Sei sulla pagina 1di 125

Psicoanálisis: pasado,

presente y futuro

Por Rudy*

Intro ma non troppo dó una caída infantil, y al, repitió, o puede


haber anticipado una caída que en realidad
Si queremos analizar al psicoanálisis, sin ser
tendrá lugar dentro de dos semanas. O que
redundantes, debemos comenzar por ubi-
el paciente efectivamente cayó, y ayer, pero
carlo en el tiempo, que no es lo mismo que
el “me” nos puede llevar a que se cayó imi-
cronificarlo en el espacio, pero son dos im-
tando a una oveja (meee), o al Me-sías (al
posibles. Cuando un paciente viene y nos
que estaba esperando mientras se cayó), o
dice: “ayer me caí” y le preguntamos “¿y a
que el “me” oculta otra palabra mucho más
usted qué le parece?” y él nos dice: “me pa-
relacionada con la represión sexual (“caí, co-
rece que me caí”, y uno le dice “en realidad
mo opuesto a levanté, ayer no me levanté,
a usted no le parece que se cayó, usted se
cayó de verdad, y le parece otra cosa pero ayer no se me levantó, ayer no se me paró”,
no me la quiere decir por pura resistencia, y acá mejor lo paramos, al discurso, ojo, pa-
nomás”, estamos interpretando un error. ra no caer, valga la redundancia, en un aná-
Perdón, ¡estamos interpretando un horror, lisis silvestre, salvaje, o selvático, depende el
muy mal! paisaje de cada uno)

Cierto es que el paciente puede no ha- Decíamos entonces, o decimos ahora,


berse caído, quizás se cayó el resto del mun- que es importante ubicar al psicoanálisis en
do y así como antes creíamos que el sol gira- el tiempo. Pero resulta que el tiempo no es
ba alrededor de la Tierra, por puro narcisis- uno, son tres: pasado, presente y futuro (la
mo podemos creer ahora que el que se cayó santísima eternidad, podrías llamarse). En-
fue yo, fui Él, fue Ello. O que puede haberse tonces ubicaremos al psicoanálisis en cada
caído, pero no ayer, ayer simplemente recor- uno de esos tres

* Humorista y psicoanalista

120
Dossier Humor y Psicoanálisis Rudy

Pasado: la religión consultorio, le manda un diluvio de 40 días


o lo trasforma en estatua de sal, se queda-
No hay que ir muy lejos para entender que ría sin casos.
de todo aquello que hoy en día se ocupa el
psicoanálisis, antes se ocupaba la religión. Porque al ser ‘uno’ y ‘trino’ sería freudia-
Para quienes quieran discutir este punto, no no, kleiniano y lacaniano a la vez, y enton-
tenemos mucho tiempo (ya que time is mo- ces no lo aceptarían en ninguna institución.
ney y no tenemos mucho dinero). Pero si
aceptan que durante mucho tiempo las re- Porque los que no se pudieran curar
ligiones se ocupaban absolutamente de to- irían al infierno.
do, de decir cómo uno tenía que vivir y có- Porque no se hablaría de Yo, Ello y Su-
mo morir, y de dónde venía y adónde iba, y peryo, sino de Él.
a quién tenía que amar, a quién odiar y a
quién matar, y qué aprender, y qué olvidar, Porque hablaría en hebreo antiguo, ara-
y sobre todo, con quién no acostarse, será meo o latín, que no se entienden; y no en
obvio que lo que hoy en día se ve con el lacanés.
analista, durante milenios, lo decidía Dios.
No se lo puede nombrar en vano, lo que
Ahora bien, Dios ¿puede ser psicoanalis- limita la transferencia.
ta? Personalmente opino que no:
Porque sus pacientes se podrían enterar
Porque, al ‘ser’ Dios, no tiene posibilida- de demasiados datos sobre su vida leyendo
des de ‘creerse‘ Dios. la Biblia, lo que atentaría contra la absti-
nencia del analista.
Porque al saber todo (ser omnisciente) no
puede ocupar el lugar del supuesto saber. Porque sus pacientes esperarían milagros.

Porque no tendría con quien supervisar Porque en 6 días se podrá crear el mundo,
sus casos (¿quién se anima?). pero no alcanzan para curar a un neurótico.

Porque al no tener una forma concreta, Creo que de esta manera podemos dar
es difícil para los pacientes identificarlo con por zanjado el tema. O por abierto, que no
su padre-madre-tía-perro, etc. es lo mismo, sino lo contrario. Que es lo mis-
mo, en el inconsciente, a veces.
Porque un buen analista no usa ‘manda-
mientos’ sino señalamientos.

Porque en el psicoanálisis los pacientes Psicoanálisis y presente:


se acuestan en el diván para hablar con su la informática
analista, no se arrodillan y juntan las ma-
nos, ni se necesitan al menos diez pacientes, Si en el pasado todo fue religión, en el presen-
como en el judaísmo, para una sesión. te todo es computación. La vía regia de acce-
so al inconsciente es “Incternet”, no hay más
Porque si cada vez que un paciente se supervisores, sino “servers” uno no es neuró-
tienta y transgrede el encuadre lo echa del tico, sino que “le entró un virus”, y así.

121
Rudy Humor y Psicoanálisis Dossier

Y ya que de virus hablamos, que es el como por las que no viene, para que el tra-
verdadero motor de la angustia actual, revi- tamiento sea efectivo.
semos este concepto. Antiguamente los vi-
rus no tenían nada que ver con el psicoaná- “Virus Ford-da”: conocido en la Argen-
lisis, aunque se los relacionaba con una ba- tina y Uruguay como “Notá-acatá” ¿Cómo
ja en las defensas del organismo y del yo. actúa este virus? Muy simple: un mensaje,
Pero desde que los psicoanalistas usan com- un mail, lo que sea, de golpe está, de golpe
putadoras, se han descrito varios vinculados no está más, luego vuelve a aparecer y vuel-
a la práctica clínica: ve a desaparecer, y así. Puede ser que al-
guien lo vea, y otro no, depende del obser-
Virus lacaniano: borra todas las O ma- vador más que del objeto en sí. Este virus se
yúsculas del disco duro, y atraviesa las “A”. activa en situaciones de angustia por la po-
Usted nota que algo falta, no sabe qué, pe- sibilidad de alguna pérdida, que hace que
ro algo falta. los mails “ desaparezcan”. Pero si los bus-
can en la carpeta “ elementos enviados”, se
Virus kleiniano: hay dos, el virus bue-
no, y el virus malo; el bueno rompe el disco verá que seguramente allí están, y podrá re-
duro pero luego lo repara; el malo, en cam- cuperarlos, reenviarlos y reparar la falta (de
bio, lo fragmenta en pequeños discos que respuestas).
quedan así escindidos para siempre y frente Bien, creo que el presente, está claro
a determinados programas adoptan postu-
ras esquizoparanoides.

Virus winnicotiano: se activa con los Psicoanálisis y futuro:


juegos. El analista del 2050
Virus histérico: ningún disco es lo sufi- Como del futuro no se sabe nada, tuvimos
cientemente duro para él. que convocar a un psicoanalista de esos tiem-
pos, Nahuel X Psíquemabum, para que desde
Virus fóbico: se encierra en el disco du-
esos porvenires nos explique la cuestión.
ro, y no sale nunca ni se manifiesta, por te-
Aquí esá su ponencia, escrita en el 2050:
mor a los cyberespacios abiertos (cyberago-
rafobia).

Virus obsesivo: se activa todos los días Analista del 2050


pares, a las 23hs, 40 minutos, 23 segundos,
tres décimas, preguntándole al usuario si se (Por Nahuel X. Psíquembaum)
activó a tiempo. En los tiempos anteriores a Freud era
muy difícil conseguir un psicoanalista.
Virus freudiano ortodoxo: se activa Ahora es muy difícil conseguir un paciente
seis veces a la semana, durante 50 minutos Nahuel X. Psíquembaum
exactos (salvo en febrero, que no), la com-
putadora empieza a hacer chistes, lapsus,
fallidos y nos cuenta sueños. Al técnico hay Mi tatarabuelo Karl era psicoanalista y yo
que pagarle tanto por las veces que viene soy psicoanalista. En los tiempos de Karl no

122
Dossier Humor y Psicoanálisis Rudy

existían los tatarabuelos psicoanalistas (a lo la pipa y le decían: “esto es una interpreta-


sumo el padre), y sí existían los pacientes. Lo ción, contame todos los sueños, chistes y
demás está todo más o menos igual. Uno si- síntomas que tengas”, a lo que el pobre ti-
gue estudiando en la facultad, hace grupos po respondía: “lo siento, ya me los pidieron
de estudio sobre la introducción a la intro- en la otra cuadra”. Mucha gente dejó de
ducción a la introducción al pensamiento la- frecuentar Palermo y Belgrano después de
caniano, supervisa, toma café con los cole- que intentaran analizarlas contra su volun-
gas, va a congresos, se casa con una colega tad varias veces.
de la misma escuela, se divorcia y se casa con
una colega de otra escuela o institución, tie- Tampoco faltaban los apocalípticos que
ne hijos, en fin. Lo que no tiene es pacientes. sostenían que “el psicoanálisis dejará de ser
terapia o la transferencia flameará sobre
Hace 30 años que no hay un solo caso clí- sus ruinas”, “el psicoanálisis es el hecho
nico en actividad. Los pacientes comenzaron maldito del país pequeñoburgués”, “cinco
a disminuir en junio de 1985. Al principio los psicoanalistas por uno, no va a quedar nin-
psicoanalistas no dieron bolilla, simplemen- guno”, y otras consignas que no eran sino
te les aumentaron los honorarios a los que sí eso, consignas. Pero la verdad se reflejaba
seguían viniendo y listo. Pero luego bajó el en cada diván vacío. Muchos analistas, ne-
número de sesiones. De seis por semana, gando la crisis, colocaban sobre los divanes
que era la modalidad de Freud, se pasó a simpáticas carpetitas, para “tapar el aguje-
una cada seis semanas o una por semestre. ro”. Hubo quienes les permitían al gato ara-
El extremo fue un paciente que sólo veía los ñar el tapizado, cosa que antes estaba más
29 de febrero, una vez cada cuatro años. prohibida que el mismísimo incesto.

Se tomó la cuestión como algo pasajero: Grupos lacanianos decidieron revisar su


“ya van a volver”, “tira más un pelo de la bar- metapsicología. La nueva tópica fue: vir-
ba de Freud que una yunta de psicofármacos tual, imaginario y simbólico. “Quizás en al-
o terapias ‘alternativas’ sugestionadoras”, “el gún lugar del cyberespacio, en algún link
que se va sin que le den el alta vuelve sin que de la Web” (decían en ‘informático’, idioma
lo llamen”. Pero no volvían. Algunos analis- que había reemplazado al lacanés en los
tas compartían los pacientes con su esposa, y grupos de referencia) quede un paciente”.
hasta con su suegra en casos de gran ham- A los kleinianos no les iba mejor: “¿es que
bruna interpretativa. Hubo divorcios entre acaso no reparamos bien a nuestros pacien-
profesionales en los que la gran pelea era por tes?, ¿es que no les ofrecíamos una alterna-
la tenencia del paciente (a veces era ‘pacien- tiva interesante cuando por el mismo precio
te único’ y aprovechaba eso para conseguir les curábamos las neurosis y les dábamos un
interpretaciones favorables de ambos analis- mes gratis de navegación por Incternet? Es-
tas amenazándolos con ‘irse con el otro’). to no tiene objeto”

Hubo momentos de pánico: no faltaron El 23 de julio de 2020, cuando Carlos X


los que armados con una pipa y una careta (también conocido como “El caso Damián”)
de Freud (o de Lacan) se lanzaban a la calle abandonó el tratamiento, se terminaron los
y al primero que pasaba le apuntaban con pacientes. Nunca más.

123
Rudy Humor y Psicoanálisis Dossier

Cabe preguntarse de qué viven los psi- Habría que investigar qué fue lo que pa-
coanalistas, si no hay un solo paciente. Una só, En su famoso artículo: “Del alta a la fal-
hipótesis es que viven de otras profesiones, ta hay sólo una letra ‘f’ de distancia”, mi ta-
que conducen taxis y en lugar de pacientes tarabuelo Karl describe una época, muy le-
tienen pasajeros que cuando les dicen “llé- jana (ya se habían extinguido los dinosau-
veme a Pueryrredón y Corrientes” reciben rios, pero todavía no eran populares las
como respuesta: “¿otra vez a casa de su ma- computadoras) en que ‘los pacientes abun-
má? ¿Cuándo va a crecer y elegir su propia dan, en muchos casos incluso pagan los ho-
ubicación en el mundo”? Y terminan deján- norarios, y en ocasiones, hasta lo hacen
dolos en Cabildo y Juramento, viaje mucho puntualmente’.
más largo, y caro.
Si aquellos momentos paradisíacos
Otra hipótesis es que viven de su profe- realmente existieron, ¿por qué los analistas
sión, formando futuros analistas, dando cla- no reaccionaron a tiempo cuando todo em-
ses teóricas, introduciendo en Lacan a los peoró?, ¿cómo no se dieron cuenta de que
que aún no se introdujeron. O reuniendo a así como la numeración decimal iba siendo
jóvenes colegas alrededor del fuego para lentamente reemplazada por la binaria, al-
contarles historias entrañables de los tiem- go parecido ocurría con el número de pa-
pos en los que había trabajo clínico, y al final cientes, y donde una vez hubo un 8, un 7 o
pasarles la gorra en la que cada uno deposi- un 15, había un 0, o con suerte un 1?
tará lo que pueda: un peso, un síntoma...
Permítasenos pensar que quizás lo que
Los jóvenes psicoanalistas no creen pasó es que entre tanto congreso, grupo de
que los pacientes existan. Más bien supo- estudio, reunión institucional, crítica de la
nen que son mitos creados por los abue- reunión, ruptura institucional, creación de
los fundadores; entes virtuales que sirven nuevas instituciones, y así, los psicoanalistas
para explicar ciertos tópicos, utópicos. estaban demasiado ocupados discutiendo
“Los pacientes sirven para darle sustento entre sí y no percibieron que los pacientes no
a la teoría” nos explican. En el 2035, la es- venían. Más de un analista habrá pasado una
cuela neo-lacaniana (Neol) decretó: “el sesión leyendo un artículo de un odiado rival
paciente no existe, toda cerveza es deli- y mientras pensaba cómo destruirlo en el
rante” próximo número de su revista, decía “ejem”,
“ujum” “ajá” y hasta el jugadísimo “¿y usted
Pero sigue habiendo neuróticos. Tantos qué piensa?” sin darse cuenta de que el pa-
como antes, o muchos más, atendiendo al ciente tampoco estaba allí, al igual que él.
aumento estadístico de la población mun-
dial. Y no es que consulten otras terapias. Otro punto era el económico: muchos
Las así llamadas “Alternativas” murieron pacientes dejaron de pagar meses o aún
cuando se puso de moda el “Yonopuedis- años de que finalizara el tratamiento.
mo” que instaba a los pacientes a la apa- Otros, en cambio, seguían pagando aunque
tía total. O sea: si hay neuróticos y hay psi- hacía mucho tiempo que habían dejado el
coanalistas ¿cómo es posible que no haya diván. Se podría decir que hubo pacientes
pacientes? Es esa la pregunta del millón. que pagaron el tratamiento de otros. Y es-

124
Dossier Humor y Psicoanálisis Rudy

to confundió a los analistas: se sabe que “si ta ejercer de pacientes de otros profesiona-
viene y paga, es paciente” y “si no viene y les (médicos, odontólogos, veterinarios, los
no paga, no es paciente”. Pero los que “vie- que se crean animales).
nen y no pagan” o los que “pagan y no vie-
nen” introducen al psicoanálisis en territo- Además está el hecho de que quizás mu-
rios sin duda polémicos. chos posibles pacientes no vean en esa pro-
fesión una adecuada fuente de ingresos:
Quedan por formularse algunos interro-
“tengo una familia y varios síntomas que
gantes sobre el futuro de la profesión; una
primera instancia es evaluar el futuro del mantener, la formación es cara, hay veces
psicoanálisis sin pacientes, si los analistas que tengo que tomar taxis para ir a sesión
pueden independizarse de la demanda y porque le tengo miedo a los colectivos...”.
analizar otras cosas, sean películas, cuadros, Quizás sea el momento de apelar al aban-
personas que no pidieron análisis, escánda- donado recurso de ‘la relatividad de los ho-
los públicos, eclipses, instituciones psi. Pero norarios’ para calmarlos y ofrecerles que,
si se cree, (y esta fue la postura de mi abue- por un tiempo, perciban dinero por cada se-
lo Karl JrJr, que yo sostengo por la misma sión (sólo por las que concurran). Es obvio
tradición por la que soy hincha del mismo que cada paciente cobrará según su expe-
club de fútbol que él aunque los clubes no
riencia y calificación, y también, por qué no,
existen más, ahora son empresas) que sí se
de acuerdo al número de analistas que pre-
necesita que haya pacientes para que haya
análisis, habría que estudiar las formas de tendan analizarlo, ya que ningún paciente
promover su existencia. podrá atender a más de 4 terapeutas por
semana. No hay que escandalizarse con es-
Podríase, como se ha hecho ya con otros ta idea, sería un progreso con respecto a los
oficios, elevar su “status profesional”, crear orígenes ¿acaso José, el primer analista de
la “Facultad de Pacientología” donde se en-
la Historia según la Biblia, no era esclavo de
señe a ser neurótico ‘pero de libro’, o sea,
su paciente, el faraón?
que el futuro paciente podrá sistematizar
los síntomas que quizás ya sufre pero en
forma desordenada. Las clases en principio
Nota del autor: “·el analista del 2050” fue original-
las darían analistas, pero no nos extrañe-
mente publicada en Topia. “Dios no puede ser analis-
mos de que los pacientes recibidos y experi- ta” y”Virus psi”, en Página 12. Esas notas fueron espe-
mentados reclamen para sí la docencia, exi- cialmente corregidas y actualizadas para Docta.
jan una “ley de incumbencias” que los inde-
pendicen de los analistas y hasta les permi-

125
Políticas del humor contemporáneo:
la innovación1

Por Ana B. Flores*

Dice Leónidas Lamborghini, en una entre- rodia asume la condición de posibilidad de


vista que le hacen de la Revista Plebella2: todo texto, no sólo el paródico, que es el es-
tar escrito por palabras nunca vírgenes, car-
“La parodia tiene que ver con la crisis del gadas de pasiones, ideologías y donde todo
Modelo como dechado de Perfección. La es en cierto sentido, previsible, ya dicho.
parodia, como se la entiende vulgarmente,
es una relación cómica de semejanza y con- En este marco, ¿cuál es la política del hu-
traste con el Modelo que pone en solfa esa mor en relación con el modelo, con la ley (o
Perfección y muestra su mentira. Para Nietz- mejor, las leyes: de interacción social, de gé-
che y para Marx, la parodia anuncia la tra- nero, institucionales, lingüísticas, de merca-
gedia. Por su parte, Proust recomienda que do, etc.)? ¿Es posible hablar de innovación,
para liberarse de la sujeción al Modelo, pa- en qué términos podemos hacerlo? Habla-
ra purgarlo, lo mejor es parodiarlo.” (pág.7) mos de políticas discursivas desde una con-
cepción de poder que abreva en la propues-
La parodia, el grotesco, la caricatura son, ta de M. Foucault quien hacia 1970 define
dentro de las manifestaciones más frecuen- discurso como acontecimiento, como aque-
tes del humor, las que reconocen como pro- llo que no sólo traduce las luchas o los siste-
cedimiento constitutivo la remisión ostensiva mas de dominación, sino aquello por lo que
a otro texto tenido por “normativo” según y mediante lo cual se lucha en pequeñas lu-
la doxa en determinado discurso social, en chas inmediatas. El discurso del humor, en
determinada cultura.3 En ese sentido, la pa- ese sentido y como todo discurso, no es po-

1 Parte de este artículo está publicado en La Argentina humorística. Cultura y discurso en los 90, Ferreira editor, Córdoba, 2000.
* Magister en Sociosemiótica, Licenciada en Letras (UNC)
2 Nº 2, agosto de 2004, pág,5, “Entre-vista”, por Romina Freschi.
3 Ver el artículo sobre“Parodia”

126
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

líticamente neutro y tiene potencial transi- a las reglas colectivas ha sido pulverizado,
deológico. La propuesta de reflexionar so- el proceso de personalización ha promovi-
bre el humor en relación con las reglas, en do y encarnado masivamente un valor fun-
la actual situación bajo el reinado de las le- damental: el de la realización personal, el
yes del mercado, con un enemigo que se respeto a la singularidad subjetiva, a la per-
encarna más en las reglas de juego instala- sonalidad incomparable. Esto sin detrimen-
das que en sujetos de carne y hueso, acen- to, por lo demás, de las nuevas formas de
túa la importancia de la puesta en manifies- control y de homogeneización que se reali-
to de las reglas, estén o no interiorizadas, a zan simultáneamente. Negativamente, re-
través del cuestionamiento a su respuesta mite a la fractura de la sociedad disciplina-
habitual. Esta desautomatización permite ria, a la DESOCIALIZACIÓN; positivamente,
pensar según las diversas manifestaciones corresponde a la elaboración de una socie-
del humor y sus correspondientes políticas dad flexible basada en la información y en
en una cultura no anómica, sino con otra la estimulación de las necesidades, el sexo y
clase de reglas, generalmente no explicita- la asunción de los factores humanos, en el
das, algunas indecibles. En el racionalismo culto a lo natural, a la cordialidad y al sen-
neoliberal se trata de eliminar lo político, tido del humor. Fin del homo políticus y na-
sin implicarse ni explicitarse a sí mismo co- cimiento del homo psicológicus, al acecho
mo tal. De allí que al hablar de políticas dis- de su ser y de su bienestar.
cursivas, en el mismo acto de establecer una Si bien cada cultura desarrolla de manera
perspectiva ideológica para el estudio de preponderante un esquema cómico, única-
los discursos de una cultura, se produce ya mente la sociedad posmoderna puede ser
una acción contra el pensamiento único. llamada HUMORÍSTICA, pues sólo ella se ha
instituido globalmente bajo la égida de un
Justamente, no todos los pensadores
proceso que tiende a disolver la oposición,
contemporáneos adjudican las mismas polí-
hasta entonces estricta, de lo serio y lo no se-
ticas al discurso del humor en la cultura lla-
rio. El fenómeno humorístico incorpora to-
mada posmoderna. Entremos al debate.
das las esferas, a diferencia de la clara oposi-
ción que mantenía con la cultura oficial en la
Edad Media estudiada por Bajtín4, por ejem-
1. Debates sobre la política plo. Ahora estamos más allá de la comicidad
de la parodia posmoderna satírica e irrespetuosa. La tonalidad no es
sarcástica sino lúdica. No hay denuncia sino
1.1 Jameson y Lipovetszky o la
un humor positivo y desenvuelto, juvenil a
banalidad del humor posmoderno
base de absurdidad gratuita y sin pretensión.
La cultura posmoderna El humor de masa no se fundamenta en la
y la sociedad humorística: amargura o en la melancolía, no enmascara
un pesimismo sino que es insustancial y des-
El sociólogo francés, a propósito de las cribe un universo radiante; el humorista de
sociedades posmodernas, dice que el ideal masa es excitante, tonificante y psicodélico.
moderno de subordinación de lo individual Lipovetsky afirma que al lado del humor de

4 Bajtín, Mijail: La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento, ed. Alianza, Madrid, 1987. Cfr. “Para seguir leyendo”, en este
mismo dossier.

127
Ana B. Flores Humor y Psicoanálisis Dossier

masas eufórico y convivencial, se despliega el “¿Pero qué pasaría si uno ya no creyera


underground, desenfadado, desengañado, en la existencia del lenguaje normal, del
hard, que no debe confundirse con el humor discurso corriente, de la norma lingüística?
negro: el tono es sombrío, vagamente pro- Podríamos pensarlo así: tal vez la inmensa
vocador, cae en lo vulgar, exhibe ostentosa- fragmentación de la literatura moderna
mente la emancipación del lenguaje, del su- oculte tendencias más profundas y genera-
jeto, a menudo del sexo. Es el aspecto duro les en el conjunto de la vida social. Supon-
del narcisismo que se deleita en la negación gamos que el arte moderno y el modernis-
estética y las figuras de una cotidianeidad mo en realidad se anticiparon a tendencias
metalizada. El humor trabaja en carne viva, sociales; supongamos que cuando emergie-
en grandes planos y efectos especiales; lo ron los grandes estilos modernos la socie-
macabro es superado por la apoteosis del dad misma hubiera empezado a fragmen-
teatro holliwoodiense de la crueldad. tarse de ese modo: que cada grupo hubiera
llegado a hablar un curioso lenguaje priva-
En síntesis, Lipovetsky adjudica al humor do, cada profesión hubiese desarrollado su
actual una simple función fática, o sea, ser código o idiolecto y cada individuo hubiese
un promotor del contacto cordial, propio terminado por ser una suerte de isla lingüís-
de la flexibilidad del típico sujeto del neoli- tica. En ese caso se hubiera desvanecido la
beralismo desocializador. A excepción del posibilidad misma de cualquier norma lin-
humor “under”, minoritario, es una prácti- güística. Ese es el momento en que aparece
ca que banaliza los intercambios sociales. el pastiche y la parodia se vuelve imposible.
Aquel, como ésta, es la imitación de un es-
Otro aporte teórico sumamente interesan- tilo peculiar o único, pero es una práctica
te para esta discusión es el que proviene de la neutral, sin el motivo ulterior de la parodia,
teoría crítica de Jameson.5 Dice al respecto: sin el impulso satírico, esa sensación latente
“Uno de los rasgos o prácticas más im- de que existe algo normal comparado con
lo cual lo que se imita es más bien cómico.
portantes del postmodernismo de hoy en
El pastiche es una parodia vacía, una paro-
día es el pastiche. Ante todo debo diferen-
dia que ha perdido su sentido del humor.”
ciarlo del fenómeno verbal denominado
parodia. Ambos implican la imitación o el Después de hablar de “la muerte del su-
remedo de otros estilos, de sus manierismos jeto”, sigue Jameson:
y crispamientos estilísticos. Ahora bien, la
parodia aprovecha el carácter único de es- “Lo que tenemos que retener de todo es-
tos estilos y se apodera de sus idiosincracias to es un dilema estético, porque si la expe-
y excentricidades para producir una imita- riencia y la ideología del yo único, que infor-
ción que se burla del original. Su efecto ge- maron el modernismo clásico están acaba-
neral es poner en ridículo esos manierismos das, ya no es claro qué se supone que hacen
estilísticos y su exceso y excentricidad con los artistas y escritores del período actual.
respecto a lo que la gente habla o escribe Por otro lado, estos escritores y artistas no
normalmente.” pueden ya inventar nuevos estilos y mun-
dos: ya se han inventado; sólo es posible una
Sigue Jameson: cantidad limitada de combinaciones. De allí,

5 Jameson, Fredric: El giro cultural, ed. Manantial, 1999.

128
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

una vez más, el pastiche: en un mundo en la representación del pasado y por último,
que la innovación estilística ya no es posible, se niega a clausurar o a proporcionar la cer-
todo lo que queda es imitar estilos muertos, teza distanciadora de la parodia moderna.
hablar con las voces de los estilos del museo
imaginario. Pero esto significa que el arte “La parodia postmoderna es reconstruc-
contemporáneo o posmodernista va a refe- tivamente crítica y constructivamente crea-
rirse de un nuevo modo al arte mismo; más tiva a la vez, haciendo paradójicamente que
aún, significa que uno de sus mensajes esen- tengamos conciencia tanto de los límites co-
ciales implicará el necesario fracaso del arte mo de los poderes de la representación -en
y la estética, el fracaso de lo nuevo, el encar- cualquier medio-” (Hutcheon 1991:191)
celamiento en el pasado.”
Para finalizar, debate con Jameson al
sostener que la política de la representación
paródica postmoderna no es la misma que
1.2. Hutcheon o la parodia
es propia de la mayoría de los videos de
como herramienta reconstructiva
rock con el empleo de alusiones a géneros o
Linda Hutcheon6, a diferencia de Lipo- textos fílmicos reconocidos. Eso es lo que lo
vetsky y de Jameson, adjudica una actitud que se debería llamar pastiche según la de-
política fuertemente crítica a la parodia finición de Jameson.
posmoderna, a la que no distingue, for-
malmente, del pastiche, la cita irónica y
otras manifestaciones de intertextualidad. 2. El humor en la cultura argentina
Al respecto sostiene que la repetición pa-
contemporánea. ¿Innovación?
ródica del pasado del arte no es nostálgica
sino que siempre es crítica. Tampoco arran- Esto nos lleva, inferencialmente a pregun-
ca al texto parodiado de su contexto origi- tarnos si en esta época de cultura humorís-
nal para ponerlo en libre disponibilidad, si- tica, como la llama Lipovetsky (1986), no se
no que lo instala, al mismo tiempo que iro- están experimentando nuevas manifesta-
niza sobre él. En ese sentido, señala cómo ciones desasidas del canon: manifestaciones
las representaciones presentes vienen de no programáticas que simplemente abren
representaciones pasadas y las consecuen- espacios a lo que Macedonio Fernández
cias ideológicas que se derivan tanto de la (1974) llamaría la “todoposibilidad”,7 pro-
continuidad como, al mismo tiempo, de la ducto de la liberación, aunque sea por un
diferencia.
instante, de la dogmática abrumadora de
Con esta operación, la parodia pone en una ley universal de racionalidad, en pos de
crisis los supuestos humanistas de originali- la variedad de la “libreposibilidad”. Pasado
dad y la noción capitalista de propiedad pri- ese momento del salto, ¿todo vuelve a que-
vada; pone en primer plano la política de dar como era antes o hay en algún lugar
representación (¿quién usa el lenguaje, con una Reina Roja haciendo su juego en el ta-
qué fin?); desnaturaliza los supuestos sobre blero de ajedrez?

6 “The Politics of Postmodern Parody”, en Heinrich F. Plett (ed), Intertextuality, Berlín-Nueva york, Walter de Gruyter, 1991, pp.225-
236.
7 Cfr. “Macedonianas” en este mismo dossier.

129
Ana B. Flores Humor y Psicoanálisis Dossier

Así, según cuáles sean las leyes en juego Los clásicos de la nueva literatura argen-
y el grado de cuestionamiento a su misma tina representan para Tabarovsky “lo nuevo
condición de ley o a las respuestas habitua- desprovisto de su propio deseo: el deseo de
les que genera, el humor podrá tender a la novedad entendida como lo inasimilable,
subversión de la legalidad o a su reversión. como la desestabilización de nuestro siste-
Un humor subversivo frente al canon litera- ma de creencias”. Es decir, pertenecen a
rio -el de la buena literatura-, es el humor uno de los dos ámbitos que se encuentran
de buena parte de la producción de César en el polo que “escribe a favor”, desde ha-
Aira, el humor sádico contra las buenas cos- ce veinticinco años en Argentina: la acade-
tumbres en cierta zona de la producción de mia y el mercado, que responden a la vo-
cómics de la cultura juvenil, el humor televi- luntad capitalista de tener un mercado fun-
sivo de “Todo por dos pesos” y sus precur- cionando y una academia investigando. El
sores (“Cha Cha Cha”, “Delikatessen”, es mercado y la academia escriben en positivo
decir, los descendientes del Parakultural), el para la reproducción del orden y lo nuevo
humor incomodante, el que cuestiona los no es sino la tradición de lo nuevo, enten-
fundamentos de las reglas. Hay también diendo lo nuevo como lo último, la mercan-
otro humor, más frecuente, que es reversi- cía más reciente.
vo, libertario, que cuestiona las respuestas
habituales a la ley, pero no ataca sus funda- Se excluye así de la tradición de lo nuevo
mentos: cierto humor satírico político (las el “deseo loco del cambio”. “Efectivamen-
viñetas de Ortiz, humor cordobés en gene- te, el cambio, la ruptura y la novedad hoy
ral, sobre todo el paródico satírico). Entre parecen no existir realmente. Pero sobrevi-
ambos, las diversas gradaciones del grotes- ven como deseo, como pulsión. La supervi-
co, que resultan revulsivas en el llamado vencia del deseo loco de lo nuevo produce
“humor bizarro” (underground, de trasno- efectos de escritura -novelas y poemas rea-
che), o caricaturalmente paródicas en el pe- les- que ni la academia ni el mercado logran
riodismo gráfico de gran tirada. asimilar”. Esa llamada “literatura de iz-
quierda” por Tabarovsky “no busca inaugu-
Las innovaciones radicales en relación rar un nuevo paradigma, sino poner en
con la cultura “seria”, para las cuales lo cuestión la idea misma de paradigma, la
nuevo no es lo último, han sido tratadas idea misma de orden literario, cualquiera
en el campo de la literatura argentina por sea ese orden.” O sea, como literatura no
el polémico libro de Tabarovsky (2004) seria, participa de la característica del hu-
que desató recientemente comentarios mor entendido como respuesta no habitual
encontrados en torno al canon en “Ñ”, el a la ley, sin la pretensión de instalar una
suplemento cultural del diario Clarín. Lo nueva ley, una programática, lo que sería
que dice Tabarovsky y nuestros propios co- una aporía. Es una literatura sin público, no
mentarios pueden ser extrapolados al se dirige a un público sino al lenguaje, pero
campo de la cultura humorística en gene- para perforarlo, para buscar el afuera del
ral (televisiva, gráfica, literaria, etc.) para lenguaje que siempre, como el humor se-
dar cuenta de lo que avizoramos como in- gún Deleuze (1973) es “suspense”, fantas-
novación. ma, denegación, digresión, ese afuera (o

130
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

adentro, porque es heterotópico) inalcan- Este dispositivo por el que desde un progra-
zable, así como apunta a la trama para des- ma televisivo el m. m. se mira a sí mismo co-
truirla. Tabarovsky utiliza una metáfora elo- mo si fuera un extranjero, un otro radical,
cuente: “la metáfora del buceo (la inven- porque no hay asignado ningún lugar de
ción de una lengua dentro de la lengua), ya estabilidad del buen decir (como en otros
no el buceo como búsqueda de la palabra programas televisivos que critican al medio:
justa, bella, precisa (el coral iluminado bajo PNP, TVR) la lengua extranjera que en la
el agua), sino como el momento en que la tradición de la literatura humorística argen-
caza submarina se extravía y se convierte en tina es la causa de los malentendidos, aho-
chapa, ácido, vidrio molido, coral de vidrio ra es la lengua de quien presenta el progra-
molido (la exploración a un barco hundi- ma, la coreana que apenas habla español;
do).” (Tabarovsky 2004:16). otro coreano, o chino, ¿o colla? viaja en un
cóndor gigante a Miami, vestido de colla al
“Lo que define a la literatura de izquier-
más puro estilo del “latinoamericanismo”;
da es que sabe que puede fracasar” (p.44).
con su itinerario diseña el mapa de Latinoa-
Es entonces la literatura de la crisis argenti-
mérica, en un programa que dice emitirse
na: ambos, la crisis socioeconómica y la lite-
en vivo desde Miami; hay un bloque de vi-
ratura de izquierda, instauran los conceptos
deo clips que presenta grupos anacrónicos,
de las cosas a medio terminar, mal hechas,
como Abba, con sus canciones típicas de los
la caída, el derrumbe, la precariedad. Sólo
ochenta, pero cuya letra está construida en
que esta literatura siempre a punto de dar
base a homofonías, calambur desopilante
el mal paso, cuando lo logra, cuando cae, lo
porque las imágenes representan ese absur-
hace con garbo e ironía: los finales estrepi-
do producido por la necesidad fónica, etc.
tosos de la novelitas de César Aira. Ese ex-
ceso es energía, desatino vital, acción, ries- Dice Aira en Fragmentos de un diario en
go. En “Todo por dos pesos” (programa que los Alpes:
se emitió de 1998 al 2002 y que en Córdoba
se vio desde el 2001 por canal 7 con retrans- “En el arte de verdad, el medio sigue
misión por el 10 en el último año) la di-ver- siendo medio, vuelve a inventarse cada vez;
sión es esta ambigüedad a dos puntas, dos frente al arte comercializado, en que el len-
versiones, la divergencia y la imposibilidad guaje de ese arte es meramente usado, el
del sentido único: la promesa del dulce (por arte de verdad muestra una recurrente radi-
risible) et utile (por saberes) horaciano, el calidad, es un lenguaje que vuelve a plan-
lugar tradicionalmente asignado al humor tear cada vez sus condiciones de posibili-
de buena calidad, el reflexivo, se desbarran- dad” (pág.83). Y este sería un aspecto de la
ca en cada bloque: “Qué nos pasa los ar- innovación en los novent”a, que continúa
gentinos”, dice Alberti frente al pizarrón y en la actualidad.
tiza en mano, para partir de un aconteci- Concluyamos entonces este artículo al
miento de la agenda de los medios y me- mejor estilo de “Todo por dos pesos” (del
diante asociaciones libres, llegar al supremo 23 de julio de 2001)
dislate, parodia sarcástica e irónica de las
opiniones de los politicólogos mediáticos.

131
Ana B. Flores Humor y Psicoanálisis Dossier

“¿Qué nos pasa a los argentinos?” Venite, movete, ¿Por qué? ¿Qué sería de
los Angeles sin Charly? O ¿Qué seria de Mia-
Un guitarrista rasguea una canción, ingresa mi sin Don Chandon? ¿Por qué tenemos los
a cámara Fabio Alberti (Marcelo) y lo pre- cuatro caballeros a los cuatro vientos?
senta:
Tenemos cuatro tipos:
“Aldo Blar, un músico argentino”.
Caballero rojo
Frente a la pizarra y tiza en mano, el sa-
co mal abrochado pero de traje y engomi- Héctor Caballero
nado, explica, al tiempo que hace garaba-
El bolsillo del caballero
tos como parodia, un cuadro sinóptico:
Los caballeros las prefieren rubias.
-¿Qué nos pasa a los argentinos? Esta-
mos todos locos, locos, nos vamos al carajo, Me voy despidiendo con unas palabras
¿hum? que calaron onda en mis medias red que
dejó Bill Gates: “Tengo que inventar algo o
¿Qué es lo que realmente queremos?
seré un Mouse toda mi vida.”
¿Civilización -hum- o Barbieri?

¿Qué fue lo que nos enseñó San Martín


en la figurita de Billiken, hum?

¿Qué eran máximas para su nieta o era


Máximas Zorreguieta?

¿Serás lo que debas ser o no serás Lana-


ta, hum?

Porque creo que sí. Ahora sí, es el mo-


mento de levantarnos y salir como hizo el
Quijote contra los Polinos de viento.

Salir y animarse a ir a la esquina a ver si


llueve como dijera el Gral. Paz, cruzando
por la provincia.

132
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

Bibliografía a)”La política de la parodia posmoderna”, in revista Criterios,


(s/d), trad. de
Bajtín, Mijail: La cultura popular en la Edad media y en el Rena- Desiderio Navarro de “The politics of postmodern parody”, en
cimiento, ed Alianza, Madrid, 1987. Heinrich F. Plett
Deleuze, Gilles: Presentación de Sacher –Masoch, Taurus, Ma- (ed), Intertextuality, Berlín-Nueva York, Walter de Gruyter, 1991,
drid, 1973. pp.225-236.
Fernández, Macedonio:”Para una teoría de la humorística”, en b) Poética do posmodernismo: historia, teoría, ficçao, Imago
Teorías, Editorial Corregidor, Bs.As. 1994. Mundi, Río de Janeiro,2001(trad. al portugués de Ricardo Cruz)
Flores, Ana B.: c) Teoria e política da ironia, ed.UFMG, Belo horizonte, 2000.
a) Políticas del humor, ed. Ferreyra, Córdoba, 2000. d)Ironía,sátira parodia. Una aproximación pragmática a la iro-
b) “Texto/discurso: la productividad de una distinción. Políticas y nía”, en Poetique,
estrategias discursivas”, en Lengua y literatura. Temas de ense- Ed. DuSseuil, París, febrero de 1981, Nº 45. Traducción de Pilar
ñanza e investigación, Sec. de Posgrado, FFYH, ed. Ferreyra, Hernández
Córdoba, 2000.
Cobos.
c) “La Argentina de los noventa ¿Sociedad humorística?” en La
Argentina humorística. Cultura y discurso en los 90. (pág..23 a Jameson, Frederic: Ensayos sobre el posmodernismo, ed. Imago
38). Ferreyra editor, Córdoba, 2000. ISBN: 987-96801-5-4. Mundi, Bs.As.,

d) “Humor y literatura. El caso Aira” en La Argentina humorísti- 1991.


ca. Cultura y discurso en los 90. (pág. 38 a 48). Ferreyra editor, Lipovetsky, Gilles:”La sociedad humorística”, in La era del vacío.
Córdoba, 2000. ISBN: 987-96801-5-4. Ensayos
e) “La incomodidad que hace reír. César Aira y “Todo por dos pe- sobre el individualismo contemporáneo, ed. Anagrama,Barcelo-
sos” en La Argentina humorística. Cultura y discurso en el 2000 na,1986.
(pág. 35 a 45), Ferreyra editor, Córdoba, 2003. ISBN Nº 987- Tabarovsky, Damián: Literatura de izquierda, Beatriz Viterbo, Ro-
1110-07- sario, 2004.
Foucault, Michel:
a) Las palabras y las cosas, Edit. S. XXI, México, 1987
b) El orden del discurso, Edit. Tusquets, Barcelona, 1987
c) “Nietzsche, la genealogía, la historia”, y “Primera conferencia
de la verdad y las formas jurídicas”, In Terán, Oscar: Michel Fou-
cault. El discurso del poder. Edit. Folios. México, 1983
Hutcheon, Linda:

133
Macedonianas

Por Ana B. Flores1

1. Acerca de la teoría de Freud sobre


“El Chiste y su relación con lo
inconsciente”. Extractos de Para una
teoría de la humorística, en Teorías,
Vol. III, Corregidor, Buenos Aires, 1990.

“En profundos estudios que se han hecho


desde Kant, Schopenhauer, Spencer, Bain,
Kraepelin, Bergson, Lipps, Volkelt, Freud y
otros, se llegó a dar acertadamente mucha
que explica, no la risa ni el mecanismo psí-
luz sobre la estructura esquemática mental
quico de ese placer cómico, sino el signo
de la causa psicológica de la risa, pero enun-
afectivo de la causa de ese placer, la condi-
ciándola sólo intelectualmente: no han visto
ción hedónica fundamental sin la cual ese
que el signo afectivo constante de la temá-
placer no se produce.” (Página: 261)
tica de la risa es que la esencia del sucedido
sea alusión a felicidad. Se ha estudiado el “La hipótesis freudiana es: “que el se-
movimiento de las imágenes, se ha estudia- creto del efecto de placer del chiste tenden-
do también el aspecto afectivo (axiológico), cioso demuestra más claramente que nin-
la psicogénesis del placer de lo cómico, la re- gún otro de los grados evolutivos del chiste
lación con el sueño, la conciencia o incon- el carácter esencial de la elaboración del
ciencia del proceso cómico, los procedimien- mismo, constituido por el hecho de dar li-
tos de fabricación de lo cómico, etc., pero no bertad a magnitudes de placer por medio
se ha investigado cuál es la razón esencial de la remoción de coerciones”; “el chiste

1 Magíster en Sociosemiótica. Licenciada en Letras (UNC).

134
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

tendencioso fortifica las tendencias a cuyo 2. Se dijo de Macedonio:


servicio se coloca, aportándole auxilios pro-
cedentes de sentimientos reprimidos, o en- “Macedonio Fernández... Metafísico nega-
tra, abiertamente, al servicio de tendencias dor de la existencia del Yo, astillero de en-
reprimidas”. ¿Pero no es éste, simplemente, hiestos planes políticos, crisol de paradojas,
caso del placer de la venganza? ¿Y de qué varón justo y sutil, inderrotable ajedrecista
naturaleza en ese estado latente de ven- polémico. Don Quijote sonriente y medita-
bundo”.
ganza, antes de cumplirse en el chiste; qué
sentimiento hubiera dejado el chiste o inju- Jorge Luis Borges
ria de Serenísimo, si el paciente no hubiera (Cit. por Camblong: 2003:385)
logrado instantáneamente contradañarlo?
Según Freud, perduraría como una tenden-
cia a la agresión reprimida, y el ahorro psí-
“Yo por aquellos años lo imité, hasta la
quico, en que según él radica el placer del
trascripción, hasta el apasionado y devoto
chiste, se produce gracias a que desaparece
plagio. Yo sentía: Macedonio es la metafísi-
el gasto psíquico de mantener reprimida la
ca, es la literatura. Quienes lo precedieron
tendencia. Yo pienso que se trata del placer
pueden resplandecer en la historia, pero
de la venganza, hacer abortar un placer de
eran borradores de Macedonio, versiones
otro, y que es un deseo cualquiera. Y en el
imperfectas y previas. No imitar ese canon
oyente de la escena hay dos placeres: el de
hubiera sido una negligencia increíble.
contemplar un talento de la persona que da
una justa respuesta y el de una experiencia Jorge Luis Borges
benigna, educativa, que soporta Serenísi- (De la contratapa de Teorías, Vol. III, Corregi-
mo. Nos alegra la justicia y el ingenio del dor, Buenos Aires, 1990.)
que sabe procurarse el placer de que se sea
justo con él. Freud dice: “ahorro de gasto
psíquico”, pero pudiera decir talento, exhi- “Asomarse al gran misterio con la exacti-
bición de inteligencia: tendencia de todo tud de un Macedonio se les ocurre a muy
poder muscular o intelectual a su conve- pocos; a los humoristas les pegan de entra-
niencia. Yo no percibo bien la necesidad de da la etiqueta para distinguirlos higiénica-
llamar “ahorro psíquico” a la evitación del mente de los escritores serios”
dolor u obtención del placer. ¿Ahorrarse un
placer no sería un ahorro psíquico? Lo que Julio Cortázar
se percibe es que es un placer: el placer de (De la contratapa de Teorías, Vol. III, Corregi-
otro que se saca una injuria con sensación dor, Buenos Aires, 1990.)
placentera de estar liberado; o sea; quiero
expresar que si ese ingenio, o el esfuerzo,
proporciona a la persona la satisfacción de “Es suave y cauto para hablar. No prodi-
su deseo, da un espectáculo de felicidad; se ga sus palabras. Escucha en silencio, pero si
le llama cómico o chistoso porque da lo su interlocutor se desvía del recto camino,
contrario de lo que se esperaba.” (Páginas Macedonio le orienta con interrogaciones
281,282). socráticas, articuladas negligentemente.

135
Ana B. Flores Humor y Psicoanálisis Dossier

Destruye las vehemencias sin atacarlas, opo- rá en su obra de confundir a todos”.


niéndole un concesivo ¿le parece? que es
(De Vol. IV de “Obras completas”, Corregi-
una invitación a reflexionar.”
dor, Buenos Aires, 1989, pág.102.; Cit. por Cam-
Raul Scalabrini Ortiz: “Macedonio Fernán- blong: 2003:398)
dez, nuestro primer metafísico”, en Nosotros,
Buenos Aires, a. XXII, nº 228, mayo1928, 239.
(Cit. por Camblong: 2003:37) “¿Cuál es el efecto conciencial, para no-
sotros genuinamente artístico, que produce
el humorismo conceptual? Que el absurdo,
3. Dijo Macedonio o milagro de irracionalidad, creído por un
sobre/con humor: momento, libere al espíritu del hombre, por
un instante, de la dogmática abrumadora
“ ... Hay verdaderas cascadas cotidianas de
de una ley universal de racionalidad. Aun-
comicidad, con hechos enormes como la Te-
que la “racionalidad” tiene una resonancia
rapéutica, la oratoria ministerial, el recita-
afectiva positiva, es decir placentera, por-
do de instrucción pública, las predicciones
que parece sinónima de seguridad general
metereológicas...”
de la vida y conducta, sin embargo basta
(De Vol. VII de “Obras completas”, Corregi- que se la presente como una ley universal
dor, Buenos Aires, 1987; Cit. por Camblong: inexorable para que sea un límite a la rique-
2003:395) za y posibilidad de la vida. (...)

Asimismo, en la que yo llamo ilógica de


Arte o Humorismo Conceptual, el desbara-
“Ein – Stein: Una Piedra, ¡qué faltos de tamiento de todos los guardianes intelecti-
cortesía los germanos con los sabios!” vos en la mente del lector por la creencia en
lo absurdo que ella obtiene por un momen-
(De Vol. VII de “Obras completas”, Corregi-
to, lo liberta definitivamente de la fe en la
dor, Buenos Aires, 1987; Cit. por Camblong:
lógica, como que se libró William James, y
2003:396)
yo, gracias a él, quizá, de esa lógica que nos
dice todos los días: “puesto que todos mue-
ren, tú has de morir”, o “no hay efecto sin
“... los millonarios yanquis, a quienes ha causa”
visitado Einstein últimamente, se han coti-
zado para comprarle al sabio un peine com- (De Vol. VII de Obras completas, Corregidor,
pleto y pagado del todo. Buenos Aires, 1987, pág. 302-303).

Esos millonarios suponen que cuando


Einstein piense con la cabeza peinada ellos
“En el chiste verbal lo cómico es ver que
podrán entender sus conferencias: hasta
ahora sólo las han aplaudido. ese hombre que parecía estar en grave po-
sición explicativa estaba jugando con uno,
Y Einstein de nuevo inconfundible segui- se daba el placer de jugar.

136
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

¿Cuál es el juego? Defraudar una expec- Y si aun el oyente tratara de que no se


tativa. ¿Por qué se complace en ese juego, apague el chiste:
suponiéndolo no maligno y no habiendo
B: En estas ocasiones, sería bueno hacer
nada de dañino en el caso? Se complace
una lista en orden sucesivo del nombre de
porque se vale de un absurdo y consigue un
las personas que van faltando, como se ha-
instante de creencia en él, y esa creencia
ce en el “Instituto de Disertaciones”.
momentánea en el absurdo es un placer de
la fantasía intelectualística. El que juega el A: No me parece, pues al día siguiente,
chiste actúa por simpatía con el placer que cuando uno encontrara a las personas que
prepara a otro” no asistieron, habría disputas sobre priori-
dad: “Yo falté antes que usted”; “Yo fui el
(De Vol. VII de Obras completas, Corregidor, número 10 y no el 14”; “Yo falté en seguida
Buenos Aires, 1987, pág. 297) después de Gómez”; “Usted me ha anotado
mal”. Uno que sabría disculparse diría: “Yo
falté, es cierto, pero fui de los primeros”.
“Sería yo autor original si no fuera: ante
B: Bueno, si mi proposición no acierta,
todo por una sanísima memoria que me
¿qué se debiera hacer en estos casos? ¿Qué
conduce a hacer figurar chistes que no son
le parece a usted? Porque si se dejan las co-
míos con otros que son de Mark Twain,
sas así, sin más, que vayan como quiera, la
Sterne o Quevedo, que sumados todos
oratoria va a ser un género que se pierde.
constituyen mi obra, cuya severa crítica ha
dejado tan maltrechos a dichos autores”. A: Yo también lo pensé. Creo que po-
drían darse primero las conferencias y
(Cit. por Camblong: 2003:418) anunciarlas después; o, como en el “Círculo
de intelectuales”: “Hoy no da conferencia
el novelista Tal”. Porque no teniendo hora
“¿Qué se suma en la conferencia? Un asignada, no cabe la faltancia, así que siem-
dormir atento frente a un hombre que se pre tendríamos lleno completo.
palpa de existencia escuchándose en públi-
B: También podría difundirse: que el no-
co” (ibíd., 430).
torio conferencista Acuña acostumbra pu-
blicar después de sus conferencias las opi-
niones más comprometedoras de los inasis-
4. El humor por el absurdo tentes. “Domínguez, que faltó a la última,
en Macedonio: ha manifestado que es la única conferencia
que merece ser atendida”. Otro expresará
“A: Fueron tantos los que faltaron que si
que es tal la nulidad de los conferencistas de
falta uno más no cabe.
Buenos Aires que si no fuera por la geniali-
B: ¿Y cuál fue el que faltó último? dad del conferencista Acuña estaríamos
arruinados en la opinión del mundo. Con lo
A: Recuerdo que faltaron en parejas el que todos los asiduos faltantes a sus confe-
que faltó último y el que faltó más. rencias tendrán temor de faltar otra vez, pa-

137
Ana B. Flores Humor y Psicoanálisis Dossier

ra no caer en el odio de todos los demás 5. Comentarios sobre Macedonio:


conferencistas que resultan menoscabados
por estos elogios (y con este miedo tendre- 5.1. Breve bio-bibliografía
mos asistencia regular). En suma, que al ca- de Macedonio Fernández
bo de cierto tiempo a nadie se le tendría Macedonio Fernández nació en Buenos Ai-
más temor de no asistirle que al conferencis- res en 1874, de tradicional familia criolla (su
ta Acuña, y a los juicios de nadie temeríase padre fue amigo del padre de Jorge Luis
tanto como a los juicios de los famosos fal- Borges). Estudió en el que sería después el
tantes a conferencias del famoso Acuña. Colegio Nacional Buenos Aires y en la Facul-
A: Me pongo en el caso de Acuña: para tad de Derecho, en la que se doctoró en Ju-
desautorizar las opiniones elogiosas que les risprudencia en el año 1897. Con algunos
atribuye a sus faltantes y que les han traído amigos proyectó la creación de una colonia
la malquerencia de los demás conferencis- utópica en la selva paraguaya lo que no se
tas, deberá dar certificados de inasistencia a sostuvo mucho tiempo. En 1901 se casó con
los que concurren, para que los otros diser- Elena de Obieta, con quien tuvo cuatro hi-
tadores no los maltraten en represalia de jos. Hacia estos años inició su corresponden-
asistirle a Acuña.2 cia con Willian James, y publicó sus prime-
ros poemas: “Suave encantamiento”, de
B: “Acredito que el señor Dudino Do- 1904, es antecedente firme, aunque secre-
mínguez es el más asiduo faltante a mis to, de la poesía argentina del siglo XX. Ha-
conferencias”, dirán los certificados de fal- cia 1910 fue nombrado juez en Posadas, Mi-
tancia. siones, cargo al que renunció. En 1920 mu-
rió su esposa; escribió entonces la famosa
A: Pero entre los faltantes hay no sólo de elegía “Elena Bella muerte”, que se creyó
los demás asiduos sino de los mejores. perdida durante veinte años y fue publica-
B: De alguno se dirá: “Sólo una vez, y da en la revista Sur en 1941. A partir de en-
por enfermedad, dejó de faltar”. tonces el escritor vivió en pensiones, hote-
les, casas de amigos; sus hijos fueron criados
A: Con esta diplomacia extraoficial del por los abuelos. Hizo amistad con los escri-
Faltar.... tores vanguardistas (entre otros, con quien
fue su más fiel discípulo, Jorge Luis Borges),
B: Y así podrá Acuña proclamar que era y colaboró en las revistas Proa y Martín Fie-
un embuste notorio el que se propalaba de rro. En algún momento planeó seriamente
que sus conferencias no cabían de faltantes la posibilidad de postularse para presiden-
cuando las de los otros no cabían de concu- te de la República.
rrentes.”
En 1928, por presión de, entre otros, Sca-
(De Teorías, Vol. III, Corregidor, Buenos Aires, labrini Ortiz, Marechal y Francisco Luis Bér-
1990, págs. 299/300) nardez, reunió y publicó un libro de metafí-
sica, No toda es vigilia la de los ojos abier-
tos. En la colección dirigida por Alfonso Re-
yes, apareció al año siguiente una recopila-

2 Reflexiones de un lector, ahora: “Yo he venido de visita a este libro, no he venido a trabajar. Como de tal autor, esto debe entenderse per-
fectamente, pero no en cualquier día”.

138
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

ción miscelánea de sus criterios narrativos, Algunos aforismos y reflexiones fueron reu-
humorísticos reflexivos, y algunos especí- nidos en Cuadernos de todo y nada (1972).
menes de su desconcertante oratoria: Pape- En 1974 se inició la publicación de sus Obras
les de recienvenido. Durante muchos años completas.
de creciente soledad, su obra escrita fue
(Datos tomados del Diccionario de Autores
abundante, pero desordenada, y se supone
Latinoamericanos de César Aira, ed. por Emecé,
que mucho se ha perdido. Escribió simultá-
Buenos Aires, 2001)
neamente dos novelas: la “última novela
mala” ( Adriana Buenos Aires, curiosa mez-
cla de Arlt y Jane Austen) y la “ primera no-
vela buena”: Museo de la novela de la eter- 5.2. La teoría de Macedonio
na; impedida por una cantidad virtualmen- en la cultura argentina
te infinita de prólogos sucesivos, la novela
El aporte de Macedonio Fernández para
plantea una suerte de conspiración metafí-
una teoría de la humorística consiste no
sica realizada por los personajes y dirigida
tanto en un comentario crítico a Freud,
por el autor, unos y otros presentados como
efectivamente desarrollado en una posición
tales. En uno de sus mejores chistes, afirma-
central en su ensayo, como en la explicita-
ba que a veces se le mezclaban las páginas
ción de una teoría sobre el humor desde el
de las dos novelas. En 1940 se publicó en
punto de vista vanguardista. En Freud se lee
Chile Una novela que comienza, esbozo de
el interés sobre el chiste y las otras especies
“metanarración”, con una teoría sobre los
de lo cómico y lo humorístico como aportes
“lectores de comienzos” de novela, para los
a su teoría de los diversos estadios de lo psí-
que ha sido escrita ésta.
quico, sobre todo como pruebas sobre el
En 1944 apareció una segunda edición trabajo del inconsciente destinadas al am-
de los Papeles de recienvenido, ampliados biente científico positivista; en Macedonio,
con una Continuación de la nada, “mitad en cambio, el trabajo sobre el humor está
inconfundiblemente segunda”. Entre 1943 enmarcado en la configuración de la Estéti-
y 1945 colaboró en la revista “Papeles de ca del Belarte. Desde allí se puede entender
Buenos Aires”, que hacían sus hijos Adolfo su crítica a Freud, sus criterios de inclusiones
y Jorge de Obieta (el primero, reconocido y exclusiones en una tipología de lo estéti-
poeta, con el tiempo fue miembro de la co. Con esta perspectiva se plasma en la cul-
Academia Argentina de Letras). Murió en tura argentina de los 40 el postulado teóri-
1952. Al año siguiente apareció en México co de una estética experimentalista que in-
una recopilación de sus Poemas. cluye al humor y le da un desarrollo priori-
tario. Es en el mismo año en que aparece la
El Museo de la novela de la eterna, en novela de Cancela Historia Funambulesca
una reconstitución tentativa hecha por del Profesor Landormy que puede ser consi-
Adolfo de Obieta, se conoció en 1967, y derada una bisagra entre el humorismo cos-
Adriana Buenos Aires en 1974. De la prime- tumbrista y la novela experimental que, se-
ra hubo otras tres ediciones, también hipo- gún la Historia de la literatura argentina
téticas: en las Obras completas, en la Biblio- editada por Capítulo, comienza ocho años
teca Ayacucho, y en la colección Archivos. más tarde con Adán Buenosayres, de Mare-

139
Ana B. Flores Humor y Psicoanálisis Dossier

chal. En la novela de Cancela los juegos pa- Para la humorística “optimística” de Ma-
ródicos metadiscursivos e intergenéricos, las cedonio, lo que Freud no especificó es que
rupturas con los tradicionales pactos de lec- en lugar de hablar de ahorro de gasto síqui-
tura verosimilizadora, la provocación per- co, tuvo que decir ahorro de dolor, o sea,
manente al borde del absurdo, el cuestiona- placer. La felicidad por lo conveniente es lo
miento a las respuestas a la ley por la des- que genera el humor. En ese sentido, el ab-
mesura, ubican a esta escritura muy cerca surdo creído por un momento libera al espí-
del experimentalismo de vanguardia. ritu del hombre, por un instante, de la dog-
mática abrumadora de una ley universal de
Para Macedonio el arte literario tiene
racionalidad, límite a la riqueza y posibili-
tres géneros puros: la metáfora o poesía, la
dad de la vida. “Variedad” y “libreposibili-
humorística conceptual (con el consecuente
rechazo al realismo y a lo sentimental) y la dad” revisten tonalidad optimística. Para
prosa del personaje o novela. Como se lee Macedonio es un mérito que un procedi-
de esta distribución, hay no sólo superación miento artístico conmueva, conturbe nues-
de las jerarquías clásicas y burguesas (géne- tra seguridad ontológica y nuestros grandes
ros altos y bajos o mostrar a los personajes “principios de razón”, nuestra seguridad in-
mejor, igual o peor, etc.), camino iniciado ya telectual.
por el psicoanálisis, sino una posición para
“Lo cómico ‘realístico’ o de sucesos y el
el humorismo en la estética que viniendo
chiste verbal o conceptual tienen sólo de
de la vanguardia experimentalista parece la
común pero esencial, la referencia hedo-
confirmación teórica a la tesis de Gombrich
nística. Ambos se centran en placer, y no
(1979) en el sentido de que el experimenta-
sólo en el espectador o lector sino en el
lismo del humor es condición de posibilidad
paciente de la comicidad real. Se parece-
de las vanguardias históricas.
rían también por corporalizarse ambos
Según la teoría general de Belarte, pue- como absurdos, pero en lo cómico real
den crearse sólo dos momentos únicos ge- trátase de un absurdo material -más que
nuinamente artísticos, en la psique del lec- absurdo, una exagerada falta de punte-
tor: el momento de la nada intelectual por ría, es decir, desafinidad con lo posible,
la Humorística Conceptual, mejor llamada más no imposible absoluto-. En el chiste
Ilógica del arte, y el momento de la nada del verbal (...) lo esencial es la obtención de
ser conciencial, usando de los personajes un momento conciencial de absurdo creí-
(novelística) para el único uso artístico al do; la connotación hedonística espiritual
que debieron siempre destinarse, no para radica en la entrevisión de la todoposibi-
hacer creer en un carácter, en un relato, sino lidad intelectiva, que tiene resonancia li-
para hacer al lector, por un instante, creerse beratriz”.
él mismo personaje, arrebatado de la vida.
En Humorística los sucesos, el suceso mínimo “Tanto en el caso de la todoposibilidad
necesario, no se proponen la creencia en el práctica, creída, como en el caso de la todo-
sucedido sino sostener una expectativa de posibilidad inteligible, se trata de temáticas
entender y derivarla instantáneamente a un o posiciones mentales de marcada tonali-
segundo de creencia en lo absurdo. dad placentera.” (pág.305)

140
Dossier Humor y Psicoanálisis Ana B. Flores

Pero humorismo se da en el chiste con- Bibliografía


ceptual, lo demás es mera comicidad. (O sea Aira, César: Diccionario de autores latinoamericanos, Emecé,
que las jerarquías son internas al género). Buenos Aires, 2001.
Por último, lo cómico es: 1) emoción, 2) pla- Camblong, Ana: Macedonio. Retórica y política de los discursos
centera, 3) inesperada, 4) nacida: a) de per- paradójicos, Eudeba, Buenos aires, 2003.
cepción súbita de un trámite o acto cual- Fernández, Macedonio: Obras completas. Teorías, Corregidor,
Vol. III, Buenos Aires, 1990.
quiera sin daño de impulso hedonístico, no
Flores, Ana B: Políticas del humor, Ferreira editor, Córdoba,
el malvado pero sí el enteramente egoístico 2000.
sin maldad que se equivoca por prudencia
excesiva o ilusión imposible; b) o de la
creencia súbita en un absurdo.

En este humorismo conceptual por el ab-


surdo vemos entonces que se plasma a nivel
de manifestación discursiva la más radicali-
zada de las respuestas libertarias a la ley,
aquella que toca el borde de la frontera del
caos, de la todoposibilidad, simultánea-
mente, y sólo en esa fugacidad, de la Nada.
En este sentido, la estética macedoniana re-
sulta precursora de la realización del humor
“incomodante” que marca la innovación en
la cultura argentina desde los noventa.

141
Ironía

Susana Gómez*

Liniers, Lunes 20 de junio de 2005

¿Qué leemos en esta viñeta? Hagamos una Wilde? ¿Quién es Oscar Wilde? Y embocar-
lista: Oscar Wilde, la moda, su transforma- la, todavía, ¿embocar qué? ¿Dar con la jus-
ción veloz. Las razones de lo insoportable ta, acertarle, ser balero en los designios de
de la moda: la fealdad se descubre con el la sociedad? ¿El vestidito celeste no es feo
paso del tiempo. Contrastes, quiebre de la sólo porque no está de moda?
creencia tras la reflexión en silencio. Un ves-
tidito nuevo igual a los demás. La niña ob- En el contexto de una serie de historietas
serva, con rigor de analista, un hecho de la que regularmente publica un periódico ar-
cultura, sus evaluaciones. El gato inscribe gentino, el personaje femenino prolonga
una pregunta allí donde no se la espera: si un significante: el vestido que la identifica
se modifica tanto algo es porque no da re- trasciende las modas. El gato, remedo del
sultado. Pero, tras el silencio y el aparente Gato de Cheshire, es el interrogador intervi-
cambio de tema, el hilo conductor abierto niente en un diálogo en el cual puede espe-
se enreda en un nudo que retorna al co- rarse un giro en la historia, o al menos un fi-
mienzo: “Sí, che... muy lindo”, dice el gato, nal revelador de una idea nueva.
legitimando una decisión materna de com-
La ironía está en el centro del texto, allí
prarle a la niña su eterno vestidito celeste.
donde no leemos, sino que vemos el silencio
Los personajes se quedan pensando jun- en la cara sin boca de la nena. Notemos que
to a nosotros, hasta que todo vuelve a su la ironía es definida en griego eir?néia, disi-
“normalidad”. ¿Normas? ¿Cuáles? ¿Los dic- mulo y del latín iron?a, “interrogación fin-
tados de la moda, su urgente adaptación giendo ignorancia”, derivado de éiromai,
para no quedar afuera de lo que se usa en “yo pregunto”. Los diccionarios etimológi-
esta temporada, todo porque lo dijo Oscar cos dan una explicación poco usual a lo que

* Dra. en Letras, Magister en Sociosemiótica (UNC)

142
Dossier Humor y Psicoanálisis Susana Gómez

comúnmente llamamos “ironía”. Se trata de resulta en una revisión de todo el enunciado


pensar una operación discursiva en la cual la y, por ende, de las propiedades del mundo
interrogación da cuentas de una contradic- que están siendo aludidas: la madre, el vesti-
ción inscripta pero no explícita, en un enun- do, la moda, el cambio; pero también la de-
ciado. Por ello, el cuadro silencioso es el um- finición misma de la moda que consiste en su
bral a la actitud irónica, interrogadora co- perentoriedad. Ya no importa Oscar Wilde ni
mo en Sócrates, de los enunciados que dan las doscientas veces que cambió la moda, sino
lugar a los objetos del mundo conocido. Allí, el hecho de que cambia para que no cambie
y no después, se instala la ironía. nada y sigamos siendo lo que somos, manda-
to materno de por medio.
Sería una estrategia discursiva, constituida
por una contradicción encubierta de elemen- Paul de Man, crítico inglés, reconoce en
tos pertenecientes a extremos de un mismo la ironía no sólo un tropo, sino una “dialéc-
orden en la relación del hablante con el mun- tica del yo (self)” en la cual el sujeto ve re-
do. Se reconoce en la ruptura de la continui- flejado el reverso de su conciencia. El gato,
dad, en el quiebre de las creencias, en el pa- la niña, son reversos de un solo sujeto pen-
so abrupto a otro orden lógico, aquel que de- sante, dada la contrariedad inherente a los
sequilibra las propiedades de las cosas invo- enunciados que evidencian objetos del
cadas y las coloca en un equilibrio nuevo. mundo de referencia.
Podríamos pensar en varias direcciones. Otro teórico anglosajón de la ironía,
Verla como un tropo o una figura de lengua- Wayne Booth, aclara que habría cuatro ele-
je, pero nunca un mero adorno. En tanto fi- mentos básicos en la ironía estable, aquella
gura, la ironía funciona gracias a un opera- que “delimita un universo del discurso en el
dor lógico que liga a dos proposiciones por su que podemos decir con plena garantía cier-
contrariedad. Se capta a través de una opera-
tas cosas que son quebrantadas por las pa-
ción interpretativa consistente en dar vuelta
labras expresadas en el discurso” (Booth:
la significación del enunciado y atribuirle hi-
1986:32). Es decir, aquellos enunciados que
pótesis de sentido contrarias a las literales. O
trabajan sobre la ruptura de un orden espe-
en atribuirle literalidad donde no la hay.
rado, a través del discurso y que con eso
En el ejemplo, la aguda reflexión sobre dan cuenta del alcance de lo que se dice, co-
la moda queda en la nada cuando es con- mo en el ejemplo que usamos.
tradicha por el gato que legitima el mismo
Estos cuatro elementos son: intencionali-
vestidito celeste de siempre, pero recién
dad (no hay ironía por casualidad, sí enun-
comprado. La interpretación rebota de un
ciados irónicos que responden a políticas de
salto a los primeros cuadros de la historieta
lo decible y a estrategias discusivas eviden-
y uno se pregunta: ¿pero cómo, si acaban
tes. El ejemplo de Booth es doloroso: se tra-
de decir que la moda es...?
ta del cartel de ingreso a los campos de con-
Entramos entonces en otra dirección: el centración nazis en los que se decía “ el tra-
excedente de trabajo interpretativo realiza- bajo os hará libres”); su carácter encubierto,
do por el receptor (aquél que atribuye con- que requiere de un intérprete avezado y co-
trariedad en el último cuadro de la historieta) nocedor de los contextos en que se ironiza

143
Susana Gómez Humor y Psicoanálisis Dossier

(por ello se usa para la burla, para la desca- dejar explícita la ley que se ha naturalizado
lificación con enunciados que a veces el en la vida cotidiana o en la experiencia in-
propio ironizado no puede reconocer); el terna de cada quien, a tal punto de reque-
significado se estabiliza una vez utilizada la rirse de una evidencia de la literalidad para
ironía (por ello probablemente “queda pe- reconocer un proceso discursivo que ha de-
gada” a un objeto, una memoria, un suje- jado de ser visible (la ironía suele tomar co-
to); y su significado es limitado a la circuns- mo objetos aquellos que ya ni se ven ni se
tancia de uso (se quebrantan las leyes de la sienten ni se piensan, lo acostumbrado, lo
significación en un universo limitado, cono- que forma parte del paisaje).
cido, estabilizado en las actuaciones socia-
les). De esta manera, ironizar se torna un Volviendo a Hutcheon, aceptaríamos
acto discursivo, en el cual los sujetos del dis- que la ironía es siempre social y semiótica
curso (enunciadores, intérpretes, replicado- (genera sentido por sí misma) por ser siem-
res) forman una comunidad de interpreta- pre necesariamente evaluativa y evaluado-
ción de la ironía en sí y de sus efectos en la ra. Por ello, es transideológica: “consigue
sociedad. Quizá por ello es difícil encontrar funcionar y funciona tácticamente al servi-
ejemplos de una ironía humorística, risible, cio de una vasta gama de posiciones políti-
contagiable y también que sea propia de la cas, legitimando o solapando una gran va-
intimidad en la relación cercana entre dos riedad de intereses”. (Hutcheon, 1995: 26).
personas que pueden dar por supuestos Tanto el intérprete como el ironista dia-
muchos conceptos. logan entre sí a través del acto irónico, sig-
Lo cual nos lleva a un camino más, entre nificando con esa actitud evaluadora su
otros: la teoría de la cultura coloca a la iro- propia relación, dado que se necesita de un
nía como la hermana seria del humor. Linda pacto de comprensión que garantice el
Hutcheon (1995) admite que, proveniente efecto irónico desde la destinación (el iro-
de la dialéctica cultural entre apariencia- nista) a la comprensión (el destinatario), sea
/realidad, la ironía no sería en sí misma un éste risible o no. Situacional por definición,
recurso humorístico, sino que más bien es la ironía nos coloca en las circunstancias de
usada para reforzar actitudes establecidas y ser a la vez interrogadores e interrogados.
la ley, no para cuestionarlas. Eso es lo que A todo esto, el decir común alude mu-
vemos en nuestro ejemplo: no se discute si chas veces a la “ironía del destino”, aquel
la moda debe o no cambiar, no se trastoca que nos elige la suegra, nos deja sin el cuer-
su ley cultural (su dinamismo aparentemen- po deseado porque la moda es tirana, nos
te gratuito) sino que se la estabiliza. La ley traiciona la razón porque el corazón no en-
sigue estando ahí, su aparente cuestiona- tiende, y nos compra, para variar, repetidos
miento no es más que un indicador de una vestiditos celestes. A propósito, no sé dónde
contrariedad en su definición: siempre ha- puse el vestido anaranjado de salir que usa-
brá modas, tanto como eternos vestiditos ba el mes pasado. ¿No lo vieron por ahí?
celestes. El mediador (la madre) está en lu- ¡Tan lindo que me quedaba!
gar de tal contrariedad, la significa. El arte
toma la ironía como recurso creativo para

144
Dossier Humor y Psicoanálisis Susana Gómez

Bibliografía
Booth, Wayne C.: 1974, en 1986. Retórica de la Ironía. Taurus.
Madrid.
De Man, Paul: 1996, en 1998. La ideología estética. Cátedra.
GRUPO ?: “Ironique et iconique” en Poetique 36. Noviembre.
París. Seuil (número temático dedicado al tema)
Hutcheon, Linda: 1995, en 2000. Teoría e política da ironia
(Theory and politics of irony). Belo Horizonte. UFMG

145
Parodia

Marcelo A. Moreno*

El estudio del término parodia toma como hipertexto, a un texto anterior A, denomi-
punto de partida un entramado de concep- nado hipotexto. Uno de los ejemplos signi-
tos teóricos, nociones y reflexiones elabora- ficativos para comprender esta relación en
dos por Gerard Genette, estudioso francés la cultura argentina es la vinculación entre
situado en el pensamiento estructuralista el Fausto de Goethe y el Fausto de Estanis-
durante los años 60. El autor delimita el lao del Campo. En este ejemplo el Fausto
problema de la parodia circunscribiéndolo a del escritor alemán constituye el hipotexto
un conjunto de relaciones que él denomina A y el texto del mismo nombre, pero de au-
transtextualidad1, entendiendo por ello tor argentino, es el hipertexto B. La relación
todo lo que pone a un texto en relación ex- se establece, según el estudioso francés, por
plícita o implícita con modos de escritura, un procedimiento de transformación ya
formas de comunicación (enunciación), gé- que el Fausto de Estanislao del Campo tras-
neros literarios, etc, de los que depende y se pone la acción, el conflicto y los personajes
relaciona con cada texto particular. Genette del texto alemán a los modos de escritura
piensa la parodia en el marco de una rela- del género de la literatura gauchesca con la
ción específica que denomina hipertex- representación de su lengua, en donde pue-
tualidad. Dicha relación se define como to- de leerse un tratamiento paródico no nece-
da vinculación que une un texto B, llamado sariamente de efecto humorístico.

* Licenciado en Letras (UNC)


1 A partir de la transtexualidad Genette deriva una serie de relaciones intervinculadas, de las cuales no podemos ocuparnos aquí en su
totalidad: la intertextualidad, relación de copresencia entre dos o más textos o bien la presencia efectiva de un texto en otro; la para-
textualidad, relaciones que el texto mantiene con los títulos, prefacios, epílogos, prólogos, epígrafes, etc. Luego tenemos la metatex-
tualidad, que corresponde al comentario crítico, vinculando un texto con otro texto que habla de él sin citarlo y sin nombrarlo. Otra re-
lación es la architextualidad que articula una vinculación explícita o implícita del texto con el género cuyo valor es generalmente clasi-
ficatorio y aporta significaciones en cuanto a la interpretación y recepción del lector. Finalmente mencionamos la hipertextualidad que
examinaremos con detenimiento a propósito de la parodia.

146
Dossier Humor y Psicoanálisis Marcelo A. Moreno

Genette afirma que el término parodia - representación baja en modo dramático:


siempre ha sido objeto de confusiones ine- la comedia.
vitables y de usos impregnados de ambi-
- representación baja en modo narrativo:
güedad en algunas ocasiones. Por ello, his-
la parodia.
toriza los modos en que se ha definido el
concepto de parodia y parte de la tradición Según esta división, la parodia tiene co-
occidental del pensamiento de Aristóteles. mo característica principal una cierta burla
Una primera aproximación la proporciona de la epopeya y tiene los siguientes proce-
la etimología: parodia proviene de oda dimientos textuales o tres formas de paro-
(canto) y de para (a lo largo de, al lado); pa- dia desde la perspectiva de la tradición aris-
rodien. De ahí parodia significaría el hecho totélica:
de cantar de lado, cantar en falsete, o con
• la aplicación de un texto noble, modifica-
otra voz, en contracanto -en contrapunto- o
do o no, a otro tema generalmente vul-
incluso cantar en otro tono: deformar o
gar,
trasponer otra melodía. Es decir, que la pa-
rodia siempre trabaja sobre otro texto -el • la transposición de un texto noble en un
texto parodiado- imitándolo, transformán- estilo vulgar,
dolo o introduciendo variaciones (traspo-
• la aplicación de un estilo noble (la epope-
niéndolo). Por otra parte, es importante te-
ya), por ejemplo La Ilíada de Homero, a
ner en cuenta que algo se reconoce como
un asunto vulgar o no heroico.
parodia porque la sociedad en determinado
momento histórico establece leer algunas Por lo que antecede, el surgimiento de la
prácticas significativas en términos de paro- parodia se produce cuando los poetas griegos
dia. Esto constituye lo que Genette denomi- (rapsodas) cantaban los versos de la Ilíada o la
na como condiciones pragmáticas masivas y Odisea y percibían que estos relatos no satis-
declaradas. facían las expectativas o curiosidad de los
oyentes, introducían en ellos para distraer al
El filósofo griego conceptualiza la prác-
público a modo de intermedio breves poemas
tica artística (que denomina poesía) como
compuestos con versos más o menos iguales a
una representación en verso de acciones
los que se habían recitado, pero desviando su
humanas. Estructura y organiza dicha re-
sentido para expresar algo distinto. Ello con la
presentación según la dignidad moral y so-
finalidad de divertir al público.
cial (alta y baja) e incorpora también el mo-
do de representación (dramático y narrati- Las consideraciones precedentes permi-
vo). En función de estos dos criterios se con- ten afirmar que la parodia es el revés de la
figura la siguiente distribución de las pro- epopeya e incluso que en el propio texto
ducciones artísticas en la Grecia clásica: épico ya estaba contenida la posibilidad de
ser parodiado. En consecuencia, el concepto
- representación alta en modo dramático
de parodia en el contexto histórico-cultural
(en sentido teatral): la tragedia.
de la Grecia clásica estaba ligado con una
- representación alta en modo narrativo: la práctica sobre los textos con una fun-
epopeya (épica). ción de entretenimiento y diversión.

147
Marcelo A. Moreno Humor y Psicoanálisis Dossier

Durante el siglo XVII en Francia, la paro- que puede generar efectos paródicos-hu-
dia va a incluirse como un término subsumi- morísticos desde el punto de vista de su
do en el interior de los tratados de retórica, función. Un ejemplo de esta práctica tex-
es decir, en tanto figura retórica. De tual en el marco de los géneros y formatos
acuerdo con esta otra perspectiva, Genette televisivos lo constituye El Gran Cuñado
reconoce y establece la parodia mínima co- (año 2002-2003), segmento humorístico del
mo la forma más rigurosa de la parodia. programa VideoMatch de Marcelo Tinelli,
Consiste en retomar literalmente un texto en donde se imita el estilo y la forma del
conocido para darle una significación nue- reality show Gran Hermano para ridiculizar
va, jugando a cambiar una palabra, una sí- la figura de los políticos actuales. Aquí es
laba, una letra, etc, e introduce de este mo- posible derivar algunos efectos paródicos si
do una desviación del sentido, del contexto, bien se trata de otra forma humorística des-
de la dignidad social (Aristóteles). Un ejem- de la perspectiva de Genette. Asimismo,
plo sencillo de este procedimiento se obser- existe una forma de pastiche puro, aquel
va en algunos slogans políticos, tal como el tipo de pastiche entendido en términos de
siguiente: “En estas elecciones nos encon- una imitación sin función satírica.
trarán unidos o dominados”, donde el pro-
cedimiento de la parodia mínima transfor- Por otra parte, existe otra forma humo-
ma ese slogan político afirmando: “En estas rística que se diferencia de la parodia: el
elecciones nos encontrarán unidos y domi- travestimiento burlesco.2 Este término
nados”. Aquí se ha operado la sustitución se define por un cambio en el estilo (formas
de “o” por “y” con la consiguiente desvia- de hablar) de los personajes. Desde una vi-
ción o inversión del sentido. Otro ejemplo sión aristotélica, el travestimiento hace ha-
es el nombre del último espectáculo teatral blar a los personajes en un lenguaje trivial y
de Cacho Buenaventura (verano del año bajo o viceversa. Es posible afirmar enton-
2005) denominado Demoños, haciendo re- ces que esta última forma modifica el estilo
ferencia a la situación del humorista que sin modificar el tema; mientras que de ma-
brinda un espectáculo teatral indicado por nera inversa la parodia modifica el tema sin
el moño del smoking, pero también alude a cambiar el estilo. Un ejemplo de travesti-
una especie de “locura” (“está del moño”), miento se reconoce en la obra teatral San
según el dicho popular. Vicente SuperStar (1976) de Miguel Iriarte,
en la cual durante la escena del mendigo
Pero también es posible realizar una imi- que transita por las calles del barrio cordo-
tación estilística con función crítica o ridicu- bés el personaje de condición social baja
lizadora del estilo de un autor, de un texto habla en un estilo elevado sobre temas re-
o de un género, que en el siglo XVII se con- feridos a la vida, el destino humano y la fi-
sideraba como una de las especies de la pa- losofía.
rodia en sentido más amplio.Genette llama
a esta forma pastiche satírico, no agrupa- El recorrido por estos tres términos mues-
ble estructuralmente con la parodia, aun- tra que, siguiendo el sentido común, la pa-

2 Esta serie de términos y formas humorísticas que Genette denomina parodia, pastiche y travestimiento burlesco no han de conside-
rarse como tipos puros, estables y claramente delimitables. Por el contrario, en un texto funcionan e interactúan simultáneamente. Ade-
más, dichos términos no se conciben como géneros sino más bien en tanto prácticas textuales transgenéricas, entendiendo por tales
los modos de trabajar la relación entre dos o más textos que atraviesan distintos géneros.

148
Dossier Humor y Psicoanálisis Marcelo A. Moreno

rodia se confunde la mayoría de las veces tiene una función cómica, burlesca o humo-
con el pastiche satírico y el travestimiento. rística, el autor francés propone hablar de
Frente a esta situación, Genette afirma que: parodia seria. El procedimiento textual
que rige la parodia seria es el de la trans-
El vocablo parodia es habitualmente el
posición, que consiste en el traslado de ac-
lugar de una confusión muy onerosa, por-
ciones, personajes, temas, etc a textos situa-
que se utiliza para designar tanto la defor-
dos en una cultura diferente, como el ejem-
mación lúdica, como la transposición bur-
plo citado más arriba. Otra muestra de pa-
lesca de un texto, o la imitación satírica de
rodia seria es el cuento de Jorge Luis Borges
un estilo. La razón principal de esta confu-
sión radica en la convergencia funcional de La muerte y la brújula. Allí el relato traslada
estas tres fórmulas [formas humorísticas], las características básicas del género policial
que producen en todos los casos un efecto (un detective que investiga una serie de
cómico, en general a expensas del texto o asesinatos para descubrir al asesino) pero al
del estilo parodiado. (1989:37) final del cuento el lector sabe que todas
esas pistas que ha seguido el detective fue-
Por dichas razones, Genette propone ron puestas por el criminal con el objeto de
una distinción fundada en criterios estruc- hacer caer en una trampa al primero y ma-
turales atendiendo a los procedimientos tarlo. El relato utilizó los rasgos de la nove-
textuales que cada término humorístico po- la policial pero al mismo tiempo introdujo
ne en juego: una variante y, por ende, una desviación del
• Parodia: procedimiento de transforma- sentido (transposición) que no era aceptada
ción (desviación de sentido por cambio por las características del género policial: la
del tema o asunto con función cómica) muerte del detective en manos del asesino
que no produce un efecto cómico. En este
• Travestimiento: procedimiento de trans-
ejemplo puede leerse, según Genette, una
formación estilística con función degra-
parodia seria por la variación explicada.
dante (desviación de sentido por cambio
del estilo, de serio a vulgar o viceversa) Por lo que antecede, los textos de la cul-
• Pastiche satírico: procedimiento de imita- tura argentina pueden trabajar la parodia,
ción estilística con función cómica (desvia- el pastiche satírico, el travestimiento y la
ción del sentido por imitación de un estilo) parodia seria entrecruzando simultánea-
mente la función lúdica (de entretenimien-
Sin embargo, al preguntarse por el ejem-
to y diversión), la función humorística, la
plo del Fausto de Estanislao del Campo en
función satírica, la función irónica, la fun-
su relación con el Fausto de Goethe, surge
el interrogante: ¿por qué leer al texto de ción polémica y la función seria.
Estanislao del Campo como una parodia de
la obra de Goethe?, y en segundo lugar, es-
ta forma de parodia ¿posee necesariamen- Bibliografía
te un efecto cómico y/o humorístico?
-Genette, Gerard (1989): Palimpsestos. La literatura en segundo
En este último caso, donde la parodia no grado. Taurus. Madrid.

149
Infancia y humor.
Juegos de palabras: cuando el lenguaje
nos arroja al fuego del juego

María Florencia Ortiz*

La risa en la infancia Uno de los aspectos centrales de la teo-


ría sociohistórica de este autor es la afirma-
¿Hay alguna particularidad en la risa de los ción de que los Procesos Psicológicos Supe-
niños? Durante la infancia, experimenta- riores (PPS) se originan en la vida social, es
mos una multiplicidad de formas de la risa, decir, en la participación del sujeto en acti-
como un efecto complejo del proceso de so- vidades compartidas con otros2. Se distin-
cialización. Con numerosos matices, en esta gue muy claramente que el desarrollo cul-
etapa podemos conocer los seis aspectos di- tural y el orgánico se sobreponen; sin em-
ferentes de la risa que estableció Propp: sa- bargo interesa la abstracción de estudiarlos
tírica, buena, maligna, alegre, ritual e inmo- por separado para explicar de qué manera
derada; además de la risa extraestética, la el componente cultural transforma nuestras
de las cosquillas1. A medida que crecemos, mentes. “La vida cultural no aparece mode-
avanzamos y complejizamos los motivos de lando un proceso de desarrollo natural sino
la risa; lo anterior se produce en gran medi- que genera en paralelo a estos procesos na-
da gracias al proceso de interiorización del turales y en parte, sobre su base, un proce-
lenguaje, tal como lo conceptualizó Vi- so de desarrollo diferenciado y con legali-
gotsky. dad propia” (Baquero,1996: 37)

* Especialista en Enseñanza de la lengua y la literatura, Licenciada en Letras (UNC).


1 Nos referimos a su libro Comicidade e riso, (1992), uno de los trabajos más ricos por la variedad y la taxonomía sobre lo cómico y
la risa. Allí clasifica el humor considerando tipologías según motivos, temas, caracteres, funciones sociales, buscando elaborar una tra-
dición etnocultural, en base a representaciones de lo cómico, sin considerar con detenimiento su textualización ni sus diferentes so-
portes significantes.
2 El autor distingue entre los Procesos Psicológicos Superiores (PPS) a los rudimentarios y los avanzados. Dentro de los PPS rudi-
mentarios se ubica el lenguaje oral, adquirido en la vida social general por la totalidad de la especie humana. Los PPS avanzados po-
seen atributos tales como poseer un grado significativamente mayor de uso de los instrumentos de mediación con creciente indepen-
dencia del contexto y de regulación voluntaria y realización consciente (por ejemplo, el dominio de la lengua escrita).

150
Dossier Humor y Psicoanálisis María Florencia Ortiz

Esta teoría intenta explicar de qué ma- pectáculo de marionetas) dentro del marco
nera el lenguaje como fenómeno social, in- del juego, se caracteriza por un levanta-
cide en este proceso de interiorización del miento de la censura y representa pues, una
habla, destacando que lo social interviene economía de tensión, una gratificación, un
como un factor inherente a la constitución relajamiento; pero al mismo tiempo, deter-
de los PPS. El lenguaje es el ejemplo para- mina un equilibrio, una norma comunitaria.
digmático que le permitió a Vigotsky descri- Permite al niño ver claramente lo que está
bir cómo este proceso es el responsable o permitido y lo que no lo está y hasta dónde
creador del espacio interno, del plano de la puede llegar el descontrol”. (Soriano M.,
conciencia y no un receptáculo de conteni- 1996: 364).
dos externos. Más allá de las posiciones di-
versas que se plantearon a partir de esa teo- El encuentro del niño con la lengua, pro-
ría, ha quedado ratificado el papel funda- ceso que se da a través de las conversaciones
mental de la interacción con otros en el cur- y de otras formas que desarrollan los adul-
so de la adquisición lingüística en un entor- tos de su entorno con él como interlocutor o
no cultural, en la constitución de aquellos ante él como testigo, incluye la interacción
procesos psicológicos cuyos atributos per- con variadas formas humorísticas de la cul-
miten poseer un grado significativamente tura, que van más allá del efecto de lo cómi-
mayor de uso de los instrumentos de me- co: la risa. Las operaciones que obliga a ha-
diación con creciente independencia del cer el humor, abren preguntas sobre las ma-
contexto; y de regulación voluntaria y reali- neras en que los niños se apropian del lega-
zación consciente. do simbólico de la cultura en la que viven.

Los motivos de la risa durante la infancia Sabemos que el humor que se canaliza a
han sido indagados según enfoques diver- través del lenguaje es un poderoso instru-
sos; entre ellos, su estrecha vinculación con mento semiótico de mediación y provoca
la resolución de tensiones3. Según Marc So- una recíproca apropiación del sujeto y la
riano “la explicación de la risa como una cultura, generando siempre una tensión en-
descarga, y su efecto benéfico general des- tre lo conocido y lo no conocido. Para poder
de el punto de vista orgánico, como una reírnos, es necesario cierto conocimiento de
ayuda para el ser humano para sobrellevar las reglas, a las que los niños están cono-
dificultades que le parecen intolerables, so- ciendo paso a paso: “No necesitan conocer
bre todo se refiere a un tipo de risa: la be- todas las reglas y experimentan el mismo
néfica, franca, de relajamiento. Contraria a placer que los adultos. Es así que, cuando se
la risa amarga o feroz, la que expresa envi- ríen de un chiste, es porque están compren-
dia o vanidad. La función de la risa puede diendo, están entendiendo la cosa “al dere-
resultar contradictoria: si pone en movi- cho” y luego por eso se pueden reír de la
miento la energía (el placer y la libido que cosa “al revés” como se la presenta el chis-
despierta ver un policía apaleado en un es- te. Un chiste encierra una poderosa unidad

3 Esta tensión se conecta con lo que menciona Freud en Más allá del principio de placer. En este artículo presenta sus reflexiones a
partir de la observación de un niño de un año y medio que juega a hacer aparecer y desaparecer un objeto. Cuando su madre lo deja,
él sufre pasivamente, mientras que a través del juego con el objeto asume un papel protagónico, provocando activamente dicha desa-
parición, lo cual satisface su gusto por la dominación y, consecuentemente, le proporciona placer. Entre otras explicaciones posibles,
el ejemplo sirve para pensar al juego infantil como un preejercicio y un descubrimiento del universo, y también como un esfuerzo sim-
bólico que permite resolver tensiones. (Freud, S.: Obras completas, Tomo III, 1981: 2510-2511).

151
María Florencia Ortiz Humor y Psicoanálisis Dossier

de sentido, y es por eso que cuando el niño tos ejercicios placenteros preparan el cami-
ríe, se ríe del placer que le produce darse no para una subjetividad que se fortalece a
cuenta de que está entendiendo, que com- medida que la interacción con la cultura en-
prende, que domina algo.” 4 riquece esta experiencia.

Ahora bien, conocer las reglas y vivir la Los tres primeros años de vida siguen
tensión entre lo conocido y lo no conocido, siendo una permanente fuente de asombro
involucra procedimientos que tienen que ver para los adultos, ya que en este breve tiem-
con la comprensión de ciertos aspectos del po un niño alcanza a dominar el lenguaje,
lenguaje que desbaratan su lógica y lo arro- instrumento sumamente complejo. La pro-
jan al terreno de lo lúdico, entre ellos: los ducción de significaciones que revelan estos
juegos de palabras. ¿Cuándo comienza este primeros contactos con la materialidad sig-
conocimiento? Los niños manipulan la mate- nificante durante la construcción de la sub-
ria prima del lenguaje en los primeros meses jetividad pareciera prolongarse en ciertas
de vida a través del gorjeo, lalaleo, ecolalia o expresiones del folklore literario que cono-
primeros balbuceos, durante la denominada cemos en la infancia. La preferencia de los
fase prelingüística. Se ha destacado de estas niños por composiciones rítmicas, canciones
primeras experiencias que a pesar de no exis- y juegos con el lenguaje que perviven de
tir aún una asociación significante-significa- una generación a otra, no se explica como
do, ellas provocan un goce percibido por la una sencilla tontería infantil; sino más bien
materialidad de los sonidos: el ritmo, la mu- por el poder de evocación capaz de encen-
sicalidad, la repetición. Distintas disciplinas der emociones de estas formas a menudo
coinciden en que se trata del inicio de un sin sentido o simples juegos de sonidos.
proceso que afirma el carácter activo del su-
jeto que produce estos tanteos desorganiza- Durante la primera infancia nos mante-
dos, dando lugar posteriormente a la capaci- nemos al margen de ciertos chistes que es-
dad representativa del lenguaje gracias a la cuchamos de los adultos, porque aún no co-
interacción con el medio social. nocemos o no comprendemos ciertas reglas
de la cultura; sin embargo desde temprano
El componente lúdico de las ecolalias, el experimentamos con estas expresiones del
ritmo y las entonaciones que anteceden a folklore un tipo de humor en el que el ob-
los primeros fonemas, morfemas, lexemas y jeto de la risa es la materialidad misma del
frases, no remite todavía a un objeto signi- lenguaje. Algunos autores vinculan este he-
ficado, pero sí deja marcas en la subjetivi- cho con características en común entre este
dad. El placer provocado por esta percep- folklore y el habla infantil; por ejemplo, la
ción del cuerpo y de la voz, más el vínculo ambivalencia arbitraria de significados atri-
afectivo, producen marcas en los procesos buidos por los niños a una misma palabra.
pulsionales. Según Julia Kristeva, “se re- Tal como lo han demostrado la psicolingüís-
montan a los arcaísmos semióticos del cuer- tica y la sociolingüística, un solo vocablo
po, que antes de reconocerse como idéntico puede hacer surgir todo un fresco mental
de un espejo y, por lo tanto, como signifi- que varía y se diluye, capaz de ir mucho más
cante, está en situación de dependencia res- allá de la simple relación palabra-concepto.
pecto de la madre” (Kristeva, 1981: 262). Es- El valor de la comunicación durante este

4 “Apuntes sobre el humor, los niños y lo infantil”, de Luis María Pescetti, en http://www.laneta.apc.org/pescetti/

152
Dossier Humor y Psicoanálisis María Florencia Ortiz

periodo afecta zonas de la interioridad, participar de las prácticas humorísticas.


provocando un monólogo gratificante y sa- Aquellas canciones, composiciones rítmicas,
tisfactorio. trabalenguas y cantinelas que involucran en
algunos casos el cuerpo o movimientos gru-
En el folklore literario oral con el que en- pales (rondas) vienen a demostrar “el signi-
tramos en contacto desde niños, abundan ficado de lo insignificante”6. Estos juegos,
ejemplos para pensar en la capacidad del en su mayoría con algún rasgo humorístico
lenguaje de desprendernos de las significa- (la exageración, un componente absurdo,
ciones habituales y provocar sentidos que se repeticiones, imágenes confusas, entre
actualizan y resemantizan en prácticas co- otros rasgos) tienen un poder de evocación
munitarias tales como los juegos con las ma- que desafían la manera “adulta” de com-
nos, el juego de prendas, para contar, cuen- prender el mundo, y son capaces de desen-
tos de nunca acabar, rondas, canciones para cadenar la alegría en el mundo de los niños.
hacer dormir, de acumulación, para curar,
para esconderse, para iniciar un juego. La in- Retomando la pregunta del comienzo,
teracción y el tipo de lazos entre pares o con compartimos la afirmación de que no hay
los adultos que hacen posible estos usos del dos tipos de comicidad (una de los niños y
lenguaje provocan significaciones difícil- otra de los adultos); sino que a medida que
mente reducibles al aspecto conceptual. crecemos, lo cómico varía en matices, temá-
tica y complejidad. El ensanchamiento de las
Veamos en esta jitanjáfora5 que se utili- fronteras de lo cómico que experimentamos
za para introducir un juego, cómo el efecto durante la infancia implica el manejo pro-
del lenguaje radica en su capacidad de ins- gresivo de operaciones de resistencia y de
taurar un orden que no se desprende de apropiación de las reglas de la cultura. Entre
una tabla de significaciones, sino del efecto ellas, la apropiación del humor de la cultura
musical y sonoro cuyo poder actualiza que no necesariamente es sinónimo de risa.
quien la pronuncia (como el conocido “ta-
te-ti, suerte para ti...”): Sabemos que los distintos usos sociales
del lenguaje están siempre impregnados de
Tin marín evaluaciones ideológicas, de marcas identi-
dedón pingüé tarias y de conflictos simbólicos. Los niños
cúcara mácara participan en ellos de distintas maneras y
títere fue aprenden a dominarlos progresivamente. El
poder del lenguaje humorístico que incor-
En la prolífera tradición oral para niños, poran a la cotidianeidad se asocia a la ins-
encontramos razones para justificar que tauración de un orden, de un “como si” pro-
ellos no necesitan comprender todo para pio del juego, que a veces es vivido como un
experimentar la risa con el lenguaje ni para espacio de resistencia frente al adulto -una

5 Breve composición que consiste en un juego silábico sin sentido. Alfonso Reyes la define como “un poema que no se dirige a la ra-
zón, sino más bien a la sensación y a la fantasía. Las palabras no buscan un fin útil. Juegan solas, casi. Es un lenguaje que se reduce a
pura sonoridad, ritmo, música” (Reyes, A: La experiencia literaria, Bs As, Losada, 1952: 152) citado en Origgi de Monge, A. E., 2004: 55.
6 Lino Gosio, en el artículo “Trabalenguas, retahílas ... significado de lo insignificante en la literatura infantil”, explora la tesis de que
estas manifestaciones de lejanas fuentes históricas, revelan una lógica de comprensión del mundo infantil: el lenguaje esférico de la in-
fancia, en el cual como en la esfera, cada punto puede ser tanto el comienzo como el final. (Revista Espacios para la lectura, año 2, n
5, 2000, pág, 10).

153
María Florencia Ortiz Humor y Psicoanálisis Dossier

suerte de trinchera- desde la cual se puede dos de manifestaciones artísticas del mundo
subvertir el mundo heredado de los mayo- de la cultura adulta, cargando con un largo
res. Las producciones orales de los niños, re- destino de cuentos y poesías adaptados a
velan su capacidad temprana de valerse de las necesidades escolares y poblados por
la arbitrariedad de los signos para autoafir- una “voz mayor”, seria y ordenadora (en
marse y poder también reírse del adulto. Co- ambos sentidos: que da órdenes y ordena el
mo quien aprende y disfruta de jugar con mundo), la de las fábulas y las moralejas.
fuego, vive ese desafío del peligro de que-
marse: el poder de las palabras capaz de La literatura infantil comenzó a apro-
convertirse en un arma de doble filo. piarse del reservorio popular, a recrearlo y
reinventarlo orientando esta “funcionali-
dad” lúdica del lenguaje hacia un tipo de
efecto deliberado, la producción del humor,
Del folklore a la literatura infantil: en un contexto clave de nuestra cultura.
el humor que evade el control Nos referimos a las décadas del sesenta y
Al referirnos a la risa en la infancia, hemos del setenta, durante las cuales la concep-
mencionado operaciones que permiten ción de infancia se vio atravesada y cuestio-
postular un tipo de pensamiento: el pensa- nada desde distintas disciplinas, paralela-
miento infantil. Esta modalidad propia de mente al crecimiento del ámbito de libros
esta edad -con esto no decimos idéntica en para niños.
todos los niños ni tampoco exclusiva de En nuestro país, la obra poética y musical
ellos- no se superpone necesariamente a lo de María Elena Walsh popularizó y fundó
infantil, vinculado al concepto de infancia un tipo de literatura que acercaba el mun-
entendida como una construcción social y do literario infantil a expresiones artísticas
cultural, cambiante y heteróclita. que se emparentaban con las vanguardias
En el marco de una cultura que recién literarias y al mismo tiempo recuperaban las
desde la modernidad concibió al niño como fuentes folklóricas de distintas proceden-
un sujeto con status propio, los juegos con el cias: su obra para niños combinó original-
lenguaje estuvieron casi exclusivamente re- mente distintas tradiciones poéticas (la in-
legados al folklore infantil. Sus principales glesa, la española y la folklórica regional).
vías de transmisión y reaseguro de vitalidad, Veamos algunos juegos de palabras en sus
la oralidad y el traspaso intergeneracional, poesías y cuentos:
han podido resguardar la materialidad so- Las enumeraciones caóticas ponen en un
nora de estos juegos con el lenguaje de mismo nivel sintáctico elementos de distin-
otras funciones más ligadas a lo educativo. tos órdenes:
En la literatura escrita destinada a los ni- “En Portugal he visto un árbol
ños -salvo excepciones- estuvieron ausentes
florecido de guitarritas.
hasta hace unas décadas. Durante siglos, en
los libros para los niños dominó un patrón Íbamos todos a cantar:
ligado a la didascalia: su función moraliza- arañas, sapos, señoritas.” (Tutú Marambá,
dora y disciplinadora los mantuvieron aleja- 1960)

154
Dossier Humor y Psicoanálisis María Florencia Ortiz

“Sukimuki era una princesa japonesa. Vi- potenció, a través de los juegos de palabras
vía en la ciudad de Siu Kiu, hace como dos y del humor, la liberación del control de los
mil años, tres meses y media hora” (Histo- significados. Absurdo y disparate abrieron
ria de una princesa, su papá y el príncipe Kino- la ventana hacia un “como si” que opacaba
to Fukasuka”, en Cuentopos de Gulubú, 1966) el principal vehículo de formación: la fun-
ción referencial del lenguaje, su capacidad
judicativa y ordenadora. Una lógica que de-
Las palabras escritas al revés, la inven- safiaba el ingenio del destinatario invitán-
ción de vocablos, aliteraciones y onomato- dolo a conjugar razón y juego.
peyas: apuestan al juego en el nivel fónico En la literatura infantil contemporánea
del lenguaje: se ha diluido el carácter innovador de algu-
nos de estos procedimientos al propagarse
en innumerables textos un estilo lúdico y ju-
“Yo les aconsejo que nunca tengan un guetón con el lenguaje -la voracidad del
bicho tan grande, que se contenten con mercado, entre otros factores, ha tenido
un gatomiau, un perrolín, un canariopo” mucho que ver-. Sin embargo, la apuesta a
(Dailan Kifki, 1966) un lenguaje cuyas reglas se ven burladas o
amenazadas es la característica en común
de textos que renuevan esta marca de esti-
“Peligroso es lo, combinando un tratamiento lúdico del
sistema de la lengua con otros procedimien-
andar por la ca,
tos genéricos.
la calle del ga,
del gato que pes, Veamos algunos ejemplos en textos de
autores contemporáneos. Los juegos con la
que pesca y después
materialidad sonora, propios de la poesía,
se esconde y escá son quizás los más generalizados. En el si-
pa pa pa pa.” (El reino del revés, 1965) guiente fragmento de un texto de Silvia
Schujer, este tipo de juegos le imprime rit-
mo y sonoridad a un breve relato cuyo hu-
Las resonancias y las oleadas de sentido morismo es resultado de la combinación
provocadas por estos procedimientos -entre “musical” y semántica al mismo tiempo -las
otros- en composiciones de distintos géne- palabras se van encadenando en el relato
ros hicieron del disparate la lógica de la tra- según la similitud sonora-:
ma de la obra de María Elena. La manipula- “El nombre le caía a medida. Porque Aí-
ción de las reglas lingüísticas en el marco de da era una amiga muy querida, distraída
lo poético y lo humorístico fueron el princi- y cada tanto, una aburrida. ¡Qué vida la
pal instrumento de resistencia frente a este de Aída cuando vivía aburrida!
tipo de ejercicios de control: el mensaje uni-
direccional y claro. De allí que la renovación Pero eso era antes, dulces infantes. Ré-
del canon literario para los niños y el ensan- quete antes, cuando tenía constantes
chamiento del campo se produjo cuando se ataques de aburrimiento. Y ¡qué tor-

155
María Florencia Ortiz Humor y Psicoanálisis Dossier

mento esto que les cuento! Eran ataques males- a través de la inclusión de un regis-
de aburrimiento en cualquier momento. tro de lenguaje ajeno al contexto científico,
No es que Aída no tuviera alegría. Cuan- ya que utiliza terminología, expresiones y
do estaba bien, jugaba a todo y se reía: giros de la vida cotidiana para fines descrip-
a la mancha, a la rayuela, a la maestra, a tivos. La consecuencia no es menor, ya que
la escondida. Y con chicles, ¡flor de glo- estos animales que sí existen, se parecen
bos los que hacía! El problema es que de mucho a nosotros los humanos, o nosotros
pronto, mientras jugaba o saltaba, sin a ellos. El efecto de este trastocamiento
aviso ni permiso, la cara se le iba al pi- produce una ambigüedad: se relativizan
so.” 7 nuestras costumbres humanas. ¿Quién es
más animal, ellos o nosotros?
En Bichonarios, encontramos un ejemplo
del juego con la materialidad de las pala- “El násico.
bras con un fin paródico: la invención de
términos dentro de un diccionario a partir Si pasan cerca de un násico no se rían.
de la combinación de dos palabras -una de Menos aún se les ocurra hacerse los gra-
ellas se refiere a un animal, la otra a algún ciosos y decir cosas como: “¿De quién es
objeto, característica o propiedad ajena-, esa naricita?” o “Prestame la careta para
cuyo resultado es un diccionario de bichos carnaval” o “¿Loco, de dónde sacaste
inventados: ese sifón?” no hagan alusión a los res-
fríos, a las sábanas, ni pronuncien pala-
“Astro: ostra que habita los estudios ci- bras como sonata o moquete.
nematográficos. Todas sus películas son
verdaderas perlas. Este mono de Borneo carece de sentido
del humor. No se metan con su nariz por-
García: garza que, con el grado de sar- que es capaz de ponerse muy violento.
gento, acompaña al abezorro en sus
aventuras. Su raro plumaje simula el uni- ¿Cómo podríamos describirla? Lo más fá-
forme de un carabinero. cil es recurrir a las hortalizas: una beren-
jena formidable, una batata de exposi-
Orangotán: orangután malevo, muy co- ción, un super pepino.”9
mún en las letras de tango. Se lo suele
ver de noche, apoyado en un farol. Para- Otro procedimiento consiste en la trans-
dójicamente, su canción favorita es gresión de las reglas del sistema ortográfico,
aquella que habla de “el orangotán y la evidente manifestación de rebeldía frente a
orangotana”8 las normas más custodiadas de nuestro idio-
ma. Ejemplo de lo anterior es el breve texto
En ¡Qué animales! de Ema Wolf, al igual “Lotro día”, de Luis María Pescetti -nos re-
que el ejemplo anterior, se parodia un gé- cuerda textos de Carlos Warnes (cuyo seudó-
nero no literario -las enciclopedias de ani- nimo era César Bruto) y Julio Cortázar-:

7 De “Un cuento encantado contado en canto (para contarlo sin tos o contarlo en alta voz)” de Silvia Schujer, en: Cuentos y chinven-
tos, Colihue, Buenos Aires.
8 Jiménez, Eduardo Abel y Wright, Douglas (1994): Bichonarios. La estrella de mar, la mona lisa y otros famosos. Libros del quirquin-
cho, Buenos Aires.
9Wolf, Ema (1996): ¡Qué animales! Sudamericana, Buenos Aires, pág. 20.

156
Dossier Humor y Psicoanálisis María Florencia Ortiz

“Lotro día hestaba pensando que siuno —Es que, en caso de que la Luna se cai-
escribiera noimportacómo y cadauno Ko- ga, quisiera estar seguro de que lo haría
mo sele antojara, o antogase, másmere- en dirección al Sol y no en dirección a mi
fiero en un poregemplo iñorar lortogra- casa.
fía, yque, enúnporegemplo, ponerse un
asento donde noba, o faltale hotro don- —Podríamos pensar que es la Tierra la
de sí ba...sería 1 verdadero desastres.”10 que se va a caer encima de la Luna.

En el absurdo del siguiente diálogo, el —Perdón, no entiendo el vuelco de su


lenguaje se aleja del puro sinsentido, el de razonamiento.
la sonoridad de las palabras, ya otra lógica
—Es que, siendo la Tierra más grande
asalta el sentido cotidiano y la eficacia de la
que la Luna, la que saldrá lastimada será
comunicación oral:
ella y no la Tierra.”
“—Perdón, Poc. ¿Le puedo hacer una
(del libro: Historias de los señores Moc y
pregunta?
Poc11)
—Sí.
La consecuencia de este juego de contra-
—¿A cuánto queda la Luna? dicciones y argumentaciones basadas en lo
literal del discurso, es el vértigo del sentido:
—¿De ahí donde usted está parado o de el lector se ve obligado a rearmar constan-
dónde estoy yo? temente sus expectativas, a seguir esforza-
—A ver, déjeme pensar… damente el vaivén de los razonamientos de
los dos hombrecitos que dialogan, a enten-
—… der una lógica en abismo. ¿Qué significa es-
to último? El lenguaje es el fin y no el me-
—…de donde estoy yo.
dio de un juego en el que se pierde la segu-
—¿Usted quiere saber en horas o en li- ridad del referente.
bras esterlinas?
La breve muestra que hemos presentado
—Bueno, yo había pensado en kilos, pe- ratifica una concepción del humor como
ro me da lo mismo. una práctica productora de identidades que
se actualiza en condiciones socioculturales
—Yo calculo que a unos quince litros.
particulares. La presencia de estos juegos
—¿Litros por segundo o por minuto? con el lenguaje son en definitiva procedi-
mientos que le ceden al lector un mayor
—Por kilo, ¿por qué? protagonismo en la construcción del senti-
do: ¿Quién se asegura el control del sentido
—Estaba tratando de calcular el tamaño
del texto? ¿Quién es la fuente de referen-
en relación con el Sol.
cias? ¿Es el lenguaje un instrumento de do-
—¿Por qué le preocupa eso? mesticación de los sentidos de la realidad?

10 Pescetti, L. M.(2004): Nadie te creería, Alfaguara, Buenos Aires, pág. 69.


11 Pescetti, L. M (2003): Historias de los señores Moc y Poc, Alfaguara, Buenos Aires.

157
María Florencia Ortiz Humor y Psicoanálisis Dossier

La posibilidad de conectar la producción pesar y excediéndola para producir, por


de significaciones en las ecolalias, con pro- ejemplo, el sinsentido, la ironía, la parodia,
cedimientos del folklore infantil y con cier- el absurdo, la crítica, entre otros. El uso es-
tos exponentes de la literatura infantil con- tratégico de las reglas, el “como si” propio
temporánea está dada por la naturaleza de la literatura, permite que se vea de un
cambiante del juego que asume el lenguaje modo nuevo la cotidianeidad, acercarla al
según los distintos contextos y las prácticas fuego que quema las seguridades de lo co-
sociohistóricas que actualizan las “reglas nocido y lo racional.
del sistema”. Al hablar de juego nos esta-
mos refiriendo en primer lugar, al conjunto Quizás sea en el ámbito de la literatura
de reglas sintácticas, morfológicas y semán- que los adultos pueden pensarse a sí mis-
ticas y a la capacidad “judicativa” del len- mos frente a los niños asumiendo un rol di-
guaje, es decir su función de nominación, fícilmente posible en otras prácticas: com-
instauradora del sentido y de la significa- partir la incertidumbre de los sentidos, la
ción. En segundo lugar, también nos referi- intrínseca naturaleza ambigua del lenguaje
mos al concepto de juego como fenómeno y la imposibilidad de vernos atrapados en la
cultural, tal como lo desarrolló Huizinga interpretación lineal de los discursos. El hu-
(1986), demostrando que si bien se puede mor en la literatura para niños al que nos
establecer un carácter general de lo lúdico, hemos referido, tiene un plus: al mismo
esta cualidad se va transformando a través tiempo que se redefine el lector infantil -
de diversas manifestaciones culturales a lo desafiado a completar con sus saberes esos
largo de la historia12. espacios de indeterminación propios de la
literatura y del humor- se difuminan los lí-
Los procedimientos que ejemplificamos, mites de lo infantil y lo adulto. Al igual que
permiten pensar ambas acepciones. Los jue- otras manifestaciones humorísticas de nues-
gos de palabras posibilitan la presencia un tra cultura, “producen una peculiar forma
elemento heterogéneo en el lenguaje que de intimidad y cercanía entre las personas”
opera a través de la significación pero a su (Orellano Benado, 2004: 137).

12 “El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según
reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma y va acompañada de un senti-
miento de tensión y alegría y de la conciencia de “ser de otro modo” que en la vida corriente” (Huizinga, 1987:43-44)

158
Dossier Humor y Psicoanálisis María Florencia Ortiz

Bibliografía
Díaz Rönner, María Adelia (2005): “Literatura infantil: Prácticas
culturales de la servidumbre” en
Encuentros, 15 años de CEPROPALIJ, Manuscrito Libros, Neu-
quén.
Freud, S(1981): “Más allá del principio de placer”, Obras comple-
tas, Tomo III, Biblioteca Nueva.
Gosio, Lino (2000): “Trabalenguas, retahílas... significado de lo
insignificante en la literatura
infantil”, en Revista Espacios para la lectura, F.C.E., México, Año
II, N° 5.
Huizinga, Johan (1987): Homo Ludens, Alianza, Buenos Aires.
Kristeva, Julia (1981): “El tema en cuestión” en: La identidad. Se-
minario interdisciplinario dirigido
por Claude Levi Strauss, Ediciones Petrel, Barcelona.
Orellano Benado, M.E (2004): “Humor y pluralismo, la victoria
más humana.” En Tribuna
americana, N°2, abril de 2004
Origgi de Monge (2004): Textura del disparate. Estudio crítico de
la obra infantil de María Elena
Walsh. Lugar Editorial, Buenos Aires.
Propp, Vladimir: Comicidade e riso, Atica, Sao Paulo, 1992.
Soriano, M (1995): La literatura para niños y jóvenes. Guía de ex-
ploración de sus grandes temas.
Colihue, Buenos Aires.

159
El chiste y Lacan1

Susana Gómez*

En Lacan habría una consideración del hu- Planteamos la siguiente regla: ningún
mor en la praxis psicoanalítica, más precisa- elemento significante, objeto, relación, ac-
mente en la consideración del discurso que to sintomático, por ejemplo en la neurosis,
el sujeto construye para dar cuenta de sí. In- puede considerarse dotado de un carácter
troducir el tema del chiste requiere tomar unívoco. (Lacan, S4: 289)
en cuenta dos ideas básicas: la primera, que
el humor es conformador de una parte de la Tomaremos algunos fragmentos de ese
vida que entra en relación con alguna ley en capítulo del Seminario IV, en el cual el caso
algún orden de la existencia social de una Juanito permite reflexiones interesantes
persona. La segunda, que es productor de para conocer el humor como estrategia dis-
sentido, pero también dinamizador de los cursiva.
significantes, que se ven multiplicados en su
La irrupción del chiste siempre tiene un
sentido una vez puestos en funcionamiento
aspecto totalmente arbitrario, y Juan es co-
en el discurso. Lo recordamos con dos citas
mo el Humpty-Dumpty de Alicia en el país
de uno de sus Seminarios, en el capítulo en
de las maravillas. Es capaz de decir en todo
que considera la función del chiste en su lec-
momento “las cosas son así porque yo lo he
tura de un caso de Freud. Dicen así:
decretado y soy el amo”. Ello no impide que
El significante sintomático está consti- esté completamente subordinado a la solu-
tuido de tal forma que por su naturaleza ción del problema surgido de su necesidad
cubre, en el curso del desarrollo y de la evo- de revisar lo que hasta entonces había sido
lución, múltiples significados, y de los más su forma de relación con el mundo mater-
diversos. No sólo lo hace por su naturaleza, no, organizado en base a aquella dialéctica
sino que es su función. (Lacan, S 4:288) del señuelo entre él y su madre, en cuya im-
1 Comentario a”El significante y el chiste” en Seminario IV. La relación del objeto (1956/57).Paidós. Barcelona-Buenos Aires- México.
* Dra en Letras, Magister en Sociosemiótica (UNC)

160
Dossier Humor y Psicoanálisis Susana Gómez

portancia he insistido lo suficiente. ¿Quién los que dan cuenta de procesos humorísti-
de los dos tiene el falo o no lo tiene? ¿Qué cos; no son humorísticos en sí, sino que lo es
desea la madre su efecto de sentido. Lacan reconoce los
chistes de Juanito en el caso de Freud, pero
cuando desea algo distinto que a mí, el ¿lo supo Freud?, ¿fueron chistes para el ana-
niño? En eso estaba el niño, pero ya no pue- lista que buscaba decidir si analizar o no a
de quedarse ahí. (Lacan.S4: 293) los niños? La burla, la drôle, lo cómico, son
Dice Lacan respecto de la ingenuidad en resultados -pero también parte del proceso
Freud: de producción permanente de sentido- de
una estrategia discursiva que da cuenta de
Pensada como una de las formas de lo un fragmento de discurso sobre un frag-
cómico, puede decirse que la descarga se mento del mundo. En segundo lugar, hay
produce por la economía conseguida es- dos nociones que circularon mucho en el
pontáneamente por el relato en cuestión.2 campo intelectual francés en la época en
En otra situación, dicho por una boca me- que se dicta este seminario: La descarga y la
nos ingenua, acarrearía en efecto una ten- economía que permite el chiste involucra
sión que podría llegar incluso hasta cierto tanto a las pasiones como al sentido: ¿cómo
punto, a resultar molesta. El hecho de que decir tanto más con tan poco? ¿Cómo es po-
el niño suelte directamente un disparate sin sible que con un chiste, una tomadura de
el menor apuro provoca risa. Resulta curio- pelo al analista y al padre un niño sea capaz
so, con todas las extrañas resonancias que de decir tanto de sí, sobre sí, desde su fobia?
la palabra drôle puede suponer3. Descarga de producción de sentido y econo-
mía material en un pequeño significante,
Nos encontramos aquí en el dominio li- además de lo que suponen estos textos en el
mítrofe de lo cómico. La economía se produ- léxico psicoanalítico. Reconocemos que con
ce en relación con las sutiles mediaciones a dos o tres humoradas abrimos una cancha
las que esa construcción hubiera debido po- más grande para jugar estrategias que invo-
nerse en boca de un adulto. El niño realiza lucran un cálculo del movimiento del otro
directamente lo que nos lleva al colmo del jugador (el analista, los padres). Un niño co-
absurdo. Hace de alguna forma un chiste in- noce mucho de sí cuando ejerce el humor
genuo. Es una historia curiosa que hace reír como expresión y por ende, nada es inge-
porque está en boca de un niño, y les deja a nuo en ellos, sino más bien, ingenioso.
los adultos campo libre para regocijarse
“Estos chicos son increíbles.” (Lacan S4: 295)

Como vemos, hay un par de nociones


que despabilan la mirada común sobre el
humor y que motivan en nosotros una refle-
xión: el primer aspecto es que son los signos

2 Remite a un relato con que Freud ejemplifica la ingenuidad: unos chicos convocan a adultos a una representación teatral en la cual
un matrimonio que vive muy miserablemente decide separarse para buscar cómo salir de la situación. El hombre viaja a lugares leja-
nos y vuelve cargado de riquezas; la mujer le dice: ”Yo también he trabajado mucho mientras estabas afuera” y le muestra, al correr
una cortina, diez muñecas en fila.
3 El término drôle es tanto “curioso”, “divertido”, como “raro”, “extraño”o “dudoso”.

161
Humor y psicoanálisis

Crist*

El hombre en esencia es bueno y anda por mente un mecanismo de defensa ¿defensa


la vida tratando de cometer la menor canti- de qué me preguntará UD?
dad de errores posibles ¿pero, qué es el
error? Camus decía que todo es relativo y De los roces con nuestros congéneres,
convencional, y nos dejó solos a merced de parece que el vivir en comunidad no es algo
las convenciones sociales y sus tentaciones. saludable para nuestro ser ¿y qué es el ser?
Por ejemplo, ¿qué necesidad tengo yo de Desde tiempos inmemoriales los filósofos
cometer el error de escribir sobre el psicoa- intentan aclararnos cuáles son las diferen-
nálisis y el humor? Me tienta la posibilidad cias entre el ser, el yo, el ego, el súper ego,
de escribir sobre el humor buscándole una el moi y el je y dado que todos los tenemos.
relación con esta manera de pensar tan par- Nos atropellamos unos a otros con nuestras
ticular en la cual todos tenemos que rendir valoraciones que difieren en calidad y ta-
cuentas del pasado y, Edipo mediante, con- maño de las de los demás. El humor sirve,
fesar nuestras relaciones con mamá. En una en el mejor de los casos, para meditar sobre
palabra, puedo hablar sobre el humor por- las veleidades con nuestro ser y en acto de
que lo ejerzo, pero no sobre el psicoanálisis sano desprendimiento y acusada inteligen-
por que no lo frecuento; sin embargo, al cia, reírnos de nosotros mismos de tan so-
tratar de definir el humor encuentro la berbios disparates urdidos en honor de
punta de un ovillo y comienzo a tirar. nuestra persona. No todas las personas tie-
nen sentido del humor, por lo tanto, no son
Algunos dicen que el humor es una vál- tan inteligentes como para reírse de sí mis-
vula de escape de las presiones cotidianas mos y optan por reírse de los demás, agre-
que soportamos por el solo hecho de vivir diendo sin miramientos los esfuerzos de los
dentro de la sociedad, otros que es directa- otros por ser dignos defensores de sus egos.

* Humorista

162
Dossier Humor y Psicoanálisis Crist

Por eso son tan necesarios los hu- Sé que todos los problemas tienen un ori-
moristas, porque con su rara lucidez crean gen sexual y que culpa de una madre sobre-
esa moneda tan cara que es la risa y la dis- protectora uno es una porquería paranoica
tribuyen equitativamente entre amargados e hipocondríaca. Pero no lo sé por leer a
y alegres, pobres y ricos, sanos y enfermos, FREUD, lo sé por WOODY ALLEN que es el
altos y bajos. eterno paciente que nos divierte con sus se-
siones abiertas con su sicoanalista y el públi-
Pero seamos sinceros, si fuera tan fácil co. Uno querría saber cómo es en realidad la
bastaría con andar con un libro de Inodoro madre de WOODY, cómo engendró seme-
Pereyra en un bolsillo y un disco del negro jante talento que tiene seguidores en todo
Álvarez en el otro para que la humanidad vi- el mundo con esa imagen desvalida y perde-
viera en franca armonía. Sabemos que no es dora que todos sabemos hizo triunfar gra-
así, tal vez porque ambos hablan en castella- cias al psicoanálisis. No es el caso de la ma-
no y vaya uno a hablarle de la pampa húme- dre de JOHN WAYNE que por las declaracio-
da a un hombre bomba en Medio Oriente, nes de extrema derecha de su hijo todos
es probable que nos inmole junto con él al imaginábamos a qué oficio se dedicaba.
escuchar el primer rasguido de la guitarra, o
llévelo al negro a que le cuente un cuento Humoristas hay muchos, buenos hay po-
cordobés a un hombre del FBI de esos que cos, madre, se dedique a lo que se dedique,
están cerca de BUSH Es probable que lo to- hay una sola.
me por un terrorista islámico y ya lo veo en
la prisión de GUANTÁNAMO explicando
quién era don ABRAHAM al que conocían
todos los taxistas y las chicas de la noche.

163
Para seguir leyendo

Ximena Ávila* y Eugenia Almeida**

Recomendar textos que se ocupen del hu- cepción del mundo y su valor estético te-
mor no es sencillo. Existe mucha bibliogra- niendo en cuenta que tiene como escenario
fía, y muy valiosa. Por razones de espacio, principal la plaza pública y que alcanza con
hemos decidido mencionar sólo algunos li- el Carnaval su máxima expresión.
bros para aquellos que quieran profundizar
en este tema. La risa carnavalesca o festiva, en todas
sus manifestaciones y formas, se opone a la
cultura oficial, al tono serio, religioso y feu-
dal de la época y sirve de arma liberadora
• BAJTIN, Mijail (1987) La cultura popular
del pueblo en los días de fiesta. Esta risa se
en la Edad Media y en el Renacimiento.
caracteriza por ser popular (es ante todo
El contexto de F. Rabelais. Alianza Estu-
patrimonio del pueblo), universal (todo es
dio. Buenos Aires.
percibido y considerado cómico) y ambiva-
lente (alegre y burlona, niega y afirma,
amortaja y resucita a la vez).
Este libro se propone plantear los pro-
blemas de la cultura cómica popular de la La cosmovisión popular antifeudal se ve
Edad Media y el Renacimiento, discernir sus reflejada también en la lengua, las imáge-
dimensiones y definir sus rasgos originales a nes, los símbolos, el vocabulario, la literatu-
través de la obra literaria de F. Rabelais. A ra y demás aspectos de la cultura. Las obras
este respecto Bajtin realiza una interpreta- de F. Rabelais permiten vislumbrar los ras-
ción teórica que consiste en revelar la uni- gos característicos de la misma en donde se
dad, el sentido y la naturaleza ideológica destaca el predominio del principio de la vi-
de esta cultura, es decir, su valor como con- da material y corporal: imágenes hiperbóli-
* Licenciada en Comunicación Social (UNC)
** Escritora y Licenciada en Comunicación Social (UNC)

164
Dossier Humor y Psicoanálisis Ximena Ávila y Eugenia Almeida

cas del cuerpo, de la bebida y la comida, de censuras, miedos y prohibiciones y descubre


la satisfacción de las necesidades naturales al mundo desde un nuevo punto de vista: el
y la vida sexual. de la comicidad.

Estas imágenes corresponden, según Baj-


tín, a una concepción estética llamada rea-
lismo grotesco que caracteriza a toda esta • LE GOFF, J., BURKE, P., DRIESSEN, H.; BRE-
cultura cómica popular. WER, D. GUREVICH, A., BREMMER, J.,
HOWSBAUM y otros; (1999) Una historia
El rasgo sobresaliente del realismo grotes- cultural del humor. Ed. Sequitur, Madrid.
co es la degradación, o sea, la transferencia al
plano material y corporal de lo elevado, espi-
ritual, ideal y abstracto. Así la cultura oficial
A raíz del creciente interés de los histo-
es degradada por medio de la risa festiva. Pe-
riadores por el humor como elemento de
ro esta degradación es positiva ya que da lu-
análisis de la cultura se organizó en Ámster-
gar a algo nuevo que renace de la misma.
dam, en 1994, un coloquio sobre esta mate-
El tema de la máscara es muy importan- ria en el que participaron también especia-
te porque es una expresión de las transferen- listas de la literatura, de las lenguas clásicas,
cias, de la metamorfosis, de la ridiculización, etnólogos, filólogos y antropólogos. De di-
establece una relación entre la realidad y la cha conferencia resultó precisamente esta
imagen individual que se manifiesta en el publicación que recoge una selección de ar-
disfraz, en la renovación de las ropas y la tículos que hablan sobre la historia de la ri-
personalidad social. Otro elemento igual- sa y el humor, cuyas particularidades han ido
mente importante era la permutación de las delineándose en Occidente desde la antigua
jerarquías: se proclama rey al bufón. Se in- Grecia y cuya especificidad se manifiesta en
vierte el orden de lo alto y lo bajo, se arroja épocas diferentes según lo que cada cultura
lo elevado y lo antiguo, lo perfecto y termi- define como “cómico” a través de sus com-
nado al infierno de lo “inferior” material y ponentes jocosos, escandalosos, eróticos, es-
corporal, donde moría y volvía a renacer. catológicos, político-caricaturescos, etc.

Esto adquiere así una relación substan- Los distintos capítulos del libro van deli-
cial con el tiempo y los cambios sociales e neando así diferentes enfoques sobre la
históricos. El ritual y las imágenes festivas evolución del humor a lo largo de la histo-
tienden a encarnar la imagen ambivalente ria. Peter Burke señala, por ejemplo, algu-
del tiempo dador de vida y de muerte, que nos de los cambios habidos al referirse a la
transforma lo antiguo en nuevo e impide “desintegración”, desde finales del siglo
toda posibilidad de perpetuación. XVI, del humor tradicional que se manifies-
ta en el desplazamiento que sufren los ám-
El pueblo medieval participa al mismo bitos, motivos y lugares de lo cómico en re-
tiempo tanto de la vida oficial, seria, como lación con la moderna civilización.
de la del carnaval, festiva y cómica, pero
desconfía de la primera y se identifica con Las diferentes acepciones del término,
esta última porque gracias a ella supera conceptos y usos de la risa también dan

165
Ximena Ávila y Eugenia Almeida Humor y Psicoanálisis Dossier

cuenta de una gran diversidad, como plan- Jacques Le Goff deshace con ejemplos la
tea Jacques Le Goff. Incluso los cambios del tesis de Bajtin de la influencia negativa de la
discurso dominante en función de las épo- iglesia sobre la risa y Johan Verbeckmoes
cas influye en el tratamiento del humor. Así, afirma que la contrarreforma también recu-
en la Antigüedad son los retóricos y filóso- rrió, en los Países Bajos españoles, al chiste y
fos los que marcan la regla en libros y discu- al humor en su lucha contra los protestantes.
siones; en la Edad Media serán los monjes y
En el último capítulo, Hens Driessen ha-
los teólogos los que fijen las normas y en los
ce un análisis antropológico del humor, la
países reformados serán los manuales de ur-
risa y su presencia en el trabajo de campo.
banidad y los escritos de ensayistas hasta Se recogen así muchas manifestaciones de
llegar a épocas recientes en donde sociólo- lo cómico en el mundo y llegan a estable-
gos y psicólogos han tomado la pauta. cerse las funciones que cumple el humor en
distintas sociedades tribales, en el hombre
Siguiendo esta línea evolutiva, se ve una
de occidente e incluso en la propia comuni-
continua y clara renovación entre los hace-
dad de los antropólogos.
dores del humor y el lugar que ocupaban
en una sociedad. Jan Bremmer y Fritz Graf,
en sus respectivos capítulos, dan muestra de
que en la antigua Grecia y en la Roma de • El humor también puede presentarse
Plauto y Cicerón el humor comedido se con- en el lenguaje de las historietas. Quienes es-
virtió en patrimonio de la elite social mien- tén interesados en este género pueden con-
tras que los bufones y los mimos iban per- sultar libros como La historieta en el mundo
moderno (Oscar Masotta, Paidós, Buenos
diendo reconocimiento oficial.
Aires, 1970), Leyendo historietas (Oscar
Por último es importante destacar cómo Steimberg, Buenos Aires, Buena visión,
este libro entra en diálogo con el anterior 1977), Panorama de la historieta argentina
de Bajtin sobre Rabelais. Aarón Gurevich re- (Jorge Rivera, Libros del Quirquincho, Bue-
chaza tanto la distinción que establece Baj- nos Aires, 1992), Qué es la historieta (Alfre-
tin entre la cultura popular y la académica do Grassi, Editorial Columba, Buenos Ai-
como su caracterización de la cultura de los res,1968), Los lenguajes del Cómic (Daniel
iletrados como una cultura de la risa, antes Barbieri, Paidós, Barcelona, 1993).
que del miedo o la angustia. Varios capítu- Recomendamos especialmente el exce-
los de este libro analizan formas del humor lente trabajo de Judith Gociol y Diego Ro-
en las clases altas. Derek Brewer asevera semberg La historieta argentina. Una histo-
que “la cultura popular incluye a los caba- ria. (Ediciones de la Flor, Buenos Aires,
lleros”, Mariët Westermann ve en la pintu- 2000). Estos autores ofrecen un enfoque no-
ra de Jan Steen “transgresiones sublima- vedoso y original para su compilación: el eje
das” calificándolas como “placeres de eli- son los personajes que han habitado la his-
te”. Herman Roodenburg hace referencia a torieta en Argentina. La primera parte del li-
un manuscrito holandés que agrupa 2.500 bro (“Cronologías”) presenta un panorama
chistes, la mayoría, para uso de la clase alta del género, década por década, detallando
holandesa. las características de cada período. La segun-

166
Dossier Humor y Psicoanálisis Ximena Ávila y Eugenia Almeida

da parte (“Genealogías”) agrupa las histo- to que delata el sinsentido, con ella descu-
rietas por temas, permitiendo cruzar épocas, brimos que los órdenes del mundo no son
autores y editoriales para comprender la his- tan naturales como parecemos creer. La risa
toria del género a través de sus verdaderos es ese descubrimiento.
protagonistas: los personajes.
Por último, en El arte de la novela (Tus-
• Por último, proponemos un recorrido quets, Barcelona, 1994), Kundera plantea
no convencional: algunos trabajos de Milan que la ironía revela la ambigüedad del
Kundera que, sin ser obras humorísticas, se mundo y, a través de esto, nos quita toda
ocupan del humor. Desde su primera novela posibilidad de certeza. Es en esta relación
(La broma, 1967), el autor checo ha vuelto con las certezas y la ambigüedad donde el
una y otra vez sobre la temática del humor. autor posiciona el humor. Retomando un
En aquel trabajo el novelista relata la histo- viejo proverbio judío “el hombre piensa,
ria de una broma, tonta, sencilla, leída por el Dios ríe”, Kundera señala que la risa de Dios
aparato estatal como una amenaza que de- proviene justamente de observar al hombre
be ser combatida. Dos años después de ser pensando. Por más que piense, jamás alcan-
publicada (y premiada en 1968 por la Unión zará la verdad.
de Escritores Checoslovacos), esta novela le
costó a Kundera perder su cargo en la uni- El novelista checo rescata una palabra
versidad, que sus obras fueran retiradas de utilizada por Rabelais: agelasta, cuyo signi-
todas las bibliotecas del país y que su nom- ficado es “el que no ríe, el que no tiene sen-
bre fuera borrado de los libros de historia de tido del humor”. Los agelastas, según Kun-
la literatura checa. Once años después, lo pri- dera, no han escuchado nunca la risa de
varían incluso de su nacionalidad. Dios y es por eso que “están convencidos de
que todos los seres humanos deben pensar
En El libro de la risa y el olvido (Seix Ba- lo mismo y de que ellos son exactamente lo
rral, Barcelona, 1984) el autor define el ori- que creen ser”.
gen de la risa a través de una leyenda que
incluye ángeles y demonios. La risa pertene-
ce a la esfera del diablo: se trata de un ges-

167
168
Palabras cruzadas
“Hicimos una tontería enorme al perder a Lacan”.
Entrevista a Joyce Mc Dougall.
Realizada el 6 de marzo de 2005 para Docta en París, por Federico Ossola Piazza y
Renaud Bernard.
Traducción: Federico Ossola Piazza.

Docta: El tema del próximo número de


Docta es “La sexualidad, a cien años de
los Tres Ensayos”. Este texto de Feud es
una referencia importante en sus tabajos.

JMD: Los Tres ensayos, sí, fue un breakth-


rough. Freud escribió muchas cosas después
y afinó su pensamiento, pero ese texto se
convirtió en un clásico. Era la primera vez
que se decían tales cosas.

Usted critica a Freud por un cierto fa-


locentrismo…

Sí, en fin, él era un eminente victoriano.


También hay que pensar que hace cien años
que produjo aquello ¡Qué no estaba nada
mal!

¿Este texto guarda hoy una actuali-


dad?

Históricamente sí, en el pensamiento de


Freud. Y las cosas que allí decía no son falsas.

171
Joyce Mc Dougall Palabras cruzadas

¿Es algo que está presente en su clí- término que no aporta ninguna apertura
nica, esta conceptualización freudiana? de pensamiento. Es algo rígido decir, “esta
persona tiene una estructura fóbica”, en
Los Tres ensayos…El escribió muchas co- vez de decir que tiene problemas con ten-
sas después y todos hemos comprendido dencias fobo-obsesivas. Es importante el
muchas otras cosas desde entonces. Es siem- modo con el que se describe un ser humano,
pre actual en el sentido que los problemas no me gusta esa terminología que introdu-
que allí subrayó existen siempre y que la se- ce un juicio de valor. En fin, el término “es-
xualidad humana es algo complicado, no es tructura” tiene un sentido, nos es algo in-
algo evidente. Allí donde se critica a Freud, sensato, pero yo prefiero, por ejemplo, el
yo y muchos otros, es en su manera de ver la término “organización”.
sexualidad femenina, que era para él una
especie de sexualidad en negativo. Freud Al mismo tiempo, más allá del juicio
percibió con mucho acierto que todas las ni- de valor, Freud determinó ciertos meca-
ñas quieren tener un pene. Lo que no vio, es nismos particulares en relación a la cas-
que los varoncitos quisieran tener un inte- tración: la represión, la denegación y la
rior que pueda producir bebés. Esta idea no Verwerfung. ¿Esto no introduce la idea
se le presentó a Freud. En su época, sólo las de categorías clínicas? ¿Y no tiene esto
niñas sentían envidia, él no vio que los varo- consecuencias clínicas igualmente, la
nes también son muy envidiosos. Pero Freud actitud que cada uno va a tomar frente
no trabajó mucho con niños, fue más bien al problema de la castración?
su hija, Anna, quien avanzó mucho en la
comprensión del psiquismo infantil. El problema de la castración ¿Qué quiere
decir eso para usted?
Usted, por su parte, propone las neo-
sexualidades. El problema del ser sexuado, que
busca una solución.
He utilizado ese término, en vez de “per-
versión” que, como lo he dicho en mis li- Una solución frente al temor de ser cas-
bros, supone un juicio de valor: nunca nos trado.
pervertimos hacia el bien, nos pervertimos Sí, usted habla de supervivencia psí-
hacia el no-bien. Entonces me pareció que quica.
la palabra “perversión” no era una buena
elección. Es por eso que he hablado de neo- El complejo de castración puede ser defi-
sexualidades como invenciones diferentes nido de diferentes formas, depende qué en-
de lo que llamamos la normalidad, si es que tendemos por “complejo de castración”.
se puede definir tal cosa. Castración femenina, castración masculina,
narcisista. Todo esto es importante.
¿Considera usted la neosexualidad
como una estructura? Con cada individuo la sexualidad se
reinventa, ¿Diría usted que todos so-
Yo no utilizo el término de estructura, yo mos neosexuales?
lo critico. Estructura da la idea de algo rígi-
do, que no es muy humano. Para mí es un En un sentido, sí. Cada persona inventa

172
Palabras cruzadas Joyce Mc Dougall

sus fantasmas, sus actos eróticos. Sí, por su- convertirse en padre para ser un hombre”.
puesto, la sexualidad humana es muy rica en Existe esa idea que tenemos una deuda,
exploración, en invención, para todos. La se- que debemos a la sociedad, a los padres,
xualidad es lo que el niño ha comprendido que debemos fabricar niños.
en relación a la problemática bisexual, del
Es importante cómo los padres viven psí-
padre y de la madre. Todo esto se entremez-
quicamente ese niño, eso puede ser deter-
cla ya que los niños quieren tener los dos se-
minante para su sexualidad. Supongamos
xos ¿Por qué no? ¡Que terrible castración es
que los padres desean ardientemente un
aprender que sólo somos una parte del todo,
varón y es una niña, o lo contrario. O bien
que no seremos jamás de los dos sexos! Eso
el niño llega cuando no es deseado, pero
es algo muy difícil de afrontar. Yo, que he
los padres no quieren hacer un aborto, etc.
trabajado mucho con niños, he escuchado
Esto puede ser algo grave. En los psicóticos,
muchas veces evocar este problema: “¿Pero
por ejemplo, encontramos la creencia de
cuándo voy a tener una canillita como mi
que no deberían haber nacido o de que no
hermano?”, o bien, “¿Cuándo voy a poder
deberían haber sobrevivido, ellos mismos lo
tener bebés adentro, como mamá?”. Freud
dicen, de manera clara. En el libro La violen-
no vio que el varoncito también siente envi-
cia de la interpretación, Piera Aulagnier ha-
dia y se siente castrado por no tener acceso a
bla muy bien de lo que ella llama Diosa Ta-
lo que percibe como un don de la madre. Pa-
natos. El crimen del psicótico que es muy di-
ra los niños con los que he trabajado duran-
ferente del crimen neurótico del Edipo, que
te treinta años, no se trata simplemente del
es el de haber deseado, no tener derecho,
deseo de tener el sexo de la madre, sino so-
etc. Yo he encontrado las mismas cosas. Fui-
bretodo la capacidad de poder producir be-
mos grandes amigas, Piera Aulagnier y yo,
bés. Y esto Freud no lo vio, tal vez por cues-
durante treinta años. Compartimos mucho
tiones personales… Tal vez si hubiera vivido
nuestras ideas, yo estoy de acuerdo con lo
cien años hubiera visto todo. Pero sus descu-
que ella dice allí. Entonces, desde ese punto
brimientos los hizo primeramente escuchan-
de vista, el lugar que ocupará el niño de-
do a las mujeres. Al menos él las escuchaba,
pende mucho de cómo los padres han pro-
era un revolucionario para su época.
yectado sobre el niño su venida y cómo el
¿Cuál es el lugar que ocupa el niño niño ha introyectado esto ¡Es difícil ser un
en la sexualidad de la pareja? ser humano!, y sobre todo la sexualidad hu-
mana es algo muy complicado para el niño.
Es la idea que el niño ha recibido de sus
padres y re-proyecta entonces, por decirlo ¿Cuando usted habla de superviven-
así, lo que comprendió del discurso de los cia psíquica, qué ocurre cuando no se
padres. Los niños ocupan un lugar impor- llega a construir una solución? ¿Muer-
tante, pero se puede tener una buena se- te psíquica, psicosis?
xualidad sin tener hijos. Entre paréntesis, Es la psicosis. Se construye un mundo ilu-
cuántas veces me ha sucedido de decirle a sorio como solución
una mujer: “usted no está obligada a con-
vertirse en madre por ser una mujer”; o a ¿El mundo del neurótico no es acaso
un hombre:” usted no está obligado de también ilusorio?

173
Joyce Mc Dougall Palabras cruzadas

Sí, y ¿quién no es neurótico? ¿Qué es la psicoanálisis inglés. ¿De cuál de sus


normalidad? Podemos considerar la norma- maestros se siente más cercana?
lidad también como una enfermedad. Tene-
mos, cada uno, pocas posibilidades: Ser un Cuando vine a Francia, lo que no me re-
buen neurótico o un psicótico. Es mejor ser juvenece, eran los años cincuenta. No se ha-
neurótico… es más eficaz. bía escuchado hablar de Winnicott ni de
Bion, que eran conocidos en Inglaterra pe-
Es tal vez menos doloroso también. ro no todavía en Francia. Había otra gran
diferencia con los británicos, me acuerdo
Es verdad. Y aún así tenemos poca elec- bien de esas grandes reuniones: cuando los
ción, podemos ser más obsesivos o más his- annafreudianos hablaban, los kleinianos se
téricos. Como decía Freud, la normalidad, si ponían de pie y salían de la sala, cuando los
tal cosas existe, sería ser un poco de los dos, kleinianos hablaban, los annafreudianos
un poco obsesivo y un poco histérico. hacían lo mismo. Muy británico, muy hipó-
¿Cuál es la posibilidad, para el psi- crita ¡Cuando vine aquí, nada de eso! ¡Bla,
coanálisis, de un tratamiento de la psi- bla y, bla! (J. McDougall agita sus brazos).
cosis, allí donde la supervivencia psí- Extraordinario. No había escuchado nunca
quica está en juego? tanta agresividad con tan poca culpabili-
dad. Pero al menos uno sabía dónde estaba,
En mucho más difícil ya que se trata fre- era algo franco. ¿No es mejor eso, aunque
cuentemente de soluciones muy arcaicas. nos haga un poco mal a los oídos, que esa
No digo que la psicosis no es tratable. Tene- hipocresía británica, igual de violenta? Ese
mos el ejemplo de Melanie Klein en Inglate- gran clash entre annafreudianos y kleinia-
rra, yo comencé mi formación allí. Estudia- nos, lo mismo ocurría aquí con Lacan en esa
ba con el grupo de los annafreudianos pero época.
me interesaban mucho las teorías de los
kleinianos también. ¿Hasta qué punto po- Justamente cuando leemos sus tra-
demos ayudar a un psicótico a vivir mejor? bajos encontramos ciertas expresiones
Se trata más bien de eso. Yo creo que pode- que tienen un perfume lacaniano, us-
mos hacer mucho. Hay personas que han es- ted utiliza por ejemplo el término for-
crito libros sobre eso, como Otto Kemberg, clusión.
Harold Searles, por supuesto Melanie Klein Eso viene de Freud.
y Bion, para por niños. Ellos exploraron có-
mo ayudar al psicótico a encontrar solucio- Sí, pero usted utiliza una traducción
nes más adecuadas para él y para su entor- lacaniana de la Verwerfung. ¿Cuál ha
no. Yo creo que ha habido un avance im- sido o cuál es su relación con Lacan y su
portante en el tratamiento psicoanalítico, enseñanza?
psicoterapéutico, de la psicosis, en los últi-
mos cuarenta o cincuenta años. Cuando vine a Francia, había una sola
sociedad y Lacan era uno de mis comisarios.
A usted no le gustan las categorías, Hacía falta que viese a cuatro o cinco perso-
pero podemos decir que usted es una nas para ser admitida como estudiante en
psicoanalista francesa que practica un formación aquí. Entonces conocí a Lacan

174
Palabras cruzadas Joyce Mc Dougall

muy temprano antes de que lo echaran. Ha- rincón y los hombres me miraban. Yo espe-
bía siempre ese tipo de embrollos y yo esta- ra y me decía que tal vez se trataba de una
ba en contra de eso. Me parece que hicimos supervisión. La puerta se abre y Lacan dice:”
una tontería enorme al perder a Lacan de la ¿Dónde está la pequeña británica? Venga,
sociedad de París. Su espíritu marcó todo el venga”. “¿Qué quiere saber?”, me pregun-
pensamiento psicoanalítico en Francia, aún tó, “dígame, dígame”. Y le dije: “Señor, to-
si no se es lacaniano, como el pensamiento dos debemos decidir si vamos a seguir al se-
de Klein marcó toda la atmósfera en Ingla- ñor Lagache, muy ligado a su pensamien-
terra. Entonces, en aquella época, Lacan era to…”; “Sí, sí, es verdad”, me dijo; “o bien
un gran espíritu de inspiración, pero tam- quedarnos con el doctor Nacht en el institu-
bién de batalla. Yo seguí sus enseñanzas du- to, entonces, yo quisiera que usted me dije-
rante años. Había entonces una guerra civil ra un poco cuál es el fondo de sus ideas so-
en la sociedad psicoanalítica francesa, fe- bre el psicoanálisis y en qué difiere de
roz. Yo no entendía dónde residía la dife- Nacht. “. Y entonces empezó:” ¡Usted va a
rencia. Se decía: “Cada estudiante debe ele- ver! ¡Tengo un secreto! ¡Tengo secretos!
gir” o bien instituto, Nacht, o bien Lagache, ¡Todo el mundo va escuchar hablar de mí,
cuya cabeza pensante era Lacan. Lagache tengo cosas que no han sido jamás dichas!
tenía sus cualidades, él inspiró el diccionario ¡Yo voy a decirlas!”, se agitaba como un de-
de Laplanche y Pontalis, pero en fin, era La- monio, “¿y qué le falta a usted?”. Yo no co-
can quien tenía ese brillo para descubrir nocía entonces todavía la teoría de la falta
nuevas ideas. Pienso que, aún hoy, el pensa- en ser y dije tontamente, “lo que me falta,
miento psicoanalítico francés debe mucho a señor, son libros de psicoanálisis en inglés,
la inspiración de Lacan, aunque no estemos yo hablo muy mal francés como usted pue-
para nada en el mismo tipo de prácticas. En- de ver”. Y me dijo: “Yo tengo muchos libros
tonces, “hay que elegir”, yo acababa de lle- de psicoanálisis en inglés aquí, usted puede
gar, hablaba francés muy mal, y compren- venir de noche y leerlos en mi casa”. “Es
día una palabra de cada dos. No estaba pa- muy gentil de su parte, gracias”, respondí y
ra nada segura, todo el mundo decía que me fui. Una semana después, entrevista con
había que seguir a su analista. Le pregunté Nacht. No había nadie más en la sala de es-
a mi analista, el doctor Schlumberger, que pera. “¿Qué quiere usted?”, yo respondí:
yo había elegido porque hablaba inglés: “señor, vi a Lacan la semana pasada, ya que
“Señor, usted me dirá cuál es su suposi- hay que elegir, y yo querría saber cuál es el
ción”. Y me respondió: “Es usted quien de- fondo de sus ideas sobre psicoanálisis”. Y
be elegir, usted debe elegir”. Muy clásico, él empezó: “¡Usted va a ver! ¡Voy a crear un
no iba a influenciarme. Entonces pedí una centro aún mejor que la Tavistock de Lon-
audiencia con Lacan primero: “Enseguida, dres! ¡Usted va a ver, voy a tener represen-
calle de Lille, número cinco”, a tal hora, me tación en el ministerio de la salud!” y toda
dijo. Llego a su consultorio y había ya cua- una serie cuestiones políticas, sociales, etc.,
tro hombres en la sala de espera. Me dije: “usted haría bien, en tanto extranjera aquí,
“¿Acaso he cometido un error?”, después de quedarse en esta sociedad. No siga a
comprendí que eso era parte de lo que se aquellos otros que no sabemos adónde van
le reprochaba a Lacan. Encontré un quinto a ir a parar”. Entonces lo dejé y me dije,

175
Joyce Mc Dougall Palabras cruzadas

“pero ni uno ni el otro me han dado la mí- “Escucha, no encontrarás jamás en Inglate-
nima idea sobre sus ideas psicoanalíticas y rra lo que buscas, hay que buscar por todos
en qué se diferencian”. No obstante, los dos lados, no puedes dejarte deprimir así”. Y
dijeron la verdad, es decir que Lacan ha si- ¡hop! Recibe entonces una proposición pa-
do universalmente traducido y es muy co- ra un puesto diplomático en la UNESCO
nocido y Nacht fundó un centro extraordi- donde estaba encargado de lo que se llama
nario que es reembolsado por su seguridad Fundamental education, pero para mí, de-
social, como la Tavistock de Londres. Estaba jar todo lo que tenía en Londres para venir
bastante decepcionada, yo esperaba tener a Francia… hablaba mal francés, todavía no
aperturas teóricas y clínicas extraordinarias, hablo bien, pero en fin, en esa época era
pero tuve más bien aperturas sobre los nar- mucho peor. Pero para Jimmy McDougall
cisismos de esos grandes señores. era algo vital. Entonces fui a ver a Miss
Freud y le dije, “Miss Freud, he venido a de-
¿Qué la hizo venir a Francia? Porque
cirle que mi marido, que tiene muchas difi-
usted es neozelandesa…
cultades, acaba de recibir una proposición
Estaba en Londres con mi marido, Jimmy para un puesto diplomático en la UNESCO”,
McDougall, y dos niños pequeños. El esta- y ella dijo: “Ach so…”. Le explique que el
ba en el tema de la educación de adultos y puesto era en Francia, “Ach so! ¡Usted no
yo solamente había hecho psicoterapia. Ha- va a abandonar el curso!”, y le dije: “Se me
bía venido a Inglaterra con la idea de avan- parte el corazón, Miss Freud, no querría
zar en la formación psicoterapéutica analí- abandonar, sólo he hecho dos años y son
tica y Jimmy McDougall para ir más lejos en cuatro, pero tal eso pudiera yo puedo to-
la educación de los adultos. El había funda- mar algo de todo lo que aprendí aquí y…”,
do en Nueva Zelanda varios centros, com- y entonces exclamó: “¡No hay psicoanalistas
munity centers, y diferentes tipos de gru- de niños en Francia!”, lo que en esa época
pos, de música, de literatura, etc. En Lon- era verdad, “Ach no! Ach no! ¡Usted no to-
dres, yo conseguí enseguida un trabajo ma- mará nada para un instituto de adultos!”.
ravilloso, en el hospital Maudsley, había en- Anna era…el último varoncito de Freud, la
contrado un colegio para mi varoncito y llamábamos los estudiantes (risas), en fin,
una guardería para la pequeña, había en- ella era muy inteligente, muy interesante.
contrado mi analista, había sido aceptada “Ach no!”, entonces le dije: “Usted sabe,
por los annafreudianos para mi formación, Miss Freud, los niños necesitan a su pa-
estaba feliz. Pero Jimmy no, él tenía sola- dre…”, “Ach so! usted tiene esa niñita, sí,
mente seis horas por semana de trabajo pa- comprendo, tiene que ir.” Porque una niña
ra la BBC, en una emisión que se llamaba en necesita su papá, pero yo no necesitaba un
esa época “Cuatro hombres en un jeep”, hombre (risas), esa idea era algo ajeno al es-
era el fin de la guerra y cada vez participa- píritu de Anna. Entonces me dijo, “antes de
ban las cuatro nacionalidades. El estaba ca- irse, venga a verme, le voy a dar una carta
da vez más deprimido y no lograba tener para mi amiga la princesa” ¿Princesa?, no
una situación estable, mientras que yo esta- había que preguntar mucho. “Es muy gentil
ba feliz, con un buen puesto. El se deprimía de su parte, Miss Freud, vendré a buscar esa
y yo también a causa de él. Entonces le dije: carta para su amiga la princesa antes de

176
Palabras cruzadas Joyce Mc Dougall

partir”. Entonces me dio una carta para Ma- léfono para decirme que el pequeño prínci-
rie Bonaparte. Llegue a Francia y llame por pe Charles, su nieto, el hijo de Eugénie, te-
teléfono a Marie Bonaparte:”Tengo una nía muchos problemas en la escuela y si yo
carta para usted de parte de Anna Freud”. aceptaría de ver a los padres y tal vez a
“Ah! Muy bien, muy bien.”, ella hablaba Charlie. Ella pensaba que yo era una espe-
muy bien en inglés, “venga enseguida”. Ella cie de experta porque había estudiado con
vivía en Clamart y yo no conocía bien París. el grupo de Anna Freud ¡Para nada! Enton-
Tenía un auto viejo y sólo ubicaba las bocas ces el padre, Tour et Taxis, de una de las
del metro, entonces pregunté a la princesa: grandes aristocracias, vino a verme primero.
“¿Cuál es la boca de metro más cercana, allí Entre paréntesis, la palabra “taxi” viene de
donde vive usted?”, y me respondió: “¡Pero él, porque él disponía siempre de un auto
por Dios, yo jamás he tomado el metro!”. que venía a buscarlo y que la gente llamaba
“Pero yo tampoco, princesa, vengo en mi “el Taxis”. Entonces vino y me dijo: “Al pa-
auto”, le respondí mientras pensaba, “Espe- recer, usted conoce a mi suegra… ¡Ella está
ro que no vea mi auto, lo voy a esconder”. loca!”. “No sé que decirle, señor”, le con-
Entonces llego con la carta de Anna Freud testé,”ella es muy estimada en la sociedad
para Marie Bonaparte. Ella misma abrió la de psicoanálisis”. “Una loca, le gustan los
puerta y entramos en un largo corredor, al asesinos…”, y es verdad que ella escribió un
fondo, el famoso retrato de Napoleón con pequeño libro sobre los asesinos. Aparente-
una especie de calza blanca. Yo no sabía si mente, tomaba el barco o el avión, a donde
mirar a Bonaparte o a la princesa. Era una fuera, para ir a hablar con asesinos, para
mujer con mucha gracia. Me invito a pasar entender el porqué, etc. Así, Tour et Taxis
a la biblioteca y nos sirvieron té. Me pre- insistía en decir que su suegra estaba loca y
guntó por Anna, como estaba, etc. Ella se yo trataba de proteger a una colega. “Está
había analizado con Freud pero luego vivió loca, sobre la sexualidad femenina…”, se-
en lo de los Freud, en aquella época no exis- guía quejándose de su suegra. Y le dije:
tía el mismo rigor que hoy. Yo le dije que sa- “Pero hábleme de Charlie”. “¡Oh, no sé por
bía que era gracias a ella que teníamos los qué es tan desgraciado, no quiere ir más a
escritos de Freud. Ella los salvó de ser que- la escuela!”. Dos semanas después llaman a
mados, los escondió bajo las narices de los mi puerta y el chofer y Charlie están ahí.
nazis, en su banco personal. No sólo eso, Charlie me mira y pregunta: “ ¿Donde está
salvó la vida de Freud, no sólo su obra, uti- el maître d’hôtel ?”, “El maître d’hôtel soy
lizando las influencias que ella tenía para yo, Charlie.” Le pido que me hable de lo
hacerlo salir. Le debemos mucho. Entonces, que le ocurre y me dice que todos los niños
al final, le dije que esperaba ser aceptada lo embroman, lo critican: “¡Ah, el principi-
para seguir la formación de adultos, porque to!”, “me dicen maldades, me dicen: tu ma-
en el instituto no había formación de niños. má la princesa (princesse), ¿tiene lindas nal-
Me dijo entonces: “Estaré feliz de tener a gas (fesses)?, y cosas así, no lo soporto
alguien tan encantador en mi instituto.” Y más.” Yo le decía que había que tratar de
yo pensé: “¡El instituto es de ella!”. En fin, entender a sus compañeros para sentirse
ella tenía mucha gracia, alguien muy bien. mejor con ellos, “Cuando se habla de prín-
Algunas semanas después, me llama por te- cipes y princesas, para tus compañeros de la

177
Joyce Mc Dougall Palabras cruzadas

escuela, esas son cosas que sólo existen en cho, que esas orientaciones heterosexuales,
los cuentos. Ellos no han visto nunca un ver- homosexuales, bisexuales, se toman muy
dadero príncipe y te atacan por eso. Según temprano en la vida. Existe la idea que hay
ellos, no tienes derecho a ser príncipe. En- que modificarlas y hacer que todo el mun-
tonces hay que entenderlos y responder: do sea conforme a la buena sexualidad, que
“Sí, mi mamá tiene lindas nalgas, ¿y la tu- es la sexualidad del analista, lo que no es
ya?”, o cosas así, y no quedarse llorando en ninguna garantía. Todo eso es algo que yo
un rincón.” Era un niño muy inteligente, siempre he criticado, diciendo que todas las
encantador. Comenzó a andar mejor en la sexualidades tienen un sentido. Pensar que
escuela y a sacar buenas notas. En fin, andu- la homosexualidad en sí misma es un sínto-
vo bien esa pequeña terapia. ma que debe ser curado, era la idea que se
tenía cuando llegué a Francia. Aún en
Recientemente ha salido una pelícu-
aquella época, esa idea me pareció chocan-
la sobre Marie Bonaparte ¿La ha visto
te. «Es raro, Freud jamás hubiera dicho tal
usted?
cosa », pensaba. El hizo una distinción im-
« Princesse Marie ». Nada mal, la pelícu- portante en los tres ensayos. Hablaba de
la es fiel a los hechos históricos. Muy buena perversión cuando se trataba de una sexua-
actuación de Deneuve, la interpretó magní- lidad inventada y de inversión al referirse a
ficamente. la homosexualidad. Es una distinción impor-
tante. Freud también firmó un documento
Usted conoció a Marie Bonaparte, a que se oponía a considerar la homosexuali-
Anna Freud, A Winnicott, a Bion, a La-
dad como un delito. Firmó contra eso di-
can… ¿Cuál es su visión sobre la evolu-
ciendo que era algo ridículo.
ción del psicoanálisis y sobre su porve-
nir? Hay un gran cambio de apertura hacia
las sexualidades actualmente y Freud fue el
No sé si estoy en posición de dar tal vi-
primero en poner el acento sobre la impor-
sión. Se ha hecho mucha investigación des-
tancia de la sexualidad humana.
de los años cincuenta, cuando Tour et Taxis
criticaba a su suegra. Sobre todo en la com- Y la práctica del psicoanálisis, ¿Cuál
prensión de las heterosexualidades y de las es su provenir?
homosexualidades. El movimiento gay ha
hecho mucho en ese sentido, particular- Las cosas han cambiado mucho. Existen
mente en los Estados Unidos, lo que ha ge- hoy muchas otras formas de terapia psicoa-
nerado una investigación psicoanalítica im- nalítica, como el psicodrama. Es algo intere-
portante sobre los orígenes de las orienta- sante, los grupos de psicodrama con niños,
ciones sexuales. Me parece que se trata de con adolescentes y con adultos. Muy pro-
un movimiento muy interesante. También metedor. La terapia familiar, de pareja, de
se trabaja mucho en mi sociedad. Por su- grupo. Todo eso es más reciente y por su-
puesto, siempre hay dinosaurios que pien- puesto no existía en la época de Freud. Pe-
san que la homosexualidad es un síntoma o ro me parece que eso participa a la vivaci-
una enfermedad, pero la mayoría de la dad del psicoanálisis. Cuando la gente dice:
gente aceptaría hoy lo que siempre he di- “¡Ah, el psicoanálisis está muerto! Termina-

178
Palabras cruzadas Joyce Mc Dougall

do”, no es verdad, lo que ocurre es que pro- psicoanalítico. ¿El futuro? No sé. Viajo mu-
duce extensiones. Es eso lo que le da vida y cho, me invitan a hablar sobre mis libros
las cosas irán más lejos aún. Creo que hace que han sido publicados en varias lenguas.
falta que el psicoanalista baje de su torre de Encuentro ese problema en todos lados, al
marfil e intercambie muchos más con los so- interior de las sociedades psicoanalíticas.
ciólogos, con las ciencias humanas. Pero Pero no creo que el psicoanálisis esté mu-
también con las neurociencias. Eso es algo riendo, sino extendiéndose. Justamente po-
muy interesante. Existe actualmente una niéndose en contacto con las otras ciencias,
sociedad « psicoanálisis y neurociencias » sociales, médicas, etc. Ese es el desafió ac-
que fue fundada en Londres hace cuatro tual del psicoanálisis.
años. Yo estuve allí. El psicoanálisis debe ser
un poco más humilde y abrirse al intercam- ¿Qué recuerdo guarda de sus viajes
bio. Dimasio estuvo remarcable en esa pri- a Argentina?
mera reunión. Ahora eso existe también en Muy buen recuerdo, magnífico. Me han
San Francisco, pero todo comenzó en Lon- invitado dos o tres veces a Buenos Aires. Eso
dres. Dimasio es brillante, uno de los raros me ha dado mucho placer y sigo viendo los
neurocientíficos que comprende profunda- analistas argentinos y argentinas que vie-
mente el psicoanálisis. Su libro más conoci- nen aquí. Tendré una vez más el placer de
do es Descartes’s error: Emotion, Reason encontrarlos en el próximo congreso en Río.
and the Humain Brain. Es americano. Sé que los brasileros y los argentinos no
A veces a los psicoanalistas les cues- siempre se quieren profundamente, es un
ta hablar con los otros. poco como los australianos y los neozelan-
deses. Somos demasiado próximos.
Justamente, algo que siempre he lamen-
tado es cuando las diferentes escuelas se Muchas gracias.
transforman en capillas y hay que ser un De nada.
“fiel”. Me parece lamentable y muy poco

179
El viaje psicoanalítico de Joyce Mc Dougall

Elizabeth Chapuy y Griselda Gianello*

De origen Neo Zelandés y perteneciente los niños conviven durante el día con adul-
a una familia de artistas, Joyce Carrington tos que hablan el maorí con fluidez.
Mc Dougall es una autora creativa e inspira-
Es en este lugar del mundo donde Joyce
da. Permaneció hasta su juventud en Ocea-
Mc Dougall crece y se desarrolla. Recibe la
nía, continente que desde la perspectiva so-
influencia de su abuelo George William Ca-
ciocultural cuenta con población de origen
rrington -destacado plástico- quien junto a
europeo, pero que también está habitada
una tía también sobresaliente en esa rama
por cinco grandes grupos nativos corres-
del arte la motivan durante su infancia a di-
pondiendo los maoríes a Nueva Zelanda. Es-
bujar y pintar así como a gustar del teatro.
ta composición étnica ha generado una
Realiza sus estudios universitarios en la Ota-
enorme variedad lingüística que sumada a
go University participando durante ese pe-
diferentes corrientes migratorias -entre
ríodo en actividades teatrales. Se casa con
otras la francesa- introdujeron gran diversi-
Jimmy Mc Dougall, dedicado a la educación
dad de costumbres e idiomas. La lengua
de adultos y tienen dos hijos.
predominante es el inglés considerado idio-
ma oficial en los estados soberanos del con- Su vida se desliza en esa Nueva Zelanda
tinente y base del tok pisin y el bislama, las que participó en las dos guerras como alia-
dos lenguas de relación indígena con más da del Reino Unido, aunque desde 1907 tu-
hablantes. Oceanía puede considerarse la viera plena autonomía del mismo. Fue pre-
última frontera en el plano lingüístico, cisamente la segunda guerra mundial una
ejemplo de ello son los maoríes que mantie- de las razones por la que Joyce Mc.Dougall
nen en Nueva Zelanda guarderías llamadas debiera postergar su propósito de vivir en
“kohanga reo” o nidos de lenguaje donde Inglaterra.

* Psicoanalistas (APC)

180
Palabras cruzadas E. Chapuy y G. Gianello

Al fin, en la década del 50 emigra a In- Sus textos están poblados de polémicos
glaterra donde puede realizar su sueño de conceptos que interrogan al campo psico-
psicoanalizarse y formarse como psicoana- analítico, postura planteada por ella mis-
lista de niños con Anna Freud en la Clínica ma como un esfuerzo continuo por abarcar
Hamstead Garden de Londres. Al cabo de fenómenos clínicos que ya no son corrobo-
dos años, por compromisos laborales de su rados mediante los conceptos clásicos. Mc
marido, debe interrumpir sus estudios y mu- Dougall sostiene decididamente que en la
darse a Francia lo que le crea una difícil si- clínica, en el devenir del trabajo analítico,
tuación, pues en esa época no existían allí en el contacto con el paciente, debemos
psicoanalistas de niños. Ingresa como candi- cuestionar seriamente el ajustarnos a teo-
data a la Sociedad Psicoanalítica de París rías preexistentes. Fundamenta esta posi-
entrevistada por Nacht y Lacan con quienes ción considerando a las teorías como un
mantiene una fluida relación sin llegar a ser cuerpo vital no sacralizado que sufre cam-
su discípula. Accede a la categoría de didac- bios y se modifica. Advierte sobre el cuida-
ta en el Instituto de París y desde entonces do de quedar aprisionados dentro de nocio-
reside en esa capital. nes teóricas venerables que impiden com-
prender problemas clínicos complejos. Pro-
Ya separada, vuelve a casarse con el es- pone rever conceptos como el de la pulsión
critor americano radicado en París Sydney y sus destinos y llega a desafiar dicotomías
Stewart, poeta de exquisita sensibilidad tal como lo edípico y preedípico o las teorías
como lo testimonian sus libros. La muerte de las relaciones objetales a las interperso-
de su segundo esposo planteó a Mc Dougall nales. También el de las perversiones como
un doloroso momento personal pero su el negativo de las neurosis o psicosis y neu-
gran vitalidad le permitió sobreponerse. rosis como pertenecientes a mundos total-
Profesionalmente estuvo enriquecida por el mente separados. Declara que sus críticas
contacto continuo con prestigiosos colegas: están dirigidas a los seguidores ciegos, a los
conoció a Bion y Melanie Klein, estableció creyentes que no advierten que las teorías
vínculos con Winnicott y fue amiga entra- son una serie de postulados a comprobar.
ñable de Piera Aulagnier, entre otros, todos En este sentido, se declara freudiana clásica
pertenecientes a distintas Sociedades Psi- y considera que su cuestionamiento a algu-
coanalíticas y, en algunos casos, creadores nos de los conceptos centrales de este pen-
de nuevos núcleos de pertenencia. Pudo es- samiento son una extensión de sus puntos
cuchar y nutrirse del lenguaje de distintas de vista tanto teóricos como clínicos y cree
posiciones teóricas y clínicas creando su pro- que esta afirmación podría hacerla cual-
pia cosmovisión. Viajó permanentemente a quier seguidor de las demás escuelas del
Norteamérica a dictar seminarios o realizar campo psicoanalítico.
supervisiones y fue una invitada frecuente
en las distintas Sociedades Psicoanalíticas En “The many faces of Eros” la autora di-
de París. También estuvo en Argentina en ce en sus primeras líneas: “En sus orígenes,
el año 2000 dictando conferencias en la Fa- la sexualidad humana es esencialmente
cultad de Psicología de la UBA donde reci- traumática”. Así, en lo que ella ha llamado
bió el título de Profesora Honoraria. un viaje psicoanalítico circula alrededor de

181
E. Chapuy y G. Gianello Palabras cruzadas

temas tan polémicos como el de la feminei- Obras publicadas en español:


dad, la homosexualidad femenina, las per-
versiones, la adicción y las diferentes mani- Alegato por cierta anormalidad. Barce-
festaciones de eclosiones psicosomáticas. En lona. Petrel. 1982; Teatros de la mente. Ma-
sus publicaciones sobre psicoanálisis se re- drid. Tecnipublicaciones. 1987; Teatros del
conoce el lugar que ocupa la creatividad cuerpo. Madrid. Julián Yébenes. 1991; Las
tanto como su concepción del efecto del mil y una caras de Eros. Buenos aires. Pai-
discurso inconsciente biparental y a poste- dós. 1998; Diálogo con Sammy (en colabo-
riori del discurso socio-cultural en la defini- ración con Serge Lebovici) Buenos Aires.
ción de la identidad sexual. Paidós. 1990; La sexualidad femenina (en
colaboración con Chasseguet-Smirgel y
Ha cuestionado y “se atreve” a reformu- otros).Barcelona. Laia. 1977; La sexualidad
laciones teóricas creando un acceso diferen- perversa (en colaboración con Barande y
te a la concepción clásica de la perversión otros). Buenos Aires. Granica. 1972.
así como de los fenómenos psicosomáticos.
Su obra responde por ella: en todo momen-
to nos encontramos con la experiencia clí-
nica ofrecida como sostén de sus especula-
ciones teóricas. Se evidencia su amplia prác-
tica de consultorio y también su posibilidad
de redefinir conceptos que cabalgan entre
la clínica y la teoría dotados de nuevo sen-
tido. Ejemplo de ello es el haber acuñado la
idea de “neosexualidades”.

Esta controvertida autora ha despertado


fuertes pasiones entre quienes siguen su ru-
ta de pensamiento y aquellos que critican
sus conceptualizaciones adjudicándole una
suerte de eclecticismo.

182
Contextos
Descubrimiento freudiano
y cambio epocal

Marcelo Viñar*

Las formas contemporáneas de los modos La confrontación del descubrimiento


de producción material y simbólica, merced freudiano con los cambios epocales en el
a la eficiencia de la revolución informática y orden epistémico y político, me parecen un
tecnológica, produjeron una concentración capítulo esencial de la investigación psicoa-
de la riqueza y el poder, tanto al interior de nalítica actual y son parte de la conmoción
cada país como en el abismo creciente entre actual en nuestra reflexión.
países ricos y pobres. Reactivamente se asis-
te al resurgimiento de particularismos iden- Los referentes sociales que organizan
titarios y de fundamentalismos e integris- nuestra mente han tenido modificaciones
mos nacionales, a veces étnicos y religiosos. decisivas: 1) Los roles familiares, en la fa-
Seguramente los psicoanalistas no tenemos milia tradicional y la recompuesta, la fun-
instancias conceptuales para pensar y trans- ción paterna y materna, la filiación, el
formar estas realidades, pero tampoco po- deseo de hijo, nos obligan a re-pensarles
demos desconocer su magnitud y su inci- su función en la mente. 2) El trabajo ren-
dencia en lo que luego configura nuestro tado y el tiempo de ocio, son también di-
campo de práctica y reflexión. Ha sido reco- ferentes. 3) La noción de norma y de
nocido y desconocido hasta el cansancio: el transgresión, de sexualidad y placer, el
inconsciente es atópico y atemporal, lo que lugar del mundo mediático y del poder
no nos exime de interrogar la relación del financiero, atrapando aspectos del espa-
sujeto a la cultura como hizo Freud desde cio público que antes regulaban el estado
Tótem al Moisés1. y la iglesia.

* Psicoanalista (APU)
1 La lectura de Hanna Arendt, de Manuel Castells (El Poder de la Identidad), en su trilogía, La Sociedad Informática y algunos textos
de Ulrik Beck y Viviane Forrester, me han ayudado a entender un poco más eso que los sociólogos llaman la “irrupción de nuevas
subjetividades”. Capítulo a explorar y tratar de entender, no a darle respuestas de Psicoanálisis aplicado, como a menudo se hace.

185
Marcelo Viñar Contextos

La lista no pretende ser exhaustiva pero batió, que legislaban perentoriamente so-
son vectores que están teniendo mutacio- bre lo permitido y lo prohibido, sobre lo sa-
nes tan radicales respecto a los parámetros grado y lo profano, ha cambiado de carác-
ordinarios de occidente hasta hace pocas ter, no sólo porque los contenidos del con-
décadas, que la actualidad nos obliga a re- flicto y su resolución son diferentes, sino
conocer cierta perplejidad y a repensar los porque la actitud del sujeto singular frente
marcos habituales de nuestro quehacer y a la autoridad y a la imposición de lo insti-
reflexión. La práctica clínica cotidiana nos tuido no son los mismos. Antes planeaban
propone situaciones atípicas donde orien- sobre la resolución los demonios de consen-
tarse y buscar estrategias para transformar timiento y sumisión, hoy prevalece una cier-
un pedido de ayuda en demanda de análi- ta fascinación por la transgresión, por algún
sis, nos hace transitar peripecias que antaño punto exótico que revele y haga patente
no conocimos. nuestra singularidad, que no quedemos di-
luidos y anómicos en la masa extensa de lo
Estamos frente a lo que el historiador Jo- informe del establishment.
sé Pedro Barrán denomina “la primacía de
lo subjetivo”, donde cada sujeto -en el ejer- El ojo social severo de la moral victoria-
cicio de su autonomía y albedrío- proclama na murió hace tiempo y en el mundo cam-
la legitimidad de ser lo que es. Aquellos balache de hoy, los bordes entre una tole-
comportamientos que otrora se llamaron rancia y apertura a la diversidad puede es-
de ultraje al pudor -no porque no se lleva- tar trasvistiendo la posición cómoda del va-
ran a cabo sino porque se hacían a hurtadi- le todo. El poder mediático de la televisión
llas y de modo clandestino estableciendo y la cultura del espectáculo crean la ilusión
una tensión entre lo público y lo privado- de que todo sea visible y, por otra parte, los
hoy han rescindido con su vergüenza ances- logros de la expansión tecnológica y la crea-
tral; y lo que fue vergüenza, delito, atenta- ción de conocimiento, producto de la ilus-
do al pudor, es hoy orgullo y ostentación o tración, trabajan también en la dirección de
simple y sobria legitimación. ¿Es lo mismo que todo es representable. Todo esto apun-
Pegan a un niño en la época de Freud que ta a crear un sujeto sin opacidades, pero
Exterminator y los Reality Shows? Si se tra- también sin espesor, sin hábitos para el ejer-
ta de aproximar antes y ahora, las vecinda- cicio de la introspección, la mitología de un
des entre sexo y crueldad. sujeto no sujeto, libre de sus anhelos o ca-
prichos, un sujeto autónomo. Decir que no
La interfase del conflicto entre Ello y Su- y poner límites -salvo cuando se hace en
peryo tendrá acaso la misma dinámica, o, al nombre de un dogma incuestionable- re-
menos, la misma figurabilidad en el marco quiere un trabajo psíquico y un coraje, don-
de la moral victoriana que en los de la ac- de las precariedades del vivir nos hacen
tualidad. Vale la pena debatir el asunto. siempre temer el ponerle la proa a los man-
datos de la moda y el consenso, lo que in-
A ese nivel, la tensión entre los anhelos cluye las modas en psicoanálisis.
del individuo y los mandatos y normativas
del stablishment (las instituciones de la igle- Muchos autores opinan que el monu-
sia y del estado) con los que Freud tanto de- mento del pater tradicional de la moderni-

186
Contextos Marcelo Viñar

dad, blanco, judeo-cristiano, burgués, ha si- dad juvenil, la explicación que nos parece
do demolido2.3 Lo difícil es decir (me) en más verosímil y heurística, es la que parte
qué y cómo ese vendaval de la historia me de la falencia o ausencia de un enunciador
conmueve y discernir cuándo aplaudo y colectivo creíble. El derrumbe de los relatos
cuándo me preocupo de lo que ocurre en de legitimación políticos, religiosos o edu-
las mentalidades de la actualidad (¿posmo- cativos, característicos de la racionalidad
dernidad?) Es decir, sostener un pensamien- crítica de la modernidad dejan al sujeto
to crítico y no ser un panegirista de la mo- desmunido de la función referencial que
da, para quien todo cambio es para bien, en cumplían los ideales y las utopías. A esta fa-
el sentido del progreso hegeliano. Freud lencia de un Otro referencial, resurge -reac-
era, en contraste, un filósofo de la sospe- tivamente- un rasgo o relieve identitario,
cha, y a esa postura me adhiero. que exaltan los que pertenecen a la tribu y
desdeñan o trivializan quienes están fuera
La emancipación de la mujer, la libertad de ella.
en la orientación del género en la elección
de objeto sexual, son a celebrar como supe- En la articulación del individuo y la ma-
ración de alienaciones sociales o mentales sa, problema que nos interroga desde hace
vigentes durante siglos o milenios. El desa- siglos o milenios, el fenómeno de los parti-
fío al psicoanalista va mucho más lejos que cularismos identitarios, el surgimiento de
acomodarse a la mentalidad colectiva de un fundamentalismos e integrismos, en los jó-
vanguardismo fácil. Los freudianos somos venes la planilla sociopática, no debe llevar-
desconfiados del éxito fácil y siempre tene- nos a creer que toda referencia al colectivo
mos metida la nariz en el malestar (donde es enferma y perversa. Debemos buscar
siempre habita la desgracia y lo sórdido). La también los ingredientes saludables de la
crisis del empleo, es decir, la subversión de integración del Sujeto a un colectivo y des-
la relación entre ocio y tiempo rentado co- cubrir qué mitos y utopías serán el porvenir
mo efecto de la informatización y robotiza- de la ilusión en el tercer milenio.
ción, el dominio tecnológico de la fecunda-
ción y la procreación asistida, darán lugar a Dejemos la investigación empírica a car-
subjetividades inéditas, y no se nos ahorra- go de la sociología, la epidemiología, en
rá el trabajo de conjugar la herencia freu- fin, la Salud Pública. Este estudio me parece
diana a las nuevas expresiones del Sujeto y imprescindible y genuino pero yo no lo lla-
el lazo social. mo investigación psicoanalítica, lo que es
un intento de discriminar, no de denostar.
Se puede caracterizar y medir la natura- Lo que es específico de la investigación psi-
leza y magnitud de estos cambios si se cie- coanalítica, desde siempre y ahora más que
rra, diríamos, el intervalo entre una menta- nunca, es estudiar cómo los sujetos singula-
lidad ficta que llamaríamos tradicional y la res se apropian de los rasgos que hacen re-
irrupción de nuevas subjetividades. De las lieve en las mentalidades colectivas de una
distintas lecturas que tiene la actual expan- época y los interiorizan como propios, en
sión e importancia del fenómeno de las tri- una sutil filigrana que borda el hecho ma-
bus urbanas como expresión de grupali- cro de la actualidad, con aquellos aspectos

2 Gil, Daniel; Núñez, Sandino: ¿Por qué me has abandonado? Col. IM/pertinencias/pertenencias. Ed. Trilce, Montevideo, 2002
3 Roudinesco, Elizabeth: La famille en désordre. Ed. Fayard, París, 2002.

187
Marcelo Viñar Contextos

de sensibilidad que derivan de su trama Un asomarse a los orígenes para mejor


pulsional e identificatoria, estos sí, íntimos y sentir aletear los anhelos y poder diseñar y
singulares. No es lo mismo la superficie organizar el proyecto. Un retorno al palacio
identitaria que describe la psicología de la de la memoria, pero también un querer sa-
conciencia, que los procesos de identifica- ber sobre los límites y confines del deseo,
ción que se forjaron desde la infancia y se de la ley y de la trasgresión.
reelaboran y resignifican durante un proce-
En nuestros estilos narrativos de existencia
so analítico.
psíquica, la temporalidad candente y actual
Pero como las dos caras del dios Jano, los de cada sesión convoca virtualmente las ex-
Sujetos que vienen hoy a la consulta ya no periencias de toda la vida. Hoy es siempre, to-
lo hacen sólo azorados por las reliquias de davía, decía Antonio Machado para definir a
un padecimiento que traen desde la noche la poesía en el doble eje sincrónico y diacró-
de los tiempos y que conducían a las peripe- nico de la experiencia interior. La fulgurancia
cias de la sexualidad infantil, sino sofocados del instante presente se apoya en la diacronía
y desconcertados por algo de la actualidad, del tiempo extenso, de la repetición o la per-
del mundo de hoy, que los abruma y requie- laboración. El fluir de un río en la llanura.
re urgente resolución.
Heidegger5 distingue el lenguaje técnico,
La organización del relato, tal como nos de la lengua de tradición. En el hablar ordi-
tuvo habituados la neurosis durante la mo- nario alternamos ambos: un decir operato-
dernidad, es de más en más excepcional. rio, a veces evacuativo y sólo por intermiten-
Julia Kristeva se pregunta ¿para qué el psi- cia accedemos a otra función de la lengua y
coanálisis en un tiempo de malestar que se del habla, donde la capacidad de pensar se
autoignora? convalida a sí misma, más allá de las conse-
cuencias operatorias, aloplásticas, de ese
pensar Donde el pensar no se realiza en la
El tiempo interiorizado acción, sino en el ámbito mismo de la vida
psíquica, en el goce de las coherencias y con-
Para que el Narrador sea posible tradicciones del sentir. Por eso el psicoanáli-
se requiere una situación de dis- sis no es una simple narrativa, sino que tra-
tensión, que se hace cada vez más baja en los bordes y con el fracaso de lo na-
rara. El aburrimiento es el pájaro rrable. El relato psicoanalítico opera en los
fantástico de una experiencia... confines del sentido y el sin-sentido.
Sin él se pierde el don de saber
oír y desaparece la comunidad de El lenguaje operatorio de la vida corrien-
oyentes.4 te es un lenguaje de plenitud, de presencia,
de actualidad de un tiempo caleidoscópico,
La experiencia del proceso analítico es donde prevalece el presente, y el futuro in-
una visita al pasado en un intento de refor- mediato y calculado. No tiene angustia ni
mular el presente y el futuro. dimensión trágica.

4 Benjamin, Walter. Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. “El Narrador”. Ed, Taurus, Alfaguara, Madrid, 1991.
5 Heidegger, M. “Lenguaje técnico y lenguaje de tradición”. Conferencia inédita, del final de su vida, dirigida a colegas de su hijo, inge-
niero. Sólo dispongo de una versión apócrifa, que circulaba en las universidades francesas.

188
Contextos Marcelo Viñar

Es en la capacidad de re-presentar que al- Yo pienso, en realidad muchos piensan,


go de la ausencia es convocado desde el sím- que la experiencia del tiempo interiorizado,
bolo verbal. La genial semiología que Freud del tiempo vivencial es uno de los paráme-
hace con el juego del carretel es el modelo tros relevantes de los cambios de la época
de referencia elemental, pero decisivo. Una actual. Iba a decir que esta experiencia del
ausencia, la de la madre, algo faltante, es el tiempo distinguía nuestra experiencia psí-
primum movens de la operación, disparador quica de la generación de nuestros hijos. En
de un mundo de mímesis, donde los fone- verdad ambas generaciones están someti-
mas y los gestos convocan y exorcizan esa au- das al mismo estilo de interlocución, donde
sencia. El tiempo instantáneo de la presencia lo efímero, discontinuo y cambiante, ocupa
y el tiempo desdoblado de la representación el lugar de nuestros ideales, utopías y afa-
son dos espacios psíquicos distintos. nes largoplacistas. Sólo que para nosotros,
el presente es una época de cambio, de de-
****
rrumbe o de nostalgia, pero para los jóve-
El tiempo pletórico de la televisión y la nes es un tiempo fundante, de inaugura-
computadora, siempre desbordante de imá- ción de la subjetividad.
genes y acontecimientos, me parece una fi-
Sabíamos que culminando nuestra for-
guración del tiempo interiorizado en la ac-
tualidad, distinto al de antaño, hasta hace mación y nuestro empeño, había un lugar
pocas décadas (el video clip se me antoja un en la sociedad para anidar nuestra ambi-
producto depurado de la ruptura en la se- ción: remando se llegaba. Muchos siguen
cuencia del sintagma). Ritmo que los jóve- remando, aunque la expectativa de recom-
nes aprecian y yo percibo como ominoso o pensa sea exigua. Otros dejan de remar pa-
desconcertante, y me mueve más a la per- ra inventar soluciones alternativas, otros
plejidad que a la búsqueda de sentido. simplemente descarrilan, pero en los tres
Tiempo acelerado, como río de montaña, casos la anticipación del futuro parece más
que puja hacia delante, sin rémoras, siem- incierta y agobiante que antes.
pre lleno y salpicando para todos lados, ha-
La divorcialidad está en aumento, la pro-
cia el hipertexto. Esa temporalidad interior
creación, una meta superior como destino
contrasta con el claroscuro de un transcurrir
de la especie, no es hoy el faro o la brújula
que alterna el acontecimiento, con tiempos
de antes. Siempre pensamos que justicia so-
vacantes de pausa, tedio, de vacío o de de-
cial era igualdad de oportunidades, dere-
sierto, aptos para la ruminación elaborati-
chos básicos en educación, salud y vivienda.
va. Esta modificación del tiempo interiori-
Izquierda o derecha se proclamaban como
zado me parece uno de los factores de con-
el mejor camino para lograr la utopía. Hoy
moción del psicoanálisis actual.
nadie cree en esta igualdad republicana. O
**** ser VIP, o sucumbir en el anonimato parece
ocupar el horizonte de expectativas que an-
Creíamos que el mundo y la vida tenían tes ocupaban los ideales y utopías inheren-
algo de previsible y predecible. Hoy parece tes al discurso de la modernidad.
que en muchos ámbitos vivimos en el espas-
mo de la instantaneidad. ****

189
Marcelo Viñar Contextos

He llegado a la evidencia o constata- de que aquello que construyó el pasado


ción que esta nueva forma de subjetiva- puede ayudarnos a pensar cómo resolver
ción de la temporalidad es uno de los ras- las penurias del presente. Estamos en una
gos decisivos del presente y he llegado por época en que estaría ocurriendo lo que W.
un camino que llamo de investigación psi- Benjamín8 llamó la desintegración de la co-
coanalítica (aunque parezca pretencioso), munidad de oyentes y más tarde Paul Celan
aunque ese itinerario no coincida con lo expresando que vivimos sin legado y sin
que buena parte de la IPA convalida hoy testamento. La computadora ayuda, es más
bajo ese término. Los caminos confluyen- fácil conectar con Alaska o Australia que
tes son la escucha de pacientes, la escucha con el hermano o progenitor del cuarto de
de muchos docentes, el hablar con jóvenes al lado, porque todos están agitados en sus
también fuera del consultorio y el leer au- urgencias cotidianas.
tores como Hobsbawn, Kristeva, E. Glis-
A nuestro inconsciente: ¿Qué le pasa?
sent, Andreas Huyssen, Dufour. El cine y el
Iniciemos una interrogación que vaya por
video-clip, la experiencia de la imagen en
rutas inciertas, sin urgencias de eficacia y
relación con la experiencia de la palabra,
resultados como cuando se adquiere el elec-
marcan un cambio epocal.
trodoméstico y se exige el manual de ins-
Sobrecalentamiento del presente, sostie- trucciones. En esta etapa importa más loca-
nen los historiadores (Pierre Norah, Erich lizar las buenas preguntas que disponer de
Hobsbawn6); relevamiento del aconteci- respuestas pre-fabricadas
miento como irrupción efímera, con poco
¿Qué le hacen los cambios epocales al
empeño para inscribirlo en sintaxis lógicas
descubrimiento freudiano?
que hablen de su origen y su génesis o de
sus efectos y consecuencias. Menos empeño Yo creo que aquí se impone el diálogo
por causalidades y predicciones, el aconte- entre colegas, para leer juntos los emergen-
cer se ajusta a una sucesión de instantáneas tes de una clínica inédita a añadir a la tradi-
cuya hilación queda en suspenso. cional. Se requiere también un diálogo en
la interdisciplina. La especificidad de nues-
El mundo es inexplicable e impredecible. tro quehacer está hoy bien consolidada -el
A los empeños del materialismo histórico lo reconocimiento de fragmentos de secuen-
reemplaza hoy la incertidumbre o la igno- cias lógicas donde opera una causalidad
rancia, lugar donde siempre soplan brisas fantasmática- y podemos entonces ahondar
catastróficas o al menos inquietantes. un diálogo con otros oficios que desde su
**** quehacer están confrontados a la conmo-
ción de la actualidad (padres, docentes, po-
Hobsbawn7 afirma que, por un lado, hay litólogos, trabajadores sociales, tal vez, al-
una explosión de los relatos sobre la me- gunos murguistas y plásticos); en fin, de to-
moria reciente, pero, por otro, un desinte- das las ciencias del Sujeto donde el lengua-
rés en la tradición; es decir, de la creencia je es piedra angular y carecen de objeto rei-

6 Hobsbawn, Eric. Historia del Siglo XX. Ed. CRITICA, (Grijalbo Mondadori), Barcelona, 1997.
7 Hobsbawn, Eric. Op cit.
8 Benjamin, Walter. Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV. Ed, Taurus, Alfaguara, Madrid, 1991.

190
Contextos Marcelo Viñar

ficable como las ciencias de la naturaleza. Se ha extinguido la comunidad de oyen-


Convocarlos para pensar juntos temas tales tes, decía Benjamin en 1936 en El Narrador,
como: y con esta extinción se vulnera un requisito
de humanización, la capacidad de enrique-
• El sujeto en la intimidad. La Confi- cerse mediante la posibilidad de intercam-
guración del espacio privado. La fa- biar y compartir experiencias. En este punto
milia tradicional y sus formas alternati- me siento un restaurador. La globalización
vas en la sociedad contemporánea. El y la instantaneidad informática no reempla-
niño y la filiación. Parentalidad en el zan esa zona local de intercambio privile-
mundo de hoy. Deseo del niño y pro- giado de intimidad, donde se tejen y entra-
creación asistida. Parejas isosexuales y man, en el día a día, infinitamente efímero,
filiación. pero paradojalmente duradero, nuevas ver-
• El sujeto en la esfera pública. La con- siones épicas del vicio y la moral, de lo lindo
figuración del espacio público (o so- y lo feo, de los anhelos y decepciones, de los
cio político) en la era digital. La co- rencores y mezquindades; en suma, de com-
pertenencia a la condición humana. Ciu- partir un espacio humanizado.
dadanos y parias. Formas de integración
y de exclusión en el mundo contemporá-
neo. ¿Cómo se es alguien y cómo se es Resumen
nadie en el mundo de hoy? Lo local y lo
global. Nuevas formas de complicidad y El autor propone interrogarnos sobre la
lealtades. Soledades y Fraternidades. La relación del sujeto a la cultura como lo
construcción del diferente y del enemi- hiciera Freud, destacando que el eje de la
go. La creación de espacios simbólicos de investigación psicoanalítica hoy es el des-
reconocimiento recíproco (ideología, cubrimiento freudiano confrontado a los
ídolos, superstición) Los submundos no cambios epocales desde el punto de vista
integrados de la marginación. Lo(s) no epistémico y político. Como los sujetos sin-
pensado(s). gulares se apropian de las reglas colectivas
de una época, enlazando el hecho macro
• Nuevas vías en los procesos de pro- actual con los aspectos provenientes de la
ducción de subjetividad. Referentes trama pulsional e identificatoria. Hace la
tradicionales y actuales. La cuestión de salvedad que no toda referencia al colecti-
los límites y criterios de tolerancia y de vo es enferma o perversa. Tendremos que
prohibición. La cultura de lo instantáneo descubrir que mitos y utopías serán el por-
y lo efímero. Tiempo vivencial e histori- venir de la ilusión del tercer milenio.
zación de la experiencia personal y co-
lectiva. Trabajo rentado, ocio y placer en Examina desde diferentes vértices la
el mundo de hoy. interiorización del tiempo y llega a la con-
clusión que la nueva forma de subjetivación
Este repertorio es aproximativo y no pre- de la temporalidad es uno de los rasgos
tende ser exhaustivo. Con él estamos traba- decisivos del presente y lo hace por un
jando en un grupo interdisciplinario de camino que define como investigación psi-
ciencias del sujeto. coanalítica.

191
Marcelo Viñar Contextos

Propone dialogar entre colegas sobre los Bibliografía


emergentes de una clínica inédita que se - Barrán, José Pedro. “La primacía de lo subjetivo” Conferencia
suma a la tradicional y motiva al intercam- inédita. Coloquio: ¿Qué Sujeto para el Siglo XXI? Instituto Goët-
bio interdisciplinario. he, Alianza Francesa, Montevideo, octubre, 2003.
- Benjamin, Walter. - “Para una crítica de la violencia y otros en-
Convoca a pensar sobre: sayos” Iluminaciones IV. Ed. Taurus, Alfaguara, S.A., Madrid,
1991.
- El sujeto en la intimidad. La configu- - Calstels, Manuel. “La era de la información. Economía, Socie-
dad y Cultura” Vol. 2. El Poder de la Identidad. Alianza Editorial.
ración del espacio privado.
Madrid, 2001.
- Dufour, Dany- Robert. Les mystères de la trinité. Ed. Gallimard,
- El sujeto en la esfera pública. La con-
1990.
figuración del espacio público (o socio - Forrester, Viviane. L’horreur économique. Ed. Fayard, 1996.
político) en la era digital. - Gil, Daniel; Núñez, Sandino. ¿Por qué me has abandonado? El
Psicoanálisis y el fin de la sociedad patriarcal. Col. IM/pertinen-
- Nuevas vías en los procesos de produc- cias-pertenencias. Ed. Trilce, 2002.
ción de la subjetividad. - Glissant, Èdouard. Tout-monde. Col. Folio. Ed. Gallimard, 1993.
- Hobsbawn, Eric. Historia del Siglo XX. Ed. CRITICA-Grijalbo
Mondadori, Barcelona, 1997.
- Roudinesco, Elisabeth. La famille en désordre. Ed. Fayard,
2002.

192
Con memoria y con deseo
El freudismo reformista.
Deodoro Roca: Freud en la
interrogación de la ética

Juan Argañaraz*

Desde el año 2002 participo en una investi- mo reformista por la filiación unánime de
gación universitaria sobre la historia del psi- sus miembros a los ideales de aquel movi-
coanálisis en Córdoba, que descubrió -en miento: Deodoro Roca, Arturo Capdevilla,
verdad desenterró de entre el olvido y la Gregorio Bermann, Jorge Orgaz y Juan Fi-
desidia- la existencia de un primer freudis- lloy, son los actores ya identificados de este
mo constituido a finales de 1920 y princi- amplio consenso de un grupo de intelectua-
pios del ’30. En este movimiento de recep- les de relevancia en la historia social, cultu-
ción positiva, asimilación y difusión de ral y política, sobre la significación de la
Freud, participaron los más conspicuos pro- obra del genio vienés. Por las razones que
tagonistas de la Reforma universitaria de se despliegan a continuación el primero de
1918 que, con el advenimiento de la contra- estos personajes a considerar es el autor del
rreforma, se aglutinaron alrededor de la fi- Manifiesto liminar de la Reforma del 1918.
gura de Deodoro Roca reuniéndose en su
célebre sótano de la calle Rivera Indarte
544. Tanto la revista “Psicoterapia” (1936) De patricio a plebeyo
como la ambigua relación de Gregorio Ber-
Deodoro Roca es un autor olvidado en la
mann con la obra de Freud, hitos de la his-
cultura argentina. Nació en 1890 y murió en
toria del psicoanálisis en Argentina, serán
1942, en la misma habitación de la misma
reconsiderados bajo la nueva perspectiva
casona vieja, ya demolida. Rivera Indarte
que origina la reconstrucción de este primer
544. Ciudad de Córdoba. Argentina.
freudismo reformista y el rescate de los do-
cumentos, artículos y libros que testimonian Antes de abordar su relación con el freu-
su existencia. Puede denominarse freudis- dismo se hace imprescindible presentar su

* Psicoanalista (UNC)

195
Juan Argañaraz Con memoria y con deseo

figura, sin lo cual no se puede medir la inci- de insensibilizar y de tiranizar encontraron


dencia que tuvo su apoyo y afinidad con la cátedra que las dictara...los dolores de
Freud a fines de los ’20. Cabe aclarar que no hoy son las libertades que faltan”.1 Es
fue la Reforma la que hizo a Deodoro y su Nietszche la musa oculta, presente ya en su
prestigio, sino al revés. Antes del ’18, por si tesis de doctorado de 1915. “Su modestia no
hubiera alguna duda del impacto que gene- le impidió ser famoso: en muchos corazones,
raba su pensamiento, cuando en 1916 el jo- gloria predilecta”, según Macedonio Fer-
ven Ortega y Gasset visitó Argentina con- nández. Sus ideas, su dialéctica y su persona-
moviendo la visión positivista generalizada lidad sedujeron a muchas y diversas perso-
entonces (Plotkin 2003:35), se encuentran nalidades -Martínez Estrada, Rafael Alberti,
en Córdoba con Deodoro Roca y el español Pablo Neruda, Manuel Gálvez, entre otros-,
queda fascinado con “el argentino más pero su influencia fue continental.
eminente que conocí”. ”Uno de los más bri-
llantes escritores de su generación, destina- El movimiento Reformista estalló en Cór-
do a ocupar un rango prominente en la vi- doba por una chispa mínima, el cierre del in-
da pública del país”, según José Ingenieros ternado del Hospital de Clínicas, y el movi-
en 1916 comentando su tesis de doctorado miento fue tomado por las otras universida-
(Sanguinetti, 2003:21). Deodoro peripatéti- des, Buenos Aires y La Plata, y luego por to-
co, “acompañaba a Ortega y Gasset hasta da Latinoamérica. Yrigoyen, que había llega-
su hotel, y luego el español retornaba hacia do a la presidencia por los mismos grupos
el estudio de Deodoro, que devolvía la es- que intentaban modificar las universidades,
colta nuevamente hasta el hotel, y así era con su interventor en la Universidad de Cór-
de nunca acabar.”(Sanguinetti, 2003:10). doba apoyó el movimiento. Esto implicaría la
Desde la calle Humberto 1° hasta el Bulevar redacción de nuevos estatutos con la acepta-
San Juan, iban y volvían durante la noche. ción de muchos principios reformistas y el
Lamentablemente no hay información so- desplazamiento, momentáneo, de la Iglesia
bre su correspondencia, lo que impide esta- católica del poder universitario. Del Primer
blecer su comunicación en acontecimientos Congreso Nacional de Estudiantes salen el
de tanta importancia para la historia que gobierno tripartito con participación de es-
ambos protagonizan posteriormente. Ni tudiantes que pretendía evitar la formación
Ortega, por ejemplo, con respecto a las po- de camarillas en las universidades; la autono-
siciones de Deodoro en la Reforma del ’18, mía universitaria que preserva a la universi-
ni de Deodoro respecto de la recepción de dad de las influencias políticas de turno en la
Nietszche, Marx y Freud en España. Nación; el concurso público para designar a
los profesores y la cátedra paralela; la exten-
Escribió en el “Manifiesto Liminar…” de sión universitaria para que la universidad se
la Reforma universitaria: “Las universidades implique en los problemas de la sociedad
han sido hasta hoy el refugio secular de los que la sostiene. En el andén Deodoro despi-
mediocres, la renta de los ignorantes, la hos- de al interventor: “Podréis decir en Buenos
pitalización segura de los inválidos y lo que Aires, que la obra que dejáis no se malogra.
es peor aún el sitio donde todas las formas Despierta y vigilante la juventud, custodiará

1 Estaba casado con la hija del Rector de la Universidad que la Reforma echó y Deodoro comía en la casa, y se sentaba a la derecha de
la dueña de casa, porque era el marido de la hija mayor y así establecía el protocolo, pero la señora no le dirigía la palabra, llamaba al
servicio y le decía: “por favor, pregúntele al Doctor Roca, (que estaba sentado al lado) si quiere más puchero”. (Sanguinetti 2003)

196
Con memoria y con deseo Juan Argañaraz

la casa, y nadie podrá arrebatarnos el precio- Nuevamente Sanguinetti en 2003 con


so tesoro de la libertad”. A guisa de maes- “La trayectoria de una Flecha”, tomando el
tros se puede indicar a Manuel Ugarte, el pri- nombre del periódico que sostuvo con tan-
mer Leopoldo Lugones y a José Ingenieros. to esfuerzo. “La Flecha”, era ‘ese pasquín
De ellos recibe el sentido latinoamericanista en el que usted escribe’ según Manuel Gál-
de sus obras, la rebelión contra la mediocri- vez. Este eterno admirador de Deodoro -e
dad de la cultura y la revuelta ética. Compar- incluso de su belleza física que, según él, se
tirá con Ugarte el silencio sobre su obra por había afeado por el continuo trato con co-
décadas y la mutua influencia en el aprismo munistas, anarquistas y gente de la peor ca-
peruano de 1930. En torno a la Reforma en tadura-, consideró siempre que Deodoro
octubre de 1918 la intelectualidad del país desperdiciaba su inteligencia y enorme ta-
organizó un banquete en Buenos Aires para lento. Las ediciones que sostuvo eran parte
agasajarlo. Durante la II República española de esas revistas y periódicos de dudosa per-
estará en permanente contacto con los repu- manencia y solidez patrimonial, que se ve-
blicanos y será invitado expresamente por nían produciendo como lugares alternati-
ellos a trasladarse a España. (Kohan 1999; vos, contestatarios y de cultura plebeya des-
Sanguinetti 2003). de principios de siglo. Con Botana y el dia-
Su obra escrita -también fue artista plás- rio “Crítica” divagan sobre la aparición de
tico-, consta de artículos y fue editada en “El sol”, diario que debía impedir que el pú-
distintas compilaciones incompletas y pós- blico lea “La Nación” y “La Prensa” (Sangui-
tumas. La primera por Santiago Monserrat netti 2003:149)
con prólogo de Saúl Taborda, quien muere Al ser un personaje casi mítico y con po-
al poco tiempo, lleva como título el de la siciones que, extrañamente, mantienen su
columna de Deodoro en el diario El País: actualidad y su fuerza polémica, cada com-
“Las obras y los días”, apareció en 1945. En
pilador no ha dejado de sesgar la selección
1956 “El difícil tiempo nuevo” compilación
de los textos según sus propias posiciones.
de Gregorio Bermann, un ‘discípulo y ami-
Así, en la compilación de Bermann, los artí-
go’, con prólogo de éste. También, “Cien-
culos sobre Freud están ausentes. Sus discí-
cia, maestros y universidades” en 1959 de
pulos crearon a su muerte una ‘Fundación
Horacio Sanguinetti, con uno de los poemas
Deodoro Roca’ que no pudo sostenerse en
de Rafael Alberti a Deodoro. Otra compila-
las dificultades y en las diferencias entre
ción, nuevamente de Bermann en 1968, “El
ellos. La Universidad Nacional de Córdoba
drama social de la universidad”. Luego
no se ha preocupado en realizar una edi-
“Prohibido prohibir” de Horacio Sanguinet-
ción de sus obras completas, de reunirlas y
ti y Rafael Alberti de 1972.
compaginarlas o ponerla al abrigo de la
Treinta años después, la compilación de destrucción y el olvido. Tanto su biblioteca
Néstor Kohan “Deodoro Roca, el hereje”, como sus papeles se encuentran desgrana-
con un estudio teórico del pensamiento de dos entre familiares, amigos, investigado-
Deodoro, publica artículos donde está pre- res, o fueron destruidos por los allanamien-
sente la asimilación de Freud hecha por el tos de la dictadura militar al estudio de uno
cordobés. de sus hijos. Aún así, existe mucha obra iné-

197
Juan Argañaraz Con memoria y con deseo

dita entre la cual se cuenta el artículo re- Repetto). Ingenieros fue toda su vida un
producido en esta misma publicación y que positivista, aun en su etapa ultraizquierdis-
se encuentra en el archivo de su nieta, artis- ta de “La Montaña”; Lugones se inició en
ta y docente, Cristina Roca. Córdoba con un pensamiento que era una
mezcla de anarquismo clásico, Nietzsche,
Tolstoi y cristianismo primitivo; en Buenos
1929 Aires se hizo liberal y finalmente terminó
como nacionalista de derecha.2
En aquel contexto histórico, la autoridad in-
telectual de Deodoro Roca -difícil de trans- Así como defendió y desarrollo la inter-
mitir desde el presente-, el peso de su figu- pretación de un Nietzsche de izquierda
ra, era enorme. A Ortega y Gasset, y el mo- cuando todo el consenso de los ’30 asociaba
vimiento intelectual generado alrededor de este autor al nazismo, su independencia de
él en España, se debe la rápida traducción criterio lo lleva a recibir a Freud como hé-
al castellano de las obras ‘completas’ de roe, un intelectual nietzscheano que traba-
Freud que Ortega prologa en 1922. Ade- jando en soledad ilumina el alma humana,
más, la Revista de Occidente que dirigía y sosteniendo esto contra la opinión de sus
era ampliamente leída por los intelectuales mayores e incluso sus amigos como Aníbal
argentinos publicó numerosos artículos so- Ponce. Al menos desde 1929, comentando a
bre psicoanálisis entre 1923 y 1925, inclu- Thomas Mann, aparece Freud fusionado en
yendo reseñas de trabajos freudianos nue- su pensamiento. Muy a su estilo lo adopta e
vos y recientemente traducidos. idolatra franca y abiertamente. Declara su
admiración y saluda a Freud como un liber-
Son varias las originalidades que se con- tador de lo profundo y demoníaco, de las
densan en Deodoro, las que le otorgan a su corrientes oscuras del ser que la sociedad
pensamiento, acción y escritos, ese carácter deberá soportar y vehiculizar. Con anterio-
anacrónico (en el sentido de que sus posi- ridad a esta fecha, se pueden sospechar lec-
ciones serán desarrolladas años después), es turas en los rastros de algunos temas, como
decir, tan actual como la presencia del eco- la infancia y la sexualidad, presentes en sus
logismo. Su socialismo marxista, probable- análisis literarios, su crítica a la sociedad y la
mente cultivado en la trama de amistad con cultura. Los artículos compilados que abor-
Aníbal Ponce y Gregorio Bermann, que no dan directamente el tema son: “El psicólo-
fue acartonado ni fanático, se diferenciaba go de las neurosis” (1929), “Dicotomía y sa-
del socialismo de la generación de sus cerdocio” (1930) inédito hasta hoy, “Impul-
maestros: Manuel Ugarte era un socialista so y contención” (1930) y “De Goethe a
católico; Juan B. Justo era un socialista posi- Freud” (1931). Pero en “El cielo del carbo-
tivista spenceriano y Palacios integra el cris- nero” (1930) lo utiliza para el tema del
tianismo a su pensamiento (había llegado al “Don Juan” y en su defensa de Suárez Za-
Partido Socialista desde los Círculos de bala argumenta al juez diciéndole: “En lo
Obreros Católicos fundado por el padre Fe- sexual está centrado el universo humano.
derico Grotte y mencionaba a Jesucristo ca- ¡Lea usted a Freud!” (Sanguinetti
da vez que podía, con gran incomodidad de 2003:231).

2 Debo estas especificaciones al historiador cordobés Roberto Ferrero.

198
Con memoria y con deseo Juan Argañaraz

En una línea semejante al autor de “La ver de Europa y dirige el periódico ‘Clarín’ ”
rebelión de las masas”, otros autores inte- (Ferrero 1999:130). Al legendario sótano
graban a Freud en un amplio movimiento iban todas las personalidades que visitaban
de pensamiento antipositivista y humanista Córdoba, Waldo Frank, el conde Keyserling,
sesgando o reinterpretando el sentido del Rafael Alberti, Víctor Raúl Haya de la Torre
psicoanálisis. Pero las semejanzas de la inte- o Stefan Zweig. En esa fragua, se instaló en
gración de Freud que hace Deodoro, tienen Córdoba el consenso de una valoración de
más similitud a la de otro autor, Stephen Freud que, de distintos modos, comenzará a
Zweig, con quien Deodoro mantenía una aumentar su conflictuante presencia en la
relación de amistad, que lo visita en Córdo- Psiquiatría de Gregorio Bermann, en la lite-
ba, y quien a su vez mantenía contacto epis- ratura de Arturo Capdevilla y Juan Filloy, y
tolar con Freud. La biografía sobre Freud de se fundirá en la Medicina de Jorge Orgaz y
Zweig de 1930, se traduce y publica en 1933 las contradicciones revolucionarias de Emi-
en Argentina: “La curación por el espíritu” lio Pizarro Crespo.
influencia profundamente aquí la recep-
Además de ubicar a Freud como referen-
ción de Freud (Vezzetti, 1996). Para uno en
te genial de un campo de saber, la asimila-
el ’29 otro en el ’30, “el freudismo es asocia-
ción que Deodoro Roca hace, el uso que da
do a una verdadera revolución en las cos-
a los términos freudianos, merece ser espe-
tumbres y los valores que (…) habría de li-
cificada y en ese sentido hay que subrayar
quidar la moral del disimulo, la hipocresía,
un punto: el narcisismo. Por ejemplo, en la
el rechazo del cuerpo, el aplastamiento del
polémica con Lugones en “Leopoldo Lugo-
instinto y la sofocación de las aspiraciones
nes: león de alfombra” (1931) lo utiliza fre-
de la juventud”, dice Vezzetti de Zweig sin
cuentemente para aplicarlo al ex maestro,
conocer el trabajo de Deodoro Roca. En la
pero generalizando: “…contra ese conta-
misma textura, la Medicina que propone
gioso vicio de la estéril solemnidad, que es
Zweig (Vezzetti 1996:137) se reconoce en
la vejez del narcisismo, de todo narcisismo
buena parte plasmada en “La vida como
intelectual.” “El narcisismo de un pueblo se
enfermedad” (1934) de Jorge Orgaz. Stefan
llama chauvinismo”. El narcisismo será ene-
Zweig es quien organiza un homenaje in-
migo de la rebelión, arma de la mediocri-
ternacional a Freud en su 80° aniversario al
dad y la infatuación.
cual se pliegan en Argentina sólo la revista
Sur y la cordobesa Psicoterapia, del discípu- La importancia de tal tópico es que marca
lo Gregorio Bermann y Pizarro Crespo. No el modo de integración de Freud: desde una
sería extraño que a instancias de Deodoro interrogación ética. El psicoanálisis hace más
aunque no analizaremos aquí ese episodio. racional la posibilidad de una superación mo-
ral del hombre -la meta del superhombre de
“Deodoro Roca, alejado de la universi-
Nietzsche- por enfrentarlo a sus demonios, y,
dad por la contrarreforma, reúne en su só-
a su vez, la superación ética de la masa en
tano de Rivera Indarte 544 a la intelectuali-
una nueva sociedad que anuncia Marx.
dad reformista de la época: los Orgaz, los
Allende del Castillo, Juan Filloy, Gregorio El mismo tópico pronto se reencuentra
Bermann y Saul Taborda, que acaba de vol- en el centro de la integración freudomarxis-

199
Juan Argañaraz Con memoria y con deseo

ta de Emilio Pizarro Crespo, que en 1933 es- en su análisis del dispositivo del examen
tudia con este concepto, narcisismo, lo que universitario. Es muy difícil establecer clara-
sería el obstáculo subjetivo a la constitución mente una fecha de lectura ni en Deodoro,
de la sociedad sin clases (Vezzetti 1996:151). ni en Macedonio Fernández, ni en otros au-
A principios de 1934 Jorge Orgaz, entonces tores que citaran a Freud en algún momen-
suplente de la Cátedra de Patología inter- to. Sí es clara la posición frente a la obra de
na, concluye “La vida como enfermedad”, Freud que Deodoro presenta asociada a la
libro que desarrolla sus ideas sobre la Medi- revolución, en lo que ésta puede contener
cina y la condición humana, tomando justa- de modificación de la subjetividad humana,
mente a Keyserling y fundiendo a Freud en la reformulación de la ética y la cultura. Es-
una compleja concepción de medicina hu- ta es la fundición de freudismo e ideales re-
manista como la propugnada por Zweig. formistas según él los entendía. Si bien no
Emilio Pizarro Crespo, que también había era su estilo el posicionarse como “Maes-
participado del movimiento reformista del tro”, en torno a su figura se crea y mantie-
‘18, en 1927 se radicó en Rosario, provincia ne en Córdoba, e indirectamente en el país,
de Santa Fe, y en 1936 junto a Bermann -Di- el tejido de consenso que sostiene al freu-
rector de la revista-, crean “Psicoterapia” dismo con seriedad, venciendo las primeras
desempeñándose como Secretario de Re- reacciones de repudio en el campo cultural.
dacción desde Rosario. Capdevilla, Juan Filloy y Jorge Orgaz mos-
trarán toda su vida la misma actitud que él
La actitud generalizada hasta el momen-
hacia ese Freud que Deodoro ubica en su
to en la recepción de Freud, Ingenieros,
ideario juvenil y reformista. Casi todas las
Aníbal Ponce -incluso el círculo cercano a
referencias al Psicoanálisis en Argentina tie-
Nosotros y al mismo Deodoro amigo de
nen como un punto obligado a la Revista
Giusti-, van de la reticencia al frontal recha-
Psicoterapia de 1936. Por eso la importancia
zo. Pero hay que destacar que ya en 1926 el
de estudiar estas vertientes españolas y lo-
peruano J.C. Mariátegui, en quien Kohan
cales en cuyo tejido de relaciones entre
indica constantemente similitudes con Deo-
Zweig, Ortega y España, Deodoro aparece
doro, manifiesta una alta valoración por
como urdimbre.
Freud “en contraste con los marxistas ar-
gentinos” (Vezzetti 1996:201). “El psicólogo
de las neurosis” está escrito en diciembre
de 1929. En febrero de 1930 Freud recibe en La praxis de una ética
su consulta a Gregorio Bermann y lo deriva
Es razonable y frecuente encontrar, porque
a Félix Deutsch. En mayo arriba a Francia
la apariencia así lo indicaría, que la obra de
para una estadía de formación Jorge Orgaz,
Deodoro es polifacética: en su revista “Las
sin que sepamos aún si tomó contacto con
Comunas” aborda temas de vecinalismo,
médicos psicoanalistas de allí.
ecología, política municipal; es crítico de ar-
La inclusión del freudismo en el pensa- te, literatura, pintura; desarrolla su tesis de
miento de Deodoro hace que Kohan (1999) doctorado sobre derecho internacional; es
lo considere un precoz Marcuse, un insospe- profesor de Filosofía, y, obviamente un po-
chado adelanto de Foucault, por ejemplo, lítico de los mas temibles. Pero hay una

200
Con memoria y con deseo Juan Argañaraz

perspectiva, una conjetura, desde la cual to- era homogeneizado al nazismo y él utiliza
da su obra se organiza, incluso quizá su para lapidar a Hitler. La revolución nietsz-
obra pictórica a la cual se dedica cada vez cheana en la ética, se alcanzaría en una so-
más hacia el final de su vida, tomando un ciedad cuya revolución profetiza y señala
sentido preciso y monotemático: el tema fi- Marx, y encastra perfectamente en la fusión
losófico de la Ética. Deodoro ve en Freud la deodórica, con un Freud que descubre la
lámpara del minero de las profundidades naturaleza del alma humana haciendo más
del alma que puede indicar cómo llegar a racional, e incluso científica, su posibilidad
“…la perfección espiritual de la masa” (Ko- de modificación en una nueva sociedad.
han 1999:144)
En éste y otros aspectos, su figura, su mo-
Para considerar esta conjetura, hay que do de influencia, alejada de la impostura del
tener presente que no todas las tradiciones ‘maestro’, se asemeja a la de Macedonio Fer-
en Filosofía producen grandes ‘sistemas’ co- nández en varios puntos: una enseñanza so-
mo pueden ser las filosofías de Kant, Hegel crática, ética, de conversaciones, gestos y
o el contemporáneo Badiou, con libracos ejemplos. Ambos habrían sido condenados
donde se exponen, con sus clásicas partes, por el olvido, pero reaparecen por la deuda
la Ontología, la Ética, la Estética o una teo- y el impacto, tan fuertemente testimoniado,
ría del conocimiento. También existe una en distintos actores luego célebres, intelec-
vieja tradición en la cual la Filosofía es fun- tuales heterogéneos entre sí, como en Ma-
damentalmente una práctica: desde el cedonio convergen con violenta diversidad
ágrafo Sócrates hasta la antigua escuela cí- Jorge Luis Borges y Scalabrini Ortiz. Como se
nica revalorizada por Nietszche. El maestro sabe, también la ética era un eje central en
de Diógenes aborrecía tener discípulos, por el universo de Macedonio, donde, desde al
lo que su primera enseñanza fue molerlo a menos 1930, Freud es utilizado también y
palos con su bastón para que desista de ser-
discutido por él en su teoría de la novela y
lo. De ahí en más sólo hubo palabras y ges-
de la humorística (Fernández 1930, 1974:253
tos, no letras.
y ss). Cierta marginalidad elegida, que le re-
Este parece ser el objeto del pensamien- procha Manuel Gálvez, lo semeja a Macedo-
to de Deodoro y la tradición en que lo de- nio, como el halo de leyenda ligado a su
sarrolla: la Etica y la superación moral del nombre definitivamente más propio que su
hombre, tanto en su convivencia con la na- apellido. Como a él, los liberales quieren in-
turaleza, el vecindario, la polis, la cultura o terpretarlo como un liberal anárquico, los
las economías de los países y el Derecho in- radicales como uno de ellos, pero excéntri-
ternacional. Con esta conjetura se puede co, las izquierdas los hacen suyos. Deodoro y
comprender el enorme impacto que produ- Macedonio han escapando de esa forma de
cía su presencia, y que testimoniado por di- provincialismo propio de los intelectuales de
versas personas da al lector la impresión de colonias, por el cual más que la producción
algo intransmisible. “La meta del super- de ciencia y cultura, sólo persiguen la perte-
hombre”, la superación moral humana, es nencia. Un bovarismo cuyo norte es la asimi-
la vertiente que subraya Deodoro de un lación de las modas extranjeras, la participa-
Nietszche revolucionario que en la época ción en las elites y un sueño dorado: el reco-

201
Juan Argañaraz Con memoria y con deseo

nocimiento de las metrópolis. Curado de ese sueños tienen un sentido oculto. Esta posi-
mal, Deodoro discute de igual a igual con la bilidad de asimilación produce con facilidad
cultura universal sin pagar peaje a nadie por su mezcla con todo tipo de prácticas socia-
ingresar y producir en ella. les y con ese carácter se funde de distintos
modos, como el de Deodoro Roca. En la tra-
El eje de la reflexión ética está en la arti- dición cultural de Córdoba el freudismo re-
culación de estos tres autores mencionados: formista continuará produciendo efectos
Marx promete una nueva Sociedad a través de modo positivo asociando a Freud y el psi-
de la revolución de los modos de producción coanálisis con la izquierda, pero también se-
económica; Nietzsche, un nuevo Hombre a rá visualizado como un mismo enemigo por
través de la revolución en la ética; y Freud la contrarreforma universitaria.
completaría la trama descubriendo las pro-
fundidades del alma humana sobre la cual
deberán operar las otras, pero también de-
nunciando que para esa alma humana deve- El fin
lada, la sociedad y la moral vigentes son in- Se ha dicho que distintas genealogías quie-
sanas y contraproducentes. ren interpretar a Deodoro Roca como pro-
Como se ha planteado clásicamente, pio. No haremos lo mismo: Deodoro Roca
tanto la posición de Freud sobre la forma- no fue un psicoanalista y ni siquiera un
ción del psicoanalista, como su apelación al freudiano sistemático. A poco de andar en
saber popular y los cuentos tradicionales; el la lectura freudiana se hubiera estrellado
mismo tono del cuerpo textual freudiano, contra el muro de pesimismo que caracteri-
daba cabida a una asimilación, una apropia- zó a Freud sobre la elevación espiritual del
ción popular y plebeya del saber psicoanalí- hombre, siendo que la última novedad al
tico por parte del lego. Rompiendo así con respecto era para él el acceso al monoteís-
la corporación psiquiátrica, el Psicoanálisis mo. Pero como Thomas Mann, Ortega y
no tenía para Freud una especificidad médi- Zweig, reconoció los abismos que había ilu-
ca y si algún saber le era especialmente per- minado, admirando y utilizando sus ideas.
tinente se hallaba en la universitas litera- En la entrevista de Bermann con Freud,
rum (Freud 1918), es decir, la literatura uni- de febrero de 1930, luego de verlo adormi-
versal a la que su creador había recurrido larse aparentemente aburrido, Bermann
siempre para compartir con el lector una detiene su nerviosa verborrea sobre la psi-
evidencia empírica, que no se limitará a la quiatría en Latinoamérica. Freud se despa-
evidencia clínica. Esto, más allá de las condi- bila y, para asombro de Bermann, le pre-
ciones específicas de difusión en la sociedad gunta si acaso él era de ese lugar donde se
argentina. Ya en la “Interpretación de los produjo la Reforma Universitaria.3
sueños” Freud subraya que sus teorizacio-
nes acercan y reincorporan elementos de un Ignoramos si Freud llegó a conocer la
saber tradicional sobre el sueño que el vul- existencia de Deodoro Roca, por Bermann,
go mantenía en oposición a la ciencia: los por Zweig, Ortega u otros. Sin embargo,

3 Conocemos dos versiones de la entrevista. Una de Claudio, hijo de Bermann. Estos detalles de la conversación provienen de la en-
trevista con la psicoanalista Amalia Giorgi, testigo del relato en la bienvenido a Bermann a su regreso de China. Probablemente a tra-
vés de los años, Bermann haya realizado diferentes versiones del encuentro, el cual está definitivamente documentado por la agen-
da se Sigmund Freud.

202
Con memoria y con deseo Juan Argañaraz

podría haber leído el “Manifiesto Limi- Resumen


nar…” ya que en su juventud aprendió el
castellano por la íntima necesidad de leer Una investigación de la Facultad de Psico-
en su idioma original “El ingenioso hidalgo logía U. N. C., ha puesto de manifiesto la
Don Quijote de la Mancha”. existencia de un primer freudismo en Cór-
doba presente en varios intelectuales,
Los tiempos daban para ilusiones de Qui- Deodoro Roca, Gregorio Bermann, Arturo
jote. La esperanza en la expansión por el Capdevilla, Jorge Orgaz y Juan Filloy, que
mundo de diferentes formas de organizar habían llevado adelante el movimiento de
la sociedad y la producción, alimentaba un la Reforma Universitaria de 1918. Esta
antiguo anhelo de cualquier hombre justo: temprana asimilación de la obra de Freud
asistir al nacimiento de una nueva época de tiene caracteres y tensiones comunes en
la humanidad, que casi parecía vislumbrar- sus actores, lo que nos permite hablar de
se. Pero el cambio de los tiempos terminó un “freudismo reformista”. Todos ellos tie-
mostrando otro signo. La derrota republica- nen una relevancia en la vida política, cul-
na en España con su aura de masacres y un tural y científica del país y de Latinoaméri-
golpe de gracia para los revolucionarios del ca, lo que hace necesario exponer por se-
mundo: en 1939 José Stalin firma el pacto parado las distintas formas en que este
nazi-soviético, Hitler invade Polonia y el freudismo reformista está imbricado en sus
otrora heroico Ejército Rojo ocupa Polonia obras. En el presente trabajo se expone la
oriental. Es de imaginar el tremendo impac- asimilación que tuvieron las ideas de Sig-
to que debió producir en nuestros persona- mund Freud en la obra de Deodoro Roca,
jes. En 1942 Jorge Orgaz, ocupa la cabecera principal líder de la Reforma Universitaria
en la cama de agonía de un Deodoro Roca del ‘18, y cuyo pensamiento se difundió
derrotado por el cáncer. En 1942 Stefan por toda América Latina.
Zweig se suicida en Brasil.

203
Juan Argañaraz Con memoria y con deseo

Bibliografía - Ferrero, Roberto A. Breve historia de Córdoba. Córdoba. Ed. Al-


ción Editora. 1999.
- Argañaraz, J., Argañaraz, M.L. y Ferrari, F.: “Deodoro Roca: la - García, G.L. “La entrada del psicoanálisis en la Argentina.” Ed.
primer matriz freudomarxista en Argentina.” IV Jornadas de En- Altazor Bs. As. 1978.
cuentro interdisciplinario Las ciencias Sociales y Humanas en
Córdoba. Octubre 2004 F.F.Y H. U.N.C Publicación digital. - Kohan, Nestor: “Deodoro Roca, el hereje” Editorial Biblos Bue-
nos Aires 1999.
- Argañaraz, J.; Ferrari, F. y Argañaraz, M.L. “Psicoanálisis y Psi-
quiatría en la historia de Córdoba: el caso de Don Gregorio.” En - Korn, Alejandro, “Filosofia argentina” (1927), Obras completas,
“Epistemología e Historia de la Ciencia” Selección de trabajos Bs. As., Editorial Claridad, 1949.
vol. 10. Pío García y Patricia Morey Editores U.N.C. 2004 - Onfray, Michel, “Cinismos. Retrato de los filósofos perros”
- Fernández, Macedonio: “Teorías” en “Obras completas” Tomo (1990) Paidós, Buenos Aires 2004.
III. Ediciones Corregidor. Buenos Aires 1974 - Orgaz, Jorge: “La vida como enfermedad.” Bs. As. Talleres Grá-
- Ferrari, Fernando José (compilador) Obras Completas de Gre- ficos Araujo Hnos. 1934.
gorio Bermann, Compilación Digital. [CD-ROM] Material Anexo - Plotkin, Mariano Ben. (a) “Freud en las pampas: Orígenes y de-
en Ferrari, Fernando José. Historia del Psicoanálisis en Córdo- sarrollo de una cultura psicoanalítica en la Argentina (1910-
ba. Análisis descriptivo en la obra de Gregorio Bermann. Tesis 1983)”. Ed. Sudamericana. Bs. As. 2003
de Licenciatura en Psicología. Córdoba: Universidad Nacional - Roca Deodoro: “El dificil tiempo nuevo” Editorial Lautaro Bue-
de Córdoba, Facultad de Psicología, 2003. 1v. (sin disponibili- nos Aires 1956. Prólogo y selección Gregorio Bermann
dad pública)
- Roca, Deodoro: “Las obras y los días” Editorial Losada. Buenos
- Ferrari, F. y Argañaraz, M.L. “La difusión del psicoanálisis por Aires1945. Prólogo de Saúl Taborda. Selección Santiago Monse-
su influencia en la clínica médica: el caso Jorge Orgaz.” Nuestra rrat.
Ciencia en el siglo XXI Revista Científica del CPPC Año VII-Nro
- Sanguinetti , Horacio: “La leyenda de una Flecha: las obras y los
12. Págs. 13-17. Córdoba, Octubre de 2004
días de Deodoro Roca” Librería Histórica. Buenos Aires 2003.
- Ferrari, F. y Guerrero, J.M.: “La inserción del Psicoanálisis en la
- Vezzetti, Hugo. Historia de las ideas e historias disciplinares.
obra de Gregorio Bermann”. Trabajo presentado en el V Encuen-
Historia del freudismo e historia de la sexualidad: el genero se-
tro Argentino de Historia de la Psicología, la Psiquiatría y el Psi-
xológico en Buenos Aires en los treinta. Ponencia.
coanálisis. Noviembre 2004. Facultad de Psicología UBA
- Viñas, David: “Literatura Argentina y Política. De Lugones a
- Ferrari, F.; Argañaraz, J.; Argañaraz, M.L.: “Primeros contactos
Walsh” Editorial Sudamericana. Bs. As 1996.
de Gregorio Bermann con el Psicoanálisis (1913-1919)” XV Jor-
nadas de Epistemología e historia de la ciencia. Centro de inves-
tigaciones de la F.F.y.H. U.N.C. La Falda 2004

204
Dicotomía y Sacerdocio

Deodoro Roca

No existe relación más compleja entre dos


personas -dice Bernard Shaw, enemigo de
los médicos y más terrible que Moliere- que
la que se establece entre el enfermo y su
médico. La experiencia médica le da la ra-
zón. La experiencia del paciente la conden-
sa Goethe:”Hacemos muy mal en no confiar
en el médico cuando no podemos pasarnos
sin él”.

205
Deodoro Roca Con memoria y con deseo

El médico es el sacerdote moderno. Más blemas de índole jurídica, social o económi-


que el sacerdote. Los ritos de la salud toman ca, extraños a su versación, y llenan así casi
la vida entera. Las enfermedades son legio- todas las dependencias del Estado. Entre un
nes de “demonios” en estrecha y oficial re- especialista en “rayos” y un jurista, el ciuda-
lación con los médicos, encargados por el Es- dano elector preferirá al primero. Al médico
tado de ahuyentarlos por medio de menu- todo se le confía. Se le descubren los más re-
dos exorcismos que sólo ellos conocen. El cónditos secretos, los pensamientos que qui-
progreso enorme de las Ciencias, las maravi- siéramos ocultar hasta de nosotros mismos.
llosas conquistas de la técnica, han puesto al Lo característico de la relación es la “entre-
servicio de la tarea médica un material de- ga”. El enfermo quiere que se le maneje. “A
fensivo extraordinariamente eficaz. mis anteriores médicos los he manejado yo -
dijo Bismarck-, pero Scheweninger me ma-
Hasta la palabra (Freud) ha cobrado un neja a mí”.
valor instrumental preciso y seguro. Externa-
mente, Freud podría recordar a los charlata- Esta exigencia obliga al médico a ser sa-
nes de los siglos XV y XVI. Pero la “psico-aná- cerdote y técnico, investigador y artista. To-
lisis” es hoy, en manos de un médico exper- do de una pieza. Pero ocurre, a veces, que
to, un instrumento de previsión, producto de el técnico apenas alcanza a ser un obrero
una ciencia “casi” exacta. Esta posición privi- manual, el investigador un hombre práctico
legiada, en una humanidad bien provista de y sin instrucción, el sacerdote un sacristán o
medios defensivos pero atacada por infinitos un comerciante. En este linaje de médicos la
“Dicotomía” hace estragos y el mago corre
males, ha creado en favor del médico una si-
peligro de parecer un charlatán. El enfermo
tuación de “confianza”, desconocida para
siente a lo vivo una apetencia de relaciones
las otras profesiones. Es una confianza “obli-
espirituales con su médico, aspira a ser teni-
gada” que no tolera ser discutida. Personas
do más como enfermo que como cliente. El
que no se atreverían a confiar un sólo centa-
menosprecio de los factores espirituales
vo a un desconocido tienen que entregarse,
conduce directamente a un concepto mecá-
de pronto, a un hombre que no conocen,
nico-materialista del estado de salud y del
quien decide abrirles el vientre o resuelve si
estado de enfermedad. En esta relación
han de andar en lo sucesivo con una o con
prende la “Dicotomía”.
dos piernas. Y sin tornar siquiera, previamen-
te, informes detallados y completos de ese ¿Qué es la “Dicotomía”? ¿Es un mal des-
extraño que puede ser el médico. La gente conocido, una nueva enfermedad? No. Es
cree al médico capaz de todo, incluso para una antigua enfermedad, cuyo morbo ha si-
las cosas más extrañas a la índole de su pro- do recién aislado. Las noticias de París, en
fesión o de sus estudios. Así, preferentemen- estos días, nos traen referencias precisas.
te, se les confía el manejo de la cosa pública, Parece ser una enfermedad que sólo se pro-
y se les atribuye conocimiento superlativo en pagó entre médicos y cirujanos. Mejor: que
las difíciles ciencias administrativas y políti- se trasmite de un médico a un cirujano. Aun
cas. Hoy, los médicos, con una seguridad que cuando, siendo recién nominada, parece de
no poseen frente a los conflictos de su profe- origen antiguo, pero agudizada extraordi-
sión, atacan con singular denuedo los pro- nariamente en los últimos tiempos en los

206
Con memoria y con deseo Deodoro Roca

grandes centros urbanos. A punto tal que un privilegio costoso. Pero existe un linaje
en París acaba de fundarse, presidida por el de personas, demasiado sensibles, a quienes
gran tisiólogo Dr. E.D. Rist, una “Liga contra les ocurre pensar que la cuestión de dinero
la dicotomía”, que realiza una activa propa- entre médico y cliente “desentona” de una
ganda por medio de folletos, conferencias y manera odiosa y altera el ambiente moral
artículos de prensa. En la semana pasada el dentro del cual ambos deben desenvolver-
Dr. Rist expuso en la Facultad de Medicina se. ¡Por eso no pagan los honorarios! Que el
de París los objetivos de la campaña. cliente sensible le asegure que será su deu-
dor eterno o que lo sea sin asegurárselo, es
“La dicotomía -explicó el conferencian- para el médico una misma cosa. A veces, pa-
te- es el reparto clandestino entre médicos ra los clientes, no. El mismo Bernard Shaw
y cirujanos de los honorarios que paga el recuerda la historia ejemplar de aquel mé-
enfermo. Esta práctica, que tiende a gene- dico joven, de estirpe romancesca, que re-
ralizarse, amenaza con influir en el diagnós- galaba dinero a su paciente gratuito para
tico de ciertos médicos que logran impor- que se curara mejor: a las dos semanas el
tantes beneficios gracias a las operaciones hombre estaba bueno, curado. Había em-
hechas a sus enfermos”. pleado en pagar a otro médico para que lo
El conferenciante -agrega el telegrama tratara.
de “La Nación”- terminó fustigando la co- Si el abuso del honorario conduce a la
mercialización de la Medicina “que destru- “dicotomía”, el abuso del desinterés puede
ye la conciencia profesional del facultativo conducir a la mendicidad.
sin la cual el enfermo no tiene garantía”.
¡Cuántas operaciones se practican sin otra Comerciante, no. Filántropo, sacerdote,
razón que ese comercio secreto entre médi- tampoco. Hombre honrado, sí. Prístinamen-
cos y cirujanos! “Lo triste -concluye- es que te honrado, siempre.
si se pierde la maravillosa sugestión de la
medicina, el mundo se sentirá peor”. Esto
es lo más grave: su repercusión en las ilusio- Domingo 2 de marzo 1930
nes colectivas, en las fuerzas espirituales,
que fueron siempre los aliados formidables
de la medicina.

Ya el implacable Bernard Shaw se asom-


braba de que anduvieran todavía por el
mundo algunos Vanderbilts con apéndice.

Pero el problema tiene dos caras. Es, sin


duda, funesto que entre la medicina y los
secretos de la naturaleza se alce, a manera
de obstáculo, la muralla de los honorarios.
Pero no lo es menos que se derrumbe. Los
enfermos lo toleran todo -¡hasta la salud! -
con tal de curarse. Y deben pagarla como

207
Melanie Klein en Buenos Aires.
Comienzos y Desarrollos *

R. Horacio Etchegoyen
Samuel Zysman**

A más de cien años de su creación por maban ya un grupo entusiasta que estudia-
Freud, el psicoanálisis tiene hoy el reconoci- ba la obra de Freud (Balán, 1991). También
miento de la comunidad científica y una pertenecieron a este grupo Luis Rascovsky,
gran pregnancia en la cultura. En los prime- Flora Scolni y Jorge Weil (Resnik, 2001).
ros años del siglo XX hubo mentes ilustra-
das en América Latina, como José Ingenie- A fines de 1942, poco después de la lle-
ros, Aníbal Ponce, Gregorio Bermann, Car- gada de Marie Langer, se fundó la Asocia-
los Alberto Seguín, Honorio Delgado y Ger- ción Psicoanalítica Argentina (APA), recono-
mán Greve, que estudiaron e incluso utiliza- cida por Ernest Jones, entonces Presidente
ron la obra de Freud1; pero fue en 1938 al de la Asociación Psicoanalítica Internacional
llegar a Buenos Aires Ángel Garma y Celes (API), como Sociedad Provisoria, el 12 de di-
Ernesto Cárcamo, que el psicoanálisis empe- ciembre de ese año.
zó a desarrollarse sistemáticamente en
En este trabajo nos queremos ocupar de
nuestro medio.
la influencia que tuvo en Buenos Aires la
Estos dos pioneros encontraron un terre- obra de Melanie Klein, que a mediados del
no fértil porque Enrique Pichon Rivière, Ar- siglo XX era la fuente principal de inspira-
minda Aberastury, Arnaldo Rascovsky, Ma- ción de los psicoanalistas argentinos, y más
tilde Wencelblat, Teodoro Schlossberg, Si- ampliamente de toda Latinoamérica. Inten-
món Wencelblat, Luisa Gambier (después taremos, también, mostrar el contexto social
Álvarez de Toledo) y Alberto Tallaferro, for- en que tuvieron lugar los acontecimientos.

* Artículo publicado en forma simultánea en el presente número de Docta y en el número 22 de la revista Temas de Historia de la
Psiquiatría Argentina, editorial Polemos.
**Psicoanalistas (APdeBA)
1 El médico chileno formado en Alemania, Germán Greve (1910), presenta en Buenos Aires un trabajo basado en las teorías de Freud,
quien lo menciona (1914).

208
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

Por considerarlo más pertinente al obje- epistolar con Melanie Klein hacia 1946. Esta
to de este trabajo decidimos seleccionar los publicación marca un hito para el psicoaná-
datos relevantes de las revistas especializa- lisis latinoamericano y, en general, para la
das. Consultamos asimismo las obras de Jor- producción psicoanalítica en español y por-
ge Balán (1992), Elsa del Valle Echegaray tugués. Destaquemos que esta traducción
(1986, 1999), Hugo Vezetti (1989, 1996), Fi- se basó fundamentalmente en The psychoa-
dias Cesio (2000), Mariano Ben Plotkin nalysis of children, publicado en Londres en
(2003) y Germán L. García (1980). Nos fue- 1937, y que Marie Langer cotejó el texto
ron de gran utilidad, también, los docu- con el original alemán.
mentados estudios de Leonardo Wender y
sus colaboradores sobre la historia del psi- En el nº 3 del volumen 1 aparece Los di-
coanálisis en la Argentina (Antonio Cucuru- namismos de la epilepsia, un fundado artícu-
llo, Haydée Faimberg y Leonardo Wender, lo de Pichon Rivière donde se menciona en
1982; Leonardo Wender, Delia Torres e Inés más de una ocasión a Melanie Klein. Pichon
Vidal, 1995). considera que ciertos síntomas epilépticos
son transformaciones de los terrores noctur-
nos, estudiados exhaustivamente por ella.

La Revista de Psicoanálisis En el nº 4 del mismo volumen aparece la


reseña bibliográfica de The psychoanalysis
Recorriendo la Revista de Psicoanálisis, cuya of children, donde Arminda (la Negra) Abe-
fecunda trayectoria comienza en 1943 bajo rastury expone detalladamente la técnica
la dirección de Arnaldo Rascovsky, veremos del juego y sus fundamentos. En esta rese-
aparecer a los escritores fundamentales de ña Aberastury se pronuncia a favor de abor-
esa época: Freud, Abraham, Jones, Ferenczi, dar al niño con la técnica que Melanie Klein
Tausk, etcétera. Entre ellos se destacan Me- había elaborado en Berlín en los años vein-
lanie Klein, y, poco después, Fairbairn y te; y afirma, como ella, que el niño desarro-
Winnicott, lo mismo que los psicólogos del lla una auténtica neurosis de transferencia
yo, de Viena y Norteamérica. que se puede analizar -mutatis mutandis-
En el primer número de la Revista apare- como la del adulto.
ce “Primeros estadios del conflicto de Edipo Aberastury toma así, pues, una posición
y de la formación del superyó”, que corres- definida en las controversias de 1927 entre
ponde al capítulo 8º de El Psicoanálisis de Melanie Klein y Anna Freud, lo que marca
Niños (1932), el libro de Melanie Klein que un cambio sustancial, ya que analizó a sus
para entonces Arminda Aberastury estaba primeros pacientes con un enfoque ana-
traduciendo. A esa empresa se sumó poco freudiano (Lustig de Ferrer, 1972).
después Elizabeth Goode, conocida desde
su casamiento como Betty Garma. El libro En los años siguientes asistimos a una ex-
apareció finalmente en 1948 por la editorial pansión de las citas sobre Klein y su escuela
El Ateneo, con un prólogo de Arminda Abe- y a un uso creciente de su pensamiento pa-
rastury2. Es a propósito de esta traducción ra dar cuenta de problemas clínicos y teóri-
que Arminda Aberastury entra en contacto cos, al compás de la buena acogida que el

2 Según el informe de Ana Kaplan, el trabajo material de traducción estuvo a cargo de Hebe Friedentahl.

209
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

psicoanálisis iba logrando en los ambientes Garma reconoce la originalidad de las ideas
cultos de nuestra ciudad. Una tesis de este kleinianas sobre el sadismo y destaca la im-
escrito es que el desarrollo del psicoanálisis portancia de los objetos parciales, que lue-
tuvo que ver con las condiciones imperantes go convergen en el objeto total (=madre),
en esa época en la sociedad porteña, punto fuente de la ambivalencia y el duelo. En su
que estudia rigurosamente Vezzetti (1996). fecunda trayectoria como investigador y je-
fe indiscutido del psicoanálisis de la Argen-
En el nº 1 del volumen 2 (julio de 1944) tina, Garma va a recoger de Klein (y de Fair-
aparece un trabajo famoso de Cárcamo y bairn) el concepto de objetos internos per-
Marie (Mimi) Langer sobre la esterilidad fe- secutorios; pero se apartará de ella en su
menina, donde se cita a Marie Bonaparte y teoría de la posición depresiva, que le sona-
su concepto del masoquismo femenino y a ba un poco religiosa (Garma, comunicación
Melanie Klein y sus innovadoras ideas del personal).
superyo temprano, sin que los autores ad-
viertan el hondo conflicto teórico entre am- Si bien es cierto que Melanie Klein apa-
bas sobre la sexualidad femenina. rece en la Revista desde el comienzo, no
tarda en presentarse Fairbairn en el volu-
Cuando Langer habla poco después de la men 5 (1947-1948). En el nº 1 se encuentra
psicología de la menstruación (volumen 2, su artículo La represión y el retorno de los
nº 2) en octubre de 1944, apoyada en Jones objetos malos y en el siguiente Las estructu-
y Melanie Klein, no duda en atribuir los sen- ras endopsíquicas consideradas en términos
timientos de culpa de la niña al sadismo de relaciones de objeto. En esos años la lec-
oral que la lleva a atacar en su fantasía al tura de Fairbairn era frecuente en Buenos
interior del cuerpo de la madre para despo- Aires: los Garma, los Pichon, los Bleger, Li-
jarlo de hijos y penes. Hay aquí un viraje no- berman, los Baranger y los Grinberg lo leían
table de Langer hacia las ideas de Klein, es- y Racker lo cita concretamente en uno de
pecialmente en lo que se refiere al origen y sus primeros artículos (volumen 5, nº 3,
las consecuencias de la culpa, que se hace 1948), donde introduce su concepto de la
todavía más evidente en sus Notas para el madre Moloc. Racker se opone a las ideas
romance de Doña Alda (volumen 2, nº 4), de Fairbairn sobre la oralidad y la agresión
bello ensayo de análisis aplicado. Estos tra- en la temprana infancia, con lo que se acer-
bajos expresan un interés de Langer que se ca a Melanie Klein, aunque discrepe sobre
plasma en un libro perdurable, Maternidad los comienzos del desarrollo y la depresión
y sexo (1951). primaria.

En enero de 1946 Garma publica (volu- En Algunas correlaciones entre Freud,


men 3, nº 3) un sesudo trabajo sobre la me- M. Klein y Fairbairn, Lily y José Bleger
lancolía, donde revisa la bibliografía y dedi- (1962) precisan las diferencias: para Freud,
ca un acápite a Klein y a sus ideas sobre la la relación del impulso con el objeto es con-
psicogénesis de los estados maníaco-depre- tingente, mientras que Klein le da al objeto
sivos, presentadas en el Congreso Psicoana- un lugar especial, sin abandonar los impul-
lítico Internacional de Lucerna de 1934.3 sos como fuerza originaria e incluyendo de-

3 Este artículo de Melanie Klein cierra el libro Psicoanálisis de la melancolía, que compilaron, dos años después, Ángel Garma y Luis
(Lucio) Rascovsky.

210
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

cididamente el instinto de muerte. Fair- cretaria ejecutiva de la APA, aparece Notas


bairn, en cambio, establece la incompatibi- sobre algunos mecanismos esquizoides, don-
lidad entre la psicología del impulso y una de Klein completa y refina su teoría de las
psicología del yo en relación con los obje- posiciones, al tiempo que introduce el con-
tos, que rechaza la pulsión como fuerza pri- cepto de identificación proyectiva. Si recor-
maria y, desde luego, descarta la existencia damos que ese trabajo fue presentado en la
de un instinto de muerte.4 Sociedad Británica a fines de 1946, puede
apreciarse la rapidez con que las novedades
En el volumen 5, nº 2, junto a Fairbairn,
científicas llegaban al Río de la Plata.
aparece un nuevo artículo de Pichon Rivière
que introduce el recién mencionado concep- En el volumen 7 (1949 y 50), figuran en
to de enfermedad única, muy aceptado por los números 3 y 4 otras dos contribuciones
el grupo psicoanalítico inicial. Como recuer- trascendentes para la teoría kleiniana: El
da Resnik (2001), Pichon toma la idea de duelo y su relación con los estados maníaco-
Griesinger, para quien todo proceso patoló- depresivos (Klein, 1935), ya citado por Gar-
gico empieza por un cuadro depresivo. Pi- ma; y el gran clásico de Susan Isaacs, Natu-
chon enriquece el concepto con instrumen- raleza y función de la fantasía (1948), cen-
tos psicoanalíticos que toma de Freud (re- tro de intensos debates durante las famosas
gresión) y de Klein (duelo). La depresión es Controversies en la Sociedad Psicoanalítica
la enfermedad básica, de la que derivan las Británica entre 1941 y 1945, recopiladas y
otras, neuróticas y psicóticas. La idea de en- comentadas por Pearl King y Riccardo Stei-
fermedad única (o básica) lleva implícita una ner (1991).
concepción del desarrollo humano que par-
te de un objeto unitario. Los mecanismos es- En ese mismo volumen, aparecen varios
quizoides vienen después, como afirmara escritos de analistas locales: Aspectos de la
Racker en su Contribución al problema de la interpretación en el psicoanálisis de niños,
estratificación psicopatológica (1953), y Ble- de Betty Garma (nº 2), al que volveremos; El
ger (1961 [1962], 1967) con su idea de una mito del niño asado, de Langer (nº 3); El
posición glischrocárica previa a la posición juego de construir casas (nº 3) y Fobia a los
esquizoparanoide, según lo expone en Mo- globos en una niña de once meses (nº 4),
dalidades de la relación objetal, presentado ambos de Arminda Aberastury, que ya esta-
en el Simposio de 1961 y es el tercer capítu- ba iniciando su liderazgo en el psicoanálisis
lo de Simbiosis y ambigüedad (1967). de niños, que culmina en su libro Teoría y
técnica del psicoanálisis de niños de 1962.
En este punto puede advertirse un enfo-
Un artículo de Marialzira Perestrello, que
que original de los autores argentinos, di-
había venido de Río de Janeiro a formarse
vergente de la teoría del desarrollo de
en Buenos Aires con su marido, Danilo, so-
Klein, para quien el yo (o self) está dividido
bre un caso de esquizofrenia infantil, tam-
al comienzo.
bién en el número 4, muestra la influencia
En el año 1948, volumen 6, nº 1, traduci- de Klein en los jóvenes analistas de aquella
do por Bella (Beba) Fridman, la primera se- época (Perestrello, 1950).

4 El artículo concluye con una referencia a la enfermedad única (Pichon Rivière), donde el vínculo entre el objeto y el yo se reconoce
en su diversidad.

211
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

El Congreso de Zurich Hanna Segal en 1954 y 1958, Bion en 1968,


Meltzer varias veces a partir de 1965, Ro-
A mediados de 1949 se realizó en Zurich el senfeld y Betty Joseph (dos veces); y la de
XVI Congreso Psicoanalítico Internacional, Esther Bick a Montevideo.
el primero después de la Segunda Guerra
Mundial, donde la APA fue admitida como A partir de ese momento, y por casi dos
Sociedad Componente, al que Betty viajó décadas más, el pensamiento psicoanalítico
con Ángel Garma, junto con Arnaldo, Matil- argentino, siempre inquieto y abierto, co-
de Rascovsky y Teodoro Schlossberg. Allí se noció la época de mayor vigencia de la teo-
produjo el encuentro de los argentinos con ría kleiniana.
Melanie Klein y su grupo.5 Con ellos super-
visó y discutió Betty durante varias horas el En esos momentos inaugurales los ana-
material de uno de sus primeros casos, un listas que estaban iniciando el análisis de ni-
varón de 21 meses (Pedrito), el niño más pe- ños disponían solamente de los libros de
queño en análisis en ese momento en el Anna Freud y Melanie Klein, junto con los
mundo entero. Recuerda Betty que Klein trabajos de Sophie Morgenstern, que apa-
quedó gratamente impresionada por su recieron en la Revista de Psicoanálisis.6
presentación y le propuso establecerse en Betty Garma ubica el comienzo de su cola-
Londres por un tiempo para aprender de boración con Arminda alrededor de 1945,
manera directa la técnica del análisis infan- pero tal vez fue un poco antes, cuando
til; pero Betty tuvo que declinar ese ofreci- Betty, nacida en Paysandú, Uruguay, de fa-
miento. La enseñanza se materializó poco milia inglesa, enseñaba inglés a analistas
después, sin embargo, en una serie de su- (como Garma) y a hijos de analistas.
pervisiones en Londres, que compartieron
A comienzo de los años cincuenta se ha-
los Garma y otros miembros del grupo de
bía programado un viaje a la Argentina de
Buenos Aires.
Melanie Klein y Paula Heimann, según cons-
El lazo con Melanie Klein dejó una pode- ta en la carta que Melanie Klein les envía a
rosa impronta en el análisis porteño. Los Betty Garma y Arminda Aberastury el 25 de
viajes a Londres, así como las invitaciones a junio de 1952 (Betty por Betty Garma, 2004);
analistas kleinianos para venir a Buenos Ai- pero fue cancelado, al parecer por los médi-
res a supervisar y dar seminarios, pasaron a cos de Klein.7 En su reemplazo viajó a Bue-
constituir una costumbre que aún perdura. nos Aires Hanna Segal, lo que significó un
Mencionaremos entre otras las visitas de verdadero acontecimiento científico.

5 Facilitó el encuentro, sin duda, la amistad de Garma con Paula Heimann, de la que fue condiscípulo en el Instituto de Berlín a fines
de los años veinte.
6 No hemos podido decidir si el descubrimiento de Melanie Klein corresponde directamente a Arminda o si fue Enrique, hombre de gran cul-
tura y profunda versación en psiquiatría y psicoanálisis, el primero en tomar contacto con el libro, a pesar de que Betty Garma y Susana
Lustig se inclinan por Arminda. Tampoco hemos podido averiguar a qué versión del libro de Anna Freud se refiere Betty Garma. Einführung
in die Technike der Kinderanalyse fue publicado en alemán por la Internationaler psychoanalitischer Verlag en Viena en 1927 y en inglés
en 1928 como Introduction to the technique of child analysis por Nervous and Mental Disease Publishing Company. Sólo mucho más
tarde, en 1964, se publicó en español por Hormé, Psicoanálisis del niño. Aberastury cita la versión alemana de este libro en su artículo
Psicoanálisis de niños (Revista, volumen 6, nº 2), pero todo hace pensar que fue la versión inglesa la que se utilizó en Buenos Aires.
7 En el prólogo a Niños en análisis, Ángel Garma sostiene que el viaje fracasó por la pelea entre Melanie Klein y Paula Heimann.
Alejandro Dagfal (Comunicación personal) sostiene que, a partir de esa situación, Hanna Segal pasó a ocupar el lugar más cercano a
Melanie Klein, quien la propuso para viajar a Buenos Aires.

212
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

Niños en análisis (Betty Garma, 1992)8, ñaba a su madre psicótica a la Liga de Hi-
se refiere a los años que estamos comen- giene Mental, donde Pichon Rivière la tra-
tando y es un documento valioso porque taba. Susana Ferrer afirma que este trata-
nos introduce al mundo psicoanalítico de miento se hizo según las enseñanzas de
mediados del siglo XX. Ya hemos mencio- Anna Freud, cuyo libro Aberastury segura-
nado Aspectos de la interpretación en el mente había leído. En 1942, entra en aná-
psicoanálisis de niños, que se incorporó lisis con Garma y empieza a leer a Melanie
como un capítulo de este libro. Allí expo- Klein, con quien se puso en contacto epis-
ne su técnica con niños y señala las dife- tolar en 1946 y supervisó en Londres en
rencias del abordaje en primera infancia, 1951. De acuerdo con Susana Lustig, Ar-
en período de latencia y en la pubertad, minda fue la que introdujo el pensamien-
ilustradas con rico material clínico. La au- to de Klein en la Argentina, en lo que
tora sigue básicamente los enfoques de coincide con Betty Garma. Otros protago-
Klein, si bien considera sugerencias de An- nistas de aquella época, como Ana Ka-
na Freud, del libro de técnica de Fenichel plan, piensan que fue Pichon el que trajo
(1941) y de Richard Sterba. los libros de Klein (Kaplan, comunicación
personal).
En el capítulo “La escuela argentina” y
en el siguiente, “El impacto y la influencia De todos modos, no cabe duda de que
de Melanie Klein en mi quehacer psicoana- el análisis de niños y de psicóticos impulsa-
lítico”, asistimos a su encuentro con Armin- do por los Pichon Rivière impregnaba el
da Aberastury y al comienzo de una larga pensamiento psicoanalítico argentino en la
colaboración. Betty Garma no vacila en re- mitad del siglo XX y se expandían en todas
conocerle a Aberastury el papel de líder del direcciones. Los analistas de la APA iban
análisis de niños en nuestro medio y consi- frecuentemente a Londres y los líderes de
dera que fue la que introdujo en Argentina Londres venían a la APA. Entre ellos se des-
las ideas kleinianas. taca Emilio Rodrigué, que inició su forma-
ción con Rascovsky y se fue a Londres en
Coincide en este punto con la nota re- 1947. Allí se analizó con Paula Heimann,
cordatoria de la Revista de Psicoanálisis de entonces discípula de Melanie Klein, de la
1972, donde Elfriede S. Lustig de Ferrer que se separaría formalmente después del
(más conocida como Susana) hace un bre- Congreso Internacional de 1955. Rodrigué
ve y penetrante estudio de Arminda Abe- trabajó en ese grupo privilegiado del que
rastury, que había muerto el 13 de no- llegó a ser miembro, volvió a la Argentina
viembre de 1971. Aberastury nació en a comienzos de los años cincuenta y fue
1910, estudió pedagogía en la Facultad de uno de los líderes del grupo kleiniano. A fi-
Filosofía y Letras de la UBA y en 1933 co- nes de esa década el inquieto Rodrigué se
noció a Pichon Rivière, con quien se casó fue al Austen Riggs Center, de Massachu-
en 1937. En ese año hizo el primer trata- setts (EE.UU.), de donde regresó en 1963,
miento psicoanalítico de niños. Era una para ser presidente de APA (1966-1968) y
chica que parecía oligofrénica9 y acompa- ejercer su magisterio, hasta que se alejó

8 Lamentamos mucho su reciente fallecimiento, acaecido mientras este trabajo estaba en plena producción, que nos deja sin la opor-
tunidad de consultar con ella ciertos datos históricos y recabar su esclarecida opinión sobre temas teóricos y técnicos.
9 Pichon introdujo posteriormente el término oligotimia.

213
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

con Plataforma en 1971.10 en nuestro medio y en toda Latinoamérica,


interés que se hizo manifiesto por la parti-
También Alberto Campo se analizó con cipación de analistas de Brasil, Uruguay,
Paula Heimann y regresó a Buenos Aires a Chile y Méjico. Cesio hizo una breve reseña
mediados de los cincuenta luego de traba- de la intensa colaboración entre los grupos
jar con Serge Lebovici y Jean Piaget. Fue je- psicoanalíticos argentino y británico.
fe del Servicio de Psicopatología del Hospi-
tal de Niños, muy próximo a Florencio Es- El Simposio de 1961 muestra la madurez
cardó y Mauricio Goldenberg; y, con su par- del grupo analítico rioplatense y la presen-
ticular consistencia, marcó el rumbo para cia de las ideas kleinianas en trabajos que
muchos analistas de niños. marcan el rumbo de una pléyade de analis-
tas que dieron prestigio al psicoanálisis y
Entre los que iban a supervisar a Londres dejaron una obra escrita de permanente vi-
en esos años hay que mencionar a Langer, gencia.
Racker, Liberman, los Grinberg y muchos
otros, como Benito y Sheila López, en los se- Cesio presentó La disociación y el letargo
senta. Allí conocieron a Etchegoyen en en la reacción terapéutica negativa, un te-
1966, que se estaba reanalizando con Do- ma que desarrolló en otros trabajos a lo lar-
nald Meltzer. go de su vida. El letargo es una singular
reacción transferencial y contratransferen-
Salomón Resnik, discípulo de Pichon Ri- cial, que Cesio remite al psiquismo fetal es-
vière, se fue a Londres en 1957, y allí se ana- tudiado por Rascovsky y que marca un par-
lizó con Herbert Rosenfeld muchos años. De ticular desarrollo del proceso psicoanalítico.
Londres pasó a París, donde actualmente
reside, trabaja y enseña a un grupo califica- Merecen citarse, también, el trabajo de
do de discípulos, que se extiende también a Willy Baranger Aspectos problemáticos de
Italia. la teoría de los objetos en la obra de Mela-
nie Klein; el de Mom, Consideraciones sobre
el concepto de fobia en relación con algu-
nos aspectos de la obra de Melanie Klein,
Simposio sobre Melanie Klein una investigación en que Mom persistirá
A sugerencia de Garma, se decidió dedicar muchos años; y el de Grinberg, Duelo por el
el Simposio de 1961 a Melanie Klein (Revis- yo y sentimiento de identidad. Liberman
ta, volumen 19, nº 1/2), cuando León Grin- presentó Forma y contenido de las seis fan-
berg era presidente. tasías inconscientes del pecho perseguidor y
su repercusión en los diferentes estadios
En la apertura, Fidias Cesio destacó el ca- evolutivos y Bleger Modalidades de la rela-
rácter de homenaje del evento, ya que Me- ción objetal, amén del ya citado trabajo en
lanie Klein había muerto poco antes, y el colaboración con su esposa. Se encontraban
gran interés que su obra había despertado en ciernes la obra de Liberman sobre la

10Plataforma y Documento fueron dos grupos de analistas que asumieron una actitud de compromiso social y político, que los alejó
definitivamente de la APA (y la API). Ellos compartían la preocupación por lograr una adecuada integración de sus posiciones políti-
cas con el ejercicio de la profesión y, en ciertos casos, ponían al análisis por completo al servicio de la revolución.
11Un caso típico fue la campaña de desprestigio contra el entonces profesor de psiquiatría en la UNC., R. Horacio Etchegoyen, al pre-
sentar su trabajo sobre un caso de psicopatía, cuya comprensión teórica se centraba en las ideas kleinianas.

214
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

reinterpretación de la psicopatología con la posición maníaca y la organización fetal, de


ayuda de las teorías de la libido y la comu- Arnaldo Rascovsky y colaboradores, que re-
nicación, y la de Bleger, que culmina en su sume su original perspectiva del desarrollo
idea de la simbiosis y la posición glischro-cá- temprano. Un año antes del Simposio, Ras-
rica (1964), influida por la idea de la enfer- covsky había publicado El psiquismo fetal
medad única, así como su concepto de par- (1960), donde sostiene que el niño tiene
te psicótica de la personalidad, afín a la de una vida psicológica antes de nacer en que
Bion (1957), que se publica en la Revista el yo aparece como el doble del ello y ya ad-
Uruguaya de 1964 y es el capítulo cuatro ministra las fantasías filogenéticas descrip-
del libro de 1967. tas por Freud y Ferenczi. Esta investigación
antecede a las actuales sobre el tema (Melt-
También se insinúa el trayecto que habrá
de recorrer Willy Baranger, uno de los me- zer, Bion, Piontelli, Elizabeth Bianchedi, et-
jores exégetas de Klein, hasta volcarse a cétera) y representa, pues, un pensamiento
una revisión ligada a las ideas de Lacan, que de avanzada que se propone como un desa-
comienza en los años setenta. rrollo de la teoría kleiniana.

El trabajo de Grinberg sobre el duelo y No hay que omitir otros escritos dedica-
la identidad anuncia el fecundo recorrido dos a la clínica, como Aportación al estudio
de uno de los psicoanalistas más creativos de la manía en el niño, de Vera Campo, El
de la Argentina, que culmina en Culpa y aporte de Melanie Klein al análisis didácti-
depresión (1963) y Teoría de la identifica- co, de Marie Langer, y Algunos problemas
ción (1976), entre otros trabajos significa- en relación con la enseñanza de la teoría de
tivos. En el libro de 1963, partiendo de la técnica, de Langer, Janine Puget y Eduar-
Klein en un desarrollo muy original, Grin- do Teper, centrados en un enfoque kleinia-
berg distingue dos tipos de culpa, perse- no de los fenómenos del aprendizaje del
cutoria y depresiva, y desarrolla su con- psicoanálisis.
cepto de duelo por las partes perdidas del
self y de duelo no elaborado. En Teoría de Nos hemos detenido en el Simposio por-
la identificación, Grinberg estudia el con- que -pensamos- nos ubica en una especie
cepto de identificación en la literatura psi- de atalaya desde donde se puede atisbar el
coanalítica a partir de Freud, con énfasis pasado con sus esfuerzos fundacionales, el
en la identificación proyectiva de Klein y presente de entonces con sus promisorias
sus discípulos (Bion, Rosenfeld, Meltzer) y producciones y un futuro lleno de posibili-
sus propios aportes (tipos de identifica- dades que, afortunadamente, pudieron en
ción proyectiva, contraidentificación pro- gran parte concretarse, para dotar al psi-
yectiva, etcétera). coanálisis argentino de un sorprendente es-
plendor. Los analistas argentinos no sabían
No menos importantes son otras contri- entonces los intrincados caminos que segui-
buciones, no todas publicadas: El concepto rían, de ahí en más, nuestra disciplina y
de enfermedad única en la obra de Melanie nuestro país.
Klein y sus continuadores, de Pichon Riviè-
re, de lo que ya nos hemos ocupado, y La

215
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

El Instituto Pichon Rivière nalítica Uruguaya (APU) e invitó a Willy y Ma-


deleine (Madé) Baranger en 1954, para que
Recién recibido, Pichon Rivière ingresó al se hicieran cargo de su formación. Fue enton-
viejo Hospicio de las Mercedes y a la Liga de ces que se fundó la Revista Uruguaya de Psi-
Higiene Mental en 1936 y, a poco andar, em- coanálisis, la manifestación más cercana de
pezó un magisterio memorable, enseñando una tendencia que abarcó a casi toda Améri-
una psiquiatría psicoanalítica muy original y ca Latina: esto es la influencia del psicoanáli-
rigurosa a un grupo destacado de discípulos sis porteño en la formación de colegas y la
(Liberman, Rolla, Bleger, Racker, Cesio, Zac, creación de sociedades psicoanalíticas. Es lo
Resnik, etcétera). Cuando lo dejaron cesan-
que Cesio (2000) denominó “la gesta psicoa-
te en el Hospicio, y con la ayuda de Francis-
nalítica de América Latina”.
co Muñoz (don Paco), verdadero mecenas
del psicoanálisis argentino, Pichon fundó en El primer número de la Revista Urugua-
1949, el Instituto Pichon Rivière, más conoci- ya, que apareció en mayo de 1956, contenía
do como la Clínica de la calle Copérnico o la un clásico kleiniano, La importancia de la
pequeña Salpêtrière. Allí trabajaban Willy y formación de símbolos en el desarrollo del
Madeleine Baranger, Luisa G. de Álvarez de yo (Klein, 1930), y un trabajo de Willy Ba-
Toledo, Alberto Tallaferro, Jorge Mom, Da- ranger, Asimilación y encapsulamiento: es-
vid Liberman, Fidias Cesio, Diego y Gilberta tudio de los objetos idealizados. Baranger
(Gilloux) Royer de García Reinoso, Danilo y compara las posturas teóricas de Freud y de
Marialzira Perestrello, José y Estela Remus Klein a propósito de la idealización, la diso-
Araico, Fortunato Ramírez, Oscar Contreras, ciación y la ansiedad persecutoria y sus
Aniceto Figueras, Ana Kaplan, Marcela Spira efectos en la integración del yo como “cás-
y muchos más. Rolla hizo allí su tránsito de cara del objeto interno”. Basa su exposición
la neurología al psicoanálisis. Etchegoyen en un material clínico y se puede advertir el
viajaba los sábados desde La Plata, para asis- rumbo que seguirá su investigación: el sta-
tir conmocionado a los cursos. Las dos secre- tus metapsicológico del objeto en Klein,
tarias administrativas de la Clínica, Elena que lo llevará a hablar en su libro de 1971
Evelson y Janine Puget, llegaron a ser analis- de la “asamblea de los ciudadanos del mun-
tas de gran prestigio. En su libro de 1996, do interno”. Los problemas que, a su juicio,
Vezzetti traza el círculo que va de José Inge- introducen éste y otros conceptos kleinia-
nieros a Pichon Rivière y destaca los origina- nos, como los de fantasía inconsciente y
les aportes de Enrique a la psiquiatría, un te- Edipo temprano, serán temas predominan-
ma del que también se ocupan Wender tes de sus investigaciones posteriores, que
(1995) y Plotkin (2003). lo fueron alejando de la Escuela Inglesa.

La producción teórica de los Baranger,


que permanecieron en Montevideo cerca
La Revista Uruguaya de Psicoanálisis
de una década, dejó huellas en ambas már-
Como consecuencia lógica del desarrollo que genes del Plata que, por mucho tiempo, tu-
venimos describiendo, un esclarecido grupo vieron un inconfundible sello kleiniano, sin
de orientales organizó la Asociación Psicoa- desconocer sus cambios posteriores.

216
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

Este número incluye la felicitación envia- ce una brillante aplicación clínica del concep-
da desde Londres por Klein, junto con las to de posición depresiva, como también en
palabras cariñosas de Enrique y Arminda Pi- El muerto vivo (volumen 4, nº 4, 1962).
chon Rivière, quienes viajaron especialmen-
te para la presentación.

La Revista Uruguaya, que pronto cumpli- Psicoanálisis y salud mental


rá cincuenta años, mantuvo siempre un in- Los fundadores del psicoanálisis argentino y
tenso ritmo de producción y reflejó por mu- las generaciones siguientes fueron personas
cho tiempo el pensamiento kleiniano. En de amplia cultura y profundos conocimien-
1956 (nº 2), Madeleine Baranger publica tos psiquiátricos. Sus aportes a la enseñanza
Fantasía de enfermedad y desarrollo del in- de la salud mental y a la difusión del psicoa-
sight en el análisis de un niño, que sigue las nálisis dieron brillo al movimiento psicoana-
teorías y la técnica kleinianas; Arminda lítico y repercutieron en la formación médi-
Aberastury publica Detención en el desarro- ca y psicológica de las décadas que estamos
llo del lenguaje en una niña de 6 años. Es estudiando.
un bello trabajo que anuncia su gran escri-
to La dentición, la marcha y el lenguaje en A las multitudinarias clases en la Facul-
relación con la posición depresiva (1958), tad de Medicina asistieron muchos jóvenes
donde anuda estos tres momentos del desa- que luego fueron analistas y aprendieron
rrollo con el incremento de las angustias allí las ideas psicoanalíticas básicas, incluso
depresivas. En estos años Aberastury pre- las de Melanie Klein. Estos cursos se desa-
senta sus originales ideas sobre la “fase ge- rrollaron muchos años, a cargo de Garma,
nital previa” y despliega su labor de pre- Rascovsky y Arminda Aberastury (Antonio
vención y esclarecimiento en odontopedia- Barrutia, comunicación personal).
tría. Están también los escritos de Héctor
En esos años, el Instituto de Psicología
Garbarino (volumen 3, nº 2/3, 1960) y Mer-
de la Facultad de Filosofía y Letras de la
cedes Freire de Garbarino sobre la clínica
UBA se transformó en Carrera de Psicología,
kleiniana de las psicosis y el de Marta Nieto
durante el rectorado de Risieri Frondizi. És-
(volumen 4, nº 4) que inicia el análisis de ni-
te y su antecesor, José Luis Romero, condu-
ños en Montevideo e introduce la impor-
jeron la Universidad de Buenos Aires en una
tancia clínica del uso del lenguaje, un signo
época de gloria, que concluyó brutalmente
distintivo del análisis rioplatense.
con “La noche de los bastones largos” du-
Tenemos todavía que citar Mala fe, iden- rante la ominosa dictadura del General On-
tidad y omnipotencia, presentado por Madé ganía (1966).
Baranger en la APA en 1959 y publicado en
La Carrera de Psicología finalmente se
la Revista Uruguaya de 1963 (volumen 5, nº transformó en Facultad en 1985 (Vezzetti,
2/3), que formaba parte del incipiente inte- comunicación personal).
rés local por los psicodinamismos de las psi-
copatías. En La noción de ‘material’ y el as- El psicoanálisis estuvo presente en la
pecto temporal prospectivo de la interpreta- Universidad con destacados profesores co-
ción (volumen 4, nº 2, 1961/62) Baranger ha- mo Liberman, Ostrov, Bleger, Garma, Abe-

217
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

rastury y otros en Buenos Aires y también cuencia. En el volumen 4, nº 1 (1958), publi-


en Rosario, como María Isabel Siquier y ca La división esquizoide en psicopatología,
Eduardo Téper. En las universidades de Cu- donde los conceptos de Klein se utilizan pa-
yo y Córdoba se repetía este proceso tam- ra dar cuenta de las múltiples formas en
bién expuesto a las vicisitudes de todo in- que este mecanismo se manifiesta. Fiel a su
tento renovador en nuestro país.11 ideario marxista, Bleger estudia la aliena-
ción en general y la compara con el concep-
La teoría de las relaciones objetales, pues, to de anomia, introducido por Durkheim.
se enseñaba en las universidades y se difun- En la alienación, dice Bleger, el destino de
día en una revista psiquiátrica de gran in- sujeto y objeto es la cosificación, que lleva
fluencia. Esta publicación, que alcanzó pres- al sentimiento de vacío (“sentiment du vi-
tigio por su calidad y su contenido, apareció de”), descripto por Janet.
en octubre de 1954 con el nombre de Acta
Neuropsiquiátrica Argentina, fruto de la co- En el nº 3 del mismo tomo se publica la
laboración de Guillermo Vidal y Mauricio conferencia “Motivaciones psicológicas de
Goldenberg, que tanto hicieron por la psi- la superstición y el tabú”, que León Grin-
quiatría argentina. Como lo explicara des- berg ofreció en julio de 1958 al Centro de
pués Vidal, transcurridos los primeros años, Estudiantes de Medicina, a la sazón un her-
se hizo evidente una bifurcación en los con- videro intelectual como parte de la renova-
tenidos de la revista; empezó a predominar ción de los claustros, posterior a la caída del
lo psiquiátrico y, así, en 1962, pasó a llamar- segundo gobierno peronista.
se Acta Psiquiátrica y Psicológica de América
En el volumen 6, nº 3-4, 1960, Aberastury
Latina, publicación que alcanzaba a todos
expone una síntesis de las ideas de Klein pa-
los países de habla hispana. Acta conservó a
ra el conocimiento de psicólogos y psiquia-
Vidal como director y tuvo como secretario a
tras. También podemos apreciar en ese nú-
Carlos Sluzky, mano derecha de Mauricio
mero trabajos de Abadi, Taragano, Knobel y
Goldenberg en el Policlínico de Lanús, que
Rolla. Nasim Yampey (volumen 8, nº 2, 1962)
después haría una brillante carrera en Palo
publica su recensión del Relato del psicoaná-
Alto, California, aunque alejado de la prácti-
lisis de un niño (Klein, 1961), donde afirma
ca clínica del psicoanálisis. En el Servicio de
que: “Melanie Klein es seguramente, des-
Psicopatología de Mauricio Goldenberg del
pués de Freud, la más grande figura entre
Policlínico Gregorio Aráoz Alfaro, de Lanús, los psicoanalistas”. En el mismo número
recibieron una formación psiquiátrica plura- aparece Codificación en los análisis de larga
lista muchos futuros analistas argentinos. duración, donde Rolla sostiene que “la iden-
En el Consejo Editorial de Acta figuraban tificación proyectiva es el fundamento vec-
analistas kleinianos, hecho que importa re- torial de la comunicación”. En 1963 (volu-
cordar por la repercusión de su enseñanza a men 9) aparece un artículo de Etchegoyen,
los psiquiatras y los psicólogos de esa época. Haydée Sicilia, Estela D’Accurzio y José An-
tonio Valeros, que estudia los factores psico-
José Bleger, cuyas ideas se publicaban en lógicos y sociales en pediatría, a partir del
la misma época en la Revista de Psicoanáli- esquema teórico de George H. Mead, para
sis y en la Revista Uruguaya aparece con fre- relacionarlo con los conceptos de Freud,

218
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

Fairbairn y Klein sobre identificación. que presenta un trabajo sobre el superyo y


las reacciones maníacas, menciona el artícu-
El volumen 13, nº 4 (1967) contiene un lo de Meltzer Metapsicología de los estados
homenaje a Pichon Rivière, de quien dice ciclotímicos (1963).
Vidal que “promovió la investigación psico-
social, conjugando las nuevas aportaciones En 1972 (volumen 18, nº 4), a poco del
de Melanie Klein con el régimen de trabajo lamentado fallecimiento de su autor, Acta
en equipo y el manejo de las técnicas más publica un perdurable ensayo de Bleger, Es-
modernas de diagnóstico, tratamiento, e in- quizofrenia, autismo, simbiosis, que resume
vestigación”. Tras sendas contribuciones de largos años de esfuerzo. Bleger precisa sus
Bleger y Ulloa, escribe Pichon Una nueva ideas y opone la confusión (descrita por Ro-
problemática de la psiquiatría, donde sinte- senfeld, basada en la identificación proyec-
tiza sus ideas y se basa en Freud, Fairbairn y tiva) al sincretismo, remanente de una or-
Klein. La nueva problemática, enseña Pi- ganización arcaica de la personalidad, que
chon, consiste en promover una espiral dia- el malogrado Bleger llamó simbiosis.
léctica frente al conflicto, donde se estable-
ce una continuidad genética sobre la base
de síntesis sucesivas, que resuelven las con- El psicoanálisis
tradicciones y abren la posibilidad de una y la sociedad argentina
nueva lectura de la realidad.
El extraordinario desarrollo del psicoanálisis
En el tomo 15 (1969) se dedican dos nú- en la Argentina desde fines de los años cua-
meros a trabajos presentados al Primer Con- renta siempre impresionó a observadores y
greso de Psicopatología Infanto-Juvenil, en estudiosos argentinos y extranjeros. Analis-
gran número provenientes del célebre Ser- tas de otros países, de visita en el nuestro,
vicio de Psicopatología del Policlínico de La- no salían de su asombro al ver la cantidad
nus dirigido por Mauricio Goldenberg. Se de pacientes en tratamiento y el elevado
ven las firmas de Aurora Pérez, Octavio Fer- número de profesionales deseosos de hacer
nández Mouján, Lea Rivelis de Paz, Samuel la formación analítica. Hubo momentos de
Zysman, Emilce Dio, y Hebe Friedenthal, en- tanto auge que el psicoanálisis formaba na-
tre otros, que acompañaron a destacados turalmente parte de la cultura, apareciendo
invitados extranjeros como Leo Kanner, Leo en periódicos (como La Nación y La Opi-
Eisenberg, David Zimmerman y Luis Prego nión, fundada en 1971) y en revistas; se in-
Silva, y autores locales como Aberastury, cluía en servicios hospitalarios y, a partir de
Lustig de Ferrer y Kaplan. La influencia klei- fines de los años cincuenta, también en la
niana en estas contribuciones era notable y enseñanza universitaria.
daba sustento al diálogo entre psicoanalis-
tas y psiquiatras. La presencia habitual del psicoanálisis en
la prensa local puede rastrearse hasta 1930,
En el volumen 26, nº 4 (1970), dedicado cuando el diario Jornada (que aparecía en
a Garma, aparecen contribuciones de Vidal, reemplazo de Crítica, cerrado por la dicta-
Aberastury y Carlos Paz. Aberastury señala dura del General Uriburu) incluía regular-
el uso de Klein por parte de Garma, y éste, mente un “consultorio psicoanalítico” (Hu-

219
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

go Vezzetti, comunicación personal). gestó una clase media culta, con un gran
número de profesionales universitarios y un
La famosa revista Primera Plana, funda- horizonte económico prometedor. Esa pu-
da por Jacobo Timerman, hacía frecuentes jante clase media alentaba proyectos ambi-
referencias al psicoanálisis y en ella fue co- ciosos, donde cabía la posibilidad de dedi-
lumnista Pichon Rivière en 1966 y 1967. Sus
carse al psicoanálisis y fundar una asocia-
escritos abordaban temas de la cultura y la
ción psicoanalítica.
política con un enfoque psicoanalítico que
gustaba mucho a los lectores, tanto como Al mismo tiempo, otras cosas estaban ocu-
las colaboraciones de Florencio Escardó, rriendo en el mundo. En Europa, tras la caída
que introdujo el psicoanálisis en su inolvida- de la República de Weimar y el fugaz intento
ble Servicio del Hospital de Niños y fue su comunista en Alemania y Hungría, había co-
gran difusor junto a Eva Giberti, entonces menzado el avance del fascismo y del nazis-
su esposa, con la escuela de padres. mo. Entonces se inició la diáspora de los ana-
listas de la Europa continental, que llevaron
Los ricos desarrollos del análisis local se
sus conocimientos a la cercana Gran Bretaña,
sumaban a los que se producían en el resto
a los Estados Unidos y también a la Argenti-
del mundo. Como lo hicimos notar al co-
na. Así llegaron a nuestro país Garma, Langer
mienzo, nos parece razonable tratar de es-
y Racker, y también Ludovico (Vico) Rosent-
tablecer las posibles correlaciones entre es-
hal, futuro traductor al español de Freud,
tos desarrollos y los cambios sociales, como
mientras que Adelaida Koch ya se había ins-
hicieron también otros autores (Cucurullo
talado en São Paulo (1936).
et al, 1982; Vezzetti, 1989, 1996; Plotkin,
2003; Wender et al, 1995). Como cuenta Sebreli (2002), el panora-
ma local en lo que hace a los conflictos
Ya dijimos que en la primera mitad del si-
ideológicos se hacía eco de lo que estaba
glo XX hubo entre nosotros mentes ilustra-
ocurriendo en otros lugares. Hubo primera-
das a quienes no les eran ajenas las teorías
mente una pugna entre los argentinos de
freudianas. Algunos incluso las mencionan
varias generaciones y los inmigrantes, que
en trabajos de esa época, pero, a decir ver-
fueron discriminados y perseguidos por sus
dad, ese estado de cosas era muy distinto a
ideas libertarias, socialistas o anarquistas, y
la expansión que vino después. Sin preten-
por ser defensores de la justicia social. Sus
der agotar las explicaciones, parece legítimo
posiciones eran antagónicas con las de las
sostener que desde principios de los cuaren-
clases dominantes, que se consideraban pa-
ta se produjo una confluencia de factores in-
tricias y aristocráticas, y coincidían con la
ternos y externos que permitió y sostuvo por
igualmente conservadora Iglesia Católica
varias décadas un extraordinario crecimien-
de la época. Ésa fue la Argentina de Alejan-
to que llevó a configurar la existencia de
dro Korn, Aníbal Ponce, Manuel Gálvez y
una “Escuela Argentina” de psicoanálisis.
José Ingenieros, como también de Yrigo-
En las tres primeras décadas del siglo pa- yen, Alvear, Alfredo Palacios, Juan B. Justo y
sado la sociedad argentina atravesó cam- su esposa Alicia Moreau, Manuel A. Fresco,
bios estructurales, no exentos de violencia, el Gral. Agustín P. Justo, José F. Uriburu y Li-
como la “Semana Trágica”, sobre los que se sandro de la Torre. El conocimiento de

220
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

Freud estaba circunscrito y sólo constituía go Perón, Ramón Carrillo, obligó a la APA a
una muestra de la formación humanística aceptar solamente a médicos para la forma-
de una elite progresista. ción psicoanalítica y la APA se acomodó a
esa medida, logrando al mismo tiempo que
Después, el profundo conflicto entre fas- los analistas no médicos ya formados pudie-
cismo y antifascismo se extendió y llegó a ran continuar en la Asociación.
cristalizar en una lucha entre los partidarios
locales del Eje y sus oponentes democráti- Un caso paradigmático de esta situación
cos, lo que significó una serie de alianzas y fue el de Enrique Pichon Rivière, despojado
contradicciones que replantearon las dife- de su Servicio en el Hospicio de las Merce-
rencias anteriores. El distinguido historia- des y que, en consecuencia, con el auspicio
dor argentino Tulio Halperin Donghi se ocu- de la Fundación Francisco Muñoz, abrió su
pa con amplitud de este tema en su funda- propia clínica, el Instituto Pichon Rivière,
do libro La republica imposible (2004). donde prolongó su fructífera enseñanza.
Quizás el incipiente psicoanálisis argentino
En ese estado de cosas aparece el pero- se benefició entonces de un cierto grado de
nismo, que por supuesto necesita un estu- intimidad, concentrado en la tarea específi-
dio aparte. Intentaremos solamente decir ca al modo del espléndido aislamiento del
de qué modo nos parece que influyó en el Freud de la primera época.
desarrollo del psicoanálisis.
La unidad del movimiento psicoanalítico
Después de ganar las elecciones demo- inicial, con sus líderes esclarecidos y resuel-
cráticas de 1946, el peronismo se instaló co- tos, no era con todo tan sólida como pare-
mo un régimen popular que dio por termi- ce a primera vista. Existía desde el comien-
nado el fraude patriótico de la llamada zo una ruptura latente entre sus dos gran-
“Década Infame” y reconoció los derechos des líderes, uno ateo militante y exiliado; el
de la clase obrera, pero pronto inició la per- otro criollo y católico. Tal vez apoyados en
secución de los opositores. Entre ellos se el supuesto básico de lucha y fuga (Bion,
contaban los primeros psicoanalistas locales 1959), podemos pensar que el exterior polí-
y, muy importante, quienes llegaron de Eu- ticamente hostil de esos momentos pudo
ropa trayendo consigo la condición de per- servir para reforzar la unidad.
seguidos políticos. Por sus características, en
aquel primer gobierno peronista, la perse- De todos modos, la brecha llevó al aleja-
cución ideológica operaba más a nivel pú- miento de Cárcamo, quedando Garma due-
blico, como fue la expulsión de profesores ño de la escena política. Cárcamo, que era
universitarios y jefes de servicios hospitala- un analista clásico freudiano y hacía culto
rios y su reemplazo por adictos. Los profe- del respeto por la persona humana, pronto
sionales, si no se hacían notar por algún ti- se transformó en el referente de un amplio
po de actividad política, podían replegarse grupo de psicoanalistas, algunos de ellos ca-
a la tarea privada, al margen de cargos pú- tólicos, que a diferencia de su mentor parti-
blicos importantes. Muchos lo hicieron y lo- cipaban en la vida de la Asociación. Por otra
graron un floreciente ejercicio profesional. parte, el mismo Cárcamo seguía mantenien-
El ministro de Salud Pública de Juan Domin- do relaciones amistosas con otros colegas,

221
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

con quienes se encontraba los fines de se- calle Copérnico. Pichon era un hombre de
mana en Escobar, donde tenían su quinta gran cultura psiquiátrica, psicoanalítica y
Marie Langer, León y Rebeca Grinberg , los artística. Por sus propios orígenes tenía una
Racker y algunos otros. experiencia (que los argentinos llamamos
calle) sobre la que fue construyendo una
El grupo que llegaron a conformar Án- psiquiatría psicoanalítica muy original, que
gel Garma y Arnaldo Rascovsky, mayoritario valoraba mucho la interacción social. Aun
en los primeros años, tenía una visión del siendo básicamente un analista kleiniano,
psicoanálisis que llegó a conferirle una in- la influencia de Harry Stack Sullivan y de
confundible identidad. Ambos creían firme- Fairbairn era notoria en su desbordante
mente que el ejercicio pleno y gozoso de la personalidad, también con una raíz en el
sexualidad era prueba de salud mental, y la psicoanálisis y la psiquiatría franceses, como
genitalidad era su meta. Eran frecuentes las señalan Wender et al (1995) y Plotkin
interpretaciones destinadas a morigerar la (2003). Una muestra de la importancia que
acción del superyó y a alentar la satisfacción se le reconocía en Francia puede colegirse
instintiva, coartada por distintas formas de del relato que hace Hernán Kesselman de
inhibición y por el sometimiento de un yo un viaje grupal con Pichon a Europa: “Jac-
masoquista frente a un superyo sádico. Exis- ques Lacan, sabedor de que Pichon se en-
tían objetivos a lograr en las áreas laboral, cuentra en Francia, interrumpe sus vacacio-
económica y erótica; y el éxito social se con- nes y convoca a sus alumnos para un en-
sideraba una prueba de la eficacia terapéu- cuentro histórico con su condiscípulo”.
tica del psicoanálisis. La bonanza económi- (Kesselman, 1975).
ca que disfrutaba la sociedad argentina en
esos años concurría de algún modo a sus- Un lugar singular en este grupo ocupaba
tentar esos puntos de vista. Álvarez de Toledo, analizada de Cárcamo,
cuyo artículo El análisis del hablar, del aso-
A medida que las ideas kleinianas sobre ciar, y de las palabras (1954) se adelantó en
la función estructurante de la posición de- varios años a los trascendentales estudios
presiva y la capacidad reparatoria se iban de los filósofos del lenguaje Austin y Searle.
afirmando y encontraban expresión en la
interpretación y en la importancia del en- Apoyado en el concepto de comunicación
cuadre, el grupo de Escobar, cuyo líder era de Pichon y en el recién mencionado trabajo
Marie Langer, comenzó a definirse y a tener de Álvarez de Toledo, surge la notable inves-
peso político en la Asociación. Si bien Cárca- tigación de Liberman que cristaliza en dos li-
mo no era para nada kleiniano, sus puntos bros fundamentales, La comunicación en te-
de vista sobre la sociedad y la ética lo acer- rapéutica psicoanalítica (1962) y Lingüística,
caron a este grupo. interacción comunicativa y proceso psicoana-
lítico (1970-1972), un serio intento de cons-
Por otro lado, otro grupo de analistas se truir una psicopatología psicoanalítica inte-
reunía alrededor de Enrique Pichon Rivière, grando la teoría de la libido de Freud y Abra-
entre ellos Álvarez de Toledo, Liberman, ham y las angustias persecutorias y depresi-
Bleger, Zac, Resnik, Rolla, los García Reinoso vas de Klein, con un enfoque interdisciplina-
y Ulloa, todos miembros de la Clínica de la rio de gran consistencia epistemológica. Po-

222
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

co después se inicia la larga investigación de un regreso de Perón al poder. Ya nos hemos


Ernesto César Liendo y María Carmen Gear, referido a Plataforma y Documento, dos di-
que apoya en las ideas de Pichon, Liberman ferentes grupos de psicoanalistas que sin
y Klimovsky, en búsqueda de una psicopato- embargo coincidían en presentar propues-
logía psicoanalítica, como puede verse en su tas para insertar al psicoanálisis en proyec-
libro Semiología psicoanalítica (Gear y Lien- tos políticos socialistas. Sus miembros termi-
do, 1975) y muchos otros. naron por renunciar a la APA en 1971, con-
vencidos de su naturaleza reaccionaria y au-
A fines de la década del cuarenta surge
toritaria y de su imposibilidad de cambiar
la investigación de Racker que propuso una
para acompañar los nuevos tiempos. Aún
teoría de la contratransferencia que con-
así, la notable influencia de Klein se encon-
movió las ideas imperantes sobre el proceso
traba en los intentos de articular el psicoa-
psicoanalítico. Su obra culminó con los Estu-
nálisis con la preocupación social: valga co-
dios sobre técnica psicoanalítica (1960), que
mo ejemplo el artículo de Hernán Kessel-
luego Grinberg amplió con sus trabajos so-
man Responsabilidad social del psicotera-
bre la contraidentificación proyectiva. Vale
peuta (1969), que propone comprender di-
la pena recordar la inteligente manera en
cha responsabilidad basándose en concep-
que Racker pudo terciar entre Cárcamo y
Garma a propósito de sus diferencias sobre tos sociológicos y en las ideas psicoanalíticas
la religión. En un meditado ensayo de 1955, de Freud, Klein, Fairbairn y Bion.
el ateo Racker considera que la actitud de De todos modos, en ese contexto históri-
Freud frente a la religión también puede co se inicia un gran giro en el psicoanálisis
entenderse a la luz de su complejo de Edipo local que marca la declinación de Melanie
y del conflicto con su padre. Así, concluye Klein y el auge de Jacques Lacan.
salomónicamente que los mecanismos in-
conscientes pueden llevar tanto a la reli- La primera mención a la obra de Lacan
gión como al ateísmo. en la Argentina parece ser la que hace en
1936 Emilio Pizarro Crespo en una reseña
publicada en Psicoterapia, revista editada
La llegada de Lacan en Córdoba por Gregorio Bermann en los
años treinta. En Buenos Aires, Lacan comen-
El final de la década de los sesenta y la si- zó a conocerse en los años sesenta gracias a
guiente estuvieron también signados por Oscar Masotta, a quien Pichon Rivière puso
cambios sociales y políticos de gran magni- en contacto con los escritos del pensador
tud, que se acompañaron con un estado de francés (Andrés Rascovsky, comunicación
violencia y descomposición social cuyos personal). La influencia de Masotta, que
efectos todavía se sienten y repercutieron fundó la Escuela Freudiana de Buenos Aires
en el psicoanálisis de esa época. El riesgo de en 1974, puede seguirse en el detallado es-
perder la vida en los “años de plomo” obli- tudio de Germán L. García (1980).
gó a los analistas a un nuevo repliegue, de
características muy distintas al anterior. En esa época muchos analistas que veían
Gran parte de la inteligencia argentina, in- a Lacan como el gran revolucionario del psi-
cluidos muchos analistas, creyó conveniente coanálisis encontraron su enseñanza muy

223
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

apropiada a los fines de su propia revolu- nes político-administrativas (el cambio de


ción local. Lacan siempre criticó a Hartmann categoría societaria y el derecho a voto), y
y a los psicólogos del yo, pero nunca fue por otro, al funcionamiento del Instituto de
particularmente hostil a Melanie Klein. Los Formación (su curriculum y el sistema docen-
lacanianos argentinos, sin embargo, la to- te). Esas opiniones críticas se vieron refleja-
maron como blanco de su lucha, porque re- das en una propuesta de reforma dada a co-
presentaba en ese momento al “establish- nocer por Jorge Mom y Willy y Madeleine
ment” de la APA. Frente a la conmoción Baranger con la consigna del pluralismo teó-
creciente en la Argentina, la atacaban por rico e ideológico. Contemporánea y hasta
su énfasis en el mundo interno que parecía coincidente con los planteos del Claustro de
ir en desmedro de la realidad social. Se va- candidatos, esta propuesta paso a ser imple-
lían además como argumento importante mentada a partir de 1975, y los profundos
del dogmatismo del grupo kleiniano. cambios que introdujo terminaron por ge-
nerar descontento en algunos miembros
El alejamiento de Lacan de la API en que se nuclearon en el Ateneo de Psicoana-
1964 fue leído en Buenos Aires como revo- listas de Buenos Aires, que inició su funcio-
lucionario y antiimperialista, haciendo con- namiento en 1975 y condujo finalmente a
fluir entonces su vigor teórico con las ex- otra escisión de la APA. En 1977, el XXX Con-
pectativas surgidas del Mayo francés de greso Internacional de la API realizado en
1968. Sobrevino así un progresivo relevo de Jerusalén finalmente reconoció a la Asocia-
la clínica kleiniana por la teoría lacaniana, ción Psicoanalítica de Buenos Aires. Esta es-
cuya práctica parecía en ese momento un cisión fue por cierto distinta de las anterio-
paso lógico y necesario. res en muchos aspectos, ya que contó con la
anuencia de la institución madre.

La fundación de la Asociación Como quiera que sea, APdeBA fue du-


Psicoanalítica de Buenos Aires rante varios años considerada una institu-
(APdeBA) ción predominantemente kleiniana. Sin em-
bargo, y aun admitiendo la innegable in-
Como puede deducirse de los hechos que fluencia de esa teoría, lo cierto es que des-
venimos de sintetizar, los psicoanalistas ar- de el inicio coexistieron en su seno analistas
gentinos pasábamos -como el país en su de todas las escuelas y que actualmente to-
conjunto- por tiempos agitados. Los finales dos los autores importantes se enseñan en
de la década de 1960 y los comienzos de los su Instituto de Formación.
70, muy marcados por el “Cordobazo” (la
revuelta popular que hizo tambalear la dic-
tadura de Onganía) no solo presagiaban los Algunas conclusiones
próximos años de terror, sino que enmarca-
ron las divergencias que se daban en el seno Este trabajo intenta trazar el panorama del
de la APA. Separados de la misma los analis- psicoanálisis argentino en la época en que
tas de Plataforma y Documento, quedaban predominó el pensamiento de Melanie
empero para ser retomados algunos de sus Klein y sus discípulos. Más allá de nuestras
planteos, por un lado los referidos a cuestio- limitaciones personales, este intento es difí-

224
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

cil porque la etapa considerada fue rica en 4) los aportes de Heinrich Racker a la técni-
acontecimientos y protagonistas, que no ca psicoanalítica y su magno descubri-
siempre pudimos incluir en nuestro relato. miento de la contratransferencia como
Hemos tratado de exponer los hechos obje- instrumento técnico, que apoyan desde
tivamente, sin dejar de pensar que la selec- luego en Freud, pero también en Klein,
ción es siempre discutible y que en ella gra- no menos que en Anna Freud y Fairbairn;
vitan las predilecciones y conflictos de cada
5) en las huellas de Pichon, Melanie Klein,
uno. Tratamos de hacerlo con equilibrio y
Herbert Rosenfeld y Bion se inscriben
ponderadamente; pero sólo el lector podrá
los trabajos de Resnik (1978, etcétera) y
decidir si lo logramos.
de David Rosenfeld (1992, etcétera) so-
Al repasar la historia de esos años se nos bre la psicosis;
impuso la notoria presencia de Melanie 6) la interacción comunicativa de David Li-
Klein en Buenos Aires. Sabemos perfecta- berman y su teoría de los estilos comu-
mente que otros estudiosos podrán ofrecer nicativos, que parten de Enrique Pichon
versiones distintas, pero creemos que la Rivière y Luisa Álvarez de Toledo, con el
nuestra se sostiene suficientemente. trasfondo de la teoría de la libido de
Freud y Abraham y la noción de las po-
En resumen, creemos que se puede afir-
siciones esquizoparanoide y depresiva;
mar que Melanie Klein influyó notablemen-
te en los psicoanalistas argentinos y sus de- 7) la concepción del duelo de León Grin-
sarrollos teóricos y técnicos y lo sustenta- berg, que asienta básicamente en la po-
mos en algunos ejemplos significativos, co- sición depresiva de Klein pero agrega la
mo los que a continuación se ofrecen: noción del duelo por las partes perdidas
del yo, redefine la culpa en depresiva y
1) los objetos persecutorios que ocupan un
persecutoria y considera especialmente
lugar preeminente en las teorías de Án- la identidad, iluminándola desde la teo-
gel Garma en la dialéctica de un super- ría de las posiciones, no menos que des-
yo sádico y un yo masoquista; de la psicología del yo y en especial de
2) el psiquismo fetal, de Arnaldo Ras- Erickson;
covsky, que se interna en lo más arcaico 8) la teoría del sincretismo de José Bleger y
del psiquismo y está más allá de la posi- su posición glischrocárica, que nueva-
ción esquizoparanoide; mente da cuenta del psiquismo arcaico
y discrimina fusión (ambigüedad) de
3) la psiquiatría psicoanalítica de Pichon
confusión (identificación proyectiva);
Rivière, que se desenvuelve siempre en
los parámetros de las angustias persecu- 9) los desarrollos del psicoanálisis de niños
torias y depresivas, mientras que su con- de Arminda Aberastury, Betty Garma,
cepto de enfermedad única completa y Emilio Rodrigué, Alberto Campo, Rebe-
modifica a Klein, poniendo el comienzo ca Grinberg, Elena Evelson, Delia Fai-
del desarrollo en un momento inicial de gón, Ana Kaplan y otros, que siguen to-
integración del yo; dos un derrotero nítidamente kleinia-

225
R. Horacio Etchegoyen... Con memoria y con deseo

no, como se expone en el texto; En abril de 2002 y por iniciativa de Sa-


muel Zysman, se integró un grupo con Ho-
10) la teoría del campo de los Baranger, que racio Etchegoyen, Elizabeth T. de Bianchedi,
toma como eje de su desarrollo no sólo Clara Nemas, Virginia Ungar y Roberto
las ideas de Kurt Lewin y Merleau- Oelsner para organizar el encuentro Mela-
Ponty, sino también los conceptos de in- nie Klein en Buenos Aires. Desarrollos y
dentificación introyectiva y proyectiva; perspectivas. El mismo abarcó las áreas de
historia, teoría y clínica, y sus actas acaban
11) los estudios de medicina psicosomática,
de ser publicadas.
distintivos de la escuela argentina (as-
ma, esterilidad, úlcera gástrica, hipoti- Para terminar, creemos justo decir que
roidismo, etcétera), que tienen siempre así como hubo un rico -y a menudo tumul-
a Klein como un punto de referencia tuoso- período de crecimiento y expansión
ineludible; del psicoanálisis en nuestro medio, el mis-
mo fue dejando lugar a una etapa de desa-
12) ambién reflejan la impronta kleiniana
rrollo quizás menos acelerado, también en
los trabajos de Etchegoyen, Campo y Zac
consonancia con otras circunstancias socio-
(1973) sobre la psicopatía, que se discu-
políticas. De este modo se produjeron otros
tió con la manía en el Simposio de 1964;
cambios igualmente significativos. Lo que
13) los estudios sobre la sexualidad femeni- parecían diferencias insalvables y enconos
na, que parten de Marie Langer, abra- personales irreductibles entre miembros de
zan decididamente las ideas de Ernest distintos grupos, muchas veces basados en
Jones y Melanie Klein, con una fuerte problemas institucionales, en luchas por es-
crítica a la teoría del monismo fálico pacios de poder y en transferencias no re-
sueltas, fue dejando paso a discusiones más
freudiano.
respetuosas y fructíferas, puesto que esta-
ban centradas en los problemas teóricos y
técnicos del psicoanálisis. Podemos decir
Melanie Klein ahora que ahora la convivencia es más civilizada y
armónica y que el diálogo interteórico co-
En la actualidad los analistas kleinianos y
mienza a ser una saludable costumbre.
postkleinianos de Buenos Aires siguen tra-
bajando y desarrollando nuevas líneas de in- Así, lo que se veía imposible en los años
vestigación. El interés por las ideas de Bion, 70 comenzó a materializarse a mediados de
Meltzer, Hanna Segal, Betty Joseph, Money- los 90. Se produjo un acercamiento produc-
Kyrle y Rosenfeld es muy acentuado. En mu- tivo entre Jacques-Alain Miller y R. Horacio
chos kleinianos de estos días es visible la in- Etchegoyen a partir de un encuentro auspi-
fluencia de las enseñanzas de Gregorio Kli- ciado por Juan Carlos Stagnaro y Domini-
movsky en epistemología, de Alex Kacelnik que Wintrebert en 1996. Dialogaron a títu-
en etología y de Osvaldo Guariglia en ética lo personal quienes eran a la sazón presi-
y hermenéutica. Se extiende recientemente dentes de la API y de la Asociación Mundial
la práctica kleiniana de la observación de de Psicoanálisis. Esta conversación se repro-
bebés siguiendo las ideas de Esther Bick. dujo en la revista Vertex (1996) y se publicó

226
Con memoria y con deseo R. Horacio Etchegoyen...

por separado como folleto (Se rompe el si- Resumen


lencio, 1997). Siguió luego el Encuentro de
En las primeras décadas del siglo XX Freud
Buenos Aires (julio de 2000, publicado en
era conocido y citado por una elite de men-
2001), en el que además de los nombrados tes ilustradas de América Latina. En los años
participaron Graciela Brodsky, Elizabeth T. cuarenta convergen en Buenos Aires analis-
de Bianchedi, Eric Laurent y Samuel Zysman tas exiliados de Europa con un grupo local
para discutir El efecto mutativo de la inter- de pioneros y fundan en 1942 la APA.
pretación psicoanalítica. Una numerosa au-
A partir de entonces el análisis creció fuer-
diencia intervino en el debate posterior ba-
temente, ocupando espacio en hospitales,
jo la coordinación de Rodolfo Moguillansky universidades y la cultura toda. La situación
y Ricardo Nepomiachi. En 2001, conmemo- socioeconómica de esa época ayudaba consi-
rando el centenario de Lacan volvieron a derablemente a este fenómeno, que siempre
dialogar Miller y Etchegoyen (Lacan argen- llamó la atención a sus observadores.
tino, 2001).
Este trabajo estudia especialmente la in-
A las reuniones sobre la obra de Donald fluencia de las ideas kleinianas en los pri-
meros treinta años de este desarrollo. Los
Meltzer en Londres (1998) Florencia (2000)
aportes originales de los pensadores locales
y Barcelona (2002) asistieron analistas klei-
constituyen un acervo intelectual de vigen-
nianos argentinos como Clara Nemas, Virgi- cia perdurable, que justifica referirse a una
nia Ungar y Carlos y María Adela Ríos, “escuela psicoanalítica argentina”.
mientras que en 1999 tuvo lugar en Buenos
Aires un simposio sobre la obra de Bion, si- En los años setenta, la sociedad argenti-
na y el psicoanálisis atraviesan cambios pro-
guiendo una trayectoria internacional que
fundos y complejos. Palidece el brillo de
se repitió recientemente en Sao Paulo. Ro- Melanie Klein y toma impulso la enseñanza
berto Oelsner, por otra parte, organiza de Lacan.
anualmente seminarios clínicos con analis-
tas kleinianos de Londres en los que partici- En el momento actual los kleinianos de
Buenos Aires siguen trabajando, mientras
pan kleinianos argentinos junto con cole-
que su relación con los lacanianos y otros
gas de Europa y los Estados Unidos.
grupos teóricos se ha hecho más serena. Se
Los actuales analistas kleinianos de Bue- hizo posible, así, una discusión más respe-
tuosa, orientada a las diferencias estricta-
nos Aires tienen en común su enfoque es-
mente científicas.
pecialmente centrado en una clínica enri-
quecida con los aportes de los psicoanalis-
tas postkleinianos, como ya mencionamos,
y los de generaciones más recientes. La pro-
ducción teórica actual es extensa y diversa,
pero de sus eventuales virtudes o defectos
deberán ocuparse trabajos futuros.

227
Bibliografía - Kesselman, Hernán (1969).”La responsabilidad social
del psicoterapeuta”. En Cuadernos de psicología con-
- Aberastury, Arminda (1962). Teoría y técnica del psi- creta. Nos. 1 y 2.
coanálisis de niños. Buenos Aires. Paidós. ————————————-(1975). La psicología opera-
- Álvarez de Toledo, Luisa G. de (1954) “El análisis del tiva. La opinión cultural, 22 de junio, pág. 10.
asociar, del interpretar y de las palabras”. Revista de - Klein, Melanie (1932). El psicoanálisis de niños. Bue-
Psicoanálisis, 11. 267-313. nos Aires. El Ateneo, 1948.
- Balán, Jorge (1991). Cuéntame tu vida. Buenos Aires. - Klimovsky, Gregorio (1994). Las desventuras del co-
Planeta nocimiento científico. Una introducción a la espiste-
- Baranger, Willy (1971). Posición y objeto en la obra mología. Buenos Aires. AZ.
de Melanie Klein. Buenos Aires. Kargieman. - Langer, Marie (1951). Maternidad y sexo. Buenos
- Bion, Wilfred R. (1961). Experiences in groups and Ares. Paidós.
other papers. Londres. Tavistock Publications. - Liberman, David (1962). La comunicación en tera-
- Bleger, José (1967). Simbiosis y ambigüedad. Estudio péutica psicoanalítica. Buenos Aires. EUDEBA.
psicoanalítico. Buenos Aires. Paidós. ———————————(1970-72). Lingüística, interac-
- Cesio, Fidias (2000). La gesta psicoanalítica en Amé- ción comunicativa y proceso psicoanalítico. Buenos Ai-
rica Latina. Buenos Aires. La Peste. res. Galerna.
- Cucurullo, Antonio, Faimberg, Haydée y Wender, - Lustig de Ferrer, Elfriede Susana (1972). “Profesora
Leonardo (1982). “La psychanalyse en Argentina » En Arminda Aberastury, obituario”. Revista de Psicoanáli-
Roland Jaccard, director. Histoire de la psychanalyse. sis, 29. 679-682.
París. Hachette. - Perestrello, Marialzira (1950).”Consideraciones so-
- Del Valle Echegaray, Elsa (1986). La obra de Mela- bre un caso de esquizofrenia infantil”. Revista de Psi-
nie Klein. Buenos Aires. Kargieman, Lugar Editores. coanálisis, 7.487-540.
——————————————————1999) Melanie - Pichon Rivière, Enrique (1967). Una nueva problemá-
Klein. Cierre y apertura. Buenos Aires. Lumen. tica de la psiquiatría. Acta Psiquiátrica y Psicológica de
- Etchegoyen, R. Horacio y Miller, Jacques-Alain América Latina, 13.
(1996). Entrevista conjunta. Vértex, 7.260-274. Tam- - Plotkin, Mariano Ben (2003). Freud en las pampas.
bién en Se rompe el silencio. Entrevista sobre el movi- Orígenes y desarrollo de una cultura psicoanalítica en
miento psicoanalítico. Barcelona. Eolia, 1997. la Argentina (1910-1983). Buenos Aires. Editorial Suda-
- Freud, Anna (1927). Four lectures on child analysi- mericana.
s.En Writings. New York. International Universities - Racker, Heinrich (1960). Estudios sobre técnica psi-
Press, vol. 1. 3-69. coanalítica. Buenos Aires. Paidós.
- Freud, Sigmund (1914). Historia de movimientos psi- - Rascovsky, Arnaldo (1960). El psiquismo fetal. Bue-
coanalíticos. A. E., 14. 30. nos Aires. Paidós.
- García, Germán L. (1980). Oscar Masotta y el psicoa- - Resnik, Salomón (2001). Enrique Pichon Rivière. En
nálisis del castellano. Barcelona. Argonauta. Grandes Psicoanalistas Argentinos, compilado por Ro-
- Garma, Ángel (1993). El psicoanálisis. Teoría, clínica berto Doria Medina Eguía. Buenos Aires. Lumen.
y técnica. Madrid. Julián Yebenes. ———————————- (1978). Persona y psicosis.
- Garma, Betty (1992). Niños en análisis. Clínica psicoa- Barcelona. Paidós, 1982.
nalítica. Buenos Aires. Kargieman. - Sebreli, Juan José (2002). Crítica de las ideas políticas
—————————-(2003). Betty por Betty Garma. argentinas. Buenos Aires. Sudamericana.
Diagramación y tapa por Diego Imas. Buenos Aires. - Vezzetti, Hugo (1989). Freud en Buenos Aires. Bue-
Editorial Proa XXI. nos Aires. Paidós.
- Gear, María Carmen y Liendo, Ernesto César (1975). —————————-(1996). Aventuras de Freud en el
Semiologie psychanalytique. París. Minuit. país de los argentinos. De José Ingenieros a Enrique Pi-
- Greve, Germán (1910). Sobre psicología y psicotera- chon Rivière. Buenos Aires. Paidós.
pia de ciertos estados angustiosos. Congreso Interna- - Wender, Leonardo; Torres, Delia y Vidal, Inés (1995).
cional Americano de Medicina e Higiene, Actas. Bue- Argentina. En Peter Kutter, editor, Psychoanalysis In-
nos Aires. ternational. A guide to psychoanalysis throughout the
- Grinberg, León (1964). Culpa y depresión. Estudio world. Suttgart. Frommann-Holzboog.
psicoanalítico. Buenos Aires. Paidós. - Zac, Joel (1973). Psicopatía. Buenos Aires. Kargie-
——————————(1976). Teoría de la identifica- man.
ción. Buenos Aires. Paidós.
Lecturas
Joyce McDougall. La sexualidad humana en busca de soluciones. Paidós. Psicología Profunda. 1998

La sexualidad humana. Un teatro complejo


dad, las afecciones psicoso-
máticas y adictivas; finaliza
el texto con un capítulo en el
que invita a volver a pensar
el quehacer psicoanalítico.

En la primera parte de la
obra toma esencialmente el
complejo camino que siguen
las identificaciones sexuales
en la mujer. Los sentimien-
tos de identidad sexual en
tanto representaciones psí-
quicas no son hereditarias,
se deciden en la primera in-
fancia y en la pubertad se
redescubren. Son conceptos
centrales, el sentido que po-
see la bisexualidad psíquica
en el humano y el dolor que
implica el reconocimiento
de lo diferente. También la
importancia de los fantas-
mas de la escena primitiva
en la estructura psicosexual.

Se ocupa de las diferentes


maneras en que el ser huma-
Las mil y una ca aquello que surgirá en es- no trata de resolver el deseo
caras de Eros te viaje, fundamentalmente imposible de ser y tener los
las vicisitudes de Eros. dos sexos, tomando constan-
Para Joyce McDougall el temente la clínica como pun-
“teatro” y los distintos esce- El telón de fondo de los
to de partida. Explora los
narios psíquicos juegan un distintos capítulos son con- fantasmas bisexuales gene-
rol importante en el desa- ceptos relativos a los oríge- rados por la escena origina-
rrollo de sus obras. nes de la identidad sexual. ria en sus formas pregenital
Tomando como eje a la se- y arcaica, jugando con el pa-
Denomina “viaje psicoa- xualidad, aborda los temas saje de la visión infantil de la
nalítico” al proceso y desta- de la feminidad, la creativi- escena primitiva reprimida y

231
Lecturas

sus vicisitudes en el viaje ciones analíticas: la de una ciones sentimentales y socia-


analítico, considerando ade- mujer homosexual, las se- les enriquecidas y brinda
más el interjuego entre vida mejanzas y diferencias en el elementos para estimular la
y muerte. Le otorga impor- análisis que pueden obser- creatividad, aunque tam-
tancia a la relación tempra- vase entre homo y heterose- bién puede bloquearlo
na madre-hijo para la estruc- xuales, las vicisitudes de una cuando estos deseos bise-
turación psíquica y a los de- pareja lesbiana, el transe- xuales son fuente de conflic-
seos de la pareja de padres xualismo. to o prohibición.
proyectados sobre el hijo.
Las desviaciones de la se- En la segunda parte del
Sostiene que en los análi- xualidad son tomadas por libro trata la sexualidad en
sis de heterosexuales se en- Joyce McDougall como una relación con la creatividad.
cuentran numerosos signos cuestión de supervivencia
de conflictos homosexuales psíquica, y sostiene que las Toma el aporte de Wini-
inconscientes, capaces de orientaciones eróticas y cott sobre la “creatividad
producir síntomas y diferen- amorosas dependen de la primaria” y lo que denomi-
tes inhibiciones. necesidad vital de darle “so- nó como “espacio interme-
lución” al inconsciente bipa- dio de experimentación”,
Conceptualiza lo femeni- rental y a la transmisión que refiriéndose a un espacio
no para la cultura occiden- hizo primero la madre, potencial en el que partici-
tal, toma como significativo quien contiene y transmite pan a la vez la realidad in-
no sólo la influencia de la la influencia de sus propios terna y el mundo exterior;
relación primera con la ma- objetos parentales internos. fundando un concepto (ob-
dre y con la pareja parental jeto transicional) que permi-
sino también la que ejerce Los componentes homo- te una exploración de los
el medio socio-cultural. Des- sexuales de la sexualidad misterios del proceso creati-
taca tres variantes de la se- humana pueden verse mar- vo. Joyce Mc Dougall agre-
xualidad femenina que no cados por poderosos afectos ga que el individuo que jue-
están de acuerdo con la con- positivos y negativos y sos- ga es aquel que puede crear,
cepción social: la homose- tiene que son muchos los ca- aunque esta actividad no es-
xualidad, el transexualismo minos potenciales por los tá exenta de preocupacio-
y las perversiones femeni- cuales esa corriente univer- nes. La creatividad requiere
nas. La autora sostiene que sal libidinal puede integrar- una violencia considerable y
estas variantes se presentan se a la organización psicose- a menudo genera experien-
como la única posibilidad de xual. Con frecuencia son cias de angustia y culpa. Ins-
sustraerse a soluciones aún fuente de sufrimiento neu- pirada en Melanie Klein
más catastróficas y así des- rótico, aunque los conflictos comprendió que la violencia
carta el peligro de la psico- a que dan lugar dichas pul- es un elemento esencial en
sis. siones pueden ser psíquica- toda producción.
mente enriquecedores.
Junto a su definición de Sostiene que las persona-
la homosexualidad femeni- El sustrato bisexual del lidades creativas en todos
na, describe distintas situa- ser humano da lugar a rela- los dominios se inclinan más

232
Lecturas

bien a “hacer estallar las Aquellos deseos (prege- odio, y la tensión que esto
fronteras” y a recurrir a la nitales y bisexuales) pueden provoca será el cimiento
proyección externa, abru- desempeñar el doble papel principal de las futuras ex-
mando al público que recibe en el acto creativo: estimu- presiones de amor y sexuali-
toda la fuerza del proceso lar o paralizar. dad. Destaca el papel que
de identificación proyectiva éstas desempeñan en las di-
Resalta la importancia versas manifestaciones psi-
con la obra.
que posee el sentido de la cosomáticas.
La clínica llevó a Joyce identidad sexual en la rela-
McDougall a pensar que la ción con los actos creativos, La enfermedad psicoso-
creatividad se origina en el proceso que incluye la iden- mática es una defensa frente
cuerpo erógeno y aporta tificación con los dos proge- a nostalgias sexuales lejanas.
cuatro dimensiones que de- nitores que requiere a su vez
la integración de los deseos En la sección “Del cuerpo
terminan la relación del su- hablante al cuerpo habla-
bisexuales incestuosos, la
jeto creador con el mundo do”, es notable la influencia
aceptación de la similitud y
externo y su mundo psíqui- de su maestro, D.Winnicott.
la diferencia, asumiendo los
co: 1) la lucha con el medio Allí considera la significa-
conflictos psíquicos y el do-
de expresión; 2) la naturale- ción protosimbólica profun-
lor mental concomitantes.
za de la relación del indivi- da “que subtiende las mani-
duo con el público imagina- Relaciona la inhibición festaciones somáticas y las
rio; 3) el papel de la sexuali- de la creatividad con lo formas arcaicas de sexuali-
dad pregenital; 4) la inte- traumático y toma a cual- dad ocultas detrás de la fa-
gración o no integración de quier perturbación del fun- chada corporal”. Los proce-
los deseos bisexuales de la cionamiento somático o in- sos que se ponen en marcha
infancia. tegración corporal como con las somatizaciones son
provocadora de inhibiciones semejantes a los que se dan
A su vez, pueden consi- artísticas o intelectuales. en el proceso onírico, y
derarse como cuatro versio- usando esta analogía carac-
nes de la escena primitiva, En la tercera parte del li- teriza al síntoma somático
todas pueden convertirse en bro, J.M.D., aborda el tema como un “sueño frustrado”.
fuente de fertilidad o esteri- “Sexualidad y soma”. Cierra esta sección con viñe-
lidad. Es probable que todo Tomando como punto de tas clínicas acerca de la rela-
acto creador sea inconscien- partida su aseveración de ción entre fantasmas sexua-
temente percibido como un que “la sexualidad humana les arcaicos y creaciones psi-
acto de violencia y trasgre- es fundamentalmente trau- cosomáticas.
sión, ya que el artista en una mática y, por eso, nos obliga En la cuarta parte nos ha-
fantasmática inconsciente a una continua búsqueda de bla de las “Desviaciones del
se atreve a robarles a los pa- soluciones”, explora las ex- deseo”.
dres sus órganos y sus pode- presiones arcaicas y pregeni-
res reproductores y a servir- tales de la sexualidad, que La denominación solu-
se de éstos para engendrar son una marca donde el ciones neosexuales surge
creaciones propias. amor se diferencia poco del por el interés, expresado

233
Lecturas

por la autora, de borrar la miento como analistas esté dibujando dinámicamente


connotación peyorativa que demasiado sostenido por la la relación analista paciente
despierta la palabra perver- idealización de las teorías y y el interjuego de sus in-
sión, ya que neosexualidad de los autores de las mismas, conscientes, en lo que la au-
pone de relieve “el carácter que pasan a ser sacralizados tora llama “viaje analítico”.
innovador y la investidura y por tanto objeto de culto Presenta sus ideas teóricas
intensiva, que estas inven- de sus seguidores, impidien- ilustradas por una clínica
ciones eróticas requieren”. do cuestionamientos e in- clara, conjugando las ideas
Estos guiones complejos vestigaciones personales. de Freud con sus propias hi-
aseguran el sentimiento de pótesis y aportes tanto teó-
la propia identidad sexual y Esta situación repercute ricos como clínicos de quie-
se revelan como técnica de en la clínica, ya que en ese nes fueron sus maestros:
sobrevivencia psíquica. contexto no son analizables Winnicott y Lacan.
los pacientes que no se si-
Aborda las soluciones túan en determinado marco Dolores Banhos
adictivas, mostrando a tra- teórico. y Niris Peralta
vés de historiales clínicos la
génesis de estas “solucio- En la sección “Más allá
nes”. El dolor psíquico, que de las sectas psicoanalíticas:
responde a un sufrimiento en busca de un nuevo para-
psíquico del pasado, es “eli- digma”, se refiere a las fron-
minado” por el comporta- teras del psicoanálisis, que
miento adictivo. Como todo implica el trabajo con pa-
síntoma psíquico, es un in- cientes en estados límites,
tento de “arreglar cuentas” psicóticos, adictos y psicoso-
con los objetos parentales máticos, remarcando que la
del pasado. Es importante metapsicología freudiana si-
remarcar que para J.M.D., lo gue siendo, para ella, el pa-
primero que busca concien- radigma teórico del psicoa-
temente el adicto es placer y nálisis.
no daño, cree perseguir a La analizabilidad se ha
un objeto que le proveerá ampliado a nuevas catego-
bienestar y, en casos extre- rías psicopatológicas, lo que
mos, puede vivirlo como ha requerido un cambio en
una tentativa infantil de la técnica y el encuadre.
protección que le da sentido J.McDougall, apuesta a un
a su vida. nuevo paradigma clínico,
Culmina la obra con el ca- definiéndolo como una re-
pítulo “Psicoanálisis en el di- novación y ampliación de la
ván”. Aborda el tema de la escucha analítica.
práctica analítica y la posibi- Es un libro rico en el cual
lidad que nuestro pensa- los distintos capítulos van

234
Rieder, Ines y Voigt, Diana. Sidonie Csillag, La “joven homosexual” de Freud. El cuenco de plata- Ediciones
literales. Bs. As. - Córdoba, 2004.

De casos y fracasos: la historia perdida de Sidonie C.


mente el caso, cada caso, go-
ce en algún saber, científico
o no, de mayor dignidad que
la que el psicoanálisis le con-
fiere. Y la dignidad del caso
es la dignidad del paciente
pero también la del analista
que lo presenta, parte del
caso sin ninguna duda.

Ávidos por la historia, los


psicoanalistas nos hemos su-
mergido todas las veces en
que fue posible hacerlo en
las biografías de quienes
con sus padecimientos o in-
diferencias, con su confian-
za lúcida o ciega en un dis-
positivo que aún no había
dado pruebas de su eficacia,
de quienes han participado
de la edificación del psicoa-
nálisis con el mismo esmero
que los pioneros analistas.
Ese interés por los entresijos
de los casos se recapitula en
¿Quién recuerda a Ida Hombre de las Ratas, a Kat- la historia de cada analista:
Bauer, a Sergei Pankejeff, a harina, a Elizabeth von R., a cada analista sabe de la pala-
Herbert Graf, a Ernst Lanzer, Emmy von N., a Cäcilie M.... bra de qué pacientes surgió
a Aurelia Kronich, a Ilona Más allá del olvido al que los él mismo como analista (sabe
Weiss, a Fanny Moser, a An- seudónimos habitualmente también que fundamental-
na von Lieben? condenan a los nombres, mente de la palabra de él
creemos que se desnuda una mismo como analizante, de
Muchos entre nosotros cierta verdad allí, al menos su propio caso, devino un día
tenemos sin embargo bien en lo que al psicoanálisis res- analista). Sabe qué casos ja-
presentes a Dora, al Hombre pecta, y no es otra que la lonaron su historia como
de los Lobos, a Juanito, al dignidad del caso. Difícil- analista, sus virajes clínicos,

235
Lecturas

sus tomas de posiciones ideo- rante cuatro meses. El histo- cho, hoy contamos con una
lógicas, sus apuestas éticas en rial del tratamiento ha sido edición en castellano del li-
la disciplina del análisis. estudiado con fervor tanto bro no por la tarea de difu-
en sus vicisitudes clínicas co- sión de los psicoanalistas
Atrapados por el miste- vieneses de IPA sino por el
mo en sus derivaciones teó-
rio del caso clínico, dejando espíritu inquieto y militante
ricas, ha sido cuestionado y
que las estadísticas o las de Jean Allouch.
revisado en numerosas
grandes taxonomías naufra-
oportunidades, pero la pro-
guen ante la singularidad Y no porque no haya ha-
tagonista de la historia (re-
de un paciente en transfe- bido oportunidades: al pa-
cordemos que los casos de
rencia con un analista, ana- recer Kurt Eissler, custodio
Freud, confesaba, se leían
lizando, glosando, comen- de los archivos de Freud, se
como novelas...) quedaba
tando o cuestionando los contactó con Sidonie Csillag
en la penumbra en la histo-
casos princeps del psicoaná- en los años 50-60, sostenien-
riografía posterior. Este si-
lisis un siglo después de su do una regular y prolonga-
lencio es felizmente quebra-
gestación, los psicoanalistas da correspondencia con ella,
do con la publicación de Si-
hemos pretendido saber to- hasta muy avanzada su vida.
donie Csillag. La “joven ho-
do lo posible de aquellos Esas cartas, selladas desde
pacientes que nos alumbra- mosexual” de Freud. entonces en los Archivos
ron de alguna manera como Sabemos que en psicoa- Freud en Washington debe-
psicoanalistas: quiénes fue- nálisis la verdad se muestra rán esperar hasta el año
ron en verdad, qué fue de de manera sesgada, inespe- 2049 para ser leídas...
sus vidas, qué destino cupo rada, extranjera siempre de
a sus esfuerzos analíticos. Multiplicando nueva-
las complacencias comunita- mente el carácter sintomáti-
Una ingente bibliografía ha rias o institucionales. Y así
alimentado nuestro deseo co del vacío historiográfico
como hubo que esperar a en torno a la joven homose-
de saber. Y es desde este
Lacan para revelarnos desde xual al que antes aludíamos,
trasfondo que aparece co-
afuera aristas de Freud deja- puede inscribirse la escasa
mo sintomático un silencio:
das de lado por el establish- recepción que esta obra ha
el que rodeaba a la llamada
ment de su tiempo, la histo- tenido entre los psicoanalis-
joven homosexual, el histo-
ria de alguna manera se re- tas de nuestro medio (aun-
rial que Freud reseñara en
pite. Si hemos de dar crédito que la edición original es de
1920.
a lo que se cuenta en su pre- 2000 y la castellana de
Es posible que este silen- facio a la edición castellana, 2004). Fuera del círculo que
cio se deba en parte a que las autoras, Ines Rieder y se nuclea con menor o ma-
jamás la joven se convirtió Diana Voigt, se dirigieron a yor aproximación en torno a
en una verdadera analizan- los miembros de la filial vie- Allouch, no ha habido más
te de Freud, -y en este senti- nesa de IPA con su texto en- que artículos o reseñas en
do es discutible que su situa- tre manos, quienes lo aco- medios masivos de comuni-
ción sea asimilable a la de gieron con beneplácito en cación, algunos de ellos ve-
un “caso”- aunque lo fre- privado, mas negándose a hículos de críticas devasta-
cuentara diariamente du- su discusión pública. De he- doras hacia el psicoanálisis y

236
Lecturas

carentes de buena fe en no femenina de Freud), el libro Freud hace del caso..., o co-
poca medida. de Allouch que la puntúa en mo un capítulo en la tarea
relación al psicoanálisis, y el de reflexión teórica y políti-
Ines Rieder y Diana Voigt posfacio de Thomas Ginde- ca en que están embarcados
son las autoras de Heimli- le, el traductor al francés del algunos grupos homosexua-
ches Begehren. Die Ges- original alemán, verdadero les, o como una novela de
chichte der Sidonie C., tal su ejercicio de contrastes entre peripecias amorosas... Tan-
título original, y su preten- los discursos de Sidonie, de tas lecturas como lectores. Y
sión rebasa la idea de retra- Freud y de Lacan, que llama ojalá haya muchos de ellos.
tar a la protagonista de su la atención por su espíritu
biografía novelada en tanto crítico y desatado de las ac- Pues la biografía restitu-
fue atendida por Freud. Am- titudes reverenciales que ye a Sidonie C. la palabra,
bas construyen a su manera campean con tanta soltura cierto derecho a réplica que
un caso, el caso “Sidonie C.”, en el seno del movimiento más allá de alguna furia -
en el que a pesar de la pro- psicoanalítico. justificada o no- aún atizada
fusión de detalles en la que contra el fundador del psi-
abundan, se nos oculta -a El libro padece quizás de coanálisis nos enseña y legi-
pedido de la otrora joven- su un estilo sobrecargado en tima en la práctica de una
verdadero nombre1. Y a tra- su escritura y de cierto exce- disciplina que hace de los
vés del caso de Sidonie las so y morosidad en la des- fracasos motivos de apren-
autoras intentan enseñar, cripción y el detalle de las dizaje y de la escucha, la pa-
desde la posición asumida circunstancias de una vida, labra y la singularidad de
por la joven, las figuras del empeñado como está en re- cada experiencia clínica los
amor entre mujeres, del crearla verosímilmente. No cimientos sobre los que se
amor por las mujeres a la obstante, es de imprescindi- sostiene.
manera del amor cortés, del ble lectura. Mejor dicho, de
“amor perro” (así llamará imprescindibles lecturas, en Mariano Horenstein
Allouch a la variante del plural. Pues puede ser leído
amor que enseña, desde un tanto como un apéndice
lugar de amo, Sidonie C., en que añade información his-
un libro que acompañó la tórica al historial freudiano,
edición del que nos ocupa)2. o como el fresco de un siglo
azotado por acontecimien-
La lectura de la biografía tos históricos que repercu-
se enriquece notablemente ten aún hoy, o como un
con, (amén de la relectura cuestionamiento a la lectura
de Sobre la psicogénesis de que Lacan hace del caso que
un caso de homosexualidad cuestiona la lectura que

1 Nobleza obliga: nos enteramos que las autoras del libro han donado bienes pertenecientes a Sidonie Csillag al Museo Sigmund
Freud, de Viena. Allí, un año atrás, en el mismo lugar al que concurría Sidonie a su “tratamiento de prueba”, se han expuesto fotos,
documentos personales, el material de las entrevistas que sostuvieron las autoras con la anciana en que se convirtió aquella joven,
en lo que quizás sea una reivindicación de los analistas vieneses. Nos encontramos también con el verdadero nombre de Sidonie,
que en homenaje a su deseo, y por qué no al de quien nos acercara este texto en español, preferimos callar.
2 Allouch, Jean, La sombra de tu perro. Discurso psicoanalítico. Discurso lesbiano, coeditado por El cuenco de plata y Ediciones lite-
rales, Bs. As. y Córdoba, 2004.

237
Reglamento de Publicaciones

Si bien Docta es fundamentalmente el medio de expresión de las ideas de los inte-


grantes de la APC, podrán publicarse trabajos de analistas pertenecientes a otras ins-
tituciones de IPA y de fuera de IPA, en una proporción a determinar para cada núme-
ro por el Comité Editor.

Los trabajos a publicar serán preferiblemente inéditos y redactados en castellano. A


juicio del Comité Editor podrán editarse trabajos publicados previamente pero consi-
derados de especial interés, o presentados en congresos, mesas redondas, etc., citan-
do lugar y fecha donde fueron expuestos originariamente.

En caso de incluirse trabajos con viñetas clínicas, el autor tomará medidas para pre-
servar absolutamente la identidad de los pacientes, siendo exclusiva responsabilidad
del autor el cumplimiento de los procedimientos para lograr tal finalidad o bien ob-
tener su consentimiento.

Las opiniones de los autores de los trabajos o de las personas entrevistadas son de su
exclusiva responsabilidad. Su publicación no implica de modo alguno que el Comité
Editor o el Comité de Lectura compartan los conceptos vertidos.

Los trabajos se presentarán en diskettes en archivos de Word. Se adjuntarán cuatro (4)


copias impresas. La extensión de las presentaciones no deberá exceder las 20 páginas
A4, formato Times New Roman tamaño de fuente 12 con interlineado a doble espacio.

En la primera página se incluirá el título del mismo y los nombres del autor o los au-
tores. En página aparte, junto al título del trabajo, se adjuntará una breve descripción
curricular de los autores y datos de contacto (teléfono, fax, dirección electrónica). Se
adjuntará también un resumen en castellano de las principales ideas, redactado en
tercera persona y de aproximadamente 150 palabras.

Se incluirán todos los datos de referencia de las publicaciones citadas, poniéndose es-
pecial cuidado en aclarar cuando se trata de citas de otros autores, y en que las mis-
mas sean fieles al texto original. La bibliografía deberá consignarse al final utilizando
el sistema internacional conocido como autor (fecha), según el siguiente modelo:
Barthes, Roland (1993) Fragmentos de un discurso amoroso. México: Siglo XXI.
————————(1995) El placer del texto y lección inaugural. México: Siglo XXI.

239
Paz, Octavio (1991) “La palabra edificante”. En: Los signos en rotación y otros ensayos. Madrid: Alian-
za, págs. 34-58.
Si se trata de un artículo de revista o de publicaciones periódicas:
Gottdiener, M. y Joe R. Feagin (1988), “El cambio de paradigmas en la sociología urbana”. Sociológica,
año 5, núm. 12, enero-abril, 1990, págs. 209-236.
Si se trata de un artículo tomado de un sitio web:
Cousillas, Ana María (1996): Medios de comunicación y folklore.
www.naya.org.ar/articulos/identi03.htm
Cuando se incluya una referencia bibliográfica en el texto, se consignará solamente el
autor, la fecha y el número de página, según el siguiente modelo:
(Barthes, 1993:45)

Con respecto a las notas, deberán colocarse a pie de página, como Referencia con Nú-
mero corrido en superíndice, utilizando la función “insertar nota al pie” de Word.

Cuando se cita por segunda vez la misma obra, pero previamente se ha citado otra
obra (de otro autor), se consigna: Juan Martínez, Op. Cit. p,. 21.

En el caso en que Juan Martínez haya sido citado inmediatamente antes, se cita: íbidem.

Las citas textuales deberán consignarse entre comillas en el cuerpo del texto, sola-
mente en el caso de que su extensión no exceda los 4 renglones. En el caso de que
sean más largas deberán agregarse aparte, sin comillas, con espaciado interlineal sen-
cillo, con fuente de cuerpo 10, y con mayor margen de ambos lados.

Los trabajos serán enviados a la dirección de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba,


Independencia 1091-Córdoba (5000). Los autores residentes fuera de Córdoba, po-
drán hacerlo como archivo adjunto por correo electrónico a apcba@arnet.com.ar y, si-
multáneamente, a docta@arnet.com.ar.

Los trabajos presentados serán objeto de una evaluación independiente, con caracte-
rísticas de “doble ciego”, por al menos dos integrantes del Comité de Lectura de Doc-
ta, quienes podrán hacer recomendaciones tendientes a su eventual publicación. La
evaluación se hará con criterios parametrizados y su aceptación, rechazo o solicitud
de cambios o ampliaciones constituyen la tarea del Comité de Lectura de Docta, quien
remitirá sus sugerencias al Comité Editor.

El Comité Editor decidirá, en función de la evaluación del Comité de Lectura y la per-


tinencia del trabajo, la oportunidad de su eventual publicación, el número de la re-
vista en que se hará la misma y la sección en que finalmente será incluido.

Los originales de los trabajos presentados, publicados o no, no serán devueltos.

240
Este número 3 de
la revista Docta
(primavera 2005)
se terminó de imprimir
en Córdoba
en octubre de 2005.

Potrebbero piacerti anche