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Un sistema de pararrayos es un sistema de protección contra tormentas eléctricas (rayos), ya que todos los inmuebles y sus contenidos
están expuestas a estas y no podemos evitarlas, pero si podemos colocar un sistema para protegernos de ellas, este sistema está
formado por:
Contenido del inmueble (afluencia de personas, equipo eléctrico-electrónico de costo elevado, materiales flamables,
etc.)
Ubicación geográfica del inmueble
Número de incidencias o rayos por km cuadrado. (Mapa Isoceráunico)
Altura del inmueble
TABLA 1. Frecuencia media anual permitida de rayos directos sobre estructuras comunes
3) Area equivalente de captura (Ae). Dependiendo del tipo de estructura y terreno la norma nos da las ecuaciones para calcularla en
los casos siguientes:
Para una estructura aislada ubicada en terreno plano, con techo plano y de dos aguas.
Para una estructura aislada ubicada en terreno irregular.
Para una estructura con otras adyacentes.
4) Ya que obtuvimos Ae, podemos obtener el valor No (frecuencia anual promedio de rayos directos a la estructura.
5) Si No es -mayor o igual- a Nd (de tabla 1), entonces el sistema de pararrayos es necesario. En caso contrario, es opcional.
El mapa de intensidad de tormentas eléctricas ha permitido adoptar medidas para reducir las fallas de transmisión y distribución de
energía eléctrica.
Un rayo es una descarga electrostática natural muy poderosa, que se produce durante una tormenta eléctrica que genera un “pulso
electromagnético”. La descarga eléctrica que se precipita del rayo se acompaña de una emisión de luz y de sonido. La luz, conocida
como relámpago, se origina por el paso de corriente eléctrica que ioniza las moléculas de aire, y el sonido, conocido como trueno, se
desarrolla por la onda de choque. El rayo puede cruzar kilómetros de distancia y se origina en un tipo de nube llamada cumulonimbus
o nube de tormenta.
Por la forma en la que circulan, los rayos se pueden clasificar en tres tipos: los que circulan de las nubes a la tierra, los que viajan de la
tierra hacia las nubes y los que circulan entre nubes. El impacto de un rayo provoca destrucción. Cuando se impacta con una
instalación en la que hay materiales combustibles se pueden producir importantes incendios. Cuando un rayo impacta una instalación,
éste siempre buscará el camino a tierra de más baja impedancia y por él circulará hasta tierra. Si el conductor tiene algún equipo
eléctrico conectado y es atravesado por esa corriente, muy probablemente será destruido. Las instalaciones eléctricas y electrónicas son
afectadas por los rayos aun cuando el impacto no sea directo, pues la inducción electromagnética genera sobrevoltajes en ellos en una
región de hasta 2 km a la redonda del punto de impacto del rayo.
En la actualidad, equipos como teléfonos, máquinas de fax, computadoras, servidores y redes son elementos mínimos de la operación
de cualquier empresa, e incluso los actuales edificios inteligentes con amplios y complejos sistemas de automatización se encuentran
ya íntimamente asociados con los procesos productivos. Es indispensable garantizar su funcionamiento en todo momento, aun durante
tormentas eléctricas, por lo cual la protección contra rayos y sobtretensiones es esencial.
La cantidad de rayos que la NASA ha establecido como la media mundial es de seis por kilómetro cuadrado al año; sin embargo,
resaltan algunos casos, como el de la villa de Kifuka, en la República del Congo, donde se ha registrado un promedio de 158 rayos por
kilómetro cuadrado al año.
En México, también tenemos a nuestra disposición un mapa de Nivel Isoceráunico, en el cual se especifica el promedio anual de
densidad de rayos a tierra, el cual fue realizado en conjunto por la CFE y el IIE, con datos recabados de 1983 a 1993. Este mapa revela
que hay estados en los que se alcanza una incidencia de hasta 9 rayos por kilómetro cuadrado al año, lo que los coloca por arriba de la
media mundial establecida por la NASA.
Algunos de los estados con mayor registro de rayos por kilómetro cuadrado en nuestro país son Campeche, Chiapas, Distrito Federal,
Guerrero, Estado de México, Michoacán, Morelos, Tabasco y Yucatán. Frente a este escenario, en nuestro país es preponderante
establecer medidas de protección contra los efectos que esta fuerza de la naturaleza tiene sobre las actividades humanas.
De acuerdo con el boletín electrónico Brújula de Compra, de la Profeco, las fallas eléctricas que se presentan con mayor frecuencia en
nuestro país se producen debido a picos de voltaje (aumento drástico e instantáneo, principalmente producidos por un rayo),
variaciones de voltaje (altas o bajas en la red de suministro de energía) y apagones (pérdida total de la energía, causada normalmente
por sobredemanda a la red de distribución o rayos).
A partir del estudio realizado para establecer el mapa de intensidad de tormentas eléctricas, se logró conocer el desarrollo del
fenómeno del rayo en nuestro país y por consecuencia adoptar medidas que permitieran reducir las fallas en la transmisión y
distribución de energía eléctrica.
A lo largo de los años, se ha realizado diversos ajustes a los diseños y líneas de transmisión eléctrica; entre ellos, uno de los más
destacados –realizado también a mediados de 1990– fue la definición de una metodología para instalar pararrayos de manera selectiva,
conforme a la información de la intensidad de las tormentas eléctricas y la estadística de operación de las líneas. Con esto, fue posible
reducir a la mitad o hasta un tercio la incidencia de fallas en líneas que continuaban siendo problemáticas, haciendo evidente la utilidad
de estos sistemas para controlar y reducir los daños producidos por las sobretensiones transitorias originadas por rayos.
Los daños generalmente ocasionados por rayos y sobretensiones van desde incendios, daños en los equipos, pérdidas de información,
daños en equipos médicos de alta tecnología, daños a los equipos y sistemas de instrumentación en el control de procesos, centrales
telefónicas, equipos de seguridad, como centrales de incendio, robo y atraco, sistemas de CCTV y control de acceso, hasta importantes
pérdidas de producción. Por ello es innegable el importante impacto del fenómeno en la operación de toda clase de negocios y casas
habitación, ya que constituye una de las principales causas de daños a los aparatos eléctricos y electrónicos, además del inminente
riesgo que representa para las personas alguna de las consecuencias de estos daños.
La protección externa contra rayos por sí sola no garantiza una protección completa, ya que, si bien protege contra incendios y otros
daños en los edificios, no puede impedir que la energía destructiva de un rayo en las proximidades de una construcción penetre en la
instalación a través de cables y conductores, ocasionando deterioro o destrucción de equipos eléctricos y electrónicos. Aun cuando la
corriente de rayo no incida directamente en las instalaciones, la inducción electromagnética ocasionada por un rayo que cae en las
proximidades (hasta una distancia aproximada de 2 km) puede ocasionar sobretensiones. Otra de las causas frecuentes de falla en
aparatos electrónicos y sistemas informáticos es la variación de voltaje en las redes de energía, por fortuna también es posible proveer
protección contra esta forma de sobretensiones.
Esta última es particularmente relevante, ya que establece específicamente la instalación de un “Sistema integral de protección contra
tormentas eléctricas para reducir el riesgo de daño para las personas, seres vivos, estructuras, edificios y su contenido”. De acuerdo con
la NMX-J-549-ANCE-2005, es indispensable que en estructuras y edificios de uso común, estructuras y edificios con riesgo de fuego y
explosión, estructuras y edificios con equipo sensible y de cualquier altura, o bien, torres de telecomunicaciones con equipos y antenas
asociadas se cuenten con tres elementos fundamentales: 1) Valoración de Riesgo; 2) Diseño de Sistema Externo de Protección contra
Tormentas Eléctricas (SEPTE); 3) Diseño de Sistema Interno de Protección contra Tormentas Eléctricas (SIPTE).
Afortunadamente, en la actualidad, gracias a la inversión en investigación y desarrollo de algunas empresas, es posible crear sistemas
de protección efectivos y seguros para instalaciones y sistemas contra los efectos de las descargas de rayo y sobretensiones de muy
distinto origen. Cuando se habla de proteger, no sólo los activos de una empresa, sino al personal que en ella trabaja, se habla en
realidad del convencimiento de contar con una cultura de prevención; por ello, es importante recurrir a asesoría especializada, que
considere tanto el diseño, como la instalación de sistemas de protección de última tecnología y alta calidad contra rayos.
Es importante que los dispositivos que se ofrezcan cumplan con pruebas y estándares internacionales, para poder ser comparables en el
costo-beneficio de las aplicaciones, así como ser manufacturados bajo sistemas certificados de calidad.
Considere que estará invirtiendo en la seguridad de sus bienes y propiedades, así como en la continuidad de su operación al proteger
sus instalaciones contra los riesgos y daños causados por la electricidad de las tormentas y contra los riesgos derivados de la corriente
eléctrica, por lo que la orientación que requiere de parte de cualquier proveedor debe fundamentarse en las más altas exigencias en el
desarrollo y evolución de los productos que le ofrezcan, los cuales deberán estar siempre acuerdo con el más reciente estado de la
técnica.
Con la creciente incidencia de tormentas eléctricas en los últimos años, la cultura de prevención con el objetivo de proteger vidas y
activos materiales de los daños causados por los rayos y sobretensiones en las instalaciones de todo tipo deberá de cobrar mayor
relevancia en México y en el mundo.