Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Años más tarde, en “Inhibición, Síntoma y Angustia”, Freud dará un giro a su teoría de
la angustia, sosteniendo que es la angustia la crea la represión y no, como afirmaba
anteriormente, que la misma provenía del proceso represivo. En dicho texto Freud
dirá: “La angustia es la reacción frente a un peligro”1. El peligro es definido en este
momento de su enseñanza como la “perturbación económica” que podría poner en
riesgo la homeostasis del aparato psíquico, quebrando la “protección antiestímulo” e
inundando el aparato con grandes volúmenes de excitación no tramitables. Con el
aumento de tensión en el aparato, la angustia es producida como algo nuevo, es el
“núcleo genuino del peligro”. Dicha perturbación económica puede remitirse a la
exigencia pulsional.
De esta forma, Freud ubica dos situaciones ligadas a la angustia: la situación
traumática, asociada al desvalimiento vivenciado y tomando como arquetipo el trauma
del nacimiento; y la situación de peligro como expectativa y repetición amenguada del
trauma, donde el yo con la señal pone en juego sus mecanismos defensivos. “Así se
atribuían dos modalidades al origen de la angustia en la vida posterior: una
involuntaria, automática, económicamente justificada en cada caso, cuando se había
producido una situación de peligro análoga a la del nacimiento; la otra, generada por el
yo cuando una situación amenazaba solamente, y a fin de movilizar su evitación. (…)
1
FREUD, S.: (1926) ”Inhibición, Síntoma y Angustia”, en: Obras completas, t XX, Amorrortu, Bs.As., 1979
El yo se representa por así decir vívidamente la situación de peligro, con la inequívoca
tendencia de limitar ese vivenciar penoso a una indicación, una señal”.2
2
Ibid.
a
LACAN, J: El seminario, Libro 10, La angustia, Clase 5/12/1962, Paidós, Bs.As., 2006.
4
LACAN, J: El seminario, Libro 10, La angustia, Clase 28/11/1962, Paidós, Bs.As., 2006.
5
RABINOVICH, D.: “Una clínica de la pulsión: las impulsiones”, Manantial, Bs.As., 1992.
dos condiciones para la presentación de un pasaje al acto. La primera es la
identificación absoluta con el a al cual se reduce. La segunda es la confrontación del
deseo y la ley.
Respecto al acting out, Lacan lo definirá como “algo en la conducta del sujeto que se
muestra”6. Destaca de este modo el acento demostrativo que, a diferencia del pasaje
al acto, está orientado hacia el Otro. Lo ubica como un síntoma, en tanto este último
también se muestra como distinto de lo que es. Sin embargo, mientras el síntoma -en
tanto goce revestido- no busca ser interpretado, el acting out llama a la interpretación.
Dirá Lacan: “A diferencia del síntoma el acting out, por su parte, pues bien, es el
esbozo de la transferencia. Es la transferencia salvaje. La transferencia sin análisis es
el acting out. El acting out sin análisis es la transferencia”. 7
Tomando algunas puntualizaciones de Phyllus Greenacre, ésta dirá que hay tres
posibilidades de actuar frente al acting out. Se lo puede interpretar, se lo puede
prohibir o se puede reforzar al yo. Lacan muestra que con la interpretación el sujeto no
alcanza a ser tocado, ya que no es el sentido lo que cuenta sino el resto. La
prohibición produce más bien su exacerbación y con el refuerzo del yo, se está lejos
de lo que está concernido que es la dimensión del sujeto y la causa de su deseo. Se
podría considerar que tanto el acting out y el pasaje al acto son modalidades que
ponen a prueba la posición del analista. Requieren pasar por un tiempo de
comprender, exigen cautela en las intervenciones y muestran que la sola presencia del
analista no es sin consecuencias.
Bibliografía
FREUD, S.: (1926) ”Inhibición, Síntoma y Angustia”, en: Obras completas, t XX,
Amorrortu, Bs.As., 1979
6
LACAN, J: El seminario, Libro 10, La angustia, Clase 22/01/1963, Paidós, Bs.As., 2006.
7
Ibid.
RABINOVICH, D.: “Una clínica de la pulsión: las impulsiones”, Manantial,
Bs.As., 1992.
SOLER, C.: “El acting out en la cura”, en: Finales de análisis, Manantial,
Bs.As., 1988.