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UNA HISTORIA CONTADA POR LA ARQUEOLOGÍA

Muchas sociedades antiguas transmitieron sus mitos e historias de generación


en generación oralmente, es decir, que habían personas encargadas de
aprender y de contar dichas historias que no se escribían; al no escribirse,
estos relatos desaparecieron con la muerte de estas sociedades. Por eso, la
Arqueología se convierte en el único medio para reconstruir los sucesos de las
sociedades sin escritura a través del estudio de sus restos materiales, es decir ,
el patrimonio arqueológico es en muchos casos, la única evidencia que
poseemos sobre nuestros antepasados desconocidos. Pero la arqueología no
solamente nos cuenta la historia de las sociedades sin escritura sino que
también sirve para confirmar los hechos descritos en los libros de historia.

Así, la Arqueología nos enseña que las herramientas de piedra más antiguas
fueron utilizadas por el hombre hace aproximadamente 2,5 millones de años en
Etiopía (África). Que hace 180.000 años aproximadamente existió en Europa y
el suroeste asiático una especie de humanos distinta a la nuestra que se
conoce como el “Hombre de Neandertal” (Homo sapiens neanderthalensis),
una sociedad de hombres cazadores que utilizó herramientas de piedra y que
desapareció hace aproximadamente 40.000 años muy probablemente como
consecuencia de la aparición del hombre moderno (Homo sapiens sapiens).
Figura 4. Instrumento de piedra que nuestros antepasados utilizaron para moler alimentos y
que podría ser fechada entre el año 100 antes de Cristo y el año 700 después de Cristo.
Hallada en la Granja Tesorito, Universidad de Caldas (Manizales) (Fundación de
Investigaciones Arqueológicas Nacionales, 2007)

La Arqueología también nos enseña que después del final de la era glacial
hace aproximadamente 10.000 años, algunas sociedades comenzaron a dejar
la caza, la recolección de frutos y la vida nómada para dedicarse a la
agricultura, la domesticación de animales, el uso de los utensilios elaborados
de arcilla y la vida sedentaria o en pequeños poblados permanentes, lo cual se
inició en el oriente próximo aproximadamente 7.000 años antes de Cristo
aunque, no se inició al mismo tiempo en todos los lugares del el viejo
continente.
Figura 5. fragmentos de ollas elaboradas en arcilla encontradas en la granja Tesorito,
Universidad de Caldas (Manizales). Estas podrían estar fechadas entre el año 100 antes de
Cristo y el año 700 después de Cristo (Fundación de Investigaciones Arqueológicas
Nacionales, 2007).

En cuanto a las grandes civilizaciones, la Arqueología ha podido establecer que


los primeros estados de Oriente Próximo, Egipto y Sumer, surgieron
aproximadamente en el año 3.000 antes de Cristo. la civilización sumeria es
reconocida por tener evidencias muy antiguas de escritura sobre tablillas de
arcilla conocida como escritura cuneiforme. Por su parte la civilización egipcia
es reconocida por sus ideas acerca de la muerte y su arquitectura fúnebre (las
grandes pirámides de Gizeh). Todas estas civilizaciones se caracterizaron por
su desarrollo en la arquitectura, las artes, la escritura y ciencias como la
medicina, la astronomía, entre otras.
Figura 6. Palacio de Cnosos o Minos, en la isla de creta, construido hace 2000 años por la
civilización Minoica (Enciclopedia Encarta, 2007)

En lo concerniente a Europa, la arqueología a través del estudio de los objetos


antiguos y otras evidencias obtenidas en sus excavaciones, pudo comprobar la
existencia de civilizaciones tan avanzadas como la Minoica y la Micénica en
Grecia. La primera se desarrolló en la isla de Creta, cuyo máximo esplendor
sucedió aproximadamente en el año 2.000 antes de Cristo; la segunda se
originó en la Grecia continental y alcanzó su apogeo aproximadamente entre
los años 1.700 y 1450 antes de Cristo. estas sociedades se destacan al igual
que las sociedades del oriente medio por su arquitectura representada por
grandes palacios y tumbas, su metalurgia del cobre y del oro, además de sus
adelantos de orden intelectual, incluyendo su escritura en tablillas de arcilla y
grabadas en tinta sobre piedras y vasijas de cerámica.

Por su parte, durante el periodo que la arqueología del viejo mundo ha


denominado la edad del hierro, se originaron civilizaciones tan importantes
como la de la Grecia Clásica. Ésta floreció aproximadamente entre los años
500 y 330 antes de Cristo, destacándose por grandísimos logros en el arte, la
arquitectura y la literatura, los cuales se convertirían en un punto de referencia
a las civilizaciones posteriores en el Mediterráneo, como es el caso de Roma.

Para el estudio de la civilización romana, la arqueología ha dividido su historia


en varios periodos; al igual que para la Grecia Clásica, el análisis arqueológico
cuenta con el apoyo de numerosos documentos escritos. Los hallazgos
proporcionados por la arqueología nos relatan la historia de una sociedad
formada por pequeñas villas de casas sencillas durante el periodo arcaico
(hasta el siglo VI antes de Cristo), que se unieron y derrotaron el poder de la
sociedad etrusca que dominaba toda la zona de Italia central, en donde
comienza un gran desarrollo urbano y arquitectónico. Durante el periodo
republicano (del 509 al 31 antes de Cristo) Roma comienza su expansión
territorial y empieza a combinar las manifestaciones artísticas locales con
aquellas provenientes de Grecia. Durante el imperio (del 31 al antes de cristo)
Roma alcanza su máxima expansión territorial, en donde ciudades romanas
han sido excavadas desde las islas británicas hasta el Oriente Próximo y el
África.

En lo relativo al continente americano, la arqueología a partir del estudio de


nuestro patrimonio arqueológico también ha podido dar luces acerca de la
historia de nuestros antepasados. En primer lugar la arqueología nos
demuestra que los primeros ancestros americanos eran grupos de hombres
que se dedicaban a la cacería y a la recolección de frutos y que utilizaban
herramientas de piedra, los cuales alcanzaron el continente posiblemente a
partir de cuatro grandes migraciones que comenzaron aproximadamente hace
unos 50.000 años. Sin embargo, las fechas más sólidas de la aparición del
hombre en América datan de aproximadamente 11.500 años (fecha que
coincide con la desaparición de la era glacial).

Posteriormente con la extinción de los grandes animales de la era glacial, las


actividades de cacería se diversificaron hacia la recolección de frutos, la
utilización de recursos acuáticos y posteriormente el desarrollo del cultivo de
plantas. Por ejemplo, la arqueología muestra que los primeros cultivos de maíz
en el continente americano aparecen en el valle de Tehuacan en México hace
aproximadamente unos 5.600 años. Las sociedades de este periodo
comenzaron también a formar poblaciones estables y a utilizar vasijas de
cerámica. De todas formas, la arqueología americana muestra pruebas de que
no todas las sociedades sedentarias del continente desarrollaron el cultivo de
plantas, tal como sucede con las poblaciones que habitaron las grandes
llanuras de los Estados Unidos y Canadá.

Así mismo, la arqueología ha podido constatar que todos los desarrollos


anteriores condujeron posteriormente al surgimiento en América de sociedades
más grandes con sistemas complejos de gobierno, de religión, de clases
sociales de comercio entre otros. Se formaron pueblos y grandes ciudades con
un gobierno formado por jerarquías y surgió la especialización o división del
trabajo. Entre las grandes civilizaciones de América podemos destacar a los
Olmecas, la Sociedad de Monte Albán, la sociedad de Teotihuacan, los mayas,
los Toltecas, los Aztecas, todos los anteriores en la región conocida como
Mesoamérica (México y América Central); la Cultura Chavín, la Cultura
Paracas, la sociedad Mochica, la cultura Nazca, la cultura de Tiahuanaco, la
cultura Chimú, y la cultura Inca, todas en la región de los Andes centrales.

Figura 7. Calendario Azteca (Enciclopedia Encarta)


En el caso de Colombia, la arqueología (y no únicamente los documentos
históricos de los conquistadores españoles, que de por cierto son de valor
incalculable) nos da cuenta de la existencia de sociedades importantes como
las de San Agustín, Tierra Adentro, Tairona, Quimbaya, Muisca, entre otras.

Todas estas culturas, nos han dejado grandes aportes artísticos,


arquitectónicos, astronómicos y otros de diversa índole, de los cuales podemos
aprender muchísimas cosas. Pero sólo podemos aprender de ellas si le damos
la importancia que se merece a nuestro patrimonio arqueológico, si lo
preservamos y hacemos buen uso de este, para poder reconstruir la historia de
aquellos ancestros que no conocimos, de los cuales quisiéramos saber y por
los cuales hoy existimos.

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