ei)ko/
de un tipo peculiar de homonimia, como naj). Que el ej. en cuestión sea tomado
tes de homonimias. En realidad, el es el que abordaremos inmediatamente. aquí como un caso de no-homonimia obe-
ejemplo es factible de entenderse Entendido del modo (ii), se trataría de un dece seguramente a que el mismo forma
como haciendo referencia o a una ejemplo de homonimia a)po\ tu/xhj. De parte de un contexto en el que Arist., en
imagen pictórica o a una represen- cualquiera de estos dos modos se entienda terminología que le es propia, expone un
tación escultural de un hombre, este ejemplo, siempre estamos, a nuestro argumento platónico o académico (según
juicio, ante un caso de homónimos que no M. Isnardi Parente, 1981, esp. pp. 137-
pues ei)kw/n, sabido lo es, admite tienen, desde el punto de vista de Arist., 139, el argumento sería de Jenócrates), el
las dos posibilidades, o bien, claro conexión definicional alguna, esto es, cual tiene por finalidad instituir Ideas de
está –a causa precisamente de esta ante homónimos cuyos lo/goi correspon- ta\ pro/j ti, como, p. ej., la Idea de lo
ambigüedad de ei)kw/n y del idénti- dientes al nombre que comparten son en- igual (In Met., 82, 11 - 83, 17; en Ross, fr.
co trato que estos dos tipos de imá- teramente diferentes. Otra es la debatida 3). Uno ha de ser plenamente consciente
cuestión acerca de si la caracterización de que el argumento aquí aludido –y ya,
genes, en cuanto constituyentes de de la homonimia proporcionada en Cat. con lo poco que hemos dicho, en buena
homonimias de una cierta clase, 1, y no ya el único ejemplo dado allí, es medida interpretado por nosotros–, junto
reciben de parte del fundador del lo suficientemente amplia como para ad- con la crítica que Arist. le dirige (cf. In
Liceo–, como haciendo referencia mitir también homónimos cuyos lo/goi Met. 83, 17-33; Ross, fr. 3, como también
indiferentemente a ambas. La po- concernientes al nombre que tienen en D. Harlfinger en su edición, sólo conside-
común, a pesar de ser diferentes, tienen ra las líneas 22-30 como procedentes del
sibilidad de la referencia a la ima- alguna conexión entre sí. peri\ i)dew=n), es el más complejo de to-
gen pictórica del hombre pudo ha- 18 Tal vez podría considerarse que la dos los argumentos académicos a favor de
ber estado inspirada directamente posibilidad de la referencia a la imagen la existencia de Ideas y ha sido, no sólo a
en la famosa –aunque ciertamente pictórica del hombre pudo haber estado causa de las variantes textuales del mis-
no carente de ambigüedad– ejem- inspirada en un ej. de un pasaje del peri\ mo, muy diversamente interpretado: cf.,
i)dew=n de Arist. que Alejandro de Afrodi- p. ej., L. Robin, La théorie platonicien-
plificación de la caracterización de sias conserva en su comentario a Met. A 9, ne…, pp. 19-21 y 603-608; H. Cherniss,
los o(mw/numa proporcionada por ej. en el que el término común es “hom- A’s Crit. of Plato…, pp. 229-233; S. Man-
el mismo Estagirita en Categorías bre” aplicado tanto a Sócrates como a sus sion, 1949, pp. 181-186; G. E. L., Owen,
1, ejemplificación tan recordada e imágenes (In Met. 83, 5-6: w(j ei) a)nqrw/ 1957, pp. 103-111 y 1960, pp. 185 ss.; E.
interpretada por el comentarismo poj Swkra/th te kai\ ta\j ei)ko/naj Berti, La fil. del “primo” Ar., pp. 142-147
au)tou= le/goimen) y donde “ta\j ei)ko/ y 179-181; W. Leszl, De ideis, pp. 185-
antiguo como una representación naj” claramente parece intercambiable 237; R. Barford, 1976, pp. 198-218; C.
pictórica determinada, sólo que en con “ta\ gegramme/na” (cf. ibidem, 83, J. Rowe, 1979, pp. 270-281; G. Fine, On
Categorías el término común no es 2-4, conjuntamente con Platón, Fedón 73 Ideas, pp. 142-196 y 316-343; D. Baltzly,
“hombre”, sino z%=on, aplicado e –lugar seguramente tenido en cuenta en 1997, pp. 177-206; M. I. Santa Cruz, M. I.
tanto al hombre como al dibujo o la exposición del argumento que estamos Crespo y S. Di Camillo, Las críticas de Ar.
considerando–, donde se considera la re- a Platón…, pp. 33-38; L. Seminara, 2002,
la pintura, to\ gegramme/non (¿de lación entre Simias y Simias gegramme/ pp. 36-38 (aquí específicamente conside-
un hombre?, ¿de un animal noj). De cualquier manera, en este pasaje rado sólo el pasaje inicial del argumento,
(cualquiera)?)17 (cf. De part. anim. (cf. In Met. 82, 11 - 83, 6), ese ej. –al me- que es el que directamente nos concier-
17 El conocido ejemplo es z%=on o(/ te a)/ nos según la recensio vulgata, i. e. la de ne); A. Vallejo Campos, Ar. Fragmentos,
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Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

haber sido inspirada por el ejemplo aristotélicos que Alejandro pudo haber tenido en cuenta nos obligan
de o(mw/numa que Aristóteles, en la A. E. Taylor, Ar. on his Predecessors, p. a detenernos, en lo inmediato, en el
misma Metafísica, menciona al pa- 122; J. Warrington, quien traduce: «… peculiar tratamiento al que Aristó-
sar en el seno de una de sus críticas then the Forms and the things which par- teles somete el específico grupo de
ticipate in them will have only their name
a la teoría de las Ideas, donde el in common; as if one were to call Callias
homónimos que ellos integran.
término común es justamente and a wooden statue ‘man’…» (su trad. Con independencia no sólo, insis-
“hombre”, sólo que aplicado tanto de Met., p. 77); A. Carlini, su trad. de timos, de cómo haya Alejandro en-
a un hombre particular, Calias, Met., p. 45; I. Düring, quien, en su Arist., tendido su propio ejemplo, sino
como al trozo de madera (to\ cu/ p. 251, traduce: «Es wäre so, wie wenn también de los diversos destinos
jemand sowohl Kallias als sein Holzbild
lon) (¿que constituye una estatua einen Menschen nennen würde…»; C. A.
que ejemplos aristotélicos como
de Calias?)19. Estos dos ejemplos Viano, quien vierte: «esse [sc. las ideas y los aludidos hayan tenido en los
pp. 415-419; S. Di Camillo, 2005-2006, las cosas que participan de ellas] saranno variados intentos clasificatorios –
pp. 197-218; idem, Arist. historiador, pp. omonime, proprio come se qualcuno chia- con sus trasposiciones, léxicas y
147-173; F. Trabattoni, 2009, pp. 97-113; masse uomo sia Callia sia la statua lignea doctrinales– de los o(mw/numa o de
M. Zanatta, AM I, pp. 431-434; idem, Ar. di Callia…» (su trad. de Met., p. 221); E.
Frammenti, pp. 242-254; idem, 2010, pp. Berti y C. Rossitto, Il libro primo della 111: «O sustantivo z%=on tanto significa o
13-42. Met. (trad. hecha sobre la base de la de animal em si como a sua figuração, gráfi-
19 Cf. Met. A 9, 991 a 6-8 (= M 4, 1079 b A. Russo, modificada en este pasaje), p. ca ou plástica»); R. Bodéüs, su ed. y trad.
1-3). Cf. Alejandro de Afrodisias, In Met., 127; M. Zanatta, quien traduce: «… sa- de Cat., p. 2, quien vierte: «Ainsi dit-on
94, 2-8. Tomás de Aquino interpreta este ranno omonime, e sarà come se si chia- animal à la fois l’homme et son portrait»
ejemplo como haciendo referencia a un masse “uomo” Callia e la sua statua di (cf. nn. 4 y 1, pp. 74 s.); H. Giannini y M.
trozo de madera cualquiera (no a una es- legno…» (su trad. de Met., vol. I, p. 335); I. Flisfish, trad. de Cat., n. 3, p. 111; M. L.
tatua de Calias), constituyendo así, para R. L. Cardullo, quien vierte: «… Idee e Femenías, ¿Ar., filósofo del lenguaje?, pp.
él, un ejemplo de aequivoca a casu (cf. In cose saranno omonime e accadrà come se 50 s.; L. M. Valdés Villanueva, su trad. de
Met., L. I, l. XIV, nº 223, p. 66). T. Calvo si chiamasse “uomo” sia Calia che la sua Cat., p. 89; S. Di Camillo, 2005-2006, p.
Martínez, su trad. de Met., p. 110: «…<las statua di legno…» (MetAaB, p. 95). Vid., 200; idem, Arist. historiador, pp. 149 s.
Ideas y las cosas que de ellas participan> además, J. Hintikka, 1973, p. 14; R. Bar- y 212; al parecer, también E. M. Edghill,
no tendrían en común más que el nombre, ford, 1976, p. 203; C. J. Rowe, 1979, p. cuando traducía (seguido por C.-H. Chen,
algo así como si alguien llamara “hom- 279; E. Berti, Dalla…, n. 123, de pp. 285 Sophia, p. 48): «a real man and a figure in
bre” a Calias y a un trozo de madera…»; s., y pp. 300 s. (Berti, por lo demás, en- a picture can both lay claim to the name
M. I. Santa Cruz, M. I. Crespo y S. Di tiende to\ gegramme/non en Cat. 1 como “animal”»; W.-R. Mann, Ar.’s Discovery
Camillo, Las críticas de Ar. a Platón…, «l’uomo dipinto» –ibidem, pp. 260 s. y of Things, pp. 41 s. con n. 10, a pesar de
p. 73, quienes traducen: «… ellas [las nn. 119 y 123 de pp. 284 y 285; así tam- traducir el ej. en cuestión por «both a man
ideas y las cosas que de ellas participan] bién P. Aubenque, 1989, pp. 296 y 299 s.; and a picture are animals», anota: «when
serían <simplemente> homónimas, como L. Lugarini, Ar. e l’idea della filosofia, p. the term [sc. z%=on] is used in the sense of
si alguien llamase “hombre” tanto a Ca- 237 con n. 23; M. Zanatta, su trad. comen- ‘picture’ it need not refer to a picture of
lias como a un trozo de madera…» (vid. tada de Cat., pp. 52-64 y 397-399; idem, an animal, but can be used for picture or
también S. Di Camillo, Arist. historiador, 2010, pp. 31 s. y 36; C. Paván, 1996, p. figure quite generally. However, it seems
p. 213); V. Cousin, De la Mét. d’Arist., p. 120; M. García-Baró, su trad. de Cat. y that Aristotle is here thinking of the de-
166; G. Colle, su trad. de Met. I, p. 31: primeros caps. de De int., pp. 10 s., con n. piction (to\ gegramme/non) of a human
«… ce seront des êtres équivoques, et 2; de la misma manera lo entendían, en- being»; cf. T. Waitz, Organon I, n. ad 1
ce sera comme si on appelait homme: et tre tantos otros, Th. Taylor, The Organon, a 2, p. 271: «oi(=on z%=on, sic, ait, animal
Callias et le bois…» (vid. también pp. p. 57 y O. F. Owen, The Organon I, pp. ambiguum est, quum et de homine prae-
139 s.); en la misma dirección, las trads. 1 s., quienes explícitamente traducían el dicatur et de animali picto…» y E. Rol-
de Met. de A. Pierron y C. Zévort, vol. I, ej. de homonimia de Cat. 1, z%=on o(/ te fes, 1920, p. 35: «So wird z. B. der Name
p. 46; A. Schwegler, vol. II, p. 22; J. M. a)/nqrwpoj kai\ to\ gegramme/non, por Sinnenwesen (z%=on) sowohl von einem
M’Mahon, p. 39; H. Bonitz, p. 63; M. «man and the picture of a man, are each of (wirklichen) Menschen wie von einem
Untersteiner (p. 156 de su trad. del libro them said to be an animal» y «“man” and gemalten Menschen oder Tier gebrau-
I); H. Tredennick, p. 67; E. Eusebietti, p. “the picture of a man” are each termed cht»). También aquí, en el pasaje de Met.
447; J. Tricot, vol. I, p. 86; H. G. Apostle, “animal”», respectivamente; similarmen- A 9, como en el ejemplo de homónimos
p. 30; G. Reale, p. 55 del vol. II; V. Gar- te, F. Brentano, Von der mannigfachen de Cat. 1, estamos, de cualquiera de estos
cía Yebra, p. 68; J. Annas, MetM&N, p. Bedeutung…, p. 90, quien curiosamente dos modos en que se entienda el ejemplo
98; A. Russo, pp. 38 s.; J. Sachs, p. 23; vierte “caballo” en lugar de “hombre”: aristotélico, ante un caso de homónimos
B. Sichère, MetA-E, p. 59; M.-P. Dumi- «…wie z. B. das Pferd und das gemalte que, en la concepción de Arist., no tienen
nil y A. Jaulin, p. 104. W. D. Ross, p. ej., Pferd ein Tier ist…»; R. Witten, Die Kate- conexión definicional alguna, esto es,
parece inclinarse por la otra posibilidad, gorien…, p. 13; J. Tricot, su trad. de Cat., ante homónimos cuyos lo/goi correspon-
traduciendo así el pasaje: «… they [sc. las p. 1; G. E. L. Owen, 1960, p. 188 con n. dientes al nombre común son enteramente
ideas y las cosas que participan de ellas] 1; P. Gomes, su trad. de Cat., p. 43, quien diferentes entre sí, lo cual es lo más rele-
must have only the name in common, and lo vierte como: «Por exemplo, animal vante, a nuestro entender, en el punto del
it is as if one were to call both Callias and tanto é um homem como um homem em argumento en cuestión contra la teoría de
a wooden image a ‘man’…». Así también pintura» (cf. n. 2 de p. 43, expuesta en p. la Ideas.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

los pollaxw=j (pleonaxw=j) que aquéllos, los no genuinos, son hablar de una manera demasiado
lego/mena –comenzando por las llamados Fs solamente por cos- simplista (li/an... a(plw=j)26. La
exégesis de los aristotelistas anti- tumbre25 o cortesía, en virtud de justificación de Aristóteles es que
guos, pasando por las de los me- el cuerpo, o la parte del mismo, en
a)lhqw=j algo al serlo sólo o(mwnu/mwj.
dievales, hasta llegar a las de los Cf. De int. 11, 21 a 21-23, donde se sostie-
cuanto carente de vida, ya no es ca-
contemporáneos–, lo cierto es que ne incluso que decir de un hombre muerto paz de cumplir su función (e)/rgon),
entre un hombre y su imagen pic- que es un hombre (entiéndase en el sen- de modo que ya no posee la misma
tórica, como entre un hombre y su tido habitual de “animal racional…”) es ou)si/a h( kata\ to\n lo/gon27 o el
correspondiente representación es- contradictoriamente yeu=doj. mismo kata\ tou)/noma lo/goj
25 Cf. Ref. sof. 4, 166 a 17. No excluiría-
cultural, no hay para Aristóteles, mos, por nuestra parte, que aquí, con la
th=j ou)si/aj28 que poseía, pues to-
en rigor, más que una comunidad expresión o(/tan ei)wqo/tej w)=men ou(/tw el., 28, 12-23.
de nombre, sin conexión definicio- le/gein, Arist. pueda estar haciendo refe- 26 De part. anin. I 1, 641 a 5.
nal alguna, comparable, para el rencia a casos como los que estamos aquí 27 De an. II 1, 412 b 10-11; 19-20.
mismo Estagirita, a la homonimia abordando. Respecto de este segundo de 28 Ésta es, como se sabe, la expresión
los tres modos de hablar con o(mwnumi/a precisa que se utiliza en común en la ca-
que constituyen un ser viviente, o y con a)mfiboli/a enumerados por Arist. racterización de los o(mw/numa y de los
una parte del mismo, y el corres- en 166 a 14-23 (donde justamente el se- sunw/numa al comienzo del corpus (Cat.
pondiente cuerpo, o parte del mis- gundo, a diferencia de los otros dos, no es 1, 1 a 1-2 y 7), diferenciándose unos de
mo, ya sin vida. En efecto, Aristó- ejemplificado), se han adoptado diversas otros por el hecho de que en los primeros
teles regularmente incluye entre posiciones: Siguiendo a Julius Pacius, J. ese o( kata\ tou)/noma lo/goj th=j ou)si/
Tricot (su trad. de Ref. sof., n. 5, p. 10) aj es e(/teroj en cada uno de ellos, mien-
los homónimos los cuerpos y las y M. Zanatta (vid. su trad. de Ref. sof., tras que en los segundos es o( au)to/j (1 a
partes de los cuerpos con vida y, comentario, p. 288), consideran que la 2 y 7). Para la asimilación de esta expre-
respectivamente, los ya sin vida, expresión refiere al uso metafórico de las sión de Cat. a la expresión de De an. antes
alineándolos con esos mismos palabras, como, p. ej., cuando hablamos referida, cf. C. Shields, Order…, p. 12. En
cuerpos y sus partes y sus respecti- del “pie” o de la “raíz” de una montaña. Tópicos aparece también casi esta misma
L.-A. Dorion, en su trad. de Ref. sof., co- fórmula de Cat. 1, obviándose th=j ou)si/
vas representaciones pictóricas o mentario, n. 41, p. 224, considera que es aj: cf. VI 10, 148 a 24-25, donde se pro-
esculturales20. En esos contextos, necesario entender este segundo modo en porciona la caracterización de los sinóni-
filosóficos o científicos, él emplea oposición al primero listado allí por Arist, mos (sunw/numa g\ar w(=n ei)=j o( kata\
locuciones del tipo “x no es un F, o que involucra palabras ambiguas en sen- tou)/noma lo/goj), y I 15, 107 a 20, don-
x ya no es un F, excepto homóni- tido propio (kuri/wj), i. e., natural e irre- de Arist., testeando el término o)/noj, que
ductiblemente ambiguas (cf. ibidem, n. 40, refiere tanto al animal como a un utensilio
mamente (plh\n o(mwnu/mwj21; o, p. 223). La expresión de 166 a 17 sugie- –o cosa en general– (skeu=oj), confirma
a veces: sino que <es un F> homó- re para Dorion que Arist. piensa aquí en así su homonimia: e(/teroj ga\r o( kata\
nimamente, a)ll )h)\ o(mwnu/mwj22, palabras no naturalmente ambiguas, sino tou)/noma lo/goj au)tw=n (cf. VI 2, 139
o también: a no ser homónima- que han devenido tales en razón del hábi- b 19-31). En Cat. 5, donde Arist. recuer-
mente, ei) mh\ o(mwnu/mwj23)”, con to que hemos adquirido al utilizarlas para da la caracterización de los sinónimos,
significar otra cosa que lo que ellas origi- no sólo obvia th=j ou)si/aj sino también
las cuales quiere decir que los Fs nalmente significan. De su parte, P. Fait, kata\ tou)/noma (cf. 3 b 7-8: sunw/numa
en cuestión no tienen nada defini- en su trad. de Ref. sof., n. ad loc., pp. 111 de/ ge h)=n w(=n tou)/noma koino\n kai\ o(
cionalmente en común con los co- s., para la comprensión de la expresión de lo/goj au)to/j), no queriendo, segura-
rrespondientes Fs genuinos –que, 166 a 17, remite más precisamente a Poet. mente, proporcionar una caracterización
por su parte, son Fs a)lhqw=j24– y 25, 1461 a 27-30, donde Arist. introduce distinta de la ya dada en Cat. 1 (cf., en este
el «uso de la expresión (e)/qoj th=j le/ sentido, J. Barnes, 1971, n. 1, p. 72). Sa-
20 De an. II 1, 412 b 17-22; Meteor. IV cewj)» refiriéndose a casos en los que la bido es que, entre los editores modernos,
12, 389 b 20 - 390 a 16; Pol. I 2, 1253 costumbre autoriza expresiones impreci- T. Waitz ha cuestionado la autenticidad de
a 20-25; De part. anim. I 1, 640 b 30 - sas e ilógicas, como llamar “broncistas” a th=j ou)si/aj después de lo/goj en Cat.
641 a 6; De gen. anim. II, 1, 734 b 25-27. los que trabajan el hierro, o decir que Ga- 1 (1 a 2, 4, 7, 9-10) y eliminó esa parte
Otros pasajes donde cuerpos o partes de nimedes “sirve vino a Zeus” (Ilíada XX de la expresión en su texto (Organon I,
cuerpos sin vida son considerados homó- 234), aunque en realidad le sirve néctar, pp. 269 s.), en lo cual ha sido seguido por
nimos con relación a sus correspondientes pues los dioses no beben vino, sino néctar. algunos autores, como, p. ej., H. Steinthal
dotados de vida: Met. Z 10, 1035 b 24-25 Fait considera que en el contexto de Ref. (Geschichte der Sprachwissenschaft…,
(cf. 11, 1036 b 30-32); De gen. anim. I 19, sof. Arist. probablemente introduce este pp. 210 s.), J. Tricot (cf. su trad. de Cat.,
726 b 22-24; II 1, 735 a 7-8. preciso modo de hablar con o(mwnumi/a p. 1 con n. 1), G. Colli (Organon, p. 733),
21 P. ej., De an. II 1, 412 b 21; De part. y con a)mfiboli/a para dar cuenta de ca- así como también por R. Bodéüs (su ed.
anim. I 1, 640 b 36 - 641 a 1. sos como “el enfermo está sano” (165 b con trad. de Cat., pp. 2-3) y P. Pellegrin
22 P. ej., De an. II 1, 412 b 14-15. 38 - 166 a 6), que son, en rigor, ilógicos y M. Crubellier (su trad. de Cat., p. 103
23 P. ej., Pol. I 2, 1253 a 21. y deben apelar a una cierta elasticidad del y n. 2, p. 215). Hay testimonios antiguos
24 Meteor. IV 12, 390 a 11. Arist. opo- uso lingüístico. Cf. también el comenta- que indican que algunos comentadores de
ne en este pasaje (cf. 390 a 10-13) el ser rio ad loc. del Pseudo-Alejandro, In Soph. la antigüedad no leían th=j ou)si/aj en
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Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

das las cosas se definen t%= e)/rg% Lo mismo ocurre –nos dice Aristó- (u(/lh)34 –que no parece poder ser
(o t%= e)/rg% kai\ t$= duna/mei).29 teles aplicando este «principio de la próxima, por cierto35– ni la mera
sus textos de Cat. de Arist. (cf. sobre esta determinación funcional»30 en el configuración exterior (sxh=ma)36
compleja cuestión: J. P. Anton, 1968a, ámbito de los artefactos–, por que pudieren compartir impiden
pp. 257-259, 1968b, pp. 320 ss. y 1969, ejemplo, con un hacha que ha per- que las correspondientes definicio-
pp. 1-18 –en este último art. el autor re- dido irremediablemente su capaci- nes a que un mismo nombre hace
corre críticamente las interpretaciones de
la doctrina aristotélica de los homónimos
dad de cortar, pues es como si hu- referencia en estas cosas homóni-
en los comentarios antiguos a las Catego- biera perdido su alma , o con una mas carezcan de conexión alguna,
31

rías que sobrevivieron–; L. Tarán, 1978, sierra de madera, la cual no es sie- pues justamente lo esencial (to\ ti/
pp. 83-85). La edición por la que opta- rra, sino como una imagen (a)ll )h)\ h)=n ei)=nai)37 referido por ese nom-
mos (Minio-Paluello) retiene la expresión w(j ei)kw/n) de esa clase de artefac- bre y expresado en una definición38
completa. Por nuestra parte, si bien la to.32 Ciertamente, los cuerpos y las sible que recupere su capacidad de cortar
cuestión nos excede, creemos que puede
encontrarse apoyo para retenerla, p. ej., en
partes de cuerpos muertos tienen madera, en cuyo caso quizás no conserve
ya plenamente la configuración exterior
Tóp. VI, 3 140 a 34-37. Respecto de algu- algo en común, además del nom- de un instrumento semejante (aunque sí,
nas cuestiones suscitadas por la expresión bre que comparten, con los respec- de alguna manera, como para poder ser
o( lo/goj th=j ou)si/aj en el contexto de tivos seres vivos y sus partes, como reconocida su apariencia de tal); o bien,
Cat. 1, pueden verse las importantes ob- una cierta materia y una cierta con- que, conservando plenamente su confi-
servaciones de W. Leszl, Logic & Met.,
pp. 85-91, K. Oehler, su trad. de Cat., pp.
figuración exterior (al menos pro- guración exterior, su material se ha dete-
riorado (por “fatiga”, p. ej.) de tal modo
201-206; M. Zanatta, su trad. de Cat., pp. visoriamente); y sólo esta última que ha quedado incapacitada para realizar
388-391 y W.-R. Mann, Ar.’s Discovery comparten los seres vivos o partes aquello para lo que se había fabricado, en
of Things, n. 9 de p. 41 y n. 15 de p. 43. de los mismos, como también los cuyo caso nos acercamos a los ejemplos,
También, aunque partidario de una inter- artefactos, con sus respectivas re- como el de la sierra de madera, de repre-
pretación muy restrictiva de la expresión
presentaciones pictóricas o escul- sentaciones esculturales de artefactos.
en el contexto de Cat. 1 –que daría lugar 34 Cf. De an. II 1, 412 b 20.
allí a «the basic or primary meaning of
turales.33 Pero ni esa cierta materia
35 Cf. un extenso tratamiento al respecto
‘homonyma’ things», diferente de «the neral, en Meteor. IV 12, 390 a 10-12: a(/ en C. Shields, Order…, pp. 131-154.
full range of homonyma things» encon- panta d )e)sti\n w(risme/na t%= e)/rg%! 36 Sxh=ma, o bien h( tou= sxh/matoj
trable en otros contextos– puede verse J. ta\ me\n ga\r duna/mena poiei=n to\ au) morfh/, es, en algunos contextos, emplea-
P. Anton, arts. citados en esta nota, esp. tw=n e)/rgon a)lhqw=j e)sti\n e(/kasta… do por Arist. como opuesto a morfh/, o
1968a. J. P. Anton –criticado, a nuestro to\ de\ mh\ duna/menon o(mwnu/mwj, y en a lo/goj o ei)=doj. Vid., p. ej., Fís. II 1,
jucio, correctamente ya por W. Leszl, Lo- Pol. I 2, 1253 a 23-25: …pa/nta de\ t%= e)/ 193 b 6-12, donde son implícitamen-
gic & Met., n. 10, pp. 88-90– considera rg% w(/ristai kai\ t$= duna/mei, w/(ste te contrastados to\ sxh=ma y h( morfh/.
que o( lo/goj th=j ou)si/aj, en Cat. 1, mhke/ti toiau=ta o)/nta ou) lekte/on ta\ Un pasaje especialmente relevante en el
ha de entenderse de modo tal que lo/goj au)ta\ ei)=nai a)ll )o(mw/numa. Cf., ejem- contexto que estamos ahora abordando es
= definición en sentido estricto, i. e. vía plificadamente, De gen. anim. II 1, 734 De part. anim. I 1, 641 a 18- 21, donde
genus-differentia, y ou)si/a = sustancia b 24-31 (cf. I 19, 726 b 22-24); De part. Arist. señala que, al marcharse el alma del
segunda (deu/tera ou)si/a) de Cat. 5 (i. anim. I 1, 640 b 30 - 641 a 6; Met. Z 11, ser vivo, éste ya no es tal y ninguna de
e. especies o géneros de sustancias prime- 1036 b 30-32. En cuanto a que las cosas sus partes permanece la misma, excepto
se definen t%= e)/rg% kai\ t$= duna/mei, sólo en cuanto a su configuración exterior
ras –i. e. de individuos en la categoría de cf. De repr. anim. I 2, 716 a 23, donde se (plh\n t%= sxh/mati mo/non), como en
sustancia) en tanto definible en sentido dice de la hembra y el macho que duna/ el mito los seres convertidos en piedra.
estricto. En cuanto a la discusión acerca mei diw/ristai kai\ e)/rg% tini/; Met. Más generalmente, en De part. anim. I 1,
de si Espeusipo habría, o no, conservado VII 10, 1035 b 16-18, donde se dice que 640 b 29 ss., Arist. critica a Demócrito por
en sus propias caracterizaciones de los si- si se trata de definir bien cada una de las haber sostenido que la forma (morfh/) de
nónimos y homónimos la expresión th=j partes del animal, ou)k a)/neu tou= e)/rgou una cosa se identifica con su configura-
ou)si/aj, cf. J. Barnes, 1971, pp. 69-71, o(riei=tai. Cabe notar que Arist. parece ción exterior (sxh=ma, h( tou= sxh/ma-
partidario de la afirmativa, y J. P. Anton negar a veces (cf. A. D. M. Walker, 1979, toj morfh/).
(1968a, pp. 257 s., 1968b, pp. 319-326 y p. 183) que literalmente de absolutamente 37 Cf., siempre en marco de los contextos
1969, p. 2) y L. Tarán, 1978, pp. 83-85, todo se deba dar una definición funcional: que estamos aquí abordando, De an. II 1,
partidarios de la negativa. Para una posi- cf. De gen. anim. I 18, 722 b 30 s.; V 1, 412 b 11.
ción que, aunque sin denterse explícita- 778 a 16 - b 11. 38 Cf. Tóp. I 5, 101 b 38 - 102 a 1: e)/sti d
mente en el detalle que acabamos de men- 30 Así lo denomina C. Shields, Order…, )o(/roj me\n lo/goj o( to\ ti/ h)=n ei)=nai sh-
cionar, tiende a acercar –o a desestimar pp. 31 ss. mai/nwn...; VII 3, 153 a 15-16: ... e)stin
que sus diferencias sean filosóficamente 31 De an. II 1, 412 b 10-15. o(/roj lo/goj o( to\ ti/ h)=n ei)=nai t%= pra/
significativas– las caracerizaciones de los 32 Meteor. IV 12, 390 a 13. gmati dhlw=n...; VII 5, 1154 a 31-32: ...
homónimos y sinónimos de Espeusipo y 33 En el caso del hacha que ha dejado o(rismo/j e)sti lo/goj o( to\ ti/ h)=n ei)=nai
Arist., cf. W.-R., Mann, Ar.’s Discovery of irremediablemente de poder cumplir con shmai/nwn; Met. Z 5, 1031 a 12:… e)
Things, pp. 69-74. su función podría pensarse o bien que se sti\n o( o(rismo\j o( tou= ti/ h)=n ei)=nai
29 Arist. enuncia esto, de manera ge- ha desafilado de tal modo que sea impo- lo/goj... Cf. también, p. ej., los siguien-
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Symploké revista filosófica agosto 2016

no sólo es, para cada una de estas xousai)»41, de aquellos homóni- como sucede también con algunos
cosas, e(/teroj, sino que su dife- mos cuya «diferencia t%= ei)/dei es o pintura en general, entre otros, H. P.
rencia es tal para Aristóteles, que inmediatamente evidente (kata/ Cook, su trad. de Cat., pp. 12 s. con n.
ningún tipo de conexión se da en- dhloj... eu)qe/wj)»42, cuya «dife- b; L. Routila, Idee der Ersten Philoso-
phie, p. 77; J. Owens, The Doctrine..., p.
tre o( kata\ tou)/noma lo/goj th=j rencia kata\ th\n i)de/an es grande 111 con n. 15 y n. 38 de p. 117; G. Colli,
ou)si/aj de cada una de las genui- (pollh/)»43, de aquellos, por tan- Organon, p. 5; J. L. Ackrill, pp. 3 y 71
nas y el de sus correspondientes to, cuya diversidad de significacio- de su trad. comentada de Cat.; D. Pesce,
homónimas, por más que sea en nes resulta «fácil distinguir»44 o su trad. de Cat., p. 21 con n. 6; V. Sai-
virtud de una casi inevitable cos- cuya homonimia nunca «pasa in- nati, Storia dell’Organon I…, p. 187; W.
Leszl, Logic & Met., pp. 85 s. y n. 5 de p.
tumbre, impuesta por los contextos advertida (lanqa/nei)»45; es decir, 86; K. Oehler, su trad. comentada de Cat.,
pragmático-cotidianos, que estas ese hábito hace que no se trate de pp. 9 y 189; M. Zingano, quien aclara que
cosas, las genuinas y las que, res- casos de homonimia como cuando prefiere entender así el ejemplo, aunque
pectivamente, sólo se le parecen en griego se emplea, por ejemplo, no ve cómo zanjar la cuestión de si hay
exteriormente, lleven el mismo el nombre o)/noj para referir tanto a que comprenderlo de ese modo o como
se lo ha venido interpretando tradicio-
nombre. Este hábito prácticamente un asno como a diversos utensilios nalmente (1997, n. 13, p. 348; cf. idem,
ineludible –que, en los menciona- –entre ellos, un recipiente para 2001-2002, n. 7, p. 102, donde no toma
dos contextos, i. e. en el uso común vino46–, o el nombre z%=on para posición al respecto); J. Araos San Mar-
del discurso, nos conduce a deno- significar tanto animal como cual- tín, La fil. arist. del lenguaje, p. 232 con
minar idénticamente a una sierra quier representación pictórica47, o n. 3; A. Stevens, L’ontol. d’Arist..., p. 75;
M. V. Wedin, A’s Theory of Substance, pp.
genuina y a una de madera, o a un 41 Fís. VII 4, 249 a 23-24; cf. E. N. V 1, 12 s.; F. Ildefonse y J. Lallot, su trad. de
hombre genuino y a uno pintado o 1129 a 28. Se supone que las cosas homó- Cat., pp. 59 y 243 s.; L. Seminara, 2002,
representado en una escultura, o nimas que constituyen la homonimia en esp. pp. 32-38; P. Pellegrin y M. Crube-
cuestión son las que son distantes (defini-
que nos determina, seguramente cionalmente) entre sí.
llier, su trad. de Cat., p. 103 con n. 3, pp.
aún más que en los ejemplos ante- 215 s.; J. Mittelmann, su trad. de Cat., n.
42 Tóp. I 15, 106 a 23-24, 27-28. 2, pp. 55 s.; E. Sinnott, su trad. de Cat., n.
riores, a utilizar un mismo nombre 43 E. N. V 1, 1129 a 28-29. 5, p. 4; A. Kosman, The Activity of Being,
para referirnos a un hombre y a su 44 Ref. sof. 7, 169 a 24. p. 5; al parecer, también H. G. Apostle, su
correspondiente cadáver, o a los 45 Cf. E. N. V 1, 1129 a 27-28. Cf., ade- trad. de Cat., pp. 51 y n. 3 de p. 52. T.
más, p. ej., Tóp. I 15, 107 b 6-7: Polla/
ojos de una persona que ve y a los kij de\... lanqa/nei parakolouqou=n
H. Irwin (1981, n. 3, p. 525) y C. Shields
de un ciego– es lo que probable- (Order…, pp. 14 s.) prefieren, como bue-
to\ o(mw/numon; VI 10, 148 a 37: ... e/)nia na parte de los autores, la interpretación
mente hace que este peculiar grupo lanqa/nei tw=n o(mwnu/mwn...; VI 2, 139 tradicional del ej., aunque sostienen tam-
de homónimos en el que estamos b 28: ... lanqanou/shj th=j o(mwnumi/ bién que nada impide la otra interpreta-
reparando, como sucede cierta- aj. ción. J. Owens considera que, entendido
46 Tóp. I 15, 107 a 18-23. El ejemplo
mente también con otros, no sea de cuya homonimia Arist. allí testea es o)/noj
el ej. del modo en que él propone, proba-
aquellos cuya homonimia –y, en blemente estemos ante el más claro ejem-
to/ te z%=on kai\ to\ skeu=oj. Skeu=oj plo de homonimia por azar proporciona-
este caso, más específicamente, refiere, entre otras cosas, a diversos tipos do por Arist., mientras que otros ejemplos
cuya carencia de conexión defini- de utensilios, pero también hace referen- dados por el Estagirita y frecuentemente
cional alguna– Aristóteles la consi- cia a cosa en general. Cabe recordar que considerados como homónimos por azar
es la palabra que empleaba Protágoras
derara «manifiesta (dh/lh)»39, para designar el género neutro, por oposi-
por los comentadores, como klei/j (E.
«manifiesta incluso para cualquie- N. V 1, 1129 a 30) u o)/noj –este último a
ción al masculino y al femenino (Ret. III continuación es aludido por nosotros en el
ra (toi=j tuxou=si/n)»40, de aque- 5, 1407 b 6), y Arist. adopta en este punto texto principal–, «están basados en analo-
llos, para decirlo siempre en térmi- su vocabulario (Ref. sof. 14, 173 b 14 ss.) gía, y no sólo en el azar» (The Doctrine...,
nos aristotélicos, cuyas o(mwnumi/ (cf. Brunschwig, su ed. y trad. de Tóp., n. 38 de p. 117). C. Shields, Order…,
vol. I, p. 133, n. 4 de p. 26).
ai son «muy distantes (polu\ a)pe/ 47 Cf. Cat. 1, 1 a 2-3. Esto, claro está, si,
p. 16, ve, por su parte, a o)/noj como un
caso muy notable de homonimia por azar,
tes lugares, donde se identifica la defi- en el ejemplo de o(mw/numa allí propor- como un homónimo que constituye real-
nición con o( lo/goj o( to\ ti/ h)=n ei)=nai cionado (a saber, z%=on o(/ te a)/nqrwpoj mente un accidente del lenguaje. Otros
le/gwn (Met. D 6, 1016 a 33), con to\n kai\ to\ gegramme/non), se entiende to\ ejs. aristotélicos propuestos frecuente-
dhlou=nta lo/gon th\n ou)si/an (Tóp. V gegramme/non en el sentido indicado, y mente como homónimos por azar son a)
2, 130 b 26); o aquellos en los que se dice: no en el de «el <animal> pintado», o «la eto/j, que significa águila y frontón de
o(... o(rismo\j ti/ e)sti dhloi=... (Seg. an. pintura <de un animal>» o «la pintura edificio, y ku/wn –un ejemplo de homo-
II 3, 91 a 1), o bien o(rismo\j... le/getai <de un hombre>», tal como ha tendido nimia que se convertirá en tradicional en
ei)=nai lo/goj tou= ti/ e)sti (ibidem, II tradicionalmente y tiende en general – la Escuela, de donde lo tomará Spinoza,
10, 93 b 29). como ya destacáramos supra, en nuestra y que fuera el ejemplo al que recurriera
39 E. N. V 1, 1129 a 28. n. 19– a interpretarse. Entienden aquí to\ Sexto Empírico, Adversus mathematicos
40 Ref. Sof. 33, 182 b 14-15. gegramme/non en el sentido de dibujo XI 28-29 (Opera, vol. II, ed. H. Mutsch-
12
Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

juegos de palabras como los pro- rición de la expresión o(mw/numa a) pragmático-cotidianas, de por qué
porcionados, por ejemplo, en Ref. po\ tu/xhj, como es sabido, tiene algunos homónimos «discretos»,
sof. 33, 182 b 12 ss., esto es, casos lugar en Ética nicomaquea en un como los que precisamente nos
todos que Aristóteles parecería marco en el que se sostiene que las ocupan, llevan los mismos nom-
agrupar bajo el rótulo de o(mw/ cosas a las que se llama “bienes” bres. Así, más bien parecen consti-
numa a)po\ tu/xhj48 (y quizás tam- no parecen ser homónimos a)po\ tu/ tuir homónimos por azar casos
bién bajo pa/mpan o(mw/numa49), xhj. Implícitamente, pues, Aristó- como o)/noj, esto es, instancias de
si es que con a)po\ tu/xhj quiere teles distingue una clase de homó- una pura y sencilla ambigüedad, si
sugerir que es por una mera casua- nimos ou)k a)po\ tu/xhj, que esta- es que se nos permite así decirlo.51
lidad lingüística que enunciados de rían vinculados por conexiones no 51 Ejs. como klei/j o ku/wn podrían qui-
esencias tan diversas son designa- azarosas o no arbitrarias. Cierta- zá suscitar la duda acerca de si se tratan
dos por el mismo nombre. La apa- mente, Aristóteles no dice qué en- estrictamente de casos de homónimos por
mann, p. 381)–, que significa, además del tiende aquí por tu/xh. Y natural azar. Hemos visto que klei/j, p. ej. (y lo
animal que ladra, el pez y la constelación sería, al parecer, suponer que todos mismo podría pensarse respecto de ku/
correspondientes (Cf. Ref Sof. 4, 166 a 16 wn), no constituye para J. Owens un claro
s. y Ret. II 24, 1401 a 15-19). P. Auben-
los homónimos que carecen de co- ejemplo de homonimia por azar, pues, en
que considera que justamente ku/wn es el nexión definicional (u «homóni- su opinión, está basada en una analogía, y
ejemplo aristotélico que más claramente mos discretos» o «no asociados», no sólo en el azar. La duda que, a nuestro
se corresponde con la caracterización de como indistintamente los llama C. entender, podría surgir residiría, más bien,
los o(mw/numa dada en Cat. 1, una ca- Shields) son homónimos a)po\ tu/ en la posibilidad de asimilar estos ejs. a
racterización que para Aubenque abarca aquellos casos en los que estamos repa-
solamente a los homónimos a)po\ tu/xhj,
xhj. Así, en efecto, lo hace, entre rando nuestra atención y que pretendemos
es decir, «los homónimos accidentales», otros, P. Aubenque, quien incluye diferenciar justamente de los homónimos
«homónimos propiamente dichos» o ca- entre estos últimos, es decir, entre por azar. Está claro que no estamos, con
sos «de pura homonimia» (cf. Le problè- los que él denomina «homónimos klei/j o ku/wn, ante casos en que un F
me…, pp. 173-176; idem, 1989, pp. 296 y accidentales», «homónimos pro- genuino ha dejado de cumplir la función
299 s.), entre los que él incluye también que cumplía y, no obstante, conserva el
los casos que hemos considerado a partir
piamente dichos» o casos «de pura mismo nombre que tenía cuando cumplía
del aludido ej. de Alejandro (cf. Le pro- homonimia», los casos a los que su propia función, de modo que la simili-
blème…, p. 173, n. 3; idem, 2009 (1981), hemos venido prestando nuestra tud que casos como ku/wn o klei/j po-
pp. 274 s. y 1989, pp. 299 s. con n. 16 atención a propósito del ejemplo drían plantear sería la que ellos podrían
de p. 300). Una innovación posterior en el de Alejandro.50 Pero tal suposición tener con homónimos constituidos por Fs
desarrollo del pensamiento de Arist. cons- genuinos y sus correspondientes repre-
tituirá para Aubenque el reconocimiento,
sería probablemente errónea –si sentaciones pictóricas o esculturales. No
entre la sinonimia y la homonimia propia- bien, cabe notarlo, la misma de obstante, pensamos que hay una impor-
mente dichas, de una homonimia ou)k a) ningún modo tiene incidencia en lo tante diferencia, por la cual nos inclina-
po\ tu/xhj (cf. Le problème…, pp. 190- que constituye el objeto de nuestra mos a considerar a casos como ku/wn y
192). Al igual que Aubenque, entre otros, presente crítica a Aubenque–, pues klei/j como auténticos homónimos por
también J. K. Ward incluye entre los ho- azar. En efecto, si bien es cierto que en-
mónimos a)po\ tu/xhj los casos a los que
hay una explicación, arraigada en tre una llave y una clavícula (nombradas
hemos prestado atención a partir del ej. una fuerte costumbre lingüística por klei/j) o entre el perro que ladra y
de Alejandro, interpretando, por su parte, que tiene su origen en situaciones el pez y la constelación correspondientes
también al igual que Aubenque (cf. 1989, 50 Cf. P. Aubenque, Le problème…, p. (nombrados por ku/wn) puede decirse que
pp. 296 y 299 s. con n. 16 de p. 300), el ej. 173, n. 3; idem, 1989, pp. 299 s. con n. 16 hay cierta semejanza de configuración ex-
de Cat. 1 como uno de esos casos, es de- de p. 300. J. K. Ward, en su reciente traba- terior, de sxh=ma, la misma no parece
cir, entendiendo to\ gegramme/non como jo sobre la homonimia en Arist., adopta, ser tal como para dar lugar a un hábito o
«el <hombre> pintado» (cf. J. K. Ward, entre otros, esta misma posición (cf. J. K. impulso prácticamente inevitable en con-
Arist. on Homonymy, pp. 13, 16, 98 y esp. Ward, Arist. on Homonymy, pp. 13, 16, 98 textos cotidianos como es justamente el
106-107; vid., sin embargo, pp. 100 s., y esp. 106-107; cf., no obstante, pp. 100 hábito o impulso que nos lleva a nombrar
donde Ward no parece ser consistente con s.). Cabe notar, dicho sea de paso, que idénticamente a un objeto y su representa-
los lugares antes señalados). J. K. Ward (ibidem, p. 16) malinterpreta ción pictórica o escultural. La utilización
Sobre ejs. como klei/j o ku/wn, volve- a C. Shields al considerar que éste iden- de klei/j o ku/wn para designar las diver-
mos infra, en nuestra n. 51. tifica en su libro las homonimias que él sas cosas que ellos designan, utilización a
48 Cf. E. N. I 6, 1096 b 26-27; también E. mismo denominara “discreta” y “acciden- la que seguramente habrá contribuido en
E. VII 2, 1236 b 25. tal”, cuando, en realidad, esto no ocurre su origen esa cierta semejanza que la con-
49 Cf. E. E. VII 2, 1236 a 17: pa/mpan le/ (cf. C. Shields, Order…, pp. 29-31 y esp. figuración exterior de dichas cosas tienen
gesqai o(mwnu/mwj. Cf. Met. K 3, 1060 47 s.). C. Shields, justamente, denomina entre sí, parece ser, más bien, el produc-
b 33-34, donde se habla de cosas que «homonimia discreta no accidental» a la to de la “ocurrencia” que alguien alguna
se dicen o(mwnu/mwj kata\ de\ koino\n homonimia que tipifican los casos que he- vez tuviera, y que luego se transmitiera
mhde/n, en contraste con las que se dicen mos tenido en cuenta a propósito del ej. a otros, convirtiéndose en convención,
o(mwnu/mwj de\ kata/ ti koino/n (b 35). de Alejandro. que el producto de un hábito o impulso
13
Symploké revista filosófica agosto 2016

Consecuentemente, la homonimia diendo por semejanza aquí exclu- Aristóteles era seguramen-
que no es por azar puede incluir sivamente la semejanza de la mera escolástica. En cuanto a esta última, cabe
casos de homónimos cuyas defini- configuración exterior, del sxh=ma recordar que desde el año 1266 ha entrado
ciones correspondientes al nombre (como opuesto a la morfh/, al lo/ en ella también de la mano de la traduc-
ción que Guillermo de Moerbeke efec-
que comparten no tienen conexión goj o al ei)=doj), de las cosas ho- tuara del comentario de Simplicio a las
alguna, pero incluirá también otros mónimas que constituyen este tipo Categorías de Arist., justamente el princi-
tipos de casos, pues, en el pasaje de homonimias.53 pal testimonio de la acabada sistematiza-
de Ética nicomaquea mencionado, tipos generales de homonimia distingui- ción aludida. Respecto de la clasificación
Aristóteles tiene en mente el caso bles en Arist., según Zingano. En cuanto boeciana de los aequivoca, cf. Boecio, In
a la expresión th\n o(mwnumi/an kai\ to\n Cat. Arist. I (ed. Migne, PL 64, 166 BC):
de los diversos bienes como uno lo/gon del pasaje Ref. sof. 7, 169 a 22-25, «Aequivocorum alia sunt casu, alia con-
que contrasta con los homónimos si bien en una dirección distinta de la em- silio. Casu, ut Alexander Priami filius et
por azar, y los distintos tipos de prendida por Zingano, también C. Shields Alexander Magnus. Casus enim id egit, ut
bienes no son para él precisamente ha propuesto una peculiar interpretación, idem utrique nomen poneretur. Consilio
homónimos cuyos lo/goi tw=n ou) vinculando el pasaje y la expresión, res- vero, ea quaecumque hominum volun-
pectivamente, a Tóp. I 15, 107 b 6-12 y tate sunt posita. Horum autem alia sunt
siw=n correspondientes al nombre a e)n au)toi=j toi=j lo/goij lanqa/nei secundum similitudinem, ut homo pictus
compartido (precisamente “bien”) parakolouqou=n to\ o(mw/numon (107 b et homo verus quo nunc utitur Aristoteles
carecen de todo tipo de vincula- 6-7) (cf. Shields, Order…, pp. 18 s., con exemplo; alia secundum proportionem, ut
ción. Si se quisiera situar bajo un n. 17). principium est in numero unitas, in lineis
rótulo aristotélico positivo el espe- 53 Así lo ha hecho recientemente M. Zin- punctus. Et haec aequivocatio secundum
gano, considerando este grupo de homó- proportionem esse dicitur. Alia vero sunt
cial grupo de homónimos que ha nimos como uno de los tres tipos gene- quae ab uno descendunt, ut medicinale
suscitado nuestra atención a partir rales de homónimos distinguibles, en su ferramentum, medicinale pigmentum, ab
del ejemplo de Alejandro, tal vez opinión, en Arist. (cf. nuestra nota ante- una enim medicina aequivocatio ista des-
podría hacerse bajo el de aquellos rior e idem, 2001-2002, pp. 100-102). No cendit. Alia quae ad unum referentur, ut si
casos de o(mwmumi/ai «que tienen obstante, la ubicación de este grupo bajo quis dicat salutaris vectatio est, salutaris
el rótulo de homónimos por semejanza esca est, haec scilicet idcirco sunt aequi-
una cierta semejanza (ai(/... e/)xou- (kaq )o(moio/thta), incluidos éstos, a su voca, quod ad salutis unum vocabulum
sai/ tina o(moi/othta)»52, enten- vez, junto con los homónimos e)k th=j a) referentur».
que de manera prácticamente inevitable, nalogi/aj, los a)f )e(no/j y los pro\j e(/n En cuanto a la contraposición a)po\ tu/
al menos en contextos cotidianos, y sin –estos últimos dos a veces identificados, xhj - a)po\ dianoi/aj, como es sabido,
que medie transmisión alguna, conduce a veces diferenciados–, entre los homó- no se encuentra en contextos en los que
a cualquiera a denominar con el mismo nimos a)po\ dianoi/aj (contrapuestos, a Arist. trata de homónimos. El testimonio
nombre a un objeto y a su representación su vez, a los homónimos a)po\ tu/xhj), más antiguo de una división tal de los ho-
pictórica o escultural. se remonta, en el marco de los diversos mónimos, que tiene la pretensión de ser
52 Fís. VII 4, 249 a 24. En una peculiar- intentos de clasificar sistemáticamente los una división aristotélica, lo constituye el
mente novedosa –aunque, a nuestro jui- homónimos de Arist., a Porfirio, de donde comentario de Porfirio a las Categorías de
cio, no convincente– interpretación de los ha pasado a otros comentaristas griegos Arist. (cf. In Cat. 65, 15 - 66, 21). Esta di-
pasajes Ref. sof. 6, 168 a 23-26 –en par- como Amonio, Filopón, Olimpiodoro, visión de los homónimos pretende encon-
ticular de la expresión h(/ te o(mwnumi/a Dexipo, Simplicio, llegando a erigirse trar su legitimidad, en opinión de algunos
kai\ o( lo/goj kai\ h( o(moiosxhmosu/ esta clasificación que acabamos de men- comentadores, en esa misma dicotomía
nh– y 7, 169 a 22-25 –especialmente de cionar, con ligeras variantes, en una sis- efectuada por el propio Arist. pero en otro
la expresión th\n o(mwnumi/an kai\ to\n tematización escolar que, si bien no per- ámbito temático (cf. Fís. II 5, 197 a 1-2),
lo/gon–, M. Zingano (1997, pp. 350 s.) maneció muy estable en algunos de estos lo cual parece más que cuestionable (cf.
pretende encontrar en h( o(moiosxhmosu/ mismos comentadores, parece haberse críticas de Aubenque, Le problème…, p.
nh una clara alusión –que incluso, nóte- constituido, en buena medida, en patrimo- 198; idem, 1989, pp. 298 s.; A. Stevens,
se, constituiría una denominación más nio común del comentarismo aristotélico L’ontol. d’Arist... , pp. 68 s. y 118 s.; M.
precisa: homonimia por semejanza de la (cf. J-F. Courtine, Inventio analogiae..., Zingano, 2001-2002, pp. 104 s.; J.-F.
configuración exterior, sxh=ma– a los esp. pp. 166-180; A. Stevens, L’ontol. Courtine, Inventio analogiae..., pp. 177
homónimos «que tienen cierta semejan- d’Arist..., pp. 68-72; cf., de paso, L. Ro- s.). La clasificación de los homónimos
za» entre sí, mencionados en el pasaje de bin, La théorie platonicienne…, n. 17119, aristotélicos propuesta por W. Leszl con-
Fís. VII 4 e ilustrados con ejs. como los p. 162, quien, por su cuenta, presenta una serva esta división dicotómica, aunque
que hemos venido indicando, y en h(/ te clasificación bastante más detallada de agrupa entre los homónimos a)po\ dianoi/
o(mwnumi/a kai\ o( lo/goj una referencia los tipos de homónimos, obtenida como aj solamente los homónimos pro\j e(/n y
a la homonimia «por distinción parcial de resultado de su propio trabajo de agluti- los kat )a)nalogi/an (cf. Logic & Met.,
definiciones o imbricación conceptual», nación de las respectivas particularidades p. 108), y ubica este intérprete el grupo
aquella mencionada en Fís. VII 4 y E. N. de comentarios de Porfirio, Amonio, Sim- de homónimos objeto ahora de nuestra
V 1 en términos de «proximidad» o «ve- plicio, Filopón, Olimpiodoro y Elías). Di- consideración como instancias de homó-
cindad». Agregada a estos dos tipos de cha sistematización escolar ha llegado a nimos pro\j e(/n (cf. ibidem, pp. 366-372).
homonimia, la homonimia “por azar” o Boecio, de la mano de quien ha entrado en En cuanto a los homónimos tradicio-
“completa” conforma el tercero de los tres el medioevo latino, especialmente en la nalmente llamados “por semejanza”, ca-
14
Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

te consciente de ir en contra del uso común del discurso, de despreciar afianzadas convenciones lingüísti-
bría cuestionar hasta qué punto con ellos no apela en ese caso a ninguno de estos que el tipo particular de homonimia que
no estaban los comentaristas antiguos, dos tipos de homonimia sino a un tercer para Walker constituyen las distintas ei)/
empezando por Porfirio, aunque quizás tipo, a una «largely neglected, though non dh de fili/a en E. N. no es, según este
ya por Alejandro, platonizando a Arist., less intriguing form of homonymy» (p. intérprete, un tipo de homonimia de las
inspirados implícitamente en la doctrina 195; cf. p. 180), que el propio Walker in- que hemos denominado, siguiendo a
platónica de la mi/mhsij (Rep. X, 596 vita a llamar –como si no se dispusiera en Shields, “discretas”, sino un tipo en el que
a-b), y facilitada esta inspiración por la la tradición, incluso para el caso de la las definiciones de los homónimos que la
ambigüedad del ejemplo de homonimia fili/a, de una denominación semejante– constituyen tienen conexión entre sí, aun-
proporcionado por Arist. en Cat. 1 –jus- «homonymy kath’homoioteta» (p. 193). que una conexión diferente de la involu-
tamente, entendido en un sentido, el más Arist., ha de notarse, no habla de homoni- crada en las homonimias kat )a)nalogi/
frecuentemente mencionado como caso mia en este contexto de la E. N.; no obs- an y pro\j e(/n. Este peculiar modo de co-
de homonimia por semejanza–, insertan- tante, trata de una de las tres clases de nexión definicional consistiría, básica-
do así un fuerte ingrediente platónico en fili/a, la de los buenos en cuanto buenos mente, siempre según Walker, en que las
sus propias clasificaciones, con conse- –que recibe la calificación de telei/a formas de fili/a que no son la que lo es
cuencias no menores reflejadas en sus in- fili/a (VIII 3, 1156 b 7; 4, 1156 b 33 s.; prw/twj... kai\ kuri/wj son considera-
terpretaciones de la metafísica aristotélica 6, 1158 a 11)–, como de aquella que es tal das fili/ai porque reúnen las condicio-
(cf. J-F. Courtine, Inventio analogiae..., prw/twj...kai\ kuri/wj (VIII 4, 1157 a nes definicionales establecidas en E. N.
esp. p. 176). 30-31), mientras de las otras dos como de VII 2 para la fili/a tout court, pero lo
Cabe notar que ya Aspasio, el más anti- las que son tales kaq )o(moio/thta (VIII hacen sólo en alguna medida o sólo con
guo comentarista de Arist. hoy disponi- 4, 1157 a 31-32; cf. 1156 b 36 - 1157 a 1; ciertas cualificaciones o restricciones (cf.
ble, en lo que nos ha quedado de su co- 6, 1158 a 18-21; b 5-11). De aquí (y del ibidem, pp. 180 y 184 ss.). Por su parte, T.
mentario a E. N., consideraba la fili/a paralelo que traza –art. cit., pp. 190-192– Calvo Martínez, 2007, pp. 63-82, consi-
como un cierto tipo de homónimo (In Eth. con la distinción en E. N. VII entre la sim- dera acertada la fórmula de Walker, «ho-
Nicom., 160, 31: o(mw/numo/n ti) y, al ple a)krasi/a y las a)krasi\ai kaq ) monymy kath’homoioteta», para el caso
igual que el caso de la a)ndrei/a (cf. 83, o(moio/thta) es que explícitamente surge de los tipos de fili/a en E. N., aunque, en
30-32, esp. donde habla «de la especie de la propuesta de Walker de utilizar la deno- nuestra opinión, es más agudo en la capta-
homónimos llamada por semejanza», tou= minación «homonymy kath’homoioteta» ción del preciso procedimiento lógico,
ei)/douj tw=n o(mwnu/mwn tou= kaq ) para indicar la que, según él, sería la par- calificado por Arist. como “denominación
o(moio/thta legome/nou), específica- ticular clase de homonimia que se da en- por semejanza”, que permite allí la exten-
mente como homónimo, o pollaxw=j tre los tres tipos de fili/a, tal como son sión de la aplicación del término fili/a
lego/menon –Aspasio pasa aquí, a partir tratados en E. N. No acude Walker, curio- desde la que recibe esa denominación
de 161, 10, al igual que en su considera- samente, al pasaje de Fís. VII 4, 249 a 23- prw/twj...kai\ kuri/wj a las que la reci-
ción de to\ a)gaqo/n (cf. 142, 24 s. y 143, 25, donde Arist. habla precisamente de ben por semejanza (kaq )o(moio/thta)
15 s. con 161, 26 s.), de una a otra de estas o(mwmumi/ai… ai(... e/)xousai/ tina con aquélla. Básicamente, este procedi-
nociones–, por semejanza (kaq )o(moio/ o(moio/thta –distinguiéndolas de ai.(.. miento –al que la propia E. N. hace refe-
thta: cf. 168, 16 s.; 169, 14; 173, 22-24), polu\ a)pe/xousai y también de ai(... e) rencia más explícita, p. ej., en sus trata-
aunque asimilaba, sin más, al menos en el ggu\j h)\ ge/nei h)\ a)nalogi/#–, expresión mientos de la a)ndrei/a y de la a)krasi/a
caso particular de la fili/a, este tipo de que tradicionalmente ha dado lugar a ha- (cf. III 6, 1115 a 14-34; VII 4, 1147 b 29-
homónimo o pollaxw=j lego/menon a blar justamente de una homonimia o de 34)– consiste en lo siguiente: En un pri-
aquel, como el caso de i)atriko/n, de tipo homónimos kaq )o(moio/thta. Tampoco mer momento, se establece que hay un
a)f )e(no\j (164, 3-11; 169, 18-21), o a compara –sea para asimilarlos o para dis- sentido propio (kuri/wj, a(plw=j, prw/
aquel, como el caso de to\ o)/n, de tipo a)f ) tinguirlos– el caso de los tres tipos de twj kai\ kuri/wj) de la noción en cues-
e(no\j kai\ pro\j e(/n (cf. 161, 11-16, esp. fili/a con los casos mencionados por tión: en el caso que nos ocupa, la noción
su expresión: a)po\ tou= au)tou= pro\j to\ Arist. que tradicionalmente han sido in- fili/a como benevolencia (eu)/noia) –re-
au)to\), mezclando así, claramente, la cluidos entre los homónimos por seme- cíproca y sin que pase inadvertida a las
perspectiva de análisis de la fili/a propia janza, i. e. los casos que nos han venido partes– en sentido estricto, es decir, como
de E. N., obra precisamente objeto de su ocupando. No sabemos los motivos de «querer (bou/lesqai) el bien del amigo
comentario, con la propia de E. E. En su Walker para no aludir a estos casos que en razón de él mismo (e)kei/nou e(/neka)»
interpretación de fili/a en E. N., A. D. frecuentemente han sido agrupados bajo (cf. VIII 2, 1155 b 31-34). A continuación,
M. Walker (1979, pp. 180-196), oponién- el mismo rótulo por él propuesto para el el momento de la supresión (a)fai/resij)
dose tanto a aquellos que consideran que, caso de las tres fili/ai, aunque quizás no provisoria de la parte específica del senti-
en esa obra, la vinculación de las tres cla- sea desacertado conjeturar que no lo hace do propio de la noción, de manera que
ses de fili/a es de tipo pro\j e(/n (vid., p. porque no considera –lo cual sería com- quede solamente la parte genérica de la
ej., Aspasio, ya citado; G. E. L. Owen, partido por nosotros– que uno y otro gru- misma: en el caso en cuestión, la supre-
1960, p. 169 con n. 4; Gauthier y Jolif, su po de casos puedan incluirse bajo un mis- sión de la última parte de la definición de
trad. de E. N. con comentario, Tome II, mo tipo de homonimia (esto puede la benevolencia en sentido estricto, es de-
Deuxième partie, pp. 669 y 686; A. Ste- desprenderse quizá de su crítica a For- cir, “en razón de él mismo”, reduciendo
vens, L’ontol. d’Arist..., pp. 110-121) tenbaugh en pp. 182-184). Es que una provisoriamente la benevolencia al mero
como a quienes estiman que se trata de cosa es la semejanza sólo de sxh=ma de “querer el bien del amigo” (cf. VIII 2,
una vinculación kat )a)nalogi/an (vid., cosas homónimas y otra es una semejanza 1156 a 3 - 3, 1156 a 10). El tercer momen-
p. ej., W. W. Fortenbaugh, 1975, pp. 51- de elementos constituyentes de sus lo/ to, en fin, es el de la adición (pro/sqe-
62), ha argumentado a favor de que Arist. goi. Sea de esto lo que fuere, lo cierto es sij) a esta parte genérica de las cualifi-
15
Symploké revista filosófica agosto 2016

cas, al considerar de la manera en que lo hacía a este particular grupo disputas filosóficas, tales rigurosas
caciones específicas correspondientes a de homónimos que estamos abor- distinciones pueden llegar a pa-
las disposiciones a las cuales se transfiere dando, es decir, al precisar, prin- recer extremadamente peculiares
la palabra en cuestión: en nuestro caso, cipio de determinación funcional desde un punto de vista prosaico. Y
querer el bien del amigo a causa del pla-
cer (di )h(donh/n) y querer el bien del ami-
mediante, que sus respectivos lo/ es por ello incluso que esta clase de
go a causa de la utilidad (dia\ to\ xrh/ goi tw=n ou)siw=n son absoluta- homonimia, a pesar de estar consti-
simon) (cf. VIII 3, 1156 a 10-19). Se ob- mente inconexos. Pero tenía igual- tuida por instancias que carecen de
tienen así las fili/ai llamadas tales por mente plena conciencia de que todo tipo de conexión definicional,
su semejanza con la telei/a fili/a. esos afianzados patrones de uso puede pasar inadvertida, puede no
Aquéllas tienen, para Arist., algo seme-
jante (o(/moion ti) a esta última, a saber, la
lingüístico, en virtud de los cuales parecer una homonimia.54 Tal vez
mencionada parte genérica (“querer el llamamos F a algo que no es un los errores en que se puede incurrir
bien del amigo”) que comparten con ella F genuino o continuamos llaman- por no apreciar la homonimia en
(cf. III 6, 1115 a 15 s. y VIII 4, 1157 a 32 do F a algo que ya no es un F ge- casos como éstos no sean tan gra-
s.). Nótese que, según este análisis, si bien nuino, podían provocar extravíos ves para Aristóteles como los que
la telei/a fili/a no es el género de los
otros dos tipos de fili/a, ni tampoco –a
en contextos técnicos filosóficos, pueden cometerse por no advertir
diferencia de lo que ocurre en E. E. (cf. que suelen exigir precisas y de- ese mismo fenómeno en casos de
VIII 2, 1236 a 15-32; 1236 b 21-26)– ese fendibles distinciones, a las cuales cosas que comparten un nombre y
algo uno (e(/n) con el cual los otros dos ti- los contextos cotidianos pueden, cuyos lo/goi tw=n ou)siw=n corres-
pos de fili/a se relacionarían según el normalmente sin ningún tipo de pondientes a tal nombre, a la vez
tipo de vinculación que Arist. llama pro\j
e(/n, hay claramente, sin embargo, una co-
perjuicio o pérdida, permanecer que se diferencian, tienen alguna
nexión definicional determinada entre los indiferentes. Y es por ello que jus- clase de conexión entre sí. Pero, de
tres tipos de fili/a. Por tanto, casos como tamente proponía evitarlos. Y, al todos modos, constituyen errores
éstos han de distinguierse –Calvo Martí- parecer, a juzgar por su tendencia que han de ser salvados.
nez no se detiene aquí a hacerlo– de los al rechazo a ignorar sin motivos El ejemplo de Alejandro
casos de homónimos tradicionalmente
considerados tales “por semejanza”, los
suficientes los patrones lingüís- nos ha conducido a tener en cuenta
cuales, como dijimos, no entrañan, a ticos de costumbre (cf. Tóp. II 2, mínimamente el tratamiento que
nuestro entender, imbricación definicio- 110 a 14-22; VI 2, 140 a 3-5 y 10, Aristóteles da a ese peculiar gru-
nal alguna. Desde una mirada diferente a 148 b 16-22), ésta era para él una po de homónimos que tal ejemplo
las anteriormente referidas, también M. muy válida razón para desconocer integra en la concepción de este
Zingano, 2005 -online-, habla de «equi-
vocidad [= homonimia; cf. allí su n. 10, p.
esos patrones. último.55 Y decíamos que el ejem-
11] basada en la semejanza» (p. 12) en Precisamente en virtud de 54 Cf. Fís. VII 4, 249 a 23-25.
relación con el tratamiento de la fili/a en que tienen su origen únicamente en 55 Este grupo de o(mw/numa o de
E. N., aunque se encarga explícitamente mente, también se ocupa de distinguir el pollaxw=j (pleonaxw=j) lego/mena
de diferenciar este caso –en la medida en tratamiento que la fili/a recibe en E. N. ha sido muy desconcertante, sobre todo
que las tres formas de fili/a «están liga- del tratamiento de la misma como caso de para los intérpretes de Arist. más cerca-
das entre sí por la imbricación de los phi- homonimia pro\j e(/n en E. E. (ibidem, nos a nuestros días, y ha generado, en
lêta, que pertenecen a sus definiciones passim). Las consideraciones que hemos consecuencia, enormes dificultades (cau-
(son el elemento central de las mismas)» hecho en este extenso párrafo de ninguna sadas, muchas veces, por la pretensión de
(ibidem, p. 8)– de los que tradicionalmen- manera pretenden simplificar la compleja encontrar incoherencias en relación con
te –y, como vimos al comienzo de esta cuestión de la relación entre las tres for- otros puntos relevantes de la filosofía de
nota, también por parte del mismo Zinga- mas de fili/a en E. N. ni la aun más com- Arist.) a la hora de ser insertados en pro-
no– recibieron el rótulo de homónimos plicada acerca de si son sustancialmente puestas de clasificaciones de o(mw/numa
“por semejanza”, los cuales, al entender diversos, o incompatibles, los tratamien- o de pollaxw=j (pleonaxw=j) lego/
de Zingano –que es también el nuestro–, tos que de ella nos proporcionan E. N. y mena que intentan sistematizar las consi-
si bien no son casos de homonimia a)po\ E. E. (además de los trabajos de los auto- deraciones que sobre estos fenómenos se
tu/xhj, al igual que éstos carecen de todo res ya aludidos, cf. las diversas posicio- encuentran esparcidas en el corpus. Para
tipo de conexión definicional (ibidem, n. nes, entre otras, de: J. M. Cooper, 1999 una extensa y sólida defensa de la cohe-
10, p. 11); a diferencia de Walker y Calvo (1977), pp. 312-335; A. W. Price, Love rencia que guardan entre sí, por un lado,
Martínez, Zingano separa explícitamente and Friendship…, pp. 131-161; M. Wil- el tratamiento aristotélico de este grupo
el caso de la fili/a en E. N. del de la a) son, A’s Th. of the Unity of Science, pp. de homónimos como homónimos caren-
krasi/a (y, por sus consideraciones res- 224-235; A. Payne, 2000, pp. 53-74; R. tes de conexión definicional alguna, por
pecto de este punto, suponemos que, del Lefebvre, 2001-2002, pp. 45-91; E. Berti, otro, el funcionalismo y el hilemorfismo
mismo modo, lo diferenciaría del de la a) 2008 (2002), pp. 113-128; L. Smith Pan- característicos de la filosofía de Arist. y,
ndrei/a), al cual tendería, al parecer, a gle, Ar. and the Philosophy of Friendship, aún por otro, sus propios tratamientos
acercarlo más al caso de los homónimos pp. 37-56 y 208-215; J. K. Ward, Arist. on acerca de la generación y la destrucción,
tradicionalmente llamados “por semejan- Homonymy, pp. 149-167, H. J. Cruzer, Ar. vid. esp. C. Shields, Order…, pp. 29-35
za” (cf. ibidem, esp. pp. 5 s. y 8 s.); final- and the Virtues, pp. 247-274). y 131-175. Cf., también en esta línea de
16
Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

plo de Alejandro nos parece sig- mir sin más, estipulando para cada punto de partida por parte del obje-
nificativo respecto de en qué tipo significación diferente, supuesto tor del PNC, consistente, como vi-
de homonimia Aristóteles podría siempre un número finito de ellas, mos, en sostener la posibilidad de
haber pensado al formular, y apli- un significante diferente, un nom- una pluralidad de significaciones
car en ese caso concreto, una regla bre diferente, dando lugar así a los de la palabra “hombre”, sería posi-
que prescribe la supresión de la ho- diversos sinónimos correspondien- ble postular como una de las otras
monimia si el contexto lo requiere. tes, a fin de que cada individuo se significaciones de “hombre”, jun-
Es que, al parecer, es este tipo de entienda con otros cuando partici- to a la admitida ‘animal bípedo’,
homonimia, este tipo de anomalía pa de una discusión, e incluso se una que constituya una referencia
léxica, del que dicho ejemplo es entienda a sí mismo cuando pien- de esta misma palabra a cualquier
una instancia, el que Aristóteles, a sa. Está claro que aquellas homo- cosa (y no sólo a una imagen de
requerimiento de la ocasión, pre- nimias como las que hemos visto hombre) que no sea hombre; pon-
tendería, y a su vez podría, supri- que Aristóteles calificaría estricta- gamos por caso, que ella signifique
mente de a)po\ tu/xhj también son también ‘puerta’, cuyo lo/goj será
interpretación que considera este tipo de
homónimos como carentes de todo tipo
teóricamente suprimibles, es decir, naturalmente diferente de ‘animal
de imbricación o relación definicional: si eventualmente hubiera una oca- bípedo’; tendríamos, con esta elec-
A. Stevens, L’ontol. d’Arist..., p. 85; M. sión que así lo requiriese, pues la ción, constituido un caso de homo-
Zingano, 1997, pp. 349-351; idem, 2001- supresión de tales homonimias cla- nimia por azar. Y podría pensarse,
2002, esp. p. 105 y 2005 -online-, n. 10. ramente sería también sin pérdida además, puesto que Aristóteles ha-
Asimismo, en esta dirección también se
encuentran P. Aubenque y J. K. Ward,
alguna para la inteligibilidad de la bla de «otras» significaciones, que
quienes incluso, como ya hemos destaca- diversidad de cosas que las consti- ambos ejemplos, el propuesto por
do, ubican este grupo de homónimos, sin tuyen, pero, precisamente por ser Alejandro y este último, bien po-
considerar que tengan alguna particula- las homonimias de este último tipo drían concurrir a completar la idea
ridad, entre los homónimos a)po\ tu/xhj tan obvias o evidentes como para que Aristóteles se hace de la alu-
(cf., respectivamente, Le problème…,
pp. 173-176, esp. 173 con n. 3, y Arist.
poder pasar inadvertidas a alguien, dida objeción. De todos modos, en
on Homonymy, pp. 13, 16, 98 y esp. 106- difícilmente un contexto específico ambos casos, como hemos visto,
107 –cf., sin embargo, pp. 100 s., donde demandaría su efectiva o, mejor, estamos siempre ante homónimos
Ward, analizando un caso particular pa- explícita supresión. El contexto cuyos lo/goi tw=n ou)siw=n corres-
rece adoptar una posición como la de T. mismo la haría inútil en la medi- pondientes a su nombre común no
H. Irwin, señalada infra, en esta misma
nota). W. Leszl, Logic & Met., pp. 366-
da en que éste casi necesariamente tienen ningún tipo de conexión
372, en cambio, como hemos señalado, ha pone de manifiesto en qué sentido (homónimos «no asociados» o
considerado estos casos –a nuestro enten- está siendo usada una palabra.56 «discretos» los hemos llamado con
der, como también al de A. Stevens, op. No obstante, podría correctamente C. Shields), y, en cuanto tales, su
cit., pp. 74 s. (cf. asimismo J. K. Ward, pensarse que, en el peculiar mar- homonimia siempre, al menos teó-
op. cit., pp. 100 s.; G. E. L. Owen, 1960,
pp. 187-189), injustificadamente– como
co en el que Aristóteles formula la ricamente, es suprimible, sin pér-
homónimos pro\j e(/n. Recientemente, F. aludida regla de supresión –en la dida alguna para la inteligibilidad
Lewis (cf. 2004, n. 6 de p. 4, n. 8 de pp. 4 medida en que quien oficia de opo- de las diversas cosas que la cons-
s., n. 51 de p. 22, p. 23, p. 24 con nn. 56 y nente del PNC podría pretender tituyen. Y el ejemplo concreto de
57) se ha manifestado también partidario que quien procura sostener la vali- la objeción pensada por Aristóteles
de considerar estos casos como homóni-
mos pro\j e(/n. T. H. Irwin, por su parte,
dez general de tal principio lo pue- en este contexto no parece poder
presenta estos casos como constituyendo da hacer independientemente de un ser completado con propuesta ima-
un grupo peculiar de homónimos, pero contexto específico de significa- ginable alguna de homonimia que
considera que estamos en todos ellos ante ción y entonces debería poder en- no sea suprimible con sólo bene-
cosas cuyos diferentes lo/goi correspon- frentar obstáculos que representen ficios para la comprensión del ca-
dientes al nombre que comparten tienen
alguna conexión entre sí, si bien no una
meras posibilidades teóricas–, po- so.57
conexión focal –i. e., si bien no una co- dría tener cabida también un ejem- 57 Arist. mismo parece utilizar, en otro
nexión de tipo pro\j e(/n, la cual también plo que constituya estrictamente lugar, en un contexto que requiere pre-
constituye un caso de homónimos cuyas una homonimia por azar, una ho- cisas distinciones, este procedimiento de
diferentes definiciones correspondientes monimia absolutamente evidente supresión de la homonimia prescripto en
al nombre que comparten están conecta- Met. G 4. Así, por ejemplo, en Tóp. I 4,
das de alguna manera– (1981, pp. 527-
para cualquiera. Y así, completan- 101 b 19-23, en el caso de la palabra i)/
529, n. 12 de p. 531 y pp. 541 s.). Cf. el do la misma idea de Aristóteles en dion, que significa tanto la esencia (to\ ti/
tratamiento que le diera a este grupo de el marco de la posible objeción al h)=n ei)=nai) como algo que no es la esen-
homónimos J. Barnes, 1971, pp. 75 s. 56 Cf. W. Leszl, Logic & Met., pp. 7-12. cia. Por aplicación de la regla, reserva i)/
17
Symploké revista filosófica agosto 2016

Ahora bien, el caso del pues, inútil suponer que el número de las significaciones categoriales
ser no constituye para Aristóteles termes équivoques ne sont pas acciden- de “ser” debió de ser infinito para
un caso de homonimia como la tellement équivoques. Un exemple en est Aristóteles. Por lo demás, debe-
tipificada por los casos a los que a)gaqo/n, un autre est o)/n, dont les diffé- ría notarse que si la palabra “ser”
rents sens sont exactement ceux repris
hasta aquí nos hemos estado refi- par les catégories ou genres suprêmes de
o “ente” no cumpliera con la exi-
riendo, es decir, casos de homo- l’être. Malgré les difficultés que ce type gencia de que sus significaciones
nimia «discreta» o «no asociada» d’équivocité peut provoquer pour ce pro- sean limitadas en número, las con-
(un subconjunto de la cual hemos gramme d’élimination (qui le rend impra- secuencias que se seguirían, según
considerado a la homonimia a)po\ ticable, en fait), il reste que le nombre des el mismo contexto de Met. G 4,
catégories est déterminé, ce qui coïncide
tu/xhj), tipo de homonimia cuya avec la condition centrale pour la domes-
serían probablemente más graves
supresión mediante la regla en tication de la signification» (subraya el que las que el mismo Aubenque
cuestión no acarrea pérdida algu- propio Zingano). Vid., asimismo, del mis- admite que se siguen dando por
na, sino todo lo contrario, para la mo Zingano, 2001-2002, n. 9, pp. 104 s., hecho que para Aristóteles son
inteligibilidad de la multiplicidad donde también señalara que son los ho- numéricamente ilimitadas las sig-
mónimos a)po\ tu/xhj aquellos cuya ho-
de cosas diversas involucradas en monimia puede disolverse por la estrate-
nificaciones categoriales del ser.
ella. Y es justamente por este mo- gia del programa establecido por la regla En efecto, no sólo sería imposible
tivo, y no por otro, que Aristóteles de Met. G 4, 1006 34 - b 5, es decir, atri- una ontología como discurso cien-
no aplica al caso del ser la regla de buyendo un nombre distinto a cada sig- tífico-apodíctico (que constituía,
Met. G 4. La razón por la cual una nificado del término común en cuestión; según Aubenque, el proyecto o
no obstante, agregaba allí Zingano, «Aris-
homonimia «no discreta» o «aso- tóteles perece aceitar que certos casos de
programa de Aristóteles), sino que
ciada» (si queremos continuar con homonímia nâo podem ser desfeitos por tampoco podría encontrar realiza-
las denominaciones de C. Shields), este procedimiento de ordem puramente ción efectiva alguna la que, según
tal como la que –entre varios otros nominal, pois têm um amparo nas coisas el propio Aubenque, opera de facto
casos en la concepción del Esta- mismas». Cf., asimismo, J.-F. Courtine, en los textos aristotélicos como el
Inventio analogiae..., pp. 177 y 194.
girita– el ser constituye, no puede Puede notarse aquí algo que tal vez no
sustituto de aquel fracasado pro-
ser suprimida mediante la regla sea más que un detalle, y que se despren- yecto, sc. una ontología meramen-
de Met. G 4 no es, como pretende de de la interpretación que venimos sos- te dialéctica, esa «ontología como
Aubenque, el no cumplimiento de teniendo. Estamos proponiendo que la discurso total sobre el ser» que «se
la exigencia expresa en la regla de regla de supresión de la homonimia tiene confunde con el discurso en ge-
aplicación en un campo más amplio que
que las significaciones involucra- el propuesto por un intérprete como Zin-
neral» (siendo su «tarea por esen-
das sean numéricamente limitadas gano. Es aplicable, cuando las cirscuns- cia infinita, puesto que no tendría
o finitas, sino el hecho de que es- tancias así lo requieren, en todos los casos otro final que el final del diálogo
tas significaciones poseen una in- en los que se trate de homónimos “dis- disociarlas en nombres unívocos no sería
terconexión que, de rechazarse un cretos”, es decir, carentes de imbricación aclararlas, sino obscurecerlas y falsear-
conceptual, y, por tanto, también en los las». Más adelante (ibidem, pp. 252 s.):
nombre común a todas ellas, no se casos de homónimos por mera semejaza «A diferencia de los equívocos por azar,
vería reflejada en el lenguaje y se de sxh=ma, que el mismo Zingano consi- la multivocidad del ser (y demás términos
perdería –o correría serios riesgos dera, al igual que nosotros, como carentes que se dicen pro\j e(/n) es indestructible».
de perderse– para el entendimiento de imbricación conceptual y no incluidos Cabe notar que el propio Aubenque, en
que intentara comprenderla.58 Era, entre los homónimos a)po\ tu/xhj. otro lugar de su Le problème…, en vez
J. Araos San Martín (cf. La fil. arist. de afirmar que la homonimia del ser no
dion para significar esto último y rempla- del lenguaje, pp. 245 s.) también sostiene es eliminable a causa de no cumplir ella
za i)/dion por o(/roj para significar aquélla. que el procedimiento de supresión de la con el requisito de la regla de Met. G 4
Y sólo parece ganar allí en inteligibilidad. homonimia prescripto en Met. G 4 «sólo que exige el límite numérico de sus signi-
Cf. J. Brunschwig, 1964, p. 184, n. 2. es aplicable a una clase de equívocos, a ficaciones, reconoce, en cambio, curiosa-
58 Cf., similarmente, J. Brunschwig, saber, a los equívocos a casu o “por azar” mente, que la homonimia del ser es «iné-
1964, pp. 184 s.; W. Leszl, A’s. Conc. of (a)po\ tu/xhj)», pero, al parecer, al igual vitable», es decir, no puede ser suprimida,
Ont., p. 446. Cf. también M. Zingano, que Aubenque, entiende por equívocos u «précisément parce que le pollaxw=j
2008, p. 408, n. 3, quien, comentando la homónimos a)po\ tu/xhj lo que nosotros est ici un pro\j e(/n», esto es, porque, en
regla de Met. G 4 en cuestión, escribe: tenemos aquí por homónimos “discretos”. términos que el propio Aubenque utiliza,
«Un tel programme [sc. el de la elimina- Y agrega: «… si hubiera un nombre que el ser constituye una homonimia ou)k a)
ción de la equivocidad mediante la regla significara cosas que no se pudieran ence- po\ tu/xhj. Pero si bien la homonimia del
mencionada] s’avère parfaitement faisa- rrar en un solo concepto ni expresar real- ser es, por el motivo señalado, inevitable,
ble en ce qui concerne les termes équi- mente con una única fórmula (lo/goj th=j insuprimible, ella es también, para Au-
voques par accident (a)po\ tu/xhj, selon ou)si/aj), pero que, al mismo tiempo, no benque, «à la fois irrationnelle (comme
EN I 6), comme klei/j en grec; pourtant, estuvieran asociadas entre sí por azar, toute homonymie)» (cf. Le problème…,
Aristote lui-même reconnaît que certains sino por vínculos esenciales, entonces el p. 198).
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Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

entre los hombres»)59. Es que, de Está claro que Aristóteles filosófico, la eliminación de la pe-
atenernos al contexto indicado (cf. pretende poner de manifiesto el culiar unidad que esta diversidad
1006 b 5-11), si el requisito de la hecho de que “ser” tiene diversas de significaciones del ser entraña,
limitación del número de las signi- significaciones63, es decir, el hecho unidad que justamente él pretende
ficaciones de las palabras no fue- de que el ser es un o(mw/numon, un reflejar conservando la correspon-
ra cumplido por la palabra o)/n (o pollaxw=j lego/menon, fenóme- diente comunidad nominal. )/On y
ei)=nai) –nada menos que «le mot no que, según declaraciones del ei)=nai no dejan nunca de tener la
le plus fondamental de tous»60–, no mismo Estagirita, parece haber pa- capacidad de designar cada una de
habría ontología alguna, no habría sado inadvertido incluso a los más las diversas significaciones cate-
ningún tipo de «discurso sobre el expertos, como Zenón y Parméni- goriales y no dejan nunca de estar
ser», ni siquiera uno meramente des (cf. Ref. sof. 33, 182 b 13-27 presentes en cada una de ellas.
dialéctico, pues sencillamente el y 7, 169 a 22-25). Y lo hace efec- Ciertamente, a Aubenque
mismo discurso, el mismo lengua- tuando justamente la –en este caso, no se le escapa que el caso del ser
je significativo, el mismo lo/goj, como en el de “uno”, “mismo”, no es un caso de homonimia como
como tal61, y, por tanto, cualquier etc.– no sencilla tarea de distinguir cualquiera65 (con lo que quiere de-
diálogo imaginable entre los hom- sus diversas significaciones (cf. cir que no es un caso de «homoni-
bres o de cada uno consigo mismo Ref. sof. 7, loc. cit.). Y es precisa- mia a)po\ tu/xhj»66, expresión que
(es decir, el mismo pensar, el mis- mente con el objetivo de distinguir él utiliza con la misma extensión
mo noei=n) sería imposible. Ahora las diversas significaciones cate- con la que nosotros hemos utili-
bien, como resulta claro, a partir goriales del ser (nos restringimos zado aquí «homonimia discreta»
del contexto de Met. G en cuestión, aquí a este campo de su significa- o «no asociada»), como tampoco
que Aristóteles no estaba dispues- ción, pues es el que en esta discu- que el ente efectivamente está pre-
to a aceptar consecuencias de esta sión con Aubenque interesa) que sente en cada una de las categorías,
naturaleza, todo parece indicar que cada una de ellas recibe de parte por más que esta presencia no se
él adscribía un número limitado de de Aristóteles un nombre distinto deje reducir a la del género en la
significaciones a o)/n y a ei)=nai.62(algo que, por supuesto, Auben- especie.67 Lo que, en cambio, no
59 Cf. P. Aubenque, Le problème…, p. que no podía no destacar64), pero parece percibir el merecidamen-
132. con ello no persigue el filósofo, te ilustre intérprete francés es que
60 Ibidem, p. 172. ni constituye parte de su proyecto en los pro\j e(/n lego/mena, tipo
61 En su reciente edición y trad. de Met.
G, M. Hecquet-Devienne, pp. 127-129, sea numéricamente limitada y b) que sea
específico de homonimia «asocia-
traduce …fanero\n o(/ti ou)k a)\n ei)/h lo/ posible indicar, mediante un nombre úni- da» o «no discreta», tipificada, en-
goj (1006 b 6-7) como «il est manifeste co, cada significado categorial, sin que el tre otros, por el caso del ser, había
qu’ il ne pourrait pas y avoir d’argumet». cumplimiento de estas condiciones impli- todo lo que era necesario para ex-
En realidad, el punto parece ser más ge- quen la supresión de su homonimia, sino plicar no sólo que Aristóteles haya
neral: no habría discurso, lenguaje sig- que ellas constituyen las condiciones de
nificativo, y, entonces, tampoco formas la significación de su homonimia y, por
mantenido de facto, mediante el
determinadas del discurso, como la argu- tanto, de su homonimia como tal. empleo de un término único que
mentación. Cf., a este respecto, M. Zinga- 63 En el mismo contexto que nos ocupa la refleja, la peculiar unidad de las
no, 2008, n. 4, p. 408. en este trabajo, este punto es suficiente- diversas significaciones categoria-
62 Cf., de manera similar, W. Leszl, A’s. mente acentuado por C. Paván, 1996 (cf. les del ente, sino también que con-
Conc. of Ont., p. 446; quizá también M. pp. 123-129), recordando que «sostener
Zingano, 2008, p. 408. Cabe notar que, que el ser es un homónimo pro\j e(/n no
siderara de iure insuprimible este
curiosamente, y precisamente acudiendo implica afirmar que su pluralidad sea singular tipo de homonimia.
al contexto de Met. G 4 en cuestión, P. eliminada… , sino que esa pluralidad No parece, pues, razona-
Aubenque se plantea provisoriamente las escapa a la homonimia absoluta o acci- ble, por lo dicho hasta aquí, supo-
consecuencias “trágicas” que aquí noso- dental [por nuestra parte, según lo que ner, con Aubenque, que el núme-
tros postulamos, aunque, en su opinión, llevamos dicho, diríamos quí: homonimia
las mismas serían derivables del solo he- “discreta” o “no asociada”] precisamente
ro de las diversas significaciones
cho, admitido desde siempre por Arist., de gracias al carácter unitario-referencial 65 «L’homonymie de l’être n’est donc pas
que el ser, «le mot le plus fondamental de que caracteriza al ser semánticamente une homonymie comme les autres…» (Le
tous», no es unívoco (Le problème…, p. entendido» (ibidem, p. 129; el subrayado problème…, p. 189).
172). V. Sainati (Storia dell’Organon I…, le pertenece al propio Paván). 66 Cf. ibidem, pp. 190-198.
pp. 111 s.) ha interpretado el pasaje de 64 Cf., p. ej., P. Aubenque, 1989, p. 298, 67 «… il [sc. l’être] reste présent derriè-
Met. G 4, 1006 a 28 - b 11 como exigiendo donde se hace corresponder «les signi- re chacune des catégories, même si cette
para la homonimia, o no univocidad, del fiations catégoriales de l’être (poio/n, présence est obscure et ne se laisse pas
ente dos condiciones: a) que la multipli- poso/n, pro/j ti, pou/, pote/, etc.)» a réduire à celle du genre dans l’espèce…»
cidad de sus significaciones categoriales «leurs dénominations». (Ibidem, p. 189).
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Symploké revista filosófica agosto 2016

categoriales de “ser” debió de ser materia en cuestión –como serían, sencillo determinar la función real
indefinido o ilimitado para Aristó- en este caso, los principios corres- –si es que se considera que efec-
teles a causa de que éste no inten- pondientes al tipo de proposicio- tivamente cumple alguna–71 que
tara suprimir su homonimia reem- nes por las que la e)pisth/mh se esta aserción desempeña en el seno
plazando esa palabra ambigua por interesa–70, y por más que no sea de dicho trecho argumentativo, de
tantas cuantas significaciones cate- 70 Sobre esta dirección de interpretación ningún modo parece que haya de
goriales distintas ella refiere. Por de los adverbios logikw=j y a)nalutikw=j restringirse el valor intrínseco que
lo demás, Aristóteles difícilmente en el contexto en cuestión (cf. también la esta premisa tiene para Aristóte-
habría podido sostener semejan- oposición logikw=j - e)k tw=n keime/nwn les.72
en I 32, 88 a 19 y 30), y en particular no
te doctrina, aunque más no fuera viendo de un modo absolutamente des- Mansion, Intr. à la phys., pp. 222 s. Ubi-
por la sencilla razón de que, a sus pectivo el empleo aquí de logikw=j, vid. caríamos asimismo en este último grupo
ojos, una enumeración incompleta, Ross, su ed. de Pr. y Seg. an., comentario, a J. Brunschwig, 2000, pp. 110 s., en la
abierta, habría carecido de interés pp. 573 y 601 s. –a quien sigue W. K. C. medida en que pretende aclarar la oposi-
metodológico y científico.68 Pero, Guthrie, HGPh., vol. VI, p. 197, n. 1–; M. ción logikw=j - e)k tw=n keime/nwn que
Mignucci, L’argomentazione dimostrati- se encuentra en Seg. an. I 32, 88 a 19 y 30
en cualquier caso, con indepen- va…, pp. 484-487 (donde, previamente a mediante el pasaje De gen. anim. II 8, 747
dencia de consideraciones que he- adoptar su posición, el autor recorre va- b 28 - a 16, un pasaje particularmente se-
mos hecho hasta aquí, Aristóteles rias direcciones de interpretación de estos vero respecto de la a)po/deicij logikh/.
asegura, al menos en una ocasión, adverbios en este contexto, despliega la 71 Cf. las dificultades señaladas por M.
que el número de las categorías es gama de significados que logiko/j y su Mignucci, L’argomentazione dimostrati-
uso derivado logikw=j adquieren en los va…, pp. 469-474, a la hora de determi-
limitado. Se trata de un pasaje de diversos empleos aristotélicos y señala nar el rol que desempeña esta premisa en
los Segundos analíticos, descuida- las dificultades de determinar con exacti- el argumento en el que se encuentra (83 b
do por Aubenque, donde ese límite tud el significado que estos dos adverbios 12-17), así como también en relación con
es explícitamente afirmado: ta\ ge/ asumen en este lugar) y pp. 611 y 622 s.; desentrañar el exacto propósito de este
nh tw=n kathgoriw=n pepe/ran- idem, su trad. de Seg. an. con comentario, argumento aristotélico. Del mismo autor,
pp. 214 y 220-221 y 242; J. Barnes, su vid. también su trad. de Seg. an. con co-
tai (I 22, 83 b 15-16); y no es ésta, trad. de Seg. an. con comentario, pp. 173 mentario, pp. 218 s. Cf. asimismo J. Bar-
como bien ha sido señalado69, una y 194 s.; T. H. Irwin, A’s First Principles, nes, su trad. de Seg. an. con comentario,
pura y simple aserción, como las n. 46 de cap. 9, pp. 494 s. (cf. para otros pp. 178 s. y Ch. H. Kahn, 1978, p. 251.
que se pueden encontrar en otros usos ibidem, nn. 47 y 48, p. 495); E. Berti, 72 Cf. en este sentido: J. Brunschwig,
pasajes (p. ej., en Tóp. I 9, 103 b 1996, p. 114 (en este art., Berti recorre, a 1964, pp. 183 s. Cf. H. Bonitz, 1853, pp.
través de las principales obras de Arist., 605 s., quien también consideraba que no
21-22: e)/sti de\ tau=ta [sc. ta\ ge/ las diversas expresiones relacionadas con sólo las palabras citadas de Seg. an. I 22,
nh tw=n kathgoriw=n (103 b 20- la dialéctica, a fin de combatir la conocida 83 b 15-16 expresan la convicción de que
21)] to\n a)riqmo\n de/ka...), sino hipótesis evolucionista de Irwin acerca de la subdivisión de las categorías, en cuan-
una premisa que Aristóteles consi- la concepción aristotélica de la dialécti- to géneros supremos del ser, es completa,
dera indispensable en el marco del ca). Cf. también el bastante anterior, aun- sino también que tal convicción está a la
que extenso y agudo análisis de los usos base de toda la demostración que el Es-
desarrollo de una argumentación de logikw=j y los términos a él correlati- tagirita proporciona en Seg. an. I 22 (cf.
a favor de una tesis esencial: si el vos, como a)nalutikw=j, fusikw=j y e)k H. Bonitz, Index, 378a 45 ss.). También
número de las categorías no fue- tw=n keime/nwn, en J.-M. Le Blond, Lo- F. Brentano, siguiendo a Brandis y a Ze-
ra limitado, la posibilidad teórica gique et méthode…, pp. 203-212. En otra ller, era de la opinión de que Arist. estaba
de una ciencia demostrativa sería dirección en cuanto a la interpretación de convencido de la completud de su tabla
logikw=j y a)nalutikw=j en el contexto categorial (cf. Von der mannigfachen Be-
conducida al fracaso por una rui- en cuestión, en la medida en que tienden deutung…, pp. 72-75 y n. 8 de pp. 74 s.,
nosa regresión al infinito. Por más a ver el empleo de logikw=j en general, donde aduce, además de la expresión de
que el tramo de la argumentación y, por tanto, también en este lugar en par- Seg. an. I 22, 83 b 15-16, otras que da-
en el que esta premisa se encuen- ticular, en un sentido muy despectivo, sc. rían cuenta de la misma convicción, si
tra sea de tipo logikw=j, y no a) de un modo que elimina prácticamente bien, a nuestro juicio, no de manera tan
todo valor a la argumentación calificada determinante como la mencionada de
nalutikw=j (cf. 82 b 35-36; 84 a con ese adverbio (o con el correspondien- Seg. an. I 22 y el contexto en el que la
6-8 y 84 b 1-2), esto es, por más te adjetivo) –sentido que de hecho ad- misma se encuentra). D. Morrison, en su
que se trate de un tramo que se quiere a veces en el corpus–, L. Robin, La trabajo sobre el estatuto categorial de las
desarrolla desde un punto de vis- théorie platonicienne…, n. 3311, p. 413 diferencias en el Organon (1993, pp. 147-
ta más bien general y abstracto, y s. –vid. también, como complemento, nn. 178), en el marco de su argumentación
22 y 70, en pp. 26 s. y 64–; Tricot, su trad. contra la que él denomina «interpréta-
no desde uno que parte de princi- de Seg. an., n. 3, p. 107 y n. 1, p. 117. Cf., tion zéro-catégorielle» de la diferencias
pios específicos concernientes a la también en esta última línea, aunque, en (i. e., la interpretación según la cual las
68 Cf. J. Brunschwig, 1964, p. 185. realidad, sin referencia explícita al con- diferencias no pertenecen a ninguna de
69 Ibidem, pp. 183 s. texto aquí objeto de nuestro análisis, A. las categorías del ser), defiende que Arist.
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Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

III. Los pasajes de Met. Z 1 y de la especulación del intérprete fran- las refutaciones sofísticas que aca-
Acerca de las refutaciones sofís- cés, reza así: «indefinidas [o mejor, bamos de citar, para sustentar, en
ticas 9 infinitas], en efecto, son <las refu- nota al pie de página, la siguiente
taciones aparentes> si uno mira declaración de su parte efectuada
Detengámonos, en segun- en función de cuántas cosas son en el texto principal: «La ontolo-
do lugar, en el hecho de que Au- aparentes para individuos cuales- gía como discurso total sobre el ser
benque, como hemos apuntado, quiera (a)o/rista ga/r e)stin e) se confunde, pues, con el discurso
no pretende afirmar que podamos a/n tij skop$= par )o(po/sa fai/ en general: es una tarea por esen-
encontrar en el corpus aristoteli- nontai toi=j tuxou=sin)» (170 cia infinita, puesto que no tendría
cum una declaración explícita del b 7 s.). Pasaje que Aubenque co- otro final que el final del diálogo
carácter indefinido, ilimitado, de menta agregando: «y no solamen- entre los hombres»74. Pero el pro-
la lista de las categorías, sino que te para el hombre “competente” blema es que el supuesto de Au-
sostiene que tal aserción vendría en tal o cual género particular del benque de que Aristóteles afirma
implicada por otras, señalables en ser»73. Ante todo, no ha de causar el carácter indefinido, infinito, de
el mismo corpus y que, en su opi- sorpresa que Aubenque recurra a la labor de la dialéctica –ya no de
nión, establecerían el carácter in- una supuesta afirmación sobre el la ontología– en el pasaje aludido
definido, inacabado, infinito, de la carácter indefinido, infinito, de la se revela, escrito de Aristóteles en
tarea de la ontología («una inves- labor dialéctica para efectuar una mano, como nada más que eso, un
tigación acerca del ser en su uni- afirmación similar sobre la labor supuesto del intérprete francés.
dad») emprendida por Aristóteles. de la ontología. En efecto, para Es que el Estagirita, en efecto, no
Los pasajes que nuestro intérprete nuestro intérprete, la dialéctica y laquiere decir allí sino justamente
aduce a este respecto son Metafí- ontología aristotélicas guardan una lo contrario de lo que Aubenque
sica Z 1, 1028 b 2 y Acerca de las profunda afinidad, afinidad que si pretende hacerle decir. Una míni-
refutaciones sofísticas 9, 170 b 7. bien no impregna las afirmaciones ma atención solamente al contexto
Este último, el que menos razones programáticas de la ontología de inmediato75 en el que dicho pa-
de los dos tiene para ser aducido a Aristóteles, daría cuenta, sin em- saje se encuentra no permite otra
los efectos para los que Aubenque bargo, de la marcha efectiva de interpretación que la que estamos
pretende y en el que aparece ex- las indagaciones del Estagirita en anticipando. He aquí ese contexto:
presamente la noción de indefinido este ámbito (el rol del método apo- Aquellas refutaciones cuyo exa-
o infinito, cuya aplicación a la on- rético, la demostración dialéctica men es competencia del dialéctico
tología del Estagirita es central en del principio de no contradicción, (sc. las que proceden de principios
indudablemente tenía la intención de pro- etc.). Tal es así que, como ya he- comunes y no de principios propios
ceder a una clasificación exhaustiva de mos señalado, según Aubenque, la de ciencias o técnicas particulares
las categorías. El «principio categorial de dialéctica se convierte de hecho, –cf. 170 a 38-39–) muchas veces
exhaustividad», en virtud del cual todo
no-compuesto (ser, palabra, concepto o
en los textos de Aristóteles, en el no son más que refutaciones apa-
lo que fuere) está incluido en alguna de sustituto de una anhelada, pero rentes. Ahora bien, teniendo el dia-
las categorías, es expresado, según Morri- imposible, ontología científica léctico que vérselas también con
son, en Cat. 4, 1 b 25 - 2 a 10 (cf. esp. pp. (lo que para Aubenque equivale estas últimas, la posibilidad misma
151-154 del art. cit.; cf. idem, 1992, p. 39 a científico-apodíctica). De este de su arte se vería amenazada si
con n. 53, expuesta en p. 46). A. Stevens
concuerda en esto con Morrison, sólo que
modo, una supuesta afirmación éste tuviera que atender no sólo a
no encuentra expresado con certeza este del carácter indefinido de la tarea las cosas en función de las cuales
principio de exhaustividad en el mencio- de la dialéctica lleva consigo, para se producen refutaciones que re-
nado texto de Cat., sino, más bien, en Fís. el intérprete francés, una afirma- sultan ser aparentes para la mirada
III 1, 200 b 32 - 201 a 3; asimismo, consi- ción similar sobre ese mismo ca- de individuos razonables, i. e. con
dera que J. Brunschwig (1964) ha mostra-
do suficientemente que la negación de la
rácter de la tarea de la ontología. cierta capacidad para argumentar
exhaustividad de la tabla de las categorías De ahí el peso otorgado en su in- en una discusión, sino también
sostenida por Aubenque carece de funda- terpretación al texto de Acerca de a aquellas en virtud de las cuales
mento (cf. A. Stevens, L’ontol. d’Arist..., 73 P. Aubenque, Le problème…, p. 132, se producen refutaciones con apa-
p. 189). Pueden verse también las razo- n. 1. Allí remite Aubenque, en relación
nes metodológicas y conceptuales que V. con el comentario que agrega, a 170 a 23 74 Ibidem, p. 132 con n. 1.
Sainati diera en Storia dell’Organon I…, y 170 a 30, donde, respectivamente, se 75 Para una detallada atención a todo el
pp. 111-113, a favor del carácter de iure afirma la infinitud de las demostraciones capítulo en el que el pasaje se encuentra,
exhaustivo del número de las categorías posibles y la infinitud correlativa de las es decir, Ref. sof. 9, cf. J. Brunschwig,
aristotélicas. refutaciones. 1964, pp. 185-190.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

riencia de ser tales para la mirada así, en el pasaje de Refutaciones en arte de la dialéctica.79 Y es por ate-
de individuos cualesquiera, «pues cuestión, ni un sentido inclusivo, nerse únicamente a los pareceres
–y éste es, y aquí aparece, el pasaje según el cual aludiría a cualquier de estos últimos, entre otras razo-
citado por Aubenque– indefinidas individuo, incluido –para retomar nes expresadas en el mismo capí-
[o infinitas] son <las refutaciones la expresión de Aubenque– «el tulo, que la tarea de la dialéctica no
aparentes> si uno mira en fun- hombre “competente” en tal o cual se convierte en infinita y, por tanto,
ción de cuántas cosas son aparen- género particular del ser»; ni un en imposible. El capítulo 9 (y ha-
tes para individuos cualesquiera sentido restrictivo, tal como el que bría que agregar el 11) de Acerca
(toi=j tuxou=sin)». El dialéctico parece aquí entender el intérpre- de las refutaciones sofísticas apun-
deberá, por tanto, según el texto de te francés, según el cual oi( tuxo/ ta en su conjunto a garantizar la
Aristóteles, reservar su atención, si ntej, por oposición a los hombres posibilidad de la dialéctica delimi-
quiere evitar precisamente que su “competentes” (que son tales, para tando su tarea de modo tal que no
tarea se vuelva infinita, a las refu- Aubenque, necesariamente en el se convierta en infinita (específica-
taciones que tienen la apariencia ámbito de tal o cual género parti- mente, de modo tal que no inclu-
de ser tales no a los ojos de cual- cular), serían aquellos por los que ya en su competencia la infinitud
quiera, sino a los ojos de indivi- el dialéctico toma partido ofician- de las posibles refutaciones reales
duos debidamente calificados (ou) do precisamente de intérprete de o aparentes80), cumpliendo así, en
x o(t%ou=n a)lla\ toi=j toioi=sde) los mismos.78 Oi( tuxo/ntej tie- este aspecto, una función clara-
(170 b 5-7), donde con esta última ne aquí, ciertamente, un sentido mente paralela a la que los capítu-
expresión Aristóteles alude aquí a restringido, pero este sentido es, los 19-22 del libro I de Segundos
individuos razonables, a aquellos claramente, aquel según el cual se analíticos cumplen respecto de la
que tienen cierta aptitud para ar- opone a los individuos que tienen apodíctica.81 En ambos conjuntos
gumentar a favor de tesis razona- una razonable competencia en el 79 Ha de recordarse que la dialéctica es
blemente defendibles.76 Diversos para Arist. una te/xnh –si bien no una
la ed. de R. R. Walzer y J. M. Mingay, p. como las otras (cf. Ref. sof. 11, 172 b 1:
pasajes de los Tópicos atestiguan 5 y app. crit.; seguidos, entre otros, por H. ...te/xnhn tina/, kai\ mh\ toiau/thn...
el rechazo de la admisión de las Rackham, su ed. con trad., pp. 204 s.; A. oi=(ai ai( deiknu/ousai), pues ella no
opiniones de oi( tuxo/ntej en las Gómez Robledo, su trad., p. 4; M. Woods, se restringe a un género determinado–, y,
discusiones dialécticas, presumi- su trad., p. 3; J. Pallí Bonet, su trad., p. como tal, un «hábito [e(/cij, disposición,
blemente, entre otros motivos, por 415; P. Donini, su trad. con texto griego, capacidad] productivo acompañado de lo/
pp. 6 s.; C. Megino Rodríguez, su trad., goj verdadero» (E. N. VI 4, 1140 a 10),
el señalado en el pasaje de las Re- p. 46; cf., en cambio, J. Solomon, su trad. y entonces un tipo de compentencia, que,
futaciones objeto de nuestra actual de E. E.; V. Décarie, su trad. de E. E., p. como todas las competencias artísticas, es
atención.77 Oi( tuxo/ntej no tiene, 53 con n. 26; M. Zanatta, su trad. de E. susceptible de grados y cuyo grado máxi-
E., pp. 284 s. y n. 18, pp. 317 s., que si- mo es la respectiva excelencia (a)reth/)
76 Cf., respecto de la interpretación de guen la propuesta de F. Susemihl; así tam- (E. N. VI 5, 1140 b 21-22; cf. I 7, 1098 a
esta expresión, en una dirección idéntica bién J. Burnet en su ed. del pasaje en The 7-11). La dialéctica es un me/qodoj (Tóp.
o aproximada a ésta, Pseudo-Alejandro, Ethics of Aristotle, p. 16; en su propia ed., I 1, 100 a 18) para llevar a cabo con arte
In Soph. el., 78, 1-6; J. Tricot, trad. de A. Th. Fritzsche, pp. 6 s. con app. crit., (e)nte/xnwj) lo que todos hacen sin arte
Ref. sof., n. 2, p. 41; M. Candel Sanmar- deja lagunoso el texto; cf. el texto editado (a)te/xnwj) (Ref. sof. 11, 172 a 34-35) (la
tín, n. 40, p. 331 de su trad.; T. H. Irwin, por Bekker), la exigencia de examinar so- falta de te/xnh, a)texni/a, es, al igual que
A’s First Principles, p. 38; L.-A. Dorion, lamente las opiniones «de los que saben la te/xnh, hábito productivo, pero, con-
su trad. de Ref. sof., comentario, p. 260; (tw=n sofw=n)», y, en el segundo, el carác- trariamente a la te/xnh, «acompañado de
P. Fait, su trad. de Ref. sof., comentario, ter suficiente del examinar las opiniones lo/goj falso» –cf. E. N. VI 4, 1140 a 20-
p. 141. Cf. Ret. I 2, 1356 b 27 - 1357 a «más difundidas o las que se considera 23–).
1 (y comentarios de J. Brunschwig, 1964, que poseen alguna razonabilidad (tina\ 80 Sobre la delimitación del ámbito de la
p. 188 con n. 2 y E. Berti, Le ragioni…, lo/gon)». Respecto de estos dos últimos dialéctica en Ref. sof. 9 y 11 a través de
p. 176). pasajes mencionados, puede verse G. Ver- la delimitación de la clase de refutaciones
77 Cf. Tóp. I 11, 105 a 3-9; 104 b 22-24; beke, 1961, pp. 414 s. que caen bajo su competencia, cf. J. D. G.
VIII 14, 164 b 8-9 y 12-13; vid. también 78 Para captar mejor la posición de Au- Evans, A’s Conc. of Dialectic, pp. 39-41.
pasaje de Ret. citado en n. anterior. Para benque en relación con el pasaje de Ref. 81 En A’s. Conc. of Ont., n. 51 de p. 445,
cierta limitación a la hora de atender a los sof. que estamos analizando, es preciso te- W. Leszl expresa su acuerdo con J. Bruns-
pareceres ajenos, puede verse, además, E. ner en cuenta los análisis proporcionados chwig respecto de que el pasaje de Ref.
E. I 3, 1214 b 28 - 1215 a 2; E. N. I 4, por el autor en Le problème…, esp. pp. sof. que Aubenque aduce como prueba de
1095 a 28-30. En estos dos últimos pasa- 201-302, acerca de las relaciones entre la que la tarea de dialéctica es ilimitada –y,
jes se afirma la inutilidad de considerar ciencia y la dialéctica y la oposición fun- por tanto, que ilimitada es también la ta-
todas las opiniones ajenas, señalándose, damental en el pensamiento griego entre rea de la ontología, si ésta es de facto dia-
en el primero (según algunas lecturas – el homme compétent y el homme quelcon- léctica– de ninguna manera puede operar
pues el texto es aquí incierto– como la de que. como tal. Así también L.-A. Dorion, en su
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Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

de textos, como ha correctamente ese mismo carácter –esta vez di- La propia tesis de Aubenque en su
observado J. Brunschwig, se refle- rectamente, y no a través de su atri- siempre y que siempre resulta aporética,
ja un aspecto importante del espí- bución a la labor de la dialéctica– a a saber, la cuestión “¿qué es el ser?” es
ritu de Aristóteles, y quizá también la tarea de la ontología aristotélica, idéntica a la cuestión “¿qué es la esen-
cia?”». «Esta cuestión –agrega inmedia-
de todo el espíritu griego, a saber: es decir, a esa –en la expresión del tamente, como para que no quepan dudas
que el declarar que una tarea es mismo intérprete francés– «inves- respecto de su propia interpretación–, que
indefinida o infinita, es práctica- tigación acerca del ser en su uni- tiene dos formas, pero que es una y la
mente declarar la imposibilidad dad», es el célebre pasaje de Met. Z misma cuestión, fue, es y será durante los
de ser llevada a cabo y, por tanto, 1, 1028 b 2-4: ...to\ pa/lai te kai\ siglos de los siglos “aporética”». Puede
verse, asimismo, idem, 2000, p. 13, donde
lo absurdo que sería emprender- nu=n kai\ a)ei\ zhtou/menon kai\ sostiene que la cuestión que ha suscitado
la.82 Y, podemos decir por nuestra a)ei\ a)porou/menon, ti/ to\ o)/n... las respuestas que jalonan la historia de
parte, la ontología aristotélica –la Célebre desde antaño; celebérrimo la metafísica es precisamente «Qu’est-ce
cual, pace Aubenque, ni en sus de- particularmente a partir de su fre- que l’être?, question dont Aristote disait
claraciones programáticas parece cuente utilización por parte de M. déjà qu’elle est et sera toujours “recher-
chée et aporétique” [y refiere en nota: a)
haber estado destinada a someterse Heidegger en contextos claves de ei\ zhtou/menon kai\ a)ei\ a)porou/me-
de manera absoluta a los estrictos su propia obra, así como también non (Métaphysique, Z 1, 1028 b 2)]». Vid.
cánones de la apodíctica, ni en su a partir del destino que, con mo- también idem, 2003, p. 16: «…la… plus
realización efectiva parece haber- tivos semejantes a los del filóso- fondamentale aporie, celle qu’on… pou-
se convertido en mera dialéctica– fo alemán, el mismo Aubenque le rrait appeler l’aporie de l’essence, l’aporie
proprement ontologique,… naît de la
no podía, en cuanto precisamente asignara en la suya. Aubenque tra- question “Qu’est-ce que l’être?”. Je rap-
griega y aristotélica, apartarse de duce: «l’objet passé, présent, éter- pellerai pour mémorie que cette question
ese mismo espíritu. No habría po- nel de notre embarras et de notre est déclarée par Aristote la plus aporéti-
dido, pues, ella tampoco, siquiera recherche: qu’est-ce que l’être»83. que des questions en ce sens qu’elle n’a
proyectar para sí una tarea infinita pas eu de commencement et n’aura pas de
83 P. Aubenque, Le problème…, pp. 88 fin dans le temps: l’être est le pa/lai te
o indefinida y, por tanto, imposi- s., 184. Cf. idem, 1961b, p. 322: «…sagt kai\ nu=n kai\ a)ei\ zhtou/menon kai\ a)
ble. Aristoteles, die Hauptfrage der Metaphy- ei\ a)porou/menon. Ce qui pourrait passer
El otro texto que, como sik, die Frage nach dem Seienden, sei pour de l’emphase a en réalité ici un sens
hemos anticipado, en opinión de eine “immer shon, immer jetzt und immer très précis. L’expression est empruntée à
Aubenque, implicaría el reconoci- noch gesuchte und immer noch in Verleg- Platon, qui parlait déjà d’aporie à propos
enheit liegende Frage”» y p. 325: «In der de a même question [la rererencia es: So-
miento por parte de Aristóteles del Metaphysik… Aristoteles… ausdrücklich fista 244 a 7], mais avec une inflexion dé-
carácter indefinido, inacabado, ili- sagt, daß die Grundfrage der Metaphysik cisive: pour Platon, nous sommes mainte-
mitado, de la lista de las categorías, immer aporetisch bleibt. …vielleicht ist nant (nu=n) dans l’aporie, et il espère bien
en la medida en que adjudicaría nicht Aristoteles, sondern die Philosophie la résoudre; il le fara, pense-t-il, avec la
überhaupt immer zu jung im Verhältnis théorie des megista gene. Aristote n’a pas
trad. de Ref. sof., comentario, p. 260. So- zu ihren eigenen Problemen. Vielleicht ist cet espoir.».
bre Seg. an. I 19-22, cf. las agudas obser- die Philosophie überhaupt kein Entwurf, Respecto de que el pasaje en cuestión
vaciones de L. M. De Rijk, en Ontology der zu einer Vollendung führt, sondern ein constituye para Aubenque el reconoci-
and Semantics I, pp. 638-645. immer zu entwerfender Entwurf, kein Be- miento por parte de Arist. de que la ta-
82 J. Brunschwig, 1964, pp. 189 y 199. ginn, der eine Folge und ein Ende fordert, bla de las categorías es indeterminada y,
Cf. también L.-A. Dorion, su trad. de Ref. sondern ein immer anfangender Anfang, como tal, jamás podrá constituir un siste-
sof., comentario, p. 260. Entre otras tan- oder, wie Aristoteles sagt, ein a)ei\ zhtou/ ma, además de Le problème…, n. 2 de p.
tas declaraciones semejantes, cf., asimis- menon kai\ a)ei\ a)porou/menon». Cf., 189, lugar que ya hemos citado y que ha
mo, M. Crubellier y P. Pellegrin, Arist., p. más recientemente, idem, 2001-2002, pp. constituido el centro de nuestra atención,
394: «La philosophie d’Aristote n’est… 67 s., ponencia en castellano en la que, cf. ibidem, p. 186: «… le caractère de dis-
pas une pensée de l’illimité, et en cela elle citando esta vez de manera completa el persion, d’arbitraire, d’indétermination,
est profondément grecque». Pueden leer- pasaje –es decir, sin omitir, como con la que l’on reproche souvent à la table aris-
se aún sobre el límite (to\ pe/raj) como mayor frecuencia lo hace, la continuación totélicienne des catégories est imputable
«la question des questions» para los «ha- inmediata del texto aristotélico, sc. tou=to/ moins à Aristote qu’à l’être lui-même: si
bitants du pays de l’être», las bellas pá- e)sti ti/j h( ou)si/a (pues allí Aubenque, la table des catégories est une “rhapso-
ginas de J. Beaufret, Dialogue avec Hei- además del «carácter aporético de la pre- die”, c’est peut-être que l’être lui-même
degger I, pp. 127 ss.; cf. esp. p. 127: «La gunta por el ser», pretende destacar la est “rhapsodique”, ou du moins qu’il se
limite… leur était… position essentielle «identidad» de las «dos formas» de la donne à nous sur le mode de la “rhapso-
et première. C’est pourquoi la question de única pregunta en cuestión)– y adoptan- die”, c’est-à-dire de la dispersion. Aristo-
l’ être est avant tout pour Aristote celle de do la traducción de T. Calvo Martínez (cf. te ne veut pas dire autre chose, lorsqu’il
ce par quoi w(ristai to\ o)/n [Met. Z 3, AM, p. 281), con algunas modificaciones affirme que la question Qu’est-ce que
1029 a 21] – par quoi l’étant par où il est de su parte, lo vierte: «La cuestión que se l’étant? a été, et est toujours pour nous
a sa limite». está indagando desde antiguo y ahora y un sujet d’embarras et de recherche.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

Le problème de l’être chez Aristote podríamos repetir lo que G. Patzig escribía en una nota cuya incorpo-
reposa en buena medida en la in- que condice con la propia manera de con- es el Ser permanecía siempre sujeto a
terpretación-traducción que él pro- cebir el investigador polaco a Arist. en aporía (Z 1, 1028 b 3) (vid. J. Owens, The
porciona de este texto de Aristóte- general –concordante, en este aspecto, en Doctrine..., esp. pp. xxiii s.; cf. 455). Por
líneas generales, con la aubenqueana–, sc. su parte, D. Bostock traduce de manera
les al que recurrentemente apela, como fundamentalmente un Problem- que podría estar de acuerdo con Auben-
traducción en la que, como se ve, denker (ibidem, p. 42). También J. Owens que, a saber: «…the question that was, is,
se hace corresponder a)ei/ al futu- parece interpretar el pasaje en la misma and always will be asked, and always will
ro, así como pa/lai corresponde al dirección que Aubenque, aunque limitan- cause difficulty –that is, the question
pasado y nu=n al presente. Sin em- do el alcance que el intérprete francés le ‘What is being?’…» (su trad. de Met.
otorga al mismo. En efecto, en la interpre- Z&H, p. 2); y en n. ad 1028 b 3, escribe:
bargo, esta manera de comprender tación del estudioso canadiense, la meta- «‘always’. Following a point raised by
el texto citado de Aristóteles no ha física de Arist., en la medida en que care- Patzig 1979, 44 [i. e. el trabajo de este au-
resultado convincente para algu- ce –y no podía no carecer– de una tor al que haremos inmediatamente refe-
nos intérpretes y la construcción explicación de la derivación del Ser desde rencia como 1979], some have tried to
misma de la frase en cuestión se ha las ou)si/ai suprasensibles (las cuales, en understand the word ‘always’ here as
cuanto primeras instancias del ser, consti- meaning ‘always so far’, in order to avoid
convertido en objeto de controver- tuyen «la naturaleza del Ser») a los seres the apparently pessimistic prediction that
sia entre los aristotelistas más des- sensibles (en los que esa misma naturale- no one will never reach a satisfactory an-
tacados precisamente con motivo za del ser está presente a través de la refe- swer to ‘What is being?’ But while it may
de interpretaciones que, como la rencia, en el modo de la causalidad final, well be that Aristotle did not mean to
de Aubenque, pretenden sostener a las primeras instancias) –no cumpliendo sound pessimistic, still his words do in-
así con las exigencias de lo que Owens evitable carry just such an implication»
que Aristóteles concebía la inves- considera el programa o el proyecto esta- (ibidem, p. 65). Cf. también, entre otros,
tigación acerca de ti/ to\ o)/n como blecido en A - E 1, la principal serie de los M. Sinclair, Heidegger, Arisotle…, p. 23:
una búsqueda infinita y a la que escritos metafísicos (L y el tratamiento « the question ‘which was raised long ago
jamás podría encontrársele solu- positivo de N desarrollarían, siempre se- … is still and always will be what baffles
ción o respuesta alguna.84 Aún hoy gún Owens, el tema de las ou)si/ai supra- us’[1028b3–4]». Cabe notar, por lo de-
sensibles consideradas solamente en sí más, que ya Th. Gomperz, quien veía en
Lorsqu’il passe de la constatation des di- mismas y como causa final de todos los Arist. un pensador lleno de contradiccio-
ficultés présentes et passées à l’annonce seres sensibles, pero no como el Ser que nes, escribía: «Wer hört nicht den Affekt
solennelle d’une aporie qu’aucun effort es expresado y estudiado en todos los an Verzweiflung grenzender Ratlosigkeit
ne parviendra jamais à surmonter, il érige otros seres)–, ha permanecido «esencial- aus einem Satze heraus, wie es der fol-
en théorie l’impossibilité où nous som- mente incompleta». Pero este carácter gende ist: „Eine Frage gibt es, die einem
mes de donner une réponse unique, c’est- esencialmente incompleto de la metafísi- Gegenstand unablässigen Suchens und
à-dire essentielle, à la question: Qu’est-ce ca aristotélica de ninguna manera autori- steten Zweifels vordem gebildet hat, der-
que l’étant? Dire que ce problème est de za, a ojos del canadiense, a caracterizarla, zeit bildet und immerdar bilden wird!“»
nature à être toujours débattu et recher- como hace Aubenque, como esencial- (Griechische Denker III, p. 64). Además
ché, c’est reconnaître que la table des mente aporética o como la descripción de las ya citadas, de entre las traducciones
catégories est condamnée à n’être jamais minuciosa de un fracaso (para esta última modernas de 1028 b 2-4, hay varias que
autre chose qu’une rhapsodie, qu’elle ne caracterización, cf. Aubenque, Le problè- podrían ubicarse –algunas muy claramen-
pourra jamais se constituer en système» me…, p. 487). En efecto, sostiene Owens, te, otras de manera un tanto dudosa, aun-
(subraya Aubenque), y p. 188: «…dire los principios básicos de la Met. de Arist., que, en todo caso, no impidiendo el trasla-
que la question de l’être est éternellement tales como el acto y la potencia, el princi- do hacia el futuro, a veces concebido
“recherchée”, c’est reconnaître que ces pio de no contradicción, la sustancia y los como eterno, de la indagación y de la si-
significatinos [sc. las significaciones ca- accidentes, la naturaleza inmaterial de la tuación aporética de la pregunta por el
tegoriales] ne seront jamais réductibles à intelección, la distinción entre las cien- ente– en idéntica o semejante dirección de
l’unité, ou encore qu’ il n’y a pas de caté- cias, son adquisiciones definidas y acepta- la traducción-interpretación de Auben-
gorie en géneral, dont les autres seraient bles que no fueron dejadas en un estado que. Cf. las siguientes: A. Pierron y C. Zé-
les espèces». aporético por Arist. Asimismo, las solu- vort, MA II, p. 3: «Ainsi l’objet éternel de
84 I. Düring, al traducir la frase en cues- ciones de las aporías preliminares (libro toutes les recherches, et pasées et présen-
tión: «Die Frage, die ehedem gestellt wur- B) son proporcionadas bastante categóri- tes, cette question éternellement posée:
de, die heute gestellt wird und die immer camente en los libros siguientes. Pero la Qu’est-ce que l’être? se réduit à celle-ci:
gestellt und zum Problem erhoben wer- aporía del libro Z, qué es el Ser, no era Qu’est-ce que la substance?»; J. H.
den wird, nämlich was das Seiende sei…» una de las aporías preliminares que debía M’Mahon, MA, pp. 167 s.: «And unques-
(Arist., p. 190), o, con una leve variación, metódicamente resolverse en el curso de tionably, also, was that original, and at the
«Die Frage, die ehedem gestellt wurde, los tratados. Ella, siempre según nuestro present time, and alwalys [anota aquí, n. 4
die heute gestellt wird und die immer wie- intérprete, permaneció aporética y en ella de p. 167: «This observation may be veri-
der gestellt und zum Problem erhoben la metafísica aristotélica permaneció fied in the case of Parmenides, Anaxago-
werden wird, nämlich: was das Seiende esencialmente incompleta. Así –afirma ras, Empedocles, the Platonists, and the
sei…» (ibidem, p. 586), parece estar en Owens, dando un alcance limitado a la Stoics»], a subject of investigation, and
pleno acuerdo con la interpretación que expresión aquí en cuestión– Arist. podía invariability of doubt; namely, what enti-
Aubenque proporciona de la misma, lo decir sin artificio o escrúpulos que lo que tiy is, that is, what substance is»; J. H. von
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Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

ración al texto original de su pro- pia ponencia impartida en el sexto de los famosos Symposia Aristo-
Kirchmann, MA I, «Die sonst und jetzt A’s Theory of Being, pp. 21 s.: «Indeed, telica (1972) pretendía reflejar, en
und immer auftretende Frage, was das the old question, which is even now, as la bastante posterior publicación
Seiende ist, ist also die Frage, was das always, a subject of investigation and (1979) de las actas respectivas, la
Selbstständig-Seiende ist»; H. Bonitz, doubt, viz. What is being?, is really the
AM, p. 128: «Und die Frage, welche vor question, What is ousia»; R. Boehm, Das
discusión que entre los participan-
alters so gut wie jetzt und immer au- Grundlegende und das Wesentliche, p. tes del symposium él mismo había
fgeworfen und Gegenstand des Zweifels 216: «Und so ist denn auch das von alters suscitado con motivo de su propia
ist, die Frage, was das Seiende ist, bedeu- und auch jetzt und immerfort Gefragte interpretación de Met. Z 1, 1028 b
tet nichts anderes als, was die Wesenheit und immerfort in die Verlegenheit Brin- 2-4: «The exact construction of the
ist»; A. Lasson, AM, p. 94: «Und drittens, gende: was ist das Seiende, das ist: was ist
was man von je gesucht hat, was man jetzt das Wesen?»; J. Tricot, AM I, p. 349: «Et,
sentence remains controversial»85.
sucht und immer suchen wird, das drückt en vérité, l’objet éternel de toutes les re- Ya J. Brunschwig había señalado
sich in der Frage aus: was ist das Seiende? cherches, présentes et passées, le problè- que la traducción que Aubenque
d. h. was ist das substantielle Wesen?»; me toujours en suspens: qu’est-ce que proporciona del pasaje tiene el in-
W. D. Ross traduce: «And indeed the l’Être? revient à demander: qu’est-ce que conveniente de que los participios
question which was raised of old and is la Substance?»; H. G. Apostle, AM, p.
raised now and always, and is always the 109: «And indeed the inquiry or perplexi-
presentes zhtou/menon y a)porou/
subject of doubt, viz. what being is, is just ty concerning what being is, in early ti- menon asumen de repente el valor
the question, what is substance?»; y en mes and now and always, is just this: de participios futuros, algo que
AM II, p. 159, resume: «The eternal ques- What is a substance»; L. Routila, Idee der Aubenque no parece evitar –o me-
tion ‘what is being’ really means ‘what is Ersten Philosophie, p. 17: «… die Grun- jor, parece más bien acentuar– al
substance’»; A. Carlini, AM, p. 207: «In dfrage der Metaphysik: ti/ to\ o)/n; als die
fine, quel che si è cercato fino ad ora, e “seit alters und jetzt und immer noch ge-
hablar permanentemente, respec-
che ora e sempre si cerca, e di cui si fa suchte und immer noch in Verlegenheit to de la investigación acerca del
questione sempre, cioè che cos’è l’essere, bringende” gedacht wird, ausdrücklich: ser, acerca de su unidad, de una
vale appunto questo: che cos’è la sostan- to\ pa/lai te kai\ nu=n kai\ a)ei\ zhtou/ recherche «eterna», «indefinida»,
za?»; H. Tredennick, AM I, p. 313: «In- menon kai\ a)ei\ a)porou/menon (1028 b «siempre renaciente», «sin fin»,
deed, the question which was reised long 2 s.)»; A. Russo, AM, p. 184: «E, in verità,
ago, is still and always will be, and which il problema su cui verte ogni ricerca pas-
«necesariamente infinita», etc.,
always bafles us –“What is Being?”– is in sata, presente e futura, la questione che è o, incluso, podríamos agregar, al
other words “What is substance?”»; P. sempre aperta e dibattuta, ossia “che cosa hablar, a este mismo respecto, del
Eusebietti, AM, pp. 539 s.: «E, infine, sia è l’essere?” non si reduce ad altro se non tránsito que efectúa Aristóteles «de
in passato come ora e come sempre si fa alla domanda: “che cosa è la sostanza?”»; la constatación de las dificultades
ricerca e si pone la questione circa la vera G. Reale, AM II, p. 289: «E in verità, ciò
natura dell’essere, cioè circa la natura de- che dai tempi antichi, così come ora e
presentes y pasadas al anuncio so-
lla sostanza»; R. Hope, AM, p. 131: «In sempre, costituisce l’eterno oggetto di lemne de una aporía que ningún es-
short, the question that has always been cerca e l’eterno problema: “che cos’è
asked and is still being asked today, the l’essere”, equivale a questo: “che cos’è la
ever-puzzling question “What is being?” sostanza”»; M. Furth, MetVII-X, p. 2:
amounts to this: “What is primary pri- «And moreover, what is sought after both is being?” is just [the question], “what is
mary being”»; S. Gómez Nogales, Hori- long ago and now and always, and always ousia?”»; M. Zanatta, AM II, p. 999: «E in
zonte…, p. 166: «De tal manera que lo puzzled over: what is being?– is just [the realtà ciò che anticamente si cercava e ora
que antiguamente y lo que ahora y lo que question], what is substance?»; T. Calvo e sempre si cerca, e che sempre è oggeto
siempre se busca y siempre es objeto de Martínez, AM, p. 281: «Conque la cues- di problema, ossia che cos’è l’ente, questo
aporías: qué es el ser, esto no es otra cosa tión que se está indagando desde antiguo è la sostanza»; W. Detel, MetVII&VIII, p.
que qué es la sustancia»; J. Warrington, y ahora y siempre, y que siempre resulta 13: «Und in der Tat, was von alters her
AM, p. 168: «The ancient and everlasting aporética, qué es “lo que es”, viene a und jetzt und immer untersucht und ge-
question ‘What is being?’ really amounts identificarse con ésta: ¿qué es la enti- fragt wird: was das Seiende ist, das ist die
to ‘What is substance?’»; L. Lugarini, Ar. dad?»; J. Sachs, AM, p. 118: «And in fact, Frage: was die Substanz ist»; A. De Mu-
e l’idea della filosofofia, p. 98: «Aristotele the thing that has been sought both an- ralt, MetGZQIL, p. 141: «Et précisément
domanda: ti/ to\ o)/n; “che è l’ente [in quan- ciently and now, and always, and is ce qui est recherché [par les philosophes]
to tale]?”. E sottolinea come la questione always a source of impass, “what is depuis longtemps et maintenant et tou-
investa “ciò che in antico e ora e sempre being?”, is just this: what is thinghood?»; jours, et ce qui est toujours l’objet de leurs
viene cercato e che sempre rimane senza A. Jori, Arist., p. 289: «E invero, quel che difficultés: “qu’est-ce que ce qui est?”,
accesso”. Poi la domanda si converte en sin dai tempi antichi, così come ora e cette [question], c’est [de fait]: “qu’est-ce
quest’altra: ti/j h( ou)si/a; “che è sempre, sostituisce l’eterno oggetto di ri- que la substance?”»; B. Sichère, MetZ-
l’ousia?”»; V. Décarie, L’objet de la mét., cerca e l’eterno problema: che cos’è N, p. 9: «Et en verité ce que nous recher-
p. 140: «Et en vérité, ce qu’on recherchait l’essere, equivale a queso: che cos’è la chons aujourd’hui comme hier et sans fin
autrefois et maintenant, et qu’on recher- sostanza?»; E. Halper, One and Many… et qui nous met dans l’embarras, à sovoir,
che toujours et que toujours on remet en – Central Books, p. 28: «And indeed what “Qu’est-ce que l’étant?” revient à deman-
question, qu’est-ce que l’être, c’est, was sought long ago, and is sought now der: “Qu’est-ce que la présence?”».
qu’est-ce que la substance»; E. Buchanan, and always, and is always puzzling, “what 85 G. Patzig, 1979, n. 7, p. 44.
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fuerzo logrará jamás remontar»86.87 de que los participios presentes del kai\ nu=n kai\ a)ei\... kai\ a)ei\...
Y la misma observación tal vez pasaje en cuestión asuman el valor vendría a ser, más bien, «autrefois
podría continuar teniendo vali- que no tienen, esto es, el valor de et aujord’hui encore, bref, de tout
dez aun cuando el mismo Auben- participios futuros, la propuesta temps»89. También con el objetivo
que pretendiera aclarar –cosa que de J. Brunschwig consistía en in- de evitar el inconveniente mencio-
efectivamente había hecho en su terpretar a)ei/ de un modo diverso nado, otros autores, llegando a re-
conocida ponencia del Symposium al que lo hacía Aubenque, si bien sultados prácticamente idénticos a
Aristotelicum de Lovaina, de 1960, conservando la interpretación de la propuesta de J. Brunschwig, en
tomando una actitud quizá ligera- este último en lo que respecta al lo que a la significación de conjun-
mente diferente, precisamente ante orden de la construcción griega to de la frase se refiere, interpre-
posibles reparos filológicos, a la de la frase, es decir, entendiendo tan de manera un tanto diferente a
que adoptaría después en su tesis también él que los kai\ a)ei\ cons- como lo hacen Aubenque y Bruns-
de Le problème de l’être… o, aun tituyen un tercer elemento que chwig el orden de la construcción
antes, en el artículo que anunciaba se agrega a pa/lai te kai\ nu=n. de la frase de Aristóteles. Estiman
la misma, aparecido en 1961 y al Brunschwig propuso interpretar que las dos ocurrencias de kai\ a)
que también ya nos hemos referido los a)ei/ no como haciendo refe- ei\ guardan un estricto paralelismo,
en nota, «Aristoteles und das Pro- rencia al futuro, tal como pa/lai asignando así a la construcción
blem der Metaphysik»– que no se al pasado y nu=n al presente, sino una equilibrada simetría, de la que
trata de un futuro en la perspecti- como no cumpliendo otra función carecería si se la interpretara en el
va, ciertamente extraña al pensa- que la de resumir pa/lai te kai\ orden mencionado anteriormente.
miento griego, de una concepción nu=n, de manera que la traducción Desde esta perspectiva, los parti-
lineal del tiempo, sino en el marco correspondiente de pa/lai te cipios modificados por los a)ei\ se
de una concepción cíclica del mis- appartient de la redécouvrir toujours de refieren al conjunto del tiempo in-
mo.88 Para evitar ese inconveniente nouveau [Met. L 8, 1074 b 10; Del cie- dicado por pa/lai te kai\ nu=n, y
lo I 3, 270 b 19; Meteor. I 3, 339 b 29;
86 P. Aubenque, Le problème…, p. 186, Pol. VII 10, 1329 b 25; cf. fr. 13 Rose (8
Aristóteles vendría a decir algo así
texto cit. supra, en nuestra n. 83. Walzer)]. Dans le cas de la recherche sur como lo siguiente, con variantes
87 Cf. J. Brunschwig, 1964, p. 190, n. 1. l’être, Aristote semble dire que l’on ne según los intérpretes que podrían
88 En su mencionada ponencia del Sym- peut se reposer sur aucune eu)pori/a, mais ubicarse en esta línea: “la cues-
posium de Lovaina, en efecto, después qu’il faut chercher toujours, d’abord, cer- tión que ha sido y es, en el pasado
de traducir el pasaje en cuestión: «“cette tes, au sens d’un approfondissement des
question qui est un objet passé, présent solutions partielles et incomplètes, mais
como ahora, a la vez (a) siempre
et éternel de recherche et d’embarras: aussi peut-être d’une permanence, ou plu- investigada y (b) siempre aporéti-
qu’est-ce que l’être”», afirmaba al respec- tôt d’un retour éternel, de la question. Ce ca, ¿qué es el ente?...”.90 En cual-
to: «Il sarait sans doute philologiquement caractère cyclique se retrouve à l’intérieur 89 J. Brunschwig, 1964, p. 190, n. 1. T. H.
contestable et, en tout cas, philosophique- de la démarche même d’Aristote, qui pro- Irwin, en A’s First Principles, de acuer-
ment anachronique d’interpréter le kai\ a) cède en général de façon circulaire et non do con J. Brunschwig en que a)ei/ refie-
ei/ comme signifiant la perspective d’une directement progressive. Les réponses re a pa/lai te kai\ nu=n, y no implica
recherche à l’infini dans le sens du futur d’Aristote sont souvent, si l’on ose dire, que la búsqueda y las aporías continuarán
[en nota ad loc. agrega: «Comme semble des réponses questionnantes, qui posent en el futuro (lo que estima contrario a lo
l’entendre, p. ex., F. Bassenge, qui traduit de nouvelles questions, ou même, quoi- sugerido por los participios presentes)
par un futur (“Die Frage, die ehedem ges- que sous une forme plus élaborée et plus (cf. n. 1 de cap. 10, expuesta en p. 552),
tellt wurde, die heute gestellt wird und claire, la même question. “A force de pro- traduce la expresión (p. 199): «…the
die immer gestellt werden und zum Pro- gresser, constate une fois Aristote, notre question that for a long time in the past,
blem erhoben werden wird” (Metaphysik, raisonnement tourne en rond” [Metabai/ and still in the present, indeed always, is
Berlin, 1960, p. 152)»]: une telle idée, nwn dh\ o( lo/goj ei)j tau)to\n a)fi=ktai pursued and always raises puzzles–“what
qui impliquerait une conception linéaire (E. N. I 5, 1097 a 24)]. Répétition d’une is being?”–…». De acuerdo también con
du temps et de l’histoire, est sans doute génération à l’autre, d’une philosophie à esta interpretación de J. Brunschwig, está
étrangère à la pensée grecque. Mais l’ a)ei\ l’autre et, chez le philosophe même, re- A.-M. Dillens, A la naissance..., n. 3, p.
a)porou/menon, dont la formule ne se rap- prise inlassable des mêmes problèmes: 66.
porte ni au futur ni au passé, mais englobe mais répétition féconde, créatrice, qui est 90 En su importante trabajo sobre Meta-
l’un et l’autre à la fois, se comprend, nous le contraire de la facilité, de la mécanisa- física Z, M. Frede y G. Patzig, en el co-
semble-t-il, dans le cadre d’une concep- tion de la pensée, de l’extrapolation irré- mentario al pasaje en cuestión (MetZ II,
tion cyclique du temps: il s’agirait alors fléchie. Combien de passages où, alors p. 24), en contra de interpretaciones como
d’une question indéfiniment répétée, en que nous pouvions croire le problème ré- la de Aubenque que han deducido de este
dépit des progrès partiels, à la façon de solu, Aristote, sans nous laisser reprendre pasaje que Arist. habría entendido la onto-
cette sagesse ancienne, dont Aristote nous souffle, nous convie à un nouveau départ: logía como una disciplina intrínsecamen-
dit ailleurs que les hommes l’ont tour à pa/lin d )e)piskepte/on!» (P. Aubenque, te aporética, consideran, por un lado, que
tour découverte et oubliée, et qu’il leur 1961a, pp. 16 s.; subrayado suyo). los participios presentes zhtou/menon y a)
26
Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

quier caso, puesto que Aristóteles se ha contentado con participios presentes, y no ha utilizado partici-
porou/menon, que se refieren tanto a pa/ the main point that our passage conveys di dibattito e di cerca in passato (pa/lai),
lai como a nu=n, expresan a)po\ koinou= an attitude not of despair and resignation, lo è tuttora (nu=n) e lo sará sempre (a)
que la situación de hoy es aún como la but of confidence that the problem had at ei/)». De esta última manera interpreta-
de hace un tiempo, y, por otro lado, que last been put on the right track and would ba el pasaje Berti también, por ejemplo,
los dos a)ei/ en b 3 han de entenderse en in the future be solved in a satisfactory en 1975 (1970), p. 140, como asimismo
sentido distributivo y simétrico. Interpre- manner». Para finalizar, luego de, por un en L’unità del sapere…, p. 78, donde se
tan, entonces, la expresión así: hasta hoy lado, sostener que la exacta construcción lee: «E poiché l’essere ci presenta sem-
la pregunta ha caído en dificultades todas de la frase continuaba aún siendo contro- pre una molteplicità bisognosa di unità,
las veces que ha sido planteada, con lo vertida, y, por otro, de consignar algunas cioè problemática, esso viene a costituire
que Arist. no quiere excluir la posibilidad observaciones que respecto de la misma la stessa problematicità dell’esperienza,
de que, de ser planteada correctamente hicieran P. Moraux , F. P. Hager y Verde- una problematicità che nell’ambito
(por ejemplo, por él), pueda ser resuelta. nius, expresaba: «I still prefer my own dell’esperienza non trova mai la sua ri-
Y traducen en consecuencia: «…die alte interpretation of the passage: the kai\ a) soluzione, e pertanto si manifesta, per
und heute noch lebendige Frage, die, im- ei\ should not be taken as continuing the noi, perennemente problemático. Questo
mer wieder gestellt, jedesmal in Schwie- series of past and present into an indefini- concetto è stato expresso una volta per
rigkeit fürhrt, die Frage nämlich, was das te future. It connects zhtou/menon and a) sempre da Aristotele, mediante la nota
Seiende ist…» (MetZ. I, pp. 61 y 63). Ya porou/menon to make clear that every at- affermazione secondo cui la natura, cioè
en el sexto de los famosos symposia aris- tempt known so far to solve the problem la ragione, l’unità, dell’essere (ti/ to\ o)/n)
totelica, realizado en 1972 y cuyas actas of Being has run into grave difficulties: è qualcosa “che si è cercato fin dall’inizio,
fueron publicadas en 1979, el mismo G. “In the past and in the present time, every si cerca ora e si cercherá sempre, e di cui
Patzig había sostenido: «Since some mo- suggested solution of the problem has re- sempre si farà questione (kai\ to\ pa/lai
dern philosophers have taken 1028 b 2-4 sulted in a)pori/a”». te kai\ nu=n kai\ a)ei\ zhtou/menon kai\
to imply that Aristotle thought (a) that the E. Berti, Dalla…, p. 475, traduce: «… a)ei\ a)porou/menon)”».
problem of being would never be solved ciò che sia nella filosofía precedente sia in En la traducción revisada de Oxford de
or (b) that he himself had never found a quella odierna sempre si cerca e sempre la obra de Ar., J. Barnes traduce: «And
solution, we may add the remark that both si discute, ovvero che cos’è l’essere…». indeed the question which, both now
interpretations seem clearly wrong: the En Arist. nel Novecento, n. 56, p. 73, es- and of old, has always been raised, and
two “a)ei/” correspond to one another as cribe: «La traduzione litterale del passo always been the subject of doubt, viz.
bound variables referring back to a quan- di Aristotele [sc. del pasaje completo de what being is, is just the question, what is
tifier would: formerly and nowadays, Met. Z 1, 1028 a 2-4] sarebbe: “e dunque substance?». Un tanto diferente es su tra-
each time the question has been propo- ciò che, sia in antico sia ora, sempre è ducción en 1996 (1995), pp. 68, 78 y 90:
sed, it has been left without a satisfac- cercato e sempre è in questione, ossia che «The question wich, both now and in the
tory answer. This refers to the tradition cosa è l’ente, questo equivale a che cosa past, is continually posed and continually
and to Aristotle’s contemporaries: Aris- è l’ousía”, da cui risulta che la ricerca di puzzled over is this: what is being? that
totle himself has, however, shown how che cosa è l’ente non è affatto destinata is to say, what is substance?». C. Rossito,
the problem of being must be correctly a non finire mai, perché “sempre” si re- 2004 (1997), p. 225, por su parte, escribe:
formulated (What is substance?) and he ferisce a “sia in antico sia ora”, e sopra- «…Aristotele osserva come il problema
also obviously thinks he is on his way to tutto che essa per Aristotele si converte che sia nell’antichità sia nel tempo pre-
give a satisfactory theory abaut “ou)si/a” nella ricerca di cosa è la sostanza». Cf. sente i filosofi si sono sempre posti, cioè
(b 6-7)» (1979b, pp. 43 s.). Y en la nota también idem, 2010 (2003), pp. 281 s., “che cos’è l’essere?, debba essere formu-
que él mismo incorporara a su ponencia 2008 (2005), pp. 374 s., 2010 (2008)a, p. lato anzitutto nel modo seguente: “che
original con el objeto, como dijimos, de 102 con n. 17 y 2010 (2008)b, p. 27. Más cos’è la sostanza?”…». A. Stevens tra-
que la publicación de la misma reflejara extensamente se ha referido Berti a esta duce: «…la question, jadis et maintenant,
las contribuciones de los participantes frase en Strutt. e sign. della Met., pp. 82- toujours posée et toujours embarrassante,
(ibidem, n. 7, p. 44), después de declarar 86 y en 2007, pp. 11-13 y 16-18. En este qu’est-ce que l’étant…», y ad loc. anota:
que el punto en cuestión fue extensamen- último lugar, después de citar nueve pro- «Cette traduction est plus probable, en
te discutido en el symposium, habiéndose puestas de traducción de la frase (pp. 12- vertu de la répétition des deux “kai\ a)ei/”
convertido incluso en objeto de comuni- 13), propone la propia: «E allora ciò che, introduisant les deux participes, que celle
caciones escritas por parte de Berti, F. P. sia in antico che oggi, è ogni volta cercato de P. Aubenque, qui joint le premier “a)
Hager, Jeager, Leszl y Verdenius, infor- e ogni volta messo in questione, cioè ‘che ei/” à “jadis et maintenant”, pour soutenir
maba, respecto de ese debate, lo siguien- cos’è l’ente?’, ciò equivale a ‘che cos’è la qu’Aristote conçoit cette recherche com-
te: «It was generally agreed that Aristotle, sostanza?’» (p. 13). Puede verse también me infinie» (L’ontol. d’Arist..., p. 258 con
in our passage, did not express the idea idem, 2004 (1986), pp. 183 s., donde ha- n. 2). F. Samaranch Kirner traduce así el
that the “problem of Being” would never bía también sostenido que en el pasaje en texto: «Y, en verdad, lo que antes, ahora
be solved. Most of the participants of the cuestión «a)ei/ si riferisce solo a pa/lai e y siempre se ha buscado y ha sido siem-
debate, however, stressed the fact that nu=n» (n. 26, p. 183), cambiando así ex- pre objeto de aporía [o perplejidad]…»
Aristotle was well aware of the fact that plícitamente su propia opinión, expresa- (El saber del deseo…, p. 87); sin embar-
his own doctrine of ou)si/a was not yet da en un marco similar en 2004 (1979), go, en su «Comentario analítico» a Z 1,
the final solution, but needed further re- p. 154, donde hacía referencia al pasaje curiosamente, lo vierte de otra manara, a
search and refinement». A lo que Patzig como a la «famosa affermazione secondo saber: «lo que antes, ahora y siempre se
agregaba de su parte: «While accepting cui la questione filosofica fondamentale, ha buscado y que será siempre objeto de
this reservation, I would still insist on ossia “che cos’è l’essere”, è stata oggetto aporía…», comentando lo siguiente: «Lo
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Symploké revista filosófica agosto 2016

pios futuros, nosotros deberíamos probablemente preferir, a la inter- como «science recherchée»92 y,
que hemos escrito en cursiva no deja de pretación de Aubenque, alguna de conectándola explícitamente con
ser una expresión extraña en el momento las otras dos posibles. su propia lectura del a)ei\ zhtou/
mismo en que Aristóteles cree llegar cla- Cabe reparar en que es de menon del aludido pasaje de Z 193,
ramente a la toma de su decisión. ¿Sig-
nifica eso que aún “duda” de la efectiva
manera concordante con su pro- con frecuencia habla en su Le pro-
posibilidad de esa ciencia? ¿Indica que puesta de traducción-interpreta- blème… de «science éternellement
él mismo no está aún enteramente segu- ción del referido famoso pasaje recherchée»94, indicando con ello
ro del éxito de su empresa? ¿O es mera de Metafísica Z 1 –y en general que esta e)pisth/mh, cuya existen-
retórica?» (ibidem, p. 86). A. Kosman, con su interpretación aporética de cia aparecerá solemnemente pre-
The Activity of Being, p. 4, traduce: “and
indeed the question that has, both in an-
la Metafísica de Aristóteles en su sentada por Aristóteles en el libro
cient times and now, always been asked conjunto– que Aubenque traduce- G en términos ya más técnicos (e)
and always been the source of perplexity, interpreta la no menos célebre ex- pisth/mh... h(\ qewrei= to\ o\)n $(=
the question, what is being (ti/ to\ o)/n) is presión aristotélica (e)pi)zhtoume/ o)\n..., e)pisth\mh tou= filoso-
just the question, what is substance (ti/j nh e)pisth/mh, que aparece en
h( ou)si/a)?”». Cf., sin embargo, ibidem,
p. 12, donde traduce: «… and indeed the
los dos libros introductorios ca-
question that was asked long ago and now nónicos –sc. A y B– de la misma
and is always asked and is always puzzled Metafísica.91 Aubenque la traduce mientras que los más recientes (H. Bonitz,
over: what is being? is just the question, uninterruptedly engaged with, and unin- AM I, p. 38, W. von Christ, AM, p. 40; W.
what is substance?». terruptedly baffled by, the question ‘What D. Ross, AM I y W. Jaeger, AM, p. 38)
Pueden compararse otras traducciones is that which is’. Now this question just is adoptan la segunda. Cabe aclarar, por lo
modernas de 1028 b 2-4 que parecen ubi- the question ‘What is substance’»; M. L. demás, que, como incluso lo recuerdan en
carse en otra dirección que aquella en la Alía Alberca, AM, p. 208: «Y, desde lue- sus aparatos críticos Schwegler, Bonitz,
que se inscribe Aubenque, algunas no tan go, la cuestión que siempre se ha plantea- von Christ, Ross y Jaeger (loci cit. en esta
claramente impidiendo la proyección ha- do, tanto en el pasado como el presente, nota), Alejandro de Afrodisias (cf. In Met.
cia el futuro de la indagación y de la situa- y que siempre ha sido objeto de duda, a 171, 3 y 5) también lee aquí e)pizhtoume/
ción aporética de la pregunda por el ente: saber, qué es el Ser, no es sino preguntarse nhn. No parece, sin embargo, haber una
A. Schwegler, MA II, p. 108: «Die alte, qué es la substancia»; M.-P. Duminil y A. diferencia de sentido apreciable, al menos
jetzt, wie immer abgehandelte und immer Jaulin, AM, p. 234: «Et en particulier, la en el contexto que nos concierne, entre
wieder vorgebrachte Frage, was das Se- question qu’on se pose chaque fois, autre- ambos términos.
yende sey, ist genauer gegasst ganz die fois comme maintenant, et qui est chaque 92 Cf. P. Aubenque, Le problème…, pp.
unsrige, was die Enizelsubstanz sey»; E. fois source de difficulté: “qu’est-ce que 44 –aquí, además, habla de la «science…
Rolfes, AM I, p. 146: «Und auch die von l’être?” équivaut à la question: “qu’est-ce qu’Aristote “recherche”», remitiendo
alters her wie gegenwärtig und allezeit au- que la substance?”». precisamente a algunos de los pasajes que
fgeworfene und nie genügend aufgehellte Cf. también las críticas de U. Dhondt, hemos citado en nuesta nota anterior–, 69
Frage: was ist das Seiende, bedeutet nir- 1963, esp. pp. 9 s., de A. De Muralt, 1996, –aquí «La science “recherchée”» consti-
chts anders als: was ist die Substantz?»; esp. pp. 14 s., 24 y 28 s., y de T. H. Irwin, tuye el título de la primera parte del li-
P. Gohlke, AM, p. 200: «Auch das, was 1990, pp. 226 s., a la interpretación de bro–, 250, 267, 271 s., 300, 391. Cf. su
immer schon und auch heute noch ge- Aubenque de la expresión en cuestión. expresión «la philosophie “recherchée”»
sucht wird und soviel Kopfzerbrechen 91 Cf. B 1, 995 a 24: th\n e)pizhtou- (ibidem, p. 242). En 1961b, traduce
macht, die Frage: Was ist das Wirkliche” me/nhn e)pisth/mhn; 2, 996 b 3: th\n zhtoume/nh e)pisth/mh por «gesuchte
besagt ja nichts anders, als: Was ist das zhtoume/nhn [sc. e)pisth/mhn] y 32- Wissenchaft» (pp. 323, 326, 327, 333).
Wesen?“»; García Yebra, MA, p. 323: «Y, 33: th\n zhtoume/nhn nu=n [sc. e)pisth/ 93 La explícita conexión entre la expre-
en efecto, lo que antiguamente y ahora y mhn]. En A 2, en referencia a la sofi/a, sión (e)pi)zhtoume/nh e)pisth/mh y el
siempre se ha buscado y siempre ha sido se lee: th=j e)pisth/mhj th=j zhtoume/ pasaje Met. Z 1, 1028 b 2-4 la encontra-
objeto de duda: ¿qué es el Ente?, equiva- nhj (983 a 21) y tau/thn th\n e)pisth/ mos en M. Heidegger. Cf., p. ej., en Semi-
le a: ¿qué es la Substancia?»; C. A. Via- mhn zhtou=men (982 a 4). De la mano nare…, las Übungen del semestre de ve-
no, MA, p. 354: «E in realtà ciò che si è del autor de Met. K, la expresión apare- rano de 1944 sobre Met. G y Z, pp. 151,
sempre cercato, e su cui ci si è sempre ce en los dos primeros capítulos, que son 383 s. y 408 s.
travagliati, in passato e anche ora: che los que constituyen un palalelo abrevia- 94 Para esta expresión, cf. Le problème…,
cos’è l’essere? è poi questo: che cos’è la do –y con algunas diferencias– de Met. pp. 250 –aquí aparece la conexión explí-
sostanza?»; H. Zucchi, AM, p. 336: «El B. Cf. 1, 1059 b 1 y 13: h( zhtoume/nh cita de la expresión “science recherchée”
tema que desde hace mucho tiempo, aho- nu=n e)pisth/mh; 1059 b 22 y 25: th\n con el pasaje de Z 1 objeto de nuestra
ra y siempre se ha buscado y ha planteado zhtoume/nhn e)pisth/mhn y 2, 1060 a 4: atención, lo que autoriza para Aubenque a
renovadas dificultades, ¿qué es el ente?, h( zhtoume/nh e)pisth/mh. Ha de notar- hablar de “science éternellement recher-
viene a ser ¿qué es la ousía?»; H. Lawson- se que en 995 a 24 la lectura de los ma- chée”: «… Aristote lui-même présente la
Tancred, AM, p. 168: «From all this we nuscritos se divide entre zhtoume/nhn science de l’être en tant qu’être comme
can draw an interesting conclusión, an it y e)pizhtoume/nhn. Entre los editores une science seulement “recherchée” et
is this: from the dawn of philosophy con- modernos, los más antiguos (C. A. Bran- sans doute “éternellement recherchée”
tinuously down to, and very much inclu- dis, AM, p. 40, I. Bekker y A. Schwegler, [en n. ad loc. remite, para esta última ex-
ding the present, philosophers have been MA I, p. 44) prefieren la primera lectura, presión, a Z 1, 1028 b 2]»–, 300, 508.
28
Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

fou95 o filosofi/a96) o todavía una ciencia «introuvable»98 y que ahí que Aubenque considere co-
incluso –como ya ocurriera en los no constituía, para el propio Aris- rrecta –y, sin más, intercambiable
libros A y B– con la denomina- tóteles, más que un desideratum, con su propia traducción «science
ción de sofi/a97, es, en realidad, un proyecto o programa que, en recherchée»– la traducción que ya
95 Cf. G 3, 1005 a 19-21. Ha de notarse
cuanto mero ideal («un impossible había ofrecido G. W. Leibniz de
que, a excepción de dos lugares (A 2, 982 idéal»99), su realización efectiva zhtoume/nh e)pisth/mh, a saber,
b 18 y B 2, 997 a 14), en la Metafísica, siempre estaría condenada al fra- scientia desiderata101, o «science
la palabra filo/sofoj, en singular (o sus caso, i. e., jamás alcanzaría el es- désirée», como literalmente vier-
correspondientes declinaciones filo/so- tatuto perseguido, a saber, precisa- te Aubenque esta expresión lei-
fou, filo/sof%, filo/sofon), aparece
solamente en los tres primeros capítulos
mente el de una e)pisth/mh.100 De biziana102, por lo demás también
de G, en los cuales, como es sabido, se 24). Aparece también un par de veces en estamos aludiendo, sc. nada menos que
instituye la e)pisth/mh que estudia el ente B (1, 995 b 13; 2, 996 b 9) y otras tantas en una de sus tantas y peculiares maneras
en cuanto ente. Y en la gran mayoría de en G (2, 1004 b 19; 3, 1005 b 1). En L (algunas de las cuales recordaremos infra,
estas apariciones, si no en todas, clara- se encuentra una única vez (10, 1075 b en nuestra n. 108) de “traducir” Met. Z 1,
mente el término es utilizado por Arist. 20). De la mano del autor de K, salvo la 1028 b 2-4: «Das von altersher und jetzt
para referir a quien tiene a su cargo dicha ocurrencia del cap. 4 (1061 b 33), capítulo und künftighin und ständig Gesuchte und
e)pisth/mh (cf. 2, 1003 b 19; 1004 a 34; b cuyo contenido es parcialmente paralelo das, woran die Frage immer wieder schei-
1, 16, 18; 3, 1005 a 21; b 6; b 11); algunas al contenido de G 3 (en particular a 1005 tert, ist das Problem, was ist das Sein»
dudas puede presentar la aparición en 2, a 19 - b 2), las restantes apariciones se dan (Die Grundprobleme der Phänomenolo-
1004 a 6, en el marco de un pasaje (1004 en los dos caps. paralelos al contenido del gie, p. 19; subrayado nuestro). Debería
a 2-9) de ubicación discutida y, según al- libro B (1, 1059 a 18, 21, 32, 33; 2, 1060 de recordarse, de paso, que las parejas
gunos intérpretes, extraño incluso al libro a 10). Sofi/a parece usada en el contex- conceptuales tales como «projet» vs. «sa
en el que se encuentra. Un par de veces to del libro G, en al menos una ocasión réalization», «programme» vs. «réaliza-
aparece esta palabra de la mano del autor (2, 1004 b 19), de manera intercambiable tion du programme», «échec» vs. «succès
del libro K, precisamente en el capítulo con filosofi/a y con ciencia que estudia du programme», así como conceptos tales
que constituye un paralelo de las cuestio- el ente en cuanto ente (se trata del con- como «détour», «substitution», etc., son
nes tratadas en G 1-2, i. e. en el cap. 3 (cf. texto en el que se compara y distingue la aplicados casi permanentemente, antes
1060 b 31 y 1061 b 10), en ambos casos filosofía, la sofística y la dialéctica). La de P. Aubenque, aunque con intenciones
claramente haciendo referencia también a otra ocurrencia de sofi/a en G reviste un y resultados ciertamente diferentes, por P.
quien tiene a su cargo el estudio del ente sentido amplio, de modo tal de incluir a Ricœur a todo lo largo de su interpreta-
en cuanto ente. la física, además de a la sofi/a calificada ción de la empresa metafísica arisotélica
96 En el contexto que estamos teniendo en allí, por contraposición precisamente a la llevada a cabo en su famoso curso dicta-
cuenta aquí, filosofi/a (o filosofi/# física, como prw/th: vid. G 3, 1005 b 1, do en la Universidad de Estrasburgo en
o filosofi/aj) aparece en G 2, 1004 b donde se expresa: e)/sti de\ sofi/a tij 1953-1954, curso del que Aubenque ma-
21-22, 23 y 26 claramente en el sentido kai\ h( fusikh/, a)ll )ou) prw/th. Cf., en neja la edición mimiografiada en 1957 (cf.
indicado, es decir, en el sentido que hace cuanto a este último pasaje, K 4, 1061 b P. Ricœur, Être, essence et substance…,
referencia a la ciencia instituida en este 32-33, donde se afirma que la física y la pp. 201 ss.).
contexto, la del ente en cuanto ente; algu- ciencia matemática son me/rh sofi/aj. 101 Cf. G. W. Leibniz, «De Primae Phi-
nas dudas puede presentar su ocurrencia Como hemos dicho en nuestra nota ante- losophiae emendatione et de notione
en 1004 a 3, en el marco justamente del rior, en ese contexto del libro K, la cien- substantiae (1694)», p. 632: «Unde nemo
discutido pasaje mencionado en la nota cia que se ocupa de los entes en cuanto mirari debet, scientiam illam principem,
anterior. De la mano del autor de K, en el entes (llamada también en ese mismo cap. quae Primae Philosophiae nomine venit et
cap. 3, cuyo contenido es paralelo a G 1-2, tanto filosofi/a, prw/th filosofi/a, Aristoteli dicta est desiderata seu quaesi-
este término aparece (1061 b 6) claramen- como prw/th e)pisth/mh) parece ser otra ta (zhtoume/nh) adhuc inter quaerenda
te con el significado referido. Lo mismo de las me/rh sofi/aj. mansisse».
ocurre en el cap. 4 –cuyo contenido es 98 Cf. P. Aubenque, Le problème…, pp. 102 Como epígrafe de la primera parte de
parcialmente paralelo al contenido de G 44 y 302 –aquí «La science introuvable» su libro, titulada justamente «La science
3, en particular, al de 1005 a 19 - b 2–; es constituye el título de la segunda parte “recherchée”», Aubenque coloca –junto
más, en este cap. de K, filosofi/a (1061 del libro–; cf. también ibidem, p. 508. con San Pablo, Primera carta a los Co-
b 25), prw/th filosofi/a (1061 b 19) y Asimismo, cf. idem, 2009 (1967), p. 23 rintios 1, 22: ... kai\ (/Ellhnej sofi/an
prw/th e)pisth/mh (29-30), identificadas y 1961,b p. 326: «Die gesuchte Wissens- zhtou=sin– el texto de Leibniz que cita-
entre sí y, al parecer, también con una de chaft ist bei Aristoteles nicht zu finden. mos en nuestra nota anterior, traducido por
las me/rh sofi/aj (otras son la matemá- Was wir finden, ist keine Wissenschaft im el propio Aubenque así: «Personne ne doit
tica y la física), designan el estudio de los aristotelischen Sinne des Wortes, sondern s’étonner que cette science primordiale à
entes en cuanto entes. eine Suche nach der Wissenschaft». laquelle revient le nom de Philosophie
97 En cuanto a las apariciones de sofi/a 99 P. Aubenque, Le problème…, p. 250. première et qu’Aristote a appelée dési-
en Met., casi la mitad del total de ellas tie- 100 La noción de fracaso (échec, o Schei- rée o recherchée (zhtoume/nh) demeure
ne lugar en el libro A, y, dentro de ese tern –cf. P. Aubenque, 1961b, pp. 332 aujourd’hui encore parmi les sciences qui
libro, sólo una ocurre fuera de los dos s.–), tan cara a la interpretación de Au- doivent se chercher» (Le problème…, p.
primeros capítulos (1, 981 a 27; b 10, 28; benque, puede verse utilizada por M. Hei- 69; subraya Aubenque). Más adelante,
982 a 2; 2, 982 a 6, 16, 17, 20; 9, 992 a degger en un contexto como aquel al que aludiendo precisamente a este pasaje de
29
Symploké revista filosófica agosto 2016

empleada en francés por el propio el destacado aristotelista francés aplicación, como ha pretendido
Leibniz en otro lugar –no aludi- nos dice de esta «science “recher- Aubenque, al resto de la Metafí-
do por Aubenque– con el motivo chée”» que ella «s’épuise dans sica. Tal vez sería más razonable,
también de verter precisamente la cette recherche elle-même».104 precisamente al contrario de lo que
expresión aristotélica ahora con- Ahora bien, utilizada, ha creído Aubenque, considerar la
siderada.103 En esta misma línea, como hemos destacado, solamen- locución, en el contexto de su apa-
Leibniz que le había servido de epígrafe, te en los dos libros introductorios rición, de una manera retórica.106
escribe: «Quand Aristote désigne comme canónicos, no ha de sobrevalorar- En efecto, como bien ha señalado
“science recherchée”, “science désirée”, se la importancia de la determina- C. Natali, la presentación de la zh/
comme traduira si justament Leibniz, cet-
te science qui n’a pas encore de nom ni de
ción (e)pi)zhtoume/nh e)pisth/ thsij en torno a la sofi/a no alu-
lieu…» (ibidem, p. 267). Aubenque insiste mh o zhtoume/nh nu=n e)pisth/ de a una búsqueda o investigación
en considerar como prácticamente inter- mh –se traduzca en ella (e)pi) llevada a cabo por Aristóteles en
cambiables los participios recherchée/re- zhtoume/nh por “buscada” o por el momento en el que él está es-
cherché y désirée/desiré (cf. ibidem, pp. “investigada”105– y extender su cribiendo acerca de la mima, sin
311 y 368). Puede recordarse, de paso,
que la aludida conexión de la filosofía ein Suchen, eine Neigung zu ihr lebendig
saber aún a dónde quiere llegar.
primera aristotélica como zhtoume/nh, ist, und zwar eine Neigung, hinter der ein Se trata, más bien, como ocurre en
gesuchte, con el texto mencionado de la Bemühen, ein Wille steht.» (Metaphysis- los diálogos de Platón, de una es-
Primera carta a los Corintios se encuen- che Anfangsgründe der Logik…, pp. 13 tructura retórica y pedagógica que
tra ya en M. Heidegger (cf. Einleitung zu: s.). Puede también leerse el siguiente tex- tiende a convencer a los oyentes
Was ist Metaphysik?, en Wegmarken, p. to, de más de quince años después, de las
379; este texto es, ciertamente, uno de los Übungen del semestre de verano de 1944
o lectores, casi como conducién-
del autor alemán que Aubenque manejaba sobre Met. G y Z, editado como pertene- dolos de la mano en el transcurso
en su Le problème…). ciente al protocolo del 25-05-1944, en el de la argumentación hasta hacerlos
103 Cf. G. W. Leibniz, Nouveaux essais que Heidegger, luego de aludir conjun- llegar al resultado querido, resul-
sur l’entendement humain, Livre IV, tamente a la mencionada expresión aris- tado que ya desde el inicio estaba
Chap. VIII, pp. 394 s.: «Une telle méta- totélica y al famoso pasaje de Met. Z 1,
physique est ce qu’Aristote demandait, 1028 b 2-4, comenta: «Das o)\n zhtou/
a la base de la presentación de la
c’est la science qui s’appelle chez lui menon ist gleichzeitig bestimmt als a)ei\ a) investigación.107
zhtoume/nh, la désirée, ou qu’il cherchait, porou/menon, man ist in ständiger Verle- sence et substance…, traducía zhtoume/
qui doit être à l’égard des autres sciences genheit beim Suchen des o)/n, das Suchen nh e)pisth/mh por «la science que nous
théorétiques ce que la science de la féli- bietet keinen Ausweg, und eben deshalb cherchons» (pp. 218 –aquí en dos ocasio-
cité est aux arts dont elle a besoin et ce muß das o)/n ein a)ei\ zhtou/menon sein. nes–, 223, 246, 330) o «science cherchée»
que l’architecte est aux ouvriers». Cf., de Dies ist nun nicht gleichsam der Zustand (pp. 218 y 245).
paso, también, idem, Essais de Théodicée, der aristotelischen Philosophie, vielmehr 106 Cf. P. Aubenque, 1961b, p. 323: «Es
§ 184, p. 212: «M. Dreier de Kœnigsberg liegt es in der Sache, in der Philosophie ist nicht eine bloß rhetorische Redensart,
a bien remarqué que la vraie métaphysi- selbst begründet. Zum Wesen des o)/n ge- wenn Aristoteles die Metaphysik, „gesu-
que qu’Aristote cherchait, et qu’il appe- hört es, daß es immer gesucht wird. Und chte Wissenschaft” nennt. Und es ist nicht
lait th\n zhtoume/nhn, son desideratum, ebenso ist die e)pisth/mh zhtoume/nh erstaunlich, daß Leibniz zwanzig Jahr-
était la théologie». Pueden compararse las nicht ein Wissen, das man jetzt noch nicht hunderte später schreibt: „Metaphysik,
interpretaciones de Leibniz y de Auben- hat, sondern es gehört zum Wesen dieses die Aristoteles als zhtoume/nh bezeich-
que de la expresión aristotélica zhtoume/ Wissens, immer ein Gesuchtes zu sein.» nete, gehört immer noch zu denjenigen
nh e)pisth/mh con la de M. Heidegger en (Seminare…, pp. 408 s.). Wissenschaften, die zu suchen sind” [la
su último curso de Marburgo, que versara 104 Cf. P. Aubenque, Le problème…, p. referencia, parcial y esta vez en una tra-
sobre los principios metafísicos de la ló- 300: «…la philosophie de l’être est une ducción bastante libre, es al pasaje del
gica justamente a partir de Leibniz. Allí, science “recherchée” et qui s’épuise dans «De Primae Philosophiae emendatione et
en el parágrafo III de la Introducción, ti- cette recherche elle-même». de notione substantiae (1694)» que hemos
tulado «Die Bestimmung der Philosophie 105 Cf. H. Bonitz, Index, 272 a 46, don- citado supra, en nuestra n. 101]».
nach Aristoteles», se lee: «Die prw/th de se vierte e)pizhtei=n con «quaerere, 107 Cf. C. Natali, 2009, n. 7, p. 118:
filosofi/a ist die e)pisth/mh zhtoume/ investigare». Habitualmente, en su Le «Questa determinazione, della “scienza
nh: die gesuchte Wissenschaft; diejenige, problème…, P. Aubenque utiliza el verbo cercata”, non si estende a tutta la Metafisi-
die nie ein fester Besitz werden kann und rechercher (y sus participios) o el sustan- ca, come ritiene P. Aubenque, Le problè-
als solcher nur weitergegeben zu werden tivo recherche en contextos como los que me de l’êre chez Aristote, Paris, 1962, pp.
braucht; sie ist vielmehr die Wissenschaft, estamos aquí abordando. Muy rara vez 28-44, ma solo ai primi libri dell’opera,
die nur zu gewinnen ist, wenn sie jedes- usa el verbo chercher: cf., p. ej., ibidem, e non si applica più a partire da E 2 in
mal neu gesucht wird; sie ist gerade ein p. 267: «Chercher la science premiè- poi; infatti a partire da questo capitolo
Wagnis, eine ‘verkehrte Welt’; d. h. das re…, ce vieux problème reste le problè- l’oggetto dell’indagine non è più la natura
eingentliche Verstehen des Seins muß se- me d’Aristote, on pourrait presque dire dell’epistêmê tou ontos, ma direttamente
lbst erst immer errungen werden. Gesucht l’unique problème de la Métaphysique» quella di to on, cfr. 1026 a 33 - b 3, 1028
werden zu müssen, gehört zum Wesen (subraya el propio Aubenque). Puede no- a 10-15, 1045 b 33-35, 1076 a 10-12»;
dieser Wissenschaft. Es gibt sie nur, wenn tarse, al pasar, que P. Ricœur, en Être, es- ibidem, p. 132: «…non va sopravvalutata
30
Symploké revista filosófica Ontología y dialéctica...

Aún nos aguarda otro as- lo cite de manera parcial, esto es, Aubenque sigue a Heidegger tam-
pecto –estrechamente relacionado omitiendo las últimas palabras, es bién en la adopción de esta curiosa
con lo que hemos ya señalado– de decir, desechando intencionalmen- actitud.109 En efecto, en Le pro-
la interpretación de Aubenque de te aquellas palabras con las cuales blème de l’être chez Aristote fre-
Metafísica Z 1, 1028 b 2-4 que no Aristóteles reformula o recondu- cuentemente aparece citada y co-
querríamos dejar escapar. Ni falta ce la pregunta ti/ to\ o)/n, a saber: mentada la cuestión ti/ to\ o)/n, sin
hace destacar la profunda influen- tou=to/ e)sti ti/j h( ou)si/a.108 Y que para nada se señale la refor-
cia de M. Heidegger en la filoso- 108 Puede recordarse que M. Heidegger mulación aristotélica inmediata de
fía contemporánea en general, así finaliza nada menos que su Kant und das la misma como ti/j h( ou)si/a.110
Problem der Metaphysik (1929) –donde
como también, particularmente, propone justamente la metafísica del Da-
Y cuando el texto de Aubenque
su influencia en varias lecturas de sein, es decir, una metafísica de la finitud, menciona esta reconducción, no
Aristóteles aparecidas en el siglo como ontología fundamental– con el pa- lo hace sino para, heideggeriana-
XX y en el nuestro. Y la lectura que saje aristotélico en cuestión, citándolo de mente también, decir que Aristó-
Aubenque hace del fundador del modo parcial, esto es, cortándolo en ti/ teles confunde la cuestión ¿qué
to\ o)/n, es decir, en la que constituye para
Liceo está profundamente afecta- Heidegger, como él mismo lo dice allí, la
es el ser? con la cuestión ¿qué es
da por la mirada heideggeriana, en pregunta fundamental de la filosofía (Kant la ou)si/a?111, un camino que ter-
especial en relación con el punto und das Problem der Met., p. 246). Cf. minaría, en última instancia, con
ahora objeto de nuestra atención. también su Was heisst Denken?, p. 128, la confusión de la pregunta por el
Sabido es que Heidegger ha que- donde cita este mismo pasaje de Arist., ser con la pregunta por una ou)si/a
esta vez traduciéndolo y remitiendo a
rido decir que, para Aristóteles, el aquel final de su Kant und das Problem
determinada.112 Pero con esta re-
problema del ser es un problema der Met., ambas cosas significativamente. conducción de la pregunta por to\
eterno, un problema que se replan- Traduce así Heidegger, en esa ocasión, el o)/n, que no es una reducción o una
tea continuamente, y entonces, se- pasaje mencionado: «Und so bleibt also confusión –como consideran Hei-
gún el filósofo alemán, Aristóteles auch von altersher und so auch jetzt und degger y Aubenque, entre tantos
immerfort ein Gesuchtes und damit ein
habría preparado el terreno a la fi- solches, das keine Auswege bietet (dies):
otros– sino una concentración de
losofía del mismo Heidegger, una was ist das Seiende…?». Para tomar tan la indagación sobre el ser en la in-
filosofía precisamente dedicada a sólo dos ejs. más, de diferentes momentos dagación sobre la ou)si/a, Aristó-
la indagación sobre el ser. Desde de su producción, de 1926 y de 1937, cf. cia a 1028 b 2-4, alude a la reconducción
esta perspectiva, pues, para nada idem, Die Grundbegriffe der antiken Phi- de la pregunta: «Aristoteles sagt in der
losophie, p. 150 (no traduce en esta oca- “Metaphysik”, die alte Frage: ti/ to\ o)/n;
debe resultarnos extraño que gran sión) y Nietzsche I, p. 406. En este último “was ist das Seiende?” sei eigentlich die
parte de las veces que Heidegger lugar, traduce: «Und so ist denn also das nach dem Sein des Seidenden: ti/j h( ou)
cita el pasaje de Metafísica Z 1 que von altersher und auch jetzt und ständig si/a;» (p. 26); «Die Frage nach dem ti/
estamos discutiendo –y lo cita va- fort Gefragte, aber auch zugleich das, wo- to\ o)/n, ist die ti/j h( ou)si/a. So die Seins-
rias veces en su obra, algunas de hin ständig die Wege aufhören und fehlen frage erst zustande gebracht.» (p. 342).
– Was ist das Seiende?». Cf. también su Esta última actitud la encontramos en sus
ellas constituyendo momentos cla- curso del semestre de invierno de 1926- Übungen del semestre de verano de 1944
ves de su propio pensamiento o de 1927, Die Geschichte der Philosophie sobre Met. G y Z, cada vez que leemos
alguna de sus obras en cuestión–, von Thomas von Aquin bis Kant, p. 15: la cita y/o traducción del pasaje en cues-
l’importanza dell’espressione epizêtou- allí cita de modo completo el texto que tión: cf. Seminare…, pp. 151, 383, 408
mêne epistêmê, la “scienza cercata”. La nos ocupa, es decir, sin omitir las palabras (aquí traducido: «Das schon von altersher
zêtesis intorno alla sophia, come pure la tou=to/ e)sti ti/j h( ou)si/a, pero traduce und auch jetzt und immer Gesuchte, und
zêtesis intorno alla natura della felicità de manera parcial (el texto alemán parece worüber man immer in Verlegenheit ist,
condotta in EN I non sono realmente ri- incluso corrupto en un punto para el edi- was das o)/n ist, das ist, was die ou)si/a
cerche condotte da Aristotele nel momen- tor): «Das was... gesucht und beziiglich ist»), 417 (aquí vertido: «Denn die seit
to in cui scrive i suoi trattati, senza sape- [?] dessen das Fragen immer wieder ohne alters und jetzt und in Zukunft immer au-
re dove egli deve arrivare. Sono, come Ausweg ist». En el curso del semestre fgeworfene und ungelöste Frage, was das
avviene nei dialoghi di Platone, strutture de verano de 1927, Die Grundprobleme Seiende sei, das ist die Frage nach der ou)
retoriche e pedagogiche, che tendono a der Phänomenologie, p. 19, también cita si/a»), 418 s. y 438.
convincere il publico, quasi conducen- el texto completo pero traduce parcial- 109 Cabe notar que Heidegger, a su vez,
dolo per mano da un passo all’altro de- mente: «Das von altersher und jetzt und parece seguir en esta actitud a F. Brentano
lla dimostrazione, fino a farlo arrivare al künftighin und ständig Gesuchte und das, (cf. Von der mannigfachen Bedeutung…,
risultato voluto, risultato che stava alle woran die Frage immer wieder scheitert, p. 2, n. 6). Cf., a este propósito, E. Berti,
spalle della ricerca fin dall’inizio». En su ist das Problem, was ist das Sein». Puede 2010 (2008)a, esp. p. 102.
Arist., p. 205, al comentar la frase inicial verse, asimismo, que en el curso de Mar- 110 Cf. P. Aubenque, Le problème…, pp.
de Met. G, Natali sostiene que se trata de burgo del semestre de verano de 1924, 88 s., 92, 184-190.
«una scienza non più cercata, ma esistente Grundbegriffe der arist. Philosophie, en 111 Cf. ibidem, pp. 196-198.
di sicuro». las dos ocasiones en las que hace referen- 112 Cf. ibidem, pp. 242 s.
31
Symploké revista filosófica agosto 2016

teles pretende, de alguna manera, de Aristóteles parece constituir115


sistematizar su propia investiga- y al cual precisamente tal vez se
ción en este terreno, establecien- debe la tan abrumadora presencia
do un determinado orden en la de su filosofía en la actualidad116, * Retomamos aquí, más detalla-
indagación, orden que refleja, en no es un obstáculo para el progreso damente, la cuestión que ya hemos tenido
su concepción, un orden de la rea- del pensamiento, del mismo modo la oportunidad de plantear en Aporía –
Revista Internacional de Investigaciones
lidad, un orden de lo que es.113 Y que el esqueleto no es un obstáculo Filosóficas Nº 8, 2014, pp. 91-118. Apro-
esta sistematización de Aristóteles, para el desarrollo de los vertebra- vechamos la ocasión para agradecer a los
por lo demás, no tiene por qué ser dos.117 directores de Symploké por haber, excep-
entendida como Heidegger y, tras cionalmente, permitido primero someter a
115 Creemos, así, que ha de responderse evaluación y luego publicar este extenso
él, Aubenque conciben cualquier afirmativamente a aquella pregunta que, trabajo.
tipo de “sistema”, esto es, como la en el marco de su estudio sobre las diver-
antítesis de la búsqueda, como la sas tendencias y exigencias exegéticas de ** Horacio A. Gianneschi (UN-
antítesis de la zh/thsij.114 No es los aristotelistas del siglo XX, se hiciera SAM, UNIPE).
R. Bodéüs, 1986, p. 502: «En ne devrions-
necesario que el “sistema” acabe nous pas plutôt regarder son oeuvre [sc. la
con la búsqueda, con la zh/thsij de Arist.] comme un système ouvert?» (él
–y, consiguientemente, con la filo- mismo es quien subraya).
sofía–, porque no es necesario que 116 Cf. «Perchè…Aristotele è ancora così
el sistema sea absoluto, “cerrado”. presente…? Perchè, rispondo, la filosofia
di Aristotele è un caso forse unico, nella
Un “sistema abierto” –para usar storia, di “sistema aperto”, cioè di filoso-
una terminología biológica–, ca- fia che, da un lato, è un vero sistema, vale
rácter que a todas luces el pensar a dire un complesso articolato ed organico
di parti, dotato di una grande differenzia-
zione interna, ma insieme anche di una
113 En este orden de lo que es y de la in- certa unità; e, d’altro lato, è un sistema
dagación sobre lo que es desempeñan un aperto, nel senso che è suscettibile di con-
rol fundamental en la metafísica aristoté- tinue integrazioni, anzi di molteplici usi,
lica las diversas relaciones, por él mismo data la sua grande versatilità, attestata da
distinguidas, de antero-posterioridad. Al- una fortuna tra le più lunghe che mai si
gún indicio de ello hemos dado nosotros siano date e da una presenza massiccia…
mismos: cf. H. A. Gianneschi, 2007, pp. nella stessa filosofia del Novecento» (E.
165-191. Berti, Arist. nel Novecento, pp. 261 s.)
114 Como indicativas a este respecto, mu- 117 Para esta comparación, cf. B. Dumou-
chas páginas de la obra de Heidegger po- lin, Analyse génétique…, n. 183, p. 255.
drían citarse. Nos limitamos, no obstante, Casi demás está recordar, por lo demás,
a enviar aquí al lector a un par de páginas que Arist. no utiliza la palabra su/sthma
(a nuestro juicio paradigmáticas), donde, para designar algo así como la organiza-
en el marco al que estamos haciendo re- ción de un conjunto de conocimientos. La
ferencia, el filósofo alemán alude al pen- utiliza, entre otras cosas, para designar el
samiento griego en general y particular- organismo que constituye un ser viviente
mente al de Arist. (cf. M. Heidegger, Was o, p. ej., una ciudad (De gen. anim. II 4,
heisst Denken?, pp. 128 s.). Asimismo, 740 a 20; E.N. IX 8, 1168 b 31-33). Puede
puede verse, también paradigmáticamen- verse también su empleo del verbo suni/
te, la parte introductoria de sus lecciones sthmi para la formación por parte de la
de 1931 sobre Met. Q 1-3 (idem, Aristo- naturaleza de diferentes organismos (la
teles, Metaphysik Q 1-3…, pp. 3-48, esp. fórmula es h( fu/sij suni/sthsin: De
el § 6, titulado «Fragwürdigkeit der Ana- gen. anim. II 6, 744 b 22-24; IV 8, 777 a
logie des Seins»). Vid. incluso idem, Die 5-6; De los ensueños 3, 462 b 5-6; De juv.
Grundbegriffe der antiken Philosophie, p. et sen., de vita et morte, de resp. 20 (14),
146 con n. 8 (cf. pp. 285 s.); idem, Die 477 b 18-19, 21-22; etc.) o, p. ej., la ela-
Grundbegriffe der Met., pp. 52 s.; idem, boración por parte del poeta de las tramas
Schelling…, pp. 38-59, esp. pp. 47-49; (la fórmula es suni/stasqai tou\j mu/
idem, Nietzsche II, pp. 453 s. En cuanto qouj: Poét. 1, 1447 a 9; cf. 6, 1450 a 4-5;
a Aubenque, podemos mencionar como 9, 1451 b 11-12; 24, 1460 a 27-28; etc.).
significativamente explícitos, entre otros, El uso de su/sthma para, análogamente, zación de la te/xnh precisamente como
los siguientes tres lugares: Le problè- designar un conjunto de conocimientos su/sthma ek) qewrhma/twn ei)j e(\n te/
me…, p. 93; 1961b, p. 333; 1974, p. 113. que tienden o conducen a un único fin le loj fero/ntwn). Cf., a este respecto, R.
Cf., asimismo, más recientemente, idem, es posterior (cf. Aspasio, In Eth. Nicom., Bodéüs, 1986, n. 28, pp. 486 s. y n. 93,
2000, pp. 8 y 13 s. 2, 19, donde encontramos una caracteri- p. 506.
32
Symploké revista filosófica Lenguaje, lógica y ontología

Lenguaje, lógica y
ontología
La cuestión de los
universales
(Aristóteles y Porfirio)

Enrique Corti*

Resumen partir de ello es posible acotarlos, rizontal y ya no vertical como la


en virtud de ciertas semejanzas, agrupación genealógica. Clasificar
Se presenta una caracteri- en conjuntos a los que se asignan objetos genealógicamente (género)
zación sumaria de la noción “uni- nombres: son las especies. Luego, y después acotar los que presentan
versal” en el pensamiento aristo- a un grupo de entidades a las cua- algo particular en su apariencia
télico y la recepción del mismo les se descubre o asigna un mismo (especie) produce una subdivisión
tema en Porfirio. Básicamente, el origen, se las reúne en un género, en el interior del género. Un cierto
desarrollo depende del diálogo- que las incluye. número de especies a las que se re-
debate con la reificación platónica La palabra especie, del la- conoce un origen común, constitu-
de los universales y su secuencia tín species tiene la connotación eti- ye un género. Este procedimiento
en la formulación e interpretación mológica del verbo griego horao, es replicable, de manera que cabe
de predicamentos y predicables en esto es ver, cuyo aoristo segundo una movilidad conceptual de gé-
terreno gramatical, lógico y onto- es eidon, lo visto. Idea significa, nero en género hasta algún género
lógico. así, lo visto. La palabra género, del supremo que incluye todos los gé-
Los universales comienzan latín genus y del griego genos, re- neros inferiores y, con ellos, todas
a constituir, para Porfirio, un pro- mite a generar, y por ello la remi- las especies. Géneros y especies
blema gnoseológico, sin que pueda sión a un origen común a varios in- son denominaciones relativas, un
desprenderse del todo de la reifica- dividuos ya reunidos en especies. género puede ser especie en rela-
ción platónica de las Ideas. Postula Ciertas cosas pueden ser in- ción al género superior que lo con-
la existencia de substancias inteli- cluidas en una misma clase por su tiene, tanto cuanto es género en re-
gibles que son, por un lado, causa identidad generativa y constituyen lación a las especies que él mismo
de los universales abstractos y, por un género. También pueden serlo contiene. Especies y géneros que-
el otro, de las cosas sensibles. Las a causa de tener la misma forma o dan así organizados en una suerte
substancias inteligibles son univer- idea, (de eidos). Species fue la tra- de jerarquía lógica.
sales ontológicos y causan el orden ducción del griego eidos, es decir Es posible el acceso a esta
que puede descubrirse en el mundo la apariencia, percibida indetermi- jerarquía lógico-epistémica. Aris-
sensible. nadamente, sin precisar referencia tóteles piensa que todos los obje-
temporal (aoristo), de una cosa. Si tos de la mente han ingresado ini-
1. Palabras y cosas la clasificación procede en virtud cialmente por los sentidos; éstos
de la comunidad de origen, es ge- recibían las especies -apariencias
Cuando se consideran en- nealógica; si son agrupadas por la perceptibles en los conjuntos de
tidades diversas, es fácil descu- apariencia o forma, se las clasifica individuos- como la cera recibe la
brir diferencias y semejanzas. A en virtud de cierta semejanza ho- impresión de un estilo sin recibir
33
Symploké revista filosófica agosto 2016

de él nada más que su forma. Estas lo y éste, a su vez, es más extenso es género del sujeto: por ejemplo,
formas impresas en los sentidos se que cine por la misma razón. Sócrates es viviente. En las propo-
denominan especies sensibles; el Un concepto -o un térmi- siciones de segunda clase, el pre-
alma se hace cargo de allas, las no- puede referirse a una caracte- dicado es especie del sujeto: v.gr.
espiritualiza como objetos de la rística invariable de un objeto, o Este triángulo es rectángulo. En las
memoria y la imaginación (phan- bien a una variable. El concepto -o proposiciones de tercera clase, el
tásmata). Luego, despojadas de to- término- color es atribuible a todos predicado es diferencia del sujeto,
das las individualidades singulari- los animales de manera invariable; i.e. aquello que determina, dentro
zantes, se convierten en objetos de Lassie -una mascota singular- in- del género, un subconjunto especí-
ciencia denominándose especies variablemente poseerá color pero fico cuyos elementos dfieren entre
inteligibles. variablemente será, por ejemplo, ellos solamente por accidentes. La
Existen representaciones marrón. Los modos en que se re- diferencia es exclusiva de la espe-
de sólo un individuo -denomina- lacionan los conceptos y los tér- cie que constituye y está incluida
das individuales- y de más de uno minos cuando se atribuyen unos a en su definición: v.gr. Triángulo
-denominadas universales-, a las otros -modos de predicación- de- es un polígono de tres lados. En
que corresponde una división de terminan la existencia de predica- las proposiciones de cuarta clase
los nombres en propios y comu- bles de dos tipos: esenciales (que el predicado es una propiedad del
nes. Las denominadas universales se predican in quid) y no esencia- sujeto. El propio es un accidente
comprenden los predicamentos o les (que se predican in quale). específico que corresponde a todos
categorías, y los predicables. Los Prescindiendo del modo en los individuos de una misma espe-
predicables surgen cuando se hace que se predican, estos conceptos cie, sólo a ellos y siempre: v.gr. La
un juicio atribuyendo un concepto, y términos son categorías. No se suma de los ángulos interiores del
a título de predicado, a un sujeto. trata entonces de la relación atri- triángulo es igual a dos rectos. En
Dicha atribución, desde un punto butiva entre ellos en el marco de las proposiciones de quinta clase
de vista gramatical, está forma- un enunciado, sino de la aplicación el predicado es accidente inespecí-
da por sujeto, verbo y predicado, -connotación y denotación- de un fico del sujeto, es decir que puede
v.g. “el cine es entretenimiento”: concepto a un conjunto de cosas. determinar a individuos de espe-
al sujeto cine se le atribuye -verbo En otras palabras, a los conceptos cies distintas: Este triángulo está
ser mediante- el predicado entrete- universales se le conoce también dibujado; los hombres vuelan en
nimiento. No obstante, entreteni- como categorías o predicamentos. aviones.
miento podría caber como predica- La noción coloreado se convierte Cada una de esas clases
do de espectáculo en el enunciado en una categoría cuando la apli- puede comprender una gran varie-
“el espectáculo es entretenimien- camos, como tal, al conjunto que dad de proposiciones que tienen
to”. ¿De qué modo se efectúa la constituye su extensión o bien sujetos y predicados diferentes,
atribución en cada caso? ¿Cómo cuando entendemos lo que conno- pero en cada una de ellas la rela-
se relaciona atributivamente entre- ta el término. La noción ser es una ción entre el predicado y el sujeto
tenimiento con estos posibles dife- categoría mucho más amplia que la permanece siempre igual y define
rentes sujetos? Los conceptos -y de coloreado, pues su extensión es la índole del predicable correspon-
los términos- de acuerdo con sus universal irrestricta, mientras que diente: precisamente esa relación
propiedades de comprensión y ex- la última, accidental e invariable invariable en su tipo es lo que les
tensión, se vinculan entre ellos de en su aplicación, tiene extensión valió la denominación predicables.
diversos modos. La extensión es la más acotada que ser. Aunque el número de predicados
multitud, más o menos numerosa, Cada uno de los predica- sea potencialmente indefinido, el
de sus referentes; la comprensión bles puede ser afirmado o negado número de los predicables es fijo:
está dada por las determinaciones de un sujeto de conformidad con género, especie, diferencia, pro-
connotadas. Un concepto -o un tér- cierto modo de atribución. Si las pio, accidente. Género, especie,
mino- puede ser más extenso que proposiciones se clasifican según diferencia, propio y accidente son
otro y estar, a su vez, estar subordi- el modo de atribución que guarda, denominaciones mutuamente re-
nado a uno más extenso. Entreteni- en cada una, el predicado respec- lativas. No hay términos que sean
miento es más extenso que espec- to el sujeto, pueden identificarse exclusivamente géneros, especies,
táculo porque puede predicarse de diversas clases. En las proposicio- diferencias, etc; el mismo término
otros sujetos además de espactácu- nes de primera clase el predicado corresponde a un predicable u otro

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Symploké revista filosófica Lenguaje, lógica y ontología

según sea atribuido. Animal es gé- oposición entre to tí esti y tóde ti; clusiva de ella y excluyente de las
nero en relación a hombre o a Só- resultan complementarios lo sus- demás. Parece seguirse que el uni-
crates, pero es especie en relación tantivo y lo determinado: tí esti versal no es substancia de la cosas.
a substancia o a ser. constituye una verdadera esencia y Lo importante es dirimir lo
Existen características pro- tóde ti un verdadero sujeto, i.e. un que significa para Aristóteles esta
pias de especie que la distinguen cierto sujeto portador de esencia conclusión: el universal no es subs-
del resto de los universales pre- propia. Cabe entender a Sócrates tancia de las cosas. ¿Significa que
dicables. Para Aristóteles no hay como ousía en el primer sentido, y la ousía no es universal como pre-
ciencia de lo singular; es decir, la también entender la ousía de Só- dicado, o significa que no es algo
ciencia tiene por objeto lo univer- crates, refiriéndose a su forma. En compartible en un único sentido
sal. El conocimiento necesario se Categorías, lo universal en el sen- por muchos individuos? Si signifi-
funda en lo universal, que es su tido de lo substantivo y en el sen- ca que la ousía es algo compartible
fundamento y hace de este cono- tido de predicado esencial están por muchos individuos en un úni-
cimiento algo intrínsecamente co- disociados y son atribuidos a una co sentido, sólo se estaría diciendo
municable.1 Lo universal ha sido ousía primera y a una ousía segun- que dos individuos que poseen una
entendido, entre otras muchas ma- da, respectivamente. ousía específica idéntica son de la
neras de entenderlo, como una pro- Si la ousía se entiende misma especie: no parece que Aris-
piedad real que no se identifica con como forma común a muchos sin- tóteles recurra a semejante tautolo-
el singular y que, como consecuen- gulares, es preciso preguntarse si gía para probar que el universal no
cia, resulta reificado, o bien como existen propiedades que puedan es ousía, simplemente porque no
un constructo lógico idóneo para compartirse en un sentido único. constituye argumento alguno. Pa-
categorizar entidades aun cuando, En VII, 13 y 14 Aristóteles afirma rece más sensato y acorde con el
en cuanto universal, no le co-rres- que una misma ousía no puede ser tono general de la argumentación,
ponda correlato alguno. compartida en idéntico sentido por pensar que si un universal (género
En Aristóteles puede indi- singulares distintos por el número. o especie) es ousía de cierta cosa,
carse un recorrido desde el tratado El capítulo 13 sostiene que el uni- la índole exclusiva y excluyente de
sobre las Categorías -donde los versal no puede ser ousía: afirma ousía tornaría imposible que, una
considera substancias segundas- (1038b 9-12) que la substancia de vez instanciada numéricamente,
hasta las aserciones que pueden cada cosa es propia, en sentido ex- fuera compartida por muchos indi-
encontrarse en la Metafísica, don- cluyente, de esa cosa. El univer- viduos.
de el universal parece desprovisto sal, en cambio, es común, se dice No solamente son descarta-
de refencia substancial y objetiva. universalmente y es propio de él das las ideas separadas como co-
La ousía aritotélica cae bajo un pertenecer a muchos. rrelatos de los universales; también
doble uso del vocablo: uno en que La índole exclusiva y ex- quedan al margen las propiedades
puede decirse que un individuo es cluyente de la substancia de una instanciadas en muchos singulares
una ousía, y otro por el cual cabe cosa constituye el nudo de la ar- como propiedades “compartibles”.
referirse a la ousía de una cosa en- gumentación. ¿De qué cosa será Pero aún cuando los universales no
tendiendo por ello su esencia. substancia el universal? Lo será refieran de manera directa a cosas,
En Metafísica VII,2 donde de todas las cosas, o de ninguna de debe poder indicarse cierta rela-
ousía precede a todas las otras ca- ellas; ahora bien, no es posible que ción entre las cosas y las nociones
tegorías, es denominada tò tí esti lo sea de todas ellas porque esto universales que de ellas se predi-
(lo que es, lo substantivo) y tóde ti anularía sus diferencias; si lo uni- can. Dicha relación requerida por
(esto tal, lo determinado). No hay versal fuera substancia de una cier- Aristóteles podrá definirse a partir
ta cosa, ésta sería a la vez todas las de los diversos tipos de identidad
1 Cfr.: Aristóteles, Metafísica, trad. To-
más Calvo Martínez, Gredos, Madrid,
otras. Aquellas cosas cuya substan- que él señala.
1994, 1086b 5-6; Analíticos Segundos, cia es una y cuya esencia también En Tópicos establece iden-
trad. Miguel Candel Sanmartín, Gredos, lo es, son en sí mismas una (1038b tidad según número, especie y
Madrid, 1995, 87b 38-39 y 88b 30-32; 12-15). Si un universal cualquiera género.3 La identidad numérica
Acerca del Alma, trad. Tomás Calvo Mar- fuera la substancia de dos indivi-
tínez, Gredos, Madrid, 2003, II 5, 417b 3 Aristóteles, Tópicos, trad. Miguel Can-
22-23.
duos distintos numéricamente, se del Sanmartín, Gredos, Madrid, 1982,
2 Aristóteles, Metafísica, trad. Tomás seguiría una inconsistencia porque 103a 7-15: “Se podría admitir, resumien-
Calvo Martínez, Gredos, Madrid, 1994, la substancia de cada cosa es ex- do, que lo idéntico se divide en tres partes.
1028a 11. En efecto, solemos dar la designación de
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Symploké revista filosófica agosto 2016

está intrínsecamente vinculada a confirma la aserción de Tópicos: ción. Si las Ideas platónicas exis-
la cosa; en efecto, cuando muchos lo propio de la substancia es que, ten, y animal instancia en hombre
nombres refieren una misma cosa, siendo numéricamente una, admite y caballo, entonces animal es nu-
queda a la vista su identidad nu- los contrarios, tanto las substan- méricamente uno con ellos, o no.
mérica no alterada por las múlti- cias primeras cuanto las segundas. Si lo es, es decir si animal conser-
ples denominaciones. Tratándose Si la substancia segunda no fuera va unidad e identidad estando ins-
de la definición, la identidad en numéricamente una, no sería pro- tanciado en caballo y hombre, del
relación a la especie se evidencia, pio de ella serlo: en efecto, propio mismo modo como el individuo es
por ejemplo, toda vez que un indi- es lo que pertenece a todos los in- uno, animal no podrá conservar la
viduo humano no es diferenciable dividuos de una clase, siempre y unidad estando instanciado en in-
de otro humano y un individuo sólo a esa clase. dividuos distintos y separados y,
animal irracional no lo es de otro En Tópicos y Categorías además, deberá estar separado de
individuo animal irracional. La los universales poseen identidad sí como si fuese una instancia de
identidad en el género se percibe numérica. La unidad (exclusiva y sí mismo. Ello exige que animal
al considerar como ejemplo hom- excluyente) que caracteriza a las sea uno como lo es el individuo y,
bre y caballo, respecto de animal, ousíai no impide, sin embargo, que dado que un individuo no puede
puesto que, en su género, son idén- puedan ser compartidas en un mis- participar, a la vez, de dos atribu-
ticos. En cuanto a la identidad nu- mo sentido por muchos individuos tos opuestos sin caer en contradic-
mérica, un humano singular puede sin degradarse su unidad, aún si es ción, se sigue que no puede ser uno
ser idéntico en la especie con otro entendida como unidad numérica. como el individuo lo es. Si no lo
humano, e idéntico en el género En el libro VII de la Me- es, si animal es diferente por el nú-
con otro animal, pero en dirección tafísica, donde critica la doctrina mero en cada especie, se sigue que
contraria no se da identidad. platónica de la substancialidad de animal en sí será muchos, caracte-
Lo numéricamente uno se las Ideas, Aristóteles niega que el rística incompatible con la unici-
aplica en el caso del nombre, v.gr. universal pueda poseer identidad dad esencial a las Ideas. Si animal
manto y sobretodo, y en el caso de numérica y argumenta de manera en sí es diferente en cada especie
la definición, v.gr. animal pedestre semejante a la del Parménides pla- y constituye la substancia de esa
bípedo y hombre. En tales casos la tónico6 en el tema de la participa- especie, será inevitable que cada
identidad numérica no queda ceñi- una de las especies de animal sea
“Muy propio de la entidad parece ser que
da al singular sino que se extiende aquello que es idéntico y numéricamente singular en sí y, por ello, un animal
también a la especie.4 Categorías5 uno sea capaz de admitir los contrarios, individual.
7

idéntico, bien por el número, bien por la así como en ninguna otra cosa [de todas Sí, por cierto, respondió Sócrates. -P. Y,
especie, bien por el género: son idénticas cuantas no son entidad] podría uno aducir entonces, cada una de las cosas que parti-
en número las cosas en que los nombres que lo que es numéricamente uno sea ca- cipa, ¿participa de la Forma toda entera o
son múltiples, el objeto, en cambio, único, paz de admitir los contrarios; v.g.: el co- bien de una parte? ¿O acaso podría darse
v.g.: sobretodo y manto; son idénticas en lor, que es uno e idéntico numéricamen- algún otro modo de participación que no
especie todas las cosas que, siendo múlti- te, no será blanco y negro, y una misma fuera uno de éstos? -S. ¿y cómo podría
ples, resultan indiferenciadas en especie, acción no será deshonesta y honesta, al darse? preguntó a su vez. -P. ¿Te parece,
como, por ejemplo, un hombre respecto igual que en todas las otras cosas que no entonces, que la Forma toda entera está
de otro hombre y un caballo respecto de son entidad. La entidad, siendo numérica- en cada una de las múltiples cosas, sien-
otro caballo: en efecto, todas las cosas de mente una e idéntica, es capaz de admitir do una? ¿O cómo? -S. ¿y qué le impide,
un tipo que se hallan bajo la misma espe- los contrarios; v.g.: el hombre individual, Parménides, ser una?, replicó Sócrates.
cie se llaman idénticas en especie; de ma- siendo uno e idéntico, unas veces viene a -P. Entonces, al ser una y la misma, estará
nera semejante, son idénticas en género estar blanco y otras negro, caliente y frío, simultáneamente en cosas múltiples y que
todas las cosas que están bajo el mismo a ser deshonesto y a ser honesto.” son separadas y, de ese modo. estará sepa-
género: caballo respecto de hombre”. rada de sí misma.
4 Ibidem, 103a 23-27: “Ahora bien, lo 6 Platón, Parménides, trad. Ma. Isabel 7 Aristóteles, Metafísica, 1039a 23-1039b
que, entre todas las cosas, parece llamarse Santa Cruz, Álvaro Vallejo capo, Nés- 19: “De estas mismas consideraciones se
idéntico con más unanimidad es lo numé- tor Luis Cordero, Gredos, Madrid, 1988, deduce con claridad lo que sucede tam-
ricamente uno. Con todo, también esto se 131 a-d: “-P. Pero dime ahora lo siguien- bién a quienes afirman que las Ideas son
suele aplicar de varias maneras: primera te: ¿te parece, tal como afirmas, que hay entidades separadas y, a la vez, com-
y principalmente cuando se da lo idénti- ciertas Formas, y que estas otras cosas de ponen la forma a partir del género y de
co mediante un nombre o una definición, nuestro ámbito, por tomar parte de ellas las diferencias. En efecto, si las Formas
como, por ejemplo, el manto respecto al reciben sus nombres, como, por ejemplo, existen, si el Animal se da en el hombre
sobretodo y el animal pedestre bípedo res- por tomar parte de la semejanza se tornan y en el caballo, (aquél) será, o bien uno
pecto al hombre”. semejantes, del grandor, grandes y de la y el mismo numéricamente (en ambos), o
5 Aristóteles, Categorías, 4a 10-20: belleza y de la justicia, bellas y justas? -S. bien algo distinto. Es evidente, desde lue-
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Symploké revista filosófica Lenguaje, lógica y ontología

Dado que para los pla- animal en sí? ¿cómo es posible que po un conocimieno de substancias
tónicos la especie se compone, el animal instanciado, cuya subs- singulares estando separado de
en virtud del método de división tancia es animal, exista aparte de ellas?
(diaíresis), de género y diferencia, animal en sí? Aristóteles concluye En Categorías, Aristóteles
se pregunta Aristóteles: ¿de qué que no puede haber Ideas de cosas pone de manifiesto la prioridad
constará el animal que instancia sensibles. ontológica de la substancia sin-
en cada especie y cómo deriva de Una secuela de la argu- gular por sobre géneros, especies
mentación aristotélica es que, si se y accidentes. Los universales son
go, que en su definición es uno ya que,
al definirlo, se dará la misma definición supone su identidad con la Idea, el propiedades ciertas compartidas
en ambos casos. Y, ciertamente, si existe universal no puede ser substancia en sentido idéntico por muchos
un Hombre que él mismo y por sí mismo de nada. Si la substancia del sin- individuos; en cuanto a subsistir,
es algo determinado y separado, también gular es aquello que le es propio, dependen de los individuos de los
sus componentes —como «animal» y «bí- exclusivo y excluyente, y la subs- que se predican: la existencia de
pedo»— significarán necesariamente algo
determinado, y existirán separados y se- tancia del singular no puede existir los individuos que tienen una pro-
rán entidades. Por consiguiente, también separada del singular del que es piedad en común es condición de
el Animal. Así pues, si (el Animal) que se substancia, sólo existen substan- posibilidad del universal.
da en el caballo y en el hombre son uno y cias individuales. Entonces, ¿qué
el mismo, como lo eres tú respecto de ti es lo que fundamenta la universa- 2. Palabras y ciencia
mismo, (a) ¿cómo lo uno que se da en co-
sas separadas podrá ser uno, y por qué tal lidad? ¿Cómo será posible predi-
Animal no va a estar separado también de car de todos los elementos de un Porfirio escribió su Isago-
sí mismo? (b) Además, si el Animal tiene conjunto la substancia individual ge como introducción al tratado
que participar de «bípedo» y de «polípe- entendida como su esencia? sobre las Categorías de Aristóte-
do», resulta algo imposible, puesto que en Afirmar que una substancia les. El texto, traducido al latín en
la misma cosa, siendo una y siendo algo
determinado, se darán a la vez los contra- individual no puede ser diferente la Edad Media por Boecio, influirá
rios. Pero si no se dan, ¿en qué sentido de su esencia,8 y que sólo se cono- durante siglos en el tratamiento de
podría decirse que el animal es bípedo o ce lo individual cuando se conoce la lógica. Para Porfirio género y es-
que es dotado de pies? ¿Se trata, tal vez, su esencia9 permite a Aristóteles pecie son términos correlativos; el
de yuxtaposición y contacto, o acaso de dar cuenta de los singulares de ma- género es un atributo que se aplica
mezcla? Pero todo esto es absurdo. Si,
por el contrario, (el Animal) es distinto nera intrínseca, es decir cada indi- esencialmente a varios individuos
en cada caso, (a) serán infinitas, por asi viduo desde sí mismo, y en esto se que difieren entre ellos específi-
decirlo, las cosas cuya entidad es el Ani- diferencia del platonismo, donde a camente. Si la especie está sub-
mal: en efecto, «hombre» no proviene ac- causa de que las Ideas son univer- sumida bajo un género y contiene
cidentalmente de «animal», (b) además, sales y están separadas de los sin- individuos que difieren entre ellos
el Animal Mismo será una multiplicidad,
ya que el animal que se da en cada una gulares, no posibilitan conocer los sólo numéricamente, debe también
(de las especies) es (su) entidad. En efec- individuos desde sí mismos por- asumirse que el género, no menos
to, (éstas) no se denominan io según otra que no constituyen la substancia que la especie, hace referencia a
cosa. (Si así fuera, el hombre provendría de ellos.10 Por ello, aún siendo co- cosas y que ambos son mutuamen-
de esa otra cosa, y esa otra cosa sería su nocidas las Ideas, esto no implica te relativos. Juntamente con la di-
género.) Y, además, serán Ideas todos los
componentes del hombre. Y, desde luego, que se conoce la esencia de la cosa ferencia, que acota la especie den-
no cabe que sea Idea de una cosa y enti- misma singular. El principio de tro del género, se predican in quid,
dad de otra (pues esto es imposible). Por conocimiento debe ser inmanente esto es, esencialmente. El propio,
consiguiente, cada (especie) particular a lo conocido si quiere ser cono- que constituye una determinación
de animales será un Animal Mismo, (c) cimiento de la cosa misma en su accidental que caracteriza a todos,
Además, ¿de qué derivará este animal (de
cada especie), y cómo provendrá del Ani- naturaleza (arkhé en autô). ¿Cómo siempre y solamente a los indivi-
mal en sí? O ¿cómo es posible que este puede el universal objeto de cien- duos de una especie determinada,
animal exista separado del Animal Mis- cia y proporcionar al mismo tiem- y el accidente, en cuanto se trata de
mo, si su entidad consiste en esto mismo? un predicado asimismo inesencial
Todos estos (absurdos), y aún otros más 8 Cfr. Aristóteles, Metafísica, 1031a 17- pero además inespecífico, se predi-
absurdos que éstos, se siguen también 18: “Desde luego, la cosa singular no pa-
en el caso de las cosas sensibles. Ahora can in quale, es decir no esencial-
rece ser algo distinto de su entidad, y la
bien, si es imposible que las cosas sean esencia se dice que es la entidad de cada mente. Estas cinco determinacio-
así, es evidente que no existen Formas de cosa singular”. nes atributivas son los predicables.
las cosas sensibles tal como algunos afir- 9 Cfr. Aristóteles, Ibid., 1031b 6-7. Se distinguen de los predicamen-
man. 10 Cfr. Aristóteles, Ibid., 991a 10.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

tos o categorías porque éstas son ¿Qué caracteres distinguen definición de la especie humana a
determinaciones conceptuales u a la especie del género? Los géne- la que ambos pertenecen.
ontológicas consideradas de mane- ros subsumen a las especies y no ¿En virtud de qué se dis-
ra extraproposicional, mientras los son subsumidos por ellas. La exis- tinguen entre sí los predicables?
predicables solamente lo son den- tencia de una especie exige la exis- La diferencia se aplica al género;
tro de proposiciones, en función tencia del género correspondiente, la especie sólo se aplica a indivi-
atributiva. Un predicable lo es en pero no a la inversa. Los géneros duos; la diferencia tiene prioridad
relación al modo atributivo que en son atribuidos por sinonimia a las respecto de la especie constituida
una porposición se le asigna; una especies subsumidas bajo ellos; las por ella. La especie difiere de la
categoría lo es independientemen- especies no pueden serlo respecto propiedad porque puede consti-
te de su inclusión en un enuncia- de los géneros. Los géneros son tuirse en género de otras especies
do. Las categorías o predicamen- más extensos precisamente porque mientras que la propiedad es in-
tos pueden ser analizadas desde la contienen a las especies subsumi- transferible más allá de la especie
perspectiva de los predicables en das bajo ellos. Las especies no aco- a la cual es propia. La especie es
la medida en que son atribuidas a tan los géneros más que mediante anterior a la propiedad que pueda
un sujeto. Esto último ofrece un las diferencias que les son propias. corresponderle y no está en el su-
costado problemático cuando in- Tampoco hay especies generalísi- jeto más que en acto; la propiedad,
volucra a la ousía. Definida como mas ni géneros especialísimos. en cambio, puede estar en potencia
aquello que sólo puede ser sujeto ¿Cuáles son las relaciones en el sujeto. Porfirio lo define de
de un enunciado, salvedad hecha entre los predicables? Los lógicos varias maneras:
de algún caso de atribución, v.gr. llaman diferencia a lo que modifica “el accidente es lo que está o no
“Aquello que camina es Sócrates”, un género acotándolo en extensión está sin que se corrompa el suje-
la ousía nunca es predicado. Esto al introducir una cláusula que de- to”; “lo que en él puede estar o no
acontece cuando se identifican ou- fine un subconjunto dentro del estar, en lo mismo”; “ lo que no es
sía, ser e individuo. En efecto, de género. La diferencia, aplicada al ni género, ni especie, ni diferencia,
tal modo no es posible reconocerlo género, produce la especie incor- ni propio, y está en el sujeto”11
como predicado más que por vía porándose a su definición, aunque Se divide en dos especies: uno es
excepción. no como un accidente específico; separable del sujeto; el otro, inse-
Porfirio sostiene que hay la diferencia no es un propio, por- parable. Así, dormir es un acciden-
un género generalísimo y una es- que se predica in quid y no in qua- te separable; ser negro, aunque sea
pecie ínfima. El género generalísi- le como este último. Ser racional un accidente inseparable para el
mo es aquel por sobre el cual no y ser capaz de reír son específica- cuervo y para el etíope, no impide
puede haber otro que lo sobrepase; mente humanos, pero la raciona- que haya la posibilidad de conce-
la especie especialísima es aquella lidad es lo que diferencia entre el bir un cuervo blanco y un etíope
después de la cual no puede ha- hombre y los vivientes sensitivos que pierda su color sin que el suje-
ber especie que le sea inferior. El irracionales; constituye y define la to sea destruido.
género generalísimo se relaciona especie humana. La capacidad de La especie difiere, a su vez,
sólo con los términos que le son reír se enuncia como una propie- del accidente, porque es atribuida
inferiores; la especie especialísima dad, y efectivamente lo es, pero no esencialmente (in quid) al sujeto
con aquellos términos que les son constituye la especie humana ni se del cual es especie; el accidente
superiores, El primero sólo puede incluye en su definición: todos los se da en el sujeto sólo según una
ser género; la última sólo espe- hombres ríen, sólo ellos y siempre, manera de ser (in quale). Una
cie. En cuanto a los intermediarios pero la definición por género y di- substancia participa de una sola
colocados entre los extremos se ferencia no incluye la capacidad de especie aunque puede participar de
llaman géneros y especies subor- reír. Sócrates tenía la nariz roma, varios accidentes, ya sean separa-
dinados. Cada uno de ellos puede Aquiles venció a Héctor, son sim- bles, ya inseparables. La especie
ser género y especie en relación ples accidentes inespecíficos, no es, asimismo, anterior al acciden-
a términos diversos: para la men- propios; Sócrates ríe, Aquiles ríe, te, ya que el sujeto es preexistente
te pueden desempeñar el papel de en cambio, expresan una propie- a éste. Los accidentes se anexan a
género o de especie conforme a la dad específicamente humana de la substancia. La participación en
relación atributiva bajo la que sean Sócrates y de Aquiles aún cuando 11 Porfirio, Isagoge, PL 64, 132 D. [Trad.
considerados. esta propiedad no se incluya en la J.J.García Norro y R.Rovira, Anthropos,
Barcelona, 2003.].
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Symploké revista filosófica Lenguaje, lógica y ontología

la especie es idéntica para todos “Entidad, la así llamada con más Algo es prioritario porque de su
los singulares que participan de propiedad, más primariamente y existencia depende la existencia
ella; la del accidente no. El Árbol en más alto grado, es aquella que, de otra cosa. En este caso, exis-
de Porfirio constituye un anticipo ni se dice de un sujeto, ni está en un te una relación entre ambas cosas
de lo que modernamente se deno- sujeto, v.g.: el hombre individual que no es reversible; se trata de la
minará clasificación simple, por o el caballo individual. Se llaman prioridad de la substancia respecto
clases disyuntas. Es subsidiario de entidades secundarias las especies del resto de las categorías. En otro
la diáiresis platónica, o división, a las que pertenecen las entidades sentido la causa es prioritaria res-
como aparece en el diálogo El So- primariamente así llamadas, tanto pecto del efecto en cuanto es causa
fista. esas especies como sus géneros; de su existencia, aún en aquellos
Porfirio, en su Árbol, parte v.g.: el hombre individual perte- casos en que la implicación de
del género generalísimo substan- nece a la especie hombre, y el gé- existencia sea recíproca: entre un
cia sobre el cual ya no hay géne- nero de dicha especie es animal; hecho y la proposición verdadera
ro alguno, y llega hasta la especie así, pues, estas entidades se llaman acerca de él existe, por ejemplo,
ínfima hombre, bajo la cual sólo secundarias, v.g.: el hombre y el reciprocidad, ya que uno y otra son
existen individuos (Platón, Sócra- animal”14 verdaderos a la vez; sin embargo,
tes, etc.) Declara Porfirio, en rela- Este pasaje del tratado so- el hecho verdadero es causa de la
ción con los géneros y las especies: bre las Categorías determina lo proposición verdadera y no al re-
“Me rehuso a decir si los géneros y que Aristóteles entiende por subs- vés. Hay todavía otro sentido de
las especies subsisten o consisten tancia primera y segunda, priori- prioridad18: algo puede ser ante-
solamente de pensamientos puros; zando, contra Platón, la primera. rior, preceder, en el conocimiento.
ni si son, en el caso de que subsis- Allí sostiene la reiterada aserción Se trata de una consideración en
tieran, corpóreos o incorpóreos, ni “Así, pues, de no existir las enti- absoluto (haplós) del término an-
si ellos existen separados de las dades primarias, sería imposible terior, donde Aristóteles entiende
cosas o de los objetos, o si forman que existiera nada de lo demás”15 : que según el concepto, lo universal
con ellos algo coexistente”.12 no es sólo prioridad ontológica; es es anterior a lo singular, pero según
En contexto aristotélico también lógica. Animal se predica la percepción, lo singular es ante-
ousía tiene significado ambivalen- de hombre y consecuentemente del rior a lo universal. Estas diversas
te. Aristóteles hace de ese vocablo hombre individual; si no se predi- clases de prioridad y, por tanto, de
un uso absoluto o simpliciter según cara de ningún hombre individual, relaciones, pueden quizá reducirse
el cual cada individuo es ousía , y tampoco se predicaría de hombre a los pares anterior/posterior y an-
otro relativo o secundum quid de en general.16 La substancia singu- terior/anterior19. El primero pone
conformidad con el cual ousía sig- lar es prioritaria en sentido absolu- de manifiesto un carácter inverso
nifica forma. Porfirio entiende que to -tanto en relación al resto de las mostrando que lo que es primero
en el tratado sobre las Categorías categorías cuanto en relación a la según un significado de prioridad
el sentido del término es, simplici- substancia secundaria-, ya porque resulta último de acuerdo con otro
ter, el del compuesto de materia y el resto de las categorías se da en la significado. El segundo ratifica la
forma, y la distinción decisiva es substancia singular, ya porque se prioridad de una determinada cosa,
entre substancia primera y subs- predica de ella. La índole de hypo- que es primera desde cierta pers-
tancia segunda. Esta distinción y la kéimenon que ostenta la substancia pectiva y también lo es desde otra,
comprensión de la substancia pri- singular y el hecho de que sin ella asimismo posible. Porfirio recurre,
mera como aquella que lo es más no pueda darse lo que significan con el objetivo de conciliar la teo-
propiamente, con mayor prioridad las demás categorías, determina su ría del tratado de las Categorías
y en el grado más alto13 puso a Por- prioridad. Porfirio la admite; sin con el pensamiento platónico, a
firio en la dificultad de aceptar la embargo, asigna al universal una la relación anterior/posterior entre
asignación a especies y géneros de prioridad secundum naturam. 18 Aristóteles, Metafísica, 1018 b 29-34.
una función secundaria en relación ¿Qué significa prioridad 19 Puede verse, especialmente: Alejandro
con el individuo: para él, la consis- para Porfirio? Aristóteles especifi- Vigo, Prioridad y prioridad ontológica
có varios sentidos de prioridad17: según Aristóteles, Philosophica (Valpa-
tencia de los discursos de Platón y
raíso, Chile, 1989) nº12, pp 89-115; y del
Aristóteles no fue sencilla: 14 Aristóteles, Categorías, 2a 11-19. mismo autor, Prioridad ontológica y prio-
15 Aristóteles, Categorías, 2b 5-6. ridad lógica en la doctrina aristotélica de
12 Porfirio, Isagoge, PL 64, 32 B. 16 Ibid., 2a 36 - 2b 1. la substancia, Philosophica (Valparaíso,
13 Cfr. Aristóteles, Categorías, 2a 11-12. 17 Ibid., 14a 26 - b 23. Chile, 1990) nº 13, pp 175-198.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

lo cognoscible para nosotros y lo sal, sino que la clase del universal den a las substancias segundas
cognoscible en sentido absoluto, correspondiente es anterior al sin- aristotélicas. Los universales de-
entre la prioridad de un conoci- gular del caso, porque es imposible penden de las cosas sensibles y de
miento inmediato y no fundado, y que cualquier predicado universal la inteligencia humana para inherir
otro conocimiento que procede por pueda concebirse existiendo sepa- y para ser universales respectiva-
principios y es fundado. rado de su extensión, que pueda mente. Las Ideas platónicas están
En Categorías, hay una po- concebírselo al margen de los sin- separadas de las cosas sensibles
lémica antiplatónica expresada en gulares de los que se abstrae. Los y son independientes de la mente
la negación de la separación y cau- universales abstractos a partir de humana; es por esta razón que el
salidad de las Ideas, tanto cuanto los singulares, a diferencia de los medioevo establecerá su sede en la
en negarle prioridad ontológica al universales reificados (Ideas), tie- mente divina.
universal. Los universales existen nen una existencia sólo conceptual Porfirio entiende resolver
como meros predicados de singu- y posterior a las cosas singulares. la prioridad apelando a la distin-
lares. Las substancias singulares A la objeción contra la ción entre anterior por percepción
son anteriores por naturaleza a las prioridad de la substancia singu- (quoad nos) y anterior por natura-
substancias universales. En Cate- lar, Porfirio ofrece otra respuesta, leza (quoad se). Para él la substan-
gorías, la substancia es sujeto: sólo basada en consideraciones lógicas, cia sensible es anterior quoad nos
la substancia es siempre sujeto; dentro de su propia interpretación pero la substancia inteligible lo es
subyace a sus propias especies y del cometido que habría preten- quoad se.
géneros tanto como a los acciden- dido Aristóteles en el tratado so- Los universales comienzan a cons-
tes que se dan en ella . bre las Categorías, tema debatido tituir, para Porfirio, un problema
¿Cómo podrá sostener como pocos en la tradición poste- gnoseológico, sin que pueda des-
Porfirio que las aserciones aris- rior. Porfirio considera el tratado prenderse del todo de la reificación
totélicas en Categorías no son in- aristotélico como un tratado lógi- platónica de las Ideas. Postula la
consistentes con el platonismo? co cuyo objeto son los predicados, existencia de substancias inteligi-
Si la existencia de las substancias motivo por el cual recibiría su títu- bles que son, por un lado, causa de
singulares es prioritaria y cuando lo la obra, i.e. Categorías. los universales
son eliminadas, ya no pueden exis- Las expresiones que signi- abstractos y, por el otro, de las
tir las substancias segundas y los fican entidades se aplican en pri- cosas sensibles. Las substancias
accidentes. Sin embargo, e inver- mer lugar a los singulares, a partir inteligibles son universales ontoló-
samente, si se eliminan hombre o de los cuales el pensamiento avan- gicos y causan el orden que puede
animal, Sócrates desaparece en za hasta los predicados comunes. descubrirse en el mundo sensible.
cuanto humano, y así la especie Si el objeto de Categorías son las La versión profiriana de
parece substancia más consistente expresiones significativas y éstas la concepción aristotélica de los
que el individuo, y el género más se refieren básicamente a entidades universales los expone como pro-
consistente que la especie. singulares perceptibles, es más que piedades comunes, sin autarquía
Porfirio, en su Comenta- razonable considerar a éstas como ontólogica y dependientes, para
rio a las Categorías, se interroga substancias primeras. Porfirio, sin existir, del conjunto total de esos
por qué Aristóteles dice que la embargo, agrega que en relación singulares. Los universales no
substancia singular es anterior a con la naturaleza, las substancias pueden existir más que dándose,
la substancia universal cuando el inteligibles son primeras . La cues- de hecho, en los singulares.
universal -en su versión platóni- tión de la prioridad ontológica en-
ca- es lo primario. Responde que tre los dos tipos de substancia -sin-
el problema consiste en asumir la gular y universal- regresa una vez
substancia singular en el sentido más.
de un hombre concreto, v.gr. Só- Porfirio incluye en el de-
crates, que aún en el supuesto de su bate, además de los singulares y
inexistencia no impide que hombre los universales, las substancias in- * Dr. en Filosofía por la
y animal permanezcan. Aristóteles teligibles -Dios, el Intelecto y las Universidad de Buenos Aires y por
no afirma -en opinión de Porfirio- Ideas-. Las especies y los géneros la Universidad de París IV-Sorbo-
que una substancia singular sea an- no cuentan entre las substancias na.
terior a su correspondiente univer- inteligibles; de hecho, correspon-

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Symploké revista filosófica Muerte y transfiguración...

Muerte y transfiguración del


Filósofo
El Liber de pomo y la imagen
medieval de Aristóteles
Gustavo Fernández Walker*

«En aquel tiempo vivía muy bien que ahora debo morir y se ignora si se trata a su vez de una
un gran sabio, muy famoso e in- que no puedo evitarlo, porque el traducción de una versión anterior,
teligente, cuyo nombre era Aris- dolor me atormenta grandemente; en griego o siriaco. Sea de ello lo
tóteles. Y todos los sabios de su y si no tuviera esta manzana en mi que fuere, no caben dudas de que
tiempo escuchaban sus enseñan- mano, cuyo aroma me conforta y el modelo para esta primera ver-
zas, estudiaban sus conceptos y prolonga un poco mi vida, ya ha- sión es el Fedón platónico. No sólo
aprendían de él. Y al acercarse el bría expirado”.» por el marco dramático del diálogo
momento de su muerte y sufrir una Liber de pomo, (un filósofo conversando con sus
dolencia terminal, todos los sabios seu de morte Aristotelis discípulos en el lecho de muerte),
se reunieron y se acercaron para sino incluso por los nombres de
verlo y para conocer las causas de Entre los textos que cir- varios de esos discípulos (Simias,
su enfermedad. Lo encontraron cularon en el Occidente medieval Critón), que retoman los del diá-
olfateando una manzana que te- bajo el nombre de Aristóteles, el logo de Platón, además de algunas
nía en la mano. Pero él no estaba Liber de pomo acaso sea el más discusiones doctrinales que pare-
preocupado por la gravedad de su desconcertante. En él se describe cen casi transcripciones del Fedón.
enfermedad o afligido por el dolor la última discusión que el filóso- Ese texto árabe fue tradu-
de la muerte. Cuando así lo vieron, fo, en su lecho de muerte, man- cido al persa, y ambas versiones
muchos se agitaron y lo rodearon, tuvo con sus discípulos. Es difícil gozaron de gran difusión en los
y al acercarse vieron más clara- identificar qué es lo que llama más círculos ilustrados del Islam, en
mente su rostro, alegre y que se les la atención: si el apretado eclecti- ocasiones con autoría atribuida a
acercaba para saludarlos. Y enton- cismo de sus breves páginas o la Al-Kindi, célebre por sus esfuerzos
ces le dijeron: “Oh, señor y maes- enorme difusión que gozó la obra no sólo para coordinar un enorme
tro nuestro: al principio, cuando te en sus diferentes versiones (en ára- trabajo de traducción al árabe de
vimos, el alma se nos escapaba y be, persa, hebreo o latín), siempre las grandes obras del pensamiento
nos agitamos al observar en tí la dentro del marco del corpus aristo- antiguo, sino también por intentar
violencia de la enfermedad y tu vi- télico cuya traducción, comentario una concordancia entre las obras
gor tan debilitado. Pero cuando te y discusión significó una revolu- de Platón y Aristóteles muy en
vimos de cerca, y vimos tu rostro ción en el pensamiento medieval. consonancia con el espíritu del Li-
claramente, nuestro espíritu, que se Los orígenes del Liber de ber de pomo. De manera indepen-
nos había escapado, regresó a no- pomo seu De morte Aristotelis (tal diente a esa tradición “oriental”,
sotros, y se aquietó”. Aristóteles se el título de la versión latina, que sin embargo, circuló otra versión,
burló de ellos y les dijo: “No crean es la que aquí será considerada) redactada en hebreo por Abraham
en sus corazones que yo estoy feliz no son del todo claros. La versión ibn Hasday, fechada en Barcelona
porque espero superar esta enfer- más antigua se remonta al siglo X en 1235. Más que una traducción,
medad que ahora tengo; porque sé y está redactada en árabe, aunque se trata de una verdadera reescritu-

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Symploké revista filosófica agosto 2016

ra en la que algunos nombres son bro] de la manzana”, redactado por enorme difusión de la obra. Es de-
transformados (Simias se convier- él en el final de su vida, y en el que cir: sabemos que el Liber de pomo
te en Simón, por ejemplo) varias enseña a los sabios a no lamentarse fue muy leído en la Edad Media.
escenas son omitidas y otras añadi- por abandonar su refugio terrestre, Ahora bien, el gran interrogante
das (por caso, referencias a Abra- sino alegrarse por dirigirse al pre- que se le presenta a un lector mo-
ham como “el primer filósofo” y mio de la perfección, por el cual derno es: ¿cómo fue leído? ¿Cómo
un acercamiento entre la filosofía con el mayor esfuerzo de los estu- es posible que las mismas personas
aristotélica y el judaísmo), todo lo dios, escapando completamente al que pudieron advertir, por ejem-
cual produce como resultado una peso del siglo, no debían ahorrar plo, que el Liber de causis, hasta
nueva obra, en la que la dependen- en lo más mínimo el gasto de tiem- entonces atribuido a Aristóteles,
cia inicial del modelo platónico po y de vida. (...) Un libro que, al no podía haber sido escrito por el
está prácticamente diluida. no encontrarse entre los cristianos, Filósofo, no hubiesen reparado
Es esta versión hebrea la pues lo leímos en hebreo traducido en el carácter apócrifo del Liber
que, de acuerdo con el prólogo de del árabe, con la sabiduría recu- de pomo? Atribuir ingenuidad o
su autoría, el rey Manfredo de Si- perada para erudición de muchos, ineptitud filológica o hermenéuti-
cilia tradujo al latín en 1255 y que, tradujimos de lengua hebrea en la- ca a los lectores medievales sería
a su vez, fue traducida a diversas tina. (...) Este libro no fue escrito no sólo una salida fácil, sino fun-
lenguas vulgares, asegurando su por Aristóteles, sino dictado por él damentalmente errónea, y por lo
amplia difusión en los últimos si- a otros, que quisieron mostrar la tanto debe ser descartada de plano.
glos de la Edad Media y los prime- causa de su alegría ante la muerte, Por lo pronto, no es cierto
ros de la Modernidad. El prólogo tal como seriamente se expresa en que la atribución de las doctrinas
redactado por Manfredo es, en sí estas páginas.» consignadas en el De pomo a Aris-
mismo, uno de los principales tes- tóteles no haya generado contro-
timonios conservados acerca de la Se cree que esta versión la- versias. En el universo de la filo-
importancia e influencia del Liber tina del Liber de pomo estaba in- sofía judía, por caso, Maimónides
de pomo en la Baja Edad Media. cluida en la importante donación rechaza explícitamente la perte-
Allí se dice: de manuscritos que Manfredo hizo nencia de la obra al canon aristo-
a la Universidad de París en 1263, télico y no la considera auténti-
«Nosotros, Manfredo, hijo del di- época en la que, gracias al esfuerzo ca. En el universo latino, el autor
vino y augusto emperador Federi- de Guillermo de Moerbecke, entre anónimo de una quaestio acerca
co, (...) sometidos al azar de la fra- otros maestros, se llevó adelante de la posibilidad de que Aristóte-
gilidad humana y a la discordia de un trabajo de traducción y sistema- les hubiera sido merecedor de la
los concordantes elementos de los tización de la obra aristotélica que salvación rechaza la ortodoxia del
cuales estamos hechos, como las daría como resultado lo que cono- Filósofo que su oponente defiende
demás cosas, (...) creíamos temer cemos como corpus recentior. Allí en base al testimonio del De pomo,
la inminencia de la muerte. Mas se encuentran obras fundamentales aduciendo que la obra no es autén-
trayendo a nuestra mente los do- del canon aristotélico como Meta- tica y que por lo tanto no puede
cumentos filosófico-teológicos que física, Física, De anima, De gene- ser tomada como prueba. Lo mis-
una multitud de venerables docto- ratione et corruptione, De caelo, y mo aduce Pedro de Candia (futuro
res nos enseñó en el aula imperial textos de matriz neoplatónica que Alejandro V, antipapa entre 1409 y
del divino augusto y serenísimo circularon con el nombre de Aris- 1410) en su Comentario a las sen-
emperador y señor padre nuestro, y tóteles, como el Liber de causis, el tencias.
que portaban opinión acerca de la Secretum secretorum y el Liber de Por otra parte, una quaes-
naturaleza del mundo, del flujo de pomo que nos ocupa aquí. tio de la segunda mitad del siglo
los cuerpos, de la creación de las al- La enorme cantidad de ma- XIV atribuida a Alberto de Sajo-
mas y de su eternidad y perfección, nuscritos que transmiten el Liber nia comenta extensamente el Liber
de la debilidad de las materias y la de pomo, su circulación al interior de pomo como una auténtica obra
fortaleza de las formas (...), ya no del corpus recentior de Aristóte- de Aristóteles, y algunas doctrinas
nos preocupamos por nuestra desa- les, su difusión en ámbitos no sólo presentes en el De pomo son cita-
parición (...) Entre los cuales libros universitarios sino también corte- das como autoridad por maestros
nos llegó uno de Aristóteles, prín- sanos, en latín o en traducciones del siglo XV como Conrado de
cipe de los filósofos, llamado “[Li- en lengua vulgar dan cuenta de la Halberstadt, Heymerico de Cam-

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Symploké revista filosófica Muerte y transfiguración...

po, Dionisio de Rickel, Ludovico anima quae non fuit infecta pravis que lo acercaran a una determina-
Ricchieri o Lamberto de Colonia. operationibus hujus mundi). da ortodoxia no era una caracterís-
Incluso Juan de Trevisa, a fines del <8.> Pobre del alma pecadora que tica exclusiva de la versión latina
siglo XIV, interrumpe su traduc- no tiene la posibilidad de retornar (es decir, cristiana) del De pomo,
ción del Polychronicon de Ranulf al propio lugar del que partió, por- sino que también puede rastrear-
Higden para refutar cierta leyen- que las obras viles y los placeres se en las versiones árabe y judía.
da (transmitida por Gregorio Na- carnales le impiden su ascenso ha- En este último caso, la traducción
cianceno y que llegó incluso hasta cia lo alto (vae animae peccatrici del Liber de pomo al hebreo enca-
Kepler) según la cual Aristóteles quae non habet posse redeundi ad jaba perfectamente en una antigua
se habría suicidado, avergonzado locum suum, unde exivit, quia tur- leyenda según la cual, luego de la
por no comprender la teoría de las pia opera et delectationes carna- conquista de Jerusalén por parte de
mareas de Euripo. «¿Cómo pudo les impediunt ejus ascensum sur- Alejandro Magno, Aristóteles ha-
creer Gregorio que Aristóteles no sum).» bría recibido de manos de su dis-
entendió las mareas después de lo cípulo un conjunto de textos que
que puede leerse en el segundo li- Independientemente del lo habrían llevado a retractarse de
bro de la Meteorología?», escribe valor que los lectores medievales ciertas posiciones y abrazar el ju-
Juan; y cita a continuación un ex- hayan podido atribuir al contenido daísmo. En algunos manuscritos
tenso pasaje de la versión inglesa doctrinal del De pomo, su amplia puede leerse incluso una versión
del Liber de pomo: «¿Cómo pudo circulación parece responder, ade- en hebreo de la carta que Aristó-
creer que se suicidó, si en el Libro más, a cuestiones que van más allá teles habría enviado a Alejandro
de la manzana se relata cómo mu- del mero interés por ofrecer un es- para agradecerle el tesoro que le
rió mientras discutía con sus discí- labón más en la venerable tradición había revelado. Para esa tradición,
pulos y sostenía en sus manos una de la concepción de la filosofía el Liber de pomo no sería otra cosa
manzana?». como preparación para la muerte. que el testimonio de la conversión
Más aun, las Auctoritates Por lo pronto, la retractación que de Aristóteles.
Aristotelis, florilegio que compila el moribundo Aristóteles ofrece de En el caso del mundo cris-
y organiza en breves sentencias las dos de sus doctrinas menos compa- tiano medieval, la cuestión es su-
principales enseñanzas del auctor tibles con la cosmovisión cristiana mamente compleja. Por lo pronto,
Aristóteles y que, en diferentes (a saber, la eternidad del mundo y no hay en el texto latino del Liber
versiones, gozó de una enorme po- la disolución del alma individual de pomo, naturalmente, referen-
pularidad en la Edad Media, con- con la muerte) parecen funcionar cias explícitas a doctrinas cristia-
tiene ocho “autoridades” extraidas como salvoconducto frente a la nas. Hay, en cambio, un rechazo
del Liber de pomo, entre las que oposición que esas tesis encontra- explícito de las dos grandes doc-
figuran las principales enseñanzas rían finalmente en la condena pa- trinas aristotélicas que causaron
que el maestro transmite a sus dis- risina de 1277. A su vez, en tanto mayor controversia en el Medioe-
cípulos en su lecho de muerte: el propio Manfredo aduce que ese vo latino (la eternidad del mundo y
tesoro que pone a disposición del la desaparición del alma individual
«<2.> La muerte no es otra cosa público ilustrado de la cristiandad con la muerte) y una exaltación de
que la retirada del alma del cuerpo había sido hallado entre los libros la vida futura, en la que el alma,
(mors nihil est, nisi recessus ani- de su padre, la rehabilitación de según el Aristóteles moribundo
mae a corpore). Aristóteles funciona a su vez como del De pomo, podrá conocer a su
<3.> El sabio debe alegrarse de su desagravio para Federico II, des- creador. No obstante, no puede
muerte y no lamentarse (sapiens crito por el franciscano Salimbene soslayarse el hecho de que, a pe-
debet laetari de morte sua et non de Parma como homo pestifer et sar de esa curiosa ortodoxia aris-
dolere). maledictus, scismaticus, hereticus totélica, el mecanismo mediante el
<4.> La filosofía enseña al hombre et epycúrus. cual se puede acceder al mérito de
a conocer a su creador (philoso- Dicho de otro modo, el éxi- esa vida feliz después de la muer-
phia docet hominem cognoscere to del Liber de pomo se explica no te no es otro que la práctica de la
suum creatorem). sólo por razones de índole estric- filosofía. Precisamente, la defensa
<7.> Feliz el alma que no ha sido tamente doctrinal, sino también del ideal contemplativo del filóso-
manchada por las perversas ope- política. Por cierto, la necesidad de fo constituía la tercera pata en la
raciones de este mundo (beata est encontrar en Aristóteles posiciones que se asentaba el aristotelismo de

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Symploké revista filosófica Muerte y transfiguración...
agosto 2016

los maestros de artes que serían al- apreder y comprender, y de qué ción a sus discípulos a leer su obra
canzados por la condena de 1277. modo se llega por ella al más alto y perseverar en el estudio de la fi-
Compárense los siguientes artícu- grado de la ciencia de la rectitud”. losofía mediante la lectura de los
los del syllabus del obispo Esteban “ocho libros”, que los intérpretes
Tempier: «A lo que Aristóteles respondió: entienden alternativamente como
“Ninguna ciencia es similar a la una referencia a los textos de lógi-
«<40.> No hay un estado más ex- ciencia de la filosofía, que clari- ca o de filosofía natural, a los que
celente que el de abandonarse a la fica el alma y la hace disfrutar en se añaden el De anima y la Metafí-
filosofía (quod non est excellentior este mundo en la perfección y la sica.
status, quam uacare philosophiae). rectitud, que es el principio de su Así, el Liber de pomo pare-
<154.> Solamente los filósofos bienestar; y por ella le es dada el ce rechazar ciertos aspectos centra-
son los sabios de este mundo (quod comprender e inteligir el bien del les de la filosofía aristotélica para
sapientes mundi sunt philosophi otro mundo, y quien la encuentra, acercarse a una cierta ortodoxia
tantum).» encuentra la vida en el otro mun- que la hiciera compatible con las
do. Porque en los primeros ocho doctrinas cristianas, musulmanas y
con los siguientes pasajes del Li- libros uno encuentra todos los ca- judías. Pero, a la vez, esconde en
ber de pomo, al comienzo y al final minos de la ciencia por los cuales sus páginas un elogio de la vida fi-
de la conversación de Aristóteles el hombre puede comprender y losófica perfectamente compatible
con sus discípulos: poseer los principios para los ca- con el modo en el que la obra de
minos de todos los métodos y co- Aristóteles fue leída por los maes-
«<Aristóteles:> En primer lugar nocer las razones aducidas acerca tros de artes de la universidad me-
los interrogaré a ustedes: si creen de ellos, por las cuales se ajustan dieval. El propio autor/traductor
y confían en que la ciencia de la razonablemente a las cosas dispu- del tratado parece ser consciente
filosofía, que contiene a todas las tables y de las que se apartan los de esa tensión al interior de la obra,
<otras> ciencias, es verdadera, y que no poseen el camino recto por al poner en boca de Aristóteles una
que quien la investiga, investiga el cual vale la pena conocer ver- curiosa comparación, que también
la verdad, la rectitud y los grados daderamente algo. (...) Y agregué será recogida en las auctoritates
altísimos y divinos, y que por ella otro libro, que se llama Metafísica, Aristotelis:
existe la diferencia entre el hombre y en él afirmé que el firmamento
y los otros animales.» superior y las estrellas no son de «Y esta ciencia [la lógica, entendi-
la naturaleza que observamos bajo da aquí como herramienta primera
A la respuesta afirmativa la luna, sino que son de otra natu- de la filosofía] es útil como es útil
de los discípulos siguen una serie raleza, para comprender la cual no el escorpión en el antídoto, que, si
de observaciones acerca del fun- tenemos ni capacidad ni potencia. bien es tóxico, sin embargo, si se
cionamiento del alma y del cuerpo. (...) Y dichosa es el alma que no lo administra al paciente, ofrece un
La mayor nobleza del alma no se está infectada por las nimias obras remedio y el dolor retrocede.»
debe únicamente a su provenien- de este mundo y que conoce a su
cia divina, sino fundamentalmente creador, pues ella es la que regre- Las prescripciones hipo-
a las acciones mediante las cuales sará a su lugar de grandes delicias, cráticas del “libro de la manzana”
ella se hace meritoria de conocer mas no con los placeres del cuer- parecen funcionar como modo de
a su Creador. La principal de esas po, que son despreciables. Y ay de determinar la dosis en las que pue-
acciones es precisamente la activi- las almas pecadoras que no poseen de incorporarse la filosofía aristo-
dad filosófica, representada por los virtud ni pueden retornar a su lu- télica en el camino de la salvación.
textos de Aristóteles (una conclu- gar ni pueden ascender a su patria, Tóxica en estado puro, su utiliza-
sión similar había alcanzado Ave- porque las oscuras obras de los ción adecuada puede “ofrecer un
rroes en su Tratado decisivo: el placeres del cuerpo les impiden el remedio al paciente”. La misma
propio Corán prescribe el estudio ascenso hacia lo alto”.» manzana que es sinónimo de caída
de la filosofía de Aristóteles). puede ser, también, sinónimo de
“Señor y maestro nues- Dicho esto, Aristóteles salvación.
tro”, exigen los discípulos al final dejó caer la manzana que sostenía
del diálogo, “enséñanos cuál es la en sus manos y murió. Sus últimas
ciencia recta que el hombre debe palabras, pues, fueron una invita- * (UNSAM/UBA/CONICET)

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Symploké revista filosófica El silogismo práctico...

El silogismo práctico en
Aristóteles
Su esencia e
inexistencia
Gustavo Zito*
La gran utilidad de los ejemplos, alimentada durante siglos por nu- hacer algo o si es una acción con-
la única si se quiere, es merosos comentaristas que han creta. Las aguas, al respecto, están
aguzar el juicio, porque en lo que tenido la precaución de no eludir claramente divididas. Ahora bien,
toca a la exactitud y a en sus discrepancias al respecto estas dos posturas, mutuamente
la precisión de los conocimientos ninguno de los asuntos en los que excluyentes, se muestran incapa-
del entendimiento, fuera posible discrepar. En efecto, ces de dar una solución satisfac-
son más bien funestos. (...) las discusiones sobre el silogismo toria a esta disyuntiva, puesto que
Los ejemplos vienen a ser para el práctico giran entorno a cuál es su mientras algunas citas aristotélicas
discernimiento como la estructura formal, cuáles sus pre- parecen favorecer claramente una
muleta para el inválido y de la que misas, si éstas son solo dos o pue- de ellas -vgr. “la conclusión de
no podrá prescindir den ser más, la relación que guarda las dos premisas es la acción” (De
el que carezca de esa facultad la conclusión con las premisas, si mot. an. 701 a 12), otras inclina-
natural. este silogismo constituye un meca- rían la balanza hacia la contraria,
nismo generador de la acción o si como cuando Aristóteles aclara
Kant, Inmanuel, KrV, A 134 / B se trata de un modelo formal para que la acción llega a concretarse
173 explicar o justificar una acción in- “si no hay nada que lo impida”
tencional de manera retrospectiva, (EN 1147a 29; De mot. an. 701a
etc. Al respecto, en lo único que 15). En efecto, ese inciso sugiere
parece reinar un acuerdo generali- que la conclusión del silogismo
I. Introducción zado es en considerar que se trata práctico podría ser un enunciado
de una doctrina particularmente in- previo a la acción, por lo que esa
La expresión “silogismo consistente y hasta contradictoria. conclusión-enunciado podría no
práctico” mienta una supuesta doc- De todas formas, la controversia llegar a concretarse necesariamen-
trina aristotélica que se encontraría principal es la que intenta infruc- te en una acción práctica, sino so-
como diseminada o en esbozos en tuosamente decidir si la conclusión lamente si nada se interpone.
ciertos pasajes de Ética Nicoma- de este silogismo es de orden teó- Así las cosas, la cuestión
quea, De anima y De motu anima- rico o práctico; es decir, si se trata parece encontrarse en un callejón
lium, y en torno a la cual bulle una de un mero enunciado que indica sin salida. Una posible solución
dilatada controversia sostenida y la necesidad o conveniencia de consistiría en afirmar que Aristóte-

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Symploké revista filosófica agosto 2016

les sostiene dos teorías diferentes por lo que esa traducción, aunque con sus críticas y comentarios se
del silogismo práctico; o bien que es más fiel en el aspecto morfoló- convierten en su única e involun-
hay una sola teoría pero con aspec- gico, no lo es en el semántico, que taria fuente de existencia.
tos internos ambiguos e inconsis- constituye indudablemente el as-
tentes. La ambiciosa intención del pecto más importante de una tra-
presente trabajo es proponer una ducción. Por consiguiente, cuan- III. El silogismo práctico en Éti-
lectura que en principio permitiría do el término sillogismo/i es ca nicomaquea.
salir de ese callejón a partir de la utilizado por Aristóteles no en el
siguiente hipótesis: en Aristóte- ámbito del conocimiento teórético III. 1 Las citas que los co-
les no hay ni una ni dos doctrinas sino en el de la praxis, parece mu- mentadores presentan como referi-
del silogismo práctico; antes bien, cho más acertado traducirlo como das al silogismo práctico en Ética
como lo anuncia el título, el silo- “razonamiento” o “cálculo acom- nicomaquea se ubican a partir del
gismo práctico es inexistente. En pañado de razón”, expresiones que Libro VI, que está dedicado al es-
ese sentido, es necesario que los en nuestro idioma reflejan con una tudio de las virtudes dianoéticas.
pasajes sospechosos de silogismo fidelidad mucho mayor el sentido En esos pasajes, Aristóteles esta-
práctico sean interpretados a la luz amplio con el que Aristóteles lo blece que la parte racional del alma
de la siguiente pregunta: ¿de qué emplea en su pensamiento ético. tiene dos subpartes: la científica (e)
está hablando Aristóteles cuando El segundo cuestionamiento está pisthmoniko/n) y la calculadora
parece que hablara del silogismo relacionado con la estruendosa o razonadora (logistiko/n). La
práctico? Si se abordan las ci- presencia del genitivo plural tw=n primera es contemplativa y cono-
tas correspondientes teniendo en praktw=n, el cual torna muy cues- ce los entes necesarios y eternos;
cuenta el contexto de la obra a la tionable la traducción “prácticos” allí opera el pensamiento teorético
que pertenecen, el silogismo prác- (que supondría la presencia de un (dia/noia qewrhtikh/), dedica-
tico podría llegar a desvanecerse, inexistente nominativo cumplien- do a las cosas que no puede ser de
lo cual redundaría en una mayor do la función sintáctica de atribu- otra manera. La otra subparte es la
claridad y coherencia de los textos. to). que conoce lo contingente y está
Sin embargo, al recortar orientada a la acción (pra=xij):
este tema para aislarlo como obje- este pensamiento puede ser prácti-
II. Cuestiones preliminares. to de análisis, los comentadores lo co (dia/noia qewrhtikh/) o pro-
han instalado con la poco adecuada ductivo (dia/noia poihtikh/). En
Antes de entrar de lleno denominación de silogismo prác- este contexto Aristóteles introduce
al asunto que nos ocupa, cabe se- tico (o su equivalente en distintas la noción de “verdad práctica” (a)
ñalar que la expresión “silogismo lenguas), lo cual ha contribuido le/qeia praktikh/), una verdad
práctico” es una traducción do- seguramente en buena medida a de naturaleza distinta a la teórica,
blemente objetable de los térmi- alimentar las estériles controver- cuya caracterización es desarrolla-
nos griegos que figuran en el tex- sias que abundan al respecto. Mu- da allí brevemente (1139 a 21-31).
to fuente, a saber: sullogismo/i cha tinta inocente se habría evitado Ahora bien, dado que existen dos
tw=n praktw=n (EN 1144a 31). derramar si esta pieza de discusión tipos de verdades correspondien-
Detengámonos, en pri- hubiese recibido, por ejemplo, el tes a sendas subpartes racionales
mer lugar, sobre el término nombre de razonamiento en lugar del alma, y que para la subparte
sillogismo/i. Es sabido que de silogismo. De todas formas, éste científica existe un instrumento
Aristóteles le dio a esta palabra un es apenas un aspecto menor, casi apropiado a su objeto de estudio
sentido técnico muy preciso en sus anecdótico, en relación a la cues- -a saber, el silogismo- cabría supo-
Analíticos; no obstante, en la Éti- tión de fondo que pretende abordar ner entonces que para la subparte
ca, este término está empleado en este trabajo, la cual no consiste en razonadora o calculadora debería
un sentido amplio, propio del len- que los comentaristas hayan desig- existir también un mecanismo aná-
guaje común, según se mostrará nado una teoría aristotélica con un logo, que sería el silogismo prác-
oportunamente en el desarrollo del nombre inadecuado, sino en que tico. En este sentido, suele consi-
presente trabajo. Ahora bien, la pa- ese nombre inadecuado mienta una derarse que Aristóteles tematiza y
labra “silogismo”, en las lenguas teoría que no está en ninguna obra desarrolla el silogismo teórico en
modernas, denota únicamente este de Aristóteles y que solamente se los Analíticos -lo cual es cierto- y
último sentido de los Analíticos, encuentra en aquellos textos que que, análogamente, hace lo mismo

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Symploké revista filosófica El silogismo práctico...

con el silogismo práctico, aunque cuentes y sistemáticas que llegan a za en sentido figurado o analógico,
de manera mucho menos siste- constituir un verdadero factor es- dotándolas de una sorprendente
mática, en determinados tramos tructurante de estos textos que nos elasticidad y hasta ambigüedad,
de la Ética, De ánima y De motu ocupan. como si estos conceptos fueran
animalium. La lectura que los co- Sucintamente, el Libro despojados de las rigideces propias
mentaristas hacen de estos pasajes VI comienza determinando que del ámbito científico y se mimeti-
supone esa hipótesis, la cual nunca el alma tiene dos partes principa- zaran con la laxa imprecisión que
parece ser cuestionada. En ese sen- les, la irracional y la racional, y caracteriza el mundo de la praxis.
tido, es cierto que en estas obras que esta última tiene a su vez dos Un ejemplo muy claro de esto se
Aristóteles hace referencias a un subpartes, la científica, que co- produce cuando el Estagirita afir-
tipo de pensamiento práctico, di- noce lo necesario, y la razonado- ma que la sabiduría (sofi/a) -que
ferente del teórico, y que hasta da ra o calculadora, que se ocupa de en sentido estricto sólo es aplicable
algunos ejemplos al respecto, pero lo contingente. Cada una de estas al saber teorético- es atribuida en el
ello no implica que nuestro autor partes tiene su propia virtud máxi- campo de la producción a los más
se haya propuesto establecer allí ma (1139a 4-14). Hasta ahí todo destacados en algún arte, como Fi-
una doctrina referida a un supuesto es bastante claro, pero inmedia- dias y Policleto, puesto que en ese
silogismo práctico, a pesar de que, tamente comienza una insistente ámbito, sabiduría no se refiere a la
efectivamente, aunque algunos pa- y dilatada seguidilla de compara- más precisa de las ciencias sino a
sajes parezcan indicar lo contrario. ciones y paralelismos no exenta de la “excelencia en un arte” (1141a
ambigüedades y referencias algo 8-13), significado mucho más
III. 2. Las citas de Ética difusas; en efecto, ambas subpar- cercano al lenguaje vulgar que al
nicomaquea en las que supues- tes racionales tienen por objeto la estrictamente técnico de Aristóte-
tamente aparece el tema del silo- verdad, pero no la misma verdad; les. Exactamente lo mismo ocurre
gismo práctico se encuentran en el la subparte científica buscará una con el término sullogismo/i, tal
tercer capítulo del Libro VII. Con- verdad teórica y la subparte calcu- como fue anticipado en el apartado
cretamente se trata de dos ejem- ladora una verdad práctica. Esta II del presente trabajo. En efecto,
plos puntuales: el del “alimento afirmación de la existencia de una en los párrafos del Libro VI dedi-
seco” (1147a 7) y el del “alimento verdad práctica (1139a 28) es su- cados a analizar la “deliberación”
dulce” (1147a 27 - b 4), que es bas- mamente provocativa, puesto que (bou/leusij), se establece que:
tante más complejo. Ha llegado el enlaza conceptos que en principio a] la “buena deliberación” (e)ubou/
momento de formular la pregunta no podrían unirse, dado que per- leusij) no es ciencia (e)pisth/
que orientará nuestra investiga- tenecen a esferas claramente dife- mh) (1142a 34), aunque no puede
ción: ¿de qué está hablando Aris- rentes: la verdad en sentido estric- darse sino acompañada de un ra-
tóteles cuando parece que hablara to pertenece únicamente al ámbito zonamiento (a/lla\ mh/n ou)d’ #)/
del silogismo práctico? teórico, no al práctico, por lo que la neu lo/gou) (1142b 12), b] las
Los libros II al V de Ética expresión verdad práctica parecie- cosas eternas y las necesarias no
nicomaquea están dedicados en ra ser una contradictio in adjectio. pueden ser objeto de deliberación,
gran medida al estudio de las vir- Sin embargo, Aristóteles profundi- sino solo aquellas que dependen
tudes éticas; el Libro VI a las vir- za esta afirmación y la fundamen- de nosotros y están a nuestro al-
tudes intelectuales o dianoéticas y ta con un vertiginoso contrapunto cance (1112a 17-33) y c] tampo-
el VII al problema de la continen- conceptual: lo que en el ámbito co se delibera acerca de los fines,
cia y la incontinencia. Ahora bien; dianoético son la afirmación y la sino sobre los medios para alcan-
los libros VI y VII están dotados negación, en el deseo son la per- zarlos (1112b 12). Aquello sobre
de una impronta muy particular, secución y la huida (1139a 24); lo que se delibera es, entonces, lo
porque Aristóteles establece en lo que en el plano teorético son la que puede ser de otro modo y es
ellos un insistente juego de com- verdad y la falsedad, en el práctico realizable por nosotros, mientras
paraciones y paralelismos entre los son la bondad y la maldad (1139a que, por el contrario, la ciencia se
temas principales de esos libros y 27-29). El resultado de este juego ocupa de lo que no puede ser de
otros conceptos tomados de ámbi- es notable: las palabras parecen otra manera (1139b 22-24). Ahora
tos que no pertenecen estrictamen- perder el peso estrictamente técni- bien, Aristóteles afirma aquí que se
te la ética. Según nuestra lectura, co que pueden tener en otros con- puede alcanzar el fin no sólo me-
estas comparaciones son tan fre- textos, ya que Aristóteles las utili- diante una “buena deliberación”,

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Symploké revista filosófica agosto 2016

sino también mediante un “silogis- rectitud del deseo que la motiva y a algo así como un mareo dianoéti-
mo erróneo” (yeudei= sullo- la corrección de los medios escogi- co, razón por la cual no insistire-
gism%=); en ese caso, se alcanza lo dos para alcanzar el fin deseado”1. mos con esta clase de ejemplos.
que se debe hacer, pero no por el La “verdad práctica”, entonces, Sin embargo, el asunto es en rea-
camino debido, porque el término surge al final del proceso, cuando lidad más complejo de lo que has-
medio es erróneo (1142b 22-25). se concreta la acción, y no está pre- ta aquí fue planteado. En efecto,
Vemos, entonces, que en este pa- sente en las premisas, puesto que además de este juego continuo de
saje, el término sullogismo/j es las supuestas premisas del silogis- comparaciones y contrastes, que
aplicado al campo de lo delibera- mo práctico no serían prácticas, configura algo así como la estruc-
ble, es decir, a un ámbito en el que, sino teóricas, por lo que no pueden tura formal y narrativa del texto,
en sentido estricto, no podría ser contener ninguna verdad de natu- existe también otro elemento que
aplicable. Pero no es esa la causa raleza práctica. gravita en todo su contenido y que
por la que Aristóteles lo denomi- Otro de los muchos juegos de alguna manera lo cohesiona: se
na “erróneo”, sino porque en ese de comparaciones y oposiciones trata de una famosa discusión de
sullogismÒj el término medio es el que Aristóteles establece en- fondo con los planteos formulados
es erróneo (yeudh= to\n me/son o/ tre las demostraciones en las cosas por Sócrates y Platón. En efecto,
(ron e)/inai), lo que motiva que se teóricas (a)po/deicij) y las demos- esta disputa presenta sus primeras
elijan medios equivocados para lo- traciones en las prácticas (a)podei/ escaramuzas muy tempranamente
grar el fin buscado. Parece claro, ceij e)n tai=j praktikai=j), en el Libro I de la Ética, cuando
entonces, que Aristóteles aplica el pues ambas se ocupan de términos Aristóteles lamenta encontrarse
término sullogismo/j a un ám- extremos -aunque primeros e inva- ante la encrucijada de tener que
bito al que es imposible aplicarlo, riables en un caso y últimos y con- optar entre dos amistades a las que
a menos que lo haya utilizado en tingentes en el otro- y ambos extre- juzga incompatibles -la de Platón
el sentido amplio de razonamien- mos son conocidos por el intelecto y la de la verdad- (1096a 11-17),
to, y no en el estrictamente téc- (nou=j) y no por el razonamiento y alcanza su momento cumbre en
nico de los Analíticos. Podrían (lo/goj) (1143a 33- b4), puesto el Libro VII cuando discute la te-
citarse otras pruebas al respecto, que éste, con su capacidad calcula- sis socrática acerca de la imposi-
pero ésta es suficientemente con- dora, solo se ocupa de los medios2. bilidad de la incontinencia (1145b
tundente para fundamentar la ca- Otro caso, particularmente intrin- 27).
rencia de rigor técnico del término cado, es el siguiente: la prudencia Las discrepancias de Aris-
sullogismo/j en el ámbito de la no es ciencia, puesto que se ocupa tóteles con su padre y abuelo in-
praxis, y la consecuente objeción a de lo particular, de lo que no hay telectuales afloran explícitamente
que se lo traduzca como “silogis- ciencia sino percepción, por lo que en varias oportunidades a lo largo
mo” cuando es aplicado a los asun- se opone al intelecto, que se refie- del texto, puesto que el Estagirita
tos propios de la ética. re a las definiciones, de las cuales no se limita a exponer meramente
De todas formas, el supues- no hay razonamientos, etc. etc. sus ideas, sino que lo hace enfren-
to “silogismo práctico” incumple (1142a 24-32) tándolas abiertamente con las pla-
un requisito que constituye la prin- Es casi inevitable que este tónico- socráticas, superponiendo
cipal virtud del silogismo apodíc- repetido vaivén conceptual provo- así una segunda disposición anta-
tico, a saber: la de conservar en la que un cierto malestar en lecto- gónica de conceptos. Son, en con-
conclusión la verdad contenida en res especialmente impresionables, secuencia, estas dos estructuras de
las premisas. Ocurre que esta clase oposiciones las que, combinadas y
de razonamiento genera un tipo de 1 Vigo, Alejandro, “Verdad prácti- entrelazadas, constituyen la com-
ca” en AA.VV. Aristóteles, Edito-
verdad que no es teórica sino prác- rial de la Facultad de Filosofía y Le-
pleja trama conceptual y narrativa
tica (EN 1139 a 27), y esa “verdad tras, Universidad Nacional de Cuyo, de estos libros de Ética nicoma-
práctica” (a)lh/qeia praktikh/) Mendoza, 1998, pp. 118-132 (p.122) quea; y las que juntas conforman,
es una verdad que se da no en un 2 En las demostraciones teóricas ocurre precisamente, el contexto en el que
enunciado teórico que refiere a la algo similar: para poder enlazar los tér- aparecen los supuestos ejemplos
acción, sino en la acción misma minos mayor y menor en una conclusión de silogismos prácticos. Veamos,
hay que dar con el medio adecuado, para
cuando “un agente produce una lo que hace falta una cierta habilidad que
a continuación, cómo se entrelaza
acción intencional justificable ra- Aristóteles llama “vivacidad mental” (a) esta doble estructura de oposicio-
cionalmente por referencia a la gxi/noia), es decir, una especie de “pru- nes en el texto.
dencia teórica” (An. seg. 89b 10-13)
48
Symploké revista filosófica El silogismo práctico...

juego de oposiciones: la prudencia cles y otros hombres de similares


III. 3 Uno de los objeti- opera no en la parte científica del condiciones (1140b 7). Éstos son
vos fundamentales de Aristóteles alma sino en la calculadora, no es los más indicados para la política,
al comenzar el Libro VII es refu- ética sino dianoética, y no es otra porque pueden procurar el bien co-
tar la famosa tesis socrática de que cosa que la recta razón (o)rqo\j lo/ mún, y el hecho de no conocer el
la incontinencia no existe debido goj) que debe acompañar a la de- Bien-en-sí eterno e inmutable no
a que nadie podría elegir el mal a liberación para que esa habilidad les impide conocer lo que es bue-
sabiendas sino sólo por ignoran- de elegir los medios adecuados no no en relación a los hombres y al-
cia (1145b 27). Para ello necesita sea mera astucia (panourgi/a). canzarlo, aunque no por ser sabios,
desarrollar una ardua estrategia Pero es recta razón aplicada a lo sino por ser prudentes.
argumentativa que consiste básica- contingente y variable, puesto que En este oscilatorio mar-
mente en demostrar que el asunto de lo que es eterno y necesario se co de persistentes oposiciones y
en cuestión es mucho más comple- ocupa la sabiduría. Esta distinción de franco enfrentamiento con sus
jo de lo que Sócrates parecía creer. le permite nuevamente a Aristóte- antecesores, Aristóteles se detiene
Para fundamentar bien su posición, les confrontar con Sócrates, como a estudiar el siguiente problema:
Aristóteles describe las partes y muestran las siguientes dos citas: cómo un hombre que tiene recto
subpartes del alma, comparando y juicio puede ser incontinente.
oponiendo sus respectivos objetos «[Sócrates] se equivocaba al con-
y formas de conocimiento -como siderar que toda virtud era pruden- «Algunos dicen que ello es im-
ya se ha detallado más arriba- y cia» (1144b 17) posible, si se tiene conocimiento:
también compara y opone las ca- pues, como Sócrates pensaba, sería
racterísticas de las virtudes éticas «Sócrates pensaba que las virtudes absurdo que, existiendo el conoci-
y de las dianoéticas. Esta discrimi- eran formas de la razón (pues de- miento, otra cosa lo dominara y
nación le permite también, como al cía que todas ellas eran forma de arrastrara como un esclavo. Sócra-
pasar, refutar la creencia socrática ciencia) (e)pisth/maj ga\r e)/inai tes, en efecto, combatía a ultranza
de que la valentía es ciencia (1116b pa/saj); nosotros, en cambio, que esta teoría, y sostenía que no hay
4), puesto que para el Estagirita la se acompañan de razón» (1144b incontinencia, porque nadie obra
valentía es una virtud ética que se 28-30) contra lo mejor a sabiendas, sino
fundamenta en la experiencia (e) por ignorancia.» (1145b 24-28)
mpeiri/a) y no pertenece, enton- La prudencia, entonces,
ces, al ámbito de la ciencia. no es ciencia, pues se refiere a lo El Estagirita se dispone a
Después de establecer la particular (1142a 24) y ejerce su refutar este argumento, no sin an-
existencia de una verdad de orden dominio en el ámbito de la praxis, tes señalar, con indisimulado sar-
práctico, el texto de la Ética ca- en el que la ética procura el bien casmo, que son los hechos mismos
racteriza el pensamiento práctico individual y la política el bien co- los que ya se han encargado de re-
(que incluye también al produc- mún. Pero ambos bienes, aunque futarlo (1145b 29). El argumento
tivo) (1139a 35- b 6) en contraste son distintos, se dan como entrela- socrático contiene distintos fren-
con el pensamiento teórico, por ser zados, puesto que no es posible lo- tes cuestionables, y Aristóteles no
sus respectivos objetos de natura- grar el bien de cada uno sin admi- quiere pasar por alto ninguno; pero
leza diferentes. A partir de 1140a nistración y política (1142a 8-10). muchos de ellos no se encuentran
24 emprende el estudio acerca de la De esta forma Aristóteles también suficientemente explícitos, por lo
prudencia (peri\ de\ fronh/sewj), confronta las ideas expresadas por cual apela a su implacable bisturí
que es la virtud de la subparte cal- Platón en el Libro V de República analítico con el fin de diseccionar
culadora o razonadora, y que con- acerca de que el gobierno debe ser minuciosamente los diferentes as-
siste en deliberar bien en el terreno ejercido por un rey-filósofo. Por pectos del asunto. Así, por ejemplo,
de la acción, es decir, en el ámbito el contrario, Aristóteles estable- cuestiona: ¿en qué sentido se habla
del pensamiento práctico (dia/noia ce aquí una clara distinción entre allí de “conocimiento” y de “igno-
praktikh/) y establece una com- sabiduría y política (1141a 29): en rancia”? Sócrates parece no haber
paración entre la prudencia y la sa- efecto, se puede ser sabio y no pru- considerado que es posible tener
biduría (sofa), que es la virtud de dente, como Tales o Anaxágoras conocimiento de dos maneras: se
la subparte científica (1141b 4-14). (1141b 7) y también se puede ser puede tenerlo y ejercerlo o tenerlo
Aquí Aristóteles plantea un nuevo prudente sin ser sabio, como Peri- y no ejercerlo (1146b 30). En otras

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Symploké revista filosófica agosto 2016

palabras: es perfectamente posible dos, puesto que la prudencia no nente caiga en el error y actúe, sin
que alguien obre mal sabiendo que opera solamente sabiendo lo que proponérselo, en contra del cono-
lo que hace es malo, pero sabién- es bueno, que sería el conocimien- cimiento universal que posee3.
dolo de manera potencial o laten- to de lo universal (kaqo/lou), sino Éstos son, estrictamente
te, como ocurre con los ebrios, los que debe conocer también las co- hablando, los dos supuestos ejem-
locos o los dormidos (1147a 12) o sas particulares (e(/kasta) (1141b plos de “silogismo práctico” de la
teniendo ese saber desplazado por 14). En ese sentido, para que el Ética nicomaquea. Sin embargo, si
otro saber acerca del mismo asun- agente actúe bien, esos dos conoci- aplicamos a estos pasajes la clave
to, que resulta contrario al prime- mientos deben ser acertados y ar- de lectura propuesta al comien-
ro y que prevalece en el agente a ticularse correctamente; pero ello zo de este trabajo, es decir, si nos
causa de pasiones tales como el no será posible (salvo de manera preguntamos de qué está hablando
deseo o el miedo (1147a 30-35). accidental) si se acierta en el uni- Aristóteles cuando parece que ha-
Aristóteles parece temer que este versal y se yerra en el particular, blara del silogismo práctico, no-
planteo pueda llegar a ser difícil donde la percepción tiene un papel taremos que, en realidad, no está
de entender, por lo que inmedia- determinante (1147a 27). hablando del silogismo práctico, y
tamente sucumbe ante la tentación La distinción que introduce que esos ejemplos no son de silo-
de introducir un ejemplo. Recurre, Aristóteles entre estos dos conoci- gismos prácticos ni están escritos
pues, al ejemplo del alimento dul- mientos -universal y particular- le para explicar o describir ningún
ce (1147a 29): cuando alguien se permite establecer un nuevo juego silogismo práctico. Cabe pregun-
devora una caja entera de golosi- de paralelismos; en este caso, entre tarse, entonces, ejemplos de qué
nas no lo hace necesariamente por estos razonamientos propios del son y por qué están allí. Pues bien,
ignorar que eso no es bueno; antes ámbito de la praxis y el silogismo según hemos mostrado, se trata de
bien podría suceder que esa infor- estrictamente técnico de la lógica. ejemplos de conductas incontinen-
mación quede como en sordina o Ahora bien, para que este parale- tes, y se encuentran ubicados pre-
relegada ante otra igualmente váli- lismo funcione, es necesario que cisamente en un pasaje de la Ética
da que el deseo hace prevalecer en el lector cuente con cierta infor- (1146b 8 – 1147b 19) dedicado
el agente, a saber: “comerse todas mación básica acerca del modelo integralmente al estudio porme-
las golosinas es muy placentero”. tomado como referencia; por eso norizado de la incontinencia. Este
Esta segunda información es la Aristóteles inserta allí en forma re- pasaje, como todo el Libro VII
que resulta predominante, aunque sumida unas cuantas explicaciones en general, tiene como trasfondo
no por ello anule totalmente la pri- y definiciones que ya había desa- -como ya ha sido señalado- el en-
mera. La estrategia de Aristóteles rrollado en el Organon acerca de frentamiento con los planteos de
consiste, como vemos, en romper qué es la ciencia, cuál es su objeto, Sócrates, y es claro que el ejemplo
la rígida dicotomía conocimiento- el funcionamiento del silogismo, del alimento dulce está allí para
ignorancia que se halla implícita etc. con una clara indicación al refutar que la incontinencia sea
en el planteo socrático agregando lector (1139b 22-35) de que podrá siempre hija de la ignorancia; y el
un abanico gradual de posibilida- encontrar mayores precisiones en del alimento seco, para demostrar
des intermedias de conocimiento. sus Analíticos. que si hay ignorancia no necesa-
Pero ésta es apenas una etapa de Decíamos, entonces, que riamente ha de ser sobre lo que es
la refutación, dirigida a sólo un as- Aristóteles quiere demostrar, con- bueno.
pecto del planteo socrático; en ese tra Sócrates, que la incontinencia Todo parece indicar que,
sentido, hay una segunda etapa que puede producirse si falla el cono- ante un planteo socrático que re-
resulta central para el objetivo de cimiento particular, aunque el uni- sulta muy imperfecto, y hasta tos-
este trabajo. En efecto, en el argu- versal sea acertado; es decir, aun- co y superficial, Aristóteles se pro-
mento socrático, la conducta buena que el agente sepa qué es lo bueno 3 Aristóteles indica que, en este caso,
parece depender solamente de que y tenga la intención de hacerlo. el agente debe tener al menos un segun-
el agente conozca lo que es bueno, En efecto, es posible saber que do conocimiento particular, a saber: “yo
debido a que el que conoce lo bue- “el alimento seco es conveniente soy hombre”. Pero este inciso presenta
no necesariamente habrá de actuar para todo hombre” (1147a 6) pero unas características peculiares que se-
rán tratadas más adelante, sobre el final
bien. Sin embargo, Aristóteles se- también es preciso saber que este de este trabajo. De todas formas, salvo
ñala que ese solo conocimiento no alimento es seco, y es allí donde, en el caso de alguna patología psíquica,
es suficiente sino que hacen falta muy probablemente, el inconti- ningún agente cae en la incontinencia
por carecer o fallar en este conocimiento.
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Symploké revista filosófica El silogismo práctico...

pone desarrollar un análisis mucho no medio, conclusión, etc. Y, por exclusivamente teorético, ni se ha
más profundo y pormenorizado de otra parte, este tema no está cir- puesto a especular acerca de los
ese objeto -la conducta moral- que cunscripto al Libro VII, sino que innumerables corolarios y conse-
por primera vez es abordado como aparece ya sobre el final del VI, cuencias que de allí se derivarían.
algo sumamente complejo y poli- precisamente donde figura la ya Sin embargo, si ello llegara a ocu-
facético. El terreno que se propone mentada expresión sillogismo/i rrir -el Primer Motor Inmóvil no lo
explorar es prácticamente virgen y tw=n praktw=n (1144a 31). permita- y si otros comentaristas se
no cuenta, entonces, con mapas ni Ahora bien, como ya ha sumaran a la discusión, sería inevi-
señales confiables que le ahorren sido señalado, el Libro VI posee table que los puntos de discrepan-
indeseables extravíos. Resulta im- una estructura narrativa que con- cia se multiplicaran exponencial-
prescindible, dada esta situación siste en un persistente y hasta fasti- mente. Eso es lo que parece ocurrir
inaugural, contar con algún mo- dioso movimiento de vaivén hecho con el trillado asunto del silogismo
delo conceptual de referencia que de comparaciones y oposiciones. práctico. En efecto, la aparición
opere como recurso no sólo didác- Pues bien, esa estructura narrativa del término sullogismo/j en el
tico sino también heurístico, como guarda una estrecha corresponden- territorio de la praxis puede ocurrir
estímulo para generar conexiones cia con la naturaleza y el funciona- únicamente merced a una de las
originales entre elementos o con- miento de la prudencia. En efecto, tantas extrapolaciones con las que
ceptos que de otra forma hubiesen la prudencia es una virtud dianoéti- Aristóteles introdujo también otros
permanecido indiferenciados, in- ca, es decir intelectual, pero que no términos técnicos afines como pre-
conexos o relacionados de manera actúa sobre lo puramente intelec- misas, término medio, conclusión,
distinta. Aristóteles tiene a mano tual, sino que está como arrojada etc. Pero los comentaristas no pa-
un modelo de referencia que se sobre las cosas prácticas, aunque recen haberse percatado de esta
adapta bastante bien a sus necesi- sin perder su esencia y su raíz de especie de contrabando conceptual
dades heurísticas y que él mismo orden intelectual. Aristóteles, tal implementado por Aristóteles, lo
había desarrollado meticulosa- vez fascinado ante esta doble na- que acarreó las lamentables conse-
mente en el Organon: el silogismo turaleza de la prudencia, o quizás cuencias que ya conocemos, entre
apodíctico. Teniendo, entonces, por un afán didáctico, se embarca las cuales se encuentra el presente
como modelo el silogismo del y arrastra al lector a ese juego de trabajo.
pensamiento científico, Aristóteles comparaciones y constantes idas Aunque a cuestión del si-
va fijando los primeros mojones y vueltas de uno a otro de estos logismo práctico en Ética nicoma-
en este nuevo terreno de la praxis, ámbitos. Así, entonces, compara quea merece sin dudas una mayor
aplicando conceptos y términos la prudencia con la sabiduría, lo profundización, lo expuesto hasta
que son, en rigor, extranjeros, pero cual es muy tentador porque son aquí es suficiente para mostrar los
que podrían ayudar, como referen- como hermanas mellizas, sólo que lineamientos generales de la inter-
cia, a configurarlo. De esta forma, una opera en el inmaculado ámbi- pretación propuesta. No obstan-
Aristóteles parece suponer que, to de los entes necesarios y la otra te, en el apartado VI del presente
gracias a esas analogías, al lector en el barro de lo contingente. En trabajo retomaremos estos pasajes
podría resultarle más fácil llegar a virtud de este tipo de comparacio- con el fin de observar cómo esa su-
comprender algo complejo y des- nes, Aristóteles toma conceptos puesta doctrina aristotélica opera a
conocido a partir de algo también que son propios y exclusivos de la la manera de un preconcepto que
complejo pero ya conocido: el si- subparte científica y los aplica con influye significativamente en la
logismo. llamativa naturalidad en la razona- lectura e interpretación filosófica
Con respecto a este tema dora. Eso es lo que ocurre cuando, de estos pasajes.
quedan indudablemente varias co- por ejemplo, aplica la sabiduría al
sas sin resolver aun. En efecto, las ámbito de la poiesis (1141a 8-13),
referencias al silogismo práctico o la ciencia al de la praxis (1146b IV. El silogismo práctico en De
señaladas por los comentaristas no 30-35). Ahora bien, afortunada- motu animalium
se agotan en esos dos ejemplos de mente, ningún comentarista de
los alimentos dulce y seco; por el cierta relevancia tomó jamás en Otro texto aristotélico al que todos
contrario, el texto también parece serio que los conceptos de ciencia los comentaristas del silogismo
aludir al aspecto formal del silo- y sabiduría pudieran aplicarse de práctico acuden como si se tratara
gismo: habla de premisas, térmi- manera estricta fuera del ámbito de una cantera prodigiosa es un pa-

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Symploké revista filosófica agosto 2016

saje (701 a 7-25) del breve tratado 11: a] cómo es que el alma mueve ejemplos mencionados y que, su-
De motu animalium4. Allí apare- al cuerpo, y b] cuál es el principio gestivamente, tienen ese rasgo en
cen famosamente cinco presuntos motor de los animales. La pregun- común que hemos subrayado: en
ejemplos de silogismos prácticos ta b] es respondida en primer lugar los cinco casos, la acción se produ-
(subrayados propios): (700b 12- 29) en consonancia con ce de manera inmediata (eu)qu/j).
los conceptos que ya había desa- Aquí también -como ya se
1] Cuando se piensa que todo hom- rrollado en De anima; por ejem- mostró en los ejemplos de Ética
bre debe caminar y que uno mismo plo, cuando dice: “Lo que mueve y De anima- Aristóteles apela al
es hombre, inmediatamente se ca- al animal es la inteligencia, la ima- recurso de los paralelismos y las
mina (701a 12-14) ginación, la elección, la voluntad, comparaciones entre dos ámbitos
el apetito. Todas estas cosas se re- diferentes: en este caso, el silogis-
2] Cuando se piensa que en un de- fieren a la mente y el deseo” (700b mo apodíctico -elemento ya estu-
terminado momento ningún hom- 17) cf. (De an. 432a 30 –b7). Pero diado y bien conocido- y este ob-
bre debe caminar y que uno mismo lo interesante para este trabajo es jeto que está investigando por vez
es hombre, permanece quieto de la pregunta a] cómo es que el alma primera: las conductas que se pro-
inmediato, y en ambas situaciones mueve al cuerpo, que Aristóte- ducen de manera inmediata. El pa-
el hombre actúa, a no ser que algo les empieza a analizar plantean- ralelismo es el siguiente: así como
se lo impida o lo obligue (701a 15- do otro problema: ¿Cómo es que, en el silogismo, cuando se dan las
17) cuando uno está pensando, unas dos premisas, la conclusión surge
veces actúa y otras no, unas veces de manera inmediata, del mismo
3] Debo hacer algo bueno para mí, se mueve y otras no? (701a 7) En modo en estos casos hay algo que
y una casa es algo bueno: al punto De anima, nuestro autor ya había se produce también de manera in-
se hace una casa (701a 17-18) respondido la segunda parte de la mediata: la acción. Esas cinco citas
pregunta (cómo es que cuando uno son, pues, ejemplos no de silogis-
4] Necesito cubrirme, un manto es está pensando no actúa): a veces mos prácticos, sino de conductas
una cobertura: necesito un man- no se actúa según lo que dicta el producidas de manera inmediata,
to. Lo que necesito, debo hacerlo: pensamiento debido a que prevale- “como si fueran” la conclusión de
necesito un manto, debo hacer un ce el apetito por sobre el intelecto, un silogismo.
manto. Y la conclusión, “hay que como en el caso de los que carecen Esta nueva clave de lec-
hacer un manto”, es una acción. Si de autocontrol (¢krat»j), o cuando, tura que proponemos para estos
va a existir un manto, es necesario contrariamente, a pesar de desear fragmentos del De motu anima-
que esto sea lo primero, si esto, algo, no se llevan a cabo las con- lium, -y que llamaremos la clave
esto otro; y esto se hace de inme- ductas deseadas debido a que el in- del “como si”- podría ser tildada
diato. (701a 19-23) telecto prevalece sobre el apetito. de antojadiza o caprichosa, si no
(De anima 433a 1-8). Se trata de fuera por el detalle nada menor de
5] Debo beber, dice el apetito: he casos en los que además del impul- que es el mismo Aristóteles quien
aquí una bebida, propone la sensa- so anímico y la acción del cuerpo la establece de manera explícita en
ción o la imaginación o la razón; interviene un tercer elemento in- 701a 7-9, inmediatamente después
se bebe inmediatamente. (701a 32- termedio que modifica, pospone o de la pregunta que encabeza su in-
34) incluso impide totalmente que ese vestigación:
impulso anímico se vea plasmado
La pregunta clave propues- en una acción. Pero ahora, en De «¿Cómo es que, cuando uno está
ta por este trabajo, de qué está ha- motu animalium (que es posterior pensando, a veces actúa y otras
blando Aristóteles cuando parece al De anima) Aristóteles señala no, unas veces se mueve y otras
que estuviera hablando del silogis- que a veces las acciones parecen no? Parece algo semejante (e)\oike
mo práctico, al ser aplicada sobre producirse de manera inmediata a paraplhsi/wj) a lo que ocurre al
estos pasajes nos permite descubrir partir del impulso anímico, sin di- pensar razonamientos y silogismos
que la investigación desarrollada laciones ni interferencias, como si acerca de las cosas inmutables.»
por Aristóteles gira en torno a dos se transmitieran instantáneamente
preguntas formuladas en 700b 10- del alma al cuerpo. Precisamente Allí Aristóteles está indi-
4 Aristóteles, Movimiento de los ani- en este momento de la investiga- cando claramente que lo que sigue
males, traducción Almudena Alon- ción es cuando aparecen los cinco es un juego de comparaciones y se-
so Miguel, Gredos, Madrid, 2000.
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Symploké revista filosófica El silogismo práctico...

mejanzas, por lo que sería un error es la acción” (701a 12), “está cla-
seguir leyendo de manera literal. ro que la acción es la conclusión” Podemos ver aquí el para-
A continuación aparecen esos cin- (701a 23) y un tercer fragmen- lelismo y la comparación que es-
co ejemplos de conductas que se to que refiere a ciertas “premisas tablece Aristóteles: allá (en el ám-
producen de manera inmediata, que llevan a la acción” (701a 24). bito de la teoría) lo que se produce
tal como surgen las conclusiones Esas citas son, ciertamente, una inmediatamente a partir de las dos
de los silogismos; pero para que importante objeción para la tesis premisas es la conclusión; mien-
esos ejemplos resulten más efec- que pretende sostener el presente tras que aquí (en el ámbito de la
tivos, el filósofo parece considerar trabajo, puesto que parece irrefu- praxis) la conclusión que surge de
conveniente que las motivaciones table que se están refiriendo al si- las dos premisas, (es decir, lo que
anímicas de la conducta sean pre- logismo práctico. Pero ello ocurre también se produce inmediata-
sentadas, congruentemente, como solamente si son leídas descontex- mente) es la acción. Podría objetar-
si fueran premisas de un razona- tualizándolas de la investigación se que la expresión “la conclusión
miento. Ésa es, entonces, la causa que Aristóteles está desarrollando que surge de las dos premisas”
por la que esos ejemplos parecen allí, y si además son interpretadas está siendo interpretada de manera
silogismos prácticos, aunque en sin la clave del “como si”. Por el metafórica; pues bien, precisamen-
realidad no lo son. contrario, si al leerlas se tiene en te eso es lo que sucede al aplicar la
Esta clave de lectura ofre- cuenta que, merced al ya señalado clave del “como si”, que como ya
ce, entre otras ventajas, la de re- paralelismo didáctico, allí se en- se ha señalado, la proporciona el
dimir a Aristóteles de graves in- cuentran no un solo elemento sino mismo Aristóteles en 701a 9 (“pa-
consistencias y contradicciones. dos, a saber: a] las conductas que rece algo semejante a (…)”. De
En efecto, si leemos estos párrafos se producen de manera inmediata todas formas, podría exigirse una
literalmente, ignorando la clave y b] el silogismo apodíctico toma- justificación mejor fundamentada
del “como si”, el texto se torna in- do como modelo de referencia, en- de esta interpretación, y esa justi-
coherente y contradictorio, como tonces podremos ver que, en virtud ficación se encuentra unas líneas
ocurre, por ejemplo, con este frag- del juego de comparaciones que se más adelante:
mento incluido en el ejemplo 4: establece entre los temas a] y b],
“(…) y la conclusión, ‘hay que los problemas de interpretación se El pensamiento (h( dia/noia) no
hacer un manto’, es una acción” resuelven con total facilidad. Vea- examina la segunda premisa que es
(kai\ to\ sumpe/rasma, to\ i(ma/ mos otra vez -pero no tan recorta- evidente, ni se detiene en ella. Por
tion poihte/on, pra=ci/j e)stin.) do, sino en su contexto- el ejemplo ejemplo, si se piensa que caminar
(701a 20) Esa frase, considerada 1 (subrayado al final de la cita): es bueno para el hombre, no nos
en un sentido estrictamente literal, detenemos en esta otra premisa:
es insostenible y contradictoria: en ¿Cómo es que, cuando uno está que uno mismo es hombre. (701a
efecto, allí dice que la conclusión pensando, unas veces actúa y otras 26-28)
es “hay que hacer un manto”, la no, unas veces se mueve y otras
cual claramente no es una acción no? Parece algo semejante a lo que En esta frase, Aristóteles
sino un enunciado que señala la ocurre al pensar razonamientos y parece reconocer que los ejemplos
necesidad de concretar la acción; silogismos acerca de las cosas in- que él mismo propuso no son per-
sin embargo, Aristóteles dice que mutables, sólo que, mientras allá fectos y que el paralelismo estable-
la conclusión, “hay que hacer un lo contemplado en ese caso es un cido adolece de serias limitaciones.
manto”, es una acción, lo cual es fin, (pues cuando se consideran En ese sentido, lo que está seña-
imposible. las dos premisas se considera y se lando el Estagirita es lo mismo que
Ahora bien. Además de es- establece conjuntamente la con- objetaría cualquier espíritu autén-
tos cinco ejemplos, De motu ani- clusión), aquí la conclusión que ticamente crítico ante estos ejem-
malium contiene otros tres frag- surge de las dos premisas es la ac- plos, en caso de que se trataran de
mentos puntuales que parecen ción, por ejemplo cuando se piensa silogismos prácticos; a saber: que
aludir al silogismo práctico y que que todo hombre debe caminar y en la realidad, las cosas no suce-
son citados indefectiblemente por que uno mismo es hombre, inme- den de ese modo. En efecto, resulta
todos los comentaristas de esta su- diatamente se camina. (701a 7-14) absolutamente inverosímil que la
puesta doctrina, a saber: “la conclu- (Versión y destacados propios) acción de caminar se origine así:
sión que surge de las dos premisas “Un hombre piensa la premisa ma-

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Symploké revista filosófica agosto 2016

yor ‘todo hombre debe caminar’; co; no hay premisas, conclusiones,


luego, a modo de premisa menor, Pero la mejor manera de deliberación ni razonamiento al-
se pone a pensar que él es un hom- corroborar que estemos contestan- guno; por el contrario, lo que hay
bre; y entonces, como conclusión, do acertadamente la pregunta in- son acciones que se producen de
camina.” Basta con tomarse la mo- signia que guió esta investigación, manera inmediata, sin mediación
lestia de seguir leyendo hasta las a saber: de qué está hablando Aris- alguna.
líneas 26-28 de ese mismo párrafo tóteles cuando parece que hablara
para verificar que el mismo Aristó- del silogismo práctico, es seguir
teles está señalando que las cosas leyendo hasta el final del párrafo y V. El silogismo práctico en De
ocurren de manera diferente, dado verificar a qué conclusión llega el anima
que obviamente, nadie se pone a filósofo: (nótese que la cita incluye
pensar en esas circunstancias que el ejemplo 5 antes citado) Los pasajes habitualmen-
él mismo es un hombre. Por ende, te señalados como portadores de
la frase “la conclusión que surge En lugar de la pregunta o del pen- la teoría del silogismo práctico
de las dos premisas es la acción” samiento surge el acto del deseo. en De anima se hallan en el Libro
no puede ser leída literalmente, Debo beber, dice el apetito: he aquí III, entre los capítulos 7 y 11. En
sino solamente aplicando la clave una bebida, dice la sensación o la principio, este tratado parecería no
del “como si”5. imaginación o la razón; se bebe contener ningún ejemplo concreto
Esas últimas y reveladoras inmediatamente. De esta mane- que aluda al silogismo práctico,
líneas constituyen una contunden- ra, pues, los animales se lanzan a pero en el capítulo 11 hay un pa-
te impugnación a toda pretensión moverse y a actuar, siendo la cau- saje sumamente sospechoso, pues-
de que en estos pasajes haya algo sa última del movimiento el deseo to que allí se menciona una u(po/
que pueda ser llamado silogismo producido por la sensación, por la lhyij universal (kaqo/lou) y
práctico. En efecto, Aristóteles imaginación o por la razón. Entre otra particular (e)/kaston) (434a
está diciendo exactamente lo con- los que tienden a actuar, unas ve- 17), y se analiza la incidencia de
trario: está hablando de conductas ces por apetito o compulsión, otras ellas en la generación del movi-
que se producen de manera inme- por deseo o voluntad, unos produ- miento o la conducta. Por razones
diata, sin que intervenga ningún cen, otros actúan. (701a 31 - 701b estructurales y argumentativas, las
silogismo ni razonamiento previo, 2) cuestiones relacionadas con la in-
tal como aparece en esta cita (su- terpretación filosófica y la traduc-
brayado propio): El final del párrafo es con- ción de esas líneas serán aborda-
tundente y confirma el análisis pro- das detalladamente en el apartado
El pensamiento no examina la se- puesto en este trabajo. Ante la pre- VI del presente trabajo. Lo que sí
gunda premisa que es evidente, ni gunta cómo es que el alma mueve haremos ahora será aplicar sobre
se detiene en ella. Por ejemplo, si el cuerpo (700b 10-11), Aristóteles esos capítulos la misma metodo-
se piensa que caminar es un bien nota que no siempre lo hace de la logía de investigación de pregun-
para el hombre, no se detiene en misma manera, y por eso repre- tarnos de qué está hablando Aris-
que él mismo es hombre. Por ello, gunta: ¿cómo es que, cuando uno tóteles cuando parece que hablara
todo lo que hacemos sin un razona- está pensando, unas veces actúa del silogismo práctico, lo que nos
miento previo lo hacemos rápida- y otras no, unas veces se mueve y permitirá encontrar dos sorpren-
mente. De hecho, cuando uno ac- otras no? (701a 7). Una parte de dentes coincidencias con la Ética.
túa con vistas a aquello que atañe la pregunta (cómo es que no actúa) En efecto, en estos pasajes de De
a la sensación, o a la imaginación ya la había resuelto en De anima; anima Aristóteles está tratando de
o a la razón, entonces satisface su ahora quiere contestar la otra par- dilucidar las distintas facultades
deseo inmediatamente. (701a 26- te y llega a la respuesta buscada: cognoscitivas del alma y qué re-
31) cuando uno está pensando y actúa lación existe entre ellas (431a 1-
5 El mismo criterio de interpretación es y se mueve es por la acción del ape- 432a 14), qué relación hay entre
aplicable para las otras frases, cuyo trata- tito, que se origina en la sensación, ellas y el principio del movimien-
miento excederían los límites del presente en la imaginación o en la razón; y to en los animales, desde los más
trabajo. De todas formas, el criterio parece
suficientemente claro, de manera que si el
esa es la causa última de esos mo- imperfectos a los más perfectos
lector lo acepta para este caso, le resultará vimientos inmediatos. No se trata, (432a 15 - 434a 6) y el papel de la
fácil aplicarlo a los otros, mientras que si pues, de ningún silogismo prácti- deliberación en los racionales (434
no lo acepta, será inútil seguir insistiendo.
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Symploké revista filosófica El silogismo práctico...

a7- a22). En este último segmento to constituye el principio de la conclusión del razonamiento es el
reaparece el tema de la incontinen- conducta»6 (433a 17). principio del movimiento”, sino
cia (a)krasi/a), que ya había sur- “el último término es el principio
gido unas líneas antes (433a 1-8); Acudamos, pues, el texto del movimiento”, lo cual es perfec-
y es precisamente en ese contexto fuente: to\ d’ e)/sxaton a)rxh\ th=j tamente coherente con la cita que
conceptual donde se encuentra esa pra/cewj. Como vemos, el térmi- analizaremos en el próximo apar-
supuesta referencia al silogismo no que aparece traducido como tado y según la cual lo que produce
práctico. He aquí, pues, la prime- “la conclusión del razonamiento” el movimiento es de carácter par-
ra coincidencia: tanto en la Ética es e)/sxaton , lo cual merece ser ticular (e)/sxaton) (434a 17), es
como en De anima, cuando pare- analizado. En todo el corpus aris- decir, el último término, sin nece-
ce hablar del silogismo práctico, totélico no existe un solo caso en el sidad de que intervenga conclusión
Aristóteles está estudiando la cues- que la palabra e)/sxaton haya sido ni silogismo alguno.
tión de la incontinencia. La segun- empleada con ese sentido; antes La tradición postaristotéli-
da coincidencia es que en ambas bien, el término griego correspon- ca sí, en cambio, fue la que en el
obras lo hace entablando un juego diente a esa traducción debería ser medioevo comenzó a denominar
de comparaciones y oposiciones sumpe/rasma (An. pr. 30a 4). En como términos ya no a las partes
conceptuales. En este caso, a dife- cambio, el término e)/sxatoj se de las premisas sino a las premi-
rencia de la Ética, esta estructura refiere, en sentido amplio, a lo que sas completas, pero nunca hizo eso
narrativa de oposiciones es mucho es último (de allí escatología), y en el propio Aristóteles. Resulta cla-
más sencilla porque Aristóteles no el sentido estrictamente técnico de ro, entonces, que la traducción de
parece estar discutiendo con nin- los Analíticos se refiere al último la palabra e)/sxaton como “con-
gún otro pensador, como lo hace término del sullogismo/j (An. clusión” constituye un inaceptable
con Sócrates y Platón en la Ética, pr. 25b 33). Podría considerarse, anacronismo que contribuye ilegí-
sino que se limita simplemente a de todos modos, que si el primer timamente a fortalecer la falsa im-
presentar su propio parecer. Por término del silogismo es la pre- presión de que existe una supuesta
eso, la estructura de oposiciones misa universal y el segundo es la teoría del silogismo práctico, aun-
la establece solamente entre nocio- singular, entonces el último térmi- que lo haga al precio de tornar in-
nes paralelas propias y no aparece no debería ser la conclusión, por coherente y contradictorio al mis-
en el texto una segunda estructu- lo que la traducción analizada po- mo Aristóteles.
ra de oposiciones que conforme dría sería aceptable. Sin embargo,
una trama más compleja junto con ese planteo es insostenible porque
ésta. En estos pasajes del tratado, Aristóteles jamás denomina a las VI. El peso de la tradición o el
esas comparaciones y oposiciones premisas con esos nombres, sino “preconcepto del silogismo prác-
están planteadas, por ejemplo, en- que llama término (o(/ron) a “aque- tico”.
tre la percepción sensible -propia llo en lo que se descompone la
de la prudencia- y la intelección proposición”7 (An. pr. 24b 16): el En el apartado III.3 del
-su equivalente en la sabiduría- primer término (t%= prw/tw) es el presente trabajo hemos aborda-
(431a 7); entre la tendencia hacia predicado de la universal, y el últi- do el ejemplo del alimento dulce,
lo placentero y la afirmación, y la mo término (to\n e)/sxaton) es el formulado por Aristóteles en Éti-
huída de lo doloroso y la negación sujeto de la singular, mientras que ca nicomaquea, con la finalidad
(431a 8-16); entre lo verdadero y el término restante es el término de argumentar que, a pesar de lo
lo falso y lo bueno y lo malo (431b medio (to\n me/son), que es el que que sostienen innumerables co-
9-13), etc. Ahora bien, a pesar de se repite en las dos. Vemos enton- mentaristas, en verdad no se trata
lo ya señalado acerca de la ausen- ces que, en la cita del De anima, de un ejemplo de silogismo prác-
cia de conclusiones, la traducción Aristóteles no está diciendo “la tico. Ahora volvemos a detenernos
de Tomás Calvo Martinez editada sobre esa cita; en este caso, con el
por Gredos incluye en el capítulo 6 Aristóteles, Acerca del alma, Traduc- propósito de mostrar que el peso
10 una frase que presenta una seria ción de Tomás Calvo Martínez, Gredos, de esa nutrida tradición habría lo-
Madrid, 2000.
objeción a todo lo dicho hasta aho- grado imponer con gran eficacia un
7 Aristóteles, Tratados de lógica (Órga-
ra: non) I I, introducción, traducción y notas
casi imperceptible “preconcepto
de Miguel Candel Sanmartín, Biblioteca del silogismo práctico”, cuya per-
«la conclusión del razonamien- Clásica Gredos, Madrid, 1988. niciosa influencia puede apreciar-

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Symploké revista filosófica agosto 2016

se en la manera en que los pasajes Eduardo Sinnott8 como José Luis prevenidos lectores. Por su parte,
correspondientes son interpretados Calvo Martínez9 y Julio Pallí Bo- Eduardo Sinnott adopta una deci-
y traducidos. Específicamente, en net10 reponen el término “premisa” sión mucho más aceptable desde el
casos extremos, ciertas ediciones en los dos primeros corchetes de punto de vista académico, puesto
llegan incluso a alterar la traduc- la cita. La excepción la establece que, con gran hidalguía, traduce
ción o a indicar la presencia de un el helenista español Pedro Simón “productivos” y se limita a agregar
supuesto error en el texto fuente Abril (circa 1530-1595), quien en discretamente la siguiente nota al
allí donde los términos griegos su traducción11 considera que allí pie: “Se esperaría ‘prácticos’ más
no se avienen a ajustarse al pre- no habría ningún término elidido bien que ‘productivos’”12. Pero el
concepto desde el que son leídos. que reponer, puesto que el sustan- problema que se genera en torno al
En ese sentido, el fragmento más tivo modificado por kaqo/lou no atributo poihtikai=j es muchísi-
emblemático seguramente es el si- sería otro que el que aparece ex- mo más grave, puesto que esas tra-
guiente: presamente en la frase: do/ca. Esta ducciones ejercen, en verdad, una
tetracentenaria versión está muy doble violencia tanto sobre la letra
h(/ [...] me\n ga\r kaqo/lou lejos, ciertamente, de ser incuestio- como sobre el sentido del texto
do/ca, h( d’ e(te/ra [...] peri\ tw=n nable, pero en el marco de nuestra griego. En efecto, queda muy claro
kaq’ e)/kasta/ e)stin, w)=n investigación resulta relevante su que cuando Eduardo Sinnott tradu-
ai)/sqhsij h/)dh kuri/a: o(/ inmunidad a toda influencia pro- ce “en los productivos” está sugi-
tan de\ mi/a ge/nhtai e)c a)utw=n, veniente de cualquier preconcepto riendo sutilmente que el sustantivo
a)na/gkh to\ sumperanqe\n vinculado al silogismo práctico. allí elidido es sullogismo/i, a
e)/nqa me\n fa/nai th\n Ahora bien, el tercer cor- pesar de que el texto fuente perma-
yuxh/n, e)n de\ tai=j poihtikai=j chete de la cita en modo alguno nece notoriamente mudo al respec-
[...] pra/ttein eu)qu/j: puede eludirse, puesto que la frase to.
reclama imperativamente la repo- Mucho más explícito es,
(1147a 25-28) (Corchetes agrega- sición de un término elidido, toda en este sentido, José Luis Calvo
dos para este trabajo) vez que allí no hay ningún sustan- Martínez, quien sin ningún pudor
tivo que esté siendo modificado traduce directamente “en los silo-
Se trata, ciertamente -y por por el atributo poihtikai=j. Pero, gismos prácticos”. Sin embargo, la
varios motivos que se superponen precisamente, la presencia en ese fuente no solo no brinda ningún in-
y entrecruzan- de un pasaje suma- pasaje del adjetivo poihtikai=j dicio textual que autorice suponer
mente difícil de interpretar y tradu- genera un estruendoso desconcier- que el sustantivo ausente sea silo-
cir, pero esa dificultad se agiganta to en los traductores, para quienes gismos, sino que contiene una des-
hasta el tamaño de la imposibilidad parecería mucho más compren- autorización explícita y taxativa de
si el fragmento es abordado desde sible que, en lugar de esa insólita la que tanto Calvo Martínez como
el preconcepto de que allí Aristóte- alusión a la poiesis (poihtikai=j), Sinnott hacen caso omiso: en efec-
les está hablando de una sola cosa, el texto dijera praktikai=j. Ante to, el atributo tai=j poihtikai=j,
y de que esa sola cosa no puede ser instancia tan inesperada, José Luis por obvias razones de concordan-
otra que el silogismo práctico. In- Calvo Martínez decide “corre- cia gramatical, exige un sustantivo
diquemos en primer lugar que los gir” impunemente el texto fuente femenino, por lo que es absoluta-
corchetes intercalados en el tex- traduciendo poihtikai=j como mente imposible que el término a
to fuente señalan la elisión de un “prácticos” sin dar ninguna noticia reponer sea el notoriamente mas-
sustantivo que, según se descubre de semejante alteración a sus des- culino sullogismo/i. El texto sí
unas líneas más adelante, (1147b ofrece, en cambio, un sustantivo
9) es “prótasis” (pro/tasij), el 8 Aristóteles, Ética nicomaquea, Traduc- femenino muy adecuado, pro/ta-
ción de Eduardo Sinnott, Bs. As, Colihue,
cual puede ser interpretado en sen- 2007.
sij, que ya había sido repuesto en
tido amplio como “proposición” o 9 Aristóteles, Ética a Nicómaco, Traduc- los dos corchetes anteriores de la
bien en el sentido técnico que Aris- ción de José Luis Calvo Martinez, Alian- cita. Independientemente de que
tóteles le da en Analíticos, como za, Madrid, 2003. se lo traduzca como “premisa” o
“premisa”. La palabra griega es 10 Aristóteles, Ética nicomáquea, Traduc- -como consideramos mucho más
ción de Julio Pallí Bonet, Gredos, Madrid,
la misma, por lo que queda a cri- 1993.
acertado, “proposición”- la palabra
terio del traductor cómo escribirla 11 Aristóteles, Ética a Nicómaco, traduc- pro/tasij debería ser la primera
en castellano. En este caso, tanto ción de Pedro Simón Abril, Folio, Nava- opción en aparecer naturalmen-
rra, 1999. 12 Nota al pie Nº 1282
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Symploké revista filosófica El silogismo práctico...

te en el horizonte del traductor -y co, puesto que si bien el término está sugiriendo -inverosímilmente-
no la gramaticalmente imposible u(po/lhyij admite varias acepcio- que “ninguna de las dos premisas
sullogismo/i-, a menos que al- nes (sospecha, opinión, impresión, por separado da lugar a la conclu-
gún poderoso preconcepto -no es pensamiento, respuesta, etc.), de sión de un silogismo práctico”.
difícil determinar cuál- lo induzca ninguna manera puede ser traduci- Por su parte, de un modo
a perpetrar esta inaceptable super- do como premisa. Ello no impide, mucho menos sutil, Alfredo Lla-
posición de tropelías lingüísticas. sin embargo, que algunas edicio- nos decide subsanar esa incom-
Por su parte, el De anima nes del De anima -pese a la ausen- prensible omisión o distracción de
también ofrece, en sus diferentes cia de todo elemento textual que Aristóteles interpolando directa-
versiones en castellano, interesan- lo respalde- se las ingenien para mente en el cuerpo principal del
tes ocasiones para apreciar el in- indicar expresamente que esos texto un oportuno paréntesis en
flujo del preconcepto en cuestión, pasajes contienen, aunque casi se- el que sentencia sin lugar a dudas
como ya se adelantó en el apartado cretamente, una alusión directa al que esas dos u(po/lhyij intervie-
IV. En ese sentido, en 434a 11 de silogismo práctico. Al respecto, nen “en los silogismos prácticos”
De anima aparece el término su- Marcelo Boeri (Colihue) decide (434a 17).
llogismou=, que Alfredo Llanos tomar cartas en el asunto editando
traduce como “silogismo”13, trans- en apenas tres líneas (434a 20-22)
literación claramente inadecuada, una seguidilla de tres notas al pie, VII. Conclusión. El dedo y la
puesto que, apenas una línea antes, la primera de las cuales comienza luna.
en esa misma versión puede leerse sentenciando que cuando Aristó-
que el término sullogismou= se teles menciona esas u(po/lhyij Durante la novena década
refiere a una fuente de donde pro- universal y particular, “se refiere del siglo XX, un honorable pro-
cede una capacidad de imagina- a la premisa mayor y menor de fesor de Metafísica de la Univer-
ción gracias a la cual los animales un silogismo práctico, respecti- sidad Católica Argentina cultivaba
racionales “son, entonces, capaces vamente” (nota al pie 410). Esa en sus clases un berretín muy pe-
de construir una sola imagen a par- nota, además, explica largamente culiar: disfrutaba mucho si lograba
tir de una pluralidad de imágenes”. diferentes aspectos técnicos de esa la módica proeza de que casi todos
Huelga aclarar que esa no es la fun- supuesta y ausente doctrina: cómo sus ejemplos estuvieran referidos a
ción de ningún tipo de silogismo, funciona la “premisa mayor” de un “cuadros de Berni”: – Imaginemos
por lo que difícilmente esa traduc- “silogismo práctico correcto”, qué que estamos viendo un cuadro de
ción pueda ser aceptable. Eso mis- papel desempeña la “premisa me- Berni, y entonces (...) - Es como
mo parecen interpretar Marcelo D. nor”, etc. En la brevísima nota 411, si Berni estuviera pintando un
Boeri14 y Tomás Calvo Martínez15, Boeri cumple en informar -aunque cuadro y (…) - Una señora quiere
quienes traducen sullogismou= no en fundamentar- que allí donde comprar un cuadro de Berni, pero
como “cálculo racional” y “racio- la fuente dice do/ca (434a 20), y (...) etc. Ahora bien, supongamos
cinio” en sus respectivas versio- donde él mismo traduce acertada- que alguien revisara los apuntes
nes. Más allá de la traducción de mente “opinión”, en realidad se de esas clases, reuniera todos esos
ese término puntual, en 434a 17 está refiriendo a “la premisa par- ejemplos y elaborara, a partir de
el texto aristotélico menciona una ticular”. A su turno, en las líneas ellos, una “teoría del Profesor X so-
u(po/lhyij universal (kaqolo/u) finales de ese capítulo XI, en las bre el arte de Berni”. Seguramente,
y otra particular (e)/kaston) y que, sin mencionar ninguna pre- esa supuesta teoría presentaría in-
plantea de qué manera intervienen misa, ningún silogismo de ninguna congruencias y contradicciones
en el origen del movimiento. Esto índole y ninguna conclusión, Aris- internas, puesto que los ejemplos
representa un verdadero escollo tóteles señala que en la génesis del serían tomados de clases diferen-
para quienes pretenden hallar allí movimiento interviene solamente tes y se adecuarían a distintos te-
una referencia al silogismo prácti- la u(po/lhyij particular, o bien la mas y necesidades pedagógicas.
13 Aristóteles, De anima, traducción de universal y la particular, pero en No sería raro que, posteriormente,
Alfredo Llanos, Leviatán, Bs. As, 1983 este caso estando la universal como algún comentarista de esa supuesta
14 Aristóteles, Acerca del alma / De ani- en reposo, la extensa nota 412 se teoría se quejara de dicha doctrina
ma, traducción y notas de Marcelo D.
Boeri, Colihue, Bs. As. 2010
encarga, mediante varios rodeos, del Profesor X con estos términos:
15 Aristóteles, Acerca del alma, traduc- de contradecir el texto principal in-
ción y notas de Tomás Calvo Martínez, dicando que en realidad el filósofo «El estilo del Profesor X es, como
Gredos, Madrid, 2000
57
Symploké revista filosófica agosto 2016

se sabe, muy desigual. Hay dos quedan mirando el dedo. Pero en


fuentes principales a partir de las este caso hay una diferencia im-
cuales comienza la tarea de inter- portante: el dedo de ese profesor es
pretación. Una es la teoría expues- realmente un dedo, está de verdad
ta por el Profesor X, otra son los en su mano, su existencia trascien-
ejemplos que él mismo pone de sus de la clase y es independiente de
teorías. Pues bien, lo que sucede es ella, a tal punto que el profesor lo
que en muchos casos no coincide emplea también en otras funciones
el ejemplo con la teoría, cuando como tocar el timbre, rascarse la
deberían coincidir, o sólo cubre un oreja, dar vuelta las hojas de los
aspecto de los posibles de la teo- libros, etc. En cambio, el silogis-
ría.» mo práctico tiene mucha menos
dignidad ontológica que un dedo.
Pues bien, si en ese comen- En efecto, su esencia es meramen-
tario se reemplaza “el Profesor X” te referencial y su fantasmagórica
por “Aristóteles”, se obtiene un existencia no trasciende esa mera
fragmento textual del artículo La función de señalador virtual ad
estructura del silogismo práctico hoc. En efecto, no hay en Aristóte-
en Aristóteles escrito por Manuel les ninguna teoría ni doctrina que
Oriol Salgado. Ocurre que, así respalde al silogismo práctico o le
como cuando el Profesor X pa- otorgue una mayor densidad onto-
recía estar hablando de Berni, el lógica, sino solo en los textos de
tema del que realmente hablaba la tradición postaristotélica y en
era otro, y no siempre el mismo, los trabajos de los mismos comen-
algo similar ocurre con la supues- taristas que, con cierto desdén y
ta teoría del silogismo práctico en gesto de consternación, señalan las
Aristóteles. Según se ha mostrado debilidades e inconsistencias de
en el presente trabajo, si se toman esa teoría.
los textos sospechosos de silogis-
mo práctico y se los analiza pre-
guntando en cada ocasión de qué *(UNSAM)
está hablando Aristóteles cuando
parece que hablara del silogismo
práctico, puede verse claramente
que en cada caso el tema en cues-
tión es diferente, que los presuntos
ejemplos de silogismos prácticos
en realidad no lo son, y que a me-
dida que son revisados, la supues-
ta teoría del silogismo práctico va
desapareciendo gradualmente de
los textos aristotélicos hasta verse
confinada exclusivamente a aque-
llos textos en donde fue creada y
alimentada, cuya autoría no co-
rresponde a Aristóteles sino a sus
comentaristas.
Se trata probablemente de
uno de los casos más emblemáti-
cos que ilustran el famoso prover-
bio según el cual, cuando el profe-
sor señala la luna, los alumnos se

58
Symploké revista filosófica El doble aspecto...

El doble aspecto de la
autointelección
Una relación entre la
mente humana y la mente
divina en Aristóteles y
Nicolás de Cusa
Lucas Albornoz*
De la pluralidad de funciones y son productos del autoconocimien-
“Si, por otra parte, digo que el caracteres referidos a Apolo -se lo to; pero no sólo esto: el conocerse
mayor bien para un consideraba como dios de los vati- a uno mismo también nos hace
hombre es precisamente éste, cinios, dios sanador, dios purifica- más sabios. El reconocer nuestros
tener conversaciones dor, dios pastoril, conductor de las límites, nuestros errores, nuestras
cada día acerca de la virtud y de Musas, etc.- el sentido de mesura posibilidades e incluso lo que no
los otros temas de que denota aquella máxima es su sabemos nos permite adquirir cier-
los que vosotros me habéis oído característica fundamental. to saber; es decir, por un lado, de
dialogar cuando me “Conócete a ti mismo” sig- nada nos sirve conocer el mundo si
examinaba a mí mismo y a otros, nifica que además de contemplar no nos conocemos a nosotros mis-
y si digo que una el mundo y conocerlo, no hay que mos y, por otro lado -y esto es lo
vida sin examen no tiene objeto olvidar autoconocernos para saber más importante-, reconocer lo que
vivirla para el hombre, el lugar que ocupamos en el mun- no sabemos es de una gran sabidu-
me creeréis aún menos. Sin em- do; reconocer dónde se apoyan ría (tal vez la mayor) que nos sepa-
bargo, la verdad es así, nuestros pies indica no sólo dirigir ra de aquellos que creen saber y en
como yo digo, atenienses, pero no nuestros ojos al espectáculo del realidad no saben.
es fácil convenceros.”1 mundo, sino también dirigirlos a ¿Qué o cuáles son las cosas
SÓCRATES. nuestra alma. En este sentido, la que no podemos conocer? ¿Cómo
máxima “gnôthi seautón” quiere es que ellas nos marcan el límite
decir “(…) conoce que eres mortal de nuestro conocimiento?, y ¿por
Introducción y atiende a los límites que te impo- qué reconocer que no sabemos nos
ne tu naturaleza, no pretendas ser hace ser más sabios que los que
Por tradición mítica, sabe- un dios, pues no lo eres.”2, apun- no lo reconocen? Tales preguntas
mos que en Delfos se rendía culto ta Bauzá en su escrito Qué es un intentarán ser explicadas en el de-
al dios Apolo. En el santuario con- mito. sarrollo del presente trabajo. Para
sagrado a este dios, la máxima que Es evidente que la mesura, eso, y como núcleo argumentati-
lo ornaba decía “gnôthi seautón”, el equilibrio, el orden y la armonía vo, nos centraremos en Nicolás de
es decir “conócete a ti mismo”. 2 Bauzá, H.; Qué es un mito. Una apro- Cusa para, en la primera parte de
1 Platón; Apología de Sócrates, 38 a, trad. ximación a la mitología clásica, F. C. E., este escrito, desarrollar su doctri-
E. Lledó Íñigo, ed. Gredos, Madrid, 1982. 2da edición, Bs. As., 2012, p. 134.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

na de la docta ignorancia relacio- reconocerme; tan persuasivamen- plo, luego del encuentro con uno
nándola con Sócrates, como un te hablaban. Sin embargo, por así de los supuestos sabios, Sócrates
antecedente de la misma. Luego, decirlo, no han dicho nada verda- reflexionaba del siguiente modo:
en la segunda parte, ver cómo di- dero3.»
cha doctrina nos lleva a realizar un Es probable que ni uno ni otro se-
ejercicio de autoconocimiento o Respecto de esta cita, es pamos nada que tenga valor, pero
autointelección; el cual presenta un menester notar las primeras pala- este hombre cree saber algo y no
doble aspecto: se da tanto en el in- bras del discurso de Sócrates: lo lo sabe, en cambio yo, así como,
telecto divino como en el intelecto primero que dice es “No sé”. Este en efecto, no sé, tampoco creo sa-
humano. También, para este punto, “no saber” es uno de los temas fun- ber. Parece, pues, que al menos soy
mencionaremos un antecedente, el damentales de la obra y puede con- más sabio que él en esta misma pe-
de Aristóteles; remarcando que en sistir en un camino interpretativo queñez, en que lo que no sé tampo-
dicho filósofo ya se da cierta siste- del diálogo, ya que esta temática co creo saberlo5.
matización del doble aspecto de la de la no sabiduría de Sócrates está
autointelección. desde el principio hasta el final. Entonces, el vaticinio del
¿Por qué Sócrates declara oráculo estaba en lo correcto: nadie
1. La noción de “docta ignoran- que sus acusadores no han dicho era más sabio que Sócrates porque
cia” nada verdadero? El filósofo decla- él era consciente de lo que no sa-
ra esto porque en las acusaciones bía. El filósofo tenía conciencia de
1. 1. Sócrates (470-399 a. C), un figuraba que Sócrates conoce las que no era sabio mientras que los
antecedente de la docta ignoran- cosas subterráneas y celestes, y demás se creían sabios aunque no
cia que -por eso- refuta a los demás y lo eran; y en esta diferencia radica
enseña esto mismo. Pero Sócrates la sabiduría que el oráculo veía en
Quisiera empezar a desa- asegura que es inocente porque no Sócrates. Por ende, no es de sabio
rrollar la primera parte del presente conoce nada acerca de estos asun- saberse sabio sin serlo; y saber que
trabajo con la siguiente pregunta: tos; y si no conoce, mucho menos no se sabe no es lo mismo que no
¿Sócrates era sabio? Seguramen- puede enseñar algo referido a esto. saber, sino todo lo contrario. Por
te, muchos contestarían: “¡Por su- Es decir, es el ya mencionado “no lo tanto, Sócrates era el más sabio
puesto!, Sócrates fue la persona saber” lo que le permite a Sócrates porque sabía que no sabía.
más sabia de todos los tiempos”, declararse inocente. No obstante, la pregunta
o algo similar. Sin embargo, si la Sin embargo, ¿por qué continúa vigente: ¿Sócrates era sa-
pregunta fuera: “¿Sócrates se con- cuando Querefonte -cuenta Só- bio? Tal vez, para sus pares, para
sideraba a sí mismo sabio?”; ahí, crates4- le preguntó al oráculo de nosotros (e incluso para el oráculo)
seguramente, la cuestión se com- Delfos si había alguien más sabio sí; pero para él, para el propio Só-
plejiza. que Sócrates, la Pitia contestó que crates, no.
Este es uno de los proble- nadie era más sabio? Además, es
mas principales que aparecen en cierto que este filósofo se pasea- 1. 2. La noción de docta ignoran-
la Apología de Sócrates. En dicho ba conversando con muchas per- cia en el pensamiento de Nicolás
diálogo el contexto es claro: asisti- sonas, ya sean presuntos sabios, de Cusa (1401-1464)
mos al juicio y a la posterior con- sofistas, jóvenes, etc., y en medio
dena de Sócrates; más precisamen- de dichas conversaciones los refu- Nicolás de Cusa, en Acerca
te, Platón nos cuenta cuáles fueron taba; ¿cómo es posible que alguien de la docta ignorancia y en Apo-
las palabras que su maestro utilizó que no sabe nada refute a un sabio? logía de la docta ignorancia, re-
en la defensa. Cuando Sócrates dialogaba con salta la figura de Sócrates como un
Sócrates comienza dicien- un político, un poeta o un artesano ejemplo de lo que está desarrollan-
do: les hacía ver que, aunque cada uno do en cada caso.
realizaba adecuadamente su arte, Llama poderosamente la
«No sé, atenienses, la sensación ésto no les hacía ser sabios respec- atención, en el título de ambas
que habéis experimentado por las to a las demás cosas. Sin embargo, obras, que términos tan contra-
palabras de mis acusadores. Cier- ellos creían ser sabios, y ese error dictorios6 estén juntos, siendo el
tamente, bajo su efecto, incluso velaba sus sabidurías. Por ejem- 5 Ibidem; 21 d.
yo mismo he estado a punto de no 3 Ibidem, 17 a. 6 Precisamente, el tema de la contradic-
4 Ibidem; 21 a. ción es un punto esencial en la filosofía
60
Symploké revista filosófica El doble aspecto...

primero atributo del segundo. Por ignorancia. Pues un hombre, aun la docta ignorancia lo más intere-
eso, cabe realizarse las siguientes uno ejercitadísimo en la doctrina, sante, a los fines del presente escri-
preguntas: ¿qué significa esta doc- no llega a nada más perfecto que to, es cómo toma Nicolás de Cusa
ta ignorancia?, ¿a qué está hacien- a encontrarse doctísimo en aquella la figura de Sócrates en relación
do referencia?, y ¿por qué, para el ignorancia que es la suya propia. Y con la docta ignorancia.
Cusano, Sócrates es un anteceden- tanto más docto será cuanto más se En efecto, ya en las pri-
te de ella? sepa ignorante8. meras páginas de dicho diálogo
En Acerca de la docta ig- el Cusano menciona a Sócrates,
norancia, en principio, podemos Esta respuesta es tan con- y escribe: “(…) Sócrates se sabía
decir que la docta ignorancia ex- tundente como desconcertante. ignorante, mientras que los de-
presa un modo en el cual saber es Contundente porque está claro que más, que se gloriaban de conocer
ignorar; de hecho, el capítulo 1 la verdad en cuanto tal es inaccesi- algo egregio, aunque ignoraban
de dicha obra se intitula “De qué ble para la mente humana, pero -al muchas cosas, no sabían que eran
modo saber es ignorar”. Es decir, mismo tiempo- que la verdad sea ignorantes.”9 En este sentido, Ni-
de este título podemos extraer que inaprehensible es algo verdadero, colás está haciendo una compara-
docta ignorancia no es lo mismo y esto es lo que desconcierta a la ción de la sabiduría de Sócrates
que ignorancia; esta doctrina re- razón. La docta ignorancia con- con la de los demás, o sea aque-
fiere, como ya se ha dicho, a un siste en esto: en que el ser huma- llos supuestos sabios que el pro-
modo en el que se da cierta iden- no busca saber que no sabe nada, pio Sócrates refutaba. Y refuerza
tidad entre sabiduría e ignorancia. y que, en principio, el acceso a la esta comparación con la siguiente
Además, para Nicolás de Cusa la verdad se da mediante un abordaje imagen: un ciego realiza un juicio
docta ignorancia nunca puede ser paradojal. respecto de la claridad del sol ba-
igual que ignorancia porque el ser En otras palabras, esta res- sándose en lo que ha oído de ella,
humano es guiado por su apetito puesta del Cusano no es un cierre creyendo que sabe algo cuando
connatural hacia la verdad. Sin em- sino, más bien, un punto de parti- en realidad la ignora; en cambio,
bargo, la verdad (al ser identificada da; es decir, reconocernos ignoran- alguien que ve no puede emitir
con el Dios unitrino del cristianis- tes respecto de la infinita verdad es ningún tipo de saber acerca de la
mo) es infinita, y la mente humana la base sobre la cual se deben asen- claridad del sol, ya que esta última
es, evidentemente, finita; por tan- tar los restantes conocimientos. La excede la visión. Por lo tanto, este
to, entre el hombre y la verdad, en- docta ignorancia es, para Nicolás sujeto tiene conciencia de su igno-
tre lo finito y lo infinito, no existe de Cusa, el punto de partida y nú- rancia. En otras palabras, los que
proporción alguna: “(…) toda in- cleo de todo su pensamiento. saben que no saben son más sabios
vestigación consiste en la propor- No es un detalle menor no- que los que ignoran que no saben.
ción comparativa, sea esta fácil o tar que la docta ignorancia hace Seguido de esto, el Cusano
difícil; por ello lo infinito, en cuan- hincapié en la vía negativa. Re- hace referencia a ciertos teólogos
to infinito, es desconocido.”7, nos cordemos las predicaciones que contemporáneos que se jactaban de
cuenta el Cusano. se han hecho de la verdad hasta poseer una sabiduría teológica sólo
Pero, entonces, ¿qué suce- ahora: infinita, inaccesible e ina- por el hecho de haber charlado con
de con el apetito de verdad en el prehensible; o sea, todos nombres sus maestros, cuando, en realidad
hombre?, ¿estamos ante una para- negativos evidenciados por prefijo -como ya hemos visto-, esta luz es
doja de insaciabilidad? La respues- privativo in-. En este sentido, la inaccesible para la mente humana.
ta a estas preguntas las da el propio docta ignorancia es consecuente Es decir, estos teólogos, al igual
Nicolás: consigo misma, ya que no sólo re- que los ciegos del ejemplo ante-
conoce que la verdad es inaccesi- rior, no son conscientes de su ig-
Ciertamente, para que el apetito ble para el hombre, sino que se em- norancia. Por el contrario, los que
en nosotros no sea en vano, de- pieza a “salvar” ese hiato por la vía se han guiado por el camino de la
seamos saber que ignoramos. Si negativa. Esto quiere decir que se docta ignorancia se alegran de ha-
pudiéramos acceder a esto plena- salva no salvándolo, ya que, recor- ber alcanzado un conocimiento de
mente, accederíamos a la docta demos, de la verdad sólo sabernos
9 Apología de la docta ignorancia, trad.
de Nicolás de Cusa. Se desarrollará dicho
que no la podemos conocer. Santiago Sanz Sánchez en: Nicolás de
tema en la segunda parte del presente Cusa. Sobre la mente y Dios, A.L. Gon-
trabajo. Respecto de la Apología de zález (editor). Pamplona: Eunsa, 2013, p.
7 De docta ignorantia (h I, n. 3). 8 De docta ignorantia (h I, n. 4). 148.
61
Symploké revista filosófica agosto 2016

su propia ignorancia, ya que reco- to: “(La docta ignorancia) no sólo ‘máximo’ a esto: lo que nada ma-
nocen que la luz de la sabiduría es máxima, sino también mínima yor puede existir.”12 En este senti-
teológica deslumbra la razón. -aquella doctrina menor que la do, el Cusano le asigna un nombre
De esta manera, en la Apo- cual ninguna puede darse-, y pues- a este primer principio al llamarlo
logía de la docta ignorancia Nico- to que es coincidencia del máximo “máximo”. Éste, en tanto tal, no
lás de Cusa es consecuente con lo y del mínimo saber, por lo mismo tiene límites, por lo tanto es infi-
que ha dicho en Acerca de la docta ‘complica’ todo saber.”11 nito; y también, al estar desligado
ignorancia. Además, en ambos es- Esto quiere decir que la de todo, es ab-soluto. Además, al
critos podemos apreciar la centra- docta ignorancia es el primer paso ser infinito, no existe algo distinto
lidad de la docta ignorancia; esta de aproximación hacia la infinita de él (es uno); por eso permanece
doctrina es, como ya se ha señala- verdad. De esta manera, la men- siempre idéntico, pues no puede
do, el núcleo y punto de partida del te, haciendo uso de esta máxima cambiar. Esto quiere decir, tam-
pensamiento cusano. Uno de los doctrina, encara un camino enig- bién, que el primer principio tiene
discípulos que transmite el pensa- mático, en el sentido de simbólico. actualizada toda potencia; ya que,
miento del maestro en Apología de Pero ¿de qué se trata este camino?, de lo contrario, al actualizarse pa-
la docta ignorancia, confirma lo ¿qué significa que sea enigmá- saría de un estado a otro, esto es
anterior al contarnos las palabras tico? Además, luego de recorrer cambio y, entonces, alteridad. Por
que le refirió su maestro: dicho camino ¿el hombre podrá lo tanto, lo máximo complica todo
acceder finalmente a la verdad en lo que existe y todo lo que puede
Él decía abiertamente que todo cuánto tal?, ¿o la verdad continúa llegar a existir. En resumen, este
aquello que se escribe o se habla infranqueable, además de infinita, primer principio (al ser lo máximo,
es claramente inferior a ella (la e inaccesible para la mente finita? infinito, uno y pura identidad al
teología verdadera), la cual, sin Todas estas cuestiones intentarán coincidir potencia y acto) es com-
embargo, él dijo que está oculta en ser resultas en la segunda parte del plicatio absoluta.
las Sagradas Escrituras. (…) De presente trabajo. Y cuando Nicolás habla
ahí que, puesto que toda investiga- de que todo está complicado en lo
ción tiende a esto, y esto es escru- 2. Aristóteles y Nicolás de Cusa: máximo se refiere, también, a lo
tar las Escrituras, es decir, hallar lo autointelección de la mente hu- mínimo. Pues, a diferencia de las
que, antes de ser encontrado, está mana y su asimilación a la mente criaturas o entes finitos, lo máximo
escondido y permanece oculto e divina no admite ninguna clase de cam-
inaccesible, él dijo que es bastante bio, ni aumento -si aumentara deja-
obvio que esto no es otra cosa que 2. 1. Nicolás de Cusa: infinitud ría de ser “lo que nada mayor pue-
la docta ignorancia10. de la verdad y autointelección de existir”- ni disminución -porque
Está más que claro el papel si disminuyera habría existido algo
fundamental que presenta la doc- Como ya se ha dicho en el mayor que él-. En cualquiera de
trina de la docta ignorancia en el punto anterior, la docta ignorancia los casos, además, estaríamos ante
pensamiento de Nicolás de Cusa; es la doctrina máxima; ya que nos la actualización de alguna poten-
pero ¿qué quiere decir que dicha hace conscientes de que nada po- cia, lo cual es imposible si se ha-
doctrina es, también, un punto de demos saber acerca de la verdad, bla de lo máximo. Ahora bien, lo
partida? Esta pregunta evidencia porque es infinita. Y así la docta mismo ocurre, dice el Cusano, si
que la filosofía del Cusano no se ignorancia, al hacer referencia a la nos referimos a “lo mínimo”: éste
estanca en esta cautela epistemo- verdad, lo lleva a Nicolás a hablar no puede ser nada mayor ni nada
lógica que se viene describien- de lo máximo: “Puesto que voy a menor que lo que es; de igual
do, sino que emprende un rumbo tratar de la doctrina de la máxima modo que lo máximo. Entonces, lo
de índole enigmático, es decir sin ignorancia, necesariamente ten- máximo coincide con lo mínimo13;
desprenderse de la vía negativa y go que abordar la naturaleza de ambos conforman una unidad. De
-por tanto- tampoco de la docta la maximidad misma. Pues llamo esta manera, Nicolás llega a la
ignorancia. El parecer de Claudia 11 D’Amico, Claudia; “Ignorancia y característica más aproximada y
D’Amico, en su artículo Ignoran- conjetura en la propuesta de concordia apropiada del primer principio que
de Nicolás de Cusa” en El problema del
cia y conjetura en la propuesta de conocimiento en Nicolás de Cusa: genea-
la mente humana puede realizar
concordia de Nicolás de Cusa, nos logía y proyección, J. M. Machetta y C. 12 Op. Cit.; De docta ignorantia (h I, n.
puede ayudar a aclarar este pun- D’Amico (ed.), Biblos, Bs. As., 2005, p. 5).
10 Ibidem; p. 149. 267. 13 Ibidem; (h I, n. 11).
62
Symploké revista filosófica El doble aspecto...

-si desvincula de toda cantidad los a basar en otra obra del Cusano, la
términos mínimo y máximo-; y lo intitulada De mente16. Además es importante evi-
llama unidad. En el inicio de este escri- denciar la conexión que se quiere
Que los contrarios coin- to, un filósofo muy importante establecer entre lo humano y lo
cidan perturba a la razón; ésta se encuentra con cierto orador, y divino por medio de la mente. En
no puede conocer más allá de los empiezan a conversar sobre la in- primer lugar, no es un dato menor
opuestos, más allá del principio de mortalidad de la mente. Al filóso- que el filósofo, utilizando la razón,
no-contradicción. Por eso, que la fo le extraña que por medio de la no logre realizar dicha conexión;
verdad sea infinita y que en ella los razón cueste muchísimo afirmar la ya que no puede racionalmente
opuestos coincidan sólo puede ser inmortalidad de aquélla, mientras afirmar la inmortalidad de la men-
aprehendido o captado por la doc- que para los ignorantes este tema te. En segundo lugar, también es
ta ignorancia. “El resultado es una es una clara verdad porque se ba- importante destacar el espacio en
comprensión que se da de modo no san en la fe. Este tema es el motivo el cual se da el diálogo -el templo
comprensible: esto es, no racional. que lo llevó al filósofo a estar en dedicado a la Mente- es una ima-
A este modo, que es más un ver ese lugar, ya que allí se encontra- gen alegórica del autoconocimien-
que un conocer, Nicolás lo llama ba un templo dedicado a la Mente; to; pues hace referencia a la inves-
‘intelectual’ (…).”14 Por ende, este pero en vez de encontrar libros y tigación que la mente hace de sí
modo intelectual permite conce- argumentos que sostengan racional misma. En efecto, para encontrar
bir una superación de los límites e indubitablemente la inmortalidad la afirmación de la inmortalidad de
impuestos por el principio de no- de la mente, este filósofo encuen- la mente se debe recurrir a la mente
contradicción; y en este sentido, tra un ignorante con el cual enta- misma; por eso el filósofo se dirige
Nicolás sigue sosteniendo la doc- bla una conversación. Es menester al templo denominado “Mente”.
trina de la docta ignorancia, ya que mencionar que este ignorante re- Sin embargo, es menester recordar
asegura incomprensiblemente que presenta el pensamiento de Nico- que allí el filósofo se encontró con
lo verdadero es incomprensible. lás de Cusa: es un personaje que el ignorante; o sea que racional-
No obstante, ¿cómo se rea- especula desde la docta ignoran- mente no se puede afirmar la in-
liza el pasaje de la función racional cia. El Cusano nos muestra todo mortalidad de la mente: utilizando
a la intelectual? Una vez más, Pau- esto desde que el filósofo comien- la razón no se puede establecer esta
la Pico Estrada nos puede ayudar za a dialogar con el orador: conexión de lo divino con lo hu-
en esta cuestión: “El conocimiento mano, esto sólo puede hacerse de
enigmático, único conocimiento Filósofo: Había oído acerca del modo ignorante. En otras palabras,
humano de la verdad, comienza templo dedicado a la Mente por T. Nicolás está afirmando la relación
sólo cuando la mente, tomando Atilio Craso en el Capitolio, que se entre la mente humana y la divina,
conciencia de la inaprehensibili- encontraban en este lugar muchos en tanto la primera es imagen de la
dad de lo infinito, se vuelve sobre escritos de los sabios acerca de la segunda:
sí e investiga su propio proceder.”15 mente; pero quizá vine en vano, a
En otras palabras, estamos ante no ser que tú, que me pareces buen Sabes cómo la simplicidad divina
una suerte de autoconocimiento ciudadano y conocedor, me brin- es complicativa de todo. La men-
realizado por la mente. Pero ¿por des auxilio. te es la imagen de esta simplici-
qué la mente debe investigarse a Orador: Es cierto que el templo dad complicante. De donde, si
sí misma? Antes de responder esta lo dedicó el tal Craso a la Mente; llamaras a esta divina simplicidad
pregunta, se va a hacer una breve pero después de tantas calamida- mente infinita, ¿será ella el ejem-
descripción del proceso de conoci- des romanas ninguno podrá saber plar de nuestra mente? Si llamas a
miento tal como lo entiende Nico- si acerca de la mente hubieron li- la mente divina universalidad de
lás de Cusa. Para ello, nos vamos bros y cuáles. Pero a fin de que no la verdad de las cosas, a la mente
14 Pico Estrada, P.; “Infinitud de la ver- lamentes haber venido en vano, nuestra le dirás universalidad de la
dad y docta ignorancia: metafísica y co- podrás oír sobre todo lo que quie- asimilación de las cosas, de modo
nocimiento en la filosofía de Nicolás de ras a un hombre ignorante, a mi que sea la universalidad de las no-
Cusa”, en E. Corti, A. Tursi, P. Pico Es- juicio digno de admiración.17 ciones. La concepción de la mente
trada y G. Fernández Walker. Lenguaje,
lógica y ontología en cinco pensadores 16 De mente es el tercer tomo de un con-
divina es la producción de las co-
medievales, Jorge Baudino Ediciones, Bs. junto de otros diálogos, todos conforman sas; la concepción de nuestra men-
As., 2011, p. 119. una unidad cuyo título es Idiotae libri. te es la noción de las cosas. Si la
15 Ibidem; p. 121. 17 De mente (h V, n 53).
63
Symploké revista filosófica agosto 2016

mente divina es entidad absoluta, de conocimiento mediante la fuer- dicción y concibe la coincidencia
entonces su concepción es la crea- za asimilativa. Por lo tanto, existe de los opuestos. O sea: en este pro-
ción de los entes y la concepción una relación entre Dios-mundo- ceso de especulación en el cual el
de nuestra mente es la asimilación hombre en forma de complicatio- intelecto, al volver sobre sí, intuye
de los entes. Pues lo que conviene explicatio-assimilatio, respectiva- su propia simplicidad y se recono-
a la mente divina en cuanto infinita mente. ce como imagen de la verdad, la
verdad, a nuestra mente conviene Por su parte, en el pasaje de mente está especulando en térmi-
como la imagen próxima de aqué- lo racional a lo intelectual se puede nos de docta ignorancia.
lla.18 evidenciar un salto cualitativo, ya Precisamente, no debemos
que en el cuarto plano cognoscitivo olvidarnos de la centralidad de la
Para entender esto, una de propio del intellectus, la mente no doctrina de la docta ignorancia, ya
las claves es enfocarse en la pala- se asimila a ningún objeto prove- que nos revela otra arista que nos
bra asimilación (assimilatio). ¿Por niente de la experiencia, sino que permite comprender cómo la men-
qué la mente humana se asimila, se se asemeja a la fuerza creadora del te humana es imagen de la mente
asemeja a la mente divina? Mien- primer principio. ¿Cómo lo hace? divina. Recordemos, además, el
tras que la mente de Dios crea los Con la producción de la matemá- apetito de verdad presente en to-
entes, la mente del hombre los tica pura. El conocimiento mate- dos los seres humanos, el cual nos
asimila; es decir los conoce. Esta mático es el único conocimiento impulsa a conocer; pero, como ya
fuerza asimilativa de la mente se preciso (en el sentido de exacto) hemos dicho, una mente finita no
produce en sucesivas dimensiones que puede tener el ser humano, y puede conocer la verdad infinita en
gnoseológicas: lo sensible, lo ima- lo más importante es que es una cuanto tal.
ginable, lo racional y lo inteligible. criatura de la mente humana. Por En otras palabras, el hom-
Esto significa que, para lo tanto, la mente, al conocerlo a bre experimenta una sed de sabi-
Nicolás, el conocimiento humano éste, se conoce a sí misma. En este duría imposible de saciar por com-
comienza por los sentidos: cuando sentido, el saber matemático es un pleto. “Es esta condición mixta
los órganos sensoriales se topan símbolo de la precisión cognosciti- la que le revela su naturaleza de
con los objetos, la mente se asimi- va de Dios, el cual, al concebir las imagen: no podemos desear lo que
la al aspecto sensible de las cosas; cosas, las crea. no conocemos… pero si lo cono-
y lo mismo ocurre en la imagina- De manera que el autoco- ciéramos por completo tampoco lo
ción y en la razón. Es importante nocimiento por parte del intelec- desearíamos.”20; asegura, una vez
mencionar una diferencia de la ra- to, es decir la autointelección, es más, Paula Pico Estrada. Evidente-
zón en referencia a los sentidos e esencial en el pensamiento cusano mente, el ser humano se encuentra
imaginación. Mientras que estos a la hora de mostrar la relación que a mitad del camino: no participa
últimos simplemente afirman lo existe entre la mente humana y la completamente de la verdad en
conocido, la razón afirma y niega, divina. cuanto tal pero sí lo hace en cali-
ya que es la encargada de discrimi- La mente humana es ima- dad de reflejo o enigma, o sea de
nar lo percibido y así producir los gen de la mente divina porque la forma finita.
géneros y las especies. Notemos primera crea en un plano gnoseo-
cómo la mente humana, además de lógico, mientras que la segunda 2. 2 Aristóteles (384-322 a. C) y
asimilarse a lo que va conociendo, crea en un plano ontológico. Sin el doble aspecto de la autointe-
a su vez se va asimilando cada vez embargo, la mente humana pue- lección
más a la mente divina. de todavía dar un paso más, y es
También es necesario apre- abstraerse de toda multiplicidad y “Fue Aristóteles quien ciertamen-
ciar el rol que juega el mundo en volverse hacia sí misma en su pro- te había afirmado, por primera vez,
estas dimensiones gnoseológicas. pia simplicidad; y, de esta mane- que el principio era ‘pensamiento
Ya se ha dicho que la infinita uni- ra, “(…) en su simplicidad intuye de pensamiento’ advirtiendo la im-
dad divina es complicante o com- todo, (…) y no a la manera como portancia que representa en un sis-
plicatio; por lo tanto el mundo es una cosa es esto y otra cosa esto tema metafísico admitir la reflexi-
el despliegue -o explicatio- de todo otro, sino como todo es uno y lo
lo complicado en el principio pri- uno es todo.”19, nos cuenta Nicolás. 20 Op. Cit.; Pico Estrada, P., “Infinitud de
mero. Si no lo fuera, la mente hu- Esto quiere decir que el intelecto la verdad y docta ignorancia: metafísica y
mana no podría realizar su proceso supera el principio de no-contra- conocimiento en la filosofía de Nicolás de
18 De mente (h V, n. 72). 19 De mente (h V, n. 105). Cusa”, p. 122.
64
Symploké revista filosófica El doble aspecto...

vidad del nous o inteligencia.”21 bio, o sea una energeia inmutable. falta; (…) no pudiendo ser objeto
Estas interesantes palabras per- De manera que esta activi- del intelecto supremo más que el
tenecen a una conferencia de dad de la entidad primera, o Dios, supremo inteligible, identificándo-
D’Amico intitulada “Intellectus no puede ser otra que la del intelec- se ambos perpetuamente en la su-
omnium est omnia. Nota sobre la to (noûs). “De un principio tal pen- prema intelección.25
noción de Principio en el neopla- den el Universo y la Naturaleza. Y
tonismo medieval”. Lo más intere- su actividad es como la más per- Por lo tanto, en Dios inte-
sante es la mención de Aristóteles fecta que nosotros somos capaces lecto e intelección, noûs y nóesis,
como el primero en sistematizar la de realizar por un breve intervalo coinciden. En efecto, Dios no sólo
temática de la autointelección, al de tiempo (…).”23 Evidentemen- piensa lo pensado (lo cual es él
darle un lugar importante en su sis- te, en este punto Aristóteles marca mismo), sino que también piensa
tema metafísico. En efecto, aquella una diferencia fundamental entre esa actividad de pensar; es decir,
fórmula señalada por D’Amico, la la actividad intelectual divina y la su pensamiento se piensa a sí mis-
cual caracteriza al principio como humana: la constancia de la prime- mo porque piensa su actividad de
“pensamiento de pensamiento”, ra y lo esporádico de la segunda. pensar. Y esto es posible porque
fue utilizada por Aristóteles en la ¿A qué hace referencia la dicha actividad es acto puro.
Metafísica. Por eso, y para con- actividad intelectual (nóesis) de Por último, para señalar
tinuar con el tema de la autointe- Dios?, ¿qué es lo que merece ser aún más la diferencia que existe
lección, nos vamos a centrar en el captado por el intelecto divino? entre el intelecto divino y su activi-
libro XII de dicha obra. La respuesta es lo más divino y dad respecto del humano, se puede
Aristóteles abre el libro excelente, o sea a sí mismo: “Por hacer una breve referencia al cap.
duodécimo diciendo “Este estudio consiguiente, si es la cosa más ex- 7 del libro X de la Ética Nicomá-
es acerca de la entidad (ousía).”22; celsa, se piensa a sí mismo y su quea. Allí nos dice Aristóteles:
luego, distingue tres tipos de en- pensamiento es pensamiento de
tidades: sensible corruptible, sen- pensamiento.”24 Es decir, el inte- Ya sea, pues, el intelecto ya otra
sible eterna, e inmóvil. Eviden- lecto divino se autointelige; su ac- cosa lo que, por naturaleza, parece
temente, lo que nos interesa aquí tividad consiste en un acto perma- mandar y dirigir y poseer el cono-
es el tratamiento que hace de esta nente de autoconocimiento. cimiento de los objetos nobles y
última entidad; para eso nos referi- Éste es, a mi juicio, un punto divinos, siendo esto mismo divino
remos a los últimos cinco capítulos fundamental para entender la dis- o la parte más divina que hay en
del libro XII. tinción que existe entre la autoin- nosotros, su actividad de acuerdo
En resumen, tanto para la telección divina y la humana en el con la virtud propia será la felici-
cosmología aristotélica como para pensamiento aristotélico. Mientras dad perfecta. Y esta actividad es
su concepción del movimiento que nuestra facultad intelectual contemplativa, como ya hemos di-
-como el tránsito de la potencia al siempre está en potencia antes de cho.26
acto- es necesario un primer motor llegar al acto, la actividad intelec-
inmóvil. Este principio supremo tual del primer principio -como ya Parándose, digamos, del
del movimiento, que es pura actua- hemos dicho- está siempre en acto. lado humano, Aristóteles afirma
lidad, no puede no ser inmaterial En este sentido, el parecer de Mo- que en la actividad propia del in-
-ya que la materia, al ser suscep- reau, en su escrito Aristóteles y su telecto humano radica la felicidad.
tible tanto de ser como de no ser, escuela, puede aclarar lo que se Pues en la contemplación el inte-
es potencialidad-. Por lo tanto, está diciendo: lecto se contacta con lo mejor de
esta causa primera del movimien- los objetos cognoscibles, ya que
to primero trasciende al Universo; En Dios, o en el primer principio, siendo el intelecto algo divino se
es una entelequia perfecta con una la intelección es una actividad relaciona con lo divino. De manera
actividad que excluye todo cam- constante; como no está jamás en que la actividad más agradable que
21 D’Amico, Claudia; “Intellectus om- potencia, no cabría distinguir en él puede realizar está en relación con
nium est omnia. Nota sobre la noción de entre facultad y ejercicio; el Inte- la sabiduría.
Principio en el neoplatonismo medieval” lecto divino es la intelección mis-
en J.A. de C. R. De Souza (org.) Idade 25 Moreau, J.; Aristóteles y su escuela,
Média: Tempo do Mundo, tempo dos
ma; y si ésta no se interrumpe ja- trad. Ayerra Mariano, 3ra edición, EUDE-
Homens, tempo de Deus, Porto Alegre, más, es porque su objeto jamás le BA, Bs. As., 1993, p. 135-136.
2006, p. 79. 23 Ibidem; 1072 b15. 26 Aristóteles; Ética Nicomáquea, 1177
22 Aristóteles; Metafísica 1069 a18. 24 Ibidem; 1074 b34. a15.
65
Symploké revista filosófica agosto 2016

Sin embargo, es imposible veces, es algo admirable.28 las y, también, para examinarse a
que el hombre esté constantemente sí mismo. Esta actitud, que según
experimentando la contemplación. Estas palabras de Aristó- el propio Sócrates fue una misión
Puede hacerlo por momentos, por teles evidencian que el hombre asignada por el dios, lo ha lleva-
un instante mejor dicho; en el ser también experimenta la reflexivi- do a reconocerse como alguien
humano la conexión del intelecto dad del intelecto o autointelección; molesto para las personas, como
con lo inteligible -o sea intelec- aunque -como ya se ha dicho- sólo el tábano de Atenas. Es entendi-
ción- es posible por el carácter puede hacerlo esporádicamente en ble que alguien que solamente se
divino del intelecto, aunque dicha comparación con la autointelec- dedica a insistirles a todos que se
intelección sólo se da intermitente- ción divina, que es eternamente autoexaminen, que no se ocupen
mente. La nóesis constante es pro- constante. Más allá de esta diferen- principalmente de otra cosa que de
pia del noûs divino, no del hombre. cia, la conexión del intelecto hu- sus almas, sea considerado moles-
En palabras de Aristóteles: mano con lo inteligible también es to; pero lo más interesante de esta
autointelección: es decir, cuando actitud es que es Sócrates quien se
Tal vida, sin embargo, sería su- nuestro intelecto -que es divino- considera a sí mismo como un tá-
perior a la de un hombre, pues el contempla el autoconocimiento de bano. Es decir, el filósofo fue cons-
hombre viviría de esta manera no Dios, se reconoce como la parte tante y consecuente con su misión;
en cuanto hombre, sino en cuan- más divina que hay en nosotros; pues para sí cumplía con lo que le
to que hay algo divino en él; y la y por eso, esta re-flexión sobre sí exigía a los demás, o sea se exami-
actividad de esta parte divina del constituye la autointelección hu- naba a sí mismo.
alma es tan superior al compuesto mana. Es claro que Sócrates fue,
humano. Si, pues, la mente es divi- si no el principal, uno de los prin-
na respecto del hombre, también la cipales precursores del autocono-
vida según ella será divina respec- Conclusiones cimiento. No nos olvidemos que,
to de la vida humana.27 además, se ha reconocido como
A modo de conclusión, “no sabio” en algunas cuestiones.
No obstante -y éste es un quisiera volver a lo que se ha di- En este sentido, reconocer las pro-
punto que me gustaría resaltar-, cho sobre Sócrates ya que, a mi en- pias limitaciones no sólo hace que
interpreto que en esta vida con- tender, se relaciona con la temática Sócrates sea realmente sabio (a
templativa el hombre experimenta del autoconocimiento. En efecto, diferencia de los que no las reco-
la autointelección. Siendo el in- el desarrollo del presente trabajo nocen) sino que, también, lo hace
telecto algo divino, al ponerse en ha girado en torno a la doctrina ser una persona mesurada, equi-
contacto con lo inteligible y, por lo cusana de la docta ignorancia, la librada (por eso no es un detalle
tanto, divino también, se estaría in- cual -en la segunda parte- nos ha menor que el oráculo que vaticinó
teligiendo a sí mismo: llevado a hablar sobre la autointe- que nadie era más sabio que Sócra-
lección, en donde hemos resaltado tes haya sido de índole apolínea).
Y el entendimiento se capta a sí a Aristóteles como un antecedente. Reconocer tal cosa de uno mismo
mismo captando lo inteligible, Sin embargo, tal vez en la figura de es fruto de la reflexión; reconocer
pues deviene inteligible al entrar en Sócrates también se pueda apreciar es el verbo propio del autoconoci-
contacto con lo inteligible y pen- un antecedente de la re-flexión. O miento.
sarlo, de modo que entendimiento sea que en el final de este escrito se Más aún, considero q u e
e inteligible se identifican. Enten- vuelve a su punto de partida: esto esta cuestión de la autoconciencia
dimiento es, en efecto, la capaci- quiere decir que la cuestión del au- fue la que terminó por condenar a
dad de recibir lo inteligible, es de- toconocimiento o, en palabras cu- Sócrates; pero eso es materia para
cir, la entidad, pero cuando la tiene sanas, la de la autointelección ya otro trabajo.
está en acto, de modo que a éste está presente en la doctrina de la
pertenece con más razón aquello docta ignorancia.
divino que el entendimiento parece Al principio hemos citado
poseer, y la actividad contemplati- unas palabras de Sócrates, en las * Estudiante de la Licen-
va es lo más placentero y perfec- cuales se puede ver el estilo de ciatura en Filosofía de la Universi-
to. Así pues, si Dios se encuentra vida del filósofo: conversar con dad Nacional de San Martín
siempre tan bien como nosotros a distintas personas para examinar-
27 Ibidem; 1177 b30. 28 Metafísica; 1072 b25-30.
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Symploké revista filosófica Una aproximación...

Una aproximación al
concepto de prudencia
en la Ética a
Nicómaco
Christian Gauna*

La Ética a Nicómaco se según hayan sido sus acciones en lado la obedece y por otro lado la
inicia con las siguientes palabras: general o a lo largo de la vida y no posee y piensa. Pero para que el
“toda arte y toda investigación, y por esta o aquella acción determi- hombre pueda alcanzar su fin, y en
del mismo modo toda acción y toda nada. esto consiste su mayor bien, debe-
elección parecen tender al bien, El fin hacia el cual se deben rá actualizar al punto máximo lo
por esto se ha dicho con razón que orientar las acciones es la felici- más propio de él, y esto es, la parte
el bien es aquello hacia lo cual to- dad. Por lo tanto habrá que vivir la racional del alma que se divide en
das las cosas tienden”. Esta frase vida de modo tal que nos conduzca teórica y práctica con sus respecti-
resume lo esencial de la teleología a la felicidad. Bien, fin y felicidad vas virtudes.
aristotélica. En efecto, se entiende se transforman en términos homó- En esta actualización del
que cada cosa tiene un bien propio nimos, el bien del hombre, en este alma, la prudencia parece tener
y que ese bien es el fin hacia el cual caso, será alcanzar el fin que le es una función esencial, pues ninguna
deben orientarse las acciones, que propio mediante el modo de vida de las virtudes éticas se daría si no
a su vez debe ser entendido como adecuado, esto es la vida teorética es acompañada de ella, lo cual, le
el camino de cada cosa hacia su ac- o contemplativa. da una preponderancia sobre todas
tualización. El hombre es, según Aristó- las virtudes éticas. ¿Tendrá cierta
La ética tiene como obje- teles, un animal político que posee preponderancia, también, respecto
to determinar el bien del hombre razón, lo propio, lo específico de él de las virtudes dianoéticas, aque-
para la buena vida en general, esto es lo político y lo racional. Alcan- llas propias del intelecto?
es dilucidar cual es su fin, la cul- zar la excelencia o virtud (areté) Este trabajo va a versar en
minación o actualización de sus en estos ámbitos actualizando sus torno a la prudencia, pues su defi-
potencialidades y los medios para potencialidades será alcanzar su nición no parece ser del todo clara.
alcanzarlo, pues no se trata mera- fin propio. Esto divide al hombre Si bien de ella Aristóteles dice que
mente de conocer sino de conocer en un ser teórico y práctico, subor- es el justo medio; por momentos
para, es decir, de conocer cual es el dinando lo práctico a lo teórico. la recta razón; la vara con la que
bien para poder levarlo a la prác- Ahora bien, para alcanzar su pro- mide el hombre prudente, la recta
tica. Y es que, en efecto, bueno o pio télos, deberá actualizar esto regla; parece tener estrecha rela-
malo se predica de la acción pero que es más propio de él, pero que ción con la experiencia vivida pues
no de la acción en absoluto sino de no es meramente la razón como se alcanza observando al prudente
la acción hecha de tal o cual mane- instrumento intelectivo, sino tam- y actuando como él; también dice
ra en determinado momento o cir- bién como razón práctica, pues, el que es el blanco hacia el cual el
cunstancia. En cuanto a la persona, hombre, es un animal político que hombre prudente ajusta o tensa la
se predicará de ella bueno o malo posee razón, y a esta razón por un cuerda de su arco.

67
Symploké revista filosófica agosto 2016

Para poder llevar a cabo (phrónesis); la ciencia (epistéme); cuya finalidad es la producción y
este trabajo desarrollaremos la re- el entendimiento (nous) y la sabi- la acción respectivamente; y, de
lación de la prudencia con respec- duría (sophía), son las virtudes de las cosas que no pueden ser de otro
to a las virtudes éticas, y, luego, cada una de las partes en las que modo, y por tanto necesarias, se
la relación de esta en torno a las el alma racional ha sido dividida. ocupan la ciencia, el entendimien-
virtudes dianoéticas de las cuales El arte (téchne), es un modo de ser to y la sabiduría.
forma parte. Con respecto a la na- productivo acompañado de razón Aristóteles define a la pru-
turaleza de la prudencia, tomare- verdadera1 , que versa sobre lo que dencia como “una disposición ra-
mos como dado que es una dispo- puede ser de otro modo, sobre lo cional verdadera y práctica respec-
sición del alma, una aptitud natural que es contingente, y su finalidad to de lo que es bueno y malo para el
para captar los actos prudentes y es la producción, prefiriéndose las hombre”4 , es decir, que la pruden-
en cierta medida moldearse acorde obras a la actividad. La ciencia cia es aquella parte del alma cuya
a las costumbres siendo estas un (epistéme), en cambio, es un modo operación es la verdad en torno a
factor decisivo de la posibilidad de de ser demostrativo2 cuyo objeto las cuestiones prácticas, capaz de
su pleno desarrollo, cosa que, a la es algo que no puede ser de otro discernir lo bueno y lo malo para
vez, nos parece también una con- modo y, por tanto, necesario, eter- el hombre. En efecto, el pruden-
dición, el desarrollo pleno de la no e ingénito, parte de principios te, parece acertar con sus juicios
prudencia, para que se pueda dar la que son postulados por inducción respecto de las cosas más particu-
vida teorética y se alcance el fin de o hipótesis y de ellos deduce por lares, sobre aquellas de las cuales
la vida humana que es la felicidad. medio de silogismos; su función no hay ciencia, haciendo bien las
Además, esta preponderancia que específica es la demostración a cosas, lo cual, es fin, y, a la vez,
damos a la prudencia rompe con partir de principios pero no los objeto del deseo. Pero la prudencia
la creencia de una ética aristotéli- principios mismos de los que par- no se refiere a actos particulares y
ca egoísta, pues el fundamento de te. El entendimiento (nous), es la aislados, pues trata sobre el vivir
la felicidad estaría dado en la re- disposición, por medio de la cual, bien en general.
lación con los otros como base y se captan los principios de las cien- Ahora bien ¿Qué implica
sustento necesario para alcanzarla. cias3 . A la prudencia (phrónesis) esta noción del vivir bien en ge-
Ahora bien, como dos y a la sabiduría (sophía), dedicare- neral? A nuestro entender, implica
son las dimensiones que afectan mos un poco más de tiempo ya que la aprehensión de un fin hacia el
al hombre, por un lado es animal así lo hace el estagirita, quien pasa cual deben tender nuestros actos,
racional y por otro es animal po- muy por encima las otras virtudes la aprehensión del fin último5 .
lítico, y en referencia con el alma intelectuales (ciencia, arte, intelec- La definición dada por
dos son los objetos a los cuales se to) pero se detiene largo tiempo en Aristóteles, nos hace pensar que la
aplica, y, por ende, se divide en la sabiduría, la prudencia y la utili- prudencia tiene cierta connotación
científica y calculativa, dos son los dad de ambas, además, así también moral en tanto disposición, pues
tipos de virtud; por un lado están lo requiere la cuestión. ella trata sobre lo que es bueno o
las virtudes éticas que tienen por La parte científica del alma malo para el hombre, pero no pare-
objeto acciones y pasiones referi- se divide en dos de acuerdo a su ce ser este el único sentido en que
das al placer y al dolor y que son objeto de estudio, por un lado está es posible entender esto, o al me-
gobernadas por la razón práctica. la parte del alma que trata sobre nos no queda bien del todo claro la
Por otro lado están las virtudes las cosas que pueden ser de otro definición, pues, entendida como
intelectuales que pertenecen a la modo, y, por otro, las que no pue- está dada, deberíamos decir que
parte científica del alma y que son den ser de otro modo. De las co- la prudencia de por sí sola sabe lo
formas de conocimiento, disposi- sas que pueden ser de otro modo, que es bueno y malo, y, en efecto,
ciones para el conocimiento. Para se dedican el arte y la prudencia, deberíamos decir que ella dirige
el análisis de estas virtudes, Aris- 1 Aristóteles. Ética a Nicómaco. Centro su atención a las cosas prácticas
tóteles tendrá en cuenta el objeto de Estudios Políticos y Constitucionales. que pueden ser de otro modo y nos
Madrid, 2002. Edición bilingüe; traduc-
de estudio de cada una así como su ción de María Araujo y Julián Marías; in-
permite alcanzar el fin propuesto,
función. troducción y notas de Julián Marías. Cfr. un fin propuesto de antemano. Sin
Las virtudes intelectua- EN; VI; 4, 1140 a 19-22. En adelante cita- embargo, es la experiencia la que
les son en número de cinco, a sa- remos abreviado como EN.
ber: el arte (téchne); la prudencia 2 Cfr. EN; VI; 3, 1139 b 17-35. 4 EN; VI; 5, 1140 b 4-7.
3 Cfr: EN; VI; 6, 1141 a 1-7. 5 Cfr. EN; VI; 12, 1143 b 17-19.
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Symploké revista filosófica Una aproximación...

le marca hacia donde deben tender esfera extraindividual, esto es el respecto de las causas, escoge su
los actos del hombre prudente. hogar y la pólis, la prudencia se actividad por sí misma y no en fun-
Así es que, la prudencia, denomina economía y política ción de utilidad alguna y le están
puede ser comparada (o incluso respectivamente; a su vez, la po- subordinados los demás saberes y
análoga) con la habilidad, pues, lítica se divide en arquitectónica conocimientos10, por ende, la sabi-
como esta, su función parece ser (legislativa) y subordinada, y esta duría, es “la ciencia capital de los
la de elegir los medios al alcance última, se divide en deliberativa y objetos”.
para la consecución de un determi- judicial 8. Ahora bien, la sabidu-
nado fin. Si el fin es bueno, enton- Ahora, pasaremos a hablar ría propiamente dicha, se halla
ces diremos que ese hombre posee de la sabiduría, la cual, es la virtud en aquellos a los que se reconoce
la prudencia, la sabiduría práctica. de la parte científica del alma, par- como sabios, pero no en aquellos
Ahora bien, si el fin hacia el cual te que dirige su atención sobre los hombres que poseen un determina-
tienden sus actos no es bueno, en- objetos que no pueden ser de otro do conocimiento que maravilla al
tonces la disposición que posee es modo, aquellos objetos que son vulgo, sino en aquellos que acom-
la mera habilidad, una pura perspi- siempre y necesariamente, además pañan el conocimiento supremo de
cacia. de ingénitos e imperecederos. Esta un determinado modo de vida. La
La habilidad adquiere una parte del alma tiene como disposi- sabiduría (y por ende la felicidad)
importancia relevante en el esque- ciones a la ciencia y al intelecto; la se da a través de la más eminente
ma que ella trata sobre los medios ciencia es la que parte de principios de las actividades, que es la acti-
para la consecución de un fin, so- de los cuales deduce demostracio- vidad contemplativa. En efecto, la
bre los medios adecuados para al- nes para explicar el por qué de las más eminente de las actividades
canzar un fin determinado. La pru- cosas particulares, su orden, por es aquella que se caratuló como el
dencia parece referirse a lo mismo. ejemplo, ante un dolor de cabeza, modo de vida teorético o contem-
Ahora bien ¿Qué las diferencia? la costumbre nos dirá que toman- plativo11, la actividad de ejercitar
La diferencia parece radicar en el do una aspirina el dolor se irá ya aquello que hay de divino en el
fin propuesto, pues la prudencia, se que la experiencia lo ha demostra- hombre, la emulación del primer
propone como fin alcanzar el bien do así en otros casos, pero de este motor inmóvil en tanto le sea al
(télos) del hombre que es guiado modo no tendríamos ciencia sino hombre posible. La actividad del
por la recta razón y que, como se arte, pues nos falta el por qué de la sabio o la vida dedicada a la con-
dice en un pasaje del libro X6 , es cuestión. En efecto, la ciencia, par- templación es la más autárquica
el que se le aparece bueno lo que tiendo de sus principios es capaz de todas, la más elevada, la que es
realmente, lo que objetivamente, de explicarnos porqué tal remedio acompañada por el ocio y trae con-
es bueno. El habilidoso, en cam- es el adecuado para determinado sigo el placer (más elevado y puro)
bio, tiene como fin algo que le pa- caso. Pero la ciencia no se ocupa que es propio de su ejercicio, esta
rece bueno pero que no es lo obje- de los principios sino de lo que se vida es la única que se elige por sí
tivamente bueno, sino que solo es sigue de ellos, de los principios se misma, pues ella es su propio fin, y
bueno para él, en tanto naturaleza ocupa el intelecto (nous). actualización máxima del hombre,
corrompida u orientada a un fin La sabiduría, en cambio, proveyéndolo, con su práctica, de
que no es el propio del hombre. es una especie de síntesis supera- la felicidad perfecta.
La prudencia, por tanto, es dora por encima de la ciencia y el Ahora volvamos a la pru-
la virtud de una de las partes del intelecto es el más perfecto de los dencia y veamos de que modo po-
alma7 , la calculativa, y como tal, modos de conocimiento9, pues el demos relacionarla con las virtu-
vale la pena el adquirirla y desa- sabio conoce lo que se deriva de des éticas de manera breve.
rrollarla por sí misma, pues hace los principios y, además, conoce Si la prudencia es defini-
noble a quien la posee, además, el fundamento de los principios, da como una de las virtudes de la
lleva consigo el desarrollo de las su verdad última y su razón de ser. parte racional del alma y, dentro de
virtudes éticas y del vivir bien en En efecto, el sabio es aquel cuyo esta, de la parte deliberativa de la
general. La prudencia se denomi- conocimiento es el más universal, misma, su objeto es lo que puede
na tal en lo tocante a la esfera del aquel que alcanza las cosas más 10 Cfr. Metafísica. L I (A); 2. Aristóteles.
individuo, pero, con respecto a la difíciles de conocer, es más exacto Metafísica. Gredos. Madrid; 1994. In-
8 Ross. W. D. Aristóteles. Editorial Suda- troducción, traducción y notas de Tomás
6 EN; X; 9, 1180 b 25-30. mericana; Buenos Aires; 1957; p. 311. Calvo Martínez. Ver nota a este capitulo.
7 Cfr. EN; VI; 4, 1143 b 13-16. 9 Cfr. EN; VI; 7, 1141 a 16-20. 11 Cfr. EN; X; 7 y 8, 1178 a-1178 b.
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Symploké revista filosófica agosto 2016

ser de otro modo, esto es, la expe- tivamente. En este sentido, podría- es la recta razón, el justo medio,
riencia, lo contingente, y de estos mos pensar a la prudencia como la la virtud moral, ella es justamen-
datos que adquiere establece una disposición que vislumbra la causa te género de las virtudes éticas y
norma, bajo la cual promueve la final (télos) de nuestras actividades cada virtud no es más que una es-
acción virtuosa. En efecto, la pru- y hacia ella nos encamina, pero en pecie de ésta. Pensándolo de este
dencia hace buenos a los hombres, el caso de las virtudes éticas y de modo podríamos definir la valen-
hace a los hombres prudentes. la dimensión política del hombre, tía como el actuar como es debido
La prudencia, en un senti- la prudencia es la causa final de en las cuestiones de la guerra en
do, parece tener que ver solo con nuestras actividades, aquello ha- lo que respecta a la acción indivi-
los medios adecuados para alcan- cia lo cual tienden nuestros actos dual. De este modo podríamos de-
zar un determinado fin, siendo esto y que los vuelve virtuosos. La pru- finir todas las virtudes éticas, pues
de este modo, para el desarrollo de dencia es análoga a la virtud, pues todas ellas parten de hacer lo que
cualquier virtud moral, es necesa- sus principios están de acuerdo es debido respecto a determinado
rio que la prudencia esté a la base con esta última. La prudencia se da sentimiento en el momento corres-
de todas las acciones del hom- en el hombre cuando este alcanza pondiente, cada virtud no es más
bre, pues ella es la que determina la virtud moral, esto es aquel mo- que la prudencia aplicada a un mo-
el cómo se debe y con quien se mento en que la parte deliberativa mento específico, de lo que se trata
debe, etc. Sin embargo, no es tan del hombre ha alcanzado su areté es de someter la parte desiderativa
solo una mera selectora de medios, propiamente dicha, el momento del alma irracional al mandato de
pues la elección deliberada de los en que se ha actualizado esta di- la razón práctica, a la voluntad del
medios adecuados para un deter- mensión del hombre y ha logrado hombre bueno.
minado fin puede estar dada por la dominar la parte concupiscente, De esta manera podemos
mera habilidad o la destreza, como ha logrado dominar sus pasiones sostener, por tanto, que la pruden-
la llama Aristóteles, la cual es una volviendo sus actos voluntarios y cia es género de las virtudes éticas
disposición inteligente para la con- acordes a la recta razón, haciendo, pero no de todas las virtudes, no es
secución de un fin, pero de un fin a la vez, recto su deseo. Alcanzar género de las virtudes dianoéticas,
que no es el fin propio del hombre la prudencia es hacer virtuoso al las propias del intelecto. Veamos
en tanto hombre, de un fin que no hombre, y el hombre virtuoso, el que relación guarda con ellas.
es el más elevado, de un fin que hombre prudente, es el que posee Las virtudes dianoéticas
es una mera apariencia, aparien- todas las virtudes éticas. Porque son las propias del alma racional,
cia que se le aparece como bueno las virtudes éticas, si bien se apli- la cual, se divide en deliberativa
y verdadero a aquel que tiene una can en distintas actividades, lo que y científica (o práctica y teórica),
naturaleza pervertida. La pruden- subyace en ellas es siempre lo mis- siendo su objeto de estudio lo con-
cia aparece como tal, cuando la ac- mo, el actuar como es debido, el tingente y lo necesario respecti-
tividad del hombre está de acuer- hacer lo que es correcto en el mo- vamente. De la parte práctica los
do con la recta razón y el deseo es mento adecuado, si es en la guerra modos de conocimiento o disposi-
recto, en cierta medida, esto pare- será el ser valiente y si se trata de ciones son dos: el arte y la pruden-
ce un círculo vicioso, tratemos de dar y recibir, la generosidad, etc., cia; uno tiene como fin la produc-
aclararlo. El deseo, en tanto deseo, se trata siempre de la misma acti- ción y el otro la acción. Ahora bien,
no parece ser más que la causa del tud, la de conservar el termino me- del arte, no parece que podamos
movimiento, en cierta medida, po- dio. La virtud moral tiene que ver decir que su condición de posibili-
dríamos hablar de él como la causa con acciones y pasiones, placeres y dad sea la prudencia, pues la finali-
eficiente de las acciones del hom- dolores, la prudencia hace virtuoso dad de ambos es distinta aunque el
bre, ese deseo sería como “aquello al hombre porque éste, en un acto origen de los mismos sea común, y
de donde proviene el movimiento” de su libre voluntad, se somete este es, la experiencia, además de
12
en los hombres y que nos lleva a bajo la recta razón, bajo la norma que su objeto sea el mismo. No pa-
la actividad humana, al desarro- racional, eligiéndola por ella mis- rece, sin embargo, necesario para
llo de la potencialidad humana, al ma y tendiendo al bien que le es desarrollar la disposición del arte
desarrollo del hombre en sus dos propio. el ser prudente. En efecto, un buen
dimensiones, la racional y la políti- La prudencia, como ya he- pintor o un buen escultor no pare-
ca, la intelectual y la moral respec- mos dicho, se encuentra en la base cen hacer depender su arte de la
12 Cfr. Metafísica; I (A); 3, 983 a 25-33. de todas las virtudes éticas, ella prudencia, que no quiere decir que
Cursivas nuestras,
70
Symploké revista filosófica Una aproximación...

no puedan ser prudentes, sino que, en el universo. Pero ¿será necesa- propio télos, hacia su propio bien.
simplemente la prudencia no es rio que el sabio sea bueno? ¿Pode- La prudencia es la virtud
una condición sin la cual no pueda mos pensar a la prudencia como de una de las partes del alma que
desarrollarse el arte. condición de posibilidad de la sa- hace recto el fin propuesto eligien-
Del mismo modo parece biduría? do los medios adecuados para con-
suceder con la ciencia y el intelec- La sabiduría no es solo una vertir al acto en virtuoso, esto es,
to. En efecto, estas disposiciones disposición para el conocimiento eligiendo siempre el término me-
nada tienen que ver con la pruden- sino que es la virtud de la parte dio. Pues, en efecto, la prudencia
cia, y así lo hace notar Aristóteles teorética del alma, alcanzarla, se- acompaña a toda virtud ética y con
al decir que los jóvenes pueden ría actualizar al máximo la poten- sólo poseerla a ella ya se poseerán
ser matemáticos, desarrollar esta cialidad que hay en el hombre, se- todas las virtudes éticas. Por eso
ciencia y captar claramente los ría volver al hombre un Dios. Por dice Aristóteles que Sócrates en
principios y fundamentos de su ende, alcanzar la sabiduría es de- parte discurría bien y en parte se
verdad sin ser prudentes, pues es- sarrollar al máximo la naturaleza equivocaba; se equivocaba al decir
tán faltos de experiencia. De igual humana, es alcanzar el télos pro- que toda virtud es una forma de la
modo hace referencia a Tales y a pio del hombre y esto es posible prudencia, ya que las virtudes in-
otros hombres de los cuales se dice en parte por la prudencia, pues lo telectuales no son una forma de
que son sabios (en sentido parcial propio de ella no parece ser tanto la prudencia ya que la prudencia
y vulgar) pero no prudentes, por los medios, sino más bien, el fin misma es una virtud intelectual
ende, parece que nada tienen que de nuestras acciones, la diferencia y la sabiduría por ejemplo no es
ver estos modos de conocimiento entre el prudente y el habilidoso una forma de la prudencia sino
con la prudencia, sino que, hasta no está en la selección de los me- una virtud superior a ésta. Sin em-
aquí, a lo sumo podemos decir que dios sino en el fin al que tienden bargo, en parte Sócrates discurría
son todos distintos modos de cono- sus actos, y el prudente es el úni- bien ya que ninguna virtud se da
cimiento aplicados cada uno a un co que vislumbra el verdadero fin, sin prudencia, pues toda virtud es
objeto distinto. lo que es verdaderamente el bien tal cuando va acompañada de recta
Ahora bien, pasemos por del hombre, la que marca el rumbo razón. En conclusión la prudencia
último a la sabiduría, la cual, es el hacia el cual se debe ir. La sabidu- es género de las virtudes éticas y
supremo modo de conocimiento ría es un modo de vida orientado condición de posibilidad de la sa-
para el hombre, la que lo eleva por hacia el bien del hombre, y esto biduría y, por ende, de la felicidad.
encima de la condición de hombre es posible gracias a la prudencia,
hasta volverlo como un Dios, en a la unión del recto deseo con la
tanto dure la contemplación. La recta razón. Si no hay prudencia
sabiduría, en tanto modo de cono- hay una naturaleza pervertida, y * .S.F.D. N° 21 Ricardo Rojas.
cimiento, nada tiene que ver con la una naturaleza pervertida no puede
prudencia, sino que, hasta parece alcanzar la sabiduría, pues esta es
ser la más contraria. Sin embargo, la excelencia del alma. En efecto,
una cosa es el análisis de la sabidu- esto no quiere que la prudencia sea
ría como disposición, y otra es la más elevada que la sabiduría, por
verdadera realidad de esta, la cual, supuesto que no, pero sí que nos
no existe separadamente de los parece necesaria para alcanzar la
hombres, sino que, existe en ellos, sabiduría, pues “no se sirve de ella
y es por esto que para Aristóteles sino que ve el modo de producirla.
es lo mismo analizar la disposición [La prudencia] da ordenes, por tan-
que al hombre que la posee. Y el to, por causa de aquella [la sabidu-
hombre que posee la sabiduría no ría] pero no a aquella”13 .
es aquel que sabe mucho de mu- La sabiduría es una parte
chas cosas, sino aquel que lleva de la virtud total, la otra parte es la
un determinado modo de vida, el prudencia, la cual, nos parece ser
modo de vida de contemplar las la disposición que orienta al hom-
causas primeras, el primer motor bre hacia su verdadero fin, hacia su
inmóvil y lo más sublime que hay
13 EN; VI; 13, 1145 a 7-11.
71
Symploké revista filosófica agosto 2016

Bibliografía

Ontología y dialéctica en juego: bajo la indicación del autor o au- Bodéüs, Richard, Aristote. Catégo-
otra vez sobre la cuestión del ca- tores, seguida de la expresión “su ries - Texte étebli et traduit, 1ª ed.,
rácter limitado o ilimitado del edición de” o “su traducción de” + Paris, Les Belles Lettres, 2001.
número de las categorías aristo- la indicación de la respectiva obra
télicas aristotélica. Bonitz, Hermann, Aristotelis Me-
En cuanto a las restantes taphysica recognovit et enarra-
N.B.: De las ediciones de referencias, se distinguen las citas vit, 2 vols., 1ª ed., Bonn, Marcus,
obras particulares de Arist., nues- de libros de las de artículos o capí- 1848-1849. [AM I, II]
tras citas, cuando otra cosa no se tulos de libros. Los libros se citan
especifica, corresponden a las indi- de acuerdo a abreviaturas de sus tí- Brandis, Christian August, Aristo-
cadas con un asterisco entre corche- tulos y los artículos o capítulos de telis et Theophrasti Metaphysica,
tes. De alguna otra obra de Arist. acuerdo al año de publicación. En ad veterum codicum manuscripto-
cuya edición particular no listamos cada uno de estos casos, la manera rum fidem recensita indicibusque
aquí, utilizamos la edición general de citar está indicada en esta lista, instructa in usum scholarum, Ber-
de I. Bekker. En el apartado “De- entre corchetes, a continuación de lin, G. Reimer, 1823. [AM]
más referencias bibliográficas” se la referencia bibliográfica comple-
listan algunas otras ediciones (to- ta correspondiente. Brunschwig, Jacques, Topiques.
das ellas con traducciones, algunas Tome I: Livres I-IV – Texte établi
con comentarios) a las que nos re- Ediciones de obras de Aristóteles et traduit, 1ª ed., Paris, Les Belles
ferimos. Las consignamos allí, sin Lettres, 1967 (2ª ed., 2002).
embargo, en la medida en que, a Bekker, Immanuel, Aristotelis
nuestro entender, en esos casos o Opera edidit Academia Regia Bo- Burnet, John, The Ethics of Ar-
bien la labor de edición del texto russica. Volumen primum, 1ª ed., sitotle - Edited with an Introduc-
griego no es tan relevante como el Berlin, G. Reimer, 1831 (2ª ed., al tion and Notes, 1ª ed., London,
trabajo de traducción o de comen- cuidado de Olof Gigon, Berlin, W. Methuen & Co., 1900. [The Ethics
tario, o bien el texto griego no es De Gruyter, 1960). of Aristotle]
más que la reproducción de alguna
otra edición anterior del mismo. Bekker, Immanuel, Aristotelis Bywater, I., Aristotelis ethica nico-
En cuanto a las ediciones o traduc- Opera edidit Academia Regia Bo- machea – Recognovit brevique ad-
ciones de textos de Arist., se citan russica. Volumen alterum, 1ª ed., notatione critica instrvxit, 1ª ed.,
o bien de acuerdo a la convención Berlin, G. Reimer, 1831 (2ª ed., al Oxford, Oxford University Press,
adoptada en el párrafo siguiente cuidado de Olof Gigon, Berlin, W. 1894 (reimp., s. d.). [*]
para los libros, o bien directamente De Gruyter, 1960).

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