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PREJUICIOS LINGÜÍSTICOS Los usos lingüísticos, los modelos verbales y otros aspectos relacionados con la lengua y con la

normalización lingüística, han sido, son y serán tema de opinión y de debate en los medios de comunicación, en reuniones y
en las propias aulas. Si bien por un lado este hecho permite que los hablantes y los alumnos reflexionen sobre estas
cuestiones, por otro lado tiene el peligro de que ciertas visiones parciales, poco científicas y menos objetivas, enturbien la
visión de la lengua de gran parte de los miembros de la comunidad lingüística. Estas visiones pueden llamarse prejuicios
lingüísticos y forman parte de la opinión consciente y a veces inconsciente de gran parte de la sociedad. Hudson 1982
denomina estereotipos a los valores que provocan juicios sobre la lengua, determinados por valores extralingüísticos, que
son generalmente de carácter social. Por ejemplo, los hablantes suelen valorar un determinado acento, el uso de una
palabra, etc. negativa o positivamente con criterios inconscientes y poco científicos. Hay personas que creen que una
determinada palabra es fea o suena mal por si misma, cuando, en todo caso, podrían decir que no es adecuada en
determinadas ocasiones. Un prejuicio lingüístico es el resultado de una valoración emotiva (negativa o positiva) sobre un
hecho del que se tiene información escasa o errónea. Es evidente que no hay ningún criterio lingüístico que otorgue a una
determinada manera de hablar más validez que a otra, pero de hecho, podemos comprobar a menudo que se valoran las
diversas maneras de hablar. Ya que la opinión pública, por un lado, perpetúa visiones de etapas en las que los métodos
científicos eran casi desconocidos y, sobre todo, porque a veces esta opinión pública esconde determinados intereses. Para
poner ejemplos concretos, exponemos a continuación algunas afirmaciones que bien seguro se habrán oído e incluso leído
en más de una ocasión. Son muestras de criterios poco objetivos cuando valoran los diversos usos lingüísticos: - Es muy de
pueblo, casi no habla castellano. - En Málaga hablan muy mal, el buen castellano se habla en Valladolid y Salamanca. - El
gallego es una lengua muy dulce. - La madre de Iñaki habla un euskera muy cerrado. - El catalán es un idioma muy
complicado y muy difícil de aprender ya que se escribe diferente de como se pronuncia. - Hablar gallego en Galicia a un
autóctono que no lo habla es una falta de respeto. - El mallorquín es una lengua distinta del catalán, porque un día oí a un
mallorquín y no entendí nada. - En este pueblo hablan "chapurreao". - En las series venezolanas se habla un castellano
horrible. - Los valencianos dicen que no hablan catalán. - Los andaluces hablan mal porque se comen muchos sonidos. Todas
las variantes de la lengua son maneras diversas de actualizar un mismo código lingüístico. No hay ninguna razón para otorgar
a la lengua adjetivos que normalmente van referidos a otras realidades (dulce, suave, cerrada, etc.). En relaciòn con las
dificultades que puede representar el estudio y el aprendizaje de una lengua, se debe tener en cuenta que no hay lenguas
fáciles de aprender en tanto que todas son sistemas de comunicación complejos y completos; la dificultad puede venir
determinada por la distancia de nuestra primera lengua, por las dificultades de practicarla y, a veces, por la falta de
motivación, pero nunca por sus características específicas. Respecto a las modalidades de las lenguas peninsulares, los
estudios lingüísticos hechos con seriedad no ponen en duda la unidad de cada una de las lenguas, incluso si reciben nombres
distintos (gallego/portugués, valenciano/catalán); diferencias de matiz o pequeños problemas de intercomprensión son
determinados por la menor frecuencia de contacto entre los hablantes distantes de una misma comunidad y no por las
características de cada variedad. Estos tópicos y prejuicios no se limitan a la visión de la propia lengua, a menudo traspasan
las fronteras: - En África existen lenguas muy simples y poco desarrolladas que no tienen ni gramática ni diccionario. - No
quiero estudiar inglés porque es una lengua imperialista. - No vale la pena estudiar una lengua que solo tiene diez millones
de hablantes. - Escribo en castellano porque en gallego haría faltas de ortografía. - El castellano es más fácil porque se
escribe como se pronuncia. - Sería mucho mejor si todo el mundo hablara una sola lengua. Todos los idiomas son lenguas de
cultura y comunicación. Las relaciones económicas y políticas han provocado que unas sean más conocidas o más necesarias
que las demás para las relaciones internacionales. En principio, la lengua o es responsable de ciertos procesos de sustitución
y de minorización, sino otros fenómenos protagonizados por sus hablantes (colonialismo, guerras, invasiones, dominio
económico, etc.). Usar otra Lengua y reconocer el desconocimiento de la propia es una prueba de falta de fidelidad
lingüística y de identidad cultural, que llevada al máximo extremo seguramente acabaría por unificar todas las lenguas del
mundo, y también por uniformar a sus habitantes, lo que supondría la pérdida de todo un patrimonio inestimable de
diversidad cultural.

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