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En casi todas las culturas del mundo se encuentran descripciones de variantes de este trastorno.
Su prevalencia parece disminuir con el progreso industrial, si bien sigue siendo alta en minorías étnicas
tradicionales enclavadas ahora en sociedades industrializadas. Existen considerables variaciones locales
en cuanto a edad y modo de inicio. Característicamente, el curso es en forma de episodios agudos de
una duración que puede oscilar entre minutos y horas. Se ha dicho que durante el estado de trance el
individuo puede mostrar un aumento del umbral sensitivo del dolor, ingerir materiales no digeribles (p.
ej., cristal) y experimentar un aumento de fuerza muscular. Los síntomas del estado de trance
patológico podrían verse reforzados o disminuidos dependiendo de estímulos ambientales y
manipulaciones de otros individuos. Los agentes que realizan presumiblemente la posesión son
usualmente espíritus naturales (p. ej., espíritus de la muerte, entidades sobrenaturales, dioses,
demonios) que a menudo presentan exigencias o demuestran animosidad. Es muy típico que los
individuos que sufren estos estados patológicos de posesión encamen a un número limitado de agentes
(uno a cinco) de una forma secuencial y no simultánea. Entre las complicaciones de este trastorno cabe
citar intentos de suicidio, automutilaciones y accidentes. Hay autores que también hablan de muerte
súbita, quizá debida a arritmias cardíacas.
Diagnóstico diferencial.
En el DSM-IV los individuos que cumplen estos criterios de -investigación reciben el diagnóstico de
trastorno disociativo no especificado.
Los síntomas del estado de trance (p. ej., audición o visión de entes espirituales y hallarse controlado o
influido por otros individuos) pueden confundirse con las alucinaciones y los delirios de una
esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos o un trastorno psicótico breve.
Los estados de trance también pueden diferenciarse con arreglo a su congruencia cultural, su
breve duración y la ausencia de síntomas característicos de estos trastornos que se acaban de citar.
El trastorno de identidad disociativo se diferencia de los síntomas típicos de los estados de trance y
posesión por el hecho de que en estos últimos los individuos describen de forma característica espíritus
o entidades externas que han invadido sus cuerpos para dominarlos.
(1) estado de trance, es decir, alteración temporal y significativa del nivel de conciencia o pérdida de la
identidad personal habitual sin que ésta se vea suplantada por cualquier otra identidad, que se asocia al
menos a uno de los siguientes síntomas:
(a) disminución de la capacidad para reconocer y ser consciente del entorno, o atención selectiva y
poco usual a ciertos estímulos ambientales
(b) comportamientos o movimientos estereotipados que se experimentan como fuera del propio control
(2) estado de posesión, que se define como una alteración aislada o episódica del nivel de
conciencia caracterizada por la suplantación de la identidad habitual por otra diferente. Este
hecho se atribuye a los designios de un espíritu, un poder, una divinidad u otra persona, tal y
como ponen de relieve uno (o más) de los siguientes síntomas:
B. El estado de trance o posesión no se considera una práctica normal en el contexto cultural o religioso
del individuo.
C. El estado de trance o posesión provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral
o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.