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ISBN - 84-9822-306-7
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Maria Isabel Rodríguez Ponce – Las oraciones coordinadas y las yuxtapuestas
1. Introducción
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Es decir, desde el punto de vista significativo, la diferencia entre los tres tipos
mencionados puede difuminarse hasta desaparecer. El verdadero problema se plantea
en el momento de describir sintácticamente (formalmente) la yuxtaposición. Muchos
estudiosos se han preguntado si este tipo podía adscribirse a la coordinación o a la
subordinación. Para algunos, la yuxtaposición no es más que coordinación sin nexos
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(Seco).
Gili Gaya es, asimismo, el primero en abordar una de las grandes dudas que la
yuxtaposición plantea en su consideración como tipo oracional: la diferencia poco clara
entre la sucesión de oraciones independientes y la yuxtaposición de oraciones que
forman un período sintáctico sin nexos. Este gramático toma como criterio
diferenciador la entonación en el plano oral. En la escritura, la presencia de comas
separa las proposiciones de un período yuxtapuesto, y los puntos indican que se está
ante oraciones independientes.
Para Alarcos (1994), la yuxtaposición es la reunión de dos o más unidades (no
exclusivamente oracionales) que desempeñan en conjunto la misma función que
cumpliría cada una de ellas aisladamente (“Comimos peras, manzanas y uvas”;
“Llegué, vi, vencí”). Alarcos también hace depender la caracterización de las unidades
yuxtapuestas de la entonación (que debe ser descendente en cada una de ellas para
que la yuxtaposición, en teoría, se entienda como tal). Pero, al mismo tiempo, señala
la dificultad en distinguir un grupo oracional yuxtapuesto de una serie de oraciones
independientes. Para ilustrar este hecho propone el siguiente ejemplo: en “Carecía de
recursos; volvió a su trabajo; se cansaba” sólo la intención del hablante, expresada a
través de una determinada entonación (que se refleja con signos de puntuación en la
escritura), puede hacer que se interprete como un grupo oracional yuxtapuesto con un
sentido equivalente a “Como carecía de recursos, volvió a su trabajo, pero se
cansaba”. En definitiva, se deduce de este ejemplo que ni el criterio entonativo ni su
correspondiente manifestación ortográfica resultan pertinentes para caracterizar la
yuxtaposición como tipo oracional.
En cuanto al tipo de unión sintáctica que se instaura en la yuxtaposición, Gili
Gaya insiste en que, aunque no hay nexos, sí se da otra serie de elementos
lingüísticos que pueden marcar la relación dentro de un período. Por ejemplo:
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Gili Gaya señala que incluso sería difícil llamar asindéticas a estas oraciones,
puesto que, a pesar de no presentar conjunciones que relacionen sus partes, sí
presentan elementos lingüísticos que establecen esa relación. Todos estos elementos
lo son de coherencia y cohesión. Sin embargo, para Alarcos tampoco son criterios
pertinentes la coincidencia de sujetos entre unidades yuxtapuestas (“Llegué, vi,
vencí”), pues hay grupos oracionales que pueden interpretarse como yuxtapuestos sin
la mencionada coincidencia (“Llegamos, te vi, nos comprendimos”); ni la anáfora que
ejecutan algunos pronombres entre unidades yuxtapuestas (“Es culpable, lo
reconoce”), ya que esos pronombres (“lo” en este caso) no demuestran que haya una
particular relación sintáctica entre ambas oraciones, aunque evidentemente sí exista
un enlace semántico.
Por lo que se refiere al establecimiento de tipos dentro de la yuxtaposición,
Alarcos considera entre ellos los incisos oracionales dentro de una oración. Una vez
más, la entonación es el criterio que separa esos incisos oracionales dentro del
enunciado: “Compréndeme, no estaba en mi mano ayudarte”; “Ella sospecha, me
imagino, que la van a despedir”. Aunque los verbos de cada ejemplo están
relacionados semánticamente, no lo están sintácticamente (ninguno de ellos
presupone al otro). Por los mismos motivos, Alarcos incluye en la yuxtaposición las
oraciones coordinadas distributivas, que carecen de índices explícitos de coordinación.
Las define como grupos oracionales yuxtapuestos en los que las unidades se
relacionan semánticamente por medio de elementos correlativos que no indican
ninguna función sintáctica y que son heterogéneos en cuanto a sus categorías
gramaticales (adjetivos, sustantivos, adverbios, incluso verbos). Alarcos menciona que
el esquema distributivo es compatible también con la coordinación.
Alcina y Blecua incluyen como subtipos de yuxtaposición las fórmulas
aclarativas y rectificativas con “o sea”, “es decir”, “es más”; los “subjuntivos
yuxtapuestos” del tipo “Un hecho aislado, así sea el del más enorme calibre, no explica
ninguna realidad histórica” (J. Ortega y Gasset); y las fórmulas que en el coloquio
sirven para iniciar una intervención convocando la atención de los receptores (“mire
usted”, “vamos”, “fíjese”, etc.).
Otro tipo de yuxtaposición es el que constituyen grupos oracionales cuyas
oraciones componentes parecen estar enlazadas con unidades y locuciones
adverbiales como “luego”, “con que”, “así que”, “pues”, “por tanto”, “por consiguiente”,
etc. (Alcina y Blecua unen a “luego” en esta nómina “apenas”, “ínterin”, “conforme” y
“según”):
(5) No había nadie; estaba seguro. Luego aquellas señoras se habían ido sin
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confesión.
(6) Trabajo en el ramo cafetería, conque tú verás.
(7) ¿Ven ustedes este santurrón? Pues hasta vende hostias y cera.
(8) Había bebido mucho vino, así que me puse el chaquetón y salí.
Según Alarcos, en estos casos las unidades conjuntivas pueden eliminarse sin
perjudicar las relaciones semánticas establecidas entre las partes del grupo
yuxtapuesto (ilación, consecución, continuación, etc.). Las unidades mencionadas
cumplen un papel adverbial y anafórico con respecto a lo expresado en la secuencia
precedente. Sin embargo, en opinión de otros estudiosos, este subconjunto de
oraciones constituye una variedad más de oraciones coordinadas: las consecutivas
(Seco, Gómez Torrego).
Para recapitular, retomando la idea expuesta inicialmente, y analizando con
detenimiento la formulación de Gili Gaya, se observa que le falta muy poco para sacar
estos tres tipos del concepto de oración compuesta, cada uno por motivos diferentes.
Si se toma como criterio esencial la independencia sintáctica, en la coordinación y en
la yuxtaposición no puede hablarse realmente de oración compuesta, sino de
conjuntos de oraciones independientes cohesionadas por diferentes medios textuales
(enlaces, marcadores, elipsis, repetición…). Por lo que respecta a la subordinación,
hay que recordar la definición de oración subordinada (Gili Gaya): se trata de una
oración simple en la que algunos elementos se expresan con un verbo en forma
personal. Es decir, no hay en ella independencia sintáctica de los componentes, no
hay más de una oración. Por eso Alarcos prefiere para las oraciones subordinadas la
denominación “oración compleja”, y no compuesta.
Actualmente, los estudios han modificado el ámbito de la yuxtaposición, que, o
bien se considera coordinación o subordinación sin nexos, o bien oraciones
independientes. El fundamento de que la yuxtaposición pueda expresar relaciones
paratácticas e hipotácticas es de tipo pragmático y comunicativo (López García). Tanto
en la historia de la lengua como en el proceso de aprendizaje de la lengua por parte de
cada individuo, hay una tendencia a interpretar la sucesión de turnos de un
intercambio comunicativo como una sola unidad (yuxtaposición). Posteriormente, esa
relación se reelabora de dos formas:
1) Mediante conjunciones paratácticas o coordinantes si el intercambio
comunicativo original era de tipo alter, es decir, basado en una estructura anfilógica.
Un anfílogo es un intercambio comunicativo en el que cada una de las intervenciones
no tiene por qué estar relacionada con la anterior. Por ejemplo:
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Alarcos, basándose en el significado del nexo, reduce estos cuatro a tres tipos
de grupos oracionales coordinados: copulativos, disyuntivos y adversativos, puesto
que, en su opinión, la tradicional coordinación distributiva se incluye en la
yuxtaposición. Para Gómez Torrego, los subtipos de oración coordinada son cuatro, en
relación con los tipos de conjunciones coordinantes que establece: copulativas,
disyuntivas (entre las que se incluyen las distributivas como variedad), adversativas y
consecutivas (subtipo considerado también por M. Seco). En las coordinadas
copulativas y disyuntivas el grupo puede constar de más de dos oraciones
componentes; en las adversativas el grupo oracional está constituido sólo por dos
oraciones.
Los nexos o conjunciones coordinantes constituyen un excelente punto de
partida para una exposición científica y didáctica de la coordinación de oraciones, ya
que son la clave de los principales problemas de ésta última, centrados especialmente
en los planos semántico y sintáctico.
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ha comprobado que “y”, “o”, “pero” pueden cumplir el papel de marcadores discursivos
dentro de un texto:
En este cuadro no aparecen “u” o “e” porque son variedades que surgen en
determinados contextos fónicos y gráficos. Tienen que tener un rasgo común que los
haga constituir el campo semántico de la coordinación, y, al mismo tiempo, deben
tener un rasgo que los diferencie para que sean elementos distintos. El rasgo
semántico común es ‘unión’. Los coordinantes unen oraciones sin subordinarlas. “Y”
es el coordinante más neutro. “Pero” tiene los rasgos de ‘unión’ y ‘contraposición’. “O”
tiene los rasgos de ‘unión’ y ‘elección’. “Ni” tiene el rasgo de ‘unión’ y la correlación
obligatoria de primer miembro de la correlación negado y de todos los miembros
negados. “Sino” tiene los rasgos de ‘unión’, ‘contraposición’ y la correlación obligatoria
de primer miembro negado.
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Por la definición del Esbozo, puede entenderse que las coordinadas disyuntivas
son un subtipo semántico de las distributivas en el que se expresan juicios
contradictorios entre sí; es decir: uno de los miembros coordinados excluye al otro. Sin
embargo, los enfoques gramaticales más recientes se inclinan por invertir estos
términos: el valor distributivo es una variedad del disyuntivo (Gómez Torrego).
Además, ya se han mencionado otras visiones gramaticales que extraen las oraciones
distributivas de la coordinación para asignarlas a la yuxtaposición.
Sobre la definición académica de la disyunción, Alarcos precisa que la
conjunción disyuntiva “o” presenta las oraciones que une como alternativas para una
misma realidad designada o como contenidos que se excluyen simultáneamente. Por
ejemplo, en “Leen, escriben o pasean” se reflejan tres actividades que pueden
sucederse en la realidad pero no ocurrir al mismo tiempo. Normalmente, “o” precede al
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que las oraciones tengan el mismo sujeto y el mismo verbo; que haya un elemento
pronominal que las una mediante anáfora o catáfora (“María busca trabajo y su hijo
está enfermo”). Muchas veces estos criterios también tropiezan con el absurdo
semántico: “Un camarero ha sido multado y su mujer se llama Pepa”, “Juan estudia en
el parque y la poda de árboles se regularizará”.
El tema común es necesario, pero no suficiente para justificar la coordinación.
¿Cómo se especifica la coherencia entre las partes de este tipo sintáctico? La
coherencia no tiene por qué estar sólo en esos elementos, sino también en otras
partes del texto o del contexto. Hay que recurrir a un análisis extraoracional y
extralingüístico si es necesario, como se ha demostrado en las páginas anteriores y
como puede certificarse en la bibliografía indicada.
En cuanto al plano sintáctico, la coordinación requiere que los elementos que la
forman estén en equivalencia funcional. El generativismo llegó a la conclusión de que
toda coordinación de partes de oración en la estructura superficial supone
coordinación de oraciones en la estructura profunda:
En este ejemplo se trata con una serie de miembros que no se pueden dar por
separado. En todo caso, la estructura profunda de una oración como la anterior podría
parafrasearse como “Juan forma una pareja deliciosa con María y María forma una
pareja deliciosa con Juan”. Este tipo de ejemplos, entre otras cosas, hizo que se
empezara a tratar más cuidadosamente la estructura profunda como herramienta de
análisis sintáctico. Por ejemplo, la transformación de la oración anterior a “Juan y
María son una pareja deliciosa” ni siquiera tendría posibilidad de explicarse mediante
una ampliación en la estructura profunda, porque cualquier intento de manipulación en
este sentido produce el absurdo. Barrenechea señala que hay casos que pueden
explicarse por elipsis o por reducción de la estructura profunda a la estructura
superficial, y otros que no pueden ser analizados por este método, como los
anteriores.
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BIBLIOGRAFÍA
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