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¿QUÉ DERECHO DE DAÑOS SE CONCIBE EN EL


PROYECTO DE REFORMA DEL CÓDIGO? ¿QUÉ
DAÑOS QUIERE EL LEGISLADOR RESARCIR?
Nucciarone, Gabriela A.
Publicado en: DJ 27/02/2013 , 1
Sumario: I. Introducción.- II. Evolución del derecho de daños desde el Código de Vélez, la
reforma de Borda, hasta la legislación del consumidor.- III. La sanción de la norma de
defensa del consumidor.- IV. El proyecto de reforma, la terminología ¿factor de atribución,
evolución o involución?- V. Nuestra reflexión.
Cita Online: AR/DOC/5965/2012
I. Introducción
Quienes han explorado el derecho de daños, quienes lo han estudiado comprometidos con
los objetivos a alcanzar mediante el derecho sobre esta materia, han pasado por grandes
cambios legislativos, económicos y sociales. En la recorrida por esos pasajes siempre y de
manera reiterativa, surge el interrogante de cómo hacer para que el sujeto que sufre un
daño, provocado por un hecho o acto reprobado por la ley pueda volver al estadio anterior
como si el daño nunca hubiera existido.
En la búsqueda de respuestas se encuentran grandes vallas por pasar, pero sobre todo la más
difícil es que el derecho pueda reparar esas marcas, ese daño que se produce sobre la
persona y no sobre su patrimonio; ahí es donde nos quedamos con pocas o insatisfactorias
respuestas, allí es donde entra en crisis el sistema de responsabilidad.
Pero así las cosas, mediante grandes cambios legislativos y sobre todo jurisprudenciales se
fue fueron aportando soluciones a esta problemática, que si bien no ha concluido, por la
diversidad de daños que sufre la persona humana en sus diversos roles sociales, es
importante que siga avanzando y no retroceda, porque de ser así, de volver sobre lo que ya
se habían logrado, el derecho, la justicia, en su máxima expresión, le estaría ocasionando a
la sociedad uno de los más grandes daños sentir desprotección e inseguridad jurídica.
La evolución debería ser garantía de estabilidad, la imparcialidad de los jueces de
objetividad; la competencia —¡especialmente gramatical!— de sus redactores, una garantía
de calidad (1).
II. Evolución del derecho de daños desde el Código de Vélez, la reforma de Borda,
hasta la legislación del consumidor
Marcaré en este apartados algunos conceptos y la evolución de los mismos sobre
terminología, que caracteriza al derecho de daños.
Teniendo siempre presente que dentro del análisis de la responsabilidad civil, de la
reparación aparece el daño no como un elemento más o como un simple derivado de la
responsabilidad, sino como el centro de un sistema, que como tal tomó gran protagonismo
desde algunos años antes de la reforma del Código Civil de 1968, y que con el paso del
tiempo logró reemplazar a la terminología de responsabilidad civil contractual y
extracontractual por el derecho de daño. Ello se visualiza desde la doctrina, jurisprudencia
y hasta en los establecimientos universitarios al nominar a la materia en la que se enseñaba
este apartado del Código Civil.
Lo concreto es que en este inicio del siglo XXI el derecho de daños requiere otra respuesta,
más estructurada, con mayor coordinación interdisciplinaria con la economía, la sociología.
Pensamos que ello deber ser a partir de ubicar al daño en uno de sus vértices y, en el otro, la
necesidad de no dejar supuesto sin solución, sea desde el ámbito individual o desde el
social, tal como lo venimos sosteniendo desde hace algún tiempo a través de lo que
denominamos la teoría general de la reparación de daños (2).
II. 1. El tratamiento del sistema indemnizatorio en el Código Civil de Vélez Sarsfield.
En la organización del país, la construcción del Estado, donde el escenario era la división
de las tierras, las relaciones sociales de poder, la compatibilidad de intereses nace la
Constitución Nacional, (símbolo jurídico de la edad moderna).
Ahora bien que se vislumbra con la Constitución de 1853. Se vislumbra una economía
basada en el neoliberalismo, con la idea de expansión comercial en su máxima expresión,
con el crecimiento patrimonial y la concentración de tierras.
Es en ese contexto donde se engendra el Código Civil, de tan solo 17 años después, (1871),
breve tiempo donde nace un sistema de responsabilidad civil que responde claramente a la
impronta constitucional del momento (3).
Desde ese lugar político, económico y social se piensa en la sanción para quien dañe,
irrumpa en el patrimonio del otro.
II.1.2. El concepto de daño.
Desde el Código Civil sancionado en 1871 se determino en los Arts. 1068, 1069 el
concepto de daño, expresando "Habrá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio
susceptible de apreciación pecuniaria, o directamente en las cosas de su dominio o
posesión, o indirectamente por el mal hecho a su persona o a sus derechos o facultades".
"El daño comprende no sólo el perjuicio efectivamente sufrido, sino también la ganancia de
que fue privado el damnificado por el acto ilícito, y que en este código se designa por las
palabras pérdidas e intereses."
De la lectura de estos artículos, juntamente con la doctrina clásica y jurisprudencia hasta los
años 1930 aproximadamente se conceptualizaba al daño reparable, como aquel que contaba
con ciertos requisitos tales a) certidumbre; b) que sea personal del accionante y c) que de él
resulte una lesión a un derecho subjetivo o interés legítimo (4).
Además de tales requisitos mencionados en el párrafo anterior; y conforme luce del texto
del código reseñado, el daño resarcible era principal y primordialmente el patrimonial,
propio del constitucionalismo de la época (1853) donde se debía proteger la apropiación
privada de bienes, donde la lucha de los hombres era para conquistar tierras. Pero donde
además el sujeto activo, el que sufría los daños era el más poderoso, en tanto que el dañador
era el más débil, el oprimido en estas conquistas territoriales.
II.1.3. La respuesta al daño: la indemnización.
El termino indemnización, era el utilizado para conceptuar al medio económico por el cual
se resolvía, se responsabilizaba al sujeto dañador, cargando sobre él el pago de una suma
determinada de dinero para satisfacer el daño patrimonial y solo en algunos casos el daño
moral.
Conforme la Real academia española, indemnizar implicar resarcir un daño, un perjuicio.
No encontramos ni en el Código Civil de la época de Vélez, ni en jurisprudencia palabras
como reparar, propias del cambio o crisis habida en la responsabilidad civil.
Otra característica propia del sistema de responsabilidad en el Código civil de Vélez que
luego tiene un importante cambio en la jurisprudencia, y sobre todo en la reforma de 1968,
es que no se mide el daño por sí o su impacto en el damnificado; se mide la intensidad del
obrar del agente dañador, con lo cual dicho esquema es sancionador y no reparador (5).
Bajo el esquema subjetivo, como factor de atribución tanto en la esfera contractual como
extracontractual se mide la extensión de la indemnización conforme las consecuencias, de
este modo en el Código en sus Arts. 901 al 906 se extiende la clasificación estableciendo de
menor a mayor la intensidad y extensión de las consecuencias en tanto el sujeto dañador
haya actuado con culpa o dolo.
II.2. Que ocurrió con la reforma de 1968 del Código Civil del Profesor G. Borda.
Grandes fueron los cambios que se produjeron en el mundo, claro que a costa de varias
guerras, donde se perdía mucho dinero pero sobre todo se perdían vidas humanas (6).
La conmoción en el Derecho interno que se producía se destaca y se proyecta, también en
el ámbito de la responsabilidad civil o Derecho de Daños (7).
II.2.1. La ampliación de los conceptos de los rubros reparables.
Es amplia y enriquecedora la doctrina que ha tratado la reforma del Profesor Borda en el
Código, sobre todo por la genialidad de introducir factores objetivos en la idea de la
responsabilidad civil, que permitían receptar la problemática de los daños producidos por
cosas riesgosas, actividades comerciales de aprovechamiento y riesgo, etc.
Pero lo que me resulta de importancia destacar en este humilde aporte, es como fue
ocurriendo que llegamos a concebir, a crear grandes construcciones jurisprudenciales con
relación a que daños ahora se iban a reparar, como y hasta donde.
Si bien mediante la reforma del Código Civil con la ley 17.711 se podía visualizar esta
visión o preocupación por la persona en sí misma más que por su patrimonio, no se plasmó
muy claramente en el articulado. Pero los cambios más relevantes como en los Arts. 954;
1113, 1071bis; 2618 permitieron luego un riquísimo análisis doctrinario, pero sobre todo el
paulatino y constante cambio jurisprudencial, que posibilitó asentar algunos nuevos
conceptos.
En primer lugar sobre el daño, que no deja de ser conceptualizado desde la visión clásica,
pero va teniendo otros matices. Esos matices se observan por ejemplo cuando se empiezan
a reconocer el daño futuro, determinado o determinable, ya cada uno de los requisitos
primitivos comienza a ceder. Véase como la lesión al derecho subjetivo fue ampliándose
hacia un interés legítimo para luego a los intereses difusos (8).
Como aparecen otros personajes a jugar en la sociedad que permiten que el concepto de
daño vaya ampliándose o más bien contando con otros aspectos más propios de la sociedad
toda y no de una clase burguesa o de un sector determinado.
Estos sujetos aparecen con grandes grados de vulnerabilidad, necesitando la persona mayor
apreciación, valorización también desde el plano de la reparación de los daños que sufre.
II.2.2. El camino al derecho de daños sustituyendo la responsabilidad civil.
Bajo este marco que concepto se sustituyen y cuales naces o se complementan? Vemos
como indemnización empieza a verse en la jurisprudencia sustituido por reparación, para
luego y paulatinamente ese concepto de reparar se llena con varios elementos de interesante
análisis.
Se visualiza al sistema de responsabilidad civil desde la concepción de reparación de daño,
mirando a la escena desde otro ángulo, desde otra perspectiva. Miro entonces al sujeto
dañado y me preocupo en como hacer para reparar el daño que se le ha causado, como
volver las cosas al estado en que se encontraban antes del hecho dañoso. Claro que no
desaparece todo el andamiaje montado alrededor del sujeto dañador, pero el jurista
obligatoriamente por el marco sociológico, político y económico tiene que mirar y proteger
al que sufre el daño.
Difícil es para el legislador, sacar una foto de una época y dictar normas, porque cuando
terminan de fotografiar una escena, inmediatamente otra detrás cambia y así sucesivamente.
Que cambios se suscitan, esos que se relacionan con la imagen, el consumo, la psiquis, las
conductas.
Era impensable en la visión de Vélez pensar por ejemplo en plasmar en la indemnización al
daño estético, porque es como la estética de la persona, no tenía la valoración que adquiere
en los años 60 y ni hablar en los 90.
Era difícil en la concepción de Vélez y de la doctrina imperante en la época pensar en el
daño psicológico, cuando solo existía el demente que se lo aislaba en un nosocomio y que
era inútil para la sociedad. El resto de los sujetos eran "sanos mentalmente" y no podíamos
imaginar que un hecho dañoso afectara la psiquis de un sujeto.
De la mano de la introducción del factor objetivo de atribución y de la visión sobre el sujeto
dañado, se comienzan a incorporar otros términos desde la jurisprudencia que dan un marco
de amplitud al reconocimiento no de nuevos daños, porque los daños siempre se
produjeron, sino al resarcimiento, a la reparación de más daños que los que antes se
reparaban.
II.2.3. La última etapa: reparación integral.
Si bien el primer término reparar ya era aceptado y reproducido en la jurisprudencia desde
antes de la reforma del Código de 1968, el término integral comenzaba a resonar casi
conjuntamente con las normas de protección del consumidor. Y que quiere decir integral?,
lo primero que indica es que integra, que une más de un daño, que es un todo que no puedo
visualizar por partes.
Cuando miro al sujeto dañado, no solo veo una unidad de producción, una riqueza, una
capacidad económica, sino que veo también, un consumidor, un padre o madre, un hijo, un
hermano, un ser sociable. Así lo expresa Heredia: la persona como el centro de las
preocupaciones del Derecho, sea ésta en calidad de habitante, de vecino, de víctima de
daños, como usuario o consumidor, como cliente bancario, como portadora de dignidad, de
intimidad, de honor, de propia imagen (9).
Veamos pues como la Corte Suprema de Justicia le da un forma, conceptualiza al término
integral: "la razón de ser de los alcances reparadores integrales que establecen las
mencionadas normas del Código Civil las cuales, como ha sido visto, expresan el también
citado principio general enunciado en la Constitución. Cabe recordar, entonces, que el valor
de la vida humana no resulta apreciable con criterios exclusivamente económicos. Tal
concepción materialista debe ceder frente a una compresión integral de los valores
materiales y espirituales, unidos inescindiblemente en la vida humana y a cuya reparación
debe, al menos, tender la justicia. .... la reparación también habrá de comprender, de
haberse producido, el daño moral más aún la incapacidad debe ser objeto de reparación, al
margen de lo que pueda corresponder por el menoscabo de la actividad productiva y por el
daño moral pues la integridad física en sí misma tiene un valor indemnizable" (10).
Integro al sujeto lo uno en todas sus facetas, en todos los personajes que engendra en su
vida, lo observo en su conjunto, en sí mismo y en la relación con la faceta económica y
extraeconómica.
Aún cuando expresamente o taxativamente le Código actual con todas la reformas de
mayor o menor relevancia ha tenido, no discrimine otros rubros extrapatrimoniales más que
el daño moral, la jurisprudencia creó una variada y acertada categoría de daños que ahora la
justicia, el derecho intenta reparar.
II.4. El aporte de la jurisprudencia en la conformación de las categorías autónomas del
daño en la reparación integral.
Encontramos autonomía en diversos rubros de daños que se disponen a ser considerados
por el derecho, así la jurisprudencia se muestra en una tendencia que descubre las
diferencias entre los distintos tipos de daños que afectan a las personas y que se presenta
con autonomía respecto al llamado "daño moral". Así pues se ha sostenido "La
indemnización por daños psicológico, como rubro independiente no requiere la existencia
de una gran alteración, debiendo resarcirse en forma autónoma —siempre que se lo
solicite— cualquier perjuicio cierto en ese ámbito y que guarde relación causal con el
hecho dañoso y que no cabe confundir las afecciones que configuran el daño moral, cuyo
resarcimiento se ha admitido, con el daño psíquico entendido como secuela patológica
derivada de un hecho (11).
Hasta aquí podemos observar una gran variación desde la terminología utilizada
originalmente en el Código de Vélez, hasta los objetivos, la visiones de una concepción
patrimonialista a una integrativa del ser en un todo patrimonial pero sobre todo
extrapatrimonial.
Un claro ejemplo jurisprudencial novedoso es lo ocurrido en el fallo SCJPBA "L.A.C. y
otros c/Provincia de Buenos Aires y otros" (12) donde se declara la inconstitucionalidad del
Art. 1078 del Código Civil, debido a que se les da legitimación activa a los padres de un
menor que se encontraba en estado vegetativo, para poder reclamar por su propio derecho y
en forma autónoma el daño moral (13).
III. La sanción de la norma de defensa del consumidor
Al tiempo que se desarrolla en jurisprudencia la valoración y la protección de la persona en
sí misma y más haya de la esfera patrimonial, surge en nuestro país y en el mundo varios
años antes, normas que protegen específicamente al sujeto en su personaje de consumidor.
Cada vez más la terminología utilizada y las preocupaciones del derecho de daño adquieren
nuevas y profundas concepciones.
Porque ni la reforma del Código Civil en 1968 ni la jurisprudencia predominante en los
años posteriores, podían resolver cuestiones tales como la sobreabundante y creciente
publicidad, sobre los factores de valoración de la persona dependiendo de que consume,
como la frustración que padece aquel consumidor que luego de mediante la tasa de
sacrificio logra el ahorro para adquirir un producto, el mismo no funciona. En fin nuevos
paradigmas, nuevas formas de juego internas como externas, requieren también de una
revisión de las normas.
Así entonces veamos como fue desarrollándose la normativa que protege a uno más de los
sujetos vulnerables en la sociedad.
III.1. La sanción de la Ley 24.240
En el año 1993 continuando con los lineamientos de la reforma del Profesor Borda mejora e
introduce los principios generales, en la protección de una nueva realidad socioeconómica
mediante el factor de atribución preponderantemente objetivo. Así en el Art. 4 de dicha
norma se plasma el principio de información, el principio de seguridad en su Art. 5,
instando la ampliación de los legitimados pasivos, que no fue tal por ser vetado por el poder
ejecutivo el Art. 40 en el que se preveía la responsabilidad de la cadena por la que el
producto pasa hasta llegar al consumidor.
Mas con todas las críticas que ha merecido, se destacaba el gran avance legislativo, en la
protección específica y absolutamente necesaria del consumidor, que desde hacía tiempo,
en otros países del mundo encontraba su resguardo.
III.2. Ley 24.999, primera reforma a la Ley Consumidor.
Tan solo cinco años más tarde la Ley de consumidor tiene su primer reforma, indicativa de
dar mayor protección en la compra y garantía de los productos adquiridos por el
consumidor, ampliando las garantías y responsabilizando de manera solidaria por ellas, así
se introducen reformas en los Arts. 11, 13 y 14 todas ellas relacionadas con la garantía del
producto.
Pero fundamentalmente se destaca en la reforma de 1998 la incorporación del Art. 40 en
cuanto a la responsabilidad solidaria de la cadena de producción, distribución,
comercialización del producto en cuanto a los daños que pueda sufrir el consumidor que
resulten del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio.
Indudablemente es un claro indicativo del protagonismo del derecho de daño, cuando
justamente se amplía los legitimados pasivos del Art. 1113 referidos al dueño y guardián,
llevándolos a toda la cadena por la que el producto atraviesa hasta llegar a las manos del
sujeto vulnerado.
Reafirmando así el deber de seguridad e indemnidad; pero sobre todo se estaba
garantizando al consumidor que el daño padecido iba a encontrar su reparación, es decir,
que se lo protegía de la insolvencia que tan solo un legitimado pasivo puede procurar al
consumidor dañado.
Se agudiza la mirada sobre el sujeto dañado.
III.3. Ultima reforma en la normativa del consumidor con la ley 26.361.
Finalmente con la reforma del año 2008 se otorga una mayor ampliación de los legitimados
activos, es decir de los sujetos a los que la normativa de corte netamente objetivo, le brinda
tutela.
Unos de los avances más significativos en cuanto se pone al resguardo bajo la normativa
del consumidor no solo al que como consecuencia de una transacción sufra un daño, sino al
que se encuentre en ocasión de consumo, o bien al que de algún modo este expuesto a
ella (14). Mas son los sujetos protegidos frente a los mayores daños que sufren.
Se agudiza el deber de información con la modificación del Art. 4, caracterizando a como
deber ser tal información.
Pero sobre todo me interesa resaltar un importantísimo avance en el derecho de daño que es
el de trabajar sobre la prevención o más bien intentar disuadir el incumplimiento eficiente
de las empresas (15). Se incorpora para ello el Art. 52 bis "daños punitivos", que si bien ha
merecido criticas desde varios sectores de la doctrina, podríamos afirmar que fue novedoso
y bienvenido, aún cuando requiera algunas precisiones.
Se incorpora además en el Art. 8 bis, el denominado "trato digno" "prácticas abusivas", que
en el análisis del derecho de daño estaría en condiciones de afirmar que amplía aún más los
daños reparables, es decir que marca y acentúa la protección de los derechos
personalísimos.
Sin perjuicio de las críticas positivas y negativas que ha recaído sobre toda la normativa
referida al consumidor, algo es merecedora de resaltar durante todo este tiempo se
mantenido y profundizado el carácter reparador y no sancionatorio del derecho de daños, el
lograr una reparación integral de los daños padecidos y el de trabajar sobre la prevención
del daño. Reiterando que aún con todas las objeciones que puedo padecer, que no son tema
de este trabajo, se destaca la esencia de protección del sujeto vulnerado (16).
IV. El proyecto de reforma, la terminología, ¿factor de atribución, evolución o
involución?
Vale una pequeña introducción sobre lo esperanzado que siempre resulta una reforma a la
codificación, en la medida que ella venga a enriquecer a innovar desde la claridad y
simplicidad.
Resulta que el trabajo de prestigiosos juristas se ve algo borroneado o manipulado por los
intereses de turno, resulta entonces que el derecho de daño se conceptualiza dándoles
formas más parecidas a la concepción de Vélez que a la concepción más objetiva,
preventiva e integrativa que ha tenido y viene teniendo desde la jurisprudencia, doctrina,
jornadas, congresos etc.
Es ahí donde frente al análisis, la lectura y la relectura de los Arts. 1733, 1734, 1736, 1737,
1740, 1742 uno se pregunta:
¿cómo es posible que se reitere y se revalorice el termino indemnización en vez de
reparación integral?
¿por qué incorporó la reparación plena y no reparación integral?
¿cómo los jueces conceptualizaran al término "gran discapacidad" previsto en el art. 1737?
¿cómo juega la carga de la prueba?
¿surgen con claridad los principios rectores del derecho de daños de la última era?
Con enojo y cierta tristeza me pregunto por que dejamos pasar tal oportunidad para
realmente mejorar y aportar claridad, y como dije al inicio simplicidad al derecho, que
reclama el ser social, el ciudadano que está expuesto cada vez a mayores daños.
Al querer responderme estas preguntas, encuentro dificultades porque se han utilizaron
términos polisémicos, donde se conceptualiza al daño expresando que: "hay daño cuando se
lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico". Ahora el
derecho o la norma no reprueba conductas, acciones, actos? Me sigo preguntando hay
daños aceptados por el derecho, que no deben ser reparados?
Y cuando se expresa que el monto de la indemnización debe fijarse ponderando las
satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas
(Arts. 1737); no me está indicando más bien que no va a existir una reparación integral sino
más bien medida teniendo en cuenta estos factores no tan claros?
Tanto la terminología utilizada, como los componentes resulta más bien similares a los que
se visualizan en un sistema sancionatorio, de indemnizaciones limitadas, y no los de un
sistema que necesita que el principio general sea la reparación integral, la prevención del
daño y la facilitación en la cuantificación del daño, de manera de no resultar arbitraria a
expensas de lo que el juzgador o el reclamante pretenda.
Por su parte si revisamos la jurisprudencia tanto de la CSJN, como de Cortes Provinciales,
concluiríamos que el factor de atribución es el primer indicador para la valoración a
posteriori los daños resarcibles. Esto implica que ante la preeminencia de factor objetivo
encontramos una reparación integral de los daños, y en la medida que el factor sea subjetivo
se reparara teniendo en cuenta las consecuencias Arts. 902, 903 y ss. del Código Civil
vigente. Que nos aporta al respecto el proyecto de Código del 2012 como principio general
el factor de atribución "Culpa" cuando en el Art. 1719 se dice "los factores de atribución
pueden ser objetivos o subjetivos y que, en caso de silencio legal, el factor de atribución es
la culpa". Parecería que no se requieren más palabras para observar el retroceso que esto
implica en el derecho, las dificultades probatorias y en consecuencia los daños sin
reparación que cada vez son mayores.
V. Nuestra reflexión
La responsabilidad del legislador, de los jueces, de los abogados está: en dar respuestas
claras frente al reclamo de un sujeto que ha padecido un daño, independientemente si ese
daño se produjo por el incumplimiento de un contrato o bien por el principio constitución
del deber de no dañar al otro.
Cuando la norma no es clara, traer muchas interpretaciones posibles, pone en cabeza del
dañado una carga probatoria "diabólica", y retrocede volviendo a un sistema sancionatorio,
que ya ha fracasado no solo en nuestro país sino en el resto del mundo, tendremos que
hacernos cargo de los reclamos sociales cada vez mayores frente a un Estado (como la
conjunción de los tres poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial) que sigue fracasando en la
protección de los derechos más elementales del ser humano, la salud, la educación, la
seguridad y la justicia.
Sería bueno que en el anteproyecto del año en curso, existiera nota de explicación y
fundamento a este esquema del derecho de daños, que si bien aún no resuena en la
sociedad, como los temas referidos al derecho de familia, va a impactar cuando sus
reclamos no puedan ser canalizados por la vía judicial.
Por último, "el mercado del juicio", como algunos les gusta llamarlo, el enriquecimiento sin
causa que pudiera existir en algunos reclamos, si bien no es mayoritario ni significante y
siempre tiene el control judicial, no se resuelve con volver a un esquema sancionatorio, ni
con limitar los daños resarcibles, quizás la solución esté en trabajar enérgicamente desde
todas las áreas con la prevención del daño, con la información, educación y por último
frente al daño ya producido con la más justa y correcta reparación.
(1) Arnoldo Wald, La responsabilidad Civil y el Código Brasilero de 2002, publicado en el
libro Responsabilidad Civil, directora Aída Kemelmajer de Carlucci, Ed Rubinzal Culzoni,
citando al profesor Chabas en su prefacio del libro dedicado al sesquicentenario del Código
Civil de Andres Bello, al tratar el Código Civil francés.
(2) Carlos, Ghersi. Teoría General de la reparación del daño. Ed. Astrea tercera edición p.
17.
(3) Horkheimer, Max, Autoridad y familia" pág. 104 Ed. Paidós. Barcelona 2001. Allí se
expresa que "Las virtudes burguesas como el respeto a la ley, actitud pacífica, amor al
trabajo, obediencia a la autoridad, espíritu de sacrificio respecto de la Nación y otras cosas
más, son inducidas al pueblo desde las familias, escuelas, el púlpito y aquellos que no
puedan consolidar estos simbolismos serán expulsados y no podrán sustraerse al castigo".
(4) Carlos, Ghersi. Teoría General de la reparación del daño. Ed. Astrea tercera edición p.
61.
(5) Carlos, Ghersi, Valor de la Vida Humana, Ed. Astrea p. 55. Véase como se remite en
ese capítulo del libro constantemente a la protección patrimonial del sujeto dañado. Así se
expresa en una cita al pie como Soboul, en La Francia de Napoleón, p. 14 dice "el objetivo
del Código Civil fue instituir "la paz burguesa, imponiendo a todos los ciudadanos `las
reglas del juego de la sociedad burguesa. En ese juego el Código Civil enuncia los términos
y fija las prendas, es decir, las reglas que permiten asegurar la continuidad de la partida".
(6) Véase que desde las revoluciones atlánticas —la estadounidense, la inglesa, la
holandesa y la francesa, nacen y se consolidan las constituciones liberales, que principian
por salvaguardar los derechos del hombre frente al Estado. Primer guerra mundial 1914,
algunos años después la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que generó un nuevo
movimiento de consolidación, pero esta vez orientado hacia los derechos sociales. No
dejando de pensar en el holocausto y finalización de la segunda Guerra Mundial. Véase
también la Doctrina Social de la Iglesia, el Constitucionalismo social y el Estado de
Bienestar que hacen repensar al Estado y la protección de éste hacia los individuos,
resaltando a la persona humana.
(7) Heredia, José Raúl, La constitución como fuente de la pretensión de reparación de
daños, Responsabilidad Civil, directora Aída Kemelmajer de Carlucci, Ed. Rubinzal
Culzoni. Se cita en dicha obra a Jaime Santos Briz cuando señala que las normas
reguladoras de la responsabilidad civil, en sus distintos aspectos, se encontraban en muchas
legislaciones en trance de reforma y reconocía una tendencia unánime que precisaba la
necesidad de una modificación más o menos amplia del Derecho clásico, generalmente de
ascendencia romana, e indicó la evolución del principio de la responsabilidad individual a
la socialización de la responsabilidad.
(8) Carlos Ghersi. Teoría General de la reparación del daño. Ed. Astrea tercera edición p.
61; cuando cita a Zannoni, El daño en la responsabilidad civil, p. 23, donde se hace una
interesante y breve reseña respecto de la evolución del tema y resalta, entre otras cosas, que
la "certidumbre del daño, en suma, constituye siempre una constatación del hecho actual
que proyecta también al futuro una consecuencia necesaria,"
(9) Heredia, José Raúl, La constitución como fuente de la pretensión de reparación de
daños, Responsabilidad Civil, directora Aída Kemelmajer de Carlucci, Ed. Rubinzal
Culzoni.
(10) CSJN, Aquino Isac c/Cargo Servicios Industriales S.A. del 21/09/2004.
(11) Carlos A. Parellada, Daño Moral en el libro de Responsabilidad Civil directora Aída
Kemelmajer de Carlucci Ed. Rubinzal Culzoni.
(12) SCJPBA L.A.C y otros c/Provincia de Buenos Aires y otro, del 16/05/2007. Cita
Online AR/JUR/1277/2007.
(13) Nucciarone Gabriela Alejandra, ¿A quiénes y qué se repara mediante el rubro daño
moral? Legislación actual. Tratamiento en el anteproyecto del Código Civil. Análisis del
fallo de la SCBA 'L. A. C. y otros c/Provincia de Buenos Aires y otros' Publicado
01708/2012 MJD5892.
(14) Ley 26361 ARTICULO 1º - Sustitúyese el texto del artículo 1º de la Ley Nº 24.240 de
Defensa del Consumidor, por el siguiente: Artículo 1º: Objeto. Consumidor. Equiparación.
La presente ley tiene por objeto la defensa del consumidor o usuario, entendiéndose por tal
a toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u
onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda
comprendida la adquisición de derechos en tiempos compartidos, clubes de campo,
cementerios privados y figuras afines. Se considera asimismo consumidor o usuario a
quien, sin ser parte de una relación de consumo, como consecuencia o en ocasión de ella
adquiere o utiliza bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su
grupo familiar o social, y a quien de cualquier manera está expuesto a una relación de
consumo.
(15) Weingarten Celia. Manual de Derecho de Daños Ed. La Ley 2010 p. 11.
(16) Ley 24.240 actualizada Daño directo. Es todo perjuicio o menoscabo al derecho del
usuario o consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera
inmediata sobre sus bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión
del proveedor de bienes o del prestador de servicios. La autoridad de aplicación podrá
determinar la existencia de daño directo al usuario o consumidor resultante de la infracción
del proveedor o del prestador de servicios y obligar a éste a resarcirlo, hasta un valor
máximo de CINCO (5) Canastas Básicas Total para el Hogar 3, que publica el Instituto
Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC). El acto
administrativo de la autoridad de aplicación será apelable por el proveedor en los términos
del artículo 45 de la presente ley, y, una vez firme, respecto del daño directo que determine
constituirá título ejecutivo a favor del consumidor. Las sumas que el proveedor pague al
consumidor en concepto de daño directo determinado en sede administrativa serán
deducibles de otras indemnizaciones que por el mismo concepto pudieren corresponderle a
éste por acciones eventualmente incoadas en sede judicial.

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