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“Año del Buen Servicio al Ciudadano”

ESCUELA PROFESIONAL DE CIENCIAS CONTABLES Y FINANCIERAS

CIENCIAS EMPRESARIALES Y EDUCACIÓN

ASIGNATURA: Psicología
TEMA: Actitudes
DOCENTE: Roxana Masías Figueroa
ALUMNOS:
 Paul Ferrazi Tunquipa
 Eva Saylana Salas Ojeda
 Alex Pinares Loaiza
 Marina Huamani Chino
 Lussibed Yañac Quispe
 Ana Paola Aquino Castillo
 Casandra
CICLO: I
TURNO: Tarde

Cusco-Perú
2017
Introducción:
Habitualmente, las personas toman decisiones y realizan elecciones acerca de un sinfín de
temas, por ejemplo, a qué partido votar, si acudir o no a una manifestación a favor de los
matrimonios gays, decidir sobre distintas marcas de ropa, cantantes u opciones musicales a
la hora de comprar o, finalmente, optar por salir o no a cenar con determinadas personas.
Estos comportamientos tienen un punto en común, todos ellos reflejan las valoraciones que
las personas poseen sobre las distintas cuestiones mencionadas. A dichas valoraciones se
las conoce con el nombre de actitudes. Así, por ejemplo, se podría decir que una persona
que está a favor de la eutanasia tiene una actitud positiva con respecto a este asunto,
mientras que otra que no está de acuerdo con esta práctica social diríamos que tiene una
actitud negativa. El estudio de las actitudes resulta muy relevante para la comprensión de la
conducta social humana por diversas razones, algunas de las cuales se mencionan a
continuación. En primer lugar, las actitudes son relevantes a la hora de adquirir nuevos
conocimientos ya que las personas asimilan y relacionan la información que reciben del
mundo en torno a dimensiones evaluativas. Segundo, las actitudes desempeñan una serie
de funciones imprescindibles a la hora de buscar, procesar y responder, no sólo a la
información sobre el entorno, sino también a la relacionada con uno mismo. En tercer lugar,
las actitudes guardan una estrecha relación con nuestra conducta y, por tanto, el mayor y
mejor conocimiento de las actitudes permitirá realizar predicciones más exactas sobre la
conducta social humana y sobre sus cambios. Es decir, las actitudes influyen sobre la forma
en que piensan y actúan las personas. En cuarto lugar, las actitudes permiten conectar el
contexto social en el que vivimos con la conducta individual o, dicho de otro modo, nuestras
actitudes reflejan la interiorización de los valores, normas y preferencias que rigen en los
grupos y organizaciones a los que pertenecemos. De hecho, distintos grupos sociales
pueden ser distinguidos entre sí por las actitudes diferenciales que hacia determinadas
cuestiones o asuntos comparten los individuos que los forman. En quinto lugar, cambios en
las actitudes de las personas pueden cambiar el contexto. Si las actitudes de un gran
número de personas cambian, posiblemente las normas sociales puedan cambiar también.
Por ello, el estudio de cómo se adquieren y modifican las actitudes resulta esencial para
comprender las bases de posibles cambios más amplios. Por último, la investigación sobre
las actitudes permite conectar áreas de investigación tradicionalmente dispersas. Por
ejemplo, el estudio del prejuicio hacia grupos minoritarios puede enfocarse como el estudio
de las actitudes, generalmente negativas, hacia estos grupos. De la misma forma, el estudio
de la autoestima puede definirse como el estudio de las actitudes que mantenemos hacia
nosotros mismos.
Actitudes:

Son formas habituales de pensar, sentir y comportarse de acuerdo a un sistema de


valores que se va configurando a lo largo de la vida a través de las experiencias de vida y
educación recibida. De acuerdo a Alcántara (1992), las actitudes son el sistema
fundamental por el cual el ser humano determina su relación y conducta con el medio
ambiente. Son disposiciones para actuar de acuerdo o en desacuerdo respecto a un
planteamiento, persona, evento o situación específica; dicha de la vida cotidiana.
Las actitudes están constituidas por elementos cognitivos, afectivos y conativos, que de
manera integrada o interdependiente contribuyen a que la gente reaccione de una manera
específica.

Características de las actitudes


 Las actitudes son adquiridas, son el resultado de las experiencias y del aprendizaje que
el individuo ha obtenido a lo largo de su historia de vida, que contribuye a que denote una
tendencia a responder de determinada manera y no de otra.
 Las actitudes son de naturaleza dinámica, es decir, pueden ser flexibles y susceptibles
a cambio, especialmente si tienen impacto en el contexto en el que se presenta la
conducta.
 Las actitudes son impulsoras del comportamiento, son la tendencia a responder o a actuar
a partir de los múltiples estímulos del ambiente.
 Las actitudes son transferibles, es decir, con una actitud se puede responder a múltiples y
diferentes situaciones del ambiente.
Componentes de la actitud
Rodríguez Aroldo distingue tres componentes de las actitudes:
 Componente cognoscitivo: para que exista una actitud, es necesario que exista
también una representación cognoscitiva del objeto. Está formada por las
percepciones y creencias hacia un objeto, así como por la información que
tenemos sobre un objeto. En este caso se habla de modelos actitudinales de
expectativa por valor, sobre todo en referencia a los estudios de Fishbein y Ajzen.
Los objetos no conocidos o sobre los que no se posee información no pueden
generar actitudes. La representación cognoscitiva puede ser vaga o errónea, en el
primer caso el afecto relacionado con el objeto tenderá a ser poco intenso; cuando
sea errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto.
 Componente afectivo: es el sentimiento en favor o en contra de un objeto social.
Es el componente más característico de las actitudes. Aquí radica la diferencia
principal con las creencias y las opiniones que se caracterizan por su componente
cognoscitivo.

 Componente conductual: es la tendencia a reaccionar hacia los objetos de una


determinada manera. Es el componente activo de la actitud.

Adquisición de las actitudes


No son innatas, hay tres formas de adquisición:
 1. A través de la experiencia directa, con un objeto, persona o situación.
 2. Mediante la objetivación de los efectos de un estímulo.
 3. Como consecuencia de las comunicaciones que constantemente están
describiendo las características, atributos o cualidades. Valoraciones positivas,
negativas, por ejemplo, fomentan actitudes en la publicidad.
F. H. Allport: “Una actitud es una disposición mental y neurológica, que se organiza a
partir de la experiencia y que ejerce una influencia directriz o dinámica sobre las
reacciones del individuo respecto de todos los objetos y a todas las situaciones que les
corresponden”.
R. H. Fazio & D. R. Roskos-Ewoldsen: “Las actitudes son asociaciones entre objetos
actitudinales (prácticamente cualquier aspecto del mundo social) y las evaluaciones de
esos objetos”.
C. M. Judd: “Las actitudes son evaluaciones duraderas de diversos aspectos del mundo
social, evaluaciones que se almacenan en la memoria”.
Kimball Young: “Se puede definir una actitud como la tendencia o predisposición
aprendida, más o menos generalizada y de tono afectivo, a responder de un modo
bastante persistente y característico, por lo común positiva o negativamente (a favor o en
contra), con referencia a una situación, idea, valor, objeto o clase de objetos materiales, o
a una persona o grupo de personas”.
R.Jeffress: "La actitud es nuestra respuesta emocional y mental a las circunstancias de la
vida"
Tipos de actitudes:
Existen muchas clasificaciones. Dos clasificaciones básicas son:
Actitud positiva:
Es aquella que caracteriza a las personas que hacen un esfuerzo por ver lo bueno en
prácticamente todo y mantienen un excelente optimismo a pesar de experimentar algunas
dificultades. La actitud mental positiva es contagiosa y las personas que la poseen, no
solo se quedan hablando cosas maravillosas, sino que actúan con determinación para
lograr los objetivos. La actitud positiva implica mucha disciplina y una marcada tendencia
al trabajo inmediato que permita superar problemas.
Actitud Negativa:
Son las personas que comienzan a observar todo con un gran pesimismo y aunque
muchas cosas estén bien, se enfocarán específicamente en lo poco que salió mal y lo
engrandecerán, suponiendo que es una gran catástrofe. La gente con actitud negativa le
resulta difícil una claridad mental, porque están nublados por su pesimismo y la
expectativa de que las cosas saldrán mal. Este tipo de actitud también es contagiosa y
una persona con actitud negativa a cargo de un proyecto es altamente probable que
fracase, porque aparte de los problemas cotidianos, creará muchos más haciendo las
labores más complejas de lo normal.
Respecto a la iniciativa en el trabajo se da la siguiente clasificación:
Actitud proactiva:
Se dice que una persona es proactiva cuando hace un esfuerzo adicional por buscar
nuevas formas, estrategias y la creatividad para lograr el objetivo. La gente proactiva se
mentaliza en asegurar los resultados y se dicen a sí mismas “haré todo lo necesario para
alcanzar este objetivo”. Y sus acciones demuestran un alto compromiso mucho más allá
del convencional. Una forma de adquirir esa actitud proactiva es utilizando el programa de
audios subliminales YO SOY UN TRIUNFADOR, donde las frases positivas que
escucharás transformarán por completo tu personalidad, te darán la suficiente claridad
mental para tomar decisiones con sabiduría, aumentarán tu motivación para que te
entregues con disciplina a tus objetivos, impregnarán tu mente de ideas positivas y
sentirás la inspiración y autoconfianza para cumplir cada uno de tus sueños. Utiliza a
diario estos efectivos audios subliminales y sentirás una fuerza interior muy poderosa que
te guiará al éxito, plenitud y total realización personal.
Actitud reactiva:
Son las personas que pueden ejecutar los trabajos, pero siempre están esperando los
medios adecuados y al menor obstáculo se paralizan y usarán la frase “no disponía de los
recursos”. Las personas reactivas esperan cambios en el entorno y las circunstancias
para actuar, lo cual es una limitante para cumplir diversas metas personales o en las
organizaciones, también se asocia la reactividad con una actitud negativa y conformista.
Las empresas competitivas de hoy en día exigen personas con actitud proactiva y los
grupos auto dirigidos, donde se puedan tomar decisiones para redefinir estrategias,
optimizar los recursos y comprometerse con alcanzar los objetivos en medio de diversas
circunstancias.
Una clasificación general del tipo de actitud es la siguiente:
Actitud emotiva:
Está vinculada al uso de las emociones y puede observarse en el amor, la amistad y
también en los proyectos que conllevan una motivación interna. Por ejemplo una persona
puede disfrutar un proyecto de capacitación, porque enseñar es una de las tareas que
más le apasiona y este es un requisito fundamental para triunfar en un proyecto. También
hay que ser cuidadoso con la actitud emotiva, porque muchas personas se dejan llevar
por su mente emocional, pero cuando se dan cuenta del nivel de responsabilidad y
espíritu de lucha que exige una meta, quizás se vayan desanimando en el camino y
terminen por desistir. Así que la parte emotiva es muy buena, pero también hay que
analizar los procesos y adquirir el compromiso de completar las tareas, hasta alcanzar las
metas. A través de una herramienta especializada como el SOFTWARE DE LA
AUTOSUGESTIÓN MENTAL es posible lograr un cambio radical en los patrones de
conducta, porque a partir del poder de las palabras es posible adquirir la mentalidad
ganadora que lleve al cumplimiento de cualquier objetivo. Con el uso de este software,
podrás mejorar diferentes aspectos de tu vida, incluidos aquellos deseos que parecen
imposibles, porque aquí comenzarás a usar de forma dinámica el poder de tu mente para
crear las experiencias que te den mayores satisfacciones. Este software funciona con
cientos de decretos estupendos de superación personal y su función más importante es
modificar tu diálogo interno, cuando eres capaz de sostener una idea de cambio en tu
mente, entonces tu mundo se transformará, así que con esta aplicación conocerás los
fundamentos del poder personal.
Actitud desinteresada:
Es cuando una persona se centra en el beneficio que puede obtener otra gente.
Estrictamente hablando es bastante difícil tener una actitud completamente
desinteresada, porque aún en las obras altruistas, las personas las realizan para
satisfacer un deseo, porque existe un valor o razón que les dice que está bien proceder
de esa forma.
Actitud interesada:
Es aquella actitud que se basa en llenar las necesidades individuales, es normal. Solo que
esta actitud debe ser usada con cuidado, evitar que se demuestre que los demás son tan
solo objetos que sirven para cumplir un propósito. En el afán de cumplir diversas metas
personales, siempre hay que demostrar interés en las relaciones que permitirán beneficios
y convergencia de expectativas.
Actitud manipuladora:
Es una actitud bastante común. Bajo este principio funcionan una gran cantidad de
agrupaciones, las personas se sienten amenazadas si no se siguen ciertos lineamientos,
se usa una manipulación emocional, donde la gente considera que tiene mucho que
perder si se sale de lo establecido. Si deseas encontrar el camino de LA LIBERTAD
(Estupendo Ebook que te muestra los grandes secretos de tu autopoder) absoluta tienes
que estar muy atento a la actitud manipuladora, porque abunda por todos lados, hay
quienes luchan por convencerte de la existencia de una realidad globalizada, cuando la
verdad es que la realidad es una experiencia individual y cuando despiertas a tu
conciencia ilimitada, entonces encuentras tu libertad.
Actitud integradora:
Es una actitud que busca mutuos beneficios y un bien común. Es típico en las buenas
negociaciones y los diferentes intercambios satisfactorios que se dan en la vida. Si
siempre piensas en ganar tu parte y que los demás también puedan hacerlo, entonces te
vas a considerar alguien con una excelente actitud. Darás inspiración a los demás y
tendrás motivos más fuertes para hacer tu trabajo con eficiencia.
FORMACIÓN DE LAS ACTITUDES
Se pueden distinguir dos tipos de teorías sobre la formación de las actitudes, estas son: la
teoría del aprendizaje y la teoría de la consistencia cognitiva.
Teoría del aprendizaje: esta teoría se basa en que al aprender recibimos nuevos
conocimientos de los cuales intentamos desarrollar unas ideas, unos sentimientos, y unas
conductas asociadas a estos aprendizajes. El aprendizaje de estas actitudes puede ser
reforzado mediante experiencias agradables.
Teoría de la consistencia cognitiva: esta teoría se basa o consiste en el aprendizaje de
nuevas actitudes relacionando la nueva información con alguna otra información que ya
se conocía, así tratamos de desarrollar ideas o actitudes compatibles entre sí.
Teoría de la disonancia cognitiva: esta teoría se creó en 1962 por Leon Festinger,
consiste en hacernos creer a nosotros mismos y a nuestro conocimiento que algo no nos
perjudica pero sabiendo en realidad lo que nos puede pasar si se siguiese manteniendo
esta actitud, tras haber realizado una prueba y fracasar en el intento. Esto nos puede
provocar un conflicto, porque tomamos dos actitudes incompatibles entre sí que nosotros
mismos intentamos evitar de manera refleja. Esto nos impulsa a construir nuevas
actitudes o a cambiar las actitudes ya existentes.
EJEMPLOS DE CADA TEORÍA
Teoría del aprendizaje: al aprender nuevos conocimientos sobre la sexualidad, se intenta
recoger toda la información posible para poder realizar un cambio en nuestra conducta,
partiendo de la nueva información adquirida.
Teoría de la consistencia cognitiva: al estudiar algo nuevo, intentamos memorizarlo
mediante la relación de lo que vamos a aprender con lo que ya sabemos, esto nos llevará
a que a la hora de acordarte de lo nuevo memorizado te será más fácil recordarlo.
Teoría de la disonancia cognitiva: normalmente las personas que consumen drogas
tienen constancia de lo que se hacen a ellos mismos pero sin embargo las siguen
consumiendo, debido a que se hacen creer que el placer que les produce tomarlas
compensa lo que en un futuro les ocurrirá.

Funciones de las Actitudes:


Clásicamente se ha planteado que las actitudes cumplen funciones, es decir, llenan
necesidades psicológicas. En este sentido, se han identificado cinco funciones -tal y como
se ha expuesto en el capítulo introductorio sobre el objeto de la Psicología Social- (Katz,
1960; Lippa, 1994; Oskamp, 1991; Perloff, 1993; Pratkanis y Greenwald, 1989; Stahlberg
y Frey, 1990; Igartua, 1996):
a) Función de conocimiento. Mediante las actitudes los sujetos ordenan y categorizan el
mundo de manera coherente, satisfaciendo así la necesidad de tener una imagen clara y
significativa del mundo. Las actitudes ayudan al sujeto a ordenar, entender y asimilar las
informaciones que pueden resultar complejas, ambiguas e impredecibles;
b) Función instrumental. Las actitudes permiten maximizar las recompensas y minimizar
los castigos, satisfaciendo una necesidad hedónica. Así, las actitudes ayudan a las
personas a lograr objetivos deseados y evitar aquellos que no se desean;
c) Función ego-defensiva. La actitud permite afrontar las emociones negativas hacia sí
mismo, externalizando ciertos atributos o denegándolos. Las actitudes ayudan a proteger
la autoestima y a evitar los conflictos internos -inseguridad, ansiedad, culpa-;
d) Función valórico-expresiva o de expresión de valores. Las actitudes permiten
expresar valores importantes para la identidad o el auto-concepto. Las personas a través
de sus actitudes pueden expresar tendencias, ideales y sistemas normativos; y,
e) Función de adaptación o ajuste social. Las actitudes permiten integrarse en ciertos
grupos y recibir aprobación social. Las actitudes pueden ayudar a cimentar las relaciones
con las personas o grupos que se consideran importantes, es decir, permiten al sujeto
estar adaptado a su entorno social -ser bien vistos, aceptados, etc.

Cada actitud no siempre cumple una única función. Es más, en ocasiones una actitud
puede estar cumpliendo varias funciones y/o diferentes personas pueden adoptar
una actitud similar apoyándose en diferentes funcionalidades. Pongamos un
ejemplo. Una actitud muy negativa hacia el SIDA:
a) podría servir para categorizar el SIDA Capítulo 10: Actitudes: Definición, Medición
y Modelos de la Acción Razonada y Planificada 5 como una enfermedad grave que
hay que evitar -función de conocimiento.
b) la expresión de rechazo hacia el SIDA permitiría ser aceptado por un medio
político y religiosamente conservador -función de ajuste social.
c) podría potenciar la realización de una conducta de prevención para minimizar la
posibilidad de verse personalmente contagiado -función instrumental.
d) este rechazo podría además servir para expresar la adhesión a los valores
religiosos morales relativos a la monogamia, la sexualidad heterosexual y el
autocontrol sexual -función valórico-expresiva.
e) la proyección del riesgo al contagio sobre los promiscuos y los desviantes
permitiría enfrentar y denegar la ansiedad al no percibirse el sujeto de tal forma -
función ego-defensiva.
PROPIEDADES DE LAS ACTITUDES
Las principales propiedades que caracterizan a las actitudes son su
accesibilidad, fuerza, ambivalencia y el grado de conciencia que se tenga de
ellas (explícitas versus implícitas). A continuación se describe cada una de
estas propiedades.

a) Accesibilidad y fuerza de las actitudes


La accesibilidad se refiere a la facilidad con la que una actitud puede ser
recuperada de la memoria, y uno de sus indicadores es la velocidad con la
que la actitud es recordada o activada.
La accesibilidad va a influir en la interpretación que las personas hagan de la
realidad, así como en el comportamiento, de manera que cuanto más
accesible sea una actitud, con mayor intensidad influirá en el
comportamiento.
Otro de los factores que va a influir en que una actitud sea más o menos
fuerte es el consenso social; es decir, mi actitud será más fuerte si creo que
la mayoría de la gente piensa como yo.
b) La ambivalencia actitudinal
Si bien la estructura que da origen a una determinada actitud es la
integración de las evaluaciones basadas en uno dos o tres de sus
componentes (cognitivo. afectivo y comportamental), las evaluaciones de
cada uno de estos componentes pueden no ser consistentes entre sí.
La ambivalencia puede darse no sólo por la inconsistencia entre uno o más
de los componentes de la actitud (por ejemplo, entre lo que pensamos sobre
algo y nuestro comportamiento en relación con ello), sino por hacer al mismo
tiempo evaluaciones contradictorias sobre un único objeto de actitud.
Otra forma de intentar restablecer la consistencia consiste en buscar y
examinar detenidamente información adicional sobre el objeto de la
discrepancia.
c) Actitudes explícitas versus implícitas
A menudo podemos expresar de forma consciente y reflexiva cuáles son
nuestras actitudes, así como las consecuencias que tienen sobre nuestros
comportamientos y/o afectos. A estas actitudes se las denomina actitudes
explícitas. Sin embargo, muchas otras veces algunas actitudes se activan de
forma automática e inconsciente. A este tipo de actitudes se las denomina
implícitas precisamente porque las personas no son capaces de
identificarlas.

Resumen:
Las actitudes tienen que ver con los juicios evaluativos que realizan las
personas en las dimensiones de bueno-malo, o positivo-negativo. La
evaluación de los estímulos del entorno nos permite reconocerlos y saber
cómo comportarnos en relación con ellos. Por ejemplo, nos acercamos a lo
que nos gusta y evitamos lo que no nos gusta. Como consecuencia, las
actitudes juegan un papel fundamental a la hora de dirigir la atención, los
pensamientos y las conductas de las personas y contribuyen a satisfacer las
necesidades psicológicas fundamentales de los humanos: tener
conocimiento y control sobre el entorno, mantener cierto equilibrio y sentido
interno, ser aceptados por los demás y sentirnos bien con nosotros mismos.
Aunque existen diferencias individuales y culturales, todo el mundo tiende a
juzgar los estímulos del entorno en dimensiones evaluativas. De hecho, en
cuanto somos expuestos o evocamos cualquier estí- mulo, solemos
responder de forma actitudinal. Las actitudes se pueden formar en ese
mismo momento y mantenerse posteriormente a través de multitud de
mecanismos psicológicos. En algunos casos, las actitudes se forman a partir
de las creencias de la persona en relación con el objeto de actitud, creencias
que pueden variar en contenido (por ejemplo, deseabilidad, probabilidad,
expectativas) y en su validez (por ejemplo, algunas creencias se mantienen
con más seguridad que otras). En otros casos, las actitudes se forman a
través de procesos sencillos basados, por ejemplo, en la familiaridad con el
objeto (por ejemplo, mera exposición) y sus correspondientes asociaciones
con otros estímulos (por ejemplo, condicionamiento clásico). Por último, las
actitudes también se pueden adquirir a partir de la observación de nuestra
propia conducta en relación con el objeto de actitud. Nuestra forma de actuar
con el objeto de actitud nos puede informar directamente sobre nuestras
actitudes (autopercepción) o indirectamente, y entonces influye en cómo nos
sentimos (disonancia cognitiva), cómo pensamos (sesgo de búsqueda) o
cómo pensamos sobre lo que estamos pensando (autovalidación). A lo largo
del capítulo se ha visto con detalle que no todas las actitudes son iguales a la
hora de influir sobre el procesamiento de la información y la conducta. Unas
actitudes, a las que denominamos fuertes, tienen mayor probabilidad de
producir estos resultados que las llamadas actitudes débiles. En
comparación con estas últimas, las actitudes fuertes son más extremas,
accesibles, estables, resistentes y con mayor capacidad de predecir la
conducta. Además, las actitudes fuertes son menos ambivalentes y se
mantienen con una mayor confianza y seguridad que las débiles. El que las
actitudes tengan más o menos fuerza depende sobre todo de la cantidad de
pensamiento y elaboración implicada en su formación y cambio. En términos
generales, cuanto mayor es la elaboración mental, mayor será la fuerza de la
actitud. Las actitudes se pueden medir de muchas formas, desde preguntar
directamente a la persona cuánto le atrae un determinado objeto o
propuesta, hasta registrar sus comportamientos no verbales o la velocidad
con la que responden a estímulos relacionados con el objeto de actitud.
Aunque en algunos casos estas medidas puedan registrar actitudes que se
construyen momentáneamente, en la mayoría de los casos lo que se registra
son las evaluaciones asociadas de forma estable al objeto de actitud,
ubicadas en la memoria. Para ciertos modelos teóricos, estas asociaciones
pueden estar más (actitudes implícitas) o menos (actitudes explícitas)
automatizadas, constituyendo por sí mismas las actitudes. Según el Modelo
metacognitivo, estas asociaciones simplemente serían eso, asociaciones que
tiene la persona en relación con el objeto de actitud y se pueden considerar
como actitudes solamente, si la persona las reconoce como tales y les
concede la validez pertinente.
Bibliografía:
- http://www.monografias.com/trabajos82/actitudes/actitudes.shtml#ixzz4mR6wqEEs

Revista EDU-FISICA
Grupo de Investigación Edufisica
http://www.edu-fisica.com/
ISSN 2027- 453X
Periodicidad Trimestral

-Libro de Pablo Briñol, Carlos Falces y Alberto Becerra

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