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INTRODUCCIÓN
A
ARISTÓTELES
BARCELONA
E D IT O R IA L H E R D E R
1985
C apítulo V
LA FILOSOFÍA MORAL
(Análisis de la Ética a Nicómaco)
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V. La filosofía moral
2. E l bien su pr em o d e l h o m bre : la fe l ic id a d
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V. La filosofía moral
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4. L as virtudes éticas
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V. La filosofía moral
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Las virtudes éticas
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V. La filosofía moral
5. L a s v irtu d es « d ia n o ética s »
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La felicidad perfecta
6. L a f e l ic id a d perfecta
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V. La filosofía moral
dignidad y por no considerar ningún otro fin fuera de sí misma y por tener un placer
propio perfecto (que aumenta la actividad) y por ser autosuñcicnte, fácil e ininte
rrumpida, ya que es posible al hombre y parece que en tal actividad se encuentran
todas las cualidades que se atribuyen al hombre feliz; por tanto, ésta será la felicidad
perfecta del hombre, si dura toda la vida. Ahora bien, por lo que respecta a la
felicidad, no puede haber nada incompleto. Pero una vida así será, sin duda, superior
a la naturaleza del hombre; en realidad, no le corresponde vivir de esta manera en
cuanto hombre, pero si en cuanto hay en ¿I algo divino; y en la medida en que esto
supera la estructura compuesta del hombre, en esa misma medida su actividad se
eleva por encima de la que es conforme a las otras virtudes. Si, pues, en relación con
la naturaleza del hombre el intelecto es algo divino, también la vida conforme a él
será divina en comparación con la vida humana. No es necesario, sin embargo, hacer
caso a quienes aconsejan que, como somos hombres, hemos de preocupamos de
cosas humanas y, por ser mortales, nos hemos de interesar por las cosas mortales,
sino que es preciso hacerse inmortales en la medida de lo posible y empeñarse en vivir
según la parte más elevada de cuantas hay en nosotros; pues, aun cuando ésta es
pequeña si se tiene en cuenta la extensión, sobresale con mucho por encima de todas
las demás por su potencia y valor2".
(...) por tanto la actividad del dios, que sobresale por su felicidad, será contem
plativa. Así, pues, entre las actividades humanas, la que más semejanza guarda con
ésta será la que es más capaz de hacernos felices. Prueba de ello es asimismo el hecho
de que los demás seres vivientes no participan de la felicidad, porque están totalmen
te privados de esta actividad. En cambio, para los dioses toda la vida es feliz, y para
los hombres loes en cuanto hay en ellos una actividad parecida a aquélla; pero ninguno
de las demás seres vivientes es feliz, porque no participa en modo alguno de la especu
lación. La especulación y la felicidad abarcan la misma extensión, y en aquellos en
los que se encuentra mayor especulación hay también mayor felicidad; y esto no se
debe al azar, sino al poder de la especulación; pues ésta tiene valor por sí misma. Así
la felicidad es una especie de especulación11.
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7. P sicología del acto moral
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V. La filosofía moral
23. Eih. Nic. r 2 , 1111b 5» (nos apartamos de Plebe, Etico Nichomaquea, Lnlerza. Barí 1957, en la interpreta*
cidn del término JigoaípEOig que, en nuestra opinión, no es oportuno traducir como propósito, sino que es
mejor interpretarlo como etceción, vocablo mucho más claro y más en consonancia con el original griego).
24. Eth. Nic. F 3. 1113a 2*7 (nos hemos apartado en parte de la traducción de Plebe).
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Psicología del acto moral
Pero, si las cosas son así, nos movemos en un círculo; para llegar
a ser bueno debo querer los fines buenos, pero sólo puedo recono-
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V. La filosofía moral
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