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1,

..
...

Chuta: El espacio de la práctica social


en Pacariqtambo. Perú
Gary Urton
En los documentos históricos que se conservan desde los primeros
días de la ConquiSta del Perú, no existen, tal vez, referencias más extraordi-
narias que aquellas que dan cuenta de una fomta de organización que ha
venido a conocerse en la literatura etnobistórica moderna como el sistema de
ceques. Con seguridad, existen pasajes en las crónicas españolas que, por lo
menos superficialmente, tienen el poder de evocar un sentido de misterio aun
más profundo que aquellos que se refieren al sistema de ceques; la mitología
de gigantes, serpientes voladoras, apariciones maravillosas y transformaciones
milagrosas es más rica en los Andes que en cualquier otra parte del mundo.
Sin embargo, después que uno ha sido sorprendido por sucesos inesperados o
yuxtaposiciones improbables, un proceso de habituación a lo extraordina-
rio que, tal vez desafortunadamente, forma el sostén de cada encuentro
racionalista con la literatura del colonialismo, -pennanece la posibilidad de
una ignorancia esencial de los intrincados circuitos y formas de pensamiento
encubiertos por el notable fenómeno de la imaginación cotidiana. Como
medio para establecer el significado para los estudios andinos de la informa-
ción etnográfica que describiré y analizaré luego de este infonne, es necesa-
rio empezar por una clara comprensión de lo que fue el sistema de ceques y
por qué es importante como un tema a considerar en la discusión de la orga-
nización de una comunidad andina, cerca de -cuatro siglos después de la con-

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E~udios--~------------------------------------------------

quista española en el Perú. Es importante establecer esto desde el inicio, pues


espero demostrar que el tema a discutir en este trabajo, chuta (extender o
estirar algo-en el suelo} es un principio de interacción social y una división
del espacio cuyas raíces se encuentran en las estructuras sociales, en los prin-
cipios de la organización y en prácticas laborales en el sur de los Andes
pre-hispánicos. A lo largo del trabajo, introduciré al lector en el principio
chuta, tal como aparece en diferentes contextos etnográficos mediante
cuatro "viñetas"; éstas tienen la intención, tal como la palabra implica, de
proporcionar ilustraciones o breves retratos de los variados planos en los que
las chutas, corno "objetos" momentáneos o unidades efímeras de territorio
social, son establecidas durante los proyectos de trabajo comunal ( 1).
El sistema de ceques de la ciudad capital de los Incas, el Cusco
(Fig. 1), consistía en un ordenamiento de 41 líneas (ceques) que radiaban
como los radios de una rueda, desde el Templo del Sol, el Coricancha. Los
41 ceques estaban agrupados en cuatro cuartos (S'llYU ), cuyos límites estaban
fonnados por los cuatro caminos principales que partían del Cusco hacia las
cuatro regiones del Imperio. A lo largo de cada ceque había un número varia-
ble (de 3 a 15) de sitios sagrados, wakas, · situados a lo largo de la línea,
H •como estaciones de lugares sagrados" (Cobo 1964 ( 1653 ), II, Cap.
• •

XIII: 169). Cada ceque, y las wakas en su trayecto, eran de responsabilidad


de un grupo de familias llamadas ayUu. Sacerdotes y sirvientes tomados del
ayllu salían periódicamente de la ciudad del Cusco para cuidar las wakas
situadas a lo largo de su ceque y para asistir a los sacrificios ofrecidos al mis-
moya las wakas en momentos determinados (Cobo 1964 (1653), Il, Caps.
XIII-XVI: 169-186;y Zuidema 1964).
Como se indica en la Fig. 1, había 9 ceques, en tres grupos de a tres,
en tres de los cuartos (1, Il y III) y 14 en el cuarto (IV). Al interior de cada
cuarto (dejando de lado por el momento el anómalo cuarto No. 4 ), la posi-
ción jerárquica de cada ceque era determinada por su asociación con una de
las tres categorías genéricas~~ que se alternaban al interior de cada cuarto
44

en una secuencia de a, b, e o e, b, a. Las características que definían las tres


categorías genéricas eran:
e)= cayao (calla) e(óorigen, base,) - ceques pertenecientes a uno de
los diez ayllus del común.
b) == payan ("segundo") - ceques pertenecientes a uno de los diez
ayllus reales (o panacas); las panacas estaban compuestas por los descendien-
tes de un gobernante, con la excepción del legítimo heredero al trono, quien
fundaba su propia panaca.
a) = coUana ("'primero, principal, jefe.,,) - ceques pertenecientes a
los gobernantes-fundadores de las panacas (Zuidema 1964: 1-10; y 1982:
152).

8 Revista Andina, año 2


----------------------------------------~---------Urton:Chuu

FIGURA 1

Clllllt:NAY$1/TU


CtiLLA$U'I'fl

CIIIITISIIYII

El esquema completo de las clasificaciones jerárquicas que se deri-


van de la combinación de estas designaciones categóricas (entre otras consi-
deraciones), puede representarse de la siguiente manera (cf. Fig. 1):
CategorÚl Posidó1_1 Jerárquica
(Alta · Baja)
l) Cuarto 1 11 111 1"
2) Agrupamiento de 3 ceques 1 2 3
3) Grupo-genérico a b e
Hay~ también, otros dos conceptos que son in1portantes para la cont-
prensión de las relaciones entre grupos sociales y categorías jerárquicas que
componen el sistema de ceques. En pruner lugar, los diez ayllus, laspanacas
y los gobernantes-fundadores (y los ceques asociados a ellos), estaban agru-
pados en mitades (Bllya ), con cinco por mitad:

Htlllllnstzytl =la mitad de arriba


Hurinsaya =.la mitad de abajo
En segundo lugar, a través de· la literatura etnohistórjca encontramos el tér-
mino suyu, el cual se anexaba a los nombres de cada uno de los cuatro cuar-
tos (Fig. 1). Suyu " . . . se refiere a las divisiones de tierras fuera del pueblo
y al servicio cíclico --suyu también quiere decir ,.tumo,- de grupos sujetos
al centro político'' (Zuidema 1982: 151 ). ·
Por tanto, en los niveles n1ás altos de la identificación de los ceques y
los -grupos sociales que conformaban el sistetna de ceques, aparecían los lítni-
tes estructurales para la división y unificación dentro de los principios Sllya
y suyu (Fig. 2).

No. 1, julio 1984 9


Estudio~--------------------------

FIGURA 2

Cuzco
Hanansaya Hurinsaya
/
Chinchaysuyu 1 Antisuyu
' 1 1 \
Collasuyu 1 Cuntisuyu
1
Ceque 9 1 9 9
1 14
1 1

Antes de introducir el tema que discutiremos en este trabajo (chuta),


quiero examinar un poco tnás los tres conceptos que son centrales para el
estudio de la organización del sistema de ceques y de muchas comunidades
andinas contemporáneas. Los ténninos son saya~ suyu y ceque.

Saya
En un reciente e hnportante estudio de la aplicación española del
ténnino parcialidad en los siglos XVI y XVII, rvtaría Rostworowski de Diez
Canseco ( 1981) de1nuestra que esta palabra es usada frecuentemente para
referirse al ténnino quechua saya. Por ejemplo, podeJnos leer en Matienzo:

"en cada repartitniento o provincia hay dos parcialidades: una que


se dice hanansaya y otra de hurinsaya. Cada parcialidad tiene un ca-
cique principal que manda a los prencepales e indios de su parciali-
dad, y no se entren1etc a mandar a los de la otra". (Matienzo, París---
Lima 1967 [1567]).

Rost worowski prosigue afirmando que el ténnino suyu puede ser


usado en·"intercambio con saya (1981 :36). Sin embargo, yo estaría de acuer-
do con el argutnento de Zuidema de que saya y suyu no tenían significados
o aplicaciones equivalentes. Al discutir los términos Htllllln ("alto, mayor")
y llurin (''bajo, menor")., Zuidema sostiene que:

'' ... sólo la denominación saya puede ser adscrita a estas palabras:
haiiiiiiSilYa y hurinsaya. Cuando la oposición saya-suyu es expresada
por hanan y hurin, la categoría suyu se co.nviert~ en hurinsaya. En el

10 Revista Andina, año 2


-------------------------.vrton: Chuta
caso de nombres propios ·de grupos locales y /o sociales, hanan y
hurin pueden ser colocados antes del nontbre, cotno enllanan-Cusco
y Hurin-Cusco; es decir. rce:nplazan al ténnino saya .. Suyu se coloca
después del nombre propio~ como en el no1nbre de las cuatro subdi-
visiones alrededor del Cusco y de todo el Imperio: CllincltaysltJ'll
(N.O.)~ CoUasuyu (S.F.t Antisuy11 (~.E.) y Cuntisllyu (S.O.)"".
(Zuitiema 1982: 151-152).

El punto de partida para muchos de los estudios sobre el tén11ino


saya es el diccionario quechua del siglo XVII de González Holguín. No voy a
reproducir todas las definiciones que da el autor~ ya que el diccionario está a
disposición de Jos especialistas, y no es esencial al punto que quiero denlos-
trar. En vez de ello, citaré una acepción de su diccionario, el cual es, -general-
mente, pasado por alto; es el siguiente:

SIIJ'tl saya•. La veruena.

(González Holguín 1952 [1608]: 324)


Verbena (genus) es a la vez un jardín y una planta silvestre que per-
tenece a la Iamilia Verbenaceae; se distingue por hojas opuestas y tiene flores
irregulares, que van desde blancas, pasando por rosadas, hasta rojas o mora-
das, o a veces son jaspeadas (Webster's New Collegiate Dictionary 1954 ).
Cuando estuve en Nazca, Perú, en 1982, recolecté especimenes de verbena en
el campo; la planta crece coJnúnlnente en forma silvestre, a lo largo de los
bordes de las acequias de irrigación y en los n1aizales. Una tnujer lugareñ-a
que me identificó l~ planta en el campo, me dijo que se le utiliza en la zona
como medicina para problctnas intestinale~; la planta es machacada, hervida
e introducida en el organismo n1ediante un enema.
La estructura de la verbena es muy interesante para la discusión del
ténnino quechua saya (ver Fig. 3). Desde UQa rama central que es éuadrada si
se corta transversalmente, sale un par de brotes en direcciones opuestas. t,¡iás
arriba, a lo largo~ de la rama principal, surge un segundo par de brotes opues-
tos uno al otro, pero este par crece en ángulos rectos al primer par. El tercer
par se orienta en el· mismo plano que el primero, el cuarto es como el segun-
do, etc. Es así que el crecimiento de la planta de la verbe~a es un proceso
repetitivo de pares de brotes que nacen de la rama principal, en planos que
se orientan en ángulos rectos a los pares anteriores. Este es el umodelo" que
proviene de González Holguín, y que usaré para Stlyll: la reproducción con-
tinua de dos divisiones duales transversales conectadas por un eje central

• En quech1114 el pluml se indiet~. freeuentemente, dupliet~ndo -el~U~Iflntivo.

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Ertudio~------------------------------------------------~

FIGURA3

Suy u
Además del uso de la palabra suyu para designar las cuátro divisiones
del Imperio Incaico, el término tiene un rango de usos que incluye:
Suyu. Lo que cabe de parte de trabajo a cada vn suyo o persona.
Suyusuyu. Ropa listada vareteada menudo.
Suyuchacuni. Ponerse a parte cada ayllo, o diuidirse.
Suyuchani. Sefialar gente por sus parcialidades para juegos, o escara-
nluvas, o para yr al trauajo.
Suyuchani, o suyllrcarini. Poner a parte cada ayllo, o hazer alarde en
guerra.
Suyuchatamun. Dexarlo repartido o repartir de camino.
{González Holguín 1952 [1608]: 333-334)
Para suyu. fray Domingo de Santo Tomás define:
suyucuni, gui - hacer partes dividiendo
suyo - parte assi diusa

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_ _ _ ___.JUrton: Chuta

(Santo Tomás 1951 [1560))


John J\.1urra, citando a Polo de Ondegardo (1940 [1561]) cap. XII:
181 ). da a conocer la siguiente ilustración de cótno suyu está relacionado a
divisiones de trabajo y de tierra:
Una de las ilustraciones más explícitas que tenemos en los documen-
tos etnohistóricos de la división en SilY us de la tierra o el trabajo y de la asig-
nación ,de cada suyu a un grupo social (étnico) diferente, es el estudio de
N<rthan Wachtel sobre la división de
la tierra en el valle de Cochabamba,
Bolivia (Wachtel 1982). Antes de la Conquista española, el valle fue dividido
por el Inca Huayna Cápac en varias franjas largas y estrechas llamadassuyus
(Fig. 4 ). Wach tel concluye que, además de expresar la idea de ''porción de
trabajo". suyu se refiere a largas y estrechas franjas de tierra, de telas, etc. En
el valle de Cochabamba, las franjas de terreno que se otorgaban para ser usa-
das por diferentes grupos étnicos estaban ubicadas transversalmente al vaDe y
todas tenían el tnismo ancho (44 bmzadas) pero desigual longitud, depen·
diendo de la conformación del valle (Wachtell982: 206-207).

Havnq ue muchas par<;ialidades vayan a hazer vna cosa de comunidad


nunca 1a enpie~an ·sin ver y medir lo que cabe a cada vna y entre los
1nisn1os de ~ada parcialidad tant?ién hazep su diui~ión que llaman
suyos [ ... ] (en Murra 1980: 91 ).

FIGURA4

'
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1 '
e Et Paso

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3', ' ' ' '\
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' ...,,Yinto\
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Fu(.·ntl·: Waducl 1982 (Fig 8 1} Approxlmately 5 Kllometers

No. 1, jufio 1984 13


Estudios_-----------------~---------

Más adelante, en este trabajo discutiré un proceso de división de tie--


rras en franjas al momento de proyectar trabajos públicos y de asignar un
grupo (ayUu) diferente a cada franja, tal como ocurre en las comunidades
andina~ modernas. En ese caso afmnaré:t como hizo Wachtel para el vaDe
de Cochabamba a mediados del siglo XVI, que:

u • • • es, a veces, difícil identificar el nivel de estas subdivisiones


(ej. suyus), pero por lo menos queda claro que nos enfrentamos a
una genuina clasificacióB andina y no con subdivisiones impuestas
más o menos arbitrariamente por los españoles . . . " (Wachtel
1982: 210). .
· Ceque
Las siguientes acepciones aparecen en el diccionario de González
Holguín, bajo la palabra ceque:
ceqque.. Raya, línea, término.
ceqquenl~ Rayar, linear, deslindar.
ceqquescctL Cosa rayada. .
La conformación de algunos. de los cequ.es en el sistema de ceques
del Cusco se ilustra en la Fig~ 5. Estos son el conjunto de ceques que tenían

r FIGUR.A S

···'

. . . -"*'·
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--------------------- --------------------- -------Urwn:Chuta

una función astronóntica en el sistema calendario. Inca. No todos los ceques


eran referencias astronómicas, pero, como ha sostenido Zuidema, todos los
ceques tenían una perspectiva en línea rectll ( 1982: 431 ).
El punto importante a demostrar en relación al tema de interés en
este trabajo, es que al interior del contexto del sistema de ceques del Cusco,
los ceques parecen haber sido establecidos y reproducidos para propósitos
rituales, calendáricos y políticos, por lo menos desde dos puntos de vista.
Primero, estaban compuestos por una serie de wtrk•t> con espacios entre ellas~
que iban desde el Templo del Sol hasta el horizonte (y en algunos casos aun
más allá). La conexión entre wt~kas se lograba a través del acto de observar
desde las WflktlS (ej. para observaciones astronómicas), y visitando y haciendo
sacrificios en cada wtlka ubicada a lo largo del ceque respectivo. Segundo, los
eeques también deben verse como "líneas demarcatorias" (cf. G. Holguín,
arriba) y ,en este sentido, cada ceque marcaba el límite entre el espacio que
lo separaba de los dos cequa adyacentes; tres ceques eran separados por dos
unidades de terreno (Fi.g. 6). Como lO.s ceques estaban asociados a diferentes
grupos políticos y sociales~ pueden ser vistos como señales limítrofes que
eran establecidas, a través del tiempo, en la confrontación socio-política
entre grupos que utilizaban las unidades de terreno intennedias; estas vincu-
laciones eran organizadas y fonnalizadas en un sistema jerárquico de relacio-
nes que convergía en el centro político y era radiado desde él.

FIGURA 6

El sistema de ceques era la compleja integración y elaboración de re-


laciones sociales, espaciales y temporales organizadas alrededor de los princi-
pios SllJ'Il, suyu y éeque y reproducido por .Continuas confron~aciones e
interacciones entre grupos sociales (ej4 tlyllus y ptlllllellS), y entre grupos so-
ciales y el paisaje. De acuerdo a Polo de Ondegardo ( 1917 [ 1571 J: 52), el sis-
tema de ceques se reproducía, au~que no en una fonna tan elaborada como
en el Cusco, en cada ciudad del Imperio Incaico.

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Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

El propósito de este trabajo es introducir un nuevo vocablo (el cual,


en efecto, encontraremos que es un antiguo concepto en los Andes) en nues-
tra comprensión de las clasificaciones y divisiones andinas de espacio y tiem·
po, especialmente como ocurren en el contexto de proyectos de trabajo co-
munal emprendidos por los ayllus. El término es chuta. A pesar de que más
adelante trataré en extenso las acepciones de esta palabra en diccionarios
quechuas coloniales y contemporáneos, las siguientes definiciones del diccio...
nario aymara de Bertonio, del siglo XVII, proporcionarán un conjunto de
términos y conceptos relacionados a chuta que será útil tener en mente desde
el principio:

cl1uta, vel Mitta, Huachutha, Cut, HUIJSa: vez


chuta, Stlyhllll.. Termino en cada cien brac;as de tierra en quadro~ y
señal de leguas.
chutathll, SayhUiltha. Ponerle, y s~ñalar las leguas de camino, como
hazían en tiempo del Inga.

(Bertonio 1956 [ 1612]: 94 )~

Los datos etnográficos que se discuten en este estudio fueron recolec-


tados durante trece· meses de trabajo de campo (Agosto 1981 ~Setiembre
1982) en la comunidad surandina de Pacariqtambo. Es particularmente rele-
vante introducir la información etnográfica de Pacariqtambo con una discu-
sión sobre la organización de la ciudad. capital Inca, Cusco, ya que, de acuer-
do a muchos de los primeros cronistas españoles ( cf. Urbano 1981 ), el ances-
tral fundador del Imperio Incaico, Manco Cápac, tuvo su origen en una cue-
va (Tambo T·oco) en la comunidad de Pacariqtambo. Citaré una parte del
relato de Martín de Múrua (1590) sobre el mito del origen Inca, pues el ca-
ntino de Pacariqtambo y un sitio mencionado en el mito (Pachete) serán de
interés más adel~~te:

"Dizen los yndios que quando con el diluuio se acauó la gente y que
del pueblo de Pacaritambo, cinco leguas del Cuzco, de vna cueua por
vna bentana salieron y procedieron los Ingas y que eran quatro her-
manos, el mayor llamado Manco Capac, Ayarcaclie, Ayarauca, Yayar-
huchu. Y quatro hennanas: Mamahuaco ... Mamacora, Mamaocllo,
y Mamatabua . . . Vinieron, pues, estos hermanos y hennanas desde
Pacaritambo de noche, y~ llegados al pueblo de Pachete. allí miraron
de vna parte a otra por hallar buena tierra para poblar, y no satisfa-
ciéndose, se boluieron ~or el mismo camino y llegaron a Guayna
Cancha, y allí se juntó Manco Capac ron su hennana Mama Ocllo''.
(Múrua 1962 [1590]: 21 ..22).

Desde Guayna Cancha, Manco· Cápac y sus acompañantes siguieron


hasta el valle del Cusco donde fundaron el Imperio Incaico.

16 Revista Andina, año 2


___________________________________________________ Urton:Chuta

Organización Social, Divisiones Espaciales y Trabajo_ Com11111ll:


Los Clllttos en PacariqtamlJo.

La comunidad de Pacariqtambo, o "Tambo", como se conoce local-


mente, está situada a 70 kn1s. por carretera, exactatuente al sur de la ciudad
del Cusco. Con una población de alrededor de 850 personas. Tambo es Ja
capital del distrito del mis1no nombre en la provincia de Paruro. La comuni-
dad se encuentra a una altura de 3585 n1.s.n.nL. al lado occidental de una
montaña que desciende de manera muy escarpada hacia el oeste de los v.alles
de los ríos Molle Molle y Apurín1ac (Mapa 1 ). Estos dos valles, junto con el
río Yaurisque~ forman los lúnites del distrito hacia el norte, oeste y sur. El
límite oriental del distrito., que separa Tambo de Paruro, está definido por
una zona de pu11a alta que es el área principal para el pastoreo y la PJ:"Oduc-
ción de cultivos de tubérculos de gran altura. El rango altitudinal de las tie-
rras al interior del distrito va de los 2400 hasta los 4300. n1. Los siguientes
cultivos se producen a diferentes alturas (de las 1nás bajas a las tnás altas):
plátanos~ cítricos, algodón, achira, calabaza, tunas, maíz, arvejas, vainitas
üudías)~ trigo, cebada. quinua, papas, oca, ollucos y añu(*).
La vida social, política y económica de la comunidad está organiza-
da alrededor de diez ayH11s.. Desde la Refonna Agraria. que detenninó la
repartición de las grandes ex tensiones de tierras pertenecientes a las hacien-
das, Jos ayllus se han convertido en los más grandes terratenientes dentro de
la comunidad; ellos son también los grupos principales que se movilizan para
realizar proyectos de trabajo comunal tales como la limpieza de acequias,
reparación de catninos, mantcninlicnto de los edificios públicos y celebración
de las fiestas de la cotnunidad.
Los djez ayllus cst~in divididos en dos mitades.. con cinco ayllus perte-
necientes a Hanansayot¡ ("~la parte de arriba") y cinco a Hurinsoyaq ("la par-
te de abajo"). Prosiguiendo, notnbran1os los ayllus de cada n1itad, éstos son:

Hana1uayaq Hllrinsllyaq
Nayhua (= uqollana") San Miguel~
Quinhuara P"irca
Aqchakar Yanchacalla
Qarhuacalla 1ro \Vaychu
Qarhuacalla 2do Pumatambo

Queda itnplícito en la lista antes mencionada el hecho de que existen


relaciones jerárquicas entre los ayllus y entre las mitades. Al ayUu Nayhua .. el

('")N. de R.: añu, tubérculo andino conocido también como isa11u.

No. 1~ julio 1984 17


Enudios-------------------------------------------------------------

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----------------~------------------------------Urwn:Chuta

primer ayllu de Hanansayaq, se le designa como qolltmn: es el "primer, supre-


mo" ayllu de la comunidad; San Miguel, el primer ayllu de Hurinsayaq, es el
ayllu más grande y poderoso de la comunidad en ténninos de integrantes
(60 miembros). Los quintos ayllus de ambas mitades (Qarhuacalla 2do y
Putnatambo) tienen el status de ayllu sólo desde la Reforma Agraria. Es sig-
nificativo hacer notar que ha habido un alto nivel de continuidad en los
ayllus que componen las n1itades desde los inicios de la Colonia. El Cuadro 1
seiiala la lista de ayllus que aparecen en los documentos etnohistóricos a par-
tir de 1594 y hace una comparación con los ayllus que conforman las mita-
des actualmente. Cuatro notas explicatorias deberían acompafiar la lectura
del Cuadro l. Primero, la lista más antigua de ayllus que estuvo a mi alcance
está en un documento* -una revisitll- de 1697, que incorpora materiales
copiados por el escribano de la Visita de 1595 de Pacariqta1nbo; la Visita
original fue realizada por Alonso Maldonado de Torres en 1594. Segundo~ la
ljsta de 1772 (A.A.C. VIII. 2.23, fs. 78), no tiene una relación completa de
los ayllus para esta fecha, ya que el documento del que proviene contiene el
testimonio de unos pocos individuos de Pacariqtambo contra el sacerdote de
la Doctrina de Yaurisque; sin embargo, el docun1ento es importante, pues
dos de los hombres están registrados corno pertenecientes al "ayllo Honan-
SilJitllf"; esta es la. primera referencia que he encontrado de uta mitad de
aniba" de Pacariqtambo. La primera referencia de la que be tenido noción
acerca de "la mitad de abajo", aparece en un documento (A.D.C. Intenden-
cia; Govierno, Leg. 152) que data de 1819 ('~ . . . los tributos del ayllu
urin811Yil reducido en el pueblo de Paccarictambo ... ,.,). Tercero, el docu-
mento de 1792 contiene la informacíón más antigua de una organización
jerárquica de los ayBus. Esta lista proviene de La cuenta de tributos y Hospi-
tal del Partido de ChOques y MIISques (A.D.C. Intendencia; Govierno, Leg.
141 ), en la que están enumerados los ayllus de los pueblos que componían
los nueve repartitnientos de las provincias de Chilques y Masques nombre
3

antiguo de la provincia de Paruro (ver Poole 1982). En estas listas') el ayllu


principal de cada comunidad se da después del notnbre del pueblo (ej.: Ayllu
CoDana, Ayllu Yngacona, Ayllu Hanancosco, etc.); el Ayllo Naygua. ocupa el
lugar del prilner ayllu del pueblo de PacariqtaJnbo. Y, cuorto, hay dos ayllus
(Pachecti y Qoipa) que aparecen en las relaciones antiguas de ayllus, pero no
aparecen en las listas contemporáneas. Para entender la '~desaparición'" de
estos ,grUpos, es necesario anotar que actualmente existen seis pueblos prin-
cipales como anexos en el distrito de Pacariqtambo. Tres de estos anexos se
dice que pertenecen a Hanansayaq y tres a Hurinsayaq. Los anexos de cada
mitad son:

Hana11Stlyaq Huri11Stlyaq
Nayhua P'irca
Colqueuqru Qoipa
Mollebamba Warubamba

No. 1, julio 1984 19


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

Las tierras de Mollebamba (Hanansayaq) incluyen a Pachecti,. el cual


hasta tiempos recientes perteneció a una hacienda. Es así que la lista presen-
tada de los anexos de Tambo_ incluye, directa o indirectamente, los dos gru-
pos (Pachecti y Qoipa) que aparecen como ayllus de Pacariqtarnbo en tres de
las listas anteriores de ayllús en el Cuadro l. En un estudio posterior, consi- -
deraré los problemas históricos de los cambios y la reorganización en los
ayllus de las mitades de Pacariqtambo a través del tiempo. Un punto de inte-
rés aquí es que Pachecti (hchite-1594) es, sin duda, el P«hete que men-
ciona Múrua ~antes citado- como el primer lugar que fue visitado por
Manco Cápac y sus hermanos y hermanas, en- su legendario viaje por el cami-
no de Tambo a Cusco (ver también Miguel Cabello Valboa 1920 [1586]:
57-59).
. A partir de los documentos etnohistóricos, parece que en tiempos
prehispánicos el área de Tambo estaba poblada por unos diez ayllus disper-
sos. La comunidad de Pacariqtambo fue creada en 1571, como unareducción
dentro de la provincia de Chilques y Masques, hoy cono_cida como la provin-
cia de Paruro (Toledo 1975 [1583]: 151). La comunidad actual es el resulta-
do de la ureducción" de los indios que vivían en ayllus dispersos, en un pue-
blo nucleado. Aunque hoy día los miembros de los ayllus están diseminados,
sin orden alguno, por· toda la comunidad~ las tierras circundantes a ella están
repartidas entre los ayllus de una manera que reproduce la división antigua,
prehispánica, de este territorio, entre una mitad_ occidental (HaiUlnstlya) y
otra oriental (Hurinsayaq), ubicadas una frente a otra y separadas por un
sendero llamado Chaupiñlln ('~camino del medio"). Este sendero conecta #

Tambo con Cusco hacia el norte y con Chumbivilcas hacia el sur.


En el documento al que hicimos alusión anteriormente acerca de la
partición de las tierras del ayllu, realizada en 1594, hay referencias a el
pueblo viejo de Quinbarll (el segundo ayllu de Hanansayaq), y a el pueblo
viejo de S•n Miguel (el primer ayllu de Hurinsayaq). La hacienda Quinhuara
está situada al oeste de Chaupiñan, a 1.5 km., aproximadamente, al NNO de
Tambo, y el lugar de origen tradicional del ayllu de San Miguel está a 1.5
km. ó 2 al SSE de Tambo y al este de-Chaupiñan (ver mapa 1). Así, de haber
existido agrupamientos significativos de población o centros rituales para las
n1itades en tiempos prehispánicos, pueden haber estado ubicados uno a cada
lado de Chaupiñan, Quinhuara, al oeste, para Hanansayaq y San ~figuel, ha-
cia el este, para Hurinsayaq.
Los informantes de tnayor edad en Tambo aún tienen ~adiciones
relacionadas con las ubicaciones precisas de los lugares de origen y de resi-
dencia de los antiguos ayllus, actualmente dispersos. Estos lugares de proce-
dencia están localizados en las cimas de las montaftas que rodean a Tambo;
son sitios donde ulos espíritus ancestrales'' (Ñilwpa tn11chus o ltltlchultu) de
los ayllus viven actualmente. Los lugares tradicionales de origen de los diez
ayllus, incluyendo dos ayllus que se mencionan en los documentos d_e 1594-
1792 y los anexos, se ilustrán tanto en el Mapa 2 como en el Cuadro 2.

20 Revista Andina, año 2


------~~~--------------------------------------Urron:Chuta

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No. 1, julio 1984 21


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Asumiendo que los lugares tradicionales de procedencia de los ayllus


están cerca a las ubicaciones originales de los antiguos ayllus dispersos que
fueron reducidos a la conuanidad en 15il, encontramos que, con la excep-
ción de Pwnatambo (el ttuinto ayllu de Hurinsayaq'J recientemente añadido),
los ayllus y anexos de las nlitades están divididos por el eje noreste-sudoeste,
formado por el sendero llan1ado Chaupiñan. Es de una importancia histórica
considerable establecer el hecho que -contraria1nente a la opinión común,
que sostiene que Pacariqtambo no estaba conectado al Cusco por un camino
durante la época de los incas- Chaupiñan es, sin duda, un camino prehispáni-
co. En el docun1ento que data de 1697 ~ y que contiene citas de la Visita a
Pacariqtambo en 1595, hay una referencia a el ctlmino real que viene de los
Chumbi11ilcas; en otro punto del docu1nento, pero refiriéndose aún a la situa-
ción de 1595, se menciona una porción de terreno, cuyos límites corrían de
los mojones de los indios de Nayhua con todo lo qlle corre del Pueblo Viejo
de San Miguel y linda co11 una loma alta hllSta la llanada y por otra parte con
el camino Real del cuzco arriba.
Un elemento fundamental para entender las relaciones jerárquicas
entre los ayllus y entre las mitades en Tambo, es tomar en cuenta que Jos
anexos también participan de esta organización. De hecho, la organización de
las relaciones al interior del distrito de Tan1bo surge con la repetida intersec-
ción de dos divisiones duales: una: entre Hanansayaq y Hurinsayaq, a través
de Chaupiñan, y otra, entre los ayllus al interior de Tambo y los anexos fuera
de él. Es la continua reproducción e interacción, a través del tiempo, de dos
divisiones duales transversales que se expresan a través del término Sfl.Ya (ver
la discusión sobre verbena).
Una importante tarea agrícola llamada yaplly (barbecho), ocupa la
rnayor parte del tiempo y del trabajo de los hombres en Pacariqtambo, desde
el comienzo de marzo hasta tnediados de abril. El trabajo de yaplly se hace
usando la chakitaqlla (arado de pie) --que en Tambo se conoce más por
runacl111ki (pie de la persona}- en el proceso de arar la tierra en la puna que
ha permanecido en descanso de tres a cinco años, preparándola para sembrar
papas durante el año que empieza. Dos hombres! cada uno con una chakitaq-
Ua, trabajan, lado a lado, para reJnover grandes terrones, los que son voltea-
dos por un tercer hombre, al que se le llama rapachu (el que voltea}.
El propósito del yapuy es formar una serie de I(nnos de tierra sobre
los cuales se setnbrará la papa. Los lo1nos de tierra están separados por un
surco (Fig. 7). Para producir un surco y, subsecuentemente, para construir
los lon1os, se hacen, repetidatnente, dos movimientos de dos golpes a la tie-
rra por los dos hombres que trabajan con las cJJakitaqllos. El hombre de la
izquierda introduce la hoja de la herramienta en la tierra en el punto la (Fig.
7), mientras que el hombre de la derecha lo hace en el lb,· el rapachu echará
este pedazo de tierra sobre el Lotno A. Entonces, el hombre de la izquierda
cava en 2a, mientras que el de la derecha lo hace en 2b, y el rapachu coloca
·esta tierra en el Lomo B. Los dos hombres con las chakitaqllas retroceden

22 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _Urton: Chuta

entonces unos cuantos pasos y repiten el mismo patrón (3ab, 4ab; retroce-
den; Sab, 6ab; retroceden ... ). El rapach11 sirve como una especie de ani-
mador de sus dos compañeros que trabajan con la chakitaqlla. Es decirt

FIGURA 7

adelante

caball6n B 1 1 caball6n A

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charla continuamente, en parte para romper la rutina del trabajo, pero tam-
bién para animar y aconsejar a la pareja de trabajadores. Una orden común
dada por el rapachu es ~-¡sayal . . . ¡saya!''. Al preguntarle a un hombre
qué quería decir el término, me dijo que sqv11 se refiere al golpe vertical de
la chakitaqlla directamente en la tierra (Fig. 8). Esto es porque, cuando los
hombres se cansan, frecuentemente introducen la chakitaqlla en un ángulo
diagonal, .lo que resulta, no sólo, en utia rotación más superficial de la tierra,
sino que se obtienen terrones que se deshacen cuando el rapachu trata de
voltearlos. Saya es el corte vertical del plano horizontal del suelo.

No. (julio 1984 23


Estudios,_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ___;;,.,_ _......._-::--_ _,;.;;.__.;,.,_;.;;.__ _ _ __

FIGURA 8

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Un ejemplo de la organización de los ayllus, mitades y anexos en
agrupamientos Sllya, se daba anualmente en Tambo, en la época en que el
sistema de enJJarados (i.e. la serie jerárquica de oficios religiosos y civiles)
todavía funcionaba en toda su extensión. Una vez al año, el primero de
enero, los varayoqkuna (los que tienen cargos en la comunidad) se reunían
en una de las dos plazas del centro de Tambo para participar en una ceremo-
nia de aftttnación del orden jerárquico y de las relaciones entre los varayoq-
kuna de los ayllus y anexos. Cuando los varayoqkuna entraban a la plaza de
arriba, ubicada al sur de la iglesia, la gente de Hanansayaq se alineaba a la
derecha (oeste), con los varayoqkuna de los ayllus al lado norte, los de los
anexos, al sur; los varayoqkuna de Hurinsayaq se ubicaban de forma similar a
la izquierda (este) de la plaza (Fig. 9). El gobernador de Pacariqtambo, quien
oficiaba en esta ceremonia anual, se paraba en la puerta principal de la igle-
sia~ que permanecía abierta, de cara a los varayoqkuna. Durante este ritual, la
organización de los sayas en la plaza de la iglesia se centraba en la reproduc-
ción de las divisiones jerárquicas entre los ayllus y anexos, y entre Hanansa-
yaq y Hurinsayaq.
FIGURA9

Hurinsayoq

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Gobernador~--~-0- ;~ ~ ~ ~-:-- ~--~--- . S
Honansoyoq
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o ayllus • anexos

24 Revista. Andina, año 2


---------------------------------------------------·Urton:Chum

Durante todo el año hay varias ocasiones que proporcionan los con-
textos necesarios para elaborar las relaciones entre los ayllus dentro de cada
mitad, o para la. interacción de grupos que representan las mitades (ej. los
principales de los ayllus participan en una batalla ritual usando hondas
-Wllrak'as- durante el carnaval). Aden1ás, hay otras ocasiones- cuando las
relaciones jerárquicas entre ayllus y anexos entran en juego, como el recluta-
miento para los trabajos agrícolas (ver más adelante).
Existen dos plazas adyacentes en el centro de Pacariqtambo. Ambas
son rectangulares y sus ejes longitudinales están gruesamente orientados de
norte a sur; la plaza ubicada en el lado este, se halla de 7 a 1Otn. 1nás arriba
que la plaza del lado oeste. Por conveniencia me referiré a ella con1o a la
plaza de arriba (=este), y a la última, con1o a la plaza de abajo(= oeste). La
plaza de arriba~ en la que se encuentra la iglesia'J está rodeada por una pared
de adobe, de unos 2 a 3tn. de altura. Estas paredes están divididas en segnlen-
tos llamados chutas (también se les. denomjna kurawa surcos -surcos del
cura-). Las paredes son reparadas durante las [ae1111s (grupos de trabajo) que
se desarrollan en agosto; esto es, se reemplaza el material que sjrve de techo
a las paredes, se cambian los adobes rotos, y algunos años, se blanquean las
paredes. Cada chuta es de responsabilidad de uno de los primeros cuatro
ayllus de las dos mitades o del anexo de Qoipa. Los principales de cada ayllu
(y del anexo de Qoipa) son responsables de organizar la faena de sus ayllus.
Además de las paredes, el espacio interior de cada plaza está dividido en nue-
ve franjas que también son llamadas chutas. Durante las fiestas principales
de la comunidad, que se realizan entre el 24 de junio y 29 de setiembre, los
integrantes de los ayllus barren el suelo de las plazas de arriba y de abajo en
la chuta que les corresponde (Fig. 10).

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FIGURA 10
iglesia
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No. 1. julio 1984 25


Estudios-------------------------

Temprano por la mañana del día en que se celebra a la Virgen de la


Asunción ( 1S de agosto), don M.elchlor y don Fennín se pararon, lado a
lado, en la plaza de abajo de Pacariqtambo. Cada uno portaba, en una ma-
no, un manojo de duzdulkoltlll y en la otra, un viejo saco de cebada. La plaza
de abajo, situada cerca al centro de la comunidad, sirve como especie de cru-
ce de caminos para el tráfico humano y animal, que va de un lado al otro de
la comunidad. Luego de los días agitados de la cosecha, la plaza quedaba
cubierta por un revoltijo de palos, piedras y estiércol animal. Se esperaba al
sacerdote, proveniente de Cusco, en las próximas horas de la maftana, para
que condujera la procesión de la Virgen, por lo que debía limpiarse la plaza.
M.elchior y Fennín eran los sep11da (cabecillas) de dos de los diez
ayllus entre los que se dividen los ctlmpeslnos de Pacariqtambo. La tarea de
limpiar la plaza es de responsabilidad de los ayllus; a cada uno se le asigna
una sección rectangular llamada chuta. Las chuta son de diferentes tamaftos;
los ayllus grandes tienen chutas grandes, los ayDus chicos tienen chutas más
chicas (más estrechas). Como cabezas de sus respectivos ayHus, Melchior y
Fermín eran responsables de hacer estas dos secciones de la plaza presenta-
bles al sacerdote, y de demostrar su respeto a la Virgen, barriendo la basura y
Devándosela de allí. Antes de comenzar el trabajo, los dos hombres discutían
acerca de los límites entre las chut• (Fig. 11). Los dos hombres nevaban
discutiendo vatios minutos, burlándose uno del otro, con gritos que sabían
serían oíctos y apreciados por los hombres que se ~contraban al otro extre-
FIGURA 11

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Iglesia
plaza alta

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26 Revista Andina, afto 2
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _,Urton: Chuta

mo de la plaza construyendo los dos altares que serían el centro de la cele-


bración de ese día. Cada hombre argüía. acerca de la orientación de la línea
demarcatoria de la chuta, que si el otro aceptaba, detenninaría una chuta
nuis chk11 y, por tanto, un área menor para barrer. Melchior y Fennín esta-
ban ansiosos por regresar al otro lado de la plaza donde los hombres com-
partían ahora una botella de trago.
No había marcas visibles en el suelo que indicaran dónde habían
establecido el lítuite entre las dos chut• la última V(}.Z que fueron barridas,
durante las fiestas de San Pedro, el santo patrón de Tambo (29 de junio).
La única marca fija y visible que Melchior y Fennín podían usar en
su discusión acerca del lindero en común, se encontraba en lo alto, a través
de la plaza, en la gruesa pared de adobe que bordea la plaza de arriba. En ella
se encuentra la iglesia colonial, que está cercada por paredes de adobe de 2 a
3m . de altura. Estas paredes, así como los suelos entre la plaza de arriba y la
de abajo, están divididos en seccioneS llamadas chutu. El ancho de pared
que presentaban las chutas contiguas de los ayllus de Melchior y Fermín
era distinguible aun a distancia: la de Melcbior estaba cubierta por paja y
caftas: la de Fennín tenía tejas rojas. Desde el lugar de ubicación de los hom-
bres en el lado occidental de la plaza de abajo~ podía verse dónde tenninaba
la paja y dónde comenzaban las tejas.
En tanto la discusión aumentaba, otras penonas que atravesaban la
plaza en dirección a los campos, se unían a los dos hombres, y opinaban
también dónde debía ubicarse el lindero. Para dar pruebas (desde la privile-
giada perspectiva de sus respectivas chutas) de dónde debía marcarse el
límite, los dos hombres señalaban, alternadamente, con los dedos, el sitio
en el cual cambiaba el material de techado de la pared y describían grandes
arcos con sus brazos para den1ostrar que, ciertamente, la línea pasaba muy
cerca del lugar en que estaban parados dentro de sus chuttJS.. La discus!(>n
finalmente se resolvió cuando Melchior y F ennín levantaron sus brazos en
seí\al de disgusto y procedieron a barrer sus chutas hasta un lindero mal
defmido sobre el cual hab íá tnás o menos un acuerdo; luego, arrojaron los
sacos llenos de basura de sus chuta al borde de la plaza y se encaminaron
al otro extremo.
En el ejemplo anterior, las chutliS de la plaza surgen de la práctica
del trabajo comunal, es decir, en el proceso de dividir los espacios públicos
en secciones y en el trabajo de los ayllus para reparar las construcciones y
limpiar el terreno de estas secciones~ La marca limítrofe entre dos chutas"
cualesquiera que sean, puede verse en Jas discontinuidades estructurales u or-
namentales a lo largo de la pared, pero estas n1arcas lhn ítrofes deben ser alar-
gadas a través del terreno de la plaza, en un proceso de interacción social
entre los miembros de los ayllus que tienen la responsabilidad del manteni-
miento de estas secciones eón ocasión de rituales públicos anuales. Tornando
en cuenta esto, como una primera aproximación a una "definición" de
chuta, pasemos a otros ejemplos y a defmiciones de diccionarios para, así,

No. 1, julio 1984 27


Estudios _ __.;._ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _, _ . - - : - - - - - - - - -

lograr una mejor comprensión de los conceptos asociados a este término.


En el diccionario quechua de González Holguín de comienzos del
siglo XVII, encontramos, entre otras, las siguientes acepciones para chuta:

chuta cazqui. La medida publica de tierras que era una bra~a.


chhutarlccuni, o aycaricuui. Desperezarse o estirarse para alcan~ar.
chuttmi, o ayctmi. Estirar soga o apretar la carga con garrote.
chhutllricunntmJ CllYhfllli'IIUI. Ya crece este ¡nuchacho~
chhutarlcuspam cahUIJrini. Estirarse para ver por cima de otros, y
ponerse de puntillas.
chutlll'ini. Estinrrse, estcnder el.cucrpo, o otro~ cosa para alcan~a-r;

(González Holguín 1952[1608]: 125)

Todas las definiciones anteriores aluden al proceso de estirar o de


ser estirado. Por ejemplo, la pritnera definición, clmtll caqui, se refiere a
una medida pública de tierra, la braza, que es la distancia entre las puntas de
los dedos con los brazos estirados; media bl'tiZil es llamada una Ptml. (Fig.
12).
FIGURA 12

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28 Revista Andina, aiio 2
----------------------------------------------~rwn:Chuta

Chuta. entonces, está asociada a un proceso de estirar o extender algo


o a alguien (o de ser estirado o extendido). De paso, es de algún interés hacer
notar que la partición del cuerpo estirado para lograr medidas de unidades de
tierra procede de acuerdo a un principio si1nilar de bipartición que se encuen-
tra en las divisiones· de tierra y de grupos sociales saya (compárense las Figs.
12, 8 y 3 ). El cuerpo proporciona las unidades de medida de la tierra en una
dimensión horizontal.
Todos los años, desde días previos a noviembre hasta fmes de enero,
los campesinos de Pacariqtambo están imbuidos en un trabajo agrícola llama-
do hallmay o lamptJ. Ht~lltntiY es el proceso de sacar la tierra suelta o el barro
de los surcos entre los lomos de sembrío, usando una lampa y apilándolo a la
base de las plantas que crecen sobre los lomos~ Esta tarea es generalmente
hecha por el dueño de una parcela de tierra (chtU:rtlJ!Oq) con la ayuda de
varios hombres que laboran para él en un arreglo de faena recíproca llamada
ayni.. El grupo de trabajadores avanza por el campo en una linea escalonada
(qati qtlti), con los hombres en las filas adyacentes y el cbacrayoq en la ftla
central. (Fig. 13 ).

FIGURA 13

cuesta arriba
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cuesta abajo

Un día estaba yo trabajando con un grupo de hombres en el hallmay


de un maizal cerca al pueblo del anexo de Colqueuqru. Después de trabajar
unas horas y acostumbrado a desp_lazamos a lo largo de surcos adyacentes,

No. 1, julio 1984 29


Estudios-------------------------

quedé sorprendido, al regresar para empezar :una nueva fila, al ver que los
hombres tomaban surcos altemt1~os., cada uno dejaba un surco entre el suyo
y el del hombre inmediatamente detrás de él. Quedé perplejo por este cam·
bio repentino y empecé a trabajar el surco adyaeente al del hombre ubicado
delante de mí, según la manera qati qati. El cll~~ersyoq me gritó que debía
saltearme un surco porque ~'los hombres estaban haciendo sus chllttiS,...
En este nuevo patrón (Fig. 14}, -cada hornbre era responsable de
hacer dos filtJS en vez de una, a fin de realizar un "tumon completo: podría-
mos decir que el utumon de cada persona había sido "estirado" o "extendi·
do" (horizontalmente) de una ftla a dos. Es decir luego de completar la pri-
:t

mera fila yendo del extremo inferior del campo al superior, cada hombre
regresaba al extremo inferior y trabajaba la fJ.la vecina a su primera ftla. Así,
cada hombre estaba trabajando una sucesión de dos ftlas de surcos, termina-
dos los cuales, el grupo atravesaba la parcela para empezar con un nuevo
conjunto de surcos. Como en el caso anterior, el clulcrayoq se ubicaba en el·
centro del grupo de trabajadores.

FIGURA 14

cuesta arriba
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30 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _,Urton: Chuta

A pesar que ayudé en el hoiiiiUly en varias oportunidades, tanto en


papas como en tnaizales~ ésta fue la única vez en <1ue los trabajadores acudie-
ron a "hacer sus chlltllS'"; en tQdas las otras ocasiones los ho1nbres se seguían
unos a otros, a través de la parcela, en filas adyacentes, segítn el patrón regu-
lar de qtlti qati. Me enteré, tiempo después, durante 1ni trabajo de catnpo,
luego de conocer mucho mejor al hombre que ese día fue chacrfl)'oq. que el
maizal en que estuvimos trabajando no le pertenecía. Que esa parcela era de
propiedad comunal del ay llu Nayhua, el pruner ay llu de HananSilyaq, y esta·
ba reservada al principal del ayllu para ayudarlo a costear sus gastos en la
preparación de la cotnida y bebida para otros mientbros deJ ayllu cuando rea-
lizaran proyectos de trabajo comunal durante el año. El chacmyoq tenía el
cargo de principal en el ayllu Nayhua ese año y los hombres que lo ayudaban
en el hallmay eran residentes ya sea de Colqueuqru (un anexo de Hanansa..
yaq) o de Qoipa (un anexo de Hurinsayaq)..
Los hombres no habían estado trabajando bajo el arreglo de faena
recíproca llamada ayni, sino por la obligación de servicio de los ayllus: un
arreglo de trabajo llamado mit'o.
En el diccionario contemporáneo de quechua cusquei'io, compilado
por Antonio Cusihuamán~ encontramos· las siguientes defmiciones para
chuta:
chutak11Chakuy. intr. Patalear, revolcarse.
chutakuq. adj. Flexible, elástico.
chutakuy. intr. Estirarse, relajarse, ensancharse.
chutiuayll)'. intr. Pennanecer en posición tendida.
chutay. intr. Jalar, halar; estirar, extender.
chutayukllJ'. íntr. Estirarse, echarse (en el suelo).

{Cusihuatnán 1976: 40)

·La actividad más emocionante en la celebración de la fiesta de la Na·


tividad de la Virgen es la co"ida de toros que se lleva a cabo en la tarde del8
de setiembre. La corrida de toros se desarrolla entre la procesión de la Virgen
y el partido de fútbol que se inicia hacia el fmal de la tarde, precisamente
cuando los adultos empiezan a bailar y a beber con más ahínco. El comienzo
de la corrida de toros es· precedido por la entrada del alcalde a la plaza, flan-
queado por el matador y -sus asistentes~ Todos los hombres van a caballo,
sobre los mejores animales, escogidos especialmente para ser paseados frente
al público en esta ocasión. El alcalde es virtualmente atado a su montura por-
que se esp~a.que, si la corrida es todo un éxito, éste se emborrache. ·
Los toros, o en algunos casos las vacas, presentados en corridas en pe-
queñas comunidades como Pacariqtambo, no son de la mejor casta y, por lo
tanto~ generalmente no se inclinan a embestir más allá del nivel provocado
por los gritos de la muchedumbre apostada alrededor del ruedo y por las pie-

No. 1, julio 1984 31


Estudios,-----------------------------

dras lanzadas por los niños. Sin embargo, hay, por lo menos, un toro en cada
partida capaz ·de hacer daño, tanto al torero como a los espectadores. Para
proteger al público debe construirse una sólida plaza de toros.
Las tareas de conseguir el n1aterial (ej. troncos de eucalipto, soga,
etc.), cavar los huecos para los postes y cónstntir las diez secciones de la valla
que cotnponen el ruedo recaen sobre los diez ayllus; cada uno es responsable
de construir una sección, llamada chuta. La plaza de toros es construida
inmediatamente al sur del concejo (o local comunal); incluso una de sus pare-
des es usada como parte del ruedo (Fig. 15).

FIGURA 15

Aqchokar

Qorhuacalla 2do
corral
N

'
concejo-'
Pumotambo
Quinhuaro P'trca

, cancho

Nayhuo Yonchocollo

San M1guet
-Qarhuocollo
.....
1trG Waychu

Mientras se hacían las preparaciones para empezar a construir el rue-


do para las fiestas de 1982*, surgió un problema al medir el largo de las
chutas que debían edificar los ayllus en el lado sur de la plaza (ayllus San
Miguel, Qarhuacalla lro. y Waychu). No se había presentado ninguna dificul-

* En ltz1 do1 oeasiones que estuve en Tambo para la fiesta de la Natillidlld de lll Virgen
( 1981 y 1982), a los Gyllus chutas les asignaron diferentes ubictlciones Íllrededor del
ruedo.

32 Revista Andinar año 2


________________________________________________ Unon:Chuta

tad al medir el largo de las dos chutas del lado oeste (lado por el que se había
comenzado a medir). El principal (segunda) del ayllu de Nayhua había traído
una cuerda de carpintero, la cual había sido extendida por el suelo, desde la
esquina del concejo hasta un punto en el que todos coincidían daba suficien-
te espacio para la corrida de toros. El largo de la cuerda fue entonces dobla-
do por mitad juntando Jos dos extremos y estirando la doble cuerda resultan-
te; con esta medida se hicieron dos marcas en el suelo y los dos ayllus de este
lado (Quinhuara y Nayhua) recibieron chutu con igual longitud.
Cuando este proceso de medir las ehutas llegó al lado sur, el segunda
del ayllu de San Miguel sugirió que por ser el lado más largo, la valla debía
ser construida en tres chutfl8 de igual tamaño. lnmediatantente surgieron aira-
das protesta~, especialmente de los ayllus Qarhuacalla lro. y Waychu. San
Miguel es el ayllu más grande y poderoso de la comunidad (tiene cerca de 60
miembros), ¿por qué, entonces, debía recibir una chuta del mismo tamaño
que las de los dos ayllus más pequeños sobre el mismo ládo del ruedo? Des-
pués de mucha discusión se decidió que San Miguel debía recibir una chuta
más grande y que las chutiiS de los ayllus Qarhuacana lro. y Waycbu debían
ser más pequeñas y ambas de igual longitud. Entonces empezaron a medir
las chultls con un pedazo de cuerda que había sido extendida a todo lo lrugo
del lugar que éstas debían ocupar, en el lado sur de la valla. Luego, la cuerda
en toda su extensión fúe estirada entre dos hombres de manera que formaba
un zig-zag de tres unidades de la misma dimensión (Fig. 16). Después,_un ter-
cer hombre ·tomó el extremo que sujetaba el seg~ndo y comenzó a alejarse

FIGURA 16

~~---~2

chuta de San Miguel

N \
---.... .. 1
~-- ~-----,.,.,

chutas de Qarhuacalla fro y Woychu

No. 1, julio 1984 33


Estudios _ __;__ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

(hacia el este) de los dos primeros hombres; mientras el tercer hombre cami-
naba hacia el este, el segundo se dirigía hacia el oeste acercándose al primero
(Fig. 16, b). Miembros de los ayllus de Qarhuacalla lro. y Waychu le gritaban
al tercer hombre "¡sigue! ¡sigue!" mientras los de San Miguel le gritaban
" ¡para! ¡para!''. Finalmente, el punto en el cual debía detenerse fue acorda-
do (a regañadientes por los dos lados) y la longitud de las tres chut• fue
marcada en el suelo.
La viñeta de arriba, ·así como la No. 2 ilustran claramente que las
chuttiS no ti~nen largos o anchos predeterminados, más bien se ·establecen
mediante procesos en los que se toman orientaciones y medidas cuyos crite-
rios son fmalmente sociales y ''flexibles y _elásticos" chutakuq) y no estan-
darizados. Hay otros tres ejemplos~ que discutiré brevemente, acerca de la
organización de los ayllus por chutas. Estos se presentan, en primer lugar,
para dar una indicación del rango de actividades relacionadas a las chutlll en
Tambo; su análi$is completo se hará posteriormente. ·
Hasta 1964, ai)o _en que la comunidad recibió servicio de agua pota-
ble, el agua para consumo humano para la comunidad, así como la usada
para regar los maizales al oeste de Tambo, provenía de unpukyu (manantial)
llamado Llaullicancha, localizado a unos 4 km. directamente al este de Tam·
bo. Cuando este canal de irrigación (conocido como Puna _Yarq'a) fue lim-
piado, en mayo, se dividía en nueve secciones de desigual longitud, llamadas
chuttiS, las cuales eran de responsabilidad de los primeros cuatro ayllus de_ las
dos mitades o de Qoipa (2 x 4 + 1 = 9).
El jefe de cada ayllu tenía la responsabilidad de arreglar la faena para
su comunidad y proveer de chicha y comida a los trab¡Qadores. La distribu-
ción de los nueve grupos dentro de las chutss a lo largo de la Pu1111 YsrqlJ11 se
ilustra en la Fig. 17.
Llaullicancha

~ = Hanansayaq
FIGURA 17
! = Hurinsayaq

Yanehacalla

34 Revista Andina, año 2


------------------------------------------------Urwn:Chu~

En los últimos 15 a 20 años, la ruta principal usada para tráfico de


camiones entre Pacariqtan1bo y Cusco ha sido la canetera no pavimentada,
que es un ramal que parte de la carretera principal de Cusco a Paruro, al nor-
este de Tambo. Durante la estación de lluvias (djciembre-febrero), este cami-
no secundario es casi intransitable; los canliones forman profundas huellas en
él y éstas y los huecos se llenan de agua que cae de las pendientes que lo
bordean. Justo antes que comience la cosecha (fines de abril-comienzos de
1nayo ), los principales de los ayllus llaman a faenas para reparar el canlino
con el propósito de que los catniones puedan ingresar a la comunidad trans-
portando los productos de la cosecha (especialmente cebada y papa) hacia el·
mercado del Cusco. Esta carretera secundaria está dividida en diez chutas y eJ
tramo de carretera dentro de cada chutll es reparado por uno de los diez
ayUus (Fig. 18). En la asignación de grupos sociales a las chutas a lo largo de
la moderna carretera para camiones, el camino es dividido en diez secciones
y no nueve como en Jos ejemplos anteriores y t en este caso, a los ayHus
"modernos" se les asigna la responsabilidad de mantener la carretera (i.e. a
Qoipa no se le asigna una chuta en este tramo de la carretera).

4-- a Cuzco a Paruro ___,..

FIGURA 18 A

A lro

B
~ = Hanansayaq
B = Hurinsayaq
B ______
Yanchacalla...
...,_._._~

_!!r~!!~----­
_9!r~~!~!!!! 2do
N, .C:

No. 1, julio 1984 35


Estudios--------------------------

Sobre el tema de las carreteras ya he indicado que el ramal que sale


de la carretera principal de Cusco a Paruro ha estado en uso sólo de unos 1 S
a 20 aiios. Antes de esto, todo viaje entre Tambo :y Cusco debía hacerse a pie
o a caballo. Al interior de las tierras de Tambo, el camino para este tráfico
era -ei·sendero Chaupiñan; desde la salida de Tambo, este camino, el Cflll'lino
real que, como dije anterionnente, existía en tiempo prehispánicos, se cono-
cía como Ankuqñan. Un anciano con el que conversé acerca de este camino
dijo que, cuando era niño, los ayllus de Tambo eran responsables de reparar
un tramo de Ankuqñan en una faena anual durante junio o agosto (no se
acordaba con precisión en qué mes). El tramo de Ankuqñan, que era respon-
sabilidad de Tambo, comenzaba en las alturas de Cusco, en Cachollll, y se--
guía hacia el sur hasta Jt..,k ·uno .Q St:t. El tramo era subdividido en _seccicr
nes, llamadas chutas; los puntos de división entre chuta eran llamados por
este infonnante utambosu (estaciones en los caminos)~ Los ayllus -eran asig-
nados a las chuta aunque el -anciano no podía recordar a cuáles les tocaban.
Después de limpiar la última chut11 ·hasta el ''tambo" d-e Wayk'una Q'asa, los
ayllus regresaban por Ankuqñan a Chaupiñan y de allí a Pacariqtambo
(Fig. 19).

FIGURA 19

cr aS
o fl)
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>- a Ankuqnan Chaupiñan
Cuzco • • • 1 Tambo

N -=----
Con esta conexión entre Cusco y Pacariqtambot hecha por un hom-
bre que creció en la comunidad, encontramos evidencia de la prolongación
de los ayllus de Pacariqtambo fuera de sus asentamientos a través de la reali-
zación de trabajos públicos en ch.utos a lo largo del camino donde está ubica-
da la ciudad del Cusco. El punto más interesante en torno a esto es que ésta
no es la referencia más antigua que tenemos de los habitantes de Pacariqtam-
bo en Telación a caminos y chutas. De hecho, una de las primeras crónicas
escritas en Cusco después de la entrada de Jos españoles, la Relación de los
Quipuctun~~yos (Callapiña et al, 1974 [1542]), contiene tal referencia, La

36 Revista Andina, año 2


-------------------------Urton: Chuta
Relación fue cotnpiJada en 1542 por el Licenciado Vaca de Castro. La infor-
mación de esta crónica fue proporcionada por cuatro qulpucamayoqs ('~los
hacedores de nudos"') que eran unos de los muchos que recogían y guarda-
ban datos para el Inca antes de la llegada de los españoles. Los quipuCilllltl·
yoqs ''leyeron" la infonnación anudada en sus quipus a Juan de Betanzos y a
Francisco de Villacastín (CaJlapifia et aL 1974 [1542]: 21 ). Sólo nos dan los
nombres de dos de los cuatro quipucamayoqs; Cal/apiña y Supno. ambos
originarios de Pacariqtambo (Callapiña et al 1914 [1542]: 24). Al describir
las acciones de Viracocha lnga, los quipucamayoqs afmnaron que él

" . . . ordenó que hubiese topos de leguas en los caminos reales, por
medidas de varas, que ellos llaman chotas (chutas)'' (Callapiña et al.
1974 [1542]: 37).

Conclusiones:
Las razones que tuve para empezar este artículo con una descripción
del sistem~ de ceques deben quedar ahora lo suficientemente claras. Hay un
:aúmero de características del sistema de ceques que son similares a fonnas
de organización socio-política presentes hoy en Pacariqtambo. Por ejemplo,
las divisiones alrededor de las cuales las relaciones sociales y políticas en el
distrito de Pacariqtambo están organizadas, son, a un nivel regional, estructu-
radas de acuerdo al antiguo principio andino de saya. La discusión entre don
Melchior y don Fennín (Vifteta No. 2) sobre el lindero entre sus largas y es-
trechas franjas de territorio ritual (chutas) en la plaza de abajo de Tambo, es
un excelente modelo para intentar una reconstrucción de las formas de
interacción que podrían haber ocurrido al interior del valle de Cusco con el
propósito de mantener y reproducir el sistema de ceq~es y, en el caso del
valle de Cochabamba para el mantenimiento de los linderos suyu entre los
diversos grupos étnicos (ver suyu y sus usos, después de la Fig. 3). Así, yuxta-
poniendo la descripción de las chutas con la del sistema de ceques, quiero en-
fatizar primero, que no estamos totalmente huérfanos de precedentes históri-
cos andinos para los conflictos prácticos experin1entados por don Melchor y
don Fermín; segundo, que la sociedad andina contemporánea puede ser una
rica fuente de información en nuestro intento de desarrollar un tnejor conoci-
miento histórico de las estructuras andinas, de sus principios de organización
y de sus actividades cotidianas; y, tercero, que el estudio de las chutas en Pa-
cariqtambo puede tener una significación considerable en el análisis descripti-
vo y teórico de las estructuras y prácticas andinas, puesto que mientras nues-
tra informa:ción etnohistórica acerca de fenómenos tales como los sayas~ su-
yus y ceques tiende a objetivarlos como elementos de "sistemas" fonnales. es-
táticos, las chutas, que yo caracterizaría como espacios tipo suyu entre los ce-
ques, son el siempre cambiante campo de confrontación y cooperación entre

No. 1, julio 1984 37


Estudios-------------- -------------

personas vivientes que co1nponen los ayllus y las mitades de la comunidad


actuaL
Nuestra tarea aquí, sin embargo, es la de comprender las fonnas con-
temporáneas de organización tales como las mitades y los ayllus, y las activi-
dades contemporáneas tales como el trabajo comunal en chuttiS. ya que están
relacionadas a problemas actuales de mantenimiento de una sólida y viable
organización social y una econon1ía productiva. Discutiré, en esta sección de
conclusiones, que las chutas lejos de ser supervivencias petrificadas de tiem-
pos antiguos, son un elemento central para mantener y reproducir una socie-
dad coherente frente al constante cambio. Hay (por lo menos) dos preguntas
que debe.n hacerse al respecto: 1.- ¿Cómo están relacionadas las chutiJS a la
reproducción de la organización social en Pacariqtambo? (Esta pregunta no
presume que ellas constituyan los únicos medios disponibles que afecten este
fin, más bien que pueden ser uno de los tnuchos medios dispom"bles); y
2.- ¿Cómo podemos entender la historia del significado y función de las
chutas en una perspectiva de evolución?
En cuanto a la primera pregunta, es esencial para comprender cómo
las chutllS se ·relacionan a la reproducción de la organización social para po-
der conocer lo que sucede al interior de estas fral\ias de territorio. En todos
los ejemplos citados, la actividad principal que se desarrolla es el trabajo
comunal dirigido a mantener las construcciones públicas, es decir: las paredes
deterioradas de la plaza de arriba son reparadas; la basura de las plazas es
barrida; las acequias erosionadas y cubiertas de maleza son limpiadas y refor-
zadas; y los huecos de la carretera son rellenados. En resumen, el trabajo
chuta recuerda el curso inevitable de todas las estructuras físicas a deteriorar-
se; de lo que está li1npio a ensuciarse; de los bordes a erosionarse. Yo plantea-
ría que los sistetnas sociales cambian tan inevitabletnente como las estructu-
ras físicas se deterioran y que, en Pacariqtambo, la práctica de (y en) reparar
estructuras físicas es simultáneamente la práctica de mantener, y por lo tanto
de reproducir, una sólida y flexible organización social. Desde este punto de
vista, las relaciones entre los ayllus y entre las mitades se construyen alrede-
dor de la presunción de su propio cambio inevitable y su posible deterioración;
la práctica del trabajo comunal, organizada en tomo a los ayllus y dirigida a
corregir los desórdenes físicos y la erosión natural, proporciona el contexto
para reparar los desórdenes sociales y los cambios estructurales en la organi-
zación social.
En cuanto a la segunda pregunta sobre el significado y la función de
las chutas, en una perspectiva de evolución, podemos aproximarnos mejor a
ella reconociendo que Ja deterioración anual de las estructuras a las que nos
referimos en la primera pregunta, tiene su corolario histórico en la esencial
fluidez a través del tiempo de los ayllus y de las mitades como un sistema
jerárquico de relaciones sociales. Es así que, mientras que la primera pregun-
ta puede ser-respondida mediante una comprensión de lo que sucede al inte-
rior de las chutu, la segunda debe ser vista en términos de lo que sucede a lo

38 Revista Andina, año 2


--------------------- --------------------- -------Urron:Chuta

largo de tos linderos entre las ch11tas. La flexibilidad y elasticidad inherentes


a las chuttlS penniten el tnantenilnicnto y la recstntcturación de las relaciones
entre ayllus tnediante confrontaciones y cooperación a lo largo de sus linde..
ros. En páginas anteriores señalé que en los docuancntos etnohistóricos en-
contramos evidencia de la reorganización en la composición de los ayHus de
las nlitades y catnbios en sus posiciones jerárquicas. Dos ejemplos de estas
variaciones será suficiente para ilustrar el punto que quiero enfatizar aquí
sobre la tradicional fluidez estntctural y jerárc:uica entre los ayllus.
Tenemos un ejemplo en el Cuadro l. En las listas de ayllus de 1792 y
1836 ven1os que Qoipa es el tercer ayllu de Hurinsayaq y que Yanchacalla
("Huaychacalla" - 1836) es el quinto. En la lista actual para Hurinsayaq, el
tercer ayllu es Yanchacalla y el quinto es Plunatambo. Por lo tanto, en los
dos siglos pasados han habido can1bios tanto en la co1nposición como en la
jerarquía de los ayllus en Hurinsayaq. Cotno los ayllus están compuestos por
grupos de personas que heredan parcelas de tierra y responsabilidades de uni..
dades de trabajo público en conjunto, catnbios de la magnitud de los ocurri-
dos en Hurinsayaq desde 1792 hasta el presente deben significar rupturas
considerables en la vida social, política y econón1ica de la con1unidad.
El otro ejen1plo que es relevante en este aspecto es el del status cam-
biante del ayllu Pachecti. Desde su posición con1o ayllu de Hanansayaq en
1594 (y el primer lugar de descanso de Manco Cápac en su legendario viaje
de Pacariqtatnbo al Cusco), Pachecti vírtuahnente ha desaparecido. Entre
estos dos extremos, tenemos evidencia de una 1ista de matríCIÚIIS de 1791
(A.G.N. Derecho Indígena, Leg. 452) que dcntucstra que ese año el Ayllu
Pachecti estaba oficialmente con1puesto por una sola pareja joven, Bemabé
Cruz (29 m1os) y su esposa, Pctrona Tinco. Sólo podetnos conjeturar cuáles
hubieran sido las posiciones y responsabilidades de esta joven pareja en la
comunidad en ese tietupo. Pero una cosa de la que podemos estar relativa-
mente seguros es que las responsabilidades y status del quinto ayllu de
Hanasayaq se hubieran reforzado notabletnente reemplazando a Pachecti por
el grupo nun1croso de personas que con1ponía Karbuacalla 2do.
De estos dos ejemplos. llegamos a una visión de la organización social
de Pacariqtambo que es considerablemente más fluida que la que obtuvimos
de nuestra prilnerd lectura del Cuadro l. Ya que analizaré más a fondo los
mateñales etnohistóricos de Pacariqtambo en un estudio posterior, el punto
úuportante a resaltar aquí es que han habido cambios significativos en la
estn1ctura social de Pacariqtambo durante los últi1nos cuatro siglos y que
estos cambios tuvieron períodos marcados por- una inestabilidad general en
lo social y en lo político. Yo diría que por generaciones, y tal vez desde antes
de la reorganización de la comunidad, que se dio posterionuente a la llegada
de los españoles, la realización de trabajo cotnunal en chlltfJS, cuyos linderos
eran "flexibles· y elásticos", ha proporcionado uno de los medios principales
para acomodar el cambio y resolver los conflictos entre los ayllus, las mitades
y los anexos dentro del territorio de Pacariqtambo.

No. 1, julio 1984 39


Estudios--------------------------

Reconocimientos:
Expreso mi agradecimiento a las siguientes personas por haber leído
y comentado versiones anteriores de esta investigación: Richard Bielefeldt,
Deborah Poole, Anthony Aveni, Julia Meyerson y Thomas Cummins. El
apoyo para el trabajo de campo, sobre el cual se basa este estudio, fue pro-
porcionado bajo la forma de una donación para investigación post-doctoral
de la National Science Foundation (# BNS-8106254). El Consejo para la
Investigación de la Colgate University proporcionó los fondos para la investi-
gación etnohistórica en Lima y para la preparación del manuscrito a publi-
carse. Por la colaboración recibida manifiesto mi gratitud a la National Scien-
ce Foundation y a la Colgate University. También hago extensivo mi reco--
nocimiento a Julia Meyerson, mi esposa, quien hizo los dibujos. Finalmente,
agradezco a Henrique Urbano, que me alentó mientras escribía este artículo
y colaboró en su traducción. ·

40 Revista Andina, año 2


----------------~-----------------------------------Urton:Chuta

REFERENCIAS

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uExpediente relativo a las renuncer6n de los recaudadores de la Contribución de
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'*·Es1rato de Contribuyentes Indígenas''.
AGN: Archivo General de la Naci6n:r Lima.
Derecho Indígena, Leg. 452, 1791, fs. 56.
"Extracto de los Tributarlos matriculados en el Partido de Cbilques y Masques,
alias Paruío, por el Subddo. Don Manuel de Tomtegra, y el Apoddo. Fiscal Don
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Colección Privada, Pacariqtambo.
"Revisita de la comunidad de Pacariqtarnbo, 1697".
(por Pedro López de la Cerda, EJCrivano de su Magestad).

No. 1, julio 1984 41


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No. 1 , julio 1984 43


Estudios---------------..:,_-------------

COMENTARIOS
bién juegan un papel importante en el man-
Prof. lohn Earls tenimiento y viabilidad de la comunidad
I.N.D.A. andina. (He tratado esta clase de problemas
Lima, Perú desde otra penpectiva, y mis resultados son
completamente coincidentes con los de
El presente trabajo de Gary Urton es Urton. Aportes ú.nportantes de una orienta-
importante visto desde diferentes perspec- ción similar han sido presentados por Fon-
tivas. Es un verdadero semillero de ideas seca, Mayer, Mitchell, Camino, etc.).
estimuladoras tanto para etnólogos eomo El segundo punto que quiero comentar
para sociólogos, arqueólogos, historiadores, surge de mis intereses en la historia y la
economistas y politicólogos. Por ello, un epistemología de la ciencia andina. La vig-
comentario completo es imposible aquí nette No. 3 descrita por Urton trata de un
debido a las lbnitaciones de espació. Voy a mecanismo especifico de tales ajustes que
referirme a dos aspectos que resaltan dife- vale la pena resaltar.
fentes niveles del aporte de Urton que me Una característica de la ciencia y la tec-
parecen importantes para los futuros cami- nología andina consiste en identüicar o
nos de los estudios histórico -sociales establecer isomorflSinos que relacionan los
andinos. subconjuntos del mundo social con los de
En el primer nivel, la orientación de los dominios del mundo físico (el celestial,
Urton ·resalta tajantemente la contrapro- el geográficot el agro-eéológico, etc.).
ductividad de una división artificial de las Empero~ el impacto, a menudo-violento e
investigaciones en dos categorías: la una invaticinable, de los cambios socio.políti-
denominada "culturalista"' o "estructura- cos exógenos sobre las comunidades. y de
lista'' Y la otra c.c.econometristan o {,'socioló- las perturbaciones drásticas del ambiente,
gica". La chuta es un concepto simbólico exigen que los isomorfumos sean realmente
complejo. relacionado a la organización coincidentes con la realidad y que sirvan
andina tradicional en ayHus y sayas, pero para operar con eficiencia y rapidez sobre
es empleada en la práctica económica coti- esta realidad e impedir que sus inestabilida--
diana para efectuar los reajustes continuos des destruyan la cohesión comunal
en esta organización debidos a cambios Las operaciones (descritas en la vignette
demográficos y al impacto de sistemas esta- No. 3) que los tambinos realizaron con la
tales muy distintos y t a menudo, política- pita para redeímir las dimensiones de las
mente inestables. ¿Cómo se va a tratar de chutas correspondientes a los tamaños rela-
explicar la continuidad de la comunidad tivos de los 3 ayllus, me parecen constituir
campesina sin tomar en cuenta los concep· una técnica algorítmica para llegar, por
tos como chu•• desarrollados dentro de la consenso social, a una deiuWñón de las
sociedad andina? magnitudes que establecen el isomorfismo
En estudios anteriores, Urton logró sis- apropiado. El isomoñlSDlo relaciona: a) los
tematizar los principios del razonamiento tamaños relativos de los ayDus, b) las can-
que sustentan las observaciones astronómi- tidades de trabaúo realizables dentro de un
cas y las computaciones calendáricas que limite temporal y e) las proporciones de
efectúan los campesinos de comunidades una recta dividida en tres partes.
modernas; a la vez, hizo ver que muchos Las proporciones entre las longitudes
factores tomados en cuenta por los campe- (vease f~g. 16 a, b) entre (1) y (2) (= d2),
sinos en la programación de los ciclos pr<>- entre (1) y (3) (= d3) y entre (2) y (3)
ductivos, están relacionados con las obser- (= dl), tienen que indicar las magnitudes
vaciones astronómicas que señalan los Umi- que constituyen el isomorflSJDo, y parece-
tes temporales viables de las diversas activi... rla ser que los cambios en es• dimensio-
dades económicas y rituales. Así~ los prin· nes son los hechos en los que la gente se
cipios astronómicO$ andinos1 ordenados en fija para acordar las chutas apropiadas.
jerarquías de conceptos simbólicos, tam- Notamos que si 1 denota la longitud de

44 Revista Andina, afto 2


-----------------------------------------------------Unnn:Chma

la pita (y la pll'Cd sur), entonces d2 = da para tales conclusiones, ni menos el


(l-d3)/2. Los incrementos (positivos o ejemplo citado del cuerpo humano.
negativos en d3) son dobles con relación El caso de la dlaquitadla, y la necesidad
a los que se dan en d2. Pequeñas extensio- de mantenerla en posición vertical para
nes en d3 dan lugar a cambios bien ntagni- !abiar la tierra, parece a primera vista más
ficados en la razón proporcional d3/d2. Me positivo. Sin embargo, este uso de saya
gustaría saber cuáles son los factores en los concuerda con las deimiciones citadas tan-
que se fija la gente para evaluar el estado to por Gonz4lez Holgu:ln como por Berto-
del balance y cómo y qué magnitudes ex- nio de "enhiesto" o "paradou. El Vocabu-
presadas servian para representar el equili- lario de Bertonio deja clara la relacilm en-
brio que buscaban. Me parece que aquí se tre esta acepción y la organización dual de
nos presenta un material valioso que posibj.. los pueblos andinos en dos mitades: "Saa:
lita una reflexión seria sobre los principios La estatura o tamaño de un hombre . . .
de la matemlltica operativa andina, y nos Saacatha; Estar actualmente en pie . . .
·gustarla que el autor los profundizase en Saacasitha, vel Huayutasitha: Salir bien de
futuros trabajos. la pendencia o lucha y de todo juego que se
hace para mostrar las fuer~'· (11. 303). Y
"Huayuhuactatha: Estar colgado conto la
fruta del árbol. o una piedra de la pared, o
Dr& Olívitl J. Harria un ahorcado., o el vestido de una sogat
80. Highbury HiR
LONDONNS etc. . . Huayunacasitha: Forcejar uno con·
U. K. tra otro•~ (11. 158). Saya como parado o
vertical estA asociado con una imagen de
El análisis de la chuta elaborado por movimiento pendular (la lucha ritual entre
Urton resulta sumamente interesante y va- las dos mitades en que en un mOO.ento da-
lioso. No he encontrado entre los aymara- do gana un bando y pierde el otro, pero
hablantes del norté de Potosí los usos de cuya meta es la igualaci6n; o la oscilacibn
esta palabra señalados por el autor; más del ahorcado.... ). Otra vez el dualismo. y
bien, la chuta en esa regi6n tiene estrecha no la cuadripartición.
.relación con el apaehi~ y así queda cerca Un ejemplo muy pertinente es la orga-
a la definiei6n dada por Bertonío. (La nización del Qullasuyu. Por una parte, se
misma voz tiene otra acepci6n cuya rela- encuentra la dMsi6n clásica entre un saya
ción sembtica con la primera no queda de aniba y otro de abajo: uAlasaa: Una
clara; chuta significa mujer "de vestidon, parcialidad de los indios; cuyo contrario es
sobre todo contrastada con la '~de pollerau Maasaa: y suele avetlas en todos los pue-
-la chula). blos'~ (Bertonio 11. 9). Por otra parte, el
Quisiera hacer un breve comentario s~ Qullasuyu estaba dividido en dos suyu·-
bre la interpretación propuesta por Urton urcusuyu y umasuyu. Capoche, de cuya
del concepto saya~ que no me parece ni Relación vienen las evidencias principales,
convincente ni fundamental para su expo- enfatiza que estos ubandos" (división
sición. La deimici6n de saya saya como suyu) cumplen diferentes papeles que los
verbena es interesante, pero la forma mis- dos saya. Urcusayu y umasnyu, base orga-
ma ·de la planta no da ~ concluir ~ue nizativa de las capitanías de la mita de
saya abarci en sí la idea de "'crosscutting Potosí. constituían la división clasificatoria
dual divisionsn, por más que la cuadripar- de todo el espacio Quna, como lo demues-
tición sea un modelo fundamental de la tra Theresa Bouysee-Cassagne (1978). En
organización social. No olvidemos que se las palabras de Capoche:
trata de la forma plural: la verbena sería
una multiplicidad de aya. lU ejemplo de f;'Despues de esta distincion tenían otra
cuadripartiCi6n tipo. saya en la organiza- mas aaogante y estimativa, en que se
ción social de Pacariqtambo presentado por tomaban a dividir, asilos urcus como
los umas, en hanansayas y urinsayas y
el autor -o sea, una división en mitades y esto era F_neral en las nactones sujetas a
otra entre ayllus del puebl~ y anexos- no su reino'. Capoche (1585) 1959, f. 55.

No. 1.. julio 1984 45


Estudios,_____________________________________________________________

Las "'distinciones" saya y suyu, enton· por lo contrario~ es, según G. Urton mismo,
ces, que juntas forman una divi.~6n cuadri- flexible y elástico; puede aplicarse a obje-
partita del Qullasuyu, son de índole dis-- tos y actividades muy diversas, y lo que
tinta. El ''cross-.cutting dual division•' en reúne todas sus aplicaciones tiene una natu-
este caso deriva claramente de una división raleza más semántica que social. Por eso, se
saya y de otra que surge de una clasifica· puede pensar que las raíces de chuta deben
ción diferente. ser estudiadas a través de una semiología
Una nota ímal: para matizar nuestra más que a través de una etnohistoria. G.
apreciación de las diferentes maneras en Urton empieza a hacerlo con el estudio de
que las culturas andinas simbolizan la clasi- diccionarios. Quizás se podría ir más lejos
ficación social, habría que volver al tejido. en este sentido, analizando ·todos los em-
Resulta llamativo que una de las acepciones pleos de chuta en una perspectiva semánti-
de suyu suyu es "'ropa listada vueteada me- -ca. Parece que esta dificultad metodológica
nudo" (González Holguín 333); o "'Suu tiene su origen en una confusión: ¿es
suu isi: . . . Es ropa baladi, por ser texida chuta una institución social o una categoría
vn poco de vna color, y otro poco de otra de pensamiento, o las dos cosas a la vez? Si
color algo diferente" (Bertonio n. 331 ). realmente uno quiere vincular directamente
Saya en el tejido es otra cosa: "Saa: Lista este principio con el sistema de ceque, se
del manto. Saani isallo: Manto listado de podría considerar la hipótesis que existía
negro sobre mas negro" (Bertonio IL 304). ·en el pasado: un sistema de cbuta mucho
Suyu, entonces, puede ser de muchos colo- más ngido que el que se observa actual-
res., mientras que el saya tejido representa mente y cuya flexibilidad actual es el resul-
la diferenciación mínima que puede haber tado de una desestructuración. Pero, ¿éxis-
y la .igualación más completa entre dos te esta posibilidad?
cosas o dos grupos; o ~ la de ""negro La manifestación de los ayUu a través de
sobre mas negro.,. la chuta es sumamente interesante, pero
sabemos que en la etnografía andina el tér-
mino ayUn corresponde a realidades muy
distintas. G. Urton no def'me el ayDu en
Antoinette Fioravtlnti·Molinié Pacariqtam bo sino a través de la chuta,
Villa A drienne aunque hay que notar el .gran interés que
17, A ve. Général Lecler tiene su análisis de la pennanencia y cam-
PARIS-75014 bios de los ayDu a través de documentos
FRANCE históricos. La implicación de los ayDu en la
chuta parece ser colonial, pues parece ma-
El artículo de G. Urton tiene un interés nifestarse esencialmente en el marco de la
doble: primero, el de presentarnos una ca- reducción como en la organización ceremo-
tegoría nueva del pensamiento andino: la nial de los varayoqkuna.,_ el arreglo de la
noción de chuta viene así a incluirse en la plaza para la p~ocesión y la construcción de
experiencia etnográfica de los especialistas la plaza de toros. Es difíci{, por lo tanto,
de los Andes,. pues con ella se podrán inter- vincular directamente la chuta con el siste-
pretar varios datos sobre la faena. Segundo, ma prehispánico de los ceque. Sin embargo,
el de un intento metodológico de real etno- es de sumo interés que dentro de un marco
historia: el autor intenta mostrar como de tipo colonial se operen particiones fun-
chuta tiene sus raíces en el pasado prehis- dadas sobre un modo de pensamiento andi-
pánico y, a la vez, cómo funciona su efica- no. Pero uno se pregunta: ¿sobre qué ele-
cia para la reproducción social; es decir, mentos de este pensamiento: eeque, saya,
para el porvenir. Se puede uno preguntar si suyn~ o los tres a la vez? Además, queda
este intento está totalmente logrado. por averiguar, evidentemente, el sistema de
No cabe duda que tenemos la impresión transfonnación.
que existe un vínculo entre ceque y chuta. El problema es el de siempre en etnohis-
Pero, ¿cómo se define precisamente ese toria: por una parte, G. Urton nos propor.;.
vínculo? El sistema de ceque es fijo, estáti- ciona excelentes da:tos etnográficos; por
co y normalizado. El principio de chuta. otra parte, nos invita a hacer etnohistoria a

46 Revista Andina, .año 2


--------------------------------------------------------Urton:Chuta

través de los términos de ceque, saya y lo que me preocupa es que en la puesta de


auyu: Queda por trazar, aunque sea en lí- este modelo en un contexto etno-histórico
nea punteada, el camino entre los dos. El o etnográfico, hay una cierta tendencia a
texto de Callapiña que cita G. Urton mues- presentar esto como un hecho social o his-
tra que existe ese camino. Cuando faltan tórico que da un cierto carácter de intem-
elementos históricost se puede intentar la poralidad irreal a las observaciones etnográ-
táctica de la semiología. ficas, que siempre son presentadas en for-
Sea cual sea su metodología, G. Urton ma fragmentaria en beneficio de la ilustra-
nos ofrece datos importantes,. pues ellos ción del modelo. Admitiendo que la exis-
con:fmnan que en los Andes el espacio está tencia de continuidades históricas en el
cargado de sentido a la vez social, político área andina es de una gran probabilidad,
y religioso: el espacio andino expresa mu· encuentro que es legítimo el usar ejemplos
cho y su vocabulario parece ser muy eficaz etnográficos para validar reconstrucciones
para la reproducción social. etnohistóricas, y el presente trabajo es una
buena muestra de este procedimiento. Sin
embargo, la abstracción de ulo andinon de
su contexto contemporáneo, sin una des-
Gabriel E1tobor M. cripción adecuada de las circunstancias en
Depo.rtamento de Antropolog1a que se hizo la observación, disminuve la
The Pennsylvt~nitl Sta te Univenity utilidad de la informacibn para alguien· que,
Uni•enit)' Park. Po. 16802, U. S.A. como yo, está también interesado en la
comprensión de la situación contempo-
Me siento muy complacido por el he- ráne~ a la que en este estudio se le presta
cho de haber sido invitado a comentar el sólo una atención muy esquemática.
interesante estudio· del Doctor Gary Urton. Pasando del aspecto fonnal al aspecto
Encuentro su estudio muy novedoso e ins- ilustrativo o sustancial del artículo, las di-
tructivo, no sblo por su contenido ·informa- ferentes viñetas que ilustran el uso del es-
tivo, sino también por la aproximación pacio en el contexto del trabajo colectivo
metodológica y por las presuposiciones de faena o mita, constituyen una im~ór­
teóricas que contiene. Como hace tiempo tante contribución a nuestro conocinuen-
que he estado alejado de la investigación de to de la organización social andina; la apli-
campo, mis comentarios se dirigen no tanto cación del vocablo y concepto de chuta
hacia lo que contiene el trabajo que, como como nombre y como verbo, es un buen
dije, lo he encontrado instructivo y nove.. ejemplo de cómo se puede mostrar la ins-
doso, sino más bien a la aproximación me- trumentación de conceptos tales como sa-
todológica y a lo que el artículo sugiere ya, suyo, ceque o ayDu. Mi pregunta es:
pero que deja de explicar. Comprendo que ¿hasta dónde se puede postular que este
esto se debe probablemente al hecho de uso del concepto de chuta es más general
que este trabaijo e&_ un avance de lo que en los Andes y no sólo particular de Paca-
queda por publicar, ilero me parece intere- riqtambo? Es verdad que las de:fmiciones
sante señalar esto para una mejor compren- encontradas en los diccionarios tanto anti-
sión de mis observaciones. guos como modernos Jndican esta posibili-
C.omienza Urton sentando la premisa de dad, pero no sabemos por otros ejemplos
que se puede partir de la fonnulación de la etnográficos si 6sta es la situacibn o no. Es
estructura u ommización social andina he- verdad que desde un pUDto de vista teórico
cha por Tom Zuidema, con los añadidos de esto no tiene importan~ ya que los ejem-
Wachtel y Murra en lo referente a los con- plos presentados enciQan perfectamente
ceptos de saya y suyu; refuerza su argu- con el modelo general usado y así pueden
mentacibn con citas de los diccionarios de ser aplicados a otras circunstancias y otros
González Holguín y Bertonio, con lo que ejemplos.
consigue dar al sistema que ~xpone una ar- Otra preocupación mía viene de lo que,
monía 16gica que es la característica de un creo, son las consecuencias de aislar lo an-
buen modelo. Aceptando esto como un dino superviviente de su contexto actual
procedimiento legítimo de la investigación, andino mestizo. Esto, .par supuesto, no

No. 1, julio 1984 · 47


Estudios------------------------------

tiene importancia si el presente va a ilumi· neras de implementarlos..


nar el pasado, que es uno de los propósitos Mucho he aprendido de la lectura del
del Dr. Urton. Pero sí tiene importancia presente artículo y mis comentarios no re--
para alguien que quiera conocer y entender presentan dificultades insuperables para el
el presente. Si es verdad que, como dice Dr. Urton, sino más bien que son revelado-
Zuidema en uno de sus artículos, la mayor ras de mi propia ignorancia.
parte de las personas que han queridó ex-
plicar el cambio lo han estado haciendo
desde fuera sin mucho éxito, no hemos vis-
to todavía ninguna explicación convincente John V. MurrtJ
desde dentro. Aunque en el pasado se hacía Instituto de Investigaciones
un esfuerzo por separar lo hispano de 1~ Andinas de Nueva York
andino, ahora resulta que cuando nos en- 515 Dryden Rd
contramos ante una reconstrucción tan JTHA CA, JIY 14850
convincente como la presente, al menos a
mi me queda siempre una duda de basta · El autor ha indicado con claridad y de
dónde se ha llegado en asumir la ''nativi- manera convincente cuáles eran sus metas
dad" del sistema que se estudia. Cuan4o se en la investigación; existen continuidades
estudia un fenómeno tan generalizado co- entre lo vivido hoy por la población andina
mo la dualidad (como lo demuestra el tra- y lo que observaron los europeos que pre-
bajo de Salvador Palomino), que también senciaron la invasión. La informacibn etno-
tiene antecedentes hispánicos, ¿hasta qué gráfica minuciosá que nos ofrece Urton
punto los ejemplos que se presentan cons- confirma y verifica el hecho de que la tác~
tituyen una continuidad andina y no una tica de ligar la fuente escrita con la praxis
"transf'JgUracibn~', como diría Darcy Ribei- andina actual tiene virtudes para el conoci-
ro; esto es, un trasvase de patrones cultu· miento cabal del logro del hombre andino.
rales de un grupo étnico a otro a través de El estudio de las chuta no sólo como
las fronteras que los dividen? contribución al repertorio de pesos y medi-
Finalmente, el autor se refiere muy so- das, iniciado entre nosotros por María
meramente a los cambios como algo que ha Rostworowski (1960), sino tan1bién de lo
estado pasando constantemente y que lo que era medible y de los principios que
notable es que a pesar de ellos subsisten las guiaban las mediciones, es un adelanto
continuidades que nos penniten construir notable. La flexibilidad de los criterios en
un modelo ideal andino. El Dr. Urton nos juego y su relación con la organización
dice que las chutas son ''un elemento cen- social en los diversos niveles de la sociedad
tral para mantener y reproducir una socie- andina nos animan a seguir escudriñando,
dad coherente frente al constante cambio" combinando tácticas etnográficas y arqueo-
y se pregunta qué funl.ión pueden tener lógicas a través del uso sistemático de las
desde una perspectiva evolutiva. Si bien la fuentes es~.,"titas.
función de mantención y reproducción
parece clara, no me encuentro totalmente
convencido por su explicación evolutiva, a
no ser que quiera implicar el cambio por Anthony F. Avení
adaptación que, en resumidas cuentas, no Dept. of Physi11 & A.stronomy
es más que una manera diferente de decir Colgate Unif'enity
lo anterior. Creo que si estos sistemas van a Hamilton. N.. Y. 13346
evitar el "deterioro,,, esto no depende tan- USA.
to de su coherencia interna como de la in-
tensidad de los factores externos ante los En este trabajo se nos presenta el con-.
que tengan que enfrentarse los grupost mu- cepto andino de la chuta y la manera en
chos de los cuales pueden ser de tal natura- que 6sta es empleada en la subdiviaióo del
leza que obliguen a cambios más drásticos espacio con el propbsito de la asianacibn
de formas de o~aci6n social y de ma- de Jas tareas de trabajo. La investipcióa de

48 Revista Andina, año 2


------------------------------------------------------Urton:Chuta

Urton sobre la chuta nos of:rece la oportu- mis, en cualquiera de los casos, el ritmo
nidad de apuntar hacia un número de simi- de la alteraci.bn es complejo y es demostra-
.litudes ent:Rl el comportamiento social de ble que devino de un plan más simple, mis
la gente andina contempodnea y sus pre- básico. Así, uno tiene la impresión de que
decesores en el Cosco antiguo. Una compa- el sistema de asignaci6n de tareas de traba-
ración del trabajo de campo de Urton con jo en Pacariqtambo es dinámico, en tanto
la información de las crónicas sugiere que que su predeeesor en el Cusco antiguo fue
la sistemática división jerárquiea del espa- estático. Por otro lado, no hay manera de
cio es una persistente propiedad de esta saber si las asignaciones para el cuidado y la
cultura.. A su nivel más gener;ú, en Pacariq- adoración de los eeques del Cusco también
tambo encontramos la conctetización de la puedan haber cambiado. Sólo sabemos lo
idea Inca de dividir el territorio en Suyost que le fuera dicho al cronista en un mo·
cuyas fronteras son los senderos intercardi- mento dado. ¿Podría ser que las asignacio--
nales. Así, el chaupiñan ·que pasa desde nes coUana,. payan, callao, rotasen con el
Cusco a través de Pacariqtambo y hasta tiempo?
Chumbivücas imita al ñan del Cusco Y aun Si, en la división de la plaza, cada ayllu
a aquel que todavía es visible en Huanuco al que se le asignaba una franja de área
Pampa. En Pacariqtambo, al igual que.en también era responsable de celebrar una
los otros lugares, no hay una indicación fiesta en un tiempo específico del año, en-
general de que el paisaje dictase que el ca- tonces podríamos concluir, asimismo, que
mino fueae interQtdinal. Más bien. como la gente de Pacatiqtambo puede haber
el autor lo ha sugerido en un trabajo ante- . heredado un esquema ordenado para la di·
rior (Urton 1983), un principio astronómi'". ··visión social del tiempo, así como del espa-
co. la orientación de los puntos extremos cio. Tal noción también existió en el siste..
del saliente y el poniente de la Vía Láctea, ma de cectues del Cusco donde, tal como
puede haber jugado un rol en la determina- Zuidema (1977) y Aveni (1981) lo han
ción de este tipo de división espacial, tal mostrado, las divisiones de las partes prin-
como sucedfa en Misminay (Urton 1982). c.ipales del año están relacionadas con las
En la miania fonna, la asignación de los Uneas de ~ues que contienen o que son
ayDus a la tarea de limpieza de secciones empleadas como líneas de mira astronó-
del Puna Karqa o de mantención del cerco micas.
circundante del ruedo de tOl'os son ejem- Utilizado como un dispositivo de con-
plos de la división espacial uni-dimensional tabilidad calendárica, el sistema de ceques
por unidades sociales que nos hacen recor- asigna partes diferentes del año a diferentes
dar la discusión de Cobo sobre el orden de· ayllus. Estas similitudes sugieren que aque-
adorac.ión y tendido de los ceques: callana, Uos que estudian a la antigua gente andina
payan y callao. En la Hmpieza de las franjas debieran darse cuenta de que hay un gran
de la plaza y la reconstrucción de los muros potencial en la etnoastronomía -el estudio
de la misma encOJttpmos un espaeio bidi- del calendario y la astronomía indígenas de
mensional que tambiéa está siendo dividido la gente contemporánea del Cusco-. Urton
de acuerdo a un ordenamiento socio-jerár- ha demostrado que el inicio de tales estu-
quico. Pero la orientación genéricamente dios debiera consistir en el entendimiento
cardinal de eatas franjas parece estar dicta- detallado de las maneras en que esta gente
da por la orientación de la plaza, lo cual desarrolla conceptos del espado y el tiem-
puede haber sido resultado de la influencia po en un contexto social.
española.. Como en el Cusco, en cada caso
ta· integración e interdependencia de las REFERENCIAS
unidades sociales está siendo enfatizada.
Pero mientras en el Cusco el ordenamiento AVENI, A. 1981. "Horizon Astronomy in
es aparentemente fijo y repetible, con cona.. Incaic Cuzcou. En Archaeoastronomy in
na sepido a su vez por payan y callao, en the Americu. Ed. R. Williamson. Los
Pacariqtambo el orden de asignación de Altos, California. Ballena Press, Center
ayllua en las chutas descritas por Urton en for Archaeoastronomy. Publicación con-
cada una de sus viñetas -es diferente. Es junta.

No. 1, julio 1984 49


Eñudios---------------------------------- -----------------------

URTON> G. 1982. At the Ctossroads of the sistema de ceques propuesto por zm-
Earth and tite Sky. Austin. University of DEMA? ·
Texas Press. El aniJisis del concepto de chuta e~
prendido por G .. URTON es interesante
URTON, G. s.f. "Ethnoastronomy, Social tanto en su relevamiento Jingüistico como
Organization and the Ritual Calendar in en su comprensibn socio-cultural Por lo
an Andean Community ''. Trabajo pre- que se refiere al primer aspecto, a las signi-
sentado en la Conferencia Internacional íacae.iones registradas por el autor en los
de Etnoastronom.ía, Washington, D ~C., diccionarios de BERTONIO y HOLGIDN
setiembre 1983. (ambos del siglo XVII) y de A. CUSDIUA·
MAN (1976), las cuales coinciden con la
ZUIDEMA, R. T. 1977. ~'The Inca Calen- idea de e 'medida", uextiramiento o creci-
dar".. En Native American Astronomy. miento" y de ''flexibilidad", cabria añadir
Ed. A.F. Aveni, Austin. University of una acepción existente por lo menos en el
Texas Press. págs. 219-259. actual quichua boliviano, la de '~desalojo~'
y de '~eliminacibn o despido por presión":
Traducido por Gina Gálvez Tren~ ch~tachiy~ ch._.tay, ch'utuqa. También l.
LARAt en su Diccionario ( 1971 ), recoge el
término m•utakuld con el significado de
''braza~ brazada, antigua medida de lo~
tud para medir las tiettasn, que propone
J. Stinchez·Pargll HOLGUlN.
Centro Andino de Memceria ser desar.roDada, por una ind•
.4ceión Popular -CA.AP- gación temb.tica del verbo eh'utay (fonna
Qutto - Ecuador transitiva no relevada por los diccionarios
citados por G. URTON, y que sf recoge J.
El espacio no es una realidad dada, sino LARA) y del sustantivo chuta, la malogia
socialmente producida, en cuya representa- que se establece entre el lipittcado antro-
ción se expresa a su vez la determinada or- pomórlico o antropométrico, el estiramien-
ganización de una sociedad y una cultura. to del cuerpo humano y la distancia entte
La representación del espacio, las categori- las puntas de los dedos de los bruos estifa..
zaciones espaeialest han venido intrigando · dosl' y la medida espacial y, concretamente,
y ocupando los estudios andinos desde que de las tierras. Esto, y el hecho de que la
MURRA, DOLLFUS y ZUIDEMA, a partir chuta sea menos una dimensibn del espacio
de distintos enfoques, han trazado las o territorio que una medida o acción de
coordenadas de una interpretación que se medir nos neva a examinar lo que· nos pa-
veda desarroDada y enriquecida con nuevas rece d aporte más notable del trabtüo de
e interesantes aportaciones. La tecnología G. URTON: la dimensión o carActer espa-
y sistemas agrícolas, la organizaCión soclal cial de las prácticas sociales en Paeariqtam-
y el parentesco, el simbolismo y ritualidad, bo. La importancia del papel desempeñado
los tejidos; todos estos aspectos de las so. en Pacariqtambo por la espacialidad de
ciedades y culturas andinas han sido objeto chuta. sólo se explica en razón de la perri-
de una analítica espacial. La amplitud de vencia del sistema de ayllu; la presencia de
este campo de investigación es la que sigue los diez ayllus supone, además de una cJis.
ofreciendo posibilidades de estudio tan in- tribución local entre ellos y la participación
teresantes como el trabajo de GARY a un mismo territorio comunal, una organi-
URTON, Chuta: el espacio de la práctica zación y redistribucibn social de los espa-
social en Pacariqtambo, Perú, que pasamos cios comunes, lo que a su vez puede conlle--
a considerar en sus aspectos principales. var a asumir la categoría o modelo espacial
El estudio de GARY URTON contiene de chuta a niveles particulares internos a
dos partes, y es la relación entre ambas la los ayllus, como es el ejemplo a propósito
que plantea un problema: ¿cómo, podría- del aporque o hallmay.
mos preguntamos, se articula la categoría Las tres situaciones ilustradas por G.
espacial de chuta con la que organiza el URTON para anaJizat el sentido .de ehuta,

50 Revista Andina, año 2


------------------------------------------------------Urton:Chuta

oftecen elementos comunes y diferencias de G. URTON: la falta de articulación in-


que merecen ser subrayadas. Un primer tema entre su exposicibn sobre chuta y el
aspecto es que elluta define una distribu- sistema de ceques del Culeo tal y como ha
dón espacial y no temporal del trabajo, fe- sidc llustrado por los estudios de ZUI·
nbmcmo general en todo el mundo andino. DEMA.
En segundo lugar; chuta no designa una ex- En primer lugar, y examinando las se-
tensión fija y físicamente delimitada, sino cuencias lógicas del texto, no se justifica en
resultante de una "práctica de trabajo co- 61 la introducción del concepto de chuta
munal"' y de un ''proceso de interacción relacionado con el desarrollo precedente
social'•, el cual, tanto en el caso de las labo- sobre los ceques cusqueños; y cuando en
rea en la plaza de la iglésia como en la divi- las conclusiones de su trabajo G. URTON
sibn de los lugares- correspondientes a cada aborda las razones para ''yux taponern la
ayllu en la plaza de toros, aparece marcado descripción de las chutas con la del sistema
por una disputa mú ritual que real en tor- de ceques1 la relación entre am has catego-
no a la extensi6n de la c\uta. En este senti- rías espaciales sigue siendo omitida o queda
do, es importante oblorvar que chuta, m6s insuficientemente justificada.
que una dimensión del espacio o del tetri- En segundo lugar, nos parece congruen·
torio, es la proyeccitm espacial de relacio- te la ubicaci6n de Pacariqtambo dentro del
nes sociales que tienen lupr en o en tomo sistema de ceques del Cusco incaico y el
a un determbtado espacio. reconocimiento de la vfa del Chaupiñan
Lo que .decide la medida de la chuta es como uno de los ejes de .dicho sistema. di-
un criterio social no fijo, sino sujeto a ne- vidiendo a su vez los ayllu Hanan y Hurin
aociacionea y acuerdos, y ~e será lo que de Pacariqtambo. Ahora bien, el sistema de
confiere a la chuta su significado de algo ceques, tanto en la propuesta de ZUIDE-
"eatirable'" o ''flexible": es la flexibilidad MA como en su adopclót\ por G. URTON,
con que se dirimen las relaciones sociales en hace referencia a una organización espacial
lol grupos andinos la que se proyectó en de caricter administrativo y ritual, que se
las representaciones espaciales. encuentra regulada por el emplazamiento
Sin embargo, la dirisibn del canal de rie- de la capital del imperio como centro de
go en secciones o chuta cuyo cuidado es todo el sistema de divisiones y de distancias
dejado a la tesponsabiHdad de cada ayHu, del Tahuantinsuyo~ Chuta, por el contrario,
así como la fácil concesi6n al ayllu más y como muy bien lo ilustra G. URTON,
grande de una chuta más extensa de la pla- ofrece una representación espacial de carác-
za de toros, demuestran también cómo las ter muy distinto, anterior sin duda al siste-
convendones regulan de manera más o me- ma de ceques implantado por el Cusco, y
nos estable laa relaciones sociales y su dis- que podría ser redescubierta bajo otras for-
tribución del espacio. mas y prácticas sociales en otras y muy di-
Sup~ente pero no clara resulta la inter- fenmtes latitudes de los Andes, y sin refe--
pretacl6n de chuta como el lugar-modelo rencia alguna al Cusco.
en el que la reparación y mantenimiento de Este cuestionamiento muy puntual al
las estructuras físicas de la comunidad per- texto de G. URTON en nada afecta su va-
miten reproducir su s6lida y flexible orga- liosa investigación sobre muta y Pacariq-
Dización social. El aspecto del deterioro o tambo. Más aún, la tarea de haber puesto
de las modificaciones de los espacios fisicos de manifiesto la originalidad de esta cate--
nos parece que no es 811 bstancial, sino que gorla espacial podrla ser completada en
sólo aecidentalmente puede afectar la re- dos direcciones ya sugeridas por el mismo
producción social del grupo, el cual mis estudio del-autor: a) la profundización de
bien funda m orptúzacibn y relaciones so- otros conceptos espaciales (como ayUu,
clales en la disponibilidad de espacios co- saya, snyu, hanan y hurin): comprendidos
munes o compartidos susceptibles de una por lo general de manera deroasiado física
redistrlbudba productiva, laboral o ritual. y estática, ea ténninos mlls dinámicos y
Hemos dejado para el final de esta nota, socio-organizativOSy relacionados con las
a propbalto, la principal objeción al trabajo mismas prkticas sociales, y yendo mis aUá

No. 1, julio 1984 51


Estudios,-----------------------------

en el análisis de las relaciones entre ellos; ferldos no sólo toda una galaxia de concep-
b) indagando, más que la relación entre tos relativos al espacio, sino también el
chuta y los ceques, sus analogías en térmi- univemo de pricticas sociales y organiz.ati-
nos de una semántica espacial común y de vas, que son las que propiamente confieren
un código social andino; eno permitiría de- sentido a las eategorfas del espacio en la
f:tnir con precisión cuáles son las matrices cultura de los pueblos andinos. ·
socio-espaciales a las cuales podrían ser re-

RESPUESTA
irrear', que seria el caso si el lector pensara
Gary Urton que la gente de Pacariqtambo "creó" re-
Oeportment of Sodology and cientemente las chutas para enfrentar al
Anthropology. Colgate Universfty mundo moderno. Si hay verdaderamente
Hamilton. New York 13146. U. S.A. un elemento de "validaclónn en el artículo
es el que se refiere a la materia etnohistóri=
Divido mi respuesta a los comentarios ca ~or medio de los datos actuales, y no al
en tres secciones, cada una de las cuales se reves.
dirige a un grupo de temas discutidos en La práctica de dividir las obligaciones
uno o más de los comentarios. . del trabajo comunal en UDidades de espa-
a) En el corazón del artículo están las cua- cio (chu1as), cada una asignada a un aynu
tro viñetas y los detalles etnográficos rela- es parecida, en muchos aspectos, a la divi~
cionados con ella~. Los datos fueron recogi- sión del trabajo por unidades de tiempo
dos durante trece meses de trabajo de cam- (mit'a). Aunque doy un solo ejemplo de
po en Pacariqtambo. Los que se refieren a mit•a en el artículo (vifieta No. 3) hay
las interacciones contemporáneas de los otros en la organización actual del tri.bajo
ayllus, faenas, trabajo agrícola, etc., consti- comunal en Tambo. Así, cuando la gente
tuyen el argumento principal y la contribu- de Tambo empieza a construir una nueva
ción específica de mi artículo al debate. La aula para la escuela, procede no a dividir
crónica de Callapiña es asequible a los eru- la estructura en segmentos diferentes de
ditos desde 1892 (edición de Jiménez de la las paredes, sino más bien a dividir el pro-
Espada) y el diccionario de González Hol- yecto completo en días de trabajo. Cada
guín, desde 1952 (edición de Lima). Estas ayllu, por tumo, es responsable de trabajar
y otras obras que codifican el vocablo chu- un día completo. En seguida, el ciclo se
ta, y que mencioné en la bibliografía, hace repite hasta terminar el proyecto. Pot con-
muchos años que son conocidas. Sin em- siguiente, la mayoría de lo que se escribió
bargo, hasta ahora no habían llamado la sobre la mit'a como un sistema de alternar
atención de los eruditos hacia el estudio de las obligaciones del trabajo comunal, es
las chutas. Este término y las prácticas rela- pertinente para el estudio de las chutas -la
cionadas con·él han suscitado interés a cau- división de obligaciones del trabajo comu-
sa de la variedad de los usos contemporá- nal en el espacio. Es claro que para com-
neos del concepto. prender las actuales estrategias andinas~
No era, pues) mi intención en el artículo ciales. políticas y económicas, tenemos que
validar una reconstrucción etnohist6rica, investigar etnográficamente los procesos de
como sugiere Escobar, puesto que, según trabajo en turno y la división espacial que
me parece, no existe una prueba etnohistó- están formalizados en la labor comunal.
rica que podría ser independiente de la Estos temas atañen a cuestiones de res-
noción de chuta. En el artículo introduje puestas sociales y técnicas relacionadas con
los datos etnohistóricos precisamente para la inestabilidad potencial que se deñva de
asegurar que las observaciones etnográficas dos fuentes interrelacionadas de cambio:
no asumen "un carácter de intemporalidad una externa y otra interna (comentario de

52 Revista Andina, afto 2


--------------------------------------------------------'Urton:Chuta

Earls). Las fuerzas externas que afectan las cio público y trabajo comunal, en muchos
relaciones entre los ayllus, envuelven condi- aspectos parecido a las divisiones de dlutaa
ciones económicas y pol{ticas regionales, en Tambo.
4
nacionales e internacionales. Los cambios b) Después de observar las chutas en : el
en estos sectores influyen en el grado relati- presente etnográfico~', me pregunté cómo
vo de estabilidad o inestabilidad de las rela- entender históricamente las prácticas rela-
ciones entre los ayllus. al generar condicio- cionadas con las chutas. Me parece un error
nes de mercado, tierra y trabajo que apare- metodológica y prácticamente, no situar lÚ
cen al nivel local en términos de fluctuacio- instituciones y prácticas sociales en sus con-
nes demográficas y económicas que afectan textos históricos, sobre todo en los estu-
a individuos y grupos def"midos por la terri- dios andinos, que cuentan con mayor do-
torialidad y el trabajo (i.e., los ayllus). Las cumentación que en otras sociedades ( co-
fuentes internas de cambio de las relaciones mentario de Muna).
entre los ayUus comprenden, entre otras El aspecto más difícil de la reconstruc-
cosas_, almbi.os diarios y anuales en las ción histórica en los estudios andinos, espe-
alianzas entre los individuos de los ayllus cialmente en los que se refieren a alguna
diferentes) cambios relativos en la cantidad comunidad en particular y están basados en
de agua disponible para irrigar las tierras, datos etnográficos, es lograr una informa-
etc. Estas son algunas de las fuentes exter- ción amplia y representativa que permita
nas e .internas del desequilibrio que afectBD una descripción coherente y un análisis de
las interacciones de los ayUus y que se ex- los cambios ocurridos en distintos períodos
presan en un contexto formal y rltualizado históricos. Los documentos etnohistóricos
por medio de procesos públicos como, por de Tambo no son exhaustivos al respecto:
ejemplo, el medir el largo de las chutas de Pero los que consulté me dan una base mí-
losayllus en la refacción anual de la cancha, nima para estudiar temas como el de los
en la rresta de la Vttgen de la Natividad. cambios en la composición de los aynus du-
Finalmente, Escobar formula una pre- rante un largo período, en el cual las chutas
gunta importante: ¿tenemos o no otros emergen sólo a través de las actividades de
ejemplos etnográficos de las chutas? No los aynus, cuando 6stos cumplen las obliga-
conozco otros ejemplos actuales en que el ciones de trabajo comunal. Una historia de
término chuta se aplique a las divisiones del los ayllus (tamaños, tierras y los cambios
territorio y edificios, pero existen ejemplos entre sus reláciones jerárquicas) es un co-
del uso de principios de división espacial y mienzo indispensable para responder a pre.
guntas tales como: ¿de qué manera las obli-
social semejantes a los de Tambo. Uno de gaciones de trabajo comunal han sido dis--
los mejores es el estudio de Juan Ossio so- tribuidas entre la población en diferentes
bre los ayllus de Cabana, provincia de Lu- períodos? o ¿cómo afectaban las fluctua-
canas (Ayacucho). El autor demuestra que ciones demográficas y territoriales a la com-
cada uno de los cuatro ayllus de Cabana es posición y jerarquía de tos ayllus? y otras
responsable de las contribuciones de traba- más. Espero estudiar estos y otros proble-
jo para construir edificios públicos, celebrar mas relativos a la historia local de Tambo
iiestas y limpiar las acequias (Ossio 1981 ; tan pronto me sea posible.
195). Afirma también que: Con estos comentarios quiero contestar
a las preguntas formuladas por Fioravanti-
"La distribución espacial de estos ayllus Molinié y Escobar en lo que respecta~ por
nos fue explicada en relación a cómo se
organizan para reparar las paredes del ejemplo~ al grado de flexibilidad de las
cementerio, que tiene un plano cuadran- chutas. Según ellos, esta flexibilidad podría
gular, cada ano. Según se nos informó, derivarse de la experiencia colonial, a con-
cada ayllu tiene a su cargo el re~arar ca- secuencia de la destructuracibn de formas
da una de las cuatro paredes (Ossio
1981: 196). prehispánicas más rígidas. No podemos re-
.. wlver este problema hasta no entender me-
Pienso que estos datos proporcionan jor en qué consiste precisamente la destruc-
otro ejemplo actual de la división del espa- turación en comunidades como Tambo. El

No. 1,julio 1984 53


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

ténnino "destructuración" se utiliza a me· mo por sus ayllus y tiraban rehiletes a la


nudo en los estudios andinos de una mane- huasca chuta.. Aunque no es pertinente
ra libre y poco crítica. Tenemos muy pocos aquí hacer una descripción y análisis más
estudios diacrónicos de comunidades, basa- completos del rito de machuhua. se debe.
dos en buenos datos etnohistóricos y etno- notar que las chutas proporcionan los pun-
gráficos, lo que hace imposible describir los tos de referencia para dividir la población
cambios actuales ocunidos. Sabemos que en grupos masculinos y femeninos, luego
existen continuidades notables en áreas ta- del rito de competición entre los ayllus. Se
les como el lenguaje, las prácticas agrícolas, podrá ver que hay algunas semejanzas entre
la adivinación, la astronomía,. etc., pero ig- el concepto de las chutas en el ritual de la
noramos cuál es el significado de éstas. Sin machuhua y lo que ocurre en Tambo, espe.
embargo, creo que es erróneo considerarlas cialmente en aquellas chutas en las paredes
como nsupervivenciasn, puesto que este tér- de la plaza de Tambo, utilizadas para orien-
mino sugiere que estas actividades tienen tar las divisiones entre los ayllus con oca-
virtualmente su propia dinámi~ sin estar sibn de las fiestas de la comunidad.
necesariamente integradas en las creencias e) En la introducción y conclusión del ar-
y prácticas diarias. Es como imaginarlas tículo planteo algunas semejanzas, especí-
flotando intactas, en el espacio y el tiempo, ficas y generales~ entre el sistema de los
hasta la actualidad. No creo que haya algu- ceques del Cosco y la organización del tra-
nas usupervivencias purasn en la historia bajo por las chutas en Tambo. Antes de dis-
andina. Si algunos principios o prácticas cutir los problemas específicos planteados
han persistido hasta el presente, no es a en los comentarios en ló referente a esta
causa de su marginalidad, sino precisamen- comparación, quisiera resumir el argumen-
te por el papel central que desempeñan en to de mi artículo. A nivel general, digo que
la vida diaria de }JI. gente de las comunida- las chutas representan al misrito tiempo un
des. Estos comentarios se aplican igual- principio de interaccibn social y una divi-
mente a las chutas. sión del espacio que tienen sus raíces en las
Antes de discutir el problema de la com- estructuras sociales (moieties y ayllus), los
paración entre los datos contemporáneos e principios de organhación (jerarquía, eom-
incaicos sobre el fenómeno de las chutas, plementariedad y alternación) y las psicti-
quiero mencionar un ejemplo que viene dé cas de trabúo (ayni y mit~a) de los Andes
los documentos coloniales tempranos. prehispánicos. A nivel especifico, he supri.
En Dioses y Hombres de Huarochirf, do que se puede pensar en las ekutas como
Francisco de Avila nos da un informe sobre en los espacios entre las líneas formales de
un ritual que se llama. machuhua. Era un la división socio-política claramente esta-
rito para uaumentar" el ritmo de la fertili- blecida en el sistema de ceques del Cusco..
dad de la reproducción de las llamas, en el Respecto a la correlación entre chuta y
que participaban algunas-comunidades veci- ceque~ establee::ida en base a una analogía
nas. Al comenzar la ceremonia~ la gente de estructuras que se puede extender a las
formaba dos grandes columnas de p;Ua, que prácticas existentes actualmente, yo diria
se llamaban, genéricamente, dluta (Avila -en respuesta al comentario de Sánchez-
1966 (1608): 143-145). Una chuta estaba Parga- que en Pacariqtambo no existen las
designada como mascuHna (yumca o num- chutas sin confrontaciones, de una manera
sa) y la otra como femenina (huasca). Du- u otra, entre dos ayllus por lo menos~ En
rante la celebración de la machuhua, la cada confrontación se produce a su vez un
gente que participaba se dividía en dos gru- punto o línea de división entre dos chutas
pos, uno de hombres, el otro de mujeres. A distintas. Las chutas no existen sin la divi-
su vez, estos dos grupos estaban subdividi- sión, y viceversa. Los datos sobre los cuales
dos en sus respectivos ayDus. El ritual con- reconstruimos el sistema de ceques, ponen
sistía en una competición en la cual los de relieve los puntoi (huaeu) y las líneas
hombres, uno tras otro, ayllu por ayllu, (ceques) de las divisiones integrales del sis-
lanzaban rehiletes a una insignia puesta en tema, pero implican al mismo tiempo algo
la Uumsa chuta, para ver quién podía hacer relativo a las relaciones jerárquicas entre los
un tiro certero. Las mujeres hacían lo mis-- espacios dentro de los puntos y líneas de

54 Revista Andina, afto 2


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las diVisiones. En las crónicas, la naturaleza en los comentarios: ¿Cuál es la conexión


de las relaciones entre los espacios existen- entre los conceptos de chuta y eeque?,
tes entre las líneas permanece mayormente ¿Cómo explicamos el hecho de que, si hay
.implícita. En Pacariqtambo, tenemos una una relaciónt las chutas sean flexibles mien-
analogía con la que podemos empezar a tras los ceques son fijos e inflexibles? (Fio-
analizar los principios del sistema de ceques ravanti-Moli:nié, Escobar, Aveni). La suge-
por los cuales los espacios entre las lineas, rencia de que hay, verdaderamente, una re-
y las prácticas que en ellos ocurren, aña- lación entre las chutas y los ceques está ba-
dfan condiciones especificas pam. el esta- sada no en las semejanzas estructurales en-
blecimiento de relaciones jerárquicas entre tre los sistemas de que forman parte (aun-
las líneas mismas. que hay alg1.mas de tales semejanzas), sino
Quisiera, asimismo, discutir la pregunta en otras dos características; una al nivel de
planteada en el comentario de Harris sobre los signos y la otra al nivel de las prácticas.
uno de los principios sociales y estructura- En el primer caso, las chutas son fajas de
tes, el de la parciali.dad (moiety). Harria territorio ritual o secciones de la responsa-
cuestiona la conclusi.bn de que saya pueda bilidad del trabajo, cada una asignada a un
referirse a '•divisiones. cruzadas y dualesu. ayllu específico; y en el segundo,. las divj..
En lugar de esto. ella sugiere que el t6rmi- siones entre las chutas de las plazas so~ es-
no se refiere básicamente a una división -tablecidas extendiendo lineas imaginarias
dual que, a su vez, se puede su.bdfridtt en entre dos puntos (uno que se encuentra en
cuatro partes mediante otra división dual la pared, donde cambia el material del te-
(saya y -.yo) y que las dos son distintas. cho o la manera de pintar:. y el otro donde
Tal vez existan aquí diferencias regionales está la persona). Por lo tanto si tenemos
de principios socio-políticos o tal vez, pues- una definición básica de cequ~ como "ra-
to que las diferencias pertenecen a los da- yo, línea o límite", verdaderamente no hay
tos etnohistóricos, ae trata de diferencias argumentos para preguntarse si las chutas
en la comprensibn de los individuos que re- en la plaza estáu divididas por los eeques o
sistraron la información sobre los sistemas no. La cuestión, sin embargo es si en el
locales de organización en el período colo- Cusco incaico los ceques eran tan flexibles
nial temprano. Bn Tambo, la división dual como lo son los limites de las chutas en
entre Hanansaya1 y Hurinsayaq es simultá- .Tambo, o no.
neat. e!l. cuanto a o social y lo polftico, con Aveni bien puede tener razón al sugerir
la aivisi.ón dual entre los ayllus y los ane- Ja posibilidad de que las designaciones je-
xos La primera división dual pertenece a la rárquicas de los ceques (coDaDa, payan,
diferenciación entre dos grupos desde una eayao) tal vez han alternado durante el
perspectiva comunal interna, mientras que tiempo. Esto introduciría, verdaderamente,
la segunda división une a los dos grupos y un elemento de flexibilidad en la jerarquía
los opone a los anexos (todos juntos) a ni- del sistema de los ceques, pero deja sin res-
vel reJional. Las das divisiones duales se puesta la cuestión más importante: si las
pueden poner en acción en momentos di- líneas podrían ser en realidad mudadas o
ferentes y para propbsitos distintos, pero, reorientadas durante el tiempo. Dado el
sin embargo, son complementarias y sunul- hecho de que Zuidema y Aveni han do-
táneas. En una re-investigación de las par- mostrado daramente que algunos de los
cialidades (moieties) en el Cusco, .Zuidema ceques eran orientados en direcciones pre.
ha llegado a una conclusión algo similar: cisas con propósitos astronómicos y ca-
lendáricos~ el único movimiento que pode-
';Las parcialidades (moities) se llamaban mos proponer para estos ceques (puesto
carta' y 'baja' para indicar que verdadera- que su función es la misma todo el tiempo)
mente eran=e de un contexto gene• seria el de ± t 0 de cambio por siglo en la
lógico y je uico que recibía una ex- subida o punto fijo de una estrenalt cambio
presión con ntrica ademés de una que ocurre a causa de los efectos de la pre-
expresión vertical" (Zuidema, s.f.: 6). oesión. Pero esto neeesitarfa.una redermi-
ción basada en consideraciones astronómi-
Dos ~preguntas aparecen con frecuencia cas_. no sociales.

No.1rjufio 1984 55
Enudio~--------------------------------------------------------

Dado el hecho de que nuestra recons- que tenemos un solo relato del sistema
trucción de las divisiones espaciales del siJ.. completo en un solo punto del tiempo. Por
tema de los ceques está basada en un solo otra parte, si el sistema de los ceques era
relato (el de Cobo), es probable de que no esencialmente un sistema fljo y estable que
dispongamos de los datos neeesarios para servía como base para dividir el territorio
contestar a la pregunta de la posible flexibi- del valle del Cusco entre los grupos políti-
lidad de los ceques. Por una parte, si el sis- cos y sociales, es posible que una inflexibi-
tema de los ceques del Cusco estaba de ver- lidad esencial hubiera sido necesaria preci-
dad caracterizado por redefmiciones anua- samente porque el Cusco era el centro de
les o multi-anuales, basadas en fluctuacio- un imperio grande, complejo y siempre en
nes de modelos de alianza, relaciones poli.. estado de cambio. Por lo tanto, una orien-
ticas en el Cusco y entre el Cusco y la peri- tación fija hubiera sido importante como
feria, condiciones económicas, etc., es posi- un modelo o punto de referencia para la
ble que nunca podamos reconstruir los pro-. miríada de reorganizaciones que oCurrían
cesos por medio de los cuales el sistema diariamente en las comunidades fuera del
cambiaba y el movimiento ocurrfa, puesto Cusco, como las de Pacatiqtambo.

REFERENCIAS

AVILA Francisco de
(1608) 1966 Dioses y Hombres de Buarocldd, Lima.
OSSIO# Juan M.
1981 ''Expresiones simbólicas y sociales de los ayllus andinos: el
caso de los ayllus de la comunidad de Cabana y del antiguo
repartimiento de los R.ucanas - Antamarcas", EtnoJaiatoria y
Antropología Andina, Amalia Castelli y otros, Lima. pp. 189--
214.
ZUIDEMA. R.T.
s.f. · unualOrganizations in Cuzco, Capital of the Inca Empire~'. Ms.

56 Revista Andina, afio 2

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