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SOBRE EL CONDUCTISMO
Amalia Flageat
INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES
John Broadus Watson (1878-1958), nace en Greenville, Carolina del Sur. Estudió en una
pequeña Universidad Bautista en la ciudad de Furman. Fue profesor de la Universidad Johns
Hopkins, Baltimore, y es en esta universidad donde dirige su laboratorio de psicología. Su cargo de
Secretario del Congreso Internacional de Psicología, en 1913, le permite ser reconocido en la
comunidad científica.
Estudió filosofía con Gordon B. Moore, un filósofo interesado por la obra de John Dewey
(1859-1952). Su influencia lo hizo partir a Chicago en 1900, encontrándose con un entorno intelectual
singular. Con el cambio de siglo, Chicago era el centro de la nueva orientación de la psicología
americana. El interés de Watson era continuar sus estudios de filosofía con Dewey pero al conocer
las investigaciones de James R. Angell (1869-1949) sobre psicología animal se siente atraído por
esta rama de la nueva ciencia psicológica. En ese laboratorio trabaja conjuntamente con George
Herbert Mead (1863-1931).
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Allí, Watson adhiere al funcionalismo -corriente predominante en aquel momento, en esa
universidad- esta elección implicaba descartar la psicología de Edward Bradford Titchener (1867-
1927), que era la corriente psicológica dominante en EEUU. La adhesión al funcionalismo lo lleva a
rechazar la introspección y el estudio de la conciencia para volcarse sólo a los datos objetivos, en la
vertiente de un monismo materialista. Un rasgo esencial del funcionalismo era considerar al ser
humano como un animal que reacciona a las influencias del ambiente. En las mismas clases impar-
tidas por Angell se contactó con el compendio de las obras de William James (1842-1910). Siguió los
cursos de neurología y biología de H. H. Donaldson (1857-1938) y de Jacques Loeb (1859-1924). Los
resultados en su formación de estas concepciones teóricas y de su interés científico pueden
visualizarse a través de su tesis doctoral, tutelada por Angell, denominada «Investigación sobre la
correlación del aprendizaje en el laberinto y la mielinización del sistema nervioso de la rata blanca».
La especialización en psicología animal no fue un obstáculo para que Watson asistiera a los
cursos de filosofía de John Dewey, estos estudios lo familiarizaron con el empirismo británico y en
particular recibió la influencia del pensamiento de David Hume con el cual se sintió muy identificado.
Las investigaciones de este período son: Animal Education: Psychical development of the
white rat (1903); Some unemphasized aspects of comparative psychology (1904); The need of an
experimental station for the study of certain problems in animal behavior (1906); Kinaesthetic and
organic sensations: their role in the reactions of the white rat to the maze (1907); Imitation in monkeys
(1908); The behavior of noddy and sooty terns (1908). Todas estas publicaciones enfocan diferentes
aspectos del comportamiento animal abordando temas relacionados con la educación, estudios
comparativos, estudio de las sensaciones y quinestesia, de la imitación, etc. Estas investigaciones se
realizaron en variadas especies de animales como: ratas, monos, charranes o aves marinas, etc.
De modo tal que Watson contaba con una obra experimental que lo había convertido en una
autoridad en el campo de la zoopsicología. Esto lo acercó a los biólogos sin dejar su identificación
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Watson una vez construida su teoría rechaza el funcionalismo
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profesional con los psicólogos. Estas investigaciones prepararon el camino para que se estableciera
un modelo biológico evolutivo en el tratamiento del ser humano por parte del conductismo.
INFLUENCIAS
En 1911, Watson afirma complacido que la psicología está dejando de ser una ciencia
puramente académica para convertirse en cuestiones de la vida diaria. Revisa los objetivos de la
psicología y declara "que ya no se trata de la descripción y explicación de los estados de conciencia
en cuanto tales" (Gondra, 1991: 55) sino de la predicción y control práctico de la conducta. El objetivo
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En 1916 cuando el conductismo estaba en su cenit, Watson recibe una pequeña suma de
dinero de la Clínica Pipps de Baltimore para estudiar la conducta infantil normal del recién nacido. En
ese momento estaba en auge un movimiento en favor de la higiene mental que comenzaba a realizar
estudios sobre las necesidades del niño. La psicología infantil adquiere un sello conductual. Estos
estudios experimentales reciben apoyo de las fundaciones y las universidades. Se realizan
numerosas investigaciones que tienen como centro, el 'Instituto Norteamericano para el Bienestar
Infantil' donde se registran datos sobre crecimiento, desarrollo y aprendizaje. En estos
emprendimientos trabajan un número jamás igualado de equipos humanos.
En 1919, en colaboración con Rosalie Raynor, Watson realiza una investigación sobre el
miedo en los niños. Un niño de 11 meses llamado Albert, demostró en repetidas observaciones, que
no temía a los animales cubiertos de piel, tales como el conejo y la rata blanca; por lo contrario se
mostraba ansioso por jugar con ellos. En una oportunidad, cuando extendía la mano para tocar a la
rata, el experimentador dio un fuerte golpe con una barra de acero sobre una chapa, lo que produjo
un sonido fuerte y estridente. El niño se sobresaltó y retrocedió. Cuando más tarde se dirigió
nuevamente a tocar al animal, se produjo el ruido por lo cual lloró y retrocedió. Luego de varias
repeticiones de este episodio la reacción del niño ante el animal cambió notablemente; la aparición de
la rata blanca producía su llanto y su retirada. El niño había aprendido a temer a un animal con el cual
previamente había tenido relaciones amistosas: un objeto considerado agradable se había convertido
en temible. Pese a que esta experiencia tenía un aspecto bastante burdo, apreciable en documentos
filmados a propósito del "caso Albert", tuvo una amplia repercusión en la psicología norteamericana
que pareció entusiasmarse con la importación del condicionamiento a fenómenos más complejos que
los hábitos motores simples como las tendencias emocionales y los rasgos específicos y duraderos
de las personas.
Melvin H. Marx y Williams A. Hillix afirman que el mejor ejemplo del programa conductista
experimental de Watson es "...la investigación sobre condicionamiento y reacondicionamiento de las
respuestas emocionales de los niños... representa el mejor ejemplo de técnica de condicionamiento
aplicada por los conductistas clásicos (Marx y Hillix, 1983: 170). Estos autores exponen una serie de
investigaciones extraídas de artículos de Watson incluidos en Psychologies of 1925: “Apoyándose en
el ventajoso punto de partida de sus estudios extensivos sobre la conducta fetal y postnatal de los
animales, Watson inició el estudio comparativo de niños muy pequeños, en un esfuerzo por identificar
con precisión el tipo y variedad de las conductas congénitas y presumiblemente heredadas. Observó
casi diariamente a varios cientos de niños a lo largo de sus primeros 30 días de vida y a una cantidad
menor durante períodos prolongados de la primera infancia." Organizó un catálogo "del equipo innato
del ser humano joven", pero la investigación más interesante fue sobre los factores causales del
predominio de una u otra mano, realizado en 20 bebés. "La conclusión de Watson fue que no hay una
diferencia fija de respuestas para cada mano, hasta tanto el uso social comienza a establecer el
predominio de una de ellas." (Marx y Hillix, op.cit.).
Realiza investigaciones sobre las emociones prefiriendo sujetos “fuertes, saludables, criados
por amas de leche en los hospitales" que a niños de hogares típicos pues le permite lograr una
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investigación con variables más controladas. Introduce una serie heterogénea de animales no
registrando indicios de miedo, con lo que concluye que las explicaciones del carácter hereditario de
las respuestas emocionales eran falsas. Al cabo de estas investigaciones encuentra de algún modo lo
que siempre estuvo buscando: que hay pocas emociones innatas. Definió a la emoción como una
"reacción-patrón hereditario que entraña profundos cambios en los mecanismos corporales como un
todo, pero particularmente en los sistemas viscerales y glandulares" (Watson, citado por Chaplin y
Krawiec, 1978: 352). La reacción-patrón son varios componentes de la respuesta que aparecen con
cierta regularidad cada vez que se presenta el estímulo adecuado. Son los siguientes:
*Miedo que era producido por sonidos fuertes y pérdidas súbitas del apoyo. La reacción
consiste en retener el aliento, cerrar los ojos, fruncir los labios y movimientos involuntarios para
empuñar brazos y manos.
*Cólera aparece cuando se impide el movimiento corporal del lactante. La reacción consiste
en rigidizar el cuerpo, gritar y agitarse o golpear con brazos y piernas.
*Amor producido por las cosquillas, las palmaditas, las caricias y el acto de mecer al bebé. La
reacción es sonreír, arrullar y extender los brazos como para abrazar al experimentador.
Watson tenía "una concepción inductivista de la teoría científica. Para él, lo mismo que para
la tradición empirista británica, la actividad del científico consistía en recoger el mayor número de
observaciones empíricas y formular leyes o generalizaciones que permitieran explicarlos de un modo
coherente. Watson no era un teórico de la ciencia y, por consiguiente, no se planteó cuestiones
atinentes al conocimiento científico" (Gondra, 1991: 57). Simplemente enunció ideas que circulaban
en la comunidad científica de la época que respondían a un empirismo inductivista, sin embargo no
desestimaba la teoría. Teniendo en cuenta su objetivismo y rechazo de la metafísica se lo puede
considerar como un positivista.
Desde sus primeros trabajos Watson insiste en el derecho de los conductistas a concebir los
procesos mentales como formas internas de la conducta. Afirma que todos los fenómenos de la vida
"interior" son en realidad, el funcionamiento de mecanismos tan objetivos, aunque no tan observables,
como las contracciones musculares. En particular explica la imaginación y el pensamiento en función
de la conducta muscular "implícita" especialmente la conducta de los órganos del lenguaje y otros
mecanismos que simbolizaban líneas de la conducta manifiesta.
La formulación del nuevo constructo "la conducta implícita", como en el caso del pensamiento
o habla subvocal que no eran directamente observables sin aparatos especiales, permitieron ampliar
el esquema teórico.
En cuanto al lenguaje era necesario distinguir hábitos de lenguaje pasivo (la respuesta a
palabras) y hábitos de lenguaje activo (el uso de las palabras). El lenguaje activo era un problema
más amplio y Watson se refiere a él en un Congreso de Filosofía y Psicología, realizado en 1920 y en
sus obras: La psicología desde el punto de vista de un conductista y en El conductismo. Gardner
Murphy sintetiza la postura de Watson en relación al aprendizaje del lenguaje: Al observar "los
balbuceos casuales del niño, comprobó que cualquier sonido capaz de atraer la atención de otras
personas hacia las necesidades del niño, tiende a repetirse más seguido, a la larga que aquellos
sonidos que producen poco o ningún beneficio. En consecuencia, el niño desarrolla, exclusivamente
por estas variaciones de ensayo y error, sonidos que al aproximarse a las palabras auténticas,
provocan resultados más efectivos y mejores. No hay necesidad de suponer ningún otro mecanismo
de aprendizaje fuera de lo que manifiesta una rata al aprender a escapar de una jaula" (Murphy,
1964: 258).
Un ejemplo de este método en un niño que aprende a decir 'tatana’ y más tarde 'ventana' por
el mismo mecanismo. Si el niño dice 'tatana' y el entorno entiende ventana, resultará eficaz; lo
importante es que sirva. Cuando esto no sucede, el niño continúa con su método de ensayo y error
hasta pronunciar el sonido exacto.
"Hasta aquí el proceso mediante el cual... las palabras son aprendidas como unidades
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separadas... (y) se integran, de manera similar a lo que ocurre con otras formas de la conducta en
'unidades superiores'. El paso siguiente consiste en demostrar cómo este lenguaje audible es
reemplazado por un lenguaje interior... cómo aprendemos a hablar con nosotros mismos en lugar de
hacerlo en voz alta" (Murphy op.cit.). Watson sugiere que la vocalización del niño va decayendo por
presión social y es el momento en que comienzan a hablar en un susurro. Sólo mediante la relajación
de las cuerdas vocales en lugar de su inervación. El susurro cesa, aunque continúen los movimientos
del lenguaje. La actividad idiomática "implícita prosigue bajo la forma de cambios constantes de
tensión entre los diversos mecanismos del lenguaje, que son duplicados del movimiento abarcado por
el lenguaje implícito. " (Murphy op. cit.).
Pensar consiste para el conductista en la ejecución en escala sumamente reducida de los
movimientos para el lenguaje en reemplazo de actos manifiestos y audibles. El ensayo y error
continúan en una conducta verbal implícita, sirviendo cada palabra o frase del proceso intelectual
como sustituto de algún acto. Ya no encontramos ideas sino movimientos verbales como elementos
constitutivos del pensamiento. En cuanto a la forma de los pensamientos no verbales los conductistas
dicen que provienen del gesto, de los ademanes, del movimiento de los pies, del cuello, del tronco y
sobre todo de los ojos. Los movimientos del lenguaje rara vez pueden ser eliminados (los
sordomudos en sus sueños usan sus dedos). Gestos ligeros ("implícitos") y delicados movimientos
oculares cooperan constantemente con los movimientos del lenguaje en los complejos procesos del
pensamiento.
"Aunque el cerebro sea la estación central, para el conductista no tiene más sentido decir que
pensamos con el cerebro como afirmar que caminamos con la médula espinal” (Murphy, op.cit.:259).
Los aspectos referentes al sistema nervioso para los conductistas deben ser estudiados en el campo
de la neurología. Al conductista le interesa la conducta observable. En cuanto al papel crucial de lo
simbólico en el hombre, Watson hace el movimiento opuesto al que es posible destacar, en los
pensadores por nosotros más frecuentados, Ernst Cassirer, Emile Benveniste y en Sigmund Freud, a
saber, hace del símbolo una conducta más.
DEBATE TEÓRICO
En 1930 Watson reconoció que sus definiciones no eran tan respetadas como anteriormente
y que lo único que podía hacer era "trazar un círculo en torno a esa parte de la totalidad de la ciencia
natural que reclamamos como propia" y define como suyo "el campo total de las adaptaciones
humanas”. Los debates en la comunidad científica, en ese tiempo, giraban en torno al problema de la
conciencia, de las representaciones mentales y de la subjetividad, temáticas descartadas por el
conductismo. La conciencia era, para Watson "una reliquia del pasado animista de la humanidad y en
caso de existir no podía ser observada en el laboratorio”. Las investigaciones emprendidas por el
behaviorismo tuvieron su placa basal en el imperialismo explicativo de Watson que lo lleva a la
eliminación de la subjetividad. Cuando Watson justifica que no ha descubierto jamás el papel de la
conciencia en ninguna acción humana, que no puede ni encontrarla ni definirla, ya no queda nada por
reconocerla... la conciencia no puede ser definida porque es ella la que define... si se reduce todo a
reacciones que el organismo opone a estímulos (se suprime toda significación y anula la subjetividad)
(Müeller, 1980: 413).
El tema de la conciencia para Watson debe abordarse desde dentro del conductismo mismo.
Marx y Hillix sostienen que: "Hace veinte años parecía que las controversias alrededor del tema se
habían agotado con el dominio total de la posición conductista dentro del campo de la psicología. Sin
embargo, los humanistas, los fenomenólogos y los existencialistas (estructuralistas) lo han hecho
renacer, y una vez más está en duda el carácter absoluto de la posición conductista. No obstante,
coincidimos con el punto de vista más débil -al cual Watson y otros adhirieron a veces- que no existe
hasta el presente un método mediante el cual se pueda estudiar la mente de un modo objetivo y
directo. "(Marx y Hillix, 1983: 166).
Watson considera que el reino de lo psíquico no es susceptible de investigación experimental.
El conductista se encuentra así en una posición incómoda pues tiene que admitir que la experiencia
de la conciencia existe, pero no es posible enfocarla con el instrumental científico natural, por lo tanto
no puede explicarla ni tampoco negarla. Frente a este dilema "el conductista radical - siguiendo a
Watson - elige... la negación explícita de que exista algún correlato consciente para los informes
introspectivos." (Marx y Hillix, op.cit.: 167)
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La Universidad de Johns Hopkins le solicitó a Watson la renuncia a su cargo como consecuencia de la demanda de divorcio
presentada por su esposa
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CRÍTICAS
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organizacional no ha tenido demasiado eco, salvo en artículos muy específicos, y ello a pesar de que
muchas de las técnicas que utilizó y que ayudó a perfeccionar continúan en uso en el mundo
publicitario de hoy. Estos autores citan a Terman quien afirma que en su opinión "(Behaviorism) es un
libro muy superficial e incompleto, así como demasiado dogmático para ser un libro útil. [...] Sin
embargo, hay que admirar la confianza del autor en su particular punto de vista de la psicología y su
capacidad de crear fórmulas para convertir a todo el mundo en conductista. " (Terman, citado por
Tortosa et al., (1991: 82)
F. Tortosa, A. Perez Garrido, E. Carbonel y C. Calatayud (1993) basándose en la
autobiografía como fuente de valoración de la obra de Watson comentan que: "Las autobiografías
proporcionan al historiador un material único, el propio decurso vital y profesional contemplado y
recreado por sus agentes" (Tortosa et al., 1993: 108). La autobiografía presenta la historia de vida del
científico como una ilustración de su propia teoría, trasmitiendo de esa manera creencias, ideologías
asociadas a la teoría, en ese sentido "es una reconstrucción que reúne algunas de las funciones del
mito" (Vidal y Vonècha, citados por Tortosa et al. op. cit.) se trata de una fuente documental que
responde a objetivos conscientes y no conscientes del autor -a la vez historiador y objeto a historiar-
[...] Puede ser utilizada como fuente directa de datos respecto a la vida y obra del propio
autobiografiado [...] pero también como fuente indirecta como depositaria de datos, que pueden
ayudar a elaborar hechos históricos que ayuden a explicar eventos y actuaciones de figuras históricas
ajenas al propio autobiografiado." (Tortosa et al., op.cit.: 109).
A iniciativa de Edwin G. Boring y Ch. Murchinson se forma un comité destinado a organizar,
en un primer término a elaborar una lista de los protagonistas en la construcción de la psicología y en
una segunda instancia, comenzar una serie autobiográfica. A History of Psychology in Autobiography
está constituida por 8 volúmenes y comprende 111 autobiografías. En base a ese trabajo que abarcó
de 1930 a 1989, se puede estudiar la presencia de autores, en las autobiografías de otros científicos.
De esta manera se puede analizar, en las autobiografías de los psicólogos contemporáneos y
posteriores a Watson como abordaron la producción de Watson; estos autores aunque hubieran
mantenido ámbitos de trabajo convergentes o divergentes consideraron necesario referirse a él a la
hora de relatar el desarrollo de sus vidas. Tortosa et al. señalan que en las autobiografías
correspondientes al segundo volumen, el factor común fue descalificante hacia Watson por el rechazo
que éste realizaba de la introspección para investigación con seres humanos y de la conciencia, otra
crítica se dirigía hacia el carácter extremo de su objetivismo. En la autobiografía del funcionalista
Harvey Carr es donde se encuentra la valoración más positiva.
En el tercer volumen de esa serie autobiográfica se encuentra la autobiografía de Watson: ''un
Watson desencantado, triste y cínico pero animoso, que escribe su autobiografía, poco después de la
muerte de su segunda esposa, en el momento en que está cerrando definitivamente la puerta a todo
el público -el académico y el no académico-, cuando está ya firmemente decidido a terminar su
carrera científica pública, para refugiarse en su hogar y en su trabajo." (Tortosa y otros, 1993: 111).
De la generación posterior a Watson, en el volumen séptimo los que lo mencionan
positivamente son Eysenck que lo considera, como va a ser una constante en la literatura actual,
como el precursor de la moderna Terapia de la Conducta. "...mi lectura del caso del pequeño Alberto
descripto por Watson y el trabajo de Mary Cover Jones, integré una teoría de la terapia de la
conducta que era, en todos sus aspectos y propósitos similar a la que mantengo ahora" (Eysenck,
citado por Tortosa, op.cit.: 116).
Burrhus F. Skinner escribe: "He reconocido mi deuda con Bertrand Russell, Watson y Pavlov.
Nunca me reuní y ni siquiera vi a Watson, pero su influencia fue importante." (Skinner, citado por
Tortosa, op.cit.: 116).
Propuesta de Estudio – Psicología - Unid. 2 Sobre el Conductismo – Amalia Flageat
Ante la pregunta sobre el futuro del conductismo podríamos decir que luego del furor
conductista de la primera época, sostenido por el espíritu audaz, carismático y decidido de Watson,
su alejamiento de la universidad y de los laboratorios condujo a diversas expresiones entre sus
seguidores y discípulos. Se puede plantear que existió una lucha entre dos vectores opuestos: la
tradición y la innovación. La tradición de respetar las premisas watsonianas y la innovación necesaria
para enriquecer la teoría psicológica. El objetivo de un grupo de psicólogos, identificados en la
historia de la psicología con el término neoconductistas, fue el de construir nuevos sistemas de
variables que tuvieran alguna relevancia o sentido propiamente psicológico. A esa tarea se dedicaron
con empeño autores como Edward C. Tolman (1886-1961), Clark L. Hull (1884-1952), B. F. Skinner
(1904), Edwin R. Guthrie (1886-1959) ofreciendo investigaciones prolíficas fundamentalmente en el
campo del aprendizaje.
Skinner, es quien obtuvo el mayor reconocimiento. En un discurso pronunciado por un
integrante de la American Psychological Association, en 1958, cuando le entregan un premio puede
relevarse la actividad por él desarrollada y la concepción psicológica subyacente: “A pesar de su
posición antiteórica, se lo considera un importante sistematizador y ha desarrollado una descripción
coherente de la conducta, mejorando en mucho nuestra capacidad para predecir y controlar la
conducta de los organismos, desde la rata hasta el hombre." (Marx y Hillix, 1983: 343).
CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS
como afirman los críticos. Pero el problema es que tanto unos como otros parten del supuesto que las
revoluciones o son khunianas o no son.
Analizando las distintas posiciones con respecto a la pregunta que inicia este rubro, Anna
Estany considera que: "el paso del estructuralismo al conductismo fue una revolución metodológica."
(Estany, op.cit). No cambió sólo la metodología, pero ésta indicó en qué dirección debía cambiar lo
demás. Khun contempla los compromisos metodológicos como un elemento importante en todo
paradigma, pero no que esos compromisos sean el motor del cambio. Otro punto conflictivo del
modelo khuniano es que al hacer justicia al cambio ocasionado por el conductismo, la tesis de la
inconmensurabilidad entre paradigmas, dificulta el progreso científico, ya que "no hay criterios
transparadigmáticos, con los que comparar a dos paradigmas en competencia. En el caso de la
psicología, sería imposible valorar positivamente el conductismo ya que no existen valores
epistémicos por encima de un paradigma." (Estany, op.cit.).
Estany sostiene que el modelo kuhniano deja muchas cosas sin explicar, lo que hace
necesario basarse en otros modelos científicos. La posición de Estany deja planteado un desafío.
Creo que sería interesante desarrollarlo.
BIBLIOGRAFÍA