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La Herencia del Evangelio; transmitiendo el evangelio a nuestras

generaciones.
Uno de los desafíos siempre vigentes de la Iglesia de Jesucristo es la transmisión del Evangelio a
nuevas generaciones, la tarea inconclusa de la iglesia, decimos, es la evangelización; pero hemos
entendido que la tarea de evangelización es nada sin el discipulado, más que creyentes se
necesitan discípulos, ya estos son los que continuaran la obra después de las presentes
generaciones cristianas. Fueron los discípulos de Jesús los que continuaron la obra después de él.

Y este es hoy un gran desafío, en medio de una sociedad cada vez más secularizada, donde se
pretende que lo “laico” es ser “ateo”, como si el evangelio fuera solo para sacerdotes, pastores y
ministros de algún credo. Una sociedad cada día más permisiva, a la vez de ser más tecnológica y
más capacitada educacionalmente, una sociedad de consumo y con una fuerte inclinación a la
autosatisfacción.

Entonces la pregunta es ¿Cómo formar discípulos en el siglo XXI?, recordemos que el primer líder
de Israel fue el gran Moisés, quien a su lado formó y capacitó a Josué, al término de la Toráh nos
encontramos con el libro del Deuteronomio (Segunda Ley o mucho mejor aún, Repetición de la
Ley), aquí encontramos un hecho realmente a tomar en cuenta, Moisés ya sabía que no entraría a
la tierra prometida, pero se preocupa de recordarles todo lo que el Pueblo vivió y como Dios los
acompañó en la travesía del desierto, el Libro son Sermones, Mensajes o Discursos a la segunda
generación, la primera generación murió en el desierto y quienes tomarían posesión de la tierra
prometida eran aquellos que no habían vivido lo narrado, sin un atisbo de egoísmo Moisés
prepara a las nuevas generaciones para vivir en la tierra que él no viviría, se preocupa de cómo se
han de organizar y todos los detalles que pudieran serles útiles, aún les entrega orientaciones para
cuando elijan rey. Después de él nos encontramos con Josué, un joven al parecer timorato y débil
mentalmente, a quien Dios tiene que permanentemente recordar que sea fuerte y valiente y que
se anime, son Moisés y Josué dos tremendos líderes a quienes más tarde siguió la más triste de las
generaciones, el nefasto periodo de Los Jueces, generaciones que no conocían a Dios.

Nuestras iglesias están llenas de Creyentes, lo que necesitamos son verdaderos Discípulos, personas
que no sólo velen por sus propios intereses, sino que vean este mundo con los ojos del amor de Dios
“Porque de tal manera amó Dios a este mundo, que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que
en Él crea no se pierda sino tenga vida eterna” Juan 3:16, y más aún necesitamos seguir el ejemplo
de Jesús, quien para discipular a la humanidad se contextualizó, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de
verdad” Juan 1:14, no hay otro método bíblicamente aceptable que no sea éste de encarnarse en la
realidad social con la oferta gratuita de las Buenas Nuevas del Reino, al igual que lo hicieron Jesús,
los discípulos, los paladines de la Reforma, los Wesley, Juan Canut de Bon, Willis Hoover, y por
supuesto como lo han hecho nuestros grandes líderes Pentecostales de Chile.
a) Tenemos la necesidad de hacer el esfuerzo por interpretar los signos negativos y positivos
de los tiempos (Mt. 16:3)
b) Tenemos la necesidad de realizar una clara relectura de lo enseñado por siglos y
comprometer a nuestros miembros en una cultura cívica y opinante.
c) Tenemos la necesidad que nuestros profesionales, con sus experticias aporten
decididamente a hacer de nuestra sociedad un mejor lugar para vivir.
d) Tenemos la necesidad de estudiar a Wesley quien en medio de un contexto social muy
desigualitario para los niños y los más pobres y desposeídos, nos confronta con su decidida
lucha social y con su mirada teológica de que la Santidad personal llega a ser escandalo sin
que nos preocupemos de la santidad social. Junto con ello imitar el ejemplo de Martín
Luther King, hombres que sin dejar de lado su fe, fueron capaces de vivir y morir para
mejorar este mundo, verdaderos discípulos del gran y mejor de los maestros, Jesús.

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