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De un tiempo a ahora la etiqueta EDM ha comenzado a resonar en todos los

reinos como si de la gran esperanza de la electrónica se tratara, pero ¿qué es


el EDM y qué supone para la música electrónica?

De un tiempo a esta parte, el EDM ha empezado a copar muchas portadas de


medios especializados. Una tendencia convertida en cultura y propugnada al
otro lado del charco, diametralmente opuesta, según los puristas, a la esencia
misma de la música electrónica tradicional. Queda así inaugurado el debate,
sirviendo este post para dar respuesta a algunas preguntas acuciantes:
¿supone el EDM una amenza para la música electrónica? ¿Está el EDM
desvirtuando un estilo musical ya consagrado? ¿Es el EDM un género musical
en sí mismo?

¿Qué es el Electronic Dance Music, más


conocido como EDM?
El EDM o Elelectronic Dance Music no es un género musical en sí mismo por
mucho que se le cuelgue esta etiqueta a artistas de la talla de Skrillex, Steve
Aoki o David Guetta entre muchos otros. No encontrareis por ello en
ningún store online una serie de temas categorizados bajo el signo EDM.
El EDM no es, por tanto, un género musical propio, sino que bebe de varios
estilos y fuentes sonoras para crear diferentes productos válidos para todos los
públicos. ¿Qué géneros? Unmix entre el house, hip-hop, nu-rave e
incluso dubstep en los más arriesgados (Skrillex). Una amalgama pastosa que
en opinión de quien suscribe, elimina todo lo bueno de éstos, quedándose con
una fórmula fácil, simplona y de rápido acceso para nuevos y primerizos
públicos.

Si el EDM no es un género musical, ¿qué es entonces? Muy recomendables


los artículos que Javier Blanquez ha escrito sobre la materia, en los que trata
de aproximarse al fenómeno desde una perspectiva más crítica. En dichos
artículos, Blanquez define el EDM como “el concepto que se ha hecho fuerte
este año (2012) en el léxico periodístico mu sical, especialmente en Estados
Unidos y a raíz de la explosión popular de DJs como Skrillex, Kaskade y Steve
Aoki (…) metiendo en el mismo saco todo lo que se hace con software y
permite bailar”. Y prosigue: “quienes usan la etiqueta EDM se refieren por
igual al house épico de Kaskade como a los temblores wobble de Skrillex y,
por extensión, a los temas de Justin Bieber o Britney Spears donde hay
un drop ubicado estratégicamente en el puente de la canción”.

La vanidad de los artistas del EDM


En agosto del año pasado 20 Minutos se hacía eco de una noticia publicada
por Forbes acerca de los Dj’s mejor pagados del mundo . Un completo
listado realizado en base a la renta cosechada durante el ejercicio de 2011,
incluyendo actuaciones, ventas, así como contratos publicitarios entre otras
“nimiedades”. Por su puesto que no vemos entre los mejor pagados a
productores de la talla de Dave Clarke, una leyenda viva del techno, ni
a Richie Hawtin o Paul Kalkbrenner a pesar representar éstos el ala más
populista de la electrónica tradicional.

En la citada lista si vemos por el contrario a toda la nueva hornada de artistas


adscritos al EDM con Tiesto liderando el ranking y percibiendo la nada
desdeñosa cifra de más de 200.000 euros por actuación. Solo de este modo
se comprende como en 2011 facturó más de 18 millones de euros. Skrillex,
uno de esos artistas que han sabido trabajar a la perfección su personal
branding le sigue a la zaga con una facturación de 15 millones de
euros. Swedish House Mafia, ya separados, copan el tercer puesto con 11
millones de euros, seguidos del francés David Guetta rondando tal cifra.

Alcanzado tales cifras por actuación quizás no sea de extrañar que la vanidad
de estos artistas esté sobrealimentada, y veamos por ello prácticas en el
escenario que avergonzarían a cualquier productor respetado. Prácticas
irrespetuosas con el público here daras del mainstream como el playback.

Empezamos así con nuestra particular selección que pone en evidencia el


poco respeto que estos artistas profesan a su público, quienes ilusionados
llegan a pagar precios desorbitados para ver sus actuaciones. En prime r
lugar, tenemos a David Guetta, quien ya ha estado en el candelero mediático
en repetidas ocasiones por otras demostraciones similares.

El EDM representa para muchos una oportunidad, un negocio rentable al que


querer sumarse. Por ello no es de extrañar qu e personajes de la farándula
más propia de Pop Rosa se erijan ahora como nuevos héroes del Djing.
Estrellas del cine porno como Nacho Vidal, divas de la prensa rosa como Paris
Hilton o deportistas del motor como Fons i Nieto o Jaime Algersuari han hecho
ya sus primero pinitos en cabina.

El quinto Dj mejor pagado el mundo, Steve Aoki, centra su show en un par


de momentos álgidos que poco o nada tienen que ver con su propuesta
musical. Dos momentos que los fans esperan c omo agua de mayo, y que de
no producirse, la decepción es generalizada y la sesión un sinsentido. Nos
referimos a los clímax que suponen, por un lado, el lanzamiento de tarta al
público, y por otro, el famoso stagediving, que confiere un tono poco
profesional a la actuación.

Momento para la reflexión


El EDM es por tanto un fenómeno que ha venido para quedarse; una tendencia
y un negocio para muchos que pone en jaque a los pilares más herméticos de
la música electrónica tradicional. Se trata de una corriente que puede llegar a
avergonzar a los más puristas del género, pero que guste o no cuenta con un
público cada vez más creciente.

Cerramos por tanto el artículo formulando de nuevo las preguntas que quedan
en el aire: ¿supone el EDM una amenaza para la música electrónica? ¿Está el

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