Sei sulla pagina 1di 3

Extracto del Libro “Sentirnos bien en la escuela” Herramientas de Reflexión.

Autor: Duilio Bompadre (2016).


Editorial: Stella
ISBN 978-950-525-451-4

Capítulo 2
El clima escolar y la percepción docente

He llegado a una estremecedora certeza: soy el elemento decisivo en el aula.


Mi ser, mi persona, es lo que crea el clima de la clase. Es mi actuar diario en el
aula lo que genera sol y calor o tristes nubarrones. Como profesor poseo el poder
tremendo de hacer la vida de un alumno triste o alegre. Puedo ser un
instrumento de angustia o un factor de inspiración.
Puedo humillarlo o hacerlo reír, lastimarlo o fortalecerlo…
Haim G. Ginnot

Construir un clima social nutritivo es muy importante para el desarrollo humano


y profesional del docente. Se relaciona con el escenario y las condiciones ambientales
en que se desarrolla la vida escolar. Una particularidad que ofrece la atmósfera social en
la escuela es que, a diferencia de la mayoría de las organizaciones, el destinatario de la
finalidad de la organización es a la vez parte de ella: la misión institucional de toda
escuela es la formación de personas, y estas son parte activa de la organización
(Casassus, 2000).

¿Qué es el clima social escolar?

Llamamos “clima social escolar” a la percepción que tienen los individuos de las
características del ambiente donde desarrollan sus actividades habituales. Implica el
conocimiento de las normas y creencias que forman parte del sistema escolar (Arón y
Milicic, 1999), de los alumnos respecto de su contexto escolar y de los profesores en
relación con su entorno laboral. Tanto las normas como las creencias poseen un gran
impacto sobre el comportamiento de quienes interactúan en el mismo espacio; por
ejemplo, la disposición a participar de un modo activo, el grado de compromiso, la
identificación con la institución.
Sobre la percepción que los docentes tienen sobre el tema, es enriquecedora la
investigación realizada por P. Murillo Estepa y S. Becerra Peña (2008). Coexisten en el
docente necesidades profesionales y necesidades personales, que desvelan aspectos
positivos y negativos claves que se estructuran en tres elementos fundamentales: los
institucionales, los personales (socioafectivos y cognitivoconductuales) y los del rol
profesional. Es necesario considerar estos elementos para potenciar el entorno más
conveniente.

Al hablar de aspectos positivos, nos referimos a “climas nutritivos”, que son


aquellos que generan ámbitos donde la convivencia social es satisfactoria. Las personas
sienten que es agradable participar, hay buena disposición para aprender y colaborar, se
percibe que las emociones pueden ser expresadas libremente, hay contención y todo
contribuye a que aflore la mejor parte de cada uno. Por el contrario, los aspectos
negativos se refieren a “climas tóxicos”, aquellos que contaminan el ambiente, donde
aflora la parte más negativa de las personas. Asimismo, en estos se invisibilizan los
aspectos positivos y parecen inexistentes, por lo tanto, existe una percepción sesgada
que amplifica los aspectos negativos y las interacciones intrincadas obstaculizan la
resolución de conflictos. Del mismo modo que podemos hablar de climas tóxicos y
nutritivos, también, los actores pueden describirse como nutritivos, tóxicos y hasta
invisibles. Es decir, hay quienes los contaminan, quienes los purifican y los hacen
crecer, y quienes tienen muy poco impacto sobre ellos (Arón y Milicic, 1999).

Elementos fundamentales que coexisten en la figura del docente:


1. Elementos institucionales. Son los que se vinculan con la cultura institucional y
condicionan el clima escolar: la comunicación, la organización, el liderazgo, el
reconocimiento, las normas, las metas, las funciones, la conformación de equipos de
trabajo, la gestión de los tiempos y espacios y el ejercicio del poder, entre otros. Entre
los elementos institucionales obstaculizadores del clima escolar, podemos nombrar los
problemas de comunicación, el autoritarismo, los desacuerdos, la escasez de tiempo y
de espacios adecuados, la sobrecarga de tareas y la desorganización, entre otros.

2. Elementos personales. Son los que condicionan el clima escolar favorablemente.


Sobresalen dos aspectos: los socioafectivos y los cognitivoconductuales. Entre los
primeros, se destacan la empatía, la confianza, la calidez, la comprensión, la alegría, el
amor y la afectividad. Entre los segundos, la capacidad de escucharse unos a otros, el
respeto mutuo, la tolerancia, la solidaridad, el apoyo emocional, la asertividad y la
proactividad. En el otro polo, se manifiestan los elementos negativos de la persona.
Entre los socioafectivos, la envidia, entendida como la expresión de celos profesionales;
el egoísmo, que reúne conceptos como el individualismo y la poca solidaridad; la
desconfianza; la autosuficiencia; la impersonalidad; y la apatía, que se refiere a la
indiferencia y el pesimismo en las relaciones. Entre los cognitivoconductuales, los
malos entendidos, la falta de diálogo o incomunicación, la falta de respeto, la
intolerancia, la poca aceptación o la incompatibilidad entre colegas, la inflexibilidad, los
rumores y las murmuraciones, las mentiras, la falta de honestidad y las calumnias.

3. Elementos propios del rol profesional. Son los que colaboran en brindar un clima
acogedor. Sobresalen la responsabilidad, el compromiso, la profesionalidad, el
aprendizaje, la participación, el trabajo en equipo y la vocación. Entre los elementos
obstaculizadores, la irresponsabilidad, la falta de compromiso y colaboración, la baja
participación e implicación, el incumplimiento, los desacuerdos, las rivalidades, entre
otros.

Potrebbero piacerti anche