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EN LA SOCIEDAD GUATEMALTECA
Febrero es un mes en el cual las organizaciones de mujeres tienen motivos para festejar. En
años anteriores, se celebraba en Guatemala, el 5 de este mes, el Día Nacional de la Mujer
Indígena, y el sábado recién pasado, es decir, el 18 de cada febrero, se celebra el Día de la
Mujer de América.
Sin embargo, las cifras, los datos y, sobre todo, los hechos, hacen que estos días no sean de
celebración, sino que sirven especialmente para reflexionar sobre el papel de exclusión que
ha sufrido la mujer guatemalteca, y aun más, la mujer indígena.
Según las estadísticas de diferentes instituciones, las mujeres indígenas son las que están
más excluidas de los servicios para satisfacer sus necesidades básicas. Además, este grupo
es al que históricamente más se le han violado sus derechos fundamentales.
Una sociedad que está excluyendo a una de cada cinco personas, es una sociedad con un
alto número de violabilidad de los derechos humanos.
Incluso en estos espacios se desarrollan con ciertas limitaciones con respecto al acceso de
algunos derechos básicos, como la salud o la alimentación, con respecto a otros integrantes
de la familia.
Basándose en una clasificación realizada por el Programa de “Lucha contra las Exclusiones
de las Mujeres”, auspiciado por el Gobierno de Guatemala y la Comunidad Europea, las
exclusiones de las mujeres pueden categorizarse de la siguiente forma:
EXCLUSIÓN LABORAL
Como uno de los derechos fundamentales se encuentra el derecho a recibir una remuneración
económica justa por un servicio prestado. Sin embargo, datos recabados en distintos
departamentos del país, han permitido calcular que la mujer no indígena recibe, en promedio,
un 71% menos que un hombre no indígena.
Una mujer indígena recibe como pago un 58% menos que un hombre indígena. Y, además,
para tomar en cuenta esta relación, un hombre indígena generalmente gana menos que una
mujer no indígena.
EXCLUSIÓN EN EDUCACIÓN
Según el Censo Nacional de Población del 2003, realizado por el Instituto Nacional de
Estadística, INE, la tasa de analfabetismo en las poblaciones indígenas asciende a un 48% de
la población, mientras que en los sectores no indígenas, es menos de la mitad, con un 20%.
Y de estos datos, las mujeres indígenas forman el grupo más analfabeto, con una cifra del
65% de mujeres indígenas en las zonas rurales que no saben leer ni escribir.
EXCLUSIÓN EN SALUD
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Materno Infantil, ENSMI, realizado por el
INE en el 2002, las cifras anteriores de educación se conjugan con la mortalidad materna, ya
que un 66% de las mujeres que no tienen ningún tipo de educación (de ellas la gran parte es
indígena), mueren, mientras que otro 28% fallece, cuando éstas únicamente poseen
educación primaria.
Con relación al nivel de fertilidad, las mujeres indígenas tienen en promedio seis nacimientos
durante su vida reproductiva, mientras que, aunque también es alto, las mujeres no indígenas
tienen en promedio cuatro hijos o hijas; y si las mujeres poseen educación secundaria o
superior, las mujeres tienen sólo dos nacimientos.
EXCLUSIÓN POLÍTICA
Nuestro país tiene uno de los números más bajos de participación femenina en los ambientes
públicos y políticos de la nación. Del total de mujeres que ocupan puestos públicos, las no
indígenas tienen presencia en el 72.57% de éstos; mientras que las indígenas, el 27.42%.
Sin embargo, la cifra es más alarmante cuando se compara con los datos de los hombres. Del
total de los puestos públicos, los hombres ocupan el 95.44% de ellos, las mujeres el 4.5%, de
los cuales, sólo el 1.25% pertenece a las mujeres indígenas.
EXCLUSIÓN CULTURAL
Históricamente, este tipo de exclusión es del que menos se ha hablado o comentado, pero es
el que más se ha ejercido. Muchas veces, las mujeres también han sido coartadas de participar
en las actividades que las involucren a estar en contacto con su identidad cultural. Por
ejemplo, manifestaciones como danzas, o conjuntos marimbísticos.
Por último, las exclusiones en contra de las mujeres indígenas, provocan a su vez una
exclusión del sentimiento de ciudadanía de estas hacia el país. Esto se debe a que, como su
participación en los distintos círculos de acción de la sociedad es limitado, se provoca la
invisibilización de éstas dentro de la población.
Debido a la escasa participación de las mujeres, se desvaloriza su papel, además de que tienen
poco acceso a la información para que puedan hacer algo para revertir esta situación.
Asimismo, dentro del seno familiar, la poca valoración de la mujer indígena conduce muchas
veces a que sean maltratadas y sufran de la violencia intrafamiliar, y a que tengan sobrecarga
en sus labores domésticas; por consiguiente, a ser más vulnerables a la hora de que se les
viole sus derechos humanos fundamentales.
Y estos mecanismos de exclusión han tenido un fuerte arraigo dentro de la sociedad en que
vivimos, heredado sobre todo en las culturas indígenas subordinadas.
INTRODUCCIÓN
Febrero es un mes en el cual las organizaciones de mujeres tienen motivos para festejar. En
años anteriores, se celebraba en Guatemala, el 5 de este mes, el Día Nacional de la Mujer
Indígena, y el 18 de cada febrero, se celebra el Día de la Mujer de América.
Sin embargo, las cifras, los datos y, sobre todo, los hechos, hacen que estos días no sean de
celebración, sino que sirven especialmente para reflexionar sobre el papel de exclusión que
ha sufrido la mujer guatemalteca, y aún más, la mujer indígena.
Una sociedad que está excluyendo a una de cada cinco personas, es una sociedad con un alto
número de violabilidad de los derechos humanos.
CONCLUSIÓN
Actualmente, las mujeres están más involucradas en las reflexiones críticas vinculadas a la
participación activa en los distintos estratos de la sociedad: economía, justicia, política, etc.
Este inicio era, probablemente, el paso más difícil de dar, y se logró gracias, en parte, a las
presiones de distintas organizaciones comunitarias en contra del machismo generalizado e
histórico que se ha desatado en Guatemala, de forma discriminatoria para con la mujer.
A pesar de esta situación, las mujeres cada vez se consideran dignas de la reflexión en la que
participa toda la sociedad, y poco a poco se van involucrando en ella, con la dignidad e
igualdad que merecen todas las personas.
Instituto Rafael Landívar
Mazatenango, Such.
Sociales
Maynor Pereira