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The Judgment of the European Court of Justice of April, 7th 2016 establishes, on one
hand, that the law applicable to a contract does not change as a consequence of a cross-
border merger by acquisition of a company that is party in the contract. On the other
hand, the decision also establishes that in the case of merger, the law governing each
company that takes part on the merger will rule the safeguards for protection of
company’s creditors. Finally, the Court also interprets art. 15 of the Third Council
Directive 78/855 concerning mergers of public limited liability companies, and
concludes that this article does not grant to the issuer of securities, other than actions,
the right to extinguish on the merger those securities.
KEY-WORDS: Company law. Cross-border merger. International contracts. Rome
Convention on the law applicable to contractual obligations of 1980. Freedom of
establishment.
SUMARIO:
I. INTRODUCCIÓN
II. FUSIÓN DE SOCIEDADES Y RÉGIMEN DE LOS CONTRATOS CONCLUIDOS
POR LAS SOCIEDADES PARTICIPANTES
1. Determinación de la lex contractus
2. Lex contractus y Derecho rector de la fusión
A) Perspectiva conflictual
B) Perspectiva material
III. Derecho originario y fusión de sociedades
*
Este trabajo se realiza en el marco del Proyecto de Investigación “Desarrollo del Derecho de sociedades
en la Unión Europea: libertad de establecimiento, fiscalidad e interacción con los ordenamientos
nacionales”, concedido por la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación del
Ministerio de Economía y Competitividad el 17 de noviembre de 2014. Investigadores principales: Carlos
Górriz López/Rafael Arenas García. Referencia del proyecto: DER2013-46535-P. Inicio del proyecto: 1
de enero de 2014. Finalización del proyecto: 31 de diciembre de 2016.
1
1. Derecho derivado versus Derecho originario
2. Fusión de sociedades y libertad de establecimiento
IV. CONCLUSIONES
I. INTRODUCCIÓN
1
De acuerdo con el art. 4, apartado 1, letra b) de las condiciones de emisión de los bonos no podría
producirse pago de nominal o intereses al suscriptor si los recursos propios del emisor se sitúan por
debajo de los límites marcados por las Directrices del Banco Central de Chipre, vid. núm. 21 de la
Sentencia.
2
Vid. núm. 17 de la Sentencia.
2
meramente sustanciales (¿cómo ha de interpretarse el art. 226.3 de la AktG austriaca?),
pero con carácter previo a esta cuestión material es preciso determinar qué Derecho rige
las relaciones entre la sociedad emisora de los bonos y los titulares de estos, así como la
forma en que la fusión afecta a dichas relaciones. Finalmente, también es posible
plantear que la regulación europea sobre libertad de establecimiento afecte a la solución
final. El Tribunal Supremo austriaco hace explícitas sus dudas sobre estos temas y
formula siete cuestiones prejudiciales al Tribunal de Luxemburgo 3 . No todas, sin
embargo, son resueltas por el Tribunal de Luxemburgo, quien mantiene que dos de las
cuestiones prejudiciales (la segunda y la quinta) al referirse a una disposición, la
Directiva 2011/35, que no había entrado en vigor más que tras los hechos que son
objeto del litigio, no han de ser resueltas por el Tribunal4. Por una razón parecida se
rechaza también la tercera cuestión prejudicial, pues se refiere también a una norma
posterior a los hechos que son enjuiciados, en este caso el Reglamento Roma I5.
Finalmente, el Tribunal de Luxemburgo también descarta que las preguntas sobre la
interpretación de la regulación de las escisiones internacionales de sociedades resulten
relevantes, ya que en el supuesto enjuiciado no se había producido ninguna escisión
societaria6.
3
Vid. núm. 39 de la Sentencia: “En esas circunstancias, el Oberster Gerichtshof (Tribunal Supremo Civil
y Penal) decidió suspender el procedimiento y plantear al Tribunal de Justicia las siguientes cuestiones
prejudiciales:
“1) ¿Debe interpretarse el artículo 1, apartado 2, letra e), del Convenio de Roma en el sentido de que el
ámbito excluido “Derecho de sociedades” comprende:
a) operaciones de reorganización, como fusiones y escisiones, y
b) la cláusula de protección de acreedores del artículo 15 de la Directiva 78/855, con motivo de
operaciones de reorganización?
2) ¿Se llega a la misma conclusión aplicando el artículo 15 de la Directiva 2011/35?
3) En caso de respuesta afirmativa a las cuestiones prejudiciales primera y segunda ¿lleva a la misma
conclusión el ámbito excluido del artículo 1, apartado 2, letra d), del Reglamento Roma I, como
disposición que sucede al artículo 1, apartado 2, letra e) del Convenio de Roma, o aquél debe ser
interpretado de forma diferente? En caso afirmativo, ¿de qué manera?
4) ¿Se desprenden del Derecho primario de la Unión, como la libertad de establecimiento del artículo 49
TFUE, la libre prestación de servicio del artículo 56 TFUE o la libre circulación de capitales y pagos del
artículo 63 TFUE, exigencias en cuanto al tratamiento de las fusiones por las normas sobre conflicto de
leyes, en particular sobre la cuestión de si es aplicable el Derecho nacional del Estado de la sociedad
absorbida o el Derecho nacional de la sociedad absorbente?
5) En caso de respuesta negativa a la cuarta cuestión prejudicial, ¿se desprenden del Derecho derivado de
la Unión, como la Directiva 2005/56, la Directiva 2011/35, o la Sexta Directiva 82/891/CEE del Consejo,
de 17 de diciembre de 1982, basada en la letra g) del apartado 3 del artículo 54 del Tratado y referente a
la escisión de sociedades anónimas (DO L 378, p. 47; EE 17/01, p. 111), principios en cuanto a las
normas de conflicto que se deben aplicar y en particular en cuanto a si la ley aplicable es la ley nacional
del Estado de la sociedad absorbida o la ley nacional de la sociedad absorbente, o pueden determinar
libremente las normas nacionales sobre conflicto de leyes cuál es el Derecho nacional sustantivo
aplicable?
6) ¿Debe interpretarse el artículo 15 de la Directiva 78/855 en el sentido de que, en caso de fusión
transfronteriza, el emisor está facultado frente al poseedor de títulos distintos de las acciones, a los que
correspondan derechos especiales, especialmente bonos subordinados, para cancelar la relación jurídica y
separar a los beneficiarios?
7) ¿Se llega a la misma conclusión aplicando el artículo 15 de la Directiva 2011/35?”
4
Vid. núm. 42 de la Sentencia.
5
Vid. núm. 43 de la Sentencia.
6
Vid. núm. 44 de la Sentencia.
3
que se refiere a su cumplimiento como a su extinción; y por otra parte a la
interpretación de un concreto precepto de la Directiva sobre fusiones, aquel que es
antecedente del ya mencionado art. 226.3 AktG, la norma que alegan tanto el
demandante como el demandado para fundamentar una parte sustancial de sus
pretensiones7. Conviene adelantar, sin embargo, que el Tribunal no da una respuesta
explícita (ni implícita) a la cuarta cuestión prejudicial, cuestión que, tal como veremos,
resulta especialmente interesante, pues su contestación permitiría avanzar en una
cuestión que se ha planteado como nuclear en el Derecho europeo de sociedades: la
forma en que de la libertad de establecimiento recogida en el TFUE pueden derivarse
reglas concretas en materia de DIPr de sociedades8.
Así pues, finalmente la Sentencia del Tribunal de Luxemburgo nos aporta indicaciones
sobre la forma en que se articulan las leyes rectoras de las sociedades que participan en
la fusión y la ley rectora de los contratos contraídos por la sociedad absorbida. La
decisión, además, interpreta el art. 15 de la Directiva sobre fusiones, lo que resulta
relevante para la aplicación de la normativa material relativa a la protección de los
acreedores de las sociedades que intervienen en la fusión.
7
Vid. núm. 47 de la Sentencia: “Por consiguiente, hay que considerar que el objeto de las cuestiones
prejudiciales primera, cuarta y quinta, en cuanto son admisibles, es, en esencia, determinar la ley
aplicable, en atención al Derecho de la Unión, tras una fusión por absorción transfronteriza, por una parte,
a la interpretación, al cumplimiento de las obligaciones y a los modos de extinción de un contrato de
empréstito celebrado por la sociedad absorbida y, por otra parte, a la pretensión de un acreedor, en los
términos en que la Sparkassen Versicherung la formuló con carácter subsidiario, de invocar la protección
de los acreedores establecida en el artículo 15 de la Directiva 78/85”.
8
Vid. R. Arenas García, “Lex societatis y derecho de establecimiento”, en R. Arenas García/C. Górriz
López/J. Miquel Rodríguez (coord..), Autonomía de la voluntad y exigencias imperativas en el derecho
internacional de sociedades y otras personas jurídicas, Barcelona, Atelier, 2014, pp. 127-169.
9
Para un tratamiento de esta problemática vid. F.J. Garcimartín Alférez, “Universal versus individual
transfer of assets and liabilities. A Conflict-of-Laws Perspective”, en J. Schmidt/C. Esplugues/R. Arenas
(eds.), EU Law after the Financial Crisis, Cambridge/Amberes/Portland, Intersentia, 2016, pp. 211-225.
4
tema que debía ser abordado toda vez que, como hemos visto, se había planteado que la
fusión podría haber supuesto la cancelación del bono emitido. El argumento para ello
sería que considerado como fondos propios y títulos participativos de la entidad
chipriota su valor habría quedado reducido a cero como consecuencia de la pérdida de
recursos del banco emisor10. Esta es una cuestión que se debatió en las diferentes
instancias previas al planteamiento de la cuestión prejudicial, sin que se aprecie que se
hubieran planteado realmente dudas sobre el Derecho aplicable a tal cuestión.
Pese a lo anterior, la Sentencia del Tribunal de Justicia sí que se pronuncia sobre este
extremo al hilo de la respuesta a las cuestiones prejudiciales planteadas. En concreto
afirma que la ley aplicable a los empréstitos tras la fusión sigue siendo la misma que se
aplicaba con anterioridad a la fusión11. Para llegar a esta conclusión determina, en
primer lugar, que es el Convenio de Roma de 1980 sobre ley aplicable a las
obligaciones contractuales quien rige el empréstito y, a continuación, y tras el examen
de la normativa europea en materia de fusiones, concluye que la fusión ha de implicar la
transferencia a la sociedad absorbente de las relaciones jurídicas de las que era titular la
sociedad absorbida, pero sin que dicha transferencia suponga una modificación en su
naturaleza más allá de dicho cambio de titularidad.
10
Vid. núm. 28 de la Sentencia.
11
Vid. núm. 58 de la Sentencia.
12
Reglamento (CE) nº 593/2008 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de junio de 2008 sobre ley
aplicable a las obligaciones contractuales (Roma I), DO, núm. L 177, de 4 de julio de 2008.
5
fusión pudiera afectar a la naturaleza de la relación establecida entre el emisor de los
bonos y su adquirente. Probablemente el análisis de esta posibilidad resultaba inútil una
vez que se había constatado en las diferentes instancias en que se había desarrollado el
proceso que los títulos emitidos no eran asimilables a fondos propios de la sociedad13,
sino que lo que se había establecido entre el banco chipriota y la entidad bancaria
austriaca era una mera operación de préstamo en unas condiciones que implicaban un
alto interés potencial para el inversor pero, a la vez, un alto riesgo, ya que se establecía
que la devolución del nominal y el pago de los intereses no sería posible en caso de que
los recursos del banco deudor se situasen por debajo de lo establecido en las directrices
del Banco Central de Chipre14.
Precisamente esta última condición es la que dio lugar al debate que acaba de ser
indicado: mientras la empresa absorbente mantenía que la pérdida de recursos del banco
chipriota implicaba la desaparición del bono emitido, los tribunales que conocieron del
caso interpretaron que la pérdida de recursos del banco emisor no suponía la
desaparición definitiva de la obligación de pago, sino tan solo la inexigibilidad de la
misma en tanto dichas condiciones se mantuvieran15. De esta forma, la obligación de
satisfacer los bonos emitidos en las condiciones pactadas debería mantenerse tras la
absorción de la sociedad sin que la absorción supusiera alteración alguna en la
naturaleza de la obligación.
7. Así pues, el contrato de empréstito que vincula originalmente al banco chipriota con
la entidad austriaca que había adquirido los bonos emitidos seguiría rigiéndose tras la
fusión por el mismo Derecho que lo regía antes de esta. Queda por determinar, sin
embargo, en qué forma la fusión puede afectar a este contrato. Para ello tenemos que
distinguir entre las modificaciones del contrato que puedan resultar de la normativa
sobre fusión y el régimen de las garantías previstos para los acreedores.
Esta distinción no responde a ninguna diferencia esencial entre ambos ámbitos, pero es
querida por el Tribunal de Luxemburgo, quien en su decisión hace expresa esta
diferenciación, pese a que no se desprende de forma directa de las cuestiones
prejudiciales planteadas. De hecho el Tribunal la introduce haciendo referencia a las
alegaciones realizadas de forma subsidiaria por la demandada, y no sobre la base de una
específica cuestión prejudicial16.
A) Perspectiva conflictual
13
Vid. el núm. 34 de la Sentencia.
14
Vid. supra n. núm. 1.
15
Vid. supra el núm. 34 de la Sentencia: “esas condiciones [las de emisión de los bonos] no establecen
que los empréstitos controvertidos no se adeuden con carácter definitivo si los capitales propios se
reducen por debajo del umbral mínimo prudencial, sino sencillamente que no son exigibles mientras no se
cumplan esos requisitos mínimos”. Tal como veremos este acercamiento deja abierta la duda de si tras la
absorción del banco chipriota por la entidad financiera austriaca implica que los recursos que han de ser
considerados ya no son los de la sociedad absorbida, sino los de la sociedad absorbente.
16
Vid. núm. 60 de la Sentencia: “Por lo que respecta a la protección de los acreedores en una fusión
transfronteriza que invoca la Sparkasse Versicherung en su pretensión subsidiaria…”
6
principio, no debería plantear problemas que el Derecho aplicable a la fusión; sea éste el
que fuera, cuestión sobre la que volveremos enseguida, puede incidir en las relaciones
que se integran en el patrimonio de las sociedades que se fusionan17. Se trata de una
solución razonable que, sin embargo, no encuentra reflejo positivo en el Derecho
europeo, ya que, como hemos visto ni el Convenio de Roma de 1980 ni el Reglamento
Roma I se ocupan de esa cuestión al excluir las cuestiones de Derecho de sociedades, y
no existe una regulación europea sobre Derecho aplicable a las sociedades por lo que se
carece de una previsión sobre la ley que ha de regir las transformaciones societarias
internacionales, incluidas las fusiones, y la forma en que dicho Derecho rector se
articula con el rector de las singulares relaciones que integran los patrimonios de las
sociedades que participan en la operación.
Esta carencia hace más relevante aún la doctrina contenida en la Sentencia que
comentamos, ya que en ella se incluyen pronunciamientos sobre esta articulación, tal
como veremos inmediatamente.
10. De acuerdo con la Sentencia que comentamos, el Derecho que habrá de aplicarse en
materia de protección de acreedores será el de cada una de las sociedades que participan
en la fusión, de tal forma que los acreedores de cada una de ellas se verán protegidos
por las previsiones del Derecho de la sociedad deudora. Esta solución es extraída por el
Tribunal de Luxemburgo del Considerando 3 y del artículo 4 de la Directiva 2005/56
sobre fusiones transfronterizas de sociedades de capital 18 . De acuerdo con el
mencionado Considerando “resulta oportuno establecer que (…) cada sociedad que
participe en la fusión transfronteriza, así como cada tercero interesado, sigan estando
sometidos a las disposiciones y los trámites de la legislación nacional que serían
17
Vid. F.J. Garcimartín Alférez, loc. cit., p. 219.
18
Vid. núm. 60 de la Sentencia. Directiva 2005/56/CE de Parlamento Europeo y del Consejo de 26 de
octubre de 2005 relativa a las fusiones transfronterizas de las sociedades de capital (DO, núm. L 310, de
25 de noviembre de 2005).
7
aplicables en caso de una fusión nacional”. El art. 4, por su parte, prevé que cada
sociedad que participe en la fusión transfronteriza debe cumplir con las disposiciones y
trámites de la legislación nacional a la que esté sujeta. Entre esas disposiciones se
incluyen (art. 4.2 de la Directiva) las relativas a la protección de los acreedores de la
sociedades que se fusionen, de los obligacionistas y de los tenedores de títulos o
acciones.
No parece dudoso, a la luz de estas previsiones, que será el Derecho rector de la
sociedad que se fusiona el que determine en qué forma han de protegerse los acreedores
de la misma. Esto es, en el caso que nos ocupa sería el Derecho de Chipre el que debería
aplicarse para determinar la forma en que deberían protegerse los acreedores de la
sociedad chipriota en relación a la fusión.
Llama la atención, sin embargo, que en ningún momento se haya planteado la
utilización de este Derecho en relación a la hipotética protección de los adquirentes de
los bonos emitidos por la sociedad chipriota y que, finalmente, se interprete no el
Derecho chipriota en la materia, sino el austriaco, el propio de la sociedad absorbente y
que, de acuerdo con lo que se acaba de ver, no tendría vocación de aplicación en el
supuesto. El que el Tribunal de Luxemburgo no se ocupe de este extremo es lógico de
acuerdo con la función que desempeña la cuestión prejudicial en el procedimiento
europeo: el órgano jurisdiccional nacional remitente pretende obtener la interpretación
del Tribunal de Justicia en relación a determinadas disposiciones de Derecho europeo
relevantes para el caso. El Tribunal ofrece esta interpretación, pero siempre ha de ser el
órgano jurisdiccional nacional quien inserte la mencionada interpretación en el supuesto
del que esté conociendo19. De esta forma, será el tribunal austriaco el que deberá
determinar si corresponde finalmente aplicar ese Derecho austriaco, pese a que, como
hemos visto, el que resulta aplicable según lo previsto en la Directiva en materia de
fusiones internacionales –en la interpretación que le da el Tribunal de Luxemburgo- es
el Derecho de la sociedad deudora, respecto a las garantías que han de prestarse a favor
de los acreedores de la sociedad. Pueden ser varias las razones que conduzcan a esta
aplicación del Derecho austriaco; así, por ejemplo, no haber completado de manera
adecuada la prueba del Derecho extranjero, cuestión que no está regulada por el
Derecho europeo y que permite una entrada muy amplia al Derecho procesal nacional
de los Estados miembros, variando por esta vía el Derecho que resultaría aplicable a
partir únicamente de la consideración de la regulación conflictual relevante para el caso.
B) Perspectiva material
11. En el caso que nos ocupa el Derecho austriaco había sido alegado por la parte
acreedora de forma subsidiaria a la petición principal, que era la de satisfacer los
intereses no pagados durante los últimos años como consecuencia de que la sociedad
absorbida no disponía de fondos suficientes de acuerdo con las condiciones de emisión
de los bonos. Probablemente el argumento sería que la sociedad absorbida sí disponía
de esos fondos durante el período en cuestión, por lo que, de proyectarse las
condiciones previstas en la emisión de los bonos sobre la sociedad absorbente y no
sobre la absorbida sí sería obligado el pago. A partir de aquí, y subsidiariamente, se
plantea la aplicación de la normativa austriaca para pedir el establecimiento de garantías
suficientes para el crédito del que dispone. (art. 226.3 de la AktG austriaca). Este mismo
artículo, sin embargo, fue argüido por la parte demandada para justificar la anulación de
los títulos emitidos, tal como ya se ha adelantado.
19
Vid. art. 267 TFUE.
8
El debate sobre la interpretación de este artículo ya no incide en la determinación del
Derecho aplicable a la protección de los acreedores de las sociedades implicadas en una
fusión; pero, evidentemente, es de gran interés para la resolución del caso. Dado que el
precepto es el resultado de la transposición del art. 15 de la Directiva 78/855 en materia
de fusión de sociedades, el órgano jurisdiccional austriaco que plantea la cuestión
prejudicial, tiene la oportunidad de interrogar al Tribunal de Luxemburgo sobre la
interpretación de dicho precepto de la Directiva con el fin de orientar la aplicación del
Derecho nacional que es resultado de la transposición de la misma.
12. Las dudas que se plantean en torno a la aplicación del art. 226.3 de la AktG son dos:
una tiene que ver con la interpretación del precepto a la luz de la Directiva de la que trae
su origen, la otra con la naturaleza de los títulos emitidos en su día por el banco
chipriota absorbido por KA Finanz. El Tribunal de Luxemburgo entra en ambas
cuestiones, aunque, respecto a la segunda su orientación tan solo es inicial debiendo ser
el tribunal remitente el que concrete la proyección sobre el supuesto concreto de las
indicaciones que da el Tribunal de Luxemburgo.
Como se acaba de explicar, la determinación de la naturaleza de los bonos emitidos es
fundamental para la aplicación del art. 226.3 de la AktG austriaca. En caso de que los
bonos pudieran ser considerados equivalentes a acciones u otros títulos propios no se les
aplicarían las previsiones sobre garantía de los acreedores previstas en el art. 15 de la
Directiva 78/855, transpuesta en el derecho austriaco por el art. 226.3 de l AktG. La
consideración del tribunal sobre este extremo es la de que no parece que tales bonos
puedan ser considerados como equivalentes a acciones, al menos de los elementos
presentes en el procedimiento, pero en cualquier caso deja al órgano jurisdiccional
nacional la decisión última sobre este extremo.
En la lógica del procedimiento que se desarrolla en Austria aún podría resultar relevante
en otro sentido la consideración de los bonos emitidos como títulos propios. Si fueran
considerados como tal, y dado que la valoración de los fondos propios de la sociedad
chipriota era negativa en el momento de la fusión, resultaría que tales bonos habrían
podido ser cancelados en el marco de la fusión sin tener que aportar ninguna
contraprestación a su titular. Esta vía parece cerrada al no considerar tales títulos como
fondos propios, apreciación en la que coincide tanto el Tribunal de Luxemburgo como
los órganos jurisdiccionales austriacos que se habían pronunciado en las diferentes
instancias20.
20
Vid. núms. 30 y 32 de la Sentencia.
9
emisor de los bonos21; ahora bien, tal como establece el Tribunal de Luxemburgo, de la
Directiva se desprende que esta posibilidad de cancelación no se atribuye al emisor,
sino al acreedor. El tenor del art. 15 de la Directiva es en este sentido más claro que la
transposición en el Derecho austriaco22; por lo que el Tribunal no tiene que realizar un
gran esfuerzo argumentativo para llegar a la conclusión de que la pretensión de la
demandada de haber cancelado el título no tiene apoyo en el Derecho europeo23.
14. En el caso concreto, por tanto, no parece que exista contradicción entre las
previsiones del Derecho rector del contrato del que es parte la sociedad absorbida y la
normativa aplicable a la protección de los acreedores de ésta durante el proceso de
fusión, por lo que será precisa una nueva decisión para consolidar lo que parece el
criterio implícito en esta decisión, el de que los contratos de los que es parte la sociedad
absorbida se siguen rigiendo por el Derecho aplicable con anterioridad a la fusión, pero
que la normativa protectora de los acreedores del Derecho aplicable a las sociedades
que intervienen en la fusión será de aplicación a los que lo sean de cada una de las
sociedades que intervienen en la operación.
15. De acuerdo con lo que hemos visto hasta ahora, el Tribunal de Luxemburgo,
atendiendo a las previsiones del Convenio de Roma de 1980 sobre ley aplicable a las
obligaciones contractuales y a las de la Directiva en materia de fusiones
transfronterizas, responde a la cuestión sobre la determinación del Derecho rector a las
obligaciones contraídas por una sociedad con anterioridad a su fusión y cómo el
Derecho rector de la fusión afecta a dichas relaciones. Ahora bien, obvia en su
razonamiento una dimensión que expresamente había sido solicitada por el órgano
jurisdiccional remitente: la incidencia en la determinación del Derecho aplicable a la
fusión de la regulación en materia de libertad de establecimiento, libre prestación de
servicios y libre circulación de capitales y pagos24.
21
El tenor del precepto es el siguiente: “Tendrán derechos equivalentes lo titulares de bonos y de títulos
participativos o se les abonará una compensación adecuada por la modificación del derecho o por el
derecho en si mismo”. Estos derechos equivalentes lo son a los previstos en el apartado 1 del precepto, y
que se refieren a los de los acreedores que muestren que la fusión constituye un riesgo para el pago de su
crédito. Podría interpretarse, a la luz del tenor literal del precepto, que es la sociedad deudora la que tiene
la posibilidad de optar bien por establecer garantías para los acreedores bien por modificar el derecho
estableciendo una compensación adecuada, compensación que, de acuerdo con lo que sostiene la
demandada (la sociedad absorbente) debería ser cero dado el nulo valor de los bonos en el momento de la
fusión).
22
“Los poseedores de títulos, distintos de las acciones, a los que correspondan derechos especiales,
deberán gozar en el son de la sociedad abosrbente, de derechos al menos equivalentes a los que
disfrutaban en la sociedad absorbida, salvo si la modificación de estos derechos hubiera sido aprobada por
una junta de poseedores de estos títulos, cuando la ley nacional prevea tal junta, o por los poseedores de
estos títulos individualmente, o también si estos poseedores tienen derecho a obtener la recompra de sus
títulos por la sociedad absorbente.”
23
Vid. núms 69 a 71 de la Sentencia. El Tribunal deduce que el objeto del art. 15 de la Directiva es la
protección de los intereses de los títulos, distintos de las acciones, a quienes correspondan derechos
especiales y que, por tanto “el artículo 15 de la Directiva 78/855 debe interpretarse en el sentido de que
esa disposición confiere derechos a los poseedores de títulos, distintos de las acciones, a los que
correspondan derechos especiales, pero no a al emisora de tales títulos” (núm. 71).
24
Cuestión prejudicial núm. 4, vid. núm. 39 de la Sentencia.
10
La pregunta del tribunal austriaco es pertinente. Tal como ya es sabido –y aquí se ha
adelantado- el Tribunal de Luxemburgo ha construido a través de su jurisprudencia un
conjunto de reglas en materia de DIPr de sociedades en Europa con un cierto grado de
detalle. En materia de fusiones, por ejemplo, y en relación a la situación anterior a la
Directiva 2005/56, se había mantenido que existían ciertas obligaciones derivadas de la
libertad de establecimiento recogida en el Derecho europeo originario25. Resulta, por
tanto, interesante verificar si de ese Derecho originario se desprende alguna limitación
tanto para los legisladores y autoridades nacionales como, en su caso, incluso para el
Derecho derivado de la UE.
En esta decisión, sin embargo, y tal como se acaba de adelantar, no se realiza ninguna
precisión sobre el alcance de esta incidencia –si existe- sobre el régimen de las fusiones
transfronterizas. Ahora bien, esta ausencia también puede resultar significativa, aunque,
evidentemente, lo que se diga a continuación tendrá un carácter especulativo y, por
tanto, deberemos seguir atentamente la evolución de la jurisprudencia del Tribunal de
Luxemburgo para verificar si se concreta o, por el contrario, se desmiente.
16. En primer lugar, y dado que el Tribunal descansa en el Derecho derivado para dar
una respuesta sin ni siquiera intentar extraer alguna conclusión del Derecho originario,
podríamos pensar que en el supuesto en el que exista Derecho derivado, éste será el que
determinará el régimen de las operaciones societarias transnacionales. Esta podría ser
una conclusión relevante, porque en la situación actual, existiendo ya un corpus
jurisprudencial amplio del Tribunal de Luxemburgo en distintas materia societarias,
corpus que es extraído directamente del Derecho originario europeo, fundamentalmente
de la libertad de establecimiento, podría resultar que la actuación futura del legislador
europeo en esta materia, caso de producirse, tuviera que verse forzosamente limitada a
la reiteración de lo que el Tribunal de Justicia ha establecido en lo que se refiere a
régimen de las sucursales en el extranjero de sociedades constituidas en un Estado
europeo, transferencia del domicilio social o de la sede real de la sociedad o
responsabilidad de administradores. Esta extrema limitación del legislador podría no ser
tal si el Tribunal opta por aplicar inicialmente el Derecho derivado y no recurrir al
Derecho originario más que cuando no existe Derecho derivado aplicable.
Evidentemente, tal como hemos dicho, esta aproximación no deja de ser una pura
especulación que, además, ha de enfrentarse a la dificultad dogmática que se deriva de
la superioridad jerárquica del Derecho originario sobre el derivado, pero que podría
ofrecer una solución práctica a la situación de incerteza actual sobre el régimen
internacional de las sociedades en Europa, incerteza que resulta de la ausencia de
Derecho derivado en la materia y de la necesidad de aplicar principios establecidos por
la jurisprudencia a partir de la resolución de casos concretos y, con frecuencia, de difícil
generalización.
11
constitución, la normativa sobre la Sociedad Anónima Europea (SE) exige que coincida
el domicilio estatutario de la sociedad con su sede real26. Pese a que el Tribunal de
Justicia ha establecido que de la libertad de establecimiento recogida en el TFUE se
deriva que es posible constituir una sociedad en un Estado en el que dicha sociedad no
va a realizar ninguna actividad económica, el Derecho derivado no permite que las SE
fijen su domicilio en un Estado diferente de aquel en el que se encontrará la
administración central de la sociedad. De esta forma, la elección del Derecho de
sociedades más acorde con los intereses de los fundadores, que es defendida como una
opción legítima por el Tribunal de Luxemburgo en su jurisprudencia respecto a las
sociedades nacionales27, no opera respecto a las SE. Debe recordarse que la regulación
de las SE, pese a que su estatuto básico es común para todas ellas y está contenido en el
Reglamento 2157/2001, varía en función del Estado del domicilio social28.
Parece, por tanto, que la existencia de Derecho derivado en un ámbito determinado
condiciona en cierta forma la eficacia directa del Derecho originario en materia de
libertades fundamentales29; lo que podría ser relevante en relación a la posibilidad de
que el legislador europeo actúe en materia de DIPr de sociedades. En caso de hacerlo la
determinación del Derecho rector de la sociedad y de las distintas operaciones de
transformación internacional sería un contenido necesario de dicha regulación. En esta
tarea la consideración de los problemas e intereses analizados en la Sentencia que
comentamos resultarían especialmente relevantes.
18. Teniendo lo anterior en cuenta, todavía sería posible especular sobre en qué forma
este Derecho originario podría incidir en la protección de los acreedores y, en general,
26
Art. 7 del Reglamento (CE) nº 2157/2001 del Consejo, de 8 de octubre de 2001, por el que se aprueba
el Estatuto de la Sociedad Anónima Europea (SE), DO, núm. L 294, de 10 de noviembre de 2001: “El
domicilio social de la SE deberá estar situado dentro de la Comunidad, en el mismo Estado miembro que
su administración central. Además, los Estados miembros podrán imponer a las SE registradas en su
territorio la obligación de situar la administración central y el domicilio social en el mismo lugar”.
27
Vid. núm. 27 de la Sentencia del TJ de 9 de marzo de 1999, Centros, As. C-212/97: “En estas
circunstancias, el hecho de que un nacional de un Estado miembro, que quiere crear una sociedad elija
constituirla en otro Estado miembro cuyas normas de Derecho de sociedades le parezcan menos rigurosas
y abra sucursales en otros Estados miembros no puede constituir por sí solo un uso abusivo del Derecho
de establecimiento.”
28
Vid. art. 9 del Reglamento 2157/2000. Tras establecer que la SE se regirá por lo establecido en dicho
Reglamento, por las disposiciones de sus estatutos en lo que así se prevea en el Reglamento y por las
disposiciones legales que adopten los Estados en aplicación de medidas comunitarias, se añade que serán
también fuentes de regulación para las SE “las disposiciones legales de los Estados miembros que fuesen
de aplicación a una sociedad anónima constituida con arreglo a las legislación del Estado miembro en el
que la SE tenga su domicilio social”. Vid. sobre esto en la doctrina española G. Palao Moreno, El traslado
del domicilio social de la Sociedad Anónima Europea, Cizur Menor (Navarra), 2006, pp. 85-86; C.
Górriz López, “La Sociedad Anónima Europea domiciliada en España: luces y sombras de la Ley
19/2005, de 14 de noviembre”, en R. Arenas García/C. Górriz López/J. Miquel Rodríguez (coords.), La
internacionalización del Derecho de sociedades, Barcelona, Atelier, 2010, pp. 79-101, p. 81.
29
Vid. R. Arenas García, loc. cit., pp. 161-162 y referencia en n. núm. 79. En cierta forma, la decisión del
Tribunal de Luxemburgo en el caso Kornhaas [STJ (Sala Sexta) de 10 de diciembre de 2015, Simona
Kornhaas y Thomas Dithmar, As. C-594/14] responde a la misma lógica. En este caso se justifica la
aplicación del Derecho alemán en relación a una sociedad constituida en el Reino Unido con el
argumento de que tal normativa alemana debía ser calificada como concursal y de aplicación derivada de
lo previsto en el art. 4 del Reglamento 1346/2000 en materia de insolvencia. Si bien es verdad que en el
caso Kornhaas el Tribunal sí que verifica la posible contradicción entre la aplicación de la normativa y la
libertad de establecimiento, llegando a la conclusión de que en el caso concreto tal contradicción no
existía.
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en el régimen de las operaciones de fusión internacional, yendo más allá de lo que en su
día se estableció en la Sentencia SEVIC: no es posible limitar las operaciones de fusión
a los supuestos meramente internos30.
La posibilidad de las fusiones internacionales es, por tanto, una imposición que se
deriva de la libertad de establecimiento, al menos cuando se admiten las fusiones
internas de sociedades. En la actualidad, y tras la aprobación de la Directiva en materia
de fusiones, este principio está recogido también en el Derecho derivado y no plantea
dudas. Una vez asumido lo anterior queda por determinar si el Derecho originario
impone también alguna exigencia en cuanto a la determinación del Derecho rector de la
operación.
En caso de que esta imposición existiera sería consecuencia del principio que ha ido
estableciendo la jurisprudencia del Tribunal de Luxemburgo en el sentido de que el
Derecho rector de la sociedad ha de ser el del Estado de su constitución31. De esta
forma, cada una de las sociedades que intervienen en la operación de fusión estaría
regida, en principio, por el Derecho de acuerdo con el cual la sociedad se haya
constituido. La proyección de un Derecho diferente sobre el régimen de la sociedad
podría, en principio, suponer una restricción a la libertad de establecimiento, tal como
señaló el Tribunal de Luxemburgo en la Sentencia Inspire Art32. Esta aproximación
conduciría a la imperativa aplicación del Derecho de la sociedad deudora en lo que se
refiere a la protección de los acreedores de la misma en un supuesto de fusión
internacional.
30
Vid. supra n. núm. 25. Vid. J. Hoffmann, “Grenzüberschreitende Verschmelzung”, en S. Leible/J.
Reichert (eds.), Internationales Gesellschaftsrecht. Grenzüberschreitende Unwaldlungen, vol. 6 de
Münchener Handbuch des Gesellschaftsrechts, Múnich, C.H. Beck, 2013, pp. 1178-1230, pp. 1186-1187.
31
Vid. R. Arenas García, loc. cit.., p. 151.
32
STJ de 30 de septiembre de 2003, Kamer van Koophandel en Fabrieken voor Amsterdam y Inspire Art,
As. C-167/01. Vid. los números 100 y 101 de la Sentencia en relación a la aplicación de un Derecho
diferente al de constitución de la sociedad en lo que se refiere a la responsabilidad de los administradores.
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supondría, en principio, una restricción a las operaciones de fusión. Sí lo sería, sin
embargo, en el caso de que su contenido fuera más restrictivo que lo previsto en la lex
societatis de la sociedad deudora.
La incerteza sobre el resultado de la aplicación de un Derecho diferente del que
resultaría aplicable en una fusión interna podría ser considerado ya como una restricción
de acuerdo con lo establecido por el Tribunal de Luxemburgo en el ya mencionado caso
Inspire Art. En esta decisión se indicó que la aplicación al régimen de responsabilidad
de los administradores de un Derecho diferente al del Estado de constitución. En
cualquier caso, si la aplicación de un Derecho diferente al de la sociedad deudora en
materia de responsabilidad de los administradores supusiera algún tipo de carga que
dificultara la fusión probablemente sería considerado un obstáculo a la libertad de
establecimiento que tan solo podría tener aplicación si se justifica suficientemente su
carácter no discriminatorio, que responde a un fin de interés general, que es
proporcional a dicho fin de interés general y que no existen medidas alternativas que
permitan conseguir ese fin de interés general con una lesión menor de la libertad de
establecimiento33. Resultará difícil, sin embargo, articular argumentos que permitan dar
satisfacción a este difícil test, por lo que es probable que en caso de que se estableciera
en relación al régimen de garantías para los acreedores una solución diferente a la
aplicación del Derecho de la sociedad deudora, dicha solución podría ser cuestionada
sobre la base del respeto a la libertad de establecimiento.
33
De acuerdo con el test que ha utilizado profusamente el Tribunal de Luxemburgo en diferentes
decisiones, también en materia de Derecho de sociedades, vid., por ejemplo, la ST (Gran Sala) de 29 de
noviembre de 2011, As. C-371/10, National Grid Indus BV e Inspecteur van de Belastingdienst
Rijnmond/kantoor Rotterdam, As. C-371/10, núms, 43 y ss. de esta Sentencia.
34
Vid. F.J. Garcimartín Alférez, loc. cit., pp. 219-220.
14
21. Finalmente, ha de mencionarse también que se ha discutido si la libertad de
establecimiento es compatible con la existencia de una regulación específica en materia
de protección de acreedores en caso de fusiones específicamente internacionales. Esto
es, si es posible establecer una protección diferente para los supuestos de fusión
internacional respecto a los de fusión interna. En algunos Estados sí se ha establecido
esta protección diferenciada lo que ha sido cuestionado doctrinalmente con el
argumento de que esta diferencia en la regulación podría suponer una discriminación
que vulneraría la libertad de establecimiento35.
El caso que nos ocupa se pronuncia sobre este extremo. En tan solo una frase; pero de
forma lo suficientemente clara como para que pueda entenderse por resuelto el debate.
En efecto. En el núm. 62 de la Sentencia se establece que “una sociedad que participe
en una fusión transfronteriza sigue estando sometida, en cuanto a la protección de sus
acreedores, a las disposiciones y a los trámites de la legislación nacional que sería
aplicable en una fusión nacional”36. De esta forma, se niega que sea posible una
regulación diferenciada para las fusiones internacionales, aunque la base para tal
afirmación no es el Derecho originario, sino el propio tenor de la Directiva.
IV. CONCLUSIONES
35
Vid. J. Hoffmann, loc. cit., p. 1218.
36
Vid. J. Schmidt, Cross-border mergers and divisions, transfers of seat: Is there a need to legislate?,
European Parlament. Directorate General for Internal Policies. Policy Department C: Citizens’ rights and
constitutional affairs, 2016, p. 18 (http://www.europarl.europa.eu/supporting-analyses).
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de los acreedores sociales es también la fórmula que de mejor manera da respuesta a las
exigencias de la libertad de establecimiento.
Finalmente, la decisión también resuelve la duda existente sobre la posibilidad de que
los legisladores nacionales estableciesen reglas específicas para la protección de los
acreedores en las fusiones internacionales. De acuerdo con esta decisión las reglas de
protección de los acreedores han de ser las mismas en las fusiones internacionales que
en las fusiones internas.
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