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América Latina en la geopolítica del poder

ANA ESTHER CECEÑA

las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un


destino ni a una mecánica, sino al azar de la lucha

Michel Foucault

La constitución de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en todo el Continente, o

el avance parcial de iniciativas subregionales del mismo tipo, conlleva modificaciones

sustanciales no sólo en la libre circulación de mercancías producidas en condiciones

abismalmente diferentes sino, sobre todo, en la normatividad general de la zona y, con ello, en

los ámbitos de acción de los sujetos, en el carácter y margen de maniobra de las instancias y

en las atribuciones políticas de los pueblos y naciones firmantes.

El ALCA, tanto como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el

Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Chile (Caputo, s/f) antes, contiene una cláusula que

sostiene la predominancia de la normatividad del propio tratado sobre las legislaciones de los

países firmantes, cuestión que cancela cualquier intento de regulación, diseño de políticas o

reclamo de autodeterminación de los pueblos para decidir sus formas de organización y de uso

de sus territorios y recursos. Esta cláusula1 constituye el eje fundamental de estos tratados y

el mayor peligro para la democracia y libertad de los pueblos de América Latina. Mucho más

que la apertura de fronteras para el tránsito de mercancías, estos tratados conceden

simultáneamente derechos a las inversiones de capital y obligaciones a los estados (Estay,

2002), al tiempo que los someten a legislaciones supranacionales (entre las que se pueden

contemplar los acuerdos militares) que les conculcan atribuciones esenciales y desconocen los

compromisos sociales y políticos internos. El ámbito de ejercicio de la democracia es así

restringido a su mínima expresión y los principios de autodeterminación de los pueblos

1
Criterio general del ALCA: “Todos los países deben asegurar que sus leyes, reglamentos y
procedimientos administrativos estén conformes con las obligaciones del presente Acuerdo”. (Estay,
2002).
2

latinoamericanos, asentados en la mayoría de las Constitutciones nacionales2, son sometidos a

un vaciamiento casi total.

En gran medida es la ilegitimidad de un sistema que es cada vez más incapaz de presentar una

propuesta para la sociedad en su conjunto lo que induce a ir trivializando y multiplicando las

instancias de mediación política, de manera que los espacios reales de toma de decisiones se

mantengan fuera del alcance de los grupos sociales que tenderían a limitar la actuación

unilateral e impune del bloque hegemónico.

El reconocimiento de instancias ordenadoras y sancionadoras que trascienden los ámbnitos

habituales de relación política es un freno a la acción de sujetos que, aun cuando han alcanzado

niveles de organización nacionales, aparecerían, en este ámbito ampliado, como menores y

particulares. Así, la regulación supranacional propuesta por el ALCA es un mecanismo de

imposibilitamiento o disuación dirigido mucho más a los sectores populares que a los estados, ya

que éstos, históricamente y por intereses de clase, han sido siempre complacientes y

coadyuvantes con las políticas dictadas desde los centros de poder mundial.

El reposicionamiento de Estados Unidos como sujeto hegemónico3 lo ha obligado a un esfuerzo

general de reordenamiento jurídico, político, económico, militar y territorial dentro del cual se

inscriben el TLCAN, el Plan Colombia, el Plan Puebla Panamá y hoy, por supuesto, el ALCA.

Las dimensiones de la hegemonía

Entendemos la hegemonía como la capacidad de convertir la propia concepción del mundo en

2
Es necesario apuntar, sin embargo, que la democracia en América Latina no es más que una utopía que, si
bien ha implicado una larga lucha para empezar a tornarse real, con el establecimiento del ALCA
cancelaría sus condiciones de posibilidad. La historia política de esta región del mundo ha tenido como
hecho fundante la irrupción violenta de los conquistadores europeos y, a pesar de las múltiples
expresiones de resistencia y rebeldía de sus pueblos, o justamente por eso, ha estado marcada por una
presencia intermitente de salvajes dictaduras militares y de regímenes civiles que, con matices y algunas
raras excepciones, han centralizado las decisiones políticas excluyendo de ellas a la mayor parte de la
sociedad, aún cuando se realicen elecciones abiertas, y manteniendo la sumisión a los dictados del
hegemón continental. De manera que los gobiernos latinoamericanos, en general, han sido coadyuvantes
en la implantación de estas iniciativas de integración regional y no son el espacio desde donde cabe
esperarse una resistencia a ellas, ni siquiera porque la firma de estos tratados es la negación misma de
sus facultades, estatus y atribuciones.
3
“el sujeto social dominante es un sujeto que se desdobla y que aparece, desde nuestra perspectiva, bajo
dos formas fundamentales: la del Estado norteamericano y la de las grandes empresas transnacionales de
base estadounidense. Por ello, las estrategias parciales de dominio y competencia en los mercados, y las
políticas del Estado en el terreno de la seguridad nacional, mantienen una coherencia impecable en las
líneas generales.” (Ceceña, 2002).
3

verdad universal, sea porque las condiciones materiales que la generan y la acción del sujeto

colectivo que la sustenta logran construir amplios consensos, sea porque todos los mecanismos

de corrección social y establecimiento de normatividades afines a esta concepción del mundo

se imponen como esencia moral y valores compartidos mediante el recurso a la violencia en

todas sus formas, justificando así la sanción a la disidencia en cualquiera de los campos de la

vida social.

La hegemonía es entonces expresión de una relación social que, como tal, es permanentemente

construida y requiere del uso de todos los mecanismos de articulación social y de la creación de

imaginarios colectivos para reafirmarse.

De acuerdo con Gramsci, la concepción del mundo y, consecuentemente, “la hegemonía, nace de

la fábrica y para ejercerse sólo tiene necesidad de una mínima cantidad de intermediarios

profesionales de la política y de la ideología” (Gramsci, 1973:237). Son las formas y relaciones

humanas que garantizan la reproducción material las que constituyen la esencia de la

inteligibilidad del mundo, donde la tecnología, las fuerzas productivas objetivas, aparecen

ocupando el lugar central en el entendimiento del proceso.

Efectivamente, la manera capitalista de apropiarse los saberes colectivos, de dominar la

naturaleza, de acumular riquezas y de enfrentarse a los trabajadores es a través de su

objetivación en una serie de instrumentos y máquinas que se presentan, en el imaginario

capitalista universalizado, como las únicas y verdaderas fuerzas del progreso y la competencia.

No obstante esa percepción naturalizada de los instrumentos y formas capitalistas de

producción, la tecnología es el núcleo de definición o síntesis del grado de apropiación-

desposesión alcanzado, es decir, es la medida de la concentración de riquezas, conocimientos y

capacidades que hacen de las relaciones sociales relaciones de poder.

La hegemonización de esas relaciones, la facultad del hegemón de generar el reconocimiento

universal de un orden social en el que los instrumentos de dominio son naturalizados, requiere

de una construcción simultánea en varios planos:

Ø militar, creando las condiciones reales e imaginarias de invencibilidad

Ø económico, constituyéndose en paradigma de referencia y en sancionador en última

instancia

Ø político, colocándose como hacedor y árbitro de las decisiones mundiales


4

Ø cultural, haciendo de la propia concepción del mundo y sus valores la perspectiva

civilizatoria reconocida universalmente.

La reafirmación de Estados Unidos como hegemón

La reestructuración de las bases tecnológicas de organización general del sistema ocurrida

desde los años 70-80 del siglo pasado, es el marco de un proceso de redefinición total de las

relaciones de dominación tanto en el terreno de la competencia intercapitalista como en el de

las relaciones de clase.

Estados Unidos, líder indiscutible después de la Segunda Guerra Mundial, ve decaer

relativamente su liderazgo a partir de los años setenta con la crisis del fordismo, por un lado,

con la generación de nuevas tecnologías que apelaban a una profunda reconversión industrial, a

una reorganización de los procesos de trabajo y a una búsqueda de nuevos campos de

valorización, por el otro.

A lo largo de treinta años, el estado y las empresas norteamericanos que constituyen en

conjunto el sujeto hegemónico hoy reafirmado, en medio de una dura competencia,

emprendieron una serie de medidas que los colocaron nuevamente en la posición de liderazgo,

entre las que las más significativas son las siguientes:

1. Internacionalización de los procesos productivos

El abaratamiento de costos de una industria muy pesada en virtud de sus dimensiones de gran

escala fue resuelto a través del desmembramiento geográfico de los procesos de producción

que posibilitó el uso de contingentes obreros de diferentes partes del mundo, con historias y

niveles salariales diversos. Las empresas norteamericanas, las más urgidas en ese momento por

recuperar competitividad y las más capitalizadas como para hacer frente al desafío, son las

primeras en experimentar el desfasamiento internacional de sus procesos de producción

aprovechando la enorme frontera con México, donde los salarios son diez veces menores y las

condiciones socioeconómicas y laborales son propias del capitalismo salvaje: contratos de 28

días, sin prestaciones sociales de ningún tipo, con autorización para despedir al obrero sin

indemnización ni previo aviso, prohibición de formar sindicatos, uso de sustancias tóxicas sin

regulación, etc.

El simple traspaso de la frontera permitió a las empresas de Estados Unidos un ahorro que

crecía en la medida en que iba aumentando el número de plantas y de trabajadores. En el año


5

de 1980 el ahorro ascendió a 1, 180 millones de dólares y en 1997 alcanzaba ya 17,247 millones

(Ceceña, 2000:147). A esto hay que agregar que, una vez que este mecanismo de reducción de

costos salariales demostró su efectividad, las localizaciones geográficas de las nuevas plantas

off-shore o maquiladoras se multiplicaron incluyendo varios países asiáticos, caribeños y

latinoamericanos.

2. Investigación científica con visión estratégica

Las empresas japonesas, principalmente, se convirtieron en una seria amenaza a partir de su

versatilidad para desarrollar aplicaciones diversas sobre la base de un mismo conocimiento

científico. El estado norteamericano en colaboración con las mayores empresas trasnacionales

de ese país, emprenden una política de fomento a la creación de ciencia básica que los retrasa

en el campo de innovación de productos pero que les permite fortalecer su posición en las

actividades estratégicas para la reproducción general (ver esquema 1) y en los núcleos

estratégicos de las actividades de vanguardia tecnológica. Un seguimiento cuidadoso de las

tres últimas décadas del siglo XX indica una secuencia de momentos en los que las empresas

norteamericanas pierden posición en puntos tecnológicos críticos, luego logran establecer una

posición de equilibrio compartido y finalmente recuperan sus posiciones de vanguardia (ver

esquema 2)4.

3. Desarrollo de tecnología de punta en todos los campos de control global

Estados Unidos cuenta con el mayor ejército del mundo y gran parte de las investigaciones en

ciencia y tecnología auspiciadas por el estado se vinculan con los campos de interés militar. La

visión estratégica del estado, relacionada con la garantía, promoción y defensa de los intereses

vitales de Estados Unidos, proviene muy claramente del sector militar en total coincidencia con

los intereses de competencia de la gran burguesía. Los ejes de esta estrategia general se

expresan sintéticamente en cinco rubros fundamentales:

Ø Proteger la soberanía, el territorio y la población de Estados Unidos

Ø Prevenir la emergencia de hegemones o coaliciones regionales hostiles

4
“...los Estados Unidos tienen la supremacía en los cuatro ámbitos decisivos del poder global: en el militar
su alcance global es inigualado; en el económico siguen siendo la principal locomotora del crecimiento
global, pese a que en algunos aspectos Japón y Alemania (que no disfrutan del resto de los atributos del
poder global) se les acercan; en el tecnológico mantienen una posición de liderazgo global en los sectores
punta de la innovación; y en el cultural, pese a cierto grado de tosquedad, disfrutan de un atractivo que
no tiene rival...” (Brzezinski, 1998)
6

Ø Asegurar el acceso incondicional a los mercados decisivos, a los suministros de energía

y a los recursos estratégicos.

Ø Disuadir y, si es necesario, derrotar cualquier agresión en contra de Estados Unidos o

sus aliados.

Ø Garantizar la libertad de los mares, vías de tráfico aéreo y espacial y la seguridad de

las líneas vitales de comunicación. (Cohen, 1990. Subrayados míos)

Cumplir con la defensa de los intereses vitales de Estados Unidos así definidos requiere, desde

la perspectiva de los estrategas norteamericanos, mantener un amplio esfuerzo en

investigación y desarrollo, vincularse con industrias especializadas en nuevas tecnologías y

desarrollar programas que posibiliten la adopción o adaptación de las tecnologías comerciales a

las necesidades militares.

La tecnología ocupa claramente un lugar esencial en la construcción de superioridades o

ventajas en todos los campos de relevancia. En el sector militar, evidentemente es el elemento

que define5 la capacidad de control global y las ventajas frente a sistemas enemigos o incluso

de los aliados, excepto porque el margen de incertidumbre en la acción subjetiva es todavía

amplio6 y sólo permite trabajar con escenarios de previsión.

El Departamento de Defensa (DoD) de Estados Unidos es el líder en el uso global de tecnología

de información, por encima de las mayores corporaciones empresariales y, por supuesto, de las

posibilidades de los otros estados.7 No obstante, como evidentemente la defensa de los

intereses nacionales de Estados Unidos es compartida por todas las partes que conforman el

5
“Desde 1940 hasta el presente, el Departamento de Defensa (DoD) ha encabezado agresivamente la
revolución en la tecnología de información: la investigación y desarrollo en tecnología de información ha
sido y sigue siendo una de sus competencias fundamentales”. “La Agencia de Proyectos de Investigación
Avanzada (ARPA) del DoD, líder en tecnologías avanzadas, apoya a la industria a mejorar la arquitectura y
aplicaciones de la infraestructura nacional de información (NII)”. “DoD, como el mayor usuario de los
servicios de información hace sustanciales inversiones en infraestructura de información” (Deutch, 1994)
6
Aunque en este campo también hay importantes avances en la investigación de comportamientos en
sistemas complejos que permiten por lo menos tener una previsión de escenarios. En este caso
nuevamente es el uso de sofisticados programas informáticos lo que permite ordenar el gran cúmulo de
informaciones heterogéneas que son indispensables para efectuar previsiones cercanas a la realidad. El
Instituto Santa Fe, de California, es uno de los centros de investigación con mayores desarrollos en
comportamiento de sistemas complejos.
7 “Sólo las corporaciones verdaderamente grandes tienen sistemas internacionales de comunicación que
se acercan a los del DoD en tamaño y amplitud y sólo las más avanzadas de éstas se acercan a la
heterogeneidad, complejidad y diversidad de vínculos integrados que tiene el sistema de comunicaciones
del DoD” (Deutch:1994).
7

sujeto hegemónico, los descubrimientos científicos y los desarrollos tecnológicos logrados en

los laboratorios del DoD8, tanto como en los de las empresas y universidades, es concebida

como tecnología de uso dual9, militar y civil, y permite construir una situación de superioridad

tecnológica de amplio espectro frente al resto del mundo.

4. Deconstrucción de las condiciones de autosuficiencia (relativa) en el resto


del mundo

A lo largo de los últimos 30 años, respondiendo a la necesidad de permitir una movilidad sin

límites a un capital que había perdido fuerza competitiva y que enfrentaba sindicatos fuertes

crecidos bajo el auspicio del fordismo, Estados Unidos propició, de múltiples maneras, el

desdibujamiento de fronteras geográficas, jurídicas y políticas. Con una justificación

académica emanada del neoliberalismo y con todos los instrumentos de poder a su alcance,

promovió un cambio en los criterios de regulación que ha implicado un cambio también en el

sujeto regulador. Los estados nacionales cedieron autoridad en favor de organismos

internacionales controlados por Estados Unidos; las economías nacionales fueron violentadas

para irse transformando en zonas de maquila con fuertes encadenamientos hacia el exterior

(con una marcada orientación hacia Estados Unidos); la diversidad y riqueza agrícola fue

castigada con el productivismo de la revolución verde primero y de la ingeniería genética

después reduciendo la gama de productos para consumo humano y rompiendo las cadenas de

autosustentabilidad y autosuficiencia alimentaria.

Todos estos cambios estuvieron acompañados de modificaciones jurídicas que abrieron la

explotación de recursos hasta entonces considerados estratégicos en cada uno de los países.

En muchos casos simplemente se dio paso a inversiones extranjeras directas indiscriminadas a

las que no se les impusieron siquiera restricciones de sustentabilidad. En otros casos, cuando la

resistencia era mayor, se arguyó que esos recursos deberían ser el motor de la economía

atrayendo divisas para el desarrollo industrial. Fue así como recursos que eran de uso interno

(como el petróleo en México) fueron orientados hacia el mercado mundial (estadounidense en

este caso). Pero, paradójicamente, no sólo no reportaron una entrada de divisas importante

8
En gran parte de los casos el Departamento de Defensa trabaja directamente con las empresas líderes
en los diferentes campos de investigación y desarrollo bajo la forma de convenios o contratos.
9
Sólo exceptuando los conocimientos que son considerados de alta seguridad que son de uso
exclusivamente militar.
8

porque su ingreso al mercado mundial repercutió en bajas sustanciales de precios10, sino que

provocaron una ampliación de los montos de deuda externa que se convirtieron en elemento de

presión para lograr las privatizaciones masivas y los llamados ajustes estructurales que han

duplicado el número de pobres en el mundo.

La deuda de los países latinoamericanos actualmente es ya de 800 mil millones de dólares

aunque el pago de intereses y amortizaciones ha sido de un monto muchas veces superior. La

deuda es impagable no por su monto sino por las condiciones en que se contrata. La deuda nunca

ha representado un problema económico o financiero simplemente porque ha operado siempre,

claramente, como instrumento de dominación.

5. Creación de nuevos sentidos de territorialidad y acaparamiento de recursos


naturales estratégicos

...la competencia basada en la territorialidad sigue dominando los asuntos mundiales,


por más que actualmente sus formas tiendan a ser más civilizadas. En esa
competencia, la situación geográfica sigue siendo el punto de partida para la
definición de las prioridades externas de los Estados-naciones y el tamaño del
territorio nacional sigue siendo también uno de los principales indicadores de estatus
y poder.

Zbigniew Brzezinski

El mundo está lleno de recursos naturales, algunos renovables y otros no.

Al paso que avanza la apropiación capitalista, varios de los recursos renovables más

importantes están amenazados de desaparición; casi se tornan no renovables. Es el caso

notablemente de muchas de las especies vivas que durante décadas, o incluso siglos, han sido

utilizadas como alimento, como ornato, como base de medicamentos, etc. y que hoy

incrementan su importancia a raíz de los avances tecnológicos que permiten la secuenciación de

códigos genéticos de manera automatizada.

Los no renovables, evidentemente, tienen el problema de su potencial desaparición y, mientras

no se encuentren sustitutos o sistemas de reciclamiento adecuados, constituyen un objeto de

disputa mayor.

10
Es el caso del petróleo de México (Barbosa, 2000), del cobre de Chile (Caputo, 2003) y de muchos
otros productos similares del resto de los países.
9

En ambos casos la competencia implica el acaparamiento del recurso. En ambos casos eso

supone la ocupación de territorios porque son recursos fijos geográficamente o con un margen

de movilidad limitado por las condiciones climáticas, geológicas e incluso históricas.

La ocupación del territorio, “el acceso incondicional a los mercados decisivos, a los suministros

de energía y a los recursos estratégicos” (Cohen, 1990), se ubican como uno de los elementos

centrales de definición de la capacidad hegemónica. Lo que está en juego no es sólo el

suministro eficiente de recursos indispensables sino la posibilidad de utilizarlos como medio de

presión y de debilitamiento del enemigo o del competidor. Las relaciones económicas marcadas

por la competencia son relaciones de fuerza que se rigen por criterios muy similares a los

militares. El objetivo es ganar la batalla, debilitar o aniquilar al otro, ser capaz de controlar las

piezas estratégicas del tablero, sea éste económico o militar.

En ese sentido, monopolizar los recursos, las fuentes de energía, las materias primas reales y

potenciales forma parte de las previsiones estratégicas de un buen hegemón y es uno de los

ejes definitorios de la competencia, de las relaciones internacionales y de las guerras.

De conformidad con el esquema 1, los nodos estratégicos del proceso general de reproducción

se localizan en cinco campos:

Ø La generación de tecnología de punta y la construcción de paradigmas o referentes

generales tecnológicos (Ceceña, 1998) que permitan mantener una posición de vanguardia y

dirigencia en la organización global de los sistemas productivos, donde ya mencionamos la

posición de liderazgo de las empresas norteamericanas con el auspicio de los contratos con el

Departamento de Defensa, o con instituciones gubernamentales y con el apoyo de apertura y

protección de mercados mediante gestiones directamente intergubernamentales o guerras.

Ø Disponibilidad de energéticos, lo que incluye el manejo o control tanto de los

yacimientos y fuentes naturales como de los precios. El petróleo sigue siendo el núcleo

fundamental aunque con un incremento tendencial de la importancia de la electricidad

relacionado con la digitalización o automatización de procesos de trabajo intelectual y

organizativo.

Estados Unidos ocupa el territorio mundial de mayor concentración en el uso de energía y,

aunque cuenta con importantes yacimientos de petróleo, son insuficientes para cubrir sus

necesidades. Por esta razón, y por ser el petróleo la herramienta esencial de control de la

reproducción mundial, la política energética del estado norteamericano ha buscado desde hace
10

tiempo el abastecimiento desde fuentes externas, con el criterio de mantener las fuentes

propias como recurso de emergencia.

Sin embargo, abastecerse de fuentes externas en el caso de este recurso, representa un

problema geopolítico de la mayor importancia ya que los poseedores del recurso tienen, en

principio, la posibilidad de condicionar el suministro. Para ello Estados Unidos ha desarrollado

una complicada política internacional que confronta a unos productores con otros mediante

presiones para incrementar cuotas en el mercado mundial petrolero o convenios de

abastecimiento seguro (como el TLCAN). Los precios son así mantenidos (aunque en equilibrio

inestable) en niveles manejables para la economía norteamericana sin amenazas de restricción

en los montos entregados.

Pero el control de los precios y la competencia, si bien resuelve el problema geopolítico en un

primer nivel, no garantiza el mantenimiento de la posición hegemónica. Para esto es

indispensable crearse una situación de relativa invulnerabilidad, garantizando la autosuficiencia

propia presente y futura (por lo menos el plazos de 25 o 50 años) y la vulnerabilidad tanto de

aquellos países o regiones del mundo que pudieran constituirse en potenciales hegemones, como

de las alianzas de productores.

En esta lucha, que se enuncia como la defensa de los intereses vitales de Estados Unidos,

cualquier método es legitimado por los principios neoliberales de libertad de mercado. Guerras,

ocupaciones de territorios, bombardeos indiscriminados, hambrunas provocadas, son riesgos

que, de acuerdo con las declaraciones de Madeleine Albright, vale la pena correr. La presión

por deudas, las imposiciones del FMI o del Banco Mundial, la amenaza de retiro de inversiones

cuando han desequilibrado completamente las economías locales y muchos otros mecanismos

sirven para lograr la privatización de los sectores petrolero y eléctrico como se está tratando

de hacer en México y Bolivia, o para asfixiar a países con las mayores reservas de petróleo

como Irak, o para desestabilizarlos como en Venezuela, o para destruirlos como en Argentina.

El informe sobre Política Nacional Energética de Estados Unidos preveía, ya antes del 11 de

septiembre, una situación crítica que debía ser atendida con urgencia. En 1973 se importaba el

36 % del petróleo que Estados Unidos consume, en 2000 se importaba ya el 56 % y, para el año

2020 se prevé una importación del 64 %.


Estimates indicate that over the next 20 years, US oil consumption will increase by 33 percent,

natural gas consumption by well over 50 percent, and demand for electricity will rise by 45
11

percent. If America’s energy production grows at the same rate as it did in the 1990s we will face

an ever-increasing gap (...) we produce 39 percent less oil today than we did in 1970, leaving us

ever more reliant on foreign suppliers. (NEPDG, 2001)

Los cuatro principales proveedores son Canadá, México, Arabia Saudita y Venezuela (en ese

orden) que actualmente proporcionan un poco más del 55 % de las importaciones. Sin embargo,

en términos geopolíticos, hay dos regiones estratégicas con respecto al control mundial de los

energéticos: Medio Oriente y Asia Central por un lado y América Latina y Canadá por el otro.

Evidentemente la región donde se concentran los mayores yacimientos, con el 70 % de las

reservas mundiales conocidas aproximadamente, es la del Medio Oriente, como puede

observarse en el cuadro 1. Esto la convierte en una región explosiva (aunque, evidentemente, la

complejidad de las problemáticas regionales trasciende las cuestiones económicas) y expuesta

a todo tipo de agresiones, como el reciente ataque unilateral sobre Afganistán (Ceceña, 2002 y

muchos otros).

Medio Oriente, la Federación Rusa, Kasajastán y Usbekistán forman el mayor conglomerado

energético del mundo. Eso supone una enorme complejidad en el manejo de las estrategias

hegemónicas y un altísimo riesgo de vulnerabilidad y desestabilización. Para Estados Unidos el

desafío consiste en generar o profundizar las tensiones regionales de manera a tornar muy

difícil un acuerdo entre ellos y encontrar el modo de establecer equilibrios parciales mediante

relaciones privilegiadas con algunos, castigadas con otros y ambiguas con todos.

Aun así el riesgo está siempre presente, la OPEP sigue funcionando y las tensiones entre

Oriente y Occidente se acrecientan. Un hegemón no puede tener una sola ficha para un tablero

tan complicado.

La segunda región en importancia energética del planeta es la abarcada por el Continente

americano. Canadá, México, Venezuela y el propio Estados Unidos (con Alaska) son los puntos

de mayor concentración, con nuevos yacimientos descubiertos en Venezuela y el Golfo de

México que todavía ni siquiera aparecen en las estadísticas, y con reservas en Colombia,

Argentina, Ecuador y en el Mar del Sur, en el área de las Malvinas, además de las de Brasil, en

su mar territorial (ver mapa 1). En conjunto la región puede funcionar como un amortiguador

invaluable para hacer frente a las necesidades crecientes de Estados Unidos y, sobre todo, a

las contingencias que aparezcan en la relación con los países del Medio Oriente. La libre

disponibilidad del petróleo de América hace las veces de disciplinador frente a las
12

pretensiones de soberanía de los países árabes y ha permitido mover los precios que éstos

fijan. Un punto difícil es Venezuela que no sólo pertenece a la OPEP sino que ha intentado una

gestión autónoma de su producción pero, sobre ella, se ejercen las mismas presiones, y todavía

más, que sobre el resto de miembros de la OPEP.

Los mecanismos empleados para la apropiación o control de estos recursos en el caso de

América derivan de una relación histórica de saqueo e imposición (que algunos califican de

dependencia) y de la instauración en los últimos años de algunos planes estratégicos como el

Plan Colombia, el TLCAN y recientemente los prospectos del Plan Puebla Panamá, el Plan Andino

Amazónico y el ALCA, como puede deducirse de la ubicación geográfica tanto de las fuentes de

recursos como de los planes señalados (ver mapa 1).

Ø Control de las comunicaciones que comprende tanto la libertad o restricción de paso

por las diferentes rutas de acceso a mercados, recursos y posiciones geopolíticas de alcance

radial o triangular del territorio mundial y sus mares, como los avances en digitalización,

codificación, seguridad y rapidez de las transferencias de datos de todos tipos,

particularmente los relacionados con especificaciones de la producción, de localización de

recursos, manejo de mercados y manejo y planeación estratégico-militar.

En este campo hay que considerar que el control global está trazado a partir de puntos

estratégicos jerarquizados que cubren el territorio mundial dependiendo de los objetivos a

alcanzar. En Asia muy claramente el ataque a Afganistán permitió cubrir militarmente un área

que estaba fuera de control e instalar una serie de puestos de observación o de despliegue de

tropas que completan la red de supervisión global sobre el planeta.

En América, territorio plataforma del redespliegue de la hegemonía norteamericana, el control

de rutas o puestos de proyección radiales de gran alcance es considerado crítico y ha estado

siempre muy cuidado por los estrategas de Estados Unidos. Tanto los puestos militares como la

incorporación de las poblaciones a las redes de INTERNET diseñadas y protocolizadas por el

Departamento de Defensa forman parte de este sistema reticular aparentemente difuso que

observado detalladamente tiene un centro de control evidente ubicado en Estados Unidos.

Ø El control total o parcial, por medios directos o indirectos, de las materias primas

estratégicas para la competencia, muy específicamente relacionadas, en este momento de la

historia, con la apropiación, modificación y uso de los códigos genéticos y de los principios

activos de la enorme diversidad de plantas que aún habitan el planeta. De especial interés en
13

este campo es el desarrollo de mecanismos de pretendida compensación del deterioro ecológico

y la pérdida de especies que intentan ser trascendidos mediante la creación de bancos o

catálogos de especies pensando en muchos casos en su aprovechamiento futuro, mediante la

búsqueda de recreación de hábitats en laboratorio, mediante su modificación genética y a

través del aceleramiento de las actividades de prospección, incluso ilegales, para obtener y

privatizar la mayor cantidad de componentes activos.

No obstante, los grandes avances tecnológicos logrados hasta hoy no son todavía capaces de

sustituir a la naturaleza, afortunadamente. Así, la imposibilidad actual de recrear la diversidad

biológica en laboratorio -o de sintetizarla- convierte a algunos territorios en objeto

privilegiado de la disputa por la hegemonía y, en este caso, no hay lugar del mundo con mayor

cantidad y diversidad de especies y de endemismos que la franja tropical de América que

comprende desde el sur de México hasta el sur de la cuenca amazónica, justamente en el área

comprendida por el Plan Puebla Panamá y el Plan Colombia, además de Venezuela y el norte de

Brasil que todavía no son incorporados a ninguno de estos planes estratégicos pero que

quedarían incluidos evidentemente en el ALCA.

La disposición geográfica de los yacimientos genéticos es favorable relativamente a las

pretensiones hegemónicas de Estados Unidos. En el Continente americano será difícil el acceso

para otros competidores capitalistas y la disputa se plantea más bien con las comunidades de

pobladores de la zona, muchas de ellas herederas de milenarias tradiciones y derechos sobre

el territorio. Los paraísos genéticos en otros continentes han sido penetrados por agencias de

investigación, de desarrollo, de conservación o similares provenientes de Estados Unidos o, en

casos como el de Nigeria y Viet Nam, directamente por el ejército norteamericano. A través

de proyectos de investigación científica se realizan las actividades de prospección y colecta de

especies que, finalmente, responden a las políticas de apropiación privada de la naturaleza

desarrolladas bajo el auspicio de instituciones como el International Biodiversity Cooperative

Group, dirigida por un Consejo vinculado al Departamento de Salud y al DoD de Estados Unidos

(Ceceña y Giménez, 2002).

América Latina es uno de los terrenos privilegiados de búsqueda prospectiva de especies,

principios activos y códigos genéticos por su enorme diversidad. No obstante la ubicación de

estas riquezas coincide en muchos casos con la existencia de petróleo (ver mapa 1) y eso
14

genera una situación contradictoria en la que las políticas de apropiación de unas se

contraponen a las del otro.

Ø La capacidad de utilización de un ejército de trabajadores ilimitado y diverso en

términos histórico-culturales, con conocimientos y habilidades distintos y con diferencias

salariales que contribuyan a la reducción general de costos de producción. En este campo un

elemento cada vez más importante es el aumento de movilidad de la fuerza de trabajo,

combinado con el mantenimiento de restricciones jurídicas que convierte a los trabajadores en

ilegales y los obliga a las peores condiciones de trabajo, reduciendo simultáneamente los

problemas del comportamiento cíclico de la economía y parte de los conflictos sociales

derivados de la relación asalariada en términos generales. Estados Unidos es el receptor de los

mayores flujos de migrantes laborales en el mundo, además de la fuerza de trabajo que

incorporan sus trasnacionales en el exterior, y es el territorio con el mosaico laboral más

diverso y versátil del planeta. No es ajena a las tensiones que representa el manejo de las

poblaciones del mundo como fuerza de trabajo y el juego competitivo al que son empujadas,

tanto cuando migran como cuando se mantienen en sus territorios originales, la preocupación

del DoD que ubica las migraciones como una de las amenazas a enfrentar dentro del esquema

de guerras asimétricas al que dicen estar enfrentados (Cohen, 1990).

6. Militarización de las relaciones internacionales

Además de los otros instrumentos de poder como la diplomacia y las inversiones y el


comercio económicos, el DoD tiene un papel esencial en la conformación de un
ambiente internacional seguro desde la perspectiva de la promoción y protección de
los intereses nacionales de Estados Unidos (...) fuertemente integrado con los
esfuerzos diplomáticos.

William Cohen

Las resistencias que despiertan estas políticas de rediseño hegemónico de los territorios son

variadas y provienen de grupos sociales diversos. Algunos de ellos invisibilizados durante

mucho tiempo por el racismo que caracteriza las relaciones sociales en estas regiones del

planeta sometidas, humilladas y despojadas por la modernidad capitalista. Algunos otros,

visibles porque ya no pueden ser ocultados, producto directo de una modernidad polarizadora y

excluyente.

La diversidad de orígenes de estas resistencias no les impide reconocerse como parte de una

misma lucha “por la humanidad y contra el neoliberalismo”, por “un mundo donde quepan todos
15

los mundos” (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), porque “otro mundo es posible” (Foro

Social Mundial) y contra la explotación, discriminación, humillación y exclusión características

del capitalismo en ésta su fase terminal. Un sistema de dominación que no tiene propuestas

para la sociedad, que no resuelve sino acrecienta la pobreza, la exclusión política y la negación

cultural es un sistema sin condiciones de legitimidad. La legitimidad del capitalismo como

sistema capaz de resolver, mediante el desarrollo tecnológico, los grandes problemas de la

humanidad está francamente cuestionada. Así, la intervención del hegemón como

autoproclamado impulsor de la democracia, el progreso y el bienestar no tiene sustento

histórico ni legitimidad. Y se puede decir que nadie cree el cuento aunque algunos se acomoden

a él.

El grado de apropiación y despojo que supone la continuidad del sistema y el sostenimiento de

la hegemonía norteamericana es inaceptable para los pueblos del mundo. Por eso la defensa de

los interes vitales de Estados Unidos y del capitalismo ha tendido a militarizarse en todos los

espacios y bajo formas variadas que abarcan desde el control del pensamiento y la política

hasta la instalación directa de bases y fuerzas militares en todos los puntos de interés, por el

contenido de sus riquezas, o en todos los puntos de “riesgo”, por su indisciplina frente a las

disposiciones de los altos círculos del poder.

Por eso hoy la preocupación englobadora del sistema, representado por Estados Unidos, es la

seguridad. Seguridad nacional dicen las autoridades estadounidenses aunque la jueguen y la

defiendan en todo el territorio mundial y por encima de leyes, derechos o aspiraciones del

resto del mundo. La seguridad contra el narcotráfico incontrolado, contra la insurgencia de los

pueblos, contra cualquier signo de autonomía o autodeterminación, es decir, contra cualquier

cosa que escape a su control, se garantiza con un despliegue inusitado de bases militares y de

disposiciones legales de regulación universal del tipo de las incluidas en el TLCAN y en el ALCA.

América Latina, la plataforma de base y de redespliegue de la hegemonía norteamericana sobre

el mundo, no podría estar fuera de control. El ataque y ocupación de Afganistán y otras

regiones de Asia no puede distraer la atención sobre la seguridad interna del hegemón que hoy

se mide continentalmente. Por eso ha sido necesario reforzar las posiciones que permitirán

hacer uso irrestricto de los recursos continentales disuadiendo (o tratando de disuadir), al

mismo tiempo, cualquier resistencia al despojo.


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Como puede observarse en el mapa 2 las posiciones elegidas tienen en conjunto la posibilidad

de garantizar el control completo del área con una visión de despliegues radiales. Quizá el

punto débil es la región oriental de América del Sur en la que, si no instalan la base de

Alcántara en Brasil, tendrán que encontrar otro modo de cubrir ese flanco brasileño hacia el

Atlántico.

El mapa 3 es elocuente acerca de la coincidencia entre la localización de los recursos

estratégicos de América Latina, de los posicionamientos militares y de los principales

movimientos.11

Durante los treinta años de neoliberalismo que el mundo ha tenido que padecer, los estados

latinoamericanos fueron desprestigiados y debilitados deliberadamente, con su propia

participación, para hacer pasar las legislaciones trasnacionales correspondientes a las nuevas

condiciones de la territorialidad capitalista y de la gestión y uso de los recursos. Los

gobernantes, además de tener una muy restringida legitimidad interna en la mayoría de los

casos, estuvieron implicados en actos de corrupción o narcotráfico que contribuyeron a

restarles autoridad moral frente a la sociedad. Todo esto determina que los gobiernos locales

sean considerados ahora incapaces de hacerse cargo de la suguridad interna y tengan que ser

suplantados, o por lo menos supervisados, por los comandos del ejército norteamericano a

cargo de la región: el Comando Norte recién creado y el Comando Sur de triste historia.

La última línea: la batalla cultural y las resistencias

La ocupación de América que pasa por la imposición de diversos planes estratégicos que

combinan iniciativas económicas, culturales y militares como el Plan Colombia, el Plan Puebla

Panamá, la desestabilización de Argentina y ahora el ALCA como los más importantes, sólo

puede ser resistida por los pueblos. La lucha es por la vida y, en eso, hay una convicción

compartida de los zapatistas mexicanos con las organizaciones negras, indígenas y populares

del Amazonas, con los guerreros del agua y los cocaleros en Bolivia, con la sociedad argentina

que lleva un año completo peleando en las calles, con los campesinos sin tierra de Brasil, con el

movimiento indígena de Ecuador y con todos los latinoamericanos y americanos dignos.

11
Como es de notar no están ahí indicadas todas las posiciones militares porque el mapa se hubiera
tornado ilegible en esta escala. Tampoco se encuentran todos los movimientos pero están localizados los
que se consideran más importantes, en los dos casos, de acuerdo con la problemática que se está
analizando.
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La lucha de los pueblos contra el ALCA, contra el Plan Puebla Panamá, contra el Plan Colombia,

contra la ocupación militar y económica es una lucha por un mundo distinto, sin dominación, sin

violencia, sin militares. El mundo que los pueblos ya están construyendo con su resistencia.

Pero es bueno que sepan, señores del dinero, que los tiempos de ayer no volverán a
ser ni los de hoy ni los de mañana.

Ya no escucharemos callados sus insultos.

Ya no quedarán impunes sus amenazas.

Ya no humillarán más a quienes somos el color de la tierra que somos.

Voz siempre hemos tenido.

Pero ya no será un murmullo que agacha la cabeza.

Ahora será un grito que levanta la mirada...

¡Somos el color de la tierra!

Sin nosotros el dinero no existe y bien podemos ser sin el color del dinero.

Así que bajen la voz, señores del dinero.

Subcomandante Insurgente Marcos

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Ceceña, Ana Esther 1998 (Coord) La tecnología como instrumento de poder (México: El

Caballito).
18

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