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CRONISTAS E HISTORIADORES

LUIS GONZÁLEZ OBREGON

Cronistas e
Historiadores

MÉXICO
EDICIONES BOTAS
19 3 6
Es propiedad del Editor hecho
el depósito que marca la L e y :
Copyright by Botas' Editions.

7fíi
A la memoria
de mis maestros y amigos,
D. Jacobo María Sánchez de la Barquera,
D. José María de Agreda,
D. Vicente de P. Andrade

D. Francisco Sosa,
quienes con sus libros, consejos y enseñanzas
me guiaron en mis estudios históricos.

El autor.
El Capitán Bernal Díaz del Castillo.—Conquista-
dor y Cronista de Nueva España 11

El Abate Francisco Javier Clavijero.—Noticias


Bio-Bibliográíicas 83

Vida y Obras de Don José Fernando Ramírez . . 127

Don Francisco del Paso y Troncoso.—Sabio Ar-


queólogo y Lingüista Mexicano 175

Dr. D. José María Marroquí.—Cronista de la Ciu-


dad de México 199

Genaro García.—Su Vida y su Obra 213


El Capitán Bernal Díaz; del Castillo,
Conquistador y Cronista de
Nueva España
BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO
Retrato apócrifo
(Véase pág. 76.)
EL CABALLERO GUILLERMO DE LAUNOY
Grabado de la obra "París y sus Alrededores",
de donde se tomó el retrato apócrifo
del viejo cronista
CAPITULO PRIMERO

NOTICIAS BIOGRÁFICAS

OCAS son las noticias que poseemos acerca de


P los primeros años de la vida del famoso capitán
e inimitable cronista Bernal Díaz del Castillo.
Sabemos quiénes fueron sus padres —Francisco Díaz,
de distinguida familia, y María Diez Rejón— y dónde
vio la luz primera, la ciudad de Medina del Campo
en Castilla la Vieja. Pero ni el año de su nacimiento,
ni pormenores relativos a su niñez han llegado hasta
nosotros. (1) Muy joven aún se lanzó a la azarosa
existencia de aventurero y conquistador, impulsado
por el espíritu que animaba a sus coetáneos, por ardor
caballeresco o por afán de lograr fortuna, aunque él
mismo protesta que ni en sus primeras expediciones
ni en las empresas posteriores, le guió otro móvil que
servir a Su Majestad y a la Fe Católica. Mas sus
quejas repetidas sobre el reparto del botín y sus rei-
teradas instancias para asegurar las encomiendas, ha-
blan muy elocuentemente en sentido contrario. Dis-
culpemos, empero, estas debilidades, comunes a todos
sus contemporáneos, y en gracia de la sencillez, del

(1) En el número 4, tomo VIII de la 4a. época de los


"Anales del Museo Nacional" publicó nuestro amigo don
José de J. Núñez y Domínguez unos documentos encontra-
dos en el Archivo de Indias por don Francisco del Paso y
a n c o s o , y entre ellos está una carta dirigida a Felipe II
Por Bernal Díaz del Castillo, fechada a 29 de enero de
1667, en la cual asegura que tenía setenta y dos años de

dad, así es que nació en 1495.
12 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
candor y de los servicios que prestó el buen Bernal;
y muy principalmente por habernos legado una ines-
timable crónica, que a pesar de todos sus deiectos de
estilo y de íondo, es el documento más auténtico y ve-
raz que tenemos, junto con las "Cartas" de Hernán
Cortés, para escribir la historia de la Conquista. Ber-
nal Díaz en su obra ruda, pero pintoresca, nos trans-
porta a aquellos tiempos; presenciamos con él tocios ios
sucesos; conocemos con sus retratos, íaltos üe arte,
mas Henos üe vida y colorido, a todos ios héroes, a
todos ios conquistadores, desde el último soidado hasta
el audaz conquistador jefe de la atrevida empresa, En
esta obra que nunca se cansa uno de leer y consultar,
su autor nos dejó consignados muchos datos para su
biograna: en ena se reiieja ei hombre, rudo y iranco,
y ei verdadero cronista: desalmado, pero sincero.
En 1514 salió de España en compañía de .Pedro
Arias de Avila, Gooernador de Tierra Eirme, con
quien llegó a la ciudad llamada Gracias a Dios. Aquí,
atacado de la peste que había entonces, como a ia
mayor parte de ios soldados, le salieron llagas en las
piernas, y después de naoer presenciado los disturbios
entre Arias y vasco rsunez de naiboa, ue común acuer-
uo con algunos companeros e hidalgos, y previa licen-
cia oei citado Gobernador, paso con eiius a ia isla de
Cuba.
Embarcóse en La Habana con la expedición de
Francisco nernández de ^oruooa, para uescuorir a
Yucatán, ei día 6 de lebrero de i5t7. Estuvo en ei
reencuentro de la punta de Catóme; más adelante en
ia batana campal de cnampoton, donue los menos en
justa deiensa ue su territorio, mataron a la mitad de
ios invasores, hiriendo a Hernández de Córdoba, que al
un murió. Jbernai Díaz recibió tres iiechazos; uno en
ei costado izquierdo, tan grave "que le pasó a lo hue-
co." i>e vuelta de tan miortunaua empresa, costeó a
la Florida, yendo en el buque del célebre piioto Antón
de Alaminos, y tuvo otro reencuentro en el que tam-
bién salió herido. Con no pocos trabajos, sufriendo
CRONISTAS E HISTORIADORES 13

muchas penalidades, enfermo y pobre, llegó por fin a


Santiago de Cuba "adonde estaba —dice— el Gober-
nador Diego Velázquez, el qual andaba dando mucha
oriesa en enviar otra armada: y quando le fuí a besar
las manos, que éramos deudos, él se holgó conmigo,
y de unas pláticas en otras me dixo, que sí estaba bue-
no de las heridas para volver a Yucatán, E yo riyendo
le respondí, ¿que quién le puso nombre Yucatán? que
allí no le llaman así. E dixó, Melchorejo el que truxiste
lo dice. E yo dixe: mejor nombre sería la tierra donde
nos mataron la mitad de los soldados que fuimos, y
todos los demás salimos heridos. E dixo: bien sé que
pasastes muchos trabajos, y así es a los que suelen des-
cubrir tierras nuevas, y ganar honra, e su Magestad
os lo gratificará, e yo así se lo escribiré. E ahora, hijo,
id otra vez en la armada que hago, que yo haré que
os hagan mucha honra, y diré lo que pasó."
Vino con Juan de Grijalva el año 1518 a otros
puntos del nuevo Continente, y durante la exploración
de Coatzacoalco, cúpole la fortuna de haber introduci-
do por primera vez en Nueva España el cultivo y acli-
matación del naranjo. Pero escuchemos cómo refiere
él mismo este suceso:
'También quiero decir como yo sembré unas pe-
pitas de naranjas junto a otras casas de ídolos; y fué
desta manera: que como había muchos mosquitos en
aquel río, fuíme a dormir a una casa alta de ídolos,
y allí junto a aquella casa sembré siete u ocho pepitas
de naranjas que había traído de Cuba, y nacieron muy
bien porque parece ser que los Papas de aquellos ídolos
les pusieron defensa para que no las comieran las hor-
migas, y las regaban y limpiaban, desque vieron que
eran plantas diferentes a las suyas. He traído aquí
esto a la memoria para que se sepa que estos fueron
los primeros naranjos que se plantaron en la Nueva
España: porque después de ganado México y pacifi-
cados los pueblos sujetos de Guazacualco, túvose por
la mejor Provincia, por causa de estar en la mejor
conmodación de toda la Nueva España, así por las
U LUIS GONZÁLEZ OBREGON

minas que las había, como por el buen puerto, y la


tierra de suyo rica de oro, y de pastos para ganados,
y a este efecto se pobló de los más principales con-
quistadores de México, e yo fui uno, y fui por mis
naranjos, y traspáselos, y salieron muy buenos."
De regreso a Cuba, volvió una vez más a embar-
carse el año 1519, en la tercera, última y más notable
de las expediciones. Vino en el navio San Sebastián,
que estaba a cargo de Pedro de Aivarado, quien fué
su jefe en toda la campaña, excepción hecha del ata-
que y derrota contra Panfilo de Narváez, pues en esta
acción militó a las órdenes de Cortés.
Sería largo referir todos y cada uno de los episo-
dios en que se halló durante la conquista de México.
El mismo los ha consignado en su Historia, y nos bas-
tará decir que fué protagonista en los principales. Pre-
senció la sangrienta y horrible matanza de Cholula;
triunfante muchas veces, salió derrotado, pero con vi-
da, de peligros tan tremendos como el de la Noche
Triste. Estuvo presente en la atrevida prisión de Mo-
tecuhzoma, mandado engrillar por Cortés, y en la
repugnante escena del tormento de Cuauhtémoc. En
más de una ocasión escapó de milagro y salió herido
en la garganta en un ataque a Tetzcoco.
Rendida la ciudad, bajo las órdenes de Gonzalo
de Sandoval, fué a pacificar varios puntos del Sur, y
se estableció después en Coatzacoalco. Pero de su vida
tranquila lo apartó el llamamiento de Cortés para ir
a las Hibueras, en donde estaba rebelado Cristóbal de
Olid. Nadie mejor que Bernal Díaz ha narrado las
fatigas y trabajos de esa marcha sembrada de obs-
táculos y peligro;;, y nadie tampoco ha referido con
noble imparcialidad, la impresión que produjo en el
ejército la ejecución de Cuauhtémoc, que injusta como
fué, se la tuvieron todos a mal a Cortés, cuyos remor-
dimientos pinta Bernal Díaz con pormenores llenos de
interés y colorido.
El cronista nos ha dejado en su obra lo que pu-
diéramos llamar su hoja de servicios, que termina con
CRONISTAS E HISTORIADORES 15

el rasgo siguiente de candor, inmodesto si se quiere,


pero disculpable por la buena íe que lo caracteriza
y la edad a que lo escribía:
"Por manera —dice— que a la quenta que en
esta relación hallarán, me he hallado en ciento diez
y nueve batallas, y re encuentros de guerra, y no es mu-
cho que me alabe dello, pues que es la mera verdad;
y estos no son cuentos viejos, ni de muchos años pa-
sados de Historias Romanas, ni ficciones de Poetas,
que claros y verdaderos están mis muchos, y notables
servicios que he hecho a Dios primeramente, y a su
Magestad, y a toda la Christiandad, y muchas gracias
y loores doy a Nuestro Señor Jesu-Christo, que fme
ha escapado, para que agora tan claramente lo escriba:
e más digo, e me a^bo dello, que me hallé yo en tan-
tas batallas, y reencuentros de guerra, como dicen las
Historias en que se halló el Emperador Enrique Quarto."
Posteriormente se avecindó en la Villa del Espíri-
tu Santo de Coatzacoalco, de donde fué regidor; pero
despojado de las encomiendas que le habían concedido,
resolvió trasladarse a México.
El 7 de febrero de 1539 presentó un escrito ante
la Real Audiencia de Nueva España, con el objeto
de que se levantara información sobre sus servicios. El
9 del mismo mes y año, ante Joan Xaramillo, Alcal-
de Ordinario, y en presencia de Joan de, Zaragoza, es-
cribano público, compareció con el dicho escrito acom-
pañado de un interrogatorio, que constaba de XXI
preguntas. Por la XIV sabemos que Cortés le enco-
mendó en premio de sus servicios, entre otros, el pue-
blo de Tlapa, por cédula que presentó fecha a 20 de
septiembre de 1522, y Marcos de Aguilar le donó el
de Chamula. Por otra cédula fecha a 3 de abril de
1528 y firmada por el tesorero Alonso de Estrada,
sabemos que tenia también encomendadas varias es-
encias en dichos puntos. En las preguntas XVI y
XVII refiere que Baltasar de Osorio, capitán de Ta-
rasco, le tomó y despojó a la fuerza de su encomienda
<te Tlapa, y el capitán Mazarinos, poblador de Chia-
16 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
pas, de la de Chamula y las estancias. El día 10 pre-
sentó de testigo a Cristóbal Hernández; el 12 a Mar-
tín Vázquez, Bartolomé de Villanueva y Miguel Sán-
chez Garzón, y el 14 a Luis Marín. Unánimes estuvie-
ron en sus respectivas declaraciones. Bernal Díaz pidió,
pues, traslado de la información, y una vez provisto
de ella y de dos cartas de recomendación escritas por
don Hernando Cortés y don Antonio de Mendoza,
primer virrey de Nueva España, y fechadas a último
de febrero de 1539, emprendió nuestro buen soldado
viaje a España, para hacer valer sus derechos y obte-
ner premio merecido a sus servicios. (1)
Llegó a la corte, y allí, después de muchos dis-
gustos, y de sufrir con no poca paciencia la guerra
sorda que le hizo el fiscal, un tal Villanueva, consiguió
con sumo trabajo dos reales cédulas, dirigidas a Pedro
de Aivarado, Madrid 9 de junio de 1540, al Lie. Ce-
rrato, 3 de junio del propio año, y al virrey Mendoza
otra con fecha 2 de julio, en la cual se le ordenaba que
en caso de que Aivarado no impartiera completa jus-
ticia a Bernal, le hiciera gracia a éste de un corregi-
miento en Mincapa, Suchetitán o Soconusco.
Volvió a Nueva España a mediados de 1541, y
como la suerte le fuera adversa, pues poca cosa había
alcanzado en sus pretensiones, sea por su familia que
lo esperaba, o aburrido de andar en solicitudes vanas
y en pleitos con curiales, se fué a Guatemala. Mas lo
poco que había logrado en recompensa de sus trabajos,
las encomiendas de Zacatepeque, Joanagacapa y Mis-
ten, ni para el sustento le bastaban, y por 1551 le en-
contramos otra vez en España pidiendo premios e im-
plorando justicia. A pocos meses de permanencia en
la corte se le expidió nueva cédula a lo. de diciembre
de dicho año, dirigida al Lie. Alonso López de Cerrato,
en la que se disponía se le concediese un corregimiento
en Guatemala,
Desde entonces vivió allí hasta su muerte. Ya

(1) Véase Apéndice número 1,


CRONISTAS E HISTORIADORES 17

consagrado a sus tabeas concejiles, ya entregado a los


dulces goces del hogar. Preñada su mente de recuerdos,
sintiendo el dolor de sus heridas, más en el alma que
en el cuerpo, por la ingratitud que había olvidado sus
hazañas; mas con el objeto de presentar a la posteri-
dad los gloriosos hechos de sus compañeros de armas,
que los suyos propios, aunque sin callar éstos, y en
fin, con el noble deseo de rectificar errores de mal
informados cronistas, empuñó la pluma, como antes
la espada, para legarnos ese libro inimitable, mezcla
de memorias personales con hechos extraños, embrión
de historia, pero crónica sincera, verídica, pletórica de
datos y episodios, rica en anécdotas, no pobre en re-
flexiones atinadas, severa en juicios, y aunque burda
y desaliñada en la forma, de amena y deleitosa lectura.
Dio término a su obra el 27 He febrero de 1568*
(1) No la 1W6 a ver imnresa, v despnés olvidado,
con ht"os y nietos numerosos, vieio y pobre, aún so-
brevivió a su obra muchos años, pues unos dicen que
murió hacia 1593, y otros, como veremos adelante, le
presentan aún en los principios de la décimaséptima
centuria. (2)
(1) La casa en que la escribió aún existe en la anti-
gua Guatemala, según lo dice don Eduardo Mayora en su
brillante prólogo a la edición guatemalense de Bernal Díaz.
(2) Varias son las fechas que se han consignado de
la muerte de Bernal Díaz, don Víctor Miguel Díaz dice que
fué en 1568, apoyándose en el dicho de F r a y Domingo de
Reyes; don Agustín Meneos F. señala el año de 1574 en su
Literatura Guatemalteca; Batres Jáuregui en vista de
la Historia de Guatemala de Juarros, afirma que falleció en
1582.
A nuestro juicio fué en 1583, pues don Jorge García
Granados, guatemalteco, asegura que Díaz del Castillo vivía
a
u n en 1582, según consta en un pleito judicial en que fué
testigo y posteriormente ya no aparece su nombre en nin-
Sun documento, y por consiguiente no puede haber pasado
S
U muerte después del año de 1583.
18 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Hemos procurado narrar sucintamente su vida.
Reunimos a continuación lo que para completarla he-
mos encontrado disperso en libros propios y ajenos.
Ofrecemos por último una bibliografía de sus escritos.
Que otros en vista de estos apuntamientos, con nuevas
investigaciones y con pluma más docta y competente,
escriban un libro digno del humilde y valiente conquis-
tador, del sencillo y veraz cronista.
A nosotros nos satisface la consideración que nues-
tra labor no será estéril Hemos acopiado materiales;
que otros levanten el edificio. (1)

(1) Para escribir el presente capítulo hemos consulta-


do el Discurso Preliminar y las Adiciones y Aclaraciones
incluidas y escritas por D. Justo Zaragoza, en la obra In-
titulada:
"Biblioteca de los Americanistas. || Historia de Guate-
malaj| o || Recordación Florida || Escrita en el siglo XVII
por el capitán || D. Francisco Antonio de Fuentes y Guz-
mán |i natural, vecino, y regidor perpetuo de la ciudad ||
de Guatemala, || Que publica por primera vez || Con notes
e ilustraciones || D. Justo Zaragoza || Madrid ]| Luis Nava-
rro, Editor || Colegiata núm. 6 [j 1882/'
Dos volúmenes en 4o. elegantemente impresos.
CAPITULO SEGUNDO

LA FAMILIA DE BERNAL DÍAZ

I
"En su Recordación Florida, el historiador de Gua-
temala, Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, bis-
nieto del conquistador, justamente orgulloso de un tan
glorioso parentesco, proporciona numerosos detalles
sobre la familia de Bernal Díaz. Las informaciones de
los servicios o probanzas de Díaz y de su suegro Bar-
tolomé Becerra, nos suministran también algunos pre-
ciosos pormenores. Felizmente nosotros las podemos
completar con la publicación de otras varias piezas
auténticas. Un diligente amigo se consagró a examinar
para nuestro intento todos los libros de sacristía sal-
vados del desastre de la Antigua Guatemala, en 1774.
Después de haber hojeado inútilmente los del Sagrario,
San Sebastián y Santa Clara, tuvo la fortuna de en-
contrar y copiar de los Libros de Españoles de la ca-
tedral de San José, los documentos que reproducimos
más abajo. Desgraciadamente el más antiguo no data
sino de 1586. Las actas anteriores deben haber sido
inscritas en otra parte o en registros perdidos hoy día,
y es más que probable que antes de 1577 no hayan
tenido libros parroquiales.
"Fué sin duda hacia 1535, antes que se estable-
ciera en Guatemala, y que Carlos Quinto, por reales
cédulas, le concediese las encomiendas de Chamula,
Mincapa y Tlapa, cuando Bernal Díaz se casó con
Teresa Becerra, hija única de uno de los conquistado-
res. Tuvo en ella muchos hijos. No hemos podido en-
20 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
contrar rastros sino de dos de ellos, Francisco y Pe-
dro, y de algunos de sus innumerables nietos.
"En la probanza de Bartolomé Becerra, publica-
da por D. Justo Zaragoza y de la cual damos el aná-
lisis en las piezas justificativas ,(1) uno de los testi-
gos, Joan Rodríguez Cabrillo de Medrano, afirma co-
nocer a Francisco Díaz desde recién nacido y haber
sido su compañero de infancia y de juventud. Ahora
bien, como en esta declaración fechada a 10 de febre-
ro de 1579, Medrano asegura tener cuarenta y tres
años de edad, podemos inferir que Francisco nació
antes de 1540. En 1579, éste ya tenía cinco hijos de
Magdalena de Lugo, hija de uno de los conquistadores f
y después de haber servido los corregimientos de Tec-
pan, Atitlán, Totonicapa, Guayamaque y San Luis,
se intitula en el acta precitada Corregidor de Suchite-
peques. Fué en seguida Regidor Perpetuo de Guate-
mala, sin duda para sustituir a su padre.
"Los registros de San José nos lo presentan a
partir de 1586, casado en segundas nupcias con doña
Isabel de Cárcamo, y poco dispuesto, a juzgar por las
partidas siguientes, a dejar desaparecer, por falta de
herederos, el nombre del ilustre conquistador.
"—1586—Lunes 14 de abril del año dicho, bap-
tizé a Tomás, hijo de Francisco Díaz del Castillo y
de doña Isabel de Cárcamo su mujer. Fueron padrinos
Alonzo de Vargas y doña Clara Bezerra su mujer.—
Anthonio Despana"
"—1588—Jueves diez días del mes de marzo de
1588 años, yo Bartholomé Granados cura, baptizé a
Bernabé, hijo de Francisco Díaz del Castillo, y de su
mujer doña Isabel de Cárcamo. Fueron sus padrinos
Alonzo de Vargas9
y doña Clara su mujer.—Bartholo-
mé Granados.'
"Hasta 1602, los registros de San José no mencio-
nan el nombre de Francisco Díaz sino una sola vez,
en 1599, en el Libro de gente ordinaria, a propósito
(1) Apéndice número 2, párrafo I.
CRONISTAS E HISTORIADORES 21

del bautismo de un adulto llamado Mateo, del cual


fueron padrinos Antón y Paula su mujer, esclavos de
Francisco Díaz del Castillo.
"—1602—En trece días del mes de febrero de
1602 años, en la santa Iglesia Cathedral desta Ciudad
de Guathemala, yo Alonzo Ibáñez cura de la dha Ca-
thedral, puse óleo y chrisma a María hija de Feo.
Dias del Castillo, y de doña Isabel de Cárcamo su mu-
jer, vecinos desta dha Ciudad. Habíala bautizado en
caso de necesidad el padre Francisco de Peralta, sa-
cristán mayor de dha Cathedral, en ocho días del dho
mes de febrero. Fueron sus padrinos don Francisco de
Fuentes y Guzmán y doña Teresa del Castillo y Lugo
su mujer, vecinos de dha Ciudad y firmelo de mi nom-
bren
"Esta acta de bautismo nos hace conocer el nom-
bre de uno de los hijos provenidos del primer matri-
monio de Francisco Díaz con Magdalena Lugo. El
marido de doña Teresa, Francisco de Fuentes, después
de haber sido muchas veces Regidor, fué en 1636 se-
gundo Alcalde ordinario de Guatemala. Este es el pa-
dre del historiador Francisco Antonio de Fuentes y
Guzmán, bisnieto de Bernal Díaz.
"En el mismo año 1602, encontramos todavía en
los registros de San José el acta de bautismo de un
Bernabé Valdés de Cárcamo, hijo de Francisco Díaz
del Castillo. ¿Sería otro hijo del mismo nombre Ber-
nabé, que no llevaba sino el apellido de la madre, se-
gún uso antiguo muy frecuente en España, cuando
algún bastardo nacía en la familia?
"—1613—En once días del mes de febrero de 1613
anos murió Francisco Díaz del Castillo, vecino y Re-
gidor de esta ciudad de Guatemala. Sepultóse en la
santa Iglesia Cathedral de esta ciudad. Dejó por sus
albaceas al Contador Pedro del Castillo su hermano, y
a Doña Isabel de Cárcamo su mujer, y al padre Am-
brosio Díaz del Castillo, presbítero, su hijo.—Fran-
cisco Muñoz Garrido, cura."
"En esta acta de defunción de Francisco Díaz apa-
22 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
rece como uno de sus ejecutores testamentarios, su
hermano Pedro, hijo segundo del conquistador. Dos
meses después de la muerte de Francisco Díaz, el 15
de abril de 1613, Pedro del Castillo Becerra, Contador
y Oficial de la Real Hacienda, presentaba a la Au
diencia Real un memorial a fin de ser autorizado para
hacer sus pruebas de filiación. Analizamos brevemente
este documento en las piezas justificativas que damos
después. (1)
"Uno de los testigos presentados por el Contador,
Cristóbal Azetuno Guzmán, notario y familiar del San-
to Oficio, declara que conoce a Pedro Díaz desde su
infancia, que ellos fueron educados e iban a la escuela
juntos como vecinos de barrio y de casas. El dicho tes-
tigo reconoce ser, en 1613, de cincuenta años de edad;
por lo que podemos deducir que Pedro debió haber na-
cido hacia 1560. Se había casado con doña Jacoba
Ruiz del Corral.
"Los otros dos ejecutores testamentarios de Fran-
cisco Días fueron su mujer, Isabel de Cárcamo y el sa-
cerdote Ambrosio Díaz del Castillo, su hijo. Este pa-
dre Ambrosio, después de haber ejercido en 1630, los
cargos de Tesorero, Maestrescuela y Arcediano, fué
nombrado, en 1638, Deán de la catedral de Guatemala.
En la lista, por otra parte equivocada e incompleta,
que da de los descendientes de Bernal Díaz, don Justo
Zaragoza lo hace —así como a los doctores don Tomás
y don Pedro— hijo de doña María del Castillo, de la
cual eran los tres hermanos.
"El 12 de febrero de 1615, encontramos en los re-
gistros de San José el nombre de la viuda de Francisco
Díaz. En esa fecha, doña Isabel de Cárcamo fué madri-
na de un José Lyra. El padrino Bernardo Díaz del Cas-
tillo y Lugo, beneficiado de Chiquimula, fué a no du-
darlo otro de los hijos nacidos del primer matrimonio
de Francisco Díaz con Magdalena de Lugo.
"El historiador Fuentes cita además a su tía Clara
(1) Apéndice núm. 2, párrafo IIL
CRONISTAS E HISTORIADORES 23

del Castillo, a un Fray Jacinto, Provincial de los domi-


nicos, y a un tal José, cuyos hijos en los últimos, años
del siglo XVIII, tenían propiedades en el valle de Jilo-
tepeques. En cuanto a la María del Castillo, muerta a
la edad de ciento diez años, que don Justo Zaragoza co-
loca a la cabeza de la familia del conquistador, la con-
funde con la hija de Francisco, bautizada el 13 de fe-
brero de 1602; aquélla no formó parte nunca de la fa-
milia, y si llevaba el nombre de ésta, fué, como dice el
mismo Fuentes, en calidad de antigua sirvienta de su
casa. j
"Tales son los descendientes de Bernal Díaz de los
que hemos podido reconstruir su personalidad confor-
me a los registros de sus parroquias, los relatos del his-
toriador de Guatemala y las piezas sacadas del Archi-
vo de Indias, De Bernal Díaz no sabemos sino poca
cosa. Fué hijo, como él mismo lo manifiesta en el pró-
logo de su Verdadera Historia, de Francisco Díaz, por
sobrenombre el Galán, Regidor de Medina del Campo,
y de María Diez Rejón. Su partida de bautismo, si
existió, debe haberse quemado o perdido en el incendio
Que arruinó a Medina del Campo, cuando la rebelión
de los Comuneros. Su partida de defundón no se ha
Podido encontrar. Es extraño que desde 1577, no haya
en los registros ninguna huella de un personaje tan
importante como el Regidor Perpetuo Bernal Díaz del
Castillo, ni en los de matrimonios, ni en los de bautis-
mos, ni en los de defunciones. Puede conjeturarse que se
haya retirado a alguna encomienda o estancia, deseoso
de emplear sus últimos años en evocar con mayor
tranquilidad en la soledad y en el reposo, los prodi-
giosos recuerdos de su vida, a fin de poner en buen es-
tado su conciencia y su libro. Las investigaciones que
Practicamos con la esperanza de encontrar su tumba no
tem sido más felices. Los nichos de la catedral de la
Antigua, donde se cree fué enterrado, durante una de
|as últimas revoluciones que agitaron a Guatemala,
*Ueron abiertos y profanados, y las losas sepulcrales
Perdidas o destruidas. Las bóvedas de otras iglesias
Que encerraban antiguas sepulturas se arruinaron en
24 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
1879, así como muchos edificios construidos de adobe,
a consecuencia de una terrible inundación del Pensa-
tivo, río que limita la ciudad Antigua. Estos subterrá-
neos, cuando los visitó un amigo nuestro, estaban casi
enteramente obstruidos por la arena arrastrada por las
aguas y muy nauseabundos.
"A falta de documentos auténticos, debemos men-
cionar una tradición de familia, según la cual el con-
quistador-historiador murió en 1602, a la edad de
ciento cuatro años. Esta extraordinaria longevidad,
después de tantos azares y trabajos guerreros, parece
a primera vista un poco fabulosa. Empero, el hecho
no es imposible ni aun improbable, y concuerda con
lo que sabemos de Bernal. Si nació en 1497 ó 1498,
tendría dieciséis o diecisiete años a su salida de Espa-
ña, con Pedro Arias de Avila; una veintena de años
cuando las primeras expediciones de Francisco Her-
nández y de Grijalva, y cerca de veintiuno cuando
acompañó al gran Marqués en la conquista de México.
Díaz insiste varias veces en que era mucho más joven
que Cortés, que entonces tenía treinta y tres años. Ade-
más, sabemos por él mismo que en 1568 revisaba el
manuscrito de la Verdadera Historia. En febrero del
año de 1579 figura todavía en un instrumento público
como magistrado en ejercicio, y no es sino hasta 1611
cuando leemos en un acta, a continuación de su nom-
bre, la fórmula fatal: Regidor que fué... Así pues, si
Bernal Díaz del Castillo nació a fines del siglo XV,
vivió en todo el XVI y principios del XVII, habría vi-
vido, según la justa metáfora que conviene aplicar a
un caballero tan valiente, a caballo sobre tres siglos."

II
A las importantes y curiosas investigaciones del
señor don José M. Heredia acerca de la familia de Díaz
del Castillo, que íntegras hemos traducido en la sec-
ción anterior, vamos a añadir otras que por nuestra
parte hemos practicado.
CRONISTAS E HISTORIADORES 25

Don Justo Zaragoza, tantas veces citado, al enu-


merar a los hijos varones de nuestro cronista, dice, que
dejó ''además, dos hijas mayores que ellos, ya donce-
llas en 1540, de las que nada he podido averiguar so-
bre su suerte y posteridad/'
Pero ni el señor Zaragoza, ni el señor Heredia tu-
vieron conocimiento de los descendientes que Díaz del
Castillo tuvo en México, y que encontramos mencio-
nados en un curioso manuscrito, propiedad primero de
don José Fernando Ramírez, después de don Alfredo
Chavero, posteriormente de don Joaquín García Icaz-
balceta. (1)
Su autor, Dorantes de Carranza, enumera a la ma-
yor parte de los conquistadores de Nueva España, elo-
gia sus hazañas y da cuenta minuciosa de su descen-
dencia.
Pues bien, al hablar de Bernal Díaz del Castillo,
reitere que tuvo un nieto legítimo llamado don Ber-
nardo de Estrada y un hijo natural y mestizo, Diego
Díaz del Castillo, y que éste tuvo una hija casada con
Sanctos del Campo.
Dorantes escribía hacia 1604, y ai citar al dicho
Diego Díaz, habla de él como si viviera, pues dice:
'Tiene cédulas de su Majestad para que se le provean."
En efecto, en un libro recientemente publicado, se
encuentra una de esas cédulas, en la cual el rey Felipe
H concede escudo de armas a la familia de Castillo,
elevando con esto a sus miembros de humildes peche-
ros a la categoría de hijodalgos.
No hurtaremos al lector el contenido de este do-
cumento tan poco conocido, pues acaba de darse a la
estampa, tanto más cuanto que nos dice dónde nació

(1) Sumaria Relación de, las cosas de Nueva España con


*a noticia individua] de los descendientes legítimos de los Con-
quistadores y primeros pobladores, por Baltazar Dorantes
de Carranza, MS. En 4o. común. Posteriormente en 1902
* u é impreso este manuscrito en el Museo Nacional de México.
26 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Diego, le hace un elogio a su padre y describe el escudo
con que se les agració. Reza así:
"Don Phelipe, etc. Por cuanto de parte de vos,
Diego Diez del Castillo, natural de la ciudad de San-
tiago, de la provincia de Guatimala, y vecino de la ciu-
dad de México, en las nuestras Indias del mar Océano,
me habéis hecho relación que vos sois hijo de Bernal
Diez del Castillo, uno de los primeros descubridores y
conquistadores de la ciudad de México y Nueva Espa-
ña, donde más principalmente nos sirvió, y después en
la conquista y pacificación de la provincia de Guaza-
qualco, y en la de Honduras y en otras partes de las
nuestras Indias, ayudándolas a conquistar y a poblar
con gran trabajo y riesgo de su persona, poniendo su
vida muchas veces a peligro de perdella, por más se
señalar en nuestro servicio, trayendo de ordinario sus
armas y caballos a su costa y misión, como bueno y
leal vasallo y servidor nuestro, como constaba y pare-
cía por informaciones que dello presentastes ante Nos
en el nuestro Consejo de las Indias, y vos y vuestros
hermanos así mismo nos habíades servido en lo que
se había ofrescido y tenéis deseo dé lo continuar. Y
me suplicastes que para de los servicios del dicho vues-
tro padre y de vuestros hermanos quedase perpetua
memoria, y vos y vuestros hijos y descendientes y de
los dichos vuestros hermanos fuésedes más honrrados,
vos mandásemos dar por armas un escudo que tenga
el campo color de cielo, en el cual haya un castillo de
oro labrado, y encima del, en la almena más alta, esté
un hombre armado de armas blancas, con una espada
en la mano derecha y un escudo embrazado en la otra
izquierda, y a los lados del dicho castillo, dos leones de
su color en salto, que le tienen con las manos y vueltas
las cabezas hacia atrás, y encima del dicho castillo, un
sol y una luna con cuatro estrellas de oro y dos águilas,
de pies sobre unas columnas a los lados del dicho cas-
tillo, y encima de las dos torres, dos flores de uses de
oro, y por la orla ocho veneras de Santiago azules, re-
partidas por toda ella en campo de sangre, y por tim-
CRONISTAS E HISTORIADORES 27

ble un yelmo cerrado con su rollo torcido, y por devisa


unos plumages blancos, colorados y amarillos, y sus
trascoles y dependencias a follages de colorado y oro
o como la nuestra merced fuese, etc.—Dada en Valla-
dolid a 6 de mayo de 1565.—Yo el Rey." (1)
Llamamos la atención del lector, subrayándolos,
sobre el apelativo que da la cédula tanto al padre co-
mo al hijo: en vez de Díaz, Diez. No faltan autores, así
antiguos como modernos, que afirmen que el verdade-
ro apellido del soldado cronista era Diez del Castillo.
Entre los primeros puede consultarse a González Dávi-
la, Teatro Eclesiástico de Indias, tomo I, págs. 176 y
177. Entre los últimos a Ph. Valentini, en un artículo
que publicó en el American Historical Record, tomo I,
núm. 12, correspondiente ai mes de diciembre de 1872.
Asegura éste que conoció en la ciudad de Guatemala a
doña María Josefa Diez del Castillo y Batres, última
descendiente directa del famoso conquistador, quien
entre otras noticias que le comunicó, fué una de ellas
el asegurarle que por la ignorancia de los autores, el
Diez lo habían transformado en Díaz. Valentini publi-
ca un facsímile de la firma del célebre historiador, para
demostrar su dicho; pero en otros que se han publicado
en las Cartas de Indias encontramos escrito Díaz del
Castillo. Por otra parte, como ha hecho observar un eru-
dito escritor, "el articulista americano, equivocando el
Patronímico Diez, con el numeral diez, interpreta se-
riamente el apellido Diez del Castillo por the Ten of
the Castle...!" (2)
(1) Nobiliario || De || Conquistadores de Indias || Le
Publica |¡ La Sociedad de Bibliófilos Españoles || Un escu-
do ti Madrid || MDCCCXCIL—Un tomo en 4o. común. Las
adulas contenidas en esta obra las compiló don Antonio
Paz y Melia. La concedida a Díaz del Castillo se encuentra
et
* las páginas 69 y 70, y el escudo de armas cromolitogra-
fiado en la lámina XXVI, figura 3.
(2) García Icazbalceta, Introducción al Diálogo Segun-
do de Cervantes Saiazar, nota a la pág. 75,
28 LUIS GONZÁLEZ OBRBGON

¡Extravagancias de la erudición!
i Qué más, Brasseur de Bourbourg nos cuenta que
por los años de 1851 fué puesta en duda la existencia
de Bernal Díaz. (1)
Sólo esto faltaba al inmortal cronista para su glo-
ria y fama, equipararlo en este sentido a Homero.

(1) RibUothéque Mexico-Cuatemalienne, pág. 58.


CAPITULO TERCERO

BIBLIOGRAFÍA

Hasta ahora, que nosotros sepamos, no se ha


publicado una noticia bibliográfica minuciosa de los
escritos de Bernal Díaz del Castillo. No pocos han
mencionado erradamente las ediciones de la Historia
Verdadera, y un catálogo como el que hoy ofrecemos
al lector hacía falta. No nos lisonjeamos de darlo com-
pleto; pero el presente servirá para que otros más afor-
tunados lo perfeccionen y añadan. Las portadas de las
ediciones que hemos tenido a la vista las copiamos lite-
ralmente, conservando en las extranjeras el texto del
idioma al que ha sido traducida la obra del cronista-
conquistador. Respecto de las que no hemos visto, nos
contentamos con citar a los autores que las mencionan,

A—HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUIS-


TA DE NUEVA ESPAÑA
a.—Ediciones en castellano
Historia 11 Verdadera 11 de la Conquista 11 de la
II Nueva España ¡| Escrita || Por el Capitán Ber-
zal Díaz del Castillo, || uno de sus Conquistadores.
ü Sacada a Lvz 11 Por el P. M. Fr. Alonso Remón,
*je- || dicador, y Coronista General del |[ Orden de
Nuestra Señora de la || Merced Redempción de
II Cautivos. || A La Cathólica Magestad || Del Ma-
yor Monarca 11 Don Felipe Qvarto, 11 Rey de las Es-
30 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

pañas, y nuevo || Mundo, N. Señor. || Con Privile-


gio. || En Madrid en la Imprenta del Reyno. Año de
1632.
Un volumen en folio impreso a dos columnas, ex-
cepto los folios que contienen los preliminares y la ta-
bla de los capítulos.
Título, en el primer folio; Suma de la licencia de
la Orden, Suma de Privilegio, Suma de Tassa; Apro-
vación de la Orden; Aprovación del M. Gil González
Dávila, Coronista del Rey N. Señor; Censvra del
Coronista de sv Magestad, y mayor de las Indias, Luis
Tribaldos de Toledo; dedicatoria a Felipe IV, firmada
por Fray Diego de Serrano; Al Letor, en que se da no-
ticia de las obras escritas y publicadas por el P. Re-
men; dedicatoria a don Lorenzo Ramírez de Prado
—que proporcionó copia del manuscrito para hacer es-
ta primera edición— firmada por el M. Fr. Alonso de
Remón; El Autor, prólogo de Bernal Díaz a su obra:
todos estos preliminares contenidos en cinco folios sin
numerar. Sigue: Verdadera Historia de los Sucessos
de la Conqvista de la Nveva España (Folios 1 a 254);
Conclvsión y Epítome, escrito por el P. Remón (Folio
254 vuelta); Tabla de los Capítvlos, etc. (seis folios
sin numerar y en blanco la vuelta del último).
Debemos esta primera edición al R. R M. Fr.
Alonso de Remón, quien habiendo encontrado copia
manuscrita de la obra, en la biblioteca de Lorenzo Ra-
mírez de Prado, resolvió darla a luz. Por desgracia,
como veremos adelante, no nos reprodujo fielmente el
texto en la impresión. Durante ésta murió dicho padre,
y la continuó Fr. Gabriel Adarzo de Santander, obispo
de Otranto. Contiene esta edición apostillas que fue-
ron suprimidas por los editores posteriores, desde Don
Benito Cano. El texto sólo comprende CCXI capítulos;
el siguiente fué agregado en la edición que siguió a ésta.
La que acabamos de describir es bastante rara, y su ti-
tulo ha sido citado infielmente por los bibliógrafos mo-
dernos. Haremos notar por último que todos los pasajes
referentes al P. Olmedo están señaladas con manecillas
CRONISTAS E HISTORIADORES 31

negras en los márgenes. El capítulo CCI esta errado en


su numeración, pues aparece con la cifra CC, de lo que
resulta que todos los siguientes están también mal nu-
merados. Cano corrigió estas erratas en su edición de
1795-1796,

Historia Verdadera || de la Conqvista de la |í


Nveva España || Escrita || Por el Capitán Bernal
Díaz del Castillo, Vno de sus Conqvistadores* || Saca-
da a luz, || Por el P. M. Fr. Alonzo Remón, Pre- ||
dicador y Coronista General del Orden de 11 N. S. de
la Merced, Redención de Cautivos. || A la Cathólica
Magestad del || Mayor Monarca D. Felipe | IV.
Rey de las Españas y 11 Nuevo Mundo N. S. | Con
Priuilegio, En Madrid, en la Emprenta del Reyno,
Este título ocupa el centro de la portada grabada
por L de Combes. Representa un frontispicio. En los
dos plintos salientes del basamento están los escudos
del Marqués del Valle y de la Orden de la Merced, uno
a la derecha y otro a la izquierda del grabado. En la
Parte entrante del basamento hay otro escudo que re-
Presenta a la ciudad de Tenochtitlán, rodeada por las
aguas de los lagos. Sobre cada uno de los plintos se ven
dos figuras, don Fernando Cortés y el P. Fr. Bartolo-
tné de Olmedo. Cortés revestido de férrea armadura,
ostenta luenga barba, se apoya con la diestra en un es-
cudo que contiene el episodio de Motecuhzoma engri-
llado por el conquistador, y con la mano siniestra em-
puña un cetro. El P. Olmedo viste el hábito de merce-
nario, lleva en la mano derecha una cruz y con la iz-
quierda se apoya también en un escudo que reproduce
Ur
* bautismo de indios. El basamento sostiene además
cuatro columnas pareadas y estriadas, que soportan la
cornisa con un frontón truncado en medio, lugar que
°cupan las Armas Reales y el Toisón. Abajo se en-
cuentra un mundo en que se lee: América y más abajo
esta leyenda CON-DI-TA. Los extremos superiores del
frontón, se hallan rematados por dos ángeles con sen-
32 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
das palmas en las manos. Entre los intercolumnios hay
dos tarjas pendientes de clavos. La que está arriba de
Cortés dice: Manv y la que se halla encima del Padre
Olmedo: Ore.
Siguen a esta curiosa portada los mismos prelimi-
nares de la edición princeps, en cuatro folios sin nume-
rar; después el texto de CCXI capítulos de la obra,
desde el folio 1 al 254; en la vuelta de este último la
Conclusión y Epítome firmados por el P. Remón; en
seguida se lee: Este capítvlo, Qve es 11 el vltimo del ori-
ginal, por parecer escv- |¡ sado, se dexó de imprimir;
y oy ape- || tidón de vn cvrioso se 11. añade (folios
255 y 256); Tabla de los Capítulos (seis folios Henos
y no numerados),
El capítulo añadido es el CCXI I, erradamente
aparece CCXXII y corresponde al CCXIII de las pos-
teriores ediciones.
No se hallan de acuerdo los bibliógrafos sobre la
fecha en que se publicó la presente edición. Algunos
dicen que en 1700, otros, como García Icazbalceta, que
antes. Lo probable es que haya sido entre el año 1632,
fecha de la primera, y 1665, en que dejó de gobernar
Felipe IV, pues aparece dedicada a este monarca.

Historia Verdadera || de la Conquista || de la


|| Nueva España. || Escrita |] Por el Capitán Bernal
Díaz del Castillo, | uno de sus Conquistadores. || En
Madrid 11 En la Imprenta de don Benito Cano 11 Año
1795.
Cuatro tomos en 8o. impresos los tres últimos en
1796.
Tomo I: Falso Título y Título; El Autor, dos
hojas sin numerar; capítulos Primero al LXXVIII
(págs., 1-355); Tabla de los capítulos (356-367).
Tomo II: Falso Tít. y Tít; El Editor (págs. 5-8);
capítulos LXXIX a CXXIX (9-371); Tabla (372-
382); Erratas de los tomos primero y segundo (una
página sin numeración).
CRONISTAS E HISTORIADORES 33

Tomo III: Falso Tít. y Tít.; capítulos CXXX a


CLIX (págs. 5-356); Tabla (357-364); Erratas (una
página sin numerar).
Tomo IV: Falso Tít. y Tít.; capítulos CLX a
CCXIII (5-560); Tabla (561-573).

Historia j I verdadera 11 de la Conquista 11 de la


11 Nueva España, 11 Escrita 11 Por el Capitán Bernal
Díaz del Castillq, || uno de sus conquistadores. |¡
Nueva Edición Corregida. 11 París. 11 Librería de Ro-
sa. || 1837.
Cuatro tomos impresos por A. Everat y Ca. Calle
del Cuadrante 16. En 12o.
Tomo I: Falso Título y Título; El Autor (págs.
5-7); capítulos Primero a LXXVUI (9-349); Tabla
(351-358).
Tomo II: Falso Tít. y Tít.; El Editor (5-8); ca-
pítulos LXXIX a CXXIX (9-360); Tabla (361-367).
Tomo III: Falso Tít. y Tít.; capítulos CXXX a
CLXV (5-424); Tabla (425-429).
Tomo IV; Falso Tít. y Tít.; capítulos CLXVI a
CCXIII (5-469); Tabla (471-478).
Esta edición está hecha en vista de la de don Be-
nito Cano. La distribución de capítulos en los dos pri-
meros tomos es la misma, con excepción en los dos úl-
timos, para evitar sin duda lo desproporcionado que
güó el tomo IV de la edición madrileña (1795-1796).
Por lo demás, la de París reproduce la advertencia al
Jomo segundo de Cano, y las notas .sacadas de las
*~artas de Relación de Hernán Cortés.

p, Biblioteca 11 De 11 Autores Españoles, 11 Desde la


formación del Lenguaje Hasta Nuestros Días. Historia-
dores Primitivos de Indias—. Colección dirigida e ilus-
34 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

trada || Por don Enrique de Vedia || Madrid. |[


Imprenta y Esteriotipía de M. Rivedaneyra, ¡|Salón
del Prado, 3. || 1852-1853.
Dos volúmenes 4o. mayor a dos columnas, excepto
los preliminares.
La obra de Bernal Días del Castillo está incluida
al principio del tomo II, desde la página 1 a la 317.
En la noticia que la precede, escrita por el señor Vedia,
se lamenta de las mutilaciones que hizo a la obra el P.
Remón, y lo demuestra con citas históricas. ¡Caso sin-
gular, la edición presente es una de las más mutiladas!
Carece del Prólogo y del último capítulo.
De esta edición se hicieron otras dos en 1877 y en
1906.

Historia Verdadera | De la Conquista || De la


Nueva España, || Escrita por el Capitán || Bernal
Días del Castillo, | [ Uno de sus Conquistadores 11 Ti-
pografía de R. Rafael, Calle de Cadena número 13.
| 1854.
Cuatro volúmenes 4o. común.
Tomo I. Una hoia sin numerar, El Autor; capítu-
los de I al LXXVIII (págs. 7-217); Tabla (I-VI).
Tomo II. Una hoja sin numerar, El Editor; capí-
tulos LXXIX a CXXIX (7-229); Tabla (I-V).
Tomo III. Capítulos CXXX a CLXV (1-264);
Tabla (I-IV).
Tomo IV. Tipografía de F. Escalante y Comp. Ca-
lle de Cadena núm. 13.--Capítulos CLXVI a CCXIII
(2-288); Tabla (I-VI).
Verdadera Historia de los Sucesos de la Conquis-
ta de la Nueva España, por Bernal Díaz del Castillo.
Madrid.—Tejado.—1862. (Tres volúmenes en 8o.).

Historia Verdadera || de la || Conquista de la


Nueva España || Escrita por el Capitán || Bernal
Díaz del Castillo. 11 Uno de sus conquistadores. 11 Mé-
CRONISTAS E HISTORIADORES 35

xico. Imprenta de I. Escalante y Ca. Bajos de


San Agustín núm. 1. |¡ 1870.
Tres volúmenes en 8o., que forman los tomos IV, V
y VI de la Biblioteca Histórica de la Iberia publicada
por el inolvidable Don Anselmo de la Portilla.
Tomo L Noticias de Bernal Díaz del Castillo, es-
critas por Don Joaquín García Icazbalceta para el Dic-
cionario Universal de Historia y Geografía (págs. I-X);
capítulos I a XCII de la obra (1-494) y el índice (I-
IX).
Tomo II. Capítulos 1XCIII a CLVI de la obra
(3-563) y el índice (I-X) .
Tomo III. Capítulos CLVII a CCXIII de la obra
(3-605) y el índice ( M X ) .

Historia Verdadera || de la || Conquista || de la


Nueva España ¡| Escrita por el Capitán Bernal Díaz
del Castillo || Uno de sus Conquistadores || México
! Tipografía de Ángel Bassols y Hermanos [| Segun-
da Calle de Mesones número 22 || 1891-1892.
Tres volúmenes en 4o. común, portadas a dos tin-
tas y treinta láminas en madera.
Tomo I. Noticias sobre Bernal Díaz por García
Icazbalceta, y Prólogo (págs. I-XII); texto de la obra
(13-400) incluso el índice.
Tomo II (págs. 5-440).
Tomo III (págs. 5-458).
La distribución de los capítulos la misma que en
'a edición anterior.
En la edición de Bernal Díaz hecha en Guatemala
(1933-34) se menciona una impresa por Escalante en
1891-92, que no existe.

Biblioteca Económica de Clásicos Castellanos.


«ernal Díaz del Castillo. || La Conquista || de ||
36 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Nueva España. || Sociedad de ediciones Louis Mi-
cháud. | 168 boul Saint-Germain 168. || París ||
1853 Estados Unidos, 1853. || Buenos Aires. (Sin fe-
cha) .
4 vols. en 8o.
El tomo I. consta de 312 págs., el II. de 296, el
III. de 300 y el IV. de 269, incluyendo los índices.
El tomo I. comprende del capítulo I. al LXXXIV,
el II. del LXXXV, el CXLII, el III. del CXLIII ai
CLXXVI y el IV. del CLXXVII al CCXIIL
Esta edición se recomienda por el índice alfabé-
tico, que se publicó en el tomo IV. y que es muy útil
para encontrar los principales asuntos de que trata el
autor en su obra.

HISTORIA VERDADERA || DE LA II CON-


QUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA || por || Ber-
nal Díaz del Castillo. || Uno de sus conquista-
dores. Única edición hecha ¡ | según el códice autó-
grafo. La publica |¡ Genaro García. || México.
Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento.
Callejón de Betlemitas, Núm. 8. || 1904.
2 volúmenes en 4o,
El tomo I. consta de la pág IX a la XCVI, conte-
niendo los preliminares, y 506 de texto, incluyendo el
índice. El tomo II. consta de 560 págs. de texto, inclu-
yendo la tabla de Capítulos y el índice alfabético.
El tomo L comprende del capítulo I. al CXXXIX.
y el Tomo II. del CXL. al CCXIV.
Esta edición es notable, por los eruditos prelimi-
nares conque la ilustró el Lie. don Genaro García, y
por haberse reproducido en ella el manuscrito de Díaz
del Castillo, que se conserva en el Ayuntamiento de la
Ciudad de Guatemala, con tanta fidelidad que hasta
las abreviaturas y toda clase de faltas ortográficas apa-
recen en la impresión; y aunque ésta estimable fideli-
dad, no exenta de algunos errores, es digna de encomio
CRONISTAS E HISTORIADORES 37

para los lingüistas e historiadores, no lo es por la difi-


cultad que presenta su lectura.
El retrato apócrifo de Bernal Díaz del Castillo,
está al frente del tomo L y al frente del II. extractos
en facsímil de los capítulos CCV. y CCX. del autó-
grafo de La Historia Verdadera.

Biblioteca Histórica || Ibero-Americana || dirigi-


da por don Carlos Pereyra, (| Bernal Díaz 11 del Cas-
tillo. I| Descubrimiento y || Conquista de México. ||
Narración íntegra de || esta epopeya formada || con
los más brillantes capítulos del príncipe j | de los
cronistas, "Virtus" Lima 625 | j Bs. Aires.
1 tomo en 8o. de 448 págs. y 3 hojas de índice sin
numerar, comprendiendo 57 capítulos.
Es notable el estudio que precede a esta antología,
escrito magistralmente por don Carlos Pereyra.

HISTORIA VERDADERA || DE LA || CON-


QUISTA DE 11 LA NUEVA ESPAÑA 11 por Bernal
Díaz del Castillo ¡ uno de sus conquistadores. 11 Pró-
logo de 11 Carlos Pereyra. 11 Un adorno tipográfico. 11
Espasa-Calpe, S. A. 11 Madrid, 1928.
2 Tomos en 8o.
Tomo L págs. V al XII del Prólogo y 573 de tex-
to. Tomo II. 629 págs. de texto, inclusos los índices.
El tomo L comprende desde el capítulo I al
CXXXIX, y el II. desde el CXL al CCXIV.
Esta edición se recomienda, por el interesante pró-
logo de don Carlos Pereyra, y por haberse moderniza-
do el texto del original para hacer más fácil su lectura.
Forman los núms. 29 y 30 de "Viajes clásicos"
anotados y editados bajo la dirección de J. Gantin Ce-
receda.
Reimpresión hecha en 1933, que no conozco.
38 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
BIBLIOTECA "GOATHEMALA" || De la So-
ciedad de Geografía e Historia || Dirigida por el Li-
cenciado J. Antonio Villacorta C. 11 Volumen X y XI.
j| VERDADERA Y || NOTABLE RELACIÓN ||
Del |1 Descubrimiento y Conquista de || La Nueva
España y Guatemala. || Escrita por el Capitán ||
BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, ||En el siglo
XVI. || Edición conforme al manuscrito. |[ Original
que se guarda en el Archivo I [ de la Municipalidad de
Guatemala. || Prólogo ]| de Eduardo Mayora. || Gua-
temala, Centro América. |¡ noviembre de 1933. Enero
de 1934.
2 volúmenes en 4o.
Tomo I. Págs. III-XX del prólogo y 346 del tex-
to, incluyendo el índice.—Tomo II. Págs. III-XXIII,
conteniendo EL LIBRO DE BERNAL DÍAZ DEL
CASTILLO. Por Bartolomé Mitre. NOTAS BIBLIO-
GRÁFICAS, por Antonio Villacorta C. y 331 págs de
texto, incluyendo el índice.
El tomo L contiene los capítulos del L al CXLIV,
y viene ilustrado con el retrato apócrifo de Díaz del
Castillo.—El tomo II. comprende los capítulos CXLV
al CCXIV, y viene ilustrado con un facsímil de la por-
tada de la primera edición, un escudo a colores, que
representa las Armas concedidas por el Rey Felipe II.
a Diego Díaz del Castillo, y otro facsímil de la última
página del capítulo CCXII del MS. original que se
conserva en el Archivo Municipal de Guatemala.
Esta edición se hizo con todo cuidado en vista del
códice autógrafo de Bernal Díaz del Castillo, pero su-
primiendo las abreviaturas, modernizando la ortogra-
fía y puntuando y acentuando las palabras del texto
para hacerlo más legible.

El Centro de Estudios Históricos de Madrid viene


anunciando una edición de Bernal Díaz del Castillo, la
cual no ha salido aun a la luz pública. Entre las obras
en preparación que tiene la "Colección Tesoro/' facsi-
CRONISTAS E HISTORIADORES fift
tailares de las ediciones princeps, que actualmente im-
prime en Madrid ei laborioso y entendido, don José
Ruiz Castillo, se anuncia también, la célebre crónica de
Bernal Díaz.

B.—TRADUCCIONES
b.—En Francés
Véridique Histoire |[ de la Conquéte || de la |j
Nouvelle-Espagne 11 Par le Capitaine | j Bernal Díaz
del Castillo || L'un des Conquérants || Traduite de
i'espagnol avec une introduction et des notes 11 Par 11
José-María de Heredia | Una viñeta con el lema "Fac
et Spera" || Paris || Alphonse Lemerre, Editeur ||
27-31, Passage Choiseul, 27-31. || 1877-1887.
Cuatro tomos en 12o, muy bien impresos por A*
Quantin. Tirada especial de 25 ejemplares en papel de
china, y el resto de la edición en papel común.
Tomo primero, publicado en 1877. Comprende fal-
so título y título en dos hojas; Advertencia del Traduc-
tor (págs. I-III); un estudio acerca de España 1513-
1514 (IV-XLIX); otro La Juventud de Cortés (LI-
LXIII); Nota a la Introducción (LXV-LXVI); Dedi-
catorias al rey don Felipe IV y a don Lorenzo Ramírez
del Prado (págs. 1-6); capítulos del I al LX de la obra
(7-253); Notas y Aclaraciones del traductor (255-293),
V dos hojas de índice y colofón sin numerar.
Tomo segundo, publicado en 1879. Comprende los
capítulos del LXI al CXXVIII de la obra (págs. 1-396);
Notas y Aclaraciones del traductor (397-447), y dos
hojas de índice y colofón sin numerar.
Tomo tercero, publicado en 1881. Comprende los
capítulos CXXIX ai CLXVÍI (págs. 1-400); Notas y
Aclaraciones del traductor (401-418); y dos hojas de ín-
dice y colofón sin numerar. Los dos últimos capítulos
toai numerados*
Tomo cuarto, publicado en 1887. Comprende los
40 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
capítulos CLXVIII al CCXIII (págs 1-398); Conclu-
sión y Epítome escritos por el R. P. Alonso de Remón
para la primera edición madrileña de 1632 (págs. 399-
400); Apéndice del Traductor don José María de He-
redia, que contiene dos interesantes estudios, intitula-
dos "El Manuscrito de la Verdadera Historia y la Fa-
milia de Bernal Díaz (págs. 401-412); Piezas Justifi-
cativas (413-432); Notas y Aclaraciones del traductor
(433-451); y dos hojas de índice y colofón sin nume-
rar, acompañadas de un facsímil de una página del
manuscrito de Bernal Díaz del Castillo. Los tres últi-
mos tomos tienen falso título y título.
En la Advertencia refiere el traductor que ya im-
preso el primer tomo en 1877, fué obsequiado con la
versión francesa de Jourdanet, que describimos en se-
guida.

Histoire Védirique de la Conquéte | ¡ de la 11 Nou-


velle-Espagne 11 Ecrite par le 11 Capitaine Bernal Díaz
del Castillo" 11 L'un des ses conquistadores | ¡ Traduc-
tion par 11 D. Jourdanet 11 Deuxiéme edition corrigée 11
Précédée d'une préface nouvelle, accompagnée de no-
tes 11 et suivie d'une étude sur les sacrifices humains 11
et la anthropophagie chez les aztéques || París || G.
Masson, Editeur 11 Libraire de TAcadémie de Médeci-
ne II Boulevard Saint-Germain, en face de TEcole de
Médecine || MDCCCLXXVIL
Un volumen en 4o. mayor, impreso en la Tipo-
graphie Lame, rué de Fleurus, 9, á Paris.
Ilustrado con cinco cartas a diversos colores.
Falso título y título en dos hojas; Prefacio del
Traductor (págs. I-XXVIII); Advertencia al Lector
(XXIX-XXX); Prólogo del Autor (XXXI-XXXH) í
texto de la obra (1-861); Tabla de las materias (863-
879); Reflexiones finales del Traductor (881-884);
Notas del Traductor, que comprenden: Los Conquista-
dores de Nueva España, lista formada por Don Manuel
CRONISTAS E HISTORIADORES 41

Orozco y Berra (885-891); Consideraciones médicas


sobre la campaña de Fernando Cortés (892-902); Los
sifilíticos de la campaña de Fernando Cortés (903-916);
Los sacrificios humanos y la antropofagia entre los Az-
tecas (917-935); Un capítulo del Padre Bernardino de
Sahagún (936-942); Tabla general de la obra, con ín-
dice analítico formado por Jourdanet y Erratas (943-
952). La primera edición de reducido número de ejem-
plares, se publicó en la misma imprenta el año de 1876.
(Dos volúmenes en 8o.)

c.—En Inglés
THE TRUE HISTORY of the conquest of Méxi-
co, written in the year 1568, translated from the ori-
ginal spanish, by Maurice
o
Keatinge.—London.—1800.
Un volumen en 4 .

La misma traducción al inglés, reimpresa en Salem


(Estado de Massachussetts).—1823.
Dos volúmenes en 12°.
Estas dos ediciones, que no hemos podido exami-
nar, las cita Brunet en su Manuel du Libraire, quinta
edición, París, tomo segundo, columna 679.

Edición de R. Kerr, Edimburgo. (1)

The Memoirs || of the || Conquistador Bernal


Díaz
a
del Castillo || Written by himself || Containing
tnie and full account j | of the 11 Discovery and Con-
(1) Dato de Rafael Heliodoro Valle.
42 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
quest || of || México and New Spain || Translated
from the original spanish by || Jhon Ingram Lockart,
F. R- A. S. || Author of "Attica and Athens" || In two
volumes II London || J. Hatchard and Son, 187, Pic-
cadilly 11 MDCCCXLIV.
Dos volúmenes en 4o, común, impresos por: C. and
J,, Printers, Bartolomew Cióse.
VOL. I: Título; Prefacio del Traductor, índice y
erratas (págs. III-XVI); texto de la obra desde el
prólogo hasta el capítulo CXXXVI (1-386); Notas al
primer volumen (387-399).
VOL, II: índice y erratas (págs. III-VIII); tex-
to de la obra desde el capítulo CXXXVII hasta el
CCXIII (1-410); Notas al segundo volumen (411-
416).
La traducción está hecha en vista de la edición
princeps; en el prefacio se hace un caluroso elogio del
libro de Bernal Díaz, y se dice "que respecto a su ori-
ginalidad, puede competir con cualquiera obra de los
modernos tiempos, sin exceptuar a Don Quixote".

B. Díaz del Castillo.—True history of the con-


quest of México.—Me. Bride 1927.
The True History of the Conquest of New Spain.
—By Bernal Díaz del Castillo, one of its conquerors.
From The only exact copy made of the Original Ma-
nuscript, edited and published in México by Genaro
García. Translated into English, with Introduction,
and Notes, by, Alfred Pencival Naurslay. With Maps
and Plates. Haklayt
o
Society, 1908-1912.—(Cuatro vo-
lúmenes en 8 .)
d.—En Alemán
Denkwürdigkeitén || des || Hauptmanns Bernal
Díaz del Castillo, ¡j oder || wahrhhafte Geschichte
|| der || Entdeckung und Croberung von Neu-Spanien,
CRONISTAS E HISTORIADORES 43

II yon einem der Entdecker und Eroberer selbstges-


chsieben, ¡| aus dem Epanischen ins Deutsche über-
setzt, und mit dem Leben des 11 Verfassers, mit Anmer-
fungen und andern zugaben versehen || von || Ph. I.
von Rehfues, || Ronigl. Preusz. Geheimen Ober-Regie-
^mgsrath und vormaligen Curator der Universi'tá,
Bonn. ]| Zweite vermehte Ausgabe. |J Bonn. 11 bei ^
Adolph Marcus. 11 1843-1844.
Cuatro volúmenes en 8o. común, impresos en la
misma Bonn por Cari Georgi.
El traductor divide la obra de Bernai Díaz en
^oce libros y cada libro en capítulos.
Primer volumen: Título, falso título y Prefacio
(págs. I-LXIII); texto de la obra del Libro Primero
al Tercero (1-254); Suplemento (255-288); índice
(289-290).
Segundo volumen: texto de la obra desde el Libro
Cuarto hasta Sexto (págs. 1-265); Suplemento (267-
295); índice (296-300).
Tercer volumen: texto de la obra desde el Libro
Séptimo
dl
hasta el Noveno (1-286); Suplemento (287-
0 ) ; índice (311-314).
Cuarto volumen: texto de la obra desde el Libro
décimo hasta el Duodécimo (1-290); Suplemento I y
11
(291-347); índice (348-352).
Los tres últimos volúmenes tienen título y dos
'Sitos títulos sin numerar.

.
l0
Esta misma Traducción fué reimpresa en oBonn en
s años de 1843-44. (Cuatro volúmenes en 12 .)

v Die Entdeckung und Eroberung von Mexiko. Mit


¿orwort von oKarl Ritter Hamburgo, 1849. (Dos vo-
^ e n e s en 8 ., es fragmentaria).
44 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

e.—Ediciones en otros idiomas


Ifjusagi iratok Tara. Az orsz. kozepisk. tanáregye-
sulet kiad-ványa. Kilián Fr. biz, Franklin Társiüat
nyomása. Castillo i Diaz Bernal. México felfedezese
es meghoditása. Atdolgozta dr. Brozik Karoly. I ter-
képpel. 1878.
1 vol. en 12°. (IV. de la Colección). Cita esta
edición D. Genaro García, advirtiendo que debió su
noticia al Sr. Cónsul General de México en Budapest,
D. Eugenio de Bánó.

Torténelmi Konyvtár. Franklin, társulat. Cortez


Hernando, México meghóditoja. Diaz Bernal után el-
meséli Gaal Mozes. Budapest, 1899.
1 vol. en 12°. (Núm. 86 de la Colección).
Cita también esta edición el Sr. García, noticia
que debió al mencionado Cónsul de México en Buda-
pest,

C—ESCRITOS DIVERSOS
I.—Díaz del Castillo (Bernal) Translado de capí-
tulos que se hallan en el archivo de la Ciudad de Gua-
themala, de Bernal Díaz del Castillo, en contra de los
religiosos de Santo Domingo; in fol.
Manuscrito de 22 folios que tiene por autor al cé-
lebre conquistador, compañero e historiador de Cortés;
fué copiado por completo de puño y letra del padre
Francisco Ximénez, de los archivos de las comunidades
de Guatemala y comienza con estas palabras: "Este
"es un traslado de una provenza e información contra
"nosotros, y yo Feo. Ximénez he trasladado para nues-
tro depósito". Este documento es una relación de que-
jas contra los religiosos de Santo Domingo; está fe-
chado a 22 de Noviembre de 1547. (BIBLIOTHEQUE
MEXICO-GUATEMALIENNE, por M. Brasseur de
CRONISTAS E HISTORIADORES 45

Bourbourg. — Parig|.— Maisonneuve & Cié, Libraire


Editeur.—15 Quai Voltaire.—1871.—(Pág. 56).

II.—Carta de Bernal Díaz del Castillo al Empe-


rador Don Carlos, dando cuenta de los abusos que se
"cometían en la gobernación de las provincias del Nuevo
Mundo. Santiago de Guatimala, 22 de febrero de 1552.
—CARTAS DE INDIAS. Publícalas por primera vez
el Ministerio de Fomento,—Madrid.—1877.—Imp. de
Manuel G. Hernández, págs, 38 a 44, número VI).

III.—Carta de Bernal Díaz del Castillo al Rey


&on Felipe II en la que denuncia algunos abusos co-
metidos con los indios, y pide se le nombre fiel ejecutor
de Guatimala, en atención a los servicios que expone.
--Guatimala, 20 de febrero de 1558.—(CARTAS DE
INDIAS, págs. 45 a 47, número VII).

IV.—Carta de Bernal Díaz del Castillo a un Ilus-


tre y muy Reverendísimo Señor.— (¿Fr. Bartolomé de
*?S Casas?) .—Guatimala 20 de febrero de 1558.—(Se
5Ja en la obra CONGRESO INTERNACIONAL DE
AMERICANISTAS.—Madrid, 1891.—Lista de los ob-
jetos que comprende la Exposición Americanista.—Ma-
drid.—Imprenta de M. Romero, Ventura Rodríguez,
• 1881.—Sección segunda B, número 437),

Carta de Bernal Díaz del Castillo dirigida "A la


^tólica Real Magestad del ynbentysimo Rey de las
gpañas Don Felipe Nuestro Señor".—De Guathemala
S? de Henero de 1567. (Archivo de Indias, Papeles de
b a n c a s , Estante 64, caja 1, legajo 10).
46 LUIS GONZÁLEZ OBBEGON
Esta carta fué encontrada y copiada, por el Sr. D.
Francisco del Paso y Troncoso, y se publicó en los
Anales del Museo Nacional, tomo VIII, Época 4*.
Núm. 4. Págs. 608 a 610.
En esta carta es donde su autor asegura tener a
la sazón 72 años.
CAPITULO CUARTO

EL MANUSCRITO DE LA VERDADERA
HISTORIA

"El manuscrito original de la Verdadera Historia


existe. Es enteramente de la mano del conquistador,
de puño y letra, como dicen los españoles. Los borra-
dores que Bernal Díaz menciona en el prólogo de su
libro, lo completan. Guiados por una intuición apasio-
nada, ayudados en nuestras investigaciones por un in-
teligente amigo, tuvimos la fortuna de encontrar intac-
to, después de trescientos años, este precioso y venera-
ble monumento de la gran conquista. ¿Dónde? ¿Cómo?
El relato sería singular. El curioso lector nos excu-
sará de hacerlo. El manuscrito no estuvo en nuestras
manos, y no podemos dar ahora sino una página fo-
tográfica reducida a un cuarto del tamaño del original,
y la siguiente descripción.
de
"El volumen es un infolio enorme de 297 hojas
una escritura cerrada. Mide cerca de 60 centíme-
tros de altura, por 38 de ancho y 7 de espesor. Está
^vestido
el
de una fuerte pasta de piel ennegrecida por
e
tiempo. Algunas páginas, en muy corto número,
stán destrozadas (no obstante que no han sido arran-
adas) o roídas por insectos. Los fragmentos de los
borradores
n
permiten reconstruir íntegramente el texto.
£ resumen, el manuscrito original se conserva en tan
jjuen
0
estado cuanto es posible. La escritura varía dos
tres veces. Primero cerrada y bella, después confusa
48 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
y nerviosa, toma en seguida su limpidez primitiva. El
final es precipitado. Pasajes enteros están tachados
con grandes rasgos en forma de cruz. Los tachos y en-
miendas son numerosos, en parte escritos con una tinta
más negra y de difícil lectura. Deben datar de la úl-
tima revisión de la obra. El viejo Bernal parece como
que se veía obligado a concluir. Sentía que las fuerzas
le faltaban después de un siglo de vida. Estaba casi
ciego.
"En la última hoja, el cronista-conquistador puso
su nombre como un testigo bajo de un acto público.
Esta firma es de un negro más pálido que el resto de
la escritura, que es de hermosa redondez cancilleresca,
e idéntica a la del Memorial publicado en las Cartas de
Indias. Desgraciadamente, no se sabe qué mano bár-
bara, curiosa de reproducir esta ilustre firma, la des-
figuró por una infinidad de piquetes de aguja que si-
guen el contorno de las letras y del párrafo. Se sabe,
por una nota escrita al pie de la firma, que no se ha
hecho del manuscrito sino una sola copia, terminada
en 1605. (1). En vista de esta copia, comunicada por
el erudito comentador de Marcial, Don Lorenzo Ra-
mírez del Prado, fué impresa, bajo el cuidado de Fray
Alonso Remón, la edición de Madrid, de 1632.
"Las diferencias entre el texto original y el impre-
so son notables, como se puede sin duda juzgar com-
parando la página de que damos una reproducción
exacta, con el folio 56 de la edición princeps. (2) La
ortografía antigua fué rejuvenecida; el texto modifi-
cado. La puntuación, muy defectuosa por cierto, per-
tenece en propiedad al primer editor. A decir verdad,
en el original no existe. El conquistador parece des-
conocer todos los signos convenidos, o por lo menos no

(1). Según parece, ya antes se había sacado otra co-


pia, que fué remitida al rey de España. Véase el Apéndice
número 2, párrafo I.
(2) Puede verse en el tomo 4o, de la traducción fran-
cesa hecha por el Sr. J. M. Heredia.
CRONISTAS E HISTORIADORES 49

emplea sino el punto, que siembra con mano pródiga


al azar de la pluma, sin ningún cuidado de la suspen-
sión o detención del pensamiento. En el manuscrito
las abreviaturas son numerosas; las mayúsculas raras.
Díaz escribe táscala, tnontezuma, rreal, ora, ovo, ofre-
cido, sienpre, yr, cibdad, poblazón. Fray Alonso Re-
món transcribe: Tlascala, Montecuma, real, hora, huvo,
ofrecido, siempre, ir, ciudad, población. Si el R. P. de
la Merced se hubiera contentado con esto, haríamos
mal en verdad y no tendría gracia si le reprocháramos
el haber querido facilitar la lectura de la crónica, cuya
publicación le debemos. Pero hizo más. En cinco o
seis lugares de esta página, la única de la que hemos
tenido el original a la vista, el editor adulteró a su
capricho el texto primitivo. Espantado sin duda de la
longitud del adverbio, sustituyó determinadamente por
Resueltamente; copió de quien sentía en lugar de en
Quien sentía; ayudávamos por ayudamos; acordó por
acordamos. En fin, cuando Díaz, comparando a Cho-
lula con una de las ciudades de Castilla, escribe nuestro
Valladolid, el buen padre, cambiando el sexo de la ciu-
dad y adornándolo con un calificativo, imprime: nuestra
PSan Valladolid.
"Ciertamente, estos son pecadillos veniales, pero
sin embargo suficientes para no dejar sospecha sobre
Io
s escrúpulos y la conciencia de Fray Alonso Remón,
c
omo editor. No cabe duda que en más de un lugar la
crónica del viejo conquistador ha sido gravemente adul-
z a d a o intercalada. Hacia el año de gracia de 1632,
jurante el reinado de la Católica Majestad de Don
Felipe, rey de España y del Nuevo Mundo, no era pru-
dente escribir ni permitido imprimir sino con la volun-
*?u y bajo la corrección de Nuestra Santa Madre Igle-
sia. y[fe ^o u n p a s a j e debió ser suprimido en bien de
^religión o la salvaguardia del orgullo familiar de un
**» personaje. Como ejemplo citaremos dos rasgos su-
wmidos en la obra, y que nos comunicó el inteligente
^ \ g o que tuvo la dicha de tener en sus manos y hojear
^idamente el manuscrito de la Verdadera Historia,
uxzz cuenta que llamado ante el Supremo Tribunal de
50 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Cuba para responder a algunas acusaciones, y no pu-
diendo, a pesar de su ruda franqueza de soldado, llegar
a convencer a los oidores, sacó su puñal en un movi-
miento desesperado, y se hubiera herido si los presentes
no se arrojaran sobre éL El otro rasgo no deja de ser
original Cuando la gran derrota de México, en esa
noche que los españoles trágicamente han llamado No-
che Triste, Bernal, bajo una granizada de piedras y
saetas, se abrió valientemente paso a través de las ma-
sas de los guerreros aztecas. Uno de sus compañeros
había caído herido de un flechazo, Al huir todos, el
joven aventurero recogió el matatillo del muerto, es-
pecie de bolsa de cáñamo donde los soldados guardaban
lo que tenían de más precioso. Después de la batalla,
cuando le fué posible examinar el contenido. Díaz en-
contró entre otros objetos una naturaleza del hombre en
badana.
"En el prólogo de la Recordación Florida, el histo-
riador de Guatemala, Francisco Antonio de Fuentes y
Guzmán, declara que una de las causas que le impul-
saron a escribir su libro, fué la edición publicada por
Fray Alonso Remón de la Verdadera Historia, la cual,
"por descuido o inadvertencia del impresor, o por cui-
dado de negociación interesadamente solícita", fué "des-
figurada y falsificada en partes". Repite el mismo es-
tribillo con notable insistencia, y nada sería mejor para
cerrar este brevísimo e incompleto estudio del manus-
crito de Bernal Díaz, que el siguiente testimonio irre-
futable del bisnieto del conquistador:
"Habiéndome aplicado en mi juvenil edad a leer,
no sólo con curiosidad sino con afición, veneración y
cariño, el original borrador de el heroico y valeroso ca-
pitán Bernal Díaz del Castillo, mi rebisabuelo, cuya
ancianidad manuscrita conservamos sus descendientes
con aprecio de memoria estimable, y llegado a esta ciu-
dad de Goathemala por el año de 1675, el libro impreso
que sacó a luz el reverendo padre maestro Fr. Alonso
Remón, de el sagrado orden de Nuestra Señora de la
Merced, Redención de cautivos, hallo que lo impreso
CRONISTAS E HISTORIADORES 51

no conviene en muchas partes con el venerable ama-


nuense suyo, porque en unas partes tiene de más, y en
otras de menos de lo que escribió mi rebisabuelo, como
lo reconozco adulterado en los capítulos 164 y 17.1, y
así en otras partes del progreso de la historia, en que
no solamente se oscurece el crédito y fidelidad de mi
Castillo, sino que se defraudan muchos verdaderos mé-
ritos de verdaderos héroes, a quienes está llamando el
premio y el laurel de la fama a inmarcesibles glorias".

II
El interesante artículo que precede, lo hemos to-
bado de la traducción francesa de la obra de Bernal
tMaz, debida a la correcta y elegante pluma del señor
fron José María de Heredia, homónimo y compatriota
del inspirado cantor del Niágara.
Para completar sus eruditas noticias y corroborar
lo que dice acerca de las adulteraciones y modificacio-
nes que hizo Remón en la obra de Bernal Díaz, cuyo
Manuscrito original se conserva en el archivo del Ayun-
tamiento de la ciudad de Guatemala, nos vamos a per-
mitir agregar otras citas tomadas de la Recordación Flo-
rida y de la Crónica del P, Vázquez.
"En lo que parece del borrador original —dice el
^fcudo de nuestro inimitable historiador— empieza el
^ttanuense diciendo: "Bernal Díaz del Castillo, vecino
V regidor de la muy leal ciudad de Santiago de Goa-
/hemala, uno de los descubridores de la Nueva España
V sus provincias, y cabo después en lo de Honduras y
Higueras que en esta tierra así se nombra, natural de
J* wuy noble e insigne villa de Medina del Campo,
hijo de Francisco Díaz del Castillo, regidor que fué
* eUa, que por otro nombre le llamaban el Galán, y
Jte doña María Diez Rejón que hayan santa gloria",
« Q/: y comienza el primero capítulo de lo impreso di-
ciendo: "El año 1514 salí de Castilla en compañía del
gobernador Pedro Arias de Avila, que en aquella sazón
le
dieron la gobernación de Tierra firme", etc. En que
52 LUIS GONZÁLEZ OBBEGON
se ve, que si ya no se le defrauda y hace agravio en lo
que declara y manifiesta en su original, acerca de su
buena y clara nobleza y valerosas hazañas suyas y de
sus gloriosos compañeros, por lo menos le alteran las
propias voces que usaba en su llano y verdadero senti-
do y estilo; y que habiéndose alterado en esto, es prue-
ba mayor de lo que se alteró en lo impreso, con más y
menos, al arbitrio del impresor, que es una de las ra-
zones que más me han estimulado para ilustrar el tra-
bajo y la verdad de aquel mi ínclito y generoso pro-
genitor",
"Sea conclusión del assumpto deste Capítulo —di-
ce el P. Vázquez— el manifestar al mundo (pues es
patente a Dios) que Religiosos, hijos de S. Francisco,
y no otro alguno de otra Orden, fueron los primeros
Evangelizadores, y Ministros del baptismo en estos
Reynos, y Región Guatemalica, Porque aunque en el
libro impresso de Bernal Díaz del Castillo, intitulado
Conquista de Nueva España, se dize al Cap. 164 que
el P. Frav Bartholomé de Olmedo del Orden Real Mi-
litar de Nra. Sra. de la Merced, vino con D. Pedro de
Alvarado ala Conquista de Guatemala, y que predicó
a los Indios muy buenas Theologías; se implica con lo
que se dize en el mismo libro (Cap. 171.) de auerse
hallado el P. Fr. Bartholomé de Olmedo en México a
la entrada de los doze Apóstoles Seráphicos; porque
regulados con toda puntualidad los tiempos, en el mis-
mo año, y mes, con sólo vn día de differencia, fué la
llegada de nuestros Frailes ala Vera Cruz, y la Victoria
que tuvieron en Quetzaltenango los Españoles; ésta a
14 de Mayo, Víspera de la Pazqua de Pentecostés de
1524. aquella a 13 de Mayo, Víspera de la Vigilia de
Pentecostés de 1524. conque si el P, Olmedo se halló en
México no es posible sin milagros (como el de S. An-
tonio de Padua de hallarse a vn mismo tiempo en dos
lugares distintos) el que se hallasse en Guatemala, dis-
tante trescientas leguas de México, o que vn día las
volasse, o en diez o doze que tardó en llegar a la Corte
de Guatemala en Patinatnit, el Exército Castellano, las
CRONISTAS E HISTORIADORES 53

anduviesse el P. Fr. Bartholomé. Si se dixera que salió


con el Adelantado de México a fines del año de 1523,
y que se volvió del camino, y que se halló al recibi-
miento de los Frailes Franciscos; se convence con evi-
dencia que no estuvo su Paternidad en Guatemala. Si
se respondiere que se halló al recibimiento de los doze
Religiosos Franciscos, y que partió sin parar hasta
hallarse en Guatemala a fines de Mayo, o prin-
cipios de Junio de el mismo año, se concluirá que
no salió de México el Padre Olmedo en compañía de
Alvarado por ser su amigo, aun disgustado Cortés de
Que viniesse. Además que en el Cap. 174, y en el Cap.
185 del mismo libro, se lee, que quando Cortés salió
de México para la jornada de Honduras, quedó en aque-
lla Imperial Ciudad el R. P. Fr. Bartholomé de Olmedo,
y que luego apoco que había salido de México Cortés,
ttHirio el buen Religioso: porque Cortés como se dexa
entender del mismo libro, y discurso de su trabajosa
Jornada, y según afíirman los Escriptores de las mate-
ras, salió de México poco después de Junio del año de
1524. y no es dable que el V. Padre Olmedo se hallasse
Por Junio en Guatemala, y volviesse corriendo a Méxi-
co a hallarse allí quando salió para Honduras Cortés.
"Estas antilogias de vn libro, cuyo Escriptor es de
Janta acceptación, quanto celebrado por verídico, me
tuvieron perturbado y lleno de perplexidades, hasta tan-
Jo, que con diligencia, y empeño, vbe a las manos, por
todo el tiempo que vbe menester, el Original del muy
Jípble Cavallero, y escritor ingenuo Bernal Díaz del
Rastillo, de donde se sacó el traslado, que se remitió a
España, y se imprimió después, el año de 1532 (sic)
JjUe

ya era muerto su Autor; con la aplicación que pe-
a el desseo de averiguar la verdad, fuimos leyendo
fcntre tres Religiosos, el original, que es de muy buena
j^tra, careándole, y procurándole concertar con el Im-
Presso,
S
y hallamos, (como quedó por testimonio, entre
*9 papeles del archivo desta Santa Provincia) que en
Sr original, la vltima vez que se haze memoria del Padre
*s e ay Bartholomé de Olmedo, es en el Cap. 157. donde
dize, que después de ganado México, dixo el Padre
54 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Olmedo y Pedro de Albarado, y otros Cavalleros, y Ca-
pitanes a Cortés, que pues el oro que auía era poco, se
repartiesse, y diesse a los mancos, cojos, y ciegos etc.
y de hay para adelante en ciento, y cinquenta y quatro
Capítulos, que ay hasta fin del libro, no se haze me-
moria alguna de este Santo Religioso, ni de otro al-
guno de otra Religión, que de la de S. Francisco, y que
de éstos se callan en el Impresso (buelto a imprimir de
nuevo) las glorias que en el original ingenuamente ex-
pressa el Escriptor, de cuyo contexto se infiere que no
sólo estos doze Frailes Franciscos, sino otros algunos
passaron a Nueva España, y Provincias de Guatema-
la". (1)
Ante estos testimonios tan competentes como irre-
cusables, un juez justo e impardal, por más indulgen-
te que fuera, tendría que condenar al R. R de la Mer-
ced, Fray Alonso de Remón.
En resumen: no poseemos una edición correcta que
reproduzca fiel y exactamente el texto primitivo de Ber-
nal Díaz del Castillo, pues todas están hechas en vista
de la primera que contiene la obra mutilada y adulte-
rada. (2)
España que fué patria del viejo conquistador, Gua-
temala eñ que vivió y floreció, o México que lo cuen-
(1), CHRONICA DE LA PROVINCIA DEL SANTIS-
SIMO NOMBRE DE JESÚS DE GVATEMALA DE EL
ORDEN DE N. SERAPHICO PADRE SAN FRANCISCO
EN EL REYNO DE LA NUEVA ESPAÑA, Compvesta
por el R. P. Fr. Francisco Vázquez.—Con privilegio en Gua-
temala en la Imprenta de San Francisco.—Año 1714.—Tomo
primero, Libro primero, Cap. II, págs. 11 y 12.
(2) En el año de 1904 el Lie. don Genaro García, pu-
blicó el texto original de la obra de Díaz del Castillo, en
vista de una copia manuscrita que le envió el Gobierno de
Guatemala, cotejándola con un ejemplar fotográfico que el
mismo Gobierno había obsequiado a nuestra Biblioteca Na-
cional. El Lie. García reprodujo en su edición las abrevia-
turas y ortografía primitivas.
CRONISTAS E HISTORIADORES 55

ta entre sus primeros y más verídicos cronistas, tienen


una deuda que pagar, publicando la lección verdadera
del original de la Verdadera Historia.
Ya en México se habían hecho repetidas diligen-
cias para hacer una edición que reprodujera fielmente
el texto antiguo. Hace años nuestro erudito amigo, el
señor don José M. de Agreda y Sánchez, escribió al
señor don Francisco Bonilla, entonces residente en
Guatemala, con el objeto de que en un ejemplar im-
preso se sirviera anotar las variantes del manuscrito.
El señor Bonilla contestó que era inútil este trabajo»
puesto que el Gobierno de Guatemala poseía una copia
que estaba dispuesto a obsequiar a México; pero so-
brevinieron vicisitudes políticas que fueron causa de
que se echase en olvido la promesa. En 1891, la Junta
Colombina de México, intentó de nuevo hacer una co-
pia. Se cruzaron cartas llenas de muchas esperanzas
para México; se gastó dinero; pero el negocio quedó
sin favorable resolución. (1)
Diremos, para concluir, que uno de I03 que más
empeño tuvieron en esto, fué el señor don Francisco
del Paso y Troncoso, Director del Museo Nacional,
Quien tuvo formado un copioso e interesante índice al-
fabético para cuando se hiciera la edición correcta.

(1) Relativamente a las últimas instancias que hizo el


s
cñor Agreda, véase el Apéndice número 3.
CAPITULO QUINTO

LA OBRA DE BERNAL DÍAZ

Antiguos y modernos, nacionales y extranjeros,


todos convienen en el mérito indisputable de la obra de
Pernal Díaz del Castillo, por haber sido éste testigo
Presencial de los sucesos que refiere y por su sinceridad
y buena fe.
También se le han señalado los errores, las contra-
dicciones y los olvidos en que incurrió; hijos sin duda
de los muchos años que contaba cuando escribía y de
su ya entonces flaca memoria, frágil, como la de todos
*°s humanos, y más en esa edad.
Bernal Díaz se propuso, como dice él mismo en el
Prólogo a su obra, hacer una historia "verdadera y
clara" del descubrimiento, conquista y pacificación de
!a
r
Nueva España, así como de la fundación, que lleva-
°n a cabo después los españoles, de muchas ciudades
y pueblos.
Propúsose a la vez rectificar a Francisco López de
gomara, que "hizo errar —agrega— a dos famosos
jUstoriadores
u
que siguieron su Historia, que se dicen el
°ctor Illescas, y el Obispo Paulo Jobio..." (1)
l
Parece haber realizado su intento el buen capitán,
* no con lustre literario, sí con gran acopio de datos y
ratificaciones.
A pesar de los errores en que incurrió y de que al-
gunas
n
veces se contradijo, la obra contiene bastantes
°ticias para hacer la luz en muchos sucesos, y des-
(1) Véase el Apéndice número 4.
58 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
mentir fábulas que corrían como verdades en algunos
libros, ya entonces impresos y escritos por autores de
reputación.
En efecto, la Verdadera Historia nos suministra
testimonios irrecusables para desmentir el legendario
salto de Alvarado, la aparición del apóstol Santiago
por los aires durante las batallas y la pretendida casti-
dad de Jerónimo de Aguilar, quien, según nuestro cro-
nista, murió de bubas.
La vanidad pueril que rebosan sus páginas no qui-
ta nada a la verdad. Su pretensión de haberse encon-
trado en los mayores peligros y en las acciones más no-
tables, tampoco. Son achaques comunes a todo vetera-
no que ha sido testigo presencial de los hechos que co-
munica, j Siempre los soldados se disputan la gloria de
haberse hallado en lo más recio de la pelea! ¡Siempre se
muestran celosos de sus jefes y quejosos de no estar
debidamente recompensados!
Pero en cambio, nos presenta Díaz del Castillo un
cuadro redivivo y completo de la conquista. No se ne-
cesita esforzar mucho la imaginación, pues basta la lec-
tura, para reconstruir todo aquel período, fecundo en
hechos y en hombres no comunes.
A pesar de su estilo "rudo y selvático" como lo
califica un escritor, (1) todo surge y todo se contempla.
Nada falta. Narraciones de los sucesos; pormeno-
res minuciosos; retratos de los personajes; anécdotas;
dichos célebres; juicios acertados; críticas punzantes,
pero justas; descripciones de lugares; relaciones de pe-
ligros y fatigas: todo consignado con tal sencillez, con
tanta sinceridad, que se resiste uno a desmentirlo cuan-
do se hace necesario.
Los datos minuciosos de Bernal Díaz, a primera
vista parecen fuera de lugar, triviales si se quiere; pe-
ro forman un conjunto que da más verdad y colorido
al cuadro que se propuso diseñan
Son tan curiosos los pormenores, tan exactos, que
(1) El señor don Marcelino Menéndez y Pelayo,
CRONISTAS E HISTORIADORES 59

interesan y proporcionan material suficiente para for-


marse cabal idea de las cosas y de los hombres de la
conquista.
Las creencias de los conquistadores, sus costum-
bres y supersticiones, sus rasgos generosos y sus torpes
vicios; las enfermedades que padecían y los apodos con
que eran conocidos, nos permiten reconstruir los carac-
teres morales de los compañeros de Díaz del Castillo.
En cambio, las señas particulares de cada uno, sus
estaturas, color, etc., nos presentan el físico de aquellos
hombres de hierro, cuyo fin, heroico o triste, refiere el
minucioso cronista.
Hasta el número y color de los caballos que traían
los "más famosos capitanes y valerosos soldados," con-
signa Bernal; que nada omite, tal vez porque todo
aquello le recordaba días de batallar continuo, pero
gratos para el veterano que se cubrió de gloria.
Abiertas las páginas de la Historia Verdadera, no
^ leen, se escuchan. Antojase que el autor está cerca
de nosotros, que ha venido a relatarnos lo que vio y
lo que hizo; y su mismo estilo burdo, semeja al de un
veterano a quien perdonamos las incorrecciones de len-
guaje para sólo oirle los sucesos Henos de interés en
Que ha sido testigo y actor.
El desorden que reina en la obra, más bien en la
narración, pues tan presto nos consigna un suceso, co-
*üo nos describe una acción, como nos cuenta una anéc-
dota, contribuyen mucho a que nos imaginemos estar-
lo escuchando. He aquí cómo nos relata sus impresio-
nes
s
del día 13 de agosto de 1521, último del tremendo
rtio de Tenochtitlán: "Llovió, y tronó, y relampa-
gueó
v
aquella noche, y hasta media noche más que otras
eces. Y como se hubo preso Guatemuz quedamos tan
sordos los soldados, como si de antes estuviera uno
Puesto encima de un campanario, y tañesen muchas
empanas..."
. a I En tan cortas líneas describe gráficamente aque-
escena inolvidable para conquistadores y vencidos!
60 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
De súbito, pocas líneas después, cambia de asunto,
y nos dice: "Dejemos desto, y digamos como Guate-
muz era de muy gentil disposición, así de cuerpo como
de facciones, y la cara algo larga y alegre, y los ojos
más parecían que cuando miraba, que eran con grave-
dad y halagüeños, y no había falta en ellos, y era de
edad de veinte y tres o veinte y quatro años, y el color
tiraba más a blanco, que al color y matiz de esotros
Indios Morenos.
¿No es verdad que esto más bien que leerse parece
que se oye de boca del viejo cronista? Por mucho que
se diga en su elogio no será exagerado; los defectos se
desvanecen; y no se puede menos que reconocer, que
por hiperbólica que parezca la alabanza, es justa la
que consagra un escritor a Bernal Díaz, "que nos dejó
en su Historia —dice— uno de los monumentos más
singulares y curiosos de su especie; libro único y cual
no le posee literatura alguna/'
Sólo don Antonio de Solís, con estilo afeminado y
empalagoso, y en el chocante panegírico de Cortés, se
atrevió a sostener que en la obra del sencillo cronista
andaban "entre sus renglones muy descubiertas la en-
vidia y la ambición...".
Doctos y juiciosos escritores le han refutado, unos
lamentándose con razón y otros censurándole con se-
veridad, pero con justicia.
Con razón de sobra se dolía nuestro Beristain de
que tal cronista "hubiese dado tan crueles estocadas
con su pluma a un anciano y benemérito militar que
tantas heridas gloriosísimas había recibido en obsequio
de la fe y de la madre España. Y bien merecía quien
escribió, aunque con estilo poco limado, una sincera y
verídica historia, que se le tratase con más indulgen-
cia por aquel que, sin embargo de las bellezas del in-
genio del arte, nos dio a luz un Poema, y no una His-
toria"
Y justa censura hizo a Solís don Joaquín García
Icazbalceta, cuando dijo "que la pomposa obra del cro-
nista real apenas puede leerse una sola vez, ni goza de
CRONISTAS E HISTORIADORES 61

autoridad alguna, habiendo quedado tan sólo como


libro de entretenimiento, mientras que el pobre escrito
del rudo soldado se consulta siempre con aprecio y con
fruto, y se suelta con dificultad de las manos una vez
comenzada la lectura." (1)
Injusto y apasionado estuvo el Cronista Mayor
de las Indias, y puede solamente explicarse su inquina
contra Díaz del Castillo, por ese amor sin límites ha-
cia el héroe Cortés, que concibió como a un ser casi
sobrenatural, y que si hubiera vivido entre los griegos,
habríale colocado en el rango de los dioses.
No; la pluma que narraba los sucesos vistos en
la conauista, la esgrimía la Dror>ia mano leal y valiente
que empuñó el acero al lado de Cortés, para colaborar
en su famosa empresa.
Díaz del Castillo no abrigaba envidia ni de sus
jefes ni de sus compañeros de armas. Lo contrario;
procuró impartir justicia a todos, y lo que le decidió a
escribir, fué que cronistas mal informados relegaban al
olvido las hazañas de los humildes. Señaló las faltas
de Cortés así como sus cualidades, porque le conoció
de cerca, porque fué su coetáneo; mientras que Solís
contemplaba a su héroe al través de fantástica imagi-
nación y del tiempo transcurrido.
Que Díaz del Castillo tuviera ambición, nada tiene
^extraño. Fué tan ambicioso como Cortés, Alvarado,
Olid y muchos conquistadores. Por ambición ejecutan
tos] hombres las grandes hazañas; sólo de los santos se
**ce que son desinteresados, y el mismo don Antonio
* Solís por ambición de gloria publicó su conocida
°bra, tan afeminada como embustera.
Bernal Díaz a lo que aspiraba, lo mismo que la
jüayor parte de sus colegas, era a obtener premio por
^ | trabajos y a que la historia siquiera consignara sus
f r i t o s y servicios. Envidia la hubiera demostrado, si
en
vez de enumerar a todos y cada uno de sus corn-
il) Diccionario Universal de Historia y Geografía,
etc
"-México.—1853.—Tomo III, pág. 61.
62 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
pañeros, como lo hace en capítulos especiales, callara
sus hechos y apocara sus acciones. Si rectificó errores,
si señaló faltas a Cortés, fué porque procuró decir siem-
pre la verdad, y si mintió algunas veces, fué involunta-
riamente.
Un crítico imparcial, de espíritu recto y sano, se
necesitaba para hablar del cronista, ya que el mérito
del soldado lo confiesa hasta Solís. Sin menoscabar la
gloria que tiene adquirida el sagaz y atrevido conquis-
tador, se podía Mer el elogio de *u valiente compa-
ñero que historiaba sus hazañas. Esto hizo Prescott.
Su juicio acerca de Bernal Díaz del Castillo, aunque
extenso como debía ser, lo copiamos en el Apéndi-
ce, (1) exornando así nuestro acopio de datos y docu-
mentos consagrados a la memoria de uno de los más
simpáticos cronistas primitivos, autor del "monumento
más auténtico de nuestra historia/' como llamó a su
obra don José Fernando Ramírez.
Díaz del Castillo, encanecido, marcado el cuerpo
de honrosas cicatrices —timbres de su valor— pobre
y con numerosa parentela, prefirió consagrarse a útil
tarea, resucitando a sus compañeros de armas e infor-
tunios de la tumba en que yacían, a vivir encenagado
en vicios vergonzosos, o martirizar con crueldad y co-
bardía a los vencidos, como algunos de sus orgullosos
iefes enaltecidos por la adulación o la fama. Al loar a
los suyos como a los defensores de la patria vieja, se
inmortalizó en su propia obra, y pudo exclamar con
el poeta:
Exegi tnonumenttim aere perennius...

APÉNDICE
NUMERO 1
Las cartas de Cortés y Mendoza que se citan en el
capítulo primero son las que copiamos a continuación:
f

(1) Véase el Apéndice, número 5.


CRONISTAS E HISTORIADORES 63

Carta del Marqués del Valle


ílustrísimo reverendísimo señor, muy ilustre señor,
muy magníficos señores: Como yo tengo tanta obliga-
ción a las personas que conmigo pasaron a ganar estas
partes, y conociendo de su Magestad les servido le
acuerden aquello que conviene, para descargar su real
conciencia, y el llevador desta, que se dice Bernal Díaz,
es uno destos, y de los que bien an servido ansí en la
conquista desta ciudad como en la ida que hize á Hon-
duras, v en Guatimala v en otras muchas provincias;
y demás de todo esto fué de los que vinieron con Fran-
cisco Hernández de Córdova primero descubridor desta
tierra: por manera que en todo a trabajado y serbido
irmv Wen como vo soy buen testigo: y qna-^o ^o^er-
flaba dfle dos pueblos en la provincia de Quazaqualco,
£ después £jue governó el tesorero Alonso Destrada se
fcjs
Vl
tomaron para la población y sustentamiento de dos
Has que se poblaron v nunca hasta agora le an dado
°tros en recompensa; de cuva causa ha oasado y pasa
puchos trabajos y necesidades él y sus hijos* Y viéndo-
le
s
de tal manera, eme dolido del y acordado hacerlo
aver a vuestra señoría y mercedes, no para más de
Que sepan lo que sus servicios merecen, y también por
cumplir lo que al de su Magestad soy obligado, para
Que su real conciencia, como digo, sea descargada; que,
^erto, se lo debe, como allá vuestra señoría y merce-
o s verán por la relación que lleva: y demás de hacer-
l a en nombre del Emperador, nuestro señor, yo la
recibiré, y muy grande, de todo lo que con él se hiciere,
Que bien cabe en su persona. Nuestro Señor guarde y
^reciente la vida iiustrísima y reverendísima y muy
lustre persona de vuestra señoría y la muy magnífica
Jje vuestras mercedes. Desta ciudad de México, último
j * Febrero de mili quinientos é treinta é nueve años.—
*^uy cierto servidor de vuestra señoría y de vuestras
acedes,--El Marqués del Valle.
64 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
II
Carta de Don Antonio de Mendoza,
Virrey de México
Ilustrísimo y reverendísimo y muy magníficos y
muy reverendos señores,—Bernal Díaz, vecino de la
provincia de Guazaqualco, va a suplicar a su Magestad
le haga merced de mandar que se le dé con que se pue-
da sustentar, en recompensa de lo que en estas partes
ha servido en la conquista y pacificación desta tierra
y descubrimiento delia; y porque se le quitaron ciertos
pueblos que él tenía encomendados, los cuales dizque
se le quitaron para población de las villas de Chiapa
y Tabasco, Y así por ser buena persona, como por lo
que á su Magestad en estas partes ha servido, suplico
á vuestra reverendísima señoría y mercedes lo manden
favorescer para que su Magestad sea servido de man-
darle dar de comer, pues lo ha servido. Nuestro Señor
la ilustrísima y reverendísima persona de vuestra se-
ñoría y mercedes guarde y estado acreciente. De Mé-
xico XXX (1) de Febrero de 539,—Ilustrísimo y re-
verendísimo señor:—besa las manos de vuestra ilus-
trísima y reverendísima y de vuestras mercedes.—Z>.
Antonio de Mendoza.
Sobrescrito.—Al ilustrísimo y reverendísimo y muy
magníficos y reverendos señores el Cardenal de Si-
güenza, presidente del Consejo de Indias por su Ma-
gestad.

NUMERO 2
Las piezas justificativas que se citan en el capítulo
segundo, las hemos traducido también del francés y
son las siguientes:
(1) Este es un error. Debe decir 28, pues en ese afta
fué Febrero común,
CRONISTAS E HISTORIADORES 65

La petición de Francisco Díaz del Castillo Bece-


rra, fué presentada el 10 de Febrero de 1579, a la Real
Audiencia residente en la ciudad de Santiago de Gua-
temala, Los testigos fueron examinados el 12 del mismo
mes»
En esta probanza, Francisco Díaz, hijo primogé-
nito del conquistador y de Teresa Becerra, atestigua
su capacidad y suficiencia para desempeñar los em-
pleos que pretendía, en atención a los servicios de su
padre Bernal y de su difunto abuelo Bartolomé Bece-
rra, uno de los conquistadores de Guatemala. Los tes-
tigos declararon que Francisco Díaz es hijo legítimo
de Bernal, que ha sido corregidor de Tecpan-Atitlán,
Totonicapa, Guamayaque y San Luis, y que lo es al
presente
c
de la provincia de Suchitepeques; que casado
on Magdalena de Lugo, tuvo cinco hijos; que su casa
está provista de domésticos, armas y caballos para el
servicio de su Magestad; pero que se halla pobre y ne-
cesitado, sin bienes y propiedades conocidos, y no tie-
ne
para sustentarse él y los suyos, más que las gracias
y favores de los cargos y empleos que le han concedi-
do y conceden los Gobernadores del país; cargos y em-
pleos que siempre ha llenado a su satisfacción y en los
Que una vez desempeñados, nunca ha lucrado ilícita-
mente, como honesto y buen cristiano que es, por lo
Que ha estado y está necesitado.
f Resulta de esta acta, que en la fecha de 12 de
febrero
c u
de 1579, Bernal Díaz vivía aún y habitaba en
p í dad de Santiago de Guatemala, de la que era
Regidor.
Q
Uno de los testigos, Joan Rodríguez Cabrillo
e Medrano, se expresó en estos términos, respecto a
i?peritos y servicios del conquistador: "questo es tan
Publico y notorio, que otra cosa no hay en contrario
W ^ t a ciuc*ac* y provincia, como más largamente este
j^tigo dijo constaba por informaciones quel dicho
1 íaz Cast ha
án*
0 ^ ^ ^ *U° hecho, de que han resulta-
cédulas de su Magestad, que este testigo ha visto,
66 LUÍS GONZÁLEZ OBREGON
y por una Coronica quel dicho Berna! Díaz del Cas-
tillo ha scrito y compuesto de la conquista de toda la
Nueva España, que se envió á su Magestad el rey Don
Felipe nuestro señor, la qual este testigo ha visto y
leído; y entiende, que según y de la forma y manera
quel dicho Bernal Díaz del Castillo ha tratado y trata
su persona y casa, que ha sido con mucho esplendor y
abundancia de armas y caballos y criados, como muy
buen caballero y servidor de su Magestad y de la mis-
ma suerte hay noticia lo hizo en las dichas conquistas
y dello hay noticia."

II
Petición presentada á la Real Audiencia, el 9 de
Diciembre de 1611* por Francisco Díaz del Castillo,
habitante y Regidor de la ciudad de Santiago de Gua-
temala, para pedir la testificación y legalización de las
firmas de los notarios Antonio de Turcios y Joan de
Zaragoza, ante los cuales fué hecha en México el 7 de
Febrero de 1539, la probanza de Bernal Díaz.
Resulta de esta diligencia que en Diciembre de
1611, Bernal Díaz (muerto, según una tradición de
familia, en 1602) había sido sustituido en su cargo de
Regidor de Guatemala por su hijo mayor, Francisco
Díaz del Castillo Becerra, el cual, según la partida de
defunción que insertamos, murió el 11 de Febrero de
1613,

III
Por petición de 15 de Abril de 1613, Pedro del
Castillo Becerra, Contador y Oficial de la Real Ha-
cienda, solicita que le sean libradas copias certificadas
y legalizadas de las informaciones de los servicios de su
padre Bernal Díaz, del capitán Bartolomé Becerra, su
abuelo materno, y de Francisco del Valle Marroquín,
abuelo paterno de doña Jacoba Ruiz del Corral su
mujer, cuyos originales están depositados en el ofk?ÍQ
CRONISTAS E HISTORIADORES 67

de García de Escobar, escribano de cámara de la Real


Audiencia.
El 6 de mayo del mismo año, el dicho Pedro del
Castillo Becerra rindió, ante don Juan de Herrera,
Alcalde Ordinario de su Majestad, y para seguridad
de sus derechos, sus pruebas de filiación como hijo del
conquistador y de Teresa Becerra sú legítima esposa.
Presentó por testigos a Alonso Núñez, vecino de Gua-
temala, a Cristóbal Azetuno Guzmán, notario público y
familiar de la Santa Inquisición, y a Antonio de Sa~
jazar Monzalbe, Alcalde Ordinario de su Majestad.
El segundo testigo declara que "conoce al dicho Pe-
dro del Castillo Becerra, contador y oficial real de su
Majestad en estas provincias que le presenta por tes-
"go, desde que eran niños pequeños hasta ahora, por-
Que
Cl
se criaron juntos y anduvieron a la escuela en esta
udad, e vivían en un barrio, e frontera una casa de
?fra; y conoció a Bernal Díaz del Castillo, vecino y
Regidor que fué desta dicha ciudad e uno de los an-
tiguos conquistadores e pobladores de esta ciudad e
* la Nueva España e sus provincias, porque dello tie-
*te
a
este testigo entera noticia, por lo que ha oido decir
les ancianos e por papeles que ha visto. Y ansí mis-
^ ° conoció a Teresa Becerra, mujer que fué del dicho
Pernal Díaz del Castillo, e los vio en esta ciudad estar
^sados e vivir juntos e hacer vida maridable, e que
jurante su matrimonio, entre otros hijos e hijas que
^nían, criaban, tenían y alimentaban por su hijo le-
Suirno del dicho matrimonio al dicho Pedro del Cas-
illo Becerra, contador, e le llamaban hijo y él a ellos
Padres, e por tal su hijo legítimo fué y es habido e
^nido, e comunmente reputado entre todas las per-
c a s que ios conocieron, sin haber cosa en contrario,
¡jí cual sabe este testigo por las razones que tiene
wichas
a
e por el mucho conocimiento que tuvo con los
glerures del dicho Pedro del Castillo Becerra, e que
*e ai presente con el susodicho. Y es la verdad, so
j ^ o del dicho juramento que tiene fecho; e dijo que
' * ^e edad de cinquenta años, e que no le tocan las
ferales de la ley, e lo firmó de su nombre/'
G8 LUIS GONZÁLEZ OBEEGON

NUMERO 3
Respecto a las últimas agencias que hizo nuestro
incansable y erudito amigo, el señor don José María
de Agreda y Sánchez, para adquirir copia del manus-
crito de la Verdadera Historia, he aquí lo que le con-
testaba con fecha 5 de enero de 1891 el ilustrado se-
ñor don Francisco de Aycinena, residente en Guate-
mala.
"Respecto al encargo de la copia auténtica de la
obra de Bernal Díaz del Castillo, desearía yo tener
alguna relación de influencia con los señores que aquí
mandan, para poder complacer a vd., en esto ya
que tantos y tantos beneficios debo a vd. y sobre todo los
papeles y documento relativos a mi tía María Teresa,
que vd. me mandó; pero desgraciadamente no tengo
esas relaciones para poder obtener esto. Me ocurre que,
el Gobierno de México le hiciese alguna indicación al
señor Diéguez, Ministro de Guatemala allí, o que di-
rectamente lo encargasen al Ministro de aquí, porque
estoy cierto que con alguna insinuación, aquí el Go-
bierno inmediatamente, para complacer al de México»
mandaría sacar la copia para enviarla.
"El original de esa obra existe aquí en el Archivo
Secreto del Ayuntamiento, y hace como doce o catorce
años, en tiempo que estuvo de Ministro de México,
no recuerdo si el Sr. La Garza o el Sr. CovarrubiaSf
se solicitó una copia, y al efecto, el Gobierno de aquí
encargó la copia a un buen pendolista, don Domingo
Castillo, y éste la sacó después de mucho tiempo de
trabajo. No sé el motivo por qué no se envió ya e#>
a México; pero lo cierto es que esa copia, que yo Vi
sacar cuando la escribía el señor Castillo, el Ministro
de Instrucción Pública, cuando estaba servido por dofl
Delfín Sánchez, dispuso enviarla a la Biblioteca Na-
cional de esta ciudad, donde existe. Fácil sería hoy
sacar copia de esta copia, que está en buena letra, f
después volver a confrontar con el original, y entonces
podría eso imprimirse en México."
CRONISTAS E HISTORIADORES 69

NUMERO 4
Ofrecemos al lector como una curiosidad, la noti-
cia bibliográfica de las obras que tuvo a la vista Ber-
zal
ra
Díaz del Castillo para rectificarlas en su Verdade-
Historia, y de las ediciones que pudo haber consul-
tado antes de dar cima a su obra, acabada de sacar
£n limpio en los últimos días de febrero de 1568. Lo
hacemos, porque muchos no saben los títulos de los
Jjbros, citados por Bernal Díaz sólo con el nombre
M^sus autores, y para que el lector los consulte si
quiere convencerse de los errores que les señala el buen
^pitán.
(A). Historia General de las Indias, con todo el
^cubrimiento y cosas notables que han acaecido des-
ya Que se ganaron hasta el año 1551, con la conquista
¿ México y de la Nueva España.—SARAGOZA.—A.
müán.—1552-1553.
En folio con tipos góticos.
.Df Del mismo siglo XVI, hay otras ediciones de la
a de Gomara, también góticas:
MEDINA DEL CAMPO, A. Mutis.—1553.
SARAGOZA, A. Millón.—1554,
g ANVERS.—En casa de Juan Steelsio.—1554.—
j s ta última en 8o. con caracteres romanos y con sólo
* ^aquista de Nueva España.
^ (B). Historia Pontifical y Católica.., Compves-
de y - 0rc * ena da por el doctor Gonzalo de Illescas, Abad
iftiTN n Frontes, y Beneficiado de Dueñas.—Quinta
^presión Año 1652.—Con Privilegio en Madrid Por
n S P Í S á n c h e z.—En el Lib. Sexto, Cap. XXIV, pá-
Ver >ym s e ocupa el autor De la Conquista y Con-
bj¿l?n de la Nueva España, y de la gran ciudad de
fj*tco, y parte de los esclarecidos hechos del famoso
ci6r^ n Cortés, Marqués del Valle.—La primera edi-
un
de esta obra es de 1564.
toda i ' Segunda Parte de la Historia General de
QUent ^cosas sucedidas en el mundo en estos cin-
nt
Q años de nuestro tiempo.—Escrita en latín por
70 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Paulo Jovio, Obispo de Nocera, y traduzida en cas-
tellano por el licenciado Gazpar de Raeza.—En Grana-
da, En casa de Antonio de Librixa, MDLXVI —Con
privilegio.—Véase folio 109, Lib. XXXIV, título: Ha-
zarinas de Hernán Cortés, y de Vasco Núñez de Bal-
boa y de Magallanes y su navegación. Sin duda esta
traducción fué la leída por Bernal Díaz, pues ignoraba
el latín.

NUMERO 5
El juicio de Prescott acerca de la obra de Bernal
Díaz del Castillo, es el siguiente:
"El motivo que impulsó a Bernal Díaz a tomar
la pluma en una edad tan avanzada —dice— (1) fué
el deseo de vindicar para sí mismo y para sus compa-
ñeros, la parte de la fama que de derecho les pertene-
cía, y que hasta entonces les había sido defraudada pe*
ensalzar el mérito del general; principalmente en los
escritos de Gomara. Sin embargo, él no tuvo noticia
de la crónica de éste, sino después de comenzada la
suya; por manera que al ver el contraste que forma-
ban su estilo familiar y desaliñado, y el culto y cas-
tigado de su predecesor, se disgustó tanto, que se vio
tentado de dejar la pluma, Pero cuando leyó la crónica
y vio sus groseras equivocaciones y lo que él, Díaz, Ha*
maba la injusticia de su rival, continuó sus tareas y de-
terminó dar a luz una narración que tuviese por lo me*
nos el mérito de la fidelidad. Tal fué el origen de la H&
torta Verdadera de la Conquista de la Nueva Espato*

(1) Historia || De La j| Conquista de México, 1! caíl


una ojeada preliminar || sobre la antigua civilización de l° s
mexicanos |¡ y || con la vida de su Conquistador || Fernan-
do Cortés, || Escrita en inglés por W. Prescott, |¡ y traduci-
da al español [| por Joaquín Navarro. || México. || Imp*®*0
por el Editor. || Calle de los Rebeldes núm. 2 || 1845.—Toi»*-
segundo, páginas 128 a 132.
CRONISTAS E HISTOEIADORES íl
''Debemos confesar que el historiador logró su
objeto. Al recorrer sus páginas se conoce luego, que
sean cuales fueren los errores en que incurra, ya por
olvido ele cosas tan antiguas, ya por desmesurada va-
nidad, "ya por credulidad o por cualquier otro motivo,
no hay mala intención de desfigurar la verdad; y aun-
que tal intención hubiese tenido, su misma sencillez
lo habría vendido. Aun con respecto a Cortés, si bien
procuró equilibrar la balanza entre el mérito de él y
el de sus compañeros, y si bien condena libremente la
codicia y aun la crueldad del general; hace justicia
plena a sus grandes y heroicas cualidades, y no obs-
tante sus defecto, le considera superior a todos los
capitanes de los tiempos antiguos y modernos. Aun
cuando se queja de él, protesta su lealtad y su afecto
personal hacia el general. Si le calumnian o le insultan
indignamente, salta al momento en su defensa. En una
palabra, por mucho que él censure a Cortés, no permi-
te que nadie haga otro tanto.
"Bernal Díaz, el rudo hijo de la naturaleza, es
fiel y exacto copista de ella. Si me es lícito expresarme
así, trasladó a las páginas de su historia las escenas
de la vida, por medio de procedimientos dagumeotípi-
co$; es entre los historiadores lo que De-Foe entre los
novelistas. Nos lleva enmedio de los campamentos; nos
hace velar con los soldados en el vivac; acompañarlos
?n sus penosas marchas; escuchar sus cuentos, sus que-
jas de desaliento, sus planes de conquista; saber sus
esperanzas, sus triunfos y sus desengaños: en las pá-
ginas de Bernal Díaz se reflejan como en un espejo
todas las escenas pintorescas y acontecimientos roman-
cescos de la campaña. El transcurso de cincuenta años
^ había hecho mella en las facultades mentales del
vteio veterano, pues que a cada línea resalta el fuego
de la juventud, y al recordar lo pasado parece que la
Memoria
Sor
de los valientes compañeros que fueron y no
i> da a sus descripciones un colorido más animado
Que si hubiesen sido escritas en una edad más tempra-
na de la vida. El tiempo, la reflexión y la tranquili-
dad acerca de lo futuro, hacían que sus ideas juveniles
te LUIS GONZÁLEZ OBÍIEGOÑ
estuviesen ya consolidadas. No tenía dudas en cuanto
a los derechos de la conquista, ni en cuanto a lo me-
recido de las penas impuestas a los infieles. El no es
más que soldado de la cruz, y los que murieron a su
lado, los reputa por mártires de la fe. "¿Dónde están
"mis amigos? —pregunta— han caído en el campo de
"batalla, o han sido devorados por los caníbales, o
"han servido de pasto a fieras encerradas en jaulas.
"Sus restos debieron haber sido guardados bajo de mar-
"moles donde estuviesen inscritas sus proezas: sus
"nombres debieran perpetuarse en letras de oro, por-
"que murieron en el servicio de Dios y de su rey, y por
"dar luz a los que vivían en las tinieblas de la infide-
lidad y también por adquirir las riquezas que la ma-
"yor parte de los hombres codician:' Este último mo-
tivo, del cual habla rara vez y por incidente, es de pre-
sumir que impulsaba a los conquistadores con más
fuerza que los dos primeros. Bernal Díaz nos ofrece en
su Historia una muestra de ese candor que hace tan
encantadoras las crónicas antiguas y que sin conocerlo
el historiador, descubre su pecho y lo pone enteramen-
te abierto a la vista del lector.
"Parecerá cosa extraordinaria que después de tan-
to tiempo, aún haya conservado fresco el recuerdo de
los pasados acontecimientos; pero debemos considerar
que eran tan romancescos y raros, que debían hacer
una impresión muy profunda en una imaginación jo-
ven y ardiente. Probablemente los había oído y con-
tado mil veces a sus parientes y amigos, por manera
que le serían tan familiares como el sitio de Troya al
rapsodista griego, o como las interminables aventuras
de Sir Lancelot y de Sir Gawain al menestral nor-
mando. Disponer esta narración en forma de historia,
no era, pues, más que repetirla de una manera nueva.
"El mérito literario de la obra es muy escaso,
como es de esperar atendida la clase de escritor. Este
no tiene arte ni siquiera para disimular su vanidad,
que rebosa de un modo ridículo a cada página de su
obra.
CRONISTAS E HISTORIADORES 78

"Sin embargo, se le puede perdonar al ver que


en vez de despreciar el mérito ajeno, lo reconoce y ala-
ba, y que su vanidad es más bien efecto de su esclavo
candor. Por otra parte, él confiesa francamente este
defecto, si bien lo excusa: "Cuando acabé de escribir
"mi historia —dice— la entregué a dos licenciados que
"tenían mucha curiosidad de leerla, y a los cuales res-
petaba yo tanto como un hombre rudo e ignorante
]]debe respetar a dos literatos. Al mismo tiempo les ro-
"gué que no hiciesen ninguna alteración en el manus-
crito, pues todo lo que allí se hallaba estaba escrito
*|de buena fe. Luego que leyeron mi historia, pondera-
r o n lo maravilloso de mi memoria: dijéronme que
"estaba escrita en buen castellano antiguo; pero sin
"ninguna de las flores ni adornos que tanto acostum-
braban nuestros buenos escritores. Al mismo tiempo
"me advirtieron que mi obra sería mucho mejor si no
'^hubiese yo tomado por mi cuenta, sino que hubiese
^dejado a otros el cuidado de alabarme a mí mismo
*y de alabar a mis compañeros; a lo que les contesté
^Que era común y corriente que los vecinos y compa-
ñeros se alabasen los unos a los otros, y que si no
^hablábamos bien de nosotros ¿quién había de hacer-
Jo? Demás que nadie había presenciado nuestras ba-
tallas y nuestras proezas, si no eran las nubes del
^ cielo y las aves que volaban por sobre nuestras ca-
lzas."
"No obstante los elogios de los licenciados en lo
tocante al buen estilo, éste es demasiado pedestre,
abunda en barbarismos y a veces está sazonado con
chistes propios de un cuartel; sin embargo, tiene el
perito de expresar muy claramente los pensamientos
*W autor, y de ser muy acomodado a la sencillez de su
Cárter. La obra está dispuesta con menos cuidado
^ esmero que el ordinario entre las de su género, y
«bunda en esas repeticiones y digresiones que acos-
Ux
^bran los hombres vulgares al contar sus cosas. Pe-
f° es inútil criticar según las reglas del arte a un escri-
0r
que las ignoraba completamente, y más atendiendo,
74 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
por otra parte, a que su obra será leída y releída por
ios literatos y estudiosos, a pesar de ios defectos de
que adolece, mientras que las composiciones de escri-
tores más clásicos dormirán tranquilamente.
"¿En qué consiste, entonces, el encanto de la His-
toria de Bernal Díaz? En el espíritu de verdad que la
anima; en que nos presenta las situaciones tales cuales
eran, y los sentimientos tales cuales existían en el co-
razón del escritor. Este es el mérito de su Historia;
mérito que frecuentemente tienen las obras de los
que, siendo ignorantes, se cuidan tan sólo de referir
los sucesos, y de que carecen las de esos consumados
y fastidiosos literatos que sólo piensan en el modo
de expresarse."

NUMERO 6
Otras noticias de Bernal Díaz del Castillo, y de sus
retratos
El año de 1894, y bajo el título de El Capitán
Bernal Díaz del Castillo, cronista y conquistador de
Nueva España, publiqué cuantas noticias biográficas
y bibliográficas suyas pude encontrar en libros impre-
sos o en manuscritos y habiéndoselas enviado a mi eru-
dito y respetable amigo, el señor don Francisco del
Paso y Troncoso, tuvo la bondad de favorecerme con
la siguiente Nota que ahora imprimo, relativa a unos
deudos del célebre soldado y simpático historiador:
"En la Biblioteca Bodleiana de Oxford, sección
de MSS., hay uno perteneciente a la colección Rawlin-
son, el cual Ms. tiene la signatura Cod. Rawl D. 581-
Es un Códice de poco más de 50 folios, con letra de
fines del siglo XVII; y todo él queda lleno con un a
Información del Capitán D. Antonio de Arango, veci-
no de México; la cual se hizo con motivo de solicitud
que presentó el dicho sujeto, en 21 febrero 1699, &}
señor Lie. D. Femando López Ursino, Alcalde del Cri-
men más antiguo, y Juez de Provincia de México*.
CRONISTAS E HISTORIADORES 75

para acreditar los servicios que había prestado en el


distrito de la Audiencia de Guatemala. En esa infor-
mación aparecen noticias de dos personas que vivie-
ron en la provincia de Nicaragua durante la segunda
mitad del siglo XVII, y que, por sus nombres, hay
vehementes indicios de que fueran descendientes del fa-
moso capitán y cronista Bemal Díaz del Castillo.

D. Felipe Díaz del Castillo


Es la primera, y extracto literalmente cuanto le
concierne porque da idea de sus ocupaciones, de la
modesta retribución que se le daba, y apunta la fecha
exacta de su fallecimiento. Está en el folio 12 vuelto
del Códice, con motivo de haber sido nombrado el ca-
pitán D. Antonio de Arango para los empleos que
desempeñó en el Castillo de la Concepción del Río de
San Juan, por el Capitán de Caballos Corazas D. An-
tonio Coello y Aguilera, Gobernador y Teniente de
Capitán General de la Provincia de Nicaragua. El
nombramiento lleva la fecha de 16 de julio de 1680,
y las cláusulas que hacen al caso van a continuación:
"Por quanto estando en el exercicio de Proueedor Ge-
neral del Castillo de la Concepción del Río de S. Juan,
y Cappitan de la Saia de Armas de esta Ciudad de
Granada el Cappitan £>, Phelipe Dias del Castillo, que
te obtenía por título despachado por su Señoría el Se-
ñor Lizdo. Don Lope de Sierra Ossorio del Consejo
de su Magestad Presidente Gouernador y Cappitan
General de la Real Audiencia de Guatemala, y a los
diez dias de este presente mes y año de la fecha fa-
lleció y pasó de esta presente vida por cuya razón se
halla dicha Plaza sin persona que la asista, y cuide
^e la prouición del dho. Castillo y tenencia de dicha
Sala de Armas. Y porque conuiene que aya Persona
que a vno y otro asista y que esta sea tal qual con-
tiene para dho. efecto; Porque en la del Cappitan
Antonio de Arango concurren las calidades necesarias
Para vno y otro exercicio, Por el presente Propongo
76 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
a su Señoría dho. Señor Presidente al suso dho. para
que sea seruido ocuparle en dhos. cargos según y en
la forma que le obtuvo y exerció el dho. Cappitan Don
Phelipe Dias del Castillo con el sueldo de veinte y cin-
co pesos al mes por tal Proueedor y quince por el
cuidado de la Sala de Armas y Casa en que tener y
recoger lo tocante y perteneciente a bastimentos, ar-
mas, Munisiones y demás cosas, que huuieren de en-
trar en su poder;" etc.

D. Alonso del Castillo y Guzmán


Es el segundo descendiente probable del cronista
conquistador. Era Regidor de la Ciudad de Granada
por los años 1678 a 1680 y certifica, en unión de los
demás Capitulares, la firma del Capitán Mateo Hur-
tado de Mendoza en documentos que Arango presen-
taba y en los cuales consta que comenzó (Arango) su
carrera militar de soldado arcabucero y la siguió de
mosquetero (folio 16 bis).—Nueva firma del Regidor
don Alonso del Castillo y Guzmán hay en el folio 51,
donde, con los demás del Regimiento y Cabildo de
Granada, certifica la firma del Capitán Coello, ya
nombrado, que acreditaba el arrojo de Arango al que-
mar una fragata y otras embarcaciones del rey en la
laguna y a vista casi de los filibusteros que habían
invadido la ciudad de Granada; impidiendo así que se
hicieran dueños de toda la laguna y expugnaran el
Castillo de la Concepción. El Cabildo de Granada ex-
tendió su certificación con fecha del 14 de noviembre
de 1686/'

Y ya que hemos dado las noticias anteriores,


aprovechamos la presente oportunidad para consignar
algunos datos acerca del retrato de Bernal Díaz del
Castillo que se publicó hace algún tiempo en el Amer-
ican Historical record, acompañado de las siguientes
líneas firmadas por el profesor Valentini:
CRONISTAS E HISTORIADORES 77

"Hemos sacado fiel y cuidadosamente este retrato,


dice, de un antiguo grabado que se encontró en un
ejemplar de la Historia del Reino de Guatemala, por
Juarros, en el cual había sido pegado por la mano
del difuntto Dr. Padillo, coleccionador muy ilustrado
de curiosidades y libros de Centro América, Después
de su muerte fueron comprados todos sus objetos por
la Universidad de la capital de Guatemala. No pudi-
mos investigar cómo vino el retrato a poder del Dr. Pa-
dillo, pero la firma del conquistador es idéntica a la
que existen en el manuscrito de su obra, que se con-
serva en el Cabildo de la ciudad arriba mencionada.
Así, pues, podemos por ahora confiar en su autentici-
dad, hasta que se disipe toda duda por el descubri-
miento del original que se haya tomado: probablemen-
te alguna pintura al óleo.
"En cuanto al escudo de armas de Diez del Cas-
tillo que aparece al lado del retrato, nos permitió bon-
dadosamente sacar una copia de él la señora doña Ma-
rta Josefa Diez del Castillo Batres, vecina de la ciu-
dad de Guatemala, y último descendiente directo del
famoso conquistador. Esta apreciable señora nos dio
muchos datos preciosos concernientes a la genealogía
* su antecesor castellano. La casa de los Diez, nos
dijo, estaba en las montañas de Burgos; su castillo
situado en Hontanares, dominando el valle de Toranzo.
^Igún rey de España les había concedido, como em-
perna heráldico de su fidelidad a la corona, dos sa-
buesos que pueden distinguirse atadost a la entrada
del castillo. Ella también nos manifestó, con plena
^rtidumbre, que Bernai Diez vivió casado con doña
Teresa Becerra, hija de otro conquistador: don Bar-
tolomé Becerra; y nos refirió también que solamente
P°r ignorancia los autores habían corrompido el nom-
bre de su familia en "Díaz," siendo el nombre genuino
Uíez" del Castillo, esto es, los Diez del Castillo."
t 3} r eent r a t ao c Que publicó el Prof. Valentini, figura
jfmbién
ael
. * °pia fotográfica del manuscrito de Díaz
Castillo, con que obsequió el Gobierno de Guate-
78 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
mala al de México en 1892 y que se conserva en nues-
tra Biblioteca Nacional.
Posterior mente, este mismo retrato, fué reprodu-
cido por D. Genaro García en su edición de la obra
de Díaz del Castillo y lo propio se hizo por los eru-
ditos editores de la impresión guatemaltense de 1933-
1934.
El 18 de diciembre de 1910, publicamos en el se-
manario "Arte y Letras," una carta humorística e ilus-
trada con dos grabados, en la que refutamos la auten-
ticidad de ese retrato, pues no es otra cosa que la re-
producción de otro del caballero Guillermo de Launoy,
que aparejó en la obra intitulada "Los Alrededores
de París/' traducida y reimpresa en México por D.
Ignacio Cumplido, el año de 1854, en cuya página
491 se puede ver la efigie del citado Launoy.
Años después un amigo mío envió mi carta pu-
blicada en "Arte y Letras," al señor don Antonio Ba-
tres Jáuregui, descendiente de Bernal Díaz del Casti-
llo, quien con fecha 24 de mayo de 1921, y escrita en
Guatemala, le elijo entre otras cosas lo siguiente, re-
firiéndose al retrato apócrifo de Díaz del Castillo:
"He gozado verdaderamente con la copia de la
carta de Bernal Díaz del Castillo, sorprendiéndose del
retrato que apareció como de él, en la edición de su
Historia, editada por don Genaro García. Ese artículo
humorístico, del notable historiador y literato don Luis
González Obregón, es primoroso. Yo nunca creí que
el tal retrato fuera auténtico, porque Bernal era de
hermosa presencia, y el apócrifo resulta un chato feo
y cabezón, ni más ni menos que el caballero francés,
Guillermo Launoy. Fué el doctor don Mariano Padilla
(no Padillo) quien, en un tomo de la historia de Jua-
rros, pegó con goma, equivocadamente, la efigie del
galo, creyendo que era la del compañero de Cortés.
Así se escribe la historia; y así fué engañado Valentiní,
y el señor García, Ya yo pegué, en el tomo primero de
la Verídica Historia, imprentado por dicho don Gena-
CRONISTAS E HISTORIADOPwES 79

ro, la carta de mi célebre progenitor, para que conste


lo apócrifo del retrato."
En cuanto al que publicó D. Niceto de Zamaco¡s,
en su Historia General de México, basta verlo para
juzgarlo como dibujado de pura imaginación.

NUMERO 7
Reales cédulas a favor de Berrtál Díaz del Castillo
El señor don Francisco del Paso y Troncoso, en-
contró también en el Archivo de Indias, varias cédulas
relativas
a
a solicitud de gracias y mercedes, eme h'20
l rey el viejo conquistador Bernal Díaz del Castillo.
el
Las mencionadas cédulas, las insertó íntegras en
Tomo VIII. Núm. 4 de la 4a. Enoca de Jos Anales
f**l- Museo Nacional el erudito escritor D. José de J.
Núñez y Domínguez.
En la primera cédula, fechada en Valladolid a 24
tfe e
enero de 1551, se le concedió a Día:: del Castillo,
£ le eximiera del pago de derechos de almojarifazgo
hasta por 500 pesos, para todo lo que llevara a Gua-
temala, para provecho de su persona y casa.
• Con la m^snia fecha, la reina le dio permiso para
*per a Guatemala tres asnos garañones, libres de todo
brecho.
s
Con igual fecha, se ordenó al Presidente y oido-
¡J de Ja Audiencia Real de Guatemala, se le hiciera
•Jterced
as
de buenos corregimientos a la persona que se
ara con una hija de Díaz del Castillo.
Con fecha 20 de abril del propio año. se le dio
J*ueva
r
Ucencia, para introducir en Guatemala otros
[l 0es
s
asnos garañones, bajo las mismas exenciones que
Primeros.
i
Las cédulas fechadas los días 24 de enero, 31 del
p smo mes y 28 de febrero, del citado año de 1551,
* Reina Gobernadora, recomendaba a las autoridades
q
^ Guatemala, que tanto a los deudos de Díaz del Cas-
80 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
tillo como a él se les ayudara y favoreciera con car-
gos, en atención a los servicios que había prestado co-
mo conquistador de la Nueva España y visitador de
las provincias y villas de Cuazacualcos y Tabasco, de
las cuales parece haber hecho descripciones, en tiem-
po de la primera Audiencia de México siendo presi-
dente de ella don Sebastián Ramírez de Fuenleal.
Por último, la cédula que lleva fecha 28 de fe-
brero del tantas veces citado año de 1551, se concedió
licencia por seis años, a Bernal Díaz y a dos de sus
criados para usar armas en defensa de su persona,
pues temía ser atacado por algunos enemigos suyos,
lo que prueba que el viejo soldado, que tanto alarde
había hecho de hallarse en más de cien batallas, ya
por entonces le faltaban bríos, porque su solicitud no
se concretaba sólo a portar armas defensivas, sino tam-
bién ofensivas y a que lo anduviesen acompañando,
como guardias, dos de sus criados.
El Abate Francisco Javier Clavijero
NOTICIAS BIO-BIBLIOGRAFICAS

A NTES de la publicación de la Storia Antica del


Messico por Clavijero, nuestra literatura histó-
rica no contaba sino las crónicas más o menos
extensas escritas por religiosos o seculares, pero que no
presentaban el cuadro completo de la civilización me-
xicana; y las que más se acercaban a reproducir el
cuadro, eran la Monarquía Indiana, de Fray Juan de
Torquemada, o el resumen que publicó, con el título
de Teatro Mexicano, el P. Fray Agustín de Vetancourt.
Teníamos obras que han sido y serán fuentes va-
liosísimas de la historia antigua y de la Conquista;
Por ejemplo, las de Motolinía y Sahagún, Duran y Te-
zozómoc, Chimalpám e Ixtlilxóchitl, Hernán Cortés y
™ Conquistador Anónimo, López de Gomara y Díaz
°kl Castillo y muchísimos fragmentos de otras cróni-
cas que, como la de Cervantes de Salazar, reprodujo
Antonio ^ e Herrera en las famosas Décadas; pero una
°kra que con excelente método, aceptable crítica y
electa erudición; limpia de fastidiosos textos bíblicos
9'de citas de autores clásicos y profanos, y que en es-
tilo elegante, trazara el cuadro completo de la civili-
^ción indígena y de la conquista hispánica, no la tu-
Y^os sino hasta la aparición de la Storia Antica del
Messico.
t Bien iniciado Clavijero, desde su niñez y juven-
u
d, en el conocimiento del país y de los habitantes,
J* el de las producciones naturales y en el de los idio-
í*ps indígenas, que aprendiera de viva voz en los pue-
io
s donde vivió tantos años; bien iniciado con la
cortada y diaria observación, del carácter y costum-
re
§ de los naturales, pudo después perfeccionar los
84 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
estudios prácticos, con la lectura atenta y reflexiva de
nuestras crónicas primitivas y de los historiadores mo-
dernos, contemporáneos suyos, y con la interpretación,
ias más veces feliz;, que hizo también de los misterio-
sos códices jeroglíficos, exhumados por él en archivos
y bibliotecas de México y de Italia.
Así pret>aró la tela del gran cuadro de su Storia
Antica del Messico, pleno de luz y de colorido, como
fruto de la ardiente imaginación de un costeño y de
la cultura clásica que había adcmirido en el estudio de
las humanidades v ñor las aptitudes demostradas en
la posesión de lenguas muertas o habladas todavía.
Claviiero enumeró minuciosamente con someros
tuicios. previa la atenta lectura de los libros o la in-
terpretación de los códices, a cada uno de los autores
v pinturas jeroglíficas que pudo estudiar para escribir
la historia que tanto renombre le ha dado: describió
el Anáhuac en relaaón con la tierra, el clima, la oro-
grafía v la hidrooraffa y mencionó una a una las pro-
ducciones naturales. No se concretó a la vida externa
v política de las tribus primitivas v de los antiguos
aztecas o mexicanos: penetró en la vida interna, y tod°
lo estudió v analizó, idiomas, religión, gobierno, mili-
cia, ciencias, artes y costumbres.
En las Disertaciones croe añadió a la Historia*
ocupóse en dilucidar los puntos más obscuros o con-
trovertibles: con gran iuicio y erudición desvaneció
conseias propaladas de buena o mala fe por autores
extranjeros, e intentó resolver problemas escabrosos»
con sobra de doctrinas y talento no comunes.
Fué Claviiero el primero en fijar la cronología
de los pueblos indígenas de México, de un modo ra-
zonable y nuevo, y sus minuciosas y fundadas inves-
tigaciones han sido la base para los posteriores estu-
dios de nuestros arqueólogos modernos.
Quizá el patriotismo sincero e ingenuo, acrecen-
tado por el exilio y la nostalgia, contribuyeron a flPÍ*
fl viera con cristales de aumento muchas cosas t&m
núsculas o que no existían; quizá las creencias retí-
CRONISTAS E HISTORIADORES 85

giosas y la influencia de los escritos de Sigüenza y


Gongora, que como la mayoría de los autores antiguos
trataba de relacionar leyendas bíblicas y tradiciones
indígenas, también contribuyeron muchísimo a que
fantaseara en sus interpretaciones, como hallar la re-
presentación del Diluvio y la dispersión de las lenguas
en jeroglíficos que sólo se refieren a la peregrinación
de los aztecas por el Valle de México; quizá, traspa-
sando los límites del severo y frío criterio del histo-
riador, llegó a empuñar la candente pluma del pole-
mista, cuando refuta los errores de Robertson, Raynal,
Í W y de otros escritores, a fin de vindicar a sus com-
patriotas; quizá por este ostensible designio, podría
tenerse por sospechosa su imparcialidad, pero como
juzga muy bien Prescott: "en el conjunto de la obra
Parece haber conducido la discusión con buena fe; y
si
c
llevado de su celo nacional ha recargado la pintura
on brillantes colores, se le hallará mucho más mo-
derado en esta línea que los que le han precedido; al
Paso que aplica juiciosos principios de crítica, de que
aquéllos eran incapaces."
Sl
Que el culto al estudio y la modestia le caracterizó
r
^mpre, es indudable. A millares de leguas de la pa-
|laia, privado de manuscritos que aquí había leído, con
$ pocas economías que hiciera a costa de íntimos sa-
crificios, y no satisfecho con las obras que poseía, corn-
e Uea y encarga todos los libros que sobre el asunto en
9 se ocupaba habíanse publicado; recorre con empe-
n
° extraordinario cuantas bibliotecas y archivos pudie-
^ s darle
a
materiales luminosos, y en no pocas ocasio-
*^> pie camina hasta veinte millas para ir a visitar
j^mon
era su costumbre, las ciudades de Florencia, Mi-
* . Roma, Ñapóles o Venecia, ctín el único fin de
^sultar
e
una obra o resolver una duda. Y no fiándo-
j de sus propias opiniones, estudia, consulta y admite
«s
l ar
correcciones que le hacen; e imposibilitado de pu-
J *j su obra en la lengua nativa, no desmaya; se re-
ueiye
s
a traducirla para que no queden infructuosas
tareas, "y la sujeta previamente a la censura de per-
86 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
sonas ilustradas que corrigiesen los defectos en que
por su calidad de extranjero hubiese podido incurrir."
La forma de la historia es amena; no cansa, por
ser su lenguaje puro y correcto; al contrario de lo que
comúnmente hacían y hacen los historiadores muy eru-
ditos o muy literarios, no improvisa arengas a lo Tito
Livio, ni sacrifica la precisión y exactitud de lo que
escribe para hermosearlo con frases dulzonas o ver-
bosas, a lo Solís; lee de antemano, asimílase conoci-
mientos, y en estilo propio narra o juzga, pero sin
dejar tampoco de apoyar con oportunas autoridades
los hechos y los juicios.
Tantos méritos y virtudes, de fondo y forma, de
rectitud y modestia, han dado a Clavijero la universal
popularidad que es manifiesta en las versiones que se
han hecho de su obra y en las repetidas reimpresiones
del texto castellano.
Pero es tiempo ya de que digamos algo de su vida,
enumeremos sus escritos y ediciones, y consignemos
otras noticias que ilustren la presente flamante edición
de su Storia Aníica del Messico.
1

BIOGRAFÍA

De familia ilustre descendía el abate D, Francisco


Javier Clavijero, distinguido patriota, historiador, po-
ligloto y naturalista que gozó en su siglo y goza toda-
vía de justa fama. Su padre, Blas Clavijero, era na-
tural de la ciudad de León en España, se había edu-
cado con esmero en París, y cuando residía después
en Madrid, fué agraciado para venir a México con el
gobierno de las alcaldías mayores de Tetzuitlán y
Xicayan en la Mixteca, que le consiguió el Duque
de Medinacelli. La madre, María Isabel Echeagaray,
era de origen vizcaíno y célebre por haber contado
entre sus deudos, a políticos y militares que desempe-
ñaron altos empleos públicos, pues nada menos que
una sobrina suya, la Excma. señora doña Francisca
Javiera Echeagaray de Garibay, llegó a ser virreina
de México.
La cuna de nuestro historiador fué el puerto de
Veracruz, donde nació el día 9 de septiembre de 1731,
y fué el tercer hijo de once que procrearon D. Blas
y doña Isabel. Crióse y recibió la primera educación
e
instrucción en los pueblos sujetos a las alcaldías que
gobernaba el señor su padre, recibiendo de éste, al
Par que ilustración esmerada, lecciones de exquisita
cortesía, logrando señalarse siempre por las finezas
V maneras en el trato.
La vida campesina, que desde tierna edad llevó
e
n aquellos lugares, le hizo adquirir conocimientos
Prácticos en historia natural El roce cotidiano con los
indios de los pueblos en que desempeñaba el padre el
88 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
empleo de subdelegado, con gran afecto de ellos por
su acierto en la manera de gobernarlos y la benevo-
lencia con que los trataba, proporcionaron a Clavijero
facilidades para el aprendizaje de las lenguas indíge-
nas, para la observación de las costumbres y para que
los propios indios le demostraran la gratitud que te-
nían a su padre. Con este fin, le ofrecían las más
hermosas flores, le obsequiaban los más raros anima-
les y le conducían con frecuencia "a los sitios más
amenos de la comarca, para hacerle gozar de sus vistas
y paisajes encantadores; despertando en él así desde
la infancia, el gusto por las bellezas de la patria, el
deseo de conocer su historia antigua y un amor puro
y sincero a sus conciudadanos/'
Estudió latín en el Colegio de San Jerónimo y
filosofía y teología en el de San Ignacio de la ciudad
de la Puebla de los Angeles. Instruido en las obras
de los grandes matemáticos, no descuidó la lengua na-
tal, y a los diez y siete años recitaba de memoria los
trozos más selectos de muchos clásicos castellanos,
amenizando además su consagración a las ciencias
exactas, físicas y naturales, con el cultivo de la músi-
ca, que le enseñó su propia madre. Cuando hacía estos
preparativos en su carrera literaria, resolvió entrar de
novicio en la Compañía de Jesús y vistió en Tepot-
zotlán la sotana el 13 de febrero de 1748.
Ya profeso, en los colegios de la religión que
había abrazado, recibió de un jesuíta alemán lecciones
de hebreo y griego; perfeccionó el conocimiento que
había adquirido de las principales lenguas europeas,
y a la vez que hablaba y escribía los idiomas náhuatl,
otomí y mixteco; adquirió nociones gramaticales en
otros veinte idiomas y dialectos del país, y se ensayaba
Un joven tan culto, tan inteligente y tan sabio,
no podía menos que consagrarse con especialidad a
la filosofía, para guiarse en los estudios y establecer
en ellos componiendo oraciones cristianas y poesías
inspiradas, que con feliz memoria, declamaba fácil y
elegantemente.
CRONISTAS E HISTORIADORES 89

nuevos métodos de enseñanza, en los colegios en que


se le confiaran varias cátedras; pero hubo de leer en
lo privado y en secreto a Regís y a Duhamel, a Car-
tesio y a Newton, a Purchor y a Gassendi, a Leibnitz
y a otros filósofos, porque como dice un escritor, a la
mitad del siglo XVIII en México aún se tenía por
peligrosa, con el fin de mantener incólumes las creen-
cias católicas, apostólicas, romanas, la lectura de las
obras de aquellos insignes pensadores.
Empero, convencido de la conveniencia de refor-
mar los métodos y de implantar los más racionales,
atrevióse a iniciar los proyectos que había concebido,
en un escrito o representación, que siendo prefecto de
estudios en el Colegio más antiguo de San Ildefonso
de México, dirigió al Padre Juan Baltazar, individuo
de nacionalidad alemana, que a la sazón era Provin-
cial de la Compañía de Jesús, en México, y Rector
que había sido del Colegio de Parma, en Italia.
No sin desconocer los talentos del joven catedrá-
tico, ni sin dejar de convenir en lo razonable de lo que
en su discurso había escrito, con franqueza, mas con
el temor que impone toda adopción de lo que se juz-
ga peligroso, dijo el medroso Superior al atrevido Pre-
fecto:
-Tienes razón en cuanto expones; pero no es
tiempo de hacer novedades; yo te relevo del empleo,
para que no violentes tus sentimientos, ni atormentes
tu conciencia.
No obstante, Clavijero, que no podía contener los
audaces intentos suyos de introducir innovaciones en
Jos vetustos métodos, cuando fué profesor en los co-
legios de Valladolid, hoy Morelia, y de Guadalajara,
entonces capital del Reino de la Nueva Galicia, "se
arrojó a desmontar la intrincada maleza del peripatis-
tyOf dictando a sus discípulos una filosofía escolástica
tt&s racional/* mereciendo que todo ello le fuese apro-
bado en la visita que hizo a los colegios el Provincial
francisco Ceballos, quien, al presentarse en el Cole-
r o de la capital de Michoacán, "felicitó al Mabillón
00 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
mexicano por sus sabias innovaciones, y le alentó pa-
ra que acabase de ahuyentar los errores sistemados a
que antes se daba el honroso nombre de filosofía."
"Del mismo modo —d^ee el biógrafo que copia-
mos aquí— sacudió las trabas que oprimían la elo-
cuencia, principalmente la del pulpito» y rasgó la nie-
bla que ofuscaba el estudio de las bellas letras. En ca-
si todas las composiciones que se publicaban en la
Península y en la América Española» no se hallaba
más que una prosa versificada, pensamientos vanos y
extravagantes y una impertinente e indigesta erudición;
mas Clavijero, tanto en sus primeros opúsculos, como
en sus obras posteriores, no quiso ostentar sus varia-
das lecturas ni sus profundos conocimientos de los
clásicos antiguos; pero probó que sabía pensar,"
En efecto, ya queda referido lo que practicó en
el Colegio más antiguo de San Ildefonso: La Exposi-
ción que redactó entonces, fué reforzada con firmes
argumentos. Sin descuidar el culto por lo bello, com-
puso también un sólido discurso con objeto de extir-
par el hueco e hinchado estilo de los gerundianos pre-
dicadores; "y para más robustecerlo, lo añadió a la
traducción que acababa de hacer de una carta de San
Francisco de Sales, dirigida al mismo objeto. Poco
tiempo después escribió el Diálogo entre Fílateles y
Palcófilo, en donde demostró la inutilidad de la filoso-
fía antigua y la importancia de la moderna y experi-
mental/'
En estas tareas literarias, que enalteció con los
ejercicios de sacerdote caritativo y ejemplar, le sor-
prendió el decreto de expulsión de los individuos de
la Compañía de Jesús, cuando desempeñaba en el Co-
legio de Guadalajara la prefectura "de la Buena Muer-
te" y el cargo de confesor de los novicios.
Llevado a Veracruz, juntamente con muchos de
sus compañeros en religión y en padecimientos, fué
embarcado el 25 de octubre de 1767 a bordo del pa-
quebot llamado Nuestra Señora del Rosario de Torren-
tegui; pero al abandonar la tierra nativa, cayó en-
CRONISTAS E HISTORIADORES $1
ferino de gravedad en el navio que lo conducía a La
Habana, y se vio obligado a permanecer allí. Ya fuera
de peligro, prosiguió el forzado viaje, sembrado de mu-
chas tempestades y penas, que fueron dulcificadas por
su pasión a! estudio, pues en medio de los sufrimien-
tos de aquel inesperado viaje, mas agravados por los
males físicos y morales que padecía, dedicóse con te-
zón a la náutica, y perfecciono sus conocimientos en
física y astronomía, preguntando unas veces a los prác-
ticos de la tripulación o guiándose otras por sus pro-
pias observaciones*
Llegó por fin a la capital de Ferrara, donde fué
muy bien recibido por el conde Aqueles Crispo y por
su hijo Benito, que le franquearon durante su per-
manencia en aquella ciudad, casa cómoda y selecta
biblioteca en el palacio que habitaban.
Clavijero fué desde entonces muy conocido y
aplaudido por su vasta instrucción eclesiástica y cien-
tífica y por su erudición en las letras y en la historia.
Corrió su fama por todo el reino, y a! fijar por últi-
mo su residencia en Bolonia, recibió el consuelo, aun-
Que lejos de México, de tener compañeros de infortu-
no tan ilustres como Abad y Alegre, como Cavo y
Janeiro, como Castro y Márquez, que tanto como él
¡* distinguieron honrando a la patria con sus obras y
atendiéndola de injustas calumnias.
Las bibliotecas privadas —refiere uno de los tes-
nfhv d e a < l u e U o s triunfos— le abrían sus puertas, las
Publicas se honraban con vsu presencia, los jóvenes
«prendían sus doctrinas, los sabios ansiaban su con-
versación y todos le oían admirados; y Bolonia, tea-
ro
entonces de la ilustración, gozábase en abrigar bajo
Fundó una Academia literaria, invitando a los
us muros hospitalarios al ilustre proscrito,
Ríñanos y conterráneos que allí residían por medio
un Plan, que al decir de los que lo conocieron, era
igno
m
de Quintiliano, VeruJamio, Mabillón y Rollin; y
sí ^desta casa, donde reunía los académicos, fué de-
'gnada comúnmente por Casa de la Sabiduría.
92 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

Allí comenzó a escribir su obra capital, la Historia


Antigua de México, que había de ser la base y funda-
mento de su universal reputación en el mundo de las
letras.
Desde antes de partir a Europa, la íntima amis-
tad que tuvo con el P. Campoy, le proporcionó el co-
nocimiento del rico tesoro que se conservaba en la bi-
blioteca del Colegio de San Pedro y San Pablo de la
ciudad de México, consistente, en la interesante y co-
piosa colección de documentos mexicanos, que había
reunido el célebre anticuario D. Carlos de Sigüenza
y Góngora*
Clavijero estudió uno a uno todos esos documen-
tos, se instruyó profundamente en la interpretación de
los jeroglíficos indígenas, y con las observaciones per-
sonales que había hecho de éstos y el conocimiento
que tenía de muchas lenguas desde temprana edad,
en los pueblos que regenteó su padre, pudo ya en Italia
escribir, como escribió, sobre nuestra historia antigua;
decidiéndolo más a ella, cuando pudo leer los errores
y calumnias consignados en las obras que en su tiem-
po habían publicado el prusiano Paw, el francés Buf-
fon, el inglés Robertson y otros extranjeros como Ray-
nal y Gage.
Pero el mismo Clavijero, nos ha dejado detalles
minuciosos de por qué y cómo escribió su Historia
Antigua, en la dedicatoria y prólogo que la preceden
y en la carta que dirigió al historiador D. Mariano
Fernández de Echeverría y Veytia, al saber que este
distinguido escritor, también había puesto manos en
el mismo asunto:
"Bolonia y marzo 25 de 1778.
"Muy señor mío: aunque no he tenido la fortuna
de conocer a Ud. sino sus fatigas literarias, me es-
timulaba en tan grande distancia a escribirle, el común
celo de la patria que me anima, y la uniformidad de
ia materia en que ambos trabajamos. Uno y otro en-e
tendemos en la historia de ese Reino: Ud., según rn
CRONISTAS E HISTORIADORES 93

han informado, en la Historia General de la Nueva


España, y yo en la antigua de México, que necesaria-
mente estará comprendida en la de Ud. Emprendí es-
ta obra por servir en lo que pudiese a mi patria, y por
divertir honestamente el ocio desabrido de mi destierro:
el trabajo ha sido imponderable, porque primeramente
fué menester solicitar los libros necesarios aquí, en Fe-
rrara, en Venecia, en Genova, en Roma, en Francia y
en España, y sustraer de mis alimentos lo que había
de emplear en adquirirlos; pero ha sido tal mi dili-
gencia, que apenas se ha publicado libro concernien-
te a las antigüedades de México, o por nuestros nacio-
nales o por los extranjeros, que yo no haya estudiado.
A mAs de las obras impresas, me he aprovechado de
noticia*! adquiridas en las historias manuscritas de nues-
tros indios, eme se conservaban en la librería del Co-
legio Máximo de México, y de sus mismas pinturas,
vista* parte en ese Reino v parte anuí. Con el proliio
estudio aue he hecho de esos apredahles monumentos
de la antidtedqd mexicana, he adnuirido una compe-
tente instrucción en el método que tenían en repre-
sentar los obiptos y en conservar la memoria de Jos
sucesos, y me lisonjeo de haber avanzado más en este
punto que los historiadores aue me han precedido. Al
trabajo de allegar los materiales se siguió el de.dige-
r,
rios, combinando las relacione* frecuentemente indi-
Restas y muchas veces encontradas en nuestros auto-
res, y procurando sacar del pozo de Demócrito la ver-
dad. TJd. sabrá por su propia experiencia, mejor que
¡tinjyún otro, la dificultad oue hay en esta parte por
¡J
N
ausencia o infidelidad'de nuestros historiadores.
m
? he omitido diligencia alguna para la perfección de
* obra; he procurado la mayor pureza y propiedad
^n el lenguaje, la mayor exactitud en la ortografía,
jaa mayor concisión, la mavor claridad, y sobre todo,
* e mayor imparcialidad y fidelidad en la narración. Si
£ incurrido en algunos defectos, como no lo dudo,
r? ha sido por falta de diligencia o malicia; sino por
^casez de luces en materia tan obscura y tan difícil
94 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

Me ha sido de mucha importancia el saber la lengua


mexicana, el haber andado en buena parte del Reino,
y el haber tratado íntimamente a los indios. Tengo
ya perfectamente concluida la obra y estaría ya impre-
sa buena parte de ella, si mis facultades fueran corres-
pondientes a mis deseos; pero la impresión con las
láminas de que ya hablaré (sic), costará más de 500
pesos fuertes y yo apenas tengo lo necesario para una
vida miserable. No me pesa que no se halla impreso,
porque habiendo sabido por lo que me dijo al pasar
por aquí el Marqués de Moneada, de que Ud. tenía
ya concluido un tomo en folio de su Historia, no me
parece conveniente el dar un paso en la impresión de
ia mía, sin saber antes si su asunto está prefectamente
comprendido,
"A los tres tomos de Historia, se añadirá otro de
Disertaciones interesantes, y convenientes en la mayor
parte a la misma Historia. Estas Disertaciones, que
tengo concluidas, son ocho: la. Sobre el gran proble-
ma de la población de América; 2a. Sobre la crono-
logía de la Historia antigua, uno de los puntos más
embrollados por nuestros historiadores; 3a. Sobre la
tierra y clima de México; 4a. Sobre los animales de
México; 5a. Sobre la constitución física y moral de los
mexicanos; 6a, Sobre el número de poblaciones y
habitantes del Imperio Mexicano; 7a. Sobre la poli-
cía de los mexicanos; 8a. Sobre la religión de los me-
xicanos, comparada con la de las naciones más cultas
de Europa. Estas se dirigen especialmente a rebatir los
errores de Mr. Buffon, de Mr. Paw, de Mr, Raynal
y de otros célebres autores que promueven la degene-
ración de las plantas, animales y hombres del Nuevo
Mundo. Aun en el caso de no imprimirse mi Historia,
creo que será muy provechosa la publicación de estas
Disertaciones.
"Espero que no lleve Ud. a mal esta carta, aun-
que tan larga y mal escrita, y se complazca en ver a
un compatriota también empleado en el servicio de la
patria enmedio de las mayores tribulaciones. Suplico
CRONISTAS E HISTORIADORES 95

a lid. me conteste y comunique, si le pareciere útil


mi obra, las luces necesarias para perfeccionarla. Me
preparo a trabajar otras obras aun más útiles para la
misma patria, y entretanto pido al Señor guarde a Ud.
muchos años, y me dé vida para gozar de sus preciosas
fatigas.—Muy señor mío. B. L. M. su afectísimo ser-
vidor y capellán.—Francisco Javier Clavijero"
De intento hemos reproducido la carta anterior,
tanto porque es poco conocida, como porque en ella
el autor nos da una completa idea de su obra que a
poco de publicada fué traducida a los principales idio-
mas de Europa, y le mereció justos y entusiastas elogios
de los sabios de más reputación y de los principales
periodistas de París, Roma y Florencia.
Clavijero escribió su Historia en español, pues así
lo consigna él mismo en el prólogo, y aun se me ase-
gura existía en México hace poco el original; pero sea
que la demasiada suspicacia de la nación española, cu-
yas autoridades, según se dice, le negaron las licencias
respectivas para darla a la estampa; sea que le exigían,
como quieren otros, que borrase y enmendase ciertas
apreciaciones y opiniones manifestadas relativamente a
te conducta de los españoles en América; sea por las ma-
lvólas intrigas de un tal Diosdado, malqueriente y en-
vidioso de los méritos del autor y de la Historia; sea en
fin, por el pueril pretexto de "que fué introducido por
algunos literatos italianos, que se mostraban deseosos
ue leerla en su propio idioma"; lo cierto es, que después
de haberla escrito en castellano, tomóse el nuevo y la-
borioso empeño de traducirla a la lengua toscana, en
te que vio la luz por primera vez en el curso de los
anos de 1780 a 1781.
No olvidó, sin embargo, a su amada patria, que aun-
que lejos de los ojos siempre la tuvo en la memoria,
Para honrarla y defenderla, como pueden ser muestras,
te dedicatoria a la Universidad de México y la carta
Medita que encontró en el archivo de ella, mi amigo
el
Sr. D. Nicolás Rangel; y aprovecho la oportunidad
96 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
presente para darla a conocer, por los curiosos por-
menores que contiene. Dice así:
"limo. Señor,
"Habiendo yo enmedio de mis tribulaciones em-
prendido con gran estudio, y escrito con suma diligen-
cia y prolixidad la Historia Antigua de México, me
pareció que no debía consagrarla a otro que a V , S,
lima., porque quién más. acreedor a una obra de tal
naturaleza, que un Cuerpo tan ilustre, a cuyas luces
se ha confiado en ese Reino la Dirección de las Cien-
cias y la formación de los Sabios? Las circunstancias
en que me hallaba cuando tomé tan acertada resolu-
ción, no me permitieron el solicitar anticipadamente el
beneplácito de V. S. lima., ni creí necesario el esperar
su consentimiento para tributarle lo que por tanto le
debo. Publicóse finalmente mi Historia dedicada a la
Real y Pontificia Universidad de México, llevando en
su frente tan respetable nombre, para honra del Autor,
y recomendación de su trabajo. Publicóse en Toscano,
porque no se pudo más; pero el estar concebida en una
lengua extranjera no basta a enagenarla de V. S. lima,
ni puede perjudicar su derecho, Consta de tres tomos
en quarto, además de otro de Disertaciones, el cual
más por efecto de generosidad, que por título de obli-
gación u otro motivo, se dedicó a un célebre literato
de Italia, que temía algún detrimento en su reputación
por la justa crítica que en mi segundo tomo se hizo de
una de sus obras. La aceptación que ha tenido mi obra
en Italia, y en otros países de Europa, ha sido muy
superior a su mérito y a mi expectación. No dudo
que a pesar de los aplausos con que le han celebrado
los Doctos de Europa, contendrá varios errores, pero
tengo el consuelo de que los que descubrieren la pers-
picacia de V. S. lima., sabrá disculpar su discreción
considerando la dificultad misma de la obra, y la situa-
ción poco favorable del autor.
La guerra y otros incidentes han retardado hasta
ahora a mi Historia la fortuna de llegar a las manos
CRONISTAS E HISTORIADORES 97

de V. S. lima. D. Lino Gómez, Cura de Amecameca, y


persona de mi mayor estimación y confianza, tendrá el
honor de presentar a V. S. lima, cincuenta exemplares,
de los cuales, dos van destinados a las dos principales
cabezas de ese Cuerpo respetable, dos para la librería
pública de essas Escuelas, y los restantes para los seño-
res Catedráticos y demás miembros de esse limo. Claus-
tro a arbitrio de sus dignas Cabezas. Bien querría yo
que este corto obsequio se extendiesse a todos los seño-
res Doctores; pero la demasiada distancia, el volumen
de la obra* y otras dificultades que no se ocultan a la
comprenhensión de V. S. lima, me privan de esa satis-
facción.
e
"Dios N. vS. prospere en todo a V. S. lima, para
l aumento de las Ciencias y de la felicidad de esse
Reino. Bolonia a 29 de febrero de 1784.
De V. S. lima.,
Afectísimo Servr. y Capellán,
Francisco Javier Clavijero.—Rúbrica".

En 24 de marzo de 1786, el Rector de la mencio-


nada Universidad de México, en nombre de todos los
doctores de la misma, después de darle las gracias por
Su
grande amor a la patria, a quien había erigido con
^Historia Antigua un perdurable monumento, de-
sale que la Universidad se gloriaba en ver figurar su
jtombre colmado de tanto honor en la dedicatoria que
le
había hecho de aquella obra, cuya doctrina y vasta
^udición
er
le habían conquistado la admiración de los
Ye daderos
re
sabios; obra nunca bastante bien alabada.
luT . fería a la vez, que convocados los Doctores de la
diversidad
s
no habían podido contener su entusiasmo
^ u afecto, y que habían decidido manifestarle cuánto
^Preciaban esa gran obra, de la cual habían obsequiado
respectivamente ejemplares al Virrey, al Arzobispo, al
Regente de la Real Audiencia y a otros conspicuos Ma-
serados y que cada uno de ellos deseaba larga vida,
9^e era ornamento y decoro de aquella Escuela.
98 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

Una persona autorizada de México, en otra carta»


le refería que los elogios que se tributaban a la obra
eran tantos, y tanto el aprecio en que la tenían las
personas más caracterizadas, y tantas las cosas que le
elogiaban, que de hacerle un relato minucioso se alar-
garía mucho: que entre todas esas personas se distin-
guían el Virrey, el Regente y el Superintendente de la
Real Aduana sobre todos, porque en un escrito pro-
puso entre otras cosas que la Universidad debía ins-
cribirle en el catálogo de su Doctores con de recho a
la propina si volviese alguna vez a la Nueva España.
Pero cuando llegó esta última carta a su destino,
nuestro insigne Clavijero ya había muerto, víctima de
tenaz y prolongada dolencia, que le hizo padecer mu-
cho.
Los "continuados y violentos viajes y su vida es-
tudiosa", le hicieron contraer la enfermedad de que
sucumbió.
Volvía a Bolonia de Cesena, donde acababa de
imprimir un librito sobre la Virgen de Guadalupe, y
donde también había impreso la Historia Antigua, cuan-
do comenzó a sentirse bastante enfermo, al grado que
tardó dos días en recorrer un corto camino. Refiere
el Padre Maneiro que el mal fué agravándose, pues
no quiso llamar médicos, de cuyo arte siempre descon-
fió y temiendo que le prohibiesen leer sus amados li-
bros y le apartasen de sus favoritas ocupaciones.
Al cabo de cuatro años de penosos sufrimientos la
enfermedad se agravó tanto, que tuvo que ponerse con-
tra sus propósitos en manos de un facultativo hacia
el mes de septiembre de 1786; aunque no tomaba nunca
las medicinas si previamente no se enteraba de su com-
posición y virtudes; y a ese fin estudiaba antes de ver
al médico, que fué el famoso Dr. Jacobo Calvio, quien
salía admirado, así de la instrucción de su cliente, co-
rno de la presencia de espíritu que siempre demostraba
en tan críticas circunstancias.
El mal, que comenzó por la orina, resolvióse en
CRONISTAS E HISTORIADORES 99

"un tumor que en aquellos cuatro años se había for-


mado y crecido". Causábanle horribles dolores, tanto
el padecimiento, como las curaciones médicas; impe-
díale el tumor las funciones vitales, dañábale en el in-
terior al infeccionarlo y debilitábanle por las frecuentes
efusiones de sangre que le provocaba.
Varón religioso y sabio, recibió todos los auxilios
espirituales de la Iglesia Católica, que siempre profesó,
"y con extraordinaria piedad y resignación, descansó
en el Señor el día 2 de abril de 1787", a la edad de 55
arios, 6 meses y 24 días.
Expúsose su cadáver en el templo de San Cosme y
San Damián ele Bolonia; fué en seguida llevado y se-
pultado con toda solemnidad al de Santa Lucía, sito
en la misma ciudad, y en tan severo acto, se hizo el
elogio de sus talentos y virtudes, en hermosas y elo-
cuentes composiciones.
Muchos años después, un compatriota nuestro, D-
Agustín A. Franco, buscaba en vano los restos del ilus-
tre historiador, pero sus pesquisas no dieron más fruto
Que
c
informarle haber sido sepultado "en el sepulcro
omún de los Padres de la Compañía".
Sin embargo, con motivo de estas investigaciones,
Pudo
a
hallar un interesante documento en el archivo de
*de exparroquia de San Cosme y San Damián, la partida
l fallecimiento y entierro, que dice textualmente:
n
. "Die 2 aprilis de 1787.—R. D. Franciscus Xave-
n
us filius legitimus Joannis Clavijero, extinta Societate,
*tus in civitate dicta Vera Crux in México, ann 55,
°tefts 6., consuetis ómnibus extremis Sacramentis mu-
ni
r
fus, hora 21 hujus diei, obiit in communione S. M* E.
ehquens moestissimum fratem R. D. Ignatium, qui
5>lerrmia numera eidem exhibenda curavit. Corpus ejus
^Quenti vespere e primo Palatio Quagnani in via Cas-
Ul
onis cum funebri pompa ad Paroeciam hanc delatum,
Postquam sequenti mane, pluribus sacrificiis in ejus
jfftunae
Ue
expationem celebratis, solemnis exequiae habitae
hunt, sepulchro in eadem Parochili Ecclesia Consig-
100 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

nan dum statum fuerat, petentibus vero Fratis nomine


quibusdam extinctae societatis ad Ecclesiam Sanctae
Luciae inter tenebras delatum fuit.—Emilianus Catta-
ni.—Parochus",
Nuestro citado compatriota Agustín A. Franco,
inició entonces (1858-1860), colocar en la iglesia de
Santa Lucía una lápida u otro monumento dedicado a
la memoria del esclarecido historiador; y si logró o no
tan noble propósito lo ignoramos: sólo hemos podido
averiguar "que posteriormente otro distinguido mexica-
no, el señor D. José María Lafragua, durante su per-
manencia en Italia, movido por un sentimiento patrió-
tico, hizo colocar una lápida en el sepulcro de nuestro
eminente historiador".
II

BIBLIOGRAFÍA

A.—ESCRITOS HAGIOGRAFICOS
1.—Memorias |¡ edificantes || del || Br. D. Ma-
nuel 11 Joseph Clavigero, 11 sacerdote del obispado 11 de
"la Puebla,
~ " 11 recogidas por su 11 Hermano el P. Xa-
vier Mariano 11 Clavigero, de la Compañía de Jesusa-
Con las licenc. necessar. 11 En México: en la Oficina
nueva de 11 letra Antuerpiana, por Christóval, 11 y Don
Phelipe de Zúñiga, y Ontiveros, 11 Año de 1761.
I vol 8o.
Nótese que en este opúsculo y en el que sigue, Cla-
vijero se nombra Xavier Mariano; en efecto, así escri-
bía su nombre antes de ir a Italia, y hasta entonces
comenzó a llamarse siempre Francisco Xavier. En los
colegios donde desempeñó cátedras en la Nueva España
V
s
en los certificados que expidió a sus alumnos escribió
u nombre de dos o tres maneras diferentes.
,, 2.—Compendio 11 de la vida, 11 muerte, y milagros
£e 11 San Juan 11 Nepomuceno, j escrita en lengua
galiana. Por el P. César Calino, | de la Compañía
d
* Jesús y traducido a la castellana 11 por| j el P. Xa-
vier Mariano 11 Clavigero, de la misma 11 Compañía. 11
^Adorno). 11 Con las licencias necessarias. 11 Impreso en
México,
810
en la Imprenta del j Real, y más antiguo Cole-
de || San Ildefonso. Año de 1762.
1 vol. 8o,
,l a Como podrá observarse, ya en 1762 le era conocida
lengua italiana a Clavijero, lengua que traducía a la
102 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
sazón, y en la cual, años andando, escribiría la Historia
Antigua de México.

3.—Elogio de San Francisco Xavier. Impreso en


México, 1762.
1 voL 8o,
Este y el siguiente Elogio no los conocemos sino
por referencias de Beristáin en su Biblioteca.
4-Elogio de San Ignacio de Loyola, predicado en
la Real Audiencia de Guadalaxara. Impreso en Mé-
xico, 1766.
1 vol. 4o.

B.—OBRAS HISTÓRICAS
5.—HIST0RIA ANTIGUA DE MÉXICO
Edición en italiano
5a.) Storia Antica || Del Messico || Cavata Da'
Migliori Storici Spagnuoli, | E Da'Manoscritti, E. Da-
lle Pitture Antiche Degl' Indiani: |j Divisa in Dieci Li-
bri, 11 E Corredata di Carte Georgrafiche, 11 E di Varié
Figure; E || Dissertazioni ¡| Sulla Terra, sugli animali,
e sugli abitatori del Messico. 11 Opera | j Dell'Abate 11 D-
Francesco Saverio 11 Clavigero. 11 (Viñeta). '
In Cesena MDCCLXXX || (Línea de adorno). [I
Per Gregorio Biasini Air Insegna di Pallade || Con Li-
cenza de'Superiori,
4 vols, en 4o. mayor:
Los tres primeros están impresos en 1780 y el cuar-
to volumen en 178L Al fin del volumen tercero se in-
serta un índice General de las cosas notables contenidas
en la Historia Antigua de México, que no se ha repro-
ducido en las ediciones castellanas.
Mientras no se publique el texto original de esta
CRONISTAS E HISTORIADORES 103

Historia, que escribió en español Clavijero antes de tra-


ducirla al italiano, la mejor edición será ésta, por ser de
obra de su autor, por haberla impreso bajo su cuidado,
y por contener la lección íntegra, correcta, sin las mo-
dificaciones que le han hecho las traductores y editores
posteriores.

Ediciones Castellanas
5b.)—Historia Antigua || de || Megico: |¡ Sacada
De ¡j Los Mejores Historiadores Españoles, Y De Los
Manuscritos, | Y de | Las Pinturas Antiguas de los In-
dios; || Dividida en Diez Libros: || Adornada con Ma-
pas y Estampas, 11 E ilustrada con | Disertaciones so-
bre la Tierra, los Animales, y los Habitantes 11 de Me-
gico, || Escrita por || D. Francisco Saverio Clavigero;
Y traducida del Italiano 11 Por José Joaquín de Mo-
ra. I] Londres: || Lo publica R, Ackermann, Strand,
Y en su Establecimiento en Mégico: 11 Así mismo 11 Eri
Colombia, En Buenos Aires, Chile, Perú y Guatemala. 11
1826.
2 vols, 4o,
Primera traducción castellana que se dio a la im-
prenta, y en la que el Editor, no omitió gasto ni esmero
Para satisfacer dignamente los deseos de sus amigos. En
las estampas, no sólo se empleó un buril más fino que
el de la edición italiana, sino que se corrigieran muchos
errores.
La traducción es bastante fiel y elegante, aunque
too exenta de faltas imperdonables en un autor tan dis-
tinguido como Mora, que dejó nada menos que en la
P°rtada, nombres sin traducir como Saverio en vez de
Xavier; y por que falta la paciencia, al leer los nombres
indígenas tan bárbaramente escritos por seguir a la
Academia, aunque puede decirse en su abono, que él
nusmo confesó "haber luchado con grandes dificultades,
V no sabe si habrá tenido la dicha de vencerlas".
Discúlpelo también el amor con que demuestra su
admiración a la obra y al asunto.
104 LUIS GONZÁLEZ OBEEGON
"Por lo que hace al asunto en sí mismo, y a la obra
—dice— sería inútil cuanto podría decirse acerca de su
importancia, y del interés que debe excitar en toda cla-
se de lectores. Todo es grande, nuevo y admirable en
el cuadro de aquella nación, que en conciencia no debe-
rían llamar bárbara los que no pudieron ofrecerle como
modelos, la suavidad de sus costumbres, ni la generosi-
dad de sus miras".

5c.)—Historia Antigua || de || México y de ai


Conquista, 11 Sacada de los mejores historiadores espa-
ñoles, y de los manuscritos y pinturas de los indios ' Di-
^
vidida en diez libros: Adornada con Mapas y Estaní-
pas, E ilustrada con Disertaciones 11 Sobre la Tierra,
los Animales y los Habitantes de México Escrita
Por D. Francisco J. Clavigero, 11 Y traducida del Ita-
liano por J. Joaquín de Mora. || México: || Impren-
ta de ara, calle de la Palma, núm, 4. 11 1844.
2 vols. 4o., mayor.
Primera edición mexicana, aunque de traductor ex-
tranjero. El editor Lara hizo algunas modificaciones
a la impresión londinense de 1826. Colocó la Noticia
de los escritores de la Historia Antigua de México al
fin del volumen segundo, cuando en la original italiana
y en la de Londres que reproduce, figura al principio
de la obra, lo mismo que la Advertencia sobre medidas
de longitud, que de nada sirve aquí al lector después
de haber leído toda la obra.
En cambio, modificó la pésima ortografía seguida
por Mora en muchos nombres mexicanos, pues en el
afán de ajustarse el traductor servilmente a la Real
Academia Española, sin investigar cuáles voces se ha-
bían castellanizado y cuáles no, escribió Jochimilco pot
Xochimilco, Ijtliljóchitl por Ixtlilxóchitl y así otras mu-
chas por este tenor.
En esta primera edición mexicana se publicó el re-
trato de Clavijero y algunas otras estampas y mapas
CRONISTAS E HISTORIADORES 105
que no se contienen ni en la impresión italiana de Ce-
sena, ni en la de Londres. Esta edición es la que sirvió
como original a la Dirección General de las Bellas Ar-
tes para hacer la reimpresión el año de 1917 que estuvo
bajo el exclusivo cuidado del Departamento Editorial
tanto en la elección de formato, tipos, papel, etc., como
en la corrección de pruebas y en las variaciones orto-
gráficas que introdujo.

5d.)—Historia Antigua de Méjico, || sacada de


los 11 Mejores Historiadores Españoles, 11 Y de Manus-
critos 11 Y Pinturas Antiguas de los Indios. | Dividida
en diez libros. Adornada 11 de Cartas Geográficas y Li-
tografías; con Disertaciones || sobre || la Tierra, Ani-
males y Habitantes de Méjico, j | Obra escrita en italia-
no j | Por el abate don Francisco Javier Clavijero. | Tra-
ducida 11 Por el Dr. D. Francisco Pablo Vázquez, | Co-
legial Antiguo del Eximio de San Pablo de Puebla y
Maestre-Escuelas Dignidad 11 de la Santa Iglesia de di-
cha Ciudad.
Méjico |¡ Imprenta de Juan R, Navarro, Editor, ||
Calle de Chiquis Núm. 6 || 1853.
1 vol. 4o. mayor.
Segunda edición mexicana de la obra de Clavijero
^aducida por mexicano.
"La edición que ofrecemos a nuestros lectores —se
dice en el Prólogo del Editor— tiene además otros mé-
ritos: presentamos la traducción que de dicha obra hizo
el excelentísimo e ilustrísimo señor Vázquez, obispo de
¡a Puebla, cuyo nombre solo, es una garantía para los
uteratos y para los amantes de la Historia. Este pre-
cioso manuscrito, que existía en poder del venerable
Cabildo
c
de aquella mitra, y que generosamente nos ha
edido y a quien lo cedió el señor traductor, lo hemos
corregido gracias a la eficacia del ilustrísimo señor obis-
P° actual, y a la del señor doctor canónigo, dignidad
ae
la misma Santa Iglesia, don Antonio Haro, a quienes
106 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

tributamos nuestra gratitud por el noble empeño con


que han contribuido a secundar nuestras ideas para la
publicación de esta obra tan interesante a los mejicanos.
"Hemos dejado la carátula de la obra de que ha-
blamos con la misma redacción que tiene el original, y
por lo que extrañarán nuestros lectores no encontrar en
ella los títulos que honraban últimamente al señor tra-
ductor, sino aquellos que tenía en el tiempo en que se
dedicó a este trabajo y cuya fecha ignoramos porque no
consta en el original".
A pesar de las anteriores, precisas y claras mani-
festaciones del Editor, en una Biografía de Clavijero,
escrita por el cubano José Miguel Macías (Veracruz,
1883), e incurriendo en el mismo error de don Marcos
Arróniz, se niega que el Obispo Vázquez hiciera esta
traducción y se le concede sólo el título de anotador; y
obcecado el autor por el errror, lo prefiere a la verdad
estampada en el Diccionario de Historia y Geografía
por un contemporáneo tan competente como lo fué el
señor don José Joaquín Pesado, quien en el artículo
respectivo consagrado a Clavijero, dice que se conservan
entonces manuscritas dos traducciones de la Historia,
una hecha por D. Manuel Troncoso y Buenvecino y otra
ilustrada con eruditas notas, por el ilustrísimo Sr. don
Francisco Pablo Vázquez, Obispo que fué de la Puebla
de los Angeles.
Respecto a todo lo que imagina don José Miguel
Macías de las notas que aparecen firmadas con la letra
C y que atribuye a Vázquez, tanto el Sr. don José Ma-
ría de Agreda, como el Sr. don Francisco del Paso y
Troncoso, pudieron averiguar que el autor de ellas fué
el notable naturalista poblano don Antonio Cal y Bra-
cho, y lo confirma el hecho de que esas notas, calzadas
con la letra mencionada, sólo aparecen en el libro con-
sagrado a la Historia Natural, y no en otros lugares,
Y ya que hemos hecho mención de las traducciones
de Buenvecino y de Vázquez, es oportuno citar aquí
otra que no menciona ninguno de los que han escrito
la vida de nuestro insigne historiador.
CRONISTAS E HISTORIADORES 107

En la Gaceta Imperial de México, núm. 49, del 8


de enero de 1822, consta que el R. P. don Miguel Frías,
Rector del Nacional y muy Ilustre Colegio de San
Francisco de Sales de San Miguel el Grande, hoy de
Allende en el Estado de Guanajuato, había traducido la
Historia Antigua de México de Clavijero, e invitaba a
una subscripción para imprimirla a razón de $ 3.50 cvs.
el tomo, que llevaría de "fino buril todas las estampas
que trae el original y en el primer tomo el retrato y
compendio de la vida del autor".
La edición debe de haber quedado en proyecto,
pues no hemos logrado nunca encontrar una sola pági-
na de ella.

5e).—La tercera edición mexicana, es reproducida


de la versión hecha por el señor Obispo Vázquez, y fué
publicada en el folletín de "El Constitucional".—Mé-
xico 1861-1862.
4 vols. 8o., sin mapas ni ilustraciones.

5f).—La cuarta edición mexicana fué impresa en


Jalapa, el año de 1868, por Antonio Ruiz, y contiene
ia reproducción del texto traducido en Londres por don
José Joaquín de Mora.
2 vols. 4o. mayor.

Kl 5g).—La quinta edición mexicana, impresa por Du-


elan en México el año de 1883, como la anterior, es
C0
Pia de la de Londres.
2 vols. 4o. mayor.
el
^5h) .—La sexta edición, como ya se dijo se publicó
año de 1917, por la Dirección General de Bellas Artes.
2 vols. 4o.
108 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Ediciones Inglesas
5i) —The || History || of|| México, Collected
from || Spanish and Mexicans Historians, ,, from Ma- „
nuscripts, and Ancient Paintings of the Indians f¡ Ilus-
trated by 11 Charts, and other Copper Plates. 11 To which
are added, 11 Critical Dissertations 11 on the 11 Lan, 11 the
Animáis, and Inhabitants of México By Abbé D.
Francesco Saverio Clavigero. || Translated from the
Original Italian, 11 By Charles Cullen, Esq. 11 In two
Volumes. |¡ Vol I (Vol. II).
London, 11 Printed for G. G. J. and J. Robinson,
No. 25, Pater Noster Row 11 MDCCLXXXVII.
2 vols. 4o. mayor.

5j) .—Reimpresa en Richmond, Virginia, by W.


Prichard, 1806.
3 vols. narrow 8o.
5k).—2a. edición en London: || printed for J.
Johnson, St. Paul's Shurchyard, 11 by Joyce Gold,.. Shoe
Lañe || 1807.
2 vols. 4o. mayor.

51).—Otra reimpresión en Philadelphia: II Publis-


hed by Thomas Dobson. at the Stone House, No. 41.
South Second Streer. 11 1817.
3 vols. 8 maps.
Edición Alemana
5m).—Geschichte 11 von 11 México 11 aus 11 Spanis-
chen und mexicanischen Geschichte
chen and mexicanischen Geschichte schreiben, Hands-
chriften und ge- || malden der Indianer \\ zusamenr
mengetragen || und durch Karten und Kupferstiche
erlautert || nebst einigen cristischen Abhandlungen
CRONISTAS E HISTORIADORES 109

über die 11 Beschaffenheit des Landes, der Thiere und


Ein | wohner von México Ausdem Italienischen des
Abts Franz Xaver Clavigero der Ritter Cari Cullen ins
Englische, 11 und aus diesen mins Deutsche überstzt.
Leipzig, II im Schwickertschen Verlage. || (1789-
1790).
2 vols. 8o. mapas.
Como puede verse por el título que copiamos, la
Versión alemana es traducida de la inglesa.
Traducciones en francés y en danés
5n y ñ).—Aluden a ellas, el autor de los prelimi-
nares del texto italiano en la Storia della California
(1789); el R Juan Luis Maneiro, en la obra que inti-
tuló De Vitis Aliquot Mexicanorum (1792), y las dan
como impresas, todos los biógrafos de Clavijero.
El Dr. Beristáin, hablando del aprecio con que fué
recibida la Storia Antica del Messico, dice que los aplu-
sos y elogios que le prodigaron, "prueban tanto su me-
ntó
J
como el haberse traducido y publicado en francés,
nglés, alemán; y no sé si también en lengua dinamar-
quesa, —agrega— pues en 1787 la compró para este
efecto en Bolonia un literato de aquella nación, contris-
tado de haber encontrado ya difunto a nuestro autor",
cuando había ido con el propósito de conocerle.
No obstante estos testimonios, no hemos podido
encontrar ejemplares ni de la versión francesa, ni de la
d
*namarquesa en las bibliotecas públicas y privadas en
^ue las hemos buscado, ni en las numerosas bibliogra-
uasas
y catálogos de libros de venta que hemos registrado.
S
S1
* nos atreveríamos a negar que se hubiesen impreso,
ra
no nos asaltara el escrúpulo de que pueden ser hoy
rísimas.
6.—HISTORIA DE LA CALIFORNIA
Edición primera en italiano
6a) .—Storia della California || Opera postuma
Del Nob. Sig. Abate II D. Francesco Saverio II Cía*
110 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

vigero || (Adorno) || In Venezia, || MDCCLXXXIX


| (Bigote). 11 Appresso Modesto Fenzo. 11 Con ltcenza
de'Superiori, e privilegio.
2 vols. en 8o. y mapa.
Dos años después de la muerte del autor, la publi-
có su hermano don Ignacio Clavijero, quien le acompa-
ñó en su vida religiosa, pues también fué jesuíta, se
embarcó con él cuando fueron expatriados, procuró
siempre honrarle, le cerró los ojos y le sepultó en Bo-
lonia.

Edición segunda en castellano


6b) .--Historia 11 de la 11 Antigua o Baja Califor-
nia. 11 Obra Postuma | j Del Padre Francisco Javier Cla-
vijero, 11 de la Compañía de Jesús. 11 Traducida del ita-
liano 11 Por el presbítero don Nicolás García de San Vi-
cente. 11.(Adorno) || Méjico. II Imprenta de Juan R.
Navarro, Editor. 11 1852.
1 voL en 4o. mayor.
El título de la edición de Venecia está completa-
mente cambiado. Entre otras cosas que dice el Editor
en la especie de Advertencia que coloca al principio, es
pertinente copiar las que siguen:
"La fama universal que tan distinguido escritor
—don Francisco Javier Clavijero— tiene alcanzada por
su Historia Antigua de México, nos dispensa de formar
el elogio de la que ahora ofrecemos a nuestros suscrito-
res. Las dificultades que halló Clavijero para publicar
su grande obra en castellano, las que al fin lo obligaron
a renunciar a escribirla en aquella lengua, hicieron sin
duda que también escribiese en italiano la Historia de te
California, y nosotros tenemos la satisfacción de ser los
primeros que la presentamos vuelta a su idioma nativo.
"Dos traducciones hemos tenido a la vista para
elegir la que había de servir de texto. La una de ellas
fué trabajada por el presbítero don Nicolás García de
San Vicente, tan conocido entre nosotros por sus di-
versas obras elementales: débese la otra a don Diego
CRONISTAS E HISTORIADORES 111

—otros le llaman Manuel— Troncoso y Buenvecino,


autor también de una traducción inédita de la Historia
Antigua de México.
''Después de un detenido examen de ambas, hemos
preferido la del padre San Vicente por más exacta en lo
general, y de mejor estilo. A pesar de eso, una cuida-
dosa revisión nos ha hecho descubrir algunos yerros,
inevitables en trabajos de esa naturaleza y los hemos
hecho desaparecer, valiéndonos a veces de interpreta-
ciones más felices del señor Troncoso. Aprovechamos
también para insertarlo al fin, un Apéndice que éste
añadió a su traducción, en el que refiere brevemente los
progresos de la California desde la expulsión de los
jesuítas hasta el año de 1796.
"En nota al párrafo IX, del libro II, hemos colo-
cado íntegra la licencia o autorización que el virrey
conde de Moctezuma concedió en 1679 a los padres Sal-
vatierra y Kino para la sujeción de la California".
No reprodujo el editor, en esta publicación, el ma-
Pa del original italiano, "porque formado casi de me-
moria en Europa y después de la muerte del autor no
merece confianza". Prometió en cambio dar otro de los
Modernos, pero no lo cumplió.
t Completó Navarro, por otra parte, la obra de Cía-
^fjero, agregándole además del pequeño apéndice de
troncoso, la "Relación Histórica del Venerable padre
yQy Junípero Sena", escrita por su compañero el Pa-
tfre Fray Francisco Palou, por ser ella, más que la bio-
grafía de aquel venerable religioso, la Historia de las
Primeras tentativas de colonización en la Alta Cali-
fornia".
. a 6c).—Historia || de la || Antigua o Baja Califor-
**? 11 obra postuma del Abate 11 Francisco Xavier Cla-
vijero |P de la Compañía Ndei c oJesús
o r el P b r a D
11 Traducida del lía-
l á s G a r c í a d e S a n vicen
te !? - I ~
II México & Imprenta del Museo Nacional de Ar-
queología, Historia y Etnografía ¡ | 1933.
1 vol. en 4o,
112 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Esta edición se hizo para conmemorar el Segundo
Centenario del nacimiento de Clavijero, y en el prólogo
se dá cuenta minuciosa de las festividades conque se
honró dicha conmemoración.
7.—Compendio de la Historia de la Virgen de Gua-
dalupe.
7a).—Breve ragguaglio della prodigiosa y riño-
mata immagine della Madona de Guadalupe del Mes-
sico.—Cecena.—1782.™Por Gregorio. Biasini. ||
1 vol. 8o. con una hermosa lámina.
Aunque apareció anónimo este compendio, en el
que se refiere la tradición guadalupana y se hace la
descripción de la imagen y del templo, consta que fue
escrita por Clavijero, por asegurarlo así el Padre Juan
Luis Maneiro en su obra intitulada De Vitis aliquot
mexicanorutn.
8.—Edición singular de la HISTORIA ANTIGUA
DE MÉXICO.
8 a) .—Historia ¡| de la || Conquista de México
|| Sacada de los mejores historiadores |¡ Por | F. J.
C. || Filadelfia || Impresa por Mac Clure || 1846.
1 vol. 4o. mayor con litografías.
Con este título y sin el nombre de nuestro ilustre
historiador, en la ciudad y año que figuran como pi e
de imprenta, un editor yanqui, que seguramente tenía
existencias del segundo tomo de la traducción de don
José Joaquín de Mora, impresa en México por Lara en
1844, hizo aparecerlo como obra nueva trocando el ver-
dadero título por la portada que hemos copiado; pero
basta comparar el papel y tipos de ella con el papel y
caracteres de todo el volumen, para darse cuenta de la
superchería de que se valió a fin de engañar a sus com-
pradores, ocultando al verdadero autor de la obra bajo
de sus iniciales, pensando así que no se descubriría, V°r
lo menos desde luego su embaucamiento, hijo de la más
grosera especulación.
9.—Resumen y compendio de la HISTORIA AN-
TIGUA DE MÉXICO.
CRONISTAS E HISTORIADORES 113

9 a).—Resumen Histórico j | de las principales na-


ciones 11 que poblaron 11 el país de Anáhuac, 11 o virrey-
nato 11 de 11 Nueva España. 11
1 vol. 4o, común.
Se publicó ilustrado con láminas al agua fuerte,
tomadas de la edición italiana de 1780, excepción del
mapa, en la imprenta de doña María Fernández de
Jáuregui, calle de Santo Domingo, año de 1803, como
apéndice del Sermón que predicó en el Santuario de
Nuestra Señora de Guadalupe el Dr. don José Ignacio
Heredia y Sarmiento.
Al terminar, el autor del sermón, a quien de segu-
ro remordía la conciencia por haber traducido más o
nienos literalmente párrafos íntegros del texto de la
obra, escribió una Advertencia, en la que asegura lo si-
guiente, refiriéndose al Resumen: "aunque en varios
Puntos no concuerda con lo que sobre su contenido han
escrito muchos Historiadores de mérito, cuya autoridad
Veneramos: está acorde en todo con lo que del mismo
asunto escribió el sabio Ex-Jesuíta veracrüzano don
francisco Javier Clavijero..."
¿No hubiera sido más honrado decir que el Resu-
den estaba hecho en vista de la obra de Clavijero y no
Que estaba acorde en todo?

9 b) .—Compendio 11 de la 11 Historia Antigua de


México 11 Por 11 Felioe Buenrostro 11 México 11 Tipo-
grafía Literaria 11 Núm. 5.—Canoa.—Núm. 5. 11 1877.
1 vol. 4o. común.
~ Más censurable es el autor de este Compendio que
pimiento. Buenrostro, en lo que él llama, Prólogo del
Autor,
a
dice: "Al ponerme a escribir un Compendio de
* Historia Antigua de México, he creído que prestaba
un servicio a la juventud, recopilando los pasajes más
potables... (!) "La recopilación consistió en compen-
sma r servilmente, sin hacer ninguna investigación propia,
juicios de su cosecha; pero como Sarmiento, también
114 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
al terminar la tarea, en el epílogo confiesa paladina-
mente su pecado, cuando escribe: "Por esto mismo me
propuse compendiar la Historia escrita por Clavijero,
que en mi concepto es el que con más cordura e impar-
cialidad da cuenta de los episodios etc."
¿No hubiera sido más cuerdo decir esto en el Pró-
logo o haber titulado el libro, Qompendio de la Historia
Antigua de México del Abate Clavijero, escrito por Fe-
lipe Buenrostro?

C—ESCRITOS DIVERSOS QUE DEJO ANÓNI-


MOS, UNOS PUBLICADOS Y OTROS
MANUSCRITOS
Los anónimos constan en la Biblioteca de escritores
de la Compañía de Jesús, por Backer. Los manuscritos
los menciona Beristáin, pero hay que advertir que los
tres últimos no los concluyó el autor, y, quizá, el titu-
lado Colonias Tlaxcaltecas quedó en proyecto, por lo
que dice el P. Maneiro.

10.—Certamen poético para la noche de Navidad


del año de 1753, presentando al Niño Jesús bajo la
alegoría de Pan*
Se conservan en la ex-biblioteca de la Universidad
de México.
11.—Cursus philosophicus diu in Americanis gy**1-
nasis desideratus.

12.—Diálogo entre Fílateles y Paieófilo contra el


argumento de autoridad en la Física.

13.—Plan de una Academia de Ciencias y Bellas


Letras.
CRONISTAS E HISTORIADORES 115

14.—Ensayo de la Historia de N. E.
(Clavijero alude a esta obra en una nota al Libro
VI. de su Storia Antica, y refiriéndose a las cruces, di-
ce: "De todos estos monumentos hablaré en la Historia
Eclesiástica de México". Beristáin cambió por com-
pleto el título, pues Maneiro no habla de ningún Ensa-
yo).

15.—De los linajes nobles de la Nueva España.

16.—De las colonias de los Tlaxcaltecas.


III

ICONOGRAFÍA

De dos retratos al óleo, que representan a Clavi-


jero, tenemos noticia. El primero se conserva en el
Museo Nacional, y lo describe don Jesús Galindo y
Villa en estos términos: "Dimensiones, Om 94 x Om.69.
Es obra de pincel italiano hecha en Roma, el año de
1779, según parece, pues está roto el lugar del año y
el del nombre del artista. Represéntasele con el traje
de la Compañía. En la mano izquierda tiene la figura
un papel donde se lee "Retrato del Abate Francisco
Javier Clavijero, nació en Veracruz en 1731 y murió
en Bolonia a 5 de abril de 1787". Debemos hacer ob-
servar que si este retrato se pintó en 1779 no pudo en-
tonces haberse puesto en el papel la fecha de la muerte
del distinguido historiador, pues éste murió posterior-
mente, y no el día 5 de abril, sino el 2, según consta
en la partida de defunción que hemos copiado en pa-
smas anteriores. El segundo retrato existía aún a me-
diados del siglo pasado en el extinguido Colegio de San
pregono; y al decir de los que lo vieron, y conocieron
*¡m duda a Clavijero: "la fisonomía expresaba bien las
facciones, pero en obsequio de la verdad, carecía de al-
gunos rasgos que daban a aquel un carácter muy no-
table de dignidad y nobleza". Aunque parecen dos re-
a rt o s distintos, el del Museo y el del Colegio de San
^ egorio, es muy posible que sean uno mismo y que el
segundo haya pasado al Museo al extinguirse el Co-

r
Reproducciones más o menos modificadas en el pa-
ecido del rostro, en la postura y en las dimensiones, se
118 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

encuentran en varias, de las ediciones de la Historia An-


tigua de México, en algunas obras biográficas y en pe-
riódicos. En el Museo Mexicano de 1843, tomo III,
pág. 498, apareció una litografía, y otra, en la Historia
de la Conquista de México, por Prescott, edición de
Cumplido, año de 1844, tomo I. pág. 35. Copias de
grabado en madera y de fotograbado, se publicaron en
la obra México a través de los Siglos, tomo í. págs. LVI
y CXXV. de la primera y segunda edición, respectiva-
mente. Todos estos retratos parecen reproducción del
óleo que se conservaba en San Gregorio y representan a
Clavijero de medio cuerpo. Variantes de ellos, de medio
busto y en litografía aparecieron al frente de la Historia
Antigua, editada por Lara en 1844 y en la pág. 33. To-
mo I, de la Conquista de Prescott, impresa por Vicente
García Torres el mismo año. Otra variante en litografía
de H. Triarte, dibujo de S. Hernández, quizá copia del
óleo que existe en el Museo Nacional, se publicó en la
obra Hombres Ilustres Mexicanos. México. 1874. To-
mo III, pág. 59. Tales son los originales que han ser-
vido para reproducir el retrato de Clavijero en muchas
obras del país y extranjeras que sería prolijo enumerar.

OBRAS DE CONSULTA
Castro Agustín: Elogio del P. Francisco Javier Cla-
vijero, jesuíta americano. Ferrara. 1787.—Maneiro Juan
Luis: De vitis aliquot mexkanorum. Cecena 1792r-
Beristáin de Souza Dr. don José Mariano: Biblioteca
Hispano Americana Septentrional México 1816.--Vey-
tia Mariano: Historia Antigua de México. México. 1836*
(Noticia biográfica del autor por F. Ortega, págs-
XXVIII a XXXII),—Almazán Pascual: Ensayo Lite-
rario. Puebla. 1838. pág. 33.—Diccionario de Historia
y Géograjia. México. 1853. (artículo Clavijero, firmado
* * y qUe el Sr. Orosco y Berra dice fué escrito
por D. José Fernando Ramírez pero su verdadero autor
fué D. José Joaquín Pesado, pues con ese signo calzo
los artículos suyos, insertos en dicho Diccionario;.
CRONISTAS £ HISTORIADORES 119

Arróniz Marcos; Manual de Biografía Mexicana. Pa-


rís 1857.—Boletín de la Sociedad Mexicana de Geogra-
fía y Estadística. México. 1862 la. época, tomo IX, pág.
261. (Artículo intitulado: Noticias relativas al ilustre
jesuíta mexicano don Francisco Javier Clavijero.—Zelis
Rafael: Catálogo de los sujetos de la Compañía de Jesús
que formaban la provincia de México el día del arresto,
25 de junio de 1767. México. 1871.—Hombres Ilustres
Mexicanos. México. 1874, don Francisco Javier Clavi-
jero, por Agustín R* González, tomo III, pág. 59.—José
Miguel Maclas: Biografía del egregio historiador, natu-
ralista y poligloto, D. Francisco Javier Clavijero. Vera-
cruz. 1883.—Sosa Francisco: Mexicanos distinguidos.
México. 1884.—Peña y Reyes Antonio de la: Estudios
biográficos y bibliográficos, don Francisco Javier Clavi-
jero.—Un recuerdo a Clavijero (Artículos publicados en
el Liceo Mexicano, Tomo II, núm. 1. pág, 4 (1886) y el
mismo tomo, núm. 12, pág. 89 (1887) .-—García Cubas
Antonio; Francisco Javier Clavijero (Almanaque de "El
Tiempo'9. México. 1887. págs. 86 a 90, con un retrato)i.
--Backer: Bibliothéque des scrivains de la Compagnie
de Jesús. Nouvelle edition par Charles Sommervogel.
Bruxelles. 1890.—Los clásicos de la Historia Nacional
—Clavijero.—Fascículo I.—Ediciones de la Secretaría
de Educación Pública.—García Granados Ricardo: Es-
tudio Bibliográfico (Leído en la celebración del Se-
gundo Centenario del nacimiento del historiador Fran-
cisco Javier Clavijero, en la Biblioteca Nacional el día
9 de septiembre de 1931).—El mismo autor Noticia
Bibliográfica de las obras del Abate Francisco Javier
Clavijero y de otras que a él se refieren, con motivo de
te Exposición que se llevó a cabo en la Biblioteca Na-
cional en dicho centenario.—Debo las copias de
estos estudios a la cortesía de su autor, quien después
Jps publicó en la revista intitulada: "Universidad".—
Sebastián Félix: P. Francisco Javier Clavijero. M. S.
Que me proporcionó mi colega D. Mariano Cuevas.—
^alindo y Villa Jesús: Discurso pronunciado en el
Segundo Centenario del Nacimiento de Clavijero. 1933.
120 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
García Rubén: Biografía de D. Francisco Javier Clavi-
jero. 1933.

APÉNDICE
Juzgo pertinente reproducir aquí, lo que un escri-
tor de la Compañía de Jesús, el P. Félix Sebastián,
escribió sobre los últimos años de la vida de Clavijero,
manuscrito que se conserva en el Archigimnasio de la
ciudad de Bolonia.
"Arrestado con todos los suyos en el Colegio de
Guadalaxara, pasó aquí tanto él como todos sus com-
pañeros, las mayores vexaciones, y malos tratos, que
no tuvieron exemplar en ningún Colegio de la Provin-
cia, originado todo de la ninguna inteligencia, que tu-
vo de las órdenes .Reales el imprudente Comisario. Sa-
lido de esta cruel vexación emprendió su camino para
el Puerto de la Veracruz distante ciento sesenta leguas,
llegó a su nativo País preso, donde estuvo por algún
tiempo rodeado de soldados; de aquí fué a la Habana»
a Cádiz, Córcega, últimamente al Estado Pontificio
donde le tocó habitar en la Ciudad de Ferrara. En toda
esta quanto grande, penosa trasmigración, se observó
en el una constancia de ánimo, una extraordinaria ale-
gría en los muchos trabajos, que padecía, procurando
aliviárselos a todos con su dulce, y amena conversa-
ción, y una humildad tan connatural, que fue por ex-
plicarme así, el paño de lágrimas de todos los que con-
currieron con él, no pudiendo menos de admirar todos,
que aquel noble corazón estaba animado de aína bella
alma, adornada de muchas virtudes. Llegado a Fe-
rrara fue hospedado en un mesón, y de aquí habiendo
tomado una inabitada casa pasó con varios compañe-
ros a vivir en ella. Luego que llegó procuró tener algu-
nos libros, y se vivía estudiando. Padeció mucho con
lo rígido del clima, a que no estaba acostumbrada su
naturaleza; mas atribuyéndolo todo a singular provi-
dencia del Señor, vivía alegre en medio de lo mucho
que padecía ,siendo el consuelo de todos sus pacientes
CRONISTAS E HISTORIADORES 121

compañeros. Después de año y medio de este mal hos-


pedage passó a la ciudad de Bolonia, donde perseveró
hasta el fin, aquí se dedicó todo a los libros, y a la
virtud. Pasaba estudiando la mayor parte del día, y
noche, y emprendió y pusso por obra el escribir, como
lo hizo, la historia antigua de México, que dedicó a la
Real Universidad de dicha Ciudad y la dio a la im-
prenta en lengua Italiana en 4 tomos en la Ciudad de
Cesena. Lo que trabajó para esta noble composición
es increíble; pues además de servirse de su feliz memo-
ria, en lo mucho que había leydo en México y lo que
por los mismos ojos había observado, hizo venir los
authores más clásicos Españoles que no pudo hallar en
Italia, tanto de España, como de América, coordinó
con crítica muy docta lo mucho que halló esparcido en
ellos, registró las famosas librerías de Bolonia y Mo-
dena, y finalmente dio a la luz su historia, que ha re-
cibido todos los aplausos de los Literatos de Europa, y
que la han traducido en Francés, Alemán, e Inglés.
Sabido en España el aplauso, que la dicha obra tenía
en las demás Naciones, se la pidieron de Madrid, a
donde la mandó en el primer original, que la había es-
crito, que era su nativa lengua Española. Mas aquí
encontró alguna oposición, de los que no siendo capaces
de dar ninguna producción propia, gozan talento de
hablar mal de los otros, y encuentran nubes aun en el
ftiás resplandeciente cielo. No obstante esta oposición,
he sabido se esta imprimiendo con gran consuelo de los
Literatos Españoles. La Universidad de México agra-
decida a tan noble compatriota lo regaló generosamen-
te, ensalsando su mérito, y haciendo grande estimación
de su trabajo. Luego que se imprimió la dicha obra, y
fae en manos de los eruditos Italianos, hicieron mucho
aprecio del Author, al que lo consultaban cada día en
las dudas, que se les originaban, y demostrando la
estimación, que hacían de sus talentos. No se ocupó
solamente en esto; más al punto que acabó la Historia
Antigua del México, escribió también en elocuente Ita-
hano
es
la Historia de Californias, que había acabado, y
taba pronto a darla a la imprenta, quando lo arre-
122 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

bato la muerte. Tenía hecha una colección muy eru-


dita, y pia de los hombres grandes en virtudes, que
han florecido desde el principio de la conquista de Nue-
va España; obra que a haber vivido más hubiera sido
de grande honor a la Nación Española, la que ha que-
dado imperfecta. Deseoso de promover el culto a la
Milagrosa Ymagen de Guadalupe de México, que era
las delicias de su corazón, dio a la estampa en lengua
Ytaliana un librito, en que Historialmente daba razón
de la aparición, y prodigios de la Santa Ymagen. Hizo
unas doctas, y críticas notas a la vida interior de don
Juan de Palaíox, en que muestra la grande compren-
sión, y extensión que tenía en la Sagrada Theología, y
lo muy versado que estaba en la Ciencia Mística, Otras
muchas cosas escribió, tanto en América, como en Eu-
ropa, que su pobreza hizo que no vieran la luz pública.
Assi se la passó este docto y laborioso Jesuíta en un
destierro, en donde siempre estuvo pobre, siempre jo-
vial, y siempre muy conforme con la voluntad divina.
Su carácter distinctivo fue siempre la humildad, sin
reconocérsele engreimiento en cosa alguna. Las horas
que daba al descanso las empleaba en barrer su apo-
sento en remendar sus pobres vestidos, y en servirse
por si solo; avergonzándose cuando alguno lo quería
ayudar y servir, aun en su penosa, larga y molesta en-
fermedad. Nunca tuvo mas mira que en ser útil, y
provechoso a todos, y en athesorar riquezas de méritos
para la gloria. Padeció infinito, pues en cuantas cosas
ponía las manos hallaba siempre contradicción, y él
con gran paz de ánimo la recibía todas siendo su co-
mún dicho: Desgracias de Clavijero: mas en todas oca-
siones tuvo el consuelo de ver le redundaban en bien.
El golpe para él más terrible que fue el de la supresión
de la Religión que era todo su amor, y cariño lo llevó
con una invicta paciencia, nacida de lo arraigado que
estaba en la virtud, y de que miraba todas las cosas
como efectos inescrutables de la divina Sabiduría* Se
enfermó de la disentería de sangre, cuyo mal soporto
por el tiempo de tres años, hecho un Job de dolores*
sin dexar sus acostumbradas tareas de leer, y escribir*
CRONISTAS E HISTORIADORES 123

y sin apartar la mira de la eterna Bondad, a quien re-


fería todas sus fatigas y penas» Recurría con gran fer-
vor a la Santísima Virgen a quien tiernamente venera-
ba; a Nuestro Padre San Ignacio, de quien se honraba
ser hijo; al Santo de su nombre San Francisco Xavier
que amó entrañablemente; y a su protector y abogado
San Juan Nepomuceno, cuya devoción procuró promo-
ver en quantas partes estuvo. Visitábanlo todos, a quie-
nes recibía con singular amor, y agradecimiento su
boca era toda dulzura para todos, su proceder amable,
sus entrañas tiernas, y sus modos, y maneras dignas de
aquella bella alma que lo animaba. Finalmente después
de un largo padecer, acrisolado como el oro ,en el fuego
de un continuado martirio de cerca de 20 años de des-
tierro, entre pobrezas, malos tratos, necesidades y mi-
serias; habiendo pasado los tres últimos años de su vi-
da, en una penosa, molesta y dolorosa enfermedad, no
pudiendo ya estar en pie se redujo a la cama, en donde
con suma ternura recibió todos los Santos Sacramen-
tos. Estuvo siempre en si, y siempre en Dios, hasta la
última hora, haciendo de continuo fervorosísimos actos
de contrición, y amor de Dios. Y assí entre dulces colo-
quios con la Magestad Divina, y con su Santísima Ma-
dre, entregó su espíritu al criador muriendo en santa
Paz, y con todas las señales de predestinado en Bolonia
a
las tres de la tarde del dia dos de abril."
Vida y obras
de Don José Fernando Ramírez
VIDA Y OBRAS DE
DON JOSÉ FERNANDO RAMÍREZ

L A vida y escritos del ilustre mexicano don José


Fernando Ramírez merecen un estudio extenso.
Hasta hoy nadie ha consagrado su pluma a la-
bor tan interesante cuanto patriótica, sin duda por fal-
ta de datos, pues mientras que de muchos que poco o
nada valen se encuentran con facilidad, escasean los
de personas eminentes como el señor Ramírez.
Mas afortunados que otros, publico a continuación
los que he compilado acerca de su vida y obras, no sin
abrigar la esperanza de que más tarde estos ligeros
apuntamientos informen un libro.

BIOGRAFÍA
I
Don José Fernando Ramírez nació el día 5 de ma-
yp
d
de 1804, en la Villa del Parral, hoy ciudad Hidalgo
n
*l Parral del Estado de Chihuahua, y entonces perte-
eciente a la Intendencia de Nueva Vizcaya, una de las
*jás
r
extensas provincias internas del Occidente. (1)
al circunstancia, unida a que don José Fernando Ra-
¡Jfrez se educó en Durango, vivió y desempeñó allí mu-
chos cargos públicos, y representó al Estado del mismo

(1) Estos y otros muchos datos los debo a la bondad


d
fl señor Lie. don José Hipólito Ramírez, quien me comu-
nic
ó los pápela que poseía del señor su padre.
128 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

nombre cuando fué electo Diputado y Senador al Con-


greso de la Unión, contribuyeron a que todos lo repu-
taran nacido en Durango, y a que él mismo reconocie-
ra esta ciudad como su "patria particular."
Fué su padre don José María Ramírez, Coronel
de las fuerzas independientes, hombre rico que se ha-
bía consagrado a la minería, de no escasa inteligencia
y autor de algunas composiciones poéticas que mere-
cieron sinceros elogios de don José Joaquín Pesado.
La madre de don José Fernando, doña Josefa Al-
varez, fué también persona recomendable por sus vir-
tudes, y a ella debió su hijo la instrucción primaria,
que recibió en la ciudad de Durango, capital en aque-
llos tiempos de la dicha intendencia de Nueva Vizcaya.
La instrucción superior hasta obtener el título de
Abogado, la cursó el señor Ramírez, parte en el Cole-
gio de Durango y parte en el de San Luis Gonzga de
Zacatecas, siendo sus maestros, en lanitinidad y retóri-
ca, don Juan José Orellana, en filosofía, que comenzó a
cursar el 19 de octubre de 1819, don José Miguel Al-
va, y en jurisprudencia, don Ignacio Sariñana.
Según parece, en 1823 estuvo el señor Ramírezun
poco de tiempo en Guadalajara y después en México,
estudiando aquí en el más antiguo Colegio de San Il-
defonso, pues vino a esta capital bajo el cuidado de su
tío don Miguel Ramírez, que había sido Diputado a
Cortes y entonces lo era al primer Congreso mexicano;
pero habiendo muerto su padre en el mineral de los
Dolores, (Chihuahua), por el mes de abril del citado
año de 1823, tuvo el joven Ramírez que regresar a Du-
rango para atender y hacerse cargo de la familia; pero
sin abandonar del todo los estudios, pues en 1827, #fun-
dó en Chihuahua, con el nombre de "Escuela Festiva,
una sociedad de preceptores para propagar la instruc-
ción entre el pueblo.
En 1828 concluyó su pasantía, se casó con doña
Úrsula Palacio y fué nombrado Fiscal del Tribunal
del Estado de Chihuahua, en razón de que el reglamen-
CRONISTAS E HISTORIADORES 129

to de este Cuerpo no exigía para desempeñar aquel em-


pleo el título de Abogado.
Firme el señor Ramírez en el propósito de conti-
nuar la carrera de las leyes, sin faltar a las atenciones
que su cargo requería, y a las privadas del hogar, con-
cluyó los cursos de Jurisprudencia. En 18 de abril de
1831 solicitó de la Legislatura del Estado de Zacatecas,
la dispensa del grado de Bachiller, que le fué concedida
en atención a la pericia que había demostrado como Fis-
cal del Tribunal de Chihuahua y a los estudios que ha-
bía hecho. En 3 de julio de 1832 presentó examen profe-
sional en Zacatecas, siendo sus sinodales, entre otros, los
licenciados don Luis de la Rosa y don José María Bo-
canegra. En 2 de agosto del mismo año se le expidió el
título, y en 9 de mayo de 1833 se matriculó en el Co-
legio de Abogados de la capital de la República.
Puede decirse que desde entonces comenzó a figu-
rar don José Fernando Ramírez en el foro, en la tribu-
na, en el magisterio y en la política. Difícil sería seguir-
lo paso a paso en este largo período de su, vida, ya co-
mo abogado postulante produciendo informes luminosos,
ya como representante del pueblo desempeñando comi-
siones laboriosas, ya como Magistrado pronunciando
sentencias juiciosísimas, ya como historiador, arqueó-
logo, literato, o como bibliófilo incansable, escribiendo
disertaciones y disquisiciones, que hoy día son luz bri-
llantísima para iluminar las densas tinieblas que en-
vuelven el pasado de la patria historia.
Sólo habrá que enumerar los cargos que desempe-
ñó hasta su muerte, (1) sin hacer comentarios difíciles
de suyo, porque es tarea escabrosa hablar de sucesos
Políticos, cuyo fuego vivísimo, aun mantienen las pa-
siones.
(1) Los materiales que he tenido presentes, son los
documentos que me comunicó su hijo el señor Lie. don José
Hipólito Ramírez, y una relación de los cargos que desem-
Pefió en Durango, mandada formar para mí, por el señor
ingeniero don Leandro Fernández, cuando fué Gobernador
d
«l Estado.
130 LUIS GONZÁLEZ OBEEGON

El 16 de agosto de 1832 había sido nombrado Vo-


cal de la Junta que se reunió en Lagos. En 14 de enero
de 1833 miembro del Consejo de Gobierno. Por voto
popular de sus conciudadanos vino como representante
del Estado de Durango al 5o. Congreso Constitucional,
y tocóle fungir como secretario en la causa que se les
formó a los ministros de don Anastasio Bustamante,
con motivo de la muerte del general don Vicente Gue-
rrero, y de otros delitos públicos de que se les acusa-
ba. Disuelto el Congreso por orden de Santa Anna,
volvió el señor Ramírez a Durango donde desempeñó
en 1835 el cargo de Secretario de Gobierno.
En 1833 fué nombrado Ministro Fiscal del Tribu-
nal de Durango, cargo que renunció repetidas veces,
para dedicarse al ejercicio de su profesión, y por en-
fermedad adquirida a consecuencia del demasiado es-
tudio. Empero, en 1839 aceptó la suplencia del Juz-
gado de Distrito y en seguida fué Juez de lo Criminal,
sin recibir sueldo y sólo por prestar sus servicios al Es-
tado, cuya capital atravesaba entonces por una verda-
dera crisis en el ramo de justicia. En 1837 fué electo
Rector del Colegio de Abogados de Durango, y en 1839
desempeñó de nuevo el mismo cargo. Eñ 1841 fungió
como Presidente del Tribunal Mercantil del Estado.
En 1842, vino nuevamente a México al Con-
greso, y en unión de los señores diputados Díaz, Gue-
vara y Pedro Ramírez, miembros de la mayoría de los
comisionados para presentar el Proyecto de la Consti-
tución, redactó el texto respectivo, así como la parte
expositiva. Este Congreso llamado Constituyente, fue
disuelto por don Nicolás Bravo el día 19 de diciembre
del mismo año, y entonces el señor Ramírez regresó a
Durango.
En 8 de marzo había recibido el nombramiento de
Presidente de la Junta de Educación Pública. Nombra-
do el 19 de diciembre miembro de la Junta Legisla-
tiva, renunció el 24; pero no le fué admitida la renun-
cia y sólo se le concedió una licencia por dos meses.
En 1843, con el carácter de Vocal, de la citada
CRONISTAS E HISTORIADORES 131

Junta Legislativa, llamada de Notables, formó las Ba-


ses Orgánicas, en cuya redacción cooperó mucho hasta
dejar concluido el proyecto, que no firmó por estar en
desacuerdo con sus colegas, al grado que tuvo que ha-
cer dimisión de su encargo. En el mismo año, una vez
más fué electo Diputado; pero no quiso ocupar su cu-
rul, ni tampoco ser Presidente de la Suprema Corte de
la Nación, por juzgar incompatibles estos cargos, y su
propósito de retirarse a la vida privada.
En el S'guiente de 1844 fué redactor del "Perió-
dico Oficiar' de Durango, como en 1831 lo había sido
de "El Imperio de la Ley," y Presidente de la Junta
Sub-Directiva de Estudios de aquella ciudad, nombra-
miento que le confirió la Junta General de México. En
el propio año de 1844, las tribus del norte invadieron
el territorio del Estado, y como fuera preciso para com-
batirías que se ausentara de la capital la guarnición
militar de la misma, se convocó a una junta numerosa
de vecinos, para organizar dos compañías de patriotas
Qe policía, y de la primera fué nombrado Capitán don
José Fernando Ramírez. En mayo 22 fué electo Presi-
dente de la Junta de Industria y en 9 de diciembre
Alcalde lo.
En 1845 fué electo Senador para sustituir al señor
don Sebastián ("amacho, en 9 de enero se le nombró
comandante Militar de Durango y en 5 de mayo Pre-
sidente de Fomento.
En 1846, estando de nuevo en la capital, fué de-
agnado para Consejero de Estado y miembro de la
comisión
e
encargada de redactar los Códigos Generales
*j
de
la República, comisión que no aceptó desconfiando
la estabilidad del Gobierno. En el mismo año fué
asesor en una de las Salas del Tribunal Mercantil, por
^fermedad del licenciado don Bernardo Couto, y a
Jjnes
e
de diciembre ocupó por primera vez la Secretaría
^ Relaciones Exteriores, bajo la Vicepresidencia de la
^Pública de don Valentín Gómez Farías; pero no
^nscurrió
r
un mes sin que renunciara la cartera en
£^n o de 1847, por la oposición que se le hizo en el
^° greso hasta acusarla Durante su breve ministerio
1S2 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

trabajó empeñosamente para que se admitiese la me-


diación de Inglaterra en el conflicto de México con los
Estados Unidos, siendo este entre otros el motivo por
el cual no llegó a tener mayoría que lo apoyase en el
Congreso. En el propio año fué representante al Con-
greso Constituyente de Durango.
La relación de los hechos que se consignan en se-
guida, la voy a copiar casi literalmente de unos apun-
tes inéditos de los servicios que prestó por entonces a
su país el señor Ramírez. (1)
Durante la breve mansión del general Santa Anna
en la capital de la República, después de la acción de
la Angostura, el señor Ramírez fué nombrado Ministro
Plenipotenciario en Inglaterra; pero la Cámara no dio
la aprobación del nombramiento oportunamente, y los
sucesos posteriores desvirtuaron el intento principal de
la misión que llevaba, y era la intervención amistosa
de S. M. B. en la cuestión entre México y Norte Amé-
rica.
Concurrió el señor Ramírez a la famosa conferen-
cia de Ayotla, en unión de los señores don Manuel Ba-
randa y don Ignacio Trigueros, y él fué quien princi-
palmente determinó al general Santa Anna a renun-
ciar la Presidencia de la República, el mando en jefe
del ejército y a pedir su pasaporte para salir fuera de
ella. También redactó este documento, excepto el último
párrafo que añadió el señor Baranda de orden del Pr e ;
sidente. No es del caso investigar los motivos por que
el citado documento, que salvaba a la capital y a su
mismo jefe, apenas fué leído; mas sí debe añadirse, que
por los mismos influjos volvió a presentarse la ocasión
el 28 de mayo en la renuncia que dirigió el Presidente
al Congreso, y que corrió la misma suerte que la ante-
rior. Por dimisión del señor Baranda, el señor Ramírez»
fué llamado de nuevo a la Secretaría de Relaciones,

• de
(1) Manuscrito que me prestó el señar Canónigo
la Colegiata Lie. don Vicente de P. Andrade. Es una a« t 0 -
biografía, pero incompleta.
CRONISTAS E HISTORIADORES 133

pero no estando conforme con la política del presidente


rehusó la Cartera.
Durante el ministerio del mencionado señor Ba-
randa, ayudó eficazmente en todas las comunicaciones
y trabajos que se emprendieron para impedir la mar-
cha del enemigo extranjero y su entrada en la capital.
Cuando vio que el peligro era inevitable, obtuvo el se-
ñor Ramírez las órdenes necesarias para salvar el archi-
vo de la Secretaría de Relaciones y los objetos del Mu-
seo Nacional, así como los manuscritos del Archivo de
la Nación. Los papeles de Relaciones los entregó al
señor Parra, oficial de dicha Secretaría, los monumen-
tos del Museo los ocultó en las casas de varios amigos,
y los tesoros del Archivo, en treinta o treinta y un ca-
jones, fueron encerrados en las bodegas de la librería
de don José María Andrade.
Cuando el toque de generala resonó en la ciudad
de
e
México, anunciando la próxima llegada del invasor,
l señor Ramírez se presentó inmediatamente al gene-
ral Lombardini ofreciéndole sus servicios, y, comprome-
tiéndose a pagar de su peculio tres soldados durante el
conflicto.
Ocupada la capital por los norteamericanos, el
señor Ramírez, no contento con los servicios ya pres-
tados, dio abrigo en su casa a dos oficiales de nuestro
ejército, obligados a ocultarse por la persecución de
Que eran víctimas los que no se presentaban al jefe in-
v
asor.
u
Además, participó de las terribles dificultades
9 e hubo entre los miembros del Ayuntamiento y los
invasores, asesorando al Presidente de la Corporación,
do
Vo
n Manuel Reyes Veramendi ,en los negocios que tu-
a bien consultarle, siendo uno de ellos el tan com-
prometido
ri
que promovió el señor Dean Irrisarri, Vica~
° Capitular del Arzobispado, sobre la libertad de
nuestros
me
prisioneros, en el cual se le pidió y dio dic'a-
n por escrito.
En las elecciones de aquel año fué nombrado el
ñ
^ ° r Ramírez tercera vez Senador por el Estado de
^urango.
134 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
En 1848 obtuvo el sufragio del Colegio de Aboga-
dos de Durango para redactar el Código Penal del Es-
tado, fué nombado por tercera vez Ministro del Tri-
bunal de Justicia, propuesto en terna por el Gobierno,
y por unanimidad de votos del Congreso.
Concurrió, con el carácter de senador a la ciudad
de Querétaro, donde se reunió el Congreso; perteneció
a la comisión encargada de consultar sobre la aproba-
ción del Tratado de Paz con los Estados Unidos, re-
dactó el dictamen respectivo, y designado para formar
parte del consejo del Gobierno, durante el receso de las
Cámaras, renunció el cargo, y para que se le admitiera
la renuncia, fué preciso que el gobernador de Durango
interpusiese su influencia manifestando que había con-
fiado al señor Ramírez la comisión de formar el Código
Penal, obra que concluyó en el resto del año. Obtuvo
de este Congreso la concesión de 100,000 pesos para
auxiliar a los Estados del Norte que habían sido inva-
didos por los bárbaros. En fin, electo tercera vez Rec-
tor del Colegio de Abogados de su Estado en 1849, y
ejerciendo la magistratura, permaneció en Durango
hasta 1851. El 15 de mayo del citado año de 1849, fué
nombrado por el Ayuntamiento Secretario de la Junta
de Caridad.

II
Hasta aquí se ha hecho referencia más a los suce-
sos políticos de la vida del señor Ramírez que a su ca
rrera de abogado y escritor. Recibido muy joven, com-
partió siempre las ocupaciones profesionales con el
cultivo de las letras. Desde 1828 a 1832 publicó diver-
sos opúsculos que es difícil adquirir ahora. En 183¿
fué redactor de El Fénix y colaborador de La OpirM?
de Durango. Escribió muchos artículos en los periódi-
cos políticos y literarios de la época, entre otros en m
Museo Mexicano. En la reorganización del Ateneo ei
año de 1843, fué nombrado socio de número en las sec-
ciones de Legislación e Historia, y el mismo honor ie
CRONISTAS E HISTORIADORES 135

dispensó en 1846 la Sociedad de Geografía y Estadís


tica. En 1833 había compilado de orden del Congreso
los documentos que forman la causa instruida a los
ministros de Bustamante; en 1838 redactó el Diaiio
de las operaciones militares del general don José Urrea
en la campaña de Texas, en vista de los datos oficiales
que se le suministraron; en 1846 había escrito las im-
portantísimas rectificaciones a la Historia de la Con-
quista de México por Prescott, y durante la invasión
norteamericana, había trabajado en las Notas y Noti-
cias a los procesos de Pedro de Alvarado y Ñuño de
Guzmán. El resto de los ocios que tuvo en aquella épo-
ca agitada, los empleó —dice él mismo— "en copiar
los más interesantes MSS. históricos del Archivo Gene-
ral y del Museo, haciendo al mismo tiempo su colación
con los otros ejemplares que pudo conseguir, procu-
rando expurgar sus copias de las inumerables erratas
que presentan los originales por descuido de los copian-
tes; en fin, coligió numerosas noticias y extractos saca-
dos de las mismas fuentes, de las Actas antiguas y pa-
peles del Ayuntamiento y de particulares, hasta formar
una colección de 16 gruesos volúmenes en folio con al-
gunos más de menor dimensión."
Con este precioso acopio de documentos había re-
gresado Ramírez a Durango en diciembre de 1847, don-
de alejado de los asuntos políticos, dividía su tiempo
entre las investigaciones históricas y el ejercicio de la
Magistratura, y ya entonces, a fuerza de constantes
economías y activas diligencias, había logrado reunir
una selecta biblioteca de más de siete mil volúmenes.
a
El 4 de febrero de 1850, escribía a su excelente
migo, corresponsal y distinguido bibliófilo mexicano,
don José María Andrade:
n
"Confieso que soy culpable para con usted; mas
» carezco de disculpa. Hacía muchos días que estaba
ocupado exclusivamente en la colocación de mis libros,
°«Ue creí empresa fácil y se tornó en bien difícil. Obran-
do a guisa de presupuesto derribé paredes en la nueva
casa que adquirí para preparar habitación a mis pre-
136 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
sentes y futuros libros, imaginándome bastaría un sa-
lón de 29 varas con estantes de seis andanas. Pues bien,
la mayor parte tiene siete; en mi estudio que mide 10
varas los hay hasta de nueve y me sobran libros...
¡he aquí mis apuros y también mi espanto, pues no
creía que mi manía hubiera subido tan alto! ¡Y todavía
me vienen otros de Europa, y lo que es peor, no me
siento curado! Espero poder enviar a usted una vista
de mi Biblioteca, que no ha quedado de lo peor."
Copié de propósito este párrafo, para que se vie-
ra el amor que a los libros profesaba el señor Ramírez,
pero todavía me voy a permitir trasladar otros párra-
fos, de la carta que escribió al mismo señor Andrade
con fecha 31 de marzo de 1851, porque en ellos está de
cuerpo entero retratado el bibliófilo, y contienen un
proyecto que aprobado, habría tal vez impedido que la
riquísima biblioteca del señor Ramírez, se hubiera ven-
dido y dispersado en el extranjero.
"Verdaderamente afligido de mi Biblioteca —di-
ce— que me ha costado tanto dinero y años de fatiga
para formarla, acariciaba y abandonaba mil planes
sobre los medios de evitar su dispersión después de mí
muerte, que ha sido siempre el fin de mis combinacio-
nes, cuando el último correo me puso en las manos el
número del Siglo XIX, en que se excita al Gobierno a
la formación de la desgraciada Biblioteca Nacional
proyectada desde el año de 1833.—Yo, por otra de mis
manías, no veo nunca una mera casualidad o capricho
en los acontecimientos; creo que siempre hay avisos y
designios; así es que luego me ocurrió la idea de inten-
tar radicar en México aquella mi predilecta mitad, (1)
sin detenerme lo atrevido del proyecto, pues que para
mí envolvía todo un porvenir y la tranquilidad del res-
to de mi vida. Los medios de ejecución son los siguien-
tes, en que he procurado remover la suprema dificultad
que presenta la falta de dinero.
"Yo poseo aquí (Durango), una casa que es de

(1) Su Biblioteca.
CRONISTAS E HISTORIADORES 137

las mejores de la ciudad en cuanto a construcción, y la


«nejor en cuanto a conservación y compostura... La
finca es susceptible de recibir altos como lo manifiestan
sus paredes, y su avalúo legítimo, no a ojo de buen cu-
bero, es de 16,000 pesos, ofrecidos en moneda hace diez
0
doce años, antes de las mejoras que yo le he hecho...
Actualmente estoy formando el catálogo de mis libros,
V aunque no sé a punto fijo lo que me cuestan, calculo
Que no bajará su valor de 20,000 pesos. Tenemos, pues,
como total 36,000 pesos, más bien menos que más.
'Por el insinuado artículo del Siglo XIX veo que
la idea de su autor es que la proyectada Biblioteca se
establezca en el edificio de la Aduana. Yo no conozco
'as localidades, pero recordando que ocupa una grande
área, y que uno de sus lados da vuelta a la calle de la
Encarnación, me ocurre que si en éste se puede y quie-
re separar un departamento suficiente para formar una
c
a
asa, independiente del resto del edificio, pero contiguo
' local en que se coloque la Biblioteca, el negocio está
incluido, siendo sus condiciones las siguientes:
- la. Yo cedo al Gobierno mi casa por su valor de
M-6,000 y mis libros por el que les resulte, que como
digo no bajará de $20.000.
..
Dl
"2a. El Gobierno me paga esta suma con una ha-
tación desmembrada de la Aduana, estimada con la
j*Juidad y legalidad que corresponde en un contrato de
PJfcna fé. Si el valor de ésta excede al que doy, recono-
c e la diferencia ai rédito legal, con libertad para re-
dimirlo voluntariamente, y si fuere menor me pagará
•a diferencia en abonos anuales tan módicos como us-
6(3
Quiera convenirlos.
. ei. '*3a. La conducción de los libros será por cuenta
¡j Gobierno y por la mía la de su empaque, encargán-
dome también de ponerlos en camino, Si la venta cau-
care alcabala la pagará el Gobierno.
h r 1( "4a. 0 El Gobierno me conferirá el empleo de Bi-
con la
Si ¡ J " " * calidad de perpetuo, y con el goce del
pélelo
ier
señalado a la plaza, teniendo la facultad de po-
un sustituto bajo mi responsabilidad. También
jerceré la de nombrar un dependiente.
138 LUIS GONZÁLEZ OBEEGON
"5a. Cuando vacare la plaza de Conservador del
Museo se incorporará con su dotación a la de Biblio-
tecario.
"6a. Durante los tres primeros años cederé las
dos terceras partes del sueldo señalado a la plaza de
Bibliotecario para compra de libros, con tal que el Go-
bierno contribuya para el mismo intento con el duplo
de la cantidad que yo ponga. Las compras se harán
exclusivamente por mi conducto y dirección ,llevando
y dando cuenta de todo.
"7a. Los sueldos de la Biblioteca se harán por
alguna oficina y fondo que dieren garantías, aseguran-
do la puntualidad de su pago.
"8a. ^ Yo me encargaré gratis de la inspección de
los trabaios que se emprendan para arreglar el local
de la Biblioteca, y cuanto más fuere necesario hasta
ponerla en corriente. El Gobierno contribuirá también
a las obras necesarias para habilitar el local destinado
a mi habitación, siendo de mi cuenta el costo de mate-
riales y por supuesto las obras de ornato.—He aquí en
globo mi plan que usted puede 1
modificar según las cir-
cunstancias si tuviere acceso/
Proponía en seguida el señor Ramírez que su casa
se destinara para Oficina de Correos o Administración
de Tabacos» y después de manifestar las proposiciones
que le había hecho el Gobierno del Estado, para ad-
quirir su habitación y Biblioteca, terminaba diciendo
relativamente a sus libros:
"Juzgando que no estará por demás dar a usted
una idea de sus materias, pongo a continuación SU
cálculo aproximado, que sólo variará en las especies»
mas no en el total de los libros. La nota expresa sola-
mente las cinco clases genéricas adoptadas por los bi-
bliógrafos.
I. Religión y materias teológicas 410
II. Derecho Público, Legislación, Econo-
mía, etc 800
Derecho Romano, Civil y Canónico . . . 1,498 2,298
CRONISTAS E HISTORIADORES 139

III. Ciencias y Artes, Filosofía 361


IV* Bellas Letras 1,405
V, Historia, Cronología, Geografía y
Viajes 1,554
Historia Eclesiástica 389
Historia y documentos pertenecientes
a la América 820 2,763

Pendientes de clasificación 240

Total 7,477

Pocos meses después de escrito lo anterior, el se-


ñor Ramírez tuvo que abandonar a Durango. Graves
disgustos le hacían la vida insoportable allá. Se había
visto en la necesidad de renunciar el cargo de Magis-
trado, por mala conducta de las personas que lo rodea-
ban. Posteriormente, postulado por un partido político
para Gobernador del Estado, sus enemigos emprendie-
ron cruda e injusta campaña contra él, y al fin, apro-
vechando la circunstancia de haber sido electo en aquel
año Ministro de la Suprema Corte de Justicia, resolvió
venir a radicarse a la capital y no volver más a Duran-
go; pero antes vendió al Gobierno de este Estado su
casa y la mayor parte de sus libros. En carta de 28 de
julio de 1851, decía a su inmejorable amigo el señor
don José María Andrade, desde la ciudad de Durango:
"Al fin vendí al Gobierno, o sea a la Junta de
Instrucción Pública, mi casa y Biblioteca (1) en
$31,000, de los cuales he recibido $14,000 en escrituras
de censo impuesto al 6% anual, debiéndome pagar el
resto en las mismas especies según se vayan causando
las pensiones. Además me he reservado y llevo conmigo
unos 20 cajones de libros, la mayor parte pertenecien-
tes a la Historia de México y sus ramos anexos, inclu-
yendo, por supuesto, todos mis Mss.

(1) Los libros que la Junta compró .sirvieron para


formar la Biblioteca Pública del Estado.
140 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

"He dejado pues de tener lo que se llama una bi-


blioteca y en lo de adelante me limitaré a lo muy pre-
ciso para mi profesión, de la que nada me ha quedado,
pues, como Camoens, sólo salvé de mi naufragio mis
papeles favoritos. Con este motivo doy a usted la mo-
lestia de procurarme paulatinamente los libros de la
adjunta nota sí es que se presentan baratos mientras
liego, y aunque sean viejos." (1)
Empero, los propósitos que se había formado el
señor Ramírez fueron vanos. El amor a los libros es
incurable. Como se ve, apenas acababa de vender la
mayor parte de los suyos, aun no llegaba a la capital
y ya hacía el encargo al señor Andrade de la compra
de algunos. Una vez en México, a donde llegó por
agosto de 1851, de nuevo empezó a coleccionar su se-
gunda y última» oero riquísima Biblioteca. Ya en 1858
constaba de, 8178 volúmenes y ocupaba todo los bajos
de su casa, calle de la Merced No. 28. Comprendía
casi todas las obras de antigüedades y jeroglíficos rela-
tivos a América, Asia, Egipto y Nubia, entre otras dos
juegos de la monumental obra Antiquites of México
publicada por Lord Kingshorough; corregido e ilumi-
nado uno de los ejemplares en vista de los códices que
se conservan en las bibliotecas de París, Oxford, Berlín,
Viena, Dresde, Bolonia y Roma. Este soberbio y único
ejemplar lo había arreglado el señor Ramírez, durante
el viaje que hizo a Europa de 1855 a 56. La Biblioteca
del señor Ramírez comprendía también muchos incu-
nables del antiguo Continente, gran número de edicio-
nes princeps mexicanas del siglo XVI, crónicas religio-
sas, folletos rarísimos, infinidad de códices jeroglíficos
de los indios, y una espléndida colección de manuscri-
tos, autógrafos o copiados, relativos a nuestra historia,
reunidos, anotados y cotejados a costa de grandes tra-

(1) Mi excelente y fino amigo el señor Canónigo de


la Colegiata de la Villa de Guadalupe, don Vicente de P.
Andrade, me comunicó toda la correspondencia entre el se-
ñor Ramírez y el señor Andrade.
CRONISTAS E HISTORIADORES 141

bajos por el señor Ramírez y perdidos para México,


cuando muerto don José Fernando, fueron vendidos en
Londres por don Manuel Fernández del Castillo, indu-
cido este señor por el P. don Agustín Fischer.

III
Engolfado con el bibliófilo, achaque de que ado-
lece el que esto escribe, había olvidado hablar del ju-
risconsulto, al que consagraré aunque sean breves lí-
neas, para concluir a continuación la vida del ilustre
historiador mexicano.
Como abogado sobresalió el señor Ramírez por
sus conocimientos en la ciencia del derecho, y por la
habilidad con que supo siempre defender a sus clientes.
La primera causa que le conquistó una gran repu-
tación en toda la República, fué la de doña Nepomu-
cena Alcalde en 1835, cuya defensa, que corre impresa,
fué elogiada por los más reputados profesores de De-
recho. Antes, en 1833, había defendido ai ex ministro
don Rafael Mangino, acusado en unión de sus colegas,
ante la Cámara erigida en Gran Jurado. La defensa
era ardua, por las pasiones entonces exaltadas, y la
absolución de Mangino le acarreó a Ramírez no pocos
acerbos disgustos.
En 1840 fué llamado el señor Ramírez a Zacatecas,
para patrocinar el ruidoso pleito de la Mina de San
Clemente cuyos autos declarados nulos por la Corte de
Justicia, habían hecho desconfiar del éxito en el ne-
gocio; pero el hábil abogado logró obtener sentencia fa-
vorable para la Compañía, la que entró en posesión
pacífica de la mina.
"Graves pesares y prolongados disgustos, —dicen
unos apuntes que tengo a la vista (1) le causó la abso-
lución de la Corte Marcial por la Cámara de Senado-

(1) Especie de autobiografía del señor Ramírez que


comprende desde 1828 hasta 1849. Me la facilitó mi buen
amigo el señor Lie. don Vicente de P. Andrade.
142 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

res erigida en gran jurado, porque se quiso atribuir ex-


clusivamente al influjo de un discurso que pronunció
en su defensa.
"¿Qué influjo podía ejercer un hombre reciente-
mente venido al Senado, y que por decirlo así, se per-
día entre tantas antiguas notabilidades allí reunidas?
En el caso no hubo más influjo que el de la razón,
abrazada y defendida con brío por Ramírez, puesto que
entonces se dijo que la Corte no podía contar más que
con cinco o seis notas favorables, y a la hora de la vo-
tación resultó absuelta por una grande mayoría.
"Su llegada a México en 1845 concurrió con la
presentación del ministro don Manuel Baranda ante la
Suprema Corte para ser juzgado por el famoso decreto
de 29 de noviembre del año anterior, que disolvió el
Congreso General. El acusado le encomendó su difícil
defensa, que desempeñó el señor Ramírez hasta obtener
sentencia absolutoria en la misma Corte.
"Los frecuentes cambios y turbaciones del año de
1846 lo llevaron continuamente al lado de los que en
esas luchas pasaban de vencedores a vencidos. El gene-
ral Almonte cayó del favor del general Paredes, y no
satisfecha su administración con haberlo privado del
poder, quiso también enajenarle la estimación pública,
desatando la prensa contra él. La exaltación de las pa-
siones, la omnipotencia de los acusadores y la prover-
bial dureza del temido Jefe del Gobierno hacían peli-
grosa la defensa. Ramírez la tomó abierta y franca-
mente, y un auto judicial obligó al defensor a dar una
satisfacción que publicaron los periódicos.
"Hizo gran ruido a mediados del año la conspira-
ción, verdadera o falsa, contra el mismo jefe que llevó
al presidio de Santiago Tlaltelolco a don Valentín Gó-
mez Farías, don Ignacio Trigueros, don Lázaro Villa-
mil, don Francisco Lombardo y a otras muchas per-
sonas acusadas de proteger el retorno del general Santa
Anna. Entre los presos se hallaba don Juan Nepomuce-
no Pereda, íntimo amigo del general Almonte, y como
tai doblemente aborrecido y sospechoso para la adtni-
CRONISTAS E HISTORIADORES 143

nistración. Ramírez se encargó de su defensa y ayudó


en la de los otros hasta su excarcelación.
"Pocos meses después cambiados enteramente los
bastidores, el general Paredes caído del poder y preso
en la fortaleza de Perote, otorgaba a Ramírez un am-
plio poder para el giro de sus negocios, reducidos todos
a la salvación de su individuo, porque no tenía más
que salvar. Encomendábale que le obtuviera un pasa-
porte para salir fuera de la República, y pedíale que,
de no conseguirlo, se encargara de su defensa en el pro-
ceso que juzgaba debía seguir necesariamente a aquella
negativa. La gracia o el castigo estaban en la mano del
ofendido general Almonte, entonces ministro de la Gue-
rra, quien otorgó la primera sin restricción ni condi-
ciones. El pasaporte no imponía un destierro, sino que
concedía una licencia. Nobleza que honra al que conce-
dió la gracia, tanto como al defensor que podía haber
visto con tibieza la causa del que ahora víctima, había
sido acusador de su primer cliente.
"Una contienda diplomática, trabada, con el mi-
nistro de España por la ocupación que ordenó el Go-
bierno del Estado de México de los bienes que queda-
ban del Duque de Monteleone, amenazaba al de la Re-
Pública con la fuerte reclamación que era consiguiente,
y que sostenía, además, el ministro de Inglaterra por
intereses de sus conciudadanos. Aunque hubo todavía
Quien recelara alzar la voz en nuestros tribunales para
defender
s
los derechos de Hernán Cortés, Ramírez llevó
u causa a la Corte de Justicia, a principios del año si-
guiente, y las rectas y prudentes providencias de sus
ministros, unidas a las gestiones habilísimas del defen-
sor, salvaron al Gobierno General y al del Estado de
México de las dificultades y graves trascendencias que
Pudo
s
acarrear el negocio. Los bienes fueron devueltos a
u poseedor.
"La ocupación de México por el ejército america-
*° presentó a Ramírez nueva ocasión de ejercer sus
unciones de patrono, funciones que, dicho sea de paso,
P ^ t ó siempre sin exigir recompensa de ninguna clase,
y sin distinción de personas ni calidades. Aprehendido
144 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

por los invasores nuestro oficial don José García Medi-


na en el acto, según se dijo, de acaudillar una reunión
armada u hostil, solicitaron a Ramírez algunos comer-
ciantes españoles, recomendados por el señor don Juan
Hierro Maldonado, para que en unión de éste se encar-
gara de su defensa, pues sus jueces consentían en per-
mitirle la asistencia de dos abogados. Tratábase de re-
cabar para el acusado los derechos de prisionero de
guerra, que rehusaba otorgarle el vencedor, y debía ha-
cerse dentro de 24 horas, término prefijado para el jui-
cio y su ejecución. Esto pasaba en los días de la ocu-
pación de la capital por el enemigo extranjero, cuando
aun corría por las calles de México la sangre de nues-
tros compatriotas y de los invasores, en espantosos y
privados reencuentros que hicieron tan horrible e inse-
gura la situación de la capital. La actividad e inteli-
gencia del señor Hierro, que tomó para sí la parte más
onerosa y peligrosa del negocio, logró alcanzar una pró-
rroga de aquel término fatal, y esto, ayudado por el
hábil sistema adoptado para la defensa por Ramírez,
dio al fin el resultado apetecido. García Medina fué
declarado prisionero de guerra."
Hasta aquí los apuntes inéditos. No me sería di-
fícil citar otros muchos casos, tanto de negocios públi-
cos, como de particulares, en los que desplegó el señor
Ramírez su esclarecido talento, su pericia manifiesta»
y su erudición como jurisconsulto. Tampoco tendría
dificultad en hacer mención de acuerdos y sentencias
que dictó como magistrado; pero es preciso moderar
tan grata labor, para poner término a su vida política
y literaria.
Radicado en la capital, en 28 de agosto de 1851»
fué llamado a la Secretaría de Relaciones por el presi-
dente don Mariano Arista, cargo en que duró hasta
agosto de 1852, demostrando su actividad de siempre,
y luchando con la injusta acusación que presentó ante
la Cámara de Diputados don Bernardino Alcalde, de la
que fué absuelto el señor Ramírez,
Ya por aquel tiempo (1852) era a la vez Director
y Conservador del Museo Nacional, cargo que deseifl-
CRONISTAS E HISTORIADORES 146

peñó con toda eficacia, dadas su dedicación y amor a


la arqueología. Al señor Ramírez debe dicho estableci-
miento su verdadera organización y el haberse trasla-
dado al edificio que hoy ocupa en la época del Imperio
de Maximiliano.
Desterrado el señor Ramírez durante la dictadura
del general Santa-Anna, a mediados de 1855 empren-
dió viaje a Europa, de donde regresó en marzo de 1856,
después de haber recorrido entre otros países Francia,
Alemania, Inglaterra, Italia y Suiza, Registró las prin-
cipales bibliotecas públicas de las grandes capitales
europeas, como la del Colegio de Propaganda Fide de
Roma, la de la Universidad de Bolonia, la Imperial de
Viena, la Real de Dresde, la de la Universidad de Ox-
ford y la de París, y en todas ellas fué recibido con
aprecio, concediéndole licencia para estudiar y copiar
una multitud de códices y pinturas jeroglíficas, que
como valiosísimo tesoro trajo a su patria. Como ejem-
plo de estas distinciones bastará citar al señor don Fer-
nando José Wolf, bibliotecario de la Imperial de Viena,
quien no obstante de estar cerrado el establecimiento
para el público, obsequió todas sus demandas, inclusa
la de examinar y hojear el Códice mexicano que allí se
conserva, y que sólo se permitía ver ai través de una
vidriera. Los únicos que no obsequiaron los deseos del
señor Ramírez, fueron los encargados de la Biblioteca
del Vaticano, "ante cuyas puertas cerradas —fíce-
se estrellaron todos los esfuerzos míos y el empeño de
mis patronos, no creo que por egoísmo o falta de volun-
tad, sino por obra de aquella formulosa y desesperante
lentitud que predomina en nuestra raza, a proporción
que se aproxima a su tronco."
En cambio tuvo el gusto de visitar en Postdam al
sabio Barón Alejandro de Humboldt, quien lo recibió
el día 14tíejunio de 1855, y le obsequió tres meses des-
pués un precioso autógrafo contenido al pie de su re-
trato; autógrafo que está fechado el día 14 de septiem-
bre del mismo año, aniversario del natalicio del ilus-
tre viajero que nos visitó en 1803.
146 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Cuando volvió a su patria el señor Ramírez, con-
tinúo consagrado al estudio y al ejercicio de su profe-
sión. Era Ministro Jubilado de la Suprema Corte de
Justicia, y desempeñaba la dirección del Museo Na-
cional, la rectoría del Colegio de Abogados, las cáte-
dras de las academias teórico-prácticas de derecho, y
la presidencia de la Junta Directiva de la Academia de
Bellas Artes, donde continuó con diligencia enrique-
ciendo la galena de pinturas de la escuela mexicana»
que había comenzado a coleccionar su distinguido pre-
decesor el licenciado don José Bernardo Couto, Ade-
más, fué por entonces Síndico del Convento de San
Francisco, y poco tiempo después interventor de las
bibliotecas de los extinguidos conventos de México, lo-
grando salvar de la rapiña y de la destrucción muchí-
simos libros y multitud de manuscritos antiguos, que
de otra manera hubiéramos perdido para siempre.
En 1856 fué vocal de la Junta Directiva del
Desagüe, en substitución de don Bernardo Couto, car-
go que desempeñó con mucho empeño, redactando un
luminoso informe sobre las inundaciones y trabajos del
desagüe.
Durante la Intervención y el Imperio el señor Ra-
mírez se rehusó a formar parte de la Junta de Notables
(1863), y no sin haberlo rechazado tres veces en el
curso de menos de un mes, aceptó a instancias de la
Emperatriz Carlota el cargo de Ministro de Relacio-
nes y Presidente del Consejo, que desempeñó desde
julio de 1864 hasta el 3 de marzo de 1866.
Retiradas las fuerzas francesas expedicionarias, el
señor Ramírez, previendo el pronto desenlace que iba
a tener aquel efímero Imperio se fué a Europa, reco-
rrió de nuevo bibliotecas y archivos, tanto públicos co-
mo privados; entabló relaciones con distinguidos lite-
ratos, principalmente en España, y habiéndose retira-
do a Alemania, donde estaban sus deudos y a donde
había llevado sus libros, murió en Bonn el 4 de marzo
de 1871. Sus restos fueron transladados a México por
su familia, y actualmente reposan en el cementerio
inglés.
CRONISTAS E HISTORIADORES 147

Los servicios prestados por el señor Ramírez du-


rante su vida a las letras y a las ciencias, le valieron
justas y honrosas distinciones. Fué miembro de muchas
Corporaciones nacionales y extranjeras, como del Ate-
neo Mexicano, de la Sociedad Mexicana de Geografía
y Estadística, de la Sociedad Humboldt, Presidente de
la Academia Imperial de Ciencias y Literatura estable-
cida por Maximiliano; Rector del Muy Ilustre Colegio
de Abogados de México; Académico Honorario de la
Real Academia Española, de la de Historia de Madrid,
Corresponsal de la Pontificia de Arqueología de Roma,
de la de Historia y de la de Etnología de Nueva York,
y de la Comisión Científica de México.
En la época del Imperio obtuvo las condecoracio-
nes de Gran Cruz de la Orden de Guadalupe, Comen-
dador de la Orden de la Águila Mexicana, Gran Cruz
de la Orden de la Corona de Hierro de Austria y Cruz
de la Estrella Polar de Suecia.
Tales diplomas y condecoraciones cuando se obtie-
nen por medio de dinero o por favoritismo, nada signi-
fican; pero cuando son concedidas sin solicitarlas, en
atención sólo a las prendas e inteligencia de individuos
del vaíer de D. José Fernando Ramírez, demuestran
el aprecio que merecieron de sus contemporáneos, y el
justo tributo que éstos rindieron a las virtudes públicas
y privadas.
BIBLIOGRAFÍA
Para enumerar metódicamente las obras que escri-
bió, publicó y dejó inéditas el señor Ramírez* las he
dividido en cinco clases, a saber:

A. Escritos diversos
Reflecciones |] sobre || la conducta y principios ||
políticos-religiosos 11 del 11 Reverendo Obispo 11 de Mi-
choacán |¡ Victoria de Durango: 1833. || Imprenta
del Estado a cargo de Manuel González.
En 4o., 71 págs.
148 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Documentos | Oficiales || relativos al extraña-
miento || de R. Obispo de Durango 11 D. José Antonio
López de Zubiría 11 a consecuencia 11 de haberse resis-
tido a cumplir la parte preceptiva de la ley || general
de 22 de abril del presente año sobre provisión de
curatos. || (Viñeta.) || Victoria de Durango: 1834.
Imprenta del Estado a cargo de Manuel González .
En 4o., 27 págs.

Oración cívica |j que || en el Aniversario del Gri-


to de ¡| Independencia 11 se pronunció 11 en el Palacio
del Gobierno de Durango, | el 16 de septiembre de
1837 || por [I el Lie. José F. Ramírez, || Rector del
Ilustre Colegio de Abo- || gados del Departamento.
En 8o. Apud Aniversario || del memorable 16 de
septiembre de 1810 || solemnizado || en la Capital
de Durango en igual día 11 de 1837. (Viñeta.) 11 Vic-
toria de Durango: 1837. || Imprenta del Gobierno a
cargo de M. González. 32 págs.

Proyecto i | de |¡ Reforma de las leyes || Consti-


tucionales |¡ de la ¡| República Mexicana || Iniciado
|| Por los individuos || de la Comisión especial || nom-
brada 11 por la Cámara de diputados, | para entender
en este asunto, | j y leído en la sesión | de 30 de ju-
nio del presente año. || México: || Imprenta del Águi-
la, 11 dirigida por José Ximeno, calle de Medirías núm-
6 j| 1840.
En 4o., 138 págs. El Voto particular que en este
asunto redactó el Sr. Ramírez, comprende desde la
pág. 109 a la 138 inclusives.

Proyecto || de || Constitución que presenta J| *j


Soberano Congreso Constituyente la mayoría dfe |!
CRONISTAS E HISTORIADORES 149

su comisión especial | y || Voto particular II de || la


minoría. 11 México. | Impreso por Ignacio Cumplido.
It 1842.
En 8o., 149 págs. y 42 del Voto particular. Con
excepción de éste, todo fué redactado por el Sr. Ra-
mírez.

Memoria |¡ del Ministro de Relaciones interiores


y ¡ | exteriores 11 D. José Fernando Ramírez, 11 leída
en la Cámara ae Diputados || en los días 3, 4 y 6
y ¡| en la de Senadores en ¡¡ los días 8 y 11 de mayo
de 1852.
En 4o. mayor, 163 págs., más 17 Documentos
comprobativos de la Memoria y 6 que se relacionan
con ella.
Copia manuscrita toda de puño y letra del Sr. D.
José María Andrade, que registré, pues se encontraba
en la copiosa biblioteca de su sobrino el Sr. Canónigo
de la Colegiata D. Vicente de P. Andrade. De esta
Memoria inédita hasta ahora, sólo se han publicado
los siguientes documentos.

Memoria Instructiva || de los || derechos y jus-


tas causas 11 que tiene 11 el Gobierno de los Estados
Unidos Mexicanos |¡ para no reconocer || ni la sub-
sistencia del privilegio concedido a D. José Garay pa-
ra 11 abrir una vía de comunicación entre los océanos
Atlántico y |] Pacífico por el Istmo de Tehuantepec,
ni la legitimidad de la || cesión que aquél hizo del
mismo privilegio a ciudadanos de || los Estados Uni-
dos de la América del Norte. ¡ | La publica j 1 El Mi-
nistro de Relaciones || México. || Tipografía de Vi-
cente García Torres. | i 1852.
En 4o. mayor, 28 págs. De esta Memoria hay tra-
ducción al inglés, impresa en 4o„ 40 págs. México,
1852.
160 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Documento núm. 4 || de || La Memoria || que el
Secretario || de Relaciones interiores || y Exteriores
11 presentó a las Cámaras, en que se da cuenta de los
arre- 11 glos hechos para el pago de la deuda garanti-
zada || por |j Convenciones diplomáticas. || México. ||
Imprenta de Vicente García Torres. 11 1852.
En 4o. mayor, 106 págs.

Explicaciones sobre las propuestas hechas por el


Sr. James B. Moore para la apertura del camino de
Tehuantepec.—México. 1853.
En 8o., 18 págs.

Dictamen j ¡ de varios letrados || sobre las recla-


maciones dirigidas || al Supremo Gobierno || por los
actuales contratistas || de la Casa || de Moneda y
Apartado de esta Capital || con motivo del último
arrendamiento )| de dichas casas, celebrado con || D.
Alejandro Bellange. | México, 11 Establecimiento tipo-
gráfico de Andrés Boix. || Cerca de Santo Domingo
núm. 5 11 1856.
En 4o. común, 58 págs. Hicieron suyo el dicta-
men los Sres. Lies. D. Gabriel Sagaceta, D. José M.
Casasola, D. José Ignacio Pavón y D. José Guada-
lupe Covarrubias.

Una visita 11 al 11 Barón de Humboldt. 11 México,


mayo 12 de 1857.
Sobretiro del artículo así intitulado, que publicó
el Sr. Ramírez en el tomo V de 'Xa Cruz." Consta de
10 págs., que contienen la relación de la visita, 5 de
la biografía de Humboldt y un magnífico retrato de
éste perfectamente litografiado por Salazar.
CRONISTAS E HISTORIADORES 1B1

Discurso |! que 11 el Rector del M w Ilustre 11


Colegio de Abogados de México y Presidente |j de
su Academia Teórico-Práctica de Jurisprudencia I f le-
yó ¡I en la Junta General que celebró el mismo Cole-
gio el día 24 de enero del presente año, dándole cuen-
ta || de su administración y del estado que guardan
ambos institutos. I| Se imprime por acuerdo del Co-
legio. || México. || Imprenta de J. M. Andrade y F.
Escalante, || Calle de Tiburcio núm. 19. || 1864.
En 4o. mayor, 8 págs.

Acta de la Instalación || de || La Academia Im-


perial || de ciencias y Literatura de México || (Viñe-
ta con el escudo del Imperio) || México. || Imprenta
de Andrade y Escalante 11 Bajos de San Agustín núm.
1. || 1866.
En folio menor, muy bien impreso, con 27 págs.
Entre las págs. 7 y 21, se inserta el brillantísimo dis-
curso que en esa ocasión pronunció D. José Fernando
Ramírez.

José Fernando Ramírez. || México || durante su


guerra || con los || Estados Unidos || México || Li-
brería de la Vda. de Ch. Bouret. || Cinco de Mayo.
11. || 1905.
1 vol. en 8o. de VIII-322,
Interesante obra para conocer la vida interna de
la época nefanda de 1846 a 1847, escrita en forma de
diario por el Sr. Ramírez, cuyos originales se conser-
vaban en la Secretaría de Instrucción Pública. Esta
obra fué impresa en el Tomo III, de la colección inti-
tulada: "Documentos Inéditos o muy raros para la
Historia de México/'
152 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
B. Defensas y alegatos jurídicos
Alegato |¡ presentado a la ecselentísima Sala de
Vista || en el artículo formado || por el || Lie. José
Fernando Ramírez \\ Defensor || de |j Doña Nepomu-
cena Alcalde, || en el artículo (sic) que formó pidien-
do restitución contra su confesión y la reposición de
la sentencia del inferior. ¡| Victoria de Durango: 1835.
11 Imprenta del Gobierno a cargo de Manuel Gonzá-
lez.
En 4o. común, con 29 págs.

Alegato || que ]! El Lie. José F. Ramírez | Pre-


sentó || A la Ecselentísima Sala de Vista de | Este
Departamento |] En Defensa i| de Doña Nepomucena
Alcalde |j Acusada II De || Parricidio. || Victoria de
Durango: 1837. || Imprenta Del Gobierno A Cargo
de Manuel González.
En 4o. común con 120 págs. Este extenso y lu-
minoso Alegato lo hizo el Sr. Ramírez en 12 días, al
cabo de los cuales le sobrevino una aguda enferme-
dad en el cerebro, a consecuencia del excesivo trabajo.
Se reprodujo el Alegato en las columnas del Ateneo
Mexicano y como Apéndice a la Práctica Criminal de
Gutiérrez, edición mexicana.

Informe en Derecho ! Que pronunció en los Es-


trados de la ¡| Exma. 2a. Sala del Supremo Tribunal
de Justicia (| de la Nación || El Licenciado || D. José
Fernando Ramírez |j por la || Testamentaría de D.
Miguel Ajuria |l En el pleito || que le ha promovido
D. Anacleto Polídura, sobre la legitimidad de la |j en-
trega de las haciendas || denominadas San f| Vicente
Chiconcuaque y Dolores ! | México. ] | Imprenta de An-
drade y Escalante 11 Calle de Cadena núm. 13. 11 1859.
En 4o. común, 187 págs. y una de Correcciones.
CRONISTAS E HISTORIADORES 183

Apuntamientos 11 que presentó | j A la Exma. Ter-


cera Sala del Supremo Tribunal de Justicia 11 de la Na-
ción || El Lie. D. José Fernando Ramírez | Amplifi-
cando los fundamentos de hecho || y derecho || que
expuso verbalmente en sus Estrados, por la Testamen-
taría de D. Miguel Ajuria |j en el litis con D. Ana-
cleto Polidura, sobre la legalidad de la entrega || de
las haciendas denominadas 11 San Vicente, Chiconcuac,
y Guadalupe.
Interitus civitati paratur, in qua lex non
proest Magistratibus, sed illi legíbus prac-
sunt. PLATO, de Leg. Dial 4.

México ] | Imprenta de Andrade y Escalante 11 Ca-


lle de Cadena núm. 13. || 1861.
En 4o. común, con 227 págs.

Informe || Que hizo \\ Ante la Exma. Primera


Sala del || Tribunal Superior |] del || Distrito Fede-
ral, 11 El Lie. 11 D. José Fernando Ramírez, 11 en de-
fensa del I! Sr. D. Manuel Diez de Bonilla. || México.
II Imprenta de J. M. Lara, Calle de la Palma núm.
4. 1861.
En 4o. común, con 50 págs. Este opúsculo es so-
bretiro del Informe que apareció en las págs. 31 a 89,
del "Proceso instruido a los ex Ministros de Estado
Sres. D. Luis G. Cuevas, D. Manuel Diez de Bonilla,
D. Manuel Pina y Cuevas y D. Teófilo Marín, y ex
Gobernador del Distrito D. Miguel María Azcárate,
acusados de usurpación del Poder Público por las fun-
ciones que desempeñaron en la República entre los
años de 1858 y 1860."
Muchos escritos jurídicos del Sr. Ramírez perma-
necen inéditos, entre los cuales mencionaré su Defensa
de D. Manuel Baranda que existe manuscrita en mi
poder.
154 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

C. Estudios históricos y biográficos


Proceso instructivo || formado || por la Sección
del Gran Jurado | de la 11 Cámara de Diputados 11 del
Congreso General, | en averiguación de los delitos de
que fueron acusados | j los ex Ministros D. Lucas Ala-
man, D. Rafael Mangi- || not D. José Antonio Fació
y D. José Ignacio Espinosa. | j Se imprime de orden de
la Cámara. || México, jj Impreso por Ignacio Cumpli-
do, |j Calle de Zuleta No. 14, || 1833.
En 4o. común, 255 págs.; tres hojas de índice y
Erratas sin numerar.

Diario || de las ]| operaciones militares || de la


División || que al mando del General || José Urrea ||
hizo la campaña de Tejas. || Publicóla su autor || con
algunas observaciones para vindicarse an- 11 te sus con-
ciudadanos. || Victoria de Durango 1838. || Imprenta
del Gobierno a cargo de Manuel González.
En 4o. común, 136 págs. El redactor de este Dia-
rio fué el Sr. Ramírez, quien lo escribió en vista de los
datos y documentos oficiales que se le proporcionaron.

Notas 11 y 11 esclarecimientos 11 a la 11 Historia de


la Conquista | i de México j | del Sr. W. Prescott, 11 por
!| José F. Ramírez, || Ciudadano Mexicano .
En 4o. XX-124 págs., apud. Historia de la Con-
quista de México de Prescott, publicada por I. Cumpli-
do, 1844-1845, tomo lio.
Consta este interesantísimo opúsculo de una Jf*-
troducción y diez Notas relativas a las Historias Tolte-
cas y Atiples y escrituras jeroglíficas de los aztecas;
Sacrificios humanos y antropofagismo de los mexicü*
nos; Aritmética mexicana; Calendario; Laborío interior
de las minas; Expedición de Hernán Cortés, sus ifR~
CRONISTAS E HISTORIADORES 165

trucciones, espíritu y carácter de la empresa; Pesos


de oro; Importe del tesoro de Moctezuma; Destrucción
de la flota; Noticias relativas a Cortés; Monedas de los
mexicanos y Topografía histórica. Contiene además
una Descripción de cuatro lápidas monumentales con-
servadas en el Museo Nacional de México, seguida de
un ensayo sobre su interpretación, y dos láminas lito-
gráficas que ilustran el texto. (1)

Proceso de residencia || contra |j Pedro de Alva-


rado || Ilustrado con estampas sacadas de los
antiguos Códices Mexicanos, |j y Notas y Noticias
11 Biográficas, 11 Críticas y Arqueológicas, j! por 11 D.
José Fernando Ramírez. 11 Lo publica j | paleografiado
del MS. original ]| El Lie. Ignacio L. Rayón. || Mé-
xico. || Impreso por Valdés y Redondas, || Calle de
las Escalerillas núm. 2. || 1847.
En 4o. XXIII-302 págs. + 1 hoja de índice y 4
litografías.
Los escritos contenidos en este volumen debidos
a la pluma del Sr. Ramírez son: Noticias históricas de
Ñuño de Guzmán; Retrato de Alvarado; Muerte del
mismo; Matanza de la nobleza en el templo mayor;
Salto de Alvarado; Aporreamiento o suplicio por me-
dio de perros de presa y Edificación de la primera
iglesia en México.
Hay sobretiro de estas notas con el siguientes tí-
tulo:
Explicación || de || tres antiguas Pinturas Jero-
glíficas || de los |j Mexicanos, 11 Con dos Notas Crí-
ticas 11 sobre el Salto de Alvarado 11 y edificación de
la Primera Iglesia en México 11 Sacadas 11 de la Obra
intitulada: i I Procesos de Pedro Alvarado y Ñuño de

(1) Estas Notas y otros opúsculos, impresos e inédi-


tos, los coleccionó el Sr. D. Victoriano Agüeros en su Bi-
blioteca de Autores Mexicanos.
166 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Guzmán, 11 Por 11 Don José Fernando Ramírez 11 Edi-
ción especial de 20 ejemplares. || Impreso por Valdés
y Redondas, |¡ Calle de las Escalerillas, núm. 2. 11
1847,
En 4o., 26 págs., tres láminas de colores y un
retrato de Al varado* Mi finado amigo Dr. D. Nicolás
León poseía ejemplar de esta edición rarísima.

Noticias Históricas |j y Estadísticas || de Duran-


go || (1846-1850) ¡I Por el [| Sr. Lie. D. José Fernan-
do Ramírez. | ¡ Va adornada con un plano y dos vistas
de la Capital. || Edición de || La Ilustración Mexicana.
|| México* j! Imprenta de Ignacio Cumplido, calle de
los Rebeldes, núm. 2. || 185!.
En 4o, mayor, 87 págs., una de índice sin nume-
rar y tres litografías. Nueva edición de esta obra se
hizo en el Tomo V del Boletín de la Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadística. Primera Época.

Memorias. 1 Negociaciones y Documentos, || pa-


ra servir a la Historia || de las diferencias que han
suscitado | entre || México y los Estados Unidos, ||
los 11 tenedores del antiguo privilegio, concedido para
la ¡! comunicación de los Mares Atlántico y Pacífico
I! por el Istmo de Tehuantepec. || Por || D. José Fer-
nando Ramírez, || Ex Ministro de Relaciones. || Mé-
xico. I ¡ Imprenta de Ignacio Cumplido, calle de los
Rebeldes, núm. 2. || 1853.
En 4o. mayor, XIII-944 págs., + XV de índice.

Descripción de Algunos Objetos || del Museo


Nacional de ¡| Antigüedades de México Por D.
José F. Ramírez |j Conservador del mismo establecí-
CRONISTAS E HISTORIADORES 167

miento ]| Edición especial de cincuenta ejemplares ||


México || Imprenta de J. M. Andrade y F. Escalante
! | Calle de Cadena núm. 13 11 1857.
En gran folio, 7 págs., a dos columnas y una her-
mosa litografía dibujada por el artista mexicano C.
Castro, Hay ejemplares que contienen en vez de la li-
tografía, fotografía, pero son muy raros. Esta intere-
santísima Explicación de 42 objetos arqueológicos pro-
piedad del Museo, con excepción de algunos que tenía
en su casa el Sr. Ramírez, se publicó como Apéndice
a la obra intitulada México y sus alrededores, editada
hacia 1855 y 1856, por Decaen.

Diccionario || Universal |j de Historia y Geogra-


fía, etc. 11 México: 1853-1856. || Tipografía de R. Ra-
fael, Calle de Cadena núm. 13.—Los últimos tomos es-
tán impresos por F. Escalante, quien en unión del
Sr. D. José María Andrade, fué editor de la obra, que
consta de 10 volúmenes 4o. mayor a dos columnas.
Los artículos publicados en este Diccionario por
el Sr. Ramírez, aparecen firmados R-M-Z. Sus títulos
son los siguientes:
Aatzin, Ahatl,
Academia Teórico-Práctica de Durango.
Academia de Jurisprudencia Teórico-Práctica de
México.
Acamapic, Acamapich, Acamapitz.
Acoloa, Aculua, Aculhua.
Acta constitutiva.
Acta de Independencia.
Agathodemón.
Aguilar (Gerónimo).
Aguilar (Marcos de).
Arizona.
Armas de México.
Atotonilco.
Auitzotl o Ahuizotl.
Axayácatl.
158 LUIS GONZÁLEZ OBBEGON

Axolohua.
Canatlan.
Canelas»
Cuencamé.
Cuitlahua o Cuitlahuatzin.
Chimaipáin. (Domingo de San Antón Muñoz o
Muñón).
Chimalpopoca.
Durango (Estado de),
Ferrería de Durango y cerro del Mercado.
Huitzilihuitl o Vitzilivitl.
Itzcoatl o Itzcóhuatl.
Ixtilxóchitl (Fernando de Alva).
Moteczuma, o Motecuhzuma Ilhuicamina.
Ñuño de Guzmán (el mismo estudio que se pu-
blicó en el Proceso).
Puede haber otros artículos que se hayan escapa-
do al registrar el Diccionario; pero los anteriores son
los principales. Los relativos a los reyes de México
son muy notables, y es lástima que el Sr. Ramírez no
escribiera los correspondientes a Tízoc y a Cuauhté-
moc para completar la serie cronológica- El de Mote-
cuhzoma Xocoyotzin lo dejó trunco e inédito.

Cuadro Histórico-Geográfico || de la || Peregrina-


ción de las Tribus Aztecas que poblaron el Valle de
México j | Acompañado de algunas explicaciones para
su inteligencia. Por D. José Fernando Ramírez. Con-
servador del Museo Nacional. || Apud Atlas Geográ-
fico, Estadístico e Histórico de la República Mexicana*
formado por Antonio García Cubas. || México || Im-
prenta de D. José Mariano Fernández II de Lara, ca-
lle de la Palma núm. 4. || 1853.
Son dos grandes láminas litografiadas en folio
máximo (Núm. 1 y 2 ) : la primera en colores repro-
duce el Mapa de Sigüenza, códice original importantí-
simo; la segunda contiene el Lienzo de la peregrinación
azteca cuyos originales existen en el Museo Nacional
CRONISTAS E HISTORIADORES 159

de México. Ambas láminas están acompañadas de un


texto explicativo del Sr. Ramírez.
No fueron estos los únicos códices de la antigüe-
dad mexicana, que dio a la estampa el docto anticua-
rio. Cuando estuvo en París, no sin vencer el carac-
terístico egoísmo de Mr. Aubin, poseedor de una ina-
preciable colección de pinturas jeroglíficas que llevó
de México, el Sr, Ramírez logró hacer litografiar los
siguientes códices pertenecientes al mencionado Mr.
Aubin.
Tonalámatl, calendario ritual de 260 días: 20 lá-
minas con colores. Hay ejemplares sin iluminar.
Historia del reino de Acolhuacán o Texcoco. Ma-
pa Tloltzin. tiene lm. 275 de largo por Om. 315 de an-
cho.
Mapa Quinántzin. Tiene Om. 77 de largo por Om.
44 de ancho.
Mapa de Tepechpan. Historia sincrónica de los
señores de Tepechpan v de México. Mide 39 m. por
0 m. 50.
Códice Aubin. Historia de los mexicanos desde el
principio de su peregrinación hasta 1609, seguido de
otro códice cronológico desde Tenoch hasta 1607.
Atlas de la Historia del P. Duran. Consta de tres
tratados. El lo. contiene 32 láminas, el 2o. 11 láminas
V el 3o., 6 láminas.
Códice que forma el Apéndice de la obra ante-
rior: 16 láminas.
Todos estos códices fueron impresos en París, en la
Litografía de ¡ules Desports. Instituto Imperial de
Sordos Mudos. Hay de ellos ejemplares iluminados y
en negro: los primeros son muy raros. El Sr. Ramí-
rez
a
también hizo copiar en el transcurso de su viaje
Europa más de dos mil jeroglíficos mexicanos en
°tras tantas tarjetas.

Noticias de la Vida y Escritos 11 de Fray 11 Toribio


de Benavente || o Motolinia || Uno de los primeros
160 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
misioneros católicos ¡| y fundadores de la Provincia
Mexicana del Santo Evangelio 11 de México J ¡ Acom-
pañadas |¡ de investigaciones sobre el origen y moti-
vos de sus disidencias con el IHmo. || D. Fr. Bartolo-
mé de las Casas, Obispo de Chiapa^, \\ Por Don José
Fernando Ramírez ¡ j Conservador del Museo Nacional
de México. || Viñeta ¡| México. . adición para é
Autor. || 1859.
En 4o. mayor, 109 págs. limpiamente publicadas
en la "Imprenta particular de Joaquín García Icaz-
balceta, calle de Manrique núm. 5."
"Este opúsculo se escribió para colocarlo al fren-
te de los escritos del Padre Motolinia, incluidos en el
tomo I de la Colección de Documentos para la histo-
ria de México, que ha publicado el Sr. D. Joaquín
García Icazbalceta, y se ha hecho por separado esta
edición de CINCUENTA EJEMPLARES, sin otra
diferencia que la consiguiente en la foliatura..."

Bautismo de Moteuhzoma II. || Noveno Rey de


México. || Disquisición histórico-crítica de esta Tradi-
ción, 11 Por D- José Fernando Ramírez. 11 Apud Boletín
de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística,
Tomo X, págs. 357 a 381.—México. || Imprenta de
Vicente García Torres || Calle de San Juan de Le-
tránnúm. 3 || 1863.
Opúsculo tan interesante, lo escribió el Sr. Ramí-
rez para insertarlo entre las ilustraciones con que pen-
saba publicar la edición de la Historia de Tlaxcafa
por Diego Muñoz Camargo. Ignoro por qué no 1°
incluyó el Sr. Chavero en la impresión que de dicha
obra hizo en 1892, con notas del citado Sr. Ramírez y
suyas.
La anterior disquisición tengo noticia que se pu*
biicó por separado el año de 1864, en un folleto 4o.
mayor de 27 págs., a dos columnas.
CRONISTAS E HISTORIADORES 161

Historia || de las j | Indias de Nueva España ||


Y Islas de Tierra Firme, || Por || El Padre Fray Die-
go Duran || Religioso de la Orden de Predicadores
!| (Escritor del Siglo XVI) || La Publica con un Atlas
de Estampas, Notas e Ilustraciones 11 José F. Ramírez
jj Individuo de varias Sociedades Literarias || Nacio-
nales y extranjeras || México || Imprenta de J. M.
Andrade y F. Escalante. | Bajos de San Agustín núm.
1 ;* 1867.

Sólo publicó el Sr. Ramírez el Tomo I de esta


obra, XV-535 págs. El Tomo II se imprimió hasta
1880, 305 págs. texto, y 177 págs. del Apéndice escri-
to por D. Alfredo Chavero. No fué la única obra que
se propuso reimprimir el Sn Ramírez. Dejó copias
manuscritas, precedidas de introducciones y anotadas,
de las obras históricas de Sahagún, Tezozómoc, Ix-
tlilxóchitl, P. Tovar o Códice Ramírez, y otras, de las
cuales algunas ya se han impreso por el Sr. Chavero.
Parece que la edición que preparaba el Sr. Ramí-
rez de la obra del P. Sahagún era espléndida. En car-
ta dirigida desde Durango el 6 de septiembre de 1850
a D. José María Andrade, le decía: "Me pidió (D.
Ignacio Cumplido) algo que imprimir, en que pudiera
lucir sus recursos tipográficos y hacer una edición dig-
na de la prensa. Yo le propuse le reimpresión del P.
Sahagún, que dije a Vd. estaba cotejando con la edi-
ción de Londres y que me proponía expurgar de sus
innumerables erratas; agregándole los materiales de
los códices Telleriano, Vaticano y Mendocino con otras
observaciones que me ha inspirado su estudio. La prin-
cipal mejora debía consistir en la edición de las es-
tampas que faltan a la obra, y que me parece haber
reconocido en dichos códices, aumentando las más que
demanda hasta el número de ciento. El proyecto le ha
gustado (a Cumplido), y yo aseguro a Vd. que si se
realizara, México produciría una de las obras más
importantes, y que sería indispensable para el estudio
162 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

de sus antigüedades, pues que la edición de Londres


está sumamente corrompida."
Desgracidamente el proyecto no se realizó; pero
por fortuna en la misma tarea, de hacer una edición
completa e ilustrada de la obra del P. Sahagún, se ocu-
pó, aunque sin llevarla a cabo, el Sr. D. Francisco del
Paso y Troncoso, Director que fué del Museo Nacional
D. Estudios Bibliográficos
Códices Mexicanos de Fr. Bernardino de Saha-
gún. Interesantísimo estudio descriptivo de los códi-
ces conocidos de esta obra, fechado en Sevilla a 24 de
octubre de 1867.
Se publicó en el Boletín de la Real Academia de
la Historia de Madrid, tomo VI, cuaderno II, corres-
pondiente al mes de febrero de 1885. Comprende des-
de la pág. 85 hasta la 124, inclusives.
El Sr, Ramírez estudió además en este opúsculo,
las copias y ediciones del texto de la obra de Sahagún.

Biblioteca ¡| Hispano-Americana Septentrional. ||


Adiciones y correcciones |J que a su fallecimiento dejó
manuscritas || el Sr. Lie. || D. José Fernando Ramí-
rez, || y son las que cita || con el nombre de "Suple-
mento" o " Adición" j | en las apostillas que puso a su
ejemplar de la |¡ Biblioteca Hispano-Americana |j del
Dr. D. |¡ J. Mariano de Beristáin y Souza. |¡ Publi-
carías por vez primera j|el Lie. Victoriano Agüeros y
el Dr. N. León. || (Viñeta) || México. | Imprenta de
"El Tiempo," Cerca de Sto. Domingo 4. | V. Agüeros,
editor || 1898.
En 8o., XLVII págs. de bio-bibliografía sobre el
Sr, Ramírez escritas por Luis González Obregón, y 662
págs. texto de la obra, adiciones e índice.
Esta obra inédita y postuma, demuestra una vez
más los grandes conocimientos históricos y bibliográ-
ficos que acerca de México poseía el Sr. Ramírez.
CRONISTAS E HISTORIADORES m
E. Escritos inéditos y compilaciones
Opúsculos históricos.—Con este título existen en
el Museo Nacional 20 volúmenes manuscritos en 4o.
común, que contienen muchos estudios inéditos del
Sr. Ramírez, algunos de los originales de los ya pu-
blicados y varios documentos colegidos por él. Doy
un breve resumen de su contenido a continuación:
Tomo I, 402 págs,—1. Manera de historiar y au-
toridades consultadas.—2. Rápida ojeada sobre la his-
toria antigua de México. Primer período de 1036 a
1502.—Segundo período de 1502 a 1519.—4. Estudio
sobre las ideas políticas y religiosas de los antiguos
mexicanos.
Tomo II, 443 págs.—1. Fundación de México —
2. Explicación de la primera estampa del Códice Men-
docino.—3. Etimología de México,—4. Cronología de
los reyes de México.—5. Confederación mexicana.—6.
Antigüedades del Museo (artículo publicado en la
obra intitulada México y sus alrededores).—7. Estudio
sobre los Comanches.
Tomo III, 339 págs.- Contiene los originales de
los artículos publicados por el Sr. Ramírez en el Atlas
de García Cubas, y en el Diccionario de Historia y Geo-
grafía editado por Andrade y Escalante.
Tomo IV, 369 págs.—1. Vida de Motecuhzoma
Xocoyotzin que dejó trunca el Sr. Ramírez.—2. Notas
a la Historia Chickimeca de Ixtlilxóchitl sobre el bau-
tismo de Motecuhzoma.—3. Otro estudio sobre el mis-
mo asunto.—4. Ejecutoria y escudo de Armas de D.
Pedro Motecuhzoma, dado en Madrid a 11 de sep-
tiembre de 1570.—5. Testamento del mismo, fechado
en México a 20 de noviembre de 1579.—6. Cédula so-
bre la sucesión de doña Isabel Motecuhzoma, fechada
en el Prado a 5 de diciembre de 1590.—7. Testamen-
to de D. Cristóbal Becerra y Moctecuhzoma, fechado
en México a 2 de enero de 1638*
Tomos V a VII. No los he visto, pues los prestó
el Museo Nacional al Sr. Francisco del Paso y Troncoso,
164 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
e ignoro si a su muerte fueron devueltos, y según in-
formes contenían estos tomos las explicaciones o in-
terpretaciones de códices indígenas conservados en los
museos de Europa.
Tomo VIII, 508 págs.—1. Aritmética de los an-
tiguos mexicanos.—2. Diversas notas gramaticales que
forman un tratado extenso sobre la lengua mexicana,
por el Sr. Ramírez.
Tomo IX, 258 págs, sin numerar. Catálogo de
libros impresos en México durante el Siglo XVI. To-
dos mencionados por el Sr. Icazbalceta en su Biblio-
grafía Mexicana.
Tomo X, 241 págs. Contiene 33 documentos re-
lativos a Gaspar de Villagrá, autor del poema Conquis-
ta de la Nueva México. Se publicaron como apéndice
a la edición que de esta obra hizo el Museo Nacional.
Tomo XI, 573 págs.—L Advertencia del Sr. Ra-
mírez.—2. De la pronunciación China y de la orto-
grafía de las palabras chinas en caracteres europeos
por De Halde, fragmento traducido por el Sr. Ramírez.
3, Resumen de la Gramática China por De Halde,
arreglado y traducido por el Sr, Ramírez.—4. Carac-
teres Chinos.—5. Varios opúsculos sobre China, y
comparaciones con el México antiguo por el Sr. Ra-
mírez.—6. Extractos de la Gramática China de Remu-
sat y notas gramaticales del Sr. Ramírez.—7. Intruc-
tio ad systema phoneticum Scripiure Sinice.—8. Pa~
Koa a los ocho signos suspendidos.—9. El I-King.—
10. El Lo-Choa.
Tomo XII, 448 págs.—L Investigaciones sobre
el país de Fon-Sang.- 2. Carta del Sr. Ramírez sobre
las antiguas relaciones entre China y México.—3. Plei-
to sobre tierras (1572),—4. Apeo y deslinde sobre tie-
rras de Santa María Asunción (1575).—5. Pueblos
del Istmo de Tehuantepec.—6. a 14. Lenguas que se
hablan en Aguascalientes, Colima, Chiapas, Guerrero,
Oaxaca, Puebla, Veracruz, Yucatán, y nóminas de los
curatos y pueblos de sus obispados.—15. Otra copia de
los títulos de la Asunción,—16. Cédulas de la funda-
CRONISTAS E HISTORIADORES 165

ción de Cholula.—17. Títulos de los Mendoza de Tlal-


quitenango (Cholula).—18. Traducción de un cuadro
histórico de Quauhtlatzinco (Cholula).—19. Comisión
científica de México (impreso).
Tomo XIII, 376 págs.—1. Códex Zumárragá, pu-
blicado ya por el Sr. Icazbalceta.—2. Noticias del MS.
núm. 1588 de la Biblioteca de París por el Sr. Ramí-
rez.—3. ídem del núm. 3312 o sea Arte de la lengua
othomt por Fr. Alonso Urbano, de la Orden de San
Agustín.—4. Carta del Sr. Ramírez a D. Manuel Ra-
món Zarco del Valle sobre la pintura en México.—5.
Reseña histórica sobre el mismo asunto por el Dr.
Lucio (impreso).—6. Análisis etimológico de los nom-
bres mexicanos de pueblos, hecho por D. Faustino
Galicia Chimalpopoca en 1854.—7. Traducción he-
cha por el mismo del texto mexicano que acompaña
el Códice de 1576 {Códice Aubin) con anotaciones del
Sr. Ramírez.
Tomo XIV, 764 págs.—1. Una causa criminal
instruida a D. Lorenzo Boturini Benaduci.—2. Prólo-
go latino de Boturini.—3. Prólogo galeatus.—4. Colec-
ción de inventarios formados en diversas épocas del
Museo de Boturini.—5. Inventario formado por el oi-
dor D. Diego de Varcárcel, juez de la causa de Bo-
turini en 1743.
Tomo XV, 334 págs.—1. Inventario del Museo
de Boturini formado en 1745 por D. Patricio Antonio
López.—2. Inventario del mismo Museo formado en
1804 por D. Ignacio Cubas.—3. Reconocimiento del
estado que guardaban los Monumentos históricos y pa-
peles de Boturini en el año de 1823 formado por D.
Ignacio Cubas.
Tomo XVI, 429 págs. Jeroglíficos. Nombres com-
puestos. Nombres propios simples. índice. Paramen-
tos, utensilios, etc. Números. Templos, aras, penates.
Educación de los hijos de los reyes y de los nobles.
Lugares de culto. Noticias particulares del Templo Ma-
yor. Sacerdotes. El Templo. Atributos y divisas, for-
mas, posturas. Divisas, parte 2a. Colores, la. y 2a.
parte. Vocabulario Jeroglífico. Libro 12 de Sahagún.
166 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

(Todos estos son apuntes escritos por el Sr. Ramírez,


que sin duda iba a aprovechar para algún estudio).
Origen de los objetos antiguos encontrados en el Po-
pocatépetl. Lista de los retratos que existían en el
Colegio de San Ildefonso de México.
Tomo XVII, 533 págs.—1. Derrotero de Cortés a
las Hibueras sacado de la obra de Gomara.—2. El mis-
mo comparado con el que da Bernal Díaz del Casti-
llo.—3. Otros derroteros comparados.—4. Notas varias.
5. Punto de partida de las tribus indígenas emigran-
tes y lugares de su peregrinación.—6. Fundación de
México.—7. Suplemento, cronología.- 8. Punto de par-
tida. Anónimo de 1570.—9. Tlaloc, TI aloca, Tlaloques,
Tlaloca Tecuhtli, Talo Tlacacaxqui. -10. Etimología
de México. (Apuntes todos del Sr. Ramírez sin con-
cluir y confusos.)
Tomos XVIII a XX, con numeración progresiva
que alcanza hasta la pág. 1146.—Contienen copia de la
Historia de Tlaxcala por Muñoz Camargo, ya impresa,
colacionada con varios manuscritos e ilustrada con no-
tas y disertaciones por D. José Fernando Ramírez, En-
tre las notas y disertaciones que escribió el Sr. Ra-
mírez para esta obra, permanecen inéditas las que ver-
san sobre Los primeros pobladores de Tlaxcala, Étimo-
logia de Tlaxcala y Forma de Gobierno e instituciones
de Tlaxcala.
Estos veinte tomos, que existen en el Museo, los
encuadernó y les puso índices el Sr. Lie. D. Alfredo
Chavero cuando fueron de su propiedad. Después pa-
saron a poder del Dr. Lucio, y su viuda los vendió al
Museo. Los tomos 21, 23 24 y 25 de esta colección los
tuvo el Sr, Chavero en su biblioteca particular.

El 11 Apóstol Santo Tomás j | en el 11 Nuevo Mun-


do |¡ Colección de noticias y memorias relativas a la
| predicación del Evangelio en América antes de ¡| su
descubrimiento por los Españoles, jj Colectadas y or-
CRONISTAS E HISTORIADORES 167

denadas ¡| por || D. José F. Ramírez || Conservador


del Museo Nacional.
MS. en 4o. de 625 págs. y III de índice, que po-
seía mi inmejorable amigo el Sr. D. José María de
Agreda y Sánchez.

Extractos y Noticias || de manuscritos relaciona-


dos con la Historia || de México, |j colegidos por ||
José F, Ramírez.
Tres vols. manuscritos que se conservan en el Mu-
seo Nacional, I, 427 págs.; II, 453, y III, 476.

"Anales antiguos de México y sus contornos."


2 tomos folio con 1022 págs. que contienen 26
copias modernas de antiguos MSS. en mexicano. Sólo
se han impreso los Anales de Cuauhtülán.

"Sumaria relación de las cosas de Nueva Espa-


ña con la noticia individual de los descendientes legí-
timos de los conquistadores y primeros pobladores,
por Baltazar Dorantes de Carranza."—Introducción e
índice del Sr. Ramírez. MS. en 4o. común, propiedad
del Sr. García Icazbalceta, que fué impreso por el Mu-
seo Nacional.

"Viaje a Yucatán y descripción de sus ruinas ar-


quelógicas."—MS. citado por el Sr. Chavero en su
Historia antigua.

"Apuntes para la historia del Imperio de Maximi-


liano."—MS. que poseía el Sr, Chavero. Son meros
168 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

apuntes que colectó el Sr. Ramírez para escribir la


obra que ordenó Maximiliano se publicara después de
su muerte.
En el párrafo 15 del codicilo decía: "Quiero que
se haga una relación histórica de los tres años de mi
residencia en ^¡México, y período preparatorio; que
se escribirá con ayuda de aquellos documentos que es-
tán guardados en Inglaterra y en Miramar.- Deseo
que el ex ministro D. Fernando Ramírez y el Prínci-
pe de Salm tengan la bondad de emprender esta obra/'
Estos apuntes fueron publicados por el Dr. D. Nicolás
León, en la Biblioteca de Autores Mexicanos, editada
por D. Victoriano Agüenos.

Muchas otras obras manuscritas y compilaciones


del Sr. Ramírez se han perdido, o las ocultan avara-
mente sus actuales poseedores. Sólo el Sr, Chavero pu-
blicó en los Anales del Museo, algunos estudios inédi-
tos del Sr. Ramírez, como son los índices de Sahagún
y la cronología de Boturini. No se encuentra la in-
terpretación del Atlas del P. Duran, los materiales
para la edición del P. Sahagún etc., etc., y entre otros,
un estudio que escribía del Códice Borgia. * 'Después
de largas meditaciones, dice al Sr. Andrade en carta
de lo. de julio de 1850,, he descubierto que el Códice
Borgiano es quizá el que merece un más profundo es-
tudio y del que se pueden sacar datos menos inciertos,
aunque solamente para la parte Cronológica y ritual
pues no creo que contenga nada de historia. Yo me
he devanado los sesos hasta el punto de haber empren-
dido estudios astronómicos que juzgo absolutamente
necesarios para adelantar algo aquel ramo de nuestras
antigüedades. Yo camino todavía a tientas, sin haber
alcanzado otra cosa que dudar de la exactitud del sis-
tema que hoy forma la regla y que cuenta en su favor
la respetable sanción del barón de Humboldt. Hablo
de la obra de Gama. Lo que sí tengo perfectamenter
aclarado es que los mexicanos tuvieron un período &
CRONISTAS E HISTORIADORES 169

clico mucho más largo y perfecto del que les concedía


aquél y todos los otros escritores que han caminado
por sus huellas. Estoy construyendo una maquinita
con cuya ayuda espero resolver la cuestión debatida
por nuestros historiadores sobre la existencia de las
fiestas movibles, que Gama impugna, y ella dará, co-
mo consecuencia, otra resolución, no menos controver-
tida: la correspondencia del año mexicano con el nues-
tro. Como un preliminar de esta obra he formado,
con inmenso trabajo, un cuadro sinóptico de todas las
opiniones y sistemas, del cual mandaré a Vd. muy
pronto una copia, pues aun me ocupan sus correc-
ciones."
En fin, mencionaré por último, la copiosa corres-
pondencia del Sr, Ramírez con personas distinguidas
y con sus amigos, toda escrita de su puño y letra. El
Sn D. Enrique de Olavarría y Ferrari tenía una gran
parte de la que dirigió al Sr. D. Germán Stahlknecht,
. cuñado del Sr. Ramírez, y forma un diario exacto de
los sucesos de aquellos tiempos, con juicios acertadí-
simos.
*
* *

Tal fué la vida útil y laboriosa del distinguido


historiador, que hasta ahora no ha sido honrado co-
mo merece. (1) Pasó durante su carrera política y
profesional "por todos los escalones y grados interme-
dio." Fué abogado, Juez superior, Magistrado y Minis-
tro de la Corte de Justicia en el Foro Mexicano. Elec-
tor, Concejal, Diputado, Senador y Secretario de Re-
laciones en la Política. Soldado. Oficial y Jefe Superior
en la Milicia Nacional. Vocal en muchas Juntas de
industria e instrucción pública. Tuvo a su cargo co-

(1) Modesto homenaje a su memoria son los bustos


<te él que se hallan en la reja exterior de la Biblioteca Na-
cional, y en los salones de la Academia y del Museo.
170 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

misiones delicadas y difíciles cuando fué representante


del pueblo en las Cámaras. Profesor en la ciencia del
derecho, desempeñó con acierto las cátedras que se le
confiaron, y fué Presidente de sabias corporaciones
literarias. Vivió el Sr. Ramírez en época de lucha,
cuando las vías de comunicación eran peligrosas y pe-
nosos los viajes: no poco tiempo gastó en ellos, al ve-
nir de Durango a México para ocupar su curul en el
Congreso, para hacerse cargo de las Secretarías de Es-
tado que se le confiaron, y sin embargo de tantas ocu-
paciones, de tantas comisiones, de tantos negocios que
patrocinó como abogado, aun tuvo alientos y hurtó el
descanso a sus ocios, para dedicarse a la arqueología
y a la historia. Aun hizo más. Compiló infinidad de
documentos, los cotejó con sus originales, los ilustró
con luminosas disquisiciones, y no contento de su la-
boriosidad, "no hubo libro de su biblioteca» dice el Sr.
Chavero, que no anotase."
Después del fallecimiento del Sr. Ramírez en Bonn,
Alemania, sus libros fueron traídos a México y vendi-
dos en su mayor parte a D. Alfredo Chavero, quien
los vendió a su vez al Sr. D. Manuel Fernández del
Castillo, bajo la condición expresa de que no los ha-
bía de llevar al extranjero, si en alguna ocasión pen-
saba ponerlos de nuevo a la venta. El Sr. Castillo,
instigado por el P, Fischer, los vendió empero en Lon-
dres el año de 1880. Algunos libros que conservan los
herederos del Sr. Castillo, y los que he podido ver en
poder de otras personas, todos tienen huellas de haber
sido leídos, registrados y anotados por el Sr. Ramírez-
El estudio fué la mejor tregua que pudo dar a sus
trabajos de jurisconsulto y de político. Registró uno a
uno los libros de las bibliotecas públicas, de los con-
ventos de México, y de los archivos y bibliotecas de
Europa. En sus investigaciones, olvidaba comer, dor-
mir, y hubo vez en que siendo Ministro le llevaron
un documento para que lo firmase, y no recordando
su nombre, tuvo que pedir un expediente, en que cons-
taba, para que el empleado no lo tuviese por víctima
de una enajenación mental
CRONISTAS E HISTORIADORES 171

Como arqueólogo el Sr. Ramírez estableció los


fundamentos de la interpretación jeroglífica de nues-
tros códices. Sin ideas preconcebidas, sin dejarse arre-
batar por la fantasía, demostró su saber en la ciencia
de la interpretación juciosa, tanto en las explicaciones
de algunos monumentos del Museo como en las de los
códices de la peregrinación azteca.
Como historiador, dejó la trillada senda de los
que le habían precedido, que con excepción de Clavi-
jero, fueron cronistas y compiladores, más o menos la-
boriosos, más o menos imparciales. Pero el Sr. Ramí-
rez, sin fanatismo de ninguna clase, puso los cimientos
de la crítica histórica nacional, rectificando consejas y
tradiciones sostenidas por orgullo castellano; defendien-
do personalidades ilustres como el Sr. Las Casas ata-
cado por el celo religioso de alguno de los misioneros,
y juzgando a hombres como Ñuño de Guzmán, desde
un punto de vista original y con criterio especial En
resumen, como dijo el Sr. Chavero, "sin haber escrito
una historia de México el Sr. Ramírez, es, sin embargo,
el primero de nuestros historiadores/'
Comunicó francamente noticias y libros a sus ami-
gos y colegas. Nuestro sabio y laborioso Orozco y Be-
rra, aprovechó ideas e investigaciones del Sr. Ramírez,
gozó de la rica biblioteca de éste, y produjo la mejor
historia antigua de nuestro país. No hay bibliógrafo
e historiador que no cite al Sr. Ramírez, como lo ci-
tan García Icazbalceta y Chavero, y no hay quien se
ocupe de nuestras antigüedades en el extranjero que
no mencione su nombre, que pasará a la inmortalidad
entre los de aquellos que merecen ser llamados bene-
méritos de las ciencias y de las letras.
Don Francisco del Paso y Troncoso
SABIO ARQUEÓLOGO Y LINGÜISTA MEXICANO
E propongo en este ensayo romper los viejos
M moldes en que es costumbre vaciar la vida de
los varones distinguidos, porque ya el Sr. Ing.
D. Jesús Galindo y Villa, discípulo predilecto e inte-
ligente del Sn del Paso y Troncoso, ha consignado las
fechas del nacimiento y muerte de su sabio maestro,
los cargos y empleos públicos que desempeñó, los di-
plomas y distinciones con que le honraron doctas cor-
poraciones e ilustres gobernantes; en resumen: ha es-
crito la biografía completa, y también ha formado la
bibliografía minuciosa de sus escritos inéditos o impre-
sos, con las clásicas menciones de lugar y año de la
publicación, nombre del tipógrafo, calle de la oficina
y tamaño y número de páginas de cada una de las
obras y opúsculos que dio a la estampa-
Más modesta mi tarea, se limitará a delinear un
boceto de su persona y de sus trabajos históricos, en
vista de las conversaciones que tuvo conmigo, de la
correspondencia que sostuvo con los amigos, de los
informes que rindiera a la Secretaría de Instrucción
Pública y de lo que dejó escrito en los prólogos y en
las notas a sus obras; pero todo ello en capítulos bre-
ves, que quizá algún día formen extenso estudio, como
lo
a
merece el erudito mexicano que tanto se distinguió
QUí y en el extranjero, por sus producciones.

c
. Don Francisco del Paso y Troncoso nació en la
mdad y puerto de Veracruz el día 8 de octubre de
1842, ciudad en que nacieron también los historia-
dores D. Francisco Javier Clavijero y D. Miguel Ler-
176 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

do de Tejada y en la casa núm. 33 de la calle que


lleva el nombre de este ilustre conterráneo suyo.
Su niñez y juventud fueron plácidas, pero labo-
riosas; deslizáronse compartiendo el cariño y el res-
peto con sus padres, dividiendo a la vez su atención
entre los primeros estudios y las tareas de comerciante,
hasta que cumplió veinticinco años de edad, fecha en
que vino a México para iniciar sus cursos preparato-
rios, en el más Antiguo y Máximo Colegio de San Il-
defonso, y continuar después los profesionales en la
Escuela Nacional de Medicina.
Troncoso fué estudiante modelo, de irreprochable
conducta, de asidua consagración al estudio. Sustentó
brillantes exámenes, distinguiéndose desde entonces por
los profundos conocimientos que adquirió en las cien-
cias naturales, en la historia y en las lenguas.
¿Por qué no llegó a recibirse? Uno de sus mejo-
res amigos, el Sr. D. José María de Agreda y Sánchez,
refería que un mozo de Troncoso le había inutilizado
los líquidos que en una serie de probetas tenía en ob-
servación para ensayar diversas reacciones químicas;
experimento que esperaba utilizar, como tema de la
tesis que pensaba escribir y presentar en el examen de
doctor en medicina.
Troncoso, aunque fué siempre incansable y cons-
tante en el estudio, a veces, cuando sufría una contra-
riedad, cambiaba violentamente de propósito. Resolvió,
pues, abandonar aquellos experimentos, como en otra
ocasión había abandonado la música, sólo porque uno
de sus deudos le hiciera observar que no la tomase con
tanto tesón; reconvención inocente, que, aunque hecha
con cariño, produjo el efecto de que Troncoso cerrase
para siempre la caja del piano en que tocaba. Cosas
son estas en apariencia pueriles, mas no extraordina-
rias en individuos de la tenacidad y paciencia de Tron-
coso, porque en ellos, un contratiempo sin importan-
cia, una broma sin trascendencia, un consejo sano, son
causas de que prescindan en un instante de lo que se
habían propuesto llevar a cabo, aun venciendo mayo'
res obstáculos; y es que los sabios son caprichosos
CRONISTAS E HISTORIADORES 177

como los niños, y nerviosos como los histéricos* Ade-


más, en Troncoso, era rasgo propio de su carácter
no concluir casi nada de lo que empezaba* Abandonó
el tema de la tesis primeramente proyectada, como
abandonó después su segunda tesis, que pensó dedicar
a la historia de la medicina, entre los antiguos me-
xicanos.
Por eso no se recibió de médico, no obstante las
instancias de maestros y amigos, como el Dr. Fran-
cisco Ortega, quien dijo un día al Sr. Agreda:
"Búsqueme usted a Troncoso; dígale que en el
archivo de nuestra Escuela hay importantes documen-
tos inéditos que le servirán mucho para escribir la
nueva tesis, que, según me han dicho, tiene en pre-
paración ahora. Así lograremos, mientras él se engolfe
entre sus papeles favoritos, improvisarle un jurado
que lo examine, lo llamamos a la sala, y sale doctor
recibido en un instante, pues es lástima que un alumno
tan aventajado, que ha hecho completos sus estudios,
no concluya su carrera profesional."
Pero ni los buenos propósitos del Dr. Ortega, ni
los repetidos consejos del Sr. de Agreda, ni las cari-
ñosas instancias de condiscípulos, tuvieron éxito algu-
no. Bien sabía Troncoso qué clase de documentos se
conservaban en el archivo de la Escuda, para dejarse
engañar por el bien intencionado maestro; bien sabía
él que en las bibliotecas de sus ya entonces queridos
y bondadosos amigos, los señores de Agreda, Andrade
y García Icazbalceta, existían manuscritos de mayor
estimación que en el polvoso y vetusto archivo de los
hijos de Galeno.
Y al preparar su nueva tesis, original y documen-
tada, relativa a la historia de la medicina entre los
aztecas, y de las ciencias naturales y astronómicas,
tan ligadas con la medicina en los pueblos primitivos,
de manuscrito en manuscrito, y de libro en libro, fué
entrando poco a poco en esa encantada y obscura
gruta de la erudición; y de cuando en cuando nos sor-
prendía con nuevos descubrimientos, pero en su insa-
ciable anhelo de explorar todos los misterios, no acabó
178 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
nunca sus investigaciones, que esperan mano amiga y
meritísima que las lleve a feliz término.

II
Desde que Troncoso dejó los estudios de medicina»
consagróse por completo a la historia patria, vivién-
dose en archivos y bibliotecas, principalmente en las
de amigos suyos, cuando residió en México.
Comprendió que para hacer con fruto el estudio
de nuestra historia antigua, era indispensable cono-
cer, por lo menos, uno de los idiomas indígenas, y, al
efecto, tomó lecciones de lengua náhuatl, con D. Mi-
guel Trinidad Palma, que vivía en Puebla; lecciones
que perfeccionó al ser nombrado profesor de dicha
lengua en la Escuela Nacional Preparatoria; y antes
de ponerse a desempeñar su cátedra, se trasladó a aque-
lla ciudad, para recibir nuevas enseñanzas de su viejo
maestro, y practicar la lengua de viva voz, con los
indios de la Sierra de Puebla, hasta lograr hablar y
escribirla correctamente.
Insinuó por ese tiempo la publicación de artes,
gramáticas y vocabularios que habían escrito los mi-
sioneros, proyecto que comenzó a realizar en los Ana-
les del Museo Nacional de México; e insistió en ini-
ciar lo propio en una carta que publicó el diario La
República, con fecha 7 de septiembre de 1883, pro-
poniendo también la reimpresión de las crónicas re-
ligiosas de la Nueva España.
Nombrado Visitador del Museo Nacional, el 13
de diciembre de 1888, y sucesivamente Director inte-
rino, el 9 de enero de 1889, y en propiedad el 20 de
junio de este año, tuvo allí amplio campo y despejado
horizonte para proseguir en el estudio de las lenguas,
de la arqueología y de la historia.
Las mejoras introducidas en el Museo, por Tron-
coso, fueron tantas y tan importantes, que no puedo
enumerarlas aquí una a una. Transformó por compte*s
to el instituto, enriqueció la biblioteca, estableció tó
CRONISTAS E HISTORIADORES 179

bases del primer taller tipográfico que tuvo, el cual


años después, creció en importancia; dirigió, personal-
mente, expediciones que no se han vuelto a practicar
con el éxito y ciencia con que se hizo la de Zempoala;
y en 1891, al preparar el contingente que había de
enviarse a Madrid, con motivo de la Exposición Co-
lombina del 4o. Centenario del Descubrimiento de la
América, dio a la estampa, en edición monumental,
códices desconocidos e inéditos; adquirió, por dona-
ción o compra, colecciones arqueológicas, objetos de
cerámica, monedas, medallas, cudros, escudos, armas
y otras antigüedades, en tal cantidad y de tal calidad
que, fuera de los grandes monolitos que existían en el
Museo y algunas colecciones de objetos de barro, casi
la mayoría de los de verdadera importancia que se
conservan allí, se deben a la iniciativa y gestiones del
Sr, Troncoso. Fué también el primero que ensayó una
clasificación razonada de ellos, metódica, por épocas,
civilizaciones, procedencias y usos; clasificación que
dio a conocer en el Catálogo de la Exposición Colom-
bina, Sección de México, redactado por él, durante su
permanencia en Madrid (1892-1893)- Consta el catá-
logo de tres volúmenes, impresos los dos primeros e
inédito el tercero, pero concluido por fortuna.
Troncoso había escrito en México, antes de partir
a Europa, muchas e interesantes monografías históri-
cas y arqueológicas, que aparecieron en los Anales del
Museo Nacional; había impreso obras que eran ya
niuy raras o que habían permanecido inéditas; ha-
bía traducido del italiano opúsculos que escribieron
los jesuítas Márquez y Fabregat, relativamente, a la
arquitectura antigua indígena y a la interpretación del
Códice Borgia; y el texto y versión castellana de uno
de los autos en mexicano que más tarde había de in-
cluir en la Biblioteca Náhuatl
Había emprendido otros trabajos que aun per-
manecen
e
manuscritos, como una Historia del Comercio
n México; eruditas notas y comentarios a los Memo-
riales del F. Motolinía; índices razonados para las
obras de Tezozómoc y Bernal Díaz del Castillo, y otros
180 LUIS GONZÁLEZ OBÍiEGON

trabajos que dejó sin terminar, pero que ocultaba a


las miradas de sus amigos, quizá por la excesiva mo-
destia que le era característica, como puede compro-
barse por lo que se va a referir.
Le había yo escrito, cuando se fué a Europa, pi-
diéndole un retrato suyo y algunas noticias biográfi-
cas, y le preguntaba, a la vez, cuál había sido su pri-
mer artículo. Me contestó desde Florencia, con fecha
6 de junio de 1900, lo siguiente:
*'Querido amigo Luis:
"Mucho gusto me dio usted con sus letras, y no
se las había correspondido, por exceso de ocupaciones.
Estando próximo a partir para Londres, y sospechando
que por allá se me ha de enredar la madeja, quiero
antes mandarle unos cuantos renglones para probarle
mi verdadero afecto.

4
'Vamos al asunto más espinoso: el de mi retrato
y datos biográficos y bibliográficos, que me pide usted,
para publicarlos. Con el objeto mismo han solicitado
de mí todo eso, ya en dos ocasiones: estando en Ma-
drid, me los pidió, de una manera oficial, la Delega-
ción General de la Exposición Histórico-Americana, y
no le di gusto: últimamente ha insistido en lo mismo
la "Société de Geographie de París," a la cual tampo-
co he querido dar nada. Ya ve usted que hay antece-
dentes para negarlo; pero a usted se lo daré, para que
lo conserve como un recuerdo mío: cuando yo me haya
muerto, puede hacer de mi estampa y de mis fechos
el uso que le plazca. Si está usted conforme, cuando
visite a mi hermana para darle las fotografías —unas
fotografías que le mandaba por mi conducto—, pídale
mi retrato, mande sacar una copia y consérvela con
esta carta, para que se vea que se lo he dado con
buena voluntad; pero sub conditione.
"Decir a usted lo que yo he publicado y pienso
publicar, es materia larga. Sostenga correspondencia
conmigo, y poco a poco me irá sacando las palabras
CRONISTAS E HISTORIADORES 181

con gancho. Ahora ya le digo algo que usted ignoraba;


y si quiere saber cuál fué mi primer obra (que acome-
tí a la edad de 16 años y se publicó anónima en un
diario de México, 20 años después), le ha de costar
el trabajo de volverme a escribir y de dar cumplimien-
to a mis encargos. Un proverbio de la tierra en que vi-
vo, dice: Chi va piano, va sano e va lontano: aplique-
selo y revístase de paciencia, que para escribir bio-
grafías y bibliografías preciso es tener provisión de tal
virtud en las alforjas/'
Pero no poco a poco, ni con gancho, ni tomando
por divisa el proloquio florentino, ni revistiéndome
de la virtud que me recomendaba, logré que me diese
noticias expresas sobre su vida y obras, pues cuando
insistí de nuevo años después, ai pedirme copia de un
autógrafo de cierto historiador a quien él estimaba
mucho, me contestó desde Roma, con fecha 20 de abril
de 1903:
"Agreda me remitió el autógrafo de Clavijero
proporcionado por usted, y le quedo muy reconocido
por este servicio: Quisiera correspondérselo con el re-
trato que usted me pide; pero dudo que la persona de
guien me habla se quiera volver a retratar, y ya la vi-
da se le va concluyendo. En todo caso, usted sabe per-
fectamente con qué persona puede conseguir por allá
lo que desea —alude a su hermana, a quien yo no ha-
bía querido pedir copia del retrato, porque yo lo
quería directo—. Tengo entre manos algunas cosillas
que le iré mandando conforme vayan saliendo, y ya
que no nos vemos en efigie, le llegarán, por lo me-
nos, mis manuscritos que, con la mejor voluntad, he
dedicado siempre a quien reputo sincero, leal y buen
amigo mío, tanto como lo soy yo suyo, invariable y
verdadero."
Si fué modesto, en cambio era muy celoso cuan-
do se le disputaba algún descubrimiento, como suce-
dió con la Crónica de la Nueva España, escrita por
Cervantes de Salazar, y que él había encontrado desde
1908» en la Biblioteca Nacional de Madrid,
182 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
He aquí cómo anunció su hallazgo a la Secretaría
de Instrucción Pública y Bellas Artes, velándolo con
cierto misterio, quizá en previsión de lo que había de
sucederle:
'Tara no permanecer inactivo —escribe en el In-
forme de 31 de agosto de 1909— determiné continuar
la impresión de los Papeles de Nueva España, por la
tercera serie, que comprendía el ramo de Historia; y
me dediqué a solicitar y compilar originales de tal gé-
nero, habiendo tenido la fortuna de hallar en las biblio-
tecas de Madrid materiales interesantísimos que, dis-
puestos rigurosamente por orden cronológico, darán
asunto para siete u ocho tomos, por lo pronto, pues el
material es inagotable, y se puede seguir explotando por
largo tiempo. En el primer semestre del año actual
(1909), ha quedado copiada la primera pieza, que lle-
nará tres volúmenes de 400 a 500 páginas, de los cua-
les tengo ya cotejados dos, y está ya el primero en la
imprenta, pues ha quedado concertado con otro tipó-
grafo que se compromete a trabajar activamente, y
cuyo trabajo es tan lucido como el de Rivadeneira. Es
um"Crónica de Nueva España" que aparece anónima,
pero cuyo autor tengo ya determinado, y dará gusto
su edición a nuestros estudiosos, porque se debe a la
pluma de un escritor muy castizo del siglo XVI, y que
puede reputarse como uno de los fundadores de nuestra
literatura colonial. Para no levantar la mano de tal em-
peño, he tenido que suspender este año mi viaje a Se-
villa, pues los copistas requieren vigilancia constante, y
el cotejo, que debo hacer yo mismo, es muy laborioso."
No obstante estas precauciones, otra persona muy
erudita —por cierto del sexo débil—, que no gusta de
ocultar lo que halla, sino que lo pregona por todas par-
tes, consciente o inconscientemente intentó disputar la
primicia del descubrimiento al señor Troncoso, aunque
por poco tiempo; pero sí logró anticipársele en la pu-
blicación de la Crónica, por medio de manos extrañas.
Y ya que estas minucias caracterizan mejor a los
biografiados, que no la acumulación de fechas y otros
detalles que a todos son comunes, diré que Troncoso •*
CRONISTAS E HISTORIADORES 183

tal grado perdió la serenidad que le era peculiar, que


los extensos preliminares que escribió al tomo primero,
de los tres que habían de constituir su edición de la Cró-
nica, sólo están consagrados a enumerar una a una las
diversas personas que podían atestiguar en asunto tan
enojoso, y a expresar cada una de las razones que le
asistían sobre la prioridad del hallazgo, haciendo hin-
capié en los errores con que había anunciado el preten-
dido descubrimiento la por otros muchos motivos dis-
tinguida mexicanista, la señora Zelia Nuttal.
Pudo tanto al señor Troncoso este suceso, que en
carta que me dirigió desde Florencia, con fecha 31 de
agosto de 1912, escribía: ".. .es de interés para mí, así
como de decoro para la Nación, que se dilucide tal pun-
to,'* esto es, que la señora aludida no había hallado por
primera vez la perdida Crónica del Doctor y Maestro
don Francisco Cervantes de Salazar.
En cambio, nunca quiso hacer misterio con las
obras ya conocidas y de las cuales sacaba copias por
primera vez para imprimirlas, ni ocultaba los títulos ni
los nombres de los autores.
Así, desde Madrid, y con fecha 17 de abril de 1905,
informaba que tenía ya casi por terminar la copia de
la Historia de los descubrimientos en las tierras nuevas
(Sinaloa, Durango, Chihuahua, etc.), por Baltasar
de Obregón; concluidas la De antiquitatibus Novae
Hispaniae, por el doctor Francisco Hernández, y los
Memoriales del Obispo de Tlaxcala don Alonso de la
Mota. El propio informe rindió al hacer las copias de
índice General de los Papeles del Consejo de Indias, for-
mado de puño y letra, por el célebre bibliógrafo don An-
tonio de León Pinelo; de la Historia de Puebla, por don
Mariano Veytia, que sólo se conocía aquí el tomo segun-
do, y de la Historia General de la América Septentrional
por el infortunado caballero don Lorenzo Boturini Be-
naducá
Pero ya que menciono estas copias, hechas por
Troncoso, o bajo su dirección, no debo omitir los epis-
tolarios que había reproducido en facsímile, y de los
184 LUIS GONZÁLEZ OBRBGON
cuales, como muestra, envió a la Secretaría de Instruc-
ción Pública y Bellas Artes una carta escrita por Ruy
González, al Emperador Carlos V, fecha 24 de abril de
1553, en la que el verídico autor, a semejanza de Ber-
nal Díaz del Castillo, rectifica los errores de las falsas
relaciones que se enviaban a la metrópoli, sobre com-
bates fingidos y conducta de los conquistadores; y res-
pecto a la batalla famosa de Otumba, Ruy González la
reduce a un hecho de armas de poca importancia, qui-
tándole, con justicia, el carácter de hazaña homérica
con que la han revestido los cronistas apasionados o
serviles. "Asienta, además, estas tres verdades —habla
un escritor que vio la epístola—: que los indios favore-
cieron la conquesta, aliándose a los que la emprendie-
ron y dejando a los mexicanos solos en la defensa de su
territorio e independencia política; que los mexicanos
no salieron al paso de los conquistadores en Otumba, y
que faltó a la verdad el que escribió al Emperador la
relación fantástica de este hecho de armas/'
Envió, también, el señor Troncoso, un plano de la
ciudad de México, en negro, porque su copia en colo-
res era muy costosa, levantado por Juan Gómez, un
año antes de la gran inundación de 1629; y posterior-
mente, otros dos planos del puerto y ciudad de Vera-
cruz a principios del siglo XVII, y del puerto de Aca-
pulco; este último, de Andrés Boot, célebre ingeniero
que floreció en el reinado de Felipe III, y que había ve-
nido a la Nueva España con motivo de las obras del
desagüe del Valle de México.

III
Durante la permanencia del señor del Paso y Tron-
coso en Europa, emprendió a la vez que las citadas co-
pias, cuatro obras capitales, que es de sentirse no haya
concluido, a saber: la edición monumental de la His-
toria de las cosas de la Nueva España, por Fr. Berna*'
diño de Sahagún; la copilación de Papeles de Nueva
España; el estudio original Los Libros de Anáhuac, Jf
CRONISTAS E HISTORIADORES 186

las versiones del mexicano que había de incluir en la


Biblioteca Náhuatl
La ilusión constante que tuvo desde joven, de pu-
blicar la obra del venerable franciscano Sahagún, la
acarició desde que colaboró en la Bibliografía Mexica-
na del Siglo XVI> escrita por don Joaquín García Icaz-
balceta.
Ya en el extranjero, copió de su mano o hizo co-
piar los textos inéditos que se conservan en la Bibliotc
ca Laurenciana, de Florencia; los comparó con los Có-
dices que se custodian en Madrid, y aunque en un prin-
cipio pensó publicar únicamente el texto del Códice
Florentino, al fin se resolvió a imprimir también gran
parte de los Códices matritenses, incluyendo los textos
escritos en castellano y en náhuatl escritos por Sahagún,
y la traducción del texto náhuatl, pues pudo observar
que había diferencias entre el español y el indígena.
El original de la Historia de la Nueva España
bien merece que se describa: está repartido entre Flo-
rencia y Madrid. 'Hay en Florencia —dice el señor
Troncoso— un solo códice bilingüe (castellano-mexica-
no) , en tres volúmenes, que harán cuatro cuerpos de
texto, con pinturas; y en Madrid hay tres Códices, en
sendos volúmenes: dos de ellos escritos en mexicano,
con pinturas, y el tercero en castellano, con pinturas
también. El Códice Florentino tiene sobre los matri-
tenses, la ventaja de la profusión de pinturas, aunque
los de Madrid son más originales, y muy pocas de
ellas hay en el Códice de Florencia, de suerte que, para
tener completo el álbum pictográfico... conviene re-
producir unas y otras... En cambio, el Códice Floren-
tino, es.., filológicamente inferior en mucho a los ma-
tritenses, porque su lenguaje mexicano es rudo, y el
castellano grotesco, a veces, lo cual se explica recordan-
do que todo lo escrito en el Códice de Florencia fué
desempeñado por indios de la tribu mexicana, que ha-
blaba su lengua rudamente y la castellana con los vi-
cios de lenguaje que hasta el día usan; mientras que lo
escrito en los Códices de Madrid, es obra, en la parte
náhuatl, de indios de la tribu tezcocana (que hablaba el
186 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

mexicano con mayor elegancia), y en la parte castella-


na de copistas españoles; así es que, si conviene conser-
var del Códice Florentino la parte mexicana, bien que
ruda y de pronunciación más difícil, es absolutamente
necesario desechar lo escrito en castellano por los indios
de México, a causa de los barbarismos y faltas de sin-
taxis en que abunda; vicios que sería indigno conser-
var en una edición monumental como la nuestra. Para
la Historia del Códice, además, el Ms. de Florencia
ningún aliciente ofrece, ya que del puño del autor sólo
tiene una firma y dos o tres correcciones, mientras que
los Códices matritenses, casi en cada hoja tienen títu-
los, notas, aclaraciones o apostillas escritas de mano de
Sahagún.
"Resumiendo: para la edición del álbum cromoli-
tográfico, conviene utilizar todas las pinturas conserva-
das en los Códices de Florencia y de Madrid; para la
edición de los textos en la parte mexicana, debe darse
a los de Madrid toda preferencia, conservando los tex-
tos mexicanos de Florencia, como simple variante ins-
tructiva; por último, para los textos castellanos, hay
que desechar absolutamente los del Florentino y hacer
la edición según el texto del Códice castellano de Ma-
drid/' (Informe de 31 de agosto).
La edición que se proponía hacer Troncoso, según
el plan anterior, que fué el último que adoptó, consta-
ría de ocho volúmenes. Los volúmenes I, II, III y IV
contendrían el texto bilingüe (mexicano-castellano)
del Códice Florentino; la parte castellana tomada de
un Códice matritense, y la parte mexicana con un ma-
nuscrito de la propiedad de Troncoso, cotejado con el
de Florencia. El volumen V lo formaría el álbum cro-
molitográfico, con todos los dibujos de los Códices Flo-
rentino y madrileños, conteniendo, además, la explica-
ción de las estampas. Los volúmenes VI, VII y VIH»
comprenderían los textos mexicanos de los Códices de
Madrid, que son realmente los borradores de toda la
obra.
La copia del Códice de Florencia, que hizo con to-
da escrupulosidad Troncoso, consta de cuatro volunte-
CRONISTAS E HISTORIADORES 187

nes en folio, de cerca de 500 a 800 páginas cada uno,


y el álbum cromolitográfico, consta de 350 láminas.
(Informe de mayo de 1898).
Para la explicación científica de las láminas que
se relacionan con la historia natural, no se fió de los
profundos conocimientos que poseía en la materia;
buscó la colaboración de un botánico, el Dr. don Ma-
nuel Urbina; de un zoólogo, el Prof. don Alfonso He-
rrera, y de un mineralogista, el Dr. don Manuel M.
Villada.
"En mis explicaciones escribe Troncoso— de las
figuras del Sahagún, que se relacionan con la Historia
Natural, me limito a poner en cada especie los apun-
tes que llamo sociológicos, es decir: las ideas que se
habían formado los indios de aquellas especies» las
creencias supersticiosas que acerca de ellas tenían, el
uso a que las dedicaban, etc.; formando con todo ello
un pequeño cuerpo de doctrina, que sería deficiente si
no le dieran ustedes el toque maestro, comunicándome
los datos técnicos de clasificación.
'Xa obra de Sahagún no siempre trae las figuras
en su lugar propio, por lo cual tengo duda en cuanto
al nombre de algunas de las especies que figuran en la
lista... Otras veces no corresponde la descripción de
los colores con el aspecto de la figura colorida; pero es-
to lo atribuyo, en general, a descuido del colorista: na-
turalmente, mi reproducción es exactísima.'*
Para efecto de las dudas expresadas, envió el se-
ñor Troncoso a los citados señores Urbina, Villada y
Herrera, listas minuciosas de las plantas y animales, en
Jas que constaba el nombre mexicano de unas u otros
V el nombre español: todo ello escrito con tinta y con
lápiz, a fin de que en las clasificaciones erradas que
encontraren aquellos señores, borrasen lo escrito con
tápiz y lo escribiesen con tinta roja; y en donde no
hallasen nombre con lápiz, ellos habían de poner la cla-
rificación si en ella atinaban, pues comprendía muy
bien que las figuras ,en muchas ocasiones, no les ha-
bían de ayudar, porque eran a veces fantásticas y sim-
bólicas.
188 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Todos estos detalles prueban la conciencia con que
estaba preparando su edición el señor Troncoso, y to-
davía van en seguida otros que es bueno se conozcan.
Las labores eran complicadas. Iba de Sevilla a
Florencia; y de aquí a Madrid, para cotejar una veces
las copias, para redactar otras los comentarios o los
preliminares, o para vigilar las impresiones de los tex-
tos o las tiradas de las láminas; y a veces sufría contra-
riedades imprevistas. Volviendo a Madrid en fines de
octubre de 1908, "hice gestiones —dice— con mis im-
presores para continuar la tirada, y no he podido avan-
zar en ella ni una sola página, por causa de fuerza ma-
yor, porque poco después, los obreros de la casa Riva-
deneyra, como es público y notorio en toda España, se
declararon en huelga".,.
No descansó, empero, durante estas interrupcio-
nes tipográficas. Dedicóse a escribir los preliminares y
a formar los índices de las obras que tenía emprendi-
das; trabajo laborioso y delicado, que no se podía ha-
cer en poco tiempo, ya que sólo el índice del tomo pri-
mero (de los Papeles de Nueva España) comprende
más de seis mil nombres de lugar, y muchos de ellos
homónimos, que deben clasificarse y distinguirse con-
venientemente, como base para formar la nomenclatu-
ra geográfica del siglo XVI. "Expongo todo esto con
minuciosidad —escribe en uno de sus informes,— para
que conste que yo no he tenido la culpa en el retardo
sufrido en la edición de la segunda serie de los Papeles
de la Nueva España"
Respecto a las ilustraciones, tuvo que luchar con
otra cíase de tropiezos, relacionados con las rotulacto
nes impresas que llevarían las explicaciones a la cabeza
y al pie de las estampas fototípicas.
"Estas rotulaciones —decía— las tengo que dirige
yo mismo, por ser cada una síntesis de lo que contiene
la página respectiva, escrita en lengua náhuatl, aquí
desconocida; de modo que me quita buena parte de nva
tiempo ese trabajo, pues para que la rotulación salg
correcta, me tengo que instalar e»n el taller fototipia^
donde sólo disponen de una pequeña prensa tipógrafo
CfcONISTAS E HISTORIADORES 189

ca, y ño me pueden mandar las pruebas a casa» paran-


do sus tareas, así es que (sólo) la rotulación del tomo
VII (del Sahagún)... me ocupó más de un mes; y en-
tro en estos pormenores, para que conste que la edición
de esta obra monumental, se hace con sacrificios de
tiempo y de trabajo para quien la dirige, por lo cual
no es posible que avance con la velocidad que desea-
ran los aficionados al deporte americanistas, impacien-
tes por verla concluida en un momento/' (Informe de
31 agosto de 19090
La segunda obra capital que compiló e imprimía
desde el año de 1905, fué la que ya se ha citado con el
título de Papeles de la Nueva España. La dividió en
varias series. La primera, que pensaba editar en Flo-
rencia, sería el aparato bibliográfico, "respondiendo al
plan de purificación y enriquecimiento," ideado por el
señor D. Justo Sierra- La segunda encerraría toda
clase de documentos geográficos y estadísticos, planos,
cartas, itinerarios y otras materias análogas. La ter-
cera, en fin, estaría consagrada a la historia; reservan-
do las series posteriores a documentación jurídica, ad-
ministrativa, económica, etc., y como complemento a
todas, un copioso epistolario de interés histórico, digno
de la mayor ponderación.
Por desgracia, Troncoso sólo dejó concluidos, fal-
tando, sin embargo, los preliminares e índices, los to-
mos I, IV, V y VI, de la segunda serie de tan vasta
compilación. Del III y del VII, cerca de un centenar
de páginas; y del II, tuvo que suspender la impresión,
por la mala copia que había hecho de los materiales
un pésimo paleógrafo de los archivos de Sevilla; y a
fin de no hacer una edición mendaz, fué él mismo a
practicar el cotejo.
Era Troncoso tan fidelísimo y escrupuloso en las
copias y cotejo de los manuscritos, que muchas veces
sacrificaba la rapidez de la impresión en gracia de la
^actitud; y como ocupaba, con el fin de que saliesen
tas ediciones correctas, los establecimientos tipográfi-
cos que gozaban de más buena fama en la ejecución
de los trabajos, la clientela numerosa que tenían les
190 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
impedía cumplir sus compromisos con el Sr. Troncóse,
dando margen aquí en México, en donde todo esto se
desconoce, a censurarlo por su morosidad en no con-
cluir las obras que había emprendido.
Otra labor que no menos tiempo y fatigas de-
mandó al Sr. Troncoso, fué la de coleccionar, meto-
dizar y ordenar todos los materiales que había hecho
copiar o había copiado de su mano, juntamente con las
glosas y anotaciones.
Estimaba que no debían omitirse las ilustraciones
literarias en las ediciones de documentos, pues para
que pudiesen utilizarse en disquisiciones ulteriores, "he
aclarado con notas —escribía— todas aquellas cuestio-
nes esenciales que lo han requerido, porque, según mi
especial criterio, juzgo que quien posea un pequeño
caudal de erudición, debe ponerlo a disposición de los
demás, favoreciendo así los estudios ajenos, como ali-
ciente para investigación de la verdad, que a todos nos
interesa por igual, y en esto me separo de los que opinan
que los documentos históricos deben darse a lá luz des-
provistos de aclaraciones y comentarios de quienes así
los publican reservando sus opiniones."
De la tercera serie de Papeles de la Nueva España,
sólo puso en circulación el tomo I de la Crónica, es-
crita por el doctor y maestro D. Francisco Cervantes
de Salazar, aunque tengo noticias de que ya estaba
concluido el segundo y quizá muy avanzado el ter-
cero. La extensa introducción que figura al frente de
la obra, los comentarios finales, las notas y la suma
fidelidad con que se reproduce el texto, harían esta
edición, si estuviera terminada, superior a la que hizo
la Sociedad Hispánica de Nueva York.
La tercera obra a que se dedicó también Tron-
coso, durante su residencia en Roma, fué una obra
suya: Los Libros de Anáhuac, y a mediados del año
de 1898, "por ser una publicación modesta/' había ha-
llado editor que sufragase el costo de las ilustraciones,
y él dedicaba para los gastos de imprenta sus cortas
economías, que le fueron suficientes para llevar ade-
CRONISTAS E HISTORIADORES 191

iante, aunque con lentitud, el trabajo, en el Cü&l estu-


diaba y comparaba siete códices náhuatls* No había
querido pedir subsidio, por ser obra de carácter par-
ticular; "y tener entendido -—decía— que no deben
los autores pretender sean costeadas nuestras obras
por el Gobierno, si de ellas contamos tener honra y
provecho, siendo justo entonces que hagamos también
algún sacrificio pecuniario."
Muestra elocuente de lo que hubiera sido esta
obra, es la parte que de ella desglosó el Sr, Troncoso,
y que imprimió con el título de Descripción, Historia
y Exposición del Códice Pictórico que se conserva en
la Biblioteca de la Cámara de Diputados de París
(antiguo Palais Bombón); extenso y erudito comenta-
rio, que a su originalidad reúne la maestría y método
con que está escrito; y muestras elocuentes son tam-
bién los comentarios que acompañan a las clásicas edi-
ciones de los códices editados por el Duque de Loubat,
en algunas de las cuales el Sr, Troncoso tomó parti-
cipación literaria y material, dirigiendo las impresio-
nes, a fin de que se reprodujesen los códices, hasta con
los menores detalles de la encuademación y tamaño.
Finalmente, la cuarta obra a que se consagró fué
la Biblioteca Náhuatl, de la que publicó Troncoso
cuatro cuadernos del volumen primero y dos del se-
gundo, obra que por sí sola daría reputación a cual-
quiera, dado el interés del contenido y la excelencia
de las versiones y de los comentos. Proyectó en ella
coleccionar textos originales de escritos en lengua ná-
huatl, traducidos al castellano, formando sendos tomos
relativos al teatro, a la poesía, al apólogo, a las tra-
diciones,
a
a los anales, a la historia, a las instituciones,
la retórica, a la mitología, a los himnos de los dio-
¡tes. a las leyendas populares y a la historia natural
de
c
los antiguos mexicanos, que, de haberse llevado a
abo, sería el verdadero monumento que contuviese los
restos de la literatura indígena.
e
"La lingüística —decía con motivo de esta obra
* Sr, Troncoso—, que está prestando tan buenos ser-
ados a la prehistoria, ofrece riquísimo material a la
Í&2 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

explotación literaria. Las lenguas indígenas, o no $£


han explotado, o lo han sido de modo insignificante.
Su literatura casi no se conoce, y difícilmente podrá
la ciencia pronunciar su fallo acerca de la cultura de
nuestros aborígenes, si desconoce su lengua, sus insti-
tuciones, sus costumbres, y todo aquello que pueda
dar idea de la índole del pueblo. No tenían ellos letras
en el sentido estrecho de la palabra durante su gen-
tilismo, pero tenían conocimientos, y si les era difícil
transmitirlos con su escritura imperfecta, cuando ad-
quirieron la de los europeos, de ella se sirvieron para
revelarnos en su propia lengua el antiguo caudal que
poseían. Y lo que a las claras no nos dijeron, a la
lengua misma se lo podemos preguntar, que, con faci-
lidad y analizándola, nos la revelará.
"Por eso no se debe desechar de la publicación
ningún escrito en lenguas indígenas, aunque parezca
que su asunto no se aviene con el objeto indicado,
porque la lengua simplemente es venero inagotable
de concimientos."

IV
D. Francisco del Paso y Troncoso fué quizá el
mexicano que más ha viajado en Europa al través de
archivos, bibliotecas y museos; y no con la única mira
de satisfacer curiosidades pueriles ai examinar manus-
critos, hojear libros y recrearse ante cuadros u objetos
arqueológicos, sino llevando por único norte el inqui-
rir cuáles estaban relacionados con la historia patria,
para copiarlos y publicarlos.
Sólo en Italia visitó con fruto quince de aquellas
instituciones, a saber: la Biblioteca Víctor Manuel y;•
Museo Prehistórico Kircheriano de Roma; las Biblia;
tecas Nacional Central y la Laurenziana, de Florenc#
el Museo Nacional y la Biblioteca de la Universidad»
de Ñapóles; la Biblioteca Nacional, de Turín; la I»"
blioteca Bresa, de Milán; la Biblioteca de San Marcos,
de Ventcia; la Biblioteca Extense, de Módena, y l a s
CRONISTAS E HISTORIADORES 193

Bibliotecas de los Universidades de Padua, de Polonia»


de Pisa, de Palermo y de la Universidad de Catania.
En España, iba y venía de Madrid a Simancas o
a Sevilla, para registrar, copiar y cotejar los documen-
tos que existen en los espléndidos archivos de esos
lugares. En Madrid, sobre todo, permaneció meses y
años en las Bibliotecas Nacional, del Rey, de la Aca-
demia de la Historia y del Archivo Histórico, encor-
vado sobre arrugados pergaminos o sobre amarillentos
papeles, que leía, o de donde sacaba apuntes, para
guiarse y guiar a los escribientes que ocupaba en los
traslados. Escapánbase, a veces, al Monasterio del Es-
corial, en busca de los restos de la obra del célebre na-
turalista Dr. D. Francisco Hernández, que vino a la
Nueva España en el siglo XVL
En París llevaba, para no perder tiempo, su co-
mida a las bibliotecas, y así lo vieron varios amigos
míos en la Biblioteca Nacional y en la del Palacio de
Borbón, o sea la de la Cámara de Diputados actual.
Visitó casi todas las ciudades de Europa, y su
corespondencia, sus informes y aun algunos de sus
escritos, están fechados, con intervalos de tiempo más
o menos largos, en Oxford, Manchester y Liverpool,
Londres, Viena, Berlín y Hamburgo, Moscou, Copen-
hague, Estocolmo, y hasta en alguna de las colonias
europeas en África, como Argel. Pero donde residía más
era en Florencia y Madrid.
Otras muchas ciudades visitó, quizá algunas asiá-
ticas, aunque en las mencionadas fué donde halló có-
dices, viejos manuscritos, impresos y objetos arqueo-
lógicos que estudiar.
En una carta fechada en Florencia el 31 de mayo
de 1898, dirigida al Sr. licenciado D. Joaquín Baranda,
escribía lo que sigue:
. "Estoy haciendo mis preparativos para pasar, en
fines de junio, a Viena, donde tengo muchísimo que
trabajar, pues aquellos museos son riquísimos en ob-
jetos de nuestro país, existen allí desde hace dos o tres
siglos. Además, el actual Emperador, que da mucho
*nero para los museos, ha hecho comprar últimamente,
1&4 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
muy buenas colecciones de antigüedades mexicanas, ge-
nuinas, que había en Alemania, entre otras la del difun-
to Becker (antiguo comerciante de Puebla); la cual co-
lección visité yo en Darvestadt, muy de paso, vimendo
de Rusia, y en ella vi que había verdaderas preciosida-
des- En Viena tienen ahora cuatro códices mexicanos, y
conviene verlos en los originales, y aun reproducirlos
fotográficamente, por lo cual tendré que detenerme
allí lo menos un mes, y ya el Prof. Heger, Director de
aquel museo, que me conoce de nombre, me ha invita-
do a ir y ofrecídome toda clase de facilidades para mis
estudios,
"De Viena iré a Berlín, pues Austria y Alemania
son las dos únicas naciones europeas que no conozco
aún (1898) y cuyos museos y bibliotecas no he visita-
do, de consiguiente; habiéndolas dejado para lo último,
con toda intención, para recibir así las impresiones
gradualmente. No iré de una capital a otra, directa-
mente, que hay en Munich, Stuttgar, Gotha, Leipzig,
Dresde y Gottingen, excelentes colecciones mexicanas;
como quiera que los alemanes son los que han hecho
por allí mejores cosechas. Conozco el personal de to-
dos aquellos puntos, y aquella gente me conoce tam-r
bién: tengo así la seguridad de ser bien recibido p?
todas partes. En Berlín, cuyo museo etnográfico, sin
disputa, es el primero del mundo, por su organización,
cuento con Seler, excelente amigo mío, y que, coxap
sabe usted muy bien, es en Europa el primer ameri-
canista. Invertiré en esta vuelta por Alemania un mes
o más; regresaré a Italia, donde dejo ya muy avanza-
dos los trabajos de la obra que publico en Roma, so-
bre los Libros de Anáhuac..."
Troncoso interrumpía los viajes cuando nuestros
Gobierno lo nombraba representante de México en lp
congresos internacionales de americanistas, orientalis-
tas, ciencias históricas o geográficas, a fin de preparar
los trabajos que habría de leer en ellos; pero una v^z
concluidos, volvía a emprender sus viajes para asistir
personalmente a aquellos congresos. Dejaba también
CRONISTAS E HISTORIADORES 195

de viajar cuando, encerrado en archivos o bibliotecas,


hacía buscas, copiaba o cotejaba originales, o cuando
en su modesto retiro de la ciudad florentina se consa-
graba a escribir o a estudiar sus libros favoritos.
Allí en esa ciudad, donde residió más durante su
permanencia en Europa, murió el 30 de abril de 1916,
en el Hospital de Santa María Nova, atendido con
decencia en un departamento de primera clase, y ro-
deado de algunos amigos leales y sinceros que tenía»
Sus exequias fueron bastante decorosas, dándosele se-
pultura al cadáver en el cementero o "Portesante a
San Miniato al Monte," el preferido por la aristo-
cracia de Florencia.

V
Troncoso habló y escribió varias lenguas a la
perfección. No gustaba de aliños retóricos, pero fué
castizo y correcto. Minucioso hasta la exageración para
fijar fechas y depurar los hechos, como debe serlo todo
escritor concienzudo, adolecía, sin embargo, de un
defecto: el de ser tan afanoso y diligente para empren-
der con brío y tenacidad un trabajo, como flaco y
desalentado para concluirlo.
Coqueteaba —valga la frase— con sus escritos, y
esta es la razón principal de haber dejado truncas casi
todas las publicaciones que emprendió.
Así y todo, perdurará su labor arqueológica, lin-
güística e histórica —como ha perdurado la de D. Jo-
sé Fernando Ramírez, con quien tiene muchos puntos
de semejanza, hasta en lo de no terminar los escritos—,
porque Troncoso, con su saber y talento, nos legó jo-
yas históricas desconocidas, por él descubiertas, y dis-
quisiciones de tanto valer, que su nombre figurará
siempre al lado de los primeros eruditos.
Dr. Dn, José María Marroquí
CRONISTA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

E L Dr. D. José María Marroquí nació en la ciudad


de México el viernes 6 de febrero del año de 1824,
y en la casa núm. 3 de la calle de San Fernando.
Al día siguiente fué bautizado en la Parroquia de la
Santa Veracruz, por el P. D. Manuel Miranda, ex
prepósito del Oratorio de San Felipe Neri, y pusié-
ronle José María de Jesús, Miguel, Doroteo, Teófilo,
Juan Nepomuceno, Mucio y Luis Gonzaga, como es
costumbre entre personas devotas, quienes desean, en
tales casos, que los recién nacidos lleven los nombres
de sus santos predilectos, o de los que han tenido sus
ascendientes o deudos próximos. Lleváronle, como pa-
drinos, a la pila bautismal, D. Juan Nepomuceno Gui-
josa y doña María Josefa Quintana.
Fueron sus abuelos paternos D. José María Ma-
rroquí y doña María Gertrudis Sánchez, y maternos
D. José Antonio Trejo y doña María Felipa Morales.
Su padre, D. Ramón Marroqui, fué corredor de nú-
mero; dueño de la hacienda llamada Debodé y de tres
casas en Ixmiquilpan; originario también de México,
y murió el año de 1848. Había casado con doña Inés
Antonia Trejo, de la cual tuvo, además del doctor, los
hijos siguientes: Dolores, Guadalupe, Teresa, Manuel,
Loreto, Vicente, Josefa y otro que murió al nacer. De
estos hijos, sólo tomaron estado el doctor y su her-
mana doña Josefa, que casó con D. Antonio Aguilar,
V del que tuvo dos hijos, Rafael y Trinidad.
El Dr. Marroqui estudió primeras letras con el P.
£>• José María Abarca, que tenía a su cargo una es-
200 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

cuela en el Hospicio de Pobres, y después de concluida


su instrucción primaria, se inscribió en el Seminario
Conciliar de México, en clase de externo un año y
de interno los restantes, hasta concluir sus estudios.
Ingresó al Seminario en 1836, y era tan consa-
grado al estudio, que sólo lo interrumpía en las va-
caciones que acostumbraba pasar en la hacienda de su
padre. En los cursos de minimista, menorista y media-
nista (1836 a 1837), en que estudió latín, se opuso
con lucimiento, obteniendo en los tres la calificación
de "muy bien con particularidad/' La misma nota me-
reció en 1838 en que presentó examen en el Acto de
primer año de Filosofía; lo mismo que en 1839 y 1840,
en que cursó y se examinó, respectivamente, de se-
gundo y tercer año de Filosofía, presentando en el
segundo el Calórico por Várela y la Cosmografía de
Letronne y en el tercero todo el Jacquier, mereciendo
én este último curso, además de la citada calificación,
el primer premio.
Había sido su maestro D. Juan Bautista Orma-
chea, entonces catedrático y posteriormente Obispo de
Tulancingo. El Dr. Marroquí recibió el grado de Ba-
chiller de Filosofía en la Universidad de México el 11
de agosto de 1840, el cual grado se lo dio el Doctor y
Maestro D. Manuel Gómez Marín, Presbítero del Ora-
torio de San Felipe Neri y literato religioso muy apre-
ciable, autorizando el acto el Secretario D. Miguel
Velázquez de León.
Sin duda pensó entonces seguir la carrera de abo-
gado el joven Marroqui, pues durante el año de 1841,
y en el mismo Seminario, estudió y presentó examen
de lo perteneciente a legista primianista, y mereció la
calificación de excelente.
Pero por motivos que ignoramos, abandonó el
derecho, y en el mismo año de 1841, el día 8 de diciem-
bre, se inscribió para cursar Medicina en el plantel
que a la sazón existía en México, consagrado a esta
materia. En 11 de agosto de 1842 presentó examen áe
primer curso y fué aprobado con la calificación <te
CRONISTAS E HISTORIADORES 201

muy bien. En 7 de agosto de 1843 fué aprobado de


segundo año, y de tercero el 22 de octubre de 1844,
en el cual obtuvo el primer premio, (1) y el propio
premio mereció en los exámenes de cuarto y quinto
año, que presentó, sucesivamente, el 27 de octubre de
1845 y el 10 de septiembre de 1846. Por fin, sus cons-
tantes desvelos para conquistar un puesto entre los
profesionales, tuvieron feliz término en los días 29 y
30 de enero de 1847, en que sustentó su examen gene-
ral de Medicina, siendo aprobado por unanimidad, y
obteniendo el título de médico en el último día.
Durante la invasión norteamericana se filió entre
los Polkos, combatió al enemigo y prestó importantes
servicios ejerciendo su profesión.
En el hospital de San Andrés había obtenido, des-
de que era estudiante, varios empleos de los que se lla-
maban de la plana menor, y el 20 de noviembre de
1849 se le concedió uno de la plana mayor, nombrán-
dole Practicante del Departamento de Cirugía de Mu-
jeres, y en 24 de agosto de 1850 fué nombrado Direc-
tor Supernumerario. Muchos años prestó en ese hos-
pital sus servicios como cirujano, y en 1857, en que
el citado hospital pasó por una crisis que pudo haber
dado al traste con él, la Mitra, de quien dependía, dio
las más expresivas gracias a D, José María Medina
y al Dr. Marroqui "por su generosidad de servir gra-
tuitamente y sin estipendio de ningún género," mien-
tras durasen las escaseces*
Más antes, en 1851, había sido elegido Regidor,
e inclinado desde muy joven al matrimonio, había
contraído nupcias, el 12 de mayo de 1852, con doña
Úrsula González, en la capilla de la Santa Escuela del
extinguido hospital del Espíritu Santo, a cuya esposa
tuvo la pena de perder el 16 de noviembre de 1886,
después de haber sido su fiel y constante compañera
en infortunios y en sinsabores.

(1) El Dr. D. Manuel Andrade, padre del Sr. Canó-


nigo Andrade, fué profesor de Anatomía del señor Marroqui.
202 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

En los años que siguieron al en que se casó el


Dr. Marroquí, prestó grandes servicios en diversos car-
gos que obtuvo, ya como fundador del Tecpan de
Santiago, en donde vivió algún tiempo, ya como Ins-
pector de Sanidad, que ejerció en la Callejuela, de-
biéndosele a él la reglamentación de las mujeres ex-
traviadas, y el positivo empeño que tomó para dictar
medidas encaminadas a evitar el contagio de asquero-
sas y graves enfermedades.
Amigo íntimo del General Comonfort, cuando és-
te ocupó la Presidencia de la República, le nombró su
Secretario particular. En 1861 fué electo Diputado al
Congreso de la Unión, y durante el sitio de Puebla,
en 1862, prestó sus servicios profesionales con el ca-
rácter de Comandante del Cuerpo Médico Militar.
Fué uno de los que acompañaron al Sr. Juárez
en su peregrinación hacia el Norte de la República en
1863, pero el Di. Marroquí hubo de radicarse en di
Fresnillo durante un año, donde ejerció su profesión,
y vuelto a la capital, después de la caída del Imperio»
fué nombrado Juez del Registro Civil, estableciendo
la oficina algún tiempo en una accesoria de su casa,
situada en la tercera calle de Vanegas núm. 6, que
había adquirido en la cantidad de $4,000; casa que
habitó mucho tiempo, pues hasta el año de 1880 com-
pró la del callejón de Cuajomulco núm. 8, en donde
murió.
En 1874 se le nombró Cónsul de México en Bar-
celona, y embarcóse inmediatamente hacia este puerto,
donde desempeñó dicho cargo hasta el año de 1878.
Fué esta la época más difícil y azarosa de su vida, pues
no recibía los sueldos con puntualidad, a consecuencia
de los trastornos políticos de aquella época, y las pe-
nurias le obligaron a vivir de maestro de escuela en
aquella hermosa ciudad catalana.
De regreso a su patria, después del triunfo del
plan de Tuxtepec, fué Secretario del General Cruz el
año de 1882 en el Estado de Morelos, y radicado de
nuevo en la capital, consagróse a sus investigaciones
históricas y a desempeñar las cátedras de lengua cas-
CRONISTAS E HISTORIADORES 208

teüana y de literatura en la Escuela Nacional Pre-


paratoria.
Su obra La Ciudad de México, le ocupó más de
veinte años, de los últimos que vivió. Alternaba sus
diarios paseos matutinos y vespertinos por la Calza-
da de la Reforma y por la Alameda, su sitio predilecto,
charlando con amigos bajo los árboles o en los billares
del Hotel de Iturbide, a donde gustaba ir en las noches
para ver jugar. El resto de su tiempo le consagraba a
inquisiciones históricas, recorriendo, fatigado y sudo-
roso, casas y calles en busca de noticias, y sentándose,
incómodo por su obesidad, ante las mesas de biblio-
tecas y archivos, para hojear uno a uno polvorientos
manuscritos, de caracteres ininteligibles muchos de ellos.
Así vivió varios años, enseñando a sus discípulos
ad pedetn literae el Hermosilla en la cátedra de Retó-
rica; renunciando con verdadera modestia el nombra-
miento de Académico mexicano, correspondiente de la
Real Academia Española de la Lengua, y luchando
en sus postreros días con la espantosa enfermedad del
cáncer que le atacó en la boca, y la que lo llevó al
sepulcro el 24 de abril de 1898, habiendo hecho antes
todas sus últimas disposiciones y ordenando se le diese
sepultura en una fosa de tercera clasedel Cementerio
de Dolores, y no se le pusiese inscripción ninguna.
No dejó sucesión de su difunta esposa, pero adop-
tó legalmente por hija a una huérfana, la Srita. Ma-
ría Marroquí, a quien dejó sus bienes y una pensión
a su hermana viuda, doña Josefa, única que le sobre-
vivió, pues en 1894 había fallecido el último de sus
hermanos, D. Manuel, en Zitácuaro.
Pocos libros tuvo siempre el Dr. Marroqui. Pre-
fería consultarlos en las bibliotecas públicas y en las
de sus amigos íntimos, como en la del Sr. Canónigo
D. Vicente de R Andrade, de quien mereció le abriera
de par en par las puertas de su selecta librería, y le
Prestase para llevarlas a su casa y tenerlas el tiempo
que quisiese, toda clase de obras. ¡Conducta extraña
entre bibliófilos, pero no rara en el P. Andrade, quien
204 LUIS GONZÁLEZ OBBEGON

para todos sus amigos fué liberal y pródigo en sumi-


nistrar libros, noticias y documentos! Pero el Dr. Ma-
rroquí tenía a su muerte muchos folletos políticos y
administrativos, Memorias municipales y de los Mi-
nisterios, que cedió generosamente al Museo Nacional,
quizá porque en otras épocas de su vida le había com-
prado dos curiosos monetarios.
Antes de morir, en febrero de 1896, obsequió su
obra La Ciudad de México a la Municipalidad, y soli-
citó únicamente se le proporcionase una señorita, pen-
sionada por la Corporación, para que sacase copia en
máquina del manuscrito. Accedió el Cabildo agradeci-
do, y desde esa fecha hasta la víspera de su muerte,
se consagró a dictar la copia, que recibió el Ayunta-
miento el 22 de abril de 1898, dos días antes de morir
el Dr. Marroquí, quien dejó el encargo de hacer la
entrega y de corregir las pruebas, cuando se efectuara
la impresión, al mencionado Sr. Canónigo Andrade.
El Ayuntamiento, al aceptar el obsequio del Dr. Ma-
rroquí, había acordado cederle la mitad de los ejem-
plares de la obra impresa, y tal disposición dio origen
a que el autor dispusiese, a su vez, que los productos
de la venta de esa mitad que le correspondía, se re-
partiesen entre los pobres. ¡Acción digna de elogio,
característica en él, pues fué siempre pródigo en dá-
divas y en obras!

II
El Dr. Marroquí publicó varios escritos políticos,
didácticos, novelescos e históricos. En 1ÍB61 un Discurso
en la reunión popular, verificada en el Teatro Nacional
el 24 de noviembre, fundando el proyecto que presento
para la organización del Distrito Federal, opúsculo de
16 páginas en cuarto. Del mismo carácter político pu-
blicó en Barcelona, el 15 de diciembre de 1876, con el a
título de José M. Marroquí a sus conciudadanos, un
especie de manifiesto acompañado de un programa con1
motivo del triunfo del Plan de Tuxtepec, que forma u*
CRONISTAS E HISTORIADORES 206

opúsculo de ocho páginas en folio. Son dignos de re-


comendarse sus trataditos impresos en México can los
siguientes títulos: Estudio sobre los verbos irregulares
(1872), 48 páginas en octavo; Epítome de la Gramá-
tica de la lengua castellana (1873), 75 páginas en oc-
tavo; Prosodia y Ortografía (1879), 30 páginas en oc-
tavo; Lecciones de Ortología castellana (1883), 28 pá-
ginas en octavo; y su Catecismo Democrático Consti-
tucional (1873), 29 páginas en dieciseisavo, que se re-
imprimió en 1883 con el título de Cartilla Democráti-
ca Constitucional, 31 páginas en dieciseisavo. Del gé-
nero novelesco publicó La Llorona, cuento histórico
mexicano (1887), 143 páginas en deciseisavo, y de otro
género, un cuaderno con ilustraciones que lleva el tí-
tulo de Jubileo Sacerdotal del lllmo. Sr. Arzobispo de
México, Dr. D. Pelagio de Labastida y Dávalos, cele-
brado el día 8 de diciembre de 1889. Recuerdo Histó-
rico (1889), 50 páginas en cuarto. También publicó,
escrita en colaboración del Sr. Berganzo, una biografía
del Dr, D. Manuel Carpió, que corre impresa en la
Corona Fúnebre consagrada a este popular poeta. El
Epítome de la Gramática de la lengua castellana, tuvo
mucho éxito, tanto aquí como en el extranjero, y fué
reimpreso en Barcelona en 1874, y en México en 1878.
Pero su obra capital y postuma fué la que inti-
tuló modestamente La Ciudad de México. Contiene:
el origen de muchas de sus calles y plazas, el de va-
rios establecimientos públicos y privados, y no pocas
noticias curiosas y entretenidas (1900), 3 volúmenes
de 636, 652 y 744 páginas en cuarto. Tardó en escri-
birla más de veinte años* y no perdonó investigación
ni diligencia para rectificar errores o acopiar datos.
Registró minuciosamente los documentos del Archivo
General de la Nación, los de la Biblioteca Nacional
V los del Museo, y una a una todas las Actas de ca-
bildo del Archivo Municipal No se conformó con esto,
sino que recorría calle por calle, casa por casa, las que
te parecían más vetustas, para solicitar de los vecinos
"tés antiguos o de los propietarios más ilustrados, bien
noticias relativas al origen tradicional o histórico de
206 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

las calles, bien licencias para registrar los títulos pri-


mordiales de las casas, y poder inquirir cuál había si-
do el nombre primitivo de las calles, cuántos cambios
habían tenido en el transcurso de los siglos y qué su-
cesos notables, qué fundaciones piadosas o filantrópi-
cas se habían hecho en los diversos edificios de una
a otra acera.
No escribió una historia metódica, cronológica, de
la ciudad de México y de las diversas transformacio-
nes o ensanches que ha tenido desde que la fundó
Tenoch hasta nuestros días, ni de todos y cada uno
de los acontecimientos históricos que en ella se han
verificado al través de los tiempos. Su tarea fué más
limitada, aunque más laboriosa. En forma alfabética
historió una a una las calles y callejas, las plazas y
paseos, los templos y edificios. La vida no le alcanzó
para hablar de todos, ni de muchos pudo adquirir da-
tos, a pesar de sus inquisiciones minuciosas. Algunos
artículos dejó apenas comenzados; otros, por el pruri-
to de no repetir lo que se había dicho ya en libros
impresos, los dejó de propósito incompletos, sacrifi-
cando el material completo por el material original.
Sólo una que otra ocasión vulneró su regla.
La extensión que dio a los artículos varió también
según las noticias acopiadas y según la novedad del
asunto. Hay muchos interesantísimos por ambas cosas,
como los que consagró a la Catedral, a San Hipólito,
a San Andrés, a Bethlén: verdaderas monografías que
podía haber publicado separadamente, y que contienen
infinidad de datos desconocidos e ignorados, aún de
nuestros más eruditos historiógrafos.
Si la obra carece de método, es, en cambio, fuente
abundante de informaciones, que en vano se buscarán
en obras impresas. Y no sólo sobre la historia local de
la ciudad de México, también sobre la historia general
de la Colonia hispánica. Costumbres, creencias popu-
lares, tradiciones, fiestas religiosas y civiles; noticias
administrativas e históricas sobre los diversos Y33®^
de la hacienda pública: cédulas, reales órdenes y otros
documentos legislativos acerca de encomiendas y fle
CRONISTAS E HISTORIADORES 207

la esclavitud de los negros o de los indios, contiene la


obra en copiosa cantidad, pues las proporciona el au-
tor a cada paso, precisamente por el carácter difuso
y divagado que dio a cada uno de sus estudios histó-
ricos.
En cuanto al estilo, no es elegante, ni ameno, ni
mucho menosflorido.Parco en metáforas y en epítetos,
no es tampoco pintoresco, pero cautiva por su senci-
llez, por su corrección, aunque sin degenerar en pujos
o purismos académicos, de los que gustaba hacer alar-
de el autor en sus conversaciones.
El Dr. Marroqui fué minucioso cronista, pero en
las narraciones de sucesos y en los bocetos biográfi-
cos no escasean reflexiones atinadas, justas y severas
críticas y sentenciosos epi fonemas.
Pero sobre todo, el mérito principal de su obra
estriba en la información. Exhumador incansable, vivió
empolvándose en los archivos, registrando paciente-
mente expedientes olvidados, copiosos cedularios, cau-
sas voluminosas, informaciones cansadas, libros de ac-
tas numerosos, y el fruto de tantas y largas investi-
gaciones fué su obra.
Muchas veces en vida se le proporcionó publi-
carla, ya por editores particulares, ya en imprentas del
Gobierno, a instancias de D. Francisco Sosa. Su amigo
el Sr. D. José María de Agreda y el que esto escribe,
hicieron no pocas diligencias. Empero, avaro de sus no-
ticias, temeroso que se las hurtasen, o tal vez, conven-
cido que podía aún espigar mucho en otras nuevas y
minuciosas investigaciones, no quiso darla a la estam-
pa. Tuvo, pues, la pena de no verla impresa, y no
parece sino que estaba destinada a no aparecer ni aún
después de muerto el autor, pero cedida al Ayunta-
miento, la comenzó a publicar el mes de octubre de
1898, en la impjenta de "La Europea," propiedad de
ios señores J. Aguilar Vera y Comp., situada en la
calle de Santa Isabel número 9, quienes se compro-
metieron a entregar cinco pliegos semanarios. Ya im-
presas 636 páginas del tomo primero y 644 del se-
208 LUIS GONZÁLEZ OBRBGON
gundo, "La Europea'' sufrió tremendo incendio el 2
de septiembre de 1899. Quemóse allí toda la edición
de la obra» las ilustraciones y el manuscrito original,
pero por fortuna ios borradores existían en poder del
P. Andrade, quien como ya se dijo, se había encar-
gado de la corrección de las pruebas, y también por
fortuna se habían salvado tres ejemplares impresos de
los dos primeros volúmenes, que se entregaban en plie-
gos por la imprenta a la Secretaría del Ayuntamiento,
al Sr. Lie- D. Miguel Macedo, entonces Presidente
de la Corporación Municipal y al citado P. Andrade.
En vista del que poseía este último, se comenzó a ha-
cer la nueva edición , y sólo el tercer volumen hubo
que publicarlo teniendo como originales los borradores,
en muchas partes incompletos. Además, estos borrado-
res dictados en máquina por su autor en vista de otros
primeros manuscritos de su puño y letra, cuando ya
estaba muy enfermo y próximo a morir, no pudieron
ser revisados definitivamente por él ni llenadas mu-
chas lagunas de fechas y nombres que había dejado
en blanco, y aún de sucesos que no había podido com-
probar o de los que no tenía noticias.
Hemos consignado minuciosamente los anteriores
pormenores para que no se le juzgue con severidad» ni
en el fondo ni en la forma. La crítica tiene que ser
indulgente. El autor puso la mano en su obra por vez
última, ya víctima del cáncer. Páginas enteras dictó
en medio de dolorosos sufrimientos. La copista fué una
apreciable señorita, pero indocta en materias históri-
cas. El volumen tercero se quemó original, como ya
hemos dicho, y el P. Andrade tuvo no poco trabajo
para hacer uso de los borradores, corregirlos algunas
veces, anotarlos otras, e hijas de tales correcciones y
notas, son algunas variantes de estilo que aparecen en
la obra impresa.
iQue haya indulgencia para incorrecciones y para
errores! Bien lo merece un autor que consagró más de
dos décadas en compilar y escribir su obra, y que en-
fermo, casi moribundo, la dictó para que se diera a
la estampa, y cuyas pruebas corrigió una mano amiga»
CRONISTAS B HISTORIADORES 209

cariñosa, pero mano extraña al fin, que en las impre-


siones nunca puede substituir a la del autor.

III

El Dr. José María Marroquí, como profesional,


como político, como escritor y como erudito, merecía
un estudio especial y minucioso que, por desgracia, no
se puede hacer en las pocas páginas de estos apuntes
bio-bibliográficos.
Fué un hombre de mérito por sus conocimientos
y un hombre raro, excepcional, nada común, por su
carácter. Como tenía conciencia de su saber, gustábale
hablar de muchas materias, con tono mesurado y sen-
tencioso; pero siempre oposicionista. Era un espíritu
de contradicción por excelencia, aunque a la postre
viniera a convenir con los contrincantes en las tesis
que pretendía refutar a toda costa. Y tal espíritu de
contradicción se manifestaba lo mismo en pláticas
baladíes con los amigos, que en reuniones políticas,
que en serias discusiones habladas o por escrito. Poco
aplaudía, mucho censuraba, y mereció por ello que
D. Joaquín García Icazbalceta, autoridad nada sospe-
chosa, le llamase D. Severo Pesado.
Pero tal intransigencia con las opiniones contra-
rias, el gesto desdeñoso manifestado aún en su propia
fisonomía, cuando quería censurar o refutar lo que
él juzgaba malo, venía a estar compensado con un pro-
fundo respeto que le merecían los superiores, con un
trato amable y franco con los amigos predilectos y
con un cariño entrañable para con los suyos, para sus
padres, para sus hermanos, para su esposa, para su
hija adoptiva, a quien legó un nombre honrado y una
fortuna para vivir con honestidad y sin privaciones.
Como catedrático de literatura, fué un retórico de
antaño, apegado minucioso al Hermosilla, poco comu-
nicativo con sus discípulos, pero sin la severidad cruel
de los antiguos dómines. Gustaba, empero, que se de-
210 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

signasen las personas o las cosas con los substantivos


que él creía apropiados, y así llamaba caballeritos a
los jóvenes, mancebos a los criados, ¡y qué capaz que
consintiese en llamar timbres a las estampillas del co-
rreo! Como médico ejerció poco, pero practicó cons-
tantemente como cirujano, y demostró grande abne-
gación para curar a las mujeres de mala nota en los
hospitales, y ansiduidad continua en suministrar con
sus propias manos la vacuna. Como político fué li-
beral moderado, republicano, partidario acérrimo de la
Constitución de 57, y amantísimo patriota, como lo
demostró en las épocaá de la invación norteamericana
y en las guerras de la Reforma, la Intervención y el
Imperio; pero sincero creyente, hijo de cristianos pa-
dres, fué piadoso, sufrido, y a pesar de la cruel en-
fermedad que acibaró los últimos años de su existen-
cia, murió tranquilo en el seno de la religión de sus
antepasados. En resumen, fué estudiante aprovechado,
médico filantrópico, profesor instruido, escritor erudito;
muy recto en costumbres, acciones y palabras.
Genaro García, su Vida y su Obra
I

L AMENTO y me felicito a la vez de trazar este


boceto de la vida y obra de Genaro García, uno
de los más fervorosos cultivadores de la literatura
histórica mexicana. Lo lamento, porque el mal estado
de mi vista me impide escribir un estudio minucioso
y analítico como él merecía; y me felicito, porque se
me presenta la oportunidad de consignar un debido
homenaje de gratitud» al amigo cariñoso que en vida
me llenó de toda clase de atenciones y de obsequios
valiosos.
Genaro García fué uno de los últimos represen-
tantes de aquellos insignes y preclaros bibliófilos y eru-
ditos, que como García Icazbalceta, del Paso y Tronco-
so, Hernández y Dávalos, Agreda y Andrade, han des-
aparecido sin dejar hasta ahora, sino uno u otro su-
cesor distinguido por su ciencia en la historia y su
amor a los libros.
La vida de Genaro García puede resumirse, como
la de los mencionados, en el estudio constante y en el
trabajo infatigable.
Nació en el Fresnillo, Estado de Zacatecas, el 17
de agosto de 1867, hijo de don Trinidad García, que
desempeñó altos e importante empleos y cargos pú-
blicos, y de doña Luz Valdés, amantísima de comprar
infinidad de plantas y aves de toda especie, de quien
quizá heredó Genaro sus aficiones de coleccionista.
Hasta la edad de doce años fué muy enfermo. Sin
embargo de su delicada salud, hizo los estudios pri-
marios con buen éxito en San Luis Potosí; los se-
cundarios en la ciudad de México, en los colegios par-
ticulares de Zambrano y de don Emilio Baz, y una
vez concluidos, ingresó en la Escuela Nacional Pre-
214 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
paratoria, después en la de Jurisprudencia, donde do-
bló los cursos» hasta recibirse de abogado.
La profesión la ejerció poco, y él mismo dejó
escrito que no le agradaba, por lo convencional que
es la llamada Justicia* No obstante obtuvo un triunfo
jurídico, como apoderado de la viuda de Verástegui,
pues logró sentencia enteramente favorable, cuando ella
se constituyó parte civil, en contra del que había ma-
tado a su esposo en un duelo.
Con motivo del cual, Genaro García comenzó a
figurar como escritor y polemista. Sostuvo en los pe-
riódicos, discusiones bastante enojosas con don Anto-
nio Tovar, autor de uno de los que se dicen Códigos
del duelo, y logró que por mucho tiempo no se veri-
ficaran nuevos desafíos en esta capital.
Por aquellos años, Genaro García inició su incli-
nación a las letras con dos pequeños volúmenes de
novelas que intituló Inelda y Pobre Belem, esta últi-
ma publicada bajo el seudónimo de Franco Leal Pu-
blicó, también, unos Apuntes sobre la condición de la
mujer, y varios artículos en los diarios políticos y en
los periódicos literarios de entonces.
Su amor al estudio y la buena posición que go-
zaba en la política el señor su padre, pronto llevaron
a Genaro a ocupar una curul en la Cámara de Dipu-
tados, para la que fué reelecto como representante, las
más veces, de su Estado natal, en sucesivas legislaturas;
desempeñó después una defensoría de oficio, en la
que no duró mucho, y los empleos, en diversas épocas,
de profesor de literatura y de indumentaria en el Con-
servatorio Nacional de Música, de historia en el Mu-
seo, de jefe de profesores de la misma materia en la
Escuela Preparatoria. Además, fué Director del Mu-
seo de Historia, Arqueología y Etnología y de la men-
cionada Escuela. En una y otra instituciones reveló
su espíritu organizador, renovador, desplegando estric-
to método y disciplina severísima, si bien es cierto
que sus predecesores en el Museo nunca contaron, co-
mo él contó, con amplia y cuantiosa dotación por
CRONISTAS E HISTORIADORES 215

parte del Presidente de la República; empero, Genaro


correspondió con todo su saber y toda su labor, convir-
tiendo el Museo en un riquísimo arsenal de reliquias
arqueológicas e históricas, dotándole de un cuerpo de
selectos profesores en las materias de su facultad y es-
tableciendo un taller artístico y tipográfico, de cuyo
mérito son muestras elocuentes las bellísimas ediciones
de sus Anales y de las obras allí impresas, entre otras,
La Arquitectura en México.
Todavía más. Si el Museo progresó material e
intelectualmente bajo la acertada dirección de Genaro,
supo también como profesor de historia, del mismo es-
tablecimiento, formar una pléyade de aprovechados
discípulos, entre los cuales están bien reputados los
nombres de Nemesio García Naranjo, Luis Castillo Le-
dón, Manuel Gamio, Juan B. Iguíniz, Ignacio B. del
Castillo, Alfonso Teja Zabre y el extinto joven Agustín
Agüeros. Todos ellos, aparte de haberse distinguido por
sus propias obras, colaboraron con su maestro en las co-
lecciones de éste, tanto oficiales como privadas.
La gestión de Genaro García en la Preparatoria
no puede juzgarse, porque caída la administración
huerttsta que lo puso en la dirección, tuvo que de-
jarla antes de que se pudiera apreciar el resultado de
las reformas que había introducido.
No se contentó con ejercer la profesión de abo-
gado, con enseñar con provecho en las cátedras, con
publicar folletos sobre el problema educativo, como el
que lleva por título. La educación nacional en México;
imprimió también obras suyas o ajenas, pero adap-
tadas a nuestras escuelas, tales como las Nociones de
Derecho Constitucional las de Derecho Usual las de
Economía Política y las de Instrucción Cívica, ajusta-
da esta última a la flamante Constitución de 1917;
entre las obras adaptadas figuran Una vuelta a la Re-
Pública Mexicana por dos niños y el Frascuelo.
Pero no solamente ocupaban su tiempo los asi-
duos trabajos intelectuales a que se consagraba. En
temporadas ausentábase de la Capital, a fin de visitar
216 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
los minerales de donde era accionista y en alguna oca-
sión él mismo dirigió las tareas y aún trabajó como
minero.

II
Si el ejercicio de su profesión de abogado no fué
del todo estéril, sí fué amplia y fructuosa su labor en
el profesorado, como autor de libros escolares, en la
dirección del Museo y en otros planteles de enseñan-
za. En el campo de la historia sus trabajos fueron
vastísimos y fecundos.
No discutiré si sus obras originales, tan eruditas»
adolecen de cierto criterio apasionado, en tal o cual
sentido, como la intitulada Carácter de la Conquista
Española en América y en México, a la que censuran
de proyectar sólo las sombras de la gloriosa epopeya
hispánica, o como la de don Juan de Palafox y Men-
doza, Obispo de Osma y de Puebla, Arzobispo, Visi-
tador y Virrey de la Nueva España, que tildan de ser
acusación sin defensa de la Compañía de Jesús; pero
sf pregonaré en alta voz, que estos libros y los de
compilación que dio a la estampa, son materiales co-
piosos para el verdadero y futuro historiador que es-
criba los pretéritos sucesos patrios.
Es ciertamente positiva y fecunda su obra como
traductor, editor, compilador y anotador de libros y
documentos.
Inició sus aficiones históricas con traducir al cas-
tellano, en unión de su hermano Daniel, dos obras del
filósofo inglés Herbert Spencer, Los antiguos mexica-
nos y El antiguo Yucatán; no conformándose con co-
rregir los textos citados, y adulterados en las versio-
nes extrañas, de que se valió el autor, en la segunda
de las obras mencionadas restituyó las citas, tomán-
dolas directamente de los cronistas primitivos y en
vista de las primeras ediciones.
Como editor, nos legó obras muy estimables: tos
Dos Relaciones de la Florida, documentos preciosfsi-
CRONISTAS E HISTORIADORES 217

mos y de un gran interés dramático uno de ellos, y la


Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva Es-
paña por Bernal Díaz del Castillo.
Como es sabido, ei texto impreso de la pintoresca
crónica del ameno escritor y conquistador, lo había
impreso adulterado el P. Remón, en el siglo XVII, y
tal texto había servido para hacer las sucesivas edi-
ciones castellanas y las traducciones al inglés, al ale-
mán y al francés. Genaro García logró que el Presi-
dente de la República de Guatemala le enviase una
copia del manuscrito original que se conserva en la
capital de dicha nación, y con ayuda de una mala
pero íntegra reproducción fotográfica, que existe en
nuestra Biblioteca Nacional, reprodujo el prístino
texto, tal como le escribió la nervuda mano del viejo
Bernal, con todo su selvático lenguaje, enmarañado
de abreviaturas y de letras mayúsculas o minúsculas*
que salpicaba al azar, como ingualmente los signos de
puntuación.
De las compilaciones publicadas por Genaro Gar-
cía, son monumentos de su incansable y prolífica la-
bor, los siete gruesos volúmenes en 4o. mayor, intitu-
lados Documentos históricos mexicanos, y los treinta
y siete volúmenes en 8o., intitulados Documentos iné-
ditos o muy raros para la historia de México.
La primera de estas compilaciones fué publicada
bajo su dirección por el Museo Nacional, como obra
conmemorativa del primer Centenario de la Indepen-
dencia en 1910, en edición que es modelo tipográfico
de las prensas mexicanas, y que honra a los artistas
que la ilustraron. El contenido es de suma importan-
cia, pues aparecieron en ella, por primera vez, docu-
mentos desconocidos referentes al movimiento inicial
de nuestra emancipación en 1808; procesos inéditos de
los caudillos de 1810 y posteriores, como los de Allende
y Leona Vicario; noticias contemporáneas e ignoradas
de las heroínas de aquella lucha sangrienta; facsímiles
de los periódicos insurgentes; autógrafos impresos de
la época; partes oficiales, etc., etc. En resumen, que sin
218 LUIS GONZÁLEZ OBREGON

esta compilación y la de Hernández Dávalos, no se


podría escribir a conciencia la verdadera historia de
México desde 1808 hasta 1821.
Más extensa por el período secular que compren-
den, es la compilación de los Documentos inéditos o
muy raros.
En los 37 volúmenes pueden hallarse autos de fe,
descripciones de fiestas, motines, memorias y relatos,
autobiografías, pero principalmente las corresponden-
cias de cada uno de los hombres más notables que fi-
guran en la historia nacional, sobre las principales
épocas, como son la dominación española, la indepen-
dencia., el Imperio de Iturbide, las guerras fratricidas
precursoras a la invasión norteamericana y sobre esta
misma invasión; la dictadura del general Santa-Anna,
el Plan y la Revolución de Ayutla, la intervención
y el segundo Imperio. De las últimas épocas mencio-
nadas se encontrarán muchísimos documentos ignora-
dos, pues el compilador tuvo la suerte de que le fran-
quearan de continuo, el Gobierno y ios particulares,
los archivos casi íntegros y hasta entonces no regis-
trados de los generales Paredes, Santa-Anna, Comon-
fort, Degollado, Doblado, Riva Palacio, Bazaine y
de muchos intervencionistas, civiles y militares.
Genaro García perdurará por estas dos compila-
ciones, más que muchos escritores que han intentado
hacer historia original, porque sin tan vasta documen-
tación, a pesar de lo mucho que aún quede inédito en
archivos nacionales y extranjeros, los anales patrios
escritos sólo con talento y arte, se derrumbarán por
falta de cimientos sólidos.
Apuntaré aquí los títulos de otras obras y opúscu-
los de Genaro García, a saber: Juárez, refutación a don
Francisco Bulnes; Porfirio Díaz, sus padres, niñez y
juventud; Bemol Díaz del Castillo, noticias biobiblio-
gráficas; los Calendarios Mexicanos de don Mariano
Fernández de Echeverría y Veytia; Leona Vicario9 he-
roína insurgente, dos ediciones, de las cuales la se-
gunda es una refundición de la primera; El Conde,
CRONISTAS E HISTOEIAIK)RES 81»

Raousset-Boublon en Sonora; índice Alfabético de los


"Documentos para la historia de México," cuatro se-
ries que aparecieron anónimas, pero que se sabe fue-
ron formadas por Orozco y Berra; índice Alfabético
de la "Colección de Documentos para la historia de
la guerra de Independencia" de Hernández y Dávalos;
Crónica Oficial de las fiestas del Centenario en 1910,
obra que publicó en colaboración de distinguidos li-
teratos, y que es una de las más hermosas ediciones
que hizo el Museo Nacional, por su impresión e ilus-
traciones. Imprimió, en fin, su Discurso leído en la
solemnidad fúnebre consagrada a don Benito Juárez
el 18 de julio de 1906 y La Constitución de 1857,
con sus reformas y leyes reglamentarias.
Muchas corporaciones del país y extranjeras, que
apreciaron el mérito de sus obras y de sus labores, le
nombraron individuo honario o de número. Citaré las
siguientes:

Nacionales
Academia Mexicana de la Historia.
Sociedad Científica Antonio Álzate.
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
Sociedad para el cultivo de las Ciencias y de las
Artes.
Sociedad Manuel María Contreras,
Sociedad Indianista Mexicana.
Sociedad de Geografía y Estadística en Michoacán.
Sociedad Antialcohólica Nacional.
Círculo de Obreros Victoriano Cepeda, del Saltillo.
Ateneo Mexicano Literario y Artístico.
Liceo Mexicano.

Extranjeras
Hakluyt Society y
Royal Society of Arts, de Londres.
220 LUIS GONZÁLEZ OBRBGON
Société Académique de Historie Internationale de
París, que le concedió medalla de oro.
Société de Americanistes, de Francia.
American Antiquarian Society, de Filadelfia.
American Historical Asociation, de Texas.
Real Academia de Bellas Letras, de Barcelona.
También se le distinguió con nombramiento de
delegado a diversos Congresos científicos y representó
a su país en fiestas conmemorativas, como se verá por
la lista que copio a continuación.
Delegado en México de la Unión Ibero-Ameri-
cana.
Delegado del Primer Congreso Universal de Ra-
zas celebrado en Londres.
Delegado del Primer Congreso Pan-Americano de
Santiago de Chile.
Delegado de México al XIV Congreso Internacio-
nal de Antropología y Arqueología Prehistóricas en
Ginebra, en 1912.
Delegado de México al VIII Congreso Prehistó-
rico de Francia. (Renunció.)
Delegado de México en las fiestas celebradas en
Cádiz para conmemorar el Centenario de las Cortes de
1812.
Secretario General del Comité Mexicano de Or-
ganización del XIV Congreso de Americanistas que
había de celebrarse en México.
Comisionado para hacer Estudios de la Instruc-
ción Rudimentaria en México.
Debo advertir también, en su honor, que de al-
gunas de las sociedades extranjeras mencionadas fué
el único individuo mexicano que a ellas perteneció; y
que fué uno de los pocos miembros que forman la
Society for National Resarch of London.

III
No quiero resistir a la tentación de consagrar las
últimas líneas de este boceto, al coleccionista y al bi-
CRONISTAS B HISTORIADORES 221

bliófilo, que ha legado a sus hijos una copiosa colec-


ción de objetos y una riquísima biblioteca que cuenta
alrededor de 25,000 títulos, incluyendo los folletos.
Genaro García tuvo el gusto costoso, pero inocente,
de estos placeres entretenidos. Coleccionó pinturas,
acuarelas, estampas, fotografías, medallas, bronces,
mármoles, azulejos, tibores, ídolos y, en general, toda
clase de antiguallas artísticas o de reproducciones mo-
dernas exactísimas.
Su pasión dominante, sin embargo, fué la de los
libros y manuscritos. Poseía obras de todas materias,
de bibliografía, de geografía, de religión, de ciencias,
de jurisprudencia, de literatura, de historia universal,
y sobre todo de historia de México.
Su colección de libros relativos a asuntos naciona-
les, contiene aproximadamente 18,000 títulos. Abraza
desde los códices prehispánicos hasta los libros más
modernos; y sólo sobre la última revolución tenía ya
pletórico un estante de su biblioteca. Esta colección
mexicana es quizá ahora la única en su género exis-
tente en nuestro país, porque comprende innumerables
obras, folletos, hojas sueltas y periódicos. (1)
Genaro era un enamorado de los libros. Los es-
timaba por su contenido, por su rareza, por el precio,
por la belleza de las ilustraciones, por la hermosura
de su impresión y por lo artístico de las encuadema-
ciones.
Olvidaba todo por los libros. Los buscaba en los
mercados de objetos viejos y en las librerías. Viajaba
en busca de ellos y regresaba feliz con sus conquistas.
Tenía fondos especiales situados en el extranjero,
para que en un momento dado sus corresponsales, a un
pedido suyo, le enviasen luego, las obras que deseaba.

(1) Desgraciadamente fué vendida par su familia a


la Universidad de Texas, en donde se conserva ahora; pero
después de haberla ofrecido a nuestro Gobierno qu* no
pudo adquirirla.
222 LUIS GONZÁLEZ OBREGON
Y en las testamentarías estaba alerta cuando se re-
mataban las bibliotecas de los difuntos.
Y lo que he dicho de su amor a los libros lo ex-
tiendo a su afición por los manuscritos, colección que
en su género es única.
Este gusto, este placer que no pueden compren-
der sino los que lo han sentido, le costó a Genaro
una fortuna; y su pasión extremada por los viejos
libros, no le abandonó ni en los últimos días, pues
todavía una o dos semanas antes de su muerte, le
ofreció al heredero de un bibliófilo amigo mío, la su-
ma de 700 pesos por una Doctrina de Zumárraga y
una Crónica de Cogolludo, y accediendo a su oferta,
el trato quedó cerrado en 800 pesos.
Su afán de coleccionista no se limitó a las clási-
cas ediciones de los grandes impresores; coleccionaba
diversas ediciones, a fin de agotar un asunto o de for-
mar una bibliografía completa, o por lo menos copio-
sísima.
Retirado desde el triunfo de la última Revolución
a la vida privada, se consagró en los postreros años de
su existir, a los cuidados de su numerosa familia, ai
fomento de sus negocios particulares, a acrecentar el
fondo numeroso de su rica biblioteca, a preparar una
edición de la correspondencia de Morelos, y otra de
documentos referentes a la Junta Secreta de los gua-
dalupes, y a escribir su obra sobre don Juan de Pa-
lafox y Mendoza.
Entregado por completo a tan distintas tareas,
quizá agotado física e inteiectualmente por el estudio
continuado, a la postre de larga y penosa enfermedad,
que a ciencia cierta no pudieron determinar cuál fuese
los más expertos facultativos, expiró mansa y cristia-
namente en su casa de la 5a. calle del Carmen núm.
75, a las 10 de la mañana del día 26 de noviembre de
1920; con la tranquilidad y resignación de uno de
aquellos justos varones, cuyas vidas él había leído
en los vetustos incunables y en los viejos pergaminos
de su amada biblioteca; después de haber estado va-
rios meses yacente en el hecho, ayuno por completo de
CRONISTAS E HISTORIADORES 223

sus lecturas favoritas, privado de consagrarse a sus


investigaciones predilectas, atormentado mentalmente
por penas morales; pero confortado con la virtud y
la abnegación de su esposa, con los cuidados cariñosos
de sus hijos y los consuelos continuos de sus amigos.
Al día siguiente de su muerte fué sepultado en el
Panteón del Tepeyac. El oficio de la sepultura estuvo
a cargo del R. P. Mariano Cuevas S. Jo Correspon-
diente de la Real Academia de la Historia de Madrid,
e hizo su elogio fúnebre el Académico mexicano, señor
profesor Alberto María Carreño.
Genaro García será juzgado por su buena fe. Fué
ingenuo como Bernal Díaz del Castillo; sentimental
como Fr. Bartolomé de las Casas; activo, fecundo y
pasional como don Juan de Palafox y Mendoza, a quien
consagró el úlimo y el más erudito de sus libros»
ÍNDICE
El Capitán Bernal Díaz del Castillo.—Conquista-
dor y Cronista de Nueva España 11

El Abate Francisco Javier Clavijero.—Noticias


Bio-Bibliográíicas 83

Vida y Obras de Don José Fernando Ramírez . . 127

Don Francisco del Paso y Troncoso.—Sabio Ar-


queólogo y Lingüista Mexicano 175

Dr. D. José María Marroquí.—Cronista de la Ciu-


dad de México 199

Genaro García.—Su Vida y su Obra 213

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