Sei sulla pagina 1di 15

CLINICA I

UNIDAD 1
LACAN

SEMINARIO 1 LA EXCOMUNION. LACAN

Voy a hablarles de los fundamentos del psicoanálisis.


Durante diez años dicté lo que llamaban un seminario, dirigido a psicoanalistas. Como algunos saben, renuncié a
esta función -a la que había de veras dedicado mi vida- debido a acontecimientos sucedidos dentro de lo que se
llama una sociedad psicoanalítica, y justamente la misma que me había confiado dicha función.
¿Qué es el psicoanálisis?
Hay en ello, sin duda, más de una ambigüedad, y esta pregunta es siempre, según la palabra con que la designo
en ese artículo; una pregunta mochuelo.
mi enseñanza, designada como tal, ha sido sometida, por un organismo que se llama el Comité Ejecutivo de una
organización internacional llamada la International Psychológical Association, a una censura nada ordinaria,
puesto que se trata nada menos que de proscribir esta enseñanza, que ha de ser considerada como nula en todo
lo tocante a la habilitación de un psicoanalista, y de convertir esta proscripción en condición para la afiliación
internacional de la sociedad psicoanalítica a la cual pertenezco.
Y esto aún no es suficiente. Está especificado que esta afiliación sólo será aceptada si se dan las garantías de que
mi enseñanza nunca podrá, por intermedio de esta sociedad, entrar de nuevo en actividad para la formación de
analistas.
Se trata pues de algo en todo comparable a lo que en otros sitios se llama excomunión mayor. Con la salvedad de
que ésta, en los sitios en que se emplea este término, no se pronuncia jamás, sin posibilidad de remisión.
No estoy diciendo -aunque la cosa no es imposible- que la comunidad psicoanalítica es una Iglesia.
Inexorablemente, surge la pregunta sobre lo que en ella puede tener resonancias de práctica religiosa.
Quisiera, no obstante decirles de paso que no se me ha escapado algo de inmensas dimensiones cómicas en este
rodeo. La dimensión cómica no pertenece al registro de lo sucedido en la formulación que llamé excomunión.
Tiene que ver más bien con la posición en que estuve durante dos años, la de saber que me estaban negociando
y me negociaban justamente quienes, respecto de mí, estaban en posición de colegas y hasta de alumnos.
Creo que sólo lo puede percibir plenamente un psicoanalista. Ser objeto de negociación no es, sin duda, para un
sujeto humano, una situación insólita. Todos saben que la política consiste en negociar, y en su caso al por
mayor, por paquetes, a los mismos sujetos. Llamados ciudadanos por cientos de miles.
Pero si la verdad del sujeto, aún cuando se halla en la posición del amo, no está en él mismo sino, como lo
demuestra el análisis, en un objeto por naturaleza velado, hacer surgir este objeto es, propiamente, el elemento
de lo cómico puro.
Algunos pueden asombrarse de que en esta negociación hayan participado, y de manera muy insistente, algunos
de mis analizados, y hasta analizados que aún estaban en análisis. Entonces surge la pregunta: ¿cómo es posible
una cosa semejante, a no ser que exista, en las relaciones con sus analizados, alguna discordia que pone en tela
de juicio el propio valor del análisis? Pues bien, partiendo justamente de lo que puede ser materia de escándalo
podremos ceñir de manera más precisa el llamado psicoanálisis didáctico -esa praxis, o etapa de la praxis, que
todo lo que se publica deja en la sombra-, y aportar algunas luces respecto a sus metas, sus límites, sus efectos.
Se trata de saber qué puede, qué debe esperarse del psicoanálisis, y qué ha de ratificarse como freno y aún
como fracaso.
¿Cuáles son los fundamentos, en el sentido lato del término, del psicoanálisis?. Lo cual quiere decir: ¿qué lo
funda como praxis?
¿Qué es una praxis? Me parece dudoso que ese término pueda ser considerado impropio en lo que al
psicoanálisis respecta. Es el término más amplio para designar una acción concertada por el hombre, sea cual
fuere, que le da la posibilidad de tratar lo real mediante lo simbólico.
Si estoy aquí, ante un público tan grande, en un ambiente como éste y con semejante asistencia, es para
preguntarme si el psicoanálisis es una ciencia.
Se medirá: de todas maneras, el psicoanálisis es una investigación. En lo que a mí respecta, nunca me he
considerado un investigador. Como dijo una vez Picasso, para gran escándalo de quienes lo rodeaban: no busco,
encuentro.
Por lo demás, en el campo de la investigación llamada científica hay dos dominios perfectamente deslindables: el
dominio donde se busca y el dominio donde se encuentra.

1
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

Si la investigación nos interesa, es por lo que se establece a partir de este debate en lo tocante a las llamadas
ciencias humanas. Tras los pasos de cualquiera que encuentre, se ve surgir lo que yo llamaría la reivindicación
hermenéutica, que es justamente la que investiga, la que busca la significación siempre nueva y nunca agotada.
A nosotros los analistas nos interesa esta hermenéutica porque la vía de desarrollo de la significación que
propone se confunde, para muchos, con lo que el análisis llama interpretación. Sucede que, si bien esta
interpretación no debe concebirse en absoluto en el mismo sentido que dicha hermenéutica, ésta, por su parte,
se aprovecha de ella gustosa. Por este lado, vemos un canal de comunicación, al menos, entre el psicoanálisis y
el registro religioso.
Para autorizar al psicoanálisis a llamarse ciencia, exigiremos un poco más.
Lo específico de una ciencia es tener un objeto. Puede sostenerse que una ciencia se especifica por un objeto
definido, al menos, por cierto nivel operativo, reproducible, al que se llama experiencia. Pero hay que ser muy
prudentes porque este objeto cambia, y de manera singular, en el curso de la evolución de una ciencia.
Si nos atenemos a la noción de experiencia, entendida como campo de una praxis, vemos a las claras que no
basta para definir una ciencia. En efecto, esta definición se aplicaría muy, muy bien, por ejemplo, a la
experiencia mística.
En mi opinión, hay algo que es decisivo: que la pureza del alma del operador era como tal explícitamente, un
elemento esencial del asunto.
Esta observación no es accesoria, pues quizá se acudirá a algo pálido en lo que respecta a la presencia del
analista en la Gran Obra analítica, y se sostendrá que quizá eso busca nuestro psicoanálisis didáctico, y que
quizás yo también parezco decir lo mismo en mi enseñanza de estos últimos tiempos, cuando apunto derechito,
a toda vela, y de manera confesa, al punto central que pongo en tela de juicio, a saber, ¿cuál es el deseo del
analista?
¿Qué ha de ser del deseo del analista para que opere de manera correcta? Esta pregunta, ¿puede quedar fuera
de los límites de nuestro campo como en efecto pasa en las ciencias -las ciencias modernas de tipo más
asegurado- en las que nadie se pregunta nada respecto al deseo del físico, por ejemplo? el deseo del analista no
puede dejarse fuera de nuestra pregunta, por una razón muy sencilla: el problema de la formación del analista lo
postula. Y el análisis didáctico no puede servir para otra cosa como no sea llevarlo a ese punto que en mi álgebra
designo como el deseo del analista.

La formalización. ¿Basta esto para definir las condiciones de una ciencia? No lo creo para nada. Se puede
formalizar una falsa ciencia, igual que una ciencia de verdad.
El análisis consiste justamente en hacerla hablar, de modo que podría decirse que queda resumido, en último
término, en la remisión del mutismo, lo cual se llamó, durante un tiempo, análisis de las resistencias.
El síntoma es, en primer lugar, el mutismo en el sujeto que se supone que habla. Si habla, se curó de su
mutismo, por supuesto.
Pero ello no nos dice para nada por qué se puso a hablar. Nos designa solamente un rasgo diferencial que, en el
caso de la hija muda es como era de esperarse, el de la histérica.
En efecto, el rasgo diferencial de la histérica es precisamente ese: en el movimiento mismo de hablar, la histérica
constituye su deseo. De modo que no debe sorprender que Freud haya entrado por esa puerta en lo que, en
realidad, eran las relaciones del deseo con el lenguaje, y que haya descubierto los mecanismos del inconsciente.
Para curar a la histérica de todos sus síntomas lo mejor sea satisfacer su deseo de histérica que para ella es
poner su deseo ante nuestros ojos como deseo insatisfecho, deja enteramente fuera de juego la cuestión
especifica de por qué no puede sustentar su deseo más que como deseo insatisfecho. Por eso la histeria nos da
la pista, diría yo, de cierto pecado original del análisis. Tiene que haberlo. El verdadero no es, quizá, más que
éste: el deseo del propio Freud, o sea, el hecho de que en Freud, algo nunca fue analizado.

PSICOANÁLISIS Y MEDICINA

2
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

El lugar del psicoanálisis en la medicina actualmente, este lugar es marginal y, extra-territorial. Es


marginal debido a la posición de la medicina respecto al psicoanálisis, al que admite como una suerte de ayuda
externa, comparable a la de los psicólogos y a la de otros asistentes terapéuticos. Es extra-territorial por obra
de los psicoanalistas quienes, sin duda, tienen sus razones para querer conservar esta extra-territorialidad.
Durante todo el período de la historia que conocemos y podemos calificar como tal, esta función,
este personaje del médico, han permanecido con gran constancia hasta una época reciente.
La medicina entró en su fase científica en tanto surgió un mundo que, en lo sucesivo, exige los
condicionamientos necesarios en la vida de todos en la medida que la presencia de la ciencia incluye a todos
en sus efectos.
En la medida en que las exigencias sociales están condicionadas por la aparición de un hombre que
sirve a las condiciones de un mundo científico, dotado de nuevos poderes de investigación y de búsqueda, el
médico se encuentra enfrentado con problemas nuevos. Desde el exterior de su función, principalmente en la
organización industrial, le son proporcionados los medios y al mismo tiempo las preguntas para introducir las
medidas de control cuantitativo, los gráficos, las escalas, los datos estadísticos a través de los cuales se
establecen, hasta la escala microscópica, las constantes biológicas y se instaura en su dominio ese despegue de
la evidencia del éxito que corresponde al advenimiento de los hechos.
El médico es requerido en la función de científico fisiologista, pero sufre también otros llamados: el
mundo científico vuelca entre sus manos un número infinito de lo que puede producir como agentes
terapéuticos nuevos, químicos o biológicos, que coloca a disposición del público, y le pide al médico, cual si
fuere un distribuidor, que los ponga a prueba. ¿Dónde está el límite en que el médico debe actuar y a qué debe
responder? A algo que se llama la demanda.
Es en el registro del modo de respuesta a la demanda del enfermo donde está la posibilidad de
supervivencia de la posición propiamente médica.
Cuando el enfermo es remitido al médico o cuando lo aborda, no digan que espera de él pura y
simplemente la curación. Coloca al médico ante la prueba de sacarlo de su condición de enfermo, lo que es
totalmente diferente, pues esto puede implicar que él esté totalmente atado a la idea de conservarla. Viene a
veces a demandarnos que lo autentifique mos como enfermo; en muchos otros casos viene, de la manera más
manifiesta, para demandarles que lo preserven en su enfermedad, que lo traten del modo que le conviene a él,
el que le permitirá seguir siendo un enfermo bien instalado en su enfermedad. La significación de la demanda,
dimensión donde se ejerce hablando estrictamente la función médica, muestra la falla que existe entre la
demanda y el deseo.
No es necesario ser psicoanalista, ni siquiera médico, para saber que cuando cualquiera, nos pide
algo, esto no es para nada idéntico, e incluso a veces es diametralmente opuesto, a aquello que desea.
Un cuerpo no se caracteriza simplemente por la dimensión de la extensión: un cuerpo es algo que
está hecho para gozar, gozar de sí mismo. La dimensión del goce está excluida completamente de lo que llamé
la relación epistemo-somáti ca. Pues la ciencia no es incapaz de saber qué puede; pero ella, al igual que el
sujeto que engendra, no puede saber qué quiere.
Tenemos dos puntos de referencia: primero, la demanda del enfermo; segundo, el goce del cuerpo.
Ambos confinan, en cierto modo, en esa dimensión ética, pero no los confundamos demasiado rápido, pues
aquí interviene lo que llamaré simplemente la teoría psicoanalítica, que llega a tiempo y no ciertamente por
casualidad, en el momento de la entrada en juego de la ciencia, con ese ligero avance que es siempre
característico de las invenciones de Freud.
¿Qué es el deseo? El deseo es de algún modo el punto de compromiso, la escala de la dimensión del
goce, en la medida en que en cierto modo permite llevar más lejos el nivel de la barrera del placer.
Si el inconsciente es lo que es, no una cosa monótona sino, en cambio, una cerradura lo más precisa
posible, cuyo manejo no es otro que abrirla al revés con una clave-llave, que esta mas allá de una cifra, esta
abertura, sólo puede servir al sujeto en su demanda de saber. Lo inesperado es que el sujeto confiese él mismo
su verdad y que la confiese sin saberlo.
Al final de la demanda, la función de la relación con el sujeto supuesto al saber, revela lo que
llamamos la "transferencia” en tanto que remite a lo más arraigado del deseo de saber.
¿Qué podrá oponer el médico a los imperativos que lo convertirán en el empleado de esa empresa
universal de la productividad? El único terreno es esa relación por la cual es médico: demanda del enfermo. En

3
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

el interior de esta relación firme donde se producen tantas cosas está la revelación de esa dimensión en su
valor original, que no tiene nada de idealista, pero que es exactamente lo que dije: la relación con el goce del
cuerpo.

LECTURA: SEMINARIO 16. CLASE 1: “DE LA PLUSVALÍA AL PLUS DE GOZAR”.


“En nuestro nivel solo cuenta esta pérdida. No idéntico de aquí en más a sí mismo, el sujeto ya no
goza. Algo está perdido y se llama el plus- de- gozar”

Plus de gozar

Lacan toma un concepto de Marx, la plusvalía y realiza una homología llamada: plus de gozar.
Destaca un nuevo valor del objeto a, que es el valor de plus de goce. En este seminario no se trata del objeto
a como causa del deseo.
En la clase 1/04/09 “Cosas de finura en psicoanálisis” Miller, toma el objeto a como plus de gozar y
sostiene que el goce adquiere un nuevo uso, donde la diferencia entre placer y goce aparece como inesencial.
En “Posición del inconciente” Lacan, establece que el significante es la causa del goce en el cuerpo.
La función plus de gozar “aparece debido al discurso y demuestra en la renuncia al goce un efecto
del discurso mismo (…) el discurso posee los medios de gozar en la medida que implica al sujeto. No habría
razón alguna de sujeto (…) sino hubiera en el mercado del Otro como correlato el establecimiento de un plus-
de-gozar recuperado por algunos”. Porque hay discurso, hay renuncia al goce. El discurso mismo implica una
renuncia y otorga los medios de gozar.
En nuestra primera reunión, trabajamos con el seminario 5: el chiste y la recuperación de placer.
Hay una recompensa con el chiste, con la aparición de un sentido secreto. El signo, habíamos dicho es la risa.
Con la risa del otro como partenaire se recupera placer.
Podemos plantear una recuperación vía el chiste, el fantasma y el síntoma.
Con respecto al fantasma, podemos pensar el modelo de Freud de “Pegan a un niño”. En la fantasía
de ser pegado hay una satisfacción. En la clase primera del seminario 16, plantea Lacan un goce que se
constituye como pérdida, es un plus de gozar. En el síntoma, podemos decir, aparece como satisfacción lo que
se pierde. En la clase mencionada, encontramos que en el mercado del Otro, existe un plus de gozar
recuperado por algunos.

¿Discurso sin palabra?


Se comenta sobre un error de traducción. En la versión corregida por Miller, la frase que escribe
Lacan en el pizarrón es la siguiente: “La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras” . Pero
la cita textual en francés es: “C'est bien pour cette raison que ce que je prefére, c'est un discours sans
parole”. Lo que cambia es el singular de: palabra. Se referirá Lacan a ¿un discurso sin palabra plena? ¿Sin la
última palabra como lo menciona en el Seminario 18? En la estructura discursiva hay algo que no es
completo.
En la versión de la escuela freudiana encontramos lo siguiente: “(…) he tomado cuidado en escribir,
hace un momento en el pizarrón, sobre la esencia de la teoría: "La esencia de la teoría psicoanalítica es un
discurso sin palabra". La esencia de la teoría psicoanalítica es la función del discurso y precisamente en lo que
podría parecerles nuevo, o al menos paradojal: que yo lo diga sin palabra. Se trata de la esencia de la teoría
en tanto que eso es lo que está en juego”.
Trabajamos sobre la oración que toma Lacan en francés: Il pleut (Llueve). La diferencia entre
palabra y lenguaje. El sujeto está presente en Il pleut, es en primer lugar ese il (él), es “ese hile [cicatriz] (…)
que deja en cierto numero de significaciones”.
En el seminario 2, clase 19 (Introducción al gran Otro) retoma Lacan el valor de constatación del
lenguaje. No es suficiente con que haya lenguaje. Menciona a los planetas, la luna, preguntando si los
planetas hablan. En el seminario 16, refiere a los fenómenos de clima (lluvia, meteoro).
Para pensar la diferencia entre lenguaje y discurso, la psicosis nos muestra algo de esto. El psicótico
está en el lenguaje, pero fuera de discurso.

4
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

Nos preguntamos ¿cuál es el funcionamiento de la falta? Un psicótico no podría ubicarse como


tercero en el chiste (hago referencia al chiste que trabajamos la reunión anterior) pero si hace uso de la
ironía.
En el seminario 18, establece Lacan que sólo hay acontecimiento de discurso. En la clase 2, del
seminario 16 hace hincapié en que todo discurso tiene consecuencias.

No hay unión
Antes de tomar el cuarto párrafo, donde Lacan introduce algo en relación a las fórmulas de
sexuación; menciona un problema de traducción del génesis donde dice: los creó hombre y mujer, y agrega
Lacan: lo creó hombre y mujer (Comentario sobre andrógeno).
Tomemos lo que dice en el mencionado párrafo sobre, la no unión del hombre y la mujer sin que la
castración intervenga de alguna manera. Dirá en otro seminario, el aforismo: no hay relación sexual. La
castración se pondrá en juego de un modo para el hombre y de otro para la mujer:
En el hombre, la castración interviene “en esa especie de guarida que la afirma como
verdad en el partenaire que está realmente dispensado de ella, salvo exceso accidental”. También enuncia
con respecto al hombre, “(…) lo peor con lo que lo amenaza la castración como posibilidad no necesita
suceder para ser verdadero, (…) este término no admite apelación”.
Y en la mujer, la castración determina “en calidad de fantasma la realidad del partenaire
para el que esta es imposible (…) la imposibilidad de realización de la castración se plantea como
determinante de su realidad (…)” .
Desde el inicio del seminario Lacan se interroga por el discurso analítico. Dice que en nuestro
campo, al estar marcado por la castración, no se admite ninguna armonía entre el hombre y la mujer.

"Cuanto más explicaba que Lacan hacía funcionar el fantasma como una molécula susceptible de
ser estallada en dos átomos, tanto más el neologismo goce-sentido y ese juego de sentido-gozado toma la
figura de átomo, y no de molécula. Es lo que Lacan sin duda trató de decir calificando especialmente la
palabra analizante como palabra gozante. Lo que eso traduce, diría, es un esfuerzo para ir más allá de ese
binarismo finalmente heredado de Descartes, el binarismo del significante de un lado y el goce del otro".

EL DISCURSO CAPITALISTA
Si ustedes dan una ojeada a mis pequeñas fórmulas rotantes, descubrirán que el modo en que estructuro el
discurso analítico es exactamente el reverso del discurso del amo, eso que he llamado hace algún tiempo
"significante amo". El significante es quien ha introducido en el mundo lo uno, eso comanda a S2, es decir al
significante que sigue, lo uno funciona: él obedece. Lo maravilloso de esto es que para obedecer es menester
que se sepa algo. La característica del esclavo, tal como lo expresa Hegel, es la de saber alguna cosa. Si no
supiese nada, no se tomaría ni siquiera el trabajo de ordenarle cualquier cosa. Por el hecho de que existe el
lenguaje, el discurso del amo funciona. Es por otra parte todo lo que el amo necesita: que la cosa funcione. El
plus de goce es aquello que se produce por efecto del lenguaje.

La crisis, no del discurso del amo, la del discurso capitalista que es el que lo sustituye, está abierta. No les digo en
absoluto que el discurso capitalista sea débil, tonto, al contrario es algo locamente astuto, muy astuto, pero
destinado a reventar, en fin es el discurso más astuto que se haya jamás tenido. Pero destinado a reventar.
Porque es insostenible, porque el discurso capitalista está allí, vean (indica las fórmulas en el pizarrón) una
pequeña inversión simplemente entre el S1 y el S (tachado) que es el sujeto, es suficiente para que eso marche
sobre ruedas, eso no podría correr mejor, pero justamente eso marcha así velozmente a su consumación, eso se
consume, eso se consume, hasta su consunción.

5
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

LOS DISCURSOS Y LA VERDAD

Para lacan un discurso es una estructura de lenguaje pero también una estructura sin palabras
definida por cuatro lugares y cuatro términos:
El discurso sin palabra es un matema, relación formada solo por letras, factible de ser transmitida
íntegramente y que no esta sometida al malentendido de la palabra enunciativa. Lacan expresa la esencia de la
teoría psicoanalítica es un discurso sin palabra.
La estructura discursiva no esta cerrada. El lugar de la verdad se liga al lugar del semblante y este se
vincula con el lugar del Otro. El lugar del Otro se liga al lugar de la producción que esta vinculado al lugar del
semblante. El lugar de la verdad se liga al lugar del Otro. Pero hay una disyunción radical entre el lugar de la
verdad y el de la producción.
El agente se define como el efecto de una vedad que le resulta desconocida y el otro funciona como
el objeto de una demanda que proviene del agente mientras que la producción del agente mientras que la
producción es un don, un efecto simbolico, una respuesta al deseo sostenido por el agente.
Que haya discurso, que haya lazo social, depende de que el otro, incitado a producir, este dispuesto a
recibir esa palabra y responder a ella, que no sea para el vano lo que el agente le demanda. Que haya entre el
agente y el otro: transferencia.
El discurso de la ciencia, no quiere saber nada de la verdad como causa. La posición del psicoanálisis
en relación con la ciencia es la de extraer la verdad que le responde en termins de los que el resto de la voz
nos es asignado. La responsabilidad del psicoanálisis es implicar en ese efecto de verdad que responde a la
producción por parte de la ciencia de un saber nuevo, efecto de la verdad que Freud llamo malestar.
El discurso capitalista da cuenta de su rechazo de la castración, hay un empuje a gozar, derivado del
lanzamiento de una producción sin límites destinada a un consumo variado pero también desenfrenado.
Ese discurso revela que la función del superyó que se encuentra en el seno mismo de la estructura
social tanto por el empuje al goce como por la búsqueda del límite con su encarnación posible de un amo. La
producción del exceso de una manera determina la necesidad de un amo capaz de controlar.
Con el capitalismo se inaugura la contabilización del plus de goce pero la plusvalía y la acumulación
de capital expresan el desconocimiento en el que mantiene su correspondiente plus de goce.
La producción desmedida de objetos en la estructura capitalista empuja al sujeto a buscar diversas
formas de goce, en relación a esos objetos en expansión que Lacan denomina “letosas” y que rima con
ventosas, verdaderas aspiradoras del sujeto.
Las “letosas” funcionan como semblantes que parecen prometer para todo el acceso al goce.
El mercado queda poblado de objetos efímeros que rápidamente caducan y deben desecharse de
modo tal que la plusvalía del capitalista se articula con la minusvalía producida al consumidor.
El empuje al goce, produce un aumento de la exigencia de goce, por la ineptitud para producir un
goce con el que pudiera frenarse.
Este mismo mecanismo produce un incremento de la agresividad y el odio: originados por la
búsqueda de un goce imposible de acotar llevan a la suposición de un robo del goce por parte del Otro.
Lacan en 1970, en radiofonía, sostiene que la ciencia se burla de la verdad y frente al avance de la
ciencia, el psicoanálisis le hace la “contra a lo Real”, es decir, al síntoma social del capitalismo. El plus de gozar
no queda ligado al lazo social porque el sujeto amo parece comandarlo cuando en realidad está sometido o
sacrificado a los productos de consumo del mercado.
Por el hecho de que existe el lenguaje, el discurso amo funciona. Es por otra parte todo lo que el
amo necesita: que la cosa funcione.
El discurso capitalista no es tonto, es astuto, pero destinado a reventar. Porque es insostenible.
La inversión de las letras del lado izquierdo del matema del discurso del amo alcanza como para que
la cosa ande, eso no podría correr mejor, pero justamente eso marcha así velozmente a la consumición.
La política del analista seria reintroducirse en ese mundo donde predomina el empuje al goce al
modo de una particular “letosa” que es, la única letosa que siendo si no un producto, si al menos una
consecuencia del capitalismo, pretende ser una salida a su círculo infernal. La singularidad del psicoanálisis es

6
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

presentarse como un objeto erótico, no para excitar y prometer el goce, sino al contrario, frenarlo , incluso para
evaporarlo, ¿Cómo se hace? En primer lugar fijando el goce: por regla general, no se cambia de psicoanalista
como de televisor o de auto.
Si el psicoanálisis puede incidir en la política eso dependerá de la existencia de un deseo inédito, que
Lacan llamo deseo del analista lo que posibilitaría una salida de la colectivización del goce a través de la cual se
lograría una ruptura del circulo vicioso del capitalismo, sin que ello implique su destrucción.

UNA ÉTICA QUE NO ES DEL SACRIFICIO

Casi al final del seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Lacan se refiere al sacrificio
como una manifestación de lo que llama allí el deseo en estado puro. Deseo puro que se identifica con la ley
moral kantiana, el imperativo categórico, que puede a su vez equipararse al mandato sadiano que exige el goce.
En el seminario La ética del psicoanálisis Lacan había propuesto este deseo puro como exigencia ética para el
psicoanalista, pero cuatro años después, en Kant con Sade (1962), hace una revisión de aquella tesis para afirmar
que el deseo puro (es por esta razón que puede identificarse con el mandato de goce) “lleva al sacrificio de todo
lo que es el objeto de amor en su ternura humana, no solamente al rechazo del objeto sino también a su
sacrificio y a su asesinato”.
Lacan había afirmado un poco antes que “la ofrenda a dioses oscuros de un objeto de sacrificio es algo a lo que
pocos sujetos no sucumben en una monstruosa captura” ¿A qué alude con este adjetivo “oscuros” que califica a
esos dioses a quienes va destinado el sacrificio? En el texto Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el
inconsciente freudiano, de 1960, hay un párrafo que puede conducir a la respuesta: “El dicho primero decreta,
legisla, ‘aforiza’, es oráculo, concede al otro real su oscura autoridad”
Este “otro real” de quien ese dicho primero emana no puede ser sino el otro materno primordial, el que ocupa
en primera instancia el lugar del gran Otro para el sujeto, y su “oscura autoridad no puede aludir más que al
hecho de que ésta no depende de nada que se posicione más allá de él sino solamente de la enunciación de ese
dicho que profiere.
Para el niño, a quien este dicho se dirige, el orden simbólico se confunde primeramente con ése que habla, razón
por la cual aparece frente a él como un Otro omnipotente. Omnipotencia que será puesta en cuestión por la
metáfora paterna, la introducción del Nombre-del-Padre que al tachar a ese Otro establecerá un límite. Efecto de
esta metáfora será que el Otro primordial pase a ser, más allá de lugar del significante, lugar de la falta. Es el
momento lógico en que su autoridad puede dejar de ser oscura ya que no podrá depender exclusivamente de su
pura enunciación, tendrá que apoyarse en la Ley que, fuera de él, lo legitima a la vez que cuestiona su
omnipotencia.
No es posible sin embargo para el sujeto, sobre todo para el neurótico, aceptar sin más esta caída de la
omnipotencia del Otro. Será preciso ocultar su falta, negar su inexistencia, para lo cual será necesario, ante todo,
ocultársela al Otro mismo. ¿De qué modo? Por medio de la culpabilidad: el sujeto asume la culpa por esa falta
del Otro y de esta manera evita el traumatismo real que el encuentro con ésta provoca.
En esta postura de asumir la culpabilidad y expiar por ella antes de que pueda quedar expuesta la falta del Otro
se encuentra la razón básica de lo que en el sujeto hablante es la propensión al sacrificio, a desempeñar el papel
de chivo expiatorio. Como lo señala Lacan: “Ese goce cuya falta hace inconsistente al Otro, ¿es el mío? La
experiencia me prueba que ordinariamente me está prohibido y como el Otro no existe, no me queda más
remedio que tomar la culpa sobre Yo (Je).
El sacrificio es ofrenda al Otro destinada a tapar su falta, a ocultar el abismo del deseo de éste último, su
inconsistencia y, en última instancia, su inexistencia.
Por el acto mismo del sacrificio presupongo la existencia de aquél a quien se dirige, e incluso si ese acto falla es
posible interpretar esa falla como mi propio fracaso para completar/apaciguar al Otro. ¿Propone la clínica
psicoanalítica alguna clase de sacrificio? La respuesta es negativa, se basa más bien en provocar el encuentro del
sujeto con la inevitable falta del Otro, encarnada aquí en el deseo del analista que es el motor de la cura.
Hay entre transferencia y sugestión, éste es el descubrimiento de Freud, una relación, y es que la transferencia
es también una sugestión; pero una sugestión que no se ejerce sino a partir de la demanda de amor. Más

7
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

adelante va a agregar que la sugestión (resultado de la demanda que se dirige a un Otro sin falta) promueve la
identificación del sujeto con el significante de la demanda del Otro que aparece en ella como todopoderoso.
La identificación con el significante todopoderoso de la demanda, con ese significante que lo hace omnipotente,
es lo que deja al sujeto atrapado en la sugestión.
La alternativa ante esta posibilidad es la identificación con el objeto de la demanda de amor, que en este
contexto no es el objeto que se demanda sino la causa de ésta, el objeto perdido, a.
La transferencia descoloca entonces al sujeto de su posición respecto de la demanda para colocarlo en una
posición que es determinada por su deseo.
Lacan va a relacionar la transferencia con la maniobra que el analista tiene que realizar desde el lugar del Otro
para poner en acto el deseo. Esto abre la posibilidad de no dejar al sujeto capturado en el campo del Otro que
se presenta como completo porque si esta captura se produce será inevitable el sacrificio: el sujeto tendrá que
asumir la falta del Otro como propia para consagrar así su vida a mantener al Otro completo.
Es así como la describe Lacan: “Lo que el neurótico no quiere, y lo que rechaza con encarnizamiento hasta el final
del análisis, es sacrificar su castración al goce del Otro, dejándola servir para ello”
Se insiste muchas veces en que el sujeto debe asumir la falta; pero es necesario aclarar que esa falta que se tiene
que “asumir” no es básicamente la de él sino la del Otro: éste no posee lo que al sujeto le falta, de tal modo que
no existe manera de que éste pueda “hacer lo sagrado”, hacerse el objeto que pueda colmar eso que al Otro le
falta. En este sentido, cualquier exaltación del Otro (como conductor, jefe, maestro y aún psicoanalista) resulta
totalmente ajena e incluso contrapuesta a la enseñanza freudiana que viene a mostrar que este no es en última
instancia sino una ficción inherente a la existencia del lenguaje.
Lejos de cualquier propósito de sostener o fortalecer esa ficción, en psicoanálisis se trata de acceder a la certeza
de que el Otro no existe. Es lo que se llama destitución subjetiva, que no es un acto de sacrificio sino más bien
de ruptura, de renuncia de todo apoyo del Otro. El acto analítico –la puesta en acto del análisis- pretende
establecer que el Otro no existe, es decir, no sabe y no goza.
Se trata por lo tanto de una postura ética de un carácter radical a la que Lacan le llama una “ética del soltero” en
la medida en que se basa la “no relación con el Otro”
Una ética que se sostiene en el deseo exige la renuncia al Otro del Otro, a la tentación del sacrificio que pretende
hacerlo existir, a toda posición marcada por incondicionalidad ante él. En el psicoanálisis no hay lugar para la
existencia de los incondicionales; su ética es la de no ceder en el mantenimiento de una condición, una
condición absoluta que puede descentrar al sujeto de la función de simple instrumento al servicio del Otro: el
deseo.
No hay más ni menos que esta exigencia ética, exigencia de soportar lo insoportable renunciando a toda
tentación de dar consistencia al Otro porque todo afán por lleva esto a cabo conduce inevitablemente al
sacrificio.
Una ética que no es del sacrificio no puede proponer la búsqueda de un nuevo ideal en contraposición a los que
tienen vigencia. Se basa más bien en la constatación de que todo ideal tiene el carácter de un bien a alcanzar
para mantener al sujeto en la sumisión hacia el Otro. Por esto sólo puede pretender un bien: el biendecir; este
no significa decir bien sino permitir que el deseo no deje de hacerse su lugar ya que es el único medio para que
el decir no sea sacrificado al discurso dominante que exige la conformidad con los bienes.

RELIGION, CIENCIA Y PSICOANALISIS

La práctica del psicoanálisis se desarrolla a partir del síntoma que, para Lacan, es tributario de lo real, de "lo
que no anda", de que "el mundo sea in-mundo". Pero el psicoanálisis mismo como teoría, se constituye en un
síntoma de la civilización, cuerpo extraño que, incrustado en ella, le revela su verdad reprimida.
La modernidad, nacimiento de la ciencia moderna e imperio de la razón son fenómenos íntimamente
vinculados. El punto de origen puede situarse en Descartes, específicamente en su conocido "cogito": "pienso,
luego yo soy". Descartes nunca dejó de reconocer en Dios la garantía última, dio lugar al pensamiento
moderno, al plantear el conocimiento como producto de la razón argumentativa. La modernidad se funda en el
ideal iluminista, que busca extender los límites de la razón por medio del desarrollo de la ciencia. La autoridad

8
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

religiosa fue progresivamente sustituida por una autoridad cuyo fundamento no podía ser la fe sino el
razonamiento. El proyecto de la ilustración pretenderá hacer a los sujetos, iguales en cuanto a sus derechos y
obligaciones. Igualdad ante la ley, un ideal de justicia que se basa en el argumento de que todos somos
igualmente poseedores de esa facultad llamada razón.
La modernidad produce una modificación de lo que Lacan llama discurso del amo, pues introduce -gracias al
sostén de la ciencia y la técnica- la producción de bienes de consumo a escala universal. Así, mientras que por
un lado la ciencia elabora un saber universal, que tenderá a ocupar el lugar del amo al que todos deben
subordinarse, por el otro la técnica produce objetos para consumo masivo e impone un modo único de
satisfacción para todos.
Es un mundo que se organiza con base en el saber y la razón y se sustenta en el dogma del progreso. Este
último se define como la evolución hacia estados de cada vez mayor dominio sobre la naturaleza y armonía
entre los hombres, que pueden alcanzarse por medio del saber. Se inicia así la búsqueda de unificación,
uniformización, que condena y descalifica lo diverso, lo Otro, y provoca efectos de exclusión, de segregación,
de eliminación de lo que se presenta como Otro de la razón, Otro que obstaculiza el dominio de lo mismo. El
llamado progreso es correlativo del desarrollo de un mercado único, que unifica gustos, preferencias,
opiniones, juicios.
Freud aludió a la existencia de tres profesiones imposibles: gobernar, educar, psicoanalizar. Se trata de tres
actividades en las que existe siempre, en la medida en que hay una relación entre sujetos, un punto ciego que
escapa a toda medición y a toda previsión. ¿No es esta imposibilidad la que está en juego siempre que el sujeto
está implicado? ¿No se trata de la imposibilidad de saber de eso que en el saber es siempre un agujero? la
ciencia pretende negarlo.
En el año ´74 la revista italiana Panorama publica un reportaje a Lacan, cuando se le pregunta por la relación
entre ciencia y psicoanálisis, este responde: “Para mi la única ciencia seria a seguir es la ciencia ficción. La
otra, la que es oficial, que tiene sus altares en los laboratorios avanza a tientas sin destino y comienza
incluso a tener miedo de su sombra…y finaliza diciendo a las tres profesiones imposibles de Freud, gobernar,
educar, psicoanalizar, yo agregaría una cuarta, la ciencia. Salvo que ellos, los científicos, no saben que están
en una posición insostenible.”
La impresionante e ilimitada oferta de objetos surgida del campo de la ciencia y la técnica parece destinada a
permitirle al sujeto sobreponerse a los limites del cuerpo y la existencia, a lo que Lacan llama lo Real como ese
imposible inherente a la existencia del lenguaje.
El malestar es constitutivo de la cultura y no es un malestar circunstancial, es condición de existencia para el
ser humano, que es un ser eternamente en falta, ser de deseo, una dimensión que no puede ser
científicamente regulada.
En un contexto de uniformización y globalización de los goces, el rechazo de la diferencia y lo diferente evoca la
religión. Esta, con su máxima susceptibilidad a la pequeña diferencia, canaliza actualmente de un modo
importante la pasión del odio al diferente. Se puede en este sentido, hablar ya del fracaso de la expectativa
iluminista de sustituir el fanatismo de la religión por las luces de la razón, había en esto más bien cierta ilusión
de la religión de la razón, al punto que en la actualidad, en vez de asistir a la decadencia y retroceso de la
religión, presenciamos como ésta y las innumerables sectas de índole mística que surgen cada día se hallan en
franco avance. El lado obsceno y feroz de la religión lleva a la satanización del vecino de credo y/o raza en un
intento de hacer de la diferencia una total indiferencia, es decir, la anulación total del diferente.
El mandato de "ser uno mismo" con absoluta prescindencia del Otro está en la base de la proliferación de las
sectas, los grupos, las capillas, regidas por lideres paranoicos "iluminados" que ofrecen "soluciones" mágicas a
un malestar cuyo origen tiene que buscarse más bien en la definición de la condición humana misma.
En este sentido, no hay una oposición radical entre religión y ciencia pues ambas traen de diferente manera la
perspectiva de ese "más allá" que el ser humano procura alcanzar a partir del hecho de que su condición de
criatura del lenguaje lo condena al límite y la restricción. La religión en una vida ultraterrena, la ciencia en esta
vida, Pero es la incompletud constitutiva quien genera la ilusión de un estado ideal de completud que, de
diferentes maneras la religión y la ciencia prometen. De ahí que no resulte sorprendente el auge que ambas, de
manera simultánea, nos muestran, y que, no obstante sus aparentes y abismales diferencias, puedan coexistir
perfectamente.

9
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

Todo ocurre como si el mundo contemporáneo organizado por las tecnociencias pretendiera llevar hasta las
últimas consecuencias esa búsqueda de la plena satisfacción. Se trata de una ética muy particular que podría
definirse como inherente al superyó. Este empuje al goce impone al sujeto un imperativo: sostener al Otro, que
es el sistema simbólico que nos hace sujetos, como un Otro sin fallas, completo. No cumplir este mandato se
castiga con el sentimiento de culpa, efecto de la imposibilidad de responder a tal exigencia.
No se trata de oponerse a los avances científicos sino de advertir que el afán de dominio que los caracteriza,
conduce a borrar al sujeto en su especificidad singular.
El psicoanálisis, a diferencia de la ambición científica, no elude esta dimensión de la falta, ni intenta someterla
a control; por el contrario, renunciando a toda pretensión de poder, crea las condiciones para que, en el
despliegue de la palabra, advenga el saber inconsciente que es precisamente el de lo excesivo que no se deja
apresar.
Este saber del inconsciente impulsa al sujeto a repetir, durante su vida, los mismos libretos con máscaras
diferentes.
El sujeto acude a que se le explique el porqué de algunos de sus pensamientos o actos, buscando un sentido
para alcanzar el dominio "racional". Sin embargo, Freud pudo advertir que revelar al paciente la presunta
significación de sus síntomas solo causa un alivio pasajero. El sujeto busca y repite ese sufrimiento del que dice
querer liberarse; se empeña en conservarlo porque encuentra allí una satisfacción paradójica.
El psicoanálisis no está destinado a adquirir un saber que asegure la plena armonía del sujeto con el mundo.
Ningún saber podría eliminar el saber del inconsciente que en su insistencia repetitiva manifiesta la inevitable
ausencia de armonía en esa relación. Pero si este saber de la absoluta armonía que la ciencia pretende alcanzar
es inexistente, lo que sí puede existir es el acto de un sujeto que, perdiendo algo, puede ganar recreándose,
refundándose y transformándose por efecto de este mismo acto. Este acto por el que el psicoanálisis apuesta
hace una marca, singulariza, abre la posibilidad de la palabra inédita, inesperada.

PAÚL VERHAEGHE, “¿EXISTE LA MUJER?”


- Lacan y el discurso de la histérica
La teoría de los cuatro discursos
El autor propone dar 3 pasos a partir de la enseñanza de Lacan:
1° permitió confirmar que la posición de Freud al final de su primer período puede considerarse la
de un AMO.
2° demostrar la utilidad del concepto de discurso de la universidad para agrupar a los posfreudianos
en cuanto ellos se remiten continuamente al Amo.
3° introducir la teoria posterior de Freud en la cual el discurso analítico desempeña un papel central.
El autor critica la postura de los posfreudianos que se basan en un Freud I y acentúa la importancia
de seguir al Freud II que es un camino que propicio Lacan. Lacan explicitó algunos conceptos que eran
implícitos en la obra de Freud, estos son Goce y Placer que son contrapuestos.

Hacia un nuevo diagnóstico: el discurso


Debemos considerar la teoría de Lacan como un importante avance irruptivo. Mientras que Freud
pasó del paciente individual a los mitos subyacentes, Lacan avanzo desde esos mitos hasta las estructuras
formales. En este sentido, la mas importante de las estructuras lacanianas es la teoria de los 4 discursos.
Las ventajas de estas estructuras son obvias; en 1° lugar hay una ganancia enorme en el nivel de la
abstracción y esto es lo que permite insertar a los objetos individuales en el marco principal. En 2° termino,
como estas estructuras formales carecen de carne y hueso son menos probables de caer en la psicologización;
su uno compara al padre primordial freudiano con el S1 lacaniano advirte que la diferencia es que en Freud el
padre ess un gorila envejecido desenfrenado entre sus hembras, y en cambio si escribimos S1 resulta muy
difícil imaginar a ese gorila. La 3° ventaja es que estas estructuras nos permiten timonear la práctica clinica de
un modo muy eficiente. Por cierto resulto una diferencia enorme que utilicemos el discurso de la histerica o del
amo en una situación dada…

10
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

Los criterios diagnósticos basados en este modo de pensar son completamente nuevos. Las
diferencias fundamentales respecto del psicodiagnóstico clásico ( el autor critica la clasificación diagnóstica del
DSM4 xq encasillan al sujetos en un lugar) pueden resumirse de la siguiente manera:
1° una estructura lingüística proporciona el punto de partida
2°el otro recibe un lugar muy prominente en el diagnóstico
3° el núcleo del sistema tiene que ver con el goce, aunque de un modo muy extraño: cada discurso
es un método específico de evitar el goce, de erigir una protección contra el y de mantener intacto el deseo.
En untima instacia, todos los discursos son una respuesta al interrogante que se hizo Lacan ¿quién
esta hablando, cuál es la posición del sujeto en el lenguaje?
Como teoría los discursos representan el pensamiento lacaniano Discurso y comunicación:
posiciones y disyunciones sobre la identidad psiquica; antes la psique era concebida como una esencia
sustancial profundamente enterrada y el inconsciente como el deposito de todos los deseos que constituían un
sotana en ese si mismo interior. Para Lacan ese sotano esta vacío, todo sucede en la calle, la identidad esta
siempre afuera con el otro, en la relación con ese Otro.
El discurso evoca la idea de comunicación que ha ocupado el centro de atención en los últimos años.;
la meta unificadora de todas las teorías de la comunicación es que ellas aspiran a llevar la comunicación a un
nivel de perfección en el cual no existe el ruido, una comunicación sin malentendido, mensajes que fluyan
libremente entre emisor y receptor. Por el contrario, Lacan en su idea de discurso se opone a las teorías de la
comunicación, porque parte de la premisa de que la comunicación siempre fracasa, y debe fracasar razón x la
cual se sigue hablando. Si nos entendiéramos solo habría silencio. Los 4 discursos trazan algunas líneas a lo
largo de las cuales puede producirse esta imposibilidad de comunicación.
La teoría lacaniana del discurso debe entenderse como un sistema formal, independiente de
cualquier palabra hablada como tal. El discurso existe antes de que se pronuncie cualquier palabra concreta y
mas aun, el discurso determina el acto de habla concreto. Esta determinación refleja un supuesto lacaniano
básico: que cada discurso encarna una relación fundamental de la cual resulta un particular vínculo social.
Puesto que hay 4 discursos, habrá también 4 diferentes vínculos sociales.
Todos los discursos están vacíos, son recipientes vacíos con una forma particular que determinará el
contenido que se deposite en ellos. Como recipiente, cada discurso contiene 4 compartimientos diferentes en
los que se pueden poner cosas; estos compartimientos se denominan posiciones, y las cosas que ubicamos en
ellos son términos.
Hay 4 posiciones diferentes, que mantienen una relación fija entre si. La primera posición es la de
que un discurso se inicia con alguien que habla este es el agente, quien habla se dirige a alguien, el segundo
lugar lo ocupa otro.
Agente otro

Dentro de esta relación minima entre emisor y receptor, se apunta a un cierto efecto, el resultado de
ese discurso se hace visible en ese efecto, y lleva a la posición denominada producción:

Agente otro

Producción

Hasta este punto estamos aun en el marco de la teoría de la comunicación, solo a partir del 4°
término estamos en el psicoanálisis. En realidad se trata de la primera verdadera posición la posición de la
verdad, la cual funciona como motor y punto de partida de todos los discursos.
Agente otro

VERDAD // producción

11
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

La posición de la verdad es el primer Mobil que afecta a toda la estructura del discurso. Su primera
consecuencia es que el agente solo es agente en apariencia. El yo no habla, es hablado. Cuando hablo no se lo
que voy a decir, no hablo tanto como soy hablado, con palabras impulsadas por un deseo. Esto hiere
profundamente el narcisismo, tal como Freud lo presento como aquella tercera humillación al narcisismo
humano: “el yo no es amo en su propia casa” el equivalente lacaniano sería “el significante el lo que representa
a un sujeto para otro significante”. Con este cambio de énfasis Lacan define al sujeto como efecto pasivo de la
cadena significante y no como amo de ella. El agente del discurso es un falso agente, un semblante; la
verdadera fuerza impulsora esta debajo, en la posición de la verdad.
Una segunda consecuencia de la introducción de esta fuerza impulsora es que se quiebra la
secuencia comunicativa del discurso; no hay una verdad que pueda ser puesta toda en palabras, por el
contrario, la naturaleza de la verdad es tal que resulta imposible ponerla toda en palabras. En lo Real hay
siempre algún elemento que no puede ser verbalizado. A esta característica Lacan la denomina el decir a
medias de la verdad. Otra consecuencia es la insistencia de este decir a medias de la verdad, es la repetición.
De allí se desprende que todo discurso sea una estructura abierta, en la cual esa apertura funciona como
elemento causal: en virtud de la falta estructural, el discurso se mantiene dando vueltas.
Además de estas cuatro posiciones, la estructura formal del discurso consta de 2 disyunciones que
expresan la ruptura de la línea de la comunicación. En el nivel superior del discurso esta la disyunción de
imposibilidad, y en la inferior la de impotencia.

Imposibilidad
Agente otro

VERDAD // producción
Impotencia

Disyunción de la imposibilidad: el agente es un agente ficticio, es impulsado por un deseo que


constituye su verdad, como esta verdad no puede ser completamente verbalizada, el agente no puede
transmitir por completo su deseo al otro, de allí que la comunicación perfecta con palabras sea imposible. Este
le sirve a Lacan para decir que No hay relación sexual. La otra esta siempre demasiado lejos del agente, y con
esto el agente sigue pegado a un deseo imposible. Esto constituye la base del vínculo social particular que
caracteriza a cada discurso. Cada uno de los discursos une a un grupo de sujetos por medio de la particular
imposibilidad de un particular deseo.
En el nivel inferior esta la disyunción de la impotencia. Esta impotencia tiene que ver con el vínculo
entre la producción y la verdad. Como resultado del discurso del otro, la producción no tiene nada que ver con
la verdad del agente.
En cuanto uno habla, la verbalización de la verdad de lo que dice se vuelve imposible, generando la
imposibilidad de realizar el propio deseo en el lugar del otro y de tal modo la impotencia de la convergencia
entre la producción y la verdad. El rasgo crucial de esta imposibilidad es que constituye solo la capa superior de
una impotencia subyacente, y que la estructura es en su totalidad una estructura protectora. Si pudiéramos
volver a esa experiencia primaria de goce, se realizaría la relación simbiótica perfecta, esto implicaría el final
de nuestra existencia como sujetos.

Los términos y el discurso


Los 4 discursos son maneras distintas de que el sujeto adopte una posición diferente en relación con
el fracaso del principio de placer (nivel superior) y también 4 maneras diferentes de evitar el goce (nivel
inferior). De este modo son 4 maneras que representan un cierto deseo y su fracaso, de lo que resulta un
vínculo social típico. El carácter típico de cada discurso esta determinado por lo términos, su rotación en las
posiciones fijas.
S1: como el primer significante tiene un estatuto especial, el limite freudiano, el síntoma primario, es
el SGTE AMO que apunta a obliterar la falta. Un ejemplo es el SGTE YO que da la ilusión de tener identidad.
S2: es el nombre del resto de los SGTES de la cadena.

12
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

S: S barrado, sujeto dividido


Objeto a: objeto perdido, el resultado de la adquisición del lenguaje es la pérdida de la naturaleza, se
convierte en sujeto de lenguaje, es el motor, repetición interminable de búsqueda de la pérdida original que
falla.
El sujeto trata de recuperar esa pérdida acumulando SGTES combinados en una red, pero esta
acumulación también produce saber, sin aumento correlativo de goce. Quien se amplia es el Otro, el S2; lacan
equipara este saber con el goce del otro “el saber es el goce del otro”.
La relación entre el saber, el goce y el sujeto es paradójica. El saber restringe el goce, el responsable
es el SGTE: la expansión de los SGTES, S2, genera una distancia que crece respecto del goce, y confirma la
perdida del objeto a como plus de goce.; la repetición apunta a ese goce, pero nunca puede alcanzarlo, pues es
siempre una repetición de SGTES y confirma la perdida del objeto a y del goce.
Estos 4 términos, S1,S2,S/ Y objeto a, tienen una relación fija, su orden no cambia pero pueden
ocupar distintas posiciones, dando lugar a las 4 diferentes formas de discurso.

S1 S2

S // a

Discurso del amo

La histérica entre el amo y el analista


El discurso del AMO
La histérica esta siempre en busca de una encarnación del amo-maestro mítico., pero todo amo real
esta destinado a fracasar.
Lacan considera que el discurso del amo es el inicial desde el punto de vista lógico. Funda el registro
simbólico como tal, da expresión formal al complejo de Edipo y explica la constitución del sujeto.
El sujeto es el SGTE amo, que finge ser uno y no estar dividido. Es este particular SGTE el que da la
idea de que soy de mi mismo o amo de mi mismo. El deseo de este discurso es por cierto ser uno e indiviso,
por lo cual el SGTE amo trata de unirse a S2 en el lugar del otro: S1 S2
Este deseo es imposible en cuanto hay un segundo SGTE, el sujeto queda dividido entre ambos.
Encontramos a este sujeto dividido en la posición de la verdad: la verdad oculta del amo es que esta dividido.
S1 S2

EL padre también esta sometido al proceso de la castración, el padre primordial es solo un


constructor imaginario del sujeto. El resultado de este anhelo imposible de ser uno e indiviso a través de los
SGTES constituye una mera paradoja: resulta en una incesante producción del objeto a, el objeto perdido.
S2

a
Este objeto a, causa de deseo, nunca puede ser puesto en relación con la división del sujeto. El efecto
es que el discurso del amo excluye el fantasma básico debido a su estructura: S/ losange a no es posible, el
amo es impotente para asumir esta relación. Ciego en este sentido S/ //a.
Uno de los aspectos mas interesantes de este discurso es la relación entre el SGTE amo en el lugar
del agente y S2 en el lugar del otro. Esto implica que el saber esta siempre en el lugar del otro, lo cual significa
que el otro debe sostener al amo en su ilusión de que forma una unidad con su saber. Como lo planteó Hegel,

13
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

es el esclavo quien confirma, por medio de su saber, la posición del amo. Esta parte superior ilustra el hecho de
que el amo desea ser el Otro, una encarnación del saber deseado por algún otro.
El amo es ciego a su propia verdad, es ciego por estructura, no puede reconocer esa verdad porque si
lo hiciera caería de su posición y dejaría de ser el amo. La verdad es que el amo también esta castrado, esta
dividido por su introducción en el lenguaje. El amo reniega de su propia castración aforrándose al SGTE amo. El
SGTE es el tapón que obtura la falta fundamental por medio del cual el amo cree ser uno. Se pretende que el
yo del amo es idéntico a si mismo.
El fracaso se advierte en la parte superior del discurso, como S1, un sujeto idéntico al SGTE amo
único, el amo trata de alcanzar a S2, que es el camino al goce perdido. Necesariamente fracasa, porque si
realmente quiere asumir la cadena de los S2, tiene que renunciar a su posición única como S1, y el goce sigue
fuera de alcance.
Este fracaso inevitable se ilustra con Freud y Dora; Freud asumió la posición de maestro, dando la
impresión de que sabia todo sobre el deseo.
El único modo de conservar la posición de amo es permanecer en silencio, evitar los SGTES permite
no ser dividido por ellos. El único amo exitoso es el amo muerto.

El discurso de la histérica.
En el lugar del agente encontramos al sujeto dividido, lo que implica que el deseo de este discurso es
el deseo en si, esta más allá de cualquier satisfacción. El vinculo social de la histérica esta en identificación con
un deseo no satisfecho.
La histérica como vínculo social pone énfasis en la posibilidad del deseo. En cuanto uno habla pierde
el objeto primario y queda dividido entre SGTES.
$

Este deseo que se origina en una perdida primaria, tiene que expresarse a través de una demanda
dirigida al otro; hay que convertir al otro en un SGTE amo para obtener una respuesta. De este modo el sujeto
histérico siempre hace un amo del otro, y S1 tiene que producir una respuesta:
$ S1
Al amo se le supone que el sabe, que podrá dar una respuesta. Por esto encontramos al
conocimiento, S2, en la posición de la producción, pero esta respuesta siempre yerra. S2 como saber general es
impotente para producir una respuesta particular a la fuerza impulsora particular del objeto a en el lugar de la
verdad: a // S2
Estructuralmente el discurso de la histérica resulta en la alienación del sujeto histérico y en la
castración del amo. La rta dada por el amo siempre yerra, porque la respuesta verdadera concierne al objeto a,
el objeto perdido para siempre, que no puede ponerse en palabras.
El resultado inevitable es una confrontación entre el amo y la falta fundamental de la cadena SGTE :
para la cadena SGTE es imposible verbalizar una verdad final. Esta imposibilidad causa el fracaso del amo y
entraña su castración simbólica. Mientras tanto el amo, en la posición del otro como S1 , ha producido un
cuerpo creciente de S2, de saber. En todos los casos la rta será sentida como alienante. El saber como
producción es incapaz de decir nada importante sobre el objeto a que ocupa el lugar de la verdad: a//S2.
El sujeto histérico impulsa al otro a saber. La histérica desea saber como medio de goce. Esto es
imposible, y la transforma de inductora de saber en fuente de fracaso, con lo cual demuestra la falta
fundamental. La histérica no solo erige al hombre amo, sino también lo desenmascara: el deseo de el también
esta determinado por el objeto a, de modo que el también esta dividido. Al mismo tiempo, ella se repliega
como objeto del deseo: el no la desea a ella sino al objeto a. es Así como la histérica expone la paradoja del
amo como sujeto deseante: la verdad del amo es que el también esta castrado. La paradoja consiste en que al
luchar por obtener goce, lo único que el puede producir es un saber insuficiente, y que lo convierte en amo.
Por cierto, si el quiere desplegar este conocimiento tiene que hablar, pero en cuanto habla revela su división.
El padre real de la histérica es un padre castrado. Es un procreador retirado, es allí donde aparece la
figura idealizada, porque encarna la posibilidad de creación en relación con la mujer mientras que

14
CLINICA I
UNIDAD 1
LACAN

personalmente esta fuera de servicio. Esta es la condición necesaria si quiere asumir la posición de amo, es un
padre imaginario no sometido a la pérdida primaria un padre completo que esta más allá de la castración.
El padre de la histérica es el padre muerto, liberado de todo deseo y ya no esta sometido a la falta
fundamental, y puede producir en su propio nombre, S1, un saber S2 concerniente al goce. Un padre muerto
sin deseo produce saber.
El discurso del analista
Es opuesto al discurso del amo. En el lugar del agente esta el objeto a. este objeto perdido esta en la
base de la escucha del analista, que obliga al otro a tomar en cuenta su propia división. Por ello esta en el lugar
del otro el $.
La relación entre el agente y el otro es imposible, xq convierte al analista en la causa del deseo del
otro, eliminándolo como sujeto y reduciéndolo a mero desecho de la cadena SGTE.
Esta relación imposible entre a y el sujeto dividido es la base para la transferencia, en la cual el sujeto
podrá circunscribir su objeto y atravesar el fantasma fundamental.
La posición del analista funciona como no-funcionamiento del analista como sujeto.
En este discurso es notable la posición del saber. El saber esta en la posición de la verdad, pero como
el lugar del agente es ocupado por el objeto a no puede introducirse en el análisis.
El producto del discurso del analista es un S1 , un SGTE amo.
El analista empuja al paciente en la dirección del discurso de la histérica lo que obliga al paciente a
subjetivizar, a conciliarse con la verdad de su síntoma. En lugar de presentar su problema a algún otro, el
paciente se ve a si mismo en el centro de la dificultad. Así resulta posible llegar a la verdad de su síntoma,.
El discurso de la universidad
S1 desaparece bajo la barra, el saber ocupa el lugar del agente, y su verdad es garantizada por un S1.
En el discurso de la universidad, el amo funciona como garante formal del saber, negando de tal modo la
división. Es este saber el que ocupa la posición del agente, y el otro queda reducido a la posición de objeto.
Causa de deseo.
Este es el vínculo social que resulta del deseo de alcanzar el objeto mediante el saber. El saber es
presentado como una unidad organizada y transparente que se toma del texto y se aplica directamente. La
verdad oculta es que solo puede funcionar si se lo garantiza con un SGTE amo.
El producto es una división creciente del sujeto, cuanto mas saber empleamos mas nos dividimos
entre los SGTES y mas nos alejamos de la verdadera causa de deseo: S2 a.
Pero esto fracasa, el saber no genera goce, sino solo un sujeto dividido por un saber expresado en
SGTES.

15

Potrebbero piacerti anche