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Escasez de recursos y conflictos

internacionales
Irene Fernández
Irene Fernández es Licenciada en Derecho, especialista en
política ambiental y colaboradora del Centro de Investigación
para la Paz (CIP)

Sinopsis:
Durante los últimos años, la relación entre los Estados ha
evolucionado desde concepciones realistas e individualistas hacia
actitudes orientadas a la cooperación. Este avance se aprecia
especialmente en política medioambiental.. La escasez de recursos
está ligada al germen y desarrollo de conflictos internacionales,
lo que puede comprobarse en determinadas regiones como Africa y
Oriente Medio, escenario de la llamada crisis del agua. Este
recurso, cada vez más escaso y vulnerable a la acción destructiva
del ser humano, se ha convertido en un factor determinante en
muchos de los conflictos de fin de siglo.
Sumario
El medio ambiente como problema global
La escasez, germen de violencia
La seguridad ecológica
Conflictos ambientales
La crisis del agua
La desregulación internacional
El agua en el punto de mira: Africa y Oriente Medio
Notas

El medio ambiente como problema global


Desde la creación del Estado-nación, en las relaciones internacionales se ha impuesto el principio de soberanía y
autonomía de los Estados, que deciden cómo se utilizan y conservan los recursos naturales que se hallan dentro de
sus fronteras. La crisis ambiental y el nuevo modelo de pensamiento ligado a la noción de ecosistema global han
hecho que gobernantes y sociedades tomen conciencia de los límites de los recursos naturales, y que consideren
necesario un nuevo modelo de gestión y conservación para lograr un uso y reparto de estos bienes más equitativo.

En las últimas décadas, se ha observado que al mismo tiempo que crece la población, disminuye la base de
recursos naturales, debido al abuso y degradación de su explotación. El medio ambiente es ahora uno de los
asuntos más importantes en todo tipo de negociaciones globales y regionales. El mundo se enfrenta por primera vez
con el desafío de crear normas internacionales para administrar los bienes comunes de todo el planeta. 1 Los
recursos naturales necesarios para toda la humanidad, llamados bienes comunales globales, son un asunto
fundamental en estas negociaciones internacionales Estos bienes son limitados y escasos, y su utilización y
conservación concierne a todos los países, sean desarrollados o en vías de desarrollo. Han de compartirlos de
forma racional y preservarlos en un marco de relaciones interdependientes. Además, como mantiene Hardin, si un
país no mide el uso colectivo de estos recursos, puede alterar el equilibrio del ecosistema.2

Debido a las nuevas amenazas ambientales, está en peligro la seguridad global. Mientras los realistas en política
internacional siguen rigiéndose por intereses económicos y geopolíticos, quienes defienden la cooperación
pretenden que se atienda a los derechos del conjunto de la sociedad y no de Estados particulares.
El Derecho Internacional Público ha experimentado una importante evolución hacia estas cuestiones globales, lo
que se refleja en tratados como la Ley del Mar, de 1982; el Protocolo de Montreal sobre la disminución de la capa de
Ozono, de 1990; el Convenio sobre la protección y utilización de los Cursos de Agua Transfronterizos y de los
Lagos, de 1992, entre otros. Si bien estos tratados suponen un paso adelante en la concienciación de los Estados,
aún queda mucho para que estas normas se apliquen. El reto al que debe hacer frente el Derecho Internacional del
Medio Ambiente es la aplicación y puesta en práctica de la legislación existente.3

El principio de soberanía nacional ha de dejar paso a la cooperación para hacer frente al impacto internacional de la
degradación ambiental. La teoría realista hace un análisis incompleto de problemas tan graves como el crecimiento
demográfico o el agotamiento de los recursos. Teniendo en cuenta la naturaleza conflictiva de las relaciones
internacionales4 , hay que avanzar hacia un régimen internacional basado en la cooperación en el conflicto.

Hasta ahora, los principales obstáculos son los siguientes:

· El conflicto entre los denominados países del Norte y los del Sur, división que responde a criterios de niveles y
calidad del desarrollo. Estos países plantean sus relaciones con los recursos naturales desde perspectivas,
necesidades y modelos de consumo muy distintos. Destaca el desequilibrio en lo que se refiere al acceso y
utilización de los recursos. El 80% de estos bienes está controlado por el 20% más rico de la población mundial.

· La soberanía sobre los recursos, irrenunciable para determinados Estados, porque la consideran vital para
asegurar su posición y controlar su seguridad.

· La falta de incentivos que fomenten la negociación entre Estados. Como afirma Prins, sólo cuando el problema
ambiental alcance un punto de no retorno, la comunidad internacional, que se guía por principios realistas, querrá
tomar medidas. Y entonces será demasiado tarde.5

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La escasez, germen de violencia


El Estado, como responsable de preservar el medio ambiente, ha de garantizar el acceso a unos recursos cada vez
más limitados, y mantener la seguridad. Los conflictos armados actuales se deben a un enfrentamiento entre
facciones por la toma del poder, la conquista de un territorio o el control de los recursos naturales. 6

Tanto los recursos renovables (agua, bosques) como los no renovables (minerales, petróleo) son limitados y
escasos. Además presentan una distribución asimétrica, entre los actuales habitantes del planeta, y entre ellos y las
generaciones futuras. El objetivo del desarrollo sostenible, que postulaba en 1987 la Comisión Mundial sobre Medio
Ambiente y Desarrollo, está aún muy lejos. En el Informe Brundtland se afirmaba : "La tensión ambiental es a la vez
causa y efecto de la tensión política y del conflicto militar...Es probable que esos conflictos aumenten a medida que
vayan escaseando estos recursos (ambientales) y se agudice la competencia en torno a ellos".7

Hay una serie de recursos, esenciales o estratégicos para la supervivencia y el desarrollo, como el agua o el
petróleo, que suelen ser motivo de numerosos conflictos armados. Cada vez es más frecuente que determinados
conflictos sociales deriven en violencia por efecto de la escasez ambiental. Y a la vez la escasez ambiental irá en
aumento a consecuencia de los conflictos violentos.

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La seguridad ecológica
Los Estados interactúan, bilateral o multilateralmente, para acceder a los recursos naturales. Necesitan conseguir
recursos externos para poder vivir y organizarse. Hay una creciente vinculación entre Estado, seguridad y medio
ambiente. En este contexto, es necesario ampliar la noción de conflicto en relación con la seguridad. Según la teoría
realista, la seguridad se entiende en términos militares. Ahora el concepto debe incorporar la variable ambiental. Así
ahora se habla de seguridad ecológica en política internacional.
El término seguridad es subjetivo, en el sentido de que las amenazas que percibe un determinado sector social, o un
Estado, pueden no coincidir con amenazas reales, y dinámico, en continuo cambio. Igual que conflicto no
necesariamente presupone violencia ni imposibilidad de cooperación. Entendido como algo connatural al ser
humano, el conflicto puede ser una de las fuerzas motrices del cambio.8 Según algunos autores, desde mediados de
los años 70 la geopolítica deja de girar en torno a la noción de enfrentamiento y se transforma en una disciplina de
paz, que se ocupa de la distribución equitativa de los recursos del planeta.9

Frente a la teoría del balance de poder entre los Estados como garantía de su seguridad e independencia, han
surgido otras que plantean la necesidad de configurar un orden mundial diferente, basado en la cooperación y en la
idea de la responsabilidad mutua practicada por una sociedad comprometida con la supervivencia. En este contexto
hablamos de seguridad en común o compartida. Estas ideas surgieron como reacción y consecuencia de la
amenaza nuclear de autodestrucción a que se vio sometida la Humanidad durante los años 80 especialmente,
continúa siendo válida para enfrentarnos a estos problemas ambientales.10

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Conflictos ambientales
La relación entre escasez de recursos, conflictos armados y destrucción ambiental se considera una de las raíces de
las guerras modernas. El Peace and Conflict Studies Program de la Universidad de Toronto, en colaboración con el
Program on Science and International Security de la American Association for the Advancement of Science de
Washington, el Canadian Centre for Global Security de Ottawa, y el International Security Studies Program de la
American Academy of Arts and Sciences, han realizado diversos proyectos de investigación sobre este asunto.

Entre 1990 y 1993, estas instituciones desarrollaron el Project on Environmental Change and Acute Conflict. Las
conclusiones fundamentales de sus estudios indican que la escasez de recursos renovables contribuye a generar
conflictos violentos en muchas partes del mundo en desarrollo. Es una variable que actúa junto con otras como la
vulnerabilidad del ecosistema, causas económicas, políticas, sociales, siempre que la degradación ambiental no
sobrepase un determinado límite de irreversibilidad, a partir del cual es ya una variable independiente, y puede
generar por sí sola un conflicto violento. La escasez ambiental puede dar lugar a enfrentamientos violentos que
provoquen la fragmentación del Estado o la agudización de su carácter autoritario, lo que puede originar grandes
movimientos de refugiados, dentro y fuera del país. Todo ello, finalmente, alteraría gravemente las relaciones de
este Estado en el contexto internacional y afectaría a la seguridad mundial.

Estos estudios indican que los conflictos violentos causados por la escasez de recursos suelen ser persistentes,
difusos y subnacionales. Durante las próximas décadas serán cada vez más frecuentes en los países en desarrollo,
sobre todo los que tengan como origen el agua dulce, los bosques, la pesca y la tierra cultivable. El proyecto titulado
Environmental Scarcities, State Capacity and Civil Violence (1994-1996) estudia la relación entre la degradación
ambiental de un país, el debilitamiento y fragmentación de sus instituciones básicas, y los enfrentamientos violentos
que pueden originarse.

En Environment, Population and Security (1994-1996) se plantea la relación entre el crecimiento de la población, la
escasez de recursos renovables, las migraciones y los conflictos violentos, basándose en el estudio de casos
concretos, especialmente en las regiones en desarrollo. Una de las conclusiones es que las interacciones entre la
escasez ambiental, el rápido crecimiento de la población y los movimientos de refugiados tienen serias
implicaciones en la política exterior y la seguridad nacional de los grandes Estados industrializados, dado que
afectan a Estados con un gran número de habitantes, como China, India, Brasil, Indonesia o México ; afectan a
Estados en regiones clave, como Oriente Medio, Norte de África, Sur de Asia, América Central y el Caribe ; y/o
provocan una situación de emergencia humanitaria compleja, allí donde el grado de sufrimiento humano es tal que
justifica una acción de asistencia internacional, como es el caso de la zona de los Grandes Lagos en África
Subsahariana.11

Al ser la seguridad global la que está en juego, es la sociedad internacional la que debe adoptar nuevas prácticas y
dar especial importancia a la cooperación, con el fin de reducir la escasez de recursos, controlar el crecimiento de la
población, distribuir equitativamente la riqueza de y entre los distintos pueblos y avanzar hacia un desarrollo
sostenible.

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La crisis del agua
El agua cubre más del 70% de la superficie total del planeta. Un 97% es agua salada y tan sólo un 3% es agua
dulce. El declive de los ecosistemas de agua dulce se está convirtiendo en un problema importante que puede ser
causa de numerosos conflictos en y entre Estados, y que puede afectar a regiones donde este bien es escaso,
como Oriente Medio. Este recurso natural se encuentra al límite de su explotación, ya que, aunque es renovable,
también es limitado y muy vulnerable a los efectos de la acción humana. Hasta ahora, como era considerado un
recurso inagotable y con un acceso sólo limitado por las técnicas de ingeniería, ha sido sometido a prácticas de
consumo irresponsables.

El consumo mundial de agua tuvo un vertiginoso crecimiento desde 1950. El aumento general del nivel de vida en
todo el mundo hizo que la demanda de agua creciese más rápido que la población. El sector agrícola utiliza un 69%
del agua, el industrial un 21%, en usos urbanos se emplea el 6% y las pérdidas de embalses se calculan en un
4%.12 El mayor porcentaje de utilización del agua, tendencia que va en aumento, se destina a la irrigación. Durante
este siglo la cantidad de agua usada para el riego en la agricultura se ha multiplicado por diez. Es un proceso en el
que se desperdicia mucha agua, ya que una gran parte no llega a su destino o resulta contaminada antes de volver
al acuífero o al sistema fluvial superficial en donde se reintegra. También puede producir importantes daños
ambientales, pero bien gestionado, si se evitan las pérdidas innecesarias, puede dar beneficios, ya que
generalmente aumenta e intensifica la productividad de las cosechas. Durante los próximos 30 años, un 80% de los
alimentos para el aumento de población previsto, provendrá de la agricultura irrigada. De los 5.600 millones de
personas que constituyen la población mundial, más de 1.000 millones no tienen acceso a agua limpia y salubre,
mientras que otros 1.700 millones carecen de acceso a medios de saneamiento adecuados.

Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), en 1986, el agua insalubre causaba la muerte de 27.000
personas diariamente en el mundo. Veintiséis países, en su mayoría de Africa y Oriente Medio, aunque también
algunos europeos como Holanda, son deficitarios en agua. Muchos de ellos poseen elevadas tasas de crecimiento
demográfico, lo que agudiza sus problemas de suministro13.En algunas regiones la disponibilidad de este recurso ya
ha alcanzado la denominada barrera del agua, que define el uso mínimo aproximado del agua necesaria para un
buen nivel de vida en una nación desarrollada moderadamente eficiente, estimado en 1.000 metros cúbicos por
persona y año. Algunos países ven afectado su desarrollo industrial por la falta de agua dulce. En ocasiones esta
escasez es la causa principal y única de su estancamiento económico. Este hecho aumenta las tensiones entre
naciones con abundancia de agua y naciones con escasez. Redistribuir económicamente el agua, un recurso sin
sustitutos, resulta difícil.

La denominada crisis del agua afecta especialmente a determinadas regiones del planeta, como el Norte de África,
Oriente Medio, China. Se trata de una crisis con efectos locales, aunque con implicaciones en la seguridad y política
regionales, que tiene impacto en zonas áridas o semiáridas, con un alto índice de crecimiento de población.
Presenta un carácter multifacético, en el sentido de que, dependiendo del país o región de que se trate, variarán sus
efectos : mientras en las megaciudades del Tercer Mundo conlleva grandes problemas de saneamiento y
salubridad de las aguas, en otros lugares más desarrollados frena o impide el crecimiento industrial. Implica grandes
cambios sociales y pone a prueba la capacidad de las sociedades afectadas para adaptarse y resolver los
prácticamente inevitables conflictos internos que surgirán como consecuencia del cambio.

El factor determinante es la escasez del recurso, pero también influyen otras circunstancias como la aridez del
terreno, la sequía, la desecación de zonas húmedas o el aumento de demanda. Todos estos factores pueden actuar
conjuntamente. Los dos primeros están relacionados fundamentalmente con el clima, mientras que en los últimos la
acción humana resulta decisiva. Los países desarrollados y los no desarrollados se enfrentan a este problema de
forma muy distinta : unos pueden hacer grandes inversiones en tecnología y gestionar modernos sistemas de
tratamiento y reutilización del agua. Para otros, no hay otra posibilidad que limitar poco a poco el consumo de agua
dulce hasta el máximo, lo que implica un desarrollo menor, o consumen agua ya utilizada sin depurar, con los
riesgos que conlleva.

"En la política del poder está la raíz del conflicto", afirma Gleick. Quien tiene el control sobre un recurso escaso,
como el agua, tiene poder. De esta manera, este bien puede ser objetivo de acciones militares en disputas por el
poder político y económico. Además, como el agua es un recurso que fluye y no respeta fronteras, suele ser un bien
compartido por distintos actores y poderes.

El 47% de la extensión de tierra poblada en el planeta se sitúa en las cuencas de ríos internacionales y casi 50
países de los cuatro continentes tienen más de tres cuartos de su extensión total en dichas cuencas. Hay 217
cuencas internacionales, compartidas por varios países, incluyendo 57 en Africa y 48 en Europa14. Esto quiere decir
que casi el 40% de la población mundial vive alrededor de ríos internacionales. Dos mil millones de personas
dependen de una cooperación, por ahora casi inexistente, que les asegure el suministro compartido de ese recurso
vital. El agua dulce ha estado y está presente en numerosos conflictos entre países, ya sea como causa, medio o
fin. "Luchamos por tener acceso al agua, usamos el agua como instrumento y arma de guerra, y tomamos como
objetivos las instalaciones hidráulicas de nuestros enemigos".

El agua como elemento de conflicto

- Agua como causa: la relación entre la disponibilidad de agua de un país, su población y el nivel de desarrollo deseado
puede generar tensiones entre países con mayor o menor poder sobre este recurso.

- Agua como medio: cada vez es mayor la utilización de instrumentos no militares con fines bélicos. En la tentación de
utilizar el agua de esta manera influye la mayor o menor vulnerabilidad de un país a la interrupción de su suministro, así
como su situación .

- Agua como fin: cuanto mayor es la escasez de agua en una región o un país, mayor valor tienen sus sistemas de
recursos hidráulicos como objetivos de agresión militar.

Fuente: P.H.Gleick, "Amarga agua dulce...".

Para valorar en qué medida un país es vulnerable a los conflictos que tienen su origen en la escasez de agua hay
que tener en cuenta también sus posibilidades de suministro, su demanda, el origen del abastecimiento, la
dependencia de energía hidroeléctrica y sistemas de riego, así como la solidez de su sistema político e institucional.

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La desregulación internacional
A medida que la población crezca y los recursos hídricos escaseen, los conflictos por el agua se intensificarán, a
menos que se alcancen acuerdos internacionales para la gestión compartida de estos recursos. Como las más
importantes cuencas fluviales del mundo atraviesan varios países, los acuerdos sobre gestión y protección de los
recursos de agua dulce suelen darse a este nivel.

Entre los países desarrollados existe una mayor regulación, que ayuda a gestionar los eventuales conflictos, cuyo
origen son disputas sobre los recursos. En los países en desarrollo, en cambio, ocurre lo contrario. Los Estados
cuyo abastecimiento de agua depende únicamente de la buena voluntad de sus vecinos, al encontrarse la fuente del
recurso fuera de sus fronteras, están en una posición débil a la hora de negociar acuerdos, sobre todo en
situaciones de escasez. En la Unión Europea existen regulaciones en relación con los recursos hídricos
compartidos, especialmente sobre la calidad del agua, que restringen los derechos de los países dentro de sus
fronteras. El hecho de que en este espacio se acepte esta legislación transnacional restrictiva da esperanzas sobre
la posibilidad de que iniciativas similares funcionen en otras áreas del mundo.

A escala global, las dificultades son mayores. Hasta ahora el Derecho Internacional Ambiental se ha ocupado de
regular la protección de los recursos naturales a posteriori, es decir, trata de limitar los daños ecológicos que se
derivan de conflictos o guerras. Ahora ya es necesaria la prevención. Al realizar una revisión cronológica de los
instrumentos jurídicos que se han elaborado durante las últimas décadas, se aprecia un creciente interés por regular
y proteger los ecosistemas de agua dulce. Algunos avances son los siguientes :

o La Década Hidrológica Internacional, coordinada por la UNESCO, 1965.


o En 1966 la Asociación de Derecho Internacional (ILA) elaboró las Normas de Helsinki, y
presentó unos principios generales de aplicación a los recursos hídricos, como el de equidad,
sobre la utilización y reparto equitativo de los beneficios del agua.
o En la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano (UNCHE), celebrada en Estocolmo en
1972, la Comisión de Derecho Internacional (ILC) reafirmó la política de la ONU, que defiende
que cada nación tiene el derecho soberano de formular sus propias políticas ambientales, pero
especifica que no han de causarse daños a otros países que también utilicen el recurso.
o En 1977, se celebró la Primera Conferencia Mundial del Agua, convocada por la ONU, en Mar
del Plata (Argentina).
o En 1979, el Instituto de Derecho Internacional elaboró la llamada Resolución de Atenas sobre el
Derecho Internacional y la Contaminación de Ríos y Lagos.
o En la década de los años 80, la ONU inauguró la Década Internacional del Abastecimiento y
Saneamiento de Agua Potable. El propósito era dotar de sistemas de saneamiento y de acceso
a agua limpia a 500.000 habitantes del planeta. No se logró este objetivo. Según la ONU, en
1990 la situación era peor que diez años antes.
o En 1984, Mostafa Tolba, director ejecutivo del PNUMA (Programa de la ONU para el Medio
Ambiente) reconoció : "La seguridad nacional y global está en juego", en relación con la
creciente presión sobre los ecosistemas de agua dulce. En 1986, el PNUMA lanzó el programa
Environmental Sound Management of Inland Water Resources (EMINWA), con el objetivo de
ayudar a los países que comparten recursos hídricos a desarrollarlos y explotarlos de una forma
sostenible.
o En la década de los 90, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) ha presentado un Programa para el Desarrollo Sostenible del Agua y la
Agricultura.
o La Ley de Usos No Navegables, fruto de la Comisión de Derecho Internacional, que fue
adoptada de forma provisional en 1991, desarrolla una serie de principios interesantes como : la
utilización equitativa del agua ; el deber de evitar perjuicios a otros Estados que consumen agua
del mismo curso fluvial ; la obligación de intercambiar información : la posibilidad de una gestión
cooperativa de los recursos hídricos ; el deber de resolver las disputas de modo pacífico.

De cualquier modo, los expertos coinciden en que son muchas las deficiencias del Derecho Internacional en este
campo, y creen necesario que un organismo supranacional interprete estos principios de forma unificada y asuma
responsabilidades en el problema del agua. Incluso se ha propuesto la elaboración de una Ética del Agua, entendida
como "una guía para corregir o rectificar nuestra conducta cuando hay que abordar decisiones complejas sobre los
sistemas naturales que no somos capaces de entender plenamente"15.

El Banco Mundial cree que puede desempeñar un papel muy importante, sobre todo en lo relacionado con
cooperación regional, en el área conocida como MENA (Middle East and North Africa). Ya ha lanzado algunas
iniciativas en la región, como la creación del Comité de Consejeros para Oriente Medio, y ha colaborado con países
como Marruecos, Túnez, Egipto, Jordania e Israel en el desarrollo de estrategias nacionales de gestión ambiental y
planes de acción.

Fuentes: Guy Le Moigne, K.William Easter, Walter J.Ochs, Sandra Giltner (eds.), Water Policy and Water Markets,
World Bank Technical Paper number 249, 1993; A strategy for managing water in the Middle East and North
Africa,World Bank, 1994; John Cavanagh, Daphne Wyshan, Marcos Arruda (eds.), Alternativas al orden económico
global: más allá de Bretton Woods, Icaria, Barcelona, 1994.

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El agua en el punto de mira: Oriente Medio y Africa


En la actualidad son ya varios los países del área geográfica de Oriente Medio y Norte de África inmersos en la
crisis del agua. Hay tres grandes ejes fluviales que, al ser compartidos por numerosos Estados, son foco
permanente de tensiones entre ellos. En la cuenca del río Nilo los enfrentamientos por el agua conciernen
básicamente a Egipto, Sudán y Etiopía. Las aguas de los ríos Tigris y Éufrates discurren por Turquía, Irak y Siria. El
río Jordán, con sus afluentes, Yarmuk, Banias y Hasbani), y el río Litani, son fuente de inestabilidad en la zona de
Líbano, Siria, Israel y Jordania.
Expertos del Centro Internacional de Estudios Estratégicos Internacionales de Washington aseguran que "hacia
principios del siglo XXI la pugna por los limitados recursos hidráulicos puede agravar los de por sí frágiles vínculos
entre los Estados de la región, y provocar un clima de agitación sin precedentes"16.En 1979 el entonces presidente
egipcio Anuar Sadat declaraba : "El único asunto que podría llevar a Egipto a la guerra, otra vez, es el agua...". Y en
1990, el rey Hussein de Jordania coincidía con este planteamiento.

* El Nilo

Mientras Etiopía controla el 85% de las aguas del nacimiento del Nilo, Sudán y, especialmente Egipto, se
encuentran en una situación geográficamente más desfavorecida. Pero Egipto, con una mayor estabilidad política y
económica que sus vecinos, es capaz de combatir su vulnerabilidad geográfica y situarse en una posición
dominante en la región. Los altos índices de crecimiento de la población en estos países, en Egipto se prevén 75
millones de habitantes para el año 2000) hacen que las provisiones de agua sigan disminuyendo y la oferta sea
cada vez más escasa. Según algunos expertos, sin embargo, el problema más importante al que han de hacer
frente estos países es la impredecibilidad del caudal del río, alternándose largos períodos de sequía con otros de
inundaciones17. Además, los países de esta cuenca comparten una deuda externa de 80.000 millones de
dólares18,lo que hace necesaria la ayuda económica y financiera por parte de organizaciones internacionales. Pero
para ello tienen que llevarse a cabo, primero, acercamientos de posiciones entre todas las partes, algo que,
teniendo en cuenta la inestabilidad política en la región, no parece fácil.

De todos modos, un hecho importante es que ésta es la única región en que se ha llegado a un acuerdo bilateral
entre dos países ribereños, Egipto y Sudán, sobre la gestión de sus recursos hídricos compartidos, en el caso del
Nilo. El acuerdo se firmó el 8 de noviembre de 1959 y distribuía el caudal estimado del río. Una Comisión
Internacional entre los dos países se encargará de las disputas adicionales.

*El Tigris y el Eufrates

Las fuentes de estos dos ríos se encuentran en un mismo Estado, Turquía, que es el único de la región que no
presenta de momento una situación crítica en cuanto a la capacidad de abastecimiento de agua. Siria e Irak
comparten también estas cuencas fluviales, pero aquí se da la situación inversa a la del Nilo. Geográficamente,
Turquía, igual que sucedía con Etiopía, se encuentra en una posición ventajosa con respecto a Irak y Siria, pero con
la diferencia de que, al ser un Estado política y económicamente más fuerte que sus vecinos, está en condiciones
de explotar con éxito esa privilegiada situación geográfica, lo que Etiopía no puede hacer.

En esta zona no existe ningún tratado sobre la gestión compartida de estos recursos, pero es importante destacar la
existencia de un gran proyecto hidráulico. Es el Proyecto de Anatolia del Sudeste, única región turca que padece
escasez de agua, o GAP, que son las siglas de Guneydagu Anadolu Projesi. Se compone de 13 subproyectos: seis
en el Tigris y siete en el Eufrates; la construcción de 21 embalses y 19 centrales hidroeléctricas. Está financiado por
Turquía 19 . Este plan aumenta la sensación de dependencia de países como Siria o Irak con respecto a Turquía.
Los países árabes consideran un acto beligerante la construcción del gran embalse Atatürk.

Turquía también lanzó, aunque sin éxito, la idea de construir lo que llamó el Acueducto de la Paz, que transportaría
agua desde los ríos Seyhan y Ceyhan hasta Siria, Jordania, Arabia Saudí y los países del Golfo Pérsico. Se llevaría
agua potable a más de 15 millones de personas. Los países árabes rechazaron el proyecto, con el fin de evitar la
excesiva dependencia de Turquía. Además, consideraban que el coste era muy elevado. Turquía ha utilizado y
seguirá utilizando su poder sobre el agua para negociar con sus vecinos más próximos: con Irak, sobre todo a
cambio de petróleo y con Siria, a cambio de que dejen de apoyar a los independentistas kurdos.

*El Jordán y el Litani

La cuenca del río Jordán abarca parte de los territorios ocupados por Israel (Cisjordania y los Altos del Golán),
territorio jordano, y la parte suroeste de Siria. Este área padece una grave escasez de agua y sufre una crisis de
gestión y protección del recurso. Todo está relacionado, en un contexto conflictivo complejo: la cuestión de la
ocupación de territorios por parte de Israel es política, económica, y estratégica. Este país protege celosamente sus
aguas, acaparadas tras constantes enfrentamientos con Siria, Jordania, el Líbano. Se ampara para ello en la
doctrina sionista, según la cual el pueblo judío debe "hacer florecer el desierto", lo que le lleva a esgrimir supuestos
derechos sobre la utilización del recurso.
Un ejemplo significativo de la importancia que se da al problema es el Embalse de la Unidad, proyecto conjunto de
Jordania y Siria sobre la utilización de las aguas del río Yarmuk, principal afluente del Jordán, que Israel amenazó
con bombardear si se llevaba a efecto. En cuanto al río Litani, nace y fluye íntegramente en el Líbano y su agua es
utilizada por este país fundamentalmente para generar energía hidroeléctrica. Debido a su bajo grado en sal, es una
fuente atractiva de agua potable. Pero al alimentar, en parte, las aguas del río Hasbani, que van a parar al río
Jordán y a la zona de seguridad israelí, en el sur del Líbano, la cuestión se complica.

El Líbano no tiene todavía que afrontar graves problemas de suministro de agua, y Siria, por su parte, recibe una
importante cantidad de su suministro de los ríos Eufrates y Yarmuk. Pero Israel, Jordania y los territorios ocupados
se encuentran en una situación crítica, al haber agotado prácticamente todos sus recursos convencionales.

* El agua: factor clave en la ocupación de territorios

En Israel los principales problemas son la sobreexplotación del recurso y la mala gestión, provocadas a su vez por
la falta de coordinación entre instituciones. Gran parte de las provisiones de agua dulce de este país tienen su
origen en los acuíferos subterráneos, como el de la Montaña Yarkon/Taninim en la parte oeste de Cisjordania, y el
acuífero costero en la parte de Gaza. Pero además, al ir agotándolos, ha tenido que ir desarrollando un amplio
sistema de reutilización de aguas residuales que, de hecho, es el más grande del mundo. Israel dedica un alto
porcentaje del agua que consume a actividades de riego,20 técnica que ha desarrollado y perfeccionado
constantemente para aplicarla a su agricultura, aunque paradójicamente este sector sólo representa el 7, 6 % de su
Producto Nacional Bruto (PNB).

En Cisjordania la situación es distinta21.La población árabe es totalmente dependiente del agua subterránea y la
distribución del recurso entre palestinos e israelíes no es en absoluto equitativa. Israel ha impuesto un sistema de
control en cuanto a la explotación de acuíferos : ha concentrado todo el poder sobre el agua en manos de sus
autoridades ; ha fijado prohibiciones ; ha establecido autorizaciones y expropiaciones22. Desde 1967, las autoridades
sólo han concedido 34 permisos para perforar nuevos pozos. Esta situación ha provocado que numerosos
palestinos de Cisjordania dejen el campo, dado que no pueden seguir viviendo de la agricultura, y se instalen en las
ciudades, lo que contribuye a generar un ambiente de tensión entre los propios palestinos, al tener que luchar por un
puesto de trabajo.

Según fuentes palestinas, este pueblo sólo consume una quinta parte de su propia agua 23. Mientras los colonos
israelíes pueden perforar sus pozos hasta 800 metros de profundidad, los palestinos no pueden descender más de
120 metros, con lo que el nivel de salinidad de su agua es mucho más alto. En 1990, según cifras de las propias
autoridades israelíes, los palestinos de Cisjordania consumían 119 metros cúbicos de agua per capita, mientras el
consumo de los israelíes ascendía a 354 metros cúbicos.

El sistema de tarifas por consumo de agua en Israel y los territorios también afecta de forma distinta a palestinos y
judíos. Con la gestión y mantenimiento de los recursos hídricos en manos de la compañía israelí Mekorot desde
1982, se ha estimado que un palestino paga su agua a esta compañía entre dos, según fuentes israelíes, y cinco,
según fuentes palestinas, veces más cara que un israelí.

En la franja costera de Gaza la situación es crítica, como consecuencia de la combinación de una serie de
elementos: el crecimiento de la población, una economía basada en la agricultura intensiva, la propia vulnerabilidad
del ecosistema de agua dulce, y una distribución del recurso en absoluto equitativa. La escasez del agua ha
empeorado las condiciones socioeconómicas y ha provocado quejas de la población, que contribuyen al clima de
violencia que se vive contra Israel y entre los propios palestinos.

En esta zona las cuotas de explotación de acuíferos por parte de los palestinos quedaron congeladas a los niveles
de 1967, a raíz de la ocupación israelí24. Además, la desigualdad en el pago de las tarifas es alarmante: los
palestinos pagan unas veinte veces más que los colonos israelíes, que reciben subsidios de su gobierno, por el
consumo del agua. La mayoría de la provisión de agua dulce de Gaza proviene de su acuífero subterráneo, que ha
sido sobreexplotado durante más de 20 años, generándose altos niveles de salinización por intrusión de agua del
mar. La baja calidad del agua se ha convertido en un grave problema de salud pública. Gaza se enfrenta a la
necesidad de conseguir provisiones adicionales, ya sea de fuera de la zona o a través de sistemas de desalinización
y/o reutilización. Para el año 2000, cuando la población de Gaza alcance la cifra de un millón de habitantes, ya no se
podrá consumir su agua.25 En los Altos del Golán, territorio sirio anexionado por Israel en 1967, la distribución del
agua está monopolizada también por Mekorot, con las consiguientes desigualdades en el acceso al recurso y el
pago por su consumo entre colonos y árabes.
* Del enfrentamiento al diálogo

En 1993 se presentó una propuesta para desarrollar el Plan Regional del Agua, preparada por un equipo ipalestino-
israelí, del Israel/Palestine Center for Research and Information (IPCRI), teniendo en cuenta los tres sistemas
fluviales principales en disputa: el acuífero de la Montaña, en Cisjordania; el acuífero de Gaza; y la cuenca del río
Jordán. Se trataba de investigadores israelíes y palestinos, que presentan estudios y propuestas paralelas a las
conversaciones oficiales, e intentan aportar una contribución importante al proceso de paz entre los dos pueblos.
Aunque no representan las posiciones oficiales de las partes en conflicto, proponen una serie de Principios para una
cooperación en la utilización de los recursos de agua compartidos, así como una Guía de acción para llevarlos a
cabo. Estos principios se basan en la distribución equitativa y en la comunidad de intereses, conceptos que derivan
del Derecho Internacional, pero que no son de obligado cumplimiento y aplicables tanto a los recursos de agua
superficiales como subterráneos 26.

Ya en el pasado, entre 1953 a 1955, el embajador de EEUU Eric Johnston intentó alcanzar acuerdos multilaterales
en Oriente Medio. El Plan Johnston fijaba un sistema de cuotas para los Estados que compartían las aguas del Mar
de Galilea (o Lago Tiberias). Además, el desarrollo del Plan se llevaría a cabo por una Comisión Internacional. El
objetivo era conseguir una distribución equitativa, económica y eficiente del recurso. Se negociaron intensamente
las cuotas de cada país pero, aunque dicho Plan fue aceptado por sus equipos técnicos, no fue ratificado ni por el
Consejo de la Liga Árabe ni por el Gabinete israelí, por razones políticas. ¿Cómo iban a firmar los árabes, Siria,
Líbano, Jordania, un acuerdo con un país al que ni siquiera reconocían? Por lo tanto, nunca se llevó a efecto, pero
demuestra que si una vez lograron ponerse de acuerdo las partes en conflicto, pueden volver a hacerlo en el futuro.

* La paz en Oriente Medio: cuando las aguas vuelvan a su cauce

El futuro de la crisis del agua en esta región y, especialmente, la resolución del conflicto palestino-israelí depende en
gran medida de que se instauren nuevas fórmulas de cooperación y de gestión del agua por parte de los países
implicados. Hasta hace poco tiempo ninguno de los Estados de la región aceptaba que el agua era un elemento
económico y estratégico que, por su escasez, debía ser considerado tan preciado como el petróleo, o más. Pero el
tema se aborda en la agenda de las conversaciones multilaterales, hasta el punto de que ningún acuerdo global de
paz sería válido ni efectivo si no incluyese un acuerdo sobre los recursos hídricos de la región.

o El 30 de octubre de 1991 se celebró en Madrid la Conferencia de Paz para Oriente Medio, en la


que por primera vez se sientan juntos a negociar delegaciones de Israel, el Líbano, Siria y
Jordania-Palestina. Desde entonces, varias rondas de negociación han tenido lugar en distintas
partes del mundo, con el propósito de acercar a las partes en un conflicto cuyos elementos clave
son las fronteras y el agua.
o El 14 de mayo de 1992, en Viena, se negociaron principios concretos de aplicación al conflicto:
se consideró esencial el enfoque cooperativo y el intercambio de información y datos
hidrológicos entre los países de la cuenca compartida. La delegación palestina acusó
formalmente a Israel de estar robándoles el agua desde 1967, utilizando un 80% del suministro
de los territorios de Gaza y Cisjordania. Egipto había alertado, días antes, de un supuesto Plan
Maestro de Israel para apoderarse de la mayoría de los acuíferos de la región 27.

o En Washington, el 13 de septiembre de 1993, se rubricó la Declaración de Principios Palestino-


Israelí, que contiene ciertas alusiones al tema del agua, aunque lo trata de una forma tangencial.
Se pueden destacar el artículo 7.4, que prevé la posibilidad de creación de una Autoridad
Palestina del Agua, y el Anexo III que destaca la necesidad de cooperación en este tema.

o En los Acuerdos de El Cairo, de 4 de mayo de 1994, se encomendó a la Autoridad Nacional


Palestina (ANP) la gestión de la tierra, el subsuelo y las aguas territoriales bajo su jurisdicción
(art. V.1), aunque el aprovisionamiento de agua para las colonias e instalaciones militares
israelíes, los sistemas hidráulicos y los recursos situados en el interior quedaron fuera de sus
competencias.

o El 26 de octubre de 1994 se firmó el Tratado de Paz Jordano-Israelí, en el que se incluyó un


artículo (el 6) dedicado plenamente a la gestión compartida del agua. Se prevén, además,
proyectos de cooperación regional e internacional.
o En el Acuerdo Provisional entre la ANP y el Gobierno de Israel, de 28 de septiembre de 1995,
Israel reconoció (anexo III, art.40) los derechos de los palestinos sobre el agua, pero relegó las
negociaciones sobre el tema a futuras discusiones sobre el Estatuto Permanente. Destaca la
creación de un Comité Conjunto para el Agua, con el objetivo de gestionar y ejecutar la política
de aguas protegiendo los intereses de ambas partes, aunque hasta ahora sólo se ha reunido
dos veces. Las decisiones, en este Comité, se toman por consenso, por lo que el desacuerdo de
uno sólo de sus miembros es suficiente para bloquear cualquier proyecto.

La cuestión del agua había ido adquiriendo, así, una importancia creciente en las negociaciones. En medios de
comunicación internacionales aparecieron titulares como: "La paz en Oriente Medio sin un pacto sobre el agua sería
un espejismo"28. Lo que analistas y expertos internacionales sobre el tema calificaban de "un asunto de vida o
muerte"29, se reflejaba también en declaraciones de las partes. Antes de firmar el acuerdo, Ahmed Qurie, jefe de la
delegación palestina en las negociaciones declaraba: "El tema del agua determinará el destino de la futura Entidad
Palestina".

Pero poco después de ese Acuerdo Provisional y de estas declaraciones, el 4 de noviembre de 1995 el primer
ministro Israelí, Isaac Rabin, murió asesinado. Este hecho supuso un tremendo golpe para el proceso de paz que,
desde entonces, y como consecuencia de la llegada al poder del partido conservador Likud, ha sufrido un cierto
retroceso. El tema del agua, como el resto de los abordados en las negociaciones durante los últimos años, ha
quedado paralizado, pero no por ello deja de ser crucial para cualquier futura solución del conflicto de Oriente
Medio.

La población mundial no deja de crecer, mientras devasta tierras, contamina aguas y otros recursos cuya
conservación es crucial para su supervivencia. La causa de numerosos conflictos armados actuales es la lucha por
unos recursos naturales cada vez más escasos. Su distribución desigual, tanto a nivel global como regional o local,
provoca la rebelión de los más desfavorecidos en el reparto. Debido a esta escasez, surgen tensiones entre países,
pueblos, o regiones, que suelen degenerar en enfrentamientos violentos. Ejemplos como el del petróleo en la guerra
del Golfo, o el agua en Oriente Medio, indican la necesidad real de una cooperación institucional, que haga posible
el reparto y gestión de forma sostenible de los recursos para la población actual y las generaciones futuras del
planeta.

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Notas
1.- Hilary F.French, "Una acción de gobierno global para el medio ambiente", La situación en el mundo 1992,
Apóstrofe/CIP, Barcelona, 1992, p.261 .

2.- Garrett Hardin, "The Tragedy of the Commons", Science, nº162, 1968, pp. 1241-1248.

3.- Ver Francisco Rey Marcos, "La dimensión ambiental en las relaciones internacionales", Anuario CIP
1992/1993, Icaria, Barcelona, 1993, pp. 215-234.

4.- Idea expresada por autores como Rafael Grasa, "Los conflictos "verdes": su dimensión interna e
internacional", Ecología Política, nº8, Fuhem/Icaria, Barcelona, 1994, pp.25-40;y Alberto Piris, "Apuntes para una
clasificación de los conflictos", Anuario CIP 1996, Fuhem/Icaria, Barcelona, 1996, pp.21-39.

5.- Gwyn Prins, "Politics and the Environment", International Affairs, vol.66, nº4, octubre 1990, p.729.

6.- Mariano Aguirre, Los días del futuro, Icaria, Barcelona, 1995, p. 168.

7.- Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo, Nuestro Futuro Común, Alianza, Madrid, 1988, p. 343.

8.- Rafael Grasa, Los conflictos verdes, pp.31-32.

9.- Geoffrey Parker, "Continuidad y cambio en el pensamiento geopolítico occidental durante el siglo XX", Revista
Internacional de Ciencias Sociales, nº127, Unesco, París, Marzo 1991, pp.21-34.
10.- Sobre la idea del "destino común" ver Robert Jay Lifton, "Hacia un Ethos de la época nuclear", La edad
nuclear, Fondo de Cultura Económica, México, 1987, pp.371-372. Sobre la "seguridad en común o compartida" ver
el documento de la Comisión Independiente11 Sofía Cadenas y María Gilabert, "Zaire ante el colapso"
Papeles, Cuestiones internacionales de Paz, Ecología y Desarrollo, nº59/69, Icaria, Barcelona, 1996.

11.- Sofia Cadenas y María Gilabert, "Zaire ante el colapso", Papeles: cuestiones internacionales de paz, ecología y
desarrollo, nº 59/69, Icaria, Barcelona, 1996

12.- Son datos expuestos y analizados en Leif Ohlsson (ed.), Hydropolitics- Conflicts over water as a development
constraint, Zed Books & University press, Londres/Nueva York & Dhaka, 1995.(ver especialmente los artículos
"Introduction: The role of water and the origins of conflict" -Leif Ohlsson- y "Looming water crisis: New approaches
are inevitable" -Malin Falkenmark & Jan Lundqvist).

12.-Son datos de J. Christmas y de C. de Rooy, citados por Peter H. Gleick en "Amarga agua dulce: los conflictos
por recursos hídricos", Ecología Política, nº 8, Fuhem/Icara, Barcelona, noviembre 1994

13.-Ver tabla comparativa de países en Sandra Postel, "La batalla contra la escasez del agua", La situación en el
mundo. 1993, Apóstrofe/CIP, Barcelona, 1993, p.57.

14.-Son cifras de Naciones Unidas, Register of International Rivers, Pergamon Press, Oxford, 1978; citadas y
comentadas por R.Clarke en Water:the international crisis, pp.91-94

15.-Ver en Sandra Postel, Last Oasis: facing water scarcity, W.W.Norton, Nueva York/Londres, 1992, pp.183-191(el
capítulo titulado "A water ethic").

16.-El Pais, 13 de mayo de 1992

17.-Ver un análisis más profundo de la situación en Natasha Beschorner, "Water and Instability in the Middle
East", Adelphi Paper 273, The International Institute for Strategic Studies (IISS), Londres, 1992, pp.68-70.

18.-Datos citados y analizados por Joyce R. Starr, en "Water Wars", Foreign Policy, Nº82 , Carnegie Endowment for
International Peace, Washington D.C., 1991.

19.-Datos citados en "El Agua: recurso escaso, fuente de conflicto", Anuario CIDOB, Fundació CIDOB, Barcelona,
1996, p.549.

20.-Aproximadamente la mitad de sus tierras de cultivo son irrigadas, según el estudio de N.Beschorner, Water &
Instability..., p.12.

21.-Un análisis interesante sobre la situación de los recursos hídricos en los territorios ocupados se puede encontrar
en Sodepaz/Palestinian Hydrology Group, "Situación en el presente y desarrollo futuro de recursos hídricos en
Cisjordania y la franja de Gaza (Palestina)", Cuadernos África-América Latina, Serie Documentos nº5, Sodepaz,
Madrid, Julio 1996.

22.-Es importante lo establecido en la Orden Militar nº92 respecto a la jurisdicción sobre el agua. El oficial israelí
responsable asume todo el control sobre los recursos de agua.

23.-Ver el informe "La tierra y el agua. Destrucción de los recursos naturales y humanos en Palestina", Cuadernos
Palestinos, Amigos de Palestina (ed.), Salamanca, 1989.

24.-La Orden Militar nº158, no aplicable a los colonos judíos, prohibe a la población palestina de Gaza la perforación
de nuevos pozos o la rehabilitación de los ya existentes sin permiso oficial de las autoridades israelíes.

25.-Joyce R. Starr, "Water Wars", p.26.

26.-Para un análisis más profundo sobre estas propuestas ver, fundamentalmente, IPCRI, A Proposal for the
Development of a Regional Water Master Plan, Jerusalén, Octubre 1993.
27.-El Mundo, 13 de mayo de 1992.

28.-Financial Times, 8 de agosto de 1995.

29.-Joyce R. Starr, citado en F.T., 8-8-95.

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