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Oaxaca y su alfarerìa

Barro Rojo: una mirada hacia el corazón de sus mujeres


Oaxaca es màs que encanto y magia, es un estado que te invita a sumergirte en
tus màs profundas aguas, es màs que la cuna del mole negro y los coloridos
alebrijes.

Oaxaca es la cuna de una diversidad de técnicas y procesos de alfarerìa que se


desarrollan a lo largo y ancho de todo el estado, además del barro negro originario
de San Bartolo Coyotepec, existe una inmensa variedad màs de técnicas y quemas
artesanales que le dan forma a la rica tierra arcillosa que conforman sus ocho
regiones; entre otros, el barro vidriado verde de Santa Marìa Atzompa, el barro
naranja de Santa Marìa Tavehua, el de barro rojo de San Marcos Tlapazola y el
barro grueso de un color café claro de Tamazulapan Mixe parecido un poco al de
Tlahuiltotepec, conocido por el bello bordado de sus blusas; podría continuar
mencionando la riqueza de esta tierra que también es multicolores como sus fiestas
y tradiciones.

En esta ocasión hablaremos del barro rojo de San Marcos Tlapazola, un pequeño
pueblo localizado al sur de la ciudad rumbo a la carretera a Mitla, hay que entrar
al poblado de Tlacolula de Matamoros para poder llegar a este bello pueblo que
viste de rojo las manos de las artesanas que con tanto amor y esmero elaboran sus
tradicionales marranitos y comales.

El barro rojo posee una belleza singular, muy particular, es un barro que enamora a
primera vista a todo el que lo ve en conjunto. Cada una de las piezas guarda en sì
una pequeña parte de la historia del corazón de las manos artesanas que le dan
forma, la delicadeza con la que son moldeadas, modeladas y bruñidas.

Vajilla de barro rojo elaborada en el taller de Juliana Martìnez. (2018).


Oaxaca y su alfarerìa
El proceso comienza camino al cerro, cargando machetes, picos y palas para
abrirse camino, picar y excavar en la mina de donde se obtiene la tierra arcilla que
ellas convierten en barro, larga es la caminata y lo es aun mas la que realizan para
obtener la “arcilla roja” que le da el color y nombre al barro; la tierra que obtienen
la dejan secar por unos días, para después al mezclarla con agua para obtener la
pasta arcillosa, el barro. La preparación de la pasta no es menos laboriosa, requiere
de mucha fuerza y amor en las manos para lograr obtener una pasta consistente y
firme que les permita modelar sus bellas piezas.

La preparación del rojo a lo que le llamamos “engobe”, es un recubrimiento de una


textura màs suave que la arcilla para modelar y es lo que le da color al barro, el
engobe se aplica cuando la pieza todavìa conserva algo de humedad al tacto,
una vez aplicado se deja secar un poco para que se adhiera al barro para
continuar con el bruñido de la pieza, èste se realiza con piedras de cuarzo pulidas,
con piedras lisas, con tapones de plástico o cualquier objeto liso y suave que les
permitan asentar la arcilla y lograr ese brillo que caracteriza al rojo de sus cajetes,
comales y marranitos.

Alcancìas de barro rojo en forma de marranito. (2016)


Oaxaca y su alfarerìa
Una vez bruñidos (pulidos) se procede al hornearlos, la quema en Tlapazola es en
“horno abierto”, consiste en una estructura de varilla metàlica levantada un poco
del piso, de la tierra para colocar la leña, sobre dicha estructura acomodan
estratégicamente las piezas que van a quemar y, que previamente fueron
expuestas al sol para evitar el choque térmico al entrar con el intenso calor que el
fuego produce; una vez acomodadas, las cubren con “tepalcates”, que son
pedazos de piezas quebradas que sirven para hacer una especie de techo y asì
conservar por un mayor tiempo la temperatura del fuego de la “quema al sol”
tradicional de San Marcos Tlapazola.

Bruñido de un cajete de barro rojo. (2016)

Tener la oportunidad de presenciar y de ser parte del proceso, es una experiencia


que recomiendo ampliamente, una vez que lo vives, que convives con sus mujeres
artesanas, que sientes su generosidad y calidez, entonces, seràs consciente del
valor real que tiene el trabajo de la artesanìa de barro rojo característica de èste
pequeño, amable y bello pueblo donde las mujeres son las que impulsan la
economía local, y porque no decirlo a través de su artesanìa, de nuestro bello
estado de Oaxaca.

Wendy Hernàndez
Investigadora y gestora cultural
Oaxaca de Juàrez, Mèxico.

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