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Sepúlveda

EL NUEVO PARADIGMA DE LA SUSTENTABILIDAD COMO UNA


HERRAMIENTA ENFOCADA HACIA LA VISIÓN DE LA CULTURA AMBIENTAL

Por: Sulay Sepúlveda Sánchez – Cohorte 2018


Lucia Pesci - Tutora
Maestría en Desarrollo Sustentable – Universidad Nacional de Lanús / FLACAM
31 de Julio de 2018

“¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.


¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia”
Jefe Seatle (Tomado de la carta al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce en
1854).

Resumen

La evolución en el modo de concebir la realidad actual conlleva a un cambio profundo de


la conceptualización, la epistemología y la metodología de la sociedad productivista consumista,
es decir, del paradigma que la envuelve.

Los cambios son complejos y el cambio climático se está percibiendo gracias al


crecimiento exponencial de todo lo que consumimos y producimos, esto implica que no podemos
resolver nuestros problemas socio-ambientales si no cambiamos el estilo de vida. No es un cambio
simple, es un cambio complejo. La opción que vamos a tener es la de desarrollarnos o la decadencia,
es esto lo que nos ofrece el cambio de paradigma enfocado hacia la sustentabilidad.

Es aquí donde se nos hace necesario sustituir ese antiguo paradigma, por una visión
holística del ambiente, enfocado hacia una sociedad de la confianza, en donde se conciba un nuevo
humanismo o cultura ambiental.

En Colombia el presidente saliente deja un documento del Consejo Nacional de Política


Económica y Social titulado Estrategia para la implementación de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible en Colombia, con una visión del país para el 2030, el cual me lleva a formular una
pregunta ¿Es suficiente una guía para alcanzar la Sustentabilidad en Colombia?

Palabras claves: sustentabilidad, sostenibilidad, ambiente, desarrollo, paradigma ambiental,


Colombia.
Sepúlveda

PARADIGMA, EPISTEMOLOGÍA Y PEDAGOGÍA DEL AMBIENTE Y LA


SUSTENTABILIDAD.

INTRODUCCIÓN

La población aumenta a una tasa preocupante, escasea el agua, la pobreza se extiende,


existen estados fallidos, crisis económicas recurrentes, estamos frente al cenit petrolero, estos, y
otros tantos problemas globales, son síntomas todos de la tendencia hacia el colapso de la
civilización a la que pertenecemos.

Cuando el homo sapiens descubrió su entorno y lo comenzó a utilizar para su provecho,


creando herramientas, pieles para abrigarse, materiales y hasta elementos para su estética, después
se originó también el paradigma del dominio de la naturaleza, y la visión antropocéntrica,
influenciada y soportada por las principales religiones, las investigaciones aplicadas, el desarrollo
de ciencias duras e inclusive de la geología (análisis que me compete como profesional de esta
área y que puede ser objeto de análisis en otro escrito) como herramienta para el aprovechamiento
de los recursos, el crecimiento industrial, los avances tecnológicos, el aumento de la productividad,
etc.

Actualmente estamos ante un nuevo paradigma, que se inicia tal vez desde la nombrada
Conferencia de Estocolmo en 1972, impulsado por Naciones Unidas en “La Cumbre de la Tierra”
(1992) y “La Cumbre de Río + 20” (2012), que consiste en una visión planetaria y la de asumir la
máxima de que la “La tierra no pertenece al hombre: es el hombre el que pertenece a la tierra…lo
que ocurra recaerá sobre los hijos de la tierra”, como lo menciona el Jefe Seatle, de la tribu
Suwamish, en la carta al presidente Franklin Pierce, en 1854 ante una oferta de este último para
comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos.

El ambiente, entendido como la relación entre el hombre con su entorno, necesariamente


plantea a la humanidad una auto-contensión, un crecimiento estacionario, una racionalidad
ecológica, un consumo responsable y es aquí en donde se ha venido planteando una nueva imagen
del mundo, presentada en concepciones y también como sistemas envolventes del conocimiento o
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como programas de investigación en la práctica científica, como lo plantea el nuevo paradigma de


la sustentabilidad.

Un paradigma se refiere a las grandes teorías, que han marcado el derrotero durante un
período de tiempo en la ciencia y las ideas, se consideran universales, reales, es decir, se refieren
a un aspecto de lo que es o debe ser. Además, funciona dentro de un sistema de valores en una
comunidad científica, por lo que es la base de la formulación sobre la conceptualización del mundo.

La palabra sustentabilidad ocupa un lugar sobre ambiente y desarrollo a nivel mundial. Es


presentada desde las diferentes disciplinas y con cualquier cantidad de objetivos: en la
preservación de la biosfera, como anhelo de mejores condiciones de vida humana, para proteger
la naturaleza. Es así como se convierte en una gran preocupación ambiental. Sin embargo, no se
ha profundizado conscientemente en los conceptos y preconceptos, envueltos en la palabra
sustentabilidad o sostenibilidad y sus implicaciones para la construcción del desarrollo de los
territorios cohabitados por la especie humana, la flora y la fauna existente.

Una adecuada gestión del conocimiento mejora la percepción de los conceptos, los cuales
juegan un papel importante en la comunicación, aclarando el significado de las palabras mediante
un sistema consensuado que se logra a través del estudio y apropiación del conocimiento. Además,
como lo han demostrado diversos estudios, la percepción de un individuo se relaciona con su
ideología de vida, su escala de valores y por la cantidad y calidad de información que recibe.

El concepto de Desarrollo Sustentable (DS) se ha convertido en la guía que permite la


interacción entre la sociedad y la naturaleza, poniendo de presente los cambios locales, globales y
el consumismo desbordado de recursos actuales. Es por esto por lo que se hace necesario un
llamado al cambio de paradigma ambiental. Sin desconocer que este concepto y sus diferentes
acepciones permite que coexistan varias definiciones e interpretaciones.
Sepúlveda

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LOS CONCEPTOS SUSTENTABILIDAD Y


DESARROLLO SUSTENTABLE.

La palabra sustentabilidad se ha venido considerando desde hace mucho tiempo por


filósofos y científicos, que se interesaban por un mundo utópico, es decir, profundamente ético.
Antiguos escritores de China, Grecia y Roma mencionaron ideas relacionadas al concepto de vivir
en armonía con la naturaleza y el prójimo 1. Sin embargo, fue hasta 1974 que se introdujo el
término Desarrollo Sustentable, en la declaración de Cocoyoc (México) y se consideró en 1980 la
publicación de la Estrategia Mundial de la Conservación. En 1993, la ONU estableció la Comisión
Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, y en 1987 se publicó el documento “Nuestro Futuro
Común” que definió dicho concepto como “aquel que satisface las necesidades del presente, sin
comprometer la capacidad para que las futuras generaciones satisfagan sus propias necesidades” 2.

Este último documento, fue tal vez el primer intento de eliminar la confrontación entre
desarrollo y sustentabilidad, lo cual implica la necesidad de un nuevo enfoque del desarrollo puesto
que se había concebido el desarrollo con énfasis en el crecimiento económico a partir del
crecimiento productivo y de ahí provenía el bienestar, sin embargo, se ha comprobado que las altas
tasas de crecimiento económico no son el resultado automático del desarrollo, cuyo único
indicador era el Producto Interno Bruto (PIB) y se ha llegado a la conclusión que no es suficiente
conocer el crecimiento económico, sino de cómo se obtiene y que costo social implica.

Posteriormente, en 1992, la ONU celebró la Conferencia sobre el Medio Ambiente y


Desarrollo de Río de Janeiro, conocida como Cumbre de la Tierra o Cumbre de Río, en donde se
concretó la idea de sostenibilidad generando el programa global Agenda 21, en donde se hace
referencia a la lucha conta la pobreza, las dimensiones poblacionales y la sostenibilidad, la
protección a la salud humana, la conservación y gestión de los recursos para el desarrollo, etc. Pero
además, aquí mismo se reflexionó sobre las relaciones entre Ambiente y Desarrollo, con el fin de
conciliar la actividad humana con las leyes de la naturaleza y alcanzar un “Desarrollo Sustentable”.

1
(PRETTY, 2008)
2
(CISNEROS, 2016)
Sepúlveda

Sucesivamente se han llevado a cabo la Cumbre de Johannesburgo (2002) y otras reuniones


sobre el cambio climático global, tales como la Cumbre de la Tierra Río +20 (2012), a partir de
donde el paradigma sobre la sustentabilidad se ha considerado y se ha estudiado en los diferentes
enfoques de las disciplinas relacionadas con este término. Un modelo de desarrollo enfocado hacia
la sustentabilidad debe basarse principalmente en valores éticos ambientales: respeto a la
naturaleza y sus leyes de conservación y reproducción, respeto a los derechos humano y a la
libertad independiente del enfoque o aplicación.

Se ha considerado una serie de definiciones del desarrollo sustentable, debido al análisis


desde los diferentes enfoques, que tienen en cuenta la naturaleza, el desarrollo mismo, la pobreza,
de la organización social existente, de los ecosistemas, entre otros. Así como unos limitantes
relacionados con la degradación de ambiente, los ciclos de la naturaleza, las crisis económicas, la
innovación tecnológica, lo que conlleva a la construcción de nuevos paradigmas de conocimiento.

El estilo de desarrollo productivista consumista se ha llevado en el marco de una estructura


de ventajas comparativas, según la abundancia y la capacidad de explotación de los recursos
naturales de las naciones, como patrón general, fomentando así la expansión de la frontera
agropecuaria, la extracción acelerada de recursos mineros, forestales, pesqueros y con la
consecuente emisión de agentes contaminantes, lo que conlleva a la generación de externalidades
negativas en el ambiente, incrementando la vulnerabilidad de este, poniendo en peligro la
supervivencia, los altos niveles de pobreza y desigualdad, que a su vez degradan el suelo, el aire,
el agua y los ecosistemas.

En el sentido de la sustentabilidad estamos frente a una teorización o más bien una nueva
conceptualización en debate acerca del adecuado uso del término: sostenible y sustentable,
desarrollo sostenible y desarrollo sustentable, sostenibilidad y sustentabilidad, al menos en el
mundo de habla hispana, fundamentados en el término sustainability, como referente. En este
sentido, se usan indistintamente sostenibilidad y sustentabilidad, a manera de traducción y
básicamente refiriéndose a su principal definición: “satisfacer las necesidades de la generación
presente sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras”.
Sepúlveda

La idea de Desarrollo, resulta ser un concepto controvertible, con muchas interpretaciones,


a veces contradictorias entre sí. Es así, como se habla de desarrollo sostenible cuando se están
llevando a cabo prácticas productivistas incompatibles con la sustentabilidad. Comúnmente se
encuentra que el término “sustentabilidad” tiene una relación directa con el de “desarrollo
sustentable” sin hacer la salvedad que “desarrollo” no es necesariamente sinónimo de crecimiento
económico, en cambio la lógica del desarrollo sustentable es una economía material de crecimiento
cero, combinada con una economía no material de crecimiento positivo. Mientras que el
crecimiento demográfico y el crecimiento económico material deberán estabilizarse en el tiempo.

Hacia 1991, en la formulación conceptual de sostenibilidad en 1191, el PNUMA, la UICN


y el WWF adoptaron un enfoque más bien ecosistémico, mientras que organismos directamente
relacionados con la relación economía/población/medio ambiente, como por ejemplo el Consejo
Internacional para Iniciativas Ambientales Locales y la OCDE (OECD, 1996) introdujeron la
dimensión social y económica en sus propias versiones de la sostenibilidad3.

Las corrientes englobadas bajo el desarrollo sustentable apuntan a las diferentes maneras
de proteger la Naturaleza, vista como un agregado de elementos, otros como un super-organismo
al servicio de las personas, que se correlaciona con matrices culturales.

En cualquier caso, para avanzar hacia el desarrollo sustentable se necesita deshacerse de


estructuras rígidas acumuladas, identificar el conocimiento previo, mantener las bases sociales y
naturales de adaptación y renovación e identificar la renovación que se ha perdido y estimular la
innovación, la experimentación y la creatividad. Además, se ha enfatizado en que el concepto de
desarrollo sustentable debe tener unas bases éticas, que incluyan la justicia, la equidad y la
preocupación por la preservación de la diversidad biológica.

En los últimos años la propuesta hacia el enfoque sustentable ha adicionado otras


dimensiones como son la institucional y la cultural, incluyendo los principios normativos, la
gobernanza, la tecnología, la integración de políticas y herramientas, así como la filosofía, lo que

3
(PESCI R. P., 2002).
Sepúlveda

permite una flexibilidad para desarrollar una nueva visión del mundo, con conceptos de Desarrollo
Sustentable concebidos desde un proceso de aprendizaje social.

Etimológicamente, los términos sostenible y sustentable se pueden mostrar como adjetivos,


derivados de los verbos sostener y sustentar, denotando la idea de capacidad o aptitud. Entonces,
sostenible es lo que es capaz de sostener o de sostenerse y sustentable es aquello que es capaz se
sustentar o sustentarse.

Como conclusión sobre esta discusión en particular, a partir del concepto de los términos,
se muestra que el desarrollo sostenible es aquel tipo de desarrollo que se da en una nación que
puede mantener o sostener el equilibrio social, económica y ambientalmente, mientras que
desarrollo sustentable, es el desarrollo que genera una mejor calidad de vida, sin dejar que el
consumismo afecte las generaciones futuras. Así las cosas, el desarrollo sostenible se mantiene
bajo estándares, mientras que el sustentable, es aquel que presenta como opción una mejor calidad
de vida.

En coherencia con mi sentir particular en el presente escrito se utilizará el término


sustentable y sus derivados, sugiriendo su uso en cualquier campo de aplicación siempre y cuando
se le denote su carácter como visión de paradigma actual, pero flexible, que permite proteger a la
cultura ambiental, que exige ser leve en vez de prepotente, que pasa del poder a la autoridad, que
en vez de denunciar muestra alternativas concretas, que nos lleva de una formación sectorial a una
holística y con poder transformativo, que nos lleva de la empresa comercial a la empresa proyectual
social, de las iniciativas aisladas a la actuación en red, que permite la reivindicación del Estado
regulador al Estado promotor, es decir, que nos permite ver que “otro mundo es posible”,
mostrando la mundialización del las propuestas de cambio4.

4
(PESCI R. O., 2007)
Sepúlveda

EL PARADIGMA DE LA SUSTENTABILIDAD EN LO AMBIENTAL

Desde el paradigma de la sustentabilidad, se pueden identificar varios desafíos, entre los


cuales existen los relacionados con la sustentabilidad de la especie humana en un planeta acotado,
y es ahí en donde identificamos y reconocemos unos límites bio-físicos de nuestro hábitat como
seres humanos. Es decir, estamos pasando desde una perspectiva antropocéntrica hacia la
sustentabilidad. Denotando que existen unos recursos finitos, conectados entre sí y que son
vulnerables y que además están compuestos por sistemas diversos, complejos y frágiles que
debemos respetar y entender, para aprender a vivir dentro de estos límites.

Es entonces, en donde debemos fijarnos en los tres elementos esenciales en un paradigma:


la teoría, el método y el sistema de valores, los cuales deben llevarnos a el nacimiento de nuevas
nociones, debido al cambio de nuestra perspectiva. En esta instancia, hacia el desarrollo del
paradigma y su concepción, específicamente en Latinoamérica, cabe mencionar el papel que ha
desempeñado el Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales – FLACAM -, quien desde su
creación en 1989 propone revisar el paradigma de la sociedad productivista consumista y
sustituirlo por el de la visión ambiental de la cultura, como una trama de la vida donde todo está
relacionado entre sí. Es una visión que entiende a la vida como una complejidad que necesitamos
comprender y actuar en consecuencia5.

La sustentabilidad ofrece a la sociedad una nueva epistemología para comprender a los


sistemas económicos como un todo, una interacción en forma cíclica y no a la individualidad
composicional. Es tomar conciencia, que el ambiente es también lo que nos mantiene vivos, por
lo tanto, lo fundamental es ser responsables en nuestros hábitos y consumos. Será necesario,
entonces un cambio de paradigma, asumido social e individualmente, y con esa finalidad, la
recuperación de la imaginación más peligrosa, la condición proyectual, es la alternativa
indispensable6.

5
(PESCI R. O., 2007).
6
(PESCI R. P., 2002)
Sepúlveda

En cuanto al ¿Cómo se hace la sustentabilidad?, tengo de presente la respuesta, como lo


enuncia Pesci: “la concepción pedagógica es el aprendizaje, se aprende haciendo proyectos”.
Tenemos entonces unas situaciones ambientales complejas que necesariamente conllevan a lo
sistémico o relacional, transdiciplinaria y pre-disciplinaria, enfoques cíclicos, holísticos y
diversificado7.

En la cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro (1992), se hizo el llamado para que los
educadores de todos los niveles y disciplinas contribuyeran a que la ciudadanía adquiriera una
visión adecuada de los problemas y desafíos que afectan a la humanidad y pudieran participar en
el proceso hacia la toma de decisiones fundamentales, adoptando el enfoque sustentable como
principio para apoyar el desarrollo de la humanidad, considerando los aspectos sociales,
económicos y políticos de este. Sin embargo, el avance en la educación sigue sin avanzar en este
sentido.

Es indispensable entonces virar hacia la sustentabilidad del sistema socio-ecológico, es la


única opción a largo plazo, apoyados en la existencia de la relación sociedad-naturaleza: formado
por un componente societal o humano que interactúa con un componente ecológico o biofísico. Se
debe impulsar un desarrollo desde las bases con gestión participativa de proyectos integrales,
mediante la innovación y creatividad de asociación local, donde el desarrollo humano de la
población y sus condiciones de vida tengan un espacio real, significando con esto que estas
dimensiones son las que verdaderamente potencian un desarrollo sustentable y duradero. Este paso
hacia el desarrollo local sustentable requiere de control democrático, mayor transparencia y de una
participación real de los ciudadanos. Que muestra un nuevo sistema de valores como son el respeto
por la naturaleza y las generaciones futuras, así como la satisfacción de las necesidades básicas,
así como nuevos objetivos sociales, fomento de actividades en pequeña escala y control de los
efectos secundarios (lo pequeño es hermoso), política de largo plazo basada en valores altruistas
en contraposición al comportamiento individualista.

7
(PESCI R. O., 2007).
Sepúlveda

COLOMBIA 2030: ¿UNA VISIÓN SUSTENTABLE?

Colombia, en el contexto Latinoamericano, cumple con muchos requisitos para ser vista
como una nación que se debe enfocar hacia la sustentabilidad. Cuenta con muchas potencialidades,
como son su posición geográfica, su diversidad ecológica, su riqueza hídrica, la existencia de
culturas ancestrales (alberga más de 80 etnias indígenas), sus gentes y el sentido de pertenencia o
identidad, entre otras tantas bondades, pero además, ha sido catalogado como el segundo país con
mayor cantidad de conflictos ambientales en el mundo, según el Atlas Global de Justicia Ambiental,
esto como consecuencia de la falta de consenso sobre cómo se deberían abordar todas estas
potencialidades, lo que ha dado lugar a la aparición de escenarios de conflicto a lo largo del
territorio nacional, principalmente debido al uso del suelo, de los cuales la mayoría corresponde a
la explotación minera y petrolera8.

El presidente saliente, Juan Manuel Santos, presentó el pasado 18 de marzo el documento


guía para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En virtud del recuento
histórico del término, hecho en páginas anteriores, desde que el concepto “desarrollo sostenible”
apareció (Informe Brundtland, 1987) se ha vuelto tan popular, así como debatible como lo he
expuesto, que es casi imposible que un gobierno no lo incluya en algún aparte de su política de
estado. En 2015, 193 naciones, incluida Colombia, aceptaron que había unos objetivos comunes
que debían ser cumplidos y son los referidos ODS. El entonces presidente de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon lo referenció según la siguiente frase: “la nueva agenda
es una promesa que los dirigentes hacen a todas las personas de todo el mundo. Y constituye una
visión universal, integrada y transformativa para en mundo mejor”.

Dicho documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) se


titula “Estrategia para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Colombia”
el cual se refiere a una hoja de ruta para implementar los ODS en Colombia, con la componente
adicional de que presenta un esquema de seguimiento y rendición de cuentas, dejando claro cuál
será el camino para que esas propuestas lleguen a los diferentes territorios.

8
(Observatorio Legislativo - Instituto de Ciencias Políticas Hernán Echavarría Olózaga - Konrad Adenauer
Stiftung, 2018)
Sepúlveda

Con la puesta en escena de este documento me surge la pregunta casi que obligada: ¿Es
suficiente una guía para alcanzar la sustentabilidad en Colombia? Antes de responder esta pregunta
concreta cabe mencionar que ante la publicación de este documento surgen desafíos claros que el
país enfrenta: el cumplimiento de estos ODS per se y la necesidad de llevar al territorio estas metas
y establecer un diálogo directo con la sociedad civil y las comunidades de base para conciliar las
diferentes posturas de desarrollo. Otro muy importante es establecer un mecanismo que
democratice la información relacionada con la puesta en marcha de estos alcances, lo cual permita
hacerle un seguimiento al cumplimiento de los ODS.
Para dar respuesta a la pregunta planteada, es necesario revisar el documento generado, el
cual constituye un conjunto de acciones orientadas a mejorar la calidad de vida de la población
desde un enfoque integral que contempla todas las dimensiones del desarrollo, representadas en
17 objetivos y 169 metas9.

La justificación que plantea el gobierno colombiano para llevar a cabo esta estrategia
implica cuatro nuevos retos a saber:

1. La adopción de los ODS y el enfoque de desarrollo sostenible, poniendo de presente


la necesidad de adoptar una visión de largo plazo que permita la implementación
de políticas públicas a pesar de la naturaleza de los períodos de gobierno.

2. La necesidad de promover un balance e interdependencia entre las dimensiones


económica, social y ambiental del desarrollo, es decir, Colombia debe fortalecer
una visión intersectorial en la formulación de acciones e intervenciones públicas de
carácter transversal, teniendo en cuenta sus implicaciones en las mencionadas
dimensiones del desarrollo.

3. La nueva agenda está estructurada de sobre la concepción de que el desarrollo no


es responsabilidad exclusiva de los Gobiernos. Así, los países se enfrentan al reto

9
(Consejo Nacional de Política Económica y Social - República de Colombia - Departamento Nacional de
Planeación, 2018)
Sepúlveda

de articular las acciones del sector privado, la academia y la sociedad civil con
esfuerzos gubernamentales que conlleven al cumplimiento de las metas propuestas.
Es decir, se deben dar las alianzas necesarias para poder cumplir con la agenda.

4. La naturaleza de las metas asociadas a los ODS establece desafíos en materia de


medición y producción de la información de calidad para el monitoreo de los
indicadores. Lo que conlleva enriquecer los sistemas de información existentes en
el país y generar nuevas formas de complementar la medición para poder evaluar
el progreso y tomar decisiones acertadas.

Con este marco presentado por el Gobierno Colombiano, se pueden hacer las siguientes
consideraciones acerca del nuevo paradigma de la sustentabilidad y la cultura ambiental en
Colombia, presentada en las anteriores páginas:

• El gobierno colombiano se ha propuesto cumplir con los estándares sobre ODS


propuesto por las Naciones Unidas.
• A nivel técnico, aún se maneja el término sostenibilidad y sus derivados, enfocados
según lo propone la ONU desde 1987. Es decir, juzgando a priori no se tiene un
análisis conceptual del término y mucho menos del paradigma de la sustentabilidad.
• Colombia debe presentar una interrelación entre la Agenda 2030 y sus ODS, el
Acuerdo Final de Paz, el acceso de Colombia a la OCDE y la Estrategia de
Crecimiento Verde, Habitat III y el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, entre
otras, esto si tiene en cuenta que la Agenda 2030 tiene como base la visión de
crecimiento sostenible que se presenta en el documento CONPES 10.
• El principio rector de la Agenda 2030 y sus ODS corresponde a “no dejar a nadie
atrás”, lo que significa precisar el alcance territorial para el cumplimiento de los
ODS a través de la regionalización de los indicadores y metas trazadas con el
propósito de cerrar brechas y alcanzar mayores niveles de bienestar en el país. Es
aquí en donde esta política permite un sesgo hacia la sustentabilidad, si nos fijamos

10
(Consejo Nacional de Política Económica y Social - República de Colombia - Departamento Nacional de
Planeación, 2018)
Sepúlveda

en que este paradigma pretende impulsar un desarrollo desde las bases con gestión
participativa de proyectos integrales. Los ODS son deseables en cuanto promueven,
desde diferentes enfoques el desarrollo de las personas, así como el del entorno
construido y el natural. El logro de estos depende de la habilidad de volverlos reales
en las ciudades, regiones y municipios. Es a esta escala que se deben definir
objetivos, metas y medios de implementación.
Sepúlveda

BIBLIOGRAFÍA

CISNEROS, P. (1 de Julio de 2016). http://anea.org.mx/CongresoEAS.

Consejo Nacional de Política Económica y Social - República de Colombia - Departamento


Nacional de Planeación. (15 de Marzo de 2018). Recuperado el 25 de Julio de 2018, de
www.colaboracion.dnp.gov.co:
https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econ%C3%B3micos/3918.pdf

Observatorio Legislativo - Instituto de Ciencias Políticas Hernán Echavarría Olózaga - Konrad


Adenauer Stiftung. (20 de Julio de 2018). www.icpcolombia.org. Obtenido de
http://www.icpcolombia.org/dev/wp-content/uploads/2016/08/Reporte-12.pdf

PESCI, R. O. (2007). Proyectar la Sustentabilidad. Enfoque y metodología FLACAM para


proyectos de sustentabilidad. La Plata: CEPA.

PESCI, R. P. (2002). De la Prepotencia a la Levedad. FLACAM, Paradigma y pedagogía para


la sustentabilidad. La Plata: CEPA / FLACAM.

PRETTY, J. (29 de Julio de 2008). Agricultural Sustainable: Concepts, principles and evidence:
Philosophical Transactions of the Roya Society. Obtenido de Doi:10.1098/rstb.2007.2163

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