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EL CONFLICTO EN LA PAREJA
Un Camino En Tu Evolución
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NUESTROS PERSONAJES INTERIORES
Héroes interiores, son doce personajes que tienen funciones específicas y primordiales para lograr
la armonía, el equilibrio, la plenitud, la libertad. Cuando alguno de ellos no está lo suficientemente
activado, o está trabajando en forma deficiente, aparecen desequilibrios en tu reino.
Estos doce arquetipos, respetan los poderosos recursos con los cuales enfrentamos al enemigo que
habita en nuestro interior. En nuestra parte oscura la cual se empeña en impedir que tomemos en
cuenta las opiniones y las necesidades de nuestra pareja cuando intentamos resolver alguna
discrepancia.
El Guerrero
Sombra: Los débiles no se sabe decir no, otras invaden su reino imponiéndoles criterios y
necesidades que no son de ellas. Son tan débiles que la sombra del guerrero las convierte en
individuos prepotentes, controladores, impositivos y dominantes.
El Sabio
Funciones: El sabio es el faro que nos ilumina el camino en la oscuridad de la vida. Es el personaje
que nos aconseja, que nos dice qué es lo correcto, lo adecuado, es quien nos enseña el sendero de
la verdad a través de los diferentes sistemas de creencias. Quien nos ofrece mapas del territorio de
la realidad que visitemos. Es quien aconseja el gobernante lo que más conviene hacer.
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Don: Es el afán por llegar a la verdad a través de una actitud crítica objetiva, abierta y flexible.
Sombra: 1) La ignorancia. 2) ser fácilmente influenciable. Aceptar y hacer nuestra las creencias
que nos ofrecen sin tener capacidad de cuestionarlas.3) El dogmatismo o actitud rígida y cerrada
con la que sostenemos que nuestras afirmaciones son verdades absolutas e infalibles.4) El
fanatismo, que implica promover o defender con vehemencia una idea sin comprenderla a
capacidad.
El Buscador
Funciones: El buscador es el resorte interno, el impulso que nos lleva a tratar de encontrar
caminos para alcanzar la trascendencia y mejorar nuestra calidad de vida.
El Bienhechor
Funciones: El maravilloso acto de dar. Mientras más generoso eres, más vives en la abundancia, y
la magnitud de ésta es un reflejo de tu calidad humana.
El Destructor
Funciones: En todo proceso de transformación hay cosas que deben morir para dar paso al
nacimiento de otra. Para que aparezca la mariposa, es preciso que aparezca la oruga. El destructor
como aliado desaparece situaciones que no nos permiten florecer.
Sombra: Incluye todos los comportamientos autodestructivos y también las actitudes que
sabotean los éxitos posibles en diferentes áreas de la vida. Agresión al prójimo como el maltrato y
el abuso físico y verbal.
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El Gobernante
Funciones: Para que exista un reino en armonía se requiere de un dirigente capaz de crearla y
mantenerla, un líder con la habilidad y el poder para generar estabilidad. Una persona madura es
aquella que tiene adecuado control de sus impulsos y emociones interiores y por lo que puede dar
lo mejor de sí.
Un buen gobernante: Es aquél que actualiza su poder para obtener resultados traducidos en una
buena calidad de vida.
El Bufón
Sombra: Las personas de vuelven aburridas, solemnes, agrias, adustas, amargadas y reprimidas, y
suelen caer en la irresponsabilidad y la frivolidad, desean que todo sea fiesta y diversión.
El Mago
Funciones: Este personaje es el que nos hace carismáticos y cautivadores; nos permite dotar de
magia nuestras relaciones, familiares y de pareja, con nosotros mismos y en general, todo aquello
que realizamos.
Sombras: Es el del hechicero malévolo que hace magia negra en el interior del reino, diciendo que
no somos valiosos ni dignos de ser amados, ineptos y unos perdedores.
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El Inocente
Funciones: Es la parte de nosotros que confía en la vida en nosotros mismos y en los demás; es
la que mantiene la fé y la esperanza aun cuando las cosas parezcan imposibles. Lo que nos hace
seguir siendo optimistas y positivos aunque suframos tropiezos y descalabros.
El Creador
Funciones: Somos al mismo tiempo creados y creadores, estamos conectados con la gran fuente
creativa del Universo. Reconocer que la gran fuente espiritual del universo no está separada de
nosotros. Somos parte de esa fuente, en consecuencia co-creadores de nuestras vidas. Tenemos
que asumir la responsabilidad de ser arquitectos de nuestro propio destino.
Sombras: La parálisis, el desgano, el miedo a explorar nuevas posibilidades, así como la creación
obsesiva, perfeccionista, y la adicción al trabajo.
El Huérfano
Funciones: es el personaje capaz de experimentar una realidad: nacemos solos y morimos solos,
también esta consiente que la fuente de la abundancia y la plenitud se encuentran en nosotros
mismos. Se percata de que afuera no hay nadie que pueda hacerse cargo de nosotros lo que
tenemos que resolver nuestra propia existencia y aprender a convivir en interdependencia con los
demás, quien a su vez, son tan huérfanos como nosotros. Los espacios de soledad no sólo malos o
estériles, sino los momentos de mayor posibilidad para contactarnos con nuestro interior o con la
divinidad atravez de la meditación. Prueba de ello es que si tú divides las palabras, descubrirás
que sol-edad es la edad del sol. Es decir, la edad de la luz y en ella es donde podrás alcanzar la
trascendencia, que representa el encuentro con tu verdadero ser.
Sombra: nos sentimos como bebés desvalidos, llorando en la cuna. Con miedo a pensar que nadie
vendrá a rescatarnos. Transforma la fecundidad de la soledad en la esterilidad de la desolación;
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experimenta constantemente una sensación de pérdida, por lo que las personas afectadas por él
suelen ser depresivas. Sumen la actitud de víctimas y buscan rabiosamente alguien que las
acompañe y que se haga cargo de ella aunque tenga que aceptar maltratos.
El Amante
Funciones: los seres humanos estamos solos y tenemos que resolver el dilema de quedarnos así
o de relacionarnos con el prójimo. Si elegimos esto último, tenemos que escoger entre la
disyuntiva de relacionarnos sana o enfermizamente. La tarea del amante consiste en construir
vínculos efectivos maduros con los demás para responder eficaz mente a situación de separación
que existe entre ellos y nosotros.
INTRODUCCIÓN
Si una relación de pareja no es capaz de enfrentar con aplomo y sabiduría las turbulencias
provocadas por un conflicto, si sus integrantes no están preparados para abordar las discrepancias
maritales escuchado con paciencia, tolerancia y apertura las objeciones y propuestas del
compañero, si a partir de esto no son capaces de aprender de sí mismos propiciando un crecimiento
personal; entonces las perspectivas del florecimiento de su relación efectiva son prácticamente
inexistentes, ya que no habrá manera alguna de eliminar los residuos tóxicos emocionales que
expiden los conflictos no resueltos.
Una pareja que no esté lo suficiente capacitada para resolver sus conflictos y
capitalizarlos, sólo lo está para aplicar la eutanasia conyugal dejando morir su relación
y asistir al funeral llamado divorcio.
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Todo esto aunado al hecho que depositamos en el otro, múltiples aspectos inconscientes
relacionados con nuestro historia personal. Los conflictos están indisolublemente ligados a las
relaciones de pareja que no podemos elegir entre tenerlos o no tenerlos.
Existen seis formas de responderle, las primeras cuatro son estrategias disfuncionales e
improductivas, mientras que la quinta- aunque ofrece herramientas muy útiles y creativas para
resolver los conflictos –no va más allá. “El viejo paradigma del amor “.
El éxito efectivo depende de la suerte que tengas para encontrar a la persona adecuada.
Para las parejas inmaduras el conflicto es algo amenazante que hay que mantener
alejado de la relación a como dé lugar para poder regresar al estado idílico del
enamoramiento.
La tercera forma de enfrentar las discrepancias consiste en imponerse al cónyuge. En esta postura
se presentan dos modalidades. En la primera uno impone y otro acepta. En la segunda modalidad
ambos integrantes de la pareja son dominantes y sus respectivas acciones impositivas producen
la explosiva lucha de poder.
Una situación que agrava más las crisis conyugal, es al crear la indiferencia, la distancia emocional,
el reproche sistemático o incluso tomando la puerta falsa de la infidelidad. La quinta forma de
abordar las discrepancias parte de la base de que el conflicto es un obstáculo que deteriora la
relación, y por lo tanto hay que eliminarlo empleando formulas creativas que beneficien a ambas
partes. El enfoque esta centrado en obtener satisfactores y en disolver las discrepancias, pero no en
al aprendizaje que se traduzca en el crecimiento personal. La sexta forma de responder al conflicto
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consiste en la propuesta de considerarlo como un camino a la evolución. Es indispensable espacio
sagrado, entendiendo este término como aquello que lleva a la trascendencia.
Para construir una pareja de excelencia, hay que cumplir con tres requisitos. 1) Comprender que
el verdadero saboteador que dinamita los proyectos conyugales siempre es uno mismo; que el
enemigo que atenta contra el amor habita en nuestra parte oscura.
La pareja necesita los dones de los doce personajes para salir bien librada en su difícil travesía,
pero en especial, los requiere para enfrentar la parte más complicada de la vida amorosa que es el
abordaje de los conflictos.
Si deseas pararte con dignidad frente a un compañero para solucionar un problema, requieres de
varios ingredientes que conforman la esencia del guerrero sabio. Estos son el valor, la sabiduría la
paciencia, la humildad, la nobleza y la voluntad. Pero además, precisas del pasaporte que te obliga
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a renunciar a la soberbia, al egoísmo y a la actitud defensiva, para recibir los sellos que te otorgan
las visas de la humanidad, el respeto, la tolerancia y el amor.
El guerrero es valiente porque enfrenta los conflictos con aplomo; no los rehúye. Es sabio porque
sabe. Es sabio porque sabe que el epicentro de los sabotajes se ubica en el interior y que los
cambios que puede hacer solo son realizables en sí mismo y en el otro; de tal manera que no
desperdicia su tiempo y su energía tratando de transformar a su pareja. Es paciente porque así
como el cazador puede estar acechando a su presa largas horas hasta que están dadas las
condiciones óptimas para atraparla, así él puede estar asechando impasiblemente el tiempo que sea
necesario a los agentes perniciosos que se empeñan en dañar la relación. Es noble y humilde de
corazón porque no le interesa avasallar o estar por encima de la pareja, si no lograr acuerdos con el
guerrero sabio de la otra parte para que la relación, que no es otra cosa que dos reinos individuales
que forman uno más amplio, tenga una vecindad armónica y de ayuda mutua.
“La nobleza la humildad, el verdadero secreto del arte del manejo del conflicto”.
El guerrero sabio del primer nivel no hace alarde de prepotencia, de soberbia o de poder sobre el
otro, a veces puede traicionar su naturaleza para convertirse en un inseguro y despiadado guerrero
subdesarrollado que intenta invadir controlar y aplastar el reino del cónyuge. Suele ser necio e
imprudente, y puede ser que se enfrasquen en una lucha de poder para determinar quién tiene la
razón o quien lo creó, con frecuencia se activan sus inseguridades y sus heridas emocionales
infantiles. Entonces el acto de derrotar al compañero le demuestra que el que se equivocó fue él, se
convierte en una suculenta oportunidad para autoafirmarse a través de crearse una falsa sensación
de seguridad, este impulso frenético que surge de nuestro interior es consecuencia de las amargas
experiencias que vivimos en nuestra infancia, cuando fuimos maltratados, abandonados,
avergonzados y humillados por diferentes personas.
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Albert Einstein decía: “Hay una fuerza motriz más poderosa que al vapor, la electricidad y la energía
anatómica: la voluntad”.
Uno de los ingredientes esenciales para enfrentar con eficacia los conflictos es la voluntad, pues
bien, si en algún ámbito de la vida amorosa es imprescindible la participación de esta cualidad, es
justo en el manejo de los conflictos, ya que cuando los cónyuges enfrentan un problema y se
enfrascan en una lucha de poder para determinar quién tiene la razón o quien lo creó con
demasiada frecuencia se activan sus inseguridades y sus heridas emocionales infantiles.
Una joven que se encontraba en una crisis existencial, se quejaba amargadamente con su padre de
que todo lo que hacía estaba mal. No sabía cómo hacer para salir adelante, y creía que se daría
por vencida, estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su sabio padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas de agua y las
colocó sobre el fuego intenso. Pronto el agua de las tres ollas hervía. En una colocó zanahorias, y
en otra huevos y en la última, granos de café. Las dejo hervir sin decir palabra alguna.
La hija esperó con impaciencia, preguntándose qué estaría haciendo su padre. Veinte minutos
después, el hombre apagó el fuego, sacó la zanahorias y las colocó en un tazón, sacó los huevos y
los depositó en otro tazón, coló el café y lo vertió en un tercer tazón.
Mirando a su hija con mucho cariño le preguntó:
“Querida ¿Qué ves?”
“zanahorias, huevos y café”, fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas.
Luego pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Después de quitarle la cáscara, observó el huevo
duro. Acto seguido le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija le preguntó:
“¿Qué significa esto padre?”
Él le explico que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero
habían reaccionado de formas diferentes.
La zanahoria llegó al agua fuerte, y dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había
vuelto débil fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil. Su cascara fina protegía su interior líquido. Pero después de
estar en el agua hirviendo, su contenido se había endurecido.
Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían
cambiado el agua.
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” ¿Cuál eres tú?” le pregunto a su hija.
Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?
¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?
¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil
y pierdes tu fortaleza?
¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluido, pero después
de una muerte, una separación, un divorcio o un despido, te has vuelto duro y rígido? Por fuera te
ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café? El café cambia el agua hirviente, el elemento que causa dolor.
Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.
Si eres el grano de café, cuando las cosas empeoran tú reaccionas de mejor manera y haces las
cosas de tu alrededor también mejoren. ¿Cómo manejas la adversidad?
¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?
“Lo que nos priva del AMOR A LA VIDA no es lo que nos sucede sino como reaccionamos a este
hecho”.
EL CONFLICTO Y LA COMUNICACIÓN
No podemos no comunicarnos.
Existe una propiedad de la conducta que no podría ser más básica, por lo cual suele pasarela por
alto: No hay nada que sea lo contrario de conducta. En otras palabras no hay conducta, o para
expresarlo, es imposible no comportarse. “no puede dejar de comunicar”
Una de las grandes herramientas para facilitar la solución de los conflictos consiste en comprender
y dominar los niveles de la comunicación. Cuando nos comunicamos verbalmente con nuestro,
compañero, siempre lo hacemos en dos dimensiones: el contenido y el relacional.
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El nivel de los contenidos tiene que ver con el tema o información que deseamos transmitir, el
asunto que deseamos solucionar o la necesidad que deseamos satisfacer.
Mientras que el nivel relacional define la naturaleza o tipo de reacción que establecemos con la
pareja que pueda ser amorosa, cálida, respetuosa, indiferente, distante, conflictiva, desconfiada,
destructiva.
El aspecto relacional o efectivo con la pareja, estará influido en gran medida por nuestra historia
personal, por las experiencias nutritivas o tóxicas que hayamos vivido en muestra infancia.
Aunque con frecuencia el problema puede estar en ambos niveles, muchas veces creemos que los
conflictos permanecen al contenido cuando en realidad el verdadero problema se localiza en el
ámbito relacional. Cuando el matrimonio está deteriorado cualquier tema que surja es
transformado en un buen pretexto para discutir y agredirse.
Conocemos a fondo las dos funciones de la pareja y se mueve con una habilidad
sorprendente entre ellas, toda vez que exhiben un gran talento para recrearse en el espacio
del bienestar y de crecer en el del conflicto. Sus sólidas estructuras psicológicas les otorga la
cualidad de ser autocríticos, en es esta medida, se convierten en expertos en el arte del
manejo del conflicto lo que les facilita capitalizar las diferencias con el cónyuge, a construir
una estupenda sexualidad.
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dos tipos de relaciones de pareja se encuentran cuatro más en los que los niveles de
contenido y relacional se mezclan de diferentes formas.
5) La pareja confundida
Es la que confunde los niveles y trata de resolver el conflicto en el terreno en el que no se
encuentra. Existen dos modalidades: 1. El problema es de contenido, pero alguno de ellos lo
quiere trasladar al nivel relacional a través del juicio erróneo que se manifiesta en frases
como: “Si me quisieras estarías de acuerdo conmigo”, “Si me amaras no me refundirías “, “Si
te importara no me cuestionarías”
Para que cada uno de los integrantes que conforman la pareja es fundamental atender los
intereses y necesidades que se desprenden de los niveles relacionales y de contenido.
Mientras más deteriorado está el nivel relacional, el margen de interpretación de dichas intenciones
tiende a ser llenado de manera cada vez más negativa.
Resulta indispensable que las parejas dialoguen acerca de sus intenciones hacia el otro para que,
que por una parte, dejen establecido que lo último que pretenden es lastimar el compañero, y por
la otra, para la otra para que puedan alinearlas de manera congruente con acciones que permitan
alcanzar sus objetivos.
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Cuando un cónyuge descarga su agresión contra el otro por más violenta que sea su conducta, no
es un asueto personal, no es contra ti; tan solo es la expresión perniciosa de las heridas del pasado
de esta persona.
Cada uno de los actores-guionistas necesita un protagonista específico para poner en escena su
argumento.
El Escorpión Y La Rana
Las relaciones de suicidio psicológico o de auto anulación se caracterizan porque uno de los
miembros renuncian a su tema , a sus percepciones o a sus criterios y opiniones, a gran parte de
sus necesidades para preservar su relación tratando de evitar que su cónyuge se enfade, se
decepcione de ellas y termine abandonándolas.
La primera es para confirmarnos “eres tan valiosa e importante para mí, que decido escucharte y
prestarte atención con todo mi ser, con gran respeto y compromiso, aunque no coincida con tu
punto de vista”.
Para confirmar a la pareja hay dos canales: el verbal y el no verbal.
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También es imprescindible la confirmación a través del canal verbal por medio de frases que le
permitan a la pareja saber que es escuchada y tomada en cuenta.
Deseo comprender a mi pareja porque la amo y además deseo ser comprendido por que me amo,
y porque la mutua comprensión es la puerta de entrada a las relaciones plenas, nutritivas y
armónicas.
Para desarrollar esta competencia hay que tomar en cuenta la experiencia de dos orientaciones
relacionales: la individualista, y la de mutuo aprendizaje.
La Orientación Individualista
Se caracteriza por la tendencia a imponer el propio punto de vista y desacreditar las opciones del
otro, sea de manera autoritaria y estruendosa o con manipulaciones sutiles. Tienen muy arraigada
la absurda creencia de que su valor como individuo se incrementa cuando le ganan al cónyuge y
decrece cuando pierden.
La persona que la emplea, lo hace porque en su interior se siente muy insegura y pretende
autoafirmarse con mecanismos compensatorio dirigidos a ponerse compulsivamente por encima del
cónyuge. Se sienten obligados a demostrar que son mejores que el otro.
Son poseedores de la percepción correcta de la realidad. De que sus creencias, valores y opiniones
se distinguen por la objetividad y por la solidez de su fundamentación.
En virtud de que la orientación individualista esta armada a partir de la materia prima del
maltrato y abandono que sufrieron estas personas en su infancia, albergan en su interior
resentimientos que los impulsan a desquitarse, en este caso con la pareja, atreves de conductas
hostiles. Se inventan que las equivocaciones son actos imperdonables que hay que sancionar, y
como consideran que poseen la verdad, resulta casi imposible que puedan tomar represalias hacia
ellos.
En el caso que sean ellos los de la falta, se ven obligados a ocultar sus errores para no sufrir las
consecuencias.
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Desencadenan un conjunto de acciones en la relación para hacer valer su enfoque individualista, el
establecimiento de metas y objetivos de la relación y de sus estrategias para alcanzarlas, sin
tomar en cuenta los puntos de vista del cónyuge, la creación de una actitud compulsiva de vencer
al otro, considerado como oponente en lugar de compañero , o la de jugar a la víctima que no
asume sus errores y responsabiliza al otro de las turbulencias que lastiman el proyecto conyugal.
El empleo de esta orientación como directriz para sobrellevar la relación afectiva suele traer
funestas consecuencias del proyecto conyugal como la de construir una identidad defensiva de la
pareja. Sus integrantes se entregaran a la tarea frenética de intentar controlarse y manipularse
mutuamente. Invertirán su energía y sus esfuerzos en el miserable objetivo de que gane uno y
pierda el otro, en lugar de colaborar y aprender juntos. Se declararán una guerra.
Al reducirse de manera tan ostensible los recursos y talentos personales, estarán provocando una
anemia afectiva y sentenciando al proyecto conyugal a un estancamiento, a una agonía y tal vez a
su deceso.
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defensivas y manipuladoras. Los integrantes de las parejas se sentirán libres para hacer fluir sus
ideas, propuestas y emociones.
Los cónyuges podrán crear un estado de ánimo conyugal dotado de alegrías, tranquilidad,
tolerancia, gratitud, camaradería, armonía y completa realidad. Se sentirán dichosos y seguros en
virtud de la aceptación reinante. Esto favorece la lealtad, el compromiso y el agrado de
colaboración e iniciativa. Desarrollarán las habilidades para resolver los problemas con mayor
prontitud y eficacia, y el método para abordarlos será constantemente mejorado.
Fromm divide los tipos de carácter en dos grupos: las personalidades productivas y las
improductivas.
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provoca un sentimiento de vacío, soledad y enajenación, que intentamos resolver con la
misma estrategia perniciosa de vendernos al mejor postor, con lo que creamos un círculo
vicioso perverso.
La Personalidad Productiva
La productividad se puede definir como la capacidad del hombre para emplear sus fuerzas y
recursos y desplegar plenamente sus potencialidades humanas; de emplear sus poderes, es
aquella que emplea plena y armoniosamente los dones de sus personajes como: el optimismo y
la confianza del inocente, la capacidad de reconocer que todos estamos hermanados por los
vaivenes de la vida, de disfrutar la soledad y de hacer de ella algo productivo.
Fromm destaca dos aspectos esenciales de la personalidad productiva: la razón y el amor.
Define al corazón como la capacidad de penetrar la superficie de las cosas para encontrar su
esencia; mientras que considera al amor como la paradoja de la existencia en la que el ser
humano busca al mismo tiempo la cercanía con los demás y la independencia, la unión con los
otros pero conservando su individualidad.
La Nobleza Y La Humildad
Nobleza proviene del vocablo latino nobilis, que se deriva del verbo noseo y del adjetivo notus,
que significa respectivamente “conocer” y “conocido”, distinguido por tus hechos y virtudes entre
los demás hombres.
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La sabiduría universal podrá evaluar la nobleza de cada ser humano a través del nivel vibratorio
luminoso que emana del alma bondadosa y no con el pedigree, ni con la cuenta bancaria, ni con la
ropa que vistes, ni con la zona de la ciudad en la que habites.
La palabra humildad deriva del latín humilis, que significa bajo, del suelo o de la tierra. Es el
atributo que define a una persona modesta, que no se considera mejor o más importante que los
demás en ningún aspecto. Es lo opuesto a la arrogancia, a la soberbia y a la prepotencia.
Hay personas que han alcanzado el éxito mencionado pero espiritualmente son mediocres porque
están poseídas por la soberbia y el egoísmo.
“Pronto siempre en lo más bajo y darte han lo alto, porque no está lo muy alto sin lo hondo.”
La humildad es una virtud que nos dota de una brújula de autocrítica que nos permite ubicar
muestras limitaciones e insuficiencias y de actuar a partir de tal conciencia.
La mente humilde es receptiva por naturaleza y que esas características le permiten estar en
condiciones óptimas para escuchar y aprender. La capacidad de tener una mente abierta y
receptiva, y para ello los entrenan a vaciar de ella la información preestablecida para que le den la
bienvenida a la nueva, lo cual requiere de desapego a las programaciones y condicionamientos
anteriores.
La persona humilde está convencida de que las experiencias que se presenta en su camino son
posibilidades potenciales para aprender cada vez más. También considera que la fuente de la
sabiduría es inagotable e infinita, por lo cual resulta absurdo y arrogante hacer alarde de erudición.
“La muerte es la única consejera sabia que tenemos. Cada vez que sientas, como siempre lo haces,
que todo te está saliendo mal y que estas a punto de ser aniquilado, vuélvete hacia tu muerte y
pregúntale si es cierto. Tu muerte te dirá que te equivocas; que nada importa en realidad más que
su toque. Tu muerte dirá: “Todavía no te he tocado.”
Uno de nosotros tiene que pedir consejo a la muerte y dejar la pinche mezquindad de los hombres
que viven sus vidas como si la muerte nunca los fuera tocar.”
Posiciones Existenciales
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1) Yo estoy bien, tú estás bien
Esta posición es la ideal. Las personas que la adquieren hacen funcionar óptimamente a sus
personajes, beneficiándose de sus dones. Esta posición se forma cuando el entorno del niño es
estable y amoroso, sus padres mantienen una relación satisfactoria como pareja, le brindan amor
y comprensión sin sobreprotegerlo, lo hacen sentir valioso y asignan responsabilidades adecuadas a
su edad que le permite crecer y sentirse apto.
Podemos ahora fundamentar por qué la orientación de mutuo aprendizaje no es una técnica, sino
una actitud de vida respaldada por los sólidos y fértiles cimientos de una personalidad productiva
y además, porque el conflicto no es un obstáculo que debemos quitar de en medio de nuestro
proyecto amoroso, sino un camino que nos lleva el crecimiento personal y por ende a nuestra
evolución. Solo desde el centro de una estructura de personalidad productiva y de la posición yo
estoy bien, tú estás bien, podemos cumplir con este objetivo.
El reto consiste en trabajar arduamente en uno mismo para enriquecer nuestro carácter y así
podemos construir una personalidad constructiva que se distinga por el despliegue del amor y de
la razón, y una poción existencial que me haga sentir que yo estoy bien, para cuidarme, respetarme
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y amarme. Además que mi pareja también está bien, para convencerme de que sus necesidades
son tan importantes como las mías, que merece mi atención, mi respeto, mis cuidados y mi amor;
para consagrar mi energía y disposición para entrar en ella.
“Hay muchos niveles de conocimiento; el que constituye un aspecto del amor no se detiene en
la periferia, sino que penetra hasta el meollo. Sólo es posible cuando puedo trascender la
preocupación por mí mismo y ver a la otra persona en sus propios términos. El amor es la
penetración activa en la otra persona, en la que la unión satisface mi deseo de conocer. En el acto
de fusión, te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos. En el acto de amar, de
entregarse, en el acto de penetrar en la otra persona, me encuentro a mí mismo, me descubro,
nos descubro, descubro al hombre. La única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el
acto de amar: este acto trasciende en pensamiento, trasciende las palabras. Sin embargo, el
conocimiento del pensamiento, es decir, el conocimiento psicólogo, es una condición necesaria
para el pleno conocimiento en el acto de amar. Tengo que conocer a la otra persona y a mí
mismo objetivamente, para poder ver su realidad, o más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi
imagen irracionalmente deformada de ella. Sólo conociendo objetivamente a un ser humano,
puedo conocerlo en su esencia ultima, en el acto de amar.”
Erich Fromm
Establezco una distancia y contraigo un divorcio que empobrece mi vida. Viviría sólo para
satisfacer mis necesidades más elementales como el alimento y el abrigo, y me desconectaría de
mis necesidades superiores de realización, espiritualidad y trascendencia. Me convertiría en un
zombi adormilado que deambula por el planeta, en un enajenado que se la pasa sobreviviendo.
El amor exige ese mismo contacto, esa misma operación, sólo que con nuestro compañero. Así
como el contacto conmigo mismo expande mi conciencia, este tipo de contacto con el otro, la
expande aún más.
En la India y en algunos países asiáticos, los budistas emplean la palabra namaste para saludarse
y despedirse. Mientras la pronuncian juntan las palmas de las manos a la altura del pecho en
posición de oración e inclinan la cabeza en una actitud de reverencia.
Este saludo evoca la esencia del misticismo oriental, quien afirma que todos somos uno, pero que
nuestro ego no permite que los veamos. En sanscrito namas significa: reverencia, adoración, y te es
dativo del pronombre personal tú, usted. De esta manera, significa: inclinación, homenaje,
adoración a la verdad interna del otro. En virtud de que ésta palabra encierra toda la sabiduría
oriental, bien vale la pena conocer algunas de las acepciones con las que se le identifica:
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Lo divino en mi saluda a lo divino en ti
Yo saludo ese lugar en donde tú y yo somos uno
Yo honro al espíritu en ti que también está en mi
Mi saludo reconoce la igualdad de todos, y rinde honor a la santidad e interconexión
entre todos, así como la fuente de esa unión
Yo reconozco que dentro de cada uno de nosotros hay un lugar donde mora la divinidad,
y cuando nosotros estamos en ese lugar, nosotros somos uno solo
Yo honro ese lugar en ti en donde habita el universo entero, yo honro ese lugar en ti
que es un lugar de amor, de verdad y de luz. Y que cuando tú estas en ese lugar dentro
de ti, y yo estoy en ese lugar dentro de mí, tú y yo somos uno solo
“Namaste significa que yo saludo a la luz de Dios que está en ti. De hecho, significa que la luz de
Dios en mi saluda la luz de Dios en ti. Pero tú sabes, que no hay ninguna diferencia, en la luz de
Dios que está en mí que es igual a la luz de Dios que está en ti. Y ya que los saludos sólo se
realizan entre dos entidades separadas, es bueno para nosotros no hablar en absoluto de saludos
sino decir que la luz de Dios en nosotros celebra presencia eternamente en nuestros corazones.”
Algo sorprendente y a la vez maravilloso que está ocurriendo en la actualidad es que desde el
ámbito científico se empiezan a validar estos conceptos milenarios del antes lejano oriente.
La expresión más avanzada de la física contemporánea, conocida como física cuántica considera
todas las cosas como diversas manifestaciones de una misma realidad. La tendencia que tenemos
de ver las cosas como individuales y separadas, y de experimentar nuestro yo como aislado,
según su enfoque obedece a que nuestra mente funciona midiendo y categorizando las cosas.
Que quede claro; esto no solo es cuestión de eficacia conyugal, sino de evolución
humana. La persona que tiene problemas afectivos, no sólo paga el precio de la
mediocridad afectiva, por sobre todas las cosas está renunciando a su crecimiento, a su
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expansión de conciencia y por ende al amor. Cuando pierdo contacto con el otro, en el
fondo pierdo contacto conmigo mismo.
A falta de habilidades telepáticas, en estos momentos, para lograr le cercanía afectiva, la intimidad
y el encuentro, contamos con los recursos comunicacionales que llamaremos exponer e indagar.
La exposición es una invitación para que mi compañera se entere de lo que ocurre dentro de mí,
de los que siento, pienso, decido, y de todo el proceso que llevo a cabo para arribar a mis
conclusiones. La indagación es una petición que le solicito a mi pareja a través de formularle
preguntas, para que me permita acceder a sus juicios y conclusiones.
“Al exponer me puedes comprender, al indagar te puedo comprender. Cuando los dos
exponemos e indagamos, ambos nos comprendemos; cuando logramos comprendernos,
creamos las condiciones para que florezca el amor.”
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Tendemos a apreciar el mundo desde nuestro muy personal punto de vista, con la desventajosa
consecuencia que nos lleva a confundir nuestras percepciones con la realidad. Por lo regular, los
demás no interpretan adecuadamente lo que en realidad queremos decir, y tampoco nos
esforzamos demasiado por averiguar lo que ellos en verdad pretenden decirnos. Este mar de
confusiones, establece la incomprensión de unos hacia otros fomentando una predisposición
negativa que nos lleva a reacciones impulsivas, que generan en el otro contra reacciones que
terminan por fabricar un círculo vicioso perverso que nos llega a alejar de nuestra pareja, e incluso
a considerarlo un enemigo que desea dañarnos.
La exposición y la indagación, son poderosos recursos que nos permiten responder a esta
saboteadora dinámica humana y nos apoyan en la tarea de construir genuinos, fluidos y profundos
encuentros con nuestro compañero.
Es importante aclarar que no toda exposición ni toda indagación me acerca afectiva y efectivamente
al cónyuge, toda vez que existe una clase de exposición y de indagación que son infructuosa y
hasta nocivas, a las que llamaremos estériles, porque no solo no dan frutos, si no que secan la
relación. En cambio, existe una modalidad que llamaremos fértil porque crea vida y exuberancia en
los proyectos amorosos.
Tanto la exposición como la indagación estéril están preñadas por nociva orientación
individualista, mientras que la fértil lo está por la nutritiva orientación de mutuo aprendizaje.
La Exposición
Cuando esta herramienta es impulsada desde la orientación individualista, dado que lo único que
importa es tener razón y desautorizar al otro, en virtud de que existe la convicción de que sólo
uno de ellos puede “ganar”, la persona asume una actitud cerrada y defensiva que busca
artimañas para no mostrar abiertamente sus cartas.
Se torna mañosa y manipuladora, aduciendo de forma ventajosa sus argumentos. Inspirada por
esta actitud calculadora y frívola, despliega acciones turbias, como por ejemplo, presentar sus
argumentos como si fueran hechos irrefutables, interrumpir al otro y hablar más que escuchar,
pretende demostrar que su posición es la única válida, eludir preguntas y cuestionamientos.
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enriquezca o cuestione el proceso de pensamiento, en lugar de discutir el producto final. Es
imprescindible cultivar la humildad, la nobleza de espíritu y el respeto por el compañero.
Es muy importante tomar en cuenta que esta encomiable actitud de humildad asumida no quede
nada más como un reconocimiento personal. Es necesario hacerle explícito al otro que admitimos
la parcialidad y la fragilidad de nuestra posición. Junto con esto no hay que añadir a nuestro
discurso un contexto en el cual nuestros comentarios tengan un sentido para nuestro cónyuge.
Además hay que incorporar datos, ejemplos y los alcances de nuestra perspectiva para resultar
más claros.
Yo lo más importante, constatar que la pareja haya comprendido nuestros puntos de vista
invitándola a que indague a través de preguntas aclaratorias. Solicitarle que exprese sus objeciones
formulando preguntas como las siguientes: ¿Qué piensas? ¿Tienes alguna forma diferente de
enfocar el problema? ¿Posees información y datos diferentes o complementarios? Por último, no
hay que defender nuestra posición hasta estar seguros de que comprendimos las objeciones del
otro.
El hemisferio Izquierdo, opera predominante a partir del pensamiento lógico, especialmente en las
funciones verbales matemáticas, su funcionamiento en el tiempo es secuencial y lineal. El
hemisferio derecho, distingue por una operación holística o global, su óptica panorámica privilegia
la percepción del bosque como totalidad y no del árbol como fragmento; es responsable de tareas
artísticas artesanales, de la imagen del cuerpo y el reconocimiento de las caras. El hemisferio
izquierdo se expresa a través del lenguaje conceptual, mientras que el derecho lo hace a través del
lenguaje metafórico.
Hasta ahora hemos hecho una descripción de cómo poder expresarte con tu pareja a través de la
modalidad conceptual propia del hemisferio Izquierdo, ahora es momento de incluir las bondades
del lenguaje metafórico del derecho.
La gran riqueza de las metáforas es que inducen a la creación de imágenes dotadas de acción,
pero lo más importante tiene el gran poder de generar sentimientos y de hacer que nuestro
interlocutor experimente nuestras palabras y no sólo las escuche.
La Indagación
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La indagación es un recurso para conocer los razonamientos del compañero, de ayudarlo a
expresar no sólo lo que piensa, sino también cómo llegó a construir su forma de pensar.
En las discusiones de las parejas cuyos integrantes asumen el enfoque individualista, o está
ausente la indagación, o incurren en su modalidad estéril, cuando recurren a la indagación estéril,
formulan preguntas solo para reafirmar de manera disfrazada y mañosa su propia posición, son
pretextos para interrumpir al cónyuge, otras solo buscan detectar aspectos vulnerables de su
discurso, otras se convierten en misiles para atacar, como en el caso de un fiscal en el que en
un interrogatorio busca desacreditar el testimonio del inculpado.
La indagación fértil nace de un genuino anhelo de comprender al compañero, mientras menor sea
el afán por tener la razón, mayor será la disposición para escuchar al amado.
La indignación fértil y la escucha consciente, son dos recursos complementarios. Coinciden en que
ambas requieren una disposición y un gran compromiso para prestar atención a las necesidades y a
las vivencias de la pareja, y se diferencia en que la escucha consciente se apoya en el reflejo de lo
que el otro está experimentando para verificar que uno está comprendiendo. En cambio, la
indagación va un paso más allá, en virtud de que puede explotar las profundidades del cosmos
interno del cónyuge a través de preguntas.
Para resolver conflictos con la pareja, es muy importante asumir una actitud activa, que estimule
nuestra iniciativa para averiguar constantemente todo aquello que pasa en los pensamientos del
otro. Esto hace doblemente conveniente que no confiemos en muestras suposiciones, ya que
suelen pasar por los filtros de nuestras heridas del pasado, y resulta mejor que indaguemos si en
verdad lo que el otro piensa es lo que suponemos.
“Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que al hacerlo, creemos que lo que
suponemos es cierto. Juramos que es real. Hacernos suposiciones sobre lo que los demás hacen
o piensan ¾ nos lo tomamos personalmente3/4 y después, los culpamos y reaccionamos enviando
veneno emocional con nuestras palabras. Este es el motivo por el cual siempre que hacemos
suposiciones, nos buscamos problemas. Hacemos una suposición, comprendemos las cosas mal,
nos lo tomamos personal y acabamos haciendo un gran drama de nada… como tenemos miedo de
pedir una aclaración hacemos suposiciones y creemos que son ciertas; después, las defendemos e
intentamos que sea otro el que no tenga la razón. Siempre es mejor preguntar que hacer una
suposición, porque las suposiciones crean sufrimiento.
Dr. Miguel Ruiz
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Una mujer llega a una estación de tren a tomar un convoy con destino a una provincia lejana. Al
llegar con un pequeño bolso se entera de que el tren está retrasado y tardará cuando menos
45 minutos en llegar. Un poco fatigada, adquiere una revista y después se acerca a un puesto para
comprar un paquete de galletitas y un refresco en lata. Después toma sus cosas y se sienta en una
banca que se encuentra en el andén, abre su revista, deja sus cosas a un costado y unos minutos
más tarde ve con el rabillo del ojo a un jovencito de 20 años con la barba crecida, bastante
desaliñado y con un diario arrugado se sienta junto a ella. La señora lo mira con un poco de recelo,
y se aparta un poco para irse al otro extremo de la banca y sigue leyendo su revista.
Para su sorpresa, el joven alarga la mano, toma el paquete de galletitas y lo abre. Ella piensa: ¡qué
hace, como se atreve! Lo mira con una actitud discreta y ve como el joven agarra una galletita y sin
ningún resquemor se la empieza a comer. Ella piensa; ¡pero cómo puede ser, que mundo nos
espera con esta juventud! Como no estaba dispuesta a haberle, lo mira fijamente a los ojos,
agarra una galletita y mirándolo con una cara de enojada, se come la galletita enviándole señales
de que lo que está haciendo es incorrecto.
Como respuesta, el joven toma otra galletita y la come sonriente. La señora, ostensiblemente
irritada, toma una segunda galletita y la hacer girar frente a la cara del muchacho, la muerde,
como quien muerde a quien odia. El joven sonríe y toma otra galletita, y así transcurre este dialogo
intergalletitas; él, cada vez más sonriente, ella cada vez más enfurecida. Una galletita ella, una
galletita él, cada vez acentuando sus propias posturas, hasta que queda una última galletita. Y
ella piensa: no se va a atrever a comerla. Como si leyera la mente de la mujer, el joven toma la
galletita, mira a la señora, sonríe, parte la galleta a la mitad y le ofrece la mitad. Ella con un
movimiento brusco estira la mano para tomar la pieza y expresando con rabia una única palabra le
dice gracias. Él le responde, de nada mientras ella muerde la galletita, que por cierto, del coraje se
le atraganta. Él por su parte, se come lentamente la galletita con un gesto sonriente. En eso, arriba
el tren a la estación. Ella toma sus cosas enojada, fastidiada con la juventud, con el mundo , con la
vida, bajo el influjo de ese crispado estado emocional se sube al tren sin decir una palabra y
desde la ventana del tren, cuando éste arranca, ve al joven que sigue mordiendo plácidamente el
ultimo pedacito de su galleta. Ella dice en voz alta: ¡así está el mundo, no es posible! Furiosa, abre
su bolso para sacar el refresco y poderse quitar el sabor amargo provocado por este incidente tan
desagradable y cuando mete la mano, en el fondo se encuentra una sorpresa ¡su propio paquete
de galletitas todavía intacto!
Para llevar a cabo el proceso de indagación, nuestras palabras cumplen dos funciones vitales para
la salud de nuestro proyecto amoroso:
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Mientras cuentas con más información acerca de tu cónyuge, es más fácil que uses tus recursos
para hacerte cargo de sus inquietudes.
Otra gran ventaja que nos ofrece la indagación es que cuando formulas preguntas, induces a tu
compañero a su auto observación y al autoconocimiento, otra vez que ciertas preguntas lo llevan a
descubrir aspectos de sí mismo que hasta el momento ignoraba.
La exposición y la indagación fértiles, son una maravillosa herramienta para disminuir nuestras
posiciones e interpretaciones.
Fredy Kofman:
“Al indagar de manera productiva, uno pide permiso a ser interlocutor para pasar del comedor a la
cocina de su pensamiento, con gentileza uno (el huésped) le solicita a quien expone (el anfitrión)
que le permita acompañarlo a la cocina para descubrir que ingredientes usa y como los mezcla.
Preguntando a cerca de su comprensión de la situación, los datos que lo han llevado a tal
comprensión, sus objetivos y sus preocupaciones, uno invita al expositor a describir su proceso de
pensamiento. Al mirar justo los integrantes básicos (las observaciones de la realidad), los
interlocutores pueden luego cocinar (pensar) justo una interpretación y una estrategia común.
En la comunicación humana es más importante escuchar que hablar. Sin que esto signifique que
no tenemos que asumir nuestra responsabilidad por esmerarnos en hacer llegar nuestros mensajes
de manera adecuada. “hablando y escuchando adecuadamente se entiende la gente”.
Es importante establecer la diferencia entre oír y escuchar. Oír constituye un evento estrictamente
dialogo. Consiste en registrar los estimulo sonoros del entorno para los que el oído está diseñado.
El escuchar se estimula en el ámbito interpretativo, es decir cuando escuchamos para comprender
es necesario realizar una interpretación.
La mayoría de las personas suponemos que en nuestras interacciones con los demás escuchamos lo
que nos han dicho, y que lo que decimos es lo que los otros están escuchando, cuando no siempre
es así.
Muchas veces escuchamos a nuestra pareja no con los oídos físicos, sino con los oídos
psicológicos de nuestras heridas del pasado.
Este fenómeno resulta crucial en la vida conyugal, toda vez que solemos proyectar en la pareja
nuestras partes positivas, pero también las negativas, y dado que en el matrimonio es casi
inevitable entrar en el espacio del conflicto, en el que experimentamos frustración, miedo, fragilidad
y enojo, estos estados emocionales predisponen a que escuchemos al compañero con el filtro de
nuestras historias contaminadas por nuestra parte más insegura.
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Este panorama desolador nos revela que la mayor parte del tiempo no nos escuchamos, solo
tomamos turnos para hablar. Es como si para comunicarnos tuviéramos solo dos velocidades; la
primera es hablar y la segunda, esperar para volver hablar mientras dialogamos internamente con
nosotros mismo. Estaría ausenté la tercera que consistiría en escuchar.
Muchos integrantes de las parejas llagan a detestarse porque no se escuchan y por ende, no
logran comprenderse, y lo más grave es que no les interesa estregarse a la tarea de aprender a
hacerlo.
La mejor manera para aprender a escuchar es desarrollando lo que se conoce como empatía.
Desde el modelo del Coaching Ontológico, podría definirse como el arte de contarnos historias que
se aproximan a las experiencias que está viviendo nuestra pareja, y desde psicología humanista
podría concebirse como la habilidad de ponerse en los zapatos del otro; de tratar de apreciar la vida
a través de la óptica del compañero.
Es entenderlo no con el cerebro, sino con el corazón. Es penetrar en su mente, no para coincidir ni
para discrepar, mucho menos para juzgar, sino para comprender.
Para desarrollar esta habilidad se requiere inaugurar nuestros oídos a través de “la forma despierta
de escuchar”, la cual cosiste en que el receptor concentra toda su atención en entender lo que el
emisor está expresando, para posteriormente comentarle con sus propias palabras lo que
comprendió, y así darle la oportunidad al emisor para que verifique si fue entendido.
El receptor: se limita a transmitir lo que entiende del mensaje del emisor.
Algunos psicólogos llaman a esto “reflejar”.
a) Ponemos toda nuestra atención, nos concentramos exclusiva mente en el mensaje del otro,
y
b) Porque tomamos la iniciativa, hacemos el esfuerzo de transmitir con muestras palabras lo
que entendimos.
1) El verbal que tiene que ver con la información o contenido del mensaje
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2) El que se relaciona con los sentimientos que está vivenciando la persona.
3) Manifestaciones corporales como tamborileo con los dedos, movimiento constante de un pie,
cruce de brazos, cerrar el puño, echar el cuerpo hacia tras, tono de voz, gesticulaciones,
evitar contacto ocular, ojos llorosos, etc.
Un cuarto punto que tenemos que considerar para que la empatía sea eficaz, consiste en que
después de efectuar el episodio empático observes en tu pareja si causo el impacto deseado de
que se haya sentido comprendida por ti.
Si pretendes que la traducción o el reflejo que hagas sea efectivo, es muy importante que sepas
que la empatía es mucho más que una técnica.
El reflejo que realices tiene que ir respaldado y motivado por una gran vocación o deseo de
comprender al otro. Si carece de este sustento, corremos el riesgo de que sea contraproducente.
El Sacerdote Guerrero
Se cuenta que a un joven sacerdote que tenía poco tiempo de haber sido ordenado, le fue
encomendada la misión de hacerse cargo de la parroquia de un pueblo cercano. Como era un ser
muy bondadoso y comprometido, recorría infatigablemente, desde que salía el sol hasta horas
después de que se ocultaba, los hogares de la comarca para predicarles a sus habitantes la palabra
de Dios. Por si esto no fuera suficiente se hacía un espacio para preparar con esmero el sermón
que daría el domingo, esperando a una cantidad significativa de feligreses. Sin embargo, a pesar
de sus admirables esfuerzos, se podían contar con los dedos de sus manos a las personas que
asistían a la misa. Aunque esto lo entristecía, y como era un cura de gran temple, lejos de claudicar
a sus tareas, decidió trabajar con más ahincó, levantándose todavía más temprano y terminando
su jornada evangelizadora más tarde. Pase a ello, los resultados continuaban siendo igual de
infructuosos. Era predecible que como cura se exigía demasiado al ir más allá del límite de sus
fuerzas, enfermara y cayera en cama. Cuando esto sucedió, uno de sus superiores acudió a visitarlo
para conocer su estado de salud y para supervisar su desempeño pastoral. Debido al estado de
debilidad en el que se encontraba, con gran dificultad apenas podía expresarle al visitante su
desaliento por los pobres resultados que había alcanzado. El superior lo escuchó con gran
compasión y antes de partir, con mucha calidez le dijo: “padre, no debe mortificarse, en realidad
usted posee una capacidad de servicio extraordinaria, solo le recomiendo que escuche más a los
pobladores y les hable menos”. Unos cuentos días después, el joven sacerdote todavía
convaleciente salió a realizar sus visitas doctrinales, pero como casi no tenía energía para hablar
básicamente se dedicó a escuchar. Esto le dio la oportunidad de enterarse de la vida de sus
feligreses, y el domingo siguiente, ¡oh sorpresa!, la iglesia estuvo repleta.
Al sacerdote principiante le pasó lo que a la mayoría de los integrantes de las parejas: quería ser
escuchado.
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Aprendió que solo convirtiéndose en un noble y asiente guerrero sabio desarrolla la virtud y el
interés por escuchar al prójimo, podía ganarse el derecho a ser escuchado.
Paul Tillich: “La primera obligación del amor es escuchar”. Por el otro lado, como también quiere
ser escuchado, sabe que la mejor forma de conseguirlo es escuchando primero a el amado.
Cuando los argumentos de un cónyuge son atendidos y confirmados por su compañero, las
emociones se serenan, las actitudes defensivas se repliegan, incrementando significativamente las
posibilidades de ser escuchado y de que sean atendidas las discrepancias de manera razonable y
productiva.
Si te dice que se sintió entendida, te has ganado el derecho de ser escuchado, de expresas tus
propios puntos de vista y tus necesidades. En caso que te diga que no se sintió entendida, que solo
fue parcialmente, tendrás que pedirle con mucho tacto que te repita lo ya comentado, y regresa a
platicar de nuevo la secuencia de los cuatro pasos.
Cuando los dos integrantes de la pareja eligen convertirse en guerreros sabios que quieren
ganarse el derecho a ser escuchados, construyen un cadencioso y fructífero proceso que llamo “la
danza de los cuatro pasos”.
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SEGUNDA PARTE
“Nos comunicamos para negociar que las necesidades de ambos queden satisfechas”
Virginia Sati:
UN YO,
UN TÚ,
UN TEMA Y UN CONTEXTO O SITUACIÓN.
YO TÚ
PARTES DE LA
COMUNICACIÓN
TEMA CONTEXTO
Siempre existe un YO, con su propia historia personal y código genético que genera sentimientos,
creencias, expectativas, deseos, necesidades, información, ilusiones y un estilo especifico de vida.
De la misma forma hay un TÚ con todas estas características, que crea un universo propio que diferirá
en mayor o menor medida con el YO.
Hay un tema que es aquello de lo que hablamos, el tópico que nos ocupa cuando establecemos la
comunicación.
Hay un contexto físico y psicológico. Físico porque la interacción de la pareja se tiene que celebrar en
algún lugar, psicológico dado que no es lo mismo arreglar un conflicto en el interior del auto cuando
se dirigen a sus trabajos con prisas y tensiones, que retomarlo con tranquilidad y sin premura
caminando un fin de semana en el parque.
La comunicación eficaz se da cuando de manera integral incluimos los cuatro elementos en nuestro
diálogo.
Este estilo de comunicación se llama “equilibrado”. La pareja apta para balancear estos integrantes
toma en cuenta sus propias necesidades y expectativas, pero también de manera generosa las del
compañero. Buscan abordar los temas que les competen por más ásperos o espinosos que estos sean:
también promueven el encuentro en un momento y lugar apropiados, de tal manera que favorezca las
mejores condiciones para manejar el conflicto.
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ESTILO
YO TÚ EQUILIBRADO
INCLUYE A LOS
CUATRO
ELEMENTOS DE LA
TEMA CONTEXTO
COMUNICACÍON
La disfuncionalidad surge cuando algunos de los integrantes de la pareja o los dos omiten, ignoran o
anulan alguno de los cuatro factores.
YO TÚ
APACIGUAR
SE ANULA AL YO
TEMA CONTEXTO
En el escrito llamado criticar se ignora al TÚ. Es propio de las personas que en su formación no
aprendieron que los demás también existimos que también queremos ser dichosos y que solo
podemos lograr al igual que ellos, satisfaciendo nuestras necesidades y alcanzando nuestra propia
realización. Se distinguen por sus actitudes egoístas, irrespetuosas, autoritarias, cínicas,
prepotentes, arrogantes y hostiles.
CRITICAR
Y T ANULAR AL
O Ú SER
TE CONTE
XTO
DEL TÚ
En el
MA
estilo calculador, se anulan al
YO, al TU y al CONTEXTO. La premisa de este estilo es que las
personas no deben tocar o involucrar sentimientos. Sus representantes se caracterizan por el ser
como máquinas vivientes o insensibles robots. Suponen que resolver conflictos es como un
encuentro de inanimadas computadoras que intercambian una fría e inhumana información.
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YO TÚ CALCULAR
SUPRIMENTE AL
YO, AL TÚ Y AL
CONTEXTO
TEMA CONTEXTO
El cuarto estilo “esconde debajo la alfombra”; evitan el conflicto tratando de desviar la atención
riéndose, cambiando de tema o haciéndose los desentendidos. Intentan negar la existencia de
desavenencias por el temor de que si afloraran estas, eso propiciara la destrucción de la relación.
No se percatan que el ocultar los conflictos, es similar a guardar en el ropero algo orgánico que
terminará descomponiéndose, agusanándose, y contaminando ineludiblemente la atmosfera de la
relación.
YO TÚ DISTRAER
NIEGAN LAS
CUATRO PARTES
CONTEXTO
TEMA
El Dr. Gordon señaló que existen tres métodos para educar a los hijos. Propuso como
criterio de análisis las diferentes combinaciones del binomio ganar-perder.
El método 2 es la inversa, es decir, los hijos se salen con la suya y los papás tienen que
aceptar los caprichos de sus hijos tiranos.
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El método 1 YO GANO TÚ PIERDES, está relacionado con el estilo crítico, es decir anulo al
TÚ, lo que implica que menosprecio, descalifico o ignoro las opiniones, los deseos y necesidades del
cónyuge.
Tendríamos que admitir que en realidad estos tres métodos desembocan en un PERDER- PERDER,
ya que con el sólo hecho de que uno de los integrantes de la pareja pierdan, inexorablemente
perderá la relación.
El único método que puede fungir como el pasaporte para que la pareja aspire a la experiencia
afectiva, al tipo de relación cuyo lema es: “TUS NECESIDADES SON TAN IMPORTANTES COMO LAS
MIAS”, es el GANAR-GANAR.
“No estoy dispuesto a aceptar que hagas algo que te disguste o que te violente, pero tampoco
estoy dispuesto hacer algo que a mí me moleste o que vaya en contra de mis deseos, porque
considero que cualquiera de las dos situaciones terminaría dañando a la relación, así es que te
propongo que busquemos una solución en la que ambos ganemos”.
Joseph Zinker: “Somos tú y yo frente al problema; no tú contra mí, ni yo contra ti”. Somos un
equipo y como tal, o ganamos los dos, o perdemos los dos.
GANAR - GANAR y el empleo del método equilibrado sólo pueden ser el fruto del desarrollo de la
orientación del mutuo aprendizaje y de la personalidad productiva.
Debemos evitar a toda costa caer en la estéril lucha por ganar y que el otro pierda, tenemos que
impedir que el enfrentamiento destructivo y las descalificaciones sean las divisas de las
interacciones.
GANAR – GANAR más que una técnica o un método, es una filosofía de vida.
Para poder enfrentar con eficacia los conflictos en la pareja, conviene establecer la distinción de
que existen dos categorías a las que llamaremos conflictos de opinión y conflictos operativos.
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Los conflictos de opinión.
Esta clase de desavenencias están relacionadas con los puntos de vista que los integrantes de la
pareja tienen acerca de diversos temas, y que en realidad no tienen tanta trascendencia para el
proyecto conyugal, pero no obstante, si son mal manejados pueden crear fuertes turbulencias y
hasta tempestades en la relación.
Las actitudes defensivas y el afán obsesivo por ganar son directamente proporcionales
a la intensidad de la inseguridad y al raquitismo de la autoestima.
Esta clase de conflictos se supera de varias maneras. En primer lugar, tomando conciencia de que
las motivaciones que nos impulsa a tener la razón no tiene que ver con el hecho de fundamentar
puntos de vista para enriquecer la relación, si no por los miedos y heridas del pasado que nos
hacen sentir inseguros y que para intentar sobrevivir y defendernos de experimentar este corrosivo
estado, nos protegemos tratando de sentirnos superiores al cónyuge.
Otra forma metafórica de ver este dañino fenómeno es considerado a la autoestima como un
rompecabezas que todos poseemos, en el que dependiendo de la toxicidad o lo nutritivo del
desempeño paterno, vamos perdiendo algunas de sus piezas.
En cada movimiento de este cruel juego, cada vez que convenzo al otro de que no tiene razón,
dándole el mensaje de que es incompetente, tanto o inepto, lo despojamos de una más de sus
piezas, empobreciendo de esta manera su autoestima. También nosotros salimos perdiendo, ya que
la pieza del rompecabezas del otro no embona a la perfección con la nuestra; por ello, la sensación
de alivio que queda será efímera porque lo único que hace es cubrir momentáneamente uno de
nuestros huecos al quedar sobrepuesta, pero al no integrarse plenamente, pronto se desprende y
cae de nuevo al descubierto dicho hueco.
Cada vez que expresamos desde este estado de carencia “yo tengo razón tú no” empobrecemos el
mundo del otro, pero sin darnos cuenta, también lo hacemos con el nuestro, porque estamos
queriendo sobrevivir a expensas del deterioro del otro.
El hecho de saber que detrás de las actitudes rígidas y feroces que exhibimos cuando defendemos
nuestras opiniones está contaminada por las heridas de nuestro pasado, nos abre la posibilidad de
flexibilizar nuestras posiciones y de comprender que cambiar de opinión no necesariamente denota
fragilidad, falta de carácter o autoestima baja, por el contrario, es un indicador de fortaleza interna,
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humildad y hasta sabiduría, tal como se hace patente en el conocido refrán que dice: ”Es de sabios
cambiar de opinión”.
La segunda manera de lidiar con estos conflictos de opinión es trabajando con nuestra importancia
personal.
Una vez que hemos comprendido que los resortes que nos impulsa a ser obcecados y necios al
defender nuestras opiniones, son nuestros miedos y la excesiva importancia personal que nos
damos, estamos más preparados para digerir dos nuevas premisas que nos ayudaran a manjar
este tipo de conflictos.
La primera de ellas tiene que ver con que no existe la “verdad” como tal sino mi verdad o tu
verdad.
La segunda se refiere a que todos tenemos el derecho y libertad de opinar como mejor nos plazca.
En un conflicto de opinión, el aspecto que en el fondo está en juego es: ¿Qué tan respetuosos,
tolerantes y transigente, o que tan irrespetuoso, intolerante e intransigente soy? O visto de otra
manera podríamos planear: ¿Qué tan rígido, flexible, seguro o inseguro soy?, ¿soy tan inseguro que
si no obligo a pensar mi cónyuge como lo requiero me salgo de mi centro emocional y aflora mi
vulnerabilidad y desasosiego?, ¿Cómo evoluciono más, respetando las opiniones de mi compañero o
imponiendo las mías?
“No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte de tu derecho a decirlo”.
Podríamos decir que la vida de las parejas es una danza de acciones acordadas por sus
integrantes y que una pareja profesional es aquella cuyos movimientos y acciones se encuentran
razonablemente sincronizados.
Mientras más consensos o buenos acuerdos se alcancen, más armónica será la danza, y a la
inversa, mientras más discrepancias e imposiciones prevalezcan, los movimientos se convertirán en
jaloneos cada vez más bruscos y hostiles.
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El hecho de que seamos seres únicos y diferentes y con necesidades particulares, aunado a
nuestros miedos e inseguridades, hacen que el proceso de conciliar expectativas constituya uno de
los aspectos centrales que determinan el éxito o el fracaso de los proyectos conyugales.
De este proceso depende que los involucrados consideren al matrimonio como un espacio
gratificante en el que pueden satisfacer sus necesidades, o por el contrario, un territorio árido y
frustrante en el que no es posible satisfacerlas.
Resulta obvio que en el ámbito de nuestro proyecto conyugal, difícilmente podrán verse satisfechos
nuestros deseos al cien por ciento. Sin embargo, en la medida que exista una razonable afinidad
con nuestro compañero y que adoptamos una actitud adecuada para negociar acuerdos, sin duda
podremos ver satisfechas de manera significativa nuestras necesidades fundamentales y por ende
considerar al matrimonio como un espacio nutritivo.
Uno de los caminos para iluminar este resbaladizo camino de establecer acuerdos, es el de
posiciones-intereses, propuesto por Roger Fisher.
Las posiciones consisten en aquello que los miembros de la pareja solicitan o dicen que desean, y
los intereses son aquellos motivos que los impulsa a decidir de esa manera específica.
Trabajar en el nivel de los intereses para alcanzar acuerdos es mucho más productivo que en el de
las posiciones, debido a que con mucha frecuencia, para cada interés existen diversas posiciones
que podrían satisfacerlo de tal suerte que cuando se concentran en los intereses anhelados, en
lugar de aferrarse a las posiciones antagónicas, se incrementan significativamente las posibilidades
de encontrar alternativas que pudieran satisfacer las necesidades de ambas partes.
Otro aspecto que es preciso tomar en cuenta es que detrás de los intereses, lo que está en juego
son necesidades básicas como: la seguridad, la tranquilidad, la paz, el reconocimiento, la
independencia y la pertenencia.
Una de las características de las posiciones, es que suelen ser específicas y explicitas; en cambio
los intereses y las necesidades básicas, no aparecen de manera consiste y contundente en nuestro
escenario de conciencia.
Una condición para una adecuada negociación exige la claridad de los intereses de ambas partes.
Una manera eficaz de lograrlo consiste en preguntarnos a nosotros mismos y al cónyuge porque o
para que desembocamos en la demanda de una posición especifica. Cuando se trata de averiguar
acerca de intereses y las necesidades básicas de nuestro compañero, hay que ser cuidadosos: que
cuando le preguntemos acerca del porqué de su posición particular, sienta que nuestra pregunta
está encaminada para entender las motivaciones que impulsan sus necesidades e inquietudes, y no
tanto para justificar las propias.
Las personas escuchan mejor si sienten que usted los ha comprendido. Ellos tienden a pensar que
la gente que los comprende son personas inteligentes y comprensivas, cuyas opiniones vale la pena
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escuchar. Por lo tanto, si desea que la otra parte aprecie sus intereses, empiece por demostrar que
usted aprecia los de ellos.
Considero que el arte del manejo del conflicto es el arte de tomar en cuenta la existencia del otro,
de legitimar su derecho a ser él mismo con sus opiniones, con su personalidad propia. Es la
capacidad de salirte de tu burbuja yoica de necesidades e intereses para ver las del otro; es
comprender que el compañero, al igual que uno, tiene necesidades, aspiraciones, sentimientos y
una necesidad de ser reconocido y validado.
Otra recomendación importante es que empieces primero planteando tus intereses y después
realices le petición. Si lo haces a la inversa, corres el riesgo de que tu pareja se ponga a la
defensiva y ya no escuche las razones del por qué le estás haciendo la propuesta.
Cuando lograste que tu compañero sintiera que te estás preocupando por sus intereses y por sus
sentimientos, es como si él sintiera que te pusiste en su lugar, lo cual abre la puerta para que ahora
él se ponga en el tuyo.
Una vez que estén contemplados los intereses de ambos, hay que pasar a la etapa del negocio para
resolver el conflicto.
¿Por qué son tan capaces de sacarle todo ”el jugo” a los acuerdos posibles? ¿Por qué no saben
aprovechar las múltiples opciones latentes del infinito mar de posibilidades?
La respuesta es: porque están guiados por la mezquina orientación individualista que empañan el
cristal a través del cual podría ver esta pródiga fuente de alternativas, que es susceptible de
capitalizarse creando una poderosa sinergia al sumar dos voluntades bien intencionadas que
permiten la participación de los ingredientes fundamentales para que este proceso de negociación
prospere, como son el creador y el sabio.
Toda nuestra energía creativa queda disponible para construir acuerdos satisfactorios y benéficos
para ambas partes.
Este ámbito de la toma de decisiones en la vida conyugal pone sobre la mesa de análisis uno de los
temas centrales de la relación de pareja: el del poder. Podríamos definirla como la atribución que
acuerdan para asumir y decidir quién, cómo, en qué área y cuándo se toman las decisiones, dicho
de manera más simple: ¿Quién toma las decisiones en la relación?
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El arte del manejo del conflicto, consiste en la habilidad de hacer que el otro no esté a
la defensiva.
Resulta tan determinante la forma en que la pareja nos aborda para resolver un problema, que
aunque tenga toda la razón, si lo hace con una actitud áspera e irrespetuosa, la vamos a recibir
con un “portazo en la nariz”. De ahí el refrán popular que dice “No me importa que digas perro,
pero si la manera tan perra en que me lo dices”.
Lo primero que tienes que saber, es que la forma en que tú abordes inicialmente a tu compañero
para plantearle tu desacuerdo o incomodidad, va a establecer el colorido o la tónica de lo que será
el curso de la interacción.
Un comentario positivo que sea un testimonio del aprecio a las cualidades del compañero, es
importante que el comentario positivo vaya dirigido a aquello que posteriormente cuestionaremos.
Otra modalidad de la técnica ”El guerreo sabio va por delante”, consiste en incorporar la autocrítica.
Como los conflictos de la pareja en mayor o menor medida suelen ser responsabilidad de ambos,
es muy importante completar si hemos sido quien inicio la problemática, o de qué manera hemos
contribuido en su mantenimiento.
Otra herramienta que resulta muy útil para disminuir los riesgos de que el compañero se ponga a la
defensiva, son los llamados mensajes YO.
Si analizamos a detalle los comunicados que alteran al cónyuge, advertirás que son juicios hacia él
y van teledirigidos de manera implícita o explícita con la palabra TÚ, con el agravante de que la
crítica va dirigida a la persona más que a su comportamientos.
Ejemplo: eres inmaduro, eres berrinchuda, te comportas como una criatura, solo quieres llamar la
atención, eres una histérica, eres misógino, etc. A estos mensajes se les llama MENSAJES TÚ.
Estos son interpretados por el cónyuge como evaluaciones negativas de su persona o como una
acusación de ser el causante o responsable de los sentimientos del otro, con lo cual se sentirá
juzgado y aumentaran las posibilidades de que asuma una conducta defensiva.
Los MENSAJES YO expresan los sentimientos que generamos a partir de algún comportamiento
inadecuado de la pareja.
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Los MENSAJES YO tienen la ventaja de provocar menor resistencia y rebelión. Expresarle a la
pareja el efecto o repercusiones que su conducta provoca en uno es menos amenazante para él
que afirmarle que es un ser despreciable.
Otros recursos para disminuir las posibilidades de que el compañero se ponga a la defensiva
consiste en evitar las generalizaciones negativas que lleven palabras como nunca, siempre o
jamás. Es importante desalojar del proyecto conyugal estas generalizaciones negativas por tres
rezones fundamentales: la primera es que la inmensa mayoría de las veces resultan falsas.
Otra valiosa herramienta para desalentar la actitud defensiva de nuestro compañero consiste en
que cuando le hagamos una petición, lo hagamos desde el tono de la sugerencia y evitemos el de la
exigencia, chantaje o amenaza. Hay que emplear frases por ejemplo empiecen con: “me gustaría
que…”, “me complacería mucho que…” y evitar otras como: “tiene que…”, “debes de…”, “si no
haces esto entonces yo…”.
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