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XI SÍNODO ARQUIDIOCESANO DE CÓRDOBA

“El Primer Anuncio del Evangelio


hoy en Córdoba”

Documento de Trabajo
“¡A vino nuevo, odres nuevos!”
(Lucas 5,38)

Equipo de Relatores
Córdoba, 2018
4
5

Índice
Página
Siglas por orden alfabético de los Documentos del Magisterio citados 09
Siglas por orden alfabético de las citas bíblicas 10
Presentación de Mons. Carlos José Náñez, Arzobispo de Córdoba 11
Oración del Sínodo 12

Prólogo: “¡A vino nuevo, odres nuevos!” (Lucas 5,38)……………………………… 13


1. Nuestra Iglesia particular y el primer anuncio del Evangelio hoy 13
2. Estructura redaccional y lógica interna de los contenidos del
Documento de Trabajo 16

Sección I: XI Sínodo de Córdoba……………………………………………………....19


1. Lo que es un Sínodo 19
2. Tradición y herencia sinodal cordobesa 20
3. El XI Sínodo: continuidad y novedad 21
4. El tema del XI Sínodo 22
5. El Plan Pastoral Arquidiocesano y su consecución en el XI Sínodo:
un mismo camino en la Iglesia arquidiocesana 24
6. Los 7 núcleos del Diagnóstico Pastoral a la luz del XI Sínodo 26
7. Estilo sinodal 28
8. Jesús, Primer Anuncio y Sínodo del Padre 28

Sección II: la eclesiología de la sinodalidad y la gracia del XI Sínodo……………… 31


1. Características de la eclesiología del Papa Francisco
que posibilitan la sinodalidad 31
2. El camino de la Iglesia en el tercer milenio es la sinodalidad 36
3. Sinodalidad y colegialidad en la Iglesia 38
4. Espiritualidad sinodal 38
5. Sinodalidad y Sínodo 39
6. Momentos del proceso pastoral del Sínodo 41
7. Primer anuncio y sinodalidad 43

Sección III: la gracia del primer anuncio……………………………………………….45


1. Naturaleza y características de la gracia del primer anuncio 45
2. El primer anuncio como kerigma 47
3. Contenido y modo del primer anuncio 48
4. Componentes y dinámica de la gracia del primer anuncio 49
5. La invisibilización del primer anuncio: la falta de explicitación evangélica 50
6. El primer anuncio y la necesidad de nuevas formas expresivas de lenguaje
religioso 51
7. El primer anuncio: iniciación y re-iniciación en el camino de la fe 54
8. El primer anuncio y las mediaciones eclesiales desde las cuales se transmite 55
9. La espiritualidad del primer anuncio 57
10. El dinamismo del primer anuncio 58
11. El interlocutor del primer anuncio: el discípulo misionero 59
6
12. Actitudes del anunciado y del anunciador 60

Sección IV: el primer anuncio, itinerario espiritual y pastoral ……………………… 63


1. Primer anuncio, religiosidad y piedad popular 63
2. Primer anuncio: fe, espiritualidad y religión 64
3. Primer anuncio y animación bíblica pastoral 65
4. La mística del primer anuncio1: mistagogia kerigmática y sus mediaciones 66
5. El primer anuncio y el dinamismo progresivo desde el nivel implícito al
explícito de la evangelización 69
6. El primer anuncio, camino de iniciación en la fe 69
7. El primer anuncio y la catequesis 71
8. Desarrollo del proceso catequístico: catequesis de iniciación, catequesis de
profundización y catequesis de especialización 72
9. El primer anuncio en las Universidades y Facultades eclesiásticas 73

Sección V: el primer anuncio desde una fe en diálogo con la realidad……………….. 75


1. La evolución de la expresión “Signos de los tiempos” 75
2. El diálogo con la realidad a partir de los signos de los tiempos 76
3. La lectura y la interpretación de la realidad según el Espíritu: el
discernimiento personal y comunitario 77
4. Presencias eclesiales en algunos de los nuevos escenarios culturales 78

Sección VI: el primer anuncio en los contextos de la cultura actual y la era digital...... 81
1. Cultura líquida 81
2. La Iglesia ante el desafío pastoral de la evangelización de la cultura actual 82
3. Los modelos de Iglesia: diseños históricos, perfectibles y coyunturales 83
4. Siglo XXI: la tecno-digitalidad, hacedora de nuevos lenguajes culturales
y su impacto en la transmisión de la fe 84
5. Evangelizando las TIC 86
6. Características pastorales del primer anuncio en el contexto de la cultura
de hoy 88

Sección VII: el primer anuncio en contextos de pluralismo religioso……………….... 93


1. El primer anuncio del Evangelio en contextos de pluralismo religioso 93
2. Paradigmas históricos del cristianismo en relación a otras religiones 95
3. Los no creyentes y el primer anuncio 97
4. Violencia religiosa 100

Sección VIII: el primer anuncio y la iluminación esperanzada de la realidad social... 101


1. El primer anuncio: esperanza en tiempos difíciles 101
2. Espiritualidad ciudadana, compromiso cristiano en la construcción
evangélica del mundo 102
3. Hacia un modelo de solidaridad evangélica 102
4. Iglesia Samaritana, comunidad de misericordia para con los sufrientes 104
5. El amor preferencial de Jesús y de la Iglesia 104
6. Iglesia abierta a las periferias geográficas, existenciales y culturales 105

1
Mística del primer anuncio se refiere a la espiritualidad que se desprende del anuncio del Evangelio.
7

7. Pobreza estructural y los nuevos rostros de la pobreza 106


8. Evangelización y promoción humana 108
9. Una Iglesia pobre y para los pobres 109
10. El dramatismo de la extrema pobreza: las nuevas esclavitudes 110
11. El primer anuncio y los pobres: interlocutores preferenciales
y privilegiados del Evangelio 114
12. El primer anuncio y la iluminación de los emergentes sociales 117

Sección IX: el primer anuncio y algunas realidades de especial atención pastoral


en la actualidad (mujeres, familias y jóvenes) …………………………. 121
1. La mujer en el discernimiento, en las decisiones, en las gestiones,
en los servicios y en los ministerios eclesiales 121
2. Un solo “no” que abre muchos otros “sí” 124
3. Estudiando posibilidades 126
4. El primer anuncio del Evangelio en los nuevos contextos culturales y
familiares: las familias cristianas y las escuelas creyentes, agentes
privilegiados del primer anuncio 128
5. La configuración social de la Sagrada Familia de Jesús, María y José
inspiradora para todo tipo de modelo familiar 130
6. Las familias y el anuncio del Evangelio 130
7. La alianza pastoral entre las familias y la escuela creyente
en el anuncio del Evangelio 131
8. Las culturas juveniles y el primer anuncio 133
9. Empatía con la crisis de fe y las crisis de sentido existencial
que tienen algunos jóvenes 135
10. Todos en la Iglesia necesitamos de los jóvenes 136
11. Sinodando caminos abiertos 137

Sección X: el primer anuncio y las diversas vocaciones y carismas en la Iglesia……139


1. El primer anuncio y las diversas vocaciones en la Iglesia 139
2. Un tiempo de madurez laical para la Iglesia 139
3. Dos amenazas que vulneran la condición y la vocación de los laicos 141
4. La vida consagrada en estado de conversión y misión 143
5. El diácono: signo del servicio y del cuidado de Jesús
en la Iglesia y en el mundo 149
6. El sacerdote: testigo, discípulo y pastor 152
7. Una nueva y antigua “periferia” eclesial 155
8. El Proyecto Formativo del Seminario Mayor de Córdoba
a la luz del XI Sínodo 156
9. Disminución de vocaciones sacerdotales y consagradas:
de la crisis vocacional al nuevo diseño eclesio-vocacional 157
10. Repensando los ministerios eclesiales a la luz de las nuevas necesidades
pastorales 159
11. El obispo: hombre de esencialidad evangélica 162
12. Iglesia profética del primer anuncio 166

Sección XI: el primer anuncio, conversión pastoral y reforma misionera …………...169


1. Distintos tipos de cambios 169
2. El cambio, fidelidad creativa 170
8
3. Principios de la eclesiología del Papa Francisco aplicables al concepto
de reforma misionera 171
4. Conversión pastoral, fundamento de la reforma misionera 172
5. Reforma misionera paradigmática y programática: estructural,
organizacional, funcional, territorial, víncular,
comunitaria y de estilo pastoral 174
6. Reforma en la gestión evangélica: el poder eclesial es servicio 177
7. El primer anuncio, horizonte de la reforma misionera 179

Sección XII: el primer anuncio, la parroquia y otros ámbitos de pertenencia eclesial


en estado de conversión pastoral y misionera ………………………….181
1. Parroquia en estado de conversión pastoral y misionera 181
2. Cambios en la configuración parroquial a lo largo de la historia 183
3. El camino de la conversión pastoral y misionera supone cambios reales 183
4. Comunión colaborativa de todo el Pueblo de Dios 188

Sección XIII: el primer anuncio en la herencia de los santos cordobeses ……………195


1. Legado de gracia 195
2. María, ícono discipular y sinodal 202

Epílogo: XI Sínodo, camino y horizonte, presente y futuro ………………………….205


1. El primer anuncio del Evangelio, camino permanente de la Iglesia
en todos los tiempos 205
2. El primer anuncio del Evangelio se sostiene en el vínculo interpersonal
con Jesús 207
3. La espiritualidad sinodal nace del primer anuncio del Evangelio 208

Anexo 1: Listado de preguntas para el discernimiento 211


Anexo 2: Reglamento del XI Sínodo Arquidiocesano de Córdoba 215
Bibliografía 221
Linkografía 222
9

Siglas por orden alfabético


de los Documentos del Magisterio citados

AA: Apostolicam Actuositatem


AG: Ad Gentes
AL: Amoris Laetitia.
CIC: Código de Derecho Canónico
ChL: Christifideles Laici.
DA: Documento de Aparecida.
DCE: Deus Caritas Est.
DM: Dives in Misericordia.
DP: Documento de Puebla.
DV: Dei Verbum.
EaHS: Educar al humanismo solidario.
ECC: El Evangelio ante la crisis de la civilización.
EG: Evangelii Gaudium.
EN: Evangelii Nuntiandi.
EPV: Educación y Proyecto de vida.
ES: Ecclesiam Suam.
GS: Gaudium et Spes.
JSH: Jesucristo Señor de la Historia.
LG: Lumen Gentium.
LPNE: Líneas Pastorales de la Nueva Evangelización.
LS: Laudato Sii.
MV: Misericordie Vultus.
NMA: Navega mar adentro.
NMI: Novo Millenio Ineunte.
OE: Orientalium Ecclesiarum
PP: Populorum Progressio.
RM: Redemptoris Missio.
RH: Redemptor Hominis.
SC: Sancrosanctum Concilium.
SD: Documento de Santo Domingo.
SS: Spes Salvi.
TdLA: Testigos de la Alegría.
UR: Unitatis Redintegratio.
VG: Veritatis Gaudium.
10

Siglas por orden alfabético de las citas bíblicas

Ap: Apocalipsis.
Col: Colosenses.
Gál: Gálatas.
Ef: Efesios.
Fil: Filemón.
Flp: Filipenses.
Gn: Génesis.
Hch: Hechos de los Apóstoles.
Is: Isaías.
Jn: Juan.
Lc: Lucas.
Mc: Marcos.
Mt: Mateo.
Rm: Romanos.
1 Co: 1 Corintios.
1 Tm: 1 Timoteo.
1 Ts: 1 Tesalonicenses.
2 Tm: 2 Timoteo.
2 Co: 2 Corintios.
11

Presentación
Mons. Carlos José Ñáñez, Arzobispo de Córdoba

Tengo el agrado de presentar el “Documento de Trabajo” del XI° Sínodo


Arquidiocesano, que nos invita a caminar juntos en el seguimiento de Jesús, atento a lo
que el Espíritu nos quiere decir como Iglesia que peregrina en Córdoba hoy.

Agradezco ante todo al Pbro. Eduardo Casas y al equipo de la Relatoría que lo


acompaña por esta importante labor al servicio de nuestra Arquidiócesis.

Este Documento es verdaderamente sustancioso y ofrece material suficiente para


las labores del próximo Sínodo. Ha incorporado la casi totalidad de los aportes
recogidos, entre los cuales se cuenta el resultado de las “mesas de encuentro y escucha”.
Nos ofrece además un material abundante del Magisterio de la Iglesia, tanto universal
como latinoamericano y argentino.

Será muy importante para el desarrollo del Sínodo, que el Documento sea
conocido en su totalidad por el mayor número posible de miembros de nuestra
comunidad arquidiocesana: tanto sacerdotes, como consagrados y laicos y, por
supuesto, por todos aquellos que integrarán en su momento el “aula sinodal”. Es un
texto para la oración, la meditación y la contemplación personal y comunitaria, que
estamos invitados a profundizar a lo largo de este año.

En el desarrollo de los trabajos del Sínodo, corresponderá a la Secretaría


General, en estrecha sintonía, con la Relatoría indicar el modo más conveniente para el
tratamiento del Documento en orden a formular las propuestas para ser aprobadas por la
asamblea y para ser posteriormente presentadas al Arzobispo para su consideración.

Anhelo que este Documento sea fuente de un trabajo intenso y fructífero para la
labor de la Iglesia que está en Córdoba en los próximos años.

Que San José Gabriel Brochero, la Beata Madre del Tránsito y la Beata Catalina
de María nos animen con su testimonio evangélico y con su fervor misionero y
evangelizador para encontrar caminos que nos impulsen a salir y proclamar,
convencidos y gozosos, el primer anuncio del evangelio. Que la “Purísima”, Nuestra
Señora del Rosario del Milagro nos asista también con su protección y su intercesión.

+ Carlos José Ñáñez


Arzobispo de Córdoba
12

Oración del XI Sínodo

Señor Jesús, tú que eres el Camino,


enséñanos a caminar juntos,
celebrando la gracia del undécimo Sínodo.

Concédenos escuchar, dialogar y discernir el proyecto del Padre.


Danos la valentía del testimonio y de la acción.
Ayúdanos a transformar lo que haya que cambiar.

Que tu Espíritu nos asista


para ser discípulos misioneros
y comunidades en salida hacia las periferias,
interpretando los signos de Dios en estos tiempos.

Que la Patrona de esta Arquidiócesis,


Nuestra Señora del Rosario del Milagro y San José Gabriel Brochero,
intercedan para que proclamemos
el primer anuncio del Evangelio hoy en Córdoba
y seamos la Iglesia que, en este presente, Tú esperas de nosotros.

Amén.
13

Prólogo:
“¡A vino nuevo, odres nuevos!” (Lc 5,38)

“Hay una forma de anuncio que nos compete a todos como tarea cotidiana.
Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a
los más cercanos como a los desconocidos. Es una predicación informal
que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que
realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la
disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce
espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo,
en un camino” (EG 127).

1. Nuestra Iglesia particular y el primer anuncio del Evangelio hoy


El Documento de Trabajo del XI Sínodo Arquidiocesano de Córdoba es un texto
principalmente pastoral y espiritual. Su estructura redaccional consta de un prólogo, un
cuerpo doctrinal de XIII Secciones y un epílogo. No hay capítulos como en un libro sino
Secciones porque más que un texto (que ciertamente también lo es) resulta un
Documento de trabajo al servicio de las sesiones de la Asamblea Sinodal inspirando un
horizonte para la oración, la reflexión, el debate y el discernimiento.

Las Secciones que aquí se presentan son temáticas abiertas ya que no se las asume
desde un planteo totalmente acabado en todos los puntos que se consideran. Más bien,
en muchos casos, los temas son cuestiones discutidas que no se agotan en un solo punto
de vista y no siempre se desarrollan en todas sus implicancias sino en función del
primer anuncio ya que este es el tema central del XI Sínodo. Es por eso que no son
exposiciones completas sino disparadores para la motivación personal o grupal. No se
desarrollan todos los temas concernientes a la Iglesia y a la cultura de hoy, aunque
ciertamente se los menciona. Algunas cuestiones teológicas no son aquí profundizadas
con detalle o algunas cuestiones técnicas teológico-pastorales no se han explicitado
(aunque de algún modo están implícitas) ya que se ha tenido en cuenta el carácter y la
finalidad de este texto. Existen algunos temas que ciertamente han quedado de lado.
Este texto no es un manual de teología, de eclesiología, de pastoral o de espiritualidad,
sino un instrumento, una reflexión, en torno al primer anuncio que posibilita el
horizonte y el fundamento desde el cual la Asamblea Sinodal discernirá algunas
problemáticas. Al final del desarrollo de las diversas Secciones hay siempre alguna o
algunas preguntas para el discernimiento personal y comunitario que ayudan a pensar la
temática tratada en relación a la propia experiencia y opinión.

Las fuentes utilizadas han sido algunos documentos históricos, el material


disponible del X Sínodo Arquidiocesano del año 1986 y todo lo producido a lo largo del
proceso pastoral y del Plan Pastoral Arquidiocesano desde el año 2000. Además se han
incluido las Cartas Pastorales de Monseñor Carlos J. Ñáñez, el Rostro Ideal de Iglesia,
el Diagnóstico Pastoral, los textos de las diversas Jornadas Pastorales y los Planes
cortos, el material de la Comisión antepreparatoria y de la Comisión preparatoria del XI
Sínodo, la Carta Pastoral con ocasión del anuncio el XI Sínodo, el Informe I de consulta
al Pueblo de Dios sobre el primer anuncio, el Informe II sobre las Mesas de Encuentro y
Escucha, materiales de la Vicaría Pastoral y de las Comisiones de Redacción Zonal, el
14
Informe de las Asambleas Pastorales Parroquiales, el Informe de las Asambleas
Pastorales Zonales y el Informe de respuestas a la Carta del Sr. Arzobispo y su Consejo
Episcopal a las comunidades. También se usaron todas las producciones del Equipo de
Relatores realizadas para el XI Sínodo, las participaciones de públicos específicos y las
consultas a grupos, Organismos, Instituciones Arquidiocesanas y personas particulares
en función de su experiencia, aporte técnico y mirada de Iglesia. A esto se sumó el
aporte que la Arquidiócesis hizo con motivo de la Consulta del Sínodo de los Obispos
de 2018 y el aporte de la Junta de Religiosos y Religiosas, el Reglamento del XI
Sínodo, los insumos de producción de las reuniones del Consejo Presbiteral, del
Consejo Pastoral, de la Semana del Clero 2017 y los aportes del Equipo de Diálogo con
la cultura.

Además se consideró especialmente el Magisterio de la Iglesia universal,


latinoamericana y argentina a partir del Concilio Vaticano II hasta el presente, el Código
de Derecho Canónico, algunas normativas y fuentes históricas Arquidiocesanas y los
Estatutos de algunas Instituciones. Se tomó particularmente el Magisterio reciente de los
Papas, especialmente el del Papa Francisco, sobretodo la Exhortación Apostólica
Evangelium Gaudium. Se tuvo en cuenta la primera Encíclica conjunta con el Papa
Benedicto XVI Lumen Fidei (2013) pasando por la Encíclica Laudato Sii (2015) hasta
la nueva Constitución Apostólica Gaudium Veritatis (2017).

El Papa Francisco tiene una eclesiología con acentuaciones propias que este texto
intenta presentar. Se han leído además textos y procesos de otros Sínodos (por ejemplo,
el primer Sínodo de la Arquidiócesis de Buenos Aires, el III Sínodo de la Arquidiócesis
de Paraná, el II Sínodo de la Arquidiócesis de México, los Sínodos Universales de los
Obispos desde su institución en 1965 por el Papa beato Pablo VI hasta el presente,
incluyendo lo que se va produciendo para el Sínodo de los Obispos sobre “los jóvenes,
la fe y el discernimiento vocacional” (2018) y el Sínodo de los Obispos sobre la
Amazonia (2019).

También hay referencias a textos bíblicos. Si el tema del XI Sínodo es el primer


anuncio del Evangelio, no se puede obviar la riqueza inspiradora de la Palabra de Dios.
Por último, se ha consultado una abundante y actual bibliografía espiritual, pastoral y
teológica de diversos autores. Una parte de este extenso material ha quedado
consignado en la bibliografía y en la linkografia2 que está al final de este Documento de
Trabajo. En ambas se ha seleccionado el material más representativo y solo en español
para que todos los interesados puedan acceder a él si lo desean.

El texto además posee un glosario3 escrito en notas a pie de página y una lista de las
siglas del Magisterio y de las citas bíblicas. Todas las páginas han privilegiado el
lenguaje coloquial y no el vocabulario técnico y académico (aunque éste se supone en el
proceso de investigación, lectura y escritura de dicho texto). Se ha elegido el lenguaje
sencillo y llano ya que el texto será leído por todos los participantes de la Asamblea
Sinodal y los diversos miembros del Pueblo de Dios. Se ha intentado no producir un
texto abstracto sino uno que sea comprensible, ágil y estimulador. Su extensión ha
querido ser prudente a pesar de la complejidad de los temas y de la abundancia de

2
Linkografia se refiere al elenco de enlaces virtuales y contenidos en distintas páginas Webs.
3
Glosario se refiere a un catálogo alfabetizado de las palabras y las expresiones usadas en el texto con su
significado en dicho contexto o con algún comentario aclaratorio.
15

material. Sin embargo en su confección literaria existieron numerosos recortes de


contenido hasta llegar a su versión definitiva.

Todo este complejo entramado textual de fuentes (implícitas y explicitas) del


Documento de Trabajo posibilitan entrever las piezas de un rompecabezas que cada
lector deberá, según sus posibilidades, armar para buscar y encontrar los patrones de los
nuevos diseños eclesiales posibles. Aquí se muestra una lectura, una interpretación y un
diseño posible del camino y de los cambios eclesiales que se han generado y se están
gestando en nuestra Arquidiócesis. Ciertamente puede haber otras lecturas, otras
interpretaciones y otros diseños. Aquí se ofrece un panorama que hemos discernido
como el más acabado, por ahora. Se ha construido el mejor horizonte posible con todos
estos elementos disponibles de las fuentes mencionadas.

El Documento de Trabajo –con la amplitud de temas que cada Sección desarrolla–


está pensado y redactado desde “el primer anuncio del Evangelio hoy en Córdoba”.
Los contenidos espirituales, teológicos y pastorales se ubican en función del primer
anuncio. No debemos separar el primer anuncio de su matriz de origen que es la Palabra
de Dios y del anclaje que tiene en todo el Nuevo Testamento, especialmente los
Evangelios ya que estos son, en sí mismos, el primer anuncio. Basta recordar el primer
anuncio a María4, a José5, a Zacarías6, a los pastores7, entre otros. Todos los discursos
de Jesús en el Evangelio de Juan constituyen un primer anuncio de su propia revelación:
“Yo soy el pan de vida” (6,25); “Yo soy la luz del mundo” (8,12); “Yo soy la puerta”
(10,9); “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25); “Yo soy el camino, la verdad y la
vida” (14,6); “Yo soy la vid verdadera” (15,1), etc.

Jesús y su Evangelio son un permanente anuncio de novedad para el mundo y para


la Iglesia. Este Documento de Trabajo tiene como lema inspirador la frase de Jesús “¡A
vino nuevo, odres nuevos!” (Lc 5,38). El Papa Francisco dice al respecto:

“Hay que dar cabida a la libertad que nos trae la novedad del
Evangelio. En el texto de Lucas 5, 33-39 los escribas y los fariseos
quisieron poner a prueba a Jesús para hacerlo caer en una trampa,
recordándole que Juan Bautista y sus discípulos ayunaban y le hacen
una pregunta: «tus discípulos ¿por qué no hacen lo mismo?». Jesús
responde hablando de dos cosas: habla de fiesta y habla de novedad.
Habla de fiesta, fiesta esponsal y dice: ¡estamos en tiempo de fiesta!
Hay algo nuevo aquí, ¡hay una fiesta! Algo que era anticuado y algo
que se renueva. Es curioso que Jesús al final recurra a la imagen del
vino, hasta tal punto que cuando se lee este pasaje no se puede dejar
de relacionar esta fiesta esponsal con el vino nuevo de Caná. En el
fondo es todo un símbolo que nos habla de novedad. Sobre todo
cuando Jesús dice: el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Por
lo tanto, «a vino nuevo, odres nuevos». Aquí está la novedad del
Evangelio. ¿Qué nos trae el Evangelio? Alegría y novedad. Es fiesta,
alegría y libertad. La respuesta es: a la novedad, novedad; «a vino
nuevo, odres nuevos». Por esta razón no hay que tener miedo de

4
cf. Lc 1, 26-38
5
cf. Mt 1,20-25
6
cf. Lc 1, 5-25
7
cf. Lc 2, 8-20
16
cambiar las cosas según la ley del Evangelio, que es una ley de la fe.
Por eso la Iglesia nos pide a todos nosotros algunos cambios. Nos
pide que dejemos de lado las estructuras anticuadas: ¡no sirven! Y
que tomemos odres nuevos, los del Evangelio. Está claro que el
Evangelio es novedad, es fiesta. Y solamente se puede vivir
plenamente con un corazón gozoso y renovado. Que el Señor nos dé
la gracia de la alegría y de la libertad que nos trae la novedad del
Evangelio.8

Este Documento de Trabajo inspirado por este Evangelio y alimentado por toda la
Palabra de Dios, el Magisterio de la Iglesia, la teología actual y la producción histórica
de todo nuestro camino arquidiocesano y otras fuentes puede considerarse un
compendio de la eclesiología del Papa Francisco y un compendio de la teología pastoral
del primer anuncio. Hay dos pilares fundamentales de la eclesiología del Papa Francisco
que repercuten directamente en el estilo del primer anuncio: la conversión pastoral y la
reforma misionera. Dos temas que serán ampliamente tratados aquí.

2. Estructura redaccional y lógica interna de los contenidos del Documento de


Trabajo
Aparte de la estructura redaccional ya mencionada el Documento de Trabajo, en sus
contenidos, está diagramado desde una lógica interna que ahora se explicitará para
ayudar tanto en su lectura como en su comprensión y en su interpretación. Esta lógica
interna está conformada por seis ejes temáticos.

Un primer eje comprende el prólogo donde se presentan las generalidades del texto.
Luego hay un segundo eje que abarca la Sección I (XI Sínodo de Córdoba) en donde se
vincula al X Sínodo, al XI Sínodo y al Plan Pastoral Arquidiocesano en relación de
continuidad y de novedad.

Se sigue con un tercer eje que toma la Sección II (la eclesiología de la sinodalidad y
la gracia del XI Sínodo), la Sección III (la gracia del primer anuncio) y la Sección IV (el
primer anuncio, itinerario espiritual y pastoral). Este eje constituye un compendio del
primer anuncio en su presentación general.

Se sigue con un cuarto eje que incluye la Sección V (el primer anuncio desde una fe
en diálogo con la realidad), la Sección VI (el primer anuncio en los contextos de la
cultura actual y la era digital), la Sección VII (el primer anuncio en contextos de
pluralismo religioso), la Sección VIII (el primer anuncio y la iluminación esperanzada
de la realidad social), la Sección IX (el primer anuncio y algunas realidades de especial
atención pastoral en la actualidad como mujeres, familias y jóvenes) y la Sección X (el
primer anuncio y las diversas vocaciones y carismas en la Iglesia). Este eje constituye
un compendio de la eclesiología del Papa Francisco. En este eje se reflexiona el primer
anuncio en relación a diversos ámbitos y problemáticas eclesiales y socio-culturales de
relevancia actual.

Se sigue con un quinto eje que alcanza la Sección XI (el primer anuncio, conversión
pastoral y reforma misionera) y la Sección XII (el primer anuncio, la parroquia y otros

8
L‟Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, n. 37, viernes 12 de septiembre de 2014.
17

ámbitos de pertenencia eclesial en estado de conversión pastoral y misionera). Este eje


constituye el núcleo central de la eclesiología del Papa Francisco, estructurada en el
binomio “conversión pastoral y reforma misionera” que se aplica a la parroquia, a
otros ámbitos de pertenencia eclesial y a todas las vocaciones que integran el Pueblo de
Dios.

Se sigue con un sexto eje que comprende la Sección XIII (el primer anuncio en la
herencia de los santos cordobeses) y presenta el fruto maduro del anuncio y de la
vivencia del Evangelio hasta las últimas consecuencias: la santidad a la que todos
estamos llamados y la santidad que históricamente se ha engendrado en nuestra tierra
cordobesa.

Por último se cierra con un séptimo eje que comprende el epílogo (XI Sínodo,
camino y horizonte, presente y futuro) el cual proyecta la gracia del Sínodo en el
itinerario actual y futuro.

El segundo eje (Sección I) y el séptimo eje (epílogo) abren y cierran la línea


histórica del XI Sínodo (pasado, presente y futuro). El pasado y el presente se
consideran en la Sección I y el futuro en el epílogo.

Para concluir podemos afirmar que el Documento de Trabajo ofrece un fundamento


teológico, pastoral y espiritual para el XI Sínodo, para la formación de los creyentes en
la actualidad, para la lectura y la revisión de la vida de la fe y de nuestras prácticas
eclesiales y constituye, sobre todo, una herramienta de trabajo, de reflexión, de diálogo,
de debate, de discernimiento y de ayuda para las decisiones y las opciones pastorales del
XI Sínodo. Este texto desea suscitar la consideración pausada y la pregunta poniendo
puntos suspensivos al pensamiento, generando respuestas posibles y despertando el
espíritu de la oración desde una actitud contemplativa y sapiencial. Es un texto para la
oración, la meditación y la contemplación personal y comunitaria. Ojalá nos ayude a
descubrir un poco más lo que Dios está haciendo entre nosotros y de lo que el Espíritu
suscita en este momento de la historia en su Iglesia.

Estamos convencidos que el primer anuncio es gracia interior y pastoral que merece
ser gustada y decantada en el silencio del encuentro con Jesús, en el compartir
comunitario y en la acción misionera. Este Documento de Trabajo ha plasmado parte de
nuestro sueño posible como Arquidiócesis en este presente. Que María, Madre del
Rosario del Milagro y los santos cordobeses –San José Gabriel Brochero, las Beatas
Catalina Rodríguez y Tránsito Cabanillas- intercedan, nos acompañen y nos bendigan
para descubrir la necesidad y la belleza del “primer anuncio hoy en Córdoba”. Amén.

Equipo de Relatores.
Córdoba, Febrero de 2018.
18
19

Sección I:
XI Sínodo de Córdoba

“Es preciso volver al primer anuncio de la fe para ser felices y


descubrir la vida en plenitud”.
Monseñor Carlos J. Ñánez.9

1. Lo que es un Sínodo
Un Sínodo es una gracia muy importante concedida por la divina Providencia como
signo peculiar para un determinado momento histórico de una Iglesia particular. No es
solamente un hecho más. Constituye un acontecimiento singular, cierra y abre procesos,
marca una nueva época en la vida de la comunidad eclesial: “el Sínodo expresa, de
forma peculiar, el ser y la tarea de la Iglesia. Es una forma de consultar a toda la
Diócesis a través de sus representantes donde el obispo convoca, como pastor, para
ejercer, de manera solemne, el oficio y el ministerio de apacentar la grey a él
encomendada”.10

Es una gracia extraordinaria por su valor doctrinal, espiritual, pastoral, histórico y


canónico. La renovación que suscita constituye el desarrollo de su multiforme don.
Ciertamente una gracia extraordinaria puede ser interpretada de muchas maneras
posibles. Puede tener, además, repercusiones y consecuencias diversas. Todo Sínodo, de
suyo, es una gracia compleja y hasta polémica. Genera movilizaciones y tensiones,
expectativas y esperanzas, desafíos y oportunidades.

No siempre se tiene clara conciencia de lo que significa un Sínodo en el momento


en que se celebra. Se pueden hacer comparaciones con otros Sínodos, aunque esto es
solo un paralelo histórico porque cada uno de ellos es una gracia única y distinta en un
momento determinado. Sólo la historia y los próximos Sínodos darán un juicio más
acabado de la perspectiva y de la fecundidad del XI Sínodo. A nosotros nos toca
celebrarlo y vivirlo. Otros, en el futuro, lo interpretarán mejor.

Cada Sínodo renueva la actualidad del Evangelio re-descubriéndolo desde nuevos


enfoques y contextos, produciendo un despertar de las energías espirituales y pastorales
latentes, generando actualización y crecimiento.

Vivir la gracia del XI Sínodo es entrar en la corriente de renovación que el Espíritu


impulsa para nosotros en este tiempo siendo responsables y agradecidos por esta
concesión de Dios. Estamos bajo la gravitación de esta gracia. Experimentarla y vivirla
es reconocer e interpretar el influjo suave y eficaz del Espíritu.

El XI Sínodo es una gracia extraordinaria y polifacética, única y singular, histórica y


profética, misionera y pastoral: “un Sínodo constituye un itinerario pascual con gozos y
entregas. Cierra y abre ciclos. Es un acontecimiento eclesial que nace de la inspiración

9
CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, 2
10
X SÍNODO DE CÓRDOBA. Evangelización y Catequesis de adultos. Documento Final. 15.08.1986, 4.
20
del Espíritu y se confirma con la asistencia del discernimiento de la comunidad”.11
Tenemos la conciencia de transitar una nueva etapa de la vida de nuestra Iglesia
particular abriéndonos a un dinamismo renovador que otorga gracias nuevas para
tiempos nuevos: “¡A vino nuevos, odres nuevos!” (Lc 5, 38).12

2. Tradición y herencia sinodal cordobesa


Sabemos que “nuestra Arquidiócesis es muy rica en historia eclesial y sinodal. Es
la que más Sínodos ha realizado. Somos la Iglesia particular de mayor sinodalidad en
Argentina. Desde su origen, los Sínodos estuvieron presentes en esta tierra organizando
la misión evangelizadora”.13

Todos los Sínodos celebrados anteriormente “son parte muy importante de su


historia. Cada uno de ellos, en circunstancias diversas, ha sido un momento
privilegiado de observación, análisis, consulta, reflexión y organización de la acción
pastoral con resultados muy positivos para toda la vida de la Iglesia particular.
Muchos de ellos se realizaron en estrecha conexión con otras diócesis y con la Iglesia
universal”.14

De hecho el X Sínodo se celebró en “el marco inmediato del Sínodo Extraordinario


de Obispos (diciembre 1985) que propuso conocer mejor e impulsar la obra grandiosa
y providente del Vaticano II queriendo contribuir al programa de una Nueva
Evangelización lanzado por el Papa Juan Pablo II al acercarse los 500 años del
descubrimiento de América”.15

El XI Sínodo –que también se celebra en la espera del Sínodo de Obispos de octubre


de 2018 cuyo tema es “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”– viene a
enriquecer y a re-actualizar una importante tradición sinodal. Conviene hacer un breve
repaso de los diversos Sínodos locales: “en 1597, 1606 y 1607 el obispo Fernando de
Trejo y Sanabria convocó los tres primeros Sínodos. El primero fue para organizar la
Diócesis naciente, la catequesis y el matrimonio. El segundo para organizar el culto y
la liturgia de la Catedral. El tercero para la evangelización y la catequesis de los
indígenas. En 1637 y 1644, el obispo Melchor Maldonado de Saavedra, llamó al cuarto
y quinto Sínodos respectivamente. En 1699 el obispo Manuel Mercadillo convocó al
sexto Sínodo. En 1752 el obispo Pedro Miguel de Argandoña congregó al séptimo
Sínodo. En 1877 el obispo Manuel Eduardo Álvarez citó al octavo Sínodo. Versó sobre
ventajas, dificultades y cambios operados en el país en el período constitucional del
siglo XIX. Trató, además, sobre la catequesis diocesana. En 1906 el obispo Zenón
Bustos anunció el noveno Sínodo. En 1984 el Cardenal Arzobispo, Raúl Francisco
Primatesta, convocó el décimo Sínodo sobre la evangelización y catequesis de
adultos”16 en cuyo Documento final se afirma que la Iglesia “no considera el Sínodo

11
CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, 4.
12
cf. el paralelo del mismo texto en Mc 2,22 y Mt 9, 16-17.
13
cf. Ibíd., 3
14
X SÍNODO DE CÓRDOBA. Evangelización y Catequesis de adultos. Documento Final. 15.08.1986, 4.
15
Ídem.
16
cf. Ibíd., Nota 15.
21

sólo como una reunión de estudio y organización sino, principalmente, como momento
singular de gracia. Una Diócesis en Sínodo siente viva toda su riqueza como Iglesia”.17

Toda la historia de nuestra Arquidiócesis puede leerse e interpretarse desde la rica


tradición sinodal que ha caracterizado su camino. En esta herencia ahora hay que
agregar a la lista de Sínodos que Monseñor Carlos José Ñáñez, en su Carta Pastoral del
07 de Octubre de 2015 (Día de la Nuestra Señora del Rosario del Milagro, Patrona de la
Arquidiócesis de Córdoba) convocó a la realización del XI Sínodo cuyo tema es “el
primer anuncio del Evangelio hoy en Córdoba”.

En gran medida los Sínodos de nuestra Arquidiócesis han versado sobre la


evangelización (el tercer Sínodo acerca de la evangelización de los indígenas y el
décimo Sínodo acerca de la evangelización de los adultos), sobre la catequesis (el
primero, el tercero y el décimo Sínodo) y sobre el discernimiento socio-cultural de un
determinado momento histórico (el octavo Sínodo acerca de los cambios en la
Argentina del siglo XIX). Estos temas (evangelización, catequesis y discernimiento del
contexto socio-cultural) aparecen nuevamente, con motivo del XI Sínodo, en relación al
tema del primer anuncio.

3. El XI Sínodo: continuidad y novedad


Todo Sínodo se enmarca en una historia cuyo proceso no es aislado sino que es
secuenciado en continuidad con el camino de la Iglesia particular otorgando una
novedad cualitativa y significativa. Resulta un antes y un después. La continuidad y la
discontinuidad, lo consecuente y lo irruptivo, la tradición instaurada y la novedad
originada forman parte de un mismo dinamismo: “nuestra Iglesia de Córdoba no
empieza a caminar ahora con este nuevo Sínodo. Lo viene haciendo desde su origen.
Todo Sínodo genera expectativas y resistencias y supone una conversión pastoral y una
revisión continua del espíritu, las actitudes, las estructuras y el estilo de Iglesia que
somos. Ciertamente hay una línea de continuidad y discontinuidad con los Sínodos
anteriores. A la luz del nuevo seguramente se resignificará el anterior, debido a que es
el más cercano en el tiempo y sigue conservando interesantes perspectivas. Se cobra
una nueva visión de todo lo realizado en estos años con nuestro Plan Pastoral. Cada
nuevo Sínodo –a su vez– es una gracia distinta en el ensayo de nuevos caminos.
Manifiesta la autoconciencia eclesial, con luces y sombras, desde una historia
compartida, un pasado rico, un presente desafiante y un futuro colmado de promesas.
Pasado, presente y futuro de esta Iglesia particular que hace memoria y actualiza su
camino”. 18

El Sínodo anterior convocado por el Cardenal Raúl Francisco Primatesta (1919-


2006) el domingo de Pentecostés de 1984 fue celebrado en 25 sesiones, a lo largo de
casi dos meses de una experiencia muy positiva y rica. Su tema era relevante para el
momento histórico que se vivía. Su Documento Final contiene 88 propuestas en 8
capítulos. Muchas de ellas fueron implementadas. La renovación pastoral posterior
nació inspirada en ellas. Aquello que aún está pendiente del X Sínodo es ahora
resignificado a la luz de nuevas necesidades y demandas siendo el presente una ocasión

17
X SÍNODO DE CÓRDOBA. Evangelización y Catequesis de adultos. Documento Final. 15.08.1986, 4.
18
CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, 4.
22
especial para reactualizar su propuesta. No queda olvidado sino asumido. Cada nuevo
Sínodo permite una relectura del todo el proceso sinodal histórico y especialmente ahora
nos concede descubrir el puente pastoral que existe entre el X y el XI Sínodo.

De hecho en cuanto al tema escogido en el X Sínodo (la evangelización y la


catequesis de los adultos) y el XI Sínodo (el primer anuncio hoy en Córdoba), existe una
conexión teológica, pastoral y espiritual. Se nota además un cierto desplazamiento que
pone de manifiesto el corrimiento cultural y eclesial que ha existido en la transición del
siglo XX y el siglo XXI.

Mientras que hacia finales del siglo XX en nuestra Arquidiócesis la preocupación


pastoral versaba sobre la catequesis de los adultos –aquellos que requerían de mayor
formación en el liderazgo pastoral– en el siglo XXI el enfoque se ha desplazado hacia
todos los interlocutores posibles (no sólo los adultos) con motivo del primer anuncio (ya
sea el anuncio inicial o el anuncio que se profundiza). Ya no sólo preocupa la formación
catequética de los adultos sino el primer anuncio como tal. De los adultos se ha pasado a
todos los interlocutores intra y extra eclesiales. No sólo se contempla el interior de la
Iglesia sino que la mirada ahora abarca a todos. No sólo se considera la catequesis sino
ahora, más fontalmente, el primer anuncio ya que, en sintonía con la Iglesia universal, el
corrimiento cultural de la sociedad ha generado otros focos de interés pastoral.

4. El tema del XI Sínodo


El Papa Francisco habla de una profunda renovación sostenida en la conversión
pastoral y en la reforma misionera de la Iglesia en su Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium (24.11.2013). Este no es un documento sobre la evangelización en general
sino más precisamente sobre el anuncio del Evangelio como indica el subtítulo.

En este anuncio no se trata de transmitir inmediatamente la totalidad del inmenso


depósito de doctrina, moral y disciplina de la Iglesia y su Tradición de una sola vez para
obtener una formación completa y exhaustiva sino de concentrarse en la proclamación
fundamental del Evangelio provocando un encuentro con Jesús vivo.

Esto no implica renunciar a la integridad de la verdad sino de asumirla


pedagógicamente en un proceso de formación gradual reconociendo, en el contenido de
la fe, su jerarquía de verdades19 para comunicarlas con un criterio pastoral y misionero.
Esto supone una verdadera conversión tanto pastoral (la manera de comunicar) como
misionera (el modo de salir al encuentro). El retorno al primer anuncio posibilita una
“conversión kerygmática de la Iglesia”.20

Desde esta inspiración de Evangelii Gaudium, la Iglesia de Córdoba ha discernido y


ha optado que el tema del XI Sínodo sea “el primer anuncio del Evangelio hoy en
Córdoba”. Para dar fundamento citamos el texto donde se desglosan y se comentan los
componentes que enuncian el tema del XI Sínodo:

19
Jerarquía de verdades se refiere al orden y a la prioridad que tiene el contenido de la fe para poder ser
transmitido y asimilado.
20
Conversión kerygmática se refiere a los cambios que la gracia produce a partir de recibir dócilmente el
primer anuncio de la fe, llamado también kerigma, término técnico que designa la proclamación de la
Buena Nueva.
23

“Por «primer anuncio» se entiende la proclamación inaugural de la fe que


presenta al Señor Jesús, muerto y resucitado, como centro de la vida del
creyente. Este mensaje genera la gracia de una conversión y de un estilo de
existencia que nace del camino discipular.
Por «Evangelio» se concibe –no sólo la Palabra de Dios escrita y
consignada en la Buena Nueva de Marcos, Mateo, Lucas y Juan– sino a la
misma Persona del Señor Jesús, el Evangelio viviente como afirma el Libro
del Apocalipsis: “Yo soy el Viviente. Estuve muerto y ahora estoy vivo por
los siglos de los siglos» (Ap 1, 17-18). A partir de este Evangelio-Persona,
el creyente reconoce que «no se comienza a ser cristiano por una decisión
ética o una gran idea sino por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación
decisiva» (cf. DCE 1; DA 12 y 243).

Por «hoy» no se comprende meramente el tiempo cronológico sino


fundamentalmente el tiempo oportuno y providente de la gracia de Dios
para cada vida personal. Como propone la Palabra de Dios: «en el tiempo
propicio te escuché y en el día de salvación te socorrí. Ahora es el tiempo
propicio. Ahora es el día de salvación» (2Co 2,6). Todo tiempo es un
acontecer de Dios en los sucesivos fragmentos del cotidiano humano.

El Dios del Antiguo Testamento afirma ser señor del tiempo: «Yo soy el
Primero y yo soy el Último» (Is 44,6). Jesús, en el Libro del Apocalipsis, se
presenta como el Señor resucitado y afirma las mismas palabras, aún más
contundentemente: «Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el
Principio y el Fin» (1,8. 22,13). Cada vez que se anuncia el Evangelio, el
«hoy» de Dios resuena en nuestra vida: «esta Palabra que acaban de oír se
ha cumplido hoy» (Lc 4, 21). El primer anuncio conlleva una actualización
del presente de Dios para cada vida, para cada historia y para cada uno en
su propio tiempo personal.

También como comunidad eclesial ese «hoy» de Dios nos contiene ya que
«como Iglesia que peregrina en Córdoba recibimos el desafío y la gracia de
un tiempo histórico nuevo que nos resultan inéditos. Como nos señala la
Palabra: «Ahora es el tiempo de la gracia” (2Co 6,2). Ciertamente estamos
ante nuestro tiempo un poco perplejos y llenos de preguntas, lo cual no
quita la admiración y la esperanza de lo que el Espíritu de Dios está
gestando. Aunque nos parezca que a veces las sombras opacan los
horizontes, la mano invisible y providente de Dios siempre enciende las
luces que necesitamos. A la gracia de Dios le basta una pequeña grieta
para abrirse paso en la historia» (Diagnóstico Pastoral de la Arquidiócesis de
Córdoba, Introducción).

La expresión «en Córdoba» no es sólo una referencia geográfica sino que


conlleva la identidad de las culturas de los cordobeses. Hace referencia a la
Iglesia que peregrina aquí, con su particular historia. Situar el primer
anuncio en Córdoba significa buscar el diálogo del Evangelio en los
contextos emergentes de nuestra idiosincrasia cultural y eclesial propia.
Las resonancias del Evangelio no son las mismas en diversos contextos.
24

La «inculturación del Evangelio» –la tensión hacia la realidad del


Evangelio que es anunciado– y la «evangelización de la cultura» –la
potencialidad que cada cultura tiene de asumir la propuesta del Evangelio,
haciéndose más humana y más digna– se realiza en las coordenadas de un
espacio y de un tiempo concreto. Ese espacio nos sitúa en una determinada
geografía de la salvación y ese tiempo nos hace protagonistas de una
historia de la salvación. Córdoba es el nombre que tiene nuestra identidad,
nuestra historia, nuestra tradición, nuestra memoria, nuestras raíces,
nuestro pasado, presente y futuro. Somos las diversas culturas, las de ayer y
las de hoy, que nos han plasmado.

Anhelar un renovado primer anuncio en Córdoba no supone la exclusividad


de la propuesta de la fe solo para los cordobeses sino implica que desde
aquí el Evangelio universal de Jesús se escucha, se interpreta y se vive con
una tonalidad espiritual que es propia y característica, una tonada en la
música del alma, una cadencia que nos identifica. Frente a las diversas
culturas que configuran nuestra Córdoba es imprescindible el esfuerzo
creativo para traducir con gestos y palabras una comunicación
transparente con la gente”.21

5. El Plan Pastoral Arquidiocesano y su consecución en el XI Sínodo: un mismo


camino en la Iglesia arquidiocesana
El Plan Pastoral Arquidiocesano22 no se interrumpe con la realización del XI
Sínodo. Al contrario se fortalece el camino realizado y el que aún queda por transitar.
Sin las opciones del Plan Pastoral Arquidiocesano la posibilidad de XI Sínodo no
hubiera sido factible, el cual potencia y profundiza la esencia del Plan Pastoral
Arquidiocesano. Uno no se entiende sin el otro. El Plan Pastoral Arquidiocesano y el XI
Sínodo son dos maneras de hacer un único camino pastoral ya que:

“existe una conexión pastoral muy estrecha entre el Plan Pastoral y el


Sínodo. El Plan Pastoral ha preparado, en cierto modo, un camino, un
estilo y un espíritu sinodal en nuestra Arquidiócesis y, por otro lado, este
Sínodo resignifica y confirma el camino eclesial realizado a lo largo de
estos años. Ésta es una buena ocasión para hacer una memoria agradecida
del Plan Pastoral Arquidiocesano, el cual tuvo su origen en el proceso
iniciado a partir del año 1999 con la preparación del gran Jubileo del año
2000, el Encuentro Eucarístico Nacional de ese mismo año y la Consulta de
la Conferencia Episcopal Argentina al iniciar la revisión del Documento
Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización. Con las primeras
Jornadas Pastorales, en el año 2000, respondimos a la invitación que el
Papa Juan Pablo II hiciera a toda la Iglesia y que, posteriormente,

21
cf. TEMA DEL XI SÍNODO DE CÓRDOBA. EL PRIMER ANUNCIO DEL EVANGELIO HOY EN CÓRDOBA. Equipo
de Relatores, Córdoba, 2017.
22
Plan Pastoral Arquidiocesano se refiere al camino pastoral orgánico y orientador del horizonte
comunitario y de las opciones pastorales a largo plazo para toda la Arquidiócesis de Córdoba desde el año
1999. Esta propuesta es planificada en tres momentos (kerygmático, comunitario y misional), ejecutados
en planes cortos de 3 años y evaluados con la participación, en diversas instancias y con distintos
instrumentos, de todo el Pueblo de Dios.
25

reafirmara el Papa Benedicto XVI: un renovado anuncio del Evangelio en


el ámbito de las Iglesias locales (cf. NMI, 29). En esa etapa preliminar
fuimos poniendo nombre a lo vivido y los frutos visibles de esos primeros
años constituyeron las Líneas y los Criterios Pastorales (2001-2002). A
partir de los años 2003-2006 comenzó, específicamente, la elaboración del
Plan Pastoral y delineamos el Rostro Ideal de nuestra Iglesia, plasmado en
siete ideas fuerza junto a la elaboración del Diagnóstico Pastoral que
contenía los aspectos más desafiantes de la realidad en siete núcleos
diagnósticos. Durante el año 2006 se identificaron Cuatro Procesos
Fundamentales (proceso de maduración espiritual y formación integral,
proceso de inclusión participativa, proceso de construcción-reconstrucción
de la fraternidad-comunión, proceso de una nueva comunicación con la
sociedad y la cultura) y los momentos del itinerario pastoral: kerygmático,
comunitario y misional. En cada uno de ellos se planificaron planes cortos.
A lo largo del recorrido, han existido diversos grados de recepción y
compromiso con el Plan Pastoral, críticas constructivas y aportes valiosos
junto a una intensa participación. Nos dispusimos a un salir en comunidad,
de todos y a todos. Vamos percibiendo que el Plan Pastoral no es algo más
por hacer, sumado a todo lo que ya se realiza. Es un espíritu común que nos
anima a evangelizar y se recrea de acuerdo a la realidad de cada
comunidad. Este renovado anuncio del Evangelio se une a una larga
historia. Somos herederos de una vida y una tradición que se remontan a
los orígenes de nuestra Arquidiócesis. A la vez tenemos conciencia que
necesitamos situarnos en un nuevo horizonte de conversión pastoral. El
Sínodo es una oportunidad de asumir, verdaderamente, una evangelización
nueva en sus expresiones, métodos y ardor”. 23

El XI Sínodo providencialmente se desarrolla durante del Cuarto Plan Corto (2017-


2019) que potencia el próximo Momento Misional: Iglesia en salida para el primer
anuncio. El Plan Pastoral Arquidiocesano tiene las características que menciona el
Documento de Aparecida: un Plan participativo, elaborado, ejecutado y evaluado con
participación de todos24, realizado en un proceso orgánico, flexible y adaptable según
los desafíos de la realidad socio-cultural y las necesidades del Pueblo de Dios. Además
resulta una estructura viva, comunitaria, permeable, abierta a las novedades del Espíritu,
respuesta consciente y eficaz con “indicaciones programáticas concretas, objetivos y
métodos de trabajo, de formación y de búsqueda de los medios necesarios que permiten
que el anuncio del Evangelio llegue a las personas, modele las comunidades e incida
profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la
cultura” (NMI 29).

El Plan Pastoral Arquidiocesano, el XI Sínodo y el camino post-sinodal constituyen


un único y solo proceso que no han sucedido irruptivamente como un corte transversal
que elimina todo lo anterior, trayendo realidades absolutamente nuevas, sino que han
sido gestados desde un cambio gradual, progresivo, constante y firme de itinerario
participativo y discernimiento comunitario.

23
CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, Anexo.
24
cf. DA 371
26
6. Los 7 núcleos del Diagnóstico Pastoral a la luz del XI Sínodo
Los núcleos diagnósticos del Plan Pastoral Arquidiocesano (2005) siguen vigentes y
fueron releídos y reinterpretados en el Informe del Instrumento II de Consulta25, en el
Informe de Asambleas Pastorales Parroquiales26 y sobre todo en el Informe de las
Asambleas Pastorales Zonales27 donde se trabajó específicamente el tema.

Estas reactualizaciones de los núcleos del Diagnóstico Pastoral dan cuenta del
corrimiento cultural que se ha manifestado en la sociedad y en la Iglesia en estos años.
No se acentúan los aspectos negativos del análisis de la realidad (como si fuéramos
externos al proceso de cambio) sino que se asume la realidad para transformarla desde
un compromiso esperanzador y proactivo.

El Instrumento II afirma que “«los núcleos diagnósticos nos permiten tener en


cuenta los obstáculos que debemos sortear y las fortalezas y posibilidades que
tenemos» (DP, conclusión). Este análisis de la realidad socio-cultural y eclesial nos
ayuda a «situarnos desde un nuevo paradigma28 que no pasa por formulaciones
teóricas sino por una conversión, transformación de la vida y de nuestro modo de
funcionar. Lo que se nos pide no es una adaptación a las reglas de juego sino una
conversión pastoral. La configuración concreta de este nuevo paradigma es algo que
debemos ir encontrando y afianzando progresivamente» (DP 2,2). Toda la realidad
socio-cultural y eclesial es contemplada desde una mirada positiva, pro-activa y
esperanzada ya que «la llamada de Dios en este tiempo nos invita a asumir y vivir esta
tensión como una oportunidad. Esta situación es ocasión y punto de partida de una
renovación (DP 2,3). Estamos ante una oportunidad inédita. Algo nuevo se está
gestando. No podemos ser simples espectadores sino protagonistas» (DP 2,4),
«haciendo memoria del largo camino de nuestra Iglesia Local descubrimos
agradecidos que los tiempos difíciles siempre dieron a luz grandes santos, hombres y
mujeres que, puestos a prueba por la complejidad de su tiempo, supieron dejarse
animar por el soplo del Espíritu dando frutos admirables» (DP 2,7). Caminando el
Sínodo sentimos «el desafío de ser hombres y mujeres de nuestro tiempo que no se
ubican como espectadores pasivos sino que se saben parte de esta historia y
constructores de la misma» (DP, Conclusión)”.29

A partir de este posicionamiento los participantes de las Asambleas Zonales


Pastorales asumen cada uno de los 7 núcleos del Diagnóstico Pastoral desde actitudes y
compromisos comunitarios:

«Primer núcleo diagnóstico- “El desamparo, la angustia y la soledad


o una fe adulta y fraterna”: nuestras comunidades tienen la
oportunidad de vivir experiencias profundas de fraternidad,
afianzando la comunicación y los vínculos, descubriendo la necesidad
de recrear la espiritualidad desde una fe adulta, con actitud de
25
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 1.
26
INFORME ASAMBLEAS PASTORALES PARROQUIALES. Equipo de Relatores, Córdoba, Noviembre de 2017.
27
INFORME ASAMBLEAS PASTORALES ZONALES. Equipo de Relatores, Córdoba, Noviembre de 2017.
28
Paradigma se refiere un modo de construir, de interpretar y de accionar una determinada realidad
socio-cultural.
29
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 1.
27

apertura para contrarrestar el desamparo afectivo viviendo en


soledad sin convivir.

Segundo núcleo diagnóstico- “La inquietud por un mundo que acaba


y el desafío de construir otro que nace”: nuestras comunidades
desean reforzar el espíritu misionero y la participación comprometida
reconociendo la necesidad de revalorizar la presencia de la mujer y
de los jóvenes, innegables protagonistas de este tiempo, teniendo una
profunda conversión pastoral que interpele, entre otras cosas, sobre
el rol ciudadano y eclesial buscando alternativas creativas de nuevos
caminos y estructuras para anunciar la Buena Nueva, asumiendo el
pasado para dinamizarlo hacia el futuro.

Tercer núcleo diagnóstico- “La experiencia de la fragmentación y el


anhelo de la unidad”: nuestras comunidades sienten la necesidad de
vivir la escucha, la coherencia, el diálogo y el encuentro realizando la
comunión en la diversidad, aprendiendo a trabajar juntos,
discerniendo los signos que manifiestan el anhelo de superar la
fragmentación social, familiar y comunitaria siendo instrumentos
evangelizadores para fortalecer la unidad.

Cuarto núcleo diagnóstico- “El temor al compromiso y el deseo de


participación”: nuestras comunidades quieren dejar de ser
consumidores de la fe para comenzar a ser misioneros, generadores
de fraternidad, cercanía y comunicación en nuevos espacios de
encuentro, con maneras distintas de convocar, saliendo de la propia
zona de confort y fomentando la formación de líderes que participen
honestamente en la gestión del bien público.

Quinto núcleo diagnóstico-“La falta de comunicación y el anhelo del


diálogo con todos”: nuestras comunidades desean adecuar su
lenguaje pastoral y cambiar su manera de comunicar, trabajando en
red, mostrando la belleza de lo que se anuncia con un lenguaje
sencillo y empleando, de manera efectiva, los medios de
comunicación, las tecnologías y las redes sociales.

Sexto núcleo diagnóstico- “Las nuevas pobrezas y el anhelo de


justicia y solidaridad”: nuestras comunidades se sienten
comprometidas a transformar las nuevas pobrezas con gestos de
fraternidad, trabajando con instituciones intermedias en espacios
políticos, empresariales, universitarios, movimientos populares y
medios de comunicación, procurando un cambio social con una
actitud proactiva, comprometida, coherente y solidaria.

Séptimo núcleo diagnóstico- “Puestos a prueba con el soplo del


Espíritu que nos impulsa mar adentro”: nuestras comunidades
experimentan la sed contemplativa de la presencia de Jesús que
camina con nosotros y el anhelo de una profunda experiencia de Dios
28
que permita vivir la realidad personal, familiar, social y cultural,
saliendo hacia las periferias existenciales30 en actitud misionera».31

Resulta muy buena metodología pastoral ahondar progresivamente en aquellos


núcleos que se han discernido para seguir profundizando el discernimiento de tales
realidades ya que “hoy suele hablarse de un «exceso de diagnóstico» que no siempre
está acompañado de propuestas superadoras y realmente aplicables. Por otra parte,
tampoco nos serviría una mirada puramente sociológica, que podría tener pretensiones
de abarcar toda la realidad de una manera supuestamente neutra y aséptica. Lo que
hay que ofrecer es la línea de un discernimiento evangélico, la mirada del discípulo
misionero” (EG 50).

7. Estilo sinodal
El estilo sinodal es el modo actual de encarnar y de expresar nuestra forma
comunitaria de ser Iglesia. Se caracteriza por la vincularidad de los gestos y de las
actitudes de inclusión y de cuidado de las fragilidades humanas en un proceso de
humanización de la fe32 participando de una gestión pastoral planificada en una
comunidad en salida misionera, evangelizando la cultura del contexto desde una
ciudadanía responsable, comprometida y solidaria.

La identidad del creyente se construye a partir del perfil del discípulo misionero33,
protagonista activo que contempla proféticamente los signos de los tiempos34, viviendo
la autoridad como servicio y priorizando la alegría del anuncio, el testimonio coherente,
el discernimiento comunitario, el aprendizaje del perdón y la memoria agradecida.

El estilo sinodal está muy en consonancia con la espiritualidad sinodal35 ya que


ambos nacen de la experiencia comunitaria de la Iglesia.

8. Jesús, Primer Anuncio y Sínodo del Padre


Sabemos que “el Evangelio no solo es una buena noticia (algo novedoso) sino
fundamentalmente una Buena Nueva, un Alguien, una Persona: Jesús, el Evangelio
vivo”36; “ha sido el primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final,
hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena”.37 El Señor es el Primer
Anuncio del Padre, el Evangelio viviente, el Anunciador Anunciado, el Camino por cual

30
Periferias existenciales se refiere a realidades complejas de problemáticas humanas, culturales, sociales
y eclesiales que reflejan la transición de época que vivimos.
31
INFORME ASAMBLEAS PASTORALES ZONALES. Equipo de Relatores, Córdoba, Noviembre de 2017.
32
Humanización de la fe se refiere a la vivencia de la fe a partir de su lado humano, experimentando la
misericordia, la ternura y la empatía en el encuentro con los otros.
33
Discípulo misionero es aquél creyente que se asume como un interlocutor pastoral activo en la realidad
eclesial y en la realidad socio-cultural desde la pertenencia de una comunidad en salida.
34
Signos de los tiempos se refiere a la complejidad de la realidad social, cultural e histórica discernida a
partir de una fe inculturada y contextuada que posibilita una lectura creyente de indicadores
potencialmente abiertos a un sentido trascendente a partir de la opción por un Dios providente y
encarnado en el mundo.
35
cf. Sesión 2,4 donde se desarrolla la espiritualidad sinodal.
36
cf. INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO I. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, 4.
37
EN 7
29

transitamos la verdad y la vida38, el Peregrino que recorre los senderos humanos, el


Mensajero que hace la Pascua con sus discípulos39, el Enviado que realiza su marcha
con la comunidad de Apóstoles40 y el Misionero que trajina hasta cansarse.41 Incluso
manifiesta un signo extraordinario caminando sobre las aguas.42

Jesús es el Sínodo del Padre, el itinerario que la Iglesia transita junto a otros, la
Buena Nueva que necesita ser anunciada. Dicha proclamación el mismo Señor la hizo:
“Jesús se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y
abriéndolo encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre
mí porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los
pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a
los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor». Jesús cerró el Libro y comenzó
a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír” (Lc 4,16-
21).

Jesús hace su Primer Anuncio como automanifestación de sí y de su misión


mesiánica. Lee la Escritura a partir de su propio misterio, tal como lo hace también con
los discípulos de Emaús.43

El Evangelio de Lucas se abre y se cierra con este Anuncio solemne hecho por el
mismo Señor en la sinagoga de Cafarnaúm. Allí no le creen e intentan excluirlo: “nadie
es profeta en su tierra” (4,24). Hacia el final del mismo Evangelio, siguiendo idéntica
pedagogía, el Maestro enseña a sus discípulos desesperanzados a partir de la lectura
pascual de la Palabra. Ya no está en la Sinagoga sino que se encuentra en el camino. Es
el Resucitado reconocido en la fe de la Palabra y de la Fracción del Pan. Los discípulos
desandado la ruta de la desesperanza emprenden el regreso para anunciarlo.

El Evangelio de Lucas comienza con el Primer Anuncio acerca de la misión de Jesús


consagrada por la unción del Espíritu y termina con el Primer Anuncio acerca de su
Persona y su Misterio Pascual: “¿acaso no era necesario que el Mesías soportara esos
sufrimientos para entrar en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando en
todas las Escrituras habló de lo que se refería a Él” (24, 26-27).

Todo el Evangelio de Lucas muestra el camino mesiánico y pascual de Jesús que se


hace camino discipular y misionero para otros (fundamentalmente los Apóstoles) que
caminan junto con Él y entre sí. Hacen un camino juntos (un Sínodo) del Primer
Anuncio en donde se manifiesta la Persona y la misión de Jesús, empezando por la
sinagoga de Cafarnaúm (el pueblo de Israel) y terminando en Jerusalén en un horizonte
que se universaliza y donde los Apóstoles reciben el mandato de una misión que abarca
a todos: “comenzando por Jerusalén, en su Nombre, debía predicarse a todas las
naciones la conversión” (24,47).

38
cf. Jn 14,6
39
cf. Lc 24,14.15
40
cf. Mt 10,9-10
41
cf. Jn 4,6
42
cf. Mt 14,25
43
cf. 24,13-25
30

Pregunta para el discernimiento

1. ¿Qué oportunidades genera el XI Sínodo para nuestra Iglesia Arquidiocesana


en orden al primer anuncio del evangelio?
31

Sección II:
la eclesiología de la sinodalidad y la gracia del XI Sínodo

“Hemos experimentado de manera poco a poco más intensa la


necesidad y la belleza de caminar juntos”.
Papa Francisco.44

1. Características de la eclesiología del Papa Francisco que posibilitan la


sinodalidad
La eclesiología45 del Concilio Vaticano II, especialmente la Constitución Dogmática
Lumen Gentium (1964), se basa en la noción de Iglesia-Pueblo de Dios e Iglesia-
Comunión. Sobre todo esta última categoría es considerada una de las profundizaciones
más trascendentes de la eclesiología postconciliar.

Por su parte, el principio fundamental de la eclesiología del Papa Francisco es la


Iglesia-Comunión Misionera46 y Discipular47 que asume las siguientes notas
características, entre otras:

 Iglesia-Comunión tanto en el ser (la comunidad hacia adentro) como en el hacer


(la comunidad en misión hacia afuera) en su proyección a la sociedad y a la
cultura.48
 Iglesia-Pueblo de Dios desde un sentido eclesiológico49 y un sentido
antropológico ya que “tiene su concreción histórica en un pueblo peregrino y
evangelizador” (EG 11).
 Iglesia humana que expresa el lado humano de Dios y de la fe con gestos de
ternura50 capaces de contener a las personas y a los vínculos más que al
sostenimiento de las estructuras por sí mismas.
 Iglesia humilde que asume una necesaria y saludable autocrítica.51
 Iglesia de la ejemplaridad y el testimonio que no apela a su autoridad y a su
potestad sino que es creíble a partir de su propia coherencia interna y externa, en
el ser y el aparecer para que “que vean sus buenas obras” (Mt 5,16) ya que “por
sus frutos los conocerán” (Mt 7,16.20). Tal como afirma Jesús, “si no creen en
mí, al menos crean en mis obras” (Jn 10,38).
 Iglesia discipular de testigos y de enviados que no son meramente agentes
pastorales sino interlocutores activos entre sí y con otros, capaces de dialogar

44
W2. VATICAN. VA. Conmemoración del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos.
Aula Pablo VI. (17. 10. 2015).
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html
45
Eclesiología se refiere a la doctrina sobre la Iglesia ya sea del Magisterio, del Papa o de algún autor.
46
cf. DA 370
47
cf. DA 1
48
cf. EG 120
49
cf. EG 111-134
50
cf. AL 27-30
51
cf. Al 36
32
con todos los protagonistas de la sociedad, sobre todo con los que no pertenecen
a la Iglesia y no tienen fe.
 Iglesia que lee y descifra los signos de los tiempos interpretando el sentido
profundo de los acontecimientos históricos y el mensaje de Dios encerrado en
ellos.
 Iglesia de “puertas abiertas”52 inserta en las diversas culturas, cercana a las
personas, a sus vidas y problemáticas, con actitud de apertura, superando la
autorreferencialidad53 que la encierra en sí misma ya que cuando “se erige en
centro, se funcionaliza”.54
 Iglesia dinámica, itinerante, “callejera” y “en salida”55 que no se queda
autoprotegiéndose sino que se expone y cuya búsqueda está más afuera que
adentro de sí misma. La imagen de la “oveja perdida” del Evangelio56 ilustra
esta actitud de salida y de servicio que debe tener la comunidad cristiana.
 Iglesia pastoral que “no es otra cosa que el ejercicio de la maternidad de la
Iglesia”.57 La misión pastoral muestra el rostro materno de la Iglesia ya que
comunica y cuida la vida.
 Iglesia de periferias existenciales que se aventura al entrecruce de umbrales y al
entreveramiento de puntos de confluencia donde se construyen, deconstruyen y
reconstruyen los nuevos paradigmas culturales que admiten múltiples miradas y
enfoques. Son problemáticas conflictivas, polémicas, desconcertantes, situadas
adentro y afuera de las estructuras eclesiales y socio-culturales. Sus límites no
siempre son objetivos sino también subjetivos. Cada uno o cada comunidad
puede establecer sus propias periferias. Existen periferias interiores dentro de las
mismas estructuras. No siempre están afuera y lejos. Se erigen como ámbitos de
desplazamiento y de exclusión de los círculos de pertenencia.
 Iglesia Samaritana, “Casa de todos” y “Hospital de Campaña”58 que revela la
misericordia del actuar de Dios59 y la credibilidad del amor compasivo60,
corazón del Evangelio que abraza las más contradictorias periferias
existenciales61 y nos convierte en misioneros de la misericordia y en

52
VATICAN INSIDER. La Iglesia tiene las puertas abiertas si las cierra se vuelve museo. 09.09.2015.
http://www.lastampa.it/2015/09/09/vaticaninsider/es/vaticano/el-papa-la-iglesia-tiene-las-puertas-
abiertas-si-las-cierra-se-vuelve-museo-dVVsSArkzOFKoeAqzpFbWN/pagina.html
53
Autorreferencialidad se refiere a la tendencia que tienen las personas o las instituciones de vincularse
con la realidad y con los demás direccionando todo en relación a sí mismas. La autorreferencialidad
eclesial conlleva el peligro de provocar el encierro de las comunidades sin atender al dinamismo de salida
y de encuentro que hoy se necesita en relación a la sociedad, a la realidad socio-cultural y a las periferias.
54
cf. W2.VATICAN.VA. Papa Francisco en el Encuentro con el Comité de Coordinación del CELAM.
Centro de Estudios de Sumaré, Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Río de Janeiro 28 de julio de
2013, 5. 2. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/july/documents/papa-
francesco_20130728_gmg-celam-rio.html
55
VATICAN NEWS. El Papa en el Cenáculo. Aquí nació la Iglesia y nació en salida. 26.05. 2014.
http://www.news.va/es/news/aqui-nacio-la-iglesia-y-nacio-en-salida-el-papa-en.
56
cf. Lc 15,3-7
57
W2.VATICAN.VA. Papa Francisco, discurso al comité de coordinación del Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM). Río de Janeiro. Clausura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, Río
de Janeiro. 2013. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/july/documents/papa-
francesco_20130728_gmg-celam-rio.html
58
W2.VATICAN.VA. ANTONIO SPADARO, S.J. ENTREVISTA AL PAPA FRANCISCO. Santa Marta. 19.08.2013.
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/september/documents/papa-
francesco_20130921_intervista-spadaro.html
59
cf. MV 9
60
cf. MV 10
61
cf. MV 15
33

anunciadores de la alegría del perdón.62 Somos conscientes que “a menudo nos


comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. La
Iglesia no es una aduana. Es la casa paterna donde hay lugar para cada uno
con su vida a cuestas” (EG 47).
 Iglesia “pobre y para los pobres”63 que vive la esencialidad evangélica, la
sencillez y la austeridad de las estructuras y de las organizaciones eclesiales para
que estén al servicio de todos, priorizando especialmente a los más excluidos.
 Iglesia inculturada en la realidad de contexto, con una pastoral situada y un
mensaje enraizado en las problemáticas humanas y sociales con una profunda
mirada de fe hecha desde la lectura del Espíritu.
 Iglesia encarnada en la vida personal y social con sus múltiples circunstancias
evitando el espiritualismo64 evasivo y descomprometido.
 Iglesia vulnerable que no se sienta omnipotente, poderosa y dominadora sino
servidora que no imponga sino que anuncie, sugiera y proponga. Que no se
instale cómodamente en su zona de confort sino que asuma la incertidumbre y la
provisoriedad, consciente de su límite y de su fragilidad. Que tenga capacidad
para acompañar, sostener y contener a los sufrientes a partir de su propia
vulnerabilidad, escogiendo la herida que la expone a la defensa que la
autoprotege. Una Iglesia que se accidente, incluso que se equivoque, que sienta
vergüenza y pida perdón, reconociendo humilde y pacientemente la
vulnerabilidad que la conecta a la vida. Es preferible “una Iglesia accidentada,
herida y manchada por ir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el
encierro y la comodidad de aferrarse a sus propias seguridades” (EG 49).
 Iglesia de comunicación abierta con un lenguaje coloquial y sencillo, cotidiano
y simple, versátil y vivaz, sin abstracciones teóricas y sin tecnicismos
académicos para hablar de Dios y de la vida, incluso en los Documentos
magisteriales expresando “las verdades de siempre en un lenguaje que permita
advertir su permanente novedad” (EG 41). Un lenguaje en el cual se intente
comprender el mundo y que el mundo nos comprenda, más ligado a la realidad
que a los textos.
 Iglesia fraterna y cercana que priorice las actitudes y los gestos (corporales,
afectivos y relacionales) más que las palabras logrando así una mayor empatía.65
 Iglesia amistosa y dialogal, promotora de la cultura del encuentro capaz de re-
educar la pastoral con sensibilidad y pertenencia ya que “vivimos una cultura
del desencuentro, de la fragmentación, del descarte y del desperdicio, debemos
crear una cultura del encuentro donde podamos hablar también con quienes no
piensan como nosotros y con quienes tienen otra fe, yendo al encuentro de
todos”.66
 Iglesia ecológica que propone “impulsar y desarrollar una ecología integral
como alternativa a un modelo de desarrollo ya caduco que provoca
62
cf. MV 18
63
cf. ZENIT. EL MUNDO VISTO DESDE ROMA. Francisco: “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”.
Discurso del santo padre ante la prensa mundial. (2013, 16 MARZO)
https://es.zenit.org/articles/francisco-quiero-una-iglesia-pobre-y-para-los-pobres/
64
Espiritualismo se refiere a una experiencia distorsionada de la espiritualidad donde la interioridad no
tiene “anclaje” en la realidad.
65
Empatía se refiere a la capacidad de comunión afectiva con lo que otro vivir, sufrir o sentir.
66
W2.VATICAN.VA. Palabras del Santo Padre Francisco en la Vigilia de Pentecostés con los Movimientos
eclesiales. (18. 05. 13).
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/may/documents/papa-
francesco_20130518_veglia-pentecoste.html
34
degradación humana, social y ambiental. Esto exige escuchar, reconocer y
respetar a las personas y a los pueblos locales como interlocutores válidos.
Ellos mantienen un vínculo directo con la tierra, conocen sus tiempos y
procesos y saben, por tanto, los efectos catastróficos que, en nombre del
desarrollo, están provocando muchos proyectos. La degradación del medio
ambiente, lamentablemente, no se puede separar de la degradación moral. No
podemos pensarlas como dos instancias distintas. A modo de ejemplo, la
minería informal se ha vuelto un peligro que destruye la vida de personas; los
bosques y ríos son devastados. Todo este proceso conlleva y promueve
organizaciones por fuera de las estructuras legales que degradan a tantos
hermanos nuestros sometiéndolos a la trata, nueva forma de esclavitud, al
trabajo informal, a la delincuencia y a otros males que afectan gravemente su
dignidad. Trabajar unidos para defender la esperanza exige estar muy atentos a
esa otra forma, muchas veces sutil, de degradación ambiental que contamina
progresivamente todo el entramado vital: la corrupción. Cuánto mal le hace a
nuestros pueblos y a las democracias ese «virus» social, un fenómeno que lo
infecta todo, siendo los pobres y la madre tierra los más perjudicados. Lo que se
haga para luchar contra este flagelo social merece la mayor de las
ponderaciones y ayudas. Esta lucha nos compete a todos, implica mayor cultura
de la transparencia entre entidades públicas, sector privado y sociedad civil.
Nadie puede resultar ajeno a este proceso; la corrupción es evitable y exige el
compromiso de todos”.67 El Papa Francisco ha dedicado toda una Carta
Encíclica “Laudato Sii” (24. 05. 2015) sobre la ecología integral68, incluyendo
la ecología humana donde vincula la degradación de los ambientes naturales a
través de la explotación indiscriminada e ilegal de los recursos y la degradación
de los ambientes socio-culturales a través del pecado estructural de la corrupción
y la decadencia moral.69
 Iglesia ecuménica70 e interreligiosa71 que se nutra de la diversidad necesaria y
donde cada confesión religiosa resigne monopolizar la administración de la
verdad y la imposición de su interpretación valorando otros caminos de
espiritualidad y de práctica pastoral. Los católicos debemos aprender, entre otras
cosas, por ejemplo, el profundo sentido de colegialidad y de tradición sinodal de
la Iglesia Ortodoxa.
 Iglesia kerigmática que posibilita una renovado anuncio del Evangelio.72 Tanto
el primer anuncio de iniciación como el de re-iniciación en la fe ya que “el
Kerigma debe ocupar el centro de la actividad misionera y de todo intento de
renovación eclesial” (EG 164).

67
RELIGIÓN DIGITAL. La corrupción es evitable y conlleva el compromiso de todos. (21.01.2018).
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/19/la-corrupcion-es-evitable-y-exige-el-
compromiso-de-todos-religion-iglesia-vaticano-peru-lima-amazonia-kuczynski.shtml
68
cf. LS, 139-155
69
cf. LS 104-135
70
Iglesia ecuménica se refiere a aquella que trabaja para el diálogo, el encuentro y la unidad entre las
diversas confesiones cristianas.
71
Iglesia interreligiosa se refiere a aquella que favorece el intercambio entre diferentes religiones, tanto
las nacidas del Patriarca Abraham –judaísmo, islamismo y cristianismo– como también las otras
importantes.
72
cf. AL 58-59, 207, 290, 324
35

 Iglesia misionera, abierta a las diversas culturas y a las zonas de exclusión de las
periferias, poniendo “todo en clave misionera” (EG 34). La misionariedad73 da
identidad al creyente, a las comunidades y a las estructuras eclesiales en función
de su finalidad evangelizadora. Está intrínsecamente unida a la conversión
pastoral.74 Hay una misionariedad territorial o geográfica circunscripta a un
circuito espacial determinado; una misionariedad ambiental o sectorial
focalizada en un ámbito específico con identidad definida; una misionariedad
vincular que se establece a través de las múltiples relaciones y ensambles
sociales; una misionariedad testimonial manifestada en la coherencia de vida de
los creyentes; una misionariedad virtual de las tecnologías de la comunicación y
de las redes sociales en las cuales se anuncia el Evangelio; una misionariedad de
las periferias que se da en la salida hacia las fronteras internas o externas de la
propia cultura; una misionariedad inclusiva que tiene por destino a todos,
especialmente a los enfermos, a los adultos mayores, a los vulnerables sociales,
a los impedidos de la libertad, a los excluidos, a los alejados, etc. Estas distintas
formas de misionariedad muestran la catolicidad de la Iglesia. El sujeto eclesial
de la misionariedad es la comunidad entera, con todos sus miembros.
 Iglesia en estado de conversión pastoral en continuo desapego y en proceso de
purificación de su mundanidad espiritual75 que “se esconde detrás de
apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia buscando, en lugar de
la gloria del Señor, la gloria humana y el bienestar personal que toma muchas
formas de acuerdo con el tipo de personas y con los estamentos en los que se
enquista. Por estar relacionada con el cuidado de la apariencia, no siempre se
conecta con pecados públicos, y por fuera todo parece correcto” (EG 93); a
veces se expresa en “un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del
prestigio de la Iglesia sin preocuparse que el Evangelio tenga una real
inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia
o bien se despliega en un funcionalismo empresarial, cargado de estadísticas,
planificaciones y evaluaciones donde el principal beneficiario no es el Pueblo
de Dios sino la organización” (EG 95). Estas actitudes se sanan “tomándole el
gusto al aire puro del Espíritu Santo que nos libera de estar centrados en
nosotros mismos, escondidos en una apariencia religiosa, vacía de Dios” (EG
97); “llama la atención que aun quienes aparentemente poseen sólidas
convicciones doctrinales y espirituales suelen caer en un estilo de vida que los
lleva a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de poder y de gloria
humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los
demás en la misión” (EG 80).
 Iglesia reformada en lo estructural, lo organizacional, lo funcional, lo territorial,
lo víncular, lo comunitario y el estilo pastoral. Revisando con verdadero espíritu
evangélico, actitudes, palabras, gestos, prácticas y modos de gestión pastoral,
posibilitando así una mayor transparencia y credibilidad.76
 Iglesia ministerial donde el Pueblo de Dios asume diversos modos de
ministerios y servicios ejercidos por laicos y laicas, por consagrados y

73
Misionariedad se refiere a la esencia misionera de la Iglesia que se expresa, fundamentalmente, en su
acción evangelizadora, en su actitud de salida y en su necesidad de auténtica renovación.
74
Conversión pastoral se refiere a toda aquella transformación nacida a partir del dinamismo misionero
capaz de modificar las estructuras, la organización y el estilo pastoral. Para una mayor profundización del
concepto de conversión pastoral cf. Sesión X, 4-5.
75
cf. EG 93-97
76
cf. EG 43
36
consagradas, por religiosos y religiosas, por seminaristas y sacerdotes en orden a
dar respuestas a las necesidades que hay en la sociedad y en la Iglesia actual.
 Iglesia sinodal en la corresponsabilidad de la misión compartida donde el
camino se realiza a partir de la dinámica de los procesos permitiendo el
desarrollo de nuevos senderos pastorales77 que descartan un anuncio del
Evangelio meramente teórico, desvinculado de los problemas reales.78 Tampoco
se trata principalmente de pensar nuevas normativas sino de proponer cambios
posibles y reales79, “sinodando” la realidad, caminándola junto a otros. La
sinodalidad80 forma parte de la esencia de la Iglesia-Comunión.

2. El camino de la Iglesia en el tercer milenio es la sinodalidad


La sinodalidad (término derivado del vocablo griego syn - hodos que significa
“camino común”) es una de las categorías más importante de la eclesiología actual.
Corresponde, además, a la experiencia eclesial más antigua. A partir del siglo II se
registran sínodos en distintas Iglesias locales. En el presente “la sinodalidad es el
camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Lo que el Señor nos pide, en
cierto sentido, ya está todo contenido en la palabra «Sínodo»”.81

La Iglesia sinodal es un renovado modelo eclesial a partir del diseño de una


“pirámide invertida” en la que se integran todos los miembros y todas las vocaciones
que existen en el Pueblo de Dios. Esta inversión de la pirámide impacta concretamente
en la organización eclesial, en las diversas instituciones y en las prácticas pastorales
afectando, no sólo a la comprensión que la Iglesia tiene de sí misma y de su misión sino,
además, al estilo de ejercer el servicio de la autoridad:

“La sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el


marco interpretativo más adecuado del ministerio jerárquico. Como dice
San Juan Crisóstomo, «la Iglesia y sínodo son sinónimos» (Explicatio in
Ps, 149: PG 55,493) ya que la Iglesia no es otra cosa que el «caminar
juntos» de la grey de Dios y en su interior nadie puede ser elevado por
encima de los demás. Al contrario es necesario que alguno se abaje para
ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino. Jesús ha
constituido la Iglesia poniendo en su cumbre al Colegio Apostólico en el
que el Apóstol Pedro es la «roca» (cf. Mt 16,18), aquél que debe confirmar
a los hermanos en la fe (cf. Lc 22,32). En la Iglesia, como en una «pirámide
invertida», la cima se encuentra por debajo de la base. Por eso quienes
ejercen autoridad se llaman «ministros» porque, según el significado
originario de la palabra, son los más pequeños de todos. Cada Obispo
sirviendo al Pueblo de Dios llega a ser –para la porción de la grey que le

77
cf. AL 199
78
cf. AL 201
79
cf. AL 201
80
Sinodalidad se refiere a una característica esencial del ser de la Iglesia que acentúa el carácter
comunitario, sustentado en la comunión, donde todos los miembros expresan la experiencia eclesial en el
“caminar juntos”.
81
W2.VATICAN.VA. Papa Francisco. Discurso en la Conmemoración del 50 Aniversario de la institución
del Sínodo de los Obispos. (17.10.2015).
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/october/documents/papa-
francesco_20151017_50-anniversario-sinodo.html
37

ha sido encomendada– vicario de Cristo (cf. LG 27), quien en la Última


Cena se inclinó para lavar los pies de los Apóstoles (cf. Jn 13, 1-15). En un
horizonte semejante el mismo sucesor de Pedro es el Siervo de los siervos
de Dios”.82

Esta “pirámide invertida” genera un dinamismo distinto de ubicación, de


participación y de descentralización respecto a otros diseños eclesiales ya que “la base
se convierte en la cumbre al servicio del cual está el ministerio jerárquico de los
obispos y, al servicio de la unidad del episcopado y de toda la Iglesia, el ministerio del
sucesor de Pedro. Desde esta visión el Papa está imprimiendo una dinámica sinodal a
toda la Iglesia”.83

En esta “pirámide invertida” los diversos miembros y las distintas vocaciones del
Pueblo de Dios viven, en un mismo cuerpo eclesial, las diferencias como riquezas
complementarias desde la base común del bautismo.

El principio ministerial o jerárquico –que es constitutivo de la Iglesia y acentúa la


verticalidad– no entra en contradicción con el principio sinodal que intensifica la
horizontalidad. Mientras que el principio jerárquico tiene por finalidad la autoridad
como servicio, el principio sinodal tiene por finalidad la fraternidad como comunión.
Ambos principios convergen y se encuentran complementariamente en la misionariedad
de la Iglesia. La autoridad del servicio y la fraternidad de la comunión se unen para la
misión.

La sinodalidad es “la actitud propia del Pueblo de Dios peregrino y evangelizador,


en el que todos participan desde la vocación bautismal y el propio carisma. Podríamos
traducirla con otra palabra menos técnica que es participación”.84 El Papa Francisco
promueve la sinodalidad eclesial: “Debemos proseguir por este camino. La sinodalidad
es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”85, ya que expresa la
itinerancia de la fe y la naturaleza peregrina del Pueblo creyente.

Como afirma la Carta Pastoral con motivo del anuncio del XI Sínodo: “en todas las
épocas de la historia, también hoy tenemos una forma determinada de ser Iglesia:
hablar de Iglesia-Comunión, Iglesia-Participación; Iglesia-Enlace; Iglesia Colegiada;
Iglesia dialogal; son diversas maneras de afirmar la permanente sinodalidad eclesial.
Las expresiones del Papa Francisco –“La Iglesia no es un museo de santos sino un
hospital de pecadores”; “no es una ONG” sino la “Casa de todos”, “Hospital de
Campaña”, Comunidad de “puertas abiertas”; de “periferias existenciales” y “en
salida”– nos ayudan a descubrir las nuevas metáforas y representaciones de la
comunidad eclesial”.86

82
cf. CARLOS MARÍA GALLI, “La reforma misionera de la Iglesia según el Papa Francisco. La eclesiología
del Pueblo de Dios evangelizador” en La reforma y las reformas de la Iglesia, Antonio Spadaro- Carlos
María Galli (eds), Sal Terrae, Salamanca 2016, 75-76.
83
cf. ÁGAPE LIBROS. Entrevista al padre Galli http://www.agape-libros.com.ar/web/detalle-
noticia/Entrevista-al-P.-Carlos-Galli.cnt/65/
84
Ídem.
85
cf. RADIO VATICANO. Discernir los signos de los tiempos, la reforma de la Iglesia en clave sinodal.
http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/22/la_reforma_de_la_iglesia_en_clave_sinodal_camino_de_la/11
81172
86
cf. CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, 5.
38

La sinodalidad –característica esencial y estructural de la Iglesia como comunidad


misionera– nos libra del individualismo y la soledad. Nos ayuda a hacer el camino junto
a otros, siendo para esto condición indispensable el vínculo fraterno.

3. Sinodalidad y colegialidad en la Iglesia


La sinodalidad y la colegialidad son dos notas muy importantes en la comprensión
de la Iglesia que nos propone el Papa Francisco. Ambos conceptos se fundamentan en la
noción de Iglesia-Comunión, aunque no se refieren a lo mismo.

La colegialidad se da entre pares o entre aquellos que no siendo pares son


convocados, por la autoridad competente, para debatir o actuar (por ejemplo, la
colegialidad del Papa con los obispos o la colegialidad de un obispo con su Consejo
Pastoral, su Consejo Episcopal, su Consejo Presbiteral o la colegialidad de los Obispos
entre sí en las Conferencias Episcopales, etc.). No hay colegialidad sin participación y
no hay participación real si no existe corresponsabilidad.

La sinodalidad, en cambio, se experimenta –no sólo entre algunos– sino entre todos
los miembros del Pueblo de Dios. Se da por la comunión desde el ser de la Iglesia. La
colegialidad, por su lado, es fruto de la comunión a partir del hacer de la Iglesia.
Sinodalidad y colegialidad son, por lo mismo, niveles distintos y complementarios (ser
y hacer) de la Iglesia-Comunión.

4. Espiritualidad sinodal
La sinodalidad, dimensión constitutiva de toda la Iglesia, expresa la catolicidad de la
comunidad creyente que se reconoce como sujeto de interlocutores activos en la
corresponsabilidad de la misión y el discernimiento comunitario. Puede realizarse en
diversos niveles (diocesano, regional y universal) y no es sólo un paradigma eclesial
sino también una tradición, una praxis y un estilo que genera una espiritualidad y una
santidad particular.87

El creyente sinodante es un discípulo misionero: con-vocado; con-discípulo y co-


misionado.88 Como con-vocado trabaja con la diversidad y la alteridad. Como con-
discípulo vive la reciprocidad y la integración. Como co-misionados asume la misión y
la disponibilidad.

La espiritualidad sinodal se caracteriza por ser:

87
La espiritualidad sinodal se basa en la experiencia del camino tal como aparece en la Palabra de Dios,
tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Puede servirnos como inspiración sinodal
especialmente la lectura del texto de los Discípulos de Emús (Lc 24, 13-25) donde pueden enumerarse los
siguientes elementos: los discípulos caminantes son acompañados por el Señor resucitado; el diálogo
acerca de las diversas interpretaciones sobre los hechos acaecidos; el ardor del primer anuncio; la
pedagogía del camino y de los signos; la primacía de la Palabra; la ritualización del encuentro entre el
Señor y los discípulos a través de la Palabra y la Fracción del Pan; el descubrimiento en la fe de la
presencia del Resucitado; el entusiasmo de la comunicación de la Buena Nueva a los otros; etc.
88
cf. PLAN CORTO 2016 DEL PLAN PASTORAL ARQUIDIOCESANO. Córdoba, 2016.
39

 Espiritualidad de la escucha a Dios, al hermano, a la comunidad y a la realidad


socio-cultural a partir de los signos de los tiempos que se van discerniendo.

 Espiritualidad vincular ya que el primer anuncio y la misión se configuran a


partir de la relación fraterna generando una trama vincular que constituye la base
de la comunidad. .

 Espiritualidad del encuentro y la empatía fundada en el intercambio


interpersonal que posibilita la profundización de los vínculos.

 Espiritualidad de la participación como empoderamiento del creyente, sujeto


activo, hacedor y protagonista de los procesos eclesiales y sociales desde su
condición de ciudadano responsable.

 Espiritualidad inculturada que interpreta la presencia histórica y providente de


Dios en los contextos específicos de las diversas mediaciones culturales.

 Espiritualidad del discernimiento comunitario que busca siempre la voluntad de


Dios desde un determinado tiempo y espacio, iluminando de sentido de fe las
circunstancias que configuran los hechos cotidianos, los acontecimientos y los
procesos personales, comunitarios, eclesiales y sociales.

 Espiritualidad de la audacia evangélica para asumir los necesarios cambios


frente a las resistencias e inercias personales, estructurales o institucionales.

 Espiritualidad de la conversión pastoral en lo estructural, lo organizacional, lo


funcional, lo territorial, lo vincular, lo comunitario y el estilo pastoral.

 Espiritualidad de la austeridad y la pobreza evangélica donde se renuncia a la


mundanidad espiritual y se vive la comunión solidaria.

 Espiritualidad de apertura hacia las periferias geográficas, existenciales, socio-


culturales y eclesiales.

 Espiritualidad de la misericordia donde se revela desde su lado más humano el


amor de Dios y de la Iglesia.

 Espiritualidad del caminar juntos en un andar participativo, dinámico y


circunstanciado en el que se realiza el proceso eclesial.

 Espiritualidad de santidad sinodal en la que se aprende a ser Iglesia misionera


santificándose en la cultura presente.

5. Sinodalidad y Sínodo
No es lo mismo sinodalidad y Sínodo. Puede haber sinodalidad sin Sínodo y puede
haber también Sínodo sin sinodalidad.
La sinodalidad es una característica constitutiva de la Iglesia-Comunión, un
paradigma que genera un estilo y una espiritualidad eclesial independiente de la
40
realización concreta de un Sínodo. Es la experiencia consciente de un caminar juntos
como Pueblo de Dios donde cada miembro de la Iglesia particular se reconoce y se
siente parte del Cuerpo y la “opción misionera capaz de transformarlo todo” (EG 27)
es una fuerza dinamizadora y movilizadora que hace salir de la autorreferencialidad.

Un Sínodo, por su parte, es una convocatoria extraordinaria de un Obispo a su


Iglesia particular para la consideración de diversas temáticas de estudio y discusión en
un proceso pastoral y canónico89 que se hace camino comunitario y participativo. No es
colegio deliberativo y vinculante para el Obispo. Tampoco es una asamblea
parlamentaria o de simples acuerdos por mayoría.

Es un proceso participativo de discernimiento pastoral que asume el diálogo y el


consenso lo más amplio e inclusivo posible, en un clima de comunión, oración,
compartir fraterno y atención al Espíritu para establecer prioridades, criterios y normas
pastorales concretas. Es un acontecimiento eclesial de gracia que supone la madurez de
una Iglesia particular para la escucha, la conversión y la acción. Una instancia de
cooperación cualificada de los miembros de una Iglesia para con el ministerio del
Obispo.

En definitiva, es un llamado particular a la que se siente convocada una Iglesia


particular para discernir la voluntad de Dios. Constituye una gracia única, histórica,
extraordinaria, singular, profética, misional y pastoral:

“Es una asamblea representativa de todo el Pueblo de Dios que camina en


una Iglesia particular, la cual es convocada por su Obispo para
encontrarse fraternalmente, dialogar, discernir, celebrar y legislar sobre
algunos aspectos de la vida eclesial que sean de particular interés. Es, ante
todo, una gracia de Dios: histórica, profética y extraordinaria.

Es una gracia histórica: señala distintas etapas en el proceso de una


determinada comunidad eclesial.

Es una gracia profética: discierne los signos de los tiempos en una


comunidad que se pone a la escucha de lo que Dios quiere y pide de ella.
Supone estar contemplativamente atento a lo “que el Espíritu dice” (cf. Ap
2,7.11) en el discernimiento comunitario.

Es una gracia extraordinaria: marca un antes y un después en la memoria


eclesial. Nos hace conscientes y corresponsables del rumbo a seguir. No es
un don ordinario y habitual. Es singular y significativo.

El sujeto eclesial del Sínodo es la comunidad entera. Todos somos agentes


sinodales, destinatarios e interlocutores. Hay quienes, por su rol y función,
están más comprometidos. Sin embargo, todo bautizado, miembro de esta
Iglesia particular, está convocado, desde su lugar, a participar”.90

89
cf. CIC, cann 460-468.
90
cf. CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, 3.
41

6. Momentos del proceso pastoral del Sínodo


El complejo proceso pastoral de un Sínodo supone ciertos grandes momentos:

 El momento pre-sinodal de convocatoria, información y preparación espiritual-


pastoral donde prima la escucha a Dios91 y a la comunidad en el discernimiento
reflexivo y orante.

 El momento sinodal de consulta a todo el Pueblo de Dios con participación


comunitaria de todas las comunidades eclesiales (parroquias, escuelas,
movimientos, congregaciones religiosas y otras instituciones y organismos
eclesiales) insertas en Zonas Pastorales donde se da el encuentro, el diálogo y la
producción en equipos, remitiendo a la Vicaría Pastoral de la Arquidiócesis
todos los insumos realizados. En esta fase se lee y se interpreta todo lo que la
comunidad expresa y también aquello que la comunidad no expresa y forma
parte de la comunicación. Hay silencios y no participaciones (por muy diversas
razones) que hay que dilucidar ya que también “hay una palabra dicha sobre el
Sínodo que está en silencio y es parte de los desafíos. Las ausencias (con o sin
crítica), el silencio o el desinterés (de dentro y de afuera) son interpelaciones.
Son parte de las periferias que hay que oír. Gritos mudos que deben ser
asumidos desde una interpretación inclusiva que enriquece. Quedarse sólo con
lo que se ha dicho y escrito puede implicar situarse en la conformidad de la
comodidad. La invitación es a salir y escuchar. Dios puede decirnos sus
palabras desde las personas de dentro, desde las personas de afuera y desde
las personas ausentes, silenciadas y auto silenciadas: ¿cómo acoger ese desafío
en el camino sinodal si, en verdad, se quiere escuchar al Espíritu? Es siempre
necesario vislumbrar otras facetas y no quedarse sólo con lo que el Pueblo de
Dios y la realidad expresan. Todo lo que Dios realiza es bello y plural en sus
aspectos aún más diversos y hasta contrapuestos. Un corazón pacificado
reconcilia todo. Se necesita la humilde sabiduría de la fe para caminar
sinodalmente con todas sus exigencias”.92

 El momento narrativo donde todo lo producido se compagina lógica y


redaccionalmente en un proceso complejo de escritura colaborativa
(comunidades, Equipos de Redacción Zonal y Equipo de Relatores) para dar a
luz diversos textos o Informes del Sínodo que constituyen la matriz teológica,
pastoral y literaria del Documento de Trabajo que es preciso que cada sinodante
tenga y lea antes de la realización de la Asamblea Sinodal y que es la base del
diálogo, de las intervenciones y del discernimiento. Este momento es
fundamental ya que lo escrito forma parte de la memoria histórica del Sínodo
para las generaciones venideras. En esta etapa se otorga al Pueblo de Dios la
devolución de sus participaciones dando garantía de que lo dicho y escrito
forma parte de la escucha sinodal y han sido asumidos en los textos e Informes
que sirven de base, junto con otra bibliografía y fuentes, de la redacción del
Documento de Trabajo.

91
El primer acto de un Sínodo es la escucha receptiva y atenta de Dios en la que se funda la fe del Pueblo
tanto en el Antiguo (cf. Dt 6,4) como en el Nuevo Testamento (cf. Rm 10,14).
92
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4. Observaciones.
42

 El momento de la formulación escrita del Reglamento del Sínodo y de la


construcción del perfil de los participantes del Aula Sinodal quienes
representan a las comunidades y a los organismos eclesiales, entre otros
participantes.

 El momento del Aula o Asamblea Sinodal es el punto culminante de todo el


proceso sinodal, expresión de comunión en la pluralidad donde se realizan las
propuestas, los debates, las intervenciones, las deliberaciones, los trabajos en
grupo de los diversos participantes y equipos del Sínodo. Es un momento
fuertemente deliberativo, marcado por la oración, la celebración, la escucha, el
diálogo, el discernimiento comunitario y los consensos. Las distintas sesiones
de la Asamblea Sinodal se abren a la escucha del Espíritu que guía a la Iglesia
particular en una recepción orante y dialogal de todos los miembros del Pueblo
de Dios. Se escucha a los que están adentro y afuera de la Iglesia, a los alejados,
a los excluidos y a los olvidados, a los que pertenecen a otras confesiones
religiosas y a los que no creen. Es un desafío donde todas las voces tienen
(según el modo previsto) cabida y acogida. Esta escucha difiere de las encuestas
de opinión ya que reclama un discernimiento del Espíritu que se manifiesta
también en esas voces. Hay que pasar de las opiniones a los consensos, aunque
no se trata solamente de ponerse de acuerdo sino de escuchar juntos lo que el
Espíritu dice. El momento de la Asamblea Sinodal ha sido previa y largamente
preparado por diversas instancias que incluyen la redacción del Reglamento del
Sínodo, las consultas, el trabajo y el estudio, la realización de informes, las
reuniones de los diversos equipos, la redacción y la lectura del Documento de
Trabajo, etc. Las intervenciones y propuestas sinodales realizadas en la
Asamblea son recopiladas por la Secretaría del Sínodo en el texto llamado
Relación Final, el cual sirve posteriormente, entre otros, para la normativa post-
sinodal. La dinámica del Aula Sinodal consta de un momento de escucha, de
círculos menores de trabajo y de elección de las propuestas.

 El momento pos-sinodal en el cual las deliberaciones sinodales generalmente


derivan luego en alguna normativa post-sinodal de carácter canónico-pastoral
para toda la Iglesia particular. Los acuerdos se realizan con el consenso del
cuerpo eclesial en sus distintos niveles de representación. Además se comunica
a todo el Pueblo de Dios y a toda la sociedad las conclusiones sinodales en un
clima de celebración y de acción de gracias. Se inicia así una progresiva
decantación y apropiación de los frutos del Sínodo y de sus conclusiones,
acuerdos y normativas en instancias legislativas y prácticas. En esta fase el
Sínodo es una gracia normativa en virtud de la facultad que tiene el Obispo de
legislar para su Iglesia particular. Es la etapa de las formulaciones y las
normativas sinodales donde se designan equipos de acompañamiento y de
seguimiento para su aplicación y evaluación. La implementación práctica de las
decisiones forma parte de la gracia sinodal que se irá desplegando y plasmando
de manera paulatina. No hay que identificar al Sínodo “sin más, con su
Documento final. Ése es seguramente uno de sus frutos, aunque ciertamente no
agotará la riqueza de toda la experiencia sinodal”.93 A partir del Documento
Post-sinodal se inicia la puesta en práctica de las orientaciones pastorales, las

93
cf. CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, 4.
43

cuales son vinculantes para todos los miembros de la Iglesia particular. La


apropiación pastoral y la fase de implementación de las orientaciones de un
Sínodo requieren de un tiempo relativamente prolongado.

Todo este complejo proceso es generado por una gracia muy fecunda y profunda
que se caracteriza por un espíritu, un estilo y una metodología sinodal que es necesario
capitalizar, como experiencia eclesial, más allá del Sínodo.

7. Primer anuncio y sinodalidad


El primer anuncio es una problemática pastoral fundamental en la evangelización
actual. Siendo el tema del XI Sínodo es preciso encontrar una vinculación intrínseca
(teológica, pastoral y espiritual) entre el paradigma eclesial de la sinodalidad y la
necesidad del primer anuncio.

La Iglesia sinodal tiene una manera particular y un estilo propio de comunicar, de


vivirlo y de testimoniar el primer anuncio: “El anuncio del Evangelio se apoya en una
lectura previa de los signos de los tiempos y en una lectura de la situación de los
destinatarios. La vida sinodal de una Iglesia particular es la puesta en marcha de un
proceso comunitario de discernimiento del contexto en el que está llamada a anunciar
el Evangelio y de la conversión misionera que exige el anuncio en tal contexto. El Papa
vuelve sobre ello frecuentemente vinculando siempre este discernimiento, realizado
bajo la modalidad sinodal, a la actividad misionera de la Iglesia, religando siempre la
vida sinodal a lo que constituye su finalidad: el anuncio del Evangelio”.94

El primer anuncio transmitido desde la sinodalidad de la Iglesia implica una


invitación al discipulado misionero como creyentes protagonistas; a la pertenencia
comunitaria; a la construcción responsable y ciudadana de la sociedad y de la cultura; a
la lectura sapiencial de los signos de Dios en el mundo; a ejercer la autoridad como
humilde servicio; a la conciencia de pertenencia a una minoría sin privilegios; a
dignificar la vida y a humanizar la fe, entre otras cosas.

La sinodalidad eclesial, como ninguna otra característica eclesial, nos invita a


renovar la frescura del primer anuncio evangélico.

Pregunta para el discernimiento

2. ¿Cuáles son los ámbitos de sinodalidad que ya existen en la estructura


ordinaria de nuestra Iglesia Arquidiocesana? ¿cómo revitalizarlos?

94
GILLES ROUTHIER, “la renovación de la vida sinodal en las Iglesia locales” en La reforma y las reformas
de la Iglesia, Antonio Spadaro- Carlos María Galli (eds), Sal Terrae, Salamanca, 2016, 260-262.
44
45

Sección III:
la gracia del primer anuncio

“Conocer a Jesús, por la fe, es nuestro gozo. Seguirlo es una gracia y


transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al
llamarnos y elegirnos, nos ha confiado” (DA 18).

1. Naturaleza y características de la gracia del primer anuncio


Ahora consideraremos en qué consiste la gracia del primer anuncio y sus
consecuencias pastorales y espirituales. En primer lugar la Palabra de Dios define el
anuncio de Jesús como “Evangelio” traducido generalmente como “Buena Noticia” lo
cual no expresa totalmente la riqueza de dicha palabra. Antiguamente, en el Imperio
Romano, las proclamas que procedían del Emperador se llamaban “evangelios”. Lo que
venía del Emperador era, para el pueblo, un mensaje importante por las consecuencias
que tenía en la vida cotidiana. El Emperador daba a sus proclamas un carácter salvador
y otorgaba a sus comunicaciones un carácter divino, tal como él mismo ostentaba la
divinidad para sí. Sus proclamas no consistían simplemente en una noticia sino que
producían una auténtica transformación de la realidad socio-político-cultural del
contexto. Cuando los autores de los Evangelios tomaron esa palabra manifestaban que
aquello que los Emperadores, en su supuesto carácter divino, reclamaban sin derecho
(ya que no podían salvar al mundo), en el mensaje de Jesús realmente ocurre de manera
eficaz. El Evangelio es un mensaje con poder y autoridad. No es sólo una mera palabra,
una simple comunicación. Es una transformación verdadera de la realidad personal y
social.

Cuando el Evangelio es proclamado con la eficacia original de la gracia se produce


un primer anuncio, no sólo cronológico sino fundamentalmente existencial. Es el primer
anuncio en sentido cualitativo, fundante, primordial y central (cf. EG 164): hay que
volver a él repetidas veces a lo largo de la vida de fe haciendo –lo que la Biblia llama–
un “memorial”.95

Es la iniciación al camino de la fe y (en caso necesario) es también la re-iniciación y


la re-evangelización de dicho itinerario ya que tiene “por objetivo proponer el mensaje
nuclear del Evangelio a quienes no conocen a Jesús, a quienes habiéndole conocido se
alejaron de él, y a quienes creyendo que ya lo conocen suficientemente viven una fe
rutinaria. La intención es suscitar en todos ellos un interés por Jesús que pueda llevar
a una primera adhesión o a una revitalización de la fe”.96

El primer anuncio, por lo tanto, es para todos: para los que aún no conocen a Jesús,
para los que están alejados, para los que requieren de un renovación en su fe, para todos

95
Memorial se refiere en la Biblia a hacer personal o comunitariamente una actualización de la gracia de
Dios que fue dada históricamente en un momento determinado, realizando así una profundización
espiritual de dicha gracia que no consistía en un mero recuerdo sino en una experiencia eficaz de esa
misma gracia en el presente. En el Antiguo Testamento el “Memorial” estaba unido a la “Alianza” con
Dios.
96
MORLANS XAVIER, El primer anuncio. El eslabón perdido. Madrid, PPC, 2009, 8.
46
los miembros de una comunidad creyente, para todas las vocaciones y para todos
aquellos que necesitan oírlo y recibirlo, sin exclusión. El primer anuncio es la gracia de:

“Un encuentro y un vínculo donde el discípulo se experimenta buscado y


recibido en sus necesidades más profundas. Esta primera visita de Jesús en
el corazón consiste en un saber experiencial más que un mero conocer
racional y se realiza a través de una diversidad de personas, vínculos,
circunstancias y contextos. Está mediada por rostros, voces, historias, tiempos
y espacios. Genera una «sacramentalidad» presencial de Dios en la vida,
una historia de salvación personal (tiempos), una geografía de salvación
personal (espacios) y una mediación interpersonal y vincular de salvación
(personas y comunidades) que propician una experiencia inicial de Dios, la
conversión personal, el crecimiento en la fe, el deseo de testimoniar, servir,
anunciar y la necesidad de pertenencia comunitaria. Consiste en un
descubrimiento de la fe en un camino que requiere seguir desarrollándose
de manera más profunda, abarcando toda la vida. Permite a la persona
reconocerse amada por Dios tal como es. Le da sentido, plenitud y le
concede comprender determinadas situaciones de su vida personal,
reconociendo que Dios se hace presente aún en las realidades más difíciles
y sufrientes. También conduce a contemplar la realidad con ojos nuevos. Se
experimenta un renacer, una transformación, una conversión y, en algunos
casos, una sanación de heridas y una liberación de aquello que oprime,
otorgando verdadera paz y serenidad. El primer anuncio es una verdadera
Pascua: el profundo paso de un no saber a un conocer experiencial, un
quiebre gozoso de la vida, un descubrimiento de sentido y un camino de
seguimiento. No es tan sólo un hecho sino un acontecimiento significativo
capaz de despertar el proceso discipular de la fe”.97

El primer anuncio cuando es recibido, genera y establece un vínculo con Jesús

“Intenso y movilizador ya que cambia la perspectiva y la actitud frente a la


vida generando nuevos estilos de vinculación con los demás. Además se
intenta ser cada día mejor y más coherente con el Evangelio en todos los
ámbitos de la vida, procurando la búsqueda de la voluntad de Dios en los
proyectos personales. Suele ser común recibir la gracia de la sanidad
interior junto a un impulso de renovación y de transformación. El vínculo
espiritual se forja desde la nueva imagen de Dios que otorga Jesús. La fe
adopta un modo testimonial y existencial y aparece la necesidad de
comunicar a otros la experiencia recibida y el deseo de formarse. Aparece
así el anhelo de entregar a Jesús a los demás y de evangelizar. El testigo se
convierte en discípulo misionero. Jesús se encuentra en el otro, lo cual lleva
a compartir y ayudar a los que más necesitan, surgiendo el propósito de
trabajar para y con los demás, sobre todo teniendo en cuenta a los más
vulnerables. Además, se gesta la necesidad de pertenencia comunitaria. En
definitiva, Jesús determina un antes y un después en la vida: es la gracia de
un encuentro existencial, cualitativo, trascendente y significativo que
modifica toda la existencia del creyente como testigo, discípulo, anunciador
y misionero”.98
97
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO I. Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 1.
98
Ibíd., 4.
47

Además del vínculo con el Señor y con el hermano, el primer anuncio requiere que
seamos parte activa de una comunidad de referencia ya que ya que “la salvación no es
genérica, ni abstracta. Dios Padre mira personas concretas, con rostros e historias.
Las comunidades cristianas han de ser reflejo de esta mirada, de esta presencia que
crea lazos, genera familia y comunidad. Es una manera de hacer visible el Reino,
comunidades donde cada uno se sienta parte, llamado por su nombre e impulsado a ser
artífice de vida para los demás”.99

2. El primer anuncio como kerigma


El primer anuncio es también denominado kerygma término que proviene del griego
κήρυγμα (anuncio, pregón, declaración) y significa “proclamación” sobre todo aquella
que era hecha antiguamente por un mensajero, emisario o heraldo. Es además un género
literario bíblico100 específico y de carácter oral que hunde sus raíces en el Antiguo
Testamento y en la predicación de Jesús y de los Apóstoles que luego se consignó en
diversos escritos del Nuevo Testamento.101 El primer anuncio remite a la Palabra de
Dios y al Evangelio. Actualmente se lo identifica con la proclamación de la Buena
Nueva. El Papa Francisco recuerda que:

“El primer anuncio o «kerygma» debe ocupar el centro de la actividad


evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial. Jesús, con su
muerte y resurrección, nos revela y nos comunica la misericordia infinita
del Padre: «Jesús te ama, dio su vida para salvarte y ahora está vivo a tu
lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». Cuando
al primer anuncio se le llama «primero» no significa que esté al comienzo y
después se olvida o se reemplaza por otros que lo superan. Es el primero en
un sentido cualitativo. Es el anuncio principal, ese que siempre hay que
volver a escuchar de diversas maneras y anunciar de una forma o de otra.
No hay que pensar que en la catequesis el kerygma es abandonado en pos
de una formación supuestamente más sólida. Nada hay más más profundo,
más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio. Toda formación
cristiana es, ante todo, la profundización del kerygma. Su centralidad
demanda ciertas características que hoy son necesarias: que exprese el
amor salvífico de Dios, previo a la obligación moral y religiosa, que no
imponga la verdad y que apele a la libertad, que posea notas de alegría,
estímulo, vitalidad y una integralidad armoniosa que no reduzca la
predicación a unas pocas doctrinas, a veces más filosóficas que
evangélicas. Esto exige al evangelizador actitudes que ayudan a acoger
mejor el anuncio: cercanía, apertura al diálogo, paciencia y acogida
cordial” (EG 164-165).
99
RELIGIÓN DIGITAL. Clamor del Papa contra el machismo: No se puede normalizar la violencia contra
la mujer. (20.01.20189). http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/19/clamor-el-papa-
contra-el-machismo-no-se-puede-normalizar-la-violencia-contra-la-mujer-religion-iglesia-francisco-
puerto-maldonado-peru.shtml
100
Género Literario se refiere al estilo de escribir un relato de la Biblia (o de cualquier obra literaria) con
ciertas características propias.
101
cf. Algunas citas bíblicas con características de anuncio también llamados “discursos kerigmáticos”:
Mc 1,1. 14-15; Mt 12,41; Rm 2,4; 10, 8.14-15.17; 15,14; 16,25; 1 Co 1,21; 11,4; 2 Co 1,19; 4,5; Fil 1,15;
2 Tm 4,17; Tt 1,3; 1 Ts 1,9-10; 2,9; Hch 2, 14-39; 9,20; 3, 12-26; 4,9-12; 5, 29-32; 10,34-43; 13, 16-41;
14, 15-17; 17, 22-33; 19,13; 20,25; 28,31, etc.
48

El kerigma es el núcleo esencial del Evangelio que posibilita el comienzo de la fe.


Posee un carácter comunicativo y fundamentalmente auditivo. Es la Palabra-acción, la
Palabra eficaz que aparece en la Biblia102. Requiere de una auditiva recepción (auditus
fidei103) para ser integral en su experiencia.104 Constituye lo primero en la biografía
creyente de un discípulo. Es punto de partida, indicador del camino y referencia
vocacional que inicia un itinerario de auténtica conversión.

En definitiva, el kerigma es una Persona: Jesús de Nazaret, la gran noticia de la


intervención definitiva de Dios en la historia humana. El primer anuncio tiene un
fundamento trinitario105 (es una gracia concedida por el mismo Dios: Padre, Hijo y
Espíritu); un fundamento pneumatológico106 (para ser escuchado y recibido dócilmente
requiere de la acción interior del Espíritu en el creyente); un fundamento cristológico107
(comunica el misterio central del Señor Jesús muerto y resucitado) y un fundamento
eclesial108 (genera un dinamismo de integración y pertenencia comunitaria).

3. Contenido y modo del primer anuncio


Jesús es el sujeto primario y principal del primer anuncio. Él es quien se hace
presente en la persona de su discípulo (mediación visible) por la acción del Espíritu
Santo (mediación invisible) para que, a través del testimonio y de las palabras del
anunciador, otra persona o comunidad reciba la gracia del Kerigma.

La transmisión del primer anuncio incumbe a todos en la Iglesia en razón del


bautismo. Es la puerta y el fundamento a la iniciación cristiana: experiencia original,
inaugural y fundante de la fe. Supone, por parte de quien lo comunica, un relato-
testimonio junto a una invitación dirigida a abrazar la fe al oyente, en sus circunstancias
concretas, como una opción libre y consciente por Jesús y su Evangelio.

El contenido es la Pascua de Jesús, muerto y resucitado por cada uno y por todos,
revelación del amor de Dios y de su perdón misericordioso. Es una gracia germinal, un
punto de inflexión que resignifica la vida. Generalmente es mediada desde lo personal,
lo eclesial, lo social, lo familiar y lo vincular siendo transmitida por alguien que tiene
cercanía con quien recibe el anuncio. El que anuncia, aún desde su limitación, da lo
mejor de sí: testimonio, palabra, oración, acompañamiento, contención, respeto, diálogo
y tiempo, entre otras cosas.

El mensaje es efectivo en la medida que se transmite en un lenguaje comprensible y


significativo: palabras, gestos, actitudes, referencias y símbolos deben ser capaz de
interpelar criterios, conducta y estilo de vida, suscitando la conversión.
102
cf. Gn 1,3; Hb 4,12
103
Auditus fidei se refiere a una expresión latina que significa “la audición o la escucha de la fe”. Resalta
la actitud de recepción interior que requiere el primer anuncio.
104
cf. 1 Jn 1,1
105
Trinitario se refiere al Dios cristiano Uno y Trino revelado por Jesús.
106
Pneumatológico se refiere a la Persona divina del Espíritu Santo (también llamado Pneuma en griego)
y a su acción.
107
Cristológico se refiere a la Persona divina del Hijo Encarnado en su condición de “Cristo” (Mesías y
Ungido por Dios para su misión redentora).
108
Eclesial se refiere al misterio de la Iglesia, institución y comunidad, divina (por el origen de su
fundación de) y humana (por su constitución).
49

Por lo común hay primero un diálogo y un intercambio de experiencias entre el


anunciador y el anunciado en el cual se ilumina la realidad concreta de la vida,
involucrando el sentir desde el misterio del amor de Dios a partir de un relato sintético e
interpelante, de impacto contundente y carácter prepositivo, sostenido por la eficacia de
la Palabra de Dios.

El primer anuncio, aunque no se desarrolle con profundas explicaciones, posee


germinalmente el contenido catequístico y teológico fundamental. Es anterior a la
catequesis y a la instrucción formal de la fe que vendrán luego con motivo de los
sacramentos, la integración a una comunidad, la formación en temas específicos, la
participación en retiros espirituales, etc.

Cuando el primer anuncio no es posteriormente sostenido en un camino de


maduración de la fe, el encuentro con Jesús y la búsqueda de la voluntad de Dios, se
fragiliza. A menudo permanece latente hasta que, en algún otro momento, se produzca
nuevamente el reencuentro con la experiencia de un Jesús vivo.

El kerigma es siempre un relato explícito que involucra siempre a quien lo ofrece y


cada vez que se realiza resulta un nuevo anuncio: supone encuentro, novedad, irrupción
y transformación. Siendo esencialmente el mismo, se adapta a cualquier circunstancia y
a cada época para ser efectivamente significativo a las nuevas generaciones, tanto para
los que nunca han escuchado hablar de Jesús como también para los creyentes que
necesitan oírlo renovadamente: “invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación
en que se encuentre, a renovar su encuentro personal con Jesús, o al menos a tomar la
decisión de dejarse encontrar con Él” (EG 3).

Este encuentro es una experiencia existencial gozosa que genera espacios de vida y
vinculación interpersonal que no dependen de la argumentación, la fundamentación, la
sistematización y la demostración de los contenidos de fe. Es invitación, llamada,
proposición y adhesión sin proselitismo109, adoctrinamiento o ideologización.

4. Componentes y dinámica de la gracia del primer anuncio


El primer anuncio, siempre enmarcado en el contexto de cada persona y comunidad,
tiene entre sus componentes estructurantes, los siguientes elementos:

 Un núcleo cristológico-pascual ya que el centro del mensaje es el Señor


Jesús muerto y resucitado: “no se empieza a ser cristiano por una decisión
ética o una gran idea sino por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello, la dirección
decisiva” (DCE 1).

 Un núcleo soteriológico110 de eficacia salvífica en cada uno: “me amó y se


entregó por mí” (Gál 2,20).

109
Proselitismo se refiere a la búsqueda de adeptos para afiliarlos a alguna creencia religiosa.
110
Soteriológico se refiere al dinamismo y a la fuerza de la salvación que otorga la gracia de Dios en el
mundo, en la historia y en cada uno de nosotros.
50

 Un núcleo vincular ya que el primer anuncio establece interpersonalmente la


relación con Jesús como un Alguien, no con una idea, una norma, una ley
religiosa o un personaje histórico: “conocer a Jesús es el mejor regalo que
puede recibir cualquier persona. Haberlo encontrado es lo mejor que nos ha
ocurrido en la vida. Darlo a conocer es nuestro gozo” (DA 29).

 Un núcleo de sentido existencial ya que a partir de la Pascua de Jesús se


ilumina el misterio de la existencia humana: la vida y la muerte, el sentido
redentor del sufrimiento y la plenitud del amor.

 Un núcleo ético ya que el horizonte humano y evangélico propuesto por


Jesús resignifica los valores personales y sociales.

 Un núcleo de conversión continua ya que la madurez de la fe supone un


dinamismo siempre creciente que nunca termina.

El primer anuncio posee una dinámica propia en el que hay distinguir la gracia del
mensaje-experiencia en sí; la persona o la comunidad anunciadora (los interlocutores
pastorales111, anunciadores-anunciados y anunciados que anuncian); el contenido del
mensaje; la expresión y el formato que adopta y el vínculo interpersonal que genera.

En su desarrollo pleno, supone procesos iniciales, de profundización y de


maduración de la fe. Su dinámica completa es un circuito de don-experiencia, servicio-
ministerio y envío-misión.

La calidad y la eficacia del primer anuncio dependen de la acción de la gracia de


Dios; de la docilidad del anunciador y del anunciado; del testimonio de quien anuncia;
de la fidelidad al mensaje y de los frutos de conversión que produzca.

5. La invisibilización del primer anuncio: la falta de explicitación evangélica


En la actualidad no hay que presuponer el primer anuncio, ni siquiera entre los
creyentes. La transmisión y la formación en la fe no es un supuesto implícito. Antes se
vivía un cierto catecumenado social y una adhesión a la fe por tradición cultural y
familiar. Hoy ya no es así. El primer anuncio resulta “el eslabón perdido del ciclo
completo de la evangelización. El eslabón perdido nos hace pensar en una cadena o
conjunto articulado de elementos que deben darse para que la evangelización sea un
hecho real, activo, dinámico y con frutos diversos a su debido tiempo”.112

De tanto suponerlo se ha producido una invisibilización y un mutismo del primer


anuncio en la Iglesia. Hay que volver a re-instalarlo como una verdadera necesidad.
Esta suposición del primer anuncio (su condición implícita) se debe a varias razones:

111
Interlocutores pastorales se refiere a los diversos agentes y destinatarios de la evangelización en
situación de encuentro y de diálogo. El término “agente pastoral” va siendo reemplazado por
“interlocutor” ya que la primera acepción lleva a pensar en el esquema de alguien que realiza la acción
pastoral y otro que la recibe. Este diagrama supone una asimetría, como si en dicho intercambio uno diera
más que el otro. La palabra “interlocutor”, en cambio, subraya la reciprocidad de los intercambios en el
mutuo aprendizaje de la fe entre los diversos miembros cuando hay comunión. Siendo todos protagonistas
y destinatarios, todos somos interlocutores pastorales.
112
XAVIER MORLANS. Op. Cit., 10. 33.
51

 La cadena de transmisión testimonial e intergeneracional de la fe se encuentra, en


gran medida, interrumpida ya que las mediaciones interpersonales son, cada vez,
más escasas.

 La poca valoración de la vivencia tradicional de la fe por considerarla una simple


convención religiosa o meramente institucional.

 Las nuevas configuraciones de familia al sentirse, muchas veces marginadas,


hacen que la fe ya no sea comunicada por la familia como su medio natural.

 La ausencia de una cultura de inspiración cristiana.

 La visión sincrética y pluralista, incluso en el aspecto religioso, en la que estamos


inmersos.

 El cristianismo como una minoría cultural en muchas sociedades, usando la


metáfora de las parábolas de Jesús, nos debemos reconocer como un pequeño
“grano de mostaza” (Mc 4,31) o “un poco de levadura en la masa” (Mt 13, 33).

El primer anuncio es necesario y urgente. Hay que superar las tentaciones que
atentan contra del primer anuncio: desánimo, inercia, tristeza, indiferencia, pérdida del
deseo espiritual, resentimiento, negligencia, disminución de la capacidad misionera,
falta de testimonio, etc. Es preciso repensar el primer anuncio desde los nuevos
contextos culturales y eclesiales: su lenguaje, sus diversos formatos comunicacionales,
su estilo, sus interlocutores, sus mediaciones, etc.

6. El primer anuncio y la necesidad de nuevas formas expresivas de lenguaje


religioso
El primer anuncio surge cuando el interlocutor activo del mensaje logra el equilibrio
entre lo implícito y lo explícito del anuncio de la fe según la necesidad y la receptividad
de su otro interlocutor. Por ser el primer anuncio un mensaje explícito se juega
fundamentalmente a partir de la comunicación humana interpersonal, significativa,
interpelante y sencilla usando un lenguaje coloquial, vital, empático, emocional y
atrayente.

A menudo se critica que el lenguaje de la Iglesia es abstracto, técnico, magisterial,


normativo, catedrático, moralizante y poco inteligible: “la Iglesia se ha mostrado
demasiado lejana, fría y autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido.
Parece haberse convertido en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas
cuestiones".113

Aunque el Evangelio es el mismo “hoy, ayer y siempre” (Hb 13,8), su


comunicación pastoral sin embargo requiere de nuevos enfoques y de una profunda

113
W2.VATICAN.VA. Viaje Apostólico del Papa Francisco a Río de Janeiro con ocasión de la XXVIII
Jornada Mundial de la Juventud. Encuentro con el Comité de Coordinación del CELAM. 27-28 de julio
de 2013. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/travels/2013/outside/documents/papa-francesco-gmg-
rio-de-janeiro-2013.html
52
creatividad para su transmisión empleando lenguajes (teológicos, pastorales, litúrgicos,
homiléticos, espirituales y catequísticos) actualizados.

El mensaje puede y debe ser comunicado de muchas formas y con distintas


narrativas: el anuncio, la denuncia, la proposición, la fundamentación, la reflexión, la
argumentación, el testimonio y la exhortación, entre otros. El lenguaje simbólico y el no
simbólico de la fe (simbolismos, referencias, sentidos, valores y ritualizaciones) pueden
ser expresados en nuevos formatos.

La reflexión sobre el lenguaje religioso no es algo contemporáneo. El cristianismo


siempre interactuó con las formas culturales de cada época para la transmisión del
anuncio.

La fe requiere comunicación y lenguaje. El Dios cristiano es, en sí mismo, un


misterio comunicacional y narrativo. El Padre tiene una eterna Palabra; el Hijo es Verbo
pronunciado en Dios y fuera de Dios hasta la carne y el Espíritu es la memoria de la
Palabra del Hijo Encarnado114 que conduce hacia la verdad plena.115

En la Trinidad hay Alguien que eternamente pronuncia (el Padre); hay Alguien que
es Verbo (el Hijo) y “nos ha contado” el misterio de Dios116 y hay Alguien que es
interpretación y memoria de lo que nos ha dicho Jesús (el Espíritu).

En la recreación del lenguaje de la fe hay que inspirarse en Jesús, Palabra de la


narrativa divina. Con su mensaje y sus prácticas se situó más allá del lenguaje
convencional socio-religioso de su época. No utilizó la casuística moralizante de la Ley.
No fue argumentativo, apodíctico y normativo. No empleó las reflexiones y las
abstracciones de la tradición sapiencial. No tuvo un discurso “doctrinal”. No asumió la
grandilocuencia de los oradores clásicos. No fue un filósofo. Se liberó de todo
formalismo. Se amoldó a la forma de pensar de su ambiente. Su lenguaje era simple,
vital, simbólico, narrativo y poético. Nutrido de las metáforas de la vida cotidiana, de
los oficios y de las actividades de su tiempo, con una alusión constante a la realidad de
su entorno.

Su discurso no cerraba sino que abría la capacidad imaginativa y la reflexión de sus


oyentes. Sus sutilezas y sugerencias dejaban el lenguaje abierto a la posibilidad de la
captación y de la profundización de cada oyente, como se observa en las parábolas. No
fue impositivo, ni buscó la sumisión pasiva. Apeló al corazón de su oyente. Cambió en
sus oyentes la pasividad de la repetición tradicional por una recepción libre, crítica y
creadora de nuevos sentidos. Su comunicación fue provocativa y absolutamente
inculturada. No optó por ser un comunicador complaciente. No dijo lo que querían
escuchar. No pronunció lo políticamente correcto. No se dejó sobornar, ni influenciar.
Habló tanto a las multitudes como también individualmente. Pensemos, por ejemplo, en
la conversación con Nicodemo, con la Samaritana y con Zaqueo, entre muchos otros.

Tuvo además cercanía con sus contemporáneos. Su apertura al encuentro con todos
(fariseos, saduceos, herodianos, publicanos, zelotes, los integrantes del sanedrín, el
sumo sacerdote, etc.) y su contacto con los segregados del sistema (pecadores públicos,

114
cf. Jn 14, 26
115
cf. Jn 16, 13
116
cf. Jn 1,18
53

leprosos, mujeres, viudas, extranjeros y niños) permite contemplar su actitud


integradora e inclusiva con todas las periferias. Incluso comprendió los códigos
globalizados del Imperio romano.117

Ejerció el sentido crítico a través de la denuncia y el repudio. Supo cuestionar lo


pre-establecido, respetando la dignidad de todos, poniéndose empática y
compasivamente en el lugar de los otros. Se identificó con los más vulnerables. Les dio
su voz. No esquivó ningún interrogante. Supo escuchar, preguntar y re-preguntar como
muestra el contexto de la parábola del Buen Samaritano.118 Manejó magistralmente la
ironía cuando era necesario. Batalló con los prejuicios y la murmuración. Por momentos
su decir fue un pronunciamiento duro119 y directo. Usó la firmeza verbal llena de
severos epítetos contra los fariseos y los escribas. Su discurso no fue convencional, ni
técnicamente “religioso”. No adoptó la actitud de un escriba formado en la sinagoga.
Su docencia fue oral, pública y popular. No escribió nada, excepto una vez que lo hizo
con su dedo sobre la tierra.120

También su silencio fue elocuente. Sus gestos y milagros formaban parte de su


prédica. Él era su propio Anuncio. Se identificó con su lenguaje: Él era el Evangelio
viviente y personal del Padre. En su Palabra reveló la Palabra de Dios: con su ser, con
sus gestos y con su silencio.

La novedad de su lenguaje no estuvo solo en transmitir nuevas ideas sino en dar una
nueva visión de la realidad, incluso de Dios. Fue Palabra121, Imagen122 y Signo viviente
de Dios. Utilizó tanto los elementos materiales de la naturaleza (pan, agua, vino, barro,
soplo, etc.) como también gestos humanos. Unió el lenguaje verbal, visual, gestual e
icónico (el de diversas imágenes y metáforas).

Recreó el lenguaje religioso de su época. Re-interpretó la Ley religiosa judía y sus


tradiciones. La adaptó a una nueva concepción ética que implicaba cambio y transición:
“han oído que se dijeron a sus antepasados pero Yo les digo”.123 También se atrevió a
poner en juicio la imagen de Dios que tenían sus contemporáneos. Para nombrarlo no
utilizó las denominaciones clásicas. Contrario a la usanza del Antiguo Testamento que
imponía un silencio sagrado en torno al Nombre divino, denominó a Dios con una
apelación muy poco usual que significaba confianza e intimidad. Ni siquiera fue una
designación religiosa o “teológica” tomada de la tradición judía o de la espiritualidad
de su pueblo. Lo nombró afectiva, relacional y familiarmente con un calificativo
humano: “Abbá” que procedía de la experiencia humana y del vínculo familiar.

Su lenguaje religioso enraizó profundamente en lo humano. Los lazos existenciales


lo nutrieron. Cuando el lenguaje religioso se distancia de lo humano, se des-
sobrenaturaliza, se divorcia del misterio y su belleza se seca. En el pensamiento y en el
lenguaje humano lo trascendente es a partir de lo inmanente. El lenguaje religioso de

117
cf. Mc 12,17
118
cf. Lc 10,30-37
119
cf. Jn 6,60
120
cf. Jn 8,6
121
cf. Jn 1,1
122
cf. Col 1,15
123
cf. Mt 5, 21. 27-28. 31-34. 38-39
54
Jesús de Nazaret es un lenguaje humano de lo divino y un lenguaje divino de lo
humano.

Este estilo comunicacional debe inspirarnos en la búsqueda de un renovado lenguaje


superador de los discursos de cristiandad124 caracterizados por una propuesta
confrontativa y defensiva propia del adoctrinamiento, del proselitismo125, del fanatismo
y del fundamentalismo.126 Estas formas de instrucción no aceptan una actitud crítica
sino que buscan la adhesión ciega formando defensores de doctrinas.

El modelo de cristiandad asumió un lenguaje de adoctrinamiento intelectual y de


legalismo moralista127. Ya no estamos en tiempos de cristiandad. Es por eso que en los
actuales contextos el primer anuncio debe ser esperanzador, positivo, proactivo,
constructivo, conciliador, tolerante, empático, misericordioso, abierto a la pluralidad y
al diálogo, con un lenguaje coloquial y vital que posibilite la apertura a lo sobrenatural
como afirma el Apóstol San Pablo: “mi palabra y mi predicación no tienen nada de la
argumentación persuasiva de la sabiduría humana. No basamos la fe en la sabiduría de
los hombres sino en el poder de Dios. Anunciamos una sabiduría que no es de este
mundo. Una sabiduría de Dios, misteriosa y escondida que nadie vio, ni oyó, ni pudo
pensar lo que Dios preparó para aquellos que ama. No hablamos con las palabras de
la sabiduría humana sino con el lenguaje que el Espíritu de Dios enseña” (1Co 2, 4-
15).

7. El primer anuncio: iniciación y re-iniciación en el camino de la fe


El primer anuncio tiene como interlocutores a los que reciben por primera vez el
Evangelio en un camino de iniciación a la fe como a aquellos cristianos que requieren
de un renovado anuncio del Evangelio para poder profundizar o re-optar por su fe.

El primer anuncio cuando es re-evangelización de los creyentes no consiste en un


volver al punto de origen sino a un retorno vital y creativo para inspirarse y continuar.
Es tanto iniciación cristiana como re-iniciación o re-evangelización. Por eso siempre
hay que considerar “la necesidad de recibir nuevamente el anuncio por parte de
aquellos que ya hace un tiempo hacen su proceso de fe. A menudo la vida de servicio
pastoral y el acostumbramiento producen rutina y falsa seguridad. Hay que animarse a
buscar, pastoral y espiritualmente, de manera creativa, caminos nuevos”.128

Es por eso que “la alegría del Evangelio se esfuma cuando no se la alimenta
haciendo experiencia de Jesús y de la voluntad de Dios en cada opción de la vida. A
menudo permanece latente hasta que, en algún momento, se produzca nuevamente el
reencuentro con la experiencia de un Jesús vivo”.129
124
Cristiandad se refiere al modelo eclesial imperante desde la Edad Moderna con el Concilio de Trento
hasta la Edad Contemporánea con el Concilio Vaticano II (1962-1965).
125
Proselitismo se refiere al empeño, afán o celo por ganar adeptos por parte de una persona o institución
tratando de convencer a otros y obtener seguidores o partidarios obsecuentes para una causa o una
doctrina. El proselitismo puede ser religioso, político, ideológico, etc.
126
Fundamentalismo se refiere a la actitud cerrada del fanatismo religioso extremo.
127
Legalismo moralista se refiere a la exagerada acentuación del cumplimiento literal de la ley religiosa
como una privilegiada expresión coherente de conducta ética.
128
cf. INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO I. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, 4.
129
Ídem
55

La iniciación y la re-iniciación cristiana resaltan la figura bautismal del creyente


como discípulo misionero en un aprendizaje personal y comunitario que supone un
proceso catequístico integral. No solamente el de una iniciación sacramental sino un
proceso más amplio. La preparación a los sacramentos no es el punto final del itinerario
sino un momento privilegiado en las distintas etapas del proceso de fe:

“El anuncio del Evangelio no sucede siempre en una instancia inicial sino
como fruto de un recorrido y de un proceso personal que precisa de la
cercanía de quien anuncia, trascendiendo las diferencias culturales para
que quien recibe el anuncio no se sienta avasallado sino acompañado y
cuidado. Muchas veces el primer anuncio se concreta a lo largo del tiempo.
Presumiblemente la mayoría de las personas pueden identificar un
momento decisivo en su historia en el cual el encuentro con Jesús y la
conversión del corazón se hayan producido; sin embargo, para muchos ese
suceso va unido a otros que le precedieron o le siguieron. No siempre
resulta posible reconocer un momento puntual sino más bien un proceso, un
camino discipular con diversas etapas. En algunas circunstancias está
unido a un determinado llamado de Dios (una vocación específica, una
invitación al compromiso, una gracia de conversión, etc.)”.130

“Es un proceso que no acaba y que se despliega de diversas maneras, en


diferentes momentos y situaciones de la vida. En algunos casos no se puede
distinguir un momento puntual sino un proceso gradual. En otros, en
cambio, luego de un itinerario de búsqueda de Dios se culmina en una
conversión. En todos los casos, los acontecimientos marcan el camino y
repercuten en un cambio profundo, transformándose en una experiencia
que deja huellas e impacta de forma especial y se puede volver a evocarla,
en distintos momentos ya que involucra experiencias fuertes a nivel
emocional, sentimental y espiritual; además de suscitar la necesidad de
saber más, dejando que el Espíritu actúe, produciendo el renacer de un
crecimiento constante. El primer anuncio puede ser en cualquier etapa de
la vida. No está ligado a hechos fantásticos o espectaculares sino
generalmente cotidianos. En algunos casos la experiencia de encuentro con
Jesús es la gracia que obró la conversión del corazón. Algunas personas
pueden registrar dicha experiencia en un acontecimiento o episodio
concreto de sus vidas. Otras, en cambio, experimentan un desarrollo
conscientemente progresivo”.131

8. El primer anuncio y las mediaciones eclesiales desde las cuales se transmite


El primer anuncio siempre requiere generalmente de mediaciones eclesiales. Entre
las más importantes “podemos enumerar:

 Mediaciones experienciales: momentos de gracia vivenciados


subjetivamente como experiencias fundantes (tiempos de oración,
retiros, conversión, crisis personales, etc.)

130
Ibíd., III. 1
131
Ibíd., 4
56

 Mediaciones personales: cuando ha intervenido un catequista, un


sacerdote, la madre, el padre, los abuelos, algún amigo, un docente
referente, etc. Generalmente esta medicación asume el modo de la
transmisión oral y de la tradición que se realiza en una familia,
parroquia o algún otro ámbito eclesial.
 Mediaciones testimoniales: diferentes personas con distintos roles
que, por su testimonio de fe, otorgan un anuncio viviente y explícito
del Evangelio con su vida y que se vuelven referentes motivacionales,
inspiradores y positivos para el estímulo de otros.
 Mediaciones institucionales: diversos integrantes de la familia, la
parroquia, la escuela católica, una congregación religiosa, un
movimiento, una asociación o grupo. Cabe destacar el lugar de
mediación que ha tenido la familia en la transmisión generacional de
la fe a través de padres y abuelos, con una fuerte acentuación de la
figura femenina. La educación de la fe en el seno familiar siempre
resulta importante, aunque, sin embargo, también se muestra
insuficiente ya que, en su mayoría, el encuentro con Jesús lo han
experimentado y vivenciado de adultos. También se advierte la
interrupción de la cadena de transmisión del primer anuncio en las
familias y se cuestiona el lugar de las familias hoy ya que incluso
hasta las familias cristianas han perdido la capacidad de anuncio
para con sus propios miembros. En muchos casos es la
escolarización de los hijos, en la escuela católica, la que devuelve a
los padres el planteo y la búsqueda de la fe.
 Mediaciones simbólicas: signos de los tiempos en la historia y en la
cultura; señales personales tomadas como alusión de Dios en la
providencia de la vida, etc.
 Mediaciones existenciales: situaciones límites, sufrimientos, crisis,
adicciones, enfermedades, muerte, soledad, discapacidad,
desocupación, problemas familiares, discernimiento de la propia
vocación y circunstancias de felicidad como un embarazo esperado,
el nacimiento de un hijo, la consecución de un trabajo, un acto de
reconocimiento personal o laboral, etc.
 Mediaciones generacionales: el primer anuncio puede resultar
significativo en cualquier etapa de la vida ya sea siendo niño, joven o
adulto, aunque generalmente se lo asocia a la niñez y a la
adolescencia, especialmente en contextos tradicionalmente
cristianos. Sin embargo, es un proceso unido al crecimiento, a la
conversión y a las situaciones de vida cualquiera sea la edad. En los
adultos la primera experiencia de fe fue transmitida como mandato
familiar, los padres y abuelos eran quienes lo impartían. En cambio,
en los jóvenes, sobre todo los abuelos tienen otro lugar siendo, en el
mejor de los casos, guías que acompañan el proceso de crecimiento
incluso de la fe.
 Mediaciones sacramentales: el primer anuncio puede estar unido a
un sacramento en particular (la Eucaristía y la primera comunión, la
reconciliación, la confirmación, la unción de los enfermos o el
matrimonio). Todos los sacramentos están asociados al primer
anuncio. La celebración de los mismos es una mediación litúrgica
57

privilegiada –aunque no exclusiva, ni excluyente– del primer anuncio


para muchos.
 Mediaciones pastorales: la Palabra de Dios, convivencias, retiros,
encuentros, pertenencia a diferentes grupos, movimientos o
comunidades, catequesis tradicional y catequesis familiar, la
participación en servicios litúrgicos, etc.
 Mediaciones de la piedad popular: fiestas patronales, novenas,
rosarios, procesiones, visitas a los cementerios y sobre todo la
devoción a María y a los santos. Generalmente las personas más
sencillas son los que más dócilmente reciben la buena noticia.

Es imprescindible para el primer anuncio la modalidad mediadora de la


fe y de la Iglesia ya que fundamentalmente el primer anuncio es la Persona
de Jesús, el Evangelio viviente que revela la pedagogía de la Encarnación
fundamentando la transmisión personal y vincular del primer anuncio
siempre, de alguna forma, mediada”. 132

9. La espiritualidad del primer anuncio


La espiritualidad del primer anuncio se caracteriza por:

 La conciencia de la misión: anunciar el Evangelio es servir133: “¡ay de mí si no


evangelizara! (1Co 9,16). El Espíritu Santo es el Agente principal y nosotros,
sus instrumentos conscientes y libres. Sabemos que “las técnicas de
evangelización son buenas, aunque ni las más perfeccionadas podrán
reemplazar la acción discreta del Espíritu. La preparación más refinada del
evangelizador no consigue absolutamente nada sin Él” (EN 15).

 El ardor evangelizador: es preciso conservar “la dulce y confortadora alegría de


evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas. No hay que ser
evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos sino ministros
del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en
sí mismos, la alegría del Señor y aceptan consagrar su vida a la tarea de
anunciar” (EN 80).

 El testimonio auténtico: es condición esencial para evangelizar, de lo contrario,


toda acción “corre el riesgo de hacerse vana e infecunda” (EN 76). El primer
anuncio es tanto proclamación verbal del mensaje (cf. EN 42) como testimonio
también de vida.134

 La vinculación con la Tradición viva de la Iglesia: el ministro de la Palabra135 es


heredero de la Tradición de la Iglesia, anunciando lo que se ha recibido.
Combina la fidelidad pasiva (trasmisión de lo que se nos ha comunicado) y la
fidelidad activa (que procura que el acontecimiento salvador se actualice en el

132
Ibíd., 4
133
cf. Rm 1,9
134
cf. EN 21, 41, 76, 78
135
cf. Ef 3,7
58
presente en la inculturación en cada tiempo). Sin la Tradición, al predicador le
faltan raíces y fundamento.

 El discernimiento de la voluntad de Dios136: el primer anuncio genera un proceso


de discernimiento que involucra el proyecto de vida. La virtud del
discernimiento, tanto personal como comunitario, es clave para realizar dicho
proceso.137

 La construcción de los vínculos fraternos: “llevados de nuestro amor por


ustedes queremos no sólo darles el Evangelio sino aún nuestras propias vidas”
(1 Ts 2,6), anunciando el kerigma sin presiones e imposiciones.

 La búsqueda de la comunión: condición indispensable para la evangelización.


“que todos sean uno como Tú Padre en mí y yo en Ti para que el mundo crea
que me has enviado” (Jn 17,21).

 El servicio a la verdad: “la Buena Nueva busca la verdad acerca de Dios, la


verdad acerca del hombre y de su misterioso destino y la verdad acerca del
mundo” (EN 79). El evangelizador busca siempre aquella verdad que debe
trasmitir, tratando de superar el divorcio entre fe y vida.

 La inserción en una comunidad de fe: el primer anuncio debe ser escuchado,


aceptado y asimilado no sólo personalmente sino que, a su vez, genera la
integración comunitaria en cualquiera de sus formas de pertenencia.

 La resignificación de los valores y la mirada esperanzada de la fe desde una


apreciación positiva de la cultura: el primer anuncio propicia una nueva
significación de los valores humanos ya que el misterio de la Encarnación
profundiza el valor y la dignidad de todo lo genuinamente humano, “todo lo que
es verdadero, noble, justo, puro, amable y digno de honra; todo lo que haya de
virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser tenido en cuenta” (Flp 4,8).

10. El dinamismo del primer anuncio


El primer anuncio no es un hecho intimista de encuentro interpersonal con el Señor.
Al contrario, el sentido realista de la fe, fundado en la pedagogía del Misterio de la
Encarnación, ilumina la vida del creyente. El primer anuncio para no reducirse a un
ensimismamiento espiritualista y evasivo requiere de algunos elementos: la inserción y
la pertenencia comunitaria; la profundización catequística u otra instancia de formación;
el discernimiento de las situaciones y de las opciones de vida y el dinamismo misionero
que permite entregar lo que, a su vez, hemos recibido anunciándolo a otros.

En síntesis, “si el anuncio del Evangelio busca que cada oyente de la Palabra se
encuentre con Jesús y se suscite la fe en Él, entonces no hay discipulado sin encuentro
personal. A partir de ahí, la vida cristiana debe concebirse como un dinamismo
espiritual que permite vivir ese discipulado como itinerario, en el que la conversión

136
cf. Ef 2,19
137
cf. Ef 5,10; Rm 12, 2; Ts 5,21
59

permanente y el llamado a la santidad son constitutivos, junto a un real compromiso


misionero”.138

11. El interlocutor del primer anuncio: el discípulo misionero


Todos somos interlocutores del primer anuncio. Hay que superar la visión de que
unos son agentes activos y otros destinatarios receptivos. Interpretarnos así implica una
concepción eclesial de diseño vertical. La Iglesia-Comunión pone a todos en el vínculo
y en la interacción de mutuo aprendizaje y de enriquecimiento. El que anuncia y que es
anunciado son discípulos misioneros, tanto en lo personal como en el comunitario.
También las comunidades deben ser anunciadoras y anunciadas. La Iglesia toda es
“sujeto colectivo” (EG 129) de “discípulos misioneros” (EG 14); “comunidad de
discípulos.”139 El conjunto de “la Iglesia se hace discípula” (DA, Mensaje final, 3) en
un progresivo y permanente estado de conversión: “no existe el discipulado misionero
estático. La misión es convertir a cada creyente en un discípulo misionero” (DA 362).

No se puede separar el discipulado de la misionariedad. El creyente es discípulo


misionero. En cuanto discípulo se proyecta hacia el encuentro con el Señor y en cuanto
misionero se dirige hacia la cultura en que vive, especialmente hacia las periferias,
desafíos para superar la inercia, la comodidad, la seguridad y el temor a salir. Es así
como la Iglesia encuentra “caminos nuevos, capaz de salir de sí misma, yendo hacia el
que no la frecuenta”.140 Las periferias existenciales muestran que el Reino trasciende
los límites visibles de la Iglesia que no puede, por lo mismo, estar ensimismada, ni
encapsulada sino que interactúa con la sociedad siendo mediadora y no controladora de
la fe.

Ciertamente hay diversos perfiles de creyentes en nuestras comunidades.141


Mencionaremos sólo algunos, los más comunes: los bautizados iniciados en la fe; los
bautizados no iniciados en la fe; los que tienen conocimientos religiosos insuficientes;
los que no viven la fe, ni sus prácticas; los que han recibido la fe por herencia; los
bautizados convencionales que asumen solamente el aspecto social de las tradiciones
religiosas; los que viven cierta observancia religiosa; los ocasionales que recurren
puntualmente por alguna necesidad específica a alguna comunidad; los que viven una fe
individualista sin vínculo comunitario; los que creen sin ninguna pertenencia a la
Iglesia; los que han dejado de creer; los alejados de Dios por el antitestimonio de la
Iglesia y por otras diversas causas; los tradicionalistas y conservadores que se resisten a
los cambios y los progresistas que promueven una Iglesia con mayores y más rápidas
transformaciones; los secularizados que han sido absorbidos por la socialización cultural
y se han mimetizado con el entorno acríticamente; los que han vuelto a la fe después de
alguna crisis o distanciamiento; los que buscan con alguna inquietud en estado de
indecisión; los sincréticos que asumen prácticas y creencias alternativas; los que
tuvieron fe y la perdieron volviéndose indiferentes religiosos; etc.

138
JORGE ALEJANDRO SCAMPINI, “Pentecostales y Católicos: hacia un intercambio de dones para el
anuncio del Evangelio” en La reforma y las reformas de la Iglesia, Antonio Spadaro- Carlos María Galli
(eds), Sal Terrae, Salamanca, 2016, 493.
139
cf. DA 203, 297, 364
140
cf. CENTRE D’ ESTUDIS CRISTIANISME E JUSTICIE. Papa Francisco: Busquemos ser una Iglesia que
encuentra caminos nuevos. https://www.cristianismeijusticia.net/es/papa-francisco-busquemos-ser-una-
iglesia-que-encuentra-caminos-nuevos
141
cf. CT 44
60

También están ciertamente los convencidos y los comprometidos con la fe; los
iniciados y los re-iniciados en la fe; los que sienten el sincero deseo de crecer; los que
siempre están formándose; los que viven en coherencia con su fe y los creyentes
testimoniales. Todos “juntos conformamos la Iglesia, Pueblo de Dios. Cada vez que
colaboramos, aunque sea de manera simple y discreta, al anuncio del Evangelio, nos
convertimos en auténticos discípulos y misioneros”.142

El discípulo misionero supera el espiritualismo143 intimista desde la cercanía y el


encuentro con los demás. El primer anuncio en clave de encuentro y cercanía otorga un
lugar protagónico a los laicos y permite superando el clericalismo144 redescubriendo la
identidad bautismal del sacerdocio común de los fieles a partir de la corresponsabilidad
misionera.

12. Actitudes del anunciado y del anunciador


San Juan Pablo II instauró el concepto de “cultura de la vida” y “cultura de la
muerte”. Ahora el Papa Francisco habla de “cultura del descarte” y “cultura del
encuentro”. Respecto a la primera afirma que “no se conforma solamente con excluir
sino que avanza silenciando, ignorando y desechando todo lo que no le sirve a sus
intereses. El consumismo alienante de algunos no logra dimensionar el sufrimiento
asfixiante de otros. Es una cultura anónima, sin lazos, sin rostros. Las personas son
también tratadas con esa lógica: usadas hasta el cansancio y después dejadas como
inservibles”.145

Por el contario, la “cultura del encuentro” es una forma de vínculo superadora de la


indiferencia y la autorreferencialidad: “es hora de saber cómo diseñar una cultura que
privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y de
acuerdos, sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memorable y sin
exclusiones. El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su
cultura. No es una clase, una fracción, un grupo o una élite. No necesitamos un
proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada que se apropie de un
sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un nuevo pacto social
y cultural” (EG 239).

Esta cultura debe impactar también en nuestras prácticas eclesiales. El encuentro


requiere, por parte del anunciador y anunciado, algunas actitudes ya que “es necesaria
la disposición a la escucha del llamado de Dios a través de alguna mediación
providencial y la presencia de una búsqueda humilde, capaz de pedir ayuda en
142
RELIGIÓN DIGITAL. Francisco: El cristiano no puede ser pesimista jamás. (19.01.2018)
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2017/10/12/francisco-el-cristiano-no-puede-ser-
pesimista-jamas-religion-iglesia-vaticano-papa-aparecida-videomensaje-brasil.shtml
143
Espiritualismo se refiere a una deformación de la vivencia de la espiritualidad. Mientras que ésta
conecta la fe con la vida y la realidad; el espiritualismo, en cambio, la desconecta transformándola en una
experiencia demasiado subjetiva, evasiva y hasta alienante por su exageración hacia la Trascendencia.
144
Clericalismo se refiere a una actitud que puede tener cualquier miembro del Pueblo de Dios que tiende
a considerar exageradamente, con desmedro de las otras vocaciones, a la jerarquía eclesial.
145
RELIGIÓN DIGITAL. Clamor del Papa contra el machismo: No se puede normalizar la violencia contra
la mujer. (20.01.2018). http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/19/clamor-el-papa-
contra-el-machismo-no-se-puede-normalizar-la-violencia-contra-la-mujer-religion-iglesia-francisco-
puerto-maldonado-peru.shtml
61

determinadas circunstancias, generando una apertura a la novedad del Evangelio.


Muchas veces es búsqueda del sentido hondo de la vida y de las certezas existenciales
más profundas donde el Evangelio se conecta e ilumina con la propia experiencia”.146

El anunciador debe estar convencido –como dice el Papa Francisco– que “sólo
puede ser misionero alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás,
deseando la felicidad de los otros. Esa apertura del corazón es fuente de felicidad
porque «hay más alegría en dar que en recibir» (Hch 20,35). Uno no vive mejor si
escapa de los demás, si se esconde, si se niega a compartir, si se resiste a dar, si se
encierra en la comodidad. Eso no es más que un lento suicidio. La misión no es una
parte de mi vida o un adorno que me puedo quitar; no es un apéndice o un momento
más. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser. Hay que reconocerse a sí mismo
como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar,
liberar. Allí aparece la enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma, esos
que han decidido ser con los demás y para los demás. Si uno separa la tarea por una
parte y la propia privacidad por otra, todo se vuelve gris y estará permanentemente
buscando reconocimientos o defendiendo sus propias necesidades. Dejará de ser
pueblo. Para compartir la vida con la gente y entregarnos generosamente, necesitamos
reconocer también que cada persona es digna de nuestra entrega” (EG 272-274).

Por su parte el anunciador precisa “coraje para anunciar, alegría, fe, confianza en
el Espíritu Santo, mansedumbre, atención e interés por la realidad del otro, capacidad
de escucha, discernimiento, cercanía afectiva y cordial, etc.”147 El vínculo interpersonal
que se establece entre ambos interlocutores pastorales el que posibilita la gracia del
anuncio ya que “allí donde hay dos o tres” (Mt 18,20), Jesús está en medio.

Preguntas para el discernimiento

3. Si todos somos discípulos misioneros: ¿por qué se asocia generalmente el


anuncio del Evangelio con la misión de los pastores y de los consagrados casi
exclusivamente?
4. ¿Por qué los creyentes de la Iglesia católica hemos perdido la capacidad
misionera de salida anuncio?
5. ¿Qué mentalidad hay que cambiar y qué prácticas hay que generar para
suscitar el dinamismo de una Iglesia misionera y anunciadora en todos sus
miembros?

146
cf. INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO I. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, 1.
147
Ibíd., 4.
62
63

Sección IV:
el primer anuncio, itinerario espiritual y pastoral

“Tenemos un tesoro de vida. No es lo mismo haber conocido a Jesús


que no conocerlo; caminar con Él que caminar a tientas; escucharlo
que ignorar su Palabra; contemplarlo, adorarlo, descansar en Él que
no poder hacerlo; construir el mundo con su Evangelio que hacerlo
sólo con la propia razón” (EG 265. 267).

1. Primer anuncio, religiosidad y piedad popular


El primer anuncio puede estar vinculado pastoralmente con la catequesis en
cualquiera de sus niveles como también con creencias, rituales y prácticas de la
religiosidad y de la piedad popular.

Hay que diferenciar entre religiosidad popular y piedad popular. Esta última es una
dimensión y una expresión de la religiosidad popular, la cual resulta más amplia. Se
observa una maduración de la religiosidad popular y de su protagonismo, tanto en lo
pastoral como en lo social. También la religiosidad popular tradicional se recrea
adquiriendo nuevos matices y costumbres.

Respecto a la religiosidad popular y a la piedad popular hay varias posturas


representadas en quienes la idealizaban, la ideologizan, la discriminan, les resulta
indiferente o la rechazan abiertamente.

Ciertamente tienen muchos aspectos positivos: conexión con el primer anuncio; la


transmisión generacional de la fe; la potencialidad catequístico-pastoral; la integración
con el ambiente natural; la valoración del lenguaje gestual y corporal; la consideración
de los vínculos interpersonales y de lo cotidiano de la vida; la devoción por la Virgen
Madre en muchas de sus advocaciones; la intercesión de los santos; la aceptación del
sufrimiento, la enfermedad y la muerte; la memoria por los fieles difuntos; la
transmisión de algunas devociones; la valoración por la familia, los vecinos y los
amigos; la honestidad, la solidaridad y la ayuda fraterna; la cultura del encuentro y el
compartir; la visión trascendente de la existencia; la fe en los milagros; la peregrinación
a los santuarios; la fuerza de la oración y la intercesión; el rezo del rosario y el vía
crucis; el sentido de la providencia de Dios en la vida diaria; el agradecimiento por la
vida, la salud y el trabajo; el sentido del esfuerzo y el sacrificio; el tocar, el comer, el
beber y el danzar como parte de la fiesta y de los rituales; el sentido de la tradición y de
la historia; el respeto por la costumbres; el resguardo de la identidad cultural; el respeto
por el hábitat, el medio ambiente y la naturaleza cósmica; etc.

La religiosidad y la piedad popular asumen el primer anuncio así también como la


liturgia, la catequesis y otras actividades pastorales siendo riquezas que acrecientan la fe
de muchas personas en el contexto social que les toca vivir. Los más vulnerables y
sufrientes de la sociedad son los principales protagonistas de esta mística popular148
vigente y a la que siempre hay que atender pastoralmente ya que es un poderoso

148
Mística popular se refiere a la profunda, rica y simple espiritualidad vivida espontáneamente por el
pueblo.
64
impulso de acción evangelizadora, de participación comunitaria y de conciencia social.
En muchas ocasiones la religiosidad y la piedad popular son gestoras de profundas
transformaciones de compromiso social y coherencia ética nacidas de las bases de la
sociedad.

En nuestros contextos no se puede desconocer, ni negar el papel que han tenido en la


configuración histórica de la identidad cultural y social de nuestro país y de nuestra
provincia. Para valorar y profundizar sus aspectos positivos en un camino de madurez149
hay que generar procesos catequéticos comunitarios que acompañen y encaucen con
apertura y discernimiento.

Hay que renovar siempre las prácticas sencillas de la religiosidad y la piedad


popular asumidas con ocasión del primer anuncio: fiestas patronales, novenas, triduos,
tradiciones religiosas, rezo del rosario, bendiciones, catequesis litúrgicas sobre la Santa
Misa, culto a las imágenes, devoción a la Virgen María, a los ángeles y a los santos;
celebración de los sacramentos; los sacramentales, los signos litúrgicos, la experiencia
de la enfermedad y de la curación, la problemática del mal y el sufrimiento en el mundo,
los milagros de Jesús y de los santos, las reliquias, las indulgencias, las devociones
vinculadas con un santuario o un determinado lugar de peregrinación, los santos
canonizados y los santos populares, etc.

La espiritualidad más profunda siempre se encuentra unida a la religiosidad y a la


piedad popular. El Concilio Vaticano II ha nombrado a la Iglesia con la categoría de
“Pueblo”. La Iglesia respeta el sentimiento popular y sus expresiones religiosas en
cualquier cultura.

2. Primer anuncio: fe, espiritualidad y religión


El primer anuncio permite hacer una distinción entre fe, espiritualidad y religión.
Muchas veces se usan estos términos como si fueran sinónimos y, sin embargo, tienen
acepciones diversas y complementarias.

La fe es un don teologal150, una gracia de confianza en Dios. La espiritualidad, en


cambio, es el desarrollo vital y el crecimiento maduro de una fe viva, fruto que necesita
tiempos de maduración para desarrollarse, realizando y expresando la relación personal
con el Señor.

Hay quienes poseen la fe meramente como una adhesión intelectual a ciertas


verdades. Para el desarrollo de la espiritualidad es necesario algo más: una comunión
real y vital, una experiencia vinculante, una relación personal y vivencial con Jesús en
un encuentro profundo y en un diálogo sostenido. La espiritualidad es una realidad
dinámica y viva como lo es todo vínculo genuino con alguien.

Lo deseable es tener una fe que genere una verdadera espiritualidad. Sin embargo
hay quienes se dicen creyentes (porque tienen fe) aunque no desarrollan una
espiritualidad.
149
X SÍNODO DE CÓRDOBA. Evangelización y Catequesis de adultos. Documento Final. 15.08.1986, VIII,
81-88
150
Don teologal hace referencia exclusivamente a Dios como origen y finalidad de dicho don concedido
exclusivamente por gracia.
65

Hay quienes no tienen fe cristiana e incluso no tienen ninguna otra fe religiosa y, no


obstante, cultivan una espiritualidad identificada con la búsqueda interna, la experiencia
de la Trascendencia, la ayuda solidaria a los demás, el desarrollo personal, etc.

Por lo tanto, existen quienes tienen fe y no tienen espiritualidad y quienes


desarrollan una espiritualidad y no tienen fe. Sin embargo, la fe y de la espiritualidad
son complementarias: la fe genera la espiritualidad y la espiritualidad nutre y acrecienta
la fe.

A su vez ambas no deben ser identificadas, sin más, con la religión, la cual se basa
en los aspectos institucionales, convencionales y visibles que estructuran y organizan
una determinada fe (los valores, los mandatos, los rituales, los preceptos, los
mandamientos, los sacramentos, los dogmas, las prácticas, las creencias, las fechas
litúrgicas, las fiestas, etc.)

Hay gente que tiene fe (con o sin espiritualidad) y no se vinculan con ninguna
religión. Popularmente muchos dicen que no “practican” la religión.151 Para el
cristianismo –fe, espiritualidad y religión– están íntimamente asociadas en una
experiencia unificada por el primer anuncio.

En la actualidad ya no necesitamos de una religión para los que duermen sino para
los que están despiertos. Ni para aquellos que necesitan que alguien les diga qué hacer
sino para quienes prestan atención a la voz del Espíritu con discernimiento. Una religión
que invite a razonar y cuestionar, que no ponga el acento en el pecado y en la culpa sino
en la misericordia que ayuda a aprender del error. No se desea una religión que reprima
todo lo humano sino que aliente a acercarnos a la verdad de cada uno; que anuncie y
que hable de Dios sin pretender ocupar su lugar. No se desea una religión que no tolere
preguntas, que inspire temor, que priorice su propia organización o cause divisiones e
intolerancias. Se necesita una religión que esté más vitalmente unida a su propia
espiritualidad y alimentada verdaderamente por su fe.

3. Primer anuncio y animación bíblica pastoral


El primer anuncio siempre remite, directa o indirectamente, a su origen: la Palabra
de Dios en el contexto de un encuentro interpersonal o comunitario a partir de una
lectura orante, cordial, afectiva y contemplativa. Hoy existen diversos modos de
compartir, pastoral y espiritualmente, la riqueza de la Palabra propiciando el
discernimiento comunitario como una forma de leer e interpretar la historia y el propio
camino de fe.

No hay que pensar solo en una pastoral iluminada por la Biblia sino que es preciso
que la Palabra anime, como principio vital, toda la acción evangelizadora de la Iglesia.
Hay que profundizar la animación bíblica en toda la Iglesia152 y en cada ámbito pastoral
específico.

151
“Practicar” la religión es un término discutido por la teología y la pastoral actual ya que pone el
acento en el mero cumplimiento y la observancia. Es mejor hablar más integralmente de “vivencia
religiosa”.
152
cf. DA 99, 248
66
La formación espiritual, intelectual, pastoral y comunitaria en torno a la Palabra
ayuda a profundizar el contenido del primer anuncio. Es preciso usar las nuevas
tecnologías y lenguajes buscando otras “encarnaciones” de la Palabra en la cultura y
“asumir la prioridad pastoral y espiritual del primer anuncio desde la primacía de la
Palabra de Dios, especialmente propiciando una pastoral bíblica que alimente el
anuncio, el testimonio y la formación del Pueblo de Dios, promoviendo la lectura
orante de la Palabra y la conversión misionera”.153

Cuando, por diversas circunstancias, no podemos o no conviene estratégicamente


anunciar explícitamente la Palabra es bueno acompañar algunas circunstancias con el
lenguaje gestual y ritual de la vida misma, especialmente aquellos momentos más
dolorosos que invitan a la comunión de sentimientos en el silencio. Hasta que sea
propicio el tiempo para explicitar el anuncio de la Palabra.

4. La mística del primer anuncio154: mistagogia kerigmática y sus mediaciones


Se llama mistagogia al proceso experiencial, tanto espiritual como pastoral, que
produce el dinamismo del primer anuncio cuando se lo acepta, una mística kerigmática
de mediaciones concretas que se caracteriza por:

 El testimonio de la fe: la conversión es la condición previa del testimonio


creyente. Sin testimonio, la fe se vuelve abstracción y teoría incapaz de
interpelar con fuerza existencial. El primer anuncio muchas veces se hace
silenciosamente solo con el testimonio generando, para quien lo recibe, el hecho
de ser también él testigo para otros.

 La oración es la mejor disposición para que el primer anuncio, una vez


recibido, continúe siendo una Palabra de poder eficaz. Existe una
sacramentalidad155 de la Palabra de Dios156 y del kerigma, un “poder espiritual”
del primer anuncio157 que provoca coraje, entusiasmo y autoridad en quien lo
proclama.

 La liturgia es uno de los ámbitos más cotidianos en el cual se realiza el


primer anuncio. Ciertamente este se puede dar más allá del contexto litúrgico y
por otros anunciadores que no sean los ministros sagrados; sin embargo, la
liturgia (especialmente la celebración de la Santa Misa y de los sacramentos) son
ocasiones ordinarias (y privilegiadas) para transmitir el primer anuncio.

 La homilía siempre debe tener el espíritu del primer anuncio, “es la


piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad del encuentro de un
Pastor con su pueblo” (EG 135); “es un género peculiar ya que se trata de una
predicación dentro del marco de una celebración litúrgica (EG 138). Sabemos

153
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4 g.
154
Mística del primer anuncio se refiere a la espiritualidad que se desprende del anuncio del Evangelio.
155
Sacramentalidad se refiere a la eficacia que tiene la Palabra de Dios y el anuncio de modo similar a
como es eficaz y operante la gracia de los sacramentos.
156
cf. DV 56.
157
cf. SÍNODO DE LOS OBISPOS, la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana, propuestas,
2012, n. 9
67

que “el Señor y su Pueblo se hablan de mil maneras directamente, sin


intermediarios, aunque en la homilía Jesús quiere que alguien haga de
instrumento y exprese los sentimientos, de modo tal que después cada uno elija
por dónde sigue su conversación. La Palabra es esencialmente mediadora y
requiere no sólo de los dos que dialogan sino de un predicador que la
represente” (EG 143); por eso “el predicador necesita también poner un oído
en el Pueblo para descubrir aquello que los fieles necesitan escuchar siendo un
contemplativo de la Palabra y un contemplativo del Pueblo” (EG 154). Una
buena homilía debe contener “una idea, un sentimiento, una imagen” (EG 157).

 La lectio divina158 es la lectura orante de la Palabra de Dios personal o


comunitariamente. Es un medio privilegiado para el primer anuncio y para la
evangelización ya que su práctica genera una actitud receptiva y de reflexión de
lo que Dios dice por medio de su Palabra, descubriendo su voluntad a través del
discernimiento.

 La acción pastoral, la solidaridad y toda la vida de caridad que se expresa


en las obras y ministerios de la Iglesia constituyen un amor activo y concreto
que siempre es ocasión del primer anuncio contextuado en la opción preferencial
por pobres.

 La educación de la fe que se da en las escuelas católicas es ocasión para


el diálogo con la cultura a partir del saber y de las prácticas pedagógicas,
sociales y pastorales donde familias, niños, jóvenes y adultos tienen una relación
de referencia y de pertenencia a ese ámbito destacado para el primer anuncio, la
re-iniciación de la fe, la misión, la acción pastoral y solidaria.

 La comunicación social es un instrumento para la Buena Nueva y los


auténticos valores humanos y evangélicos que ayudan a la construcción de una
vida y una sociedad más dignas. Hay que alentar a una mayor participación de
interlocutores cualificados y de los miembros de las comunidades eclesiales en
los medios de comunicación social ya sean confesionales o no. Es otro de los
ámbitos estratégicos del diálogo fe y cultura.

 Las mediaciones técnicas y artísticas contribuyen al primer anuncio


asumiendo la belleza de la Palabra de Dios y de la palaba humana, de la imagen,
de la luz, del sonido, de las formas y de los recursos escénicos como parte de su
inspiración. Los artistas y los comunicadores cristianos son embajadores del
primer anuncio y de aquella belleza que hace trascender hacia el misterio
permitiéndonos atisbar el deseo de infinito que existe en todo corazón humano
que anhela. En el arte “la verdad va de la mano de la belleza” (EG 142).
Debemos reconquistar la esperanza redescubriendo la belleza.

 La tecnología y el lenguaje digital potencian el primer anuncio en la


dimensión personal, en la comunitaria (a través de las redes sociales) y en la

158
Lectio divina se refiere a una expresión latina que significa “lectura divina” y consiste en un método
de oración y reflexión de un texto bíblico. Este camino espiritual fue utilizado desde los primeros siglos
del cristianismo y en la actualidad se ha puesto nuevamente en vigencia debido al auge de la Palabra de
Dios a partir de la propuesta del Concilio Vaticano II, especialmente la Constitución Dogmática Dei
Verbum (18.11.1965)
68
virtualidad que escapa de la ubicuidad del espacio y del tiempo concebido
análogamente. La tecnología es, más que un recurso y una herramienta. Es, en sí
misma, un paradigma (una comprensión, una percepción y una construcción
socio-cultural del mundo que vivimos). Los caminos invisibles “sólo por Dios
conocidos” (GS 22) suelen tener muchas más mediaciones de la que
imaginamos. La tecnología es una de ellas.

5. El primer anuncio y el dinamismo progresivo desde el nivel implícito al explícito


de la evangelización
A veces, por diversas razones, no se puede proclamar explícitamente el primer
anuncio de la fe; sin embargo se puede inducir indirectamente, pasando de lo implícito a
lo explicito progresivamente. A menudo se precisa gradualidad en la preparación y en la
disposición subjetiva para poder recibir abiertamente el primer anuncio.

La fe cristiana siempre está implícita en todo lo genuinamente humano y en sus


valores. Por el dinamismo del Misterio de la Encarnación, la humanización es una
condición previa (simultánea y complementaria) a la evangelización. Evangelizar es
humanizar, dignificar a la luz del Misterio de Jesús: “el misterio del hombre sólo se
esclarece en el misterio del Verbo encarnado. En él la naturaleza humana asumida ha
sido elevada, también en nosotros, a una dignidad sin igual. El Hijo de Dios, con su
Encarnación, se ha unido en cierto modo con todo hombre” (RH 8). El cristianismo es
un humanismo integral.

Esa potencialidad de la fe, escondida y oculta invisiblemente en el dinamismo de


todo buen deseo humano (de justicia, de felicidad, de verdad, de bondad, de paz, de
libertad, de belleza, etc.), hace que cuando las condiciones externas o internas de
posibilidad del primer anuncio lo ameriten pueda darse el paso hacia la explicitación
evangélica.

Mientras se esperan esas condiciones, la misma realidad humana opera con una
fuerza simbólica. Es una instancia previa al primer anuncio. La dimensión implícita que
la fe tiene en todo lo humano está sostenida en el nivel antropológico del Misterio de la
Encarnación159, el cual posibilita la conexión con todas las experiencias humanas
fundamentales, incluso las más límites permitiendo que sean iluminadas con nuevos
sentidos.

Jesús, en su lenguaje explícito, hablaba del Reino usando parábolas y metáforas que
aludían, indirecta y alusivamente, a diversos significados posibles. Sin explicar
demasiado el contenido, lo ajustaba a la capacidad de sus oyentes.

El primer anuncio cuando se realiza explícitamente no solo comunica el


conocimiento experiencial de la fe sino que, además, ilumina cualquier situación
humana y la redefine. Todo queda potenciado y elevado a la gracia, abriéndose a la
dimensión religiosa (que tiene potencialmente todo lo humano) y a la dimensión
trascendente. Adviene así el sentido último de toda la realidad y el destino definitivo de
todo humano.

159
El nivel antropológico del Misterio de la Encarnación se refiere a la dimensión humana de dicho
Misterio.
69

El dinamismo del primer anuncio reclama, por su propia naturaleza que, en algún
determinado momento, este se realice expresa y explícitamente: “transmito, en primer
lugar, lo que yo mismo he recibido. Que Jesús murió por nuestros pecados, que fue
sepultado y que resucitó al tercer día” (1Co 15, 3-5).

En el acto de explicitar el primer anuncio, cuando se da el salto entre lo implícito y


lo explícito, se realiza la iluminación de la fe operándose así un cambio cualitativo en
múltiples dimensiones:

 Se centraliza todo a partir del vínculo interpersonal y real con Jesús cuya
presencia impacta estableciendo nuevas prioridades. Esa unión se alimenta con
la oración y la necesidad de formarse en algunos aspectos que requieren ser
respondidos a la luz de las nuevas preguntas e inquietudes que aparecen.

 Todo lo humano se abre definitivamente a la dimensión última de sentido


existencial: el misterio del amor, del sufrimiento, de la culpa, de la enfermedad,
de la muerte, entre otros, se iluminan a partir de la posibilidad religiosa y
trascendente.

 Se verifica una resignificación de toda la realidad desde un verdadero


cambio de mentalidad que supone un nuevo estilo de vida y un progresivo
camino de conversión (espiritual, intelectual, afectiva, volitiva, actitudinal y
práctica).

 Se opera una reconciliación y un camino de sanación de todas las heridas


de la historia personal y de los vínculos.

 Se aprecia una notable modificación en todos los vínculos humanos ya


que la identidad de la persona y el entramado de sus lazos vitales quedan
asumidos por la gracia.

 Se observa la capacidad creciente de leer e interpretar todo desde la fe y


el camino de la Providencia de Dios con auténtico espíritu de discernimiento. Se
realiza una inflexión de la propia vida a partir del primer anuncio. Se verifica un
antes y un después donde el tiempo cronológico acompaña al ritmo de la gracia
y las personas y vínculos se transforman en mediaciones del don de Dios. Todo
se potencia desde una nueva fuerza salvífica.

6. El primer anuncio, camino de iniciación en la fe


El primer anuncio es la propuesta explícita de proclamación del núcleo fundamental
de la fe que conlleva una llamada a la conversión. En la actualidad la ausencia del
primer anuncio se debe, en gran medida, a la falta de impulso misionero de las
comunidades: “los católicos no estamos acostumbrados, ni preparados para salir a
anunciar el Evangelio como lo hacen muchos otros. Los pastores no forman en eso y lo
cierto es que algunos fieles desean hacerlo. La falta de compromiso para anunciar el
70
Evangelio sorprende por lo cómoda, segura e instalada que están las comunidades en
su zona de confort. Ser discípulos misioneros implica cambiar esa actitud”.160

El camino de acceso, de transmisión y de iniciación a la fe siempre parte del primer


anuncio. Ya en los orígenes cristianos estaba unido a la “iniciación cristiana”161
también llamada mistagogia162 de los misterios de la fe. Este itinerario formaba parte
del “catecumenado”, la preparación para la recepción del sacramento del bautismo
fundamentalmente por parte de los adultos que se hacía generalmente la semana después
de Pascua cuando se impartían las llamadas catequesis mistagógicas, enseñanzas
dirigidas a los recién bautizados. Todo discípulo era un catecúmeno o neófito163 que
necesitaba ser acompañado por un mistagogo164 a quien la comunidad confiaba la
delicada misión de ayudar al crecimiento de la fe. Todas las religiones antiguas, cada
una a su modo, tenían una iniciación mistagógica.165 El cristianismo confirió el sello de
su identidad y de su espiritualidad a una práctica de iniciación que tenían casi todas las
religiones paganas de la época.

Hay un punto de conexión con la primera Iglesia y nosotros ya que aquella


necesitaba dar un primer anuncio a los adultos judíos o paganos que se convertían a la fe
cristiana y nosotros, en la actualidad, nos planteamos el primer anuncio en un proceso
de conversión y de re-iniciación en la fe.

En la Antigüedad el primer anuncio estaba unido al proceso del catecumenado


mediante una formación comunitaria que implicaba conversión, conocimiento doctrinal
y experiencial, pertenencia a una comunidad y realización de un itinerario catequístico.

Esta formación cristiana en la actualidad supone la profundización del kerygma en


el contexto de la comunidad, depositaria de la fe, la liturgia y todo el ambiente cultural
y eclesial en el que estamos inmersos desde una pedagogía religiosa166 que incluye,
entre otras realidades, el discernimiento de los desafíos del presente; la función
simbólica del lenguaje religioso; el significado espiritual, pastoral y social de los ritos;
la renovada praxis de la liturgia; los modos de inserción y pertenencia comunitaria; el
perfil evangelizador, misionero y anunciador del creyente; etc.

160
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 3.
161
Iniciación cristiana se refiere a la preparación a la fe que hacían los adultos para la celebración del
bautismo iniciando así el camino del discipulado.
162
Mistagogía se refiere a una experiencia inicial, existencial y espiritual en el camino creyente, ya sea
personal o comunitariamente, basada en la vivencia de los Misterios de la fe y en la conversión.
163
Catecúmeno o neófito se refiere a una persona que se ha convertido y se prepara para ser bautizada.
164
Mistagogo se refiere a un pastor o a un laico o una laica (padre o madre espiritual) que, por su madurez
y testimonio, recibía y acompañaba al recién convertido en la fe para su preparación sacramental y su
inserción comunitaria.
165
Iniciación mistagógica se refiere a cuando las personas de diversas religiones paganas de la
Antigüedad eran conducidos a una experiencia inicial y vital en el camino de los misterios religiosos, ya
sea de manera personal o comunitariamente.
a una introducción experiencial a los misterios religiosos.
166
Pedagogía religiosa se refiere a la manera de enseñar y de transmitir la fe.
71

7. El primer anuncio y la catequesis


El primer anuncio está unido espiritual y pastoralmente al proceso de la
catequesis167, la cual es integral y orgánica transmitiendo y desplegando el núcleo de la
fe y, al mismo tiempo, dialogando con la cultura.

El actual contexto multicultural y multirreligioso requiere nuevas estrategias


pedagógico-pastorales desde un horizonte intercultural168 e interreligioso169 que piensen
el contenido fundamental de la proclamación cristiana ante los desafíos de la sociedad
de hoy.

La misión de enseñanza de la Iglesia comprende el primer anuncio, la iniciación


cristiana, la catequesis, la evangelización, el estudio sistemático de los contenidos de la
fe (teología) y otras instancias de formación especializada. Todos son procesos
pastorales y espirituales distintos que reconocen la centralidad en la Palabra de Dios.

La iniciación a la fe que suscita el primer anuncio y la catequesis están


estrechamente vinculadas, aunque formalmente se diferencian. El primer anuncio
encuentra su raíz etimológica en el pregón o kerigma170; el vocablo catequesis, en
cambio, se deriva de katecho (guardar y retener). El primer anuncio es sinónimo de
Buena Nueva171; la catequesis es equivalente a didaché o enseñanza.172 Los
destinatarios del primer anuncio son los que no conocen el Evangelio, quienes se
alejaron de él o quienes necesitan recomenzar el camino de la opción cristiana; los
destinatarios de la catequesis son los que ya han recibido el primer anuncio y precisan
del itinerario sacramental o, por otra otras razones, desean seguir profundizando los
contenidos y la experiencia de la fe. El objetivo del primer anuncio es suscitar la
adhesión inicial a la fe, generando un proceso de conversión; el objetivo de la catequesis
es el crecimiento en la fe y un mayor compromiso testimonial. El contenido del primer
anuncio es la Persona de Jesús y su Misterio Pascual de salvación 173; el contenido de la
catequesis es el desarrollo de los contenidos de la Revelación de Dios que están en la
Palabra de Dios, en la Tradición y en el Magisterio para iluminar las diversas
situaciones de vida. El método del primer anuncio es la comunicación del mensaje oral
como encuentro y diálogo que interpela174; el método de la catequesis es la exposición
sistemática, progresiva y didáctica de los contenidos de la fe a partir de la Palabra de
Dios, iluminando la vida e invitando a la conversión. Este método es tanto doctrinal
como experiencial e incluye el momento celebrativo. El interlocutor que hace el primer
anuncio es el discípulo misionero, evangelizador y testigo de la fe; el interlocutor que da
la catequesis es el discípulo misionero, maestro y animador de la comunidad. El tiempo
oportuno en el que se realiza el primer anuncio lo determina algún acontecimiento
puntual de la vida de quien es anunciado; el tiempo de la catequesis es un proceso a
través de ciclos o etapas que generan un camino de crecimiento e involucra toda la vida.
167
Catequesis se refiere a la educación permanente y sistemática de la fe a través de un método y una
pedagogía propia que desarrolla progresivamente los contenidos y la vivencia de la fe, iluminando las
situaciones de vida a la luz de la Palabra de Dios.
168
Intercultural se refiere a la interacción entre diversas culturas.
169
Interreligioso se refiere a la interacción entre diversas religiones a partir del encuentro, intercambio y
diálogo entre ellas.
170
cf. 1 Co 1,21
171
cf. Mc 1,11
172
cf. Hch 2,42
173
cf. Hch 2, 32-33.36; Ap 3,20
174
cf. Rm 10,17
72
Las disposiciones de quien recibe el primer anuncio son: la escucha, la recepción, la
adhesión, la libertad, la inteligencia emocional, la conversión, la alegría, la referencia a
una comunidad eclesial, el entusiasmo, el deslumbramiento por la persona de Jesús y la
pasión por el Reino. Las disposiciones de quien recibe la catequesis son: la inteligencia
reflexiva, crítica, argumentativa y discursiva; la capacidad de celebrar, la coherencia
testimonial, la integridad de la conducta ética, el impulso misionero, el compromiso, la
caridad pastoral, entre otras.175

Siempre debe existir una continuidad entre ambos momentos del proceso de fe. Sin
primer anuncio no tiene sentido la profundización catequística y sin catequesis no llega
a su madurez completa el primer anuncio.

8. Desarrollo del proceso catequístico: catequesis de iniciación, catequesis de


profundización y catequesis de especialización
En el presente la propuesta cristiana se ha convertido en una más entre tantas y debe
presentarse de tal modo que sea capaz de legitimar su validez, su atracción y su
credibilidad.

La catequesis es un proceso continuo de evangelización que supone un camino


jalonado en etapas adecuadas a las distintas edades de la madurez humana y cristiana en
las que generalmente el itinerario de los sacramentos acompaña los ciclos humanos,
especialmente los momentos existenciales fuertes desde el nacimiento hasta la muerte.
Uno de los desafíos a superar es el reduccionismo sacramental176 que acontece cuando
la catequesis queda minimizada a un requisito obligatorio anterior a la recepción de
algún sacramento en particular.

Es por eso que existe una catequesis de iniciación (unida generalmente a la


recepción de los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y
Eucaristía) junto a una catequesis de profundización o catequesis permanente que
consiste en una educación continua de la fe en la que se supone el carácter fundante de
la iniciación básica a través de un segundo desarrollo del proceso en itinerarios
catequísticos continuos que abarcan desde la infancia hasta la adultez. 177

También hay que considerar un tercer nivel de desarrollo que es la catequesis de


especialización que se ofrece con ocasión de alguna particularidad del itinerario
personal o comunitario centrándose en el desarrollo de contenidos específicos con
motivo de alguna necesidad formativa concreta (catequesis en torno al Magisterio de la
Iglesia, una Encíclica determinada, la Doctrina Social, el saber cristiano en diálogo con
alguna ciencia en particular o formaciones correspondientes a la catequesis de la
pastoral educativa, la pastoral carcelaria, la pastoral de juventudes, la pastoral de la
salud, la pastoral de adicciones, etc.): “la evangelización de los grupos profesionales e
intelectuales constituyen un desafío pastoral importante” (EG 103).

Esta formación específica puede ser transitoria o continua. Incluso puede ser
situada según la necesidad de distintos servicios, oficios y profesiones de los laicos en el

175
XAVIER MORLANS,Op. Cit., 37
176
Reduccionismo sacramental se refiere a concretar el camino de fe solo a la celebración de algunos
sacramentos.
177
cf. DA 295 – 300
73

mundo laboral, en el compromiso ciudadano o la inserción en la Iglesia a través de


diversas actividades que requieran de formación pastoral y misionera específica. Esta
etapa implica una conversión del saber en testimonio de vida, logrando una más plena
síntesis en el proceso sapiencial de la fe.

Este nivel de la catequesis, sin abandonar la fuerza kerigmática del primer anuncio,
asume una concreción formativa particular y cualificada. Aquí la catequesis se conecta,
en gran medida, con los contenidos y con la metodología de la pastoral entendida como
ciencia.178

Todas las formas de catequesis se conectan con el primer anuncio, siempre vigente
en todas y cada una de las etapas del proceso formativo. Todo proceso catequístico debe
estar animado por la fuerza y la vitalidad del Kerigma. En él se funda cualquier otra
profundización evangélica en el que hay que proponer la fe sin presuponer, ni imponer,
ni obligar, ni presionar sino ofrecer, invitar, estimular y animar: “para organizar la
acción pastoral dedicada al primer anuncio es necesario que las comunidades se
conviertan en evangelizadoras y que lo transmitan partiendo del testimonio de vida, con
sencillez. Luego pueden organizarse períodos de catecumenado siguiendo, en lo
posible, las etapas y los tiempos previstos por el ritual de iniciación cristiana para
adultos sobre todo para aquellos que han de recibir algunos o todos los sacramentos de
iniciación o para quienes necesiten un periodo intenso de catequesis”.179 Hay una
“doble experiencia pastoral” en la que convergen el primer anuncio y el catecumenado
en unión con la catequesis familiar y la preparación inmediata y mediata al matrimonio,
la revitalización de la catequesis pre-bautismal y la del sacramento de la
reconciliación.180

El primer anuncio está siempre en todos los niveles del itinerario catequístico como
núcleo significativo de la fe que se desarrolla en un proceso gradual: catequesis de
iniciación, catequesis de profundización o reiniciación cristiana con sentido
catecumenal, catequesis permanente y catequesis de especialización o formación situada
para los diversos interlocutores pastorales.

9. El primer anuncio en las Universidades y Facultades eclesiásticas


La teología como ciencia del estudio reflexivo y sistemático de los contenidos de la
fe tiene diversos grados de especialización. Las Universidades y Facultades de estudios
eclesiásticos abiertos al Pueblo de Dios tienen una gran importancia en la preparación
profesional para el anuncio del Evangelio en la cultura actual. Es por eso que el Papa
Francisco, a la luz de una Iglesia renovada y en salida, impulsa para que los Centros de
estudios eclesiásticos reciban “esa renovación sabia y valiente que se requiere para una
transformación misionera de una Iglesia «en salida», «sobre el terreno» del esfuerzo
perseverante de la mediación cultural y social del Evangelio que ha sido realizada en
diálogo con las diversas culturas. La tarea urgente en nuestro tiempo consiste en que
todo el Pueblo de Dios se prepare a emprender una nueva etapa de la evangelización.
Esto requiere un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma que tiene
178
Pastoral (teología práctica o teología pastoral) se refiere a una de las disciplinas de la ciencia
teológica que estudia la praxis evangelizadora de la Iglesia y sus métodos concretos.
179
X SÍNODO DE CÓRDOBA. Evangelización y Catequesis de adultos. Documento Final. 15.08.1986, VI,
55-56
180
Ibíd., VI, 57-68.
74
un valor indispensable para una Iglesia «en salida» puesto que hoy no vivimos solo una
época de cambios sino un verdadero cambio de época. Hace falta construir liderazgos
que marquen caminos. Esta enorme e impostergable tarea requiere, en el ámbito
cultural de la formación académica y de la investigación científica, el compromiso
generoso y convergente que lleve hacia un cambio radical de paradigma, más aún
hacia una valiente revolución cultural”.181 Esta formación específica se sostiene desde
el corazón del primer anuncio ya que “en primer lugar, el criterio prioritario y
permanente es la contemplación y la introducción espiritual, intelectual y existencial en
el corazón del kerygma, es decir, la siempre nueva y fascinante buena noticia del
Evangelio que se va haciendo carne cada vez más y mejor”. 182 Este anuncio debe
reflejar además una íntima conexión con la “dimensión social de la evangelización,
parte integral de la misión de la Iglesia. Hay un signo que no debe faltar jamás: la
opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha. Esta opción
debe impregnar la presentación y la profundización de la verdad cristiana,
favoreciendo una espiritualidad de la solidaridad global”183, promoviendo “una
verdadera cultura del encuentro, en una sinergia generosa y abierta hacia todas las
instancias positivas que hacen crecer la conciencia humana universal; es más, una
cultura del encuentro entre todas las culturas auténticas y vitales, gracias al
intercambio recíproco”184; ya que “en realidad, como podemos ver en la historia de la
Iglesia, el cristianismo no tiene un único modo cultural, sino que permaneciendo
plenamente uno mismo, en total fidelidad al anuncio evangélico y a la Tradición
eclesial, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que
ha sido acogido y arraigado. En esos diferentes pueblos que experimentan el don de
Dios según la propia cultura, la Iglesia manifiesta su genuina catolicidad y muestra la
belleza de este rostro pluriforme”185 para entrar en diálogo con el saber de la fe
especialmente “orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la
construcción de redes de respeto y de fraternidad y ayudando a crear las disposiciones
para que el Evangelio sea escuchado por todos”.186

Preguntas para el discernimiento

6. ¿Cómo insertar el primer anuncio en el proceso catequístico, en el


acompañamiento de la religiosidad popular y en la formación cristiana?
7. ¿Qué es necesario repensar para propiciar un trabajo orgánico entre los
distintos ámbitos arquidiocesanos a partir del primer anuncio?

181
VG 3
182
VG 4,a
183
Ídem.
184
VG 4,b
185
GV 4,d
186
GV 5
75

Sección V:
el primer anuncio desde una fe en diálogo con la realidad

“La evangelización de la cultura nos pide entrar en el corazón de la


cultura misma para que esta sea iluminada desde adentro por el
Evangelio”.
Papa Francisco.187

1. La evolución de la expresión “Signos de los tiempos”


La Iglesia-Comunión asume la unidad y la diversidad de manera dinámica
considerando, en los contextos histórico-culturales, los signos de los tiempos y la
escucha del Espíritu como rasgo fundamental. El creyente vive providencialmente cada
momento desentrañando las señales de Dios.

La expresión “signos de los tiempos” alude a la presencia invisible y elocuente del


Señor de la historia en medio de las circunstancias temporales y a la participación de la
Iglesia en la construcción cultural en su diálogo con el mundo.

El Papa San Juan XXIII usó por primera vez la expresión signos de los tiempos en la
Encíclica Humani Salutis (25.12.1961) citando el Evangelio de Mateo 16, 3 donde se le
pide a Jesús una señal y Él habla de los signos de los tiempos como manifestación de la
presencia definitiva del Reino de Dios. Esta expresión bíblica fue cobrando
posteriormente en el Magisterio de la Iglesia un sentido pastoral, sociológico, histórico
y cultural. A partir de la Encíclica Pacem in Terris (11.04.1963) el mismo Papa San
Juan XXIII habló de los signos de los tiempos aludiendo a las notas distintivas de una
época y a los fenómenos que, a causa de su generalización y frecuencia, expresan las
necesidades y las aspiraciones de la humanidad caracterizando un tiempo histórico
determinado.

La expresión tuvo su definitiva aceptación en la Constitución Conciliar Gaudium et


Spes (07.12.1965). A las notas características de cada época188 se sumó el
discernimiento de la presencia de Dios que siempre actúa, por medio de su Espíritu, en
la historia.189

El Papa San Juan Pablo II también sostuvo que “no es raro que «el Espíritu de Dios
que sopla donde quiere» (Jn 3,8) suscite, en la experiencia humana universal, a pesar
de sus múltiples contradicciones, signos de su presencia. El Concilio Vaticano II se
esforzó en leer los signos de los tiempos, llevando a cabo un laborioso y atento
discernimiento captando los verdaderos signos de la presencia y del designio de Dios”
(NMI 56).

El Magisterio del Episcopado Argentino asumió esta categoría cuando afirmó la


necesidad de “discernir los grandes desafíos del mundo de hoy” (NMA 20), mirando
187
ACIPRENSA. Texto y video: Discurso del Papa Francisco a los obispos del Perú. (21.01.2018).
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-discurso-del-papa-francisco-a-los-obispos-del-peru-94957
188
cf. GS 4
189
cf. GS 11
76
“desde la fe, la compleja realidad del mundo que nos toca vivir para discernir los
signos de los tiempos como reclamos de evangelización” (NMA 21).

2. El diálogo con la realidad a partir de los signos de los tiempos


La Iglesia en diálogo con el mundo es el horizonte de la Constitución Pastoral
Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II. El beato Papa Pablo VI había sentado las
bases para esta apertura con su Encíclica Ecclesiam Suam (06.08.1964) donde sostenía
que “la Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se
hace palabra. Se hace mensaje. Se hace coloquio” (ES 27).

Cuando se habla de diálogo con el mundo se entiende el concepto “mundo” de


manera positiva: la participación del ser humano en la construcción cultural, escenario
histórico en donde se revela el acontecer de Dios y se prepara anticipadamente su
Reino. Este diálogo es la base que posibilita el discernimiento de los signos de los
tiempos.190

El primer anuncio siempre debe realizarse desde una fe en contacto con la realidad.
La transmisión del Evangelio implica la asunción del lenguaje verbal, corporal, cultural
y simbólico de las categorías culturales de la actualidad como red comunicativa para
proclamar la fe cristiana en este escenario particular. Esto supone conocer las
tradiciones, la identidad cultural y los eventos particulares que por su alcance, duración
e influencia, caracterizan esta época. Transformaciones, esperanzas y aspiraciones
socio-culturales que se convierten, para la fe, en señales del hablar histórico de Dios en
aquello que el Espíritu está diciendo y actuando en el presente.

Una fe madura y crítica indaga sobre las lecturas y las interpretaciones de la realidad
y sus categorías más relevantes. Los signos de los tiempos no son solo emergentes de la
cultura sino también realidades y problemáticas que actualmente se plantea toda la
Iglesia: el primer anuncio; los alejados de la fe; las periferias; los pobres; los excluidos;
los refugiados; los indígenas; los movimientos populares; el respeto por las minorías; la
promoción de los más débiles; la defensa de los derechos humanos de las personas y de
los diversos pueblos; el pluralismo en todas sus formas incluso en el ámbito religioso; la
escasez de vocaciones; la salida misionera; el papel del laicado; la espiritualidad en su
dimensión humana; los nuevos ministerios; el lugar de la mujer en la Iglesia; la
ecología; el empeño por la paz mundial; el cristianismo vivido culturalmente como
minoría; etc.

El creyente es un testigo fiel del Evangelio en el momento que providencialmente le


toca vivir. No puede convertirse en contrasigno de los tiempos quejándose de lo

190
Existe una muy rica y actual teología latinoamericana sobre los signos de los tiempos, cf. AAVV.
Teología de los signos de los tiempos latinoamericanos. Horizontes, criterios y métodos, Santiago 2013
(editor juntamente con V. Azcuy y E. Silva). Ed. Universidad Alberto Hurtado. Santiago de Chile, 2013;
VIRGINIA AZCUY. Evangelización con espíritu" (EG 261): la unidad de la teología, la espiritualidad y la
pastoral al servicio del anuncio del Evangelio, Revista Teología, Tomo L, N° 114; EDUARDO SILVA.
Una teología de los signos de los tiempos latinoamericanos. Validez, límites y porvenir de una
hermenéutica teológica del Concilio, Teología y Vida, Vol. L (2009), 41-58; EDUARDO SILVA.
Criterios de discernimiento para una Teología de los Signos de los Tiempos Latinoamericanos,
Colección Teología de los tiempos- CTML, Vol. 11; CARLOS SCHICKENDANTZ, JORGE COSTADOAT,
EDUARDO SILVA. Los acontecimientos históricos como lugar teológico. Un aporte a la renovación
teológica de la teología, Proyecto Fondecyt Regular 1150128 2015-2017.
77

negativo de su cultura, cayendo en el desánimo, la desesperanza y el escepticismo. Debe


posibilitar un diálogo sereno y cordial, crítico y conciliador con la cultura de la que
forma parte.

3. La lectura y la interpretación de la realidad según el Espíritu: el discernimiento


personal y comunitario
El Dios cristiano nunca es abstracto. Se manifiesta a través de mediaciones y el
creyente interpreta las concretas y singulares circunstancias del entramado de la vida a
partir del discernimiento191, don sobrenatural (carisma) del Espíritu Santo cuyo objeto
es la pregunta por la voluntad de Dios y la purificación de toda otra intencionalidad que
no sea esa: “sepan discernir lo que es la voluntad de Dios. Lo bueno, lo que le agrada,
lo perfecto” (Rm 12, 2).

A diferencia de otros dones sobrenaturales, más permanentes y estables, los


carismas son otorgados por Dios para la edificación y el crecimiento de la comunidad.
Se orientan al servicio y pueden ser circunstanciales.

El discernimiento es un carisma de revelación192 y una gracia de iluminación193


cuyos efectos pueden ser variados: el gusto espiritual; el saborear interiormente la
gracia; la sutileza de un cierto “olfato” interior; la recepción de una intuición intelectual
inmediata y aguda; la percepción de las mociones o movimientos del Espíritu Santo;
una especie de visión interior que capta manifestaciones y signos de Dios; etc.

Los criterios para un buen discernimiento son: la búsqueda de la voluntad de Dios y


su mayor gloria; la prevalencia de los valores y los criterios evangélicos; el bien común
de la Iglesia; el deseo de una conversión sincera; la caridad como principio prevalente;
etc.

El discernimiento puede ser personal o comunitario. No son dos formas


esencialmente distintas. Constituyen sustancialmente un mismo don con modos diversos
de comunicarse. Fundamentalmente se diferencian por el modo en que el don se
administra, el proceso que genera, la manera de ser empleado y el estilo que asume.

En el discernimiento personal lo más importante es la búsqueda del querer de Dios


en una determinada circunstanciada, la cual requiere de una opción libre. En el
discernimiento comunitario cobra protagonismo el marco eclesial en el que se realiza; la
secuencia temporal del proceso (los distintos momentos) en el que intervienen los
miembros de la comunidad; el camino comunitario que se realiza y el vínculo
interpersonal de fe que tienen los participantes. Se empieza por la consideración de un
objeto de interés o alguna necesidad común; se sigue por la ponderación de condiciones
favorables y desfavorables; el diálogo respetuoso y abierto en la diversidad de pareceres
y en un clima fraternalmente sincero sin pretensión de que todos estén de acuerdo. Se
supone el intercambio, la sana discusión, la escucha desinteresada y la
complementación de los diversos puntos de vista, purificando intereses y conveniencias.
191
VIRGINIA AZCUY. El discernimiento teológico, Revista Teología, Tomo XLIX, Nº 107.
192
Carisma de revelación se refiere a un don del Espíritu dado para el conocimiento de algo determinado.
que Dios quiera manifestar.
193
Gracia de iluminación se refiere a un don de Dios cuyo objetivo es el esclarecimiento intelectual por
parte de quien lo recibe.
78
No hay que presionar, ni manipular. No se trata de ganar o perder. No es una
competencia sino un ejercicio que requiere del desplazamiento del ego y sus pasiones,
con una actitud orante, contemplativa, operativa y transformadora que propicie la
evangelización de los criterios de todos.

El ejercicio es según la necesidad del proceso. En este itinerario sinodal, no hay que
ver para caminar sino caminar para ver. El discernimiento culmina en una opción
común de recíproca corresponsabilidad, en la cual siempre queda un margen de
incertidumbre. Las consecuencias objetivas y externas, conjuntamente con los frutos
subjetivos e internos son parte del cambio significativo que otorga el discernimiento, el
cual no es meramente elaboración de consensos y acuerdos, aunque en ocasiones sus
modos resultan similares y sus prácticas en alguno de sus pasos materialmente
coincidan; no obstante, no son iguales.

El proceso de elaboración de consensos, por acuerdo mayoritario, parte de una


negociación de intereses que se ponen en juego. Se busca el pacto de la mayoría
resolviendo las objeciones alcanzando el fallo más satisfactorio. A veces se concluye
con decisiones unánimes y otras veces, no. A menudo existe el rol de facilitador que
orienta el sentido de la discusión, liderando la coordinación. En el proceso se tiene un
punto de partida u objetivo. Se pueden consensuar previamente reglas para el debate. Se
comparten múltiples puntos de vista, informaciones y un cierto diagnóstico de la
situación (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) sopesando los aspectos
positivos y negativos. Se escucha activamente y se participa responsablemente para que
las diferencias se resuelvan en el intercambio. El facilitador identifica acuerdos y
desacuerdos y se tienen en cuenta todas las opiniones. Las conclusiones a las que se
arriba por unanimidad, por mayoría, por interés común o por alguna otra variante,
previamente establecida, pertenecen al grupo siendo este el responsable de la decisión.

Por su parte el discernimiento comunitario no debe interpretarse meramente como


una estrategia, un simple instrumento o una herramienta metodológica. Implica estos
aspectos aunque, también, los trasciende. Es un don que Dios otorga en la práctica
eclesial y que existe desde los orígenes.194 La Iglesia sinodal es también el rostro de una
comunidad en cuyo estilo y procedimientos asume el discernimiento comunitario.

4. Presencia eclesial en algunos de los nuevos escenarios culturales


Son muchos los nuevos escenarios actuales que tienen la cultura y la sociedad que
poseen mucha potencialidad de ser evangelizados y evangelizadores. Dios habla a través
de ellos. Algunos son particularmente importantes. Hay que habitarlos como ámbitos
del primer anuncio. El Papa San Juan Pablo II los llamó “nuevos areópagos” (RM 37):
espacios de diálogo intercultural en el ámbito social, económico, político, empresarial,
gremial, científico, artístico, tecnológico, comunicacional e interreligioso: “el anuncio
del Evangelio es humanización que debe hacerse

 En el mundo del deporte, generando un horizonte de vida más sana.


 En el mundo de la ecología, interviniendo con compromisos sostenidos y
mancomunados para el cuidado del ambiente y de las personas.

194
cf. Hch 15,6-33
79

 En el mundo de la ciudadanía, aportando para la construcción de la


responsabilidad social.
 En el mundo de la cultura, construyendo nuevos sentidos de la dignidad
humana.
 El mundo del trabajo, respondiendo a los marcos legales pertinentes y
acompañando en contextos profesionales y personales.
 En el mundo de las periferias, la exclusión y la marginalidad, reconociendo en
los más vulnerables quienes más nos necesitan”.195

Estos escenarios no son indiferentes a nuestra presencia o ausencia. La invisibilidad


eclesial contribuye a una sociedad cada vez más secularizada: “muchos no descubren a
la Iglesia como una interlocutora válida. Hay que ser una comunidad servidora que
vive valores que suman para la sociedad y la ciudadanía”.196

La presencia de la Iglesia debe ser tanto espontánea y habitual como también


organizada y planificada suscitando un diálogo de análisis crítico y técnico e incidiendo
en la producción de una cultura enriquecida con el aporte del Evangelio y de la Doctrina
Social de la Iglesia: “la evangelización de ambientes ha de ser también entre nosotros
y, por sí mismo, un anuncio”197; “un nuevo ardor evangelizador y una capacidad de
diálogo con el mundo que renuevan la Iglesia” (EG 29).

Preguntas para el discernimiento

8. ¿Qué signos de los tiempos hoy nos interpelan en orden al primer anuncio?
9. ¿En qué nuevos escenarios socio-culturales la Iglesia aún no está
significativamente presente? ¿qué caminos posibles descubrimos para
acercarnos a ellos?
10. ¿Cómo acompañar discreta y efectivamente a los enfermos y sufrientes en
clave de primer anuncio del evangelio?

195
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 3.
196
Ídem.
197
X SÍNODO DE CÓRDOBA. Evangelización y Catequesis de adultos. Documento Final. 15.08.1986, VII.
80
81

Sección VI:
el primer anuncio en los contextos de la cultura actual
y la era digital

“Nos toca aprender un lenguaje totalmente nuevo como es el digital”.


Papa Francisco.198

1. Cultura líquida
Vivimos en un tiempo de desafíos históricos y profundas transformaciones. La
estructuración actual que configura la sociedad es denominada “cultura líquida” ya
que, en el estado líquido, las cosas fluyen en un cambio constantemente.

La cultura presente es mucho más amplia y compleja de lo que suponemos. Se


caracteriza globalmente por la atención a lo inmediato (presentismo199). El pensamiento
light ha suplantado las cosmovisiones sistemáticas (los relatos científicos, filosóficos, o
religiosos) por miradas fragmentadas. Se descree de la visión de conjunto (y de una
única historia universal) postulándose la perspectiva de lo particular. Se instauró el
desencanto de las ideologías y de las utopías. Hay un fuerte escepticismo por el
progreso ya que los avances científico-técnicos no propiciaron, necesariamente, ni una
mejor ética, ni una mayor felicidad.

Es un tiempo minimalista y de precariedad en casi todos los órdenes. Estamos


sumergidos en un frenético devenir cambiante, en un espacio móvil y en un tiempo
acelerado, intenso, escurridizo, voluble y fluido: la era del cambio y del movimiento. La
idealización del modelo juvenil es el prototipo existencial y las expectativas
existenciales se acotan a él.

Los vínculos son también “líquidos”, lábiles, fluctuantes, descomprometidos,


circunstanciales, sin opciones definitivas. Se establecen lazos narcisistas fundados en las
propias necesidades y en el cuidado de la imagen; relaciones hedonistas donde prima el
placer. Se generaron nuevas configuraciones sociales de familia con modelos plurales y
alternativos sostenidos en vínculos no formales. Impera una profunda transformación de
la moral. Se priorizan los consensos blandos, relativos y ocasionales que dan origen a
éticas mínimas con tendencia al individualismo. Se valora lo experiencial en todos los
campos y la libertad personal goza de una pretensión cada vez más absoluta de poder
elegir todo. El yo es mutable en su identidad. No existe una referencialidad o un
normatividad orientadora y estructurante.

Socialmente los sentimientos dominantes son la incertidumbre, la inseguridad, la


vulnerabilidad y la inestabilidad. Hay un desencanto de todo lo institucionalizado y un
creciente agnosticismo político junto a la aparición social de nuevas pobrezas. Imperan
los medios de comunicación. La sociedad está construida sobre el modelo del

198
ACIPRENSA. Texto y video: Discurso del Papa Francisco a los obispos del Perú. (21.01.2018).
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-discurso-del-papa-francisco-a-los-obispos-del-peru-94957
199
Presentismo se refiere a la tendencia por considerar solo lo que acontece en el momento sin demasiada
consideración del pasado y del futuro, la memoria y la proyección no tienen mayor incidencia.
82
consumismo. La hipertecnologización de la era digital ha impactado en todos los
órdenes, transformándolos. El arte está regido por un principio estético de libertad y de
expresión sin cánones. La diversidad se advierte en muchas realidades incluso en la
experiencia religiosa200 la cual adopta un rostro multirreligioso.201 Se descree de la
institucionalidad de las grandes religiones tradicionales y se multiplican nuevas
búsquedas espirituales independientes de cualquier religión.

La complejidad de este panorama no puede permitirnos el pesimismo o la


desesperanza. A menudo sucede que, por una lectura excesivamente hiper-crítica, se
termina siendo negativo y descreído. Tales actitudes no son cristianas. Muchos afirman
una “crisis de la cultura”. No hay que acentuar una posición negativa para con la
mirada de la realidad. Es preciso que hablemos de una profunda transformación de la
perspectiva socio-cultural, la cual tiene luces y sombras. El exagerado uso del concepto
de “crisis” solo enfatiza lo negativo.

Hay que tener una perspectiva conciliadora que rescate los aspectos genuinamente
humanos y valiosos que ciertamente existen. Por ejemplo, entre algunos otros
elementos, hay que resaltar: la flexibilidad y la capacidad de adaptación a los cambios;
la facilidad para la comunicaciones humanas y la globalización virtual; la actitud abierta
ante el pluralismo; el incentivo por la espontaneidad y la creatividad en todos los
órdenes; la reivindicación de criterios de salud tanto en lo personal como en lo
ambiental (la ecología); la reivindicación de los derechos humanos; la búsqueda de
coherencia y transparencia de las instituciones democráticas; el clamor por una justicia
independiente; la revalorización del diálogo social y la participación; la aceptación de la
diversidad; la inclusión de las minorías sociales; la valorización por las distintas etnias y
las culturas autóctonas; los derechos de los pueblos originarios y la multiculturalidad202;
la actitud solidaria de la mayoría de las personas; las nuevas estéticas y lenguajes en el
arte; los avances tecno-científicos en casi todos los ámbitos; etc.

2. La Iglesia ante el desafío pastoral de la evangelización de la cultura actual


Ya el Concilio Vaticano II expresaba que se deben “escrutar los signos de los
tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio para que la Iglesia pueda responder a
los perennes interrogantes humanos sobre el sentido de la vida y comprender el mundo
en que vivimos y su modo de ser, frecuentemente dramático” (GS 4).

La cultura emergente es la configuración de nuevos paradigmas: “la humanidad


vive un giro histórico. Este cambio de época se ha generado por los enormes saltos
cualitativos, cuantitativos, acelerados y acumulativos que se dan en el desarrollo
científico, en las innovaciones tecnológicas y en sus veloces aplicaciones en distintos
campos de la naturaleza y de la vida”. (EG 52)

Estamos en un momento de re-estructuración epocal. Desde la fe interpretamos los


signos de los tiempos como “los indicadores del futuro hacia dónde va el movimiento
de la cultura” (DP 420) y en los cuales “el Espíritu impulsa al Pueblo de Dios para

200
cf. Sesión VII: El primer anuncio en contextos de pluralismo religioso.
201
Multirreligioso se refiere a la diversidad religiosa también llamado “pluralismo religioso”.
202
Muticulturalidad se refiere a la confluencia de la diversidad de culturas que se entremezclan en las
expresiones de una sociedad.
83

descubrir los profundos anhelos y problemas de los seres humanos y el Plan de Dios”
(DP 1128).

Sabemos que “la transformación en curso es tan honda y acelerada que trae
aparejada una gran inquietud espiritual” (ECC 1-39); “el cristiano se siente urgido de
mostrar cómo la sabiduría que fluye del Evangelio es capaz de integrar todas las
dimensiones culturales, interpretando los problemas circunstanciales. Los análisis
sociales, económicos o políticos, llevan a descubrir las incidencias que las actuales
situaciones históricas tienen sobre la vida de la fe y, recíprocamente, descubrir cuál es
la proyección que la fe tiene en orden a cimentar y promover una existencia digna.
Para ello hace falta detectar los desafíos que el actual proceso de transformación
cultural plantea y discernir las aspiraciones que están implícitas” (ECC 29-31).

El discernimiento, por lo tanto, tiene una doble vertiente: por un lado, desde las
problemáticas humanas a la fe, descubriendo cómo inciden los diversos planteos, con
sus legítimas aspiraciones y con su propia autonomía en los procesos históricos y, por
otro lado, desde la fe hacia las problemáticas humanas, contemplando cómo el
Evangelio tiene una respuesta integral a todo interrogante que se dé en cualquier
momento histórico.

El diálogo entre fe y cultura supone un mutuo intercambio y un recíproco


aprendizaje de enriquecimiento. No siempre las preguntas están del lado de la cultura y
las respuestas del lado de la fe. Muchas veces es la fe la que se cuestiona e interroga a la
cultura frente a nuevas situaciones.

El Evangelio, de modo directo y concreto, específicamente no habla de las


problemáticas actuales. Sin embargo, esto no quiere decir que no puedan ser iluminadas
en su sentido último. La búsqueda de respuesta generalmente no es fácil. De lo contrario
no haría falta el discernimiento. La Palabra de Dios otorga un horizonte para ensayar
dichas respuestas. Nos brinda una posibilidad de sentido. Nunca da respuestas hechas.
En ese diálogo se hace el fecundo proceso de inculturación de la fe. Solo así podemos
“conocer y discernir los arduos y complejos desafíos a que nos enfrenta el momento
actual” (LPNE 11). Hay que mirar “desde la fe, la compleja realidad del mundo que
nos toca vivir para discernir los signos de los tiempos como reclamos de
evangelización” (NMA 21).

Es preciso tener un discernimiento realista, con sentido crítico y, a la vez,


esperanzador. Así es posible trabajar en la edificación de un mundo cada vez más
humano. El reto es reconstruir un nuevo humanismo, abriéndonos a la multiculturalidad.
El tiempo presente es un regalo providencial. Por algo estamos viviendo y
protagonizando este momento de la historia.

3. Los modelos de Iglesia: diseños históricos, perfectibles y coyunturales


La “nueva evangelización: nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”
(LPNE 16) tal como sostenía San Juan Pablo II203 nos hace revisar, entre otras cosas, la

203
cf. JUAN PABLO II, DISCURSO EN LA XIX ASAMBLEA ORDINARIA DEL CELAM, Puerto Príncipe (Haití)
9.3.83; Homilía en la Misa por la Evangelización de los Pueblos; Hipódromo de Santo Domingo,
11.10.1984; Discurso a los Obispos del CELAM, Estadio Olímpico de Santo Domingo, 12.10.1984.
84
estructura funcional y organizativa de la Iglesia que corresponde histórica y
culturalmente a modelos eclesiales determinados, sostenidos en paradigmas teóricos y
operativos que generan un estilo pastoral.

En cada momento la Iglesia vive un determinado modelo eclesial predominante,


expresando su modo concreto de inculturación. Por ejemplo podemos mencionar
algunos modelos eclesiales que se han dado históricamente204: los modelos de los
tiempos apostólicos de la Iglesia-comunidad; el modelo eclesial imperial que rigió
desde el siglo IV al siglo XVI de la Iglesia-institución donde el poder jerárquico estaba
en estrecha convivencia con el poder político; el modelo eclesial de la Sociedad
Perfecta llamada la Iglesia de la cristiandad en la Modernidad205, etc.

Cada modelo eclesial tiene rasgos característicos y fisonomía propia que funcionan
en el contexto histórico de origen, con aspectos positivos y carencias, siendo
perfectibles ya que corresponden a la coyuntura de cada momento. No pertenecen a la
esencia de la Iglesia sino a su coyuntura de inculturación espacio-temporal. No es que la
Iglesia cambie en su ser con cada modelo sino que expresa en una determinada
configuración histórica visibilizándose culturalmente en el contexto. El Concilio
Vaticano II configuró el modelo Iglesia-Comunión e Iglesia-Pueblo de Dios.
Asumiendo dichos modelos, actualmente la Iglesia sinodal (inseparable del binomio
conversión pastoral y reforma misionera) puede considerarse el modelo eclesial que
nace de la eclesiología del Papa Francisco y del actual Magisterio eclesial.

4. Siglo XXI: la tecno-digitalidad, hacedora de nuevos lenguajes culturales y su


impacto en la transmisión de la fe
El siglo XXI goza del auge y del imperio de la tecnología, la cual ha modificado
todos los escenarios socio-culturales; las comunicaciones en general; las relaciones
humanas; la percepción de la realidad; la imagen de las personas y de la sociedad; la
frontera entre lo público y lo privado; la producción de pensamiento; el modo de
aprender y de enseñar; la percepción del tiempo y del espacio; el avance de las ciencias
y su aplicación en los diversos trabajos y oficios; entre muchas otras cosas, sin excluir
incluso el impacto en el campo eclesial (el planteo de la imagen de Dios adecuada a este
tiempo; la creación de una nueva corriente teológica –cyberteología– que asume los
planteos culturales de la tecnología; los nuevos recursos para la transmisión del mensaje
evangélico; además de los debates teológicos, filosóficos, antropológicos, pastorales,
catequísticos, espirituales y éticos que ha suscitado).

Se ha generado todo un cambio de época y de mentalidad modificado


sustancialmente por la tecnología, la cual es mucho más que una herramienta, una
mediación, un recurso y un instrumento. Es un paradigma; un horizonte de construcción
y de interpretación de la realidad; una manera de ver el mundo y de producir
interacciones con otros; un modo de relacionarnos a partir de la virtualidad
omnipresente en la cotidianidad, en la vida laboral, en el ocio, en la recreación, en el
entretenimiento y en todas las dimensiones de la existencia humana y social.

204
Existen diversas clasificaciones de modelos eclesiales en la historia según sean los autores
consultados.
205
Modernidad se refiere a la época de los procesos sociales e históricos que tienen sus orígenes en
Europa Occidental desde finales del siglo XVI a finales del siglo XVII.
85

La cultura multimediática propicia una transformación tan acelerada y profunda que


el resultado final y sus consecuencias aún no las dimensionamos acabadamente, ya que
seguimos en ese proceso, acusando su impacto. Los cambios siempre han supuesto la
construcción cultural de nuevas categorías del pensamiento y de la acción. Este proceso
ha creado un estilo de vida basada en vínculos de subjetividades en red que superan lo
meramente presencial y la dimensión espacio-temporal. Vivimos simultáneamente en
dos niveles de interacción social: la realidad física y la realidad virtual; una identidad
personal en la vida social y una identidad mediática en el mundo virtual.

Esto trae algunos planteos que todavía no hemos terminado de responder: la entidad
de lo virtual; la reconfiguración de las nociones de espacio, tiempo y relaciones; la
identidad digital que construyen las redes sociales; la tecnología en los vínculos
interpersonales, familiares e institucionales; la creatividad y el diseño tecnológico; la
estética digital; el primer anuncio, la evangelización, la catequesis y la formación a
través de las nuevas tecnologías; la ética en el uso de las herramientas digitales y sus
contenidos; la cuestión moral y legal en torno a los delitos informáticos y tecnológicos;
la relación escuela-familia en relación a las TIC206; la brecha digital que afecta
fundamentalmente a los que no tienen acceso a los recursos tecnológicos; el nexo entre
las culturas juveniles y la tecnología; la nuevas esclavitudes del siglo XXI que usan de
la tecnología (trata de personas, trata laboral, trata sexual, tráfico de personas y de
órganos; etc.); la tecno-adicción; entre otra problemáticas.

La cultura del siglo XXI es un entrecruce de umbrales; un entreveramiento complejo


de puntos de confluencia; una inmensa red en la que construimos, deconstruimos y
reconstruimos en donde la virtualidad es un modo de presencia mediatizada
tecnológicamente con un lenguaje comunicacional específico: la narrativa TIC.

Cada época busca su lenguaje, su manera de describir el mundo, su forma de


transmitir vivencias. Hoy la experiencia espiritual y pastoral asume múltiples lenguajes
para la transmisión de la fe a través de los formatos digitales. Para usar todo este
potencial es necesario ahondar en el sentido espiritual, pastoral y ético de la tecnología.

Los valores humanos y la fe propician una conciencia ética del uso responsable de
las TIC, no solo como consumidor sino como productor de contenidos espirituales y
pastorales. No se trata meramente de la producción y de la emisión del saber religioso
en la web sino, más profundamente, de comprender –desde el paradigma tecnológico–
el diálogo de la fe y la cultura a partir de esta nueva lógica y lenguaje.

Hay que humanizar las TIC otorgándoles sentido ético, espiritual y pastoral. Así
podrán estar al servicio del primer anuncio. Los entornos virtuales ya están asumidos en
la misión evangelizadora de la Iglesia. No reemplazan el contacto personal y
comunitario que comunica originalmente la gracia del primer anuncio. La tecnología no
suplanta los modos humanos y los procesos de fe. Solo incorporan recursos que desafían
a nuevos aprendizajes y estrategias. Dios, en su pedagogía de la Encarnación, asume
todos los lenguajes posibles para transmitir el mensaje.

El Papa Benedicto XVI afirmaba que “es extraordinario el potencial de las nuevas
tecnologías. Son un verdadero don para la humanidad. Debemos hacer que sus

206
Sigla de “Tecnología de la Información y Comunicación”.
86
ventajas se pongan al servicio de todos”.207 Estas tecnologías “no modifican solo el
modo de comunicar sino la comunicación misma. Nos encontramos ante una vasta
transformación cultural. Junto a este modo de difundir información y conocimientos,
nace un nuevo modo de pensar. También en la era digital se siente la necesidad de ser
una persona reflexiva”208; “los jóvenes especialmente se han dado cuenta del enorme
potencial de estos medios. La naturaleza interactiva de la tecnología facilita formas
más dinámicas de comunicación”.209

Es de desear que pueda ser disfrutada por todos en igualdad de derechos y de


oportunidades. Disminuir cada vez más la “brecha digital” es una cuestión de inclusión
social: “se ha de procurar que el mundo digital sea realmente accesible a todos. Sería
un grave daño que no lo fuera a quienes ya están social y económicamente
marginados”.210 La inclusión digital es parte de la integración social.

5. Evangelizando las TIC


La tecnología ha impactado en la configuración del pensamiento a partir de una
lógica en red y en conectividad digital, pasando de conceptos e ideas a representaciones
visuales e imágenes digitales. Estamos inmersos en una cultura de representaciones
simbólicas. El conocimiento digital que ha cambiado las mediaciones en el proceso de
conceptualización. El pensamiento abstracto analógico (racional, lógico, formal, crítico,
analítico y sintético) se diferencia del pensamiento digital vinculado más a los
mecanismos del inconsciente211 (intuitivo, instintivo, creativo, simbólico).

El mensaje de la fe, desde sus orígenes, estuvo ligado a la transmisión de imágenes.


El arte religioso siempre empleó representaciones y símbolos. Basta pensar en la
milenaria tradición iconográfica del cristianismo en la catequesis, la liturgia y la
pastoral. En el Antiguo Testamento se prohibían las imágenes relacionadas a Dios, por
considerarlas una limitación irreverente del concepto de Trascendencia. En el Nuevo
Testamento, en cambio, con el misterio de la Encarnación, el Dios invisible se hizo
visible en nuestra carne.212 Jesús es “la imagen del Dios invisible” (Col 1,15). El Señor
dijo a los suyos: “el que me ha visto, ha visto al Padre” (Jn 14,9). Dios se hace Palabra
e Imagen en una nueva representación de la fe. Surge una nueva metáfora de Dios. Se
hace “lenguaje”: se dice, se comunica y se narra a sí mismo. Cuando el Hijo de Dios se
encarna, la imagen definitiva de Dios revela una nueva narrativa. Se hace el primer
anuncio del Evangelio.

Jesús se aventuró a la búsqueda de un nuevo lenguaje religioso. Él hablaba con una


autoridad distinta, utilizó metáforas admirables. Dejó palabras esenciales que aún siguen

207
MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA XLV JORNADA MUNDIAL DE LAS
COMUNICACIONES SOCIALES. “Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital”, 05. 06. 2011.
208
Ibíd.
209
MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA XLIII JORNADA MUNDIAL DE LAS
COMUNICACIONES SOCIALES. “Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto,
de diálogo, de amistad”, 24. 05. 2009.
210
MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA XLIII JORNADA MUNDIAL DE LAS
COMUNICACIONES SOCIALES. “Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto,
de diálogo, de amistad”, 24. 05. 20 09.
211
Inconsciente se refiere al nivel más profundo de la psicología donde se encuentran los deseos, los
recuerdos y las pulsiones del ser humano que no se registran conscientemente.
212
cf. Jn 1,14
87

resonando a través de los siglos. El Maestro de Galilea no fue como los eruditos
griegos. El Apóstol San Pablo, cuando visitó en Atenas el Areópago, el lugar público de
la discusión de las leyes e ideas griegas, se atrevió a hablar del “dios desconocido”.213
También hoy nuestra cultura tiene un “dios desconocido” que necesita del primer
anuncio.

Hay que proponer el anuncio del Evangelio también a partir de los formatos
digitales. La tecno-teología muestra la imagen del Dios cristiano en su manifestación
digital como otro modo de la revelación del misterio de la Encarnación, Palabra divina
que asume los diversos lenguajes humanos. Estamos apremiados a descubrir el sentido
teológico, espiritual, ético y pastoral de la tecnología. Es preciso profundizar la
problematización de nuevas cuestiones y debates filosófico-teológicos en diálogo con
las TIC.

El anuncio del Evangelio puede desarrollarse muy creativamente desde las


herramientas tecnológicas. El desafío es no quedarnos solo en la interacción digital. En
las redes sociales comunicar es existir. Hay que pasar de la conexión a la comunión.
Existen comunidades virtuales que desarrollan igual pertenencia que las reales.
Inspirados en la espiritualidad de comunión es necesario generar la conectividad de la
Iglesia en red de personas, de comunidades, de instituciones, de organizaciones, de
recursos y de contenidos. No basta pensar instrumentalmente las nuevas herramientas a
nivel personal sino que es preciso diagramar estratégica y pastoralmente la
comunicación institucional de la Iglesia particular.

El cristianismo actual debe aportar su voz, ancestral y joven a la vez, en el diálogo


plural con las culturas emergentes. Unir lo antiguo y lo nuevo encontrando otras
maneras de transmitir la fe descubriendo el potencial espiritual y pastoral que puede
desarrollarse desde la mediación digital.

Todo puede hablarnos de Dios. Basta que aprendamos a entender y a traducir su


mensaje. Cada época descubre a Dios y a Jesús desde una óptica diversa, una
perspectiva única y un horizonte singular, de acuerdo a las necesidades, a las
búsquedas y a los deseos colectivos. También la espiritualidad y la pastoral se
impregnan de estos matices como formas culturales de vivir la fe configurando un
estilo de santidad con características epocales propias. La fe puede y debe tener
expresiones renovadas.

Las redes sociales deben ser usadas ya que son un instrumento de contacto con
muchos ámbitos de interacción social de las personas en la comunicación entre las
familiares y amigos; en el vínculo laboral; en el entretenimiento y en el acceso a la
juventud, etc. Las redes sociales deben ser empleadas con un sentido pastoral y con un
criterio coherente con lo que se desea transmitir. A veces se podrá hace un mensaje
explícito de anuncio del Evangelio; otras veces un mensaje de valores humanos con
tono positivo y esperanzador puede ser igualmente apreciado.

El Papa Francisco “ha entendido como nadie aquello del Evangelio: se puede verter
vino nuevo en odres viejos. El Evangelio es siempre nuevo y el lenguaje envejece. La
tecnología formatea un mundo complejo, hibrido y contradictorio en constante cambio

213
cf. Hch 17, 15-23
88
y el lenguaje teológico tiene que reflejar esta realidad o se queda obsoleto. El
Evangelio no cambia, pero los métodos de evangelización necesariamente han de
cambiar”.214

El Papa Francisco comparte una experiencia que puede iluminarnos ya que usa una
expresión de la tecnología actual para hablar de la relación con Jesús:

“Déjenme contarles una anécdota. Charlando un día con un joven le


pregunté qué es lo que lo ponía de mal humor. El contexto se daba para
hacer esa pregunta y él me dijo: „cuando al celular se le acaba la batería o
cuando pierdo la señal de internet‟. Le pregunté: „¿Por qué?‟. Me
respondió: „Padre, es simple, me pierdo todo lo que está pasando, me quedo
fuera del mundo, como colgado. En esos momentos, salgo corriendo a
buscar un cargador o una red de wifi y la contraseña para volverme a
conectar‟.

Esa respuesta me enseñó y me hizo pensar que con la fe nos puede pasar lo
mismo. Todos estamos entusiastas cuando la fe se renueva en un retiro, en
una predicación, en un encuentro. Crece aunque después de un tiempo, hay
momentos en los que, sin darnos cuenta comienza a bajar „nuestro ancho de
banda‟, despacito. Y aquel entusiasmo de estar conectados con Jesús, se
empieza a perder y empezamos a quedarnos sin conexión, sin batería y
entonces nos gana el mal humor, nos volvemos descreídos, tristes y todo lo
empezamos a ver mal.

Al quedarnos sin esta „conexión‟ que da vida a nuestros sueños, el corazón


empieza a perder fuerza, a quedarse también sin batería y el ruido ambiente
y la soledad nos aíslan de todo. Sin la conexión con Jesús, terminamos
ahogando nuestras ideas, nuestros sueños y nuestra fe”.215

6. Características pastorales del primer anuncio en el contexto de la cultura de


hoy
En la era digital hay que diseñar un nuevo paradigma del primer anuncio haciendo
comprensible el Evangelio a todos, especialmente a los que habitan el mundo digital, en
su inmensa mayoría jóvenes. La tecnología –cuando no es asumida seriamente como un
recurso pastoral– puede considerarse una periferia. Hay periferias geográficas,
existenciales, culturales y también tecnológicas.

Es preciso unir el primer anuncio con las TIC descubriendo que la virtualidad no es
solamente un aspecto accidental de la mediación cultural del presente. Es una dimensión
central y un incuestionable planteo pastoral para el profetismo de la Iglesia que anuncia.
Desde el comienzo del cristianismo el anuncio del Evangelio, incluso en la Iglesia de
los orígenes, estuvo unido a la tecnología de la época. Cada período histórico usó la

214
RELIGIÓN DIGITAL. Manuel Manes al Papa `lo tuyo es pasión por Dios y pasión por el hombre”.
(31.01.2018). http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2018/01/30/francisco-frankenstein-y-
moby-dick-iglesia-religion-dios-jesus-papa-chile-peru-carta-mandianes-papa.shtml
215
ACIPRENSA. Texto y video: Saludo del Papa a los jóvenes de Chile en el Santuario de Maipú.
(17.01.2018). https://www.aciprensa.com/noticias/texto-saludo-del-papa-a-los-jovenes-de-chile-en-el-
santuario-de-maipu-50595
89

tecnología disponible. La transmisión oral y escrita (ambas asumidas por la Palabra de


Dios y la Tradición) inauguraron el uso de la tecnología y de los recursos pasando por la
invención de la imprenta (hacia el año 1440) hasta la cultura digital actual.

Ciertamente los desafíos culturales del presente retan a transmitir el primer anuncio
en categorías existenciales, teológicas, pastorales y espirituales capaces de ser
comprendidas. La inculturación es una fidelidad creativa de renovación con capacidad
de diálogo para la adaptación, la asunción y la transformación: adaptación al medio;
asunción de lo genuinamente humano y transformación obrada por el Evangelio.

El cristianismo del siglo XXI es un humanismo de espiritualidad integral a partir de


las situaciones vitales del creyente. La fe se incultura en el presente teniendo una actitud
conciliadora con el pluralismo reinante. No se trata de reinventar la fe o de refundarla
sino de recrearla para que esté siempre viva y vigente. La Iglesia ante cada cambio de
época se ha encontrado con este desafío.

Hay que repensar la pastoral del primer anuncio recordando que la misión pastoral
no es prioritariamente la mera acción sino fundamentalmente el ámbito vincular:
“el modo de relacionarse con los demás y el vínculo que se crea ya que la pastoral se
desarrolla en lo vincular, en las relaciones”.216 Este enunciado es fundamental: la
gracia del primer anuncio se produce en un vínculo interpersonal y/o comunitario de
interlocutores que se reconocen condiscípulos de un mismo camino de fe.

Entre las características del primer anuncio en la actualidad se pueden destacar:

1. El primer anuncio hay que hacerlo desde el kerigma de la Palabra, principio y fuente
de la Buena Nueva. En el Nuevo Testamento no se habla filosóficamente sino que
se remite a la interpelación de una experiencia que cada uno debe hacer por sí
mismo, una invitación: “vengan y lo verán” (Jn 1,39). El kerigma de la salvación,
Jesús muerto y resucitado, contiene esencialmente la revelación de Dios Uno y
Trino. Predicar a Jesús es revelar el rostro definitivo de Dios Padre, Hijo y Espíritu
y su Plan de salvación.

2. El primer anuncio es una experiencia de gracia tanto para el que anuncia, como para
el que es anunciado. Son interlocutores y dialogantes de la fe a partir del
discernimiento en el contexto interpersonal de vida. El que anuncia no explica el
misterio sino que interpreta la significación que este tiene en la vida, iluminando
alguna situación o experiencia fundante de vida. La interpelación y el
discernimiento se hacen desde la lectura de la realidad y de vida. La fe inicia así un
proceso de madurez humana y de santidad evangélica.

3. El primer anuncio no dice todo acerca del misterio de Jesús y del actuar de Dios.
Promueve una actitud receptiva y contemplativa217: la Palabra anunciada requiere de
una actitud sobrenatural y no de racionalizaciones, especialmente cuando estas se
vuelven un obstáculo para aceptar dócilmente el mensaje. La fe necesita de otra
sabiduría que no es la meramente intelectual. Jesús pensó y habló sencillamente de
una manera directa y profunda, por eso todavía meditamos el alcance de su
216
CEA,
Carta Pastoral con ocasión de la Misión Continental. 20. 08.2009, 15-17.
217
Actitud contemplativa se refiere a la disposición orante para con el misterio de Dios y las cosas
humanas.
90
Palabra.218 El primer anuncio asume varios géneros orales y literarios: relato,
testimonio, narración, discurso, anécdota, experiencia, etc.

4. El primer anuncio asume la Palabra de Dios y el estilo coloquial del lenguaje


humano cotidiano. Debe ser provocativo (interpelar existencialmente la vida de
quien anuncia y de quien es anunciado); crítico (posibilitar un discernimiento de la
realidad personal y socio-cultural); contemplativo (generar un espíritu de conversión
y de oración); práctico (orientar a la transformación de la vida) e inculturado
(suscitar una lectura de la realidad a través de los signos de los tiempos).

5. El primer anuncio busca la oración y requiere de una iniciación mistagógica.


Muchas veces se da en el contexto de la celebración litúrgica y catequística
favoreciendo la disposición espiritual. El Espíritu de Dios mueve el primer anuncio
en dos direcciones principales (aunque no únicas): la conversión de la vida y la
actitud contemplativa.

6. El primer anuncio genera un crecimiento en la fe, en la experiencia de Dios, en el


seguimiento de Jesús y en la inserción de la Iglesia. No resulta un elemento intimista
sin pertenencia comunitaria y sin dinamismo misionero. Está lejos del espiritualismo
y el consumismo religioso pasatista219. Ilumina las circunstancias vitales y los
diversos escenarios culturales y sociales. La perspectiva antropológica220 de la
cultura actual encuentra, en el misterio de la Encarnación de Dios, un acceso
privilegiado de humanismo para el diálogo entre fe y cultura.

7. El primer anuncio puede ser tanto espontáneo como preparado desde una pastoral
organizada y planificada en procesos estratégicos siendo condiscípulos y
corresponsables en la única misión eclesial. Cada interlocutor pastoral tiene una
competencia espiritual y pastoral según su vocación, su rol y su función en el Pueblo
de Dios.

Podemos concluir afirmando que el mundo digital, internet y las redes sociales
constituyen en la actualidad una necesidad, una urgencia y un imperativo de
evangelización. Constituyen gran parte de la realidad cotidiana de nuestras vidas:
familia, amistades, vínculos sociales y laborales, comunicación y entretenimiento, entre
otras cosas. Son un nuevo y verdadero contexto socio-existencial que no hay que
considerar accidental y superficial. Hoy existe una tecno-dependencia y una cyber-
dependencia para casi todo. Existimos también en el mundo virtual, en internet y en las
redes sociales. No solo porque tengamos algún perfil allí sino porque gran parte de la
población está más allá de su franja etaria. Internet es un inmenso archivo de perfiles
globales. Una gran parte de nuestra vida es digital. No se trata de un simple instrumento
de comunicación que puede utilizarse o no sino de un nuevo medioambiente social y
cultural en el que somos y nos movemos y desde el cual pensamos, nos relacionamos e
interactuamos en muchos niveles. El mundo virtual es un nuevo campo de
evangelización real que hay que considerar muy seriamente como cualquier otro espacio
real en el cual las personas se encuentran y se produce una gran variedad de culturas
humanas.

218
cf. Mc 3,8
219
Pasatista: efímero, pasajero.
220
Perspectiva antropológica se refiere a la visión del ser humano que tiene una determinada ciencia o
cultura.
91

Preguntas para el discernimiento

11. ¿Qué es lo más positivo que descubrimos de la mediación tecnológica en la


cultura de hoy? ¿cómo aprovecharlos en orden al primer anuncio?
12. ¿En qué se observa que la cultura actual ha impactado y ha modificado las
vivencias y las prácticas de la fe?
92
93

Sección VII:
el primer anuncio en contextos de pluralismo religioso

“Ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos
los hombres. En efecto, encontré entre otras cosas un altar con esta
inscripción: «Al dios desconocido». Yo vengo a anunciarles eso que
ustedes adoran sin conocer” (Hch 17,22-23).

1. El primer anuncio del Evangelio en contextos de pluralismo religioso


El primer anuncio hoy se da en el contexto de una significativa diversidad religiosa
bastante compleja. El diálogo ecuménico e interreligioso ha contribuido indudablemente
a un avance respetuoso en la consideración de las afinidades y las diferencias entre las
diversas confesiones.

La diversidad religiosa no es una amenaza sino una ventaja que contribuye a


enriquecer la experiencia religiosa. La cultura actual es una intensa explosión
sincretista221 de expresiones religiosas antiguas y nuevas. En este variado panorama
también se notan los vacíos que, como Iglesia, dejamos para que otros, con mayor
iniciativa religiosa, los asuman. Nos hemos instalado por mucho tiempo en nuestra
“zona de confort” espiritual.

El desafío es asumir una valoración positiva del pluralismo religioso o


multirreligiosidad a partir de una actitud de diálogo con el ecumenismo, las nuevas
expresiones religiosas, las nuevas espiritualidades, la religiosidad popular222 y la piedad
popular223 (valorando y profundizando224 sus aspectos positivos225 y ayudando a
discernir a otros226 que son necesarios de madurar).227 Además también hay que
considerar a los creyentes que confiesan su ignorancia religiosa228, a los no creyentes y
a los que sostienen el indiferentismo religioso229, el agnosticismo230, el escepticismo231,
el ateísmo232, el neopaganismo233, el sincretismo religioso234 y la superstición235 entre
otras posturas.
221
Sincretista se refiere a la actitud de combinar elementos diversos en una misma expresión religiosa o
de cualquier otra índole.
222
Religiosidad popular se refiere a la manera inculturada que tiene un pueblo determinado de vivir su fe.
223
Piedad popular se refiere a las expresiones rituales, cultuales y simbólicas que tiene un determinado
pueblo de manifestar su fe en palabras, gestos, acciones, costumbres y tradiciones.
224
cf. DA 262
225
cf. DP 448; 454; 913
226
cf. DP 456; 914
227
cf. DM 6,5; 8,2; DP 83¸109; 457; 459; 643; SD 36; 39, 53; DA 262
228
Ignorancia religiosa se refiere al desconocimiento voluntario que muchos creyentes tienen de su
propia fe.
229
Indiferentismo religioso se refiere a la actitud de distancia y apatía en materia religiosa, tanto de
personas creyentes como de creyentes.
230
Agnosticismo se refiere no tomar una opinión definida acerca de la existencia o no existencia de Dios.
231
Escepticismo religioso se refiere a poner en duda las afirmaciones o prácticas religiosas.
232
Ateísmo se refiere a la negación de la idea y de la creencia en la existencia de Dios.
233
Neopaganismo se refiere a un conjunto de movimientos espirituales actuales inspirados en diversas
formas de religiosidad politeísta anteriores al cristianismo y que se expresan en ideas y actitudes nuevas.
234
Sincretismo religioso se refiere a la combinación de diversos elementos culturales y religiosos en una
misma creencia.
94
Existen nuevas espiritualidades alternativas, compatibles con cualquier religión, que
no entran en conflicto con la multiplicidad de los credos. Incluso hay espiritualidades
sin religión y sin adhesión a un Dios personal. La cultura actual “en tanto espacio
abierto a la Trascendencia presenta serios desafíos a la evangelización de la cultura”
(SD 252). Por eso es preciso dialogar con las nuevas expresiones religiosas discerniendo
en ellas lo que de genuino existe.

El primer anuncio debe hacerse recibiendo a las personas con sus diversas
problemáticas y sosteniéndolas en el camino de su búsqueda de fe. Hay que contar con
la experiencia religiosa que la persona tiene para iniciar y/o continuar un proceso
evangelizador, convencidos que el Reino de Dios esparce sus semillas en cuanto hay de
legítimo y verdadero.

Toda institucionalización (incluso la religiosa) ha caído hoy en descrédito. Para la


sociedad actual la visibilidad, la organización y la estructura eclesial resultan demasiado
complejas y, a menudo, más que mediaciones se convierten en un obstáculo.

Incluso alguna espiritualidad se ha vuelto autónoma respecto a la religión. Se la


desea libre de afiliación a Iglesias y credos. No interesan tanto las religiones
institucionales como la posibilidad de sentido existencial y de resignificación de los
valores humanos que pueden brindar. Esto conlleva un gran reto de adaptación y de
humanización de las religiones ya que, con mucha frecuencia, se convierten, con el paso
del tiempo, en sistemas monolíticos con tendencia a cerrarse.

La presente situación de pluralismo religioso es históricamente inédita para la mayor


parte de las religiones, acostumbradas a ambientes de homogeneidad y unicidad. La
diversidad (incluida la religiosa) antes era juzgada negativamente ahora goza de
aceptación y aprecio positivo. Todas las religiones son valiosas y, a la vez, limitadas,
necesitadas de mutua complementación, conocimiento, diálogo e interacción. Este
enfoque supone renunciar a privilegios y derechos. Las religiones tendrán mejor futuro
si logran adaptarse y modificar sus estructuras institucionales tal como hoy las
conocemos.

El cristianismo de los orígenes fue una religión de minorías en la globalización del


Imperio Romano y, a lo largo de los siglos, ha sufrido transformaciones y purificaciones
históricas que le han permitido subsistir hasta hoy, asumiendo siempre nuevos
paradigmas de inculturación. En la actualidad es necesario “presentar el anuncio del
Evangelio desde el fundamento de una espiritualidad sostenida en el Misterio de la
Encarnación que posibilite una profunda re-alfabetización espiritual y humana, desde
una pedagogía de la fe que una lo intelectual con lo experiencial, a través del
autoconocimiento, del análisis crítico de las realidades sociales, del contacto directo
con situaciones de dolor y de la salida de sí mismo como camino para la
evangelización, apostando primero a la espiritualidad y luego a la religiosidad,
presentando una espiritualidad más integrada a la vida, acorde al tiempo y a la
realidad cultural siendo capaces de encontrar sentidos profundos a las problemáticas
que se viven, humanizando y dignificando la vida. Es preciso el anuncio explícito y el
anuncio implícito de los valores humanos y evangélicos, empleando la estrategia de
variados lenguajes posibles, no solo el religioso convencional y directo, tratando que el
235
Superstición se refiere a la creencia y a la interpretación de algunos hechos o acontecimientos que por
no poder explicarse racionalmente son atribuidos a un origen trascendente, sobrenatural o mágico.
95

lenguaje (explícito o implícito para el anuncio del Evangelio) sea realmente


significativo, interpelante y efectivo. Hay que acoger, sin tanto recelo, todo lo bueno
que hay en los diferentes sistemas de creencias y brindar más ámbitos para la
iniciación y el crecimiento en la fe, disminuyendo la ignorancia religiosa que tienen
muchos católicos que se han quedado con lo elemental del aprendizaje de fe hecho en
la infancia o en la adolescencia sin crecer y avanzar para nutrir la búsqueda constante
de Dios, sintiéndose incompetentes para el dinamismo apostólico y misionero del
anuncio”.236

2. Paradigmas históricos del cristianismo en relación a otras religiones


El Concilio Vaticano II, por su parte, presenta una perspectiva conciliadora y
positiva para con todas las religiones. Otorga una esperanza radical respecto a la
salvación en las religiones no cristianas237 ya que también, a su modo, son mediadoras
de la salvación238 y están incorporadas en el Plan divino y en la mediación única del
Señor y en la mediación no excluyente de la Iglesia (cf. 1Tm 2,4) de un modo sólo “por
Dios conocido”.239

La dimensión religiosa es un presupuesto cultural que está presente como aspecto


previo a una explícita evangelización. El Documento de Puebla afirma que “lo esencial
de la cultura está constituido por la actitud con que un pueblo afirma o niega una
vinculación religiosa con Dios a través de los valores o desvalores religiosos. Estos
tienen que ver con el sentido último de la existencia y radican en aquella zona más
profunda donde el ser humano encuentra respuestas a las preguntas básicas y
definitivas, sea que se las proporcionen con una orientación positivamente religiosa o,
por el contrario, atea. De aquí que la religión o la irreligión sean inspiradoras de todos
los restantes órdenes de la cultura –familiar, económico, político, artístico, etc. – en
cuanto los libera hacia lo trascendente o los encierra en su propio sentido inmanente”
(DP 389).

A lo largo de la historia, el cristianismo en su diálogo con otras religiones, ha


pasado por diversos paradigmas eclesiales:240

 El paradigma de la exclusividad: el cual generó, de hecho, exclusión y hasta


violencia en variadas formas ya que se concebía la salvación solo venida por la
pertenencia visible e institucional a la Iglesia y fuera de ella no se encontraba
redención.
 El paradigma de la inclusividad: nacido de la eclesiología del Concilio Vaticano
II propició el diálogo ecuménico e interreligioso.241
 El paradigma de la pluralidad religiosa: asume la complementación
interreligiosa a partir del mutuo reconocimiento, encuentro, diálogo, intercambio

236
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4 g.
237
cf. AG 3.7; GS 22
238
cf. GS 41.92; AG 3.9.11.15; LG 17; NA 2
239
cf. GS 22
240
EMILIO RODRÍGUEZ ASCURRA - EDUARDO CASAS. El cristianismo en diálogo. Hacia una espiritualidad
abierta. Bs. As. PPC. 2016, 59-61.
241
cf. UR 6; EG 26
96
y alianza entre religiones, superando una concepción cerrada y resignificando la
identidad.

Este paradigma más reciente que vive la Iglesia deviene históricamente después de
haber transitado por etapas donde la fe, la religión y la cultura tuvieron su ruptura; luego
existió un fuerte proceso de secularización donde lo religioso pasó del ámbito público al
privado, con la consiguiente falta de relevancia a la hora de impactar en la sociedad y,
por último, en el presente, se advierte un reflorecimiento de lo religioso de manera
abierta y sincrética en la cultura y un anhelo de respetuosa comunión entre las diversas
religiones. Es importante tener en cuenta este contexto ya que “tanto el primer anuncio
como la re-evangelización continua de los creyentes hay que hacerlos teniendo en
cuenta la multiculturalidad donde abunda la diversidad y la pluralidad religiosa. El
anuncio explícito debe hacerse en el marco del diálogo ecuménico e interreligioso
además de considerar que debe llegar al mundo de los agnósticos, los escépticos y los
indiferentes religiosos. Es preciso tratar de superar cualquier tipo de imposición,
haciendo descubrir que el anuncio es convicción, opción e inspiración y debe hacerse
siempre desde la actitud de la tolerancia religiosa, especialmente para quien lo escucha
por primera vez o para quien piensa y cree distinto. Hay que pasar del adoctrinamiento
sistematizado y obligatorio a la vivencia comprometida de la fe”.242

Este nuevo paradigma ecuménico e interreligioso propone la comunión como unidad


en la diversidad. El Papa Francisco lo ilustra desde la metáfora de una figura
geométrica. Pasar de la esfera al poliedro.243 Desde la Antigüedad, la esfera fue
considerada la forma perfecta por excelencia, incluso se aplicó al concepto de Dios, de
eternidad y de Iglesia. El Papa Francisco, sin embargo, considera más perfecta la figura
del poliedro, símbolo de comunión y de la unidad en la diversidad: “¿qué es la unidad
en la Iglesia?, ¿tal vez una esfera donde todos los puntos son equidistantes desde el
centro, todos iguales? Eso es uniformidad y el Espíritu Santo no construye uniformidad.
¿Qué figura podemos entonces encontrar? Pensemos en el poliedro. Es una unidad en
la diversidad”244 ya que “refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él
conservan su originalidad” (EG 236); “no anula la particularidad, en él conservan la
originalidad. Nada se disuelve, se destruye, se domina. Todo se integra”245. Es por eso
que “la uniformidad no es católica, ni cristiana. La unidad es diversa y una. El
Espíritu que hace la diversidad, es el mismo que después hace la unidad. La unidad no
es uniformidad. No es hacer algo obligatoriamente todos juntos, ni pensar del mismo
modo, ni mucho menos perder la identidad. La unidad en la diversidad es precisamente
lo contrario. ¡No hay que tener miedo de las diferencias!”246

242
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 3.
243
Poliedro se refiere a la figura geométrica de varias caras que puede clasificarse según la cantidad de
ellas que posea.
244
DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO AL PASTOR EVANGÉLICO GIOVANNI TRAETTINO. Iglesia pentecostal de
la reconciliación. Caserta, 28. 07. 2014.
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/july/documents/papa-
francesco_20140728_caserta-pastore-traettino.html
245
DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN EL ENCUENTRO MUNDIAL DE MOVIMIENTOS
POPULARES. Aula Vieja del Sínodo. 28. 10. 2014.
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/october/documents/papa-
francesco_20141028_incontro-mondiale-movimenti-popolari.html
246
DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LOS MIEMBROS DE LA FRATERNIDAD CATÓLICA DE LAS
COMUNIDADES Y ASOCIACIONES CARISMÁTICAS DE ALIANZA. Aula Pablo VI. 31. 10. 14
97

El temor a las diferencias nos lleva a un confesionalismo247 lleno a veces de


prejuicios, cerrado y excluyente que desconfía de los que no pertenecen a la propia
confesión e incluso a veces llega a negar identidad cristiana a los bautizados de otras
confesiones cristianas

La Ciudad de Córdoba, siguiendo su rica tradición interreligiosa, ha suscripto el 30


de octubre de 2017 la Declaración de América Latina y el Caribe “Zona de
Convivencia Interreligiosa” junto al Consejo Episcopal Latinoamericano, el Congreso
Judío Latinoamericano, el Consejo Latinoamericano de Iglesias y la Organización
Islámica para América Latina y el Caribe. La Declaración tiene el cometido de
fortalecer la convivencia y proteger el pluralismo de la región incentivando la creación
y la profundización de programas y proyectos que promuevan la convivencia
interreligiosa Latinoamericana y Caribeña.248

3. Los no creyentes y el primer anuncio


El Papa Francisco en relación a los no creyentes tiene una actitud abierta, respetuosa
y conciliadora, enmarcada en lo que la Iglesia propone desde hace ya tiempo en su
Magisterio.249 El diario italiano La Repubblica publicó el 11 de septiembre de 2013 una
carta que el mismo Pontífice escribió el 4 de Setiembre de ese año enviada a Eugenio
Scalfari250 respondiendo a algunas preguntas del escritor, suscitadas por la lectura de la
primera Encíclica que el Papa Francisco escribió junto al Papa emérito, Benedicto XVI:
Lumen Fidei (29. 06. 2013).

La carta, bastante extensa, toca diversos temas y constituye una importante


declaración de la perspectiva del Papa Francisco acerca del encuentro con los no
creyentes. Allí afirma que el diálogo fue uno de los objetivos principales del Concilio
Vaticano II y constituye lo característico de este tiempo de la Iglesia, ya que “a lo largo
de los siglos de la Modernidad ha asistido a una paradoja: la fe cristiana, a menudo,
ha sido etiquetada como la oscuridad de la superstición que se opone a la luz de la
razón. De este modo, entre la Iglesia y la cultura moderna, se ha llegado a la
incomunicación. Es hora de iniciar un diálogo abierto, sin ideas preconcebidas que
reabra las puertas a un encuentro serio y fecundo. Este diálogo no es un accesorio
secundario. La fe no es intransigente sino que crece en la convivencia que respeta al
otro. El creyente no es arrogante, al contrario, la verdad lo hace humilde, sabiendo
que, más que poseerla él, es ella la que lo abraza y lo posee. Yo no hablaría, ni siquiera
por lo que respecta a un creyente, de verdad absoluta. La verdad, según la fe cristiana,

https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/october/documents/papa-
francesco_20141031_catholic-fraternity.html
247
Confesionalismo se refiere a una actitud cerrada en la vivencia de la propia confesión religiosa con una
actitud excluyente y, a veces, hasta fóbica de otros credos o búsquedas espirituales.
248
cf. DECLARACIÓN EN CÓRDOBA: América latina y el Caribe, Zona de convivencia interreligiosa
http://www.arzobispadocba.org.ar/declaracion-en-cordoba-america-latina-y-el-caribe-zona-de-
convivencia-interreligiosa/
249
cf. SECRETARIATUS PRO NON CREDENTIBUS. El diálogo con los no creyentes. 28. 08. 1968; COMITÉ
PARA LA CULTURA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Frente a una nueva era. Desafío a la
pastoral en el horizonte de la nueva evangelización, 1993; CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA Y
CONSEJO PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO. Jesucristo, Portador del agua de la
vida. 03.02.2003; CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA. ¿Dónde está tu Dios? la fe cristiana ante la
increencia religiosa. Documento final de la Asamblea Plenaria, 2004.
250
Escritor italiano nacido en 1924, militante ateo de izquierda, periodista, fundador y editorialista del
diario italiano La Repubblica.
98
es el amor de Dios hacia nosotros en Jesús. Por lo tanto, ¡la verdad es una relación!
Tanto es así que incluso cada uno de nosotros percibe la verdad y la expresa a partir de
sí mismo, su historia, su cultura, la situación en la que vive, etc. Esto no significa que la
verdad sea variable y subjetiva, todo lo contrario. Significa que la verdad se nos revela
siempre como un camino y una vida. ¿No fue acaso el mismo Jesús el que dijo: Yo soy
el Camino, la Verdad, la Vida? En otras palabras, siendo la verdad toda una con el
amor, exige humildad y apertura para ser buscada, escuchada y expresada. Por lo
tanto, para salir de los encajonamientos de una contraposición absoluta, hay que
replantear a fondo la cuestión. Pienso que esta es hoy una necesidad imperiosa para
entablar ese diálogo sereno y constructivo que tanto deseo”.251

El Papa Francisco habla de la verdad como una relación: “el amor de Dios hacia
nosotros en Jesús”. El Señor mismo es la Verdad252, por lo tanto no podemos descartar
tampoco la relación que nos abre al vínculo con su Persona. Incluso afirma que ni
siquiera postula una “verdad absoluta” ya que es la verdad la que progresivamente va
abrazando el entendimiento y el corazón de los creyentes y no al revés.

La verdad “es toda una con el amor”. Esta concepción resulta integradora: “la
verdad se regocija con el amor” (1Co 13,6). No separa (verdad/entendimiento y
amor/voluntad). La relación a la que se refiere el Papa Francisco es un vínculo entre la
verdad y el amor (sabiendo que la prioridad la tiene siempre el amor)253 y es también el
que vínculo que establece “el amor de Dios hacia nosotros” en la mediación de Jesús.

Ciertamente el Papa Francisco supone la concepción de la verdad revelada por Dios


en la historia de la salvación, apropiada progresivamente con la ayuda de la acción
iluminativa del Espíritu Santo254 y el esfuerzo natural del razonamiento humano,
captada intelectualmente por la inteligencia y abrazada en una adhesión libre y
voluntaria. Es por eso que no se puede calificar ligeramente de relativista la afirmación
del Papa Francisco. No postula renunciar a la verdad sino vivirla y presentarla de otra
manera. En el contexto citado habla de la verdad (relación) como posicionamiento del
“diálogo abierto, sin ideas preconcebidas”, en “un encuentro serio y fecundo”,
reafirmando la humildad. La imposición y el empoderamiento de la verdad (como si
fuéramos sus dueños y únicos intérpretes) no permiten el diálogo. Cuando se separa el
amor de la verdad, esta se convierte en factor de poder. La verdad, por el contrario, es
aquella relación que permite el diálogo. No es fundamentalmente el contenido doctrinal
que llevamos previamente al encuentro y la posición que asumimos desde un marco
conceptual sino que es un salir en la búsqueda común.

Aunque existe un núcleo de contenidos sustanciales de la fe que no cambian sin


embargo, siempre se deben considerar las diversas percepciones culturales y las
legítimas interpretaciones de esas verdaderas de la fe en cada momento histórico para
adaptarlas al modo de comprensión y de lenguaje de cada época, “necesitamos expresar
las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad.
Una cosa es la sustancia y otra la manera de formular su expresión” (EG 41). No hay
renunciar a la verdad de la fe sino encontrar la mejor manera de entregar el primer
anuncio. Para eso es preciso considerar el diálogo entre pares. Si tenemos la verdad

251
La Repubblica. 11. 09. 2013.
252
cf. Jn 14, 8
253
cf. 13,13
254
cf. Jn 16,13
99

como una posesión adquirida, no hay búsqueda posible. Debemos librarnos de actitudes
aparentemente religiosas que, en verdad, no lo son por ser cerradas en sí mismas:
secularismo255, proselitismo, fundamentalismo e integrismo religioso.256

La pedagogía del diálogo que presenta el Evangelio donde Jesús asume la pregunta
religiosa de sus interlocutores257 ayuda a aceptar la perplejidad y la incertidumbre de la
cultura actual como parte de la búsqueda. Hay que recordar también lo que San Pablo
dijo a los creyentes paganos de Grecia: “vengo a anunciarles lo que ustedes adoran sin
conocer para que busquen a Dios aunque sea a tientas y puedan encontrarlo. Él no está
lejos de cada uno de nosotros. En Él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien
lo dijeron algunos de sus poetas: nosotros somos también de su raza” (Hch 17,23.27).

Ese buscar a Dios “aunque sea a tientas” supone compartir con otros la penumbra
de la fe, las inquietudes y las preguntas, las noches del espíritu y las purificaciones
dolorosas en el anhelo del Dios que es Amor.258

El encuentro y el diálogo suponen que cada interlocutor deba salir (aunque más no
sea de sí mismo) con generosidad, humildad, esperanza y capacidad de escucha. La
inclusión religiosa consiste, fundamentalmente, en un dejar entrar al otro, integrarlo,
hacerlo pertenecer con derechos y deberes, asumir lo que pueda aportar y aceptarlo con
la riqueza de su alteridad.

La inclusión religiosa es una actitud que nos hace salir, en un estado de


misionariedad y comunión, desde el umbral de fe que el otro tiene en su camino de
búsqueda religiosa. Más que un entrar del otro a nuestra propuesta es un salir nuestro.
Tal es la primera condición del encuentro y del diálogo. La verdad (incluso la verdad
religiosa) no es unívoca259 sino que resulta lo suficientemente rica como para ser
percibida e interpretada de varios modos posibles260 permitiendo vivir la comunión
desde la unidad en la diversidad.

La verdad religiosa no solo comprende el contenido intelectual de la doctrina sino


que su dimensión relacional implica, de manera significativa, la actitud y el testimonio,
a menudo tan importante (o incluso más) que el saber doctrinal o moral. En una cultura
donde “el bien ha perdido su fuerza atractiva y los argumentos demostrativos de la
verdad ya no tienen contundencia y fuerza de conclusión lógica”261, el diálogo
plurirreligioso puede nuevamente devolver el sentido existencial perdido y recrear la
belleza oculta del misterio y de lo sagrado de la vida desde un nuevo camino.262

255
Secularismo se refiere a la visión y a la construcción de la realidad socio-cultural independiente de un
sentido trascendente.
256
Integrismo religioso se refiere a una posición rigorista de intransigencia para con las prácticas y
doctrinas religiosas.
257
cf. Por ejemplo en la conversación de Jesús con Nicodemo (Jn 3,1-21), con la mujer samaritana (Jn 4,
1-30), con los fariseos (Mt 19,3-9; 22,15-22), con los saduceos (22,23-33), con los escribas (Mc 12, 28-
34) y con los discípulos camino a Emaús (Lc 24, 13-35), entre otros. En todos se advierte el encuentro y
el diálogo como estrategia persuasiva de Jesús para la manifestación de la verdad que desea proponer.
258
cf. 1 Jn 4,8.16
259
Unívoca se refiere a la que verdad no puede ser entendida y vivida de un solo modo posible.
260
cf. HANS URS VON BALTHASAR, La verdad es sinfónica. Aspectos del pluralismo cristiano. Encuentro,
Madrid, 1979.
261
HANS URS VON BALTHASAR, Gloria. La percepción de la forma, Encuentro, Madrid, 1985, 22-23.
262
CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA. La Via Pulchritudinis, camino de evangelización y de diálogo.
Asamblea Plenaria, 2004.
100

4. Violencia religiosa
Lamentablemente hoy algunas religiones, personas o grupos que dicen profesar
determinadas religiones, están asociadas a hechos de violencia ideológica, política y
religiosa. Penosamente el vínculo entre religión y violencia no es nuevo en la historia de
la humanidad. Al respecto el Papa Francisco advierte:

“La violencia propagada e implementada en nombre de la religión


solo puede desacreditar a la religión misma; como tal, debe ser
condenada por todos. La persona religiosa sabe que una de las más
grandes maldiciones es poner a Dios como garante de pecados y
crímenes para justificar el asesinato, la esclavitud, la explotación en
todas sus formas, la opresión y la persecución de personas y
poblaciones enteras. Nadie puede apelar al nombre de Dios para
hacer el mal. Hay que desenmascarar cualquier intento de manipular
a Dios con propósitos que no tienen nada que ver con Él. Pertenecer
a una religión en particular no otorga dignidad ni derechos
adicionales a quienes se adhieren a ella, así como la no pertenencia
no la resta ni la disminuye. Es necesario involucrar a líderes políticos
y líderes religiosos, maestros y operadores de educación,
capacitación e información, para advertir a cualquiera que sea
tentado por formas perversas de religiosidad equivocada que no
tienen nada que ver con el testimonio de una religión. Esto ayudará a
aquellos que con buenas intenciones busquen a Dios para conocerlo
verdaderamente y encontrarse con Aquel que libera del miedo, el odio
y la violencia”.263

Preguntas para el discernimiento

13. ¿Por qué generalmente se priorizan los contenidos doctrinales y los


posicionamientos morales antes que el primer anuncio del Evangelio?
14. ¿Cómo favorecer espacios de comprensión y diálogo en un mundo de
diversidad?

263
W2.VATICAN.VA. Discurso del santo padre Francisco a los participantes en la conferencia "lucha
contra la violencia comprometida en el nombre de la religión". (02.02.2018).
https://w2.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2018/february/documents/papa-
francesco_20180202_conferenza-tacklingviolence.html
101

Sección VIII:
el primer anuncio
y la iluminación esperanzada de la realidad social

“Dios nunca es indiferente al sufrimiento de su pueblo”.


Papa Francisco.264

1. El primer anuncio: esperanza en tiempos difíciles


El primer anuncio del Evangelio da sentido a la vida de la persona que lo recibe
iluminando su propio contexto personal, comunitario y social ya que el Misterio de la
Encarnación resignifica toda la realidad humana y los desafíos que transitamos: “Dios
está sembrando semillas buenas y bellas”, “una nueva oportunidad nos está ofreciendo"
(JSH 2) en medio de “profundas transformaciones” (JSH3) que constituyen “una
ocasión excepcional” (JSH 8). Es “necesario que apreciemos los signos de esperanza
presentes” (JSH 19) y “vivir el sentido de este tiempo particular con una mirada
impregnada de fe” (JSH 2), propiciando un discernimiento realista y positivo, sin falsas
expectativas, con un sentido crítico y, a la vez, genuinamente esperanzado.

Ante el escepticismo265 que produce lo negativo es urgente el anuncio pascual de la


esperanza266: “el Espíritu Santo nos ayuda a mirar el mundo con los ojos del Señor y así
nos permite descubrir sus bellezas y posibilidades. También con sus miserias y con todo
lo que se opone al ideal del Evangelio” (JSH 11). Solo desde una mirada amigable es
posible “trabajar en la edificación de un mundo más humano” (JSH 16).

El cristianismo requiere del compromiso histórico para tomar conciencia de las


situaciones que nos afectan a todos estructuralmente y determinan una “enorme
inequidad” (JSH 11) generando “penuria y hasta de exclusión total que afecta más
gravemente a los más pobres”.267 La complejidad de estas condiciones “constituyen
una gravísima corrupción moral. En la construcción de esa red de inmoralidad, que
conduce a la pobreza y favorece tantas formas de violencia”268 todos, de una manera u
otra, nos sentimos afectados por esas “verdaderas estructuras de pecado”269 que
amenazan la integración social: pobreza, desempleo, criminalidad, inseguridad social,
conflictos étnicos, drogas y violencia, etc.270

264
RELIGIÓN DIGITAL. Francisco, a las CEBs de Brasil: "Dios nunca es indiferente al sufrimiento de su
pueblo". (25.01.2018). http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/24/francisco-a-las-
cebs-de-brasil-dios-nunca-es-indiferente-al-sufrimiento-de-su-pueblo-religion-iglesia-modino.shtml
265
El escepticismo puede ser religioso o –como en este contexto– también social cuando la duda y el
descreimiento invaden el ánimo de los ciudadanos.
266
cf. JSH 17
267
Ídem
268
Ídem
269
Ídem
270
cf. INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, I,3; III,2-3. En estos puntos están enumerados las grandes
preocupaciones socio-culturales que tiene el Pueblo de Dios de la Arquidiócesis en el presente con una
relectura actualizada de las preocupaciones presentadas en el Diagnóstico Pastoral (2005), como así
también las actitudes y las acciones en las que podemos comprometernos hoy. Además existe una ulterior
102

La corrupción coyuntural y estructural afecta a todos siendo, de alguna manera,


mutuamente responsables. Hay que “recrear la convivencia social” (JSH 12) y la
construcción de una verdadera identidad ética. Es por eso que el creyente tiene, como
primer horizonte misionero, su propia realidad de contexto. Allí lleva su compromiso
social generando identidad ciudadana. La fe es escuela de ciudadanía: produce un
proceso de promoción humana y de evangelización.

2. Espiritualidad ciudadana, compromiso cristiano en la construcción evangélica


del mundo
El testimonio de la fe en el cuerpo eclesial y social impulsa una fuerza poderosa de
profundas transformaciones que busca compromiso activo, real y dinámico con los
emergentes socio-culturales a partir de una “espiritualidad cívica o ciudadana” que
vive los valores humanos y sociales desde el Evangelio: caridad social, justicia,
tolerancia, inclusión, diversidad, solidaridad, etc.

La espiritualidad ciudadana que fomenta las virtudes cristianas como virtudes


humanas, sociales y democráticas permite arraigar la fe en un anclaje concreto, sin
escapismos, ni espiritualismos evasivos. El diálogo crítico y conciliador con la realidad
a partir de lo positivo que ella tiene, despierta sentidos humanos profundos y alimenta
la esperanza realista desde el compromiso vocacional, profesional y laboral que cada
uno tiene. Todo ciudadano forma parte de una comunidad política, con derechos,
deberes y prácticas sociales y culturales que otorgan sentido de pertenencia. Es
necesario pasar de habitante a ciudadano. El primero hace uso de la Nación, buscando
beneficios y exigiendo derechos. El segundo construye la Nación ya que, además de
exigir sus derechos, cumple también con sus deberes. El habitante es agente pasivo. El
ciudadano, en cambio, es protagonista activo y diligente.

La educación ciudadana forma una verdadera identidad política. El compromiso y la


gestión del bien público promueven iniciativas que ayudan a la generación de políticas
de Estado y al fortalecimiento de la sociedad, otorgando conciencia crítica,
participación activa e inclusión social.

Esta educación trasciende a la escuela y obliga, principalmente, a la familia,


formadora de ciudadanos políticos y agentes sociales éticos que luchan contra el
individualismo, el conformismo, la indiferencia política, la intolerancia ideológica, la
falta de conciencia comunitaria, la incapacidad para el diálogo, la cerrazón ante el
pluralismo en cualquiera de sus formas, la violencia en todas sus manifestaciones, la
falta del necesario y sano disenso, etc.

3. Hacia un modelo de solidaridad evangélica


Una de las expresiones de mayor compromiso ciudadano es la solidaridad que tiene
en cuenta las diversas necesidades del entorno socio-cultural inmediato. En las prácticas
solidarias existen diversos modelos:

profundización del Diagnóstico Pastoral en el INFORME ASAMBLEAS PASTORALES ZONALES. Equipo de


Relatores. Córdoba, Noviembre, 2017.
103

 La solidaridad mediática de las campañas publicitarias, respuesta inmediata a


situaciones de urgencia social a través de acciones que no resuelven los problemas de
fondo y sus causas estructurales sino que atienden solo lo inmediato a modo de
paliativo.

 La solidaridad cooperativa, mera contribución económica puntual separada de


una gestión de cambio social integral.

 La solidaridad asistencialista de la beneficencia, dádiva verticalista de uno que


tiene y puede y otro que no puede y no tiene.

 La solidaridad como encuentro provoca la comunión con la vulnerabilidad


social potenciando los procesos de promoción donde los destinatarios son auténticos
protagonistas y sujetos que conquistan su propia autonomía, superando sus
condicionamientos.

 La solidaridad como reconstrucción de la realidad social produce un impacto


verdaderamente efectivo y transformador.

 La solidaridad inclusiva estimula el protagonismo de los destinatarios en un


proceso proactivo de agentes corresponsables y participativos desde una inclusión
simétrica capaz de generar medios y recursos.

De estos modelos solidarios, los tres últimos son los que más se aproximan al
horizonte humano y social del Evangelio.

La solidaridad es un valor y una virtud humana, social y cristiana, genera comunión


fraterna y hace que no podamos ser felices si no lo somos para los otros y con los otros.
Es preciso generar una solidaridad abierta donde las asimetrías sociales sean superadas
en la igualdad de derechos y de oportunidades mediante una mirada de esperanza que
fomente la amistad social; la madurez ética; la cooperación de bienes, recursos y
servicios; el enriquecimiento comunitario recíproco y el intercambio afectivo-vincular.

La “cultura de la solidaridad” propone integrar esfuerzos desde una comunidad que


posibilite involucrarse de manera participativa, creativa, responsable y transformadora a
partir de una promoción integral con una mirada inclusiva e impacto constructivo y
colaborativo a través de proyectos que superen las intervenciones esporádicas y
puntuales. La solidaridad sin inserción pastoral es mera filantropía sin verdadera
incidencia social transformadora. Se constata que “lo que tal vez falta aún es un
desarrollo conjunto de las oportunidades civiles con un plan educativo que pueda
transmitir las razones de la cooperación en un mundo solidario. La cuestión social es
ahora una cuestión antropológica que implica una función educativa que no puede ser
postergada”.271

271
EaHS 6
104
4. Iglesia Samaritana, comunidad de misericordia para con los sufrientes
La “Iglesia Samaritana” es la comunidad creyente compasiva, solidaria,
esperanzada y misericordiosa para con las miserias de la misma Iglesia y las heridas del
mundo. Este rostro eclesial está inspirado en la parábola del Buen Samaritano272 en la
cual se describen siete acciones que muestran, desde la solidaridad, el itinerario sinodal
del cuidado fraterno: “vio y se conmovió” (1); “se acercó” (2); “le vendó las heridas”
(3); “les echó aceite y vino” (4); “lo montó en su propia cabalgadura” (5); “lo llevó a
un albergue” (6) “y lo cuidó” (7).

La parábola describe el camino de quien siente y actúa como prójimo. Ambos


personajes realizan juntos un camino: andar sinodal que trasciende toda diferencia y
exclusión.273 El proceso muestra el circuito de sentimientos interiores y de acciones
exteriores del amor misericordioso que cuida. La gracia supera todas las fronteras
llegando hasta las periferias. El Reino de Dios no distingue entre los que están
“adentro” y los que están “afuera”. Esto contrasta con “la cultura del desperdicio, tan
actual hoy, cultura anónima que solo se ocupa de algunos, excluyendo muchos otros. El
samaritano del Evangelio actúa con imparcialidad: no cuestiona al hombre que yace en
el suelo, antes de ayudarlo, a saber cuál es su procedencia, su fe o si ha estado
equivocada o no correctamente. El buen samaritano no somete al hombre herido a
ningún examen previo, no lo juzga y no subordina su ayuda a las prerrogativas
morales, y mucho menos a las religiosas. El samaritano ama. Detrás de su figura se
encuentra la del mismo Jesús”.274 Quien usó como adjetivo el sustantivo “samaritano”
para aplicarlo al hombre misericordioso. Esto sonaba mal a los oídos judíos. Lo hace
para enfatizar la supremacía de la misericordia denunciando la práctica de una
religiosidad impiadosa.

La misericordia pone a la Iglesia fuera de sí misma: la ubica donde acontece el


sufrimiento humano y donde se encuentran los heridos del camino. Es allí donde ella
siente el gozo de comunicar el anuncio de la Buena Nueva. Su credibilidad procede de
la capacidad de hacerse hermana con el que sufre, generando una sociedad sin
excluidos. La Iglesia samaritana es la Iglesia de los pobres y de las periferias que nos
recuerda que la misericordia es una bienaventuranza del Evangelio.

5. El amor preferencial de Jesús y de la Iglesia


El Documento de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
(Medellín 1968) propone decididamente la opción por los pobres. El Documento de la
III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Puebla 1979) ofrece una
interpretación y una profundización de dicho Documento estableciendo la “opción
preferencial por los pobres". El Documento de la IV Conferencia del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe (Santo Domingo 1992) afirma que la opción preferencial
no es excluyente. El Documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y
del Caribe (Aparecida 2007) asume “con nueva fuerza la opción por los pobres

272
cf. Lc 10, 30-37
273
Entre samaritanos y judíos existían una fuerte distancia étnica, religiosa y cultural. La verdadera
projimidad de la que habla la parábola se actúa superando todas las diferencias que dividen y separan.
274
W2.VATICAN.VA. Discurso del Santo Padre Francisco a los miembros de la Cruz Roja italiana. (27.
01.2018). https://w2.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2018/january/documents/papa-
francesco_20180127_croce-rossa-italiana.html
105

poniendo de manifiesto que todo proceso evangelizador implica la promoción humana y


la auténtica liberación, sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad” (DA
399). Además afirma que “la Iglesia no puede prescindir del contexto histórico” (DA
367) si desea asumir un modo misionero de evangelización.

La opción preferencial por los pobres es un “amor preferencial por los pobres”.
Para el cristiano coherente con el Evangelio no es una opción elegir o no la caridad para
con los pobres. Si se opta por el Evangelio, no es optativo el amor a los pobres. Esta
preferencia del amor cristiano no es exclusiva, ni excluyente sino inclusiva: forma parte
integral del mensaje de la Buena Nueva.

6. Iglesia abierta a las periferias geográficas, existenciales y culturales


La cultura actual se caracteriza por un corrimiento de paradigmas275 y una
permanente tensión de profundas transiciones hacia las periferias que actúan como
umbrales, fronteras, confines, bordes y márgenes de exclusión. Existe un intrincado
complejo de problemáticas humanas, culturales, sociales y eclesiales que reflejan la
inflexión epocal276; coyunturas conflictivas, polémicas, desconcertantes que admiten
múltiples miradas y enfoques.

Las periferias están afuera y adentro de todas las culturas, de la misma Iglesia y de
cualquier otra circunscripción de contexto: comunidades, familias, escuelas y diversas
instituciones. Constituyen entornos y ambientes culturales. Se configuran periferias y
periféricos en todas las realidades. Sus fronteras, muchas veces visibles y otras
invisibles, son permeables. Se mezclan e interactúan en distintos ambientes. “Zonas” de
mutaciones (geográficas, étnicas, sociales, económicas, políticas, religiosas y culturales)
que delimitan la pertenencia y la no pertenencia, la inclusión y la exclusión de los
diversos grupos humanos en las sociedades.

La Iglesia, llamada a salir de su autorreferencialidad en dinamismo misionero, debe


asumir la pastoral de periferias y de fronteras culturales: “cada comunidad discernirá
cuál es el camino que el Señor le pide. Todos estamos invitados a aceptar esta llamada.
Salir de la propia comunidad y atreverse a llegar a todas las periferias. Evangelizar
obliga a la Iglesia a salir de sí misma e ir a las periferias, no sólo las geográficas sino
también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la
injusticia, las de la ignorancia y la prescindencia de la religión, las del pensamiento y
las de toda miseria. Cuando la Iglesia no sale para evangelizar, se convierte en
referente de sí misma. Los males que a lo largo del tiempo se dan en las instituciones
eclesiales tienen su raíz en esta especie de narcisismo277” (EG 20).

Una Iglesia centrada en sí misma no es misionera. Es mejor estar accidentados por


salir que enfermos por encerrarnos: “cuando la Iglesia se cierra, se enferma. Debe salir
de sí misma hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean (cf. Mc 16, 15).
¿Qué ocurre si uno sale de sí mismo? Puede suceder lo que le puede pasar a cualquiera

275
Corrimiento de paradigmas se refiere a las transformaciones profundas producidas por el cambio de
época, el cual es un desplazamiento (respecto al pasado) en la manera de interpretar y de vivir la compleja
realidad socio-cultural presente.
276
Inflexión epocal se refiere al cambio de dirección que la cultura experimenta en este tiempo.
277
Narcisismo se refiere a la tendencia psicológica de las personas, las comunidades o las instituciones de
estar centrados en sí mismos.
106
que salga de su casa y vaya por la calle: un accidente. Prefiero una Iglesia accidentada
que una Iglesia enferma por encerrarse”278, “un corazón misionero nunca se repliega
en sus seguridades. Nunca opta por la rigidez autodefensiva aunque corra el riesgo de
mancharse con el barro del camino” (EG 45); “la Iglesia en salida es con las puertas
abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr
hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es, más bien, detener el paso,
como el padre del hijo pródigo que se queda con las puertas abiertas para que cuando
su hijo regrese pueda entrar sin dificultad” (EG 46);”la Iglesia está llamada a ser
siempre la casa abierta del Padre” (EG 47); “no quiero una Iglesia preocupada por
ser el centro y termine clausurada en una maraña de obsesiones y de procedimientos.
Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las
estructuras que nos dan falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces
implacables y en las costumbres donde nos sentimos tranquilos” (EG 49).

La misionariedad reclama la apertura y la salida hacia las periferias y, a su vez, las


periferias exigen de la Iglesia su misionariedad en un dinamismo de encuentro. No
existe misionariedad sin comunión con las periferias.

La maternidad misericordiosa de la Iglesia, su corazón samaritano y compasivo se


expresan en el abrazo a las periferias humanas: las periferias de la Iglesia, las periferias
del mundo y las periferias de nuestra vida. Es en la Iglesia de las periferias se realiza el
auténtico lavatorio de los pies.279 El principal servicio evangelizador a las periferias es
el primer anuncio del Evangelio, una Buena Nueva que lleva consigo el
redescubrimiento de la vida humana, su dignidad, sus derechos y su destino
trascendente.

7. Pobreza estructural y los nuevos rostros de la pobreza


En la actualidad uno de cada tres argentinos es pobre. El 33% del ingreso nacional
se concentra en el 10% de la población, sobre todo radicada en los centros urbanos de
las principales capitales. Córdoba ocupó, en marzo del 2017, el primer nivel de
indigencia a nivel nacional siendo la tercera ciudad con mayor nivel de pobreza en el
país.

En Argentina ya no solo hay pobres sino que existe una verdadera pobreza
estructural. En este concepto se combinan dos criterios económicos para medir la
pobreza: por un lado, la línea de pobreza de la población según los ingresos que recibe
los cuales permiten verificar si alcanzan o no a sustentar el costo de un estándar mínimo
de consumo; y por otro, las necesidades básicas insatisfechas.

En la pobreza estructural están comprendidos los trabajadores desocupados; los que


trabajan en negro o tienen un empleo regular sin aportes; los subempleados que tienen
esporádicamente trabajo de manera inestable y precaria; los trabajadores ocupados que
tienen un empleo de baja calidad que no les alcanza para vivir; los que viven de
subsidios estatales; los jubilados que perciben la jubilación mínima; los pobres; los
indigentes; los excluidos y los explotados por la trata laboral.
278
PAPA FRANCISCO, Encuentro con los movimientos eclesiales en la Vigilia de la Fiesta de Pentecostés,
18 de mayo de 2013. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/may/documents/papa-
francesco_20130518_veglia-pentecoste.html
279
cf. Jn 13,1-17
107

La pobreza estructural o crónica es intergeneracional cuando tiende a perpetuarse


de una generación a otra, produciendo una situación subyacente de pobreza como la que
actualmente tenemos con las siguientes características: alarmante falta de trabajo con la
inseguridad económica y social que ello comporta; pocas o nulas oportunidades de
trabajo especialmente para los jóvenes y para quienes necesitan re-insertase en el
mercado laboral; reducción de las oportunidades de trabajo; actividades de empleos
eventuales; falta de reactivación laboral; carencia de un modelo económico realmente
eficaz; brecha cada vez más grande entre ricos y pobres; distribución inequitativa del
ingreso; pérdida de la cultura de trabajo; asistencialismo social; degradación de la
educación pública y su consecuente pérdida de saltos sociales significativos de progreso
y bienestar; banalización de los valores (justicia, honestidad, transparencia, vocación de
servicio, etc.); instalación de la corrupción, el oportunismo y la impunidad;
fragmentación de la sociedad en segmentos sociales con conductas y gustos disímiles;
deterioro y pérdida del espacio público como lugar de encuentro social; desvalorización
de las instituciones intermedias (religiosas, deportivas y culturales); diversificación de
los bienes y servicios destinados al consumo de segmentos totalmente diferenciados;
masificación de un estilo consumista y adictivo de las conductas sociales; incremento
de la inseguridad, la delincuencia y la violencia; ruptura entre la sociedad y el sector
dirigencial; necesidad de una justa y equitativa distribución de la riqueza; falta de
acceso a los servicios básicos; reducción de los salarios reales; brecha tecnológica como
índice de inclusión socio-cultural y económica; presencia creciente de la economía
informal; impacto de la inflación; reclamo por el crecimiento de la economía y el
aumento de la productividad; etc.

Desde los últimos 20 años el fenómeno de la marginalidad ha devenido en una


pobreza estructural que se refleja, entre otras cosas, en la falta de incorporación a un
mercado de trabajo formal a gran parte de la sociedad, especialmente a los más
excluidos. La inequidad distributiva aumenta la desigualdad y la pobreza extrema
(indigencia) generando violencia. La inclusión y la inserción socio-laboral solo se dan
en la medida que se ofrecen empleos de calidad.

La pobreza genera además problemas de migración por causas socio-económicas


produciendo desintegración familiar, desarraigo, inseguridad, discriminación y
explotación sin amparo las leyes laborales y sin seguro social.

Salir de la pobreza estructural que azota a Argentina –afirman sociólogos y


economicistas– llevará, al menos, una o dos generaciones. Esto genera una importante
fractura social, distancia que separa un determinado grupo de población socialmente
integrado de otro formado por excluidos del sistema. El trabajo por la inclusión social
exige que todos tengan posibilidades reales de una vida mejor, gracias al esfuerzo del
propio trabajo y el desarrollo personal. Es indigno que alguien no despliegue sus
capacidades para la sustentabilidad de su propia vida o de su familia debido a las
condiciones socio-económicas del entorno. Es una prioridad el acceso al trabajo por
parte de todos. Cualquier ayuda estatal o privada “debe ser siempre una solución
provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debe ser siempre permitir una vida
digna a través del trabajo” (LS 128).

En este panorama todos debemos aportar: le compete al Estado un papel activo y


creativo favoreciendo una economía generadora de trabajo, por encima del beneficio
108
personal o sectorial y de la libertad de mercado; a “la actividad empresarial, vocación
orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos” (LS 129) le compete
producir trabajo y a los movimientos populares, sujetos colectivos activos280 les
incumbe el rol de despertar la conciencia social mostrando la visibilización de los más
postergados.

Existen además nuevos rostros de la pobreza estructural. El Papa San Juan Pablo II
advirtió que “en nuestro tiempo son muchas las necesidades que interpelan la
sensibilidad cristiana. El panorama de la pobreza puede extenderse indefinidamente si
a las antiguas añadimos las nuevas pobrezas” (NMI 49).

Hoy la pobreza asume los rostros de diversas minorías (económicas, étnicas,


religiosas, sexuales, sociales, etc.) como también a los excluidos del sistema, los
desclasados que experimentan toda indigencia (los refugiados, los explotados, los
desempleados, los desaparecidos en democracia, etc.); los que padecen cualquier
estigma o invisibilidad social por no reconocimiento de sus identidades o de sus
derechos. Todos ellos son personas y sectores que determinan, en los índices de
mediciones, la pobreza estructural. Sin embargo, la pobreza –para un cristiano– nunca
es una teorización abstracta, una estadística, un indicador, un índice y un porcentaje. El
pobre, en concreto, siempre es alguien, una persona con su dignidad, sus derechos, sus
oportunidades, sus riquezas afectivo-vinculares y sus carencias. No se puede contemplar
la pobreza estructural como un mero fenómeno económico-social. Es necesario asumirla
desde la experiencia de aquellos con quienes se comparte su lucha cotidiana. Los pobres
no son una categoría socio-económica: somos pobres también nosotros y muchos otros
que no siempre consideramos vulnerables sociales: personas con capacidades diferentes,
personas privadas de la libertad, enfermos, ancianos solos, niños por nacer, pequeños
abandonados, mujeres golpeadas, víctimas de la violencia y de la inseguridad, etc.
Todos somos habitantes de alguna periferia humana.

8. Evangelización y promoción humana


Desde el concepto de “evangelización integral” la promoción humana es un aspecto
co-implicado en el anuncio del Evangelio. No se debe separar el Plan de Dios de las
situaciones de injusticia. El ser humano que evangeliza –y al cual hay que evangelizar–
no es un ser abstracto sino una persona en contextos socio-culturales concretos. El
anuncio del Evangelio no solo para los pobres es también y fundamentalmente para los
responsables del liderazgo de la convivencia social, económica y política.
Desgraciadamente “en pueblos de arraigada fe cristiana se han impuesto estructuras
generadoras de injusticia” (DP 437). La genuina promoción humana y social debe
promover el paso de condiciones menos humanas a condiciones cada vez más
humanas.281

Toda violación de los derechos humanos contradice el Plan de Dios. La Iglesia, al


proclamar el primer anuncio del Evangelio protege el fundamento más profundo de los
derechos humanos y no se arroga una tarea ajena a su misión sino, por el contrario, es
coherente con la exigencia esencial de su competencia evangelizadora. El cristiano, de
modo más eficaz y valiente, debe defender los derechos humanos a partir de la razón, el

280
cf. EG 122
281
cf. PP 20 -21
109

Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Es preciso comprometerse en la defensa de


los derechos individuales y sociales del ser humano, de los pueblos, de las culturas y de
los sectores más marginados, participando con discernimiento en organismos de diálogo
y mediación y también en instituciones de apoyo a las diversas clases de víctimas,
propiciando la superación de toda injusta discriminación por razón de raza,
nacionalidad, etnia, cultura, sexo y credo procurando eliminar todo odio, resentimiento
y venganza y promoviendo la justicia, la reconciliación y la paz.

La conciencia de los derechos humanos ha progresado y requiere mayor


participación ciudadana y apoyo jurídico. También se registran nuevas violencias,
frutos de la intolerancia social, el narcotráfico, el terrorismo globalizado, la
delincuencia, la discriminación de grupos étnicos, la extrema pobreza, la violencia
familiar, la violencia de género, el maltrato infantil y las estructuras económicas injustas
que originan grandes desigualdades. A este horizonte se suma la grave crisis ambiental
y ecológica que vivimos. El crecimiento económico y las propuestas de desarrollo social
no pueden disociarse del criterio ético y ecológico. Es preciso reeducar a favor del valor
de la vida en ambientes saludables para todos y en la interdependencia de los diversos
ecosistemas, materia prima de muchas producciones. Todos estos problemas sociales
fragilizan la vida civil y los valores de la genuina democracia pluralista y participativa.

9. Una Iglesia pobre y para los pobres282


La opción del Papa Francisco por una Iglesia pobre283 que se expresa en una opción
preferencial no excluyente, ni exclusiva, está atestiguada en toda la Tradición eclesial284
ya que se encuentra fundada en Jesús y en su modo de ser y de vivir.285 En el Evangelio
siempre están presentes los pobres y la pobreza.286 Jesús no idealiza la pobreza (ni
siquiera en las “Bienaventuranzas”), ni tampoco desdeña la riqueza. No obstante es
consciente de los peligros que entraña la avaricia cuando alimenta una engañosa
seguridad.287 Ser pobre significa poner la esperanza solo en Dios, independiente de la
cantidad de bienes que se posea. La pobreza voluntaria es señal profética del Reino de
Dios. Jesús la vivió ejemplarmente.288 En la Iglesia de los orígenes cristianos los
creyentes tenían todo en común289 y vivían de un modo austero y pobre.290

El Concilio Vaticano II reconoce que “la Iglesia abraza, con su amor, a todos los
afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren
la imagen de su Fundador pobre y paciente y se esfuerza a remediar sus necesidades y
procura servir en ellos al Señor” (LG 8), compartiendo “los gozos y las esperanzas, las
tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y
de cuantos sufren” (GS 1).

282
L´OSSERVATORE ROMANO. Una Iglesia pobre y para los pobres.
http://www.osservatoreromano.va/es/news/una-iglesia-pobre-y-para-los-pobres
283
cf. EG 53-60, 197-291
284
cf. EG 198
285
cf. EG 198 y 232
286
cf. Lc 4, 18; Mt 5,3; Lc 6,20
287
cf. Mt 13,22
288
cf. Flp 2,6; 2 Co 8,9
289
cf. Hch 2,44
290
cf. Rm 15,26; Gál 2,10
110
La opción preferencial por los pobres no es solo un significativo aporte del
pensamiento teológico latinoamericano sino que, tanto el Papa San Juan Pablo II como
el Papa Benedicto XVI, han asumido esta opción pastoral en su propia predicación
doctrinal. El Papa Francisco desde este horizonte invita a toda la Iglesia a salir hacia las
periferias heridas.291 Además insiste que la Iglesia toda debe purificarse de la
mundanidad espiritual, los privilegios, la seguridad doctrinal o disciplinaria, la
conciencia autoritaria de élite o el estilo de vida socialmente acomodado. Tal
mundanidad espiritual es la peor tentación que nos amenaza.292

Hay una pobreza, una sencillez y una austeridad auténticas que nacen del anuncio
del Evangelio, el cual lo aprendemos fundamentalmente de los pobres.293 Para esto hay
que superar el “nosotros y ellos” rompiendo las barreras que nos separan. También
nosotros, en lo más profundo de nuestro ser, somos pobres. No somos los creadores de
nuestra vida y no la controlamos completamente. Todos somos iguales frente a la
muerte. Nuestra riqueza o pobreza no determinan lo que somos o lo que merecemos. A
menudo en nuestra “opción preferencial” pensamos que los pobres son los destinatarios
de nuestra acción evangelizadora. En verdad, la mayoría de las veces somos nosotros
los destinatarios de ellos en nuestros aprendizajes en común. Todos somos
interlocutores. Interactuemos en un mutuo intercambio pastoral y espiritual.

La Iglesia pobre para los pobres no solamente concierne a cada uno y a la vida de
todas las comunidades creyentes, es también un desafío de conversión pastoral para la
Institución eclesial, su imagen, su testimonio, su forma de gestionar, su manera de
ejercer la autoridad, su transparencia, viabilidad y sustentabilidad en sus acciones y
proyectos pastorales, sus recursos materiales y humanos, etc.

10. El dramatismo de la extrema pobreza: las nuevas esclavitudes


El Papa Francisco ha hablado sobre las “nuevas esclavitudes” de este siglo y nos
recuerda que “la abolición histórica de la esclavitud, como estructura social, es la
consecuencia directa del mensaje de libertad llevado al mundo por el Señor Jesús con
su programa de las Bienaventuranzas. En la actualidad tenemos un sistema económico
global dominado por el lucro en el que se han desarrollado nuevas formas de
esclavitud, en cierto modo peores y más deshumanas que las del pasado a las que todos
estamos llamados a denunciar y a combatir. Muchas veces estas formas nuevas de
esclavitud son protegidas desde las instituciones que deberían defender a la
población”.294

Son “flagelos como el trabajo forzado, la prostitución, el tráfico de órganos y el


comercio de la droga. Estos son verdaderos crímenes de lesa humanidad que deben ser
reconocidos como tales por todos los líderes religiosos, políticos y sociales. Además de
ser plasmados en las leyes nacionales e internacionales. Hay que liberar a la
humanidad de las nuevas esclavitudes y del crimen organizado. En esto la labor de los
jueces es fundamental. Sin justicia, no hay paz social. Los jueces están llamados a dar

291
cf. EG 20
292
cf. EG 93-97-207
293
cf. EG 198
294
ACIPRENSA, El Papa Francisco alienta a denunciar y combatir nuevas formas de esclavitud.
https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-alienta-a-denunciar-y-combatir-nuevas-formas-de-
esclavitud-90692/
111

esperanza. Que la injusticia que atraviesa este mundo no tenga la última palabra. Uno
de los más grandes males sociales de hoy es la corrupción en todos los niveles, la cual
debilita cualquier gobierno, la democracia participativa y la actividad de la justicia.
Hacer justicia no es buscar el castigo por sí mismo sino que, cuando caben penalidades
que estas sean dadas para la reeducación de los responsables de tal modo que se les
pueda abrir una esperanza de reinserción en la sociedad. No hay pena válida, sin
esperanza. Una pena clausurada en sí misma que no dé lugar a la esperanza, es una
tortura, no una pena”.295

Las nuevas emancipaciones que debemos conquistar para una mayor dignidad nacen
de la erradicación de las deudas sociales que aún padecemos, por ejemplo:

 La pobreza estructural que genera exclusión y marginalidad y se constituye en


causa fundamental de toda violencia.

 Las brechas sociales que generan división.

 La inseguridad social que expone a todos los ciudadanos a la desprotección y a


la vulneración de los derechos a la vida, a los bienes, a la integridad física, etc.

 La inseguridad política producida cuando los derechos personales, sociales e


institucionales no están garantizados, resultan suspendidos o la custodia de los mismos
está amenazada.

 La violencia de género como sometimiento físico, emocional y psicológico.

 La trata laboral y la trata de personas que someten a la explotación del trabajo o


al abuso sexual.

 El tráfico de órganos que tiene metodologías muy similares a la trata de personas


y a la venta de niños en adopción.

 La droga y el narcotráfico que han logrado captar tanto a ciudadanos comunes


como a sectores de la política, la policía y la justicia.

 La mega corrupción estructural que se ha enquistado y naturalizado en el Estado,


en las empresas, en el sector privado y en las personas particulares.

 El abuso ecológico contra la naturaleza y el hábitat contribuyendo a la insanidad


de la población, la flora y la fauna.

 Los forasteros, los migrantes, los refugiados, los prófugos y los solicitantes de
asilo en los diversos países y culturas. A menudo familias enteras que salen de sus
tierras por guerras, causas políticas o cualquier otra razón y no son recibidos, ni
reconocidos. Esta situación requiere revisar las leyes y la política nacional e
internacional. El Papa Francisco ha señalado que esta “es una invitación a superar

295
ACIPRENSA, El Papa Francisco reitera denuncia contra nuevas formas de esclavitud. 03.06. 2016.
https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-reitera-denuncia-contra-nuevas-formas-de-esclavitud-
30899/
112
nuestros miedos para poder salir al encuentro del otro para acogerlo, conocerlo y
reconocerlo. Estar cerca para ver dónde y cómo vive. Para los extranjeros acoger,
conocer y reconocer significa respetar las leyes, la cultura y las tradiciones de los
países que los han acogido. Para nosotros, comprender sus miedos y sus
preocupaciones de cara al futuro. Para las comunidades locales, abrirse a la riqueza
de la diversidad sin ideas preconcebidas, comprender los potenciales y las esperanzas
de los recién llegados, así como su vulnerabilidad y sus temores. El verdadero
encuentro no se limita a la acogida sino que nos involucra a todos en proteger,
promover e integrar. No es fácil entrar en la cultura ajena. Debemos ponernos en el
lugar de personas tan diferentes a nosotros, comprender sus pensamientos y sus
experiencias. A menudo renunciamos al encuentro y levantamos barreras para
defendernos. Las comunidades locales, a veces, temen que los recién llegados perturben
el orden establecido y «roben» algo que se ha construido con tanto esfuerzo. Los recién
llegados también tienen miedos: temen la confrontación, el juicio, la discriminación y el
fracaso. Estos miedos son legítimos. Están basados en dudas que son totalmente
comprensibles desde un punto de vista humano. Tener dudas y temores no es un
pecado. El pecado es dejar que estos miedos determinen nuestras respuestas,
condicionen nuestras elecciones, comprometan el respeto y la generosidad, alimenten el
odio y el rechazo. El pecado es renunciar al encuentro con aquel que es diferente, con
el prójimo que es una oportunidad privilegiada de encontrarse con el Señor”. 296

 La colonización cultural y la dictadura ideológica que ejercen algunos Estados,


gobiernos o religiones intentando establecer la hegemonía de un adoctrinamiento
intolerante donde se quita la identidad, la memoria, la libertad y los derechos de un
pueblo: “así avanza una persecución nacida de la colonización cultural e ideológica
que destruye, lo hace todo igual y no es capaz de tolerar las diferencias. Solo cuenta el
presente, reniegan del pasado y no miran el futuro”.297

 El sometimiento de los pueblos originarios cuando no son respetados en su


identidad, historia y realidad ambiental y socio-cultural negándoles el ser protagonistas
de su historia y de su autodeterminación a la tierra propia, a la educación, al trabajo, a la
seguridad y todos los derechos ciudadanos. Hay que promover modelos de desarrollo
que no den cabida a la explotación, la degradación y la pobreza de las personas y la
depredación de los recursos naturales y mineros de las tierras. Es preciso que el primer
anuncio llegue también a quienes aún no lo han recibido. Sin imposiciones, ni
coacciones. En algunos lugares existe una gran falta de ministros ordenados que
pastoreen a las diversas etnias originarias. Lo esperable es que, en el futuro, los
ministros provengan de la misma población. Es preciso formar y promover al clero
indígena para que viva con su pueblo y su cultura. La Iglesia considera tanto a los
pueblos indígenas originarios de cada región como también a los oriundos de esas
tierras que habitan en las grandes ciudades y en sus periferias. A veces debe también
mediar, en la medida de lo posible, ante algún conflicto y violencia, especialmente
cuando son afectadas las etnias más pobres y postergadas.

296
RELIGIÓN DIGITAL. En la Jornada de Emigrantes y Refugiados pide “acogida e integración”
(15.01.2018).
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2018/01/14/misa-emigrantes.shtml
297
ALMUDI.ORG. Papa Francisco. Homilía en Santa Marta. El testimonio del ejemplo. 21.11.2017.
https://www.almudi.org/liturgia/homilias-de-santa-marta/homilia/97337/el-testimonio-del-ejemplo
113

Las nuevas esclavitudes tienen un nexo profundo con las diversas formas de
violencia y las distintas maneras de corrupción estructural que existen en las sociedades.
Generalmente el precio de la corrupción la paga el pueblo, especialmente los más
vulnerables y desprotegidos. La corrupción siempre, a la larga, es un precio de vidas
humanas que hay que denunciar ya que genera un proceso de muerte social que afecta a
todos. Hay muchos y muy variados modos de corrupción: corrupción espiritual y ética;
corrupción política; corrupción legal; corrupción judicial; corrupción policial y militar;
corrupción sindical y corporativa; corrupción empresarial; corrupción económico-
financiera; corrupción social; explotación, diversas tipos de trata y esclavitud; crimen
organizado y narcotráfico; nepotismo; soborno; extorsión; fraude; malversación de
fondos públicos; pacto contra la vida de un tercero; etc.

Todos los ambientes, estructuras humanas y organizaciones son susceptibles de


corromperse y de oprimir al ser humano. Por su parte, todas estas corrupciones y
esclavitudes sociales tienen su correspondiente emancipación. Hay que construir
socialmente una mayor conciencia social de la dignidad humana y sus múltiples
derechos.

Cualquier esclavitud desplaza y anula la soberanía. En la Antigüedad, y en muchos


casos también hoy, los desclasados, los despojados y los esclavos no son considerados
personas o ciudadanos, sujetos de derecho personal o social: “cuando la sociedad
abandona en la periferia a una parte de sí misma, no hay programas políticos ni
recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la
tranquilidad. No solo porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos
sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz” (EG 59).

Hay que crecer socialmente estableciendo nuevas emancipaciones. Existen


esclavitudes globales que requieren ciudadanías aún por conquistar para procurar un
mejor presente y dejar un legado de mayor calidad de vida a las próximas generaciones.
Las actuales esclavitudes manifiestan el rostro más dramático y extremo de la pobreza
donde las personas son sometidas, arriesgando su vida, su dignidad, su integridad física
y moral y todos sus derechos humanos básicos convirtiéndolos en descalificados y
perdedores, descartados y desclasados que padecen “los terribles efectos de la cultura
del «descarte» que lleva a tantos hermanos y hermanas a vivir excluidos, en una
exclusión que hiere «en la propia raíz y en la pertenencia a la sociedad donde viven.
Los excluidos no son explotados sino residuos, sobras» (EG 53)”.298 No podemos, ni
debemos ignorar este panorama como un desafío urgente de rescate y de
evangelización:

“Las situaciones de dolor e injusticia que a diario se repiten nos


pueden generar la tentación de huir, de escondernos, de zafar.
Mirando alrededor podríamos constatar que el problema está en que
son muchísimos los «no ciudadanos», «los ciudadanos a medias» o
los «sobrantes urbanos» (EG 74) que están al borde de nuestros
caminos, que van a vivir a las márgenes sin condiciones necesarias
para llevar una vida digna. Duele constatar que muchas veces entre
298
W2.VATICAN.VA. Mensaje del Santo Padre Francisco a los participantes en el 13º Encuentro de las
Comunidades Eclesiales de Base en Brasil. (17.12.2017)
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/letters/2013/documents/papa-francesco_20131217_comunita-
ecclesiali-base.pdf
114
estos «sobrantes humanos» se encuentran rostros de tantos niños y
adolescentes. Se encuentra el rostro del futuro. Y al ver estas cosas se
termina provocando un espacio de huida y desconfianza, un espacio
para la indiferencia que nos transforma en anónimos y sordos ante
los demás, nos convierte en seres impersonales de corazón
cauterizado. Como lo señalaba Benedicto XVI, «la grandeza de la
humanidad está determinada esencialmente por su relación con el
sufrimiento y con el que sufre» (SS 38) ¿Cómo encenderemos la
esperanza si faltan profetas?, ¿cómo encararemos el futuro si nos
falta unidad?, ¿cómo llegará Jesús a tantos rincones, si faltan
audaces y valientes testigos? Hoy el Señor te invita a que seas su
discípulo misionero”.299

11. El primer anuncio y los pobres: interlocutores preferenciales y privilegiados


del Evangelio
Sabemos que “el corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto
que hasta Él mismo se hizo pobre” (EG 197). Es por eso que todos los pobres
pertenecen a la Iglesia por “derecho evangélico”300; “son los destinatarios
privilegiados del Evangelio. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable
entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos” (EG 48); “no compartir con los
pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que
tenemos sino suyos” (EG 57); “nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres
porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos” (EG 201).

La opción evangélica y preferencial por los pobres nos hace descubrir el “potencial
evangelizador de los pobres” (DP 1147) interpelando a una profunda conversión
personal y eclesial de actitudes y comportamientos personales y comunitarios, así como
de estructuras y de métodos pastorales.

No solamente hay que estar cerca y compartir con los pobres sino, además, es
necesario integrarlos a todos nuestros ámbitos eclesiales, propiciando proyectos y
acciones de economía de comunión o economía solidaria301 que los integre cada vez
más cabalmente y donde ellos puedan gestionar sus propias acciones a partir de sus
propios recursos o de los recursos comunitarios.

La opción preferencial por los pobres supone el anuncio, el testimonio y la denuncia


de aquellas situaciones que vulneren sus derechos. Hay que proteger y velar por los

299
RELIGIÓN DIGITAL. Apoteosis final del Papa en Perú- No tengan miedo de hacer de esta historia una
historia de salvación. (22.01.2018).
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/21/apoteosis-final-del-papa-en-peru-no-
tengan-miedo-de-hacer-de-esta-historia-una-historia-de-salvacion-religion-iglesia-francisco-lima.shtml
300
W2. VATICAN.VA. Mensaje del Santo Padre Francisco para la I jornada mundial de los pobres.
Domingo XXXIII del tiempo ordinario. “No amemos de palabra sino con obras”. 19.11.2017.
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/poveri/documents/papa-
francesco_20170613_messaggio-i-giornatamondiale-poveri-2017.html
301
Economía de comunión o economía solidaria es una nueva cultura económica y cívica fundada en la
“cultura del dar” formada por ciudadanos, trabajadores, consumidores, ahorradores empresarios,
investigadores y operadores económicos en la promoción de una praxis y de una cultura económica
caracterizadas por la comunión, la gratuidad y la reciprocidad, proponiendo y viviendo un estilo de vida
alternativo al dominante en el sistema actual.
115

intereses de los más postergados e “incluir el potencial humano, social y evangelizador


de los más pobres y vulnerables, integrándolos para que sean parte de la solución de
los problemas sociales que nos afectan a todos, especialmente a ellos”.302

No hay que minusvalorizar la presencia, la experiencia, la sabiduría, el


discernimiento y el aporte que los pobres hacen. Hay que integrarlos a los procesos
comunitarios que existen, dándoles visibilidad, voz y participación. No pueden estar
ausentes o ser un detalle “anecdótico” u “ornamental” del paisaje humano. Una
comunidad creyente que invisibiliza a sus pobres no puede considerarse tal. No son
miembros pasivos. No hay que pensar que son meramente los destinatarios de nuestra
acción evangelizadora o solidaria nuestra caridad social o de nuestra solidaridad. Pocas
veces los asumimos en condiciones de igualdad en su rol de interlocutores pastorales.
Nos situamos en superioridad de condiciones. En todo caso, también nosotros somos
destinatarios de ellos en nuestros aprendizajes de vida y de fe. Ellos son nuestros
hermanos de comunidad e interlocutores con quienes interactuamos en un mutuo
intercambio social, pastoral y espiritual. Hay que incentivar el “descubrimiento del
potencial evangelizador de los pobres. Nos interpelan constantemente, llamando a
todos a la conversión”.303

Deben considerarse integrantes activos de nuestras comunidades, participando en el


discernimiento, en la gestión, en la ejecución y en la evaluación de los procesos
comunitarios y pastorales. Son co-protagonistas junto a todos los otros miembros de la
comunidad. Debemos plantearnos el modo de insertarlos real y activamente. No se
puede resolver el problema de la pobreza sin la participación y la opinión de los más
afectados, los pobres. Ellos deben ser los primeros protagonistas. Nosotros sus aliados,
defensores, compañeros de camino y hermanos de una misma comunidad. Ellos son los
auténticos artífices de sus vidas, de su visibilidad y de su potencialidad social. Por
nuestra parte la misión con los pobres es mucho más que trabajo. Es presencia que está,
que permanece, que acompaña, que contiene, que se involucra día a día. Sabemos que:

“La vida con los pobres es una opción a la que fuertemente nos invita el
Evangelio de Jesús. Aquí no se trata solo de dar de comer a un pobre sino
de considerarlo digno de participar en nuestra mesa. Es pasar de la
generosidad a la comunión. El Evangelio es claro: permanecer cerca del
pueblo especialmente de aquellos que están solos, débiles y necesitados. Ser
su amigo, su hermano, hacernos prójimos, hacernos familia.

Las reflexiones que se hacen sobre los pobres y las organizaciones que
intentan organizar comunidades y superar la pobreza deben hacerse desde
el conocimiento, la cercanía, el amor a los pobres y sobre todo desde una
profunda conciencia de igualdad. Si no esas reflexiones contribuyen a
levantar muros y a cavar grietas. Los muros y las grietas que son el signo
de nuestro tiempo comienzan en creerse distinto, no reconocerse iguales.

Hoy se habla de integración social y urbana y esto hay que entenderlo


bajo la categoría de encuentro. Reconocer al pueblo que vive en nuestros
barrios, como sujeto colectivo con su cultura, su lenguaje, su modo de

302
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 30.08.17, 4. d
303
X SÍNODO DE CÓRDOBA. Evangelización y Catequesis de adultos. Documento Final. 15.08.1986, II, 10
116
razonar, su ritmo, sus símbolos. Esto no es populismo. Es sencillamente
respetar al otro. En este encuentro los pobres reciben mucho, pero debemos
reconocer que ellos ya aportan mucho. Por ejemplo, en la gran ciudad
aportan, junto a otros miles de mujeres y hombres, una fuerza económica
insustituible y dignificadora: el trabajo. Sobre todo en la construcción de
nuestras casas, la ropa que usamos, las frutas y verduras que consumimos,
incluso el cuidado de nuestros enfermos y de nuestros mayores.

Históricamente hemos pedido la presencia inteligente del Estado en los


barrios populares. Es el que tiene en sus manos las mejores herramientas
para esta integración social y urbana. Uno de los caminos concretos es la
generación de trabajo para los sectores populares. Donde el Estado no está
inteligentemente presente, aparecen las organizaciones criminales que
principalmente afectan la vida concreta de los vecinos de nuestros barrios.

El Papa Francisco siempre ha alentado a trabajar a favor de los más


pobres. Sabemos que en nuestro mundo de hoy su palabra es interpeladora
y para algunos molesta: «¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para
este sistema! Molesta que se hable de ética, de solidaridad mundial, de
distribución de los bienes, de preservar las fuentes de trabajo, de la
dignidad de los débiles, de un Dios que exige un compromiso por la
justicia» (EG 203). Para nosotros, su ejemplo y su palabra son una
invitación renovada a estar al servicio de los más pobres y no de nosotros
mismos”.304

La Iglesia es protectora y emancipadora de los pobres. Debe formarlos en su


conciencia ciudadano-social y en su participación eclesial. Ellos nos enseñan a anunciar
el Evangelio. Sus palabras y sus testimonios son aportes cualificados. Muchas
realidades de la Iglesia y de nuestras comunidades cambiarían si participaran más los
pobres y si le diéramos mayor injerencia e intervención en los procesos comunitarios y
pastorales. Si nosotros no sabemos cómo hacerlo es porque tenemos que hacerlo con
ellos ya que ellos mismos son los mejores evangelizadores de los pobres. Es preciso que
los organismos eclesiales y los servicios pastorales partan de la gente, si fuera de los
pobres, mejor. Ellos conocen las penurias y las alegrías de sus pares. Son interlocutores
preferenciales para la Iglesia y privilegiados del Señor, signos de aquella pequeñez que
debemos alcanzar a los ojos de Dios.305 Siempre debemos crecer más en nuestra
apreciación positiva para con los pobres. La sociedad nos enseña todo lo contrario. Nos
impulsa a excluirlos y a no considerarlos, incluso a despreciarlos. Esto no es humano, ni
evangélico: “no puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación
de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa” (EG 53). Nuestra
existencia debe dejarse afectar y configurar por los pobres y por los sufrientes al modo
de Jesús.

Los pobres enseñan a todos, sobre todo a los que son instruidos en la fe y estudian
sus contenidos ya que el anuncio del Evangelio es para todos. No solo para los pobres
sino también para los que adoctrinan y enseñan en la fe. El Papa Francisco nos recuerda
que “este ir hacia los pobres no significa que debamos convertirnos en pauperistas o en
304
LA NACIÓN. Los pobres, la Iglesia y el Papa, en la visión de los curas villeros. (11.01.18)
http://www.lanacion.com.ar/2099588-los-pobres-la-iglesia-y-el-papa-en-la-vision-de-los-curas-villeros
305
cf. Mt 5,3
117

una especie de vagabundos espirituales. Significa que tenemos que ir hacia la carne de
Jesús que sufre que es también la de aquellos que no lo conocen. Tenemos que ir hacia
las periferias existenciales. Todas las periferias de la pobreza física y de la pobreza
intelectual que también es real. El anuncio del Evangelio, el Apóstol San Pablo afirma
que es para todos, también para los doctos: la sabiduría que proviene de la revelación
no se opone a la humana, al contrario, la purifica y la eleva. La Iglesia siempre ha
estado presente en los lugares donde se elabora la cultura”.306

Los pobres enseñan. Sobre todo si viven con fe sus situaciones de carencias.
Nosotros debemos considerarnos beneficiarios de su anuncio y de su testimonio y
vernos “a nosotros, en primer lugar, como una periferia existencial que necesita
también ser evangelizada para recibir nuevamente el kerygma y luego ver las otras
periferias existenciales”.307 Hay periferias que nos incluyen. En el presente todo es
periferia. Vivimos en una cultura de transición y corrimiento, una cultura de periferias.

Tampoco hay que pactar con la instrumentalización ideológica y/o política de los
más pobres y necesitados. Solo la inclusión y la integración social es la solución de la
pobreza. Para esto uno de los caminos privilegiados es el acceso y la permanencia de
todas las personas (especialmente los más vulnerables socialmente) en el sistema
educativo. La educación formal abre puertas a las oportunidades que posibilitan la
inclusión y la integración. Sin inclusión, sin integración y sin educación, no hay
posibilidad de revertir verdaderamente la pobreza.

12. El primer anuncio y la iluminación de los emergentes sociales


El primer anuncio, frescura de la novedad del Evangelio que irrumpe en la vida
personal, comunitaria y social, ilumina y convierte los emergentes sociales más
conflictivos de nuestra realidad. A propósito conviene recordar y re-interpretar los siete
núcleos del Diagnóstico Pastoral (2005)308 a la luz de las situaciones actuales. Los siete
núcleos escogidos “fueron el resultado de considerar los muchos problemas parciales
detectados en el análisis de nuestra realidad, identificando los problemas
fundamentales subyacentes”.309

Además hay interesantes aportes que, en relación a las personas y a los sectores más
vulnerables y sufrientes, ha expresado nuestra comunidad eclesial, como por ejemplo,
“visibilizar las problemáticas sociales para tener una mayor conciencia y acción.
Asumir la responsabilidad que nos compete a cada uno como actores sociales de la
comunidad que conformamos. Hacer respetar todos los derechos de los ciudadanos
demandando políticas públicas que transformen la realidad. Estar siempre cerca de
todos los que sufren, especialmente de los jóvenes y de las personas más desprotegidas
que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Crear espacios de contención,
escucha y esperanza para los sectores más vulnerables. Trabajar con otras
Instituciones realizando abordajes en común, mesas multisectoriales entre la Iglesia y
las organizaciones intermedias, entre los agentes pastorales y los referentes y actores

306
PAPA FRANCISCO. Catequesis de los miércoles, 18.06 2013.
307
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA,
Ibid.
308
cf. INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 1.1
309
DP, Introducción
118
sociales de las mismas para compartir las problemáticas y crecer juntos en la búsqueda
de posibles soluciones. Capacitar a las personas para que puedan incluirse en la
sociedad laboral. Pensar, planificar y ejecutar proyectos solidarios en conjunto,
creciendo en el empoderamiento de todos, posibilitando verdaderos procesos de
compromiso para la transformación de la propia comunidad y de las realidades
sociales, animándonos al diálogo y al discernimiento, aportando saberes y experiencias
propias”.310

Para finalizar la enumeración de estas sugerencias y a modo de conclusión frente al


escenario de la pobreza estructural y de la pobreza emergente nacida de la desigualdad
distributiva de la riqueza común y de la corrupción socio-política instalada, a los
creyentes resuenan de manera particular aquellas palabras de Jesús: “A los pobres
siempre los tendrán con ustedes” (Mt 26,11; Jn 12, 8). ¿Qué significa que “estarán
siempre”?; ¿la pobreza estructural y la pobreza coyuntural nunca desaparecerán?;
¿acaso no debemos soñar una sociedad con menos pobreza y con menos pobres?

Jesús pronuncia esa frase en dos textos evangélicos ubicados en el contexto de la


fiesta de Pascua donde entregará su vida.311 En el Evangelio de Mateo acontece dos días
antes de la Pascua.312 Los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo deciden darle
muerte. La escena central transcurre en el pueblo de Betania, en la casa de un tal Simón
cuando entra una mujer con un perfume valioso y unge la cabeza del Señor. Los
discípulos, indignados por el derroche, protestan deseando vender el perfume para dar el
dinero a los pobres.

En el Evangelio de Juan, el hecho es seis días antes de Pascua313, en el pueblo


Betania donde Jesús había resucitado a su amigo Lázaro con un milagro que es signo
anticipatorio de su propia resurrección. Allí una mujer derrama el perfume en los pies
de Jesús y los seca con su cabello. En el texto de Mateo el perfume cubre la cabeza. En
el texto de Juan se derrame en los pies. De la cabeza a los pies, ambos Evangelios
revelan al Señor como Ungido. El perfume es la unción con manifiesta su mesianismo y
anticipa su Pascua.

En el Evangelio de Juan, Judas Iscariote, quien administra el dinero de la comunidad


de los discípulos de Jesús –el texto dice que “llevaba la bolsa y que robaba lo que se
ponía en ella” (Jn 12,6)– es quien murmura. Su discurso es a favor de los pobres,
aunque él mismo roba a su propia comunidad. La mentira y el robo (corrupción)
proclaman solo de palabra el mejor alegato para la defensa de los derechos de los
pobres. En ambos Evangelios el Señor responde que el derrame del perfume es
anticipatorio de la unción ritual para su sepultura, tal como acostumbraban los judíos.314
Es en ese contexto donde Jesús afirma que a los pobres “siempre los tendrán”. Une la
permanencia de los pobres con el gesto de la mujer. Ambos son su continua presencia
pascual. Los pobres y el gesto humilde de una mujer son la mejor proclamación de su
Pascua. De hecho une el anuncio del Evangelio al gesto de devoción y de
reconocimiento de la mujer: “les aseguro que allí donde se proclame esta Buena

310
cf. INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA,
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4 d.
311
cf. Mt 26,1-13; Jn 12,1-8
312
cf. Mt 26, 2
313
cf. Jn 12, 1
314
cf. Jn 20,39-40.
119

Noticia en todo el mundo, se contará también, en su memoria, lo que ella hizo» (Mt
26,13).

El gesto de amor y los pobres son el memorial continuo de la Pascua del Señor.
Aunque se erradicara algún día la pobreza de todo el mundo, aquellos que en su corazón
sean pobres manifestarán por siempre la presencia pascual de Jesús entre nosotros. El
Papa Francisco lo comparte sencillamente de manera testimonial: “puedo decir que los
gozos más bellos y espontáneos que he visto en mis años de vida son los de personas
muy pobres que tienen poco a qué aferrarse” (EG 7).

Preguntas para el discernimiento

15. ¿Cuáles son los factores por los cuáles nos cuesta comprometernos, en clave
evangélica, con nuestra identidad ciudadana y pública en compromisos
sociales concretos?
16. ¿Cuáles son las situaciones de pobrezas no visibilizadas que esperan una
respuesta de la Iglesia hoy en Córdoba?
17. ¿En qué realidades están efectivamente integrados nuestros hermanos más
pobres en nuestra comunidad y en nuestra actitud misionera? Y donde no lo
están, ¿cómo integrarlos?
18. ¿De qué manera podemos transparentar en nuestras comunidades la
austeridad y el compartir de bienes como un testimonio auténticamente
evangélico?
120
121

Sección IX:
El primer anuncio y algunas realidades de especial atención
pastoral en la actualidad (mujeres, familias y jóvenes)

“Felices los que son capaces de ensuciarse las manos para que otros
vivan en paz, los que se esfuerzan por no sembrar división".
Papa Francisco.315

1. La mujer en el discernimiento, en las decisiones, en las gestiones, en los


servicios y en los ministerios eclesiales
Consideraremos ahora algunas problemáticas eclesiales de la actualidad que inciden
en nuestro modo de ser Iglesia y en nuestras prácticas del primer anuncio: el lugar de la
mujer en la Iglesia y en nuestras comunidades (su rol y su misión); las nuevas
configuraciones sociales de familias que están dentro de nuestras comunidades y su
vínculo con la escuela creyente y, por último, la presencia de las diversas culturas
juveniles.

Ciertamente estas problemáticas no agotan, en absoluto, el debate doctrinal y el


posicionamiento pastoral de la Iglesia. Hay muchas otras que luego mencionaremos sin
profundizarlas. Solamente nos detendremos en estas tres en razón de ser consideradas
interlocutores especiales y privilegiados en su vínculo explicito con el primer anuncio.

Empezando por el lugar que tiene la mujer en la Iglesia recordemos que el mensaje
final del Concilio Vaticano II a las mujeres (08. 12. 1965) afirma que “ha llegado la
hora en que la vocación de la mujer llegue a su plenitud. La mujer ha adquirido, en el
mundo, una influencia, un peso y un poder jamás alcanzado hasta ahora”.316

Los cambios sociales, culturales (en la familia, en la sociedad y en el mundo del


trabajo) y eclesiales plantean constantemente el rol de la mujer y la naturaleza singular
del “genio femenino” tal como expresaba el Papa San Juan Pablo II.

Estas transformaciones tienen sus consecuencias en el modo de pensar y de actuar e


inciden en la vida de los creyentes planteando la problemática de la cuestión femenina.
Desde siempre la Iglesia se autodefine femeninamente: Virgen, Esposa y Madre.
Existen importantes Documentos eclesiales que plantean el lugar de la mujer en la
Iglesia.317 Esto no se trata de una cuestión democrática, ni meramente feminista dentro
de la comunidad creyente. La verdadera participación de las mujeres en la Iglesia se

315
RELIGIÓN DIGITAL. Felices los que son capaces de ensuciarse las manos para que otros vivan en paz.
(17.01.2018). http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/16/misa-parque-o-higgins-
religion-iglesia-chile-vaticano-papa-francisco-paz-reconciliacion-division-amor-bienaventuranzas.shtml
316
W2.VATICAN.VA. Pablo VI. Clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II. Mensaje a las mujeres.
https://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/speeches/1965/documents/hf_p-vi_spe_19651208_epilogo-
concilio-donne.html
317
cf. EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL FAMILIARIS CONSORTIO (22.11. 81) 1981); la Encíclica
“REDEMPTORIS MATER” (25.03.1987); la CARTA DIRIGIDA A LAS MUJERES CON MOTIVO DE LA IV
CONFERENCIA MUNDIAL SOBRE LA MUJER EN PEKÍN (29.06. 1995) y la Carta Apostólica del Papa San Juan
Pablo II “MULIERIS DIGNITATEM” (15. 08. 1998) y la Carta del Cardenal Joseph Ratzinger “SOBRE LA
COLABORACIÓN DEL HOMBRE Y LA MUJER EN LA IGLESIA Y EL MUNDO” (31. 05. 2004).
122
fundamenta en la fe. Quien recibe el bautismo, sea mujer o varón, se convierte en
miembro pleno de la Iglesia y participa de la vocación a la santidad y de la misión
eclesial318 ya que “las mujeres constituyen, en igualdad de condiciones y dignidad, con
relación al varón, el Pueblo de Dios” (SD 108). Por lo cual deben ser aceptadas y
valoradas en la comunidad eclesial y en la sociedad “no solo por lo que ellas hacen sino
sobre todo por lo que ellas son” (SD 108).

Existe una “igualdad bautismal” en todos los miembros eclesiales. El Papa


Francisco sostiene que “el papel de la mujer en la Iglesia no es feminismo. Es un
derecho de bautizada con los carismas y los dones que el Espíritu ha dado”.319 Por otro
lado, “las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres plantean en la
Iglesia profundas preguntas que no se pueden eludir superficialmente” (EG 104).

Para encontrar respuestas a las diversas problemáticas se deben buscar fundamentos


de naturaleza filosófica, antropológica, cultural, histórica, sociológica, psicológica y
jurídica, además de argumentos desde la fe, la Tradición eclesial y la teología. El Papa
Francisco sostiene la necesidad pastoral de “ampliar los espacios para una presencia
femenina más incisiva en la Iglesia” (EG 103), incorporando a la mujer “allí donde se
toman decisiones importantes en los diversos ámbitos de la Iglesia” (EG 104). Él
mismo lo ha hecho en el proceso de reforma de la Curia Romana. El artículo 2 de los
Estatutos del nuevo Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida contempla la posibilidad
de que sea un laico –y, por lo tanto, también una mujer– quien asuma el papel de
secretario del Prefecto y de los tres subsecretarios del Pontificio Consejo. Además el
Papa expresó su deseo de mayor presencia femenina en la Secretaría del Pontificio
Consejo de Justicia y Paz o en el Dicasterio para los inmigrantes. Incluso desea la
presencia de mujeres en los consejos episcopales, en las universidades pontificias y en
los tribunales eclesiásticos. También constituyó una comisión de estudio sobre el
diaconado femenino.320

Ya hay espacios donde la presencia de la mujer y su plena participación desde la


igualdad bautismal es parte integral de la pastoral. Son las mujeres quienes más
participan en las celebraciones litúrgicas, en la catequesis, en las diversas áreas de la
pastoral (educación, catequesis, familia, juventud, pastoral social, pastoral de la salud,
etc.). Son las que más se acercan al sacramento de la Eucaristía y de la reconciliación y
las más disponibles para muchas iniciativas parroquiales, solidarias y misioneras. El
primer anuncio siempre estuvo ligado históricamente a las mujeres, tanto en la familia
como en la actividad pastoral. Los mismos Apóstoles de Jesús lo recibieron de las
mujeres.321 A partir de entonces el Evangelio está unido de una manera particular a las
mujeres. La transmisión de la vida y la comunicación de la fe siempre han estado
ligadas a ellas.

318
cf. LG 32.
319
W2.VATICAN.VA. Discurso del Santo Padre Francisco a la unión internacional de superiores
generales. (12.05.2016). https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/may/documents/papa-
francesco_20160512_uisg.html
320
cf. IGLESIA EN DIRECTO. NOTAS DE CONTEXTO SOBRE LA ACTUALIDAD CATÓLICA. ¿Qué dijo el Papa
Francisco sobre el diacononado femenino? http://www.iglesiaendirecto.com/2016/05/15/que-dijo-el-
papa-sobre-el-diaconado-femenino/
321
cf. Mt 28,7-8; Mc 16,6-7; Lc 24, 4-9; Jn 20,17-18.
123

La mujer tiene un lugar “insustituible en el hogar, en la educación de los hijos y en


la transmisión de la fe”322, en su aporte a la vida consagrada y a la vida religiosa, sin
excluir además “su participación activa en la construcción de la sociedad” (DA 456).

En nuestros contextos culturales especialmente “en América Latina es necesario


superar la mentalidad machista” (DA 456) y desarrollar “la identidad femenina en
reciprocidad y complementariedad con la identidad del varón” (DA 457). Solo así la
promoción de la mujer será “un auténtico signo de los tiempos” (DP 849).

El lenguaje empleado en muchos Documentos de la Iglesia al referirse al ser


humano es “hombre”. En el Documento de Aparecida se emplea “hombres y mujeres”
o “varón y mujeres”.323 También tenemos que trascender prejuicios y prácticas
impregnadas de machismo, clericalismo, subordinación y desigualdad. Algunos
consideran que la problemática de la mujer dentro de la Iglesia es un debate acerca del
poder. Se necesita una profunda “conversión pastoral” también en este punto. Si la
mujer no se incorpora a los procesos de discernimiento, toma de decisiones, gestiones,
planificaciones, ejecuciones y evaluaciones de los procesos que se dan dentro de las
estructuras eclesiales, poco se puede adelantar. Hay que “garantizar la efectiva
presencia de la mujer en los ministerios que, en la Iglesia, son confiados a los laicos,
así como también en las instancias de planificación y decisión pastoral, valorando su
aporte” (DA 458c) ya que “urge que todas las mujeres puedan participar plenamente
en la vida eclesial, familiar, cultural, social y económica, creando espacios y
estructuras que favorezcan una mayor inclusión” (DA 454).

Incluso hay que incorporar más presencia femenina en la formación espiritual,


intelectual y pastoral de los futuros sacerdotes y discernir nuevos ministerios laicales y
pastorales asumidos también por mujeres. Las demandas actuales requieren la gestión
de las mujeres como verdaderas discípulas misioneras324 ya que hay un “ministerio
esencial y espiritual que la mujer lleva en sus entrañas”.325 Es por eso que “la Iglesia
reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una
intuición y unas capacidades peculiares. Por ejemplo, la atención femenina hacia los
otros que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. El
genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha
de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos
lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las
estructuras sociales” (EG 103).

Por lo mismo “se trata de estudiar criterios y modalidades nuevos para que las
mujeres no se sientan huéspedes sino plenamente partícipes en los varios ámbitos de la
vida social y eclesial. La Iglesia es mujer, es la Iglesia, no “el” Iglesia. Este es un
desafío que ya no se puede postergar. Hay que ofrecer espacios a las mujeres en la vida
de la Iglesia, teniendo en cuenta las sensibilidades culturales y sociales. Es de desear
una presencia femenina más amplia e influyente en las comunidades para que podamos

322
DA 456
323
cf. DA 27, 29, 32, 48, 105, 116, 117, 120, 122, 275, 335, 470, 538
324
cf. DA 458a
325
cf. DA 457
124
ver a muchas mujeres partícipes en las responsabilidades pastorales, en el
acompañamiento de personas, familias y grupos, así como en la reflexión teológica”.326

2. Un solo “no” que abre muchos otros “sí”


El Papa Francisco ha afirmado que “una Iglesia sin mujeres es como el Colegio
Apostólico sin María. El papel de la mujer en la Iglesia no es solo la maternidad sino
que es más fuerte. Creo que no hemos hecho todavía una profunda teología de la mujer.
Debemos pensar en la mujer desde una perspectiva de opciones arriesgadas. No se
puede limitar al hecho de que hagan de monaguillo o sea la presidenta de Cáritas o la
catequista. Se tiene que indagar más profundamente, incluso más a nivel místico. En
relación con la ordenación de mujeres, la Iglesia ha hablado y dice: «No». Lo ha dicho
Juan Pablo II con una declaración definitiva. Aquella puerta está cerrada aunque sobre
esto quiero decir algo. María es más importante que los Apóstoles, que los obispos, que
los diáconos y que los presbíteros. Esto es lo que debemos tratar de explicar mejor.
Falta una explicación teológica de esto”.327

El Papa San Juan Pablo II ciertamente argumentó, desde la práctica de Jesús y de la


Tradición de la Iglesia, descartando toda posibilidad de aceptación del sacerdocio
femenino en la Iglesia Católica328: “con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de
gran importancia que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de
mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia
no tiene, en modo alguno, la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las
mujeres. Este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la
Iglesia”.329

El sacerdocio reservado a los varones se desnaturaliza en su servicio si se identifica


la potestad del sacramento del orden con el mero poder (EG 104). El sacerdocio
ministerial es un don y un servicio al Pueblo de Dios. Es también una carga y una cruz.
No puede asociarse sin más al poder, ni siquiera al poder pastoral. Tampoco es un
privilegio, ni la prerrogativa de una élite. Los más grandes en el Reino de los Cielos no
serán necesariamente los ministros ordenados sino los santos. La Virgen María no fue
revestida por Dios de ningún carácter sacerdotal y, sin embargo, después de Jesús, es la
más grande y la primera en todo. Jesús no le confirió a su Madre el ministerio
sacerdotal; sin embargo, nadie merece mayor reconocimiento que ella. Esto demuestra
que el impedimento del sacerdocio ministerial en nada afecta la capacidad de la mujer
de realizarse plenamente en la Iglesia e incluso de influir decisivamente en su vida y en
la historia, como lo han hecho notables santas a lo largo del tiempo.

326
W2.VATICAN.VA Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la plenaria del Consejo
Pontificio para la Cultura. Sala del Consistorio (07. 02. 2015).
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/february/documents/papafrancesco_20150207_
pontificio-consiglio-cultura.html
327
ZENIT. Sergio Mora. La mujer en la Iglesia. Sobre la ordenación sacerdotal como lo hacen otras
confesiones no católicas. (29.08.2013). https://es.zenit.org/articles/la-mujer-en-la-iglesia/
328
cf. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Declaración sobre la cuestión de la
admisión de las mujeres al sacerdocio ministerial. (15.10.1975)
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19761015_inter-
insigniores_sp.html#_edn6
329
JUAN PABLO II. Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis. (22.05.1994) cf.
https://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_letters/1994/documents/hf_jp-
ii_apl_19940522_ordinatio-sacerdotalis.html
125

Lo central del debate no es que las mujeres puedan acceder al ministerio sacerdotal
o a otros ministerios sino que empecemos todos a resignificar los ministerios que
existen y de crear los que son ahora necesarios. No se trata que las mujeres ocupen el
lugar de los varones o de que luchen contra ellos sino de revitalizar la Iglesia con sus
ministerios y de ocupar los espacios vacíos que deja la ausencia de la Iglesia en algunos
ámbitos de la sociedad y de la cultura. En la comunión eclesial, no se deben generar
competencias sino comunión en la reciprocidad y en la complementación.

Algunos piensan que reclamar la posibilidad del sacerdocio femenino es defender la


plena igualdad de los derechos de la mujer. Sin embargo, la plena igualdad no está en
tener el mismo rol, la misma función y la misma responsabilidad que el varón. La
misma dignidad está basada en el reconocimiento de la singularidad de cada uno y de lo
que a cada uno le compete ser y hacer. La base de la igualdad de los derechos se
sustenta en la singularidad de cada uno. No hay que pensar el derecho propio en función
del otro (su rol, su función y su responsabilidad) sino desde la propia singularidad.

Ciertamente en muchos lugares hay mujeres (laicas, consagradas y religiosas) que


realizan muchas de las tareas pastorales que hacen los varones y los sacerdotes
compartiendo el mismo celo apostólico, anunciador y misionero. Santa Teresa del Niño
Jesús330 (1873-1897) afirmaba: “Siento en mí otras vocaciones. La vocación de
sacerdote, de apóstol, de doctor y de mártir. A pesar de mi pequeñez quisiera iluminar
como los profetas y los doctores. Deseo ser misionero y mártir y como un apóstol
anunciar al mismo tiempo el Evangelio en todo el mundo. Abrí un día las cartas de San
Pablo a fin de buscar en ellas una respuesta. Mis ojos se encontraron con los capítulos
12 y 13 de la primera carta a los Corintios. Leí que no todos pueden ser apóstoles,
profetas y doctores. Que la Iglesia está compuesta de diferentes miembros y que el ojo
no podría ser, al mismo tiempo, mano. Sin desanimarme seguí leyendo y esta frase me
reconfortó: «busquen con ardor los dones más perfectos. Voy a mostrarles un camino
más excelente». El Apóstol explicaba cómo todos los dones, aún los más perfectos, nada
son sin el amor. La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que solo el
amor era el que ponía en movimiento a los miembros de la Iglesia. Si el amor llegara a
apagarse, los apóstoles no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a
derramar su sangre. Comprendí entonces que el amor encerraba todas las
vocaciones”.331

Tendríamos que recordar más seguido que todos, por el bautismo, varones y
mujeres, poseemos la virtud teologal de la caridad y el sacerdocio común de los fieles.
Si los viviéramos en plenitud quizás las cosas, pastoralmente hablando, serían distintas.

No es menor el lugar que ocupan las mujeres, en sus diversos roles, en la


transmisión del primer anuncio. Hoy se constata la interrupción familiar y generacional
de la transmisión vivencial de la fe. En esta comunicación, especialmente las mujeres
(las madres, las abuelas, las maestras y las catequistas) tienen un papel relevante. El
Papa Francisco ilustra este punto con una anécdota personal:

“La fe se trasmite en un seno materno, el seno de la Iglesia, porque la


Iglesia es madre. La maternidad de la Iglesia se prolonga en la

330
Monja francesa, carmelita descalza, Doctora de la Iglesia y patrona de las misiones.
331
HISTORIA DE UN ALMA. Manuscrito B. Capítulo IX.
126
maternidad de la madre o de la abuela. Conocí en Albania a una
monja que durante la dictadura estuvo en la cárcel. De vez en cuando
los guardias la dejaban salir un poco y ella paseaba mucho a lo largo
del río; tanto que la dejaban ir, pensando: “¿Qué va a hacer esa
pobrecilla?”. En cambio, ella era lista y las mujeres, sabiendo
cuando salía, les llevaban a sus hijos y los bautizaba a escondidas
con el agua del río. Un bonito ejemplo. Y yo me pregunto: ¿las
madres y las abuelas son como esas dos mujeres de las que habla el
Apóstol San Pablo: “tu abuela Loide y tu madre Eunice” (2Tm 1,5)
que te trasmitieron la fe? Me causa tristeza cuando veo niños que no
saben hacer la señal de la Cruz, y hacen un garabato porque les falta
la madre y la abuela que se lo enseñe. Cuántas veces pienso en las
cosas que se enseñan en la preparación al matrimonio. A la novia que
será madre: ¿se le enseña que debe trasmitir la fe? Pidamos al Señor
que nos enseñe como testigos y predicadores y también a las mujeres
como madres a trasmitir la fe”.332

3. Estudiando posibilidades
El Papa Francisco hizo el anuncio de la creación de una comisión que analizará el
tema del diaconado ejercido por las mujeres en la Iglesia de los orígenes cristianos.
Durante un encuentro que el Papa tuvo en el Vaticano con 900 madres superioras de
diversas congregaciones de todo el mundo (mayo de 2016), las religiosas le preguntaron
por qué la Iglesia excluye a las mujeres del diaconado, habiéndolo ejercido en los
primeros tiempos de la Iglesia. El mismo Apóstol San Pablo menciona a una mujer,
Febe, en su carta a los Romanos la cual ejercía tal ministerio.333

El Papa Francisco contestó que respecto a las diáconas o diaconisas de los primeros
siglos de la Iglesia aún no se sabe, a ciencia cierta, la especificidad de su rol y, sobre
todo, si tenían ordenación o no, aunque se supone que ayudaban especialmente en el
bautismo a las mujeres cuando la práctica de dicho sacramento para adultos, en los
primeros siglos, implicaba sumergirse en el agua con el cuerpo desnudo. Estas
diaconisas, con el correr de los siglos, desaparecieron en la Iglesia.334

El Papa Francisco explicitó, además, que le haría bien a la Iglesia aclarar este punto,
afirmando la posibilidad de crear una comisión de estudio sobre el tema. Además
sostuvo que “la Iglesia debe involucrar a consagradas y laicas en las consultas y
también en el proceso de las decisiones ya que el creciente rol de las mujeres en la
Iglesia no es feminismo sino un derecho de todos los bautizados: varones y mujeres”.335

Conviene recordar que durante el Sínodo de obispos sobre la familia, el Obispo


canadiense Paul-André Durocher (1924) propuso que las mujeres pudieran volver a ser
diáconos, abriendo así nuevamente el debate.

332
ALMUDI.ORG. Cómo transmitir la fe. Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. (26.01.2018).
https://www.almudi.org/liturgia/homilias-de-santa-marta/homilia/97350/como-transmitir-la-fe
333
cf. Rm 16,1
334
cf. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL. El diaconado: evolución y perspectivas (2002), la
desaparición de las diaconisas, III, 2
335
LA OPINIÓN. Mujeres diáconos: el nuevo cambio del Papa Francisco.
https://laopinion.com/2016/05/12/mujeres-diaconos-el-nuevo-cambio-del-papa-francisco/
127

Más allá del tema puntual de la diaconía ministerial, no podemos desconocer el


papel protagónico que han tenido las mujeres en la historia y en la Iglesia, tanto en el
pasado como en la actualidad, incluso con condicionamientos culturales y obstáculos
que limitaban su presencia y su acción, han producido avances significativos no solo
para las mujeres sino para toda la sociedad. El Papa Francisco afirma que “solo la
fuerza de las mujeres es capaz de resistir a la colonización cultural. Son ellas, las
madres y las mujeres, las defensoras de la memoria, capaces de defender la historia de
un pueblo y de trasmitir la fe que luego los teólogos explican. El Pueblo de Dios salió
adelante por la fuerza de tantas mujeres valientes que supieron dar a sus hijos la
fe”.336

Uno de los grandes males que afecta a la sociedad hoy es el maltrato y la violencia a
la mujer: “duele constatar cómo tantas mujeres son desvaloradas, menospreciadas y
expuestas a un sinfín de violencias. No se puede naturalizar la violencia hacia las
mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer
dentro de nuestras comunidades. No nos es lícito mirar para otro lado y dejar que
tantas mujeres sean pisoteadas en su dignidad”.337 Hay que “generar actitudes de
reconocimiento y gratitud frente a la mujer, frente a las madres y abuelas que son un
bastión en las vidas de nuestras ciudades. Casi siempre silenciosas, llevan la vida
adelante en el silencio y en la fuerza de la esperanza. Mirando a las madres y a las
abuelas quiero invitarlos a luchar contra los numerosos casos de feminicidio. Son
muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas. Los invito a luchar contra
esta fuente de sufrimiento pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de
repudio a toda forma de violencia”.338

La violencia contra las mujeres aumenta cada día tomando nuevas formas, algunas
más visibles y otras más invisibles y difíciles de detectar. Compartimos una gran
responsabilidad social y eclesial respecto a la concientización de la violencia machista.
Es un compromiso ético que no nos permite permanecer nunca en silencio sino
denunciar e intervenir. La violencia contra las mujeres no debe entenderse únicamente
como drama personal sino como un problema político, consecuencia de un sistema
social profundamente enraizado en la tradición cultural de supremacía del varón
respecto de la mujer. Los creyentes, varones y mujeres, sabemos que el anuncio del
Evangelio es novedad que dignifica porque el encuentro con Dios es siempre liberador y
la caridad resulta operativa cuando es compasión transformadora del sufrimiento
humano en cualquiera de sus modos.339

336
PAPA FRANCISCO. Homilía en Santa Marta. Recordar los valores. (23.11.2017).
https://www.almudi.org/liturgia/homilias-de-santa-marta/homilia/97338/recordar-los-valores
337
RELIGIÓN DIGITAL. El clamar del Papa contra el machismo: No se puede normalizar la violencia
contra la mujer. (20.01.2018)
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/19/clamor-el-papa-contra-el-machismo-no-se-
puede-normalizar-la-violencia-contra-la-mujer-religion-iglesia-francisco-puerto-maldonado-peru.shtml
338
RELIGIÓN DIGITAL. El Papa invita a luchar contra “la plaga del feminicidio” en Latinoamérica.
(21.01.2018) http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/20/el-papa-invita-a-luchar-
contra-los-feminicidios-y-por-una-cultura-de-repudio-a-toda-forma-de-violencia-religion-iglesia-
francisco-peru-trujillo.shtml
339
cf. ADELAIDE BARACCO COLOMBO. Caín, ¿dónde está tu hermana? Dios y la violencia contra las
mujeres. Verbo Divino. España, 2017.
128
Los cristianos sabemos que aunque el cuerpo de la una persona esté herido o
violentado es templo340 y el lugar de la presencia de Dios, el cual se muestra en la
debilidad341 sobre todo en las situaciones de conflicto, violencia extrema y humillación
como en la Cruz de Hijo. Las mujeres que resisten las múltiples formas de violencia
comparten el sufrimiento de Jesús y ponen en marcha un potencial liberador que
interrumpe los círculos de victimización. No cabe una posición que culpabilice a las
mujeres de su propio sufrimiento, ni que las obligue a aceptar su situación como algo
inevitable. Hay que combatir el mal estructural que acecha. También lo envilecido y
despreciado es parte de la creación de Dios que llora. El cuerpo desgarrado es germen
de justicia, manifestación del Señor crucificado y resucitado. Dios permanece con el
desposeído de dignidad. Sufre con las mujeres nuevos dolores de parto. Sin resistencia
ante el dolor no hay creación, ni creatividad para una nueva vida, para un nuevo ser. El
amor fraterno pasa por la denuncia, la contención y el consuelo de las víctimas,
acompañándolas en su resistencia para salir de la situación.

4. El primer anuncio del Evangelio en los nuevos contextos culturales y


familiares: las familias cristianas y las escuelas creyentes, agentes privilegiados
del primer anuncio
El Magisterio eclesial sobre la familia es rico y variado. 342 Allí se ponen de relieve
cuatro cometidos generales de la familia: formación de una comunidad de personas;
servicio a la vida; cooperación en el desarrollo de la sociedad y participación en la
misión de la Iglesia y en la transmisión de la fe.343

El Papa Francisco ha hablado de la situación actual de la familia (AL 32-49) y de los


desafíos que esta presenta (Al 50-57). Además ha presentado a la Iglesia como “Familia
de familias” (AL 87) y no desconoce la crisis actual de la familia y del matrimonio
cristiano: “la familia atraviesa una crisis cultural profunda como todas las
comunidades y vínculos sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos
se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el
lugar donde se aprende a convivir en la diferencia, a pertenecer a otros y donde los
padres transmiten la fe a sus hijos” (EG 66).

Si a la Iglesia le interesa que el primer anuncio parta y llegue a las familias se


requiere “una conversión misionera ya que es necesario no quedarse en un anuncio
meramente teórico y desvinculado de los problemas reales de las personas” (AL 201).
Solo así “la familia se convierte en sujeto de la acción pastoral mediante el anuncio
explícito del Evangelio” (Al 290).

340
cf. 1 Co 6,19
341
cf. 1 Co 1, 24
342
cf. CIC, 2201- 2233; 2247- 2253; 2331- 2336; 2360- 2381; 2392-2393; 2400; GS, 47-48. 52; DP, 568-
616; SD, 64; 210-217; DA, 302-303; 431-475; EPV 116-119; 159; CARTA ENCÍCLICA DE JUAN PABLO II
“EVANGELIUM VITAE” (25.03.1995); EXHORTACIÓN APOSTÓLICA “FAMILIARIS CONSORTIO” (02.11.1981);
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, “SEXUALIDAD HUMANA, VERDAD Y SIGNIFICADO. ORIENTACIONES
EDUCATIVAS EN FAMILIA” (08.12.1995); PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA. DOCUMENTO “FAMILIA,
MATRIMONIO Y UNIONES DE HECHO” (22.07.2000); CEA, DOCUMENTO “LA FAMILIA: IMAGEN DEL AMOR DE
DIOS. REFLEXIÓN SOBRE SITUACIONES DIFÍCILES Y AMBIGÜEDADES EN REFERENCIA A LA VIDA, LA FAMILIA Y
ALGUNAS CUESTIONES ÉTICAS” (15.05.2004); BENEDICTO XVI, CARTA ENCÍCLICA DEUS CARITAS EST, 44
(22.12.05); EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL DEL PAPA FRANCISCO “AMORIS LAETITIA”
(19.03.2016).
343
cf. FC 1-4
129

Frente a todas las problemáticas matrimoniales y familiares el Papa Francisco


exhorta a usar “la lógica de la misericordia pastoral”.344 Las nuevas estructuraciones
familiares no pueden ser denominadas “modelos alternativos” o “modelos
disfuncionales”. Estas expresiones resultan descalificadoras. Hay que abordar las
nuevas configuraciones familiares con una actitud evangélica no discriminadora sino
inclusiva.

Ciertamente en el contexto actual hay muchas realidades que han cambiado e


impactado en la familia: los roles familiares; las relaciones entre los sexos; el papel
social de la mujer; la estructura de autoridad; el concepto de la reproducción; la
especialización del trabajo y la inserción de la mujer en el mundo laboral; la
disminución de la autoridad patriarcal tradicional; los proyectos de desarrollo personal y
profesional-laboral de los cónyuges; las uniones consensuales libres; la sanción de la ley
del divorcio; la nueva visión de la persona, de los vínculos y de la identidad personal;
la cuestión de género; los hijos de padres separados o divorciados; las situaciones de
judicialización intrafamiliar; las problemáticas de la adopción; las nuevas conquistas
genéticas y científicas para la posibilidad del embarazo; el alquiler de vientre y otras
cuestiones éticas relacionadas a la reproducción; la figura monoparentales de madres y
padres solteros; el rol de los abuelos en la crianza actual de los niños; la educación
inicial de los niños cada vez más temprana; el derecho de los niños legislado en el
Nuevo Código de Derecho Civil; etc.

Estas profundas transformaciones han generado nuevas configuraciones sociales de


familias. Hay que saber diferenciar la esencia de la familia de los modelos culturales e
históricos que la han plasmado. La familia no está en discusión. Lo que se debate son
los modelos de familias: la conformación social, la estructuración de roles y la
naturaleza de los vínculos.

Una cosa es la familia en sí misma y otra es el modelo que cultural e histórica


deviene y que ella asume. La familia no siempre fue lo que hoy consideramos que es.
Por otro lado, la esencia de la familia es un debate filosófico, antropológico, social,
cultural, ético, psicológico y jurídico que nos debemos ya que no está tan claro; o al
menos no hay una sola opinión al respecto. En otras culturas y épocas han existido
muchas variantes. Es por eso que la situación actual nos lleva, una vez más, a la
pregunta capital: ¿qué es la familia?, ¿cuál es su misión y su rol social y eclesial?

Todas las interpretaciones acerca de la naturaleza de la familia coinciden en que se


constituye a partir de una básica vincularidad fundamental de amor, de cuidado y de
desarrollo de la vida donde los integrantes hacen un proceso vital de personalización y
humanización, siendo capaces de responsabilidades propias, con derechos y
obligaciones, construyendo un proyecto de vida que otorga sentido a sus existencias
desde los valores compartidos en común y prologándose hacia la sociedad en
identificación ciudadana.

344
cf. Al 307-312
130
5. La configuración social de la Sagrada Familia de Jesús, María y José
inspiradora para todo tipo de modelo familiar
Ciertamente la Iglesia, por siglos, en su catequesis y en su predicación, ha propuesto
a la Sagrada Familia de Jesús, María y José como el “modelo” a admirar y a imitar.
Nuestras idealizaciones de esta singular Familia a menudo no nos han permitido ver lo
“a-típico” de su configuración vincular. En ella existe un único Hijo natural de Dios y
de una mujer virgen, la cual está casada con un hombre, con quien no tiene intimidad.
Este hombre, legalmente unido en matrimonio con ella, no es el padre biológico del hijo
de su esposa; sin embargo, ante la sociedad en la que viven lo reconoce como propio. El
hijo, adoptado por el esposo de su madre, tiene una madre biológica y dos padres, uno
real (Dios) y otro legal (José); uno es divino y otro, humano. En su propia identidad, el
hijo goza de una personalidad humana y, no obstante, no es una persona humana
(aunque es verdadero hombre) sino que es Persona divina (y, por lo mismo, verdadero
Dios). Es el mismo Hijo de Dios que encarnado vive, como hombre, en una familia,
sometido a la ley del crecimiento humano “en sabiduría, estatura y gracia” (Lc 2,52).

La Sagrada Familia es, en su configuración, bastante atípica como lo son muchas de


las familias actuales. No fue una familia común. Han abundando interpretaciones de ella
que ciertamente más que acercar han producido alejamiento. Es necesario mostrar a la
Sagrada Familia como una inspiración de amor y de virtudes humanas y teologales en
medio de las vicisitudes y los problemas difíciles que tuvo que sortear siendo siempre
fue fiel a su camino. Dios la eligió para una misión redentora, compartida, sacrificada y
solidaria en favor de los demás. La corresponsabilidad estaba basada en el amor, el
silencio, el encuentro, el diálogo, el afecto, el respeto, el sacrifico, el trabajo cotidiano,
la auténtica libertad, la solidaridad y las pruebas.

Desde la riqueza humana de su misión divina, la Sagrada Familia nos ilumina para
descubrir que las familias son el espacio primario donde aprendemos a relacionarnos
desde un conjunto de vinculaciones intersubjetivas profundas (paternidad, maternidad,
filiación, esponsalidad, fraternidad) que constituyen la matriz en la cual se transmite el
estilo de vida, los comportamientos, las actitudes y los valores humanos y sociales.

A menudo en la Sagrada Familia se ha acentuado más el aspecto de su misión


trascendente más que su constitución humana. Sin embargo la dimensión humana
expresa que el Dios revelado en Jesús tiene rostro de amor y de la familia. En el interior
del misterio de Dios, se manifiesta el Padre que comunica vida, el Hijo que la recibe y
el Espíritu que la comparte y la devuelve a ambos. El Dios Uno y Trino es un “Dios-
Amor”, “Dios-Comunión”, “Dios-Alianza” y “Dios-Familia”.

La Sagrada Familia otorga una mirada distinta de la familia y, a su vez, la familia


nos revela una imagen distinta de Dios: el rostro comunitario e inclusivo del corazón
familiar de nuestro Dios que es misericordia.

6. Las familias y el anuncio del Evangelio


El primer anuncio que antes se hacía en las familias, en la actualidad, ya no se da
debido a que la cadena de transmisión de la fe ha sido interrumpida o totalmente
cortada. Es a las familias a quienes se debe anunciar y re-anunciar la Buena Nueva.
Resulta necesaria una reconversión de las familias para que puedan volver a ser
131

anunciadoras. En muchos casos cuando los hijos van a una escuela creyente345
nuevamente a las familias les llega el anuncio del Evangelio con motivo de la catequesis
familiar, la catequesis escolar, la celebración de los sacramentos (primera comunión,
reconciliación o confirmación) o con ocasión de retiros, convivencias y otras instancias
pastorales y celebrativas.

Así vuelve a realizarse a alianza pastoral entre familia y escuela y el anuncio del
Evangelio comienza y recomienza prosiguiendo continuamente. Los hijos (sobre todo
cuando son niños, adolescentes o jóvenes impactados por la fe) se vuelven anunciadores
del Evangelio que han recibido en la escuela. Se convierten en testigos para con sus
padres o para con el entorno familiar (incluido abuelos). En el anuncio familiar, los
padres y los hijos mutuamente son interlocutores, testigos, maestros y compañeros del
camino de la fe. En las familias en que se anuncia el Evangelio, la semilla vocacional,
en sus múltiples manifestaciones, tiene mucha fecundidad.

7. La alianza pastoral entre las familias y la escuela creyente en el anuncio del


Evangelio
A pesar de la crisis de instituciones que tiene la sociedad, la escuela sigue siendo un
ámbito de credibilidad social y la educación continúa considerándose un valioso bien
social público de producción y de transformación de la cultura y de solución de los
problemas que nos aquejan. La educación y la escuela han tenido, en el Magisterio de la
Iglesia, siempre un lugar muy destacado.346

La escuela creyente, por su lado, ha sido muy revalorizada pastoralmente por la


Iglesia en la actualidad ya que es un ámbito estratégico para la nueva evangelización y
el primer anuncio a todos; un instrumento imprescindible para el diálogo con los nuevos
contextos; un espacio vital en el vínculo con las nuevas configuraciones sociales de
familias; un punto de convergencia de la evangelización de la cultura y de la
inculturación del Evangelio; un núcleo solidario en medio de la emergencia social; un
345
Escuela creyente se refiere a la escuela cristiana (católica, evangélica, luterana, etc.) que se abre a la
dimensión ecuménica e interreligiosa y acoge a las familias de todos los credos y aún aquellas que no
tienen una opción religiosa definida o directamente no tienen una opción religiosa y aceptan el proyecto
educativo de la escuela y la invitación a respetar y a compartir, si desean, el primer anuncio del Evangelio
y el camino de la fe que es la misión primera de una escuela pública de gestión privada confesional. en la
cual se educa evangelizando y se evangeliza educando.
346
cf. DECLARACIÓN DEL CONCILIO VATICANO II. Gravissimum Educationis (28. 10. 1965); SAGRADA
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. La Escuela Católica (19. 03. 1977); SAGRADA
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. El laico católico testigo de la fe en la escuela (15. 10.
1982); SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Dimensión religiosa de la educación
en la escuela católica. Orientaciones para la reflexión y la revisión (07. 04. 1988); CONGREGACIÓN PARA
LA EDUCACIÓN CATÓLICA. La escuela católica en el umbral del tercer milenio (28. 12. 1997); SAGRADA
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Las personas consagradas y su misión en la escuela
(28.10.2002); CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Educar juntos en la escuela católica.
Misión compartida de personas consagradas y fieles laicos (08.09.2007); CONGREGACIÓN PARA LA
EDUCACIÓN CATÓLICA. Educar al diálogo intercultural en la escuela católica. Vivir juntos para una
civilización del amor (28.10.2013); CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA. Educar hoy y
mañana. Una pasión que se renueva. Instrumentum Laboris del Congreso Internacional de Educación
Católica (2014); III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO. Documento de
Puebla, 1012-1050 (28. 01. 1979); IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y
DEL CARIBE, Documento de Santo Domingo, 263-278, (22. 11. 1992); V CONFERENCIA GENERAL DEL
EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento de Aparecida, 328-346, (29.06. 2007);
CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO, Cánones 793-821, (25.01.1983).
132
escenario inclusivo y plural donde confluyen las diversidades (sociales; económicas,
políticas, religiosas, étnicas, culturales, etc.); un horizonte de diálogo para la
integración; un seno envolvente donde madura el amor preferencial por los más pobres;
un ejercicio de conciencia profética que anuncia, cuestiona, denuncia, propone, dialoga
y construye ciudadanía cuidando la dignidad, los derechos humanos y los genuinos
valores; un corazón universal que ensaya permanentemente el aprendizaje de la
comunión y una reserva comunitaria donde la esperanza se custodia para la sociedad.

Uno de los aspectos más importantes entre las familias y la escuela creyente es la
redefinición del vínculo pedagógico-pastoral que las une. El modelo tradicional de
familia y el modelo convencional de escuela se han visto profundamente transformados.
El debate no solo es pedagógico sino fundamentalmente ético y pastoral. Ante nuevos
modelos de escuela y nuevos modelos de familia, es necesario construir nuevos modelos
de vínculos. Familia y escuela creyente deben fomentar una comunión que exprese
nexos y puentes entre una y otra ya que tienen una doble misión compartida: la
corresponsabilidad educativa y la corresponsabilidad en la educación de la fe,
empezando por el primer anuncio y prosiguiendo con la catequesis y la posterior
formación de la fe. Ciertamente la familia es la primera responsable de la educación y
de la fe. La escuela es subsidiaria, complementaria y solidaria. Ambas instituciones
tienen, cada una, su particular contribución social, su aporte en la construcción de la
ciudadanía y su papel en el anuncio y en el crecimiento de la fe.

La escuela recibe la delegación de la responsabilidad educativa que le compete, de


forma natural y primera, de la familia, primera educadora y “maestra”. La escuela tiene
un aspecto subsidiario en la educación, un encargo recibido como misión compartida y
cooperación. Si bien las dos educan, lo hacen de manera diversa, aunque coinciden en la
misión compartida. Ambas instituciones son socias. El contrato pedagógico en la
escuela creyente es también misión pastoral. En ella lo pedagógico es pastoral y
viceversa.

Familia y escuela firman (implícita o explícitamente), de muchas maneras, el


contrato pedagógico-pastoral en el que comparten un destino y una misión en común.
Existe una mutua corresponsabilidad en esa tarea. La familia y la escuela son las dos
instituciones educativas fundamentales de la sociedad.

La escuela creyente es un ámbito privilegiado de la Iglesia donde las familias crean


un vínculo de pertenencia eclesial que dura muchos años de escolaridad y donde se
ofrecen espacios comunitarios para la iniciación y la re-iniciación en el camino de la fe
desde la participación, la colaboración, la formación y la celebración para todos. No
solo para los alumnos y sus familias sino para todos los integrantes de la comunidad
educativa. Así la escuela es en un espacio formativo abierto para el proceso familiar y
comunitario de la fe que se redefine a partir del primer anuncio. Esto supone hacer una
seria autocrítica en su proceso de anunciar y de transmitir la propuesta del Evangelio ya
que muchas veces el paso por la escuela creyente lamentablemente no solo que no ha
propiciado sino que incluso ha obstaculizado la fe de muchos debido a la falta de
coherencia y testimonio. También por esto es necesario pedir humildemente perdón:
“desde una serena y humilde autocrítica, pido un compromiso de fidelidad con la
propia identidad. En una cultura de cambios, atentos al Espíritu y abiertos a su gracia,
tenemos que preguntarnos nuevamente quiénes somos, para qué estamos y qué tenemos
133

que hacer. Animo a las escuelas para que, con creatividad, sean capaces de emprender
caminos nuevos que prioricen el bien común”.347

8. Las culturas juveniles y el primer anuncio


Los jóvenes constituyen el emergente más visible y permeable de la configuración
cultural actual. La Iglesia, en la actualidad, vuelve a poner en ellos su atención
pastoral.348 En la Iglesia Latinoamericana desde la III Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano de Puebla se ha tenido una especial atención en la opción
por los jóvenes.349 Aunque ciertamente no siempre hemos sabido construir puentes de
comunicación ya que son ellos los que nos enseñan a interpretar los nuevos paradigmas
de la multiculturalidad. Allí se manifiestan muchas culturas juveniles, muy diferentes
unas de otras y con diversos espacios de visibilidad.

Nuestras comunidades (parroquias, escuelas, movimientos, etc.) son núcleos de


convocatoria de jóvenes, con características culturales y sociales diferentes. Los
procesos de evangelización deben responder a sus necesidades reales en la pastoral de la
infancia, la pastoral juvenil, la pastoral vocacional, la pastoral educativa, la pastoral
universitaria, la pastoral misionera, las acciones y los proyectos solidarios, etc. No solo
tenemos que poner la atención en los jóvenes que tienen pertenencia con la Iglesia sino
en aquella inmensa mayoría que no la tiene. Ellos deben ser la prioridad misionera de
las comunidades.

Dentro de los jóvenes que tienen alguna referencialidad a la Iglesia podemos contar
a aquellos que forman parte de nuestras escuelas creyentes. Muchos de esos jóvenes no
siempre identifican su comunidad educativa como un espacio de pertenencia eclesial, un
ámbito privilegiado para la interacción y la coeducación con otros jóvenes. Ellos se
sienten, en la mayoría de los casos, “agentes pasivos” ya que a la escuela solo van a
“recibir” la educación. No se ven a sí mismos como protagonistas del proceso
educativo y de su propia identidad eclesial. No se los ha sabido potenciar pastoralmente
desde el liderazgo y el trabajo en equipo con sus pares.

Para ellos la escuela creyente no siempre es la “Iglesia”, aunque sea una escuela
confesional y la pastoral (más que estar asociada a su vida, inquietudes e intereses) está
ligada al hecho religioso de la catequesis aúlica o de ciertos momentos celebrativos.
Muchos alumnos al salir de la escuela creyente no tienen vínculo con la fe o con la
Iglesia. Tampoco se descubre a la escuela creyente en su aporte para una ciudadanía de
participación que redefina el vínculo entre juventud, política y sociedad, por un lado, y
la creación de líderes en las áreas sociales y pastorales, por el otro.

347
CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA MONSEÑOR CARLOS ÑÁÑEZ. Educar en la esperanza de
un tiempo nuevo. Córdoba, 204, 3.
348
cf. PRESENTACIÓN DEL DOCUMENTO PREPARATORIO DEL SÍNODO. Los jóvenes, la fe y el discernimiento
vocacional. (13.01.2017).
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2017/01/13/fe.html;
DOCUMENTO PREPARATORIO PARA LA XV ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS,
(13.01. 2017). https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2017/01/13/intro.html;
CARTA DEL PAPA A LOS JÓVENES CON OCASIÓN DE LA PRESENTACIÓN DEL DOCUMENTO PREPARATORIO DE
LA XV ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS, (13.01. 2017).
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2017/01/13/carta.html
349
cf. DP, conclusiones 1166-1205
134
Hay jóvenes impactados por la figura de Jesús aunque no sienten la misma atracción
por la Iglesia, la cual visibilizan como una Institución muy tradicional, conservadora,
poco actualizada, poco humana y solo interesada en el “deber ser”.

En general los jóvenes aprecian: la cercanía cordial; el ambiente de comunidad; la


coherencia de vida y la autenticidad; el ser escuchados y respetados tal cual son; el
hablar de su historia personal y de sus problemas; expresar lo que están viviendo;
construir relaciones auténticas y de confianza; tener sentido de pertenencia; que se
respete su libertad, sus opciones y sus tiempos; estar disponibles para el servicio; el
acompañamiento personal; confraternizar con otros jóvenes; saber que no están solos
con sus búsquedas e ideales; el seguimiento de Jesús presentado de un modo abierto,
encarnado, no moralista, comprometido con la realidad; el compartir la experiencia
personal y el camino de fe con otros; la formación desde lo experiencial; los contenidos
doctrinales transmitidos vivencialmente; los espacios de oración y encuentro con la
Palabra asumiendo la dimensión afectiva, simbólica y gestual de la espiritualidad, etc.350

Los jóvenes saben que son ellos quienes principalmente tienen que evangelizar,
desde sus propias vinculaciones y desde adentro de las mismas estructuras sociales y
eclesiales a los otros jóvenes. Hay que iniciar con los jóvenes dicho proceso. Diseñar
junto a ellos un proceso y un proyecto pastoral de formación permanente, con un
itinerario completo que abarque la trayectoria evolutiva de la madurez humana y social
a partir del primer anuncio como iniciación y consecución de la fe, asumiendo toda la
etapa de la juventud (desde la pre-adolescencia hasta la juventud madura o adulta),
articulando y coordinando las diversas instancias en los que se convocan los jóvenes,
teniendo ellos un rol protagónico en el liderazgo y en la participación y
descentralizando las estructuras eclesiales tradicionales, resignificándolas y
refuncionalizándolas en otros nuevos espacios juveniles.

Creando nuevos ámbitos se podrá pensar en los ámbitos de referencia, de


pertenencia, de contención y los servicios de acompañamiento. Estos espacios
dinámicos y abiertos donde la vida pueda fluir, hay que concebirlos intra e inter
eclesiales y sociales para que los jóvenes sean protagonistas en su caminar con otros.
Son ellos los que tienen que rejuvenecer la Iglesia hoy.

Desean una Iglesia abierta, transparente, coherente e inclusiva; con mayor


compromiso con la justicia y que se ponga a la distancia del poder económico y
político; que valore la diversidad y la tolerancia; con capacidad de adaptación socio-
cultural y apertura a la realidad; con mayor presencia en el mundo del deporte, del arte,
de la diversión en espacios públicos y abiertos, en ámbitos de solidaridad y en las
universidades; colaborando con el mundo del sufrimiento humano y participando en la
prevención y en la rehabilitación de las adicciones; con una fuerte presencia en el
mundo digital; cercana a la gente, con un lenguaje sencillo, capaz de acompañar,
escuchar, dialogar y contener, con tiempo para los jóvenes para anunciarles el mensaje
de Jesús y su misericordia; etc.351

Ciertamente “la pastoral juvenil debe ser asumida principalmente por los jóvenes.
Para esto hay que formar líderes que animen los procesos pastorales específicos de los

350
cf. CONSULTA A AGENTES DE PASTORAL JUVENIL Y VOCACIONAL. Los jóvenes, la fe y el discernimiento
vocacional. Arquidiócesis de Córdoba, 2017.
351
Ídem.
135

jóvenes y otros interlocutores acompañarlos en los procesos pastorales


correspondientes. La distancia que se sienten entre los jóvenes y otros sectores se debe
a que aún se piensa que la pastoral juvenil debe ser protagonizada pastoralmente por
los adultos. Estos deben formar y acompañar los procesos. Los adultos deben aprender
de los jóvenes y no solo los jóvenes aprender de los adultos. Es preciso ofrecer
oportunidades de participación real a los jóvenes asumiendo su destacado
protagonismo para tomar de decisiones responsables y hacerse cargo de actividades en
sus distintas etapas de realización (planificación-ejecución-evaluación). Muchas veces
los jóvenes están prácticamente ausentes de los Consejos Pastorales parroquiales y
zonales y de los espacios de gestión y toma de decisiones. Hay que generar el
acompañamiento prolongado y constante de los adultos referentes (consagrados,
laicos, matrimonios, jóvenes adultos, etc.) para con los adolescentes y jóvenes,
conteniendo y compartiendo la vida, las crisis y la fe. Crear espacios de contención,
acompañamiento y formación para jóvenes coordinadores o animadores que trabajan
con otros jóvenes en instituciones públicas o privadas, o en ONG, etc. Superar la falta
de formación de los jóvenes formando líderes que participen activamente del mundo de
la política y otros espacios de compromiso social, insertándose en las diversas culturas
juveniles, atendiendo preferencialmente a los jóvenes excluidos y a sus diversas
problemáticas (sin sentido o apatía ante la vida, suicidios, drogadicción, falta de
educación sexual-afectiva, embarazos adolescentes, abusos, jóvenes sin trabajo,
violencia y delincuencia, diversos tipos de trata, etc.)”352

9. Empatía con la crisis de fe y las crisis de sentido existencial que tienen algunos
jóvenes
Cuando los jóvenes cuestionan la fe, los adultos se sienten perplejos y, en más de una
ocasión, no saben qué responder sino, además, les resulta difícil situarse frente al planteo
de los jóvenes cuando muchos han perdido la referencia a un sentido creyente de la vida.
La cadena de transmisión de la fe que generalmente en tiempos pasados lo hacía la familia,
hoy también se ha interrumpido. Ya casi no existe el traspaso generacional del primer
anuncio de la fe dentro de las tradiciones familiares.

Algunos jóvenes han perdido no solo el sentido de la fe sino también el de muchas


otras realidades humanas. El vacío existencial acontece de muy variadas formas eclipsando
la fe, la vida espiritual, los valores y el sentido trascendente.

Los adultos deben acompañar esos procesos sin actitudes defensivas y sin respuestas
hechas. Tales cuestionamientos también sacuden a los adultos porque, en gran medida,
también ellos se encuentran cuestionados con sus propias crisis de vida, de sentido
existencial y de fe.

Los cuestionamientos de los jóvenes son ocasiones para algunos sinceramientos,


incluso aquellas búsquedas que aún no tienen respuestas, ni certezas y engendran dudas,
inseguridades e incertidumbres. Los adultos viven en la misma sociedad que los jóvenes y
además comparten con ellos muchas de sus preguntas e interpelaciones.

352
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4 k.
136
Transitar junto a los jóvenes la búsqueda, con sus dudas y sombras, puede ser tan
valioso como señalar el camino. Es preciso hacer juntos el camino. Es más existencial,
testimonial y pedagógico. El adulto sabe que la fe no es algo adquirido sino un sendero
nunca concluido, una esperanza nueva, una promesa por transitar y un aprendizaje
continuo.

La pedagogía de la pregunta es, en estos casos, mucho mejor que la elaboración de una
respuesta hecha. Transitar juntos la pregunta, inicia el camino. Además cada respuesta
genera, a su vez, nuevos interrogantes que posibilitan otra consecución en el avance.

La empatía con los jóvenes mediante sus temores, equivocaciones y desaciertos es


mejor que respuestas teóricas que no requieren de un posicionamiento personal. Hay que
compartir, aunque más no sea, la propia vulnerabilidad e incluso la falta de respuesta. El
adulto no es el que tiene todo elaborado sino el que no interrumpe su camino de
crecimiento y madurez. La dirección de la vida es siempre hacia adelante para todos,
jóvenes y adultos.

10. Todos en la Iglesia necesitamos de los jóvenes


Tal como acontece en la vida y en la sociedad también en la Iglesia se necesita
siempre de los jóvenes. El primer anuncio y el testimonio del Evangelio tienen en ellos
protagonistas privilegiados. El Papa Francisco les dice a los jóvenes:

“Es importante que ustedes hablen. No se dejen callar. A nosotros nos toca
ayudarlos a que sean coherentes con lo que dicen. Es un trabajo en el que
los vamos a ayudar, pero si ustedes no hablan, cómo los vamos a ayudar.
Hablen con valentía y que digan lo que sienten. Ayudemos a que la Iglesia
tenga un rostro joven. Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que
no le haces falta a nadie. Le haces falta a mucha gente.

La Iglesia hoy necesita de ustedes: que nos interpelen. Necesita que ustedes
saquen el carné de mayores de edad y tengan el coraje de decirnos, „esto
me gusta‟, „este camino me parece que es el que hay que hacer‟, „esto no
va‟, „esto no es un puente sino una muralla‟. Que nos digan lo que sienten y
lo que piensan. Les pedimos que nos muevan el piso si estamos instalados.

Hay muchas buenas ideas en los corazones y en las mentes de los jóvenes.
Son inquietos, buscadores, idealistas. El problema lo tenemos los grandes
que cuando escuchamos esos ideales, esas inquietudes con cara de
sabiondos decimos: „piensa así porque es joven, ya va a madurar‟, o peor,
„ya se va a corromper‟. Cuando los grandes pensamos eso, no les hagan
caso. Pareciera que en este „ya va a madurar‟ se escondiera aceptar la
injusticia, creer que nada podemos hacer, que todo fue siempre así. ¿Para
qué vamos a cambiar si siempre fue así, si siempre se hizo así?

Madurar es hacer crecer los sueños. No bajar la guardia. Es llevar


adelante los sueños juntos, confrontando mutuamente, discutiendo, siempre
mirando hacia adelante, no vendiendo sus ilusiones.
137

Hay que escuchar a los jóvenes: jóvenes católicos y no católicos, jóvenes


cristianos y de otras religiones, y jóvenes que no saben si creen o no creen.
Una vez uno me decía hace poco „yo no sé si hablar de la Santa Madre
Iglesia „o de la Santa abuela Iglesia‟. La Iglesia debe tener rostro joven y
ustedes tienen que dárnoslo. Un rostro joven es real, lleno de vida, no
precisamente por maquillaje, con crema rejuvenecedora sino porque desde
su corazón se deja interpelar”.353

11. Sinodando caminos abiertos


Se han considerado algunas problemáticas pastorales muy importantes en relación a
algunos interlocutores pastorales privilegiados para el primer anuncio: la mujer; la
familia y los jóvenes.

Ciertamente a nivel global la Iglesia también tiene abiertos muchos otros debates
doctrinales y pastorales que impactan fuertemente. Muchos son aún problemáticas
abiertas en las que no hay una respuesta definitiva. Estamos en el camino sinodal de las
preguntas, del diálogo y del discernimiento. Algunas de esas problemáticas
intraeclesiales ya se han señalado: “la Eucaristía como Pan para todos; otros modos de
la celebración del sacramento de la reconciliación asumiendo los recursos de las
nuevas tecnologías de interacción humana; la recreación de la Liturgia y su lenguaje;
el celibato sacerdotal; los casos de pedofilia, de complicidad y de corrupción dentro de
la Iglesia; el avance científico en la ayuda para la concepción humana; la condición
homosexual y las diversas cuestiones de género; las cuestiones éticas en relación a las
problemáticas sociales y laborales; la actitud ecológica para el cuidado saludable del
mundo y de las personas; la renovación de la catequesis y sus métodos en consonancia
con la realidad de las personas y de las familias de hoy; la falta de vocaciones
consagradas; la misión compartida con los laicos; etc.”354

El Papa Francisco ha señalado que debemos “anunciar en especial ante algunos


desafíos inéditos que involucran hoy a la humanidad: como el de la crisis ecológica; el
desarrollo de las neurociencias o de las técnicas que pueden modificar al ser humano;
las grandes desigualdades sociales; las migraciones de pueblos enteros y el relativismo
teórico y práctico”.355

Tampoco hay que olvidarse de temas como la renovación del pensamiento doctrinal
en su lenguaje y en sus criterios; las formas de administración de la justicia intra-
eclesial; la renovación de la ética sexual, matrimonial y familiar; los modos de vida y
las obras apostólica de la vida consagrada y la vida religiosa; la inculturación
contextuada de la liturgia en cada lugar; la persecución religiosa en la actualidad; la
ética cívico-ciudadana; la movilidad urbana en la globalización; la corrupción
estructural; la ética económico-financiera; las prácticas de economía popular, solidaria y

353
ACIPRENSA. Texto y video: Saludo del Papa a los jóvenes de Chile en el Santuario de Maipú.
(17.01.2018). https://www.aciprensa.com/noticias/texto-saludo-del-papa-a-los-jovenes-de-chile-en-el-
santuario-de-maipu-50595
354
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. Mesas de Encuentro y Escucha.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4. i.
355
VATICANNEWS.VA. Cecilia de Malak. Teólogos al servicio de la humanidad y de la Iglesia.
http://www.vaticannews.va/es/papa/news/2017-12/papa--con-cristo-teologos-al-servicio-de-la-
humanidad-y-de-la-ig.html
138
sostenible; la ética de la gestión política; la promoción de la democracia directa y
participativa que favorece la autodeterminación de los pueblos; la responsabilidad
socio-política del creyente en la cultura; la generación de políticas públicas de inclusión
y nuevos modos de economía; el pecado estructural de la corrupción; los derechos
sociales de las minorías; los debates técnicos-científicos de la bioética y la genética
entre otras disciplinas; la confrontación civilizatoria entre el fundamentalismo político-
religioso oriental y Occidente; etc.

Hay que pensar el primer anuncio desde todas estas realidades que preocupan a la
cultura y a la Iglesia de hoy. No todo está cerrado y concluido en el camino de la fe.
Existen muchas problemáticas que seguimos sinodando juntos. Tal es la manera de
tener encontrar respuestas en la Iglesia actual.

Preguntas para el discernimiento

19. ¿En qué aspectos hay que revisar más creativamente el rol de la mujer en
nuestras comunidades?
20. ¿Cuáles son los caminos de inclusión que podemos tener en nuestras
comunidades en relación a las nuevas configuraciones sociales de familias?
21. ¿En qué necesitan los jóvenes una real y mayor participación, dentro de
nuestras comunidades, para que puedan encontrarse con la persona de Jesús?
139

Sección X:
el primer anuncio y las diversas vocaciones
y carismas en la Iglesia

“No me avergüenzo de anunciar el Evangelio que es el poder de Dios


para la salvación de todos”.
Rm 1, 16.

1. El primer anuncio y las diversas vocaciones en la Iglesia


Todas las vocaciones eclesiales nacen de recibir dócilmente un primer anuncio
transformador que posibilitó posteriormente (cualquiera sea la mediación que la
providencia de Dios haya utilizado) un camino de discernimiento y de opción. Ese
primer anuncio ha necesitado ser profundizado a través de distintas instancias
formativas (algunas sistemáticas y formales y otras no) y ha requerido, más de una vez,
volver a ser escuchado con la fuerza original de la primera conversión.

Todas y cada una de las diferentes vocaciones constituyen diversas maneras de ser y
de vivir la identidad de discípulo misionero. Cada una asume una forma peculiar, desde
su propio carisma, para anunciar el Evangelio.

2. Un tiempo de madurez laical para la Iglesia


La Iglesia de la Edad Antigua se caracterizó por las comunidades que se
congregaban a partir de la experiencia inicial de la fe, las cuales fueron fuertemente
testimoniales (algunas hasta el martirio) y misioneras en su expansión por el mundo
conocido de entonces. La Iglesia de la Edad Media inició la vida religiosa. La
consagración a Dios era el ideal (anacoretas356, cenobitas357, órdenes religiosas y
congregaciones). La Iglesia de la Edad Moderna acentuó la figura de los pastores como
jerarcas, superiores de la comunidad. Se privilegió a la “jerarquía” de la Iglesia.
Término en la actualidad cuestionado por el esquema vertical que conlleva el modelo
eclesial. En la Iglesia de entonces el modelo presentaba a la Institución como “Sociedad
Perfecta”. Fue el tiempo del surgimiento de los Seminarios donde la formación
sacerdotal se inspiraba en el espíritu del Concilio de Trento (1545-1563) y el auge de la
cristiandad centralizó todo en la figura del ministro ordenado. La Iglesia de la Edad
Contemporánea, a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965) generó la Iglesia del
laicado358, vocación particular dentro del Pueblo de Dios que participa de la misión de
la Iglesia-Comunión: “se da el nombre de laicos a los fieles cristianos que por el
bautismo son constituidos en Pueblo de Dios y hechos partícipes, a su manera, de la

356
Anacoretas se refiere a aquellos cristianos que vivían en la soledad de los desiertos como ermitaños en
total consagración a Dios.
357
Cenobitas se refiere a aquellos cristianos que se congregaban bajo el mando de un líder religioso y
constituían comunidades haciendo experiencia de vida común y de consagración a Dios. Con el tiempo
los miembros de dichas comunidades realizaban votos de consagración (pobreza, castidad y obediencia).
358
cf. DECRETO APOSTOLICAM ACTUOSITATEM (18.11.1965); LG. 9-17; 30-38; 39-42; GS 43, CIC 224-
231, 298-329; JUAN PABLO II. EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST-SINODAL: CHRISTIFIDELES LAICI, SOBRE
LA VOCACIÓN Y MISIÓN DE LOS LAICOS EN LA IGLESIA Y EL MUNDO (30.12.1988); CI 871-873; 897-913V.
140
función sacerdotal, profética y real del Señor y ejercen, por su parte, la misión de todo
el Pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo” (LG 31) en una gran diversidad de
tareas359 desde su inserción en la cultura (carácter específicamente secular360) que les
posibilita estar en “el mundo basto y complejo de la política, de la realidad social y de
la economía, como también el de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida
internacional, de los medios de comunicación y otras realidades abiertas a la
evangelización, como son el amor, la familia, la educación y el trabajo profesional”
(EN 70).

Es sabido que “el Pueblo de Dios está constituido, en su mayoría, por fieles laicos.
Ellos son llamados, como agentes y destinatarios de la Buena Noticia, a ejercer en el
mundo una tarea evangelizadora indispensable” (SD 94).

El laico, junto a todas las otras vocaciones de la Iglesia, es corresponsable de una


misma y única misión compartida. De allí su igual dignidad con todos los otros
miembros.361 La corresponsabilidad eclesial es necesariamente complementaria
vocacionalmente hablando. Por derecho propio el laico ejerce servicios, ministerios,
oficios, funciones y carismas dentro de la Iglesia y para los cuales debe ser formado en
la dimensión humana, espiritual, pastoral e intelectual362 protagonizando un rol activo,
especializado y cualificado desde lo vocacional y lo profesional, lo carismático y lo
técnico, lo personal y lo comunitario, aportando en el conocimiento, el discernimiento,
la experiencia, la gestión, la planificación y la evaluación de los procesos pastorales de
los diversos ámbitos y organismos eclesiales y aportando en la construcción de la
sociedad.

Cada laico en el “ser y en el hacer, por su bautismo y su confirmación, es discípulo


misionero” (DA 213). Está en un mundo con una “nueva realidad social, plural,
diferenciada y globalizada” que desafía a “nuevas respuestas para el sustento a la fe y
la vivencia del discipulado” (DA 345).

En estado de misión363 vive su compromiso, tanto en la Iglesia364 como en el mundo,


promoviendo “la construcción de la ciudadanía y de la eclesialidad como un solo y
único movimiento” (DA 215), siendo “competente interlocutor entre la Iglesia y la
sociedad, y la sociedad y la Iglesia” (DA 497ª) como “hombres y mujeres de la Iglesia
en el corazón del mundo y hombres y mujeres del mundo en el corazón de la Iglesia”
(DA 209).

La misión laical comprende todos los ámbitos de la cultura. A menudo hay muchos
que prefieren las tareas intraeclesiales y algunos pastores favorecen dicha actitud. Hay
quienes piensan que solamente son “laicos comprometidos” los que están dentro de la
Iglesia, mientras que a la gran mayoría que se incorporan en las estructuras socio-
culturales, no siempre se los valora. Hay muchos laicos valiosos, en ámbitos donde se
construye la cultura, que están muy invisibilizados. Lo propiamente laical es la
presencia en la sociedad. Es preciso “evitar que reduzcan su acción al ámbito intra-

359
cf. LG 7, 32, 33; AA 2
360
cf. LG 71
361
cf. FABRIZIO MERONI- ANASTASIO GIL (COORDS.). Laicado y Misión. PPC, España, 2017.
362
cf. DA 212
363
cf. DA 209-215
364
cf. DA 210
141

eclesial. Hay que impulsarlos a penetrar los ambientes socio-culturales y a ser


protagonistas de la transformación de la sociedad a la luz del Evangelio y de la
Doctrina Social de la Iglesia” (SD 96).

Eso no descarta que, para las diversas pastorales específicas intraeclesiales, se


requiera una formación de líderes y de dirigentes capacitados que por su experiencia, su
arraigo en la realidad y su saber técnico en razón de la profesión, el oficio o la
ocupación que realizan, su opinión sea muy estimada en el discernimiento eclesial: “en
la medida de los conocimientos, de la competencia y del prestigio que poseen, tienen el
derecho y, en algún caso, la obligación de manifestar su parecer. Los pastores,
ayudados por la experiencia de los laicos, pueden juzgar, con mayor precisión y
aptitud, los asuntos espirituales y los temporales de suerte que la Iglesia entera,
fortalecida por todos sus miembros pueda cumplir, con mayor eficacia, su misión en el
mundo” (LG 37). El laico “en razón de su propio conocimiento debe manifestar su
opinión” (CIC 212,3) fundamentada en su conocimiento teórico y experiencial365
llevando el primer anuncio del Evangelio a la cultura, a la ciencia, a la política, a la
economía, a la promoción humana, a la comunicación, a la tecnología, al arte, al
deporte, al mundo del trabajo y de las empresas entendiendo que aún en las estructuras
socio-culturales “no es un súbdito sino parte integrante del proceso eclesial. Es
necesario que la Iglesia se organice a partir del sacramento del bautismo y no del
sacramento del orden. El Bautismo es el sacramento primero y principal”.366

Por lo mismo hay que superar algunos perfiles laicales: los laicos clericales; los
laicos que aparecen solo por motivo sociales en las celebraciones de los sacramentos;
los laicos de Pascua y de Navidad; los laicos indiferentes y descomprometidos; los
laicos de sacristía; los laicos “dueños” de la parroquia; etc. Hay que propiciar una
identidad laical madura de compromiso social y eclesial capacitados para la gestión
pastoral y misionera, propagadores del primer anuncio.

3. Dos amenazas que vulneran la condición y la vocación de los laicos


En esta doble tensión constitutiva de la identidad laical (Iglesia/sociedad) existen
dos amenazas principales que hay que superar: “reservar un interés tan marcado por
los servicios y las tareas eclesiales, de tal modo que frecuentemente se ha llegado a una
renuncia de sus responsabilidades específicas en el mundo profesional, social,
económico, cultural y político; y legitimar la indebida separación entre fe y vida” (ChL
2).

Lo propio del laicado es su secularidad367 y su servicio en la sociedad y en la


cultura, evangelizando y saneando las estructuras de pecado social. El resurgimiento del
clericalismo conspira contra esta secularidad y es una amenaza que hace olvidar que el
laico no está principalmente para vivir dentro de la Iglesia sino para incorporarse a la
construcción socio-cultural del mundo. Lamentablemente el clericalismo se ha
naturalizado y hasta legitimado en cierto estilo eclesial. Es una forma de abuso de poder

365
cf. NMI 45
366
RELIGIÓN DIGITAL. CelsoCarias. El laico no es un súbdito sino parte integrante del proceso eclesial.
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2017/11/26/celso-carias-el-laico-no-es-un-subdito-
sino-parte-integrante-del-proceso-eclesial-religion-iglesia-laicado-brasil.shtml
367
Secularidad se refiere a la condición de inserción en la realidad socio-cultural inherente a toda
vocación cristiana, especialmente la vocación laical.
142
que requiere de una profunda conversión pastoral. Asume diversas actitudes y
comportamientos ya sea por parte de los pastores que lo propician, como de los laicos
que lo asumen acríticamente. Esto favorece la piramidalidad y la centralización en la
figura jerárquica fomentando la subordinación, la falta de adultez y de legítima
autonomía de los laicos, buscando la obediencia y, en algunos casos, la sumisión,
aunque a veces se oculte en una supuesta delegación y cooperación.

Se observa además un neo-clericalismo que se expresa en un cierto “carrerismo


laical” donde los laicos son más o menos importantes según sus vínculos clericales y su
incorporación afectiva a las estructuras de poder de la jerarquía participando, con su
obediencia, de algunos privilegios.368

El clericalismo manipula y usa, estableciendo una relación asimétrica de poder. No


permitiendo una relación fraterna de comunión (distinción y complementación) a partir
de la misión compartida. Sofoca las potencialidades del sacerdocio común de los fieles
viviendo un paternalismo sobreprotector (otra forma de abuso de poder) que infantiliza
la madurez vocacional de la identidad laical.

La otra amenaza es el secularismo. No hay que confundir secularidad con


secularismo o laicismo. La secularidad es la justa y “legitima autonomía de las
realidades temporales” (GS 36). Es, además, una nota distintiva de toda la Iglesia
mientras peregrina en la historia y en el mundo, participando de las diversas culturas y
pueblos. Constituye una característica preferente (aunque no exclusiva, ni excluyente)
de la vocación laical.

El secularismo, por su parte, asume muchas formas en el pensamiento, en la libertad


y en los comportamientos sociales. El cientificismo369, el tecnologicismo370, el
historicismo371, el escepticismo filosófico372 o religioso, el ateísmo, el sociologismo373
son algunas de sus modalidades. Incluso el sincretismo religioso que postula una
espiritualidad sin un Dios personal (la energía del universo) es también una manera de
secularismo intelectual y espiritual.

El laico debe vivir su secularidad sin secularismos ya sea en la actitud personal


como así también en los comportamientos sociales. La secularidad nace de la identidad
eclesial, el secularismo, en cambio, es aliado de una cultura sin apertura al sentido
trascendente.

El Papa Francisco une la misionariedad de la Iglesia a la secularidad de la condición


laical cuando afirma: “quisiera proponerles un binomio que se podría formular así:

368
cf. RELIGIÓN DIGITAL Marco Antonio Velásquez Uribe, Neoclericalismo y carrerismo eclesial.
http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2017/09/25/religion-iglesia-opinion-marco-antonio-
velasquez-uribe-neoclericalismo-y-carrerismo-laical-males-eclesiales-que-hay-que-combatir.shtml?utm
369
Cientificismo se refiere a una desmedida interpretación científica de la realidad como única
explicación para todo.
370
Tecnologicismo se refiere a una desmedida actitud del recurso tecnológico en las ciencias, en la
educación y en la vida cotidiana.
371
Historicismo se refiere a una desmedida interpretación del sentido inmanente de los sucesos históricos
explicándose por sí mismos a partir de la mera causalidad.
372
Escepticismo filosófico se refiere a una corriente filosófica basada en la duda que provoca una
suspensión de todo juicio respecto a la posibilidad de la verdad objetiva.
373
Sociologicismo se refiere a una desmedida interpretación sociológica de la realidad cultural.
143

«Iglesia en salida–laicado en salida». Tenemos necesidad de laicos que se arriesguen,


que se ensucien las manos, que no tengan miedo de equivocarse, que sigan adelante con
visión de futuro, no cerrados en la pequeñeces de la vida, que se atrevan a soñar.”374

4. La vida consagrada en estado de conversión y misión


El Decreto “Perfectae Caritatis” del Concilio Vaticano II (28.10.1965) sobre la
renovación de la vida religiosa y la Exhortación Apostólica postsinodal “Vita
Consecrata” del Papa San Juan Pablo II (25.03.1996) han abierto el camino para la
posterior reflexión sobre la vida consagrada en la Iglesia. El Papa Francisco escribió la
Carta Apostólica “Testigos de la alegría” (21. 11. 2015) con motivo del Año de la Vida
Consagrada que culminó en el 2016. Además de los mensajes que cada año ha dado con
motivo de la Jornada de la vida consagrada375 y otros aportes.376

En la Carta Apostólica “Testigos de la alegría” afirma que la vida consagrada es


una realidad que está en el corazón de la Iglesia como elemento esencial y decisivo de
su misión. La exhorta a salir, junto con toda la Iglesia, rompiendo la
autorreferencialidad y el aislamiento, poniéndose en dirección hacia las periferias
existenciales (TdlA II,4) y viviendo en comunidad la radicalidad de la condición
bautismal y el seguimiento discipular de Jesús. Ciertamente no se la puede identificar,
sin más, con la vida religiosa ya que esta no agota las diversas consagraciones que
existen dentro de la riqueza de la Iglesia como es la especial consagración de algunos
laicos y laicas o de las vírgenes consagradas.

La vida consagrada de religiosos y religiosas en estado de conversión (hacia


adentro) y de misión (hacia afuera) de sí misma manifiesta, de manera privilegiada
aunque no exclusiva, la profecía testimonial: pronuncia lo más verdadero, lo más bello,
lo más grande y lo más bueno a lo cual todos estamos llamados. Los hombres y mujeres
que se consagran, lo hacen no para alejarse de la gente y tener comodidades sino para la
proximidad física y espiritual con ellos, convirtiéndose en signos de esperanza.

Ante la falta de vocaciones consagradas el Papa Francisco exclama “¿qué cosa


sucede?, ¿por qué el vientre de la vida consagrada se ha vuelto tan estéril?”.377
Estamos ante una “hemorragia” que debilita la vida consagrada y la vida de la misma
Iglesia. Son numerosos los factores que condicionan esta situación, entre otros, la
dificultad para asumir compromisos serios y definitivos en un contexto socio-cultural
que provoca un gran vacío existencial generando otras lógicas, alejadas del Evangelio.

374
W2.VATICAN.VA. Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la asamblea plenaria del
Consejo Pontificio para los laicos (17.06.2016)
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/june/documents/papa-
francesco_20160617_plenaria-pc-laici.html
375
cf. PAPA FRANCISCO, XVIII Jornada Mundial de la Vida, (02.02.2014); XIX Jornada Mundial de la
Vida Consagrada, (02.02.2015); XX Jornada Mundial de la Vida Consagrada, (02. 02. 2016); XXI
Jornada Mundial de la Vida Consagrada, (02. 02. 2017)
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/consecrated_life.index.html
376
PAPA FRANCISCO, Vultum Dei Quaerere. Nueva Constitución Apostólica sobre la vida contemplativa
femenina (29.06.2016) http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_constitutions/documents/papa-
francesco_costituzione-ap_20160629_vultum-dei-quaerere.html
377
VR. VIDA RELIGIOSA. La Iglesia y el mundo esperan profecía, cercanía y esperanza.
https://vidareligiosa.es/la-iglesia-y-el-mundo-esperan-de-vosotros-profecia-cercania-y-esperanza/
144
Entre los temas que preocupan al Papa Francisco en relación a la vida consagrada
figuran: la ternura, la humanidad y la misericordia vividas por la vida consagrada en una
cultura deshumanizada; la condición profética de la vida consagrada en el mundo
descreído; la fraternidad en una sociedad desunida y fragmentada; el fundamentalismo y
el legalismo religioso378 en la vivencia de la vida consagrada; los casos de abuso
ejercidos por religiosos; etc.379 Hay que vencer la nostalgia de una vida consagrada del
pasado y superar:

“La supervivencia que nos vuelve reaccionarios, miedosos, nos encierra


lenta y silenciosamente, nos proyecta hacia atrás, hacia las gestas gloriosas
–pero pasadas– que, lejos de despertar la creatividad profética nacida de
los sueños de los fundadores, busca atajos para evadir los desafíos que hoy
golpean nuestras puertas. La supervivencia le roba fuerza a los carismas
porque lleva a domesticarlos, hacerlos accesibles a la mano, privándolos de
aquella fuerza creativa con que se inauguraron. Nos hace querer proteger
espacios, edificios o estructuras más que posibilitar nuevos procesos. Nos
hace olvidar la gracia. Nos convierte en profesionales de lo sagrado, no en
padres, madres o hermanos de la esperanza que hemos sido llamados a
profetizar. Transforma en peligro, en amenaza, en tragedia, lo que el Señor
nos presenta como una oportunidad para la misión. Todos somos
conscientes de la transformación multicultural por la que atravesamos. De
ahí la importancia de que el consagrado y la consagrada estén insertos con
Jesús, en la vida, en el corazón de estas grandes transformaciones. La
misión, de acuerdo a cada carisma particular, nos recuerda que fuimos
invitados a ser levadura de esta masa concreta. Es cierto podrán existir
«harinas» mejores pero el Señor nos invitó a leudar aquí y ahora, con los
desafíos que se nos presentan. No desde la defensiva y los miedos sino con
las manos en el arado, ayudando a hacer crecer el trigo tantas veces
sembrado en medio de la cizaña. Poner a Jesús en medio de su Pueblo es
tener un corazón contemplativo, capaz de discernir como Dios va
caminando. No somos voluntaristas de la fe sino hombres y mujeres ungidos
en el bautismo para compartir con los demás, sintiendo el desafío de
descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de
encontrarnos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que el
Señor puede convertir en una verdadera experiencia de fraternidad.
Acompañemos a Jesús en el encuentro con su Pueblo no desde el lamento o
la ansiedad de quien se olvidó de profetizar sino en la alabanza y en la
serenidad; no en la agitación sino en la paciencia de quien confía en el
Espíritu, Señor de los sueños y de la profecía. Y así compartamos lo que no
nos pertenece: el canto que nace de la esperanza”.380

Esta esperanza aún en situaciones complejas y difíciles se sostiene “en Aquel en


quien hemos puesto nuestra confianza (cf. 2 Tm 1,12) y para quien «nada es imposible»

378
Legalismo religioso se refiere a la vivencia de la vida consagrada sostenida en el mero cumplimiento
observante de las constituciones y normas de la misma separadas de la vivencia de la caridad.
379
cf. ALETEIA. Papa Francisco: La vida religiosa no es una botella de agua destilada
https://es.aleteia.org/2014/01/03/papa-francisco-la-vida-religiosa-no-es-una-botella-de-agua-destilada/
380
ACIPRENSA. Papa Francisco: Homilía en la Fiesta de la Presentación del Señor y la Jornada Mundial
de la vida Consagrada (02.02.2017) https://www.aciprensa.com/noticias/texto-homilia-papa-francisco-
en-la-misa-de-la-fiesta-de-la-presentacion-del-senor-14823
145

(Lc 1,37). Esta es la esperanza que no defrauda y que permitirá a la vida consagrada
seguir escribiendo una gran historia en el futuro, al que debemos seguir mirando,
conscientes de que hacia él es donde nos conduce el Espíritu. No hay que ceder a la
tentación de los números y de la eficiencia, y menos aún a la de confiar en las propias
fuerzas. Con Benedicto XVI repito: «No se unan a los profetas de desventuras que
proclaman el final o el sinsentido de la vida consagrada en la Iglesia de nuestros días;
más bien continuemos y reemprendamos siempre nuestro camino con confianza en el
Señor”.381

Entre los consagrados y consagradas “no se vean caras tristes, personas


descontentas e insatisfechas porque un seguimiento triste del Señor es un triste
seguimiento. Al igual que todos los otros hombres y mujeres sentimos dificultades, las
noches del espíritu, la decepción, la enfermedad y la pérdida de fuerzas debido a la
vejez. Precisamente en esto deberíamos encontrar la «perfecta alegría» y aprender a
reconocer el rostro del Señor que se hizo en todo semejante a nosotros”.382

El Papa Francisco exhorta que la vida consagrada, sus obras apostólicas y sus
recursos materiales se abran dando “acogida a los refugiados y cercanía a los pobres,
teniendo creatividad en la catequesis, en el anuncio del Evangelio y en la iniciación a
la vida de oración. Espero que se aligeren las estructuras, se reutilicen las grandes
casas religiosas en favor de obras más acordes a las necesidades actuales de la
evangelización y de la caridad y se adapten a las nuevas necesidades”.383 Esto supone
la audacia y la generosidad de una real conversión pastoral. Para dar comunitariamente
estos pasos hay que primero purificar el propio corazón, haciendo memoria de todo lo
que el Señor hizo por nosotros:

“Nuestra vocación es memoriosa porque sabe reconocer que ni la vida, ni


la fe, ni la Iglesia comienzan con ninguno de nosotros: la memoria mira al
pasado para encontrar la savia que ha irrigado durante siglos el corazón
de los discípulos. Así reconoce el paso de Dios por la vida de su pueblo. Los
consagrados no están llamados a suplantar al Señor. Simplemente se les
pide trabajar con el Señor, codo a codo, sin olvidarse nunca de que no
ocupan su lugar. El discípulo sabe que siempre secundará al Maestro. ¡Nos
hace bien saber que no somos el Mesías! Nos libra de creernos demasiado
importantes y ocupados. Nos libra de la tentación de los mesianismos. Esta
tentación se combate de muchos modos, también con la risa. Aprender a
reírse de uno mismo da la capacidad espiritual de estar delante del Señor
con los propios límites, errores y pecados. Un lindo test espiritual es
preguntarnos por la capacidad que tenemos de reírnos de nosotros mismos.
Cuidémonos de esa gente tan importante que se ha olvidado de sonreír. A
aquellos que tengan el servicio de la autoridad les pido no se vuelvan
autorreferenciales. Traten de cuidar a sus hermanos, procuren que estén
bien. No sean profesionales de lo sagrado olvidándose de su pueblo y de
donde los sacó el Señor. El religioso, sacerdote, consagrada, consagrado es
una persona memoriosa, alegre y agradecida. Sin agradecimiento se puede
ser buen ejecutor de lo sagrado pero faltará la unción del Espíritu para ser

381
PAPA FRANCISCO, Carta Apostólica “Testigos de la alegría” a todos los consagrados con ocasión del
año de la vida consagrada (21. 11. 2015), 3
382
Ibíd. , II,1
383
Ibíd. , II,4
146
servidores. El Pueblo fiel de Dios tiene olfato y sabe distinguir entre el
funcionario de lo sagrado y el servidor agradecido, entre el memorioso y el
olvidadizo. El Pueblo de Dios es aguantador y reconoce a quien lo sirve.
Hay que cuidarse de la tentación del «hijo único» que quiere todo para
sí”.384

Al contrario, la vida religiosa debe ser generosa, incluso en recíproca integración


intergeneracional, especialmente cuando sufre de escasez vocacional y en tiempos en
que la cultura minusvaloriza a los adultos mayores. En la vida religiosa esa práctica no
puede ser asumida:

“Nunca hay que hacer descartes generacionales sino acompañarse porque


si los jóvenes están llamados a abrir nuevas puertas, los ancianos tienen las
llaves. La juventud de un instituto está en ir a las raíces. No hay futuro sin
este encuentro entre ancianos y jóvenes; no hay crecimiento sin raíces y no
hay florecimiento sin brotes nuevos. Nunca profecía sin memoria, nunca
memoria sin profecía.

La vida frenética de hoy lleva a cerrar muchas puertas al encuentro. No


vaya a suceder que miremos más la pantalla del celular que los ojos del
hermano, o que nos fijemos más en nuestros programas que en el Señor.
Porque cuando se ponen en el centro los proyectos, las técnicas y las
estructuras, la vida consagrada deja de atraer y ya no comunica; no
florece.

Así, mientras la vida del mundo trata de acumular, la vida consagrada deja
las riquezas que son pasajeras. La vida del mundo persigue los placeres y
los deseos del yo, la vida consagrada libera el afecto de toda posesión para
amar completamente a Dios y a los demás. La vida del mundo se empecina
en hacer lo que quiere, la vida consagrada elige la obediencia humilde
como la libertad más grande.

Tener al Señor es el antídoto contra el misticismo aislado y el activismo


desenfrenado y superar la retórica estéril de los «viejos tiempos pasados»,
para acabar con el «aquí no hay nada bueno». La vida religiosa es el
amanecer perenne de la Iglesia”.385

El Papa Francisco también redimensiona la vida contemplativa dentro de la Iglesia


como discipulado misionero a la luz de la oración y el anuncio testimonial:

“Un camino privilegiado es la vida de oración, comunitaria y


personal. Ella es el núcleo de la vida contemplativa. Una oración que
es siempre misionera y logra unirse a los hermanos en las variadas
384
RELIGIÓN DIGITAL. No se vuelvan profesionales de lo sagrado, déjense aconsejar por el Pueblo de
Dios. (21.01.2018). http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/20/no-se-vuelvan-
profesionales-de-lo-sagrado-dejense-aconsejar-por-el-pueblo-de-dios-religion-iglesia-vaticano-papa-
francisco-peru-religiosos-consagrados-obispos.shtml
385
RELIGIÓN DIGITAL. El Papa invita a la vida religiosa a "ser el alba perenne de la Iglesia".
(03.02.2018).
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2018/02/02/misa-del-papa-a-la-vida-religiosa-iglesia-
religion-dios-jesus-papa-monjas-frailes-vida-religiosa.shtml
147

circunstancias en la que estos se encuentran y rezar para que no les


falte el amor y la esperanza. Así la vida en clausura tiene un alcance
misionero y universal y un papel fundamental en la vida de la Iglesia.
Rezan e interceden por muchos hermanos y hermanas presos,
emigrantes, refugiados y perseguidos; por tantas familias heridas, por
las personas en paro, por los pobres, por los enfermos, por las
víctimas de dependencias, por no citar más que algunas situaciones
que son cada día más urgentes. Ustedes son como los amigos que
llevaron al paralítico ante el Señor para que lo sanara (cf. Mc 2,1-
12). Por la oración ustedes curan las llagas de tantos hermanos. La
vida de clausura no encierra, ni encoge el corazón sino que lo
ensancha por el trato con el Señor y lo hace capaz de sentir, de un
modo nuevo, el dolor, el sufrimiento, la frustración, la desventura de
hermanos que son víctimas en esta «cultura del descarte» de nuestro
tiempo. Que la intercesión por los necesitados sea la característica de
sus plegarias y cuando sea posible ayúdenlos, no sólo con la oración
sino también con el servicio concreto. Cuando se vive la vocación en
fidelidad, la vida se hace anuncio. Les pido que no dejen de dar ese
testimonio”.386

En nuestra Arquidiócesis el Pueblo de Dios respondiendo a la consulta del


Instrumento II del Sínodo manifestó, en relación a la vida consagrada y al servicio
pastoral que presta, la necesidad de:

“Asumir las condiciones actuales de las congregaciones de religiosos y


religiosas: cambio epocal que repercute en la vida religiosa; disminución
de vocaciones; poca cantidad de religiosos y religiosas; cierre de
comunidades y poca estabilidad; predominio de una vida religiosa con
personas mayores y comunidades que van envejeciendo; abandono de la
gestión de diversas obras, en hospitales y escuelas; la preocupación por el
mantenimiento de algunas grandes estructuras que quedan vacías; escasa
presencia de religiosos y religiosas; ausencia en las diversas periferias
existenciales; debilidad en el testimonio de unidad de la vida religiosa;
acrecentar más la comunión con la Iglesia arquidiocesana y estar más
presente en algunos eventos; generar más diálogo entre la vida religiosa y
los sacerdotes; dejar de vivir los carismas de manera cerrada,
individualista, personalista y excluyente; cobrar más fuerza testimonial;
madurar la relación con los laicos; formar a los laicos carismáticamente y
profesionalmente especialmente aquellos que son delegados para cargos de
gestión en la misión compartida; unir kerigma y carismas; renovar la
experiencia de la espiritualidad a través de la vida religiosa; tener mayor
espacios de encuentro entre los diversos integrantes de la vida religiosa;
asumir más el testimonio y la denuncia de algunas situaciones; el ritmo
vertiginoso de la vida que ha invadido la vida religiosa; aunar esfuerzos
comunes entre las diversas congregaciones y estas con la Arquidiócesis;

386
RELIGIÓN DIGITAL. Francisco a las monjas de clausura. "¿Saben lo que es la monja chismosa? ¡Es
terrorista! Monjas terroristas no, sin chismes" (21.01.2018)
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/21/francisco-a-las-monjas-de-clausura-recen-
por-la-iglesia-peruana-que-esta-tentada-de-desunion-religion-iglesia-peru-papa-demonio-chismes-
terroristas.shtml
148
multiplicidad de propuestas intra e inter congregacionales que restan
mayor participación en la Iglesia Arquidiocesana; tensiones entre la vida
religiosa y algunos estilos ciertamente clericalistas; etc.

Además hay que potenciar una renovada presencia de los religiosos y


religiosas que están en nuestra Arquidiócesis. Ellos son una riqueza
carismática muy apreciada para nuestra Iglesia particular. Constituyen un
elemento histórico de identidad cordobesa desde sus orígenes. Se desea que
puedan integrarse más a esta Iglesia y a sus diversas comunidades
superando la excesiva autonomía que, a menudo tienen y vincularse más en
pertenencia con la Iglesia particular. Muchas veces las comunidades
religiosas se autoalimentan de sus recursos espirituales y pastorales con
servicios solo para sí mismas. Se espera que presten servicios concretos a
las comunidades menos favorecidas, conozcan mejor las normativas
Arquidiocesanas (y no sólo el Derecho Canónico y las Reglas y
Constituciones de la propia Congregación), se vinculen con un sentido de
pertenencia mayor y trabajen pastoralmente con diversas Comisiones
Arquidiocesanas (Junta de Educación, Junta de Catequesis, Pastoral de
Adicciones, Pastorales Sociales, etc.). También es recomendable que el
Arzobispado postule una normativa para que todas las comunidades
religiosas que estén en el territorio de la Arquidiócesis, en la medida de sus
posibilidades, presten algún servicio pastoral a las diversas comunidades
parroquiales o a las distintas realidades pastorales de nuestra
Arquidiócesis. Además se anhela que la Junta de Religiosos y Religiosas
interactúe más con los Organismos Arquidiocesanos compartiendo su
riqueza en la formación espiritual y pastoral e incidiendo y participando
más en el Plan Pastoral Arquidiocesano para que puedan apropiárselo
desde su identidad.

Por último, repensar la solicitud que a veces hacen de capellanes para


comunidades muy reducidas, con escasa presencia en la pastoral de una
comunidad parroquial y con poca inserción arquidiocesana”.387

A modo de conclusión, reflexionando sobre todas las formas de vida consagrada


existentes, debemos recordar que antes de dicho adjetivo –religiosa o consagrada– está
el sustantivo de vida y, por ende, la vida religiosa debe asumir y disfrutar del don que es
y cuidarla para caminar, desde la fe, hacia las puertas del Misterio, custodiando el
anhelo más profundo de todo corazón humano porque, de una u otra forma, cada uno es
buscador de una vida más plena con un corazón herido y una fragmentada religiosidad.
La vida religiosa, artesana de la realidad humana y del encuentro con Dios, es tal
cuando llega a ser acabadamente plena. Para eso hay que alimentarla de sueños y de
utopías, de esperanza y de felicidad, de sanación y de libertad.388

387
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4 i.
388
cf. ANTONIETTA POTENTE. Es vida y es religiosa. Una vida religiosa para todos. Paulinas, España,
2018.
149

5. El diácono: signo del servicio y del cuidado de Jesús en la Iglesia y en el mundo


En el libro de los Hechos de los Apóstoles389 aparecen los primeros cristianos
quejándose a los Apóstoles de que sus viudas y sus huérfanos no eran bien atendidos.
Para resolver tal situación hacen una reunión (un “sínodo”) entre los Apóstoles y los
discípulos y se instituyen a los diáconos para el servicio de la Palabra y la
disponibilidad a los pobres.

El diaconado es una vocación, un carisma, un ministerio y un servicio con identidad


teológica, pastoral y espiritual propia390 que no se define por carencia, por vinculación,
por complementación o por relación a los otros grados del sacramento del orden
sagrado.

No son pastores “de segunda”. No es un “medio sacerdote” o “medio laico”. Ni un


intermediario eclesial entre los sacerdotes y los laicos, ni entre los pastores y los fieles.
Tampoco es un laico “cualificado” o más preparado.

El diaconado no es una “promoción”, un “premio consuelo”, una opción por


“descarte”, un camino complementario para quienes, por diversas razones, no pueden
formarse para sacerdotes. No es un privilegio para “ascender” eclesialmente o para
destacarse con un protagonismo relevante en la comunidad o ejercer un cierto poder o
influencia. No se puede elegir porque la trayectoria profesional se ha terminado y se
goza de un tiempo personal que se necesita invertir. No hay que “agregar” otros
servicios a los que ya la persona presta eclesialmente.

El número de diáconos permanentes presenta actualmente una tendencia creciente.


Es necesario un serio y profundo discernimiento vocacional en el que se reconozcan los
signos vocacionales: aptitud física, psicológica, intelectual, moral y espiritual; recta
intención; deseo de responder al llamado de Dios y capacidad fundamental para ejercer
dicho ministerio.

Es conveniente una comunidad de referencia y un acompañante espiritual en el


proceso de discernimiento. El párroco, el Consejo Pastoral Parroquial y la misma
comunidad de origen pueden ofrecer su parecer. Al igual que los profesores que los
forman durante el proceso de madurez vocacional a través de distintos medios:
formación intelectual, encuentros, convivencias, retiros, participación en la semana del
Clero y otras instancias formativas.

La presentación del candidato al Obispo debe ser realizada por el párroco, con su
correspondiente informe y fundamento. La situación laboral y previsional del candidato
es muy importante sobre todo si está casado y sostiene a una familia. Este punto es
relevante incluso cuando reciba una asignación económica por su ministerio en la

389
cf. Hch 6,1-7.
390
cf. CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA Y CONGREGACIÓN PARA EL CLERO. Normas
básicas de la formación de los diáconos permanentes y Directorio para el ministerio y la vida de los
diáconos permanentes. 22.02.1998; CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA Y CONGREGACIÓN
PARA EL CLERO. Ratio Fundamentalis Institutionis Diaconorum Permanentium. Normas básicas de la
formación de los diáconos permanentes. 22.02.1998; CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA Y
CONGREGACIÓN PARA EL CLERO. Directorium Pro Ministerio et Vita Diaconorum Permanentium.
22.02.1998; CEA, Normas Básicas de la Formación de los diáconos permanentes, Noviembre 2008.
150
comunidad a la cual sirve, ya que generalmente no es este su principal sostén
económico.

La incorporación de hombres casados, interactuando con el clero sacerdotal célibe,


supone una riqueza que requiere adaptación, tanto para los sacerdotes y los diáconos
como para las comunidades. En la Antigüedad los diáconos estaban vinculados
fuertemente a la figura del obispo. Esto implicó que el vínculo entre diáconos y
sacerdotes estuviera amenazado por competencias pastorales y prejuicios. Eso explica,
en parte, la relativa desaparición de este ministerio durante muchos siglos hasta su
reaparición a partir de las reformas implementadas por el Concilio Vaticano II. Ahora
que el número de los diáconos se va afianzando no deben transformarse en un grupo de
factor de presión intra-eclesial y actitud sindical como ocurre en algunos lugares.

Al igual que los presbíteros forman parte del clero. Cuando la identidad y la misión
de cada uno están claras, es preciso construir la comunión cada uno desde su lugar. Es
deseable que los diáconos, los seminaristas y los sacerdotes jóvenes pudieran tener
instancias formativas comunes. Por su parte, los sacerdotes deben acrecentar la
valoración positiva de los diáconos con una disposición fraterna de cooperación
personal y relación cercana. No impidiendo sino, al contrario, favoreciendo la inserción
del diácono en la comunidad, propiciando instancias comunes de vida, de ministerio y
de formación. El párroco no debe confundir el rol del diácono como si fuera un vicario
parroquial sino respetar su identidad: es una vocación, un carisma, un sacramento y un
ministerio, tal como aparece en los textos del Concilio Vaticano II391 y en el Magisterio
posconciliar.392

En nuestro país la Conferencia Episcopal Argentina solicitó a la Santa Sede la


autorización para la restauración del diaconado el 7 de julio de 1965. Los primeros
diáconos se registraron después del año 1970. En nuestra Arquidiócesis se ha diseñado
la formación inicial y la formación permanente de los diáconos393 y “desde el año 2005
se ha retomado la reflexión acerca del Diaconado Permanente en orden a fomentar y
reabrir la formación de varones que manifiesten el llamado de Dios en esta vocación
específica. Se escucharon las resonancias en el Consejo Presbiteral, Consejo Pastoral
Arquidiocesano y Consejos Parroquiales. No consistió en una consulta sino en una
resonancia de pareceres cuyo denominador común fue la formación en consonancia
con el camino pastoral arquidiocesano, así como también el profundo conocimiento de
las realidades y culturas cordobesas y la necesidad de implicar a todo el Pueblo de
Dios con la oración para suscitar, aceptar, integrar y acompañar este ministerio”.394

El diaconado permanente coexiste con el sacramento matrimonial, la familia, el


trabajo y la profesión particular. La vocación y el ministerio se viven, en la mayoría de

391
cf. SC 35; LG 20, 28, 29, 41; OE 17; CD 15; DV 25; AG 15, 16.
392
cf. PABLO VI. Motu Proprio “Sacrum diaconatus ordinem” (1967); Constitución Apostólica
“Pontificalis Romani Recognitio” (1968); PABLO VI. Motu Proprio “Ad Pascendum” (1972); COMISIÓN
TEOLÓGICA INTERNACIONAL El diaconado: evolución y perspectivas, 2002.
393
cf. LÍNEAS PARA LA FORMACIÓN PERMANENTE DE LOS DIÁCONOS EN LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA,
15. 08.2016.
394
ORGANIZACIÓN PARA LA FORMACIÓN INICIAL DE CANDIDATOS AL DIACONADO PERMANENTE EN LA
ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA, Julio, 2014.
151

los casos, integradas a la vocación matrimonial y familiar395 en comunión con el Pueblo


de Dios y en una comunidad concreta.

El diácono, cuando es casado y tiene esposa e hijos (ya que también pueden existir
diáconos célibes por soltería como también diáconos viudos), asume la
complementación carismática, espiritual y pastoral desde su vocación esponsal.
Coexisten en él dos sacramentos con su riqueza propia y complementaria. El
matrimonio, expresión del amor humano y divino, lo impulsa a una mayor entrega en el
ministerio, alianza del Señor con la comunidad de la cual es signo vivo con su servicio
conjugando dos vocaciones y dos carismas396; sin embargo, la vocación diaconal no es
vocación del matrimonio en cuanto pareja (la esposa no se convierte en “diaconisa”)
sino que es un llamado personal, aun cuando sea necesaria firmar la autorización por
parte de la esposa.

La presencia y la intervención de la mujer y de los hijos del diácono en las


comunidades a las que sirve deben ser muy delicadas y respetuosas. No confieren
ningún privilegio de actuación, de protagonismo, de delegación y de decisión. A veces
se crean algunas situaciones particulares en el matrimonio y en la familia de los
diáconos a propósito de su servicio (ausencia del esposo y del padre; dedicación a otros;
aumento de horarios, responsabilidades, actividades y trabajos; vivencia personal de la
consagración ministerial; dedicación a la comunidad y a la Arquidiócesis;
disponibilidad para el servicio; “celos” de la esposa y de los hijos; etc.)

Muchas veces los candidatos casados comparten algunas instancias formativas con
sus esposas, a las cuales es conveniente ofrecerles acompañamiento y formación
espiritual y pastoral en relación al sacramento y al ministerio de sus cónyuges.397

El diácono debe vivir su ministerio pastoral sin clericalismos, ni activismos.398


Cuando participa de la liturgia y ejerce el ministerio no debe tomar el lugar del obispo o
del presbítero sino que tiene su propio rol.

El ejercicio de la caridad pastoral lo hace estar al servicio de las nuevas pobrezas


expresadas en la pobreza material, la pobreza espiritual y la pobreza cultural, atendiendo
especialmente a diversas periferias. Su servicio puede estar ligado a Cáritas, catequesis,
pastoral familiar, pastoral social, pastoral solidaria, pastoral de la salud, pastoral
educativa, pastoral carcelaria, pastoral funeraria y atención en los cementerios, etc.)

El anuncio del Evangelio lo realiza en la liturgia de la Palabra, las celebraciones, el


ejercicio de la caridad y el testimonio.399 Su perfil400 requiere cualidades humanas y

395
cf. JAVIER VILLALBA NOGALES. Diaconado permanente, signos de una Iglesia servidora. San Pablo,
Madrid, 2017.
396
HUGO NORBERTO SANTIAGO, El diácono permanente casado. Doctrina, identidad teológica y
espiritualidad, San Pablo, Buenos Aires, 2013.
397
cf. MARÍA PATRICIA FARRELL – JOSÉ ESPINÓS, Formación de las esposas de los candidatos al
diaconado. Una propuesta práctica, Edición del Centro Internacional del Diaconado de América Latina
CIDAL, 2006.
398
cf. W2.VATICAN.VA. Papa Francisco: Visita pastoral a Milán. Encuentro con los sacerdotes y los
consagrados. (25. 03. 2017).
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2017/march/documents/papafrancesco_20170325_mil
ano-sacerdoti.html
152
cristianas (acogida, sobriedad, paciencia, afabilidad, fiabilidad, bondad, misericordia,
espíritu de entrega y sacrificio, entre otras). Estas virtudes construyen su perfil
pastoral.401

La formación de los diáconos debe ser cualificada y seguir acrecentándose,


institucional y profesionalmente, en lo intelectual, en lo espiritual y en lo pastoral. Esta
formación puede darse desde un Instituto de Formación Superior que posibilite el
reconocimiento de la trayectoria académica, una Escuela de Ministerios o una Escuela
de Diaconado Permanente.

6. El sacerdote: testigo, discípulo y pastor


En el marco del Magisterio eclesial sobre el sacerdocio402 nuestra Arquidiócesis
cuenta con un conjunto de orientaciones para la formación inicial y permanente de los
sacerdotes: el Proyecto Formativo del Seminario Mayor403 y el Proyecto de Formación
Sacerdotal Permanente. En su Magisterio el Papa Francisco siempre recalca la figura del
presbítero como pastor:

“El sacerdote celebra cargando sobre sus hombros y en el corazón el peso


y el rostro del Pueblo fiel que se le ha confiado. El óleo precioso que unge
la cabeza no se queda perfumando sino que se derrama y alcanza «las
periferias». El Señor lo dice claramente: su unción es para los pobres, para
los cautivos, para los enfermos, para los que están tristes y solos. La unción
no es para perfumarnos a nosotros mismos. Hay que salir a experimentar
nuestra unción, su poder y su eficacia redentora en las «periferias» donde
hay sufrimiento. El que no sale de sí, en vez de mediador, se va
convirtiendo, poco a poco, en intermediario y en gestor. Todos conocemos
la diferencia: el intermediario y el gestor no ponen en juego la propia piel,
ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso. De aquí
proviene precisamente la insatisfacción de algunos que terminan tristes y
convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o de
novedades, en vez de ser pastores con «olor a oveja», en medio del propio
rebaño. Que la unción llegue a todos, también a las «periferias», allí donde
nuestro pueblo fiel más lo espera y valora. Que nuestra gente nos sienta

399
cf. CATHOLIC.NET. El Papa alienta a los diáconos permanentes a responder a las nuevas pobrezas
http://es.catholic.net/op/articulos/45511/cat/423/el-papa-alienta-a-los-diaconos-permanentes-a-responder-
a-las-nuevas-pobrezas.html
400
cf. Tm 3,8-13
401
cf. PILDORASDEFE.NET. Papa Francisco define las cualidades que todo diácono, sacerdote y obispo
deberían tener https://www.pildorasdefe.net/noticias/Papa-Francisco-define-las-Cualidades-que-todo-
diacono-sacerdote-y-obispo-deberian-tener
402
cf. CONCILIO VATICANO II, DECRETO SOBRE EL MINISTERIO Y LA VIDA DE LOS PRESBÍTEROS,
“Presbiterorum Ordinis” (07,12.1965); PABLO VI, ENCÍCLICA SOBRE EL CELIBATO SACERDOTAL,
“Sacerdotalis Caelibatus” (24.06. 1967); JUAN PABLO II, EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL
SOBRE LA FORMACIÓN DE LOS SACERDOTES EN LA SITUACIÓN ACTUAL, “Pastores Dabo Vobis”
(25.03.1992).
403
cf. DISCÍPULOS DE JESÚS SERVIDORES DEL REINO. FORMAR PASTORES PARA CÓRDOBA EN NUESTRO
TIEMPO. EDUCC, Córdoba, 2007.
153

discípulos del Señor, vea que estamos revestidos con sus nombres y que no
buscamos otra identidad”.404

Todo pastor “a veces se pondrá al frente para indicar el camino y sostener la


esperanza del pueblo debiendo ir adelante; otras veces irá simplemente en el medio de
todos, con su proximidad sencilla y piadosa, y en algunas circunstancias tendrá que
caminar detrás del pueblo para ayudar a aquellos que se han quedado atrás” (EG 31).
En cualquier parte que el pastor se ponga durante la itinerancia del camino común
siempre es un peregrino, un pastor con “olor a oveja y sonrisa de padre” que evita el
desaliento, la “cara de vinagre” y la queja.405

Los presbiterios deben huir del “carrerismo eclesial” siendo discípulos a tiempo
completo406:

“Pastores que nunca olvidan su primer amor. El Señor es quien nos


pregunta como un día hizo con Pedro: “¿me quieres?”. Esta es la pregunta
que me hago y hago a mis hermanos sacerdotes: ¿cómo está el amor que
inspira Jesús?, ¿es como al principio?, ¿estoy enamorado como el primer
día o el trabajo y las preocupaciones me hacen mirar a otras cosas?
Preguntas universales que hay que hacerse a menudo. Nunca hay que
olvidar el primer amor. Antes del estudio, antes de querer ser un intelectual
de la filosofía o de la teología, hay que ser un pastor que apacienta con la
teología y con la filosofía. Debe apacentar con lo que estudia”.407

El sacerdote es ministro del primer anuncio de una manera privilegiada:

“Como todo discípulo misionero, hace alegre el anuncio con todo su ser. La
Buena Noticia puede parecer una expresión más, entre otras, para decir
«Evangelio»: como buena nueva o feliz anuncio. Sin embargo, contiene
algo que cohesiona en sí todo lo demás, la alegría del Evangelio. La Buena
Noticia es la perla preciosa del Evangelio. No es un objeto. Es una misión.
En el acto de ser anunciada se vuelve alegre y misericordiosa verdad. Que
nadie intente separar estas tres gracias del Evangelio: su Verdad (no
negociable), su Misericordia (incondicional con todos los pecadores) y su
Alegría (íntima e inclusiva). Nunca la verdad de la Buena Noticia podrá ser
abstracta, de esas que no terminan de encarnarse en la vida de las personas
porque se sienten más cómodas en la letra impresa de los libros. Nunca la
misericordia de la Buena Noticia podrá ser una falsa conmiseración que

404
ACIPRENSA. Jueves Santo: El Papa pide a sacerdotes ser pastores “con olor a oveja” y pescadores de
hombres. (28.03.2013) https://www.aciprensa.com/noticias/misa-crismal-jueves-santo-el-papa-pide-a-
sacerdotes-ser-pescadores-de-hombres-con-olor-a-oveja-50582
405
EUROPAPRESS. El Papa pide a los sacerdotes que tengan "olor a oveja y sonrisa de padres"
(12.04.2015)http://www.europapress.es/sociedad/noticia-papa-pide-sacerdotes-tengan-olor-oveja-sonrisa-
padres-20150402115152.html
406
W2.VATICAN.VA. Discurso del Santo Padre Francisco a la Academia Eclesiástica Pontificia.
(06.06.2013)https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/june/documents/papa-
francesco_20130606_pontificia-accademia-ecclesiastica.html
407
CAMINO CATÓLICO. Papa Francisco en homilía en Santa Marta: «Que los sacerdotes no olviden que
Jesús es “el primer amor”» (06.10.2014) http://caminocatolico.org/home/papa-francisco/12448-papa-
francisco-en-homilia-en-santa-marta-para-los-sacerdotes-jesus-debe-ser-como-el-primer-amor-que-no-se-
olvida
154
deja al pecador en su miseria. Nunca podrá ser triste o neutro el Anuncio
porque es expresión de una alegría enteramente personal. No puede ser
presuntuosa la evangelización, ni rígida la integridad de la verdad. El
Espíritu anuncia y enseña «toda la verdad» (Jn 16,13) y no teme hacerla
beber a sorbos. Nos advierte, en cada momento, lo que tenemos que decir
(cf. Mt 10,19) e ilumina el paso adelante que podemos dar”.408

Ciertamente la identidad sacerdotal con todas las problemáticas que incluye (perfil
pastoral; estilo de ministerio; vivencia del celibato; integración afectiva; etc. entre
muchas otras cuestiones) sigue hoy en un intenso y profundo debate que se inició con el
Concilio Vaticano II y aún no ha terminado. El discernimiento permite pensar en otros
perfiles y estilos sacerdotales posibles.409 Son muchos los perfiles sacerdotales que
abundan en nuestras comunidades: el sacerdote con “olor a oveja”; el intelectual; el
popular; el comprometido socialmente; el emprendedor; el administrador; el líder; el
afectivamente cercano; el austero, el “todo-terreno”; junto a otros. El perfil sacerdotal
debe ser cada vez más adecuado a las necesidades pastorales del presente. No obstante
todas las cualidades del perfil sacerdotal que se señalen, el pastoreo cercano a la gente y
la ternura son condiciones que el Papa Francisco considera fundamentales:

“Jesús no abre una oficina de consultas espirituales con un cartel: «el


profeta recibe los lunes, miércoles y viernes de 3 a 6. La entrada
cuesta tanto o, si desean pueden dar una ofrenda». Jesús no hace eso.
Tampoco abre un estudio médico con el cartel: «los enfermos deben
venir tal día y serán curados». Jesús se mete en medio del pueblo. Le
gusta salir al encuentro de las dificultades cuando se lo pide la gente.
Jesús iba acompañado de muchos que lo apretujaban y lo tocaban. Es
lo mismo que hace el pueblo también hoy, en las visitas pastorales.
Eso el pastor lo siente. Lo hace para obtener gracia. Ante este gesto,
Jesús nunca se echa atrás. Estos rasgos del modo de obrar de Jesús
son también las actitudes del auténtico pastor. El pastor es ungido
con óleo el día de su ordenación. El verdadero óleo, el interior, es el
óleo de la cercanía y de la ternura. Al pastor que no sabe hacerse
cercano, le falta algo: quizá sea dueño del campo, pero no es pastor.
Un pastor si le falta ternura es rígido. Hoy podemos rezar por
nuestros pastores para que el Señor les dé la gracia de caminar con el

408
W2.VATICAN.VA. Santa Misa Crismal. Homilía del Santo Padre Francisco. (13.04.2017)
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2017/documents/papa-francesco_20170413_omelia-
crisma.html
409
El Prefecto de la Congregación para el Clero, Monseñor Beniamino Stella, afirma que el Papa
Francisco está estudiando la posibilidad de conferir la ordenación sacerdotal a los «viri probati» (adultos
varones casados de fe probada). La idea no pretende abolir el celibato, ni competir con el diaconado
permanente en medio de la emergencia ministerial y sacramental que existe sino que esta opción se
piensa como posibilidad sobre todo en lugares donde la ausencia de sacerdotes hace imposible la
evangelización. Se recuperaría así una estructura existente en la Iglesia de los orígenes como sucedía en
Corinto. La eventual ordenación de sacerdotes casados no socavaría la figura del sacerdote célibe, ni
pondría el acento en el celibato opcional. Además podría ser la comunidad cristiana la que sugeriría,
como en los primeros siglos del Cristianismo, a personas capacitadas para ejercer como pastores. Esta
posibilidad abre un profundo debate. La tesis está planteada en el libro «Todos los hombres de
Francisco» de Editorial San Pablo (2018) escrito por Fabio Marchese Ragona. cf. RELIGIÓN DIGITAL. La
Santa Sede planea ordenar sacerdotes a "ancianos casados". (23.01.2018)
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2018/01/22/la-santa-sede-planea-ordenar-sacerdotes-
a-ancianos-casados-religion-iglesia-stella-maradiaga-francisco-vaticano-viri-probati.shtml
155

pueblo, estar presentes en el pueblo con ternura y cercanía. Y cuando


el pueblo encuentra a su pastor, sienta eso especial que solo se siente
en presencia de Dios, el asombro de la cercanía y la ternura de Dios
en el pastor”.410

7. Una nueva y antigua “periferia” eclesial


Los sacerdotes que, por muy diversas razones, están dispensados del ejercicio de su
ministerio y aquellos que dejaron la vida religiosa, tanto varones como mujeres,
constituyen una periferia eclesial muy concreta: la de los que se sienten abandonados y
expulsados y sufren la distancia del resto. Han entrado en otro contexto cultural y
eclesial. Se han laicificado aprendiendo y viviendo experiencias que antes no vivían y
han podido repensar muchas realidades de la Iglesia desde su nueva situación. A veces
simplemente son llamados “los ex”, una nueva periferia que anhela una Iglesia distinta,
más inclusiva, más cercana, más humana.

No hay que definirlos por lo que han sido. Muchos quieren encontrar una vía
intraeclesial distinta que otorgue nuevas posibilidades pastorales e intelectuales de
inserción comunitaria, potenciando, en muchos casos, su preparación, su conocimiento
y su experiencia. Generalmente son personas muy capacitadas y formadas que han
desarrollado actividades importantes de liderazgo, conducción y gestión en diversos
roles profesionales y eclesiales que no habría que descartar en tiempos en que, por otra
parte, carecemos de recursos humano-pastorales.

Con ellos la Iglesia ha actuado sociológicamente como responden los sectores en los
que, real y simbólicamente, se patentiza el modo formal de pertenencia: marginando,
silenciando, invisibilizando, alejando, postergando y olvidando.411 A menudo caemos en
la Iglesia en el riesgo de sectorizarnos: los que pertenecen y de los que no pertenecen
según nuestra propia mirada y criterio.

Ciertamente cada caso es particular. Habría que repensar la situación de re-inserción


pastoral en comunidades, en escuelas, en universidades y en otros ámbitos eclesiales
que tanto necesitan, según las posibilidades y las distintas situaciones canónicas. En
nuestra Arquidiócesis, el Pueblo de Dios respondiendo a la consulta del Instrumento II
del Sínodo manifestó la necesidad de “acoger y convocar a aquellos pastores que, por
diversas razones, dejaron el ministerio o aquellos consagrados o consagradas que han
dejado la vida religiosa. Sobre todo los que están reconciliados con la Iglesia para que
se desempeñen en diversos servicios apostólicos, catequísticos, misioneros, solidarios y
de enseñanza en parroquias, comunidades y escuelas creyentes. Son agentes muy
preparados y a los cuales casi siempre se los deja de lado. Ellos también son Iglesia y
forman una verdadera periferia que hay que asumir y potenciar pastoralmente. En
tiempos de escasez de vocaciones y ministros, muchos de ellos estarían gozosos de dar
algún servicio”.412

410
ALMUDI.ORG. Jesús Modelo de pastor. Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. (30.01.2018).
https://www.almudi.org/liturgia/homilias-de-santa-marta/homilia/97352/jesus-modelo-de-pastor
411
cf. ANDREA RICCARDI, Periferias. Crisis y novedad para la Iglesia. San Pablo, Madrid, 2017.
412
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA.
Equipo de Relatores, Córdoba, 30.08.17, 4 k.
156
8. El Proyecto Formativo del Seminario Mayor de Córdoba a la luz del XI Sínodo
El Proyecto de Formación del Seminario de Córdoba (2007) está inspirado en las
orientaciones y requerimientos de la Exhortación Apostólica “Pastores Dabo Vobis”
(25.03.1992) de San Juan Pablo II y del Plan Nacional para la formación en los
seminarios en la Argentina. Es un instrumento pedagógico eminentemente práctico:
señala los objetivos de la formación sacerdotal en cada etapa de la misma. Indica los
medios convenientes y postula la necesaria evaluación del proceso. A través del
proyecto personal y comunitario de vida incorpora la identificación y la utilización de
indicadores que manifiestan si el proyecto es correctamente asumido y en qué medida se
lo está aprovechando. Además destaca una característica que debe impregnar toda la
tarea del Seminario: el cultivo de la libertad responsable y de una auténtica autonomía
con una sana referencialidad.

En el Proyecto formativo se señala la necesidad de la formación integral de


personalidades maduras y sanas en la dimensión humano-afectiva, teologal-espiritual,
comunitario-fraterna, intelectual-cultural y pastoral-apostólica. Además se perfila el
carisma del presbítero diocesano secular, se profundiza el significado de la secularidad
de la existencia sacerdotal y cuáles son las vinculaciones espirituales y pastorales del
sacerdote con la Iglesia particular, con el Obispo, con el Presbiterio y con el Pueblo de
Dios.

Se pone de relieve la necesaria conexión y dependencia de la formación inicial y la


formación sacerdotal permanente. Se destaca que la vida del futuro pastor es modelada
por el anuncio y el testimonio del Evangelio y por la asociación vital al misterio pascual
que celebra. La espiritualidad de comunión anima toda la tarea de la formación
sacerdotal siendo un criterio prioritario de discernimiento para la idoneidad del
ministerio.

A la luz de sus primeros diez años de elaboración y puesta en vigencia, es preciso


seguir completando y perfeccionando constantemente su contenido, incorporando los
nuevos diagnósticos, planteos y orientaciones que ha suscitado la problemática en la
Iglesia de América Latina.413 El XI Sínodo no podrá estar ausente en la formación
sacerdotal para que esta pueda seguir adaptándose a los requerimientos de la realidad
pastoral, impulsando una mayor apertura del Seminario a las necesidades de la
Arquidiócesis y de las comunidades para las que está formando a los futuros sacerdotes.

El Papa Francisco advierte que “no se pueden llenar los seminarios con cualquier
tipo de motivaciones, y menos si éstas se relacionan con inseguridades afectivas,
búsquedas de formas de poder, glorias humanas o bienestar económico” (EG 107). Al
contrario

“Los seminarios deben poner el énfasis en que los futuros sacerdotes sean
capaces de servir al santo Pueblo fiel de Dios, reconociendo la diversidad
de culturas y renunciando a la tentación de cualquier forma de
clericalismo. Los sacerdotes del mañana deben formarse mirando al
mañana: su ministerio se desarrollará en un mundo secularizado y, por lo
413
cf. PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA. La Formación Sacerdotal en los Seminarios de
América Latina. Actas de la Reunión Plenaria. (17/ 20. 02. 2009).
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cbishops/pcal/documents/formacion-sacerdotal-
america-latina.pdf
157

tanto, nos exige a nosotros discernir cómo prepararlos para desarrollar su


misión en ese escenario concreto y no en nuestros «mundos o estados
ideales». Una misión que se da en unidad fraternal con todo el Pueblo de
Dios, codo a codo, impulsando y estimulando al laicado en un clima de
discernimiento y sinodalidad, dos características esenciales en el sacerdote
del mañana. No al clericalismo y a los mundos ideales que solo entran en
nuestros esquemas pero que no tocan la vida de nadie. Hay que pedir al
Espíritu Santo el don de soñar y trabajar por una opción misionera y
profética que sea capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los
estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se conviertan en
un cauce adecuado para la evangelización más que para una
autopreservación. No le tengamos miedo a despojarnos de lo que nos
aparte del mandato misionero (cf. EG 27)”.414

9. Disminución de las vocaciones sacerdotales y consagradas: de la crisis


vocacional al nuevo diseño eclesio-vocacional
A muchos creyentes les resuena de una manera particular hoy aquellas palabras del
Evangelio que dicen: “la cosecha es abundante y los trabajadores son pocos. Rueguen
al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Lc 10,2) “porque
muchos son llamados, pero pocos son elegidos” (Mt 22,14). Muchos hablan de una
crisis de vocaciones (sacerdotales y consagradas) en la Iglesia. Usan las metáforas de
“sequía vocacional”, “enfriamiento cristiano” y esterilidad en el florecimiento de las
vocaciones. En otras épocas también se han producido crisis socio-culturales que, sin
embargo, no fueron lo suficientemente influyentes para condicionar el flujo de las
vocaciones. Hoy el anuncio de la fe se ha interrumpido en muchos ámbitos generando
un proceso de secularización y de descristianización, además del éxodo hacia otras
confesiones y búsquedas religiosas. Además se verifica una involución en la práctica
sacramental de los creyentes junto a otros factores condicionantes.415

Por otra parte, los jóvenes de grupos juveniles parroquiales, de escuelas creyentes y
de diversos movimientos, de los cuales provenían habitualmente las vocaciones, son
cada vez más reducidos. Además los atractivos sociales de hoy no son fáciles de
contrarrestar a la hora de vivir el celibato, la pobreza y la obediencia, los cuales están
muy cuestionados. Algunos sostienen que el consumismo influye. Este factor es real
aunque no siempre necesario y suficiente. Muchos critican el estilo de vida y de
formación bastante cerrado de los seminarios y de las comunidades religiosas.
Sostienen que los ambientes sobreprotectores de internado, resguardados del contacto
con la realidad y de vínculos variados, producen efectos regresivos en la madurez
psicológica, en la responsabilidad y en la libertad de los jóvenes. Actualmente algunos
interesados llegan al seminario prácticamente solos, sin una familia detrás o con padres
ausentes. La fe no tiene relevancia en los hogares y deben hacer, prácticamente solos, su
búsqueda, la cual es mucho más compleja que la elección de una determinada profesión.
Por su parte en la vida religiosa el número de personas que se incorporan es inferior a la

414
RELIGIÓN DIGITAL. El Papa a los obispos, Digámoslo claro, “los laicos no son nuestros peones, ni
nuestros empleados”. (17.01.2018)
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2018/01/16/el-papa-a-los-obispos-digamoslo-claro-
los-laicos-no-son-nuestros-peones-ni-nuestros-empleados-religion-iglesia-obispos-chile-francisco-juan-
barros.shtml
415
cf. RM 36
158
cantidad que fallecen debido a su avanzada edad. Se comprueba así una cierta distancia
generacional.

Las causas principales de la ausencia de vocaciones, si bien corresponde a ciertos


condicionamientos socio-culturales y ambientales que influyen, principalmente
pertenecen al orden de la fe y de la vida espiritual y pastoral de la Iglesia. Las actuales
minorías vocacionales nos alertan de lo poco funcional y atractiva que puede ser una
determinada estructura o Institución.

El fenómeno de decrecimiento de vocaciones que se advierte en la Argentina es


también común en Europa, Norteamérica y Canadá, aunque no es así en otras partes de
Latinoamérica, Asia y África. La escasez de vocaciones resulta un fenómeno eclesial
que no podrá enfrentarse adecuadamente si no se conocen suficientemente sus causas.
Sin embargo, de hecho, en algunos ámbitos eclesiales, es un tema tabú. No se buscan
causas sino que se buscan culpables. Tenemos que darnos cuenta que cambió el perfil
de las vocaciones. Existe una “mutación vocacional”, un cambio en el discernimiento,
en la motivación y en la elección de las vocaciones: “es necesaria la renovación de la
propuesta vocacional considerando no solo la vocación sacerdotal o consagrada.
También hay que promover el diaconado permanente poniendo en conocimiento de las
comunidades la existencia de esta vocación. Además hay que brindar a los laicos su
formación en clave vocacional. En todas las parroquias debiera existir la pastoral
juvenil, semillero de todas las vocaciones”.416

La “crisis vocacional” es una oportunidad para recuperar el inmenso caudal


vocacional latente. Es preciso un profundo discernimiento para nuevas vocaciones,
carismas, servicios y ministerios. Tal vez no falten las vocaciones sino que haya otro
tipo de vocaciones: otros llamados para otras realidades. Se abre un futuro de esperanza
que nos obliga a replantearnos el tema. Hay que afrontar los desafíos y descubrir qué es
lo que Dios nos pide hoy. La actual situación constituye un signo de los tiempos, una
Palabra que Dios nos dirige, una realidad permitida por el Señor para despertar en las
comunidades conversión, creatividad e innovación; una invitación para superar los
obstáculos y una apertura a las señales que el Espíritu está suscitando.

No debemos quedarnos esperando que las vocaciones y los jóvenes se acerquen a


nosotros. Hay que salir, anunciar y entusiasmar. Volver al origen de las primeras
comunidades cristianas cuya sobrevivencia y aumento en número dependía del anuncio
y del testimonio. La Iglesia tiene una experiencia milenaria en cómo atravesar periodos
de crisis. Los desafíos desarticulan las maneras de resolución acostumbradas y nos
someten a nuevas preguntas y discernimientos. El camino no es abstenerse hasta que
todo sea claro sino buscar junto a otros.

La cuestión vocacional no queda circunscrita a una cantidad de porcentajes y de


números. Interpela a un cambio de paradigma, de interpretación y de mirada. La Iglesia
y el mismo cristianismo (no solo las vocaciones) son una minoría en ciertos lugares. No
estamos en la época de la cristiandad en la que la Iglesia era un referente monopolizador
de la cultura. El Papa Francisco advierte que “hoy ya no somos los únicos que
producimos cultura. Ni los primeros, ni los más escuchados. Necesitamos un cambio de

416
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO
EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, IV.2.
159

mentalidad pastoral. No de una pastoral relativista que, para estar presente en la


producción cultural, pierda el horizonte evangélico. El camino relativista es el más
cómodo. Es necesario conducir una pastoral evangelizadora, audaz y sin miedos hacia
la Buena Nueva que es Jesús y su Evangelio y el diálogo con la multiculturalidad, sin
caer en un relativismo que negocia la propia identidad cristiana”.417

El ser minoría tiene que llevarnos al redescubrimiento de lo genuinamente eclesial y


evangélico: “al decir que somos hoy una pequeña grey hay que desechar el
malentendido de esta frase. 'Pequeña grey' no significa lo mismo que ghetto y secta
porque estos no quedan constituidos por la cantidad de personas sino por una cierta
mentalidad que ni hoy, ni menos aún en el futuro, puede ser la mentalidad de la Iglesia.
Hay que combatir esa mentalidad cuando lo que se propaga no sea la actitud adecuada
a la pequeña grey del Señor sino un espíritu sectario”.418

Ser minoría nos conecta a la condición original e histórica de los comienzos del
cristianismo y nos permite, sin sentimientos de inferioridad cultural, adecuarnos como
un interlocutor más en el concierto de voces plurales que conforman la sociedad actual.
El lugar de la humildad y de la pérdida de preferencias, de privilegios, de poder y de
representatividad social, ayuda a descubrir otros caminos, más silenciosos y, a la vez,
más evangélicos, lejos de exitismos y triunfalismos eclesiales. La historia de la Iglesia
nos enseña que donde fue minoría y hasta perseguida creció, fortaleció y purificó. Ser
minoría es también autoconcientizarse de ser una periferia con una identidad que
merece ser leída e interpretada desde la fe. Nos pone en comunión con todas las
minorías sociales postergadas. En el último lugar, el puesto –por cierto– más
evangélico.

10. Repensando los ministerios eclesiales a la luz de las nuevas necesidades


pastorales
Jesús no fue un reformador de instituciones religiosas. No quiso crear un orden
especial con nuevos ritos, separándose y distinguiéndose del judaísmo. Sus seguidores
fundaron comunidades para mantener su memoria. Fue el crecimiento de dichas
comunidades las que posibilitaron la creación de algunos servicios y ministerios según
las necesidades de entonces: apóstoles, profetas, doctores, maestros, servidores,
ancianos e inspectores.419

La Iglesia actualmente sigue pensando la posibilidad de diversos ministerios y


servicios pastorales que brotan de las necesidades y de las urgencias reales de las
comunidades. Hay que inspirarse en los dinámicos y vitales orígenes de las
comunidades cristianas y en las fuentes de la Tradición para explorar nuevos caminos
desde antiguas raíces.

Los ministerios siempre han resultado, en todo tiempo, necesarios y variados. Su


recreación, desde la raíz bautismal, permite recuperar el sentido originario de la
comunidad cristiana y de su impulso evangélico, anunciador y misionero. Forman parte
417
ACIPRENSA. Papa Francisco plantea cuatro desafíos para la pastoral en las ciudades
https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-plantea-cuatro-desafios-para-la-pastoral-en-las-
ciudades-86003
418
KARL RAHNER, Cambio estructural de la Iglesia. Cristiandad. Madrid. 1974, 38.
419
cf. 1 Co 12,28; Ef 4,11
160
de la misión de la Iglesia. Los ministerios no son (ni deben ser) necesariamente
jerárquicos. No implican ninguna superioridad sino disposición de entrega y de servicio.
Constituyen respuestas concretas a las necesidades y a las demandas pastorales de la
vida comunitaria. Dan contención a urgencias y carencias. Esto supone un serio
ejercicio de discernimiento comunitario. Cuando se reforman las estructuras y las
organizaciones es posible discernir nuevos servicios y ministerios. Cada Iglesia
particular puede crear los suyos: servicios para la liturgia y el canto; celebración de la
Palabra, la lectio y el anuncio del Evangelio; animación de la vida comunitaria; salida
misionera; formación y gestión pastoral; diversas formas de catequesis; visitas a las
familias y a los enfermos; etc.

Los actuales ministerios del Lectorado420 y del Acolitado421, otorgados a los


seminaristas en su proceso de formación y a los religiosos que acceden al sacramento
del orden422, como así también el ministerio de los Ministros Extraordinarios de la
Comunión que existen en nuestras comunidades parroquiales, podrían ser repensados
para una mejor y mayor eficacia en el servicio:

“Propiciar la creación de diversos ministerios y su formación, ya sea en


una Escuelas de Ministerios Arquidiocesana, en Institutos de nivel superior
(Instituto Católico Superior423, ITEC424, CEFyT425, etc.) o en Escuelas de
Ministerios por Zonas Pastorales atendiendo a la idiosincrasia de cada
sector.

Es necesario el ministerio de la escucha. El sacramento de la reconciliación


y el discernimiento, el acompañamiento y la dirección espiritual demandan
mucho tiempo al sacerdote que se dedica a ellos. La escucha (fraterna y/o
profesional) puede ser ofrecida como un servicio de laicos preparados para
esta circunstancia.
420
Lectorado se refiere al ministerio cuyo oficio es proclamar la Palabra de Dios en la asamblea litúrgica,
instruyendo además a los fieles para recibir los sacramentos.
421
Acolitado se refiere al ministerio cuyo oficio es ayudar al diácono cuidando del servicio en el altar y
ayudando al presbítero durante las celebraciones litúrgicas, especialmente la misa. De modo
extraordinario, distribuye la comunión y expone el Santísimo para la oración, además de instruir a todos
los fieles sobre la Eucaristía.
422
Los ministerios del lectorado y del acolitado son la actualización de las antiguas “órdenes menores”
(ostiariado, lectorado, exorcistado y acolitado) que recibían solo los candidatos al sacerdocio junto con la
tonsura y las “órdenes mayores” (subdiaconado, diaconado y presbiterado). Con la reforma litúrgica del
Concilio Vaticano II, las órdenes menores junto con la tonsura y el subdiaconado se suprimieron. El
lectorado y el acolitado se actualizaron perdiendo el carácter clerical que habían adquirido pudiendo ser
ejercidas por laicos. Además el rito dejó de llamarse “ordenación” pasando a ser denominado
“institución”. cf. PABLO VI. Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Ministeria Quaedam”.
15.08.1972. http://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/motu_proprio/documents/hf_p-vi_motu-
proprio_19720815_ministeria-quaedam.html
423
Instituto Católico Superior (INCASUP) se refiere a la institución educativa de nivel superior que
posee la Arquidiócesis de Córdoba desde 1956 para la formación de diversas carreras docentes y técnicas.
424
ITEC (Instituto Teológico de Córdoba) se refiere a la institución educativa de nivel superior que se
constituyó por la unión de tres institutos con décadas de historia en la formación docente: El Instituto
Nuestra Señora de Loreto, El Lumen Christi y la carrera de Ciencias Sagradas del Instituto Católico
Superior. La articulación de los equipos docentes de estos tres centros de estudios superiores, referentes
en el estudio de Teología, Filosofía y Pedagogía dio origen al Instituto Teológico de Córdoba.
425
CEFyT se refiere a la institución educativa de nivel superior con espíritu intercongregacional, animado
y dirigido por los Misioneros Claretianos de la Provincia San José del Sur (Argentina, Chile, Paraguay y
Uruguay) para la Iglesia católica de Argentina, de América Latina y del mundo situado en la ciudad de
Córdoba destinado a la formación de religiosos, religiosas, laicos y laicas.
161

Por su parte, el ministerio de la acogida en las comunidades es mucho más


que una cálida recepción a la liturgia. Hay que pensarlo abierto a la misión
y a la atención de la secretaria parroquial ya que ese es un lugar
estratégico en un primer contacto de las personas con una parroquia. Un
lugar que no siempre está cuidado, ni concebido pastoralmente. Es otro
espacio privilegiado para el primer anuncio del Evangelio.

Hay que continuar con la formación de Ministros Extraordinarios de la


Eucaristía y con la formación de los laicos en distintos servicios
(celebración de exequias, visitas a las familias, a los enfermos, a los adultos
mayores, etc.).

Los ministerios hay que concebirlos no solo en función de las necesidades


intra-eclesiales sino, además, de las urgencias de la Iglesia en su diálogo
con la cultura, en su servicio a la comunidad local y en interacción con
otras organizaciones, ofreciendo espacios destinados a promover la cultura
del encuentro (clubes de barrio, espacios públicos, predios deportivos, etc.)
proponiendo el debate de problemáticas actuales muy sensibles
(drogadicción, violencia, deterioro y protección ambiental, cuidado de la
salud, niños y jóvenes en riesgo, etc.)”426

En nuestras comunidades parroquiales tienen especial relevancia los Ministros


Extraordinarios de la Eucaristía. Es el ministerio más naturalmente aceptado, aunque
persisten algunas resistencias debido a ciertas actitudes clericalistas: “hay que formar a
la comunidad sobre la función y la importancia de los ministros de la Eucaristía y el
valor espiritual y pastoral de las celebraciones que ellos presiden que permiten cumplir
con el precepto dominical. También es necesario implementar encuentros de formación
para una mejor preparación de dichos ministros y ayudarlos para la celebración de la
Palabra preparada conjuntamente con el párroco, el diácono o el Consejo Pastoral. En
ella se puede compartir una homilía del Papa o del Obispo, propiciar comentarios
entre los fieles, recoger las resonancias de la comunidad e interceder en la oración
comunitaria. Usando los avances tecnológicos se puede grabar la homilía del domingo
del párroco y enviarla por whatsapp y redes sociales. También se pueden comunicar
acontecimientos y recibir inquietudes diseñando una página web para cada parroquia o
para cada Zona Pastoral con una especie de secretaría parroquial virtual las 24 horas
donde las personas pudieran ver servicios, horarios, solicitar turnos, inscribirse en la
catequesis o en cursillos de preparación bautismal o matrimonial on line, etc.”427

Hay otros servicios comunitarios que pueden concebirse como ministerios y aún no
se los vive como tal. Además se puede pensar un solo lugar de formación pastoral
arquidiocesana tanto para laicos y laicas, vírgenes consagradas y diáconos permanentes
y para la actualización de los sacerdotes.

El primer anuncio del Evangelio nos da una oportunidad única para pensar la
ministerialidad servicial de nuestra Iglesia particular. Sus diversos dones y carismas,

426
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO
EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, IV.7
427
Ibíd., IV.3
162
servicios y ministerios discerniendo las respuestas pastorales que damos desde los
diversos organismos arquidiocesanos.

11. El obispo: hombre de esencialidad evangélica


El Papa Francisco, desde el horizonte de lo que el Concilio Vaticano II ha expresado
acerca de la figura y el ministerio episcopal,428 ha insistido fundamentalmente en el
perfil eminentemente pastoral del carisma episcopal y asegura que:

“La condición de posibilidad para el ejercicio del ministerio apostólico es


la disposición a acercarse a Jesús. Hay que vigilar no solo individual sino
colegialmente este permanente punto de partida. Sin este núcleo, la misión
se atasca y disminuye la conversión pastoral que no es otra cosa que
rescatar aquella urgencia de anunciar el Evangelio. ¿A qué otra dignidad
podemos aspirar? No se midan con el metro de aquellos que quisieran que
fueran solo una casta de funcionarios”429; “la Iglesia no tiene necesidad de
apologetas o cruzados sino de sembradores humildes y confiados en la
verdad. Tenemos necesidad de alguien que nos mire con la amplitud del
corazón de Dios; no nos sirve un mánager, un administrador delegado de
una empresa y ni siquiera uno que esté en el nivel de nuestras poquedades o
pequeñas pretensiones. Nos sirve quien sepa elevarse a la altura de la
mirada de Dios para guiarnos hacia Él. No existe un Pastor estándar para
todas las Iglesias. El Señor conoce la característica del Pastor que cada
Iglesia requiere. Hay que ir por encima de las preferencias, simpatías,
pertenencias o tendencias y entrar en la amplitud del horizonte de Dios. Un
Obispo es quien ha seguido a Jesús desde el inicio y es constituido, con los
Apóstoles, testigo de su Resurrección. Es aquel que sabe hacer actual todo
lo que ha sucedido a Jesús y, sobre todo, sabe, junto a la Iglesia, hacerse
testigo de su Resurrección. No un testigo aislado sino junto a la Iglesia. De
modo que su vida, así como su ministerio, deben hacer creíble la
Resurrección. La generosidad de ofrecer la propia vida y de consumarse
por el rebaño está inscrita en el „ADN‟ del episcopado. La renuncia y el
sacrificio son connaturales a su misión. El episcopado no es para sí sino
para la Iglesia, para el rebaño, para los demás, sobre todo para aquellos
que, según el mundo, hay que descartar. El rebaño necesita encontrar
espacio en el corazón del Pastor. Tiene necesidad de Pastores auténticos.
No de dueños de la Palabra sino siervos de la Palabra”.430

Como pastor “el obispo estará a veces delante para indicar el camino y
cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de
todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá
caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados” (EG 31).

428
cf. CONCILIO VATICANO II. Decreto “Christus Dominus” sobre el ministerio pastoral de los obispos.
(28.10.1965).
429
ACIPRENSA Discurso del Papa Francisco a los obispos de Colombia (07.09.2017).
https://www.aciprensa.com/noticias/video-encuentro-con-los-obispos-colombianos-42008
430
RADIO VATICANO. El Papa afirma que el Obispo debe ser un testigo humilde y valeroso del
Resucitado. (27.02.2014).
http://es.radiovaticana.va/storico/2014/02/27/El%20Papa%20afirma%20que%20el%20Obispo%20debe%
20ser%20un%20testigo%20humilde%20y%20valeroso/spa-777023
163

A la Congregación de Obispos de la Curia Romana431, el Papa Francisco recordó


que:
“La gente que recorre con fatiga la llanura de la cotidianidad necesita ser
guiada por quien es capaz de ver las cosas desde lo alto. El Señor conoce la
singularidad del pastor que cada Iglesia requiere para que responda a sus
necesidades y le ayude a realizar sus potencialidades.

En la Iglesia Apostólica está aquello que es alto y profundo. El mañana de


la Iglesia mora siempre en sus orígenes. Los invito a hacer memoria y
«visitar» la Iglesia Apostólica para buscar allí algunos criterios. Sabemos
que el Colegio Episcopal, en el cual mediante el sacramento son agregados
los obispos, sucede al Colegio Apostólico. El mundo necesita saber que
existe esta sucesión ininterrumpida. Al menos en la Iglesia, ese vínculo con
el principio divino no se ha interrumpido. Las personas conocen con
sufrimiento la experiencia de tantas rupturas: necesitan encontrar en la
Iglesia esa permanencia indeleble de la gracia del principio.

Examinemos, por lo tanto, el momento en el cual la Iglesia Apostólica tuvo


que recomponer el Colegio de los Doce después de la traición de Judas. Sin
los Doce no puede bajar la plenitud del Espíritu. El sucesor se debe buscar
entre quien siguió, desde el comienzo, el itinerario de Jesús y puede llegar a
ser «junto con los Doce» un «testigo de la Resurrección» (cf. Hch 1, 21-22).
Es necesario seleccionar entre los seguidores de Jesús a los testigos del
Resucitado.

De aquí se deriva el criterio esencial para esbozar el rostro de los obispos


que queremos tener. Quien ha seguido a Jesús desde los inicios y es
constituido con los Apóstoles testigo de su Resurrección. Para reconocer a
un obispo, no sirve la contabilidad de las cualidades humanas,
intelectuales, culturales y ni siquiera pastorales. El perfil de un obispo no
es la suma algebraica de sus virtudes. Es el Espíritu del Resucitado quien
forma a sus testigos, quien integra y eleva las cualidades y los valores
edificando al obispo.

Necesitamos obispos kerigmáticos. La misma parresia (libertad para


decirlo todo, franqueza, valentía confiada) que el Obispo debe tener en el
anuncio de la Palabra, debe tenerla también en la oración. Deseamos
pastores cercanos a la gente, padres y hermanos, con sencillez y austeridad
de vida; que no tengan una psicología de “príncipes”; que no sean
ambiciosos, que sean esposos de una Iglesia sin estar en constante
búsqueda de otra; que sean capaces de «guardar» el rebaño confiado.

El Concilio Vaticano II afirma que a los obispos «se les confía plenamente
el oficio pastoral, el cuidado habitual y cotidiano de sus ovejas» (LG27). Es
necesario detenerse más en estos dos calificativos del cuidado: habitual y
cotidiano. En nuestro tiempo la asiduidad y la cotidianidad se asocian, a

431
Órgano de la Santa Sede que supervisa la selección de nuevos obispos, establece el programa de las
audiencias papales quinquenales de los obispos y organiza la creación de nuevas diócesis, entre otras
actividades.
164
menudo, a la rutina y al aburrimiento. Por ello es importante reafirmar que
la misión del obispo exige asiduidad y cotidianidad.”432

Ser pastor es lo central para el obispo ya que “la gente se da cuenta y se aleja
cuando reconoce a los narcisistas, a los manipuladores, a los defensores de sus propias
causas y a los promotores de banales cruzadas”.433 Es la esencialidad evangélica lo que
hace ser auténticamente a un obispo como afirma el Papa Francisco: “a los obispos les
pido que sean pastores. Nada más: pastores. Que esta sea su alegría: «Soy pastor».
Será la gente, el rebaño, quien los sostendrá. Hace poco he leído sobre un obispo que
decía que estaba en la estación del metro en la hora de punta y había tanta gente que
ya no sabía dónde poner la mano para sostenerse. Inclinado a la derecha y a la
izquierda, se apoyaba en las personas para no caer. Pienso que, además de la oración,
lo que hace permanecer en pie a un obispo es su gente. Que nada ni nadie les quite la
alegría de ser sostenidos por su pueblo. Como pastores no sean predicadores de
doctrinas complejas sino anunciadores del Jesús, muerto y resucitado por nosotros.”434
El Obispo (y cualquier otro pastor) a veces:

“Se olvida de que son parte del santo Pueblo fiel de Dios y que la Iglesia no
es, ni será nunca una élite de consagrados, sacerdotes y obispos. No se
puede sostener la vida, la vocación y el ministerio sin esta conciencia de ser
Pueblo. Olvidarse de esto acarrea varios riesgos y/o deformaciones en la
propia vivencia personal y comunitaria del ministerio. La falta de
conciencia de pertenecer al Pueblo de Dios como servidores, y no como
dueños, puede llevar a una de las tentaciones que más daño le hacen al
dinamismo misionero que estamos llamados a impulsar: el clericalismo que
resulta una caricatura de la vocación recibida. La falta de conciencia de
que la misión es de toda la Iglesia y no del cura o del obispo limita el
horizonte y lo que es peor, coarta todas las iniciativas que el Espíritu puede
estar impulsando. Digámoslo claro, los laicos no son nuestros peones, ni
nuestros empleados. No tienen que repetir como «loros» lo que decimos. El
clericalismo, lejos de impulsar los distintos aportes y propuestas, poco a
poco va apagando el fuego profético que la Iglesia toda está llamada a
testimoniar en el corazón de sus pueblos, olvidando que la visibilidad y la
sacramentalidad de la Iglesia pertenece a todo el Pueblo de Dios (cf. LG 9-
14) y no sólo a unos pocos”.435

432
W2.VATICAN.VA. Discurso del Santo Padre Francisco a la reunión de la Congregación para los
Obispos. (27.02.2014)
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/february/documents/papa-
francesco_20140227_riunione-congregazione-vescovi.html
433
RADIO VATICANO. El Papa a los nuevos Obispos: “Sean ministros de misericordia, con santidad,
verdad y amor” (16.09.2016) http://es.radiovaticana.va/news/2016/09/16/discurso_del_papa_francisco_-
_nuevos_obispos_2016/1258488
434
cf. M.VATICAN.VA. Encuentro con los participantes en el V Congreso de la Iglesia Italiana. Discurso
del Santo Padre. (07.02. 2018.)
https://m.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/november/documents/papa-
francesco_20151110_firenze-convegno-chiesa-italiana.html
435
RELIGIÓN DIGITAL. El Papa a los obispos, Digámoslo claro, “los laicos no son nuestros peones, ni
nuestros empleados”. (17.01.2018)
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2018/01/16/el-papa-a-los-obispos-digamoslo-claro-
los-laicos-no-son-nuestros-peones-ni-nuestros-empleados-religion-iglesia-obispos-chile-francisco-juan-
barros.shtml
165

Respecto a la relación del Obispo con su presbiterio, el Papa Francisco ha señalado:


“sin paternidad, los presbíteros se caen o le tienen miedo al obispo y se apartan o le
mienten. Quizá nos haga bien examinarnos sobre nuestra paternidad”.436

Igualmente ha iluminado la vocación y el ministerio de los Obispos a la luz del


santo Patrono del Episcopado Latinoamericano, ejemplo de constructor de unidad
eclesial, Santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606):

“Hombre que quiso llegar a la otra orilla. Lo vemos desde el momento en


que asume el mandato de venir a estas tierras con la misión de ser padre y
pastor. Dejó el terreno seguro para adentrarse en un universo totalmente
nuevo, desconocido y desafiante. Fue hacia una tierra prometida guiado
por la fe. Quiso llegar a la otra orilla en busca de los lejanos y dispersos.
Para eso tuvo que abandonar la comodidad del obispado y recorrer el
territorio confiado, en continuas visitas pastorales, tratando de llegar y
estar allí donde se lo necesitaba. Iba al encuentro de todos por caminos
que, al decir de su secretario, eran más para las cabras que para las
personas. Tenía que enfrentar los más diversos climas y geografías. De 22
años de episcopado, 18 los pasó fuera de su ciudad, recorriendo por tres
veces su territorio. Sabía que esta era la única forma de pastorear. Estar
cerca proporcionando los auxilios divinos. No lo hacía de palabra sino con
su testimonio, estando él mismo en la primera línea de la evangelización.
Un Obispo «callejero», con suelas gastadas por andar, por recorrer, por
salir al encuentro para «anunciar el Evangelio a todos, en todos los
lugares, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el
pueblo, no puede excluir a nadie» (EG 23). Quiso llegar a la otra orilla no
solo geográfica sino cultural. Fue así como promovió por muchos medios
una evangelización en lengua nativa. Visitando y viviendo con su Pueblo se
dio cuenta de que no alcanzaba llegar tan solo físicamente sino que era
necesario aprender a hablar el lenguaje de los otros, solo así, llegaría el
Evangelio a ser entendido y penetrar en el corazón. ¡Cuánto urge esta
visión para nosotros, pastores del siglo XXI! que nos toca aprender un
lenguaje totalmente nuevo como es el digital, por citar un ejemplo. Conocer
el lenguaje actual de nuestros jóvenes, de nuestras familias, de los niños.
No alcanza solamente llegar a un lugar y ocupar un territorio, es necesario
poder despertar procesos en la vida de las personas para que la fe arraigue
y sea significativa. Para eso tenemos que hablar su lengua. Es necesario
llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas, alcanzar con la
Palabra de Jesús los núcleos más profundos del alma de nuestras ciudades
y de nuestros pueblos (cf. EG 74). En sus visitas Santo Toribio pudo
constatar los abusos y los excesos que sufrían las poblaciones originarias y
no le tembló el pulso, enfrentándose a todo un sistema de corrupción y
tejido de intereses que arrastraba la enemistad de muchos, incluyendo al
Virrey. Profecía episcopal que no tiene miedo a denunciar los abusos y
excesos que se cometen frente a su pueblo. De este modo logra recordar
que la caridad siempre va acompañada de la justicia y no hay auténtica

436
RELIGIÓN DIGITAL. Francisco: "El diaconado permanente es una de las cosas que tenemos que pensar
en serio". (22.01.2018) http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/21/francisco-el-
diaconado-permanente-es-una-de-las-cosas-que-tenemos-que-pensar-en-serio-religion-iglesia-peru-
obispos-politica-corrupcion.shtml
166
evangelización que no anuncie y denuncie toda falta contra la vida,
especialmente contra la vida de los más vulnerables. Quiso también llegar a
la otra orilla en la formación de sus sacerdotes. Fundó el primer seminario
postconciliar en esta zona del mundo, impulsando de esta manera la
formación del clero nativo. Entendió que no bastaba llegar a todos lados y
hablar la misma lengua, era necesario que la Iglesia pudiera engendrar a
sus propios pastores locales y así se convirtiera en madre fecunda. Para
ello defendió la ordenación de los mestizos, cuando estaba muy discutida la
misma, buscando alentar y estimular a que el clero, si se tenía que
diferenciar en algo, era por la santidad de sus pastores y no por la
procedencia racial. Esta formación no se limitaba solamente al estudio en
el seminario sino que proseguía en las continuas visitas que les realizaba.
Estaba cerca de sus curas. Allí podía ver de primera mano el «estado de sus
curas», preocupándose por ellos. Es el pastor que conoce a sus sacerdotes.
Busca alcanzarlos, acompañarlos, estimularlos, amonestarlos. Les recordó
que eran pastores y no comerciantes y por lo tanto, habrían de cuidar y
defender a los indios como a hijos. Pero no lo hizo desde «el escritorio».
Quiso además llegar a la otra orilla, la de la unidad. Promovió de manera
admirable y profética la formación e integración de espacios de comunión y
participación entre los distintos integrantes del Pueblo de Dios. El tercer
Concilio Limense es el resultado de ese esfuerzo, presidido, alentado y
dirigido por Santo Toribio, que fructificó en un precioso tesoro de unidad
en la fe, de normas pastorales y organizativas a la vez que en válidas
inspiraciones para la deseada integración latinoamericana. Esta unidad y
consenso fue precedida de grandes tensiones y conflictos. Es imposible una
vida sin conflictos, estos nos exigen, mirarlos de frente y asumirlos en
unidad, en diálogo honesto y sincero, mirándonos a la cara y cuidándonos
de caer en tentación, o de ignorar lo que pasó o quedar prisioneros y sin
horizontes que ayuden a encontrar caminos que sean de unidad y de vida.
Resulta inspirador, recordar que la unidad siempre prevalecerá sobre el
conflicto. No se queden presos de divisiones que parcializan y reducen la
vocación a la que hemos sido llamados: ser sacramento de comunión. Y
cuando a Santo Toribio le llegó el momento de cruzar hacia la orilla
definitiva, ese nuevo partir, no lo hizo solo. Pastor que supo cargar «su
valija» con rostros y nombres. Ellos eran su pasaporte al cielo. Lo hizo en
un caserío, junto a su pueblo y un aborigen le tocaba la chirimía
(instrumento musical de viento) para que su alma de pastor se sintiera en
paz”.437

12. Iglesia profética del primer anuncio


A modo de conclusión, contemplando todas las vocaciones del Pueblo de Dios como
mediadoras del primer anuncio del Evangelio, podemos reflexionar las siguientes
palabras del Papa Francisco dirigidas especialmente para los pastores y los consagrados:

“Siempre me gustó el estilo de los Evangelios de no decorar ni endulzar los


acontecimientos, ni de pintarlos bonitos. Nos presentan la vida como viene

437
ACIPRENSA. Texto y video: Discurso del Papa Francisco a los obispos del Perú. (21.01.2018).
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-discurso-del-papa-francisco-a-los-obispos-del-peru-94957
167

y no como tendría que ser. El Evangelio no tiene miedo de mostrarnos los


momentos difíciles y hasta conflictivos que pasaron los discípulos. Creo que
la peor de todas las tentaciones es quedarse rumiando la desolación.
Nuestras sociedades están cambiando. Están naciendo nuevas y diversas
formas culturales que no se ajustan a lo conocido. Tenemos que reconocer
que, muchas veces, no sabemos cómo insertarnos en estas nuevas
circunstancias. Nos olvidamos que la tierra prometida está delante y
podemos caer en la tentación de recluirnos y aislarnos para defender
nuestros planteos que terminan siendo no más que buenos monólogos.
Podemos tener la tentación de pensar que todo está mal y en lugar de
profesar una «buena nueva», lo único que profesamos es apatía y
desilusión. Así cerramos los ojos ante los desafíos pastorales creyendo que
el Espíritu no tiene nada que decir. Así nos olvidamos que el Evangelio es
un camino de conversión no solo de «los otros» sino también de nosotros.
Nos guste o no, estamos invitados a enfrentar la realidad así como se nos
presenta, la realidad personal, comunitaria y social.

Hay momentos en los que nos confrontamos con nuestra debilidad. No


estamos aquí porque seamos mejores que otros. No somos superhéroes.
Somos enviados con la conciencia de ser hombres y mujeres perdonados.
Esa es la fuente de nuestra alegría. Somos consagrados, pastores al estilo
de Jesús herido, muerto y resucitado. El consagrado es quien encuentra en
sus heridas los signos de la Resurrección. Es quien puede ver en las heridas
del mundo la fuerza de la Resurrección. Es quien, al estilo de Jesús, no va a
encontrar a sus hermanos con el reproche y la condena. Él no se presenta a
los suyos sin llagas; precisamente desde sus llagas es donde el Apóstol
Tomás puede confesar la fe. Estamos invitados a no disimular, ni esconder
nuestras llagas. Una Iglesia con llagas es capaz de comprender las llagas
del mundo de hoy y hacerlas suyas, sufrirlas, acompañarlas y buscar
sanarlas. Una Iglesia con llagas no se pone en el centro. No se cree
perfecta sino que pone allí al único que puede sanar las heridas: Jesús.

La conciencia de tener llagas nos libera de volvernos autorreferenciales, de


creernos superiores, de esa tendencia de quienes en el fondo solo confían en
sus propias fuerzas. En Jesús, nuestras llagas son resucitadas.

Veo con cierta preocupación que existen comunidades que viven


arrastradas más por la desesperación de ocupar espacios, aparecer y
mostrarse que por remangarse y salir a tocar la realidad sufrida de nuestro
pueblo fiel. El Pueblo de Dios no espera ni necesita de nosotros
superhéroes. Espera pastores, consagrados que sepan de compasión, tender
una mano, detenerse ante el caído y, al igual que Jesús, ayudar a salir de
ese círculo de «masticar» la desolación que envenena el alma.

¡Qué pedagogía la de nuestro Señor! Del gesto profético de Jesús a la


Iglesia profética que, lavada de su pecado, no tiene miedo de servir a una
humanidad herida. Hay que pasar de ser una Iglesia de abatidos desolados
a una Iglesia servidora de tantos abatidos que conviven a nuestro lado. Un
servicio que no se identifica con asistencialismo o paternalismo sino con
conversión de corazón. Renovar nuestro compromiso de no esperar un
168
mundo ideal, una comunidad ideal, un discípulo ideal para vivir o para
evangelizar sino crear las condiciones para que cada persona abatida
pueda encontrarse con Jesús. No se aman las situaciones, ni las
comunidades ideales. Se aman las personas. El reconocimiento sincero,
dolorido y orante de nuestros límites, lejos de alejarnos del Señor nos
permite volver a Él. Hay que recuperar la frescura original del Evangelio
de donde brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de
expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado
significado para el mundo actual”.438

Preguntas para el discernimiento

22. ¿Cómo imaginar la ministerialidad de la Iglesia en Córdoba en orden al


primer anuncio del evangelio hoy?
23. ¿Qué ministerios son necesarios fortalecer y cuales crear en orden al primer
anuncio hoy?
24. ¿Cómo podemos ayudar (desde la familia, la escuela, la comunidad
parroquial o de pertenencia) para que el discernimiento vocacional esté unido
al proyecto de vida de cada persona?

438
RELIGIÓN DIGITAL. Francisco: El Pueblo de Dios no espera, ni necesita de nosotros superhéroes.
Espera pastores. (17.01.2018).
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/16/francisco-el-pueblo-de-dios-no-espera-ni-
necesita-de-nosotros-superheroes-espera-pastores-religion-iglesia-papa-chile-religiosos-seminaristas-
curas.shtml
169

Sección XI:
El primer anuncio, conversión pastoral y reforma misionera

"Jesús también puede romper los esquemas aburridos en los cuales


pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad
divina” (EG 11).

1. Distintos tipos de cambios

Una evangelización renovada supone desentrañar el “corazón del mensaje de Jesús”


(EG 34) desde la conversión misionera439 y sabe que “cada vez que se intenta volver a
la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos,
métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes y palabras
cargadas de significados” (EG 11). Caminamos hacia una “impostergable renovación
eclesial” (EG 32) y hacia “una profunda reforma misionera” (LS 9): la Iglesia en
estado de conversión genera una comunidad en situación de misión.

El dinamismo del Espíritu implica innovación, lo cual, muchas veces, requiere de un


retorno a las fuentes originales para llegar a la raíz evangélica de la Tradición viva
produciendo, en el presente, una actualización (aggiornamento) para posibilitar un
desarrollo posterior. Esto requiere de un profundo y sabio discernimiento para
interpretar los ritmos de continuidad y de discontinuidad de los procesos. No hay que
confundir como sinónimos conceptos diferentes como son: cambio, innovación,
renovación, re-estructuración, re-organización, re-funcionalización, refundación y
reforma.

El cambio es una transformación que se realiza de manera voluntaria o involuntaria;


la innovación supone algo nuevo; la renovación implica recrear algo ya conocido; la re-
estructuración diagrama una estructura distinta a partir de la que ya se tiene; la re-
organización reordena tanto cosas materiales (espacios) como también algo inmaterial
(funciones y roles); la re-funcionalización realiza una optimización en una cierta
función de algo o de alguien; la refundación vuelve a la inspiración original de una
determinada institución y la reforma requiere de una modificación que resulta como
consecuencia de un proceso en el que prevalece una irrupción necesaria y sana creando
una discontinuidad con una realidad anterior; la restauración –por el contrario– instaura
o vuelve, de una manera rígida, a formas ya conocidas.

En la Iglesia a menudo padecemos la tensión de mirar hacia atrás y simultáneamente


hacia adelante. Cuando quedamos solo mirando hacia atrás surge el restauracionismo440
que suele ser usado por el fundamentalismo y/o integrismo religioso. La reforma, en
cambio, integra las diferencias y asume las tensiones produciendo crecimiento y
enriquecimiento. Supone el arte de acompañar itinerarios de largo alcance. No es de
extrañar que sea un camino que vaya desde las periferias hacia el centro, generando una
instancia superadora e integradora de tensiones, diferencias y hasta de oposiciones.
Siempre hay resistencias y conflictos que mueven la inercia institucional de las

439
cf. EG 26, EV 30
440
Restauracionismo se refiere a la vuelta a las formas del pasado con cierta nostalgia.
170
estructuras y de las organizaciones mostrando la distancia entre el deseo y el límite, el
espíritu y la institución, la autoridad y el servicio. El grado de resistencia a los cambios
está en proporción directa a los desafíos: “se constata la inercia y la resistencia ante la
posibilidad de algunos cambios. Cuesta mucho modificar costumbres y estructuras. No
se quiere ceder hábitos, modelos y opciones asumidas en otro momento eclesial”.441

Toda reforma, una vez discernida, implica la necesidad de generar nuevas actitudes
y hábitos. El cambio no se hace por decreto. Ninguna reforma tiene fin en sí misma sino
que está en función del primer anuncio. Su valor depende de la conversión evangélica
que produce.

2. El cambio, fidelidad creativa


La “reforma de estructuras exige conversión pastoral” (EG 27) ya que “la unidad
de la Iglesia no es uniformidad sino integración orgánica de las legítimas
diversidades” (NMI 46): comunión y misión no son caminos paralelos sino
dimensiones de una misma realidad que intervienen simultáneamente en un mismo
proceso: “como afirma el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium, «la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia. Hace falta
pasar de una pastoral de mera conservación a una decididamente misionera. Avanzar
en el camino de la conversión pastoral no puede dejar las cosas como están. Es preciso
abandonar el cómodo criterio del «siempre se ha hecho así». Repensar los objetivos,
las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Lo
importante es no caminar solos. Cada Iglesia particular, porción de la Iglesia católica
bajo la guía de su obispo, está llamada a la conversión misionera, en una salida
constante hacia las periferias de su propio territorio y hacia los nuevos ámbitos
socioculturales; a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y
reforma. Hoy suele hablarse de un exceso de diagnóstico que no siempre está
acompañado de propuestas superadoras realmente aplicables. Aliento a todas las
comunidades a una siempre vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos.
La Iglesia en salida es de puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las
periferias humanas»”.442

Es por esto que “toda renovación de la Iglesia debe tener la misión como fin si no se
desea ser presa de una especie de introversión eclesial” (EG 27), “maraña de
obsesiones y procedimientos” (EG 49). Es necesario “la absoluta prioridad de salir de
sí” para dar con el espíritu y el sentido de la verdadera reforma.443

Hay quienes sienten temor de usar la palabra “reforma” ya sea porque no


simpatizan con los cambios, o porque se ha abusado del uso de dicho término o por las
connotaciones históricas que puede tener. Otros, por el contrario, experimentan mucho
gusto en usar dicha expresión. Como con todos los términos, es necesario descubrir cuál
es el alcance y el sentido. Muchos miembros de la Iglesia resultan escépticos respecto a

441
INFORME PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO EPISCOPAL A
LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, IV.1
442
cf. CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. Córdoba 07. 10. 2015, 2.
443
cf. EG 9
171

la posibilidad real de cambiar debido al desencanto de las reformas meramente


nominales y abstractas o de aquellas que quedan a mitad de camino y pronto se olvidan.

También es necesario desterrar el prejuicio que afirma que el cambio pone en


peligro la identidad. Al contrario, el cambio es necesario para la permanencia de la
identidad a lo largo del tiempo. La fidelidad a la identidad no es estática sino dinámica,
como la vida y la historia.

Ciertamente hay cambios producidos en la Iglesia por consecuencia de los


acontecimientos y otros por procesos asumidos y definidos deliberadamente como fruto
del discernimiento del querer de Dios. Los cambios han ido configurando la identidad
de la Iglesia. El cristianismo se presentó, desde sus orígenes, como un mundo religioso
abierto y permeable a las condiciones culturales de cada contexto. Muy distinto a la
rigidez identitaria islámica o judía. El cambio, fidelidad renovada de la identidad, no
produce ruptura con el pasado sino que religa a él de una manera creativa a partir de las
necesidades actuales.

3. Principios de la eclesiología del Papa Francisco aplicables al concepto de


reforma misionera
La conversión pastoral y su consecuente salida misionera suponen una renovación
personal, comunitaria, organizativa, funcional y estructural de la Iglesia. En la historia
eclesial, las verdaderas reformas se han dado a partir de un cambio de paradigma en la
visión, en la actitud y en el estilo eclesial. El Papa Francisco no tiene temor de utilizar la
palabra “reforma”. Es parte esencial de su visión ignaciana.444 Es un concepto integral
y transversal en el nuevo horizonte eclesial. Consiste en un proceso espiritual de
discernimiento, conversión y acción que supone conversión personal y conversión
pastoral, misionariedad, racionalidad eficaz y eficiente, especificidad en las
competencias de cada agente, actualización en la interpretación de los signos de los
tiempos, sobriedad en la simplificación de las estructuras, subsidiaridad y funcionalidad
para la reorganización, profesionalidad; gradualidad de los procesos y de los
procedimientos; actitud de catolicidad inclusiva y sinodalidad en el trabajo
colaborativo.445

Hay cuatro principios señalados por el Papa Francisco que permiten interpretar su
visión de la eclesiología y de la reforma misionera: “el tiempo es superior al espacio”,
“la unidad prevalece sobre el conflicto”, “la realidad es más importante que la idea” y
“el todo es superior a la parte” (EG 271-237).

Estos axiomas ayudan a comprender su horizonte eclesial especialmente cuando


afirma que “hay estructuras eclesiales que pueden llegar a condicionar el dinamismo
evangelizador. Igualmente las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las
anima, las sostiene y las juzga” (EG 26) ya que “en su constante discernimiento, la
Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias, no directamente ligadas
al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia que hoy ya no
444
Visión ignaciana se refiere a la espiritualidad inspirada en San Ignacio de Loyola (1491.1556),
fundador de la Compañía de Jesús.
445
cf. ACIPRENSA. Doce criterios que el papa Francisco aplica a la reforma del Vaticano. (22.12.2016)
https://www.aciprensa.com/noticias/12-criterios-que-el-papa-francisco-aplica-en-la-reforma-del-vaticano-
68334/
172
son interpretadas de la misma manera y ahora no prestan el mismo servicio en orden a
la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay
normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas y ya
no tienen la misma fuerza” (EG 43).

Las estructuras caducas poseen un potencial misionero muy reducido. Se dirigen a


los miembros que ya están integrados, concentrándose meramente en el mantenimiento
de un número reducido de personas habituadas a repetir un modo de hacer las cosas que
da seguridad e impide la inserción de nuevos integrantes. El Documento de Aparecida
afirma audaz y taxativamente que hay que “abandonar las estructuras caducas” (DA
370). Las estructuras eclesiales están en función del anuncio del Evangelio y de las
personas y no al revés.

No hay que absolutizar las estructuras, ni tampoco menospreciarlas. Son


mediaciones para el encuentro, la comunicación, el diálogo y la corresponsabilidad.
Deben caracterizarse por la flexibilidad, la funcionalidad y el dinamismo procurando la
fecundidad misionera y la formación de discípulos y permitiendo la aparición de nuevas
formas de participación: “el objetivo de estos procesos participativos no es
principalmente la organización eclesial sino el sueño misionero de llegar a todos” (EG
31).

Sin comunión no se puede expresar del todo una reforma misionera real. Solo así
habrá estructuras “más misioneras que posibiliten que la pastoral ordinaria, en todas
sus instancias, sea más expansiva y abierta, colocando a los fieles en constante actitud
de salida” (EG 27) ya que “toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en
el aumento de la fidelidad a su vocación. Sin vida nueva y auténtico espíritu evangélico,
cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo” (EG 26).

4. Conversión pastoral, fundamento de la reforma misionera


La conversión pastoral es un concepto no siempre fácil de captar en su real
significado y alcance: ¿qué nuevas riquezas tiene aplicar el adjetivo “pastoral” a la
conversión?

Esta es una expresión que puede ser comprendida de muy diversas maneras. En
primer lugar debemos precisar el concepto por una vía negativa. No es conversión “de”
la pastoral, “en” la pastoral, “a” la pastoral, “por” la pastoral o “desde” la pastoral.
Tampoco es conversión de los pastores, si entendemos esto como una transformación de
los ministros sagrados orientada a una mayor entrega al servicio pastoral que los
identifique con Jesús Buen Pastor. No es conversión de las tareas del pastor o de su
modo de realizarlas, adaptándose según los cambiantes reclamos de la realidad y de las
necesidades del Pueblo de Dios a quien sirve.

La conversión pastoral (aunque suponga la conversión personal) es la conversión


eclesial de las personas, de las comunidades, de las actividades, de las estructuras, de las
organizaciones, de los estilos, de los vínculos e incluso de las costumbres y de aquellas
interpretaciones que “no están directamente ligadas al núcleo del Evangelio y
permanecen muy arraigadas” (EG 43).
173

En esta transformación misionera no se trata de entender la misión como mero


sinónimo de evangelización sino como dinamismo de salida en el cual no hay que
quedarse a esperar a que los otros vengan sino “primerear” tomando la iniciativa del
encuentro (EG 24). Esto supone una profunda reforma de las estructuras disfuncionales
que no facilitan la expansión misionera y el anuncio. Las estructuras que ayer
transmitían la fe, muchas hoy ya han perdido fuerza. No conviene sostenerlas
inútilmente. El Papa san Juan Pablo II también había afirmado que todas las estructuras
debían ser revisadas en su modo de funcionar, aún el ministerio de Pedro y la
colegialidad episcopal, las cuales “necesitan de una continua verificación que asegure
su inspiración evangélica” (NMI 44). No hay ninguna estructura pastoral intocable o
inamovible en la Iglesia. Todo puede ser revisado como afirma el Papa Francisco:
“dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una
conversión del papado” (EG 32).

Él explica que “la reforma de estructuras solo puede entenderse en este sentido:
procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras y que la pastoral ordinaria, en
todas sus instancias, sea más expansiva y abierta en constante actitud de salida” (EG
27). Ciertamente la “decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales
y todos los planes pastorales de las Diócesis, parroquias, comunidades religiosas,
movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe
excusarse de entrar decididamente en los procesos constantes de renovación misionera
y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe”
(EG 365).

La conversión pastoral es también un retorno inspirador a los orígenes ya que


“encontramos el modelo paradigmático de esta renovación comunitaria en las
primitivas comunidades cristianas (cf. Hch 2, 42-47) que supieron buscar nuevas
formas para evangelizar de acuerdo con las culturas y las circunstancias” (EG 369).
Esto es una invitación a nuevas formas de evangelizar, creando y promoviendo otros
estilos eclesiales, reconociendo carismas y servicios que permitan llegar a donde aún no
se ha llegado, haciendo “comunidades de discípulos misioneros” (EG 207) que
posibiliten que “la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una
casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (EG 370).

Todos los que somos Iglesia, “obispos, presbíteros, diáconos permanentes,


consagrados y consagradas, laicos y laicas, estamos llamados a asumir una actitud de
permanente conversión pastoral que implica escuchar con atención y discernir «lo que
el Espíritu está diciendo a las Iglesias» (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos
en los que Dios se manifiesta” (EG 366). Las “transformaciones sociales y culturales
representan nuevos desafíos para la Iglesia en su misión. De allí la necesidad de una
renovación eclesial que implica reformas espirituales, pastorales y también
institucionales” (EG 367).

No hay que esperar primero modificaciones en la legislación y en la organización


eclesial para actuar sino ante todo es necesario abrirse al Espíritu que, por sí mismo, ya
produce cambios e inspira normativas y estructuras acordes. Establecer normas para
asegurar que algo sea vivido no augura necesariamente buenos resultados. La reforma
de estructuras debe consistir, más bien, en una simplificación y en una esencialidad
pastoral que permita la reactivación misionera. No hace falta multiplicar nuevas
174
estructuras y más actividades. Si esto ocurre “cualquier estructura nueva se corrompe
en poco tiempo” (EG 26).

Esta simplificación y esencialidad reduce la excesiva centralización que


generalmente complica la dinámica misionera.446 Tampoco se trata meramente de
cambiar estructuras caducas por otras nuevas sin haberlas previamente discernido y
probado. A veces “se inauguran nuevas estructuras de las que, al final, los fieles están
ausentes. Esto lleva a poner la confianza en las estructuras administrativas y en las
organizaciones perfectas. La Iglesia no es un sistema cerrado. Está viva, se dirige a los
seres humanos en su realidad, sabe tocarlos y animarlos. Su cuerpo se mueve; crece y
tiene sentimientos: es el Cuerpo del Señor”.447 Por lo tanto “que todas las comunidades
procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión
pastoral y misionera que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una
simple administración” (EG 25); “la conversión pastoral atañe principalmente a las
actitudes y a la reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico.
Es entrar en proceso”.448

5. Reforma misionera paradigmática y programática: estructural,


organizacional, funcional, territorial, vincular, comunitaria y de estilo pastoral
El Papa Francisco usa de la Tradición la expresión “Ecclesia semper reformanda”
(“la Iglesia siempre reformándose”)449 para recordarnos que la realidad eclesial es
dinámica, una obra continuamente en construcción en la cual la salida misionera es el
principio que inspira todos los cambios450: “sueña con una opción misionera” (EG 27)
y una Iglesia “en un estado permanente de misión” (EG 25).

Mientras la misionariedad sea simplemente un adjetivo que no toca la sustantividad


que define la identidad de la Iglesia y la de cada bautizado, no captaremos lo que
implica. La misionariedad no es una característica más de la Iglesia. Resulta una de las
expresiones más acabada de su esencia. La Iglesia es para la evangelización y proyecta
su misionariedad en dos dimensiones: paradigmática y programática.

La misión paradigmática se refiere al modo que la Iglesia tiene de comprenderse a sí


misma en su totalidad. Es el modelo eclesial que pone en clave misionera a las Iglesias
particulares.451 La misión programática, en cambio, se refiere al modo que la Iglesia
tiene de organizar y de planificar, de ejecutar y de evaluar su acción y sus procesos

446
cf. EG 32
447
W2.VATICAN.VA. Discurso del Santo Padre Francisco a los obispos de la Conferencia Episcopal de la
República Federal de Alemania en visita “ad limina”. (20. 11. 2015).
http://w2.vatican.va/content/francesco/en/speeches/2015/november/documents/papa-
francesco_20151120_adlimina-rep-fed-germania.html
448
ACIPRENSA. Papa Francisco en el Encuentro con el Comité de Coordinación del Celam. Centro de
Estudios de Sumaré, Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Río de Janeiro (28.07.2013), 6.
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-discurso-del-papa-francisco-al-comite-de-
coordinacion-del-celam-12778/
449
cf. AGENCIASIC. „Ecclesia semper reformanda‟, el Papa Francisco señala que la reforma seguirá. (21.
12.2015). http://www.agenciasic.com/2015/12/21/ecclesia-semper-reformanda-el-papa-francisco-senala-
que-la-reforma- seguira/
450
cf. EG 17. 20
451
Iglesia particular se refiere a una comunidad eclesial (Diócesis) presidida por un obispo (cf. CIC, cann
368; 372-1; 373).
175

pastorales. La misión paradigmática sostiene la misión programática y de ambas surge,


en consecuencia, la necesidad de reformar las estructuras caducas. No se trata de revisar
meramente la organización de “la planta funcional eclesial” (lo cual sería una
reorganización estática) sino de entrar en el dinamismo de renovación y de
transformación que supone la misionariedad.

La reforma paradigmática propicia una profunda transformación eclesial nacida de


la conversión pastoral como clave para interpretar todos los procesos. La reforma
programática expresa el horizonte amplio que abarca todas las dimensiones de la Iglesia
(estructural, organizacional, funcional, territorial, vincular, comunitaria y de estilo
pastoral) asumiendo todas las dimensiones de la Iglesia452 en acciones o planes
pastorales concretos a mediano y a largo plazo de planificación.

El concepto de conversión pastoral que apareció por primera vez en el Documento de


Aparecida, en la eclesiología del Papa Francisco ha evolucionado al concepto de
“conversión misionera”.453 Se ha pasado de una Iglesia en estado de conversión (in
statu conversionis) a una Iglesia en estado de misión (in statu missionis).

El camino es buscar la esencialidad evangélica: “la gran revolución es ir hacia las


raíces”.454 Esta “revolución”, “reforma”, “conversión pastoral” y “conversión
misionera” –diversas designaciones y acentos de una misma realidad– supone
principios que no pueden faltar: renovación a partir del Kerigma y de la Tradición455;
comunión y respeto por las diferencias456; paciencia para generar procesos y asumir
límites457, calidad humana, caridad pastoral y eficacia evangelizadora.458

La conversión misionera se realiza en apertura hacia las periferias existenciales,


geográficas, culturales y eclesiales configurando así un cristianismo más rico y más
plural, menos “monocultural y monocorde” (EG 117) ya que “la Iglesia no es una
aduana” que controla459 sino una comunidad que, en estado de misión, evita el
eclesiocentrismo y la autorreferencialidad.

La Iglesia no solo se realiza en la misión sino que es, en sí misma, misión. Es


misterio de comunión para la misión. La comprensión eclesial del Papa Francisco no es
prioritariamente de carácter funcional y organizacional. Para él, la Iglesia no está
sostenida, en primer lugar, por estructuras sino por la comunidad viva de discípulos
misioneros. Ciertamente la dimensión institucional es necesaria para la visibilidad de la
Iglesia, ella misma es Institución; sin embargo, su misterio excede lo estrictamente
institucional. El problema de cualquier institución, y también de la Iglesia, es centralizar
y monopolizar los valores que representa, volviéndose autosuficiente.

Hay que superar la lógica de una “rigidez autodefensiva” (EG 45), “salir de la
propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias” (EG 20), expropiándose y

452
cf. EG 32
453
cf. DA 551 y EG 30
454
cf. HENRIQUE CYMERMAN, “Entrevista al Papa Francisco” en L‟Osservatore Romano (20.06.2014),
6.
455
cf. EG 26, 116, 164
456
cf. EG 10; 121, 156
457
cf. EG 24, 44, 223
458
cf. EG 10, 121, 156
459
cf. EG 47
176
desposeyéndose de sí en “la dinámica del éxodo y del don, del caminar y del sembrar”
(EG 21). Pasar de una espiritualidad introvertida a una extroversión misionera. La
Iglesia-Misión fomenta la revitalización interna que supera el enclaustramiento, la
autopreservación y la introversión eclesial, las cuales pueden ser verdaderas
enfermedades pastorales. Hasta “la intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad
itinerante ya que la comunión esencialmente se configura como comunión misionera”
(EG 23): dinámica, abierta y en salida. Esto supone una “conversión pastoral” (EG 25)
para que todas las estructuras sean evangelizadoras y no se confunda comunión con
uniformidad.460 La comunión es para la misión y la misión es para la comunión.461

El “dinamismo de salida” (EG 20) supone dejar atrás la tendencia al centralismo


intraeclesial donde la preeminencia está en las estructuras más que en las personas. Hay
quienes se preocupan más por la supervivencia de las estructuras y su autopreservación
que por el sentido misionero de las mismas. La comunión no se da prioritariamente en
las estructuras, las cuales visibilizan la Institución, sino en el encuentro entre personas.
La comunión no es para el ensimismamiento sino para el dinamismo misionero.

Los miembros de la comunidad no pueden limitarse “a tareas intraeclesiales sin un


compromiso real por la transformación de la sociedad” (EG 10). Es necesario “ser
audaces y creativos en esta tarea de repensar las estructuras de las propias
comunidades” (EG 33), las cuales forman parte del nivel organizativo y funcional de
una Institución, aunque esta excede a las propias estructuras que pueden (y en algunos
caso deben) modificarse. Aunque la Institución permanezca, las estructuras cambian
“colocando a los agentes pastorales en constante actitud de salida” (EG 27).

Las estructuras misioneras son mediaciones funcionales, simples, dúctiles,


permeables, flexibles, livianas, permeables al cambio, a la transformación e incluso a la
desaparición en caso de quedar obsoletas, cumpliendo así con su función de
facilitadoras del anuncio, de la vida de la comunidad y de la misión prioritariamente. Se
reorganizan, se refuncionalizan y se resignifican desde la misión.462 Pueden y deben
cambiar aunque la misión permanezca siendo siempre la misma.

No hay que encerrarse “en las estructuras que dan una falsa contención, en las
normas que nos vuelven jueces implacables y en las costumbres donde nos sentimos
tranquilos” (EG 49). Ni siquiera cuando tienen un funcionamiento eficaz deben
comprenderse a partir de la organización sino, prioritariamente, desde el servicio
misionero463 ya que “el cambio de estructuras es consecuencia de la dinámica de la
misión. Lo que hace caer las estructuras caducas es precisamente la misionariedad”.464

Para rediseñar las estructuras pastorales hay que articular y coordinar en un solo
proceso y proyecto las diversas instancias eclesiales; incentivar roles protagónicos de
liderazgo; iniciar itinerarios comunitarios de discernimiento; estimular la participación y
crear ámbitos de retroalimentación entre las distintas comunidades. En la medida en que
460
cf. EG 131
461
cf. DA 163
462
cf. EG 27
463
cf. EG 31
464
ACIPRENSA. Papa Francisco en el Encuentro con el Comité de Coordinación del Celam. Centro de
Estudios de Sumaré, Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Río de Janeiro (28.07.2013), 6.
https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-discurso-del-papa-francisco-al-comite-de-
coordinacion-del-celam-12778/
177

se generen nuevos ámbitos se podrá diseñar estructuras de renovación, evitando así la


mera restauración pastoral.

No solo hay que pensar las estructuras sino, además, hay que recrear los ámbitos
eclesiales concibiéndolos como áreas dinámicas de vinculación, de discernimiento, de
acompañamiento y de acción: núcleos comunitarios de referencia y de pertenencia
capaces de insertarse en una pastoral de entreveramiento donde no se aplique un
esquema o un modelo predeterminado sino que se permita fluir la vida que emerge
dándole cauce desde una actitud de cuidado construyendo la comunidad a partir de la
vincularidad. No se trata de una Iglesia estática, autopreservada y centralizada que
pueda trascender la mera territorialidad.

Aún hoy los fieles, generalmente, se relacionan con la Iglesia a través de una
comunidad definida territorialmente en una determinada jurisdicción. En la medida en
que aumenta la condición de minoría de la Iglesia, en medio de la cultura plural, la
formación de comunidades es cada vez más independiente de la territorialidad, la cual
no puede ser el criterio principal de una Iglesia en salida y en referencialidad a las
periferias y a la movilización socio-cultural, las cuales no son generalmente territoriales.
Una organización eclesial estructurada mediante el principio territorial, en época de
gran movilidad, debe ser revisada ya que hace que sean mucho más lentamente los
cambios. La territorialidad no puede ser absolutizada. Es simplemente un medio, no un
fin.

De poco servirán los cambios sin una verdadera conversión de paradigmas y de


mentalidad, sin un nuevo ardor y un renovado espíritu donde prime la alegría del
anuncio465, la escucha, la apertura, la sensibilidad para con las nuevas realidades, la
servicialidad fraterna, la preparación adecuada, la vivencia comunitaria y la humildad
de quien no se siente dueño de la verdad y del mensaje que proclama.

La misión redefine a la Iglesia en todo –estructura, organización, territorialidad,


funcionalidad, vínculos, experiencia comunitaria y estilo pastoral– siendo la clave
eclesiológica fundamental del pensamiento del Papa Francisco. Expresa el misterio del
ser, del hacer y de la vinculación de la Iglesia en su identidad pastoral, hacia adentro y
hacia afuera de sí misma. Las nuevas estructuras misioneras son mediaciones de
sinodalidad: nacen de caminar con otros y junto a otros.

6. Reforma en la gestión evangélica: el poder eclesial es servicio


La conversión pastoral no solo supone la revisión de estatutos, normas, roles,
funciones, lugares y recursos, entre otras realidades en orden a una reforma estructural,
funcional, organizativa, vincular y de estilo pastoral sino que toca, en última instancia,
la redistribución del poder eclesial de una manera más adecuada y justa, acorde a los
derechos y a las necesidades de todos a partir del bien común del Pueblo de Dios.

Para esto no hay que estigmatizar el poder en la Iglesia. Jesús tuvo poder en sus
palabras, en sus gestos, en sus milagros y en su capacidad de hacer el bien,
especialmente a los más vulnerables. El poder (utilizado a favor de la dignidad de las
personas) es evangélicamente una gracia, consiste en la capacidad que tiene una

465
cf. EN 80
178
persona, de acuerdo a su rol y función, de decidir para otras. Es un “decidir para otras”
y no “por otras” personas. La preposición “para” otorga un sentido relacional al poder.
“Por” –en cambio– es sustitutivo: reemplaza a otro en su decisión autónoma. “Para”,
consiguientemente, no sustituye lo que corresponde a otro sino que está en
disponibilidad y en referencialidad hacia él. “Decidir para” otros evangélicamente
consiste en ejecutar lo más conveniente según sus necesidades en relación al mayor bien
de las personas y en consonancia con el discernimiento del querer de Dios. Este es el
fundamento vincular y ético del poder como servicio.

No existe ningún ámbito humano neutro: allí donde hay relaciones inter-personales
e inter-acción, hay diversas posibilidades para discernir el bien según las necesidades de
cada uno y además hay poder y administración del poder distribuido en roles, funciones
y responsabilidades.

No hay que confundir poder con autoridad (prestigio o reconocimiento que emana
de los méritos personales que alguien tiene por su ser, por su actuar o por su
trayectoria). La autoridad no viene necesariamente de un aval externo (título,
recomendación, nombramiento, elección, etc.) sino del reconocimiento de las
capacidades de una persona y de la coherencia entre lo que es, lo que hace, lo que sabe y
lo que decide.

Es siempre deseable que aquellos que tienen poder tengan también autoridad y
viceversa; aunque no siempre esto va necesariamente unido. La escena del lavatorio de
los pies realizado por Jesús en el Evangelio de Juan466 es la imagen cristiana más acabada
de la autoridad ejercida como don, servicio y ministerio. Es la esencia del Evangelio y del
Mandamiento del amor fraterno.

La conversión pastoral supone la evangelización del poder. Pasar de modelos


centralizados y monopolizados de poder a modelos comunitarios, colegiados y sinodales.
Las instituciones (sean eclesiales o no) encarnan diversas tipificaciones del poder en el
entramado social. Una institución es un sistema de jerarquización del poder en roles y
funciones. Una familia, una escuela, una empresa, una organización constituyen
sistemas de jerarquía.

Cualquier política institucional expresa una determinada administración del poder.


Hay que discernir a partir de criterios evangélicos cuál es la política eclesial de un
determinado organismo, institución o comunidad cristiana. El ejercicio del poder y el
estilo de la autoridad constituyen un dato revelador de las relaciones y de las personas.

En la Iglesia el ministerio jerárquico no debe ejercer su función como un dominio


que lo sitúa por encima de los demás. Es un servicio desde y para la comunidad y no al
revés. Está en función de la comunidad y no aparte o por sobre ella.

Si los órganos de decisión del poder se sitúan al servicio de la comunidad se realizan


de un modo más fraterno, más solidario y más transparente. La comunidad debe
construirse a partir de la libre iniciativa, la asociación, la pertenencia, la referencia y la
identificación entre los miembros.

466
cf. Jn 13, 1-17
179

La responsabilidad en la comunidad no es de uno solo o de un grupo sino del


conjunto de sus integrantes. Todo cristiano es un sujeto participante en la función activa
de la comunidad, tanto en lo interno como en lo externo. La conversión pastoral genera
una nueva gestión eclesial del poder y de la autoridad a través de un estilo fraterno,
dialogal, consensuado, sinodal, participativo, colaborativo, en equipo, con
discernimiento común, con mayor delegación y con decisiones acordadas. Para esto,
entre otras cosas, es necesaria la desclericalización467 del poder. Solo así se podrá
construir una comunidad cada vez más adulta, inserta en estructuras de comunión, de
participación, de consulta, de cooperación, de delegación, de ejecución y de evaluación.

7. El primer anuncio, horizonte de la reforma misionera


La reforma misionera no solo supone una conversión pastoral estructural,
organizacional, funcional y territorial sino además vincular, comunitaria y de estilo
pastoral. Una auténtica evangelización que es impositiva no que se realiza en clave de
encuentro, de diálogo y de apelación a la libertad, con interlocutores activos y críticos
de continua formación discipular.

La reforma misionera no debe ser meramente extrínseca. La auténtica conversión


pastoral es su inspiración. El Papa Francisco alienta procesos de cambios profundos
(paradigmáticos y programáticos) más que inmediatos. La reforma misionera está en
marcha en la Iglesia, depende también de cada Diócesis la responsabilidad de secundar
este decidida opción.

Las muchas sugerencias que el Pueblo de Dios ha dado en el Informe II de la


consulta del XI Sínodo deben ser tenidas muy en cuenta en el discernimiento sinodal468
como así también las propuestas pastorales del Informe de las respuestas a la Carta del
Sr. Arzobispo y su Consejo Pastoral.469

Las prioridades pastorales arquidiocesanas que sean discernidas y escogidas, frutos


del XI Sínodo, tendrán su continuidad en la consecución del Plan Pastoral
Arquidiocesano y en la normativa post-sinodal. Todas las orientaciones sinodales y
posteriores normativas deben ser elegidas en función de la misión y del primer anuncio
del Evangelio.

467
Descleralización del poder se refiere a que el poder eclesial, en cuanto don, no esté exclusivamente
concentrado en la jerarquía sino en todos los interlocutores según corresponda a los roles, a las funciones
y a la representatividad de cada uno en la comunidad.
468
cf. Las sugerencias e iniciativas presentadas por el Pueblo de Dios en el “INFORME PROCESAMIENTO DE
RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y ESCUCHA”. Equipo de Relatores. Córdoba,
2017, III. 4 k. Las sugerencias se agrupan en los siguientes puntos: en relación a nosotros mismos como
Iglesia; en relación al aporte social que podemos hacer; en relación a todas las personas; en relación a las
personas y sectores más vulnerables y sufrientes; en relación al sector empresarial; en relación a nuestra
credibilidad institucional y a las críticas; en relación a la recreación de la espiritualidad cristiana en la
cultura actual; en relación a nuestras actitudes pastorales; en relación a las temáticas de debate eclesial; en
relación a nuestra actitud testimonial; en relación a nuestra creatividad pastoral (parroquias, estilo
comunitario, zonas pastorales, sacerdotes, seminario, pastoral vocacional, diáconos y vírgenes
consagradas, religiosos y religiosas, laicos y laicas, familias, jóvenes, formación pastoral, gestión
pastoral); en relación a diversas instituciones socio-culturales y en relación al diálogo con las diversas
expresiones de las culturas vigentes.
469
cf. INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU
CONSEJO EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES, Córdoba, Noviembre
2017, especialmente el punto IV.
180

Preguntas para el discernimiento

25. ¿Cómo hacer para que el primer anuncio en clave misionera sea el principio
rector de las estructuras y de las organizaciones eclesiales?
26. ¿Qué criterios, estructuras, organizaciones y estilos eclesiales han perdido
potencial misionero?
27. ¿Qué nos ayudaría a dar más lugar a la Palabra de Dios en el camino
diocesano y especialmente en el proceso de conversión pastoral?
28. ¿Cómo nuestras celebraciones litúrgicas pueden ser realizadas en clave de
primer anuncio?
181

Sección XII:
el primer anuncio, la parroquia y otros ámbitos de
pertenencia eclesial en estado de conversión pastoral y
misionera

“Tenemos que salir, escuchar, bendecir y caminar con la gente. Se


trata de un cambio. La Iglesia no crece por proselitismo sino por
atracción. Con el testimonio podemos incidir en los núcleos más
profundos, allí donde nace la cultura. Estamos recorriendo juntos un
camino y lo hacemos siguiendo las huellas de muchos que nos han
precedido”.
Papa Francisco.470

1. Parroquia en estado de conversión pastoral y misionera


Para reconocerse como Iglesia misionera y sinodal “es sumamente valioso que
podamos realizar un camino de discernimiento y maduración frente a algunos desafíos
que requieren una progresiva conversión pastoral. Este es el impulso vital que nos tiene
que animar a caminar progresiva y decididamente a vivir una pastoral en clave
misional y no una pastoral de mera conservación. Renovar nuestra tarea
evangelizadora supone un proceso que debe ser llevado a cabo respetando los tiempos
y las posibilidades concretos”.471

La pastoral de mera conservación es aquella que prefiere mantener las cosas tal
como están, aunque sean disfuncionales en relación al primer anuncio, a la misión, a la
evangelización y a la pastoral en general. Existe una inercia institucional arraigada en la
mera costumbre de los procedimientos habituales que se resiste al cambio, prefiriendo
seguir en la “zona de confort” eclesial y cerrándose a la gracia de la conversión
pastoral.

Las parroquias y otros ámbitos de pertenencia eclesial, las Zonas Pastorales y los
diversos interlocutores de todo el Pueblo de Dios deben abrirse dócilmente a la
inspiración de lo que el Espíritu suscita.

Si consideramos, en primer lugar, la parroquia como núcleo comunitario y pastoral


básico de toda Iglesia particular, recordemos que ha sido descripta en el Concilio
Vaticano II como la familia de Dios, fraternidad animada por el espíritu de unidad472,
comunidad de fe y ensamble orgánico cuyo centro es la Eucaristía.473 Iglesia doméstica
y popular que se constituye en la puerta de ingreso a la fe y a la experiencia eclesial en
la cual se realiza, de manera privilegiada y ordinaria, el anuncio del Evangelio que da
desarrollo al camino discipular474 en una “comunidad de comunidades” y que “vive

470
Discurso a los participantes del Congreso Internacional de Pastoral de las grandes ciudades. Roma,
27. 11. 2014.
471
CARTA DEL SR. ARZOBISPO CARLOS J. NÁÑEZ Y SU CONSEJO EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE
ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Córdoba, Noviembre de 2017.
472
cf. LG 28
473
cf. SC 42
474
cf. PABLO VI, Discurso al clero romano. AAS 55 (24. O6. 1963), 674.
182
entre las casas de sus hijos y de sus hijas” (ChL 27): ámbito familiar y fraterno;
congregación de fieles; signo visible de la Iglesia universal475; “casa y escuela de
comunión” (NMI 43); célula misionera de la Diócesis; comunidad confiada a un
presbítero que representa, en ese lugar, al obispo diocesano, siendo así vínculo
jerárquico con toda la Iglesia particular476 y donde confluyen los diversos carismas y
ministerios.

Fundamentalmente la parroquia es comunidad de vida y de fe, comunidad de


pertenencia y de referencia, comunidad orgánica, comunidad pastoral, comunidad del
anuncio de la Palabra, comunidad eucarística, comunidad de celebración y comunidad
misionera477 que goza de personería jurídica478, sujeto de derechos y deberes donde el
territorio es un elemento geográfico, socio-cultural y canónico importante, aunque no
absoluto sino instrumental.

El criterio territorial que define y delimita a la parroquia tiene validez en tanto y en


cuanto favorece la expansión misionera de la comunidad. Hay que pasar del
territorialismo estático (basado meramente en el concepto canónico de “jurisdicción
parroquial”) a la misionariedad dinámica. Es conveniente priorizar otros aspectos
aparte del jurídico, administrativo, burocrático, organizacional, funcional e institucional.
Potenciar más la dimensión vincular, comunitaria, pastoral y misionera generando
apertura hacia las periferias de la propia comunidad. Existen parroquias que son, en sí
mismas, una periferia o un conjunto de periferias. El Papa Francisco sostiene que en los
actuales contextos “la parroquia es siempre válida y debe permanecer. Es una
estructura que no debemos tirar por la borda. Es precisamente la casa del Pueblo de
Dios. La parroquia es importante. El problema está en cómo se orienta. Algunos dicen
que la parroquia ya no sirve. Esto no es verdad. La parroquia debe permanecer como
un puesto de creatividad, de referencia y de maternidad teniendo capacidad inventiva.
Cuando una parroquia va adelante, se realiza lo que a propósito de los discípulos
misioneros llamo «parroquia en salida». Salir para buscar, como ha hecho Dios que ha
enviado a su Hijo”.479

Existe una correlación muy estrecha entre la vitalidad de una comunidad y el


dinamismo de sus miembros. La madurez de una comunidad se mide por su salida
misionera. Para esto el objetivo no puede ser principalmente “la organización eclesial
sino el sueño misionero de llegar a todos” (EG 31). Hay que “asegurar la vitalidad de
la parroquia en un proceso continuo de reforma y de conversión” (NMA 72) ya que
“tiene que estar en contacto con los hogares y con la vida del pueblo y no puede
convertirse en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos
que se miran a sí mismos” (EG 26).

Es preciso tener en cuenta no solo el contexto eclesial sino también el entorno de


emergencia social donde la parroquia redefine su rol socio-pastoral, generando espacios
de visibilidad y de participación dando respuestas a las distintas demandas, con otros
475
cf. AA 10
476
cf. ChL 26
477
cf. AG 2
478
cf. CIC 515 § 3
479
W2.VATICAN.VA Viaje Apostólico del Santo Padre Francisco a Polonia con ocasión de la XXXI
Jornada Mundial de la Juventud- Encuentro con los obispos polacos. (27.07.2016)
https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/july/documents/papa-
francesco_20160727_polonia-vescovi.html
183

organismos públicos y privados, atendiendo situaciones de vulnerabilidad y propiciando


espacios abiertos y mesas de diálogo intersectoriales convocando a todas las
expresiones de la vida social de la comunidad. Hay que recuperar la pérdida de
presencia de la Iglesia en algunos ámbitos públicos y en espacios sociales buscando
nuevas formas de colaboración orgánica.

2. Cambios en la configuración parroquial a lo largo de la historia


La parroquia a lo largo de la historia de la Iglesia fue cambiando su configuración
según el modelo eclesial y las exigencias de cada época. Hoy necesitamos nuevamente
una conversión del modelo parroquial. En gran medida su configuración actual no está
capacitada para dar respuesta a las realidades y a los problemas socio-culturales
actuales. Si permanece tal como está es posible que quede totalmente sobrepasada y
superada por las coyunturas.

Mirando todas las instituciones que conforman la Iglesia no hay que caer en el
exclusivismo pastoral que la parroquia ha tenido, en diversos momentos, frente a otros
organismos y realidades pastorales. Hay que evitar cualquier reduccionismo eclesial.
No hay que caer en una concepción “centroparroquialista”. La Diócesis, dentro de su
jurisdicción, es más que la suma de sus parroquias. Existen ámbitos eclesiales, servicios
pastorales, sacerdotes y otros interlocutores pastorales que no están en parroquias y no
por eso son menos importantes.

Sabemos que “la parroquia es, de suyo, una institución de puro derecho humano
(por lo cual no es indefectiblemente necesaria de por sí, como la Diócesis). El principio
parroquial en cuanto adquiere vigencia real por el derecho canónico –único
capacitado para dársela– no es, de por sí, un principio absoluto y exclusivo. Es solo de
derecho humano en la Iglesia. La parroquia territorial existe solo en tanto y en cuanto
el derecho canónico y el obispo determinan su existencia y la extensión de sus
funciones. El principio parroquial no es el único legítimo en la Iglesia”.480

3. El camino de la conversión pastoral y misionera supone cambios reales


Estamos en tiempo providencial de oportunidades ante la aparición de nuevas
realidades socio-culturales y eclesiales. Esto es un signo que el Espíritu está mostrando.
Si damos cabida real a las problemáticas emergentes, las soluciones aparecerán incluso
de aquellos mismos factores que la producen. Sin audacia, no hay ni creatividad, ni
fecundidad. Cuando nos instalamos en las situaciones y respondemos de una manera
habitual, el problema se hace mayor y no se soluciona. Tampoco se trata de esperar
soluciones mágicas. Ni postular “providencialismos” pensando que Dios arreglará, por
sí mismo, las cosas. Ni caer en la inercia pastoral de las costumbres tradicionales
rutinariamente instaladas. No hay una única respuesta a los nuevos cuestionamientos.

Los cambios son generalmente lentos, graduales, progresivos, participativos y


consensuados. Se debaten entre la tensión de aquellos que afirman “ya nada va a
cambiar” y de aquellos que sostienen “es hora de que todo cambie”. Entre la nada y el
todo, está la posibilidad real e histórica de cada paso. Es necesario vencer muchas

480
KARL RAHNER. Escritos de teología II- Iglesia-Hombre. Taurus Ediciones, Madrid. 1963, 302, 308-
309.
184
dificultades, resistencias y acostumbramientos cuyas justificaciones suelen tener mucho
componente afectivo.

Ciertamente en las transiciones eclesiales hay que considerar el “mientras tanto” y


establecer prioridades: a qué y cómo queremos responder pastoralmente a la luz del bien
común eclesial. Los cambios no se hacen por decreto, ni drásticamente, ni son a corto
plazo. Llevan un lapso de transición en el que se advierte “el tiempo de la paciencia de
Dios” (Rm 3,26). Es necesario pasar de estilos domésticos e intuitivos a organizaciones
más institucionales, planificadas y profesionales.

La prioridad del primer anuncio del Evangelio, finalidad de la misionariedad de la


Iglesia, produce un verdadero cambio general. Debemos pensar a largo plazo teniendo
flexibilidad en el diseño del mapa pastoral. Aparecen nuevas demandas que atender:
periferias, ámbitos pastorales, nuevos servicios, etc. Esto supone cambios en la
formación de los laicos, de las laicas, de los religiosos, de las religiosas y de los futuros
sacerdotes. Se precisan nuevas figuras pastorales que suponen capacitación y formación
específicas: administradores parroquiales laicos, bautizadores, animadores
comunitarios, misioneros de periferias, etc. Hay que pensar en nuevos ministerios o
simplemente en nuevos servicios y nuevos roles pastorales para ser asumidos
individualmente o en equipo.481 Para esto se debe desechar el clericalismo de algunas
comunidades que centran todo en la figura sacerdotal y educar a algunos sacerdotes para
un nuevo estilo de liderazgo y de autoridad. El clericalismo impone autoridad desde el
autoritarismo. Hay que pasar de la centralización de la figura sacerdotal a la centralidad
de la comunidad y de las periferias; ir del sacerdocio jerárquico al sacerdocio común de
los fieles.

Es por eso que “en los nuevos desafíos pastorales hay que centrarse en la
comunidad y explicitar que la parroquia no es el párroco sino la comunidad, ya que es
ella la que siempre permanece. El verdadero pastor ayuda a que la comunidad sea
independiente y pueda auto-sustentarse pastoralmente, señalando el camino como guía,
dando libertad y autonomía. No hay que cargar todas las responsabilidades en el
párroco: él es un servidor y un colaborador de la comunidad. Muchas veces el
sacerdote realiza acciones pastorales que pueden hacer los laicos (acompañamiento,
visitas, distribución de la comunión a los enfermos, reuniones, catequesis, celebración
de la Palabra, etc.) En las comunidades se nota indiferencia para las cuestiones
pastorales, como si no estuviera esto entre sus opciones importantes. La gente
considera que todo lo debe hacer el sacerdote y no ve capaz a los ministros para
celebrar la Palabra. Hay que proteger a los sacerdotes y permitir que se cuide para
poder brindarse. No es una actitud egoísta sino al contrario, de generosidad. Un
sacerdote enfermo, agobiado y desanimado no puede darse y evangelizar.”482

481
cf. RELIGIÓN DIGITAL. ¿Deberíamos tener más laicos a cargos de parroquias? (28.01.2018).
http://www.periodistadigital.com/religion/america/2018/01/28/religion-iglesia-curas-eeuu-instan-obispos-
dejar-mas-laicos-administren-parroquias-falta-vocaciones-clericalismo.shtml
482
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO
EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, IV. 3
185

El sacerdote no es una propiedad de la comunidad. Ni la comunidad, una propiedad


del sacerdote. El ministerio sacerdotal es un servicio y la comunidad es un don.483 Hay
solicitudes de algunas comunidades que se convierten en presiones ya que, a menudo,
son celosas de sus pastores. Es imprescindible educar. Cuando se explican las
situaciones generalmente las comunidades son comprensivas y generosas, ayudando a
aquellas que resultan sensibles a la ausencia del sacerdote y su pastoreo ministerial: Hay
que “educar a las comunidades para que sean más versátiles pastoralmente. En las
zonas rurales se ve mal que los laicos se comprometan en tareas que han realizado,
hasta ahora los sacerdotes, aunque no sean exclusivas de su competencia. Existe un
arraigo tradicionalista que se resiste a los cambios”.484

Es preciso generar una sana autonomía en la gestión pastoral de las comunidades.


Todas tienen algún recurso humano y pastoral que ofrecer para propiciar la comunión
de personas, bienes y servicios entre las comunidades de una misma o de distinta Zona
Pastoral. No necesariamente cada comunidad, parroquia o Zona Pastoral tiene que
ofrecer todos los servicios pastorales. Para esto hay que relevar las fortalezas y las
carencias coordinando qué ofrecer.

A menudo enfrentamos situaciones nuevas con soluciones que ya no funcionan. La


tentación es seguir haciendo lo mismo. No es fácil entrar en una verdadera conversión
pastoral cuando se trata de cambiar paradigmas y lógicas eclesiales.485 La solución del
problema es integral y no se resuelve con mayor cantidad de sacerdotes como si estos
fueran meramente “los recursos humanos” de una Diócesis sino que hay que diseñar
otras posibles configuraciones eclesiales. El problema no es meramente distributivo, ni
de cantidad, ni de cobertura de lugares o de puestos. Es paradigmático, programático,
estructural, organizacional y funcional sobre todo. Abarca todas las dimensiones de la
Iglesia.486 Supone una nueva lógica para pensar la realidad y un nuevo dinamismo para
responder a las demandas a partir de la fidelidad al Espíritu y al Evangelio.

Hay problemáticas intraeclesiales que interpelan fuertemente: la escasez de


vocaciones; la carencia de sacerdotes; la falta de ordenaciones sacerdotales; el estado de
salud de algunos sacerdotes; el envejecimiento de algunos pastores y de los laicos que
están comprometidos pastoralmente en las comunidades; etc.

No hay que pensar la solución desde una parte (por ejemplo, desde la distribución de
los sacerdotes; el número de celebraciones en una comunidad; la “oferta” pastoral de
misas, la cantidad de laicos comprometidos; etc.) sino que hay que diseñar una solución
integral desde el conjunto eclesial que nos involucra a todos sin excepción. No es una
cuestión de jurisdicciones territoriales o de los aspectos funcionales. Más allá de la
distribución de sacerdotes debemos plantearnos un modo sostenible y sustentable de ser
Iglesia hoy. Hay que situarse desde una perspectiva macro y pensar desde otras lógicas

483
cf. RELIGIÓN DIGITAL. Contra quienes protestan por los traslados de curas, una demagogia lamentable
(11.09.2017) http://www.periodistadigital.com/religion/diocesis/2017/09/11/la-iglesia-gallega-contra-
quienes-protestan-por-los-traslados-de-curas-una-demagogia-lamentable-religion-obispos-friol.shtml
484
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO
EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, IV. 5.
485
Lógicas eclesiales se refiere a la forma de entender las problemáticas y situaciones eclesiales y a la
manera en que actuamos, con estrategias pastorales, las posibles soluciones.
486
cf. INSTRUMENTUM LABORIS. IX SÍNODO ARQUIDIOCESANO DE CÓRDOBA. Equipo de Relatores,
Córdoba, 2018, Sesión X, 5.
186
y dinámicas, posibilitando nuevos modos de participación, generando una proyección
estratégica capaz de priorizar a qué se puede y a qué se opta responder pastoralmente
desde la complejidad de la situación pastoral actual, planificando un camino posible. Es
un tiempo propicio de replanteos, desafíos y oportunidades. Incluso las nuevas
soluciones que se encuentren generarán, a su vez, nuevas problemáticas y nuevas
respuestas.

Las diversas comunidades deben ser participadas, concientizadas e involucradas en


la superación de estas situaciones que atañen a todos. Hay que demandar menos y
entregar más. Exigir menos y proponer más. A veces las comunidades más atendidas
son las menos misioneras y las más desfavorecidas son las que más se mueven. Hay que
superar los infantilismos eclesiales.

También resulta necesario repensar la gestión pastoral y la formación en dicha


gestión, tanto de sacerdotes como de laicos, en el aspecto personal y en el comunitario:
pensar nuevos modos de pastoreo. No todos los sacerdotes pueden, por diversas
razones, afrontar los desafíos presentes y asumir propuestas alternativas. Existen
inercias y resistencias, ya sea en algunas comunidades como en algunos sacerdotes. No
es posible complacer a todos. Existen cambios que no son agradables, ni cómodos. Son
elecciones difíciles. Hay que buscar el bien común eclesial con sentido de oportunidad.
Es un camino a mediano y largo plazo que requiere abundante paciencia y constancia.
Una vez que la opción pastoral está discernida y tomada, es preciso ser solidarios y
dóciles. Hay transformaciones que requieren de preparación y de formación. Se invierte
mucho esfuerzo en sostener algunas realidades que, posiblemente, ya no hay que
sostener. Sobre todo estructuras que no contienen, ni dan respuesta a las problemáticas
que la cultura actual presenta. Es el momento de generar procesos de transición con
sabia prudencia y, a la vez, con humilde audacia.

Hay que revisar las condiciones de vida y de trabajo de algunos sacerdotes. Un


ministerio sacerdotal abnegado y generoso no puede quedar inhabilitado en su salud,
sumido en factores estresantes y desestructurantes de la integridad física y espiritual. El
trabajo pastoral debe ser con un ritmo humano, razonable y sano. No ayuda tener
sacerdotes agobiados, tensos, ansiosos y angustiados que no generan testimonialmente
una adhesión vocacional entusiasta y alegre. Los pastores deben ser personas maduras y
felices, capaces de aprender nuevos estilos de pastorear y de gestionar, construyendo
una autoridad testimonial y carismática conquistada con la coherencia de vida.

Es necesario propiciar una buena vinculación de comunión entre los sacerdotes de


una misma Zona Pastoral. Los laicos deben “asumir que el sacerdote no es el único
evangelizador. Si todo dependiera del sacerdote, esta tarea no solo sería imposible
sino, muchas veces, agobiante y desalentadora. Jesús nos pide que seamos discípulos,
no superhombres. Es preferible que muchos hagan poco y no que pocos hagan mucho o
todo. Otro desafío que se nos presenta son las cantidades de misas que un sacerdote
debe celebrar los fines de semana. La rutina y el cansancio hacen que los sacerdotes
celebren, por lo menos, siempre apurados. Cada comunidad debe procurar que su
pastor no pierda el fuego de su primer Amor (Ap 2,4) ante el agobio de un activismo
sacramentalista. Otra problemática es la cantidad de celebraciones eucarísticas que se
realizan en una misma comunidad. Constatamos que algunas de ellas no son
indispensables ya que solo responden a una costumbre, comodidad horaria o
preocupación monetaria. El esfuerzo realizado en tiempos, recursos económicos,
187

cansancio personal en muchas ocasiones no es una inversión pastoral sino un


verdadero agobio. Cada comunidad, con su Consejo Pastoral, está llamada a repensar
su acción evangelizadora en clave de conversión poniendo todo su esfuerzo en
transformar de manera creativa su ser y quehacer pastoral. Renovar nuestra tarea
evangelizadora supone un proceso que debe ser llevado a cabo respetando los tiempos
y las posibilidades”.487

La atención pastoral debe adaptarse a nuevas formas de organizaciones e incluso de


infra-estructuras. Es vital promover comunidades que se inter-relacionen e
intercambien: “muchas veces, entre parroquias vecinas, los horarios de misa u otras
celebraciones se superponen. Hay que organizar una agenda parroquial cuyas
prioridades se puedan consensuar con el Consejo Pastoral Parroquial, la comunidad
parroquial y la Zona Pastoral. La Zona Pastoral puede coordinar y articular horarios,
bienes, servicios, celebraciones, recursos humanos y materiales. Sincronizar los
diversos horarios de misa, bautismos, matrimonios y demás celebraciones evitando
superposiciones y posibilitando alternativas de horarios. Hay parroquias de las que
dependen varias capillas a pocas cuadras de distancia y donde existe una oferta de
horarios de misas con pocos asistentes. Se pueden reemplazar algunas misas
dominicales o semanales, en los lugares donde haya pocos fieles, por celebraciones de
la Palabra y/o coordinar la celebración de misas con la Zona Pastoral y las parroquias
que la integran. Es preciso coordinar también guardias para la unción de los enfermos
y confesiones. En la solución a esta problemática no hay que pensar meramente, si
fuera necesario, en la disminución de las celebraciones sino, más profundamente,
discernir un modo nuevo de configurar las comunidades parroquiales: articular las
distintas comunidades que conforman la parroquia y las que comparten realidades
similares –en lo social y en lo pastoral– pueden tener una vida comunitaria y servicios
en conjunto, potenciando el sentido de pertenencia y de identidad”.488

No se trata meramente de disminuir o aumentar las celebraciones de misas sino de


optimizar las ofertas pastorales de las mismas, profundizando una conveniente
educación pastoral de la comunidad: “en el caso de algunas parroquias del interior hay
que tender a una sola fiesta patronal como convocatoria principal de la comunidad,
alternando la participación de las capillas en cada oportunidad. Pensar otro tipo de
novenas sin que genere críticas por romper con la tradición. Volver a propiciar
encuentros o que las novenas pasen a ser triduos que se realicen con la presencia del
sacerdote y que los demás días de la novena sean celebrados por ministros”.489

Para todo esto es necesario sumar cualificadamente a los laicos en procesos de


discernimiento, reflexión y acción, otorgándoles una formación más vital, hecha cultura,
que pueda estar unida a sus inquietudes personales, familiares y profesionales: “es
necesario implementar estrategias atractivas de invitación a nuevos interlocutores
pastorales; como así también educar a quienes ya están trabajando para desarrollar
una actitud de acogida fraterna a quienes se acercan, evitando posturas de
«adueñamiento» de los distintos espacios de trabajo. Abrirse a nuevas ideas, a nuevas
acciones, a la rotación de actividades y asumir el cambio con naturalidad. Que todos se

487
CARTA DEL SR. ARZOBISPO CARLOS J. NÁÑEZ Y SU CONSEJO EPISCOPAL. Córdoba, Noviembre de 2017.
488
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO
EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, IV. 4.
489
Ídem.
188
capaciten en diferentes servicios y aprendan a colaborar en diversas opciones (liturgia,
acompañamiento, catequesis, misión, etc.) No centralizar, monopolizar, ni personalizar
actividades”.490

Discernir dónde debemos estar como comunidad con una presencia significativa,
sabiendo que las periferias son la opción más evangélica para la conversión pastoral y la
reforma misionera. Si llegamos a los últimos, llegamos a los primeros.491

4. Comunión colaborativa de todo el Pueblo de Dios


En las respuestas al Instrumento II de consulta del XI Sínodo, el Pueblo de Dios
aportó muchas y muy ricas ideas a las problemáticas mencionadas de nuestra Iglesia
particular. Expresó que hay que “superar el modelo tridentino y moderno que
actualmente aún tienen la mayoría de las parroquias y comenzar a buscar un nuevo
diseño de comunidad parroquial, no tan institucional, tanto en su organización como en
su estructura, reconociendo otras formas de pertenencia y vinculación, más allá de la
geográfico-territorial. Revisar la distribución de los territorios arquidiocesanos (zonas
pastorales, parroquias, etc.) teniendo en cuenta las pastorales sectoriales, generando
renovados criterios para la ubicación y distribución del clero. Pensar nuevas
organizaciones, nuevas planificaciones, nuevos estilos en los que avancemos en las
descentralizaciones, soñando con otros diseños posibles de instituciones eclesiales.
Generar nuevos servicios eclesiales para las nuevas demandas. Crear estructuras
eclesiales más dinámicas, vitales, permeables, interpersonales, periféricas,
descentralizadas e inclusivas. Favorecer la creación de comunidades vivas y dinámicas
y poner menos esfuerzos por mantener la estructura y la organización eclesial
especialmente en la prioridad y en la centralización de la parroquia. Posibilitar otro
tipo de estructuras en las parroquias, en las diversas comunidades e instituciones
buscando una organización que no sea pensada en función de la cantidad de ministros
disponibles sino en función de la comunidad. No es necesario poner siempre un
ministro consagrado varón. El predomino de la jerarquía muchas veces genera
competencias de poder y no entrega en el servicio. Suplir la falta de sacerdotes en
algunas comunidades celebrando la Palabra con la distribución de la Eucaristía
realizadas por diáconos, religiosos y religiosas, ministros extraordinarios de la
Eucaristía, vírgenes consagradas, laicas y laicos formados, docentes cristianos o
profesores de ciencias sagradas. Propiciar para que la parroquia no sea reacia a los
cambios de todo tipo, incluyendo el cambio del sacerdote y los cambios en la
organización y en la estructura. Convertir algunas actitudes inmaduras de las
comunidades que fluctúan conforme al sacerdote que les toca. Tomar decisiones
institucionales de manera más expeditiva y efectiva”. 492

Respecto a las actitudes y al estilo pastoral de las comunidades señaló que hay que
“dejar atrás nuestra inhibición personal y comunitaria para asumir el desafío
testimonial y misionero: el evangelizado, evangeliza. Fortalecer siempre la comunión
comunitaria. Formar para una mayor disponibilidad de servicio por parte de personas
y comunidades. Empoderar a las comunidades para que sean más sanamente
autónomas y no tan clericalizadas, sin necesidad de depender tanto pastoralmente de la
490
Ibíd., IV. 5
491
cf. Mt 20,16
492
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO Y
ESCUCHA. Equipo de Relatores, Córdoba, 2017, 4 k.
189

presencia o ausencia de los sacerdotes. Pensar otras distribuciones del poder eclesial y
pastoral, empoderando a otros agentes. Tener experiencias más colegiadas de gestión
pastoral. Construir comunidades adultas de fieles que autogestionen la pastoral con
distintos servicios cuando no haya un sacerdote. Renovar las celebraciones litúrgicas
para que sean cada vez más experienciales y participativas, un encuentro con la
Palabra y no una clase maestro-alumno donde solamente el sacerdote explica. Es
preciso crear espacios de reflexión y trabajar la Palabra de Dios comunitariamente
incluso en algunas celebraciones. Hacer que la Palabra se experimente viva en el
palpitar común ya que todos pueden aportar una luz del Espíritu. Fomentar las
reuniones comunitarias en las casas de los fieles para leer, compartir y orar la
Palabra, el rosario y dar catequesis, haciendo la experiencia de ser células
comunitarias vivas, Iglesia doméstica. Potenciar el discernimiento comunitario y la
apertura a nuevos ministerios eclesiales ejercidos por los laicos y laicas según sean las
diversas necesidades posibilitando el crecimiento de distintos carismas, tanto de
varones como de mujeres. Descubrir que la conversión pastoral de las comunidades
tiene como consecuencia la conversión estructural y organizativa de las
comunidades.”493

Se tuvo en cuenta además el protagonismo que deben ir asumiendo las diversas


Zonas Pastorales para “determinar prioridades pastorales arquidiocesanas que sean el
cauce de todos los emergentes sociales y eclesiales que van apareciendo en las Zonas
Pastorales. Capacitar a las parroquias y a las Zonas Pastorales en nuevos estilos de
conducción y gestión pastoral donde la corresponsabilidad laical sea mayor. Fusionar
parroquias posibilitando que sean más funcionales y activas las Zonas Pastorales desde
una comunión de servicios. Propiciar la atención mancomunada de toda la Zona
Pastoral a parroquias que carezcan de párrocos con un sentido colaborativo, solidario
y supletorio en la asistencia pastoral”.494

Respecto a los sacerdotes se señaló que “el desafío es desclericalizarse, tanto los
sacerdotes como los laicos, generando cristianos y estructuras eclesiales más
autónomas. Durante mucho tiempo se ha educado en una excesiva dependencia y
ahora, al haber pocos sacerdotes, ese estilo no resulta. Distribuir a los sacerdotes
según las necesidades de la Arquidiócesis pensando en sus perfiles, cualidades y
carismas. Animar a los sacerdotes para que puedan delegar responsablemente diversas
acciones y proyectos pastorales a personas formadas, especialmente a los que tienen
roles de conducción y gestión pastoral. Capacitar a los sacerdotes y a todos los
interlocutores pastorales en técnicas de comunicación y lenguaje para que sepan hacer
el primer anuncio y las homilías de manera renovada. De nada sirve plantearnos el
primer anuncio y seguir con la modalidad pastoral y comunicacional que tenemos.
Ponderar la sobrevaluación pastoral que tiene las excesivas celebraciones de misas en
algunas Zonas Pastorales. Este criterio no apunta, obviamente, a cuestionar al
sacramento de la Eucaristía sino el excesivo número de celebraciones. Propiciar,
cuando se vea conveniente, la experiencia de comunidades sacerdotales con el debido
discernimiento de sus integrantes ya no todos los sacerdotes diocesanos se sienten
llamados a esta experiencia. Los sacerdotes diocesanos no se definen carismáticamente
por su vinculación a una comunidad sacerdotal como si fuera un sacerdote de una
Congregación religiosa o de algún movimiento sino por referencia a su comunidad
pastoral (parroquia o el ámbito pastoral al cual está destinado). Se sugiere que las
493
Ídem.
494
Ídem.
190
comunidades sacerdotales sean discernidas y consultadas entre los posibles miembros
a participar. Acoger y convocar a aquellos pastores que, por diversas razones, dejaron
el ministerio o aquellos consagrados o consagradas que han dejado la vida religiosa.
Sobre todo aquellos que están reconciliados con la Iglesia”.495

En consideración al Seminario se afirmó “que los seminaristas en formación


puedan, en su proceso formativo, desde los primeros años, desempeñarse en diversos
servicios pastorales en las comunidades para que, desde temprano, hagan sus prácticas
pastorales y les sirva para su discernimiento vocacional. Se espera que la formación
sacerdotal y la formación a la vida consagrada religiosa capacite personas maduras
psico-afectivamente acordes a su edad, con flexibilidad y adaptabilidad para las
circunstancias de la vida y de la pastoral que les toquen vivir, integrando sensibilidad,
cordialidad, afabilidad, sentido del humor y empatía, entre otras virtudes humanas que
ayudan a priorizar a las personas por sobre las estructuras, organizaciones e
instituciones. Esto ayuda a vivir una vida espiritual que no esté ajena a la vida humana,
con un pastoreo y una consagración creíbles y posibles de vivir. De eso depende que
otros jóvenes se animen. Un ministerio o una consagración estresada, acelerada,
fragmentada y superada por las actividades, situaciones y problemas, no resulta
atractiva. Hay que testimoniar la alegría de la entrega y mostrar que el trabajo
apostólico no es lo único, ni lo más importante sino que es necesario administrar los
talentos, la salud y el tiempo dedicado al trabajo y al descanso con un ritmo humano y
disfrutable. No hay que cortar con los afectos genuinos sino potenciar los lazos
familiares, sociales y de amistad que nutren de sentido y de misión la soledad
indispensable que tiene toda consagración a Dios. No entrar en las competencias del
«carrerismo eclesial» y tampoco experimentar la vocación como un privilegio o una
oportunidad de poder respecto a otros. Es necesario estar presentes y cercanos siendo
fraternos con todos. No estar alejados e indiferentes. Un pastor o un consagrado son
siempre compañeros de camino y aliados. Sus vidas son para otros motivo de
inspiración”.496

En cuanto a la pastoral vocacional se marcó el “insertar la pastoral vocacional


como una realidad transversal a otras pastorales (pastoral de familia; pastoral juvenil;
pastoral educativa; pastoral universitaria; pastoral parroquial; pastoral misionera;
etc.)”497 Todas esas pastorales deben asumirse como pastoral vocacional. Además hay
que propiciar el discernimiento de todas las vocaciones eclesiales y no solamente de las
sacerdotales y consagradas. La misión compartida nos enseña que no hay una vocación
más importante o más necesaria que otra. De lo contrario caeríamos en un nuevo
clericalismo proteccionista.498 Hay que revalorizar a todas las vocaciones y empoderar a
todo el Pueblo de Dios para que sea activo y responsable en la misión común.

En relación a los diáconos y vírgenes consagradas se aseveró “dar mayor visibilidad


y responsabilidad pastoral a los diáconos y a las vírgenes consagradas. Potenciar el
protagonismo pastoral y las responsabilidades de los diáconos. Visibilizar y valorar
aún más la presencia del ministerio diaconal en nuestra Arquidiócesis permitiendo que
tengan un mayor protagonismo en las comunidades, en los Consejos Parroquiales, en

495
Ídem.
496
Ídem.
497
Ídem.
498
Clericalismo proteccionista se refiere a un mal entendido cuidado paternal por parte del pastor
ahogando la autonomía de los otros interlocutores pastorales.
191

las escuelas y en otros organismos y ámbitos eclesiales. Es de desear que se incorporen


más a las instancias de discernimiento y de planificación pastoral de la Arquidiócesis y
que el proceso de formación que hacen, con motivo de la preparación a su ministerio,
pueda estar gestionado y animado por ellos mismos, aunque haya sacerdotes y laicos
que colaboren. Hay que incorporarlos a las reuniones habituales del clero y del
Consejo Presbiteral, transformando este en un Consejo del Clero (sacerdotes y
diáconos juntos colaborando con el Obispo y sus Obispos auxiliares) para expresar la
totalidad de la riqueza del ministerio ordenado desde la Iglesia-Comunión respetando
el carisma y el ministerio propio de los diáconos sin que queden relegados a un
segundo plano como si tuvieran una vocación supletoria”.499

También se destacó la presencia significativa de los sacerdotes religiosos y de las


comunidades de religiosos y religiosas a los cuales se les pueda pedir “servicios
concretos en las comunidades parroquiales donde no hay sacerdotes o asistencia
pastoral. Asumir el potencial pastoral que tienen los formandos que están en
Congregaciones de religiosas y de religiosos”.500

Considerando a los laicos y laicas se remarcó “superar el problema del


envejecimiento de los diversos interlocutores pastorales y la poca renovación
generacional. Educar en una sana autonomía que permita a cada fiel asumir sus
propias decisiones, sin delegar en otros la responsabilidad de sus acciones y sus
opciones de conciencia. Formar y capacitar a laicos y laicas para la gestión pastoral y
pensar que así como muchas Congregaciones de religiosos y religiosas han cedido sus
obras apostólicas en una misión compartida o delegada a la gestión laical, tenemos que
pensar algo similar para las gestiones pastorales de las diversas comunidades. Dar
lugar a los ministerios laicales donde lectores y acólitos animen celebraciones de la
Palabra en comunidades donde no haya sacerdotes y consultar a profesionales y
técnicos de recursos humanos para que nos orienten en nuevas organizaciones
potenciando pastoralmente el recurso humano que disponemos, especialmente los
laicos. Promover que las familias creyentes sean sujetos activos de la acción
evangelizadora, potenciando su compromiso misionero”.501

Además, se tuvo en cuenta la formación pastoral de todos: “ofrecer distintas


instancias de formación: formación formal y sistemática; formación no formal y no
sistemática; formación por módulos de capacitación; formación por trayectos;
formación por áreas pastorales específicas; formación virtual; formación por Zonas
Pastorales; formación en Institutos Superiores Católicos; formación pastoral dada
desde el Seminario Mayor; formación pastoral ofrecida por la Universidad Católica;
formación pastoral realizada por las diversas Comisiones Arquidiocesanas en relación
a su especificidad pastoral; formación pastoral virtual desde Centros de Estudios,
Congregaciones religiosas o editoriales católicas; formación en la praxis pastoral
concreta; formación para la vida y la cultura pastoral realizada en diversos ámbitos,
etc. Pensar en la creación de una Escuela de Ministerios y una Escuela de Animadores
comunitarios. Generar espacios sistemáticos de capacitación con reconocimiento
oficial para la gestión pastoral o trayectos pastorales y catequísticos, ya sean
presenciales, semipresenciales o virtuales. Esta iniciativa puede ser asumida por la
Junta de Catequesis y los Institutos de nivel Superior de la Arquidiócesis. Formar a

499
Ídem.
500
Ídem.
501
Ídem.
192
Animadores Pastorales, Animadores Comunitarios, Anunciadores de la Palabra, laicos
que bauticen, equipos en gestión y liderazgo pastoral, evitando todo personalismo e
individualismo. Capacitar pastoralmente teniendo presente la riqueza y diversidad de
la Arquidiócesis (pastoral urbana, pastoral rural, pastoral sectorial, pastorales
específicas, etc.) Formar a los Consejos Pastorales y a los responsables pastorales de
las comunidades en el discernimiento comunitario para lograr decisiones consensuadas
y compartidas”.502

En relación a las características del liderazgo y el estilo de gestión pastoral, tanto


para laicos como para sacerdotes, se señaló la necesidad de “formar para nuevos
liderazgos y nuevos modos de gestión pastoral en el servicio: gestiones fraternas;
gestiones en equipo; gestiones con capacidad de diálogo; gestiones de discernimiento y
de acuerdos; gestiones colaborativas; gestiones delegativas; gestiones operativas y
eficientes; gestiones en estado de movilidad y en salida”.503

En la creación de nuevos estilos y gestiones hay que repensar la función del Consejo
Pastoral Parroquial: “potenciar de manera activa la creación (donde no exista) y el
sostenimiento (donde ya esté constituido) del Consejo Pastoral como verdadero órgano
de gobierno y administración parroquial, instrumento de planificación y de gestión
pastoral. Deben pasar de una mera reunión a una verdadera programación. En
ausencia del sacerdote los integrantes del Consejo Pastoral deben responsabilizarse de
las celebraciones litúrgicas, novenas, triduos, fiestas patronales, catequesis y el
movimiento pastoral ordinario de la comunidad. También aparecen algunos
interrogantes acerca de cuáles son los criterios para integrar el Consejo Pastoral, con
qué frecuencia se renueva, qué ritmo de reunión tiene y cómo registra y se publica a la
comunidad lo que se trata en las reuniones”.504

Estas son algunas de las muchas y muy interesantes propuestas que se presentaron.
En todas ellas “hay un conjunto de principios eclesiológico-pastorales que es necesario
explicitar ya que configuran el nuevo paradigma:

 La comunión de vocaciones y carismas en la misión compartida por todo el


Pueblo de Dios (las problemáticas pastorales de la Arquidiócesis nunca son de
un sector exclusivo. Involucran a todos los interlocutores pastorales, cada uno
desde su lugar y misión.)
 La necesaria distinción y complementación de vocaciones, roles y funciones en
un mismo cuerpo eclesial.
 El sentido comunitario de pertenencia y referencia.
 Cada interlocutor pastoral está en función de la comunidad en su conjunto.
 Cada interlocutor pastoral es un sujeto empoderado, en su vocación y en su
misión, desde el perfil de animador y líder.
 Necesidad de generar procesos formativos y capacitaciones pastorales para los
diversos interlocutores pastorales donde adquirieran recursos estratégicos para
la autogestión pastoral de las comunidades.

502
Ídem.
503
Ídem.
504
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO
EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, IV. 6.
193

 Evitar todo clericalismo, activismo505, funcionalismo506, individualismo507 y


personalismo.508
 Asumir la adultez en la fe y en la propia vocación”.509

Es por eso que “un camino verdaderamente sinodal requiere ensanchar el corazón
y «sentir con el Iglesia» para transformarnos de una Iglesia Jerárquica en una Iglesia
Pueblo de Dios (demandas sacerdotales y pocos agentes pastorales), de una Iglesia
sacramentalista en una Iglesia evangelizadora a partir del primer anuncio (número
excesivo de celebraciones) y de una Iglesia autorreferencial en una Iglesia misionera
(comunidad en salida)”.510

Podemos resumir todos estos principios en un solo enunciado que sintetiza este
horizonte eclesial del XI Sínodo: “la conversión pastoral tiene como consecuencia la
reforma misionera la cual es paradigmática y programática -estructural,
organizacional, funcional, territorial, víncular, comunitaria y de estilo pastoral- de las
diversas comunidades en función de todas las vocaciones del Pueblo de Dios a partir
de una verdadera comunión solidaria”.511

Preguntas para el discernimiento

29. ¿Cuáles son los condicionamientos personales o comunitarios que


obstaculizan un camino de conversión pastoral y reforma misionera
verdadera?
30. ¿Qué cambios son los actualmente posibles en nuestra realidad comunitaria
en orden a la conversión pastoral y reforma misionera?

505
Activismo se refiere a una tendencia exagerada por la acción aunque esta sea acción pastoral.
506
Funcionalismo se refiere a una tendencia exagerada a que todo funcione eficaz y eficientemente y a
que todos se posicionen en la comunidad de una manera exclusiva según su rol y función con detrimento
de complementar otros aspectos más humanos.
507
Individualismo se refiere a una tendencia exagerada a ser y a hacer todo solo.
508
Personalismo se refiere a una tendencia exagerada de protagonizar todo de una manera narcisista o
“yoica” (predominio exacerbado del “yo”) como afirma la ciencia psicológica.
509
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO
Y ESCUCHA. EQUIPO DE RELATORES, Córdoba, 2017, 4 k.
510
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS A LA CARTA DEL SR. ARZOBISPO Y SU CONSEJO
EPISCOPAL A LAS COMUNIDADES ANTE ALGUNOS DESAFÍOS PASTORALES. Equipo de Relatores, Córdoba,
2017, Conclusión.
511
Ídem.
194
195

Sección XIII:
el primer anuncio en la herencia de los santos cordobeses

“A todos los invito a no tener miedo a ser los santos del siglo XXI”.
Papa Francisco.512

1. Legado de gracia
El XI Sínodo es una ocasión histórica para conectarnos con nuestros precursores
celebrando la herencia preciosa de gracia y de santidad que siempre existió en nuestra
tierra cordobesa unida, desde su origen, a la primera evangelización: el primer anuncio
histórico del Evangelio que se hizo en este territorio.

Nuestros venerables antecesores, los santos de ayer, nos hacen redescubrir el camino
eclesial de hoy. Nuestras raíces aún tienen un promisorio futuro. Ha sido una tierra
caminada, vivida, sufrida y amada por santos. Ellos fueron protagonistas y
dispensadores del primer anuncio en estas tierras. Ninguno vivió en situaciones ideales.
Los contextos nacionales y provinciales tenían serias dificultades en el proceso de
organización civil, los cuales repercutían en la Iglesia.

Tomemos el ejemplo del santo pastor José Gabriel del Rosario Brochero (1840-
1914) que nació el 16 de Marzo de 1840 en las cercanías de Santa Rosa del Río
Primero. Era el cuarto de diez hermanos que vivían de las tareas rurales de su padre.
Creció en el seno de una familia de profunda vida cristiana. Dos de sus hermanas fueron
religiosas del Huerto. A los 16 años (el 5 de marzo de 1856) entró al Colegio Seminario
Nuestra Señora de Loreto. En las aulas de la Universidad Nacional de Córdoba cursó
sus estudios filosóficos y teológicos. Obtuvo el título de Maestro en filosofía por la
Universidad Nacional. Los orígenes de la Universidad estuvieron ligados primero a los
Jesuitas y luego a los Franciscanos. Cursados sus estudios fue ordenado presbítero a los
26 años por el Obispo José Vicente Ramírez de Arellano el 4 de noviembre de 1866. El
10 de diciembre de ese mismo año, celebra y preside en el Seminario su Primera
Misa. Lo nombran Prefecto de Estudios del Seminario y trabajó en la Catedral de
Córdoba donde desempeñó su ministerio sacerdotal durante una epidemia de cólera que
devastó la ciudad. En 1869 fue destinado a Traslasierra. A fines de ese año asumió el
extenso Curato de San Alberto de 4336 kilómetros cuadrados, con poco más de 10.000
habitantes que vivían en lugares distantes, sin caminos y sin escuelas. Incomunicados
por las Sierras Grandes de más de 2000 metros de altura, el estado moral y la indigencia
material de la población eran lamentables. Cuando el Cura Brochero llegó a
Traslasierra, su pueblo estaba desunido, empobrecido y abandonado por las
autoridades. Al año siguiente de llegar, comenzó a llevar a hombres y mujeres a la
ciudad de Córdoba para hacer los Ejercicios Espirituales. Recorrer 200
kilómetros requería tres días a lomo de mula, en caravanas que muchas veces superaban
las 500 personas. Más de una vez fueron sorprendidos por fuertes tormentas de nieve.
Al regresar, luego de nueve días de silencio, oración y penitencia, sus fieles cambiaban
de vida, siguiendo el Evangelio y buscando el desarrollo y el avance de la zona. En
1875, con la ayuda de sus fieles, el padre Brochero comenzó la construcción de la Casa

512
RELIGIÓN DIGITAL. Francisco ya vuela hacia Roma: "Esta visita dejará una huella en mi corazón".
(22.01.2018) http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2018/01/22/francisco-ya-vuela-hacia-
roma-esta-visita-dejara-una-huella-en-mi-corazon-religion-iglesia-vaticano-papa-peru-chile.shtml
196
de Ejercicios. Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas,
pasando por la misma más 40.000 personas, hombres y mujeres de su parroquia, de la
provincia de Córdoba y de Santiago del Estero. Construyó también la casa para las
religiosas que lo acompañaban, el Colegio de niñas (en una cultura que privilegiaba la
educación del varón) y la residencia para los sacerdotes.

No fue un político, aunque tuvo contacto con la política de su tiempo como lo


revelan sus cartas. Sin embargo, fue más visionario y emprendedor que muchos
políticos. Con sus parroquianos construyó más de 200 kilómetros de caminos y varias
iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la educación de todos. Solicitó ante las
autoridades la creación de mensajerías, oficinas de correo y estafetas telegráficas. Hizo
acequias, acueductos y proyectó el ramal ferroviario que atravesó el Valle de
Traslasierra uniendo Villa Dolores y Soto. En el año 1881 fue designado Canónigo
Honorario por el Poder Ejecutivo Nacional, Presidente de la Escuela Fiscal de Villa del
Tránsito. Fue miembro de la Comisión de estudio de un camino que atraviesa las Sierras
Grandes, creando así muchas fuentes de trabajo.

Como pastor bautizaba, predicaba, enseñaba el catecismo (la doctrina como se decía
en ese tiempo), celebraba la Eucaristía, el sacramento de la reconciliación y la unción de
los enfermos, rezaba el Breviario y el Rosario. En una carta que el 2 de febrero del año
1907 le dirigió al Secretario del Obispado, Padre Eduardo Ferreira, señalaba: “Yo me
felicitaría si Dios me saca de este planeta sentado confesando y predicando el
Evangelio".

En su ministerio sacerdotal, buscó a todos. Se acercó a los que más sufrían. Consoló
y asistió a los enfermos. Predicó asumiendo el lenguaje de sus fieles para ser
comprensible a sus oyentes. Celebró los sacramentos, llevando siempre lo necesario
para la misa en su mula Malacara. Ningún enfermo quedaba sin sacramentos. Ni la
lluvia, ni el frío lo detenían. Fue un promotor de la dignidad humana, los derechos
humanos y la calidad de vida de su gente. Tuvo un gran celo apostólico y misionero. En
cada paraje que visitaba se hospedaba entre los más alejados de la fe y los de peor
reputación. Cuando alguno de sus parroquianos intentaba criticar esta práctica, él solía
decir que esa era la costumbre de Jesús, siempre buscando a la oveja perdida. Contrajo
la lepra al visitar y abrazar a un leproso abandonado. Enfermo, renunció al Curato,
viviendo unos años con sus hermanas en su pueblo natal. Sus fieles no podían olvidarlo.
Respondiendo a la solicitud de sus antiguos parroquianos, regresó a Villa del Tránsito,
aunque ya no fue lo mismo. Sus parroquianos, por temor a la lepra, poco se acercaban.
Murió solo, viejo, pobre, ciego, sordo y leproso el 26 de enero de 1914. Por
consecuencia de la lepra su rostro había perdido sensibilidad. Su muerte fue difícil,
solitaria y dolorosa.

En san José Gabriel del Rosario brillan muchas virtudes heroicas: coherencia,
integridad, pobreza, valor a la palabra dada, cercanía y sencillez en el trato, solidaridad,
fervor apostólico, contemplación, humildad y despojo, entre otras. Vivió una fe
encarnada como líder e indiscutible referente entre los suyos.

Fue declarado venerable por San Juan Pablo II en el año 2004. En mayo del año
2012 una junta médica declaró milagrosa la recuperación de un niño que estaba al borde
de la muerte y cuya sanación se atribuyó a la intercesión del cura Brochero, Nicolás
Violino, oriundo de Traslasierras, quien había sufrió un accidente automovilístico. En
197

septiembre del año 2012, luego de las pericias científicas, se confirmó el milagro y se
publicó la bula513 del Papa Benedicto XVI. El 14 de septiembre del año 2013 fue
beatificado en la misa celebrada en el Cerro de la Cruz en la actual Villa Cura Brochero.
El segundo milagro del Cura Brochero fue la recuperación de una niña de la provincia
de San Juan, Camila Brusotti que había quedado al borde de la muerte por ser víctima
de violencia familiar. La canonización del Cura Brochero fue el 16 de Octubre de 2016
en la Plaza de San Pedro en la ciudad del Vaticano en la misa celebrada por el Papa
Francisco.

San José Gabriel del Rosario Brochero es la imagen viva de una Iglesia en salida
misionera, un ministro lleno de celo apostólico, un incansable apóstol, un amigo de
todos, un Buen Pastor con olor a oveja, un predicador del Evangelio que asumió el
lenguaje cotidiano de sus fieles, un pregonero del primer anuncio, un promotor de la
dignidad y de los derechos humanos de su gente y un constructor de la Patria.

Siendo Patrono del clero argentino514 es para todos nosotros un orgullo, un gran
intercesor y una inspiración del XI Sínodo ya que en el año 1877 él mismo participó del
VIII Sínodo de Córdoba.

Junto al Cura Brochero no podemos dejar de mencionar a la beata Catalina de María


Rodríguez (1823-1896), religiosa Fundadora de las Hermanas Esclavas del Corazón de
Jesús, beatificada en el año 2017, siendo la primera beatificación que tuvo lugar en la
ciudad de Córdoba. Madre Catalina vivió en una época de inestabilidad política, entre
luchas de Unitarios515 y Federales.516 La ciudad estaba orgullosa de su prestigiosa
Universidad y, tanto en la sociedad como en la Iglesia, el protagonismo era casi
exclusivamente masculino. La mujer tenía un papel meramente doméstico con una
dedicación exclusivamente familiar. Catalina perteneció a una familia distinguida y
comprometida políticamente. Su padre fue secretario de los gobernadores Juan Bautista
Bustos (1779-1839) y José María Paz (1791-1854). Su primo, Santiago Derqui (1809-
1867), fue gobernador de Córdoba y presidente de la Nación.

Su experiencia espiritual fundante la tuvo a los 17 años con los Ejercicios


Espirituales y su llamado vocacional, reaparece con renovadas fuerzas trece años
después, una vez que enviuda del Coronel Manuel Antonio Zavalía. En ese momento le
preocupaba que en Córdoba no hubiere una Casa de Ejercicios además de la condición
precaria en que vivían las mujeres de la época, sobre todo las más marginadas

513
Bula se refiere a un Documento Pontificio que puede versar sobre diferentes asuntos en los que un
Papa se expide.
514
AICA, El Santo Cura Brochero, patrono del clero argentino. (17.10.2016)
http://www.aica.org/25606-el-santo-cura-brochero-sera-patrono-del-clero-argentino.html
515
Unitarios se refiere a un partido político argentino de tendencia liberal que sostenía la necesidad de un
gobierno centralizado en las Provincias Unidas del Río de la Plata, llamadas entonces Provincias Unidas
en Sud América en la Declaración de la Independencia, que se convirtieron en la República Argentina en
el siglo XIX. Los políticos unitarios más destacados fueron: Bernardino Rivadavia, Juan Lavalle,
Francisco Laprida, entre otros.
516
Federales se refiere a un partido político que defendían las autonomías provinciales. Sostenían que
cada provincia debía tener su propio gobierno, constitución, leyes y economía; sin embargo, reconocían la
existencia de un gobierno nacional con poder limitado encargado de algunas cuestiones. Los caudillos
federales más destacados fueron: Juan Bautista Bustos de Córdoba, Juan Manuel de Rosas de Buenos
Aires, Bernabé Aráoz de Tucumán, Martín Miguel de Güemes de Salta, Estanislao López de Santa
Fe, Francisco Ramírez de Entre Ríos, Felipe Ibarra de Santiago del Estero, Facundo Quiroga de La Rioja,
entre otros.
198
socialmente (prostitutas, esclavas y mulatas) a las cuales había que dignificar, rescatar,
catequizar, darles trabajo y vivir con ellas en medio de la epidemia de cólera que
azotaba a la ciudad. Tuvo que pasar pruebas, contratiempos, calumnias y soledades. A
los 49 años fundó una Congregación femenina de vida apostólica inspirada en la
espiritualidad jesuita. Hasta entonces solo existían las monjas de vida contemplativa.

Fue una persona que abrazó muchas vocaciones (laica, esposa, madre biológica,
madre adoptiva, viuda, religiosa y educadora). Adelantada a su época y a la Iglesia de su
tiempo, inició la vida religiosa activa de Argentina. Enseñó el camino espiritual de los
Ejercicios Espirituales y fue colaboradora del santo Cura Brochero. Tuvieron mutua
admiración y confianza, tal como lo atestigua la correspondencia epistolar. Le envió en
1880, una comunidad de 16 religiosas que fueron a caballo por las Sierras Grandes hasta
la entonces Villa del Tránsito. Su Congregación tenía entonces solo siete años y se hizo
cargo de la Casa de Ejercicios y del Colegio de Niñas, una institución de vanguardia
para una época en que se educaba prioritariamente a los varones. La educación que
impartió para las mujeres se caracterizó por ser abierta. Recibió una alumna cuyo padre
era protestante. Tal gesto de inclusión religiosa era osado en ese momento. Recién hoy
hablamos de educación ecuménica e interreligiosa.

Por su parte, la otra cordobesa, la beata María del Tránsito de Jesús Sacramentado
(1821-1885) beatificada en la ciudad de Roma en el año 2002 fue la fundadora de la
Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas de la Argentina. En
sus orígenes la nueva Congregación tuvo inmediatamente un florecimiento de
vocaciones, de manera que todavía en vida de la Fundadora se inauguró el colegio de
Santa Margarita de Cortona en el barrio de San Vicente de la ciudad de Córdoba, así
como el colegio del Carmen en la ciudad de Río Cuarto y el colegio de la Inmaculada
Concepción en la ciudad de Villa Nueva. Todas obras abocadas al servicio sobre todo
de la infancia abandonada, de los pobres y de los enfermos con una intensa actividad de
enseñanza del catecismo.

Las dos beatas cordobesas fueron humildes y fuertes emprendedoras, mujeres


líderes en una sociedad y en una Iglesia patriarcal. Tuvieron que vencer muchos
prejuicios y sufrimientos, superando los estereotipos y los modelos convencionales de la
mujer de su época. Lucharon por los derechos, la dignidad social, la igualdad de
oportunidades y la no discriminación de las mujeres, especialmente de las más
marginadas y relegadas a quienes les proporcionaron educación y promovieron su
crecimiento. Se dedicaron a las obras de misericordia y otorgaron una asistencia integral
a sus alumnas y a muchas de sus familias (techo, cuidados en la salud, etc.). Sostenían
sus obras en la Divina Providencia, tanto en lo material como en lo espiritual. Sufrieron
en silencio y en soledad noches oscuras de pruebas, contratiempos e incomprensiones,
ofreciendo amor y perdón.

Estos cordobeses ejemplares fueron santos de periferias, testigos revolucionarios de


la fuerza transformadora del Evangelio. Supieron intuir que el juicio definitivo del amor
de Dios es, en la historia, mediado por el juicio de los pobres con los cuales Jesús se
identifica plenamente (cf. Mt 25, 31-46). Los santos cordobeses estuvieron
particularmente dedicados a la evangelización, a la promoción humana, al primer
anuncio, a la catequesis y a la educación. Fueron conscientes de la transformación
cultural profunda que vivía la Argentina del siglo XIX, en los contextos liberales.
Siendo proactivos en la esperanza y creativos en la caridad social llevaron adelante
199

grandes obras de impacto eclesial y social. Fueron avanzados a su época, como


generalmente sucede con los santos. Aún hoy manifiestan la vanguardia del Espíritu, lo
que la gracia de Dios muestra para nuestro presente y futuro: una Iglesia inclusiva. En
estos compañeros de camino, la Iglesia de Córdoba, manifiesta un mismo sentir e
idéntica preocupación evangélica y humanitaria.

Algunos de estos santos se conocieron entre ellos, tal como lo atestiguan algunas
cartas y acciones en común. La ciudad de Córdoba, por entonces, era relativamente
pequeña (de entre 10.000 a 15. 000 habitantes aproximadamente). Tal era la cantidad de
habitantes que había quedado luego de la epidemia de cólera que devastó a la población.

No se pueden dejar de nombrar, en esos mismos contextos históricos de la Córdoba


de entonces, a la monja dominica riojana Sor Leonor de Santa María Ocampo que vivió
en el Monasterio de Santa Catalina de Siena (1841-1900); al Obispo de Córdoba Fray
Mamerto Esquiú (1826-1883), figura políticamente relevante por su encendida defensa
de la Constitución Argentina de 1853; al venerable padre Fray José León Torres (1849-
1930) que trabajó con las hermanas Mercedarias de Jesús; a Fray Reginaldo Toro
(1839-1904) que acompañó a las hermanas Dominicas de San José; al Vicario Jerónimo
Emiliano Clara quien colaboró con las hermanas Concepcionistas; al padre jesuita José
María Bustamante fundador en 1885 de las hermanas Adoratrices del Santísimo
Sacramento, conocidas como Adoratrices Argentinas; al español Fray José Antonio de
San Alberto (1727-1804) quien junto a las hermanas Carmelitas Argentinas fundaron la
Real Casa de niñas huérfanas y señoritas nobles donde se educaban las hijas de las
familias españolas junto a criollas, mestizas, mulatas y niñas abandonadas. Fue este el
primer colegio católico de Córdoba y una de las primeras instituciones de Argentina y
de Latinoamérica dedicada a la educación popular femenina de la época virreinal,
fundado hace más de 225 años, el actual colegio Santa Teresa de Jesús educó a la beata
Madre Tránsito Cabanillas y a la beata Catalina María Rodríguez junto a las madres de
destacados pensadores, políticos, dirigentes universitarios y referentes de la cultura de
ese tiempo. El Obispo Fray José Antonio de San Alberto llevaba a la práctica ideas
vanguardistas para su época, desafiando a las autoridades españolas y a la conservadora
sociedad cordobesa. Siendo el confesor del rey Carlos III de España fue designado
obispo en la capital del Virreinato del Río de la Plata en 1780. En Córdoba del Tucumán
(que comprendía entonces las actuales provincias de Córdoba, Santiago del Estero,
Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja) se sintió interpelado por tres grandes
carencias: la escasa educación religiosa; la falta de cultura del pueblo y el gran número
de huérfanos.

Más próximo a nuestro tiempo, en el contexto del siglo XX, no podemos dejar de
mencionar al Siervo de Dios Monseñor Enrique Angelelli (1923-1976) quien fuera
Obispo Auxiliar de Córdoba y Rector del Seminario Mayor. Se destacó por su tarea
pastoral para con los más pobres, su compromiso social y su animación pastoral en la
recepción del Concilio Vaticano II. Participó en las sesiones del Concilio Vaticano ll
siendo padre Conciliar y compartió el gozo de ver a la Iglesia renovarse. La vivencia del
Concilio Ecuménico y de los Documentos emanados en él se convirtió en la fuente
inspiradora de su servicio episcopal. Deseaba una Iglesia servidora, misionera e
inculturada, con una clara opción por los más pobres y marginados, desde una visión
trascendente e integralmente liberadora de la dignidad humana. Promovió, como
miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Argentina,
la denominada “Pastoral Popular”: “la historia humana está vinculada íntimamente a
200
la Historia de la Salvación y los signos de los tiempos se hacen presentes y descifrables
en los acontecimientos del mismo Pueblo. La acción de la Iglesia no debe ser solamente
orientada hacia el Pueblo sino también, y principalmente, desde el Pueblo mismo”.517

Monseñor Angelelli fue un pastor “con olor a oveja” que optó decididamente por
los más excluidos en un compromiso por “la justicia y la paz”, palabras del lema de su
escudo episcopal. Las resistencias y las calumnias a su acción pastoral hicieron que
noviembre de 1973, el Papa Pablo VI enviara al Arzobispo de Santa Fe, Monseñor
Vicente Zazpe, como su representante el cual afirmó públicamente: “Monseñor
Angelelli no es ni comunista, ni marxista sino un Obispo católico en total comunión con
el Papa. Pido la confianza para el Obispo porque el Papa se la tiene. El Obispo no
puede servir desde una ideología. Aquí no se hace, sino desde el Evangelio y en unión
con el Papa. Aquí sí lo hace”.518

El 4 de Agosto de 1976 el Vaticano publica en su diario oficial L‟Osservatore


Romano la noticia del deceso de Monseñor Angelelli escribiendo que la muerte
aconteció “en un misterioso accidente automovilístico”519 en el contexto del llamado
“Proceso de Reorganización Nacional” también conocido como la última dictadura
cívico-militar que gobernó la Argentina desde el golpe de estado del 24 de marzo de
1976 hasta el 10 de diciembre de 1983. A partir de su muerte Monseñor Angelelli es
reconocido y llamado el “Mártir de la Iglesia Posconciliar”.520 Por su sensibilidad
humana y pastoral, tenía una veta poética que pocos conocen. En alguno de sus versos,
cuando habla del hombre como proyecto, nos ha dejado su mejor testamento:

“El proyecto se hace silencio.


La vida se hace rezo.
El hombre se hace encuentro
en cada historia de pueblo.

Déjenme que les cuente lo que me quema por dentro.


Es amor que se hizo carne con chayas y dolor de pueblo.

Lo aprendí junto al silencio.


Dios es Trino y es Uno.
Es vida de Tres y un encuentro.

Aquí la historia es camino


y el hombre siempre un proyecto”.521

Su testimonio nos habla de los profetas de nuestros tiempos cuyo secreto es la


coherencia. El Papa San Juan Pablo II afirma que: “la prueba suprema es el don de la
vida hasta aceptar la muerte para testimoniar la fe. Los mártires, es decir, los testigos,
son numerosos e indispensables para el camino del Evangelio. También en nuestra
517
CEA. DECLARACIÓN DEL EPISCOPADO ARGENTINO. Abril de 1969, VI, 4-5.
518
HOMILÍA DE MONSEÑOR ZAZPE EN LA CATEDRAL DE LA RIOJA. 23.11.1973
519
L‟Osservatore Romano (edición semanal en español). 22. 98. 1976. Año VII. N" 34, 5 Sección:
Colegio Episcopal. Lutos.
520
GERARDO FARREL. Mons. Enrique Angelelli, pastor de una Iglesia Renovada para el Hombre Nuevo.
Boletín Lauterano del Seminario Mayor Nuestra Señora de Loreto (Córdoba, Argentina), Nº 56, año
1997, 22.
521
ENRIQUE ÁNGEL ANGELELLI. El hombre proyecto de Pueblo, 1973.
201

época hay muchos: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, así como laicos, héroes
desconocidos que dan la vida como testimonio de la fe. Ellos son los anunciadores por
excelencia” (RM 45).

Todos estos venerables hombres y mujeres de nuestra Iglesia particular llevaron en


su época una profunda transformación cultural, social y eclesial porque supieron
discernir los signos de los tiempos. Los santos no son extraños a la sociedad a la que
pertenecen. Se identifican con su tiempo, con su espacio y con su cultura. Esta es
nuestra herencia cordobesa de la cual nos debemos sentir orgullosos. Córdoba no es sólo
la Docta sino también una tierra caminada por santos. Nosotros, en ellos y juntos a
ellos, nos sentimos elegidos y bendecidos. También hoy existe mucha silenciosa y
heroica entrega en los hijos e hijas de esta tierra y de esta Iglesia.

Los santos cordobeses completan, a su vez, el conjunto de santos argentinos: Héctor


Valdivieso Sáez (1910-1934) primer santo argentino, religioso lasallano canonizado en
1999; la beata Laura Vicuña (1891- 1904) laica de la ciudad de Viedma beatificada en
1988); beata Nazaria Ignacia March Mesa (1889-1943) religiosa de la ciudad de Buenos
Aires beatificada en 1992; beato Artémides Zatti (1880-1951) hermano salesiano
beatificado en 2002; beata María Ludovica De Angelis (1880-1962) religiosa de la
ciudad de La Plata beatificada en 2004; beato Ceferino Namuncurá (1886-1905) laico
de la ciudad de Viedma beatificado en 2007; beata María Crescencia Pérez (1897-1932)
religiosa de la ciudad de San Nicolás de los Arroyos beatificada en 2012, beata Antonia
de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula (1730-1799) laica consagrada de la
ciudad de Santiago del Estero beatificada en 2016; beato Gregorio Martos Muñoz
(1908- 1936) sacerdote y mártir, nacido en Chilecito, provincia de La Rioja, asesinado
en razón de su fe en Almería (España), beatificado en 2017.

Además en toda la Argentina hay 40 Siervos y Siervas de Dios y 14 Causas en


preparación, entre ellas, la Causa de Monseñor Enrique Ángel Angelelli. Esta “nube de
testigos” (Hb 12,1) nos motiva para seguir haciendo el camino. El XI Sínodo está en
consonancia con la gracia que el Espíritu derrama en la Iglesia universal y
latinoamericana. En medio de estos contextos culturales y eclesiales providenciales,
como dice el Papa Francisco, “no digamos que hoy es más difícil. Es distinto.
Aprendamos de los santos que nos han precedido y enfrentaron las dificultades propias
de su época. Detengámonos a recuperar algunas motivaciones que nos ayuden a
imitarlos hoy” (EG 263).

Toda conversión pastoral y reforma misionera pasa fundamentalmente por el


llamado a la santidad que nace del Evangelio, de la fuerza de su primer anuncio y se ha
actualizado en el presente con el Concilio Vaticano II.522 Sin este llamado toda
renovación es meramente extrínseca. En esto se discierne el espíritu del verdadero
cambio: en la santidad real que genera. La transformación no tiene sentido en sí misma
sino es para suscitar, más adecuadamente, el espíritu de la genuina santidad. Una
renovación sin frutos de santidad, no es evangélica. Los grandes impulsos de innovación
inspirados por el Espíritu que se han dado en la Iglesia, los han secundado los creyentes
que se han comprometido, hasta las últimas consecuencias, con la gracia del Evangelio.

522
cf. LG 39-42
202
La renovación cualificadamente más profunda la obran los santos. En todos los
tiempos de reformas auténticas, en los movimientos históricos más intensos del Espíritu,
los legítimos portadores de la gracia han sido ellos. No existe renovación sin
conversión. El llamado a la santidad es uno de los frutos más preciosos del XI Sínodo
para que en nuestro camino creyente “lleguemos al pleno conocimiento de la voluntad
de Dios, con toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Col 1,9), “examinándolo todo y
quedándonos con lo bueno” (1 Ts 5,19).

La Iglesia gesta sus hijos, según el lento crisol del Espíritu, en el espacio y en el
tiempo en el que providencialmente viven. Los santos nunca se improvisan, pertenecen
a los dilatados procesos de la Iglesia histórica. Siempre existen y existirán santos en la
Iglesia. En ningún tiempo Dios se priva de ellos. El Señor ha hecho su Iglesia para
existan santos y ha hecho santos para que exista su Iglesia. Como afirma el cardenal
jesuita francés, Henri de Lubac (1896-1991), uno de los pensadores que más influyó en
la doctrina del Concilio Vaticano II: “aunque la Iglesia se viera reducida a un pequeño
rebaño, lleva consigo la esperanza del mundo. Continuamente maltratada por todos
nosotros, desde adentro y desde afuera, parece que siempre está agonizando; aunque,
en verdad, está renaciendo. El poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Amo a
nuestra Iglesia, con sus miserias y humillaciones, con las debilidades de cada uno de
nosotros y también con la inmensa red de santidades ocultas. La amo hoy, en su enorme
y difícil esfuerzo por renovarse”.523 Los santos están siempre testimonialmente en la
Iglesia.

Es por eso que “nuestras comunidades reconocen el testimonio cristiano de tantos


hombres y mujeres que esparcieron, en nuestra geografía, las semillas del Evangelio,
viviendo valientemente su fe, incluso derramando su sangre como mártires. Su ejemplo
de vida y santidad constituye un regalo precioso para el camino creyente y, a la vez, un
estímulo para imitar sus virtudes en las nuevas expresiones culturales de la historia.
Han sido miembros activos y misioneros en su comunidad eclesial. Con valentía, han
perseverado en la promoción de los derechos de las personas, fueron agudos en el
discernimiento crítico de la realidad y creíbles por el testimonio coherente de sus vidas.
Los cristianos de hoy recogemos su herencia y nos sentimos llamados a continuar, con
renovado ardor apostólico y misionero, el estilo evangélico de vida que nos han
trasmitido” (DA 276). Por todo esto debemos dar gracias a Dios y sentirnos benditos
por sus vidas y legado.

2. María, ícono discipular y sinodal


Nuestra Señora del Rosario del Milagro, Patrona de la Arquidiócesis de Córdoba,
nos acompaña hace más de cuatro siglos. En 1592, García Hurtado de Mendoza, Virrey
del Perú salvaba, de un naufragio proveniente de España, una caja de madera con dos
imágenes. La caja tenía rótulos grabados a fuego que decían: “una Señora del Rosario
para el Convento de Predicadores de la Ciudad de Córdoba, Provincia del Tucumán y
un Señor Crucificado para la Iglesia Matriz de la Ciudad de Salta, Provincia del
Tucumán, remitido por Fray Francisco Victoria O.P., Obispo de Córdoba del
Tucumán”.

En marcha triunfal desde el Perú llegaron las imágenes a la ciudad de Salta donde
fueron recibidas con entusiasmo. Allí quedó el Cristo y la comitiva continuó portando a

523
HENRIQUE DE LUBAC. Diálogo sobre el Vaticano II. BAC Popular. Madrid. 1985, 112-113.
203

la Virgen destinada a Córdoba. En tiempos de calamidades públicas, sequías, epidemias


y otros flagelos, el pueblo de Córdoba siempre la invocó. El Virrey Liniers atribuyó el
triunfo sobre las invasiones ingleses de 1806 y 1807 a la Virgen de Córdoba y en
reconocimiento le envió dos banderas. Igual actitud tomó el General San Martín al
ofrecer a la venerada imagen una de las banderas del Ejército de los Andes. En 1892 el
Obispo de Córdoba, el dominico Fray Reginaldo, pidió al Papa León XIII la corona
pontificia para la Virgen. En 1934, cuando el Papa Pío XI erigió como sede arzobispal a
la antigua Diócesis de Córdoba del Tucumán (creada en 1570) declaró a la Santísima
Virgen del Rosario del Milagro, Patrona Principal de la Arquidiócesis.

Ayer y hoy ella es inspiración para el Pueblo de Córdoba. Ella es la Patrona de


nuestra Arquidiócesis y la Patrona del XI Sínodo. No está solo en las ocasiones
excepcionales sino además y sobre todo en nuestra experiencia cotidiana de vida y de
fe: “cuando nos falta la esperanza, cuando escasea la alegría, cuando se agotan las
fuerzas, cuando se oscurece la estrella de la vida, la Madre interviene. Está atenta a las
fatigas, sensible a los desasosiegos, cercana al corazón. Jamás desprecia nuestras
oraciones; no deja sin atender ni tan siquiera una. Es Madre, no se avergüenza nunca
de nosotros, antes bien desea solamente poder ayudar a sus hijos. Es «signo de
esperanza cierta y de consuelo para el Pueblo peregrinante de Dios». Es el signo que
Dios nos ha dado. Si no lo seguimos, nos salimos del camino porque hay unas señales
en la vida espiritual que deben ser respetadas. No podemos permanecer indiferentes o
apartados de la Madre porque perderíamos nuestra identidad de hijos y de pueblo, y
viviríamos un cristianismo hecho de ideas y de programas, sin confianza, sin ternura,
sin corazón. Sin corazón no hay amor y la fe corre el riesgo de convertirse en una
bonita fábula de otros tiempos. La Madre en cambio custodia y prepara a los hijos. Los
ama y los protege, para que amen y protejan el mundo. Hagamos que la Madre sea
huésped de nuestra vida cotidiana, una presencia constante en nuestra casa, nuestro
refugio seguro. Encomendémosle cada día. Invoquémosla en cada dificultad. Y no nos
olvidemos de volver a ella para darle gracias”.524

María en la Iglesia de hoy es la verdadera discípula misionera525: “la gran misionera,


continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros” (DA 270). María
acompañó el camino de todos los sínodos que se celebraron en nuestra tierra. También
hoy es nuestro modelo de Iglesia en salida:

“El Evangelio de la visitación nos permite contemplar a María como


símbolo y realidad de toda la Iglesia que, saliendo de sí misma, se pone al
servicio del cuidado de la vida. Saliendo al encuentro, en actitud misionera,
posibilita que Dios visite a su Pueblo. María es mediadora, servidora,
peregrina y misionera en consonancia con toda la historia de salvación, en
la que, Dios –junto a su Pueblo– se presenta como el Peregrino y el
Caminante. El mismo Jesús también se dice y se hace, a sí mismo, Camino
(cf. Jn 14,6). Resucitado transita con los suyos (cf. Lc 24, 13-35). Incluso
las primeras comunidades se llamaban “los del camino” (Hch 9,2). El
camino es siempre una identidad. Somos el camino que hacemos y hacemos
el camino que somos. La visita de María nos hace pensar en el dinamismo
de toda la Iglesia. Ella ha hecho suyo nuestro camino poniendo a toda la

524
REVISTA ECCLESIA. Misa del Papa en Santa María la Mayor de Roma. (28.01.2018).
https://www.revistaecclesia.com/misa-del-papa-santa-maria-la-mayor-roma/
525
cf. DA 267-273
204
Arquidiócesis en movimiento y salida. ¿Cuáles son los objetivos de este
nuevo Sínodo?: el anuncio del Evangelio, especialmente el primer anuncio
de la fe en este presente de Argentina y de Córdoba. En todo esto nos
auxilia María, la Madre de la Iglesia evangelizadora. Como verdadera
Madre camina con nosotros. Hay un estilo mariano en la actividad
evangelizadora de la Iglesia. Esta dinámica de caminar hacia los demás es
lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Para
finalizar les pido que oremos la misma plegaria con la que el Papa
Francisco cierra la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium:

“Virgen y Madre María,


tú que movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Tú que llena de la presencia de Cristo,


llevaste la alegría a Juan el Bautista
haciéndolo exultar en el seno de su madre,
consíguenos un nuevo ardor para llevar a todos el Evangelio de la vida.
Danos la audacia de buscar nuevos caminos.

Estrella de la nueva evangelización


ayúdanos para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,


manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.

Amén”.526

Preguntas para el discernimiento

31. Aprendiendo del legado de nuestros santos cordobeses fieles a su espacio, a


su tiempo y a su cultura: ¿cuáles te parecen elementos característicos de la
santidad del siglo XXI?
32. ¿Qué realidades personales y eclesiales debemos convertir desde la
espiritualidad sinodal?
33. ¿Qué debemos potenciar espiritualmente para vivir nuestro camino sinodal
como un llamado a la santidad?

526
CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA CON OCASIÓN DEL ANUNCIO DEL XI SÍNODO
ARQUIDIOCESANO. CÓRDOBA. 07. 10. 2015, 1-2. 7.
205

Epílogo:
XI Sínodo, camino y horizonte, presente y futuro

“Jesús proclamaba la Buena Nueva de Dios diciendo: el tiempo se ha


cumplido. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.
Mc 1,14-15.

1. El primer anuncio del Evangelio, camino permanente de la Iglesia en todos los


tiempos
El primer anuncio nos plantea, entre otras cosas, qué es la fe para cada uno: ¿es
simplemente un medio, un instrumento o una convicción, una vivencia y una apuesta
incondicional al don de Dios? Sabemos que “evangelizar es hacer presente en el mundo
el Reino de Dios" (EG 176); sin embargo, muchas veces las expresiones del Reino
quedan opacadas por el decaimiento de nuestra fe y la tentación pacta con “la
mediocridad, «bueno, no exageremos, tampoco es para tanto», eso es una fe tibia, no la
que se transmite con el testimonio. De ahí el daño que hace el anti-testimonio, el mal
ejemplo quita la fe, debilita. Siempre en el anuncio, hay una pizca de locura”.527
Cuando no tenemos ese arrojo, “una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor
y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y
desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano
no confía plenamente en el triunfo. Todos tienen derecho de recibir el Evangelio y los
cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie” (EG 85); “la nueva
evangelización implica un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados” (EG
120). Hay que volver a apasionarse con la gracia del anuncio y con la alegría de
comunicarlo, desterrando el peso de una seriedad eclesial hosca que aleja, “un
evangelizador no debería tener constantemente una cara de funeral” (EG 10). Se trata
de ser auténticamente persona, auténticamente humano y auténticamente cristiano.

La parábola del sembrador528, una de las pocas que Jesús mismo explicó, revela su
autobiografía espiritual y pastoral como predicador y anunciador de la Palabra, y como
conocedor profundo del corazón humano que da “fruto al treinta, al sesenta y al ciento
por uno” (Mc 4,20). Cada uno de nosotros desde el surco en el que esparce la única
semilla recibe el mismo mandato: “vayan por todo el mundo, anuncien la Buena
Noticia a toda la creación” (Mc 16,15). Como el Apóstol San Pablo debemos tener la
misma convicción: “si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme. Al contrario,
es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Si yo
realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago
por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión. ¿Cuál es entonces mi
recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia” (1 Co 9, 16-18); “como una
madre que alimenta y cuida a sus hijos, sentíamos por ustedes tanto afecto que
deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino también nuestra
propia vida, tan queridos llegaron a sernos. Recuerden nuestro trabajo y nuestra fatiga
cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios. Los hemos exhortado y animado a

527
ALMUDI.ORG. Cómo transmitir la fe. Homilía del Papa Francisco en Santa Marta. (26.01.2018).
https://www.almudi.org/liturgia/homilias-de-santa-marta/homilia/97350/como-transmitir-la-fe
528
cf. Mc 4, 1-20
206
cada uno personalmente, como un padre a sus hijos” (1 Ts 2, 7-9. 11). Por otro lado,
sabemos que hoy

“No es necesario un nuevo anuncio sino un anuncio renovado ya que


el mensaje de Jesús, a través de la historia, siempre tiene nuevas
implicancias y significaciones. La cuestión es cómo presentamos el
anuncio. Hay que adecuarlo a la realidad y a un lenguaje actual.
Transmitir a Jesús desde otra forma y estilo. Hay que considerar que
lo religioso ya no es un mandato que impera para la sociedad.

El primer anuncio del Evangelio es el núcleo fundante de la fe y hoy


implica volver a la fuente del cristianismo. Supone un proceso re-
fundacional de la fe y un retorno al origen de su transmisión. La gran
pregunta personal es ¿quién es Jesús para mí hoy?

Para muchos Jesús es un personaje mítico-legendario, uno de tantos


líderes de la humanidad. Se va perdiendo el conocimiento histórico de
Jesús y el contenido de su mensaje. Para algunos es un personaje
milagroso al margen de cualquier institución religiosa. Por un lado
hay cierto predominio de una imagen muy divina, alejada de la
realidad concreta, desde un conocimiento teórico-doctrinal y no
desde un contacto experiencial de su persona y mensaje. Por otra
parte algunos descubren su rostro más humano, encarnado y cercano.
La propuesta de Jesús humaniza devolviéndonos la dignidad y el
respeto por los derechos de las personas, acompañando el desarrollo
de la dimensión humana dándole sentido y trascendencia. Hay que
hablar de los valores del Evangelio sin ser restrictivos ya que son
valores universales. El Evangelio ilumina los valores humanos a
partir de renovadas apreciaciones capaces de iluminar el contexto
social actual.

El desafío consiste en no reducir el Evangelio a un manual de vida y a


un código de convivencia. Es necesario transmitir el mensaje de Jesús
más con obras que con palabras, siendo testigos coherentes y
apasionados, más que por obligación, imposición o tradición. Es
preciso mostrar los valores en acción ya que el mensaje debe
transmitirse «por contagio». Resulta fundamental que la transmisión
del mensaje de Jesús se haga desde la iluminación de las realidades
humanas concretas, para no dar respuestas a preguntas que nadie se
hace. Buscando que quien recibe el mensaje pueda hacer experiencia
del encuentro con Jesús en vez de propiciar que el mensaje acabe en
formalidades, doctrinas, hechos históricos o que se limite a la
catequesis sacramental. La catequesis sucede al anuncio del amor de
Jesús y no al revés, es decir, la catequesis es el punto de llegada más
que el de partida.

Actualmente la transmisión de la fe está en crisis. Aún se conserva


algo de la catequesis tradicional recibida en la infancia. También hay
un catolicismo vinculado a la sacramentalidad más como práctica
social que evangélica. Ciertamente hay que actualizar modos y
207

medios para anunciar el mensaje. Se percibe en los creyentes una


tensión entre un mimetismo con la cultura y un testimonio
contracultural. También se evidencian testimonios neo-
conservadores. La formación religiosa recibida en escuelas,
parroquias y otras instituciones ha tenido un carácter marcadamente
teórico-doctrinal y tradicional-conservador. No siempre se ha
formado para dar razones de nuestras convicciones, desde la misma
inteligencia de la fe pensante. El anuncio del Evangelio ha quedado
ligado al ámbito de lo íntimo, lo privado y lo devocional. Una falsa
imagen de lo que es la religiosidad termina produciendo una
separación entre fe y vida”.529

2. El primer anuncio del Evangelio se sostiene en el vínculo interpersonal con


Jesús
Para volver a unir la fe con la vida hay que alimentar la relación con Jesús,
encontrar y poseer el tesoro escondido y la perla fina de nuestra vida.530 El primer
anuncio abre a la gracia del vínculo interpersonal con Jesús: “no se comienza a ser
cristiano por una decisión ética o una gran idea sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva” (DCE 1).

También para nosotros, discípulos de este tiempo, el Señor nos pregunta


personalmente: “¿y ustedes quién dice que soy?” (Mt 16,13-15). Interrogarnos acerca
de Jesús es preguntarse quién es Él para mí, desde mi propia apreciación y significación
personal. La pregunta por la identidad de Jesús no resulta definitivamente relevante si,
de algún modo, no la referimos a nuestra vida y a nuestra búsqueda personal. No desde
una elaboración abstracta sino existencial. No desde lo teórico sino desde lo relacional.

Hay un texto del Evangelio en donde Juan el Bautista, estando detenido en la cárcel
por el rey Herodes, envía preguntar a Jesús si es Él a quien hay que esperar o es a otro.
Jesús no responde directamente sino que provoca en Juan Bautista un discernimiento.
No le da la respuesta hecha sino que debe descubrirla. Jesús lo remite a los signos
externos y visibles de su actividad: “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos
quedan limpios y se anuncia el Evangelio a los pobres” (Mt 11,4-5; Lc 7,22).

Esos signos manifiestan una verdad que se revela a quién se arriesga a la pregunta y
al ejercicio personal de encontrar la propia respuesta. Jesús responde a Juan Bautista
desde la incidencia que Él tiene en otros, especialmente los más necesitados y
vulnerables. Las acciones de Jesús, leídas desde la fe, son signos del Reino de Dios.

En estos dos textos del Evangelio la pregunta interpela. De la respuesta que demos
acerca de quién es Jesús para nosotros depende la importancia del primer anuncio en
nuestra vida, ya que este es siempre una invitación cuya iniciativa la tiene el Señor y
cada uno tiene que hacer su propia experiencia: “vengan y lo verán” (Jn 1,42). Una vez
que verdaderamente se hace tal experiencia, todo lo demás se relativiza en un nuevo

529
INFORME ACERCA DEL PROCESAMIENTO DE RESPUESTAS DEL INSTRUMENTO II. MESAS DE ENCUENTRO
Y ESCUCHA. EQUIPO DE RELATORES, Córdoba, 2017, III, 3.
530
cf. Mt 13,44-46
208
orden de prioridades: “estimo todo como pérdida comparado con el inapreciable
conocimiento de Jesús, mi Señor. Por Él he sacrificado todas las cosas, a las que
considero basura con tal de ganar a Jesús y estar unido a Él. Así podré conocerlo,
conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos hasta hacerme
semejante a Él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los
muertos” (Flp 3, 8-11).

La experiencia transformadora del encuentro con el Señor y del primer anuncio


construyen la comunidad a partir de lo que hemos recibido y, a su vez, comunicado: “lo
que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo
que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les
anunciamos. Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que
vivan en comunión con nosotros” (Jn 1.1-3).

3. La espiritualidad sinodal nace del primer anuncio del Evangelio


El primer anuncio configura una nueva espiritualidad sinodal: testimonial,
kerigmática, fraterna, comunitaria, dialogal, transformadora, misionera, esperanzada,
proactiva, constructiva, comunional, conciliadora, comprometida histórica y
socialmente, orante y profética en el discernimiento de los signos de los tiempos,
contemplativa desde la Palabra de Dios y activa frente a los desafíos actuales, integrada
todo a lo humano en la síntesis de fe-vida-cultura.

Esta espiritualidad sinodal del primer anuncio se sostiene en la eclesiología del Papa
Francisco que puede sintetizarse en 7 claves importantes que se han desarrollado a lo
largo de estas páginas: esencialidad evangélica, misionariedad, cultura del encuentro,
colegialidad, sinodalidad, conversión pastoral y reforma misionera. Estas claves
eclesiologícas se sustentan, más ampliamente, en toda una concepción teológica donde

“Ciertamente se advierte con claridad que el acento está puesto en la


dimensión pastoral. La teología pastoral, que a diferencia de la
teología dogmática531 sitúa su interés principal en la vida de las
personas y los pueblos, cobró gran importancia con el Concilio
Vaticano II. En el Papa Francisco hay una marcada vocación de
servicio, una manera profunda de vivir la fe, una decidida apertura
del corazón y de la inteligencia a espacios humanos fuera de la
Iglesia. Poco a poco van apareciendo elementos que podrían
calificarse como doctrinales. Su ecumenismo, su solicitud hacia
quienes están excluidos, su trato cordial y otras actitudes llevan a
pensar en el replanteo de ciertas disciplinas o normativas. Además ha
cambiado el mapa de la Iglesia: el sur del mundo hoy puede
comunicar su propio pensamiento y hasta su propia «imagen de
Dios» que se manifiesta privilegiadamente en gestos. Se destaca la
insistencia en los aspectos más atractivos y profundos de la enseñanza
de Jesús evitando que queden sepultados en una maraña de doctrinas
y de normas. También señala la concepción de una Iglesia que no
excluye a nadie y donde todos pueden participar a su manera. Quiere

531
Teología dogmática se refiere es la disciplina de la ciencia teológica (ciencia de la fe) que estudia los
contenidos del Credo y los misterios de la fe.
209

interlocutores kerigmáticos, anunciadores del mensaje cristiano


porque deben fascinar al mundo con la belleza del amor y la oferta de
libertad que da el Evangelio. El acento más importante está puesto en
«la humanidad de Dios», un Dios cercano, con rasgos muy humanos
de ternura y de proximidad que habla con los gestos de la
misericordia y de la acogida, antes que con las palabras. Para los
Pontífices anteriores la misericordia ocupaba un lugar central
compartido con otros principios. Las expresiones habituales del Papa
Francisco parecen sugerir la idea de que la misericordia tiene la
primacía y la verdad y la ley pueden y deben ser reconducidas a
ella”.532

Desde este rico horizonte eclesiológico, que es patrimonio de la Iglesia universal, la


celebración del XI Sínodo marca un punto de inflexión histórica para nuestro camino
eclesial, jalonado de sínodos, y constituye un nuevo punto de partida (que resulta a su
vez un punto sucesivo) en la consecución de pasos que vamos dando comunitariamente.
Esto no es un punto de llegada, ni una conquista. Es solo un horizonte que nos invita a
proseguir la marcha del camino posible, el cual es gradual y creciente. Se necesita
paciencia para profundos procesos de cambios reales. El criterio realista está basado en
los hechos y en la posibilidad. Se trata del camino posible con los interlocutores
pastorales y con todas las personas que hay en nuestras comunidades, en los tiempos y
en los espacios posibles, con los medios y con los recursos posibles. La Iglesia posible
comienza con el camino que hace la Iglesia real.

Algunas realidades que ahora no se alcanzan a ver, con la decantación del tiempo,
irán surgiendo con su verdadero peso histórico después de haber transitado el camino.
La historia juzgará, en el futuro, el papel y el impacto del XI Sínodo. A nosotros nos
toca la gracia y la responsabilidad de vivirlo, de protagonizarlo y de experimentarlo.
Algunos hemos sido testigos de todo su proceso desde la gracia primera que lo dio a luz.
Su camino (antes, durante y después de la Asamblea Sinodal) junto con sus frutos son
dones del Espíritu. Debemos ser inmensamente agradecidos. Muchas de las
problemáticas pastorales de nuestra Iglesia particular, que se han tratado en este
Documento de Trabajo, son comunes a toda la Iglesia universal. Compartimos un
mismo momento de gracia siendo conscientes que “Jesús impulsa a la Iglesia para que
en su misión testimonie y anuncie. La misión de la Iglesia brota del anuncio del
Evangelio”.533 También sabemos que “la belleza misma del Evangelio no siempre
puede ser adecuadamente manifestada por nosotros”.534 No obstante deseamos que “la
fe gozosa e inquebrantable en Jesús crucificado y resucitado, centro y Señor de la
historia, nos guíe, nos ilumine y nos sostenga en este tiempo arduo y fascinante. Su
resurrección, con el don sobreabundante del Espíritu Santo, provoca por todas partes
gérmenes de ese mundo nuevo, y aunque se los corte, vuelven a surgir porque la
resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de la historia”.535

532
JOSÉ MARÍA POIRIER LALANNE. Teología: un Papa más atento a los fieles que a las doctrinas y las
normas. (09.03.2014) http://www.lanacion.com.ar/1670188-teologia-un-papa-mas-atento-a-los-fieles-
que-a-las-doctrinas-y-las-normas
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VG 1
534
VG 4,a
535
VG 6
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El XI Sínodo cristaliza el sueño común de un camino que proyecta a la
Arquidiócesis de Córdoba hacia el futuro, hacia el próximo Sínodo que se celebrará en
el tiempo que Dios haya dispuesto, marcando así una nueva etapa. Deseamos vivir
como forma permanente un estilo y una estructura sinodal en la Iglesia. Mientras tanto,
la pedagogía sinodal que vamos aprendiendo y que tenemos que seguir transitando,
ilumina este presente y nos abre hacia el futuro de lo que el Señor quiere para nosotros,
en esta Iglesia particular, mientras vivimos “el primer anuncio del Evangelio hoy en
Córdoba”. Amén.
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Anexo 1:
Preguntas para el discernimiento.

Sección I: XI Sínodo de Córdoba


1. ¿Qué oportunidades genera el XI Sínodo para nuestra Iglesia Arquidiocesana en
orden al primer anuncio del evangelio?

Sección II: la eclesiología de la sinodalidad y la gracia del XI Sínodo


2. ¿Cuáles son los ámbitos de sinodalidad que ya existen en la estructura ordinaria de
nuestra Iglesia Arquidiocesana? ¿cómo revitalizarlos?

Sección III: la gracia del primer anuncio


3. Si todos somos discípulos misioneros: ¿por qué se asocia generalmente el anuncio
del Evangelio con la misión de los pastores y de los consagrados casi
exclusivamente?

4. ¿Por qué los creyentes de la Iglesia católica hemos perdido la capacidad misionera
de salida y de anuncio?

5. ¿Qué mentalidad hay que cambiar y qué prácticas hay que generar para suscitar el
dinamismo de una Iglesia misionera y anunciadora en todos sus miembros?

Sección IV: el primer anuncio, itinerario espiritual y pastoral


6. ¿Cómo insertar el primer anuncio en el proceso catequístico, en el acompañamiento
de la religiosidad popular y en la formación cristiana?

7. ¿Qué es necesario repensar para propiciar un trabajo orgánico entre los distintos
ámbitos arquidiocesanos a partir del primer anuncio?

Sección V: el primer anuncio desde una fe en diálogo con la realidad


8. ¿Qué signos de los tiempos hoy nos interpelan en orden al primer anuncio?

9. ¿En qué nuevos escenarios socio-culturales la Iglesia aún no está significativamente


presente? ¿qué caminos posibles descubrimos para acercarnos a ellos?

10. ¿Cómo acompañar discreta y efectivamente a los enfermos y sufrientes en clave de


primer anuncio del evangelio?

Sección VI: el primer anuncio en los contextos de la cultura actual y la era digital
11. ¿Qué es lo más positivo que descubrimos de la mediación tecnológica en la cultura
de hoy? ¿cómo aprovecharlos en orden al primer anuncio?

12. ¿En qué se observa que la cultura actual ha impactado y ha modificado las vivencias
y las prácticas de la fe?
212
Sección VII: el primer anuncio en contextos de pluralismo religioso
13. ¿Por qué generalmente se priorizan los contenidos doctrinales y los
posicionamientos morales antes que el primer anuncio del Evangelio?

14. ¿Cómo favorecer espacios de comprensión y diálogo en un mundo de diversidad?

Sección VIII: el primer anuncio y la iluminación esperanzada de la realidad social


15. ¿Cuáles son los factores por los cuáles nos cuesta comprometernos, en clave
evangélica, con nuestra identidad ciudadana y pública en compromisos sociales
concretos?

16. ¿Cuáles son las situaciones de pobrezas no visibilizadas que esperan una respuesta
de la Iglesia hoy en Córdoba?

17. ¿En qué realidades están efectivamente integrados nuestros hermanos más pobres en
nuestra comunidad y en nuestra actitud misionera? Y donde no lo están, ¿cómo
integrarlos?

18. ¿De qué manera podemos transparentar en nuestras comunidades la austeridad y el


compartir de bienes como un testimonio auténticamente evangélico?

Sección IX: el primer anuncio y algunas realidades de especial atención pastoral en la


actualidad (mujeres, familias y jóvenes)
19. ¿En qué aspectos hay que revisar más creativamente el rol de la mujer en nuestras
comunidades?

20. ¿Cuáles son los caminos de inclusión que podemos tener en nuestras comunidades
en relación a las nuevas configuraciones sociales de familias?

21. ¿En qué necesitan los jóvenes una real y mayor participación, dentro de nuestras
comunidades, para que puedan encontrarse con la persona de Jesús?

Sección X: el primer anuncio y las diversas vocaciones y carismas en la Iglesia


22. ¿Cómo imaginar la ministerialidad de la Iglesia en Córdoba en orden al primer
anuncio del evangelio hoy?

23. ¿Qué ministerios son necesarios fortalecer y cuales crear en orden al primer anuncio
hoy?

24. ¿Cómo podemos ayudar (desde la familia, la escuela, la comunidad parroquial o de


pertenencia) para que el discernimiento vocacional esté unido al proyecto de vida de
cada persona?

Sección XI: el primer anuncio, conversión pastoral y reforma misionera


25. ¿Cómo hacer para que el primer anuncio en clave misionera sea el principio rector
de las estructuras y de las organizaciones eclesiales?

26. ¿Qué criterios, estructuras, organizaciones y estilos eclesiales han perdido potencial
misionero?
213

27. ¿Qué nos ayudaría a dar más lugar a la Palabra de Dios en el camino diocesano y
especialmente en el proceso de conversión pastoral?

28. ¿Cómo nuestras celebraciones litúrgicas pueden ser realizadas en clave de primer
anuncio?

Sección XII: el primer anuncio, la parroquia y otros ámbitos de pertenencia eclesial en estado
de conversión pastoral y misionera
29. ¿Cuáles son los condicionamientos personales o comunitarios que obstaculizan un
camino de conversión pastoral y reforma misionera verdadera?

30. ¿Qué cambios son los actualmente posibles en nuestra realidad comunitaria en orden
a la conversión pastoral y reforma misionera?

Sección XIII: el primer anuncio en la herencia de los santos cordobeses


31. Aprendiendo del legado de nuestros santos cordobeses fieles a su espacio, a su
tiempo y a su cultura: ¿cuáles te parecen elementos característicos de la santidad del
siglo XXI?

32. ¿Qué realidades personales y eclesiales debemos convertir desde la espiritualidad


sinodal?

33. ¿Qué debemos potenciar espiritualmente para vivir nuestro camino sinodal como un
llamado a la santidad?
214
215

Anexo 2:
Reglamento del XI Sínodo Arquidiocesano de Córdoba

Proemio
“El sínodo diocesano es una asamblea de sacerdotes y de otros fieles escogidos de una
Iglesia particular, que prestan su ayuda al Obispo de la diócesis para bien de toda la
comunidad diocesana, (…)” (c. 460).

Art.1 Es potestad exclusiva del Señor Arzobispo:


a. Convocar el Sínodo Arquidiocesano, cuando lo aconsejen las circunstancias,
después de oír el Consejo Presbiteral (cc. 461.1 y 462.1) y designar el lugar
en que han de llevarse a cabo las asambleas y reuniones menores.
b. Confirmar la elección de los miembros del Sínodo (cfr. Art. 6).
c. Establecer el temario a tratarse.
d. Determinar a quienes ha de remitirse el material que ha de estudiarse en la
asamblea sinodal.
e. Disponer el orden de cuánto ha de realizarse.
f. Presidir el Sínodo por sí mismo o por sus delegados (c. 462.2).
g. Suspender y aún disolver el Sínodo (c. 468.1).
Art. 2 La Presidencia
a. A la Presidencia corresponde la programación y dirección de todos los
trabajos de la asamblea y coordinar las actividades de todos los demás
órganos del Sínodo.
b. Designar si fuere necesario, a algunos miembros para determinadas
funciones especiales en orden a agilizar los trabajos.
Art. 3 El Presidente delegado:
a. En caso de ausencia, por alguna dificultad, del Arzobispo para presidir las
sesiones podrá designarlo entre los presentes.
b. Coordina los trabajos del Sínodo, según las facultades que le hayan
concedido en la delegación y observando siempre las normas dictadas en este
Reglamento.
c. Firma las actas de la asamblea o reunión que presida para ser elevadas al
Señor Arzobispo.
Art. 4 Miembros de derecho en razón del oficio:
a. Los obispos auxiliares;
b. Los vicarios episcopales y el vicario judicial;
c. Los miembros del consejo Presbiteral;
d. El rector del Seminario Mayor;
e. Los asesores de las comisiones arquidiocesanas.
Art. 5 Miembros de derecho que deben ser elegidos:
a. Un presbítero de cada decanato, elegido por todos los sacerdotes que en él
tienen cura de almas.
b. Quince miembros de todos los institutos religiosos y de las sociedades de
vida apostólica masculinas, algunos de ellos Superiores de institutos
216
religiosos y de sociedades de vida apostólica que tengan casa en la
arquidiócesis (cfr. c. 463 9º), elegidos con el mecanismo que determine la
Junta Arquidiocesana de religiosas y religiosos filial Confar-Córdoba.
c. Quince miembros de los institutos religiosos y de las asociaciones de vida
apostólica femeninas, algunas de ellas Superioras de institutos religiosos y de
sociedades de vida apostólica que tengan casa en la arquidiócesis (cfr. c. 463
9º), elegidas con el mecanismo que determine la junta Arquidiocesana de
religiosas y religiosos filial Confar-Córdoba.
d. Diez miembros laicos por todos los movimientos y asociaciones reconocidos
en la Arquidiócesis, elegidos con el mecanismo que determine el Consejo
Arquidiocesano de Movimientos y Asociaciones.
e. Las comisiones zonales elegirán cinco laicos, de entre los tres propuestos por
cada parroquia, por lo menos uno de los cuales será un joven de entre 20 y 30
años, y un laico representando las escuelas católicas de la zona, si la misma
tuviera.
f. Dos miembros de institutos seculares y otras formas de consagración cuya
elección será coordinada por el Vicario Episcopal de Asociaciones y
Movimientos.
g. Un diácono permanente elegido por todos los diáconos permanentes
incardinados en la Arquidiócesis.
h. En todos los casos se elegirán suplentes (un presbítero por decanato, cinco
religiosos y cinco religiosas, cinco laicos de movimientos y asociaciones,
tres laicos por zona pastoral), los cuales ocuparán el lugar de los titulares, si
éstos no pudieren asistir, a norma del art. 18 b.
i. Todos los miembros elegidos, tanto titulares como suplentes deben ser
confirmados por el Señor Arzobispo.
Art.6. El Señor Arzobispo designa:
a. Al señor director del Instituto teológico de Córdoba, al señor rector de la
Universidad Católica de Córdoba, al señor director del Centro de Estudios
filosóficos y teológicos.
b. A un laico por cada comisión arquidiocesana y los laicos miembros de la Vicaria
Episcopal de Pastoral.
c. Al Ecónomo Arquidiocesano y un miembro del Consejo Arquidiocesano de
Asuntos Económicos.
d. Todos los miembros elegidos y confirmados, más los designados, deben comu-
nicar sus nombres y domicilios al Secretario General por lo menos un mes antes
de comenzar la asamblea sinodal.
e. Podrá contarse con la presencia de observadores invitados por el Señor
Arzobispo.
Art. 7. La comisión arbitral:
a. La comisión arbitral es nombrada por el Señor Arzobispo y está compuesta por
tres sinodales: un presidente y dos miembros, de los cuales uno será laico.
b. A la comisión arbitral corresponde resolver las controversias que pudieran
suscitarse acerca de la interpretación del Reglamento, a petición de la
Presidencia del sínodo. En el ejercicio de sus funciones, la comisión procede con
total autonomía y sus decisiones son vinculantes y definitivas.
217

c. La Presidencia puede someter a la comisión arbitral otras cuestiones inherentes


al funcionamiento de la asamblea, incluso fuera del ámbito estrictamente
reglamentario.
Art.8. Secretaría general del sínodo:
a. Después de la publicación del documento de trabajo, se dan por terminadas las
funciones de la comisión preparatoria del sínodo y el Señor Arzobispo
constituye una Secretaría General.
b. La Secretaría General se constituye desde un primer momento como un servicio
al sínodo y como lazo de unión entre los diversos organismos y comisiones que
lo conforman.
c. Se preocupa particularmente de la preparación espiritual y doctrinal del clero y
del laicado en el tema del sínodo y de manera especial la de aquellos que han
sido elegidos o designados sinodales.
d. Para colaborar con el Secretario General se constituye un consejo de secretaría
compuesto por seis vocales, uno de los cuales será designado subsecretario
general. Todos ellos son miembros del sínodo.
Art.9. Funciones del Secretario General:
a. El Secretario General debe llevar a la práctica los mandatos del Señor Arzobispo
y comunicarle todo lo referente al sínodo.
b. Es miembro del sínodo, dirige todos los trabajos de la Secretaría General, es
responsable de las actas y las firmas junto con el Presidente.
c. Por indicación de la Presidencia mantiene y firma la correspondencia que fuere
necesaria y todos los documentos, instrucciones y advertencias referidas al
sínodo.
d. Comunica a quienes corresponda los nombres de los sinodales que participan de
derecho, los que fueren elegidos y los que hubiesen sido designados libremente
por el Señor Arzobispo.
e. Prepara la agenda de los círculos menores.
f. Comunica con la debida antelación a todos los miembros del sínodo el do-
cumento de trabajo y todas las demás observaciones útiles para el estudio del
mismo.
g. Con aprobación del Señor Arzobispo, puede designar peritos y ayudantes de la
Secretaría General a clérigos y laicos que fueren necesarios. Estos ayudantes han
de ser elegidos entre personas idóneas por su capacidad y prudencia. Por esta
designación no son miembros del sínodo.
h. Coordinar el servicio del Equipo de comunicación.
Art. 10. Distribución de las actas y documentos:
a. Todas las actas y documentos se distribuyen exclusivamente por intermedio del
Secretario General.
b. El documento de trabajo que ha de tratarse en la asamblea sinodal, se co-
municará a todos sus miembros, con al menos dos meses de anticipación, a fin
de que todos puedan estudiarlo y asesorarse con quienes les pareciere.
c. El mismo documento de trabajo será enviado a los principales centros de
formación teológica y pastoral y a las comunidades de vida contemplativa, los
que podrán hacer llegar sus observaciones a la Secretaría General por sí mismos
o por sus delegados.
218
Art. 11. Sobre la moderación de la asamblea:
a. La Asamblea estará coordinada por un servicio de tres moderadores, electos
por el Señor Arzobispo, que llevarán adelante las actividades en consonancia
con la secretaría general y la presidencia.
b. Los moderadores serán los cronometristas de la asamblea, presentarán las
modalidades de trabajo de los círculos menores y darán la palabra en la
asamblea.
Art.12. Disposiciones para el desarrollo de la asamblea:
a. La asamblea sinodal comienza con la celebración de la Santa Misa pidiendo el don
del Espíritu Santo. La misma asamblea concluye con la celebración de la Santa Misa
dando gracias por el trabajo realizado.
b. El Señor Arzobispo determinará en cada caso cualquier otra celebración que estime
conveniente pastoralmente.
Art.13. El Relator y sus funciones en el sínodo:
a. El tema a tratarse en el sínodo será expuesto, explicado e interpretado por un
Relator y relatores adjuntos, miembros del sínodo, designados por el Señor
Arzobispo.
b. El texto de la primera relación que ha de ser leído en el sínodo, deberá
entregarse al Secretario General, treinta días antes de la iniciación de la
asamblea. La Secretaría General se encarga de la preparación de los
ejemplares que usarán los sinodales. Las demás intervenciones de los re-
latores se entregarán siempre por escrito a la Secretaría General con la debida
antelación.
Art. 14. Los círculos menores:
a. El Presidente promueve la discusión del tema central en pequeños grupos que
llamamos “círculos menores”. Estos círculos se constituirán según el modo y
el número que establezca el Secretario General. Una vez constituidos, cada
círculo menor elige su propio moderador y su secretario.
b. Terminado el trabajo de los círculos menores, cada secretario entregará sus
conclusiones por escrito al Relator. El cuerpo de Relatores, examinados los
aportes de los círculos menores, propone a la asamblea el resultado de los
mismos. Si fuere necesario, el Presidente, exige un nuevo trabajo a los
círculos menores, o se pasa a votación de la asamblea.
Art. 15. Discusión de los temas:
a. El Presidente, a través de los moderadores, llama a los oradores que se
hubieren anotado en la Secretaría General, donde entregarán el texto de su
intervención.
b. Los representantes hablan en nombre y de acuerdo con el mandato de las
zonas pastorales o instituciones que representan, y si lo hicieren a nombre
propio deberán ser explicitadas como tales y quedan a juicio de la
Presidencia.
c. Acerca del mismo tema solamente hablará un orador en nombre de la zona
pastoral o institución que represente.
d. Si los oradores son muchos, la Presidencia exigirá que no se reitere lo dicho
por otros, y también puede reunir a los oradores para concordar lo que se ha
de exponer, salvando siempre la libertad de cada uno.
219

e. Nadie se extenderá más de tres minutos en su exposición.


Art.l6. Respuestas y objeciones a la discusión de los temas después de los círculos
menores:
a. Si algún sinodal, oídas las observaciones de alguno de los expositores,
quisiere responder u objetar alguna cosa, podrá solicitar, a través de la
Secretaría General, la licencia del Presidente para hacerlo a norma del art.
15.
b. Los oradores pueden hablar en nombre de varios sinodales, en este caso
leerán públicamente los nombres de las personas que representan en sus
respuestas.
Art. 17. Las comisiones de estudio:
a. Si a propósito de la discusión, el asunto tratado necesitase una mayor
explicación el Presidente puede constituir una comisión especial que analice
el asunto.
b. Mientras tanto se procede con el tema siguiente.
Art.18. Necesidad de quorum para sesionar y para votar:
a. Para que la asamblea pueda sesionar se exige la presencia en el aula de las
dos terceras partes de los sinodales y el mismo quorum es necesario para la
votación.
b. Quien no pueda asistir al sínodo estando obligado a hacerlo, debe ponerlo en
conocimiento del Presidente y ocupa su lugar el suplente que hubiese sido
elegido. En los casos previstos el suplente suplantará al titular
definitivamente.
Art. 19. La votación y la mayoría de votos:
a. A lo largo de la asamblea el Presidente podrá someter a la votación de los
sinodales cuestiones metodológicas, mociones de orden o mociones de
contenido recibidas por él, a través de la Secretaría General, que considere
oportuno.
b. Concluida la discusión de los círculos menores el Presidente pondrá a
votación las propuestas surgidas de los mismos.
c. Para la votación se requieren las dos terceras partes de los votos de la
asamblea, si se ha de aprobar una moción o una propuesta.
d. El escrutinio de la votación corresponderá a la Secretaría General que podrá
convocar de entre la asamblea sinodal a dos veedores.
Art.20. Modos de votar:
a. Los votos se emiten con la siguiente fórmula: "afirmativo", "negativo" y
"afirmativo con modificaciones", si se trata de aprobar los textos propuestos
en todo o en cada una de sus partes. En cambio, el voto será sólo "afirmativo"
o "negativo" para la aprobación o rechazo de las modificaciones sugeridas.
b. Quién vota "afirmativo con modificaciones”, deberá expresar clara,
brevemente y por escrito la modificación que propone.
c. Durante la asamblea, el voto se hará normalmente con boletas, a menos que
la Presidencia lo establezca de otra manera en cada caso.
220
Art.21. Examen de las modificaciones propuestas:
a. La Secretaría General, con la colaboración de los relatores, recoge las
"modificaciones" expresadas por los sinodales, las ordena y procura estén al
alcance de todos los sinodales.
b. En el tiempo establecido, los sinodales oirán la relación de las modi-
ficaciones establecidas y procederán a votar a norma del art. 20, "a". Los
relatores serán los mismos que tuvieron a su cargo la explicación del tema en
su momento.
c. El sufragio se emite en estos casos sólo por "afirmativo" o "negativo".
d. Las "modificaciones" que obtuvieran la mayoría de votos a tenor del art. 19 se
consideran aprobadas.
Art.22. Confección de la relación definitiva:
Terminada la asamblea sinodal, el Secretario General, ayudado por los
miembros de la Secretaría y por el cuerpo de relatores, presenta las propuestas
definitivas. A las mismas se añade una relación de los trabajos realizados, los
temas analizados y las conclusiones a que han llegado los sinodales.
Art. 23. Presentación de las actas al Señor Arzobispo:
El Secretario General presenta al Señor Arzobispo la relación de las actas del
sínodo como queda establecido en el art. 22.
Art. 24. Concluido el Sínodo, y en fidelidad al mismo, el Señor Arzobispo elegirá de
entre las propuestas aquellas que considere oportuno proponer para su
actuación en la Arquidiócesis, y designará equipos encargados para su
implementación y acompañamiento.
221

Bibliografía

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