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Hector Guimard (1867-1942), arquitecto francés principal representante del Art

Nouveau en su país. La influencia del belga Victor Horta se aprecia en su primer y más
conseguido edificio, el Castel Béranger en París (1898), un bloque de viviendas en el
que proyectó cada detalle interior y exterior. Guimard desarrolló toda una sintaxis
decorativa de curvas sinuosas, utilizando para ello diferentes materiales —metales
diversos, cerámica y vidrio prensado, entre otros— de entre los cuales destaca el hierro
forjado con el que compuso las cancelas de motivos florales y vegetales. Su obra más
conocida fueron las bocas del metro parisino (c. 1900), marquesinas de una fantasía
desbordante fabricadas en hierro forjado, bronce y vidrio. Unas pocas permanecen en su
lugar original en París y otra se conserva en el Museo de Arte Moderno (MOMA). Su
obra influyó, aunque en menor medida que la de otros arquitectos del Art Nouveau, en
la evolución de la arquitectura del siglo XX.

Entrada del metro de Paris- H Guimard 1898-1901

Antoni Gaudí (1852-1926), arquitecto catalán, máximo representante del modernismo


(véase Art Nouveau) y uno de los principales pioneros de las vanguardias artísticas del
siglo XX. Su figura es una de las más sorprendentes de la historia de la arquitectura,
tanto por sus sugestivas innovaciones formales como por su asombrosa dedicación
personal, iluminada por una inquebrantable fe católica y el mito romántico de los
canteros medievales.
En España, quizá el más original de los exponentes fue Antoni Gaudí; sus
personalísimas obras, como el parque Güell, la casa Milá, la casa Batlló o la famosa
Sagrada Familia, situadas en Barcelona, juegan con las formas ondulantes y producen la
impresión de organismos naturales surgidos de la tierra.

Parque Guell – A. Gaudí


Casa Milá y casa Batlló- A. Gaudí

Lluís Domènech i Montaner (1850-1923), arquitecto español, uno de los máximos


representantes del modernismo catalán.
La casa de la Editorial Thomas (Barcelona, 1899), con suntuosa decoración en la que
desempeñan un papel importante las superficies murales cubiertas de azulejos, es ya
clara muestra de ese estilo.
El Palau de la Música Catalana (1905-1908), premiado por el Ayuntamiento de
Barcelona en 1908, destaca por la organización espacial de su gran sala y por el exterior,
donde se funde lo escultórico con lo propiamente estructural, en un lenguaje
marcadamente barroco. En el hospital de Sant Pau (iniciado en 1902), los elementos
ornamentales resultan mucho más sobrios y contenidos. Ambos edificios fueron
declarados en 1997 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Otra construcción
destacada es la casa Lleó Morera (1905), también en Barcelona, con sus recargados
motivos escultóricos, muestra sobresaliente del modernismo burgués catalán.

Palau de la musica Catalana- L. Doménech i Montaner 1905-1908

Josep Puig i Cadafalch (1867-1956), arquitecto español, destacada figura de una de las
tendencias del modernismo catalán de finales del siglo XIX y principios del XX, que se
caracterizaba por la pasión por lo medieval y el empleo de elementos de tipo historicista
para buscar la novedad y originalidad de una nueva época.
Una de sus obras más representativas es la casa Amatller (1900) en el paseo de Gracia,
rompedora, con su silueta y policromía, de la monumental monotonía del Plan Cerdà (al
que se oponía apasionadamente). En ésta y en otros ejemplos, como la casa Macaya
(1900) o la casa Quadres (1904), articula un esquema de tipología de palacio medieval
en torno a un patio del que parte la escalera a la planta principal. Además de otras
construcciones interesantes, como la casa de Pich i Pou (1920) y la casa Casarramona
(1923), son reconocidas sus intervenciones en edificios históricos como el palau de la
Generalitat (1914), el monasterio de Sant Joan de las Abadesses (1915), las iglesias
visigóticas de Tarrasa (1920) y su proyecto de ordenación de la plaza de Catalunya
(1923).

Casa Amatller - Josep Puig i Cadafalch 1900

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