€ socrEDAD
ELCUARTErc
Mucho rnás queunbaile
NACIDo HACEzonÑos DE LA MANO DE PASODOBLESYTARANTELAS, ELCUARTETO
Hoy ES MUCHo H¡Ás euE uN BATLE. cARACTERTzADo coMo rrruón¡ENo soctAl,
su Músrcnysus LETRASANTMAN ruo sót-o Los cLUBESy ESTADtos, srNo euE
ACOMpnÑnru LAVTDA DE MrLES DE JOVENES PRENDTDOSA SUSAURTCULARES.
Por Mario Mercuri
l^on casi dos metros de estatura y
L *¿, de rzs kilos martirizando las
suelas de sus zapatos, cuando se hace
la música, provoca eI milagro. La cin-
tura endurecida de abdominales y cho-
ripanes y los hombros rígidos no se ven
como una limitación, sino que lucen
como el sello distintivo de este baile. Es
Fabio "La Mole" Moli bailando cuarte-
to. Ese ritmo, mezcla de tunga tunga,
plasticola y vitamina para los pies, que
se adhiere a la piel y empuja a bailar-
lo. Ese ritmo nacido en Córdoba hace
casi 7o años de la crrza de nostalgias
de tarantelas y pasodobles. Ese ritmo
que avanzó desde el campo a los subur-
bios; de los suburbios a toda la ciudad
de Córdoba y desde Ia ciudad de Córdo-
ba a todo el país. Ese ritmo que pasa de
críticas y críticos y que sin dejar nunca
de ser un baile, es hoy mucho más que
un baile.
"El cuarteto es un fenómeno social
que como todo fenómeno de ese tipo se
ha enraizado y masifi.cado, y quien no 1o
analice de esa manera va a ser incapaz
de comprenderlo", afi.rma Jorge Nazar,
quien guitarra en mano comenzó de ado-
lescente a integrar grupos cuarteteros
en Córdoba; de adulto vivió en Estados
Unidos, donde acompañó a folkloristas,
y hoy, a sus 5r años, produce discos en
Córdoba. "El 8oz de lo que producimos
acá es cuarteto y el resto, folklore", ex-
plica como para que no queden dudas de
que entiende de Io que habla cuando se
refiere al cuarteto.
Y, según Nazar, ese "fenómeno so-
cial" no se ha mantenido al margen de
otro fenómeno: Ia web. "Antes se oía y
bailaba en los clubes cuando se presenta-
ban los grupos. Ahora los cuarteteros lo
oyen, lo bailan y lo ven en todo momen-
to en cualquier lugar; caminan o van en
ómnibus con sus auriculares y se ven a sí
mismos o a sus amigos en Ia red bailán-
dolo", agrega Nazar.
SE OYE NO SÓLO CON LOS PIES
Cestado con el fin de que animara los
bailes en la Córdoba rural de los años 4o
(ver recuadro), podría verse más como
una música para bailar, que como una
música para escuchar. Pero no es así.
"Es cierto que las letras del cuarteto
no alcanzaron aún la poética o estética
a la que sí llegó el tango, pero hay letras
que recogen la cotidianidad que vive su
público, pone en palabras sus vivencias
hablando de amores y cárceles, amigos
y prostitutas, obreros y desempleadost',
explica Cabriel Avalos, periodista y mu-
Sicólogo que estuvo un año en Santo Do-
mingo estudiando el merengue y su in-
fluencia en el cuarteto.
"El cuarteto tiene su público que va
a escucharlo", coincide Pedro Bueno, tÍo
de Rodrigo y promotor de cuarteteros.
"Eso se da especialmente en la gente más
grande. Por ejemplo, es muy común ver
gente que se sienta en su mesa a hablar
y tomar algo y no sale a bailar. Disfrutan
de la música y el entorno", agrega Bueno.
Sin embargo, el cuarteto tradicio-
nal no pierde nunca de vista que hoy, aI
igual que hace más de 6o años, la mayo-
ría del público cuartetero quiere bailar.
"El cuarteto ha evolucionado, pero
nunca pierde de vista al baile", insiste
Avalos, quien destaca que Ia máxima
figura de cuarteto, carlitos "la Mona"
|iménez, "es un cantante que está al ser-
vicio del baile y que se somete perma-
nentemente ¿l gusto del público, a 1o que
Ia gente le pide en sus presentaciones".
Tal vez esa preocupación por su gente
ayude a entender en parte el fenómeno"la
Mona". "Es al mismo tiempo un innova-
dor y un músico respetuoso del estilo más
tradicional del cuarteto", dice Avalos.
"Más que el cantante de referencia para
Ios otros cuarteteros, es un líder social",
asegura Nazar, mientras que Pedro Bue-
no destaca su poder de convocatoria: "es
el sueño de cualquier cuartetero, todos
quieren ser cómo é1. Reúne 5.ooo perso-
nas todas las semanas en el club Sargento