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«Hitler» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Hitler (desambiguación).
Adolf Hitler
Predecesor Ninguno
Paul von Hindenburg (presidente)
Él mismo (canciller)
Sucesor Ninguno
Karl Dönitz (presidente)
Sucesor Él mismo
Información personal
Causa de la
Suicidio por arma de fuego
muerte
Residencia Berlín
Lengua
Alemán
materna
Partido
DAP y NSDAP
político
Características físicas
Altura 1'75m
Peso 72 kg
Ojos Azul
Cabello Marrón
Familia
Educación
Información profesional
Ocupación Político
Obras
Mi lucha
notables
Rango Cabo
Firma
Índice
1Política
2Primeros años
o 2.1Infancia
o 2.2Juventud en Viena y Múnich
o 2.3Primera Guerra Mundial
3Inicios en el nazismo
o 3.1Inicio de la actividad política
o 3.2Putsch de Múnich
o 3.3Mein Kampf
o 3.4Reestructuración del partido
4Ascenso al poder
o 4.1El ascenso durante la Depresión
o 4.2Intrigas de Schleicher y Papen
5Establecimiento de la dictadura
o 5.1El incendio del Reichstag y la ley habilitante
o 5.2Gleichschaltung
o 5.3La purga de las «camisas pardas»
6Tercer Reich
o 6.1Economía y cultura
o 6.2El rearme y nuevas alianzas
7Segunda Guerra Mundial
o 7.1Triunfos iniciales
o 7.2La caída
8Últimos días
o 8.1Boda con Eva Braun y testamento
o 8.2Suicidio
o 8.3El destino del cadáver y las versiones de los soviéticos
9Rasgos de su personalidad
o 9.1Autodidacta y lector empedernido
o 9.2Antisemitismo
o 9.3Teorías sobre el origen de su antisemitismo
10Legado de Hitler
o 10.1"Higiene racial" y el Holocausto
11Véase también
12Notas
13Referencias
14Bibliografía
15Enlaces externos
Política
Ascendió al poder durante un período de crisis económica, social y política, acentuada por
los efectos de la Gran Depresión de 1929 y el descontento y frustración popular en
Alemania como consecuencia de la derrota en la Primera Guerra Mundial. A lo largo de su
mandato político utilizó la propaganda estatal y su carismática oratoria para persuadir a las
masas, enfatizando su oposición al Tratado de Versalles de 1919, al pueblo judío,
al pacifismo y al comunismo internacional, particularmente el soviético-bolchevique. A la
vez, resaltaba el nacionalismo alemán, el militarismo, el racismo, la llamada preservación
de la raza aria, el pangermanismo y la anexión o recuperación armada de territorios
europeos perdidos por el Imperio Alemán después de la Primera Guerra Mundial. Después
de reestructurar la industria y economía y frenar en poco tiempo la inflación y
el desempleo, Hitler se ganó el apoyo popular. Rearmó y organizó las fuerzas armadas
alemanas, estableciendo una dictadura totalitaria personal que transformó a la sociedad
alemana y eliminó su sistema democrático. Su régimen se caracterizó por la discriminación
racial, la supremacía aria y la persecución étnico-religiosa y política. Desde 1939, como
consecuencia de la guerra, este modelo se extendió al resto de Europa. En el plano
ideológico, Hitler asumió los planteamientos del fascismo italiano pero con matices propios
basados en las características del nazismo y la sociedad alemana. En torno a su figura se
desarrolló un intenso culto a la personalidad.
Perseguía una agresiva política exterior expansionista para ampliar
el Lebensraum ('espacio vital') alemán al este de Europa, y combatir una
presunta conspiración internacional entre el judaísmo, la masonería, el comunismo y el
capitalismo por parte de los gobiernos estadounidense, inglés y soviético. Su política tenía
como objetivo establecer un Nuevo Orden (Neuordnung) en el que Alemania y la raza aria
tendrían un papel hegemónico mundial.
Responsable del inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa con
la invasión de Polonia en septiembre de 1939, para 1941, período de su apogeo, sus
tropas y aliados del Eje ocuparon la mayoría de Europa y partes de Asia y África, pero
fueron derrotadas por las potencias Aliadas en 1945. Hacia el final de la guerra, las
violentas políticas de conquista territorial y subyugación racial de Hitler habían causado la
muerte de entre 55 y 60 millones de personas (alrededor del 2% de la población mundial
de la época) en su mayor parte civiles, así como un considerable grado de destrucción de
ciudades europeas. El exterminio sistemático y masivo de enemigos políticos y personas
consideradas racialmente «inferiores» o «subhumanas», mediante la detención en una red
de campos de concentración y exterminio en Alemania y en los territorios conquistados,
llevó a la muerte a poco más de seis millones de judíos en lo que posteriormente en el
contexto histórico se denominó el Holocausto, como así también a homosexuales, gitanos,
eslavos, discapacitados físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra soviéticos y
opositores políticos a su régimen. Las estimaciones del número de personas que perdieron
la vida como consecuencia de medidas raciales adoptadas por el gobierno de Hitler, sus
aliados del Eje, estados satélite y colaboradores, según la mayoría de los historiadores
serían aproximadamente once o doce millones de personas, de las cuales la mitad
corresponderían al Holocausto.
Primeros años
Infancia
Véase también: Familia Hitler
Hitler de niño.
Alois Hitler, padre de Hitler (1837–1903).
Adolf Hitler nació en Braunau am Inn, una pequeña aldea cerca de Linz en la provincia de
la Alta Austria, no muy lejos de la frontera alemana, en lo que entonces era el Imperio
austrohúngaro. Nacido en una familia de clase media, su padre, Alois Hitler (1837-1903),
fue un agente de aduanas. Su madre, Klara Pölzl (1860-1907), fue la tercera esposa de
Alois. Hitler fue el tercer hijo de la pareja.5 Como los padres de Hitler eran primos, debieron
obtener una dispensa papal para el matrimonio. De los cinco hijos de Alois y Klara, sólo
Adolf y su hermana Paula llegaron a la edad adulta.6 El padre de Hitler también tuvo un
hijo, Alois Jr., y una hija, Angela, con su segunda esposa.6
Su padre, Alois Hitler, fue un hijo ilegítimo, por lo que durante los primeros treinta y nueve
años de su vida llevó el apellido de su madre, Schicklgruber. En 1876, el padre de
Alois, Johann Georg Hiedler, finalmente lo reconoció. En el siglo XIX eran comunes
en Austria las variantes del apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. La teoría del
escritor Franz Jetzinger de que el apellido guarda relación con el checo Hidlar o Hidlarcek7
ha sido citada en la literatura en numerosas ocasiones,8 pero es actualmente rechazada: lo
más probable es que todas esas variantes deriven de Hütte (choza), con lo que el apellido
significaría algo así como «pequeño campesino» o «el que vive en una cabaña».9
La propaganda de los Aliados explotó el apellido original de la familia de Hitler durante
la Segunda Guerra Mundial. Panfletos portando la frase Heil Schicklgruber fueron lanzados
desde el aire sobre ciudades alemanas. Sin embargo, Adolf nació legalmente como Hitler;
además, se encontraba también relacionado con Hiedler a través de su abuela
materna, Johanna Hiedler.
El nombre Adolf viene del antiguo alto alemán y significa «lobo noble» (Adel=nobleza
+ wolf=lobo).10 De ahí que uno de los apodos de Hitler puestos por él mismo
fuera Wolf o Herr Wolf —comenzó a usar este apodo a principios de los años 1920 y se le
dirigían con él solo los amigos íntimos (como «Tío Wolf» por los Wagner) hasta la caída
del Tercer Reich—.11 Los nombres de varios de sus cuarteles generales dispersos por
la Europa continental (Wolfsschanze en Prusia
Oriental, Wolfsschlucht en Francia, Werwolf en Ucrania, etc.) reflejan esto. Incluso Hitler
sugirió a su hermana Paula que se cambiara de nombre durante los juegos Olímpicos en
Garmisch y se mantuviera en estricto incógnito bajo el apellido Wolff, manteniendo su
nombre si quería. Por sugerencia de Paula, se añadió el calificativo de Frau (Señora) para
hacer menos sospechoso el cambio de nombre ante sus conocidos (haciendo ver que el
cambio de nombre fuera debido a un matrimonio). Hitler era conocido como Adi por su
familia y parientes más cercanos.
Hitler dijo que, de niño, era azotado a menudo por su padre. Años más tarde le dijo a su
secretaria: «Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre me
azotaba. Unos pocos días después tuve la oportunidad de poner a prueba mi voluntad. Mi
madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En cuanto a mí, conté
silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi trasero».12
La familia de Hitler se mudó a menudo, de Braunau am Inn a Passau,
Lambach, Leonding y Linz. El joven Hitler fue un buen estudiante en primaria. Pero en
sexto, en su primer año de enseñanza secundaria (Realschule) en Linz, fue suspendido y
tuvo que repetir el curso. Sus profesores dijeron que no tenía «deseos de trabajar». No
obstante, quedó cautivado por las lecturas pangermánicas del profesor Leopold Poetsch,
quien influyó notablemente en la mente del joven.
En Mein Kampf, Hitler concluyó que su bajo desempeño en la educación fue
una rebelión contra su padre, que quería que su hijo siguiera una carrera como agente de
aduanas; en cambio, Hitler quería convertirse en pintor. Esta explicación se sostiene aún
más por la posterior descripción de Hitler de él mismo como un artista incomprendido. Sin
embargo, Alois Hitler deseaba que su hijo llegara a ser funcionario como él, empleo del
que se sentía muy orgulloso y al que había llegado prácticamente sin una base académica.
Pero al joven Hitler ese futuro no le seducía en absoluto, ya que estaba demasiado alejado
de su objetivo, las artes. No obstante, después de la muerte de Alois el 3 de enero de
1903, el trabajo escolar de Hitler no mejoró. A la edad de dieciséis años, Hitler abandonó
la educación secundaria sin un título.
Juventud en Viena y Múnich
Véase también: Pinturas de Adolf Hitler
El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial; una semana después, Hitler se
presentó como voluntario en el Ejército alemán y fue asignado a un regimiento bávaro. El
inicio de la guerra ocasionó gran entusiasmo en el joven Hitler, quien pensó que había
llegado una oportunidad para cambiar su vida:
No estoy avergonzado de decir que, arrastrado por mi entusiasmo, me arrodillé y agradecí al Cielo
desde el fondo de mi corazón ... por haberme permitido vivir en ese tiempo.24
En efecto, Hitler nunca se quejaba sobre la suciedad del frente y jamás pidió un permiso
para abandonarlo,25 aunque pudo salir cuando estuvo recuperándose de la herida en su
pierna en un hospital en Berlín. Cuando regresó, empezó a pronosticar repetidamente que
Alemania perdería la guerra por causa de los judíos y los marxistas, a quienes acusó de
robar a la nación y no prestar servicio militar.26 En el aspecto personal, Hitler nunca recibía
cartas o presentes de amigos o familiares, y no acompañaba a los soldados cuando
hablaban de mujeres.25 Durante la guerra, también aprovechó la oportunidad para dibujar
algunas historietas y dibujos de instrucción para el periódico del Ejército.
En la imagen, una caricatura ilustra la Dolchstoßlegende: una mujer judíaataca por la espalda a un
soldado alemán. Hitler fue un ferviente creyente de esta leyenda, culpando a los judíos y marxistas
de la derrota alemana en la I Guerra Mundial.
El 13 de octubre de 1918, poco antes del final de guerra, Hitler quedó atrapado en
un ataque de gas venenoso británico, cerca de Ypres. Fue trasladado a un hospital de
campaña, donde quedó temporalmente ciego por causa de los gases tóxicos.27 El 10 de
noviembre se encontraba parcialmente recuperado en el hospital militar de Pasewalk,
cerca de Stettin, cuando fue informado que la monarquía había sido depuesta y que se
había proclamado la posteriormente conocida como República de Weimar. Cuando se
enteró de que al día siguiente iba a firmarse un armisticio y que la guerra se había perdido,
Hitler cuenta que se derrumbó, y posteriormente describió así su reacción: «Todo se hizo
negro de nuevo ante mis ojos».28
Una investigación realizada por Bernhard Horstmann indica que su ceguera temporal pudo
haber sido resultado de una reacción histérica a la derrota alemana.[cita requerida] Hitler
expresó metafóricamente que durante aquella experiencia, al quitarse la venda que cubría
sus ojos, fue cuando descubrió que el objetivo de su vida era lograr la salvación de
Alemania. Mientras tanto, fue tratado por un médico militar y un especialista en psiquiatría,
que, según se informa, diagnosticó al cabo como «incompetente para comandar gente» y
«peligrosamente psicótico».[cita requerida] Su comandante declaró: «¡Nunca promoveré a este
histérico!».[cita requerida] Sin embargo, el historiador Sebastian Haffner, refiriéndose a la
experiencia de Hitler en el frente, sugiere que por lo menos tuvo algún tipo de
entendimiento con los militares.
La derrota alemana en noviembre de 1918 lo impactó sobremanera, pues en la creencia
popular alemana el ejército alemán permanecía invicto. Como muchos otros nacionalistas
alemanes, Hitler culpó a los socialdemócratas («los criminales de noviembre») por el
armisticio. Una explicación extendida por la derecha conservadora sobre la causa de la
derrota fue la Dolchstoßlegende («leyenda de la puñalada por la espalda»), que pretendía
argumentar que a espaldas del ejército los políticos socialistas y marxistas habían
traicionado y «apuñalado» por la espalda a los alemanes y a sus soldados.
El Tratado de Versalles impuso reparaciones de guerra y otras sanciones económicamente
muy perjudiciales para el país, declarando a Alemania culpable de los horrores de
la Primera Guerra Mundial. Durante la negociación del documento surgieron controversias
entre el afán pacificador de Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos y el
revanchismo del primer ministro francés, Georges Clemenceau. La reconciliación nunca
estuvo dentro de los objetivos del Reino Unido y Francia porque,[cita requerida] desde
mediados del siglo XIX, Alemania había rivalizado con estas dos potencias por la
hegemonía de Europa y el control sobre los territorios coloniales en África y Asia. El
tratado fue considerado por los alemanes como una humillación y fue un importante factor
en la creación de las reivindicaciones políticas y territoriales demandadas por Hitler y su
Partido Nacionalsocialista al llegar al poder.
Inicios en el nazismo
Artículo principal: Nazismo
En el verano de 1921, Hitler era el líder del partido;52 no sólo era el principal orador y
propagandista, sino que también era la principal fuente de ingresos de ese movimiento
revolucionario. No obstante, los fundadores se encontraban resentidos debido a la
conducta dictatorial de Hitler, y aprovechando que se encontraba de viaje en el norte de
Alemania, planificaron la fusión de su partido con otros grupos políticos; de esta manera,
pensaban reducir la importancia de Hitler y cuestionar su liderazgo. Hitler se enteró de
estos planes y regresó a Múnich, solicitando poderes dictatoriales en el partido, de lo
contrario renunciaría. Drexler respondió publicando una carta en un periódico, denunciado
los abusos autoritarios de Hitler, pero este presentó una demanda legal en su contra, y
Drexler se tuvo que retractar. Derrotado, Drexler fue retirado de su cargo de presidente y
Hitler lo sucedió, convirtiéndose en el líder indiscutible del Partido Nazi. De esta manera,
se estableció el «principio del liderazgo», que formó el sistema de gobierno político de la
Alemania nazi.53
En estos años Hitler conoció a Rudolf Hess, Hermann Göring, a Ernst Hanfstaengl y Alfred
Rosenberg, quienes junto con Eckart, lo introdujeron a círculos sociales más altos, de los
cuales pudo obtener generosas donaciones para el naciente partido.
Alentado por el rápido crecimiento, Hitler empezó a idear la toma del poder. Sin embargo,
su partido no era todavía la principal fuerza política en Baviera, y era desconocido fuera de
este estado, por lo que Hitler concluyó que necesitaba el apoyo de las fuerzas políticas y
las guarniciones militares bávaras para lograr este objetivo.54 Influenciado por la marcha
sobre Roma de Benito Mussolini, Hitler ideó realizar una marcha similar hacia Berlín, con
la que doblegaría al gobierno nacional fácilmente.54
A finales de 1922, contaba ya con una pequeña y creciente banda de seguidores fanáticos,
inspirada por la marcha sobre Roma de Mussolini, que empezó a ver en él el deseo de un
líder nacional heroico. En este sentido, un libro publicado ese año se refería a Hitler
explicando que
el secreto de su personalidad reside en el hecho de que lo que yacía dormido en lo más profundo
del alma del pueblo alemán ha cobrado vida en él [...]. Y eso es lo que ha aparecido en Adolf Hitler:
la viva encarnación del anhelo de la nación.55
Putsch de Múnich
Artículo principal: Putsch de Múnich
Hitler junto a los demás acusados por el Putsch de Múnich durante su juicio.
Hitler saludando a las tumbas de los dieciséis nazis que murieron durante el golpe de 1923.
La estadía de Hitler en la prisión de Landsberg le permitió organizar sus ideas, que dictó a
diversos secretarios. El resultado sería una obra titulada Mein Kampf (Mi Lucha), aunque
originalmente había planeado llamarla Cuatro años de lucha contra mentiras, estupidez y
cobardía.67 Esta obra, dedicada a Dietrich Eckart,[cita requerida] era una autobiografía y, más
importante aún, una exposición de la ideología nacionalsocialista.
A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado alemán
nacionalsocialista debía seguir para finalmente convertirse en el «amo del mundo».68
Primero aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad franco-germana, que se lograría
con la destrucción de Francia.68 Una vez conseguido esto, Alemania finalmente se
encontraría en libertad de expandirse, con el objetivo de conseguir el llamado «espacio
vital alemán». Hitler concluye que el Tercer Reich no debe buscar colonias
en Asia o África, sino que debe expandirse hacia el este, a expensas de Rusia.68 Aunque
reconoce que diversos pueblos ya habitan en Europa oriental, asegura que el pueblo
alemán tiene el derecho de desalojar a sus ocupantes:
...la naturaleza no ha reservado esta tierra para la futura posesión de una nación o raza en
particular; por el contrario, esta tierra existe para el pueblo que posea la fuerza de tomarla. 68
Acerca de la expansión alemana hacia el este.
Gregor Strasser, líder nazi que en varias ocasiones cuestionó el liderazgo de Hitler.
Sin poder utilizar sus dotes de oratoria, Hitler empezó entonces a trabajar como
propagandista y organizador. Fue durante estos años que organizó el Partido Nazi a nivel
nacional, y empezó a crear agrupaciones de todo tipo dentro del mismo. Pronto se crearon
las Juventudes Hitlerianas y la Liga de Muchachas Alemanas, y se establecieron
organizaciones en Austria, Checoslovaquia, el Sarre y la Ciudad Libre de Danzig. Se
establecieron las SS como una subdivisión de las SA; sus miembros debían realizar un
juramento de lealtad especial hacia Hitler y pronto se distinguieron por ser más confiables
que los rudos «camisas pardas». Hitler se colocó a la cabeza de la jerarquía nazi, bajo el
título de «Supremo Líder del Partido y de las SA, Presidente de la Organización
Nacionalsocialista Alemana de los Trabajadores». Además, creó el «Directorado del
Reich», compuesto por los principales jerarcas nazis. Uno de los objetivos de crear esta
estructura tan vasta y compleja era la formación de «un Estado dentro del Estado»;80 de
esta manera, cuando los nazis finalmente llegasen al poder, Hitler podría destruir la
estructura republicana en poco tiempo, y la reemplazaría por la estructura de su Partido.80
Decidido a convertir a su partido en una fuerza nacional relevante, Hitler llamó a Gregor
Strasser y le propuso la organización del movimiento en el norte de Alemania.81 La
personalidad de Strasser competía con la de Hitler, y la idea de trabajar con independencia
en Prusia, Sajonia, Hanóver y la Renania le agradó, por lo que se dedicó a esta tarea junto
con su hermano Otto Strasser y un joven secretario llamado Joseph Goebbels. Sin
embargo, la personalidad independiente de Strasser y su firme creencia en el
elemento socialista del programa nacionalsocialista le ganaron la animosidad de Hitler.8281
En poco tiempo, Strasser se convertiría en la amenaza más seria al liderazgo del último, y
esto finalmente le costaría la vida.
El 22 de noviembre de 1925, Strasser realizó una conferencia en Hanóver, donde apoyó la
expropiación de bienes de la nobleza depuesta, medida que pronto iba a ser consultada en
un plebiscito. De esta manera, la organización nazi del norte, la Arbeitsgemeinschaft der
Gauleiter Nord-West, se unió a los marxistas en la campaña electoral.83 Hitler contraatacó
el 14 de febrero de 1926, organizando una conferencia en Bamberg, donde obligó a
Strasser y a Goebbels a retractarse de su programa. Para complicar la posición de
Strasser, Goebbels abandonó su causa unos días después y se unió a Hitler. Sin embargo,
este no sería el fin de la enemistad entre Hitler y Strasser.
Después de este encuentro, el partido de Hitler quedó aún más centralizado, y el
llamado Führerprinzip («Principio del líder») quedó finalmente arraigado en la organización
partidaria. Bajo este sistema, los dirigentes no serían elegidos por su grupo, sino más bien
designados por sus superiores, siéndoles delegada la completa responsabilidad ante ellos,
al tiempo que exigirían la misma obediencia incondicional a sus subordinados. De acuerdo
a Hitler, todo el poder y la autoridad debía ser delegada de arriba hacia abajo.
Ascenso al poder
Artículo principal: Ascenso al poder de Adolf Hitler
La Gran Depresión trajo nuevos tiempos para el revolucionario alemán. Durante años
Hitler había predicho que llegaría y mientras varios bancos se declaraban en quiebra y
millones perdían sus empleos, él declaró su satisfacción, porque entendió que el momento
era oportuno para su discurso revolucionario:
Nunca en mi vida he estado más dispuesto e interiormente presto a la lucha que en estos días.
Porque la dura realidad ha abierto los ojos de millones de alemanes a las estafas, mentiras y
traiciones sin precedentes de los marxistas engañadores del pueblo.84
Acerca de la Gran Depresión.
Como líder de la segunda fuerza política en el Parlamento, Hitler pronto fue incluido en los
planes de los gobernantes de la República de Weimar.89 A finales de 1931 se reunió con el
canciller Brüning y el presidente Hindenburg, pero ambos fueron incapaces de conseguir
un acuerdo político con él. Fue después de esta primera reunión que Hindenburg aseguró
que:
...el «cabo bohemio» era un curioso personaje que podría llegar a ser un Ministro de Correos, pero
ciertamente no un Canciller.90
Hindenburg sobre Hitler.
El 7 de enero de 1932, Brüning se reunió de nuevo con Hitler, e intentó persuadirlo de que
aprobase la postergación de las elecciones presidenciales de 1932.91 El anciano
Hindenburg no quería postularse a la reelección, y todo parecía indicar que Hitler se
convertiría en presidente ante la carencia de otros candidatos de peso; si Hitler aceptaba
la postergación de las elecciones hasta la muerte natural de Hindenburg, el canciller
Brüning luego solicitaría el restablecimiento de la monarquía alemana, aunque bajo
un sistema de gobierno similar al británico.92 Hitler se dio cuenta que esta medida no lo
beneficiaría, y después de realizar una serie de demandas que fueron rechazadas de
inmediato por Hindenburg, rehusó apoyar el plan de Brüning. De esta manera, Hindenburg
fue forzado a aspirar a un segundo período para evitar un triunfo hitleriano.
El 25 de febrero, Hitler finalmente decidió convertirse en ciudadano alemán, y de inmediato
presentó su candidatura, en contraposición a la de Hindenburg. A pesar de que Hitler
realizó una impresionante campaña electoral,93 Hindenburg ganó con holgura estas
elecciones, aventajándolo con más de 16 puntos porcentuales. El candidato austríaco
había duplicado los votos de su partido en dos años, pero parecía incapaz de acceder el
poder a través de los votos sin comprometerse políticamente con Hindenburg. Fue en este
año que la animosidad entre Strasser y Hitler se acentuó de nuevo; a pesar de su derrota
en Bamberg en 1926, Gregor Strasser había continuado siendo un importante líder del
Partido Nazi, y era más aceptado por el Parlamento y el presidente que Hitler. Debido a su
talento político, Hitler lo mantenía en su círculo de asesores más cercano, y junto
con Goebbels, Göring, Frick y Röhm, ocupaba el escalafón más alto del Partido en 1932.
Sin embargo, Strasser empezó a criticar la postura intolerante de Hitler, quien rehusaba
compartir un gobierno con los hombres de Hindenburg.
Saludo fascista, abril de 1932
Después de esta derrota electoral, las «camisas pardas», que ya superaban al Ejército en
número, fueron prohibidas. Fue en este momento que el General Kurt von Schleicher,
artífice del ascenso de Brüning, empezó a conspirar para provocar su caída. Schleicher
contactó a Hitler a través de Röhm; a este último le ofreció legalizar las SA de nuevo, con
planes de anexarlas posteriormente al Ejército.94 Por otro lado, le ofreció a Hitler la
convocatoria de nuevas elecciones parlamentarias, a cambio de apoyar a un nuevo
gobierno. Como antiguo amigo de Hindenburg, Schleicher logró convencerlo de forzar la
renuncia de Brüning, y luego lo persuadió de que nombrase canciller a Franz von Papen.
En las nuevas elecciones parlamentarias de 1932, el Partido Nazi se convirtió en la
primera fuerza política del Parlamento, pero no alcanzó la mayoría necesaria para
gobernar. Con estos resultados, Hitler se negó a apoyar a Papen, y reclamó la Cancillería
para él, rehusando de nuevo compartir el poder con la facción de Hindenburg y Schleicher.
Con este nuevo fracaso, la corriente de Strasser en el Partido Nazi se fortaleció, y la
dirección política de Hitler empezó a ser criticada públicamente por este.
Al igual que su predecesor, el nuevo canciller, resultó ser incapaz de conseguir la mayoría
parlamentaria, y Papen llamó entonces a nuevas elecciones, las terceras en 1932. Aunque
en estas elecciones los nazis continuaron siendo la primera fuerza política, perdieron
votos, y Hitler quedó aún más lejos de alcanzar la mayoría en el Parlamento. No obstante,
por esto no cambió su estrategia, ya que el político austríaco continuó demandando la
Cancillería para él, rechazando el ofrecimiento de la Vice-cancillería que le extendió
Hindenburg. Por su parte, Schleicher empezó a planificar la caída de Papen, y convenció a
Hindenburg que si lo nombraba canciller lograría dividir el Partido Nazi separando a
Strasser. Hindenburg accedió el 2 de diciembre de 1932, sin embargo, el gobierno de
Schleicher fue breve, ya que Hitler lo sucedería en menos de dos meses.
En este punto era claro que aún antes del ascenso de los nazis al poder, el poder ya no
residía en el pueblo ni el Parlamento democráticamente electo, sino en el presidente
Hindenburg, quien era muy anciano y propenso a ser manipulado por la camarilla que lo
rodeaba.95 Esto era obvio para Hitler, y por eso, cuando Papen se le acercó unos días
después de haber salido de la Cancillería, decidió hacer un trato con él, ya que el
excanciller todavía contaba con la confianza del presidente. Esta alianza llegó en el
momento oportuno para Hitler, ya que el Partido Nazi se encontraba en quiebra, y los
seguidores más radicales estaban abandonando las filas para ingresar al Partido
Comunista. Para complicar la situación, Schleicher había puesto en marcha su plan de
dividir a los nazis, ofreciendo la Vicecancillería a Strasser, y aunque este no había
aceptado, sí tuvo una calurosa discusión con Hitler, después de la cual renunció a todos
sus cargos y envió su versión de la historia a los periódicos, amenazando acabar con el
Partido. Esta era la amenaza más grave contra el movimiento nazi desde 1925, y Hitler
amenazó con suicidarse:
Si el partido llegara a caerse a pedazos, le pondré fin a todo en tres minutos con un disparo.
Sobre la amenaza de Strasser.
Strasser tenía control sobre una parte importante de la estructura nazi, pero en el
momento crítico decidió viajar a Italia a tomar unas vacaciones, con la esperanza de que
Hitler lo llamase de regreso. El futuro dictador no sólo no lo llamó, sino que aprovechó su
ausencia para destituir a todos sus simpatizantes de los cargos de importancia en el
partido, y en su lugar nombró a partidarios más fieles. Luego, convocó a todos los líderes
nazis a Berlín, donde les tomó un juramento de fidelidad personal. Cuatro días después de
la partida de Strasser, Hitler había tomado finalmente el control de toda la estructura
política del partido.
El 4 de enero de 1933, Hitler se reunió con Papen, donde acordaron formar una coalición
en caso de que el último lograse convencer a Hindenburg de nombrar canciller al líder
nacionalsocialista. El 22 de enero, Hitler tuvo otra reunión con Otto Meissner y con Oskar
von Hindenburg, Secretario e hijo del presidente respectivamente, consiguiendo su apoyo.
El 28 de enero, después de pasar varios días intentando conseguir apoyo de cualquier
fuerza política sin éxito, el canciller Schleicher presentó su renuncia ante Hindenburg. El
anciano presidente de inmediato buscó el consejo de Papen, quien le aseguró que podría
formar un gobierno con Hitler, donde los nazis serían minoría y estarían bajo control.
Finalmente, el 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller de Alemania por el
presidente Hindenburg.96 Políticos conservadores como Papen, e industriales adinerados
como Emil Kirdorf, pensaron que lograría controlar al revolucionario alemán y que lo harían
obrar en pro de sus intereses, pero en unas pocas semanas Hitler demostraría ser más
capaz que estos, y durante su gobierno, muchos de los que lo ayudaron en su carrera al
poder terminarían siendo ejecutados, confinados en campos de concentración o huyendo
al exilio para salvar sus vidas.
Establecimiento de la dictadura
Con su llegada al poder, Hitler estaba lejos de encontrarse en una situación segura, las
mismas fuerzas que habían motivado la renuncia de los tres últimos cancilleres seguían
vigentes, y por lo tanto Hitler tenía que lidiar con el presidente Hindenburg y su camarilla,
quien a su vez era respaldado por el Ejército y por su propio gabinete de ministros,
controlado por los conservadores e industriales, donde los nazis eran minoría.97 Además,
en el Partido Nazi estaban presentes las expectativas de 4 millones de camisas
pardas que, liderados por Ernst Röhm, no ocultaban su desdén por el hecho de que tantos
elementos conservadores compartieran el gobierno con Hitler. Adicionalmente se
encontraban las fuerzas políticas opositoras en el Parlamento, socialdemócratas y
comunistas, que controlaban diversos gobiernos regionales; aunque, a pesar de su
aversión por el nazismo, jamás fueron capaces de aproximarse entre sí para formar un
frente común contra este.
El incendio del Reichstag y la ley habilitante
Artículos principales: Incendio del Reichstag, Decreto del incendio del Reichstag, Elecciones
parlamentarias de Alemania de 1933 y Ley habilitante de 1933.
Con solo el 34 % del Parlamento bajo su control, Hitler todavía tenía que recurrir al
«Anciano Caballero», el presidente Hindenburg, para lograr aprobar sus leyes.98 El
vicecanciller Franz von Papen, que gozaba del apoyo de Hindenburg, estaba seguro de
que «en dos meses habremos arrinconado tanto a Hitler que se pondrá a chillar».98 Papen
no fue el único que subestimó a Hitler, la prensa en general seguía esta misma línea de
pensamiento:
La composición del gabinete no deja a Herr Hitler la menor posibilidad de colmar sus ambiciones
dictatoriales.98
The New York Times, 31 de enero de 1933
El 27 de febrero de 1933, una semana antes de las elecciones el edificio del Reichstag fue
incendiado. Si bien todavía existe dudas sobre la autoría del incendio, es claro que Hitler
se benefició ampliamente de este crimen.106 Después de que la policía atrapara a un
comunista neerlandés de nombre Marinus van der Lubbe en la escena del crimen, Göring
empezó a acusar a los comunistas de querer ejecutar un golpe de Estado, y la prensa nazi
pronto copió su discurso. Al día siguiente, Hitler no perdió tiempo en presentar un decreto
de emergencia de seis artículos, redactados por Göring, donde solicitaba la suspensión de
varios artículos de la Constitución de Weimar con el objetivo de «proteger los documentos
culturales alemanes».107 En realidad, el llamado Decreto del incendio del
Reichstag acababa con todos los derechos que suelen defender las naciones
democráticas: la libertad de expresión; el respeto a la propiedad privada; la libertad de
prensa; la inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones
telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación.107 Además, permitía al
gobierno nacional intervenir cualquier gobierno regional que considerase incapaz de
mantener el orden en su estado.108 Luego de que Papen y Meissner apoyaran el decreto,
el anciano presidente lo firmó.107
Con estos poderes, la persecución nazi se intensificó, los dirigentes comunistas fueron
arrestados y enviados a campos de concentración; además, desde los medios del Estado
se inició una campaña de alerta contra el «terror comunista», tratando de convencer al
ciudadano alemán de que, a menos que no votasen por los nazis, el país entraría en
una guerra civil.108109 Por otro lado, Hitler moderó su discurso, aseguró que sólo
necesitaba cuatro años en el poder y minimizó su antisemitismo en público, como dejó
constancia el futuro presidente de Alemania de la posguerra, Theodor Heuss:
Vocifera mucho menos. Ha dejado de vomitar fuego contra los judíos y en estos días es capaz de
pronunciar un discurso de cuatro horas sin mencionar la palabra «judío».110
Theodor Heuss, sobre el discurso hitleriano antes de las elecciones parlamentarias de Alemania de
1933.
Ahora Hitler contaba con suficientes diputados como para cambiar la Constitución y
arroparse de más poder; no obstante, primero realizó un acto simbólico para tranquilizar a
los movimientos representados por el presidente Hindenburg: los militares, los junkers y
los monarquistas. El 21 de marzo, la misma fecha en que Bismarck inauguró el primer
Parlamento del Imperio alemán, Hitler inauguró el primer Parlamento del Tercer Reich;
seleccionó la iglesia del cuartel de Potsdam, sitio de importancia histórica para los
militaristas prusianos, y Goebbels se esforzó en crear una atmósfera que diese la
impresión de Hitler estaba subordinado al anciano Hindenburg.112 El embajador francés,
presente en la ceremonia, escribió después:
Después del llamativo compromiso hecho por Hitler en Potsdam, ¿cómo podrían estos hombres —
Hindenburg y sus amigos, los Junkers y los barones monarquistas, Hugenberg y sus alemanes
nacionalistas, los oficiales del Ejército alemán— ... dudar en concederle su entera confianza, en
cumplir todas sus peticiones, en concederle todos los poderes que exigiera?113
André François-Poncet, embajador francés en Alemania entre 1931 y 1938.
Tercer Reich
Artículo principal: Alemania nazi
Habiendo obtenido el poder político que necesitaba, Hitler llegó a obtener el apoyo y
convencer a la mayoría de los alemanes de que él era su salvador ante la economía
derivada de la Gran Depresión, el comunismo, el «judeo-bolchevismo», y el Tratado de
Versalles, junto con otras minorías «indeseables». Los nazis eliminaron la oposición a
través de un proceso conocido como Gleichschaltung.
Economía y cultura
El gobierno de Hitler auspicio la arquitectura en una escala inmensa, junto con Albert
Speer que pasaría a ser el famoso «Arquitecto del Reich». Si bien como arquitecto fue
importante en la aplicación clasicista y la re interpretación de la cultura alemana, Speer
demostró ser mucho más eficaz como ministro de armamento en los últimos años de la
Segunda Guerra Mundial. Todos estos avances fueron ampliamente explotados por el
Ministerio de propaganda dirigido por Goebbels.
En 1936, Berlín fue sede de los Juegos Olímpicos de verano, que fueron inaugurados y
dirigidos por Hitler como una forma de demostrar la superioridad aria alemana sobre todas
las demás razas. Olympia, la película sobre los juegos y otras películas documentales de
propaganda para el partido nazi fueron dirigidas por la cineasta personal de Hitler, Leni
Riefenstahl.
Aunque Hitler hizo planes para una Breitspurbahn (una red de ferrocarriles de amplio
calibre) estos fueron cancelados tras el inicio de la II Guerra Mundial. De haber sido
construido el ferrocarril, su calibre habría sido de tres metros, siendo incluso más amplio
que el ferrocarril Great Western de Gran Bretaña.
Hitler también contribuyó al diseño de un automóvil accesible y práctico para el pueblo,
automóvil que más tarde se convertiría en el Volkswagen Tipo 1, cuyo diseño y
construcción le fue encomendado al ingeniero Ferdinand Porsche. La producción de este
también fue aplazada a causa de la guerra.
Hitler consideró a la antigua Esparta como el primer estado nacional socialista, y alabó su
tratamiento eugenésico de los niños deformes.
También otorgó la Orden del Águila Alemana, una de las más altas distinciones del Tercer
Reich, al industrial Emil Kirdorf en abril de 1937, en recompensa por su apoyo financiero
durante su ascenso al poder. Al año siguiente, cuando murió, también le organizó un
funeral de estado.
El rearme y nuevas alianzas
Artículos principales: Potencias del Eje y Pacto Tripartito.
Hitler y Mussolini.
Si bien se especula que desde 1919, se mantenía un programa secreto para volver a
armar un ejército por parte del gobierno Alemán, es en marzo de 1934, cuando Hitler
anuncia públicamente que el Ejército alemán se ampliaría a 600 000 hombres (seis veces
el número estipulado en el Tratado de Versalles), así como la introducción de una Fuerza
Aérea (Luftwaffe) y el incremento del tamaño de la Marina (Kriegsmarine). Gran
Bretaña, Francia e Italia, así como la Sociedad de Naciones rápidamente condenaron
estas acciones. Sin embargo, dado que Alemania nuevamente explicó que sólo estaba
interesada en la paz, ningún país tomó medida alguna para detener este desarrollo y se
permitió que el programa armamentista alemán continuara. Además, el Reino Unido no
compartía la visión pesimista de Francia sobre Alemania, y en 1935 firmó un acuerdo naval
con Alemania, lo que permitió aumentar el tonelaje alemán hasta un 35% del de la armada
británica. Este acuerdo que se firmó sin consultar ni a Francia ni a Italia, debilitó
directamente la Sociedad de Naciones y puso al Tratado de Versalles en camino hacia la
irrelevancia.
En marzo de 1936, las disposiciones del gobierno alemán violaron nuevamente el tratado
al introducir tropas y ocupar nuevamente la zona desmilitarizada en Renania. Ante la
inacción de los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, el afán expansionista de Alemania se
extendió. En julio de 1936, comenzó la Guerra Civil Española cuando el ejército, dirigido
por el General Francisco Franco, se sublevó contra el gobierno de la República. Tras
recibir una petición de ayuda del general Franco en julio de 1936, Hitler envió tropas en
apoyo de Franco, y España sirvió como banco de pruebas para las nuevas fuerzas
alemanas y sus métodos, incluyendo el bombardeo de ciudades, como el de Guernica, en
abril de 1937, primer bombardeo contra blancos civiles de la historia,50 y que,
posteriormente, Pablo Picasso plasmó en su célebre cuadro.
El conde Galeazzo Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de Benito Mussolini, declaró el
25 de octubre de 1936 una alianza entre Berlín y Roma, a la que denominó «El Eje». El 25
de noviembre del mismo año, Alemania firmó el Pacto Anti-Comintern con Japón. Para
fortalecer la relación con esta nación, Hitler se reunió en 1937 en Núremberg con el
príncipe Chichibu, hermano del emperador Hirohito.
El Pacto Tripartito fue firmado por Saburo Kurusu en representación del Imperio japonés,
Adolf Hitler por Alemania y Galeazzo Ciano, el 27 de septiembre de 1940. Más tarde se
amplió para incluir a Hungría, Rumanía y Bulgaria. Este grupo se conoció como
las Potencias del Eje. Más tarde, el 5 de noviembre de 1939, en la Cancillería del Reich,
Adolf Hitler celebró una reunión secreta con los ministros de Guerra y Exteriores, más los
tres jefes de servicios, registrada en el Memorándum Hossbach y reveló sus planes para la
apropiación de «espacio vital» (Lebensraum) para el pueblo alemán.
Tras ello, Hitler eleva quejas relativas a la Ciudad libre de Dánzig y el corredor polaco
(la Crisis de Danzig), que fue cedida por Alemania en virtud del Tratado de Versalles. Gran
Bretaña no había podido llegar a un acuerdo con la Unión Soviética para una alianza
contra Alemania, y, el 23 de agosto de 1939, Hitler firma a un pacto secreto de no agresión
(el Pacto Molotov-Ribbentrop) con Stalin en el que se acordó la futura partición
de Polonia entre la Unión Soviética y la Alemania nazi. El 1 de septiembre,
Alemania invadió Polonia. Después de haber garantizado la asistencia a Polonia, Gran
Bretaña y Francia declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre, pero no actúan de
inmediato. No mucho después, el 17 de septiembre, las fuerzas soviéticas invadieron
Polonia oriental.
Hitler en Yugoslavia.
En abril de 1940, ordena a las fuerzas alemanas a marchar sobre Dinamarca y Noruega.
En mayo de 1940, Hitler ordena a sus fuerzas atacar Francia, la conquista de los Países
Bajos, Luxemburgoy Bélgica. Francia se rindió el 22 de junio de 1940. Esta serie de
victorias persuaden a su principal aliado, Benito Mussolini de Italia, para unirse a la guerra
al lado de Hitler en mayo de 1940.
Gran Bretaña, cuyas fuerzas derrotadas en Francia fueron evacuadas de la ciudad costera
de Dunkerque, continuó luchando junto a las fuerzas canadienses en la batalla del
Atlántico. Después de sus gestiones en pro de la paz sistemáticamente rechazadas por el
Gobierno británico, ahora conducido por Winston Churchill, Hitler ordena los bombardeos
sobre las islas británicas, dando lugar a la batalla de Inglaterra, un preludio de la ya
prevista invasión alemana. Los ataques comenzaron a golpear por las bases de la Real
Fuerza Aérea y la protección de las estaciones de radar sudeste de Inglaterra. Sin
embargo, la Luftwaffe no derrota a la Real Fuerza Aérea a finales de octubre de 1940. La
superioridad aérea para la invasión, denominada Operación Sealion, no estaba asegurada,
y Hitler ordenó diversos bombardeos que se llevarían a cabo en ciudades británicas,
incluyendo Londres y Coventry, en su mayoría por la noche.
La caída
El 22 de junio de 1941, aún sin doblegar a Inglaterra, tres millones de soldados alemanes
atacaron la Unión Soviética, rompiendo el pacto de no agresión que Hitler había firmado
con Stalin dos años antes. Esta invasión, llamada Operación Barbarroja, cuya duración se
estimaba en unos pocos meses, incautó grandes cantidades de territorio, incluidos los
estados bálticos, Bielorrusia, y Ucrania. También rodearon y destruyeron muchas fuerzas
soviéticas. Pero los alemanes debido al retraso de cuatro meses por las operaciones en
Grecia y Yugoslavia, no consiguieron llegar a Moscú en diciembre de 1941, en lo que
también influyó la llegada anticipada del invierno ruso con temperaturas de hasta -50 °C (el
más duro en 50 años), todo ello unido a la feroz resistencia soviética, reforzada con tropas
siberianas del entonces general Zhúkov especialmente adaptadas a las condiciones
extremas. La invasión no había logrado el triunfo rápido que Hitler quería.
Hitler firmó la declaración de guerra contra los Estados Unidos el 11 de diciembre de 1941,
cuatro días después del ataque del Imperio del Japón a Pearl Harbor, Hawái, muchos
historiadores consideran este paso un grave error táctico y político, pues logró reunir así
en su contra una coalición que incluía el imperio más grande del mundo (el Imperio
británico), el más grande del mundo industrial y financiero (los Estados Unidos), y el
ejército más grande del mundo (la Unión Soviética).
A finales de 1942, las fuerzas alemanas fueron derrotadas en la Segunda Batalla de El
Alamein, frustrando los planes de Hitler para aprovechar el Canal de Suez y el Oriente
Medio. En febrero de 1943, la titánica batalla de Stalingrado acabó con el cerco y la
destrucción del 6.º Ejército alemán. Poco después llegó la gigantesca batalla de
Kursk (1 300 000 soviéticos, 3600 tanques, 20 000 piezas de artillería y 2400 aviones,
frente a 900 000 alemanes, 2700 tanques, 2000 aviones).
Desde Stalingrado, el plan militar de Hitler se volvió cada vez más errático, los rusos
comenzaron a avanzar obligando a la retirada de fuerzas alemanas extenuadas y la
situación económica interna en Alemania se deterioró.
Después de la invasión aliada de Italia (Operación Husky), en 1943, el aliado de Hitler,
Mussolini, fue depuesto por Pietro Badoglio, que se rindió a los Aliados. A lo largo de 1943
y 1944, la Unión Soviética constantemente forzó a los ejércitos de Hitler a retroceder a lo
largo del Frente Oriental. El 6 de junio de 1944, los ejércitos occidentales aliados
desembarcaron en el norte de Francia en la Operación Overlord, la operación militar
anfibia más grande jamás realizada.
Hitler muestra a Benito Mussolini el estado en que quedó la sala en la que llevó a cabo el atentado
del 20 de julio de 1944.
En el Ejército alemán, los más realistas sabían que la derrota era inevitable, y algunos
oficiales concibieron un plan para terminar con Hitler y poner fin a la guerra. En julio de
1944, uno de ellos, el exoficial de observación de artillería del mariscal Erwin
Rommel, Claus von Stauffenberg colocó una bomba en el cuartel general de Hitler
en Rastenburg, la Wolfsschanze o Guarida del Lobo, pero sin lograr su objetivo en uno de
los atentados contra Hitler que estuvo más cerca de tener éxito.
La represión fue implacable y llevó a la detención de unas cinco mil personas, entre ellas
las familias completas de los principales implicados.124 Los detenidos fueron torturados y
sometidos a rápidos juicios espectáculo, celebrados a partir del 7 de agosto,125 que
resultaron en la ejecución de unos doscientos de los acusados.126 El principal movimiento
de resistencia fue destruido, aunque pequeños grupos aislados siguieron funcionando. La
lista de personajes que cayeron es extensa y se puede citar a Wilhem Canaris, Friedrich
Fromm y Erwin Rommel, entre otros.
El atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944 le dejó secuelas progresivas que
lentamente fueron afectando su raciocinio, desenvolvimiento y dominio de la situación.
Hitler también experimentó un deterioro de su salud. Su mano izquierda temblaba; el
biógrafo Ian Kershaw y otros creen que podría sufrir la enfermedad de Parkinson. También
se ha sospechado, por alguno de los síntomas, que pudo haber padecido sífilis, aunque
las evidencias en favor de ello son mínimas.
Últimos días
Hitler regresó por última vez a Berlín el 15 de enero de 1945, en un tren especial
procedente de Ziegenberg, localidad cercana a Bad Nauheim, donde desde su cuartel
general conocido como «Adlershorst» o «Nido del Águila» había dirigido desde el 11 de
diciembre de 1944 la fracasada ofensiva de las Ardenas.127128 Ahora su principal
preocupación era la ofensiva soviética en el frente oriental y el motivo inmediato de su
viaje fue la radical oposición de Guderian a su decisión de trasladar a la
división Grossdeutschland desde Prusia Oriental hacia el sur para reforzar la defensa del
frente polaco.129 Con su habitual desconfianza hacia los generales de
la Wehrmacht decidió que debía estar más cerca del Estado Mayor de Zossen.130
El 30 de enero, con motivo del duodécimo aniversario de su ascenso al poder, dirigió por
última vez unas palabras al pueblo alemán en un discurso radiado que, pese al optimismo
de Goebbels, permitió constatar que sus palabras ya no conseguían levantar la moral de la
población ante la evidencia de lo desesperado de la situación.131 Ese mismo día Albert
Speer le comunicó que la pérdida de la producción de la Alta Silesia significaba la total
imposibilidad de seguir manteniendo un mínimo suministro de armas y municiones al
Ejército, a lo que Hitler se limitó a contestar que no le gustaba recibir informes derrotistas y
que mantuviera un completo secreto.132 Pocos días después, el 3 de febrero, un
devastador bombardeo diurno estadounidense, el más duro que había sufrido Berlín hasta
entonces, destruyó casi completamente la vieja Cancillería del Reich y dañó gravemente el
nuevo edificio de Speer, lo que obligó a Hitler a vivir desde entonces casi
permanentemente bajo tierra, en un búnker subterráneo de dos plantas situado bajo el
jardín de la Cancillería en el que ya dormía desde su regreso.133
El 12 de febrero el comunicado de la conferencia de Yalta, que incluía las duras
condiciones impuestas por los Aliados a Alemania después de su derrota, entre ellas la
división del país, la prohibición del Partido Nazi y el procesamiento de los criminales de
guerra, no hizo si no reafirmar su postura de que cualquier tipo de rendición estaba fuera
de discusión.134 Sus esperanzas estaban puestas en lo que consideraba inevitable en un
momento u otro: la ruptura de los aliados occidentales, británicos y estadounidenses, con
los soviéticos.135 Al día siguiente Hitler reaccionó con furia al enterarse del bombardeo de
Dresde y fue necesaria la insistencia conjunta de Keitel, Jodl, Dönitz y Ribbentrop para
convencerle de que sería contraproducente su intención inicial de ejecutar a un prisionero
aliado por cada civil muerto.136
El 24 de febrero celebró la última reunión con los Gauleiter con motivo del vigesimoquinto
aniversario de su discurso de presentación del programa del partido. Estaba en muy mala
condición física, con dificultades para controlar los temblores de su brazo izquierdo y habló
sentado durante una hora y media en la que rememoró la época «heroica» del partido y,
entre evocaciones a sus triunfos pasados, afirmó que era el único que podía juzgar el
curso que tomaría la fase decisiva en que se encontraba la guerra. Poco más podía añadir
que aludir a las armas milagrosas que se estaban desarrollando antes de volver a recordar
sus tesis, en el estilo del más implacable darwinismo social, de que si se perdía la guerra
sería porque al fin y al cabo el pueblo alemán no poseía el «valor interno» necesario y él
no sentiría la menor compasión por su destrucción. Las obligadas ausencias de Erich
Koch(Prusia Oriental) y Karl Hanke (Breslau) eran reflejo de la situación real, así que su
discurso no pudo disipar el pesimismo incluso entre los incondicionales de la vieja
guardia,137 aunque no faltaron quienes como Rudolf Jordan, el Gauleiter, de Magdeburgo-
Anhalt, se sintieron revivir creyéndose ver ante el «antiguo Hitler».138 La fecha había sido
hasta 1942 motivo para un gran discurso de Hitler en la Hofbräuhaus de Múnich, pero en
esta ocasión se limitó a una proclama de cuya lectura se encargó Hermann Esser y que se
convirtió en la última que dirigió a los alemanes.139
Boda con Eva Braun y testamento
Adolf Hitler con Eva Braun en el Berghof, la residencia del Führer en los Alpes Bávaros.
En las primeras horas del 29 de abril de 1945, poco después de la medianoche,e Hitler
contrajo matrimonio con Eva Braun en la sala de mapas del búnker de la Cancillería. La
ceremonia la ofició Walter Wagner, un funcionario municipal, y además de los contrayentes
solo estaban presentes como testigos Joseph Goebbels y Martin Bormann. El acto fue muy
breve y a su finalización los recién casados se retiraron a sus habitaciones, donde se
organizó una fiesta que se prolongó varias horas, en el transcurso de la cual su
secretaria Traudl Junge mecanografió en una sala contigua los testamentos privado y
político que Hitler le había dictado sobre las once y media.141142 Los últimos informes
confirmaban el avance de las tropas soviéticas hasta zonas a solo unos cientos de metros
de la Cancillería, ya se combatía en la Potsdamer Platz y se desvanecían las últimas
ilusorias esperanzas de que el ejército de Walther Wenck pudiera conseguir romper el
cerco.143
En su testamento privado, del que nombra albacea a Martin Bormann, Hitler explica su
decisión de casarse con Eva Braun, la voluntad de ambos de morir y ser incinerados para
escapar a la vergüenza de la derrota, y lega sus posesiones al Partido, o al Estado si aquel
dejara de existir, con la excepción de su colección de cuadros, cuyo destino sería un
nuevo museo en Linz, y los recuerdos personales o incluso bienes que, a juicio de
Bormann, fueran necesarios para el sustento de los sirvientes o allegados que le habían
servido con lealtad.144145
Su testamento político es más extenso, con una primera parte en la que reitera su
tradicional retórica antisemita acusando a los judíos de provocar el estallido de la guerra y
recordando su profecía de que en ese caso no serían millones de arios los que morirían
sino los verdaderos culpables, en lo que parece una transparente alusión a la solución
final. Considera que algún día aquella lucha de seis años acabaría siendo considerada un
momento glorioso y parece achacar la responsabilidad de la derrota a sus viejos
antagonistas, los oficiales del Ejército (no así a los de la Marina), por su falta de arrojo y
fidelidad. En la segunda parte pasa a nombrar un nuevo gobierno y comienza expulsando
del partido y desposeyendo de todos sus cargos a Hermann Göring, al que acusaba de
deslealtad por intentar sucederle y tomar el poder prematuramente, y a Heinrich Himmler,
por negociar a sus espaldas con el enemigo. En lugar de Göring escogió para sucederle
a Karl Dönitz, recuperando para él el cargo de presidente del Reich que había
ostentado Hindenburg. Premió la fidelidad de Joseph Goebbels con el nombramiento
de canciller, sustituyó como ministro de Asuntos Exteriores a Joachim von
Ribbentrop por Arthur Seyss-Inquart, como Reichsführer-SS a Himmler por Karl Hanke y
puso al frente del Ejército al general Ferdinand Schörner.f147148 Ambos documentos
estuvieron terminados sobre las cuatro de la mañana, hora a la que constan las firmas de
Goebbels, Bormann, Wilhelm Burgdorf y Hans Krebs en el testamento político, mientras
para el privado Nicolaus von Below añadió la suya a las de Goebbels y Bormann.149146
Cerca del mediodía salieron emisarios con copias de los documentos a diferentes
destinos: una copia del testamento político se le confío al ayudante de Hitler, Willi
Johannmeier, para ser entregada al general Schörner, y debían llevar copias de ambos
testamentos Wilhelm Zander, adjunto de Bormann, a Dönitz y Heinz Lorenz, oficial del
Ministerio de Propaganda, que además portaba un «Apéndice al testamento político del
Führer» escrito por Goebbels que debía hacer llegar a la Casa Parda, la sede del Partido
Nazi en Múnich. Por diferentes circunstancias ninguno de los mensajeros consiguió
completar su misión.150151
Suicidio
Artículo principal: Muerte de Adolf Hitler
Hitler y Karl Dönitz en el Führerbunker. Dönitz sucedería a Hitler como Presidente de Alemania.
El día 29 de abril Hitler comenzó a realizar los últimos preparativos para su suicidio.
Aunque ya se había enterado de la muerte de Benito Mussolini, colgado ese mismo día
boca abajo junto con su amante Clara Petacci en una gasolinera de Milán donde sus
cadáveres sufrieron todo tipo de maltratos, no es seguro que conociera los detalles y no
tiene fundamento la tesis de que estos le influyeran más allá de reforzar una decisión ya
tomada.151152 Por la tarde, antes de la sesión informativa diaria con sus generales, hizo
matar a su perra Blondi. Hitler ya había proporcionado ampollas de ácido prúsico,
suministradas por su médico Ludwig Stumpfegger, a sus secretarias y otros miembros del
personal del búnker y decidió probarlas con Blondi, para lo que hizo llamar a su antiguo
cirujano, el profesor Werner Haase, que envenenó al animal ayudado por Fritz Tornow, el
sargento encargado del cuidado de los perros del Führer que ya había matado a tiros a los
otros dos que le pertenecían. Hitler no presenció el envenenamiento, pero acudió a
contemplar unos instantes y en silencio el cadáver del animal.153154
Hacia el mediodía del 30 de abril comunicó a Martin Bormann la decisión definitiva de
suicidarse y dio a su ayudante Otto Günscheinstrucciones estrictas sobre la cremación de
su cuerpo y el de su esposa, según dijo no quería que fueran exhibidos en el «museo de
cera de Moscú». Inmediatamente Günsche ordenó al chófer de Hitler, Erich Kempka, que
consiguiera unos doscientos litros de gasolina y los hiciera llevar al jardín de la Cancillería.
Después y como de costumbre sobre la una, Hitler almorzó con aparente tranquilidad en
compañía de sus secretarias, Traudl Junge y Gerda Christian, y de su cocinera Constanze
Manziarly.155156 Después de comer Hitler se retiró a sus habitaciones y regresó poco
después acompañado de Eva Braun para una última ceremonia de despedida. Allí estaban
presentes Martin Borman, Joseph Goebbels, Wilhelm Burgdorf, Hans Krebs, Otto
Günsche, Walther Hewel, Peter Högl, Heinz Linge, Werner Naumann, Johann
Rattenhuber y Erich Voss además de Magda Goebbels, Else Krüger y las otras tres
mujeres asistentes a la comida.157156 Hitler les dedicó solo unas pocas palabras y, tras
estrechar las manos a todos, regresó a su estudio de donde solo volvió a salir para visitar
a Magda Goebbels que, angustiada por su futuro y el de sus hijos, probablemente le pidió
que reconsiderara su decisión de no abandonar Berlín. Después de la conversación, poco
antes de las 15:30 horas, se encerró por última vez en su despacho acompañado casi
inmediatamente por Eva Braun.156
Todo el grupo, al que se unió en el último momento Artur Axmann, permaneció en espera
mientras Günsche hacía guardia ante la habitación y, tras unos diez minutos en los que no
se oyó ningún sonido,g fue Linge quien asumió la responsabilidad de abrir la puerta
haciéndose acompañar por Bormann. Encontraron a Hitler y Eva Braun sentados en el
sofá del despacho; ella recostada a su izquierda desprendiendo el olor a almendras
amargas característico del ácido prúsico y con un revólver al lado que no llegó a utilizar,
mientras que Hitler tenía a sus pies la pistola Walther PPK de 7,65 mm con la que se había
disparado un tiro en la sien derecha de la que seguía manando la sangre.159160h
Portada del diario militar norteamericano The Stars and Stripescon fecha del 2 de mayo de 1945.
Fotografía de Hitler manipulada por el ejército de los EE. UU. para facilitar una posible identificación
de un Hitler con su apariencia física modificada.
En gran parte a causa de las distintas versiones dadas por los soviéticos, y su negativa a
colaborar con las investigaciones de los aliados occidentales sobre el final de Hitler y el
destino de su cadáver, su muerte se puso en duda durante mucho tiempo, creándose toda
suerte de mitos.176 El 2 de mayo los soviéticos tomaron la Cancillería y comenzaron de
inmediato la búsqueda del cadáver de Hitler, que se le había encomendado a un
destacamento especial del NKVD llegado a Berlín el 29 de abril.177178 Como muy tarde ya
habían localizado sus restos el 9 de mayo, ya que ese día le mostraron una caja de puros
que contenía una mandíbula y dos puentes dentales a Fritz Etchmann, un mecánico dental
que había trabajado para Johann Hugo Blaschke, el odontólogo de Hitler desde 1938.
Etchmann identificó los puentes como pertenecientes a Hitler y Eva Braun.169
Por lo tanto, a principios de mayo de 1945 los soviéticos ya habían encontrado e
identificado por lo menos algunos de los restos del cadáver de Hitler.179 Además, no solo
habían sido informados del suicidio de Hitler la misma noche del 30 de abril por el
general Hans Krebs,180181j sino que a lo largo del mes siguiente también localizaron e
interrogaron a muchos de los demás testigos directos de los sucesos ocurridos en el
búnker los últimos días de abril, entre ellos a Günsche y Linge, a quienes habían hecho
prisioneros.183184
Aunque durante ese tiempo los soviéticos no publicaron ningún comunicado oficial al
respecto, el 5 de junio, durante una reunión celebrada en Berlín, aseguraron a miembros
del Estado Mayor de Eisenhower que habían identificado los restos de Hitler con casi
absoluta seguridad. Sin embargo, el 9 de junio su actitud ya había cambiado radicalmente
y, durante una conferencia de prensa, Zhúkov negó que hubieran identificado los restos y
especuló con la posibilidad de que Hitler hubiera escapado de Berlín en avión en el último
momento. A continuación el comandante ruso de Berlín, Nikolái Berzarin, dijo que «en su
opinión» se había refugiado en algún lugar de Europa, probablemente en España con el
general Franco. A partir de ese momento el oscurantismo se convirtió en permanente
actitud soviética y no volvieron a proporcionar ningún tipo de información sobre el caso.185
Los rusos confirmaron finalmente en 1955 la muerte de Hitler, pero no se mostraron
evidencias muy sustanciales, salvo algunos detalles odontológicos, lo que confirmaba a
pesar de todo que los rusos tenían los cuerpos.
Recientes versiones surgidas en los años 1990 del lado ruso, confirman que los soviéticos
(NKVD), después de una infructuosa búsqueda en la que incluso llegaron a especular con
la posibilidad de que en la Cancillería hubiera permanecido un doble de Hitler mientras
este escapaba de Berlín, por fin dieron con los restos irreconocibles en parte de Hitler,
Braun y la familia Goebbels y que estos, secretamente aún para el mismo general Zhúkov,
fueron transportados en cajas especiales a la frontera, a un cuartel militar que luego
pasaría a ser territorio de la República Democrática Alemana.[cita requerida]
Estos restos permanecieron secretamente enterrados bajo un jardín de dicho cuartel en la
ciudad de Magdeburgo y sólo algunas autoridades de la NKVD sabían dónde estaban,
hasta que en 1970 fueron exhumados, se extrajo el cráneo a Hitler y el resto de los
cadáveres fue incinerado para evitar que su tumba fuera objeto de veneración, y las
cenizas fueron lanzadas al río.186
No se ha podido dar con el cráneo de Hitler, pero una parte signada como de Hitler,
el hueso parietal de su caja craneana, está en un museo soviético. Sin embargo, en
septiembre de 2009, el arqueólogo Nick Bellantoni anunció que, luego de un análisis de
ADN practicado a los restos, se determinó que el fragmento del cráneo correspondería a
una mujer de entre 20 y 40 años de edad.187
Rasgos de su personalidad
Artículos principales: Psicopatografía de Adolf Hitler, Opiniones religiosas de Adolf
Hitler, Vegetarianismo de Adolf Hitler y Sexualidad de Adolf Hitler.
Hitler en una de sus características poses oratorias.
El gran interés que despierta la figura de Hitler se debe precisamente a los ribetes de su
extraordinario tipo de personalidad y su halo de impenetrabilidad. Hitler poseía un
extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las personas, sino también a las
masas, además de poseer una gran oratoria gesticular muy estudiada y una capacidad de
liderazgo notable; pero quien haya permanecido con él diría lo mismo que opinó su
ministro y arquitecto Albert Speer: «Nunca llegué a conocerlo».
Ciertos psicoanalistas, como por ejemplo Arno Gruen, parten de la premisa de que la
relación de Hitler con su padre estaba dominada por la violencia. Su madre en cambio lo
habría «endiosado». Dado que sus tres hermanos mayores habían muerto poco antes del
nacimiento de Adolf, su madre siempre habría temido perder también a su cuarto hijo.188
Esta relación tensionada habría tenido una influencia determinante sobre el desarrollo de
la personalidad de Hitler: la madre no habría podido proteger al hijo de los castigos por
parte del padre, más sin embargo lo habría endiosado, de manera compensadora,
utilizándolo así en un juego de poder en contra de su padre. El niño habría experimentado
a su madre como una persona débil y digna de desprecio, tal como la habría percibido su
padre. Al mismo tiempo, el hijo habría deseado proteger a la madre en contra del padre.
Esta situación habría precipitado al niño a determinados conflictos interiores, a los que
solamente habría podido esquivar alienándose de sí mismo y de sus necesidades. A causa
de esta alienación se habría desarrollado una identidad muy débil. El vacío interior habría
sido rellenado por fantasías violentas y poses superpuestas.189 Aparte de esta
interpretación, numerosas obras psicológicas tratan de diversas enfermedades psíquicas
de Hitler.
Hitler era en sí un individuo muy autosuficiente y solitario. Muy pocas personas integraban
su séquito personal, se pueden citar a Albert Speer, el fotógrafo Heinrich Hoffmann, Martin
Bormann, Wilhelm Bruckner, Joseph Dietrich, Joseph Goebbels, Julius Schaub, Julius
Schreck y el arquitecto Geisler y sus secretarias personales. A ellos les exigía lealtad a
toda prueba y discreción.
Eger, 3 de octubre de 1938
Hitler, era muy poco proclive a demostrar algún rasgo emocional o demostrar afinidad
hacía alguien cuando se tomaba fotografías en presencia de personas de su confianza y
aceptación; en cambio si demostraba una faceta muy humana en presencia de niños,
sobre todo cuando era visitado en Berghof.194
Hitler demostraba además insensibilidad y falta de escrúpulos cuando se trataba de
deshacerse de enemigos y/o sacrificar soldados; se puede citar como ejemplo la
destrucción del 6º Ejército alemán en Stalingrado.
En su vida sentimental, muy discreta, se asocian los nombres de Geli Raubal, María
Reiter, Eva Braun, quien fue su amante, Unity Mitford e Inga Ley. Leni Riefenstahl, una de
las más sindicadas en su momento, negó haber sido amante de Hitler. Hitler era
muy celoso y no permitía a casi nadie inmiscuirse en esos temas. Albert Speer en sus
memorias señaló que Hitler mostraba un trato desconsiderado, opresivo y vejatorio a Eva
Braun.
Respecto de la orientación sexual de Hitler mucho se ha escrito[cita requerida] debido a su
vínculo inicial con Ernst Röhm, pero las evidencias indican que Hitler era, sin lugar a
dudas, heterosexual.191
Una de las secretarias personales de Hitler, Traudl Junge, describió así la energía que
emanaba de la persona de Hitler:
Cuando estaba presente (Hitler), todo el edificio bullía de actividad, todos corrían, los teléfonos
sonaban, los radioespectadores no cesaban de enviar y recibir notas de comunicados (...) Cuando él
estaba ausente, todo volvía a una monótona normalidad, Hitler era como una especie de dinamo.
Junge describió a Hitler como una persona que presentaba dos personalidades: una muy
considerada y afable, y otra muy fría, iracunda y avasallante en extremo, apasionada y
calculadora.
Cita Junge en sus remembranzas:
Hitler era vegetariano, gustaba del té y además no soportaba el calor; no se podía fumar en su
presencia y hacía climatizar sus ambientes a no más de 11 °C de temperatura. Otro de los aspectos
es que a Hitler le gustaba escuchar chismes, pues lo distraían de su realidad. Además, Hitler se
acostaba muy tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, y se levantaba también muy tarde, entre
las 10:00 y las 11:00 horas; el personal militar de la primera planta se acostaba en torno a la
medianoche, terminada la última reunión de guerra de cada día y se levantaba hacia las
siete.[cita requerida]
Para los miembros cercanos a Hitler, Keitel, Lammers y Bormann, Hitler predicaba con el
ejemplo pagando sus propios costes personales sin derogar ningún fondo del Estado. Los
ingresos de Hitler, hábilmente administrados por su secretario personal Martin Bormann,
sucesor de Rudolf Hess, provenían de los derechos por su imagen postal y por su
libro Mein Kampf. [cita requerida]
Otro de los rasgos característicos de Hitler era su desprecio por la debilidad ante el
enemigo y por éste, sobre todo al judaísmo y en segundo grado al comunismo, su
impulsividad y su obcecación por las metas sin importar el costo que tuvieran. Por ejemplo:
cuando Brauchistch le solicitó la retirada estratégica de Moscú, Hitler se encolerizó
diciendo:
¡No me podéis quitar Moscú!, ¡quiero Moscú!.
Cuando le tocaba tratar temas variados sobre aspectos técnicos o militares, mostraba un
acabado conocimiento de estos, llegando a sorprender a sus interlocutores.
Hitler era muy condescendiente con quienes mostraban valor y arrojo en combate; llegó a
diseñar él mismo la Cruz de Brillantes, Espadas y Robles para Hans Ulrich Rudel, el
célebre piloto de «Stukas».
Autodidacta y lector empedernido
Hitler, de perfil.
Hitler era autodidacta. Sus conocimientos detallados acerca de diversos temas no los
había adquirido en forma sistemática o bajo dirección científica, dado que además siempre
tuvo una aversión contra las universidades y los profesores universitarios, a los que
despectivamente llamaba "Profaxe". Repetidas veces expresó su aversión a las ciencias
establecidas.195 Siguiendo a su mentor Dietrich Eckart, Hitler alababa las
enseñanzas esotéricas y ocultistas de autores como Guido von List o Hanns Hörbiger, los
que unían ciertas tesis científicas con elementos míticos y místicos y que con frecuencia
también integraban ideas nacionalistas o racistas en sus obras.
Hitler poseía más de 16 000 libros distribuidos en tres bibliotecas privadas ubicadas en
Múnich, Berlín y Berchtesgaden, de los que unos 12 000 se han conservado.196 Junto a
literatura militar práctica, como Heigls Taschenbuch der Tanks (El compendio de tanques
de Heigl),197 que representaba alrededor de la mitad del inventario,196 Hitler leía a
numerosos escritores nacionalgermanos y antisemitas tales como Paul de Lagarde, Hans
F. K. Günther197 o Jörg Lanz von Liebenfels198 y documentaba su comportamiento como
lector con subrayados y notas al margen. Más de un diez por ciento de los libros que se
conservan estaban representados por esotérica de derecha y ocultismo, por ejemplo obras
de Carl Ludwig Schleich, Maximilian Riedel o Ernst Schertel.196197
Hay poca ficción o bellas letras entre las obras que se conservan.197 La afirmación de
Hitler, de que en prisión habría realizado estudios filosóficos con Immanuel Kant, Arthur
Schopenhauer y Friedrich Nietzsche, merece ponerse en duda por la falta de estos
filósofos entre lo que se conserva de la biblioteca.197196 Solamente un tomo con escritos
de Johann Gottlieb Fichte, regalado por y con dedicatoria de Leni Riefenstahl, se
encuentra197 junto a dramas de Shakespeare, preferido por Hitler antes de Goethe y
Schiller. Le gustaba impresionar a sus auditores con citas de Julio César y Hamlet.196 Hitler
era capaz de memorizar en forma duradera informaciones esenciales fruto de sus lecturas,
incluso muchos detalles, intercalándolas a voluntad en sus discursos, conversaciones o
monólogos. Al hacerlo, generalmente evitaba indicar la fuente, de manera que a los
auditores con frecuencia les daba la impresión de que se trataba de ideas originales del
propio Hitler.195
No dominaba ningún idioma extranjero aparte de un francés rudimentario que había
aprendido en la enseñanza media de Linz, terminando sus estudios en el ramo al tercer
año con la nota de «insuficiente».199 Es de suponer que en los años 1914–1918 haya
tenido ocasión de refrescar en algo sus conocimientos de francés en el frente occidental.
Como canciller, Hitler se informaba de la prensa extranjera solamente por vía de su
traductor jefe Paul-Otto Schmidt. Aparte de Praga (1939), Varsovia (1939), París (1940) y
Roma, así como Viena y Berlín, Hitler personalmente no conoció otras capitales europeas.
Dado que tenía mala vista, pero rehusaba portar gafas por vanidad, los sirvientes debían
distribuir gafas para leer en todas las salas de la Cancillería, para que Hitler tuviera
rápidamente una a mano.200
Antisemitismo
El primer testimonio de Hitler sobre la cuestión judía se encuentra en una carta escrita en
septiembre de 1919:
Utilizando la terminología biológica que frecuentemente desplegaría, declaró que las actividades de
los judíos producían «una tuberculosis racial en las naciones». Afirmó categóricamente que los
judíos eran una raza, no una religión. El antisemitismo como movimiento político, declaró, debería
basarse en la «razón», no en la emoción, y debería conducir a la eliminación sistemática de los
derechos de los judíos. Sin embargo, concluía:
El «objetivo final», que sólo podía alcanzarse con un gobierno de «fortaleza nacional» tenía que ser la
«eliminación completa de los judíos».201
En este sentido, Hitler se veía como el agente necesario para la salvación de Alemania y
veía la destrucción del poder de los judíos como el medio indispensable para lograrla.
Con su ascenso al poder el 30 de enero de 1933, su Weltanschauung, ante todo un
conjunto de objetivos visionarios, sirvió para integrar las fuerzas centífugas del nazismo,
para movilizar a sus activistas y para legitimar determinadas iniciativas políticas llevadas a
cabo siguiendo, de una forma u otra, su voluntad. Entre tales objetivos estaba la
eliminación de los judíos, idea que supo manejar con criterio táctico a lo largo de su
carrera. Así,
Hitler intervenía para canalizar los ataques en forma de una legislación antijudía tremendamente
discriminatoria, aplacando en cada fase a los radicales y progresando en la radicalización de las
medidas adoptadas. Existía, por lo tanto, una «dialéctica» continua entre acciones «salvajes» desde
abajo y discriminación orquestada desde arriba. Cada fase de radicalización era más intensa que la
que la precedía. De esta manera, la inercia no se desvanecía nunca.204
Según sus escritos, él consideraba a los judíos como una raza extranjera en territorio
alemán y compartía muchas de las ideas antisemitas comunes en la época, que eran de
origen muy antiguo (un ejemplo de esto lo tenemos en la influencia del panfleto
apócrifo Los protocolos de los sabios de Sion). Así es como hablaba de una «conspiración
judeo-bolchevique» (en la que incluía a todos los movimientos de izquierda por igual), al
mismo tiempo que culpaba a los empresarios y financieros judíos de los problemas
económicos por los que pasaba Alemania en aquel entonces (algunos de sus primeros
discursos versaban sobre lo que él llamaba «la esclavitud del interés»). Como se verá, eso
llevó a acusarlos también de llevar a Alemania a la derrota en 1918.
En cuanto a sus influencias personales que a menudo se menciona que pudieron haber
alimentado su racismo contra los judíos, se encuentran Henry Ford (de quien es conocido
su antisemitismo), quien además publicó una serie de panfletos conocidos como The
International Jew: The World's Foremost Famous Problem y apelaba a una supuesta
«conspiración sionista», señalando a los judíos como los culpables. Se cree que todo esto
también influyó en Hitler, pues la relación se vio evidente, de hecho, cuando en 1923, Ford
fue acusado de proveer ayuda financiera a Hitler, y más tarde (dos años antes de
convertirse en canciller de Alemania) Hitler declaró a un periodista de The Detroit News:
«Considero a Henry Ford como mi inspiración» (1931)219
Otras figuras con cuya ideología se ha vinculado su antisemitismo, incluyen tanto
a Friedrich Nietzsche, de quien leyó sus obras en la prisión de Landsberg donde
redactó Mein Kampf;73220 como al reformador alemán Martín Lutero, a quien consideraba,
junto a Richard Wagner y Federico el Grande, como uno de los alemanes verdaderamente
«grandes» de la historia,221 y responsable de un gran número de escritos antijudíos.
Legado de Hitler
Durante los Juicios de Núremberg se acusó a 611 personas, integrantes de las diversas
instituciones del Tercer Reich, de cinco delitos: complot, crímenes de guerra, crímenes
contra la humanidad (exterminio), crímenes contra la paz y genocidio. Los principales
jerarcas nazis apresados fueron condenados a la horca o a largas penas de prisión; otros
murieron en los meses que siguieron a la caída de Berlín.
El nazismo y cualquier reminiscencia ideológica afín fueron prohibidos en casi toda
Europa; de hecho no se pueden publicar textos de orientación nazi ni utilizar públicamente
esvásticas y otros símbolos hitlerianos sin riesgo de cometer falta o delito punible. Sin
embargo, la discriminación antisemita permaneció hasta bien entrada la década de los 60,
sobre todo en países americanos.
Primera edición de Mein Kampf, julio de 1925.
Cadáveres apilados sobre un remolque a las afueras del crematorio del campo de concentración de
Buchenwald (abril de 1945).
Las matanzas que llevaron al Holocausto (la «Solución Final de la Cuestión Judía»
o Endlösung der Judenfrage) fueron planificadas y ordenadas por líderes nazis, con
Himmler jugando un papel clave. Si bien no se ha hallado la orden concreta de Hitler
autorizando el asesinato en masa de los judíos, existe documentación que demuestra que
aprobó los Einsatzgruppen, escuadrones de muerte que siguieron al ejército alemán a
través de Polonia y Rusia, y que se le mantuvo bien informado acerca de sus actividades.
La evidencia también sugiere que en el otoño de 1941, Hitler y Himmler decidieron el
exterminio en masa por medio de gases. Durante los interrogatorios por oficiales de
inteligencia soviéticos, desclasificados más de cincuenta años después, el valet Heinz
Linge y el ayudante militar Otto Gunsche oyeron decir a Hitler que había «poros de más en
los primeros planos de las cámaras de gas».[cita requerida] Hitler además se preocupó de que
la llamada Solución final se aplicara a cada país invadido, prueba de ello fue el encargo
personal a Theodor Danneckerpara que supervisara la deportación de judíos de Bulgaria.
Cuando empezaron las deportaciones de los judíos holandeses, la esposa de Baldur von
Schirach, Henriette Hoffmann espetó en la misma cara a Hitler por lo que le sucedía a la
población judía en ese país. Hitler después de ese comentario infortunado expulsó al
matrimonio von Schirach de su círculo social.
Para avanzar en la aplicación de esta «Solución Final», se celebró la Conferencia de
Wannsee cerca de Berlín, el 20 de enero de 1942, con quince altos funcionarios
participantes, dirigido por Reinhard Heydrich y Adolf Eichmann. Las actas de esta reunión
proporcionarían la prueba más clara de la planificación para el Holocausto. El 22 de
febrero, Hitler fue grabado diciendo a sus socios, «vamos a recuperar nuestra salud sólo
con la eliminación de los judíos».[cita requerida]
Predecesor:
Sucesor:
Paul von
Führer de Alemania Karl Dönitz (presidente)
Hindenburg (presidente)
1934 - 1945 Joseph Goebbels (canciller)
Él mismo (canciller)
Predecesor: Sucesor:
Kurt von Schleicher Canciller imperial de Alemania Él mismo como Führer
1933 - 1934
Predecesor: Sucesor:
Anton Drexler Líder del Partido Nazi Martin Bormann
1921 - 1945
Predecesor:
Sucesor:
Franz Pfeffer von
Comandante de las Sturmabteilung Ernst Röhm
Salomon
1930 - 1931
Predecesor: Sucesor:
Walther von Brauchitsch Alto mando del Oberkommando Ferdinand Schörner
des Heeres
1941 - 1945
Predecesor:
Persona del año para Time Sucesor:
Chiang Kai-shek
1938 Joseph Stalin
Soong May-ling
Predecesor: Sucesor:
— Reichsstatthalter de Prusia Hermann Göring
1933 - 1935
Véase también
Adolf Hitler en la cultura popular
Alemania Nazi
Anexo:Calles designadas como Adolf Hitler
Holocausto
Mein Kampf
Nacionalsocialismo
Opiniones religiosas de Adolf Hitler
Notas
1. Volver arriba↑ A la muerte del presidente Hindenburg, se
intituló Führer und Reichskanzler (‘líder y canciller imperial’), asumiendo las funciones
del Reichspräsident (presidente), que se sumaron a las que ya desempeñaba como jefe de
Gobierno desde 1934. Dicho título fue el empleado hasta julio de 1942, fecha en la que
cambió por Führer des Großdeutschen Reiches (‘líder del Gran Imperio Alemán’).
2. Volver arriba↑ Este período hace referencia al tiempo en el que Hitler ostentó únicamente el
título de canciller. Tras la muerte de Hindenburg, siguió siendo canciller, pero unió las
funciones del presidente a las de este cargo, por lo que pasó a ser jefe de Estado y de
Gobierno.
3. Volver arriba↑ También conocido en castellano como Adolfo Hitler.
4. Volver arriba↑ En alemán, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei o NSDAP.
5. Volver arriba↑ Nicolaus von Below, Gerda Christian y Else Krüger declararon que la boda
se celebró antes de medianoche, pero todos los demás testimonios y pruebas, incluida la
fecha del certificado de matrimonio, confirman que se celebró comenzado el día 29 de
abril.140
6. Volver arriba↑ El resto de los componentes del gobierno eran Paul Giesler (Ministerio del
Interior), Karl-Otto Saur (Ministerio de Armamento), Werner Naumann (Ministerio de
Propaganda), Schwerin von Krosigk (Ministerio de Finanzas), Walther Funk (Ministerio de
Economía), Otto Georg Thierack (Ministerio de Justicia) y Herbert Backe (Ministerio de
Agricultura).146
7. Volver arriba↑ Ninguno de los testigos más próximos y creíbles afirmaron haber escuchado
el sonido de un disparo.158
8. Volver arriba↑ No tienen credibilidad las fuentes, recogidas intencionadamente por algunos
autores soviéticos, que afirmaron que Hitler se envenenó con cianuro. Este fue el
testimonio de Fritz Tornow, que solo entró en la habitación cuando ya se habían retirado
los cuerpos. Hans Baur, el piloto de Hitler que tampoco estaba presente, sostuvo la versión
de que se envenenó previamente a dispararse, igual que Artur Axmann citando a Günsche,
algo que contradecía sus primeras explicaciones y además desmentido por el mismo
Günsche. Ni Linge ni Günsche hablaron en ningún momento de envenenamiento y
tampoco mencionaron el olor característico del ácido prúsico en el caso de Hitler, un
envenenamiento previo que es además extremadamente improbable por razones forenses
debido a la rápida acción del ácido prúsico. No tienen ningún fundamento tampoco las
versiones que sostienen que Hitler se disparó en la boca o que fue un tiro de gracia de
Günsche o Linge.161
9. Volver arriba↑ Según un primer relato oficial de los soviéticos Krebs se entrevistó con Vasili
Chuikov, mientras que otra versión afirma que llegó a encontrarse con Zhúkov.167 Según el
relato de Zhúkov, después de informar a Stalin de la muerte de Hitler, para encontrarse con
Krebs envió al cuartel general de Chuikov a su jefe de Estado Mayor, Vasili Sokolovski.168
10. Volver arriba↑ Los soviéticos también habían tenido noticias del matrimonio de Hitler y Eva
Braun por medio de un prisionero civil que afirmó ser un técnico encargado de una
reparación del sistema de ventilación del búnker, a cuya declaración el NKVD no le
concedió ninguna credibilidad.182
11. Volver arriba↑ La cita: «En algún periodo del futuro, no muy distante, como en cuestión de
siglos, es casi seguro que las razas civilizadas del hombre exterminarán y reemplazarán a
las razas salvajes en todo el mundo. Al mismo tiempo, los monos antropomorfos, tal como
el profesor Schaaffhausen ha señalado, será sin duda exterminados. La ruptura entre el
hombre y sus aliados más cercanos entonces será más amplia, porque intervendrá en el
hombre en un estado más civilizado, como podemos esperar, incluso que el de los
caucásicos, y algunos monos tan inferiores como el mandril, en lugar de como ahora [pasa]
entre el negro o el australiano y el gorila»; Charles Darwin, El origen del hombre (1871),
Cap. VI, «En el lugar de nacimiento y la antigüedad del hombre».
Referencias
1. Volver arriba↑ Keegan, 1989, p. 141
2. Volver arriba↑ Donald L, 2000, p. 45
3. Volver arriba↑ Hancock, 2004, pp. 383–396 Romanies and the Holocaust: A reevaluation
and an overview
4. Volver arriba↑ Heinz, 2009, pp. 199–200
5. Volver arriba↑ Bullock, 1962, p. 23
6. ↑ Saltar a:a b Bullock, 1962, p. 25
7. Volver arriba↑ Franz Jetzinger: Hitlers Jugend. Europa-Verlag, Viena 1956, pág. 11 (en
alemán)
8. Volver arriba↑ Por ejemplo en: Fest (1999, p. 43)
9. Volver arriba↑ Kershaw, 1998, p. 34, en especial la nota la pie nº 19; compárese
con Hamann, 1997, p. 64.
10. Volver arriba↑ Origin and Popularity of the Name "Adolph", thinkbabynames.com
11. Volver arriba↑ Langer, 1972, p. 246
12. Volver arriba↑ Toland, 1976, pp. 12-13
13. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 44-45.
14. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 14
15. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 15
16. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 16
17. Volver arriba↑ Hitler,
18. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 18
19. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 348
20. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 27
21. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 21
22. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 91-92.
23. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 105-106.
24. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 28
25. ↑ Saltar a:a b c d e f g Shirer, 1960, p. 30
26. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 31
27. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 116
28. ↑ Saltar a:a b Kershaw, 1999, p. 122.
29. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 33
30. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 125.
31. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 127.
32. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 129, 131.
33. ↑ Saltar a:a b Kershaw, 1999, p. 131.
34. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 127-28.
35. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 135.
36. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 134-136.
37. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 136.
38. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 137.
39. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 138.
40. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 139.
41. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 35
42. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 144.
43. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 145.
44. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 628 n. 85.
45. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 156.
46. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, p. 170.
47. Volver arriba↑ Kershaw, 2009, «Hitler y la singularidad del nazismo», pág. 561
48. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 159-162.
49. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 42
50. ↑ Saltar a:a b c Benegas, 2004, pp. 255-257
51. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 43
52. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 44
53. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 46
54. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 63
55. Volver arriba↑ Kershaw, 2009, «Hitler y la singularidad del nazismo», p. 562
56. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 64
57. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 66
58. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 70
59. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 71
60. ↑ Saltar a:a b Kershaw, 1999, p. 222.
61. Volver arriba↑ Kershaw, 1999, pp. 222-223.
62. Volver arriba↑ Fest, 2006, p. 281
63. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 75
64. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 76
65. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 78
66. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 79
67. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 80
68. ↑ Saltar a:a b c d e Shirer, 1960, p. 82
69. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 84
70. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 87
71. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 89
72. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 81
73. ↑ Saltar a:a b Kershaw, 1999, p. 247.
74. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 112
75. Volver arriba↑ Heiden, 1936, pp. 251, 255
76. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 118
77. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 119
78. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 129
79. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 130
80. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 121
81. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 123
82. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 122
83. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 127
84. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 136
85. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 138
86. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 137
87. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 144
88. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 172
89. Volver arriba↑ Heiden, 1936, p. 433
90. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 154
91. Volver arriba↑ Heiden, 1936, p. 434
92. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 153
93. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 158
94. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 161
95. Volver arriba↑ Showalter y Astore, 2005
96. Volver arriba↑ «Hitler sube al poder en Alemania» (PDF). La Vanguardia: 30. 31 de enero
de 1933.
97. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 188
98. ↑ Saltar a:a b c Toland, 1976, p. 440
99. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 441
100. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 189
101. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 455
102. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 442
103. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 443
104. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 191
105. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 445
106. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 483
107. ↑ Saltar a:a b c Toland, 1976, p. 451
108. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 194
109. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 195
110. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 456
111. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 196
112. ↑ Saltar a:a b c Toland, 1976, p. 459
113. ↑ Saltar a:a b c Shirer, 1960, p. 198
114. Volver arriba↑ Toland, 1976, p. 460
115. Volver arriba↑ Shirer, 1960, p. 199
116. Volver arriba↑ Según Shirer fueron 84 los diputados socialdemócratas.
117. ↑ Saltar a:a b Shirer, 1960, p. 200
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