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Editorial

¿Cómo abordar el impacto del mal uso y abuso


de pantallas desde atención primaria?
Eduardo Vara Robles
CAP Pare Claret. Barcelona. España.
Correo electrónico: eduardo.vara.robles@gmail.com

D esde que las pantallas aparecieron en nuestra sociedad,


sus usos y utilidades han ido aumentando de forma ex-
ponencial y han ido evolucionando de aparatos casi estricta-
mos metabólicos equiparables al de los juegos “tradiciona-
les” ni puedan considerarse como actividades sustitutivas.
Además, utilizar las pantallas durante las comidas se ha
mente lúdicos, como los primeros prototipos de televisores y asociado con un retraso en la aparición de la sensación de
videojuegos de la primera mitad del siglo xx, a dispositivos saciedad, haciendo que la ingesta global resulte mayor; y,
cada vez más sofisticados, como los teléfonos inteligentes o por otro lado, la utilización de estos dispositivos se asocia
las tabletas, que integran funciones varias (comunicación, frecuentemente al “picoteo” de alimentos de gran conteni-
juegos, aprendizaje…) y sin los cuales muchas personas no do calórico, como zumos, refrescos, palomitas, patatas fri-
entenderían su vida cotidiana. Intentar mantenerse al margen tas y un largo etcétera.
de estas tecnologías resultaría absurdo, sobre todo para las Por otra parte, dedicar demasiado tiempo a estas tecnolo-
generaciones más jóvenes, a quienes privaríamos de un re- gías implica sacrificar horas que deberían invertirse en los
curso muy interesante para su enriquecimiento personal, estudios, el trabajo o el descanso, por lo que no sorprende
académico y profesional. Pero, igualmente, los profesionales que también existan investigaciones que lo asocian con un
de atención primaria hemos de ser conscientes de los peli- peor rendimiento académico o laboral y trastornos del sue-
gros del mal uso (por utilización inadecuada) y del abuso ño; estos últimos relacionados también con una exposición
(por utilización excesiva) de estos dispositivos, y ser capaces lumínica excesiva o una actividad mental intensa justo antes
de ofrecer a nuestros pacientes las correspondientes estrate- de acostarse. Además, y paralelamente, el abuso de conteni-
gias preventivas, diagnósticas y terapéuticas. dos inadecuados (violentos, sexistas…) también se ha visto
asociado con un mayor riesgo de sufrir trastornos de com-
portamiento durante la infancia y la adolescencia.
Primero: conocer los riesgos Pero si existe un grupo especialmente vulnerable a los
del mal uso y abuso efectos del mal uso de las pantallas es el de los niños más
de pantallas pequeños, cuyo cerebro se halla en plena estructuración. En
este caso, y en contra de las campañas de promoción de al-
Para comenzar, los profesionales sanitarios debemos con- gunos productos multimedia diseñados para lactantes, exis-
cienciarnos sobre los efectos negativos potenciales de las ten datos que sugieren que la exposición demasiado precoz y
pantallas. Y no hablamos tan solo de alteraciones visuales, masiva a estas tecnologías podría interferir con su desarrollo
como fatiga ocular o miopía, o complicaciones musculoes- mental y perjudicar la adquisición de habilidades fundamen-
queléticas asociadas a malos hábitos posturales que podrían tales, como la psicomotricidad, el lenguaje o la capacidad de
prevenirse con sencillas pautas de higiene visual y postural concentración1-3.
(tabla 1). Más allá de estos problemas de origen mecánico, Otro riesgo importante que se debe considerar, especial-
pueden aparecer otros producidos por razones competitivas mente entre los adolescentes y los jóvenes, es el del cibera-
o de interferencia y que pueden afectar tanto a aspectos físi- coso, bien sea en forma de ciberbullying o de grooming. Por
cos como psicológicos1-3. ciberbullying entendemos la utilización de un menor de me-
Diversos estudios han señalado la asociación entre el dios electrónicos (mensajería, redes sociales, blogs…) para
abuso de pantallas con un mayor riesgo de obesidad, princi- acosar a otro menor, y por grooming, las conductas emplea-
palmente por implicar una reducción en el tiempo dedicado das por un adulto en estas mismas redes para ganarse la con-
al ejercicio físico, y sin que las videoconsolas que integran fianza de un menor y poder abusar sexualmente de él u obte-
la actividad física como parte del juego supongan consu- ner material pornográfico. Y no se trata de problemas

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Vara Robles E. ¿Cómo abordar el impacto del mal uso y abuso de pantallas desde atención primaria?

TABLA 1. Decálogo para una buena higiene visual y postural en el uso de pantallas

Controlar la temperatura del entorno Mantener una distancia correcta con los dispositivos más grandes
Entre 17 y 24 ºC en invierno, y entre 23 y 27 ºC en verano, para Para televisores y similares, como poco, 2 metros; pero la distancia
evitar la sequedad ocular y las molestias oculares óptima sería 6 veces la diagonal de la pantalla
Iluminar correctamente el entorno y evitar un contraste excesivo Mantener la visión periférica
con el dispositivo usado Para evitar la visión en túnel, que produce fatiga visual y mayor
Intentar utilizar luz natural, nunca trabajar a oscuras y evitar reflejos riesgo de miopía
sobre el dispositivo
Utilizar mobiliario adecuado y usarlo de forma correcta Parpadear frecuentemente
Utilizar una mesa de altura adecuada y una silla regulable. Si se Para irrigar mejor la córnea del ojo, disminuir la rigidez visual y
utiliza un ordenador, colocar la pantalla enfrente y a la altura de aumentar la comodidad
los ojos, y el ratón al mismo nivel que el teclado, que debe tener
una inclinación entre 70 y 135º. Si se usa una tableta táctil,
colocarla en un atril, en un ángulo de 20º respecto a la superficie
de la mesa
Mantener una postura correcta Mover los ojos, no la cabeza
No utilizar estos dispositivos si se está tumbado. Apoyar la espalda Para no sobrecargar el cuello. Alguien que mueve la cabeza cuando
en el respaldo de la silla al sentarse y mantener un ángulo de 90º lee, probablemente tiene un problema visual
entre la columna y las piernas, apoyando los pies en el suelo o un
reposapiés. Al usar un teclado, mantener los antebrazos apoyados
sobre la superficie de trabajo
Mantener una distancia mínima con el dispositivo, por pequeño Descansar la vista cada 30 minutos
que sea Cada 30 minutos, habría que apartar la vista de la pantalla y relajar
Como poco, 40 cm, o la distancia que hay entre el codo y la palma el cristalino mirando hacia un punto lejano, por ejemplo, hacia el
horizonte a través de una ventana. De la misma manera, se
aconseja alternar el uso de pantallas con otro tipo de actividades

infrecuentes, ya que, según estadísticas recientes, un 70% de adaptadas a cada edad. En este sentido, y respecto a su dosi-
las jóvenes aseguran haber recibido mensajes con insultos, y ficación horaria, hace años que la Asociación Americana de
un 40%, amenazas que les han hecho temer por su seguri- Pediatría desaconseja su utilización por debajo de los
dad. En este mismo sentido, casi un 15% de las chicas que 2 años, ya que sus riesgos potenciales son mayores a sus po-
han sufrido acoso refieren haber sido presionadas para parti- sibles beneficios3. A partir de esta edad, el límite diario de
cipar en actividades sexuales, y un 16,5% refieren que se consumo de pantallas podría irse aumentando de forma pro-
han difundido imágenes suyas comprometidas sin su con- gresiva de la siguiente manera2:
sentimiento4-5.
Por otra parte, respecto a la posible adicción a estas tec- – De 2 a 5 años: media hora para los más pequeños y una
nologías, cabe decir que la última clasificación de desórde- hora para los más grandes.
nes mentales, DSM 5, no recoge tal patología6, ya que la – De 7 a 12 años: una hora, aproximadamente.
mayor parte de las veces, y siendo puristas, no se cumplen – De 12 a 15 años: hora y media, aproximadamente.
los criterios requeridos para hablar estrictamente de adic- – A partir de 16 años: dos horas, aproximadamente.
ción. Por ello, en los casos más graves de abuso, diversos
psicólogos y psiquiatras prefieren hablar de uso problemáti- Para que estas pautas horarias se respeten, es importante
co de Internet o uso compulsivo de Internet, y reservar el tér- insistir en que las pantallas estén colocadas en lugares de la
mino adicción para la dependencia relacionada con ciertos casa que faciliten el control parental y el uso compartido y
tipos de contenidos, como, por ejemplo, los juegos de azar crítico de estas tecnologías, e integrar las franjas de su uso
on-line, las compras electrónicas o el cibersexo. en horarios lo más rutinarios posible. Por otra parte, es im-
portante recomendar que los contenidos visionados se ade-
cuen a la edad del menor, usando filtros que bloqueen los
Segundo: ofrecer que no resulten adecuados, y, en el caso concreto de los vi-
recomendaciones preventivas deojuegos, asegurándose de que sus características se ajus-
de dosificación y uso de tan a la edad del niño consultando los iconos de la Pan Euro-
pantallas desde la infancia pean Game Information7.
Igualmente, debe desaconsejarse el uso de pantallas du-
Desde las primeras revisiones pediátricas, deberían facilitar- rante la ingesta y en los períodos inmediatamente previos
se unas recomendaciones básicas sobre el uso de pantallas al descanso nocturno, lo mismo que debe desaconsejarse

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que existan dispositivos de este tipo en el dormitorio del – Falta de disfrute o bajo rendimiento durante otro tipo de
menor. actividades por interferencias de pensamientos relacionados
Respecto al uso de la telefonía móvil, los expertos reco- con estas tecnologías.
miendan retrasar al máximo la edad en que se entrega un – Mentir conscientemente sobre el tiempo real dedicado a
terminal propio a los menores y, en cualquier caso, no dár- estas tecnologías por miedo a verlo reducido.
selo antes de los 12 años. A partir de esa edad, las familias – Gastar cantidades desproporcionadas de dinero en el
deberían ofrecer pautas claras sobre su utilización: tiempo uso de estas tecnologías o en cualquier actividad relacionada
de uso, lugares donde utilizarlos, usos permitidos… y, a la con ellas (compras on-line, juegos de azar on-line, ciber-
hora de elegir una modalidad de pago, recordar que la de sexo...).
prepago facilita la autorregulación y la responsabilidad, pe- – Robar o realizar cualquier otra actividad inadecuada pa-
ro que la modalidad de contrato permite un mayor control ra conseguir pagar los gastos que suponen estas tecnologías
parental, al poder consultarse la factura y el registro de lla- o las actividades relacionadas con ellas.
madas. – Imposibilidad de reducir el tiempo o el gasto dedicado a
En relación con el ciberacoso, y aunque su prevención estas tecnologías y sus actividades relacionadas, aunque uno
suele focalizarse en el entorno educativo8, es importante que se lo proponga.
los profesionales sanitarios estén preparados para poder de- – Utilización de estas tecnologías como vía de escape pa-
tectar situaciones de riesgo, ya que, muchas veces, los sen- ra los problemas reales, bien sea fingiendo una falsa identi-
timientos de vergüenza o culpabilidad hacen que la víctima dad o de cualquier otro modo.
se sienta acorralada y no se atreva a expresar sus problemas – Alteraciones físicas causadas por el mal uso o abuso de
en el ámbito doméstico o escolar, pudiendo manifestarse estas tecnologías: tics, cefalea, molestias oculares, artral-
este conflicto a través de sintomatología ansioso-depre- gias…
siva que, en ocasiones, necesitará valoración psicológica – Ser víctima o causante de ciberacoso.
especializada.

Cuarto: consensuar con los


Tercero: conocer e interrogar a especialistas en salud mental
los pacientes sobre los signos de la zona los criterios y
de alarma de uso circuitos de derivación para
problemático de pantallas los pacientes de mayor riesgo,
Aunque sensu stricto no podamos hablar de la adicción a las
y formar a los profesionales
pantallas, sí que existen personas que pueden sobrepasar los de atención primaria en el
límites de uso razonable y sería aconsejable que los sanita- manejo ambulatorio de los
rios utilizaran métodos de cribado para, en caso necesario, casos menos graves.
derivar a los pacientes a especialistas en salud mental. Se
han desarrollado diferentes test para valorar estas situacio-
nes, como el Internet Addiction Test de Kimberly Young9 o
Bibliografía
el Compulsive Internet Use Scale de Meerkerk et al.10, am-
1. Vara E, Pons R, Lajara F, Molina SM, Villarejo V, Planas E. Impacto
bos con cierta variabilidad de resultados según las poblacio- del abuso de pantallas sobre el desarrollo mental. Rev Pediatr Aten Pri-
nes sobre las que se realicen. En cualquier caso, y en líneas maria. 2009;11:413-23. Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/pap/
v11n43/4_originales.pdf
generales, los hallazgos que deben alertarnos de un posible 2. Sigman A. Time for a view on screen time. Arch Dis Child. 2012;0:1-8.
problema con el uso de estas tecnologías y que deben inte- Disponible en: http://adc.bmj.com/content/early/2012/09/04/arch
dischild-2012-302196.full.pdf+html
rrogarse en la consulta son los siguientes:
3. American Academy of Child and Adolescent Psychiatry. Children &
watching TV. Facts Fam. 2001;54:1-2. Disponible en: http://www.aa-
– Alterar aspectos fundamentales de la vida diaria (sueño, cap.org/App_Themes/AACAP/docs/facts_for_families/54_children_
and_watching_tv.pdf
comida, salud, higiene, estudios, trabajo, sociabilización, 4. Torres C, Robles JM, de Marco S. El ciberacoso como forma de ejercer
sexualidad…) por mal uso o abuso de estas tecnologías. la violencia de género en la juventud: un riesgo en la sociedad de la in-
formación y del conocimiento. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales
– Irritabilidad o angustia al verse en situaciones en las que e Igualdad. 2013. Disponible en: http://www.msssi.gob.es/ssi/violencia
resulta imposible utilizar estas tecnologías. Genero/publicaciones/estudiosinvestigaciones/PDFS/El_Ciberac_
Juventud.pdf
– Sensación de descontrol o pérdida de la noción del
5. Instituto Nacional de Tecnologías de la Información (INTECO) y Fran-
tiempo durante el uso de estas tecnologías. ce Telecom España (Orange). Estudio sobre hábitos seguros en el uso
– Sensación de satisfacción o euforia excesiva al usar es- de smartphones por los niños y adolescentes españoles; Madrid: Obser-
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tas tecnologías. www.inteco.es/file/BbzXMkVkX8VG7-0ggHlozQ

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