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11- ~ERG ~~~:;-GIANO 1

El ser1tido común vis11al


DISPUTAS EN TORNO A GÉNERO,
11 11
RAZA Y CLASE EN IMÁGENES
DE CIRCULACié)N PÚBLICA
Imagen de portada: 'Veterano del Gral. Lavalle. Sr. Juan Noriega°. ·-
Archivo General de la Nación

-------~
Imagen de solapa: Durante una asamblea escuchan la palabra de la
Sta. Tomasa Cupayolo. La Boca, Buenos Aires. 1904.
Archivo General de la Nación

Diseño: Gerardo Miño


Composición: Eduardo Rosende

Edición: Primera. Diciembre de 2012


Tirada: 500 ejemplares

ISBN: 978-84-15295-24-2

Lugar de edición: Buenos Aires, Argentina

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación


pública o transformación ele esta obra solo puede ser realizada
con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista
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Definir las diferencias.
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l,as imágenes (con) que enseñan
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"14/02/1942. Con armas de largo alcance la policía disolvió a las


obreras que se plegaron al paro". Archivo General ele la Nación os modos de percepción y. valoración socialmente aprendidos
1
1 11,

1:,,
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L intervienen de manera temprana en nuestra relación con los
clcmás y le dan una primera estructuración. En ese aprendizaje
,<.;ocial tienen vital importancia los mecanismos de percepción y
11
valoración "no lingüísticos", y entre ellos las imágenes visuales
i:I se destacan por configurar cuerpos y sujetos apreciados o des--
1
preciados a los cuales atribuyen caracteristicas presuntamen·
¡il le propias, vinculan a determinados espacios, circunstancias y
acciones, marcan y elasifican. Tales imágenes ensefian a ver y
reconocer y juegan un papel fundamental en la instauración de
un sentidu corrnín (Gramsci, 1985) y, consecuentemente, en la
construcción ele hegemonía.
¿cómo intervienen los manuales escolares en la configuración
"Empleados y obreros del Estado se congregaron en la Plaza
de una cnlt nra visual atravesada por la ··raza", el gt'ncro y la clase
¡I¡ del Congreso. 13/07/1947''. Archivo Cenera! ele la Nación
social? Los manuales escolares forman parle del "vasto campo rk

r:~j,f~{L:~:,~:~:J.-~:;~ ··~.,-~;--~!
1' textos normativos" (Vale de Aln:icida, 1991: 247) que son centra-
les en la instauraci1'rn de imágenes que acaban constituyendo un
"saber olvidado" y que ''sin que io scp;unos, guian nucstrosjuicio:<
v nuestras acciones" (Romero, 200,~: 18). Estos libros part1ci'.J~m
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activameutc en la ·'invención <le trac!1c1011e:.,·, en cualquiera de
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tas tres categorías superpuestas en que Hobsbawm las clasitic:t.
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C'oncliciones de admision de un grupo o de com nnidacks reales o
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"Asamblea de la ConfederacJOn General de Empicados de
:11 "' Comercio. 25/01iJ 95:.> ·.Archivo Genci·al de la Nación
111 ¡ll:

En este capítulo analizo las imágenes visuales de tres manua- Normas tácitas para definir diferencias internas
les escolares de Ciencias Sociales del segundo ciclo ele la EGB y externas
(Educación General Búsica) de 2006, uno de la editorial Santi--
llana, uno de Tinta Fresca y uno de Puerto de Palos 1 , Los niños y En los últimos aüos en la sociedad argentina, como en otras,
nifias a quienes se dirigen estos libros tienen aproximadamente ha ganado relevancia institucional el discurso del respeto a las
nueve años de edad. En el citado estudio de Romero que tiene diferencias. La lucha de determinados grupos y la promoción
1 .! por objeto los textos escolares, el autor señala que "uno de los hecha por algunos organismos internacionales ha colocado en
principales propósitos de la escuela es «hacer argentinos»" (Ro- agendas políticas y acadó11icas la crítica de numerosas formas
111 mero, 2004: 24) y que, para ello, son prioritarias tres disciplinas, de discriminación y las demandas ínter o mnlticulturales. Esto
'11
la Historia, la Geografía y el Civismo que son, precisamente, las ha tenido sus efectos en la elaboración ele planes educativos y

l tres disciplinas que cubren estos libros de Ciencias Sociales ele la


EG B 2. Los tres han sido editados en la ciudad de Buenos Aires
en el diseño de materiales pedagógicos. En este contexto pne-·
den ser comprendidas varias imágenes y textos de los manuales
y se proponen atender los asuntos en una dimensión o con un considerados aquí.
enfoque nacional. Las tres editoriales escogidas son ele gran ti- A propósito de la vida "en un país democrático", el libro ele
rada y, según se infiere del costo ele cada libro y ele la opinión ele Santillana presenta agrupadas en un mismo cuadro cuatro foto-·
maestros y libreros especializados, apuntan a públicos diferentes grafías que en conjunto mostrarían al lector, según apunta el texto
de acuerdo con los niveles de ingreso. que las acompaña, que "todos tenemos derecho a SET diferentes".
:¡1 En las páginas siguientes podrá verse que las representaciones El párrafo que precede al conjunto de fotografías seííala: "[s]i
1
visuales estudiadas configuran un mapa de diferencias, que dicho mirás a tu alrededor, poclós observar que las personas somos to-
mapa contiene diferencias diversas entre sí y que además prcsu·- das distintas, porqnc cada cara y cada cuerpo son únicos, porque
pone y proyecta normas implícitas sobre las cuales las diferen- cada uno piensa y siente de manera diferente, tenemos culturas,
cias se vuelven pensables como tales. Veremos, por otro lado, en religiones, necesidades y gustos propios". Puede inferirse que
continuidad con el Capítulo i, que la existencia de determinados no son imágenes producidas ~spl'cialmente para este libro sino
grupos sociales es circunscripta a períodos pasados de la historia reunidas en él. Una ele las fotografías es de dos mujeres japonesas
nacional, dificultándose la percepción ele su actualidad. Entre los que llevan kimono y tocan el koto, un instrumento tradicional
distintos actores que toman parte en esta representación de la de cuerdas. En otra de las imúgcncs una mujer teje en un te-
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historia y de la sociedad argentina contemporánea se postulan re- lar manual. En otra puede verse a dos m ujcres con vestimenta
laciones. Algunas ele ellas hacen alusión a la reproducción social, hindú. La última fotografía muestra un nií'ío sonriente frente a
en el sentido ele la reproducción de una "comunidad nacional'', la cámara; vestido con ropas "occidentales" y sin ningún otro
y a los papeles diferenciales que se espera jueguen en ella hom- elemento que lo acompañe, su única "particularidad" visible es
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bres y mujeres, blancos/as, indígenas o negros/as. Asimismo, las la ele ser negro (f. l). 'j
relaciones entre los personajes así como entre ellos y determi- La "diferencia'" qne presenta el conjunto de fotos no parece ser :~
111

1
nadas actividades y ámbitos implican una enseñanza visual de una "diferencia interna". No son diferentes en la Argentina sino :;:
posiciones sociales, es decir, una enseñanza de las diferencias 1liferentes de la Argentina. Las mujeres japonesas y las mujeres ~
desiguales que requiere dicha reproducción social. hindúes sugieren esa dirección interpretativa. Por otra parte, es 7
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da ro que las diferencias de instrumentos, de vestimentas y, en
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los th·minos del texto, de "caras y cuerpos" no funcionan ele la
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rnisllla manera en cada caso. En tres de las fotos las prácticas e
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¡¡: 1. Los libros son de autoría colectiva, tienen una cantidad promedio de alrcdcdm 7
..,, i 11du 11H·ntarias buscan dar cuenta ele una "diferencia cultural". En _J
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ele 200 páginas y el porcentaje de material visual, entre fotografías, dibujos.
1;1 111 ·I 11i1\1 >, en eam bio, la única y al parecer suficiente diferencia ..,.,
::": cartografía y reproducciones de pinturas y grabados oscila entre u11 .¡o'J1, v
un 50%, según el caso.
11
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variantes relacionadas con el título. Son cuatro imlividuos que


)1¡
! ' se encuentran en Argentina. Un pequel10 texto en primera per-
1
scma al lado de cada uno especifica su condici<'m. El primero es
l un hombre joven de cabello claro, vestido con traje y corbata, un
bolso en el hombro y el periódico en 1111a mano; indica que nació
1111
:,:.... i~~·um::!~i; ¡u¡ '.H! ti!~~:~;:¡,;'~¡¡: 1¡¡ ;1 ~. 'i en Bariloche pero trabaja en la ciudad de Córdoba. La segunda
jr·;º!'·11 J~:j imagen es ele una mujer blanca que lleva una blnsa y una falda,
:.¡:f' .. .t .o'!ljl:¡'.
''1.'' ¡¡ . ·.'''!!'': carpetas y libros en un lwazo y una cartera: señala que nació y
' ;)¡:, .:i . ,: ·,h :• 1:
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·' !h . vive en la ciudad de Buenos Aires. La tercera fotografía es ele
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" ~l ··,;;~it!!·'.;;' una niúa que aclara que es espaiíola y que está en el sur de A.r-
l ' ·1 l l1,. "" !· :J¡W

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1 gentina de vacaciones. Finalmente, el texto al lado de la cuarta
persona apunta que se trata de un peruano que vive y trabaja
Jiigura 1. 'Toclos ll'ncmos derecho a ser diferentes", en Mendoza. Es un hombre de tez murena y cabello oscnrn, un
San! illana, p. 2S "cholo", en términos pernanos, que se encuentra cortando cés-
¡>('d con una máquina (f. 2). Aunque la descripción valga per se,
es el color de piel, es su negritud lo que lo vuelve un ejemplo ele <'abe subrayar la atribución en exelusiviclad del trabajo manual
"diferencia". ;ti inmigrante pernano, al lado de los trabajos intelectual o de
En tres casos lo diferente son mujeres adultas cargando su <1ficina de los otros personajes adultos. ¿Qué articulación ele culor
11
1
11
cultura, en el otro caso el diferente es nn nií'ío negro. El conj nnlo dl· piel, clase y nación puede advertirse en esta representación?,
!
de fotografías dispara n nmcrosas preguntas, la primera de las /qut' reparto de tareas es pnsihk aprender en esta ilustración?,
cua1es es ¿.en relación con qué o con qui6nes estas diferencias
son precisamente ta1cs"?, i.difercn te cómo y diferente de qué "no
diferente", o de qw:~ diferente que no es indicado como tal? ;.Res-
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pecto de qué norma es qnc la diferencia se constituye? ¿.Por qué 1,
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la diforencia puede marearse con/en nrnjcrcs o con/en un niüo
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negro'? En otras palabras, ¿.cómo seria posible marcar una '\lifc- tlf.:l!l
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rcncia" rnostranclo hombres adultos 11lancos'? ¿sería posible? 1!•, .· .Jl!w


En el libro de Tinta Fresca se puede apreciar de modo seme- ,,,............ 1 llr
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jan te uno de los rasgos de esta norma sobrentendida de visuali- \ .' ;: ., ~'U\., 1,:·1,;~!.;.\-!lii.. ·

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1 ··: :· ·: ··~~•uamhm1tu · " :
zación y demarcación de las diferencias. El capítulo catorce, "La 1, / . .. .j ,..·¡;¡
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discriminación en la sociedad", trata sobre prejuicios y ''formas de '
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la discriminación" p< ir "gt:'ncn i". "color de pid", ''nacionalidad", :.{l lit.!
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·'creencias religiosas", "eapacida< les diferenciales", etc. Allí se pre- :¡¡¡::,,.; ..

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senta una fotografía en la que se ve en primer plano un niño negro
que comparte el aula de clases con niiíos blancos. La inscripción >:·:-·.-- ;.-
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debajo de ella aclara que se trata ele una escuela en Sudáfrica y
refiere características de la discriminación "en ese país". ~) 8
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~ Santillana también inicia con una imagen de gran tamaií.o


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el capítulo "Los que vivimos en Argentina''. Sobre un mapa d<· ' ,¡¡; :1':
Figura 2.
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Argentina como fondo y un segundo plano con fragmentos vi ¡¡1~
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,¡¡.r "Los que viYimos
..,, 'lto'MVI' en Argentina'', "'
suales urbanos y un paisaje natural, cuatro fotografías ofr<'<'<'ll Santillana, p. 68
1111

111

¿quién es quién y a quién le corresponde hacer qué entre ''los que incluye los siguientes temas sucesivos: primeros pobladores de
vivimos en Argentina"'? los territorios actuales de América y de Argentina, los "pueblos
'
1' Los casos anteriores permiten hacer unas primeras suge- originarios" -o "aborígenes" o "primeros habitantes", según cada
'I rencias a propósito del modo en que la cultura visual argentina libro-, la llegada ele los españoles o la conquista de América,
i supone designalcladcs y fricciones así como mecanismos más la época colonial, la revolución independentista, los gobiernos
o menos consolidados ele estabilizar esas fricciones y norma- patrios y la primera época independiente, llegando hasta las pri-
1!1¡
lizar esas desigualdades. Jnwginczr la/s cliferencia/s, aun en el meras o hasta las últimas décadas del siglo XIX, según los casos.
intento de enfocar d respeto por las mismas, reactualiza sobre Por otra parte, los tres cuentan con algunos capítulos finales
qué bases y ele qn{' maneras esas diferencias son concebibles y dedicados a diferentes temas en la actualidad como "Identidad
1'
recnercla que las mismas pueden ser internas o externas. Cierta y diversidad cultural", "discriminación'', "formación ética y ciu-
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intersección de género y "raza" en el primer conjunto de imáge·· dadana", formas de "vivir en sociedad" y derechos, protección
nes ofrece indicios acerca de la norma y los criterios a partir de del medio ambiente, entre otros similares.
los cuales se definen pertenencias y exclusiones, y jerarquías en Los primeros temas, hasta la "época colonial", tratan acerca
dichas pertenencias. Simultúneamente tiene lugar tina sue1ie de ele los indígenas y ele la relación con los españoles a su llegada.
apartamiento o separación de la negritud más allú del horizonte En algunos ele los manuales es posible reconocer trazos caracte-
propio de la nación. La negritud resulta suficiente en si misma rísticos del discurso crítico de la conquista que tomó progresiva
i para dejar sentada la ajenidad o bien es representada lejos en el fnerza en los últimos veinte afios en toda Amó rica. Si bien en el
'11
espacio, en otro territorio nacional. A su vez, la ilustración de la easo de Santillana no hay ninguna referencia en esta dirección,
fignra 2 exhibe que '"los que vivimos en Argentina'' somos diferen- tanto Tinta Fresca como Puerto de Palos ofrecen imágenes que
tes y desiguales y evidencia que muchas veces estas conclicioues ('onfiguran un encuentro designa! y cargado de fricciones. Tinta
se articulan. La asociaci{m de determinadas tareas con unas u Fresca comienza el capítulo "Cuando los españoles llegaron a
otras personas o tipos de personas recrea y, al mismo tiempo, América" con un fragmento de un mural de Diego Rivera que
con firma nna clistrihnción en la cual se intersL'ctan clase social <>cupa más de media púgina. Diversas imágenes y diversos planos
y color de piel. S<' superponen en la pintura. Los personajes son militares, co-
1 El problema es el del establecimiento y la convalidación de 111crciantes, notarios y religiosos espafiolcs, siempre con armas o
ciertos criterios normalizados ele visibilización de jerarquías, <'011 dinero en las manos, muchas veces cubiertos con armaduras
pertenencias y exclusiones sociales, así corno de formas admitidas y montados a caballo, e indígenas a pie cargando u ofreciendo
li y denegadas ele reconocimiento iclentitario. Este proceso supone riquezas o, en la mayoría de los casos, trabajando en una mina,
'11
operaciones de distinción no sólo sobre un "mapa" actual ele per- una plantación o una tala de árboles bajo la conducción ele un
scmas, "caras y cuerpos". El establecimiento y la convalidación ('spafiol con látigo en la mano. Las caras ele los europeos están ;;
ele esos criterios puede implicar, y de hecho implica en este caso, visibles en todos los casos, de frente o de perfil; los rostros de f;~
'--'
la proyección de operaciones complementarias sobre la historia 1• >s indígenas se encuentran ocultos o semiocultos por las otras ~/,

ele dicho mapa, es decir, una construcción de la historia que vi- liguras o, más comúnmente, por razón de llevar su cabeza gacha J.
"' sualmente ayude a sostener aq uc !la visibilización ele jerarquías, ..,,
1111 :il trabajar o al arrodillarse para depositar bienes a los pies de
pertenencias, exclusiones y reconocimientos iclentitarios. ~
'''I 1111 seúor. En el centro de la escena dos españoles comercian, ;.-
z
1111 o da dinero al otro y detrús ele sí se ve indígenas con sus per- §
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Indios: el establecimiento de una frontera i •·1w11cias. Al lado de este foco, en primer plano sobre el margen
;; 11,< ¡11 i< ·ni<> dos soldados inmovilizan, pisándolo y tomándolo con
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,-;¡:: temporal ~
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,_, Li~; 111;1 nos por los hombros y el cuello, a un indígena, engrillado 7
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Estos libros de Ciencias Sociales cubren en su tratamiento ' .1L1do, y •·st(m a punto ele grabar a fuego en su cara una marca
"" de la historia un período que, con pocas diferencias <·nt r<' <"llos, .¡, · prnpi< ·d;1d.
a-
m l!¡!

Más adelante varias imágenes co11linúa11L:sL11í11':.1 < 1 11 íc.1. V.11 dirccnón y acompafia el
(0J1'1· t ;1 J 1~n11t . Df:i: l'~~I :1 i·IA~;:,
({)i/\ll uL()(/t'':::; rKu\( RV.
¡11 la página 109 se reproducen, por ejemplo, dos famosos dibuj< 1:: 1 dibujo ele los castigos en
'!1 de Guarnan Poma. En el mismo recuadro en que se exponen l< ):-: las minas con la pintura
li ..,1.1·. '' 11 .. J., i"'·'''l"~l¡•.1 ,, · •·i'"". ''' l\.r ,..,._.,..u,.,., ~·i~trr¡ ,-.;,,,.,,.r<·.~,

!I'
dibujos, una breve presentación del tema destaca que el autor . ,., . , . ,. .: ·. :;¡~~· .......,,·,:~"·.·.:s-,;;;"·;~;¡:''.:~;~~;7~ de una batalla en la que
1 :,/: ' .;~".'JI ·~"'· "'"'•, \· "::1< .. ,. J1,. {i), l ),-:1 /· ,~,... ,~:~~~.·-
;•;:_~, ,. . 1 1::•¡ •::..r-<'-. t~'!:~1t·
''[h]acia el año 1600 escribió una extensa carta al rey de Espaü; 1 ' \'" 1 .'1 f . 'F
' , f
111 .• -' • ¡¡;::¡ J '"' 'l.ht-.:¡.J·l
los espafioles avanzan
AV~ .. ·;.'fi(:(· 1:¡
·
en la que den un ciaba los abusos ele los españoles contra los in·· ri;,{''. :: :. i¡" \hl sobre los indígenas, des-
1 t•':i\. '.·· ,.) '~. ' /P,t!íti r 'if [r,Ul¡· ¡fj'.r•. _!..
dígcnas americanos" ". De acuerdo con las palabras con las que ,;¡ 'I;,(~ \'.:~~ . / • ,,! ¡ t ,~\/ \\ ::~)l11Fl~ ¡ taca en el texto explicativo
~. 11~J )¡¡} . ; ·-~~ ~·~\Thf1.~;~ ):~;,~~l· ,.. ~·'.::~'..J:
l•\..·:~''.¡il;[fl'W )-."1I'
f ' i

el manual acompaiia ambos dibujos, "[e]l primero muestra un 1


,·,:l1;:; 1;;1;' • la desigualdad y enumera
1
l t'!; ;Y~..r l' "'' :;•.,: l\\· .,, ... ~·.··!
,.: .. ·... 1
..... ' ·I, ·.. 1
encomendero y los indígenas que debían trabajar para él. El otro, ' 11" r<•'1 ""'I/ '"1\ '·'-'i • las \'en tajas tecnológicas a
'¡ 1 ,• ; \ '; '\, \ 1..., ,~jl11~l~ '/~''! ~\" :;1i'.".'; b
• I• ('

¡
'\ ' • -~ • i') .1 .• \- \ \ ,.,,; .,p .. .
los cas1igos a los que eran sometidos los aborígenes" (f. 3). Cada favor de los primeros.
.¡'11,,j "-· I /!.•,.:\\
,'1,I f J ¡1J , ~
'-._\} ~> \',.,. . /. ·······1
dibujo eorresponcle, respectivamente, al "Capítulo de Comende- .1\ "
·• W 4,, .~i~:-:.
.q1...- .. :·~~- ,.,. .;¡t:..~':i
'"'·' ~/ 1 ~w<r;'.;~;;T;~?
1 ... '. :,.:,.,·l¿;>.~ 1
Hay un segnndo as··
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ros" y al "Capítulo de los mineros", que son justamente pasajes •. '
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1
{·~lJí1 j1?¡'13·(~¡~·;~:
J <>-1.)

ele la obra que reúnen gran cantidad de escenas que muestran 1 11 ,'(/. terna indígena en el cual
castigos y abusos contra los indígenas y son, según creo, de los 1! i ·~··\ v¡"':,14~1:
i/ ···¡.....",/·11 :.:i:\'·'\(~/
'"'·i:lí'" ,•..." ' ' los libros ele Ciencias So-
IJ, 1 ·",·\~) ~>¡ y.• \ 1 f,·11~.1·:.~:::~) \
que más han circulado entre las reproducciones de la Nueva Co- 1¡· 1 1::t /·' ~~\
. "11; 1""'.''' ·~\}·:., (I'~-~'.:~,.;:., 1..... :i·J¡.,,~•: .. " -':' '
.:~.~:' 4:;.~i,... :/,:.!~1
ciales analizados coinci-
rónicc1. .., en particular en las interpretaciones que subrayan las ·11
¡I •, I'"' > .· 1·1 1 \··"' . ,.
¡'.\• 'i;if· } ..., :1;;.c' ...• ,.,,. den. En todos los casos los
denuncias que la carta contiene. De hecho, el manual de Puerto h.'.. . ·:~~~;~~ J1,¿;1~:::~~¡~;)~?::::::l
. . ... indígenas del territorio ele
de Palos también recurre al dibujo del capítulo de los mineros. la actual Argentina perte--
Vi~·.1tra 3. "Los castigos .. " Gua1nún Porn~,
De las dos inügencs con las que ilustra su apartado "Conquis·· N11<'PC1 Cor6nica ... nec:en a un tiempo pasado
tadores y conquistados", una es precisamente ésta que, en sus de la historia. Tanto San-
palabras, expone los "severos castigos" que recibían los indígena2 l illana como Puerto ele Palos ilustran los respectivos capítulos
1

"obligados a trabajar en las minas" por los espaúolcs. ::olirc los "aborígenes'' o los "primeros habitantes" con dibujos
1 ~ 1

Los dos libros coinciden tambit'n en la clase ele imágenes que 1 ·bborados por sus equipos ele ilustración. Con las especificidades

rnnforman el contexto visual ele los dibujos ele Guarnan Poma. EL d1· estilo ele cada caso, se trata en ambos de dibujos coloreados,
la página siguiente a las reproducciones de 1a Nuevo Corónicu ... , <·11 general con un estilo actual que remite al de ciertas películas

con otros fragmentos de gra baclos y pinturas Tmta Fresca insiste de animación infantiles o comics contemporáneos. Los dibujos
en presentar, en términos <le los correspondientes epígrafes, la pn·sentan prácticas y actividades en desuso en el presente. Puede
·gran superioridad rn ilitar [ele los espaüoles j sobre los incligenas'' \ <Tse queranclíes arrojando lanzas o boleadoras a grnpos ele ani·-

y, asocindo a ello, "cómo los aborígenes eran sometidos por lo.' 111;tles que intentan cazar, fr11nilias tehuelches reunidas en toldos,
espa1foles". Posteriormente, un dibujo presenta una fila de inchge- g11araníes o diaguitas cultivando el suelo con antignos métodos
nas en semieírrnlu, a quienes algunos espaiioles obligan a realizaJ v escenas semejantes. Tinta Fresca, por su parte, recurre a re-· ':lJ
':/¡

'J

trabajos pesado~; blandiendo palos, espadas y harhas. No obstantt prnducciones de grabados y clibnjos de diferentes épocas (desde
dete1wrst' menos cu el tema, Puerto ck Pa1os sigue la misma t <q6 hasta 1830) realizados por viajeros, como también a varias

_,
folografías de finales del siglo XIX. Los otros dos libros también
;ilf<'rnan alguna fotografía de este período con sus dibujos. >
~
., L1 vida y la obra de Feiipc Cuaman Poma de Ayala hm1 sido rastreadas y -~
/\unque indudablemente los dibujos ''infantiles" no serán ~
cstudi;icias abundantemente Lksclc 1908, momento en qne fuera hallado e;
1 is los por los nifios, que son sus principales destinatarios, ele la
::;
manuscrito de su Nucvu Corónirn 1sic) y Buen (;ohiernu, de 1615. No es de
mi mlcncs aqu1 b posiciún del autor m el impacto de esta obra, <lirigi<.la come' 111 isrna manera que por un adulto, cabe advertir que este tipo ele
carta al rey de Espaú<.:., en ia socicdaa de su época. LO que rcsuila reiev<.mll
es l'i consenso actual, al mi:nus en productos de gran circulación y en male
il11:-:t raciones no parece transmitir la idea de la existencia actual
•1< · )',n 1pt1s pohlacionales como estos. Además, seguramente a nin-
ª
~
...J
'-

o rialcs pcdagóg1cus como los analizados en este capítulo, para leer en ella un<.1
~:

descripeión critica de la situación indígena en ias enlomas. )'.1111 l<Tlor <'s<·aparú el menor "efecto de verdad" que este tipo de Ñ
i~ 1

dibujos tiene, por ejemplo, en relación con la fotografía (Barthes,


2.005; Schaeffer, 1990}1. Por otra parte, como señalé, todas las
fotografías son antiguas a excepción ele dos de ellas, sobre las que
111
volveré en un instante, una mostrando un "Nativo guaraní actual"
y otra una indígena que trabaja con fibras vegetales. Fuera de ello,
los indígenas que actualmente habitan el territorio argentino no
se ven, ninguna imagen los hace presentes en estos libros.
La utilización de dibujos elaborados ad hoces una condición
impuesta por la casi absoluta imposibilidad material ele conse-
guir otro tipo de im{tgenes ele la etapa anterior a la llegada ele
1
los europeos. Pero esta razón no es sufieiente para que no haya
representaciones ele indígenas actuales. En primer lugar, como t
J!.
11 señalé, las imágenes no se circunscriben a ese pa.sado previo al :)n 11.1u·"·
Nal ivo quilr~1r:í actual. 1:.,>:<:·•:::~1~1;~ :<1:r·.J1- 1;1 .11:;,!.
arribo español. Los dibujos de viajeros son del siglo XVII o del
XIX y las fotografías (de una "familia selk'nam" en Santillana y Figura 4. "Nalivo guarani actual'", Figura 5. '"Nati\'o yámana·", Tinta
Tinta Fresca, p. 95 Fresca, p. 92
ele un "nativo yárnana", un "anciano tehuelche'', una ''familia te-
h uekhe'' y una "familia selk'nam" en Tinta Fresca) corresponden
a fines del siglo XIX. Por otro lado, el conjunto de las ilustraciones precisamente, a fotografías que se podrían clasificar dentro del
I ¡
'I no se limita a miembros de grupos indígenas que hoy puedan "modelo realista" (Edwards, 1992), las cuales presentan a fines
1
11'
1
considerarse desaparecidos sino que hay también dibujos de del siglo XIX una continuidad con la tradición de ilustraciones
1
grupos actualmente existentes. que, entre otras cosas, absorbía los sistemas antropométricos en
1
El confinamiento visual de los indígenas al pasado se vuelve una estética realista general de representación del "otro". Más
aun más evidcn te si tenemos en cuenta que algunos textos escri- allá ele tratarse de una imagen en color, esta fotografía del ma-
1

tos sí hacen referencia a los indígenas actuales. Tinta Fresca, por nual de Tinta Fresca enfoca en primer plano y de frente, como
ejemplo, dedica un texto a" ¿.cómo viven los indígenas hoy?" y a hacían aquellas, el torso desnudo del "Nativo guaraní actual" y
!1
sus derechos, y hasta presenta un mapa de la Argentina en que se su rostro que mira a la cámara; se aprecian sus rasgos físicos y
aprecian coloreadas las ubicaciones actuales de algunos grupos. pocos elementos más, como una vincha que atraviesa su frente,
Asimismo, las pocas imágenes de indígenas contemporáneos no nnas cuerdas que cruzan desde sus hombros y el fragmento de
sólo no rebaten o suspenden esa suerte de encierro en el pasado nn instrumento ele madera sobre un costado del cuadro. Es un
sino que, por el contrario, parecen confirmarlo. De las dos fo- <'ncuaclre similar al de las fotos del "nativo yárnana" (f. 5) y del
tos del presente, la del "nativo guaraní" (f. 4) recuerda por sus ~J;
"anciano tehuelche'', presentadas a pocas páginas de distancia ·..)
11

11
trazos, su composición formal y el pie de foto que la acompaña de la primera. Éstas y aquélla coinciden también, como puede ;;J,

a algunas fotografías antropológicas de fines del siglo XIX. Más a preciarse, en el estilo ele la leyenda o pie de foto, cuya importan- ...J

1 1
<'ia ha sido relevada por Edwarcls, al decir que "es por medio de
1

'1 ;3. Algunos pasajes parecen demostrar que los propios manuales asumen explí-
eitamentc una correspondencia temporal particular para unas y otras tecno-
la yuxtaposición de un modo y una leyenda representacionales L.
1 ,! :o
logías de representación visual. En otra parte del libro, por ejemplo, Pucrlo <'s¡wcíficos que los «tipos» son establecidos o que un individuo ~
r:;
ele Palos presenta un breve apartado llamado "Lectura de imágenes" (p. 164) ('( msigne tornarse una generalidad. Leyendas generalizadoras
:o
que comienza diciendo que "[u]na ele las fuentes más impottantes que utilizan ('orno «Un nativo típico», «Una beldad nativa»[ ... ] funcionan
o
¡::
/
t:
c.. los historiadores son las imágenes. Según la época que estén investigando, t;;
< I<" ('sla forma" (Edwarcls, 1992: 11). En resumen, la composición
:: estas pueden ser futugrafías o dibujos. Por ejemplo, antes ele que existicr;1 t:
< i<" h i lll;tg('IJ y el estilo del rótulo emparentan al "nativo guaraní
.... , la fotografía, la única manera ele ilustrar paisajes, batallas. rnstumbrc>; o M
1;id11;1' I" rnn ('I "nativo yúmana" y el "anciano tehuelche" de fines
N N
personajes ele la historia era a tr;wés <k las pinl ur:is ··.
I~ I'
'11

'

cid siglo XIX y remiten a1 retratado al pasado lejano de estas un río con redes ele pesca en la mano, una mujerjoYcn que teje
fotc >s cerca nas 1 . sentada en el suelo y un hombre mayor de perfil, los ojos cerra-
1,I! Como anticipé~, ademús de ésta hay sólo una foto actual de dos y la boca abierta, probablemente cantando o hablando, con
11
imlígen;1s en Argentina. Es una imagen en colores expuesta en una bandera mapuche en segundo plano. La leyenda indica que
el libro de Santil1ana que tiene como prot;1gonista il una rnujcr "[e]n la actualidad, los descendientes de los pneblos originarios
joven, vcsticb con una pollera y una blusa, ambas ele fabricación del actual territorio argentino conforman minorías que, en ge-
industrial, sentada en una silla de madera, trabajando unas ii·- neral, conservan tradiciones, costumbres y expresiones artístic;1s
bras vegetales con las manos, sohre una de sus piernas. Es en la mny antiguas". Finalmente, un grupo de nifios ele ,Jujuy aparece
inscripción que acompaüa :1 b fotografía que el pasado insiste tocando música. En primer plano, una niüa y un nií'ío ejecutan
l 1

como tiC'mpo propio de esta imagen. "Hasta la actualidad -dice sikus. Llevan amplios ponchos nortefios debajo ele los cuales
el tex l:o-· se mantiene la técnica del trabajo del ch aguar, una plan- asoman los pantalones y las zapatillas. Se puede ver en el fondo,
1
ta de hojas espinosas de donde sm:obun fibras resistentes para a la derecha, nna olla de barro y nn carclún así como un micrófono
tejer redes, camisas y carteras" (cmsivas mías). lnclnso cuando delante ele la niiia sikuri. El texto acompaúaclo de esta fotografía,
11

aparentemente se busca seiialar la actualidad ele nna prúctica, "Los chicos al rescate ele su historia", explica qne se trata de una
la conjugación del verbo reenvía nuevamente al prctfrito. Como celebración del Tantanakuy ("'Encuentro", en quechua) Infantil
la anterior, esta foto "actual" no sólo no alcanza a impugnar el que se realiza periódicamente en Humalrnaca.
encierro ele b presencia indígena en el pasado sino que acaba Con excepción de b última fntogr~1fía, estas manifestaciones
coníirm ándolo. actuales ele ·'lo indígena" en Argentina pueden entenderse tam-
Fuera ele estos ~1 parlados específicos sobre los "primeros ha- bién a partir del marco propuesto. En el primer caso t'ncontrarnos
bitantes", únicamente Tinta Fresca, en el capítulo "Identidad y "una fiesta popular qnc mantiene antiguas tradiciones aboríge-
diversidad cultnral", presenta algunas irnúgenes ligadas <1 '"lo nes" pero nada es dicho acerc;1 ele quienes sean los que hacen
indígena·' en Argentina. En 1ma fotografía un grnpu avanz~1 por aquella fiesta popular. Al parecer, lo seguro es que las tradiciones
una calle de 'filcara. Algunas personas portan banderas, otras son aborígenes, no qnc lo sean quienes las "m antiencn ". En el
llevan guirnaldas colgadas en d cuerpo. L>ctrús ele ellos se ve una segundo caso tenemos "desccnclientes de los pueblos originarios"
construcción Lle estilo colonial y cenos como fondo. La leyenda que "conservan tmdiciones, costumbres y expresiones artísticas
apunta que "[e]l desfile de comparsas del carnaval ele Tilc:ara, muy antiguas". Una vez más se ponen de manifiesto las dificulta-·
provincia de Jujuy, es una fiesta popular que mantiene antiguas des para el reconocimiento ele la actualidad de ciertas prúctieas y,
tradiciones aborígenes. Es una expresión del mnlticulturalismo sobre todo, de sus practicantes. La reclusión de los indígenas en el
en esa región de nuestro país". Poco después, a propósito de ''la pasado es una forma de quitarlos ele la historia y de quitarlos de
11¡ importancia de las minorías" se rnnestra una imagen de los fes- la nación, o sea, de quitarlos ele la historia nacional. Como af:i rma
Pe >clgorny en su investigación sobre 1ibros escolares bonaerenses, r5_
tejos del Aün Nuevo chino en un barrio de la ciudad de Buenos '~
Aires y, en la misma página, fonnando una franj<1 horizontal que <'litre fines del siglo XIX y fines ele i980, mús allá ele cierta diver·-
la cruza, se reúnen tres fotos actuales ele indígenas que muestran, c;idad de visiones que puede rastrearse a lo largo del período, "los
:~
respectivamente, un pequeiio grupo ele nifios c¡ue camina por pueblos aborígenes en la escuela primaria más que sociedades
(·si u diadas en clave histórica son entidades comprendidas en
cl:ivc natural". Como corolario, en la etapa actual, ''mientras que
4. Me interesa destacar aquí el _juego de reenvíos temporales de esta imagen,
J, >se locmnentos y los manuales definen a la República Argentina
g
pero vale subrayar también otro aspecto fundamental de estas fotografías
""de tipo" y de sus eventuales remozamientos. En la época de su apogeo, sn • ., >1110 un país pluricultural y plurilingüe, los contenidos y la lógica e
¿
encuadre, que parecía materializar físicamente la noción de .. tipo", y su eti- •1( · L1 e>rganizaeión de los contenidos tienden a una presentación !;'
~ ---'
u queta, que fijaba y generalizaba la referencia, jugaron un papel decisivo en q1 w (·11 l rai1;1 la exclusión de los pueblos aborígenes ele la historia "'
-+ la construcción del concepto mismo de ·'raza" (Poole, 2000; Smilh, 19<¡q y 1/1
N
2004). Volveré luego sobre este aspecto crucial de(;¡ foto.",rarí;i ··.¡,. 1ipt1 ..
d<· h Nac-it'>n Argentina" (Podgorny, 1999: 170). N
~
En las reconstrucciones visuales de la historia puede com-
probarse no sólo la distribución ele diversos "tipos sociales" en
!
distintos períodos o el simple reemplazo de unas caras y unos
cuerpos por otros. Puede inferirse también la tr;:msformac:ión y
1111
sustitución ---nunca absoluta ni definitiva-- de los sistemas cla-
' 1
sificatorios que permiten la visibilidad diferencial ele esos "tipos
1,1
1
sociales". En el ;málisis del álbum La Fotogl'qffo en lcz Historio
11 Argentinu del capítulo anterior señalé que la desaparición vi-
sual de indígenas y de negros/as en el paso del siglo XIX al XX
1111
y, correlativamente, sn fijación en el pasado, no era --al menos,
11 no únicamente-- producto de una disminución de la frecuencia
de aparición de unas ciertas caras y unos ciertrJs n1erpos. Antes
,,
' 1 bien, un factor fundamental de este fenómeno era la utilización
ele categorías y criterios ele clasificación que permitieron ver y
reconocer clases sociales o afiliaciones políticas, por ejemplo, allí Figura 6. "Una meta: el país organizado", Santillana, pp. 148--149
donde antes se habían visto "razas", fenotipos o colores de piel.
1111

En aquel juego complejo de imágenes y ele anclajes textuales que


daría cuenta de una transformación de los sistemas clasificato- edades posan mientras exponen los frutos de la vendimia. To-
rios, las representaciones de ''la oleada inmigratoria que cambió dos de frente a la cámara, se ubican en filas parados, sentados
al país" ocupaban un lugar primordial. o acuclillados. Detrás las parras, delante canastos rebosantes
En el manual ele Santillana es posible reconocer una ope- de uva, flanqueando al grupo cajones con más fruta. Casi todos
':'11
raciún an;íJoga. Sus tres secciones históricas son la IV, "Había los hombres exhiben graneles racimos en sus manos. Como las
aborígenes ... y lllcgaron los espailolcs", la V, "Revolución, guerra posibilidades materiales y cierto estilo de época lo exigían, la
1
e indcpcnclcnc:ia'' y la Sección VI, "Una meta: el país organizado''. foto ha siclo largamente preparada. Más allá de las diferencias de
Esta última cubre aproximadamente los cien aüos entre t820 y clase perceptibles en las vestimentas, todos están ataviados para
11

t920 e incluye en dos capítulos una serie ele kmas que van desde la ocasión. En cualquier caso, no quedan duelas de que la imagen
1
''Unitarios y federales" hasta "La ley Sácnz Pefia'', pasando por ordenada y equilibrada parece asociarse al título de la sección,
"La Constitución Nacional'' y varios otros. En el comienzo de esta
1

que reza "Una meta: el país organizado". Inmigración europea,


secciún, imágenes pequeñas ele acontecimientos y personajes de trabajo y organización del país se ofrecen como una conjunción
la historia ilustran una línea ele tiempo. Sobre ella se dispone una fácilmente percibible.
1,
11 fotografía que ocnpa más de la mitad de una doble página y ha Una docena de páginas más adelante, el libro permite ver i~
',_J

sido escogida a 1nodo de portada de la sec:citm (f. 6). La fotografía simultáneamente dos ilustraciones. A la derecha, el fragmento f!J
no tiene referencias de ningún tipo, acaso porque no haga falta de nna pintura reproduce una patrulla del ejército de las que /,

...J
para cualquier mirada mínimamente entrenada. Es una foto de "vigilaban las zonas de frontera con los aborígenes para preve- <
fZ
,'111 inmigrantes". Una treintena de hombres y una mujer ele diversas nir los malones". Aunque el título del texto es "A la conquista :.-
<'.
-:::;
de un «desierto» poblado'', los pobladores de ese "desierto" no :3
:_,'
5. No obstante no contar con datos ciertos ele la fotografía, los matices de blancos,
negros y grises de su coloraLión así como el tipo de encuadre y el largo tiempo 9
~
¡¡: que puede inferirse se ha dedicado a la toma permiten fechar su realización en .•;i.\',lo X 1X, después de la llegada del ferrocarril y, precisamente, de la llegada
"';-'.
7.
1
u los últimos años del siglo XIX o, más probablemente, en los p1imeros del XX. d" i11111i.\',rantes españoles e italianos que impulsaron la actividad. Es posible ...J
w
il
Es altamente probable que haya sido realizada en la región ele Cuyo, donde 'i"" ·''" t r:1il' de una tinca de italianos en esa región, pues en los cajones puede t--
"'
"' la producción viti~inícola creció exponencialmente en el último !'liarlo d"I l1Tr,''" .. t h "'' 1\t'~,cnl i11;1,; .fos(o Ocmichclli". "'
~ ¡11

se ven; la imagen es la de los soldados a caballo que avanzan en uno ele los dos protagonistas de una historieta de Santillana es
111
la llanura y sol<1mente un monte de árboles completa el cuadro. Tomás, un joven negro a quien se lo puede ver en la página 129,
La página enfrentada muestra imágenes de la inmigración eu- momento de las "invasiones inglesas", vistiendo la chaqueta roja
11
ropea de finales del siglo XIX y principios del XX, entre las que y los pantalones blancos de los batallones de negros y declarando
destaca una fila de inmigrantes llegando o partiendo, cargados "iqué vengan nomás los ingleses! iYa van a ver lo que Jes espera!"
i ,¡ con atados y valijas. El título ele esta página es signifieativo, tan (f. 7)_ El mismo joven negro celebrará luego la independencia y
próximo como está del título de la página de al lado: "Hay que la noticia de que los esclavos serán libres.
1

11
poblar la Argentina"_ Otro aspecto repetido en este conjunto ele imágenes de ne-·
gros/as es su mostración en el ámbito doméstico. Hay personajes
i.lli Negros: lla colonia. y la domesticidad negros que aparecen realizando otro tipo ele actividades, como el
11' vendedor ele pescado y la vendedora de pan en la ilustración de
Siguiendo el ordenamiento temático de estos manuales, la una "Plaza de Mercado", en Puerto de Palos, o la reproducción
11
1

presencia de negros/as queda circunscripta a la época colonial de algunas litografías 7, en Santillana, pero en ninguno ele estos
o a los aüos de gobierno espafiol y a los posteriores inmediatos casos se hace alusión al color de piel de los personajes. Lo que
111

'I de revolución independentista. Las ilustraciones acompafüm se muestra con insistencia en varias representaciones visuales y
,, descripciones generales de la confonnac:ión social de la colonia se inscribe en los textos que acompañan estas representaciones
1
o descripciones particulares ac('rca ele las tareas desarrolladas es el trabajo doméstico de los/as negros/as. La historieta antes
por ellos/as. Las imágenes ele negros/as no son numéricamente mencionada del libro de Santillana tiene como protagonistas al
significativas pero sn concentración en pocas páginas permite negro TomC1s y a la negra Ramona, y se desenvuelve a Jo largo
hacer algunas consideraciones acerca del modo en qne son vi- de siete páginas (128-134) en las que se relatan las "invasiones
,1 sualizados/ as en estos libros. inglesas", los conflictos internos en la colonia y, finalmente, la
Una característica importante del conjunto de representacio- independencia ele España. Adem{1s de Tomús con la ropa del ejér·-
¡ll nes es el destaque ele la participación de los negros en las guerras cito, las escenas de la historieta muestran a Tomás que reflexiona
por la indepenelencia, en los batallones de negros o de "Pardos sobre sus amos y la política, mientras limpia un candelabro con
y Morenos"'. A veces los negros del ejército aparecen accesoria- una franela; una conversación entre Ramona, con una franela en
mente, como en la reproducción ele "Candombe'', un cuadro ele la mano y Tomás, con una escoba; otra conversación con él en la
11 Pedro Figari en el que cletr~l.s de una pareja que baila y de otros vereda, siempre con la escoba y ella dentro de la casa, plumero
personajes, un negro con uniforme militar observa la escena; en mano; y la última escena en que Ramona, escoba en mano,
destacan a la vista las charreteras y las medallas ~obre sn casaca recibe a Tomás que festeja con las cintas celeste y blanca en alto.
y los guantes blancos en las manos entrelazadas('. Otras veces J\simismo, páginas antes se reproduce una pintura de 1810, "Don ~
t'-1J
constituyen el motivo de la representación. En el fragmento de l;rancisco de Paula Sauz", ele autor anónimo, cuyo original se ~f'
"..)

una pintura que reproduce Tinta Fresca se aprecian las hileras rnnserva en el Museo Histórico Nacional, que muestra el interior ~¡!
'11 .,
de soldados negros y a dos mujeres y un nifio blancos que se d<· una sala en la que se encuentran el amo blanco y su sirviente •f,

_,
acercan con ofrendas ele flores. La inscripción indica que "los rwgro, lo cual es subrayado por la leyenda "[e]n nuestro territorio, -e

esclavos negros se incorporaron en el ejército, con permiso de la mayoría de los esclavos trabajaba en tareas domésticas"_
z
;_.
1 z
Por su parte, Tinta Fresca expone un grabado del interior ele ~
sus propietarios, esperando obtener a cambio su libertad. Pero eu
la mayoría de ellos murió en el frente ele combate". Por otro lado, 1111;1 casa en que se ve a dos mujeres que toman mate al lado de

~ 1111 gran ventanal con rejas. Una está de pie y la otra sentada, §
z
~
~
·j 6. De las cinco imúgenes con personas negras que Santillana ofrece en el capí · _J

tulo "Trescientos años de gobierno español" dos son de "fiestas de negros" l•.I lil>rn 110 lo 11wnciona pero se trata de "La vendedora de tortas" y de "El
'"
00

"' (cursivas mías). '1·11dt·tlor de 1·scoh:1.o..;", de Cregorio Iharra. "'


N
1¡1
111
: 11

1111
las dos con el cabello largo suelto sobre los hombros y la espal- '"'.;.~;;"''
'tl~·
1
da y ambas vistiendo abultados vestidos. Entre ellas, de espalda JIUll.
111
y girando levemente el torso y el rostro hacia la que sostiene el ~11~11
' 11 11'..
'
mate, se halla un niño negro que es quien lo ceba (f. 8). Si bien
11
el epígrafe señala que los negros "trabajaban como sirvientes ', .~j¡b

11'
en las ciudades y realizaban tareas muy pesadas en el campo",
'1111 la imagen sólo muestra nuevamente lo primero. Es significativo 11¡1.
1
que, entre todas las imágenes, ésta es una de las pocas ilustra- ,-:i r·:,;o .".',' .1t< e_;!",;•· :'t
. 111
>,~. <1 < i~: ; t~!,> ;,~c. •- ~r
ciones que se repite en más de un manual; también Santillana v, ·-",JI
,,
1
Figura 7.
la presenta, junto a otras, en la página de inicio de "Trescientos ·¡,: ,:/1''.);,1, h-:;)) l Tomás y las
¡,~J'li :, ' .' invasiones inglesas,
años de gobierno español". Ninguno de los dos libros ofrece datos .; 111 •I ;le l
Historias poco conodda:;
Santillana, p. 129
'1 de la imagen, pero se trata de una reproducción ele la litografía
coloreada "Señoras porteñas por la mañana", ele César Hipólito "t;;;:~:··Ji"m.;m·:·
· ·•-¡;:r . , ·. r¡·]·
' 1-ru·>· . - ~~:··
q1 ,..,.1 ::. ¡11 t
'.
1111'

Bacle, de 1834, de la cual poco después Gregorio Ibarra hiciera ' ' ~: ¡-¡~¡¡ i • ,.} ! ' :.,; .
una versión en su Serie Chica, publicada en 1839. Entre las lito- it:f.í /l j.)·.•·_r··T.•, :. ;\¡! ¡• ""·''(\ ..:
~~:i ;~1:~:
1

grafías de Bacle hay una muy semejante a la primera.No obstante 11 JI'. :!r
1

cambian la posición ele las mujeres, los vestidos, el diseño ele la :i il :¡ :."'fJ'. 4:::"~ +;:;~. l
alfombra y la posición del niño negro, se repiten la composición ,¡:¡ ·:·¡·•·;!
:f'~i( '•;'; 1 ,i' -~ ....
1
1
11 1

general, el fondo, la disposición ele los personajes y, desde luego, ;¡


11 el motivo. Siguiendo su destino de litografías, ambas imágenes, ·:.-f..··-.,~''¡
.' j)6 . -¡-J¡;~!!'t~ 1

'.<· '.W . ~\'.~:: ..: :i


1,
,1 y la primera en particular, han siclo reproducidas, total o par-
cialmente, innumerables veces, y puede hallárselas a veces con • ~ ,\,:\'. í

diferentes nombres. No es casualidad, entonces, que la figura 8


11,
•I
sea una ele las pocas imágenes reiteradas en estos libros escolares.
'11
Adicionalmente, Tinta Fresca repone el tema al reproducir la Figura 8.
1
acuarela "Tertulia porteña", ele Carlos Pellegrini, en la cual cinco "Señon1s p01teñas por
1

:11
damas y un caballero bien vestidos, sentados relajadamente en la mañana", litografía de
sillas y un gran sillón, toman mate en torno a una mesa pequeña. César Hipólito Bacle
¡1
1 En segundo plano, cerca de una puerta interna y tapada por una
de las señoras se entrevé, de pie, una empleada negra que es sin
;::,,
en la época colonial y puertas adentro, en un recuerdo persistente
duda quien ceba el mate 8 .
":IJ
j
En pocas palabras, los/ as negros/ as en Argentina, en la ima- de su labor doméstica, o de su domesticidad. La salida de este ::11
:'1 mbito, en búsqueda de la libertad ele la patria y de la suya propia,
e]
ginación de estos manuales escolares, se encuentran únicamente ...J
habría tenido como costo trágico su desaparición.
S. La figura simbólica del negro que ceba mate ha estado (i.está?) ampliamente ~
2
extendida en esta región, no sólo en el mundo de las imágenes. Por ejem- 1ntcrracialidad sin riesgos -=
plo, en una conocida milonga (De la lucha, de Alonso y Trelles), a modo de ~
u
protesta y de auto-ubicación en lo bajo de la escala social, se declama "a mí
e,_¡ no me ceba el mate ningún negrito mimao". En otro orden, unos versos del El libro de Puerto de Palos ofrece en las últimas páginas ele
';i 2 cancionero infantil riman "mientras la negra cebaba mate, los tres negritos ::n lratamiento ele "La época de la Colonia" una ilustración muy
¡¡:
G hacían bollitos de chocolate". En materia visual, en Buenos Aires, ciudad y
'11 ::1¡',11ili<"aliva para mi revisión de los modos de visualización, ocul-
-- campaña (Alcxan<lery Priamo, 2000) se reproduce una fotografía lk Esteban
o 1:1111 i1 ·11 lo.va pa riciún clifcrcncial de quienes conforman y confor- M

""' Gonnet de 1866 que retrata a un negro cebando mal e.

1
~ ,' 1

'1

11
,I,,
1

1,111
'

11 maban la Argentina. El primer subtítulo del apartado "La vida


en la Colonia'' expresa ''No todos eran iguales", y a continuación
------------ -------~:~l!'______
Ji~.-• ~1v:~,.
·r i'':' ';r;
l y los labios marcados), rne limito
a recalcar algunos ele los trazos
describe los derechos y obligaeiones específicos que co!'l'espon-- . ,. ¡l.
t
1,, ..
.al,, descriptos. La primera figura es
l .. J '1:
! ,,
11 clían a cada uno de los tres sectores princ:ipales en que se dividía b de nn hombre bli1nco y una mujer
! I'' población, i.e. blancos (españoles y criollos), indígenas y negros. indígeno, la segunda de un hom-
A] lado de este pequeño texto, una serie vertical de tres imágenes bre blonco y una nnder neqra, la
plantea un tema qne no tiene más desarrollo textual que el ele las tercera de un hombre negro y una
tn·s leyendas que ac:ompafian a cada ilustración y que plan lean, . ;'1 d4: bL y
mujer inclíyena. En sociedades de
respcctivamc:ntc, "[a] los hijos lle blancos e indígenas se los llamó '!-•' "tit!;l.':ÍiO!:.
clases, irnúgcnes como las de esta
,i mestizos", "[a] Jos que nacian de la relación entre hlancos y negros serie imponen algnnas preguntas.
11 se los denominó mulatos" y ''[a] los hijos de indígenas y negros ¿cómo operan género y "raza" en
' 1

, I, se los llamó zambos''. Una inscripción general de la serie, a pie la reproducción de dos tipos de
1

ele púgina, apunta que "[c:]on la unión ele indígenas, blancos y herencias, ''la transrnisii'm gené-
'111111
negros surgió una población variada. Los mestizos, los mulatos tica de la pureza racial y la perpe-
y los zambos eran discriminados por los blancos". tuación económica y legal de los
La concisión ele la escritura otorga mayor capacidad informa- privilegios y el rango sociales"?
tiva a las im{1gcnes. Estas consisten en tres dibujos "infantiles" -~ ,df !:•' !¡ J ¡,·¡ (Stolckc, 19y2: 13-14). Ronda aquí
del estilo ele los que ilustran otras secciones (f. 9). En el prime- 'l!! !;] '::l ",E
11na preocupación que emerge en
,_ 111: d m~1l -·l •!

ro hay un hombre blanco (cabello rojizo, piel blanca y mejillas el proceso de reproducción social:
11
rosadas) junto a una mujer indígena (tez cobriza, ojos negros, "d q]nién tiene relaciones sexuales
'I cabello oscuro, largo y lacio con raya al medio cayendo sobre la con quién y qué pasa con los hi··

1
espalda). El hombre apoya su mano derecha en el hombro ele nn jos que pncden resultar?'' (Wade,
1
niño qne presenta rasgos físicos que procuran sintetizar los de 2008: 49). Si se presupone una
'11' su padre y su madre. La mujer tiL~ne un hebt! en sus brazos. En relación ele posesión en estas pa-
1

el segundo dibujo una mujer negra (piel de color marrón oscuro, rejas, e.quién se apropia de qnién?'
'11
!
labios gruesos y boca ancha, nariz plana y cabello ensortijado) ¿quién tiene la potencia y la pro-
,¡ c:oloea sus manos sobre el hombro de nn nifio que, como en el piedad?
11
caso anterior, sintetiza a sus padres, o sea, a ella y al hombre .;,. j,J;• ilt' Cabe comenzar advirtiendo el
·1•: Jr· ·.:;:. ;".,illl'lll:i
blanco (piel clara, nariz agnilc:úa y cabellos largos blancos) que abrazo propietario de los dos hom-
1
envuelve a ambos con sus brazos, el derecho tomando a la mujer Figura 9. "No todos eran iguales'', bres lilancos, qne abrazan a "sus"
11¡

1
por los hombros, el izquierdo extendiéndose por delante del niño. Puerto de Palos, p.144. mujeres y a "sus" hijos ---abrazo ~:
'..1
1
La tercera pareja está formada por un hombre negro (tez oscu- ausente en la escena del hombre '?-"1.

ra, boca y nariz anchas, cabello crespo con motas) y una mujer n<'gro y la mujer indígena--. Pero para acercarnos más a una J
indígena (piel mús clara, ojos estirados, huesos del mentón y los respuesta, otros trazos se vuelven fundamentales. Particularmen- ::;:
~
1

1
pómulos marcados, nariz corva y cabello negro lacio). También te el hecho de que en este juego de "cruzamientos" no aparece :--
:-e
11, uniendo rasgos de ambos, se encuentra entre ellos una niña (no 11unca la mujer blanca que, de este modo, es salvaguardada de ·::J
.-e
1 es seguro el sexo, pero el cabello recogido y la pequeúa nariz lo ser mostrada en una posible unión "interracial". '::J

1 1
~ sugieren). Para el caso ele Brasil, Laura Moutinho ha mostrado que el §
il1 3:
-e
Sin detenerme en aspectos que obligarían a una especulación n ·L1 lo hl'gemónico de la interrac:ialidacl dio visibilidad histórica- ~
1 -J
algo aventurada, como por ejemplo las miradas sensuales de 111! ·11 tc a b pareja entre hombre blanco y mujer negra, es decir,
'-.)

111',
-- "'"
"'
M las mujeres (sus ojos en los tres casos levemente 1•Jltn·c1·1Tados 1·x;tll11 l'I "1·rn·11<·ntro <'rótico del hombre «blanco» (dominador) M
M

J
~ 111
1

11

1'

,1111, con la «mulata» (dominada)" (Montinho, 2003: 24). Discutien- político y social de la era pre-apartheid (Moutinho, 2003: 9).
do ese relato, ]a autora señala en base a diversos materiales "]a Stolcke da cuenta, a su vez, de la vinculación existente entre la
subordinación de género y la clase social, la "raza" y el sexo. Lo
importancia tanto de ]a pareja hombre «negro»/mujer «blan-
1
ca» en el proceso de miscigenación, como del contenido tobú que se encuentra en el corazón de estas diversas búsquedas de
11'1
11 regulación y control social y político es "la noción de que las mu-
que ésta evocaba" (Moutinho, :rno:r 3). Por otra parte, en una
'1
jeres constituyen el vínculo entre generaciones" y la consideración
11111 comparación con Sudáfrica en el período pre-apartheid, reseña
de las mt~jeres "propias" como "las auténticas perpetuadoras del
1:1' el caso opuesto, esto es, que "la centralidad ele esa pareja en la
1

linaje" (Stolcke, 1992: 184).


construcción de la política del aportheid es tan explícita como
el deseo que la sustenta (y la amenaza)" (Moutinho, 2003: 3). La ausencia de la mujer blanca, entonces, puede indicarnos el
camino para interpretar la serie de imágenes de Puerto de Palos
A partir de un análisis ele Jonathan Hyslop de un dibujo en un
:;obre "la unión de indígenas, blancos y negros" en fa Colonia, y
afiche de propaganda política, Moutinho sostiene que al presen-
tar "a la mujer africaner como vulnerable al hombre «negro» dlo a su vez ofrece pistas para continuar la interrogación acer-
y/o «coloured», ]os hombres africaners se conferían el papel ele rn de quién es quién en la Argentina visual de los repertorios
protectores de la mujer «blanca», apuntando a restablecer el hegemónicos, quién puede hacer qué cosas y, en este caso en
1111 particular, "hacer qué cosas" nada menos que a propósito de la
control patriarcal" (Moutinho, 2003: 9). En síntesis, en Brasil
''1,,,
reproducción social.
,l,1' la política de la interracialidad aceptada muestra una de sus for·-
111 mas posibles y oculta otra --la ele hombre negro/mujer blanca·-, Para ser exactos, hay que decir que son dos las ausencias en
1
mientras que en Sudáfrica el temor ante las uniones interraciales estas tres imágenes de Puerto de Palos, ya que tampoco aparece
11
,i indígena varón alguno. Hay, entonces, una pareja radicalmen-
111 las presenta como amenaza ---en particular la de hombre negro/
,,,11 k ausente, la del hombre indígena y la mujer blanca. También
mujer blanca·-.
1
11 Tiempo antes Verena Stoleke había demostrado en un estudio <'stán ausentes la pareja de hombre negro y mujer blanca, y la
,I de hombre indígena y mujer negra. La primera pareja, no obs-
1 sobre matrimonios interracialcs en la Cuba cleeimonónica que "el
'1 tante, es en el dibujo una pareja ausente e imposible, dado que
11
énfasis en la pureza sexual y racial ele las mujeres blancas derivaba
directamente no podemos ver a ninguno de sus eventuales inte-
su significado distintivo para la pureza familiar y el estatus social
de la jerarquia socio-racial más amplia. El control de la sexua- ,1.,rantes. Es la pareja ausente de los dos personajes ausentes. La
lidad de las mujeres por parte de los hombres y la consecuente 11nión entre la mujer blanca y el hombre indígena constituye una
subordinación de aquéllas era resultado del papel central que las rnestión de suma relevancia para comprender algunas formas en
1
,11
mujeres tienen en la reproducción de la preeminencia familiar <pre históricamente se ha (in)visibilizado la población argentina.
1,
tan fundamentalmente basado en la pureza de «raza»" (Stolcke, l·:n esta dirección, Susana Rotker llamó la atención sobre el juego
1!1
1 d<· mostraciones y ocultamientos que "la cautiva" ha sufrido en
111 1992: 14). Asimismo, de manera similar al caso de Sudáfrica, ·::.J,
la literatura Argentina. De acuerdo con la autora, en un sistema f'!)
',11 "[e]s significativo que quienes deseaban llamar la atención sobre e_,
l'I ]os peligros del matrimonio in terracial solían hablar únicamen-- de alegorfas organizado en dicotomías (civilización/barbarie es ';~J

te de los hombres ele color que deseaban casarse con mujeres <'I <jemplo 111ús afamado), el cuerpo de la cautiva se vuelve tabú; '/
'/.

11 ..J
1·11 d relato 11acional las cautivas se quedan entre los indios. Se <
blancas, aunque en realidad la inversa era mucho más común'· ~
, d11 mala i111aginación de una cautiva que "vuelve" o la de una na- ~
(Stolcke, 1992: 184). z
.-1<.lll que incluye a la cautiva y al indio, y a los hijos de esta unión. "~
De manera particular cada vez, lo que todos los casos com-
"l LJa mujn 1·11 la casa era la garantía del linaje, de la genealogía
ev
parten es la centralidad de la regulación social y el control ch· o
-·e
..J
determinadas prácticas y de sus agentes. El trabajo de Moutinh< i d1· la palri;i I ... ] Pero la mujer de la frontera era, en general, §
z
:'. 1111 prolil<·111.1" (Rotkcr, 1999: 58). La cautiva ha atravesado una ~
(o el de Hyslop) permite ver cómo los hombres africaners "in
.,,
·¡¡:
l 11111tna, "l.1" lro11lt'l'a, y eso supone casi siempre un peligro y una
..J
w
v tentaron restablecer las jerarquías de género" y, con ello, có1rn'
d1·:;1·:;Ld1il11.. ll'Í1,111 (Douglas, 1<)78). "Las cautivas eran nuestras, ~
.... los intereses de género estaban en la base del com portamicn t <,
-
M
~
¡I
'1

1'
eran uno ele nosotros. Y, sin embargo, basta que haya salido del hijos mestizos estaba, en definitiva, condenada sin escapatoria.
!
i espacio doméstico de nuestra civilización (no importa qne a la Una vez cruzada la frontera, no pertenecía ni a un mundo ni al
1111 fuerza), basta que haya cruzado cil otro lCLdo ele nuestra trcm- otro" (Malosetti Costa, 2000: 96).
quilidml, para que la cultura cierre filas y la olvide[ ... ] La gente En los manuales escolares analizados en este capítulo, este
de bien ha cerrado sus puertas para que los gritos no perturben asunto está lejos de conformar un tópico. Apenas es posible iden-
el suefio [ ... ]acaso las cautivas sean portadoras ele un mestizaje tificar en el libro de Santillana un reducido cuadro que repro-
111111 t que no querernos ver, pero, sobre todo, de un conocüniento que
ya no pueden olvidar" (Rotker, i999: 32-33).
duce una litografía de mediados del siglo XIX, en la cual puede
apreciarse la imagen del rapto de mujeres blancas por indígenas.
A propósito de la iconografía sobre este asunto, la misma En esta escena resalta una carreta tirada por bueyes alrededor ele
autora se ocupa ele apuntar que las cautivas argentinas ''dan su la cual dos indios semidesnudos a caballo llevan en sus brazos
despedida desde unas pocas pinturas del siglo XIX, idealizadas mujeres blancas con sus vestidos al viento. En el centro, un indio
en el martirio del rapto a caballo, para desaparecer para siem-- a caballo y un gaucho desde el suelo luchan con armas blancas.
pre en el silencio" (Rotker, i999: 20). La frase es atinada en el En el fondo se difuminan imágenes de más carretas e indios.
señalamiento ele una suerte de límite temporal para la "despe- Esta única imagen es pequeña (1/8 de página) y está ubicada en
1

dida'' de las cautivas, aunque para el siglo XIX argentino tal vez d borde inferior de la hoja. El texto central de esa sección, por
no hayan sido unos pocos cuadros, o en todo caso fueron unos otro lado, no hace referencia a las cautivas de ninguna manera.
1! cuadros de gran trascendencia. La imagen se ha repetido a lo largo La leyenda, además de indicar los datos de la obra ("«Ataque
1
de ese período en pinturas más o menos clásicas, entre las que de indios», litografía de Isola, 1840"), tampoco hace mención
I' se cuentan "El rapto de la cautiva'' y "El regreso de la cautiva··, del tema cuando agrega que "[c]on frecuencia, los aborígenes
il ambas pintadas por Moritz Rugcndas en la década de 1840, "L<i ,':orprendían poblados y estancias con sus ataques o malones
cautiva", de .Juan Manuel Blanes, ele 1880-1882, basada en lm: para robar ganado ... ". En resumen, con la mínima excepción de
1 1
1
versos de Esteban Echeverría, y de Ángel Della Valle "La vuelü 1~ste pequefio cuadro en el que el anclaje textual, por lo demás,
del malón", de i892, y "La cautiva", un fragmento el.e aquella, de :tpunta hacia otro lado, las mujeres cautivas son imperceptibles
1894. Estas pinturas han recibido intensa atención especializada. <'11 los manuales escolares.

Malosetti Costa sostiene que "[l]as narraciones e imágenes de El tema de la cautiva casi no se ve, o se ve al pasar y no se
malones y cautivas se revistieron ele un valor simbólico en tanto din~. Siendo que ha constituido una clave de comprensión y de
invertían la situación ele conquista y robo: no era el hombre blan- \'Í::ic'm de la historia argentina, y siendo que las correspondientes
co quien despojaba al indio de sus tierras, su libertad y su vid<1 1) 111 I uras, litografías y otras imágenes constituyen una parte fun -
sino el indio quien robaba al blanco sn más preciada pertenencia' d.1111cntal de la historia de la pintura en este país, la ausencia ele
(Malosetti Costa, 2000: 89 y 2001). 1111: 1genes de cautivas resulta intrigante. Y resulta particularmente
Por lo demás, la interpretación iconográfica de Malosetti Cost1 1111 rigante si se tiene en cuenta que tales iirnígenes formaron parte ~,,

':;J,

·~
J es coincidente con la que Rotker realiza en base a textos literario: •/,. 1nateriales pedagógicos semejantes en la historia cercana, pues ;;,,
y documentos escritos. La cautiva es "un cuerpo que es llevado ;,, ,1 /,) l:t rgo del siglo XX fueron reproducidas en libros de lectura
_J
un viaje sin retorno" y que, más allá ele cualquier regreso posible 1 111a11uales escolares (Podgorny, i999). La razón para que esto

quedadt signado "por la no pertenencia" (Malosetti Costa, 200< • , wed;t podría ser que interpretaciones críticas de estos textos y ~
:-
/.
93). El tema es, en los términos en que vengo tratándolo, el d1" ¡111Jf11ras, como las que acabo de exponer, hubieran producido ~
::l

CI
la "interracialidad", la procreación y las garantías y amenaz:1: 1111:1 pn Taución o prevención en los realizadores de los manuales e:'
::¡
::l
que conlleva la reproducción. "En primer lugar, la cuestión de Li d 11 :1 I ar rnn estos materiales. Una razón bien diferente podría
¿:
-¡¡:
.,, «contaminación»: la culpabilización o la dificultad para volver :1 , ··1, 110 ob:,tanlc, que la ausencia fuera un síntoma más de la ~
_J
u aceptar a la mujer que ha vivido en cautiverio. La cristiww qt1(" •/, , .1pari<'ión del lema de la imaginación hegemónica, como un u.

1 111.111· () nil111i11ació11 de aquella despedida de las cautivas de la e-


"',.,., había permanecido largos años entre los indios y que hahía l<'n i< ¡,' 1

"'

I:
111

''
1 '

1
11 1

11,1 de relaciones y posiciones sociales posibles. La pregunta por


que habla Rotker; desaparición que es ocultamiento y silencia-
"quién es quién" se despliega hacia quién puede ser con quién,
,1'11'
miento y, en ese sentido, renovación de la mirada (o de la ceguera)
1,
y quiénes deben ser los que garanticen que quienes son sigan
l 1
hegemónica. La pregunta que es preciso mantener, en cualquier
111 siendo. En otro fragmento ele su libro, Rotker afirma: "[l]os indios
1 ' caso, es cómo mostrar las cautivas, el tema, los contrastes de luces
11
desaparecen, los negros desaparecen, las mujeres blancas de la
1' y sombras, de símbolos y de valores de aquellas imágenes, y cómo
'I frontera también desaparecen ele la realidad y de la historia. No
11 mostrar a la vez las interpretaciones críticas que se han hecho
1
se habla más" (Rotker, i999: 64). En las imágenes analizadas en
1 11
de eUas o, en otros términos, de qué manera, con base en dichas
¡111
estas páginas desaparecen las uniones entre estos indios, estos
imágenes o en otras nuevas, re-imaginar las cautivas -las blancas
}1 negros y estas mujeres blancas, como también desaparecen de
1 y las indígenas-, los captores -los blancos y los indígenas-y los
11 11
1

la escena oficial los descendientes de dichas uniones. Que no


hijos e hijas de las uniones entre ellos/as.
sea imaginable la relación entre un indio y una blanca, o entre
Lo cierto es que los temores despertados por el mestizaje
un negro y una blanca, acaso significa que cierto sentido común
(Stoler, 1997) son acentuados -o simplemente son·- en unos casos
sobre el que se apoyan estas representaciones visuales mantiene
y no en otros. El silencio u ocultamiento en torno a las cautivas
el requisito de la preservación de la pureza de "la mujer blanca"
bloquea la puesta en foco de un "cruzamiento racial" que, desde
para la reproducción social y la transmisión de las herencias.
11111
una perspectiva patriarcal, aparecería controlado por la otredad
amenazante de unos hombres pertenecientes al más allá de la
frontera de la nación. Esa interracialidad y el producto de esa Género, "raza" y clase en las imágenes escolares
interracialidad son peligrosos y puede resultar conveniente no
mostrarlos. De manera similar a cómo Veena Das interpretó en El conjunto de representaciones visuales de los libros escola-
el contexto de violencia étnica durante la división de la India res presenta diferencias y permite reconocer, además, diversos
"el potencial de confundir fas divisiones netas" entre las partes tipos de diferencias. Existen fronteras externas: la negritud como
(Das, i995: 63) que se atribuía a las mujeres raptadas o violadas, tal, así como las mujeres que portan "otra cultura" son colocadas
a las que habían tenido hijos con hombres del bando contrario en un espacio de exterioridad. Tácitamente comparece la mascu-
o a los niños de estas uniones, aquí también las mujeres blancas linidad blanca como una norma en torno a la cnal concebir esas
1

llevadas al "desierto" amenazan nociones de honor nacional y de diferencias construidas con/en las mujeres y los negros. Existen,
1
1,,
por otra parte, fronteras internas que regulan las diferencias
preservación de la pureza.
,111'
Volviendo a los manuales, en las parejas "matrimoniales" de "hacia adentro" y esas diferencias varían en la historia mostrada
il, por estos libros. A.si, las fronteras de pertenencia son en un sen-
la figura 9 no hay indio que posea blanca así como no hay negro
11

que posea blanca. Las referencias a procesos soeiohistóricos como tido prioritario temporales; indígenas y negros/as quedan en el
'11

1
los de Brasil, Cuba colonial o Sudáfrica en la primera mitad del pasado. La reconstrucción de esta variación sólo puede resultar ~;
;;4,
¡.-¡1
siglo XX no pretenden sugerir paralelismos con la Argentina ac- de un trabajo histórico. Lo que puede inferirse en los materiales '..J
?,¡,
tual, sino plantear la problemática principal que las ilustraciones trabajados aquí es la variación de criterios que acompaña y, en ._,
;,

consideradas aquí colocan, que es la de las intersecciones entre parte, explica la variación de aquellas diferencias. Ni indígenas __,
<
"raza" y género en la imaginación de la comunidad nacional en ni negros/ as han desaparecido en la manera o la magnitud que /
;-

una sociedad de clases. i,Qué ansiedades habría generado o, en estas reconstrucciones históricas sugieren. Como señalé en el z
·:J
,,:,,1
capítulo anterior, es el cambio en los parámetros ele clasificación ~
rigor, genera el control de las mujeres blancas como garantes de tí
la reproducción de la nación o quizá como "madres de la raza" y división social lo que completa y complementa la disminución
@
11 ~'
o__, (Davin, 1997)? Estamos ante imágenes actuales de procesos his- ele su presencia en términos absolutos y relativos. Si las imágenes z
7,
2
-¡¡: tóricos. Es decir, tales imágenes dicen respecto de los modos de la inmigración europea tienen tanto que ver con "el país or- __,
µJ

¡ 'I
...u contemporáneos de representación, los cuales no sólo procuran ¡.!,anizado" tal vez sea porque la gran transformación que supuso O"
11 M

1
,11'!
00
M
dar cuenta de fenómenos del pasado sino que ofrecen modelos
1
I~ 1 , 1

' 11

esta inmigración fue la transformación de la composición social visión de la división del trabajo nos la recuerda. Los manuales
y de los criterios de interpretación de esa composición. Entre escolares no describen -no escriben--- la asignación diferencial
:1
otras cosas, esto significó qne hasta determinado punto la historia de tareas desiguales, enseñan con sus imágenes el ordenamiento
111
argentina tuvo "razas" y luego tuvo razas negadas. de esas tareas.
Por lo demás, al parecer para la escuela siempre será perti-
nente enseúar cómo aquel pasado complejo produjo la primera
Argentina y cómo los cruzamientos raciales selectivos permi-
1 tieron conservar la pureza "racial" y social de "la sociedad''. Los
·11:1
estratos altos de una sociedad Llesigual conservaron "sus'' mujeres
1
--blancas-- para preservar el linaje. Este recordatorio, adicional-
mente, ofrece el modelo para que todos/ as (incluso aquellos que
1 1

1il,1 habrían "desaparecido") conozcan la legitimidad de ciertas unio-


nes y l<i ilegitimidad de otras. Ya vimos que el hombre indio no
l,i1i
aparecía en el cuadro posible de la interracialidad y que el negro
1 111
1
podía unirse únicamente eon la mujer indígena. Podemos volver
11
tambi{~n sobre una de las pocas imágenes repetidas por los ma-
1

, l,1 nuales, la litografía de Haclc "Señoras porteñas por la mañana".


Observamos el ventanal que da a la calle. Apenas entreabierto,
111:1
deja ver las rejas de hierro que separan la habitación del exterior.
Afuera quedarán los peligros ele la calle y el espacio público o,
:111
,., quizá m;ís lejos, del desierto. Dentro del cuarto las mujeres y,
1'1,11 junto a ellas, el negro que cdia mate y que, hay que destacar, es
un niño. Seguridad doméstica ele la compañía de un negrito que
1

11
no implica peligro. Las rejas protegen el interior del exterior, o
mejor, protegen la ''frontera" impidiendo su atravesamiento, las
111

entradas y las salidas


'I Por último, desde t.n comienzo los libros escolares dejan claro
111 que generalmente las diferencias son desiguales. Los trabajos
pesados, muchas veces forzados, se muestran como propios de
los indígenas, los/as negros/as aparecen vinculados easi ineludi-
blemente a las tareas domésticas, las tareas manuales en escenas "
~;
-J

actuales son asor:iadas con la inmigración desde países vecinos. A


lo largo de los libros se hace patente el doble proceso de raeializa- 3'
!l1 ción de las relacioues d,~ clase v enclasarniento de las relaciones -~
o•

1
raciales. A veces este fenómeno es postulado críticamente, otras ~

%:
1 1
-:::>
veces es naturalizado. Más precisamente, cuando afecta a aque- ¿

llos que "han desaparecido" en un punto ele la historia, los/as .::;


1

indios/as que realizan tareas pesadas para los españoles o los/as éí


1

_, ¡::
L
-\;:: negros/as sirvientes/as de los señores y señoras porteños, es ~
«'. -l
1
1 :.J
--
visto crítica.mente. Y es natur;.ilízado o n.o problematizado en "'
o
.... el caso cercano y actual dd peniano "mestizo". por ejemplo. La :;

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