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Autor:
<Membresía al instituto de investigación, programa de postgrado>
<Universidad Técnica de Oruro>
<Ciudadela Universitaria, Zona Sud, Oruro, Bolivia>
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RESUMEN
Clasificación de la innovación
Incremental (mejora de la existente)
Radical (introducción totalmente nueva)
Fuente: World Bank Institute, 2013, Gestión de la Innovación y la Tecnología, Mauricio Céspedes Quiroga
Las economías que han hecho de los procesos de generación de I+D e innovaciones algo cotidiano
han conseguido acelerar sus tasas de crecimiento y abrir una brecha tecnológica respecto a países
menos activos en este sentido (OCDE, 1991).
Aplicando un mayor énfasis en los sistemas de innovación se puede incrementar la capacidad del
país en identificar, producir, difundir, usar e integrar el conocimiento científico y tecnológico, con
el propósito de mejorar la competitividad, y contribuir a la transformación productiva del país.
Figura 2
Modelo de Sistema de innovación
Entre 1960 y 1997 el gasto total en I&D como porcentaje del PBI ha pasado del 0,9 al 1,76 y
actualmente tiene un número de patentes (por millón de habitantes) registradas en los Estados
Unidos mayor que muchos países europeos. Canadá ha incorporado a su acervo productivo una
serie de actividades basadas en la ciencia y la tecnología, lo que le ha permitido por ejemplo llegar
a ser uno de los principales productores mundiales de equipos de telecomunicaciones y
aeronáutica, así como conseguir una buena posici6n relativa en actividades como industria
aeroespacial, software y biotecnología. De acuerdo con el World Competitiveness Report, Canadá
se encuentra hoy entre los cuatro primeros países del mundo en términos de competitividad. En la
segunda mitad de los '90 han aumentado muy fuertemente las inversiones en maquinaria y equipo,
los gastos en I&D, las inversiones en formación de mano de obra, etc. A pesar de la alta
participación de las filiales extranjeras en la producción manufacturera (supera el 50 %), se registra
en años recientes un cierto aumento en el control local de la economía, especialmente en los
servicios. Los nuevos y dinámicos sectores de software y biotecnología están casi enteramente
bajo control canadiense. Incluso se ha producido en años recientes un fuerte aumento de las
inversiones canadienses en los Estados Unidos, que de esta forma casi han alcanzado, en valores
absolutos, la inversión estadounidense en Canadá. Esto no só1o muestra el estrechamiento de los
lazos entre ambas economías, sino que tambi6n parece reflejar la renovada competitividad de las
empresas canadienses: recientemente Canadá ha conseguido equilibrar la balanza de pagos
tecnológicos con el país vecino. En segundo término, al igual que en la Argentina en la actualidad,
en Canadá hasta hace pocas décadas el esfuerzo privado en I&D era modesto, el gasto público era
preponderante y tenía muy poca vinculación con las actividades innovativas en el sector
productivo. Es recién a partir de la implementaci6n sostenida de un conjunto de políticas y un
significativo proceso de aprendizaje institucional que el esfuerzo de las empresas comenz6 a
aumentar, respondiendo actualmente por 2/3 del gasto ejecutado y la mitad del financiamiento del
gasto total en I&D.
En tanto Canadá pasó a formar parte de los países desarrollados, la Argentina tuvo un pobre y
errático desempeño. “En el periodo 1965-1980 el PIB per cápita en Canadá creció al 3,3 % anual,
mientras que en la Argentina lo hizo al 1,7 %” (Chudnovsky, 2000). “En los año '80 el PIB se
contrajo en la Argentina mientras que Canadá seguía creciendo, aunque a tasas menores”
(Chudnovsky, 2000). La profunda brecha que separa a ambos países solo parece haber comenzado
a reducirse durante la década del '90: el PIB per cápita en Canadá crece al 2,1 % anual y en la
Argentina lo hace al 4,5 % (Banco Mundial, 2017).
Aunque en el desarrollo de ambas economías los recursos naturales han jugado un papel
significativo, en 1997 las exportaciones canadienses basadas en los recursos naturales daban
cuenta de solo el 29 % del total exportado. En la actualidad, Canadá es la 12º mayor economía de
exportación en el mundo y la economía más compleja 34º de acuerdo con el Índice de Complejidad
Económica (ECI). En 2016, Canadá exportó $ 387 Miles de millones e importó $ 399 Miles de
millones, dando como resultado un saldo comercial negativo de $ 11,3 Miles de millones. En 2016
el PIB de Canadá fue de $ 1,53 Billónes y su PIB per cápita fue de $ 44 Miles. Las principales
exportaciones de Canadá son Coches 13% ($48,8 Miles de millones), Petróleo Crudo 10% ($39,5
Miles de millones), Oro 3,2% ($12,5 Miles de millones) y Piezas-Repuestos 2,7% ($10,6 Miles de
millones), de acuerdo a la clasificación del Sistema Harmonizado (HS).
En contraste, en la Argentina los recursos naturales todavía daban cuenta del 70 % del valor de las
exportaciones en 1997. Es cierto que el peso relativo de los bienes basados en los recursos naturales
ha disminuido del 95 % del total exportado en 1962-1965 al 72 % en 1991-1995, como
consecuencia de la menor incidencia relativa de los productos primarios. Y también vale
mencionar que, en los años 1990, las fuertes exportaciones de automóviles y autopartes han
constituido una novedad mayor en la pauta exportadora argentina. De todas formas, los bienes de
alta intensidad tecnológica daban cuenta apenas del 2,8 % de las exportaciones de manufacturas
en 1991-1996 (Porta y Anlló, 1998).
Sin embargo, Argentina en la actualidad es la 36º mayor economía de exportación en el mundo y
la economía más compleja 69º de acuerdo con el Índice de Complejidad Económica (ECI). En
2016, Argentina exportó $ 56,9 Miles de millones e importó $ 54,7 Miles de millones, dando como
resultado un saldo comercial positive de $ 2,24 Miles de millones. En 2016 el PIB de Argentina
fue de $ 545 Miles de millones y su PIB per cápita fue de $ 19,9 Miles. Las principales
exportaciones de Argentina son Harina de soja 18% ($10 Miles de millones), Maíz 7,4% ($4,19
Miles de millones), Aceite de soja 7,2% ($4,11 Miles de millones), Soja 5,7% ($3,23 Miles de
millones), Camiones de reparto 4,5% ($2,58 Miles de millones), Coches 2,7% ($ 1,53 Miles de
millones) y Piezas y repuestos 1,23% (721 Millones) de acuerdo a la clasificación del Sistema
Harmonizado (HS).
Los principales destinos de las exportaciones de Canadá son los Estados Unidos ($296 Miles de
millones), China ($15,8 Miles de millones), el Reino Unido ($12,9 Miles de millones), Japón
($8,09 Miles de millones) y México ($5,76 Miles de millones). Los principales orígenes de sus
importaciones son los Estados Unidos ($266 Miles de millones), China ($27,3 Miles de millones),
Alemania ($10,6 Miles de millones), México ($10,4 Miles de millones) y Japón ($8,16 Miles de
millones).
En el caso de Argentina, los principales destinos de las exportaciones son Brasil ($9 Miles de
millones), los Estados Unidos ($4,48 Miles de millones), China ($4,43 Miles de millones),
Vietnam ($2,55 Miles de millones) y Chile ($2,3 Miles de millones). Los principales orígenes de
sus importaciones son Brasil ($13,4 Miles de millones), los Estados Unidos ($8,51 Miles de
millones), China ($7,2 Miles de millones), Alemania ($2,96 Miles de millones) y México ($1,41
Miles de millones).
Con respecto a los datos expuestos párrafos arriba, podemos concluir que Canadá es una economía
mucho más abierta al comercio internacional y la inversión extranjera directa (IED) que la de
Argentina (gráfico 2). Por ejemplo, en el caso canadiense las exportaciones en el año 2016
significan un 25,29% del PIB a diferencia de las exportaciones argentinas que en porcentaje solo
se traducen en un 10,44% del PIB del país sudamericano. Si bien, los Estados Unidos es el principal
socio en inversión extranjera directa para ambos países, el principal socio comercial para la
Argentina en las últimas décadas es Brasil, por su cercanía geográfica. Para su fortuna, Canadá
cuenta con una mayor relación comercial, científica, tecnológica y de inversiones con la economía
estadounidense que su par sudamericano.
GRÁFICO 2
Argentina y Canadá: Inversión extranjera directa, entrada neta de
capital (% del PIB)
10
8
6
% del PIB ARGENTINA
4
CANADÁ
2
0
1970 1980 1990 2000 2010 2016
Fuente: Elaboración propia. Datos Fondo Monetario Internacional, Estadísticas Financieras Internacionales y la
base de datos de la balanza de pagos, Banco Mundial, Flujos Mundiales de Financiamiento para el Desarrollo , y
estimaciones del PIB del Banco Mundial y la OCDE.
Para el año 2014, Canadá destinó el 1,62% del PIB a I&D, frente a 0,59% que destino Argentina.
Como se puede apreciar, el porcentaje del PIB que Canadá destinó las últimas dos décadas a I&D,
en promedio es aproximadamente cuatro veces más de lo destinado por Argentina en los diferentes
años a lo largo del mismo intervalo de tiempo (gráfico 3).
GRÁFICO 3
Gasto en investigación y desarrollo (% del PIB)
2.5
1.5
% del PIB ARGENTINA
1
CANADÁ
0.5
0
2001
2012
1996
1997
1998
1999
2000
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2013
2014
Fuente: Elaboración propia. Datos del Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Al igual que en la Argentina en la actualidad, en Canadá hasta hace pocas décadas el esfuerzo
privado en I&D era modesto, el gasto público era preponderante y tenía muy poca vinculación con
las actividades innovativas en el sector productivo. Es recién a partir de la implementaci6n
sostenida de un conjunto de políticas y un significativo proceso de aprendizaje institucional que el
esfuerzo de las empresas comenzó a aumentar, respondiendo actualmente por 2/3 del gasto
ejecutado y la mitad del financiamiento del gasto total en I&D.
Para (Chudnovsky, 2000): “El conjunto de empresas innovadoras productoras de bienes y
servicios, las universidades y otras instituciones públicas y privadas sin fines de lucro que generan,
absorben, difunden y aplican nuevos conocimientos científicos, tecnológicos y organizacionales y
las diversas interacciones que se establecen entre estas empresas e instituciones es lo que, en la
mayor parte de la literatura recibida, se entiende por Sistema Nacional de Innovación (SNI)”
(p.222).
El actual SNI canadiense no surgió de la noche a la mañana como subproducto del crecimiento
económico y del sistema político estable. La consolidación del SNI canadiense fue evidentemente
favorecida por el desarrollo económico en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero
este fue, en buena medida, el resultado de la creación enfática de instituciones públicas (como
laboratorios y universidades). Estas instituciones formaron recursos humanos calificados y
aumentaron la oferta de tecnologías críticas. A su vez, el gobierno federal puso en marcha un
conjunto de políticas para incentivar la innovación tecnológica y los esfuerzos de I&D tanto en las
firmas locales como en las filiales de las empresas tecnológicas.
El SNI en la Argentina tampoco surgió de la noche a la mañana. Las principales instituciones del
ente públio: Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA), Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) fueron creadas por el gobierno argentino en la
década de1950 casi simultáneamente con el impulso que experimentaron las universidades
públicas y el apoyo que recibió la industrialización sustitutiva de importaciones, a fines de esa
década. Lamentablemente, y a diferencia con Canadá, estas instituciones tuvieron que
desempeñarse en un escenario macroeconómico y político muy inestable y no coordinado con las
necesidades tecnológicas del sector productivo.
Durante la fase exportadora de productos agrícolas, las necesidades tecnológicas del sector
productivo en la Argentina han sido satisfechas por importaciones de tecnológicas, por los
conocimientos que aportaron inmigrantes calificados, y por los esfuerzos locales de absorción y
adaptación realizados por las firmas privadas y algunas empresas públicas. En agricultura, estos
esfuerzos estuvieron poco coordinados con las instituciones públicas de I&D. La principal
contribución de las universidades en ese escenario fue la formación de recursos humanos
calificados y las instituciones públicas de ciencia y tecnología se limitaron a la provisión de
servicios técnicos. Gran parte de los esfuerzos de estas firmas, pierden intensidad e incluso se
truncan frente a las dificultades que experimenta la economía argentina a fines de los años '70, con
las políticas de los gobiernos militares, y en los '80, con la crisis de la deuda externa.
Canadá tenía pocos laboratorios públicos en el siglo pasado como el Geological Survey (fundado
en 1842) y los primeros laboratorios agrícolas (1868). Las dos universidades más importantes en
investigación se desarrollaron antes de la Primera Guerra Mundial: McGill University en Montreal
y la University of Toronto. Sin embargo, fue durante y después de la Segunda Guerra Mundial
que el SNI canadiense desarrolló sus principales instituciones.
En datos de (Chudnovsky, 2000): “En 1939, Canadá destinaba simplemente el 0,1 % de su PIB a
gastos de I&D, aunque disponía de empresas privadas y laboratorios públicos que empleaban casi
2.500 científicos e ingenieros en esta materia”. En ese sentido, es importante mencionar que
Canadá participó activamente en la Segunda Guerra Mundial cooperando con los Estados Unidos
e Inglaterra en investigaciones sobre radares, energía atómica, aviación, caucho sintético y
electr6nica, durante y después del conflicto, esta relación marcó e impulso su desarrollo en materia
de ciencia y tecnología. El National Research Council (NRC) creado luego de la Primera Guerra
Mundial, aceleró su crecimiento durante la Segunda Guerra Mundial (de 300 a 700 investigadores)
y pasó a ser la principal institución de investigación canadiense.
Después de la Segunda Guerra Mundial se crean en Canadá laboratorios públicos para realizar
investigaciones en agricultura, medio ambiente, aviación y satélite, incluso en 1962 la NASA lanza
el primer satélite diseñado y construido en laboratorios públicos canadienses, en cuanto energía
nuclear en 1966 se pone en operación el primer reactor diseñado y construido en territorio
canadiense y finalmente las diversas tecnologías ligadas a la defensa. AI mismo tiempo, se
empiezan a crear instituciones provinciales de investigación especializadas en agricultura, recursos
naturales y estudios del mar. En 1969, los ochenta laboratorios públicos federales que había en
las distintas áreas gubernamentales empleaban a 4.500 científicos e ingenieros. Para ese mismo
año existían 47 laboratorios públicos provinciales empleando algo más de 800 científicos e
ingenieros. (Chudnovsky, 2000) comenta que: “A través de estas instituciones se abren nuevas
temáticas de investigación y se comienzan a atender las necesidades específicas de las regiones”.
En 1995, el sector público tenía alrededor de 150 grandes laboratorios federales con más de 25
investigadores cada uno y diez laboratorios provinciales. Estas instituciones requerían de 17.000
personas, de las cuales 7.700 eran científicos e ingenieros. Las más relevantes entre estas
instituciones eran Atomic Energy of Canada Ltd. (AECL), el grupo de laboratorios de NRC así
como Agriculture Canada, Environment Canada y los laboratorios de la Canadian Space Agency.
El gasto en I&D como porcentaje del PIB aumenta de 0,9 en 1960 a 1,3 en 1970 y se mantiene a
ese nivel hasta 1980. Aunque el peso relativo de las instituciones públicas comienza a declinar
desde los aros '70, los gobiernos federales y provinciales siguen siendo un componente central del
SNI en Canadá. Esto ocurre por la implementación, desde fines de los '60, de políticas destinadas
a consolidar el esfuerzo de I&D en las firmas privadas, así como la transferencia de tecnología de
las instituciones públicas a las privadas.
Hasta los años '50 la investigación científica en la Argentina solo se desarrollaba en algunos
institutos dependientes de las universidades de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y La Plata. AI
margen de las universidades, el apoyo del estado se limitaba a la creación y apoyo de instituciones
científicas como el Museo de Ciencias Naturales y el Observatorio Astron6mico. En lo que
respecta a estudios e investigaciones vinculados con la actividad productiva, en 1904 se crea la
División de Minas, Geología e Hidrología, en 1942 se organizó el Directorio de Investigaciones
de YPF y entre 1943 y 1945 el Ministerio de Agricultura estableció los Institutos de Suelos, de
Microbiología y de Fitotecnia que serían el núcleo del INTA cuando fue fundado en 1956
(Chudnovsky, 2000). El retraso relativo que se observa en la Argentina en la creación de
instituciones públicas de investigación con respecto a Canadá en áreas vinculadas a los recursos
naturales es más que elocuente. En alguna medida, se explica por las excepcionales ventajas
naturales del país para la producción agropecuaria. Lamentablemente, la falta de interés del estado
nacional en destinar recursos para la investigación agropecuaria esta probablemente relacionada
con el profundo estancamiento que experimenta el sector agropecuario entre los años '30 y '60.
Con la creación de instituciones públicas en investigaci6n básica (CONICET), agropecuaria
(INTA), nuclear (CNEA) e industrial (INTI) en los años '50, la Argentina empieza un tímido
incremento en ciencia y tecnología; el gasto en ciencia y tecnología como porcentaje del PIB
asciende a 0,32 % en 1960. Según las estimaciones disponibles, el gasto se reduce a 0,28 % del
PIB en 1968. En el año 2000 la Argentina tenía alrededor de 6.000 científicos e ingenieros en
tiempo completo equivalente en tareas de I&D, en tanto Canadá contaba con en sus filas con
19.000. En datos de (Chudnovsky, 2000): “El nivel de gasto en ciencia y tecnología como
porcentaje del PIB llega a 0,40 en 1975 para aumentar hasta 0,45 % en 1980”.
En Canadá la educación en general, son una responsabilidad provincial. Hasta los años '60 las
universidades sufrían una serie escasez de fondos, contando con algunas subvenciones y donantes
privados. A partir de entonces, la investigación en las universidades canadienses recibe un gran
impulso cuando el gobierno federal crea el Medical Research Council, el Natural Science and
Engineering Research Council y el Social Sciences and Humanities Research Council. A fines de
los '60 había alrededor de 30 universidades donde se hacía investigación en forma regular y se
otorgaban títulos de posgrado y doctorales, especialmente en medicina, ingeniería y ciencias
naturales. De esa forma, las universidades aumentan su participación como sector de ejecución de
un 19 % en 1963 a un 28 a 30 % del total en los años '70. Posteriormente la presencia de las
universidades como sector de ejecución se reduce a alrededor de un cuarto del total. Para el año
2000, existían 40 universidades con más de 200 centros de investigaci6n (de más de 25
investigadores cada uno). En las universidades canadienses, incluyendo las organizaciones sin
fines de lucro en el año 1995 participaban 45.000 personas en tareas de I&D, de las cuales más de
31.000 eran investigadores con posgrado.
En contraste, las universidades argentinas, que habían recibido un impulso notable a fines de los
años '50 y comienzos de los '60, reciben un golpe muy serio con la intervención del gobierno
militar en 1966 y la fuga de cerebros se origina. Se sigue haciendo investigación solo en medicina
y en algunas facultades de ciencias y se siguen formando recursos humanos a nivel de grado. A
pesar de estos inconvenientes y, dado el escaso esfuerzo del sector privado, las universidades
argentinas reunían más del 30 % del gasto en ciencia y tecnología. En 1987 se hace un tímido
movimiento para abandonar el modelo de supervivencia de la universidad, con la creación de la
Dirección de Convenios y Transferencias en la Universidad de Buenos Aires. Entre sus funciones
se encuentra la realización de seminarios y encuentros universidad-empresa, la confección de
catálogos de oferta tecnológica y la creación de incentivos para que docentes e investigadores
enfrenten tareas de vinculación con el sector privado (Chudnovsky, 2000). Contemporáneamente
aparecieron movimientos similares en otras universidades nacionales, que si bien son pasos en la
buena dirección no generan mayores movimientos. Como resultado de la aplicaci6n del programa
de incentivos a los docentes investigadores que se pone en marcha entre 1993 y 1995, el número
de investigadores equivalentes a jornada completa en las universidades nacionales pasa de 5.300
en 1993 a 9.200 en 1997. Para el año 2000, ya contaban con 2.000 becarios y 2.400 personas de
apoyo. Sin embargo, existían serias dudas acerca de cuantos de los profesores que se acogen al
programa de incentivos son investigadores efectivamente, dado que, en contraste con Canadá, las
facultades y universidades con planteles significativos de profesores con dedicación exclusiva y
con recursos para la investigación son la excepción a la regla. Para una cantidad similar de
estudiantes universitarios entre 800.000 y 850.000 en cada país en los años '90, las universidades
canadienses producen casi 180.000 graduados por año en tanto que las universidades argentinas
solo 35.000. Las universidades privadas tenían so1o 533 investigadores y 85 becarios,
contribuyendo só1o marginalmente a la producción científica universitaria en los años '90.
Tanto en Canadá como en la Argentina, los años '90 se caracterizaron por la creciente apertura de
las economías al mundo, la estabilidad de los contextos macroeconómicos, la globalización y un
creciente cambio tecnológico. Se ha visto que Canadá adoptó varias políticas tecnológicas con
evidente éxito en la promoción de nuevas industrias intensivas en conocimiento. En el caso
particular de la Argentina, la modernización de su estructura productiva se Ilevó a cabo
principalmente a través de importaciones de bienes de capital y tecnología intangible, y es recién
que en la primera década del siglo XXI se comienza a formular en forma consistente políticas de
fomento a la innovación, incluyendo algunas que fueron particularmente exitosas en Canadá.