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IMPUESTO SOBRE LA RENTA (ISR): El impuesto sobre la renta es un impuesto que grava

la utilidad de las personas, empresas, u otras entidades legales. El impuesto a la renta es la


columna vertebral del sistema tributario porque liga el ahorro con la inversión, y tiene
repercusiones sobre los incentivos en los mercados laborales y los emprendimientos.

El Impuesto Sobre la Renta -también denominado ISR– es un impuesto directo que se aplica en
Guatemala a la renta que obtenga toda entidad, proveniente de la inversión de capital, del trabajo
o de la combinación de ambos (Ley del Impuesto Sobre la Renta, s.f.).

La Constitución Política de Guatemala indica que el Impuesto Sobre la Renta es un impuesto para
toda persona individual o jurídica, nacional o extranjera, domiciliada ni en el país, así como a
cualquier ente, patrimonio o bien que especifique esta ley que provenga de la inversión de capital,
de trabajo o de la combinación de ambos. Establece, además, que quedan afectas al impuesto
todas las rentas y ganancias de capital obtenidas en territorio nacional (Ley del Impuesto Sobre la
Renta, s.f.).

De acuerdo con este estudio, la tasa del ISR empresarial (impuesto sobre la renta) actual en
Guatemala (25%) es equivalente al promedio de los países de la OCDE (25.3), aunque 17 de los 34
países de la OCDE tienen una tasa menor que la de Guatemala. Si vemos las tasas empresariales,
Suecia, país que siempre sale a relucir por sus políticas redistributivas, su tasa del ISR empresarial
(22%) es menor a las de Guatemala. Así que las tasas impositivas no son excusa para quienes
siempre están pidiendo que se incremente.

Ahora bien, el problema al final de cuentas es que Guatemala es un país muy pobre, con pocas
empresas y poca actividad económica. Milton Friedman insistía en que es un error comparar los
impuestos que paga un país pobre con los de un país desarrollado hoy en día, y lo que habría que
hacer es preguntarse: ¿Qué hicieron los países desarrollados cuando eran pobres? Siguiendo esa
línea, Guatemala no debería compararse con los países desarrollados hoy en día, sino con estos
países cuando empezaban. La carga fiscal a inicios del siglo XX para países que hoy son altamente
desarrollados no superó en ningún momento el 10%.

Tiene sentido pensar que si queremos incrementar más rápidamente el nivel de vida de los
guatemaltecos necesitamos mayor actividad económica y no aumentar los impuestos a las
empresas. Para ello el gobierno debe ser austero y pequeño, apretarse el cinturón y dedicarse
prioritariamente a lo fundamental de su función: seguridad y justicia.

El impuesto sobre la renta (ISR) es un impuesto que se aplica a los ingresos adquiridos por todas
las personas que residan en México o en el extranjero, con excepción de las herencias y las
donaciones.
IMPUESTO SOBRE EL VALOR AGREGADO

El Impuesto al Valor Agregado -también conocido como IVA– es un impuesto específico en la


República de Guatemala que es generado por la venta o cambio de bienes muebles o derechos
reales constituidos sobre ellos. Su pago es obligatorio para toda persona individual o jurídica -
incluyendo el Estado- que en forma habitual o periódica, realice actos de compra-venta de bienes
o servicios en el territorio nacional. Los contribuyentes afectos a las disposiciones de esta ley
pagarán el impuesto con una tarifa del 12 por ciento sobre la base disponible. La tarifa deberá
estar incluida en el precio de venta de los bienes o en el valor de los servicios (Ley al Impuesto al
Valor Agregado, s.f.).

La Constitución Política de Guatemala indica, en su artículo 171, que el Impuesto Sobre el Valor
Agregado se establece sobre los actos y contratos gravados por las normas de la presente ley, cuya
administración, control, recaudación y fiscalización corresponde a la Dirección General de Rentas
Internas de la Superintendencia de Administración Tributaria –SAT- (Ley al Impuesto al Valor
Agregado, s.f.)

La Constitución Política de Guatemala agrega que se cobrará el impuesto generado por la venta o
permuta de bienes muebles o de derechos constituidos sobre ellos, prestación de servicios,
importaciones, arrendamientos, adjudicaciones de bienes muebles e inmuebles en pago, retiros
de bienes muebles efectuados por un contribuyente o por el propietario, socios, directores o
empleados de la empresa respectiva para su uso o consumo personal. En cuanto a la fecha de
pago del impuesto, este debe pagarse en la emisión de la factura en la mayoría de los casos (Ley
del Impuesto al Valor Agregado, s.f.).

Es un impuesto indirecto. No grava el beneficio de nada; grava las entregas de bienes y


prestaciones de servicios realizadas por empresarios y profesionales, las adquisiciones
intracomunitarias de bienes y las importaciones. Las entregas de bienes entre particulares (es
decir, entre no empresarios), no lo grava el IVA, en todo caso lo gravaría el impuesto de
transmisiones patrimoniales.

Los particulares pagan el IVA a los empresarios o a los profesionales de los que requieran servicios.
Estos empresarios y profesionales son los que ingresan el IVA a Hacienda. Es decir, los
comerciantes y profesionales “recaudan” el IVA de los particulares, y de otros empresarios. A este
IVA se le llama IVA REPERCUTIDO. Por otro lado el empresario o profesional también paga un IVA a
sus proveedores llamado IVA SOPORTADO. Pues bien, el IVA que finalmente ingresa en Hacienda
el empresario o profesional es la diferencia entre el que recibe de los particulares y de otros
empresarios y el que paga a sus proveedores. No obstante, el IVA presenta algunos problemas.

Otro problema que se suscita con el IVA es cuando resulta impagada una factura, y hay que pagar
a Hacienda el impuesto. Sin embargo, si dicha factura se considera incobrable, se puede solicitar a
Hacienda la devolución de ese IVA a través del mecanismo de la modificación de la base
imponible.

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