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TIEMPOS LÍQUIDOS
Vivir en una época de incertidumbre
~.
1,
72
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t. Consejo Nacional
para la
Cultura y las Artes TUSV~~(l~
Título original: Liquid Times. Living in an Age of Uncertainty
Índice
4. Separados,perojuntos.................. 103
5. La utopía en la época de la incertidumbre.. 133
© de la traducción: Carmen Corral Santos, 2007
Diseño de la colección: Estudio Úbeda
Reservados todos los derechos de esta edición para Apéndices
©Tusquets Editores México, S.A. de C.V.
Campeche 280 Int. 301 y 302 06100, México, D.F.
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«Mientras amplían sus espacios de comunicación pero donde al mismo tiempo se hacen visibles de un
a la esfera internacional, a menudo, y casi al mismo modo molesto e irritante, y llevándolos a esas zonas
tiempo, los residentes alejan sus casas de la vida pú acotadas en las que no pueden hacer ni una cosa ni
blica mediante infraestructuras de seguridad cada vez la otra. «Merodeadores», «acosadores», «vagabundos»,
más "inteligentes"», comentan Graham y Marvin. 4 «pedigüeños fastidiosos», «nómadas» y otras clases de
transgresores se han convertido en los personajes más
«En casi todas las ciudades del mundo está empe siniestros en las pesadillas de la elite.
zando a verse determinados espacios y zonas que
están fuertemente conectadas con otros espacios
"valiosos" del paisaje urbano, así como también Como sugirió por primera vez Manuel Castells,
con regiones muy distantes, nacionales e incluso existe una polarización creciente y una fractura cada
internacionales. Sin embargo, en esos lugares sue vez mayor en la comunicación entre ambos mundos,
le existir al mismo tiempo una sensación palpable, entre el modo de vivir de las dos categorías de ciuda
cada vez más acusada, de desconexión local entre danos:
espacios y personas físicamente cercanas, pero so
cial y económicamente distantes.»s «En el nivel más elevado de la escala social existe
una conexión común con la comunicación univer
El material de desecho de la nueva extraterrito sal a las redes de comunicación mundiales y a un
ria1idad física de los espacios urbanos privilegiados, inmenso circuito de intercambios, abielio a recibir
habitados y utilizados por la elite global -una suerte mensajes y experiencias que abarcan el mundo
de «exiHo interno» de la elite conseguido, manifestado entero. En el otro extremo, las redes locales frag
y alimentado mediante instrumentos de «conexión mentadas, con frecuencia definidas étnicamente,
virtual»- son las zonas desconectadas y abandona utilizan su identidad como el recurso más precio
das; los «barrios fantasma», como les l1amó Michael so para defender sus intereses y hasta su propia
Schwarzer, lugares en los que «las pesadillas han sus existencia». 7
tituido a los sueños, y el peligro y la violencia son el
pan nuestro de cada día».6 Si la idea era mantener El cuadro que emerge de esta descripción muestra
las distancias infranqueables para conjurar el peligro dos mundos separados y aislados. Sólo el segundo se
de fugas y la contaminación de la pureza regional, en encuentra circunscrito a un territorio concreto y pue
tonces puede resultar muy útil una política de tole de situarse en la red de las nociones topográficas con
rancia cero, combinada con el destierro de los indi vencionales, mundanas y terrenales. Aquellos que ha
gentes de los espacios en los que pueden subsistir, bitan en el primero de los dos mundos puede que
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estén, como los otros, físicamente «en ese lugar», pero <,liS vidas, las personas del «nivel superior». Los habi
no por ello son (<de ese lugar»; no lo son en espíritu, 1:\l1tes del nivel inferior están «condenados a seguir
sin duda, pero con bastante frecuencia, cada vez que <,icndo locales», por lo que es lógico y obligado su
lo deseen, también pueden dejar de serlo físicamente. poner que centrarán su atención y sus preocupacio
Las personas del «nivel superior» no pertenecen al IICS, junto con sus quejas, sueños y esperanzas, en los
lugar que habitan porque sus preocupaciones e inte «asuntos del lugar». Su lucha por la supervivencia y
reses residen (más bien vagan o flotan) en otra parte. por un lugar digno en el mundo, una lucha que a ve
Podría decirse que, además de estar a sus anchas sin ces ganan pero que suelen perder~ tiene por escenario
que nadie les moleste y; por tanto, ser libres para de el interior de la ciudad que habitan.
dicarse por completo a sus pasatiempos, con la ga
rantía de que no les faltarán los servicios indispensa
bles (sean cuales fueren) para su confort cotidiano, Acerca de Sao Paulo, la segunda ciudad de Brasil,
no tienen intereses creados en la ciudad donde están metrópolis bulliciosa y en rápida expansión, Teresa
fijadas sus residencias. La población ciudadana ya no Caldeira escribe:
es su sustento, la fuente de riqueza o una circunscrip
ción a su cuidado, tutela y responsabilidad, como lo «Sao Paulo es hoy en día una ciudad de murallas.
era para las elites urbanas de antafío, para los propie Por todas partes se levantan barreras físicas: alre
tarios de las fábricas o para los mercaderes de bienes dedor de las casas y los bloques de viviendas, de
de consumo e ideas. Así pues, por regla general, las los parques, las plazas, los edificios de oficinas
elites urbanas de nuestros días no están interesadas
y las escuelas [ ... ]. Una nueva estética de la segu
en los asuntos de «su» ciudad, que no es sino una lo
ridad preside todo tipo de construcciones e im
calidad entre muchas, un punto minúsculo e insigni
pone una lógica de vigilancia y aislamiento antes
ficante desde la perspectiva superior del ciberespacio
nunca vista [ ... ]».8
que, por muy virtual que sea, es su verdadera casa.
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Steven Flusty, un agudo crítico de arquitectura y ur dos en los muros que se activan para ahuyentar a los
banismo, intervenir en esa guerra con el único afán merodeadores, o salientes y antepechos en pendiente
de concebir métodos para impedir que los malhecho para evitar que se usen como asientos»; el «espacio
res actuales, potenciales o hipotéticos accedan a los nervioso», «en el que resulta imposible pasar inad
territorios reivindicados y, además, mantenerlos a una vertido debido a la vigilancia continua de las patru
distancia segura, constituye la principal prioridad de llas o tecnologías de control remoto conectadas con
las innovaciones en materia de arquitectura y urba centros de seguridad». Estos y otros tipos de «espacios
nismo en las ciudades estadounidenses. \O Los nue vetados» tienen un único propósito, aunque comple
vos productos urbanísticos, publicitados con orgullo jo: separar los enclaves extratenitoriales de la conti
e imitados profusamente, son los «espacios vetados», nuidad del tenitorio urbano; en otras palabras, erigir
«diseñados para interceptar, repeler o filtrar a los po pequeñas fortalezas compactas en cuyo interior los
sibles intrusos». La finalidad de dichos espacios es miembros de la elite global supraterritorial pueden
dividir, segregar y excluir; en vez de construir puen cuidar, cultivar y gozar de independencia física, suma
tes, facilitar accesos y lugares de encuentro, facilitar da a la espiritual, y de su aislamiento geográfico. En
la comunicación y acercamiento entre los habitan el paisaje de la ciudad, los «espacios vetados» se han
tes de la ciudad. convertido en los hitos de la desintegración de la vida
Las innovaciones en materia de arquitectura y ur comunitaria compartida de una localidad.
banismo que Flusty enumera son los equivalentes, téc
nicamente actualizados, de los premodernos fosos,
torreones y troneras de las murallas de las ciudades; La separación de la nueva elite (asentada local
pero hoy en día no se erigen para proteger a la ciudad mente pero con una orientación global y vinculada de
y a sus habitantes del enemigo externo, sino para se una manera débil a su lugar de residencia) de los com
parar y mantener separados a los distintos tipos de promisos del pasado con la clase baja local, y la con
ciudadanos (y lejos de los problemas), y para defen siguiente brecha espiritual/comunicativa entre los es
der a algunos de ellos de los otros, una vez que se les pacios vitales/vividos de quienes se han separado y
ha asignado el papel de adversarios al aislarlos espa quienes se han quedado atrás, representan, sin duda,
cialmente. Entre las diversas variedades de «espacios la novedad más importante de carácter social, cultu
vedados» citados por Flusty se encuentra el «espa ral y político asociada al paso del estado «sólido» de la
cio escurridizo», «inaccesible debido a vías de acceso modernidad al «líquido».
tortuosas, larguísimas o inexistentes»; el «espacio es El cuadro de separaciones recíprocas que acaba
pinoso», «que no puede ocuparse cómodamente, pues mos de bosquejar contiene muchas verdades y nada
lo defienden artilugios tales como aspersores monta más que verdades, pero no toda la verdad.
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Entre aquellas partes de verdad omitidas o empe pacios vividos es una lucha continua y una apuesta
queñecidas, la más significativa es la que explica (por en las batallas libradas en numerosos frentes entre
encima de cualquier aspecto más conocido) la carac cruzados; cada línea trazada es provisional y tempo
terística fundamental (y, a la larga, seguramente la ral, a riesgo de ser rediseñada o eliminada, y por
más importante) de la vida urbana contemporánea. todas proporcionan una salida natural a la amplia
Tal característica es la estrecha influencia recíproca gama de ansiedades generadas por una vida insegu
que se da entre las presiones globalizadoras y el modo ra. El único efecto duradero de los continuos pero va
en que se negocian, se forman y se reforman las iden nos esfuerzos destinados a reforzar y estabilizar lími
tidades de los lugares urbanos. tes tan inestables es el reciclaje de los miedos difusos
Si bien la falta de compromiso del <<nivel supe en prejuicios concretos, antagonismos de grupo, con
rior» sugeriría lo contrario, sería un error imaginar frontaciones ocasionales y hostilidades cocinadas a
los aspectos «global» y docal» de las condiciones y las fuego lento. En nuestro mundo cada vez más globali
elecciones de vida contemporáneas en dos espacios zado, nadie puede pretender de veras ser un «opera
distintos y sellados de manera hermética, que sólo se dor global» lisa y llanamente. Lo máximo que pueden
comunican alguna que otra vez y de modo superficial. lograr quienes pertenecen a la elite de trotamundos
En un estudio reciente, Michael Peter Smith cuestio con influencia global es a un radio de acción mayor
na el enfoque (planteado, en su opinión, por David para su movilidad.
Harveyo John Friedman, entre otros)ll que contrapo Si las cosas se complican demasiado como para
ne «una lógica dinámica pero desubicada en cuanto a sentirse a gusto y el espacio que rodea sus residencias
los flujos económicos globales» a «una visión estática urbanas empieza a ser peligroso y difícil de manejar,
del territOlio y la cultura local», que hoy en día «se va ellos tienen la posibilidad de mudarse a otra parte;
lora» como el «lugar vital», del «ser-en-el mundo».12 En cuentan con una opción de la que carecen sus vecinos
opinión de Smith, «en vez de reflejar una ontología es cercanos (físicamente). La posibilidad de encontrar
tática del "ser" o la "comunidad", las localidades son una alternativa más grata a las incomodidades locales
construcciones dinámicas "en ciernes"». les otorga un grado de independencia con el que los
De hecho, la línea que separa el ámbito abstracto otros residentes urbanos sólo pueden soñar, y el lujo
de los operadores globales, «situado en algún lugar de de una soberbia indiferencia que los demás no pue
ninguna palie», y el espacio camal, palpable, «aquÍ y den permitirse. El interés de estas elites, su compro
ahora», al alcance de los «locales», sólo puede trazar miso con la tarea de «poner en orden los asuntos de
se fácilmente en el mundo etéreo de la teoría. Las la ciudad» tiende a ser menos amplio e incondicional
realidades de la vida urbana desbaratan por comple que en el caso de quienes poseen menos libertad para
to estas divisiones nítidas. Trazar fronteras en los es cortar los vínculos locales de modo unilateral.
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Sin embargo, esto no implica que la elite de los frontación, y no cualquier otro factor único, es la que
conectados globalmente en su búsqueda de «sentido pone en marcha y guía la dinámica de la ciudad de la
e identidad», que necesitan y desean con el mismo «modernidad líquida».
ardor que cualquier otro, pueda dejar de lado ellu y no nos engañemos: esto puede suceder en cual
gar donde vive y trabaja (aunque sea de manera tem quier ciudad, aunque no del mismo modo. Michael
poral y «hasta nuevo aviso»). Al igual que el resto de Peter Smith, al referirse a un reciente viaje a Copenha
los hombres y mujeres, también ellos forman parte gue, recuerda que durante una sola hora de caminata
del paisaje urbano, y sus metas vitales están inscri se cruzó con «varios grupos de inmigrantes turcos,
tas, les guste o no, en la localidad. Como operadores africanos y de Oriente Medio», observó «a varias mu
globales, pueden deambular por el ciberespacio, pero jeres árabes, con velo y sin él», leyó «carteles en varias
como agentes humanos se encuentran todos los días lenguas no europeas», y mantuvo «una interesante
confinados en el espacio físico en el que operan, en el conversación con un camarero irlandés en una taber
entorno preestablecido y reelaborado una y otra vez en na inglesa frente al jardín del Tivoli».13 Esta experien
la búsqueda afanosa de sentido, identidad y recono cia sobre el terreno le resultó muy útil, dice Smith,
cimiento propia de los seres humanos. La experiencia durante la conferencia sobre las conexiones transna
humana se constituye y se recaba en tomo a lugares, cionales que pronunció en Copenhague esa misma
donde se trata de administrar la vida compartida, don semana, «cuando una persona del público insistió en
de se conciben, absorben y negocian los sentidos de que el transnacionalismo era un fenómeno que podía
la vida. Y es en lugares donde se gestan e incuban darse en "ciudades globales" como Nueva York o Lon
los estímulos y los deseos humanos, donde se espera dres, pero que tenía poca importancia en sitios más
satisfacerlos, donde se corre el riesgo de la frustra aislados como Copenhague».
ción y donde casi siempre terminan frustrados y so Los verdaderos poderes que determinan las con
focados. diciones en las que todos actuamos en estos tiempos
Por este motivo, las ciudades contemporáneas son se mueven en el espacio global, mientras que nuestras
el escenario o el campo de batalla donde los poderes instituciones de acción política siguen, en gran medi
globales y los sentidos e identidades, obstinadamente da, amarradas al suelo; son, como antes, locales.
locales, se encuentran, chocan, luchan y buscan un Puesto que siguen siendo locales, y porque están
acuerdo satisfactorio, o al menos soportable, una mo destinados a permanecer como tales en el futuro pró
dalidad de convivencia que pueda ser una paz durade ximo, los organismos políticos que operan en el espa
ra, pero que por lo general sólo resulta un armisticio, cio urbano, en el escenario donde día tras día se repre
breves intervalos para reparar las defensas dañadas y senta el drama de la política, suelen adolecer de falta
volver a desplegar las unidades de combate. Esta con de poder para actuar y, en particular, del tipo de po
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der que les pennitiría actuar con eficacia y soberanía. dos- se convierten en un asunto político cuando se
La otra cara de esta relativa desautorización de la po construye un vertedero de residuos tóxicos, o una re
lítica local es la escasez de política en el ciberespacio sidencia para refugiados y solicitantes de asílo sin te
extraterritorial, el terreno de juego del poder real. cho, al lado de casa, en <<lluestro patio trasero», tan
de las paradojas más desconcertantes surgi cerca de nuestro territorio que asusta, pero también
das en nuestra época es que la política, en un planeta «a nuestro a1cance». La progresiva comercialización de
en creciente globalizaciórz, tiende a ser, de forma apa sanidad, un efecto evidente de la encarnizada com
sionada y consciente, local. Expulsada del ciberes petencia entre gigantes supranacionales de la indus
pacio, o, mejor dicho, con el acceso vedado, la política tria farmacéutica, sólo aparece en el panorama polí
retrocede y se concentra en los asuntos «a su a1can tico cuando se reducen los servicios de un hospital de
ce», en cuestiones locales y relaciones de vecindario. barrio o cuando se van eliminando las residencias
La mayoría de nosotros piensa casi siempre que los de ancianos o los centros de salud mental. Fueron los
asuntos locales son los únicos sobre los que podemos habitantes de una ciudad, Nueva York -o, mejor aún,
«hacer algo»: influir, reparar, mejorar, redirigir. Sólo de Manhattan, una parte de esa ciudad diseminada-,
en las cuestiones locales nuestras acciones, o la fal quienes debieron afrontar los estragos causados por
ta de ellas, pueden «establecer la diferencia», mientras un ataque terrorista gestado globalmente; son los
que en el caso de los asuntos «supralocales», no hay a1caldes y ayuntamientos de otras ciudades los que
«alternativa alguna» (como repiten una y otra vez deben asumir ahora la responsabilidad de velar por
nuestros dirigentes políticos y demás «personas bien la seguridad personal, de nuevo vulnerable y expues
informadas»). Llegamos a sospechar que los «asun ta a fuerzas bien atrincheradas, inalcanzables para
tos globales», en vista de los medios insuficientes y los cualquier autoridad municipal, y que asestan golpes
escasos recursos con que contamos, seguirán su cur mientras están seguros en sus refugios lejanos. La de
so hagamos lo que hagamos o al margen de lo que vastación global de los medios de subsistencia Y el
nos propongamos hacer en la medida de nuestras po desarraigo de pueblos establecidos desde tiempo in
sibilidades. memorial sólo aparecen en el horizonte de la acción
Incluso los asuntos cuyas recónditas raíces y cau política con las tareas para integrar a los vistosos «in
sas son indudablemente globales y lejanas, sólo en migrantes económicos» que atestan las calles que al
tran en el terreno de la preocupación política a través guna vez parecieron unifonnes...
de las derivaciones y repercusiones que tienen en un Para resumir: las ciudades se han convertido en el
ámbito puramente local. La contaminación atmosfé vertedero de problemas engendrados y gestados global
rica global y las reservas de agua -al igual que la pro mente. Sus habitantes y sus representantes electos de
ducción global de individuos «superfluos» y exilia ben enfrentarse a una tarea imposible, se mire por
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donde se mire: encontrar soluciones locales a dificul vecina, con lo que provocan así la exclusión y la mar
tades y problemas engendrados globalmente. ginalízación de las comunidades rebeldes».15
De aquí deriva, si se me permite repetirlo, la para Como resultado, la política local -yen pm1icular la
doja de una política cada vez más local en un mundo política urbana- está desesperadamente sobrecargada,
cada vez más modelado y remodelado por los proce por encima de su capacidad de carga y ejecución. Aho
sos globales. Como señalaba Castells, el signo siem ra se espera mitigar las consecuencias de una globali
pre más evidente de nuestro tiempo es la intensa zación descontrolada con medios y recursos que esa
(podría decirse compulsiva y cada vez más obsesiva) misma globalización tornó penosamente inadecuados.
«producción de sentido e identidad: mi vecindario, mi De ahí se deriva la incertidumbre perpetua con la que
comunidad, mi ciudad, mi escuela, mí árbol, mi río, se ven obligados a actuar los agentes políticos; una in
playa, mi iglesia, mi paz, mi ambiente». 14 «lndefen certidumbre que los políticos admiten a veces, pero
sas ante el torbellino global, las personas se aferran que casi siempre tratan de encubrir con demostracio
a sí mismas.» Señalemos que cuanto más «se aferran a nes públicas de fuerza y retórica fanfan"ona, que sue
sí mismas», tanto más «indefensas» quedan ante «el le ser más enérgica y vocinglera cuanto más desdicha
torbellino global», y también menos capaces para de dos y cortos de recursos son esos mismos políticos.
cidir, y menos aún afirmar, los sentidos y las identida
des locales -que son, en apariencia, las suyas propias-,
para gran júbilo de los operadores globales, quienes Sea cual fuere la historia de las ciudades y por
ya no tienen motivo alguno para temer a los inde muchos cambios drásticos que haya habido en su es
fensos. tructura espacial, aspecto y estilo en el transcurso de
Como sugería Castells en otra parte, la creación los años o de los siglos, siempre hay una característica
del «espacio de flujos» establece una nueva jerarquía que permanece constante: las ciudades son espacios
(global) de dominación-mediante-la-amenaza-de-des donde los extraños viven y conviven en estrecha pro
conexión. El «espacio de flujos» puede «escapar al con ximidad.
trol de cualquier entidad local», mientras que (¡y por Al ser un elemento permanente de ]a vida ciuda
eso mismo!) «el espacio de los lugares está fragmen dana, la continua y ubicua presencia de desconocidos
tado, circunscrito y, por lo tanto, es impotente frente al alcance de la vista y de la mano añade una buena
a la gran capacidad de adaptación del espacio de flu dosis de incertidumbre perpetua a las elecciones de
jos; el único modo de oponerle resistencia con que vida de los habitantes urbanos. Esta presencia, impo
cuentan las entidades locales es negar los derechos de sible de evitar salvo por algún instante, es una fuente
tocar tierra a la marea abrumadora de los flujos, sólo inagotable de ansiedad y de agresividad, por lo gene
para comprobar que se instalan en alguna localidad ral latente, que de vez en cuando explota.
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El miedo a lo desconocido que, aunque sea subli de extraños en el campo de acción sigue produciendo
minal, se percibe en el ambiente, pide a gritos válvulas inquietud e imposibilita predecir los efectos de las ac
de escape convincentes. En la mayoría de los casos, ciones y las probabilidades de éxito o fracaso.
las ansiedades acumuladas tienden a descargarse con Compartir el espacio con extraños, vivir en su pro
tra una categoría particular de «forasteros», elegidos ximidad molesta y no solicitada, es una condición
para encarnar la «extrañeza»: la falta de familiaridad, que los habitantes de las ciudades encuentran dificil,
la impenetrabilidad de algunas costumbres, la vague tal vez imposible, evitar. La proximidad de los desco
dad de los riesgos y la naturaleza desconocida de las nocidos es su destino, un modus vivendi permanente
amenazas. Al echar de sus casas y de sus tiendas a que, cada día, hay que analizar y custodiar, experi
cierta clase de «forasteros» se consigue exorcizar por mentar, poner a prueba una y otra vez, y (¡si hay suer
algún tiempo el fantasma aterrador de la incertidum te!) modelarlo para que la convivencia con extraños
bre; se conjura el monstruo espantoso de la inseguri sea agradable y ]a vida en su compañía más llevadera.
dad. Las ban'eras fronterizas cuidadosamente erigidas Esto es un «elemento dado», innegociable; pero pue
para, en apariencia, impedir el acceso a «los falsos so de elegirse la manera que tienen los habitantes de la
licitantes de asilo» y a los inmigrantes «puramente ciudad de satisfacer las exigencias impuestas por esta
económicos», sirven para fortificar la existencia ines necesidad. Y una suerte de elección se hace a diario,
table, errática e imprevisible de aquellos que están por comisión u omisión; por voluntad propia o por
dentro. Pero la vida en la modernidad líquida está inercia; por decisión consciente o, simplemente, si
destinada a seguir siendo errática y caprichosa, a pe guiendo a ciegas y de forma mecánica los esquemas
sar de las medidas que se adopten contra los «foras habituales; mediante una discusión o de común acuer
teros indeseables», de modo que el alivio dura poco do, o bien por simple adhesión individual a los instru
tiempo y las esperanzas depositadas en las «medidas mentos de confianza de aquel momento (porque es
severas y resolutivas» se desvanecen nada más nacer. tán de moda y aún no han caído en descrédito).
El extraño es, por definición, un agente movido
por intenciones que uno puede intuir en el mejor de
los casos, pero que nunca estará seguro de haber cap Los desarrollos que describe Steven Flusty y que
tado por completo. El extraño es la incógnita variable antes he citado son manifestaciones ultramodernas de
de todas las ecuaciones cada vez que los habitantes de la ubicua «mixofobia» urbana.
las ciudades deben decidir qué hacer y cómo com La «mixofobia» es una reacción -muy extendida y
portarse. De modo que, incluso cuando no son obje altamente previsible- ante la escalofriante, inconcebi
to de agresiones directas ni padecen las consecuencias ble y perturbadora variedad de tipos humanos y cos
de un resentimiento manifiesto y activo, la presencia tumbres que coexisten en las calles de las ciudades
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contemporáneas, no sólo en aquellas zonas oficialmen los hombres» y para las mujeres «de evitar la necesi
te llamadas (y por esa razón evitadas) «barrios violen dad de calar más hondo los unos en los otros».16 Po
tos» o «cal1es de mala fama», sino también en aquellos dríamos decir que promete cierto consuelo espiritual:
barrios «corrientes» (léase: no protegidos por «espa la perspectiva de tornar más tolerable la vida en co
cios vetados»). A medida que crece el multilingüismo mún al eliminar el esfuerzo de entender, negociar y
y la diversidad cultural del entorno urbano de la era pactar que exige vivir entre y con la diferencia. «El
de la globalización -que, con el paso del tiempo, tiene deseo de evitar una participación real es innato al
más probabilidades de intensificarse que de atenuar proceso de formar una imagen coherente de comuni
se-, las tensiones derivadas de la molesta/perturba dad. Percibir la existencia de lazos comunes sin una
dora/irritante extrañeza de la situación seguramente experiencia en común es algo que aparece en primer
seguirán favoreciendo los impulsos segregacionistas. lugar porque los hombres temen participar, les asus
La descarga de tales impulsos puede aliviar (tem tan los peligros y retos que conlleva, tienen miedo del
poral aunque repetidamente) la escalada de tensiones. dolor que puede causar.»
Cada descarga sucesiva renueva la esperanza frustrada La tendencia a buscar una «comunidad de seme
por la precedente: así, aunque las diferencias descon jantes» es una señal de retirada de la alteridad exte
certantes y molestas pueden ser inexpugnables e in rior y también de la renuncia a comprometerse con la
manejables, al menos se les podría quitar el veneno interacción interior, vital aunque turbulenta, estimu
del aguijón al asignar a cada forma de vida un espa lante pero molesta. El atractivo de una «comunidad
cio físico separado, inclusivo y exclusivo, bien deli de semejantes» es el de una póliza de seguros contra
mitado y protegido ... Mientras tanto, a falta de una los múltiples peligros que comporta la vida cotidiana
solución tan radical, tal vez sería posible garantizar en un mundo multilingüe. Sumergirse en la «igual
para uno mismo, su familia, amigos y «otra gente dad» no reduce dichos peligros ni los elimina. Como
como uno», un territorio libre de la confusión y el todos los paliativos, sólo promete un refugio contra
desorden de que adolecen irremediablemente otras algunos de los efectos más inmediatos y temibles.
partes de la ciudad. La mixofobia se manifiesta en el Elegir la opción de la huida como remedio para la
impulso a buscar islas de similitud e igualdad en me mixofobia tiene una consecuencia sumamente insidio
dio del mar de la diversidad y la diferencia. sa y nociva: una vez adoptado, el presunto régimen te
Los orígenes de la mixofobia son banales, se en rapéutico se perpetúa y se refuerza cuanto más inefi
cuentran sin dificultad, son fáciles de comprender caz resulta. Sennett explica por qué ocurre esto y por
aunque no tanto de perdonar. Como sugiere Richard qué no puede ser de otro modo: «Durante las dos últi
Sennett: «el sentimiento de "nosotros", que expresa mas décadas, las ciudades de Estados Unidos han cre
deseo de parecerse a los demás, es una manera para cido de tal manera que los barrios donde habitan ex
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tranjeros se han vuelto relativamente homogéneos: lI[isrnos aspectos de la vida urbana los que, de mane
no parece casual que el miedo a los forasteros se i;' alternativa o simultánea, atraen y repelen... La des
haya agudizado en paralelo al aislamiento de dichos \oncertante variedad del entorno urbano es una fuen
barrios».17 Cuanto más tiempo permanecen las per le de temores (sobre todo para aquellos que ya han
sonas en un medio uniforme -en compañía de otros perdido sus costumbres familiares», al verse sumi
«como ellos» con los que se puede «socializar» de dos en un estado de incertidumbre aguda a causa de
modo superficial y trivial, sin exponerse a malenten los procesos desestabilizadores que ha traído la glo
didos y sin tener que bregar con la molesta necesidad halización). El mismo brillo y centelleo caleidoscópi
de traducir entre distintos universos de sentido- más co de la escena urbana, en la que nunca faltan nove
probabilidades hay de que «desaprendan» el arte de dades y sorpresas, constituye el embrujo irresistible
negociar significados compartidos y un modus convi de las ciudades y su poder de seducción.
vendi agradable. Puesto que han olvidado o descuida Así pues, encontrarse ante el espectáculo deslum
do la adquisición de las habilidades necesarias para brante e interminable que ofrece la ciudad no siem
vivir una vida grata en medio de la diferencia, no es de pre se considera una maldición o una pesadilla; ni
extrañar que quienes busean y practican la terapia tampoco rehlgiarse se percibe como una completa
de la fuga vean con honor creciente la perspectiva de bendición. La ciudad favorece la mixo(ilia de la mis
toparse eara a cara con los foráneos. Los extraños tien ma manera que provoca y alimenta la mixofobia. La
den a parecer más atenadores cuanto más ajenos, des vida urbana es un asunto ambivalente de manera in
conocidos e incomprensibles llegan a ser, y a medida trínseca e inemediable.
que van desapareciendo, o dejan de ananCat~ el diálo Cuanto más grande y heterogénea es una ciudad,
go y la interacción mutuos, que podrían tenninar asi más atractivos puede tener y ofrecer. La concentración
milando su «alteridad» al mundo propio. Puede que masiva de desconocidos es un repelente y, al mismo
la tendencia hacia un entorno homogéneo, territo tiempo, un poderoso imán que atrae a la ciudad a
rialmente aislado, venga provocada por la mixofobia, nuevas legiones de hombres y mujeres cansados de la
pero la práctica de la segregación territorial es el sal monotonía de la vida rural o provinciana, hartos de su
vavidas y el alimento de dicha mixofobia, y se trans rutina cotidiana, y desesperados ante la falta de opor
forma de manera gradual en su principal refuerzo. tunidades. La variedad es una promesa de oportuni
Sin embargo, la mixofobia no es el único comba dades, múltiples y diferentes oportunidades, oportu
tiente en el campo de batalla urbano. nidades para todos los gustos y aptitudes. Así pues,
La vida en la ciudad es una experiencia notable cuanto más grande sea la ciudad, más probable será
mente ambivalente. Atrae y repele a la vez y, para com que atraiga a un número cada vez mayor de perso
plicar aún más la existencia de sus habitantes, son los nas que rechazan o no encuentran las oportunidades
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y las ocasiones de aventura en sitios más pequeños y, la mixofobia, para reducir el desconcertante impacto
por tanto, menos tolerantes para con los distintos mo de la mixofobia, y la ansiedad y la angustia que pro
dos de pensar y más rígidos en las libertades que ofre voca. De hecho, parece ser que los arquitectos y ur
cen o, mejor dicho, toleran. Parece ser que la mixofilia, banistas podrían contribuir bastante a la hora de fa
al igual que la mixofobia, es una tendencia autónoma vorecer el crecimiento de la mixofilia y minimizar las
que se propaga y se renueva por sí sola. Es difícil que ocasiones que puedan propiciar reacciones mixofóbi
una u otra puedan agotarse o perder vigor en el cur cas ante los desafíos de la vida urbana. Y, según pa
so de la renovación de la ciudad y de la reorganización rece, también pueden hacer mucho, y lo hacen, para
del espacio ciudadano. favorecer el efecto contrario.
Como hemos visto antes, la causa principal de
dicha mixofobia es, en realidad, la segregación de los
La mixofobia y la mixofilia coexisten en todas las ban'ios residenciales y de los espacios abiertos al pú
ciudades, pero también se hallan en el interior de cada blico, comercialmente atractiva para los constructo
uno de sus habitantes. Es una coexistencia difícil, sin res porque les permite obtener beneficios en poco
lugar a dudas, llena de ntido y de furia, pero que tie tiempo, pero también para sus clientes como reme
ne mucha importancia para los destinatarios finales dio rápido contra las ansiedades que provoca la mi
de la ambivalencia propia de la modernidad líquida. xofobia. Las soluciones existentes crean o agravan los
Como los desconocidos están predestinados a se problemas que pretenden resolver: los constructo
guir viviendo los unos en compañía de los otros toda res de barrios cercados y edificios de pisos sometidos
vía por mucho tiempo -sean cuales fueren las vueltas a vigilancia, así como los arquitectos que proyectan
y los futuros cambios de la historia urbana-, el arte «espacios vetados», son los que crean, reproducen e
de vivir en paz y armonía con la diferencia, y de be intensifican la necesidad y la demanda que pretenden
neficiarse de la variedad de estímulos y oportunida satisfacer.
des, adquiere una relevancia de primer orden entre las La paranoia mixofóbica se alimenta de sí misma y
habilidades que un ciudadano necesita (y haría bien actúa como una profecía que lleva en sí el germen de
en) aprender y poner en práctica. su cumplimiento. Si se ofrece y se acepta la segrega
Dada la creciente movilidad urbana, propia de la ción como remedio radical para los peligros que re
época de la modernidad líquida, y los acelerados cam presentan los forasteros, la convivencia con ellos se
bios de actores, argumentos y escenarios del panora vuelve más difícil cada día. Homogeneizar los barrios,
ma urbano, no es previsible que la mixofobia desapa y después reducir al mínimo indispensable todo co
rezca por completo. Tal vez se pueda hacer algo para mercio y comunicación entre ellos, es la receta infali
alterar las proporciones de la mezcla de la mixofilia y ble para intensificar y avivar el deseo de excluir y se
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gregar. Semejante medida puede contribuir a aliviar escala del espacio ciudadano y de los recursos gestio
los dolores que padecen las personas aquejadas de nados por la ciudad para arrancar estas raíces, siem
mixofobia, pero el remedio es patógeno en sí mismo y pre resultará insuficiente respecto de aquello que seria
empeora la enfermedad, por lo que siempre se requie necesario. La mixofobia que amenaza la convivencia
ren dosis más fuertes para que el dolor sea soporta de los habitantes urbanos no es la fuente de su in
ble. La homogeneidad social del espacio, acentuada y quietud, sino el resultado de una interpretación per
reforzada por la segregación espacial, reduce la capa versa y engañ.osa de sus orígenes; una manifestación
cidad para tolerar la diferencia de los habitantes de de intentos desesperados y, a fin de cuentas, provisio
las ciudades y multiplica los casos de reacciones mi nales, para atenuar el dolor provocado por la angus
xofóbicas, algo que parecer la vida urbana más tia: eliminan la irritación mientras que se equivocan
«inclinada al riesgo» y, por ello, más angustiosa, en en la cura de la enfermedad. Es la mixofilia, arraiga
lugar de más segura, más tranquila y agradable. da en la vida de la ciudad como su opuesto, la mixo
Una estrategia arquitectónica y urbanística que fobia, la que contiene el germen de la esperanza: es
fuera la antítesis de la actual contribuiría al afianza peranza no sólo por convertir la vida urbana -un tipo
miento y al cuhivo de sentimientos mixofílicos: la crea de vida que exige convivencia e interacción con una
ción de espacios públicos abiertos, atrayentes y hos variedad enomle, tal vez infinita, de desconocidos- en
pitalarios, a los que acudirían de buen grado todas las menos preocupante y más fácil de practicar, sino tam
categorías de residentes urbanos, sin tener reparo en bién la esperanza de atenuar las tensiones que tienen
compartirlos. Como destacó Hans-Georg Gadamer su origen, por causas análogas, a escala planetaria.
en su célebre Verdad y método, el entendimiento mutuo Como se mencionó antes, las ciudades contempo
nace de la «fusión de horizontes», los horizontes cog ráneas son vertederos para los problemas producidos
nitivCJs, es decir, los que se trazan y expanden a medi globalmente; pero también pueden verse como labo
da que se acumula experiencia vital. La «fusión» que ratorios en los que los modos y las maneras de
requiere el entendimiento mutuo sólo puede provenir con la diferencia, que todavía tienen que aprender los
de una experiencia compartida; y compartir experien habitantes de un planeta cada vez más superpoblado,
cia es inconcebible si no se comparte el espacio. se inventan día a día, se prueban, memorizan y asi
milan. El trabajo de la «fusión de horizontes» de Ga
damer, aquella condición necesaria de la kantiana
Los más horrendos miedos contemporáneos na allgemeine Vereinigung der Menschheit, puede iniciar
cen de la incertidumbre existencial. Sus raíces se ex se en la escena urbana. Sobre este escenario, la apo
tienden más allá de las eondiciones de vida, y todo calíptica visión de Huntington de un conflicto irrecon
cuanto pueda hacerse en el interior de la ciudad, en la ciliable y de un inevitable «choque de civilizaciones» 18
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puede traducirse en benignos y, con frecuencia, grati
ficantes y placenteros encuentros cotidianos con
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humanidad que se oculta tras las máscaras escéni
La utopía en la época
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