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"Que la mesa sea sana, que los lujos sean desterrados"

Versos dorados. Pitágoras. s. V a. C.

El hombre y los alimentos

I- El comer. Un hecho por demás cultural y simbólico

A la Antropología como ciencia, en sus distintas especialidades y vertientes, sea social


y cultural , a la cual me adscribo, biológica o arqueológica, le interesan y hacen a su
investigación y estudio en forma por demás especial y específica los temas vinculados a
la alimentación humana y todo lo que sea vinculante a las diferentes estrategias adoptadas
por cada Cultura a fin de asegurarse su subsistencia.

También es cierto que la Antropología mira el fenómeno , lo investiga y estudia cual


hecho cultural y social y no estrictamente biológico, el alimentarse contenido dentro de
un universo simbólico que lo atraviesa y lo invade en todas sus manifestaciones y en todas
las fases del proceso según sea el modelo cultural que se observe y estudie. Incluido el
nuestro y el de nuestros tiempos en apariencias tan tecnológicos comor pragmáticos. .

No nos comemos y alimentamos con nuestros amigos ni nuestros mascotas, valga como
truculento ejemplo. Y entonces en un círculo quedaríamos encerrados en definir
culturalmente amigos, mascotas, etc. tan de amplios y de complejos son finalmente los
temas del hombre.

A decir ilustrado de Claude Levi Strauss, antropólogo social de origen francés, con
profuso trabajo de campo en Brasil y de los pensadores fundantes de la disciplina
antropológica :

"Si es bueno para pensar, es bueno para comer "

El hombre, ciertamente , en todos los tiempos , espacios y culturas piensa lo que come,
lo simboliza y lo significa.

II -Alimentos prohibidos

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Basta con revisar las diferentes religiones y nos encontraremos en la Biblia y su Antiguo
Testamento con listas muy específicas de animales potencialmente comestibles no
obstante considerados por el texto sagrado a sus fieles, como "abominables" y prohibidos
de comer. En otras religiones nos encontraremos con la condición sagrada de la vaca en
el hinduísmo, el cerdo, animal impuro para los musulmanes, los tiempos de ayunos
rituales purificadores , la prohibición absoluta de matar presente en otras religiones como
el budismo, y podríamos extendernos. No son éstos sino claros ejemplos de cuan
profundamente convive la necesidad de alimentarse con las normas culturales. Aún antes
de convertirse en alimento ya se manifiestan como en el sacrificio ritual de ganado
destinado a consumo humano tanto en el mundo judaico como en el musulmán, desde la
carne kosher para los primeros y la carne halai para los segundos.

Lo que comemos, como y cuando lo hacemos, pero también sus contrarios, lo que siendo
comestible, no lo comemos, lo que nos prohibimos, lo que tenemos instituido
culturalmente como tabú, aquellos momentos en los cuales muchas culturas entran en
ayuno jerarquizando los mandatos de su cultura por encima de su compromiso de
sobrevivencia biológica supeditada a una dieta rica en cantidad y calidad, expresan estos
ejemplos, pocos entre muchísimos, con claridad indiscutible, que nada en ellos se produce
desde necesidades biológicas, son imposiciones , mayoritariamente religiosas, por tanto
culturales.

Al momento de alimentarnos utilizamos a pleno el privilegio de la especie, nuestro


pensamiento simbólico y por tanto la maravilla de significarlos e interpretarlos, privilegio
también el de ser portadores de Cultura y de la capacidad de trasmitírselas a nuestros
descendientes. Es bueno , diría que imprescindible, tener siempre presente que la Cultura
, condición humana, todo ese todo complejo que son nuestras costumbres, nuestra
particular manera de racionalizar y pensar el mundo que vivimos, es una condición
adquirida, cada generación se la trasmite a sus descendientes, en nada intervienen en ello
los genes, no es biológica, nacemos desprovistos de ella, aún cuando ya precede y
condiciona nuestro propio nacimiento a traves de las normas culturales de
emparejamiento, casamientos concertados, tabúes reproductivos establecidos desde el
tabú del incesto, reglas de la monogamia, poligamia, poliandria, condiciones del parto
y de la propia copulación, todo pasa por lo cultural. La alimentación , los alimentos y las
formas y maneras de comer no podrían estar fuera de esto.Y no lo están.

III- ¿Cuando nos convertimos en humanos?

¡En África sin duda!

El Homo sapiens sapiens, producto de un largo viaje evolutivo de nuestros ancestros para
"bajar de los árboles", hubo de superar y con distinto éxito evolutivo las fases de
Bipedismo, Terrestrialidad, Encefalismo y Cultura, en el órden que fuere esto sucediere,
que no hay acuerdo ni unanimidad en el mundo científico en lo que hace al órden de la

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secuencia. En todas ellas , a uno u otro modo tuvieron directa participación y efecto causal
la alimentación y una vez alcanzada la etapa, efectos sobre ésta.

IV -¿Cuándo dejamos de ser cazadores recolectores?

El Homo sapiens entra en el Neolítico ya consolidado como único homínido sobreviviente


y apenas emigrado del continente africano, hace apenas unas decenas de milenios, cambio
trascendente y modificador que significó cambiar sustancialmente sus hasta allí
ancestrales entonces ancestrales estrategias de subsistencia y de la caza de animales y la
recolecta de frutos silvestres, a depender su alimentación de la domesticación de unos y
otros en su provecho.

Significó también el fin de la movilidad condicionada y funcional, no a sus caprichos


como se instaló despreciativamente en el imaginario popular, sino a la estacionalidad,
perfectamente conocida y eficientemente aprovechada de sus fuentes de recursos .
Abandona entonces su nomadismo funcional y compadecido con las leyes de la
Naturaleza, por otro en el cual sus tiempos y energías se abocan al esfuerzo de modificarla
en su provecho.

Todas la fuentes y escuelas académicas tienden a estar de acuerdo que tal fenómeno
aconteció primigeniamente en el enclave fértil del valle interior y mesopotámico a los
cauces de los ríos Eufrates y Tigris, llamado en la antiguedad Mesopotamia, hoy
perteneciente a Irak en fecha que a los efectos de este ensayo, redondearemos en 12.000
años A.c. Es en Oriente donde se han excavado y estudiado los restos arqueológicos que
se estiman como pertenecientes a los primeros asentamientos humanos permanentes.

No todos los autores coinciden en aceptar y considerar este fenómeno como un salto
adelanate de la especie. Muchos y se comparte su opinión, estiman que trajo consigo el
principio de nuevos problemas con graves consecuencias y que aún no se les ha
encontrado eficiente solución. El surgimiento de poderes al interior de las comunidades
con la aparición del excedente y por tanto la desaparición paulatina de lo igualitario.
También en el plano de la salud las enfermedades trasmisibles se transformaron en una
nueva amenaza.

En el sedentarismo, la agricultura y el pastoreo de animales domésticos el proceso de


alimentación varía sustancialmente.

Ahora los productos comestibles, se producen, circulan , se distribuyen y consumen al


interior del grupo y el excedente que resultare se guarda como reserva o se comercia con

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otros grupos a través de complejas operaciones de intercambio. El proceso implica
organización , administradores, relaciones jerárquicas y de poder.

Igualmente lo cotidiano, el quehacer y la ocupación diaria consistía defenderse de un


entorne severo, en el cual integraban la cadena trófica en doble condición de depredadores
y víctimas, sumándose la luchar primordial para obtener las proteinas y calorías
necesarias a la buena salud y capacidad de sobrevivir y reproducirse del grupo .

V- El alimento en el mundo moderno

El hombrfe es único al momento de interpretar el mundo en que vive desde un complejo


mundo de representaciones simbólicas. El alimento no queda fuera de ese contexto. Así
el hombre, conciente o no los categoriza: en comestibles o los evita, saludables o
perjudiciales, ordinarios, distinguidos, festivos, femeninos, masculinos, rituales,
sagrados, etc. Y si se percibe un diferencial de importancia entre el mundo antiguo y el
moderno, es en cuanto a la calidad de la incertidumbre: en la Antiguedad lo era la
posibilidad de no conseguirlo, en tiempos ya modernos y de seguro en los tiempos
contempóraneos la mayor de las incertidumbres se centra en no saber que es lo que
estamos comiendo. Muchas veces ni siquiera conocer el origen de los mismos. En los
expendios de alimentos, poca o ninguna es la relación de nuestros sentidos del sabor , la
vista, el gusto y el olfato con aquello que procuramos como nuestro inmediato o más o
menos próximo como fuente de energía. Consumimos productos con los cuales nuestra
relación es la de una mercadería sujeta a la disponibilidad del mercado. Lejos, muy lejos,
los tiempos de los grupos familiares como una unidad de producción y consumo.

Nos relacionamos y tomamos opciones alimentarias estimulados y ciertamente


manipulados desde campañas publicitarias manejadas de forma científica hacia objetivos
de consumo . Las ideas fuerza se apoyan en el destaque supuestas potenciales
condiciones energizantes, estimulantes, afrodisíacas, etc.

Es, sin quizás, la función de alimentarse, además de su esencialidad a lo que hace a nuestra
vida, la más generadora y dependiente de valores culturales. Hechos de nuestra vida
cotidiana lo exponen con claridad.

Es que la mayor parte de nuestra vida social se construye y realiza alrededor de lo que
llamaremos el concepto "mesa" .

Es a su alrededor , sea material y/o simbólico, que nos instalamos a festejar, sea los
diversos aniversarios culturalmente trascendentes, nuestros ritos de paso, (15 años , Bar
o Bat Mitzvah judío, las celebraciones musulmanas, hindúes y en general de todas las
religiones ) matrimonios, confirmaciones confesionales, personales y profesionales,
rituales fúnebres y muchos otros.

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Es asunto asumido desde la realidad, dentro de sistemas globales y universales de
economía de mercado el hecho de ser los alimentos una mercadería más, cuya producción,
circulación y distribución a través de distintas formas de comercio, representan cifras de
dineros y de poder inconmensurables sujetos con mano férrea a las leyes del mercado y
la regulación de su precio según expresión contundente de Adán Smith " a la mano
invisible del mismo".

También es tema asumido que son difíciles cuanto no imposible salvar los obstáculos
para salir de este sistema, al que hemos tomado desde el acostumbramiento, en el único
posible y el producir , distribuir y consumir alimentos en forma social , igualitaria y
comunitaria, como utópico. Todo pasa por la Cultura y ésta necesita de sus tiempos largos
en sus cambios.

VI -Mauss y el ensayo sobre el don

Marcel Mauss, pensador y antroólogo frances, discípulo y sobreino de Durkheim


desarrolló su teoría acerca de la forma en lo que los bienes circulaban al interior de toda
sociedad, el alimento uno de ellos, esencial al sobrevivir humano y motivo principal de
esta conversación, haciéndolo ésto dentro de un circuito básico, inapelable e inmutable
de retorno en una cadena de acontecimientos de Dar, Recibir y Devolver , fenómeno que
llamó del Don, y que la escuela sajona denominó the gift (el regalo). No es espacio éste
para profundizar en el tema, aunque si lo vemos presente y vinculado a costumbres
culturales ancestrales algunas , otras simplemente antiguas y caídas en desuso y éstas
últimas muy próximas aún en el tiempo en lo que hace a las que trajeran los flujos de
inmigrantes a estas tierras, razón por la cual el buen decir erudito de Darcy
Ribeiro prestigioso antropólogo social brasileño de destacada labor en sus tiempos de
exilio en Uruguay quién por tal razón nos ubicara junto a otros de América del Sur
como "Pueblos transplantados" y que aún se reflejaba en las primeras décadas del s.XX
en cualquier vecindario la costumbre de "convidar" a los vecinos próximos o de "puerta"
como se les llamaba, en ocasión de procesar algún plato especial. Luego, era de esperar
y tenido por hecho, que dicho plato no regresaría vacío. En el mismo trabajo Mauss,
declara su total rechazo a todo tipo de caridad "por ser ésta ofensiva para quien la recibe",
decía.

El comer todos, todos los días, obligación social antes que moral, intrínsica a la condición
humana, ha dejado de ser lo común , para construirse desde los niveles preocupantes con
los que el hambre azota la població del planeta, en un hecho extraordinario.

VII - Ritos de comensalidad

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