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De esta manera la medicina, tras de haber sido primero mágica, después religiosa y al
mismo tiempo empírica, de haberse transformado posteriormente en una práctica racional
durante la etapa más brillante de la Grecia clásica, de hacerse objetiva y experimental en
Alejandría y de haber regulado la higiene ambiental en Roma, volvió a hacerse religiosa
en la decadencia del Imperio romano y a quedar dominada por la Iglesia católica en el
Imperio bizantino. En esta forma de medicina dogmática la fe domina todo, incluyendo a la
razón y a la realidad; su objetivo esencial es la ayuda al enfermo, considerada como un
acto de caridad cristiana.
La Historia de las plantas de Nueva España, en la versión latina que Francisco Hernández
envió a Felipe II desde México en 1576, estaba compuesta por un texto de 893 páginas y
por un elevado número de pinturas que ocupaban la mayor parte de las 2.250 destinadas
a las ilustraciones.
LA IATROQUÍMICA PARACELSO (padres de la Química)
Estos últimos con Sigismund Fugger quien era el propietario de varias minas y, además,
un entusiasta alquimista. De carácter inquieto, Paracelso era incapaz de permanecer
mucho tiempo en un lugar. Después de haber aprendido todo lo que Fugger podía
enseñarle, se dedicó a viajar. Recorrió diversos paí- ses, Alemania, Francia, Bélgica,
Inglaterra, Escandinavia e Italia. Se dice que participó como cirujano militar en las guerras
venecianas de 1521 – 1525.
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Es una técnica antigua practicada en la edad media, que se dedicaba a descubrir una sustancia que
transmutaría los metales más comunes en oro y plata, y a encontrar medios de prolongar indefinidamente la
Para mi, este no es el objetivo, sino que considero que es encontrar qué virtud y poder
puede yacer en las medicinas”. Su objetivo práctico fue el de usar los procesos alquímicos
para la preparación de sustancias terapéuticas, principalmente, de sustancias inorgánicas.
De este modo, inauguró una forma de Química Médica, que se conoce históricamente
como “Iatroquímica” y que no sería otra cosa que lo que hoy se conoce como
“quimioterapia”.
Creía en que había cuatro elementos constitutivos o primordiales, pero que en los cuerpos
aparecían bajo la forma de tres principios: sal, azufre y mercurio. La sal era el principio de
la fijeza de la incombustibilidad, el mercurio de la fusibilidad y de la volatilidad y el azufre,
de la inflamabilidad. Los dos últimos principios habían sido reconocidos por los
alquimistas desde el siglo VIII, como los formadores de todos los metales, pero él parece
haber sido el primero en agregar la sal como principio y considerar que esos tres son los
formadores de todas las sustancias, sean metales o no. Esos tres principios se conocen
históricamente como tría prima.
En el campo de la alquimia,se decía que Paracelso fue el primero que logró transmutar el
plomo en oro a través de métodos alquímicos. También pronto se hizo famoso al afirmar
que había logrado crear un homunculo es decir un “hombrecillo” creado artificialmente por
medio de la alquimia, mientras intentaba encontrar la piedra filosofal. Era además afin a
la f filosofia hermetica y todos sus estudios estaban relacionados con el saber hermético.
vida humana. Aunque sus propósitos y procedimientos eran dudosos, y a menudo ilusorios, la alquimia fue
en muchos sentidos la predecesora de la ciencia moderna, especialmente de la ciencia química.
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Rama histórica de la ciencia que enlazaba la química y la medicina. Teniendo sus bases en la alquimia, la
iatroquímica buscaba encontrar explicaciones químicas a los procesos patológicos y fisiológicos del cuerpo
humano, y proporcionar tratamientos con sustancias químicas.
1526 describió un nuevo metal al que consideraba un “metal bastardo” y al que bautizó
“zink” (cinc). Al tratar cinc con ácido clorhídrico observó la evolución de un “material
aeriforme mucho más liviano que el aire”. Dos siglos después Henry Cavendish aislaría
ese gas y estudiaría sus propiedades.
Paracelso creía que la enfermedad y la salud están controladas por influencias astrales y
que la salud se puede restituir mediante la “arcana” o remedios secretos. La arcana, tiene
como función restaurar una armonía espiritual entre un “astrum” interior al hombre y el
“astrum” celestial. De modo que la arcana debe partir del interior del cuerpo humano y
llegar al cielo. Por lo tanto, debe ser volátil e incorpórea. Por supuesto, la medicina real
debe ser material, pero la arcana que contiene, debe ser espiritual. Para poder saber la
causa de la enfermedad, el médico debía conocer la astrología, pero también debía saber
Alquimia la que le permitiría preparar los remedios que contienen esa arcana. Sostuvo
que "Ninguna enfermedad es tan grande, como para que Dios no haya creado un
medicamento para ella". Otra de las frases de Paracelso que se conservan hasta hoy en
día es: "El médico debe ser el auxiliar de la naturaleza, no su enemigo."
MEDICINA ÁRABE
La medicina árabe fue un nexo de unión entre la sabiduría del mundo clásico y la
medicina del Renacimiento. Los antiguos textos clásicos, perdidos para los médicos
occidentales, eran conocidos y fueron transmitidos por los árabes. Hunayn ibn Ishaq,
médico y traductor, fue uno de estos médicos, particularmente célebre por sus
traducciones de Galeno.
Avicena (980-1073 d.C.) fue uno de los más prestigiosos médicos árabes.
Escribió el "Canon de la Medicina", tratado en cinco tomos en el que trata desde la
anatomía y la fisiología hasta las enfermedades de distintos órganos y aparatos,
así como la galénica, combinando en un tratado todo el saber médico de la
época. El Canon es uno de los textos más importantes de la historia de la
medicina. Así mismo describe, ayudándose de ilustraciones, numerosos
instrumentos quirúrgicos.
Los tratados sistemáticos de medicina árabe comienzan con una exposición sistemática
basada en la fisiología de Galeno, que comprende la anatomía, estequiología y la
fisiología del cuerpo humano. Los árabes no realizaron disecciones y su conocimiento
anatómico fue escaso. Introducen, no obstante, orden conceptual y metódico.
En lo tocante a la práctica médica hemos de señalar que para los árabes hubo una
medicina del alma (teología) y la medicina del cuerpo (medicina). Cuando un médico
lograba la excelencia intelectual y ética del sabio, se le equiparaba al juez, al imam y al
gran jefe militar o emir. Los médicos aprendían teoría y práctica y había discusiones de si
debían empezar por la primera o bien lanzarse desde el principio a practicar junto a un
médico. Completaban la formación la asistencia en hospitales, la memorización de
compendios en verso, el adiestramiento en preguntas y respuestas, y la lectura de
compilaciones y tratados desde muy temprano.
En íntima relación con la escuela y el hospital surgieron los gremios. Hubo obligación de
estudiar y de examinarse para obtener un título que permitía ejercer. Los hubo de varios
tipos: hakim, tabib, el de simple práctico o mutatabib y el de mero práctico o mudawí.
En lo tocante al tratamiento siguió el esquema clásico. La dietética fue para los árabes la
adopción de un modo de vida ordenado hacia la total perfección de la persona. Respecto
a la farmacología, junto a la Materia médica de Dioscórides se situó una importante
farmacopea iraní e india, como hemos dicho. La cirugía árabe llegó a ser muy importante
y hubo muchos autores que escribieron sobre la misma (Rhazes, Alí Abbas, Avicena y,
sobre todo, Abulqasim). Este último recopiló gran cantidad de instrumentos y aunó
intervención quirúrgica y farmacoterapia. La especialidad que más cultivaron los árabes
fue la oftalmología
Códice Cruz-Badiano
El Libellus de medicinalibusindorumherbis, más conocido como Códice de la Cruz-
Badiano, fue escrito en 1552 por el médico náhua Martín de la Cruz y traducido al latín por
el indio Juan Badiano. Es, pues, una de las fuentes más antiguas de la medicina
mesoamericana escrito después de la conquista española. Se ha dicho que esta obra se
encuentra más estrechamente vinculada a la realidad de la cultura indígena, que los
propios trabajos sobre medicina de Sahagún o la vasta obra de Francisco Hernández. El
Libellus contiene, además del texto, ilustraciones de gran interés sobre las plantas y otros
elementos que encierran una expresión indígena, de confección muy similar a las pinturas
precortesianas.1 Dicho códice, aún cuando está escrito en latín, mantiene conceptos en
náhuatl para referirse a las plantas tal y como eran conocidas en la cultura indígena.
Normalmente las plantas se representan encima de un glifo relacionado con su
localización, con el medio en donde crecían. La participación colonial en la elaboración de
dicho códice no logró suprimir el carácter mágico de algunas de sus concepciones,
reiterando su originalidad. De cualquier manera, estos contenidos no quitan —ni quitaban
entonces— al documento su lectura de intención científica. La obra fue enviada a España
para ser entregada a Carlos V. Germán Somolinos ve al Códice de la Cruz-Badiano como
“el último 1 Germán Somolinos d’ Ardois, “Estudio histórico”, en Libellus de
medicinalibusindorumherbis, México, imss., 1964, p. 321. gran herbario medieval”.2 Por
su parte, Carlos Viesca estima que el Libellus es un “herbario sui géneris”, ya que su
estructura y orden no están dados por las plantas o los remedios obtenidos de ellas, como
en cualquier herbario europeo tradicional, que normalmente siguen el modelo de la obra
de Dioscórides. Este códice, en cambio, está ordenado en función de las enfermedades o
padecimientos. Dicho investigador acepta, sin embargo, que en esta obra los nombres de
las plantas allí dibujadas tienen un lugar preponderante al anteceder a los títulos de las
enfermedades. Es necesario destacar, como lo han hecho varios estudiosos de la
botánica, que el Libellus “es el primer documento en donde se representan plantas
americanas, específicamente mexicanas, es decir, se trata de la fuente más antigua
donde los botánicos pueden encontrar figuras de plantas autóctonas”.
*El nervio del cuello de un águila: como símbolo de fuerza, valor y agresividad, el águila
fue utilizada como elemento medicinal, una vez que su nervio (fuente transmisora de su
fortaleza) era colocado en el cuello del paciente.
*Conejo y liebre: la carne de estos animales funcionaba para andar con ligereza por el
mundo (lo que dependía del buen estado en que se encontraban las patas del animal).
*Ceniza, cabellos y dientes de cadáver, entre otros ingredientes que podían ser o no
humanos.
*Minerales: en este tratado se incluye la utilización de minerales como el oro para tratar
dolores del corazón (ambos elementos dignos de ofrendarse a los dioses), el ámbar y
otras resinas como el copal para diversos fines, entre las más destacadas, su portentosa
penetrabilidad, y ella uso de tierra, llamada también “tierra blanca” para mitigar
enfermedades diversas relacionadas al calor en exceso. Algunas otras piedras preciosas
son nombradas para aliviar la fatiga
LA HERBOLARIA EN MÉXICO
Específicamente en México, la herbolaria surgió de la misma forma con los grupos
prehispánicos. En esa época, la medicina primitiva se vinculaba de manera íntima con la
religión y la magia, pues los pueblos concebían la enfermedad como producto de la
acción de sus dioses y el desequilibrio corporal. Las plantas medicinales eran el recurso
esencial al que los indígenas recurrían para la cura de sus enfermedades. Estas plantas
eran utilizadas de diversas formas, como ungüentos, pócimas, vaporizaciones, etc.
Además, esto les proporcionaba un orden y una organización, pues tenían médicos o
"tictl" que dominaban ciertas especialidades, por ejemplo, parteros, hueseros o yerberos.
Incluso, tenían escuelas donde enseñaban a los más jóvenes el uso y el arte de curar.
También había mercados de plantas medicinales que el pueblo en general visitaba para
comprar o consultar a los médicos.
A partir del siglo XVI, con la llegada de los españoles, los remedios nativos y las especies
prehispánicas se fusionaron o complementaron con los conocimientos de los
conquistadores. Fue de esta forma, que la herbolaria mexicana se desarrolló
notablemente, ya que los españoles, al quedar maravillados con la belleza y diversidad
natural del territorio, construyeron hospitales de herbolaria medicinal. Actualmente, la
herbolaria mexicana constituye el patrimonio más importante de la cultura de nuestros
pueblos ancestrales, y representa la fuente de desarrollo de la medicina alternativa.
Asimismo, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en riqueza taxonómica de
plantas medicinales, después de China, con 4,500 especies existentes.
Bibliografía