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Les hacemos llegar vía este medio electrónico, «Guiones de Lectura Orante - San Mateo». Son
50 guiones que los llevarán por casi todo el Evangelio en clave de lectura orante. No es una
simple lectura, ni tampoco un estudio. Más que un método de lectura comunitaria de la Biblia,
es una experiencia de encuentro con el Señor, pues, la dinámica interna de los pasos no se
agotan en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que, partiendo del texto escrito en
la Biblia, se busque el encuentro personal y comunitario con el Señor. De ahí, que la Lectura
Orante es una instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la
experiencia original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida. En fin, Lectura Orante
«es la Palabra de Dios escuchada, meditada, rezada y vivida».
Los guiones de lectura orante pretenden cimentar nuestra vida de fe en una práctica constante
de la lectura de la Biblia. Recordemos que La Palabra de Dios se revela «para que nuestros
pueblos tengan vida». La Palabra de Dios nos transforma en discípulos y discípulas del Reino
de Dios, para que nuestros pueblos tengan vida. «Yo vine para que tengan vida y la tengan en
abundancia». (Jn 10,10). Vida significa concretamente: tierra, trabajo, educación, salud,
participación y gozo para todos. El estudio como también lectura orante de la Biblia, tiene
sentido pleno en la construcción de una sociedad donde quepan todos y todas en armonía con
la naturaleza, en la fe de que otro mundo es posible y que es posible construir los sujetos
históricos que lo hagan posible. La lectura orante de la Biblia no es solo para nosotros(as), sino
es para que “el mundo tenga vida…”.
1) Lectura - Escucha: El objetivo de este primer paso es responder a la pregunta, ¿Qué dice
el texto? Se tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su
comunidad. Identificamos también la "palabra o versículo" que nos hable de una manera
personal (nos llamó la atención, nos impresionó más). Esa "Palabra" la llevaremos al terminar
la "lectura orante".
3) Oración: La meta de este tercer momento responde a la pregunta ¿Qué le decimos a Dios,
después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que
hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
Los Guiones de Lectura Orante del Evangelio Según San Mateo se han desarrollado para los
grupos pastorales, animadores, movimientos y comunidades que practican la lectura orante en
Chile. Mucha gente los ha aprovechado durante los años litúrgicos, cuando se lee este
evangelio. Están hechos pensando en la lectura orante a nivel comunitario, pero también se
pueden usar a nivel personal. Los guiones son sólo instrumentos para facilitar el diálogo
amoroso con el Señor de la Vida en la "lectura orante".
Indicaciones prácticas:
1. Para acceder a los guiones, llevar el mouse a la parte superior izquierda de la página donde
dice “Classic”. Aparecerá una lista de links. Hacer un "clik" o "doble clik" sobre "Sidebar".
Aparecerá la lista completa de los guiones. Entonces, busquen el texto de San Mateo que
quieren, hagan un "clik" o "doble clik" sobre él, y aparecerá ese Guión en la parte central de la
página. Y así sucesivamente.
2. Para copiarlo, primero hay seleccionar todo el texto. Una vez todo seleccionado, se pulsa
la combinación de teclas CTRL + C o bien, nos situamos sobre la zona de texto seleccionada y
pulsamos con el botón derecho del ratón y seleccionamos la opción Copiar. La que nos sea más
cómoda. En seguida, abrir el nuevo documento en su procesador de texto y pegarlo de dos
modos:
a. Utilizar la combinación de teclas Ctrl + V o bien,
b. Con las opciones del Menú pulsando el botón derecho del ratón y seleccionando la línea
Pegar.
c. Tal vez la copia no aparece totalmente como su formato original en el Blog, pero en pocos
minutos podrán acomodar el guión al tamaño y formato que más le gusta. Para después
imprimir o guardarlo.
Finalmente, quiero agradecer a la animadora bíblica Clotilde León Ibaceta, por su buen consejo
y colaboración en la revisión y corrección de esta publicación.
A propósito, están disponibles los Guiones de Lectura Orante de los otros evangelios. Les invito
a visitar sus páginas:
gbarmasse@gmail.com
«Tenemos que ver con los ojos bien abiertos y con los pies bien puestos en la tierra, pero el
corazón bien lleno de Evangelio y de Dios». (Mons. Oscar Romero)
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FEB
10
Guión Nº 50
Mateo 28,16-20
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu Santo para que nos ayude a leer la Biblia como
Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Tu palabra nos oriente a fin de que
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar que Tú estás vivo en medio
de nuestra historia como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
a. Introducción: En el pasaje que vamos a meditar hoy los discípulos se encuentran en Galilea
con Jesús Resucitado. Él los acoge y les encomienda una nueva misión: anunciar a todos los
pueblos la Buena Noticia. Aunque esta nueva tarea les sobrepasa, Jesús espera que la
experiencia vivida les sirva para no confiar en sus propias fuerzas, sino en él, que les
acompañará en todo momento. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 28,16-20: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Los discípulos y discípulas debemos comunicar la Buena Noticia del evangelio a todas las
personas para que sean discípulos(as) de Jesús. ¿Cómo hemos respondido a esta misión que el
Señor nos ha encomendado?
c) ¿De qué manera la gran promesa de Jesús es una fuente de esperanza, fuerza y coraje para
cumplir nuestra misión?
d) ¿Sentimos a veces que la misión que Jesús nos entrega supera nuestras fuerzas? ¿De qué
manera el texto de hoy nos da ánimo?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, tú nos envías a continuar tu misión comunicando tu Evangelio a toda la
humanidad. Confías en nosotros(as) para hacer de todos los pueblos discípulos(as) y
seguidores de tus enseñanzas. Espíritu de Jesús, fecunda nuestra comunidad para que sea
misionera, testimonio vivo del Evangelio y artesana de tu Reino, vivido hoy, en nuestros días.
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. ¿Qué significa que Cristo subió a los cielos?: El cielo no es un lugar al que vamos sino una
situación en la que seremos transformados si vivimos en el amor y en la gracia de Dios. El cielo
de las estrellas y de los viajes espaciales de los astronautas y el cielo de nuestra fe no son
idénticos. Por eso cuando rezamos el Credo decimos que Cristo subió a los cielos, no queremos
decir que El emprendiera un viaje al espacio. En el cielo de la fe no existe el tiempo, la
dirección, la distancia ni el espacio. El cielo de la fe es Dios mismo de quien las Escrituras dicen:
"Habita en una luz inaccesible" (1 Tim 6,16). Del mismo modo, la subida de Cristo al cielo no es
igual a la subida de nuestros cohetes. La subida de Cristo al cielo es un pasar, pero del tiempo a
la eternidad, de lo visible a lo invisible, de la inminencia a la trascendencia, de la oscuridad del
mundo a la luz divina. Con su ascensión al cielo Cristo fue por consiguiente entronizado en la
esfera divina; penetró en un mundo que escapa a nuestras posibilidades. Nadie sube hasta allí
si no ha sido elevado por Dios (Lc 24,51; Hch 1,9). El vive ahora con Dios, en la absoluta
perfección, presencia, amor, gloria, luz, felicidad, una vez alcanzada la meta que toda la
creación está llamada a lograr.
3. "… yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (28,20b): Cuando Moisés fue
enviado a liberar al pueblo de Egipto, recibió de Dios una certeza, la única certeza que ofrece
una total garantía: "Ve, Yo estaré contigo" (Ex 3,12). Y esta misma certeza les fue dada a los
profetas y a otras personas enviadas por Dios para desarrollar una misión importante en el
proyecto de Dios (Jer 1,8; Jue6,16). María recibió la misma certeza cuando el ángel le dijo: "El
Señor está contigo" (Lc 1,28). Jesús, en persona, es la expresión viva de esta certeza, porque su
nombre es Emmanuel, Dios con nosotros(as) (Mt 1,23). Él estará con sus discípulos(as) hasta el
final de los tiempos. Aquí se manifiesta la autoridad de Jesús. Él controla el tiempo y la historia.
Él es el primero y el último (Ap 1,17). Antes del primero no existía nada y después del último no
vendrá nada. Esta certeza es un apoyo para las personas, alimenta su fe, sostiene la esperanza
y genera amor y donación de sí mismos.
5. Fuerza Misionera: Al final del primer siglo después de Cristo, las dificultades y las
persecuciones probablemente llevaron a las comunidades cristianas a perder algo de su fuerza
misionera y a cerrarse en sí mismas, como si fueran las únicas que defendían los valores del
Reino. Pero el Evangelio de Mateo, fiel a una larga tradición de apertura hacia todos los
pueblos, les hizo saber que las comunidades no pueden cerrarse en sí mismas. No pueden
pretender para ellas el monopolio de la acción de Dios en el mundo. Dios no es propiedad de
las comunidades, sino que las comunidades son propiedad de Yahvé (Ex 19,5). En medio de la
humanidad que lucha y resiste contra la opresión, las comunidades deben ser sal y fermento
(Mt 5,13; 13,33). Deben hacer que resuene en el mundo entero, entre todas las naciones, la
Buena Noticia que Jesús nos ha traído: ¡Dios está presente en medio de nosotros(as)! Es el
mismo Dios que, desde el Éxodo, se empeña en liberar a todas las personas que gritan hacia Él
(Ex 3,7-12). Esta es su misión.
6. La última página del Evangelio de Mateo presenta una invitación. En este último encuentro,
Cristo da a los discípulos y discípulas la misión de llevar la Buena Noticia de la resurrección a
todas las naciones del mundo. La pequeña comunidad debe ser luz de las naciones. Debe
realizar su misión junto a los pequeños y que otras personas se conviertan también en
discípulas de Jesús. El lector que ha llegado hasta el final de este evangelio está invitado a
continuar, prolongando la palabra y la acción de Jesús. De este modo Jesús continúa presente y
actuante en medio de la historia humana. Y los Evangelios han sido escritos exactamente para
eso: producir la conversión y el compromiso con Jesús y su proyecto. Entonces la invitación se
transforma en una orden que lleva a la misión. Podríamos decir que la última línea de los
Evangelios está siempre en blanco. ¿Qué hacer con ella? Escribir allí nuestro nombre, para
sellar un término de compromiso: yo, fulano de tal, acepto el compromiso con Jesús y con su
causa. Voy a continuar el anuncio y la práctica de la justicia que El comenzó.
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FEB
10
Guión Nº 49
Mateo 27,27-56
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por las personas que están ahí, pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y
docilidad a su Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: La narración de la Pasión de Jesús nos recuerda que Jesús sufrió todo tipo de
sufrimiento: traición, abandono, calumnias, mentiras, torturas, etc. Además que sufrió
injustamente, porque era inocente. En ningún momento se separó del plan de su Padre. Hoy
vamos a reflexionar sobre la muerte de Jesús, tal como la describe el evangelio de Mateo. En el
curso de la lectura, no pensemos sólo en Jesús, sino también en los seres humanos que son los
crucificados de hoy. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 27,27-56: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
5) ¿Qué signos acompañaron la muerte de Jesús? ¿Qué decían de Jesús los soldados después
de experimentar esos signos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús aparece como el inocente, el justo perseguido: ¿Quiénes sufren o mueren hoy por
causa del bien, de la verdad, de la justicia? ¿Quiénes están a su lado para aliviar su
sufrimiento?
b) Jesús llega hasta las últimas consecuencias en su lucha por la vida de su Reino. ¿Seguimos
su ejemplo llevando el servicio hasta las últimas consecuencias? ¿Qué nos falta?
c) Las únicas personas que permanecieron cerca de la cruz eran algunas mujeres. ¿Qué
significado tiene esto para nosotros(as) hoy?
d) La semana santa se ha convertido en muchos lugares en una mini vacación. ¿Qué sentido
tiene la semana santa para nosotros(as)?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Verdaderamente, Jesús es el Hijo de Dios».
6. Oración final: Señor de la Vida, que nos has amado hasta el extremo, enséñanos a amar con
todas nuestras fuerzas y que nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se
traduzca en obras de justicia, de amor y de servicio a favor de todas las personas, para así
extender tu Reino en la tierra. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Los anuncios presente en el comienzo de la tercera parte del evangelio (16,21;
17,22-23; 20,18-19), y el enfrentamiento entre Jesús y sus adversarios (21-23), anticipaban ya
el relato de la pasión (26-27). En realidad, la sombra de la cruz se proyecta sobre todo el
evangelio: Jesús encontró oposición desde su mismo nacimiento (2,1-23) y fue perseguido por
los escribas y fariseos (11,2-12,50); la muerte de Juan el Bautista apuntaba ya hacia su destino
(14,1-12); y el anuncio de las persecuciones que tendrán que afrontar los discípulos (10,16-33)
no era sino un eco de la que tendrá que sufrir su Maestro. La pasión no es para Mateo un final
casual o inesperado de la vida de Jesús, sino su desenlace natural. El relato de la pasión-
resurrección consta de siete cuadros: 1) el acuerdo para matar a Jesús (26,1-16); 2) la cena de
pascua (26,17-29); 3) en el monte de los Olivos (26,30-56); 4) el proceso judío (26,57-75); 5) el
proceso romano (27,1-31); 6) crucifixión, muerte y sepultura de Jesús (27,32-61); y 7) la
resurrección (27,62-28,20).
3. Jesús, el sembrador del Reino, da la vida por su sementera. Es el Siervo Sufridor de Dios,
muerto en la cruz por las élites políticas y religiosas, pero el Padre lo resucita. ¿Ha acabado
todo? Las comunidades están desanimadas y necesitan una razón fuerte para sobrevivir. Releen
la pasión y muerte de Jesús a la luz de la Pascua y de las Sagradas Escrituras y llegan a una
conclusión: el sembrador del Reino es Jesús, el Hijo muy amado del Padre, que hace todo lo
que le agrada. Su muerte fue consecuencia de su fidelidad a la voluntad del Padre, como dice la
Escritura. La asumió libremente como Hijo de Dios y Señor de la Historia. Por eso, el Padre lo
resucita. Nada se le escapa. Él ha estado, está y estará presente en medio del pueblo hasta el
fin del mundo (Mt 28,20; cf. Ap 1,18).
6. Las mujeres testigos de la muerte de Jesús (27,55-56): Algunas mujeres estaban allí, mirando
desde lejos. Son las únicas que permanecieron fieles. Los demás huyeron. Con este pequeño
grupo comenzará de nuevo la historia de salvación. Ellas recibirán la noticia de la Resurrección
para transmitirla a los demás. Mateo da los nombres: "María Magdalena, María la madre de
Santiago y José, y la madre de los Zebedeo". Son testigos de la muerte de Jesús y serán testigos
de su Resurrección.
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FEB
10
Guión Nº 48
Mateo 25,31-46
1. Oración Inicial: Padre bueno, envíanos el Espíritu Santo, para que podamos acoger a Jesús
que pasa por nuestra historia y ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida y un
corazón abierto para escuchar e interpretar tu Palabra. Danos el estar siempre preparados para
colaborar en la construcción tu Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Vamos a escuchar las palabras de Jesús. Dice que al final de nuestra vida
seremos juzgados según el amor que practicamos con los hermanos y hermanas necesitados.
Podemos fijarnos en los criterios que usa Jesús para decir que alguien es bendito o maldito.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 25,31-46: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
3) ¿Cuáles son los dos grupos que aparecen en el pasaje? ¿De qué se sorprenden?
4) ¿Cuál es el criterio que usa Jesús para separar a quienes son benditos o malditos?
5) ¿Quiénes son los hermanos más pequeños con los que Jesús se identifica?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) Señalamos personas, problemas, necesidades actuales que se pueden incluir hoy entre las
bendiciones y maldiciones del juicio final. Por ejemplo: "Vengan, porque fui emigrante y me
arrendaron una casa donde vivir, y me dieron un trabajo para mantenerme".
d) Dios no está pidiendo que hagamos nada explícitamente "religioso" sino que nos
preocupemos del prójimo y en especial de los más necesitados. Comentar.
e) ¿Qué podemos hacer para que nuestra comunidad acoja a Jesús que viene hasta
nosotros(as) en el pobre, en el hambriento, en el desempleado, en el enfermo, en el que vive
en la calle, en el pequeño?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
3. La venida de Jesús al final de los tiempos: En la visión de Mateo, la venida de Jesús al final de
los tiempos será ante todo un acto de discernimiento, en el que aparecerán las consecuencias
del comportamiento que se haya tenido mientras se aguarda la venida del Señor. Es entonces
cuando aparecerá con claridad la distinción entre el trigo y la cizaña (13,24-30), entre los peces
buenos y malos (13,47-50), entre el criado fiel y el malo (24,45-51), entre las jóvenes previsoras
y las descuidadas (25,1-13) y entre los criados leales a su señor y los que no lo fueron (25,14-
30). Lo que resulta más sorprendente y llamativo es la medida que se utiliza en este juicio. En él
lo decisivo es la actitud de amor o indiferencia hacia los pobres y excluidos. Según Mateo,
seremos juzgados por nuestra capacidad de amar, sobre todo a esas personas. Ese amor se
tiene que manifestar en gestos concretos: dando de comer, de beber, etc. Es decir, creando
condiciones justas y fraternas de vida. La razón última está en la íntima solidaridad que existe
entre éstos y Jesús: lo que se hace con ellos, se hace con Jesús.
4. El Hijo del hombre: Hijo del hombre es una expresión judía que significa simplemente un ser
humano. Así la usa el libro de Ezequiel donde Dios se dirige al profeta como "hijo de hombre"
(2,1.3.6.8; 1.2.4.10.16) para resaltar la distancia entre Dios que es trascendente y el profeta
que es un simple hombre. Sin embargo en Daniel 7,13-14 la expresión adquiere un significado
particular. El profeta ve "aparecer sobre las nubes del cielo uno semejante a un "hijo de
hombre" que recibe de Dios "poder, gloria, y reino". Se trata sin duda de un ser humano, que
no obstante esto, es introducido en la esfera de Dios. El texto ha sido interpretado siempre en
sentido mesiánico, sea en sentido personal como colectivo. Por tanto, se trate de una persona
o se trate del Pueblo de Dios en su conjunto, el Hijo del hombre es el Mesías que inaugura el
Reino de Dios, eterno y universal. La aplicación del título "Hijo del hombre" a Jesús teniendo de
fondo a Daniel 7,13-14 es difundida en los evangelios. Se encuentra también en las Actas 7,56 y
en el Apocalipsis 1,13 y 14,14. Los especialistas piensan que ha sido el mismo Jesús quien se ha
dado a sí mismo este título. En el evangelio de Mateo se ha puesto en boca de Jesús
particularmente cuando Él habla de su pasión (17,12.22; 20, 18.28), de su resurrección como
suceso escatológico (17,19; 26,64) y de su venida gloriosa (24,30; y 25,31, inicio de nuestro
texto).
5. El Vicario de Cristo es el pobre (25,37-40): A los que acogieron a los excluidos se les llama
"justos". Significa que la justicia del Reino no se alcanza observando normas y prescripciones,
sino acogiendo a los necesitados. Pero los propios justos no saben cuándo acogieron a Jesús
necesitado. Jesús responde: "Cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos, más
pequeños, conmigo lo hicieron". ¿Quiénes son estos "mis hermanos, más pequeños"? En otros
pasajes del evangelio de Mateo, las expresiones "mis hermanos" y "pequeños" se refieren a los
discípulos (10,42; 12,48-50; 18,6.10.14; 28,10). Son los miembros más abandonados de la
comunidad, los despreciados que no tienen lugar y no son bien recibidos (10,40). Jesús se
identifica con ellos. Pero esto no es todo. En el contexto amplio de esta parábola final, la
expresión "mis hermanos más pequeños" se amplía e incluye a todas aquellas personas que no
tienen lugar en la sociedad. Son todos(as) los pobres y excluidos. Y los "justos" y los "benditos
de mi Padre" son todos(as) los que acogen al otro(a) en la total gratuidad, independientemente
de ser cristiano o no.
6. "malditos": Son las personas que no entran en el Reino. Aquí el motivo es uno solo: no
acogieron a Jesús hambriento, sediento, extranjero, desnudo, enfermo y preso. No es Jesús el
que nos impide entrar en el Reino. Es nuestra práctica y la forma de acoger, ignorar o ser
indiferente al otro, la ceguera que nos impide ver a Jesús en los pequeños.
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FEB
10
Mateo 25,14-30
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy habla de un propietario que iba a viajar al extranjero. Llama a
sus criados y les confía la administración de sus bienes. A cada uno entrega talentos según su
capacidad. Cuando el propietario volvió, pidió cuentas a sus criados. Todos ganaron el doble,
menos el último, que, por miedo de arriesgar, enterró el talento, y cuando el señor volvió se lo
entregó tal cual, algo que le trae consecuencias inesperadas. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 25,14-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Cómo rinden cuentas el primero y segundo empleado? Y el tercer empleado: ¿Por qué
esconde el talento? ¿Cómo le responde el amo?
b) Hay quienes transmiten lo que han recibido de Dios y quienes guardan para sí lo que el
Señor quiso darles. Comentar.
e) Toda persona tiene cualidades, talentos, con los cuáles puede y debe servir a los demás.
Comentemos los talentos que reconocemos en hermanos y hermanas de nuestra comunidad.
f) Cada persona recibe del Señor "según su capacidad" y sin embargo a veces sentimos
envidia y hacemos comparaciones entre personas. Comentar.
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, haznos artesanos(as) del Reino que Tú quieres que construyamos entre
toda la gente, con nuestro trabajo y con los talentos que tú nos has dado, y que así estemos
siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a Ti y a los hermanos y hermanas consiste el
gozo pleno y verdadero. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: La "Parábola de los Talentos" (25,14-30) forma parte del 5º Sermón de la Nueva
Ley (24,1 a 25,46) y se coloca entre la parábola de las Diez Vírgenes (25,1-13) y la parábola del
Juicio Final (25,31-46). Estas tres parábolas aclaran el concepto relativo al tiempo de adviento
del Reino. La parábola de las Diez Vírgenes insiste sobre la vigilancia: el Reino de Dios puede
llegar de un momento a otro. La parábola de los talentos orienta sobre el crecimiento del
reino: el Reino crece cuando usamos los bienes recibidos para servir. La parábola del Juicio
Final enseña cómo tomar posesión del Reino: el Reino es acogido cuando se acoge a los
pequeños. Una de las cosas que más influyen en nuestra vida es la idea que nos hacemos de
Dios. Entre los judíos de la línea de los fariseos, algunos imaginaban a Dios como un Juez
severo que trataba a las personas según el mérito conquistado siguiendo las observancias. Esto
causaba miedo e impedía a las personas crecer. Impedía que se abriese un espacio dentro de
ellos para acoger la nueva esperanza de Dios que Jesús comunicaba. Para ayudar a estas
personas Mateo relata la parábola de los talentos.
3. ¿Cómo prepararse para la venida del Señor? Mateo acentúa algunos elementos de la
parábola. Por ejemplo, en respuesta a pasividad de sus comunidades, resalta la actividad de los
dos empleados y la actitud inoperante del tercero. Quiere exhortar a la Iglesia a vivir el
presente en una fidelidad activa y creativa, como preparación para el juicio final. Sólo el
evangelio de Mateo relata que el propietario volvió después de "mucho tiempo". Nos indica
que las comunidades hablaban de la demora en la vuelta del Señor, lo que probablemente
desanimaba a la gente. Por eso, la recompensa que el dueño da a los empleados diligentes es
la salvación, simbolizada en la alegría de la convivencia con el Señor. El castigo para el
empleado que no trabajó será la exclusión del Reino. El evangelista, a través de esta parábola,
exhorta a su comunidad (y la nuestra hoy) para que esté alerta y vigilante, y para que no se
deje vencer por la comodidad y la rutina.
4. La moneda diversa del Reino: No hay diferencia entre aquéllos que reciben más y aquellos
que reciben menos. Todos reciben según su capacidad. Lo que importa es que el don se ponga
al servicio del Reino y que haga crecer los bienes del Reino que son el amor, la justicia, la
fraternidad, el compartir. La clave principal de la parábola no consiste en producir talentos, sino
que indica el modo en el que se necesita vivir nuestra relación con Dios. Los primeros dos
empleados no piden nada, no buscan su propio bienestar, no guardan los talentos para ellos,
no calculan, no miden. Con la más grande naturalidad, casi sin darse cuenta y sin buscar
ninguna clase de mérito para ellos, comienzan a trabajar, para que el don recibido fructifique
para Dios y para el Reino. El tercer empleado tiene miedo y, por esto, no hace nada. Según las
normas de la ley antigua, él obra de modo correcto. Se mantiene en las exigencias establecidas.
No pierde nada, pero tampoco gana nada. Por esto pierde hasta lo que tenía. El Reino es
riesgo. ¡Quien no quiere correr riesgo, pierde el Reino!
5. Dos posturas: La parábola nos habla de dos actitudes; de quienes transmiten lo que han
recibido de Dios y de aquellos que guardan para sí lo que el Señor quiso darles. Además, el
acento de la parábola está en el reproche a la segunda postura. Desde el inicio, en la imagen de
la ausencia del "hombre que sale de viaje", se recuerda la responsabilidad del cristiano(a) en la
historia, responsable del anuncio del Evangelio. En la vida de todos los días, con sus buenos y
malos momentos, con sus tensiones y conflictos, el discípulo(a) de Jesús tiene que dar
testimonio de la vida. Eso es lo que significa recibir los talentos. Así lo hicieron los dos primeros
servidores, su vigilancia se tradujo además en servicio, y gracias a sus obras los dones del Señor
dieron frutos.
6. El modo de obrar de cada empleado (25,16-18): Los dos primeros empleados trabajan y
duplican los talentos. Pero el que ha recibido un talento lo entierra, para conservarlo bien y no
perderlo. Se trata de los bienes del Reino que se dan a las personas y a las comunidades según
su capacidad. Todos y todas reciben algún bien del Reino, ¡pero no todos responden del mismo
modo!
7. La palabra final del amo que aclara la parábola (25, 28-30): El amo manda quitarle el talento
y darlo al que ya tiene: "Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene,
aun lo que tiene se le quitará". Aquí está la clave que lo aclara todo. En realidad los talentos "el
dinero del amo" los bienes del Reino, son el amor, el servicio, el compartir, el don gratuito.
Talento es todo lo que hace crecer la comunidad y que revela la presencia de Dios. Cuando
alguien se encierra en sí mismo por miedo de perder lo poco que tiene, pierde hasta lo poco
que tiene, porque el amor muere, se debilita la justicia, desaparece el compartir. De lo
contrario la persona que no piensa en sí y se da a los demás, crece y recibe sorprendentemente
todo lo que ha dado y mucho más. "Porque quien quiera salvar la propia vida la perderá, pero
quien pierda la propia vida por mi causa, la encontrará" (10,39).
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FEB
Guión Nº 46
Mateo 25,1-13
1. Oración Inicial: Señor, ilumínanos con tu Espíritu Santo. Haz que podamos recibir tu Palabra
hoy con alegría, escucharla con amor, meditarla y dejarla crecer en nosotros(as). Que sea una
fuerza liberadora contra todas las alienaciones, las esclavitudes y los temores. Haznos
instrumentos de tu Palabra para que podamos anunciarla, testimoniarla con eficacia. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
b. Leer el texto: Mateo 25,1-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Nuestra vida: ¿Está dormida a veces en la apatía, la indiferencia o el descuido? ¿Es una vida
de futuro, de esperanza activa, de compromiso a construir el Reino de Dios? ¿Qué nos falta?
b) ¿Está nuestra vida demasiado absorbida por los detalles pequeños y diarios, sin previsión
de futuro, sin la prudencia de poner en el centro la búsqueda del Reino?
c) El llamado a la "vigilancia" y de "estar preparados" es un mensaje recurrente en el
evangelio. En el fragmento de hoy es claro. Concretamente en la sociedad de hoy, volcada
sobre sí misma, atenta sólo a "disfrutar de la vida", ¿Qué puede significar hoy el llamado de
Jesús a estar vigilantes y preparados?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios Padre de toda la humanidad, que nos invitas a vivir con intensidad
nuestra corta vida, cuidando siempre de que el aceite arda en las lámparas de nuestros
corazones: ayúdanos a amar a fondo a todo lo que vive y existe, y a ser dadores de vida y de
esperanza. Esto nosotros te lo pedimos apoyados en Jesús, tu hijo, hermano nuestro. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Los capítulos 24 y 25 constituyen el quinto y último discurso del evangelio. Para
componerlo, Mateo ha ampliado el llamado "discurso escatológico" de Marcos (Mc13) con una
serie de tres parábolas y una impresionante descripción del juicio final, cuya principal intención
es orientar a los cristianos(as) sobre cómo preparar la venida del Señor. Mateo ha cambiado
sustancialmente el motivo central del discurso. Se trata ahora de la venida del Hijo del hombre,
y de las actitudes con que los discípulos deben preparar dicha venida. Este cambio de
perspectiva responde a la situación que vivía su comunidad. Por un lado, veían que la segunda
venida de Jesús se retrasaba, y ante ellos aparecía la historia como espacio para el
compromiso. Por otro, el evangelista contempla con preocupación los signos de abandono,
comodidad, rutina, y enfriamiento que comienzan a aparecer en la comunidad. En esta
situación, Mateo descubre que aquellas palabras de Jesús encierran una profunda enseñanza, y
compone con ellas una exhortación dirigida a los cristianos(as). Esta exhortación se
fundamenta en una profunda convicción: la venida del Hijo del hombre es un hecho cierto,
aunque no sucederá en seguida; mientras llega el momento, es necesario preparar este gran
acontecimiento viviendo según las enseñanzas de Jesús.
3. La conducta diferente de las doncellas: cinco previsoras y cinco descuidadas (25,1-4): Jesús
comienza la parábola con las palabras: " El Reino de los cielos será semejante…" Significa que la
parábola de las diez vírgenes se refiere a la venida futura del Reino, para el cual debemos
prepararnos desde ahora. Para aclarar esta dimensión del Reino, Jesús recurre a la costumbre
bien conocida de invitar a algunas jóvenes para acompañar al esposo a su llegada para la fiesta
de la boda. Ellas debían acompañar al esposo con las lámparas encendidas. Pero las lámparas
eran pequeñas y el aceite que contenían bastaba sólo para un tiempo determinado. Por esto
era prudente que cada una llevase consigo un poco de aceite de reserva. Porque el recorrido
con el esposo podía durar más del tiempo limitado del aceite en la lámpara. Esto es lo que se
sobreentiende en esta historia de las diez vírgenes: que quien acepta un determinado oficio
debe prepararse en base a las exigencias del mismo oficio. La joven que acepta ser dama de
honor en las bodas debe comportarse de modo adecuado a esta función. Debe ser previsora y
llevar el aceite necesario para su lámpara. Quien debe hacer un viaje de 100 kilómetros en una
carretera sin señales de tráfico, y sabiendo esto, sale con gasolina para apenas unos 50
kilómetros, no es previsora ni prudente. La gente exclama: "Qué estúpido, no tiene cabeza".
4. Actitudes diferentes de las doncellas (25,7-9): Una vez despiertas, las jóvenes empiezan a
preparar las lámparas que deben servir para alumbrar el camino. Había llegado la hora de
echar más aceite, porque las lámparas se estaban extinguiendo. Las jóvenes que no tenían
consigo aceite de reserva, piden aceite prestado a las otras. Estas responden que no pueden
darles, porque al final faltaría para unas y otras. Si fuese sido solo para alumbrar el camino, las
sabias hubieran podido decir: "Caminen junto a nosotras y verán donde poner los pies". Pero
no se trata de alumbrar el camino. Las lámparas servían también para festejar e iluminar la
llegada del esposo. Este era el deber de las damas de honor: que cada una tuviese una lámpara
encendida en la mano. En el momento de la crisis las jóvenes necias piden el compartir. Piden
que las sabias compartan con ellas el aceite que han llevado. El compartir es una práctica muy
importante y fundamental en la vida del pueblo de Dios. Pero aquí no se trata solo de
compartir: porque si las prudentes hubieran compartido el aceite hubieran provocado daño al
esposo, arruinando la fiesta de las bodas y hubieran terminado por no cumplir ni ellas ni las
otras la tarea que habían asumido. Por esto las prudentes, de frente a la petición de las necias,
responden que no pueden compartir y dan un consejo realista: "¡Vayan a comprarlo!".
5. Destino diferente de las doncellas (25,10-12): Mientras las necias iban a comprar, llegó el
esposo y las que estaban preparadas entraron con él a la fiesta de las bodas, y se cerró la
puerta. En la historia de la parábola, las necias encontraron una tienda abierta, y compraron el
aceite. Aunque retardadas, llegaron y gritaron: ¡Ábrenos la puerta! El esposo (a lo menos
parece que es él) responde con dureza: "En verdad les digo: que no las conozco".
6. Estén despiertos: La parábola es una exhortación a estar preparados para la venida de Jesús,
que puede tener lugar en el momento menos esperado. La mención del retraso del esposo
(25,10) y la exhortación con que concluye (25,13) son ciertamente de Mateo, que quiere
despertar a su comunidad de la apatía. En el contexto actual, el que llega es Jesús, y la
diferente actitud de los dos grupos de muchachas ejemplifica las diferentes situaciones que se
daban en su comunidad. Para Mateo, estar preparado significa escuchar y poner en práctica las
palabras de Jesús, que pueden resumirse en el mandamiento del amor. El mensaje de Mateo es
este: el retraso de la vuelta de Jesús no puede llevar al adormecimiento y al descuido, ni puede
hacer que la gente se desentiendan de sus compromisos. Al contrario, la certeza de su venida
debe impulsarlos a un compromiso activo, que consiste en poner en práctica las enseñanzas de
Jesús construyendo su Reino.
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FEB
Guión Nº 45
Mateo 24,37-44
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada uno(a), pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y docilidad a su
Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy está tomado del "discurso escatológico" de Mateo. Se trata de
una colección de dichos y sentencias de Jesús referentes a su segunda venida. Jesús nos
exhorta a estar vigilantes. Nos pide estar atentos a los sucesos para descubrir en ellos la hora
de la venida del Hijo del Hombre. Es importante purificar la mirada y aprender a leer los
acontecimientos a la luz de la Palabra de Dios. Y esto, para no ser sorprendidos, porque Dios
puede venir sin avisar, cuando menos lo esperamos. Abramos nuestros corazones a escuchar la
Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 24,37-44: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿A qué episodio del Antiguo Testamento recurre Jesús para hablar de la venida del Hijo del
Hombre? ¿En qué momento llegó el diluvio?
3) ¿Qué situación describe Jesús para indicar el destino que las personas recibirán según las
obras por ellos practicadas?
5) ¿Qué ejemplo nos da para que estemos vigilantes y preparados para su venida?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Cuál es nuestro modo de esperar la venida de Jesús? ¿Cómo vigilar y estar preparados?
b) ¿Qué debemos hacer para mantener una actitud de vigilancia esperando activamente la
venida gloriosa del Señor?
d) Hay gente que vive en desilusión y desesperanza: ¿Qué podemos hacer para que llegue a
experimentar el gozo del evangelio?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre de bondad y de amor, tú nos has prometido una vida llena de felicidad.
Aumenta en nosotros(as) la fe y haz que animados(as) por la esperanza de recibir lo prometido,
sepamos mantenernos siempre activos y dispuestos a trabajar contigo en el cumplimiento de
tus promesas. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto del discurso de Jesús: El Evangelio de Mateo: En el Evangelio de Mateo hay cinco
grandes discursos, como si fuesen una nueva edición de los cinco libros de la Ley de Moisés. El
texto que meditamos hoy forma parte del quinto Discurso de esta Nueva Ley. Cada uno de los
cuatro discursos precedentes ilumina un determinado aspecto del Reino de Dios anunciado por
Jesús. El primero: La justicia del Reino es la condición para entrar en el Reino (Mt del 5 al 7). El
segundo: la misión de los ciudadanos del Reino (Mt 10). El tercero: la presencia misteriosa del
Reino en la vida de la gente (Mt 13). El cuarto: vivir el Reino en comunidad (Mt 18). El quinto
Sermón habla de la vigilancia en vista de la venida definitiva del Reino. En este último discurso,
Mateo sigue el esquema de Marcos (Mc 13,5-37), pero añade algunas parábolas que hablan de
la necesidad de la vigilancia y del servicio, de la solidaridad y de la fraternidad. La espera de la
venida del Hijo del Hombre: Al final del primer siglo, las comunidades vivían en la espera de la
venida inmediata de Jesús. Ellos se preguntaban: Cuando venga Jesús: ¿Seremos levantado
como Él al cielo? ¿Seremos tomados o dejados? (24, 40-41).
3. Jesús compara la venida del Hijo del Hombre a los días del Diluvio (24, 37-39): Aquí, para
aclarar su llamada a la vigilancia, Jesús recurre a dos episodios del Antiguo Testamento: Noé y
el Hijo del Hombre. Los "días de Noé" se refieren a la descripción del Diluvio (Gen 6,5 a 8,14).
La imagen del "Hijo del Hombre" viene de una visión del profeta Daniel (Dan 7,13). En los días
de Noé, la mayoría de las personas vivían sin preocupaciones, sin darse cuenta que en los
acontecimientos se acercaba la hora de Dios. La vida continuaba "y no se dieron cuenta, hasta
que vino el diluvio y los arrastró a todos". Y Jesús concluye: "Así será también la venida el Hijo
del hombre". En la visión de Daniel, el Hijo del Hombre vendrá de improviso sobre las nubes
del cielo y su venida decretará el fin de los imperios opresores, que no tendrán futuro.
4. Jesús aplica la comparación a los que escuchaban (24,40-41): "Entonces estarán dos en el
campo: uno es tomado, el otro dejado". Estas frases no deben ser tomadas literalmente. Es una
forma para indicar el destino que las personas recibirán según la justicia de las obras por ellos
practicadas. Algunos serán tomados, o sea, recibirán la salvación y otros no la recibirán. Así
sucedió en el diluvio: "solo tú has sido justo en esta generación (Gen 7,1). Y se salvaron Noé y
su familia.
5. Jesús aporta la conclusión (24,42): ¡Estén preparados! Es Dios el que determina a hora de la
venida del Hijo. Pero el tiempo de Dios no se mide con nuestro reloj o calendario. Para Dios,
un día puede ser igual a mil años y mil años iguales a un día (Si 90,4; 2 Pe 3,8). El tiempo de
Dios es independiente de nuestro tiempo. No podemos interferir el tiempo de Dios, pero
debemos estar preparados para el momento en el que la hora de Dios se hace presente en
nuestro tiempo. ¡Puede ser hoy, puede ser de aquí a mil años! Dios viene cuando menos se
espera. Puede suceder que Él venga y la gente no se dé cuenta de la hora de su llegada.
6. ¿Cuándo vendrá el fin del mundo? Cuando la Biblia habla del "fin del mundo", se refiere, no
al fin del mundo, sino al fin de un mundo: Se refiere al fin de este mundo, donde reina la
injusticia y el poder del mal que amargan la vida. Este mundo de injusticia tendrá fin y a su
puesto vendrá "un cielo nuevo y una tierra nueva", anunciados por Isaías (Is 65,15-17) y
previsto por el Apocalipsis (Ap 21,1). Ninguno sabe cuándo ni cómo será el fin de este mundo
(Mt 24,36), porque ninguno sabe lo que Dios tiene preparado para los que le aman (1 Cor 2,9).
El mundo nuevo de la vida sin muerte supera todo, como el árbol supera a su simiente (1 Cor
15,35-38). Los primeros cristianos estaban ansiosos por asistir a este fin (2 Tes 2,2). Seguían
mirando al cielo, esperando la venida de Cristo (Hch 1,11). Algunos ya no trabajaban (2 Tes
3,11). Pero, "no nos corresponde a nosotros conocer los tiempos y momentos que el Padre
tiene reservado en virtud de su poder" (Hch 1,7). El único modo de contribuir a la venida del fin
"de modo que puedan llegar los tiempos de la consolación" (Hch 3,20), es dar testimonio del
Evangelio en todo lugar, hasta los extremos confines de la tierra (Hch 1,8).
6. Revestidos de su espíritu, estaremos en vela preparados para su venida. El Hijo del Hombre
viene y nos sorprende a la hora que menos pensamos (24,44), particularmente en nuestro
encuentro diario con los seres humanos de los que ha hecho sus hermanos. De ahí que la
exigencia de estar en vela (vs.42) se traduce en escuchar el clamor de liberación, en secundar y
dinamizar las esperanzas profundas de nuestros pueblos. La espera del Señor no nos saca de la
historia, nos compromete con ella pues esperamos al Dios que ha venido y está con nosotros.
La esperanza es ambiciosa, pero vale la pena. Ella nos ayudará a ver lo que hay de incoherente
en nuestro comportamiento personal, de engaño y de doblez en nuestras vidas, pero también
de prometedor en los esfuerzos por defender la vida y la justicia.
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FEB
9
Guión Nº 44
Mateo 23,1-12
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu para que podamos leer tu Palabra libres de
prejuicios, para que podamos meditar tu anuncio en su integridad, para que podamos orar
para crecer en la comunión contigo y con todas las personas. Para que podamos, finalmente,
obrar, contemplando la realidad en la que vivimos cada día, con tus mismos sentimientos y tú
misma misericordia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 23,1-12: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Por qué Jesús cuestiona y critica a los líderes religiosos de Israel? ¿Cuál es el error
básico en su conducta?
5) ¿Qué hacían y qué buscaban los fariseos?
6) En contraste con las autoridades judías: ¿Cómo deben ser la conducta y actitudes de
los seguidores de Jesús y la comunidad cristiana?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿Siguen siendo actuales las acusaciones que Jesús dirige a los fariseos en este texto? ¿Por
qué?
d) ¿Qué pasos podemos dar personalmente y como grupo para llegar a ser una Iglesia y una
comunidad de "hermanas(os)" y de "servidoras(es)"?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Gracias, Señor por ponernos en guardia de un comportamiento hipócrita. Sí,
nosotros(as) también estamos entre personas que "dicen y no hacen"; tu Palabra nos
cuestiona. La búsqueda de signos exteriores, de alabanzas, de títulos y honores turba los
pensamientos y debilita la fraternidad. Ayúdanos a ser puros de corazón para que podamos
construir una comunidad según tus sentimientos y con tu misma compasión. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Con este pasaje Jesús inicia un largo discurso de condena contra los líderes
religiosos de Israel. Sin duda, una tensión similar debió de rodear el último periodo de su vida.
Pero lo que más claramente aparece en este pasaje es el conflicto tan intenso que vivía la
comunidad cristiana de Mateo frente al judaísmo posterior al año 70. El pasaje recrea una
exhortación de Jesús a sus discípulos y a la multitud, pero, al hablar de ellos, el evangelista
tiene puestos los ojos en su comunidad. Recuerda y actualiza las enseñanzas de Jesús para
desenmascarar las actitudes ajenas al Evangelio que hayan podido introducirse entre los
cristianos que vivían alrededor de los años 80-90.
Una comunidad de origen judío...: La comunidad de Mateo estuvo formada inicialmente por
judíos que se convirtieron al cristianismo y que fueron abriéndose al mundo no judío.
Considera que el pueblo de Israel ha rechazado el mensaje de Jesús y que, por tanto, éste ha
de anunciarse a todas las naciones. Su vida se desarrolla en un ambiente de fuerte polémica
contra el judaísmo porque ambos, tanto judíos como cristianos, se consideran los auténticos
herederos de las promesas hechas por Dios en el Antiguo Testamento.
... rechazada por el judaísmo...: Para entender mejor el conflicto planteado en esta comunidad
con el judaísmo oficial, tenemos que recordar que algunos cristianos, tras la resurrección de
Jesús, continuaron unidos al judaísmo. En el año 70 d.C., cuando las tropas romanas destruyen
el templo de Jerusalén y la ciudad santa, se produjo una crisis en el interior del judaísmo que el
grupo de los fariseos intentó resolver en la asamblea de Jámnia. A partir de entonces comenzó
la reorganización del pueblo judío en torno a la ley. Su interpretación corría a cargo de las
autoridades religiosas, y era norma de orientación y comportamiento para todo el pueblo. Si
antes la religión judía había sido plural, pues había distintos grupos con pensamientos
diferentes, ahora sólo quedaban los fariseos y maestros de la ley, que adoptaron una postura
intransigente frente a los demás grupos judíos, muy especialmente frente a los cristianos, que
no se sometieron a la tradición farisea. Uno de estos grupos judeocristianos era la comunidad
de Mateo. Como era de esperar, surgieron duros enfrentamientos entre ambos, el judaísmo
fariseo y la corriente cristiana, hasta que esta última fue expulsada de la sinagoga judía y sigue
un camino diferente. El evangelio de Mateo se sitúa entre los años 80-90, cuando, tras la
separación, los enfrentamientos son más fuertes. De ahí las duras acusaciones de este
evangelio contra maestros de la ley, fariseos y jefes de los sacerdotes (lee, por ejemplo, Mt 23).
Estas descalificaciones y reproches reflejan, en realidad, la polémica de una comunidad que se
siente rechazada por las autoridades judías y que intenta buscar su identidad en un ambiente
que le es hostil.
... que se siente llamada a ser Iglesia de Jesús: La comunidad de Mateo se encuentra en un
momento crítico. Hacia fuera, se enfrenta con el rechazo, e incluso la persecución, por parte de
sus hermanos judíos; hacia dentro, siente la llamada a mantener su identidad desde la
tradición de Jesús de Nazaret. Tiene delante el reto de continuar acogiendo a los gentiles; de
hacer una interpretación propia de la ley de Moisés, ya que la de los maestros de la ley no
podía ser aceptada. Había que organizarse, estructurarse internamente, para pervivir en el
tiempo; dar respuesta a problemas concretos, como la falta de entusiasmo entre algunos
miembros de la comunidad, la apertura evangelizadora... Y todo desde la radicalidad del
mensaje de Jesús. El evangelio de Mateo, poniendo los ojos en Jesús y en el grupo de los
discípulos que le seguían emprende la tarea de animar a su comunidad para que se convierta
en Iglesia cristiana. Éste es también el reto que se nos presenta hoy a nosotros(as). Desde
nuestra realidad histórica estamos llamados a hacer vida en nosotros(as), en nuestras
comunidades y en nuestra Iglesia, la radicalidad del mensaje de Jesús de Nazaret.
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FEB
Guión Nº 43
Mateo 22,34-40
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Danos la gracia de acoger la Palabra de Dios. Ilumínanos
con tu luz, abre nuestra inteligencia y nuestros corazones para comprenderla. Danos la
voluntad, el valor y la gracia necesaria para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 22,34-40: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Cómo estamos ante los dos valores esenciales que Jesús proclama, los dos amores, a Dios
y al prójimo?
b) Muchas personas hoy quieren saber qué es lo que define a una persona como un buen
cristiano(a). Algunas dicen que esto consiste en estar bautizado, rezar e ir a misa los domingos.
Otras dicen que consiste en practicar la justicia y vivir la fraternidad. Cada uno tiene su propia
opinión. Comentar.
c) ¿Por qué el amor a Dios y al prójimo constituye el resumen de toda la Biblia?
d) ¿Quiénes son los prójimos donde el Señor quiere ser amado y servido por sus seguidores?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, aumenta nuestra fe, nuestra esperanza y, sobre todo,
aumenta nuestro amor y nuestro sentido de la justicia, de modo que vivamos siempre
próximos a nuestros hermanos y hermanas, especialmente a las personas más necesitadas.
Ayúdanos a vivir este amor en la vida familiar, en el trabajo diario, en el barrio y con los
vecinos, en la lucha social por la justicia, en el compromiso político, en la construcción de un
mundo nuevo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3ª Etapa: La medida del amor hacia el "prójimo" es amar como Jesús nos ha amado. Jesús
había dicho al doctor de la ley: "¡No estás lejos del Reino!" (Mc 12,34). El doctor ya estaba
vecino, porque de hecho, el Reino consiste en unir el amor de Dios con el amor al prójimo,
como ya había afirmado un doctor ante Jesús (Mc 12,33). Pero para poder entrar en el Reino
debía dar un paso más. En el Antiguo Testamento el criterio del amor hacia el prójimo era el
siguiente: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Jesús ensancha este criterio y dice: "Este es mi
mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Ninguno tiene un amor más
grande que éste: ¡Dar la vida por los amigos!" (Jn 15,12-13). Ahora, en el Nuevo Testamento el
criterio será: "Amar al prójimo como Jesús nos ha amado". Jesús ha interpretado el sentido
exacto de la Palabra de Dios y ha indicado el camino para una convivencia más justa y más
fraterna.
3. ¿Uno o dos amores? Amor a Dios y amor al prójimo son dos dimensiones fundamentales,
responde Jesús a los fariseos que quieren ponerlo a prueba. Algunas tensiones que vivimos en
la Iglesia tienen su raíz en la forma sesgada en que interpretamos la relación entre estas dos
exigencias. Hay quienes enfatizan el amor de Dios de una manera que hace aparecer la relación
con el prójimo como algo secundario que se agrega a lo realmente importante. En dicha
perspectiva se hace difícil presentar la relevancia de la inserción histórica del cristiano, así
como las exigencias que le vienen del pobre, lo que la Biblia llama el huérfano, la viuda, el
extranjero (cf. Ex. 22,20-26). De otro lado, algunos sugieren que el ser cristiano se manifiesta
en forma poco más o menos que exclusiva en el compromiso y la solidaridad con los demás.
Esto es importante, sin duda, para un creyente. Pero se corre el peligro de que la oración, la
celebración, el saber y el saborear la Palabra de Dios, expresiones vitales del mundo de la
gratuidad en que se coloca nuestra relación con el Señor, pierdan su plena significación y
disminuyan sus alcances. Por eso, si queremos quedarnos con uno solo de esos amores,
perdemos los dos. Lo importante no es saber cuál es el mandamiento más importante, sino
buscar el origen de todos ellos. Jesús propone claves: amar a Dios y amar al prójimo. Toda la
enseñanza de la ley y los profetas pueden deducirse de estos dos mandamientos. Dicho con
otras palabras, ésta es la puerta para llegar a Dios y al prójimo. No existe otra. La más grande
tentación del ser humano es la de querer separar estos dos amores, porque así la pobreza de
los otros no inquietaría para nada su conciencia.
4. Se trata en este texto de una catequesis que Mateo presenta para orientar a las
comunidades hacia una auténtica práctica de la vida cristiana. No interesa discutir
prescripciones, normas, preceptos y prohibiciones, aunque tengan origen divino. Se invita a las
comunidades a contrastar su opción de amor a Dios y al prójimo en la vida cotidiana según el
juicio final, que será sobre la práctica concreta del amor y la misericordia (25,31-46).
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FEB
Guión Nº 42
Mateo 22,15-21
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre
nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que
opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos a escuchar con corazón abierto la Palabra
que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir frutos del Reino con
nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos sitúa en el corazón de las polémicas que Jesús mantiene
con los dirigentes judíos en Jerusalén. Buscan un pretexto para acusarlo y comprometerlo a
fondo con las autoridades romanas, que vigilaban ferozmente cualquier movimiento social o
político para castigar cualquier rebeldía. Oponerse al César, incluso en nombre de Dios, era ir
contra Roma. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 22,15-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Con qué intención mandan los fariseos a sus discípulos con los partidarios de Herodes a
ver a Jesús? ¿Qué le dicen? ¿Qué respuesta esperaban?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús dice: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". ¿Qué es para
nosotros(as) de Dios?
b) ¿Somos de Dios? ¿Mostramos su imagen en nuestras vidas? ¿En qué situaciones tapamos
su rostro?
c) Lo político, lo económico - social: ¿Pueden estar al margen o por encima de Dios? Explicar.
e) Dios nos habla a través de la historia y los acontecimientos: ¿Dónde escuchamos a Dios,
dónde lo buscamos, en un cielo lejano o en los sucesos de la vida de cada día y en las personas
que están a nuestro alrededor?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Oh Dios, Padre Bueno: ayúdanos a no olvidar nunca que eres el Señor de la
Historia, el Señor de la Creación, el Señor de la Vida. Tú nos animas para construir el Reino.
Danos fuerza para entregarnos a ti de todo corazón y a servirte con fidelidad en el prójimo, de
modo que vivamos como verdadero pueblo tuyo y como hermanos y hermanas de todas las
personas. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Jesús llega desde Galilea a Jerusalén para la fiesta anual de la Pascua. Cuando
entra en la ciudad es aclamado por la gente (21,1-11). En seguida entra en el templo de donde
expulsa a los vendedores (21,12-16). Aunque reside en Jerusalén, las noches las pasa fuera de
la ciudad y vuelve después por la mañana, (21,17). La situación es muy tensa. En Jerusalén, en
las discusiones con las autoridades, los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los fariseos, Jesús
expresa su pensamiento en parábolas (21,23 al 22,14). Lo quisieron apresar, pero tienen miedo
(21,45-46). El texto de hoy sobre el tributo al César (22,15-21) se coloca en este conjunto de
conflictos de Jesús con las autoridades. Como Jesús, también los cristianos de las comunidades
de la Siria y de la Palestina, para los cuales Mateo escribía su evangelio, eran acusados e
interrogados por las autoridades, por los grupos o por los vecinos que se sentían a disgusto por
el testimonio de ellos. Leyendo estos episodios de conflictos con las autoridades, se sentían
confortados y se armaban de valor para continuar en el camino emprendido.
4. "Den a Dios lo que es de Dios": ¿Hay que pagar tributo al César o no? En realidad, era una
trampa. Cualquier respuesta que diera le dejaría en evidencia. Si hubiera dicho que se debería
pagar, los fariseos y escribas nacionalistas habrían llegado a la conclusión de que estaba contra
el pueblo. Si hubiera dicho que no se debería pagar, los herodianos, testaferros del Imperio, le
habrían denunciado a los romanos. ¡Jesús sale airoso! En vez de discutir si hay que pagar o no,
va directamente a la cuestión del poder: "¿De quién es esta imagen y la inscripción?" "Le
respondieron: 'Del César". Usar la moneda del Imperio es reconocer su dominio. Se
demostraba que los que se autoafirmaban como los verdaderos cumplidores de la ley tenían
una práctica contraria a la ley, que prohibía el uso de imágenes. Eso era idolatría. Jesús les
replica: "Pues den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (vs. 2Ib). Si usan las
monedas romanas, reconocen que el poder político es del César. Entonces, dadle lo que es de
él. Pero el pueblo es de Dios, pertenece al Padre y merece justicia y vida. Jesús denuncia que el
imperio está extrapolando su poder y lo relativiza.
5. No hay otro Dios: Los fariseos hablaban de "pagar" al César. Jesús habla de "devolver" la
moneda al César. Son cosas distintas (en el original griego, los verbos usados lo dicen con
claridad). En el denario está inscrita la efigie de su propietario. El dinero pertenece al opresor
romano. En la pregunta de los fariseos está insinuada la posibilidad de no pagar el tributo, pero
también de quedarse entonces con el dinero. Su pretendido nacionalismo no llegaba sino hasta
allí. Jesús va a la raíz: es necesario erradicar toda dependencia frente al dinero. No se trata sólo
de romper con el dominio político del emperador, es necesario romper con la opresión que
viene del apego al dinero y sus posibilidades de explotación de los demás. Devuélvanselo al
César, les dice, y queden libres del dinero (de Mamón, Mt. 6,24), así podrán adorar al Dios
verdadero y darle lo que corresponde.
6. Jesús responde con una afirmación liberadora que solamente pueden captar los que no
están cegados por el poder, el dinero, el odio y la injusticia. Quizás la mejor ilustración a todo
ello la tengamos en San Ireneo, en esa expresión, que es paradigma de muchas realidades
humanas y divinas: K. Todo esto quiere decir que el evangelio de Jesucristo implica, en una
simultaneidad inconfundible, que de la misma manera que nos descubre al Dios viviente, nos
descubre a la vez, y no por otro camino, a la persona humana viviente. Podemos usar los
bienes de este mundo con eficacia, pero lo que no podemos hacer es vender nuestra vida al
mejor postor. Al "César" de turno podemos darle el dinero, o los impuestos, pero nuestra
libertad nadie nos la podrá arrebatar.
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FEB
Guión Nº 41
Mateo 22,1-14
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre
nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que
opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos a escuchar con corazón abierto la Palabra
que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir frutos del Reino con
nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Jesús cuenta una tercera parábola para el mismo público. Un rey prepara un
gran banquete para celebrar la boda de su hijo e invita a las personas de honra. Ninguno de los
invitados quiso asistir. Pero el banquete está preparado. Entonces convidó a los excluidos y
excluidas de la sociedad y la sala se llenó. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra
de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 22,1-14: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿A quiénes dirige Jesús la parábola? ¿Con qué se compara el Reino de los Cielos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) ¿Acogemos a todas las personas que nos necesitan, sin discriminaciones de ningún tipo?
Comentar.
d) ¿Cuáles son en mi vida "los asuntos urgentes" que me impiden aceptar la invitación de
Dios?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor de la Vida, Tú nos has preparado desde siempre una fiesta y nos quieres
reunir en torno a tu mesa para participar en la misma vida. Te damos gracias por habernos
llamado por medio de Jesús, tu Hijo. Tu Espíritu nos haga siempre atentos y disponibles para
continuar acogiendo tu invitación para ser personas nuevas, creadas según Dios en la justicia y
el amor, a imagen de Cristo, para poder entrar en la fiesta de tu Reino. Sírvete de nosotros(as),
si lo deseas, para continuar llamando a la gente al banquete universal de tu Reino. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
5. ¡La vocación cristiana no es una garantía mágica de salvación! En los años ochenta, las
comunidades de Mateo tuvieron que afrontar un problema. Había gente que creía que, por el
hecho de haber aceptado la invitación del Evangelio, de recibir el bautismo y entrar en la
Iglesia, ya tenían garantizada la entrada en el cielo. Esta falsa seguridad desmotivó el empeño
del primer amor. Para sacudir a las comunidades de su letargo, Mateo completa el texto de la
parábola original con otra parábola (vs.11-14). No basta decir "sí" a la llamada para participar
del Reino; es necesaria una práctica fiel de obediencia a la voluntad de Dios manifestada en
Jesús, el Hijo amado, que cumplió con toda la justicia. La puerta de la casa del Padre es ancha.
Hay lugar para todos. Pero una vez dentro se exige. Se necesita andar vestido con la práctica de
la justicia y la misericordia. Esto es lo que Mateo quiere simbolizar con el traje de boda. En caso
contrario, la sentencia del juicio final es de condenación y exclusión definitiva del Reino. Y
Mateo concluye: "Porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos".
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FEB
Guión Nº 40
Mateo 21,33-46
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, nos prometiste la ayuda del Espíritu para que pudiésemos
recordar todo lo que habías dicho y comprender más profundamente el significado y la verdad
de su Palabra. Envíanos hoy este Espíritu Santo para poder leer y comprender la Palabra de
Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy es la segunda de tres parábolas consecutivas con las cuales
Jesús, al día siguiente de la entrada mesiánica en Jerusalén, le responde a los líderes del pueblo
judío sobre su autoridad. En esta parábola (21,33-44) se entabla un juicio de responsabilidad
no sólo por no escuchar a los profetas y al Hijo sino por el asesinato. Frente a Jesús están los
representantes del pueblo judío, quienes comprenden que la parábola es para ellos. Sin
embargo, los lectores de Mateo son los cristianos (as) de su comunidad. También la Iglesia, hoy
escucha esta parábola como un llamado de atención a ella. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 21,33-46: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) Qué hizo el propietario con su tierra para esperar una buena cosecha?
3) Nombrar los personajes que aparecen en el texto. ¿A quiénes se refiere cada uno?
4) ¿Para qué el dueño de la viña envía a sus siervos y a su hijo? ¿Cuál es la respuesta
deseada?
5) ¿Cómo se comportaron los trabajadores con los enviados? ¿Por qué actuaron de esa
manera?
7) Después de citar la Escritura: ¿Qué les dice Jesús como conclusión y cómo reaccionaron los
jefes de los sacerdotes y fariseos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿De qué manera el símbolo de la viña es como un espejo en el cuál se puede ver y
reflexionar la historia personal y comunitaria de nuestra relación con Dios?
b) ¿Cuáles son los frutos del Reino que Dios espera de nosotros(as) hoy? ¿Qué frutos del
Reino de Dios estamos dando en nuestra comunidad?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, que desde el comienzo nos has manifestado tu amor y nos
cuidas como un viñador amoroso; guía nuestros pasos para que sepamos serte agradecidos y
haz que nuestra gratitud se demuestre con obras de justicia, de amor y de paz. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
3. Realidad de la Palestina del siglo 1º: ¿Cuál sería la explicación de esta invitación amenazante
para escuchar? El presupuesto se ha de buscar en las condiciones económicas de la Palestina
del siglo 1º después de Cristo: grandes extensiones de terrenos pertenecían a latifundistas
extranjeros, los cuáles arrendaban los terrenos a grupos de arrendatarios. El contrato de
arrendamiento preveía que parte de lo que se cosechaba era para el patrón el cual ejercía su
derecho enviando a gente de confianza a recaudar lo debido. En esta situación se puede
comprender cómo estaría probado el estado de ánimo de los campesinos: existía un fuerte
descontento que alguna vez acababa en revuelta. Jesús en su parábola toca esta situación
concreta, pero la transporta a un estado de comprensión más alto: aquella situación se
convierte en un compendio de la historia de Dios con su pueblo. Para Mateo, al lector se le
invita a hacer una lectura simbólica de la parábola.
4. Las equivalencias de las metáforas: La parábola en realidad es una alegoría en la cual cada
elemento tiene un correspondiente en la realidad:
Los frutos = las buenas obras de justicia que Dios espera que se hagan.
7. ¿Cuáles son nuestros frutos? El propio evangelio de Mateo nos dirá unos capítulos más lejos
que no dar de comer al pobre es negarlo a Cristo mismo, lo que significa condenar al pobre, y a
Cristo, a la muerte. Ser cristiano(a) es precisamente lo contrario, es dar vida. Eso es lo que pide
el Evangelio.
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FEB
Guión Nº 39
Mateo 21,28-32
1. Oración Inicial: Señor, abre el corazón, es él quien llama con voces apremiantes de ternura;
ven: habla, Señor, que tu Palabra es vida y salvación de quienes la escuchamos, meditamos,
oramos y contemplamos. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Jesús narra un hecho muy frecuente en la vida de familia. Un hijo dice a su
padre: "¡Voy!", pero luego no va. Otro hijo le dice: "¡No voy!", pero luego va. Jesús pide a sus
oyentes que presten atención y que den su parecer. Por esto, durante la lectura, prestamos
atención para descubrir el punto exacto sobre el cual quiere Jesús reclamar nuestra atención.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 21,28-32: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
5) ¿Cuál es el punto central que Jesús subraya en la conducta de los dos hijos?
6) ¿Quiénes entrarán al Reino de Dios antes que los sacerdotes y los ancianos judíos? ¿Por
qué?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) La conducta de dos hermanos se repite hoy. ¿Cómo va esta contradicción en nuestra vida?
¿Existe coherencia entre lo que decimos y hacemos? ¿Qué partes de nuestra vida traicionan
nuestras palabras, nuestra generosidad y buena intención?
d) Jesús, con una mirada contemplativa, fue capaz de reconocer la presencia activa de Dios
en las personas despreciadas como pecadores e impuros. ¿Cuál es nuestra actitud frente a
ellas?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno, tú pides coherencia entre nuestras palabras y la acción; purifica
nuestros corazones y fortalece nuestra voluntad, de manera que entre uno y otra haya en
nuestras vidas más afinidad, tal como lo experimentamos en Jesús, nuestro hermano y Señor,
que vive y ama contigo por los siglos de los siglos. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: El Rechazo de Israel Las tres parábolas de Mt 21,28 - 22,14 muestran que el primer
evangelio acentúa mucho más que los otros sinópticos el rechazo de Israel. La parábola de los
dos hijos sólo aparece en Mateo. Describe una escena familiar: al pedido del padre, un hijo
responde no quiero, pero luego reflexiona, se arrepiente y cumple; al otro le falta valor para
decir "no" y acepta una orden que en su interior no piensa cumplir. En el contexto de las
controversias que empezaron con la pregunta de los sumos sacerdotes y los escribas sobre la
autoridad de Jesús (21,23-27), los dos hijos representan sin duda a dos grupos bien definidos:
por un lado, los judíos piadosos, que dicen y no hacen, como lo aclara el reproche que Jesús
dirige más tarde a los escribas y fariseos (23,3); por el otro, los publicanos y prostitutas, que
por su fe en Jesús estaban más cerca del Reino de Dios. Los judíos, que honran a Dios con los
labios pero su corazón está lejos de él (15, 8), son suplantados por un pueblo que produce
fruto a su debido tiempo (21,41). El vs. 32 no pertenecía originariamente a la parábola, pero se
une naturalmente a ella en razón de su contenido. El texto establece un paralelismo tácito
entre Jesús y Juan el Bautista, y hace notar que la situación descrita en la parábola de los dos
hijos ya estaba presente en tiempos de Juan. Juan vino por el camino de la justicia, pero los
jefes del pueblo, que son ahora los adversarios de Jesús, no escucharon su llamado a la
conversión. En cambio, los recaudadores de impuestos y las prostitutas creyeron en él y por
eso llegan antes que ellos al reino de Dios (vs. 31).
4. "…las prostitutas y los publicanos les preceden en el Reino de Dios": Usando como clave la
respuesta dada por los mismos sacerdotes y ancianos, Jesús aplica la parábola al silencio
pecaminoso de sus oyentes de frente al mensaje de Juan Bautista. La respuesta que habían
dado se convierte en la sentencia de su misma condena. En línea con esta sentencia los
publicanos y las prostitutas son aquéllos que, inicialmente, habían dicho no al padre y que
luego habían terminado por hacer la voluntad del padre, porque habían recibido y aceptado el
mensaje de Juan Bautista, como proveniente de Dios. Mientras ellos, los sacerdotes y ancianos,
son aquéllos que, inicialmente, habían dicho sí al padre, pero no habían hecho lo que el padre
quería, porque no quisieron aceptar el mensaje de Juan Bautista, ni siquiera delante de tanta
gente que lo aceptaba como mensajero de Dios. Así, por medio de la parábola, Jesús lo cambia
todo: aquéllos que eran considerados transgresores de la ley y condenados por esto, eran en
verdad los que habían obedecido a Dios e intentaban recorrer el camino de la justicia, mientras
los que se consideraban obedientes a la ley de Dios, eran en verdad los que desobedecían a
Dios. El motivo de este juicio tan severo por parte de Jesús está en el hecho de que las
autoridades religiosas, sacerdotes y ancianos, no querían creer que Juan Bautista hubiese
venido de parte de Dios. Los publicanos y las prostitutas, por el contrario, lo habían creído. Esto
significa que para Jesús la capacidad de reconocer la presencia activa de Dios no estaba en los
sacerdotes y en los jefes, sino en las personas despreciadas como pecadores e impuros.
Prostitutas y publicanos no sólo eran profesiones terriblemente despreciadas, sino que quienes
las ejercían eran considerados personas asquerosas e inadmisibles entre la gente de bien. Jesús
ridiculiza todas esas valoraciones lanzadas desde los pedestales del sistema religioso
dominante. En la comunidad de Mateo esta comparación explicaba el rechazo de los líderes
religiosos de Israel y la acogida del evangelio por parte de los paganos.
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FEB
Guión Nº 38
Mateo 21,1-11
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre
nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que
opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos a escuchar con corazón abierto la Palabra
que Dios que nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir fruto del Reino
con nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué animal está presente en este relato? ¿Qué significado tiene en este texto?
3) ¿Cómo reaccionan los discípulos, la multitud, Jesús y la gente de la ciudad ante la entrada
en Jerusalén? ¿Qué usaron para cubrir el suelo?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿Cuál es la imagen de Jesús que hoy divulgan los medios de comunicación a través del cine,
televisión, canciones, propaganda, etc.?
d) "Querían un gran Rey". ¿Cuál es el Jesús que queremos y amamos nosotros? ¿Qué práctica
debe brotar de ese amor?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, Tú que nos amas hasta el extremo, ayúdanos a poner en
práctica tu Palabra de Vida. Enséñanos a amar a los demás con todas nuestras fuerzas, y que
nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se traduzca en obras de justicia, de
amor y de servicio a favor de todas las personas, especialmente a los más pobres. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Jesús termina el viaje y llega a Jerusalén, donde tendrán lugar los acontecimientos
más importantes de su vida. Al entrar en la ciudad, realiza tres gestos simbólicos que revelan su
identidad mesiánica: 1. Entra montado en un pollino que, según las profecías, era la
característica del rey justo, pobre y desarmado (21,1-11). 2. Entra en el templo, expulsa a los
vendedores y denuncia la hipocresía del comercio de los animales para los sacrificios (21,12-
17). 3. Maldice la higuera para manifestar su crítica contra el pueblo de Israel, por no haber
producido frutos de justicia (21,18-22).
6. Ellos querían un gran rey (21,8-9): La gente reacciona con entusiasmo. Extiende sus mantos
en el suelo para que pase Jesús y gritan: "Hosanna al Hijo de David". Reconocen en Jesús al
Mesías, el descendiente de David: "Querían un gran rey que fuese fuerte y dominador". Jesús
no daba mucha importancia a este título "Hijo de David" y lo cuestionó (22,41-46). Por la forma
de entrar en la ciudad sentado en un burro, estaba diciendo que su manera de ser rey era
diferente.
9. Los ramos en la fiesta de la entrada de Jesús: Hoy celebramos con ramos la entrada de Jesús
en Jerusalén. El origen de esta aclamación viene de la fiesta de las tiendas, que se celebraba en
otoño, después de la cosecha (Dt 16,13; Lv. 23,34). Recordaba el tiempo en el que el pueblo de
Israel caminaba por el desierto (Lv 23,43), viviendo en tiendas. Por eso, durante una semana
recogían ramas y montaban tiendas por todas partes (Neh 8,14-17). El pueblo agitaba ramas y
decía: "Bendito el que viene en nombre del Señor". Y los sacerdotes respondían: "Desde la casa
del Señor os bendecimos" (Sal 118,25-27). La fiesta de las tiendas era un momento de alegría y
alabanza, que mantenía la identidad del pueblo y le daba resistencia.
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FEB
3
Guión Nº 37
1. Oración Inicial: Señor, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
b. Leer el texto: Mateo 19,30 -20,16: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) Escenificar la parábola con todos los pormenores y después reflexionar. Cada persona
cuenta al grupo qué sintió cuando representaba su papel.
3) ¿Qué personajes aparecen en la parábola del reino que relata Jesús? ¿Cuál es la situación
que narra la parábola?
4) ¿Cuál es la actitud de los trabajadores que comenzaron a trabajar a primera hora? ¿Qué
explicación les da el dueño de la viña?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué nos parece la actitud del patrón? ¿Y las protestas de los trabajadores?
b) La murmuración nace de la envidia porque Dios trata a todas las personas por igual.
¿Acaso existe en nosotros(as) un espíritu de competencia, codicia o envidia?
c) El amor del Padre es gratuito. Cuando nosotros(as) hacemos algo por los demás: ¿Es para
cumplir y recibir nuestra recompensa, o lo hacemos por amor gratuito? ¿Por qué lo hacemos?
d) ¿De qué manera el mensaje evangélico de hoy de que «los primeros serán los últimos», nos
exige un cambio de actitud y de conducta?
e) ¿Qué debemos cambiar en nuestra vida y en nuestra pastoral para ver y vivir la vida con la
mirada de Dios reflejada en la parábola?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno, anima nuestras fuerzas para trabajar por tu Reino. Que no
seamos mezquinos y aprendamos a darlo todo gratuitamente con alegría. Danos buen ánimo y
mucha esperanza para escuchar tu Palabra y comprometernos con la vida. Enséñanos a mirar la
vida con tu mirada, para trabajar sin interés y con alegría en la construcción de tu Reino. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Mateo ha colocado aquí esta parábola para completar la enseñanza anterior sobre
la recompensa que espera a los que dejan todo para seguir a Jesús. La parábola debió a la
controversia de Jesús con las autoridades judías por su continua relación con personas de
dudosa reputación como publicanos, pecadores, enfermos, niños, paganos y mujeres.
Precisamente aquellos que estaba considerados impuros y, por tanto, excluidos del círculo de
santidad. Pero en el contexto de la comunidad de Mateo se percibe el conflicto producido
entre los judeocristianos y paganos cristianos que confluyen en la misma comunidad. Esta
nueva situación provocó una encendida polémica, que es fácilmente reconocible en otros
escritos del Nuevo Testamento (Gal 1 -2 y Hch 15). Algunos cristianos de origen judío no podían
entender que los paganos, venidos más tarde, tuvieran en la Iglesia la misma situación que
ellos. Su actitud está reflejada en la queja de los obreros de la primera hora, que se sienten
discriminados al recibir lo mismo que los contratados a media tarde. La parábola muestra que
se trata de un don, un regalo inmerecido, y es igual para todos. La frase final: los últimos serán
los primeros, y los primeros últimos, es la expresión de este cambio de situación que trae
consigo la llegada del reino bajo el patronazgo de Dios.
3. "los primeros serán los últimos y los últimos los primeros": Este pasaje se abre con una
partícula conectiva, "en efecto" que es muy importante, porque me remite al versículo 19,30,
donde Jesús afirma que "los primeros serán los últimos y los últimos los primeros" con las
mismas palabras que repetirá al final de esta parábola. Palabras, por tanto fundamentales, que
quieren indicarnos la dirección que hay que tomar. Jesús es el Reino de Dios, el reino de los
cielos; Él es el mundo nuevo, al cual estamos invitados a entrar. Pero el suyo es un mundo al
revés, donde nuestra lógica de poder, ganancia, recompensa, habilidad, esfuerzo, no vale y se
substituye por otra lógica, la de la gratuidad absoluta, del amor misericordioso y
sobreabundante. Creer ser el primero, ser fuerte y capaz; si ya me he colocado en el primer
puesto en la mesa del Señor, es mejor que me levante ya y me vaya a ocupar el último puesto.
Allí el Señor vendrá a buscarme, y llamándome, me levantará, me colocará en alto hacia Él.
4. La gracia y la misericordia de Dios: El sistema religioso del tiempo de Jesús y de las primeras
comunidades centraba la práctica religiosa en el mérito y la paga. La salvación se había
convertido en un mercado de compra y venta. Jesús cuestiona a fondo esta mentalidad que
tanto mal le ha hecho al pueblo. La salvación es don gratuito de Dios, no se alcanza por méritos
propios sino por la misericordia de Dios que nos la concede a pesar de que no la merezcamos.
Y la gracia tiene que ver con el amor misericordioso. Dios no maneja nuestros esquemas
contables interesados y lucrativos. Para Dios, tanto los primeros como los últimos son objeto
de su inmenso amor y misericordia.
5. El amor libre y gratuito del Padre: El texto va al corazón del mensaje de Jesús: el amor libre y
gratuito del Padre. El salario entero que el propietario decide dar a aquel que vino a trabajar
al morir el día provoca la reacción de los que estaban allí desde temprano. La igualdad en el
tratamiento les parece a injusticia. El propietario rechaza la acusación: "¿No te ajustaste
conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete" (vs.13-14). La justicia de Dios está por
encima de la formalidad de la justicia humana. Ella tiene en cuenta las necesidades más
profundas de las personas, de aquellos que contra su voluntad "estaban en la plaza parados"
(vs.3), porque nadie los había contratado. Los obreros de la hora undécima tienen, sin
embargo, el mismo derecho a trabajar que los primeros, y a vivir ellos y sus familias de ese
trabajo. En un mundo como el nuestro, en que la gran mayoría de la población está
subempleada o desocupada, el derecho al trabajo -recordado con energía por Juan Pablo II en
su encíclica "Sobre el trabajo humano"- es una manifestación del derecho a la vida. No se
respeta esa reivindicación fundamental del ser humano cuando una sociedad y su orden legal
no procuran el pleno empleo de todos en nombre de leyes económicas que responden
únicamente al lucro y al privilegio de unos pocos.
6. ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno? En respuesta a esta provocación, el dueño de la
viña apela al derecho que tiene de disponer de sus bienes como mejor le parece: ¿Por qué
tomas a mal que yo sea bueno? No es ningún agravio dejarse llevar por la compasión hacia los
desocupados y pagar la misma cantidad a los que trabajaron una hora y a los que se habían
fatigado todo el día. Al contrario, él ha sido justo con los primeros (según el modo humano de
concebir la justicia) porque les dio el sueldo convenido; y también ha sido justo con los últimos,
ya que con ellos no había hecho ningún acuerdo condicionante del trabajo y el salario. Es
obvio, sin embargo, que este argumento humano no resulta del todo convincente, porque el
reproche no apuntaba al trato dispensado a los distintos grupos de jornaleros tomados
aisladamente, sino a la desproporción entre la recompensa dada a unos y a otros en el
momento del pago. Pero así resalta mucho más la enseñanza de la parábola: la misericordia de
Dios no se opone a la justicia humana, sino que la trasciende totalmente en el amor.
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FEB
Guión Nº 36
Mateo 19,16-30
1. Oración Inicial: Señor, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: En la época de Mateo muchos creyentes esperaban signos que les mostrasen
al Mesías prometido. Tomando pasajes de las Escrituras y recogiendo creencias populares,
como la que afirmaba que una estrella anunciaría el nacimiento de un personaje importante,
Mateo muestra a su comunidad que es a Jesús a quien deben buscar. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 19,16-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Cómo le responde Jesús? ¿A qué le invita? ¿Cómo reacciona el joven ante esta
invitación?
4) ¿Qué dice Jesús sobre ser rico y el Reino de Dios? ¿Cómo reaccionaron los discípulos?
¿Cómo les respondió Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Cuáles son las "riquezas" que nos impiden ser, de verdad, discípulos(as) misioneros(as)?
¿Qué nos pediría Jesús frente a ellas?
b) Si quieres ser cristiano(a), tienes que ponerte en ruta sin más equipaje que el Evangelio, sin
más riqueza que Jesús. Comentar.
c) ¿Qué significa para nosotros hoy: "Va, vende todo y dalo a los pobres"? ¿Es posible
tomarse esto al pie de la letra? ¿Hemos conocido a alguien que consigue dejarlo todo por
causa del Reino?
d) Abandonar casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos, campos por causa del nombre
de Jesús. ¿Cómo acontece esto en nuestra vida ¿ ¿Qué hemos recibido a cambio?
e) A la luz de este pasaje: ¿Qué le diría a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra
parroquia?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Concluyamos nuestro encuentro retomando todo lo que hemos reflexionado y
orado, orando juntos: Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Durante el viaje a Jerusalén (19,1-20,34), Jesús explica a sus discípulos lo que
implica el seguimiento en la vida cotidiana. En este contexto se sitúa el episodio sobre el que
hoy estamos reflexionando. En este pasaje el evangelista nos presenta dos diálogos de Jesús. El
primero, con un hombre bueno que quiere ser mejor (19,16-22), y el segundo con sus
discípulos (19,23-29).
4. Observar los mandamientos: ¿Para qué sirve? (19,20): El joven respondió: "Todo eso lo he
guardado. ¿Qué más me falta?" Lo que sigue, es algo curioso. El joven quería conocer el
camino que le llevaría a la vida eterna. Ahora, el camino de la vida eterna era y sigue siendo:
hacer la voluntad de Dios, expresada en los mandamientos. Con otras palabras, el joven
observaba sin saber ¡para qué servían! Si lo hubiera sabido, no hubiera hecho la pregunta. Le
sucede como a muchos cristianos(as) que no saben por qué lo son. "Nací cristiano(a), ¡por esto
soy cristiano(a)!" ¡Cosa de costumbre!
5. La propuesta de Jesús y la respuesta del joven (19,21-22): Jesús responde: «Si quieres ser
perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos;
luego sígueme.» El joven se marchó. Era muy rico. La observancia de los mandamientos es
apenas el primer grado de una escala que va mucho más lejos y más alto. ¡Jesús pide más! La
observancia de los mandamientos prepara a la persona para que pueda llegar a la entrega total
de sí a favor del prójimo. Jesús pide mucho, pero lo pide con mucho amor. El joven no aceptó la
propuesta de Jesús y se fue.
6. El camello y el ojo de la aguja (19,23-24): Después de que el joven se fuera, Jesús comenta la
decisión de él. Dos observaciones respecto de esta afirmación de Jesús: 1) El proverbio del
camello y del ojo de la aguja se usaba para decir que una cosa era imposible, humanamente
hablando. 2) La expresión "que un rico entre en el Reino" no se trata, en primer lugar de la
entrada en el cielo, después de la muerte, sino de la entrada en la comunidad alrededor de
Jesús. Y hasta hoy es así.
7. El espanto de los discípulos 19,25-26): El joven había observado los mandamientos, pero sin
entender el porqué de la observancia. Algo semejante estaba aconteciendo entre los
discípulos. Cuando Jesús los llamó, hicieron exactamente lo que Jesús había pedido al joven: lo
dejaron todo y se fueron detrás de Jesús (4,20.22). Y sin embargo se quedaron espantados con
la afirmación de Jesús sobre la casi imposibilidad que un rico tiene de entrar en el Reino de
Dios. Señal de que no habían entendido bien la respuesta de Jesús al joven rico: "¡Ve, vende
todo, dalo a los pobres y ven y sígueme!" Pues, si lo hubiesen entendido, no se hubieran
quedado extrañados ante la exigencia de Jesús. Cuando la riqueza o el deseo de riqueza
ocupan el corazón y la mirada no consigue percibir el sentido de la vida y del evangelio. ¡Sólo
Dios puede ayudar! "Para los seres humanos eso es imposible, mas para Dios todo es posible."
8. La pregunta de Pedro (19,27): Pedro, corno portavoz de los discípulos, y hablando también
por los cristianos de la comunidad de Mateo, recuerda a Jesús que los discípulos cumplen los
dos requisitos puestos al joven rico: lo han dejado todo y le han seguido. Han cambiado su
familia por la de Jesús, han abandonado muchas seguridades. "¿Qué nos espera?". Los que han
dejado todo para seguir a Jesús van a encontrar desde ahora una nueva familia, una nueva
casa. Compartirán con el Señor el privilegio de juzgar a Israel al final de los tiempos y
encontrarán la vida en el más allá.
9. La respuesta de Jesús (19,28-30): En esta respuesta, Jesús describe el nuevo mundo, cuyos
fundamentos estaban siendo lanzados por su labor y la de sus discípulos. Jesús acentúa tres
puntos importantes: (a) Los discípulos se van a sentar en los doce tronos junto con Jesús para
juzgar a las tribus de Israel (cf. Ap 4,4). (b) Van a recibir en cambio muchas veces aquello que
habían abandonado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos, campos y tendrán en
herencia la vida eterna garantizada. (c) El mundo futuro será el contrario del mundo actual. En
él los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. La comunidad alrededor de
Jesús es semilla y muestra de este mundo nuevo. Hasta hoy las pequeñas comunidades de los
pobres siguen siendo semilla y muestra del Reino.
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FEB
Guión Nº 35
Mateo 19,1-15
1. Oración Inicial: Señor, envía tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: El texto de hoy trae la discusión de Jesús con los fariseos acerca del divorcio y
la desigualdad entre el hombre y la mujer. En tiempo de Jesús, el hombre podía divorciarse de
su mujer, pero la mujer no tenía el mismo derecho de dejar a su marido. Hasta nuestros días,
de otras formas, continúa la desigualdad entre el hombre y la mujer. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 19,1-15: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué les responde Jesús y qué sentido tienen esas respuestas? ¿Qué busca Jesús con su
respuesta a partir del Génesis?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué pensamos sobre el divorcio? ¿Qué actitud tenemos ante las personas divorciadas o
separadas y vueltas a casar?
b) Matrimonio, divorcio y continencia "por el reino": ¿Qué sentido tienen para nosotros(as)?
c) Las relaciones entre hombre y mujer siempre traen el sello propio de cada tiempo y
sociedad. Por mucho tiempo estas relaciones traían las marcas del machismo y del patriarcado
acompañadas por la violencia contra la mujer. ¿Cómo es hoy, en una sociedad como la nuestra,
la relación hombre - mujer? ¿Cómo se manifiesta hoy la desigualdad entre el hombre y la
mujer?
d) ¿Cómo nos pueden ayudar en la comunidad estas palabras de Jesús para superar la
desigualdad entre el hombre y la mujer? ¿Cómo se da esta relación en la Iglesia?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Bendice, Señor, a nuestras familias».
6. Oración final: Padre bueno, te damos gracias por la Palabra de Vida que nos has comunicado
hoy. Te pedimos que acrecientes nuestra esperanza, para que nunca renunciemos al esfuerzo
por crear un mundo en el que el amor y la justicia sean posibles. Padre Nuestro, que estás en
el cielo… AMÉN.
3. El tema del divorcio creaba mucha polémica en las comunidades. La ley de Moisés decía: "Si
un hombre se casa con una mujer, pero luego encuentra en ella algo indecente y deja de
agradarle, le entregará por escrito un acta de divorcio y la echará de casa" (Dt 24,1). Había
mucha discusión entre los fariseos sobre el significado de esta expresión "algo indecente".
Algunos creían que podía ser por "cualquier motivo". Otros creían que debía ser "falta moral
grave". En cualquier caso, era siempre el hombre el que tenía el derecho de dar la carta de
divorcio a la mujer. Las esposas no tenían este mismo derecho de pedir o de dar el divorcio al
marido.
4. Caminando a Jerusalén (19,1-2): Los dos primeros versículos del capítulo 19 sirven de puente
para esta parte narrativa. Mateo dice que Jesús terminó el Discurso de la Comunidad en Galilea
y fue para la región de Judea, acompañado de mucha gente enferma. Jesús curaba a todos.
5. Una pregunta maliciosa y provocativa (19,3): Algunos fariseos se aproximan a Jesús y le
preguntan: "¿Puede uno separarse de su mujer por cualquier motivo?" En el fondo de la
pregunta está la discusión entre los fariseos sobre la interpretación del texto de la ley del
divorcio. Mateo y Marcos coinciden al decir que la pregunta se hizo para tentar a Jesús. A pesar
de seguir fielmente el texto de Marcos, Mateo modificó el sentido de la pregunta de los
fariseos. Según Marcos (Mc 10,2), preguntan si el divorcio es lícito. En 19,3, no preguntan si el
divorcio es lícito, sino si está permitido divorciarse por cualquier motivo. Quieren que Jesús se
defina en la discusión que tienen entre ellos.
6. Lo que importa es discernir la voluntad de Dios (19,4-6): Jesús no entra en el juego de los
fariseos. Evita la discusión estéril sobre la interpretación de la letra de la ley. Va más al fondo de
la cuestión y aprovecha la pregunta para enseñar a los discípulos a que busquen la voluntad de
Dios. ¿Cuál es el plan de Dios? ¿Qué pensaba Dios cuando los creó hombre y mujer? Ésta es la
pregunta fundamental. Dios los creó para que se ayudasen mutuamente a crecer y ser un solo
amor. Pero la reciprocidad se rompió y el hombre comenzó a dominar a la mujer.
7. Jesús anula el privilegio del hombre sobre la mujer (19,7-9): Pero los fariseos no se
contentan con la respuesta de Jesús. Insisten en discutir sobre la ley de Moisés. Era su
costumbre. Así se desviaban del objetivo de Dios y torcían la ley, poniéndola al servicio de sus
intereses egoístas. Jesús denuncia la dureza de los corazones, que manipula la palabra de Dios
en beneficio propio. Retira el privilegio del hombre sobre la mujer. Jesús no hace una crítica al
divorcio. Lo que critica es la dureza de los corazones de los hombres que no buscan discernir
cuál es la voluntad de Dios, sino que piensan sólo en mantener el dominio que tienen sobre la
mujer.
8. Ahora son los discípulos los que hacen la pregunta (19,10-12): No comprenden la respuesta
de Jesús y dicen: "Si tal es la situación… no tiene cuenta casarse". Prefieren no casarse que
casarse sin el privilegio de poder mandar en la mujer. Aquí Jesús también va al fondo de la
cuestión y discute el no casarse. Hay tres casos en el que Jesús permite no casarse: impotencia,
castración y por causa del Reino. Tomar la opción de no casarse sólo porque el hombre se
niegue a perder el dominio sobre la mujer, ya no está permitido por la nueva ley del amor. En
esa respuesta, Jesús relativiza el matrimonio como la única posibilidad de realización humana.
Algunas personas no se casan por causa del Reino.
9. Relación hombre-mujer: El voto de castidad es uno de los modos de consagrar la propia vida
al servicio del reino de los cielos. Es asumido en la vida religiosa y también por un número de
laicos(as). Por el texto de Mateo, vernos que los discípulos se sorprendieron cuando Jesús
rechazó el antiguo derecho legal de "expulsar a la mujer" (Mt 19,8-9; cf. Dt 24,1-4). Al hacerlo,
Jesús rechazaba a toda una sociedad construida sobre los cimientos patriarcales y machistas: el
hombre manda, el hombre decide, el hombre domina. La mujer siempre aparece como una
víctima de las decisiones del varón. Ante la posición de Jesús que busca una relación varón-
mujer en su igualdad original (cf. Gn 1,27; 2,22-24), los mismos discípulos reaccionan: "Si tal es
la situación del hombre con respecto a su mujer, no tiene en cuenta casarse". En otras
palabras, el machismo imposibilita la convivencia del hombre con una mujer libre, capacitada,
inteligente, con responsabilidades asumidas, con el mismo espacio y poder en la sociedad. Para
el sistema patriarcal es inaceptable que el hombre pierda el poder sobre la mujer. El machismo
impide que el hombre acepte convivir con una mujer consciente de sus derechos.
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JAN
31
Guión Nº 34
Mateo 18,21-35
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada persona que está ahí, pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y
docilidad a su Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Meditamos hoy la tercera parte del "Sermón de la Comunidad". Pedro toma la
palabra como portavoz de los discípulos y se constituye en destinatario de una enseñanza
particular de Jesús. Su pregunta se refiere específicamente a los límites del perdón. Jesús le
responde que el perdón ha de ser ilimitado y para ilustrar su enseñanza, le propone una
parábola. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 18,21-35: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
4) En la parábola: ¿Cuál fue la actitud inicial del rey ante la deuda impagable de su
funcionario? ¿Qué actitud tuvo después de la súplica del funcionario?
5) ¿Cuál fue la actitud del funcionario perdonado ante la pequeña deuda de su compañero?
¿Qué actitud tuvo después de la súplica de su compañero? Al saberlo después, ¿Cómo lo
encaró el rey?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Hay personas que dicen: "Yo perdono, pero no olvido". Rencor, resentimientos,
enfrentamientos, ofensas…, hace difícil el perdón y la reconciliación. ¿Por qué resulta tan difícil
perdonar?
c) ¿Nos sentimos perdonado por Dios? Cuenta alguna experiencia al grupo. ¿Cómo puede
ayudamos esta experiencia de perdón a superar las rencillas y a tener las mismas actitudes que
Jesús pide en este pasaje?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno haz que descubramos la importancia que tiene para nuestras
vidas el sabernos y sentirnos perdonados y perdonadas por Ti, de manera que también
perdonemos de corazón a quienes nos han ofendido. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. ¿Cuántas veces perdonar? (18,21): Ante las palabras de Jesús sobre la reconciliación, Pedro
pregunta: “¿Cuántas veces debo perdonar? ¿Siete veces?" Siete es un número que indica
perfección y en el caso de la propuesta de Pedro, siete es sinónimo de siempre. Jesús mira más
lejos (18,22): Elimina todo posible límite al perdón: "¡No hasta siete, sino setenta veces siete!"
¡Setenta veces siempre! Para aclarar la respuesta dada a Pedro, Jesús cuenta una parábola ¡Es
la parábola del perdón sin límite!
3. 10.000 talentos 100 denarios: En la corte oriental, todos los miembros, por más importantes
que fuesen sus cargos, eran empleados, es decir, siervos/esclavos (1 Sm 8,11-17; 2 Re 5,1-27;
Mt 25,14-30). En esta parábola, el siervo debía una gran fortuna, pues un talento equivalía más
o menos a 34 kilos de oro; 10.000 talentos serían entonces 340.000 kilos de oro. Debía ser un
personaje muy importante en la corte, pero estaba en la bancarrota. El empleado no pidió el
perdón de la deuda, quería un plazo mayor. Prometía que iba a devolver todo, lo cual era
imposible aunque vendiera toda la familia. ¡La deuda era impagable! Ante la petición
angustiada del siervo, el rey, por compasión, le concedió no sólo el plazo que había solicitado,
sino el perdón de toda la deuda (18,27). Al comportamiento tan extraordinario del rey se
opone la mezquindad y dureza del empleado perdonado con su compañero de trabajo. Este
alto funcionario se encuentra con un cortesano que le debe una cantidad insignificante (cien
denarios es la cantidad que un jornalero ganaba en tres meses, y por tanto poca cosa para un
alto funcionario). El olvida la experiencia que ha vivido y oprime a su compañero, que también
le pide un plazo para poder pagar la deuda irrisoria. El contraste es muy grande.
5. No tengas rencor a tu prójimo: El comportamiento del servidor contrasta con el que tuvo el
Señor. Su compañero de trabajo le debe apenas cien denarios. Suma perfectamente pagable,
pese a eso la súplica del deudor no es escuchada. El "siervo malvado" no ha aprendido la
lección. En estricta justicia él puede enviar a la cárcel a quien le debe, pero el rey le acaba de
mostrar otra justicia, la que se basa en el amor gratuito que no pide nada a cambio. El Dios de
Jesús ama porque es bueno. Ante la inmensidad de su amor los méritos de las personas son
secundarios. Así también deben amar aquellos que creen en El. El amor de Dios es modelo de
nuestra conducta. Ante la gratuidad del amor, la pregunta: "¿Cuántas veces tengo que
perdonar?" pierde sentido. Ante los sufrimientos de los pobres del mundo, golpeados por un
despiadado liberalismo económico, ante inauditos y cruentos conflictos bélicos, surgen hondos
reclamos de justicia. De una justicia que va más allá de lo legal para ir hacia los derechos más
fundamentales del ser humano. Amar gratuitamente, como Dios nos ama, lleva la justicia a la
raíz y a la plenitud de sus exigencias.
7. El Rey: El rey representa al Padre, que en su amor gratuito, ha cancelado la deuda que los
discípulos(as) tienen contraída con él, ofreciéndoles el perdón. El único límite para la gratuidad
de la misericordia de Dios es nuestra incapacidad de perdonar al hermano (18,34; 6,15). Mateo
conoce la importancia del perdón para la vida comunitaria, pero sólo aquí revela el profundo
significado de este gesto. El perdón dentro de la comunidad ha de ser ilimitado, pues Dios ha
perdonado la deuda incalculable que tenemos con él. Quien haya experimentado la
misericordia del Padre, no puede andar calculando las fronteras del perdón y de la acogida al
hermano(a).
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JAN
30
Guión Nº 33
Mateo 18,15-20
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada persona que está ahí, pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y
docilidad a su Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 18,15-20: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué consejos da Jesús frente a una persona que ha faltado contra su condición de
discípulo(a) de Jesús? Describe cada paso. ¿Cuál es el objetivo de la corrección fraterna?
3) ¿Qué debe suceder con una persona que no escucha siquiera el consejo de la comunidad?
5) ¿Qué actitud debe existir cuando se deben tomar estas decisiones o cuando un hermano(a)
se aparta de la comunidad? ¿Qué asegura Jesús a los discípulos que se reúnen a orar?
6) ¿Cuál es el motivo de la certeza de ser escuchado?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) ¿Cómo podemos evitar las críticas destructivas, chismes y murmuraciones para poder
ayudarnos mutuamente y ser una verdadera comunidad cristiana?
d) ¿De qué manera nos preocupamos por las personas que se alejan de la comunidad? ¿Qué
hace la comunidad después en relación con ellas? ¿Qué nos falta hacer?
e) ¿Cuál es nuestra reacción cuando los demás nos corrigen? ¿Aceptamos la corrección
fraterna?
f) "Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". ¿Qué
significado tiene para nosotros(as)?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Gracias, Señor, por estar en medio de nosotros. Nos acompañas siempre. Nos
ayudas a superar los conflictos y las dificultades. Enséñanos a vivir la corrección fraterna, a
aceptar al otro, a buscar su bien. Muéstranos el camino del diálogo, la concordia y la comunión.
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
5. La oración en común por el hermano que sale de la comunidad (18,19): Esta exclusión no
significa que la persona sea abandonada a su propia suerte. ¡Al contrario! Puede estar
separada de la comunidad, pero no estará separada de Dios. Por esto, si la conversación en la
comunidad no da ningún resultado y si la persona no quiere ya integrarse en la vida de la
comunidad, la comunidad debe comportarse como el Padre de la parábola del Hijo Pródigo.
Debe seguir teniendo en el corazón al hermano y rogar por él, de modo que cambie de idea y
vuelva a la comunidad. Jesús garantiza que el Padre escuchará. La oración común enriquece
sobremanera nuestra oración personal. Eso no excluye la necesidad de que tengamos
experiencias de perdón y de oración personales, pero hay más sentido cuando todo ello se
integra en la comunidad. La religión enriquece la dimensión social de la persona humana. Sin
duda que estos aspectos tienen otros matices e interpretaciones, pero la dimensión
comunitaria es la más rica en consecuencias.
7. Exigencias de la fraternidad: La fraternidad lleva a estar atentos ante los errores de otro, nos
toca ponerlo en guardia. Estamos, sin duda, ante un asunto delicado y de difícil manejo. Pero
es un vigoroso recuerdo de los requerimientos necesarios para pertenecer auténtica y
responsablemente a la comunidad cristiana. Por ejemplo, quienes en el mundo de hoy son, de
una manera u otra, cómplices, o incluso autores, de la situación de pobreza y de muerte de
tantos y que al mismo tiempo se pretenden cristianos, deben ser llamados al orden por la
comunidad de discípulos(as) de Aquel que proclamó el Reino de vida a toda la humanidad y en
especial a los más necesitados y oprimidos. De no hacerlo la comunidad se aleja de lo que pide
el Señor y cae en la tibieza y la mediocridad.
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JAN
29
Guión Nº 32
Mateo 18,1-14
1. Oración Inicial: Señor, haz que podamos recibir tu Palabra hoy con alegría, escucharla con
amor, meditarla y dejarla crecer en nosotros(as). Que sea una fuerza liberadora contra todas
las alienaciones, las esclavitudes y los temores. Haznos instrumentos de tu Palabra para que
podamos anunciarla, testimoniarla con eficacia. Ilumínanos Señor con tu Espíritu Santo..
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 18,1-14: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Cuál fue la pregunta de los discípulos que provocó el discurso de Jesús? ¿Qué hay
detrás
de esta pregunta?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
nuestra comunidad?
d) Si las comparaciones que usa Jesús (ser arrojado al fondo del mar, arrancar el ojo, la
mano, el
pie) no se pueden tomar al pie de la letra, entonces, ¿Cómo hay que entenderlas?
e) Mateo insiste, con esta parábola, en la necesidad de acoger a las personas, saber
buscar al que se
marchó y, más aún, preguntarse sinceramente: ¿Por qué las personas dejan la
comunidad?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, Tú que nos amas hasta el extremo, ayúdanos a poner en
práctica tu Palabra de Vida. Enséñanos a amar a los demás con todas nuestras fuerzas, y que
nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se traduzca en obras de justicia, de
amor y de servicio a favor de todas las personas, especialmente a los más pobres. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. La pregunta de los discípulos que provocó el discurso de Jesús (18,1):¿Quieren saber quién
es el mayor en el Reino?. Haciendo esta pregunta ya dan a entender que no han captado nada
del mensaje de Jesús. Todo el Sermón de la Comunidad es para hacer entender que entre los
seguidores de Jesús debe estar presente el espíritu de servicio, donación, perdón,
reconciliación y amor gratuito, sin buscar el propio interés.
4. El criterio básico: el menor es el mayor (18,2-5): Los discípulos quieren un criterio para poder
medir la importancia de las personas en la comunidad. Jesús responde que el criterio es el
niño. El niño no tiene importancia social, no pertenece al mundo de los grandes. Los discípulos,
en vez de crecer para arriba y para el centro, deben crecer para abajo y para la periferia. ¡Así
serán los mayores en el Reino! Y éste es el motivo: "El que acoge a un niño como éste en mi
nombre, a mí me acoge". El amor de Jesús por los pequeños no tiene explicación. El niño no
tiene mérito. Es la pura gratuidad del amor de Dios que aquí se manifiesta y pide que se imite
en la comunidad por aquellos que creen en Jesús.
5. No escandalizar a los pequeños (18,5-7): Escandalizar a los pequeños significa: darles motivo
para que pierdan la fe en Dios y abandonen la comunidad. De hecho, insistir demasiado en la
observancia, como hacían algunos fariseos, alejaba a los pequeños. En una comunidad así no
podían encontrar la práctica liberadora que Jesús había traído. Ante esa práctica, Mateo
conservó frases bien fuertes de Jesús, como aquella de la piedra de molino atada al cuello. "¡Ay
de quienes son ocasión de pecado en el mundo!" Señal inequívoca de que en aquel tiempo los
pequeños ya no se identificaban más con la comunidad y buscaban otros lugares. ¿Qué pasa
hoy?
6. Evitar el escándalo (18,8-11): Para evitar el escándalo, Jesús manda cortar la mano o el pie y
arrancar el ojo. Esta frase no se puede tomar al pie de la letra. Significa que hay que ser muy
exigente en la lucha contra el escándalo que aleja a los pequeños. De ninguna forma podemos
permitir que los pequeños se sientan marginados en nuestra comunidad. En este caso, la
comunidad ya no sería signo del Reino de Dios.
7. La parábola de las cien ovejas (18,12-14): La parábola de las cien ovejas Para Lucas, esta
parábola muestra la alegría de Dios por la conversión de un pecador (Lc 15,3-7). Para Mateo,
revela que el Padre no quiere que ninguno de estos pequeños se pierda. En otras palabras, los
pequeños deben ser prioridad pastoral de la comunidad, de la Iglesia. Deben estar en el centro
de la preocupación de todos. El amor a los pequeños y excluidos debe ser el eje de la
comunidad de los que quieren seguir a Jesús. Así es como la comunidad será la muestra del
amor gratuito de Dios que acoge a todos.
8. ¿Cortar el pie, la mano, el ojo?: Jesús dice: "Si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo.
Es mejor entrar en la vida cojo, que ser arrojado al fuego eterno con los dos pies". Estas y
tantas frases de la Biblia no pueden tomarse al pie de la letra (fundamentalismo). Si se toman
al pie de la letra llevaría a las personas a cometer errores graves. Como en nuestro idioma,
también en el idioma de Jesús hay expresiones que no pueden tomarse al pie de la letra. Por
ejemplo, hoy decimos: "Perdí la cabeza", "Tengo el corazón en la mano" El que es de otro país,
estando con nosotros, ya va captando el significado de estas y de otras expresiones. Lo mismo
pasa con la Biblia. Conviviendo con la Palabra de Dios, poco a poco las personas se van dando
cuenta del espíritu que está detrás de esas palabras.
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JAN
28
Guión Nº 31
Mateo 17,1-9
1. Oración Inicial: ¡Oh Dios!, que en la gloriosa Transfiguración de tu Hijo, confirmaste los
misterios de la fe con el testimonio de la ley y los profetas y prefiguraste maravillosamente
nuestra adopción como pueblo tuyo: concédenos, te rogamos, que escuchando siempre la
palabra de tu Hijo, seamos un día coherederos de su gloria. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 17,1-9: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Quiénes van a la montaña con Jesús? ¿Qué sucede con Jesús? ¿Quiénes aparecen en la
montaña para conversar con Él? ¿Cómo reacciona Pedro?
3) ¿Cuál son las palabras del Padre desde el cielo respecto a Jesús? ¿Cómo reaccionan los
discípulos? ¿Qué les dijo Jesús? Y cuando miraron: ¿Qué vieron?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) "Este es mi hijo predilecto, escúchenlo": ¿De qué forma la práctica de lectura orante nos
ayuda a escuchar a Jesús? ¿En qué nos ha ayudado?
d) ¿Qué aspectos de nuestra vida queremos que sean transformados en este tiempo?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios nuestro, en la vida de Jesús, Tú mismo nos hablas. Haz que podamos
transfigurar y mirar de un modo nuevo las realidades que hemos de transformar iluminadas
por tu Palabra. Danos esperanza para comprender que «otro mundo es posible» y ayúdanos a
construirlo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. No hay que parar: Jesús se acerca al momento definitivo. Su muerte no pondrá fin a su
misión, ella debe ser leída a la luz de la Resurrección. A ello invita el episodio llamado de la
Transfiguración. El rostro brillante de Jesús y sus vestidos blancos como la luz adelantan la
iluminación pascual. La muerte del Señor no será el triunfo de las tinieblas, ellas están vencidas
de antemano. El riesgo es perder la perspectiva pascual; es decir, la del paso obligado por la
muerte. En ese caso la anticipación puede ser tomada como algo permanente, como un
descanso, un paréntesis. De allí el entusiasmo de Pedro que pretende quedarse en ese lugar. En
realidad ese adelanto debe ser más bien un impulso, un medio para evitar el temor, para
reforzar la fe y enfrentar las dificultades que trae su comunicación. La experiencia de la
Transfiguración debe alentar a los discípulos en el seguimiento del Maestro, y no detenerlos en
su camino. Apenas era un aperitivo del futuro. Ahora, manos a la obra. Es necesario luchar y
permanecer firmes hasta el final. La visión del futuro era para dar coraje en el presente y no
desanimarse. Los cristianos no deberían contar que vieron al Jesús glorioso antes de la victoria
final. La gente no entendería la lógica de Dios: la victoria viene del fracaso. Quien se
compromete con ese proyecto, al igual que Jesús, pasa por la cruz y la muerte, pero resucita. La
vida triunfa sobre la muerte.
4. ¿Quedarse aquí mismo? Pedro es una persona extraordinaria, porque expresa nuestra
espontaneidad y, tal vez, nuestra ingenuidad. El quiere retener a aquel Jesús glorioso, junto con
Moisés y Elías (17,4). Las tiendas son una referencia a la Fiesta de las Tiendas, de carácter
nacionalista y triunfalista ¡Sería tan bueno quedarse con ese Jesús glorioso! Ese es nuestro
sueño de niños: la gloria fácil. ¡No! La gloria vendrá después del esfuerzo y de la lucha, el
triunfo vendrá a través de la derrota, y la vida surgirá de las cenizas de la muerte. La lógica de
Dios es diferente de la de los seres humanos....
6. En Jesús está la Biblia entera. Moisés y Elías son un modo de hablar de todo el Antiguo
Testamento (17,3-5). La Ley y los profetas era el modo como los judíos llamaban la Biblia.
Moisés y Elías conversan con Jesús. Es señal de que si queremos entender la Biblia, tenemos
que conversar con Jesús. El es el que puede explicar, a través de su palabra y de su acción, lo
que Dios quiere y lo que nosotros mismos deseamos. Esto queda todavía más claro con la voz
del Padre que declara: "¡Este es mi Hijo, el Amado, en él me complazco: escúchenlo!" De aquí
en adelante es Jesús quien va a enseñar todo lo que Dios quiere, como respuesta a nuestro
más profundo deseo.
7. Elías ya vino. Los discípulos, que representan a las comunidades de Mateo, querían salir de
dudas sobre la tradición de los doctores de la ley, que, basándose en Mt 3,23-24, hablaban de
la vuelta de Elías antes de la venida del Mesías (17,10-13). Elías, el padre de los profetas,
arreglaría todo para el Reino de Dios. Los enemigos de las comunidades cristianas afirmaban
que esto todavía no había sucedido. Jesús aclara de una vez por todas que Elías ya había venido
en la persona de Juan Bautista. La denuncia que hizo Juan de las injusticias y la exigencia de la
conversión le acarrearon la muerte. Lo mismo ha pasado con los que han mostrado y
muestran, por la palabra y por la vida, dónde están las injusticias. ¿Será que hoy las cosas han
cambiado?
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JAN
27
Guión Nº 30
Mateo 16,21-27
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto del guión anterior nos traía la confesión de fe de Pedro: "Tu eres el
Mesías, el Hijo de Dios vivo" (16,16). Jesús lo llamó, "Dichoso…" y "piedra" de apoyo sobre la
cual edificaría su iglesia. En el texto de hoy Jesús manifiesta que sucederá con El en Jerusalén.
Pedro aparece aquí como una piedra de tropiezo. Jesús lo llama a ponerse detrás de él e insiste
que cualquier persona que quiere ser su discípulo(a) debe renunciar a sí mismo, tomar su cruz
y seguir su camino. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 16,21-27: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué dice Jesús sobre el futuro que le espera en Jerusalén? ¿Cuál es la reacción de Pedro?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) El papel que representó Pedro, tratando de disuadir a Jesús de seguir su camino por temor
a la cruz, se juega en la vida de mucha gente o a veces también en nosotros(as). Comentar.
b) La decisión que tomó Jesús, que fue la de desestimar las palabras de Pedro y seguir con
firmeza su camino, nos toca a nosotros(as) tomarla. ¿En qué situaciones, o respecto a qué
desafíos hemos de tomar con firmeza la decisión de Jesús?
c) Jesús fue fiel a su misión de comunicar la Buena Noticia del Reino de Dios hasta las últimas
consecuencias asumiendo la cruz. Nosotros: ¿Estamos dispuestos a enfrentar el sufrimiento y
la cruz en el proceso de identificación con la vida y la causa de Jesús? ¿Por qué? ¿Qué nos
falta?
e) ¿De qué manera una persona puede "ganar al mundo" y "destruirse a sí mismo" ("perder
su vida")?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno, Tu Hijo Jesús no huyó ni retrocedió delante de la cruz. La
hostilidad de sus adversarios no pudo apartarlo de su firme decisión de cumplir tu voluntad y
anunciar tu Reino hasta las últimas consecuencias. Fortalécenos con el don de tu Espíritu
Santo para ser capaces de seguir a Jesús con valentía y fidelidad. Danos fuerzas para cargar la
cruz de cada día. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. La Cruz de Cristo y nuestra cruz: Jesús habla de lo que va a suceder en Jerusalén. Los dueños
del poder político y religioso pronunciarán en nombre de Dios su sentencia de muerte. Pero la
sentencia será revocada por el propio Dios, que lo resucitará al tercer día (vs. 21), ratificando su
palabra y acción contra los que le condenaron. Jesús no deseó ni buscó su muerte en la cruz
que le dieron, sino que le vino como consecuencia de una vida de entrega por el Reino de Dios
y su justicia. La muerte de Jesús, visto así, es la consecuencia "lógica" de la conducta que ha
tomado hacia las instituciones de su pueblo. La oposición de los dirigentes de la nación a la
acción liberadora de Jesús culminará con su condena a muerte. Pero el Nuevo Testamento
también insiste que su muerte (y resurrección) hacía parte del proyecto de Dios que Jesús
aceptó con plena libertad. Jesús salvará al pueblo entregando libremente su propia vida. En
seguida Jesús, mirando a los que le siguen, les habla de la cruz, de nuestra propia cruz, la de
nuestra vida, la de nuestras miserias, que debemos saber llevarla, como él lleva su cruz de ser
profeta del Reino hasta las últimas consecuencias. No es una llamada al sufrimiento ciego, sino
al seguimiento verdadero, el que da identidad a los que no se acomodan a los criterios de este
mundo. No es la cruz de Jesús la que hay que llevar, sino nuestra propia cruz. Estamos invitados
a asumir "nuestra cruz" en este proceso de identificación con la vida y la causa de Jesús.
4. Pedro, una piedra de tropiezo: Su profesión de fe (16,16) muestra que Pedro acepta a Jesús
como Mesías, pero no entiende las consecuencias de ese mesianismo. Lo reconoce como el
Hijo de Dios, pero propone un mesianismo poderoso y vencedor. La respuesta de Jesús es
tajante: Para Él, Pedro está asumiendo el papel de Satanás en la tercera tentación del desierto
(4,8-10). En la mentalidad de la época Satanás representa lo contrario del proyecto de Dios, el
Reino, predicado por Jesús. Pedro, como hijo de su tiempo, expresa simplemente las
expectativas de la gente, un Mesías no debía sufrir. Verdaderamente, es una piedra de tropiezo.
Aunque hay un firme rechazo a la reacción de Pedro, Jesús, al mismo tiempo, le dice que tome
nuevamente su puesto de discípulo, puesto que lo llama a situarse detrás de él para seguirlo y
no ser un obstáculo en su camino. En otros términos, el enérgico rechazo a Pedro contiene
también el perdón a su error, Jesús cree que Pedro es capaz de volver a comportarse como un
discípulo, capaz de caminar tras su huella. Aunque en desacuerdo con él, confía en su retorno.
5. Condiciones para seguir a Jesús: Jesús permanece firme. Se dirige a los discípulos con mucha
claridad y les presenta las condiciones para seguirle: "Si alguno quiere venir detrás de mí, que
renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga" (16,24). Seguirle implica renunciar a sí
mismo, a las ambiciones personales de gloria, de poder, y riquezas, según la primera
bienaventuranza (5,3). Cargar la propia cruz significa seguirlo hasta la cruz colocándose en la
línea del Siervo Sufriente, ser fiel al proyecto del Reino y luchar contra la sociedad injusta y
deshumanizada. Todo esto traerá como consecuencia la persecución e, incluso, la muerte. Es la
última bienaventuranza (5,10). Aquí están los mandamientos fundamentales que se exigen al
nuevo pueblo que sigue a Jesús (5,19).
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JAN
26
Guión Nº 29
Mateo 16,13-23
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Jesús, volviéndose a Pedro por dos veces lo llama "piedra". Una vez piedra de
fundamento (16,18) y otra vez piedra de escándalo (16,23). Las dos afirmaciones se
complementan mutuamente. Prestemos mucha atención a las actitudes contradictorias de
Pedro y a las palabras que Jesús le dirigió. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra
de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 16,13-23: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Cómo respondió Pedro a la pregunta de Jesús? ¿Por qué Jesús le llama "dichoso"?
5) ¿Qué le dice Jesús a Pedro después que lo reconoce como "el Mesías”?
6) ¿Qué dice Jesús sobre el futuro que le espera en Jerusalén? ¿Cómo reacciona Pedro?
7) ¿Por qué podríamos decir que en este texto Pedro es piedra de dos maneras?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) "Y ustedes: ¿quién dicen que soy yo?": ¿Quién es Jesús para nosotros(as)? ¿Quiénes somos
nosotros(as) para Jesús?
b) Pedro en un momento es piedra de apoyo, en otro es piedra de tropiezo. Así eran las
comunidades en tiempos de Mateo, marcadas por la ambigüedad. ¿Qué tipo de piedra es
nuestra comunidad? ¿Qué misión tendremos de aquí en adelante?
d) ¿Qué papel tendrían que desempeñar los animadores de la Iglesia para que la comunidad
cristiana se edifique sólidamente?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Queremos anunciarte, Señor, ser tus testigos y darte a conocer. En Ti hemos
hallado la razón de nuestra vida. Tú eres el Dios Bondadoso que se ha acercado y nos ha
llamado por nuestro nombre para darnos una vocación y una misión. Creemos en Ti, Jesús, y
queremos vivir llevando tu mensaje adonde nos envíes. Danos la valentía de Pablo y de Pedro,
Señor, para anunciarte en todas partes con alegría, entusiasmo y coraje evangélico. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Estamos en la parte narrativa entre el Sermón de las Parábolas (Mt 13) y el
Sermón de la Comunidad (Mt 18). En aquel tiempo, las comunidades estaban muy unidas
afectivamente a los líderes que habían fundado la comunidad. Por ejemplo, las comunidades
de Antioquia en Siria estaban unidas a la persona de Pedro. Las de Grecia, a la persona de
Pablo. Algunas comunidades de Asia, a la persona del discípulo amado y otras a la persona de
Juan del Apocalipsis. La identificación con estos líderes ayudaba a las comunidades a cultivar
mejor su identidad y su espiritualidad. Pero era también motivo de diferencias y
enfrentamientos, como en el caso de la comunidad de Corinto (1 Cor 1,11-12).
3. "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo": Tenemos una gran profesión de fe de las
comunidades de Mateo: Jesús es el Hijo de Dios vivo. No sólo es Hijo de Dios, sino que lleva a
cabo la obra de Dios, que es entregar la vida y vencer a las fuerzas de la muerte. Jesús
responde a la profesión de fe de Pedro con una bienaventuranza: "Dichoso tú, Simón,…" (vs.
17-18). Estos versículos son propios del evangelio de Mateo. Para él, Pedro representa la
comunidad de los sencillos, el nuevo pueblo de Dios, a quien el Padre revela el Reino, obra
mesiánica de Jesús (11,25). La palabra Pedro, en arameo "roca", significa "piedra excavada",
"cueva que sirve de refugio a los pobres, a los pastores y a sus animales". Mateo ha hecho de
Pedro el modelo de las comunidades de los discípulos(as) del Señor, cuya misión es acoger y
ofrecer refugio a los pobres y a los excluidos. En la persona de Pedro, están reunidas las
características que en otros textos del evangelio se atribuyen a los discípulos(as) como
símbolos de las comunidades. La importancia de Pedro en el Evangelio de Mateo está fundada
en su carácter de discípulo, de testigo del Jesús histórico. Decir Pedro, es decir fidelidad al Jesús
histórico de Galilea. Pedro es el discípulo real que representa la comunidad de hombres y
mujeres que constituyen la Iglesia. Pedro, su confesión de fe, es la roca sobre la que Jesús
construye la Iglesia (16,18). Los discípulos(as) deben construir la casa sobre la roca (7,24).
Pedro recibe el poder de atar y desatar (16,19). Las comunidades deben usar la llave del Reino,
el conocimiento de la voluntad del Padre, para abrir el Reino a todas las personas que se
disponen a aceptarlo. Los escribas y fariseos hacen lo contrario: no sólo no acogen, sino que
cierran el Reino de los Cielos a las personas que quieren entrar (23,13). La comunidad cristiana
tiene el poder de acabar con el pasado de injusticia que impide que las personas vivan la
novedad que Jesús ha traído. Las comunidades de Mateo, al tener un gran número de
judeocristianos, destacan la figura de Pedro sin querer anular la misión de sus miembros como
sujetos de la historia, colaboradores y colaboradoras efectivos del Reino de los Cielos. Pedro
profesa la fe en Jesús con una expresión que define su persona y su misión como modelo de las
comunidades. Con ellas, Jesús construye la sociedad humana, signo del Reino, y cuyo
fundamento es la fe. Con ese espíritu, las comunidades resisten a sus perseguidores. Sus
miembros tienen el poder de admitir a los que buscan la salvación que Jesús ha traído. Tienen
el poder de excluir a los que la rechazan (18,15-18). No tiene derecho a participar de la
comunidad el que no se compromete con la Palabra y la práctica de Jesús en la lucha por un
Reino de justicia. Las decisiones de la comunidad están respaldadas por el propio Dios (16,19).
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JAN
24
Guión Nº 28
Mateo 16,13-20
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 16,13-20: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Cuál es la primera pregunta de Jesús a sus discípulos? ¿Cuáles son las opiniones de la
gente sobre Jesús?
3) ¿Cuál es la segunda pregunta de Jesús a sus discípulos? ¿Cómo respondió Pedro en nombre
de los discípulos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En el texto aparecen muchas opiniones diversas sobre Jesús. ¿Cuáles son algunas de las
opiniones que existen hoy sobre Jesús?
c) Si creemos en Jesús, ¿Cuál debe ser nuestra conducta? ¿Cuál es la misión que de ello
resulta?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
« Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
6. Oración final: Padre Bueno, ayúdanos a creer en Jesús y a seguir sus pasos. Danos fe para
reconocer su presencia entre nosotros, vivo en los sufrientes y excluidos. Ayúdanos a
reconocerlo para aprender de su vida y comprometer la nuestra hacia la realización de tu
voluntad, el Reinado de la Vida, la justicia y de Amor. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
a. El nuevo pueblo de Dios: Iglesia es una palabra de origen griego que significa "asamblea" y
que en el Antiguo Testamento se aplica a Israel como pueblo elegido y convocado por Dios.
Mateo, en cambio, designa con ella a la reunión de los que creen en Jesús. ¿Por qué? Según la
visión del evangelista, la Iglesia surge a raíz del rechazo de Israel, que no quiso reconocer en
Jesús al Mesías esperado. La parábola de los viñadores homicidas (21,33-43) se refiere con
crudeza a este drama y acaba con estas palabras: "Por eso les digo que se os quitará el Reino
de Dios y se entregará a un pueblo que dé a su tiempo los frutos que al Reino corresponden".
La Iglesia cristiana es, por tanto, ese nuevo pueblo de Dios encargado de culminar la misión
frustrada que Israel no supo llevar a cabo. En ella se superan las antiguas barreras y tienen
cabida todas las gentes sin distinción, judíos y paganos, siempre que acojan a Jesús como
Mesías e Hijo de Dios y pongan en práctica sus enseñanzas (28,16-20).
b. La Iglesia de Jesús: La Iglesia no es para Mateo una institución más, ni debe su origen a la
iniciativa humana. Es Jesús quien la reúne, la edifica y la consolida. Por eso la llama "mi Iglesia"
(16,18) y promete no dejarla nunca sola y acompañarla hasta el final de los siglos. La antigua
alianza entre Dios e Israel se hace ahora realidad en la persona de Jesús, que está siempre
presente en medio de su comunidad (1,23; 18,20; 28,20). La estrecha relación entre Jesús y su
Iglesia se manifiesta también en el encargo que ésta recibe de continuar su misión (10, 11,2-6;
18,16-20). Su razón de ser no es otra que prolongar la presencia del Señor en medio de este
mundo. La Iglesia o la comunidad no es el Reino. El Reino es mayor. En la Iglesia, en la
comunidad, debe o debería parecer a la vista de todos aquello que pasa cuando un grupo
humano deja que Dios entre a formar parte de sus vidas.
3. La Misión de Pedro: La especial tarea que se le confiere a Pedro en este pasaje concuerda
con la que aparece en otros pasajes de Mateo: es el portavoz del grupo de los discípulos y tiene
una especial relación con Jesús (véase 14,28-31 y 17,24-27). Al presentar así a Pedro, el
evangelista se hace eco del importante papel que desempeñó en la vida de la Iglesia naciente,
sobre todo en las comunidades de Siria, a las que se dirige este evangelio. De Pedro han
recibido el evangelio y la tradición sobre Jesús; él ha sido la roca sobre la que se ha edificado su
comunidad. Este texto ha suscitado numerosas discusiones entre católicos y cristianos no
católicos sobre la figura del papa como sucesor de Pedro. La tradición católica ha entendido
este pasaje como fundamento del ministerio de Pedro, que se trasmite a sus legítimos
sucesores, y ha visto en él el fundamento del primado del Papa sobre la Iglesia universal. La
tradición cristiana no católica, sin embargo, ha visto en las palabras de Jesús una alabanza y
una promesa referidas, no a su persona, sino a la confesión de fe que Pedro proclama.
4. "¿Quién dicen Uds. que soy yo?": Esta segunda pregunta es directa. Es una interrogante
siempre vigente: ¿Quién es Jesús para nosotros(as) hoy? Tal vez nos sorprenderíamos si
tuviésemos el coraje de responderla. Cristo: ¿Es realmente el centro dinámico y exigente de
nuestras vidas? o ¿Acaso nuestra respuesta sobre su identidad se ha convertido en una
formalidad, sin influir mucho en nuestra vida diaria? La contestación de Pedro: "Tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios vivo", no es algo puramente formal. La fe profesada por el apóstol será el
fundamento inconmovible sobre el que se asentará el nuevo pueblo de Dios que Jesús quiere
reunir, de modo que el poder de la muerte no pueda vencerlo ni destruirlo. Ella exige un
comportamiento que parte de la decisión de seguir los pasos del Señor en su amor por los
marginados e insignificantes de la historia y en su servicio a los más necesitados.
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JAN
23
Guión Nº 27
Mateo 15,21-28
1. Oración Inicial: Ven, Espíritu Santo Creador. Sé luz para el entendimiento de la Palabra que
hoy vamos a escuchar, meditar, orar y contemplar. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: En el texto de hoy Jesús se aleja de Galilea, sobrepasa las fronteras del
territorio nacional y acoge a una mujer extranjera que no pertenecía al pueblo y con la cual
estaba prohibido hablar. Sin embargo aquella mujer extranjera y pobre se hace partícipe del
diálogo con Jesús. La insistencia, perseverancia y capacidad argumentativa son características
de su fe. La temática del texto es decisiva para responder a una duda que tenían las
comunidades en el tiempo de Mateo. El anuncio del Reino de Dios y la práctica liberadora de
Jesús: ¿Es exclusiva para el pueblo judío o es Buena Noticia para toda la humanidad? Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 15,21-28: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
3) Al dirigirse la mujer a Jesús: ¿Cómo lo llama? ¿Qué postura física asume frente a Jesús?
6) Finalmente: ¿Qué reconoce Jesús en la mujer y qué acción liberadora realiza en su hija?
7) ¿De qué forma o manera la actitud y palabras de la mujer han tenido influencia en Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús dice que su misión no le permitía quedarse a escuchar la petición de la mujer. Pero de
pronto Él responde a la petición. ¿Cómo se explica este cambio en el comportamiento de
Jesús?
b) ¿De qué manera la mujer cananea es un modelo para nuestras comunidades; para todas las
personas que se ubican en la lucha en favor de la vida y la dignidad de otras personas?
c) Jesús alaba la "fe" de una "extranjera": ¿Cómo está nuestra capacidad de reconocer y
hasta de admirar los valores del Reino que viven otras personas que no son de nuestra
religión? ¿Cómo valoramos el mundo islámico, los emigrantes, los no creyentes, los
agnósticos...?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. El contexto: En la discusión sobre qué cosas eran puras y qué cosas impuras, Jesús había
enseñado lo contrario de la tradición de los antiguos, declarando puros todos los alimentos y
había ayudado al pueblo y a los discípulos a salir de la prisión de las leyes de la pureza (15,1-
20). Ahora, en este episodio de la mujer cananea, se aleja de Galilea, sobrepasa las fronteras
del territorio nacional y acoge a una mujer extranjera que no pertenecía al pueblo y con la cual
estaba prohibido hablar.
3. El grito angustiado de la mujer (15,22): La mujer era de otra raza y de otra religión. Ella
comienza a suplicar por la curación de su hija que estaba poseída de un espíritu inmundo. Los
no judíos no tenían problema en recurrir a Jesús. Los judíos al contrario tenían problemas de
convivencia con los paganos. A ellos les estaba prohibido entrar en contacto con una persona
de otra religión o raza.
4. El extraño silencio de Jesús y la reacción de los discípulos (15,23-24): La mujer grita, pero
Jesús no responde. ¡Extraña conducta! Porque la certeza de la que está llena la Biblia en su
totalidad es que Dios siempre escucha el grito de pueblo oprimido. Pero aquí Jesús no escucha.
No quiere escuchar ¿Por qué? Los discípulos le piden que preste atención a la mujer. Ellos
quieren librarse de aquel griterío: Jesús explica su silencio: "No he sido enviado sino a las
ovejas perdidas de la casa de Israel". El silencio está en relación con la conciencia que Jesús
tiene de su misión y con la fidelidad a la ley de Dios. La forma pasiva indica que el sujeto de la
acción del verbo es el Padre. Es como si dijera: "El Padre no quiere que yo oiga a esta mujer,
porque Él me ha enviado solamente a las ovejas perdidas de Israel". Por el mismo motivo, en la
época en la cual Mateo escribía su evangelio, los fariseos decían: "¡No podemos entrar en
contacto con los paganos!”
6. "No está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perritos": Cuando la mujer está
de acuerdo con Jesús, está denunciando la discriminación que sufren los extranjeros, de la que
ella y su hija también son víctimas. Ella también sabe que en la casa de los pobres (y por tanto
también en la casa de Jesús), los perros comen las migajas que caen de la mesa de los niños. La
mujer llama a Jesús "Señor" tres veces. Cree en Jesús como Señor y en su poder de curar. Jesús
reconoce la iniciativa, fidelidad y perseverancia de ella. Esa fe cuestiona la actitud de los
discípulos. Es la única vez que se dice de alguien "grande es tu fe". En otra ocasión Jesús había
dicho "hombres de poca fe" (8,26), dirigiéndose a los discípulos, y a Pedro le dice "hombre de
poca fe" (14,31). La mujer cananea es protagonista de la fe que agrada a Jesús. Es la madre
insistente, llena de fe y esperanza, capaz de dialogar con Jesús. Es modelo de las comunidades
cristianas. Está claro que en las comunidades de Mateo existía una oposición a la participación
de los no judíos. La justificación estaba en las propias palabras de Jesús: "Dios me ha enviado
sólo a las ovejas perdidas de la casa de Israel". El evangelista responde aceptando las palabras
del Señor, pero señalando, al mismo tiempo, la actitud de acogida a la mujer cananea a causa
de su fe. Mateo exhorta a las comunidades para que acojan a los paganos.
7. Encuentros que cambian la Vida: Existen encuentros en la vida que transforman la existencia.
Lo más seguro es que Jesús nunca olvidó a aquella mujer cananea que le enseñó, que le ayudó
a ser solidario, a ser incluyente, a ser tolerante, y a rechazar el nacionalismo y la prepotencia.
La conducta de aquella mujer pagana abre un nuevo horizonte en la vida de Jesús y lo ayuda a
dar un paso importante en el cumplimiento del proyecto del Padre. El Reino de Dios, don de la
vida y de la salvación, es para toda la humanidad, para todas las personas que buscan la vida y
se esfuerzan en liberarse de las cadenas de la injusticia. Este episodio nos ayuda a percibir algo
del misterio que rodeaba la persona de Jesús, cómo estaba en comunión con su Padre y cómo
descubría su voluntad en los acontecimientos de la vida. Cada uno de nosotros y de nosotras
experimentamos en nuestras vidas esos encuentros, que nos cambian y nos hacen más
humanos(as). El ejemplo de esta mujer cananea debe servirnos para comprender la riqueza de
la existencia humana y el valor de la fe, de la firmeza y de la esperanza.
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JAN
22
Mateo 14,22-33
1. Oración Inicial: Ven, Espíritu Santo Creador. Sé luz para el entendimiento de la Palabra que
hoy vamos a escuchar, meditar, orar y contemplar. AMÉN. Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".
a. Introducción: Con frecuencia nos preguntamos dónde podemos encontrar a Dios. El pasaje
de hoy describe la travesía en el barco y la tempestad en el lago. De vez en cuando, hay
momentos en la vida en que nada sale bien. El miedo nos asalta. Todo parece que sale mal.
Somos como un barco que se va hundiendo en el mar. El texto de hoy alude a la tempestad
como posible situación de revelación de Dios. Nos muestra que aún en los momentos de "poca
fe" el Señor responde haciéndose presente a nuestro llamado. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 14,22-23: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Por qué tenían miedo los discípulos? ¿Qué gritaron? ¿Qué les respondió Jesús?
5) ¿En qué momento comenzó Pedro a hundirse? ¿De qué le recriminó Jesús?
b) Ante las dificultades de la vida: ¿Cuáles son los miedos, preocupaciones y dudas que nos
hacen flaquear en la fe y nos hunden? ¿Reconocemos la presencia de Jesús a nuestro lado?
c) ¿Qué pedimos al Señor en los momentos de tormenta en nuestra vida? ¿Un milagro que
nos libre? ¿Una fe más grande? ¿En qué nos asemejamos a Pedro?
d) Explicar cómo una comunidad cristiana puede perder el horizonte cuando permite que sea
el temor a los elementos adversos el que los motiva a tomar una decisión y no la fe en Jesús.
f) ¿De qué manera este texto puede ayudar a personas que se desaniman ante las
dificultades?
h) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús, hay momentos en medio de las dificultades, en las crisis, cuando
vemos todo oscuro y creemos haber perdido todo. Ahora sabemos que no nos abandonas
nunca, que no debemos tener miedo, que tú estás siempre a nuestro lado. Ayúdanos para
saber descubrirte cercano, acompañando, alentando y dando fuerzas para seguir adelante.
Aumenta nuestra fe, estamos dispuestos a arriesgar nuestra vida por tu Reino. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Esta travesía del mar simboliza la travesía que las comunidades debían hacer a
finales del siglo I: salir del mundo cerrado de la antigua ley a la nueva forma de la Ley del amor
que Jesús había enseñado; salir de la conciencia de pertenecer al único pueblo elegido a la
certeza de que en Cristo todos los pueblos se estaban fundiendo en un único pueblo ante Dios;
salir del aislamiento de la intolerancia al mundo abierto de la acogida y de la gratuidad. Era una
travesía peligrosa pero necesaria. Mateo relata la travesía de Jesús sobre las aguas para que las
comunidades no se asusten ni se hundan como Pedro. Quiere que tengan la firme convicción
de que, en Jesús resucitado, la fuerza de Dios las sostiene. También nosotros(as) estamos en
una travesía difícil hacia un nuevo tiempo y una nueva manera de ser Iglesia. Esto exige coraje
y mucha confianza.
3. Comenzar la travesía a petición de Jesús (14,22-24): Jesús obliga a los discípulos a ir al otro
lado del mar, donde estaba la tierra de los paganos. La barca simboliza la comunidad. Tiene la
misión de dirigirse a los paganos y anunciarles también la Buena Noticia del Reino, que trae
consigo una forma de vivir en comunidad. Pero la travesía es peligrosa y lenta. La barca se
zarandea por las olas porque el viento soplaba en contra. Faltaba mucho a las comunidades
para hacer la travesía hacia los paganos. Jesús no fue con ellos. Quería que aprendieran a
superar juntos las dificultades de la vida, unidos y fortalecidos por la fe. El contraste es grande:
Jesús junto a Dios en la paz de la montaña. Los discípulos medio perdidos allí abajo, en el mar
embravecido.
4. Jesús se aproxima y no le reconocen (14,25-27): En la cuarta vigilia, es decir, entre las 3 y las
6 de la mañana, Jesús fue al encuentro de los discípulos. Andando sobre las aguas, se les
acercó. Pero no lo reconocieron. Gritaban de miedo, creyendo que era un fantasma. Jesús los
tranquilizó diciendo: "¡Ánimo! Soy yo", no teman". La expresión "Soy yo" es la misma con la
que Dios fortaleció a Moisés cuando lo envió a liberar al pueblo de Egipto (Ex 3,14). Para las
comunidades de ayer y de hoy, era y es muy importante oír repetidamente: "¡Ánimo! Soy yo,
no teman".
5. El episodio del encuentro entre Jesús y Pedro (14,28-31) sólo se narra en Mateo y concuerda
con otros pasajes en los que Pedro aparece como portavoz del grupo de los Doce (15,15; 16,16;
26,33), o recibe una instrucción de Jesús en privado (17,24-27), o el encargo de una tarea
especial en la Iglesia (16,17-19). Esta es la primera vez que Pedro aparece en el evangelio como
protagonista de un relato. Mateo quiere resaltar la fragilidad de su fe. Pedro se debate entre la
confianza en Jesús y el miedo. El verbo que utiliza para describir su actitud aparece de nuevo
en el relato del encuentro del resucitado con sus discípulos (28,17). Allí se refiere a la actitud
de todos los discípulos con Pedro a la cabeza, que en el trance de la pasión se debatieron entre
seguir a Jesús o abandonarlo. Mateo describe aquí la experiencia de muchos discípulos(as):
siguen a Jesús decididamente, pero las dificultades hacen que sucumban y que tengan que ser
sostenidos(as) por Jesús.
6. Jesús es el Hijo de Dios (14,32-33): Jesús entra en la barca y el viento se calma. Los discípulos
quedan maravillados y se postran ante Jesús. Reconocen que es verdaderamente el Hijo de
Dios. Cuando reconocemos la presencia de Jesús entre nosotros(as), ya no tenemos miedo de
las tempestades y mareas de la vida. Estamos tomando su mano y vamos encarando los vientos
en contra.
7. La duda de Pedro y la fe de los discípulos de Jesús: Ante la ola que avanza, Pedro se hunde
en el agua por falta de fe. Después que Jesús lo salvó, los discípulos confiesan la fe en Jesús,
Hijo de Dios. Más tarde, Pedro tendrá la misma fe en Jesús, Hijo de Dios (16,16). Mateo sugiere
que no es Pedro quien aviva la fe de los discípulos, sino que es la fe de los discípulos(as) la que
aviva la fe de Pedro.
8. Este episodio del evangelio nos muestra cómo la comunidad puede perder el horizonte
cuando permite que sea el temor a los elementos adversos el que los motiva a tomar una
decisión y no la fe en Jesús. El temor nos puede llevar a desafiar los elementos adversos, pero
solamente la fe en el Señor nos da las fuerzas para no hundirnos en nuestros temores e
inseguridades. La comunidad descubre el auténtico rostro de Jesús en medio de la calma,
cuando el impetuoso viento contrario cede. Nuestras comunidades están expuestas a la
permanente acción de vientos contrarios que amenazan con destruirlas; sin embargo, el
peligro mayor no está fuera, sino dentro de la comunidad. Las decisiones tomadas por miedo
ante las fuerzas adversas nos pueden llevar a ver amenazadores fantasmas en los que
deberíamos reconocer la presencia victoriosa del resucitado. Únicamente una fe puesta en el
Señor resucitado nos permite colocar nuestro pie sobre el mar impetuoso. El evangelio nos
invita a enfrentar todas aquellas realidades que amenazan la barca animados(as) por una fe
segura y exigente que nos empuja hacia la orilla del Reino.
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JAN
20
Guión Nº 25
Mateo 14,13-21
1. Oración Inicial: Señor, envía tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
b. Leer el texto: Mateo 14,13-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) Al caer la tarde: ¿Qué preocupación tienen los discípulos y qué piden a Jesús? ¿Cómo les
responde Jesús? ¿A qué los invita? ¿Qué respondieron ellos?
5) ¿Cuáles son los gestos que realiza el Señor? ¿Qué consecuencias tiene su acción?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Frente a las personas que viven en la pobreza y sufren hambre de pan y de justicia: ¿En qué
momento nosotros(as) hacemos lo que dijo Jesús a sus discípulos(as)? ¿Qué signos de
compasión y solidaridad vemos en nuestra comunidad?
b) "Tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición,
partió los panes y los entregó a los discípulos y ellos los repartieron entre la gente": ¿En qué
nos hacen pensar estos gestos y acciones de Jesús?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Danos Señor, junto al hambre de ti, un hambre insaciable de amor, de justicia,
de libertad para todos los seres humanos, especialmente aquellos a quienes el mundo actual
se los niega. Que, así, nuestra hambre de ti dará realmente contigo que eres el Dios del amor,
de la justicia, de la libertad y de la compasión por los pobres. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
2. Contexto: La creciente oposición que Jesús encuentra entre sus adversarios e incluso entre
sus parientes y paisanos (13,53-58) hace que poco a poco se vaya "retirando" (14,13; 15,21) y
dedicándose cada vez más a la instrucción particular de sus discípulos. Con ellos pretende
reunir un nuevo pueblo de Dios en el que tendrán cabida no sólo los judíos, sino también los
paganos (15,21-39) El incomprensible rechazo de Israel dará lugar a la fundación de la Iglesia.
3. La Alternativa de Jesús: Los discípulo(as) están preocupados, pues la muchedumbre no tiene
nada que comer, está en el desierto y ya es de noche. Hablan con Jesús para que despida a la
gente para ir a los pueblos cercanos a COMPRAR algo para comer. Jesús rechaza la idea. Jesús
propone que sus discípulos(as) DEN al pueblo de comer. ¿Qué fue lo que pasó?, ¿Qué fue lo
que Jesús nos reveló?, ¿En qué consistió ese milagro? Se destaca en el relato que la solución no
vino a través del COMPRAR con DINERO el pan necesario, sino que la solución vino a través del
DAR y el COMPARTIR. Seguramente cuando los discípulos empiezan a compartir lo poco que
tenían, toda la gente empieza a sacar lo poco que tenía. Empiezan a dar y a compartir. ¿Hubo
realmente un milagro? Es posible que sí, pero lo más milagroso y significativo es la voluntad
colectiva desencadenada por el mismo Jesús de dar y compartir lo que cada persona tiene. Es
el milagro de la solidaridad que hace que todo se multiplique. Cinco más dos son siete, que
para el pueblo judío, significa totalidad. Todos quedan saciados y aún sobra. ¡Doce canastas!
¡Ése es el nuevo pueblo de Israel, la extraordinaria sementera de Dios! La comunidad que
comparte concretiza la generosidad del Padre, Dios creador, cuyo proyecto es liberar al ser
humano del egoísmo que engendra acumulación y muerte. Es el milagro que todo lo multiplica
para que haya abundancia y todos queden satisfechos, y todavía sobre para los que llegan más
tarde (cf. Sal 104,27-28; 136,25). En esta acción, Jesús revela cómo él entiende el Reino de
Dios, cómo él entiende la acción liberadora de Dios en la historia: esa es su estrategia y su
proyecto liberador para la humanidad.
4. Los gestos realizados por Jesús: Este prodigio es una preparación al pan que será dado en la
Eucaristía. Los gestos realizados por Jesús antes de la multiplicación de los panes, en todos los
evangelios nos recuerdan el rito de partir el pan, la eucaristía. Los gestos son: a) tomar el pan,
b) alzar "los ojos al cielo", c) pronunciar "la bendición", d) partir el pan, e) repartir a los
discípulos(as) (14,19). Este modo de hablar a las comunidades de los años 80 (y de todos los
tiempos) hace pensar en la Eucaristía. Porque estas mismas palabras serán usadas (y lo son
todavía) en la celebración de la Cena del Señor (26,26). Mateo sugiere que la Eucaristía debe
llevar a la multiplicación de los panes, que quiere decir compartir. Debe ayudar a los
cristianos(as) a preocuparse de las necesidades concretas del prójimo. Es pan de vida que da
valor y lleva al cristiano(a) a afrontar los problemas de la gente no desde afuera, sino desde
dentro de la gente.
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JAN
18
Guión Nº 24
Mateo 13,44-52
1. Oración Inicial: Ven, Espíritu Santo Creador. Sé luz para el entendimiento de la Palabra que
hoy vamos a escuchar, meditar, orar y contemplar. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Hoy meditamos tres parábolas que son propias de Mateo. Componen la parte
final del Discurso de las Parábolas: el tesoro escondido, el comerciante de perlas preciosas y la
red echada en el mar. Las parábolas de Jesús nos ayudan a sintonizar nuestra mirada para
percibir mejor la presencia del Reino de Dios en las cosas más comunes de la vida. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 13,44-52: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) Jesús compara el Reino de los Cielos con un tesoro escondido en un campo: ¿Qué
consecuencias tiene en la vida de una persona que lo encuentra?
3) Jesús compara el Reino de los Cielos con la actividad de un comerciante que buscaba
perlas finas: ¿Qué hace al encontrar una?
4) Jesús compara el Reino de los Cielos con una red: ¿Qué clase de peces recoge? ¿Qué pasa
con los peces que no sirven? ¿Qué pasará también a los seres humanos al final de los tiempos?
5) ¿Con quién compara Jesús un maestro de la ley que se hace discípulo del Reino de los
Cielos? ¿Qué saca de sus reservas? ¿Qué significaría "lo nuevo" y "lo antiguo"?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Hemos descubierto el Reino de Dios como lo que da sentido a nuestra vida, como el
tesoro por el que merece la pena darlo todo a cambio? ¿Somos capaces de venderlo todo por
ese tesoro?
b) ¿Hemos buscado suficiente para encontrar "la perla fina" del Reino de Dios? ¿Cómo
esforzarnos más?
c) ¿Cómo comunicar la buena noticia del Reino de Dios como el mejor tesoro a quienes
parecen no tener otro reino que sus propios proyectos, intereses y egoísmos?
d) La red echada en el mar captura de todo, cosas buenas y cosas menos buenas. Sólo al final
se realiza la separación de los malos y los buenos. ¿Qué nos enseña para nuestra vida?
e) ¿Nos sentimos capacitados(as) para relacionar la vida y predicación de Jesús (lo nuevo) con
las promesas del Antiguo Testamento (lo viejo) y viceversa? ¿Qué nos falta para poder
hacerlo?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Venga tu Reino, Señor».
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, concédenos sabiduría para descubrir el significado y la
importancia del Reino que tu Hijo anunció e inauguró entre nosotros(as); que lo acojamos en
nuestra existencia como el tesoro más precioso, y que dediquemos toda nuestra vida a
construirlo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: El discurso del capítulo 13 es un retrato de las comunidades de Mateo en los años
ochenta. Las parábolas del sembrador, del grano de mostaza y de la levadura se escribieron
para ayudar a las comunidades que se sentían impotentes y desanimadas con los problemas
internos y externos. La oposición del judaísmo formativo, que desencadenó la expulsión de los
judeocristianos de "sus sinagogas" (10,17; 12,9; 23,34), y la creciente persecución provocaron
el desánimo en las comunidades de Mateo. De ahí la exhortación catequética del evangelio de
Mateo. El Reino de los Cielos está presente con toda su potencialidad y fuerza. Las
comunidades no pueden derrumbarse ante las persecuciones. En esas circunstancias, el juicio
final tiene un valor pedagógico para que Mateo estimule a su Iglesia en su compromiso de vida.
Es necesaria la fidelidad en la práctica de la Palabra de Dios. Se compara al Reino con una perla
y un tesoro. Merece la pena empeñar la vida en la lucha por él.
3. El absoluto del Reino: Dos pequeñas parábolas subrayan el valor único del Reino. Tanto el
tesoro como la perla expresan lo que el Reino debe ser para el discípulo(a): algo absoluto. La
exigencia es radical, todo lo demás debe ser dejado o relativizado en relación con el Reino.
Encontrar el "tesoro escondido" no es fruto de un trabajo calculado. La parábola insinúa más
bien que se trata de un azar, de una cuestión de suerte. Es una manera sencilla de recordar que
estamos ante algo gratuito, no merecido. Encontrar el "la perla", sin embargo, significó
buscarla hasta encontrarla. Pero, en ambas casos, cuando ese don llega, nuestra respuesta
debe ser "venderlo todo" por él. La alegría (vs.44) es la reacción que corresponde a la gracia
del Reino. Venderlo todo no significa hacerlo a regañadientes, como quien hace un sacrificio. Es
más bien un gesto espontáneo, lo realizamos con gusto porque hemos encontrado lo que da
sentido a nuestra vida. A partir del Reino todo lo demás se ordena y adquiere su valor propio.
Ser cristiano(a), tener una responsabilidad en la Iglesia no puede ser motivo de presunción,
nada de eso constituye nuestra propiedad privada; es don del Señor recibido para estar al
servicio de los(as) demás.
4. Buscar hasta encontrarla: En la primera parábola, el término de comparación era "el tesoro
escondido en el campo". En la segunda parábola, el término de comparación no es la perla
preciosa, sino la actividad, el esfuerzo del comerciante que busca perlas preciosas. Todos saben
que tales perlas existen. Lo que importa no es saber que esas perlas existen, sino buscarlas sin
descanso, hasta encontrarla. Cuando escuchen el evangelio y ven el tesoro que es el reino de
Dios, no se debe perder tiempo en hacer lo que tiene que hacer para heredar el reino. Hay que
deshacerse de todo para acogerlo. No debemos quedarnos con nuestros propios proyectos de
vida o con nuestros egoísmos o nuestras posesiones. El reino de Dios tiene que ser lo más
importante la vida. Jesús dijo: "Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas (comida, bebida, ropa) serán añadidas" (6:33) ¿Cuánto cuesta la entrada al reino
de Dios? Es gratis, pero cuesta todo lo que tenemos. Es gratis, pero fue comprado con precio
altísimo. Es gratis, pero de ningún modo es barato.
5. La parábola de la red echada en el mar (13,47-50): Aquí el Reino es semejante a una red
echada en el mar y que pesca de todo. Se trata de algo típico en la vida de aquéllos que
escuchaban, donde la muchos eran personas que vivían de la pesca. Una experiencia que ellos
tienen de la red echada en el mar y que captura de todo, cosas buenas y cosas menos buenas.
El pescador no puede evitar que entren cosas no buenas en su red. Porque él no consigue
controlar lo que viene de abajo, en el fondo del agua del mar, donde se mueve su red. Sólo lo
sabrá cuando tire de la red hacia lo alto y se siente con sus compañeros para hacer la
separación. Entonces sabrán qué es lo que vale y lo que no vale. De nuevo, Jesús no explica la
parábola, pero da una indicación: "Así será al final de mundo". Habrá una separación entre
buenos y malos.
6. Lo nuevo y lo viejo (13,51-52): Este breve diálogo de Jesús con sus discípulos, colocado al
final del Discurso de las Parábolas, resume la intención de todo el capítulo y presenta el
modelo ideal de discípulo(a). La comprensión de la comunidad de los "pequeños" es diferente
de la de los doctores, que se ciñen a los límites de la ley (lo viejo). Los verdaderos
discípulos(as), además de entender los misterios del reino, son capaces de sacar
oportunamente de lo viejo (las promesas del Antiguo Testamento) y lo nuevo (la vida y
predicación de Jesús). En esta conclusión, el autor deja su huella digital. Las actitudes que Jesús
propone aquí reflejan muy bien los criterios que Mateo ha seguido en la composición de su
evangelio, buscando relacionar la vida y predicación de Jesús (lo nuevo) con las promesas del
Antiguo Testamento (lo viejo). El maestro de la Ley y discípulo de Jesús, no solamente quedaría
con la ley antigua, sino que aceptaría el tesoro nuevo del reino de Dios y junto con la ley,
enseñará a la gente las dos cosas. No quedaría solamente con lo antiguo, sino que enseñaría el
evangelio del reino que cumple acabadamente con la ley. Jesús ya lo había dicho: "No piensen
que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles
cumplimiento." (5,17)
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JAN
17
Guión Nº 23
Mateo 13,24-43
1. Oración Inicial: Señor, nos prometiste la ayuda del Espíritu para que pudiésemos recordar
todo lo que habías dicho y comprender el significado y la verdad de tu Palabra. Envíanos hoy
este Espíritu Santo para poder leer y comprender el texto de hoy. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El capítulo trece del evangelio de Mateo nos presenta un manojo de parábolas
sobre el Reino de Dios. Todas ellas subrayan que la presencia del Reino en la historia supone un
proceso. El Reino no llega súbitamente, implica acogida de nuestra parte, aceptación que se da
en el tiempo. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 13,24-43: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
3) Cuando advierten que el campo de trigo está sembrado de cizaña: ¿Qué diferencia hay
entre la actitud de los empleados y el dueño de la tierra? ¿Cómo dice que se va a solucionar el
problema en el tiempo de la cosecha?
4) ¿Cómo contrasta la semilla de mostaza cuando es sembrada con el resultado final cuando
crece?
6) ¿Qué futuro asegura Jesús para los hijos e hijas del Reino?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Cómo está presente en la comunidad y la sociedad la mezcla del trigo y de la cizaña? ¿Qué
consecuencias tiene para nuestra vida? ¿Cómo reaccionas cuando se hace presente el mal?
b) Las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura son realidades pequeñas a los ojos
del mundo pero con gran fuerza transformadora. ¿Qué nos enseñan sobre Dios y su Reino?
c) ¿Cuál es nuestra reacción frente al mal que vemos, la de los siervos o la del amo? ¿Tenemos
paciencia con nosotros(as) mismos(as) y con los demás, como el amo?
d) A veces todo lo que hacemos para construir el Reino parece una gota de agua en el
desierto de la injusticia. Explicar cómo el texto de hoy puede ayudar a superar el desánimo y el
desaliento.
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
5. Desde lo pequeño: Existe un contraste entre la situación inicial y el resultado final. Un grano
de mostaza, siendo la más pequeña de las semillas, puede hacer surgir un árbol grande, y lo
mismo ocurre con la levadura, que tiene capacidad para hacer fermentar una gran cantidad de
masa. A través de estas comparaciones, Jesús habla de la presencia del reino, que está
comenzando a llegar: su presencia es por ahora germinal; su apariencia, como la de la semilla y
la levadura es insignificante, pero lleva dentro una fuerza transformadora, que ha prendido ya
en la historia, y su crecimiento es irreversible. El inicio del Reino puede ser modesto como un
grano de mostaza. Si no estamos atentos a lo que encierra su pequeñez corremos el peligro de
no apreciarlo; si n embargo crecerá y cobrará vida. Dará vida también; los pájaros harán allí su
nido y nuevas formas de vida se añadirán. El tiempo hará que las cosas maduren, pero todo
habrá comenzado porque se supo ver el Reino de los cielos y al Dios del Reino en lo que
parecía insignificante en la historia humana. El Reino se escapa de las manos de aquellos que
sólo son sensibles a los grandes de este mundo. No se trata sólo de crecimiento sino también
de transformación de la historia. El Reino es levadura que fermenta la masa, que le da nueva
vida. Lo que parecía inerte, se hace vivo. Lo que parecía muerto se convierte en alimento, da
vida (vs.33). Esa transformación requiere tiempo, se hace poco a poco, en un ritmo que es
necesario respetar. La vida que da la levadura está siempre ahí, dispuesta a cambiar las cosas
desde la raíz, a convertir en pan que nutre lo que parecía polvo insignificante. Acoger la
levadura de la gracia del Señor en nuestras vidas, es aceptar una transformación que nos haga
alimento, servicio al prójimo y a la causa del Reino.
6. ¿Será que todo ha fallado?: Luchar por el Reino es como si lloviera una gota de agua en el
desierto de la injusticia. ¿De qué sirve? Viene la tentación y el desaliento. Pero las parábolas de
la semilla -árbol y de la levadura-masa (13,31-33) responden: ¡No desistan! Una pequeña
semilla da origen a un gran árbol, y una pequeña porción de levadura fermenta toda la masa.
Importa sembrar y mezclar la levadura. El Reino de la justicia no viene por imposición. Lo
importante es no quedarse con la semilla en la mano ni dejar que la levadura se pudra. ¡No!
¡Es la hora de sembrar y luchar!
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JAN
16
Mateo 13,1-23
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada persona que está ahí, pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y
docilidad a su Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 13,1-23: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué responde Jesús a la pregunta de los discípulos sobre por qué les habla en parábolas?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) "Sembramos y no vemos los frutos esperados": ¿Sucede así a veces en nuestra comunidad?
¿De qué manera esta parábola pudiera responder a quienes, desanimados, no ven llegar los
frutos del reino que Jesús anunciaba?
b) Los peligros señalados por Jesús a sus discípulos sobre la acogida de la Palabra: ¿Nos tocan
también a nosotros(as)? Por ejemplo: la inconstancia frente a las dificultades, la negligencia, la
pereza, el ansia por el futuro, las preocupaciones cotidianas.
c) ¿Qué puede decir hoy la parábola a nuestra comunidad? ¿Qué terreno presenta?
d) Dios ha sembrado su palabra en nuestras vidas: ¿Cómo la hemos acogido? ¿La práctica de
lectura orante nos ha ayudado? ¿De qué manera?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Siembra en nuestra vida, Señor, siembra tu Palabra. Ayúdanos a disponer el
corazón con apertura para escuchar tu voz y vivir conforme a ella. Danos fuerzas, Señor, para
no desanimarnos frente a las dificultades que se presentan y ser buena tierra, que de frutos de
amor, justicia y paz en la vida. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. ¿Qué es una parábola? Es una comparación en la que se utilizan hechos o historias bien
conocidos para que el oyente, con su participación y su experiencia, descubra algo
desconocido, que en el caso de Jesús es el Reino de Dios. La parábola nace de la vida, de la
experiencia diaria. Es el espejo que refleja la luz que contiene la experiencia.
3. Contexto: Mateo reúne en el capítulo 13 siete parábolas en las que se revela el misterio del
reino de los cielos. Este reino se hace presente en las palabras y signos de Jesús (4,17 - 11,1), y
sigue adelante, a pesar del rechazo de los fariseos (11,2 - 12,50). De estas siete parábolas tres
proceden de la tradición sinóptica (el sembrador, el grano de mostaza y la levadura), pero las
otras cuatro (el trigo y la cizaña, el tesoro escondido, la perla preciosa y la red) no se
encuentran ni en Marcos ni en Lucas. Sorprendentemente, las cuatro se encuentran en una
antigua colección de dichos de Jesús que se conoce con el nombre de Evangelio de Tomás. El
evangelista ha recogido y actualizado esta serie de parábolas, teniendo en cuenta las
necesidades de su comunidad. En ellas, y en la interpretación que las acompaña, se percibe la
preocupación de un pastor que intenta animar, exhortar, y fortalecer la fe de su comunidad.
Siguiendo un trazado preciso, Mateo coloca esta colección de parábolas entre el rechazo de
Jesús (11,2 - 12,50), y su retirada progresiva para convocar al nuevo pueblo de Dios (13,53 -
16,20). A través de ellas aparecen con claridad las actitudes de la gente y de los discípulos(as)
frente a Jesús: los discípulos(as) entienden las parábolas, porque Dios les ha revelado los
misterios del reino; pero la gente no las entiende, porque ha cerrado su corazón (13,10-17).
4. ¡Ánimo! ¡No hay que desanimarse! La parábola describe una situación real que refleja las
técnicas agrícolas que se utilizaban en Palestina en tiempos de Jesús (se sembraba antes de
arar la tierra; eso explica que parte de la semilla cayera fuera del terreno cultivable. Lo más
llamativo de la parábola no es cómo es acogida la semilla, sino la magnífica cosecha que
produce la que cae en tierra buena. Teniendo presente que por entonces en Palestina una
cosecha del siete por uno era considerada una buena cosecha, el treinta, sesenta, ciento por
uno de que habla la parábola, debió resultar exagerado y sorprendente a los oyentes de Jesús.
Este es el detalle que les haría reflexionar. Es probable que esta parábola fuera pronunciada
por Jesús para responder a las objeciones de quienes no veían llegar el reino que él anunciaba.
La parábola pone ante los ojos de sus discípulos la grandiosa cosecha final, diciéndoles:
¡Ánimo! ¡No hay que desanimarse! A pesar del fracaso aparente, y de su presencia oculta, la
llegada del reino es imparable, y el resultado final será maravilloso e incalculable.
7. Se requieren ciertas condiciones para acceder a la Palabra Se presentan cuatro casos, en los
tres primeros la palabra no es acogida; el último, en cambio, nos habla de un buen resultado.
Los fracasos de la semilla están en relación con las difíciles escenas del capítulo doce, la
ausencia de logros viene de quienes se niegan a escuchar la Palabra. La predicación de Jesús no
es aceptada por los duros de corazón. Es decir, aquellos que hablan de una manera y actúan de
otra; esos son los fariseos. Se trata de personajes históricos del tiempo de Jesús; pero en el
evangelio de Mateo el fariseísmo es denunciado como el peligro para todo oyente de la palabra
y para todo discípulo(a) de ayer y de hoy: recibir la semilla y no hacerla germinar. Pero no todo
es fracaso, la palabra es también acogida y da fruto.
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JAN
15
Guión Nº 21
Mateo 11,25-30
1. Oración Inicial: Señor, envía tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón tu Palabra y comprender tu mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: Cuando Jesús se dio cuenta que los pequeños entendían la buena nueva del
Reino, se alegró intensamente. Espontáneamente se dirigió al Padre con una plegaria de acción
de gracias e hizo una invitación generosa a todos los que sufren, oprimidos por el peso de la
vida. El texto revela la ternura de Jesús al acoger a los pequeños y su bondad al ofrecerse a los
pobres como fuente de reposo y de paz. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de
Dios.
b. Leer el texto: Mateo 11,25-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Cuáles son los motivos que empujan a Jesús a dar alabanza a Dios?
3) ¿A quienes ha revelado Dios los secretos del Reino? ¿A quienes los ha mantenido ocultos?
4) ¿Qué tipo de relación existe entre Jesús y el Padre? ¿Quién da a conocer al Padre Dios?
5) ¿Qué invitación hace Jesús a los que están afligidos y agobiados? ¿Qué les promete?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) La Buena Noticia del Reino de Dios es revelada a los pequeños y sencillos. Comentar.
c) En nuestros días: ¿Cuál es el yugo y la carga que más pesa sobre el pueblo? ¿Qué nos afliga
y agobia hoy? ¿Qué causas tiene o quiénes son los responsables de esa situación? ¿Dónde y
cómo se busca alivio?
d) ¿Es nuestra comunidad un lugar de acogida y aliento para los afligidos y agobiados?
e) ¿Qué significa cargar con el yugo de Jesús? ¿Lo encontramos suave y liviano? Explicar.
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Te bendecimos, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido grandes
cosas a los sabios y prudentes, y se las has revelado a los sencillos. Te pedimos que también a
nosotros(as) nos des un corazón de pobre, un amor a la Causa de los pobres, y el
desprendimiento necesario para no dejarnos atar por los intereses egoístas, de forma que
siempre sepamos captar el sentido de "estas cosas" que revelas a los sencillos. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
4. El término "pequeños": De otro lado están los "pequeños" (vs. 25). El término griego que
emplea Mateo tiene una clara connotación de ignorancia. Se trata de "gente sencilla", pero no
en el sentido de personas humildes moral o espiritualmente. Se trata más bien del “simple",
del ignorante, alguien considerado como incapaz de seguir, por él mismo, el buen camino. Es
gente que requiere ser guiada por los maestros de la ley. La palabra "pequeños" está
emparentada a pobres, hambrientos, afligidos, pecadores, enfermos, ovejas sin pastor, niños,
los "no invitados" de que nos habla el Evangelio. A ellos se da a conocer primero la revelación.
El mundo religioso de entonces es, por consiguiente, socavado desde su base misma: el
destinatario privilegiado de la Palabra de Dios. Los sabios, los doctores de aquel tiempo, habían
creado una serie de leyes en torno a la pureza legal, que después imponían al pueblo en
nombre de Dios (15,1-9). Ellos pensaban que Dios exigía todas estas normas, para que el
pueblo pudiese tener paz. Pero la ley del amor, revelada por Jesús, afirmaba lo contrario. De
hecho, lo que cuenta, no es lo que hacemos por Dios, sino más bien, ¡lo que Dios, en su gran
misericordia, hace por nosotros(as)! Los pequeños oían esta nueva noticia y se alegraban. Los
sabios y doctores no conseguían entender tal clase de enseñanza. Hoy, como en aquel tiempo,
Jesús está enseñando muchas cosas a los pobres y a los pequeños. Los sabios e inteligentes
harán bien en convertirse en discípulos(as) de estos pequeños.
5. El beneplácito del Padre: No es que la ignorancia sea una virtud o que ser sabio sea un
demérito. El inteligente no es necesariamente un orgulloso, ni el ignorante es siempre humilde.
La preferencia no viene -en primer lugar- de condiciones morales o religiosas, sino de una
situación humana en la que Dios se revela trastornando valores y criterios. El despreciado de
este mundo es el preferido del Dios que nos revela Jesucristo (vs. 27). Una buena lección para
todo aquel que pretenda apoderarse indebidamente de la palabra del Señor. Esta nos debe
llevar al servicio y no a la ebriedad del poder. La preferencia se arraiga en el beneplácito de
Dios, en su amor gratuito (vs. 26). Este es el motivo del agradecimiento de Jesús. La oración del
Señor ("yo te bendigo, Padre", vs. 25) nos invita a hacer lo mismo. El amor libre y gratuito de
Dios está al comienzo de todo. Desde allí es posible comprender sus exigencias de compromiso
y solidaridad con los demás. Ese "yugo es suave" (vs. 30), porque tiene en la raíz el amor
6. "yo los aliviaré": Jesús es la nueva fuente de vida capaz de fortalecer al pueblo cansado,
capaz de oponerse a la enseñanza e interpretación de la ley que hacen los entendidos, que
están utilizando la Palabra como un instrumento de dominación. Jesús invita a todas las
personas a acercarse a Él. Su enseñanza es descanso (Jr 6,16) del pasado opresor (11,28). Su
mensaje, aunque exigente, es un yugo suave, no como la ley que enseñan los letrados, que
mantenía a la gente en la opresión de lo puro e impuro. Jesús invita a romper con la enseñanza
legalista que oprimía y a asumir su enseñanza. Él es el Hijo, la Sabiduría que conoce y revela al
Padre. Es lo contrario a una moral sofocante, sin alegría. Jesús propone el servicio exigente y
alegre de las bienaventuranzas. El yugo que Jesús propone no es símbolo de tiranía ni de
servidumbre, sino de docilidad y obediencia a la voluntad de Dios. Ésa es la única condición
para entrar en el Reino de los Cielos, y se concreta en la búsqueda de la justicia y en la práctica
del amor (9,13; 12,7; 22,34-40).
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JAN
14
Guión Nº 20
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra. Guía
nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo abriendo los brazos a los
demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos
ser testigos para construir un mundo nuevo de Vida para toda la humanidad. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Desde la cárcel Juan envía unos mensajeros para que interroguen a Jesús:
"¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?" La pregunta recoge no sólo la
inquietud de Juan, sino también las inquietudes e interrogantes de todos los que en Israel
esperaron y siguen esperando al Mesías. El texto es, con mucha probabilidad, el reflejo de los
primeros debates entre los cristianos y los discípulos de Juan Bautista, centrado sobre la
naturaleza de la misión de Jesús. Esa pregunta puede ser también la nuestra. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 11,2-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Dónde se encuentra Juan? ¿Qué noticias recibió de Jesús? ¿Qué manda a preguntarle?
5) ¿Qué comparación hace Jesús entre Juan y la persona más pequeña en el Reino de los
Cielos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) El Jesús que seguimos y el que anunciamos: ¿Es el verdadero Jesús del Evangelio, el Jesús-
imagen del Padre, o hemos más bien concebido a Jesús como juez?
b) Pensando en la figura de Juan como hombre y como profeta: ¿Qué puntos comunes y qué
puntos diversos tenemos con él? ¿Cómo preparamos hoy el camino del Señor?
c) Jesús comunicó la Buena Noticia del Reino a través de palabras y gestos liberadores:
¿Cuáles son los signos del reino que demuestran nuestras obras hoy?
d) A pesar de las dificultades e injusticias que enfrentamos cada día: ¿Somos capaces de
sembrar esperanza y luchar con entusiasmo por un mundo mejor? ¿Qué nos falta?
e) Muchas personas viven sin esperanza o en tristeza: ¿Qué testimonio tenemos de la venida
de Cristo en nuestras vidas que pudiera llenarlas de fortaleza y de alegría?
f) En un mundo de excluidos donde tanta gente sufre: ¿Dónde nacería Jesús hoy?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre bueno, te damos gracias por la Palabra de Vida que nos has comunicado
hoy. Te pedimos que acrecientes nuestra esperanza, para que nunca desistamos del esfuerzo
por crear un mundo en el que el amor y la justicia sean posibles. Padre Nuestro, que estás en
el cielo… AMÉN.
2. "¿Eres tú… o tenemos que esperar a otro?" La pregunta recoge no sólo la inquietud de Juan,
sino también las inquietudes e interrogantes de todos los que en Israel esperaron y siguen
esperando al Mesías. A lo largo del tiempo se había tejido todo tipo de descripciones y
características ideales sobre el Mesías, no sólo en cuanto al evento mismo de su llegada, sino
en cuanto a su misma misión. Esto dio para que muchos se atribuyeran el título de mesías,
propiciando desconcierto entre la gente. Muy seguramente en la mentalidad de Juan el Mesías
debía ser ante el protagonista del "día de YHWH", del "día de la ira de Dios". La imagen de "el
hacha en los árboles" que utiliza Juan, refleja esa expectativa o esa imagen "justiciera" que se
tenía del Mesías, lo cual marca completamente la predicación de Juan. Con todo, la presencia
de Jesús y el estilo de llevar adelante su misión, desconciertan a Juan y sus seguidores: ¿Dónde
están esos signos de Jesús que hacen sentir el "día terrible de YHWH"? ¿No tenía que estar
cortando de raíz el mal y los malhechores? Consideremos también en la pregunta de Juan, la
situación de sus discípulos y de los discípulos de Jesús confrontados en la primera época
cristiana.
La respuesta de Jesús da a entender hasta qué punto él ha asimilado y en qué medida asume el
compromiso mesiánico. Si nos fijamos bien, antes del relato que escuchamos hoy, están todos
los presupuestos sobre las cuales Jesús fundamenta su misión. En el Cap. 4 nos encontramos
con las alternativas más tentadoras que podían haber "facilitado" su misión, es lo que
llamamos "las tentaciones de Jesús". Una vez hecho su discernimiento y haberse decidido por
el camino que escogió, Jesús prefiere no estar solo; por eso se rodea de unos cuantos para que
estén con él, para ir formándolos, para transmitirles poco a poco el espíritu de esta su misión.
Pero lo que en el engranaje narrativo de Mateo representa el punto de arranque definitivo de
la misión de Jesús es justamente el anuncio de su programa de vida como Mesías: es el
discurso de la montaña; en él recoge Jesús lo específico de su tarea como enviado y a ese
proyecto dedica su vida, cierto que de un modo diverso a la manera como Juan lo estaba
anunciado y como el resto de la gente lo esperaba. Era lógico que Juan se inquietara.
3. Jesús es el Cristo: Las cosas que Juan Bautista ha escuchado decir de Jesús han creado en él
cierta perplejidad, pero también han hecho nacer una esperanza. Le envía a dos de sus
discípulos para indagar si Jesús es el Mesías (el Cristo) o si es necesario esperar a otro. La
respuesta de Jesús se mueve al nivel de lo concreto y testimonial, los discípulos deben contar
lo que han visto y oído. La pregunta sobre su identidad será respondida por sus obras; ellas
corresponden a las anunciadas por Isaías 61,1-2 y 35,5-6, texto muy presente en los evangelios
a propósito de la misión de Jesús. Todas ellas consisten en dar vida. Las obras en favor de los
pobres y necesitados identifican a Jesús como el Mesías. El Hijo del hombre que no tiene
donde reposar su cabeza vive en esas obras que expresan la irrupción del Reino de Dios en el
tiempo presente. Reino destinado preferentemente a los pobres y a través de ellos a toda
persona humana. Las curaciones de que habla nuestro texto de Mateo son anticipo y prenda
de ese Reino.
5. "Vayan y díganle a Juan lo que están viendo y oyendo". La respuesta de Jesús no se refiere a
su persona, sino a lo que El hace: la gente comienza a ver, a andar, a quedar limpio de su
marginación, a escuchar y, lo más importante, los pobres reciben la noticia de su liberación.
Todo lo que los profetas anunciaban para el tiempo del Mesías. ¿Es necesario decir más? Si no
entendemos eso, tenemos que releer la Biblia desde el comienzo hasta el fin, para comprender
que el proyecto de Dios es libertad y vida para todos, comenzando por aquellos que no las
tienen...
6. A pesar de la grandeza de Juan, el menor de los discípulos de Jesús es mayor que él, porque
Juan pertenecía al tiempo de la espera, mientras Jesús pertenece al tiempo de la realización.
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JAN
12
Guión Nº 19
Mateo 10,37-42
1. Oración Inicial: Padre Bueno, tu Palabra habita en el mundo por medio de la venida de tu
Hijo Jesús. Él la ha anunciado con sus enseñanzas, pero sobre todo con sus obras y el don de su
vida. Nos prometió la ayuda del Espíritu para que pudiésemos recordar todo lo que había
dicho y comprender más profundamente el significado y la verdad de su Palabra. Envíanos hoy
este Espíritu Santo para poder leer y comprender la Palabra de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
a. Introducción: En el texto de hoy meditamos la parte final del Discurso sobre la Misión (10,1-
42). Este discurso contiene frases y consejos de Jesús que enseñan a desarrollar la misión del
anuncio de la Buena Noticia de Dios. Jesús no engaña y señala con claridad las dificultades que
comporta la misión. Valen para todos los bautizados, que por el hecho de serlo son también
enviados a evangelizar, a ser discípulos misioneros(as). Durante la lectura conviene prestar
atención a lo que sigue: "¿Cuál es la exigencia fundamental de Jesús para los que van a la
misión?" Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 10,37-42: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Cuáles son las condiciones que pone Jesús para ser su discípulo?
5) ¿Cuál es la recompensa que espera a quienes acojan a los mensajeros del evangelio?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús dice: "Quien ama a su padre y a su madre más que a mí no es digno de mí". ¿Cómo
entendemos esta afirmación?
b) ¿Somos capaces de asumir las condiciones que pone Jesús para ser su discípulo(a)? ¿Qué
nos falta?
c) ¿Qué dice el texto sobre la misión que debemos desarrollar como discípulos de Jesús?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Hermano Jesús, sabemos que los valores del Reino no son aceptados por toda
la gente. Ayúdanos a ser solidarios(as), a trabajar por la justicia, a buscar la paz, a construir
fraternidad y así alimentar con nuestras palabras, gestos y actitudes, el fuego de tu misión.
Enséñanos a superar la división de nuestro propio corazón, que a veces toma otro camino y se
aleja de ti. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. El amor a Jesús debe superar al amor a los padres y a los hijos (10,37): "El que ama a su
padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí". Con estas sorprendentes palabras Jesús
pone de manifiesto que el discipulado implica una singular relación de predilección y opción
por él. El vínculo familiar, al padre o a la madre, al hijo o a la hija, que Jesús reconoce como
natural y elevado, no es comparable con el amor y la opción libre por Jesús, base del
seguimiento como discípulos suyos. La dura oposición que se establece, muy al estilo semítico,
nos puede hacer soslayar lo que hay en común: el amor. Amor a los suyos, pero amor también
-y de modo exigente- al Señor. Seguir sus pasos y sus enseñanzas supone amarlo, implica por
consiguiente un acto de libertad: el amor no tiene lugar sino en ese terreno. El discípulo no
recibe del maestro principalmente una doctrina, sino una misión, un sentido que dar a su vida.
Por esa razón se antepone a otros vínculos que no son negados, sino supeditados, o, mejor
dicho, configurados de manera nueva por la adhesión a Jesucristo y a su misión.
4. La cruz forma parte del seguimiento de Jesús (10,38): Jesús dice: "Quien no toma su cruz…"
En aquel tiempo, la cruz era la pena de muerte que el Imperio romano infligía a los bandidos y
a los maleantes. Tomar la cruz y llevarla en pos de Jesús era lo mismo que aceptar ser
marginados del sistema injusto del Imperio. La cruz de Jesús es la consecuencia del
compromiso libremente asumido de revelar la Buena Noticia que Dios es Padre y que por tanto
todas las personas deben ser aceptadas y tratadas como hermanos y hermanas. Por causa de
este anuncio revolucionario, Jesús fue perseguido y no temió dar su vida. No hay prueba de
amor más grande que dar la vida por el propio hermano.
5. Saber perder la vida para poder poseerla (10,39): Este modo de hablar era muy común entre
los primeros cristianos, porque expresaba lo que ellos estaban viviendo. Por ejemplo, Pablo
para poder ser fiel a Jesús y ganarse la vida, debió perder todo lo que tenía, una carrera, la
estima de la gente, sufrió persecuciones. Lo mismo sucedió a muchos cristianos. Los cristianos,
por ser tales, eran perseguidos. Pablo dice: "Estoy crucificado con Cristo". "Quiero
experimentar su cruz y su muerte, para poder también experimentar su resurrección". "Estoy
crucificado para el mundo y el mundo para mí". Es la paradoja del Evangelio: Lo último es lo
primero, quien pierde vence, quien todo lo da todo conserva, quien muere vive. Gana la vida
quien tiene el coraje de perderla. Es una lógica diversa de la lógica del sistema neoliberal que
hoy gobierna al mundo.
6. Jesús se identifica con el misionero(a) y con el discípulo(a) (10,41-42): Para el misionero y
para el discípulo es muy importante saber que no quedará solo. Si es fiel a su misión tendrá la
certeza de que Jesús se identifica con él y a través de Jesús el Padre se revela a aquéllos a
quienes el misionero y el discípulo anuncian la Buena Noticia. Y así como Jesús reflejaba en Él
el rostro del Padre, así el discípulo debe o debería ser espejo donde la gente pueda ver algo del
amor de Jesús.
7. El mínimo gesto a favor de los pequeños revela la presencia del Padre (10,42): Para cambiar
el mundo y la convivencia humana no bastan las decisiones políticas de los grandes, ni siquiera
las instrucciones de los Concilios y de los obispos. Es necesario un cambio en la vida de las
personas, en las relaciones interpersonales y comunitarias, de otra forma no cambiará nada.
Por esto Jesús da importancia a los pequeños gestos en el compartir: ¡un vaso de agua dada a
un pobre!
8. Los enemigos, movidos por el odio a la persona de Cristo, perseguirán a los misioneros por
causa de su fe y su testimonio cristiano. Es necesario mantenerse firme hasta el martirio, si las
circunstancias lo requieren (5,10). Esta fidelidad será la garantía de salvación. Esto es señal de
que había deserciones en las comunidades de Mateo, y por eso se insistía en la lealtad a Jesús
y a su proyecto: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí" (10,37).
Es decir, no es digno de la opción que ha hecho. En ese clima de persecución, muchas familias
se dividieron. Unos optaron por las sinagogas del judaísmo formativo; otros, por las
comunidades cristianas. ¡No podemos imaginar lo que significó todo esto!
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JAN
11
Guión Nº 18
Mateo 10,26-33
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella, leerla y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor
necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 10,26-33: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué dice Jesús a los que pueden sentirse intimidados por las persecuciones o
adversidades? ¿Cuántas veces lo dice en el texto?
3) ¿Qué relación hace Jesús entre los pájaros y los seres humanos para explicar por qué no
tener miedo? ¿A quién sí hay que temer?
4) ¿Qué promete Jesús a quienes lo reconocen y anuncian abiertamente ante la gente? ¿Qué
promete Jesús a quienes no lo hacen?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) ¿Qué dificultades sobrevienen cuando una comunidad se toma en serio el anuncio del
Evangelio y se juega por la Causa de Jesús? ¿Hemos sufrido en nuestra vida alguna forma de
persecución por causa de Jesús?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, te pedimos que camines siempre a nuestro lado para que nunca
cedamos ante las dificultades y reveses de la vida. Haz que sintamos siempre tu fuerza
animándonos y sigamos trabajando con ilusión y alegría, cada día, para construir tu Reino.
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Clave de lectura: ¡No teman! Es la palabra clave, que repetida tres veces, confiere unidad al
pasaje. La fe exige como disposición de fondo el no temer. La misión del evangelio debe
enfrentarnos con los que quieren callar la verdad, y es que la proclamación profética y con
coraje del evangelio, da la medida de la libertad y de la confianza en Dios.
4. No tener miedo: El capítulo diez de Mateo nos ofrece el Sermón de la Misión dedicado a
los(as) discípulos(as) de Jesús. El Señor los envía en misión y les da las pautas para que
cumplan su tarea: carácter absoluto del Reino, pobreza, firmeza para proclamarlo. En ese
contexto se inscribe nuestro pasaje. Anunciar el Evangelio no es un cometido fácil, hacerlo
expone a sus portadores á la persecución y a la sospecha. La experiencia de la Iglesia en
América Latina lo prueba dolorosamente. El Señor nos lo había advertido. "No les tengan
miedo -dice Jesús- pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto" (10,26). Las
cosas hay que decirlas a plena luz del día. "No teman", repite nuestro texto, anunciar el
Evangelio supone convicción y audacia. El mensaje evangélico desentraña todo lo que en la
historia hay de rechazo a la voluntad de amor de Dios, de maltrato disfrazado a los demás, en
particular a los más pobres e indefensos, de mentira en las justificaciones religiosas que
algunos pretenden dar a la defensa de mezquinos intereses y privilegios. Por eso el discípulo(a)
debe ser franco y claro también. La luz del mensaje evangélico no permite refugiarse en
rincones obscuros donde ocultar nuestros temores e infidelidades.
5. Confianza y valor en la persecución (10, 26-33). La expresión no teman, que se repite tres
veces, se usa frecuentemente en el Antiguo Testamento para asegurar la ayuda divina (véase
por ejemplo: Is 41,10; 41,13; 43,1; 43,5; 44,2; Jr 1,8; 30,10). Ahora esta palabra de consuelo se
dirige a los discípulos(as) para que superen el miedo y la angustia que trae consigo la
persecución. Va acompañada de tres motivaciones: En primer lugar (10,26-27), el miedo no
debe impedir la proclamación abierta del mensaje que Jesús les ha encargado anunciar, pues
este mensaje acabará siendo públicamente conocido. Jesús ha venido para manifestar las cosas
que estaban ocultas (13,35), y lo mismo deben hacer sus discípulos(as). La segunda motivación
(10,28) sitúa a los discípulos(as) en el horizonte del juicio. Lo decisivo no es que la gente pueda
quitarles la vida, sino que alguien pueda ocasionarles la ruina definitiva de la vida (el alma) y
del cuerpo. No está claro si esta alusión se refiere al Maligno o si se refiere al mismo Dios,
revestido de su condición de juez, aunque en la visión de Mateo esta segunda posibilidad es
mucho más probable (véase Mt 25,31-46). La tercera motivación (10,29-31) se fundamenta en
la confianza inquebrantable que los discípulos han de tener en Dios, a quien reconocen e
invocan como Padre. La solicitud de este Padre llega hasta extremos insospechados. Para
ilustrarla, Jesús recurre a una comparación muy elocuente: si el Padre cuida hasta de los
pájaros más pequeños e insignificantes y tiene contados hasta los cabellos de los discípulos(as)
por los que ni ellos mismos se preocupan, ¿cómo no va a ocuparse de su pueblo querido, que
anuncia la buena noticia? La certeza de ser hijos(as) de Dios es, pues, lo que en última
instancia, fundamenta la misión, y hace que esta no se detenga ante las dificultades. Las
últimas palabras (10,32-33) retoman el tema del juicio (10,28) y establecen una ecuación fácil
de entender: aquello que suceda en el momento de la persecución se repetirá en el momento
del juicio; los discípulos(as) que hayan sabido dar testimonio de Jesús ante la gente escucharán
el testimonio de Jesús en favor suyo ante Dios, pero aquellos(as) que hayan sucumbido al
miedo y le hayan negado se encontrarán con que también Jesús los negará delante de su
Padre.
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JAN
10
Guión Nº 17
Mateo 10,16-25
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia del
mismo modo como Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Tu palabra nos
oriente a fin de que también nosotros(as), como los discípulos, podamos experimentar la
fuerza de tu resurrección y testimoniar a la gente que Tú estás vivo en medio de nosotros(as)
como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy comienza la segunda parte del discurso de misión, centrada en
las dificultades que entraña esta tarea y las persecuciones que acarrea. Estas palabras ponen
de manifiesto el destino dramático de los misioneros del evangelio, ofreciéndoles al mismo
tiempo, motivos de consuelo y ánimo. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de
Dios.
b. Leer el texto: Mateo 10,16-25: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué dice Jesús sobre las dificultades que encontrarán como misioneros(as)?
4) ¿Por qué no tienen que preocuparse de lo que van a decir, ni cómo han de hablar?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Nos hemos sentido alguna vez cuestionados o amenazados por seguir el ejemplo de
Jesús?
e) ¿Cómo se pueden entender las palabras sobre las disputas entre padres e hijos? ¿Pasa hoy
lo mismo? ¿De qué manera?
f) Ser perseguidos da crédito de que somos auténticos discípulos del maestro, Jesús. ¿De qué
nos cuestiona? ¿Cuál es hoy la misión de nuestra comunidad?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. Contexto literario: Después de explicar cómo el Reino de Dios se hace presente en las
palabras (Mt 5-7) y acciones (Mt 8-9) de Jesús, Mateo introduce un nuevo discurso de Jesús,
que tiene como tema el envió de los discípulos (Mt 9,36 - 11,1). Consta de dos partes: la
llamada y el envío de los discípulos (10,1-15), y una serie de instrucciones sobre el destino que
les aguarda (10,16-42). El texto que acabamos de leer pertenece a esta segunda parte y
describe la persecución de aquellos que fueron llamados por Jesús y le siguieron (4,18-22;
8,18-22; 9,9). En los oídos de los discípulos resonaban las palabras de Jesús en la montaña:
"Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios..." (5,10).
3. La situación de las comunidades después del año 70: En tiempos de Jesús, los que le seguían
no conocieron graves persecuciones, pero, en la época en la que Mateo escribe el evangelio, la
comunidad misionera es perseguida y necesita ser orientada. El evangelista pretende con este
discurso, puesto en los labios de Jesús, fortalecer la fe de aquellos cristianos. La insistencia en
la cuestión de la persecución a la Iglesia por causa de Jesús es un reflejo de la situación de las
comunidades después del año 70, en relación al Imperio y a los jefes del judaísmo formativo.
Las autoridades religiosas judías tenían el poder de azotar a los "criminales" religiosos en sus
sinagogas (10,17; 23,34). Además, existían los tribunales civiles locales. En primer lugar, Mateo
presenta el proceso que sufrieron los cristianos con los líderes judíos y paganos (10,17-23). El
clima de denuncia e inseguridad llegó hasta las familias (10,21-22.34-36). Los seguidores del
Maestro deben estar atentos y, al mismo tiempo, tener confianza, porque el Padre no
abandona a sus hijos: "Pues no serán ustedes los que hablan, sino que el Espíritu de su Padre
hablará a través de ustedes" (10,20).
4. Persecución por las autoridades (10,17-18): El texto habla de dos tipos de persecución. Una,
de parte de las autoridades religiosas de los judíos. Acusaban a los cristianos en los tribunales
locales y los azotaban en las sinagogas. Otra, de parte de las autoridades civiles. Los cristianos
debían comparecer ante los reyes y los gobernantes. Jesús les hace ver el lado positivo de todo
esto: "Podéis dar testimonio de mí".
5. No preocuparse por la defensa (10,19-20): Jesús ofrece una certeza que ayuda a las personas
acusadas a no preocuparse por su defensa. No deben preocuparse de lo que deben hablar ante
el juez, pues se les dará el Espíritu Santo que hablará por ellas.
7. El discípulo no es más que su maestro (10,23-25): Ante estas dificultades, Jesús da dos
recomendaciones. Primero: no perder tiempo. Si eres perseguido en un lugar, vete para otro. El
tiempo que queda es poco. Ellos creían que el fin del mundo estaba próximo. Segundo: no
tener miedo. Si eres calumniado y tachado de demonio, recuerda que el propio Jesús ya fue
llamado Belzebú (12,24). A Jesús le llamaban diablo porque, por su causa, se daban las
divisiones en las familias. Un motivo de ánimo en medio de la persecución procede de la
experiencia de Jesús. También él tuvo que soportar calumnias (9,34; 12,24) y persecución por
parte de su pueblo, e incomprensión de parte de los suyos. La persecución los acredita como
auténticos discípulos de su maestro.
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JAN
8
16. Mateo 9,35 - 10,8
Guión Nº 16
1. Oración Inicial: Padre Bueno, tu Palabra habita en el mundo por medio de la venida de tu
Hijo Jesús. Él la ha anunciado con sus enseñanzas, pero sobre todo con sus obras y el don de su
vida. Nos prometió la ayuda del Espíritu para que pudiésemos recordar todo lo que había
dicho y comprender más profundamente el significado y la verdad de su Palabra. Envíanos hoy
este Espíritu Santo para poder leer y comprender la Palabra de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 9,35 - 10,8: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) Al ver a la multitud: ¿Cómo reaccionó Jesús y por qué? ¿Qué dijo entonces?
4) Según este texto: ¿A quienes deben dirigirse los misioneros(as)? ¿A quienes no?
6) ¿Qué dice Jesús a las personas que podrían buscar privilegios o ganancias personales?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús mira las multitudes abandonadas y sufridas de su tiempo "… como ovejas sin pastor"
¿Encontramos situaciones similares hoy en día? ¿Cuáles y por qué?
b) Jesús sentía compasión por la gente. Compasión significa sufrir con, sentir en sí mismo(a)
los dolores y los problemas de la gente. ¿Nuestra comunidad es compasiva? Explicar. ¿Qué nos
falta para ser más compasivos?
c) ¿Nos sentimos llamados y enviados por Jesús para anunciar y construir el Reino? ¿Cómo
hemos respondido? ¿Qué nos falta para ser una comunidad misionera? ¿A quiénes debemos
llegar hoy como discípulos misioneros(as)?
d) "Gratis han recibido, denlo gratis": ¿Qué sentido tienen estas palabras y en qué nos
desafían?
e) ¿Hay personas en la sociedad o la Iglesia que viven su condición de "elegidas" para buscar
sus intereses personales, privilegios o ganancias económicas? Comentar.
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, tú nos has llamado y enviado a continuar tu misión. Haz que tu
compasión sea nuestra compasión, tu urgencia misionera nuestra urgencia. Ayúdanos a ser
siempre una comunidad comprometida en la construcción del Reino de Dios. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
2. Una clave de lectura: Jesús, después de haber propuesto su nuevo programa alternativo a la
mentalidad corriente (Mt 5), después de haber anunciado la superación de la ley y de la
observancia con las exigencias más grandes del amor (Mt 6-7), después de haber dado
testimonio con gestos concretos de liberación de aquello que había anunciado (Mt 8-9), llama
a sus discípulos y los envía a las gentes dándoles sus mismos poderes (Mt 10). La comunidad
está llamada a prolongar y alargar su acción liberadora. El nuevo pueblo de Dios es un pueblo
llamado a colaborar con Jesús.
3. El discurso de Jesús sobre la misión (9,35 -10,42). Las comunidades cristianas en el tiempo
de Mateo pasaban por momentos difíciles, con problemas internos, conflictos con los líderes
del judaísmo formativo y persecuciones del Imperio romano. Todo ayudaba al
enflaquecimiento del ardor misionero. Como respuesta a esta situación, tenemos el discurso
de Jesús sobre la misión (9,35-10,42). En la primera parte, encontramos una introducción
(9,35-38) y la misión del nuevo Israel (10,1-15): "Jesús llamó a sus discípulos (...) y los envió". La
segunda parte describe los desafíos de la misión y los conflictos, incluso dentro de las familias
(10,26-33). Jesús da orientaciones para la tarea e insiste en que no tengan miedo. En la
persecución y ante los tribunales, "el Espíritu de su Padre hablará a través de ustedes" (10,20).
La seguridad que Jesús ofrece está en el hecho de que las comunidades de los pobres están
formadas por hijas e hijos muy amados por el Padre del cielo, que cuida maternalmente de
cada uno de sus miembros: "Hasta los cabellos de su cabeza están contados" (10,34). Después,
Jesús señala las exigencias de la misión (10,34-39) y valora al misionero y a la misionera. Con
otras palabras, el que acoge a sus mensajeros y su mensaje le acoge a Él (10,40-42). Mateo
ofrece así una especie de manual del misionero cristiano, que hace alusión a experiencias
vividas, y que trata de iluminarlas desde la palabra de Jesús. De este modo, el envío de los
primeros mensajeros del evangelio adquiere un alcance más universal y puede orientar la tarea
misionera de la Iglesia en todos los tiempos.
6. ¡La misión de la comunidad es grande y el tiempo apremia! ¡Se necesita mucha gente! Jesús
ya había llamado a cuatro (4,18-22). Ahora amplía el grupo a doce (10,1-4). El nuevo pueblo de
Dios es la comunidad de los pobres que asume el proyecto de Jesús para construir el Reino de
justicia en la fraternidad y en el amor. En ese pueblo hay lugar para todos(as): recaudador de
impuestos, pescadores, etc. (10,4). Jesús transmite algunas instrucciones sobre la misión
(10,5b-15). El contenido es el mismo de Jesús: anunciar el Reino y dar vida. Reproducir los
signos mesiánicos de Jesús en la gratuidad (10,8): eso significa ir a la raíz del mal, como Él lo
hizo. Hay que atraer a la gente por la práctica de la justicia que propone el sembrador del
Reino. La tarea es grande, como una gran cosecha que, si no se recoge a tiempo, podría quedar
totalmente perdida. ¿Cómo hacerlo? Solo no se alcanza. Se requiere mucha gente en el
trabajo. ¿Quién podría ayudar? ¿Estamos dispuestos a comprometernos?
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JAN
Guión Nº 15
Mateo 9,9-13
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra. Guía
nuestros pasos y orienta nuestro caminar para que sigamos tu ejemplo anunciando un Dios
que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser testigos para construir un
mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber Vida para tu pueblo.
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 9,9-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿A quienes acoge Jesús en la casa para comer con ellos? ¿Cómo reaccionan los fariseos?
¿Qué dice Jesús?
4) ¿Qué texto cita Jesús del Antiguo Testamento? ¿Qué es lo que pretende Jesús con esto?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
f) Nuestra vida religiosa: ¿En qué se centra más, en los "sacrificios" (culto, ritos, oficios
religiosos) o "misericordia" (compasión, amor, justicia, construcción del Reino en este mundo)?
h) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Oh Dios, rico en misericordia, que te has dignado sentarte a la mesa con los
pobres pecadores. Danos, tu Espíritu para que abra nuestro corazón a la gracia de tu perdón y
nos convenza de tu amor misericordioso. Danos la experiencia de ser salvados por gracia para
no considerarnos nunca justos y mejores que los demás, sino que aprendamos a ser
misericordiosos con todos como Tú eres misericordioso. Señor de la Vida, queremos escuchar
tu llamado, danos humildad para ponernos en camino. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. Contexto: El Sermón del Monte ocupó los capítulos 5-7. De nuevo, Mateo sigue, en la parte
narrativa de los capítulos 8-9, las informaciones de Marcos. Dentro del conjunto del evangelio
de Mateo, esta parte narrativa tiene como finalidad mostrar a Jesús practicando lo que
acababa de enseñar. En el Sermón del Monte habló de la acogida. Ahora, Él mismo la práctica:
acoge a los leprosos (8,1-4), extranjeros (8,5-13), mujeres (8,14-15), enfermos (8,16-17),
endemoniados (8,28-34), paralíticos (9,1-8), publícanos (9,9-13), personas impuras (9,20-22),
etc. Rompe con aquello que excluía y dividía a las personas: el miedo y la falta de fe (8,23-27),
las leyes de la pureza (9,14-17) y no tiene pelos en la lengua cuando habla de las exigencias:
quien quiera seguirlo tiene que dejar mucho en la vida (8,18-22). En la práctica de Jesús
aparece en qué consiste el Reino y el cumplimiento perfecto de la ley.
3. El relato de la vocación de Mateo (9,9) tiene semejanzas con el de la llamada de los primeros
discípulos, cuatro pescadores, todos judíos (véase Mt 4,18-22). En este nuevo relato hay, sin
embargo, dos detalles significativos. En primer lugar, el hecho de que Jesús llame a un
recaudador de impuestos para formar parte del grupo de sus discípulos es algo extraño,
porque los recaudadores de impuestos para Roma eran considerados por los judíos como
ladrones y colaboracionistas, y como tales estaban excluidos de la vida social y religiosa. En
segundo lugar, el evangelista da al nuevo discípulo el nombre de Mateo (en Marcos: Leví, el
hijo de Alfeo; en Lucas: Leví), hecho que dio pie en la tradición para atribuir el primer evangelio
a este discípulo de Jesús. Mateo significa don de Dios o dado por Dios. Los cristianos, en vez de
excluir al publicano como impuro, lo deben considerar como un don de Dios, pues él les
permite que sea un signo de salvación para todas las personas. Como hicieron los cuatro
primeros, también el publicano Mateo deja todo lo que tiene. Seguir a Jesús exige ruptura.
Mateo dejó la oficina de impuestos, su fuente de ingresos, y se fue con Jesús.
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JAN
Guión Nº 14
Mateo 8,23-27
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre
nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que
opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos a escuchar con corazón abierto la Palabra
que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir frutos del Reino con
nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Después del largo discurso de Jesús (Mt. 5 -7), podemos apreciar cómo la
fuerza del Reino se revela a través de los signos o señales que hace. El dolor y el mal ya no
tendrán la última palabra; el evangelista nos presenta sus milagros como señal de que el Reino
de Dios está llegando. El pasaje que vamos a leer describe una travesía. Los discípulos cruzan el
lago desde una orilla a la otra; es una travesía difícil, que no puede hacerse sin Jesús. Él les dará
el aliento que necesitan cuando llegue la tempestad. Abramos nuestros corazones a escuchar
la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 8,23-27: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Cómo reaccionaron los discípulos? ¿Cómo los encaró Jesús? ¿Qué hizo después?
4) ¿Cuál fue la reacción de los discípulos después que Jesús calmó el viento y el mar?
5) ¿Cómo actúan los discípulos ante el miedo que les provoca la tempestad? ¿Qué les dice
Jesús? ¿Qué gesto hace? ¿Cómo reaccionan ellos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué habrá querido simbolizar el evangelista con la tempestad y con la barca amenazada
por las olas? ¿Qué quiso decir Mateo a su comunidad en este pasaje?
c) ¿De qué tenemos miedo hoy los cristianos(as)? ¿Qué hacemos cuando nos asaltan los
miedos? ¿Hasta qué punto sabemos que no estamos solo en la travesía de la vida?
d) Alguna vez: ¿Las aguas agitadas de la vida han amenazado con ahogarte? ¿Qué te salvó?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza
para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros podamos no sólo escuchar,
sino también poner en práctica la Palabra. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto literario: Después de escuchar el largo discurso de Jesús (Mt. 5 -7), se presenta en
la sección de Mt 8,1 - 9,35, cómo la fuerza del Reino se revela a través de los signos o señales
que hace. Hay nueve milagros que presentan estos capítulos: 1) 8,1-4: Jesús libera de la
enfermedad a un hombre que vivía apartado de la comunidad de Israel, aislado de todos por el
hecho de tener lepra; 2) 8,5-13: un centurión pagano, movido por su fe, se acerca a Jesús para
pedirle la sanación de un criado. Con esta curación Jesús extiende su salvación a todos los
pueblos; 3) 8,14-15: la suegra de Pedro, una vez curada de su enfermedad, adopta la actitud
que deben tener los discípulos, el servicio; 4) 8,23-27: la tempestad pone en peligro la vida de
los discípulos; la fe de los seguidores de Jesús se tambaleará, pero el Maestro está en medio de
ellos para librarlos; 5) 8,28-34: Mateo presenta el relato de la curación de dos endemoniados,
que subraya el poder de la palabra de Jesús y su victoria sobre las fuerzas del mal. El Maestro
hace el milagro en tierra de paganos para indicarnos que la salvación llega a todos los pueblos;
6) 9, 1-7: el conflicto con los fariseos es más importante que la curación del paralítico. El tema
de discusión se centra en saber si Jesús tiene poder para perdonar los pecados. Ellos piensan
que sólo Dios puede hacerlo, pero los signos de Jesús han puesto en evidencia su victoria sobre
el mal; 7) 9,18-25: Jesús sigue manifestando la llegada del Reino; todos tienen cabida en él: una
mujer considerada legalmente impura y un representante legal del judaísmo oficial; 8) 9,27-31:
la fe es de nuevo el núcleo del diálogo que mantiene Jesús con los dos ciegos. Esta confianza
que tienen en el Maestro les devolverá la vista; 9) 9,32-34: Jesús cura a un mudo poseído por
un demonio. Ante este gesto de liberación, unos se admiran acercándose a la fe, mientras que
los fariseos se cierran a la dinámica de salvación.
3. La tempestad: Los discípulos representan a los cristianos del tiempo de Mateo (véase 4,18-
22) que, después de haberse hecho discípulos de Jesús, experimentan la adversidad y están a
punto de perecer. Seguir a Jesús supone afrontar una existencia insegura y llena de
adversidades, en la que muchas veces los discípulos, hombres de poca fe (6,30; 14,31; 16,8),
pierden la confianza. Jesús se lo reprocha y después, con una actitud propia del resucitado (se
levantó se dice en griego con la misma palabra que resucitó), les muestra su poder sobre los
elementos de la naturaleza para hacerles comprender que él sigue en medio de ellos para
salvarlos y alentarlos en su misión (28,20).
4. La reacción de Jesús: "¿Por qué tienen miedo?" (8,26): Jesús se despierta, no por las olas,
sino por el grito desesperado de los discípulos. Se dirige a ellos y dice: "¿Por qué tienen miedo?
¡Hombres de poca fe!" Luego, él se levanta, amenaza los vientos y el mar, y todo queda en
calma. La impresión que se tiene es que no era necesario aplacar el mar, pues no había ningún
peligro. Es como cuando uno llega a casa de un amigo, y el perro, al lado del dueño de la casa,
empieza a ladrar al visitante. Pero no es necesario tener miedo, porque el dueño está presente
y controla la situación. El episodio de la tormenta calmada evoca el éxodo, cuando la multitud,
sin miedo, atravesó las aguas del mar (Ex 14,22). Jesús rehace el éxodo. Por fin, el episodio de
la tormenta calmada evoca la profecía anunciada en el Salmo 107: Los que viajaron en barco
por el mar, para traficar por las aguas inmensas, contemplaron las obras del Señor, sus
maravillas en el océano profundo. Con su palabra desató un vendaval, que encrespaba las olas
del océano: ellos subían hasta el cielo, bajaban al abismo, se sentían desfallecer por el mareo,
se tambaleaban dando tumbos como ebrios, y su pericia no les valía de nada. Pero en la
angustia invocaron al Señor, y él los libró de sus tribulaciones: cambió el huracán en una brisa
suave y se aplacaron las olas del mar; entonces se alegraron de aquella calma, y el Señor los
condujo al puerto deseado. (Sal 107,23-30)
5. ¿Quién es éste hombre? (8,27): ¿Quién es Jesús para nosotros, para mí? Esta debe ser la
pregunta que nos lleva a continuar la lectura del Evangelio, todos los días, con el deseo de
conocer más y más el significado y el alcance de la persona de Jesús para nuestra vida. De esta
pregunta nace la Cristología. No nació de altas consideraciones teológicas, sino del deseo que
los primeros cristianos tenían de encontrar siempre nuevos nombres y títulos para expresar lo
que Jesús significaba para ellos. Son decenas y decenas los nombres, los títulos y los atributos,
desde carpintero hasta hijo de Dios, que Jesús recibe: Mesías, Cristo, Señor, Hijo amado, Santo
de Dios, Nazareno, Hijo del Hombre, Esposo, Hijo de Dios, Hijo del Dios altísimo, Hijo de María,
carpintero, Profeta, Maestro, Hijo de David, Hijo, Pastor, Pan de vida, Luz del mundo, Camino,
Verdad, Vida, Rey de los judíos, Rey de Israel, etc., etc. Cada nombre, cada imagen es un
intento para expresar lo que Jesús significaba para ellos. Pero un nombre, por muy bonito que
sea, nunca llega a revelar el misterio de una persona, mucho menos de la persona de Jesús.
Jesús no cabe en ninguno de estos nombres, en ningún esquema, en ningún título. El es mayor
que todo, supera todo. No puede ser enmarcado. El amor capta, la cabeza ¡no! Es a partir de la
experiencia viva del amor, que los nombres, los títulos y las imágenes reciben su pleno sentido.
Al final, ¿Quién es Jesús para mí, para nosotros?
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JAN
4
13. Mateo 7,21-27
Guión Nº 13
Mateo 7,21-27
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra. Guía
nuestros pasos y orienta nuestro caminar para que sigamos tu ejemplo anunciando un Dios
que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser testigos para construir un
mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber Vida para tu pueblo.
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy presenta la sección final del largo sermón de la montaña. Jesús
nos previene ante una tan frecuente como peligrosa desviación: usar el nombre de Jesús, pero
no traducirlo en la vida y en compromiso su relación con Él. Hay personas que les gusta
escuchar y reflexionar la Palabra, pero no la ponen en práctica. Las dos parábolas finales del
Sermón del Monte, la de la casa construida sobre la roca (7,24-25) y la de la casa construida
sobre la arena (7,26-27), ilustran esta situación. Abramos nuestros corazones a escuchar la
Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 7,21-27: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) Según el texto, había personas que hacían milagros en nombre de Jesús. Él dice: "No
conozco a esa gente". ¿Cómo se puede entender esta frase?
4) ¿Qué característica tiene la persona sabia que edificó su casa sobre roca?
5) ¿Qué característica tiene la persona tonta que edificó su casa sobre arena?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Somos de los que dicen y no hacen? ¿De los que rezan pero no se comprometen a
construir un mundo mejor? ¿De los que se preocupan por la fe pero no por la justicia? ¿De
qué manera el texto de hoy nos interpela?
d) ¿Qué debemos mejorar en nuestra comunidad para que sea una casa segura y acogedora
para toda la gente?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, Tú que nos amas hasta el extremo, ayúdanos a poner en
práctica tu Palabra de Vida. Enséñanos a amar a los demás con todas nuestras fuerzas, y que
nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se traduzca en obras de justicia, de
amor y de servicio en favor de todas las personas, especialmente de las más pobres. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. El texto de hoy cierra el discurso de Jesús que se abre con las bienaventuranzas (5,1-12):
Jesús "al ver a toda esa muchedumbre... subió al monte; allí se sentó… y les enseñaba" (5,1-2).
Después de haber anunciado e inaugurado los nuevos tiempos de la conversión en vista del
reino de los cielos que se acerca (4,17), Jesús presenta un programa completo, con un nuevo
estilo de vida basado en su persona: El es la "buena nueva del reino" (4,23) en la que se fundan
los tiempos nuevos. Como conclusión del discurso, Mateo desarrolla algunos temas que nos
presentan un bonito ejemplo de catequesis comunitaria. Hay gente que habla continuamente
de Dios, pero no hace su voluntad (7,21). Hay gente que vive con la ilusión de estar trabajando
por el Señor, pero en el día del encuentro definitivo con Él, descubrirá que nunca lo conoció
(7,22-23). Ante estas contradicciones, Mateo denuncia y al mismo tiempo, intenta corregir la
separación entre la fe y la vida, entre el hablar y el hacer, entre el enseñar y el practicar.
4. La exhortación en el texto de hoy trata de reforzar y aclarar el sentido de las dos anteriores.
El camino que lleva a la vida es penoso y difícil; la forma más segura para no desviarse de él es
hacer la voluntad de Dios, expresada en las palabras de Jesús. El que las escucha y las pone en
práctica ha cimentado su casa sobre roca; el que no lo hace, queda a la intemperie, expuesto a
que su edificio se derrumbe. Hay en este pasaje, como en los anteriores, una clara referencia al
día del juicio, que se presenta ante todo como un acto de discernimiento entre los que han
recorrido el camino del discipulado y los que fueron por un camino más fácil; entre los que se
contentaron con invocar al Señor y profetizar en su nombre, y los que se aplicaron a cumplir la
voluntad de Dios; entre los que sólo escucharon, y quienes, además de escuchar, pusieron en
práctica las enseñanzas de Jesús. Mateo invita a su comunidad y a los cristianos de todos los
tiempos, a enraizarse firmemente en las enseñanzas de Jesús y a traducir estas enseñanzas en
acciones concretas.
6. Los dones deben estar al servicio del Reino y de la comunidad (7,22-23): Había personas con
dones extraordinarios como, por ejemplo, el don de la profecía, del exorcismo, de curación,
pero lo usaban para sí, fuera del contexto de la comunidad. En el juicio, escucharán una
sentencia dura de Jesús: "Apártense de mí, malvados". La maldad es lo opuesto a la justicia. Es
hacer con Jesús lo que algunos doctores hacían con la ley: enseñaban, pero no practicaban
(23,3).
7. La parábola de la casa en la roca. Oír y Practicar (7,24-27): Esta es la conclusión final del
Sermón del Monte. Mucha gente buscaba seguridad y poder religioso a través de dones
extraordinarios o de observancias. Pero la verdadera seguridad no viene del poder, no viene de
nada de eso. ¡Viene de Dios! Y Dios se convierte en fuente de seguridad cuando practicamos su
voluntad. Ahí, Él será la roca que nos sostiene a la hora de las dificultades y tempestades.
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JAN
Guión Nº 12
Mateo 6,24-34
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, abre nuestros corazones. Ven, habla, Señor, que tu Palabra
es vida y salvación de quienes la escuchamos, meditamos, oramos y contemplamos. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Comienza una nueva sección en el cuerpo central del sermón del monte, que
llega hasta Mt 7,12. Las tres sentencias con que se abre esta nueva sección tratan de advertir
sobre el peligro que suponen para el discípulo las riquezas. El texto de hoy nos ayuda a revisar
la relación con los bienes materiales y trata dos asuntos de distinto peso: nuestra relación con
el dinero (6,24) y nuestra relación con la Providencia Divina (6,25-34). Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 6,24-34: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Cuál es el dilema de la persona que tiene que servir a dos patrones? ¿Con qué relaciona
Jesús este hecho?
3) ¿Por qué no se debe tener una excesiva preocupación por su vida? ¿Qué ejemplos usa
Jesús para afirmar su enseñanza?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Hermano Jesús, sabemos que los valores del Reino no son aceptados por toda
la gente. Ayúdanos a ser solidarios(as), a trabajar por la justicia, a buscar la paz, a construir
fraternidad y así alimentar con nuestras palabras, gestos y actitudes, el fuego de tu misión.
Enséñanos a superar la división de nuestro propio corazón, que a veces toma otro camino y se
aleja de ti. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Jesús critica la excesiva preocupación con la comida y el vestido (6,25): Esta crítica de Jesús
provoca hasta hoy mucho espanto entre la gente, pues la gran preocupación que tiene un
padre, una madre de familia es la comida y el vestido para los hijos. El motivo de la crítica es
que la vida vale más que la comida y el cuerpo vale más que la ropa. Para aclarar su crítica,
Jesús cuenta dos parábolas: de los pajaritos y de las flores.
3. La parábola de los pajaritos: la vida vale más que la comida (6,26-27): Jesús manda mirar a
los pajaritos. No siembran, no almacenan, y sin embargo tienen siempre algo que comer,
porque el Padre celestial los alimenta: "¿No valen ustedes más que ellos?" Lo que Jesús critica
es cuando la preocupación por la comida ocupa todo el horizonte de la vida de las personas, sin
dejar espacio para experimentar y saborear la gratuidad de la fraternidad y de la pertenencia al
Padre. Por eso, el sistema neoliberal es criminal porque obliga a la gran mayoría de las
personas a vivir 24 horas al día preocupándose por la comida y por la ropa, y produce en otra
pequeña minoría rica el ansia de comprar y consumir hasta el punto de no dejar espacio para
otra cosa. Jesús dice que la vida vale más que los bienes de consumo. El sistema neoliberal
impide la vivencia del Reino.
4. La parábola de los lirios: el cuerpo vale más que el vestido (6,28-30): Jesús manda mirar las
flores, los lirios del campo. ¡Con qué elegancia y belleza Dios los viste! "Si Dios los viste así: ¿No
lo hará mucho más con ustedes, hombres de poca fe?” Jesús insiste en las cosas de la
naturaleza, para que viendo las flores y el campo, la gente recuerde la misión que tenemos:
luchar por el Reino y crear una convivencia que pueda garantizar comida y vestido para todos.
5. No ser como los paganos (6,31-32): Jesús retoma la crítica contra una excesiva preocupación
por la comida, la bebida y el vestido. Y concluye: "¡Son los paganos que se preocupan con todo
esto!" Debe de haber una diferencia en la vida de los que tienen fe en Jesús y de los que no la
tienen. Los que tienen fe en Jesús, comparten con él la experiencia de gratuidad de Dios como
Padre, Abba. Esta experiencia de paternidad tiene que revolucionar la convivencia. Tiene que
engendrar una vida comunitaria que sea fraterna, semilla de una nueva sociedad.
6. Buscar primero el Reino de Dios y su justicia: Mateo rubrica esta perspectiva con un hermoso
pasaje sobre el abandono a la Providencia a partir de la metáfora de las aves del cielo y los
lirios del campo. No es un elogio a la ligereza, es un llamado a la libertad. Confiar en Dios, que
nos ama como una madre (Is. 49,14-15), subrayémoslo, supone depositar nuestra vida en
manos de su amor providente y quedar libres para estar a su servicio y al de los pobres. No se
trata de una evasión de responsabilidades propias, ni tampoco de un menosprecio por las
obras humanas y los medios necesarios para realizarlas. Por el contrario, el texto de Mateo
insiste en la necesidad de mirar alrededor nuestro, saber observar y discernir lo que debe
hacerse. De este modo estableceremos las prioridades que nos ayudarán a vivir sin angustias
paralizantes. No se preocupen, no se afanen indebidamente, insiste el texto. Esa actitud nos
impide ser libres frente a todo lo que no es esencial.
7. El pájaro es pájaro. El lirio es lirio. Y el ser humano debe ser realmente humano, es decir,
hecho a imagen y semejanza de Dios. Cuando él descubre que el Reino de la justicia es lo que
él y Dios desean, entonces aprenderá que puede confiar enteramente en Dios y en su proyecto.
No se preocupará ya por el día de mañana, porque el mañana será mucho mejor si hemos
luchado hoy por la justicia que Dios quiere, y nosotros también.
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JAN
Guión Nº 11
Mateo 6,5-15
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 6,5-15: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) Según Jesús: ¿Cómo hay que orar? ¿Cuál es la actitud que Jesús más recomienda durante la
oración?
4) Cuando Jesús se refiere a Dios: ¿Qué palabra utiliza? ¿Cuántas veces aparece esa palabra en
el padrenuestro?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿Cómo es la oración de nuestra comunidad? ¿Qué tenemos que pedir hoy en la oración?
c) Jesús dijo: "perdona nuestras deudas", pero hoy rezamos "perdona nuestras ofensas".
¿Qué es más fácil, perdonar las ofensas o perdonar las deudas?
d) ¿Qué nos enseña la oración del padrenuestro sobre nuestra manera de rezar?
g) ¿En qué cambiaría nuestra oración si descubriéramos realmente que Dios es nuestro
Padre?
h) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: ¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, como
el ser humano es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus
mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
4. Introducción al Padrenuestro (6,7-8): Jesús critica a las personas para las cuales la oración es
una repetición de fórmulas mágicas, de palabras fuertes, dirigidas a Dios para obligarlo a
atender las peticiones mágicas. Quien reza debe buscar, en primer lugar, el Reino, más que sus
intereses personales. La acogida de la oración por parte de Dios no depende de la repetición de
palabras, sino de su bondad que es amor y misericordia. Quiere nuestro bien y conoce nuestras
necesidades antes de que las expresemos.
5. La introducción (6,9ª): ¡Padre nuestro! Abba, Padre, es el nombre que Jesús usaba
constantemente para dirigirse a Dios. Expresa la intimidad que tenía con el Padre. Manifiesta la
filiación divina de Jesús y la nueva relación con Dios que debe caracterizar la vida de las
comunidades cristianas. Mateo añade al nombre de Padre el adjetivo "nuestro" y la expresión
"que estás en el cielo". La oración verdadera es una relación abierta que nos une con el Padre,
con los hermanos y las hermanas. La intimidad con Dios no puede ser intimista. Forma parte de
una conciencia de pertenecer a la gran familia humana de la que participan las personas de
todas las razas y credos. Rezar al Padre, entrar en intimidad con Él, es también estar en sintonía
con los gritos de todos los hermanos y hermanas por el pan de cada día. En primer lugar es
buscar el reino de Dios. La experiencia de Dios como Padre es el nuevo fundamento de la
fraternidad universal.
6. Tres peticiones por la causa de Dios: el nombre, el Reino, la voluntad (6,9b-10): En la primera
parte del Padrenuestro, pedimos para que se restaure nuestra relación con Dios. Las tres
peticiones muestran que es necesario vivir en la intimidad con el Padre, haciendo que su
nombre sea conocido y amado; que su reino de amor y de comunión sea una realidad; que se
haga su voluntad así en la tierra como en el cielo. En el cielo, el sol y las estrellas obedecen la
ley de Dios y crean el orden del universo (Eclo 16,26-28). La observancia de la ley de Dios "así
en la tierra como en el cielo" podrá ser fuente de armonía y de bienestar para toda la creación.
Pidiendo que la voluntad de Dios se cumpla en la tierra y en el cielo, pedimos que ésta se
cumpla en todo el universo.
7. Cuatro peticiones por la causa de los hermanos: pan, perdón, victoria y libertad (6,11-13): En
la segunda parte del Padrenuestro pedimos que se restaure la relación entre las personas. Las
cuatro peticiones muestran cómo deben transformarse las estructuras de la comunidad y de la
sociedad para que todos los hijos e hijas de Dios vivan con igual dignidad: Pan de cada día: en
el éxodo, el pueblo recibía el maná en el desierto. Jesús invita a realizar un nuevo éxodo, una
nueva convivencia fraterna que garantice el pan para todos. Perdón de las deudas: este perdón
recuerda el año jubilar (Lv 25,1-22; Dt 15,1-2) en el que los acreedores perdonaban las deudas.
Esta ley pretendía garantizar la igualdad de todos y restablecer los derechos de los pobres. No
caer en la tentación: en el éxodo, el pueblo fue tentado y cayó (Dt 9,12; Ex 16,3; 17,3). En el
nuevo éxodo, la tentación se superará por la fuerza que el pueblo recibe de Dios. Liberación del
maligno: el maligno es el tentador. Aleja de Dios y es motivo de escándalo. Entró en Pedro (Mt
16,23) y tentó a Jesús en el desierto. Jesús lo venció (Mt 4,1-11).
8. ¿Dos Padre Nuestros? En Lucas (Lc 11,1-4) y la de Mateo (Mt 6,7-13). La redacción de Lucas
es más breve. Escribe para las comunidades que venían del paganismo. Trata de ayudar a las
personas que están iniciando el camino de la oración. En el evangelio de Mateo, el Padre
Nuestro está en aquella parte del Sermón del Monte, donde Jesús orienta a los discípulos y a
las discípulas en la práctica de las tres obras de piedad: limosna (6,1-4), oración (6,5-15) y
ayuno (6,16-18). El Padre Nuestro forma parte de una catequesis para judíos convertidos. Ellos
estaban ya acostumbrados a rezar, pero tenían ciertos vicios que Mateo trata de corregir.
JAN
Guión Nº 10
Mateo 5,38-48
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, abre nuestros corazones. Ven, habla, Señor, que tu Palabra
es vida y salvación de quienes la escuchamos, meditamos, oramos y contemplamos. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy forma parte de una pequeña unidad literaria que va desde Mt
5,17 hasta 5,48, en la que se describe como pasar de la antigua justicia de los fariseos (5,20) a
la nueva justicia del Reino de Dios (5,48). Describe como subir la Montaña de las
Bienaventuranzas, de donde Jesús anunció la nueva Ley del Amor. Los fariseos se esforzaban
para alcanzar la justicia a través del cumplimiento estricto de la Ley. Pensaban que era por el
esfuerzo que podrían llegar hasta el lugar donde Dios los quería. Jesús toma postura ante esta
práctica y anuncia que la nueva justicia tiene que superar la justicia de los fariseos (5,20).
Estamos llegando a la cima de la montaña. La cima está descrita con la frase: «Sean perfectos
como su Padre celestial es perfecto» (5,48). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra
de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 5,38-48: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
2) ¿Qué conductas alternativas propone Jesús al ojo por ojo y diente por diente?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Han sentido alguna vez una rabia tan grande como para querer aplicar la venganza "ojo
por ojo, diente por diente"? ¿Cómo hacer para superarla?
b) ¿Somos capaces de ofrecer la otra mejilla a quienes nos tratan mal? ¿Somos capaces de
amar a nuestros enemigos y rezar por los que nos persiguen? ¿Qué nos falta?
c) ¿Es realista que Jesús pida que seamos perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que
está en el Cielo? ¿Por qué piensan que nos pide eso?
d) ¿Será que la convivencia comunitaria hoy en la iglesia favorece vivir el amor que Jesús
propone en el evangelio hoy?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Padre bueno, te damos gracias por la Palabra de Vida que nos has comunicado
hoy. Te pedimos que acrecientes nuestra esperanza, para que nunca renunciemos el esfuerzo
por crear un mundo en el que el amor y la justicia sean posibles. Padre Nuestro, que estás en
el cielo… AMÉN.
2. Venganza (5,38-42): Se refiere a la llamada ley del talión. En su origen ésta ley tuvo un
sentido humanitario, pues nació para limitar la venganza indiscriminada, que era corriente
entre los pueblos orientales. Esta ley era interpretada literalmente en tiempos de Jesús por la
mayor parte de los judíos; sin embargo Jesús propone ir hasta el fondo de este mandato divino
y descubrir en él la voluntad divina de romper con la espiral de la violencia que se genera al
responder con la misma moneda. Los tres casos que se citan para explicar con ejemplos
concretos el alcance de la interpretación de Jesús son bien expresivos. El tercero de ellos se
refiere probablemente a un hecho concreto relativamente frecuente en Palestina en aquellos
tiempos: la petición que las patrullas romanas desorientadas hacían a los viandantes para que
los acompañaran y les indicaran el camino. La actitud de no hacer frente a los que les hacen
mal llega hasta el punto de no negar la ayuda ni siquiera a los opresores romanos. Y la razón
profunda de esta actitud es que con la llegada del reino se hace presente el amor de Dios, un
amor comprensivo y sin medida, un amor que rompe las leyes de la correspondencia.
3. Amor a los enemigos (5,43-48): El ejemplo invita abiertamente a los discípulos a amar a los
enemigos. Mateo ha situado como culmen de todas las anteriores esta invitación, porque en
ella se resume todo lo dicho en las demás. La primera parte de la cita se refiere a Lv 19,18, pero
en ninguna parte de la ley de Moisés se dice que uno debe odiar a sus enemigos. Este añadido
es en realidad una interpretación posterior que tampoco debemos entender literalmente, pues
en las lenguas semíticas el verbo odiar puede significar sencillamente no amar. En cualquier
caso es claro que los judíos habían interpretado el precepto del Levítico en sentido restrictivo y
lo aplicaban sólo a los miembros del pueblo elegido. La interpretación de Jesús ofrece un
nuevo horizonte. Esta es una de las enseñanzas más novedosas y revolucionarias del evangelio,
sobre todo por la motivación que se da para explicar el alcance y la raíz del amor cristiano. Es
un amor que no puede quedar reservado al círculo de los más cercanos, a los de mi grupo o a
los que me aman, sino que alcanza incluso a los enemigos. Es un amor sin fronteras y sólo
puede entenderse como expresión del amor de Dios, que es para todos. Los discípulos deben
amar así, porque así es como ama Dios. Este será su signo distintivo. Las palabras finales: “sean
ustedes perfectos como es perfecto el Padre…” (5,48) resumen magníficamente la enseñanza
contenida en las cinco antítesis, y la motivación más radical de la nueva interpretación de la ley
de Moisés propuesta por Jesús como norma de vida para el cristiano: los discípulos deben vivir
con la mirada puesta en Dios, pues están llamados a manifestar en su vida la perfección de
Dios, cuya expresión más acabada es el amor incondicional a todos.
4. ¿Nueva ley? El discurso (Mt 5-7) suele conocerse con el nombre de "sermón de la montaña"
debido al escenario donde fue pronunciado. Esto recuerda aquel otro pasaje del libro del
Éxodo en el cual la ley fue entregada al pueblo en el monte Sinaí. Por eso, muchos han
insinuado que Mateo desea presentar a Jesús como un "nuevo Moisés" que, investido de
autoridad, anula los antiguos mandamientos para establecer un nuevo orden de cosas. Pero
esta visión no es del todo correcta. De hecho, el primer evangelio fue escrito para una
comunidad de cristianos de origen judío que seguían valorando y practicando la ley de Moisés
y las costumbres religiosas propias del judaísmo: la limosna, la oración y el ayuno (6,1-18).
Jesús afirma claramente que él no ha venido a abolir los preceptos de la ley, sino a revelar su
verdadero y pleno significado (5,17). Los mandamientos siguen vigentes, pero no se pueden
comprender con la mentalidad estrecha y mezquina de los escribas y fariseos. Ellos los cumplen
al pie de la letra, pero se olvidan de su espíritu, que es la práctica del amor (5,21-48). Por eso,
su justicia se queda corta para los discípulos de Jesús (5,20), que tratan de ir más allá y de
buscar la voluntad de Dios tal y como el Maestro la ha interpretado y dado a conocer.
6. Se nos pide ser perfectos como el Padre; misericordiosos como El, santos como El. Una
expresión de esa santidad será el rechazo del odio a los demás. Jesús se atreve a pedirnos que
desde esta vida, compartamos la actitud de un Dios totalmente fiel, totalmente preocupado
por su pueblo, plenamente bueno. Todo el resto viene por añadidura.
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DEC
31
9. Mateo 5,17-37
Guión Nº 9
Mateo 5,17-37
1. Oración Inicial: Señor, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: En el texto de hoy, Jesús cita cinco veces un mandamiento o una costumbre de
la ley antigua: no matar (5,21), no cometer adulterio (5,27), no jurar en falso (5,33), ojo por ojo
y diente por diente (5,38), amar al prójimo y odiar al enemigo (5,43). Y cinco veces critica la
manera antigua de cumplir estos mandamientos. Propone un camino nuevo para conseguir el
objetivo de la ley a través de la reconciliación, de la acogida y de la práctica del amor. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 5,17-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué dice Jesús sobre la Ley y los Profetas? ¿A qué grupos critica Jesús por las
deformaciones en su interpretación de la Ley?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué consejo de Jesús consideras más difícil? ¿Por qué? ¿Qué nos enseña todo esto
respecto de la nueva justicia que desea Jesús?
b) Jesús explica cómo debemos cumplir el mandamiento que dice: "No matarás". Hoy, hay
mucha gente que dice: "No robo, no mato, estoy bien con Dios". ¿Qué se puede decir de esta
frase a partir de los consejos de Jesús?
c) ¿De qué manera los consejos de Jesús pueden ayudar a mejorar la relación dentro de
nuestra familia y de la comunidad?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre bueno, te damos gracias por la Palabra de Vida que nos ha comunicado
hoy. Te pedimos que acrecientes nuestra esperanza, para que nunca renunciemos al esfuerzo
por crear un mundo en el que el amor y la justicia sean posibles. Padre Nuestro, que estás en
el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Estas palabras, que Mateo pone en boca de Jesús, hay que buscarlo en las
diferentes opiniones que existían entre los primeros cristianos sobre la interpretación de la ley
de Moisés. Para unos ya no tenía sentido. Para otros la Ley debía cumplirse hasta en los
mínimos detalles. ¿Estaban obligados todos a cumplir sus preceptos, o habían sido abolidos
por Jesús? ¿Cómo debían ser interpretados dichos preceptos? Las respuestas a estas preguntas
fueron diversas. Mateo intenta conciliar las tendencias de diversos grupos dentro de su
comunidad, proponiendo una alternativa a la interpretación restrictiva de los fariseos, que eran
la corriente dominante del judaísmo en aquel momento. Según la doctrina de los fariseos, el
hombre debía practicar las obras buenas que le hacen justo ante Dios y le alcanzan la salvación.
Sin embargo, su interpretación de la ley había caído en la casuística y en la trampa de los
mínimos imprescindibles. Jesús propone una vivencia de la ley desde dentro, sin barreras, a
fondo... en plenitud. Las enseñanzas de la ley y de los profetas no deben ser acotadas por una
larga serie de preceptos, sino asumidas desde dentro, como expresión de la voluntad de Dios.
3. Su justicia debe ser mejor que la justicia de los maestros de la ley y de los fariseos (5,20):
Este versículo ofrece la clave general de todo lo que sigue en el conjunto de 5,20-48. En torno a
cinco mandamientos de la antigua ley, Mateo reúne frases de Jesús que interpretan estos
mandamientos. Quiere mostrar a las comunidades cómo se debe practicar la justicia mayor
que supera a la justicia de los maestros de la ley y de los fariseos.
4. Jesús revela lo que Dios quería cuando entregó la Ley a Moisés (5,21-22): La ley dice: "No
matarás" (Ex 20,13). Para cumplir este quinto mandamiento no basta evitar el asesinato. Es
necesario arrancar dentro de sí todo aquello que de una u otra forma pueda llevar al asesinato,
como por ejemplo la rabia, el odio, el insulto, el deseo de venganza, la explotación, etc.
5. El verdadero culto que Dios quiere: (5,23-24): La ofrenda ante el altar carece de valor si
despojamos u olvidamos al hermano. No se trata de escrúpulos personales, el asunto es
objetivo: si un "hermano tuyo tiene algo contra ti". Esa es la referencia, el otro. No vemos hoy,
sin embargo, a cristianos(as) dar media vuelta el domingo, en el momento de entrar al templo
a participar en la celebración dominical... La reconciliación con el hermano implica respetar sus
derechos y abrirle nuestro corazón a través de gestos concretos. Pero tampoco debemos
quedarnos en eso, es necesario regresar a presentar la ofrenda. El círculo se cierra. Oración y
compromiso son inseparables. El culto exige la creación de la fraternidad humana. Sólo así
nuestro lenguaje será auténtico, sin medias tintas, un "sí, sí, no, no". La reconciliación es uno
de los puntos en los que más se insiste en el evangelio de Mateo. Esto nos muestra que, en las
comunidades de aquella época, había muchas tensiones entre grupos radicales con tendencias
diferentes. No había diálogo. Mateo ilumina esta situación con palabras de Jesús sobre la
reconciliación que pide acogida y comprensión. El único pecado que Dios no consigue perdonar
es nuestra falta de perdón a los otros (6,14). ¡Busca la reconciliación antes de que sea
demasiado tarde!
6. Adulterio y separación: Se refiere a dos cuestiones relacionadas con la vida conyugal que
eran muy discutidas entre los maestros judíos de la época, y que lo fueron más tarde entre los
cristianos. También para estos casos vale la regla general, porque el adulterio empieza en el
corazón; es allí donde nacen los deseos que después se traducen en hechos. En la cultura
mediterránea el ojo era el órgano a través del cual se manifestaban algunos malos deseos,
sobre todo la envidia y la avaricia. Por otro lado, la mujer era considerada propiedad del varón,
de modo que el deseo envidioso de poseer a la mujer ajena era, en realidad, un atentado
contra la propiedad. Por su parte, la mano era el órgano de la acción, a través del cual podían
llevarse a cabo estos deseos, que nacen del corazón. La invitación que se hace a los discípulos
es clara: hay que actuar en las raíces, allí donde se deciden la vida y las acciones del hombre,
para evitar que la mala levadura fermente toda la masa. Relacionado con el tema del adulterio,
se plantea el problema de la separación matrimonial (5,31-32), que estaba regulada por la ley
judía. Aquí las palabras de Jesús son contundentes y corrigen no sólo la interpretación que las
escuelas rabínicas habían dado sobre la ley de Moisés, sino las enseñanzas de esa misma ley. La
explicación de su postura en este punto tan conflictivo puede encontrarse en 19,1-9: Moisés
permitió a los israelitas separarse de sus mujeres debido a la dureza de su corazón, pero en el
designio del Creador, el hombre y la mujer que se unen deben permanecer unidos para
siempre. A pesar de esta regla general, en la comunidad de Mateo existía un caso en el que el
divorcio era lícito. De él se habla en este texto y en 19,9 con la expresión excepto en caso de
una unión ilegítima. Es probable que se trate de una concesión hecha a los cristianos de origen
judío, para que el marido de una mujer infiel pudiera casarse con otra, pues la infidelidad de la
primera convertiría la unión en ilegal.
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DEC
31
Guión Nº 8
1. Oración Inicial: Ven, Oh Espíritu Creador. Sé luz para el entendimiento de la Palabra que hoy
escucharemos. ¡Ven, Señor Jesús! AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 4,25 – 5,16: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿A quiénes y desde dónde dirige Jesús las palabras que pronuncia en este discurso?
3) ¿Cuáles son los grupos de personas a las que Jesús declara felices (bienaventurados)?
6) ¿Cuál es la manera de hacer brillar la luz delante de la gente? ¿Cómo reaccionará la gente
al verla?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿A qué tipo de personas llamamos felices en nuestra sociedad? ¿Qué caminos sugiere
nuestra sociedad para llegar a ser felices? ¿Qué clase de felicidad busca hoy la gente?
c) ¿Existen hoy estos grupos de personas de los que habla Jesús en las bienaventuranzas?
d) Las Bienaventuranzas son una de las mejores descripciones de lo que Jesús mismo fue y
vivió. ¿Ocurre lo mismo con nosotros(as)? ¿Nos describen las bienaventuranzas? ¿Qué nos
falta?
e) ¿De qué modo nuestra comunidad puede ser sal e iluminar la sociedad en la que vivimos?
¿Qué se necesita para que la comunidad no se vuelva sosa y no se apague?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno, que por medio de Jesús y de tantos otros testigos que has
suscitado en la historia, has manifestado a nuestro mundo el camino de la felicidad, de la
bienaventuranza; haz que nuestra vida sea siempre una ayuda para alcanzar la felicidad que Tú
esperas de nosotros(as), y a la que nos llamas y empujas, para que contribuyamos eficazmente
a la paz y la felicidad del mundo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto del discurso de Jesús: En el Evangelio de Mateo, Jesús aparece como el nuevo
Moisés. En el Antiguo Testamento la Ley de Moisés está representada en cinco libros: Génesis,
Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Imitando al viejo modelo, Mateo presenta ahora la
Nueva ley en cinco grandes Discursos repartidos en el evangelio: 1) el Discurso de la Montaña
(Mt 5 a 7), 2) el Discurso de la Misión (Mt 10), 3) el Discurso del Misterio del Reino presente en
la vida (las parábolas)(Mt 13), 4) el Discurso de la Comunidad (Mt 18), 5) el Discurso del futuro
del Reino (escatológico) (Mt 24 y 25). Pero para Mateo, no basta sólo el estudio de la Ley. Es
necesario observar bien la práctica de Jesús, porque en ella obra el Espíritu de Dios, que anima
desde dentro la letra de la Ley. La descripción de la práctica de Jesús ocupa las partes narrativas
intercaladas entre los cinco Discursos y tiene la finalidad de mostrar cómo Jesús observaba la
ley y la encarnaba en su vida.
3. "de ellos es el reino de los cielos": El reinado de Dios es de los pobres en espíritu y de los
perseguidos por causa de la justicia. Quienes no ponen su fe, su confianza y su esperanza en los
bienes materiales pero que a la vez son perseguidos porque luchan por la justicia. Ambas
condiciones indispensables para que Dios reine. La primera condición es renunciar a la riqueza
y a la ambición de riqueza. Esta condición es la puerta de entrada al reino de Dios, pues elimina
la raíz de la injusticia, de la acumulación, del éxito individual, de la insolidaridad y del dominio
sobre otras personas y sobre la naturaleza. La segunda condición favorece la construcción de
nuevas relaciones entre los seres humanos capaces de hacerles más sencillos y más felices,
pero a la vez, suficiente motivo de persecución por parte de quienes se sienten amenazados
por tal transformación.
5. "…los misericordiosos, los limpios de corazón, los que buscan la paz": Son las actitudes y los
objetivos los que mueven el trabajo para hacer realidad una nueva humanidad. Son los rasgos
propios de la comunidad de seguidoras y seguidores de Jesús. Sólo que estas actitudes y rasgos
vienen como consecuencia de haber renunciado a la riqueza y a la ambición de riqueza, y de
poner toda la vida en el trabajo por la justicia. Al mismo tiempo son los rasgos de la humanidad
nueva que tanto anhelamos y que ya podemos ver en las personas y las comunidades que se
esfuerzan por ser misericordiosas, por tener limpios los corazones y por buscar
incansablemente la paz. Este es el principal programa de vida de la comunidad cristiana:
contribuir con la creación de un mundo justo, solidario y feliz. Quienes viven la misericordia,
experimentan la misericordia de Dios. Quienes alcanzan la limpieza del corazón ya tienen a
Dios en sus vidas. Quienes trabajan por la paz experimentan a Dios como Padre. Esta manera
de ser, de sentir y de actuar es condición necesaria para testimoniar.
6. "...de la misma manera persiguieron a los profetas": La comunidad cristiana que asume el
estilo de vida que propone las bienaventuranzas choca con la sociedad que vive otro estilo de
vida. La comunidad a la que se refiere las bienaventuranzas se convierte en molestia y amenaza
para la sociedad. Su testimonio de vida, sus actividades, su espiritualidad mina los cimientos en
donde la sociedad injusta se edifica. No es de extrañar entonces las injurias, las persecuciones,
las calumnias que buscan debilitar, confundir y destruir a la comunidad fiel. En medio de las
hostilidades la comunidad está llamada a resistir, a vencer la angustia y la desesperanza. La
alegría y el regocijo en Dios será la fuente del coraje, de la resistencia y de la esperanza. Es el
testimonio de los profetas presente en las comunidades que viven intensamente el discipulado.
7. Sal de la tierra y luz del mundo: Con estas dos parábolas Jesús describe la misión de la
comunidad. La comunidad debe ser sal de la tierra y luz del mundo. La sal no existe para sí, sino
para dar sabor al alimento. La luz no existe para sí, sino para iluminar el camino. No existimos
para nosotros mismos, sino para la gente, para el Reino de Dios. Para Mateo, ser luz consiste,
ante todo, en practicar las buenas obras para que todas las personas den gloria a Dios. Con esta
mención de las buenas obras se introduce el cuerpo del sermón del monte, cuyo tema principal
será, precisamente, aclarar cuáles son las buenas obras que el discípulo debe poner en
práctica.
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DEC
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7. Mateo 4,12-25
Guión Nº 7
Mateo 4,12-25
1. Oración Inicial: Ven, Oh Espíritu Creador. Sé luz para el entendimiento de la Palabra que hoy
escucharemos. ¡Ven, Señor Jesús! AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Inmediatamente después del episodio de las tentaciones, Mateo nos narra los
inicios de la vida pública de Jesús. La misión de Juan Bautista se ha terminado brusca y
brutalmente. Vamos a escuchar cómo fue el principio de la predicación de Jesús y qué hacía
para mostrar la Buena Noticia del Reino presente en la vida del pueblo. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 4,12-25: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué consecuencias tuvo en la vida de Jesús el hecho de que Juan había sido
encarcelado?
3) Según Mateo, ¿Por qué Jesús se fue a vivir a Cafarnaúm? ¿Qué fama tenía Galilea?
7) ¿En qué consistió la misión y la actividad de Jesús en Galilea? ¿Cómo reacciona el pueblo?
¿De qué lugares venía la gente?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús comienza su actividad tomando en cuenta los "signos de los tiempos"; responde
ante los hechos de la historia que le rodea (habían metido a Juan en la cárcel): ¿Cómo
respondemos hoy ante los hechos de nuestra realidad?
b) «El pueblo que vivía en tinieblas ha visto una luz muy grande»: ¿Cómo vive hoy el pueblo,
en la luz o en las tinieblas? ¿Qué debemos hacer para que la luz del Reino de Cristo se extienda
en nuestra realidad?
c) «Cambien su vida y su corazón porque el Reino de los Cielos se ha acercado»: ¿Qué tiene
que cambiar en nosotros(as) y en nuestro país para que se acerque más el Reino de Dios?
d) «Síganme, y yo los haré pescadores de personas»: ¿Cómo nos llama Jesús hoy a participar
y comprometernos en su misión? ¿Echamos las redes y lo seguimos o tenemos pretextos para
no hacerlo? ¿Qué nos ata o amarra?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, aviva nuestra fe, nuestro amor, nuestra esperanza, y danos creatividad
para seguirte y construir tu Reino. Enséñanos a darlo todo, compartir nuestros bienes, nuestro
tiempo, nuestros dones. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Las comunidades para las que Mateo escribió su evangelio vivían en una situación
de tinieblas, de mucha angustia y tentación. Había comunidades muy pequeñas, de dos o tres
familias (18,20). No eran reconocidas por los hermanos judíos. Entrar en la comunidad
conllevaba riesgos de persecución. Además, había tensiones internas muy fuertes. No sabían
cuál era el camino que tenían que seguir. Había muchas opiniones y tendencias. Se dudaba
hasta de la persona del propio Jesús. El texto sobre el que reflexionamos en este encuentro
ayudó a las comunidades a superar las dificultades.
3. Luz de las naciones (4,12-16): Este pasaje realiza la transición entre la presentación de Jesús
(Mt. 1,1 - 4,26) y el comienza de su misión en Galilea (Mt 4,17 - 16,20). Jesús abandona
Nazaret, su lugar de residencia (2,23) y se establece en Cafarnaúm, que será desde este
momento su ciudad (9,1). En este hecho descubre Mateo un significado profundo a la luz de Is
8,23-9,1, pues Cafarnaúm está situada en el límite de Zabulón y Neftalí, en el camino del mar.
Mateo quiere mostrar que el comienzo de la predicación de Jesús se ajusta al anuncio hecho
por los profetas, y que la predicación cristiana llegará a toda la humanidad. Galilea, tierra de
paganos, crisol de culturas y religiones desde muy antiguo, es el símbolo de una comunidad en
la que los no judíos tienen también cabida, pues la luz del evangelio debe alumbrar a todos los
que habitan en tinieblas y en sombra de muerte (5,14; 28,18-20).
4. Juan y Jesús anuncian el mismo mensaje (4,12-17): La noticia de la prisión de Juan Bautista
es la que lleva a Jesús a comenzar la predicación. Juan había dicho: "Renuncien a su mal
camino, porque el Reino de los Cielos está cerca." (3,2). Por ese motivo fue apresado por
Herodes, que gobernaba Galilea. Cuando Jesús supo que Juan estaba preso, volvió a Galilea y
retomó el mismo mensaje de Juan: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está ahora
cerca." (4,17). En otras palabras, ya desde el comienzo la predicación del evangelio trae riesgos.
Pero Jesús no se vuelve atrás. De este modo, Mateo anima a las comunidades que estaban
asumiendo los mismos riesgos de persecución. Y cita el texto tan bonito de Isaías: "El pueblo
que yacía en las tinieblas vio una gran luz". Como Jesús, las comunidades son llamadas a ser
"luz de los pueblos".
5. La primera comunidad (4,18-22): Jesús camina por la playa y llama a cuatro personas para
seguirlo. ¡Es la primera comunidad! ¡Sólo cuatro! Un comienzo insignificante, como
insignificantes eran las comunidades en la época de Mateo. Grupos de pocas familias (18,20),
pero era a través de esos pequeños grupos como la luz de los pueblos se extendía por el
mundo. También nuestras comunidades hoy deben ser luz en medio del pueblo.
6. ¿Por qué Jesús busca discípulos(as)? Teniendo el poder de Dios, ¿No podía Jesús
arreglárselas solo con su tarea? Es importante tener presente que el plan de Dios para la
humanidad incluye a cada hombre y mujer como sus actores principales. La Buena Noticia
afirma que todos tienen un lugar en el reino de Dios y somos convocados a que, deponiendo
egoísmos, nos pongamos a trabajar para construir el Reino de Dios. Jesús busca discípulos
porque su plan valora el trabajo de cada persona y porque a su lado comenzamos a obrar de un
modo que tiene sentido para Dios y para los demás. No hay persona por sencilla que sea que
no tenga algo importante que hacer en el reino de Dios. Es más, eso es algo que ninguna otra
persona puede hacer por él o ella. Así debemos ver nuestra propia participación en la tarea
que nos toque hacer. Por eso, invitar a la fe es también invitar a descubrir que Dios nos ama y
estima lo que somos y lo que hacemos.
7. Misión universal desde el comienzo (4,23-25): Jesús comienza andando por toda Galilea. No
queda parado, esperando que la gente llegue. Él mismo va a las reuniones del pueblo, en las
sinagogas, para anunciar su mensaje. El pueblo lo lleva a los enfermos, a los endemoniados, y
él los acoge a todos y los cura. Este servicio a los enfermos forma parte de la Buena Noticia y
revela al pueblo la presencia del Reino. Así, la fama de Jesús se extiende por toda la región,
atraviesa las fronteras de Galilea, penetra en Judea, llega hasta Jerusalén, va más allá del
Jordán y llega hasta Siria y la Decápolis. Eran las regiones donde estaban ahora las
comunidades a las que Mateo escribía su evangelio.
8. ¡La salvación que Jesús nos trae es para todos(as)! El evangelio de Mateo está preocupado
en mostrar que la salvación que Jesús trae no es sólo para los judíos, sino para toda la
humanidad. Jesús entra en escena, y opta por la Galilea (4,12), la región marginada y
despreciada por los judíos de la capital y del sistema, la provincia cercana a los paganos y de
religión un tanto mezclada y sospechosa para aquellos que estaban aferrados a una pureza
cultual. Se cita el oráculo de Isaías que la llama Galilea de las naciones, o de los paganos: la luz
verdadera será particularmente para los que están más cerca de las tinieblas (Is. 8,23b y 9,2-3).
Preludio ya del envío último de Jesús resucitado (28,19): hagan discípulos a todas las naciones,
a todos los pueblos.
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DEC
29
6. Mateo 4,1-11
Guión Nº 6
Mateo 4,1-11
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 4,1-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Por quién fue conducido Jesús al desierto? ¿Para qué? ¿Por cuánto tiempo estuvo sin
comer?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús fue humano y sintió las mismas dificultades y tentaciones que nosotros(as).
Comentar.
b) Jesús enfrentó las tentaciones del afán de poseer, de acumular gloria y de alcanzar poder.
¿Son parecidas a las que enfrentamos hoy? ¿A qué otro tipo de tentaciones o pruebas nos
enfrentamos hoy? ¿Qué hacemos para superarlas?
c) El demonio usa la Biblia para tentar a Jesús. ¡Jesús usa la misma Biblia tres veces para
vencer la tentación! ¿Cómo y con qué fin usamos nosotros(as) la Biblia? ¿Nos da fuerza para
luchar por el Reino de Dios y contra el mal?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios Bueno, tu sabes que nuestra vida está sometida a tantas tentaciones pero
también a muchos buenos ejemplos; te pedimos que la atracción al bien sea más fuerte en
nuestra vida que la tentación y la fuerza del mal, y que el ejemplo de Jesús nos ayude a seguirle
por el camino de fidelidad a la Palabra de Dios, del amor y de la justicia. Padre Nuestro, que
estás en el cielo… AMÉN.
2. Diablo / Satanás: El texto habla del diablo y Satanás. "Diablo" es una palabra griega que
significa "separar", "dividir". Diabólica es la acción que separa, creando divisiones. "Satanás" es
una palabra hebrea que significa "adversario", "el acusador" (Job 1,6; Sal 109,6), "el enemigo
que dificulta los planes y proyectos".
3. La primera tentación es la propuesta diabólica de aprovecharse del hecho de ser Hijo de Dios
y resolver el problema del hambre con abundancia de alimento, transformando las piedras del
desierto en pan (4,2-4). Esta primera tentación refleja el clima apocalíptico de la época. Se
esperaba un Mesías que fuera a cambiar rápidamente la situación de desierto por montañas de
pan, sin ninguna participación de la gente. Sin embargo, para Jesús la abundancia de pan no
será una manifestación de poder, sino de solidaridad fraterna y de la gratuidad de Dios. Tener
de todo mientras la mayoría pasa hambre es una contradicción con la propuesta de un Dios
que quiere que todos participen y tengan vida en abundancia. Jesús responde al diablo citando
Dt 8,3: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (4,4).
La Palabra de Dios también es alimento, pues la vida física tiene su origen en el propio Dios,
fuente de toda vida. Él jamás abandona a sus hijos e hijas. Jesús sabe que el Padre proveerá lo
necesario, y su seguridad está en la fidelidad a su plan de amor y salvación.
4. La segunda tentación. Jesús es tentado a acumular gloria, usar su poder y poner en duda su
confianza en la protección de Dios (vs. 5-7). El diablo cita el Salmo 91, donde Dios promete que
va a amparar al justo. Como respuesta, Jesús cita Dt 6,16 y muestra que usar el proyecto de
Dios para exaltarse ante los otros es lo mismo que tentar a Dios. Conocer el proyecto de Dios es
una responsabilidad y no un privilegio: "No tentarás al Señor, tu Dios" (vs. 7). La segunda
tentación dejó muy claro el sueño político del pueblo judío de un Mesías triunfalista, gran jefe.
Las comunidades de Mateo hicieron memoria de Ez 47, donde el profeta, a partir del templo,
ofrece una visión panorámica de toda la región. Era una idea de grandeza y poderío que estaba
muy presente en la vida del pueblo. Jesús no participó de esta idea. Fue una contradicción para
muchos judíos.
5. La tercera tentación es la tentación del poder: revela lo que está en juego en la historia y en
la proclamación del Reino. El monte es, en la Biblia, el lugar de la revelación de Dios. Se ofrece
a Jesús el poder sobre "todos los reinos del mundo" (vs. 8). La contraparte es rendir homenaje
a quien tiene el proyecto contrario a Dios (vs. 8). Tentación también de la comunidad cristiana:
entender su poder de servicio como un poder de dominación. Se trata de una perversión que
nos amenaza continuamente, no podemos confundir una realización histórica, ya sea política o
religiosa, con el Reino de Dios. El reinado de Dios debe hacerse presente en la historia desde
ahora, pero debe igualmente impulsarnos a realidades que se hallan más allá de la historia. La
identificación que rechazamos convertiría a los dirigentes de esas realizaciones históricas en
señores y dominadores. Frente a eso Jesús nos recuerda, hoy también, que sólo a Dios hay que
servir (vs. 10).
6. Las tres tentaciones, el afán de poseer, de acumular gloria y de alcanzar poder son en
realidad una sola, pues la pretensión continua de Satanás es hacer renegar a Jesús de su
vocación como Hijo obediente de Dios. Las primeras dos comienzan con la misma expresión: Si
eres Hijo de Dios... y pretenden poner a prueba a Jesús. Las palabras insidiosas del tentador le
piden que lo subordine todo al poder y la gloria y que utilice su condición de Hijo para que Dios
se ponga a su disposición. Hay aquí dos maneras de entender lo que significa ser Hijo de Dios:
para el tentador equivale a tener poder y gloria; para Jesús, sin embargo, ser Hijo de Dios
significa cumplir la voluntad del Padre. Es difícil no ver en este pasaje un reflejo de las
controversias que la comunidad de Mateo sostenía con sus vecinos judíos. Muchos judíos no
podían entender el escándalo de que Jesús hubiera muerto en cruz desprovisto de todo poder
y gloria, y por eso se negaban a reconocerle como Hijo de Dios. Sin embargo, para los cristianos
esta muerte en obediencia absoluta a la voluntad del Padre (véase Mt 26,36-46) era el signo
más evidente de su filiación divina. Venciendo la prueba a que le somete el tentador, Jesús
aparece como el auténtico Hijo de Dios, que no ha sucumbido allí donde sucumbió Israel. Las
tres "tentaciones" recuerdan otros tantos momentos de prueba en el camino de Israel por el
desierto: la petición del pan (Ex 16), la del agua (Ex 17) y el culto a los ídolos (Ex 32). Las
respuestas de Jesús, con tres citas tomadas del libro del Deuteronomio (Dt 8,3; 6,16 y 6,13-15)
se sitúan en el mismo contexto. Jesús ha salido victorioso de la prueba a la que sucumbió
Israel.
7. Los cuarenta días de Jesús en el desierto tiene un sentido teológico. Los cuarenta años de
penurias de los israelitas en el desierto fueron una prueba (negativa) antes de entrar en la
tierra de la promesa a través del Jordán (Josué 3-4). En cierta manera, era un tiempo de
preparación. En su forma condensada, los cuarenta días de Jesús en el desierto preparan la
iniciación del nuevo pueblo de Dios junto al Jordán.
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DEC
29
5. Mateo 3,13-17
Guión Nº 5
Mateo 3,13-17
1. Oración Inicial: Padre Bueno, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con atención
la Palabra, comprenderla, gustarla y sentirla arder como un fuego dentro de nosotros(as).
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 3,13-17: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Qué sucedió cuando Jesús fue bautizado y sale del agua? ¿Qué dice la voz del cielo?
¿Qué revela sobre la identidad de Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) Jesús dice: "Conviene que cumplamos toda justicia…". No es tan sólo Él quien debe cumplir
esa justicia. El verbo en plural quiere decir que también Juan debe formar parte de ese
programa y, con Juan, todos nosotros(as) que nos llamamos seguidores de Jesús. ¿Cuál es la
justicia que Dios quiere? ¿Falta mucho para que lleguemos hasta ella? ¿Qué podemos hacer?
c) Como cristianos(as), hemos sido bautizados y hemos recibido el mismo Espíritu que Jesús
recibió para cumplir su misión: ¿Qué nos falta para aceptar el compromiso de nuestro
bautismo? ¿Ponemos nuestras vidas al servicio de la justicia que Dios quiere? ¿Qué es lo que
nos impide actuar con más decisión?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
« Este es mi Hijo amado, a quien he elegido».
6. Oración final: Dios Padre nuestro, que en el bautismo de Jesús lo has proclamado como tú
"Hijo muy amado, el predilecto"; te suplicamos nos cobijes bajo su nombre y nos concedas
conformarnos cada día más cercanamente a su imagen, haciendo nuestra su Causa y
prosiguiendo su misión de ser "luz de las naciones" y de "implantar el Derecho en la tierra".
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Jesús asocia a Juan Bautista en el cumplimiento de la justicia. En ese gesto nosotros somos
también incorporados a la tarea. El cometido es urgente en un continente marcado por la
injusticia como es América Latina, pero para que sea realmente fecundo en la perspectiva del
Reino debe ser llevado a cabo teniendo en cuenta la otra dimensión de la justicia: la santidad.
4. "Este es mi hijo amado en quien me complazco". Esta sencilla frase contiene muchas
alusiones a textos del Antiguo Testamento, todos muy importantes para que comprendamos el
significado de la persona y de la misión de Jesús. En primer lugar el Salmo 2,7; "Tú eres mi
hijo". Jesús es el hijo de Dios, y en esa perspectiva es como debemos comprender todo lo que
El dice y hace. El Salmo 2 celebraba al Rey justo del pueblo de Dios. Jesús es ese Rey justo. Pero
el texto continúa. El "hijo amado" recuerda Gn 22,2, cuando Dios pide que Abraham sacrifique
a su hijo único. También Jesús es el Hijo único y amado de Dios, que será sacrificado por el bien
de todos. En la lucha por la justicia Jesús tendrá que entregar su propia vida. "En quien me
complazco", por otra parte, recuerda a Is 42,1, cuando el profeta habla del Siervo de Dios que
tendría la misión de liberar a todos. En síntesis, Jesús es el Hijo de Dios, el Rey justo que será
sacrificado para realizar la justicia que Dios quiere, en favor de toda la humanidad.
5. También nosotros(as) hemos sido bautizados. Como cristianos(as), también nosotros hemos
sido bautizados y hemos recibido el mismo Espíritu que El recibió para cumplir su misión. Nos
disculpamos muchas veces, diciendo que Jesús era Jesús, el Hijo de Dios. Ahora, también
nosotros somos hijos(as) de Dios. ¿O pensamos que Jesús tenía poderes especiales para hacer
lo que hizo? Pues bien, el que le daba ese poder era el Espíritu de Dios. Y también nosotros
recibimos ese Espíritu. Lo que nos falta en general es que aceptemos el compromiso de
nuestro bautismo, llevarlo en serio, y colocarnos al servicio de la justicia que Dios quiere. ¿Qué
es lo que nos impide actuar? ¿No será nuestra comodidad, que muchas veces prefiere
quedarse en las dulzuras del cielo, en lugar de encarnarnos en la tierra, para enfrentar la lucha
que transformará el mundo y la historia en un cielo nuevo y una tierra nueva? El Hijo de Dios se
encarnó... ¿Por qué no hacemos lo mismo?
6. Es el Espíritu que ha de recibir Jesús el que inicia una nueva época. En Mateo, el bautismo
pasa a segundo término y todo tiene el sentido de la "unción profética por medio del Espíritu".
Quiere mostrar que no ha de llegar el momento nuevo por bautismos penitenciales; lo nuevo
es la era del Espíritu, que viene sobre Jesús y ha de comunicar y trasmitir a todo el pueblo. El
Bautismo de Jesús, pues, se enmarca en el movimiento de Juan el Bautista que llamaba a su
pueblo al Jordán para comenzar, por la penitencia y el perdón de los pecados, una era nueva
donde fuera posible volver a tener conciencia e identidad de pueblo de Dios. Jesús quiso
participar en ese movimiento por solidaridad con la humanidad. Es verdad que los relatos
evangélicos van a tener mucho cuidado de mostrar que ese acto del bautismo va a servir para
que se rompa el silencio de Nazaret y todo el pueblo pueda escuchar que Él no es un pecador
más que viene a hacer penitencia. Pero no es la penitencia y los símbolos viejos los que
cambian el horizonte de la historia y de la humanidad, sino el que dejemos que Dios sea
verdaderamente el Señor de nuestra vida.
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DEC
28
4. Mateo 3,1-12
Guión Nº 4
Mateo 3,1-12
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada uno(a), pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y docilidad a su
Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Según Mateo, el Evangelio, la buena nueva, comienza con Juan Bautista. El es
el primero que anuncia el Reino. Lo hace desde el desierto, lugar de prueba de nuestra fe y de
encuentro con Dios. En este texto nos viene al encuentro la figura de Juan. El perfil del Bautista
que nos propone viene presentado en dos grandes bloques: 3,1-6, figura y actividad de Juan;
3,7-12, su predicación. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 3,1-12: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué proclamó Juan Bautista en el desierto?
6) ¿Qué es necesario para demostrar una verdadera conversión y qué consecuencias habrán
al no hacerlo?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Juan nos prepara para definirnos frente a Jesús y su Reino. Esto implica un cambio en
nuestras vidas, en nuestra comunidad y en nuestra sociedad: ¿Qué es lo que debe cambiar?
¿Por qué?
b) Juan encaró a las autoridades de su tiempo; no se acomodó a sus maneras de ser, pensar y
actuar: ¿Qué hay que anunciar y denunciar hoy para preparar la venida del Señor y su Reino?
d) La conversión es necesaria; no bastan las apariencias. Hay que producir los frutos del
Reino. ¿Cuáles son los frutos que la Palabra de Dios nos exige hoy?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios Bueno que nos entregas todo tu amor; haz que nuestras palabras y obras
muestren siempre nuestra disposición al amor y la reconciliación; aleja de nosotros toda
actitud de discordia, egoísmo y violencia, y haz que el encuentro que hoy celebramos nos
fortalezca en la construcción del "otro mundo" posible que tú nos propones ayudarte a crear.
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. Juan, el precursor de Jesús: Mateo está interesado en explicar el papel de Juan el Bautista al
comienzo de la misión de Jesús porque Juan fue un personaje muy importante. Juan fue el guía
carismático de un movimiento de corte popular, que convocó al pueblo de Israel en el desierto
para anunciar la cercanía del Reino de Dios. Su mensaje estaba centrado en la urgencia de la
conversión, que se expresaba a través del bautismo, un rito de purificación frecuente entre
algunos grupos judíos de aquella época. Según la más antigua tradición cristiana (Hch 10,37ss)
Jesús estuvo muy relacionado con el movimiento de Juan en los comienzos de su vida pública.
Los cuatro evangelios ponen de manifiesto esta vinculación e incluso dan a entender que Jesús
fue, durante algún tiempo, discípulo de Juan el Bautista (Jn 1,27 y Mt 3,11 utilizan una
terminología propia del discipulado al describir la relación entre Jesús y Juan). Por el libro de
los Hechos sabemos, además, que algunos discípulos no distinguían muy bien entre el
bautismo de Juan y el de Jesús (Hch 19,1-7). Teniendo en cuenta estos datos es fácil entender
por qué todos los evangelistas tuvieron interés en aclarar cuál fue la relación que existió entre
Juan y Jesús, y cuál es la peculiaridad del bautismo cristiano. Mateo insiste en la diferencia
entre el bautismo de Juan y el de Jesús: el de Juan era sencillamente un rito que expresaba la
conversión; el de Jesús, sin embargo, está sellado por el Espíritu Santo y el fuego, dos imágenes
que los primeros cristianos utilizaron para describir su incorporación activa a la misión de la
Iglesia (Hch 2,1-4). El bautismo de Juan era sólo una preparación para el bautismo cristiano,
que tiene un carácter definitivo. A través de este nuevo bautismo las personas quedan
consagradas al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
3. Juan Bautista en plena actividad: toca, con sus palabras y su estilo de vida, las fibras más
íntimas de la sociedad de su tiempo. Juan encarna en su persona los clásicos profetas del
Antiguo Testamento, totalmente en contraste con la gente que andaba preocupada por su
apariencia externa. El evangelio describe una figura casi extraña por su vestimenta y su dieta.
Sus palabras resuenan desde el desierto, pero tienen impacto en la capital; desde allí se
desplazan fariseos y saduceos para escucharlo. Ellos son la representatividad de la sociedad
judía. Los primeros encarnan el ideal del judaísmo a través de la rigurosa práctica de la ley
ahora convertida en legalismo; los otros encarnan la opulencia, la autosuficiencia; están
convencidos de que sus riquezas y bienes son "bendición de Dios". Todo Israel escucha a Juan,
pues también están allí los pobres, los que no viven en la capital ni poseen fortuna, pero al fin y
al cabo todos ansiosos por escuchar al profeta. La propuesta de Juan es clara: no basta saber y
proclamar que se es hijo de Abrahán; eso es accidental, también de las piedras Dios puede
hacer hijos de Abrahán. Por más hijos que se sientan de la promesa y de la bendición, la
conversión es estrictamente necesaria; no valen ni la apariencia ni la autosuficiencia. Aunque
se crean árboles frondosos, los mismos serán talados si no dan los frutos que la Palabra de Dios
exige.
4. Juan Bautista es el primero que anuncia el Reino. Lo hace desde el desierto, lugar de prueba
de fe y de encuentro con Dios. El pueblo judío fue llamado a atravesar el desierto para llegar a
la tierra prometida. Así también ahora. Esto implica un cambio de mentalidad, sin la conversión
no es posible acoger a Cristo. El bautizo se presenta como un signo de ese cambio. Al bautizo
no tienen acceso aquellos que rechazarán a Jesús, Juan Bautista se niega a aceptarlos pese a su
apariencia y fama de personas religiosas (3,7). No encuentra en ellos (que son poderosos
económica y políticamente) voluntad de cambio. Juan les recuerda que la enmienda que él
pide no es algo formal, algo que se cumple sometiéndose a un rito externo. Juan exige "un
fruto digno de conversión" (3,8). En los gestos se decide nuestra vida. El hacha ya está en el
árbol que no da fruto. Ante la enseñanza del Señor que llega no hay sino trigo o paja (3,12),
aceptación o rechazo, no existe el término medio. Me dieron de comer, no me dieron de
comer, dirá más tarde Jesús (25,31-45). Juan Bautista precede cronológicamente a Cristo, pero
también quienes venimos después debemos tener algo del precursor. Dar testimonio del Reino
es preparar la llegada del Señor.
5. ¿"Reino de los Cielos" o "Reino de Dios"? El Reino de Dios es el tema central de la vida y
predicación de Jesús, según los evangelios sinópticos. El evangelista Mateo opta por hablar de:
"El Reino de los Cielos", cuando en Lucas, Marcos y Juan hablan de: El Reino de Dios.
Solamente en 4 ocasiones Mateo usa la frase "El Reino de Dios" (12,28; 19,24; 21,31.43), en
tanto que la frase "el Reino de los Cielos" aparece 32 veces en su evangelio. La explicación
habitual es que el evangelio de Mateo está destinado a los judíos, quienes prefieren por
reverencia evitar el uso directo del nombre divino de "Dios". Marcos y Lucas están dirigidos a
audiencias diferentes. Como para la gente "los cielos" puede malinterpretarse o confundirse
con la idea de que el Reino esté sólo en el cielo (fuera de este mundo) y no ha de existir en la
tierra, pastoralmente es mejor utilizar el “Reino de Dios". O mejor aún, el "Reinado de Dios".
Sin embargo, es un término que se puede usar indistintamente. El “Reino de los Cielos" es el
"Reino de Dios".
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DEC
27
3. Mateo 2,13-23
Guión Nº 3
Mateo 2,13-23
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu
voluntad y así hacer "otro mundo posible", más semejante a tu imagen. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 2,13-23: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) Un ángel del Señor: ¿Qué le advierte en sueños a José? ¿Qué hace José?
3) ¿Qué hizo Herodes cuando supo que había sido burlado por los magos?
4) ¿De qué manera todo esto fue parte del plan de Dios?
5) Después de la muerte de Herodes: ¿Qué dice en sueños a José el ángel del Señor?
6) ¿Qué hizo José? ¿Dónde estableció su hogar la sagrada familia? ¿De qué manera esto
también fue parte del plan de Dios?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿De qué manera nuestra familia está abierta a Dios para acoger con confianza su palabra y
su plan en nuestras vidas? ¿Sentimos que se ha cumplido la voluntad de Dios en nuestra
vida personal e historia familiar?
b) Como Herodes, cuando los poderosos se sienten amenazados, suelen tomar resoluciones
drásticas: ¿Cómo acontece eso hoy?
c) La Iglesia se presenta ante Dios como su familia: ¿Se vive en nuestra comunidad como
familia de Dios? ¿Qué desafíos tenemos?
d) ¿Qué desafíos presentan hoy las familias desunidas o separadas? ¿Qué podemos hacer
para apoyarlas?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, que en la Sagrada Familia nos enseñas cómo hemos de
buscar y cumplir siempre tu voluntad; enséñanos a parecernos a ella para que, unidos(as) por
los lazos del respeto, la comprensión y el amor, trabajemos siempre por tu Reino. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. El Nuevo Éxodo: Mateo quiere subrayar que las Escrituras se cumplen en Jesús. La pregunta
a la que intenta responder aquí es esta: Si Jesús había nacido en Belén ¿Por qué se le llamaba
"Nazareno"? Lo hace a través de tres pequeños episodios dando mucha importancia a los
nombres del lugar. Todo el relato se desarrolla en un doble clima: por un lado, la persecución
de que es objeto Jesús; y por otro la constante presencia de Dios, el cual se sirve de su
mensajero y de los sueños para avisar a José, que sigue siendo el protagonista de esta historia,
el representante de la dinastía davídica que lleva a cabo el plan salvador de Dios. Algunos
detalles de este pasaje recuerdan los comienzos de la vida de Moisés: la matanza de niños
inocentes (Ex 1,15-16), la huida del joven Moisés porque el faraón trataba de acabar con él (Ex
3,14-15), y su vuelta a Egipto cuando habían muerto los que intentaban matarle (Ex 4,19-23). A
través de estas referencias Jesús aparece como un nuevo Moisés, que enseñará una nueva ley
a un nuevo pueblo de Dios (Mt 5-7). También en este pasaje Mateo establece una comparación
entre Jesús e Israel. Las referencias a Egipto son muy abundantes (Mt 2,13.14.15.19), porque se
quiere comparar el camino de Jesús con el que tuvo que hacer el pueblo de Israel cuando salió
de aquella tierra de esclavitud. La huida de José con su esposa y con el niño recuerda el
traslado de toda la familia de Jacob, que emigró a Egipto por designio de Dios (Gn. 46,1-7).
Desde allí Jesús, que es el verdadero Hijo de Dios, está en situación de iniciar el nuevo y
definitivo éxodo, como afirma la cita de Os 11,1. La referencia a Jr 31,15 debe leerse en su
contexto, en donde el llanto es el preludio de un nuevo éxodo. Finalmente el regreso a la tierra
de Israel es el primer movimiento de un camino semejante al que recorrió Israel en sus
orígenes. Mateo relaciona los comienzos de la vida de Jesús con los comienzos del pueblo de
Israel, para mostrar que con Jesús comienza un nuevo pueblo.
4. Herodes se enfureció al verse burlado por los magos: El nacimiento de ese niño pondría en
peligro la situación vigente. Era necesario tomar medidas: matar a todos los niños de Belén y
de sus alrededores que tuvieran menos de dos años (2,16). Mil doscientos años antes, el faraón
de Egipto había tomado la misma medida para eliminar al pueblo hebreo, porque se había
convertido en un peligro para el Estado opresor (Ex 1). Pero Moisés fue salvado de la muerte
(Ex 2,1-10). Jesús, el nuevo Moisés, el sembrador del Reino, también escapó de la muerte. Para
hablar de tantas muertes, Mateo cita al profeta Jeremías: "Se ha escuchado en Rama un clamor
de mucho llanto y lamento; es Raquel que llora por sus hijos, y no quiere consolarse porque ya
no existen" (Mt 2,18; cf. Jr 31,15). Dios no olvida tanto sufrimiento. En Jesús, ofrece el Reino
para que se construya comunitariamente en la práctica de la justicia basada en el amor y en la
misericordia. Pero esta semilla todavía está en germen. Necesita protección para que brote y
crezca.
5. El tiempo de Nazaret es un tiempo de silencio oculto, que deja en lo recóndito a esa ciudad
de Galilea, desconocida hasta que ese nombre aparece por primera vez en el relato de la
Anunciación de Lucas y en el evangelio de hoy, con una carga muy peculiar de intimidades
profundas. Es ahí donde Jesús se hace hombre también, donde su personalidad se cincela en
las tradiciones de su pueblo, y donde madura un proyecto que un día debe llevar a cabo.
Nazaret, hoy y siempre, es una sorpresa, porque es una llamada eterna a escuchar la voz de
Dios y a responder como lo hicieron José y María, y así se lo enseñaron a Jesús. Ellos le
hablaron de Dios y le enseñaron a ir a la sinagoga, a leer la Escritura, los profetas
especialmente por los que quedaría fascinado. El profeta de nuestra salvación tuvo, pues, en
Nazaret, una familia como nosotros(as).
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DEC
27
2. Mateo 2,1-12
Guión Nº 2
Mateo 2,1-12
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu para que podamos leer tu Palabra libres de
prejuicios, para que podamos meditar tu anuncio en su integridad, para que podamos orar
para crecer en la comunión contigo y con los hermanos(as). Para que podamos finalmente,
obrar contemplando la realidad en la que vivimos cada día, con tus mismos sentimientos y tú
misma misericordia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: En la época de Mateo muchos creyentes esperaban signos que les mostrasen
al Mesías prometido. Tomando pasajes de las Escrituras y recogiendo creencias populares,
como la que afirmaba que una estrella anunciaría el nacimiento de un personaje importante,
Mateo muestra a su comunidad que es a Jesús a quien deben buscar. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 2,1-12: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Cómo reaccionó el Rey Herodes cuando le dijeron que había nacido el Rey de los judíos?
4) ¿Qué dice Herodes a los magos cuando los llamó secretamente? ¿Dice la verdad Herodes
cuando dice que quiere ir a rendirle homenaje?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Quiénes son hoy los "sabios" que buscan a Dios? ¿En qué sentido te identificas con ellos?
c) ¿Quién o quiénes nos han guiado en nuestra vida hasta el encuentro con Jesús?
e) ¿Cómo nos preparamos para acercarnos a Jesús? ¿Dónde y cómo se hace presente Jesús
en nuestra vida? ¿Cómo se nos revela?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre nuestro, que en un día como éste diste a conocer a tu Hijo a las
gentes de todos los pueblos; haz que quienes te buscan, encuentren y sigan las estrellas que Tú
pones en su camino, y quienes ya te hemos encontrado podamos contemplar un día, cara a
cara, la gloria de tu rostro. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. El evangelio de Mateo fue escrito para cristianos que habían sido judíos, que podían seguir
creyendo que sus privilegios de pueblo elegido seguían vigentes. San Mateo les enseña que ya
no es así, que ya no hay privilegios, o que a todos los seres humanos alcanza lo que era
exclusivo para ellos. Y se los enseña por medio de la escena que acabamos de leer: unos sabios
venidos de Oriente preguntan por el recién nacido rey de los judíos, cuya estrella han visto en
el cielo. Cualquier pueblo, cualquier ser humano de buena voluntad, que busque sinceramente
el bien, la justicia y la paz, puede verse representado en esas personas orientales. No son las
simpáticas figuras del pesebre con sus camellos y dromedarios, con sus nombres exóticos, con
el lujo de sus vestiduras y su séquito como de cuentos de hadas. Somos todos los que
buscamos la verdad y el amor, los que guiados por ese anhelo, como si fuera una estrella,
encontraremos a Jesús, y le podremos ofrecer lo mejor de nosotros mismos, porque
reconocemos en Él al mismo Dios hecho humano. De esto es símbolo la Epifanía: la
manifestación de Dios, del verdadero y único Dios, a todos los pueblos, a todos los seres
humanos; no en la potencia de su soberanía, ni de sus exigencias, sino en la debilidad de un
niño humilde en brazos de su madre, apenas protegidos los dos por un humilde carpintero.
Claro que se puede asumir otra actitud: la del rey Herodes y la de los grandes sacerdotes y
sabios de Jerusalén. El primero teme por su reino de codicia y crueldad, tan bien atestiguado
por los historiadores. Los segundos temen por las migajas de privilegios religiosos y políticos
que les ha dejado el tirano. En todo caso no están dispuestos a adorar como los sabios sino a
matar, y algún día lo lograrán. Ante nosotros está la escena de la adoración de los magos
venidos de Oriente, guiados por una estrella, escena de luces y de sombras, como acabamos de
decir. Nos toca asumir una actitud: la de acogernos al amor indiscriminado de Dios, o la de
alzar nuestras ambiciones contra la Epifanía de ese amor.
3. Los Evangelios de la Infancia
A nosotros, desde nuestra cultura, nos puede sorprender la libertad con que elaboraron los
episodios de la infancia de Jesús, porque estamos acostumbrados a buscar la verdad histórica
de los hechos y, cuando nos acercamos a estos textos y descubrimos que no coinciden en lo
que cuentan e incluso se contradicen, pensamos en seguida que algo es mentira. Pero para los
evangelistas, y en general para la gente de su época, lo importante era el significado de los
acontecimientos y no los acontecimientos en sí. Por eso, para elaborar sus relatos acudieron a
los géneros literarios que estaban en uso en su cultura, con los que podían decir quién era
Jesús. Hoy tenemos otra forma de contar las cosas, por eso es importante tener en cuenta
cómo lo hacían ellos y qué nos querían transmitir.
4. ¿Qué quiere decirnos Mateo?: Mateo, al recrear la infancia de Jesús, no pretende decirnos lo
que sucedió, sino lo que Jesús significa en la historia de la Salvación. Así, a través de su
genealogía nos dice que él es el Mesías esperado por Israel, lo que se confirma a través de las
citas de cumplimiento del Antiguo Testamento y del nacimiento virginal. Los sueños nos hacen
notar la iniciativa y presencia de Dios en toda la historia. El relato de los Magos, la huida a
Egipto o la matanza de los inocentes nos acercan a las repercusiones de la venida de Jesús, con
lo que supone rechazo o acogida. Por eso nosotros, cuando nos acerquemos a estos primeros
capítulos, no podemos ir con ojos de historiador moderno, sino con mirada de creyentes. A
través de ellos Mateo anima a su comunidad a vivir la fe en medio de los problemas concretos
que entonces tenían. Nosotros podemos también reconocernos en estos relatos y en sus
personajes y descubrir cómo afrontar la vida desde la fe, aprendiendo a ver las señales
cotidianas de Dios en la historia.
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DEC
25
1. Mateo 1,18-25
Guión Nº 1
Mateo 1,18-25
1. Oración Inicial: Ven, oh Espíritu Creador. Sé luz para el entendimiento de la Palabra que hoy
escucharemos. ¡Ven, Señor Jesús! AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Mateo 1,18-25: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) Cuando José lo supo: ¿Cuál fue su primera reacción? ¿Qué le reveló el ángel de Dios en
sueños?
4) Según las palabras del ángel: ¿Quién es el hijo que nacerá de María? ¿Qué nombre
recibirá y qué significa?
5) En cumplimiento de las palabras del profeta ¿Qué nombre pondrán al hijo? ¿Qué
significa?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En los planes divinos no todo está garantizado, porque están involucradas la libertad y la
voluntad humanas: ¿Qué nos sucede cuando Dios cambia los planes o proyectos que tenemos?
¿Qué aprendemos de la conducta de José?
b) El desconcierto de José, con la noticia del embarazo, lo dispone para comprender la acción
de Dios en su vida. A veces, cuando todo discurre "normalmente", no somos capaces de
percibir lo nuevo. Lo imprevisto rompe esquemas. Cuente su experiencia al respecto.
c) El ángel ayuda a José a entender la acción de Dios en lo sucedido. Ángel quiere decir
"mensajero". Hoy son muchos "los mensajeros" que nos orientan en la vida. A veces obran en
las reuniones, en las conversaciones, en los encuentros bíblicos, en los hechos, etc. Cuente su
experiencia al respecto.
d) Es el Espíritu de Dios que produce vida nueva en María. Compartir experiencias cómo, en
nuestra historia, el Espíritu de Dios ha producido vida nueva.
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Padre bueno y misericordioso, cuando hacemos nuestra propia voluntad nos
perdemos, se diluye el sentido de nuestra vida y arrastramos personas a la perdición; que al
contemplar hoy a María y José, obedientes a tu voluntad, sintamos también nosotros el placer
y la necesidad de adherir a Ti nuestro ser y nuestra voluntad. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. Una clave de lectura para el Evangelio de Mateo: El Evangelio de Mateo se dirige a una
comunidad de judíos convertidos, que viven una profunda crisis de identidad con relación a su
pasado judío. Cuando en el año 65, d.C., explotó la rebelión contra Roma, los judíos cristianos
no participaron y abandonaron Jerusalén. Los fariseos hicieron lo mismo. Después de la
destrucción de Jerusalén en el año 70, los fariseos organizaron lo que quedaba del pueblo y se
declararon de un modo más decidido en contra de los cristianos, que terminaron por ser
excomulgados. Esta excomunión hizo más agudo el problema de la identidad. Ahora,
oficialmente excomulgados, no podían frecuentar sus sinagogas. Y surge para ellos la pregunta:
¿A quién pertenecen las promesas: a la sinagoga o a la iglesia? ¿Quién es el verdadero pueblo
de Dios: ellos o nosotros? ¿Es Jesús verdaderamente el Mesías? Mateo escribe su evangelio
para esta comunidad. El Evangelio de Mateo se puede definir con estas tres palabras:
1) Evangelio de la consolación para los excomulgados y perseguidos por los hermanos que no
aceptan a Jesús en calidad de Mesías (Cristo); ayuda a superar el trauma de la rotura, de la
separación.
3) Evangelio de la nueva práctica: que describe el obrar de Jesús y muestra cómo llegar a una
nueva justicia, más grande que la de los fariseos.
Mateo, toca el punto de mayor tensión entre cristianos y judíos. Partiendo de la Biblia, ellos
decían: "¡Jesús no es, no puede ser el Mesías!". Partiendo de la misma Biblia, Mateo responde
afirmando: "¡Jesús es verdaderamente el Mesías!"
3. Una irregularidad legal en María (1,18): María aparece encinta antes de convivir con José, su
prometido esposo. Quien observa las cosas desde fuera constata una irregularidad y dirá:
"¡María, que horror! Según la ley de Moisés este error merecía la pena de muerte (Dt 22,20).
Para evitar esta interpretación falsa de los hechos, Mateo ayuda al lector a ver el otro aspecto
del embarazo de María: "Concibió por obra del Espíritu Santo". A los ojos humanos puede
parecer una trasgresión a la Ley, pero a los ojos de Dios era exactamente lo contrario.
4. La justicia de José (1,19): El embarazo de María sucede antes de que conviva con José, no
por una desviación humana, sino por voluntad divina. Dios mismo se ha burlado de las leyes de
la pureza legal en el modo que ha hecho nacer al Mesías en medio de nosotros. Si José hubiese
obrado según las exigencias de la ley de la época, hubiera debido denunciar a María y
posiblemente le hubieran arrojado piedras. El embarazo antes del matrimonio, según la ley de
la pureza legal, debería ser castigado con la pena de muerte (Dt 22,20). Pero José, porque era
justo, no obedece a las exigencias de las leyes de la pureza legal. Su justicia es mayor. En vez de
denunciar, prefiere respetar el misterio que no entiende y decide abandonar a María en
secreto. La justicia mayor de José salva la vida tanto de María como la de Jesús. Así, Mateo
envía un aviso importante a las comunidades de Palestina y Siria. Es como si dijera: "He aquí lo
que hubiera sucedido, si se hubiera seguido la observancia rigurosa que ciertos fariseos exigen
de ustedes. ¡Hubieran dado muerte al Mesías!” Más tarde Jesús dirá: "Si su justicia no supera la
de los escribas y la de los fariseos, no entrarán en el reino de los cielos" (Mt 5,20).
5. La aclaración del ángel y los dos nombres del hijo de María (1,20-21): "El ángel del Señor"
ayuda a descubrir la dimensión más profunda de la vida y de los sucesos. El ángel hace
entender a José que el embarazo de María es fruto de la acción del Espíritu Santo. En María
acontece la nueva creación. Es el principio del nuevo cielo y de la nueva tierra, anunciados por
Isaías (Is 65,17). El hijo de María recibe dos nombres: Jesús y Emmanuel. Jesús significa "Yahvé
salva". La salvación no viene por las cosas que nosotros hacemos por Dios, sino por las que
Dios hace por nosotros. Emmanuel significa "Dios con nosotros". En la salida de Egipto, en el
Éxodo, Dios baja junto al pueblo oprimido (Ex 3,8) y dice a Moisés: "Yo estaré contigo" (Ex 3,12)
y desde aquel momento y después no abandona más a su pueblo. Los dos nombres, Jesús y
Emmanuel, cumplen y superan la esperanza del pueblo.
6. La melodía del Evangelio de Mateo (1,22-23): "Todo esto sucedió para que se cumpliese lo
dicho por el Señor por medio del profeta". Esta frase y otras semejantes son como una
melodía, palabras que se repiten muchas veces en el Evangelio de Mateo (Mt 1,23;
2,5.15.17.23; 4,14; 8,17; 13,14.35; etc.). Revela el objetivo que el autor tiene en la mente:
confirmar a sus lectores de origen judío el hecho de que Jesús es verdaderamente el Mesías
prometido. En Él se cumplen las profecías de los profetas.
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INTRODUCCIÓN
Les hacemos llegar vía este medio electrónico, «Guiones de Lectura Orante - San Lucas». Son
50 guiones que los llevarán por casi todo el Evangelio en clave de lectura orante. No es una
simple lectura, ni tampoco un estudio. Más que un método de lectura comunitaria de la Biblia,
es una experiencia de encuentro con el Señor, pues, la dinámica interna de los pasos no se
agotan en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que, partiendo del texto escrito en
la Biblia, se busque el encuentro personal y comunitario con el Señor. De ahí, que la Lectura
Orante es una instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la
experiencia original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida. En fin, Lectura Orante
«es la Palabra de Dios escuchada, meditada, rezada y vivida».
Los guiones de lectura orante pretenden cimentar nuestra vida de fe en una práctica constante
de la lectura de la Biblia. Recordemos que La Palabra de Dios se revela «para que nuestros
pueblos tengan vida». La Palabra de Dios nos transforma en discípulos y discípulas del Reino
de Dios, para que nuestros pueblos tengan vida. «Yo vine para que tengan vida y la tengan en
abundancia». (Jn 10,10). Vida significa concretamente: tierra, trabajo, educación, salud,
participación y gozo para todos. El estudio como también lectura orante de la Biblia, tiene
sentido pleno en la construcción de una sociedad donde quepan todos y todas en armonía con
la naturaleza, en la fe de que otro mundo es posible y que es posible construir los sujetos
históricos que lo hagan posible. La lectura orante de la Biblia no es solo para nosotros(as), sino
es para que “el mundo tenga vida…”.
1) Lectura - Escucha: El objetivo de este primer paso es responder a la pregunta, ¿Qué dice
el texto? Se tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su
comunidad. Identificamos también la "palabra o versículo" que nos hable de una manera
personal (nos llamó la atención, nos impresionó más). Esa "Palabra" la llevaremos al terminar
la "lectura orante".
Los Guiones de Lectura Orante del Evangelio Según San Lucas se han desarrollado para los
grupos pastorales, animadores, movimientos y comunidades que practican la lectura orante en
Chile. Mucha gente los ha aprovechado durante los años litúrgicos, cuando se lee este
evangelio. Están hechos pensando en la lectura orante a nivel comunitario, pero también se
pueden usar a nivel personal. Los guiones son sólo instrumentos para facilitar el diálogo
amoroso con el Señor de la Vida en la "lectura orante".
Indicaciones prácticas:
1. Para acceder a los guiones, llevar el mouse a la parte superior izquierda de la página donde
dice “Classic”. Aparecerá una lista de links. Hacer un "clik" o "doble clik" sobre "Sidebar".
Aparecerá la lista completa de los guiones. Entonces, busquen el texto de San Lucas que
quieren, hagan un "clik" o "doble clik" sobre él, y aparecerá ese Guión en la parte central de la
página. Y así sucesivamente.
2. Para copiarlo, primero hay seleccionar todo el texto. Una vez todo seleccionado, se pulsa
la combinación de teclas CTRL + C o bien, nos situamos sobre la zona de texto seleccionada y
pulsamos con el botón derecho del ratón y seleccionamos la opción Copiar. La que nos sea más
cómoda. En seguida, abrir el nuevo documento en su procesador de texto y pegarlo de dos
modos:
b. Con las opciones del Menú pulsando el botón derecho del ratón y seleccionando la línea
Pegar.
c. Tal vez la copia no aparece totalmente como su formato original en el Blog, pero en pocos
minutos podrán acomodar el guión al tamaño y formato que más le gusta. Para después
imprimir o guardarlo.
Finalmente, quiero agradecer a la animadora bíblica Clotilde León Ibaceta, por su buen consejo
y colaboración en la revisión y corrección de esta publicación.
A propósito, están disponibles los Guiones de Lectura Orante de los otros evangelios. Les invito
a visitar sus páginas:
gbarmasse@gmail.com
«Tenemos que ver con los ojos bien abiertos y con los pies bien puestos en la tierra, pero el
corazón bien lleno de Evangelio y de Dios». (Mons. Oscar Romero)
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DEC
27
Guión Nº 50
Lucas 24,45-53
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu Santo para que nos ayude a leer la Biblia como
Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Tu palabra nos oriente a fin de que
también nosotros(as) podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar que Tú
estás vivo en medio de nuestra historia como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
b. Leer el texto: Lucas 24,45-53: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Qué promete Jesús para que sus discípulos(as) pudieran ser sus "testigos"?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús nos llama a ser testigos, ¿Qué significa en nuestros días ser testigos de Jesús? ¿Cómo
vivir para hacer vida hoy el proyecto de Jesús?
b) ¿En qué damos verdadero «testimonio» de Jesús y de su Causa? ¿En qué no lo damos
suficientemente o en verdad, aún no lo damos?
c) ¿Qué señales damos de interés por los(as) demás y por su liberación de esclavitudes,
adicciones o angustias, de sufrimientos, marginación, opresión o depresión?
d) La misión nace del Espíritu: ¿Cómo dejarnos guiar por el Espíritu Santo?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios Padre bueno, al celebrar con gozosa esperanza la ascensión de tu amado
Hijo Jesús, que fue crucificado por ser fiel a tu voluntad de vida digna para todos y todas, te
pedimos que, con la fuerza del amor del Espíritu Santo, le sigamos al servicio de tu Reino de
justicia, de amor y de paz. Espíritu de Jesús, fecunda nuestras comunidades, para que sean
testimonio vivo del Evangelio, vivido hoy, en nuestros días. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
2. Es Lucas, tanto en el Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles, el único autor que
habla de la Ascensión en todo el Nuevo Testamento. Sin embargo, las diferencias sobre el
particular de ciertos aspectos y símbolos en el mismo evangelista, sorprende a quien se
detiene un momento a contrastar el final del evangelio (24,46-53) y el comienzo de los Hechos
(1,1-11). En realidad, los discursos no son opuestos, pero resalta en concreto, que la Ascensión
se posponga “cuarenta días”, en los Hechos de los Apóstoles, mientras que en el Evangelio todo
parece suceder en el mismo día de la Pascua. Esto último es lo más determinante ya que la
Ascensión no implica un grado más o un misterio distinto de la Pascua. Es lo mismo que la
Resurrección, si ésta se concibe como la “exaltación” de Jesús a la derecha de Dios. ¿Qué es lo
que pretende Lucas? Simplemente establecer un período determinado, simbólico, de cuarenta
días en que lo determinante es lo que se refiere a hablarles del Reino de Dios y a prepararlos
para la venida del Espíritu Santo. Jesús instruye a sus discípulos de nuevo, confirmándolos en
su fe todavía frágil, para estar alerta. El tiempo Pascual extraordinario, nos quiere decir Lucas,
está tocando a su fin y el Resucitado no puede estar llevándolos de la mano como hasta ahora.
Deben abrirse al Espíritu porque les espera una gran tarea en todo el mundo, hasta los confines
de la tierra.
Hay una promesa muy importante: recibirán la fuerza de lo alto, el Espíritu Santo, que les
acompañará siempre. Lucas, pues, usa el misterio de la Ascensión para llamar la atención sobre
la necesidad de que los(as) discípulos(as) entren en acción. Hasta ahora todo lo ha hecho Jesús
y Dios con él; pero ha llegado el momento de una ruptura necesaria para la Iglesia en que tiene
que salir de sí misma, de la pasividad gloriosa de la Pascua, para afrontar la tarea de comunicar
la buena noticia del Reino de Dios.
3. El último gesto: Jesús era realista. Sabía que no podía transformar de un día para otro
aquella sociedad donde veía sufrir a tanta gente. No tenía poder político ni religioso para
provocar un cambio revolucionario. Sólo tenía su palabra, sus gestos y su fe grande en el Dios
de los que sufren. Por eso le gusta tanto hacer gestos de bondad. «Abraza» a los niños de la
calle para que no se sientan huérfanos. «Toca» a los leprosos para que no se vean excluidos de
las aldeas. «Acoge» amistosamente a su mesa a pecadores e indeseables para que no se
sientan despreciados. No son gestos convencionales. Le salen desde su voluntad de hacer un
mundo más amable y solidario en el que las personas se ayuden y se cuiden mutuamente. No
importa que sean gestos pequeños. Dios tiene en cuenta hasta el «vaso de agua» que damos a
quien tiene sed.
A Jesús le gusta sobre todo «bendecir». Bendice a los pequeños y bendice sobre todo a los
enfermos y desgraciados. Su gesto está cargado de fe y de amor. Desea envolver a los que más
sufren con la compasión, la protección y la bendición de Dios. No es extraño que, al narrar la
despedida de Jesús, Lucas lo describa levantando sus manos y «bendiciendo» a sus discípulos.
Es su último gesto. Jesús entra en el misterio insondable de Dios y sus seguidores quedan
envueltos en su bendición.
La Iglesia ha de ser en medio del mundo una fuente de bendición. En un mundo donde es tan
frecuente «maldecir», condenar, hacer daño y denigrar, es más necesaria que nunca la
presencia de seguidores de Jesús que sepan «bendecir», buscar el bien, hacer el bien, atraer
hacia el bien. Una Iglesia fiel a Jesús está llamada a sorprender a la sociedad con gestos
públicos de bondad, rompiendo esquemas y distanciándose de estrategias, estilos de actuación
y lenguajes agresivos que nada tienen que ver con Jesús, el profeta que bendecía a la gente con
sus gestos y palabras de bondad.
4. Ascensión y Pentecostés son las fiestas de la madurez cristiana. Son un llamado a prolongar
la misión de Jesús con nuestras percepciones de la realidad, criterios, decisiones. "La fuerza del
Espíritu" (Hch.1,7) está con nosotros. No se trata de quedarse inmóviles mirando hacia arriba y
lamentando la ausencia del Señor, sino de ponerse en camino y llevar su Evangelio "a todos los
confines de la tierra" (Hch.1,8). Por ello todo intento de mantener a los(as) cristianos(as) en
una actitud de dependencia e inmadurez sin reales responsabilidades y voz en la Iglesia es
contrario al sentido de la fiesta que celebramos hoy. Ser adulto en la fe es una exigencia
evangélica, y el adulto debe tener opinión sobre la misión común.
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DEC
27
Guión Nº 49
Lucas 24,35-48
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo y explícanos las Escrituras. Haz que
arda nuestro corazón mientras nos hablas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 24,35-48: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué estaban haciendo los discípulos que retornaron de Emaús? ¿Qué dice Jesús al
llegar? ¿Cómo reaccionaron los discípulos?
5) ¿Qué estaba escrito en la Biblia que explicaba lo que iba a suceder a Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Los discípulos creen que se trata de un fantasma. Existen hoy también imágenes de Jesús
confusas. Aclarar la imagen de Jesús es una exigencia para el(la) discípulo(a). ¿Qué desafíos
presenta para nosotros(as)? ¿Qué imagen de Jesús debemos presentar?
c) Abrió sus inteligencias para comprender las Escrituras: ¿Escuchamos la Palabra de Dios en
la Biblia? ¿Nos ayuda su lectura a entender mejor la vida y las cosas que pasan y nos pasan?
Explique.
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. Ahora los once entran en la plenitud del mensaje pascual, gracias al encuentro con el
resucitado. Él les descubre el sentido profundo de las Escrituras y los envía como testigos a
predicar la conversión y el perdón de los pecados para toda la humanidad. Para esta ingente
tarea, los(as) discípulos(as) cuentan con la ayuda y la fuerza del Espíritu que es quien guía el
anuncio del evangelio en el tiempo de la Iglesia como se advierte leyendo el libro de los Hechos
(Hch 1,8)
3. Aparición a los discípulos (24,36-49): Ahora los once entran en la plenitud del mensaje
pascual, gracias al encuentro con el resucitado. Habían recibido ya el testimonio de Pedro (Lc
24,34), pero necesitaban la experiencia personal del encuentro con Jesús resucitado. Esta
experiencia personal es el fundamento de la fe de los creyentes de todos los tiempos, aunque
el testimonio de los otros, que han creído antes, sea indispensable. Jesús les descubre el
sentido profundo de la Escritura. Esta no sólo encuentra en él su cumplimiento sino su
intérprete (Lc 24,44-45).
Y les envía como testigos a predicar la conversión y el perdón de los pecados para toda la
humanidad. Para esta ingente tarea los(as) discípulos(as cuentan con la ayuda y la fuerza del
Espíritu, cuya presencia implícita les prepara para Pentecostés (Lc 24,49). Tenemos también en
este texto todos los elementos de lo que será la futura misión de la Iglesia. El testimonio
apostólico tendrá como tema central la muerte y resurrección de Jesús como el Mesías
anunciado por el Antiguo Testamento (Lc 24,44.46). Y desde Jerusalén se anunciará a todos los
pueblos la conversión y el perdón de los pecados. Es una breve síntesis que desarrollará san
Lucas ampliamente en el libro de los Hechos (véase Hch 1,8).Jesús resucitado no es un cadáver
reanimado (como pudo serlo el hijo de la viuda de Naín, Lc 7,11-17). Jesús, con su resurrección,
ha sido plenamente asumido en la vida divina. Sin embargo, y esta insistencia está muy
presente en el relato, a pesar de ser un hecho que trasciende la experiencia humana, se trata
de un hecho real, aunque no equiparable a lo empírico y mensurable. Anunciando que el Señor
resucitado tiene carne y huesos, Lucas va más allá de lo que el relato previo de Emaús y la
misma aparición súbita en medio de sus discípulos sugieren. Parece querer evitar la creencia
en un resucitado no real. El Señor resucitado es Jesús de Nazaret crucificado, y Lucas procura
subrayar la continuidad existente entre el uno y el otro, como hace Juan en su evangelio (Jn
20,19-29). Pero no debemos olvidar, para tener una experiencia total de este encuentro, la
discontinuidad subrayada por Pablo en 1 Cor 15,35-50. La plena comprensión de la
resurrección de Jesús nace de la dialéctica entre identidad y alteridad.
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DEC
25
Guión Nº 48
Lucas 24,13-35
1. Oración Inicial: Padre Bueno, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con atención
la Palabra, comprenderla, gustarla y sentirla arder como un fuego dentro de nosotros(as).
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 24,13-35: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Por qué usó Jesús las Escrituras en el hecho que narra este texto?
5) ¿Qué sucedió con los discípulos mientras Jesús les explicaba las escrituras?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿Cuáles son las semejanzas y cuáles las diferencias entre la situación de los dos discípulos y
nuestra situación actual?
c) ¿Cuáles son hoy los factores que ponen en crisis nuestra fe y nos causan tristeza?
d) En la vida de los dos discípulos: ¿Cuál fue el resultado de la lectura de la Biblia hecha por
Jesús?
e) ¿En qué puntos la interpretación hecha por Jesús critica nuestra manera de leer la Biblia y
en qué puntos la confirma?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús que estás vivo en medio de nosotros(as). No tardes más y escucha
el grito de los pobres que te miran para obtener la salvación, justicia y paz. Danos ojos limpios
y un corazón puro para saber discernir tu presencia activa y fecunda en los acontecimientos
de nuestro “hoy” que se nos presenta tan gris y falto de rayos de esperanza. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
2. El modo como Lucas narra el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, nos indica la
forma como las comunidades del tiempo de Lucas usaban la Biblia y hacían lo que hoy
llamamos Lectura Orante de la Biblia. Tres son los aspectos o los pasos que caracterizaban el
proceso de interpretación de la Escritura:
a) Tener presente la realidad (24,13-24): Jesús encuentra a los dos amigos en una situación de
miedo y dispersión, de desconfianza y de turbación. Estaban huyendo. Las fuerzas de la
muerte, la cruz, habían matado en ellos la esperanza. Jesús se acerca y camina con ellos,
escucha la conversación y pregunta: "¿De qué están hablando?" La ideología dominante les
impide entender y el tener una conciencia crítica: "Nosotros esperábamos que el fuese el
liberador, pero…" (24,21). Su fe sólo alcanzaba a ver en Jesús a un profeta de Dios. Su tristeza
expresa el fracaso de sus expectativas mesiánicas. La cruz era para ellos el fin de toda
esperanza. ¿Cuál es hoy la conversación del pueblo que sufre? ¿Cuáles son hoy los hechos que
ponen en crisis nuestra fe? Este paso es importante: acercarte a las personas, escuchar la
realidad, los problemas, ser capaces de hacer preguntas que ayuden a mirar la realidad con una
mirada más crítica.
b) Leer el Texto Bíblico (24,25-27): El propio Jesús muestra que el camino para entender su
persona y actividad es la lectura de la Biblia. Mostrando todo lo que en la Biblia se refiere a Él,
no es para dar una lección sobre la Biblia, sino para iluminar el problema que hacía sufrir a sus
dos amigos y luego clarificar la situación que estaban viviendo. Con la ayuda de la Biblia, Jesús
coloca a los dos discípulos en el proyecto de Dios y les indica que la historia no se escapa de la
mano de Dios. Jesús no usa la Biblia como un doctor que ya lo sabe todo, sino como un
compañero que quiere ayudar a sus amigos a recordar lo que ellos habían olvidado: Moisés y
los Profetas. En el tiempo de la Iglesia, los discípulos de Jesús han de abandonar la idea de un
Mesías poderoso y nacionalista (24,19.21) para creer en un Mesías que por el sufrimiento entra
en la gloria 24,26). Lucas es el único autor del Nuevo Testamento que habla explícitamente del
Mesías sufriente (24,46; Hch 3,18; 17,3; 26,23). Así, con la ayuda de la Biblia, se ilumina la
situación y se transforma la cruz, señal de muerte, en señal de vida y esperanza. Así lo que
impide ver, se convierte en luz y fuerza a lo largo del camino. Nos muestra aquí que las
primeras comunidades fueron descubriendo el sentido de la vida de Jesús gracias a la lectura
de la Biblia. La Palabra de Dios en la Biblia es, por tanto, un lugar claro donde se manifiesta la
presencia de Jesús resucitado. Es en la lectura comunitaria de la Biblia (aquí es una comunidad
de tres) donde las personas encuentran al Jesús que da sentido a la vida.
c) Celebrar y Compartir en Comunidad (24,28-32): La Biblia, por sí sola, no abre los ojos, pero
¡hace arder el corazón! (Lc 24,32). Lo que abre los ojos y hace descubrir a los amigos la
presencia de Jesús, es el compartir el pan, el gesto comunitario. Las palabras con las que se
describe este último gesto nos evocan la Eucaristía de la Iglesia primitiva. Jesús hace los
mismos gestos que había realizado en la última Cena Pascual con los discípulos (22,19): toma el
pan, lo bendice, lo parte y lo entrega. En este momento ellos lo reconocen. En el momento en
que es reconocido, Jesús desaparece. Y ellos mismos experimentan la resurrección, renacen y
caminan solos. Jesús no se apropia del camino de sus amigos. No es paternalista. Resucitados,
los discípulos son capaces de caminar por sus pies. Este paso consiste en: saber crear un
ambiente orante de fe y fraternidad, donde el Espíritu pueda obrar. Es el Espíritu el que hace
descubrir y experimentar la palabra de Dios en la vida y nos lleva a entender el sentido de las
palabras que Jesús dice (Jn 14,26; 16,13). Y es sobre todo en este punto de la celebración, en el
que la práctica de las comunidades eclesiales de base, sostenidas por las esparcidas por el
mundo, nos ayudan a nosotros(as) a encontrar de nuevo el antiguo pozo de la Tradición para
beber su agua.
3. El objetivo: Resucitar y regresar de nuevo a Jerusalén; ser testigos y constructores del Reino
(24,33-35). Todo ha cambiado en los dos discípulos. Ellos mismos resucitan, se animan y
regresan a Jerusalén, donde continúan estando activas las fuerzas de muerte que mataron a
Jesús, pero en donde se manifiestan también las fuerzas de la vida en el compartir la
experiencia de la resurrección. Valor en lugar de miedo. Fe en vez de ausencia. Esperanza en
vez de desesperación. Conciencia crítica, en vez de fatalismo ante el poder. Libertad en vez de
opresión. En una palabra: ¡Vida en vez de muerte! Y en lugar de la noticia de la muerte de
Jesús, ¡la Buena Noticia de la Resurrección! Quiere así este relato responder también a una
pregunta que se hacían los miembros de la comunidad lucana y que es todavía pertinente. Si
Jesús ha resucitado y está vivo, ¿Dónde podemos encontrarlo? En realidad, los que caminaban
por el camino de Emaús eran las comunidades de Lucas (y las nuestras hoy). Cada uno y cada
una somos el compañero o la compañera de Cleofás (24,18). Junto a él, transitamos por los
caminos de la vida, buscando una palabra de apoyo, de esperanza y orientación en la Palabra
de Dios.
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DEC
25
Guión Nº 47
Lucas 24,1-12
1. Oración Inicial: Padre, que por la victoria de tu Hijo sobre la muerte, nos abriste la entrada a
la plenitud de la vida, te pedimos enviar tu Espíritu Santo para poder leer y comprender tu
Palabra contenida en la Biblia. Que sepamos descubrir e interpretar a la luz de la Palabra los
signos de tu vida divina presente en nuestra historia y acogerlos con fe para vivir así siempre
animados y fuertes en la construcción de tu Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: La narración de la tumba vacía del Evangelio de Lucas pone en la boca de dos
personas, vestidos de blanco, el significado de la Resurrección de Jesús. Para las mujeres que
fueron al sepulcro al amanecer del primer día de la semana, y para nosotros(as) hoy, no
podemos buscar a Jesús entre los muertos porque está vivo: está con y en medio de la
humanidad. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 24,1-12: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Quiénes son las primeras personas en visitar el sepulcro de Jesús? ¿Cómo se llaman?
4) ¿Qué les dijeron los dos hombres vestidos de blanco? Su mensaje, ¿Qué las hizo recordar?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Sería bueno que muchos varones anunciaran lo que les trasmitieron las mujeres. ¿Por qué
hasta hoy son las mujeres las que sostienen como columnas el testimonio en la Iglesia con
niños y en la comunidad? ¿Qué desafíos nos presenta esta realidad?
b) No podemos buscar a Jesús entre los muertos, porque está vivo, en medio de nosotros(as).
¿Dónde y en quienes encontramos hoy su rostro?
c) Los apóstoles no creyeron lo que las mujeres les narraron. Entre los judíos, las mujeres no
eran personas creíbles: “mucha mujer, mucha mentira”, se afirmaba entre los judíos. ¿Existen
hoy situaciones de no querer dar credibilidad a las mujeres? Explicar.
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
2. Las mujeres fueron las primeras en creer en la Buena Nueva de la resurrección (Mt 28,9-10;
Mc 16,9-10; Lc 24, 4-11; Jn 20,11-18). Las mujeres, a las que Lucas especialmente las recuerda
por nombre: María Magdalena, Juana y María madre de Santiago y otras se transforman en las
primeras anunciadoras y mensajeras de la fe central del cristianismo a los once apóstoles y a
otras personas.
3. El sepulcro vacío: El testimonio de la Resurrección comienza con una crisis. Las mujeres,
discípulas de Jesús, van al sepulcro, son numerosas para Lucas, a los nombres conocidos añade:
"y las demás que estaban con ellas" (vs.10). Encuentran vacío el sepulcro. El cuerpo del Señor
no está (24, 3), la primera reacción es de desconcierto: "no sabían qué pensar" (vs.4). Avisados
por las mujeres, los discípulos no les creyeron, nunca se cree a quien se considera "inferior".
Pedro fue hasta el sepulcro, pero "sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo
sucedido" (vs.12). Sin embargo, ese vacío, esa ausencia, remiten a la plenitud de una presencia.
El cuerpo de Jesús no está en el sepulcro porque está vivo. "¿Por qué buscan entre los muertos
al que está vivo?" (vs. 6), preguntarán los mensajeros del Señor a María Magdalena, Juana y
María la de Santiago. Y nos lo siguen preguntando hasta hoy. El Dios en quien creemos es el
Dios de la vida. Eso es lo que celebramos muchas veces en medio de una situación que golpea
duramente a los pobres y pone en ellos su marca de muerte temprana e injusta; pero en medio
también de generosas expresiones de solidaridad de esos mismos pobres. Creer en la
Resurrección implica defender la vida de los más frágiles de la sociedad. En ellos, los pobres y
oprimidos, debemos encontrar al Señor; en los vivos, pero amenazados de muerte, está el
Cristo resucitado. Buscarlo entre los vivos lleva a comprometerse preferentemente con quienes
ven su derecho a la vida violado permanentemente.
4. La Resurrección es una Pascua: Afirmar la Resurrección del Señor es afirmar la vida frente a
la muerte. Ahora bien, para un cristiano(a) la Resurrección es una Pascua, es decir un paso. En
la Biblia, Pascua es el tránsito de la opresión de Egipto a la tierra prometida. Celebrarla
significaba rememorar el don de la liberación. En ese contexto inscribió Jesús su obra, ella es
un paso de la opresión y la muerte hacia la libertad y la vida. A ese paso nos incorporamos por
el bautismo, por él estamos "muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús" (Rom 8,11).
No hay afirmación de la vida sin pasar por la muerte, sin confrontarla. Ese es el testimonio que
tantos nos han dado en América Latina en este tiempo, fieles al Dios de la vida y por eso
enfrentados a la muerte injusta. Su Pascua, en comunión con la de Jesús, ilumina nuestra
realidad. Hace ver la crueldad de la pobreza, la injusticia y la soledad, pero levanta también
nuestra esperanza en Aquel que es necesario buscar entre los vivos, porque "ha resucitado"
(24, 6). Por eso a ellos también hay que buscarlos no entre los muertos, sino entre los vivos.
6. No podemos buscar a Jesús entre los muertos, porque está vivo, en medio de nosotros(as).
Sólo nos corresponde descubrir el rostro de Jesús en las miles de personas que pasan por la
calle, en los niños tristes y desnutridos, en las mujeres que necesitan un trozo de pan para ellas
y sus hijos; en el hombre maloliente que está a nuestro lado en el templo, en todos los
hombres y mujeres que por diferentes caminos buscan a Jesús.
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DEC
25
Lucas 23,35-43
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada uno(a), pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y docilidad a su
Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Existían varias esperanzas mesiánicas del pueblo judío en el tiempo de Jesús:
unos esperaban a un nuevo rey, al estilo de David; otros, un caudillo militar que fuera capaz de
derrotar el poderío romano; otros como un nuevo Sumo Sacerdote, que purificaría el Templo.
En los tres casos, se esperaba un Mesías triunfante y poderoso. Sin embargo, es en el texto de
hoy que vamos a descubrir de qué manera Cristo es “Rey”. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 23,35-43: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué hacían y decían las autoridades? ¿Qué hacían y decían los soldados?
4) ¿Qué hacía y decía a Jesús uno de los criminales crucificados con Él? ¿Qué le recrimina el
otro? ¿Y qué le dice a Jesús? ¿Qué le responde el Señor?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) De las actitudes de Jesús en la cruz: ¿Qué aprendemos para ser mejores discípulos(as)?
b) Jesús no es un rey como los de este mundo que usan su poder para dominar y en beneficio
propio. Servir, no dominar es la gran norma del Reino que proclama el Señor. A la luz de esta
norma:
2) En nuestra comunidad: ¿Somos fieles al nuevo modelo de relaciones entre las personas
que nos presenta Jesús, o bien seguimos el modelo autoritario, represivo, impositivo y
excluyente? ¿Qué nos falta para servir y no dominar?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Concluyamos nuestro encuentro retomando todo lo que hemos reflexionado y
orado, digamos juntos el Padre Nuestro Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. El letrero con la causa de la condena de Jesús: "Este es el rey de los judíos". De hecho, Jesús
es el rey, pero un rey diferente. No aquel que quita la vida de los demás para mantener su
poder y dominio, sino aquel que da la propia vida para que todos tengan libertad y vida. El es el
Mesías-Rey de Is 11, 1-9, que traería el reinado de la justicia y de la paz. Sin embargo, parece
que este reinado cuesta la sangre de Jesús y de todos los inocentes que luchan por la justicia y
la paz.
3. ¿Es ese un rey? ¿De qué reino?: Jesús es condenado a muerte por decirse rey. Así lo afirman
sus acusadores; y así lo reconoce el propio Jesús ante Pilato, representante del rey (el
emperador romano) cuyo ejército ocupaba Palestina y oprimía a sus habitantes (23,1-3). Esa
condición de rey está en una inscripción colocada en la parte superior de la cruz (23,38). Ella
contrasta con la situación física del hombre clavado en ella. El pueblo, que había escuchado su
predicación miraba desconcertado, consternado quizás, al crucificado. Los magistrados
(literalmente: los jefes) que habían sido cuestionados por esa misma predicación se burlaban,
disfrutaban su victoria. Aquel que se presentaba como Salvador no es capaz de salvarse él
mismo, esto -pensaban- lo desprestigiará ante el pueblo (vs.35-38). Habían entendido mal, una
vez más. Pero nosotros corremos también el riesgo de no comprender. Afirmando -por
ejemplo- que Jesús reconoce ser rey de un reino puramente espiritual, sin relación con este
mundo. EL Reino de Dios que proclama el Mesías es una realidad global, nada escapa a ella. La
oposición radical no está aquí entre lo espiritual y lo temporal, lo religioso y lo histórico, sino
entre poder de dominación y poder de servicio. Jesús no es un rey como los de este mundo,
que dominan y maltratan a quienes tienen bajo ellos; no utiliza su poder en beneficio propio,
por eso no se salva a sí mismo. El Señor vino a enseñarnos que todo poder (político, religioso,
intelectual) está al servicio de los oprimidos y desvalidos.
4. Servir, no dominar; esa es la gran norma del Reino que proclama el Señor. Se le traiciona
entonces cuando empleamos el poder recibido -cualquiera que él sea- para imponer nuestras
ideas, y mantener privilegios. Cuando, por ejemplo, como personas de Iglesia aprovechamos
nuestra situación en la sociedad para hacer oídos sordos a los derechos de aquellos que no
participan de nuestra fe. Una actitud de servicio supone sensibilidad para escuchar al otro, sólo
ese testimonio podrá abrir corazones y mentes al anuncio del Reino de Cristo. El
comportamiento de Jesús, que no utilizó su poder en beneficio propio, quebró la dureza de uno
de los malhechores con los que Jesús fue crucificado (23,40-41). El testimonio del Señor le hizo
entender de qué Reino Jesús era rey. De un Reino que desde hoy, en este mundo y en esta
sociedad, debe cambiar nuestra manera de ver las cosas, de relacionarnos con otros y debe
impulsarnos a encarnar en nuestra historia grandes valores del reinado de Dios.
5. ¡Acuérdate de nosotros! Jesús y su proyecto dividen incluso a los mismos criminales. Uno de
ellos se burla de Jesús y desafía su mesianismo, es decir, lo instiga para que use el poder para
liberarse y liberar a los demás. Muchos ven en este criminal al pueblo judío, que esperaba el
Mesías político, que restauraría la grandeza de la nación. Es preferible ver en él a todos
aquellos que imaginan posible vencer el poder opresor a través de otro poder. ¿Será que la
lucha por el poder terminará algún día? El otro subversivo se convierte al proyecto de Jesús.
Reconoce que no es por la fuerza ni por el poder como la justicia, la libertad y la vida se hacen.
El Reino es el amor que trae la verdad y la justicia, y de allí la libertad y la vida para todos. Este
es el paraíso para el cual Dios creó a toda la humanidad.
6. La Crucifixión: En la presentación que se hace de los dos malhechores crucificados con Jesús,
Lucas opone dos tipos de personas que encarnan dos maneras de reaccionar ante la salvación
que nos trae Jesús. Su inocencia brilla nuevamente y la ejerce en el perdón con» un signo más
de su señorío. El buen ladrón ha sabido leer los signos de los tiempos y ha reconocido en el
crucificado al Mesías que va a participar de la gloria en la resurrección. Estar hoy en el paraíso
no expresa un dato cronológico, sino que la salvación empieza a hacerse realidad desde la cruz.
Tampoco el paraíso lo debemos entender como un lugar en el que se espera el momento de la
resurrección final; es más bien la manera de expresar que la salvación definitiva llega a la vida
de este ladrón arrepentido. Los creyentes de la comunidad lucana ven aquí el perdón de Jesús,
que está en el origen de su vida cristiana, y que han experimentado en el momento de su
conversión. Nunca es tarde, recuerda Lucas, para volver a los caminos del evangelio. Cualquier
día puede ser el hoy (23,43) de la salvación.
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DEC
25
Guión Nº 45
Lucas 23,1-49
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu
voluntad y así mostrar que otro mundo es posible, más semejante a tu imagen. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 23,1-49: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué dice Pilato a las autoridades judías sobre las supuestas faltas de Jesús? ¿Cómo
respondió la gente?
4) ¿Cuáles fueron las palabras de Jesús desde la cruz? ¿Qué dijo al hombre crucificado a su
lado?
5) ¿Cuáles fueron las últimas palabras de Jesús antes de morir? ¿Qué dijo el capitán
Romano?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús aparece claramente como el inocente, el justo perseguido. ¿Conocemos hoy casos de
personas que mueren inocentemente por causa del bien, de la verdad, de la justicia?
e) La devoción personal a Jesús lleva a veces a muchos cristianos(as) al olvido de «la Causa»
de Jesús, el Reino de Dios. Poner ejemplos de esta situación. ¿Es nuestro caso?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios omnipotente y eterno, que has dado como modelo a los seres humanos a
Cristo tu Hijo, nuestro Salvador, hecho hombre y humillado hasta la muerte de cruz, haz que
tengamos siempre presente la gran enseñanza de su Pasión para poder participar en la gloria
de su Resurrección. Tú, que nos has amado hasta el extremo, enséñanos a amar a los demás
con todas nuestras fuerzas y que nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se
traduzca en obras de justicia, de amor y de servicio a favor de todas las personas, para así
extender tu Reino en la tierra. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
En segundo lugar, la cruz aparece en este relato de la Pasión como un verdadero sacramento
del amor divino: la revelación de la misericordia en medio del sufrimiento. Lucas no pone la
atención en los aspectos negativos y crueles de esta situación. En su narración se omiten
recuerdos o referencias que aparecen en los otros evangelistas como la flagelación o la
coronación de espinas que sirven para inculpar a los que llevaron a Jesús a la muerte. Lucas nos
quiere hacer descubrir el amor del Padre hacia su Hijo y hacia toda la humanidad, aún en esta
situación de dolor. Jesús no aparece abandonado en el Calvario (no se cita a Zac 13,6 sobre la
dispersión del rebaño): está acompañado de amigos y conocidos (Lc 23,49 en contraposición
con Mt 27,55-56 y Mc 15,40-41). Y reemplaza el grito del Salmo 21 (22) que cita Mateo por la
manifestación ilimitada de confianza del Salmo 30,6 (31,6): “Padre, en tus manos encomiendo
mi espíritu”.
A la luz de todo esto es comprensible el papel que desempeña en este relato de la Pasión la
actitud del perdón, sólo explicable desde el misterio de la misericordia. En definitiva todo el
mundo queda limpio y se insiste en hechos positivos, sólo explicables desde la virtud
reconciliadora del sufrimiento de Jesús o desde su actitud de perdón: el caso de Pilato (Lc
23,4.13-15.20-22); el del agresor a quien Pedro cercenó una oreja y que es sanado por Jesús (Lc
22,51); el de Pedro (Lc 22,61); el de todos los judíos(Lc 23,34); el del malhechor bueno (Lc
23,39-43); el del centurión (Lc 23,47); el de la reconciliación entre Herodes y Pilato (Lc 23,6-12).
Jesús aparece claramente como el inocente, el justo perseguido. Aún en el proceso de los
romanos, Pilato proclama la inocencia de Jesús. El centurión también reconoce su inocencia.
Sólo en Lucas Jesús se dirige con palabras consoladoras a las mujeres que de lejos lo siguen.
Realmente, Lucas ha sido llamado el evangelio de las mujeres y de la misericordia con los más
pobres e ignorados, y las mujeres hacían parte de la clase marginada en Israel. Pero, para Jesús,
en todo el evangelio de Lucas, las mujeres hacen parte del discipulado y merecen un trato
respetuoso. Ahora, camino del Calvario, la fidelidad de las mujeres a su maestro es reconocida
por el Señor.
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DEC
25
Guión Nº 44
Lucas 22,1-2.14-27
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu para que Él nos ayude a leer la Biblia del mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Tu palabra nos oriente
a fin de que también nosotros, como los discípulos, podamos experimentar la fuerza de tu
resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de
fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El centro del relato es cuando Jesús nos habla de su cuerpo y de su sangre
ofrecido en lugar de las ofrendas pascuales tradicionales. Lucas quiere mostrar que la
Eucaristía cristiana sustituyó a la Pascua judía, asumiendo el sentido que ésta poseía y
llevándolo al máximo. De esta manera la Pascua asume un significado universal y la liberación
que ella registra es una liberación total y para toda la humanidad. Abramos nuestros corazones
a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 22,1-2.14-27: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué dice Jesús sobre el pan partido y la copa de vino entregada? ¿Qué encomendó Jesús
a sus discípulos?
4) ¿Sobre qué discutían los discípulos después de la celebración y qué enseñanza dio Jesús?
5) Después de la discusión sobre quién era el más importante: ¿Qué dice Jesús sobre sí
mismo?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
e) ".. .yo estoy entre ustedes como el que sirve". ¿Cómo vivimos en nuestras comunidades
esta actitud de Jesús?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
3. La cena pascual: Quizás la tradición más antigua de este relato, donde se nota menos la
reflexión teológica de la comunidad cristiana después de pascua, la tengamos en Lc 22,16. La
frase es enigmática pero debe remontarse hasta el Jesús terreno. Esta pascua que celebra con
sus discípulos está a la espera de su cumplimiento en el banquete escatológico. En él estará
presente Jesús, lo que nos indica que su muerte no es el fin, sino el paso a un banquete
definitivo en el reino. Es la misma perspectiva de Lc 22,18. El fruto de la vid estará también,
como lo decían las imágenes proféticas del Antiguo Testamento, en el centro de este banquete
futuro, como ahora también lo está en la comida que Jesús celebra con sus discípulos. Pero la
reflexión cristiana sobre estos textos ha llevado a cabo una profundización teológica
importante. El relato transforma la comida tradicional judía en anuncio de la muerte de Jesús
como inicio de la nueva alianza. Lucas insiste en el alcance de la celebración. Estos gestos
remiten a su muerte en cruz que da origen a la nueva alianza, la cual sólo alcanzará su plenitud
en el reino que viene. Esta nueva alianza que nace de la sangre de la cruz, nos lleva al relato de
la antigua en la que también la sangre selló la alianza de Dios con su pueblo (Ex 24,4-8). Pero
además evoca el texto de Jr 31,31-34, en el que el profeta habla esperanzadamente de una
nueva alianza futura. Lo prometido se transforma en realidad por la muerte de Jesús. Este
relato, repetido por las comunidades cristianas, adquiere también el sello de sus celebraciones.
4. El texto de Lucas combina dos tradiciones: un discurso de despedida que inserta también
una catequesis sobre el servicio fraterno, y la celebración de la última cena muy marcada por
las eucaristías de las primeras comunidades. El discurso tiene su desarrollo pleno en Jn 13-17,
pero en Lucas, mucho más que en los otros sinópticos, aparecen algunos detalles del mismo (Lc
22,14-15.24-30.35-38). Esta despedida por parte de Jesús es, probablemente, un recuerdo
histórico que han conservado tanto Lucas como Juan, aunque su desarrollo en el cuarto
evangelio tenga muchos rasgos de la teología joánica. Parece probable que en este momento,
en que su suerte estaba echada, Jesús se dirigiera a sus discípulos para explicarles el sentido de
su vida y de la muerte que se avecina. El centro del relato está en 22,19-20 donde Jesús nos
habla de su cuerpo y de su sangre, ofrecidos en lugar de las ofrendas pascuales tradicionales.
Con sus palabras y su acción transforma la pascua judía en la nueva pascua fundada en la
entrega de su vida y prefigura la comida mesiánica en el tiempo de la salvación definitiva. Su
muerte es, además, descrita como la del Siervo de Yahvé de Isaías (Is 52,13-53,12). El relato
termina con la revelación de la traición de Judas. En Marcos y Mateo estas palabras de Jesús se
pronuncian antes de la cena pascual. Lucas las pospone, acentuando así su carácter exhortativo
para los cristianos de todos los tiempos. Frente a la donación total que Jesús hace de su vida,
se contrapone la infidelidad de uno de los Doce. Es un recuerdo que resuena en nuestros oídos
como advertencia: todo participante en la eucaristía puede transformarse en un nuevo Judas si
no comprende la vida como donación y entrega al servicio del evangelio y del mundo (22,24-
30).
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DEC
25
Lucas 21,25-36
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que nos ayude a leer e interpretar la
Biblia. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Escritura, en la creación, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en tos pobres y en los que sufren. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Poco antes del texto de hoy, Lucas habla de la destrucción de Jerusalén (21,20-
23). Ahora, alude al triunfo de Jesús (usa el término griego, "parusía") y a la actitud que deberá
tener la comunidad cristiana. En este acontecimiento habrá fenómenos extraños y
desconcierto pero cuando comienzan se acerca nuestra liberación y se acerca el Reino de Dios.
Jesús dice que no debemos preocupamos ni buscar saber cuándo eso pasará... mas bien, pide
que sus discípulos(as) estén prevenidos(as) y orando en todo tiempo. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 21,25-36: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué sentimientos han tenido durante la lectura? ¿De miedo o de esperanza? ¿Por qué?
3) Nombra las señales que aparecerán antes de la venida del Hijo del Hombre. ¿Qué significa
la comparación con la higuera?
4) Según Jesús: ¿Cuál debe ser nuestra actitud cuando comienza a suceder y por qué?
5) ¿De cuáles conductas se debe cuidar para que no caiga de improviso ese día?
a) Hoy, cuando se habla de la manifestación gloriosa de Jesús, las posiciones son muy
variadas. Algunas personas tienen miedo. Otras permanecen indiferentes. Otras comienzan a
vivir con más seriedad. Y todavía otras, cuando oyen una terrible noticia, exclaman: "¡El fin del
mundo está cerca!" ¿Y tú? ¿Tienes una opinión al respecto?
b) En las situaciones de muerte que vive el mundo de hoy (injusticia, guerras, desastres
naturales, hambre), ¿Qué interpretación hacemos de estas realidades? ¿Cómo signos del fin
del mundo o como situaciones de injusticia que merecen ser rechazadas y corregidas?
d) ¿Qué es lo que hoy empuja a la gente a tener esperanza o a resistir? ¿Somos testigos de
esperanza? ¿Cuál es el ideal que me anima a continuar luchando hacia el futuro?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Oh Dios, que nos llamas a la Esperanza. Acoge nuestras limitaciones y temores,
y libera toda tu fuerza en nosotros(as), para que renazcamos a una esperanza nueva y seamos
tus instrumentos en la transformación del mundo. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. El contexto del discurso de Jesús: El texto de hoy es parte del así llamado "discurso
escatológico" (Lc 21,5-36). Este discurso está presentado como respuesta de Jesús a una
pregunta de los discípulos. Ante la belleza y grandeza del templo de la ciudad de Jerusalén,
Jesús había dicho: "¡No quedará piedra sobre piedra!" (21,5-6). Los discípulos querían que
Jesús les diese más información sobre esta destrucción del templo y pedían: "¿Cuándo
sucederá esto, Maestro, y cuáles serán las señales de que estas cosas están a punto de
suceder?" (21,7).
En el tiempo de Jesús (año 33), de frente a los desastres, guerras y persecuciones, mucha gente
decía: "¡El fin del mundo está cerca!" La comunidad del tiempo de Lucas (año 85) pensaba lo
mismo. Además, a causa de la destrucción de Jerusalén (año 70) y de la persecución de los
cristianos, que duraba ya unos cuarenta años, había quien decía: "¡Dios no controla los
acontecimientos de la vida! ¡Estamos perdidos!" Por esto, la preocupación principal del
discurso es el de ayudar a los discípulos y discípulas a discernir los signos de los tiempos para
no ser engañados(as) por estas conversaciones de la gente sobre el fin del mundo: "¡Atención!
¡No se dejan engañar!" (21,8).
3. Señales en el sol, en la luna y en las estrellas (21,25-26): Estos dos versículos describen tres
fenómenos cósmicos. (1) "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas"; (2) el fragor del
mar y de las olas"; (3) "las potencias del cielo se conmoverán”. En los años 80, época en la que
escribe Lucas, estos tres fenómenos no se habían manifestado. Las comunidades podían
afirmar"¡Este es la última señal que falta antes del fin!" A primera vista, parece más terrible
que las precedentes, ya que Lucas dice, que suscita angustia y causa temor en la gente y en las
naciones. En realidad, aunque su apariencia es negativa, estas imágenes cósmicas sugieren
algo positivo, a saber, el comienzo de la nueva creación que substituirá la antigua creación (Ap
21,1). El comienzo del cielo nuevo y de la tierra nueva, anunciada por Isaías (Is 65,17).
Introducen la manifestación del Hijo de Dios, el comienzo de nuevos tiempos.
4. La llegada del Reino de Dios y la manifestación del Hijo del Hombre (21,27): Esta imagen
viene de la profecía de Daniel (Dn 7,1-14). Daniel dice que después de las desgracias causadas
por los cuatro reinos de este mundo (Dn 7, 1-14), vendrá el Reino de Dios (Dn 7,9-14). Estos
cuatro reinos, todos, tienen apariencia animal: león, oso, pantera y bestia feroz (Dn 7,3-7). Son
reinos animales. Quitan la vida a la vida (¡incluso hoy!). El Reino de Dios aparece con el aspecto
de Hijo de Hombre. O sea, con el aspecto humano de la gente (Dn 7,13). Es un reino humano.
Construir este reino que humaniza, es tarea de las comunidades cristianas. Es la nueva historia,
la nueva creación, a cuya realización debemos colaborar.
5. Una esperanza que nace en el corazón (21,28): Lucas, dice: "Cuando comiencen a acaecer
estas cosas, ¡alcen los ojos y levanten la cabeza, porque su liberación está cerca!" Esta
afirmación índica que el objetivo del discurso no es el de causar miedo, sino sembrar esperanza
y alegría en el pueblo que estaba sufriendo por causa de la persecución. Las palabras de Jesús
ayudaban a las comunidades a leer los hechos con lentes de esperanza. Deben tener miedo
aquellos que oprimen y avasallan al pueblo. Ellos, sí, deben saber que su imperio se ha
acabado.
6. Exhortación a la vigilancia (21,34-36): ¡Dios siempre llega! Viene cuando menos se espera.
Jesús da consejos a la gente, de modo que siempre estén atentos: (1) Evitar lo que pueda
turbar y endurecer el corazón (disipaciones, borracheras y afanes de la vida); (2) Orar siempre
pidiendo fuerza para continuar, esperando en pie la venida del Hijo del Hombre. La atención a
lo que vendrá no elimina la exigencia de hoy. No se trata de una espera pasiva, lo propio es la
vigilancia, la atención a tos signos de los tiempos (21,29-33), en ellos se manifiesta el Señor. La
oración debe ser de "todo tiempo", ella constituye un gesto y una experiencia de gratuidad. De
la gratuidad del amor de Dios que da sentido pleno a la exigencia que hace auténtica la
esperanza.
7. ¿Cuando vendrá el fin del mundo? Cuando decimos "fin del mundo", ¿de qué estamos
hablando? ¿El fin del mundo del que habla la Biblia o el fin de este mundo, donde reina el
poder del mal que destroza y oprime la vida? Este mundo de injusticia tendrá fin. Ninguno sabe
cómo será el mundo nuevo. El mundo nuevo de la vida sin muerte (Apoc 21,4), sobrepasa a
todo, como el árbol supera a su semilla (1 Cor. 15,35-38). Los primeros cristianos estaban
ansiosos o deseaban saber el cuándo de este fin (2 Tes 2,2; Hech 1,11). Pero "no toca a ustedes
conocer tos tiempos y los momentos que el Padre ha fijado con su autoridad" (Hech 1,7). El
único modo de contribuir al final es dar testimonio del Evangelio en todo momento y acción,
hasta los confines de la tierra (Hch 1,8).
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DEC
25
Guión Nº 42
Lucas 21,5-19
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada uno(a), pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y docilidad a su
Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 21,5-19: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿De qué les advierte Jesús? ¿Cuáles son algunas situaciones o sucesos que ocurrirán?
¿Significa que habrá llegado el fin?
4) ¿Qué pasará antes con los discípulos de Jesús? ¿En qué sentido todo esto sería una
oportunidad para ellos(as) y cómo deben prepararse?
5) ¿Qué esperanza les ofrece para los tiempos difíciles? ¿Dónde está la buena noticia en este
discurso?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Hay cristianos(as) luchando por construir un mundo más justo y solidario y por eso son
perseguidos, calumniados y odiados. ¿Qué estamos haciendo en nuestro país (barrio, escuela,
etc.) por construir el Reino de Dios y su justicia, libertad, amor, y paz?
b) ¿Hemos encontrado dificultades o conflictos por dar testimonio de Jesús? Dar ejemplos.
c) La realidad que vive tanta gente está generando desconcierto, desilusión y desesperanza.
¿Qué estamos haciendo o qué podemos hacer para devolverle a la gente la esperanza?
d) Lo que es importante, nos dijo Jesús, es mantenerse firmes y perseverantes. ¿Qué significa
esto para nosotros(as) hoy en nuestras vidas?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
3. El fin de Jerusalén no es el fin del mundo: En el Templo, las personas admiran la construcción
y los donativos ofrecidos en pago de promesas. Pero Jesús acaba con la fascinación al anunciar
que todo será destruido y tomado por los romanos. Se cumplirá lo que habían anunciado los
profetas y el mismo Jesús. Sin embargo, el ataque de los romanos entre el 66 y el 70 DC había
provocado muchas preguntas en los judíos y en los cristianos. ¿Habría llegado el tan anunciado
fin del mundo? No, responde el Evangelio. Esto no es un final. Es solamente el fin de una fase
de la historia, el tiempo de Israel, el antiguo pueblo de Dios. Antes del fin, anunciado en los vs.
10-11, vendrá el tiempo del nuevo pueblo de Dios, abierto a toda la humanidad y fundado en
la Palabra y en la acción de Jesús. Antes del fin deberá ser anunciado el Reino de la justicia.
Será la última oportunidad para la humanidad.
4. Dar por Terminado: Jesús está en Jerusalén. Algunos de los que lo acompañan se admiran al
contemplar «la belleza del templo». Jesús, por el contrario, siente algo muy diferente. Sus ojos
de profeta ven el templo de manera más profunda: en aquel lugar grandioso no se está
acogiendo el reino de Dios. Por eso, Jesús lo da por acabado: «… no quedará piedra sobre
piedra: todo será destruido». De pronto, sus palabras han roto la insensibilidad y el autoengaño
que se vive en el entorno del templo. Aquel edificio espléndido está alimentando una ilusión
falsa de eternidad. Aquella manera de vivir la religión sin acoger la justicia de Dios, ni escuchar
el clamor de los que sufren, es engañosa y perecedera: «todo aquello será destruido». Las
palabras de Jesús no nacen de la ira. Menos aún, del desprecio o el resentimiento. El mismo
Lucas nos dice un poco antes que, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, Jesús «se echó a
llorar». Su llanto es profético. Los poderosos no lloran. El profeta de la compasión sí. Jesús llora
ante Jerusalén porque ama la ciudad más que nadie. Llora por una «religión vieja» que no se
abre al reino de Dios. Sus lágrimas expresan su solidaridad con el sufrimiento de su pueblo, y, al
mismo tiempo, su crítica radical a aquel sistema religioso que obstaculiza la visita de Dios:
Jerusalén (¡la ciudad de la paz!) «no conoce lo que conduce a la paz» porque «está oculto a sus
ojos». La actuación de Jesús arroja no poca luz sobre la situación actual. A veces, en tiempos de
crisis, la única manera de abrir caminos a la novedad creadora del reino de Dios es dar por
terminado aquello que alimenta una religión caduca, pero no genera la vida que Dios quiere
introducir en el mundo. Dar por terminado algo vivido de manera sacra durante siglos, no es
fácil. No se hace condenando a quienes lo quieren conservar como eterno y absoluto. Se hace
«llorando» pues los cambios exigidos por la conversión al reino de Dios hacen sufrir a muchos.
Los profetas denuncian el pecado de la Iglesia llorando.
5. Los seguidores de Jesús serán maltratados y perseguidos: Pero esto debe ser una ocasión
para dar fe de la enseñanza del Señor. Lo sabemos bien en un continente en que ese
testimonio ha llegado hasta la entrega de la vida. Lucas ve las cosas desde el punto de vista de
las víctimas de la persecución. Además, asegura que el Señor asistirá a sus testigos en ese
momento a fin de que resistan y contradigan a sus adversarios. El les dará la elocuencia y la
sabiduría necesarias para enfrentar las acusaciones que les hagan. En el libro de los Hechos,
Lucas nos presentará varios de estos casos en la persona de los primeros predicadores del
Evangelio. Entre quienes se opondrán a los seguidores de Jesús estarán incluso personas muy
cercanas, lo que hará aún más doloroso el momento. La previsión de todos estos problemas,
que no han sido ajenos a la experiencia histórica de los(as) cristianos a lo largo de los siglos, no
impide, más bien estimula a Lucas a subrayar las razones de esperanza. Nuestro texto termina
con la reafirmación de un convencimiento: "no perecerá ni un cabello de su cabeza”.
¡Manténganse firmes y se salvarán! (vs.18-19). El Señor estará con aquellos que hablan en su
nombre. Es un llamado a la constancia, a la perseverancia, a seguir firmes en la esperanza.
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DEC
25
Guión Nº 41
Lucas 20,27-38
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que podamos leer e interpretar el texto
bíblico de hoy. Tu palabra nos oriente a fin de que nosotros(as), como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a la gente que Tú estás vivo
en la historia como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: Los saduceos, que colaboraron frecuentemente con los romanos y procedían
de la burguesía de Jerusalén próxima al templo, eran conservadores en materia religiosa. Sólo
aceptaban plenamente las leyes del Pentateuco y no daban tanta importancia a los profetas,
los otros escritos y la tradición oral. De ahí su oposición al tema de la resurrección. Son ellos los
que proponen a Jesús un caso difícil para mostrar que es absurdo creer en la resurrección.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 20,27-38: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué historia cuentan los saduceos a Jesús para mostrar que no puede haber
resurrección?
3) En la respuesta de Jesús: ¿Por qué dice que los hombres y las mujeres son hijos(as) de
Dios?
4) ¿Qué referencia hace Jesús a Moisés para mostrar que también el libro de Éxodo nos hace
saber que los muertos resucitan?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué experiencias hemos vivido que revelan que Dios no es dios de muertos sino de
vivos?
b) ¿Qué debemos hacer para ser portadores de vida y esperanza para las personas que viven
horrores de violencia o para las que han perdido a sus seres queridos?
c) ¿Qué podemos hacer para que los enfermos graves o terminales puedan descubrir la
presencia de Dios como un Dios de vivos y no de muertos?
d) Ante la muerte, mucha gente hace preguntas y muchas de ellas son para recriminar a Dios.
¿Cómo reaccionamos frente a una aparente “ausencia de Dios” en momentos difíciles que
genera la muerte? ¿Estamos preparados para encontrarnos cara a cara con el Señor Jesús?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios de Vida, que en Jesús has hecho renacer nuestra esperanza de un cielo
nuevo y una tierra nueva; te pedimos que nos ayudes siempre a defender la vida. Que sepamos
transmitir a nuestros hermanos y hermanas, con la palabra y con las obras, las razones de la
esperanza que nos sostiene. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Después de este largo camino, Jesús finalmente entra en Jerusalén. Hasta este
momento Jesús sólo se había acercado a Jerusalén. Lo primero que hace es una acción
profética: la expulsión de los vendedores del Templo. El texto, tomado de Marcos, está muy
reducido. Luego viene el texto 19,47-48 que hace inclusión con el final de toda la sección en
21,37-38. Esta inclusión busca enmarcar toda la sección y presentar la actividad de Jesús en el
Templo como enseñanza. En el Templo Jesús se confronta con las autoridades, pero enseña al
Pueblo. La llegada de Jesús a Jerusalén está marcada por dos reacciones diferentes: el pueblo
pobre lo aclama como el Rey-Mesías, instaurador de la justicia y de la paz, liberador de los
pobres y débiles (19,29-40). Las autoridades, en cambio, se sienten amenazadas en su prestigio
y poder.
4. La ley del levirato: Los Saduceos niegan la resurrección de los muertos, porque según ellos,
este objeto de fe no formaba parte de la revelación que Moisés se les había dado. En Israel, la
fe en la resurrección de los muertos aparece en el libro de Daniel escrito en el 605-530 a.c.
(Dan 12: 2-3). La encontramos asimismo en 2 Mac 7: 9, 11, 14, 23. Para ridiculizar la fe en la
resurrección de los muertos, los Saduceos citan la prescripción legal de Moisés sobre el levirato
(Dt 25, 5), es decir el antiguo uso de los pueblos semíticos (hebreos inclusive), según el cual el
hermano o un pariente cercano de un hombre casado, fallecido sin hijos, tiene que casarse con
la viuda para asegurar: a) al difunto una descendencia (los hijos iban a considerarse legalmente
como hijo del difunto), y b) un marido para la mujer, ya que las mujeres dependían del marido
para su sustentamiento.
5. Controversias Con Las Autoridades: Es evidente que Jesús no va a Jerusalén como peregrino
sino para enfrentarse proféticamente con las autoridades del Templo que, desde la ciudad,
mantienen al pueblo sometido a la explotación y opresión. Ya se puede prever este gran
enfrentamiento: los poderosos matarán a Jesús, pero El se convertirá en el núcleo alrededor
del cual se reunirá el pueblo de Dios (20, 9-19). El pasaje que se nos propone para nuestra
reflexión hoy constituye una parte central del texto de Lucas 20,20 - 22,4 y cuyo argumento son
las discusiones con las autoridades. Ya en el comienzo del capítulo 20, Lucas nos presenta
algunos conflictos surgidos entre Jesús, los sacerdotes y los escribas (vs.1-19). Aquí Jesús está
en conflicto con los Saduceos, quienes aceptaban como revelación sólo los escritos de Moisés
(vs. 28) negando así el desarrollo gradual de la revelación bíblica. En este sentido se entiende
más la frase “Moisés nos dejó escrito” pronunciada por los Saduceos en este malicioso debate,
pensado como una trampa para acechar a Jesús. Para probar la resurrección, Jesús cita Ex 3,6
(Lc 20,37-38). En el Pentateuco, que los saduceos admitían como normativo de su fe, Dios
habla de sí mismo como del Dios de los patriarcas, que habían muerto hacía siglos. Comienza
así, una nueva fase de la historia donde el pueblo se reunirá alrededor del Dios de la vida que
no quiere la muerte y el sacrificio: sino la libertad y la vida. En efecto, Jesús no es sólo el hijo y
heredero de David, que restableció la monarquía gloriosa de Israel (20, 41-44). Jesús es el Hijo
del Dios de la vida y vino para dar vida. El pueblo debe estar atento para no ser engañado por
los que poseen el poder del saber pero lo utilizan solo en provecho propio (20, 45-47). En
adelante, el saber genuino es el que lleva al pueblo a la liberación y la vida.
6. Un Dios que libera: El Dios de los padres y madres del pueblo judío es Yahvé, el Dios de la
vida. La fe en la resurrección es la fe en un Dios que da, y quiere, la vida para todos(as) "porque
para él todos viven" (20,38). Por eso es un Dios liberador. La fe y la esperanza en la resurrección
deben traducirse en un compromiso por defender la vida. Sabemos lo que eso implica en
nuestros tiempos, en el que las fuerzas de la violencia y muerte parecen atemorizar a la gente,
en particular a los más pobres y oprimidos. La fe en la resurrección no nos saca de la historia,
por el contrario hace que nos insertemos profundamente en ella, llevando la convicción de que
su sentido último está en la vida. Creer en el Dios de los vivos nos hace rechazar la muerte
temprana e injusta infligida a tantas personas.
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DEC
24
Guión Nº 40
Lucas 19,1-10
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Haz que el texto
bíblico se convierta en Palabra viva y produzca en nosotros(as) el seguimiento fiel a Jesús para
la extensión del Reino de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 19,1-10: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Quién es Zaqueo? ¿En qué situación social vive? ¿Qué quería lograr y qué hace para
lograrlo?
3) ¿Cuál es la actitud de Jesús y qué le dice a Zaqueo? ¿Cómo le responde Zaqueo? ¿Cómo
reaccionó la gente?
4) ¿Qué cambio produce en la vida de Zaqueo el encuentro con Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Zaqueo fue despreciado y marginado por ser cobrador de impuestos para Roma: ¿De qué
manera nuestra comunidad acoge a las personas despreciadas y marginadas?
c) El encuentro de Jesús con Zaqueo nos recuerda una experiencia tantas veces repetida a lo
largo de la historia: la de aquellas personas que cambiaron de vida después de conocer a Jesús.
¿Conocemos experiencias parecidas?
d) ¿Cómo experimento en mi vida la misericordia de Dios? ¿Qué significa convertirse para ti?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Te damos gracias Señor porque en Jesús nos has manifestado tu rostro de
Padre Misericordioso. Te pedimos que nos ayudes a cambiar y a transformar nuestras vidas
asumiendo actitudes verdaderas de conversión que se expresen en Justicia, Solidaridad y Amor.
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Estamos llegando al final del camino que comenzó en el capítulo 9. Durante el
viaje, no se sabía bien por dónde andaba Jesús. Sólo se sabía que iba en dirección a Jerusalén.
Ahora, por fin, la geografía queda clara y definitiva. Jesús llega a Jericó, en el valle del Jordán.
Es la última parada antes de que el peregrino llegue a Jerusalén. Fue en Jericó donde terminó
el largo camino del éxodo por el desierto durante 40 años. El éxodo de Jesús también está a
punto determinar. Al atravesar la ciudad encuentra a Zaqueo, un publicano que quería verle.
Los publicanos eran marginados por los judíos. Este texto pone de manifiesto algunas de las
características y temas más destacados del evangelio de Lucas: la ternura y la misericordia de
Dios con los pecadores, la necesidad de la conversión, la radicalidad de las exigencias de Jesús
frente al problema de la injusticia social, la exigencia de renunciar a los bienes, la predilección
de Jesús por los más excluidos y abandonados y la apertura a los paganos.
3. El hombre rico: El primer dato que nos da el texto lucano se refiere al hecho de que Zaqueo
era jefe de publicanos y rico. No se trata, por lo tanto, de cualquier persona, por tanto, sino de
un jefe de recaudadores de impuestos, mal vistos por los judíos por colaborar con los
dominadores romanos. Zaqueo era, sin duda, un hombre que manejaba y poseía dinero. La
presencia de Jesús le resulta una interpelación. El evangelio no dice, sin embargo, cuáles eran
los motivos que tenía Zaqueo para ver a Jesús. Sólo deja constancia de su entusiasmo y los
esfuerzos de este hombre de baja estatura -por eso, la subida a la higuera (vs.3-4)- para poder
ver al Señor. Desde su ubicación en el árbol, Zaqueo recibe el llamado de Jesús: bájate de allí,
porque hoy tengo que alojarme en tu casa (vs. 5). Enseguida, Zaqueo baja del árbol y recibe a
Jesús (vs.6). Jesús entra en la casa de Zaqueo, pero el relato deja bien claro que es Jesús quien
invita a Zaqueo a abrir la puerta. La iniciativa está de parte de Jesús. Zaqueo responde a la
invitación de Jesús, se pone de pie, firme, y responde prometiendo el reparto de la mitad de
sus bienes a los pobres y la restitución a los que han sido víctimas de su afán de lucro y de su
colaboración con el ocupante romano (vs.8). La presencia de Jesús produce un efecto en el
estilo de vida de Zaqueo: empieza a ser solidario y a compartir.
4. Nadie está excluido(a): El relato muestra que Jesús se dirige también a los ricos. Nadie está
excluido de la llamada a participar en el Reino. Pero la llamada de Jesús al rico es la invitación a
dejar de serlo, a dejar de acaparar para sí. Es la invitación a abrirse a los pobres, a ser solidario
y a compartir con ellos. El evangelio destaca la condición de publicano de Zaqueo. Es decir, su
condición de despreciado por la sociedad judía. El Reino es también para aquellos que no son
bien vistos socialmente. Jesús no excluye a nadie. Si alguien es excluido del Reino, es porque él
mismo se ha excluido. La intención de Jesús es siempre la voluntad de salvar, sobre todo de
salvar lo que estaba perdido (vs.10). El texto plantea también el verdadero parentesco con
Abrahán. Ser hijo de Abrahán -y aquí podemos añadir ser hijo(a) de Dios- no es un asunto de
sangre, de raza, de cultura. Lucas resume bien la experiencia de su comunidad confrontada con
el acontecimiento que nos narra este relato: el Hijo del hombre salva lo perdido, lo
despreciado, lo que no cuenta ante los ojos humanos.
5. La actitud de Jesús es sorprendente: sale al encuentro de Zaqueo y le regala su amor: lo
mira, le habla, desea hospedarse en su casa, quiere compartir su propia miseria y su pecado
(robo, fraude, corrupción) y ser acogido en su libertad para la conversión. La actitud de Jesús es
la que produce la conversión que se realiza en la libertad. Todo lo que le pasa a Zaqueo es fruto
del amor de Dios que actúa en su hijo Jesús, es la manifestación de la misericordia y la
compasión de Dios que perdona y da la fuerza para cambiar. De esta manera la vida se
reconstruye y nos podemos liberar de todas las ataduras que nos esclavizan, podemos
entregarlo todo, sin miedos y sin restricciones. Con esta actitud, Zaqueo se constituye en
prototipo de discípulo(a), porque nos muestra de qué manera la conversión influye en nuestra
relación con los bienes materiales; y en segundo lugar nos recuerda las exigencias que conlleva
seguir a Jesús hasta el final. Aquí la salvación que llega en la persona de Jesús opera un cambio
radical de vida.
6. Un Llamado a la Conversión: No dudemos que Jesús nos está llamando a que cambiemos
radicalmente nuestra vida. El Señor nos propone unirnos a Él y, a ejemplo de Zaqueo, ser
capaces de despojarnos de todo lo que no nos permite vivir auténticamente como
cristianos(as). Esta misma experiencia es la de tantos testigos de Jesús que se convirtieron y
recuperaron la vida. Aceptemos la mirada de Jesús, dejemos que El se encuentre con
nosotros(as) en el camino e invitémoslo a nuestra casa para que El pueda sanar nuestras
heridas. No tengamos miedo, dejémonos seducir por el Señor para confesar nuestras mentiras,
arrepentirnos, expresar nuestra necesidad de ser justos(as), devolver lo que le hemos quitado a
otras personas... No dudemos, Jesús nos dará la fuerza de su perdón. El Señor está con
nosotros(as) para que experimentemos su amor. ¡El ya nos ha perdonado; otro(a) “yo” es
posible!
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DEC
24
Guión Nº 39
Lucas 18,9-14
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu Santo para ayudarnos a comprender tu Palabra.
Ilumina nuestras inteligencias y comunícanos la fuerza necesaria para seguir lo que Tu Palabra
nos va a revelar. Haz que nosotros(as) como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar sino
también poner en práctica la Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy es la última de las parábolas propias de Lucas. Nos coloca
delante del fariseo y del publicano. Junto con la parábola del guión anterior, de la viuda y del
juez (18,1-8), forma una pequeña unidad, cuyo objetivo es el de ayudarnos a descubrir cómo
debe ser nuestro comportamiento orante ante Dios. Abramos nuestros corazones a escuchar
la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 18,9-14: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) En el Templo: ¿Qué actitud tiene y cómo reza el fariseo? ¿Y el publicano? ¿Qué llama más
la atención en los dos?
4) ¿Cuál es la opinión de Jesús sobre los dos? ¿Quién volvió justificado a su casa y quién no?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿Nos creemos a veces mejores o despreciamos a los demás? ¿Somos humildes ante Dios y
ante los(as) demás? ¿Qué nos falta?
c) ¿Qué nos enseña esta parábola sobre la oración? ¿Cómo debe ser nuestro
comportamiento orante ante Dios?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios Padre Nuestro, cuyo Hijo se encarnó en nuestro linaje humano
despojándose de sus títulos de gloria y pasando por "uno de tantos", enséñanos a caminar tras
sus huellas, poniendo nuestro corazón sinceramente en la verdadera gloria: dar nuestra vida
humildemente en el amor y el servicio del Reino de Dios. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. El fariseo y el publicano: La parábola comienza con la frase: “A algunos que se tenían por
justos y despreciaban a los demás les dijo esta parábola". Lucas se refiere, simultáneamente al
tiempo de Jesús y a su tiempo, en el que las comunidades de tradición antigua despreciaban a
las personas que procedían del paganismo (Hch 15,1-5). Dos hombres suben al templo a orar:
un fariseo y un publicano. En aquella época, se decía que un publicano no valía para nada y no
podía dirigirse a Dios, porque era una persona impura. En la parábola, el fariseo agradece a
Dios por ser mejor que los otros. Su oración es un elogio de sí mismo, de sus buenas cualidades
y un desprecio de los demás. El publicano no se atrevía ni siquiera a levantar los ojos, sino que
se golpeaba el pecho diciendo: "Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador". Si Jesús
hubiera preguntado a la gente, ¿quién volvió reconciliado?, todos hubieran dicho: "El fariseo".
Jesús piensa diferente: Quien volvió reconciliado con Dios no fue el fariseo, sino el publicano.
De nuevo, Jesús pone todo al revés.
3. El problema del fariseo es lo que no dice. No cuenta nada sobre sus pecados. Solamente
tiene en cuenta sus méritos. Peor aún, se compara con el pecador, afirmando que Dios lo
escucha a él y no al pecador. El fariseo no tiene cómo ser perdonado, pues, ¡ni siquiera ha
tomado conciencia de sus pecados! El cobrador de impuestos, al contrario, tiene ojos para ver
sus pecados. Su única petición es de misericordia, es decir, pedir perdón. La parábola pone en
escena los dos extremos de la sociedad judía: el fariseo, que se juzga justo y perfecto, y el
cobrador de impuestos, que era considerado marginal por su propio oficio de recaudar
impuestos para el Imperio romano opresor. Hay en Lucas, por tanto, una llamada a la humildad
dirigida a aquellos que están seguros de ser justos por sus obras y que hacen además alarde de
su «justicia» frente a los que parecen estar fuera de la ley (15,7; 16,15).
4. Creerse justo(a): En los evangelios los fariseos no son sólo personajes históricos que Jesús
tuvo que confrontar. El fariseísmo es presentado también como la tentación permanente del
cristiano. El Señor hace ver, en esta parábola por ejemplo, que la condición de discípulos(as) no
debe llevar a la soberbia y al desprecio de los demás. El fariseo es, en los evangelios, aquel que
habla de una manera y actúa de otra, un hipócrita. Esa incoherencia está presente en el
comportamiento de muchos cristianos y es una peligrosa posibilidad para los que
pertenecemos a la Iglesia. Lo que el Señor quiere de su Iglesia es una actitud humilde y
servidora, que no tema reconocerse pecadora y que viva como una gracia el amor y el perdón
de Dios (vs.13). La parábola es un enérgico llamado de atención al orgullo del creyente, para su
sorpresa aquellos que él desprecia, los publícanos eran considerados pecadores públicos por
los judíos bien pensantes, son vistos con simpatía por Dios (vs.14). Nadie escapa a este tirón de
orejas.
5. La vida de oración de Jesús: Lucas es el evangelista que nos dice más cosas sobre la vida de
oración de Jesús. Nos presenta a Jesús en constante oración. Jesús oraba mucho e insistía para
que la gente y sus discípulos hiciesen lo mismo. Y es en el confrontarse con Dios donde aparece
la verdad y la persona se encuentra consigo misma en toda su realidad y humildad. A
continuación, algunos momentos de Lucas en que Jesús aparece rezando:
En el templo, en la casa del Padre, cuando tenía 12 años (2,46-50); Cuando es bautizado y
asume su misión, ora (3,21); A la hora de iniciar la misión, pasa cuarenta días en el desierto
(4,1-2); En la tentación, se enfrenta al tentador con los textos de la Escritura (4,3-12); Los
sábados acostumbra a participar en las celebraciones de la sinagogas (4,16); Busca la soledad
en el desierto para orar (5,16; 9,18); En la víspera de escoger a los doce apóstoles, pasa la
noche en oración (6,12); Reza antes de las comidas ((9,16; 24,30); Antes de hablar de la
realidad y de su pasión, ora (9,18); En los momentos de crisis, sube al monte para rezar y se
transfigura mientras reza (9,28); Cuando revela el Evangelio a los sencillos, dice: "Padre, te doy
gracias" (10,21); Orando, despierta en los discípulos deseos de orar (11,1); Ora por Pedro, para
aumentar su fe (22,32); Celebra la Cena Pascual con sus discípulos (22,7,14); En el Huerto
de los Olivos ora, sudando sangre (22,41-42); En la angustia de la agonía pide a sus amigos que
oren con él (22,40-46); Pide perdón por los verdugos cuando es clavado en la cruz (23,34); Sal
31,6: En la hora de la muerte: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (23,46); Jesús
muere lanzando el grito del pobre (23,46).
Esta larga lista nos muestra lo siguiente: para Jesús, la oración está íntimamente ligada a la
vida, a los acontecimientos concretos, a las decisiones que debía tomar. Buscaba la soledad con
el Padre para poder serle fiel, para escucharlo. Rezaba los Salmos en los momentos difíciles de
su vida. Como cualquier judío piadoso, los sabía de memoria. Pero la recitación no acabó con
su creatividad. Al contrario, hizo un salmo propio: el Padre Nuestro. Toda su vida y acción
liberadora era una oración permanente: A Él se le aplica lo que dice el salmo: “¡Yo estoy en
oración!” (Sl 109,4).
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DEC
24
Guión Nº 38
Lucas 18,1-8
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Queremos leer y
escuchar tu voz y meditar tus enseñanzas. Envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra
inteligencia, para que tu Palabra penetre nuestros corazones y podamos saborearla y
comprenderla. Danos una gran fe en ti, para que tus palabras sean la luz que nos guíe por los
caminos de la justicia y de la verdad. Habla, Señor, te escuchamos y deseamos poner en
práctica tu Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy habla de la oración, un tema muy querido para Lucas. Recurre a
una parábola extraída de la vida de cada día para después dar instrucciones. Lucas presenta la
parábola de un modo didáctico: prepara una breve introducción que sirve de clave de lectura.
Después viene la parábola, y, finalmente, Jesús mismo aplica la parábola a la vida. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 18,1-8: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Qué es lo que hace y dice la viuda? ¿Qué actitud demuestra? ¿Qué cambio logra en el
juez?
5) ¿Cuál fue la actitud del juez al principio? ¿Qué cambio se da en él? ¿Por qué cambió?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) La viuda pudiera representar a personas sencillas del pueblo que, a pesar de su pequeñez
e indefensión, encuentran fuerza en su fe para defender sus derechos, los derechos de los
pobres, que son derechos de Dios. Comentar. Dar ejemplos.
b) Para nosotros(as): ¿Es necesario orar siempre sin desanimarse? ¿Por qué?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. Contexto: Es significativo que el texto enfrente a una viuda, que en la Biblia es una figura
típica de las personas más necesitadas (Ex 22,21-24; Is 1,17.23; Jr 7,6), a un adversario que
probablemente es un rico. Este podría sobornar al juez, pero la viuda no, debido a su pobreza.
Pues bien, afirma la parábola, si un juez injusto termina por hacer caso a la viuda, con mucho
más motivo lo hará Dios que se mueve impulsado por la misericordia y defiende a los débiles
(Dt 10,17-18; Eclo 35,12-18). Quizá la comunidad de Lucas, que vive en un mundo hostil y
cercano a las primeras persecuciones, se hacía la pregunta de por qué no intervenía Dios para
salvar a su Iglesia. Parecía que no escuchaba sus súplicas. Lucas encuentra en esta parábola de
Jesús una buena respuesta a esa situación de incertidumbre y de aparente silencio de Dios. Lc
18,8 anima a los creyentes a permanecer fieles al Señor, incluso cuando la fe vaya perdiendo
importancia en el mundo. Quizá el retraso de la venida del Señor y la hostilidad del mundo que
rodeaba a la comunidad lucana habían apagado el entusiasmo de la fe. La pregunta se
transforma así en una exhortación a perseverar en la fe. No es, por tanto, el conjunto de este
texto una invitación a la pasividad. La oración del creyente es como la respiración que permite
seguir viviendo los continuos compromisos evangélicos que van construyendo un mundo más
justo y fraterno. La oración no nos retira del mundo sino que nos dirige hacia él para
transformarlo según los criterios y valores del reino proclamado por Jesús.
3. Jesús propuso esta parábola para invitar a sus discípulos a no desanimarse en su intento de
implantar el reinado de Dios en el mundo. Para ello deberían ser constantes en la oración,
como la viuda lo fue en pedir justicia hasta ser oída por aquél juez que hacía oídos sordos a su
súplica. Su constancia e insistencia llevó al juez a hacer justicia a la viuda, liberándose de este
modo de ser importunado por ella. Esta parábola del evangelio tiene un final feliz, como tantas
otras, aunque así no suele suceder siempre en la vida. Porque ¿Cuánta gente muere sin que se
le haga justicia, a pesar de haber estado de por vida suplicando al Dios del cielo? ¿Cuántos
pobres luchan por sobrevivir sin que nadie les haga justicia? En medio de tanto sufrimiento, al
creyente le resulta cada vez más difícil orar, entrar en diálogo con ese Dios a quien Jesús llama
“padre”, para pedirle que “venga a nosotros tu reino”. Desde la noche oscura de ese mundo,
desde la injusticia estructural, resulta cada día más difícil mantener firme la fe. La oración que
es la necesidad extrema que viven tantas personas de nuestro pueblo pobre y maltratado. El
cristiano, consciente de la compañía de Dios en su camino hacia la justicia y la fraternidad, no
debe desfallecer, sino insistir en la oración, pidiendo fuerza para perseverar hasta implantar su
reinado en un mundo donde dominan otros señores. Sólo la oración lo mantendrá en
esperanza.
4. El contraste entre la viuda y el juez. Jesús nos muestra dos personajes de la vida real: un juez
sin consideración a Dios ni al prójimo, y una viuda que no desiste en luchar por sus derechos
ante el juez. El simple hecho de que Jesús nos muestre estos dos personajes revela que conoce
la sociedad de su tiempo. La parábola no sólo presenta a la pobre gente que lucha ante los
tribunales para ver reconocido sus derechos, sino deja también entrever el contraste violento
entre los grupos sociales. Por un lado, un juez insensible, sin religión. Por otro, la viuda que
sabe a qué puerta llamar para obtener lo que le es debido.
5. El cambio que se da en el juez y el por qué del cambio. Por mucho tiempo, pidiendo la
misma cosa cada día, la viuda no obtiene nada del juez inicuo. Finalmente el juez, a pesar de
que “no temía Dios ni respetaba a ninguno”, decide atender a la viuda y hacerle justicia. El
motivo es: liberarse de las continuas molestias. Motivo para su interés. ¡Pero la viuda obtiene
lo que quería! Es esto un hecho de la vida de cada día escogido para mostrar la eficacia de la
oración e inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. No sólo en el tiempo de Jesús
ha habido jueces injustos o personas que claman por justicia, sin conseguirla. Pero aquí la viuda
logra su objetivo a fuerza de insistencia. Afirmación de pura fe, convicción profunda de que
alguien escucha y está atento a nuestra necesidad y a nuestro grito.
6. El evangelio de Lucas sigue mostrando su sensibilidad con los problemas de los pobres y los
sencillos. En el Antiguo Testamento, las historias entre jueces y viudas, especialmente en los
planteamientos de los profetas, se multiplican incesantemente. Son bien conocidos los jueces
injustos y las viudas desvalidas (Am 5,7.10-13; Is 1,23; 5,7-23; Jer 5,28; Is 1,17; Jer 22,3). El
mismo Lucas es el evangelista que más se ha permitido hablar de mujeres viudas en su
evangelio (Lc 2,36-38; 4,25-26;7,11-17;20,47; 21,1-4). En lo que se refiere a la parábola que nos
propone, no hay por qué pensar que se tratara de una viuda vieja. Eran muchas las que se
quedaban solas en edad muy joven. Su futuro lo debían resolver luchando. Si a ello, añadimos
que la mujer no tenía posibilidades en aquella sociedad judía, entenderemos mejor los
propósitos de Lucas. Él es el evangelista que mejor ha plasmado el papel de la mujer en la vida
de la vida de la comunidad cristiana primitiva y de la sociedad de su tiempo.
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DEC
23
37. Lucas 17,11-19
Guión Nº 37
Lucas 17,11-19
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para
acoger y comprender la Palabra de Dios. Danos también la gracia, la voluntad y el valor
necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 17,11-19: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué les dice Jesús? ¿Qué sucede con los leprosos mientras iban de camino?
5) ¿De qué se extrañó Jesús? ¿Cómo acoge y confirma Jesús el gesto de gratitud del
samaritano?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Quiénes son los modernos "leprosos" que la sociedad evita, discrimina y deja al margen?
¿Cuál es nuestra proyección concreta hacia esos desvalidos?
b) En el texto, es uno venido de fuera de la comunidad de los judíos, despreciado por los de
adentro, el único que sabe reconocer el don recibido de Dios: ¿Cómo miramos a las personas
que no pertenecen a nuestra comunidad?
c) ¿Qué podemos hacer para romper con imposiciones sociales y dar testimonio de una
fraternidad que salta fronteras y separaciones?
d) ¿Qué aprendemos para nuestra vida de la actitud del leproso samaritano? ¿Vivimos en
actitud de acción de gracias? ¿Agradecemos a Dios? ¿Cómo es nuestra oración?
e) Tantas personas piden sanaciones y favores a Dios: ¿Cuántos llegan a amar a Dios y a
agradecerlo como este Samaritano?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, te damos gracias por la vida que nos regalas día a día. Hoy nos has
mostrado tu voluntad de que se rompan las barreras y fronteras que nos separan, de que los
"leprosos" de todos los tiempos sean curados y se integren a la comunidad; danos una actitud
abierta y acogedora como la suya, que destruya los efectos de la marginación y nos ayude a
construir un mundo para todos, hermanos y hermanas sin distinción. Padre Nuestro, que estás
en el cielo… AMÉN.
2. Diez leprosos: Los leprosos vivían fuera de las poblaciones; si habitaban dentro, residían en
barrios aislados del resto de la población, no pudiendo entrar en contacto con ella, ni asistir a
las ceremonias religiosas. El libro del Levítico prescribe cómo habían de comportarse éstos: “El
que ha sido declarado enfermo de afección cutánea andará harapiento y despeinado, con la
barba tapada y gritando: ¡Impuro, impuro! Mientras le dure la afección seguirá impuro. Vivirá
apartado y tendrá su morada fuera del campamento” (Lv 13, 45-46). Eran personas enlutadas
que llevan un gran dolor dentro, como lo indican sus vestiduras rotas y la cabeza al
descubierto; es uno que tiene que cubrirse la boca, porque no tiene derecho a hablar, ni
siquiera a respirar en medio de los demás, es como un muerto. Es uno que no puede rendir
culto a Dios, no puede entrar en el templo, ni tocar las cosas santas. Es por ello que los diez
leprosos van al encuentro de Jesús, se detienen lejos de El, gritándole su dolor, su
desesperación.
3. Una persona que recibe el don de Dios debe ser agradecida. Para ilustrar esta actitud del
creyente, Lucas cuenta la curación de diez leprosos que piden la misericordia de Jesús. Es
curioso ver cómo la enfermedad de estos hombres ha unido lo que la vida normal separaba.
Jamás los judíos trataban a los samaritanos. La ley de Israel mandaba que los leprosos vivieran
separados (Lv 13,46). Y el día en que estuvieran curados tenían que presentarse ante un
sacerdote para que éste comprobara su curación y les permitiera reintegrarse a la vida normal
(Lv 14), pudiendo a partir de entonces participar en las celebraciones del culto. Por eso, este
milagro de Jesús no significa sólo una curación física, sino una restauración en la vida social de
su pueblo. Sin embargo, y este es el centro de interés del relato, sólo un extranjero tuvo
bastante fe para reconocer la bondad de Dios que actuaba en Jesús. Como el samaritano
compasivo es un ejemplo de la caridad efectiva para el cristiano (10,30-37), así también éste lo
es por su actitud de agradecimiento. El elogio al samaritano se convierte en un reproche para
los hijos de Israel, los judíos (4,27).
4. Entre samaritanos y judíos habitantes del centro y sur de Israel, respectivamente- existía una
antigua enemistad. Jamás los judíos trataban a los samaritanos. Sin embargo, el grupo de
leprosos judíos había admitido entre ellos a un samaritano, el dolor los hermanaba. Éste,
cuando vio que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a
los pies de Jesús, dándole gracias. Estar a los pies de Jesús es la postura del discípulo que
aprende del maestro. Los otros nueve, que eran judíos, demostraron con su comportamiento el
olvido de Dios que tenían y la falta de educación, que impide ser agradecidos. Sólo un
samaritano, el oficialmente heterodoxo, el hereje, el excomulgado, el despreciado, el
marginado, volvió a dar gracias. Sólo éste pasó a formar parte de la comunidad de seguidores
de Jesús; los otros quedaron descalificados. Tal vez, los cristianos, estemos demasiado
convencidos de que sólo los de dentro, los de la comunidad, los de la parroquia o iglesia somos
los que adoptamos los mejores comportamientos. Con frecuencia hay gente mucho mejor
fuera de nuestras iglesias. En el evangelio de hoy es precisamente uno venido de fuera,
despreciado por los de dentro, el único que sabe reconocer el don recibido de Dios, dando una
lección magistral a quienes, a pesar de haber sido curados, no supieron que la verdadera
curación comienza con la salud del cuerpo, pero culmina en el seguimiento de Jesús que da
vida a quien se acerca a él. Aprendamos la lección del samaritano.
5. Profundización: El significado del gesto del samaritano para las comunidades de Lucas: la
mayoría de sus miembros procedían del paganismo. Después de acoger el Evangelio y ser
bautizadas, soportaban el desprecio de los cristianos de origen judío. La mancha de haber sido
paganos permanecía. También era ésa la experiencia del samaritano. Fue curado de la lepra y
ahora podía participar de la comunidad. Pero continuaba la mancha de ser samaritano, que
nadie podía curar. La experiencia de ser un eterno marginado le aumenta la capacidad de
reconocer el don de la acogida que le da Jesús. Por eso, vuelve para agradecer.
La acogida que se da a los samaritanos en el evangelio de Lucas: Jesús constata que de los diez
solamente uno ha vuelto, un samaritano, uno que no pertenecía al pueblo elegido: la salvación
es para todos, también para los lejanos, los extranjeros. Nadie es excluido del amor del Padre,
que salva gracias a la fe. Para Lucas, el lugar que Jesús da a los samaritanos es el mismo que las
comunidades deben dispensar a los paganos (no judíos). Jesús presenta un samaritano como
modelo de gratitud (17,19) y de amor al prójimo (10,30-33). Debía de ser muy chocante,
porque los samaritanos y los paganos eran lo mismo para los judíos. No tenían acceso a los
atrios interiores del templo de Jerusalén y no podían participar del culto. Se les consideraba
portadores de impureza, impuros desde el seno materno. Sin embargo, la Buena Noticia se
dirige, en primer lugar, a las personas y grupos considerados indignos de recibirla. La salvación
de Dios que nos llega por Jesús es puro don. No depende de los méritos de nadie.
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DEC
23
Guión Nº 36
Lucas 17,3-10
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Haz que el texto
bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y liberadora, que produzca en nosotros(as) la
adhesión y el seguimiento radical de Jesús. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En el texto de hoy, Lucas reúne las palabras de Jesús con las que enseña cómo
debe ser una comunidad cristiana. Reclama la atención sobre las personas débiles de la
comunidad. Quiere que los discípulos se sientan responsables de ellas y tengan una conducta
de comprensión y de reconciliación. Habla también de la fe en Dios que debe ser el motor de la
vida en comunidad. Finalmente dice que los discípulos deben servir a los demás humildemente
y con desprendimiento. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 17,3-10: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Qué actitud debe tener el discípulo(a) ante Dios con respecto al servicio que presta?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Por qué a veces resulta difícil reprender a alguien de la comunidad que tiene una
conducta inadecuada?
b) Siete veces es una cifra simbólica para indicar un perdón ilimitado. ¿De qué manera
vivimos el perdón fraterno y mutuo en nuestra comunidad? ¿Qué nos falta?
c) ¿Creemos que con una fe como un grano de mostaza tendríamos la fuerza de Dios para
cambiar el mundo? ¿Cómo es nuestra fe? ¿Acaso como un grano de mostaza?
d) Hacer de la propia vida un servicio sin esperar recompensa: ¿Somos capaces de vivir así?
e) ¿Hemos hecho lo que teníamos que hacer como cristianos(as)? ¿Creemos que se nos debe
agradecer lo que hemos hecho? ¿Somos humildes o necesitamos continuamente estar
recibiendo alabanzas o gratitud de los demás?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno, que en Jesús nos has mostrado el camino del servicio y la
entrega sin ostentación ni exigencias; haz que nosotros(as), con motivos mucho mayores,
seamos humildes, sencillos y fraternales, sin reclamar nunca honores, reconocimientos ni
agradecimientos. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto histórico: El contexto histórico del Evangelio de Lucas tiene siempre dos
dimensiones: la época de Jesús, los años treinta, en los que suceden las cosas descritas en el
texto y la época de las comunidades a las que Lucas dirige su Evangelio, más de cincuenta años
después. Al relatar las palabras y gestos de Jesús, Lucas piensa no sólo en lo que sucedió en los
años treinta, sino también, y sobre todo, en la vida de las comunidades de los años ochenta
con sus problemas y sus angustias, comunidades a las que quiere ofrecer una luz y una posible
solución (Lc 1, 1.4).
3. Diversas recomendaciones: Lucas reúne aquí varias palabras de Jesús, que tienen una fuerte
vinculación con la vida comunitaria. Se nos anima a la corrección fraterna (17,3-4), para que la
persona que ha pecado tome conciencia de su falta y se arrepienta (Lv 19,17), y se nos solicita
el perdón como actitud permanente, imitando el comportamiento de Dios (15,11-32). De esta
manera ejercitamos el mandamiento del amor que perdona incluso a los enemigos, siguiendo
la misericordia del Padre (6,36). Y este perdón no tendrá límite. Siete veces es una cifra
simbólica para indicar un perdón ilimitado. La comunidad cristiana aparece así como una
comunidad de pecadores que experimentan la proximidad y la acogida de Dios en el perdón
fraterno. Por otra parte, debemos tomar conciencia de la fuerza de la fe (17,5-6), ya que sólo
ésta nos permitirá aceptar con todas sus consecuencias las exigencias del perdón. Al pedir que
se aumente la fe no se busca su acrecentamiento cuantitativo, sino un cambio radical para
hacerla más genuina. Basta una mínima fe, pero auténtica (como el grano de mostaza, 13,19),
para realizar grandes cosas. La imagen de la morera arrancada y trasplantada en el mar expresa
plásticamente la fuerza de la confianza plena en Dios. Por último, la parábola final (17,7-10) nos
describe la actitud que el hombre debe tener ante Dios: ¿Le servimos con humildad a
sabiendas de que no somos indispensables? Todo lo que recibimos de él es gracia y toda
nuestra vida debe ser una respuesta agradecida a sus dones y no una búsqueda de recompensa
que, en cualquier caso, sería siempre inmerecida. Con esta parábola, Jesús se opone a la
mentalidad de los fariseos que pensaban que con el cumplimiento de la ley obligaban a Dios a
premiarles por su comportamiento. Sin embargo, Jesús piensa que los dones de Dios al siervo
fiel no son un derecho que se puede reivindicar, sino un don gratuito.
4. Si tuvieran una fe como un grano de mostaza: Esta afirmación de Jesús suscita dos
preguntas: (1) ¿Será que Jesús quiere insinuar que los apóstoles no tienen la fe tan grande
como un grano de mostaza? La comparación usada por Jesús es fuerte e insinuante. Un grano
de mostaza es muy pequeño, tanto como la pequeñez de los discípulos. Pero, por medio de la
fe, pueden llegar a ser fuertes, más fuertes que la montaña o el mar. Si Jesús hablase hoy diría:
“Si tuvieran la fe grande como un átomo, podrán hacer explotar esta montaña”. O sea, a pesar
de las dificultades que comporta, la reconciliación entre los hermanos(as) es posible, porque la
fe consigue realizar lo que parecía imposible. Sin el eje central de la fe, la relación rota no se
recompone y la comunidad que Jesús desea no se realiza. Nuestra fe debe llevarnos al punto
de ser capaces de arrancar de dentro de nosotros(as) la montaña de prejuicios y lanzarlos al
mar. (2) ¿Será que Jesús con esta afirmación, se refiere a la fe en Dios o a la fe en las
posibilidades de recuperación de los hermanos y hermanas más débiles? Las referencias son
para ambos a la vez. Pues así como el amor de Dios se concretiza en el amor al prójimo, así
también la fe en Dios se concretiza en la fe en los hermanos, en la reconciliación, en el perdón.
La fe es el control remoto del poder de Dios, que obra y se revela en el trato humano renovado,
vivido en comunidad.
6. ¿Cómo debemos cumplir los deberes para con la comunidad? Para enseñar que en la vida de
la comunidad todos deben ser abnegados y desprendidos de sí mismos, Jesús se sirve del
ejemplo del esclavo. En aquel tiempo un esclavo no podía merecer nada. El patrón, duro y
exigente, le pedía sólo el servicio. No era costumbre dar las gracias. Delante de Dios somos
como el esclavo delante de su señor. Parece extraño que Jesús se sirva de este ejemplo duro,
extraído de la vida social injusta de la época, para describir nuestra relación con la comunidad.
Esto sucede en otra ocasión, cuando compara la vida del Reino a la de un ladrón. Lo que
importa es el término de la comparación: Dios viene como un ladrón, sin avisar primero,
cuando menos lo esperamos; como un esclavo delante de su señor, tampoco podemos
nosotros(as) tener méritos ante los hermanos y hermanas de la comunidad.
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DEC
23
Guión Nº 35
Lucas 16,19-31
1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu Santo Padre, para que podamos reconocer y acoger a tu
Hijo presente en su Palabra y en nuestra historia. Danos una visión límpida, un corazón pronto
para escuchar, danos el estar siempre disponibles para colaborar en la construcción de tu
Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Aquí, en el centro del Evangelio de Lucas, percibimos con mayor claridad los
dos temas principales que atraviesan el evangelio de punta a punta. En el capítulo 15 la
parábola del padre con sus dos hijos revela la ternura y la misericordia de Dios que acoge a
todas las personas. Hoy, en el capítulo 16, nos presenta la parábola del pobre Lázaro para
revelar el comportamiento que se debe tener ante el problema de la pobreza y de la injusticia
social. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 16,19-31: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Cuál era la situación del rico y del pobre antes de la muerte? En vida: ¿Qué actitud toma
el hombre rico con Lázaro, que vivía a la puerta de su casa?
5) En la conversación entre el rico y el padre Abraham: ¿Qué es lo que quiere el rico y qué le
responde Abraham? ¿Cómo replicó el rico y cómo le respondió finalmente Abraham? ¿En
dónde se puede descubrir y conocer lo que Dios quiere?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Existen hoy situaciones de injusticia social parecidas a las de Lázaro? Dar ejemplos.
b) Comparando las situaciones de injusticia, pobreza y exclusión que nos rodean: ¿Cuál es la
actitud de nuestra sociedad; de nuestra comunidad y la suya personal?
c) ¿Qué enseñanzas da la parábola a las personas con riquezas? ¿Qué acciones concretas se
deben poner en práctica en la vida presente?
d) En esta parábola, la situación cambia después de la muerte. ¿Es que Jesús nos quiere decir
que durante la vida presente el pobre debe esperar pasivamente y soportar todo para poder
merecer el cielo? ¿Qué pensamos? ¿Qué acciones concretas debemos poner en práctica?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
2. Contexto: El capítulo 16 tiene que ver con la preocupación de Lucas por la desigualdad
social, el uso del dinero, la discriminación, y la injusticia que seguramente existían dentro de la
comunidad cristiana de su tiempo. El capítulo está estructurado para mostrar que el tiempo se
acaba, que hay una urgencia escatológica frente a la cual hay que tomar decisiones, antes de
que sea tarde: a partir de Juan Bautista, el Reino comienza a ser anunciado y hay que optar
(vs.16). El administrador injusto tomó la decisión correcta y fue alabado; los fariseos, acusados
de ser amigos del dinero, dudan; y finalmente, en el texto de hoy, el rico, en cuya puerta vivía
Lázaro, es el contra-ejemplo del administrador. No tomó a tiempo la decisión correcta; en el
“lugar de los muertos”, ya es demasiado tarde.
3. Clave de lectura: El texto refleja no sólo la situación de la sociedad del tiempo de Jesús y del
tiempo de Lucas, sino también de nuestra sociedad hoy. En la parábola aparecen tres personas:
1) Lázaro, el pobre, el único que no habla. Apenas existe. Sus únicos amigos son los perros que
lamen sus heridas. 2) El rico sin nombre, que habla a cada instante. 3) El padre Abrahán, que en
la parábola representa el pensamiento de Dios. Aquellos que para los criterios de poder y
prestigio social son los más importantes, son anónimos ante Dios; y quienes son considerados
insignificantes y sin nombre son los que tienen valor para el Dios del Reino. El rico sin nombre
representa la ideología dominante del gobierno de la época. Lázaro representa el grito de los
pobres de todos los tiempos. La parábola es una denuncia fuerte y radical de esta situación.
4. ¿Por qué no ya desde el más acá?: Hay quienes hacen de la religión un baluarte de
resignación llamando a la paciencia; “en el más allá”, dicen, “Dios dará a cada persona su
merecido”. De ser así, esta parábola sería una invitación a aceptar su situación, a resignarse, a
cargar con su cruz, a no rebelarse contra la injusticia, a esperar un más allá en el que Dios
arregle las injusticias humanas. Entendido así, el mensaje evangélico sería un conformismo que
ayuda a mantener el desorden establecido y la injusticia humana. Sin embargo, la clave para
comprender el mensaje de la parábola está en la última escena. Esta parábola no es una
promesa para el futuro. Mira a la vida presente y va dirigida a los cinco hermanos del rico, que
continuaban, después de la muerte de su hermano y de Lázaro, en la abundancia y el
despilfarro. Por eso, el rico, alarmado por lo que espera a sus hermanos si siguen viviendo de
espaldas a los pobres, pide a Abrahán que envíe a Lázaro a su casa, a sus hermanos, para que
los prevenga, no sea que acaben en el mismo lugar de tormento. El abismo, pues, entre los
ricos y los pobres, según Lucas quiere poner de manifiesto, puede y debe cambiarse en el
presente. El futuro se hace en el presente y quien sabe cambiar su presente, cambia también el
futuro. Este es el objetivo final también de la narración sobre el rico y el pobre Lázaro, como lo
era del administrador de la injusticia que supo repartir el dinero acumulado de su comisión
para hacerse amigos; no se lo guardó para él. Pero los que usan las riquezas sólo para sí... se
están cerrando el futuro. Hay personas que esperan milagros para poder creer y cambiar de
vida. Pero Dios dice que sólo basta escucha y practicar la Palabra de Dios (“Tienen a Moisés y a
los profetas” y ¡también el Evangelio de Lucas!).
6. Esta historia es una ilustración de las bienaventuranzas y los ayes de Lc 6,20-32. El reproche
que se hace al rico es el de no saber compartir lo que tiene con los más necesitados. Ha
perdido, incluso, una oportunidad de conversión por no haber escuchado a Moisés y los
profetas, donde habría encontrado muchas demandas de solidaridad para con los pobres. Su
pecado consiste en haber hecho de las riquezas su dios (16,13). El lugar de tormento es la
situación de la persona sin Dios. El rico no sabe estar con Dios, porque no abre la puerta al
pobre, como va a hacer Zaqueo (Lc 19,1-10). Termina el drama. ¿Qué va a suceder? Depende
de cada persona, de cada comunidad, de cada sociedad. Tenemos la oportunidad de ser
astutos(as) trabajando por la justicia, abriendo la puerta al pobre, siendo solidarios(as),
sirviendo a Dios y ganándose la Vida, o ser tontos, sirviendo al Dinero y acabando "enterrado"
para siempre.
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DEC
23
34. Lucas 16,1-13
Guión Nº 34
Lucas 16,1-13
1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra, que es fuente
de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos impulsa a vivir el amor y la justicia y nos hace
fuertes en la fe. Enséñanos a beber en el pozo de la vida y muéstranos la novedad permanente
del Evangelio. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Nos encontramos en la segunda parte del camino de Jesús hacia Jerusalén. Se
compone de diversas enseñanzas que Jesús ofrece a sus interlocutores: la gente, los fariseos,
los escribas, los discípulos. En el texto de hoy, Jesús dialoga con sus discípulos y les propone
una parábola para indicar cuál debe ser la actitud correcta frente a las riquezas de este mundo;
también presenta varios dichos relativos a la opción entre el dinero y la fidelidad a Dios.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 16,1-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Qué enseñanza da Jesús a partir de la parábola? ¿Qué dice al final con respecto a Dios y
al dinero?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) Según su propia experiencia: ¿Por qué no se puede servir a Dios y al dinero? ¿De qué lado
nos colocamos? ¿En qué nos cuestiona?
c) ¿Cómo vivimos nuestra relación con los bienes materiales? ¿Nos esclavizan? ¿Usamos lo
que tenemos en favor de la vida de los más pobres? Comentar.
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Oh Dios, que en Jesús has pronunciado una palabra exigente sobre la
imposibilidad de servirte a ti y servir a la vez al dinero. Queremos servir a tu Reino de Vida.
Aleja de nosotros(as) las tentaciones del poder y del dinero que corrompen el corazón y
rompen la fraternidad. Ayúdanos a seguir las enseñanzas de Jesús y a trabajar por construir
una sociedad según los imperativos de la ética, la justicia y el amor. Padre Nuestro, que estás
en el cielo… AMÉN.
3. La parábola del administrador injusto puede parecer extraña porque alaba la sagacidad de
un hombre deshonesto. Está a punto de ser despedido de su trabajo y necesita actuar para
garantizarse el futuro antes de quedar sin empleo. Para ello plantea una hábil estrategia.
Acusado de derrochar los bienes de su amo (16,1), decide rebajar la cantidad de la deuda de
cada uno de los acreedores de su amo, probablemente renunciando a la comisión que cobraba
como administrador. Los administradores no recibían en Palestina un sueldo por su gestión sino
que vivían de la comisión que cobraban, poniendo con frecuencia intereses desorbitados a los
acreedores. En este caso, el administrador renuncia a su comisión con tal de ganarse amigos
para el futuro. Si es así, el administrador no lesiona los intereses de su amo. El amo alaba la
hábil estrategia de aquel “administrador de lo injusto”, calificativo que se da en el evangelio de
Lucas al dinero, pues, en cuanto acumulado, procede de injusticia o lleva a ella. "Los hijos de la
luz" deben imitar la habilidad y el ingenio, no la deshonestidad del administrador. Imaginación
que los seguidores del Señor deben tener, pero para ponerla al servicio de otros fines: el
anuncio del Evangelio. En esta interpretación el texto aparece con toda su audacia y exigencia.
Ella puede ser reforzada si apelamos, además, a una perspectiva cuya presencia en los
evangelios se nos escapa con facilidad, pero que está cargada de mensaje. Nos referimos a la
ironía. Desde ella podemos leer los vs. 9-12. Los seguidores de Jesús no debemos ser rígidos y
menos aún antipáticos predicadores del Evangelio. Es necesario ser imaginativos y tener la
capacidad de hacer amigos. Nadie puede negar la pertinencia y la vigencia del consejo,
pensemos en la poca alegría y el ánimo siempre dispuesto a la censura y al llamado de
atención que manifiestan tantos cristianos. La ironía consiste en proponer como modelo de
conducta a alguien que ha obrado mal, ella permite sacar provecho incluso de esa conducta.
4. “No pueden servir a Dios y al dinero”. El centro del capítulo 16 está en el versículo 13. No hay
la menor duda del rechazo de Lucas por la riqueza injusta y sus consecuencias. No hay término
medio: o servir al Señor Dios, o servir al Señor Dinero. La piedra de toque de nuestro amor a
Dios es la renuncia a la riqueza injusta. Servir a Dios es una dependencia que nos hace libres
para servir a los más necesitados, mientras que servir al dinero es una esclavitud que aplasta a
la persona y pervierte nuestras relaciones con Dios y con los demás. El dinero puede
transformarse en un ídolo que impida el servicio auténtico a Dios y al prójimo. Se trata pues de
optar decididamente. El campo de entrenamiento de esta opción es el mundo. El ansia de
dinero imposibilita que el mundo sea una familia unida donde todos se sienten a la mesa de la
vida. El discípulo(a) debe renunciar al dinero que lleva a la injusticia y hace imposible la
fraternidad. El capítulo dieciséis nos presenta exigencias radicales y cortantes.
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DEC
23
Guión Nº 33
Lucas 15,1-32
1. Oración Inicial: Señor, envía tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón el mensaje de tu Palabra para vivir siempre conforme a tu voluntad y actuar como luz y
fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 15,1-32: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Quiénes se acercaban a Jesús para escucharlo? ¿Por qué los fariseos y maestros de la ley
lo criticaban?
3) ¿Qué reacción hay cuando se encuentra la oveja extraviada y la dracma perdida? ¿Cómo
concluyen las dos parábolas? ¿Cuál es el punto central?
4) ¿Qué sucede en la parábola del padre misericordioso? ¿Cuál es la conducta del hijo
menor? ¿Cuál es la conducta del hijo mayor? ¿Qué actitud tiene el padre con cada uno de los
hijos?
5) ¿Qué tienen en común las tres parábolas? ¿Qué retrato o imagen de Dios nos muestran?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Nos resulta incómodo a veces salir a buscar la oveja perdida? ¿Por qué?
b) ¿Cuál es la actitud frente a los que son considerados pecadores, dentro y fuera de la
comunidad?
d) ¿Qué tenemos que hacer para que nuestra comunidad cristiana no excluya ni margine a
nadie sino que viva profundamente la actitud misericordiosa que Jesús propone?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Señor, danos un corazón misericordioso».
6. Oración final: Dios de misericordia, Tú dejas a las noventa y nueve ovejas y te vas a buscar a
la oveja extraviada; te adelantas para ir al encuentro y al abrazo… porque tienes un corazón
grande y abierto para perdonar. Danos la gracia de seguir tu ejemplo viviendo con entrañas de
verdadera misericordia en nuestra vida. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
4. Perspectiva misionera: Lucas presenta tres parábolas sobre la ternura de Dios. El evangelista
subraya dos ideas centrales: la iniciativa de Dios y su alegría por el encuentro con el que está
lejos. No olvidemos que los relatos quieren dejar claras las cosas ante quienes censuran a Jesús
a causa de su interés por los pecadores públicos (y por ello despreciados) y de su amistad con
ellos (15,1-3).
Buscar la oveja extraviada y la dracma perdida, salir al encuentro del hijo que regresa, implica
dejar lo que ya se tiene. No es descuido o falta de consideración, ante la protesta del hijo que
permaneció con él, el padre le dice: "tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo"; su
solicitud por el hijo que dejó la casa paterna es preocupación por quien más nos necesita
(15,31). Significa también no limitarse a conservar, sino ir hacia lo incierto. Se trata de un
impulso misionero sin el cual la Iglesia no es fiel signo del Reino en la historia. La tendencia a
encerrarnos entre nosotros mismos para sentirnos protegidos nos amenaza siempre.
5. La alegría del reencuentro: La gratuidad del amor de Dios es la nota central de su designio. Y
la fuente de su alegría. En las tres parábolas, el encuentro implica perdón y alegría. El gozo no
está en el repliegue sino en la misión. En la capacidad de acogida a quien, por una u otra razón,
no es de los nuestros. Perdonar es dar vida, es recibirla también. (15,24). De ahí la alegría. Se
trata de hacer -como lo pedía la parábola del samaritano- del lejano, nuestro prójimo. De esa
alegría en el Espíritu nos privamos cuando enclaustrados en nuestros miedos y resentimientos
no salimos a aprender de otras personas lo que hay que aprender, a perdonar lo que ha de ser
perdonado, a respetar lo que debe ser respetado. En una palabra, cuando preferimos las
noventa y nueve a la "oveja" que nos presenta más exigencias.
DEC
23
Guión Nº 32
Lucas 15,1-3.11-32
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: Como siempre fariseos y escribas están al acecho. Censuran la acogida que
Jesús da a los considerados pecadores públicos y en consecuencia, marginados y despreciados
por ellos (15,1). Esto da lugar a que Lucas nos transmita tres bellas parábolas que expresan la
razón de la actitud del Señor. La que se lee hoy es la tercera. Conocida tradicionalmente como
la parábola del hijo pródigo, podría ser llamada mejor la del padre bondadoso. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 15,1-3.11-32: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Qué actitud descubres en el hijo menor y qué idea tiene del padre? ¿Qué actitud
descubres en el hijo mayor y qué idea tiene del padre?
5) ¿Cómo reacciona el padre con cada uno de ellos? ¿Qué nos impacta más en la actitud del
Padre?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Con quién te identificas más: con el "hermano mayor" o con el "hermano más joven"?
Cuenta al grupo tu experiencia de encuentro con Dios.
b) Los escribas y fariseos presumen ser justos a los ojos de Dios y no se mezclan con “los
pecadores”. La conducta de Jesús es diversa, y escandalosa a sus ojos. Jesús critica esta
conducta con su enseñanza y también con su modo de obrar. Jesús «recibe a los pecadores y
come con ellos» (15,2). Nosotros(as): ¿Juzgamos a los demás, o más bien, tratamos de
transmitir sentimientos de misericordia y perdón, que reflejen la ternura de Dios?
c) ¿Cuál es la actitud de nuestra comunidad frente a los que son considerados pecadores,
dentro y fuera de la comunidad?
d) ¿Qué rostro de Dios nos revela la parábola? ¿Qué aprendemos del Padre en la parábola?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios nuestro, lleno de entrañas de misericordia, dispuesto siempre a la acogida
y al perdón, a pesar de nuestra ingratitud o infidelidad; danos imitarte en ese tu amor,
enséñanos a tener un corazón sensible a las miserias, a la injusticia, al sufrimiento… un corazón
compasivo como Tú tienes con nosotros. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
3. El texto de hoy no es, propiamente hablando, la parábola del hijo pródigo, del hijo que
vuelve, del hijo que se arrepiente, aunque esto es muy importante en la narración. Es la
parábola del Padre, de Dios, que nunca abandona a sus hijos(as), que nunca los(as) olvida. De
ahí que algunos, con razón, han señalado que deberíamos comenzar a entender la parábola
fijándonos en el hijo mayor. En su queja contra el padre, pone el acento en lo material, en la
ecuación gasto beneficio, en la teoría de la justa retribución según la cual cada uno debe
recibir lo que merece. De esta manera le resulta insostenible que aquel hijo que había
malgastado irresponsablemente los bienes que eran el producto del esfuerzo de toda la casa,
ahora reciba un agasajo magnífico (casi como un premio), con un gran banquete y fiesta para
todos. Para el hijo mayor, esto constituye una mala señal, para los demás y en especial para el
hermano menor que debería ser disciplinado y castigado de manera ejemplar. En todo caso
quien merecería un premio o una fiesta para los amigos es aquel que es obediente y
responsable. Las diferencias están a la vista: a tantos años de servicio fiel se contrapone
devorar tus bienes; a no dejar jamás de cumplir una orden se opone despilfarrar con
prostitutas; nunca me diste un cabrito para festejar con mis amigos y matas para él el novillo
gordo. Es llamativo también que el hijo mayor, que parece más responsable y eficiente en la
administración de los bienes de la familia, tampoco tenga conciencia del valor de lo que tiene
(el afecto de su padre y la disposición de todos sus bienes, (vs.29 y 31). Da la impresión de que
el hijo mayor hubiera preferido que aquel sinvergüenza no volviera y, en contra del
reconocimiento de los criados y su padre ('tu hermano', vs.27 y 32), él se niega a legitimarlo
como hermano ('ese hijo tuyo', vs.30), resistiéndose a compartir nuevamente los derechos
sobre la hacienda de su casa. Jesús está hablando de Dios y es la forma de contestarle a los
escribas y fariseos que se escandalizan de dar oportunidades a los perdidos. El Dios que Jesús
trae es el de la parábola; el que viendo de lejos que su hijo vuelve, sale a su encuentro para
hacerle menos penosa y más humana su conversión, su vuelta, su cambio de mentalidad y de
rumbo. Esta es su significación última y definitiva.
4. El personaje central es el padre. El hijo menor se arrepiente de su comportamiento,
habiendo dilapidado su herencia se encuentra reducido a la miseria; conociendo a su padre
sabe que puede ir a pedirle perdón. Por experiencia conoce el amor de su padre, es importante
subrayarlo. Pero la reacción de éste lo abrumará. Había preparado mentalmente su fórmula de
arrepentimiento. El padre no lo deja hablar, es él quien corre al encuentro del hijo, él toma la
iniciativa de abrazarlo. El hijo recita la frase largamente meditada, pero ante el amor del padre
ella se convierte en una formalidad. Más que del pecador arrepentido el perdón es cosa de
quien acoge. Perdonar es dar vida.
5. El Jesús que ama y prefiere a los pecadores, y come con ellos, no hace otra cosa que conocer
la voluntad del Padre y realizarla concretamente, sus mesas compartidas y sus comidas nos
hablan de Dios, ¡claramente! En el comportamiento de Jesús se manifiesta el comportamiento
de Dios, Jesús mismo es parábola viviente de Dios: su acción es entonces una revelación. El
texto nos da una imagen profundamente conmovedora sobre el amor sin límites, el perdón, la
misericordia y la acogida de Dios Padre para con sus hijos descarriados. Ella será por siempre la
mayor fuente de confianza para el pecador que se arrepiente y decide volver al hogar paterno.
6. En nuestra vida cristiana solemos movernos con caricaturas de Dios; sea por lo que creemos,
por lo que mostramos, o por lo que nos enseñaron. ¿Cómo es nuestro Dios? Es importante
saber cómo es el Dios en el que creemos, pero más importante es saber cómo es el Dios en el
que creyó Jesús, cómo es el Dios que Él nos reveló. Como siempre, Jesús nos hablaba de Dios
no sólo con palabras, sino también con lo que hacía. ¿Qué Dios, qué Iglesia, qué ser humano
revelamos con nuestra vida?
7. En la parábola queda claro que lo más importante en la voluntad de Dios es salvar a los(as)
pecadores a través del amor incondicional, en especial a los marginados y despreciados; y esto
es el núcleo y el espíritu de toda su ley (“a quien mucho se le perdona, mucho ama”, 7:47).
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DEC
23
Guión Nº 31
Lucas 14,25-33
1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón el mensaje de tu Palabra para vivir siempre conforme a tu voluntad y actuar como luz y
fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy plantea las exigencias que deben cumplir las personas que van
con Jesús en el camino a Jerusalén. El seguimiento de Jesús pide la renuncia y el
despojamiento, algo que llevaban a quienes querían serlo a pensárselo seriamente. Esta
colección de dichos, la mayoría de los cuales se encuentran sólo en Lucas, están centrados en
la dedicación total que es necesaria para ser discípulo(a) de Jesús. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 14,25-33: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué les dice Jesús? ¿Qué renuncias pide Jesús a sus seguidores? ¿Qué tendrían que
cargar?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Qué significa para nosotros(as) la exigencia de Jesús de "dejar a un lado" (“odiar”) a los
propios familiares y hasta “su propia vida” para poder seguirlo?
¿Qué significa en nuestras vidas “cargar con su cruz”? ¿Llevamos realmente alguna cruz por
seguir a Cristo?
«Quien no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo»: ¿Qué significa en nuestra
vida?
Las personas que llegan a pedir el bautismo para sus hijos(as): ¿Entienden lo que significa ser
cristianos(as) según el texto de hoy? ¿Cómo hay que prepararse para seguir a Jesús?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
2. Compromiso total: Jesús realiza un acto dramático con el objetivo de someter a prueba el
entusiasmo momentáneo y seguramente poco pensado de mucha gente que le quería seguir.
Llama la atención el empleo del verbo aborrecer, odiar, despreciar. Según la manera oriental de
hablar, “odiar” significa poner en segundo lugar algo porque ha aparecido en la vida de la
persona un valor (en este caso Jesús y su mensaje) que es primero. Aborrecer a los familiares
no tiene un sentido literal; sino que denota opciones y preferencias, fundamentalmente allí
donde el padre, la madre o algún familiar llegaran a interferir en el seguimiento de Cristo o se
opusieran al mismo. La especificación también de “su propia vida”, refuerza las exigencias y
plantea la mayor renuncia posible. Ubicando el texto en su contexto histórico, se concibe que
Lucas entienda que el martirio era una posibilidad constantemente presente para cada
cristiano(a). Es el seguimiento y fidelidad hasta las últimas consecuencias.
3. Condiciones del discipulado: Tal vez pocos seríamos cristianos(as) si para ello tuviéramos que
cumplir las tres condiciones que Jesús exige a sus discípulos(as). Estas tres formulaciones del
evangelio de hoy son radicales. Aunque no las alcanzamos plenamente, nunca debemos
perderlas de vista en el seguimiento de Jesús. Por la primera, el discípulo(a) debe estar
dispuesto a subordinarlo todo a la adhesión al maestro. Si en el propósito de instaurar el
reinado de Dios, evangelio y familia entran en conflicto, de modo que ésta impida la
implantación de aquél, la adhesión a Jesús tiene la preferencia. Jesús y el Reino de Dios están
por encima de los lazos de familia. Por la segunda, no se trata de hacer sacrificios o
mortificarse sino de aceptar y asumir que el seguimiento de Jesús conlleva la persecución por
parte de la sociedad, persecución que hay que aceptar y sobrellevar como consecuencia de la
fidelidad al evangelio. Por eso no es necesario precipitarse, no sea que prometamos hacer más
de lo que podamos cumplir. El ejemplo de la construcción de la torre, que exige hacer una
buena planificación para calcular los materiales de que disponemos o del rey que planea la
batalla precipitadamente, sin sentarse a estudiar sus posibilidades frente al enemigo, es
suficientemente ilustrativo. La tercera condición es aún más dramática. Por si fuera poco dar la
preferencia absoluta al Reino de Dios y estar dispuesto a sufrir persecución por ello, Jesús exige
renunciar a todo lo que se tiene. El desprendimiento es uno de los aspectos esenciales del
seguimiento de Cristo en una vida fiel al Evangelio: "dejándolo todo, le siguieron" (5,11). Tener
a Dios como único tesoro supone dejarlo todo: un despojo total de los bienes materiales, de las
personas y de sí mismo para poner la vida en manos del Padre y para compartir con las
personas necesitadas. Este desprendimiento impregna las relaciones fundamentales de la
persona: con Dios, con los compañeros(as) de camino, con las personas que nos esperan,
especialmente las más necesitadas. Lo propio deja de ser de uno cuando otro lo necesita. Sólo
desde el desprendimiento se puede hablar de justicia. Para quienes se quitan el aguijón del
evangelio, les gustaría que las palabras y actitudes de Jesús fuesen menos radicales. Leer este
texto resulta duro, pues Jesús es tremendamente exigente.
4. Calcular los gastos: Hay figuras que el texto de Lucas emplea para ayudarnos a entender la
seriedad y la profundidad que han de caracterizar el compromiso cristiano. “El camino de la fe
es semejante a un hombre que quiere construir una torre” (vs.28). Es semejante también a un
rey que quiere dar batalla a otro (vs.31). En ambos casos es necesario calcular los gastos.
Calcular los gastos no significa reducir la vida cristiana a una especie de contabilidad
cuantitativa de recursos y de dinero. Más bien, el texto nos invita a reflexionar sobre los costos,
las exigencias de la vida de fe. Si uno piensa que la fe en Jesús no va a afectar su vida
profundamente, aún su vida cotidiana, no ha comprendido lo que en realidad pide el
seguimiento. De ahí, la necesidad de calcular los gastos, es decir, de medir lo que el discipulado
significa en el Evangelio. El texto termina (vs.33) con una nota típicamente lucana: la renuncia a
todos los bienes. El afán de acumular bienes, riqueza y poder, es el gran enemigo de la vida
cristiana. Por eso, el costo del discipulado implica la renuncia a la búsqueda de riqueza. Nada ni
nadie puede competir con el seguimiento de Jesús.
5. “quien no renuncia de todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” (vs.33): Lucas no pide
amar la pobreza en sí, quiere que todo se ponga en común (Hch 4,34) para que no haya pobres
en la comunidad. La razón de renunciar a los bienes es para que no haya pobres e incluso para
que haya justicia en el mundo. Debemos estar conscientes de que la pobreza y la riqueza son
personificadas: hay pocos ricos y muchos pobres. Hay bienes suficientes en el mundo para que
todos tengan lo necesario. El mundo, en este sentido, es injusto. Ese mundo se desmorona
ante la radicalidad del Reino y de la vida de Jesús. Buscar la seguridad en los bienes de este
mundo, es poner el corazón en aquello que nos aleja de Dios. La renuncia a la familia y a los
bienes tiene su lógica y su espiritualidad profética. Supone, es verdad, un cierto escándalo: el
escándalo del reino de Dios.
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DEC
23
Guión Nº 30
Lucas 14,1.7-14
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu Santo. Abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra.
Despierta nuestra inteligencia para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos
saborearla y comprenderla. Habla, Señor, tus siervos(as) escuchamos y deseamos poner en
práctica tu Palabra porque tus palabras son vida, gozo, justicia, y paz. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Es común el afán de ser, de situarse, de estar sobre los demás. Quien no aspira
a más es tachado, a veces, de “tonto” en este mundo tan competitivo. También, en nuestra
sociedad hay un complejo sistema de normas de protocolo por las que cada persona se debe
situar en ella según su valía. En los actos públicos, las autoridades civiles o religiosas ocupan
uno u otro lugar según escalafón, observando una rigurosa jerarquía en los puestos. ¿Será este
el comportamiento que desea Jesús? Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de
Dios.
b. Leer el texto: Lucas 14,1.7-14: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué es lo que observa Jesús al llegar al banquete? ¿Qué enseñanza les da Jesús?
4) Después Jesús habla al que lo había invitado. ¿A quiénes dice que no debe invitar y a
quiénes sí? ¿Por qué?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En nuestra comunidad: ¿Existe competencia, rivalidad o la lucha por “estar por encima” de
los(as) demás? ¿Qué maneras tenemos para buscar "los primeros puestos"?
c) ¿Quiénes son los invitados especiales para las fiestas de nuestra comunidad? ¿Quiénes
deben ser los invitados(as)? Cuando invitamos: ¿Lo hacemos pensando en la recompensa que
podremos obtener?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios Misericordioso, que por puro amor gratuito nos has creado y nos has
regalado también gratuitamente la Vida. Danos un corazón grande para amar sin buscar
recompensa, fuerte para luchar y generoso para entregarnos a nosotros mismos como regalo a
tu familia humana. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: Jesús sabe que las autoridades religiosas, los doctores de la Ley y los fariseos lo
vigilan continuamente, armando trampas para sorprenderlo (11,54). Pero El no huye, sino que
enfrenta a las autoridades y las desenmascara. Es la tercera vez que es invitado a una comida
en casa de un fariseo (14,1; 7,36 y 11,37) y es sábado. La curación de un hombre enfermo
(14,1-6) le da la ocasión para desenmascarar la competitividad, la exclusión social (14,7-11) y
las relaciones interesadas (14,12-14).
5. ¿Dónde se ha visto que el tipo de personas que comparten hoy la mesa con Jesús, o sus
hermanos, o sus parientes, o sus vecinos ricos (vs.12) se les pase siquiera por la mente
compartir la mesa con los últimos en la escala de los impuros e ilegales: los pobres, mancos,
cojos, ciegos? El consejo que Jesús da al fariseo que lo había invitado es una inversión: no
invites amigos, hermanos, parientes o vecinos ricos: invita a pobres, lisiados, mancos, ciegos.
Cuatro x cuatro. Los cuatro primeros son los invitados que pueden retribuir la invitación; los
cuatro últimos, no. En el primer caso tenemos una relación comercial tanto por tanto-, en el
segundo tenemos la gratuidad. Esta es una inversión completa de valores. Este banquete de
Jesús se convierte así, para la comunidad de Lucas, en prototipo del comportamiento de los
que han comprometido su vida por el reino. Jesús lanza la cuestión como denuncia y como
anuncio al mismo tiempo. Como denuncia, porque es en el «pueblo de Dios» donde no debería
haber ningún tipo de división social, política ni económica; menos aún religiosa por tratarse del
pueblo elegido para vivir el proyecto de la solidaridad y de la igualdad. Y sin embargo se vive la
discriminación en razón del poder, del tener y de la religión. Esto es lo que Jesús está
denunciando de frente y sin tapujos. Es también anuncio, porque la invitación de estas cuatro
categorías de marginados es en el fondo la práctica que él mismo viene realizando desde que
se lanzó a la vida pública aquel día sábado también en Nazaret (4,16-20); ellos son los primeros
en ingresar al reino que, de todos modos no se cierra para ninguno, también el anfitrión de hoy
y sus demás comensales pueden ingresar a la dinámica del reino si comienzan por realizar las
acciones que ese reino exige para que sea de verdad reino de Dios. Era un tremendo
compromiso para las comunidades de Lucas y lo es también para nosotros(as) hoy como
institución y como seguidores de Jesús. Saquemos nuestras propias conclusiones a partir de la
calidad de gente con que nos relacionamos y muy especialmente, con las personas que
comparten nuestra mesa.
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DEC
21
Guión Nº 29
Lucas 13,22-30
1. Oración Inicial: Padre Bueno, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con atención
la Palabra, comprenderla, gustarla y sentirla arder como un fuego dentro de nosotros(as).
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 13,22-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) «¿Señor, ¿son pocos los que se salvan?» ¿Qué contestó Jesús a esta pregunta?
4) En la parábola: ¿Qué anuncia Jesús con respecto al día del juicio, al día de la salvación?
¿Qué tendrá en cuenta el Señor? ¿Por qué?
a) Muchos tratarán de entrar y no lo lograrán. Por eso nos dice Jesús: "Esfuércense por
entrar por la puerta angosta". ¿Qué significa esto para nosotros(as) ante la realidad que
vivimos? ¿Cómo nos esforzamos para entrar por la puerta angosta?
d) «… algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros y algunos que ahora son
los primeros serán los últimos»: ¿A qué nos compromete esta enseñanza hoy en nuestra vida?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, creemos que la puerta angosta del Evangelio se abre cada vez que
escuchamos la Palabra de Dios y nos comprometemos a llevarla a la práctica. Ayúdanos a
entrar por la puerta estrecha siendo solidarios(as) con los que sufren y comprometidos en la
lucha por la justicia. Que nuestra comunidad sea forjadora del mundo nuevo del Reino. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: (13,22 -17,10) La enseñanza a sus discípulos domina toda esta sección. Se inicia
con el recuerdo del objetivo de su viaje, “… mientras se dirigía a Jerusalén” (13,22). No faltan
textos que nos recuerden la incomprensión y el rechazo de los dirigentes de Israel (13,25.31-
35; 14,1.23.34; 15,2. 25-29; 16,4). Sin embargo, el interés central de esta parte está en
describir los rasgos del auténtico creyente y de la comunidad cristiana. El capítulo 14, en el
marco de un banquete y a través de una parábola, nos muestra la fuerza del amor de Dios que
llama a todas las personas a la salvación. El capítulo 15, mediante sus tres parábolas, nos
muestra la fuerza de ese amor de Dios teniendo como trasfondo el símbolo del banquete
(15,23). El capítulo 16 advierte a los discípulos(as) de todos los tiempos sobre el peligro de las
riquezas. Aquí el contraste está entre el símbolo del banquete salvífico y los espléndidos
banquetes (16,19) que celebraba el rico de la parábola, sin tener en cuenta la realidad de la
pobreza de Lázaro. La sección termina con algunas instrucciones a los discípulos(as) (17,1-10).
La preocupación general del evangelista, a lo largo de estos capítulos, se dirige a la comunidad
de los creyentes que prosiguen ahora entre tensiones y riesgos el camino iniciado por Jesús.
3. ¿Qué dice Jesús respecto del modo de salvarnos? Dos cosas: una negativa, una positiva.
Primero, lo que no sirve y no basta, y segundo, lo que sí sirve para salvarse. No sirve, o en todo
caso no basta para salvarse, el hecho de pertenecer a determinado pueblo, a determinada raza
o tradición, institución, aunque fuera el pueblo elegido del que proviene el Salvador: "…hemos
comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas...”(vs.26). “No sé de donde son
ustedes" (vs.27). Es evidente que los que hablan y reivindican privilegios son los judíos. En
nuestro caso, para salvarse no basta ni siquiera el simple hecho de haber conocido a Jesús y
pertenecer a la Iglesia, hace falta otra cosa. Justamente esta "otra cosa" es la que Jesús
pretende revelar con las palabras sobre la "puerta estrecha". Estamos en la respuesta positiva,
en lo que verdaderamente asegura la salvación. Lo que pone en el camino de la salvación no es
un título de propiedad (no hay títulos de propiedad para un don como es la salvación), sino una
decisión personal. Lo importante es atravesar la puerta estrecha, es decir, el empeño serio y
personal por construir el reino de Dios. Esta es la única garantía que da la certeza que se está
en el camino que nos conduce a la luz de la salvación.
Comer y beber el cuerpo y la sangre del Señor, escuchar su Palabra y multiplicar las oraciones
es importante, pero no es suficiente para alcanzar la Salvación. Porque al rito religioso, se debe
unir la vida. La religión debe impregnar toda la vida. La oración debe orientarse a la práctica de
la solidaridad, la liturgia debe abrirse a la justicia y al bien. Como han dicho los profetas, el
culto es hipócrita y es incapaz de llevarnos a la salvación. La imagen que Jesús usa inicialmente
es aquella de la "puerta estrecha". Ella representa muy bien el empeño que es necesario para
alcanzar la meta de la salvación. El verbo griego usado por Lucas, traducido por "esforzarse",
indica una lucha, una especie de "agonía", incluye fatiga y sufrimiento, envuelve a toda la
persona en el camino de fidelidad a Dios. La vida cristiana es una vida de lucha diaria; es
erróneo cruzarse de brazos y relajarse después de haber hecho un compromiso personal con
Cristo. No podemos quedarnos estancados en nuestra fidelidad al reino de Dios. Creer es una
actitud seria y profunda, no se reduce sólo a ciertos actos de devoción, estos deben ser signos
de una adhesión radical. Finalmente, al Reino de Dios son admitidas todas las personas justas
de la tierra que han luchado y se han esforzado por su fe con sinceridad de corazón; esto
significa que el cristianismo se abre a todas las razas, a todas las culturas, a todas las
expresiones sociales y personales, sin ninguna restricción.
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DEC
21
Guión Nº 28
Lucas 13,1-9
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu voluntad y así hacer del mundo un lugar
más justo y fraterno. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 13,1-9: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué advertencia y llamada de atención hace Jesús al mencionar los dos episodios
históricos?
3) En la parábola (vs. 6-9), ¿Qué dice el dueño al cuidador? ¿Cómo le responde el cuidador?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Las desgracias, son para Jesús un castigo de Dios como creía la gente? Según los
versículos 1-5, ¿Qué es lo importante para Jesús y que no debemos olvidar?
b) ¿Nuestra comunidad da los frutos que Dios espera? ¿Cuáles son esos frutos y cuáles más
nos gustaría dar?
c) ¿Cuántas veces en qué concretamente, de qué forma ha venido Dios a buscar fruto a mi
higuera sin encontrarlo? ¿Será necesaria una poda en mi vida para que se renueve y revitalice?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Ayúdanos a vivir una verdadera conversión, Señor».
6. Oración final: Ayúdanos a vivir una verdadera conversión, Señor. Danos un tiempo más para
mostrar nuestros frutos. Se hace difícil, a veces, tener la voluntad y perseverancia necesaria
para el cambio. Danos una mano, Señor, camina con nosotros, guíanos por el sendero bueno
para que revisemos nuestra vida a la luz de tu Palabra y empecemos a cambiar. Con tu ayuda
podremos lograrlo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
El Señor nos libera de esa concepción que por un lado impide enfrentar las verdaderas causas
de los males que nos ocurren, remitiéndolos a una especie de fatalidad que nos hunde en la
pasividad. Y que de otro lado, presenta una imagen equivocada del Dios de amor y vida. Pecar
es no dar fruto, nos precisa la parábola que Jesús refiere enseguida (vs. 6-9). Además, se nos
advierte que con paciencia y dedicación Dios espera nuestras obras. Es un Dios de amor, no de
castigo. Los dos tipos de desgracia (un acto deliberado del gobierno o una catástrofe
accidental) sirven a un mismo objetivo: advertir y llamar la atención a toda la población sobre
el destino que les espera si no se convierten, ya que los que murieron no eran más culpables
que todo el resto. Esto implica responsabilidad colectiva sobre pecados e injusticias: hipocresía
e injusticia de los religiosos (11, 37-44); la acumulación de riquezas (12, 19-21); opresión y
lujuria (12, 45-48).
No bastan las palabras. De nada sirve una higuera estéril. Una higuera debe dar higos ya que
para eso ha sido plantada. Un pueblo redimido por Cristo debe edificar con su vida un Reino
que dé frutos de verdad, de justicia, de paz, de libertad, de vida y de esperanza. Estamos lejos,
¡muy lejos! de lograrlo. Es verdad que en decenas de comunidades hay también frutos muy
vivos de solidaridad, de paz, de oración, de justicia y de vida, de celebración y de esperanza... y
podríamos multiplicar los frutos que vemos en las comunidades; pero todo lo anterior también
es cierto. Faltan muchos frutos que dar, falta mucha vida que cosechar y alegría que festejar. El
continente de la violencia, de la injusticia y el hambre reclama frutos de los(as) cristianos. Y
esos frutos deben darse en la historia. Los acontecimientos cotidianos, de dolor y de muerte,
que tan frecuentes vivimos en América Latina nos dan una palabra de Dios, una palabra que
debemos aprender a escuchar, que debemos comprender para no creer que Dios dice lo que
no está diciendo. Jesús nos enseña la “dinámica del fruto” para aprender a reconocer allí un
Dios que sigue hablando y que nos sigue llamando a la conversión, no para una conversión
individual y personal, sino que dé frutos para los demás, para la historia y para la vida. Y este
tiempo es el tiempo oportuno para empezar a darlos...
4. Lo grave es no vivir como Dios quiere. La parábola de la higuera hace pensar tanto en el
pueblo de Israel, que no reconoció la suprema visita de Dios a través de Jesús, como en la
comunidad "cristiana", que muchas veces hace de todo, menos lo que Jesús le mandó decir y
hacer. Es la higuera que no da fruto, ocupando inútilmente el terreno. ¿Está todo perdido? No.
Hay una última oportunidad. Así como el agricultor pide un plazo para dar cuidados especiales,
así también Jesús intercede como abogado ante el Padre para dar un plazo más. ¿Quién sabe
si, con cuidados especiales, la comunidad producirá fruto? ¿Quién sabe si la comunidad,
oyendo la palabra de Jesús y viendo su ejemplo, no podrá convertirse para continuar su palabra
y acción en favor de todos los que anhelan la venida del Reino?
Hoy nos preocupamos mucho por las iglesias vacías y de las sectas. ¿Por qué va el pueblo a
otros lugares? ¿No es señal de que no está encontrando en la Iglesia los frutos que necesita
para liberarse y vivir? En vez de condenar al pueblo y sus intentos, deberíamos ver si no es la
Iglesia la que se está secando y volviéndose estéril.
Publicado 21st December 2012 por Gerardo
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DEC
19
Guión Nº 27
Lucas 12,49-53
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El capítulo doce del evangelio de Lucas trae consejos y advertencias a los
discípulos. Jesús prosigue su camino a Jerusalén, las resistencias a su misión se hacen más
agresivas, el Señor prevé el desenlace y avisa a sus seguidores. El texto de hoy no está escrito
de acuerdo a la opinión común; es un modo de acercarnos a una realidad compleja y
controvertida. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 12,49-53: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús habla de su misión y de sí mismo como un “fuego sobre la tierra” y también dice
“¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!”. ¿Nos dejamos transformar por Jesús y su Reino?
c) La misión de Jesús produce “división” porque provoca la toma de postura ante la realidad
y su mensaje. Cuando se viven los valores del evangelio se producen diferencias en una familia,
comunidad, grupo u organización: Compartir experiencias.
d) Cuando nos dejamos transformar por Jesús ardemos en su fuego: ¿Qué pasa con nuestra
familia? ¿Con nuestros amigos o con la gente?
e) ¿Emprendemos con ánimo la misión que nos encomienda Jesús o caemos en actitudes
cautas por temor? ¿Predicamos la Buena Noticia a los pobres sin temor al conflicto?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, sabemos que los valores del Reino no son aceptados por toda la gente.
Ayúdanos a ser solidarios(as), a trabajar por la justicia, a buscar la paz, a construir fraternidad y
así alimentar con nuestras palabras, gestos y actitudes el fuego de tu misión. AMÉN. Padre
Nuestro, que estás en el cielo…
2. Hecho de Vida: Jesús alude al “bautismo” por el que ha de pasar, refiriéndose sin duda a la
hora de su pasión y cruz. La hora de las opciones decisivas ha llevado de hecho a muchos
cristianos(as) en América Latina a la gracia del martirio, de seguir al Maestro hasta la hora de la
cruz. El 12 de febrero de 2005, la hermana Dorothy Stang S.N.D. de N., una monja
norteamericana naturalizada brasileña de setenta y tres años, fue asesinada a tiros en la
Amazonía oriental de Brasil. Por casi cuatro décadas, la Hermana Dorothy trabajó en zonas
rurales de Brasil, defendiendo los derechos de los pobres y los campesinos. Esta lucha le causó
muchos conflictos. Se dirigía a una reunión con los granjeros cuyos hogares habían sido
quemados por terratenientes y compañías madereras que intentaban desalojarlos, cuando dos
hombres se acercaron a ella portando sus armas. Mientras los hombres apuntaban hacia ella,
la hermana Dorothy buscó entre su bolso, sacó su Biblia y comenzó a leer de las
bienaventuranzas… “Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos
de Dios.” (Mt 5 ,9) Luego de unos momentos de incertidumbre, los asesinos dispararon seis
veces a quemarropa y ella murió en el camino enlodado. Del testimonio de tanta gente
podemos concluir que la hermana Dorothy murió como vivió. Totalmente entregada, fiel al
evangelio y comprometida con la justicia social. Miembros de su comunidad dijeron que ellas
habían hablado con la Hermana Dorothy muchas veces sobre la posibilidad de que regresara a
los Estados Unidos debido a las amenazas de muerte, pero ella insistió en quedarse. “Si vas a
ser amigo(a) de los pobres y estas a favor de la justicia social, lo más probable es que
enfrentarás la misma suerte que Jesús, Martin Luther King, Arzobispo Oscar Romero,” dijo Mike
Gable, director de la oficina de misiones arquidiócesana.
5. Todo encuentro con el Señor suscita la respuesta de la fe que crea la división entre los
hombres y mujeres. Pero es probable que en el contexto de Lucas este texto refleje una
realidad posterior a la predicación de Jesús. Es en el seno de la comunidad cristiana donde el
seguimiento de Jesús es causa de división dentro de la familia. La afirmación de Jesús sobre la
paz (12,51) puede resultar chocante ya que ésta era uno de los dones mesiánicos (Is 9,6; Lc
1,79). Pero Jesús, con su negación, quiere distanciarse de una falsa paz que era el tema de la
predicación de los falsos profetas en el Antiguo Testamento (Jr 6,14; 8,11). Una paz que era
sólo tranquilidad no exigente. El espíritu de lo que Jesús quería expresar permanece vigente:
frente a este mundo, el evangelio es un signo de contradicción. Hay que amar, no odiar; pero el
amor, frente a este mundo injusto y de desamor, es conflictivo. Lo será siempre.
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DEC
19
Guión Nº 26
Lucas 12,32-48
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús, tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu
voluntad y así mostrar que otro mundo es posible: más justo, solidario y fraterno. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: La parábola del rico necio (en el guión anterior) cerró construyendo una
oposición entre la acumulación de tesoros para sí mismo y el ser rico para con Dios (12,21).
Ahora bien, ¿Qué significa ser rico a los ojos de Dios? El texto de hoy presenta una respuesta.
Además se reúnen en este texto dos parábolas que exhortan a permanecer vigilantes en la
espera de la venida del Señor. Más que poner el interés en las posesiones, los(as) discípulos(as)
de Jesús deben estar esperando su venida. Finalmente en los vs. 39-48, continúa el tema de la
vigilancia, pero ahora aplicado directamente a los responsables de la comunidad. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 12,32-48: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Cuáles son las palabras de confianza que da Jesús al inicio del texto?
3) Según el texto: ¿Qué se debe hacer para ser rico a los ojos de Dios?
4) ¿Cuál es el primer ejemplo de cómo se debe estar preparado? ¿Qué hará el patrón cuando
llegue? ¿Qué sucederá con aquellos servidores?
6) Jesús responde a Pedro con una parábola: ¿Qué conducta muestra un siervo fiel y
previsor? ¿Qué conducta muestra un siervo infiel? Cuando llegue: ¿Qué hará el patrón con
cada uno?
a) «No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes ha querido darles el Reino».
¿Qué sentimientos y pensamientos suscitan en nosotros(as) estas palabras de Jesús?
b) ¿Dónde está nuestro tesoro? La gente fuera de la comunidad, ¿Cómo nos ve?
c) ¿Qué significa para nosotros(as) ser vigilantes, fieles, trabajadores por el Reino,
preparados?
e) «…cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas». Los responsables de
nuestras comunidades, ¿Cómo responden a la responsabilidad que se les ha confiado?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno: danos un corazón abierto a los verdaderos valores de tu Reino y
la capacidad de dar la vida por ellos tal como nos enseñó Jesús, nuestro hermano mayor.
Esperamos 1siempre vigilantes la llegada imprevisible del Señor que servimos. Haznos siempre
disponibles para el servicio fraterno. Así se hará concreta nuestra búsqueda del Reino. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. La actitud de confianza con la que se inicia el texto, “no temas, rebaño mío…”, expresa la
ternura y protección que Dios ofrece a su pueblo, pero expresa también la auto-comprensión
de las primeras comunidades: conscientes de su pequeñez e impotencia, vivían, sin embargo, la
seguridad de la victoria. La bondad de Dios, en su amor desmedido, nos ha regalado el Reino.
Desde aquí tenemos que entender las exhortaciones siguientes. Si el reino es regalo, lo demás
es superfluo (bienes materiales). La propuesta de Jesús: a pesar de lo poco que podamos tener,
vale la pena intentar una práctica alternativa, empezando con la acción del pequeño rebaño.
Estas alternativas han de apuntar a la solidaridad, el compartir, la preocupación activa por los
marginados y excluidos. A esta práctica alternativa también pertenecen el animarse y
consolarse mutuamente. “no temas, rebaño mío…”
3. Terminó la parábola del rico necio (el guión anterior, Lc 12,21) construyendo una oposición
entre la acumulación de tesoros para sí mismo y el ser rico para con Dios. Ahora bien, ¿Qué
significa ser rico a los ojos de Dios? El rico necio vive acumulando tesoros para sí mismo; pero,
¿Qué es lo opuesto a su conducta? En los vs. 33-34, el aspecto central es la participación en el
Reino mediante la práctica del compartir. “Vendan sus bienes y repártanlos como limosna”. Así
es tener a Dios como su tesoro. Esta explicación construye un llamativo contraste con la figura
central de la parábola, el rico necio o insensato. En estos versículos, Lucas muestra cuáles son
las relaciones entre Jesús y su opción por los marginados y los miembros más débiles del
cuerpo social. El tesoro “adquirido” junto a Dios por la práctica de la solidaridad con los pobres
se opone diametralmente a los tesoros materiales de este mundo, acumulados por el
acaparamiento egoísta. Una vez más queda claro que la parábola del rico necio no es una
advertencia escatológica, sino una propuesta totalmente transparente que se dirige a las
personas de la comunidad, que tienen más de lo que necesitan para vivir, para convencerlos a
compartir sus bienes con aquellas, que no tienen lo suficiente para sobrevivir. Si así lo hacen,
serán ricos a los ojos de Dios. Esta propuesta sigue levantando un planteamiento enérgico que
hace a la esencia misma de las relaciones socioeconómicas de toda comunidad humana.
Despliega una aguda crítica a todo sistema que se basa en la acumulación egoísta de los bienes
y el dinero; y propone un objetivo diametralmente opuesto: la preocupación activa por la vida
del prójimo necesitado.
castigado en el momento del juicio. La comunidad cristiana tiene en realidad una sola cabeza y
un solo Señor, Jesús resucitado. Todos los demás, aunque ocupen puestos de responsabilidad,
son servidores y hermanos. El presidir la comunidad de los discípulos(as) de Jesús no se puede
nunca transformar en poder o autoridad. El texto de la parábola ha sufrido una segunda
actualización para adaptarse a la escatología lucana, que ya no presenta la venida del Señor
como inminente (Lc 12,45). El retraso de esta venida le sirve a Lucas para advertir a los
responsables de la comunidad que no se aprovechen de esta tardanza para actuar
irresponsablemente. La conclusión nos viene dada en los dos últimos versículos en los que se
diversifica el castigo según que la desobediencia haya sido intencionada o no. Los primeros
serán castigados más severamente. En cualquier caso, estas líneas subrayan la mayor
responsabilidad que en la Iglesia tienen aquellos que podemos llamar sus líderes. Es algo que
el pueblo de Israel había experimentado previamente: la elección no es un privilegio sino una
responsabilidad acrecentada (Jr 2,19; Am 3,2; Os 4,4-11). Y así debemos vivirla todos los
creyentes que formamos parte del nuevo pueblo de Dios. La última afirmación (Lc 12,48b)
tiene una clara aplicación a los responsables comunitarios, pero puede también aplicarse a
todos los que han recibido dones materiales o espirituales.
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DEC
18
Guión Nº 25
Lucas 12,13-21
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Tú, que eres
Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros(as) en Palabra viva y
liberadora, que produzca la adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de
Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Este texto, propio de Lucas, comienza abruptamente. Ante una multitud (12,1),
Jesús acaba de dar precisiones importantes de su mensaje. De pronto una persona le hace una
pregunta que se formulaba con frecuencia a una autoridad religiosa (vs.13). Jesús rechaza la
consulta, no es su terreno (vs.14), pero va al fondo del asunto: hay que evitar la avaricia. El
término avaricia (codicia) se refiere a la aspiración a querer tener más. Un deseo incontenible
de dinero o bienes que no encuentra dónde satisfacerse. En efecto, es una idolatría, que
consiste en poner toda su confianza, en entregar su vida a algo o alguien que no es Dios.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 12,13-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué quería de Jesús una persona de entre la gente? ¿Qué es lo que le advierte Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
e) ¿Existe también avaricia en nuestras vidas? ¿Nos sentimos a veces apegados a nuestros
bienes, pocos o muchos, los que tenemos...? ¿Cómo podemos hacernos ricos en Dios?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Líbranos Señor de toda codicia. Concédenos un corazón sencillo que no
ambicione más de lo que necesitamos y que sepa agradecer lo que ya tenemos. Confesamos
que sólo Tú eres nuestro verdadero tesoro y en tus manos amorosas queremos vivir confiados.
Ayúdanos a buscar primero y ante todo el Reino de Dios y su justicia. Padre Nuestro, que estás
en el cielo… AMÉN.
2. Problemas que llevaron a Lucas a escribir su evangelio: Había muchos, pero fueron
principalmente dos los que motivaron a Lucas a recoger y a organizar, de manera didáctica y
sistemática el material que las comunidades conservaban y transmitían sobre Jesús. Eran
problemas ligados, directa o indirectamente, con la apertura hacia el cristianismo a los no
judíos (paganos). El primer problema fue la tensión entre los cristianos procedentes del
paganismo y los cristianos procedentes del judaísmo. El segundo fue la tensión entre ricos y
pobres dentro de las comunidades procedentes del paganismo. El sistema del imperio romano
se apoyaba en la esclavitud de los pueblos. Transferían la riqueza de los pueblos a Roma a
través de tasas, tributos, impuestos, y diezmos. Esta acumulación de poder y riqueza en la
capital contrastaba con la pobreza creciente de la gente en las periferias. El endeudamiento
progresivo obligaba a personas y familias a esclavizarse para poder pagar sus deudas. Este
esquema de esclavitud se reproducía en las provincias. Al comienzo de la evangelización y
después de la apertura a los paganos, la mayoría de los que se convertían a la Buena Noticia de
Jesús pertenecía a los pobres y humildes (1 Cor 1,26). Sin embargo, poco a poco, a medida que
la apertura se iba afirmando, personas más ricas entraban a formar parte de las comunidades.
De repente, los cristianos(as) se daban cuenta de que entre ellos mismos había discriminación
entre ricos y pobres. El mismo conflicto social que caracterizaba al imperio romano había
entrado en las comunidades y causaba tensiones y conflictos (Sant 2,1-7; 1 Cor 11,20-21; Ap
3,17). Y en este sentido, el recado de Lucas es bien claro y radical. Con vigor profético recuerda
las frases más duras de Jesús en este punto. Quería ayudar a las comunidades que venían del
paganismo a percibir la imposibilidad de mantener la ideología esclavista del imperio romano y
sus grandes diferencias existentes entre ricos y pobres, y a la vez ser cristiano.
3. Lo único que nos debe preocupar es el Reino de Dios. El Reino pide un tipo de convivencia
donde no se dé la acumulación de riqueza en manos de pocos y sí la solidaridad, para que
todas las personas tengan lo necesario. El Reino es la nueva convivencia fraterna en la que cada
persona se siente responsable por la otra. Para Jesús, la Providencia divina pasa por la
organización fraterna. Preocuparse por el Reino de Dios y su justicia es lo mismo que
preocuparse de aceptar a Dios como Padre y ser hermanos y hermanas. Todo esto trae consigo
un nuevo orden económico y social, en donde ya no es necesario acumular. Si existe la
preocupación por el Reino, toda la gente tendrá lo necesario, pues la comunidad está
organizada a partir de la solidaridad y el compartir. La solidaridad es uno de los temas
preferidos de Lucas (Lc 3,11; 6,30; 11,41; 12,33-34; 14,14; 16,9; 18,22; 19,8; Hch 9,36;
10,2.4.31). Era un tema importante para las comunidades que tenían a su interior diferencias
entre la minoría rica y las mayorías empobrecidas. Es un tema importante también para
nuestros días. Ante el creciente empobrecimiento causado por el neoliberalismo económico en
América Latina y en el mundo, la justicia social y la solidaridad ofrecen la salida concreta que
nos presenta el Evangelio.
5. La parábola del rico que acumula la gran cosecha y engrandece sus graneros, en vez de
distribuirlo entre los que no tienen para comer, es toda una lección de cómo Jesús ve las cosas
de esta vida. La persona que acumula riquezas no entiende nada de lo que Jesús propone al
mundo. Los(as) que siguen a Jesús, pues, tienen que sacar, según Lucas, las conclusiones de
este seguimiento. Si no se desprenden de las riquezas, si se preocupan de amasarlas
constantemente, además de cometer injusticia con los que no tienen, se encontrarán, al final,
con las manos vacías ante Dios. Por lo tanto, este evangelio es un llamado claro a la solidaridad
con los pobres y despreciados del mundo; un llamado a compartir con los que no tienen.
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DEC
18
Guión Nº 24
Lucas 11,27-28
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Queremos leer y
escuchar tu voz y meditar tus enseñanzas. Envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra
inteligencia, para que tu Palabra penetre nuestros corazones y podamos saborearla y
comprenderla. Danos una gran fe en ti, para que tus palabras sean la luz que nos guíe por los
caminos de la justicia y de la verdad. Habla, Señor, te escuchamos y deseamos poner en
práctica tu Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy expresa la verdadera grandeza ante los ojos de Dios. Las
palabras de una mujer anónima parecen implicar que la relación física con su hijo haría de
María una mujer feliz. Sin embargo, las palabras de Jesús afirmarán quienes son las personas
verdaderamente dichosas. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 11,27-28: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
d) Las palabras de la mujer se refieren a María, Pero, ¿Por qué es finalmente feliz la Virgen?
¿En qué radica su grandeza?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
2. Una mujer de entre la multitud, en voz alta y en público se dirige a Jesús. No es común que
las mujeres hablen en público y se dirijan al maestro de esa manera. Esto indica el modo de
relación de Jesús y su grupo para con las mujeres en general. Podemos suponer que la mujer
que alzó la voz era una mujer cercana a Jesús y a su grupo. Seguramente Jesús, camino a
Jerusalén, iba acompañado también de discípulas. La expresión de la mujer alude a dos figuras
maternales por excelencia: el seno materno que le llevó y los pechos que le amamantaron. Esta
sentencia hace referencia a la relación maternal directa de Jesús hacia su madre, María. Pero
él, muy hábilmente, da vuelta la expresión y amplía el círculo de filiación al discipulado, Para
ser parte de la familia de Jesús es necesario seguirlo, ser discípulo suyo. Se rompe con el círculo
familiar y se da un paso hacia la comunidad de hermanos y hermanas, a quienes se proclama
dichosos (11,28). La escucha y la práctica de la palabra de Dios: dos condiciones sin las cuales
no es posible hacer el camino. Por eso Jesús responde en voz alta al elogio de la mujer con una
sentencia que nos desafía e interpela. En este breve texto la comunidad de Lucas nos pone
frente a una realidad que es imposible evadir; estamos llamados a confrontar nuestra realidad
histórica con la palabra de Dios, que es la verdadera causa de nuestra alegría y de nuestra
fuerza.
3. Elogio de María: Escena muy similar a Lc 8,19-21. Los dos textos expresan cuál es la
verdadera grandeza ante los ojos de Dios. Las palabras de una mujer anónima parecen implicar
que la relación física con su hijo haría de María una mujer feliz. Sin embargo, las palabras de
Jesús afirman que los verdaderos dichosos son aquellos que perseveran en la escucha y en la
práctica de la palabra. Y aunque puede parecer que Jesús alude al elogio espontáneo de su
madre, indirectamente lo acepta, pero lo pone en su auténtico lugar. María, en efecto, encarna
bien esta definición del creyente, pues ella fue la primera en acoger la palabra de Dios y
hacerla vida (Lc1,39; 1,45; 2,19.51).
4. Nada De Privilegios; Hay Que Poner En Práctica La Alternativa Del Reino: La mujer que hace
la aclamación representa al resto de Israel: “¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron!” (11,27). Se trata de la pequeña parte del pueblo que se escapa de la destrucción y
constituye el núcleo del pueblo salvado por Dios, según el lenguaje profético. Son los que con
sinceridad siguen creyendo en los privilegios históricos de Israel. Pero Jesús no va en absoluto
en esta dirección. El proclama una sociedad alternativa, en la que todo ser humano tenga
cabida: «Pero él repuso: "Mejor: ¡dichosos los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen!"
(11,28). No hay fronteras de ascendencia de sangre para Jesús. Para entrar a formar parte de la
comunidad del reino es suficiente escuchar el mensaje que él proclama y 'ponerlo en práctica'.
Dicho y hecho. Este es el núcleo de toda la secuencia. Quien hace fructificar en hechos
palpables y experiencias reales lo que ha escuchado, esa es la persona verdaderamente
"dichosa".
5. ¿Para quién es la bendición? Jesús corrigió el comentario de esta mujer, enseñando que una
mujer no es bendecida por su función biológica de parir o amamantar ni por su rol de madre. El
comentario que hizo esta mujer se enfoca en la función biológica de María y su rol como
madre, e ignora el valor de María como persona. Jesús corrige el comentario de esta mujer,
más bendecida es la persona que escucha la palabra de Dios y la obedece. Por lo tanto la
persona que escucha y obedece la palabra, esa es la bendecida.
6. Contemplemos la Palabra: Señor Jesús, el grito de esa mujer nos deja a todos sorprendidos,
es una bella manera de bendecir a tu madre, sin embargo has querido mostrarnos el origen de
la verdadera felicidad y esa consiste en escuchar tu Palabra y ponerla en práctica. Esta es la
verdadera grandeza a los ojos de Dios y María, tu madre, habiéndote llevado en su vientre y
habiéndote dado de mamar, encarna en lo más profundo esta experiencia del creyente, pues
ella fue la primera en aceptar y recibir la palabra de Dios y en hacerla vida. Señor, ante tantos
gritos que me ofrecen la felicidad, dame la fuerza y la sabiduría para comprender que sólo en ti
está la vida, que sólo en ti hallaré la verdadera paz y que sólo escuchando y poniendo en
práctica tu Palabra, la vida vale la pena de ser vivida.
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DEC
13
Guión Nº 23
Lucas 11,1-13
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu
voluntad y así hacer otro mundo posible, más justo y fraterno. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 11,1-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿En qué actividad se encuentra Jesús? Cuando termina, ¿Qué le pide uno de los
discípulos?
3) ¿Cómo llama a Dios y cuáles son las peticiones contenidas en la oración enseñada por
Jesús?
5) ¿Qué dice el texto sobre la confianza que debemos tener en que Dios nos va a escuchar?
6) ¿Qué asegura Jesús que nos enviará el Padre del cielo como respuesta a nuestra oración?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) Ser constantes en la oración: ¿Significa que es preciso repetir mucho, como si Dios fuera
sordo o estuviera durmiendo? ¿Qué significa para nosotros(as)?
d) “Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos
debe”: ¿Cumplimos en nuestras vidas con lo que decimos en estas palabras?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno, que a través de tu Hijo Jesús, nos enseñaste a pedir, buscar y
llamar con insistencia, escucha nuestra oración y concédenos la alegría de saber que siempre
nos escuchas. Como nos enseñaste a orar decimos: Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. El evangelio de Lucas nos ofrece hoy uno de los pasajes más bellos y entrañables de ese
caminar con Jesús y de la actitud del discipulado cristiano. En Lucas, el Padrenuestro se halla
dentro del marco de un catecismo sobre la oración (11,1-13). Está dividido en cuatro partes y
abarca: la petición «Enséñanos a orar», juntamente con el Padrenuestro, la oración cristiana
(11,1-4); la parábola del amigo que viene a pedir, y que Lucas entiende como exhortación a ser
constantes en la oración (11,5-8); una invitación a orar (11,9s) y la imagen del padre generoso,
que es una invitación a tener confianza en que se nos va a escuchar (11,11-13).
4. «Enséñanos a orar», le pide uno de sus discípulos al ver que había finalizado su oración. La
respuesta de Jesús consiste no en darle una oración para repetir sino un modelo para que se
guiaran en sus propias oraciones. No siempre hemos entendido esto y en muchos casos
tomamos el Padrenuestro como una oración acabada y no como un modelo que nos debe
orientar en la construcción de nuestra propia oración. Por cierto que no tiene nada de malo el
repetirlo, especialmente como un gesto de unidad con hermanos y hermanas que están lejos, o
de comunión con aquellos con quienes compartimos una comunidad de fe. Pero no debemos
perder la perspectiva de la provisionalidad de estas palabras de Jesús. El hecho de que la
versión en Mateo (6:9-15) no sea igual a la de Lucas revela que en un primer momento no fue
considerada una oración cerrada que debía repetirse siempre igual. Sirvió como lo quiso el
Señor- para provocar y guiar las oraciones personales y comunitarias de la iglesia naciente.
5. La oración debe ser incansable, en espera de recibir de Dios su gran don: el Espíritu (10,13),
que invadirá la Iglesia y el mundo a partir de Pentecostés. Dos parábolas expresan los temas de
la insistencia en la oración y de su eficacia. Si un amigo, nos dice la primera, da lo que se le pide
ante la insistencia del otro, con más motivo Dios actuará así con los que se dirigen a él.
Igualmente, insiste la segunda parábola, la oración siempre alcanza su objetivo, el que pide
recibe. Lo que se recibe no es automáticamente lo que se pide sino el don del Espíritu, que nos
permitirá afrontar las situaciones de la vida con la fuerza de lo alto. Para Lucas no hay una
comprensión mágica de la oración de petición.
6. Él les dará el Espíritu Santo: El objetivo final y el contenido de la oración cristiana es llegar a
recibir el Espíritu que es capaz de renovar la faz de la tierra, incluidos nosotros(as). El Espíritu
Santo es la fuerza que viene de lo alto con poder avasallador y aleja los vicios y nos trae
muchos buenos pensamientos y deseos. El Espíritu Santo quiere ser nuestro Huésped, y es
enviado por el Padre si se lo pedimos con fe y perseverancia. El Espíritu Santo es el que nos
hace comprender las Sagrada Escrituras. El Espíritu Santo, cuando viene, hace posible: orar
mejor, arrepentirnos de nuestros pecados, ser fiel a las exigencias del evangelio y construir su
Reino.
7. Debemos notar que el Padre Nuestro es "la oración específica del discípulo(a) de Jesús", ya
que Lucas nos dice con claridad que los discípulos se lo han pedido y él les ha enseñado. Y los
discípulos se lo pidieron para que ellos también tuvieran una oración que los identificara ante
los demás grupos religiosos que existían. En consecuencia, es una oración destinada para
aquellos(as) que "buscaron" el Reino de Dios, con plena entrega de vida; para aquellos(as) que
convirtieron el Reino de Dios en el contenido exclusivo de su vida. Pues cuando Jesús nos
enseña cómo y qué es lo que hemos de orar, entonces nos está enseñando implícitamente
cómo deberíamos ser y vivir, para poder orar de esta manera.
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DEC
12
Guión Nº 22
Lucas 10,38-42
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 10,38-42: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Cuál era la preocupación de Marta? ¿Qué hacía? ¿Qué dijo a Jesús? ¿Cuál es su queja?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En nuestra vida personal y comunitaria, ¿Cuales cosas son las importantes... las
necesarias? ¿Cuánto tiempo les dedicamos?
c) El verdadero discípulo(a) debe vivir el amor al prójimo pero para hacerlo bien, debe
escuchar la Palabra de Dios como hacía María. ¿De qué manera la escucha de la Palabra de
Dios nos lleva a practicar el amor concreto? Dar ejemplos.
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios de amor y ternura, estamos caminando contigo hacia Jerusalén en el
Evangelio de San Lucas. Te damos gracias por revelarnos las cualidades que debemos tener
para ser sus discípulos(as). Hoy nos has enseñado que tenemos que escuchar tu Palabra como
lo hizo tu discípula, María. Haz que nosotros(as) podamos no sólo escuchar, sino también
poner en práctica la Palabra. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. En los tiempos de Jesús, ¿Cuál era el papel apropiado para una mujer?: El encuentro de Jesús
con Marta y María es uno de las escenas que suceden de camino a Jerusalén. No nos dice el
texto de estas dos mujeres otra cosa que no sea que eran hermanas y que vivían en una aldea.
El acontecimiento descrito es bastante excepcional: primero porque Jesús fue recibido en casa
de una mujer. En general los rabinos o maestros no se comunicaban con mujeres y solo tenían
discípulos varones. Las normas de hospitalidad de la época exigían que se atendiera a las visitas
con una comida de la mejor calidad y cantidad posibles, sobre todo en el caso de un personaje
conocido como maestro en las cosas de Dios. Marta actuó correctamente, entonces,
preocupándose por cumplir esta norma. La expresión usada referente a María: “se sentó a los
pies del Señor para escuchar su palabra”, es una expresión típica para indicar la relación
maestro-discípulo. Según las enseñanzas de los maestros de las escrituras hebreas ("la Ley"),
no era lícito que una mujer estudiara las cosas sagradas. Estalla el conflicto. Una mujer
"correcta" según las normas de la sociedad, denuncia la conducta de otra mujer que viola estas
normas, reclamando para sí misma un derecho reservado a los varones. ¿Con cuál de las dos va
a solidarizar Jesús? La respuesta no se hace esperar, y es contundente: Jesús deja muy claro
que reconoce a María su derecho a ser discípula.
En las primeras décadas después de la muerte y resurrección de Jesús (año 30 d.C.), cuando la
iglesia cristiana era simplemente una serie de pequeñas grupos de personas que se reunían en
casas, surgía la pregunta por el rol de las mujeres dentro de la comunidad eclesial. Sabemos
que esta anécdota de Jesús en casa de Marta y María fue narrada en forma oral en las
reuniones de las comunidades cristianas durante unos 50 años antes de que Lucas escribiera su
obra. Este relato se conservó durante todo ese período porque respondió a una necesidad de
orientación que se sentía en la comunidad cristiana. Para los primeros cristianos y cristianas era
importante conservar esta memoria de Jesús y su trato radicalmente nuevo con las mujeres.
Frente a un relato conflictivo como este, tanto mujeres como hombres estaban obligados a
cuestionarse a sí mismos, a reexaminar sus propias normas y tradiciones en cuanto a la plena
participación de las mujeres en un grupo religioso. Este texto puede cumplir el mismo objetivo
en nuestros tiempos.
3. El verdadero discípulo(a): sin duda debe actuar (10,29-37) pero debe también escuchar la
Palabra de Dios. María es presentada como personificación del discípulo(a) ideal. Se siente
auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar como la única cosa importante en ese
momento. La 1º ocupación y preocupación del discípulo debe ser escuchar su Palabra. La
palabra de Jesús es la norma suprema y la última instancia del discípulo, “lo único necesario”.
La palabra de Jesús está por encima de cualquier otro interés. Marta también tiene su
simbolismo: no representa la vida activa, en contraposición con la contemplativa. Las palabras
con que Jesús se dirige a Marta: “Marta, Marta”, han sido interpretadas en la tradición
negativamente, como un reproche, mientras en realidad expresa cariño, cercanía, ternura. El
servicio de Marta sólo es cuestionado en la medida en que no oye la Palabra necesaria. Lo que
María hace está bien y tiene sentido, mientras que la actividad de Marta la distrae en ese
momento de algo más importante que el mantenimiento de la casa, escuchar su Palabra.
Para aprender la lección del Maestro, debemos formarnos en la escucha atenta de la Palabra
en la Biblia y en la vida. La Biblia no puede permanecer guardada en un cajón mientras
nosotros(as) nos ahogamos en el interminable torbellino de los quehaceres cotidianos. La
Palabra de Dios está hecha para caminar con nosotros(as) paso a paso, día a día, minuto a
minuto. En este sentido nos ayuda la práctica de la lectura orante personal y comunitaria. Para
enseñarnos a vivir en comunidad la solidaridad que hace efectivo aquí y ahora el reinado de
Dios. Para ayudarnos a escuchar la Palabra que Dios nos dirige en la difícil realidad de nuestros
pueblos: en las inhumanas condiciones de las grandes ciudades, en la soledad y el aislamiento
de los campos. Debemos pues optar por las actitudes que nos conviertan en verdaderos
discípulos(as) de Jesús y auténticos cristianos(as).
Publicado 12th December 2012 por Gerardo
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DEC
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Guión Nº 21
Lucas 10,25-37
1. Oración Inicial: Espíritu Santo, tú que conoces nuestra vida, hoy te pedimos que abras
nuestros corazones y nuestras mentes para que podamos comprender las Escrituras. Danos la
luz, la fuerza y la decisión necesaria para ponerla en práctica en nuestras vidas. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El maestro de la ley, cuando hace una pregunta a Jesús, ya sabe que el amor a
Dios y al prójimo es lo que lleva a la vida. Pero no es suficiente "saber". Es necesario amar
concretamente. Hoy, Jesús pondrá bien claro qué actitud debemos tener con los que están
caídos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 10,25-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Con quién está conversando Jesús? ¿Qué pregunta y responde cada uno?
3) ¿Qué personajes participan en el relato que cuenta Jesús?
4) Los tres vieron al herido al borde del camino. ¿Cómo reaccionan el sacerdote y levita
frente a él? ¿Cuáles son las actitudes y los gestos del samaritano?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En nuestra sociedad hoy: ¿Quién o quiénes son los caídos y despojados al borde del
camino?
b) ¿Somos compasivos ante el dolor y sufrimiento de los demás? ¿Nos portamos como el
buen samaritano ante las personas despojadas y abandonadas? ¿Qué nos falta?
c) ¿Somos capaces de ir más allá y meternos en caminos ajenos para aproximarnos a los que
nos necesitan aunque no estén en nuestro camino?
d) El buen samaritano asume el riesgo de bajarse del caballo y quedar a merced de los
bandoleros, o de que el herido fuese falso. ¿Asumimos el riesgo de comprometernos en
cambiar la realidad injusta?
e) El buen samaritano se hace presente y tiene contacto físico con el herido. ¿Qué nos falta
para vivir la solidaridad como encuentro personal y no quedar sólo en la caridad o la ayuda
fraterna?
f) ¿A qué conversión nos llama el ser solidario con la gente o grupos sociales necesitados?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, Tú nos envías como misioneros(as) tuyos para anunciar y construir el
Reino de Dios. Nos envías para hacer presente los signos del Reino y señalar tu presencia
liberadora en medio de nuestra historia. Fortalecidos hoy por tu Palabra, nos comprometemos
a asumir la dimensión misionera de nuestra fe. Danos valor y decisión para cumplirlo. AMÉN.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
El primer paso es LA OBSERVACIÓN: Abrir los ojos para ver lo que ocurre, es lo que nos
conducirá a una espiritualidad de la misericordia y de la solidaridad que convierta nuestro
corazón de piedra en un corazón de carne. El levita, el sacerdote y el buen samaritano vieron al
herido al borde del camino. Se dieron cuenta de la realidad, estaban despiertos a lo que se
encuentra en su camino. Debemos observar lo que ocurre en el camino de nuestra vida
personal y social, estar abiertos, despiertos a sus necesidades y a sus urgencias, no estar
encerrados en nuestro propio mundo personal o de grupo. Esto es lo que llamamos la
necesidad de ver y analizar la realidad que nos rodea.
Pregunta: ¿Somos compasivos con el dolor de los otros o hay algo del “levita” también en
nosotros?
El tercer paso es DESCABALGAR, bajarse: El buen samaritano asume el riesgo de bajarse del
caballo y quedar a merced de los bandoleros, o de que el herido fuese falso. Dios también
descabalgó en Jesús, dejando la forma divina y haciéndose hombre. Nadie puede ser solidario
sin comprometerse con la realidad injusta que hay que cambiar. Nadie es neutral: o te
comprometes a favor o en contra de la justicia, o lo que es lo mismo, a favor o en contra del
hermano(a).
Pero aún queda otro paso que es necesario, LA PRESENCIA, LA CERCANÍA, EL ENCUENTRO: El
buen samaritano se hace presente, tiene contacto físico con el herido. Se necesita la presencia
física en medio de la situación en la cual queremos trabajar. Esta es la verdadera solidaridad, la
que te hace sentir hermano del otro: SOLIDARIDAD COMO ENCUENTRO. Jon Sobrino nos llama
a la experiencia de encontrarse con el mundo del sufrimiento y no quedarse indiferente.
Significa tener suficiente capacidad para pensar, analizar y vivir de modo que la justicia y la
solidaridad constituyan un pilar básico en nuestro proyecto de vida.
Sacó su aceite, lo montó en su caballo, lo llevó a la posada, pagó con su dinero. Hubo un
verdadero compartir. "¿Quién es su hermano? ... "el que compartió". Y en ese momento es
cuando se produce el milagro: la realidad herida queda transformada. Partiendo de las
capacidades del sujeto afectado, la acción solidaria ha de plasmarse en proyectos
transformadores de la realidad, los cuales han de: Responder a las necesidades reales de las
personas y grupos excluidos (y no a lo que nosotros creemos que son sus necesidades).
Proponer objetivos alcanzables. Ser concretos y, por consiguiente, evaluables; Realizarse en
equipo.
Pregunta: ¿A qué conversión (personal y como comunidad) nos llama el ser solidarios con
nuestros(as) hermanos(as)?
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DEC
12
Guión Nº 20
Lucas 10,1-20
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que nos ayude a leer la Biblia como Tú la
has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Tu palabra nos oriente a fin de que podamos
experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar que Tú estás vivo en medio de nuestra
historia como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: Jesús organiza sus discípulos(as) para que, caminando, anuncien la Buena
Noticia y comiencen a realizar las prácticas que hacen presente el Reino de Dios. Aquellos que
no quieren aceptar la Buena noticia, quedarán fuera de la nueva historia del pueblo de Dios.
Abramos nuestros corazones a escuchar como Dios nos presenta la tarea de continuar la misión
iniciada por Jesús.
b. Leer el texto: Lucas 10,1-20: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Cuál es la advertencia que menciona Jesús? ¿Qué es lo que no deben llevar ni hacer?
8) ¿En qué estado de ánimo volvieron los(as) misioneros(as)? ¿Cómo les respondió Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Todo cristiano es misionero(a) y enviado(a) por el Señor. ¿Cómo vive esto nuestra
comunidad?
b) Si Jesús enviara a sus discípulos(as) hoy, ¿Qué instrucciones les daría? ¿Qué actitudes
debemos vivir hoy como enviados y testigos de Jesús?
c) ¿Qué significa en nuestros días curar a los enfermos y expulsar a los espíritus impuros?
e) ¿A dónde y a quienes debemos llegar en la misión a que Jesús nos llama? Pensar en
grupos sociales marginados o excluidos, lugares donde nadie va aún.
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, Tú nos envías como misioneros(as) tuyos para anunciar y construir el
Reino de Dios. Nos envías para hacer presente los signos del Reino y señalar tu presencia
liberadora en medio de nuestra historia. Fortalecidos hoy por tu Palabra, nos comprometemos
a asumir la dimensión misionera de nuestra fe. Danos valor y decisión para cumplirlo. AMÉN.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Contexto literario e histórico: Un poco antes de nuestro texto de hoy, en Lucas 9,51, empieza
la segunda etapa de la actividad de Jesús, un largo camino a Jerusalén (9,51 a 19,29). La
primera etapa tuvo lugar en Galilea y comenzó con la presentación del programa de Jesús en la
sinagoga de Nazaret (4,14-21). En la segunda etapa, entra en Samaría, envía mensajeros
delante de Él (9,52), y consigue nuevos discípulos(as) (9,57-62). La segunda etapa comienza
con la designación de otros 72 discípulos y con la presentación del programa que debe
orientarlos en la acción misionera (10,1-16). La propuesta de Jesús para los 72 discípulos
rescata los antiguos valores comunitarios que se estaban perdiendo, como por ejemplo, la
hospitalidad, la acogida, el compartir, la comunión alrededor de la mesa, la acogida de los
marginados. Jesús intenta renovar y reorganizar las comunidades, de modo que sean de nuevo
una expresión de la Alianza, una expresión del Reino de Dios.
3. En el capítulo nueve, durante su ministerio en Galilea, Jesús asocia los doce a su tarea (9,1-
6). Ahora, camino a Jerusalén, centro del poder religioso y político, comparte su misión con
estos misteriosos setenta y dos discípulos(as). Poco sabemos de ellos(as), pero más allá del
número (simbólico, ciertamente) su existencia prueba que el mensaje del Señor comenzaba a
provocar fidelidades exigentes. Las indicaciones que Jesús les da han inspirado muchas
empresas misioneras a lo largo de la historia de la Iglesia, y siguen siendo hoy una pauta para
nosotros(as). Esas instrucciones tienen un núcleo de cristalización: la libertad del discípulo(a).
"No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias" (vs.4). Es decir, no confíen en sus posesiones, no se
apoyen en el poder. De otra manera no podrán ser testigos de la paz, no aceptarán comer lo
que se les presente, no sabrán dar vida a las personas. En una palabra, no estarán en
condiciones de anunciar que el Reino está cerca. En la medida en que, como cristianos(as)
individualmente y como Iglesia, estamos apegados y ligados a los bienes y poderes de este
mundo nos tienta la transacción y el acomodo. Pretendemos entonces predicar el Evangelio de
modo que no moleste a los poderosos. El Señor sabe que en Jerusalén los grandes de su
pueblo y de la potencia ocupante lo rechazarán y lo maltratarán, pero no por ello renuncia a su
libertad de enviado del Padre. La propone, más bien, a sus discípulos(as).
4. No se trata de la misión de los Doce, sino de muchas personas (72). Lo que se describe en Lc
10,1 es propio de su redacción; la intencionalidad es poner de manifiesto que toda la
comunidad, todos los cristianos(as) deben ser evangelizadores. No puede ser de otra manera,
debemos insistir mucho en ese aspecto del texto de hoy. El evangelio nos libera, nos salva
personalmente; por eso nos obligamos a anunciarlo a nuestros hermanos(as) como clave de
solidaridad. Resaltemos un matiz, sobre cualquier otro, en este envío de discípulos(as)
desconocidos: volvieron llenos de alegría (vs. 20), “porque se le sometían los demonios”. Esta
expresión quiere decir sencillamente que el mal del mundo se vence con la bondad radical del
evangelio. Es uno de los temas claves del evangelio de Lucas, y nos lo hace ver con precisión en
momentos bien determinados de su obra. Los discípulos de Jesús no solamente están llamados
a seguirle a Él, sino a ser anunciadores del mensaje. Cuando se anuncia el evangelio liberador
del Señor siempre se percibe una alegría, porque son muchos los hombres y mujeres que
quieren ser liberados de sus angustias y de sus soledades. ¡Debemos confiar en la fuerza del
evangelio!
5. La misión confiada a los doce apóstoles ahora se amplía. Muestra que no es solamente un
pequeño grupo el que continúa la obra de Jesús, sino toda la gente que lo siguen, en forma
organizada (de dos en dos). La misión tiene peligro (lobos) y es urgente. Por eso el(la)
discípulo(a) no pierde tiempo con las etiquetas de buena educación, ni con quienes no aceptan
su anuncio. El saludo "Paz" es una fórmula de bendición, y significa que el anuncio del Reino
trae la justicia y la misericordia que llevan a la paz, la cual, en la Biblia, significa la plenitud de
todas las condiciones que hacen que las personas se sientan realizadas. El núcleo de la misión
es anunciar el Reino y realizar actos concretos que comprueben su presencia (curar las
enfermedades del pueblo). Tanto si nos reciben como si nos rechazan se anuncia la cercanía del
reino. ¿Y el que no lo acepte? Lejos está esto de transformarnos en cargosos anunciadores de
nuestro mensaje a quienes no desean escucharlo. Por el contrario, lo que significa es que allí
donde es bien recibido, no es necesario insistir. Si bien la expresión “sacudirse el polvo contra
ustedes” indica un grado de rechazo, también es cierto que salir de un lugar deja la puerta
abierta para volver a entrar en el futuro. Ya el Señor creará otra oportunidad para ellos. ¿Acaso
no ha tenido paciencia con nosotros mismos tantas veces?
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DEC
11
Guión Nº 19
Lucas 9,51-62
1. Oración Inicial: Tu Palabra, Señor, es fuente de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos
impulsa a vivir el amor y nos hace fuertes en la fe. Envía tu Espíritu Santo para acercarnos a
ella y comprenderla. Enséñanos a beber en el pozo de la vida y muéstranos la novedad
permanente del Evangelio. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 9,51-62: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) En el camino, ¿Qué dijo a Jesús uno de los discípulos? ¿Cómo le respondió Jesús?
7) ¿Cuáles son las condiciones o exigencias del discipulado que aparecen en el texto? ¿Qué
defectos y limitaciones tuvieron las personas que seguían a Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Hemos sido personas que a veces querríamos “hacer bajar fuego del cielo” sobre otras?
El seguimiento de Jesús ha de ser sin reservas, ni seguridades. ¿Qué desafíos nos presenta?
«Deja que vaya a enterrar primero a mi padre... «Te seguiré, Señor; pero déjame antes
despedirme de los de mi casa.» ¿Qué ataduras hoy nos impiden seguir a Jesús sin reservas?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios Padre nuestro: tu Hijo Jesús, “decidió subir resueltamente a Jerusalén”,
sin importarle todo lo que aquel camino le iba a acarrear de sufrimiento y de cruz; ayúdanos, a
los que queremos ser seguidores radicales suyos, a tomar también resueltamente la opción de
dar nuestra vida día a día en el servicio a la Causa que él con su entrega nos mostró. AMÉN.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Contexto histórico de nuestro texto: El contexto histórico del Evangelio de Lucas tiene
siempre estos dos aspectos: el contexto del tiempo de Jesús de los años treinta, en Palestina, y
el contexto de las comunidades cristianas de los años ochenta, en Grecia, para las que Lucas
escribe su Evangelio. a) En el tiempo de Jesús en Palestina. Para Jesús no fue cosa fácil formar a
sus discípulos y discípulas. Porque no es por el hecho de que una persona vaya con Jesús o que
viva en comunidad, por lo que esta persona es ya santa y perfecta. La mayor dificultad viene de
“la levadura de los fariseos y de Herodes” (Mc 8,15), o sea, de la ideología dominante de la
época, promovida por la religión oficial (fariseos) y por el gobierno (herodianos). Combatir esta
levadura era parte de la formación que Jesús daba a sus discípulos. Porque el modo de pensar
de los grandes tenía raíces profundas y renacía, siempre de nuevo, en la cabeza de los
pequeños, de los discípulos. El texto que meditamos hoy nos da una idea de cómo Jesús
afrontaba este problema. b) Al tiempo de Lucas, en las comunidades de Grecia. Para Lucas era
importante ayudar a los(as) cristianos(as) a no dejarse llevar por “la levadura” del imperio
romano y de la religión pagana. Lo mismo vale para hoy. El “fermento” del sistema neoliberal,
divulgado por los medios de comunicación, propaga la mentalidad consumista, contraria a los
valores del Evangelio.
3. El texto de hoy es el comienzo de la parte más original del tercer Evangelio con respecto a
Mateo y a Marcos, pues se sirve de unas tradiciones que él es el único en referir; en adelante,
va a presentar la vida de Jesús como un largo camino a Jerusalén. Este viaje a ocupa casi diez
capítulos (9,51 19,28), una tercera parte del evangelio de Lucas. Más de ocho de los 10
capítulos fueron construidos por el mismo Lucas, dejando entonces el orden de Marcos. Es un
viaje anticipado ya a la edad de los 12 años (2,41ss) y que culminará con su Ascensión (Hch.
1,10ss) Estamos más bien frente a un viaje “teológico” que a un viaje geográfico en que Jesús
camina hacia Jerusalén y su Ascensión. El sentido de esta “subida” está claramente presentado
en el 1ª versículo (vs. 51). Esta marcha será una marcha hacia la Pasión que Lucas relaciona
con la gloria por venir (9,51; 17, 22-24, 30; 18,33; 19, 12-17). Desde el comienzo aparece con
claridad el objetivo del viaje: Jesús va a Jerusalén para mostrar que su forma de interpretar el
proyecto de Dios es diferente de la interpretación de la religión oficial. Dentro del viaje ha
colocado Lucas las instrucciones para los misioneros (10,1-17; 14,15-24) y da las instrucciones a
sus discípulos (no solamente a los doce) sobre: la necesaria y firme decisión de seguir a Jesús,
la oración, la sinceridad, el testimonio que debe darse de Jesús, la pobreza, el servicio, la
conversión, la misericordia, la renuncia a sí mismos, al dinero y a los bienes, la denuncia
profética, la humildad, la corrección fraterna, la vigilancia en espera de su regreso, y sobre
todo, el gran mandamiento del amor (10,27). El viaje pues, es el tiempo de la formación de
los(as) testigos del Evangelio para el tiempo de la Iglesia, cuando Jesús ya no esté físicamente
presente. Esta enseñanza la expone con numerosos discursos y parábolas, poniéndola en
práctica con algunos milagros.
El caminar de los primeros evangelizadores continuó el de Jesús. Raramente nos dice por
dónde pasa Jesús. Sólo al comienzo del viaje (9,51), en la mitad (17,11) y al final (18,35; 19,1)
sabemos por dónde está pasando. Esto sirve para las comunidades de Lucas y para nuestras
comunidades hoy. Lo que es cierto es que debemos caminar. No podemos parar. Sin embargo,
no siempre está claro y definido por dónde pasamos. Lo cierto es el objetivo: el Reino de Dios y
el Dios del Reino.
4. Seguir a Jesús exige: a) Disponibilidad para vivir en la inseguridad: “No tener nada, no llevar
nada”. No se pone el acento en la pobreza absoluta, sino en ser itinerante. El(la) discípulo(a) lo
mismo que Jesús, no puede programar, organizar la propia vida según criterios de exigencias
personales, de comodidad individual. b) Ruptura con el pasado, con las estructuras sociales,
políticas, económicas y culturales que atan y generan la muerte. Es necesario que los nuevos
discípulos(as) miren adelante, que anuncien el Reino, para que desaparezca el pasado y vivan
el proyecto de Jesús. c) Decisión irrevocable. Nada de vacilaciones, nada de componendas,
ninguna concesión a las añoranzas y recuerdos del pasado, el compromiso es total, definitivo,
la elección irrevocable. Hoy como ayer, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres que
dejándolo todo se comprometen con la causa del Evangelio y, tomando el arado sin mirar hacia
atrás, entregan la propia vida en la construcción de un mundo nuevo donde reine la justicia y la
igualdad entre los seres humanos. Por otra parte, observamos una nota de tolerancia y
paciencia pedagógica en el evangelio de hoy. Un celo apasionado de los discípulos es capaz de
pensar en traer fuego a la tierra para consumir a todos los que no acepten a Jesús... No
admiten que otros piensen de manera diversa, ni respetan el proceso que ellos llevan. Jesús
simplemente marcha a otra aldea, sin condenarlos. El seguimiento de Jesús es una invitación y
un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta esforzada. Una invitación de
Dios y una meta que nos debemos proponer con tesón. Pero sólo por amor a la Causa de Jesús
podremos avanzar en su seguimiento.
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DEC
11
Guión Nº 18
Lucas 9,28-36
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas, acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Te lo pedimos a ti
con confianza, porque tú las inspiraste y tú las conservas para bien de tu pueblo. Tú, que eres
Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y
liberadora, que produzca en nosotros la adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión
del Reino de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 9,28-36: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
«Este es mi hijo predilecto, escúchenlo»: ¿Puedo decir que el proyecto fundamental de mi vida
es una acogida de la propuesta de Jesús, en la que vemos la palabra de Dios que nos habla?
Estamos en un tiempo sin utopías, donde todo se compra y se vende y se calcula fríamente...
¿Qué mensaje nos trae el símbolo de la transfiguración a este tiempo de mirada tan corta?
¿Qué aspectos de nuestra personalidad, queremos que sean transformados en este tiempo?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios nuestro, como el evangelista Lucas, también creemos que de hecho, en la
vida de Jesús Tú mismo nos has estado dirigiendo tu Palabra. Haz que iluminados por ella,
podamos transfigurar y mirar de un modo nuevo las realidades que también hemos de
transformar, unidos(as) a todas las personas que, iluminadas también de mil modos por tu
misma Palabra, caminan hacia el mismo «otro mundo posible» que Tú quieres ayudarnos a que
construyamos. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Contexto: En los dos capítulos precedentes del Evangelio de Lucas, se impone la novedad
traída por Jesús y crecen las tensiones entre el Nuevo y el Antiguo Testamento. Al final, Jesús se
da cuenta que ninguno había entendido su propuesta y mucho menos su persona. La gente
pensaba que fuese como Juan el Bautista, Elías o cualquiera de los Profetas (9,18-19). Los
discípulos lo aceptaban como el Mesías, pero como un Mesías glorioso, según la propaganda
del gobierno y de la religión oficial del Templo (9,20-21). Jesús trató de explicar a los discípulos
que el camino previsto por los profetas era un camino de sufrimiento, por el papel asumido
hacia los marginados, y el discípulo podía ser tal, sólo si tomaba su cruz (9,22-26). Pero no tuvo
mucho éxito. Y en este contexto de crisis, es cuando sucede la Transfiguración. En los años
treinta la experiencia de la Transfiguración tuvo un significado muy importante en la vida de
Jesús y de los discípulos. Les ayudó a superar la crisis de fe y a cambiar los propios ideales
respecto al Mesías. En los años ochenta, época en la que escribe Lucas para sus comunidades
cristianas de Grecia, el significado de la Transfiguración se intensificó y se propagó. A la luz de
la resurrección de Jesús y de la expansión de la Buena Nueva entre los paganos en casi todos
los países, desde la Palestina hasta Italia, la experiencia de la Transfiguración comenzaba a ser
vista como una confirmación de la fe de las Comunidades Cristianas en Jesús, Hijo de Dios. Los
dos significados están presentes en la descripción e interpretación de la Transfiguración, en el
evangelio de Lucas.
3. La Transfiguración se narra en los tres evangelios: Mateo (Mt 17,1-9), Marcos (Mc 9,2-8) y
Lucas (Lc 9,28-36). Señal de que este episodio recogía un mensaje muy importante. Como
hemos dicho, se trató de una ayuda muy grande para Jesús, para sus discípulos y para las
primeras comunidades. Confirmó a Jesús en su misión en calidad de Mesías-Siervo. Ayudó a los
discípulos a superar la crisis que la cruz y el sufrimiento les causaban. Llevaba a las
comunidades a profundizar en su fe en Jesús, Hijo de Dios, Aquél que reveló el Padre y que se
convirtió en la nueva clave para interpretar la Ley y los Profetas. La Transfiguración continúa
siendo una ayuda para superar las crisis que el sufrimiento y la cruz nos producen hoy. Los
discípulos soñolientos son el espejo de todos nosotros. La voz del Padre se dirige a ellos, como
a nosotros: “¡Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo!”
4. Lucas describe la Transfiguración. Hay momentos en la vida en los que el sufrimiento es tan
grande que una persona llega a pensar: ¡Dios me ha abandonado! Y de improviso la persona
descubre que Él jamás se ha alejado, sino que la persona tenía los ojos vendados y no se daba
cuenta de la presencia de Dios. Entonces todo cambia y se transfigura. ¡Es la Transfiguración!
Sucede cada día en nuestra vida.
5. ¡Jesús es tan extraño...! Después de tirar abajo todas las expectativas propias de su tiempo, y
remarcar que como Mesías lo van a matar, y así salvará a todos, -después de eso-, dice que sus
seguidores deben caminar su mismo camino, deben pasar las mismas cruces, y hasta el mismo
martirio, y esto ¡cada día!... ¿Quién lo entiende? Pero se nos manifiesta transfigurado... "¡Esto
es lo que les espera!", nos señala, como en un relámpago en medio de la noche. Cruz y
resurrección, van tan de la mano, que se hace imposible separarlas. La resurrección da un
sentido nuevo y fructífero a una vida que quiere gastarse y entregarse, como el fruto da sentido
al entierro del grano. Pero también, la muerte da un sentido nuevo a la resurrección, ¡el amor
nunca se hace tan generoso como cuando da la vida!, y Jesús no será un Mesías “allá en las
nubes”, sino uno que camina nuestros pasos, uno que pasó por la cruz y que se dirige a
Jerusalén, tierra de Pascua, y tierra que es punto de partida de la misión.
6. Nueva Alianza: Como todas las alianzas de la Biblia, la alianza con Abraham se sella con
sangre; Jesús, selló en su sangre una alianza "nueva y eterna”... Ya no es sangre de animales la
que da vida y es signo de la alianza, ahora es la sangre de Cristo, su amor, su vida unida a la
sangre de tantos mártires que, con su muerte transfigurada, dan vida a tantos muertos por la
violencia y la injusticia. No es que Dios quiera sangre sino que el amor nunca es más verdadero
como cuando llega hasta el final, y en el caso de Jesús, hasta dar la vida, que es el signo de
amor por excelencia. Desde Cristo, desde su muerte y su resurrección (hoy vislumbrada en la
Transfiguración), jugarse la vida, gastarla en la lucha por la justicia y la solidaridad, por la
verdad y la vida, es el acontecimiento fructífero por excelencia. No es que Dios quiera que
alguien muera; Él es Dios de vida no de muerte, pero nada hay más dador de vida que el amor,
por eso es Dios de amor. Dios nos quiere siempre, cada día, dando vida, aunque frente a la
injusticia, la violencia y el pecado, esa búsqueda de dar vida pueda implicar tener que dar la
vida. Pero como siempre, es la vida y el amor lo que cuenta, es la vida por el reino, es un dar la
vida para que otros(as) vivan. Una muerte que da vida, da sentido a tantas vidas muertas...
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DEC
11
Guión Nº 17
Lucas 9,10-17
1. Oración Inicial: Señor, envíanos tu Espíritu Santo para escuchar y comprender tu Palabra.
Guía nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo, abriendo los
brazos a los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos el amor, la justicia
y la paz. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b) Leer el texto: Lucas 9,10-17: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) Según se desprende del texto, ¿Cuál es la situación del pueblo que sigue a Jesús?
3) ¿Qué actitud toma Jesús frente al pueblo que lo sigue? ¿Qué hacía con la gente?
4) Al caer la tarde, ¿Qué preocupación tienen los discípulos y qué piden a Jesús?
6) ¿Cuáles son los gestos que realiza el Señor? ¿Qué consecuencias tiene su acción?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
“Tomó entonces los cinco panes y los dos peces y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre
ellos la bendición, los partió y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la
gente”. ¿En qué nos hacen pensar estos gestos y acción de Jesús?
En nuestra comunidad, ¿La celebración de la eucaristía (culto) genera mayor amor y solidaridad
con los más pobres o tiende más bien a ser un simple acto religioso?
Frente a las personas que viven en la pobreza y sufren hambre de pan y de justicia: ¿En qué
momento nosotros(as) hacemos lo que dijo Jesús a sus discípulos(as)? ¿Qué signos de
solidaridad vemos en nuestra comunidad?
Como comunidad: ¿Cómo podríamos comprometernos más para llevar a los demás el pan del
bienestar material, el pan del amor y de la esperanza y el pan del evangelio del Reino?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Señor de la Vida, nuestros panes y pescados podrán parecer pocos pero
compartidos con los demás serán semilla de solidaridad fraterna. Abre nuestras manos, Señor,
para que compartamos nuestros bienes, nuestro tiempo y nuestros dones para mostrar que
otro mundo es posible. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo
2. El contexto literario: Nuestro texto se encuentra a mitad del evangelio de Lucas: Jesús
extiende e intensifica su misión por las aldeas de la Galilea y manda a sus doce discípulos para
que le ayuden (9,1-6). La noticia de todo esto llega a Herodes, aquel que mandó matar a Juan
Bautista (9,7-9) Cuando sus discípulos regresan de la misión, Jesús los invita a ir a un lugar
solitario (9,10) Aquí sigue nuestro texto que habla de la multiplicación de los panes (9,11-17).
En seguida Jesús hace una pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (9,18-21). Dicho esto,
por primera vez, habla de su pasión y de su muerte y de las consecuencias de todo esto para la
vida de los discípulos (9,22-28). Luego viene la Transfiguración, en la que Jesús habla con
Moisés y con Elías de su pasión, con el aturdimiento y la incomprensión de parte de los
discípulos (9,44-50). Finalmente, Jesús decide ir a Jerusalén, donde encontrará la muerte
(9,52).
3. El contexto histórico de nuestro texto: El contexto histórico del Evangelio de Lucas tiene
siempre dos aspectos: el contexto del tiempo de Jesús en los años 30, en Palestina, y el
contexto de las comunidades cristianas de los años 80, para las que Lucas escribe su Evangelio.
Al tiempo de Jesús en la Palestina, el pueblo vivía en la expectativa de que el Mesías, cuando
viniese, sería como un nuevo Moisés, y repetiría los grandes prodigios operados por Moisés en
el Éxodo: conducir al pueblo por el desierto y alimentarlo con el maná. La multiplicación de los
panes en el desierto era para la gente la gran señal de que estaba llegando el tiempo mesiánico
(6,14-15). Al tiempo de Lucas, en las comunidades de Grecia, era importante confirmar a los
cristianos en sus convicciones de fe y orientarlos en medio de las dificultades. En el modo de
describir la multiplicación de los panes, Lucas recuerda la celebración de la Eucaristía que se
realiza en las comunidades de los años 80, y ayuda a las personas a profundizar el significado
de la Eucaristía en sus propias vidas. Además, en la misma descripción de la multiplicación de
los panes, como veremos, Lucas evoca figuras importantes de la historia del pueblo de Dios:
Moisés, Elías y Eliseo, mostrando así que Jesús es verdaderamente el Mesías que viene a
cumplir las promesas del pasado.
5. La iniciativa de Jesús para resolver el problema del hambre: Había allí cinco mil personas.
¡Mucha gente! Jesús pide que la gente se siente en grupos de cincuenta. Y es aquí, cuando
Lucas comienza a usar la Biblia para iluminar los hechos de la vida de Jesús. Recuerda a Moisés.
Él es, de hecho, el primero que dio de comer a la gente hambrienta en el desierto, después de
la salida de Egipto (Num. Cáp. 1 al 4). Lucas evoca también a Eliseo. En efecto, es Eliseo quien
en el Antiguo Testamento, hace desaparecer el hambre de la muchedumbre con unos pocos
panes e incluso sobra (2 Re 4,42-44). El texto sugiere pues, que Jesús es el nuevo Moisés, el
nuevo profeta que debe venir al mundo (Jn 6,14-15). Todas las comunidades conocían el
Antiguo Testamento y a buen entendedor bastan pocas palabras. Así van descubriendo poco a
poco el misterio que envuelve la persona de Jesús.
6. Evocación y significado de la Eucaristía: Después que el pueblo se sienta en tierra, Jesús
multiplica los panes y pide a los(as) discípulos(as) que lo distribuyan. Cómo Lucas describe el
hecho. Dice: “Tomó entonces los cinco panes… y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre
ellos la bendición, los partió y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la
gente”. Este modo de hablar a las comunidades de los años 80 (y de todos los tiempos) hace
pensar en la Eucaristía. Porque esta mismas palabras serán usadas (y lo son todavía) en la
celebración de la Cena del Señor (22,19). Lucas sugiere que la Eucaristía debe llevar a la
multiplicación de los panes, que quiere decir compartir. Debe ayudar a los cristianos a
preocuparse de las necesidades concretas del prójimo. Es pan de vida que da valor y lleva al
cristiano a afrontar los problemas de la gente no desde afuera, sino desde dentro de la gente.
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DEC
10
Guión Nº 16
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
llevarla a la práctica en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a) Introducción: El texto de hoy nos presenta dos episodios ligados entre sí. El primero es un
episodio lleno de emoción. Una mujer, considerada pecadora en la ciudad, tiene el valor de
entrar en la casa de Simón, un fariseo, durante el almuerzo, para acercarse a Jesús, lavarle los
pies y llenarlo de besos y perfumes. El segundo es una descripción de la comunidad de Jesús
formada de discípulos y discípulas. Conoceremos los nombres de tres mujeres que entre
muchas otras le seguían, desafiando así las costumbres y la mentalidad existente en el tiempo
de Jesús. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 7,36-8,3: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
6) ¿En qué consiste la actividad de Jesús en las ciudades y los pueblos de Galilea?
7) ¿Quienes son las mujeres que siguen a Jesús como discípulas? ¿Cuántas más son?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Qué significado tiene: «sus muchos pecados están perdonados porque tiene mucho amor»?
La mujer no hubiese hecho lo que hizo si no hubiera tenido la confianza de ser acogida por
Jesús. ¿La gente tiene la misma certeza con respecto a nuestra comunidad? ¿Echamos en cara
el pecado o actuamos con amor, comprensión y compasión?
Nombrar mujeres discípulas que conocemos en nuestra comunidad y que son modelos de vida
cristiana entregadas a la Causa de Jesús.
6. Oración final: Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar sino también
poner en práctica la Palabra. Abre nuestro corazón a la misericordia para que no juzguemos ni
discriminemos a nadie. Ayúdanos a vivir, Señor, como las discípulas del Evangelio, siguiendo tus
pasos, anunciando la Buena Noticia y construyendo tu Reino. AMÉN. Padre Nuestro, que
estás en el cielo…
2. Contexto literario e histórico del texto: En el capítulo 7 de su Evangelio, Lucas describe las
cosas nuevas y sorprendentes que salen del pueblo a partir del anuncio que Jesús hace del
Reino de Dios. En Cafarnaún, elogia la fe del extranjero: “¡Yo les digo que ni siquiera en Israel
he encontrado una fe tan grande!” (7,1-10). En Naím resucita al hijo de la viuda (7,11-17). El
modo de Jesús de anunciar el Reino sorprende tanto a los judíos. No estaban acostumbrados a
la apertura a los no judíos. Y ahora al final del capítulo, aquí en nuestro texto (Lc 7,36 a 8,3),
otra novedad de la Buena Nueva comienza a despuntar y a sorprender. El comportamiento de
Jesús hacia las mujeres. En tiempos del Nuevo Testamento, en Palestina, la mujer vivía
marginada. No participaba de la sinagoga, no podía hacer de testigo en la vida pública. No
obstante, había muchas mujeres que se resistían contra la exclusión. Desde el tiempo de Esdras
(s. IV a. d. C), la oposición iba creciendo, como vemos en la historia de Judit, Ester, Rut, Noemí,
Susana, la Sulamita y otras mujeres. Esta resistencia de las mujeres encontró eco y acogida en
Jesús. En el episodio de la mujer del ungüento (7,36-50) aparecen tanto el inconformismo y la
resistencia de las mujeres, como la acogida de Jesús hacia ellas. En la descripción de la
comunidad que crece en torno a Jesús (8,1-3), vemos a hombres y mujeres reunidos alrededor
de Jesús, en igualdad de condiciones, como discípulos y discípulas.
3. El Evangelio de Lucas fue considerado siempre el Evangelio de las mujeres. De hecho, Lucas
es quien reporta el mayor número de episodios en los que se demuestra el trato de Jesús con
las mujeres. Pero la novedad, la Buena Noticia de Dios para las mujeres, no está en las
abundantes citas de su presencia junto a Jesús, sino en la conducta de Jesús hacia ellas. Jesús
las toca y se deja tocar por ellas sin miedo a ser contaminado (7,39; 8,44-45.54); la diferencia
con los maestros de la época es que Jesús acepta a las mujeres como seguidoras y discípulas
(8,2-3; 10-39). La fuerza liberadora de Dios, que obra en Jesús, hace que la mujer se levante y
asuma su dignidad (Lc 13,13). Jesús es sensible a los sufrimientos de la viuda y solidariza con su
dolor (7,13). El trabajo de la mujer que prepara el alimento es visto por Jesús como signo del
Reino (13,20-21). La viuda tenaz que lucha por sus derechos se convierte en modelo de oración
(18,1-8) y la viuda pobre que comparte sus pocos bienes con otros es modelo de entrega y
dedicación (Lc 21,1.4). En una época en la que el testimonio de la mujer no se consideraba
válido, Jesús escoge a las mujeres como testigos de su muerte (23,49), de su sepultura (23,55-
56) y su resurrección (24,1-11.22-24).
4. Amor y perdón: La defensa plena de respeto, y por eso mismo liberadora, que Jesús hace de
la mujer pecadora y arrepentida ante el fariseo Simón, nos dice tal vez más sobre la identidad
de Jesús y el perdón de Dios que todas las hermosas parábolas sobre la misericordia que
encontramos en el mismo Lucas. El fariseo Simón, descubierto en su mal pensamiento sobre
Jesús y la mujer es llevado a emitir un juicio aparentemente impersonal: amará más "aquél a
quién (se) le perdonó más" (vs.43). Partiendo de su respuesta Jesús ya puede decirle que Dios
no juzga como los seres humanos. El tiene otros criterios para mirar la realidad. Para el fariseo
Simón el mundo se divide entre buenos y malos, justos y pecadores. Según esta mentalidad,
Dios ama a los buenos y no quiere a los pecadores; Dios se aparta de los pecadores. Jesús
explica que ante Dios las situaciones humanas de justos y pecadores quedan profundamente
alteradas. La mujer, ciertamente "una pecadora pública", y por tanto socialmente despreciada
y marginada, se convierte en ejemplo de conversión y de actitud arrepentida porque ha
acogido el misterioso y gratuito perdón del Señor. Simón, el fariseo justo, resulta juzgado.
Varias cosas deja clara la respuesta de Jesús. El perdón viene de su amor misericordioso, que se
adelanta y es motivo del arrepentimiento humano. El amor mostrado por la mujer expresa la
acogida del perdón. El perdón es obra del amor gratuito de Dios, pero una vez recibido
compromete a amar (vs.47). El perdón de Dios no es un simple borrón y cuenta nueva, se trata,
más bien, de una invitación y capacitación a entrar en una relación nueva con Dios, basada en
el amor. El perdón de Dios libera, nos hace libres y capaces de amar. En medio de una sociedad
en la que hay mucha violencia y venganza, deberíamos reflexionar con mayor creatividad en la
eficacia del perdón, otorgado no como signo de debilidad e impotencia, sino como expresión
de un amor capaz de generar nuevas, conductas basadas en un amor que respeta la dignidad
de las personas y construye auténtica justicia y paz.
5. En este texto, Lucas nos da una gran lección porque es el único evangelista que nos muestra
esta sorprendente libertad manifestada por Jesús al incorporar muchas mujeres a su grupo
itinerante de discípulos(as). Hoy las mujeres se han convertido en la piedra angular de muchas
comunidades que realizan su tarea evangelizadora en el mundo. Ellas, ignoradas a veces por el
clericalismo y el machismo, han sido fundadoras y continuadoras de grandes experiencias
cristianas. Por eso, es necesario que la iglesia reexamine su teología de la mujer y sus papeles y
funciones en la iglesia.
Publicado 10th December 2012 por Gerardo
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DEC
10
Guión Nº 15
Lucas 6,27-38
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: Lucas nos narra (6,17-19), que descendiendo de la montaña con los Doce,
Jesús encuentra a una gran muchedumbre que quería escuchar su palabra y tocarlo, porque de
Él salía una fuerza que sanaba a todos. Jesús acoge a las gentes y les dirige la palabra. El texto
de hoy nos pone a consideración una parte del discurso que Jesús pronunció en aquella
ocasión. En el evangelio de Lucas, los destinatarios de este discurso son «los discípulos» y
«aquella gran multitud de pueblo venido de toda la Judea, de Jerusalén y del litoral de Tiro y de
Sidón» (6,17), o sea, se trata de judíos (Judea y Jerusalén) y de paganos (litoral de Tiro y de
Sidón). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 6, 27-38: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
4) ¿Qué nos revela el texto sobre el Dios de Jesús? ¿Cómo nos va a medir el Señor?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
"Yo perdono, pero no olvido"; "Hay que ser buenos, pero no tontos". Comentar.
Si Jesús dijo que amáramos a los enemigos… no quiso decir que no los tendríamos. ¿Cómo
amar a quien está en una posición de enemigo social? ¿Cómo amar “a la persona explotadora”,
a la que es “injusta” a la que ha hecho mal?
Jesús dice que hay que presentar la otra mejilla. Se ha dicho que Jesús enseña aquí la cobardía.
¿Es verdad eso? Entonces, ¿Cual es el sentido de aquellas palabras?
Jesús dice que si amamos a nuestros enemigos, seremos hijos e hijas de Dios, que es bueno y
generoso con todos(as) y también con personas malas y desagradecidas. ¿Que debemos hacer
los cristianos desde ahora para vivir como Dios quiere?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
2. Jesús exige a las personas que quieren seguirlo, algunos principios fundamentales: En primer
lugar, el amor a los enemigos. El AT ve el odio a los enemigos como algo natural (Sal 35), Jesús
en cambio une el amor a los enemigos con el amor al prójimo. Los padres de la Iglesia, vieron
en el perdón a los enemigos, la gran novedad de la ética cristiana. Esto no significa que
estamos exentos de tener enemigos, menos aún, los que al estilo de Jesús luchamos contra la
injusticia, la intolerancia, la corrupción, la violencia, etc. De lo que se trata es de no asumir
actitudes condenatorias, sino de abrir los espacios y posibilidades para que los “enemigos”
encuentren el camino de la conversión y reconciliación. Que vean en nosotros el amor del
Padre y el testimonio vivo de lo agradable que es vivir como hermanos(as). Un segundo
principio es “al que te golpee en una mejilla preséntale también la otra. Al que te arrebate el
manto, entrégale también el vestido. Da al que te pide, y al que te quita lo tuyo, no se lo
reclames” (vs. 29-30). Se trata de ser mansos pero no tontos. Jesús no intenta reducirnos a la
pasividad, el conformismo o la resignación. ¿Por cuánto tiempo utilizaron los poderosos la
“resignación cristiana” para acallar las voces que exigían sus derechos? No se trata de
renunciar a nuestros derechos ni de callarnos frente a las injusticias, sino de renunciar a la
violencia como medio absoluto para resolver las diferencias y los conflictos, también, renunciar
a nuestras comodidades o a nuestras prendas más preciadas para darla a los que más las
necesitan. En 6,31 encontramos lo que suele llamarse la regla de oro de la convivencia
humana. La novedad de Jesús es cambiar su sentido de reciprocidad por la búsqueda sincera e
inagotable de “tratar bien al otro, como quisiéramos que nos trataran a nosotros. La prueba
mayor de “tratar bien” es hacerlo con los enemigos, que significa el amor por todos aquellos
que con sus obras hacen del mundo un caos, la tolerancia por quienes que piensan diferente, la
comprensión por los que escogen caminos diferentes, etc. Esto hay que concretizarlo
religiosamente rezando por los que nos persiguen y bendiciendo a los que nos maldicen. Amar,
bendecir, orar por los “enemigos” no significa perder el sentido de la crítica, de la denuncia o
de la reprensión. En el vs. 36 encontramos un tercer principio para vivir al modo cristiano:
“Sean misericordiosos como es misericordioso el Padre de ustedes”. La misericordia se
presenta como un elemento constitutivo del ser cristiano, porque lo es también de Dios.
4. Este texto de Lucas pertenece también al sermón del llano. Las bienaventuranzas lucanas
nos revelan el amor gratuito de Dios que se dirige a los últimos de la historia. Ese amor de Dios
es la raíz de la exigencia ética que nos presenta el pasaje de hoy. Jesús le habla a la multitud
que tiene ante él, los llama a amar desinteresadamente como el Padre. Empieza por lo que
parece más difícil, amar a aquellas personas que, por responsabilidad nuestra o no, son hoy
adversarios nuestros. Este no debe convertirse primero en amigo para ser amado después. El
proceso es al revés. Tener en la vida personas que están en desacuerdo con nosotros puede ser
desagradable, pero es inevitable. El Evangelio nos demanda algo mucho más difícil que no
tener enemigos, (para lo cual en un continente como el nuestro bastaría, por ejemplo, con
callar ante las injusticias y las violaciones a los derechos humanos); nos pide amarlos. Significa
amar a quien se considera un enemigo pese a las discrepancias. Decir bien (bendecir), rogar
por ellos son formas concretas de amarlos (vs.28). Eso no significa ocultar una realidad, implica
sí no ahogarse en ella.
Amar al enemigo, entonces, significa en primer lugar reconocer que existen relaciones
problemáticas, enemistades y enemigos; y segundo, al romper la lógica de la devolución
(generalmente acrecentada), se desestabiliza la estructura de la enemistad y se abre alguna
puerta para una relación diferente. Esto reconoce al enemigo como tal y a la vez le arrebata su
lógica. Jesús no nos pide que seamos tontos y traguemos todo tipo de injusticia; sino que
seamos creativos en las respuestas a los ataques, las agresiones y las exigencias. Sólo una
respuesta alternativa al esquema común puede quebrar la espiral de la violencia. Con ello, es
un anuncio del reino que ha de venir y que ya llegó con Jesús.
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DEC
Guión Nº 14
Lucas 6,17-26
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: En el texto de hoy Jesús llama dichosos a los pobres, a aquellos que lloran, a
los que tienen hambre y a los que son perseguidos. Y declara destinados a la infelicidad a los
ricos, a los que ríen, a los que están saciados o a los que son alabados por todos. Abramos
nuestros corazones a la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 6,17-26: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿De dónde y por qué venía la gran muchedumbre en torno a Jesús? ¿Qué buscaban?
3) ¿Quiénes son las personas que se llaman felices o dichosos? ¿Por qué estas situaciones son
presentadas como causa de felicidad?
4) ¿Quiénes son señalados por Jesús con la frase «Ay de ustedes»? ¿Por qué estas situaciones
son presentadas como causa de desdicha? ¿Cuáles son las amenazas para cada una?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a. Al decir « Dichosos los pobres», ¿Piensan que Jesús intenta decir que los pobres deben
continuar viviendo siempre en su pobreza? ¿Qué sentido tiene para usted?
d. ¿Quiénes serían hoy los Bienaventurados y los amenazados? ¿Qué les diría Jesús?
e. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, enséñanos a vivir el espíritu de las Bienaventuranzas. El Reino es de los
pobres y los que se hacen pobres para seguirte, Señor. El Reino es de los hambrientos, y los
que viven necesidades para seguirte, Señor. El Reino es de los que lloran, y los que sufren por
seguirte, Señor. Danos coraje, valentía y fidelidad, para que podamos abrir el corazón y
responder con un cambio de vida. Señor, enséñanos a vivir según los valores del Reino. AMÉN.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
4. Jesús declara: “¡Dichosos ustedes los pobres, porque suyo es el Reino de Dios!” (6,20): Esta
primera bienaventuranza identifica la categoría social de los discípulos de Jesús. Ellos son ¡los
pobres! Y Jesús les garantiza: “¡Suyo es el Reino de Dios!”. No es una promesa que mira al
futuro. El verbo está en presente. ¡El Reino está ya en ellos! Aun siendo pobres, ellos son ya
felices. El Reino no es un bien futuro. Existe ya en medio de los pobres. Los discípulos de Jesús
son pobres. También ellos como Jesús, no quieren acumular, sino que asumen la pobreza y,
como Jesús, luchan por una convivencia más justa, donde exista la fraternidad y el compartir de
bienes, sin discriminación.
5. Jesús dice: “¡Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Dichosos ustedes los que ahora lloran porque reirán!” (6,21): La primera parte de estas frases
está en presente, la segunda en futuro. Lo que ahora vivamos y suframos no es definitivo. Lo
que es definitivo será el Reino que estamos construyendo hoy con la fuerza del Espíritu de
Jesús. Construir el reino supone sufrimiento y persecución, pero una cosa es cierta: el Reino
llegará y “¡ustedes serán saciados y reirán!” El Reino es a la vez una realidad presente y futura.
7. Delante de Jesús, en aquella llanura, seguramente sólo había gente pobre y enferma, venida
de todos los lados (6,24): Pero delante de ellos Jesús dice: “¡Ay de ustedes los ricos!”. Al
transmitir estas palabras de Jesús, Lucas está pensando en las comunidades de su tiempo,
hacia fines del primer siglo. En ellas, había ricos y pobres, había discriminación contra los
pobres por parte de los ricos, discriminación que marcaba también la estructura del Imperio
Romano. Jesús critica duramente y directamente a los ricos: “¡Ustedes ricos, ya tienen su
consuelo!”
8. “¡Ay de ustedes los que ahora están hartos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes los que
ahora ríen, porque van a llorar de pena!” (6,25): Estas dos amenazas indican que para Jesús la
pobreza no es una fatalidad, ni mucho menos el fruto de prejuicios, sino el fruto de un
enriquecimiento injusto por parte de los otros.
9. “¡Ay de ustedes cuando todos los hombres hablen bien de ustedes, del mismo modo hacían
sus padres con los falsos profetas!” (6,26): Esta cuarta amenaza se refiere a los judíos, o sea, a
los hijos de aquéllos que en el pasado elogiaban a los falsos profetas. Citando estas palabras de
Jesús, Lucas piensa en algunos judíos convertidos de su tiempo que se servían de su prestigio y
de su autoridad para criticar la apertura hacia los paganos.
10. En Lucas las bienaventuranzas van seguidas de cuatro ayes, que no aparecen en Mateo. El
cambio de situación social que se manifiesta en las bienaventuranzas a favor de los pobres y los
ayes contra los ricos, lo podemos encontrar en el Magníficat (Lc 1,51-53) y lo veremos después
en la parábola del pobre Lázaro (Lc 16,19-31). Toda confianza puesta en la riqueza es engañosa
(Lc 12,19). Son palabras que resuenan como advertencia y amenaza. Pero a la vez invitan al
creyente y a la comunidad cristiana, que quizás en la época en que escribe Lucas estaba
contemporizando con las riquezas de este mundo, a convertirse y a dirigir su misericordia hacia
los más débiles (Lc 6,36).
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DEC
Guión Nº 13
Lucas 5,1-11
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: Jesús comenzó su misión en el capítulo cuatro del Evangelio de Lucas y hasta el
texto de hoy sólo anunciaba la Buena Noticia del Reino. Ahora llama a otras personas y las
compromete en la misión junto con Él. La manera que tiene de trabajar en equipo es también
una Buena Noticia para la gente. De esta forma, lo nuevo se va abriendo camino y la
transformación va aconteciendo. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 5,1-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Los tres pescadores lo dejaron todo para seguir a Jesús. Esto invita al desprendimiento que
debe tener todo seguidor(a) de Jesús y que debe convertirse en distintivo de toda comunidad
cristiana. ¿Qué nos falta para seguir a Jesús más radicalmente?
Pedro fue transformado por las palabras y acciones de Jesús, y dio una respuesta positiva al
llamado. ¿Cuáles son nuestras respuestas, y en qué consiste nuestra transformación en
misioneras y misioneros?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Señor, nos has hecho subir contigo en la barca y nos has llevado mar adentro.
Señor, te alabamos, te bendecimos, te damos gracias. Llévanos siempre a navegar contigo para
echar las redes; las redes del amor, de la justicia, de la solidaridad, de la construcción de tu
reino ya en esta tierra. Señor: ¡Somos pecadores, lo sabemos! Pero también por esto te damos
gracias, porque Tú no has venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Míranos, Padre,
ayúdanos a superar el miedo, lo dejamos todo y nos vamos contigo. AMÉN. Padre Nuestro,
que estás en el cielo…
2. Los primeros discípulos: Lucas ha cambiado de lugar la llamada a los primeros discípulos,
que en Marcos (Mc 1,16-20) se encuentra antes de las primeras obras de Jesús. En Lucas, esta
llamada viene después de su presentación en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,14-30) y de sus
primeros signos (Lc 4,31-44). De este modo se explica mejor la pronta respuesta de sus
discípulos.
Es frecuente en la Biblia que antes de confiar una tarea importante a alguna persona, Dios se
revele a través de un signo que manifiesta su poder. La pesca milagrosa prepara a los discípulos
para seguir a Jesús. Pero además no debemos olvidar las dimensiones simbólicas de la pesca
como signo de la misión cristiana. Misión que es también evocada por el término con el que se
designa la predicación de Jesús, la palabra de Dios. Es una expresión que en el libro de los
Hechos indica normalmente el mensaje de la Iglesia (Hch 4,31; 6,2.7; 8,14; etc.). Sin embargo,
la disposición a esta misión exige un cambio en la misma concepción que se tiene de Jesús. En
Pedro, prototipo de todos los creyentes que siguieron y siguen a Jesús, se opera este cambio
expresado a través de la manera de dirigirse al Señor. Cuando éste le pide que eche las redes lo
llama Maestro, un título de respeto. Pero al ver los resultados de la pesca reconoce en él al
Señor, un título que la Iglesia primitiva dirigía a Jesús resucitado. Su confesión de los pecados
indica que ha dudado de Jesús y no se había dado cuenta hasta entonces de que en él actuaba
el poder de Dios.
La expresión dejaron todo (Mc 1,18 dice que dejaron las redes) nos recuerda el tema lucano
del desprendimiento, una actitud propia de todo discípulo en el seguimiento de Jesús (Lc 5,28;
12,33; 18,22). Lucas nos expresa así que la generosidad en el desprendimiento debe ser uno de
los signos distintivos de las comunidades y de los creyentes en Jesús.
4. Simón decide actuar por las palabras de Jesús. Echan las redes y la pesca resulta abundante.
Esto significa para las comunidades cristianas la necesidad misionera de anunciar la palabra
para pescar personas. Lo importante es que, mientras confiemos en Jesús, cualquier hora es
buena para la pesca. Entones llamó a sus compañeros para que le ayudaran. La misión es
siempre una tarea comunitaria. Sólo con toda la gente podemos llenar este mundo de la
palabra liberadora de Dios y extender el Reino.
5. Lucas presenta a Jesús, que llama y reúne a la gente a su alrededor. Llama a Pedro, Santiago
y Juan (5,1-11). Llama a Leví (5,27-31). Escoge a los doce (6,12-15). Le acompañan hombres y
mujeres (8,1-3). Ordena a la persona curada que anuncie la Buena Noticia (8,38-39). Envía a los
doce en misión (9,1-6) e indica las condiciones para poder seguirle (9,22-23). De esta forma, a
lo largo de esta parte, se va formando una comunidad constituida por hombres y mujeres que
siguen a Jesús en condiciones de igualdad (8,1-3). Él es modelo para las comunidades de la
época de Lucas, que continúan la misión liberadora de Jesús. El poder y la fuerza les vienen del
propio Jesús. A través de las comunidades, lo nuevo se va abriendo camino, la historia se
transforma. Aunque nace del Antiguo Testamento y en continuidad con él, la comunidad que se
forma en torno a Jesús presenta una gran novedad en relación al antiguo Israel. En este nuevo
pueblo no hay marginados. Jesús llama y acoge a los leprosos (5,12-16), paralíticos (5,17-26),
publícanos y pecadores (5,27-32), paganos y extranjeros (7,1-10), pobres, hambrientos, tristes
y perseguidos (6,20-22). Invita a todos a sentarse a la misma mesa (5,30). Transgrede las
normas, como el ayuno (5,33-39) y el sábado (6,1-11), cuando éstas son motivo de exclusión. El
episodio de la pesca en el lago muestra la atracción y la fuerza de la Palabra de Jesús. Ella atrae
a la gente (5,1). Hace que Pedro ceda el barco a Jesús para que pueda hablar (5,3). La Palabra
es tan fuerte que vence la resistencia de Pedro, le lleva a lanzar de nuevo la red y a que la pesca
milagrosa sea una realidad (5,4-6). Supera la voluntad de alejarse de Jesús y le atrae para que
sea "pescador de personas" (5,10). ¡Así es como actúa en nuestras comunidades hasta hoy!
DEC
Guión Nº 12
Lucas 4,21-30
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu
voluntad y así mostrar que otro mundo es posible, más semejante a tu imagen. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos pone delante del conflicto surgido entre Jesús y la gente de
Nazaret. Sucedió un sábado tras la lectura que hizo Jesús de un texto del profeta Isaías. Jesús
decía que en él se cumplían esas palabras, es decir, que es el ungido (Mesías) para anunciar la
Buena Noticia a los pobres y oprimidos. En un primer momento, todos quedaron admirados
pero cuando se dieron cuenta del alcance y del significado del programa de Jesús, se rebelan y
quieren matarlo. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 4,21-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Dónde transcurre el relato? ¿Qué palabras de Isaías había leído Jesús (ver Lc. 4, 18-19)?
3) ¿Cómo reacciona la gente inicialmente? Luego: ¿Qué reacción de desconfianza
demuestra?
4) ¿Qué les dice Jesús entonces? ¿A qué profetas del Antiguo Testamento hace referencia
Jesús?
5) Sidón y Siria eran lugares de "paganos", es decir, alejados de Dios, rechazados por los
Israelitas. ¿Por qué Jesús recuerda los episodios a favor de ellos de parte de Dios?
6) ¿Quiénes rechazan a Jesús y qué intentan hacer con él? Finalmente, ¿Qué hizo Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Conflictos como encontró Jesús se dan también hoy. Aceptamos al otro en la medida en que se
comporta de acuerdo con nuestras ideas, pero cuando el otro decide admitir en comunidad a
personas que nosotros excluimos, surge el conflicto. Comentar.
¿Quiénes son los excluidos que hoy deberíamos acoger en nuestra comunidad?
La cruz, en su forma de rechazo de los demás, de conflicto con los otros, sobre todo con el
poder… a todos nos asusta y nos acobarda... ¿He dejado de comprometerme con la lucha por
la justicia, de decir la verdad, de denunciar las cosas malas, por temor al conflicto, al qué dirán,
al rechazo, a las posibles represalias de los poderosos, de la sociedad o de la institución?
¿Prefiero más bien no complicarme la vida?
Seguir a Jesús produce a veces conflictos e incomprensión. ¿Cómo vivimos esto en nuestra
vida? ¿Somos fieles o “acomodamos su mensaje” para evitar “problemas”?
6. Oración final: Dios del Reino que nace desde los pobres, que en Jesús nos has dado un
ejemplo de coherencia y entrega a la verdad sin miedo a las consecuencias, al conflicto, a la
Cruz. Ayúdanos a ser como Él, coherentes con nuestra misión de anunciar la Buena Noticia a
los pobres y servir a la Verdad con valor y coherencia, sin amedrentarnos ni retroceder al
experimentar el rechazo y la cruz que también Él experimentó. AMÉN. Padre Nuestro, que
estás en el cielo…
2. Ante un público atento, Jesús une la Biblia con la vida de la gente (4,20-21): Terminada la
lectura, Jesús devuelve el libro al servidor y se sienta. Jesús no es aún el coordinador de la
comunidad, es laico, y como tal participa en la celebración, como todos los demás. Había
estado ausente de la comunidad durante varias semanas, luego se había unido al movimiento
de Juan Bautista y se había hecho bautizar por él en el Jordán (Lc 3,21-22). Además, pasó más
de cuarenta días en el desierto reflexionando sobre su misión (Lc 4, 1-2). Aquel sábado, tras su
vuelta a la comunidad, Jesús es invitado a leer. Todos están atentos y curiosos: “¿Qué dirá?” El
comentario de Jesús es muy breve, más aún, brevísimo. Actualiza el texto, lo une a la vida de la
gente. La promesa de liberación a los oprimidos y de evangelización de los pobres se cumple en
Jesús (Lc.4, 21).
3. Reacción contradictoria del público (4,22): Por parte de la gente la reacción es doble. En
primer lugar, una actitud atenta de admiración y de aclamación. Luego, inmediatamente, una
reacción de desconfianza. Dicen: “¿Acaso no es éste el hijo de José?” ¿Por qué están
escandalizados? Jesús habla de acoger a los pobres, a los ciegos, a los prisioneros, a los
oprimidos. Pero ellos no aceptan su propuesta. Y así, en el mismo momento en que Jesús
presenta su proyecto: acoger a los excluidos, ¡él mismo es excluido! Pero el motivo también es
otro. Es importante notar los detalles en las citas que el Evangelio de Lucas hace del Antiguo
Testamento. Al comentar Lucas 3,4-6, Lucas presenta un cita más larga de Isaías para poder
mostrar que la apertura a los paganos estaba ya prevista por los profetas. Aquí sucede algo
semejante. Jesús cita el texto de Isaías hasta donde dice: "y proclamar el año de gracia del
Señor", y corta el resto de la frase, que dice “y un día de venganza de nuestro Dios, para
consolar a todos los afligidos" (Is 62,2b). La gente de Nazaret critica el hecho de que haya
omitido la frase sobre la venganza contra los opresores del pueblo. Ellos querían que el día de
la venida del reino fuese un día de venganza contra los opresores del pueblo. Los afligidos
habrían visto así restablecidos sus derechos. Pero en este caso, el advenimiento, la venida del
Reino no habría traído un cambio real del sistema injusto. Jesús no acepta este modo de
pensar, no acepta la venganza. Su experiencia de Dios Padre, le ayudaba a entender mejor el
significado exacto de las profecías. Su reacción, contraria a la de la gente de Nazaret, nos hace
ver que la antigua imagen de Dios, como juez severo y vengativo, era más fuerte que la Buena
Noticia de Dios, Padre amoroso que acoge a los excluidos.
4. Jesús critica la reacción de la gente (4,23-24): Jesús interpreta la reacción de la gente y la
considera una forma de envidia: “Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha
sucedido en Cafarnaún, ¡hazlo también aquí en tu patria!” Jesús era conocido en toda la Galilea
(Lc 4,14) y a la gente de Nazaret no le gustaba el hecho de que Jesús, un hijo de su tierra,
hiciera cosas buenas en la tierra de los otros y no en su propia tierra. Pero, la reacción tiene
una causa más profunda. Incluso, si Jesús hubiera hecho las mismas cosas que en Cafarnaún, la
gente no habría creído en él. Ellos conocían a Jesús: “¿Quién es éste para enseñarnos? ¿No es
el hijo de José?” (Lc 4,22). “¿No es él el carpintero?” (Mc 6,3-4) Hasta hoy, tantas veces lo
mismo: cuando un laico o una laica predican en la iglesia, muchos no aceptan, salen y dicen: “Él
es como nosotros: ¡no sabe nada!” No pueden creer que Dios pueda hablar mediante personas
más comunes. Marcos añade que Jesús quedó extrañado de la incredulidad de su pueblo (Mc
3,6).
5. Iluminación bíblica por parte de Jesús, citando a Elías y a Eliseo (4,23-27): Para confirmar que
su misión era verdaderamente la de optar y acoger a los excluidos, Jesús se sirve de dos pasajes
de la Biblia muy conocidos, la historia de Elías y la de Eliseo. Él gran profeta Elías no fue
enviado a alguien que perteneciera al pueblo judío, sino a una viuda de un país pagano (1 Re
17, 7-16). Así desde la marginalidad llega el mensaje de Dios. Lo mismo ocurre con el discípulo
de Elías, Eliseo, que sana a un leproso, pagano también y, por consiguiente, menospreciado por
los auditores de Jesús, y no a un miembro del pueblo escogido (2 Re 5,14). De nuevo, he aquí
que aparece en todo esto la preocupación de Lucas que desea mostrar que la apertura hacia
los paganos viene de Jesús mismo. Jesús tuvo las mismas dificultades que tenían las
comunidades en tiempos de Lucas.
6. Reacción furiosa por parte de la gente que quiere matar a Jesús (4,28-30): El uso de estos
dos pasajes de la Biblia produce entre la gente todavía más rabia. La comunidad de Nazaret
llega hasta el punto de querer matar a Jesús. Pero él mantiene la calma. La rabia de los otros no
consigue desviarlo de su camino. Lucas indica cómo es difícil superar la mentalidad de
privilegio y de cerrazón hacia los otros. Hoy sucede lo mismo. Una frecuente pretensión del
creyente es querer apropiarse de Dios, incluso ponerlo a su servicio. Es también nuestra
tentación como cristianos(as) y como Iglesia. Lo que creemos conocer nos impide estar atentos
a lo nuevo, sobre todo si llega a través de lo insignificante y lo marginado. El Señor nos
recuerda que Dios nos interpela desde aquellos que no sabemos apreciar.
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DEC
Lucas 4,1-13
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas”. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 4,1-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Cuáles son las tres propuestas del demonio a Jesús? ¿Cómo responde Jesús a cada una?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Jesús fue plenamente humano, una persona completa y real, como nosotros(as), y sintió en su
propia persona las mismas dificultades que nosotros(as) sentimos. Comentar.
¿Con qué tipo de tentaciones o pruebas nos enfrentamos hoy como personas o como
comunidad? ¿Cuál sería el equivalente de esas tentaciones en la situación actual de nuestra
sociedad y nuestro mundo?
La palabra diablo simboliza impedimento, obstáculo. ¿Cuáles son los impedimentos diabólicos
para la realización del proyecto de Dios, que imposibilitan que todos(as) tengan libertad y vida,
y experimenten la paz, que es la plenitud de la vida?
¿Las tentaciones que enfrentó Jesús son las mismas que enfrentamos hoy? ¿Cuáles son las más
comunes que tenemos? ¿Cómo hacemos para superar las tentaciones de hoy?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios Bueno, en Jesús nos has dado un modelo de persona completa y lograda,
en lucha contra el mal y plenamente humana, tentada pero victoriosa. Queremos seguir ese
modelo de firmeza y fidelidad, de humanidad y fortaleza, de fidelidad a ti y a la gente. Te lo
pedimos a Ti que vives y haces vivir, por los siglos de los siglos. AMÉN. Padre Nuestro, que
estás en el cielo…
3. Jesús es conducido al desierto "lleno del Espíritu Santo", nos dice el pasaje de Lucas
insistiendo en uno de sus temas favoritos: la fuerza del Espíritu está con Jesús. El desierto en la
Biblia es el lugar clásico del encuentro consigo mismo y en el que somos sometidos a prueba
(Dt. 8,1-4). Durante cuarenta años el pueblo judío hizo su camino hacia la tierra prometida. Esa
marcha le permitió conocer mejor a Dios y tener una conciencia más clara de él mismo (Deut.
8,4-10). Simbólicamente Jesús estará también cuarenta días en el desierto antes de comenzar
su misión. Allí, hambriento, será tentado para que use su poder a fin de satisfacer sus propias
necesidades. Pero según el texto del Deuteronomio, "no sólo de pan vive el ser humano sino
de todo lo que sale de la boca de Dios" (8,3). Todo viene de Dios, y lo que El da es para el
servicio de los demás. Se le invitará también a olvidar el sentido del Reino del Padre y a
ponerse él mismo en primer plano. Pero sólo a Dios hay que adorar. Supera igualmente la
tentación de la arrogancia, que le es presentada sutilmente apoyándola en la Escritura. Pero el
Dios de Jesús no es el Dios que hace milagros para asombrar y apabullar, sino el Dios del amor
y del servicio.
La lección es clara: en la tarea que empieza, Jesús proclamará el Dios de la Vida y su Reino.
Nadie puede utilizarlos para su prestigio personal o para dominar -política o espiritualmente- a
los demás. La actitud de Jesús debe ser la nuestra, la de la Iglesia. Su mensaje y su poder no
están al servicio de ella misma, sino de Dios y de sus preferidos: los pobres.
4. Los textos bíblicos citados relacionan la tentación con la pasión y la muerte de Jesús, donde
toda tentación será vencida y Jesús se manifestará definitivamente como el Mesías sufriente.
Los cuarenta días de Jesús en el desierto, nos evocan también los cuarenta años de camino por
el desierto del pueblo de Israel. El discurso de Esteban los describe como años de tentación y
de caída (Hch 7,29-43). Jesús, sin embargo, permaneció fiel ante la prueba.
El relato se construye en torno a un diálogo en el que tanto el diablo como Jesús citan la
Escritura en apoyo de su opinión. El diablo utiliza la palabra de Dios para justificar el milagro
espectacular (primera y tercera tentación) o el dominio universal (segunda tentación).
Sabiendo que Jesús es el Mesías intenta invitarle a realizar su papel en la historia de la
salvación como un Mesías triunfante. La cita que el diablo hace del Sal 91, un texto básico para
fundamentar un mesianismo real, nos puede hacer pensar en los adversarios judíos de la fe
cristiana que se apoyaban en textos de la Escritura para rechazar al Cristo muerto en la cruz. La
propuesta de Jesús es radicalmente opuesta; su fidelidad al Padre, que aparece en los textos
citados del Antiguo Testamento, lo lleva por un camino diferente donde la obediencia y el
servicio eliminan toda concepción del mesianismo como poder. El relato se cierra con el
alejamiento del diablo que no volverá a aparecer hasta el comienzo de la pasión (Lc 22,3).
Concluyen así las tentaciones como si fueran el preludio de la lucha final, que tendrá lugar en
Jerusalén. Allí se enfrentará de nuevo Jesús con el poder de las tinieblas (Lc 22,53).
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DEC
Guión Nº 10
Lucas 3,15-22
1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu, Padre, para que en una verdadera conversión, podamos
acoger a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo como él que ofrece la vida por
la humanidad. Danos una visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar
siempre preparados(as) para colaborar en la construcción de tu Reino. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos invita a meditar sobre una pregunta crucial de nuestra fe:
¿Quién es Jesús? Tal pregunta ha recibido en el tiempo de Jesús y durante toda la historia una
infinidad de respuestas por parte de personas que quieren acercarse al misterio de Jesús.
Lucas, cuando describe la escena del bautismo de Cristo en las aguas del Jordán, no está
interesado en comunicarnos detalles históricos sobre tal acontecimiento, sino que pretende
darnos los primeros elementos para comprender la identidad de Jesús. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 3,15-22: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué respondió Juan a la gente sobre si él sería el Mesías? ¿Cómo diferencia su bautismo
del de Jesús? ¿Qué actitud demuestra Juan?
3) ¿Por qué Juan reprendió a Herodes? ¿Qué hizo Herodes con Juan después?
4) ¿Qué sucedió cuando Jesús se encontraba orando? ¿Qué proclama la voz del cielo?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Delante del Mesías, Juan Bautista se siente siervo, humilde e indigno: «yo no soy digno de
desatar la correa de sus sandalias»: ¿Cómo nos comportamos en nuestra comunidad? ¿Cómo
es nuestra humildad?
¿Qué les llama la atención de la denuncia profética que hizo Juan al Rey Herodes? ¿Qué hay
que denunciar hoy? ¿A quienes debemos dirigir nuestra denuncia? ¿Por qué? ¿Lo estamos
haciendo? ¿Qué nos falta? ¿Nos sentimos llenos(as) de “Espíritu Santo y fuego”?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Señor Dios, tu Hijo ha orado mientras era bautizado por Juan Bautista,. Tu voz
divina escuchó su oración. También el Espíritu Santo se ha mostrado presente en forma de
paloma. ¡Escucha hoy nuestra oración! Te pedimos que nos sostengas con tu gracia para que
podamos ser hijos(as) de la luz. Danos la fuerza para renovarnos continuamente en el Espíritu,
revestidos e invadidos de pensamientos y sentimientos de Cristo. AMÉN. Padre Nuestro, que
estás en el cielo…
2. El contexto del bautismo de Jesús: Después de los relatos de la infancia y como preparación
a la actividad pública de Jesús, Lucas narra los acontecimientos que se refieren a Juan Bautista,
el bautismo de Jesús, las tentaciones de Jesús; este conjunto sirve como de introducción a la
verdadera y propia actividad de Jesús y le da sentido. El evangelista concentra en un cuadro
único y completo toda la actividad de Juan: desde el comienzo de la predicación en las orillas
del río Jordán (3,3-18) hasta el arresto mandado por Herodes Antipas (3,19-20). Cuando Jesús
aparece en escena (3,21) para ser bautizado ya no se menciona a Juan. Con esta omisión Lucas
clarifica su lectura de la historia salvífica: Juan es la última voz profética de la promesa del
Antiguo Testamento. Ahora el centro de la historia es Jesús, es Él quien da comienzo al tiempo
de salvación que se prolongará en el tiempo de la Iglesia.
El deber de Juan, el último profeta del Antiguo Testamento, es el de preparar la venida del
Señor en medio de su pueblo (1,16-17.76). Este papel se concretiza en preparar a todos para
recibir con el bautismo de conversión el perdón de Dios (Jer 3,34; Ez 36,25), lo que implica un
cambio en el propio modo de ver las relaciones con Dios. Cambiar de vida significa practicar la
fraternidad y la justicia según las enseñanzas de los profetas (Lc 3,10-14). Abandonando el
bienestar religioso o social, el lector de Lucas está invitado a abrirse a la persona de Jesús, el
Mesías Salvador. Lucas quiere subrayar que el profeta Juan no tiene ninguna pretensión de ser
comparado con la persona de Jesús. Más bien, el profeta del Jordán se ha sentido
completamente subordinado a la persona de Jesús (3,16). Sobre todo Jesús es el más fuerte
porque da el Espíritu.
La actividad de Juan tiene un final violento, a la manera de los profetas clásicos. La autenticidad
de un profeta nace de su libertad en los enfrentamientos con el poder político: de hecho,
denuncia las maldades cometidas por Herodes en la vida del pueblo. Ante la llamada del
profeta existen dos respuestas diversas: el pueblo y los pecadores se convierten, mientras los
potentes responden con violencia agresiva. Juan termina el recorrido de su existencia en la
cárcel. Con este episodio trágico Juan anticipa el destino de Jesús, rechazado y muerto, pero
que se convierte en punto de referencia para todos aquellos que son perseguidos por el poder
represivo.
Finalmente, el Jordán es el lugar físico de la predicación de Juan. La intención de Lucas es crear
un estrecho lazo entre este río y Juan: Jesús no aparecerá ya más por allí después de su
bautismo, así como Juan no aparecerá jamás por los confines de Galilea y de la Judea, porque
son lugares ligados y reservados a la acción de Jesús.
3. Juan no es el Mesías: En aquel tiempo era grande la expectativa de la venida del Mesías
Salvador. Muchos se hicieron discípulos de Juan Bautista y muchos siguieron a Jesús. Ambos
grupos discutían sobre quién era el mayor, pues los discípulos de Juan afirmaban que Juan era
más importante pues había venido antes de Jesús. De entre los evangelistas, Lucas y Juan
procuran resolver el asunto mostrando el papel subordinado del Bautista (ver Jn 1, 6-9.15.19-
20; 3, 30). Para esto Lucas contrapone las dos personas y los dos bautismos. Juan no sólo
declara que no es el Mesías, sino que afirma además que ni siquiera es digno de ser su esclavo
(desatar la correa de las sandalias). El bautismo de Juan era con agua y servía para la
purificación al demostrar el arrepentimiento. En cambio, el bautismo de Jesús será con el
Espíritu Santo y con fuego, una alusión a Pentecostés, donde el Espíritu fue dado en forma de
lenguas de fuego (ver Hch 2, 3-4). Además, mientras Juan previene sobre el juicio, Jesús es el
juez mismo que va a separar a los justos de los injustos como el agricultor separa el grano de la
paja (ver Mt 25,46). El testimonio de Juan alerta para algo importante: el(la) testigo no debe
confundirse con aquel de quien da testimonio, ni ocupar su lugar. Su función es señalar a Jesús,
anunciar su presencia y acción, y luego desaparecer: "Es preciso que El crezca y que yo
disminuya" (Jn3,30). Ciertamente no siempre sucede así. Es grande la tentación del
evangelizador por conseguir privilegios o mayordomías a costa de su función, estorbando el
encuentro y el compromiso de las personas con Jesús.
4. El final de la misión de Juan (3,18-20): Lucas clausura pronto la actividad de Juan, porque
desde su punto de vista, Juan pertenece al Antiguo Testamento (16,16). La prisión por parte de
Herodes muestra que Juan incomodaba a las autoridades, ciertamente porque les echaba en
cara sus faltas morales. Con la salida de Juan, el tiempo de Israel, la primera fase de la historia
de la salvación, ha terminado.
Ahora comienza el tiempo de Jesús, y con Él, la realización de las promesas y la venida del
Reino de Dios. De hecho, según el evangelista Marcos, después de la prisión de Juan, es cuando
Jesús va a Galilea donde comienza su actividad (Mc 1, 14-15).
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DEC
9. Lucas 3,10-18
Guión Nº 9
Lucas 3,10-18
1. Oración Inicial: Ven, oh Espíritu Creador. Sé luz para el entendimiento de la Palabra que hoy
escucharemos. ¡Ven, Señor Jesús! AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El pasaje de Lucas nos habla del testimonio de Juan Bautista, el precursor. Su
predicación impresiona al pueblo, le preguntan: «¿Qué debemos hacer?» Es una prueba de
que han comprendido lo que se les ha dicho, no se limitan a oír, ni siquiera a dar su
asentimiento, perciben que el bautizo de Juan exige un nuevo comportamiento. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 3,10-18: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Qué responde Juan a la gente? ¿Qué les dice a los cobradores de impuestos y a los
soldados?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
«El pueblo estaba expectante». (3,15) Los primeros cristianos esperaban con ansia la venida del
Señor: ¿Atendemos a la venida del Señor para descubrirlo cuando pasa por nuestra vida y por
nuestra historia o estamos más bien inmersos en otras cosas?
«¿Qué debemos hacer?» Pregunta de conversión que también nosotros debemos hacernos. A
la luz de este evangelio, ¿Qué respuesta nos daría el profeta Juan en nuestros días?, ¿Qué debo
/ debemos hacer?
La salvación no está reservada para algunos elegidos, sino que se ofrece a todos(as), incluso a
los(as) que son considerados por muchos “indignos” de la salvación de Dios. En el tiempo de
Jesús en la categoría de “indignos” se incluían los publicanos y paganos. Hoy: ¿Quiénes son
esas personas que tantas veces son consideradas “indignas” de la salvación?
El tema de la salvación está estrechamente unido a la venida del Reino de Dios, que tiene una
dimensión social de justicia: “He aquí que yo hago nuevas todas las cosas” (Apoc 21,5). ¿Qué
podemos hacer para promover la justicia en un mundo con tanta injusticia social?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Oh Dios de todos los seres humanos, te pedimos que hagas aflorar en nuestras
vidas lo mejor de nuestro propio corazón, para que podamos vivir para los demás, en la
solidaridad y la práctica del bien. Ayúdanos a comunicar a las personas que nos rodean tu
ternura, tu mismo amor, del que nos has hecho partícipes. ¡Ven, Señor Jesús! AMÉN. Padre
Nuestro, que estás en el cielo…
2. Compartan lo que tengan: (vestidos, comida vs. 10-11). En estos tiempos tan duros para los
pobres la demanda de Juan Bautista cobra nueva vigencia. Es el momento de compartir nuestra
propia comida. Esa es la manera de esperar a Jesús. A los más difíciles (publícanos, soldados),
Juan Bautista les dice que lo primero es observar lo que es justo: no cobren más de lo debido,
no abusen del poder que tienen, no acusen falsamente, no busquen sobornos (3,13-14). Pero
la exigencia básica de la justicia, según la Biblia, es compartir. Acoger la Buena Nueva de la
venida del Señor requiere esa conversión. Con nuestros gestos discernimos lo que nos acerca,
de aquello que nos aleja de la llegada del Señor. Ese día, Dios discernirá entre el trigo y la paja
que haya en nuestra conducta.
3. El respeto y ayuda a los pobres no era una novedad de las Escrituras, pero sí era una
novedad que se predicara como elemento central y definitorio del mensaje de Dios. Si Juan
anuncia el perdón y la salvación, la acción consecuente que se esperaría podría ser cualquier
otra: agradecer en el templo, ofrecer ofrendas especiales, peregrinar más seguido a Jerusalén.
Nadie esperaba que se los invitara a un acto tan secular como el compartir bienes y decir la
verdad, o el negarse a pedir o aceptar sobornos. Una vez más el mensaje da en la tecla al
invocar una práctica bíblica (la del amor al necesitado y la solidaridad) que con el tiempo se ha
transformado en una conducta humana que se minimiza para no caer en la obligación de
cumplirla. Es como decir que mentir no es algo tan grave, o que dar dádivas a cambio de
beneficios es una práctica tan generalizada que deviene en no ser falta.
En los versículos 3,1-18 del evangelio de Lucas, tenemos todo cuanto se refiere al ministerio y
la misión de Juan Bautista. Él ha sido enviado para bautizar en señal de arrepentimiento y de
predicar la conversión que lleva a la salvación: “Pórtense de tal modo que se vea claramente
que han vuelto al Señor” (Lc 3,8); “yo les bautizo con agua” (3,16). Con su predicación, Juan
“anunciaba la buena noticia” (Lc 3,18), que la salvación no estaba reservada para algunos
elegidos, sino que se ofrece a todos, incluso a los publicanos y soldados que se convierten
(3,10-14) y a todos(as) los que obran con justicia, solidaridad y amor.
5. El Evangelio pretende que el oyente de la Palabra de Dios se convierta, es decir, que su
conducta y su comportamiento estén de acuerdo con la justicia que exige el Reino. Los que
tienen bienes o poder deben compartirlos con los que no tienen nada o son más débiles. La
conversión es un cambio de conducta más que un cambio de ideas; es la transformación de
una situación vieja en una situación nueva. Convertirse es actuar según Jesús. El futuro (que es
Dios y su reinado) es la meta del llamado a la conversión. ¿Qué debemos hacer? Es la pregunta
que muchos nos podemos formular hoy. La respuesta de Juan Bautista no es teoría vacía. Es a
través de gestos y acciones concretas de justicia, respeto, solidaridad, y coherencia cristiana,
como demostramos nuestra voluntad de paz, vamos construyendo un tejido social más digno
de pueblo de Dios, vamos conquistando los cambios radicales y profundos que nuestra vida y
nuestra sociedad necesitan. Pero para eso, es necesario purificar el corazón, dejarnos invadir
por el Espíritu de Dios, liberarnos de las ataduras del egoísmo y el acomodamiento, no temer al
cambio y disponernos con alegría, con esperanza y entusiasmo a contribuir en la construcción
de un futuro no remoto más humano, que sea verdadera expresión del Reino de Dios que Jesús
nos trae, y así poder exclamar con alegría: ¡Venga a nosotros(as) tu Reino, Señor!
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DEC
8. Lucas 3,1-9
Guión Nº 8
Lucas 3,1-9
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tú Palabra. Guía
nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo abriendo los brazos a los
demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos
ser testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda
haber Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: Lucas inicia la misión de Juan situándola en la historia del mundo pagano y en
la del pueblo de Israel. Juan es descrito como el último profeta (Lc 3,7) y termina, como
muchos de sus predecesores, encarcelado por fidelidad a su misión. Viene, según la cita de
Isaías (Is 40,3-5), a preparar el camino del Señor predicando la conversión y exigiendo frutos
que sean pruebas de esa auténtica conversión. Abramos nuestros corazones a escuchar la
Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 3,1-9: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Era suficiente ser “hijos de Abraham” o que los bautizara solamente? ¿Qué pedía Juan?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
En la sociedad de hoy, ¿Cuales son los grandes caminos torcidos y sus causas? ¿Qué podemos
y debemos hacer para enderezarlos?
«Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos...» ¿Qué caminos torcidos hay en mi
vida personal? ¿Qué es lo que El quiere que yo enderece en mi vida?
La misión del Bautista fue ser precursor de Jesús. Como cristianos(as) hoy debemos también
preparar los caminos de Dios. ¿Cómo hacerlo en un nuestros días?
Como el profeta Juan, ¿Quiénes hoy gritan y claman proféticamente? ¿Qué hacer para que no
se cansen, aunque se sientan «voz que clama en el desierto»?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Oh Dios de todos los pueblos, que has enviado a lo largo de los siglos
mensajeros(as), profetas y precursores tuyos; te pedimos que podamos reconocer tu presencia
en todos ellos(as), y que nos alegremos de tu acción constante y callada en todos los pueblos y
en todas las religiones, hasta el día en que llegue la plenitud de tu Reinado para todos los
seres humanos. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. No siempre se prestó atención a los versículos 1-2 de este capítulo. Ellos son una poderosa
voz a favor de los humildes y olvidados. El detalle de los hombres más fuertes y encumbrados
de su época es impresionante. Tiberio César era emperador y Poncio Pilato gobernador. Luego
baja un escalón más y nombra a los pequeños reyes designados por Roma de entre los líderes
locales: Herodes (Agripa), nieto del Herodes Antipas, y Felipe que habían sido designados
tetrarcas de Galilea e Iturea, respectivamente. Lisanias de quien no tenemos otras referencias
era tetrarca de Abilinia, una región al noroeste de Damasco. Finalmente nombra a los sumos
sacerdotes Caifás y Anás. Y cuando todo hace suponer que a estos grandes líderes de la época
Dios los utilizaría para comunicar algo, se introduce la figura del desconocido Juan, el hijo de
otro desconocido llamado Zacarías, que habitaba lejos de los palacios y las fortalezas. La
Palabra de Dios omite los templos y palacios y sus importantes habitantes: se revela al pobre
Juan y en el desierto. Seguramente ninguno de estos ricos y famosos llegó a conocer el texto de
Lucas, pero sin duda que lo hubieran considerado una ofensa y una falta de respeto. Dios actúa
no solo por donde menos lo esperamos sino que lo hace a través de aquellos que a sus ojos
tienen un papel importante en el drama de la historia humana, pero que a los ojos humanos
suelen ser los olvidados y olvidables.
4. Predicación de Juan en el desierto: Lucas inicia la misión de Juan situándola en la historia del
mundo pagano y en la del pueblo de Israel. En esta descripción geopolítica, como en el prólogo,
se advierte la influencia de los historiadores de su tiempo. Pero Lucas no nos quiere dar sólo
unos datos históricos. Pretende mostrarnos que la salvación de Dios que viene con Jesús no es
algo intemporal. Se inserta en una historia y una geografía muy concreta. Así se nos describe la
intrincada situación política de Palestina en la época en que Jesús va a empezar su predicación.
Había territorios que dependían directamente de Roma, como era el caso de Judea. Otros, sin
embargo, mantenían una cierta autonomía, como la provincia de Galilea. La fecha propuesta
por Lucas nos permite afirmar que el comienzo de la misión de Juan ocurrió en los años 27 ó 28
d. C. Juan es descrito como un profeta itinerante. Sin embargo, no es uno más en la larga serie
de los profetas de Israel. Es el último profeta (el juicio inminente, 3,7), el nuevo Elías esperado
por Israel (1,17) y del que nos hablaba el profeta Malaquías (Mal 3,25). Terminará, como
muchos de sus predecesores, encarcelado por fidelidad a su misión (3,19-20). El viene a
preparar el camino del Señor. Es lo que afirma la cita de Isaías (Is 40,1-5). Sin embargo Lucas, a
diferencia de Mateo y Marcos, prolonga el texto del profeta hasta el v. 5 para introducir un
rasgo universalista (todos) muy propio de su teología. Juan predica además la conversión y
exige de sus oyentes frutos que prueben la autenticidad de su conversión. No basta con los
títulos o privilegios, como el ser descendiente de Abrahán. Esta conversión implica para Juan
un cambio de vida. Y este cambio es descrito en Lc 3,10-14, mediante el tema de la fraternidad
y la justicia que evoca la predicación de los profetas del Antiguo Testamento. Las
recomendaciones concretas dirigidas a los publicanos y soldados tienen muy en cuenta las
tentaciones propias de su forma de vida. Su mensaje prepara el tiempo nuevo que se inicia con
la predicación de Jesús.
Esta conversión implica para Juan un cambio de vida. Y este cambio es descrito en Lc 3,10-14,
mediante el tema de la fraternidad y la justicia que evoca la predicación de los profetas del
Antiguo Testamento. Las recomendaciones concretas dirigidas a los publicanos y soldados
tienen muy en cuenta las tentaciones propias de su forma de vida. Su mensaje prepara el
tiempo nuevo que se inicia con la predicación de Jesús.
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DEC
7. Lucas 2,41-52
Guión Nº 7
Lucas 2, 41-52
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu
voluntad y así hacer del mundo como una familia, más semejante a tu imagen. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Antes de que se inicie la predicación de Juan Bautista, Jesús pronuncia sus
primeras palabras en el momento en que entra en su juventud, y lo hace durante la fiesta de la
Pascua y en el templo. Estas palabras, como las del final del evangelio (24,49), hablan del Padre
y del misterio de filiación que sobrepasa toda inteligencia humana. Lo mismo que ocurre aquí
en su juventud, ocurrirá en su madurez, al final de su misión, en un contexto que nos anunciará
ya el comienzo de su pasión (Lc 19,45-48). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra
de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 2,41-52: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Cómo vivo mi vida familiar? ¿Pueden mis familiares estar sufriendo por mí?
6. Oración final: Señor Jesús que quisiste comenzar tu vida como todo ser humano, en el seno
de una familia, necesitado del calor, el alimento y el apoyo de los más cercanos; comenzando a
aprender a caminar... Haznos apreciar las virtudes domésticas. Que guardemos tu Palabra,
Señor, como lo hacía María, meditándola en el corazón. Saboreando tu presencia y rumiando la
vida, para descubrir en ella los desafíos que nos propones. Danos fuerzas Señor para escuchar
tu voz en las cosas que nos pasan, en la realidad que vivimos, en los acontecimientos de la
historia. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. El evangelio de Lucas en el que se nos cuenta la pérdida del niño Jesús en el Templo, fue
escrito probablemente unos cincuenta años después de este suceso. Doce años es,
aproximadamente, la época en que los niños comienzan a sentirse independientes. Para Lucas,
esta primera subida de Jesús a Jerusalén es el presagio de su subida pascual y por ello, estos
acontecimientos hay que leerlos a la luz de la muerte y resurrección del Señor. Para Lucas, la
sabiduría de Cristo ha consistido en entregarse desde su joven edad “a su Padre”, sin que esto
quiera decir que supiera ya adónde le llevaría esa entrega. Pero en ella va incluida ciertamente
la decisión de anteponer su cumplimiento a toda otra consideración. Sus padres no tienen aún
esa sabiduría. María parece que llega a presentirla. Pero, de todas formas, respetan ya en su
hijo una vocación que trasciende el medio familiar. Y esto es algo muy valioso para cada una de
nuestras familias. La educación de los hijos tiene que comenzar por una actitud de sincero
respeto. Sino, es imposible que surja la compresión y el amor. Lucas nos presenta a la familia
de Jesús cumpliendo sus deberes religiosos (vs. 41-42). El niño desconcierta a sus padres
quedándose por su cuenta en la ciudad de Jerusalén. A los tres días, un lapso de tiempo
cargado de significación simbólica, lo encuentran. Sigue un diálogo difícil, suena a
desencuentro; comienza con un reproche: “¿Por qué nos has hecho esto?”. La pregunta surge
de la angustia experimentada (v. 48). La respuesta sorprende: “¿Por qué me buscaban?” (v. 49),
sorprende porque la razón parece obvia. Pero el segundo interrogante apunta lejos: “¿No
sabían que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”. María y José no comprendieron estas
palabras de inmediato, estaban aprendiendo (v.50). La fe, la confianza, suponen siempre un
itinerario. En cuanto creyentes, María y José maduran su fe en medio de perplejidades,
angustias y gozos. Las cosas se harán paulatinamente más claras. Lucas hace notar que María
“conservaba todas las cosas en su corazón” (v. 51). La meditación de María le permite
profundizar en el sentido de la misión de Jesús. Su particular cercanía a él no la exime del
proceso, por momentos difícil, que lleva a la comprensión de los designios de Dios. Ella es
como primera discípula, la primera evangelizada por Jesús. No es fácil entender los planes de
Dios. Ni siquiera María “entiende”. Pero hay tres exigencias fundamentales para entrar en
comunión con Dios: 1) Buscarlo (José y María “se pusieron a buscarlo”); 2) Creer en Él María es
“la que ha creído”); y 3) Meditar la Palabra de Dios (“María conservaba esto en su corazón”).
3. Primera pascua de Jesús (2,41-52): La ley de Israel pedía que los muchachos judíos que
hubieran llegado a la edad de la pubertad fueran a Jerusalén tres veces al año (Ex 23,14-17).
Jesús tiene ya doce años, y aunque los rabinos no consideraban obligatoria esta ley hasta los
trece, muchos padres llevaban a sus hijos antes de esa edad. En este relato, y antes de que se
inicie la predicación del precursor, Jesús pronuncia sus primeras palabras en el momento en
que entra en su juventud, y lo hace durante la pascua y en el templo. Estas palabras, como las
del final del evangelio (Lc 24,49), hablan del Padre y del misterio de filiación que sobrepasa
toda inteligencia humana. Lo mismo que ocurre aquí, en su juventud, ocurrirá en su madurez al
final de su misión (Lc 19,45-48). Allí también Jesús predica en el templo, ante la admiración del
pueblo, pero en un contexto que nos anuncia ya el comienzo de su pasión. La clave de este
episodio se encuentra en las palabras de Jesús. El significado de su respuesta a la pregunta de
María es que Dios es su verdadero Padre (en contraste con su padre legal). De ahí se deduce
que las exigencias de este Padre pasan por encima de cualquier exigencia. Su misión le va a
obligar a romper los lazos con su familia (Mc 3,31-35). Pero no nos apresuremos a ver en esta
afirmación de Jesús todo lo que la teología posterior va a afirmar sobre la filiación de Jesús.
Todo lo que está implicado en este título de Hijo de Dios lo vamos a ver manifestado
paulatinamente en la vida pública de Jesús y, sobre todo, en su muerte (Mc 15,39; Rom 5,10;
Gál 2,20) y resurrección (Rom 1,3s).
5. Sin embargo esta filiación divina no suprime los condicionantes de la humanidad de Jesús (Lc
2,52). Como todos los niños y adolescentes de su tiempo irá adquiriendo poco a poco su
madurez física y espiritual. Los relatos de la infancia, que nos han revelado en este niño al
Mesías de Israel y al Señor del universo, se terminan con una clara afirmación de la humanidad
de Jesús. Su madre guardaba todos estos recuerdos en su corazón esperando que el futuro
desvelara su significado pleno (Lc 2,51). Esta fe reflexiva de María nos invita a los(as) creyentes
a volver nuestra mirada a estos acontecimientos para descubrir en ellos la luz que ilumine el
camino de nuestra vida al servicio del evangelio de Jesús.
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DEC
6. Lucas 2,1-14
Guión Nº 6
Lucas 2,1-14
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre
nuestra mente a las Escrituras. Tú, que descendiendo sobre María de Nazareth, la convertiste
en tierra buena donde el Verbo de Dios pudo germinar, purifica nuestros corazones de todo lo
que opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos como Ella a escuchar con corazón
bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y
producir frutos del Reino con nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Lucas 2,1-14: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué consecuencias trajo para la gente el censo ordenado por el emperador romano?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Hay lugar para Jesús en nuestra vida? ¿En nuestra sociedad hoy?
b) ¿Por qué piensan que el Mesías nace humilde y pobre en un pesebre? ¿Qué sentido tiene
para nosotros(as)?
c) ¿Crees que el Reino de Dios puede nacer hoy desde los pobres y humildes? Explicar.
d) Jesús ha nacido para traer gozo y paz: ¿Cuándo son parte de nuestra vida estos dones?
e) ¿De qué manera somos portadores de gozo y paz para los demás?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: ¡Pequeño Niño Jesús, nuestro único tesoro, nos abandonamos a tu voluntad
divina. Imprime en nosotros(as) tu gracia y tus virtudes, para que podamos colaborar contigo
en la construcción de tu Reino en la Tierra. Haz que nosotros(as), como María tu Madre,
podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. AMÉN. Padre Nuestro,
que estás en el cielo…
2. Contexto: El pasaje evangélico que nos viene propuesto hoy forma parte del así llamado
evangelio de la infancia lucano que abarca los dos primeros capítulos del tercer evangelio. Se
trata de un evangelio de la infancia. Luego el interés primario del autor no es el de
informarnos, de presentarnos todos los detalles del nacimiento de Jesús, sino más bien el de
anunciar la buena nueva del nacimiento del Mesías prometido. El niño Jesús se ve ya como el
Señor, así como venía proclamado en la predicación apostólica Como los dos primeros
capítulos de las Actas de los Apóstoles sirven de transición del tiempo de Jesús al tiempo de la
Iglesia, así los dos primeros capítulos del evangelio de Lucas sirven de transición del Antiguo al
Nuevo Testamento. Las citas y alusiones al Antiguo Testamento son continuas. Los personajes,
como Zacarías e Isabel, Simeón y Ana, José y sobre todo María, son los representantes de la
espiritualidad de los pobres del Señor, que caracteriza el último período del Antiguo
Testamento. Todos y particularmente María se alegran de la llegada de la salvación en la cuál
tanto tiempo han esperado. Lucas divide su evangelio de la infancia en siete escenas: el
anuncio del nacimiento de Juan Bautista (1,5-25), el anuncio del nacimiento de Jesús (1,26-38),
la visita de María a Isabel (1,39-56), el nacimiento de Juan Bautista (1,57-80), el nacimiento de
Jesús (2, 1-21), la presentación de Jesús en el templo (2, 22-40) y Jesús entre los doctores (2,
41-52). Muchos exegetas son del parecer que Lucas intentaba poner en paralelo a Jesús y el
Bautista para demostrar la superioridad de Jesús sobre Juan, el último profeta. Con el
nacimiento de Jesús comenzamos los tiempos nuevos, hacia los cuales todo el Antiguo
Testamento está orientado.
3. «No había puesto para ellos». Jesús nace en extrema pobreza. No se trata sólo de la
indigencia material de su familia. Es mucho más. Nace lejos de la aldea donde residen sus
padres, lejos del afecto de familiares y amigos, lejos de la comodidad que podría haber
ofrecido la casa paterna, aunque fuese pobre. Nace entre extranjeros que no se interesan por
Él y no le ofrecen sino un pesebre donde nacer. Aquí está el gran misterio de la encarnación.
Pablo dirá que de rico que era, (Jesús) se hizo pobre por vosotros, para que llegáseis a ser ricos
por medio de su pobreza" (2 Cor 8,9). El prólogo del evangelio de Juan atestigua, que siendo Él
por medio del cual se ha hecho el mundo, Jesús el Verbo hecho carne, "vino a los suyos, pero
los suyos no lo recibieron" (Jn 1,11). Este es el drama que señala toda la vida de Jesús, llegando
a su culmen en el rechazo absoluto de Él en el proceso delante de Pilato (ver Jn 18,28-19,16).
Es, en último análisis, el drama de Dios que se revela y se ofrece continuamente a la
humanidad y es tantas veces rechazado.
4. José y María van a Belén por el censo del emperador pero, en realidad, se están cumpliendo
las profecías realizadas por los profetas, entre ellas que el Mesías nacería en Belén. ¿Por qué es
importante? Es importante porque Dios mismo cumple con sus promesas. Dios es coherente
con sus propias palabras. Dios cumple con lo que promete. En Navidad podemos tener el más
profundo de los hechos que Dios hizo por amor a la humanidad, por amor a nosotros. Fue la
expresa voluntad de Dios que exista la primera Navidad. Fue el amor de Dios el motor que
generó que Jesús naciera. En la Navidad vemos a un Dios que se hace una guagua indefensa
para entrar a este su mundo y salvarlo; pero no al modo humano. ¡A Dios gracias!
5. Jesús nace humilde en un pesebre. ¿Por qué? Podemos tener muchísimas interpretaciones, y
de las más variadas. Por lo que el texto de Lucas refleja, este hecho tampoco fue dejado librado
al azar. El nacimiento de Jesús, tan humilde y sencillo, refleja en parte cual será la misión de
este bebé: el no nació para que le sirvan, sino para servir. Aunque el ángel del cielo da a esta
guagua tres títulos. “SALVADOR”, “CRISTO”, el “SEÑOR”, nace en medio de la pobreza. No vino
al estilo de los reyes de este mundo. No vino para que le hagan honores; vino pensando en
nosotros y nuestras necesidades. Jesús no vino al mundo porque le convenía a él mismo. A
nosotros(as) nos conviene que el haya venido. La necesidad no fue de Dios, sino nuestra. Y, es
pensando en esto que Dios envió a su Hijo a nacer en este mundo.
6. ¿Quiénes fueron los primeros que visitaron a Jesús? Unos pastores del campo. Las personas
que cuidaban ovejas eran despreciadas por no poder obedecer a la ley de Moisés respecto a
los rituales de pureza. Por otras cuestiones eran considerados inferiores. Serán ellos y no otros,
los primeros que lo visitarán. Nuevamente: ¿casualidad? Lo dudo. Vemos aquí la clase del amor
de Dios que no hace excepciones. Dios ama a la humanidad, Dios ama al pecador, al alejado de
su amor. Esta guagua no vendrá, en esta su primera venida, para juzgar y castigar, sino para
sanar y vendar. El profeta Isaías tuvo razón cuando dijo, en el capitulo 53, que por sus heridas
nosotros(as) encontramos la salud.
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DEC
5. Lucas 1,57-66.80
Guión Nº 5
1. Oración Inicial: Espíritu Santo de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste
por los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Tú, que eres
Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta en Palabra viva y liberadora, que produzca
en nosotros(as) la adhesión y el seguimiento de Jesús. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: El nacimiento de Juan Bautista cumple el mensaje del ángel (1,20), y el término
de la gravidez de Isabel marca en el Evangelio de Lucas el final del tiempo de la espera de la
salvación. La circuncisión se hacía ocho días después del nacimiento; en esta ocasión se daba el
nombre al niño y se hacía una fiesta con los parientes y vecinos. La insistencia en el nombre de
Juan es para marcar el tiempo de la gracia y de la misericordia que va a comenzar, pues Juan
significa "Yahvé se compadece". De hecho, Juan será el heraldo de Jesús. Inmediatamente
Zacarías queda libre de la mudez y de la sordera y comienza a alabar a Dios. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 1,57- 66. 80: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Quiénes eran Zacarías e Isabel? ¿Qué señal da Dios de su presencia en la vida de Isabel?
¿Cómo reaccionaron los vecinos y parientes al saber del nacimiento del niño?
3) ¿Qué sucede al momento de ponerle nombre al niño?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
«Para Dios no hay nada imposible». (1,37) ¿Dios sigue haciendo maravillas hoy parecidas a las
que hizo en la vida de Isabel y Zacarías? Cuentan sus experiencias.
«Pues, ¿Qué será de este niño?» Responder a esa misma pregunta pensando en nuestros
propios hijos(as) y los niños y jóvenes de hoy. ¿Qué esperamos de ellos(as)?
«El niño crecía y su espíritu se fortalecía …» ¿Qué es necesario hoy para que los niños(as)
crezcan en su espíritu y se fortalezcan en el camino del bien?
Juan Bautista preparó el camino del Señor. ¿Qué relevancia tiene hoy para nuestra comunidad?
¿Qué personas en nuestros días mantienen vivo el espíritu profético de Juan Bautista?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre misericordioso, que quisiste preparar los caminos de tu Hijo con el
envío de Juan Bautista como su “precursor”; haznos portavoces de esperanza para el pueblo,
mensajeros del Dios de la Vida y constructores de fraternidad para que allanemos los caminos
y eliminemos los obstáculos al crecimiento de tu Reino de Amor, de justicia y de paz. AMÈN.
Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Contexto: Los dos capítulos 1,5 - 2,52 son propios de Lucas. Es su Evangelio de la infancia. Se
trata principalmente de una presentación paralela entre Juan Bautista y Jesús: dos
anunciaciones, un encuentro de dos niños en el seno de su madre, dos nacimientos, dos
circuncisiones, dos misiones proclamadas proféticamente, dos breves notas sobre la infancia
de cada uno. El propósito de este paralelismo es el de demostrar la unidad de la acción divina
en Juan y en Jesús y el cumplimiento mesiánico en ambos personajes. Sin embargo, presentar
el misterio de Jesús siempre queda como el objetivo principal de Lucas, señalando a la vez
cómo la misión de Juan tiene ahí su lugar. Entonces, estos dos capítulos presentan en primer
término, una proyección teológica: esto no significa que no tengan relación alguna con los
hechos realmente acaecidos, sino que son escritos para presentar el significado del plan de
Dios. Revelan un poco el mismo género de verdad profunda sobre Jesús así como los cuentos
infantiles sobre la vida y los seres humanos. Lucas decide narrar una historia religiosa a la
manera bíblica; se inspira de precedentes en el Antiguo Testamento (ver Jue 13, Dn 10; Gen 16;
17; 18; Is 7, 14). Así hace resaltar un significado de fe. Por ejemplo, la concepción virginal de
Jesús es algo más que un prodigio maravilloso: significa que Jesús es totalmente de Dios,
verdaderamente Hijo de Dios. Al comienzo de su Evangelio, entonces, Lucas presenta a Jesús
en su plenitud: el resto de la obra muestra cómo este misterio se ha revelado poco a poco a los
seres humanos, durante la vida pública
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DEC
4. Lucas 1,39-56
Guión Nº 4
Lucas 1,39-56
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Queremos leer y
escuchar tu voz y meditar tus enseñanzas. Envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra
inteligencia, para que tu Palabra penetre nuestros corazones y podamos saborearla y
comprenderla. Habla, Señor, te escuchamos y deseamos poner en práctica tu Palabra. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Movida por la disponibilidad y la solidaridad, María viaja hasta una ciudad de
Judá, a más de 100 kms, para ayudar a su prima anciana que está en avanzado estado de
embarazo. Allí se realiza el encuentro de dos madres y, dentro de él, el encuentro de dos niños
que también se reconocen. Lo que sigue está constituido por el canto de María que llamamos
el Magníficat. Se trata de una acción de gracias de María. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 1,39-56: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Hacía dónde se dirigía María para encontrarse con Isabel? ¿Por qué lo hace?
3) ¿Qué sucedió cuando oyó Isabel el saludo de María? ¿Qué palabras le dirige a María?
4) ¿Cómo es la oración proclamada por María? Señalar los versículos que más llaman la
atención.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
María es presentada como la creyente en la Palabra del Señor: ¿Cuánto tiempo dedicamos a
escuchar la Palabra de Dios?
«Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava». ¿Qué nos hace falta para vivir la
humildad?
Nuestra oración: ¿Se alimenta de la Biblia, como ha hecho María?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué hacer en concreto para que se haga
realidad?
6. Oración final: Señor, ayúdanos a vivir como María la actitud de servicio y solidaridad con
quienes nos necesitan: acudiendo sin demora al encuentro para brindarle compañía, apoyo y
ayuda concreta. Queremos seguir el ejemplo de María, queremos vivir como servidores
descubriendo con alegría que Dios actúa en nosotros y está presente en nuestras vidas. Si nos
animamos a decir Sí como Ella con todo nuestro corazón, lo podremos en práctica sirviendo a
los demás con todo nuestro ser. AMÈN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Encuentro de María con Isabel. Puesto que María ha aceptado la palabra de Dios con fe
profunda, corno reconoce Isabel (1,45), demuestra su fe a través de la caridad y va a visitar a su
parienta. María aparece como la creyente cuya fe contrasta con la desconfianza de Zacarías
(1,20). Este encuentro de las dos madres es en realidad el encuentro de los dos hijos. Juan
inaugura su misión anunciando por boca de su madre el señorío de Jesús (1,43), manifestación
de su mesianismo y de su profunda relación con Dios (2,11). El título de Señor nació de la
comunidad que había experimentado el encuentro con el resucitado (Hch 2,36). Pero en este
relato Jesús es llamado así, incluso antes de su nacimiento. Una prueba más de que estos
acontecimientos son interpretados desde la fe de la Iglesia primitiva.
La respuesta de María al saludo de Isabel, que tradicionalmente designamos con el nombre
latino de «Magníficat», es un salmo de acción de gracias compuesto de citas y alusiones al
Antiguo Testamento, en especial el canto de Ana, la madre de Samuel (1 Sm 2,1-10). El poema
tiene dos partes. La primera es una acción de gracias personal de María. A pesar de la
humildad y pobreza de su vida, Dios ha puesto su mirada en ella y por eso será llamada
dichosa. Dios se sirve muchas veces de lo sencillo y humilde para hacer presente su salvación
en la historia humana. La segunda parte del canto, expresa, por boca de María, la acción de
gracias del pueblo de Israel. Todas las promesas dadas a Abrahán y sus descendientes se
cumplen ahora en este niño que va a nacer. Lucas nos muestra además en este canto un tema
de su predilección, Dios se apiada de los pobres (Lc 6,20-26; 16,19-25). En realidad no hay aquí
sólo una alabanza de los pobres, de los que María es la representante, sino una concepción
utópica de la historia en la que la misericordia de Dios y la fuerza de su brazo se dirige a
derribar a los ricos v soberbios y a levantar a los pobres y humildes. Los que cuentan ante los
ojos de Dios son los que pasan desapercibidos para los poderes de este mundo. La tarea del
creyente estará en ponerse en sintonía con esta pedagogía de Dios y trabajar por un mundo
distinto donde esta visión se haga realidad.
3. Un canto de acción de gracias. Se trata de una acción de gracias que María pronuncia no
como una persona aislada, sino como hija de un pueblo. Esa es claramente la intención de
Lucas. María, y con ella su pueblo, canta la grandeza de Dios. El poder del Señor, que se revela
en la historia a través de acciones salvíficas, es fuente de una honda alegría (vs.47). Los gestos
liberadores de Dios parten de los más humildes y oprimidos (vs.48; la palabra griega que
traducimos aquí por humildad tiene una connotación de servidumbre y despojo). La mirada
que recibe María es una mirada de amor, ella hace feliz (bienaventurada) a la joven judía
(vs.49). En María empieza a renovarse la alianza entre Dios y su pueblo (vs.48). La alegría que
experimenta María la pone en condiciones de proclamar la Buena Nueva. En la fuente del
anuncio del Evangelio se halla siempre una vivencia gozosa del Señor. Este sentimiento le
ensancha el corazón y la dispone a acoger, una vez más, la presencia del Señor. María se
encamina así al punto central de su canto, se trata de la proclamación de la santidad de Dios:
"Santo es su nombre" (vs.49). Su misericordia lo hace acogedor y tierno, ella alcanza a todos.
Todo viene de Dios y de su amor gratuito. Ese es el corazón de la revelación bíblica. En
definitiva María celebra todo lo que Dios ha obrado en ella y cuanto obra en el creyente. Gozo
y gratitud caracterizan este himno de salvación, que reconoce grande a Dios, pero que también
hace grande a quien lo canta.
4. Contra la muerte: La preferencia por el débil y oprimido atraviesa toda la Biblia. El canto de
María la recuerda con fuerza: "derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A
los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada" (vs.52-53). El texto dice
simplemente lo que se lee en él y en toda la Biblia. Los intentos por suavizarlo y quitarle su
mordiente histórico ignoran las promesas bíblicas. Estamos, una vez más, ante lo que se llama
la 'inversión mesiánica'. Los últimos serán los primeros, dirá Jesús. En el canto de María los
pobres son designados a partir de una carencia básica y cruel: el hambre. El hambre significa, lo
sabemos bien en estas latitudes, muerte temprana e injusta. Injusta porque es el resultado del
olvido, la exclusión y el despojo. Del pecado, por consiguiente. Todo ello es materia de acción
de gracias para María y para su pueblo (1,54-55). La fuerza espiritual del Magnificat -desde una
realidad marcada por la pobreza somos particularmente sensibles a ello- está en hacernos ver
que la búsqueda de la justicia ha de ser colocada en el marco de la gratuidad del amor de Dios.
Exigente y profunda síntesis en la que se juega nuestra fidelidad al Evangelio de Jesús que el
canto de María nos recuerda.
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DEC
3. Lucas 1,39-45
Guión Nº 3
Lucas 1,39-45
1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra. Guía nuestros
pasos, orienta nuestro caminar para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a los demás y
anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser
testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber
Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos relata el encuentro de dos mujeres madres. Pero el
encuentro es también el encuentro de los dos hijos por nacer. Ante el saludo de la joven, el
niño de Isabel “salta de gozo”. La madre alude poco después a lo que siente dentro de sí; se
trata de la alegría del niño el futuro Juan Bautista- alrededor de quien habían girado hasta el
momento los acontecimientos narrados en este primer capítulo de Lucas. Juan cede ahora el
paso a Jesús. La alegría es la primera respuesta a la venida del Mesías. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 1,39-45: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿En qué estado físico se encuentra María? ¿A pesar de ello, qué decide hacer?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a. ¿Qué actitudes nos revela la decisión de María de visitar a Isabel? ¿En qué nos interpelan?
c. ¿Cómo vivir y expresar, con las personas que me rodean, la ternura de Dios hecho niño
para que vivamos el
una tradición social llena de publicidad comercial… ¿Se puede distinguir el trigo de la
paja? ¿Qué es lo
e. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga
realidad?
2. María visita a Isabel (1,39-40): Lucas acentúa la prontitud de María para atender las
exigencias de la Palabra de Dios. El ángel le comentó el embarazo de Isabel e, inmediatamente,
María se levantó para comprobar lo que el ángel le había anunciado. Sale de casa y va a ayudar
a una persona necesitada. De Nazaret hasta las montañas de Judá hay, más de cien kilómetros.
¡Y no había bus ni tren!
3. Saludo de Isabel (1,41-44): Isabel representa el Antiguo Testamento que termina; María, el
Nuevo que comienza. El Antiguo Testamento acoge al Nuevo con gratitud y confianza, y
reconoce en él el don gratuito de Dios que completa y realiza toda expectativa del pueblo. En el
encuentro de las dos mujeres, se manifiesta el don del Espíritu que hace al niño dar saltos de
alegría en el seno de Isabel. La Buena Noticia de Dios revela su presencia en uno de los
aspectos más comunes de la vida humana: dos amas de casa se visitan para ayudarse. Visita,
alegría, embarazo, niño, ayuda mutua, casa, familia: en todo esto es donde Lucas quiere que las
comunidades y nosotros descubramos la presencia del Reino. - El elogio de Isabel a María
"Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá." Éste es el recado
que Lucas deja a las comunidades: creer en la Palabra de Dios, pues tiene la fuerza para realizar
aquello que nos dice: es Palabra creadora. Genera vida nueva en el seno de la Virgen, en el
seno de las personas pobres y abandonadas que la acogen con fe.
María «saluda» a Isabel. Le desea todo lo mejor ahora que está esperando un hijo. Su saludo
llena de paz y de gozo toda la casa. Hasta el niño que lleva Isabel en su vientre «salta de
alegría». María es portadora de salvación: es que lleva consigo a Jesús. Hay muchas maneras
de «saludar» y de acercarnos a las personas. María trae paz, alegría y bendición de Dios. Lucas
recordará más tarde que era eso precisamente lo que su hijo Jesús pedía a sus seguidores: «en
cualquier casa que entren, digan primero: Paz a esta casa».
Desbordada por la alegría, Isabel exclama: «Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el
fruto de tu vientre». Dios está siempre en el origen de la vida. Las madres, portadoras de vida,
son mujeres «bendecidas» por el creador: el fruto de sus vientres es bendito. María es la
«bendecida» por excelencia: con ella nos llega Jesús, la bendición de Dios al mundo. Isabel
termina exclamando: «Dichosa tú, que has creído». María es feliz porque ha creído. Ahí está su
grandeza e Isabel sabe valorarla. Estas dos madres nos invitan a vivir y celebrar desde la fe el
misterio de la Navidad.
Feliz el pueblo donde hay madres creyentes, portadoras de vida, capaces de irradiar paz y
alegría. Feliz la Iglesia donde hay mujeres «bendecidas» por Dios, mujeres felices que creen y
transmiten la fe a sus hijos e hijas. Felices los hogares donde unas madres buenas enseñan a
vivir con hondura la Navidad.
Mujeres de su tiempo. María emprende un viaje tremendo y doblemente duro para su tiempo,
para estar con su prima. Ellas, ambas, saben que son portadoras de un mundo nuevo, ni más ni
menos, un nuevo estilo. María e Isabel están en conocimiento que ambas tienen una semilla
profética en su vientre y no lo ocultan, sino que se reverencian, se potencian y se respetan.
Vemos después que Juan es uno y Jesús es otro... son distintos, cada uno con su línea, con sus
discípulos, con su misión. ¡Es fuerte! ellas comparten el momento del Anuncio, pero después
cada una a sus cosas, a poner en pie el proyecto, a alimentar a la criatura, lejos una de otra, sin
mezcla ni confusión.
DEC
2. Lucas 1,26-38
Guión Nº 2
Lucas 1,26-38
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre
nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Tú, que descendiendo sobre María de Nazarét,
la convertiste en tierra buena donde el Verbo de Dios pudo germinar, purifica nuestros
corazones de todo lo que pone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos como Ella a
escuchar con corazón bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la
Escritura, para custodiarla y producir fruto en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: El evangelio de Lucas es el único que nos habla de María como la auténtica
mujer profética que va perfilando, con sus gestos y palabras, lo que posteriormente llevará a
cabo su hijo, el Hijo del Altísimo con que se le presenta en la anunciación. En el texto de hoy
esto ocurre así, porque María es la figura que lleva a plenitud el misterio y la actitud del tiempo
de la espera del Mesías. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 1,26-38: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Revisar nuestras actitudes ante Dios a partir de las que nos muestra María: ¿Qué podemos
imitar de ella en nuestras vidas?
¿Cómo vamos a acoger el misterio del «Dios tan humano» que Jesús nos muestra?
¿Cómo vivir y expresar la ternura de Dios con las personas que me rodean?
6. Oración final: Madre, danos tu coraje para decir sí al Señor. Ayúdanos a olvidarnos de
nosotros mismos para ponernos en las manos de Dios. Enséñanos a entregar nuestra vida para
ayudar a dar a luz a Jesús en el mundo en que vivimos. AMÈN. Padre Nuestro, que estás en el
cielo…
2. Comentario: En el evangelio leemos el anuncio del ángel a María del nacimiento de Jesús,
que la convierte en la primera discípula evangelizada: escucha la palabra de Dios y es capaz de
reconocer que la acción de Dios pasa por los más pequeños y humildes. María era una mujer
joven y pobre de un pueblo muy pequeño del norte del país. Ella recibe el anuncio del ángel. Se
sorprende pero sabe reconocer la acción de Dios en el anuncio. Le dice sí a Dios. A diferencia
de Zacarías, el signo que pide María no parte de la incredulidad sino de la necesidad de poner
por obra las palabras del ángel.
El niño que nacerá de María será el Salvador, el Mesías, un «Hijo de Dios». Dios se hace ser
humano en la persona de Jesús para que, siendo como él, los seres humanos seamos
semejantes a Dios. Pero no lo hace en contra de la voluntad de la gente. María, con su «sí» al
proyecto de Dios, introduce a Jesús en la historia haciéndose hombre pobre y creyente.
María es presentada por Lucas como prometida de José. Pero esta promesa, o esponsales, era
considerada por la ley de Israel como un contrato solemne. Sin embargo la pareja no vivía bajo
el mismo techo hasta que se realizaba la boda, según la costumbre, un año después de los
esponsales, lo cual explica la pregunta de María en Lc 1,34. A pesar de la importancia de María
en el evangelio de la infancia de Lucas, es José el que entronca a Jesús con la familia de David
(1,27), cumpliéndose así el propósito general de la esperanza mesiánica: un descendiente de
David sería el Mesías de Israel. Y aunque María no pide ningún signo, como hizo Zacarías (Lc
1,18), se le da una garantía de la autenticidad del mensaje: su parienta Isabel, que era estéril,
va a dar a luz un hijo. Las palabras del ángel concluyen con el mismo mensaje que recibieron
Abrahán y Sara cuando dudaron de la noticia del nacimiento de su hijo (Lc 1,37; ver Gn 18,14).
4. Reflexión: ¡He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra! He aquí... ¿Qué
palabra puede ser más esencial y llena de vida? No hay palabras que obliguen más al ser
humano que este “he aquí”: estar vigilante para no dejar ir nada que nos separe del Sí. Hágase
en mí... la elección de Dios es digna de acogida, pero requiere el silencio profundo de todo el
ser: Hágase en mí.... María sabe que no es la protagonista, sino sierva de la voluntad divina;
pertenece a aquella escuadra de siervos que Jesús llamará amigos: un siervo no sabe lo que
hace su señor, pero quien es amigo, sí. La sombra del Espíritu que descenderá sobre una
criatura tan bella, por su disponibilidad, oirá los secretos antiguos del Eterno. El tiempo seguirá
andando para trazar siempre nuevos recorridos de gracia. Se llenará hasta derramarse cuando
el Hijo de Dios vea la luz de un espacio infinitamente pequeño para su poder, el espacio del
límite y de la contingencia. María, la primera cuna de la Palabra inefable, primer abrazo de la
luz que llega, no posee otro tesoro que su humildad: cavidad que recoge la plenitud, pequeñez
que reclama lo infinito, límite amado que requiere un abrazo de infinito.
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DEC
Guión Nº 1
1. Oración Inicial: Señor de la vida, envía tu Espíritu Santo para ayudarnos a leer e interpretar la
Biblia. Crea en nosotros(as) el silencio para escuchar tu voz en la Escritura, en la creación, en
los acontecimientos y en las personas, sobre todo en tos pobres y en los que sufren. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy comienza con el prólogo del Evangelio, en el que se explica el
objetivo del libro. El centro del relato está en la proclamación del cumplimiento en Jesús de un
texto de Isaías (Is 61,1-2). En él se describe de qué manera concreta llevará a cabo su tarea el
Mesías. Esta escena es como el programa de lo que va a ser la misión de Jesús: se anuncia la
salvación para toda la humanidad y se insiste en que el ministerio de Jesús va dirigido a la
liberación de los pobres y oprimidos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de
Dios.
b. Leer el texto: Lucas 1,1-4; 4,14-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) El Espíritu Santo aparece guiando los pasos de Jesús: ¿Qué se dice del Espíritu y Jesús en el
relato?
4) ¿Para quienes es la buena noticia que anuncia Jesús en el profeta Isaías? ¿Cuándo se
cumplirá?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Las palabras del profeta Isaías, que se aplicó Jesús, no son sólo para el «Hijo de Dios» sino para
todos los hijos e hijas de Dios. ¿Se cumplen en nosotros(as)? ¿Nos sentimos enviados(as) a dar
la buena noticia a los pobres…? Nuestra comunidad: ¿Es una buena noticia para los pobres?
Jesús vio su vida como el cumplimiento, como la prolongación de aquel anuncio del profeta
Isaías. Y nosotros: ¿Cómo continuamos hoy la misión liberadora de Jesús?
¿Qué significa hoy anunciar la Buena Noticia de liberación en un mundo donde los pobres son
multitudes y muchos están desanimados, desmovilizados, resignados, alienados, y soñando
diariamente con la vida que la telenovela les ofrece cada día?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Señor de la Vida, has suscitado desde el principio de los tiempos, por obra de
tu Espíritu, personas capaces de intuir tu amor liberador por los pobres, y que en Jesús nos das
el modelo perfecto; haz que también nosotros(as) "hoy", en nuestro día a día, demos
cumplimiento al anuncio de los profetas, sintiéndonos enviados a comunicar la Buena Noticia a
los pobres y a las personas que necesitan convertirse a los pobres. AMÈN. Padre Nuestro, que
estás en el cielo…
2. Lucas escribió dos libros: el evangelio y los Hechos de los Apóstoles (1,1-4): Los dos
constituyen una única obra. Cada uno tiene su prólogo, en el que se explica el objetivo del
libro. En el texto de hoy, tenemos el prólogo al Evangelio.
Lucas 1,1: "Muchos se han propuesto componer un relato de los acontecimientos que se han
cumplido entre nosotros". Se trata de dos acontecimientos relacionados con la vida,
enseñanza, pasión, muerte y resurrección de Jesús. Lucas dice que "muchos ya lo intentaron",
lo que es señal de que había muchas tendencias en las comunidades. Cada uno intentaba
presentar su versión sobre las cosas que Jesús hizo y enseñó. Lucas también lo va a hacer.
Lucas 1,2: Lucas no se apoya en ideas propias a la hora de componer su relato. Sigue la
tradición de las comunidades. Hace una investigación de lo que se estaba transmitiendo de
Jesús por aquellos que fueron "testigos oculares y ministros de la Palabra".
Lucas 1,3: Como otros lo hicieron, Lucas también decide "escribir una exposición ordenada
después de haber investigado cuidadosamente todo lo sucedido desde el principio". Quiere
ayudar a sus hermanos y hermanas, que venían del paganismo, a enfrentar y vencer sus
problemas.
Lucas 1,4: Lucas escribe en torno al año 85 y le dedica los dos volúmenes a un amigo llamado
Teófilo (Lc 1,3; Hch 1,1). El nombre Teófilo significa persona que "ama a Dios" o "es amada por
Dios". Probablemente Lucas no se refiere a una persona determinada, sino a los cristianos
convertidos del paganismo, los "temerosos de Dios" o "adoradores de Dios". A partir del año
70, este grupo fue cada vez más numeroso en las comunidades cristianas de las grandes
ciudades del imperio romano. Lucas escribe para ellos: así podrán, como él mismo dice,
comprender la autenticidad de las enseñanzas que han recibido (Lc 1,4). Lucas quiere que las
comunidades comprueben por sí mismos que aquello que aprendieron tiene fundamento en la
historia y en la vida del propio Jesús.
3. El programa de Jesús (4,17-19): Jesús se levanta para hacer la lectura. Escoge el texto de
Isaías que habla de los pobres, presos, ciegos y oprimidos. El texto refleja la situación de la
gente de Galilea en tiempo de Jesús. En nombre de Dios, toma postura en defensa de la vida de
su pueblo y, con las palabras de Isaías, define su misión: anunciar la Buena Noticia a los pobres,
proclamar la liberación a los cautivos, dar la vista a los ciegos y liberar a los oprimidos. Retoma
la antigua tradición de los profetas y proclama "un año de gracia del Señor". ¡Proclama el año
jubilar! El "año jubilar" se celebraba cada cuarenta y nueve años en Israel. Ese año de gracia se
perdonaban las deudas a quienes se habían arruinado, se devolvían las tierras a quienes se
habían visto obligados a venderlas y se liberaba a quienes se habían vendido como esclavos
para pagar sus deudas. No se sabe si en realidad se llevó alguna vez a la práctica este deseo de
un año jubilar, pero se convirtió en símbolo de ese gran ideal de mantener a la sociedad libre
de injusticias y desigualdades insoportables.
INTRODUCCIÓN
Les hacemos llegar vía este medio electrónico, «Guiones de Lectura Orante - San Juan». Son 43
guiones que los llevarán por casi todo el Evangelio en clave de lectura orante. No es una simple
lectura, ni tampoco un estudio. Más que un método de lectura comunitaria de la Biblia, es una
experiencia de encuentro con el Señor, pues, la dinámica interna de los pasos no se agotan en
el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que, partiendo del texto escrito en la Biblia, se
busque el encuentro personal y comunitario con el Señor. De ahí, que la Lectura Orante es una
instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la experiencia original
del escritor sagrado actualizándola en la propia vida. En fin, Lectura Orante «es la Palabra de
Dios escuchada, meditada, rezada y vivida».
Los guiones de lectura orante pretenden cimentar nuestra vida de fe en una práctica constante
de la lectura de la Biblia. Recordemos que La Palabra de Dios se revela «para que nuestros
pueblos tengan vida». La Palabra de Dios nos transforma en discípulos y discípulas del Reino
de Dios, para que nuestros pueblos tengan vida. «Yo vine para que tengan vida y la tengan en
abundancia». (Jn 10,10). Vida significa concretamente: tierra, trabajo, educación, salud,
participación y gozo para todos. El estudio como también lectura orante de la Biblia, tiene
sentido pleno en la construcción de una sociedad donde quepan todos y todas en armonía con
la naturaleza, en la fe de que otro mundo es posible y que es posible construir los sujetos
históricos que lo hagan posible. La lectura orante de la Biblia no es solo para nosotros(as), sino
es para que “el mundo tenga vida…”.
Los Pasos de la " Lectura Orante":
1) Lectura - Escucha: El objetivo de este primer paso es responder a la pregunta, ¿Qué dice el
texto? Se tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su
comunidad. Identificamos también la "palabra o versículo" que nos hable de una manera
personal (nos llamó la atención, nos impresionó más). Esa "Palabra" la llevaremos al terminar
la "lectura orante".
3) Oración: La meta de este tercer momento responde a la pregunta ¿Qué le decimos a Dios,
después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que
hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
Los Guiones de Lectura Orante del Evangelio Según San Juan se han desarrollado para los
grupos pastorales, animadores, movimientos y comunidades que practican la lectura orante en
Chile. Mucha gente los ha aprovechado durante los años litúrgicos, cuando se lee este
evangelio. Están hechos pensando en la lectura orante a nivel comunitario, pero también se
pueden usar a nivel personal. Los guiones son sólo instrumentos para facilitar el diálogo
amoroso con el Señor de la Vida en la "lectura orante".
Indicaciones prácticas:
1. Para acceder a los guiones, llevar el mouse a la parte superior izquierda de la página
donde dice “Classic”. Aparecerá una lista de links. Hacer un "clik" o "doble clik" sobre
"Sidebar". Aparecerá la lista completa de los guiones. Entonces, busquen el texto de San Lucas
que quieren, hagan un "clik" o "doble clik" sobre él, y aparecerá ese Guión en la parte central
de la página. Y así sucesivamente.
2. Para copiarlo, primero hay seleccionar todo el texto. Una vez todo seleccionado, se pulsa
la combinación de teclas CTRL + C o bien, nos situamos sobre la zona de texto seleccionada y
pulsamos con el botón derecho del ratón y seleccionamos la opción Copiar. La que nos sea más
cómoda. En seguida, abrir el nuevo documento en su procesador de texto y pegarlo de dos
modos:
b. Con las opciones del Menú pulsando el botón derecho del ratón y seleccionando la línea
Pegar.
c. Tal vez la copia no aparece totalmente como su formato original en el Blog, pero en pocos
minutos podrán acomodar el guión al tamaño y formato que más le gusta. Para después
imprimir o guardarlo.
Finalmente, quiero agradecer a la animadora bíblica Clotilde León Ibaceta, por su buen consejo
y colaboración en la revisión y corrección de esta publicación.
A propósito, están disponibles los Guiones de Lectura Orante de los otros evangelios. Les invito
a visitar sus páginas:
gbarmasse@gmail.com
«Tenemos que ver con los ojos bien abiertos y con los pies bien puestos en la tierra, pero el
corazón bien lleno de Evangelio y de Dios». (Mons. Oscar Romero)
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FEB
28
Guión N° 43
Juan 21,1-19
1. Oración Inicial: Envíanos Padre bueno tu Espíritu Santo, para que podamos acoger a tu Hijo
que pasa por nuestra historia y así reconocerlo como nuestro hermano y maestro; como el que
ofrece la vida por la humanidad. Danos un corazón abierto para escuchar y comprender tu
Palabra y haznos siempre dispuestos para colaborar en la construcción de tu Reino. AMEN.
Cantar, "Espíritu Santo Ven".
a. Introducción: En el texto de hoy, Jesús Resucitado se presenta a los apóstoles junto al lago
Tiberíades. En el evangelio, Juan nos había hablado ya de dos manifestaciones de Jesús
resucitado. La primera a María Magdalena y la segunda a los discípulos encerrados por miedo a
los dirigentes de los judíos. Tras el supuesto fracaso del Maestro, los discípulos habían vuelto a
su oficio de siempre. Y allí Dios les manifiesta su poder y su gloria, a través del símbolo de la
pesca y de la comida. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 21,1-19: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez..
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Qué pregunta Jesús tres veces a Pedro? ¿Por qué piensa que Pedro se puso triste?
5) Finalmente, ¿Qué le dice a Pedro?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En nuestras vidas hoy: ¿Cómo se nos hace presente Jesús y nos acompaña?
b) Jesús compartió con sus discípulos una comida. ¿Cuál es la cena a que nos invita Jesús para
hacer memoria de su muerte y su Resurrección? ¿Qué importancia tiene en tu vida?
c) Jesús nos dice, “Sígueme”. ¿Quiero responder a su llamada y quiero seguirlo adonde Él me
lleve; cada día, en las cosas pequeñas?
e) “Apacienta mis ovejas…”: ¿Aceptamos la misión que el Señor nos confía? ¿Qué desafíos se
nos presenta? ¿Qué actitudes hay que vivir hoy para anunciar a Jesús?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Reunidos(as) en tu nombre Señor, te pedimos que por la fe, sintamos siempre
en medio de la comunidad la presencia de Jesús resucitado, que parte para nosotros(as) el pan
y el vino y nos explica las Escrituras para fortalecer nuestras vidas y renovar nuestra alegría.
Queremos seguir tus pasos Señor, construyendo el Reino, compartiendo tu presencia,
trabajando por la justicia y anunciando la paz. Seguiremos tus pasos, Señor, contra la injusticia,
la violencia y la muerte, porque descubrimos en ti al Dios de la Vida verdadera, de la Esperanza
y la Paz. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Vengan y coman: Esta vez Jesús se presenta a los discípulos que han retomado su trabajo
diario, la pesca. Juan hace ver que el Señor no es reconocido en el primer contacto, su
Resurrección no aparece como algo obvio para sus discípulos. Pero Jesús está ahí, su cuerpo
lleva las huellas de la muerte a la que fue sometido, se hace presente para revelar que la vida
vence a la muerte. Por eso los invita a comer (vs.12), compartir una comida expresa vida y
fraternidad. Para hacer memoria de su muerte y su Resurrección, pidió también a sus
seguidores, poco antes de ser apresado y crucificado, que se reunieran en una cena, en la
eucaristía. La ausencia del alimento, al que toda persona tiene derecho, va contra el mensaje
de vida plena que nos trae la Resurrección del Señor. El diálogo con Pedro coloca en un
contexto afectuoso el encargo de apacentar a las ovejas (vs.15-19). Las tres preguntas buscan
borrar, desde la raíz, las tres negaciones de Pedro (18,1 5-1 8). Esta vez, arrepentido, el
discípulo afirma su lealtad y amor. La condición para realizar debidamente la tarea pastoral es
amar al Señor. Ella debe ser hecha igualmente con amor por "las ovejas", es decir con respeto
por ellas, con interés por sus propias preocupaciones y necesidades. El trabajo pastoral es un
diálogo, no una imposición de quien todo lo sabe y lo puede. De otro modo no revelaremos al
Dios que nos ama y quiere ser amado.
3. El capítulo 21 del cuarto evangelio fue agregado posteriormente. Es claro que Jn 20,30-31
era la conclusión original. Y es interesante que el capítulo 21 esté centrado en la figura de
Pedro. En todo el evangelio los grandes protagonistas habían sido “el discípulo amado”, los
discípulos en general y especialmente las discípulas, entre ellas, la madre de Jesús y María
Magdalena. La figura de Pedro tiene relieve secundario; más aun, aparece siempre
contrapuesta y subordinada a la del “discípulo amado”. Para Juan lo más importante es ser
discípulo/discípula. Ahora, en el capítulo 21, se afirma a Pedro como pastor a partir de la
inquietante pregunta triple de Jesús resucitado: “Simón, ¿me amas?... “Apacienta mis ovejas”.
Pedro es reconocido como pastor porque ahora cumple la condición de buen discípulo.
Durante la Pasión negó tres veces ser discípulo de Jesús. Ahora el Señor le pide una triple
confesión de su sincero amor como discípulo. Antes que jerárquica, la Iglesia es una comunidad
de discípulos. En la tradición de los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) es una iglesia
fundada y dirigida por los 12 apóstoles, llamados también comúnmente los 12 discípulos. El
capítulo 21 de Juan expresa la armonización de las dos tradiciones: Pedro es reconocido como
pastor, pero bajo la condición de que acepte su definición fundamental como discípulo. Una
vez reconocido como pastor, Jesús le anuncia la clase de muerte con la que glorificaría a Dios:
su crucifixión en Roma. Después el Señor le reiterará su consigna favorita: “sígueme”, es decir,
lo urge formalmente a ser su discípulo.
4. Jesús y Pedro (21,15-23): El redactor de Jn 21 sabe muy bien que el discípulo amado, que es
su maestro, y que las comunidades que él ha fundado, también se hallan incluidas dentro de la
red, formando parte del rebaño que Jesús encomendó a los cuidados de Pedro. No obstante
también sabe, que en las comunidades joánicas, el discípulo amado tiene su luz propia y una
gran autoridad, que puede llegar a crear graves tensiones con Pedro y con otras iglesias. Las
tensiones mencionadas obligan a Pedro a preguntarse sobre la razón de ser de tales
comunidades y el modo de comportarse con ellas. Jesús defiende el camino seguido por el
discípulo amado y sus carismas específicos e indica a Pedro que él debe preocuparse
fundamentalmente de ser fiel a su misión: seguir el camino de la entrega por el rebaño de
Jesús. Las tensiones subyacentes (21,20-23) eran ya una realidad. Parece que siempre habrá
alguna tensión entre la Iglesia oficial, donde reside la autoridad, y las comunidades particulares
animadas por carismas singulares.
5. La pesca milagrosa simboliza la misión de Iglesia. Así se deduce de una serie de rasgos como
la unión del signo con el discurso: Pedro es el pastor de la Iglesia universal; el discípulo amado
tiene su propio carisma. La aparición del Resucitado es presentada sobre el andamiaje de una
pesca milagrosa, que ilumina la promesa que había hecho Jesús a sus discípulos en el momento
de expresar su vocación: "los haré pescadores de personas" (Mc 17; Lc 5,1-11). La resurrección
de Jesús es la que hizo posible la existencia de la comunidad y la misión que le es
encomendada. Se afirma, además, que el éxito de la misión cristiana no depende del esfuerzo
humano, sino de la presencia viva del Señor en ella.
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FEB
28
Guión N° 42
Juan 20,19-31
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
b) Leer el texto: Juan 20,19-31: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para dejar que la Palabra
de Dios impregne el corazón y la mente. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Dónde se encuentran y qué sienten los discípulos? ¿Quién se hace presente, qué dice y
hace?
5) ¿Cuales son las palabras de Jesús a Tomás después de que éste profesa su fe?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) También Cristo nos envía hoy con la fuerza de su Espíritu Santo: ¿Estamos preparados y
dispuestos para aceptar su mandato y a dar la vida por su Reino o aún sentimos miedo?
c) ¿Qué valor tiene el testimonio de Tomás? ¿Cuáles son, si las tenemos, las dudas de
nuestra fe? ¿Cómo las afrontamos? ¿Sabemos expresar las razones de nuestra fe?
d) «Felices los que no han visto, pero creen”: ¿Cuáles son los fundamentos de nuestra fe?
¿Por qué creemos? ¿A qué nos lleva tener fe?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué hacer en concreto para que se
haga realidad?
6. Oración final: Te damos gracias Jesús, Señor de la Vida, que nos has amado y llamado para
ser tus discípulos(as). Gracias por el Espíritu y el mandato de anunciar y testimoniar tu
resurrección, la misericordia del Padre, la salvación y el perdón para toda la humanidad. Haz
que podamos superar nuestros miedos y nuestras indecisiones, afrontar nuestras dudas,
responder a tu llamada y ser constructores de tu Reino. Padre Nuestro que estás en el cielo...
AMÉN.
2. Como el Padre me envió (vs. 21): La Resurrección no se impone como evidencia y las apari-
ciones del resucitado van ganando paulatinamente el corazón de sus discípulos. La fe nos abre
a la presencia resucitada del Señor en medio de los suyos: "los discípulos se alegraron de ver al
Señor" (vs.20). Pero esta presencia y la alegría, su fruto, no son para la contemplación íntima;
son fuerza para la misión. Jesús se presenta en medio de los suyos y les dice: "como el Padre
me envió, también yo los envío" (vs.21). Misión que viene del Padre y de su amor, de su deseo
de perdonar y dar vida (porque 'perdonar es dar vida'), de su preocupación por "reunir a los
hijos dispersos" (11,52). Para ello envía a su Hijo y a su Iglesia y los equipa con la fuerza del
Espíritu, "Señor y dador de vida". El Señor está en medio de su Iglesia para abrirla al mundo,
pero muchas veces la Iglesia tiene miedo de arriesgar su vida y tiende a replegarse en un
aislamiento estéril, sobre todo cuando fuera reina la hostilidad y la muerte. Como lo dice el
texto de hoy, la presencia del Señor se da en medio de una comunidad que se hallaba "con las
puertas cerradas por miedo a los judíos" (vs.19).
3. Jesús y Tomás (20,24-29): El evangelista subraya la identidad del Resucitado con el
Crucificado. El testimonio de los ángeles, los encuentros y apariciones y, en especial, las
exigencias de comprobación por parte de Tomás, son de sumo interés. De ellas se deduce que
el Resucitado y el Crucificado son el mismo, aunque su forma de vida sea diversa. Ambos
aspectos son igualmente importantes. De ahí las exigencias de ver y palpar los agujeros de las
manos y del costado: identidad. De ahí la dificultad en reconocer al Resucitado; creen ver un
fantasma, un viandante, el jardinero: diversidad en su nueva forma de vida. La resurrección de
Jesús no es la vuelta de un cadáver a la vida, sino la plena participación de la vida divina por un
ser humano.
4. “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero… no creeré”
(20,25) Tomás no consigue creer a través de los testigos oculares. Quiere hacer su experiencia.
El evangelio es consciente de la dificultad de cualquiera para creer en la Resurrección
especialmente aquéllos(as) que no han visto al Señor. Tomás es su intérprete. Él está dispuesto
a creer, pero quiere resolver personalmente toda duda, por temor a errar. Jesús no ve en
Tomás a un escéptico indiferente, sino a un hombre en busca de la verdad y lo satisface
plenamente. Es por tanto la ocasión para lanzar una apreciación a hacia los futuros creyentes
(vs. 29).
5. “Señor mío y Dios mío” (20,28): El evangelista intenta también poner de relieve la confesión
adecuada de la fe cristiana al citar las palabras de Tomás: “Señor mío y Dios mío”. Tomás es
presentado como representante de los que no quieren creer sin ver. Vencida su increencia, el
evangelista nos lo presenta como modelo de fe. Son sus palabras las que recogen la auténtica
confesión de la fe cristiana. En sus palabras el evangelio de Juan alcanza su cota más elevada: el
reconocimiento de Jesús como Señor y Dios. Con esta claridad sólo se había hablado en el
prólogo: la Palabra era Dios (1,1). De esta forma todo el evangelio queda "incluido" entre estas
dos afirmaciones o confesiones de fe. El protagonista es el Hijo de Dios, y la fe descubre esta
realidad en un ser humano como nosotros. El es la última y definitiva intervención de Dios en la
historia.
6. “sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo” (20,22): El "soplo" sobre los
discípulos recuerda acciones bíblicas que nos hablan de la nueva creación, de la vida nueva,
por medio del Espíritu. Se ha pensado en Gn 2,7 o en Ez 37. El espíritu del Señor Resucitado
inicia un mundo nuevo, y con el envío de los discípulos a la misión se inaugura un nuevo Israel
que cree en Cristo y testimonia la verdad de la resurrección. El Israel viejo, al que temen los
discípulos, está fuera de donde se reúnen los discípulos (si bien éstos tienen las puertas
cerradas). Será el Espíritu del resucitado el que rompa esas barreras y abra esas puertas para la
misión. En Juan, "Pentecostés" es una consecuencia inmediata de la resurrección del Señor.
Esto, teológicamente, es muy coherente y determinante.
7. Finalidad del evangelio (20,30-31): El evangelio terminaba originariamente con Jn 20,30-31.
Estas palabras tienen una clara forma conclusiva y afirman de forma terminante cuál fue la
finalidad que se propuso el evangelista: llevar a los lectores a la fe en Jesús descubriendo en
sus hechos la flecha indicadora que apunta a su mesianidad y divinidad. La consecuencia de tal
descubrimiento y de la aceptación del mismo es la vida eterna. Además de los siete "signos"
narrados en el libro que lleva su nombre, en el mismo evangelio se nos cuentan otros, como el
lavatorio los pies. Al terminar su relato, el evangelio nos dice que Jesús hizo muchos más. Lo
importante para el lector es entenderlos como signos que son, es decir, como acciones
“significativas" que nos obligan a pensar en las realidades trascendentes de las que los hechos
son únicamente un punto de referencia.
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FEB
28
Guión Nº 41
Juan 20,19-23
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu santo. Que tu palabra nos oriente a fin de que
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar al pueblo que Tú estás vivo
en medio de nosotros(as) como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El Señor resucitado cumple la promesa de volver con sus discípulos (Jn 14,18;
16,16) y de enviarles el Espíritu (14,26). La situación de los discípulos, encerrados por miedo a
los judíos, refleja la actitud de la comunidad de Juan, que temerosa ante un mundo hostil, vive
la tentación de refugiarse en la pieza, en su propio círculo. Jesús, sin embargo los envía al
mundo para que sean testigos suyos y del Padre. Abramos nuestros corazones a escuchar la
Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 20,19-23: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿En qué situación humana se encontraban los discípulos? ¿Qué les dice Jesús?
4) A continuación, ¿Qué les dice Jesús y qué gesto realiza? ¿Cuáles son las palabras que
acompañan ese gesto?
5) ¿Cuáles son las características de la misión que los discípulos reciben de parte de Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¡Jesús insiste en la paz y lo repite muchas veces! Hoy lo que más falta a la humanidad es la
paz: rehacer los pedazos de la vida desintegrados, reconstruir las relaciones humanas, rotas a
causa de las injusticias que se cometen y por tantos otros motivos: ¿Qué pasos podemos dar
para ayudar a reconstruir la paz y las relaciones quebrantadas entre las personas?
b) A veces nos resulta más seguro y cómodo quedarnos instalados dónde estamos, sin
embargo Jesús nos dice, “...los envío a ustedes” y nos da la fuerza de su Espíritu Santo: ¿Qué
debemos hacer entonces para ser una comunidad misionera?
c) Una comunidad sin perdón y sin reconciliación, no es una comunidad cristiana. ¿Qué nos
falta al respecto? ¿Cómo ser signos de reconciliación en nuestra familia, nuestro barrio, nuestra
sociedad?
d) ¿Qué significado tiene saber que contamos con la fuerza del Espíritu Santo para la misión?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu Santo ilumine nuestras acciones y nos comunique la
fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros(as) como María, tu
Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
5. La acción del Espíritu Santo en el evangelio de Juan: La lengua hebraica usa la misma
palabra para decir viento y espíritu. El viento tiene en sí una meta, una dirección: viento del
Norte, viento del Sur. Así también el Espíritu de Dios (el viento de Dios) tiene en sí una meta, un
proyecto que se manifiesta de muchos modos en las obras que el Espíritu de Dios cumple en la
creación, en la historia y sobre todo en Jesús. La gran Promesa del Espíritu está presente en los
profetas: la vista de los huesos secos que se revisten de vida, gracias a la fuerza del Espíritu de
Dios (Ez 37,1-14); la efusión del Espíritu de Dios sobre todas las gentes (Jl 3,1-5); la visión del
Mesías Siervo que será ungido por el Espíritu para restablecer el derecho sobre la tierra y para
anunciar la buena noticia a los pobres (Is 11,1-9; 42,1; 44,1-3; 61,1-3). Los profetas entrevén un
futuro en el cual el pueblo de Dios renace gracias a la efusión del Espíritu (Ez 36,26-27; Sl
51,12; cf. Is 32,15-20). En el evangelio de Juan estas profecías se cumplen en Jesús. Como
sucede en la creación (Gen 1,1), así el Espíritu aparece y desciende sobre Jesús «bajo forma de
una paloma venida del cielo» (1,32). ¡Es el comienzo de la nueva creación! Jesús pronuncia las
palabras de Dios y nos comunica el Espíritu, con abundancia (3,34). Sus palabras son Espíritu y
vida (6,63). Cuando Jesús se despide, dice que enviará otro consolador, otro defensor que
estará con nosotros(as). Es el Espíritu Santo (14,16-17). Por su pasión, muerte y resurrección,
Jesús conquista para nosotros(as) el don del Espíritu. Cuando aparece a los Apóstoles sopló
sobre ellos y dijo: «Reciban el Espíritu Santo» (20,22) El primer efecto de la acción del Espíritu
Santo en nosotros es la reconciliación: «A quienes le perdonan los pecados les quedan
perdonados y a quienes se los retengan les quedan retenidos» (20,23). Mediante el bautismo
todos(as) recibimos este mismo Espíritu de Jesús (1,33). El Espíritu es como el agua que brota
de lo íntimo de las personas que creen en Jesús (7,37-39; 4,14). El Espíritu se nos da para poder
recordar y entender el pleno significado de las palabras de Jesús (14,26; 16,12-13). Animados
por el Espíritu de Jesús podemos adorar a Dios en cualquier lugar (4,23-24). Aquí se vive la
libertad del Espíritu. «Donde está el Espíritu del Señor, hay libertad», confirma San Pablo (2 Cor
3,17).
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FEB
28
Guión Nº 40
Juan 20,10-18
1. Oración Inicial: Señor Jesucristo, hoy tu luz resplandece como fuente de vida y de gozo.
Danos tu Espíritu para leer y comprender tu Palabra. Danos tu amor y verdad para que
sepamos también descubrir e interpretar, a la luz de tu Palabra, los signos de tu vida divina
presente en nuestra historia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Para Juan, pasión y resurrección son las dos caras de la misma moneda. Con la
muerte de Jesús parece terminar su historia, sus promesas y pretensiones. Pero no fue éste el
desenlace final: contra toda esperanza humana, sus discípulos empiezan a proclamar: "¡Ha
resucitado!". La primera persona a quien se manifestó el Resucitado fue, según el evangelio de
Juan, una mujer: María Magdalena. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de
Dios.
b. Leer el texto: Juan 20,10-18: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué pasos podríamos dar para que las mujeres sean más valoradas y tengan una mayor
presencia en nuestra comunidad, en nuestra parroquia, en nuestra Iglesia?
c) Para Juan, ver, creer y dar testimonio son tres acciones que deben ir íntimamente unidas
en la vida de todo discípulo(a): ¿Cómo vivimos estas tres acciones? ¿Qué más nos falta vivir?
e) ¿Qué hacen las personas de nuestra comunidad para buscar y anunciar la presencia del
Resucitado entre nosotros? Enumerar hechos concretos que representen vida o pequeñas
conquistas de la comunidad.
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor de la vida, te damos gracias porque nos llenas de gozo con ocasión de la
Resurrección de Jesucristo. Ayúdanos para que, renovados(as) por la gran alegría
experimentada por la comunidad, trabajemos siempre por vencer los signos de la muerte y
hacer crecer la vida, hasta que experimentemos la plenitud del Reino de Dios. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. Contexto: El capítulo 20 del evangelio de Juan relata varias apariciones de Jesús Resucitado a
sus discípulos. A través de todas ellas se nos describe la progresiva profundización en la fe de
los primeros testigos. Para ellos no fue fácil pasar del escándalo de la cruz a la fe en la resu-
rrección. Les costó ver, comprender y creer. Pedro, María Magdalena o Tomás son ejemplos de
lo que estaba ocurriendo en la comunidad cristiana tras la muerte de Jesús. Sus esperanzas
frente a Jesús, el Mesías, habían quedado en la cruz y habían sido, con Él, sepultadas. En su
oscuridad, buscaban una respuesta, y sólo con la presencia del Resucitado vieron la luz. Un
estallido de alegría recorre los capítulos finales del evangelio de Juan: ¡El Señor ha resucitado!
Junto a este gozo, el mismo Jesús despierta un compromiso en el interior de los discípulos,
hombres y mujeres, que les hace exclamar: "Nosotros lo hemos visto, somos testigos". Su
testimonio brota del reencuentro con el Resucitado, de descubrirle vivo, algo que no fue
sencillo para los seguidores de Jesús, porque tuvieron que comprender que su presencia era
diferente aunque seguía siendo Él mismo.
3. María Magdalena (20,10-18): Este episodio contado por el evangelio de Juan, es propio suyo:
Marcos lo sintetiza en un par de versículos. (Mc 16,9s) y los otros dos sinópticos lo desconocen.
Esto nos ofrece una buena base para afirmar que este relato supone una tradición o fuente de
información que utiliza el Evangelio de Juan en los relatos de la pasión y que es propio suyo. La
tradición común presenta a la Magdalena, junto con otras mujeres, en el sepulcro (Mc 16,1 y
par.). Es importante afirmar que en todos los relatos es la primera de la lista, pero nunca
aparece separada del grupo, nunca actúa sola. La escena narrada por Juan gira en torne a la
preocupación de la Magdalena por la desaparición del cadáver de Jesús. Ella misma lo repite
tres veces (20,2.13.15). Evidentemente, para el lector esto es una referencia o afirmación
implícita de la resurrección de Jesús. Ella se preocupa porque ha desaparecido lo que buscaba:
el cadáver. Sólo la fe puede encontrar al Resucitado. Cuando Jesús pronuncia su nombre, ella le
reconoce. La evocación del pasado une al Cristo de la fe con el Jesús de la historia. Surge
entonces en María la fe verdadera.
Cuando, en el evangelio de Mateo (Mt 28,9) las dos Marías reconocieron a Jesús se echaron a
sus pies y le adoraron. El no me retengas más del evangelio de Juan (Jn 20,17) puede traducirse
por "deja ya de tocarme". Y en la misma línea debe verse la explicación que da Jesús, porque
todavía no he subido a mi Padre. Se está diciendo a la Magdalena, y a los lectores del
evangelio, que las relaciones con el Maestro, a partir de ahora, no podrán continuar siendo
como antes. Se excluye el contacto físico, material, espacial, temporal. Comienza un tipo nuevo
de relaciones que serán distintas y de mayor intimidad, expresadas en el evangelio de Juan
mediante la fórmula de la inmanencia mutua: yo en ustedes y ustedes en mí. En el evangelio
de Juan las apariciones son como la escenificación de estas relaciones nuevas que se inician en
la pascua. Es esencial a las apariciones del Resucitado el encargo de misión. En nuestro caso, el
encargo a la Magdalena consistió en que comunicase a sus hermanos que subía al Padre y al
Dios común. La expresión es interesante en sí misma: voy a mi Padre, que es también su Padre;
es el Hijo quien introduce a los discípulos en una relación nueva con el Padre (1,12). La
paternidad de Dios no es un hecho natural, sino un privilegio concedido a los discípulos (16,27;
14,21.23).
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FEB
28
Guión N° 39
Juan 20,1-9
1. Oración Inicial: Señor Jesucristo, luz del mundo, fuente de vida y de gozo, danos tu Espíritu
de amor y de verdad para que, como María Magdalena, Pedro y Juan, sepamos descubrir e
interpretar a la luz de la Palabra los signos de tu vida presente en nuestro mundo y acogerlos
con fe para vivir siempre en el gozo de tu presencia aún cuando todo parezca rodeado de las
tinieblas de la tristeza y del mal. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Vamos a leer el texto en el que el evangelista, por medio de la visita de los dos
discípulos al sepulcro vacío y de la aparición a María Magdalena, trata de comunicar a los
lectores y a las lectoras el sentido de la fe en la resurrección. Durante la lectura, tratemos de
prestar atención a los detalles del relato. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de
Dios.
b. Leer el texto: Juan 20,1-9: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Quién fue la primera persona en llegar a la tumba de Jesús? ¿Qué día fue? ¿Qué hace?
4) ¿Qué hizo Pedro al llegar? ¿Qué pasó con el discípulo amado cuando entró al sepulcro
vacío?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Para dar testimonio no basta saber que Jesús ha resucitado, hay que experimentarlo
presente. Cada uno(a) relata, ¿Cuál es su experiencia de encuentro personal con el Señor
Resucitado? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
b) De la muerte brota la vida. El pueblo hoy vive situaciones de muerte cotidianas (cesantía,
salarios bajos, situaciones de corrupción, violencia e injusticia). El Dios de la Vida nos invita a
ser testigos de la Resurrección. ¿Cómo podemos ser testigos del proyecto del Reino en el lugar
que nos toca vivir y trabajar? ¿Cómo celebrar el gozo pascual en medio del sufrimiento
humano?
c) El Discípulo Amado “vio y creyó”: ¿Qué es lo que nos lleva a creer que Jesús está vivo, que
está presente entre nosotros, hoy, dando vida nueva a los pobres?
d) ¿Hemos pasado ya por una experiencia de pérdida o de muerte? ¿Qué es lo que nos ha
dado nueva vida o nos ha devuelto la esperanza y alegría de vivir?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué hacer en concreto para que se
haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
“Hemos visto al Señor”
6. Oración final: Señor de la vida, que nos llenas de gozo con ocasión de las fiestas anuales de
Pascua. Ayúdanos para que, renovados por la gran alegría experimentada por la comunidad,
trabajemos siempre por vencer los signos de la muerte. Haz de nosotros testigos convencidos
del triunfo final del Amor y de la Vida. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
4. De todas las mujeres presentes en la tumba en los otros evangelios, sólo María Magdalena
aparece en Juan. Tuvo el valor de quedarse con Jesús hasta la hora de su muerte en la cruz
(19,25). A la noticia de la Magdalena que ve el sepulcro vacío, Pedro y el Discípulo Amado van
al sepulcro. El evangelio nos comunica algo extraño: el "otro discípulo (discípulo amado)" corría
más que Pedro y llegó primero al sepulcro, pero no entró. Pedro miró adentro y vio los lienzos
en el suelo. El discípulo amado, tras haber entrado, vio también el sudario enrollado en un lado
y el evangelio dice: "¡Vio y creyó!" Pero no nos dice nada de la reacción de Pedro que había
entrado primero en el sepulcro vacío. Al final, el evangelio añade esta frase: "Aún no habían
comprendido la Escritura, según la cual Jesús debía resucitar de entre los muertos" (20,9). Esto
significa que el Antiguo Testamento no comunica por sí sólo la comprensión total de lo que
encierra. La luz para entender el verdadero sentido del Antiguo Testamento se ve en el preciso
momento en que el Discípulo Amado "vio y creyó". El sepulcro vacío fue para él, y únicamente
para él, un "signo". Su experiencia de la resurrección fue como una luz que entró en los ojos de
los discípulos y de las discípulas y les reveló el sentido total y completo del Antiguo
Testamento. Y es la luz en los ojos la que libera el sentido de las palabras del Antiguo
Testamento.
5. El Nuevo Rostro de Dios: El encuentro con Jesús, lleno de vida después de su ejecución,
transformó totalmente a sus discípulos(as). Lo empezaron a ver todo de manera nueva. Dios
era el resucitador de Jesús. Los seres humanos podrán destruir la vida de mil maneras, pero si
Dios ha resucitado a Jesús, esto significa que sólo quiere la vida para su pueblo. No estamos
solos ni perdidos ante la muerte. Podemos contar con un Padre que, por encima de todo,
incluso por encima de la muerte, quiere vernos llenos de vida. En adelante, sólo hay una
manera cristiana de vivir. Se resume así: poner vida donde otros ponen muerte. Si Dios ha
resucitado a Jesús, quiere decir que es verdad: «felices los pobres porque le tienen a Dios». La
última palabra no la tiene Tiberio ni Pilatos, la última decisión no es de Caifás ni de Anás. Dios
es el último defensor de los que no interesan a nadie. Sólo hay una manera de parecerse a él:
defender a los pequeños e indefensos. Dios resucita a los crucificados. Dios ha reaccionado
frente a la injusticia criminal de quienes han crucificado a Jesús. Si lo ha resucitado es porque
quiere introducir justicia por encima de tanto abuso y crueldad como se comete en el mundo.
Dios no está del lado de los que crucifican, está con los crucificados. Sólo hay una manera de
imitarlo: estar siempre junto a los que sufren, luchar siempre contra los que hacen sufrir.
FEB
28
Guión Nº 38
Juan 19,25-37
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: El evangelio de Juan nos sitúa junto a la cruz de Jesús, en el mismo lugar donde
estaban su madre y el discípulo amado. Desde allí, el evangelista nos invita a mirar al
Traspasado con los ojos de la fe. Esa mirada creyente nos ayudará a comprender que sus heri-
das nos han curado; que, más allá de las apariencias, el Crucificado es el Glorificado; que su
muerte no es la demostración de su fracaso, sino el signo de su victoria; que su corazón abierto
es la señal más grande de su amor por nosotros. Abramos nuestros corazones a escuchar la
Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 19,25-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Quiénes estaban junto a la cruz de Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Al contemplar al Crucificado con los ojos de la fe, hemos descubierto que su sufrimiento no
ha sido inútil. Su sacrificio es fuente de vida para todos. De su corazón herido brota el Espíritu
que renueva la humanidad. Comentar.
b) Nuestro mundo hoy: ¿Tenemos la impresión de que sigue siendo "un calvario"?
c) Las heridas, llagas, y corazones desgarrados de nuestros hermanos y hermanas que sufren
pueden ser el lugar en el que Dios nos dé a beber del agua de la vida: ¿Qué podemos hacer
para vivir nuestro sufrimiento desde la esperanza y no desde el desánimo? ¿De qué manera
deberíamos acercarnos a los "crucificados'' y "traspasados'' de nuestro mundo? ¿Cómo
podemos ofrecerles consuelo y animarles a seguir luchando?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, danos una vida nueva. Desata las actitudes y situaciones de pecado que
nos amarran. Ayúdanos a cambiar para caminar en tus huellas y ser instrumentos de tu amor,
de tu justicia y de tu paz en nuestras familias, comunidades, ambientes de trabajo y en todas
partes. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. La Pasión según San Juan: El relato de la pasión es sin duda la parte de la historia de Jesús en
la que el evangelio de Juan presenta más semejanzas con los otros tres evangelios. Pero basta
una lectura detenida para darse cuenta de que las diferencias entre ellos son también muy
notables. En primer lugar ciertos episodios significativos que aparecen en Marcos, Mateo y
Lucas son omitidos por el cuarto evangelio. Entre ellos cabe destacar la agonía de Jesús en
Getsemaní (lee Jn 12,27) y el juicio ante el sanedrín por parte de las autoridades judías. Por
otro lado, algunas escenas de los sinópticos han sido profundamente modificadas. Así, por
ejemplo, en la del prendimiento destaca la autoridad y la majestad con la que Jesús se enfrenta
a los que vienen a detenerle ("Yo soy"). Llama también la atención que el juicio ante Pilato es
mucho más detallado que en el resto de los evangelios.
3. Mirar la pasión de Jesús con ojos nuevos: Esta rápida comparación nos demuestra que el
autor del cuarto evangelio quiere ofrecemos su particular visión de la pasión del Señor. Para
eso utiliza un riquísimo simbolismo que es necesario descifrar e interpretar. Lo que pretende
no es tanto informarnos con exactitud de lo que pasó, sino mostrarnos el profundo significado
de los acontecimientos que narra. Aunque el evangelio de Juan y los sinópticos hablen de los
mismos hechos, Juan los contempla desde una perspectiva diferente. Los mira con ojos nuevos.
Una de las cosas que más llama la atención en su relato es que Jesús está plenamente
consciente de lo que se le viene encima y sabe siempre aquello que va a ocurrir (18,4). Es Él
quien domina en todo momento la situación. Nada le pilla por sorpresa. No son los
acontecimientos los que deciden el destino de Jesús. Es Jesús quien maneja los hilos de la
acción. No hay sitio para la improvisación. Todo sucede para que se cumpla lo que estaba
planeado de antemano y Él había anunciado con anterioridad (18,9.32). Se diría que el
calendario de la pasión está fijado con mucha antelación. Desde el principio del evangelio se
habla de la "hora" de Jesús como de algo que tendrá lugar en el momento oportuno (Jn 2,4). Es
la hora de la muerte, que pende sobre su cabeza como una sentencia inapelable. Pero mientras
llega, Jesús estará a salvo y nadie se atreverá a hacerle mal (7,30; 8,20). No son los hombres los
que fijan los plazos para ejecutar esa sentencia. Precisamente por eso, sorprende aún más la
inquebrantable decisión de Jesús de llegar hasta el final. Todo se explica si caemos en la cuenta
de que la libertad con la que se entrega a la pasión es fruto de su obediencia al Padre. Jesús no
quiere otra cosa sino hacer la voluntad del que le ha enviado. Esa voluntad, que Él conoce
perfectamente porque está unido a Dios, pasa misteriosamente por la cruz. Por eso Jesús
acepta beber la copa que el Padre le ha preparado (18,11). La actitud de Jesús ante su muerte
no es la de una víctima resignada frente a la fatalidad, sino la de quien acepta con plena
libertad un destino plenamente asumido por amor (13,1). En la "Pasión según San Juan", todo
está envuelto en un clima de serenidad. La solemnidad con la que se suceden los aconteci-
mientos no parece cuadrar con el dramatismo de la situación. En general, podemos afirmar
que el cuarto evangelio ha suavizado los aspectos más angustiosos o vergonzosos del relato.
Pero, aunque se resalte la divinidad de Jesús, eso no significa que no se tome en serio su
muerte o que su verdadera humanidad se ponga en duda. Al contrario, seguramente no hay
otro evangelio que se esfuerce tanto en mostrar que Jesús murió realmente, a pesar de ser el
Hijo de Dios. De todas maneras, lo que está en primer plano no es la tragedia humana que
supone el fin de la vida, sino el don libre y plenamente consciente que hace Jesús de la suya. Su
grito final en la cruz no demuestra sentimiento de desamparo, como en Marcos o Mateo (Mt
27,46; Me 15,34), sino la convicción plena de haber cumplido totalmente la voluntad del Padre.
4. Pasión y Gloria, las dos caras de una misma moneda: La muerte de Jesús no significa el
fracaso de su misión. Es la demostración de que la obra de la salvación ha sido plenamente
realizada. Es el signo de su victoria. Por eso, el autor del cuarto evangelio quiere mostrar con
toda claridad que el Crucificado es también el Glorificado (13,31-32; 17,1). Que la elevación de
Jesús en la cruz revela su exaltación definitiva al lado del Padre (8,28). La hora de la pasión es al
mismo tiempo la hora de la glorificación (12,23; 17,1-5). Es la hora en la que Jesús abandona
voluntariamente este mundo para volver al Padre que le había enviado (13,1). Es la hora en la
que va a revelarse la fecundidad de su entrega: la hora del triunfo definitivo sobre la muerte.
Como un experto dramaturgo, el autor del cuarto evangelio ha sabido superponer
magistralmente los planos y combinar escenas que en otros escritos del Nuevo Testamento
aparecen separados en el tiempo. Anticipando los acontecimientos, ha logrado que el Jesús
crucificado sea a la vez contemplado como el Cristo resucitado que entrega el Espíritu. Por eso
la cruz ya no es vista como un patíbulo, sino como un trono desde el que Jesús reina (19,19).
Desde esta situación aparentemente vergonzosa, pero realmente gloriosa para los que miran
con los ojos de la fe, Jesús atrae hacia sí a todos los que creen en Él y les comunica la vida
eterna simbolizada en el río de agua y sangre que brota de su costado abierto (3,14-15; 12,32-
34).
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FEB
28
Guión N° 37
Juan 18,33-37
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El juicio de Jesús tiene lugar en el palacio donde reside el prefecto romano
cuando viene a Jerusalén. Acaba de amanecer. Pilato ocupa la sede desde la que dicta sus
sentencias. Jesús comparece maniatado como un delincuente. Allí están frente a frente: el
representante del imperio más poderoso y el profeta del reino de Dios. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 18,33-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
2) ¿Qué preguntas hace Pilato a Jesús? ¿Cuál es la actitud de Pilato y qué le preocupa?
3) ¿Qué responde finalmente Jesús a la pregunta si es Rey o no? ¿En qué consiste su realeza?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Frente a las palabras, «mi reinado no es de este mundo», algunas personas desconectan a
Jesús y su evangelio de todo compromiso y contacto con el orden temporal, de la realidad
concreta que vivimos, y lo transfiere a un mundo sólo «espiritual». ¿Está bien pensar así?
Jesús se presenta como «Testigo de la Verdad»: El(la) seguidor(a) de Jesús es «testigo»: ¿Cómo
somos testigos de Jesús en nuestra comunidad? ¿Nuestro rostro se parece al de Jesús, y
nuestra vida recuerda a la suya?
Jesús habló y luchó por el Reino de Dios. Por esta causa se entregó incondicionalmente. ¿Se
podría pensar tal vez en un título más adecuado que «Cristo Rey»? ¿Podría ser el de «Cristo,
luchador por la Causa del Reino»? Comentar.
La frase final del texto dice: «… escucha mi voz», Nosotros(as) estamos absortos en miles de
trabajos y cosas: ¿A dónde dirigimos nuestros oídos? ¿A quién atendemos y escuchamos?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad en nuestra vida?
6. Oración final: Buen Jesús, tú eres rey de la Justicia, que cambia la sociedad y subvierte los
valores del mundo, que observa la dignidad de las personas y quiere la igualdad. Tú eres rey de
la Paz, que es compromiso por la vida y lucha por la justicia. Tú eres rey, buen Jesús, Señor del
Reino que amanece, como esperanza, utopía y horizonte allí donde nace una nueva manera de
vivir sencillamente en el amor. Tú lo has dicho: «Yo soy Rey». AMÈN. Padre Nuestro, que estás
en el cielo…
2. El contexto: Estos pocos versículos nos ayudan a entrar más profundamente todavía en el
relato de la Pasión y nos conducen casi hasta la intimidad de Jesús, en un lugar cerrado,
apartado, donde Él se encuentra solo, cara a cara con Pilato: el pretorio. Aquí es interrogado,
responde, pregunta, continúa revelando su misterio de salvación y a llamarnos para Él. Aquí
Jesús se muestra como rey y como pastor. Aquí está atado y coronado en su condena a muerte,
aquí Él nos conduce a las verdes praderas de sus palabras de verdad. El pasaje forma parte de
una sección algo más amplia, comprendida entre los versículos 28-40 y relata el proceso de
Jesús ante el Gobernador. Después de una noche de interrogatorios, de golpes, desprecios y
traiciones, Jesús es entregado al poder romano y condenado a muerte, pero precisamente en
esta muerte, Él se revela Rey y Señor, Aquel que ha venido a dar la vida, justo por injustos,
inocente por nosotros(as) pecadores.
3. «Mi reino no es de este mundo»: Jesús no es rey al estilo que Pilato puede imaginar. No
pretende disputar a Tiberio su poder imperial. Jesús no pertenece a ese sistema en el que se
mueve el prefecto de Roma, sostenido por la injusticia y la mentira. No se apoya en la fuerza de
las armas. No pertenece a ningún sistema injusto de este mundo. No pretende ocupar ningún
trono. No busca poder ni dinero. Tiene un fundamento completamente diferente. Su realeza
proviene del amor de Dios al mundo. Pero añade a continuación algo muy importante: «Soy
rey...y he venido al mundo para ser testigo de la verdad». Es en este mundo donde quiere
ejercer su realeza, pero de una forma sorprendente. No viene a gobernar como Tiberio sino a
ser «testigo de la verdad» introduciendo el amor y la justicia de Dios en la historia humana.
Esta verdad que Jesús trae consigo no es una doctrina teórica. Es una llamada que puede
transformar la vida de las personas. Ser fieles al Evangelio de Jesús es una experiencia única
pues lleva a conocer una verdad liberadora, capaz de hacer nuestra vida más humana. Es fácil
caer en la tentación de interpretar la afirmación «mi Reino no es de este mundo», como
referida a un Reino que se sitúa exclusivamente en un plano religioso y espiritual, sin o con
poca incidencia en el campo temporal, en el terreno de la historia concreta. Pero ello no
corresponde al conjunto del Evangelio. Un texto anterior del propio Juan nos puede ayudar a
comprender el nuestro. En el capítulo ocho, en medio de una dura polémica con los fariseos,
Jesús les dice: «yo no soy de este mundo» (v.23). Los términos en la lengua original, el griego,
son exclusivamente los mismos. Hay una distancia e incluso una ruptura y Jesús la quiere hacer
notar; pero ella no está entre lo religioso y lo temporal, sino entre la dominación y el servicio.
El Reino de Jesús no es como el que Pilato conoce, un Reino de arbitrariedad, privilegios y
dominación; su Reino es de amor, libertad, justicia y servicio.
4. Jesús, el Rey atado y entregado: La «entrega del Cristo» es una realidad teológica, pero al
mismo tiempo vital, de extrema importancia, porque nos conduce a lo largo de un camino de
sabiduría muy fuerte. Puede ser útil recorrerlo, buscándolo en los signos a través de las páginas
de la Escritura. Ante todo, parece que es el mismo Padre quien entrega a su Hijo Jesús, como
un don para todos(as). Romanos 8,32 dice: «Dios, que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos ha de dar con Él todas las cosas?» Al mismo
tiempo, sin embargo, es Jesús mismo, en la suprema libertad de su amor, en íntima unión con
la voluntad del Padre, quien se entrega por nosotros(as), quien ofrece su vida; dice San Pablo:
«Cristo nos ha amado y se ha entregado a sí mismo por nosotros». (Ef 5,2.25). Pero también
están estas palabras de Jesús: «Yo ofrezco mi vida por las ovejas; ninguno me la quita, sino que
yo la ofrezco por mi mismo». (Jn 10,18). Por tanto, antes de toda otra entrega, está esta
entrega voluntaria, que es solamente entrega de amor y de donación.
6. El (la) seguidor(a) de Jesús es «testigo». Hemos venido tras las huellas de Jesús para ser
discípulos(as). El quehacer es vivir la verdad del evangelio y comunicar la experiencia de Jesús
que está cambiando nuestra vida. Vive convirtiéndose a Jesús, contagia la atracción que siente
por él, ayuda a mirar hacia el evangelio, pone en todas partes la verdad de Jesús. La Iglesia
atraerá a la gente cuando vean que nuestro rostro se parece al de Jesús, y que nuestra vida
recuerda a la suya.
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FEB
28
Guión Nº 36
Juan 17,20-23
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Envía tu Espíritu Santo y
despierta nuestra inteligencia, para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos
saborearla y comprenderla. Que tus palabras sean para nosotros la luz que nos guíe por los
caminos de la justicia y de la verdad. Habla, Señor, te escuchamos y deseamos poner en
práctica tu Palabra, porque tus palabras son vida, gozo, justicia, y paz. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Jesús habla de la unión de sus discípulos con Él. Para que puedan dar frutos
han de ser como los sarmientos que están unidos a la vid. Uno de los frutos de esta unión con
Jesús es la unión entre nosotros(as). Hoy vamos a centrar nuestra atención en un pasaje muy
breve en el que Jesús ora por nosotros al Padre, y le pide que nos conceda esta unión. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 17,20-23: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué es lo que pide para ellos? ¿Cómo describe la unión que debe tener la comunidad?
4) ¿De dónde deben sacar los discípulos la fuerza para estar unidos? ¿Cuáles son los frutos
que producirá esta unión?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) Para nuestra vida: ¿Qué aprendemos de la unión entre Jesús y el Padre?¿Cómo trabajar
por la armonía y la unidad?
d) ¿Cómo debemos actuar ante la oposición con que a veces nos encontramos?
e) La unidad es un don de Dios, algo que difícilmente podemos conseguir sólo con nuestras
propias fuerzas. Comentar.
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. Los cristianos en medio del mundo: Es probable que al leer la oración de Jesús (Juan 17) nos
haya sorprendido el acento tan negativo que pone cuando habla del mundo. En ella se dice que
Jesús y sus discípulos no pertenecen al mundo, y Jesús llega incluso a afirmar que no ora por el
mundo (17,9). También en otros pasajes del evangelio de Juan aparece una imagen negativa
del mundo, sobre todo en los discursos de despedida, cuando Jesús dice a sus discípulos que el
mundo los odiará (15,18), y se alegrará al verlos sufrir (16,20). Al leer estas cosas en el
evangelio tal vez nos hayamos planteado preguntas como éstas: ¿Acaso nosotros no estamos
en el mundo? ¿Es todo malo en el mundo? ¿Cuál es la misión de los cristianos en el mundo?
¿El mundo nos odia?
3. Diversas formas de entender el mundo: Las afirmaciones del evangelio que acabamos de
mencionar nos recuerdan a quienes somos mayores, algo que aprendimos de pequeños: que el
mundo era uno de los tres enemigos del alma. Sin embargo, el Concilio Vaticano II nos ha
hablado del mundo con un tono más positivo y cercano. Nos ha dicho que "los gozos y las espe-
ranzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo... son a la vez gozos y
esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo" (Gaudium et Spes N° 1). El Concilio
nos ha enseñado a ver el mundo con nuevos ojos, a sentirnos parte de él, a escuchar la
llamada, para transformarlo según el Evangelio. Estas dos maneras de ver el mundo han creado
mucho desconcierto entre nosotros en los últimos años, y gran parte de la confusión se debe al
hecho de que no siempre queremos decir lo mismo cuando hablamos del "mundo". En la
oración de Jesús, lo mismo que en la vieja enseñanza del catecismo, el "mundo" es la parte de
la creación que se opone a Dios, que le niega conscientemente y va en contra de su proyecto
de amor. El evangelio de Juan se refiere a esta realidad con una expresión más precisa cuando
habla del "pecado del mundo" (1,29). Pero este "mundo" es en realidad sólo una parte o una
dimensión del MUNDO, con mayúsculas, el que Dios creó, y en el que se expresó a sí mismo y
su proyecto de amor (1,10). En cuánto creación de Dios, el mundo es bueno. A este mundo es
al que se refiere el Concilio y también el evangelio de Juan en muchos otros pasajes.
4. Dios ama al mundo: No con un amor cualquiera, sino con un amor apasionado. Un amor que
le llevó a entregarse a sí mismo en su Hijo. Estas palabras de Jesús a Nicodemo expresan de
forma sencilla la hondura y la pasión de este amor de Dios hacia el mundo: "Tanto amó Dios al
mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él tenga vida eterna" (3,16). Y
la prueba de este amor es que "no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo
por medio de Él" (3,17). Jesús no es el Juez del mundo, sino el Salvador del mundo, como
acaban reconociendo los samaritanos después de conocerle personalmente (4,42). Jesús no ha
venido a enfrentarse al mundo, sino a ofrecerse por él; por eso se ha entregado, para que el
mundo tenga vida (6,51). Tampoco ha venido a hacer más intensas las tinieblas que a veces lo
envuelven, sino a iluminarlo, porque Él es "la luz del mundo" (8,12; 9,5) y ha venido para que
vean los que no ven (9,39). El proyecto de Dios sobre el mundo es, pues, un proyecto de amor;
y la misión de Jesús es llevar a cabo ese proyecto ofreciendo al mundo la salvación, la vida, la
luz.
5. Presencia del amor de Dios en medio del mundo: Los discípulos de Jesús continuamos la
misión que el Padre le encomendó. Él nos ha enviado al mundo, lo mismo que el Padre le envió
a Él (17,18), para que amemos al mundo, para que le ofrezcamos en nombre suyo la luz y la
salvación, para que nos entreguemos a Él hasta el final. Es verdad que al unirnos a Jesús, como
los sarmientos a la vid, renunciamos a esa parte del mundo que se opone al proyecto de Dios, y
puede decirse que en cierto modo ya no somos del mundo (17,16), pero nunca podremos decir
que nuestra misión sea condenar al mundo o desentendernos de él. Ésta ha sido y es la
tentación de algunos grupos cristianos. Pero el Concilio nos ha recordado que los seguidores de
Jesús debemos estar en la entraña del mundo como la levadura en medio de la masa, como la
sal en los alimentos, como la luz que ilumina la casa. Desde dentro y con un amor apasionado
estamos llamados a transformar este mundo a través del compromiso político, social, laboral,
en la familia, en el barrio, en nuestro pueblo o nuestra ciudad. El reinado de Dios que Jesús
predicó no tiene como destinatario a la Iglesia, sino al mundo; porque el mismo Dios que creó
este mundo a su imagen y semejanza, es el que quiere que vuelva a ser resplandor de su gloria,
y a nosotros nos ha invitado a colaborar en esta tarea tan hermosa.
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FEB
28
Guión N° 35
Juan 16,12-15
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Danos la gracia de acoger la Palabra viva de Dios.
Ilumínanos con tu luz, abre nuestra inteligencia y nuestros corazones para comprenderla.
Danos la voluntad, el valor y la gracia necesaria para ponerla en práctica en nuestras vidas.
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a) Introducción: El texto de Juan viene de los discursos de despedida de Jesús. Uno de sus
temas es la promesa de la venida del Espíritu, soplo de Dios que orienta la existencia cristiana y
continúa la misión del Señor. Jesús nos anunció el Reino y el amor del Padre, su mensaje es
vida y desborda toda formulación. Sus exigencias son siempre nuevas y sorprendentes, el
Espíritu nos las hará conocer. El nos llevará "hasta la verdad completa", porque es "el Espíritu
de la verdad" que viene del Padre. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b) Leer el texto: Juan 16,12-15: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c) Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Por qué Jesús no les decía en ese momento todo lo que quería comunicarles?
4) ¿Cuáles son las funciones que cumplirá el Espíritu de la Verdad cuando venga?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el pasaje, reflexionarlo y aplicarlo a nuestra vida.
a) ¿Qué elementos de nuestra vida comunitaria nos unen, nos hacen crecer como
hermanas(os) y fortalecen nuestra misión evangelizadora? ¿Qué diferencias están creando en
nuestra comunidad divisiones y egoísmos?
b) Dios es comunidad perfecta (Padre, Hijo y Espíritu Santo). ¿Qué iniciativas concretas
podríamos realizar para que nuestra comunidad se asemeje más imagen de la comunidad de
amor y unidad que es la Trinidad?
c) ¿De qué manera somos, como comunidad, signo e instrumento de salvación de Dios, a
través del amor (el Padre), la entrega y la obediencia (el Hijo) y la apertura a la novedad de los
caminos de Dios en las personas y en la historia (el Espíritu)?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios de la Vida y Señor de la Historia, Tú eres
comunidad y familia. Haz de nosotros mensajeros(as) de esperanza y de paz en la justicia. Que
nuestra comunidad sea siempre un vivo reflejo de tu misterio comunitario de amor, signo de
liberación para los pobres y los últimos de la tierra, y fermento de unidad y de paz para toda la
humanidad. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. La quinta promesa del Espíritu (16,12-15): El texto de hoy constituye la quinta promesa del
Espíritu en el evangelio de Juan. Se habla del Espíritu como defensor (“Paráclito”) y como
maestro, llamándolo “Espíritu de la verdad”. La verdad es la Palabra de Jesús, y el Espíritu
aparece con la misión de “llevar a la verdad completa”, es decir, ayudar a los(as) discípulos(as) a
comprender todo lo dicho y enseñado por Jesús en el pasado, haciendo que su palabra sea
siempre viva y eficaz, capaz de iluminar en cada situación histórica la vida y la misión de los(as)
discípulos(as).
El Espíritu tiene una función didáctica con relación a la palabra de Jesús: nos la “enseña” y nos
la “hace comprender”. El Espíritu Santo no propone una nueva revelación, sino que conduce a
una total comprensión de la persona y del mensaje del Señor Resucitado. El Espíritu, por tanto,
“guía” hacia la “Verdad” de Jesús, es decir, hacia su Revelación, de tal forma que la podamos
conocer en plenitud. Es por esto que siempre pedimos la presencia del Espíritu Santo durante
nuestra lectura orante.
4. Las dos manos del Padre: el Hijo y el Espíritu Santo: ¿Cómo se reveló la Santísima Trinidad?
Hay dos caminos que debemos seguir. En primer lugar, la Santísima Trinidad se reveló en la vida
de las personas, en las religiones, en la historia; luego, en la vida, pasión, muerte y resurrección
de Jesús y en la manifestación del Espíritu Santo en las comunidades de la primitiva Iglesia y en
el proceso histórico hasta los días de hoy. Aun cuando los hombres y las mujeres no supieran
nada de la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo habitaban desde siempre en
la vida de las personas. Siempre que las personas seguían las llamadas de sus conciencias,
siempre que obedecían más a la luz que a las ilusiones de la carne, siempre que realizaban la
justicia y el amor en las relaciones humanas, estaba presente la santísima Trinidad. Porque Dios
trino no se encuentra fuera de esos valores a que aludíamos. San Ireneo (murió por el año 200)
dijo acertadamente: "El Hijo y el Espíritu Santo constituyen las dos manos por las cuales nos
toca el Padre, nos abraza y nos moldea cada vez más a su imagen y semejanza. El Hijo y el
Espíritu Santo han sido enviados al mundo para morar entre nosotros(as) e insertarnos en la
comunión trinitaria". La Santísima Trinidad, en este sentido, no estuvo nunca ausente de la
historia, de las luchas y de la vida de las personas de todos los tiempos. Hemos de distinguir
siempre entre la realidad de la Santísima Trinidad y la doctrina sobre ella. La realidad de las tres
divinas personas ha acompañado siempre a la historia humana. La doctrina surgió luego,
cuando las personas captaron la revelación de la Santísima Trinidad y pudieron formular
doctrinas trinitarias.
5. La Iglesia, gran símbolo de la Trinidad: Un gran teólogo del siglo III, Tertuliano, uno de los
primeros en formular la doctrina sobre la Trinidad, escribió lo siguiente: "Donde está el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo, allí se encuentra también la Iglesia, que es el cuerpo de los tres". En
cada persona humana se refleja el misterio trinitario; se refleja también en la familia; muestra
sus signos en la sociedad. Pero es en la Iglesia donde este misterio de comunión y de vida
encuentra su expresión histórica más visible. La Iglesia es la comunidad de fe, esperanza y
amor que intenta vivir el ideal de unión propuesto por el mismo Jesucristo (17,21). La unidad
de los cristianos(as) no reside en una uniformidad burocrática, sino en una interpenetración de
los fieles entre sí y con sus pastores al servicio de la gente.
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FEB
28
Guión N° 34
Juan 15,9-17
1. Oración Inicial: Padre Bueno, tú que eres fuente de vida y nos sorprendes siempre con tus
dones, danos la gracia de responder al llamado de tu Hijo Jesús que nos llamó amigos, para
que siguiéndole a El, nuestro maestro y pastor, aprendamos a observar sus mandamientos, la
nueva y definitiva Ley que es El mismo, camino para llegar a ti y permanecer en ti. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 15,9-17: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
5) ¿Cómo llama a los discípulos y por qué? ¿Qué hace Jesús por ellos(as)?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el pasaje, reflexionarlo y aplicarlo a nuestra vida.
c) El amor cristiano no es tanto un sentimiento del corazón como una actitud de vida ante el
prójimo, sea amigo o enemigo. ¿Cómo mostramos amor a Dios y al prójimo?
d) «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos»: ¿Hemos conocido a personas
que hayan dado con sus vidas este testimonio? Comentar.
e) «los destiné para que vayan y den fruto»: ¿Cuáles son los frutos de nuestra comunidad?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad en nuestra vida?
6. Oración final: Dios, Padre nuestro, ayúdanos a amar como Jesús, sintiendo compasión activa
por el otro, comprometiéndonos con el dolor ajeno, haciéndonos próximos al que sufre y está
abandonado, viviendo la solidaridad concreta que nace de ver al otro como hermano(a). Amar
como Jesús, en la práctica concreta y real de cada día, amando en el hoy y ahora, amando a
todos(as), a través del servicio, la donación y la entrega de lo mejor de cada uno para el bien de
los demás. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
El amor así entendido es siempre el «amor mayor», como el que condujo a Jesús a aceptar la
muerte a que lo condenaban los violentos. A ese amor somos invitados, a amar «como» él
movidos por una estrecha relación con el Padre y con el Hijo. Ese amor no tendrá la liviandad
de la brisa, sino que permanecerá, como permanece la rama unida a la planta para dar fruto.
Cuando el amor permanece, y se hace presente mutuamente entre los discípulos, es signo
evidente de la estrecha unión de los seguidores de Jesús con su Señor, como es signo, también,
de la relación entre el Señor y su Padre. Esto genera una unión plena entre todos los que son
parte de esta «familia», y que llena de gozo a todos sus miembros donde unos y otros se
pertenecen mutuamente aunque siempre la iniciativa primera sea de Dios.
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FEB
27
Juan 15,1-8
1. Oración Inicial: Señor, abre nuestro corazón, abre nuestro ser a tu ser, ábrenos a la Vida con
el poder misterioso de tu Palabra. Haznos escuchar, haznos comer y gustar este alimento del
alma; ¡ve cómo nos es indispensable! Envía, ahora, el buen fruto de tu Espíritu para que realice
en nosotros lo que leamos y meditemos sobre Ti. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a) Introducción: El texto de hoy nos ofrece una imagen sencilla y de gran fuerza expresiva.
Jesús es la «vid verdadera», llena de vida; los discípulos son «sarmientos» que viven de la savia
que les llega de Jesús; el Padre es el «viñador» que cuida personalmente la viña para que dé
fruto abundante. Lo único importante es que vayamos haciendo realidad su proyecto de un
mundo más humano, justo y feliz. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b) Leer el texto: Juan 15,1-8: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c) Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué significa para nosotros «estar unidos a Jesús»? ¿Estamos unidos(as) a Dios?
b) ¿Qué frutos del Reino de Dios hemos producido? ¿Y en nuestra comunidad?
d) Toda planta necesita ser abonada para que se fortalezca y crezca: ¿Qué abonos hacen falta
en nuestra comunidad, en nuestro país?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad en nuestra vida?
6. Oración final: Señor de la Vida, ayúdanos a permanecer unidos a Ti cuando anunciamos que
otro mundo mejor es posible, cuando luchamos por la vida, cuando nuestros esfuerzos se
concentran en el Reino de Dios, cuando vivimos unidos(as) a Jesús, cuando vivimos los valores
del Evangelio, cuando lo más importante en la vida son las personas, cuando luchamos para
cambiar la realidad que nos rodea, cuando vivimos unidos a Jesús. Padre Nuestro, que estás en
el cielo… AMÉN.
2. Para colocar el pasaje en su contexto: Estos pocos versículos forman parte del gran discurso
de Jesús a sus discípulos en el momento íntimo de la última cena y comienza con el versículo 3
del cap. 13 prolongándose hasta todo el cap. 17. Se trata de una unidad muy estrecha,
profunda e indisoluble, que no tiene par en todos los Evangelios y que recapitula en sí toda la
revelación de Jesús en la vida divina y en el misterio de la Trinidad; es el texto que dice lo que
ningún otro texto de las Sagradas Escrituras es capaz de decir en relación a la vida cristiana, su
potencia, sus deberes, su gozo y su dolor, su esperanza y su lucha en este mundo y en la Iglesia.
Pocos versículos, pero rebosantes de amor, de aquel amor hasta el final, que Jesús ha decidido
vivir con los suyos, con nosotros, hoy y siempre. Es la fuerza de este amor, como supremo y
definitivo gesto de ternura infinita, que recoge en sí todo otro gesto de amor, el Señor deja a
los suyos una presencia nueva, un modo nuevo de existir: a través de la parábola de la vid y de
sus sarmientos y a través del verbo permanecer. El no puede quedarse junto a nosotros porque
vuelve al Padre, pero permanece dentro de nosotros.
3. El verdadero discipulado (15,1-17): Este pasaje se ocupa de precisar cómo debe ser el
auténtico discípulo(a) de Jesús. Existen claros indicios para dividir esta sección en dos partes.
En la primera (Jn 15,1-8) se entremezcla el material alegórico, la vid y los sarmientos, con el
lenguaje directo, que presenta a Jesús como el Yo soy. La segunda (15,9-17) tiene como
denominador común el pensamiento del amor. En conjunto, ambas partes, son una
amonestación del Resucitado.
4. No Quedarnos Sin Savia: La imagen es de una fuerza extraordinaria. Jesús es la «vid», los que
creemos en él somos los «sarmientos». Toda la vitalidad de los cristianos nace de él. Si la savia
de Jesús resucitado corre por nuestra vida, nos aporta alegría, luz, creatividad, coraje para vivir
como vivía él. Si, por el contrario, no fluye en nosotros, somos sarmientos secos. Éste es el
verdadero problema de una comunidad que celebra a Jesús resucitado como «vid» llena de
vida, pero que está formada, en buena parte, por sarmientos muertos. ¿Para qué seguir
distrayéndonos en tantas cosas, si la vida de Jesús no corre por nuestras comunidades y
nuestros corazones? Nuestra primera tarea hoy y siempre es «permanecer» en la vid, no vivir
desconectados de Jesús, no quedarnos sin savia, no secarnos más. ¿Cómo se hace esto? El
evangelio lo dice con claridad: hemos de esforzarnos para que sus «palabras» permanezcan en
nosotros. La vida cristiana no brota espontáneamente entre nosotros. Es necesario leer y
meditar las palabras de Jesús. Sólo la familiaridad y afinidad con los evangelios nos hace ir
aprendiendo poco a poco a vivir como él. Este acercamiento frecuente a la Palabra nos va
poniendo en sintonía con Jesús, nos contagia su amor al mundo, nos va apasionando con su
proyecto, va infundiendo en nosotros su Espíritu. Casi sin darnos cuenta, nos vamos haciendo
cristianos(as). Esta meditación personal de las palabras de Jesús nos cambia más que todas las
explicaciones y discursos. Las personas cambiamos desde dentro. Tal vez, éste sea uno de los
problemas más graves de nuestra religión: no cambiamos, porque sólo lo que pasa por nuestro
corazón cambia nuestra vida; y, con frecuencia, por nuestro corazón no pasa la savia de Jesús.
La vida de la Iglesia se trasformaría si los creyentes, los matrimonios cristianos, los sacerdotes,
las religiosas, los obispos, tuviéramos como libro de cabecera los evangelios de Jesús. Los
cristianos(as) vivimos hoy preocupados y distraídos por muchas cuestiones. Pero no hemos de
olvidar lo esencial. Todos somos «sarmientos». Sólo Jesús es «la verdadera vid». Lo decisivo en
estos momentos es «permanecer en él»: aplicar toda nuestra atención al Evangelio; alimentar
en nuestras comunidades el contacto vivo con él; no desviarnos de su proyecto del Reino.
5. Jesús nos desafía: Jesús, valiéndose de la alegoría de la viña, invita a los suyos a permanecer
unidos a él. Pero no es una unidad cerrada, autocomplaciente y dependiente. Es la unidad de la
comunión fraterna que es capaz de enfrentar todas las dificultades que amenazan a la
comunidad de discípulos(as) se busca el acomodo y la vida fácil. O, sencillamente, se busca
afianzarse en la tradición que da seguridad. Así les pasaba a los primeros cristianos de origen
judío. Así nos pasa hoy. Para no arriesgar nada, preferimos anclarnos en lo seguro del pasado
para no abrirnos al riesgo de lo nuevo. Pero Jesús nos desafía, nos desinstala, nos lanza a la
aventura del presente y a la inseguridad del futuro. Sóla la unidad fraterna en torno a Jesús es
la única garantía de una vida auténtica. No hay más seguridades, ni jurídicas, ni políticas, ni
doctrinales. El signo, que hará creíble el mensaje de Jesús, es la unidad de los creyentes que se
expresa en la fraternidad y solidaridad con quienes no tienen acceso a los bienes, para
optimizar su calidad de vida. En un mundo dividido por las guerras genocidas, las injusticias
escalofriantes, la sistemática violación de los derechos humanos, frutos del egoísmo y la
ambición, la comunión fraterna, solidaria y misericordiosa será una luz que mantendrá viva la
esperanza de la humanidad.
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FEB
27
Guión N° 32
Juan 14,23-29
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Te lo pedimos a ti
con confianza, porque tú las inspiraste y las conservas. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el
texto bíblico se convierta para nosotros(as) en Palabra viva y liberadora, que produzca la
adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de Dios. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Estamos en el discurso de despedida de la última cena del Señor con los suyos
(14:1-31. Se profundiza en que la palabra de Jesús es la palabra del Padre. Pero se quiere poner
de manifiesto que cuando él no esté entre sus seguidores, esa palabra no se agotará, sino que
el Espíritu Santo completará todo aquello que sea necesario para la vida de la comunidad.
Según Juan, Jesús se despide en el tono de la fidelidad y con el don de la paz. Esta lectura nos
va preparando a la fiesta de Pentecostés. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra
de Dios.
b. Leer el texto: Juan 14,23-29: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué debe caracterizar a una persona que ama a Jesús? ¿Y cómo responderá Dios?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
“La persona que me ama hace caso de mis palabras”: ¿Hacemos caso y ponemos en práctica
las palabras de Jesús? ¿Sentimos que Dios habita en y entre nosotros(as)? Dar ejemplos.
“…El Espíritu Santo… les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”. ¿Qué importancia
tiene el Espíritu Santo en nuestra lectura e interpretación de la Biblia? ¿Por qué pedimos la
presencia del Espíritu Santo antes de leer la Escritura?
“Les dejo la Paz, les doy mi Paz...: ¿Vivimos en la Paz de Cristo? ¿Somos instrumentos de paz en
medio de nuestra realidad? ¿Qué nos falta?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios Bueno: envía sobre nosotros tu Espíritu de sabiduría, para que, conforme
prometió Jesús, nos vaya recordando todo lo que tu Hijo nos enseñó, y nos vaya haciendo
descubrir otras muchas posibilidades que aquellas mismas enseñanzas comportan, para vivir la
fe de un modo nuevo, con fidelidad creativa, en este mundo también nuevo en que nos ha
tocado vivir. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. En el evangelio de Juan, Jesús, dentro del contexto de la Ultima Cena y del gran discurso de
despedida, insiste en el vínculo fundamental que debe prevalecer siempre entre los(as)
discípulos(as) y él: el amor. Judas Tadeo ha hecho una pregunta a Jesús: “¿Por qué vas a
mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo”? Obviamente, Jesús, su mensaje, su proyecto
del reino, son para el mundo; pero no olvidemos que para Juan la categoría “mundo” es todo
aquello que se opone al plan o querer de Dios y, por tanto, rechaza abiertamente a Jesús;
luego, el sentido que da Juan a la manifestación de Jesús es una experiencia exclusiva de un
reducido número de personas, que deben ir adquiriendo una formación tal que lleguen a
asimilar a su Maestro y su propuesta, pero con el fin de ser luz para el “mundo”; y el primer
medio que garantiza la continuidad de la persona y de la obra de Jesús, encarnado en una
comunidad al servicio del mundo, es el amor. Amor a Jesús y a su proyecto, porque aquí se
habla necesariamente de Jesús y del reino como una realidad inseparable.
Ahora bien, Jesús sabe que no podrá estar por mucho tiempo acompañando a sus
discípulos(as); pero también sabe que hay otra forma, no necesariamente física, de estar con
ellos(as). Por eso los(as) prepara para que aprendan a experimentarlo no como una realidad
material, sino en otra dimensión en la cual podrán contar con la fuerza, la luz, el consuelo y la
guía necesaria para mantenerse firmes y afrontar el diario caminar en fidelidad. Les promete el
Espíritu Santo, el alma y motor de la vida y de su propio proyecto, para que acompañe al
discípulo(a) y a la comunidad. Finalmente, Jesús entrega a sus discípulos(as) el don de la paz:
“mi paz les dejo, les doy mi paz” (v. 27); testamento espiritual que el discípulo(a) habrá de
buscar y cultivar como un proyecto que permite hacer presente en el mundo la voluntad del
Padre manifestada en Jesús. Es que en la Sagrada Escritura y en el proyecto de vida cristiana la
paz no se reduce a una mera ausencia de armas y de violencia; la paz involucra a todas las
dimensiones de la vida humana y se convierte en un compromiso permanente para los
seguidores de Jesús.
3. Jesús es el camino: Seguir a Jesús, guardar su palabra como dice el texto de san Juan (vs.23),
es la prueba del amor, del verdadero discípulo(a). Es, a la vez, el único camino al Padre. El
acceso a Dios se hace posible sólo en Jesús. Ese es uno de los grandes temas del evangelio de
Juan: Jesús es la Palabra, el Hijo, la revelación de Dios (vs.24), en nuestra historia humana. Por
eso, no hay otro camino a Dios sino el de "guardar su palabra". Llegar al Padre es un asunto de
vida, de práctica. Se trata de una adhesión y un amor a la persona de Jesús que se expresa en
la atención de su palabra, en el esfuerzo por poner en práctica el modo de vivir de Jesús. Esa es
la primera gran afirmación del texto de hoy.
4. El Espíritu de Jesús: La presencia de Jesús en la historia humana asume una nueva forma: el
Espíritu. Enviado por el Padre, el Espíritu enseñará y hará posible el recuerdo de Jesús, de sus
palabras y obras (14,26). Esa confianza en la presencia del Espíritu de Dios entre nosotros da
sentido al "testamento" de Jesús: el don de la paz. "La paz les dejo, mi paz les doy" (vs.27).
Como sabemos, se trata de la palabra hebrea shalom, que traducimos en castellano como
"paz". El testamento de Jesús ha de entenderse en términos de shalom que significa bienestar,
vida, armonía y, por tanto, paz. Aquí "paz" en la boca de Jesús expresa su deseo de que la vida
en plenitud alcance a sus discípulos. ¡Que los seguidores de Jesús estén llenos de vida! Esa es
la idea que el evangelio expresa. Y eso sólo es posible si están llenos del Espíritu de Jesús, el
Espíritu de la vida plena y, por tanto, el Espíritu de la Paz. El Espíritu de Jesús nos permite no
quedar presos del miedo y temor (vs.28), experiencias y sentimientos tan frecuentes en el
contexto en que vivimos. No se trata de negar nuestros sentimientos, sino más bien de vivir en
la “paz-shalom-vida” del Espíritu de Jesús.
5. La propuesta es sencilla: quien ama está cumpliendo la voluntad de Dios, del Padre. Por
tanto, quien ama en el mundo, sin ser del “círculo” de Jesús, también estaría integrado en este
proceso de transformación que se nos propone en el discurso joánico. Esta es una de las
ventajas de que el Espíritu esté por encima de los círculos, de las instituciones, de las iglesias y
de las teologías oficiales. El mundo, es verdad, necesita el amor que Jesús propone para que
Dios “haga morada” en él. Y donde hay amor verdadero, allí está Dios, como podrá inferirse de
la reflexión que el mismo círculo joánico ofrecerá en 1Jn 4.
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FEB
27
Guión N° 31
Juan 14,15-21
1. Oración Inicial: Señor, envíanos el Defensor, el Espíritu de la verdad, el fuego de amor, para
que podamos leer, interpretar y comprender tu Palabra. Aviven nuestro espíritu, nuestra
mente, y todo nuestro ser, para que podamos acoger los mandamientos, conservarlos y vivirlos
en plenitud y en verdad, delante de ti y de nuestros hermanos(as). AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos conduce de nuevo al lugar donde Jesús ha celebrado la
última cena con sus discípulos. En estos pocos versículos introduce la promesa del envío del
Espíritu Santo como Consolador, como presencia cierta, pero también la promesa de la venida
del Padre y de Él mismo en lo íntimo de los discípulos que, por la fe, creerán en Él y guardarán
sus mandamientos. Mientras hacemos la lectura, intentamos escuchar, como si estuviéramos
presentes, en aquel encuentro último de Jesús con sus discípulos(as). Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 14,15-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿A quién promete enviar Jesús a sus seguidores? ¿Cómo estará presente con ellos?
5) ¿Qué puede esperar cualquier persona que ama a Jesús y guarda sus mandamientos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Qué significa “guardar los mandamientos de Jesús” en la realidad que nos toca vivir?
Jesús promete no dejarnos huérfanos y que tendremos la fuerza y la compañía del Espíritu
Santo en la comunidad: ¿Qué consecuencias debe tener esto en nuestras vidas?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración Final: ¡Padre Bueno!, te damos gracias por enviarnos el Espíritu de la verdad para
morar junto a nosotros(as) y quedar por siempre en nosotros(as). Él es el fuego de amor que
nos une a Jesús. Si el Amor no se da, no se comparte, se aleja y desvanece. Ayúdanos, te
rogamos, a ser y vivir este amor en nuestras vidas. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. La Observancia de los Mandamientos (vs. 15-17): Jesús ante todo, dice claramente, delante
de sus discípulos, que el amor a Él, si es verdadero amor, lleva infaliblemente a la observancia
de los mandamientos. Quiere decirnos, en suma, que si no hay observancia, significa que
nosotros(as) no tenemos el amor; ella es una consecuencia esencial, irrenunciable, que nos
revela si nos amamos de verdad o creemos ilusoriamente que nos amamos. Jesús dice también
que el don del Espíritu Santo, por parte del Padre, es fruto de este amor y de esta observancia,
que suscitan la oración de Jesús, gracias a la cual nosotros podemos recibir al Espíritu. Y explica
lo que él es: el Consolador, el Espíritu de la verdad, aquél a quien el mundo no ve, no conoce,
pero los discípulos sí, y aquél que mora junto a ellos y que está dentro de ellos.
3. El otro Paráclito: Juan nos trae largos discursos de despedida de Jesús antes de su pasión y
muerte. En el pasaje de hoy se nos habla de la venida del Espíritu, aquél que debe continuar la
tarea. El Señor lo llama "el otro Paráclito" (14,16); con lo cual se califica implícitamente a sí
mismo de ese modo. El término Paráclito significa "estar junto a", ser el abogado (el que
intercede por). Eso es Jesús, alguien que está cerca de sus amigos, que los representa y
defiende. Paráclito llama también Juan a Jesucristo en una de sus cartas (1 Jn 2,1). El Espíritu
prolonga la tarea del Hijo, a eso viene: "para que esté con ustedes para siempre" (vs.16), lo
conocemos porque vive con nosotros(as) (vs.17). Al tema de la cercanía y el acompañamiento
se añade otro: se trata del "Espíritu de la verdad" (vs.17). Gracias a él reconocemos que Dios es
Padre y es Vida. Es lo contrario al "padre de la mentira" (8,44), aquel que impide que nos
comportemos con la libertad de hijos e hijas y que es "homicida desde el principio" (ib.). Jesús
y el Espíritu están con la comunidad cristiana y la llevan a la comunión con el Padre (14,21) y a
"la verdad completa" (Jn.16,13). Verdad que se hace, que se pone en práctica, como el mismo
Juan nos lo recuerda (3,21).
4. La vuelta de Jesús: La partida de Jesús significa su ocultamiento, tanto para los discípulos
como para el mundo. Pero dicho ocultamiento tiene un sentido muy distinto para los unos y
para el otro. El mundo no volverá a verle. El evangelista excluye una venida ostentosa del Hijo
del hombre sobre las nubes del cielo, que sea visible para todos (Mc 13,24ss; 1 Tes 4,16-17). El
mundo no volverá a verle, porque Jesús está hablando ahora de la visión de la fe. Y esta visión
únicamente es perceptible por los creyentes. Ellos te verán, es decir, participarán en la visión
del Resucitado (1 Cor 9,1). Esto, a su vez, significa la unión o comunión de los creyentes con el
Hijo y con el Padre: una venida-habitación-encuentro mutuos, que implica y exige la conducta
adecuada de los discípulos, que se ajustan a lo que ellos han mandado, cumpliendo su
voluntad. Es la forma concreta de manifestar el amor al Padre y al Hijo.
7. El Discurso De Jesús Se Extiende Para Todas Las Personas: En el versículo 21 pasa del
“ustedes” de los discípulos al “quien” de quienquiera que comience a amarlo, a entrar en
relación con Él y a seguirlo. Lo que le ha sucedido a los discípulos, a los primeros elegidos,
sucederá a toda persona que crea en Él. Y aquí Jesús abre para a todo el mundo su relación de
amor con el Padre, porque permaneciendo en Cristo, nosotros(as) somos también conocidos y
amados por el Padre. En fin, Jesús promete de nuevo su amor para quien lo ama y la revelación
de sí mismo, a saber, una manifestación ininterrumpida de su amor por nosotros(as).
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FEB
27
Guión N° 30
Juan 14,1-12
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra. Guía
nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo abriendo los brazos a los
demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos
ser testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda
haber Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
b. Leer el texto: Juan 14,1-12: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué dice Jesús a sus discípulos con respecto a la situación de crisis que viven?
5) ¿Qué huellas del rostro de Dios Padre, revelado por Jesús, aparecen en estos doce
versículos?
6) ¿Qué nos revelan estos versículos sobre la relación de Jesús con el Padre?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Qué debemos hacer para que nuestra comunidad sea en medio del mundo el Camino, la
Verdad y la Vida que fue y es Jesús para nosotros(as)?
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”: ¿Es nuestro modo de vivir y de compartir una
revelación de Jesús? La persona que nos ve: ¿Puede ver y reconocer en nosotros(as) algo de
Jesús?
"…él que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes…”
¿Qué obras de Jesús hemos hecho y cuáles aún tenemos que hacer?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración Final: Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, Señor. Ayúdanos a seguir tus huellas y
tu camino hoy en nuestra realidad. Enséñanos a amar con todas nuestras fuerzas y que nuestro
amor no se quede en buenas palabras, sino que se traduzca en obras de justicia, de amor y de
servicio a favor de todas las personas, para así extender tu Reino en la tierra. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: La larga conversación (Jn 13,1 a 17,26), que Jesús tuvo con sus discípulos en la
última cena, en la vigilia de su prendimiento y muerte, es el Testamento que nos dejó. En él se
expresa la última voluntad de Jesús respecto a la vida en comunidad de sus discípulos(as). Era
una conversación amistosa, que quedó en la memoria del Discípulo Amado. Jesús, así quiere
dar a entender el evangelista, quería alargar al máximo este último encuentro de amistad,
momento de gran intimidad. Estos cinco capítulos (Jn 13 a 17) son también un ejemplo de
cómo la comunidad del Discípulo Amado catequizaba. Las preguntas de los tres discípulos,
Tomás (14,5), Felipe (14,8) y Judas Tadeo (14,22), eran también las preguntas de las
comunidades de finales del siglo primero. Las respuestas de Jesús a los tres eran un espejo en
el que las comunidades encontraban una respuesta a sus dudas y dificultades. Así, nuestro
capítulo 14 era (y aún es hoy) una catequesis que enseña a las comunidades cómo vivir sin la
presencia física de Jesús.
3. El Evangelio de Juan: un tejido hecho con tres hilos: La palabra texto quiere decir tejido. Así,
el texto del evangelio de Juan es como un bonito tejido, hecho con tres hilos muy distintos y, al
mismo tiempo, muy parecidos. Estos tres hilos se combinan tan bien entre ellos que nos
confundimos y, a veces, ni siquiera percibimos cuándo se pasa de un hilo a otro.
a) El primer hilo: son los hechos de la vida de Jesús, acaecidos por el año 30 d.C. y
recordados por testigos oculares, las personas que han vivido con Jesús y que vieron las cosas
que Él hizo y las palabras que enseñó. Es el Jesús histórico, conservado en los testimonios del
Discípulo Amado (1 Jn 1, 1).
b) El segundo hilo: son los hechos y los problemas de la vida de las comunidades de la
segunda mitad del siglo primero. Partiendo de la fe en Jesús y convencidas de la presencia del
Resucitado en medio de ellas, las comunidades han iluminado estos hechos y problemas con
las palabras y los gestos de Jesús. Así, por ejemplo, los litigios que tenían con los fariseos,
acabaron por influir profundamente la narración y la transmisión de las discusiones entre Jesús
y los fariseos.
c) El tercer hilo: son los comentarios hechos por el evangelista. En algunos pasajes, nos
resulta difícil percibir cuándo Jesús deja de hablar y cuándo el evangelista comienza a hacer sus
comentarios (Jn 2, 22; 3, 16-21; 7, 39; 12, 37-43; 20, 30-31).
En los cinco capítulos que describen la despedida de Jesús (Jn 13 al 17), se nota la presencia de
estos tres hilos: aquél en el que Jesús habla, aquél en el que hablan las comunidades y aquél
en el que habla el evangelista. En estos capítulos los tres hilos están entrelazados de tal modo
que el conjunto se presenta como una composición de extraña belleza e inspiración, donde es
difícil distinguir qué es de uno y qué es de otro.
4. El camino hacia el Padre: En los versículos finales del capítulo once de Juan, comienza el
relato de la marcha de Jesús hacia Jerusalén. Allí encontrará la muerte, el Señor lo sabe, esa
conciencia intranquiliza a los discípulos. Jesús les pide que ahonden su fe en esa hora de
prueba, la adhesión a él es adhesión a Dios (14,1). Los seguidores de Jesús son una familia,
vivirán en la casa del Padre (vs. 2). Lo garantiza el Señor, él les había indicado el camino, pero
no es fácil entender su enseñanza (vs.4). Tomás no está seguro, su pregunta arranca a Jesús
una respuesta breve que constituye una profunda revelación de sí mismo: "Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida" (vs.6). Por Jesús vamos al Padre, su vida y su mensaje nos dicen que el
camino es la práctica del amor a Dios y a los hermanos(as). Es una senda que representa una
exigencia cotidiana. Estar con Jesús es estar junto al Padre.
5. "¡Yo soy el camino, la verdad y la vida!": Tres palabras importantes. Sin camino, no se
camina. Sin verdad, no se acierta. ¡Sin vida, sólo hay muerte! Jesús explica el sentido. Él mismo
es el camino, porque "Nadie va al Padre sino por mí". Ya que, Él es la puerta, por la que las
ovejas entran y salen (10, 9). Jesús es la verdad, porque mirándole a él, vemos la imagen del
Padre. ¡Jesús es la vida, porque caminando como Jesús ha caminado, estaremos unidos al
Padre y tendremos la vida en nosotros(as)!
6. “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre": No tenemos que pensar que Dios sea lejano,
como alguien distante y desconocido. Quien quiera saber cómo es y quién es Dios Padre, le
basta mirar a Jesús. ¡Él lo ha revelado en las palabras y en los gestos de su vida! Por su forma
de ser Jesús revelaba un rostro nuevo de Dios que atraía al pueblo. Estaba totalmente
identificado con el Padre. ¡Por eso, en Jesús todo es revelación del Padre! ¡Y, los signos y obras
que realiza, son las obras del Padre! De la misma manera, en nuestro modo de vivir y de
compartir, tenemos que ser una revelación de Jesús. El que nos ve, tiene que poder ver y
reconocer en nosotros algo de Jesús.
FEB
27
Guión N° 29
Juan 13,31-35
1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra. Guía nuestros
pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo abriendo los brazos a la gente y
anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser
testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber
Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos presenta unos cuantos versículos del gran discurso de
despedida de Jesús en la noche de la Cena, donde el Maestro entrega su testamento espiritual
a sus discípulos(as): el gran mandato del amor como signo visible de la adhesión de sus
discípulos(as) a él y de la vivencia real y afectiva de la fraternidad. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 13,31-35: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee en voz alta el versículo o palabra que le impresionó más.
2) ¿Cuál es la situación en que sucede este relato? Esta noche antes de su muerte: ¿En qué
crees que estaba pensando Jesús?
3) En los vs. 31-32, ¿Cuántas veces se encuentra la palabra "gloria o glorificar "?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Hemos puesto el amor concreto de Jesús como la pauta de nuestro hablar y de nuestro
compromiso? Dar ejemplos.
¿Tenemos conciencia de que ése es, realmente, «el mandamiento», la verdadera tarea del ser
humano y del cristiano(a)? ¿Cómo se demuestra en nuestras vidas?
“Amar como Yo les he amado”: ¿Qué consecuencias prácticas tienen estas palabras de Jesús
para nuestras vidas?
¿La gente nos puede identificar como cristianos por la manera en que vivimos el amor los unos
a los otros? ¿Qué nos falta?
¿Qué es necesario para que la fe resulte creíble para los que nos rodean?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre nuestro, que por medio de Jesús, has dado por ley a tu pueblo
santo el nuevo mandato de amar como Cristo nos amó a nosotros(as); haznos testimonios
vivos de ese mismo amor, para que lo difundamos a todo el pueblo. Padre Nuestro, que estás
en el cielo… AMÉN.
2. Hacer presente al Señor: Juan nos presenta a Jesús despidiéndose de sus discípulos, y
dejándoles un resumen de su enseñanza. El Señor partirá pronto pero seguirá en medio de
ellos(as) si viven de acuerdo con el "mandamiento nuevo" que les confía; "como yo los he
amado, así ámense también ustedes los unos a los otros" (vs.34). Nuevo, no porque sea la
primera vez que lo dice, sino porque el amor es creación permanente, innovación de todos los
días, búsqueda continúa de maneras para salir de uno mismo y hacer del otro el centro de
nuestras vidas. Esa es la manera de hacer que Jesús esté siempre presente. "En esto conocerán
todos que son discípulos míos: si se aman los unos a los otros" (v.35). Se reconocerá a Jesús si
amamos como él: totalmente, sin que nadie quede excluido de nuestro amor, a través de una
solidaridad especial hacia los insignificantes y oprimidos, teniendo presente ante todo el Reino
de Dios, denunciando con claridad a los responsables de las injusticias y maltratos hacia los
pobres. "Como yo los he amado": sin doble lenguaje, sin temor a que los poderosos se
disgusten, sin buscar honores ni comodidades, sin silencios cómplices. Es importante recordar
todo eso, para hacer del amor concreto de Jesús la pauta de nuestro hablar y de nuestro
compromiso ante los desafíos que la dura realidad de nuestro país y de nuestro continente nos
lanza hoy.
3. Una de las principales causas por las que algunas personas abandonan las comunidades
radica justamente en la falta de un testimonio mucho más abierto y decidido respecto al amor.
A veces nuestras comunidades son verdaderos campos de batalla donde nos enfrentamos unos
contra otros; donde no reconocemos en el hermano(a) la imagen de Dios. Y eso afecta la fe y la
buena voluntad de muchos creyentes. Por cierto, no se trata de que nuestras comunidades y
agrupaciones sean totalmente ajenas al conflicto, no; el conflicto es necesario en cierta
medida, porque a partir de él se puede crear un ambiente de discernimiento, de
acrisolamiento de la fe y de las convicciones más profundas respecto al Evangelio; en el
conflicto –llevado en términos de respeto y amor cristiano mutuo- aprendemos justamente el
valor de la tolerancia, del respeto a la diversidad, y el mejoramiento de nuestra manera de
entender y practicar el amor. Del conflicto así entendido -inevitable donde hay más de una
persona-, es posible hacer el espacio para construir y crecer. Para ello hacen falta la fe, la
apertura al cambio y, sobre todo, la disposición de ser llenados por la fuerza viva de Jesús. Sólo
en esa medida nuestra vida humana y cristiana va adquiriendo cada vez mayor sentido y va
convirtiéndose en testimonio auténtico de evangelización.
a. La reciprocidad del amor. El acto de amar en este caso no es una acción dirigida a otro sino
que tiene que ver con una situación de amor en medio de una comunidad de fieles. Podemos
decir que en este caso se refiere específicamente a lo que luego sería la iglesia. No es posible
eludir la sensación de que esta invitación al amor mutuo funciona como antídoto a la desazón
–y a la falta de claridad- reinante entre ellos. Cuando no entendemos del todo lo que Dios está
haciendo y por qué lo está haciendo, el amor en la iglesia debe ayudarnos a llevar adelante el
tiempo de espera hasta poder ver el plan final de Dios.
b. Este amor es reflejo del de Jesús mismo. El amor es fruto de experimentar lo que Dios ha
hecho a través de Cristo en nuestra vida y nuestra iglesia. ¿Ha hecho algo? ¿Se lo hemos
permitido? Solo sabiendo de la acción de Dios y reconociéndolo como fuente de toda bondad
estaremos capacitados(as) para intentar ejercitar este mandamiento. Es así que esto nos remite
a observar la comunidad de la que formamos parte. ¿Qué necesidades hay en ella? ¿Cómo
reaccionamos ante los conflictos? ¿Cuál es nuestra actitud hacia quienes están fuera de ella?
Estas y otras preguntas son cruciales para poder responder a este pedido de Jesús. Demás está
decir que el amor en la comunidad debe ser también el amor de la comunidad hacia fuera de
ella, al mundo que la rodea.
c. El tercer elemento en juego es que este amor cobra valor de testimonio ante el mundo. El
ser discípulo(a) se hará evidente por el amor que viven. No los conocerán por otra cosa que no
sea por el amor compartido. Vivimos un mundo donde el amor con estas características no
siempre abunda. A pesar de que hay iglesias en casi todos los barrios y ciudades, todavía no
hemos respondido con eficacia a esta afirmación de Jesús. Por un lado se da él en toda su
plenitud, en su vida. Por otro nos pide que testifiquemos de su entrega a través del amor
mutuo y su reflejo hacia el mundo. Quizás en este tiempo tengamos una nueva oportunidad
para mostrar como Dios puede capacitar a hombres y mujeres frágiles para la delicada tarea de
construir una comunidad de amor, sensible a las necesidades del prójimo.
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FEB
27
Guión Nº 28
Juan 13,1-17
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Envía tu Espíritu Santo y
despierta nuestra inteligencia, para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos
saborearla y comprenderla. Danos una gran fe en ti, para que tus palabras sean para nosotros
la luz que nos guíe por los caminos de la justicia y de la verdad. Habla, Señor, te escuchamos y
deseamos poner en práctica tu Palabra, porque tus palabras son vida, gozo, justicia, y paz.
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 13,1-17: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Cómo reaccionan los discípulos ante este gesto de Jesús? ¿Por qué?
4) ¿Cómo reacciona Jesús ante la negativa de Pedro? ¿Qué le dice? ¿Por qué?
5) ¿Qué sentido da Jesús a este gesto? ¿Qué quiere mostrar con él?
6) ¿Cómo se van a sentir y estar los discípulos cuando ponen en práctica el ejemplo de Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) El signo del lavatorio de los pies nos saca de nuestra comodidad: ¿La Iglesia y nuestra
comunidad están al servicio de la humanidad? ¿Cuáles son las dificultades que
experimentamos para llevar a la práctica lo que Jesús nos enseña?
b) ¿Por qué encontramos tantas dificultades y resistencias a la hora de ponernos al servicio
de los demás? ¿Podríamos contar alguna experiencia en la que nos sintiéramos felices de
ayudar a otras personas?
c) ¿Qué gestos concretos de servicio realiza nuestra comunidad? ¿Qué otros podría realizar?
d) En la realidad de nuestro barrio, de nuestras comunidades: ¿Qué gesto sería repetir el del
"lavatorio de los pies"? Señalar ejemplos y prácticas concretas.
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Jesús, Señor nuestro que nos iluminas con tu Espíritu y nos llamas a no caer en
desvíos de avaricia y comodidad, ayúdanos a ser solidarios con nuestros hermanos y hermanas
y a poder compartir hasta lo que necesitamos para dar vida a la gente. Padre Nuestro, que
estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: En la primera parte del evangelio de Juan, llamada "Libro de los signos", se
contempla una serie de acciones extraordinarias con las que Jesús pretendía revelarse al
mundo. La segunda parte del evangelio de Juan suele denominarse "Libro de la Pasión y de la
Gloria" (Jn 13 - 20) porque está centrada en el relato de la pasión, muerte y resurrección del
Señor (Jn 18 - 20). Los "discursos de despedida" que preceden a este relato (Jn 13 -17) podrían
considerarse como el "testamento espiritual" de Jesús. Su finalidad es ayudar a comprender,
con una luz nueva, lo que a primera vista parece un escándalo: la muerte del Mesías en la cruz
(12,32-34).
3. "lavar los pies": La expresión "lavar los pies" aparece siete veces en Jn 13,1-17. La repetición
muestra que la comunidad tenía dificultad para aceptar la práctica del servicio al otro. Lavar los
pies era signo de hospitalidad, de acogida, de atención y de respeto. Formaba parte del ritual
de hospitalidad que realizaba el anfitrión antes de la comida. Con el paso del tiempo, se
convirtió en una función de las mujeres y de los esclavos. Era una obligación de la mujer con el
marido, de los hijos con el padre. En la última cena, Jesús se apropia de ese papel, se iguala con
las mujeres y con los esclavos, se sitúa entre las personas como el que sirve (Lc 22,27).
4. Actitud de Pedro: El gesto de quitarse el manto, tomar una toalla y ponérsela a la cintura
(13,4) nos lleva a concluir que está realizando un servicio, y no simplemente un ritual de
purificación. Pedro representa al grupo que todavía no ha conseguido liberarse de la
concepción de una sociedad dividida y jerárquica. No comprende nada y se resiste. Tiene
dificultad para aceptar la actitud de Jesús y, más todavía, de asumir él mismo esa postura. Pero
Jesús continúa: "Si no te lavo los pies, no podrás contarte entre los míos" (13,8). No podrás
participar de mi herencia, de mi comunidad basada en el servicio amoroso al otro (Dt 10,9;
14,27.29; Mt 24,51).
5. El amor se enseña a través del ejemplo: Muchas veces queremos enseñar el amor por medio
de palabras. No nos damos cuenta que Jesús propone otro camino. Más difícil y
comprometido, pero también más efectivo y cercano al sentir de Dios. El amor se enseña a
través del ejemplo. La vida pública de Jesús es una constante preocupación y actividad en bien
de los demás. Jesús anuncia el Reino a través de gestos liberadores, haciendo presente el Reino
en la vida de la gente de su tiempo, especialmente de los más sufridos, que son los preferidos
de Dios. Al acercarse el fin de su vida quiere enseñarles a sus discípulos que esto es lo más
importante, lo que permite conocer a Dios, lo que lo anuncia y hace presente con fidelidad. El
amor llevado a la vida práctica.
6. "partir el pan" y al "lavar los pies" (13,12-17): Las palabras que Jesús pronuncia una vez que
ha terminado de lavar los pies a los suyos, son la clave: "Si yo, que soy el Maestro y el Señor, les
he lavado los pies, ustedes deben hacer lo mismo unos con otros". Si el que debía ser servido
como Señor no ha hecho otra cosa que servir y dar la vida por amor, los que le siguen tendrán
que ser siervos los unos de los otros. Eso significa que, dentro de la comunidad cristiana, todas
las relaciones han de estar marcadas por este espíritu de servicio y entrega mutua. La única
regla de vida es el amor del que Jesús ha dado ejemplo, un amor que se manifiesta en multitud
de lavatorios, de gestos concretos, de servicio incondicional y desinteresado. Al final de esta
explicación, podemos entender mejor por qué el evangelio de Juan ha omitido el relato de la
institución de la Eucaristía para sustituirlo por el del lavatorio de los pies. Lo que el cuarto
evangelio quiere que entendamos es que ambos gestos están muy relacionados y no se
pueden separar en la práctica. Tanto el uno como el otro son actos de donación suprema. A la
vez, nos invitan a sacar las consecuencias para nosotros mismos. Al "partir el pan" y al "lavar
los pies", Jesús está diciendo: "Ahí está mi vida, entregada por amor. Aprendan también
ustedes lo que significa servir a los demás". Si después de "partir el pan", celebrar la Eucaristía,
no nos ponemos a "lavar los pies", haciendo de nuestra existencia un don para los otros, no
podemos contarnos de verdad entre sus discípulos(as).
7. El evangelio es un espejo para la comunidad cristiana. Al leer la escena del lavatorio de los
pies, nos damos cuenta de que no siempre nuestro servicio es gratuito, de que tenemos
dificultad para aceptar el último lugar, para lavarnos los pies unos a otros. La práctica de Jesús
fue para las primeras comunidades un reto. ¡Y el reto continúa hoy!
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FEB
27
Guión N° 27
Juan 12,20-33
1. Oración Inicial: Padre bueno, te pedimos que envíes tu Espíritu en abundancia, para que
sepamos escuchar tu voz que proclama la gloria de tu Hijo que se ofrece para nuestra
salvación. Haz que de esta escucha atenta y comprometida, sepamos hacer germinar en
nosotros(as) la esperanza de otro mundo posible. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a) Introducción: El texto de hoy nos ofrece hoy una escena muy significativa. La suerte de Jesús
está echada en cuanto los judíos ya han decidido que debe morir. Pero Jesús del evangelio de
Juan no muere de cualquier manera; no le quitan la vida, sino que Él va a entregarla
libremente. «Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre va a ser glorificado». Jesús decide
definitivamente llegar hasta las últimas consecuencias en su compromiso por el Reino de Dios.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
c) Leer el texto: Juan 12,20-33: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
d) Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué imagen usa Jesús para explicar la fuerza que se encierra en su muerte en la cruz?
¿Qué trata de explicar?
4) ¿Qué dice Jesús sobre «la hora de ser glorificado»? ¿A qué se refiere?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Si el grano de trigo somos nosotros(as): ¿A qué debemos morir? ¿De qué tenemos que
morir para poder dar vida a otros(as)?
c) ¿Creemos que quien se agarra egoístamente a su vida, la echa a perder; quien sabe
entregarla con generosidad genera más vida? Compartir algunos ejemplos.
d) ¿Hemos entendido que vivir el evangelio es de dar la vida por amor? ¿Cómo hacerlo hoy
en nuestro país?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad en nuestra vida?
2. La petición de los griegos que quieren ver a Jesús motiva la respuesta que puede servir de
título al texto: Ha llegado la «hora». Todo converge hacia la «hora». Se alude a la pasión como
la hora de la glorificación. El texto es una expresión clara de la teología de Juan sobre la
glorificación. Es el momento de la decisión, de la crisis del mundo. El mundo quiere vivir de sí
mismo y para sí mismo. Busca en sí el sentido de la existencia. Así se autoexcluye de la
salvación, porque es Jesús quien con su muerte da la vida. Para los discípulos la pasión, como
glorificación, comporta que quien quiere conservar la vida la pierda. En este contexto hace
Juan una referencia teológica a Getsemaní.
3. «Dar fruto»: Juan utiliza siempre la expresión «dar fruto» en este sentido misionero. La
eficacia de la muerte de Jesús para la extensión del reino de Dios entre los seres humanos y los
pueblos no es una eficacia automática: por lo tanto no ahorra a nadie la opción libre por el
evangelio. Por eso Jesús, que ha cumplido en su vida y en su muerte la ley de la siembra, de la
generosidad y la entrega, nos advierte que todos debemos hacer lo mismo que él si queremos
entrar con él en la vida eterna. Pues el que sólo se cuida de sí mismo y no tiene más
preocupaciones que la de salvar su vida, la pierde; en cambio, gana la vida eterna el que vive y
muere por los demás.
4. «Atraeré a todos hacia mi»: Puesto fuera de la violencia de la que se sentía amenazado, esta
suspensión de la cruz se convierte en una verdadera entronización, o sea, una colocación
buena en vista de aquél que es para todos salvación y bendición. De la violencia que lo quería
marginar y quitar del medio, se pasa a la fuerza ejercida por aquella imagen del entronizado. Se
trata de "un atraer" que se engendra no por curiosidad, sino por amor; será suscitador de
discipulado, de adhesión en todos aquéllos que sabrán andar más allá del hecho físico, y verán
en Él la gratuidad hecha totalidad. No será la muerte ignominiosa la que alejará, sino que se
convertirá en fuente de atracción misteriosa, gramática que abre nuevos sentidos por la vida.
Una vida entregada que genera vida; una vida sacrificada que genera esperanza y nueva
solidaridad, nueva comunión, nueva libertad.
5. Muerte que da vida: Pocas frases encontramos en el evangelio tan desafiantes como estas
palabras que recogen una convicción muy de Jesús: «Los aseguro, que si el grano de trigo no
cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto». La idea de Jesús es
clara. Con la vida sucede lo mismo que con el grano de trigo, que tiene que morir para liberar
toda su energía y producir un día fruto. Si «no muere», se queda solo encima del terreno. Por
el contrario, si «muere» vuelve a levantarse trayendo consigo nuevos granos y nueva vida. Con
este lenguaje tan gráfico y lleno de fuerza, Jesús deja entrever que su muerte, lejos de ser un
fracaso, será precisamente lo que dará fecundidad a su vida. Pero, al mismo tiempo, invita a sus
seguidores a vivir según esta misma ley paradójica: para dar vida es necesario «morir». No se
puede engendrar vida sin dar la propia. No es posible ayudar a vivir si uno no está dispuesto a
«desvivirse» por los demás. Nadie contribuye a un mundo más justo y humano viviendo
apegado a su propio bienestar. Nadie trabaja seriamente por el reino de Dios y su justicia, si no
está dispuesto a asumir los riesgos y rechazos, la conflictividad y persecución que sufrió Jesús.
Nos pasamos la vida tratando de evitar sufrimientos y problemas. La cultura del bienestar nos
empuja a organizarnos de la manera más cómoda y placentera posible. Es el ideal supremo. Sin
embargo, hay sufrimientos y renuncias que son necesarios asumir si queremos que nuestra
vida sea fecunda y creativa. El hedonismo no es una fuerza movilizadora; la obsesión por el
propio bienestar empequeñece a las personas. Nos estamos acostumbrando a vivirlo todo
cerrando los ojos al sufrimiento de los demás. Parece lo más inteligente y sensato para ser
felices. Es un error. Seguramente, lograremos evitarnos algunos problemas y sinsabores, pero
nuestro bienestar será cada vez más vacío, aburrido y estéril, nuestra religión cada vez más
triste y egoísta. Mientras tanto, los oprimidos y afligidos quieren saber si le importa a alguien
su dolor.
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FEB
27
Guión N° 26
Juan 11,1-45
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las
Escrituras que hoy vamos a leer. Que el texto bíblico se convierta en Palabra viva y liberadora
que produzca en nosotros(as) la adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino
de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Leamos hoy el texto que describe la resurrección de Lázaro. Durante la lectura,
tratan de seguir al grupo, los discípulos, hombres y mujeres que siguen a Jesús desde la Galilea
hasta Betania. Debes seguir con atención todo cuanto acontece, desde el momento del
anuncio de la enfermedad del hermano que Marta y María han enviado a Jesús que se
encuentra en Galilea, hasta la resurrección de Lázaro. Abramos nuestros corazones a escuchar
la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 11,1-45: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué personajes aparecen en el texto? ¿Qué palabras y gestos nos hablan en el texto del
amor que había entre aquellas personas?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
La amistad entrañable de Jesús con Lázaro, el hecho que llora y que se hospeda en su casa
revela rasgos tan humanos de Jesús. Comentar. ¿Qué importancia tiene para nosotros(as)?
¿Cómo resucita Lázaro hoy dando vida nueva a los pobres y excluidos?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Hacer oraciones
dirigidas directamente al Señor. Dirigirse al Padre, a Jesús o al Espíritu Santo. Hablar con él,
contarle, decirle lo que uno quiere o siente. “Padre, te doy gracias porque me has escuchado.
Yo sé que siempre me escuchas”.
6. Oración final: Señor, danos una vida nueva. Desatan las actitudes y situaciones de pecado
que nos amarran. Ayúdanos a cambiar para caminar en tus huellas y ser instrumentos de su
amor, de su justicia y de su paz, en nuestras familias, comunidades, ambientes de trabajo y en
todas partes. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: La resurrección de Lázaro cierra el Libro de los Signos. Es el mayor signo que Jesús
ha realizado: la vida supera a la muerte (20,11-18). Al mismo tiempo, es el anuncio del gran
signo: la resurrección de Jesús. Su proyecto de una nueva sociedad basada en el amor y en la
solidaridad continuó vivo en las primeras comunidades cristianas. Hoy, las comunidades
intentan seguir las huellas que dejaron los primeros seguidores y seguidoras de Jesús. En 11,1-
6, la palabra "enfermedad" aparece cinco veces. La repetición de este término refleja la
situación de sufrimiento y muerte provocada por la persecución. Los judíos que abrazaron la fe
cristiana fueron perseguidos por las autoridades judías y por el Imperio romano. Por ese
motivo, experimentaban una situación de miseria, sin auxilio ni protección. Por un lado, el
sufrimiento económico: mucha gente pasaba hambre; por otro, el sufrimiento religioso: los
pobres y los enfermos se sentían castigados por Dios. En la comunidad de Juan, muchos
miembros son asesinados, aunque esas muertes ganan un nuevo sentido: son fuentes de vida y
comprueban la práctica de la comunidad. Lázaro, Marta y María representan a la comunidad de
Betania. Allí circula una profunda relación de amistad y amor entre sus miembros
(11,3.5.11.35), capaz de engendrar vida nueva. Es una comunidad que necesita la presencia de
Jesús.
3. Los otros evangelios mencionan veintiocho milagros de Jesús distintos. Juan apenas
menciona siete y los llama "signos". De estos siete, apenas tres se encuentran en los sinópticos.
Los otros cuatro son exclusivos de Juan: las bodas de Caná (2,1-11), la curación de un paralítico
en la piscina de Siloé (5,1-9), la curación del ciego de nacimiento (9,1-7) y la resurrección de
Lázaro (11,1-44). En el modo cómo describe estos "signos", Juan hace más que contar
simplemente milagros. Él amplía y hace de modo que ellos puedan manifestar a Jesús como la
revelación del Padre. El Evangelio de Juan trata de clarificar la frase de Jesús: "El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre" (14,9). Cuando colocamos a contraluz la fotografía de Jesús hecha
por el evangelio de Juan, vemos el rostro del Padre.
6. A nosotros nos toca quitar la piedra para que Dios nos devuelva la vida: Jesús ordena quitar
la piedra. Marta reacciona: "Señor, ya huele…pues lleva cuatro días". Una vez más Jesús la
desafía, llamándola de nuevo a la fe en la resurrección, que es ahora, como un signo de la
gloria de Dios: "¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?" Quitaron la piedra.
Ante el sepulcro abierto y ante la incredulidad de las personas, Jesús se dirige al Padre. En su
plegaria, ante todo, da las gracias al Padre: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo
sé que siempre me escuchas". El Padre de Jesús es el mismo Dios que siempre escucha el grito
del pobre (Ex 2,24; 3,7). Jesús conoce al Padre y confía en él. Pero ahora le pide un signo a
causa de la muchedumbre que lo rodea, a fin de que pueda creer que Él, Jesús, es el enviado
del Padre. Después grita en alta voz: "¡Lázaro, sal fuera!" Lázaro salió fuera. Es el triunfo de la
vida sobre la muerte, de la fe sobre la incredulidad. Un campesino de Calle Larga hizo el
siguiente comentario: "¡A nosotros toca remover la piedra! Y así Dios resucita la comunidad.
¡Hay gente que no quiere remover la piedra, y por esto en su comunidad no hay vida!"
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FEB
27
Guión N° 25
Juan 10,27-30
1. Oración Inicial: Señor, abre nuestro corazón, abre nuestro ser a tu ser, ábrenos a la Vida con
el poder misterioso de tu Palabra. Haznos escuchar, haznos comer y gustar este alimento que
da vida; ¡ve cómo nos es indispensable! Envía, ahora, el buen fruto de tu Espíritu Santo para
que realice en nosotros(as) lo que leamos y meditemos sobre Ti. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El evangelio de Juan nos presenta a Jesús como el Buen Pastor que da la vida
por sus ovejas. El marco del texto de hoy es de conflicto con los jefes del pueblo judío. Poco
antes, Jesús había dicho: "conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí" (10,14), ahora dice
que sus ovejas escuchan su voz y que él las conoce y lo siguen (vs.27). Entre Jesús y sus
discípulos(as) hay un diálogo basado en un conocimiento mutuo. La relación entre el Señor y
quienes escuchan su palabra se expresa aquí en términos rurales, comprensibles para los
contemporáneos de Jesús: relación entre el pastor y sus ovejas. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 10,27-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué promete Jesús al que siga sus pasos, es decir, trabaje por su Causa, el Reino?
4) ¿Cuál es la misión que le dio el Padre y por la cual Jesús entrega su propia vida por
cumplirla?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? El Señor sigue hablándonos hoy por
medio de su Palabra. No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más
significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y
descubrir su sentido para nuestra vida.
La primera actitud que la palabra de Jesús ha puesto en evidencia es que el ser humano debe
“escuchar”. ¿Hay espacios en nuestra vida que dedicamos, de modo particular, a la escucha de
la Palabra de Dios? ¿Cómo llevar esto a la vida cotidiana?
La segunda actitud que la palabra de Jesús ha puesto en evidencia es que el ser humano debe
“seguir sus pasos”. Nuestro seguimiento diario: ¿Es fiel, es constante? ¿Qué debemos cambiar
para ser más fieles seguidores(as) de Jesús?
Dios nos ha concedido una parcela de vida de la que debemos cuidar. ¿Soy “buen pastor” de
las personas que tengo a mi cargo (en la familia, en el trabajo o desempleo, en la comunidad
cristiana, en mis relaciones sociales...)?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Se trata ahora
de transformar en oración toda aquello que la lectura y meditación de este texto nos ha
sugerido. “Queremos seguir tus pasos, acompaña nuestro camino, Señor.”
6. Oración final: Dios Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús como Buen Pastor que dio su
vida por las ovejas: te pedimos nos des muchos pastores(as) según tu corazón, para que,
animados(as) por el ejemplo de Jesús, conduzcan a tu pueblo con decisión por los nuevos
caminos que los tiempos actuales requieren. Ayúdanos a trabajar, según tu ejemplo, para que
las personas vivan con dignidad, justicia, libertad y paz. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. La voz del pastor: El don de Jesús es la vida que supera la muerte (vs.28). Esa es la misión
que le dio el Padre (vs.29), Jesús entrega su propia vida por cumplirla. Juan gusta subrayar la
unidad entre Jesús y el Padre: "el Padre y yo somos una sola cosa" (vs.30); en su evangelio este
es un elemento central de la conciencia mesiánica de Jesús y el fundamento de nuestra unión
con Jesús.
3. Con valentía y audacia: El tema del Buen Pastor se desarrolla sobre un fondo de conflicto y
amenaza de muerte (ver los versículos que siguen a nuestro texto en el evangelio de Juan). Ese
es también el marco en que se dan los primeros pasos de la comunidad cristiana. Sin valentía y
audacia no hay anuncio del mensaje. Si lo hacemos de verdad no encontraremos aplausos, sino
problemas; la palabra del Señor es exigente y cuestiona todo privilegio indebido, todo
exclusivismo religioso. El universalismo de la fe cristiana incomoda a quienes buscan sacar
partido de su posición religiosa, a aquellos que la usan para dominar y no para servir.
4. El lenguaje de Jesús no es para nosotros de evidencia inmediata; más aún, compara a los
creyentes con un rebaño, y nos deja perplejos. Somos, en gran mayoría, extraños a la vida
agrícola y pastoril, y no es fácil comprender lo que significa el rebaño para un pueblo de
pastores. Los oyentes, a los que Jesús dirige su palabra, era un pueblo de pastores. Es evidente
que la parábola es entendida desde el punto de vista de un hombre que comparte casi todo
con su rebaño. Él lo conoce: ve cada una de sus cualidades y de sus defectos; también las
ovejas conocen a su guía: responden a su voz y a sus indicaciones.
Las ovejas de Jesús escuchan su voz: no se trata sólo de una escucha externa (3,5; 5,37) sino de
una escucha atenta (5,28; 10,3), hasta la escucha obediente (10,16.27; 18,37; 5,25). En el
discurso del buen pastor esta escucha expresa la confianza y la unión de las ovejas al pastor
(10,4). El adjetivo «mías» no indica solamente la simple posesión de las ovejas, sino que pone
en evidencia que las ovejas le pertenecen, y le pertenecen en cuanto que Él es el propietario
(10,12).
He aquí, pues, que se establece una relación íntima entre Jesús y las ovejas:«y yo las conozco»
no se trata de un conocimiento intelectual; en el sentido bíblico “conocer as alguien” significa,
sobre todo, tener una relación personal con él, vivir en cierto sentido en comunión con él. Un
conocimiento que no excluye los trazos humanos de la simpatía, amor, comunión de
naturaleza.
En virtud de este conocimiento de amor, el Pastor invita a los suyos a seguirlo. La escucha de la
palabra comporta un discernimiento, para que entre todas las voces posibles, elijan la que
corresponde a una persona concreta (Jesús). Como consecuencia de este discernimiento, la
respuesta se hace activa, personal y se convierte en obediencia. Esta proviene de la escucha.
Por lo tanto, entre la escucha y la secuela del Pastor está conocer a Jesús.
El conocimiento de Jesús hacia sus ovejas abre un itinerario que conduce al amor: «Yo les doy
la vida eterna». Para el evangelista la vida es el don de la comunión con Dios. Mientras en los
sinópticos la ‘vida’ o ‘vida eterna’ esta unida al futuro; en el evangelio de Juan está unida a una
posesión actual. Este aspecto se repite con frecuencia en la narración de Juan: «El que cree en
el Hijo tiene vida eterna» (3,36); «En verdad, en verdad les digo: el que escucha mi Palabra y
cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna» (5,24; 6,47).
La relación de amor de Jesús se concretiza por la experiencia de protección que el ser humano
experimenta: se dice que las ovejas «no perecerán jamás». Quizás una alusión a la perdición
eterna. Y se añade que «nadie las arrebatará». Tal expresión sugiere el papel de la mano de
Dios y de Cristo que impiden a los corazones de las personas ser arrebatadas por otras fuerzas
negativas. En la Biblia, la mano, en algunos contextos, es una metáfora que indica la fuerza de
Dios que protege (Dt 33,3; Sal 31,6). Por otra parte, el verbo «arrebatar» sugiere la idea que la
comunidad de discípulos(as) no estará exenta de los ataques del mal y de las tentaciones. Pero
la expresión «nadie las arrebatará» indica la presencia de Cristo que asegura a la comunidad la
certeza de una estabilidad granítica que le permite superar toda tentación de miedo.
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FEB
24
Guión N° 24
Juan 10,11-18
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, envía tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura
de corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: En el texto de hoy, Jesús sigue teniendo delante a los mismos interlocutores:
los fariseos, identificados en Jn 10,19 con los judíos. Ellos son los falsos pastores, que han
excomulgado y echado fuera al ciego. Por el contrario, Jesús, el buen pastor, busca la oveja
perdida, la encuentra y la acoge. Este contraste violento se describe ahora mediante una
comparación: la del pastor. Se trata la distinta relación existente por un lado entre los fariseos y
la gente a la que gobiernan, y por otro, entre Jesús y los creyentes. Se pretende afirmar la
seguridad de las ovejas por su pertenencia a Jesús (el redil). Jesús es el buen pastor, que
sustituirá a los pastores asalariados. Él no explota a sus ovejas, sino que está a su servicio, da su
vida por ellas, las conoce individualmente con un conocimiento amoroso. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 10,11-18: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para dejar que la Palabra
de Dios impregne el corazón y la mente. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué actitud y preocupación tiene el pastor por las ovejas que no son de su corral? ¿Qué
deseo tiene para ellas?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Hay personas que se presentan como líderes, pero en realidad, en vez de servir, buscan sus
propios intereses. ¿Has tenido la experiencia de una persona así?
¿Cómo se debe ser evaluar a un líder tanto a nivel de comunidad como de nación?
¿Cómo son mis actitudes de pastor respecto a todos aquellos que, de una u otra manera,
dependen de mis cuidados? ¿Me comporto como el pastor asalariado a quien no le interesan
sus ovejas? ¿Conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí?
¿Se puede decir que nuestra pastoral continúa la misión de Jesús, Buen Pastor?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
2. El texto del evangelio de hoy (10,11-18) es la última parte del discurso del Buen Pastor
(10,1-18). El discurso de Jesús sobre el “Buen Pastor” presenta tres comparaciones, ligadas
entre sí por la imagen de las ovejas, que ofrecen criterios para discernir quién es el verdadero
pastor:
1ª comparación (10,1-5): “Entrar por la puerta”. Jesús distingue entre el pastor de las ovejas y
aquel que asalta para robar. Aquello que revela quién es el pastor es el hecho de que él entra
por la puerta. El salteador por otra parte.
2ª comparación (10,6-10): “Yo soy la puerta”. Entrar por la puerta significa obrar como Jesús,
cuya preocupación mayor es la vida en abundancia de las ovejas. Aquello que revela al pastor
es la defensa de la vida de las ovejas
3. ¿En qué modo la parábola del Buen Pastor puede quitar la ceguera y abrir los ojos de las
personas? En aquel tiempo, la imagen del pastor era el símbolo de líder. Pero no por el simple
hecho de que alguien se ocupe de las ovejas puede éste ser definido como pastor. También los
mercenarios cuentan. Los fariseos eran personas líderes. ¿Pero eran también pastores? Como
veremos, según la parábola, para discernir quien es pastor y quién es mercenario, es necesario
atender a dos cosas: (a) A la conducta de las ovejas frente al pastor que las conduce, para ver si
reconocen su voz. (b) A la conducta del Pastor ante las ovejas para ver si su interés es la vida de
las ovejas y si es capaz de dar la vida por ellos (10,11-18).
4. Una clave para el evangelio de Juan: Todos perciben la diferencia que hay entre el evangelio
de Juan y los otros tres evangelios: Mateo, Marcos y Lucas. Alguno lo define así: Los tres
últimos hacen una fotografía, Juan hace una radiografía. O sea, Juan ayuda a los lectores a
descubrir la dimensión más profunda que hay en lo que Jesús dice y hace. Revela las cosas
escondidas que solamente los rayos equis de la fe pueden descubrir y revelar. Juan enseña a
leer los otros evangelios con la mirada de la fe y a descubrir el significado más profundo. Jesús
mismo había ya dicho que mandaría el don de su Espíritu para que pudiésemos comprender
toda la plenitud de sus palabras (14,24-25; 16,12-13). Los antiguos Padres de la Iglesia decían:
el evangelio de Juan es “espiritual” y “simbólico”. Algunos ejemplos:
(a) Jesús sana al ciego de nacimiento (9,6-7); Para Juan este milagro tiene un significado más
profundo. Revela que Jesús es la Luz del mundo, que nos hace comprender y contemplar mejor
las cosas de Dios en la vida (9,39).
(b) Jesús resucita a Lázaro (11,43-44), no sólo para ayudar a Lázaro y consolar a sus dos
hermanas, Marta y María, sino para revelar que Él es la Resurrección y la Vida (11,25-26).
(c) Jesús cambia 600 litros de agua en vino en las bodas de Caná (2,1-13): Y lo hace no sólo
para salvar la alegría de la fiesta, sino también y sobre todo para revelar que la nueva Ley del
Evangelio es como vino comparado con la Ley precedente. Y lo hace con abundancia (¡600
litros!) precisamente para significar que a nadie le faltará hasta el fin de los tiempos.
(d) Jesús multiplica los panes y alimenta a los hambrientos (6,11) no sólo para saciar el hambre
de aquella gente pobre que le acompañaba por el desierto, sino también para revelar que Él
mismo es el pan de la vida que alimenta a todos a través de la vida (6,34-58). Jesús habla con la
Samaritana sobre el agua (4,7.10), pero lo que Él quería era que ella llegase a descubrir el agua
del don de Dios, que ya llevaba dentro (4,13-14). En una palabra, es el Espíritu de Jesús quien
da vida (6,63). La carne o solo la letra no bastan y pueden incluso matar el sentido y la vida (2
Cor 3,6).
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FEB
21
Guión Nº 23
Juan 10,1-18
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, envía tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura
de corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu
voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos pone delante la figura tan familiar del Buen Pastor.
Hablando de las ovejas del redil de Dios, Jesús usa diversas imágenes para describir la conducta
de aquéllos que se ocupan del rebaño. Durante su lectura tratamos de poner atención a las
diversas imágenes o comparaciones que usa Jesús para presentarse como el verdadero Pastor.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 10,1-18: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Con qué comparación comienza Jesús su discurso? ¿Lograron entender lo quería decir?
3) ¿Quién es la puerta por donde pasan las ovejas? ¿Qué les espera a quienes entran por
ella?
4) ¿Quién es el Buen Pastor? ¿Cuál es la diferencia entre la práctica del Buen Pastor y la
práctica de los ladrones?
5) ¿Por qué ha venido Jesús? ¿Cómo defiende la vida de las ovejas el buen pastor? ¿Cuál es la
relación entre el pastor y sus ovejas?
6) ¿Cuál es la meta de Jesús para las personas que no son todavía sus seguidores?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Quiénes son hoy los "ladrones" y "lobos" que amenazan y matan la vida?
b) Jesús ha venido para que tengamos vida en abundancia: Compartir algunos hechos
concretos en nuestra realidad que revelan la negación de una vida digna. ¿Cómo estamos
reaccionando delante de esta realidad? ¿Qué hacemos para defender la vida amenazada de los
pobres?
c) ¿Cómo proclamar al Buen Pastor que vino a traer vida en abundancia? Ante los hechos de
nuestra realidad: ¿Qué debemos hacer para ser pastores y no salteadores en el Chile de hoy?
d) Jesús abre el horizonte y dice que tiene otras ovejas que no son de este redil: ¿No será que
hoy la Iglesia está muy encerrada en sus cosas, en una manera de celebrar, de organizarse, lo
que mantiene alejada a mucha gente que, de buena gana, entraría en nuestra comunión si
abriéramos las puertas que nos encierran?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Jesús, Buen Pastor, cuida a toda la humanidad, y ya que compartimos la alegría
de la Resurrección, danos fuerza para trabajar con valor por el Reino y el gozo de verlo crecer
poco a poco en el mundo, de modo que la fraternidad y solidaridad universal sea cada día más
real. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
4. La comparación de la puerta de las ovejas (10, 6-10): Aquéllos que escuchaban, los fariseos,
(9,40-41), no entendían lo que significaba “entrar por la puerta”. Jesús lo explica: “Todos los
que han venido delante de mí son ladrones y salteadores”. ¿De quién está hablando Jesús con
esta frase tan dura? Probablemente, por su manera de hablar de los salteadores, se refería a
los jefes religiosos que arrastraban a la gente detrás de ellos, pero no respondían a las
esperanzas de la gente. No estaban interesados en el bien del pueblo, sino más bien en su
propio dinero y en sus intereses. Engañaban a la gente y la abandonaban a su suerte. El criterio
fundamental para discernir entre el pastor y el salteador es la defensa de la vida de las ovejas.
Entrar por la puerta significa imitar la conducta de Jesús en defensa de la vida de las ovejas.
Jesús pide a la gente tomar la iniciativa de no seguir a quien se presenta como si fuese pastor,
pero que no está interesado en la vida de la gente.
5. La comparación del Buen Pastor (10,11-15): Jesús cambia la comparación. Antes Él era la
puerta, ahora es el pastor. Pero Jesús no es un pastor cualquiera, es ¡el buen pastor! La imagen
del buen pastor viene del Antiguo Testamento. Diciendo que es el Buen Pastor, Jesús se
presenta como aquél que viene a cumplir las promesas de los profetas y las esperanzas del
pueblo. Hay dos puntos en los que insiste: (a) En la defensa de la vida de las ovejas: el buen
pastor da su vida. (b) En el mutuo entendimiento entre el pastor y las ovejas: El Pastor conoce a
sus ovejas y ellas conocen al pastor. Y el falso pastor, que quiere vencer su ceguera, debe
confrontar su propia opinión con la opinión de la gente. Esto era lo que no hacían los fariseos.
Ellos despreciaban a las ovejas y las llamaban gente maldita e ignorante (7,49; 9,34). Al
contrario, Jesús dice que la gente tiene una percepción infalible para saber quién es el buen
pastor, porque reconoce la voz del pastor (10,4). Los fariseos pensaban que poseían la certeza
en discernir las cosas de Dios. Pero en realidad eran ciegos. El discurso sobre el Buen Pastor
encierra dos importantes reglas para quitar la ceguera farisaica de nuestros ojos: (a) Los
pastores están muy atentos a la reacción de las ovejas, porque reconocen la voz del pastor. (b)
Las ovejas deben prestar mucha atención a la conducta de aquéllos que se dicen pastores para
verificar si verdaderamente les interesa la vida de las ovejas, sí o no, o si son capaces de dar la
vida por las ovejas. ¿Y los pastores de hoy?
6. La meta a la que Jesús quiere llegar: un solo rebaño y un solo pastor (10,16-18): Jesús abre el
horizonte y dice que tiene otras ovejas que no son de este redil. Y ellas no oyen la voz de Jesús,
pero cuando la oigan, se darán cuenta que Él es el pastor y lo seguirán. Aquí aparece el
comportamiento ecuménico de las comunidades del “Discípulo Amado”.
7. ¿Qué debemos hacer? Estamos ante la disyuntiva central: vida o muerte. Jesús hace ver así
lo que está realmente en juego al interior de la Iglesia. Porque de eso se trata, de cómo se
viven las responsabilidades en la comunidad cristiana. Quienes tienen una tarea de orientación
en ella deben estar cerca al pueblo cristiano, conocer sus necesidades y esperanzas. Más
todavía, compartir su vida. Como el buen pastor debemos ser la puerta por la que entran las
personas a la justicia y la alegría del Reino (vs.7-9). La responsabilidad pastoral no es un
privilegio, es un servicio. El pastor que se aleja de los sufrimientos cotidianos de los pobres, de
los maltratos que reciben, se convierte en un extraño, y finalmente -por duros que puedan
parecer los términos- en un "ladrón y salteador". Es un riesgo permanente. La advertencia del
Señor es severa y exigente.
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FEB
21
Guión Nº 22
Juan 9,1-41
1. Oración Inicial: Señor, envía tu Espíritu Santo. Danos tu luz y concédenos escuchar con
actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 9,1-41: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Cuál es el signo que hace Jesús que resulta en la sanación del ciego?
5) ¿Cómo reaccionan los vecinos? ¿Cómo reaccionan los fariseos? ¿Cómo reaccionan los
padres? ¿Cuál fue la sentencia final de los fariseos? ¿Qué hicieron con el hombre?
6) ¿Cómo fue el encuentro de Jesús con el expulsado? El hombre: ¿Qué hizo y dijo a Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Existen hoy personas que piensan que la enfermedad, los desastres naturales o las
desgracias son castigo de Dios? Al escuchar las palabras de Jesús: ¿Qué pensamos ahora?
b) Dice el refrán popular: ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver! A veces, quienes
deberían ser los más lúcidos resultan los más ciegos. Este aspecto del evangelio de hoy: ¿Tiene
alguna relevancia para nuestros días?
c) En nuestra comunidad: ¿Cómo debemos llevar al mundo la luz que recibimos del Evangelio?
¿Cómo caminar hoy como hijos e hijas de la luz en nuestra realidad?
d) ¿Nos sentimos desafiados por la vida y por la palabra de Jesús? ¿Aceptamos el reto de vivir
a la altura del desafío que nos hace? ¿Y qué es lo que hay que ver hoy?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Danos Señor la capacidad de mirar la vida a la luz del Evangelio. Quita de
nosotros(as) la venda que nos impide descubrir a los demás como hermanos y hermanas.
Aclara nuestra mirada, danos tu luz, cambia nuestra ceguera para creer y vivir como
discípulos(as). Ayúdanos a colaborar contigo para que todas las personas puedan alegrarse en
su vida al ver tu luz. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto en el que fue escrito el Evangelio de Juan: Meditando la historia de la curación del
ciego, es bueno recordar el contexto de las comunidades cristianas en Asia Menor hacia finales
del siglo primero, para las cuáles fue escrito el Evangelio de Juan y que se identificaban con el
ciego y con su curación. Ellas mismas, a causa de una visión legalista de la ley de Dios, eran
ciegas de nacimiento. Pero, como sucedió para el ciego, también ellas consiguieron ver la
presencia de Dios en la persona de Jesús de Nazaret y se convirtieron. ¡Fue un proceso
doloroso! En la descripción de las etapas y de los conflictos de la curación del ciego, el autor
del Cuarto Evangelio evoca el recorrido espiritual de las comunidades, desde la oscuridad hasta
la plena luz de la fe iluminada por Cristo.
3. La ceguera ante el mal que existe en el mundo (9,1-5): Ante un ciego de nacimiento, que por
esa razón vivía de limosnas, los discípulos de Jesús preguntan por el culpable de su infortunio.
Era una idea dominante en esa época: la pobreza y la enfermedad eran castigo de un pecado.
Asociar los defectos físicos al pecado era un modo con el cual los sacerdotes de la Antigua
Alianza mantenían su poder sobre la conciencia del pueblo. El Señor los libera de esa
concepción que los ata de manos y no les permite confrontar la realidad: ni este individuo ni
sus padres son responsables de la ceguera (vs.3). Culpabilizar a quienes padecen enfermedad o
pobreza es hundirlos en ellas; impide, además, que tomen las medidas apropiados para salir de
esas situaciones. Este modo de ver las cosas no ha terminado. Lo encontramos en nuestro
pueblo que muchas veces vive sus sufrimientos como un castigo divino. El pecado es una
realidad humana, pero los cristianos creemos en un Dios pronto al perdón. Es un Dios de amor
y no de castigos que justifiquen lo que El rechaza: las condiciones inhumanas en que vive la
mayoría de nuestra población. Al liberarnos de esta estrecha -e interesada-interpretación,
Jesús nos revela al Dios de la vida y del amor.
5. La sentencia final de los fariseos con respecto a Jesús (9,24-34): Llaman de nuevo al ciego El
había dicho: "¡Es un Profeta!" Según los fariseos debiera haber dicho: "¡Es un pecador!" Pero el
ciego es inteligente. Ante la ceguera de los fariseos, crece en el ciego la luz de la fe. Él no
acepta el razonamiento de los fariseos y confiesa que Jesús viene del Padre. Esta profesión de
fe le causa la expulsión de la sinagoga. Lo mismo sucedía en las comunidades cristianas de
finales del primer siglo. Aquél que profesaba la fe en Jesús debía romper cualquier lazo de
unión familiar y comunitaria Así sucede hoy también: aquél o aquélla que decide ser fiel a
Cristo corre el peligro de ser excluido.
6. El mendigo se pone de pie: Se ha operado un cambio total en este mendigo ciego que
pasaba su vida sentado estirando la mano por una limosna. Ahora, puesto de pie, discute de
igual a igual con los poderosos de su pueblo, ciegos a la manifestación del Mesías (vs.30-33).
Poco a poco va comprendiendo mejor a Jesús: primero habla de él como "ese hombre" (vs. 11),
después la luz se va haciendo y dice que se trata de "un profeta" (vs.17). El Señor entra en
escena nuevamente y lo conduce plenamente a la fe. "Creo, Señor" (vs.38), afirma este hombre
tratado por todos, menos por Jesús, como un insignificante. Dios lo elige para que manifieste
su obra. El ciego, y aquellos que lo rodean, son liberados de la idea de un Dios castigador, se ve
libre de la ceguera, crece como ser humano y recibe finalmente la gracia de la fe. Reducir la
liberación de Jesús a uno de esos aspectos es mutilarla o empobrecerla. Nada escapa a su
amor.
7. Una reflexión final (9,39-41): El ciego que no veía, acaba viendo mejor que los fariseos. Las
comunidades del Asia Menor que antes eran ciegas, descubren la luz. Los fariseos que
pensaban ver correctamente, son más ciegos que el ciego de nacimiento. Encerrados en la
vieja observancia, mienten cuando dicen que ven. ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!
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FEB
19
Guión Nº 21
Juan 8,1-11
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestras vidas a tu Palabra. Envía tu Espíritu Santo y
despierta nuestra inteligencia, para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos
saborearla y comprenderla. Danos fe en ti, para que tus palabras sean para nosotros la luz
que nos guíe por los caminos de la justicia y de la verdad. Habla, Señor. Te escuchamos y
deseamos poner en práctica tu Palabra, porque son vida, gozo, justicia, y paz. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué situación le presentan los fariseos y escribas? ¿Qué es lo que a ellos les importa?
Según los escribas y fariseos: ¿Qué se debe hacer con ella?
5) Finalmente, ¿Con qué palabras se dirige Jesús a la mujer? ¿Qué es lo que importa para
Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Pensar en nuestra propia vivencia de fe: ¿A quién nos parecemos? ¿A los fariseos o a
Jesús? ¿Tendemos a condenar a personas que tienen conductas inadecuadas?
c) El sufrimiento de la mujer en nuestras comunidades: ¿No debería tener un eco más vivo y
concreto y un lugar más importante en nuestra labor social?
d) ¿No hemos de estar más cerca de toda mujer oprimida para denunciar abusos,
proporcionar defensa inteligente y protección eficaz?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, Tu perdón nos da una nueva oportunidad. Gracias por ofrecernos una
nueva vida. Ayúdanos a aceptar tus caminos y vivir este tiempo desde la oración, la solidaridad
y el perdón. Queremos cambiar de vida y dejar atrás lo que nos separa de ti y de los demás.
Queremos vivir una conversión de corazón que nos haga personas nuevas, mensajeras de paz y
esperanza. Señor, danos tu Espíritu para lograrlo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Adulterio: Hay que tener en cuenta que se consideraba adulterio la relación sexual de un
casado con una mujer casada, no la relación de un casado con una soltera. ¿Por qué? Muy
sencillo: la mujer se consideraba propiedad del marido, con el adulterio se perjudicaba al
marido, por apropiarse de algo que era de él (la mujer). Cuando el marido engañaba a su mujer
con una soltera, su mujer no tenía ningún derecho a sentirse ofendida. ¡Cómo iba a estar de
acuerdo Jesús con esta aberración! ¡Cómo iba a considerar venida de Dios, una Ley que estaba
de acuerdo con esta desigualdad humillante! ¡Qué poco han cambiado las cosas en dos mil
años! Hoy seguimos midiendo con distinto saco la infidelidad del hombre y de la mujer.
5. El perdón por parte de Dios es lo primero: En contra de lo que nos repetirán hasta la
saciedad durante estos días, Jesús perdona a la mujer antes de que se lo pida; no exige ninguna
condición. No es el arrepentimiento ni la penitencia lo que consigue el perdón, sino que es el
descubrimiento del amor incondicional lo que debe llevar a la adúltera al cambio de vida.
Tenemos aquí otro gran margen para la reflexión. Cambiar de perspectiva será la consecuencia
de haber tomado conciencia de que Dios es Amor y está en mí.
6. Así es Jesús: Por fin ha existido sobre la tierra alguien que no se ha dejado condicionar por
ninguna ley ni poder opresivo. Alguien libre y magnánimo que nunca odió ni condenó, nunca
devolvió mal por mal. En su defensa y su perdón a esta adúltera hay más verdad y justicia que
en nuestras reivindicaciones y condenas resentidas. Los cristianos(as) no hemos sido capaces
todavía de extraer todas las consecuencias que encierra la actuación liberadora de Jesús frente
a la opresión de la mujer. Desde una Iglesia dirigida e inspirada mayoritariamente por varones,
no acertamos a tomar conciencia de todas las injusticias que sigue padeciendo la mujer en
todos los ámbitos de la vida.
Lo cierto es que, veinte siglos después, en los países de raíces supuestamente cristianas,
seguimos viviendo en una sociedad donde con frecuencia la mujer no puede moverse
libremente sin temer al varón. La violación, el maltrato y la humillación no son algo imaginario.
Al contrario, constituyen una de las violencias más arraigadas y que más sufrimiento genera.
¿Qué desafíos presenta esta realidad para nuestra comunidad ?
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FEB
11
Guión Nº 20
Juan 6,60-69
1. Oración Inicial: Señor Jesús, aquí están nuestros oídos, nuestros corazones, nuestra
memoria, nuestra inteligencia. Aquí estamos ante ti. Haznos oyentes fieles, sinceros, fuertes.
Haznos permanecer, Señor, con los oídos del corazón, fijos en tus labios, en tu voz, en cada una
de tus palabras, para que ninguna caiga en el vacío. Te rogamos que envíes tu Espíritu Santo,
que sea como agua viva que riega todo nuestro campo para que dé fruto, el 30, el 60 o el 100
por uno. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 6,60-69: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) Recordar el diálogo cuando Jesús habló del pan de vida: ¿Cómo reaccionan ahora muchos
de los discípulos antes sus enseñanzas? ¿Qué dicen?
4) ¿Qué hicieron muchos de los discípulos después de escuchar las palabras de Jesús?
5) ¿Qué pregunta Jesús luego a los Doce apóstoles? ¿Qué responde Pedro?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En nuestra vida personal y comunitaria: ¿Cuáles son las cosas que nos hacen echarnos
atrás en el camino de seguimiento del Señor?
b) ¿Existen personas que ya se «echaron para atrás» para seguir su propio camino?
Comentar.
c) ¿Qué palabras de Jesús son duras para nosotros? Cada persona comparte libremente
alguna frase de Jesús que le parezca dura por ser difícil de vivirla.
e) ¿Defendemos la verdad? Contemos alguna situación en la que por decir la verdad perdimos
amigos y alguna situación en la que vimos los beneficios por decir la verdad.
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, tú tienes palabras de vida. Enséñanos a seguirte. Haz crecer en
nosotros(as) la semilla de la fe, la confianza y la entrega. Queremos servir a tu Reino, porque Tú
eres el Señor de la Vida. Señor, tus palabras nos dan vida y nos llegan al corazón. Creer en ti y
vivir como enseñas a veces nos pone en crisis. Por esto, danos fuerzas para seguirte y decir
como Pedro, «Señor, ¿a quién iremos?, sólo tú tienes palabras de vida eterna». Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
2. El texto de hoy es la última parte del capítulo sobre el pan de vida y la eucaristía. Como
momento culminante, y ante las afirmaciones tan rotundas de Juan sobre Jesús y la eucaristía,
la polémica está servida ante los oyentes que no aceptan que Jesús pueda dar la vida eterna.
Se habla, incluso, de discípulos que, escandalizados, abandonan a Jesús. Deberíamos entender,
a su vez, que abandonan la comunidad que defendía esa forma de comunicación tan íntima de
la vida del Señor resucitado. Pero la eucaristía es solamente un anticipo, no es toda la realidad
de lo que nos espera en la comunión con la vida de Cristo. Por ello se recurre al símil del Hijo
del hombre que ha de ser glorificado, como nosotros hemos de ser resucitados.
3. Las palabras de vida eterna. Los interlocutores de Jesús a lo largo de todo el relato: la gente
(6,22), los judíos (6,41) y los discípulos, que después le abandonan, son las mismas personas
con distintos nombres. Los distintos nombres designan a aquellos que se entusiasmaron con
Jesús en un primer momento, considerándole como un profeta de Nazaret, hijo de José (1,45;
6,42), pero que no se decidieron a dar el paso requerido por la fe cristiana: la aceptación de
Jesús como el Hijo de Dios y el compromiso de seguirlo en el camino de la cruz.
5. Las palabras de Jesús chocan con la mentalidad de hoy. Hace veinte siglos parecía
inadmisible que una persona pudiera comunicar un mensaje tan exigente y tan liberador. Hoy,
seguimos en el mismo plan: tratamos de endulzar las palabras de Jesús para que no hieran
nuestros prejuicios. Pero, la palabra de Jesús nos desestabiliza, nos desquicia y nos lleva a
cuestionar la vida diaria. A veces, incluso, decimos como los discípulos. «Este modo de hablar
es inaceptable, ¿quién puede hacerle caso?». No obstante, si queremos seguir a Jesús, la única
respuesta posible es un «sí» rotundo, un «amén» decidido y generoso. Queremos seguirlo y
queremos ser como él. No deseamos contentarnos con los laureles que nos ofrece el mundo,
sino que anhelamos caminar con el Nazareno la difícil vía del pueblo de Dios en la historia.
Ahora, muy pocos se atreven a criticar abiertamente a Jesús de Nazaret, pero esto no significa
que estén de acuerdo con él. Muchas personas hace tiempo que se «echaron para atrás» y
cogieron su propio camino. Solamente se contentan con llevar en su memoria el recuerdo de
su bautismo y el aval de su primera comunión. Pero, para aquellos que anhelamos escuchar la
voz del Maestro, no existe otra respuesta que la de Pedro ante el desafío de Jesús: «Señor, ¿a
quién iremos?, sólo tú tienes palabras de vida eterna». ¡Qué útil sería examinar nuestras misas!
¿Generan un «movimiento de Jesús» en dirección hacia la lo que Él llamaba Reino de Dios?
¿Van cambiando nuestro modo de pensar y actuar? ¿Nos hacen capaces de identificar las otras
presencias del Dios entre los desheredados de la vida? El mismo Jesús, en cuya boca Juan puso
estas palabras: «Yo soy el Pan de Vida», según Mateo también dijo: «tuve hambre y me diste
de comer, cada vez que lo hicieron con mis hermanos más pequeños, era conmigo mismo con
quien lo estaban haciendo» (Mt 25,35).
6. Palabras Creíbles: En la sociedad moderna vivimos acosados por palabras, comunicados,
imágenes y noticias de todo tipo. Ya no es posible vivir en silencio. Anuncios, publicidad,
noticiarios, discursos y declaraciones invaden nuestro mundo interior y nuestro ámbito
doméstico. La palabra de Jesús era diferente. Nacía de su propio ser, brotaba de su amor
apasionado al Padre y a los hombres. Era una palabra creíble, llena de vida y de verdad. Se
entiende la reacción espontánea de Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras
de vida eterna». Muchos hombres y mujeres de hoy no han tenido nunca la suerte de escuchar
con sencillez y de manera directa sus palabras. Su mensaje les ha llegado, muchas veces
desfigurado y distorsionado por demasiadas doctrinas, fórmulas ideológicas y discursos poco
evangélicos. Unos de los mayores servicios que podemos realizar en la Iglesia es poner la
persona y el mensaje de Jesús al alcance de los hombres y mujeres de nuestros días. Ponerles
en contacto con su persona. La gente no necesita escuchar nuestras palabras sino las suyas.
Sólo ellas son «espíritu y vida». Es sorprendente ver que, cuando nos esforzamos por presentar
a Jesús de manera viva, directa y auténtica, su mensaje resulta más actual que todos nuestros
discursos.
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FEB
Guión N° 19
Juan 6,51-59
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Que leamos y
escuchemos tu voz y meditemos tus enseñanzas. Envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra
inteligencia, para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos saborearla y
comprenderla. Danos una gran fe en ti, para que tus palabras sean para nosotros(as) la luz
que nos guíe. Habla, Señor. Te escuchamos y deseamos poner en práctica tu Palabra, porque
tus palabras son vida, gozo, justicia y paz. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 6,51-59: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) «El que come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él». (6,56): En la vida diaria:
¿Dónde y cómo encontramos que Cristo permanece con nosotros(as) y nosotros(as) con Él?
c) ¿Cómo nuestra participación en la misa nos ayuda a comprometer nuestra vida al servicio
de la gente y del Reino de Dios?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Jesús, pan verdadero, alimento para la vida, muéstranos el camino que nos
lleve a vivir siguiendo tu ejemplo. Tú eres el pan de cada día que sostiene nuestra vida.
Necesitamos tu fuerza para seguir adelante. Pan de vida para toda la humanidad, enséñanos a
ser pan para la gente que nos rodea Enséñanos a compartir y ser solidarios, como Tú, que
entregas tu vida para que vivamos en plenitud. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. El evangelio de Juan lleva a su punto culminante el discurso del pan de vida, porque
aparecen con un realismo indiscutible los elementos sacramentales de la Eucaristía. Es, quizás,
el texto más explícito sobre este sacramento que se practicaba en la comunidad, por el que
probablemente eran criticados los cristianos. Juan no nos describe la institución de la eucaristía
en la última cena; por ello, los especialistas han visto aquí el momento elegido por el
evangelista para poner de manifiesto sus ideas teológicas sobre este sacramento que hace
crecer a la comunidad. En este momento se usa el verbo comer que tiene un verdadero sentido
sacramental, ya que comer “la carne” y beber “la sangre” no pueden hacerlo los humanos (Lv
17,10) más que en sentido simbólico-sacramental. Nos encontramos ante la radicalización del
discurso de Cafarnaún: la carne, en este caso es lo mismo que el cuerpo, y el cuerpo representa
a la persona y la historia misma de Jesús, que se ha sacrificado y entregado por “el mundo”. El
autor nos pone frente al sacrificio redentor de la cruz, sin mencionarlo directamente, más que
por medio de “dar” o “entregar”. El sentido de “comer” al Hijo del hombre es una expresión
que apunta a poseer su vida, su palabra, sus opciones, sus sentimientos filiales.
3. Es una comunión con su vida, esa vida que entrega por la humanidad y que en la Eucaristía
vuelve a entregar como el resucitado. Si el Hijo vive por el Padre que le entrega su vida,
nosotros vivimos por Jesús que nos entrega la que ha recibido. Es todo, pues, un misterio de
donación el que acontece en la realización de la Eucaristía. De ahí que sea el sacramento que
nos va resucitando día a día, para que la muerte no sea nuestro destino, sino que sea nuestra
meta para tener la vida que Jesús posee ahora como Señor de la muerte. Ahí reside la sabiduría
del misterio de la eucaristía en la comunidad: ser una donación sin medida. En Juan, este
discurso está en sintonía con el mismo misterio de la Encarnación. Es posible que muchas
expresiones muestren un “realismo” exagerado, para explicar lo que siendo real, se lleva a cabo
de forma sacramental. Porque es real la donación de la vida
4. Juan desarrolla el tema de la «incomprensión» para adentrarnos de forma didáctica en el
conflicto entre los practicantes de la religión judía y los cristianos. La eucaristía desató
sospechas entre israelitas, romanos y griegos. No podían entender como una comunidad de
creyentes podía celebrar con gozo y entusiasmo la muerte de su Señor y Maestro. Sin embargo,
lo que en realidad no entendían era el misterio pascual. Jesús había resucitado, superando el
cerco de una muerte violenta e injusta, y ahora vivía en medio de sus seguidores. Él se había
convertido en principio de vida para aquellos que yacían inermes bajo la opresión de una
religión agobiada por un sinnúmero de preceptos o por una religión que adoraba al déspota de
turno. Jesús era el pan vivo, bajado del cielo, para alimentar a una muchedumbre que añoraba
una vida de paz y plenitud. Para ellos, la verdad era una praxis de vida que transformaba al ser
humano y lo habilitaba para vivir en comunión con sus congéneres y con el universo.
5. Calidad de Vida: Cuando el evangelio de Juan desea insistir en algo de importancia decisiva,
va poniendo en labios de Jesús palabras que repiten una y otra vez la misma idea con diversos
matices: «Yo soy el pan vivo», un pan lleno de vida; «el que me come, vivirá por mí», su vida se
nutrirá de la mía; «el que coma de este pan, vivirá para siempre», su vida no terminará en la
muerte. Sin duda, aquí se está hablando de la Eucaristía, pero no sólo de ella. La afirmación
básica y central es ésta: Jesús es «fuente de vida» para todo el que se alimenta de Él. En Jesús
no vamos a encontrar una doctrina o una filosofía; no vamos a encontrarnos con una teología
de escribas o una religión fundamentada en la ley. Vamos a encontrarnos con alguien lleno de
Dios, capaz de alimentar nuestro anhelo de vida y vida eterna. En las sociedades modernas se
habla mucho de «calidad de vida». Desgraciadamente, sólo se trata de la calidad de algunos
productos. Se diría que la vida mejora cuando mejora el modelo de nuestro auto o la
urbanización donde vivimos. Sin embargo, se puede tener toda la «calidad de vida» que ofrece
la sociedad moderna y no saber vivir. No es extraño ver a personas cuyo único objetivo es
llenar el vacío de sus vidas mediante el placer, la excitación, el dinero, la ambición y el poder.
No pocos se dedican a llenar su vida de cosas, pero las cosas siempre son algo muerto, no
pueden alimentar nuestro deseo de vivir. No es casual que siga creciendo el número de
personas que no conocen la alegría de vivir.
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FEB
7
18. Juan 6,48-58
Guión Nº 18
Juan 6,48-58
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra inteligencia para que
tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos comprenderla. Te escuchamos, Señor y
deseamos poner en práctica tu Palabra construyendo tu Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy es la parte final del discurso del Pan de Vida. Mediante este
discurso, el evangelio de Juan nos ayuda a comprender el significado profundo de la
multiplicación de los panes y de la Eucaristía. En el transcurso de la lectura, tratemos de estar
atentos a las palabras de Jesús que nos ayudarán a entender el signo del Pan de Vida. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 6,48-58: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿En qué se diferencia el “pan vivo que baja del cielo” de la comida dada por Dios en el
desierto?
6) ¿Qué es necesario comer para tener la vida eterna y para permanecer en Jesús y Él en
nosotros(as)?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) En nuestra vida diaria: ¿De qué manera Cristo permanece con nosotros(as) y nosotros con
Él?
c) Compartir: ¿Cómo nuestra participación en la misa nos ayuda a comprometer nuestra vida
al servicio de la gente y del Reino de Dios? Nuestras vidas: ¿Son realmente un "compartir"?
d) Nuestras "eucaristías": ¿Son realmente una acción de gracias, una fiesta, una auténtica
celebración? ¿Qué falta en ellas?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús, partiste y repartiste tu pan, tu vino, tu cuerpo y tu sangre durante
toda tu vida, y en la última cena lo hiciste también. Nos diste un ejemplo para que hagamos lo
mismo. Te pedimos, que cada vez que nosotros(as) la celebremos "en memoria tuya",
renovemos nuestra decisión de seguir partiendo y repartiendo, como Tú, en la vida diaria,
nuestro pan y nuestro vino, nuestro cuerpo y nuestra sangre, todo lo que somos y poseemos
para así construir tu Reino. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. El discurso del Pan de Vida: El discurso del Pan de Vida (Jn 6,22-71) es una secuencia de siete
breves diálogos entre Jesús y las personas que se encuentran con Él después de la
multiplicación de los panes. Jesús trata de abrir los ojos de la gente, haciéndoles entender que
no basta luchar sólo por el pan material. La lucha cotidiana por el pan material, no llega a la
raíz si no va acompañada de una mística. Los siete breves diálogos son una catequesis muy
bella que explica a la gente el significado profundo de la multiplicación de los panes y de la
Eucaristía. Para aquellas personas que desean profundizar el discurso del Pan de Vida, he aquí
la secuencia de los siete diálogos que componen el discurso:
A lo largo de todo el diálogo aparecen las exigencias que el vivir desde la fe en Jesús traza para
nuestra vida. La gente queda asombrada por las palabras de Jesús. Pero Jesús no cede, no
cambia sus exigencias. Por esto, muchos lo abandonan. Hoy sucede también la misma cosa:
cuando el evangelio comienza a ser un serio compromiso, mucha gente lo abandona. En la
medida en que el discurso de Jesús avanza, menos gente va quedando a su alrededor. Al final
quedan solo los doce, y Jesús ¡Ni siquiera puede confiar en ellos!
5. Eucaristía: Don y compromiso: Celebrar la Eucaristía es, en primer lugar, agradecer el don de
la vida de Dios que nos fue dada por medio de su Hijo, Jesucristo. Pero, también es asumir un
compromiso. Por ello, no podemos dejar olvidado el dolor de esta vida que el pobre padece.
Cuando celebramos la Eucaristía, proclamamos la justicia del pan compartido igualmente entre
todos, proclamamos la liberación de todos los que se reúnen para celebrar el misterio pascual.
Celebrar la Eucaristía sin el deseo o el empeño de eliminar las injusticias sociales que atentan
contra la fraternidad y la dignidad humana es una farsa, una mentira. Estamos diciendo que
amamos a Dios y no amamos a la gente (1 Jn 4, 20). Las palabras de San Juan Crisóstomo
también nos interpelan fuertemente: "Si quieres honrar el cuerpo de Cristo, no lo descuides
cuando se encuentra desnudo. No lo honres, aquí en la iglesia, con ropas de seda para
descuidarlo allá afuera, donde se padece frío y desnudez". En efecto, aquel que dice: "Esto es
mi cuerpo", dice también: "ustedes me vieron con hambre y no me dieron de comer". "En la
medida en que hicieron esto con lo más pequeños de mis hermanos, a mi me lo hicieron" (Mt
25, 31ss).
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FEB
Guión Nº 17
Juan 6,41-51
1. Oración Inicial: Espíritu Santo de la Verdad, acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de
las Escrituras. Te lo pedimos a ti con confianza, porque tú las inspiraste y tú las conservas. Tú,
que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta en Palabra viva y liberadora, que
produzca en nosotros(as) el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de Dios. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Jesús se ha identificado él mismo como el Pan de Vida (v.35) que ha bajado del
cielo para hacer la voluntad de quien lo ha enviado (v.38). La voluntad de quien lo ha enviado,
el Padre, es que no se pierda ninguno de los que Él le ha dado (v.39) y que todo que lo vea,
crea en Él y así, tenga vida eterna (v.40). Esto despierta la murmuración de parte de su
auditorio. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 6,41-51: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
5) ¿Cuál es la diferencia entre el pan que comieron en el desierto y el pan que ofrece Jesús?
6) ¿Quién es el «pan vivo bajado del cielo» y qué recibe la persona que lo come?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) ¿Vivimos hambriento(as) de Jesús, pan de vida eterna? ¿O nos quedamos a veces con
“alimentos” o “cosas materiales” que no sacian?
d) «El que coma de este pan, vivirá para siempre»: ¿Qué importancia tiene en nuestra vida
alimentarnos de la Palabra de Dios y del Pan repartido en la Eucaristía?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Danos Señor, el pan de vida que alimenta nuestra fe para vivir como
discípulos(as) y construir el Reino. Danos el pan de vida que es tu Palabra, agua viva que nos
nutre y nos fecunda desde adentro. Danos el pan de vida de tus opciones, que nos ayudan a
pensar hoy en nuestros caminos para seguirte. Danos el pan de vida del Espíritu que te
animaba, para aprender a ser dóciles a la voluntad del Padre. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
2. Contexto: Cuando el evangelio de Juan fue escrito, los cristianos ya habían sido expulsados
de la sinagoga. Había un áspero enfrentamiento entre los sectores mayoritarios judíos de la
diáspora y los cristianos provenientes del paganismo y del judaísmo. Paganos y judíos
ridiculizaban las expresiones de fe cristiana, como la eucaristía. Para los paganos, romanos y
griegos, la comunidad cristiana era vista como un grupo de pretenciosos que querían anunciar
como buena noticia la muerte de un carpintero anónimo y pobre. Para ellos, las buenas
noticias venían sólo del emperador y las autoridades que alegraban a sus súbditos con alguna
regalía. Para los judíos, Jesús era sólo un profeta insignificante, hijo de un artesano y oriundo
de un caserío miserable. Para ninguno de los dos grupos Jesús podía ser «el pan bajado del
cielo». Las comunidades cristianas debieron desde el comienzo pararse muy bien para
defender con energía y convicción el significado de Jesús para la historia de la humanidad. La
salvación no sólo provenía de los judíos, sino que venía de la gente pobre de Galilea que había
descubierto en Jesús a su redentor. Jesús es pan bajado del cielo porque es capaz de comunicar
esa vida en plenitud que viene sólo de Dios. Jesús es el camino hacia una humanidad fraterna,
donde todos(as) se reconocen iguales e hijos(as) de la misma familia.
3. El texto de hoy nos introduce en un segundo momento del discurso del Pan de Vida. Como
es lógico, Juan está discutiendo con los «judíos» que no aceptan el cristianismo, y el evangelista
les propone las diferencias que existen, no solamente ideológicas, sino también prácticas. Su
evangelio pone de manifiesto quién fue Jesús: un hombre de Galilea, de Nazaret, hijo de José.
Se murmuraban diciendo: ¿cómo puede venir del cielo? Es la misma oposición que Jesús
encuentra cuando fue a Nazaret y sus paisanos no lo aceptaron (Mc 6,1ss). Las protestas de los
oyentes le dan ocasión al Jesús, no de responder directamente a las objeciones, sino de
profundizar más en el significado del pan de vida (que al final se definirá como la eucaristía).
Ahí aparece una de las fórmulas del Evangelio de Juan de más densidad: «yo soy el pan de
vida». Y así, el discurso se hace discurso eucarístico. La presencia personal de Jesús en la
eucaristía, pues, es la forma de ir a Jesús, de vivir con Él y de Él, y que nos resucite en el último
día. El pan de vida nos alimenta de la vida que Jesús tiene ahora, que es una vida donde ya no
cabe la muerte. Y aunque se use una terminología que nos parece inadecuada, como la carne,
la «carne» representa toda la historia de Jesús, una historia de amor entregada por
nosotros(as). Y es en esa historia donde Dios se ha mostrado al ser humano y le ha entregado
todo lo que tiene. Por eso Jesús es el pan de vida. El pan de vida, hace vivir.
4. «Yo soy el pan vivo bajado del cielo: El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Quien coma de este pan vivirá para siempre»: La invitación a comer no se refiere al acto físico
de llevarse un alimento a la boca para tragarlo y digerirlo. Es otro alimento, otra forma de mirar
la existencia, a los seres humanos, a las relaciones sociales, al reparto de los propios alimentos
que sustentan la especie; supone aceptar sus mandatos; dar respuesta desde los
comportamientos al mandato del amor fraterno. Necesitamos otro alimento junto al que
ofrece el digno salario, traducido en comida y bebida, para entender a Jesús, su mensaje y la
posibilidad que nos ofrece de transformarnos en Él. Mucho hemos de reflexionar y ahondar
para descubrir la conversión, transformación que produce «este pan bajado del cielo». Los
alimentos ordinarios al ser ingeridos se trituran y descomponen en otras sustancias más
sencillas que son absorbidas y pasan a pertenecer a la persona que nutren o sustentan. El pan
de la Palabra y de la Eucaristía, «pan vivo bajado del cielo» está destinado a cambiarnos desde
dentro, a cada uno de nosotros, a convertirnos en hijos(as) de Dios y hacernos semejantes al
Hijo por naturaleza. Ese pan nos brinda la ocasión de acercarnos a su identidad más profunda y
dejarnos transformar por su mensaje de salvación.
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FEB
Guión Nº 16
Juan 6,24-35
1. Oración Inicial: Padre Nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús para conducirnos a la verdad,
abre nuestra mente para comprender las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que
pone resistencia a tu Palabra. Haz que el pan cotidiano suscite en nosotros(as) hambre y sed de
Ti, para que aprendamos a escuchar con corazón bueno la Palabra y mensaje que nos envías en
este texto bíblico. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 6,24-35: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús ha realizado signos para revelar el sentido de su persona, pero la gente sólo lo ha
entendido en la línea de sus necesidades materiales: ¿Qué es lo que más buscamos en nuestras
vidas: ¿El milagro o la señal? ¿Qué es lo que quiere hoy la gente en su seguimiento del Señor?
c) Durante una visita del Papa Juan Pablo II al Perú, escuchó el testimonio de un matrimonio
sobre la realidad de la pobreza existente y de la fe y el compromiso de las comunidades
cristianas. Conmovido el Papa lanzó su famosa frase, «hambre de Dios sí, hambre de pan no».
¿Qué significa sus palabras para nosotros(as)?
d) Después de reflexionar este texto: ¿Nos animamos a decir cómo la gente que seguía a
Jesús, ¡Señor, danos siempre de ese pan!?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios Padre bueno que en Jesús de Nazaret nos has presentado
verdaderamente el pan del cielo, enséñanos y ayúdanos a no fatigarnos por el pan que perece,
sino a procurar el pan que no perece. Aumenta nuestra fe para que, recibiéndolo, sacie el
hambre de Verdad que hay dentro de cada ser humano. El pan que dura para siempre y nos
mantiene unidos a Ti, y confiando en tu infinita misericordia. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
2. En el texto de hoy iniciamos la reflexión sobre el discurso de Pan de Vida (6,22-71). Después
de la multiplicación de los panes, el pueble fue detrás de Jesús. Había visto “signos”, había
comido hasta saciarse u quería más. No trató de buscar la señal o la llamada de Dios que había
en todo esto. Cuando la gente encontró a Jesús en la sinagoga de Cafarnaun, tuvo con Él una
larga conversación llamada, Discurso del Pan de Vida. No es propiamente un discurso, pero se
trata de un conjunto de siete breve diálogos que explican el significado de la multiplicación de
los panes como símbolo del nuevo Éxodo y la Cena Eucarística. Es bueno tener presente la
división del capítulo para poder percibir mejor su sentido:
· 6,16-21: la travesía del lago, y Jesús que camina sobre las aguas
4. “¿Cuál es la obra de Dios?” (6,28-29): La gente pregunta: ¿Qué debemos hacer para realizar
este trabajo (obra) de Dios? Jesús responde que la gran obra que Dios nos pide «es creer en
aquel que Dios envió». O sea, ¡creer en Jesús!
5. «¿Qué señal realizas para que podamos creer?» (6,30-33): La gente había preguntado:
“¿Qué debemos hacer para realizar la obra de Dios?” Jesús responde “La obra de Dios es creer
en aquel que le ha enviado”, esto es, creer en Jesús. Por esto la gente formula una nueva
pregunta: “¿Qué señal realizas para que podamos ver y creer en ti? ¿Cuál es tu obra?” Esto
significa que no entendieron la multiplicación de los panes como una señal de parte de Dios,
para legitimar a Jesús ante el pueblo como un enviado de Dios. Y siguen argumentando: En el
pasado, nuestros padres comieron el maná que les fue dado por Moisés. Ellos lo llamaron “pan
del cielo” (Sab 16,20), o sea, “pan de Dios”. Moisés sigue siendo un gran líder, en quien ellos
creen. Si Jesús quiere que la gente crea en Él, tiene que hacer una señal mayor que la de
Moisés. “¿Cuál es tu obra?” Jesús responde que el pan dado por Moisés no era el verdadero
pan del cielo. Venía de arriba, sí, pero no era el pan de Dios, pues no garantizó la vida para
nadie. Todos murieron en el desierto (6,49). El verdadero pan del cielo, el pan de Dios, es el
pan que vence la muerte y trae vida. Es aquel que desciende del cielo y da la vida al mundo. ¡Es
Jesús! Jesús trata de ayudar a la gente a liberarse de los esquemas del pasado. Para él, fidelidad
al pasado no significa encerrarse en las cosas antiguas y no aceptar la renovación. Fidelidad al
pasado es aceptar lo nuevo que llega como fruto de la semilla plantada en el pasado.
6. «Señor, ¡danos siempre de este pan!» (6,34-35): Jesús responde claramente: "¡Yo soy el pan
de vida!" Comer el pan del cielo es lo mismo que creer en Jesús y aceptar el camino que él nos
ha enseñado, a saber: "¡Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que está en el cielo!"
(4,34). Este es el alimento verdadero que sustenta a la persona, que da un rumbo a la vida, y
que trae vida nueva.
7. La conversación de Jesús con la gente, con los judíos y con los discípulos es un diálogo
bonito, pero exigente. Jesús trata de abrir los ojos de la gente para que aprenda a leer los
acontecimientos y descubra en ellos el rumbo que debe tomar en la vida. Pues no basta ir
detrás de las señales milagrosas que multiplican el pan para el cuerpo. No sólo de pan vive el
ser humano. La lucha por la vida, sin una mística, no alcanza la raíz. En la medida en que va
conversando con Jesús, la gente queda cada vez más contrariada por las palabras de Jesús,
pero él no cede, ni cambia las exigencias. El discurso parece moverse en espiral. En la medida
en que la conversación avanza, hay cada vez menos gente que se queda con Jesús. Al final
quedan solamente los doce, y Jesús ¡no puede confiar ni siquiera en ellos! Hoy sucede lo
mismo. Cuando el evangelio empieza a exigir un compromiso, mucha gente se aleja.
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FEB
Guión Nº 15
Juan 6,1-15
1. Oración Inicial: Padre Bueno, que nos has entregado a tu Hijo Jesús, envíanos ahora tu
Espíritu Santo. Danos siempre el pan cotidiano del cuerpo y del espíritu y haz que susciten en
nosotros(as) hambre y sed de Ti, especialmente de tu Palabra. Abre nuestros oídos y corazón
para acogerla hoy. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Mucha gente acudía a escuchar a Jesús. Venían atraídos por la fama de los
milagros y señales que realizaba. Jesús aprovecha el momento para dar una lección a sus
oyentes. Jesús enseña que la dinámica del Reino es el arte de compartir. Quizás todo el dinero
del mundo no fuese suficiente para comprar el alimento necesario para los que pasan hambre.
El problema no se soluciona comprando, el problema se soluciona compartiendo y en ser
solidarios. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 6,1-15: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Por qué seguía a Jesús tanta gente? ¿Cuál es la preocupación de Jesús a ver la multitud?
3) ¿Qué dice Andrés después de encontrar un niño que tenía algo para comer?
4) ¿Qué gestos realiza Jesús con los panes y pescados? ¿Qué sucedió a partir del gesto-signo
de Jesús?
5) ¿Qué decía la gente al ver lo que hizo Jesús? ¿Y cómo reaccionó Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) El pan material que nos es dado por Dios nos recuerda lo que debemos compartir con
tantas personas que sobre la tierra están faltas de recursos y que luchan por un trozo de pan.
Cuando rezamos «danos hoy nuestro pan de cada día»: ¿Dirigimos acaso un pensamiento a
aquellos a quienes les falta este pan y tratamos de ir a su encuentro? ¿Qué significa compartir
y ser solidario en nuestros días?
c) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. Cuarto signo: multiplicación de los panes. Sobre el presente relato el evangelista intenta
destacar el conocimiento sobrehumano de Jesús. Jesús aparece como el Señor. Toda la
situación se halla bajo su control; él sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Jesús tiene la
iniciativa en todo momento. El se adelanta a la necesidad que, en la presentación que hacen
los sinópticos de la misma escena (Mc 6,35-36 y par.), le es manifestada a Jesús por sus
discípulos. El relato de Juan es como una parábola en acción que pretende destacar la finalidad
por la que Jesús vino a este mundo. Esta acentuación hace que la escena se "deshumanice" en
gran medida. Desaparecen los rasgos humanos, como la compasión por una gente que lleva
mucho tiempo sin comer y se halla desfallecida. Son los sinópticos los que han recogido la
dimensión más "humanitaria" de la escena. Se acentúa su preocupación por el ser humano
para responder a sus necesidades más profundas. La gente seguía a Jesús porque veía los
signos que hacía con los enfermos. Este hecho extraordinario evoca en la gente la figura de
Moisés dando de comer al pueblo en el desierto. Deducen que Jesús es el profeta semejante a
Moisés, y quieren hacerle rey (6,14s). Jesús aparece como el personaje central del relato.
3. Mucha gente acudía a escuchar a Jesús. Venía atraída por la fama de los milagros y señales
que realizaba. Jesús aprovecha el momento para dar una lección a sus oyentes. Comienza
preguntándole a Felipe con qué comprarían panes para dar de comer a la multitud. Felipe le
dice que no bastarían doscientos denarios. Andrés le dice que hay un muchacho que tiene
cinco panes de cebada y dos peces, pero que eso no es nada para tanta gente. Jesús enseña
que la dinámica del Reino es el arte de compartir. Quizá todo el dinero del mundo no fuese
suficiente para comprar el alimento necesario para los que pasan hambre. El problema no se
soluciona comprando, el problema se soluciona compartiendo y siendo solidarios. La dinámica
del mundo capitalista es precisamente el dinero. Creemos que sin dinero nada se puede hacer
y tratamos de convertirlo todo en papel moneda, no sólo los recursos naturales sino también
los recursos humanos y los valores: el amor, la amistad, el servicio, la justicia, la fraternidad, la
fe, etc. En el mundo capitalista nada se nos da gratuitamente, todo tiene su precio. Se nos ha
olvidado que la vida acontece por pura gratuidad, por puro don de Dios.
Jesús en esta multiplicación de los panes y de los peces parte de lo que la gente tiene en el
momento. El milagro no es tanto la multiplicación del alimento, sino lo que ocurre en el interior
de sus oyentes: se sintieron interpelados por la palabra de Jesús y, dejando a un lado el
egoísmo, cada cual colocó lo poco que aún le quedaba, y se maravillaron después que vieron
que el alimento se multiplicó y sobró. Comprendieron entonces que si el pueblo pasaba
hambre y necesidad, no era tanto por la situación de pobreza, sino por el egoísmo de los
hombres y mujeres que conformados con lo que tenían, no les importaba que los demás
pasaran necesidad. El gesto de compartir marca profundamente la vida de las primeras
comunidades que siguieron a Jesús. Compartir el pan se convierte en un gesto que prolonga y
mantiene la vida, un gesto de pascua y de resurrección. Al partir el pan se descubre la
presencia nueva del resucitado. Si somos hijas e hijos de un mismo Padre, no se entiende por
qué tantas personas viven en extrema pobreza mientras unos cuantos viven en abundancia y
no saben qué hacer con lo que tienen. En el mundo actual es mucho el dinero que se invierte
en guerra, en viajes extraterrestres, en tratamientos para adelgazar. Ningún ser humano
debiera morir de hambre, pues la tierra tiene suficiente para albergarnos a todos(as). Siendo
cristianos(as), no debemos olvidar el compartir: ésta es la clave para hacer realidad la
fraternidad, para reconocernos hijos(as) de un mismo Padre. Cuando se comparte con gusto y
con alegría el alimento se multiplica y sobra.
4. Uno de los discípulos reacciona: Un muchacho tiene «cinco panes de cebada y un par de
peces». No es mucho, pero allí están a disposición de todos. Jesús pronuncia la «acción de
gracias» a Dios y los pone en una nueva dimensión. Ya no pertenecen en exclusiva ni al
muchacho ni a los discípulos. Son un regalo de Dios. Nadie tiene derecho a acapararlos
mientras haya alguien pasando hambre. ¿Hay algo en el mundo más escandaloso y absurdo
que el hambre y la miseria de tantos seres humanos? ¿Hay algo más injusto e inhumano que
nuestra indiferencia? ¿Hay algo más contrario al evangelio que desentendernos de los que
mueren de hambre? Pocos panes, poquísimos peces...no tengamos miedo de perderlos
mientras tratamos de dividirlos. ¡Se multiplican a medida que los distribuimos!
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JAN
31
Guión Nº 14
Juan 5,31-47
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 5,31-47: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) Dice Jesús que no necesita de testigos humanos: ¿Quién es él que da testimonio de Jesús?
4) ¿Qué testimonio vale más que el de Juan? ¿Qué cosas hablan por Jesús y muestran que el
Padre lo ha enviado?
5) ¿Qué crítica hace Jesús a los judíos que leían y tenían fe en las Escrituras?
6) ¿Por qué dice Jesús a los que lo critican que el amor de Dios no está en ellos? ¿Por qué su
fe en Moisés no es verdadera?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Las obras que hacemos muestran que Jesús nos ha enviado? Comentar.
b) “Yo no busco la alabanza de los hombres”: ¿Es así con la gente que integra nuestra
comunidad? ¿Qué nos falta para vivir y trabajar como lo hacía Jesús?
c) La Palabra de Jesús nos interpela: “¿Cómo van a creer a ustedes, si lo que les preocupa es
recibir gloria unos de los otros y no se interesan por la verdadera gloria que viene del Dios
único”: Comentar esta pregunta de Jesús, comparándola con la realidad que vivimos personal
y comunitariamente.
e) Los judíos que acusan a Jesús no tienen la mente abierta para Dios. Por ello, no consiguen
percibir el testimonio del Padre que les llega a través de Jesús. La gente hoy: ¿Tiene una mente
abierta para Dios? ¿Qué desafíos nos presenta?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, muéstranos el camino que lleva a darlo todo por los demás. Ayúdanos a
tener las mismas preocupaciones, actitudes, sentimientos y opciones de Jesús. Haz que
atendamos las necesidades, sufrimientos, y esperanzas de nuestro pueblo haciéndonos
servidores y hermanos(as) de toda la gente. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Las palabras de Jesús y las palabras del evangelista: Juan, intérprete de Jesús. Juan es un
buen intérprete de las palabras de Jesús. Un buen intérprete debe tener una doble fidelidad.
Fidelidad a las palabras de aquel que habla, y fidelidad al lenguaje de aquel que escucha. En el
Evangelio de Juan, las palabras de Jesús no son transmitidas materialmente al pie de la letra,
sino que son traducidas y transpuestas al lenguaje de la gente de las comunidades cristianas
del final del primer siglo en Asia Menor. Por este motivo, las reflexiones del Evangelio de Juan
no son siempre fáciles de entender, pues en ellas se juntan las palabras de Jesús y las palabras
del evangelista que reflejan el lenguaje de fe de las comunidades de Asia Menor. Por esto
mismo, no basta el estudio científico de las palabras para poder captar el sentido pleno y
profundo de las palabras de Jesús. Es necesario tener en nosotros también, una vivencia
comunitaria de la fe. El texto de hoy es un típico ejemplo de la profundidad espiritual y mística
del discípulo amado.
4. También es importante el testimonio del Bautista (5,31-35), a quien ellos reconocieron cierta
autoridad. Al aducir este testimonio, el evangelista tiene en cuenta la delegación enviada por el
judaísmo oficial desde Jerusalén a Juan, para informarse de quién era y qué hacía. Juan dio
testimonio a favor de Jesús (1,19-28; 3,20-30). También las Escrituras dan un testimonio
elocuente a su favor, siempre que no se las divinice, como habían hecho los judíos: pensando
encontrar en ellas la vida eterna (5,39). La vida está en Dios y Dios la comunica, a través de su
Hijo, a todos aquellos que lo acogen en la fe (5,21-27). Nadie puede conseguir la vida por su
propio esfuerzo. Las Escrituras son un medio para entrar en contacto con Dios. No son Dios.
Desde ellas se puede descubrir el camino o la andadura de Dios, que culmina en Jesucristo. Por
eso las Escrituras, en general, y algunas de forma más particular, dan testimonio de Jesús (1,45;
2,22; 5,47; 12,16; 19,28; 20,9).
6. Descubrir la Voluntad del Padre: No existía ninguna instancia preestablecida que guiase a
Jesús a descubrir la voluntad del Padre. No existía una lista de normas para orientarse. Había,
eso sí, una atención permanente dirigida al Padre y al pueblo. "Yo no puedo hacer nada por mi
cuenta. Juzgo según lo que Dios me dice" (5,30). "El Hijo no puede hacer nada por su cuenta;
hace únicamente lo que ve hacer al Padre" (5,19). "Yo no hago nada por mi propia cuenta;
solamente enseño lo que aprendí del Padre" (8,28). "Yo hago siempre lo que le agrada" (8,29).
Jesús era fiel a la experiencia que tenía del Padre. La Buena Noticia del Reino no era una
doctrina de catecismo que hay que transmitir, ni una moral o disciplina para imponerla, ni una
cultura para exportar, ni una idea nueva para enseñar, sino que era el rostro del Padre para
revelarlo a la gente, en especial a los pobres. Su misión no era disciplinaria, sino profética. Su
voz era y es la voz del Padre. Por causa de la obediencia a su Padre, desobedecía la tradición de
los hombres y la criticaba. La obediencia sólo tiene sentido como revelación del Padre.
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JAN
30
Guión Nº 13
Juan 5,19-30
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu para que podamos leer tu Palabra libres de
prejuicio, para que podamos meditar tu anuncio en su integridad, para que podamos orar para
crecer en la comunión contigo y con los hermanos(as). Para que finalmente, podamos obrar
contemplando la realidad en la que vivimos cada día, con tus mismos sentimientos y tu misma
misericordia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos trae el discurso sobre la obra de Jesús, el Hijo de Dios. Es
una explicación del signo de la sanación del enfermo de la piscina de Betesda. Está
directamente ligado a la respuesta de Jesús a los judíos, que lo acusaban de sanar en sábado:
"Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo" (5,17).
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 5,19-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús dice que no puede hacer nada por su propia cuenta; hace únicamente lo que ve
hacer a su Padre: ¿Cómo esto nos interpela y desafía con respecto a nuestra acción
evangelizadora? Lo que hacemos: ¿Está unido a Jesús, o a veces hacemos actividades por
nuestra “propia cuenta”?
b) Jesús es el reflejo del Padre, es la cara del Padre: ¿Nuestra vida es tan transparente y
consecuente? ¿Nuestra comunidad refleja la cara del Padre Dios?
c) Jesús no mide la eficacia de su misión por los elogios o por la gloria que viene de los seres
humanos. Miremos nuestra realidad social, eclesial y de vida cristiana: ¿No dependemos a
veces excesivamente de las alabanzas, del reconocimiento y de la gloria humana?
d) “Quien escucha la palabra de Jesús, como enviado de Dios, ya está resucitado”. Comentar.
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. Contexto: Esta palabra de Jesús refleja uno de los muchos momentos polémicos de la
comunidad joánica con sus adversarios judíos que lo habían expulsado de la sinagoga. El
contexto lo podemos situar entre los años 90 -100 D.C. Este discurso establece la perfecta
unidad de acción entre el Padre y el Hijo. Por otro lado, acentúa la completa dependencia del
Hijo en relación con el Padre. Este es el principio general. Comienza por rebatir las acusaciones
del judaismo contra Jesús: Decía que Dios era su propio Padre. Así afirmaba su igualdad con
Dios (5,18). Todo el discurso, sin interrupción alguna por parte de los judíos, se halla "incluido"
entre dos frases que desmienten la acusación y precisan y puntualizan las pretensiones de
Jesús: El Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; él hace únicamente lo que ve hacer al
Padre (5,19.30). Dicha unidad de acción se desarrolla después en dos temas fundamentales: la
vida y el juicio. Quien lo acepta así mediante la fe honra al Padre y al Hijo, tiene la vida y no
incurrirá en desgracia.
3. El amor deja transparentar la acción creadora de Dios (5,19-21): El discurso insiste una y otra
vez en la unidad de voluntad y de acción del Hijo en relación con el Padre. Existe una armonía
perfecta de voluntades. Aquello que ve hacer al Padre, lo hace también él. Jesús es el reflejo
del Padre. ¡Es la cara del Padre! Esta atención total del Hijo al Padre, hace que el amor del
Padre pueda entrar en el Hijo, y a través del Hijo, pueda realizar su acción en el mundo. La gran
preocupación del Padre es vencer la muerte y hacer vivir. La sanación del paralítico fue una
manera de sacar a las personas de la muerte y hacerlas vivir. Es una manera de dar continuidad
a la obra creadora del Padre.
4. El Padre no juzga, pero confía el juicio al hijo (5,22-23): Lo decisivo en la vida es la manera en
que nos colocamos ante el Creador, pues dependemos radicalmente de él. El Creador se hace
presente para nosotros en Jesús. En Jesús habita la plenitud de la divinidad (Cf. Col 1,19). Por
esto, expresamos nuestra postura ante Dios Creador en la manera en que nos definimos ante
Jesús. Lo que el Padre quiere es que lo conozcamos y lo honremos en la revelación que El hace
de sí mismo en Jesús.
5. La vida de Dios en nosotros(as) a través de Jesús (5,24): Dios es vida, es fuerza creadora. Allí
donde él se hace presente, la vida renace. El se hace presente mediante la Palabra de Jesús.
Quien escucha la palabra de Jesús, como enviado de Dios, ya está resucitado. Ya recibió el
toque vivificador que lo lleva más allá de la muerte. Ya pasó de la muerte a la vida. La sanación
del paralítico es la prueba de ello.
6. La resurrección ya está aconteciendo (5,25-29): Los muertos somos nosotros(as) que todavía
no nos abrimos a la voz de Jesús que viene del Padre. Pero “llega la hora (ya estamos en ella),
en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán”. Con la palabra de
Jesús, venida del Padre, se inició una nueva creación. Ya está en camino. La palabra creadora de
Jesús va a alcanzar a todos(as), también a los que ya murieron. Ellos oyeron y murieron.
8. Jesús es el reflejo del Padre (5,30): “Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo
que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha
enviado”. Esta frase final es el resumen de todo lo que fue reflexionado anteriormente. Esta era
la idea que las comunidades del tiempo de Juan tenían e irradiaban respecto a Jesús.
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JAN
29
Guión Nº 12
Juan 5,1-16
1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús, tu Hijo y
nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu
Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu
voluntad y así mostrar que otro mundo es posible: más justo, solidario y fraterno. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy describe como Jesús sana a un paralítico que se quedó
esperando 38 años para que alguien le ayudara a llegar al agua de la piscina para curarse.
¡Treinta y ocho años! Ante esta ausencia total de solidaridad, Jesús, ¿qué hace? No respeta la
ley del sábado sanando al paralítico. Hoy, al faltar gente que atiende a las personas enfermas
en los países pobres, mucha gente experimenta esa misma falta de solidaridad. Viven en
abandono total, sin ayuda, sin solidaridad de parte de nadie. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 5,1-16: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿En quién se fijó Jesús? ¿Cuál era su dramática realidad? ¿Qué hace Jesús con él?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Hemos conocido casos de personas que hayan tenido una experiencia semejante a la del
paralítico, quedándose mucho tiempo sin la ayuda necesaria? ¿Por qué existen estas
situaciones?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno: danos un corazón abierto a los verdaderos valores de tu Reino y
la capacidad de dar la vida por ellos tal como nos enseñó Jesús, nuestro hermano mayor.
Esperamos siempre vigilantes la llegada imprevisible del Señor a quién servimos. Haznos
siempre disponibles para el servicio fraterno. Así se hará concreta nuestra búsqueda del Reino.
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Jesús va a Jerusalén (5,1-2): En ocasión de una fiesta de los judíos, Jesús va a Jerusalén.
Había allí, cerca del Templo, una piscina con cinco pórticos o pasillos. En aquel tiempo, el culto
en el Templo exigía el uso de mucha agua para los numerosos animales que se sacrificaban,
sobre todo en las grandes fiestas. Por esto, al lado del Templo, había diversas cisternas con más
de un millar de litros de agua. Y allí cerca, gracias a la abundancia de agua, había un balneario
público, donde los enfermos se aglomeraban a la espera de ayuda o de curación. La
arqueología informa que, en aquel mismo lugar del Templo, había otro donde los escribas
enseñaban la ley a los estudiantes. Por un lado, la enseñanza de la Ley de Dios. Por otro, el
abandono de los pobres. Y el agua purificaba el Templo, pero no purificaba a la gente.
3. La situación de los enfermos (5,3-4): Esos enfermos se sentían atraídos por las aguas del
balneario. Decían que un ángel removía las aguas y el primero que bajara después del
movimiento del ángel quedaría curado. Dicho con otras palabras, los enfermos se sentían
atraídos por falsas esperanzas. Pues la sanación era sólo para una persona. ¡Como las loterías
de hoy! ¡Sólo una persona gana un premio! La mayoría solamente paga y no gana nada. Y en
esta situación de total abandono, allí en el balneario popular, Jesús encuentra a los enfermos.
4. Jesús sana en el día de sábado (5,5-9): Bien cerca del lugar donde se enseñaba la
observancia de la Ley de Dios, un paralítico se quedó por 38 años a la espera de alguien que le
ayudara a bajar al agua para que se sanara. Este hecho revela la absoluta falta de solidaridad y
de acogida a los excluidos. El número 38 indicaba la duración de una generación (Dt 2,14). Es
toda una generación que no llega a experimentar ni solidaridad, ni misericordia. La religión de
la época no era capaz de revelar el rostro acogedor y misericordioso de Dios. Ante esta
situación dramática, Jesús no observa la ley del sábado y se ocupa del paralítico diciendo:
"¡Toma tu camilla y anda!" El hombre agarra su camilla y se va, y Jesús desaparece en medio de
la multitud.
5. Discusión del hombre sanado con los judíos (5,10-13): Llegan inmediatamente algunos judíos
y critican al hombre por cargar con su camilla en el día sábado. El hombre no sabe responder a
la pregunta de quién le ha sanado. No conocía a Jesús. Esto significa que Jesús, al pasar por ese
lugar de pobres y enfermos, vio a aquel hombre, percibió la situación dramática en la que se
encontraba y, sin más, lo cura. No lo sana para que el hombre se convierta, ni para que crea en
Dios. Lo hace, para ayudarle. Quería que el hombre pudiera experimentar un poco de amor y
de solidaridad mediante su ayuda y su afecto.
7. “Los Judíos” en el Evangelio de Juan: Cuando Juan habla de los judíos no se refiere al pueblo
judío considerado como etnia. Se trata de un vocablo teológico, indicativo de los dirigentes del
judaísmo en cuanto aenemigos de Jesús. Es significativa la frecuencia con que el evangelista los
menciona. En este capítulo aparecen con una reiteración sospechosa: (Juan 5,1.10.15.16.18)
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JAN
28
Guión Nº 11
Juan 4,1-42
1. Oración Inicial: Padre Bueno, danos tu Espíritu Santo para que podamos reconocer y acoger
a tu Hijo que pasa por nuestra historia. Danos hoy un corazón abierto para escuchar y
comprender tu Palabra. Danos también el estar siempre preparados(as) para colaborar en la
construcción de tu Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy describe el diálogo entre Jesús y la Samaritana. Diálogo muy
humano, que demuestra cómo Jesús se relacionaba con las personas y cómo Él mismo
aprendía y se enriquecía hablando con otras. Durante la lectura, intenta prestar atención a lo
que más te sorprende en la conducta tanto de Jesús como de la Samaritana. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 4,1-42: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué le pide Jesús a la mujer samaritana? ¿Cómo reacciona ante el pedido que le hace?
¿Cómo es el proceso de cambio que experimenta a partir de sus palabras? ¿Qué sucede
finalmente con ella? ¿Qué consecuencias tuvo ese encuentro?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
d) “… el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed” ¿Bebemos el agua viva
que nos ofrece Jesús o andamos buscando satisfacer otro tipo de sed?
e) “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me ha enviado y llevar a cabo su obra”.
¿Cuál es el principal alimento en nuestra vida?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Dios, danos siempre agua viva. Haz que, como verdaderos adoradores,
te adoremos en espíritu y en verdad, en justicia y amor, en apertura y solidaridad con toda la
gente. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto: El texto de hoy narra el encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Los judíos y
los samaritanos no se trataban por razones históricas. Eran despreciados y maltratados por los
judíos. Llamar a alguien "samaritano" era uno de los peores insultos. Jesús entra en relación
con una mujer samaritana. Según la ley de Moisés, esa mujer era excluida por varios motivos:
por su origen -pertenecía a un grupo considerado impuro-, por su religión y por ser mujer. La
sed de vida y apertura que existía tanto en Jesús como en la mujer hizo que se superasen las
barreras.
3. El agua viva. Estamos ante un precioso texto de Juan, revelador de una faceta sumamente
importante de la misión de Jesús. Los samaritanos son gente despreciada por los judíos, su
religión y sus costumbres están mezcladas con elementos paganos. En pleno calor Jesús está
solo "junto al pozo" de Jacob; pide de beber a una samaritana, la mujer se sorprende, sabe que
los judíos no les hablan. Pero, precisamente, el Señor le ha pedido un gesto de solidaridad
humana elemental que está por encima de las diferencias religiosas entre los pueblos. El Señor
avanza con audacia, la circunstancia le permite referirse al "agua viva" de su mensaje. A él
también tiene derecho la samaritana, Jesús no sólo le dirige la palabra, le ofrece la vida. Una
vez más la actitud del Señor supera las fronteras políticas y religiosas. La mujer no entiende,
tiene que ampliar su visión. Jesús prosigue pedagógicamente su ofrecimiento, el agua que
promete sacia definitivamente la sed humana de plenitud y de vida (vs. 13-14). Se trata de la
fuerza del Espíritu (vs.24). La resistencia de la samaritana comienza a ser vencida, tal vez no
comprende todo, pero pide esa agua viva (vs.15). Jesús lee entonces el corazón de la
samaritana y provoca su reconocimiento: "eres un profeta" (vs.19). Jesús da el último toque a
su proclamación: el Padre debe ser adorado "en espíritu y verdad" (vs.24). Se trata de un culto
que va más allá del que rinden judíos y samaritanos, dirigido a un Dios cercano y amoroso,
Padre.
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JAN
28
Guión Nº 10
Juan 3,14-21
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad toda
entera, abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Haz que aprendamos como Ella a
escuchar con corazón bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la
Escritura, para custodiarla y producir fruto con nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Al escuchar este evangelio podemos acabar de una vez por todas con esas
imágenes del Dios juez exigente y minucioso que rastrea nuestro comportamiento buscando
motivos que justifiquen nuestra condena. Jesús nos dice que Dios no es de esa manera. Dios no
quiere nuestra condenación, quiere nuestra salvación. Dios no quiere la muerte del mundo,
quiere su vida. Dios no quiere perder ninguna de sus criaturas, y entre ellas nos encontramos
tú y yo. Dios no quiere perdernos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 3,14-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué representa la luz en nuestras vidas cotidianas? ¿Cómo sentimos cuando no hay luz?
b) ¿Qué significa hoy buscar la luz de Jesús? ¿Qué nos muestra esa luz?
c) “Prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas…” : En la respuesta que
damos a la vida estamos movidos también, tal vez inconscientemente, por nuestro deseo de
luz o nuestro de oscuridad, para que su maldad no sea descubierta. Comentar.
d) Dios mandó a su Hijo para que el mundo se salve por Él; no lo envió para condenar, sino
para que el mundo se salve por él. Pero de hecho muchas veces el cristiano se siente más
juzgado que salvado, y siente la moral como un deber exterior e impuesto, como una carga más
que como una ayuda. ¿A qué se debe? Si el Evangelio es Buena Noticia y Dios es pura voluntad
de salvación, ¿qué es lo que puede estar fallando?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Danos tu luz, Señor, para caminar en tus pasos, para que nuestras vidas
puedan ser espejo - reflejo de tu presencia, Dios de la vida, Luz que siempre brilla, ¡Aurora de
nuestras mañanas! Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. Sigamos profundizando: Los vs. 16-21 aportan, pues, una reflexión del evangelista y no
palabras de Jesús propiamente hablando. Esto puede causar sorpresa, pero es una de las ideas
más felices de la teología cristiana. Dios ha entregado a su Hijo al mundo. En esto ha mostrado
lo que le ama. Además, Dios lo ha enviado, no para juzgar o condenar, sino salvar lo que estaba
perdido. Si existe alguna doctrina más consoladora que esta en el mundo podemos
arrepentirnos de ser cristianos. Pero creo que no existe. El v.18 es una fuente de reflexión. La
condena de los seres humanos, el juicio, no lo hace Dios. Lo ha dejado en nuestras manos. La
cuestión está en creer o no creer en Jesús. El juicio cristiano no es un episodio último al que
nos presentamos delante de un tribunal para que le diga si somos buenos o malos. ¡No! Sería
una equivocación ver las cosas así, como muchos las ven apoyado en Mt 25. Los cristianos(as)
experimentamos el juicio en la medida en que respondemos a lo que Señor ha hecho por
nosotros. El juicio no se deja para el final, sino que se va haciendo en la medida en que vivimos
la vida nueva, la nueva creación a la que hemos sido convocados. Estas imágenes de la luz y las
tinieblas son muy judías pero a Juan le valen para expresar la categoría del juicio.
El evangelio de Juan es muy sintomático al respecto, ya que usa muchas figuras y símbolos (el
agua, el Espíritu, la carne, la luz, el nacer de nuevo, las tinieblas) para poner de manifiesto la
acción salvadora de Jesús. El diálogo es de gran altura, pero en él prevalece la afirmación de
que el amor de Dios está por encima de todo. Aquí se nos ofrece una razón profunda de por
qué Dios se ha encarnado: porque ama este mundo, nos ama a nosotros que somos los que
hacemos el mundo malo o bueno. Dios no pretende condenarnos, sino salvarnos. Esta es una
de las afirmaciones más importantes de la teología del NT, como lo había sido de la teología
profética del AT. Dios no lleva al destierro, Dios no condena, Dios, por medio de su Hijo que los
hombres hemos “elevado” (para usar la terminología teológica joánica del texto) a la cruz, nos
salva y seguirá salvando siempre. Incluso el juicio de la historia, como el juicio que todo el
mundo espera, lo establece esta teología joánica en aceptar este mensaje de gracia y de amor.
El juicio no está en que al final se nos declare buenos o perversos, sino en aceptar la vida y la
luz donde está: en Jesús.
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JAN
19
8. Juan 3,1-15
Guión Nº 8
Juan 3,1-15
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella, leerla y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor
necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El diálogo entre Jesús y Nicodemo en el texto de hoy, se produce después del
episodio de la purificación del templo. Juan presenta a Nicodemo como perteneciendo al
grupo fariseo y jefe entre los judíos. Nicodemo, después de la expulsión de los mercaderes del
templo, se fue a negociar con Jesús. El estaba dispuesto a aceptar que Jesús era un «maestro
venido de parte de Dios», pero quería que todo se desarrollara dentro del orden que establecía
la Ley Judía. Nicodemo propone a Jesús que realice su misión actuando como maestro de la Ley
de Moisés, que era fuente de vida y norma de comportamiento. La respuesta de Jesús va a ser
tajante. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 3,1-15: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿En qué momento del día acude Nicodemo para hablar con Jesús?
5) ¿Cómo entendió Nicodemo lo que dijo Jesús sobre “nacer de nuevo desde arriba”?
6) ¿Cómo trata Jesús de clarificar el sentido de lo que él quería comunicarle? ¿En qué consiste
el nuevo nacimiento?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Nicodemo simboliza a las personas que tienen «vergüenza». Esta es la razón por la que
acude a Jesús «de noche». ¿Siguen habiendo creyentes vergonzantes hoy? ¿Creyentes que
silencian su fe porque la manifestación de la misma perjudicaría sus intereses, su situación
social, e incluso haría peligrar su vida? Comentar.
b) Jesús hace ver a Nicodemo que la única manera para poder entender las cosas de Dios es
¡nacer de nuevo, de lo alto! ¿Acontece lo mismo hoy? ¿Qué desafíos nos presenta hoy a la
misión evangelizadora? ¿Hemos pasado por alguna experiencia que nos dio la sensación de
nacer de nuevo?
c) ¿Hay personas hoy parecidas a Nicodemo que aceptan sólo aquello que está de acuerdo
con sus propias ideas y lo que no está de acuerdo, lo rechazan?
d) Hay cosas del viento que no podemos entender, pero sus efectos están a la vista. ¿Será lo
mismo con el Espíritu? Aunque no siempre sabemos cómo obra, podemos ver sus efectos en
las vidas humanas. Dar ejemplos.
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre Bueno, tu Hijo Jesús no huyó ni retrocedió delante de la cruz. La
hostilidad de sus adversarios no pudo apartarlo de su firme decisión de cumplir tu voluntad y
anunciar tu Reino hasta las últimas consecuencias. Fortalécenos con el don de tu Espíritu
Santo para ser capaces de seguir a Jesús con valentía y fidelidad. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
2. Un hombre, llamado Nicodemo (3,1): Poco antes del encuentro de Jesús con Nicodemo, el
evangelista hablaba de la fe imperfecta de ciertas personas que se interesan sólo en los
milagros de Jesús (2,23-25). Nicodemo era una de estas personas. Tenía buena voluntad pero
su fe era aún imperfecta. La conversación con Jesús le va a ayudar a percibir que debe dar un
paso más para poder profundizar en su fe en Jesús y en Dios. Hoy acontece lo mismo. Algunos
son como Nicodemo: aceptan como nuevo sólo aquello que está de acuerdo con sus propias
ideas. Aquello con lo que uno no está de acuerdo se rechaza como contrario a la tradición.
Otros se dejan sorprender por los hechos y no tienen miedo a decir: "¡Nací de nuevo!"
3. 1ª pregunta de Nicodemo tensión entre lo viejo y lo nuevo (3,2): Nicodemo era un fariseo,
persona conocida entre los judíos y con un buen raciocinio. Aparece en escena como re-
presentante del judaismo docto, pero que no quiere que sea conocida su simpatía hacia Jesús.
Por eso acude a él “de noche”. Le dice: "Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro,
porque nadie puede realizar los signos que tú realizas si Dios no está con él”. Nicodemo opina
sobre Jesús desde los argumentos que él, Nicodemo, lleva dentro de sí. Esto es un paso
importante, pero no basta para conocer a Jesús. Las señales que Jesús hace pueden despertar
a la persona e interesarle. Pueden engendrar curiosidad, pero no engendran la entrega, en la
fe. No hacen ver el Reino de Dios presente en Jesús. Por esto es necesario dar un paso más.
¿Cuál es este paso?
4. Respuesta de Jesús -"Tienes que nacer de nuevo!" (3,3): Para que Nicodemo pueda percibir
el Reino presente en Jesús, el tendrá que percibir el Reino presente en Jesús, tendrá que nacer
de nuevo, de lo alto. Aquel que trata de comprender a Jesús sólo a partir de sus propios
argumentos, no consigue entenderlo. Jesús es más grande. Si Nicodemo se queda sólo con el
catecismo del pasado en la mano, no va a poder entender a Jesús. Tendrá que abrir del todo su
mano. Tendrá que dejar de lado sus propias certezas y seguridades y entregarse totalmente.
Tendrá que escoger entre, por un lado, guardar la seguridad que le viene de la religión
organizada con sus leyes y tradiciones y, por el otro, lanzarse a la aventura del Espíritu que
Jesús le propone.
6. Respuesta de Jesús: Nacer de lo alto, nacer del espíritu (3,5-8): Jesús explica lo que quiere
decir nacer de lo alto, o nacer de nuevo. y "nacer del agua y del Espíritu". Aquí tenemos una
alusión muy clara al bautismo. A través de la conversación de Jesús con Nicodemo, el
evangelista nos convida a hacer una revisión de nuestro bautismo. Relata las siguientes
palabras de Jesús: "Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es Espíritu".
Carne significa aquello que nace sólo de nuestras ideas. Lo que nace de nosotros tiene nuestra
medida. Nacer del Espíritu ¡es otra cosa! El Espíritu es como el viento. "El viento sopla donde
quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que nace del
Espíritu”. El viento tiene, dentro de sí, un rumbo, una dirección. Percibimos la dirección del
viento, por ejemplo, el viento del Norte o el viento del Sur, pero no conocemos ni controlamos
la causa a partir de la cual el viento se mueve en esta u otra dirección. Así es el Espíritu. "Nadie
es señor del Espíritu" (Ecl 8,8). Lo que más caracteriza al viento, al Espíritu, es la libertad. El
viento, el espíritu, es libre, no puede ser controlado. El actúa sobre los otros y nadie consigue
actuar sobre él. Su origen es el misterio, su destino es el misterio. El barquero tiene que
descubrir, en primer lugar, el rumbo del viento. Después tiene que colocar las velas según ese
rumbo. Es lo que Nicodemo y nosotros(as) debemos hacer.
7. Pregunta de Nicodemo - ¿Cómo puede ocurrir esto? (3,9): Jesús no hace nada más que
resumir lo que enseñaba el Antiguo Testamento sobre la acción del Espíritu, del viento santo,
en la vida del pueblo de Dios y que Nicodemo, como maestro y doctor, debía saber. Pero a
pesar de ello, Nicodemo queda espantado ante la respuesta de Jesús y se deja pasar por
ignorante:"¿Cómo puede ocurrir esto?"
8. Respuesta de Jesús - la fe nace del testimonio y no del milagro (3,10-15): Jesús da vuelta a la
pregunta: "Tú eres maestro en Israel ¿y no sabes esto?" Pues para Jesús, si una persona cree
sólo cuando las cosas concuerdan con sus propios argumentos e ideales, su fe todavía no es
perfecta. Perfecta es sí la fe de la persona que cree por el testimonio. Deja de lado sus propios
argumentos y se entrega, porque cree en aquel que dio testimonio.
JAN
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7. Juan 2,13-25
Guión Nº 7
Juan 2,13-25
1. Oración Inicial: Espíritu Santo de Dios, fuiste enviado por Jesús para conducirnos a la verdad
total; abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Haz que aprendamos a escuchar
con un corazón bueno y abierto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para
custodiarla y producir fruto con nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: Los otros evangelios sitúan este relato en la última semana de la vida de Jesús.
Juan ha anticipado este relato debido a su carácter programático. El evangelista quiere mostrar
desde el principio que Jesús inaugura un tiempo nuevo en las relaciones del ser humano con
Dios. Jesús reemplaza al templo antiguo, representativo de todo el judaísmo, incluida la ley, y
se presenta como el verdadero templo, el lugar del encuentro entre Dios y los seres humanos.
La pascua de Jesús –restauración del templo destruido lo pondrá de relieve. Entonces, a la luz
del Espíritu, sus discípulos comprenderán el sentido de estas palabras suyas. Los vs.23-25 son
una especie de resumen de la actividad o enseñanza de Jesús, y de las reacciones positivas que
provoca; pero al mismo tiempo se exponen las serias reservas de Jesús frente a una fe inicial
entusiasmada por lo extraordinario. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 2,13-25: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
2) En el texto, ¿Dónde se encuentra Jesús? ¿Qué significaba el Templo para los judíos?
3) ¿Cuál es la reacción de Jesús cuando ve lo que sucede allí? ¿Por qué lo hace?
5) “Muchos creyeron en Jesús al ver los signos que realizaba.” ¿Cómo reacciona Jesús frente a
esta fe inicial entusiasmada por lo extraordinario?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
d) En Latinoamérica el 20% de la población acapara el 80% de los recursos y ese 20% más rico
dice ser cristiano. ¿Qué pensar del "Templo" cristiano hoy?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Oh Padre, Tú has constituido a tu Hijo Jesús templo nuevo de la nueva y
definitiva alianza, construido no por manos de seres humanos sino del Espíritu Santo. Haz que,
acogiendo con fe su Palabra, vivamos en Él y podamos así adorarte en espíritu y verdad. Abre
nuestros ojos a las necesidades de nuestros hermanos(as) que son miembros del cuerpo de
Cristo, para que sirviendo a ellos te demos el verdadero culto que tú deseas. Padre Nuestro,
que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. Sacrificios en el Templo: Con motivo de la fiesta, y para atender a las necesidades de los
peregrinos, se organizaba en torno al templo, en el atrio de los gentiles, un gran mercado que
ofrecía todo lo necesario para los sacrificios. Los más pudientes compraban ovejas o bueyes.
Los menos afortunados adquirían palomas. La presencia de los cambistas era necesaria ya que
las ofrendas debían hacerse en moneda judía, para evitar las efigies del emperador o de los
dioses paganos que figuraban en otras clases de moneda. Era todo un negocio, sobre todo para
la clase sacerdotal. El gesto de Jesús es interpretado como una acción profética en la tradición
sinóptica, que cita a Isaías (Is 56,7) y a Jeremías (Jr 7,11). El texto de Juan cita a Zacarías (Zac
14,21), que hace referencia clara a los tiempos mesiánicos. Estos han llegado. Es la gran
enseñanza que ofrece el evangelio de Juan: Jesús inaugura un tiempo nuevo en el campo de las
relaciones del ser humano con Dios. Reemplaza al templo antiguo, que era la institución más
significativa de Israel.
3. "Los Judíos" en el Ev. de Juan: El Evangelio de Juan tiene el carácter de un largo debate
sobre la identidad de Jesús. En este debate cristológico está de una parte Jesús y de la otra "los
Judíos". Pero este debate, más que la situación histórica del tiempo de Jesús, expresa la
situación desarrollada hacia los años ochenta del primer siglo entre los seguidores de Jesús y
los hebreos, que no lo han aceptado como Hijo de Dios y Mesías. Ciertamente, el
enfrentamiento se inició ya durante el ministerio de Jesús. Pero la división entre los dos grupos,
que étnicamente eran todos lo mismo y constituido por hebreos, se hizo definitiva cuando
aquellos que no aceptaban a Jesús como Hijo de Dios y Mesías, sino que lo tenían como
blasfemo, expulsaron a los seguidores de Jesús de las sinagogas, o sea, de la comunidad de fe
hebraica (ver Jn 9, 22; 12,42; 16,2). Por tanto, "los Judíos" que encontramos a menudo en el
cuarto evangelio no representan al pueblo hebreo. Son los elementos literarios en el debate
cristológico que se desata en este evangelio. Ellos representan, no una raza, sino a aquellos que
han tomado una posición clara de rechazo absoluto de Jesús. En una lectura actualizada del
evangelio, "los Judíos" son todos aquellos que rechazan a Jesús, sea cual sea la nación o época
a la que pertenezcan.
4. Los signos: Las curaciones y otras acciones taumatúrgicas de Jesús que los evangelios
sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) llaman milagros o prodigios, Juan los llama signos. En
cuanto que son signos señalan algo que va más allá de la acción que se ve. Ellos revelan el
misterio de Jesús. Así, por ejemplo, la curación del ciego de nacimiento revela a Jesús como luz
del mundo (Jn 8,12; 9, 1-41); la resurrección de Lázaro revela que Jesús es la resurrección y la
vida (ver Jn 11, 1-45). En nuestra narración los "Judíos" piden un signo en el sentido de una
prueba, que autentificara las palabras y acciones de Jesús. Pero en el cuarto evangelio, Jesús no
obra signos como pruebas que garanticen la fe. Una fe basada en los signos no es suficiente. Es
sólo una fe incipiente que puede conducir a la verdadera fe (ver Jn 20.30-31), pero que
también puede no tener éxito (ver Jn 6,26). El evangelio de Juan nos pide que vayamos más
allá de los signos, de no quedarnos en lo maravilloso, sino acoger el significado más profundo
de revelación que los signos quieren indicar.
5. Jesús nuevo Templo El templo de Jerusalén era el lugar de la presencia de Dios en medio de
su pueblo. Sin embargo, los profetas insistieron incesantemente en que no bastaba acceder al
templo y ofrecer sacrificios para ser agradables a Dios (ver Is 1,10-17; Jer 7, 1-28; Am 4, 4-5; 5,
21-27). Dios pide la obediencia y una vida moralmente recta y justa. Si el culto exterior no
expresa estas posturas vitales, es vacío (ver 1 Sam 15, 22). Jesús se injerta en esta tradición
profética de purificación del culto (ver Zac 14, 21 y Mal 3,1 para la acción del futuro "Mesías" a
este respecto). Los discípulos lo admiran por esto y rápidamente piensan que por este modo de
comportarse tendrá que sufrir en la persona como Jeremías (ver Jr 26, 1-15) y los otros
profetas. Pero para el evangelio de Juan la acción de Jesús es más que un gesto profético de
celo por Dios. Es un signo que prefigura y anuncia el gran signo de la muerte y resurrección de
Jesús. Más que una purificación, lo que hace Jesús es anunciar la abolición del templo y del
culto allí celebrado, porque ya el lugar de la presencia de Dios es el cuerpo glorificado de Jesús
(ver Jn 1,51; 4, 23).
6. Muchos creen en Jesús. Los milagros-signos que hace Jesús carecen de importancia si no
llevan a la fe. Cuando la gente preguntó a Jesús qué obras debía realizar para cumplir la
voluntad de Dios, él contestó: la única obra es la fe (6,29). Aquí se manifiesta Jesús sobre la
necesidad de la fe en la palabra (2,23-25). Si el entusiasmo suscitado por Jesús no lleva a la fe
verdadera, a la que se apoya en su palabra, es como rocío mañanero, no sirve de nada. El
milagro puede suscitar la fe si se convierte en signo; si se descubre a Dios actuando en él; si el
milagro es otro medio de predicación, como lo fue en tiempos de Jesús. Siempre será muy
precaria una fe que necesita de los milagros como soporte de la misma (7,31; 10,42; 14,11). La
bienaventuranza de la fe va dirigida a aquellos que creyeron sin haber visto (20,29), fiándose
de su palabra o del testimonio apostólico (4,48).
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JAN
13
6. Juan 2,1-11
Guión Nº 6
Juan 2,1-11
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Tú, que eres
Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y salvadora,
que produzca en nosotros la adhesión y el seguimiento de Jesús. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos pone a nuestra consideración las bodas de Caná, en
Galilea. Tanto en aquellos tiempos como ahora, a todos nos gusta y siguen gustando las fiestas.
Hay algunas fiestas que quedan clavadas en nuestra memoria y que con el paso del tiempo
adquieren un significado cada vez más profundo. Así como otras fiestas caen en lo más hondo
del olvido. La fiesta de las bodas de Caná, así como está descrita en el evangelio de Juan, ha
quedado viva en la memoria del pueblo cristiano y nos revela un sentido profundo. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 2,1-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) La Madre de Jesús es presentada como persona atenta a los problemas de los otros en tal
grado que se da cuenta que la falta de vino arruinaría la fiesta. Y no sólo constata el problema,
sino que toma iniciativas para resolverlo. ¿Cómo seguir su ejemplo frente a los problemas de
hoy?
d) María y Jesús están en la fiesta de la boda. ¿Por qué a veces se ha imaginado tanto a Jesús
y a María como alejados de la fiesta y de las alegrías humanas?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Oh Dios de todos los pueblos, que de muchas maneras te has comunicado
desde siempre con la Humanidad. Te pedimos que abras nuestros ojos, ilumines nuestra
mente, e inflames nuestro corazón, para que también nosotros seamos para los demás señal
de amor y de alegría, de esperanza y de agradecimiento. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
3. Con la señal del agua transformada en "vino nuevo" y abundante, Jesús nos deja claro que
ha llegado la hora del cambio. Hay que dejar lo viejo, la tristeza, la injusticia, para comenzar a
vivir una vida nueva, con alegría comunitaria, en búsqueda de la justicia y de la solidaridad.
Con esta señal, Jesús inicia un "tiempo nuevo". En su última Cena, transformando el vino en
sangre derramada, Jesús complementa la señal y nos deja la Eucaristía. Lo que pasó en Caná es
un resumen de lo que va a hacer Jesús con todas sus acciones: transforma nuestra relación con
Dios y las relaciones entre nosotros y nosotras. El vino nuevo es señal de la alegría, de la
amistad y del amor que deben vivir los(as) que participan del banquete.
7. El contenido fundamental de su proyecto del Reino de Dios: Este gesto de Jesús nos ayuda a
captar la orientación de su vida entera y el contenido fundamental de su proyecto del reino de
Dios. Mientras los dirigentes religiosos y los maestros de la ley se preocupan de la religión,
Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de la gente. Los evangelios presentan a
Jesús concentrado, no en la religión sino en la vida. No es solo para personas religiosas y
piadosas. Es también para quienes se han quedado decepcionados por la religión, pero sienten
necesidad de vivir de manera más digna y dichosa. ¿Por qué? Porque Jesús contagia fe en un
Dios en el que se puede confiar y con el que se puede vivir con alegría, y porque atrae hacia
una vida más generosa, movida por un amor solidario.
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JAN
13
5. Juan 1,43-51
Guión Nº 5
Juan 1,43-51
1. Oración Inicial: Dios todopoderoso y eterno, Tú que has querido manifestarte con nueva
claridad en el nacimiento de tu Hijo Jesucristo, concédenos, te rogamos, que así como él
comparte con nosotros(as) la condición humana, nosotros consigamos en su reino participar un
día de la gloria de su divinidad. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Los dos personajes que aparecen, Felipe y Natanael, no pertenecen al círculo
del Bautista. Felipe es llamado directamente por Jesús y Natanael invitado por Felipe. Este
último representa la preparación a la llegada del Mesías, propia de aquellos israelitas que se
habían conservado fieles a la tradición profética y esperaban el cumplimiento de las promesas.
Natanael es la figura masculina que tipifica ese grupo. Muy apegado a la antigua tradición,
creía que el Mesías venía a continuarla. A esa idea opone Jesús la suya: describe su papel de
Mesías con una alusión al AT, para indicar la distancia entre la concepción de ellos y su propia
realidad. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 1,43-51: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) Al encontrarse Felipe con Natanael: ¿Qué dice de Jesús? ¿Cómo reacciona Natanael?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús dice a Felipe un imperativo muy simple y sin ninguna complicación: "Sígueme”. ¿Qué
desafíos presenta a nuestra acción evangelizadora?
b) ¿Estamos predispuestos como Natanael a desconocer las buenas noticias que proviene de
lo sencillo y cotidiano?
d) ¿Cuáles son los desafíos que nos plantea el mundo moderno como discípulos(as) de
Cristo?
e) ¿Qué más podemos hacer para mejorar el acceso de todos los cristianos al conocimiento de
Cristo?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Amado Dios, que hablas siempre en la historia y en lo profundo del corazón
humano, y que a nosotros(as) nos hablaste en Jesús, nuestro hermano mayor, proponiéndonos
en él un camino de servicio y promoción de la dignidad humana: danos un espíritu atento a tus
llamados, actitud de búsqueda y discernimiento para buscar siempre y en todo la fidelidad a tu
proyecto. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Los primeros Discípulos de Jesús: (1:43): Galilea era una provincia de las tres situadas al
oeste del Río Jordán, por esta época estaba bajo el dominio de Herodes. En éste versículo se
lee que Jesús se encuentra con Felipe y le dice "Sígueme". Prácticamente le ordena que lo siga,
lo que Felipe acepta para convertirse en discípulo de Jesús. Probablemente ya había oído
hablar de Él. En estos relatos se nota cómo los discípulos comienzan como tales de distinta
forma. El evangelista Juan muestra ejemplos de cómo fueron acercándose los primeros
seguidores de Jesús y como se muestra a ellos. Recuérdese que predominaba la idea no de un
Mesías amoroso que venga a traer la salvación de los pecados y a enseñar los caminos de Dios,
sino un Mesías que los liberara como rey del poderío de Roma, una forma totalmente distinta a
como Jesús se presentaba. Los primeros cristianos(as) insistieron en conservar los nombres de
los primeros discípulos. De algunos conservaron hasta los apellidos y el nombre del lugar de
origen. Felipe, Andrés y Pedro eran de Betsaida (1,44). Natanael era de Caná (22,2). Hoy,
muchos olvidan los nombres de las personas que están en el origen de su comunidad. Recordar
los nombres es una forma de conservar la identidad.
3. Así se fueron reuniendo los discípulos (1:45): Felipe habla con el Maestro y un poco mas
tarde cuando encuentra a Natanael le dice: «Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también
los profetas, lo hemos encontrado: es Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Así se fueron
reuniendo los primeros discípulos, Felipe fue llamado según se lee en este escrito por Jesús
para ser su discípulo; en el caso anterior discípulos de Juan el Bautista lo siguieron como se vió.
De esta forma se va reuniendo el grupo íntimo que acompañaría y predicaría el reino de los
cielos y las enseñanzas de Jesús. Ahora note el siguiente detalle: Luego de estar con Jesús,
Felipe se encuentra con Natanael y como se comentó sus primeras palabras son"es aquel que
escribió Moisés en la Ley" es probable que de esto hayan hablado, de las escrituras, y ahora
transmite lo aprendido y claramente aceptado por el a otra persona: Le predica del Salvador.
5. Jesús ve a Natanael y dice: "¡Ahí viene un verdadero israelita, sin falsedad!" (1,47): Y afirma
que ya le conocía, cuando estaba debajo de la higuera. ¿Cómo es que Natanael podía ser un
"auténtico israelita” si no aceptaba a Jesús como Mesías? Natanael "estaba debajo de la
higuera". La higuera era el símbolo de Israel (cf. Mi 4,4; Zc 3,10; 1Re 5,5). Israelita auténtico es
aquel que sabe deshacerse de sus propias ideas cuando percibe que no concuerdan con el
proyecto de Dios. El israelita que no está dispuesto a esta conversión non es ni auténtico, ni
honesto. El esperaba al Mesías según la enseñanza oficial de la época (7,41-42.52). Por esto,
inicialmente, no aceptaba a un Mesías venido de Nazaret. Pero el encuentro con Jesús le ayudó
a percibir que el proyecto de Dios no siempre es como la gente se lo imagina o desea que sea.
El reconoce su engaño, cambia idea, acepta a Jesús como mesías y confiesa: "¡Maestro, tu eres
el hijo de Dios, tú eres el rey de Israel!" La confesión de Natanael no es como en el comienzo.
Quien es fiel, verá el cielo abierto y los ángeles que suben y bajan sobre el Hijo del Hombre.
Experimentará que Jesús es la nueva alianza entre Dios y nosotros(as), los seres humanos. Es la
realización del sueño de Jacob (Gén 28,10-22). Estamos invitados a dar un salto cualitativo en
nuestro seguimiento a Jesús, que consiste en fortalecer nuestra fe, para ver con los ojos de
Jesús la parte del mundo que se pierde en la injusticia y el egoísmo, y, conociendo la realidad,
unirnos con la parte del mundo solidario para luchar por su total transformación.
6. Hijo del Hombre: Jesús garantiza de forma absoluta que sus discípulos le descubrirán como
el Hijo del hombre, como el punto de unión entre el cielo y la tierra. A ello se alude con la
referencia implícita a Gn 28,12: la escala de Jacob. El es el camino para llegar al Padre (14,6) y
la puerta del cielo o del reino (10,7.9). En ambos casos Jesús hace su presentación mediante la
fórmula de revelación "yo soy". En Jesús, Dios se ha comunicado al mundo de manera concreta
y eficaz. El resto del evangelio se encargará de demostrar que Jesús es el camino de ida y vuelta
entre Dios y el hombre. El título de Hijo del hombre aparece doce veces en este evangelio y
siempre en labios de Jesús, incluida la aparente excepción de Jn 12,34 donde este título se
pone en boca de la gente provocada por la misma expresión que Jesús acaba de pronunciar. El
título nos orienta en la línea de la mediación entre Dios y el ser humano. Sólo en una ocasión
(5,27) hace referencia a su aspecto judicial. En ocho de los doce pasajes el título se halla
asociado con palabras que hablan de "subida, bajada, elevación, glorificación", bien sea en la
forma verbal bien en la nominal. Esto indica que se pretende acentuar el aspecto de la
mediación: Jesús es el mediador entre Dios y el hombre. Ha bajado del cielo y vuelve a subir a
él a partir de la elevación a la cruz-gloria.
Publicado 13th January 2013 por Gerardo
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JAN
12
4. Juan 1,35-42
Guión Nº 4
Juan 1,35-42
1. Oración Inicial: Tu Palabra, Señor, es fuente de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos
impulsa a vivir el amor, nos hace fuertes en la fe. Tu Palabra es la fuente viva, envía tu Espíritu
para acercarnos a ella y comprenderla. Enséñanos a beber en el pozo de la vida, muéstranos la
novedad permanente del Evangelio. Tu Palabra, Señor, nos enseña a vivir de verdad. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 1,35-42: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
2) ¿Qué dice Juan al ver pasar a Jesús? ¿Cómo reaccionaron los discípulos de Juan?
4) “Eran como las cuatro de la tarde.” ¿Qué importancia tenía esto para los discípulos?
5) ¿Qué hace Andrés? ¿Qué significa la palabra Mesías? ¿Qué nombre le pone Jesús a
Simón?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué queremos nosotros al seguir a Jesús? ¿Para qué somos sus discípulos(as)?
b) Cuando Jesús dice “Vengan y lo verán.” está invitándonos a un encuentro con Él.
Nosotros(as): ¿Nos hemos encontramos con la persona de Jesús? Cada persona comparte su
experiencia.
c) ¿Hemos tenido una experiencia de “las cuatro de la tarde.”? ¿Un encuentro con Jesús tan
significativo que nunca hemos olvidado?
d) ¿En qué medida nos hemos dispuestos, como los discípulos de Juan, a cambiar el rumbo de
nuestras vidas para seguir y comprometernos con el proyecto del Jesús?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, ayúdanos a seguir tus pasos. Queremos compartir tu vida, conocer tu
proyecto, comprometemos con tu causa, vivir para el Reino. Danos fuerzas y perseverancia
para andar tras tus huellas transmitiendo la esperanza y el amor. Padre Nuestro, que estás en
el cielo… AMÉN.
2. Los primeros discípulos (1,35-42): Este relato de vocación difiere profundamente del que nos
ofrecen los sinópticos. Es un relato de vocación-testimonio, porque lo que el texto nos ofrece
es el descubrimiento y desvelamiento que hacen los discípulos de la persona de Jesús, que es
el Mesías, aquel del que escribieron Moisés y los profetas, Rabí, el Hijo de Dios, el Rey de Israel.
La comprensión del misterio de Jesús no es cuestión de un golpe de vista, ni del análisis
psicológico de una de sus frases. Su vida, muerte y enseñanzas deben ser consideradas
globalmente. Unas explican y dan sentido a las otras, y todas ellas comienzan a iluminarse
desde la pascua. Por eso debe afirmarse sin rodeos la inverosimilitud de estos títulos
cristológicos en labios de los discípulos en este momento. Lo que hace el evangelista es
trasladar a este primer momento lo que los discípulos descubrieron posteriormente en Jesús.
No hay fraude. Únicamente cambio de perspectiva. Por otro lado, este es un fenómeno común
en el evangelio, en el que es imprescindible distinguir siempre varios niveles: el histórico, el
cristológico, el eclesial. Hoy se hallan tan armoniosamente superpuestos que nos dan la
impresión de constituir un solo nivel.
3. El Cordero de Dios: En el vs. 36 Juan anuncia a Jesús como el Cordero de Dios, repitiendo el
grito ya emitido antes, el día anterior: “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del
mundo”. La identificación de Jesús con el cordero está rebosante de alusiones bíblicas, tanto en
el Antiguo como en el Nuevo Testamento. El cordero aparece ya en el libro del Génesis, en el
cap. 22, en el momento del sacrificio de Isaac; Dios provee un cordero, para que sea ofrecido
como holocausto en vez del hijo. El cordero desciende del cielo y toma sobre sí la muerte del
hombre; el cordero es inmolado para que el hijo viva. En el libro del Éxodo, en el cap. 12, se
ofrece el cordero pascual, sin mancha, perfecto; su sangre derramada salva a los hijos de Israel
del exterminador, que pasa de casa en casa, en la noche. Desde aquel momento todo hijo
quedará señalado, sellado, por aquella sangre de salvación. Así viene abierto el camino de la
libertad, la vía del éxodo, para llegar a Dios, para entrar en la tierra por Él prometida. Empieza
aquí la senda, que conduce hasta el Apocalipsis, hasta la realidad del cielo. El elemento del
sacrificio, de la degollación, del don total acompaña constantemente la figura del cordero; los
libros del Levítico y de los Números nos ponen delante continuamente esta presencia santa del
cordero: éste viene ofrecido todos los días en el holocausto cotidiano; se inmola en todos los
sacrificios expiatorios, de reparación, de santificación. También los profetas hablan de un
cordero preparado para el sacrificio: oveja muda, esquilada sin abrir siquiera la boca, manso
cordero conducido al matadero (Is 53,7; Jer 11,19). Cordero sacrificado sobre el altar, todos los
días. En el evangelio, es Juan el Bautista el que anuncia y descubre a Jesús como verdadero
cordero de Dios, que toma sobre sí el pecado del hombre y lo borra con la efusión de su pura y
preciosa sangre. Es Él, de hecho, el cordero inmolado al puesto de Isaac; es Él el cordero asado
al fuego la noche de Pascua, Cordero de la liberación; es Él el siervo sufridor, que no se rebela,
no recrimina, sino que se entrega silencioso por nuestro amor. San Pedro lo dice claramente:
“Ustedes fueron liberados de su conducta gracias a la sangre preciosa de Cristo, como cordero
sin defecto y sin mancha” (1 Pe 1,19). El Apocalipsis revela todo sobre el Cordero. Es Él el que
puede abrir los sellos de la historia, de la vida de cada hombre, del corazón escondido, de la
verdad (Ap 7,1.3.5.7.9.12.;8,1), es el vencedor, aquél que se sienta sobre el trono (Ap 5,6), es él
el rey, digno de honor, alabanza, gloria, adoración (Ap 5, 12) Es Él el Esposo, que invita a su
banquete de bodas (Ap 19,7); es la lámpara (Ap 21,23), el templo (Ap 21,22), el lugar de
nuestro descanso eterno; Él es el pastor (Ap 7,17), al que seguiremos adonde vaya (Ap 14,4).
4. Permanecer – morar: Este es otro verbo importantísimo, fortísimo, otra perla preciosa del
Evangelio de Juan. En nuestro pasaje se encuentra tres veces, con dos significados diversos:
habitar y permanecer. Los discípulos preguntan inmediatamente a Jesús dónde vive Él, dónde
está su casa y Él los invita a caminar, a entrar, a quedarse. “Se quedaron con Él aquel día” (v.39).
No es un quedarse físico, temporal; los discípulos no son sólo huéspedes de paso, que pronto
se irán. No, el Señor les da espacio en su lugar interior, en su relación con el Padre y allí los
acoge para siempre; pues dice: “Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, estén también ellos en
nosotros.... yo en ellos y tú en mí...” (17,21.23). Nos deja entrar y entra; nos deja tocar en la
puerta y toca Él mismo; nos hace morar en Él y pone en nosotros su morada junto al Padre
(14,23). Nuestra llamada a ser discípulos de Cristo y para ser sus anunciadores ante nuestros
hermanos(as) tiene su origen, su fundamento, su vitalidad, precisamente aquí, en esta realidad
de la recíproca habitar del Señor en nosotros y de nosotros en Él; nuestra felicidad duradera y
verdadera surge de la realización de este nuestro permanecer. Hemos visto donde Él vive,
hemos conocido el lugar de su presencia y hemos decidido permanecer con Él, hoy y por
siempre. “Permanezcan en mí y yo en ustedes...Quien permanece en mí y yo en él lleva mucho
fruto... Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán.... Permanezcan en mi amor” (Jn 15) ¡No, no iré a ningún otro, no me
refugiaré en otro lugar sino en Ti Señor, mi morada, mi lugar de salvación!
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JAN
11
3. Juan 1,29-34
Guión Nº 3
Juan 1,29-34
1. Oración Inicial: Tu Palabra, Señor, es fuente de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos
impulsa a vivir el amor, nos hace fuertes en la fe. Tu Palabra es la fuente viva, envía tu Espíritu
para acercarnos a ella y comprenderla. Enséñanos a beber en el pozo de la vida, muéstranos la
novedad permanente del Evangelio. Tu Palabra, Señor, nos enseña a vivir de verdad. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Juan 1,29-34: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) ¿Qué testimonio dio Juan? ¿Qué palabras utiliza para hablar de Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) Juan habla desde su experiencia, desde lo que vio y oyó: ¿Cómo es nuestra experiencia de
encuentro con Jesús?
c) El testimonio del Bautista insiste en que a Jesús se le reconoce por la acción del Espíritu:
¿Dónde reconocemos hoy a Jesús por la acción del Espíritu?
d) Juan era, sobre todo, un profeta de la justicia: ¿Qué podemos hacer hoy para ser profetas
de la justicia?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios de la Vida, “luz de las naciones”, te pedimos que nos ayudes a
(transparentar) esa luz y a remover la oscuridad que se aloja en “el pecado del mundo”. Que
también nosotros(as), como seguidores de Jesús, estemos dispuestos a cargar con el pecado
del mundo y a posibilitar su superación según su Proyecto de vida, justicia, libertad y paz. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Cordero de Dios. Este título evocaba la memoria del éxodo. En la noche de la primera Pascua, la
sangre del Cordero Pascual con el que se señalaban las puertas de las casas, constituía para la
gente señal de liberación (Es 12,13-14). Para los primeros cristianos Jesús es el nuevo Cordero
Pascual que libera a su pueblo (1Cor 5,7; 1P 1,19; Ap 5,6.9).
Quitar el pecado del mundo. Evoca la frase tan bonita de la profecía de Jeremías: “Ya no
tendrán que enseñarse mutuamente diciéndose el uno al otro: Conozcan a Yahvé. Pues me
conocerán todos, del más grande al más humilde. Porque yo habré perdonado su culpa y no
me acordaré más de su pecado” (Jer 31,34).
Existía antes que yo: Evoca varios textos de los libros sapienciales, en los que se habla de la
Sabiduría de Dios que existía antes de todas las demás criaturas y que estaba junto a Dios
como maestro de obras en la creación del universo y que, por fin, fue a morar en medio del
pueblo de Dios (Prov 8,22-31; Ec 24,1-11).
El descenso del Espíritu como paloma: Evoca la acción creadora en la que se dice que “el
espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas” (Gén 1,2). El texto de Génesis 1,2 sugiere la imagen
de un pájaro que vuela sobre un nido. Imagen de la nueva creación en movimiento bajo la
acción de Dios.
Hijo de Dios: Es el título que resume todos los demás. El mejor comentario de este título es la
explicación del mismo Jesús: “Las autoridades de los judíos respondieron: No te apedreamos
por algún bien que hayas hecho, sino porque siendo hombre, insultas a Dios haciéndote pasar
por Dios." Jesús dijo:"¿No está escrito en la Ley de ustedes: Yo les digo: ustedes son dioses? Se
llama, pues, dioses a los que reciben la palabra de Dios; y no se puede dudar de la Escritura.
Entonces, si el Padre me ha consagrado y enviado al mundo, ¿no puedo decir que soy Hijo de
Dios sin insultar a Dios? Si yo no cumplo las obras del Padre, no me crean. “Pero si las cumplo,
aunque no me crean (a) mí, crean por las obras que hago y sepan de una vez que el Padre está
en mí y yo estoy en el Padre." (10,33-39)
5. El testimonio del Bautista insiste en que a Jesús se le reconoce por la acción del Espíritu.
Juan Bautista manifiesta que “no conoce” a Jesús sino por la manifestación de Dios en Él. Y esto
es lo que hace posteriormente la comunidad cristiana, reconoce a Jesús como Hijo de Dios por
la acción del Espíritu dentro del grupo de sus seguidores. Así, la elección y el llamado de Jesús
aparecen en el evangelio de Juan como una experiencia de Dios que Jesús vivió en compañía
de sus discípulos(as).
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JAN
11
Guión Nº 2
1. Oración Inicial: Padre bueno, envíanos el Espíritu Santo, para que podamos acoger a Jesús
que pasa por nuestra historia y ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida y un
corazón abierto para escuchar e interpretar tú Palabra. Danos el estar siempre preparados para
colaborar en la construcción de tu Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Con qué palabras comienza el texto de hoy? ¿Qué quieren decir esas palabras?
3) ¿Con quienes dialoga Juan el Bautista? ¿Qué le preguntan? ¿Qué responde Juan?
4) ¿Cuáles son las tres definiciones negativas con que Juan se define? ¿Qué dice finalmente
Juan de sí mismo?
5) Usando una frase del Antiguo Testamento para decir lo que él es, Juan desvía la atención
de sí mismo sobre Jesús. ¿Qué nos dice esto acerca de Juan y de Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
La misión de Juan Bautista puede tomarse como símbolo de la misión de toda persona
cristiana: no suplantar a Jesús, sino gastar la vida en abrirle camino, a su causa, ¡el Reino!
¿Estamos siendo buenos precursores del Reino que Jesús anunció? ¿Allanamos montes,
rellenamos quebradas, abrimos caminos? Explicar.
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad en nuestra vida?
6. Oración final: Dios nuestro, Tú quieres que trabajemos de tal modo que cooperando unos
con otros, realicemos en esta tierra tu Reino. Ayúdanos a asumir, en medio de nuestros
trabajos diarios, nuestra condición de pueblo tuyo y hermanos(as) de todas las personas. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Juan Bautista en el evangelio de Juan: El Evangelio de Juan fue escrito al final del primer
siglo. En aquel tiempo, tanto en Palestina como en toda el Asia Menor, dondequiera que
hubiese una comunidad de judíos, había también personas que habían tenido contacto con
Juan el Bautista o que habían sido bautizados por él (He 19,3). Juan Bautista provocó un
movimiento popular muy grande. El mismo Jesús se adhirió a su movimiento y se hizo bautizar
por él en el río Jordán. También después de la muerte, Juan Bautista seguía ejercitando una
gran atracción e influencia, tanto entre los judíos como entre los cristianos que provenían del
judaísmo (He 19,1-7). Las informaciones sobre Juan Bautista conservadas en el cuarto
evangelio son las siguientes: a) Juan viene para dar testimonio de la luz (1,6-8); b) Jesús viene
después de Juan y también es discípulo de Juan. No obstante esto, Él es más importante que
Juan, porque existía antes que Juan: "El que viene detrás de mí, ha pasado delante de mí,
porque era primero que yo" (1,15-30). Jesús es la Palabra creadora que estaba junto al Padre
desde la creación (1,3); c) Juan confesó abiertamente: "Yo no soy el Cristo. No soy Elías. No soy
el profeta que espera el pueblo. Soy sólo uno que clama en el desierto, enderezad el camino
del Señor” (1,19-23); d) De frente a Jesús, Juan se considera indigno de desatar la correa de su
zapato y dice: "Él debe crecer y yo disminuir" (1,27; 3,30); e) Con respecto a Jesús él declaró al
pueblo: "He visto descender el Espíritu Santo del cielo como una paloma y posarse sobre Él:
Ese es el que bautiza en el Espíritu Santo" (1,32-33); f) Juan señala a Jesús como el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo (1,29-36), el amado de Dios (1,34).
3. El puesto de Juan en el plan de Dios; dar testimonio de la luz. (1,6-8): El Prólogo del cuarto
Evangelio afirma que la Palabra viva de Dios está presente en todas las cosas y brilla en las
tinieblas como una luz para cada persona. Las tinieblas intentan apagarla, pero no lo consiguen
(1,15). Ninguno consigue esconderla, porque no podemos vivir sin Dios por mucho tiempo. La
búsqueda de Dios, siempre de nuevo, renace en el corazón humano. Juan Bautista viene para
ayudar al pueblo a descubrir esta presencia luminosa de la Palabra de Dios en la vida. Su
testimonio fue tan importante, que muchas gentes pensaban que él era el Cristo (He 19,3; Jn
1,20). Por esto el Prólogo aclara: "Juan no era la luz. Vino para dar testimonio de la Luz"
4. El testimonio negativo de Juan sobre sí mismo: él no es lo que los otros piensan de él. (1,19-
21): Los judíos envían sacerdotes y fariseos para saber quién es este Juan que bautizaba al
pueblo en el desierto y que atraía a tanta gente de todas partes. En vez de decir quién es,
responde lo que no es: "¡No soy el Mesías!" Añade otras dos respuestas negativas: él no es ni
Elías, ni el Profeta. Se trata de aspectos diferentes de la misma esperanza mesiánica. En los
tiempos mesiánicos, Elías debería volver para llevar el corazón de los padres hacia los hijos y el
de los hijos hacia los padres. O sea, habría regresado para restaurar la convivencia humana (Ml
3,23-24; Sl 48,10). El profeta anunciado para llevar en el futuro a buen término la obra iniciada
por Moisés, era visto por el pueblo como el Mesías esperado (Dt 18,15). Juan rechaza estos
títulos mesiánicos, porque él no era el Mesías. Existían muchas versiones sobre la misión de
Elías. Algunos decían que el Mesías sería como un nuevo Elías. En este sentido Juan no era
Elías. Otros decían que la misión de Elías era sólo la de preparar la venida del Mesías. En este
sentido Juan era Elías. Las preguntas de los fariseos y sacerdotes sobre el significado de Juan
Bautista dentro del plan de Dios eran también las preguntas de las comunidades. Así, las
respuestas de Jesús, recogidas por el evangelista, servían también para las comunidades.
5. Los testimonios positivos de Juan: él es sólo uno que prepara el camino (1,22-24): Los
enviados de los sacerdotes y fariseos querían una respuesta clara, porque debían dar cuenta a
los que les habían encargado interrogar a Juan. Para ellos no bastaba saber lo que Juan no era.
Querían saber quién es él y que cosa significa dentro del plan de Dios. La respuesta de Juan es
una frase tomada del profeta Isaías: "Soy la voz del que clama en el desierto. Enderezad los
caminos del Señor" (1,23). En este uso del Antiguo Testamento aparece la mística que animaba
la lectura que los primeros cristianos hacían de la Sagrada Escritura.
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JAN
11
1. Juan 1,1-18
Guión N° 1
Juan 1,1-18
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Este texto abre el Evangelio de Juan, el cual no incluye los relatos de la infancia
como hacen Lucas y Mateo. Al presentar su evangelio lo hace dando testimonio del sentido de
la llegada de Cristo más que narrando su historia. En este caso no interesa tanto qué pasó en
Belén ni como fue su nacimiento, sino qué significado tiene en el mundo y en la historia lo que
sucedió con la llegada del Mesías. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 1,1-18: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
¿Es Navidad en el mundo? ¿Dónde nace Jesús hoy? ¿Qué podemos hacer para que esta
navidad nazca efectivamente Jesús a nuestro alrededor?
¿Cómo afecta mi vida el saber que Dios se hizo ser humano para que todo lo humano se
convirtiera en divino?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios Misericordioso, que en Jesús nos has dado tu Palabra, hecha carne y
sangre, fuerza y ternura, muerte y resurrección; te pedimos nos inspires para seguir sus pasos
por el camino que él nos trazó, abrazando en nuestro caminar hacia ti a todos los hermanos y
hermanas. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. En este discurso que abre el Evangelio podemos distinguir cuatro centros temáticos:
A. Se identifica a Cristo con !a fuerza creadora de los comienzos del universo. Es interesante
observar que las primeras palabras de Juan ("En el principio") son idénticas al comienzo de
Génesis 1,1. Es decir, que el evangelista está queriendo significar que estamos ante un nuevo
comienzo, una nueva fundación del universo, en esta ocasión motivada por !a novedad del
Verbo que ha tomado forma humana y ha decidirlo vivir con nosotros.
C. El evangelista nos dice que aun estando entre nosotros, el mundo no lo conoció. Esto
significa que el mundo no aceptó su mensaje, pues conocer significaba apropiarse de algo. No
deberíamos suponer que nosotros quedamos excluidos de ese mundo alejado del Señor. En
realidad, Juan está diciendo que todas las personas rechazamos al Señor porque fuimos
partícipes todos(as) de su condena v crucifixión. En otras palabras, que no hay persona
inocente frente a la tragedia del asesinato del inocente que vino para salvamos. Y a la vez -por
extensión- que siendo todos(as) responsables de su muerte, nadie queda fuera del amor de
Dios expresado en la cruz.
D. Dios no nos condena al olvido sino que se ha hecho persona y vino a vivir con nosotros. Esto
es una revolución teológica desde el punto de vista judío y también romano, aunque por otras
razones Los primeros no aceptaban un Mesías pacífico y débil que muere en la cruz. La imagen
de David era la de un conductor hábil, un guerrero fuerte y valeroso. Un hombre que le
gustaban las ciudades y había construido su gobierno en torno a ellas. Jesús parecía cualquier
otra cosa, una persona de las orillas y !as aldeas pequeñas, un líder de multitudes pero no un
guerrero o militar, una persona que no supo defenderse ante los romanos y sus leyes. Para los
griegos la dificultad estaba en que un Dios no podía hacerse ser humano. Es curioso que el
pueblo que más mitologías y narraciones creó en la antigüedad donde dioses v diosas de forma
humana vivían todo tipo de aventuras tuviera problemas para entender la divinidad de Cristo.
Ellos creaban mitos pero no creían que un Dios podía rebajarse a ser humano, con sus
imperfecciones y dudas, en la vida real. Pero Cristo es el Hijo de Dios y se «cerca a nosotros
para vivir y padecer nuestra suerte. Y eso es lo que celebramos en Navidad.
4. Navidad, nace el Señor en medio nuestro. Dios se hace uno-con-nosotros(as), pues viene a
visitarnos y compartir nuestra vida. Su luz ilumina nuestra historia para mostrar el camino que
nos lleva a la salvación, a la fraternidad y al encuentro. Desde el pesebre Dios nos mira con
rostro de niño, lleno de esperanza y vitalidad, diciéndonos “quiero crecer en tu familia, en tu
comunidad, en tu vida”. Ese es nuestro Dios, un niño en pañales, que necesita nuestro esfuerzo
para crecer y llegar a todos(as).
NTRODUCCIÓN
Les hacemos llegar vía este medio electrónico, «Guiones de Lectura Orante - San Marcos». Son
33 guiones que los llevarán por casi todo el Evangelio en clave de lectura orante. No es una
simple lectura, ni tampoco un estudio. Más que un método de lectura comunitaria de la Biblia,
es una experiencia de encuentro con el Señor, pues, la dinámica interna de los pasos no se
agotan en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que, partiendo del texto escrito en
la Biblia, se busque el encuentro personal y comunitario con el Señor. De ahí, que la Lectura
Orante es una instancia para una experiencia espiritual, buscando rehacer y retomar la
experiencia original del escritor sagrado actualizándola en la propia vida. En fin, Lectura Orante
«es la Palabra de Dios escuchada, meditada, rezada y vivida».
Los guiones de lectura orante pretenden cimentar nuestra vida de fe en una práctica constante
de la lectura de la Biblia. Recordemos que La Palabra de Dios se revela «para que nuestros
pueblos tengan vida». La Palabra de Dios nos transforma en discípulos y discípulas del Reino
de Dios, para que nuestros pueblos tengan vida. «Yo vine para que tengan vida y la tengan en
abundancia». (Jn 10,10). Vida significa concretamente: tierra, trabajo, educación, salud,
participación y gozo para todos. El estudio como también lectura orante de la Biblia, tiene
sentido pleno en la construcción de una sociedad donde quepan todos y todas en armonía con
la naturaleza, en la fe de que otro mundo es posible y que es posible construir los sujetos
históricos que lo hagan posible. La lectura orante de la Biblia no es solo para nosotros(as), sino
es para que “el mundo tenga vida…”.
3) Oración: La meta de este tercer momento responde a la pregunta ¿Qué le decimos a Dios,
después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que
hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
Los Guiones de Lectura Orante del Evangelio Según San Marcos se han desarrollado para los
grupos pastorales, animadores, movimientos y comunidades que practican la lectura orante en
Chile. Mucha gente los ha aprovechado durante los años litúrgicos, cuando se lee este
evangelio. Están hechos pensando en la lectura orante a nivel comunitario, pero también se
pueden usar a nivel personal. Los guiones son sólo instrumentos para facilitar el diálogo
amoroso con el Señor de la Vida en la "lectura orante".
Indicaciones prácticas:
1. Para acceder a los guiones, llevar el mouse a la parte superior izquierda de la página
donde dice “Classic”. Aparecerá una lista de links. Hacer un "clik" o "doble clik" sobre
"Sidebar". Aparecerá la lista completa de los guiones. Entonces, busquen el texto de San Lucas
que quieren, hagan un "clik" o "doble clik" sobre él, y aparecerá ese Guión en la parte central
de la página. Y así sucesivamente.
2. Para copiarlo, primero hay seleccionar todo el texto. Una vez todo seleccionado, se pulsa
la combinación de teclas CTRL + C o bien, nos situamos sobre la zona de texto seleccionada y
pulsamos con el botón derecho del ratón y seleccionamos la opción Copiar. La que nos sea más
cómoda. En seguida, abrir el nuevo documento en su procesador de texto y pegarlo de dos
modos:
b. Con las opciones del Menú pulsando el botón derecho del ratón y seleccionando la línea
Pegar.
c. Tal vez la copia no aparece totalmente como su formato original en el Blog, pero en pocos
minutos podrán acomodar el guión al tamaño y formato que más le gusta. Para después
imprimir o guardarlo.
Finalmente, quiero agradecer a la animadora bíblica Clotilde León Ibaceta, por su buen consejo
y colaboración en la revisión y corrección de esta publicación.
A propósito, están en camino los Guiones de Lectura Orante de los otros evangelios. Les invito
a visitar sus páginas:
gbarmasse@gmail.com
«Tenemos que ver con los ojos bien abiertos y con los pies bien puestos en la tierra, pero el
corazón bien lleno de Evangelio y de Dios». (Mons. Oscar Romero)
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FEB
27
Marcos 16,14-20
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu santo. Crea en nosotros el silencio para
escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre
todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que podamos
experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio
de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. AMÉN. Cantar "Espíritu Santo
Ven, Ven".
a) Introducción: El texto de hoy es una especie de síntesis de lo que sucedió a Jesús a partir de
la resurrección; síntesis que alguien ha añadido al evangelio de Marcos cuando ya estaba
terminado. Esto se reconoce hoy claramente por su estilo, e incluso, por su teología. Habla de
la Ascensión. Pero lo que verdaderamente llama la atención de este texto es el encargo de la
misión del Resucitado a sus apóstoles para que hagan discípulos(as) en todas las partes del
mundo. Se describe esta misión de la misma manera que Jesús la puso en práctica en el mismo
evangelio de Marcos. Por tanto, Él es el modelo de nuestra predicación y de nuestros
compromisos cristianos. El Reino, ahora, se hace presente cuando sus discípulos(as) se
empeñan, como Jesús, en vencer el mal del mundo y en hacer realidad la liberación de todas
las situaciones angustiosas de la vida por medio del evangelio. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b) Leer el texto: Marcos 16,15-20: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Quiénes son las personas a las que Jesús se aparece? ¿Qué pide Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
¿Cuáles son hoy los signos que convencen mejor a las personas de la presencia de Jesús en
medio de nosotros?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad en nuestra vida?
6. Oración final: Dios Padre nuestro, al celebrar con gozosa esperanza la exaltación de tu
amado Hijo Jesús, que fue crucificado por ser fiel a tu voluntad de vida digna para todos y
todas, te pedimos que, con la fuerza del amor del Espíritu, le sigamos al servicio de tu Reino de
justicia, de amor y de paz. Nosotros te lo pedimos inspirados en Jesús de Nazaret, hijo tuyo y
hermano nuestro. AMÈN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Los signos que acompañan el anuncio de la Buena Noticia (16,15-18): Jesús confiere la
misión de anunciar la Buena Noticia a todas las criaturas. La exigencia que Él pone para quien
quiere ser salvo es ésta: creer y ser bautizado. A los que tienen el valor de creer en la Buena
Noticia y se hacen bautizar, Él promete estos signos: (1) expulsarán los demonios, (2) hablarán
nuevas lenguas, (3) tomarán en las manos las serpientes, (4) beberán cualquier ponzoña y no
les dañará, (5) impondrán las manos a los enfermos y éstos curarán. Estos signos se dan aun
hoy:
«expulsar los demonios»: es combatir el poder del mal que estrangula la vida. La vida de
muchas personas ha mejorado desde el momento en que entraron en comunidad y empezaron
a vivir la Buena Noticia de la experiencia de Dios. Participando en la vida de la comunidad,
echan el mal de sus vidas.
«hablar nuevas lenguas»: es comenzar a comunicarnos con los otros de modo nuevo. A veces
encontramos una persona que nunca la habíamos visto antes, pero sucede como si ya la
conociésemos de mucho tiempo. Es porque hablamos la misma lengua, la lengua del amor.
«tomar en las manos las serpientes y tomar el veneno»: hay muchas cosas que envenenan la
convivencia. Muchas habladurías que arruinan la relación entre las personas. Quien vive la
presencia de Dios sabe superar esto y no es molestado por este veneno mortífero.
«sanar los enfermos»: en cualquier lugar en el que aparezca una conciencia más clara de la
presencia de Dios, aparece también una especial atención a las personas excluidas y
marginadas, sobre todo a los enfermos. Lo que más favorece la salud es que la persona se
sienta acogida y amada.
3. «Buena noticia»: es algo que, en medio de tantas experiencias malas, trae a la vida de la
gente una esperanza nueva. Las «buenas noticias» aportan luz, despiertan la alegría, dan un
sentido nuevo a todo, animan a vivir de manera más abierta y fraterna. Todo esto y más es
Jesús, pero ¿cómo proclamarlo hoy como Buena Noticia?: Podemos explicar doctrinas acerca
de Jesús: en él está la «salvación» de la humanidad, la «redención» del mundo, la «liberación»
definitiva de nuestra esclavitud. Todo esto es cierto, pero no basta. No es lo mismo exponer
verdades cuyo contenido es teóricamente bueno para el mundo, que hacer que la gente pueda
experimentarle a Jesús como algo «nuevo» y «bueno» en su propia vida. No es difícil entender
por qué la gente le sentía a Jesús como «Buena Noticia». Todo lo que él decía les hacía bien: les
quitaba el miedo a Dios, les hacía sentir su misericordia, les ayudaba a vivir comprendidos y
perdonados. Toda su manera de ser era algo bueno para todos: era compasivo y cercano,
acogía a los más olvidados, abrazaba a los más pequeños, bendecía a los enfermos, se fijaba en
los últimos. Toda su actuación introducía en la vida de las personas algo bueno: salud, perdón,
verdad, fuerza interior, esperanza. ¡Era una suerte encontrarse con él!
4. «Vayan por el mundo entero a proclamar el mensaje por todas partes»: De ahora en
adelante no deberán limitarse al pueblo judío, pues el mensaje de Jesús es universalista y mira
a la humanidad entera. Ya no hay un pueblo elegido, sino que es toda la humanidad la elegida y
destinada a experimentar la salvación de Dios. Además no habrá lugar donde no se deba
anunciar este mensaje de resurrección y vida de Jesús: hay que proclamarlo «por todas
partes». Ningún rincón de la tierra, ningún país, ningún grupo de personas estará excluido en
principio del reino, pues Jesús ha venido para que no haya excluidos del pueblo ni pueblos
excluidos. Pero la tarea iniciada por Jesús de hacer del mundo una fraternidad que confiese a
un solo Dios como Padre y considere que todos somos hermanos(as) queda aún por completar.
Seremos sus discípulos(as) quienes anunciemos que hay que cambiar de mente -convertirse- y
sumergir en las aguas de la muerte nuestra vida de pecado -bautizarse- para llegar a la orilla de
una comunidad donde todos entienden a Dios como Padre y se consideran hermanos(as) unos
de otros, o lo que es igual, libres para amar, iguales sin perder la propia identidad, siempre
abiertos y dispuestos a acoger al otro, aunque no sea de los nuestros, y solidarios. Para ello
contamos con la ayuda de Jesús, cuyos signos de poder nos acompañarán: podremos arrojar
los demonios de las falsas ideologías que no conducen a la felicidad, seremos capaces de
comunicar el mensaje de amor a todos(as), hablando lenguas nuevas, el maligno no tendrá
poder sobre nosotros -ni las serpientes ni el veneno nos harán daño- y pasaremos por la vida
remediando tanto dolor humano. Este es el legado que nos dejó Jesús antes de irse con Dios,
con un Dios que, desde que Jesús se bautizó en el Jordán, no habita ya en lo alto del cielo sino
que anida en lo profundo del ser humano, convertido desde el bautismo de Jesús en el nido y
templo de un Dios, antes llamado «altísimo», pero a quien Jesús nos enseñó a llamar «Padre»
con lo que evoca esta palabra de entrega, amor y comunicación de vida.
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FEB
27
Guión Nº 32
Marcos 16,1-8
1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tú Palabra. Guía nuestros
pasos, orienta nuestro caminar para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a los demás y
anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser
testigos para construir un mundo nuevo para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber
Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 16,1-8: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En nuestros días, ¿Qué signos de muerte se dan en nuestro medio? ¿Por qué se originan?
c) ¿Cuáles son los testimonios más contundentes de la Resurrección de Jesús que podemos
dar como comunidad?
d) En nuestro medio: ¿Cuáles son los signos que aseguran la presencia de Jesús resucitado?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Gracias, Señor Jesús por ayudarnos a leer la Biblia como los discípulos en el
camino de Emaús. Tu palabra nos ha orientado para que podamos experimentar la fuerza de tu
resurrección y testimoniar a los demás que Tú estás vivo en medio de nosotros(as) como
fuente de fraternidad, de justicia, de solidaridad y de paz. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
2. Un Nuevo Comienzo: Con la Resurrección del Señor se inicia una nueva vida. Los relatos
evangélicos expresan esta perspectiva con toda claridad. Marcos, al igual que Mateo, nos indica
dos veces el día del suceso: "pasado el sábado", día de descanso, viene "el primer día de la
semana" (vs. 1). Hoy nuestro domingo, día del Señor. Marcos insiste en la hora: "muy de
madrugada", "a la salida del sol" van las mujeres al sepulcro (vs.2). El énfasis está puesto en la
idea de inicio, de un nuevo comienzo. La intención es embalsamar el cuerpo del Señor
(también en Lucas, a diferencia de Mateo que no menciona el asunto). Los nombres de las
mujeres varían ligeramente en los cuatro evangelios, pero hay uno que siempre está: el de
María Magdalena.
El relato es sencillo, no hay ningún acontecimiento especial, salvo que en Marcos la piedra del
sepulcro ya fue retirada (vs.4). El mensajero es simplemente un joven "vestido con una túnica
blanca" (vs.5). Les dice: "no se asusten", se trata de un asombro con un matiz de temor (vs.6), y
se adelanta a una eventual pregunta: "Jesús de Nazaret, el Crucificado, ha resucitado" (id.). La
fórmula es escueta pero contiene lo esencial, luego añade algo que puede ser comprobado por
las mujeres: "no está aquí. Vean el lugar donde lo pusieron" (id.). El sepulcro vacío es signo de
una nueva presencia, de eso deben dar testimonio. Lo primero será comunicarlo a los
discípulos, que tal vez no se habían atrevido a ir los primeros a ver la tumba de Jesús. Ellos
deberán dirigirse a Galilea, tal como él lo había dicho, "allí lo verán" (vS.7). En Galilea, la región
de la cual son originarios y por cuyos caminos acompañaron la predicación del Maestro. El
sepulcro seguirá vacío en Jerusalén; pero el mundo, desde la tierra marginada de Galilea, se
llenará de la presencia del Cristo resucitado.
Marcos nos presenta en seguida a las mujeres poseídas por "un gran temblor y espanto", tanto
que "no dijeron nada a nadie" (vs.8). El texto termina abruptamente, el temor se comprende,
no así el silencio. De hecho, Mateo deja abierta la posibilidad de que comuniquen lo
experimentado, por su parte Lucas nos presenta a las mujeres cumpliendo el encargo de hablar
con los discípulos. Esto ha hecho pensar en que la versión de Marcos no esté completa (por
ello la Biblia de Jerusalén coloca unos puntos suspensivos). No obstante, puede suceder
también que en Marcos estemos ante una nueva indicación, frecuente en él, de que creer es
un proceso largo y difícil. Y que está siempre comenzando.
Es significativo que, así como la actividad pública de Jesús estaba enmarcada entre el milagro
de la suegra de Pedro, modelo de servicio, y el gesto de la pobre viuda del templo -ejemplo de
generosidad-, así también la historia de la pasión y pascua de Jesús queda encuadrada entre la
unción generosa de una mujer en Betánia y el gesto servicial de estas mujeres que, en
recompensa, reciben la buena nueva de la resurrección: Ha resucitado; no está aquí. La frase
expresa, en su laconismo, el brusco paso de la acción del hombre a la acción de Dios. La piedra
retirada da acceso no sólo al sepulcro vacío, sino también a la desconcertante sorpresa de un
acontecimiento que depende exclusivamente del poder de Dios, sobrepasando toda previsión
humana.
Para la comunidad cristiana esta revelación sobre la Resurrección de Jesús no es algo que
afecte tan sólo a su Señor. Le afecta también a ella, y de manera directa. En la resurrección de
Cristo divisa el porvenir eterno que se inaugura para todos los que en él creen y en ella
experimenta ya su propia salvación.
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FEB
27
Marcos 14 -15
Entramos gozosos con el rey triunfante a Jerusalén. Pero luego nos invita a entrar en el gran
silencio contemplativo de la Pasión, allí donde verdaderamente reina Jesús.
Veamos primero los cinco trazos esenciales del relato de la Pasión según san Marcos (14-15):
La lectura de la Pasión de Jesús según san Marcos comienza con dos cenas: la de Betania (14,3-
9) y la de la Pascua (14,22-24). En la primera, la unción, que es signo de reconocimiento
mesiánico, Jesús mismo la relaciona con su muerte y su sepultura. En la cena pascual, también
el mismo Jesús acepta libremente su muerte como sacrificio para nuestra salvación.
San Marcos integra estas dos cenas con la noticia de la conspiración por parte del Sanedrín
(14,1-2 y 10-11) y por el soborno de Judas y el anuncio de la negación de Pedro. Tenemos la
sombra que envuelve el gesto luminoso de la entrega que Jesús hace de sí mismo: Jesús es el
Mesías de la cruz, quien muere por nuestra salvación, no obstante los rechazos, las traiciones y
los abandonos.
Con la prisión y el abandono por parte de todos los discípulos, quienes huyen despavoridos, el
discipulado entra en su mayor crisis. El detalle del joven que huye desnudo parece simbolizar la
actitud de quienes hasta entonces siguen a Jesús, pero sin comprender su misterio.
La pregunta sobre la verdadera identidad de Jesús, que fue el hilo conductor de todo el
Evangelio –“¿Quién es éste?” - comienza a tener finalmente una respuesta definitiva: la cruz
dirá, verdaderamente, quién es Él. Durante el proceso judicial, Jesús asume por primera vez
públicamente su identidad de Hijo de Dios. Pero en contraposición aparece la decisión del
Sanedrín y las negaciones de Pedro.
Con la crucifixión y muerte de Jesús, el relato llega a su momento cumbre: ahora sí es posible
reconocer quién es Jesús, ahora es posible la fe. Será el centurión romano el primero en
reconocer que el Crucificado es el Hijo de Dios.
1. Las escenas del relato de la Pasión: Veamos ahora la serie de escenas en la que se va
desarrollando el relato de la Pasión. Aunque todas están estrechamente hilvanadas, vale la
penar verlas también como pequeños cuadros que nos invitan a la contemplación de Jesús y
intentar comprender lo que significa: “Si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a sí mismo,
tome su cruz y sígame” (8,34). Lo importante es captar la idea central de cada escena.
1.1. El complot contra Jesús y la Cena en Betania: Los protagonistas de la Pasión preparan la
fiesta de Pascua de manera diferente y contradictoria. Mientras que los responsables del
Templo están más preocupados por inmolar a Jesús que por inmolar el cordero pascual, una
mujer gasta una considerable suma de dinero para perfumar a Jesús y anticipar sus funerales,
lo cual Jesús interpreta como anticipación de su entronización mesiánica.
1.3. La cena del Señor: Durante la cena, Jesús anuncia que será entregado. Su cuerpo y su
sangre sustituirán al Cordero Pascual. La fiesta de Pascua toma un nuevo sentido. La Alianza
entre Dios y los hombres ha sido renovada y se extiende a todos los hombres. La cena termina
con un canto de acción de gracias. Yendo al Getsemaní, Jesús aparece más lúcido que sus
discípulos. Les explica el sentido de su muerte, pero ellos no son capaces de comprender las
palabras por el momento.
1.4. La agonía en el Getsemaní: Jesús se distancia de sus discípulos junto con Pedro, Santiago y
Juan, para orar. El evangelista Marcos nos revela el secreto de su oración. Jesús queda
completamente solo, no consigue involucrar a sus discípulos en la oración de abandono a la
voluntad del Padre.
1.5. El arresto de Jesús: El grupo de discípulos que rodea a Jesús desde el comienzo del
evangelio se dispersa. La escena está cargada de fuerte dramatismo: Judas lo traiciona con un
beso; uno de los discípulos usa su espada; otro huye desnudo en medio de la oscuridad. Las
palabras de la Escritura citadas durante cena se cumplen: “Heriré al Pastor y se dispersarán las
ovejas”.
1.6. El juicio judío: ante Caifás: En el proceso judicial religioso, un grupo de fasos testigos
desfilan ante Jesús. Por su parte, Jesús da testimonio verdadero acerca de sí mismo: revela su
secreto mesiánico. La nobleza de sus palabras y de su comportamiento se contrapone a la
conducta indigna de algunos de los jueces y guardias.
1.7. El juicio romano: ante Pilatos: Ante Pilatos, la agitación de los jefes contrasta con la calma y
el silencio de Jesús.
1.8. Barrabás: La multitud se pone en contra de Jesús. Se pide la muerte del justo y la liberación
del culpable. La muerte de Jesús es salvación del pecador. Pero Pilatos comete una injusticia.
1.9. Jesús coronado de espinas: Una ironía trágica caracteriza esta escena. Los soldados creen
que están mofando de Jesús. No se dan cuenta que están diciendo la verdad: Jesús,
efectivamente, es el rey de los judíos y merece que se arrodillen ante él.
1.10. El camino de la cruz: La inscripción colocada en la cruz, una vez más –sin que lo quieran
los adversarios- dice la verdad. El relato sigue el ritmo de las indicaciones horarias: las nueve de
la mañana, el mediodía, las tres de la tarde. La primera parte es la crucifixión, donde se destaca
el despojo de las vestiduras de Jesús. Jesús rechaza la primera bebida que le ofrecen: un
narcótico para adormecerlo y aliviar los dolores; él quiere vivir consciente las últimas horas.
1.11. Las burlas al crucificado: Se escucha el grito desafiante: “¡Sálvate a ti mismo!”. Tres
grupos de personas confrontan al crucificado para burlarse se su misión mesiánica de salvación
y sus títulos; le piden que se baje de la cruz para poder creer en él. Lo más trágico: incluso sus
compañeros de condena lo insultan.
1.12. La muerte de Jesús: Al mediodía viene una gran oscuridad que se prolonga al menos por
tres horas, hasta la muerte de Jesús. ¿La tierra será más consciente que los humanos, al
cubrirse el rostro ante el crimen que se va a cometer? Una profecía está en el trasfondo. El
cosmos anuncia que ha llegado la hora del fin: la intervención decisiva de Dios en la historia. En
medio de la oscuridad Jesús ora con el Salmo 22. Los presentes se burlan de su experiencia de
Dios tergiversando las palabras del Salmo. Jesús muere.
1.13. La hora del discipulado: Al morir Jesús un nuevo signo interpretativo del sentido de la
cruz se manifiesta: el velo del Templo se rasga. En el cuerpo del crucificado Dios ha revelado su
presencia definitiva en medio de los hombres: un nuevo acceso a Dios es posible. El centurión
romano profesa la fe: “viendo la forma como murió”. De forma paradójica se realiza lo que
piden los adversarios: “que veamos para que creamos”. Curiosamente lo que ve el centurión no
es que Jesús se salve de la Cruz sino que muere en ella con una oración de confianza en el
Padre Dios. Dice: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”. Es la más bella profesión de
fe del Evangelio. Las mujeres, imagen de fidelidad en el discipulado, contemplan la escena
desde lejos. ¿Creerán como el centurión?
1.14. Jesús es sepultado: No todos los responsables del pueblo judío eran contrarios a Jesús.
Uno de ellos viene a enterrarlo. Las mujeres hacen de “testigos” de la sepultura en la
expectativa de lo sean también después de la resurrección.
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FEB
27
30. Marcos 13,33-37
Guión N° 30
Marcos 13,33-37
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Haz que el texto
bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y liberadora, que produzca en nosotros(as) la
adhesión y el seguimiento radical de Jesús. AMÉN. Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".
a. Introducción: El texto de hoy es la conclusión del discurso final de Jesús, en el cual los
discípulos son invitados a la perseverancia en la espera de su venida. “¡Manténganse
despiertos!” Esta es clave en el corto pasaje que la Iglesia reserva para la liturgia en el tiempo
de Adviento. Vigilar, estar atentos, esperar al dueño de la casa que debe regresar, no quedarse
dormido, es esto lo que Jesús pide. Los cristianos(as) vivimos en la espera de su venida.
Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 13,33-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios
pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Cómo responde Jesús a la inquietud de sus discípulos sobre la pregunta ¿cuándo vendrá?
5) Entonces, ¿cuál es la actitud que deben tener sus seguidores? ¿Por qué?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b. ¿Vivimos siempre hoy a la espera del Señor que viene? ¿O estamos algo adormecidos? ¿En
qué?
e. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad en nuestra vida?
6. Oración final: OH Dios, Padre Bueno: ayúdanos a nunca olvidar que eres el Señor de la
Historia, el Señor de la Creación, el Señor de la Vida. Tú nos animas para construir el Reino.
Danos fuerza para entregarnos a ti de todo corazón y a servirte con fidelidad en el prójimo, de
modo que vivamos como verdadero pueblo tuyo y como hermanos y hermanas de todas las
personas. AMÈN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Contexto: El capítulo 13 del Evangelio de Marcos nos habla de la ruina del Templo y de la
ciudad de Jerusalén. Jesús aprovecha la ocasión por una observación que le hace un discípulo:
“¡Maestro, mira qué piedras y qué construcción!” (13,1). Jesús, por eso, aclara las ideas: “¿Ven
estas grandes construcciones? No quedará piedra sobre piedra, que no sea demolida” (13,2). El
Templo, signo tangible de la presencia de Dios en medio de su pueblo elegido, Jerusalén, la
ciudad “bien unida y compacta” adonde “suben junta las tribus del Señor, para alabar el
nombre del Señor” (Salmo 122,4), todo esto, signo seguro de la promesa hecha a David, signo
de la alianza, todo esto irá a la ruina... es sólo un signo de algo que sucederá en el futuro. Los
discípulos llenos de curiosidad piden al Señor sentado en el monte de los Olivos, de frente al
Templo: “Dinos, ¿cuándo acaecerá eso y cuál será el signo de que todas estas cosas están por
cumplirse? (13,4). A esta pregunta, usando el estilo apocalíptico judaico inspirado en el profeta
Daniel, Jesús se limita sólo a anunciar las señales premonitoras (falsos mesías y falsos profetas
que con engaño anunciarán la venida inminente del tiempo, persecuciones, señales en las
potencias del cielo. cf: Mc 13,5-32), “en cuanto al día y a la hora, ninguno los conoce, ni
siquiera los ángeles del cielo, y ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre” (13,32). De aquí se
comprende la importancia de la espera vigilante y atenta a los signos de los tiempos que nos
ayudan a acoger la venida del “dueño de la casa” (13,35). Cuando venga él, todo desaparecerá,
“el poder de los siervos” (Mc 13,34), incluso los signos que nos ayudan a recordar su
benevolencia (templo, Jerusalén, casa). Los “siervos” y el “portero” (13,34) a la llegada del
dueño no mirarán ya a los signos, sino que se complacerán en el mismo dueño: “He aquí que
llega el Esposo, salgan al encuentro” (Mt 25,6 + Mc 2,19-20).
3. Estar despiertos: Jesús hace a sus discípulos una recomendación que hoy nos sorprenden:
mantenerse despiertos. ¡Todo lo contrario de lo que nosotros haríamos! Pero él tiene sus
razones. Si cada día estamos embargados por las preocupaciones más superfluas, lo más
seguro es que se nos pase la hora apropiada para realizar la misión que Jesús nos encomienda.
El evangelio debe ser proclamado donde sea necesario, deber ser colocado donde se vea, debe
ponerse al alcance de todos. Nuestra misión es hacer del evangelio una lámpara que ilumine el
camino de la vida y nos mantenga en actitud vigilante. Estar vigilantes y preparados consiste
principalmente en vivir según el mandamiento del amor. El evangelista se dirige a unos
cristianos que han descuidado su compromiso práctico, para despertarles de su letargo y
recordarles que el destino de cada persona se decide en la actitud que tengan ante los
necesitados en este tiempo que precede a la venida de Jesús.
4. La Esperanza: Esperar, lo que se dice esperar, todo el mundo espera. Una persona solía
distinguir: La buena gente, la gran mayoría, que vive con esperanzas: un viaje, una fiesta, una
boda, un trabajo, curarse de una enfermedad o el gordo de la primitiva. La gente buena, una
gran minoría, que vive de la esperanza, trabajando y luchando por una causa noble, de
solidaridad, ecología, justicia y paz, cultura, libertad, democracia, etc. En el fondo todos buscan
lo mismo, pero los matices marcan toda la diferencia. La búsqueda del bien y de la felicidad nos
une a todos, pero los caminos, acertados o desorientados para conseguirlo, nos distinguen.
Hoy la liturgia de adviento proclama entre nosotros su mensaje de esperanza; la esperanza de
un Dios que vino, a quien recordamos y celebramos, y que viene, para el que nos preparamos.
Y, junto a esta gran esperanza, el adviento es también un canto a nuestras pequeñas y legítimas
esperanzas, que arropan la grande y la colocan en el pedestal que le corresponde. Buen
momento para reflexionar sobre la incidencia o no de lo que esperamos en nuestra vida
práctica, para ver si nos mueve a "conducirnos como en pleno día, con dignidad..., sin
comilonas ni borracheras, lujuria, desenfreno, riñas o pendencias".
5. La “vigilia”: no es un paliativo para olvidarse de los miedos o las preocupaciones de cada día.
Todo lo contrario, la noche representa el tiempo de la crisis que provoca la soledad, que reaviva
los temores y las angustias. La vigilia tiene aspectos y significados diversos: hay quien vela
porque no consigue encontrar el equilibrio y la serenidad del sueño; también hay quien vela
porque una tarea urgente para el día siguiente y no cuenta con más tiempo; hay quien vela
porque está en una fiesta hasta el amanecer. Hay padres de familia que velan esperando al
cónyuge o al hijo fuera de casa; hay personas que velan esperando la muerte de un agonizante;
hay quien vela porque está enfermo; hay quien vela trabajando por los demás. Según esto, la
vigilancia se hace más intensa durante la noche, que es precisamente cuando se hacen más
oscuros los significados y valores de la vida. Esperar la venida del Señor no aguardar
pasivamente la solución de los problemas personales, familiares o sociales como un cambio
espectacular que llega de repente. Los discípulos(as) de Jesús saben que cuenta con la fidelidad
de Dios, quien se manifiesta en los signos de la historia y en cada encuentro cotidiano, donde
es llamado a comprometer toda su responsabilidad.
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FEB
27
Guión N° 29
Marcos 13,24-33
1. Oración Inicial: Una persona de la comunidad puede hacer una invocación al Espíritu Santo
orando por cada persona que está ahí, pidiendo su luz y su inspiración para tener apertura y
docilidad a su Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 13,24-33: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
2) ¿Qué dice Jesús que acontecerá cuando venga el «hijo del hombre»?
4) Dice Jesús que «el cielo y la tierra pasarán», ¿qué es lo que no pasarán?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Hay que saber interpretar los signos de los tiempos. Es decir, hay que saber ver la mano de Dios
en medio del mundo, en nuestra vida personal y en la de los demás. ¿Cuáles son algunos
signos de los tiempos en nuestros días?
El «día y la hora»: ¿Qué tenemos y debemos hacer para «estar despiertos y prevenidos»? ¿Qué
debe ser nuestra actitud y conducta?
Las palabras de Jesús «no pasarán». No perderán su fuerza salvadora. En nuestra comunidad:
¿De qué manera la Palabra de Dios sigue alimentando la esperanza y da aliento a los pobres?
Dios quiere para la humanidad un mundo nuevo, o sea, «otro mundo posible»: ¿Cuál es
nuestro compromiso real y concreto para la transformación de la realidad?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad en nuestra vida?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
6. Oración final: Tus palabras, Jesús, Señor de la Vida, no pasarán jamás. Danos Señor, hambre
y sed de tus palabras. Hazlas llegar a nuestro corazón. Hazlas vida y construcción del mundo
nuevo a través de nuestras manos. Queremos mostrar con la vida, el ejemplo y el testimonio,
que nuestra vida cambia y se hace más fraterna y solidaria al escuchar y vivir tus enseñanzas.
Tus palabras no pasarán Señor, ¡las mantendremos vivas en la lucha por el Reino! AMÉN. Padre
Nuestro que estás en el cielo...
2. Clave de lectura: El profundo cambio del cosmos descrito por Marcos entre metáforas
anuncia la inminencia del fin que nos introduce en una inmensa novedad. La aparición del Hijo
sobre las nubes abre a la humanidad a la dimensión celeste. Él no es un juez inapelable, sino un
Salvador potente, que aparece en el esplendor de su gloria divina, para reunir a los elegidos,
para hacerlos partícipes de la vida eterna en el reino dichoso del cielo. No hay en Marcos
escena de juicio, amenaza o condena.
5. «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (13,31): La certeza de que las
palabras del Señor no pasarán jamás, infunde confianza a cualquiera que reflexione sobre la
caducidad del mundo y de las cosas del mundo. Construirse sobre la Palabra de Dios permitirá
que no subsista la abominación de la desolación y que el sol, la luna y las estrellas no pierdan
su esplendor. El hoy de Dios se convierte para el ser humano en la única vía para llegar a si
mismo, porque si en su palabras no existe ni el ayer ni el mañana, no deberá temer ya la
muerte.
6. Jesús nos indica hoy cómo debemos comportarnos durante todo el tiempo de la historia. Es
una vigilancia que excluye tanto la impaciencia como el sueño, tanto el temor como el
relajamiento. Implica lucha, esfuerzo y valor para evitar, por una parte, la fuga hacia la utopía y,
por otra, el estancamiento en la situación del presente. No debemos preocuparnos de saber
cuándo será «el fin». Con certeza, para nosotros(as), está todavía muy lejos. No hay en Marcos
escena de juicio, amenaza o condena...queriendo suscitar la esperanza y alimentar la espera, se
anuncia la victoria final. Nuestra tarea es «ser testigos de Jesús», continuar su vida y acción: en
nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestro país. Estaremos despiertos y vigilantes si no
desanimamos el esfuerzo de promover relaciones más fraternas y solidarias entre todas las
personas. Eso es seguir el proyecto de Jesús, el proyecto del Reino de Dios.
7. La vida se llenará de luz: La tribulación como pan cotidiano para la vida del ser humano es
señal de la venida del Hijo de Dios. Una vida preñada de un rostro nuevo tiene que conocer los
dolores del parto. Dispersos hasta la extremidad de la tierra, los hijos(as) del Altísimo serán
reunidos de los cuatro vientos, por el espíritu divino que recorre la tierra. El Hijo del hombre
viene sobre las nubes, mientras nuestra mirada está fija en la tierra, perdido entre las lágrimas
de la disolución y del engaño. Cuando seamos capaces de levantar la mirada desde nuestra
miseria para verlo llegar al horizonte de nuestra historia, la vida se llenará de luz, y
aprenderemos a leer su escritura sobre la arena de nuestro pensar y querer, de nuestro
caminar y aprender. Cuando tengamos el valor de deshojar las páginas de la vida de cada día y
recoger las semillas de la Palabra eterna arrojadas sobre los surcos de nuestro ser,
encontraremos paz. Y las vanas palabras no serán sino un recuerdo perdido porque la roca
sobre la cual nos hemos construidos a nosotros mismos será la Palabra del Dios viviente. Si
aquel día y aquella hora nadie la sabe, no es para nosotros(as) el indagar. El Padre la sabe y
nosotros(as) nos fiamos de Él.
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FEB
26
Guión Nº 28
Marcos 12,38-44
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Envía tu Espíritu Santo y
despierta nuestra inteligencia, para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos
saborearla y comprenderla. Danos una gran fe en ti, para que tus palabras sean para nosotros
la luz que nos guíen por los caminos de la justicia y de la verdad. Habla, Señor, te escuchamos
y deseamos poner en práctica tu Palabra, porque tus palabras son vida, gozo, justicia, y paz.
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: En el texto de hoy, el contraste entre las dos escenas es total. En la primera,
Jesús pone a la gente en guardia frente a los escribas del templo. Su religión es falsa: la utilizan
para buscar su propia gloria y explotar a los más débiles. No hay que admirarlos ni seguir su
ejemplo. En la segunda, Jesús observa el gesto de una pobre viuda y llama a sus discípulos. De
esta mujer pueden aprender algo que nunca les enseñarán los escribas: una fe total en Dios y
una generosidad sin límites. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 12,38-44: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué critica Jesús en los doctores de la Ley y cuál sería su suerte al final? ¿Qué
desigualdad y religiosa de aquella época aparecen en el texto?
3) ¿Quiénes dan ofrendas en el templo y cuánto dan cada uno? ¿Por qué Jesús elogia a la
pobre viuda?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Quiénes son los que captan más la atención hoy en nuestra sociedad?
b) ¿Captan nuestra atención personas empobrecidas como aquella viuda a Jesús? ¿Nos
dejamos interpelar realmente por ellas? ¿Quiénes reciben hoy mayor «consideración» y
aprecio?
c) ¡Esa viuda pobre y anónima es ejemplo para cristianos(as) de todos los tiempos!
Comentar.
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Jesús, Señor nuestro que nos iluminas con tu Espíritu y nos llamas a no caer en
desvíos de avaricia y acomodamiento, ayúdanos a ser solidarias con nuestros hermanos y
hermanas y a poder compartir hasta lo que necesitamos para dar vida a la gente. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. El contexto en tiempos de Jesús: Marcos 12,38-44 relata la parte final de las actividades de
Jesús en Jerusalén (11,1 a 12,44). Fueron días llenos de conflictos: expulsión de los mercaderes
del Templo (11,12-26), y discusiones con las autoridades: (11,27 a 12,12), con los fariseos, con
los herodianos y saduceos (12,13-27) y con los doctores de la ley (12,28-37). El texto de hoy
(12,38-44) nos presenta una última palabra crítica de Jesús respecto al mal comportamiento de
los doctores de la ley (12,38-40) y una palabra de elogio respecto al buen comportamiento de
la viuda. Casi al término de su actividad en Jerusalén, sentado delante del tesoro donde se
recogía las limosnas del Templo, Jesús llama la atención de los discípulos sobre el gesto de una
pobre viuda y les enseña el valor del compartir (12,41-44).
4. El contexto hoy: Jesús elogia a una pobre viuda porque sabe compartir más y mejor que
todos los ricos. Muchos pobres de hoy hacen la misma cosa. La gente dice: «El pobre no deja
nunca morir de hambre a otro pobre». Por un lado la gente rica que tiene de todo y por otro la
gente pobre que no tiene casi nada para compartir y sin embargo, comparten lo poco que
tienen.
5. La crítica de Jesús a los escribas es dura: En vez de orientar al pueblo hacia Dios, atraen la
atención de la gente hacia sí mismos buscando su propio honor. Les gusta «pasearse con
amplios ropajes» buscando reverencias de la gente. En la liturgia de las sinagogas y en los
banquetes buscan «los asientos de honor» y «los primeros puestos». Pero hay algo que, sin
duda, le duele a Jesús más que este comportamiento vanidoso de ser saludados y
reverenciados. Mientras aparentan una piedad profunda en sus «largos rezos» en público, se
aprovechan de su prestigio religioso para vivir a costa de las viudas, los seres más débiles e
indefensos de Israel según la tradición bíblica. Jesús quiere que la muchedumbre y los
discípulos saquen al menos una conclusión: no deben seguir ni imitar a sus líderes.
6. El gesto pasó desapercibido a todos, pero no a Jesús: Esta viuda va pone en evidencia la
religión corrupta de estos dirigentes religiosos. La pobre mujer solo ha echado en el arca de las
ofrendas dos pequeñas monedas, pero Jesús llama enseguida a sus discípulos pues difícilmente
encontrarán en el ambiente del templo un corazón más religioso y más solidario con los
necesitados. Esta viuda no anda buscando honores ni prestigio alguno; actúa de manera
callada y humilde. No piensa en explotar a nadie; al contrario, da todo lo que tiene porque
otros lo pueden necesitar. Según Jesús, ha dado más que nadie, pues no da lo que le sobra,
sino «todo lo que tiene para vivir». ¡Esa pobre viuda anónimo es ejemplo para cristianos(as)
de todos los tiempos! Personas sencillas como ella, pero de corazón grande y generoso, que
saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia. Ellas son las que hacen el
mundo más humano, las que creen de verdad en Dios, las que mantienen vivo el Espíritu de
Jesús en medio de otras actitudes religiosas falsas e interesadas. De estas personas hemos de
aprender a seguir a Jesús.
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FEB
26
Guión Nº 27
Marcos 12,28-34
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, nos prometió la ayuda del Espíritu para que pudiésemos
recordar todo lo que había dicho y comprender más profundamente el significado y la verdad
de su Palabra. Envíanos hoy este Espíritu Santo para poder leer y comprender la Palabra de
Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 12,28-34: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿De qué manera responde Jesús? ¿Qué llama la atención en la respuesta de Jesús?
5) ¿Qué le dice Jesús a ver que el maestro de ley aprueba la respuesta que le dio?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué es lo más importante en la religión? Algunos dicen que la misa dominical, las
novenas, promesas, oraciones y procesiones son lo más importante. Otros dicen: ¡Amar al
prójimo! ¿Qué es lo más importante en la religión y en la vida para nosotros(as)?
c) Amar a Dios y amar a la gente son una sola y la misma cosa. Es lo que dice Jesús. ¿Qué
debemos revisar en nuestra vida cotidiana? ¿En nuestra comunidad?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre misericordioso, Tu que nos amas hasta el extremo, enséñanos a
amar a los(as) demás con todas nuestras fuerzas, y que nuestro amor no se quede sólo en
buenas palabras sino que se traduzca en obras de justicia, de amor y de servicio a la extensión
de tu Reino en el mundo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. La pregunta del doctor de la Ley (12,28): Antes de que el doctor hiciese su pregunta, hubo un
debate de Jesús con los saduceos en torno al tema de la fe en la resurrección (12,18-27). Al
doctor de la ley, que había asistido a la discusión, le gusta la respuesta de Jesús y percibe en él
una gran inteligencia y por tanto aprovecha la ocasión para hacer una pregunta aclaratoria:
«¿Cuál es el más grande de todos los mandamientos?» En aquel tiempo, los judíos tenían una
gran cantidad de normas para reglamentar en la práctica la observancia de los Diez
Mandamientos de la ley de Dios. Algunos decían: “Estas normas tienen todas el mismo valor,
porque vienen de Dios. No nos compete introducir distinciones en las cosas de Dios”. Otros
respondían: ¡No! Algunas leyes son más importantes que otras y por esto, obligan más”. El
doctor quiere conocer la opinión de Jesús. «¿Cuál es el más grande de todos los
mandamientos?» Tema muy discutido y muy polémico en la época.
3. La respuesta de Jesús (12,29-31): Jesús responde citando un pasaje de la Biblia para decir
que el primer mandamiento es «amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda
tu fuerza» (Dt 6,4-5). Esta frase formaba parte de una plegaria llamada Shemá. En tiempos de
Jesús, los devotos judíos recitaban esta oración dos veces al día: por la mañana y por la tarde.
Así era conocida entre ellos como lo es entre nosotros el Padre Nuestro. Y Jesús aumenta
citando de nuevo la Biblia: «El segundo es éste: Amarás al prójimo como a ti mismo» (Lev
19,18). No existe un mandamiento más grande que estos dos”. Respuesta breve y muy
profunda. Es el resumen de todo lo que Jesús ha enseñado sobre Dios y la vida (Mt 7,12).
4. La respuesta del doctor de la ley (12,32-33): El doctor está de acuerdo con Jesús y saca las
conclusiones: «Sí, amar a Dios y al prójimo es mucho más importante que todos los
holocaustos y todos los sacrificios». O sea el mandamiento del amor es más importante que
todos los mandamientos relativos al culto o a los sacrificios en el Templo. Esta afirmación viene
de los profetas del Antiguo Testamento (Os 6,6: Sl 40,6-8; Sl 51,16-17). Hoy diríamos: la práctica
del amor es más importante que las novenas, promesas, misas, oraciones y procesiones. O
mejor dicho, las novenas, las promesas, las misas, las oraciones y las procesiones deben ser el
fruto de la práctica del amor y deben conducir al amor.
5. El mandamiento más grande: Al principio no estaba muy clara las exigencias del amor al
prójimo. Sobre este punto ha habido una evolución en tres etapas a lo largo de la historia del
pueblo de Dios:
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FEB
26
Guión Nº 26
Marcos 11,1-10
1. Oración Inicial: Padre, envía tu Espíritu sobre nosotros(as) para que nos introduzca en la
contemplación del misterio de tu Hijo, el Señor crucificado y resucitado. Conforme a la riqueza
de tu gloria, robustécenos con la fuerza del Espíritu Santo para que así podamos crecer
interiormente. Que guiados por su luz, podamos comprender junto con todos los creyentes, la
anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo que supera todo
conocimiento y nos llena de tu misma plenitud. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Jesús, a lo largo de la larga subida a Jerusalén había pensado y decidido esta
entrada a la capital del pueblo judío y centro del poder: religioso, político y económico. Jesús
hace esta acción simbólica con un sentido revelador y profético. Jesús quiere mostrar la línea
humilde y pacificadora y no guerrera de ser Mesías; quiere denunciar y arrancar como profeta
el mal y pecado enconados en la cúpula del sistema social. Jesús hace un juicio y una condena
contra Jerusalén. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 11,1-10: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza
para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre,
podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Padre Nuestro, que estás
en el cielo… AMÉN.
Se trata de un episodio que, cargado de simbolismo, viene a ser una verdadera manifestación
mesiánica de Jesús. Parece como si al acercarse el final rompiera ya la indecisión de desvelar su
identidad. Continúa, sin embargo, con la preocupación de corregir cualquier interpretación
errónea en sentido triunfalista y terreno. El que cabalga con dignidad, rodeado de un pueblo
que le rinde vasallaje y le aclama, es el esperado Mesías-Rey. Pero el tipo de cabalgadura,
cuidadosamente preparada y escogida, habla de modestia y de paz. No es un rey guerrero que
conquista la ciudad de Dios con la fuerza. Es el príncipe de la paz que trae a Jerusalén la
salvación. La grandeza queda así teñida de humildad y el triunfo viene revestido de debilidad.
La entrada en Jerusalén es, por tanto, una verdadera revelación mesiánica de Jesús, pero
perceptible tan sólo para aquellos que son capaces de ver y comprender.
3. Entre El Entusiasmo Y El Rechazo: Nos acercamos a la celebración del misterio central del
mensaje cristiano: la muerte y la Resurrección de Jesús. El Señor prepara minuciosamente su
entrada a Jerusalén. Allí enfrentará la muerte. Durante años sus enemigos han estado al
acecho; la simplicidad y la franqueza de Jesús los ha desarmado, su anuncio y su práctica del
amor, en especial por los más pobres, los ha confundido. La debilidad en materia de
testimonios y argumentos que revelan sus adversarios hace que recurran a la fuerza. El miedo
es mal consejero. El Señor lo sabe, va hacia la muerte montado en un pollino, los evangelios
nos presentan al pueblo reconociendo en él al Mesías (vs.7-10). Eso es lo que los grandes de su
pueblo temían, el pueblo señala por adelantado la razón por la cual será ejecutado: porque
"viene en nombre del Señor" (vs.9), porque el Reino se acerca. Lo demás es paja, sólo intentos
de ocultar la verdad. Jesús la proclama abiertamente en el templo mismo (vs. 11).
Algo lograrán con ese engaño. Tal vez algunos de los que lo aclamaron aquella vez gritarán
después, ante la pregunta de Pilato: "crucifícale, crucifícale" (15,13-14). El poderoso tiene
muchos recursos para confundir a un pueblo. Lo vemos también en nuestros días. Pero no
pensemos sólo en los otros, nosotros mismos podemos también ser ilustraciones de esta
inconstancia. En un momento aclamamos y acogemos al Señor, en otro lo rechazamos. La
semana santa es precisamente un momento de conversión, tiempo para escuchar el llamado
del Evangelio a una mayor coherencia en nuestras vidas.
4. "El Señor lo necesita": Llama la atención la motivación sencilla que Marcos pone en boca de
Jesús para apropiarse por breves momentos del "pollino atado sobre el que no había montado
todavía ningún hombre": "El Señor lo necesita" (vs. 3). Puesto que nos sentimos
"protagonistas", testigos que acompañan a Jesús Maestro en su ingreso en la Ciudad santa,
podemos también acoger como dirigidas a nosotros también estas palabras suyas. Y es que el
Señor de cielo y tierra, quiere "necesitar" de mí, de nosotros(as), para realizar y prolongar hoy
su misión. "Necesita" de cada uno de nosotros para que, como nuevos Cirineos, le ayudemos a
llevar la cruz: la cruz de los hermanos que sufren a nuestro lado, de todos los que están de una
u otra manera participando íntimamente de su cruz, de su pasión. En su misericordia nos
necesita porque quiere compartir con nosotros el fruto de su redención (cf. Col 1, 24), quiere
hacernos partícipes de la obra de la salvación: nuestra y de todos nuestros hermanos, los
hombres y mujeres, cargados a veces, y hoy de manera especial, con la pesada cruz del
sufrimiento, del sin sentido, la desesperanza, las luchas y conflictos bélicos y de todo tipo.
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FEB
26
Guión Nº 25
Marcos 10,46-52
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para
vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: En el texto de hoy, Marcos nos relata la última escena de Jesús en su camino
hacia Jerusalén. Jesús se encuentra al borde del camino a un ciego. Está al borde del camino,
marginado de la sociedad, como correspondía a todos los que padecían enfermedad física.
Pero su ceguera representa, a la vez, una ceguera más profunda que afectaba a muchos de los
que estaban e iban tras Jesús porque realizaba cosas extraordinarias. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 10,46-52: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Quién se encontraba a orilla del camino? ¿Cuál era su condición humana? ¿Qué hace y
qué dice al oír que Jesús está ahí?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En nuestra sociedad o barrio: ¿Quiénes gritan hoy buscando compasión y respuestas a sus
sufrimientos?
b) Jesús no puede seguir su camino, ignorando el sufrimiento de aquel hombre. Los que
sufren hoy están en nuestro camino. Piden ayuda y compasión. En nuestra comunidad:
¿Escuchamos y respondemos a las llamadas de los que sufren hoy?
c) El ciego deja todo, recupera su vista y sigue tras los pasos de Jesús. ¿Quiénes son los ciegos
de nuestro tiempo? ¿En qué nos desafía hoy para nuestro seguimiento de Jesús?
d) Querían callarlo, pero el ciego gritó más fuerte. Nosotros(as), ante las dificultades u
obstáculos, ¿nos dejamos vencer o perseveramos?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios de amor, en Jesús te has manifestado como la Luz que nos permite ver
con claridad. Danos tú mirada Señor para descubrir lo bueno de las personas, y no solo sus
cosas negativas. Que contemplemos al mundo con ojos de esperanza, y nos animemos a hacer
todo de nuestra parte para construir tú Reino. Danos tú mirada, Señor y una fe fuerte para
seguir tu camino. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto y Clave de lectura: Nuestro texto forma parte de una larga instrucción de Jesús a
sus discípulos(as) (8,27 a 10,45). Desde el comienzo hasta el final de esta larga instrucción,
Marcos dice que Jesús está en camino hacia Jerusalén donde encontrará la cruz. Al comienzo
de esta instrucción, Marcos sitúa la curación del ciego anónimo de Betsaida en Galilea; al final,
la sanación del ciego Bartimeo de Jericó en Judea. Las dos sanaciones son símbolo de lo que
ocurría entre Jesús y los discípulos. También estaban ciegos los discípulos(as) que «teniendo
ojos, no veían». Necesitaban recuperar la vista; debían abandonar la ideología dominante que
les impedía ver; debían aceptar a Jesús tal como Él era y no como ellos querían que fuese. Esta
larga instrucción tiene como objetivo sanar la ceguera de los discípulos(as). Es como una
pequeña cartilla, una especia de catecismo, con frases del mismo Jesús. El siguiente representa
el esquema de la instrucción:
Cada uno de los tres anuncios de la pasión está acompañado de gestos y palabras de
incomprensión por parte de los discípulos(as), y de palabras de orientación por parte de Jesús,
que comentan su falta de comprensión y enseñan cómo deben comportarse. La comprensión
plena del seguimiento de Jesús se obtiene por un compromiso práctico, caminando con Él por
el camino del servicio, desde la Galilea hasta Jerusalén. La persona que desee mantener la idea
de Pedro, esto es, la de un Mesías glorioso sin cruz, no entenderá nunca, jamás llegará a tener
la auténtica actitud del verdadero discípulo(a). Continuará ciego. Sin cruz es imposible
comprender quién es Jesús y lo que significa seguir a Jesús. El camino del seguimiento es un
camino de entrega de la vida, de abandono, de servicio, de disponibilidad, da aceptación del
conflicto, sabiendo que habrá una resurrección. La cruz no es un accidente casual, sino una
parte de este camino. En un mundo organizado a partir del egoísmo y la dominación, ¡el amor
y el servicio sólo pueden existir crucificados! La persona que hace de su vida un servicio a los
demás, la que lucha por un mundo mejor, incomoda a los que viven atados a los privilegios, y
sufre la cruz.
3. Hoy son millones los que gritan (10,48): El grito del pobre es incómodo, no gusta. Los que
van en la procesión con Jesús intentan hacerle callar. Pero «él gritaba todavía más fuerte».
También hoy el grito del pobre es incómodo. Hoy son millones los que gritan: emigrantes,
presos, hambrientos, enfermos, perseguidos, gente sin trabajo, sin dinero, sin casa, sin techo,
sin tierra, gente que no recibirán jamás un signo de amor. Gritos silenciosos, que entran en las
casas, en las iglesias, en las ciudades, en las organizaciones mundiales. Lo escucha sólo aquél
que abre los ojos para observar lo que sucede en el mundo. Pero son muchos los que han
dejado de escuchar. Se han acostumbrado. Otros intentan silenciar los gritos, como sucedió con
el ciego de Jericó. Pero no consiguen silenciar el grito del pobre. Dios lo escucha. (Éx 2,23-24;
3,7) Y Dios nos advierte diciendo: «No maltratarás a la viuda o al huérfano. Si tú lo maltratas,
cuando me pida ayuda, yo escucharé su grito» (Éx 22,21). Puede ser que nos molestan los
gritos de los que viven mal. Nos puede irritar encontrarnos continuamente en las páginas del
evangelio con la llamada persistente de Jesús. Pero no nos está permitido «tachar» su mensaje.
No hay cristianismo de Jesús sin escuchar a los que sufren. Los que sufren están en nuestro
camino. Los podemos encontrar en cualquier momento. Muy cerca de nosotros o más lejos.
Los que sufren están en nuestro camino. Piden ayuda y compasión. La única postura cristiana
es la de Jesús ante el ciego: «¿Qué quieres que haga por ti?».
4. La fe es necesaria para poder decir, «Maestro, que pueda ver»: Esta expresión, llena de
esperanza y confianza en Jesús, fue la que produjo el milagro. Por eso, Jesús le responde:
«anda, tu fe te ha sanado». Si bien es cierto que la frase más famosa de Bartimeo es la que
gritaba a toda voz y la que permitió que Jesús le recibiera, la frase que fue el fundamento de
todo su actuar en busca de la salud fue la que le debió susurrar a Jesús cuando ya le tuvo en
frente: «Maestro, que pueda ver». Esta expresión, llena de esperanza y confianza en Jesús, fue
la que produjo el milagro. Por eso, Jesús le responde: «anda, tu fe te ha salvado».
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FEB
26
Guión Nº 24
Marcos 10,35-45
1. Oración Inicial: Señor, tu Palabra es fuente de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos
impulsa a vivir el amor, nos hace fuertes en la fe. Tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu
Santo para acercarnos a ella y comprenderla. Enséñanos a beber en el pozo de la vida,
muéstranos la novedad permanente del Evangelio. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy se sitúa después del tercer anuncio de la Pasión (10,32-34). Y
como ya había sucedido en los otros anuncios, la reacción de los discípulos no es positiva; dos
de los discípulos se preocupan de los primeros puestos en el Reino y los otros se indignan.
Nada parece haber conseguido Jesús con sus anteriores instrucciones. Jesús reitera su
enseñanza sobre el servicio como norma de la comunidad cristiana. Esta ha de ser una
comunidad sin poder y el ejercicio de autoridad ha de ser entendida como servicio. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 10,35-45: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
3) ¿Qué dice Jesús sobre la manera que los jefes del mundo ejercen la autoridad?
4) En fin, ¿Cuál es el mensaje de Jesús para los discípulos? ¿Qué les enseña Jesús a sus
seguidores sobre el poder y la autoridad?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús se refería a los dirigentes políticos de su tiempo, pero en el fondo, ¿esa manera de
ejercer autoridad es también un estilo común hoy? Explique.
d) Como seguidores de Jesús: ¿Estamos gastando la vida por el proyecto de Jesús y no por
otros intereses? ¿Trabajamos sin ambiciones personales, de manera callada, por un mundo
más justo y una iglesia más evangélica?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todo».
6. Oración final: Señor, ayúdanos a vivir sin buscar reconocimiento de los demás, evitando toda
tentación de poder y de dominio. Solo así seremos capaces de entregarnos con amor al servicio
de tus preferidos, los empobrecidos y necesitados de nuestra sociedad. Danos tu fuerza para
vivirlo, Señor. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. «La copa que yo voy a beber, sí la beberán» (10,39): El diálogo sobre la copa y el bautismo
(vv 38-39) está en evidente paralelismo. Pero no se entiende cómo los dos puedan beber el
cáliz y ser bautizados, si no es pensando en el martirio que sufrirán (entrambos) en seguida. A
través de las dos imágenes, Jesús parece evocar sin duda su muerte violenta, que Él presagia
como una obligación absoluta de fidelidad hacia al Padre. La respuesta a la petición de ellos de
sentarse junto a Él es muy evasiva; pero se entiende que quiere hacer ver que no es ése el
modo para obtenerlo.
4. «Los otros diez empezaron a indignarse» (10,41): Claramente también ellos comparten la
misma ambición. Pero este versículo parece que ha sido redactado para unir los dos episodios
que quizás en el origen no eran dependientes. Cambia totalmente el argumento. Pero el hecho
de que se recuerde la indignación, está probablemente fundado en cualquier episodio: porque
los discípulos aquí no tienen buena imagen: y por esto debe ser propiamente auténtico.
5. «Entre ustedes no debe suceder así» (10,43): Jesús parece sorprendido. «No saben lo que
piden». No le han entendido nada. Con paciencia grande los invita a que se pregunten si son
capaces de compartir su destino doloroso. Cuando se enteran de lo que ocurre, los otros diez
discípulos se llenan de indignación contra Santiago y Juan. También ellos tienen las mismas
aspiraciones. La ambición los divide y enfrenta. La búsqueda de honores y protagonismos
interesados rompen siempre la comunión de la comunidad cristiana. También hoy. ¿Qué puede
haber más contrario a Jesús y a su proyecto de servir a la liberación de las gentes? El hecho es
tan grave que Jesús «los reúne» para dejar claro cuál es la actitud que ha de caracterizar
siempre a sus seguidores. Conocen sobradamente cómo actúan los romanos, «jefes de los
pueblos» y «grandes» de la tierra: tiranizan a las gentes, las someten y hacen sentir a todos el
peso de su poder. Pues bien, «ustedes nada de eso». Entre sus seguidores(as), todo ha de ser
diferente: «El que quiera ser grande, sea su servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo
de todos». La grandeza no se mide por el poder que se tiene, el rango que se ocupa o los
títulos que se ostentan. Quien ambiciona estas cosas, en la Iglesia de Jesús, no se hace más
grande sino más insignificante y ridículo. En realidad, es un estorbo para promover el estilo de
vida querido por el Crucificado. Le falta un rasgo básico para ser seguidor de Jesús. En la Iglesia
todos hemos de ser servidores(as). Nos hemos de colocar en la comunidad cristiana, no desde
arriba, desde la superioridad, el poder o el protagonismo interesado, sino desde abajo, desde
la disponibilidad, el servicio y la ayuda a los demás. Nuestro ejemplo es Jesús. No vivió nunca
«para ser servido, sino para servir». Éste es el mejor y más admirable resumen de lo que fue él:
SERVIR.
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FEB
26
Guión Nº 23
Marcos 10,17-30
1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu Santo, Padre, para que podamos acoger a tu Hijo que pasa
por nuestra historia y así reconocerlo, como él que ofrece la vida por la humanidad. Danos una
visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar siempre preparados(as) para
colaborar en la construcción de tu Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: En el texto que ahora escuchamos, diversas personas se acercan a Jesús para
pedirle un consejo: el joven rico, los discípulos y Pedro. En el curso de la lectura tratemos de
estar atentos a la preocupación de algunas de estas personas y a la respuesta que Jesús da a
cada uno de ellas. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 10,17-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué pregunta el hombre que se acerca a Jesús? ¿Qué le dice Jesús y cómo responde él?
3) Al mirarlo con amor: ¿Qué le dice Jesús que falta para seguirlo? ¿Cómo reaccionó el
hombre?
a) ¿Qué significa para nosotros(as) hoy: «Ve, vende todo, dalo a los pobres» ¿Es posible tomar
esta frase literalmente?
b) ¿Qué exigencias de Jesús sobre los bienes y la riqueza cobran especial vigencia para la
realidad que vivimos hoy? ¿Cómo es nuestra relación con los bienes materiales?
c) ¿Cómo entender y practicar hoy los consejos que Jesús da al joven rico? ¿Qué nos falta
dejar o renunciar hoy para ser seguidores(as) de Jesús?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, ayúdanos a seguir tus pasos y caminar según tu Espíritu. Sabemos que
hay que dejar y renunciar mucho para que tú Reino ocupe el centro de nuestra vida y nuestra
historia. Señor, que aprendamos a compartir y ser solidarios(as). Haz que desprendiéndonos de
todo aquello que nos ata, podamos hacer que nuestro testimonio brille con más claridad para
la vida del mundo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Contexto de ayer y de hoy: El texto de hoy describe la conversión progresiva, que según la
invitación de Jesús, debe suceder en nuestra relación con los bienes materiales. Para poder
comprender toda la portada de las instrucciones de Jesús es bueno recordar el contexto más
amplio en el que Marcos coloca estos textos. Jesús camina hacia Jerusalén, donde será
crucificado (cf. Mc 8,27; 9,30.33; 10,1.17.32). Está ya para dar su vida. Sabe que pronto será
matado, pero no se echa atrás. Y dice: “El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino
para servir y dar su vida en rescate de muchos” (10,45). Esta actitud de fidelidad y de entrega a
la misión recibida del Padre le ofrece las condiciones para poder indicar qué cosa es realmente
importante en la vida. Las recomendaciones de Jesús valen para todos los tiempos, tanto para
la gente del tiempo de Jesús y de los tiempos de Marcos, como para nosotros hoy, en el siglo
XXI. Son como espejos donde se reflejan lo que es verdaderamente importante en la vida, ayer
y hoy: recomenzar siempre de nuevo, la construcción del Reino, renovando la relación humana
a todos los niveles, sea entre nosotros, como de nosotros(as) con Dios, como con los bienes
materiales.
3. «Te falta una cosa: vende lo que tienes y da el dinero a los pobres... luego, ven y sígueme»
(10,21): Al ver que el hombre ha cumplido los mandamientos desde pequeño, Jesús «se le
queda mirando». Lo que le va a decir es muy importante. Siente cariño por él. Es un hombre
bueno. Jesús le invita a seguirle a él hasta el final. El mensaje de Jesús es claro. No basta pensar
en la propia salvación; hay que pensar en las necesidades de los pobres. No basta preocuparse
de la vida futura; hay que preocuparse de los que sufren en la vida actual. No basta con no
hacer daño a personas; hay que colaborar en el proyecto de un mundo más justo, tal como lo
quiere Dios. ¿No es esto lo que nos falta a los creyentes satisfechos, que disfrutan de bienestar
material mientras cumplen sus deberes religiosos con una conciencia tranquila?
5. «Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el
Reino de Dios» (10,23). Después del fracaso con el joven rico, Jesús radicalizó aún más sus
palabras, palabras que se han hecho famosas hasta el día de hoy: «Qué difícil será para los ricos
entrar en el Reino de Dios». Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras. Pero Jesús
insiste: «… Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja…». Cuando Jesús habla
de la casi imposibilidad del hecho que «un rico entre en el reino de Dios», se refiere, no en
primer lugar a la entrada en el cielo después de la muerte, pero sí a la entrada en la comunidad
junto a Jesús. Hasta hoy, es muy difícil a un rico entrar en una pequeña comunidad eclesial de
base y sentarse junto a los pobres, junto a ellos, para así seguir a Jesús. «Para los hombres es
imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible» (10,27).
6. Una lógica nueva: Jesús invita al hombre rico a orientar su vida desde una lógica nueva. Lo
primero es no vivir agarrado a sus posesiones («vende lo que tienes»). Lo segundo, ayudar a los
pobres («dales tu dinero»). Por último, «ven y sígueme». Los dos podrán recorrer juntos el
camino hacia el reino de Dios. El hombre se levanta y se aleja de Jesús. Olvida su mirada
cariñosa y se va triste. Sabe que nunca podrá conocer la alegría y la libertad de quienes siguen
a Jesús. Marcos nos explica que «era muy rico». ¿No es ésta la experiencia de cristianos(as)
satisfechos? ¿No se viven atrapados por el bienestar material? ¿No le falta a la religión el amor
práctico a los pobres?
7. La conversación entre Jesús y Pedro (10,28-30): Pedro creía que entrar en el Reino de Dios
era lo mismo que seguir a Jesús en pobreza, por lo que pregunta: «Nosotros hemos dejado
todas las cosas y te hemos seguido. ¿Cuál será nuestra recompensa?» A pesar del abandono,
Pedro seguía con la mentalidad primera. Todavía no había entendido el sentido del servicio y
de la gratuidad. Ellos y sus compañeros abandonaron todo para obtener cualquier cosa en
cambio. ¿Cuál será nuestra recompensa? La respuesta de Jesús es simbólica. Deja entrever que
no deben esperar ninguna ventaja ni seguridad. Recibirán, pero con persecuciones. En el futuro
tendrán la vida eterna del que hablaba el joven rico. «En verdad en verdad os digo: nadie que
haya dejado casa o hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o hacienda por mi y por el
Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno ahora, al presente, en casas, hermanas,
madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero vida eterna».
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FEB
26
Guión Nº 22
Marcos 10,1-16
1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón el mensaje de tu Palabra para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y
actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 10,1-16: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué situación le plantean los fariseos a Jesús para ponerlo a prueba? ¿En vez de
responder, qué pregunta Jesús?
3) ¿Cómo respondieron ellos sobre la enseñanza de Moisés? ¿Y qué les dijo Jesús?
5) ¿Cuál es la preocupación de las personas que traen a los niños ante Jesús?
6) ¿Qué reacción tiene Jesús al observar el trato de los discípulos hacia los niños y qué dijo
después? ¿Finalmente qué hizo Jesús con los niños?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿Qué pensamos de parejas separadas y vueltas a casar? ¿Hay recelos contra ellas?
d) ¿Qué significa para nosotros(as) «los que son como niños es el reino de Dios»? ¿Nuestra
comunidad sabe acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios de amor y de bondad, que has sembrado en cada corazón las semillas del
bien y de la justicia; haz que despojándonos de nuestras tendencias de dominio, volvamos a tu
proyecto original de armonía y de equilibrio en nuestra relación con los demás, en la relación
entre hombres y mujeres, en la relación de pareja y en la relación con los pequeños y los
excluidos. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Clave de lectura: En el texto de hoy Jesús da consejos sobre la relación entre el hombre y la
mujer y sobre las madres y los niños. En aquel tiempo mucha gente era excluida y marginada.
Por ejemplo, en la relación entre hombre y mujer existía el machismo. La mujer no podía
participar, no había igualdad de derecho entre los dos. En la relación con los niños, los
«pequeños», existía un «escándalo» que era la causa de la pérdida de la fe de muchos de ellos
(9,42). En la relación entre hombre y mujer, Jesús pide el máximo de igualdad. En la relación
entre las madres y los niños, él pide la máxima acogida y ternura.
5. Igualdad hombre y mujer (10,10-12): En casa, los discípulos le hacen preguntas sobre este
mismo tema del divorcio. Jesús extrae conclusiones y reafirma la igualdad de derechos y
deberes entre el hombre y la mujer. El evangelio de Mateo (cf. Mt 19,10-12) aclara una
pregunta de los discípulos sobre este tema. Ellos dicen: «Si tal es la condición del hombre
respecto de su mujer, no trae cuenta casarse». Prefieren no casarse, antes que casarse sin el
privilegio de continuar mandando sobre la mujer. Jesús va hasta el fondo de la cuestión. Pone
tres casos en los cuales una persona no se puede casar: (1) impotencia, (2) castración y (3) a
causa del Reino. Sin embargo, no casarse porque alguien no quiere perder el dominio sobre la
mujer, esto ¡es inadmisible en la Nueva Ley del Amor! Tanto el matrimonio como el celibato,
deben estar al servicio del Reino y no al servicio de intereses egoístas. Ninguno de los dos
puede ser un motivo para mantener el dominio machista del hombre sobre la mujer. Jesús
propone un nuevo tipo de relación entre los dos. No permite el matrimonio en el que el
hombre pueda mandar sobre la mujer, o viceversa.
6. Acoger a los pequeños: El episodio parece insignificante. Sin embargo, encierra un trasfondo
de gran importancia para los seguidores de Jesús. Según el relato de Marcos, algunos tratan de
acercar a Jesús a unos niños y niñas que corretean por allí. Lo único que buscan es que aquel
hombre de Dios los pueda tocar para comunicarles algo de su fuerza y de su vida. Al parecer,
era una creencia popular. Los discípulos se molestan y tratan de impedirlo. Pretenden levantar
un cerco en torno a Jesús. Se atribuyen el poder de decidir quiénes pueden llegar hasta Jesús y
quiénes no. Se interponen entre él y los más pequeños, frágiles y necesitados de aquella
sociedad. En vez de facilitar su acceso a Jesús, lo obstaculizan. Se han olvidado ya del gesto de
Jesús que, unos días antes, ha puesto en el centro del grupo a un niño para que aprendan bien
que son los pequeños los que han de ser el centro de atención y cuidado de sus discípulos. Se
han olvidado de cómo lo ha abrazado delante de todos, invitándoles a acogerlos en su nombre
y con su mismo cariño. Jesús se indigna. Aquel comportamiento de sus discípulos es
intolerable. Enfadado, les da dos órdenes: «Dejen que los niños se acerquen a mí, no se lo
impidan». ¿Quién les ha enseñado a actuar de una manera tan contraria a su Espíritu? Son,
precisamente, los pequeños, débiles e indefensos, los primeros que han de tener abierto el
acceso a Jesús. La razón es muy profunda pues obedece a los designios del Padre: «De los que
son como ellos es el reino de Dios». En el reino de Dios y en el grupo de Jesús, los que
molestan no son los pequeños, sino los grandes y poderosos, los que quieren dominar y ser los
primeros. El centro de su comunidad no ha de estar ocupado por personas fuertes y poderosas
que se imponen a los demás desde arriba. En su comunidad se necesitan personas que buscan
el último lugar para acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados. El reino
de Dios no se difunde desde la imposición de los grandes sino desde la acogida y defensa a los
pequeños. Donde éstos se convierten en el centro de atención y cuidado, ahí está llegando el
reino de Dios, la sociedad humana que quiere el Padre.
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FEB
26
Guión Nº 21
Marcos 9,38-48
1. Oración Inicial: Hermano Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tú Palabra. Guía
nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a
los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Jesús tiene fuertes exigencias para los que quieren seguir su camino y
colaborar en su proyecto: (1) corrige la mentalidad equivocada de quien piensa ser el dueño de
Jesús (9,38-40); (2) insiste en la acogida que hay que dar a los pequeños (9,41-42) y (3) manda
comprometerse radicalmente por el Evangelio (9,43-48). Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 9,38-48: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué actitud demuestra Juan frente a las personas fuera del círculo de los seguidores de
Jesús?
5) ¿Qué versículos demuestran que es más importante ser fiel al Reino de Dios que la propia
integridad física?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) La construcción del reino recibe muchos aportes, ideas, obras, y trabajos de personas que
son de otras confesiones religiosas o no son cristianos, pero que están comprometidos en la
lucha por la justicia y la paz. Nos confrontamos con la reacción de Juan en el evangelio y nos
preguntamos: ¿Cuál es nuestra actitud frente a esas personas? ¿Qué significa hoy, para
nosotros(as), la afirmación de Jesús: «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor»?
c) Jesús llega a priorizar la fidelidad a su proyecto sobre la propia integridad física: ¿Qué nos
parece que Jesús haga exigencias tan fuertes? ¿Qué exigencias nos hace Jesús hoy para ser
fieles al Proyecto de Dios y seguir su camino?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
2. «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor»: Los discípulos informan a Jesús de
un hecho que los ha molestado mucho. Han visto a un desconocido «expulsando demonios».
Está actuando «en nombre de Jesús» y en su misma línea: se dedica a liberar a las personas del
mal que les impide vivir de manera humana y en paz. Sin embargo, a los discípulos no les gusta
su trabajo liberador. No piensan en la alegría de los que son sanados por aquel hombre. Su
actuación les parece una intrusión que hay que cortar. Le exponen a Jesús su reacción: «Se lo
hemos querido impedir porque no es de los nuestros». Aquel extraño no debe seguir sanando
porque no es miembro del grupo. No les preocupa la salud de la gente, sino su prestigio de
grupo. Pretenden monopolizar la acción salvadora de Jesús: nadie debe sanar en su nombre si
no se adhiere al grupo. Jesús reprueba la actitud de sus discípulos y se coloca en una lógica
radicalmente diferente. Lo primero y más importante no es el crecimiento de aquel pequeño
grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas
que no pertenecen al grupo: «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor». El que
hace presente en el mundo la fuerza sanadora y liberadora de Jesús está a favor de su grupo.
Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos que solo piensan en su prestigio
y crecimiento, y adopta una actitud abierta e inclusiva donde lo primero es liberar al ser
humano de aquello que lo destruye y hace desdichado. Éste es el Espíritu que ha de animar
siempre a sus verdaderos seguidores(as). Fuera de la Iglesia católica, hay en el mundo un
número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una
humanidad más digna, más justa y más libre. En ellos está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de
sentirlos como amigos(as) y aliados(as), nunca como adversarios. No están contra nosotros(as)
pues están a favor del ser humano, como estaba Jesús.
3. Jesús acoge y defiende la vida de los pequeños: Varias veces Jesús insiste en la acogida que
hay que dar a los pequeños. «Quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, me acoge a
mí» (9,37). Si Jesús insiste tanto en la acogida, es porque muchos pequeños de hecho no eran
acogidos. En efecto, mujeres y niños no contaban, eran despreciados y obligados al silencio.
Incluso los apóstoles impedían que se acercasen a Jesús (10,13-14). En nombre de la ley de
Dios, mal interpretada por las autoridades religiosas, muchas personas buenas eran
marginadas. En vez de acoger a los marginados, la ley se usaba para legitimar la exclusión. En
los evangelios la expresión «pequeños» a veces indica «los niños», otras veces indica sectores
excluidos de la sociedad. No es fácil distinguir. No siempre es fácil distinguir lo que viene del
tiempo de Jesús y lo que viene del tiempo de las comunidades para las cuales se escribieron los
evangelios. Pero, sea lo que sea, lo que está claro es el contexto de exclusión vigente de la
época, y la imagen que las primeras comunidades tenían de Jesús: Jesús se pone de parte de
los pequeños y asume su defensa. Llama la atención lo que Jesús hace en defensa de la vida de
los niños, de los pequeños. Escándalo es aquello que desvía a una persona del buen camino.
Escandalizar a los pequeños es ser motivo para que los pequeños se desvíen del camino y
pierdan la fe en Dios.
4. Jesús emplea imágenes extremadamente duras para que cada uno extirpe de su vida aquello
que se opone a su estilo de entender y de vivir la vida. Está en juego «entrar en el reino de
Dios» o quedar excluido, «entrar en la vida» o terminar en la destrucción total. El lenguaje de
Jesús es metafórico. La «mano» es símbolo de la actividad y el trabajo. Jesús empleaba sus
manos para bendecir, sanar y tocar a los excluidos. Es malo usarlas para herir, golpear, someter
o humillar. «Si tu mano te hace caer, córtatela» y renuncia a actuar en contra del estilo de
Jesús. También los «pies» pueden hacer daño si nos llevan por caminos contrarios a la entrega
y el servicio. Jesús caminaba para estar cerca de los más necesitados, y para buscar a los que
vivían perdidos. «Si tu pie te hace caer, córtatelo», y abandona caminos errados que no ayudan
a nadie a seguir a Jesús. Los «ojos» representan los deseos y aspiraciones de la persona. Pero,
si no miramos a las personas con el amor y la ternura con las que miraba Jesús, terminaremos
pensando sólo en nuestro propio interés. «Si tu ojo te hace caer, córtatelo» y aprende a mirar
la vida de manera más evangélica. ¿Cómo se le ocurrió a Jesús esa figura trágica y, al mismo
tiempo, cómica de un hombre manco, cojo y tuerto entrando en la plenitud de la vida?, ¿Qué
sintió la gente al oírle hablar así?, ¿Cómo podemos reaccionar nosotros? Por muy dolorosas
que sean, si los cristianos(as) no hacen opciones que aseguren la fidelidad a Jesús, su proyecto
no se abrirá camino en el mundo.
5. Dios es más grande que un grupo o una institución: Si logramos tomar conciencia de esto y
que nuestra vocación es simplemente servir, ponernos en función de construir el Reino con y
desde las múltiples posibilidades que ello implica dada la insondable riqueza del mismo
espíritu, entonces jamás se nos ocurrirá pensar si éste o aquél es o no es «de los nuestros»,
sino mejor: ¿Cómo cooperar más y mejor con aquél o aquélla que tan bien están luchando por
construir aquí el Reino?
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FEB
25
Marcos 9,30-37
1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón el mensaje de tu Palabra para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y
actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 9,30-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) Al iniciar este relato, ¿Qué decía Jesús en su enseñanza? ¿Cómo reaccionaron los
discípulos?
3) ¿Qué discutían los discípulos en el camino? y ¿Qué enseñanza entrega Jesús a los Doce?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Cuáles de las siguientes actitudes son más frecuentes en nuestra sociedad hoy: Querer ser
el más importante en el grupo, ocupar el puesto más elevado y recibir honores o el servicio
desinteresado a los(as) demás?
b) ¿De qué manera ambiciones personales pueden obstaculizar el avance del Proyecto de
Jesús?
c) ¡Jesús quiere servir y ellos piensan sólo en mandar! ¿Qué es lo que mayormente nos
estimula en nuestras vidas personales: la competitividad y el deseo de mandar o el deseo de
servir y de promover a las personas?
d) ¿Qué personas en nuestros días nos muestran con sus vidas la propuesta de Jesús en este
texto?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, muéstranos el camino que lleva a darlo todo por los demás. Ayúdanos a
tener las mismas preocupaciones, actitudes, sentimientos y opciones de Jesús. Haz que
atendamos las necesidades, sufrimientos, y esperanzas de nuestro pueblo haciéndonos
servidores y hermanos(as) de toda la gente. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. Instrucción sobre el servicio (9,33-37): Jesús imparte al grupo de los Doce algunas de las
muchas enseñanzas que precisan todavía. Le siguen tan sólo externamente. La dificultad de
comunicación persiste, porque persiste también la diversidad de preocupaciones. Ante la
discusión que ellos han mantenido entre sí por el camino, urge sobre todo una lección: la del
servicio. Tras una solemne introducción narrativa, dos sentencias bastan para expresar esta
dura exigencia del discipulado. Atacando de raíz el afán de orgullo y poder, la primera sentencia
señala dónde está la verdadera grandeza. Sin excepciones ni restricciones, grande es solamente
aquel que, en actitud de servicio, se interesa por el prójimo de manera afectiva y efectiva.
Queda invertido así el orden de valores que tantas veces prevalece entre los seres humanos. La
segunda sentencia, con la presencia de un niño, símbolo de lo insignificante, explicita y
completa la primera. Se es grande no cuando se ocupa un puesto de relevancia, sino cuando en
la vida se hace sitio para quien no tiene grandeza. La razón de ello está en que Jesús mismo se
encarna en el que no goza de relieve ni prestigio, en el débil e indefenso.
4. Dos actitudes de Jesús: Jesús quiere enseñarles algo que nunca han de olvidar. Llama a los
Doce, los que están más estrechamente asociados a su misión y los invita a que se acerquen,
pues los ve muy distanciados de él. Para seguir sus pasos y parecerse a él han de aprender dos
actitudes fundamentales.
La primera actitud: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y servidor de
todos». El discípulo(a) de Jesús ha de renunciar a ambiciones, rangos, honores y vanidades. En
su grupo nadie ha de pretender estar sobre los demás. Al contrario, ha de ocupar el último
lugar, ponerse al nivel de quienes no tienen poder ni ostentan rango alguno. Y, desde ahí, ser
como Jesús: «servidor de todos». La segunda actitud es tan importante que Jesús la ilustra con
un gesto simbólico entrañable. Pone a un niño en medio de los Doce, en el centro del grupo,
para que aquellas personas ambiciosas se olviden de honores y grandezas, y pongan sus ojos
en los pequeños, los débiles, los más necesitados de defensa y cuidado. Luego, lo abraza y les
dice: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí». Quien acoge a un
"pequeño" está acogiendo al más "grande", a Jesús. Y quien acoge a Jesús está acogiendo al
Padre que lo ha enviado. Un Iglesia que acoge a los pequeños está enseñando a acoger a Dios.
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FEB
25
Guión N° 19
Marcos 9,2-10
1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu, Padre, para que en una verdadera conversión podamos
acoger a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo, nuestro pastor y maestro,
como el Esposo que ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida, un corazón
pronto para escuchar, danos el estar siempre preparados para colaborar en la alegría de
nuestros hermanos. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 9,2-10: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
4) ¿Quienes aparecen en la escena? ¿Qué significan esos personajes para los judíos?
5) ¿Cuál es el mensaje de la voz del cielo para Jesús? ¿Y cuál es el mensaje para los
discípulos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Necesito yo un alto en el camino - como el que proporcionó Jesús a sus tres discípulos en
el monte Tabor - para verle transfigurado y transfigurar así también mi vida?
b) Vamos por la vida caminando con gozo hacia el encuentro glorioso con Cristo resucitado;
¿Estamos dispuestos a asumir que a ese triunfo final sólo se llega pasando por la cruz, por el
servicio, por la vida entregada por y a los hermanos(as)?, ¿O preferimos quedarnos en el
monte (hacer tres tiendas) sin continuar hasta el Calvario?
d) ¿Cómo transfigurar hoy, la vida personal y familiar, y la vida comunitaria en nuestro barrio?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo».
6. Oración final: Dios, Padre nuestro, que nos invitas a "escuchar a tu Hijo muy amado",
Jesucristo; abre nuestros corazones para que sepamos acoger su Palabra con cariño y
confianza, la pongamos por obra, y así lleguemos a participar un día de la plenitud de su
felicidad gloriosa. AMÉN. Padre Nuestro que estás en el cielo...
2. Contexto: El anuncio de la pasión sumergió a los discípulos en una profunda crisis. Ellos se
encontraban en medio de los pobres, pero en sus cabezas todo era confusión, perdidos como
estaban en la propaganda del gobierno y en la religión oficial de la época (8,15). La religión
oficial enseñaba que el Mesías sería glorioso y victorioso. Y es por esto por lo que Pedro
reacciona con mucha fuerza contra la cruz (8,32) Un condenado a la muerte de cruz no podía
ser el Mesías, al contrario, según la Ley de Dios, debía ser considerado como un “maldito de
Dios” (Dt 21,22-23). Ante esto, la experiencia de la Transfiguración de Jesús podía ayudar a los
discípulos a superar el trauma de la Cruz. En efecto, en la Transfiguración, Jesús aparece en la
gloria, y habla con Moisés y con Elías de su Pasión y Muerte (Lc 9,31). El camino de la gloria
pasa por tanto por la cruz.
En los años 70, cuando Marcos escribe su evangelio, la cruz constituía un gran impedimento
para la aceptación de Jesús como Mesías por parte de los judíos. ¿Cómo podía ser que un
crucificado, muerto como un marginado, pudiese ser el gran Mesías esperado por siglos de los
pueblos? La cruz era un impedimento para creer en Jesús. “La cruz es un escándalo” decían
(1Cor 1,23). Las comunidades no sabían cómo responder a las preguntas críticas de los judíos.
Uno de los mayores esfuerzos de los primeros cristianos consistía en ayudar a las personas a
comprender que la cruz no era un escándalo, ni locura, antes bien, era la expresión del poder y
de la sabiduría de Dios (1Cor 1,22-31). El evangelio de Marcos contribuye a este esfuerzo. Se
sirve de textos del Viejo Testamento para describir la escena de la Transfiguración. Ilumina los
hechos de la vida de Jesús y muestra que en Jesús se ven realizadas las profecías y que la Cruz
es el camino que conduce a la gloria. ¡Y no sólo la cruz de Jesús era un problema! En los años
70 la cruz de la persecución formaba parte de la vida de los cristianos. En efecto, poco tiempo
antes, Nerón había desencadenado la persecución y hubo muchos muertos. Hasta hoy, muchas
personas sufren porque son cristianos y porque viven el evangelio. ¿Cómo afrontar la cruz?
¿Qué significado tiene?
3. La voz del cielo (9,7): Apenas Jesús queda envuelto en la gloria, una voz del cielo dice: “Este
es mi Hijo predilecto. Escúchenlo”. La expresión “Hijo predilecto” evoca la figura del Mesías
Siervo, anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 42,1). La expresión “Escúchenlo” evoca la profecía
que prometía la llegada de un nuevo Moisés (cf. Dt 18,15). En Jesús, se están realizando las
profecías del Viejo Testamento. Los discípulos no podían dudarlo. Los cristianos de los años 70
no podían dudarlo. Jesús es verdaderamente el Mesías glorioso, pero el camino de la gloria
pasa por la cruz, según el anuncio dado en la profecía del Siervo (Is 53,3-9). La gloria de la
Transfiguración es la prueba. Moisés y Elías lo confirman. El Padre es el garante. Jesús la acepta.
4. En medio de los conflictos con los fariseos y los herodianos (8,11-21), Jesús deja la Galilea y
se dirige a la región de Cesárea de Filipo (8,27), donde comienza a preparar a sus discípulos.
Por el camino, lanza una pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (8,27). Después de
haber escuchado la respuesta que lo consideraban el Mesías, Jesús empieza a hablar de su
Pasión y Muerte (Mc 8,31). Pedro reacciona: “¡No quiera Dios, Señor, que esto suceda!” (Mt
16,22). Jesús replica: “¡Lejos de mi Satanás” Tú me sirves de escándalo, porque no piensas
según Dios, sino según los hombres!” (8,33). Fue un momento de crisis. Los discípulos presos
por la idea de un Mesías glorioso (8, 32-33; 9,32), no comprenden la propuesta de Jesús y
tratan de conducirla por otro camino. Estaba cercana la fiesta de las Tiendas, (cf. Lc 9,33), en la
que la expectativa mesiánica popular por lo general acostumbraba a aumentar y mucho. Jesús
sube a la montaña a orar (Lc 9,28). Vence la tentación por medio de la oración. La
manifestación del Reino sería muy diferente de lo que la gente se imaginaba. La victoria del
Siervo llegaría a través de la condena a muerte (Is 50,4-9; 53,1-12). La cruz aparece en el
horizonte, no ya como una posibilidad, sino más bien como una certeza.
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FEB
25
Guión N° 18
Marcos 8,27-35
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la
voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy ocupa un lugar central y decisivo en el relato de Marcos. Los
discípulos llevan ya un tiempo conviviendo con Jesús. Ha llegado el momento en que se han de
pronunciar con claridad. ¿A quién están siguiendo? ¿Qué es lo que descubren en Jesús? ¿Qué
captan en su vida, su mensaje y su proyecto? Viven interrogándose sobre su identidad. Lo que
más les sorprende es la autoridad con que habla, la fuerza con que sana a los enfermos y el
amor con que ofrece el perdón de Dios a los pecadores. ¿Quién es este hombre en quien
sienten tan presente y tan cercano a Dios como amigo de la vida y del perdón? Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 8,27-35: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
3) ¿Qué pide Jesús a aquéllos que lo quieren seguir? ¿Cómo reaccionó Pedro? Y Jesús, ¿qué
le dijo a Pedro?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
Quien sigue a Jesús debe estar dispuesto a participar en el mismo destino: ser incomprendido,
ser marginado, ser perseguido, a veces hasta perder la vida. ¿Estamos dispuestos a sufrir
persecuciones porque servimos a la verdad y la justicia que él nos anunció? Dar ejemplos.
Confesamos que «Jesús es el Cristo», es decir, el Mesías enviado por Dios, pero ¿qué hacemos
para construir un mundo más humano siguiendo sus pasos? Nos llamamos «cristianos(as)»,
pero, ¿qué hacemos para sembrar libertad, dignidad y esperanza para los últimos de la Tierra?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra
nos ha hecho ver. Nosotros queremos seguirte aunque cueste y sea difícil, aunque haya
renuncias y sufrimientos por ser fiel a Ti y por la Buena Noticia de Tu Reino. AMÉN. Padre
Nuestro que estás en el cielo...
2. Clave de lectura: El texto de hoy trae el primer anuncio de la pasión y muerte de Jesús a los
discípulos, el intento de Pedro de eliminar la cruz y la enseñanza de Jesús sobre las
consecuencias de la cruz para ser sus discípulos. Pedro no entiende la propuesta de Jesús sobre
la cruz y el sufrimiento. Él aceptaba a Jesús Mesías, pero no como Mesías sufriente. Pedro
estaba condicionado por la propaganda del gobierno de la época que hablaba del Mesías sólo
en términos de rey glorioso. Pedro parecía ciego. No entreveía nada y quería que Jesús fuese
como él. Pedro, deseaba e imaginaba. Hoy todos creemos en Jesús, Pero no todo lo
entendemos en la misma forma. ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Cuál es hoy la imagen más
común que la gente tiene de Jesús?
3. Contexto: En el texto de Marcos 8,27 comienza con una larga instrucción de Jesús a sus
discípulos que llega hasta el pasaje de 10,45. Tanto al principio como al final de esta
instrucción, Marcos coloca la sanación del ciego: 8,22-26 y 10,46-52. Al comienzo la sanación
del ciego no fue fácil y Jesús tuvo que sanarlo en dos etapas. También fue difícil la sanación de
la ceguera de los discípulos. Jesús tuvo que dar una larga explicación sobre el significado de la
Cruz para ayudarles a atisbar la realidad, porque era la cruz la que provocaba su ceguera. Al
final la sanación del ciego Bartimeo es el fruto de la fe en Jesús. Sugiere el ideal del discípulo:
creer en Jesús y aceptarlo como es, y no como yo quiero y me lo imagino. En los años 70,
cuando Marcos escribe, la situación de la comunidad no era fácil. Había mucho dolor, eran
muchas las cruces. Seis años antes, en el 64, el emperador Nerón había decretado la primera
persecución, matando a muchos cristianos. En el 70, en Palestina, Jerusalén, estaba por ser
destruida por los romanos. En otros países, se estaba iniciando una fuerte tensión entre judíos
convertidos y judíos no convertidos. La más grande dificultad era la Cruz de Jesús. Los judíos
pensaban que un crucificado no podía ser el Mesías tan esperado de la gente, porque la ley
afirmaba que cualquiera que hubiese sido crucificado debía ser considerado como un maldito
de Dios. (Dt 21,22-23).
4. Condiciones y exigencias para seguir a Jesús: Jesús camino a Jerusalén va a repetir lo mismo
tres veces. Con esto el relato adquiere un tremendo dramatismo. Jesús no deja de pensar en lo
que le puede suceder; pero a pesar de todo él mantiene su decisión de ir a Jerusalén y
proclamar su proyecto del Reino de Dios con claridad y firmeza. El relato agrega también que
Pedro, uno de sus adeptos, trató en privado de disuadir a Jesús, de convencerlo de no ir a
Jerusalén. La reacción de Jesús va a ser muy violenta con Pedro. Delante de todos le va a decir:
«Déjame pasar, Satanás Tú piensas como los hombres y no como Dios» (8,33). Es en este
contexto de crisis, en este momento de tentación para Jesús y de opciones radicales, Jesús va a
definir camino a Jerusalén, lo que él exige de un discípulo suyo. Jesús va a hablar con toda
claridad y con una tremenda radicalidad. Son frases lapidarias y cortantes que han llegado
hasta nosotros por medio del relato de Marcos. Escuchemos algunas de estas exigencias que
pone Jesús a los que quieren ser discípulos, a los que quieren seguirlo, a los que quieren
caminar detrás de él, a los que quieren ser parte de su movimiento para realizar su proyecto o
Evangelio del Reino de Dios: «Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome
su cruz y sígame. Quien quiere asegurar su vida, la perderá; y quien sacrifique su vida por mí y
el Evangelio, se salvará». «De qué sirve al hombre ganar al mundo entero si se pierde a sí
mismo». (8:34-36) Todo lo que Jesús exige a sus discípulos, él mismo ya se lo ha exigido a sí
mismo. Jesús camina hacia Jerusalén y quiere que sus discípulos vivan su propia práctica de
liberación para la construcción del Reino de Dios. Después de este largo camino hacía
Jerusalén, durante el cual Jesús ha superado el miedo y la tentación de retroceder y traicionar
su proyecto, Jesús llega a capital, al templo, a la ciudad - Estado donde se encontraba todo el
poder político y religioso Israel. Jesús, en Jerusalén, va a tener el enfrentamiento final y
definitivo con el sistema dominante y la revelación máxima del Reino de Dios, de su proyecto
liberador por el cual Jesús va a dar su vida.
5. Jesús saca conclusiones que son válidas para hoy mismo: ¡Quien quiera venir detrás de mí
coja su cruz y sígame! En aquel tiempo, la cruz era la pena de muerte que el imperio romano
imponía a los marginados. Tomar la cruz y cargársela detrás de Jesús quería decir, por tanto,
aceptar ser un marginado por el injusto sistema que legitimaba la injusticia. Indicaba una
rotura radical y total. Como dice San Pablo en la carta a los Gálatas: «En cuanto a mí, jamás me
gloriaré a no ser en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado
para mí y yo para el mundo» (Gál 6,14). La Cruz no es fatalismo, ni siquiera una exigencia del
Padre. La cruz es la consecuencia del compromiso libremente asumido por Jesús para revelar la
Buena Noticia que Jesús es Padre y por tanto todos deben ser aceptados y tratados como
hermanos(as). Por causa de este anuncio radical, fue perseguido y no tuvo miedo de dar su
vida. ¡Prueba mayor que dar a vida por el propio hermano(a)!
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FEB
24
Guión N° 17
Marcos 7,31-37
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Tú, que eres
Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros(as) en Palabra viva y
liberadora, que produzca en cada persona la adhesión y el seguimiento de Jesús para la
construcción del Reino de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 7,31-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
4) ¿Qué gestos hace Jesús? ¿Cuáles fueron las consecuencias de su acción? ¿Qué pide a la
gente que ha visto la sanación? ¿Cómo reaccionó la gente y qué decía?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) El hombre sordo que habla con dificultad era una persona que no pudo comunicarse con la
gente. Es la imagen de muchas personas que hoy viven masificadas y en completa soledad, sin
la posibilidad de una verdadera comunicación. ¿Qué significa hoy que Jesús desata la boca de
un mudo?
b) En la Iglesia, muchas veces el pueblo está callado y no habla. ¡Jesús desea que el pueblo
abra los oídos y suelte la lengua! Es muy importante que el pueblo pueda recuperar la palabra
dentro de la Iglesia para poder expresarse sobre su experiencia de Dios, sobre la comunidad,
sobre la Palabra de Dios, sobre la Iglesia misma y sus pastores. Comentemos.
c) «Todo lo hizo bien». Es un buen lema que describe la vida de Jesús, una expresión que
puede simbolizar adecuadamente nuestro mejor ideal. ¿Estamos a su altura en nuestra
comunidad?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Vamos a dar
gracias a Jesús y a nuestro Dios por todo lo bueno que ha hecho por nosotras y nosotros.
Después de cada acción de gracias, contestemos: «Todo lo ha hecho bien…».
6. Oración final: Señor de la Vida, te ofrecemos nuestra vida para ser portavoz de tu mensaje.
En nuestra voz tus palabras, Señor, para dar a conocer tu Palabra. En nuestra voz tus palabras,
Señor, para servir la causa de tu Reino y anunciar tu presencia. Abre, Jesús, nuestros oídos y
boca, para llenarlos de tu mensaje, para ser tus testigos y el eco de tus palabras. AMÉN. Padre
Nuestro, que estás en el cielo…
14,1-15,39: Crecen la rotura y la muerte Aparece la victoria sobre la muerte - Sumario: 15,40-
41
En esta división los títulos son importantes. Indican el soplo del Espíritu Santo, de la
inspiración, que recorre todo el Evangelio. Cuando un artista se siente inspirado, trata de
expresar esta inspiración en una obra de arte. La inspiración es como una fuerza eléctrica que
corre invisible entre los hilos y enciende las lámparas en nuestras casas. Así, la inspiración corre
invisible en las palabras de la poesía para revelar o encender dentro de nosotros una luz igual o
casi igual a la que brilló en el artista. Es por este motivo por el que las obras de arte nos atraen
tanto. Lo mismo sucede cuando leemos o meditamos el Evangelio de Marcos. El mismo Espíritu
o la inspiración que mueve a Marcos a escribir el texto, queda presente en el hilo de las
palabras de su Evangelio. A través de su lectura atenta y orante, este Espíritu entra en acción y
comienza a obra en nosotros. Así, poco a poco, descubrimos el rostro de Dios que se reveló en
Jesús y que Marcos nos comunica en su evangelio.
3. Una sanación diferente (7,33-34): El pueblo deseaba que Jesús impusiese las manos sobre el
enfermo. Pero Jesús va más allá. Jesús lleva al hombre lejos de la gente, pone los dedos en los
oídos y con la saliva le toca la lengua y miró al cielo, suspiró profundamente y dijo: «Effetá»,
que significa «Ábrete». El dedo en los oídos recuerda la frase del salmista: «¡Abriste mis
oídos!» (Sal 40,7). El toque de la lengua con la saliva restablece en ella la facultad de hablar. En
la opinión del pueblo de aquel tiempo, la saliva tenía un poder medicinal. La mirada hacia lo
alto indica que la sanación viene de Dios. El gemido es un modo de súplica.
4. El elogio del pueblo (7,37): Todo el pueblo quedó admirado y dijo: «Todo lo hizo bien». Esta
afirmación hace recordar la creación: «Dios vio que todo lo que había hecho era muy bueno»
(Gen 1,31). A pesar de la prohibición, las personas que asisten a la sanación empiezan a
proclamar lo que habían visto, resumiendo la Buena Noticia de Jesús con estas palabras: «Todo
lo ha hecho bien». Es inútil prohibir hablar. ¡La fuerza interna de la Buena Nueva es tan grande
que se divulga por sí misma! ¡Quien ha hecho la experiencia de Jesús, lo cuenta a los(as) demás
lo quieran o no!
5. Sanar nuestra sordera: Los profetas de Israel usaban con frecuencia la «sordera» como una
metáfora provocativa para hablar de la cerrazón y la resistencia del pueblo a su Dios. Israel
«tiene oídos pero no oye» lo que Dios le está diciendo. Por eso, un profeta llama a todos a la
conversión. En este marco, las sanaciones de sordos, narradas por los evangelistas, pueden ser
leídas como relatos de conversión que nos invitan a dejarnos sanar por Jesús de sorderas y
resistencias que nos impiden escuchar su llamada al seguimiento. Marcos ofrece en su relato
matices muy sugerentes para trabajar esta conversión en las comunidades cristianas. El sordo
vive ajeno a todos. Por suerte para él, unas personas se interesan por él y lo llevan hasta Jesús.
Así ha de ser la comunidad cristiana: un grupo de personas que se ayudan mutuamente para
vivir en torno a Jesús dejándose sanar por él. La sanación de la sordera no es fácil. Jesús toma
consigo al enfermo. Es necesario el recogimiento y la relación personal. Necesitamos en
nuestras comunidades un clima que permita un contacto más íntimo y vital de los creyentes
con Jesús. La fe en Jesucristo nace y crece en esa relación con él. Jesús trabaja intensamente
los oídos y la lengua del enfermo, pero no basta. Es necesario que el sordo colabore. Por eso,
Jesús, después de levantar los ojos al cielo, buscando que el Padre se asocie a su trabajo
curador, le grita al enfermo la primera palabra que ha de escuchar quien vive sordo a Jesús y a
su Evangelio: «Ábrete». Es urgente que nuestras comunidades escuchemos también hoy esta
llamada de Jesús. No son momentos fáciles para la Iglesia. Se nos pide actuar con lucidez y
responsabilidad. Sería funesto vivir hoy sordos a su llamada, desoír sus palabras de vida, no
escuchar su Buena Noticia, no captar los signos de los tiempos, vivir encerrados en nuestra
sordera. La fuerza de Jesús nos puede sanar.
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FEB
24
Guión N° 16
Marcos 7,1-23
1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón el mensaje de tu Palabra para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y
actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones... Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más
2) ¿Cuáles son las costumbres que los fariseos enseñaban a la gente? ¿Con qué pregunta
cuestionan a Jesús? ¿Qué les contesta Jesús?
3) El mandamiento «Honra a tu padre y a tu madre»: ¿De qué manera por seguir con sus
tradiciones, anularon este mandamiento de Dios?
4) Según Jesús: ¿Qué es lo que hace impura una persona y de dónde sale? ¿Qué ejemplos
señala?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el pasaje, reflexionarlo y aplicarlo a nuestra vida.
Los fariseos eran judíos practicantes, pero su fe estaba separada de la vida de la gente. Por esto
Jesús los critica. ¿Nos criticaría hoy Jesús? ¿En qué? ¿Qué actitudes farisaicas detectamos en
nuestras vidas: en las relaciones con los demás y, sobre todo, en las relaciones con Dios?
Jesús hace una lista de cosas que salen del corazón y que contaminan: ¿Cuántas y qué cosas
hoy son realmente contaminantes?
Todos(as) tenemos tradiciones. ¿Nos parece que Jesús condena todas las tradiciones? Según el
texto, ¿Cuándo es que una tradición nos puede perjudicar?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Padre bueno, de quien procede todo bien y cuyo Espíritu nos llama a la
Libertad. Te rogamos que las normas, leyes, ritos y temores… que muchas veces interponemos
en nuestra relación contigo, no logren ocultarnos tu rostro de amor, de forma que lejos de
aferrarnos a tradiciones simplemente humanas, estemos libres para encontrar creativamente
vías siempre nuevas de llegar hasta Ti y de contemplar tu rostro, por Jesucristo Nuestro Señor.
AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. Las leyes de la pureza y de la impureza en tiempos de Jesús: La gente de aquella época tenía
una gran preocupación por el problema de la pureza. Las normas sobre la pureza indicaban las
condiciones necesarias para poder ponerse en presencia de Dios y sentirse a gusto ante Él. No
se podía estar delante de Dios de cualquier modo. Porque Dios es Santo. La Ley decía: «Sean
santos, porque Dios es Santo» (Lev 19,2). Quien no se hallaba puro no podía ponerse delante
de Dios para recibir la bendición prometida a Abrahán. En el tiempo de Jesús había muchas
cosas y actividades que volvían impuras a las personas, imposibilitadas de ponerse delante de
Dios: tocar un leproso, comer con publicanos, comer sin lavarse las manos, tocar la sangre o el
cadáver y otras muchas. Todo esto volvía impura a las personas y el contacto con estas
personas contaminaba a otros. Por esto, estas personas «impuras» debían ser evitadas. La
gente vivía apartada. Todos vivían bajo el miedo, temerosos de todo y de todos. Ahora, con la
venida de Jesús, de improviso, todo cambia. Por la fe en Jesús, era posible obtener la pureza y
sentirse cómodo delante de Dios, sin que fuese necesario observar todas aquellas leyes y
normas de la «tradición de los «antiguos». ¡Fue una verdadera y propia liberación! La Buena
Noticia anunciada por Jesús hace salir al pueblo de la defensiva y le restituye las ganas de vivir,
la alegría de ser hijos(as) de Dios, sin miedo a ser felices.
5. Aclaración de Jesús a los discípulos (7,17-23): Los discípulos no entienden lo que Jesús
quería decir. Cuando llegaron a casa pidieron una explicación. Esta petición dejó maravillado a
Jesús. Pensaba que ellos lo hubiesen entendido. La explicación va hasta el fondo de la cuestión
de la pureza. Declara puros todos los alimentos. O sea, ningún alimento que desde fuera entra
en el ser humano podrá volverlo impuro, porque no va al corazón, sino al estómago y termina
en el excusado. Lo que vuelve impuro es lo que desde dentro, desde el corazón, sale para
envenenar las relaciones humanas. Y las enumera: «fornicaciones, robos, robos, adulterios,
codicia, maldad, fraudes, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral». Así, de muchos
modos, Jesús ayudaba a las personas a ser puras. Por medio de la palabra, purificaba a los
leprosos (1,40-44), arrojaba los espíritus inmundos (1,26-39; 3,15.22 etc.) y vencía la muerte,
fuente de todas las impurezas. Por medio del gesto, la mujer considerada impura vuelve a ser
limpia (5,25-34). Por medio de la convivencia con Jesús, los discípulos se ven animados a imitar
a Jesús que, sin miedo de contaminarse, come con las personas consideradas impuras. (2,15-
17).
FEB
24
Guión N° 15
Marcos 6,30-34
1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por
los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Te lo pedimos a ti
con confianza. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros
en Palabra viva y liberadora, que produzca en nosotros(as) la adhesión y el seguimiento de
Jesús para la extensión del Reino de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto que meditaremos es breve. Sólo cinco versículos. Pero estos cinco
versículos revelan una característica de Jesús que siempre ha llamado la atención y sigue
llamando: su preocupación por la vida y formación de los discípulos, su humanidad acogedora
hacia la gente pobre de Galilea, su ternura hacia las personas. Si el texto nos invita a reflexionar
sobre estos aspectos de las actividades de Jesús es para animarnos a prolongar esta misma
conducta de Jesús en nuestra relación con la gente. Durante su lectura prestaremos atención a
los mínimos detalles del comportamiento de Jesús hacia los(as) demás. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 6,30-34: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones... Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más
2) ¿Con quienes se encuentra Jesús? ¿De dónde venían y qué le contaron a Jesús?
4) ¿Qué sucede con la muchedumbre? ¿Cómo se reacciona Jesús a verla? ¿Por qué actúa de
esta manera? ¿Qué hace con ellos(as)?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el pasaje, reflexionarlo y aplicarlo a nuestra vida.
¿Cuál es el aspecto del comportamiento de Jesús que más te impresiona? ¿Por qué?
¿Cómo es la situación que vive la gente hoy? ¿Qué significaría en concreto tener compasión?
Jesús lo vivía todo desde la compasión. Era su manera de ser, su primera reacción ante las
personas. No sabía mirar a nadie con indiferencia. No soportaba ver a las personas sufriendo.
¿Cómo dar hoy a nuestra comunidad y a toda la Iglesia un rostro más parecido al de Jesús?
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que
se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre nuestro, míranos con amor, pues somos hijos(as) tuyos, y aunque
no siempre nos comportemos como los hermanos y hermanas que somos, no dejes nunca de
guiarnos como buen pastor, para que transformemos nuestro corazón a semejanza del tuyo y
seamos buenos pastores los unos de los otros. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
2. La acogida dada a los discípulos (6,30-34): Estos versículos indican que Jesús formaba nuevos
líderes. Comprometía a los discípulos en la misión y solía de pronto llevarlos a un lugar más
tranquilo para poder descansar y hacer una revisión de vida. Se preocupaba de su alimentación
y de su descanso, porque el trabajo de la misión era tal, que no tenían tiempo para comer.
(6,31)
3. Movido a compasión, Jesús cambia su plan y acoge a la gente (6,33-34): La gente se dio
cuenta que Jesús se ha ido a la otra orilla del lago y lo siguió. Cuando Jesús, descendiendo de la
barca, vio aquella muchedumbre, renunció al descanso y comenzó a enseñar. Aquí aparece el
abandono de la gente. Jesús queda conmovido, «porque eran como ovejas sin pastor». Quien
lea estas palabras recordará el salmo del Buen Pastor (Sl 23). Cuando Jesús cae en la cuenta de
que la gente no tiene pastor, comienza Él a serlo. Guía a la multitud en el desierto de la vida, y
la muchedumbre podía cantar así: «El Señor es mi Pastor. Nada me falta».
4. «andaban como ovejas sin pastor»: Dice el texto de Marcos hoy que a Jesús «se
compadeció» de la multitud porque «andaban como ovejas sin pastor». Los discípulos han
llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces
los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una
gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús comprendió que más urgente que
comer y descansar era atender a la multitud. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos
dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por
Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había
gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el
Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares
romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir
ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que
cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica. La sociedad se
encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del
momento, unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma
independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera
oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al
regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un
simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha
desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la
misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo,
por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del
templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación,
cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica,
descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez
de dispersar, congrega y reúne. Por eso, mientras los guías políticos y religiosos encuentran
tiempo suficiente para descansar y comer, Jesús y los suyos tienen que inventar tiempo para
satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de
ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino
la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión es el Reino. Sólo quien ha
andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jesús, y no siente
hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva.
5. Jesús lo vivía todo desde la compasión. Era su manera de ser, su primera reacción ante las
personas. No sabía mirar a nadie con indiferencia. No soportaba ver a las personas sufriendo.
Era algo superior a sus fuerzas. Así fue recordado por las primeras generaciones cristianas. Pero
los evangelistas dicen algo más. A Jesús no le conmueven sólo las personas concretas que
encuentra en su camino: los enfermos que le buscan, los indeseables que se le acercan, los
niños a los que nadie abraza. Siente compasión por la gente que vive desorientada y no tiene
quien la guíe y alimente. Todavía hay entre nosotros(as) muchas, muchísimas «ovejas sin
pastor».
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FEB
24
Guión Nº 14
Marcos 6,7-13
1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tú Palabra. Guía nuestros
pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a los demás
y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser
testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber
Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 6,7-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿A quienes llama Jesús? ¿Qué les encomienda Jesús? ¿Qué instrucciones les da?
3) ¿Con qué medios deben contar los(as) discípulos misioneros(as)? ¿Qué deben hacen
cuando encuentran rechazo?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué nos enseña el texto sobre la misión que Jesús nos propone?
b) Jesús les advierte a los discípulos cómo son las cosas, para que nada los tome por sorpresa.
Sin embargo, la experiencia para cada evangelizador(a) será siempre diferente y a veces donde
creemos que nos va a ir bien quizá no logramos nada. Cuenta tú experiencia al respecto.
c) Jesús pide a sus discípulos(as) que no lleven consigo dinero ni provisiones. ¿Qué hemos de
hacer hoy con estas palabras de Jesús?, ¿Borrarlas del evangelio?, ¿Olvidarlas para siempre?,
¿Tratar de ser también hoy fieles a su espíritu?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«… no llevan nada para el camino».
6. Oración final: Dios, Padre bueno, que continuamente nos llamas a anunciar a todas las
personas tu Reino de justicia y fraternidad; ayúdanos a caminar por la vida anunciando a
todos(as) la Buena Noticia de tu amor materno y paternal, y nuestra condición de pueblo tuyo
destinado a la vida plena. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Jesús envía a los doce: Comienza una nueva etapa en el proceso del seguimiento, la etapa de
la misión. Ahora les corresponde a los Doce proclamar lo que han visto y oído. Jesús es
consciente de que tendrán que enfrentar el mal en todas sus dimensiones por eso les da poder
para hacerlo y les da algunas recomendaciones, les indica que es necesario un estilo de
pobreza, tener capacidad para acomodarse a las circunstancias y saber que van a ser aceptados
o rechazados. La proclamación de la Buena Nueva debe hacerse en libertad, a nadie se puede
obligar a aceptarla. Jesús les está hablando desde su propia vida, les está aportando desde su
práctica pastoral. Todos los comienzos tienen sus dificultades, pero además están llenos de
esperanza y de alegría porque se tiene la motivación de sacar a adelante un proceso. Jesús les
advierte a los discípulos cómo son las cosas, para que nada los tome por sorpresa. Sin
embargo, la experiencia para cada evangelizador(a) será siempre diferente y a veces donde
creemos que nos va a ir bien quizá no logramos nada. Quien evangeliza debe tener presente
que es Dios quien hace que surja el fruto, pero también debe disponerse para que el mensaje
que transmita motive, inquiete y sea más creíble. Jesús sabe lo que les espera a los Doce.
3. Los envía de dos en dos: La compañía es apoyo, fuerza y motivación para cumplir mejor con
la misión y para resistir a las dificultades. La tarea que van a realizar es una tarea liberadora
pero, ¿están capacitados para hacerla? Al final del texto se nos dice cómo los discípulos
expulsaron muchos demonios y curaron muchos enfermos. De esta forma los Doce van
adquiriendo autonomía y confianza en sí mismos, se dan cuenta de que son capaces de hacer
lo mismo que hace Jesús. La persona enviada sabe que debe permanecer en el lugar hasta que
cumpla con su misión, así lo ven las indicaciones que Jesús les da a los Doce. No va a nombre
personal, va en nombre de quien la envió. Además Jesús cuenta con la buena voluntad de
muchas personas que son solidarias, que abren la puerta de su casa para compartir, de ahí que
se atreva a decirles que se queden en la casa donde entren hasta que vayan a otro lugar. Pero
también les dice que donde no los reciban ni los escuchen, al marcharse sacudan el polvo de
los pies. El gesto de sacudir los pies se hacía públicamente y expresaba condena y separación.
Este gesto lo podemos leer también como señal de intolerancia que no soporta que lo
rechacen y que no lo reciban. No se puede obligar al otro a que reciba la Buena Nueva,
también los demás tienen derecho a disentir, a manifestar que no están de acuerdo y el
evangelizador(a) debe tener una actitud más tolerante y comprensiva, debe esperar una nueva
oportunidad.
4. No lleven consigo dinero ni provisiones: Nos preocupamos mucho de que la Iglesia cuente
con medios adecuados para cumplir eficazmente su tarea: recursos económicos, poder social,
plataformas eficientes. Nos parece lo más normal. Sin embargo, cuando Jesús envía a sus
discípulos a prolongar su misión, no piensa en lo que deben llevar consigo, sino precisamente
en lo contrario: lo que no deben llevar. El estilo de vida que les propone es tan desafiante y
provocativo que pronto las generaciones cristianas lo suavizaron. Jesús pide a sus discípulos
que no lleven consigo dinero ni provisiones. El «mundo nuevo» que él busca no se construye
con dinero. Su proyecto no lo sacarán adelante los ricos, sino gente sencilla que sepa vivir con
pocas cosas porque han descubierto lo esencial: el Reino de Dios y su justicia. No llevarán
siquiera bolsa, al estilo de los filósofos cínicos que la llevaban colgando del hombro donde
guardaban las limosnas para asegurarse su futuro. La obsesión por la seguridad no es buena.
Desde la tranquilidad del bienestar no es fácil crear el reino de Dios como un espacio de vida
digna para todos. Sus seguidores irán descalzos, como las clases más oprimidas de Galilea. No
llevarán sandalias. Tampoco túnica de repuesto para protegerse del frío de la noche. La gente
los debe ver identificados con los últimos. Si se alejan de los pobres, no podrán anunciar la
Buena Noticia de Dios a los más necesitados. Para los seguidores de Jesús no es malo perder el
poder, la seguridad y el prestigio social que hemos tenido cuando la Iglesia lo dominaba todo.
Puede ser una bendición si nos conduce a una vida más fiel a Jesús. El poder no transforma los
corazones; la seguridad del bienestar nos aleja de los pobres; el prestigio nos llena de nosotros
mismos. Jesús imaginaba a sus seguidores de otra manera: liberados de ataduras, identificados
con los últimos, con la confianza puesta totalmente en Dios, sanando a los que sufren,
buscando para todos la paz. Sólo así se introduce en el mundo su proyecto.
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FEB
20
Marcos 6,1-6
1. Oración Inicial: Tu Palabra, Señor, es fuente de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos
impulsa a vivir el amor, nos hace fuertes en la fe. Tu Palabra es la fuente viva, envía tu Espíritu
para acercarnos a ella y comprenderla. Enséñanos a beber en el pozo de la vida, muéstranos la
novedad permanente del Evangelio. Tu Palabra, Señor, nos enseña a vivir. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 6,1-6: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Cómo responde Jesús? ¿Por qué Jesús no pudo hacer muchos milagros allí?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Los paisanos de Jesús no fueron capaces de reconocer en medio de ellos el Señor. ¿Por
dónde pasa el Señor hoy en nuestro tiempo? ¿Somos capaces de reconocerlo?
b) Como mínimo debemos ser profetas anónimos, un(a) cristiano(a) que se toma en serio su
deber profético: decir la verdad, vivir la verdad, denunciar la mentira que nos encuentre, ser
incorruptible, combatir la corrupción… ¿De qué manera vivimos o nos falta vivir como
profetas? ¿Mostramos con nuestra conducta y manera de ser que «otro mundo es posible»?
c) Ser profeta no es un deber para personas especiales, prodigiosas, extraordinarias... sino una
responsabilidad de todo bautizado, (a), por seguir a Jesucristo. ¿Cómo deberíamos vivir ese
ministerio profético en la comunidad cristiana, en la población y en la sociedad?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, que «de muchas maneras hablaste en otro tiempo a nuestros padres
por medio de los profetas»; te pedimos que no abandones a la humanidad a las fuerzas del
egoísmo individualista y del mercado, sino que nos envíes nuevos profetas que nos hagan
revivir con pasión lo mejor que tú pusiste en nuestro corazón: el amor universal, la fuerza de la
solidaridad, y la inconformidad con todo lo que contradice tu Proyecto del Reino de Dios en la
tierra. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. Muchas veces nosotros tampoco sabemos ver el paso de Dios por nuestra historia, no
sabemos reconocer a nuestros profetas. Es siempre más fácil esperar o cosas extraordinarias y
espectaculares, o mirar alguien de afuera. Es mucho más espectacular mirar un testimonio en
Calcuta que uno de los cientos de miles de hermanas y hermanos cotidianos por las tierras de
América Latina que trabajan, se gastan y desgastan trabajando por la vida, aunque les cueste la
vida. Es mucho más maravilloso mirar los milagros que nos anuncian los predicadores
itinerantes y televisivos, que aceptar el signo cotidiano de la solidaridad y la fraternidad. Es
mucho más fácil esperar y escapar hacia un mañana que ‘quizá vendrá’, que ver el paso de Dios
en nuestro tiempo, y sembrar la semilla de vida y esperanza en el tiempo y espacio de nuestra
propia historia. Todo esto será más fácil, pero ¿no estaremos dejando a Jesús pasar de largo?
4. «¿No es acaso el carpintero?»: Jesús no tenía poder cultural como los escribas. No era un
intelectual con estudios. Tampoco poseía el poder sagrado de los sacerdotes del templo. No
era miembro de una familia honorable. Jesús era un «obrero» de una aldea desconocida de
Baja Galilea. No se dedicaba a explicar la Ley. No se interesó nunca por los ritos del templo. La
gente lo veía como un maestro que enseñaba a entender y vivir la vida de manera diferente.
Jesús sanaba la vida y aliviaba el sufrimiento. Jesús sigue hoy «imponiendo sus manos». Sólo se
sanan quienes creen en él.
5. Rechazado entre los suyos: Jesús sabe que le espera una vida difícil y conflictiva. Los
dirigentes religiosos se le enfrentarán. Es el destino de todo profeta. No sospecha todavía que
será rechazado precisamente entre los suyos, los que mejor lo conocen desde niño. El rechazo
de Jesús en su pueblo de Nazaret era muy comentado entre los primeros cristianos. Tres
evangelistas recogen el episodio con todo detalle. Según Marcos, Jesús llega a Nazaret
acompañado de un grupo de discípulos y con fama de profeta sanador. Sus vecinos no saben
qué pensar. Creen que lo saben todo de Jesús. Se han hecho una idea de él desde niños. En
lugar de acogerlo tal como se presenta ante ellos, quedan bloqueados por la imagen que
tienen de él. Esa imagen les impide abrirse al misterio que se encierra en Jesús. Se resisten a
descubrir en él la cercanía salvadora de Dios. Pero hay algo más. Acogerlo como profeta
significa estar dispuestos a escuchar el mensaje que les dirige en nombre de Dios. Y esto puede
traerles problemas. Ellos tienen su sinagoga, sus libros sagrados y sus tradiciones. Viven con
paz su religión. La presencia profética de Jesús puede romper la tranquilidad de la aldea.
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FEB
18
Guión Nº 12
Marcos 5,21-43
1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu, Padre, para que en una verdadera conversión podamos
acoger a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo, nuestro pastor y maestro,
como él que ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida, un corazón pronto para
escuchar, danos el estar siempre preparados para colaborar en la alegría de nuestros
hermanos(as). Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven,
Ven».
a. Introducción: Para el pueblo judío, la mujer era marginada y los enfermos eran excluidos de
la sociedad. Es el caso de la mujer está desde hace 12 años con la enfermedad del flujo de
sangre continuo. Su situación está desesperada, pero cree que, con Jesús, esa situación puede
cambiar.
Para Jesús, somos todos iguales y necesitamos de vida. Abramos nuestros corazones a escuchar
la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 5,21-43: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Qué le dice Jesús al jefe de la sinagoga después que le dicen que ha muerto su hija y que
no tiene por qué molestar más al maestro?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) “No tengas miedo, solamente ten fe” ¿Podría ser una falta de nuestra comunidad que tiene
demasiado miedo y poca fe, y este miedo a perder seguridades, prestigio y poder le impide
lanzarse a la aventura de remediar los males de un mundo abocado a la muerte? ¿Tal vez
tengamos que adherirnos más al mensaje de Jesús y a su estilo de vida pobre, libre, solidario y
entregado? Comentar.
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
“No tengas miedo, solamente ten fe.”
6. Oración final: Señor, Dios de la Vida, que no quieres la muerte de las personas ni te
complaces con los sacrificios, sino que has puesto tu gloria en el ser humano vivo, en la Vida en
plenitud. Haz que te sepamos imitar acogiendo, defendiendo y promoviendo la vida, sobre
todo la de hermanos (as) necesitados u oprimidos. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
3. Esta mujer, discriminada, humillada y empobrecida cree que Jesús puede salvarla. Pero tiene
miedo, pues la gente, las leyes y los prejuicios la mantienen alejada y aislada en su
enfermedad, considerada infamante. Tiene tanto miedo que no se atreve a presentarse en
público delante de Jesús, lo que hace es sólo tocar secretamente su manto. Apenas toca a
Jesús se siente sanada de su enfermedad. Jesús la descubre y ella se presenta atemorizada y
temblorosa. Tiene miedo a la gente, pero Jesús dice delante de todos: «Hija, tu fe te ha
salvado». Tenemos aquí un hecho extraordinario, como una mujer tan oprimida y humillada
por la sociedad logra vencer su temor y se libera totalmente, porque cree en el proyecto
liberador de Jesús; ella ha creído que con la llegada del Reino de Dios su situación totalmente
desesperada puede cambiar. Jesús proclama la fe de esta mujer públicamente, para
entusiasmar a todo el pueblo, especialmente a los más pobres, oprimidos, humillados y
discriminados, a creer firmemente en el Reino de Dios, en la acción liberadora de Dios en la
historia. Si bien Jesús ha sido rechazado por los grandes letrados y mal comprendido e incluso
criticado por muchos de sus seguidores, ahora con la fe de esta humilde y desconocida mujer,
el éxito de su proyecto queda asegurado. Es un hecho sencillo que orienta todo su movimiento
dentro de la estrategia o proyecto que Jesús mismo se había fijado. Jesús ve que su proyecto se
realiza entre los pobres y oprimidos que tienen fe en él, que saben superar el miedo y creer
contra toda situación por más desesperada e imposible que pueda ser.
4. ¿Para qué molestar más al maestro?: La gente piensa que se molesta al maestro pidiéndole
que dé vida. No saben que “el ha venido para que tengan vida y vida abundante”, como dice el
evangelista Juan. Jesús le dice: “No tengas miedo, solamente ten fe.” Para quien cree, la muerte
es un sueño del que se puede despertar. No lo ve así la gente que, al enterarse de la muerte de
la hija de Jairo, lloraba gritando sin parar y que, cuando Jesús dice que la niña “no está muerta,
sino dormida”, se reía de él considerando la situación irreversible. Ante tanta incredulidad no
hay nada que hacer. Por eso, Jesús echa fuera a la gente y entra donde está la niña con sus
padres junto con tres de sus discípulos a quienes quiere mostrar especialmente la fuerza de
vida que hay en él. Se asemeja a veces la sinagoga, de la que Jairo es jefe, a nuestra iglesia y a
algunos de sus jefes, que no son capaces de sanar los males del mundo por estar centrados en
mantener unas estructuras que no dan vida. Al igual que Jairo, nuestra iglesia, si quiere seguir
siendo la iglesia de Jesús, tendrá que salir al encuentro del maestro, rompiendo viejas
estructuras que la mantienen cerrada al mundo. Y en ese encuentro con Jesús y su evangelio,
oirá las mismas palabras que Jesús le dirigió a Jairo: “No tengas miedo, solamente ten fe.” Tal
vez sea una falta de nuestra iglesia: tiene demasiado miedo y poca fe, y este miedo a perder
seguridades, prestigio y poder le impide lanzarse a la aventura de remediar los males de un
mundo abocado a la muerte; tal vez tenga que adherirse más al mensaje de Jesús y a su estilo
de vida pobre, libre, solidario y entregado a los que viven en las márgenes del mundo. Sólo así
podrá devolver la vida a tanto muerto que hay vivo, a tantos que gritan llorando sin parar,
lamentándose de que no es posible luchar contra este injusto sistema mundano que ha
marginado a tanta gente, llevándola a las puertas de la muerte.
Publicado 18th February 2013 por Gerardo
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FEB
17
Guión Nº 11
Marcos 4,35-41
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Danos la gracia de acoger la Palabra viva de Dios.
Ilumínanos con tu luz, abre nuestra inteligencia y nuestros corazones para comprenderla.
Danos la voluntad, el valor y la gracia necesaria para ponerla en práctica en nuestras vidas.
AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El evangelio no fue escrito como una crónica periodística o histórica, sino como
una reflexión de fe con la mirada puesta en Jesús, en el ambiente de las nacientes
comunidades cristianas. Éstas van creciendo en medio de conflictos y dificultades. Están
insertas en el devenir de la historia. Se encuentran asediadas por muchas amenazas internas y
externas. Son como una barca pequeña navegando en alta mar en aguas turbulentas. Cunde la
desesperación y el desencanto. Entonces Jesús cuestiona su falta de fe y valentía. Es el sentido
del evangelio que hoy leemos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 4,35-41: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué situación estaban viviendo los discípulos de Jesús? ¿Por qué estaban tan asustados?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Contar un hecho o una experiencia en que sintió miedo o cobardía. Da un ejemplo de vida
mostrando que, con la fe, se puede superar el miedo.
c) ¿Por qué son tantos nuestros miedos para afrontar tiempos difíciles, y tan poca nuestra
confianza en Jesús? ¿No es el miedo a hundirnos el que nos está bloqueando?
d) ¿Cómo reaccionamos cuando las cosas no nos sale bien? ¿Somos de echarles la culpa a
otros cuando las cosas salen mal?
e) ¿Hemos pensado alguna vez que no le importa a Jesús que “nos ahogamos”? Comentar.
f) Cuando no encontramos solución a nuestros problemas: ¿Cómo nos dirigimos a Dios? ¿Nos
quejamos o le pedimos ayuda?
g) Seguir a Jesús hoy: ¿Puede llevar a dificultades y persecuciones? ¿Cuáles? ¿Cómo debemos
reaccionar?
h) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, danos una fe firme capaz de enfrentar las dificultades de la vida.
Sostiene nuestra esperanza cuando pasamos momentos difíciles y nos gana el desánimo.
Señor, sabemos que siempre nos acompañas, pero somos flojos, por eso te pedimos que
aumenta nuestra fe, mantén viva nuestra esperanza en ti. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
2. El llamado «relato de la tempestad calmada» presenta las dificultades por las que atravesaba
la Iglesia primitiva en el contexto del imperio romano. El mar es símbolo de peligro; es una
amenaza para quienes viven cerca de él, porque saben que por ahí vienen los perseguidores. La
comunidad es esa pequeña nave que navega a la deriva. Frente a las persecuciones se siente
tambalear. La fe de muchos naufraga ante las amenazas y las presiones del medio. Entonces es
cuando hay que recordar que Jesús no ha abandonado la barca. Él navega con ellos. Es capaz
de derrotar la tempestad. La certeza de la presencia de Jesús fortalece la frágil fe de la
comunidad. Por nuestra parte, nosotros nos sentimos amenazados de muchas formas. La
injusticia, la violencia y la corrupción por una parte. El consumismo, el relativismo y el
sensualismo por otra. Sentimos la tentación de ceder. Fácilmente caemos en el pesimismo y la
resignación. Desistimos de todo esfuerzo y dejamos que la historia empuje la barca a su propio
viento. El ambiente nos ahoga y nos sentimos perdidos, desorientados o perplejos.
5. Han pasado más de 2000 años desde que Jesucristo fundó la Iglesia: Han pasado más de
2000 años de cristianismo y parece que todo se viene abajo; parece que las nuevas doctrinas
religiosas y la secularización están tomando el puesto de la Iglesia, pero no es así. La Iglesia
parece naufragar en la tempestad del mundo y en los problemas que se le presentan; pero
cada vez que los hombres dudamos se alza una voz que parece despertar de un largo sueño:
¡No temen, tengan fe! Y el mar vuelve a la calma; la barca de Pedro sigue su rumbo a través
de los años, los siglos y los milenios. Cristo no está lejos de nosotros; duerme junto al timón,
para que cuando nuestra fe desfallezca, cuando estemos tristes y desamparados, Él tome el
timón de nuestra vida. Además en el mar de nuestra vida brilla una estrella; relampaguea en el
cielo de nuestra alma la estrella de María, para que no perdamos el rumbo.
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FEB
16
Guión Nº 10
Marcos 3,13-19
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que nos ayude a leer e interpretar la
Biblia. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Escritura, en la creación, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en tos pobres y en los que sufren. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 3,13-19: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Qué nombre les puso Jesús a los doce y qué autoridad les dio?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús llamó a personas “para que estuvieran con él”: ¿Qué implica para nosotros(as) estar
con Él? ¿Qué se aprende a su lado?
c) ¿Cuáles son los rasgos que buscamos en las personas al conformar nuestros grupos de
trabajo?
d) Comentemos la expresión popular: “dime con quién andas y te diré quién eres”.
e) ¿Qué valor otorgamos a la vida en comunidad? ¿Qué nos pide el Señor para acoger a la
gente?
f) ¿Cuáles son los criterios para escoger a las personas con quienes nos relacionamos?
6. Oración final: OH Dios, que nos llamas a ser personas de esperanza capaces de atraer gente
a la comunidad cristiana. Acoge nuestras limitaciones y temores, y libera toda tu fuerza en
nosotros(as), para que renazcamos a una esperanza nueva y seamos tus instrumentos en la
construcción de la Iglesia y la transformación del mundo. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
2. Subió al monte. Para comprender el por qué procede así, tenemos que retomar la lectura
desde Mc 3,7-12. En los vv.7-9 los discípulos aparecen ubicados en medio de un gentío. A la
orilla de lago se ha congregado una gran multitud venida de casi todos los rincones del país y
aún del extranjero. Esta gente busca a Jesús porque oyó “lo que hacía”. Jesús no propone un
mensaje liberador teórico o relegado a un futuro más o menos próximo o que deba ser puesto
en práctica por sus seguidores: en cada momento su actividad traduce en obras su mensaje. En
los vv.10-11 los discípulos vuelven a quedar en medio del pueblo doliente, mientras Jesús sana
sus enfermedades y los libera del mal. Es ante este panorama que Jesús sube al monte.
Probablemente no es sólo a orar, como Moisés y Elías en el A.T., sino para contemplar la
multitud que permanece abajo, en las faldas de la colina. Los discípulos también están abajo,
son parte de ese pueblo sufriente, buscador de la obra de Dios en Jesús; ellos son parte de la
realidad nacional. Desde ahí los llama y al servicio de ellos los pone. La subida de Jesús al
monte significa, por consiguiente, que Jesús se coloca en la esfera divina; la convocación se
hace, pues, con la autoridad de Dios mismo, presente en Jesús.
3. Llamó a los que Él quiso. La forma del llamado ya ha sido insinuada en el comentario que
acabamos de hacer: en primer lugar Jesús “ve” desde la colina a una gran multitud que ha
hecho en él una experiencia de salvación y de ahí escoge a los Doce. Luego resuena la voz de
Jesús, quizás a los gritos, pronunciando los nombres de los elegidos. Jesús los “llamó” de en
medio de su pueblo. Al gesto y a la palabra, el evangelista le suma todavía un dato precioso: “a
los que él quiso”. Quiere decir a los que Él amaba desde mucho tiempo atrás llevándolos en su
corazón. Es un grupo elegido bajo el signo de la gratuidad. Cuenta tan sólo la voluntad de Jesús,
su predilección y su amor. No hay méritos que valgan.
4. El llamado para una doble misión (3,13-15): Jesús llama a los que él quiere y se van con él.
Luego, “Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de
expulsar los demonios”. Jesús los llama para una doble finalidad, para una doble misión: (a)
Estar con él, esto es, formar la comunidad de la que él, Jesús, es el eje. (b) Rezar y tener poder
para expulsar los demonios, esto es, anunciar la Buena Nueva y luchar en contra del poder del
mal que arruina la vida de la gente y aliena a las personas. Marcos dice que Jesús subió al
monte y, estando allí, llamó a los discípulos. La llamada es una subida. En la Biblia subir al
monte evoca el monte al que Moisés subió y tuvo un encuentro con Dios (Ex 24,12). Lucas dice
que Jesús subió al monte, rezó toda la noche y, al día siguiente, llamó a los discípulos. Rezó a
Dios para saber a quién escoger (Lc 6,12-13). Después de haber llamado, Jesús oficializa la
elección hecha y crea un núcleo más estable de doce personas para dar mayor consistencia a la
misión. Y también para significar la continuidad del proyecto de Dios. Los doce apóstoles del NT
son los sucesores de las doce tribus de Israel.
5. Nace así la primera comunidad del Nuevo Testamento, comunidad modelo, que va creciendo
alrededor de Jesús a lo largo de los tres años de su actividad pública. Al comienzo, no son nada
más que cuatro (Mc 1,16-20). Poco después la comunidad crece en la medida en que va
creciendo la misión en las aldeas y poblados de Galilea. Llega hasta el punto de que no tienen
tiempo ni para comer ni para descansar (Mc 3,2). Por esto, Jesús se preocupaba de
proporcionar un descanso a los discípulos (Mc 6,31) y de aumentar el número de los
misioneros y misioneras (Lc 10,1). De este modo, Jesús trata de mantener el doble objetivo de
la llamada: estar con él y enviarlos. La comunidad que así se forma alrededor de Jesús tiene
tres características que pertenecen a su naturaleza: es formadora, es misionera y está inserta
en medio de los pobres de Galilea.
6. La lista de los nombres de los doce apóstoles: (3,16-19): En seguida, Marcos dice los
nombres de los doce: Simón, a quien dio el nombre de Pedro; Santiago y Juan, hijos de
Zebedeo, a los que dio el nombre de Boanerges, que quiere decir "hijos del trueno"; Andrés,
Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, Hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananeo, Judas
Iscariotes, aquel que lo entregó. Gran parte de estos nombres vienen del Antiguo Testamento.
Por ejemplo, Simeón es el nombre de uno de los hijos del patriarca Jacob (Gén 29,33). Santiago
es el mismo que Jacob (Gén 25,26). Judas es el nombre del otro hijo de Jacob (Gén 35,23).
Mateo también tenía el nombre de Levi (Mc 2,14), que es el otro hijo de Jacob (Gén 35,23). De
los doce apóstoles, siete tienen un nombre que viene del tiempo de los patriarcas. Dos se
llaman Simón; dos Santiago; dos Judas; uno Levi. Solamente hay uno con un nombre griego:
Felipe. Sería como hoy en una familia donde todos tienen nombres del tiempo antiguo, y uno
sólo tiene un nombre moderno. Esto revela el deseo que la gente tiene de rehacer historia
¡desde el comienzo! Merece la pena pensar en los nombres que hoy damos a los hijos. Como
ellos, cada uno de nosotros está llamado por Dios por el nombre.
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FEB
15
9. Marcos 2,18-22
Guión Nº 9
Marcos 2,18-22
1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de
corazón el mensaje de tu Palabra para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y
actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 2,18-22: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
5) ¿Qué es lo nuevo del mensaje de Jesús que no cabe en los esquemas de los fariseos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) La novedad del Evangelio necesita personas nuevas, comunidades nuevas, con nueva
mentalidad y nuevas actitudes, capaces de convocar y gestar en el mundo la fiesta del Reino,
que es vida plena para todos. ¿De qué manera en nuestra comunidad nos resistimos a la
novedad del Evangelio?
b) ¿Qué cambios de vida debemos hacer para anunciar y vivir el mensaje de Jesús hoy?
c) ¿En qué gestos concretos podemos ser constructores de la fiesta del reino en nuestra
comunidad, población, o comuna?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre amoroso, en Jesús tu hijo, nos llamas a una vida nueva construida en la
alegría, la amistad y la fraternidad. Libéranos del miedo y la costumbre que nos impide cambiar
y abrirnos a la novedad del Evangelio. Danos tu espíritu que infunde riesgo, luz y confianza para
ser creadores contigo de una nueva humanidad de tu Reino. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. Contexto de la Lectura: Una mirada al contexto puede ofrecer mayor luz a nuestra lectura del
pasaje. Estamos todavía al comienzo de la misión pública de Jesús, en Galilea; Él ya está
expresando su enseñanza, sintetizado en 1,15: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios
está cerca; conviértanse y crean al evangelio”, y después de haber llamado a sus discípulos, su
actividad se caracteriza por las curaciones que se siguen. Es la obra del Mesías, que Jesús
cumple con la reserva que lo caracteriza. Con la llamada de Leví (2,4) el publicano, pecador,
Jesús abre una senda hacia un nuevo tipo de enfermos por curar “los publicanos y pecadores”
y se sienta a la mesa con ellos. La unión con las otras actividades taumatúrgicas de Jesús es
asegurado por sus mismas palabras: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico,
sino los enfermos…” (2,17). Ahora la enfermedad es otra, más profunda: el pecado, la
injusticia, la rotura de la fraternidad. Jesús ha venido a sanar todo esto. Precisamente está aquí
la primera señal de rotura con el establishment judaico, encarnados en aquellos escribas
pertenecientes a la escuela de los fariseos, escuela al parecer abierta y dinámica, pero, como
expresa la etimología de su nombre, obligados a estar “separados” en relación con el resto del
pueblo.
3. El principal discurso de Jesús está después de su tercera acción, cuando su grupo no ayuna
durante un día de ayuno. En este discurso Jesús revela el sentido de su acción, pero también
revela su estrategia, todo el sentido de su vida y de su misión. Dice así: ¿Pueden ayunar los
amigos del novio mientras el novio está con ellos? Cierto que no; no deben ayunar mientras
está con ellos.
Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de género nuevo; porque la tela nueva encoge:
tira la tela vieja, y se hace más grande la rotura. Nadie echa vino nuevo en vasijas viejas;
porque el vino las rompería. Así se echarían a perder el vino y las vasijas.
«¡El vino nuevo en vasijas nuevas!» (2:19-20). En este pequeño discurso Jesús usa tres
imágenes contrapuestas:
4. En el evangelio algunos discípulos de Juan y los fariseos preguntan a Jesús: ¿Por qué sus
seguidores no practican el ayuno? Jesús les responde utilizando la bella metáfora de la fiesta de
bodas, el novio y los amigos. La vida es un encuentro festivo con el amor de Dios que invita a
crear hermandad y solidaridad y Jesús, no sólo es el maestro sino el novio, el que abre su casa
y acoge, el que reparte su comida y su vino, el que llena de alegría el encuentro en el que todos
se hacen “amigos”. Probablemente nosotros estamos muy lejos del contexto de
preocupaciones y significaciones inmediatas en cuya referencia fue redactado el texto.
Debemos darle un nuevo significado, hacerle hablar a nuestra realidad tan distinta.
La nueva vida que el Evangelio proclama requiere personas nuevas, capaces de superar los
viejos esquemas que limitan y obstaculizan el nacimiento de una verdadera amistad. No basta
cambiar pedacitos de la vida, “remiendo nuevo en vestido viejo” ni tratar de acomodar el
novedoso mensaje de Jesús en esquemas ya gastados “vino nuevo en pellejos viejos”. La
novedad del Evangelio necesita personas nuevas, comunidades e iglesias nuevas, con nueva
mentalidad, nuevas actitudes y nuevas acciones concretas que demuestran que el Reino de
Dios ha llegado.
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FEB
15
8. Marcos 2,1-12
Guión Nº 8
Marcos 2,1-12
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, danos la gracia de acoger la Palabra de Dios. Ilumínanos
con tu luz, abre nuestra inteligencia y nuestros corazones para comprenderla. Danos la
voluntad, el valor y la gracia necesaria para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 2,1-12: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
4) ¿Qué es lo que descubrió Jesús en los amigos del paralítico y qué hizo después?
7) Después de ver la acción liberadora de Jesús: ¿Qué impacto tuvo? ¿Cómo reaccionó el
pueblo? ¿Qué decían?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿En cuáles situaciones hemos puesto las leyes por encima de la vida de las personas?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Padre fiel que has permanecido actuando en la historia y que manifestaste tu
fidelidad en la vida de Jesús tu hijo, actuando a favor de la vida y la dignidad de tus hijos e
hijas, llénanos de tu espíritu para sepamos leerte en la historia y podamos actuar en ella en
coherencia y radicalidad, siendo verdaderos protagonistas en la construcción de tu Reino.
Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. Conflictos en el Evangelio de Marcos: a) Los temas del conflicto: Los conflictos giran en torno
a los temas fundamentales de la religión de la época: el perdón de los pecados, la comunión de
la mesa con los pecadores, la práctica del ayuno, la observancia del sábado, la sanación de las
personas en día de sábado. b) Los adversarios de Jesús: Los escribas representaban la doctrina
religiosa, la catequesis. Los fariseos representaban las leyes, las prácticas religiosas, sobre todo
aquéllas que tenían relación con la observancia del puro/impuro. Los discípulos de Juan
Bautista representaban las otras tendencias mesiánicas. Los herodianos representaban el
gobierno de la Galilea. Herodes Antipas gobernaba ya ¡desde hacía treinta años! (4 AC - 39 DC).
Era, por así decirlo, el patrón de Galilea. c) Causas del conflicto: El primero tiene que ver con la
relación con Dios: perdón de los pecados. El segundo con las relaciones con las personas:
comer con los pecadores. El tercero con los usos religiosos: observancia del ayuno. El cuarto
con la observancia de la ley de Dios: el sábado. Estos cuatro conflictos son provocados por
otros contra Jesús. El quinto: provocado por el mismo Jesús, muestra la gravedad del conflicto
entre la religión de su tiempo y Él.
4. El pueblo busca a Jesús y quiere escuchar la Palabra de Dios. (2,1-2) Jesús está regresando a
casa. Mucha gente se reúne delante de la puerta. Jesús acoge a todos y Marcos dice que Él
anuncia la Palabra al pueblo. Muchas veces Marcos informa que Jesús anuncia la Palabra al
pueblo pero pocas veces dice qué es lo que decía Jesús. ¿Qué enseñaba Jesús al pueblo? Él
hablaba de Dios y usaba para esto ejemplos de la vida (parábolas) e historias del pueblo
(Biblia). Hablaba partiendo de la experiencia que Él mismo tenía de Dios. El pueblo lo
escuchaba con gusto (1,22.27). Sus palabras tocaban el corazón. A partir de la predicación de
Jesús, Dios en vez de ser un juez severo que amenazaba castigo e infierno, se convertía en una
presencia amiga, una Buena Noticia para el pueblo.
5. La fe del paralítico y de sus amigos obtiene el perdón de los pecados: (2,3-5): Mientras Jesús
está hablando llega un paralítico, llevado por cuatro personas. Jesús es la única esperanza para
ellos. Suben sobre el terrado y descuelgan al paralítico delante de Jesús. Señal de mucha
solidaridad. Jesús, vista su fe, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». En
aquellos tiempos la gente pensaba que los defectos físicos, como la parálisis, fuesen castigos
de Dios a causa de algún pecado. Los doctores enseñaban que tal persona era impura. Por esto,
los enfermos, los pobres, y los paralíticos y se sentían rechazados por Dios. Pero Jesús no
pensaba así. Aquella fe tan grande del paralítico y de sus compañeros era señal de que aquel
hombre estaba en paz con Dios. Por esto Jesús declara: Tus pecados te son perdonados. Esto
es: «Tú no estás lejos de Dios». Con esta afirmación Jesús negaba que la enfermedad fuese un
castigo por el pecado de él.
6. La reacción del pueblo: «Jamás hemos visto cosa igual» (2,12): El paralítico se levanta,
prende su camilla y se va: y todos exclaman: ¡Jamás hemos visto cosa parecida! Es claro el
sentido del milagro: 1) Los enfermos no deben pensar que Dios les está castigando por
cualquier pecado. 2) Jesús abrió un nuevo camino hacia Dios. Lo que la religión del tiempo
llamaba impureza, no era ya un impedimento para que la persona se acercase a Dios. 3) El
rostro de Dios que se revela a través de la conducta de Jesús es muy diferente del rostro severo
del dios revelado por la conducta de los doctores.
7. No es posible seguir a Jesús viviendo como «paralíticos» que no saben cómo salir del
inmovilismo, la inercia o la pasividad. Necesitamos como nunca reavivar en nuestras
comunidades la celebración del perdón que Dios nos ofrece en Jesús. Ese perdón puede
ponernos de pie para enfrentarnos al futuro con confianza y alegría nueva. El perdón de Dios,
recibido con fe en el corazón y celebrado con gozo junto a los hermanos y hermanas, nos
puede liberar de lo que nos bloquea interiormente. Con Jesús todo es posible. Nuestras
comunidades pueden cambiar. Nuestra fe puede ser más libre y audaz.
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FEB
15
7. Marcos 1,40-45
Guión Nº 7
Marcos 1,40-45
1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Danos la gracia de acoger la Palabra de Dios. Ilumínanos
con tu luz, abre nuestra inteligencia y nuestros corazones para comprenderla. Danos la
voluntad, el valor y la gracia necesaria para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 1,40-45: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3) Describe cómo Jesús acoge, sana y reintegra al leproso. Intentemos observar bien todos
los detalles.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
c) ¿En nuestras actitudes cotidianas de qué manera excluimos y juzgamos a los demás?
g) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Si quieres, puedes limpiarme».
6. Oración final: Padre creador, que nos amas y nos llamas cada día a conformar nuestra vida
en tu Hijo, nuestro hermano y maestro. Danos riesgo y libertad para asumir el proyecto de tu
Hijo para la construcción de una sociedad justa e igualitaria en donde cada persona encuentre
su propio lugar y valía, en la que la ley no sea utilizada para beneficio de unos cuantos
privilegiados sino para defender la Vida en todas sus expresiones, especialmente aquella que
se encuentra en situación de peligro o desprotección. Tú que vives y amas por los siglos de los
siglos. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Acogiendo y curando al leproso Jesús revela el nuevo rostro de Dios (vs. 41-42):
Profundamente compasivo, Jesús cura los dos males. En primer lugar, para sanar el mal de la
soledad, toca al leproso. Es como si le dijese: “Para mí, tú no eres un excluido. ¡Te acojo como
hermano!” En segundo lugar, sana la enfermedad de la lepra diciendo: “¡Quiero! ¡Queda
limpio!” Para poder entrar en contacto con Jesús, el leproso había transgredido las normas de
la ley. Jesús, para poder ayudar al excluido y así revelar el nuevo rostro de Dios, transgredió las
normas de su religión y toca al leproso. En aquel tiempo, quien tocaba a un leproso se
convertía en impuro a los ojos de las autoridades religiosas y ante la ley de la época.
3. Dios acoge a los impuros: De forma inesperada, un leproso «se acerca a Jesús». Según la ley,
no puede entrar en contacto con nadie. Es un «impuro» y ha de vivir aislado. Tampoco puede
entrar en el templo. ¿Cómo va a acoger Dios en su presencia a un ser tan repugnante? Su
destino es vivir excluido. Así lo establece la ley. A pesar de todo, este leproso desesperado se
atreve a desafiar todas las normas. Sabe que está obrando mal. Por eso se pone de rodillas. No
se arriesga a hablar con Jesús de frente. Desde el suelo, le hace esta súplica: «Si quieres,
puedes limpiarme». Sabe que Jesús lo puede sanar, pero ¿querrá limpiarlo?, ¿se atreverá a
sacarlo de la exclusión a la que está sometido en nombre de Dios? Sorprende la emoción que
le produce a Jesús la cercanía del leproso. No se horroriza ni se echa atrás. Ante la situación de
aquel pobre hombre, «se conmueve hasta las entrañas». La ternura lo desborda. ¿Cómo no va
a querer limpiarlo él, que sólo vive movido por la compasión de Dios hacia sus hijos e hijas más
indefensos y despreciados? Sin dudarlo, «extiende la mano» hacia aquel hombre y «toca» su
piel despreciada por los puros. Sabe que está prohibido por la ley y que, con este gesto, está
reafirmando la trasgresión iniciada por el leproso. Sólo lo mueve la compasión: «Quiero: queda
limpio».
4. Limpiar el mundo de exclusiones: Esto es lo que quiere el Dios encarnado en Jesús: el mundo
de exclusiones va contra su compasión de Padre. No es Dios quien excluye, sino nuestras leyes
e instituciones. No es Dios quien margina, sino nosotros. En adelante, todos han de tener claro
que a nadie se ha de excluir en nombre de Jesús. Seguirle a él significa no horrorizarnos ante
ningún impuro ni impura. No retirar a ningún «excluido» nuestra acogida. Para Jesús, lo
primero es la persona que sufre y no la norma. Poner siempre por delante la norma es la mejor
manera de ir perdiendo la sensibilidad de Jesús ante los despreciados y rechazados. La mejor
manera de vivir sin compasión. En pocos lugares es más reconocible el Espíritu de Jesús que en
esas personas que ofrecen apoyo y amistad gratuita a prostitutas indefensas, que acompañan a
los enfermos de sida olvidados por todos, que defienden a homosexuales que no pueden vivir
dignamente su condición… Ellos nos recuerdan que en el corazón de Dios caben todos.
5. El leproso proclama el bien que Jesús le ha hecho y Jesús se convierte en excluido (vs. 45): En
este relato de Marcos no es menos sugerente el mandato de Jesús de que no diga nada a nadie
y el poco caso que hace de ello el "leproso" sanado. El "secreto a voces" lleva la intencionalidad
de este evangelista, porque pretende poner de manifiesto que más importante que la
aceptación por parte del sacerdote de su sanación, es proclamar que ha sido Jesús, el profeta
de Galilea, quien le ha llenado el alma y el corazón de gratitud y de acción de gracias a Dios. La
ley, aquí, frente al evangelio, también queda mal parada y, en cierta forma, anulada. Y si
queremos, podemos ver que el "leproso" sanado, ni siquiera va al templo, al sacerdote. No le
hace falta, porque el evangelio que Jesús trae en sus manos es más que esa religión que antes
lo ha marginado hasta el extremo.
6. Jesús, que trae el evangelio, va a enfrentar a los seres humanos de su tiempo con todo lo
que significa marginar a los pobres en nombre de Dios. Jesús se acerca a él, le toca
(expresamente se dice que extendió la mano y le tocó, lo que implicaría que desde ese instante
Jesús también quedaba bajo la ley sagrada de la contaminación); pero le sana y, con una osadía
inaudita, le envía al sacerdote (a los que representan lo sagrado y el poder) para que sea un
testimonio contra ellos y contra todo lo que pueda ser sacralizar las leyes sin corazón. El
evangelio es un escándalo y pone de manifiesto eso de que los pobres nos evangelizan. Dios se
hace vulnerable. Nos encontramos ante la fuerza poderosa de un "sistema" que debe ser
vencido por la debilidad del evangelio. Lo lógica del sistema que está detrás de esa ley de
santidad-sanidad, es la de auto conservación, hasta el punto de ser inexorable. Con esas
realidades se encuentra Jesús en su vida y tiene que hacer opciones como las que aquí se
muestran. La fuerza del Jesús taumaturgo, o médico, pasa a un segundo plano frente a su
opción por los que viven día a día la miseria a que son reducidos todo los desgraciados.
7. Versículos Para la Meditación Personal: “Si quieres, puedes limpiarme”; “Sintió compasión”;
“Extendió la mano y lo tocó”; “Quiero, queda limpio”.
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FEB
15
6. Marcos 1,29-39
Guión Nº 6
Marcos 1,29-39
1. Oración Inicial: Señor, no sanan las heridas y males del alma una hierba ni un bálsamo, sino
tu Palabra, que todo lo sostiene y crea, siempre nuevo cada día. Señor, envía ahora sobre
nosotros tu Espíritu con abundancia para que te escuchemos con todo el corazón y con toda el
alma. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 1,29-39: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Qué sucede en el relato? ¿Qué personajes están? ¿Qué escenas y momentos podemos
distinguir?
3) ¿Qué hace Jesús? ¿Cómo reacciona la gente? ¿Cómo reaccionan los discípulos?
4) ¿Qué gesto personal hace Jesús en la madrugada? ¿Qué relación puede tener con su
predicación, con lo que estaba haciendo?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Fijemos en los gestos de Jesús: «se acercó y, tomándola de la mano, la levantó». Son
términos típicos de la resurrección. ¿Sentimos que el Señor nos dice también, «Levántense,
resuciten, nazcan de nuevo»? Compartir.
b) Ser cristiano(a) es, entre otras muchas cosas, luchar contra el mal, no quedarse de brazos
cruzados cuando vivimos en un mundo con las cifras escalofriantes de pobreza y miseria que
hoy padecemos. ¿Con qué gestos concretos nos hacemos cercanos a hermanos(as) que sufren
o están marginados de la sociedad?
c) Frecuentemente ya no sabemos estar a solas con el Padre. Hablamos mucho de Dios, pero
hablamos poco con él. Parece que se ha olvidado la costumbre de Jesús. En las parroquias se
hacen muchas reuniones de trabajo, pero no sabemos retirarnos para descansar en la
presencia de Dios y llenarnos de su paz. Comentar.
d) Cada vez somos menos para hacer más cosas. El riesgo es caer en el activismo, el desgaste
y el vacío interior. ¿Caemos en esto a veces?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Queremos estar atentos, Señor. Cerca de nosotros hay situaciones de dolor,
enfermedad, soledad, miseria, violencia e injusticia. Anunciar tu Reino es hacer el bien,
practicar el amor, vivir la solidaridad. Enséñanos a orar, para buscar fuerzas en Dios, y vivir el
Evangelio haciendo el bien. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
4. Misión evangelizadora: Jesús en el evangelio entra en la vida de las personas, es uno de ellos
en su cotidianidad. Lo acompañamos con Simón y Andrés a la casa de Pedro. La casa, el lugar
íntimo done se comparte el techo, la mesa. Allí se encuentra con una anciana enferma, la
suegra de Pedro, Jesús se acerca, la toma de la mano y la levanta. Un gesto tan simple como es
el acercarse, y tomar de la mano hace el milagro de recuperar a esta mujer, que no sólo
recupera su salud, sino su capacidad de servicio. Al atardecer muchos vinieron a buscarlos, y
relata el evangelista que Jesús continuó sanando. Era común en la época de Jesús que los
enfermos fueran tenidos por malditos o poseídos por espíritus malos, de manera que eran
alejados, excluidos y nadie se atrevía a acercarse a ellos. Jesús, al contrario, se entrega con
amor y dedicación a su cuidado, siendo su servidor. La acción de sanación, la lucha contra el
mal, la liberación del ser humano es la práctica habitual de Jesús. Tan importante como hacer
el bien, es evitar el mal y luchar contra él, dar la vida para ir devolviendo la paz, la salud, el
bienestar, la felicidad... a todos aquellos que la han perdido. Anunciar hoy el Reino exige
construirlo simultáneamente. La evangelización, la nuestra, con la de Jesús, no puede ser sólo
cuestión de hablar, sino de hacer, de construir: luchar contra el mal, sanar, curar, rehabilitar a
los hermanos, ponernos a su servicio, acompañar y dignificar la vida que, en todas sus
manifestaciones, es manifestación de la mano liberadora de Dios.
5. «Allí se puso a orar»: Esa misma noche, «de madrugada», entre las tres y las seis de la
mañana, Jesús se levanta y, sin avisar a sus discípulos, se retira al descampado. «Allí se puso a
orar». Necesita estar a solas con su Padre. No quiere dejarse aturdir por el éxito. Sólo busca la
voluntad del Padre: conocer bien el camino que ha de recorrer. Sorprendidos por su ausencia,
Simón y sus compañeros corren a buscarlo. No dudan en interrumpir su diálogo con Dios. Sólo
quieren retenerlo: «Todo el mundo te busca». Pero Jesús no se deja programar desde fuera.
Sólo piensa en el proyecto de su Padre. Nada ni nadie lo apartará de su camino. No tiene
ningún interés en quedarse a disfrutar de su éxito en Cafarnaúm. No cederá ante el entusiasmo
popular. Hay aldeas que todavía no han escuchado la Buena Noticia de Dios: «Vamos… para
predicar también allí».
6. Las tinieblas transfiguradas por la luz de Cristo: El tema de la noche, de la obscuridad, de las
tinieblas, atraviesa un poco toda la Escritura, desde los primeros versículos, cuando la luz
aparece como la primera manifestación de la fuerza del amor de Dios, que crea y salva. A las
tinieblas sigue la luz, a la noche el día y paralelamente la Biblia nos hace ver que también a la
obscuridad interior que puede invadir al ser humano, sigue la luz nueva de la salvación y del
encuentro con Dios, del abrazo en aquella mirada suya luminosa que embelesa. «Por ti las
tinieblas son como la luz», dice el salmo (138,12) y es verdad, porque el Señor es la misma luz:
«El Señor es mi luz y mi salvación» (Sal 26,1). En el Evangelio de Juan, Jesús afirma de si mismo
que es la luz del mundo (Jn 9,5), para indicarnos que quien le sigue no camina entre tinieblas;
de hecho, es Él quien, como Palabra de Dios, se convierte en lámpara para nuestros pasos en
este mundo (Sal 118,105).
Publicado 15th February 2013 por Gerardo
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FEB
15
5. Marcos 1,21-28
Guión Nº 5
Marcos 1,21-28
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia. Con la luz
de la Palabra, escrita en la Biblia. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la
Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y
en los que sufren. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 1,21-28: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
2) ¿Qué sucede en el relato? ¿Qué personajes están? ¿Qué escenas y momentos podemos
distinguir? ¿Qué día y en dónde transcurre el relato?
3) El espíritu del mal no tiene ningún poder delante de Jesús. ¿Qué impacto produce esto
sobre la gente? ¿Qué autoridad reconocían en Jesús?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) Jesús actuaba de tal manera que nadie quedaba indiferente ante él; unos lo admiraban,
otros no podían soportar su libertad y su cercanía a Dios Padre. Mi actuación, la de nuestra
comunidad: ¿Interpela a la gente que nos ve y nos rodea, impresiona, cuestiona, hace
reflexionar, alegra, libera, trae paz, justicia y esperanza, o deja indiferentes a los demás?
c) La palabra de Jesús fue siempre una palabra autorizada, llena de verdad y de vida; por eso
expulsaba demonios y liberaba a los oprimidos por el mal: ¿Creemos que nuestra misión, como
comunicadores de la buena nueva, es ayudar a todos los seres humanos a liberarse de las
trabas que nos les permiten crecer con libertad y espontaneidad?
d) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor, queremos aprender de tu ejemplo. Enséñanos con autoridad. Cambia
nuestros corazones, Ayúdanos a seguir tu ejemplo. Queremos predicar el evangelio con
solidaridad y amor efectivo, haciendo el bien a los que nos rodean y trabajando por la vida de
todos. Para que el Reino de haga presente en nuestra historia y en nuestra sociedad. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. Contexto histórico: En los años 70, época en la que escribe Marcos, las comunidades tenían
necesidad de orientación para saber cómo anunciar la Buena Noticia de Dios al pueblo que
vivía oprimido por el miedo de los demonios, por la imposición religiosa de normas religiosas
de parte del Imperio romano. Al describir las actividades de Jesús, Marco indicaba cómo las
comunidades debían anunciar la Buena Nueva. El texto que meditaremos indica el impacto que
la Buena Nueva de Jesús sobre el pueblo de su tiempo.
3. El inicio de la misión de Jesús: Marcos la presenta en el ámbito de las esperanzas del pueblo
de Israel. El pueblo sencillo ya está familiarizado con la enseñanza de Juan Bautista y con la
radicalidad legalista de los fariseos. Por esta razón, quedan sorprendidos con la enseñanza de
Jesús. Él no se sienta a decirles qué hacer y qué no hacer de acuerdo con códigos secretos de
interpretación de la Ley. La enseñanza de Jesús es abierta y comprensible para todos. Su
autoridad no proviene de alguna autorización dada por alguno de los principales sacerdotes de
Jerusalén o por la enseñanza de un conocido rabino. Al escucharlo, la gente comprende que
Jesús hace realidad sus esperanzas. Despliega el poder de quien ha sido ungido para defender
la vida, al liberar al hombre poseído por ideologías inmundas, violentas y sectarias. Para la
gente pobre no cuenta el humilde origen de Jesús, sino su capacidad de transformar el dolor de
su pueblo con sus gestos y con sus palabras, como antaño lo hicieron los grandes profetas.
Jesús encarna esa esperanza.
4. Admirada por la enseñanza de Jesús, la gente se crea una conciencia crítica: La primera cosa
que Jesús hizo al comienzo de su actividad misionera fue llamar a cuatro personas para formar
una comunidad con Él (1,16-20). La primera cosa que la gente percibe en Jesús es su modo
diverso de enseñar y hablar del Reino de Dios. No es tanto el contenido, sino que es su modo
de enseñar el que despierta la atención. El efecto de esta enseñanza diversa era una conciencia
crítica en la gente en relación a las autoridades religiosas de la época. La gente percibía,
comparaba y decía: Él enseña con autoridad, diversa de los escribas. Los escribas enseñaban a
la gente citando doctores, las autoridades. Jesús no citaba a ningún doctor, sino que hablaba
partiendo de su experiencia de Dios y de la vida. Su autoridad nacía de dentro. Su palabra tenía
las raíces en el corazón y en el testimonio de su vida.
5. Jesús combate el poder del mal: En Marcos, el primer milagro es la expulsión del demonio. El
poder del mal echaba raíces en las personas y las alienaba de sí mismas. La gente vivía
destrozada por el miedo de los demonios y por la acción de los espíritus impuros. Basta ver el
interés causado por una película sobre el exorcismo de los demonios, Y no solo esto. Como en
los tiempos del Imperio romano, muchas son las personas que viven alienadas de sí misma a
causa del poder de los medios de comunicación, de la propaganda del comercio. La gente vive
esclava del consumismo, oprimidas por las facturas que hay que pagar en una fecha
determinada a los acreedores. Muchos piensan que no viven como personas dignas de respeto,
si no compran lo que la propaganda anuncia en la televisión. En Marcos, el primer gesto de
Jesús es precisamente el de arrojar y combatir el poder del mal. Jesús restituye a las personas a
sí mismas. Restituye su conciencia y su libertad. ¿Se dará que nuestra fe en Jesús consigue
combatir hoy contra estos demonios que nos alienan de nosotros mismos, de la realidad y de
Dios?
6. Sanar: En nuestra sociedad estamos acostumbrados a fijarnos, y sobre todo a admirar, a las
personas sanas, vigorosas, jóvenes, guapas y ricas. Sin embargo, pasar de largo y no prestar
atención a los millones de personas que sufren porque son débiles, pobres, enfermas,
perdedoras o fracasadas es desconocer por completo lo que es la vida humana. La mirada de
Jesús de Nazaret se dirigió precisamente a aquellos a los que nadie quería ver: a los que
podemos denominar con toda crudeza «existencias humanas deterioradas». No fue casual que
quisiera inaugurar el Reino de Dios sanando a un enfermo en la sinagoga de Cafarnaúm. La
razón es que el Dios Padre de Jesús no quiere el sufrimiento de los seres humanos, sino que
envió a su Hijo a remediarlo y a arrancarlo de raíz. El poder de Dios que experimentó Jesús
actuando en su ministerio fue un poder para sanar, no para destruir. Del mismo modo, el
mensaje que había recibido para proclamar fue el mensaje del favor de Dios, no el de la
venganza de Dios. Nosotros los cristianos(as), – a la vez que estamos siendo sanados – somos
llamados por el Espíritu de Jesús a ser también sanadores de otros seres humanos que sufren
las más diversas dolencias.
7. Jesús respondía con la verdad simple y llana: Jesús estaba interesado en la situación
particular de cada ser humano: en sus sufrimientos, en las ideas que lo atormentaban, en
aquellas cosas que le impedían ser libre y espontáneo. Este interés obedecía a una genuina
valoración de cada persona que encontraba en el camino. Muchos movimientos y grupos
muestran interés por los individuos mientras estos sirven a sus intereses. Jesús se manifestó
abiertamente contra este modo de actuar.
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FEB
4. Marcos 1,14-20
Guión Nº 4
Marcos 1,14-20
1. Oración Inicial: Señor, envíanos tu Espíritu Santo. Que tu Palabra sea motivo de esperanza y
consolación. Que podamos meditarla y dejarla cantar en el corazón hasta el último día de
nuestras vidas; que nuestra humanidad se convierta en seno en el que pueda germinar la
fuerza de tu Palabra. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: Después de narrar los comienzos del evangelio con Juan Bautista, con la unción
mesiánica de Jesús en el río Jordán y con sus tentaciones en el desierto, Marcos nos relata, en
unas frases muy condensadas, los comienzos de la actividad pública de Jesús: es el humilde
carpintero de Nazaret que ahora recorre su región, la mal afamada Galilea, predicando en las
aldeas y ciudades, en los cruces de los caminos, en las sinagogas y en las plazas. Marcos
resume el entero contenido de la predicación de Jesús en estos dos momentos: el reinado de
Dios ha comenzado y ante el reinado de Dios, sólo cabe convertirse, acogerlo, aceptarlo con fe
y comprometerse con él. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 1,14-20: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
4) ¿Qué palabras usa Jesús para llamar a Simón Y a Andrés? ¿Cómo respondieron?
a) Un hecho político, la prisión de Juan, llevó a Jesús a que iniciara el anuncio de la Buena
Nueva de Dios. Los hechos políticos y sociales de hoy: ¿Influyen en el anuncio que hacemos de
la Buena Nueva? En las reuniones de comunidad: ¿Tomamos en cuenta estos hechos?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre nuestro, Tú que todo lo puedes, ayúdanos a que nos convertirnos a
Ti cada día, de modo que llevemos siempre una vida según tu voluntad y podamos dar
abundantes frutos de amor, justicia y paz. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
3. La pasión por el reino de Dios: Nadie duda: Jesús «fue caminando de pueblo en pueblo y de
aldea en aldea proclamando y anunciando la buena noticia del reino de Dios». Sin temor a
equivocarnos, podemos decir que la causa a la que Jesús dedica en adelante su tiempo, sus
fuerzas y su vida entera es lo que él llama el «reino de Dios». Es, sin duda, el núcleo central de
su predicación, su convicción más profunda, la pasión que anima toda su actividad. Todo lo que
dice y hace está al servicio del reino de Dios. Todo adquiere su unidad, su verdadero significado
y su fuerza apasionante desde esa realidad. El reino de Dios es la clave para captar el sentido
que Jesús da a su vida y para entender el proyecto que quiere ver realizado en Galilea, en el
pueblo de Israel y, en definitiva, en todos los pueblos. Lo dicen todas las fuentes. Jesús no
enseña en Galilea una doctrina religiosa para que sus oyentes la aprendan bien. Anuncia un
acontecimiento para que aquellas gentes lo acojan con gozo y con fe. Nadie ve en él a un
maestro dedicado a explicar las tradiciones religiosas de Israel. Se encuentran con un profeta
apasionado por una vida más digna para todos, que busca con todas sus fuerzas que Dios sea
acogido y que su reinado de justicia y misericordia se vaya extendiendo con alegría. Su objetivo
no es perfeccionar la religión judía, sino contribuir a que se implante cuanto antes el tan
añorado reino de Dios y, con él, la vida, la justicia y la paz.
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JAN
11
3. Marcos 1,12-15
Guión Nº 3
Marcos 1,12-15
1. Oración Inicial: Señor de la Vida, envíe tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura
de corazón el mensaje de tu Palabra para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y
actuemos como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
a. Introducción: El texto de hoy nos presenta el comienzo de la vida pública de Jesús: los
cuarenta días en el desierto, las tentaciones de Satanás, la prisión de Juan Bautista, el inicio del
anuncio de la Buena Nueva de Dios y un breve resumen en cuatro puntos de lo que Jesús
anunciaba al pueblo de su tierra. Durante la lectura pongamos atención a estos dos puntos:
¿Qué anuncia Jesús al pueblo? ¿Qué nos pide Jesús a todos? Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos1,12-15: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) Cuarenta días en el desierto y, al final, las tentaciones. ¿Cuál sería el significado de esta
información para la comunidad del tiempo de Marcos?
3) ¿Fue la prisión de Juan Bautista lo que motivó a Jesús a regresar a Galilea y comenzar el
anuncio de la Buena Nueva de Dios? ¿Cuál es el significado de esta información para la
comunidad del tiempo de Marcos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) ¿Fue la prisión de Juan Bautista lo que motivó a Jesús a regresar a Galilea y comenzar el
anuncio de la Buena Nueva de Dios? ¿Y cuál es el significado para nosotros hoy?
c) Cuarenta días en el desierto y las tentaciones. ¿Cuál es su significado para nosotros hoy?
e) En la situación actual de nuestro país, y del mundo, ¿cuáles podríamos decir que son las
tres más grandes tentaciones con las que se encuentra todo ser humano y todo cristiano(a)?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Dios, Padre nuestro, te pedimos nos ayudes a empeñarnos en una auténtica
conversión de nuestros corazones y nuestra vida personal y comunitaria, a la vez que nos
esforzamos por transformar nuestra familia, nuestra sociedad, el mundo. Padre Nuestro, que
estás en el cielo… AMÉN.
4. El Proyecto de Jesús: El Reino de Dios: Al comienzo del relato de Marcos sobre la vida de
Jesús, antes de presentar su práctica liberadora, se nos dice de una forma muy solemne:
Después que tomaron preso a Juan, Jesús fue a la provincia de Galilea a proclamar la buena
nueva de Dios. Hablaba de esta forma: «el plazo está vencido, el Reino de Dios está llegando.
Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva». (1,14-15). Es un hecho histórico innegable,
atestiguado por toda la tradición y todos los documentos y fuentes, que el centro de la acción y
predicación de Jesús fue el Reino de Dios. Jesús no se predicó a sí mismo, tampoco predicó a la
Iglesia; ni siquiera podemos decir que el objeto de su predicación fue Dios en sí mismo, sino el
Reino de Dios. Este fue el secreto más profundo de la vida de Jesús: su proyecto histórico, su
estrategia, el sentido de su vida.
5. Jesús busca con su práctica y su palabra restaurar el proyecto de Dios en la historia; con su
práctica de liberación, quiere también hacer justicia a los pobres y oprimidos y así restaurar el
proyecto de Dios. Por eso Jesús descubre la presencia del Reino de Dios, de la intervención
liberadora de Dios en la historia, en todas las acciones que él está haciendo. Cuando Jesús
sana a los endemoniados, cuando cura a los enfermos y leprosos, cuando perdona los pecados
y come en casa de los publicanos y pecadores, cuando restaura la vida humana aunque sea en
día Sábado y pone la ley al servicio del ser humano y libera al ser humano del servicio a la ley,
etc. entonces está llegando el Reino de Dios. Dios está haciendo justicia y liberando. Dios está
interviniendo en la historia a través de sus acciones y palabras. Por eso es que la llegada del
Reino de Dios es una Buena Noticia para todos los pobres y oprimidos de la Galilea donde él
estaba actuando.
El pueblo judío esperaba la venida de un Mesías, cuya función sería la de restaurar el Reino de
Dios. Pero los judíos del tiempo de Jesús tenían una idea totalmente diferente del Reino de
Dios. La gran mayoría de ellos identificaba el Reino de Dios con el reino de Israel, el
reino político de una nación determinada. Los judíos esperaban así un Mesías que vendría a
liberar al pueblo judío del dominio del Imperio Romano y transformarlo en una nación
poderosa. Ellos esperaban que el Mesías viniera de una manera extraordinaria, espectacular,
que sería recibido en Jerusalén por todas las autoridades máximas de la nación. Jesús estaba
predicando la llegada del Reino de Dios de una manera totalmente diferente. No lo hacía en
Jerusalén, la capital, donde vivían los judíos importantes y ricos, los judíos «puros», que no se
mezclaban con los paganos, sino que Jesús predicaba en la provincia de Galilea, región
despreciada por la capital. Jesús no se dirigía a las autoridades del templo judío, a los sumos
sacerdotes, a los grandes letrados, a los representantes de las grandes familias y a los
terratenientes de la época, sino que Jesús se dirigía a las multitudes pobres y despreciadas de
la Galilea: campesinos, pescadores, enfermos, endemoniados, leprosos, pecadores,
publicanos. Jesús no venía a restaurar el reino político de Israel, sino que venía a liberar a los
pobres y oprimidos, venía para hacer justicia para restaurar el proyecto de Dios.
Esta manera de anunciar el Reino de Dios fue una buena noticia para los pobres, pero fue una
mala noticia, una noticia inquietante e indignante para los jefes del pueblo de Israel. Jesús
proclamaba que la vida humana era más importante que la Ley, que la presencia liberadora de
Dios estaba entre los pecadores, que el Reino de Dios era como una boda, como un vestido
nuevo, como un vino nuevo, que entraba en total contradicción con todo el sistema político y
religioso de Israel, todo esto iba en contra de la teología dominante, en contra de las
autoridades de Israel y sus propias esperanzas de liberación que eran de opresión y
dominación para las mayorías pobres de la época de Jesús. Es por todo esto que los fariseos y
autoridades decidieron asesinar a Jesús. Como la concepción de Jesús sobre el Reino de Dios
era tan diferente a la concepción dominante, Jesús no quiso llamarse, ni quiso que lo llamaran
con el título de Mesías. Para Jesús ser considerado Mesías era como una tentación. A Jesús le
interesaba por encima de todo dejar bien claro cómo él entendía el Reino de Dios, como acción
liberadora de Dios en la historia, buena noticia para todos los pobres, oprimidos y despreciados
de su tiempo.
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JAN
11
2. Marcos 1,7-11
Guión Nº 2
Marcos 1,7-11
1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestras vidas a tu Palabra. Envía tu Espíritu Santo y
despierta nuestra inteligencia para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos
saborearla y comprenderla. Danos fe en ti, para que tus palabras sean para nosotros la luz
que nos guíe por los caminos de la justicia y de la verdad. Habla, Señor. Te escuchamos y
deseamos poner en práctica tu Palabra, porque son vida, gozo, justicia, y paz. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto: Marcos 1,7-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
b) El Bautismo nos ha hecho "hijos(as) de Dios": la complacencia del Padre está también
sobre nosotros y también nosotros somos ya sus "elegidos(as)". ¿Estamos conscientes del
amor con el que el Padre nos mira y se relaciona con nosotros(as)? ¿Sé responder a ello con la
simplicidad y la docilidad de Jesús? Comentar.
c) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida.
«Padre, gracias por elegirnos para ser sus hijos(as)».
6. Oración final: Oh Padre, tú has obrado signos maravillosos, del cielo has hecho oír tu voz
para que el mundo creyese que tu Verbo estaba en medio de nosotros. Con el Espíritu, que se
posaba sobre Él como paloma, has consagrado a Jesús para que los seres humanos
reconociesen en Él al Mesías, enviado a traer a los pobres la buena noticia. Concédenos darte
gracias y glorificarte por este don sin medida, por haber enviado a tu Hijo, nuestro hermano y
maestro. Haz reposar sobre nosotros tu mirada y concédenos darte gloria en nuestras
actividades diarias. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
2. Jesús no necesita el bautismo de Juan, pero en solidaridad con los(as) pecadores lo recibe
confundiéndose entre ellos. El Bautista sabe que "vendrá detrás de él" y que es infinitamente
superior a él. Sobrecogido por tamaño gesto de humildad, reconoce públicamente que "no es
digno de desatarle las sandalias", pero acepta ser protagonista de un momento decisivo
dispuesto de esa forma en los planes de Dios. Y será Dios mismo quien, mediante signos
extraordinarios, se encargue de hacer La primera manifestación pública de su Enviado: se "abre
el cielo", desciende el Espíritu como una paloma, y el propio Padre proclama a "su Hijo
querido, su predilecto". Marcos recoge todos estos signos para subrayarnos el bautismo de
Jesús como la unción del Espíritu de Dios que lo capacita para su misión. El cielo abierto, la
paloma, la voz de lo alto, nos remarcan el contenido y profundidad del acontecimiento: Jesús
es el Mesías que ahora inicia su predicación.
3. El bautismo de Juan: caracteriza toda su actividad (de modo que llega a ser su nombre: (Mc
1,4) y vuelve a tomar las prácticas existentes, introduciendo algunas novedades. Juan hace su
trabajo en un lugar impreciso a lo largo del Jordán y confiere el bautismo en el agua corriente
del río, no en locales a propósito y en aguas preparadas para el rito. La conversión y la
penitencia pedidas por él (Mc 1,4) miran más al plano moral que al ritual (Lc 3,8) y el rito
indicado de tal cambio existencial (baño y confesión de los pecados) sucedía una sola vez en la
vida. Además, Juan dice claramente que su bautismo es sólo preparación de un suceso
purificatorio más radical y directamente conectado al juicio final de Dios: el "bautismo en el
espíritu" y en "el fuego" (Mc 1,7-8; Mt 11-12). El pueblo de la Judea y de Jerusalén acoge
ampliamente la predicación de Juan, en tal forma que fueron gran número los que se
acercaban a él para obtener el bautismo (Mc 1,5) como incluso narra Flavio Josefo: es la
realización evidente de la palabra profética citada por Mc 1,2-3.
4. Jesús y Juan en el Jordán: Juan sabe muy bien que no es el Mesías y de que es muy inferior a
él en dignidad, aun siendo llamado a prepararle la venida, ya inminente (Mc 1,7-8). Todos los
evangelios refieren este conocimiento. Esto refleja la preocupación (típica de las primeras
comunidades cristianas) de mostrar la superioridad del bautismo cristiano al bautismo de Juan,
al mismo tiempo que la preeminencia de Jesús el Cristo sobre Juan el Bautista (Mt 3,14; Jn
1,26-34). Marcos sintetiza al máximo la predicación de Juan; en particular, omite lo que se
refiere al divino juicio final (Mc 1, 7; Mt 3, 10-12), con el fin de poner en mayor relieve la
predicación de Jesús.
6. "Mi Hijo el predilecto": A la luz de la fe pascual, Marcos no podía ciertamente entender esta
revelación como la adopción del hombre Jesús por parte de Dios. La voz del cielo es una
confirmación de una especial relación entre Jesús y el Padre. El título de Hijo de Dios es
atribuido a Jesús ya en el primer versículo de Marcos y después al término de la pasión, en la
declaración del centurión: "Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios" (Mc 1, 1; 15,39),
pero aparece frecuentemente en varias formas (3,11; 5,7; 9,7; 14,61). Para Marcos, el título de
"Hijo de Dios" es particularmente relevante para la comprensión de la persona de Jesús y para
la plena profesión de la fe, y de tal manera importante, que se convierte después en un
nombre atribuido a Jesús por los cristianos, con el cual ellos tratan de proclamar los elementos
esenciales de la propia fe en El. (Rm 1,4); el Mesías rey, el salvador escatológico, el hombre con
una especial relación con la esfera divina, el resucitado de entre los muertos, la segunda
persona de la Trinidad.
JAN
11
1. Marcos 1,1-8
Guión Nº 1
Marcos 1,1-8
1. Oración Inicial: Señor Jesús, envía tu Espíritu para que Él nos ayude a leer la Biblia. Crea en
nosotros(as) el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Te lo pedimos
a Ti, Jesús, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo
Ven, Ven».
a. Introducción: La primera frase del Evangelio según San Marcos dice así: «Comienzo de la
Buena Noticia de Jesús Mesías Hijo de Dios». Para Marcos, la vida de Jesús es un hecho
importante y él quiere presentar esta Noticia como una buena noticia (evangelio). Toda noticia,
anuncio o relato de una persona, sobre todo cuando es comunicada como Buena Noticia,
suscita mucho interés en el lector. Por eso, el Evangelio según San Marcos ha fascinado a tantos
lectores a lo largo de veinte siglos. El contenido central lo constituye la persona de Jesús,
Mesías e Hijo de Dios. En estos dos títulos queda indicada la misión y la verdadera identidad
de Jesús. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 1,1-8: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de
descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2) ¿Quién es Jesús según el primer versículo del Evangelio de Marcos?
3) ¿Qué dice la cita del profeta Isaías sobre la misión de Juan Bautista?
4) ¿Cuál es el contenido de la predicación de Juan Bautista para preparar la venida del Mesías?
¿Cómo respondió la gente?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Juan Bautista pidió una conversión (cambio) de vida. ¿Cuál es el cambio que Dios está
pidiendo de nosotros(as)? ¿Qué caminos deben ser enderezados hoy en nuestra sociedad?
b) Juan Bautista preparó la venida de Jesús. También a nosotros(as), la Buena Noticia nos
llega a través de las personas y los acontecimientos bien concretos que nos indican el camino
que lleva a Jesús. En mi vida personal, ¿Quién me ha indicado el camino hacia Jesús?
c) Y yo, ¿He ayudado a alguno a descubrir la Buena Noticia de Dios en su vida? Explique.
d) ¿Cuáles son algunos signos de esperanza, por pequeños que sean, que hoy existen en
nuestra historia y que indican un futuro mejor y más justo?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
6. Oración final: Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza
para seguir esta semana lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros(as) como María,
podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Padre Nuestro, que estás
en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. Clave de lectura: En los años 70, época en la que Marcos escribe su evangelio, las
comunidades vivían una situación difícil. Desde fuera eran perseguidas, por el Imperio
Romano. Desde dentro, se vivían entre dudas y tensiones. Algunos grupos afirmaban que Juan
Bautista era igual que Jesús. Otros querían saber cómo debían comenzar el anuncio de la
Buena Noticia de Jesús. En estos pocos versículos, Marcos comienza a responder, narrando
cómo se inició la Buena Noticia de Dios que Jesús nos anuncia y cuál es el puesto que Juan
Bautista ocupa en el proyecto de Dios.
La primera frase de la fuente histórica sobre la vida de Jesús que llamamos Evangelio según San
Marcos dice así: «Comienzo de la Buena Noticia de Jesús Mesías Hijo de Dios». La historia de
Jesús es el comienzo y nosotros somos la continuación. El problema es que esta continuación
de la historia de Jesús es una mezcla de traición a Jesús y también de fidelidad a Jesús; hay
fracasos y éxitos. La historia de la Iglesia a veces reproduce la historia de Jesús y a veces la
traiciona. Por eso es necesario un discernimiento. Es necesario volver a este «comienzo» de la
historia de Jesús, para juzgar desde allí la historia de todos los cristianos(as).
Marcos comienza su evangelio describiendo cómo fue el principio del anuncio de la Buena
Noticia de Dios. El comienzo, la semilla de la Buena Noticia de Dios, está escondido en nuestra
vida, en nuestro pasado, en la historia en que vivimos. El pueblo de la Biblia tenía esta
convicción: Dios está presente en nuestra vida y en nuestra historia.
¿Cuáles son algunos signos de esperanza, por pequeños que sean, que hoy existen en nuestra
historia y que indican un futuro mejor y más justo? Ha aquí algunas posibles sugerencias:
El despertar de la conciencia del sexo en muchas mujeres y hombres, que revelan nuevas
dimensiones de la vida que antes no se percibían.
La nueva sensibilidad ecológica que aumenta por doquier, sobre todo entre los jóvenes y niños.
El conocimiento creciente de la ciudadanía que busca nuevas formas de democracia.
Diálogos y debates sobre problemas sociales que suscitan un deseo de mayor participación,
que transforma hasta las personas que en medio del trabajo o estudio encuentran tiempo para
dedicar gratuitamente su servicio a los otros.
Dicho en una palabra, que algo nuevo está naciendo y que no permite ya dejarnos indiferentes
ante los abusos políticos, sociales, culturales, de clase y sexo. Hay una nueva esperanza, un
sueño nuevo, un deseo de cambio. El anuncio de la Buena Noticia será realmente Buena
Noticia si es portadora de esta novedad que asoma en medio del pueblo. Ayudar a abrir los
ojos para ver esta novedad, comprometerse las comunidades de fe en la búsqueda de esta
utopía, quiere decir reconocer la presencia de Dios que libera y transforma obrando en lo
cotidiano de nuestra vida.
4. El Evangelio de Marcos está orientado hacia la confesión de fe, uno de sus hilos conductores
más importantes es la cuestión: ¿Quién es Jesús? Ya desde de las primeras líneas se empieza a
responder. La entrada de la persona de Jesús en el escenario, el protagonista del Evangelio, se
realiza de manera solemne. Tres voces lo anuncian: