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¿Esposa de Pastor, y ahora?

Hace unos 17 años atrás fue la primera vez que escuche y relacione el rol de “esposa de
pastor” con mi persona. A pesar de la advertencia de necesitar aprender a cumplir mi rol,
por muchos años no tuve ninguna idea clara de lo que se esperaría de mí. Observe a cada
esposa de pastor que conocí y definitivamente aprendí de ellas, pero cuando llego el
momento de la verdad, me di cuenta que me faltaba muchísimo por aprender: de mi misma,
del Evangelio, del ministerio, de Dios.

En los últimos 5 años cuando me di cuenta que no solo sería esposa de pastor, si no esposa
de un plantador de Iglesias he procurado leer a otras mujeres con experiencia en estas áreas
con el fin de hacer un mejor trabajo para la Gloria de Dios y mi salud mental.
Recientemente termine el libro From One Ministry Wife to Another de Susie Hawkins; en el
cual se presenta distintos temas de conversación que nos motivan a detenernos, pensar,
hacer preguntas y seguir hacia adelante. Recomiendo que lean este libro, pero en lo que lo
pueden adquirir y leerlo les comparto algunos de los temas que cubre, con la esperanza de
que puedas sacar un momento y pensar sobre los mismos.

Hawkins los presenta en tres partes: conexiones o relaciones, desconexiones o pruebas y la


re-conexión con Jesús. Pero antes de entrar en estos detalles nos presenta como el rol de la
esposa del ministro o del pastor ha cambiado con el pasar de los años; pero siempre ha
mantenido el requisito de tomar una posición de confianza y apoyo. Nuestro rol no está
explícito en las escrituras pero podríamos resumirlo como “una mujer llena del Espíritu,
que busca seguir a Jesús con todo su corazón, desarrollando un carácter semejante al de
Cristo y que camina en sabiduría.”

Aunque escasean los detalles del rol de la esposa del pastor, tradicionalmente esta ha sido
una posición llena de expectativas en muchas ocasiones irreales o muy pesadas pues no son
acorde a nuestra personalidad o talentos. Con el pasar del tiempo esto ha cambiado y ahora
se espera autenticidad, transparencia, el valor añadido al servir junto a nuestros esposos y
relaciones que provean una conexión personal.

Pero antes de pensar en ¿cuál es mi rol como esposa de pastor? Es importante que
entendamos y abracemos la verdad de qué sí nuestro esposo es llamado al ministerio,
nosotras también. No compartimos las mismas responsabilidades, como por ejemplo
predicar en el servicio del domingo, pero uno de los principios del matrimonio expresado
en Génesis 2 es que debemos servir a su lado, como su ayuda idónea en las distintas etapas
de la vida. Al igual que Hawkins pienso que esto es más agradable en algunas etapas que en
otras y en ocasiones no es nada más lejos de nuestros sueños individuales; pero debemos
procurar utilizar nuestros dones y talentos para servir junto a ellos.

Algunos de los temas que se discuten en el libro y los cuales debemos evaluar y orar para
atender correctamente son:

 El balance entre la vida familiar y la vida ministerial; en el cual nuestro enfoque


debe ser cumplir el mandamiento de nutrir a nuestros hijos y construir su herencia
¿Esposa de Pastor, y ahora?
espiritual. Enseñándoles y demostrándoles: respeto, gracia, auto-estima, excelencia
y por sobre todo amor.
 Las amistades, que tan necesarias son para nosotras y que en muchas ocasiones son
tan difíciles de fomentar sanamente, manteniendo un balance entre ser transparentes
y lo que es apropiado compartir con los demás. Estas deben ser desarrolladas dentro
y fuera de la congregación.
 La hospitalidad con nuestros hermanos, lo cual es clave para desarrollar relaciones.
(Te invito a leer Disfrutando de la Hospitalidad)
 Ser un modelo, como se nos exhorta en Tito 2, siendo consciente del efecto de lo
que decimos y hacemos en los demás. Procurar estar presente e involucradas en la
comunidad de la iglesia, participar y estar visible; sin estar a cargo de todo. Además
debemos estar atentas a las oportunidades que se presenten de enseñar la Palabra ya
sea formal o informalmente.
 Lo más importante no descuidar nuestra relación más importante, nuestra relación
con Dios. Esforcémonos por practicar las disciplinas espirituales y servir en el lugar
que Dios nos ha colocado.
En la segunda parte del libro se mencionan algunas de las cosas que nos pueden
desconectar de Dios y del propósito que nos ha dado en el ministerio:

 Críticas: debemos considerar de dónde proviene la crítica, examinar nuestro


corazón al recibirla y evaluar la seriedad de la misma. Debemos aprender a no poner
peso en las que no lo merecen y atender aquellas que son necesarias.
 Complacer a las personas: nunca lo lograremos, alguien siempre esperara más de
nosotras o no estará de acuerdo y aunque en ocasiones las opiniones de las personas
van a ser útiles, nuestra meta debe ser agradar a Dios y a esto dirigir nuestros
esfuerzos.
 Amargura: no podremos evitar los desacuerdos, pero si podemos procurar la paz
con todos, pues al final lo más afectado será nuestra relación con Dios.
 Fracaso: no cumplir con las expectativas personales o de otras personas puede ser
devastador; pero cambiemos de perspectiva miremos las situaciones con la
eternidad en mente, estas situaciones son temporeras.
Por último Hawkins nos motiva a reconocer que a pesar de las cosas que mencionamos
anteriormente, nada de esto nos podrá separar de Cristo. Y nos exhorta al igual que Pablo
que todo lo que hagamos lo hagamos para la Gloria de Dios; pero que mientras servimos y
trabajamos no nos afanemos ni nos volvamos indiferentes espiritualmente. ¿Cuál de estas
áreas tienes que velar en la etapa en que te encuentras? ¿Qué relaciones debes fomentar
más?
¡Qué el trabajo en el ministerio nos llene del gozo del privilegio de servir a
Dios!

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