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Introducción
En Bolivia, la idea que la naturaleza es inagotable tropieza con varias evidencias en sentido
contrario. Tras siglos de actividad minera o de más de un siglo de explotación
hidrocarburífera, de centurias de explotación forestal o decenios de uso intensivo de
tierras para monocultivos de soya de exportación, los recursos naturales disponibles y con
potencial económico se encuentran virtualmente agotados o su accesibilidad es
problemática debido a que se encuentran en lugares aislados de nuestra geografía.
Asimismo, su explotación conlleva intervenciones que socavan los últimos ecosistemas en
buen o muy buen estado de conservación.
Este flujo incontenible tiene mucho que ver con la política. Las políticas ambientales
nacieron sometidas a los extractivismos, son jerárquicamente inferiores y efectivamente
inexistentes. En los últimos años, las flexibilizaciones/desregulaciones medioambientales
provocan mayor inseguridad e indefensión de la naturaleza y las poblaciones, y plantean
una radical transformación del objeto de creación del sistema de áreas de conservación, lo
último de patrimonio natural en buen o muy buen estado de conservación que queda en
el país. Éstas se están tornando en áreas extractivistas, donde es posible realizar
La idea que el país posee una inmensa riqueza natural que es una fuente inagotable y base
de la economía nacional ha cobrado gran fuerza en el Estado en una década en la que el
país se ha tornado en ultraextractivista. Junto con esta idea existe otra igualmente
robusta: que la defensa del medioambiente es un asunto político detrás del que se ocultan
intereses foráneos2. Sin embargo, estos planteamientos tropiezan con evidencias en
sentido contrario. En principio, varias materias primas explotadas durante ciclos de
décadas o centurias se encuentran literalmente agotados: especies forestales como la
mara y la plata nativa son ejemplos patentes 3.
Desde otro punto de vista, estos largos periodos de extracción de recursos han dejado en
el país pasivos ambientales que las autoridades no han podido siquiera cuantificar. Nos
referimos, por ejemplo, a los pasivos ambientales de la minería. Hasta hace casi una
década, un proyecto del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas (Sergeotecmin)
trató de dimensionar las minas abandonadas y los pasivos ambientales mineros en
aproximadamente de 107.700 Km2 equivalentes al 9,8% del territorio nacional. El trabajo,
inédito hasta entonces, fue el único y último en su tipo y determinó, a lo largo de cuatro
años de trabajo, que en parte de cuatro departamentos (La Paz, Oruro, Potosí y
Cochabamba) existían aproximadamente 530 minas abandonadas, casi todas con severos
problemas de drenajes ácidos. El último informe (de 2008) de este trabajo, sobre las
minas abandonadas y pasivos ambientales en el norte de La Paz, presenta información
detallada de la calidad del agua, la siguiente tabla revela la presencia de arsénico
encontrado en las muestras tomadas que excede de los estándares de la Organización
Mundial de la Salud (OMS).
2 “…no hay nada más intensamente político que la naturaleza, la gestión y los discursos que se tejen alrededor de ella..”. García
Álvaro (S/F. 5)
3 El agotamiento de yacimientos mineros es patente, a Bolivia le quedan pocas grandes minas de plata nativa. A decir de Rivas y
Ahlfeld: “Antes la plata nativa era común y económicamente importante en las zonas superficiales de muchos yacimientos
argentíferos de la parte Central y Sur del país, especialmente en Oruro, Poopó, Carangas, Potosí, Porco, Chocaya, Tatasi, San
Vicente, San Cristóbal, y San Antonio de Lípez. De esa riqueza, hoy en día, escondida ha quedado poca. En pocas ocasiones se
observa con la lupa algo de plata nativa. Para el estudio del Mineral se dispone de muestras conservadas en las colecciones de los
museos. Casi ninguno de los grandes yacimientos de plata, escapó al ojo de los mineros españoles.” (Gandarillas, 2014). No se trata
de que no existan ya minerales, sino que su concentración es menor y su explotación es menos rentable debido a los altos costos.
La calidad de los minerales es también muy inferior a la que encontraron los españoles.
Tabla 1. Arsénico en muestras obtenidas en minas abandonadas y
pasivos mineros del norte de La Paz, 2008. Sergeotecmin
Directrices de la OMS
Muestra As (mg/l) de la muestra
AS mg/l
1 3.84 0.01
2 8.32 0.01
3 2.88 0.01
4 0.96 0.01
5 3.2 0.01
6 2.88 0.01
7 3.52 0.01
8 2.88 0.01
9 0.96 0.01
10 4.16 0.01
11 0.96 0.01
12 0.96 0.01
13 1.6 0.01
14 1.6 0.01
15 1.92 0.01
16 1.6 0.01
17 0.96 0.01
18 0.96 0.01
19 1.92 0.01
20 2.56 0.01
21 0.96 0.01
22 4.8 0.01
23 0.94 0.01
Fuente: En base a Sergeotecmin. 2008. Anexo 5. Análisis químico de aguas (Laboratorio de
Sergeotecmin y campo)
Todos los valores de las 23 tomas realizadas en los pasivos mineros del norte de La Paz
presentan niveles de arsénico muy superiores a las directrices de la OMS. Esta situación
representa un señal de alarma debido a la peligrosidad del consumo de agua contaminada
con arsénico.
Uno de los informes concluye: “En general, estos residuos permanecen, como focos de
contaminación ambiental que degradan el medio ambiente de manera alarmante” 4. El
fondo es que desconocemos la cantidad y estado de los pasivos mineros resultado de
Hace aproximadamente diez años, Lidema (2008) identificó a los sectores minero,
hidrocarburífero, agroexportador y sus infraestructuras como los que representaban las
mayores amenazas a los ecosistemas y el medioambiente. Es decir que antes de iniciado el
gobierno de Evo Morales la situación ambiental tenía como asunto de primer orden la
atención a los impactos acumulados de las actividades extractivistas. En la última década
no se completó o avanzó significativamente en los inventarios de los pasivos mineros,
petroleros y menos aún los agroexportadores. Esto es una materia inaplazable debido a la
severa amenaza para los ecosistemas y la vida misma en incontables regiones del país.
5 La OMS señala que la contaminación del agua por arsénico es una amenaza para la salud pública si se utiliza para beber, preparar
alimentos o regar cultivos alimentarios. La considera una de las diez sustancias químicas más preocupantes para la salud pública.
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs372/es/
ingenios mineros desde 1573. En este periodo el concentrado del mineral se realizaba con
mercurio, un químico que por sus efectos altamente contaminantes (mundialmente
conocidos por lo ocurrido en Minamata Japón) ha derivado en un tratado para limitar su
uso6.
Es tal el volumen de vertidos que la contaminación ha afectado a todo el curso del río del
Pilcomayo, llegando a impactar a los departamentos de Chuquisaca y Tarija en Bolivia
además de zonas del curso del río de Argentina y Paraguay, haciendo de la actividad
minera originada en Potosí un problema de orden transfronterizo que afecta,
centralmente, a la cuenca del Plata.
En esta cuenca intervienen distintos tipos de actores mineros, con distintos tipos de
intensidades, técnicas y tecnologías de extracción. Una de las más significativas es la Mina
Huanuni, nacionalizada en 2006. Tan solo esta mina vierte sobre el río del mismo nombre
(uno de los trece tributarios del Poopó) 15.557 Kg/D de sólidos, 5.390 Kg/D de Cloruro y
1.363 Kg/D de Zinc.
Los estudios sobre el Poopó son extensos y no dejan dudas sobre la relación directa entre
la actividad minera y la muerte de la fauna ictícola del lago, la perdida de la calidad
agrícola de los suelos y la contaminación de los animales de granja. Yupari (S/F) señala que
“la combinación de acidez y contaminación disueltos mata casi todas las formas de vida
acuática, esterilizando los ríos y haciendo que el agua sea inadecuada para el consumo
humano”. Los principales impactos señalados fueron: contaminación de las aguas de
superficie, subterráneas y de suelo con: agua de mina, agua de procesamiento, colas en
suspensión en el agua de proceso y lixiviado de antiguos diques de colas u otras fuentes;
acumulación de residuos sólidos: rocas residuales de mina, colas de las operaciones de
concentración, y; emisiones de polvo conteniendo metales pesados que contaminan el
agua y los suelos.
Otro estudio7, esta vez sobre la cuenca del lago Titicaca, concluyó que a raíz de la
actividad minera en los ríos, la presencia de arsénico y mercurio en este lago era crítico;
mientras que la de plomo, cadmio, cianuros, niquel y cromo eran preocupantes.
Si bien es cierto que el país es uno de los más megabiodiversos del planeta 8. Las materias
primas se encuentran confinadas, desde el punto de vista geográfico, a determinadas
zonas tradicionales de nuestro territorio e históricamente se extrajeron de ahí. En el
sector minero, las zonas tradicionales se situaron en torno a las cordilleras de los andes,
en las regiones entre Potosí y Oruro. En el sector de hidrocarburos, la zona tradicional
comprende el Chaco (entre Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz) y la región interandina y de
transición entre Santa Cruz y el trópico de Cochabamba.
En las últimas décadas, el Estado boliviano ha volcado todos sus esfuerzos a la exportación
de recursos naturales y para ello ha ampliado continuamente e incentivado mediante
distintas medidas (como la otorgación de facilidades tributarias o la ampliación de plazos
para las concesiones de exploración en estas zonas) la expansión de las fronteras
extractivistas. De este modo, cada vez más áreas, en cada vez más ecorregiones, se
transforman o alteran sus vocaciones productivas para dar lugar a la extracción de algún
commodity.
7 Fuente: Perspectivas del medioambiente en el sistema hídrico Titicaca, Desaguadero, Poopó, Salar de Coipasa (TDPS). PNUMA 2011.
8 Bolivia posee entre el 15-17% de plantas vasculares del mundo en 0,84% de superficie terrestre. Es uno de los 11 países del mundo
con el mayor número de estas plantas, uno de los 15 países más megabiodiversos. El corredor Amboró-Madidi tiene el mayor
endemismo de especies del mundo y está ntre los 10 países con mayor número de aves. (La otra frontera)
Extensión
Ecorregiones % Sup. protegida
protegida
Bosques del sud este de la
41.250 Km2 15%
Amazonía
Cerrados 12.483 Km2 15%
Sabanas inundables. 23.572 Km2 18%
Bosque Seco Chiquitano 22.465 Km2 22%
Bosque del Gran Chaco 33.739 Km2 32%
Bosque de Yungas 33.739 Km2 37%
Bosque Tucumano
4.675 Km2 16%
Boliviano
Chaco Serrano 2.455 Km2 11%
Bosques Secos
2.627 Km2 6%
Interandinos
Puna Húmeda 6.145 Km2 7%
Puna Seca 7.693 Km2 6%
Fuente: Héctor Cabrera Condarco, 2013.
De acuerdo con la misma fuente, de las 22 áreas porotegidas (AP) que componen el
sistema nacional, 87% (que representa 149.000 Km2) tiene un estado de conservación de
bueno a muy bueno. El Kaa-iya del Gran Chaco tiene 96% de su área en muy buen estado,
le sigue el Noel Kempff Mercado con 88%, el Madidi 86%, Eduardo Avaroa 84%, San
Matías y la Estación Ecológica del Beni 81% cada uno, Otuquis 80%, Territorio Indígena y
Parque Nacional Isiboro Sécure con 76% y el Amboró y Manuripi 71%. Tan solo 6 de las 22
AP tienen menos de 50% de su superficie en muy buen estado de conservación. La
mayoría, como se apuntó, tiene al menos dos terceras partes de su superficie en excelente
estado.
Las amenazas hacia las áreas protegidas son muchas, pero de entre todas ellas resalta las
que tienen que ver con la expansión de las actividades extractivistas. En las dos últimas
décadas, antes del gobierno de Morales, casi todas ellas estaban arrinconadas ya sea por
actividades extractivistas o infraestructuras de apoyo a la extracción de recursos. A decir
de Ribera “Se concluye en términos genéricos que el panorama para las áreas nunca fue
fácil, tanto por razones internas como externas y que siempre enfrentaron impactos
importantes, pero que ahora, como nunca antes, enfrentan graves e inminentes
amenazas, derivadas de la lógica de desenfrenado crecimiento económico mundial, que
en nuestro país se traduce por ejemplo con la iniciativa IIRSA, la producción de
agrobiocombustibles, o los megaproyectos energéticos y mineros” (2008)
9 En 2009, 91,45% del presupuesto del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) provino de
fuentes externas (81,98% Donaciones), 1,16% del Tesoro General de la Nación (TGN) y 7,39% de
recursos propios. Para 2014, el presupuesto de esta institución fue cubierta en 66,1% de fuentes
externas, en 16,09% por el TGN y 17,79 por recursos propios. (Contraloría General del Estado 2015).
Tabla 4. Áreas protegidas y contratos petroleros
Superficie
Sup. área
Área Protegida comprometida en Contratos
protegida (Ha)
porcentaje
Con esta medida, Áreas Protegidas como el Iñao, Pilón Lajas, Madidi y Aguaragüe
transforman, de hecho, su objeto de creación para ser áreas petroleras. Esa medida,
desconoce criterios técnicos de conservación, y todos los esfuerzos previos de cocimiento
y reconocimiento de las necesidades de conservación expresadas en las distintas
categorías de protección y los respectivos planes de manejo que tienen los parques.
Súbitamente han sido convertidas en zonas de exploración hidrocarburífera.
A los territorios indígenas les acechan similares amenazas. La continua ampliación de las
áreas de exploración y explotación hidrocarburífera hacia zonas no tradicionales
comprometen los territorios titulados por el Estado en favor de pueblos indígenas. En las
tierras bajas 18 territorios se encuentran amenazados, mientras que en tierras altas la
cifra es de 64.
Tabla 5. Territorios indígenas comprometidos por la ampliación de superficie
hidrocarburífera a 2013
Esta medida nos lleva a una de las conclusiones, las políticas extractivistas de ampliación
continua de sus actividades hacia zonas no tradicionales constituye la principal amenaza
hacia los ecosistemas en buen y muy buen estado de conservación y hacia las poblaciones
que los habitan.
La paradoja es que la política económica del extractivismo socava la base natural y supone
procesos de continua flexibilización y desregulación ambiental10. Esto explica que uno de
los países más megadiversos presente uno de los peores desempeños ambientales del
planeta11.
10 Eduardo Gudynas (2015) sostiene que la flexibilización ambiental (originada en el gobierno de Lula en Brasil y posteriormente
visible en todos los países) buscó la disminución de exigencias y salvaguardas ambientales para hacer que los estándares sean más
bajos, que los controles sean débiles y en general la institucionalidad pública genere la ilusión de que las normas se cumplen así sea
solo formalmente.
11 Expresada, por ejemplo, en la pérdida de cobertura vegetal (deforestación). De acuerdo con la Fundación Amigos de la Naturaleza
(FAN), entre 2000-2010, Bolivia deforestó 1,8 millones de hectáreas principalmente para la ampliación de la frontera agrícola de
exportación. http://www.fan-bo.org/mapa-de-deforestacion-de-las-tierras-bajas-y-yungas-de-bolivia-2000-2005-2010/
actividades extractivistas representan la principal amenaza para los ecosistemas y la salud
humana en el país debido a que liberan de responsabilidades, eliminan las restricciones o
simplemente subordinan las medidas de protección ambiental al desempeño de los
extractivismos.
Las áreas protegidas sobre las que el Estado tiene proyectadas actividades extractivistas
(hidrocarburíferas principalmente) han dejado sin efecto sus instrumentos de gestión; lo
que explica que estén siendo avasalladas, con más fuerza durante la última década, por
otras actividades igualmente reñidas con sus objetivos de creación 12. Lo que supone que
la política de ampliación de las fronteras extractivistas está modificado el sistema mismo
de éstas y a su vez a la propia política ambiental del país.
12 La minería aurífera tiene cercada a varias áreas protegidas en el norte amazónico. El Pilón Lajas, yMadidi ya cuentan con derechos
mineros concedidos en su interior. Algo mucho más preocupante está pasando con el avasallamiento de áreas protegidas para el
cultivo de Coca, que es la materia prima de la cocaína, un extractivismo ilegal, a decir de Eduardo Gudynas, y que tiene cercadas a
los parques nacionales Tunari, Carrasco y Amboró.
Fuente: Elaboración propia en base a Ministerio de Minería y Metalurgia y Ministerio de
Hidrocarburos y Energía.
Además, se pretende ampliar la frontera agrícola hasta 10 millones de ha, de las menos de
tres que actualmente existen13. Esta nueva frontera compromete áreas boscosas y tierras
con otra vocación. Para alcanzar este objetivo harán falta un conjunto de flexibilizaciones
ambientales y cambios en las normas sectoriales. En el sector agropecuario, hasta el
momento, la más importante en este sentido ha sido la Ley 337 del 11/01/2013,
denominada de apoyo a la producción de alimentos y restitución de bosques, que libera
de responsabilidades a quienes deforestaron ilegalmente en la última década, lo que
constituye un incentivo directo a la ampliación de la frontera agroexportadora en
desmedro de los bosques de las tierras bajas.
En otra oportunidad, la misma autoridad justificó su política contra las áreas protegidas en
las necesidades económicas del país, señalando que los obstáculos que se tenían
provenían de intereses foráneos: “Tengo una hipótesis, que la delimitación de los parques
en Bolivia, desde los años 60, en parte fue definida por criterios ecológicos y
agroambientales, una parte. Pero otra buena parte fue definida por criterios
estrictamente geopolíticos externos. (...) No tengo una prueba, pero mi hipótesis es que
13 El Gobierno proyecta ampliar su frontera agrícola a 10 millones de hectáreas. Periódico Cambio. 08/06/2014.
14 Bolivia realizará exploraciones en áreas protegidas. Así lo anunció el vicepresidente Álvaro García Linera. Tomado de:
http://revistapetroquimica.com/bolivia-realizara-exploraciones-en-areas-protegidas/
aquí hubo mano norteamericana, con una mirada de largo aliento de preservar recursos
para ellos, no de biodiversidad, sino recursos hidrocarburíferos” 15.
16 En la mencionada norma se establece un periodo adicional en la etapa de exploración de tres años en las denominadas áreas no
tradicionales. Además de una disminución de la patente por uso de superficie en caso de concesiones en dichas áreas.
El resultado fue una disminución de plazos, eliminación de etapas, etc; en resumen, el
incumplimiento de requisitos formales y la pérdida de calidad de los instrumentos de
prevención y control ambiental del sector hidrocarburos. En la siguiente tabla se observan
los cambios que conlleva el Convenio, incorporado en el RASH, en términos de plazos
máximos para la obtención del EEIA en el sector de hidrocarburos.
Categoría I Categoría II
Categoría I sin Categoría II sin
Instrumento con con
observación observación
observación observación
Plazos para la
obtención del EEIA
establecido en
115 días 105 días 190 días 180 días
Reglamento de
hábiles hábiles hábiles hábiles
Prevención y
Control
Ambiental17
Plazos para la
obtención del EEIA
establecido en
36 días hábiles 31 días hábiles 96 días hábiles 91 hábiles
RASH de acuerdo a
Convenio
Interinstitucional
Disminución
79 días hábiles 74 días hábiles 94 días hábiles 89 días hábiles
efectiva
Como se observa, se trata de una sensible reducción de plazos que convirtió la obtención
del EEIA en un mero trámite burocrático en el que las autoridades se limitan a aprobar las
solicitudes sin contar con el tiempo suficiente para estudiar los posibles impactos en
terreno ni generar recomendaciones serias a sus responsables. Esta primera y
Por otro lado, la desregulación operó también respecto de las poblaciones vulnerables. Si
bien Bolivia ratificó el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, en
1992) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas
(en 2007), eso no impidió que los derechos de dichos pueblos hayan continuado siendo
vulnerados.
El título de derechos de los pueblos indígenas para actividades hidrocarburíferas (de la Ley
3051) que, por ejemplo, protegía la consulta previa en este sector, se modificó hasta ser
totalmente desnaturalizada. Este retroceso se inició con la sentencia del Tribunal
Constitucional No 0045/2006 de 2 de junio que, en línea contraria al Convenio 169,
determinó la inconstitucionalidad del objetivo del proceso, es decir se llegó a que el
resultado de la consulta sea lograr el consentimiento de la comunidad o el pueblo
indígena afectado. ¿Qué sentido puede tener entonces hacer una consulta previa?
La segunda medida para reducir los derechos de los pueblos indígenas en el sector
hidrocarburos consistió en la modificación del reglamento de consulta, alterado en varias
oportunidades desde su promulgación original en 2007 18. El mismo año, en fecha 9 de
mayo, mediante el D.S. 29124, se introdujo la figura de la preclusión, que establece que
los plazos del reglamento de consulta serán considerados perentorios, lo que significa que
en caso de que se incumplan se considerará precluída la actividad sujeta al plazo vencido.
Como resultado se aprobará la propuesta que sea planteada por la autoridad competente
(en este caso y de acuerdo a reglamento original el Ministerio de Hidrocarburos) o los
pueblos objeto de la consulta, a fin de continuar con las siguientes actividades del proceso
(Art. 4). En síntesis los indígenas serán arrinconados por plazos burocráticos a cuyo
vencimiento se verán imposibilitados de reclamo.
Esto nos lleva a la siguiente conclusión, las políticas ambientales del país nacieron
sometidas a los extractivismos, son jerárquicamente inferiores y efectivamente
inexistentes.
Conclusiones
La ampliación de áreas sobre todo tipo de regiones, en especial sobre las más biodiversas,
constituye una flexibilización ambiental (y a su vez un efecto derrame del extractivismo) y
representan la principal amenaza para los ecosistemas y la salud humana debido a que
liberan de responsabilidades, eliminan las restricciones o simplemente subordinan las
medidas de protección ambiental a los extractivismos.
La nueva política ambiental ha transformado a los defensores del ambiente en los nuevos
enemigos internos. Para el relato oficial, defender a la naturaleza equivale a defender
intereses de las potencias imperialistas. Los hechos muestran que, por el contrario, desde
los años 90, momento en que se formalizaron las primeras políticas ambientales
nacionales, éstas estuvieron sometidas a los extractivismos y por eso éstas son
jerárquicamente inferiores y en los hechos meramente declarativas.