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DOS FORMAS DIFERENCIADAS DE EVALUACIÓN


DIDÁCTICA: EVALUACIÓN NORMATIVA PARA
SELECCIONAR A LOS ALUMNOS Y EVALUACIÓN
CRITERIAL PARA EL DOMINIO DEL CONOCIMIENTO
BÁSICO
Two differentiated forms of didactic evaluation: normative
evaluation in order to select students and criterial evaluation
to master the basic content

ALFONSO HEREDIA MANRIQUE


Universidad de Zaragoza

Este artículo trata de recordar dos formas de evaluación didáctica, la evaluación normativa y la
evaluación criterial, para volverlas a utilizar si es preciso, las cuales, con distinta finalidad edu-
cativa, se suceden históricamente en el campo de la evaluación. La evaluación normativa respon-
de a la tradición selectiva del alumnado y la evaluación criterial tiene como objetivo que todo
alumno domine los contenidos básicos del currículo.

Palabras clave: Evaluación, Evaluación de los alumnos, Método de evaluación, Rendimiento edu-
cativo.

Planteamientos iniciales para han sido contaminadas persistentemente por el


la justificación teórica de la pensamiento pedagógico tradicional y el paso
evaluación normativa y criterial del tiempo ha ayudado a ocultar los orígenes
y naturaleza de las mismas, creando confusio-
El análisis que vamos a hacer de los dos tipos nes educativas. Así, pueden plantearse cuestio-
de evaluación señaladas parte de la tesis que nes de análisis para desenmascararlas y saber
considera que la pedagogía tradicional fagocita cómo se producen esas confusiones. Una de
los planteamientos didácticos progresistas que estas cuestiones confusas en el ámbito pedagógi-
van surgiendo permanentemente en el ámbito co, y más en concreto de la evaluación didácti-
de la educación, los cuales son transforma- ca, y técnicamente muy puntual, es la distinción
dos con gran éxito según los intereses de entre «evaluación normativa» y «evaluación
dicha pedagogía. Las pedagogías progresistas criterial».

Fecha de recepción: 24-02-09 • Fecha de aceptación: 02-10-09 Bordón 61 (4), 2009, 39-48, ISSN: 0210-5934 • 39
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Alfonso Heredia Manrique

En un sistema de enseñanza basado en objeti- forma de operativizarlo a través de la evaluación


vos, el cambio de perspectiva que propone la criterial es de carácter conductista. Y esto es lo
evaluación criterial frente a la evaluación nor- que puede parecer sorprendente porque el con-
mativa supone incrementar la utilidad de la ductismo se ha entendido como continuación
misma en el ámbito escolar (Lizosoaín et al., y parte de la pedagogía tradicional, pero sin pen-
2004: 239), aunque es verdad que técnicamente sar que en su momento podría haber representa-
es un cambio a mayor practicidad y de mayor do un planteamiento progresista. Como ejemplo
consistencia por la concreción de los aprendiza- de lo que decimos es clarificador que Leonard
jes que realiza; es también mucho más que un y Utz (1979) en su libro, y a lo largo del mismo,
cambio de perspectiva, como apuntan los an- La enseñanza basada en competencias, el cual es
teriores autores, interpretación que puede llevar un desarrollo basado en el conductismo, están
a ese tipo de confusión de la que queremos constantemente desmarcándose de la pedagogía
hablar, porque supone, sobre todo, un cambio tradicional y hablando de las diferencias de sus
de filosofía evaluativa, lo cual queremos resal- propuestas respecto a la misma, algo que por
tar. Éstas son evaluaciones didácticas distin- otra parte, viendo el título del libro, no pensaría-
tas, cada una pertenece a tradiciones evaluativas mos según la asociación establecida. Igualmente,
diferentes; la primera forma parte de la peda- el libro de Bloom y cols. (1975), Evaluación del
gogía tradicional y la segunda de la pedagogía aprendizaje (volumen 1), surge en un contexto
progresista, por tanto, suponen mentalidades conductista, pero se olvidan u ocultan interesa-
evaluativas distintas. Sin embargo, no todos los damente sus planteamientos claramente progre-
autores pensarían igual, ya que consideran a la sistas. Ya en el primer capítulo son conscientes
evaluación criterial como una evaluación con- de que en general siempre se ha pensado que la
ductista que lo es y por ello se situaría dentro de educación supone distribuir a las personas por
la pedagogía tradicional; esto ocurre porque se categorías y que la evaluación se utiliza en ese
hace una identificación total y de continuidad sentido para clasificar. Y en su tercer capítulo:
entre la pedagogía tradicional y la pedagogía «Aprendizaje para el dominio», hacen unas con-
basada en el conductismo, algo que puede cues- sideraciones interesantes para retomar el sen-
tionarse, tal y como veremos. La evaluación cri- tido original de la evaluación que proponen (su
terial pertenece a la denominada pedagogía de propio título es muy indicativo). Aquí los auto-
dominio o del éxito, la cual técnicamente es un res se posicionan en una perspectiva bien con-
tipo de pedagogía por objetivos, pero también traria a la tradicional y es que la cuestión en edu-
una interpretación progresista del conductismo; cación para ellos no es encontrar una minoría
diríamos que se hace un uso técnico del con- de éxito, sino determinar cómo una mayoría de
ductismo dentro de los planteamientos progre- alumnos pueda aprender lo esencial para el pro-
sistas. El papel educativo de la pedagogía de greso personal en una sociedad compleja; de ahí
dominio es conseguir el éxito total en la instruc- deriva la necesidad de que el aprendizaje trate de
ción para cada alumno individualmente; de ahí ser exitoso para todos.
la denominación también como pedagogía del
éxito. Así, se busca intencionadamente que la Éstos rechazan explícitamente el uso de la califi-
mayoría de los alumnos, si no todos, logren los cación para evaluar a los alumnos porque supo-
objetivos educativos establecidos, objetivos que ne la evaluación tradicional que les clasifica; en
son o pueden ser de tipo conductual, al menos este sentido, y como muestra de ello, dicen que
una parte de los mismos, sin que ello provoque el uso de la evaluación formativa implica que las
ninguna contradicción teórica e ideológica. pruebas utilizadas deben mostrar el dominio
o no del aprendizaje y no deben estar acompaña-
Este discurso teórico subyacente y legitimador das por calificaciones. La evaluación formativa
asume una ideología educativa progresista y la sólo debe informar al estudiante (no calificar)

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si ha dominado o no la unidad. Y así nos en- el progreso del alumno, distintas a las utilizadas
contramos con dos valoraciones, a saber: «apro- hasta entonces, como eran las pruebas normati-
bado» cuando se ha aprendido y «reprobado» vas. Éstas, además, habían generado determi-
cuando todavía tiene que aprender (Bloom y nados efectos negativos que debían corregirse,
cols., 1975: 89, 194 y 155). También consideran tales como: una competitividad malsana, la des-
que: «Precisar el grado de dominio de una motivación de los más retrasados, la penali-
determinada tarea del aprendizaje y señalar con zación de alumnos capacitados pero que sufrían
exactitud la parte de la tarea no dominada [...] las consecuencias de la «astucia» de algunos
no es calificar al alumno, sino ayudarlo [...] en ítems y la incapacidad de determinar claramen-
la forma particular de aprendizaje necesaria te las habilidades dominadas (Mafokozi, 1987:
para avanzar hacia el dominio» (Bloom y cols., 452). Así, surgen las pruebas criteriales como
1975: 97). Igualmente se critica el uso de las alternativa de solución a los aspectos comenta-
pruebas sumativas para asignación de califica- dos. Su objetivo general sería mejorar y optimi-
ciones y para comparar resultados de diferentes zar la calidad de la enseñanza, dado que pueden
grupos porque implican una función selectiva asegurar en mayor medida una evaluación obje-
y esto no cabe en la concepción que proponen tiva del conocimiento de cada alumno en distin-
del aprendizaje de dominio. tas fases, etapas o momentos del ciclo formativo
(Castejón, Navas y Sampascual, 1998: 266).
A todo ello añadiríamos que históricamente la
teoría del mastery learning (aprendizaje para el También en ese momento, según Popham (1980:
dominio) no es más que desarrollar la vieja idea 146), viendo las posibilidades de la enseñan-
de aprender para dominar lo aprendido y cuyos za programada, un grupo de psicólogos y edu-
antecedentes Block (1979: 2-3) los sitúa en la cadores pensó en las potencialidades de una
década de los años veinte del siglo pasado, con- enseñanza bien concebida; así, se partía de la
cretamente en el Plan Winnetka de Whashbur- idea de que con secuencias pedagógicas bien
ne (1922) y en Morrison (1926) en la Universi- elaboradas todos los alumnos podían dominar
dad de Chicago; posteriormente este concepto cualquier objetivo. Los objetivos educativos de
(mastery learning) va desapareciendo hasta que este planteamiento se refieren tanto a conductas
resurge de nuevo hacia finales de los años cin- desplegadas por los alumnos como a competen-
cuenta y comienzo de los años sesenta, asocia- cias que pueden manifestarse en ellos cuando
do al conductismo del momento dentro de la se necesiten. Así, los tipos de conducta de dichos
instrucción programada. Así, la evaluación cri- objetivos son en realidad muy amplios, ya que
terial surge en el cambio de dicha década por la no es sólo la manifestada después de un perio-
convergencia de hechos tales como: la difusión do de enseñanza, sino también capacidades
de la enseñanza programada, el desarrollo de conductuales, y pone el ejemplo de la adqui-
las teorías del aprendizaje y auge de los objeti- sición de destrezas en lógica formal como es
vos conductuales y el enfoque de la enseñanza el razonamiento silogístico, de manera que el
basada en objetivos, creándose un clima que alumno pudiera emplear esta capacidad cuando
puso de manifiesto la necesidad de nuevos ins- fuese necesario.
trumentos que aportasen más información que
la proporcionada por los instrumentos norma- Igualmente, es muy significativa la considera-
tivos sobre lo que un sujeto es capaz de hacer ción que hace Popham (1980: 59-60), uno de
(Rodríguez Lajo, 1985: 304). los máximos exponentes del uso de la evalua-
ción criterial, cuando reconoce que se come-
Concretamente, la enseñanza individualizada tió un error estratégico al denominar a los ob-
desarrollada en los años sesenta en general ne- jetivos educativos de los que hablaban como
cesitaba un tipo de pruebas que determinaran «objetivos conductuales», porque llevó a muchos

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educadores a confundir la defensa de dichos la evaluación, también para ver que, sobre todo,
objetivos como un enfoque mecanicista y deshu- corresponden a dos planteamientos evaluativos
manizado de la educación, y dada esa confu- bien diferenciados teórica e ideológicamente en
sión hubiese sido mejor elegir otra expresión coherencia con lo dicho en el apartado anterior.
que no fuese la de objetivos conductuales,
como por ejemplo la de objetivos de ejecución.
Asimismo, comenta que ellos no querían hacer Evaluación normativa
referencia ni defender al enfoque psicológico
del conductismo cuando hablaban de esos obje- Esta estrategia de evaluación tiene como objeti-
tivos, sino que lo que querían era resaltar por un vo ver la posición relativa de cada alumno res-
lado una manera de discernir si el objetivo se pecto a los demás y cumple su función cuando
había logrado o no, algo que se ponía de mani- con ella se sabe quién es mejor (o peor) que
fiesto con la conducta posterior del alumno, quién. Así, trata de identificar el talento del alum-
y, sobre todo, por otro lado, señalar que el cen- no, de manera que se puedan establecer com-
tro de atención era el alumno, no el profesor ni paraciones y luego hacer una selección entre los
el contenido. Como vemos, esto último es un alumnos (Popham, 1983: 31 y 27). La defini-
indicador básico del planteamiento progresista ción técnica de evaluación referida a la norma
que tenía esta orientación. lo deja muy claro: «Un test basado en pautas de
normalidad está destinado a determinar la posi-
ción de un sujeto examinado en relación con el
Caracterización de la evaluación rendimiento de un grupo de otros sujetos que
normativa y de la evaluación haya hecho ese mismo test» (Popham, 1983:
criterial 47). Ése será el grupo normativo respecto al
cual se compara el rendimiento de quien haga
La distinción entre evaluación normativa y eva- dicho test. Los test basados en pautas de nor-
luación criterial la hace Glaser en 1963, autor malidad son excelentes instrumentos para la
que utiliza por primera vez la expresión «eva- finalidad con que fueron creados, a saber: «La
luación criterial» (Popham, 1983: 31). Estos dos discriminación entre los examinados en una
tipos de estrategias de evaluación hacen refe- situación de númerus clausus en la que sólo
rencia explícita al rendimiento del alumno, hay posibilidades de admisión para un número
cada una dando su propia interpretación del limitado de individuos» (Popham, 1983: 47).
mismo, pero en todo caso desde una perspecti- La evaluación normativa tiene como referencia
va muy técnica y operativa, algo que con fre- las realizaciones de los alumnos del mismo
cuencia es olvidado actualmente en el ámbito grupo, tratando de medir las diferencias indivi-
educativo que se mueve más en la demagogia duales de rendimiento, todo ello basado en el
retórica del lenguaje, y por ello sus diferencias modelo de curva normal cuya finalidad es cla-
se dirimen a través de aspectos tan concretos sificar a los alumnos. La media del grupo se uti-
como en el tipo y características de las pruebas liza como criterio de superación o no (punto de
o test que utilizan. La misma elaboración de corte) y será variable, más alta o más baja, en
test referidos al criterio constituye un ámbito función de las capacidades demostradas por el
de conocimiento técnicamente complejo, al te- grupo de alumnos: siempre habrá un 50% de
nerse en cuenta aspectos como la definición del alumnos máster por encima de la media y un
dominio educativo y la determinación de están- 50% de alumnos no-máster por debajo de la
dares y puntos de corte. Ahora conviene clarifi- media. Así, el mayor o menor rendimiento indi-
car la diferencia existente entre evaluación nor- vidual se disgregará dentro del rendimiento del
mativa y evaluación criterial, que además de ser grupo, el cual, como hemos dicho, puede ser
una cuestión técnica y estratégica del campo de muy variable (Gómez Arbeo, 1990: 12). Ahora

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bien, cuando se necesita saber exactamente qué que más posibilitan las discriminación entre
es lo que puede hacer o no hacer el alumno alumnos. Por tanto, estas pruebas tienden a es-
entonces la evaluación normativa es inadecuada, timular la comparación de los resultados de los
porque no proporciona información clara de alumnos y la competición consiguiente entre
los conocimientos y habilidades adquiridas por ellos, no proporcionan información precisa
el alumno, que es precisamente lo que satisface sobre el dominio de conocimientos y destrezas
la evaluación criterial dada su naturaleza; así, importantes y básicas del alumno, y, consiguien-
cada una de estas formas de evaluación tiene su temente, no permiten establecer estrategias indi-
propia finalidad. viduales de corrección y mejora de las deficien-
cias (Gómez Arbeo, 1990: 12-13). En definitiva,
Quizá una de las diferencias más destacables es estas pruebas corresponden a una pedagogía tra-
en relación a la forma de tratamiento de los con- dicional donde la evaluación se entiende y utili-
tenidos de conocimiento dentro de las pruebas za para seleccionar y clasificar a los alumnos.
utilizadas. Primero porque la forma de describir
el campo de conocimientos que cubren es dis-
tinta en el grado de clarificación de dichos con- Evaluación criterial
tenidos, muy clara y precisa en la evaluación
criterial y poco clara y difusa en la evalua- La característica fundamental de esta evalua-
ción normativa. Y segundo, como consecuencia ción es apreciar el logro de los objetivos por
de la finalidad que tienen esos contenidos en parte de cada alumno sin compararlo con el
cada una de ellas, en la evaluación criterial hay de sus compañeros (Gómez Arbeo, 1990: 7). La
que saber contenidos tal cual porque es uno de misma autora proporciona un claro ejemplo
los fines del aprendizaje, y en la evaluación donde se muestra la lógica subyacente de la
normativa los contenidos son una excusa para evaluación criterial, a saber, en la obtención del
utilizarlos como selección de alumnos; de ahí carné de conducir; aquí no importa la compara-
que Popham (1983) hable de la «trampa psi- ción del rendimiento de los examinandos, sino
cométrica» que se hace con ellos en las prue- la comparación de cada examinando con los
bas normativas. Esta trampa que se realiza al criterios objetivos necesarios para ser un buen
construir el test normativo consiste en elimi- conductor. La evaluación criterial sería una for-
nar los ítems relacionados con los contenidos ma de operativizar la evaluación del aprendiza-
más importantes de la enseñanza (justo lo con- je individual del alumno respecto a objetivos
trario de lo que hacen las pruebas criteriales) educativos que actúan como criterio compara-
y, por tanto, los que más enseñan los profeso- tivo, y en términos conductuales, oponiéndose
res y los que mejor son aprendidos por los a la comparación de aprendizajes entre alum-
alumnos, es decir, aparecen los ítems de conte- nos. En última instancia podemos comparar a
nidos que no tienen la probabilidad de ser res- los alumnos en función de los objetivos logra-
pondidos correctamente por la mayoría de los dos, pero es lo que hay que evitar hacer porque
alumnos, porque son los que pueden discrimi- no es eso lo que se busca en la enseñanza obli-
narlos y diferenciarlos jerárquicamente, que es gatoria, que es la etapa para la que pensamos el
de lo que se trata. Este tipo de trampa realiza- uso de la evaluación criterial; otra cuestión sería
da indica claramente que lo importante no es su posibilidad de aplicación en otros niveles
aprender, sino seleccionar con independencia y ámbitos educativos, tal y como ya se ha hecho.
de lo aprendido y de ahí que hablen, más que de
aprender contenidos, de con qué tipo de conte- La evaluación criterial tiene un amplio uso, no
nidos podemos seleccionar mejor a los alum- sólo con contenidos conceptuales, sino también
nos; así los contenidos menos relevantes y más con contenidos procedimentales y, asimismo,
secundarios por ser peor aprendidos son los en su extensión a ámbitos como la Educación

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Infantil y la Educación Especia,l para lo que son por el alumno como las deficiencias del mismo
el logro de conductas o habilidades percepti- y que en este caso se puede intervenir de ma-
vo-motrices (de carácter procedimental). «Las nera inmediata dada la información tan precisa
pruebas criteriales permiten (...) comprobar el que proporciona. Establece un punto de corte de
uso y aplicación de los conocimientos procedi- dominio o no dominio del objetivo de aprendi-
mentales en diferentes situaciones particulares, zaje, lo que el alumno puede o no puede hacer, y
a la vez que ofrecen unas pautas claras para la cuya valoración se realiza en términos de pasa/no
observación de la calidad de su ejecución, grado pasa o apto/no apto, pero sin calificación numé-
de automatización, generalización a diferentes rica. Y es una evaluación comparativa con el cri-
contextos, grado de conocimiento sobre el pro- terio establecido que decide el dominio de la des-
cedimiento y grado de acierto en la elección del treza, pero no una comparación entre alumnos;
procedimiento para solucionar una tarea» (Fu- por esta interpretación se produce la deriva
llan y Pallisera, 1995: 42). hacia la evaluación normativa.

La evaluación criterial proporciona la realiza- Como ejemplo de utilidad pedagógica de la


ción del alumno con independencia de su com- evaluación criterial hacemos referencia a la in-
paración relativa con los otros y sus pruebas vestigación realizada por Rivas y Alcantud (1988)
buscan descripciones claras del rendimiento del sobre el conocimiento mínimo de EGB en su
alumno (Popham, 1983: 131, 134 y 159). Aquí momento y equivalente hoy a los niveles corres-
lo más importante es dar una descripción clara pondientes de la Educación Primaria, en cuanto
de la clase de conducta que puede o no manifes- a objetivos, contenidos y criterios de nivel de
tar el alumno; otra cuestión son las dificultades dominio. Diríamos que los aprendizajes exigi-
o limitaciones en el rigor descriptivo de las dos son básicos, elementales e imprescindi-
especificaciones de conducta que se hacen. Con bles, no excluyentes de todo lo que además se
las pruebas se determina la posición del alumno quiera o se pueda aprender y evaluar con otros
respecto a un dominio de conducta perfecta- instrumentes en dicha etapa. En ella se define
mente definido, el cual «consiste en un conjun- un «universo de medida» de entre unos conte-
to de habilidades o de disposiciones que los nidos básicos permanentes, aquellos que están
examinandos ponen en juego cuando se les siempre en el currículo consensuados por ex-
pide que lo hagan en una situación de examen» pertos. Así, tenemos unas áreas curriculares:
(Popham, 1983: 134). Por ejemplo, en Mate- Matemáticas, Lenguaje, Ciencias Sociales y Cien-
máticas podría ser la capacidad de un indivi- cias Naturales; dentro de ellas unos sectores
duo para resolver cierta clase de problemas de curriculares que corresponden a los contenidos
ecuaciones. exclusivos y exhaustivos en lo fundamental.
Ejemplo de Matemáticas: conjuntos y relacio-
La evaluación criterial desde el punto de vista nes, numeración, operaciones, solución de pro-
didáctico sería una evaluación exclusivamente blemas, topología y geometría, y medida; tam-
de aprendizajes de los alumnos, sin salirse de lo bién unos objetivos de aprendizaje de carácter
que es el ámbito pedagógico. Es una evaluación conductual para todos los sectores curriculares
por objetivos de aprendizaje, los cuales son des- de las áreas; y los elementos de medida como
trezas académicas conductuales a lograr y por son las pruebas criteriales de evaluación. Estas
ello comportamientos observables en el alum- pruebas sostienen todo el edificio anterior de
no. También supone la evaluación individual manera que determinan el dominio de conoci-
del alumno en relación a la progresión sobre el miento, el cual está traducido a objetivos con-
dominio de cada objetivo y ajustada a su ritmo ductuales, presentándose en forma de rendi-
de aprendizaje. Una evaluación que puede diag- miento del alumno con unos criterios de nivel
nosticar tanto el nivel de aprendizaje adquirido de exigencia. Al final se llega a poder establecer

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el nivel de dominio «todo» o «nada» de los que actúe la evaluación criterial en dicho currícu-
aprendizajes, el cual se basa en la idea de que el lo, pero de hecho se observa esa transgresión.
dominio del aprendizaje se puede establecer Una ejemplificación concreta del modo como
con nitidez mediante un punto de corte que ocurre la deriva entre ambos tipos de evalua-
separe con claridad a los máster (dominio) de ción la encontramos en la investigación de Díaz
los no-másters (no-dominio) (Rivas y Alcan- y García (2004). Aquí se hace un planteamien-
tud, 1988: 78). to muy adecuado de la evaluación criterial den-
tro del área de Matemáticas en los tres ciclos de
Por tanto, la evaluación criterial se fundamenta Educación Primaria, con una completa sistemati-
en la precisión de una serie de aspectos: univer- zación de su aplicabilidad, teniendo en cuenta los
so de medida, objetivos de aprendizaje, elemen- objetivos, los contenidos y los criterios de evalua-
tos de medida, punto de corte, que tienen como ción establecidos en el currículo para dicha área.
finalidad, esto es lo que se olvida, saber si cada Los autores interpretan a partir del análisis que
alumno ha adquirido el conocimiento mínimo hacen de la legislación hasta la LOCE que la eva-
del área curricular, algo que para nada le per- luación criterial es la que subyace en el marco
judica, sobre todo en un momento como el legislativo desde los Programas Renovados de
actual, en el cual se detecta de manera masiva 1981 y esto lo deducen de la red de objetivos de
la escasez de conocimientos concretos en los distinto nivel establecidos en el currículo de las
alumnos. Con todo esto queremos decir que la distintas leyes educativas promulgadas hasta el
evaluación criterial técnicamente es viable, aun- momento. Y así hacen una adaptación de la eva-
que costosa, como modalidad de evaluación, luación criterial a dos marcos legislativos distin-
para lo que serían los aprendizajes más básicos tos, el primero el anterior a la LOCE y el segun-
y elementales del currículo obligatorio; la escue- do el de la misma LOCE.
la primaria «pretende asegurar un mínimo de
cultura e instrucción a todos los ciudadanos» Los autores parten de la necesidad de que exis-
(Rivas y Alcantud, 1988: 41). Cuando vemos ta un consenso en el equipo docente sobre los
de qué tipo de aprendizajes estamos hablando, objetivos esenciales mínimos de ciclo, los cua-
se pueden consultar los extensos anexos de la in- les serían aquellos que permitiesen al alumno
vestigación citada; creo que será muy difícil de- continuar el proceso de enseñanza-aprendizaje
fender que esos aprendizajes no hay que llevar- en el ciclo siguiente. Cuando se sitúan en el
los a cabo y a su vez también se disolverán marco evaluativo anterior a la LOCE, si el alum-
muchos debates retóricos y estériles sobre qué no consigue dichos objetivos entonces se le ca-
y cuántos contenidos concretos hay que aprender. lifica como «progresa adecuadamente» y si no
es así, la calificación es «necesita mejorar»; a esta
dicotomía evaluativa se le puede hacer corres-
Deriva de la evaluación criterial ponder perfectamente con el denominado pun-
hacia la evaluación normativa to de corte que establece la evaluación criterial
respecto al dominio o no dominio del aprendi-
El currículo que plantean la últimas leyes edu- zaje, que en este caso sería respecto a esos obje-
cativas en nuestro país establece una serie de tivos esenciales establecidos. Así, diríamos que
niveles de objetivos engarzados unos con otros aquí hay un encaje técnico perfecto de la filoso-
(de etapa, de ciclo, de área) que llevan a inter- fía evaluativa que propone la evaluación crite-
pretar que la evaluación criterial es la más ade- rial. Por otro lado, cuando se sitúan en el mar-
cuada para conseguirlos (Lizasoaín et al., 2004; co evaluativo de la LOCE con cinco categorías
Díaz y García, 2004). Es por ello que no hay que de evaluación, a saber, insuficiente, suficiente,
traspasar la fina frontera existente respecto a la bien, notable y sobresaliente y quieren encajar
evaluación normativa si de verdad queremos la evaluación criterial es cuando se produce la

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deriva de la que estamos hablando, saltándose la idea actual que se tiene de la evaluación,
los límites entre los dos tipos de evaluación. cuyo objetivo «no es clasificar o calificar a los
Esto se observa ya desde el principio cuando di- alumnos, sino articular procesos de enseñanza-
viden los objetivos en objetivos mínimos esen- aprendizaje rigurosos y sistemáticos para que el
ciales y todos los objetivos por ejemplo de un alumno aprenda más y mejor, es decir, para
ciclo; la adquisición de los primeros supondría conseguir eso que llamamos calidad de la ense-
la calificación de «suficiente» y su no adquisi- ñanza» (Díaz Alcaraz, 2003: 228) y, por otro
ción sería «insuficiente», además estos objetivos lado, plantear categorías con los objetivos di-
suponen el 65% de los objetivos totales. Tam- dácticos según el porcentaje de logro para cali-
bién establecen tres puntos de corte criteriales ficar después dentro de una escala (insuficiente,
más en correspondencia con las otras tres cate- suficiente, bien, notable y sobresaliente), como
goría de evaluación restantes, en orden de difi- dicho autor lleva a cabo también en la ESO. Este
cultad creciente, a saber, el primero para el «bien» planteamiento evaluativo podría caber en una
cuando el alumno consigue el 74% de los objeti- enseñanza no obligatoria como pueda ser en la
vos previstos, el segundo punto de corte para el Educación Superior, donde los puntos de corte
«notable» cuando consigue el 82% de los objeti- dicotómicos (pasa, no pasa) o policótomos (no
vos y el tercero para el «sobresaliente» a partir apto, apto, notable...) se refieren «a la puntua-
del 90% de los objetivos previstos. ción real en la prueba que deben obtener los
sujetos para ser asignados a una categoría de
Establecer categorías de dominio de aprendiza- conocimiento» (Jornet, Suárez, González y Be-
je asociadas a niveles graduados de calificacio- lloch, 1997: 234).
nes diferentes, que en este caso corresponden a
un porcentaje determinado de objetivos logra- Aquí el problema surge cuando a alguien se le
dos, es precisamente establecer una clasifica- ocurre que hay que mirar comparativamente
ción de alumnos tal como plantea la evaluación los aprendizajes de los alumnos y en esa com-
normativa, diferenciando a los alumnos compa- paración se observan diferencias entre unos
rativamente por el número de objetivos logra- y otros, en realidad siempre las hay. Debido al
dos y por tanto estamos en lo mismo, se com- ritmo individual de aprendizaje, unos logran
para a los alumnos. No debería ser el caso para antes que otros los objetivos, incluso unos
una educación primaria y obligatoria y así no se logran el dominio del objetivo mejor que otros.
entiende la diferenciación que hacen los auto- Y entonces se considera que hay que establecer
res entre todos los objetivos de ciclo y los obje- diferencias entre mejores y peores alumnos
tivos esenciales mínimos de ciclo, dado que y reflejarlo mediante un tipo de evaluación
partimos de un tipo de educación básica igual objetiva adecuada, en este caso utilizando una
para todos y entonces todos los objetivos del escala de medida, pero de este modo nos situa-
currículo son esenciales, no cabe la diferencia- mos en la evaluación normativa. La cuestión es
ción de objetivos. Es más, cuando en su discur- si esto vale para todos los casos y aprendizajes.
so hablan de la necesidad de la precisión de las La evaluación normativa es anterior histórica-
categorías para asignar adecuadamente a cada mente y su objetivo es diferenciar con el obje-
alumno a la que le corresponde, están manifes- tivo de seleccionar y clasificar en este orden,
tando claramente la deriva entre evaluaciones. y esto se ha configurado como una mentalidad
evaluativa muy potente en el pensamiento edu-
Hay una gran contradicción de fondo, la cual cativo y que responde a intereses sociopolíti-
anularía la filosofía de la evaluación criterial, cos ajenos a lo estrictamente pedagógico. Para
cuando por un lado se considera como muy Popham (1980: 322) «lo mismo que la masa
importante dicha evaluación entendiendo que endurecida, las actitudes endurecidas son difí-
la propugna la normativa y es más acorde con ciles de modificar. Hay algunas actitudes con

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Dos formas diferenciadas de evaluación didáctica

respecto a la evaluación educativa bastante bastante endurecido que nos desafía a que le
endurecidas que nos desafían a que le demos demos nueva forma». Es por eso que la deri-
nueva forma. Los profesionales de la educación va de la evaluación criterial hacia la normati-
han sostenido durante tantos años un punto de va se vería influida por dicho endurecimiento
vista particular sobre la evaluación educativa actitudinal.

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Abstract

Two differentiated forms of didactic evaluation: normative evaluation in order to select


students and criterial evaluation to master the basic content

This article focuses on two forms of didactic evaluation, the normative evaluation and the criterial
evaluation, in order to use them again if necessary. Both forms, although with a different educati-
ve goal, have happened historically in the evaluation field. The normative evaluation responds to
the selective tradition of students. The criterial evaluation has a different aim: any student should
mastery the basic contents of the curriculum.

Key words: Evaluation, Evaluation of students, Evaluation method, Educational achievement.

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Alfonso Heredia Manrique

Perfil profesional del autor

Alfonso Heredia Manrique

Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Valencia. Profesor titular de escuela uni-
versitaria del Área de Didáctica y Organización Escolar del Departamento de Ciencias de la Educa-
ción de la Universidad de Zaragoza. Actualmente su docencia se desarrolla en las distintas especia-
lidades de Maestro. Sus líneas de investigación se centran sobre evaluación didáctica, recursos
curriculares y formación del profesorado.
Correo electrónico de contacto: aheredia@posta.unizar.es

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