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CARL ROGERS.

1902 - 1987.
Biografía.

Carl Rogers nació el 8 de enero de 1902, en Oak Park, Illinois, un suburbio de Chicago.
Fue el cuarto de seis hijos. Su padre era un exitoso ingeniero civil y su madre se dedicaba
al hogar. Era una familia devotamente cristiana.

La educación de Carl empezó desde el segundo grado de primaria, porque ya sabía leer y
escribir desde preescolar. Cuando cumplió 12 años, se mudó con su familia a una granja
a unos 50 km. Del este de Chicago. En este sitio pasó su adolescencia. Era una persona
estricta, perteneció a diferentes coros de iglesia, era solitario, independiente y
disciplinado.

Asistió a la Universidad de Wisconsin para estudiar agricultura. Más adelante se adentró


en la religión y estuvo en el ministerio cristiano. Durante este período de su vida, fue
escogido como uno de los diez estudiantes para asistir a Beijing a la Conferencia Mundial
de Estudiantes de la Federación Cristiana, durante seis meses. Su estadía en este lugar
le abrió el panorama de puntos de vista de otras personas completamente diferentes al
pensamiento que conocía en su país, y a partir de ahí comenzó a dudar acerca de sus
creencias religiosas básicas.

Cuando se graduó, se casó con Helen Elliot, en contra de la voluntad de sus padres, y se
mudó a la Ciudad de Nueva York, en donde atendía El Seminario de Unión Teológica,
institución famosa por ser de corte liberal. Mientras estuvo allí, organizó y dirigió una clase
llamada "¿Por qué estoy entrando al ministerio?" La experiencia de este seminario, con tal
título, provocó que la mayoría de sus
participantes decidieran cambiar de carrera y salieran huyendo de los temas
religiosos.

Para la vida de Rogers, la psicología fue ganando terreno y la religión la fue


haciendo a un lado. Estudió psicología en la Universidad de Columbia y se recibió
en 1931. Ejerció la psicología clínica ayudando a la crueldad en contra de los
niños. En esta época empieza a desarrollar su teoría.

En el año de 1940 fue profesor de tiempo completo en Ohio. Para 1942 escribió su primer
libro: "Asesoría y Psicoterapia. Después, en 1945, estableció un centro de asesoría
psicológica en la Universidad de Chicago.

En 1951 escribió su obra magna, en la cual muestra su teoría básica: "La terapia
centrada en el cliente".

En 1957, volvió a dar clases en la Universidad de Wisconsin, sin embargo se


desilusionó fácilmente de la educación superior en esa institución y para 1964 se
muda a La Jolla, California para dar terapia, impartir discursos y escribir, hasta su
muerte en el año de 1987.
Entre otras de sus obras se conocen: "El proceso de convertirse en persona"
(1961); "Una manera de ser" (1980).

Teoría.

Su teoría es clínica, basada en años de experiencia con el trato directo a


pacientes. Su teoría es amplia, lógicamente unida y con posibilidad de aplicación.
Lo primero es que Rogers considera a toda persona como buena y sana, o por lo
menos, no la considera mala o enferma. En otras palabras explica que la salud
mental en una progresión normal de la vida de la persona, mientras que la
enfermedad mental, como por ejemplo la criminalidad, son distorsiones de la
tendencia natural del hombre.

Su teoría está basada en una fuerza de vida, que llama tendencia actualizada: es la
base de la construcción de la motivación presente o actual en la persona, con el fin de
desarrollar todas sus potencias hasta donde sea posible. Rogers piensa que todas las
personas intentan dar lo mejor de sí mismas, lo mejor de su existencia, y que si fallan no
es con intención o con el deseo de hacerlo. Carl Rogers explica que cada cosa viviente en
la naturaleza intenta dar y/o hacer lo mejor de sí misma.

Dice que el hombre se adapta con facilidad a lo que se le va presentando en la vida, y que
lo hace de forma natural, siempre y cuando viva de acuerdo a su
naturaleza.

Explica que la humanidad se ha desarrollado, es decir, que ha actualizado sus potencias


a través de crear una sociedad y una cultura, pues con éstas existe un orden en donde
cada persona puede actualizar constantemente sus
potencialidades. El hombre es social por naturaleza, pero cuando desarrolló la
cultura, desarrolló una vida propia. La cultura ha tomado fuerza en sí misma y si
una cultura muere o desaparece, la gente que vive en ella también desaparece. Es
decir que lo elaborado o complicado de las sociedades y de las culturas, y los
avances tecnológicos han ayudado a la persona a sobrevivir y a prosperar, pero
también pueden dañarla e incluso, destruirla.

También explica Rogers que los organismos saben por naturaleza lo que es el bien. La
evolución ha provisto a la persona de los sentidos, y además, de ser
capaz de discriminar lo que necesita o requiere. Por ejemplo cuando el hombre
tiene hambre, encuentra comida, pero no cualquier comida, sino una que le sea
grata, que le guste, no que se encuentre en estado de descomposición o que sea
poco saludable. A lo que la evolución ha hecho de la persona, Rogers lo llama
valoración del organismo.

Entre las muchas cosas que la persona, por instinto, valora está el respeto o la atención
positiva: como el amor, el afecto, etc., pues es claro que un bebé sin esto, puede llegar
hasta morir.
Por otro lado se encuentra el respeto positivo hacia uno mismo, es decir que es
la autoestima, el reconocer el valor propio o saber que se tiene una autoimagen
positiva. Esto se obtiene a través del crecimiento o desarrollo de la infancia de la
persona, en donde los demás le enseñan o muestran como adquirirlo. Si no se
aprende lo positivo, la persona se siente insignificante, poco atendida, poco
valorada y pierde la oportunidad de convertirse en lo que realmente es capaz; es
decir que no logra actualizar sus potencialidades correctamente.

Para entender más lo anterior, Rogers explica que los bebés por naturaleza
quieren y les gusta lo que necesitan, pero la misma evolución de la humanidad ha
creado un ambiente diferente al natural en donde cosas como el azúcar refinada,
las harinas, la mantequilla, el chocolate, etc., han venido a modificar lo natural y a
crear nuevas necesidades.

También la sociedad ha permitido que se condicionen los asuntos de valor, es decir


que mientras el individuo crece, los padres, familiares, maestros, medios de
comunicación, etc., se encargan de condicionar lo que dan a la persona. Por ejemplo, se
da un dulce o un premio cuando se termina una tarea; se le proporciona afecto a la
persona, siempre y cuando se comporte correctamente o como lo esperan los mayores.

Dice que recibir respeto o atención condicionada, aunque sea de manera positiva hace
que la persona, muchas veces, no se desarrolle como debe ser, sino que más bien, es
tanta la influencia social, que dicha persona adopta la forma que se espera de ella, y, por
lo tanto, un "buen niño/a" puede ser que no sea sano o feliz, aunque lo aparente. Con el
tiempo, lo anterior se traduce en que la persona lleva a la práctica, por propia iniciativa, lo
que los demás esperan de ella, y por lo tanto pierde la capacidad de actualizar sus
potencialidades al máximo y su autoestima decae.

Lo anterior se puede explicar diciendo que: la sociedad influye a tal grado, que la persona
se pierde en ella y se deja de sí misma, deja de aflorarse como debe, pierde autenticidad,
por otra parte dice que cada persona tiene un ser real y un ser ideal:

Ser real: es el que surge o se funda en la tendencia actualizada, que sigue a la


valoración del organismo y que necesita y es capaz de recibir el respeto o la
atención positiva propia y ajena; es el "yo", que si todo sale bien, la persona
llega a convertirse en él.

Ser ideal: es lo que no es real, lo que se podría esperar que la persona llegara a ser, pero
que no logra por las trabas que la sociedad condiciona; por forzar a la persona a vivir con
condiciones impuestas.

Por lo tanto, la distancia que existe entre el ser real y el ideal desemboca en la
incongruencia, pues una cosa es "lo que soy" y otra muy distinta "lo que debería
ser". A mayor distancia o separación de esto, mayor incongruencia; a mayor
incongruencia, mayor sufrimiento. Para Rogers, la incongruencia es la neurosis,
estar fuera de sintonía con el propio yo.
Otro concepto de Rogers son los mecanismos de defensa, en donde en una
situación de incongruencia entre la propia imagen y la experiencia inmediata de la
persona se le presenta una situación amenazadora. Por ejemplo, si a una
persona se le ha enseñado a sentirse poco valorada cuando no obtiene 10 o la
mejor calificación posible, y como consecuencia no se siente un buen estudiante,
entonces cuando se enfrenta a un examen, dicha incongruencia aflora y se
convierte en amenazadora.

Ante la situación anterior, la persona siente ansiedad, y la ansiedad es una señal


que indica que existe un problema en puerta y que la situación se debe evadir o
evitar. Una manera de evadirla es huir físicamente del problema, como irse a otro
sitio, pero como normalmente eso no sucede, en lugar de ausentarse físicamente,
la persona se ausenta psicológicamente, utilizando los mecanismos de defensa.
Para Rogers, existen dos mecanismos de defensa, mismos que se consideran en
el nivel perceptual, es decir que surgen de la senso-percepción, que no son
analizados por la mente humana en realidad:

A.- Negativa: negación, denegar, que es bloquear la situación amenazadora. Por


Ejemplo, alguien que no va por los resultados de su examen, para no tener que
enfrentar las bajas calificaciones. También se puede entender como reprimir la
situación amenazadora, como dejarlo en el olvido aparentemente.

B.- Distorsión perceptual: es reinterpretar la situación para que la persona se


convenza a sí misma de que no es tan amenazadora como parece. Por
Ejemplo, alguien que se siente amenazado ante los exámenes o las
calificaciones, puede decir que el profesor no enseña correctamente, que hace
preguntas capciosas, que tiene mala actitud o voluntad, etc.
Rogers concluye que para los neuróticos, en pocas palabras para la mayoría de la
gente, cada vez que la persona utiliza un mecanismo de defensa, pone mayor
distancia entre su real y su ideal y por lo tanto, se vuelve más incongruente, y
provoca enfrentarse cada vez más a situaciones amenazadoras, ser más ansiosa
y utilizar más los mecanismos; así pues, se vuelve un círculo vicioso del que la
persona probablemente sea incapaz de salir por su propia mano.
Todo lo anterior lleva a Rogers a describir también a la persona sana, a la que
llama alta o totalmente funcional. Dicha persona presenta las siguientes
características:

Abierta a la experiencia: es lo opuesto a estar a la defensiva. Es la


percepción correcta de las experiencias personales, sin verlas distorsionadas.
Es decir, es aceptar la realidad y los sentimientos, para no confundirlos con las
ansiedades. Es ser objetivo y no subjetivo. Ser capaz de vivir las experiencias
a cada instante.

El vivir existencial: es el vivir el aquí y ahora. Insiste en estar en contacto


permanente con la realidad, por lo tanto, el pasado ya se fue, y el futuro aún no
llega. El presente es lo único real que la persona tiene. El pasado supone
recordar y aprender, es todo; por lo tanto no se debe soñar con el futuro, pues
se pierde contacto con la realidad.
Confianza orgánica: la persona debe permitirse ser guiada por el proceso de
valoración orgánica. La persona debe confiar en lo que sus sentimientos le
dicten, en lo que sus sentimientos le guíen de forma natural. (Esto es un
verdadero riesgo o peligro en la teoría de Rogers, pues la gente lo interpretó
como "haz lo que quieras y sé feliz"; si eres masoquista, daña a la gente o a ti
mismo; si el alcohol y las drogas te hacen feliz, ve hacia ellos; si estás
deprimido suicídate. Estos no son grandes consejos, por el contrario, dañan de
raíz a la naturaleza humana, de hecho, muchos de los excesos que se
cometieron en los 60´s y los 70´s, estaban inspirados en la teoría rogeriana.
Sin embargo, cabe mencionar, que la intención de Rogers no era ésta, sino
que más bien la gente tendiera a que por naturaleza se dirige al bien, pero
perdió de vista que también, por naturaleza se tiende al mal).

Experimentar la libertad: Rogers pensaba que daba lo mismo o que era


irrelevante si la persona tenía deseos de ser libre, pues como la persona se
maneja a través de sus sentimientos, no había mayor trascendencia en
libertad. Sin embargo, hasta cierto punto, la persona está determinada, es
decir, no es libre totalmente, pues por ejemplo, por más que estire los brazos e
intente volar, no lo va a lograr. En pocas palabras, la persona es libre, de
acuerdo a lo que su naturaleza le permite y si se es una persona altamente
funcional, se es capaz de responsabilizarse por sus acciones.

Creatividad: si la persona se siente libre y responsable, actúa en concordancia y participa


de lo que el mundo le ofrece. Una persona altamente funcional, en contacto con su aquí y
ahora, se siente obligada, por su propia naturaleza a contribuir a la actualización de otros,
de los demás, y por supuesto, de sí misma. Esto se puede lograr a través de la
creatividad en las ciencias y las
artes, también por medio de ayuda social y del amor paternal, o simplemente
haciendo lo mejor o dando lo mejor de sí en el trabajo.
Psicoterapia centrada en el cliente

La Psicoterapia centrada en el cliente es el nombre de una psicoterapia enmarcada en


la Psicología humanista. "Cliente" pretende enfatizar un matiz semántico distinto a
"paciente", ya que un cliente permanece con la responsabilidad y libertad sobre el proceso
terapéutico como un agente activo, en contraposición de "paciente", como indica éste
término en su sentido literal ("ser paciente con el problema").

Con frecuencia se habla de "enfoque centrado en el cliente". Enfoque es un término más


general con más matices filosóficos, que permiten enmarcar con éste una consecuente
psicoterapia y comprensión sobre los intercambios interpersonales acaecidos durante el
proceso psicoterapéutico.

 Psicoterapia centrada en el cliente es también el nombre de un libro escrito por el


psicólogo norteamericano Carl Rogers, considerado fundamental dentro de la
escuela humanista de psicoterapia.

La psicoterapia centrada en el cliente es una teoría psicológica aplicada en el trabajo


terapéutico con personas en busca de ayuda psicológica. Ha sido creada por el psicólogo
norteamericano y profesor de psicología Carl Rogers (1902 - 1987). Como se decía,
implica un "enfoque" que enmarca el proceso psicoterapéutico, más allá de ser una mera
"técnica". Por ejemplo, según aseguraba el propio autor en el citado libro, el proceso
psicoterapéutico fallaría si fuera aplicado como una técnica, ya toda acción terapéutica
surge de unas determinadas actitudes reales por parte del psicoterapeuta (de ahí
denominarlo "enfoque").

Como técnica psicoterapéutica es uno de los métodos más investigados a nivel científico
desde entonces y ha dado sus pruebas de eficacia. Las investigaciones científicas y
universitarias en muchas partes del mundo permitieron también el desarrollo sistemático
de esta orientación psicoterapéutica.

La psicoterapia centrada en el cliente suele ser la base de la formación profesional de los


counselors. También forma parte de la formación curricular básica de los psicólogos, ya
que es una forma de psicoterapia, permite establecer una relación psicoterapéutica y
enmarca conceptos fundamentales como el sí-mismo.
Cliente en oposición a paciente

Para muchos el uso del término cliente puede resultar chocante y contrario al espíritu de
la psicología humanista. El motivo de abandonar el término paciente viene dado por la
connotación del vocablo, relacionado con la patología, lo cual implica una relación
asimétrica en donde el enfermo busca la ayuda de un superior, el terapeuta o sanador. La
contrapropuesta es que no existe tal cosa como la enfermedad mental, sino formas
disfuncionales de vivir.

El solicitante de un servicio o proceso psicoterapéutico toma así el término cliente, ya que


es una persona activa en la solución de su problema y, como parte de esa búsqueda
activa, ha decidido iniciar este proceso psicoterapéutico. Dentro de la relación terapéutica,
cliente y psicoterapeuta tienen por tanto el mismo "estatus", de modo que el cliente es
totalmente libre para dirigir por medio de la psicoterapia su propio camino de desarrollo
personal.

El proceso terapéutico

Según Rogers, el cliente es el que lleva el peso de la terapia (auto-directividad) y no el


terapeuta. Sin embargo, el terapeuta tiene que ofrecer al cliente una relación que se
define por tres condiciones necesarias y suficientes para lograr el éxito de la misma. Las
tres primeras características o condiciones son Empatía, Aceptación positiva incondicional
y Autenticidad o Congruencia.1 Todo el proceso de la psicoterapia puede traducirse como
la actitud del psicoterapeuta en una profunda creencia de respeto y aceptación del cliente
y de sus propias capacidades para el cambio: de este modo, todo lo que se hace en la
psicoterapia (si entendemos esta como una escuela o enfoque, de la que surgen técnicas
o estrategias) es la instrumentalización de esa actitud. Desde el uso del silencio a la
empatía, vienen a trasmitir este mensaje implícito.

Estas tres condiciones relacionales mencionadas son llamadas actitudes de base:

1. La aceptación y consideración incondicionalmente positiva de la persona en


búsqueda de ayuda. Se acepta sin condición alguna la manera en que ella está
dispuesta a revelarse y demostrarse en la relación frente al terapeuta.
2. La empatía centrada en la persona sufriente. Es la capacidad del terapeuta de
entrar en el mundo del cliente y de comprender con exactitud sus vivencias como
si el terapeuta fuese el otro. Esta comprensión empática facilita la concientización,
favorece el acompañamiento terapéutico y promueve el desarrollo personal.
3. La autenticidad del terapeuta permite a menudo un diálogo sincero y constructivo
directo entre el terapeuta y el cliente. El terapeuta sigue siendo un experto, pero él
se comunica también como ser humano al servicio del cliente sufriente.

La relación centrada en el cliente se define además por un mínimo de contacto


establecido entre el cliente y el terapeuta (4), el cliente debe estar en un estado de
incongruencia (5) y por último, el cliente debe, de una manera u otra, darse cuenta de la
presencia del terapeuta y de la relación ofrecida (lo que, a veces, no ocurre, por ejemplo
en caso de una psicosis aguda).
Una relación definida por las actitudes de base genera una multitud de interacciones
terapéuticas cada vez más adaptadas a la relación con el cliente, a su persona y situación
particular, favoreciendo la capacidad natural e inherente en cada persona de poder
desarrollarse de manera constructiva (tendencia natural de cada persona a su auto-
actualización, es decir a desarrollarse y madurar).

En un sentido filosófico, los terapeutas centrados en la persona consideran el ser humano


como una persona que, durante su vida entera, vive en una interdependencia entre sus
necesidades de autonomía y sus necesidades de estar relacionado con los demás y con
la sociedad. Las dos necesidades son existenciales. Uno de los objetivos de la terapia
centrada en la persona es ayudar al paciente a encontrar su equilibrio en esta
interdependencia y de desarrollar en ella su pleno funcionamiento social y psíquico ("fully
functioning person").

Así, incluso en su propia "Psicoterapia centrada en el cliente" hace constantes referencias


a la psicología Gestalt, o a la gestalt de la personalidad del cliente (el sí-mismo). En la
psicología gestalt se analiza profundamente la interacción persona-sociedad, de modo
que las personas vivimos inmersas en la "experiencia"; esta es el constante flujo
experiencial donde todos los seres humanos interaccionamos. Desde la psicología
Gestalt, el problema de la disfuncionalidad o psicopatología se entiende como una falta de
ajuste: la solución consiste en buscar un "ajuste creativo" al problema, que permita una
funcionalidad de la persona en ese medio. Es decir, en cierto modo supone una
despatologización más bien próxima al humanismo.

Psicología y desarrollo

El ser humano nace con un conocimiento intuitivo (inmediato) de sus necesidades


organísmicas. A medida que se desarrolla, va empezando a construir un esquema de sí
mismo con base a ese conocimiento. En los avatares de sus relaciones con el mundo y
los otros, puede recibir dos clases generales de retroalimentación: consideración positiva
incondicional y consideración positiva condicional. En tanto recibe ésta última, el sujeto,
quien tiene necesidad de aceptación, aprende a rechazar partes de su sí mismo que los
demás desaprueban, con lo cual pierde parte de su proceso de satisfacción de esas
necesidades que ya no reconoce de sí. La tesis central e hipótesis de trabajo terapéutico,
es que al dar consideración positiva incondicional, entre otras "condiciones suficientes
para el cambio terapéutico", el cliente podrá recuperar su funcionamiento organísmico
óptimo.

Constantemente, Rogers en su obra "Psicoterapia Centrada en el Cliente", enfatiza que


las emociones, en muchos casos disfuncionales, se manifiestan visceral o
fisiológicamente, pero que estas expresiones emocionales no han sido representadas (o
simbolizadas según sus propias palabras) adecuadamente en la consciencia, ya que su
representación podría suponer un peligro para la propia percepción que se tiene de sí (sí-
mismo) y peligrar con ello la propia autoestima. A través de esta psicoterapia el cliente
toma conciencia de tal expresión fisiológica y puede representarla e integrarla en el
conjunto de sus percepciones sobre sí mismo y el mundo.
El proceso de convertirse en persona

Rogers describe el proceso que viven las personas que ingresan a terapia y describe siete
etapas.

1. Fijeza: es el estado que comúnmente es descrito como neurótico.


2. Vivir la experiencia de ser plenamente aceptado: al inicio de la relación
terapéutica, el primer cambio que vive la persona es entrar en un ambiente que no
le condiciona, lo que convierte en innecesarios los patrones de comportamiento
que ha desarrollado para enfrentar al mundo hostil y condicionante en que se
desenvuelve cotidianamente.
3. Desarrollo y flujo de la expresión simbólica: la persona en proceso comienza a
desarrollar una expresión verbal más allá de los lugares comunes y que le permita
expresarse con más propiedad conforme a su vivencia.
4. Flexibilización de los constructos y flujo de los sentimientos: se comienzan a
cuestionar los valores y creencias que han llevado a la persona a un estado de
permanente insatisfacción, y se permite ver las cosas de forma distinta. Además,
en esta etapa se advierte una mayor libertad para expresar los sentimientos.
5. Flujo organísmico: la estructura personal del cliente manifiesta una mayor
relajación, los sentimientos son expresados con mayor libertad, las creencias son
libremente cuestionadas y hay una necesidad por explorar nuevas formas de
comportamiento.
6. Inicio de la experienciación plena: es la fase de la terapia en que las personas
llegan al "punto de no retorno", donde es posible que abandonen el proceso
terapéutico y no experimenten retrocesos dado que toman conciencia de que son
ellas las responsables de su viviencia y experiencia.
7. Fluidez: es la descripción de una persona que funciona plenamente.
Terapia.

Carl Rogers es más conocido por las aportaciones hechas en su terapia.


Originalmente su terapia se llamó no dirigida, porque pensaba que el terapeuta
no debía guiar a su cliente, sino que simplemente, estar presente mientras el
paciente dirigía su propio progreso terapéutico. Con el paso de los años y de la
experiencia, se da cuenta que a pesar de no participar directamente en la
curación, influía en las decisiones del paciente; en otras palabras, el paciente
busca al terapeuta como guía de su cura y se encuentra a dicho terapeuta ahí,
para cuando se le necesita, y eso ya influye.

Por tal motivo, Rogers cambió el nombre de su terapia a Terapia Centrada en el Cliente
(psicología personalista). Pensaba que el paciente era el que tenía que decidir qué es lo
que estaba mal, encontrar formas de mejorarlo y determinar la conclusión o el fin de la
terapia.

En la actualidad, dicha terapia todavía se utiliza y también se conoce con el


nombre de Terapia Rogeriana.

Carl Rogers explicaba que su terapia era de sustento o de soporte, y no de


reconstrucción. Esto lo explicaba a través de un ejemplo: cuando se le enseña a
una persona a andar en bicicleta, no sólo se le explican las bases o la forma de
ejecutar dicha acción, sino que además la persona que está aprendiendo tiene
que practicar la teoría explicada, ponerla en práctica por ella misma. Además,
quien enseña no puede sostener a la persona todo el tiempo, llega un punto en el
que se le debe dejar ir, permitir que se vaya solo, si la persona se cae, pues se
cayó, y se recuperará, pero si se le sostiene todo el tiempo, no logra aprender.

Entonces, en la terapia sucede lo mismo. Si la independencia (autonomía, que es


la combinación de libertad con responsabilidad), es lo que se está impulsando en
el paciente para que lo obtenga, dicho paciente, no lo puede lograr si es
dependiente del terapeuta. El paciente necesita, requiere ver en sus adentros, en
su interior y estar al margen del terapeuta, pues si el terapeuta es autoritario o
impositivo, al principio puede funcionar, sin embargo, después, se puede crear
codepencia.

Al acercamiento que el terapeuta puede hacer con sus pacientes se llama reflejo,
y consiste en que el terapeuta solamente debe hacer notar al paciente que es el
espejo de sus sentimientos, en pocas palabras que lo está escuchando. Por
Ejemplo, si el paciente dice: "me siento perdido, soy un tonto"; el terapeuta puede
reflejar dicho comentario contestando "¿entonces la vida te está provocando que
caigas, verdad? A través de estos sencillos comentarios, el terapeuta hace notar
que se está comunicando con su cliente, que lo está escuchando y que se
preocupa por entender las situaciones problemáticas de su cliente o paciente.
El terapeuta debe permitir que el paciente se dé cuenta o se percate que lo que
está comunicando es exactamente lo real, lo correcto, lo que quiere decir o
significar. Por ejemplo, si una clienta llega con su terapeuta y le dice: "odio a todos
los hombres", el terapeuta puede reflejar haciendo una pregunta cómo ¿Odias a
todos los hombres? Entonces puede provocar que la clienta diga: "bueno,
probablemente no a todos, pues no odio a mi papá ni a mi hermano, tampoco lo
odio a usted; por ende, la clienta descubre que no reparte el odio a todos, sino que
ese sentimiento le surgió por la desconfianza que le provocó una relación, que
aprendió a tener miedo de ser herida de nuevo por causa de un hombre en
particular.

El reflejo debe ser usado con cautela, con precaución, pues si el terapeuta lo
utiliza sin pensar, sin que intervengan sus sentimientos y de manera
indiscriminada, y sólo repite lo que el paciente está diciendo, suena falso, suena
únicamente como repetidor de frases y el cliente puede sentirse poco atendido, o
escuchado y desilusionarse del terapeuta. El reflejo que el terapeuta proporciona
debe ser genuino, auténtico, debe emerger de su corazón y además debe ser
congruente con las necesidades del cliente.

Como conclusión de lo anterior, Rogers dijo que para ser un terapeuta eficiente, se
requieren algunas cualidades especiales:

Congruencia: ser genuino, auténtico, y honesto con el cliente.

Empatía: tener la habilidad de ponerse en los zapatos del cliente; de sentir lo


que el cliente siente.

Respeto: aceptar de forma incondicional ayudar al paciente de forma positiva,


es decir que el paciente se dé cuenta de que necesita escuchar de sí mismo
cosas positivas, a pesar de que tenga problemas y de que diga lo que diga, se
le acepta.

Rogers explica que estas cualidades son suficientes y necesarias, que si el


terapeuta las tiene, el cliente mejorará, a pesar de que no se manejen muchas
técnicas dentro de la terapia. Si el terapeuta no muestra o exhibe estas
cualidades, la mejora del cliente será mínima, a pesar de que se utilicen muchas
técnicas dentro de la terapia. Lo que Rogers pretendía, es que dentro de la
terapia, el terapeuta tuviera esas características, pero que cuando acabara la
terapia, dicho terapeuta fuera tan humano como su propio cliente, pues si no, el
terapeuta siempre tenía que ser perfecto y esta carga lo agobiaría demasiado,
sería un peso que a la larga no podría soportar.

Como conclusión, se afirma que Carl Rogers es un psicólogo basado en la teoría


personalista, pues se aboca a las características individuales, sin embargo por el
hecho de promover que la persona siga sus sentimientos, pierde de vista la
objetividad o la realidad que se promueve, pues no sólo de sentimientos está
constituido el hombre, hace falta que la inteligencia, la sociabilidad, la voluntad, y
la libertad, intervengan para equilibrar dichos sentimientos.
Por otro lado, las características que promueve en el terapeuta son ciertas, pues
es verdad que se pueden utilizar muchas técnicas para remediar y curar, pero la
influencia del terapeuta, ejerce conciencia, por ejemplo, en el pensamiento.

Es arriesgado decirlo, pero en cierta forma se nace para ser terapeuta, y sólo se
afinan los detalles a través del estudio, es decir sin el estudio no se es, pero sin la
personalidad para serlo, tampoco.

Rogers aporta conceptos y postulados prácticos de fácil compresión, sin embargo


le falta profundidad en sus textos, pues se pueden confundir con facilidad, y de
hecho así sucede, provocando que la persona piensa que se puede vivir amando,
siendo libre y feliz, sin percatarse que hace falta conocer más su naturaleza y
tener límites, y que esos límites no sólo son impuestos por la naturaleza limitada
de nuestra libertad, sino por el mismo hombre con el fin de convivir en paz y
armonía. Falta la profundidad y el cultivo de valores y virtudes.

NELSON HERNANDEZ
LUIS HERNANDEZ.

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