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Nena iba a la escuela.

Llegó a la esquina, vio la luz roja.


Esperó la luz verde.
Entonces continuó caminando, a la escuela.

La vaca vive en el campo, come pasto todo el día.


En la noche ella está muy cansada.
Entonces lentamente se vuelve a la casa.
- Quiero que me saquen la leche dice.
El campesino se la saca.
Ella está contenta de dar su leche.
El campesino se toma la leche. Sus niños se toman la leche.
Luego la vaca se duerme en el establo.

Luis tiene un pequeño carro rojo. A él le gusta pasear en el.


Lo tira lentamente cerro arriba. Luego baja velozmente el cerro.
Un día llevó a su perro con él.
Subió al perro en el carrito y lo empujo cerro arriba.
Pero el perro no le agradó bajar. Saltó fuera del carrito.
Luis tuvo que bajar solo.
Ahora no trata de llevar a su perro en el carrito.

María casi fue atropellada por un auto la semana pasada. Iba hacia la
escuela en la mañana. Caminó por la calle hacia la esquina. miró hacia
ambos lados y luego comenzó a cruzar.
Un auto venia por la calle muy rápido. Al verlo, Maria cruzó la calle
corriendo.
El conductor del auto estaba enojado porque tuvo que frenar.
María estaba asustada, pero a la vez estaba contenta de no haber sido
herida.
Roberto tiene un perro café con blanco llamado “Manchitas”. Su nombre
se debe a las manchas cafés que tiene en su nariz. Roberto siempre
lleva a su perro en sus paseos al bosque.

El perro ayuda a espantar a los conejos. Roberto camina lentamente,


pero su perro se escabulle a través de las hojas.

Un día Manchitas abandonó a Roberto, y se fue solo. Roberto lo llamó y


silbó, pero el perro no volvió. Después de un rato Roberto escuchó a su
perro ladrar a lo lejos. Roberto caminó hacia donde salía el ladrido,
hasta que encontró a su perro.

Manchitas pensó que había capturado a u gato blanco con negro, pero
no era un gato, era un zorrillo. Esa noche el perro tuvo que dormir
afuera.

Un día Rodrigo fue de pase al zoológico. Primero fue a la inmensa jaula


de los leones. Se asustó un poco cuando los leones empezaron a rugir.

Las jaulas estaban limpias, pero parecía que a los leones no les
gustaban, debido a que caminaban de un laso a otro rugiendo y
moviendo las colas. Rodrigo estaba contento de que hubiera una reja
firme alrededor de los leones.

En el camino de salida del zoológico Rodrigo se paró a mirar otros


animales.

Vio un lobo negro y un zorro gris en sus jaulas. El cuidador estaba


dándole de comer al lobo, pero no entró a la jaula, empujó la comida
hacia el lobo a través de los barrotes.
Un día de sol, de la semana pasada, la profesora de María llevó a su
clase de paseo para observar la naturaleza.

Cada vez que el grupo se acercaba a una nueva planta paraban y la


examinaban mientras la profesora explicaba sus partes. Ella les mostró
como una abeja obtiene la miel de las flores y como un insecto se había
comido parte de las hojas de algunas plantas. En algunas plantas las
flores se habían caído y las semillas habían empezado a formarse.

Mas tarde mientras estaban mirando algunos capullos un niño encontró


un nido escondido en un árbol.

Estaban muy quietos esperando que la mamá volviera a alimentar a sus


pequeños. Tenían razón, ya que rápidamente volvió con un gusano
gordo y jugoso en su pico.

Ella alimentó a sus Pequeñuelos, gorjeó un poco y luego Voló en busca


de más gusanos.

La profesora de María dijo que los pájaros comían bastante cada día.
Nos ayudan comiendo insectos que podrían destruir nuestras plantas y
comiendo semillas de maleza.
Como niño grumete, que trabaja en un barco, Juan Pablo, tenía todo
tipo de actividades extrañadas a bordo.

Algunas veces él escobillaba la cubierta o ayudaba al cocinero. Limpiaba


la cabina del capitán, y hacia mandados, pero tenia otras obligaciones
que le gustaban más. Ayudaba a limpiar los cañones que el barco
mercante llevaba protección, además varias veces se paraba detrás del
timón para pilotear el barco.

El capitán Benson escribió en el diario del barco o recuento diario, que el


viaje era calmado y de buena navegación; nada fuera de lo usual
sucedió, sin embargo cada día era una verdadera aventura para el joven
grumete. Al final del viaje era una gran emoción avistar tierra. Cuando
el barco atracaba cerca de Fredericksburg, Estados Unidos, Juan Pablo
estaba esperando bajar a tierra.

El hermano de Juan pablo tenia una sastrería en fredericksburg y estaba


muy contento en su nuevo hogar. Él estaba deseoso de hablar acerca
del maravilloso país, pero Juan Pablo ya quería a Norteamérica.

Durante los años siguientes Juan Pablo visitó Norteamérica muy


seguido. El se acostumbró al confort y belleza de ese país.

Mientras tanto había aprendido a ser un experto marinero. A pesar de


que no era alto, era fuerte y ágil. Con sus largos brazos podía izar y
recoger una vela como los mejores hombres.
Los elefantes se encuentran salvajes en la actualidad sólo en las
regiones cálidas, en África tropical y en India.

La historia era bastante diferente hace 30 mil años atrás. Entonces dos
especies de la familia de los elefantes habitaban en América del Norte y
Europa en gran número.

Uno de ellos era el mastodonte. El mastodonte vivía en la parte oriental


de Estados Unidos, durante el periodo de la era glacial.

En los pantanos que se formaron cuando desapareció el hielo, muchas


de estas inmensas criaturas fueron atrapadas y muertas. Hemos
encontrado algunos de sus esqueletos.

A primera vista, el mastodonte debe haber sido muy similar a los


elefantes de hoy día, excepto que estaba cubierto con un pelaje lanudo
y grueso y sus colmillos eran más largos. Era probablemente más
pesado que los que conocemos, pero no más alto. Su cabeza era más
achatada y su mandíbula inferior más larga. Sus dientes no eran como
los dientes de los elefantes de la actualidad.

Más de doscientos años atrás la gente de Nueva Inglaterra encontró


huesos de los mastodontes cuando excavaron zanjas para secar los
pantanos.

Al principio pensaron que los huesos que encontraron eran huesos de


personas gigantes. Cuando encontraron dientes que pesaban más de
dos kilos cada uno, decidieron que los gigantes eran gigantes en
realidad.
Uno de los más hermosos y durables tipos de piedras de construcción es
el mármol.

El mármol puede ser blanco puro o colorado, o puede tener vetas en él.
Puede ser pulido, de modo de que tenga una superficie suave. Todo
mármol fue una vez piedra caliza.

La piedra caliza, que se encuentra muy profunda bajo la tierra, se


transforma en mármol por el calor y la presión.

El granito es otra piedra de construcción. Se forma de rocas tan


calientes, que es líquido. Puedes haber visto fotos de rocas liquidas, o
lava, saliendo de los volcanes. La lava se enfría y se transforma en
piedra bastante rápido. Pero el granito está hecho del líquido caliente
que se encuentra bajo tierra. Esta roca se enfría lentamente. La roca
liquida de donde viene el granito se enfría tan lentamente que los
diferentes materiales en ella se separan unos de otros y forman
cristales. El granito es siempre una roca jaspeada ya que los cristales en
ella tienen diferentes colores.

Los minerales que se encuentran siempre en el granito son. El cuarzo y


el feldespato.

Las manchas oscuras en el granito son generalmente de algún otro


mineral. El granito es un buen material de construcción, debido a que es
muy duro. Puede ser bellamente pulido y el clima no lo daña.
Una razón muy importante para la lectura lenta es la falta de
planeamiento previo.

Muchos lectores lentos no han aprendido a adaptar su velocidad a la


dificultad del material que están leyendo.

Pueden ver objetos rápidamente con sus ojos, como el mitrar a través
de la ventana de un auto en movimiento, pero cuando leen, los mismos
movimientos rápidos no están presentes.

Se paran a mitrar cada palabra, como si eso fuera necesario para


encontrar ideas. Tienden a leer sus libros de texto, revistas y aun los
diarios a la misma velocidad.

Muchos estudio acerca de buenas lectores, han mostrado que la


velocidad en el material de ficción debería ser de dos o tres veces mas
rápido que el de no ficción.

Los lectores lentos tienden a “estudiar” todo lo que leen, mientras que
los buenos lectores varían su rapidez conscientemente de acuerdo a los
tipos de hechos que deseen considerar.

Por ejemplo, si un estudiante está tratando de encontrar solo un hecho


en una pagina, él ciertamente no necesita leer la página completa.

Puede leer deslizándose rápidamente por la página, hasta encontrar el


hecho que esta buscando.

Si por otra parte, se espera que él comente críticamente sobre un trozo


de prosa, necesitará leer en forma más lenta y analítica.
"La invasión de los plásticos"

Prácticamente desde su aparición sobre la tierra, el hombre necesitó


diversos materiales para su vestuario y vivienda. En un principio, utilizó
materiales naturales: piedras, troncos, pieles, tierra. Pero, cuando la
vida del hombre progresó, estos materiales ya no fueron satisfactorios,
y comenzó la transformación de los elementos proporcionados por la
naturaleza. Los troncos se convirtieron en madera; las piedras y la tierra
fueron reemplazadas por adobes y ladrillos; en lugar de vestidos de
pieles, se usaron prendas tejidas con fibras vegetales o lana hilada; se
extrajeron metales de la tierra y se utilizaron en la construcción de
casas y en la fabricación de utensilios.

Posteriormente, apareció la industria. El hombre empezó a fabricar


productos en grandes cantidades. Se hizo necesario empaquetar y en-
vasar lo que se producía. Se generalizaron los envases de papel, vidrio,
madera y fibras vegetales: bolsas, frascos, botellas, cajones, sacos.

En los últimos años de este siglo, junto a los materiales nombrados


aparecieron y se generalizaron otros: los comúnmente llamados
"plásticos".

Hoy día, numerosos productos industriales y comerciales se envasan en


materiales plásticos. Los alimentos, las medicinas, algunas prendas de
vestir y variados artículos de librería y ferretería se venden en envases
desechables de material plástico.

Este uso de los plásticos es, sin duda, muy cómodo para vendedores y
consumidores. No hay necesidad de pesar o medir; se evitan las
pérdidas del producto; los compradores no tienen que acarrear envases
vacíos; los comerciantes no tienen que exigirles envases a sus clientes;
se garantiza la limpieza, la higiene y la calidad del producto.

Sin embargo, esta abundancia de envases plásticos ha tenido conse-


ciencias inesperadas.

Los envases de papel y de madera terminaban por deshacerse o de-


saparecer al ser quemados. Los envases de vidrio, utilizados una y otra
vez, desaparecían también al quebrarse y molerse.

Los envases de plástico, en cambio, son prácticamente indestructibles:


no se deshacen; se queman con dificultad; se quiebran, pero no se
muelen.
El resultado está a la vista: el mundo ha sido invadido por envases fuera
de uso: flotan en mares, lagos, ríos y esteros; afean bosques, que-
bradas y cerros; abarrotan los botaderos de desperdicios. Si no se
toman medidas, en algunos años más no habrá lugar del mundo que no
esté invadido por esta verdadera plaga.

Felizmente, ya hay algunos indicios de que esta invasión podrá ser


derrotada.

Los científicos han descubierto una serie de materiales semejantes a los


plásticos actuales, pero que tienen la característica de ser
biodegradables: se deshacen y se transforman en materias
aprovechables por los seres vivos. Por otra parte, cada día son más
numerosas las personas que saben que el ambiente debe ser protegido
y manejan cuidadosamente los envases plásticos, de modo que
contaminen lo menos posible. Hay pues razonables esperanzas de que
nuestro planeta se librara de los sucios y deteriorados envases plásticos
que amenazan cubrirlo por todas partes.
"Las variadas pinturas de los mexicanos"

Muchas fueron las sorpresas que se llevaron los españoles que conquis-
taron los diversos territorios mexicanos. En esas tierras, se encontraron
con una gran variedad de pueblos, cuyas características más notables
fueron, para los españoles, su ferocidad guerrera y la práctica de una
religión muy cruel. También, a primera vista, los españoles quedaron
impresionados por el talento de los diversos pueblos mexicanos para la
construcción y la arquitectura. De hecho, antes de los españoles, en
diversos momentos de su historia, los mexicanos habían construido
grandes templos y pirámides, palacios y casas muy amplias, puentes de
piedra, acueductos, diques y represas, conocían el uso de las columnas
y bóvedas, y todas sus construcciones se caracterizaban por la solidez y
la elegancia.

Más tarde, al examinar con más detención la realidad de los diversos


habitantes de México, los españoles se dieron cuenta de que estos
pueblos poseían una cultura muy elevada y compleja. Descubrieron que
el arte y al educación eran muy importantes para los mexicanos. Con
gran sorpresa comprobaron también que, pese a la crueldad de la
religión, los mexicanos tenían principios morales muy elevados y que la
gran mayoría de la población practicaba una vida muy sobria y virtuosa.
Existía gran respeto entre padres e hijos; se valoraba el decir siempre la
verdad, el cumplimiento de la palabra empeñada, el respeto a los
ancianos y la obediencia a las leyes.

Entre las manifestaciones artísticas más notables de los mexicanos se


encontraba la práctica de la pintura y los muchos usos a que la desti-
naban.

Algunas pinturas eran las simples imágenes y retratos de sus dioses, sus
reyes, sus hombres ilustres, sus animales y sus plantas. Otras pinturas
eran de carácter histórico y representaban los hechos más importantes
de la historia de cada nación. Otros cuadros eran mitológicos y servían
para recordar las verdades de las diferentes religiones. Había también
pinturas jurídicas en las que se representaban las leyes, los ritos y las
costumbres que regían la vida de esos pueblos antes de la llegada de los
españoles.

También existían pinturas astronómicas o cronológicas que repre-


sentaban la situación de los astros, el calendario, las fases de la luna y
el pronóstico del tiempo para las diversas épocas del año. Por último,
había también pinturas geográficas que representaban la situación de
los lugares, el curso de los ríos, la forma de las costas.
El imperio mexicano estaba inundado de todas estas formas de pintura.
Los pintores eran innumerables, porque, prácticamente, todo se pintaba,
ya que la pintura cumplía las mismas funciones que entre nosotros tiene
la escritura. Desgraciadamente, la mayor parte de esas pinturas se
perdió. Los primeros misioneros, pensando que esos cuadros contenían
cosas contrarias a la fe cristiana, los destruyeron sistemáticamente,
quemándolos cada vez que podían.

Felizmente, los propios misioneros terminaron por darse cuenta del


valor de esas pinturas e hicieron esfuerzos para conservar las pocas que
se habían salvado de las llamas.

Fuente: Historia Antigua de México. F. J. Clavijero (S. XVIII).


"Las bromas de José

José era un niño alegre, ingenioso y muy bromista. Todos temblaban


cuando lo veían aparecer con su gorro encasquetado hasta las orejas,
que no se sacaba casi nunca. Cuando sus ojos brillaban llenos de mali-
cia, pronto se sabía cuál era su próxima broma: un niño metía sus
manos a los bolsillos y los encontraba llenos de tierra; a una niña le
aparecía una araña muerta enredada en el pelo; alguien intentaba usar
un lápiz y se daba cuenta de que se lo habían cambiado por una rama
seca. En la escuela a José terminaron por llamarlo Azotito, porque,
realmente, era un azote.

Cuando José iba a jugar a la calle o a la plaza, ningún niño quería jugar
con él. Si José jugaba fútbol, la pelota se desinflaba. Si José se ofrecía
para darle vueltas a la cuerda de las niñas, siempre la cuerda terminaba
por cortarse. Si José jugaba con niños chicos, la cosa terminaba en
llanto. Si jugaba con niños grandes, ningún juego resultaba. Un día sus
compañeros decidieron darle una lección.

-Pepe, te ves mal -le dijo Martínez -. Tienes la cara muy hinchada.
-Algo te pasa, Pepe -le dijo Paz -. Parece que se te agrandó la cabeza.
-Tienes cara de enfermo. Tienes hinchada la cabeza -le decían todos.

José comenzó a asustarse. Corrió hasta su percha, tomó su gorro, y


como siempre, trató de encasquetárselo hasta las orejas. ¡Horror! no
pudo colocárselo. El gorro no le entraba.

-¡Qué terrible! -se dijo José-. Es verdad que se me hinchó la cabeza.

Desesperado, José volvió a su casa. Se sentía muy enfermo. Su cabeza


le parecía enorme. Se dirigió corriendo hacia su mamá y le dijo: -Mamá,
estoy enfermo. Algo terrible me pasa en la cabeza. Se me hinchó.

-Tienes cara de asustado -le respondió la mamá-. Pero yo no veo que tu


cabeza esté hinchada.

-Está enorme, mamá -replicó José-. Mira, mi gorro no me entra.

-Es verdad, José -dijo la mamá -. El gorro te queda chico. Veamos qué
le pasa.

-Mamá -sollozaba José -, al gorro no le pasa nada. Es mi cabeza. Me


crece, me crece.

-No es tu cabeza, José. Es tu gorro. Alguien lo achicó. Aquí está la


costura que le hicieron.
La mamá tomó un par de tijeras y cortó unos cuantos hilos.

-Pruébate el gorro ahora -le dijo al desconsolado José.

No muy convencido, el niño se puso su gorro. Sin ningún problema le


llegó hasta las orejas. De todos modos, estaba tan cansado y asustado
que tuvo que irse a la cama inmediatamente.

Desde ese día, José no ha vuelto a hacer bromas pesadas. Sin embargo,
sigue siendo un niño alegre e ingenioso y se dedica a contar chistes.

Todos lo encuentran muy divertido.


"Los animales y los terremotos"

Un sabio alemán de la ciudad de Berlín cree que los animales son


capaces de sentir algo que pasa en el aire antes de los terremotos.

Otros sabios y muchas otras personas ya habían visto que los animales
se portan de un modo muy raro antes de que se produzcan los
terremotos, pero nadie había explicado por qué se portan así.

Nuestro sabio investigó cómo se habían portado los animales en un


terremoto que hubo, hace poco, en Italia.

Según el sabio de Berlín, antes de los terremotos se producen corrientes


eléctricas en la tierra que cargan el aire de electricidad.

Los animales sienten esa electricidad y empiezan a portarse de un modo


extraño.

Antes del terremoto en Italia, un rebaño de ciervos bajó hasta una


aldea. Los ciervos se acercaron hasta las casas, sin asustarse de los
hombres ni preocuparse de comer.

Los gatos se fueron de las casas: cuando se produjo el terremoto, no


había ningún gato en el pueblo. En tres casos, las gatas sacaron primero
a sus gatitos y los arroparon con hojas secas. Luego se los llevaron
fuera del pueblo.

Aprovechando la ausencia de los gatos, los ratones y las lauchas


salieron de sus cuevas y empezaron a pasearse muy inquietas por todas
partes.

Los otros sabios creen que el alemán tiene razón: los animales sintieron
algo que había en el aire, posiblemente una forma de electricidad que
los hombres no captan.
"La ballena y el vigía"

Hace muchos años, un grupo de hombres partió a cazar ballenas a los


mares del Sur. Iban en un pequeño barco ballenero movido por velas.

Después de muchos días de viaje, llegaron a una parte donde había


muchas ballenas. Ahí echaron anclas.

Un hombre se subió a un mástil del barco para ver si aparecían ballenas.


Era el vigía.

Cuatro hombres de la tripulación se embarcaron en un pequeño bote y


fueron bajados al mar. Otros marineros se quedaron en la cubierta del
barco.

En el bote iba un encargado del timón, el timonel; dos hombres estaban


a cargo de los remos. El último era el arponero, encargado de manejar
el arpón con el que querían capturar a las ballenas.

Apenas el bote se había alejado unos metros, el vigía vio una ballena
por la parte delantera del barco.

- ¡Ballena a la vista! –gritó -. ¡Ballena a proa!

Pero nadie lo oyó. Se había olvidado de usar un megáfono, que es una


corneta estrecha por un lado y ancha por el otro. El lado estrecho se
pone junto a la boca. Con el megáfono, la voz se hace más sonora y se
puede dirigir hacia donde uno quiera.

Los del bote no oyeron el grito del vigía, y la ballena escapó sin que la
vieran. Poco después, la misma ballena apareció por la parte trasera del
barco.

- ¡Ballena a la vista! -gritó otra vez el vigía.

- ¡Ballena a popa!

Gracias al megáfono, los hombres del bote oyeron la voz del vigía. El
timonel dirigió el bote hacia la popa; los remeros movieron los remos
con todas sus fuerzas y el arponero se preparó para lanzar su arpón.
Pero la simpática ballena, cuyo oído era excelente, también habla
escuchado el grito y iPlaf! se escondió debajo del agua donde nadie
podía capturarla.

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