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El curriculum y la doble lógica de inserción:

lo universitario y las prácticas profesionales


Roberto-Agustín Follari

Resumen
La práctica intrauniversitaria y sus reglas autolegitimatorias no tienen relación directa con las prác-
ticas profesionales de quienes egresan de las universidades. Así, los planes de estudio pueden man-
tener sistemática disociación con las necesidades profesionales, sin que ello implique disfunción
alguna dentro de la actividad universitaria. Por cierto que la universidad no tiene por qué responder
mecánicamente a las demandas del mercado; pero sí debe asumir que la noción de crítica social debe
resultar inmanente a las prácticas profesionales para las cuales se forma a los estudiantes. De lo con-
trario, se prepara a los mismos para el desempleo y la inadecuación laboral, o para un discurso que
será abandonado en cuanto se inicie la actividad profesional.

Palabras clave: universidad, planes de estudio, práctica profesional, pensamiento crítico.

O curriculum e a lógica dual de inserção: o universitário e as práticas profissionais

Resumo
A praxe intrauniversitária e suas regras autolegitimadoras não têm relação direta com as práticas
profissionais dos que saem formados das universidades. Assim, os planos de estudo podem manter
uma dissociação sistemática com as necessidades profissionais, sem que isto implique disfunção
alguma dentro da atividade universitária. Certamente, a universidade não tem por que responder
mecanicamente às demandas do mercado; mas sim deve assumir que a noção de crítica social deve
resultar imanente às práticas profissionais para as quais os estudantes são formados. Caso contrário,
prepara-se aos mesmos para o desemprego e a inadequação ao mercado de trabalho, ou para um
discurso que será abandonado no momento de iniciar a atividade profissional.

Palavras chave: universidade, planos de estudo, prática profissional, pensamento crítico.

Roberto-Agustín Follari rfollari@gmail.com


Doctor en Psicología. Profesor titular, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad
Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina); profesor de grado y posgrado en diversas universidades
de Argentina y el resto de Latinoamérica; ha dirigido la Maestría en Docencia Universitaria de la
Universidad Nacional de la Patagonia y la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad
Nacional de Cuyo. Temas de investigación: el rol de los intelectuales universitarios, la condición
cultural posmoderna.

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The curriculum and the double logic of insertion: in university and professional
practices

Abstract
Intra-university practice and its self-legitimizing rules do not bear a direct relation to the professional
practices of those graduating from university. Study plans can therefore remain systemically disas-
sociated from professional needs without this leading to dysfunction in university activities. Indeed,
universities do not have to respond mechanically to market demands, but they must bear in mind that
the notion of social criticism must be part and parcel of the professional practices for which students
are being educated, otherwise students are being prepared for unemployment and non-adjustment to
the labor market, or for a discourse that will be abandoned on taking up professional activity.

Key words: university, study plans, professional practice, critical thinking.

Recepción: 15/01/2010. Aprobación: 4/06/2010.

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¿Mito del curriculum? propuestos en los años sesenta. La crítica apuntó


Fue precisamente en México, país donde la dis- sobre todo a mostrar que la cuestión curricular iba
cusión especializada sobre educación superior ha más allá de una buena planificación, que había
alcanzado envergadura desde hace muchos años que considerar las cuestiones institucionales, la
constituyendo todo un campo específico de aná- perspectiva del docente, incluso el contexto social
lisis, que hay quien se ha referido al “mito” del y político;2 el tema del curriculum interesa a toda la
curriculum. ¿Qué puede significar esto? (véase De situación en que se inscribe el trabajo académico.
Alba, 1991). La crítica era pertinente, y ha sido sumamente
Por una parte, la inicial cuestión sobre la forma- fecunda para advertir que no se trata sólo de po-
lización curricular hacia los años sesenta del siglo ner buenas previsiones en el papel, sino de consi-
xx, ponía el acento en la planificación. Se trataba derar las reales condiciones en que pueden llevar-
de diseñar un buen plan de estudios, con progra- se a cabo. Un plan de estudios adecuado es algo
mas de cursos que le fueran coherentes. Con esto más que una planificación detallada: será también
pareció bastar; luego la tarea docente debía ceñir- aquel que tenga en cuenta las efectivas posibilida-
se a ese patrón preestablecido. Se supuso que la des, que entusiasme a los alumnos, que interese
realidad se adecuaría a esas exigencias ideales. a los futuros empleadores, que comprometa real-
Pero la realidad es terca, y pronto se advir- mente a los docentes tanto en su conformación
tió la insuficiencia de poner el acento sólo en el como en su aplicación concreta.
momento planificador. En Latinoamérica, las li- Este hallazgo fundamental de la crítica latinoa-
mitaciones de recursos y equipamiento, más las mericana se acompañó de un efecto no querido:
tradiciones culturales para las cuales el apego a la “disolución de los límites” de la problemática
determinismos no funciona, llevaron a que algu- curricular. Ya curriculum dejó de ser sinónimo de
nos teóricos se preguntaran —desde Estados Uni- plan de estudios, y aun de aplicación de éste, para
dos de América (eua)— por qué “estamos fra- ocuparse de toda la acción académica desarrolla-
casando” en Latinoamérica.1 Indagaban por qué da en las instituciones educativas. Lo curricular
cierto tecnocratismo formalizante, que nos exigía salió del encapsulamiento, pero también se volvió
saber desde el primer día de clases cuántas hojas coextensivo (equivalente) con la entera actividad
de cuadernos habrían utilizado los alumnos el úl- institucional. La problemática se extendió sin fi-
timo día, no hallaría eco entre nosotros. jar límites.
Además, en Latinoamérica somos hijos de in- Por esto se afirmó que podría haber mito en lo
fluencias centroeuropeas, de modo que al eficien- curricular. Aparecería como si fuera el espacio
tismo crudo suele oponerse cierta incapacidad privilegiado desde el cual toda la problemática de
para lo pragmático, junto a una considerable ten- lo educativo podría visualizarse.
dencia de apego a lo teórico, a lo conceptual, que Y por esta vía crítica se dio la paradoja de re-
en el mundo sajón tiene menor cabida. Ello ha per- forzar —involuntariamente— la propuesta inicial,
mitido una notable cantidad de contribuciones al ocupada de la formalización de la planificación
análisis crítico de los procedimientos curriculares curricular. Esta última la conocemos todos. Cada

1
Según lo planteado por los difusores estadounidenses de la Tecnología Educativa, tal el caso de C. Chadwick.
2
Han participado de ese debate, entre otros, Ángel Díaz Barriga, Raquel Glazman, Alfredo Furlan, Alicia de Alba; también me
fue dado personalmente tener lugar en el mismo.

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vez que hay crisis en los resultados del trabajo de cada materia del plan colabora específicamente a
la institución, se proponen cambios en el plan de esto, sin pretender la cerrazón del acuerdo “punto
estudios. Mágica posibilidad, el plan de estudio a punto” propia de los tecnócratas, pero tampoco
nos salvará. Poco importa que los docentes no dejando a la improvisación el establecimiento de
se sientan interpretados en él, que tales docentes la cuestión. En Argentina, cada profesor suele or-
sean exactamente los mismos que estaban antes ganizar su curso sin referencia alguna al perfil, lo
pero con nuevas etiquetas en las materias asigna- cual redunda en fortalecer las fuertes disociacio-
das, que el perfil profesional no se defina o que la nes que existen entre lo que ofrece la universidad,
coherencia entre cada curso y los demás (y la de y lo que luego se le exige al profesional en su des-
cada uno con el conjunto) no se garantice. El plan empeño. Todavía hoy muchos alumnos —desde
de estudios aparece a menudo —aún hoy— como medicina hasta sociología— sienten al recibirse
la receta universal, la posibilidad omnímoda, la que no los prepararon exactamente para aquello
nueva palanca habilitadora. “Dame un nuevo en que deberán trabajar; a veces simplemente no
plan de estudio y moveré…”. pueden especificar cuáles serían sus funciones en
Por esto, es importante que no nos engañemos. la sociedad. Se los formó pensando en los con-
Todos conocemos las posibilidades, pero tam- tenidos científicos de su disciplina, pero no en el
bién debemos reconocer los límites del recurso al ejercicio profesional de su rol. Es cierto que no po-
cambio de plan. Estemos atentos con un ejercicio demos abandonar la reflexión académica en aras
elemental de lógica: un buen plan de estudios es de un pragmatismo miope, como el que predomi-
condición indispensable para lograr resultados de na en estos tiempos: sin duda es imprescindible
aprendizaje deseables. Sin duda. Pero no es con- sostener la coherencia científica, y el valor de la
dición suficiente: sólo eso no basta. teoría y de la discusión conceptual. Pero no olvi-
demos direccionarnos también al rol profesional,
El perfil profesional: complejidades si no queremos quedar disociados de la demanda
no-pensadas social y colaborar así a la futura desocupación de
Asumida la cuestión de que lo curricular depende los profesionales, ya favorecida por razones eco-
en su consecución de condiciones que están más nómico-estructurales. Si no queremos profesores
allá del plan de estudios, veamos ahora la cues- guiando taxis, habrá que trabajar la cuestión de
tión crucial del perfil profesional. De manera to- cómo se articula la formación del estudiante, con
davía germinal, es una cuestión que ya aparecía la determinación del perfil.
en los escritos iniciales sobre el tema. Un plan de Por cierto, esa adecuación del perfil a la práctica
estudios debe orientarse a las habilidades, capa- profesional no es algo tan obvio como parece. Es-
cidades, destrezas y conocimientos teóricos que tudios realizados hace ya tres décadas mostraron
son propios del campo profesional para el cual que la práctica de una profesión no es unívoca:
se está preparando. Hay que especificar el perfil puede haber médicos al servicio de actividad pri-
profesional, y orientar a su consecución el plan de vada muy costosa para los usuarios, otros ubica-
estudios. Tal perfil no puede ser un listado general dos en centros asistenciales estatales de punta (la
de actividades posibles, sino un estudio del mer- medicina nuclear, por ejemplo), otros en estatales,
cado laboral suficientemente serio para orientarse donde concurren los sectores sociales más po-
de acuerdo con las tendencias reales en la deman- bres. No hay práctica, sino diferenciadas prácticas
da social. Luego, habrá que fijar el modo en que profesionales: y por cierto que no resulta neutro

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formar prioritariamente para una u otra (Follari y que han exigido para la habilitación de quienes
Berruezo, 1981; Guevara Niebla, 1976). Original- las realizan, que éstos se formen científicamente
mente se las caracterizó como prácticas decadentes, en las universidades. En estos casos (tales como
dominantes y alternativas. Esta última cubriría la fi- comunicación social, ingeniería e incluso peda-
nalidad de servir a los sectores más desfavorecidos gogía), la condición se vuelve inversa. Hallamos
de la sociedad, como actividad compensatoria de profesiones medianamente bien definidas, que en-
desigualdades estructurales. Sin sobredimensio- cuentran problemas epistemológicos para su cons-
nar este recurso (que no puede resolver, sino sólo titución científica; lo cual resulta coherente, pues
paliar ese tipo de problemas), vale la pena inten- no han surgido desde un desarrollo inmanente de
tar estudiar diferencialmente las diversas prácticas la ciencia, lo cual las lleva a constituirse en torno
que se dan (o que podrían potencialmente darse) a un objeto real, más que a un objeto teórico, para
de una profesión, de manera que los estudiantes retomar el conocido lenguaje del primer Bourdieu
puedan aprender no sólo lo exigido por los em- (Bourdieu, 1975).
pleadores más esperables, sino también por aque- En general, no hay suficiente advertencia de
llos que tienen la necesidad social del servicio pro- esta condición fuertemente diferencial entre un
fesional, sin tener a menudo cómo acceder a él. caso y el otro. De esta manera, los problemas que
Es de destacar que esta discusión no se da ac- la formación universitaria muestra en cada caso
tualmente en los países latinoamericanos más li- son diferentes, aun cuando concurrentes en pro-
gados a políticas neoliberales y sería de utilidad ducir cierta ineficacia para lograr suficientes efec-
instalarla, más allá de los parámetros eficientistas tos en la práctica posterior del profesional.
que surgen desde las perspectivas más difundidas. Cabe primero señalar nuestro rechazo —ya ma-
Estas últimas ligan los roles profesionales direc- nifestado antes— a la simple adecuación “punto
tamente a las necesidades empresariales, y suelen a punto” de la universidad con las exigencias del
hacer desaparecer todo dejo crítico-social, cuando mercado. Ello no es posible, ni tampoco deseable.
no toda arista teórica en la formación. La formación debe incluir aspectos conceptuales
que vayan más allá de la demanda (sobre todo
Ciencia y profesión la demanda inmediata), de modo de trascender
Pensemos más sobre la cuestión de profesiones la característica exclusivamente actual de las ne-
y ciencias. Vale la pena especificar sus mutuas cesidades del mercado laboral. Ello garantiza la
diferencias, pocas veces trabajadas. Del apren- capacidad de adecuación a modificaciones poste-
dizaje de una ciencia, no se sigue directamente riores de las prácticas profesionales, a la vez que
la constitución de una profesión. Es el caso de la promueve la capacidad de autorreflexión siempre
física, o de la sociología. Quien las ha aprendido necesaria frente a las mismas (Follari, 2005).
es un científico puro. Es decir, alguien que puede De modo que abogamos por sostener el pen-
trabajar como docente e investigador en esa disci- samiento crítico, la posibilidad de distancia en
plina, pero que —de no hacerse mediaciones es- relación con las relaciones sociales expresamente
pecíficas— carece de competencias profesionales existentes, para contribuir a hacer del profesional
concretas de otro tipo. un intelectual, un analista simbólico que no quede
Ello es inverso a lo que sucede con lo que po- atado a la inmediatez de la demanda.
dríamos denominar “profesiones que se han Sin embargo, aquí no terminan los proble-
constituido como ciencias”. Es decir, profesiones mas, sino que apenas comienzan. Sucede que las

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prácticas que en su momento definimos como al- Los docentes no estamos urgidos por la con-
ternativas y emergentes no suelen estar ni suficiente- dición de los egresados de la universidad. Habi-
mente delineadas en la realidad del campo laboral tualmente ellos no están organizados como tales,
efectivo, ni mucho menos en la definición de los y no hacen reclamos a la institución desde su rol
planes de estudio. profesional: se han desperdigado tras haber recibi-
Ello lleva a que —a menudo— los profesiona- do su título habilitante, y en todo caso —a través
les adscritos a profesiones con campo laboral re- de los colegios profesionales— sus reclamos van
lativamente definido, terminen realizando lo que dirigidos al campo laboral, sólo rara vez al de la
plantean las prácticas dominantes, incluso si ha formación previa.
habido esfuerzos de formación en sentido contra- Así, nos encontramos con la escisión entre “dos
rio; así, la formación de las disciplinas científicas mundos”. Por una parte la universidad, donde los
lleva a sus egresados directamente a la desocupa- criterios de aceptabilidad pasan por la calidad aca-
ción, o a la necesidad de trabajar en áreas ajenas démica o la aptitud docente, por la capacidad teó-
a su formación. rica y el pensamiento crítico; por la otra el espacio
profesional, donde a menudo la adaptación al mer-
El doble régimen de legitimación cado laboral exige nula capacidad crítica, escasa
El problema de la disociación entre el campo labo- aptitud para la teoría, y donde la capacidad aca-
ral y lo ofrecido por las universidades puede enten- démica o docente no vienen en absoluto a cuento.
derse en términos de un doble régimen legitimatorio. De modo que el alumno está en la universidad
Para funcionar con éxito en la universidad, no se en un espacio específico, y en el mundo laboral en
requiere que los egresados tengan éxito en su inser- otro, absolutamente diferentes desde el punto de
ción laboral. Si bien agencias evaluadoras pretenden vista de qué se requiere para tener éxito en cada
medir esta inserción, es notorio que la calidad inves- uno de ellos. Esto conlleva una serie de efectos
tigativa de una universidad, por ejemplo, poco tiene perversos (es decir, efectos no queridos) de la for-
que ver con la situación laboral de los egresados. mación universitaria en relación con las prácticas
La calidad científica de una institución universitaria profesionales de los egresados.
no tiene relación directa (aunque sí la tiene mediada) Pensemos en la formación en ciencias básicas.
con las posibilidades laborales de los estudiantes, en Éstas, definidamente, no son profesiones, pero
tanto futuros profesionales. ello no siempre es claro para quien comienza esas
Digámoslo de una vez: aquello que permite carreras; de algún modo se ofrecen como si fuesen
que un docente sea aceptado dentro de su prácti- profesiones, pues se supone que un físico o un soció-
ca universitaria, nada tiene que ver —las más de logo, son personas que egresan con la posibilidad
las veces— con las destrezas necesarias para la de un trabajo que tenga ciertos efectos sociales. Al
profesión del caso. Los alumnos no tienen, a me- menos no es obvio que se niegue tal posibilidad y
nudo, más que una vaga idea de cuáles sean esas se piense solamente en formar académicos; esto se
destrezas y necesidades. De tal manera, un buen da sólo en algunos casos límite, como literatura o
docente es aquel que mejor lo sea “en términos matemáticas, donde lo extra-académico tiene muy
puramente universitarios”. escaso campo de posibilidades.3

3
Aunque el aporte a lo operativo en esos casos no sea simplemente nulo; por ejemplo, la utilidad de lo literario para publicidad,
o de la matemática para las estadísticas.

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¿Qué sucede si se sigue “espontáneamente” conscientes de la mejor definición cognoscitiva de


esta composición epistémica del conocimiento en su disciplina.
ciencias básicas? Que se forma a los estudiantes en Los estudiantes de comunicación triplican o
el aprendizaje de teorías, desgajadas de cualquier cuadriplican en número a los anteriores, no tienen
uso social. Ello es funcional al espíritu intrauniver- —en su mayoría— intereses intelectuales desgaja-
sitario: la calidad explicativa aparece como el cri- dos de los directamente laborales, e incluso, en no
terio de aceptabilidad de los discursos y prácticas, pocos casos, ligan su motivación profesional a la del
sin que medie la necesidad incómoda de ponerla éxito mediático y la notoriedad que éste asegura.
en relación con problemas sociales urgentes, con Lo curioso es cómo se invierte esta situación
investigaciones de campo, o con usos que vayan en relación con el momento de conseguir traba-
más allá de la lectura y análisis de textos (sin que jo. Las posibilidades de empleo son enormemente
neguemos el valor de los mismos; el “ir a la rea- mayores para los comunicadores, los cuales a su
lidad” sin pasar por la lectura sistemática, es ob- vez, si asumen actividades independientes de con-
viamente un craso error empirista contra el cual sultoría, tienen mejores horizontes y posibilidad
estamos totalmente instalados).4 de contratos que los sociólogos que intentan una
Siendo así, la mejor carrera en una universidad actividad homóloga.
suele ser la que es más intraacadémica; es aquella Esto que afirmamos suena plenamente consis-
que mejor satisface los “criterios internos” de la tente con lo anterior: es obvio que si comunicación
institución en términos de validez cognitiva, de nació como demanda desde el mundo de las pro-
calidad de explicación, de definición conceptual fesiones hacia la universidad, tiene mejores condi-
de su objeto. En fin, es aquella que remite a una ciones laborales que aquellas que surgieron desde
ciencia epistemológicamente mejor constituida. Por una necesidad universitaria, y luego la traspusieron
ello, en Argentina, el Consejo Nacional de Inves- hacia una profesión, necesariamente difusa.
tigaciones Científicas y Técnicas (conicet) tie- Cierto fracaso universitario se advierte en ambas
ne una comisión dedicada a sociología, pero no la situaciones, al menos si nos limitamos al caso de la
tiene en relación con comunicación. El contraste Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argenti-
entre ambas disciplinas es claro: podría decirse, na), donde me toca trabajar habitualmente. ¿En qué
simplificando, que la primera es una ciencia tras- consiste el mismo? En el caso de los sociólogos, al
puesta (incómodamente) a profesión, y la segunda parecer lo que estudiaron en la universidad carece de
es una profesión —o cúmulo de las mismas— aplicabilidad fuera de la misma. La calidad teórica y
traspuesta(s) (incómodamente) a ciencia. el pensamiento crítico se han presentado desgajados
De tal manera, la sociología tiene un claro de usos sociales efectivos, de modo que están escin-
status superior dentro de las universidades. Se didos de posibilidades laborales, ya sea porque los
advierte incluso en su menor cantidad de alum- egresados no fueron capacitados suficientemente, o
nos;5 éstos son más seleccionados, tienen un ma- porque desde la sociedad hay desconocimiento res-
yor interés propiamente intelectual y suelen ser pecto de qué pudieran esperar de los mismos.

4
Cf. la obra de G. Bachelard, donde se destaca el peso constitutivo de lo teórico en referencia a lo empírico.
5
Tomo para el caso mi conocimiento de lo que sucede en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional
de Cuyo (Mendoza, Argentina), donde se dictan esas dos carreras, además de licenciaturas en Ciencias Políticas y Administra-
ción, por una parte, y Trabajo Social, por la otra. Cabe destacar que la información con que cuento de otros países latinoameri-
canos es coincidente en cuanto a la proporción de número de estudiantes entre sociología y comunicación.

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Las citas de los teóricos de las grandes líneas De tal manera, el principio lleva a quedar bien
sociológicas, las abjuraciones del capitalismo con aquello que en cada sitio se reclama. Si en
—con todo lo que tienen de justificadas por las la universidad queda bien el discurso crítico,
recurrentes consecuencias desastrosas del mismo tendremos discurso crítico; si en el mundo me-
para nuestras sociedades—,6 los conocimientos diático se impone el discurso facilista y proem-
detallados sobre las discusiones científico-teóri- presarial, cuando allí estemos, haremos discurso
cas, las distinciones sofisticadas sobre causación es- proempresarial.
tructural o determinación en última instancia, no pue- Se da la tentación de hacer una lectura puramente
den tener uso profesional sin alguna mediación eticista-subjetiva de estas decisiones cambiantes, y
adicional, la que notoriamente no se ha produ- echar la culpa a la falta de conciencia de los egresados
cido. Los egresados encuentran súbitamente que o de los jóvenes actuales en general, a su descom-
todo lo que los justificaba como alumnos valio- promiso posmoderno, o al poder de la ideología
sos, no funciona para ser profesionales. Han sido dominante. Razones todas éstas que no son falsas
ubicados como profesionales en un campo desco- ni dejan de ser pertinentes, pero que no ponen el
nocido, y las características del mismo resultaban acento en lo central: si ello ocurre, algo erróneo está
insospechadas desde la práctica universitaria. sucediendo con la formación que se ofrece a los
En el caso de los egresados de comunicación, alumnos en la educación superior.
a menudo se concilian con el mercado de una
manera sorprendente. Alumnos que han apren- El reino de Universilandia
dido la crítica del poder mediático (aunque en ¿Dónde estaría el problema? Ya nos referimos a la
comunicación a veces —y no casualmente— se ingenuidad de suponer una total adecuación mutua
imponen líneas teóricas que soslayan tal críti- entre oferta universitaria y demanda laboral, según
ca),7 que están acostumbrados a saber sobre la la conocida utopía del pensamiento tecnocrático.
concentración de la propiedad de los medios y la Hemos apuntado que ni se puede, ni se debiera. Por
miseria intelectual que rige a muchos de los mis- diversas razones; una de ellas es la imposibilidad de
mos, que han aprendido en el aula y también en borrar de un plumazo la diferencialidad de cultura
los pasillos las posiciones de izquierda, no siem- institucional entre la universidad y las instancias la-
pre pero sí frecuentemente se comportan luego borales, especialmente las empresariales.
en los medios como obedientes exponentes de la Conocemos una de las respuestas socorridas
lógica mediática. Algunos pierden toda capaci- desde el stablishment frente a esta situación: eli-
dad crítica en escaso tiempo, desnudando que, minemos la universidad, y produzcamos el co-
en realidad, ellos no se adherían a un contenido nocimiento, en su conjunto, dentro de la empresa
valorativo específico como el de la universidad, misma. Esta pretensión extremadamente reducti-
sino a un principio más general: “A donde fue- va tiene sus profetas, y es decisivo defender a la
res, haz lo que vieres”. ciencia de su conversión en pura aplicación, como

6
No es necesario abundar sobre las condiciones de marginación y desigualdad social que pesan en la historia de Latinoamérica,
y que mayoritariamente se mantienen hoy, a pesar de parciales mejoras logradas con gobiernos populistas y progresistas ahora
existentes en la región (desde Chávez a Evo Morales, o el Frente Amplio uruguayo).
7
Es el caso de los “estudios culturales” promovidos en Latinoamérica por Jesús Martín-Barbero y Néstor García Canclini. Para
la crítica de su abandono de los medios como objeto de análisis ver Reynoso, 2000.

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también al pensamiento de su metamorfosis en por ahora en sociología— realizaran esas prácti-


pura tecnología y criterios de aplicabilidad (cuan- cas dentro del desarrollo de su plan de estudios.
do no de exclusiva ganancia) (Gibbons, 1997). Es decir, que se pudiera mostrar que se estudian
La universidad mantiene la posibilidad de una los temas hoy pertinentes: seguridad ciudadana,
autorreflexión social no urgida, y sirve de con- narcotráfico, peso identitario y económico de las
trapeso —aunque inevitablemente débil— a las actividades deportivas rentadas, cultura del rock
tendencias mercantiles que se imponen en el capi- y de la música en general, turismo, adhesiones
talismo, y de las utilitarias que pueden imponerse políticas, etcétera. Todos estos temas debieran ser
en cualquier tipo de organización social. De tal empírica y concretamente investigados por los docen-
manera que es necesario defenderla activamente tes, con auxilio y participación de los estudiantes
de aquellos que imaginan eliminarla, soñando por durante su formación.
esa vía con el final del pensamiento crítico; y, a su Ello tendría resultados en varios frentes. Por
vez, es necesario salvar a la ciencia de su reducción un lado, se reconocería socialmente la existencia
pura a tecnología, con lo cual cada vez se explica- de la profesión, es decir, se la haría conocer en
ría menos en aras de la sola aplicación, y se correría concreto. Por otro, los estudiantes aprenderían
el riesgo de una gradual desaparición de la ciencia; las destrezas necesarias, tanto de investigación
tal sería el caso si la universidad desapareciera, y el como de intervención. También se cubrirían fun-
conocimiento se centrara en las empresas. ciones que la sociedad efectivamente necesita y a
Asumido lo anterior, no se sigue de lo mismo menudo están vacantes y, sobre todo, se reubica-
que cuanto más lejos esté la universidad de usos sociales ría la noción de pensamiento crítico. Éste no sería
del conocimiento, mejor será. De ningún modo es así. concebido como una suerte de condición de “ex-
Por supuesto que cabrá establecer cuáles son esos terioridad” con relación al concreto mundo de las
“usos sociales”, pero la distancia radical entre relaciones sociales tal cual están dadas, sino como
mundo académico y prácticas sociales externas a una especial manera de estar dentro de las mismas.
la universidad, es la que conlleva los fracasos en la Es decir, en el mejor sentido del pensamiento dia-
formación de que venimos hablando más arriba, léctico, la negatividad es interna a lo que niega, y
ejemplificados en este caso en las carreras de so- ser adversario del capitalismo no es ponerse fuera
ciología y comunicación. del mismo (en un espacio a menudo sólo imagi-
Tomemos el primer caso. Lo malo de la forma- nario), sino habitar en él promoviendo las posibi-
ción no es la apelación a la teoría, ni tampoco la lidades de su cambio (Parisi, 1979).
asunción del pensamiento crítico. Por el contrario, Lo mismo, aunque desde un ángulo diferente,
lamentable sería que las universidades fueran eco puede señalarse sobre los egresados de comunica-
del peor sentido común que sigue la tónica de lo ción. Lo que ha sucedido en su formación es que
establecido, y que se muestra incapaz de criticar no se ha reflexionado suficientemente sobre lo cam-
lo existente. biante del espacio de la universidad con el de los
Lo problemático es, sin embargo, la incapacidad medios, donde la mayoría trabajará luego (ello es
para ligar teoría y crítica con formas de investigación y de extensible a otros ámbitos laborales, como las em-
práctica social concreta. Algo que exige mucho más presas en el caso de los “comunicadores institucio-
que la sola —y por demás necesaria— remisión nales”). Los alumnos realizan pasantías en sus pla-
a los libros y autores. A partir de tales lecturas, nes de estudio, pero ellas no revierten en reflexión
lo necesario sería que los estudiantes —pensemos sistemática concomitante y posterior; mucho

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menos en una puesta en común colectiva que com- gratificantes y socialmente necesarias que la ins-
pare y sopese diferentes experiencias. De tal modo, talación y el empleo en los grandes medios, con
la universidad no prepara al estudiante para el cho- su lógica del lucro y del servicio casi unánime a la
que con la realidad del medio, y no se discute lo ideología dominante.
suficiente sobre las enormes diferencias de criterios Aquí nos reencontramos con lo ya dicho sobre
que rigen la actividad en un espacio y el otro. “el mito del currículo”. Esto no se modifica ni so-
Por supuesto que no somos ilusos ni delirantes luciona sólo con cambiar los planes de estudio. La
como para esperar que los egresados se compor- “lejanía” de la universidad en relación con otros
ten en los medios como si estuvieran en la uni- espacios sociales, proviene de raíces organizativas
versidad. Ello no sería beneficioso para nadie, e profundas y no puede ser superada con simples
implicaría conflictos irresolubles y permanentes apelaciones voluntaristas.
para el egresado. De lo que se trata es de que la Bien se lo ha estudiado: la universidad es una
marca de la universidad no se pierda, que exista institución “pesada en la base”, una “anarquía or-
precisamente capacidad crítica para ofrecer un ganizada” (Krotsch, 1994). Es decir, un espacio
producto donde no todo sea solamente la expre- que no tiene organización centralizada, donde la
sión dominante, en el cual algún rasgo de cono- jefatura administrativo-gestional no se correspon-
cimiento, inteligencia teórica o conciencia crítica de con la jerarquía académica —llevando a desco-
pueda deslizarse en los mensajes mediáticos en nocimientos desde cada una de ambas partes ha-
que el egresado interviene. cia la legitimidad de la otra—, donde cada actor
De tal modo, lejos estamos de imaginar que está ligado a “su” propia carrera, que a menudo
mágicamente la universidad pueda por sí sola tiene como referente a la comunidad académica
superar el condicionamiento que a los egresados disciplinaria y no a la institución; donde toda no-
hace el tipo de legitimidad que promueve el medio, ción de la institución como conjunto suele ser bo-
que es totalmente diferente del de la universidad. rrosa, cuando no inexistente.
Pero sí creemos que la institución educativa pue- Esta peculiaridad de las universidades no es
de hacer más de lo que hace; y ello tiene que ver simplemente un defecto; así lo requiere el trabajo
con exponer la formación a lo que sucede en el intelectual, que difícilmente pudiera ser regimen-
espacio mediático, con investigarlo más y relacio- tado por criterios racional-burocráticos del tipo de
narse efectivamente con el mismo desde la uni- los de una oficina empresarial o de gobierno.
versidad, de manera que, cuando se llegue a la Pero dicho lo anterior, es notorio que la universi-
titulación, no exista un salto desde lo conocido a dad se convierte en un mundo en sí mismo, aislada
lo desconocido, y desde un tipo de discurso a otro del resto de lo social. Sólo allí existen, por ejem-
por completo advertido como nuevo y diferente. plo, ciertos grupos de ultraizquierda de incierto o
Advertimos que, en ambos casos, el problema inexistente peso en sectores obreros o campesinos;
es el mismo: la universidad está cerrada sobre sólo allí el pensamiento puede tener como objeto
sí, sus planes de estudio no incluyen suficiente- de análisis al pensamiento mismo, y configurar una
mente la relación con las realidades socialmente cierta endogamia que se alimenta permanentemen-
relevantes. En el caso de comunicación, sostener te de su propia producción.
prácticas con sectores populares y medios alterna- De tal manera, es claro que lo que permite a los
tivos sería sumamente útil, de modo que los egre- docentes e investigadores reproducirse como ta-
sados advirtieran que existen posibilidades más les, e incluso escalar en el campo académico, poco

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o nada tiene que ver con las posibilidades labora- de que no veremos las caras de los egresados; los
les de los egresados.8 El horizonte de inteligibili- docentes sólo atendemos estudiantes, y no nece-
dad de la actividad de estos últimos puede ser por sitamos hacernos cargo del resultado laboral de
completo dejado de lado por los docentes. Éstos nuestra enseñanza.
están inmersos en su lucha dentro del campo, y
los egresados corresponden a otros campos, no al Tendiendo puentes
propio (los titulados pertenecerán a campos profe- No es nada fácil revertir la realidad que plantea-
sionales, no académicos). Éstos no inciden en las mos. Por ahora nos interesa dejarla plasmada para
prácticas de los universitarios, no llevan puntaje empezar a reflexionar sobre la misma, y apuntar
a sus evaluaciones docentes, no figuran a la hora sólo algunas líneas posibles para ir avanzando.
de la cualificación de su actividad. Ni siquiera, Las universidades no van a modificar radical-
habitualmente, el singular aporte de cada docente mente sus modelos organizativos; incluso podrían
para el futuro trabajo de los alumnos incide en el hacerlo en sentido tecnocrático-empresarial (de
juicio de los éstos sobre su posible empleo en la hecho ha venido sucediendo desde las políticas
medida en que los estudiantes aún no se advierten neoliberales de los años ochenta) (Aboites, 2009),
como egresados futuros, sino sólo como “alum- y ello iría exactamente en dirección contraria de
nos presentes”. la que estamos sugiriendo.
De tal modo, ser “buen universitario” nada No estamos contra la teoría y la crítica propias
tiene que ver con ser alguien que se prepare para de las universidades, sino por una modificación de
el mundo del trabajo posterior. La universidad sus modalidades. Por una puesta en práctica de las
tiene sus propias reglas de legitimación, y ubicarse mismas en investigaciones e intervenciones social-
dentro de las mismas, rara vez implica propiciar mente pertinentes, que puedan dar realce social a
consecuencias importantes hacia la práctica la universidad, y mostrar su relevancia desde los
posterior de los egresados. intereses mayoritarios.
No abundemos sobre otros aspectos de la cues- Sabemos que nada de ello es fácil, que en con-
tión: el aislamiento de cada docente (mayor en venios con instituciones empresariales, guberna-
países como Argentina, donde subsiste la arcaica mentales, mediáticas y aun sociales en general,
organización académica por cátedras), que hace se cruzan lógicas diversas, y que la tensión entre
que cada uno de los mismos pueda desconocer el las mismas hace incómoda la actividad para los
plan de estudios, pues sólo da razón de su pro- universitarios (por cierto, también para los demás
pio curso. La competitividad entre los profesores, respecto de ellos), de modo que la tendencia es
a veces despiadada (Follari, 2008), que hace in- a “quedarse en casa” y manejarse con lo previa-
viable la necesaria cooperación que dé al plan de mente conocido.
estudios —no sólo en los papeles sino en su ejer- Advertimos también que las modalidades or-
cicio— coherencia de conjunto. La falta de peso ganizativas de las universidades tienden a la laxi-
de las autoridades por esa “pesantez en la base”, tud, y que no puede imaginarse que las mismas se
que lleva a desatender las recomendaciones —o transfieran súbitamente hacia un orden más cerra-
aun las órdenes— de directores de carreras. Y por do o jerárquico, que no es propio del mundo aca-
último, algo que ya hemos adelantado: el hecho démico. La libertad de pensamiento exige libertad

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Acorde a la noción de “campo” acuñada por Bourdieu (Bourdieu, 2000).

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institucional, y ello es parte de la “anarquía orga- también el conocimiento de la condición compa-


nizada” en que nos toca movernos. rativa de la propia carrera con otras de la misma
Pero ello no debiera conducir a la resignación o especialidad de otras universidades, o con las de
al quietismo. Habrá que pensar con fuerza el in- otras especialidades dentro de la misma institu-
cluir, en la planificación misma del currículo, prác- ción, con la finalidad de advertir si hay superación
ticas permanentes de investigación e intervención o caída en términos comparativos con ellas en di-
fuera de la universidad, que permitan ir viviendo ferentes momentos (por ejemplo, en número de
ese “doble espacio” legitimatorio de universidad investigaciones, proyectos de intervención, tasa de
y sociedad externa desde el momento de ser estu- retención de estudiantes, modos de reconocimien-
diantes, para que los alumnos puedan desde enton- to público, proyectos socialmente útiles a sectores
ces ir calibrando las características de la profesión, populares, etcétera). No se requiere explayarse
y de hecho ir aprendiéndolas activamente. sobre la función motivacional de estas compara-
Y, sobre todo, habrá que hacer cierta reducción ciones dentro de parámetros colectivos —es decir,
de los márgenes de anarquía institucional. La uni- superadores de la lógica de rendimiento de cada
versidad no es una oficina, pero no tiene por qué docente individual.
ser un caos. Es imprescindible reforzar, en lo vi- Hay una transformación por hacer, y las condi-
vido y lo simbólico, la identidad institucional de ciones no son fáciles. No encontramos que pue-
universidades en general y carreras en particular. da llegarse tan lejos como supone Boaventura de
Hay que impulsar acciones en ese sentido, que Sousa Santos (2004), con su habitual búsqueda
permitan que en el plano de “lo vivido” —lo di- proactiva del cambio; nos parece en gran medida
rectamente experimentado— sintamos que en la deseable, pero difícilmente posible, al menos den-
universidad formamos parte de un colectivo, y que tro del horizonte de visibilidad del presente. Pero
nuestra suerte no tiene sólo una significación in- sin duda que parte del espíritu de su propuesta es
dividual (para ello, son útiles las evaluaciones por el que aquí campea: sacar a la universidad de su
carrera o por departamento, que estimulen la pro- autolegitimación interna para ponerla de cara a la
ducción como colectivo, y no sólo la personal que sociedad y a sus prácticas habituales. Allí es don-
a menudo es incentivada) (Díaz Barriga, 1997). de la crítica alcanza más pleno sentido, no en la
En ese sentido, la insistencia para promover insularidad de las aulas. Y allí es donde, luego,
proyectos en común entre varios docentes —ya nuestros alumnos transformados en egresados po-
sea de investigación, de intervención, o de am- drán encontrar, entonces, un suelo menos desco-
bas en conjunto— debe ser sostenida, así como nocido y menos hostil.

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Referencias

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versión electrónica bibliografía del curso Follari, R. (2005), “Modificaciones epistemológicas
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Cómo citar este artículo:


Follari, Roberto-Agustín (2010), “El curriculum y la doble lógica de inserción: lo universitario y las prácticas profe-
sionales”, en Revista Iberoamericana de Educación Superior (ries), México, issue-unam/Universia, vol. I, núm. 2,
pp. 20-32, http://ries.universia.net/index.php/ries/article/view/51/curriculum [Consulta: fecha de última consulta].

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