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* Doctoranda en Ciencias Sociales con especialización en Trabajo Social, FCS-Udelar. Magister en Sociología FCS- Udelar.
Licenciada en Trabajo Social FCS-Udelar. Profesora asistente del Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Cien-
cias Sociales Udelar. Correo electrónico: nmagnosa@gmail.com
** Doctoranda en Antropología (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UdelaR). Magister en Ciencias Hu-
manas con énfasis en Estudios Latinoamericanos (FHCE, UdelaR). Licenciada en Antropología Social (FHCE, UdelaR).
Profesora Adjunta del Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales (UdelaR). Profesora Asistente
del Instituto de Ciencias Antropológicas (FHCE) y del Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericanos (FHCE).
Correo electrónico: marianaviera@yahoo.com
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Pensar en clave ético feminista permite sentido, como vimos, las reivindicaciones
develar los mandatos maternales y las obliga- feministas en torno a la cuestión reproducti-
ciones reproductivas que los sistemas jurídi- va se remontan a la década de 1960 mientras
cos y políticos pueden querer imponer para la que la formalización de la idea de los dere-
toma de decisiones reproductivas, pero fun- chos reproductivos es bastante más reciente
damentalmente resignificarlos en virtud del y ha recorrido diversas instancias: primero la
contexto. descriminalización del aborto y el acceso a la
contracepción, para más tarde tomar la senda
de la reproducción como un derecho (de Melo
Autonomía reproductiva Ávila, 1994 citado en Rocha & De Azevedo,
2009). El término derechos reproductivos es
Cuando la maternidad se comienza a relativamente reciente y “(…) sus bases ideo-
pensar en términos de proyecto más que de lógicas se encuentran en los conceptos de in-
designio natural, cuando la coexistencia de tegridad corporal y autodeterminación sexual,
métodos anticonceptivos y tecnologías de re- característicos del feminismo de la segunda
producción asistida hacen de la separación de ola”. (Gutiérrez, 2004, p.132).
la sexualidad y la reproducción no solo algo La pregunta sobre qué derechos repro-
simbólico sino también material es preciso ductivos deberían demandarse a los estados
complejizar el campo de reflexividad en rela- para generar un marco de condiciones ade-
ción a la autonomía reproductiva. cuado para la consecución de la autonomía
Tomamos la noción de autonomía repro- reproductiva se complejiza cuando en la de-
ductiva, devenida de la autonomía de género finición y materialización de las condiciones
definida por Fernández (2006) como el grado sociales para la reproducción penetran pode-
de libertad que una mujer tiene para poder res que demandan un saber experto y por tan-
actuar de acuerdo a su elección y no a la de to “incuestionable”.
otros. Ello supone la capacidad de instituir
proyectos propios, tomando distancia crítica
de las estructuras de sometimiento; producir 2. El mandato maternal y la medicalización
acciones para lograrlos y contar con las con- de la vida social
diciones para materializar tales decisiones.
Cuando desde el campo del feminismo se La medicalización de la sociedad es el
hizo hincapié en la necesidad de contar con proceso por el cual los valores y parámetros
derechos reproductivos como marco para la técnicos provenientes de la medicina se di-
autonomía en esta dimensión se estaba pen- funden y comienzan a intervenir en nuevos
sando en aquellas prácticas que más clara- espacios sociales. La concepción, el embara-
mente vulneran a las mujeres: la maternidad zo, el nacimiento, el crecimiento, el climate-
forzada, la negación de acceso a métodos de rio, la vejez y la propia muerte se vuelven un
anticoncepción y el tránsito por situaciones asunto médico y con ello ¨plausibles de ser
de aborto en condiciones de ilegalidad. La codificados en términos de riesgo¨ y por tanto
demanda por el derecho a acceder a tecno- intervenidos.
logías de reproducción asistida se produce a Además de esta expansión del saber y
posteriori y no supone aún un consenso entre poder en diversos espacios sociales, este pro-
feministas (Gual, 2011). ceso, definido como “medicalización”, colo-
Por tanto la noción primaria de derechos nizó la comprensión de diversos aspectos de
reproductivos suponía la tensión entre una ma- la vida social e individual (Illich, 1975:9). Es
ternidad obligatoria, concebida como elemen- decir que el proceso de medicalización no se
to de dominación patriarcal, y la contracepción ha quedado sólo en el ámbito biológico in-
como forma de liberación de la mujer. En tal dividual, sino que ha logrado calar en la di-
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mensión social, cultural y política, siendo una y la construcción del pudor femenino, entre
pieza fundamental en el diseño y ejecución de otros.
distintos componentes de la política pública. Los nuevos discursos hacia la materni-
Un ejemplo de ello ha sido el enfoque ma- dad crearon la obligación para la mujer de ser
terno infantil que predominó en las políticas ante todo madre, naciendo el mito del “instin-
en materia sexual y reproductiva rioplatenses to maternal” al que antes hacíamos referencia
hasta comienzos del siglo XXI (Abracinskas y la exaltación del amor maternal como valor
& López Gómez, 2006). favorable a la especie y a la sociedad (Badin-
Michel Foucault (2002) alude a las for- ter, 1991).
mas crecientes de control de la vida reproduc- Este biopoder necesitaba de mujeres
tiva de la sociedad y de los sujetos por parte “obedientes” y “sumisas”, que se dedicaran
del Estado y de la biomedicina como la voz al cuidado de la familia y materializaran este
experta en dicho proceso, con el concepto de saber experto en sus rutinas domésticas, de
biopoder. El biopoder puede analizarse en dos cuidado y en sus comportamientos sexuales
dimensiones: una individual, lo que Foucault y reproductivos.
definió como anatomopolítica del cuerpo hu- Una de las consecuencias más importan-
mano y otra dimensión social, la biopolítica tes de la creciente medicalización de la so-
de la población. ciedad, según evalúa Iván Illich (1975), fue
En la dimensión que hace al individuo, la pérdida de control de los sujetos sobre las
el biopoder se ha ocupado especialmente del propias condiciones de existencia, depositan-
cuerpo femenino y sus capacidades reproduc- do en el saber experto las decisiones sobre
tivas. Entre otros asuntos, se ha responsabili- sus cuerpos y sus posibilidades, entre éstas la
zado fundamentalmente a las mujeres por la reproducción. La habituación a un paradig-
sanidad social naturalizando de esta manera ma asistencial que demanda pasividad gene-
su lugar de cuidadora y madre. ra una subjetividad atenta a los mandatos de
Parte de este ejercicio del biopoder su- quien se define como el poseedor del saber
puso asimismo cambios en la constitución de con respecto a todo aquello que sea objeto de
la familia, sus funciones, hábitos, roles y cos- atención sanitaria.
tumbres, anclando la sexualidad a la familia Marisa Germain (2005) plantea que el
conyugal reproductora (Fernández, 1994). La proceso de medicalización de la vida social
institución familiar debía garantizar la buena hace posible a la vez la existencia de ciertos
crianza de los niños y un cuerpo sano de traba- bienes, fundamentalmente la persistencia de
jadores necesarios para la incipiente sociedad la vida biológica, en función de cuya defensa
industrial. Para esto el poder médico impuso el individuo adulto puede ser, no sólo orien-
una serie de cambios en la alimentación, en la tado, sino incluso forzado a actuar más allá o
higiene y en la forma de los cuidados, utili- contra su voluntad. Se trata de lo que la autora
zando a las mujeres como nexo para llegar al define como “biolegitimidad”.
resto de la población. Fueron las garantes del Otra de las características de la medicali-
cumplimiento de las nuevas tendencias en la zación es su carácter iatrogénico, esto es, que
forma de vida, inaugurando para sí el rol de produce efectos -predominantemente- ne-
responsabilidad afectiva y de cuidados en la gativos, a nivel de las condiciones de salud
familia. Mediante el control anatomopolítico de los individuos. Esta iatrogenia posee tres
del cuerpo femenino se buscó generar cam- dimensiones: produce daños clínicos superio-
bios en la dimensión que hace a la población res a sus posibles beneficios, enmascara las
(Foucault, 2002). condiciones políticas que minan la salud de
La dimensión simbólica de sostenimien- la sociedad y tiende a expropiar la capacidad
to de tales cambios radicó en el culto a la ma- de los individuos para curarse a sí mismos.
dre, la familia como el lugar de los afectos (Illich, 1975, p9). En la dimensión reproduc-
Aportes desde una ética feminista para el abordaje social: reproducción y autonomía en foco 137
tiva podríamos agregar que produce ajenidad Las TRA permiten asimismo preservar la
y distanciamiento con respecto a los procesos capacidad reproductiva de mujeres y varones
que suceden en el cuerpo femenino3. mediante la cripreservación de óvulos y es-
La construcción de condiciones para la perma en caso del posible deterioro de las ga-
autonomía reproductiva no supone abandonar metas debido a enfermedades o tratamientos
los aportes de la biomedicina en términos de médicos que impacten negativamente sobre
saber sino poner en cuestión el ejercicio del éstas. También para las mujeres que quieran
poder en tanto biopoder. postergar su maternidad, en tanto los óvulos
tienen una capacidad reproductiva limitada.
Los feminismos han tenido diversas pos-
3. Reproducción y autonomía. Reflexiones turas con respecto al desarrollo y aplicación
sobre reproducción asistida, parto y de las tecnologías de reproducción asistida.
aborto. Para algunas feministas la ciencia es inheren-
Sobre la reproducción asistida temente patriarcal (Ana Martí Gual, 2011).
En esta posición se ubican las neofeministas
Las tecnologías de reproducción asisti- para las cuales el poder femenino está en la
da (TRA) son herramientas biotecnológicas posibilidad de las mujeres de procrear. Las
que buscan, a través de la manipulación de TRA profundizan la desposesión de este po-
las gametas4 femenina y/o masculina o de der para transferirlo a la ciencia. Para otras fe-
embriones humanos, establecer un embarazo. ministas es -o deberíamos decir era-, posible
Si bien fueron originalmente pensadas para un uso de la tecnología que democratizara las
intervenir en casos de infertilidad conyugal, relaciones de género.
esto es, situaciones en las cuales las parejas Las maneras en las cuales las TRA co-
heterosexuales no hubieran podido conseguir menzaron a ser aplicadas llevó a que en la dé-
un embarazo luego de un año de relaciones cada de 1980, según Ana Martí Gual (2011)
sexuales no protegidas5, también pueden ser la oposición a las TRA se extendiera a todo el
utilizadas para que parejas no heterosexuales feminismo bajo el movimiento FINRRAGE
puedan tener un hijo biológicamente vincu- (Feminist International Network of Resistan-
lado (Diniz y Gómez Costa, 2006), lo mismo ce to Reproductive and Genetic Engineering).
que mujeres o varones sin pareja. También Las feministas denuncian el carácter mercan-
recurren a las TRA parejas que quieren tener tilizado, eugenésico y patriarcal de la aplica-
un hijo pero no tienen relaciones sexuales ni ción de estas tecnologías. En grandes líneas6
desean tenerlas. se cuestiona la mercantilización de los óvulos
para tratamientos de reproducción asistida
de alta complejidad y las desigualdades que
3 La invención de las ecografías obstétricas,
en diversas dimensiones esta mercantiliza-
como parte del herramental clínico, ha gen-
erado una serie de cambios en relación a
ción produce y reproduce; se trata además de
la percepción de la gestante del producto y una mercantilización cada vez más tempra-
proceso del embarazo. Entre éstos el “borra- na y “necesaria” según los criterios médicos
miento” de la gestante como sujeto esencial (Viera Cherro, 2014). También se cuestiona
de este proceso (Rapp, 1997). la norma heterosexual que continúa rigiendo
4 Ovulo y espermatozoide, respectivamente. en el acceso a las TRA, donde el sujeto de
5 El período de tiempo según la Organización asistencia prototípico sigue siendo la pareja
Mundial de la Salud para definir una situ- heterosexual (Diniz & Gómez Costa, 2006)
ación de infertilidad ha pasado de dos a un así como el impacto diferencial que sobre el
año. Este acortamiento de los plazos es otra cuerpo femenino y masculino tienen las in-
manifestación de la cada vez más temprana
intervención biotecnológica en esta dimen- 6 Para conocer en mayor profundidad las ra-
sión. zones de estas críticas: http://finrrage.org/
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ceso biológico, sino que se encuentran cultu- lerar el trabajo de parto sin una razón clínica
ralmente moldeados, dándose de diferentes clara; en general no se informa a las mujeres
maneras en cada sociedad y en los diferentes de las razones de las intervenciones sobre su
grupos sociales.” (Blázquez, 2005, p. 2) cuerpo; no se permite la movilidad en el tra-
En Uruguay se puede afirmar que las me- bajo de parto y tampoco pujar y parir como
joras en la calidad de vida de la población en las mujeres quieran ya que se las obliga a pa-
general y el acceso a servicios de salud con rir acostadas; existen situaciones de violencia
tecnología para el parto, en todo el territorio verbal y de amenazas cuando las mujeres ¨se
nacional, han aumentado sustancialmente la descontrolan¨ y no cumplen con la pasividad
seguridad de las mujeres y los recién nacidos exigida por la institución de salud. (Magnone,
en este evento particular. Ahora bien, ¿qué as- 2011, p. 101)
pectos del modo institucional de asistencia al En lo que hace a las opciones para el
parto pueden mejorar si se tiene en cuenta la lugar de ocurrencia del parto, es de destacar
autonomía reproductiva? que, desde el año 2011 el Ministerio de Sa-
En Montevideo, como en la mayoría de lud Pública viene realizando declaraciones
las ciudades occidentalizadas, existe un mo- donde expresa la no recomendación del parto
delo intervencionista de asistencia al parto planificado en domicilio y anuncia impedir a
que hace uso abusivo de la tecnología. Esto las parteras asistirlo. Estas acciones se enmar-
ocasiona cascadas de intervencionismos que can en las líneas estratégicas del Documento
aumentan la producción de ¨cesáreas inne- Técnico de Maternidades (2012) en donde
cesarias¨. A su vez se viene constatando un se plantea que el parto debe asistirse sólo en
crecimiento en la frecuencia de diversas instituciones donde haya block quirúrgico. A
prácticas obstétricas consideradas por la Or- partir de la puesta en práctica del Documento
ganización Mundial de la Salud (1996) como Técnico diversas maternidades de hospitales
ineficientes o dañinas. Por ejemplo, mientras del interior del país ya no asisten más partos,
este organismo afirma que en promedio los y deben derivar a las mujeres hacia hospita-
países deberían tener entre un 10 y un 15% de les con block quirúrgico. El traslado, en pleno
cesáreas, en Uruguay en el año 2012 se regis- trabajo de parto, en ambulancias hacia hospi-
tró un 39,9% de cesáreas en el total de partos tales departamentales, puede volver a gene-
(dato extraído de la Unidad de Información rar iatrogenia, pues en momentos en que se
Nacional en Salud). debería proveer de tranquilidad, las mujeres
Si bien existen investigaciones que deben enfrentar un traslado con el stress e in-
muestran los beneficios del parto vertical, la comodidad que éste conlleva.
gran mayoría de las mujeres son obligadas a El panorama descripto muestra que la
parir en forma horizontal. El uso rutinario de orientación general de la política pública en
la episiotomía8 constituye un grave proble- salud obliga a que todas las mujeres tengan
ma de salud porque es una lesión quirúrgi- que parir en un hospital en donde se pueda
ca y hemorrágica que violenta la integridad hacer una cesárea. En una primera lectura
anatómica y funcional de los genitales y de la esto puede ser muy auspicioso en términos
plataforma orgásmica de las mujeres, la OMS de celeridad en el uso de la intervención. Sin
recomienda que se utilice de forma restrictiva embargo si tenemos en cuenta otros aspectos
y no más que en el 20% de los casos; en el que derivan de esta decisión el problema se
trabajo de parto se rompe la bolsa de forma complejiza. Los hospitales con mayor grado
rutinaria sin consultar a las parturientas; es de complejidad tienden a estar mejor prepara-
común el uso de occitocina sintética para ace- dos para enfrentar la patología pero peor pre-
parados para enfrentar un evento de la vida
8 Incisión quirúrgica de la vagina y el periné reproductiva de las mujeres que no es necesa-
que se realiza en el momento expulsivo del riamente patológico.
parto.
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Si bien el parto no configura, en la ma- de asistencia al parto en el país? ¿En qué me-
yoría de los casos, un evento patológico, el dida el argumento medicalizador, orientador
crecimiento de intervenciones en el parto se de las políticas de salud, contribuye a generar
acentuó, según la OMS (1996, p. 3), cuando mandatos maternalistas y obligaciones repro-
la siguiente afirmación errónea se instaló en el ductivas para el colectivo femenino? ¿En qué
saber-hacer de los obstetras: “un nacimiento medida es “verdad” que cuanto más cerca se
sólo puede ser declarado normal retrospecti- encuentre un quirófano es mejor la asistencia
vamente” y de este modo “el cuidado durante al parto? ¿Cuánto mejora la morbimortalidad
un parto normal debiera ser similar al cuidado materna y perinatal la obligación de las mu-
de un parto complicado” (OMS, 1996). Esto jeres a someterse al mandato médico sin cues-
trajo serias desventajas: la posibilidad de que tionamiento?
un acontecimiento fisiológico se convierta Dejamos planteado el desafío de aprove-
en un procedimiento médico; la interferencia char los mejores aspectos de la biomedicina
con la libertad de las mujeres a experimentar para que redunde en un contexto asistencial
sus partos a su manera y en el lugar que ellas con mayor interés en respetar la autonomía
elijan; intervenciones innecesarias y grandes reproductiva de las mujeres.
costos para el sistema pues debe proveer cu-
pos para un número elevado de parturientas.
Ley 18.987 Interrupción Voluntaria del
En este marco la autonomía reproducti-
Embarazo
va, que se traduce en las posibilidades con-
cretas para las mujeres de elegir en qué lugar
Las condiciones que esta ley estipula para
tener a sus hijos/as, en qué postura corporal
que las mujeres puedan acceder a un aborto en
hacerlo, así como definir por qué profesional
condiciones sanitarias adecuadas - las cuales
ser asistidas se ven francamente disminuidas.
no son en sí mismas suficientes para la ma-
Como vimos, una de las características
terialización de un aborto digno (Sanseviero,
del proceso medicalizador, según Illich es
2003)-, dan cuenta de la intromisión experta
que impide el ejercicio directo del autocui-
sobre el deseo de las mismas de no continuar
dado: como resultado del establecimiento del
con la gestación en curso. Esa voz experta
monopolio del arte de curar por parte de los
proviene del campo médico, el cual obliga a
médicos, inhabilitando a los individuos para
las mujeres a gestionar su decisión en el mar-
practicar el autoconocimiento y la autointer-
co de un protocolo que incluye entrevistas
vención terapéutica, ¨Es la expropiación de la
para revisar su decisión y no sólo a ejecutar
capacidad del hombre para afrontar la adver-
la interrupción del embarazo - siendo en esta
sidad por un servicio de mantenimiento que
última instancia en la cual se necesita el saber
lo conserva equipado a las órdenes del siste-
experto del especialista ginecólogo/a-.
ma industrial¨. (Illich, 1975, p. 207) La forma
En el acto de limitar el aborto a un con-
como la sociedad concibe hoy el parto deja
texto sanitario, se está buscando garantizar la
muy poco espacio a las mujeres a practicar el
calidad técnica de la intervención, pero a la
autocuidado y la confianza en el devenir de
vez, este acto permite que el Estado ejerza un
un proceso fisiológico.
control moral sobre las mujeres ya que esta
Tener en cuenta la ética feminista para
normativa exige que la mujer explicite los
abordar la asistencia al parto necesita de la
motivos que la llevan a tomar la decisión. Es
deconstrucción de las “universalidades” vuel-
este control moral el que da cuenta del poder
tas en “verdades objetivas” que orientan las
biopolítico que, aún garantizado el derecho
decisiones que se toman en las políticas perti-
de abortar, sigue estando presente, limitando
nentes. ¿Cuáles fueron los argumentos racio-
así la autonomía reproductiva plena de las
nales que rigieron a las políticas públicas y
mujeres que quieren practicarse un aborto en
decisiones jurídicas que dan forma al modelo
el marco de la ley. Ese poder hace parte de la
Aportes desde una ética feminista para el abordaje social: reproducción y autonomía en foco 141
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