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Sin importar cuán generalizadas puedan haber sido las incertidumbres de esta naturaleza a
comienzos de 1980, de ninguna manera impidieron que los Nuer apreciaran y
usaran el dinero como un medio de intercambio cotidiano.
No era el misterio del poder generador del dinero lo que coloreaba el dar y recibir de la
vida diaria en esos tiempos sino, como veremos, la “esterilidad” del dinero en
comparación con la capacidad autogeneradora del ganado El “dinero”, como la gente
lo veía, “no tiene sangre” ), siendo la sangre, a sus ojos, la sustancia procreadora tanto del
ganado como de las personas. La gente hacía una marcada distinción, por ejemplo, entre
yiou lat, o “el dinero del trabajo”, y el dinero conseguido con la venta de ganado, yiou γ
k, o “el dinero del ganado”.
Esta dicotomía era equilibrada por una distinción paralela entre dos tipos de
ganado: el ganado comprado, γ k yiouni, o “el ganado del dinero”, y el ganado
recibido como medio de pago por la noviai o “el ganado de las jóvenes/hijas
Mi acercamiento analítico está guiado en parte por los aportes teóricos ofrecidos
por Simmel y Marx. Para Simmel (1978 [1900]: 297-303), la originalidad del dinero
reside en su capacidad de extender y diversificar la interdependencia humana, mientras
que excluye todo lo personal y específico. La “íntima relación […] entre una economía
monetaria, la individualización y la ampliación del círculo de relaciones sociales”
capacita al individuo para comprar no sólo su salida de los lazos con otros específicos,
la de los lazos anclados en sus posesiones
De acuerdo con Evans-Pritchard (1940a, 1951b, 1956), los Nuer de 1930 estaban
casi totalmente absorbidos por el cuidado, intercambio y sacrificio de su amado ganado
Como fuera, esta ecuación le daba a la vida (tëk) una segunda oportunidad. Por
ejemplo, si un hombre moría sin herederos, sus parientes podían –de hecho debían–
reunir ganado y casar al hombre con una “esposa fantasma” (ciek jokä) para que tuviera
hijos para él.
Y si no fuera por los ritos de sacrificio del ganado, las personas habrían estado
condenadas a tolerar pasivamente las enfermedades graves, las crisis ambientales y otras
incontables dificultades
Por lo tanto, pasó a establecerse una nueva relación entre ganado y dinero: ya no era
necesario que un hombre entregara una vaca para obtener otra. El dinero podía dar de
sí, directamente, ganado: D G.19
Con la explosión de la primera guerra civil en los territorios Nuer en 1963-64, toda esta
actividad económica se detuvo bruscamente
Como parte de los acuerdos de paz de Addis Ababa de 1972, miles de rebeldes
meridionales (incluyendo una cantidad indeterminada de Nuer) fueron integrados al
ejército nacional y a las fuerzas policiales regionales. A otros cientos se les ofreció
puestos civiles en el recientemente establecido gobierno regional meridional, lo cual
duró pocos meses, por falta de fondos.
Estos nuevos puestos, inyectaron grandes cantidades de papel moneda en la región,
divisas que los Nuer estaban cada vez más dispuestos a aceptar en intercambio por su
ganado
Entre 1972 y 1983, después de la guerra civil (mejor dicho, en un intervalo), el vacío
económico dejado por la rápida partida de los mercaderes del norte durante la guerra,
comenzó a atraer a aventureros Nuer deseosos de probar su suerte con el comercio.
A medida que aumentaba el número de personas que iban apreciando los enormes
beneficios que podían obtener arreando ganado hacia Kosti o estableciendo un modesto
“almacén de monte”, les resultó más fácil a los jóvenes persuadir a sus mayores de
la venta de un par de cabezas de ganado para que se pudieran establecer como
comerciantes “part-time”.
A medida que aumentaba el número de personas que iban apreciando los enormes
beneficios que podían obtener arreando ganado hacia Kosti o estableciendo un modesto
“almacén de monte”, les resultó más fácil a los jóvenes persuadir a sus mayores de
la venta de un par de cabezas de ganado para que se pudieran establecer como
comerciantes “part-time”.
Sin embargo, estos mercaderes no eran los únicos que habían comenzado a ver el dinero
con otros ojos. Durante el mismo período entre las guerras civiles, muchas comunidades
rurales Nuer comenzaron, bajo el auspicio de sus jefes locales, a realizar proyectos de
“auto-ayuda”, que incluían la construcción de escuelas primarias, centros médicos y
veterinarios, así como la reparación y extensión de los caminos locales
Cada vez más, el ganado era visto, por lo menos en algunos contextos, como
fuente potencial de capital a ser invertido en proyectos específicos, algunos privados,
otros colectivos: G D.
, la mutua convertibilidad entre ganado y dinero había
sido tan bien aceptada el dinero se había
vuelto parte de la vida cotidiana
Los tres estadios básicos que identifiqué en la
creación gradual de la ecuación ganado/dinero
en el territorio Nuer (a saber, G D G; D
G y G D) resultan útiles, creo, para entender
la naturaleza y los límites de la mutua
convertibilidad entre ganado y dinero tal
como quedó registrado,
La circulación de sangre, ganado y dinero: 1980-83
Primera formulación: “El Dinero No Tiene Sangre.
Comienzo observando que el dinero había penetrado
algunos ámbitos de intercambio más
profundamente que otros. A cambio de
granos, anzuelos, telas, armas, y medicinas,
así como en el pago de impuestos, fianzas,
cuotas escolares y similares, la gente
gustosamente sustituía el ganado por dinero
siempre que podía.
el rol del ganado como víctima de sacrificios y
como objeto indispensable de intercambio
en tiempos de iniciación, acuerdo de
disputas y, en menor grado, matrimonio,
había sido escasamente afectado por la
masiva introducción de la moneda Es más, la
mayoría de la gente activamente resistía la
idea de que el dinero era un sustituto adecuado
del ganado en los intercambios relacionados
con el pago por la novia y la compensación
por la sangre derramada. “el ganado, al igual
que la gente, tiene sangre”, pero “el dinero no
tiene sangre”.
Para poder entender por qué esto era así, debemos
profundizar brevemente en el simbolismo de la
sangre en la cultura y vida social Nuer
Aunque no se equipara con la vida (tëk) misma, la
sangre, o riεm, es la sustancia a partir de la
cual toda y cada vida humana empieza
Sin la participación directa y el continuo apoyo de la
Divinidad, ningún niño habría nacido o
sobrevivido el tiempo suficiente para dar a luz
a otra generación
Además, la procreación era la principal meta de
vida para todo Nuer y la única forma de
inmortalidad valorizada por ellos.
Para los hombres, la búsqueda de inmortalidad estaba
motivada en parte por fuertes intereses
colectivos: sin herederos, un hombre no
adquiría una posición permanente dentro de la
cadena patrilineal de descendientes de la que
él procedía.
Para las mujeres el parto era el umbral de la adultez.
Desde esta perspectiva, la sangre puede ser entendida como aquello que unía los
más grandes deseos humanos con aquel profundo sentido de humildad con el que los
Nuer contemplaban los trascendentes poderes de la Divinidad.
La sangre, sin embargo, se distinguía entre estos principios cardinales de la vida
por ser eminentemente social. La sangre pasaba de persona a persona y de generación
en generación, dotando a las relaciones sociales de cierta sustancia y fluidez. , evidencia
considerable sugiere que la riεm era considerada el punto más débil en la constitución
humana
Nuer sostenían que “la gente con relativamente poca sangre es más fuerte, ya
que su sangre se secará pronto con el sol [como la transpiración] y sus cuerpos se
endurecerán”.
Los actos de venganza de sangre y los ritos de iniciación también podían ser
vistos como motivados en parte por el deseo de estimular flujos de sangre específicos.
Conclusiones
Este capítulo ha mostrado cómo los hombres y mujeres Nuer, consciente y activamente,
intervinieron en las cada vez más extensas fuerzas económicas, moldeando sus vidas
cotidianas. Hacia 1983, el dinero no se había generalizado como medio de intercambio
entre los Nuer.
El elaborado sistema de categorías híbridas de riqueza monetaria y de ganado que los
Nuer delinearon, les proveyó un sentido de estabilidad en medio del cambio. Ganado y
dinero podían moverse libremente entre las esferas de intercambio del “mercado” y el
“parentesco”, sin amenazar la ecuación ganado/humanos, tan fundamental para los
conceptos culturales de persona y alianza transgeneracional.
Esto no es lo mismo que decir que los hombres y mujeres Nuer hayan alcanzado, para
comienzos de los años ’80, un estado de consenso sobre las “verdaderas”
diferencias entre ganado y dinero, como medios del intercambio social cotidiano. Todo lo
contrario. Fuera cual fuera el sentido del axiológico “equilibrio” que mantenían por medio
de un exitoso entrecruzamiento de los conceptos de ganado y dinero, éste estaba basado
en la perpetua alternancia entre –más que en una definitiva resolución de– los conflictivos
valores y prácticas sociales, separando las formas de intercambio mercantiles de
las no mercantiles
Aunque la emergencia de la ecuación ganado/dinero no destruyó los fuertes lazos de
identificación con el ganado, contribuyó a una significativa contracción de los conceptos
Nuer de individualidad y sociabilidad
Mientras que el sistema de riqueza que los Nuer desarrollaron podría parecer, desde esta
perspectiva, como un ingenioso compromiso entre formas mercantiles y no mercantiles
de conciencia y sociabilidad, también refleja, como he mostrado, importantes
transformaciones socioeconómicas en la relativa autonomía y dependencia de hombres
mayores versus hombres jóvenes. cómo este sistema de categorías contribuyóamarcado
decrecimiento de la habilidad de los hombres más viejos de concentrar poder bajo la
forma de riqueza en ganado.
Desde esta perspectiva, el dinero fue definitivamente una fuerza “liberadora” – en el
sentido propuesto por Simmel
Además, encuentro particularmente significativo el hecho de que ninguno de mis
conocidos Nuer durante los años ’80, explícitamente notó o desarrolló los potenciales
vínculos entre sangre humana y sudor, por un lado, y entre sudor humano y dinero,
por el otro
En los años que siguieron, muchas comunidades Nuer fueron azotadas por milicias
árabes apoyadas por el gobierno
Aunque sea imposible predecir el impacto final que esta guerra tendrá en las actitudes
Nuer hacia la riqueza monetaria y en ganado, ofrezco algunas tentativas
observaciones sobre las disparidades en las prácticas de matrimonio emergentes
Aquellos Nuer que escaparon hacia el norte estaban siendo forzados a adaptarse a un
mundo reseco, hostil, sin ganado, en el cual el acceso al dinero –a través de la generosidad
de los parientes, de oportunidades de trabajo asalariado temporario, del escasísimo
comercio, de pedir limosnas, de la prostitución, de la fabricación de cerveza, o del
robo– era la necesidad central de la vida.
En contraste, las comunidades Nuer orientales que visité en el sur durante 1992 estaban
lidiando con privaciones y penurias que el dinero, aún siendo fácil de conseguir, podría
apenas resolver.
Y aquellos matrimonios que continuaban teniendo lugar en esa región giraban casi
exclusivamente en torno al ganado y a las armas.
A pesar de que en el este, la persistente inseguridad había incrementado la
importancia de las armas como elemento para el pago por la novia, los valores de cambio
en ganado para la mayoría de los modelos de rifles estaban descendiendo rápidamente a
principios de los ’90, debido a mayores suministros locales y a la declinación de la
población de ganado. Es más, ningún matrimonio de los Nuer orientales fue considerado
válido durante los primeros años de los ’90 sin el pasaje de algunas vacas como mínimo
En contraste, los Nuer desplazados que fueron a Khartoum a vivir habían respondido a la
inaccesibilidad del ganado que había permanecido con sus familias extensas en el sur,
mediante la duplicación nominal del valor de pago por la novia, yendo éste de
veinticinco a cincuenta cabezas de ganado. Aunque la finalización de esta transferencia
monetaria permitía efectivizar la unión, no liberaba a la familia del novio de la obligación
de proveer las veinticinco cabezas de ganado real en algún momento del futuro
Indudablemente, las evaluaciones Nuer sobre la fuerza vinculante de ganado y dinero
continuarán desarrollándose por nuevos caminos en los años venideros
. Sin embargo, si hay una conclusión de mi análisis que merece especial énfasis,
es esta: uno no puede predecir a priori cómo el dinero será conceptualizado e
incorporado por otros pueblos. Por consiguiente, asumir que procesos “globales” de
“monetización” o “mercantilización” siguen alguna lógica universal es, no sólo
distorsionar realidades históricas, sino también negar el creativo potencial de otros
pueblos y culturas.