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Guido Di Tella
PERÓN-PERÓN
1973-1976
HYSPAMERICA
P rofesor en la Universidad Católica Argentina y en
las facultades de Derecho y de Ciencias Económicas
de la Universidad de Buenos Aires, Associate Fe-
show del Saint Anthony's College de Oxford, autor de tra
bajos sobre historia y economía como Las etapas del de
sarrollo económico argentino y Los ciclos económicos en
la Argentina, Guido Di Tella desempeñó entre setiembre
de 1975 y enero de 1976 el cargo de secretario de Coordi
nación y Programación Económica; a su condición de in
vestigador especializado y riguroso asocia la de testigo de
excepción de los acontecimientos que estudia en su libro.
La primera parte de Perón-Perón está consagrada al aná
lisis político: tras una rápida revista a los fenómenos más
significativos de las décadas anteriores, se entra de lleno
en el estudio del período 1973-76, desde los iniciales in
tentos izquierdizantes hasta el pronunciado giro a la de
recha que siguió a la muerte de Perón. El pormenorizado
examen de los hechos económicos que sigue a continua
ción sirve de base para una reflexión sobre ciertos pro
blemas cruciales que enfrenta la Argentina en ese terre
no. El libro se cierra con un intento de evaluación de las
posibilidades futuras de gobiernos de tipo laborista apo
yados en las estructuras sindicales. v-
EN LA MISMA COLECCIÓN -
Samuel L. Baily
Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentir
Horacio Giberti
Historia económica de la ganadería argentina
Magnus Mórner
Actividades políticas y económicas de los jes-
William Mac Cann
Viaje a caballo por las provincias argentinas
Julio Godio, "~
La Semana Trágica de enero de 19'
nrj I
BIBLIOTECA ARGENTINA DE HISTORIA Y POLÍTICA H-5
Colección dirigida por Pablo Costantini
5- 3<? Guido Di Tella
PERÓN-
1973-1976
03038!
INTRODUCCIÓN A LA VERSIÓN CASTELLANA
Los dos capítulos siguientes se refieren esencialmente a cas casi de sabor "desarrollista" y las disputas internas en-
cuestiones políticas. El capítulo II analiza algunos de los tre los militares, seguidas por la sorprendente disolución
principales acontecimientos sucedidos desde el adveni- del régimen y por el aun más sorprendente retorno de
miento del peronismo a mediados de la década 1940-50. Perón en 1973. La aparición de la subversión fue, en ese
Empieza por recordar no sólo las bases económicas, sino tiempo, un factor crucial. La violencia en este caso parti-
también las de carácter político, psicológico y social sobre cular, contribuyó a acelerar la retirada de los militares.
las cuales se fundó, durante el período 1945-1955, la fer- Pero esta retirada no tuvo por fin facilitar ninguno de
viente lealtad de las clases trabajadoras a Perón. Se las re- los propósitos de la subversión; sino que favoreció el ad-
cuerda en forma breve, pues han sido ampliamente reco- venimiento de un régimen del cual se esperó que, por mu-
nocidas; las aceptan autores como Romero (1946-1975), cho que disgustara a los militares, fuera capaz de enfren-
Germani (1962), y Halperín (1964). Se evocan varias de tar a la subversión con armas políticas más eficaces.
las modalidades que adoptó ese fenómeno. Se sostiene Las convocatorias electorales, así como la creación de
que algunos de los excesos y peculiaridades del régimen un gobierno percibido por la mayoría como legítimo, fue-
peronista obstaculizaron su aceptación por parte de gru- ron en cierto modo una tentativa por socavar las supues-
pos que, de no haber sido así las cosas, lo hubiesen podi- tas bases del terrorismo. Se quiso dar así una solución po-
do aceptar. Esos problemas no eran triviales y vale la pena lítica al problema de la subversión, esperanza cuyo brutal
recordarlos para comprender en parte (si bien sólo en fracaso se reveló poco después de los comicios. Sin em-
parte) los encarnizados sentimientos a que esa época dio bargo, tal como se había previsto, el hecho de que se in-
origen. Se plantea la cuestión de si la reacción de los gru- tentara una solución electoral restó a la subversión gran
pos hasta entonces establecidos en el poder demostró, en parte del difuso apoyo con que contaba y la aisló de las
este caso, la misma amplitud mental frente al cambio que corrientes principales de la vida política. Posteriormente,
había caracterizado su actitud a fines del siglo pasado. la prosecución de sus violentas actividades provocó el re-
En el mismo capítulo se analizan ciertos aspectos de la sultado diametralmente opuesto al buscado acelerando la
evolución del peronismo —y también del país— que se caída de la coalición popular y el retorno de los militares.
operaron después de la caída de Perón. Se pone particular Este capítulo es de índole ante todo política y describe el
énfasis en la creciente independencia del movimiento sin- marco y las condiciones iniciales en que tuvo lugar el
dical, que debió soportar a diario el problema del distante retorno de Perón. Es de particular utilidad para el lector
líder, cuya oratoria, de tono cortante, pronto fue identifi- no argentino.
cada con "la oposición" al sistema. Asimismo, se analizan El capítulo III procura analizar la evolución política de
las consecuencias del golpe militar de 1966, las esperan- la coalición gubernamental durante su agitada existencia
zas iniciales de sus jefes de permanecer por un muy largo de casi cuatro años, desde mayo de 1973 a marzo de
tiempo en el poder, sus modernizantes políticas económi- 1976. Algunos autores entienden que los caóticos episo-
dios de esos años y los lamentables sucesos finales fueron
consecuencia de las contradicciones inherentes a una
PERON-PERON. 197 3-1976 25
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GUIDO DI TELLA con lo que se intentó hacer y de lo que se piense acerca de
las cualidades personales de sus miembros.
coalición populista incapaz de manejar un país mucho Lo que es seguro es que el suyo no fue un gobierno que
más complejo que el que había tenido en sus manos 20 marchara a la deriva, como lo consideran muchos observa-
años atrás. Según este juicio, la situación fue agravada dores de ese período. Por el contrario, lo esencial del "de-
fundamentalmente por la decadencia física del propio senlace" fue la rebelión del partido contra la oscilación
Perón —muerto a una avanzada edad aún en funciones— hacia la derecha que la presidenta y sus allegados procuraban
y por la absoluta incapacidad de su sucesora, Isabel imponer. Esta rebelión, y no la ineptitud de la presidenta,
Perón, carente de todo esquema político claro. La opi- creó el callejón sin salida donde se originó la caótica
nión que aquí se expresa es básicamente distinta. Aquí se situación final; la ineptitud y la falta de condiciones de
sostiene que el desorden típico e intrínseco de una coali- Isabel Perón fueron sin duda un factor coadyuvante, pero no
ción populista es de índole diferente (y mucho menos in- la causa principal. Probablemente, la mayoría de los
tensa). La muy convulsa historia de esos años resultó de comentaristas disentirá con el autor en torno de este punto;
las dos tentativas por tomar el control del gobierno efec- sin embargo, ésta es por cierto una de las principales
tuadas, desde extremos opuestos, por grupos relativamente afirmaciones que formulamos a lo largo del libro. Aquel
marginales de la coalición popular. El primer intento, conflicto se reflejó en la marcha de las economías y sub-
consumado por la izquierda, constituyó un fenómeno su- yace en la extraordinaria explosión de los precios y en la
mamente anormal tanto para el partido como para el consiguiente inflación de alto nivel de 1975, problemas
país, a juzgar por los respectivos antecedentes históricos. que adquirieron una intensidad inexplicable por razones
Tai como podía suponerse, la tentativa tropezó con una puramente económicas.
oposición frontal, desde la misma coalición gubernamen- El lapso transcurrido entre las bruscas oscilaciones ha-
tal, y fracasó totalmente; sin embargo, todo este proceso cia la izquierda y la derecha estuvo lejos de ser pacífico y
deterioró la estructura de la coalición gubernamental, rectilíneo. Pero a pesar de las incoherencias en el frente
así como su credibilidad pública. El segundo intento económico, las contradicciones entre los restantes miem-
fue consumado (inmediatamente después de la muerte de bros de la coalición populista y las tensas relaciones con
Perón), por la extrema derecha, encabezado por la propia los gremios, fue el período en que el gobierno contó con
presidenta y su ministro de Bienestar Social; fracasó des- mayor apoyo. Hubo incluso algunos fenómenos nuevos
pués de provocar una profunda convulsión entre los diri- que limaron ciertas aristas. El principal de ellos consistió
gentes y las bases del partido. También en este caso se trató en una relación mejor, por momentos incluso excelente,
de un paso muy anormal. Impuesto a un partido de
base sindical, tenía muy escasas posibilidades de triunfar con el principal partido opositor, la Unión Cívica Radical,
—si es que tenía alguna—, y fracasó miserablemente des- que respondió con un esfuerzo equivalente por superar su
pués de un choque frontal con los sindicatos a mediados viejo antagonismo.
de 1975. Este análisis atribuye a Isabel Perón y a su grupo Tal como lo dijo Perón en su peculiar estilo, "en vez
una considerable dosis de resolución y voluntad política, de nuestro viejo lema que decía que para un peronista no
con prescindencia de que se pueda estar o no de acuerdo
GUIDO DI TELLA PERON-PERON, 1973-1976
régimen peronista. El capítulo III, de índole
hay nada mejor que otro peronista, tendremos uno nuevo esencialmente política, nos ayudará a
comprender los episodios económicos de ese
26 período, que se describirán después.
que dirá que para un argentino no hay nada mejor que El capítulo IV concierne al conjunto de
otro argentino". reformas económicas estructurales a largo
La prensa permaneció independiente, antigubernamental plazo puestas en marcha durante los primeros meses del
en su gran mayoría. Se procuraron aliados, y entre las nuevo gobierno. Se trataba de una serie de reformas
candidaturas peronistas se incluyeron, aquí y allá, algunos sumamente ambiciosas, que habían de cambiar
representantes de otros sectores. Esto no significa que hu- radicalmente la fisonomía económica del país. Si bien
biera desaparecido por completo la antigua conducta abu- gran parte del programa no llegó a aplicarse, y bajo la
siva, como se advirtió en el manejo de las emisoras radiales presión de los hechos diarios pronto se lo olvidó, tanto
y de televisión y en el ajuste de las disputas dentro del durante el período preelectoral como inmediatamente
partido. Este último aspecto, empero, se mezcló con un después tuvo considerable importancia, porque dio el
elemento por completo nuevo, el surgimiento de la sub- tono a toda la campaña y determinó en gran medida qué
versión, que elevó el nivel general de violencia en toda la grupos habían de tomar finalmente partido en favor o en
sociedad argentina. contra del nuevo gobierno.
Pero durante este período intermedio desde el final de De cualquier manera, es preciso formular una distin-
Cámpora al comienzo de Isabel las cosas evolucionaron ción entre los excesos retóricos perpetrados durante y
tal como podía suponerse e incluso denotaron algunas después de la campaña y lo que el programa realmente pro-
mejoras. En cambio, la inicial tentativa de la izquierda y pugnaba. Lo que tanto partidarios como críticos recuer-
la final tentativa de la derecha por tomar el poder cau- dan es sobre todo esa retórica. Las promesas verbales fue-
saron fuerte sorpresa. La existencia de esas alas, izquierda ron mucho más radicales y exageradas que el programa
y derecha, era natural y esperable, pero no el hecho de concreto, más aun que lo que puede esperarse en cual-
que alguna de ellas pudiese ocupar el centro del escenario. quier campaña electoral. El plan económico se situaba en
Que el gobierno fuese susceptible a tan temerarios asaltos un punto moderado a la izquierda del centro, más bien
puso en evidencia una debilidad característica de los nacionalista, pero fuertemente intervencionista. Sobre
partidos de jefatura fuertemente personalizada y débil todo reflejaba los puntos de vista de los sectores empre-
organización estructural. Ambos intentos fracasaron por- sarios incorporados a la alianza, que aceptaban algunas
que los sectores más moderados del partido, incluidos medidas "progresistas" en materia de impuestos, así
—y en lugar prominente— los sindicatos, estrecharon filas. como una discutida ley agraria, cuestión que no inte-
Tal anclaje en las franjas centrales del espectro político resaba mucho a los sectores empresarios. En compensa-
había sido y era una característica no decisiva de la coali- ción por esas medidas, se proponía un conjunto de polí-
ción populista argentina y constituyó, según se sostiene ticas favorable a los capitalistas locales, relacionado con
aquí, parte de su fuerza. Fue la tensión causada por esos las inversiones extranjeras, la protección industrial y -4o
cambios de frente, en especial el segundo, lo que provocó que suponía una novedad importante— la promoción de
el clima caótico de que se tiñeron las últimas etapas del
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las exportaciones industriales, incluso las destinadas a ma por el pueblo fue coloreada no tanto por lo que decía
los países del bloque soviético, dándole así, dadas las como por las circunstancias en las que se lo decía. Incluso
circunstancias, una sospechosa aureola izquierdista. enunciados secundarios e insignificantes originaron sospe-
Por añadidura, todas las políticas denotaban una acen- chas de toda índole: parecían confirmar los temores más
tuada tendencia hacia la intervención estatal. Ello se re- terribles. Los tiempos que corrían tornan bastante com-
flejaba particularmente en el comercio exterior, sobre prensible esa reacción; no olvidemos que en ese momento
todo en las exportaciones agrícolas, que habían de ser la organización "Montoneros" desempeñaba un papel di-
manejadas por empresas del Estado. También se lo advertía rectivo en la campaña.
en el sector bancario que, a consecuencia de su cen- El capítulo V está consagrado principalmente al análisis
tralización por una reforma financiera, convertiría a de los hechos económicos de ese lapso. Se lo puede divi-
los bancos en meros agentes del crédito que les asignara el dir en seis períodos, fácilmente caracterizable cada uno:
Banco Central. Circunstancia característica de la campaña
electoral, esas medidas fueron presentadas bajo una apa- junio-diciembre de 1973
riencia mucho más drástica que la que realmente poseían,
es decir, como nacionalización del comercio exterior y de Política económica inicial;
los depósitos bancarios. programa de estabilización,
pacto social y congelación de
Para satisfacer las exigencias de las bases partidarias se precios y salarios; medidas re-
exageró tanto en los aspectos más conflictivos, que el pre-
cio fue un desproporcionado antagonismo por parte de formistas.
la comunidad empresaria, superior al justificado por las Crecientes problemas con la
medidas y que dificultó más aun su cumplimiento. Tam- enero-agosto de 1974
congelación de precios y con-
bién se destacaba el papel del Estado en lo que se denomi-
nó el "pacto social", suerte de congelación general de pre- tradictorias políticas de ex-
cios y salarios; este punto llegó a ser, como lo veremos, pansión; dificultades en el
uno de los conjuntos de disposiciones que más intensa- sector externo.
mente se aplicaron.
septiembre de 1974- "Flexibilización" parcial de
El programa abundaba en objetivos irreales y en aspira- mayo de 1975 las políticas; introducción de
ciones utópicas. Pero en comparación con los programas la restricción financiera; crisis
de algunos partidos socialistas europeos era relativamente del sector externo.
moderado, aunque se pudiera disentir con sus propósitos.
Era más intervencionista, pero, a la vez, se definía más Reajuste drástico; conflicto
junio-julio de 1975
claramente en favor del sector empresario. Por sí mismo,
no justificó la reacción ni el entusiasmo con que se lo político; comienzo de una re-
recibió. De cualquier modo, la recepción del progra- cesión.
VERON-PERON. 197 3-1976 31
30 a algunas de las tensiones que contribuyeron, posterior-
mente, a la destrucción de todo el esquema. El éxito de la
agosto de 1975- etapa inicial, de junio" a diciembre de 1973, fue en alguna
enero de 1976
GUIDO DI TEL.LA
Enfoque gradualista.
reequilibrio de los precios
relativos, indexación parcial
de la economía; medidas
antirrecesivas y crisis de la
balanza di1 payos.
enero-marzo de 1976 Tentativa por "enfriar"' la
economía y los efectos de la
inminente revolución militar.
70
aumento de la participación extranjera en ese sector y
ma fue tradicionalmente liberal en su acento sobre el ca- la reducción del nivel de la protección efectiva
pital extranjero y en el papel que asignó a la empresa ofrecida a la actividad manufacturera, hecho
privada. La situación económica mejoró substancial-
mente: 1969 fue un año económico excelente en térmi- determinado por la reducción del nivel nominal de los
nos de producción, balanza de pagos e inflación,'y no aranceles aduaneros combinada hacia el final con el
malo en lo concerniente a salarios reales y distribución aumento de la sobre valuación de la tasa de cambio. Las
del ingreso. empresas más pequeñas y de mayor proporción de capital
nacional se resintieron ante la preferencia que el gobierno
La tasa de cambio fija, si bien contribuyó hacia el final a demostró por las firmas más grandes y modernas y en las
reducir el ritmo de la inflación, deprimió al sector que había mayor participación de capital extranjero.
agrícola y a los nuevos sectores industriales exportadores, Esto era consecuencia de la actitud del gobierno en
y redujo la protección efectiva neta en favor de la industria favor de la modernización de la economía y el aumento
a la vez que intensificó las importaciones. La del nivel general de eficiencia (Gerchunoff y Llach,
combinación de una tasa de cambio fija y una inflación 1975). La tentativa consumada por Krieger Vasena fue
fuerte, si bien declinante, tendió hacia el final a sobrevaluar
de nuevo la tasa de cambio, situación que se reflejó en el por cierto una de las principales que se efectuaron por
pobre desempeño del sector externo. Sin embargo, las modernizar la estructura económica del país. Reflejaba el
reservas crecieron gracias a substanciales préstamos recibidos punto de vista de que la Argentina estaba
del exterior, que compensaron la proporción, bastante "tres décadas atrás con respecto a otras naciones. Y la recuperación ■
pequeña, de inversiones directas. En el sector agrícola esta del tiempo perdido es lo que triplicará el esfuerzo [necesario en el
situación apenas si fue compensada mediante la reducción futuro]". (Clarín, 14 de noviembre de 1966).
de los gravámenes aplicados a sus exportaciones, a la vez
que los precios agrícolas caían hasta algunos de los niveles Aún está en discusión si el programa de Krieger Vase-
más bajos de la década. La situación fue agravada por la na podría haber continuado con pequeños reajustes si no
disminución del precio internacional de la carne. Esto rebajó hubiesen aparecido problemas políticos. Eran inevi-
los precios internos y dio origen a una crisis ganadera tables una devaluación del peso, un aumento del precio
sumamente seria, circunstancia que por fin volcó a todo el de la carne vacuna y una nueva etapa inflacionaria. Es
sector agropecuario contra el gobierno. A corto plazo, la probable que de cualquier modo se hubiesen producido
crisis ganadera y el bajo precio de la carne vacuna, tan los hechos de 1971-72, si bien no necesariamente en la
importante en la canasta de los consumidores, misma escala. Pero el argumento de que los problemas
contribuyeron al programa antiinflacionario, permitiendo políticos fueron consecuencia directa de la política eco-
mantener bajos los salarios nominales sin deprimir nómica de Krieger Vasena es insostenible, ya que la etapa
demasiado su nivel real. final sobrevaluatoria, si bien creó problemas a los sectores
Sobre la industria empezaron a cernirse algunos nuba- productivos, benefició a los sectores asalariados.
rrones. En parte los problemas fueron consecuencia del
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Las ilusiones políticas que los dirigentes sindicales ali- sin adquirir realmente un carácter revolucionario social.
mentaron al advenir el nuevo gobierno duraron poco. Lo También Perón se permitió en aquel tiempo una re-
sorprendente no es tanto que así sucediera, cuanto el tórica sumamente radicalizada, lo que no le impidió al
hecho de que se hubieran forjado ilusión alguna. Probable- mismo tiempo negociar si se le daba oportunidad; por
mente varios de ellos contaban con recrear una alianza ejemplo, en el caso del acuerdo con Frondizi. La desig-
entre los militares y los trabajadores, ilusión compartida nación política inicial hecha por Perón de John William
por muy distintos círculos desde Í955. En definitiva, los Cooke en la conducción del movimiento, posición que
gremios se encontraron frente a un gobierno que ofreció aquél conservó hasta 1969, fue un signo de esa actitud
de entrada políticas económicas menos apetecibles aun
que las anteriores y que empleaba las mismas técnicas izquierdizante. Es verdad que Cooke ostentaba en aquel
de negociación, o más duras aun. El único consuelo momento una actitud más moderada que la que fue adop-
residió en que no se efectuó intento alguno por hacer tando más tarde, sobre todo luego de la revolución cu-
a un lado a los líderes gremiales. Cualquier apoyo que bana. Las cartas cambiadas entre Perón y Cooke (publi-
los sindicatos pudieran haber dado al nuevo gobierno cadas én 1973) constituyen un documento fascinante de
durante sus fases iniciales pronto fue»retirado; a la vez las tentativas efectuadas por el segundo para imponer a
que en el seno del movimiento obrero surgieron algunas Perón una línea revolucionaria. Por su parte, Perón
disensiones sobre la medida en que debía intensificarse la siempre trató de mantener abiertas tantas opciones
oposición. distintas como le fuera posible, con el fin de atraer a
grupos de un espectro ideológico tan amplio como pu-
diera. Simultáneamente apoyó líneas no poco contradic-
La amenaza de la subversión torias entre sí, hecho que lo tornó susceptible de las
interpretaciones más dispares. Pero lo cierto fue que esta
estrategia le reportó considerables beneficios, aun a
expensas de proyectar una imagen borrosa de sí mismo.
Debemos volver ahora a la caida de Peron en septiembre En 1960 se registró una tímida tentativa por crear un
de 1955 y en particular, al golpe dentro del golpe que dos foco subversivo en Tucumán, episodio que en su momento
meses después abrio el camino a los grupos de pareció extraño y casi pintoresco. Pero por pequeños
linea dura encabezadas por el general Aramburu. Este Pasos, la subversión llegó a ser uno de los principales fac-
hecho creo entre los peronistas un resentimiento mas in tores nuevos, de consecuencias de largo alcance sobre el
tenso aun y los llevo naturalmente hacia una linea frente político y la estructura general de la sociedad. Re-
igualmente dura, adoptando actitudes por lo menos sulta difícil comprender cómo sobrevino este tipo de
retoricas mas extremas.El levantamiento peronista de violencia y cómo arraigó en sectores tan importantes de
1956 reprimido con dureza, puede ser identificado »a juventud. Constituyó una de las auténticas tragedias
como el punto de partida de la resistencia armada. Sin argentinas de los últimos tiempos. Este tipo de violencia
n
embargo, durante muchos años asumio mas bien o se conocía en el país, por lo menos desde el movi-
el carácter de lucha que libran algunos partidos
derrotados cuando se los persigue,
74 GUIDO DI TELLA 75
PERON-PERON, 197 3-1976
miento anarquista de las dos primeras décadas del siglo. ron ese salto, justificando la violencia y practicándola.
En el trasfondo estaban las continuas revoluciones, re-
presiones y transgresiones de la norma legal que habían Más significativos que esos casos extremos fueron los
tenido lugar, creando un clima en el que toda idea de mensajes y cartas pastorales de algunos de los prelados en
límites, reglas y tolerancia se había debilitado. Otro fac- posiciones influyentes y de mayor jerarquía. Sin perdonar
tor que contribuyó fue una actitud política general que la violencia, adoptaron frente a ella lo que hoy podría ser
prevaleció en América Latina a fines de la década de visto como una posición indulgente.
1960-70 y principios de la siguiente que penetró en la La Teología de la Liberación —un paso más adelante
mayoría de las instituciones, incluidas la Iglesia y las por el mismo camino— igualaba la injusticia a la violencia,
Fuerzas Armadas. Esa fue la época de Velasco Alvarado y lo que era más sorprendente, parecía justificar la
en Perú, Torres en Bolivia —ambos prominentes miem- contestación por medios violentos. La injusticia puede ser
bros de las fuerzas armadas de sus países— y Allende en peor que la violencia, pero es un problema de distinto
Chile. Sin embargo, es preciso distinguir entre una posi- orden.
ción de izquierda y una actitud subversiva y violenta. Los jóvenes atraídos por los movimientos subversivos,
Entre ambas hay una diferencia cualitativa, incluso provenían en su mayor parte de los sectores medio y alto
cuando a veces los objetivos últimos que se aducen de la clase media; habían nacido y vivido durante el im-
puedan no parecer muy distintos. Al juzgar los movimien- pacto de la modernización acelerada de la sociedad argen-
tos políticos se debe considerar que los medios son por lo tina en el curso de la década de 1960-70. Algunos de ellos
menos tan importantes como los fines; lo que la .gente provenían de familias que habían perdido posiciones de
usualmente experimenta son los medios, en tanto que la relativo prestigio o poder detentadas en el pasado. Mu-
mayoría de los fines quedan en los papeles. chos eran de extracción católica y habían estado asocia-
Otro factor específico que formó parte de la actitud dos a grupos nacionalistas y de derecha. Entre los de ma-
general izquierdista consistió en la línea progresista yor edad, algunos provenían de la. resistencia peronista,
adoptada por la Iglesia y anunciada por el movimiento desarrollada desde 1956 y activa con intermitencias.
del Tercer Mundo. La Conferencia Episcopal celebrada en Empero, la combinación de todas estas circunstancias
Medellín en 1969 representó un hito en esa evolución no es en modo alguno suficiente para explicar la extraor-
progresista que condenaba la opresión económica y polí- dinaria erupción de la subversión violenta, extraordinaria
tica y estimulaba la participación de los laicos en la refor- por su capacidad de penetración entre los jóvenes y por la
ma política. virulencia de sus actos. Después de todo, muchas de esas
No se alentó de manera específica el uso de medios vio- circunstancias prevalecían en otros países latinoamerica-
lentos, ni menos aun la subversión como tal, pero en el nos sin tener consecuencias similares. En Chile, por ejem-
particular contexto latinoamericano de la década de plo, la radicalización de grupos políticos fue mucho más
1960-70 y comienzos de la siguiente, no era difícil saltar intensa que en la Argentina, pero grupos subversivos
de una cosa a la otra. Algunos sacerdotes y laicos die- como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
desempeñaron escaso papel en el proceso.
76 PERON-PERON, 197 3-1976
77
GUIDO DITELLA
Los primeros disturbios graves se produjeron en 1969 Cámpora fue el primer comandante en jefe del Ejército—
en Córdoba; durante unos pocos días, las calles cordobe - y por el coronel Harguindeguy, su principal colaborador.
sas fueron teatro de violencias, actividad de francotirado- Poco después, el titular del Ministerio de Economía, a
res y destrucción física. Si bien existía en mucha gente un cuyas políticas se atribuyó vagamente la responsabilidad
fondo de resentimiento e insatisfacción, no hubo propor- de la mayoría de los problemas, fue sustituido por el doc -
ción entre esos sentimientos y la violencia que sobrevi - tor José María Dagnino Pastore. Este siguió la misma
no. Lo que ha quedado en claro es que no se trató del línea económica básica de su antecesor, pero, por lo
fenómeno espontáneo que muchas personas en esa opor - menos en la mentalidad pública, estaba menos asociado al
tunidad y algunos científicos políticos (Delich. 1974) grupo gobernante, y sobre todo menos ligado a intereses
creyeron que era. Fue una de las primeras vece» en que extranjeros.
las organizaciones subversivas tuvieron activo impacto El golpe final contra el gobierno de Onganía fue el
político sobre la sociedad argentina (Hodges, 1976). secuestro y asesinato del ex presidente Aramburu por la
Uno de los aspectos sorprendentes del "cordobazo", organización subversiva Montoneros, que debutó así en
consistió en la débil reacción del gobierno. El argumento
el escenario de la violencia sangrienta. La opinión pública
de que la represión militar fue diferida intencionalmente
entró en estado de conmoción. Algunos acusaron al go -
con el fin de crear una situación embarazosa para el
gobierno no está probado por ningún documento. En rea - bierno de manejar con indolencia la investigación; otros
lidad la vacilante reacción constituyó una prueba de que sostuvieron que el propio gobierno era cómplice de los
los militares no consideraban aún que debían desempeñar secuestradores:
un papel decisivo en la represión de levantamientos "el gobierno del general Onganía es responsable del secuestro
populares. Por otra parte todavía muchos reputaban de Aramburu; aun cuando no haya sido el autor material, lo ha
posible una alianza entre el ejército y el pueblo, lo que juzgado con una actitud complaciente" (Héctor Sandler). "Existen
puede haber influido sobre la paradójica actitud del algunos hechos que hacen difícil descartar la posibilidad de un
gobierno, que no obstante su imagen de dureza, adoptó plan siniestro" (grupo de Amigos de Aramburu, Análisis, 16 de ju-
una línea contemporizadora. El gobernador de la pro - nio de 1970).
vincia fue destituido y el flamante gobernador militar que
lo reemplazó declaró que a su juicio Aramburu, que había evolucionado hacia una actitud
más liberal, empezaba a surgir como posible reemplazante
"en vez de hablar de una actitud rebelde es mejor hablar de la de Onganía en caso de que los militares optaran por una
pujanza de un pueblo fuerte" (Comodoro R. Huerta, Análisis, 5 de política menos autoritaria con apoyo civil conserva dor, y
julio de 1969). ello constituyó la base de esas acusaciones, extra-
ordinariamente forzadas. Sin embargo, el mero hecho de
La misma línea fue seguida también por el jefe militar que fuesen formuladas es un signo del estado de con-
de la provincia, general Carcagno —que bajo el régimen de moción en que se encontraba la opinión pública. Este
I
78
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tipo de insinuaciones, acompañado por la exigencia de candidato de compromiso, el general Roberto Levingston,
una actitud fuerte, si bien vagamente definida, había carente de sustento en las filas castrenses, lo cual dio na-
sido frecuente en otros países donde la subversión ya ha- cimiento a una situación muy inestable. La sustitución de
bía asestado sus golpes; es una suerte de reacción irracio- Onganía por Levingston puso de manifiesto las amplias
nal ante un peligro nuevo y desconocido, pero que se divisiones que separaban a los militares y destruyó la
siente profundamente. A Onganía le quedó escaso apoyo. credibilidad en un régimen militar sólido y duradero.
No contaba con el favor de la mayoría de los grupos Correspondió a Levingston presidir la disolución del plan
conservadores liberales, molestos ante: de estabilización y la pérdida de apoyo extranjero para el
programa económico. En tanto que hasta 1968-69 el
"las notorias discrepancias imperantes entre quienes aspiran
a una salida democrática acorde con nuestra mejor tradición re-
gobierno había dado la impresión de desempeñarse satis-
publicana y quienes desean instaurar formas de gobierno extrañas factoriamente, alrededor de 1971 ya se disgregaba tanto
al pasado argentino" (La Nación, 7 de julio de 1968). en el frente político como en el económico.
El efecto económico más inmediato fue el deterioro
Los radicales, que compartían esos temores, y los pe- del potencial crediticio exterior, una de las bases del pro-
ronistas, que no los compartían, también se oponían a la grama de estabilización del período 1967-69. El nuevo
gestión de Onganía con firmeza, tal como los grupos titular de Economía, Aldo Ferrer, intentó una política
sindicales que al principio habían dado su asentimiento. "desarrollista" de sesgo nacionalista moderado pero evi-
El sector agropecuario se hallaba poco menos que suble- dente. Se impuso por ley a los organismos del Estado op-
vado, en tanto que las empresas más pequeñas y de tar en sus compras por productos de origen nacional. Se
propiedad principalmente argentina se sentían restringió el crédito local otorgado a las empresas de
antagonizadas por el programa de modernización del capital extranjero y se practicaron discriminaciones de
gobierno. Este sólo conservó el apoyo del sector acuerdo con la nacionalidad del capital. Al mismo tiempo
empresario más poderoso y con más injerencia
extranjera, importante desde el punto de vista económico, se consumó una tentativa por elevar el nivel de las inver-
pero insuficiente base de sostén político. siones estatales, que no fue financiada mediante un au-
mento de los impuestos, sino más bien por un aumento
del déficit gubernamental; el gobierno anterior lo había
reducido a un nivel sin precedentes (el 1,7 por ciento del
Crisis militar y economía desarrollista PBN en 1971) y cabía esperar un aumento moderado,
Finalmente, Onganía fue reemplazado por un movi- compatible con el nivel calculado de inflación futura. Se
miento que encabezó el comandante en jefe del Ejército, aumentó la meta de inversiones del Plan Nacional, como
general Alejandro Lanusse, quien se abstuvo sin embargo si representara un paso muy importante; en rigor no
de tomar el poder en sus propias manos. Se designó a un significó mucho más que una declaración de intenciones,
pues no se adoptaron medidas significativas en esa direc-
ción. Tales situaciones provocaron hondo resentimiento
GUIDO DI TELLA
"la violencia no ha sido condenada sino estimulada por Perón. "irreflexivamente estimulado este viaje que ha causado un es-
La embajada Argentina en Madrid y su titular han reclamado en tado de alarma e incertidumbre" (La Prensa, 28 de noviembre de
vano una categórica definición" (La Prensa, 22 de abril de 1972). 1972).
En tanto que otros, desde la posición opuesta, consi-
El gobierno se vio obligado a seguir la dinámica del
deraron que como consecuencia del viaje "un clima ge -
proceso que él mismo había desencadenado. Hacia fines
neral conciliatorio ha prevalecido" (Mayoría, 22 de no-
88 GUIDO DI TELLA PERON-PERON. 197^-1976 89
viembre de 1972). La relación entre Perón y los radicales "no ha perdido [...] las esperanzas de que haya un golpe militar
era excelente y dio origen a lo que después sería descripto capaz de interrumpir el camino hacia los comicios. Lo demuestra la
como un "flirt" y un "diálogo casi idílico" (Clarín, 18 de circunstancia de que Perón intenta amontonar obstáculos" (La
febrero de 1973). Nación, 14 de enero de 1973).
La principal decisión de Perón, adoptada inmediata-
mente después de retornar a España, muy poco antes de El gobierno sintió que se le forzaba la mano, pero ya
fin de año, consistió en la designación de Héctor Cámpora no podía hacer nada. El impulso electoral era extrema-
como candidato a la presidencia. Fue una resolución ex- damente fuerte y el desacuerdo entre los militares tam-
traña; se trataba de un viejo miembro, poco estimado, bién culminaba. Aun así,
del ala política del Partido, donde no contaba con sim-
patía de otros círculos y además era aborrecido por los "la decisión del gobierno revolucionario de no vetar en su momen-
militares, debido a sus nexos con la izquierda peronista. to la candidatura presidencial del Dr. Cámpora tomó por sorpresa a
Esa designación fue interpretada tanto por varios comen- un elevado número de dirigentes políticos, incluido Perón" (La
taristas políticos como por algunos dirigentes del Partido Nación, 5 de abril de 1973).
Justicialista como un signo de que Perón no deseaba
concurrir a las elecciones y prefería que los militares Cuando se empezó a pensar seriamente en la posibili-
proscribieran a su candidato. Ello hubiese demostrado dad de que el régimen militar se eclipsara y el peronismo
que no hacían juego limpio, lo que habría otorgado a retornara al poder, empezó, como era inevitable, la com-
Perón un amplísimo poder para negociar sin verse forzado petencia por posiciones dentro del movimiento peronista
a enfrentar algunas de las muy difíciles decisiones que le y alrededor de él. La CGE, entidad que agrupaba a los
hubiera planteado un retorno con la plenitud de sus pequeños empresarios, en otro tiempo bastante favorable
fueros. al peronismo, titubeó mucho en apoyarlo, pues no creía
Es probable que Perón haya considerado ambas ideas. que Perón se propusiera realmente intervenir en las elec-
Por un lado, seguía una estrategia electoral muy improba- ciones. Al principio se inclinó hacia los radicales y sólo
ble, forzando la situación de manera tal que si llegaba a ha- después de conocerse los resultados electorales se volcó
ber elecciones, éstas se efectuaran después de que los mili- francamente hacia el peronismo. El movimiento sindical
tares hubiesen cedido por completo. Alternativamente, si exigió para sí un papel preponderante, que Perón puso
se lo proscribía su posición moral se vería enaltecida y sumo cuidado* en no darle, puesto que a esa altura del
su poder de negociación mejorado. Algunos pensaron que proceso las expectativas de los sindicatos eran más
había optado por esta segunda estrategia y que ambiciosas que en la época de Vandor.
El conflicto entre Perón y los sindicatos no resultó sor-
prendente, pero sí lo fueron la intensidad de la lucha y
algunos de los procedimientos empleados. El extraordina-
rio énfasis puesto sobre los grupos juveniles y la forma
90 GUIDO DI TEI.LA PERON-PERON. 1973-1976 91
en que se los utilizó para mantener en jaque al poder sin- tas tradicionales, desbordados por la izquierda peronista.
dical fueron no poco insólitos. Perón habló sobro la También ejercieron cierta atracción sobre los círculos
intelectuales, donde esta nueva versión radicalizada del
"necesidad de cambiar a los dirigentes, reemplazándolos por
los jóvenes, los que han llegado hasta aquí finalizaron su ciclo y, peronismo se puso de moda.
en consecuencia, no es injusto relevarlos..." (citado por La Nación, Otros intelectuales, por más que simpatizaran con el
2 de abril de 1973). peronismo, no concordaron con esa línea:
Previamente las candidaturas del peronismo se habían "No podemos creer ni por un momento que el movimiento pe-
dividido en tres grupos: el político, el femenino y el ronista va a transformarse en una fuerza de la izquierda revolucio-
naria. Es de esperar que sea moderado y nacionalista, con una fuerte
gremial. En ese momento se los distribuyó entre cuatro
predisposición hacia el bienestar social y una más equitativa dis-
grupos, incorporando como una nueva rama a los grupos tribución de los bienes" (Di Tella, New York Times, 25 de abril de
juveniles y reduciendo así el rol del tradicional sector 1973).
gremial. La juventud había elaborado una versión muy Muchos integrantes de la rama más puramente política
romántica del peronismo, idealizando el pasado hasta un del peronismo tomaron posición junto a los jóvenes. Ha-
punto casi increíble, provocando una reacción escéptica bían perdido importancia desde 1955 viéndose obligados
incluso entre los antiguos militantes. Se oponían abierta-
mente a los sindicatos, por considerarlos intermediarios a buscar la tutela de los sindicatos, lo que en muchos
burocráticos que distorsionaban la "auténtica voluntad"" casos les había reportado experiencias humillantes. Aun-
de las bases. Anhelaban una comunicación espontánea que por razones muy distintas, encontraron en la ju-
entre el pueblo y el líder e incluso rechazaban la idea de ventud peronista a un grupo que compartía sus senti-
un "partido" en favor de la vaga noción de un "movi- mientos antisindicales. La coalición Cámpora-Abal Medi-
miento" en que no hubiese burocracia, ni afiliación, ni na, el segundo secretario general del Partido y miembro
elecciones, y en el que los dirigentes surgieran por del movimiento juvenil representaba muy bien esa alianza
consenso espontáneo. Esperaban antisindical. Desde el principio fue dominada por los
elementos juveniles, capaces de desarrollar una organiza-
"trasladar las instancias de decisión política de los cuerpos buro- ción que el débil sector político no poseía, excepto en
cráticos del Estado hacia las bases populares" (Juventud Peronista, algunas provincias donde la izquierda no disfrutaba de
citado en La Opinión, 22 de abril de 1973). fuerza alguna. La alianza Cámpora-Abal Medina otorgó a
la Juventud Peronista y a los elementos extremistas un
A esos matices anarquistas se sumaba, en algunos gru margen de poder mucho más amplio que el contemplado
pos, una despiadada aprobación de los métodos violentos. por el propio Perón. Si bien no existen pruebas acerca de
Esos grupos adquirieron importancia en las universidades, la medida en que esos elementos se excedieron con
donde compitieron con éxito con los grupos antiperonis respecto a las intenciones de Perón, por cierto acentuaron
las tendencias izquierdistas dentro del movimiento más
92 GUIDO DI TELLA
allá de lo que una alianza multiclasista de ese tipo podía
soportar. La campaña por el retorno de Perón y en mayor
medida la campaña electoral, fueron dominadas por la
nueva alianza. El grado de control obtenido por los ultras
y sus contactos con la subversión fueron más amplios que
lo que la mayoría del público llegó a percibir en el mo-
mento. III LAS
Los militares fueron adelante con el llamado a eleccio-
nes y cumplieron a regañadientes la palabra empeñada PRESIDENCIAS PERONISTAS
a pesar de las frustraciones y los peligros que para ellos
significaban.
La elección de Héctor Cámpora
Pocos meses antes de fines de 1972 el retorno de Perón
ora inconcebible. Sin embargo, una serie de medidas supri-
mió casi todas las restricciones y permitió comicios limpios
e increíblemente libres dados los riesgos que suponía para
quienes los convocaron. Las elecciones fueron ganadas
por la coalición justicialista, que alcanzó el 50 por ciento
de los votos. El resultado no fue sorprendente, pero
excedió lo que el gobierno e incluso los jefes de la coa-
lición habían esperado, sobre todo si se considera que
la candidatura de Perón había sido prohibida y la de
su sustituto era muy débil. Prevaleció la impresión de
que para el peronismo, cualquiera hubiesen sido sus can-
didatos y su conducta, los resultados hubieran sido
siempre excelentes, hecho que disminuyó el peso de los
moderados en el Frente. En nueve de los veinticuatro dis-
tritos electorales, sus candidatos sobrepasaron el 5Q por
ciento, lo que evitó la realización de una segunda vuelta
(cuadro 3.1). Donde ésta se hizo fue ganada en todos los
distritos salvo dos. En éstos los candidatos oficiales de-
signados por el grupo de Cámpora se enfrentaron con los
caudillos peronistas locales y perdieron en beneficio de'
T
PERON-PERON. 1973-1976 95
Í-8Í facciones escindidas del peronismo patrocinadas por di-
r _. —. I 00
chos caudillos.
Todo ello permitió comprobar que el caudal electoral
peronista se hallaba compuesto de nuevo por dos grupos
s ~? muy disímiles entre sí (Mora y Smith, 1980). En los
centros urbanizados prevalecía el electorado obrero,
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carente de jefatura personalizada; allí la columna verte -
Sí bral era la organización sindical. Por otro lado, en las
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provincias menos urbanizadas los sindicatos no tenían
tanto peso; prevalecía en cambio la jefatura personalizada
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del caudillo local, posibilitando hasta cierto punto un
N H ¿"o O* «i->" fs" manejo del electorado no del todo distinto del que
practicaban los caudillos conservadores en el pasado. Tal
dicotomía reflejaba el desarrollo inicial del peronismo,
basado en la absorción, entre otros grupos, del electorado
I |B¡¡ socialista urbano y el electorado conservador rural.
Lililí Las elecciones fueron celebradas como un gran paso
hacia el logro de una solución política. Las dudas que
existían sobre la disposición de los militares a entregar el
=■11
gobierno se disiparon, pues se había llegado demasiado
lejos poniendo en marcha un proceso que ya no podía
revertirse. La actitud general era de reconciliación nacio -
nal. En la víspera de la transmisión del mando, el coman -
dante en jefe de la Fuerza Aérea habló con ese espíritu
acerca de
a i. l
96 PERON-PERON. 197 3-1976 97
GUIDO DI TELLA
gunda [...] no estoy sosteniendo que ellas deben aislarse en el pro- der— controla perfectamente el aparato del Estado y ninguna ame-
fesionalismo del no compromiso, por el contrario, pienso que, jun- naza visible parece cernirse sobre ningún centro vital.
tamente con el ejercicio de su misión profesional, deben también "Por el contrario, son precisamente tales ocupaciones, las que
colaborar en la constante tarea de definir dichos objetivos (los de pueden proporcionar un clima de caos, vacío de poder, y provocar
su pueblo) y colaborar en su obtención". graves enfrentamientos" (La Opinión, 15 de junio de 1973).
Se prometían la reconciliación y un nuevo compromi- Sin embargo, la actitud que prevaleció fue la de que
so, pero también se exigía claramente una suerte de parti- por fin se había hallado una solución política que era
cipación. Por fin se sintió que, despejados los peligros, era digna de ser probada. La mayoría de los sectores par-
posible intentar un período de vida política normal. La ticiparon de la tendencia general hacia la izquierda, o
movilización en masa que acompañó al proceso electoral por lo menos hacia una comprensión amplia de sus aspi-
trasladó todo el espectro de la opinión, dentro y fuera del raciones. Se designó un nuevo comandante en jefe del
Partido Justicialista, hacia la izquierda, creando un clima Ejército. Los grupos más decididos querían pasar por en-
de entusiasmo. Fue como una súbita explosión de deman- cima de todos los generales y nombrar a un coronel,
das sofocadas. Se propusieron toda suerte de proyectos; presumiblemente adicto al nuevo gobierno, lo que
surgió la idea general de que, una vez en el poder las fuer- hubiera significado el retiro prematuro de toda la plana
zas populares, todo sería posible y todos los obstáculos mayor. Empero, se siguió aproximadamente el orden de
se superarían. Se propagó una actitud que por momentos precedencia militar y la designación cayó sobre el general
era festiva, inconsciente, irresponsable, o directamente Carcagno, miembro destacado del grupo "azul", de caba-
provocativa. En el día de la transmisión del mando las llería, que controlaba el Ejército desde la revuelta de
ceremonias tradicionales se entremezclaron con estallidos 1962. Desde el principio resultó claro que el nuevo co-
de entusiasmo popular, las tropas fueron públicamente mandante en jefe se empeñaba en zanjar las diferencias
vilipendiadas y los edificios públicos ocupados por miem- entre el Ejército y las nuevas corrientes políticas. En la
bros de la Juventud Peronista, en el entendimiento de Conferencia Militar Interamericana de Caracas declaró
que las nuevas autoridades de las reparticiones oficiales que:
serían elegidas por voto popular. Aunque esta idea nunca
se materializó, contribuyó a dar la impresión de que el "El ejército de mi país se presenta hoy, [...] reconociendo co-
proceso escapaba de todo control provocando un intenso mo principios básicos inalienables el de la no intervención, el de la
autodeterminación de los pueblos y el del escrupuloso respeto a
malestar. Tal como se indicó en ese momento:
las individualidades de cada país en un. contexto en el que carecen
de sentido las diferencias ideológicas.
"La ola de ocupaciones que se generalizó en reparticiones pú- "0 nos renovamos y comprendemos nuestras misiones tal como
blicas, empresas del Estado, hospitales y medios de difusión, resul- las circunstancias lo imponen en nuestros países, o quedamos a la
ta tan confusa como inaceptable: es difícil asumir el sentido de zaga condenando a nuestros pueblos a ser víctimas de las agresio -
tales actos, cuando el gobierno —que los ocupantes dicen defen- nes que los están vulnerando y apartando de su destino.
98 PERON-PERON. 197 3-1976 99
GUIDO DI TELLA
"Nuestros pueblos están suficientemente maduros y han alcan- donde se nutría la violencia y de que más importante que
zado un nivel de politización que los hace suspicaces y los faculta tratar de barrer con las consecuencias de la injusticia era
para rechazar todo impulso que comprometa su libertad o aleje atacar sus raíces mismas. Si esto no se hiciera se
de sus conveniencias y los sume a la confusión. No necesitan ni
aceptan que se les indique lo que deben pensar. "impedirá una revolución en paz, agudizando las manifestacio-
"La imagen de los ejércitos como guardias pretorianos de un nes —clandestinas y no clandestinas— de odio y violencia que están
orden político, económico y social injusto es en extremo perni - acompañando la transformación del país" (Arzobispo de Santa Fe,
ciosa para la salud de los pueblos, para el logro de sus aspiraciones,
para la conformación del ser nacional y para su proyección con-
La Nación, 3 de enero de 1974).
tinental" (La Opinión, 6 de septiembre de 1973). Pero si bien la línea general era claramente progresista,
la Iglesia no simpatizaba en especial con el nuevo
Resulta claro que, a juicio del Ejército, la subversión gobierno. Su relación era mucho más distante que lo que
había echado raíces como consecuencia de la falta de
legitimidad de los gobiernos anteriores y de la existencia había sido en 1946. Lo que adquirió importancia, y dio
de injusticias sociales y económicas: tono a todo el proceso, fue la activa participación de
jóvenes de educación católica en los grupos juveniles
"Al identificar subversión como respuesta a un orden social de extrema izquierda e incluso en la organización Monto-
injusto, las Fuerzas Armadas [...] advierten que la erradicación neros.
por la fuerza de este tipo de subversión se torna imposible, y del Muchos intelectuales adoptaban una línea progresista
empleo del poder militar contra ella, se deriva un distanciamiento similar. La explosión de la actividad política, las princi-
cada vez mayor entre el pueblo y el Ejército que forma parte de pales tendencias del gobierno y el nivel de violencia que
ese pueblo" (La Opinión, 6 de julio de 1973). preponderaba eran considerados como un fenómeno his-
El Ejército lanzó el llamado Operativo Dorrego, en el tórico inevitable, consecuencia del proceso de moderni-
curso del cual los conscriptos cooperaron con la Juventud zación, de la evolución de las diferencias de ingresos, de
Peronista y miembros de la organización Montoneros en la lucha de clases o dentro mismo de las clases, de la mo-
programas de acción civil. Tal plan fue saludado como vilización social, de la decreciente movilidad social y de
una expresión del las aspiraciones frustradas.
Si bien al principio algunas de esas explicaciones eran
"punto de comprensión a que se ha llegado [...] en todas las ca- bastante válidas, se había llegado a un punto en que la
pas de la sociedad argentina en las que hay predisposición para mayor parte de la violencia era obra de grupos que habían
emprender tareas comunes por encima de las diversas ubicaciones llegado a constituirse en factores autónomos en el escena-
sociales, políticas y filosóficas" (Clarín, 8 de octubre de 1973). rio político argentino y cuya acción exigía interpretacio-
También la Iglesia fue impregnada por el mismo espí-
nes más específicas y menos amplias. Aun así, no eran
ritu, adoptando la actitud de que la injusticia era el terreno muchos los que advertían la profunda penetración ni
ala importancia alcanzadas por las organizaciones subver-
100 GUIDO DI TELLA PERON-PERON. 197 3-1976
sivas, ni el hecho de que lo que estaba en curso era un Con el apoyo de los radicales, la decisión fue votada
enfrentamiento frontal con ellas. La liberación de prisio- por el Congreso, reunido especialmente para ese fin. No
neros políticos inculpados por actos de violencia, secues- se practicó discriminación ni distinción alguna, y proba-
tros y asesinatos fue uno de los primeros problemas cru- blemente hubiera sido difícil hacerla. Pero esta medida
ciales. En un programa de cinco puntos, firmado por casi iba a tener graves consecuencias. Por lo menos, algunas
todos los generales, los militares habían advertido (25 de fuentes militares estiman que ese episodio constituyó
enero de 1973) que no iban a aceptar un importante retroceso en la lucha contra la subversión,
pues muchos de sus jefes pasados y futuros fueron libe-
"la aplicación de amnistías indiscriminadas para quienes se en - rados aquel día. Tal preocupación fue compartida por
cuentren bajo proceso o condenados por la comisión de delitos muchos círculos; muchos dudaron, con razón, de que
vinculados con la subversión y el terrorismo". dicha medida condujera a la pacificación del país. De
cualquier manera, se pensó que por lo menos la organi-
Empero la subversión había tenido un papel decisivo zación Montoneros condenaría los actos de violencia y
en el retiro de los militares y en la convocatoria a eleccio- que el ERP, al verse aislado, haría otro tanto. En rigor,
nes y contaba con simpatizantes en altas posiciones del sucedió que los Montoneros, apartándose del Ejército
gobierno. Tan importante como este hecho era el espíritu Revolucionario del Pueblo (ERP), declararon una suspen-
de reconciliación nacional y la convicción, compartida sión temporaria de sus actividades subversivas, pero no
por muchos, de que la amnistía sería depusieron sus armas y dieron a entender que su futura
conducta dependería del cumplimiento de un programa
"el punto de partida para el desmonte de un mecanismo conflic-
tivo, un cimiento indispensable para la edificación de la paz inte -
revolucionario. Su actitud, en verdad, no era nada clara.
rior" (Clarín, 12 de mayo de 1973). Por un lado las desordenadas ocupaciones iniciales de
fábricas, los muchos secuestros de ejecutivos, así como
El día mismo de la transmisión del mando los grupos los ataques lanzados por el ERP contra objetivos militares
de izquierda efectuaron una amenazante manifestación no fueron condenados por los Montoneros. Por otro lado
ante la cárcel de Villa Devoto, lo que provocó una pre- formularon declaraciones en el sentido de que:
sión irresistible. Es probable que el gobierno hubiera
"Nuestra estrategia sigue siendo la guerra integral, es decir la
llevado adelante de cualquier manera la amnistía, pero que se hace en todas partes [...] y por todos los medios con la parti-
cipación de todo el pueblo en la lucha y utilizando los más varia
"en una situación extremadamente riesgosa anticipó su decisión dos métodos de acción, desde la resistencia civil, pasando por las
de indultar a los prisioneros, tratando de evitar males mayores" movilizaciones, hasta el uso de las armas" (Fuerzas Armadas Revo-
(Clarín, 27 de mayo de 1973). lucionarías-Montoneros, 9 de junio de 1973).
GUIDO DI TELLA PERON-PERON, 1973-1976
nadores de las provincias de Buenos Aires,
Córdoba y Mendoza respectivamente, tenían
tendencia alguna hacia la izquierda, y otro tanto
102
103
Más francamente, si bien algo después, el jefe de los
Montoneros, Mario Firmenich, interrogado acerca de si se puede decirse de Jorge Taiana, ministro de Educación. En
proponían abandonar la fuerza, contestó: rigor eran, dentro del Partido, miembros de aquellos
grupos de clase relativamente alta, conectados sobre todo
"De ningún modo, ya que el poder político viene de la boca del con la burguesía. Algunos provenían de familias que
fusil. Si llegamos a este punto, es porque teníamos fusiles y los usa-
mos. Si los abandonamos, sufriremos un retroceso en nuestra posi- habían perdido posiciones de poder y riqueza dentro de
ción política. En la guerra hay momentos de enfrentamientos como sus grupos. Presentaban antecedentes políticos
los que pasamos, y hay momentos de tregua, en donde se prepara para conservadores y su conversión hacia la izquierda había
la próxima confrontación" (El Descamisado, 11 de septiembre de sido bastante reciente. El caso de Rodolfo Puiggrós,
1973). designado para el conflictivo cargo de rector de la Univer-
sidad de Buenos Aires y cuyos antecedentes eran defini-
Mal puede extrañar que muy pronto haya surgido la damente izquierdistas, fue la excepción, y constituyó parte
impresión de que la solución política del problema de de una solución política que se consideró necesaria
la subversión, incluso en el caso de los Montoneros, que para evitar la tradicional oposición ofrecida al peronismo
había suscitado mayores esperanzas, fracasaba. La reac- por el sector universitario. Por otro lado, aquellas funcio-
ción más comúnmente expresada ante tal circunstancia nes gubernamentales relativas a la economía fueron con-
fue la de que: fiadas a miembros de la CGE, representante de las em-
presas pequeñas. De ningún modo se podría describir
"El advenimiento de las autoridades constitucionales y la san- su programa como izquierdista, pues era tibiamente na-
ción de la ley de amnistía no parece haber contenido, sino, por el cionalista y distribucionista. No se trataba de un progra-
contrario, impulsado el recrudecimiento de la violencia" (La Pren- ma socialista, pues no contemplaba un aumento del sec-
sa, 3 de junio de 1973). tor de propiedad pública, pero, por otra parte, era noto-
riamente intervencionista, porque se basaba en la acción
Esta decepción revela con claridad qué suerte de espe-
ranzas habían existido. estatal y demostraba en general una fuerte descon -
El gobierno de Cámpora, como consecuencia de su fianza respecto de los mecanismos del mercado.
corta permanencia en el poder, tomó pocas medidas. Uno de los elementos esenciales de este plan fue el
Entre las más importantes se contaron las designaciones llamado "pacto social". Constituía un aspecto central
de muchos funcionarios de inclinación izquierdista. de la ideología peronista. En suma, el "pacto" suponía
En algunos casos, esto no fue tan notorio dado sus cono- un acuerdo sobre la manera de distribuir el ingreso na-
cidos antecedentes de derecha. Probablemente, en aquel cional entre los trabajadores, representados por los sindi-
momento, pocos pensaron que personas como Raúl catos, y los sectores empresarios. Esta idea tiene algunas
Bidegain, Ricardo Obregón Cano y Martínez Baca, connotaciones corporativistas, particularmente por la
gober- necesidad de imponer a cada sector una representación
104 PERON-PERON, 1973-1976 105
GUIDO DI TELLA
única. Más importante era, desde el ángulo peronista, el "El pacto social parece lo bastante razonable como para encon-
concepto de que las distintas clases sociales o, por lo me- trar la adhesión de las entidades empresarias [...] que podrían hallar
nos, un sector significativo de ellas, podían convenir una en sus lineamientos por lo menos un modo de convivencia dentro
solución armoniosa. El estímulo gubernamental era visto de la tregua".
como una función esencial del Estado, y si éste se hallaba
en manos de una coalición dotada de las características Por otro lado, los sectores tibiamente reformistas esti-
del Justicialismo el éxito era considerado como posible. maban que:
El pacto (que analizaremos con mayor detalle en los
capítulos IV y V) exigió no poca presión por parte del go- "Es probable que muchos se sientan desilusionados ya que el
bierno. Para obtener el apoyo de los sindicatos, el propio aumento salarial menor que lo esperado, seguido del aumento de
Perón necesitó la lealtad incondicional del secretario ge- las tarifas y de las cargas impositivas, y acompañado de la suspen-
neral de la CGT, José Rucci. Los sindicatos estaban muy sión de las paritarias trae reminiscencias demasiado desagradables".
preocupados no sólo por las consecuencias económicas
(que no resultaron negativas), sino también por la sus- Si bien admitían que otros aspectos del pacto signifi -
pensión de las negociaciones colectivas, que constituían caban
una de sus actividades más importantes. El secretario ge-
neral de la CGT influyó mucho para que se llegara a una "un cambio en la estructura del poder económico y constituyen
solución, circunstancia acaso conectada con su asesinato, un importante paso hacia la revolución pacífica anunciada por el
a manos de las organizaciones subversivas, en septiembre presidente Campara..." {La Opinión, 12 de diciembre de 1973).
del mismo año. Dentro del Frente, el programa económi-
co fue interpretado, en definitiva, como una concesión a Esta actitud ambivalente pudo advertirse también en
sus sectores de las clases media y empresarial. Las críti- las actitudes del Partido Comunista y los Montoneros. El
cas proferidas desde la derecha se centraban principal- primero declaró que
mente en torno de su índole intervencionista, en la obli-
gatoriedad de la congelación de precios y en el hecho "la burguesía adopta algunas decisiones positivas y antimono-
implícito, de que pasaba por alto el mercado. Pero como polistas, pero impone la carga principal de los sacrificios sobre las
el sector empresarial había esperado del gobierno de espaldas de la clase obrera"(30 de junio de 1973).
Cámpora soluciones drásticas, y había padecido las con-
secuencias de un proceso inflacionario que había supera- Mientras que Montoneros, por boca de
do el 100 por ciento anual durante los últimos meses del
"Mario Firmenich [...] declaró que estaban contra el pacto social en
gobierno anterior, reaccionó en forma bastante positiva. los términos en que viene siendo concebido, pero no en contra de
La Nación, en su edición del 10 de junio de 1973 una alianza de clases" (La Nación, 9 de septiembre de 1973).
afirmaba que:
106 GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976 107
El ERP vaciló menos y condenó el pacto en términos
inequívocos. Sin embargo, la atención no se centraba tan- to, que había tenido muy poca influencia en el pasado y,
to en el frente económico como en el político, donde sur- según se demostró después, contaba con apoyo electoral
gía un grave enfrentamiento de los grupos opuestos entre bastante escaso. La fricción natural entre un líder perso-
sí dentro del movimiento peronista. Este conflicto se ma- nalista, como Perón, y un presidente peronista fue inten-
nifestó trágicamente en ocasión del segundo y definitivo sificada por la nueva orientación política adoptada por
retorno de Perón al país, el 20 de junio. En la inmensa Cámpora. Se tornó así inevitable el conflicto con la cir-
multitud congregada para recibirlo, estalló un feroz cunstancial coalición formada por la pequeña empresa,
tiroteo entre grupos de Montoneros y del ERP por un los sindicatos y el ala derecha que dominaba el círculo ín-
lado y elementos de choque de López Rega por otro. Se- timo de Perón. Se trataba de una alianza típicamente
gún lo consignó la prensa partidaria, Perón se encontró peronista, la misma que había caracterizado a su primer
gobierno, colocando a los grupos juveniles universitarios
"con la discordia de sus partidarios. Con todo, ya ocurrido lo en su tradicional papel opositor. Perón endosó los esfuer-
que se temía, debemos confesar que la violencia era algo hasta cierto zos de esta coalición y, el 12 de julio de 1973, impuso la
punto previsible. Esta gente vivió demasiados años en la clandes- renuncia de Cámpora.
tinidad y se acostumbró a vivir en el clima de peligro, demasiado
cerca de la muerte propia y de la ajena. [...] Los héroes de la guerra
a menudo se convierten en los pandilleros de la paz" (Mayoría, 21 La caída de Cámpora y la nueva
de junio de 1973). convocatoria a elecciones
Era la primera vez que aparecían los grupos de acción La presidencia fue confiada a Raúl Lastiri, presidente
del ala derecha, precursores de la organización llamada de la Cámara de Diputados y miembro del grupo de dere-
"Triple A", formada para combatir a los grupos subversi- cha, liderado por López Rega para lo cual se dejó de lado
vos mediante métodos ilegales. Si bien no está en claro mediante un artificio legal, la precedencia constitucional
qué grupo desencadenó la agresión, en general se conside- que tenía el presidente del Senado, por considerarlo ideo-
ra que la principal responsabilidad recae sobre los de de- lógicamente sospechoso. Que fueran pocas las voces que
recha. De cualquier modo, el hecho de que ambos bandos se alzaron para cuestionar la legitimidad del procedimiento
estuviesen armados hasta los dientes constituye la mejor —aunque parezca extraño La Prensa fue una de ellas— es
indicación de cuan precaria era la tregua concertada. Lo una clara indicación de la manera en que se recibía el
cierto fue que a partir de allí los Montoneros reanudaron distanciamiento de toda persona sospechosa de conexio-
sus acciones violentas. nes con el régimen de Cámpora.
La experiencia de Cámpora estaba condenada desde el De acuerdo con la Constitución, se programaron para
principio mismo, puesto que sólo representaba las opinio- septiembre de ese año nuevas elecciones, en las que Pe-
nes e intereses de una porción minoritaria del movimien- rón finalmente podía ser candidato. La decisión crucial
fue la designación por parte de Perón de su esposa Isa-
108
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976
109
bel como candidata a la vicepresidencia. Se habían con- "La posibilidad de una efectiva presidencia de Isabel Perón en
templado varias alternativas distintas, incluso la de elegir caso de sucesión es vista hoy con escepticismo por todos los sec-
para ese cargo al jefe de la oposición y de la UCR, Ricar- tores" (La Opinión, 10 de agosto de 1973).
do Balbín. Aunque ni siquiera se llegó a la etapa de las
negociaciones, el simple hecho de que se la tuviese en Aunque se sabía que Isabel estaba en buenos términos
cuenta es un indicio de la imagen conciliatoria que con López Rega, su designación pareció no favorecer a
proyectaba Perón, muy distinta de la que había pro- ningún grupo dentro del Frente. Nada menos verdadero
yectado en sus dos primeras presidencias. que esa apariencia de neutralidad. En rigor ella estaba pro-
Desde su retorno, Perón había procurado presentarse fundamente comprometida con el ala derecha, hecho que
como un viejo estadista que se hallaba por encima de los había de reflejarse de manera esencial en los posteriores
pequeños problemas; hablaba de reconciliación nacional conflictos de su presidencia. En esta ocasión, a diferen-
y presionaba sobre sus partidarios para que cedieran a las cia de la anterior los resultados electorales estaban pre-
demandas de sus aliados políticos. Pero el nombramiento vistos.
de Isabel, si bien no totalmente inesperado, dio la impre-
sión de que retornaba a algunas de las. prácticas muy per- "En ese momento la elección de marzo decidía [...] el rumbo de
sonalistas y arbitrarias que tanto le habían costado antes la Nación y el gobierno militar contrariaba sin ocultamientos a los
en términos de respetabilidad y aceptación pública. Den- candidatos justicialistas [...]; los ciudadanos, por su parte, se
tro del clima político general favorable, se procuró inter- sentían llamados a dirimir el pleito político que se les presentaba.
pretar esta designación como un esfuerzo por evitar una Hoy, en cambio, la situación política aparece previamente aclarada.
confrontación interna en el peronismo, o, bajo una luz Todo está, en cierto modo, decidido. Y la gente siente que se la
menos favorable, se la vio como la característica inevita- llama solamente a confirmar [...] una solución alcanzada en el nivel
ble de un dirigente carismático que no puede soportar de los dirigentes" (Mariano Grondona, La Opinión, 20 de sep-
tiembre de 1973).
competencia alguna.
Perón obtuvo el 65,1 por ciento de los votos, lo cual
"El sentido obvio e inmediato de la candidatura de la señora de
Perón es la necesidad de asegurar la unidad justicialista. Profunda- excedió por mucho los resultados alcanzados antes por el
mente dividido entre moderados y radicalizados, [...]el peronismo Frente (Cuadro 3.2). Esta vez, la cifra del 50 por ciento
habría absorbido difícilmente cualquier candidatura sectorial. [...] fue superada en todos los distritos electorales; con la
Designar una figura políticamente idéntica a la figura de Perón en excepción de la ciudad de Buenos Aires. Por Perón podía
la vicepresidencia tiene, además, un sentido más profundo que el votarse mediante las boletas del Frente Justicialista de
de soslayar la división partidaria. El sentido de afirmar antes que Liberación (FREJULI) o las del Frente de Izquierda
nada el rol insustituible de Perón dramatizando el vacío sucesorio Popular (FIP), disidente y de obvia filiación izquierdista.
que lo rodea. Ambos presentaron a Perón como candidato a la presi-
dencia, pero en tanto que el FREJULI apoyaba a Isabel
para la vicepresidencia, el FIP presentaba la candidatura
I
PERON.-PERON, 197 3-1976 111
n r-
de Abelardo Ramos, conocido dirigente de izquierda.
Estos recibieron respectivamente el 59 y el 8 por
r —' ' —" o' O' —* O —T ciento de los votos, en total un 17 por ciento más que en
Isl las elecciones de marzo (Cantón y Jorrat, 1980). Si
? bien hubo como de costumbre, algunas protestas, por
parte de La Prensa, la campaña electoral fue
saludada como
■ O — • r- r— (N i/)(NfS * \O ■<■ O —t
"la campaña más civilizada de que se tenga memoria. Fue una elec-
(Ni/)<NM^0M/)0<^f>O(N^
r- I—
vn y—i ción en medio de la convivencia y no, como otras veces, el
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rg --. — i^ , ÍN anticipo de la confrontación. La violencia queda, si no eliminada,
ilegitimada, moralmente anonadada frente a la vasta convergencia
de voluntades que se manifiesta no sólo en la impresionante
_- "S"1 ^ _' r^' —r « mayoría del vencedor sino también en la evidente cordialidad que
1 ^4 -M (^1 fS
preside la relación peronista-radical" (M. Grondona, La Opinión,
25 de septiembre de 1973).
Oí . O v-) O*. — r- O \O •—' t -t,
O i/i ON ro —
Om Perón presidente
^am r***- i^i ^^ r^i í*O ^^ c^ ^^t ^^i T*— \.^i ^^ O*í ^~^ ^C 00 ^^J f^~ ^^i '~^¡ ^^1 OO OO
120
PERON-PERON, 1973-1976
acto de confianza intrínseca en las propuestas de un gobierno
practicante de una política de concordia nacional [...] este
peronismo es diferente del de 1946" (La Nación, 5 de mayo de A partir de ese momento los políticos y los militares
1974). contemplaron tanto la posibilidad de un gobierno viable
encabezado por Isabel Perón como la de una nueva inter -
Sin embargo, la figura del líder había salido algo dete- vención de las Fuerzas Armadas.
riorada de ese primer rechazo público, y para el 12 de Muerte de Perón y ascenso de Isabel al poder
junio se organizó otra manifestación; esta vez básicamente
a cargo de los sindicatos, quienes trataron de demostrar La muerte de Perón, el I o de julio de 1974, al cabo de
así que su capacidad de movilización no era inferior, una corta enfermedad, representó un shock para una si -
según algunos consideraban, a la de la Juventud. La mani - tuación política ya delicada. Perón había seguido un
festación, la última a la que Perón pudo asistir, obtuvo curso predecible, por más que no fuera de la preferencia
considerable éxito, a juzgar por la concurrencia que de muchos sectores, y su muerte sólo habría de intensifi -
alcanzó. Dio a Perón oportunidad para reiterar su llama- car la incertidumbre del futuro. Los discursos y comenta -
miento al orden, elogiando a la oposición y criticando rios hechos en ese momento, desde los más diversos sec-
ásperamente por su falta de disciplina a sus propios tores fueron sorprendentemente laudatorios.
partidarios, a algunos de los cuales acusó de Representantes de las principales instituciones, las Fuer-
zas Armadas, la Iglesia y los partidos políticos compitie-
"no hacer nada para asegurar la paz, transformándose en compañe- ron en el elogio. El comandante en jefe del Ejército, gene -
ros de ruta de la desorganización". ral Anaya, declaró en su oración fúnebre:
Inmediatamente después, Perón cayó enfermo de gra- "La nación llora la muerte de quien había sabido resumir en sí
vedad. Ello dio origen a rumores de toda especie, que no la voluntad de un pueblo.
excluían el posible retorno de los militares a la Casa Ro- "Dedicó más de medio siglo de vida a servir a la Patria a la que
sada. La actitud que prevaleció fue un espíritu de tanto amó. Tuvo dos grandes pasiones: el Ejército y su pueblo. Nos
deja revistando en servicio activo, ostentando la más alta jerarquía
"solidaridad que no tiene sólo entidad moral, sino también polí- militar y brindándose hasta su último aliento por la felicidad de su
tica. Un país que durante décadas tuvo que soportar antinomias y pueblo. El Ejército Argentino viste hoy el negro crespón de la
enfrentamientos desgarrantes pudo exhibir una sólida cohesión. muerte. Pero no se siente solo porque se une también el inmenso
"En un momento de prueba se comprendió, sin excepciones, dolor de la Nación ante la desaparición de su conductor. En las
que la unidad nacional debe anteponerse a toda ideología y a todo palabras que acabo de expresar, está incluida, por expreso pedido
interés" (Clarín, 30 de junio de 1974). de los señores comandantes generales de la Armada y de la Fuerza
Aérea, la emocionada despedida de sus camaradas de armas a quien
fuera el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y presidente
de la Nación.
122 GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976 123
"Las armas de la Patria permanecerán en constante vigilia, velan- relación nueva, inesperada. Los grandes muertos dejan siempre el
do dentro de la más absoluta legalidad, el trabajo de la ciudadanía mensaje: salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos."
toda, para llegar al objetivo final que os habíais propuesto: la uni-
dad, la felicidad y la grandeza del pueblo argentino." Aun si se toman en cuenta el impacto provocado por
esa muerte y las especiales circunstancias en que fueron
El jefe de la Iglesia, cardenal Caggiano, recordó pronunciadas esas palabras, que acaso hayan tendido a
exagerar las actitudes de los momentos más normales, co-
"a toda la ciudadanía de la República que ella debe a la clarividen - rresponde decir que Perón falleció en un momento de re-
cia del Tte. Gral. Juan Domingo Perón el haber buscado y obtenido lativa concordia, aceptado por una amplia gama de la
el diálogo con los dirigentes políticos del país con el fin de buscar
la unión necesaria para la renovación y la reconstrucción de nuestra
opinión pública.
tierra [...] Los crecientes problemas del gobierno pueden explicar-
"Supo reconocer y dejar a salvo la debida autonomía de los se a la luz de factores puramente "estructurales", pero es
partidos políticos; aceptó la oposición y la pidió como una oposi - imposible no formular una explicación de orden persona-
ción constructiva que fue patrióticamente aceptada, con un resul - lista en una situación en que el liderazgo (tal vez por ra-
tado alentador y ejemplar. zones "estructurales") había ejercido tan importante pa-
"Más aun supo aproximar a empresarios y obreros organizados pel de arbitraje, que permitió mantener la cohesión de
que hasta hace poco, siempre fueron como instituciones contra- una alianza excepcionalmente amplia, donde se hallaban
puestas las cuales, por su mutua oposición, constituían una lucha representados los intereses más dispares. La muerte de
de clases inevitable. Perón no sólo permitió que afloraran de nuevo algunas
"Finalmente, paréceme un deber dejar constancia de que el Tte. tensiones reprimidas; además, determinó la aparición de
Gral. Juan Domingo Perón no aceptó la violencia como medio para otras, peculiares de esta nueva situación carente de lide-
reprimirla y suprimirla. Fue enemigo de la violencia en medio de razgo. Sin embargo, Isabel Perón logró conservar más au-
una desatada tempestad de violencia y terrorismo."
toridad y más capacidad de arbitraje que lo que podía
En la misma ocasión el máximo dirigente de la Unión esperarse. Ello se debió en parte al tradicional poder de
Cívica Radical, doctor Ricardo Balbín, en nombre de su la presidencia, quienquiera que fuese su titular, y en parte
partido y de los restantes, dijo que: al hecho de que en un partido cuyo tenor emocional era
habitualmente muy alto, el nombre de Isabel simbolizaba
"Con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del en- la unidad del movimiento. Muchos dirigentes partidarios
cuentro definitivo, en una conciencia nueva, que nos pusiera a to - y sindicales, aun adversos a ella, consideraban que sin
dos en la tarea desinteresada de servir la causa común de todos los Isabel, y en ausencia de una ideología orgánica o un par-
argentinos. tido estructurado, las posibilidades de disolución eran de-
"No sería leal si no dijera también que vengo en nombre de mis masiado grandes. Cuando en su momento se había desig-
viejas luchas; que por haber sido claras, sinceras y evidentes, per- nado a Isabel candidata a la vicepresidencia, muchos
mitieron en estos últimos tiempos la comprensión final. Nace una supusieron que así como ello permitía evitar dentro del
124 GUIDO DI TELLA PERON-PF.RON. 1973-1976 125
peronismo una lucha por posiciones, no se trataba de un fue mucho mayor de lo" que hubiera sido en otras cir-
nombramiento serio que proveyera una sucesión viable. cunstancias. Puesto que el nuevo programa suponía
La conjetura de muchos, incluso dentro del Partido, otro tipo de alianza social, no podía menos que romper el
era la de que si Perón moría en ejercicio de la presidencia precario equilibrio existente entre los varios sectores que
sería inevitable un golpe militar. Nadie consideraba que aún apoyaban al gobierno e impuso un reordenamiento
Isabel poseyera las mínimas condiciones personales nece- de las fuerzas. Los sindicatos, los pequeños empresarios
sarias para esa tarea e incluso muchos estimaban que ni y los partidos chicos que habían aportado su apoyo al
siquiera sería capaz de mantenerse como figura simbóli- gobierno dieron un paso atrás, a la vez que se enfriaban
ca. La historia se desarrolló en forma distinta. Si bien las relaciones con los radicales y se tendían nuevas líneas
muchos, dentro de los círculos castrenses, empezaron ya hacia los militares y el sector empresarial más poderoso.
a considerar inevitable el golpe, existió un sorprendente El nuevo programa, aunque disgustara a muchos, no era
consenso en el sentido de que era preciso dar a Isabel una incoherente; era sin embargo muy audaz, puesto que
oportunidad. La principal sorpresa consistió en que Isabel implicaba la ruptura drástica con una larga tradición
no asumió ni una posición decorativa ni tampoco una peronista y se dirigía a grupos como los militares y las
actitud que la situara por encima de todas las facciones en grandes empresas extranjeras, que habían estado en pugna
pugna. Por el contrario, con pleno apoyo de López Rega con dicha tradición.
y bajo su poderosa influencia, trató de manejar el go- En definitiva, consistía en cinco objetivos básicos tal
bierno y llevó adelante, en forma sorprendentemente cual lo explicitó el propio López Rega a los jefes milita-
enérgica, un programa de derecha, de línea muy auto- res de entonces. El primero era el compromiso de un nuevo
ritaria, que alarmó incluso a las fuerzas tradicionales: y decidido esfuerzo por acabar con la subversión, consu-
mado mediante el empleo de grupos civiles paramilita-
"El vuelco aparente hacia la derecha en el campo político tiene res, conocidos más adelante como la Triple A, ejecuto-
sus peligros si la reacción hacia la subversión se vuelve irrazonable
y se pierde la noción de equilibrio.
res del "trabajo sucio", que evitaba a los militares una
"En otro tiempo se decía que los fascistas eran los liberales asus- intervención directa. Esos grupos, utilizados antes esporá-
tados, pero a la dictadura de derecha se puede llegar por la vía dicamente dentro del Partido para algunos ajustes de
conceptual, como llegan los teóricos, o por la desesperación, mu- cuentas internos —como en el caso del tiroteo de Ezei-
cho más común que la ideología" (La Nación, 10 de noviembre za— ahora serían ampliados y usados metódicamente para
de 1974). combatir a los subversivos.
El segundo objetivo era la eliminación de la infiltración
Este cambio de política fue tan decisivo, para explicar izquierdista en la educación en general y en la Universi-
la intensidad de los conflictos que siguieron, particular- dad de Buenos Aires, en particular. Aunque Perón ya ha-
mente dentro del peronismo, como lo fue la pérdida de bía retirado el apoyo inicialmente ofrecido al grupo de
un líder; el cuestionamiento a la autoridad presidencial Puiggrós, se había procurado una solución intermedia
para evitar todo enfrentamiento abierto. Ahora la sitúa-
"f
126 GUIDO DI TELLA PERON-PERON, 1973-1976 127
ción se invirtió por completo. Destituido el ministro de ción de los ingresos, sino también la supervivencia políti-
Educación, lo reemplazó un miembro relativamente de- ca de los dirigentes gremiales y el mantenimiento del mo-
rechista de la vieja guardia, el doctor Osear Ivanissevich, vimiento sindical como factor de poder independiente.
ex titular de esa cartera durante la segunda presidencia de El quinto objetivo, sumamente importante, consistió en
Perón. Se designó nuevo rector de la Universidad de pedir a los militares que, como compensación, abando-
Buenos Aires a un conocido personaje de la derecha naran su neutralidad política, mantenida desde la renun-
nacionalista, de línea dura, Alberto Ottalagano. cia del general Carcagno, y pasaran a una actitud de apo-
El tercer objetivo consistía en poner fin a las políticas yo tácito, en el entendimiento de que el conjunto de
económicas antiempresarias, relativamente nacionalistas y medidas propuestas justificaban ese pedido. Esto se logró
reformistas. Tenía que operarse un vuelco hacia el capital en mayo de 1975 —aunque fuese sólo por unos pocos
extranjero, hacia la economía de mercado y hacia la con- meses— con la designación de un nuevo comandante en
fianza en el capital privado como fuente de inversiones y jefe, el general Numa Laplane, quien abogó por una nueva
desarrollo. Se rebajarían los salarios y se restablecería la política de "profesionalismo integrado", que suponía
disciplina industrial. Se insistía en la necesidad de un pro- precisamente ese apoyo tácito.
grama de viviendas económicas y de un aumento del sala- Es probable que esta descripción del programa no trans-
rio mínimo; ello significaba una reducción del diferencial mita todo su significado. Por pequeños matices podría
salarial, estrategia particularmente perjudicial para los haber sido el programa de un grupo tradicional conserva-
sindicatos y sus miembros mejor pagados. Pero la caracte- dor, o bien el de un grupo autoritario de extrema derecha.
rística principal del programa, y lo que le dio su sello Los objetivos mismos podrían haber sido compartidos
distintivo, estribó en su intensidad, que superó todo por la mayoría de los sectores de centro-derecha. Pero
cuanto se hubiera intentado antes según estas mismas los métodos empleados, las connotaciones fascistas y
líneas, incluso por Frondizi o Krieger Vasena. la intensidad de las medidas suscitaron objeciones in-
El cuarto objetivo era el sometimiento de los dirigentes cluso en algunos de esos grupos. La falta de entendi-
sindicales, para lo cual se destituyó a algunos de los más miento entre el grupo Isabel Perón-López Rega y la
militantes y de opinión más independiente, vulnerables derecha argentina es acreedora de un estudio más deta-
algunos de ellos a acusaciones de manejo inde.bido de fon- llado que éste. Puede haber sido típica de uno de esos
dos, y se designó a una jefatura sindical obediente. Esta vuelcos, no poco frecuentes en política, en que la jefa-
fue la principal razón de la posterior intensidad de las tura de un partido, tratando de apartarse radicalmente de
medidas económicas y también de la intensidad de la su política tradicional, pierde el apoyo de sus adeptos sin
reacción que provocaron. El programa fue concebido ganar el del grupo al que la nueva línea beneficia. En cierto
como un medio apropiado para crear a los dirigentes sin- modo, algo similar le sucedió á Frondizi cuando giró
dicales una situación insostenible en relación con sus bruscamente hacia la derecha a fines de 1958, con-
bases e imponer así un cambio. Loque estuvo en discu- versión en la cual los tradicionales grupos de derecha nun-
sión no fue sólo una cuestión de mejor o peor distribu- ca creyeron ni tomaron por lo que era.
i
PERON-PERON, 1973-1976
Rega, de cualquier forma era inevitable una nueva
redis tribución de fuerzas, pues el equilibrio
anterior estaba en trance de agotarse. Empero,
128 como consecuencia de un programa como el
GUIDO DI TELLA
adoptado, y su alcance, las oposiciones despertadas
No es fácil establecer cuáles fueron las razones de la se acrecentaron enormemente. En septiembre de 1974,
particular posición asumida por el grupo de Isabel Perón- los Montoneros declararon públicamente que iban a
López Rega. Tal vez hayan tenido la sensación de que el
Partido se orientaba demasiado hacia los sindicatos, re- "volcar todas las fuerzas para encabezar la resistencia popular con-
tra la ofensiva imperialista y oligárquica que ha copado posiciones
legándolos a ellos dos al papel de impotentes instrumen- del gobierno" (citado por La Opinión, 7 de septiembre de 1974).
tos de sus deseos. Para sobresalir diferenciándose tanto
como les fuera posible de los principales grupos rivales, Desde la muerte de Rucci resultaba obvio que la situa-
Isabel Perón y López Rega necesitaban una "causa". El ción ya era ésa, pero el hecho de que entonces se tornara
camino elegido podría también aportarles algunos aliados explícita agregaba una dimensión nueva al conflicto. No
nuevos a cambio de los aliados internos perdidos. Los
antecedentes de Isabel Perón y López Rega, así como de todos los grupos de izquierda compartían esta decisión,
algunos de sus allegados más cercanos, no contribuyeron por estimar algunos que la violencia sólo ofrecía un ca-
a aumentar la confianza y a creer en la autenticidad del mino sin salida, actitud en la que se había inspirado la crea-
cambio. La posición de Isabel derivaba demasiado de ción, a fines de año, del Partido Peronista Auténtico. El
una decisión unilateral de Perón, y si bien esto pudo gobierno permitió que se organizara con el propósito de
haber evitado, en el momento de ser designada Isabel, el
peligro de una querella interna, en las nuevas circunstan- "no hacerle el juego a la guerrilla [con la esperanza de que] el
cias no facilitaba que se la considerase una auténtica mantenimiento de una vía legal abierta (según se argumenta en
líder. Algunas excentricidades personales de López Rega tales medios), precipitará a la larga una crisis en quienes insisten
contribuyeron a fortalecer una imagen general de escasa en cultivar simultáneas acciones armadas" (Lá Opinión, 2 de marzo
de 1975).
confiabilidad, tales como sus inclinaciones espiritistas o
su apoyo a grupos católicos disidentes. Por añadidura, el Esta actitud sutil no fue sin embargo característica de
grupo de Isabel estaba asociado a un manejo sumamente toda la lucha contra la izquierda. La intervención en la
desordenado y arbitrario de sus áreas de influencia. Uno
de estos casos consistió en la campaña de beneficencia Universidad de Buenos Aires asumió una fisonomía su-
personalmente emprendida por Isabel bajo el nombre de mamente severa, que encontró escasa resistencia por parte
Cruzada de Solidaridad Justicialista, que, si bien recibía de los grupos estudiantiles antes militantes. No obstante
fondos del Estado, a veces eran utilizados para gastos el acuerdo general —concertado entre los grupos modera-
personales de la presidenta. Una de esas instancias dio dos y los situados a la derecha, en el sentido de que era
origen a un proceso legal que se prolongó durante la
mayor parte de su gobierno, enrareciendo el clima general
contra ella y su grupo y cubriéndolos con el desprestigio
de la corrupción. Incluso en ausencia de un drástico
programa derechista como el elegido por Isabel y López
\
GUIDO DI TELLA PERON-PERON. 1973-1976
Resulta claro que cuando la subversión alcanza
cierto punto, la represión antisubversiva se torna
130 131
preciso corregir la situación reinante en la Universidad- inevitable, con prescindencia del problema de las
la forma en que la intervención fue manejada y las afirma- medidas que apunten a corregir las causas profundas de
ciones formuladas por el nuevo rector, de que era preciso aquélla. Incluso cuando la operación antisubversiva es
optar entre "justicialismo y marxismo; estar con Cristo o ejecutada por los militares y de acuerdo con la ley, crea
contra Cristo" provocaron la reacción de muchas perso- mucha inquietud, pues muchas libertades civiles
nas, que sin estar en contra de los propósitos de la inter- tradicionales pueden correr peligro. Sin embargo, se la
vención, llegaron a temer que puede comprender y aceptar, como en el caso inicial de la
represión del foco de Tucumán, que contó con la
"lo que caprichosamente se entiende por 'derecha' no es otra aprobación no sólo del gobierno sino también de los
cosa que el nacionalismo fascista que ahora ha rebrotado y hecho círculos dirigentes de la oposición, cuyo jefe máximo,
nido en la universidad con poderes absolutos, para reeditar con sus Ricardo Balbín consideró que
actos y desmanes, los mismos atropellos y extravíos que habían
caracterizado al anterior gobierno de las altas casas de estudio" (La "ningún reparo de tipo constitucional podrá oponerse, ciertamen-
Prensa, 6 de octubre de 1974). te, a esta asunción por las Fuerzas Armadas de una tarea para la
cual las ha convocado el Ejecutivo y que, en definitiva coincide
Al cabo de casi tres meses el gobierno destituyó a con las pautas de su funcionamiento" (La Nación, 10 de febrero
Ottalagano, dando la impresión de que la universidad, de 1975).
después de haber
En cambio, si las operaciones antisubversivas se consu-
"estado dirigida por la izquierda tuvo luego un giro hacia la derecha man al margen de la ley, la situación se torna mucho
y ahora se le imprimiría su verdadero rumbo" (La Nación, 28 de di- peor. Y peor aun fue en este caso, en que la tarea fue eje-
ciembre de 1974). cutada ilegalmente y por una fracción del partido guber-
namental, la cual actuaba por intermedio de bandas anó-
nimas que cumplían reglas desconocidas.
La parte antisubversiva del programa Isabel-López La aplicación de las políticas económica y laboral se
Rega suscitó fuertes sentimientos adversos y oposición. tornó más difícil y fue diferida hasta marzo de 1975. De
Aun si se dejan de lado las consideraciones éticas, sus re- cualquier modo, poco después de la muerte de Perón el
sultados fueron ambiguos y difíciles de establecer; los ministro de Economía fue destituido y, por efecto de un
ataques terroristas se intensificaron, 1975 fue uno de los acuerdo, reemplazado por un miembro del llamado "gru-
dos peores años de todo el período, y nadie habría podi- po histórico", Alfredo Gómez Morales, quien había de-
do determinar con certeza si los episodios de violencia sempeñado un papel fundamental en la adopción de las
hubieran disminuido o no en caso de no existir la Triple exitosas medidas de estabilización en 1952-55. Su desig-
A. La mayoría de las personas se atemorizaron ante lo nación tuvo consecuencias políticas substanciales: signi-
que parecía ser el desarrollo de una guerra abierta entre
grupos facciosos.
132 GUIDO DI TELLA PERON-PERON. 197 3-1976 133
ficó un grave paso atrás para la CGE, que en su oportuni - Como la presidenta no deseaba otorgarles ningún papel
dad protestó contra los "peligros de una política de importante, la relación que se desarrolló fue sumamente
estabilidad similar a las del Fondo Monetario Interna- ambigua, y las declaraciones de confianza y lealtad que
cional". En la otra franja del espectro político, la reac - se formulaban no bastaron para disimular la desconfianza
ción fue bastante positiva, llegándose a afirmar en La recíproca. No sólo la presidenta temía al poder de los sin-
Prensa, que dicatos; la derecha tradicional, en forma no poco caracte -
rística de ella, consideraba que
"la impresión que prevalece [...] es que el gobierno ha iniciado una
rectificación que representará, después del desvarío y los excesos "la actividad de los grupos sindicales no reconoce ya ningún lími-
que hemos soportado, nada menos que un retorno a la sensatez" te" (La Prensa, 9 de septiembre de 1974).
(24 de octubre de 1974).
Este antagonismo afloró una vez más con motivo del
El sector agropecuario por su parte manifestó su "com- retorno de los restos de Eva Perón al país. El aconteci -
placencia", señalando que: miento estaba cargado de fuerte sentido simbólico, pero,
en vez de servir como oportunidad de unión, fue maneja -
"En la actualidad se ataca como nunca antes a la subversión, se do por López Rega en secreto excluyendo específica -
han enderezado las cosas en la universidad y la oposición colabora mente toda participación sindical. En una cuestión de
con la institucionalización del país. Si el gobierno modifica su po-
lítica económica va a tener un amplio respaldo" (Celedonio Pereda, contenido emocional tan intenso, la afrenta a los gre -
Presidente de la Sociedad Rural Argentina, La Opinión, 26 de octu- mios no pudo ser más grave. Su disgusto se manifestaba
bre de 1974). además en sus crecientes críticas de la política económi-
ca, y se centraba en el aumento del costo de la vida, exi -
El problema esencial, sin embargo, consistía en la lucha giendo un retorno a controles de precios más estrictos.
que, dentro de la coalición gubernamental, libraban los La CGT declaró
sindicatos y el ala derecha encabezada por la presidenta.
Durante los últimos meses de 1974 y los primeros de "su profunda discrepancia con el manejo unilateral y anárquico
1975 se asistió a un creciente enfrentamiento entre am - en el procedimiento que utiliza el secretario de estado de Comer-
cio para la fijación de precios" (La Nación, 25 de enero de 1975).
bos sectores. Los sindicatos se consideraban la única
fuente real de poder y querían
Más que limitarse a atacar este problema específico, los
"una mayor participación real y activa en la planificación estra- sindicatos expresaban la incomodidad de su posición de
tégica y en la ejecución táctica de las grandes políticas nacionales" apoyo a un gobierno con el que estaban cada vez más en
(La Nación, 27 de marzo de 1975). pugna.
Sin embargo, el gobierno llevaba adelante su programa.
Enfrentaba a una creciente oposición y, al mismo tiempo,
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136 GUIDO DITELLA PERON-PERON, 197 3-1976 137
Estado, de España e Italia durante los regímenes de en el caso del primero —posiblemente— con alguna inter-
Franco y Mussolini. Los sindicatos vacilaron entre una vención militar y, en el del segundo, después de varias
tentativa por derribar a Rodrigo y López Rega y un plan semanas de tremenda inquietud laboral y demostraciones
más drástico encaminado a derribar al gobierno entero. públicas de los sindicatos. En su momento, estos episo-
No era fácil distinguir entre los ministros y la presidenta, dios fueron vistos como
quien les había dado apoyo explícito y público.
Por otra parte, el costo político de una estrategia más "la crisis más honda que se recuerde en la vida contemporánea de
amplia y los riesgos que involucraba eran demasiado la República" (La Nación, 20 de junio de 1975).
grandes. Isabel Perón conservaba todavía un valor sim-
bólico como líder del Partido Justicialista. Aunque care- Por si todo ello no bastara, la crisis se propagó y dio
cía de carisma personal, como presidenta aún era el sím- origen a una disensión interna en el más alto nivel del
bolo de unión para las bases peronistas. Derrocarla podría ejército. El comandante en jefe, general Numa Laplane,
haber dividido al Partido; podría haber provocado una quien había apoyado al gobierno durante el período de
nueva convocatoria a elecciones en una situación delica- López Rega, fue sometido a fuerte presión por parte de
da y con un partido escindido, o bien, más probable- los grupos más profesionales (y más antigubernamenta-
mente, un golpe militar. Para los dirigentes peronistas les). Los sindicatos procuraron mantenerse al margen,
no eran alternativas muy atrayentes. Se consumó un pues tampoco confiaban en Numa Laplane. Algunos jefes
intento por lograr la imposible, o, por lo menos, la gremiales, como Lorenzo Miguel, intentaron sin embargo
obviamente inconvincente distinción entre ella y sus conseguir algún apoyo popular para el militar cuestiona-
ministros. do, pero su actitud fue rechazada por la gran mayoría de
La CGT llamó a una huelga nacional, que debía efec- los dirigentes. La situación se resolvió, por el momento,
tuarse el 7 y el 8 de julio, repudiando mediante la designación del general Jorge Rafael Videla
como nuevo comandante en jefe, en agosto.
"el uso discrecional del poder que tiende a generar enfrentamientos Para entonces el gobierno estaba perdiendo la mayor
sin precedentes en la historia de nuestro Movimiento, entre la jefa parte de su apoyo. La eliminación de Gelbard había
del mismo y sus trabajadores" (5 de julio de 1975). cortado sus nexos con la CGE y la eliminación del ala
derecha dejaba la mayor parte del poder en manos de los
La estrategia sindical consistía en organizar moviliza- sindicatos, sólo controlados por, y en pequeña medida,
ciones de masas mientras se exigía un exorbitante aumento la muy débil ala política del Partido. Los sindicatos
salarial de alrededor del 160 por ciento, creándole al estaban sorprendidos de su nuevo papel central, que
gobierno una situación imposible. Esas acciones resulta- excedía sus expectativas tradicionales. Vandor, iniciador
ron, tal como se lo proponían, políticamente explosivas de esa tendencia, sólo había pretendido compartir el
y condujeron a la destitución de López Rega y Rodrigo, poder dentro del Partido, sin nutrir en momento alguno
la idea de un partido formado exclusivamente por la
138 GUIDO DI TELLA PERON-PERON, 197 3-1976 139
clase trabajadora, y ni siquiera la de un partido dominado presidencia fue asumida por ítalo Luder, titular del
por los trabajadores. Senado y también destacado representante del ala po-
Si bien la presidenta no había sido destituida, toda su lítica moderada. La imagen del gobierno mejoró signifi-
autoridad había desaparecido. Ángel Robledo, uno de los cativamente incluso entre aquellos grupos que debe-
más destacados y hábiles miembros del ala política, fue rían haber preferido las anteriores políticas de derecha:
nombrado ministro del Interior y Antonio Cafiero titular
de Economía, elección que se imponía, esta última, en "[...] la llegada del doctor ítalo Argentino Luder a la Casa de Go-
virtud de sus tradicionales nexos con los sindicatos y su bierno y sus primeros actos como presidente interino llenaron de
reputación, compartida con Gómez Morales, como uno euforia a los medios políticos [...]
"[...] habiendo abierto nuevos contactos y dejando entrar aire fres-
de los principales economistas del Partido. Diez años co en las relaciones del gobierno con las Fuerzas Armadas y la
atrás, Cafiero se había asociado con Vandor en las elec- oposición" (La Opinión, 11 y 20 de septiembre de 1975).
ciones de Mendoza que habían determinado la interven-
ción de Isabel Perón, y no había estado en buenos tér- El desempeño de los nuevos hombres en el poder fue
minos con ella ni con López Rega. Las reacciones ante un
su designación y sus primeras medidas fueron favorables,
aun por parte de grupos que tenían ya frente al gobierno "estimulante ejemplo de un ritmo que puede modificar positiva-
una actitud abiertamente crítica. mente el curso de las acciones del P.E." (La Nación, 18 de octubre
de 1975).
"Ha de admitirse que en la referida circunstancia, [Cafiero] ha
obrado con pragmatismo y sentido de la responsabilidad. Ha de- Esas observaciones laudatorias se formularon a pesar
bido ajustarse el escaso margen de acción que le depara la realidad del hecho de que el nuevo reordenamiento estaba basado
y evitar los peligros involucrados en cualquier desborde de sus en los sindicatos. Tal contradicción aparente se debía a
límites, asumiendo en la emergencia el ingrato papel de adminis- que el nuevo grupo era más confiable, puesto que lo for-
trador de una crisis que no es ciertamente obra propia (Clarín, maban algunos de los políticos mejor reputados del Par-
8 de noviembre de 1975). tido Justicialista. Tal vez sus políticas fueran menos
aceptables para los grupos de derecha, pero, por otro
lado, ese sector era más digno de crédito, tenía más
La presidenta no era ya más que una figura decorativa, "límites conocidos" y era menos impredecible. Sus
pero aún conservaba una posición formal de poder. Te- inclinaciones, más democráticas, así como el hecho de
nía un gabinete que le había sido impuesto, y si bien los que no pesaran sobre ellos acusaciones de corrupción,
jefes sindicales necesitaban y utilizaban su nombre, crearon nuevas esperanzas, aunque fuera por corto
estaban resentidos por sus actitudes e inclinaciones. Poco tiempo.
después se le otorgó —más bien se le impuso— a Isabel Las posibilidades que este nuevo grupo tenía de llevar
Perón una licencia, que duró casi cinco semanas; la
140 GUIDO DI TELLA PERON-PERON. 1973-1976 141
adelante una política moderada no eran grandes. En lo el papel de columna vertebral que le asignara en su momento el
económico, si bien la explosión inflacionaria de mediados teniente general Juan Domingo Perón" (La Opinión, 23 de octubre
de año había empezado a ceder, la intensidad de las va- de 1975).
riaciones de los precios relativos creaba una tremenda
inquietud, de efecto negativo sobre el clima político. Aun El poder incontrolado de los sindicatos, sus exageradas
así, las perspectivas no se presentaron demasiado oscuras demandas y su conducta en muchos casos poco respon-
hasta mediados de octubre. Al término de ese mes, se sable aportaron una contribución significativa al clima
convino una nueva rueda de aumentos salariales, en un previo al golpe. A esta altura de los hechos, el gobierno
moderado nivel del 15 por ciento. Lo grave fue la serie era tan perjudicado por sus aliados como por sus enemi-
de aumentos diferenciales, manifiestos algunos, encubier - gos. A comienzo de octubre Isabel Perón volvió para
tos otros, que los distintos sindicatos procuraron obte - analizar un segundo otorgamiento de licencia que había
ner por encima del nivel general. Resultó claro que, como preparado el ministro del Interior, Robledo. Después de
consecuencia de las distorsiones de los salarios relativos aceptar en principio este plan, cambió de opinión a
provocadas por el torbellino de mediados de año, los sin - último momento y, en un combativo discurso del 5 de
dicatos se comportaban con moderación al actuar colec - noviembre, afirmó que continuaría con su tarea hasta el
tivamente, pero no cuando presentaban sus casos parti - final.
culares. A partir de entonces el gobierno quedó dividido, lle-
El creciente poder de los sindicatos alarmó a muchos vando las cosas a un punto muerto, resultado del empate
grupos. Algunos pensaron que de fuerzas, lo que hizo que poco a poco se llegara a una
situación anárquica sin una autoridad clara. Aprovechan-
"todo tiende a hacer evidente que el movimiento gremial justicia- do esta situación, algunos grupos opositores empezaron
lista, esto es, el sector que responde a la Casa Rosada, se apresta a proclamar públicamente la posibilidad de una revolu-
a intentar un gran salto en su escalamiento al poder. En ese rumbo, ción, y en especial algunos sectores económicos comen-
la concertación con la Casa Rosada y con el ministro de economía zaron a preparar a la opinión pública para ese evento. Dos
Dr. Cañero viene exhibiendo notorios testimonios. Definido como lock-outs declarados por el sector agropecuario ayudaron
la espina dorsal' del peronismo, el sindicalismo aspiraría ahora a a crear un clima propicio, mientras una nueva asociación
ser también cabeza; convertirse en médula, ocupar el centro del empresarial"; la APGE, creada fundamentalmente con ese
escenario y ya no permanecer en la periferia" (La Prensa, 25 de
octubre de 1975). objeto asumió abiertamente una actitud de rebelión. Para
"Queda, desde luego, la incógnita de si en virtud del creciente fines de año, algunos grupos financieros que habían coo-
poderío sindical en su seno el justicialismo no avanzará en direc- perado moderadamente con el nuevo esquema oficial,
ción de convertirse en un verdadero partido laborista" (La Nación, (como ADEBA, la principal asociación de bancos de pro-
11 de diciembre de 1975). piedad nacional) empezaron a retacear su apoyo. Muchos
"En cierto modo, esta tendencia sindical procura asumir unila- grupos empezaron a conducirse como si hubiese un golpe
teralmente la representación global del peronismo, hipertrofiando en perspectiva, tornándose sumamente rígidos y agresivos
142 GUIDO DI TELLA
PERON-PERON. 197 3-1976 143
en sus exigencias. Si bien ello se debió en parte a los pro- La CGE y la CIÑA, su rama industrial empezaron a
blemas del momento, creó nuevas y mayores dificultades apartarse. El grupo de Frondizi desautorizó formalmente
y preparó el escenario para el último acto. la antigua alianza con el gobierno declarando que
Se dijo que los militares demorarían el golpe hasta que
la situación se tornara imposible, con el fin de que su de- "el MID no se va del Frente (FREJULI) simplemente constata
cisión fuese bien recibida por la gran mayoría de la pobla- su inexistencia y denuncia que el mismo, por sus compromisos
ción. En ese momento, esto se llamó la "estrategia de la irreversibles, es ya un obstáculo para el desenvolvimiento del frente
manzana podrida": dejar que se pudriera hasta que la real [...] Las esperanzas de millones de argentinos [se]marchita ron
demanda pública de intervención militar fuese unánime. y las ha sucedido una generalizada frustración. La nación marcha
La estrategia tuvo éxito pero naturalmente, contribuyó a a la deriva. El Estado [...] la moral [...] la economía y la cultura
intensificar el mal estado de la manzana. La pública discu- están en crisis" (MID, 18 de diciembre de 1975).
sión del golpe y las actividades que algunos sectores em-
presarios iniciaron para crearle condiciones favorables En tono más constructivo, pero igualmente crítico, los
contribuyeron de manera significativa a la caótica situa- radicales empezaron a renunciar a toda esperanza de
ción que llegó a imperar a fin de año. mejoramiento, condenando
El gobierno se encontraba atrapado en una situación
cada vez más difícil. La cúspide se hallaba manifiestamen- "la notoria proclividad que denota la Presidente a guiarse por los
te dividida entre el grupo más moderado y el ala derecha. dictámenes arbitrarios de camarillas secretas, probablemente dirigi-
Los sindicatos estaban en pugna con la presidenta, y sus das desde Madrid [por López Rega]" (La Opinión, 21 de octubre
de 1975).
exageradas ambiciones carcomían la alianza con los secto-
res políticos moderados. Las esperanzas suscitadas al El gobernador de la provincia de Buenos Aires que
principio por el nuevo programa económico se transfor- mantenía contactos con los militares se pronunció en
maron en decepción. Un número creciente de sectores una forma que equivalía prácticamente a una rebelión
antes amistosos empezaron a criticarlo, sobre la base de abierta; criticó ásperamente a la presidenta, afirmando
que todavía entre otras cosas, que
"no se ha expuesto claramente el necesario programa económico
que permita revertir ese proceso y las medidas parciales adoptadas
"si las cosas siguen así, no llegamos siquiera al 77" (30 de sep-
no logran aún detenerlo. Aparecen a diario iniciativas o se concre-
tiembre de 1975).
tan imposiciones que provocan expectativas desmedidas, que agra-
varán aun más la situación [...] Las iniciativas parcializadas e inor- El gobierno se dividió entre quienes querían intervenir
gánicas [...] pueden responder a preocupaciones políticas, pero a la provincia, encabezados por Lorenzo Miguel, y la línea
muy corto plazo producirán [...] efectos contrarios a los busca- más moderada y democrática, dirigida por el Ministro del
dos" (CGE, 11 de octubre de 1975). Interior. La cuestión fue zanjada por el comandante en
jefe del ejército, general Videla, quien acudió en apoyo
144 GUIDO DI TELLA PERON-PERON, 197 3-1976 145
del gobernador, dando así la primera de las pocas indica - "custodios del orden que funda su legitimidad en el número y no
ciones públicas de que los militares establecían contactos en la ley, que trastoca la razón con dichos y es ciego a los hechos
con sectores civiles. [...] que fomenta la especulación y persigue al trabajo, que ahoga
Como si estos problemas no hubiesen sido suficientes, el progreso que reniega de las jerarquías y saca fuerza de la mentira
el gobierno debió además hacer frente a las acusaciones y excusa sus flaquezas levantando el dedo acusador contra el ex-
de corrupción lanzadas por el Congreso contra la presi- tranjero en actitud nacionalista" (La Opinión, 16 de octubre de
1975).
denta. El grupo moderado deseaba satisfacer a la opinión
pública y permitir una investigación que llevaría ante la
En tono similar, el pro vicario castrense, monseñor Bo-
justicia a muchos allegados de López Rega pero que
namín, afirmó que
podía terminar por inculpar también a la presidenta. Se
rechazó una investigación parlamentaria, pero se permi -
"hay muchos pecados, muchos crímenes. Hay mucha cobardía.
tió una judicial (17 de noviembre de 1975), solución que Mucha traición. Mucha desvergüenza, y en todos los niveles hasta
a esa altura del conflicto no contentó a nadie. en los más superiores [...] Me pregunto si Dios no querrá algo más
Los militares se inclinaron por el golpe en algún mo- de las Fuerzas Armadas que esté en relación a una ejemplaridad
mento de la segunda mitad de 1975, probablemente a sobre toda la Nación" (28 de septiembre de 1975).
fines de octubre o principios de noviembre. Aun así, no
se mostraron ansiosos por actuar y formularon varias ad - La principal exigencia, si bien no la más abiertamente
vertencias al gobierno; desde luego, prestarles oído habría manifestada, era la de que se destituyese a la presidenta y
significado pagar un alto precio por una supervivencia a los elementos más derechistas del gobierno. Al principio
temporaria. En todo caso, varias declaraciones emitidas estas críticas parecieron apuntar a que el senador Luder
por altos jefes militares contribuyeron al clima que pre- reasumiera la presidencia, sin advertir que esto habría
cipitaría el golpe. En un sombrío discurso, el general Ca - significado un movimiento hacia una alianza de base más
tán, jefe de la decisiva guarnición de Campo de Mayo, sindical. Atribuían muchos de los problemas a la persona -
manifestó que lidad de la presidenta, a quien consideraban carente de
los requisitos más indispensables para ejercer la autoridad,
"es triste reconocer que se percibe día a día un ataque a todos los manchada por las acusaciones de corrupción y rodea -
valores morales, y que consciente o inconscientemente, vamos da por un círculo íntimo extraño y desacreditado, que
tolerando que se agraven los grandes males que vive la República incluía a varios antiguos adláteres de López Rega. En di-
y no reaccionamos ni como pueblo ni como Nación" (4 de octubre ciembre estalló un frustrado golpe de la Fuerza Aérea:
de 1975).
fue dominado, pero, según se tiene entendido ahora, al
precio de un acuerdo definitivo sobre el golpe que había
El general Boasso, comandante de la división de Neu-
de seguirlo.
quén, sostuvo que no debía suponerse que las Fuerzas Ar -
En enero la presidenta intentó recuperar su autoridad
madas eran
146 GUIDO DI TELLA PERON-PERON, 1973-1976 147
perdida, al menos dentro del partido, y trató de obtener Asimismo, los sindicatos solicitaron un nuevo plan que
pleno apoyo militar sugiriendo una reforma que siguiera contemplase su situación y rechazara
las líneas de una "bordaberrización" del gobierno; esto
significaba presentar una fachada civil legal, y a la vez per- "los principios reaccionarios liberales (11 de marzo de 1976,
mitir la intervención militar directa en la designación de citado en La Opinión).
quienes cubrirían los cargos más importantes, incluidas la
mayoría de las carteras ministeriales, tal como lo había Por primera vez, un programa económico peronista
hecho en el Uruguay el presidente Bordaberry. Una suge- incluía, entre sus objetivos explícitos y públicos, una re-
rencia de este carácter demostraba que los puntos de vista ducción del nivel de los salarios reales. Los dirigentes sin-
del ala derecha no diferían mucho de los que sostenían los dicales suspendieron la rueda de negociaciones salariales
militares. En cierto sentido, derivaba naturalmente del iniciada a comienzos de enero, y durante unos quince
programa de cinco puntos postulado por López Rega. A días todo pareció indicar el próximo estallido de un en-
esa altura de los hechos, el ofrecimiento tuvo escaso frentamiento abierto como el sobrevenido en junio de
atractivo. El grupo de la presidenta tenía demasiado mala 1975. Una ola de huelgas muy similares empezó a parali-
reputación; presentaba un récord de fracasos e incluso se zar las fábricas en protesta contra las nuevas medidas eco-
discutía su posición dentro del Partido, aunque la pre- nómicas. Sin embargo, los líderes sindicales vacilaban. En
sidenta misma disfrutara aún de cierto margen de popu- momentos en que todos esperaban un golpe, un enfren-
laridad. tamiento directo parecía carecer de objeto. La sumisión a
Rechazada su oferta, la presidenta trató de llevar a la presidenta y a la política de la derecha parecía una pé-
cabo por sí misma un programa similar. Empezó por sima alternativa, pero, dadas las circunstancias, la única
destituir a los líderes más prominentes de la alianza posible. A pesar de que algunos sectores del Partido pro-
centrista, Robledo y Cafiero, y designó personalmente a ponían el juicio político a la presidenta como una manera
sus reemplazantes. De nuevo se tornó patente en este de evitar el golpe, prevaleció la opinión de que éste era
caso la influencia de algunos antiguos colaboradores de de todos modos inevitable y en tales circunstancias, el
López Rega, en particular la del ex presidente Lastiri. juicio político constituía un acto innecesario que divi-
La nueva política económica fue más moderada que la diría al Partido sin dejar beneficio alguno. A último
de Rodrigo, pero mucho más rigurosa que la de Cafiero. momento se efectuaron otras tentativas por corregir la
Recibió el apropiado nombre de Plan Nacional de Emer- situación, pero la presidenta quería seguir adelante con
su programa; incluso logró imponer a sus candidatos en
gencia. Los sindicatos reaccionaron enérgicamente, por un congreso partidario, el 6 de marzo, derrotando a la
entender que el plan provocaría línea moderada de Robledo. Para entonces, todos los
"la disminución del salario real, la disminución del consumo, sectores esperaban el golpe. Los radicales, uno de los es-
la caída de la inversión, el aumento de la desocupación, el desabas- casos sectores que no lo propiciaban, no podían ofrecer
tecimiento y la desaparición del Estado como inversor". solución alguna. El discurso que su jefe pronunció el 16
148 GUIDO DI TELLA
de marzo fue dramático y conmovedor, pero no apuntó
hacia ninguna salida. En esas circunstancias no la había.
El movimiento militar encontró al partido dividido y
en pugna con su jefatura, incapaz de ofrecer lucha y
nada dispuesto a ella. IV
"En la madrugada de ayer concluyó el desmoronamiento del
gobierno [...] No hay sorpresa en la Nación ante la caída porque EL PROGRAMA DE REFORMA ESTRUCTURAL
estaba muerto mucho antes" (La Nación, 25 de marzo de 1976).
El golpe no tuvo oposición y puso fin a los tres años y Después de estos capítulos, principalmente políticos,
medio que duró la segunda experiencia populista argenti- podemos pasar al análisis de los hechos económicos.
na, por cierto tormentosa y desdichada. Como consecuencia de la campaña electoral y de la orien-
tación del espectro político hacia posiciones extremas
surgió una fuerte expectativa acerca de la índole del fu-
turo programa económico y la identidad del grupo polí-
tico que había de llevarlo a cabo. El programa anunciado
durante la campaña era difuso, lo cual resulta compren-
sible, puesto que se lo había formulado en el seno del
acuerdo multipartidario (las "coincidencias programá-
ticas") concertado a fines del año anterior (7 de diciem-
bre de 1972) entre los peronistas, los radicales, la unión
de pequeños empresarios, o CGE, y la confederación de
trabajadores, CGT.
Después de las elecciones, la primera noticia que se
tuvo sobre las intenciones del gobierno en el campo eco-
nómico fue la designación, por sugerencia de Perón, de
José Gelbard, jefe de la CGE, como ministro de Econo-
mía. Fue una sorpresa menor, pues la CGE y Gelbard
habían observado una actitud tibia hacia Cámpora; esa
candidatura indicaba que Perón no estaba realmente
ansioso de llegar a las elecciones y, en consecuencia, la
CGE y Gelbard mantuvieron contacto más estrecho con
los radicales. Conocido el resultado de los comicios,
CUADRO A.18
Operaciones de la Tesorería del gobierno central
(como porcentaje del PBI)