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Antecedentes
Diferencias ideológicas entre el litoral y la serranía
El poder de los terratenientes en la región interandina ecuatoriana (mejor conocida como
Sierra), con apoyo de la propia Iglesia católica, dominaba gran parte en la vida económica
desde tiempos coloniales en la Real Audiencia de Quito. La hacienda tradicional se
hallaba ya consolidada como relación dominante en la región a finales del siglo XVIII.
La región litoral (mejor conocida como Costa), por otra parte, tuvo menos importancia
económica y social frente a la serranía, debido a conflictos internos, ataques,
enfermedades tropicales y trabajos forzados; sin embargo, las reformas borbónicas del
siglo XVIII, las cuales levantaron varias prohibiciones, trajeron como consecuencia que
fuese más viable la exportación del cacao y otros productos tropicales, con lo cual la
Costa experimentó un notable incremento económico, teniendo como eje comercial
a Guayaquil. El latifundio comenzó a convertirse en la forma dominante de posesión de
las tierras en las planicies del Guayas y el litoral sur.
El poder de los serranos y costeños se mantuvo en rivalidad incluso después de la creación
del Estado de Ecuador en 1830, creando el fenómeno constante del regionalismo, tras lo
cual se fueron consolidando tres polos del funcionamiento económico y del ejercicio del
poder político que mostraban discrepancias desde la época de la Gran Colombia: Quito,
Guayaquil y Cuenca. Los comerciantes de Guayaquil presionaban políticamente por un
abierto librecambismo, mientras que los hacendados serranos veían en
el proteccionismo una garantía para sus productos amenazados por la introducción de
artículos importados.
El enfrentamiento se expandió con la creciente diferenciación de la estructura económica
de las regiones. En la sierra centro-norte, así como en igual medida la sierra sur, la
estructura terrateniente acentuó su caracteres específicos, y la vigencia de la relación
latifundio-trabajador se mantuvo en algunos casos, y en otros se profundizó. En la Costa,
en cambio, se fue consolidando la actividad agrocomercial asentado sobre formas
precapitalistas y salariales que además fue definiendo la burguesía guayaquileña, la cual
habría de tener una importante influencia hasta su triunfo al final del siglo XIX.
Rebeliones contra el veintemillismo
Ignacio de Veintemilla se mantuvo en el poder desde el 8 de septiembre de 1876 al dar
un golpe de Estado al gobierno de Antonio Borrero; luego, fue designado como presidente
interino por una asamblea constituyente, y desde el 21 de abril de 1878 —con la
promulgación de la IX constitución— fue elegido como presidente constitucional.