podrán menos de tener que ser sometidos a control y ser
criticados o legitimados, como tales intereses objetivos, a
la luz del contexto social general —salvo, por supuesto, que se quiera dejar en suspenso la racionalización en el umbral mismo del método empírico-analítico. La reflexión sobre estos intereses obliga, empero, a un pensamiento dialéctico, no teniéndose que entender aquí como dialéctica otra cosa que el intento de concebir en todo momento el análisis como parte del proceso social analizado y como su posible auto-consciencia crítica lo cual conlleva, sin embargo, la renuncia a considerar que entre los instrumentos analíticos y los datos analizados existe esa relación superficial y meramente casual que bien puede ser, desde luego, admitida a propósito del dominio técnico sobre procesos objetivos y objetualizados. Sólo así podrán zafarse las ciencias sociales de la ilusión - t a n rica en conse- cuencias sociales- de que sobre los diversos dominios de ía sociedad cabe acceder, en la historia, a un control científico similar al que se posee sobre la naturaleza, es decir, un con- trol obtenido con los mismos medios que este último y por igual vía de dominio técnico cristalizado gracias a la cien- cia, y todo ello considerado, además, no como meramente posible, sino como posible con el éxito de la emancipación de un vínculo coercitivo de raíz natural.