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MEDICINA INTERNA
AMBATO – ECUADOR
2018
DIAGNÓSTICO DE LUPUS.
1. Erupción malar: Eritema fijo, plano o alto, sobre las eminencias malares, que no
suele afectar los surcos nasogenianos.
2. Erupción discoide: Placas eritematosas altas, con descamación queratósica
adherente y tapones foliculares; puede haber cicatrices atróficas en las lesiones
más antiguas.
3. Fotosensibilidad: Erupción cutánea a causa de una reacción insólita a la luz solar,
referida por el paciente u observada por el médico.
4. Úlceras bucales: Ulceración nasofaríngea, por lo común indolora, observada por
un médico.
5. Arteritis: Artritis no erosiva que afecta dos o más articulaciones periféricas,
caracterizada por dolor a la palpación, tumefacción o derrame.
6. Serositis:
a. Pleuritis: Claro antecedente de dolor pleurítico o frote, o signos de derrame
pleural, o bien
b. Pericarditis: comprobada por electrocardiograma o frote o signos de
derrame pericárdico.
7. Trastorno renal:
a. Proteinuria persistente mayor a 0,5g/día o mayor de 3+ sino se ha
cuantificado, o bien
b. Cilindros celulares: pueden ser de eritrocitos, hemoglobina, granulares,
tubulares o mixtos.
8. Trastorno neurológico:
a. Convulsiones: en ausencia de tratamientos farmacológicos o alteraciones
metabólicas conocidas; por ej. Uremia, cetoacidosis, o desequilibrio
electrolítico, o bien
b. Psicosis: en ausencia de tratamientos farmacológicos o alteraciones
metabólicas conocidas; por ej. Uremia, cetoacidosis, o desequilibrio
electrolítico.
9. Trastorno hematológico:
a. Anemia hemolítica: con reticulocitosis, o bien
b. Leucopenia: menos de 4.000/mm3 en dos o en más ocasiones
c. Linfopenia: menos de 1.500/mm3 en dos o más ocasiones, o bien
d. Trombocitopenia: menos de 100.000/mm3 en ausencia de fármacos que
produzcan esta alteración.
10. Trastorno inmunitario:
a. Preparación de células LE-positivas (Este item fue eliminado de los
criterios diagnósticos en la revisión realizada en 1992), o bien
b. Anti-DNA: título anormal de anticuerpos contra DNA nativo, o bien
c. Anti-Sm: Presencia de anticuerpos contra antígeno nuclear Sm.
d. Hallazgo positivo de Anticuerpos antifosofolipídicos (AFL) basado en:
11. Nivel sérico anormal de anticuerpos anticardiolopina IgG o IgM,
12. Resultado positivo para anticoagulante lúpico utilizando un método estándar, o
13. Falso positivo en pruebas serológicas de sífilis (VDRL), que persiste por lo menos
durante 6 meses y se confirma por pruebas de Treponema pallidum o prueba de
absorción de anticuerpo treponémico fluorescente (FTA-Abs).
14. Anticuerpo antinuclear: Un título anormal de ANA por inmunofluorescencia o
análisis equivalente en cualquier momento y en ausencia de medicamentos
relacionados con el síndrome de lupus de origen farmacológico.
Los anticuerpos anti-péptidos citrulinados cíclicos (ACCP) han demostrado ser altamente
específicos para el diagnóstico de la AR, y al igual que el FR pueden ser detectados en
estadios tempranos, aun antes del comienzo de la AR clínica. Los anticuerpos ACCP son
el resultado de una respuesta autoinmune específica generada contra péptidos citrulinados
en la membrana sinovial de los pacientes con AR. Es posible que la citrulinación de
proteínas genere alteraciones cualitativas o cuantitativas que participen en la pérdida de
la tolerancia inmunológica y en el desarrollo de enfermedad autoinmune. Esta hipótesis
es sustentada por la presencia de anticuerpos ACCP varios años antes de la evidencia
clínica de AR. No obstante, el papel patogénico de estos auto-anticuerpos es todavía
incierto.
La presencia de anticuerpo ACCP es predictora de enfermedad persistente y grave con
importante daño articular, al igual o más que el FR. Existen reportes que plantean que el
anticuerpo ACCP y el FR tendrían un rol en la patogénesis de la MExA.
La sensibilidad de los ACPA en los diferentes estudios suele ser similar al FR,
identificando aproximadamente a unas dos terceras partes de los pacientes con AR. No
obstante, existen ciertas discrepancias entre los diferentes estudios que, en muchas
ocasiones, se relacionan con el tipo de población estudiada. Así, en los pacientes con AR
evolucionada, la sensibilidad suele ser mayor (más del 65%), mientras que en las series
de AR de inicio suele ser inferior, del orden del 50-60%. Posiblemente esta circunstancia
refleja que en las AR evolucionadas el diagnóstico de AR es más consistente y que se
trata posiblemente de los casos más graves, ya los ACPA identifican esta población con
mayor destrucción articular. Existe una notable asociación entre los ACPA y el FR, ya
que la frecuencia de ACPA es mayor en la AR FR+ que la que tiene el FR–. En un estudio
realizado por nuestro grupo, la frecuencia de ACPA (medidos a través de dos técnicas
distintas) en las AR FR+ fue del 83-88%, mientras que en las AR FR– fue del 40-54%.
Esta última cifra indica que el porcentaje actual de verdaderos seronegativos (FR y ACPA
negativos) se reduce considerablemente y se situaría alrededor del 10-15% de nuestros
pacientes con AR.
Los ACPA son, sin duda, los marcadores serológicos más específicos de la AR, con una
especificidad del 98-99% en algunos estudios. Cabe resaltar no obstante que estas
especificidades tan altas se obtienen cuando la población con AR se compara con
población sana; es decir sólo el 1-2% de los individuos sanos tienen ACPA. No obstante,
la especificidad, aun siendo muy alta, es algo inferior cuando se compara con pacientes
con otras enfermedades reumáticas que pueden considerarse en el diagnóstico diferencial
de la AR, como es el caso de la artritis psoriásica, el lupus eritematoso sistémico (LES),
el síndrome de Sjögren y otras enfermedades sistémicas. Así, por ejemplo, el 7,6% de
pacientes con LES tiene ACPA positivos en un estudio de nuestro grupo y otros estudios
encuentran un porcentaje similar, no superior al 10%, en la población con artritis
psoriásica o síndrome de Sjögren. Llama la atención que en estos pacientes la frecuencia
de poliartritis suele ser superior que en los que no presentan ACPA, y queda la duda en
algunos casos de si se trata de la coexistencia de dos enfermedades o que los ACPA serían
marcadores de artritis en estas poblaciones. Los ACPA, en cambio, son casi siempre
negativos en pacientes con infección crónica por el virus de la hepatitis C, una de las
entidades que más frecuentemente ocasiona un «falso FR» positivo.
Sólo existe una entidad donde la frecuencia y las concentraciones de ACPA son similares
a los de la AR, que es el reumatismo palindrómico (RP). Es bien conocido que el RP
puede ser una forma de presentación de la AR, ya que muchos pacientes acaban
desarrollando esta enfermedad durante el seguimiento; en este sentido, los pacientes
ACPA tendrían una mayor predisposición a esta evolución. No obstante, no es menos
cierto que muchos de los pacientes con RP y niveles altos de ACPA son seguidos en
nuestra consulta sin haber desarrollado una artritis persistente después de varios años de
seguimiento. Es por este motivo que se podría considerar esta entidad como una forma
frustrada de AR en muchos casos. A nivel práctico, consideramos que en los pacientes
con clínica compatible con RP pero que no presentan ACPA debe aumentarse la sospecha
de otras formas de artritis intermitente de presentación clínica similar, como una
enfermedad de Whipple u otras enteropatías inflamatorias. En este sentido, es interesante
la reciente observación de una mayor frecuencia de mutaciones en el gen de la fiebre
mediterránea familiar en nuestros pacientes con RP y ACPA negativos
FACTOR REUMATOIDEO:
Antes de mencionar las enfermedades que afectan las articulaciones, es prudente hacer
una breve alusión a las entidades que pueden simular una afección articular.
Asimismo, el dolor en el hombro generado por una tendinitis bicipital o del manguito
rotador, o por una bursitis, puede ser confundido con patologías de la articulación
glenohumeral. La tenosinovitis de De Quervain, que afecta la vaina tendinosa del
abductor largo y el extensor corto del pulgar, puede producir síntomas similares a una
artritis de la articulación radiocarpiana.
Fibromialgia
Polimialgia reumática
Vasculitis
Enfermedad vasooclusiva
Enfermedades neurológicas
El dolor generado por afecciones de los nervios periféricos, como en los casos de
neuropatías sensitivas o de compresión del nervio mediano en el síndrome del túnel del
carpo, no debe ser interpretado como un dolor originado en las articulaciones. La calidad
del dolor, la localización y la irradiación del mismo, además de la presentación de otros
síntomas concomitantes, son elementos útiles para establecer el diagnóstico diferencial.
Reacciones periósticas
Enfermedades endocrinológicas
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